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EL APOSTOL PABLO

VIDA Y PERSONALIDAD.
“Sed mis imitadores, como yo lo soy de Cristo” (1 Cor 11, 1).

I. I NTRODUCCIÓN .

Hay algunos personajes que han fascinado al mundo, de tal manera, que
se llega a tener la impresión, de que son gente que fue enviada al mundo
expresamente para llevar a cabo una obra demandada por las exigencias de
la época en que vivieron. Hay momentos de la historia que sin tal o cual
personaje, como que si le faltara algo1. Una de las cosas más
impresionantes, es que de los personajes de la antigüedad sabemos muy
poco, pero con pablo ocurre todo lo contrario. Es el único personaje del
cristianismo antiguo de quien más seguridad histórica tenemos, y el único de
quien más datos tenemos: su origen, su carácter y su personalidad han
quedado dibujados para la historia de un modo excepcional.

Ninguna vida mejor que la del Apóstol San Pablo ha producido esta
impresión de que venimos hablando. El fue dado al cristianismo cuando éste
se hallaba en los primeros momentos de su historia. El cristianismo, en
verdad, no era débil, (o más bien, si era débil, lo era para los ojos del mundo)
y ningún hombre puede ser considerado como indispensable. Sin embargo,
no podemos ignorar que si Dios se vale de personas para que su proyecto
fuera para adelante, Pablo es uno de ellos. No es que Dios necesite a nadie,
para… pero el cristianismo necesitaba un hombre extraordinario y Pablo
supo materializar con creces aquella intención de divina. La pasión que sintió
por Cristo sale de lo normal (Flp 1,20). Realmente es un apasionado de la

1
No se puede hablar de la cultura griega sin Alejandro Magno; de la filosofía griega, sin Sócrates y
Aristóteles. Y Así podríamos seguir citando ejemplos.
causa de Cristo (Gal 1,5-16; 2,20; Flp 3,7-8); vive sólo para Cristo y para
llevar su mensaje por todas partes (1 Cor 9,16). Pablo comprendió que el
Evangelio de Jesucristo era una Buena Noticia para todos los hombres y de
esa cuenta su vocación misionera no tiene fin (Rm 1,16; 10,10; 1 Cor 9,20).

A lo largo de su historia, la Iglesia siempre ha sido iluminada por la


palabra de san Pablo, porque tanto el Magisterio como los teólogos han
recurrido necesariamente a sus cartas para profundizar y proponer la
doctrina de la fe. Muchas polémicas teológicas se han desarrollado en torno
a sus textos y grandes santos han alimentado su espiritualidad en la lectura
de las cartas paulinas.

2. S U PERSONA

 Su nombre. Pablo de Tarso, originalmente Saulo, también llamado


San Pablo el Apóstol de los Gentiles2 o simplemente Pablo de Tarso. Su
nacimiento lo ubican los especialistas entre el año 6 y 10 d. C. en la ciudad
de Tarso (actual Turquía) en la región de Cilicia y murió decapitado
probablemente en el año 67 d. C. en la ciudad de Roma. Algunos creen que
cambió su nombre al convertirse al cristianismo, pero la respuesta más
plausible, la encontramos que como ciudadano romano 3, tenía un nombre
judío en Hebreo SAULO, y un nombre romano de origen latino PABLO.

 Lugar de origen. Pablo nació en Tarso de Cilicia (Hch 21,39; 22,3)


por tanto es de raza y religión judía, pero al mismo tiempo, de cultura griega
y ciudadano romano. Pablo presume de su hogar, pero ojo, porque él es un
judío nacido en el extranjero. Cuando presume de su hogar obviamente no
se refiere a Cilicia ni a Tarso. Habían dejado la Tierra Santa, pero no la
habían olvidado. La tierra y la ciudad de su corazón eran Palestina y
Jerusalén; y los héroes de su Abraham y José, Moisés, David.
2
Con la palabra “gentil” se hace referencia al calificativo utilizado por los judíos a la hora de referirse a
quienes no profesan su credo.
3
Los nacidos en Tarso, tenían ciudadanía romana.
La ciudad de tarso era la capital de la provincia Cilicia. Una ciudad donde se
concentraban una gran cantidad de comerciantes de mundo de aquella
época. Era presumiblemente gente rica. Era una de las tres principales
ciudades universitarias establecidas en aquella época, siendo las otras dos
Atenas y Alejandría. No es casualidad que justo aquí se haya preparado el
apóstol de los gentiles. Estaba preparado para simpatizar con hombres de
todas clases y razas, para simpatizar con la naturaleza humana en todas sus
variedades, y tolerar la mayor diversidad de hábitos y costumbres.
Antioquia, Efeso, Atenas, Corinto, Roma, las capitales del mundo antiguo,
fueron los lugares de su actividad. Su imaginación está poblada de escenas
de la energía humana y de movimientos de la vida culta: el soldado con su
armadura completa, el atleta en la arena, el constructor de casas y templos,
la triunfal procesión del general victorioso.

