Vous êtes sur la page 1sur 1

Resumen Capítulo lll del libro “El shock del futuro”

Los hombres no sólo se dividen por raza, religión etc., también lo hacen por su posición en
el tiempo. Así, algunos siguen viviendo como miles de años atrás; son gente del pasado (tal
vez un 70% de los seres humanos actuales).

Otros, un 25%, constituyen las sociedades industrializadas; son gente del presente.

El resto de las personas vive ya la vida del futuro: son más ricos, mejor educados y se mueven
más que el resto de las personas. Ya se adaptaron al acelerado ritmo de la vida.

Algunos se adaptan y otros rechazan el cambio. Esto es más notorio en personas mayores,
quienes rechazan la acumulación de más situaciones generadoras de experiencias.

Muchos conflictos de otro modo incomprensibles, pueden derivarse de reacciones diferentes


a la aceleración del cambio. Lo dicho es aplicable tanto a individuos como sociedades enteras
(choques entre culturas).

La percepción del tiempo por parte del hombre está relacionada con sus ritmos internos, pero
sus reacciones al tiempo están culturalmente condicionadas. Desde chicos se nos infunde
cierta perspectiva en cuanto a la duración de acontecimientos, procesos o relaciones. En el
comportamiento adulto todo lo que hacemos se funda en presunciones de duración.

Todas estas presunciones de duración se ven trastornadas cuando se acelera el ritmo de vida.
El fracaso en captar este principio se debe a la incompetencia educativa y psicológica en
preparar a la gente para representar papeles fructíferos en una sociedad superindustrial.

La transitoriedad es la nueva “temporalidad” de la vida cotidiana. Siempre ha sido parte de


la vida, pero hoy, el sentimiento de impermanencia es más agudo.

Las cosas, los lugares, la gente, las organizaciones y las ideas son componentes básicos de
todas las situaciones. La relación del individuo con todos estos factores es lo que estructura
la situación. Precisamente estas relaciones se acortan y se abrevian al producirse una
aceleración en la sociedad. Esto a su vez, origina el sentimiento de desarraigo y vacilación,
al vivir en un mundo cambiante.

La vida de las personas puede calificarse en términos de velocidad: algunos se caracterizan


por una rapidez de giro mayor a la de otros. La gente del futuro vive en una condición de
transitoriedad alta, donde la duración de las relaciones se abrevia, y su cambio es sumamente
rápido.

Es esta rápida sustitución, combinada con la creciente novedad y complejidad del medio lo
que violenta la capacidad de adaptación y crea el peligro del “shock del futuro”.

Vous aimerez peut-être aussi