 Educación. Su formación básica fue judía. Estudió en Jerusalén, en la


escuela de Gamaliel (Hch 5,34; 22,3). Según nos cuenta el libro de los
Hechos, el tal Saulo, (Hch 7,58.8, 1-3) aparece como uno que ve los inicios
del cristianismo con recelo, no sólo por ser judío sino además por el tipo de
educación en la que se había criado. Aparece pues como un apasionado
fariseo (Hch 23,6), creyendo que los cristianos eran una secta en contra de la
ley de Moisés. Pero un determinado momento de su vida, hacia el año 36
d.C., tuvo un misterioso encuentro con Jesús de Nazaret, en el camino a
Damasco, y se convirtió en un misionero incansable del mensaje de Jesús
(Hch 9) desde la ciudad de Antioquia.

Por tanto, de todos los discípulos de Jesús, se cree que Pablo tuvo una
educación superior “académica” a la de los humildes pescadores que fueron
los primeros apóstoles de Cristo. Decimos "educación académica” porque los
otros apóstoles tuvieron al mismo Jesús de maestro; pero Pablo en ningún
momento se siente menos que ellos.
Poseía un profundo conocimiento de la cultura helénica (hablaba fluidamente
el griego como el arameo) esto le permite predicar el Evangelio con ejemplos
y comparaciones comunes de esta cultura por lo que el mensaje fue recibido
en territorio griego claramente y esta característica marca el éxito de sus
viajes fundando comunidades cristianas. Pablo es considerado por muchos
cristianos como el discípulo más importante de Jesús (1 Cor 15,8-11) a pesar
de que nunca llegó a conocerlo, y, después de Jesús, la persona más
importante para el cristianismo.

El cristianismo obtuvo en Pablo un gran pensador. Es verdad que el


cristianismo no debe su lugar en el mundo a grandes pensadores, Con
humildad hay que reconocer, que se necesitaba de un hombre de
pensamientos más dilatados y más sólidos, que marcara los puntos
importantes a partir de los cuales, se edificara la doctrina cristiana.

De manera especial, hubo un asunto muy complejo, que si bien le quebró al


apóstol, también le quebró la cabeza: enseñar por qué la muerte de Cristo
fue necesaria y cuáles fueron sus benditos resultados. De esa cuenta, se le
llama el teólogo de la Cruz (1 Cor 2,2; Gal 2,19.;6,14).

 Profesión u oficio.

Quizá la carrera más propia para él hubiera sido la de comerciante;


porque su padre se ocupaba en el comercio. Intuyendo la habilidad
intelectual de Pablo y su retórica griega habría tenido un éxito brillante.
Además su padre tenía una ventaja que darle, especialmente útil para un
comerciante: aunque judío, era ciudadano romano; y este derecho daría
protección a su hijo en todas partes del mundo romano donde tuviera
ocasión de viajar. Pablo supo sacar provecho de este valioso privilegio. Pero
Pablo, no se presenta nunca como comerciante. Se presenta
profesionalmente como un rabí, de la escuela de Gamaliel. Sin embargo,
previo a su profesionalización, el joven judío debía conocer un oficio. El
oficio a que se dedicó Pablo era uno de los más comunes en Tarso, la
fabricación de tiendas de pelo de cabra, tejidos por los cuales se había hecho
célebre el distrito. Con éste oficio, según sus palabras, se sostuvo durante
sus viajes misioneros (Hch 18,3).

 Perseguidor de la Iglesia. Tras la muerte de Jesús, hacia el año 33,


comienzan a formarse grupos de seguidores de Jesús. y pablo de Tarso
aparece en escena como un activo perseguidor de estas comunidades bajo
la influencia de los fariseos. De hecho participó en la lapidación de Esteban,
primer mártir de la Iglesia (Hch 7,58;8.1). El capítulo 9 de Hechos da
testimonio, que la persecución del Pablo, no era un simple capricho, sino que
éste brotaba su celo por el judaísmo, y contaba con la aprobación de la más
alta autoridad religiosa de Israel. Además como ciudadano romano, tuvo que
haber contado incluso, con la aprobación sino del imperio, al menos con la
del procurador romano en Palestina.

 Su conversión y vocación. En el camino a Damasco, en su afán de


persecución contra los cristianos, tuvo una visión y se convirtió al
cristianismo, gracias a una aparición de Cristo, según el testimonio bíblico
(Hch 9,4-5; 22,7-8; 26,114-15) y luego fue bautizado. Abunda el texto
bíblico, para contarnos que los primeros cristianos, cuando se enteraron de
la conversión de Pablo, tenían sus dudas, pues se había consolidado su fama
de perseguidor (Hch 9,13.26).

La conversión del apóstol, puso de manifiesto el poder del cristianismo para


marcar la vida de las personas de una manera radical y permanente. En la
literatura bíblica la personalidad de Pablo que se logra intuir, era tan fuerte
(el cristianismo no es cosa de débiles) inteligente (cosa de estúpidos) y
original. El cristianismo (o mejor) Cristo, hizo de Pablo, otra persona… vale
recordar la frase: "ya no soy yo quien vive, es Cristo que vive en mí". Hay
especialistas, que se han propuesto en esa línea, estudiar el carácter de
Cristo en el carácter del apóstol.
 Actividad misionera.

Comenzó su actividad de evangelización en Damasco. Es perseguido por los


judíos y huye a Jerusalén, donde es visto por Bernabé quien lo lleva con
Pedro y con Santiago el Hermano del Señor. Desde entonces el apóstol es
rechazado y perseguido por los mismos judíos (Hch 9,23), y se convierte en
el apóstol de los gentiles. Huye de Jerusalén para salvar su vida y termina
en Antioquía, ciudad que se convierte en el centro de los cristianos
convertidos desde el paganismo. Aquí surge por primera vez la
denominación de cristianos para los discípulos de Jesús (Hch 11,26).

Los primeros cristianos se distinguieron como obreros infatigables,


motivados por la urgencia del mensaje de Jesús, pero también por la idea de
la inminente llegada del fin del mundo. En el caso de Pablo, se consagró a la
evangelización del mundo gentil. No fue una idea suya, sino una
consecuencia que brotó de la dinamicidad del envío misionero por parte de
Jesús: “vayan por todo el mundo…”. Antes de Pablo, los otros apóstoles ya
habían comenzado a quebrarse el cráneo con este asunto, pero ninguno de
ellos puso juntos a los judíos y a los gentiles. Interesante es captar el cambio
del apóstol; cómo originalmente apegado de modo estricto al judaísmo,
ahora entrega su corazón a la misión entre los gentiles.

Nada ilustra mejor el incansable ímpetu misionero del apóstol, sino sus
constantes viajes. Hoy esto no es tan complicado, y basta ver el pasaporte
de algunos religiosos para ver que les encanta la misión, o que son
misioneros. Pero en los tiempos del apóstol, un viaje no sólo era una cosa
complicada, sino era toda una aventura en la cual se jugaba la vida. Es
verdad, eran tiempos que por la paz del imperio permitía ir más allá de las
propias fronteras, pero no por ello dejaba de incluir incontables peligros.

El libro de los hechos describe los tres viajes misioneros de Pablo, no exentos
de dificultades, sufrimientos y prisiones:
 El primero, por Chipre y el sur de Asia Menor (años 45-48).
 El segundo, por la parte central de Asia Menor, Macedonia y Grecia
(años 49-52).
 El tercero, por Galacia, Frigia, Éfeso, Macedonia y Grecia (años 53-
58).
 Un cuarto viaje, desde Cesarea a Roma, por mar, lo realiza Pablo
como prisionero de los romanos.

3. S U P ERSONALIDAD

Hay un reconocimiento para Pablo como el súper-apóstol. A partir de ahí se


ha tratado de intuir algunos aspectos de la personalidad o el carácter del
apóstol de los gentiles.

a) Un enamorado con locura de Cristo. Desde su conversión en el camino


de Damasco su vida estuvo siempre dominada por una ardiente devoción a
Cristo, quien se convirtió en el motivo, el objeto y el motor de su predicación.
Pablo es un hombre convencido de que si Dios ha amado al mundo con
locura, el discípulo debe dar una respuesta en términos semejantes. Sólo un
amor de tal envergadura, produce una vivencia cristiana profunda y radical
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la
persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?, (Rm
8,35)
b) Su aspecto personal. Según el dato bíblico, el apóstol no era
impresionante ni atrayente; sus adversarios le echaban en cara que “su
presencia era poca cosa y su palabra despreciable” (2 Cor 10,10); lo
contrario se dice por ejemplo de Apolo en Hch 18,24. Él mismo pablo alude
también a su insignificante estatura corporal (2 Cor 10,12-14). Su salud era
débil; Pablo sufría una enfermedad que él mismo califica de aguijón de su
carne y bofetada de Satanás (2 Cor 12,7-9); es un sufrimiento doloroso,
humillante y crónico, como lo confirma Gal 4,13-15. Qué lejos estamos de la
iconografía que esculpió la figura del apóstol de una manera impresionante.
La grandeza de Pablo a favor del evangelio, no está en sus propias fuerzas.
Al contrario considera la debilidad, lo enfermo, lo deforme, como instrumento
para que se manifieste la fuerza de Dios.
c) Su temperamento. En éste este estadio cuaja perfectamente el rostro del
apóstol que nos ha dibujado la iconografía: temperamento de jefe, voluntad
de hierro, constancia inquebrantable, sentido para la iniciativa,
extraordinaria capacidad de trabajo y resistencia, y un carácter conquistador.
Pero, junto a su férrea voluntad, Pablo tenía también un alma de fina
sensibilidad y condescendencia, y un corazón lleno de ternura: Aunque
pudimos imponer nuestra autoridad por ser apóstoles de Cristo, nos
mostramos amables con vosotros, como una madre cuida con cariño de sus
hijos. 8
Tanto os queríamos, que estábamos dispuestos a daros no sólo el
Evangelio de Dios, sino nuestras propias vidas. ¡Habéis llegado a sernos
entrañables! (1 Tes 2,7s.; cfr. 2 Cor 12,15; Gal 4,19; Fil 1,8, etc.), que se
adhería a los hombres y despertaba una fuerte simpatía, que sentía
profundamente la necesidad y el dolor de los demás.
d) Como pensador, Pablo conoce el mundo filosófico de su tiempo, está al
tanto de las doctrinas filosóficas de su tiempo, conoce profundamente la Ley
y la Escrituras sagradas de su raza; pero su preocupación no es ponerse a la
par de ellos con un nuevo discurso nacido de la más alta especulación, sino
la más grande intuición del amor de Dios. Al servicio de dicha intuición Pablo
pone toda su preparación religiosa como filosófica. Desarrolla ampliamente
la retórica, y es un experto en exegesis rabínica, lo demuestra cuando
ampliamente hace una interpretación de Cristo a la luz del AT. En su
discurso, se fija en comparaciones e imágenes que están tomadas
generalmente de la vida ciudadana, de los soldados o del derecho.
e) Como Escritor. Pablo fue un escritor ingenioso. Posee un buen
conocimiento de la lengua griega, no es el griego de la grande literatura,
pero si el griego común entre la clase culta de su tiempo. En sus citas del AT
en sus escritos, está claro que ha usado la versión griega de los LXX, que era
la más común entre los judíos de la diáspora. Sus escritos reflejan una
grande elocuencia (1 Cor 3,21-23; 13; Rom 8,31-39). Le gusta valerse de la
diatriba griega (la dureza en el hablar) con tal que la gente reaccione;
interpela a los oyentes (Rom 3,1; Gal 3,19), hace intervenir un supuesto
adversario (Rom 9,19; 11,19), pone objeciones (Rom 2,1.3; 9,20; 14,4, 20,
22). Ama las antítesis (Dios/mundo, justicia/pecado, espíritu/carne,
espíritu/letra, fe/ley, hombre viejo/hombre nuevo, primer hombre/último
hombre, obras/fe), las personificaciones (del pecado: Rom 7,13s., 17; de la
justicia: Rom 10:6; de la Escritura: Gal 3,8, etc.).
f) No era un solitario. Era un hombre que creaba círculos de amistad, que
atraía a los demás y emanaba amistad. La lista de veintisiete nombres en
Rom16 nos descubre una pequeña parte del círculo de sus amigos íntimos.
Escribe una carta a un amigo rico para salvar la vida y recomendar a un
esclavo al cual ha hecho su hermano en Cristo en la prisión. Es agradecido
con los pequeños favores, y se interesa por la iglesia en Jerusalén cuando los
malos tiempos ponían a los pobres en dificultad. Hay que recordar el cierre
de sus cartas, enviando saludos a todo el mundo.
g) Problemas y dificultades que tuvo que afrontar. El más grande de
todos en el orden práctico fue el tema de la Iglesia. ¿Una Iglesia cristiana-
judía o una Iglesia nueva? Es decir, quien entraba en la naciente Iglesia,
¿tenía que circuncidarse y observar toda la ley de Moisés...o abrirse a una
nueva realidad, un nuevo estilo? ¿Había espacio para los gentiles en el nuevo
pueblo de Dios? Pablo Tuvo que afrontar otro buen número de dificultades:
Incomprensiones y falsas acusaciones hasta de sus mismos hermanos.
Cárcel, desde donde escribió varias cartas. Y finalmente el Martirio en Roma,
donde según la tradición fue decapitado, hacia el año 67, durante la
persecución de Nerón.

4. C ONCLUSIÓN .

Como lo señalamos arriba, San Pablo es una de las figuras más fascinantes
del Nuevo Testamento y el personaje del cristianismo primitivo del que
poseemos más datos históricos. Sus cartas constituyen la correspondencia
más célebre de todas las épocas. Son, además, cronológicamente hablando,
los primeros escritos del Nuevo Testamento y por lo mismo nos suministran
los primeros datos sobre el origen, estructura y desenvolvimiento de una
serie de comunidades cristianas a veinte o veinticinco años de la puesta en
marcha del Cristianismo. Su actividad apostólica tuvo como objetivo principal
la fundación de comunidades cristianas, y de esta manera extender la Iglesia
de Cristo y el mensaje de salvación traído por el mismo Cristo.

El cristianismo obtuvo en Pablo un tipo incomparable del carácter cristiano.


En verdad, ya poseía el modelo perfecto del carácter humano en la persona
de su fundador; pero él no fue como otros hombres, porque nunca tuvo que
luchar con las imperfecciones del pecado; y el cristianismo necesitaba aún
demostrar lo que podía hacer de la naturaleza humana imperfecta. Pablo
proporcionó la oportunidad para demostrar esto. Naturalmente era de gran
fuerza y alcance mental. Aun si nunca hubiera sido cristiano siempre habría
sido un hombre notable. Los otros apóstoles habrían vivido y muerto en la
oscuridad de Galilea si no hubieran sido elevados a un lugar prominente por
el movimiento cristiano; pero el nombre de Saulo de Tarso hubiera sido
recordado bajo algún carácter, aun cuando el cristianismo nunca hubiera
existido. En Pablo el cristianismo tuvo la oportunidad de demostrar al mundo
toda la fuerza que trae consigo el evangelio. Pablo estaba convencido de
esto, aunque lo expresó con perfecta modestia cuando dijo: "Por esto fui
recibido a misericordia para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su
clemencia para ejemplo de los que habían de creer en él para vida eterna".
LA TEOLOGIA DE PABLO
Como ya lo dijimos al inicio, una de las características fundamentales de la
“carta” es que son circunstanciales. Por tanto, no podemos esperar que sus
cartas lo digan todo, pero sí que digan un poco de todo. Veremos aquellas
líneas teológicas que se perfilan en los Escritos del apóstol. No basta leer o
estudiar una carta para comprender una de ellas, sino que habría que hacer
un esfuerzo, por revisarlas todas, especialmente aquellas llamadas proto-
paulinas.

No hay que buscar en las cartas paulinas una teología sistemática, por dos
razones: primero, porque el momento histórico en que se encontraba la
reflexión cristiana no la hacía posible; y segundo, porque el género literario
carta no era el más adecuado para ello. La teología de san Pablo es una
teología en proceso de elaboración, pues responde concretamente a
preguntas concretas.

1. E VANGELIO Y C RISTOLOGÍA

a) Evangelio y Cristo para Pablo son la misma cosa. La Buena


noticia, que pablo proclamó desde el inicio hasta el fin de su ministerio, es el
“evangelio de Dios”; Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el
Evangelio (1 Cor 17ª). Esto aparece con constancia en sus cartas. Ese
evangelio es evidentemente “el evangelio de Dios” (1 Tes 2,2.8.9; 2 Cor
11,7; Rm 15,16). Pues en él se manifiestan los caminos insondables de Dios
(Rm 11,33).
Pero cuando Pablo habla del evangelio, parece que para el apóstol hay
identificación entre evangelio, Dios y Jesús (Rm 1,1-3); y en muchas
ocasiones afirma “evangelio de Cristo” (1 Tes 3,2; 1 Cor 9,12; 2 Cor 2,12). Y
aunque a veces no aparezcan juntos ambos términos, si es claro que
proclamar el evangelio es igual a anunciar a Jesucristo: Y si todavía nuestro
Evangelio está velado, lo está para los que se pierden, 4
para los incrédulos,
cuyo entendimiento cegó el dios de este mundo para impedir que vean el
resplandor del glorioso Evangelio de Cristo, que es imagen de Dios. 5
No nos
predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como Señor, y a nosotros
como siervos vuestros por Jesús (2 Cor 4,3-5). Esta identificación entre
Cristo y evangelio constituyó pues, un rasgo constante y prioritario de su
predicación. No es novedad, pero es bueno recordar que desde hace dos mil
años el evangelio no es otra cosa, sino anuncio de Jesucristo crucificado:
Pues yo, hermanos, cuando fui a vosotros, no fui con el prestigio de la
palabra o de la sabiduría a anunciaros el misterio de Dios, 2
pues no quise
saber entre vosotros sino a Jesucristo, y éste crucificado (1 Cor 2,1-2). No
creamos que pablo procedió de tal modo sólo con los corintios por los
problemas que tenían, sino hay otros textos que prueban que este anuncio
fue el mismo por dondequiera que pasó (Gal 3,1).

Pablo añade otra palabra al término evangelio: “misterio” para describir el


contenido de su anuncio. Se extiende sobre ello en Ef 2-3, donde subraya
particularmente la dimensión cristológica y eclesiológica de éste “misterio”.
Particularmente en el capítulo 6 declara: Siempre en oración y súplica,
orando en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con perseverancia e
intercediendo por todos los santos, 19
y también por mí, para que me sea
dada la palabra al abrir mi boca para dar a conocer con valentía el misterio
del Evangelio, 20
del cual soy embajador entre cadenas, y pueda hablar de él
valientemente como conviene (Ef 6,18-19). Cf. Col 1,27.

El carácter cristológico del Evangelio Paulino es una constante. ¿Por qué el


apóstol no contempla la Buena Nueva sin Jesucristo? ¿Por qué la
proclamación es eminentemente Cristológica y no Teológica? Fil 2,9-11 nos
da la respuesta; el Apóstol estaba no sólo seducido sino convencido del
Señorío de Cristo, el cual no podía dejar pasar por alto. Por lo cual Dios le
exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. 10
Para que al
nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los
abismos, 11
y toda lengua confiese que Cristo Jesús es Señor para gloria de
Dios Padre. El anuncio de Cristo y la respuesta que ese anuncio exige,
demuestran que la fe en él es esencial para la salvación, para todos sin
excepción. Adherirse a al Evangelio equivale prácticamente a creer en Cristo
Jesús (Rm 9,30-10,21). Israel ha fallado por haber rechazando el Evangelio,
que es lo mismo que decir haber rechazado a Cristo. Este es el drama de su
pueblo, no haber aceptado el evangelio, cuyo núcleo es presentar el camino
incomprendido de Jesús: crucificado, muerto y resucitado para nuestra
salvación.

b) La muerte de Jesús en la cruz, el corazón del Evangelio.


Reconocer que Cristo constituye el tema primordial del Evangelio de Pablo no
basta. Es preciso darnos cuenta de inmediato que el apóstol no ha querido
conservar más detalles de la vida de Jesús que la muerte en cruz, de la que
se puede decir con certeza que constituyó el corazón de su evangelio.
Obviamente reconocemos que esto no se debe a un puro gusto personal del
apóstol por este tipo de muerte, antes bien, sabemos que la consideraba
indigna de los caminos de Dios, impensable, escándalo para él y sus
paisanos, y locura para los demás (1 Cor 1,18-25). Pablo atribuye esto a un
misterio divino, que algo insoportable llegara a ser un lugar de conversión y
salvación. No conocemos el camino que tomó a los primeros cristianos
superar el escándalo de la cruz y si Pablo lo superó tampoco lo sabemos, de
lo que sí estamos seguros es que Pablo rechaza todo discurso elegante
(sobre todo si querían ganar adeptos, convencer a otros de hacerse
discípulos) y proclama abiertamente que el cristianismo no es ir detrás de un
hombre extraordinario que dio su vida por una causa, es decir, un mártir
admirable, sino el mismo Dios dando su vida para la salvación de todos los
hombres y mujeres del mundo.
Está claro, que pablo echa mano de un discurso de la humildad, de la
simplicidad, con Pablo, la seducción de las palabras se va de viaje, y pone
toda la carga en el acontecimiento más dramático de la vida de Jesús. El
cristianismo, brota de la cruz de Cristo, y sólo desde ahí se abren horizontes
de resurrección, que en Pablo es tener nueva vida. Quede claro, pues, que
no es sólo una opción que supla a la retórica, sino que es ella la que
determina el mensaje mismo, pues en ella queda indicada la opción de
pobreza de Dios. En la cruz se revela la locura de la sabiduría de Dios. En la
teología de Pablo, no se huye de la cruz, se la abraza. Recordar la época de
Pablo, y pensar que por ahí debía ir la cosa en un contexto de cultos o
religiones más atractivas. El cristianismo, no es una doctrina más y los
primeros cristianos sólo resistirían a ello, enamorándose de Cristo
crucificado.
Es la cruz la que cambia el modo de ver el mundo y de concebir los valores:
En cuanto a mí, ¡Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro
Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un
crucificado para el mundo! (Gal 6,14). La muerte de Jesús en cruz no puede
ser anunciada, ni proclamada más que como subversión suprema y definitiva
de los valores de éste mundo. Solo una comprensión así de la cruz, coloca al
cristiano en una actitud permanente de conversión. Me atrevo a pensar, que
nuestra conversión no ha dado los frutos que deseamos, porque no hemos
comprendido la muerte de Cristo en la cruz, en su justa dimensión.
Si Pablo no dice prácticamente nada de la vida de Jesús, sino que nació de
una mujer, judío bajo la Ley (Gal 4,4), del linaje de David (Rom 1,3) se debe
con toda certeza a que Pablo construye toda su reflexión teológica a partir
del evento de la cruz. No es que pablo como no conociera a Jesús, no
supiera qué más contar acerca de Jesús, que no le haya parecido atractivo
alguna otra cosa del Señor, simplemente opta por resumir la lógica de la vida
en una sola expresión: “haciéndose semejante a los hombres” (Flp 2,7).
Porque se sometió a todo y aprendió a obedecer. A esta dinámica de Dios
llama el apóstol “Kenosis” abajamiento… anonadamiento. Hasta el
extremo de la humillación declarando en sintonía con el mensaje de
Jesús, que justamente ahí reside la clave de la exaltación (Flp 2,6-11). No es
un error pues que se le llame al apóstol “el teólogo de la cruz”.

2. L A JUSTIFICACIÓN POR LA FE .

Como fariseo, Pablo creía estar justificado o salvado, por su práctica


detallada de la Ley. Pensaba que eran “sus” obras las que le hacían justo
delante de Dios. Ahora descubre que sólo Cristo, con su muerte, hace justo al
hombre, de una manera gratuita. No se trata, pues, de “merecer” la
salvación sino de “recibirla”, adhiriéndose fielmente a Cristo Jesús.
Este es un tema de los más controversiales de la teología paulina. Desde
Lutero en adelante se ha discutido y se discute el tema de la justificación. La
tesis luterana clásica sostiene la centralidad de la justificación por la fe: el
cristiano es alguien a quien Dios considera justo por el hecho de que cree, es
decir, se abandona por completo a su gracia.
Por su parte la Iglesia católica interpreta la justificación sí como un don que
salva, pero que de igual modo compromete al creyente de un modo activo,
no para procurarse la justificación, pues estamos de acuerdo de que Cristo
en la cruz ha pagado por nuestros pecados; sin embargo el cristiano debe
“complementar” la justicia que Cristo le impartió, con obras buenas. La
carta de Santiago le es fundamental para ello. Esta doctrina aparece
fundamentalmente en Romanos 1-5.

3. L A I GLESIA , CUERPO Y ESPOSA DE C RISTO .


Pablo percibe la unión entre Jesús y sus discípulos, entre la cabeza y el
cuerpo (carta a los corintios) y se hace miembro vivo de este cuerpo. Es
verdad que esta comprensión de la Iglesia genera unas implicaciones éticas
concretas y para Pablo son importantes, pero sobre todo aquí importa la
profundidad de la relación entre Cristo y la Iglesia.

4. E L E SPÍRITU S ANTO .

San Pablo, en sus cartas, no se limita a ilustrar sólo la dimensión dinámica y


operativa del Espíritu, sino que analiza también su presencia en la vida del
cristiano, cuya identidad queda marcada por él. Es decir, Pablo reflexiona
sobre el Espíritu mostrando su influjo no solamente sobre el actuar del
cristiano sino sobre su mismo ser. De hecho, dice que el Espíritu de Dios
habita en nosotros (Cf. Romanos 8, 9; 1 Corintios 3, 16) y que “Dios ha
enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo” (Gálatas 4, 6). Para
Pablo, por tanto, el Espíritu nos penetra hasta en nuestras profundidades
personales más íntimas. En este sentido, estas palabras tienen un significado
relevante: “La ley del espíritu que da la vida en Cristo Jesús te liberó de la ley
del pecado y de la muerte… Pues no recibisteis un espíritu de esclavos para
recaer en el temor; antes bien, recibisteis un espíritu de hijos adoptivos que
nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre!” (Rom 8, 2.15), dado que somos hijos,
podemos llamar “Padre” a Dios. Para Pablo toda la vida de la Iglesia tiene su
fuente en éste máximo don dado a los creen por parte del resucitado.

5. E SCATOLOGÍA Y VENIDA DEL S EÑOR

La enseñanza de san Pablo está angustiada por la tensión escatológica, el


apóstol comprendió que si la venida de Cristo tenía un significado
apremiante para el hoy, pero también el futuro. De esa cuenta el
cumplimiento de las promesas realizadas en Cristo ocupa un lugar central en
su predicación.
A partir esa comprensión (obviamente no inventada por el apóstol) surge
brillante el tema de la esperanza paulina el cual viene constantemente
presentado en íntima conexión con la paciencia en la tribulación: el
bautizado es una nueva creatura para un mundo nuevo, vive en la tierra pero
su destino final está en el cielo.
Dentro de la escatología se injerta el tema de la segunda venida, en la que
tendrá lugar la manifestación de Cristo glorificado, algunos textos parecen
sugerir una inminencia cronológica, aunque en otros, afirma expresamente
desconocer ese tiempo y momento preciso. Por eso, más importante que
tratar de comprender si la preocupación del apóstol sobre la parusía era de
orden cronológico, es decir, ¿cuándo? Hay que subrayar, su importancia
teológico moral, igual a decir, vivir y morir para Cristo. El cree en Cristo
debe vivir ahora en comunión con Él y morir luego en Él. A partir de la
escatología se construye en las cartas de pablo toda la teología de la
Esperanza.

6. C ONCLUSIÓN .

Obviamente he tratado sólo de adelantar una palabra acerca de estos temas


teológicos tan importantes en los escritos de Pablo. Cuando estudiemos las
cartas, veremos cómo surgen los grandes temas, acompañados de otros
muchos.

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