Foucault.Textos.

(Traducción: José Jara)

Mesa redonda. 20 mayo 1978.

M.Foucault: No quisiera que lo que yo haya podido escribir o decir aparezca

como que tenga en sí una pretensión de totalidad. No quiero universalizar lo que yo
digo, e inversamente, lo que yo no digo, no lo recuso, no lo considero forzosamente
como inesencial. Mi trabajo se encuentra entre lugares de expectativas y puntos de
suspenso. Yo quisiera abrir un taller de construcción, ensayar, y si fracaso, recomenzar
de otro modo. [….] Mis libros no son tratados de filosofía ni estudios históricos; cuando
más, son fragmentos filosóficos en las canteras (talleres) de la historia. [….]

Por dos razones, me ha parecido legítimo tomar como objeto a la prisión. Por lo
pronto, ella ha sido hasta ahora bastante dejada de lado en los análisis. [….] Es cierto
que ha habido estudios sobre las prisiones como instituciones; pero muy pocos sobre el
encarcelamiento como práctica punitiva general en nuestras sociedades.

Tenía una segunda razón para estudiar la prisión: retomar el tema de la

genealogía de la moral, pero siguiendo el hilo de las transformaciones de aquello que se
podría llamar las “tecnologías morales”. Para comprender mejor lo que es castigado y
por qué se castiga, plantear la pregunta: ¿cómo se castiga? [....] (Ponerse como objetivo
en el análisis) a las «prácticas» --y esto, para aprehender las condiciones que las
hicieron aceptables en un momento dado. [….] Se trata de hacer el análisis de un
“régimen de prácticas” –siendo consideradas las prácticas como el lugar de
encadenamiento de lo que se dice y lo que se hace, de las reglas que se impone y de las
razones que se da, de los proyectos y de las evidencias [....] (analizar en ellas) los
programas de conductas que tienen a la vez efectos de prescripción con respecto a lo
que hay que hacer (jurisdicción) y efectos de codificación (veridicción) con respecto a
lo que hay que saber. […..]

He ensayado trabajar en el sentido de una «acontecimientalización». [….] ¿Qué

es preciso entender por acontecimientalización? Por lo pronto, una ruptura de
evidencias. Allí en donde se estaría bastante tentado por referirse a una constante
histórica o a un rasgo antropológico inmediato, o incluso a una evidencia que se impone
de la misma manera para todos, se trata de hacer surgir una «singularidad». [….]
Ruptura de evidencias, esas evidencias sobre las cuales se apoya nuestro saber, nuestros
consentimientos, nuestras prácticas. Tal es la primera función teórico-política de lo que
yo llamaría la acontecimientalización.

Por lo demás, la acontecimientalización consiste en reencontrar las conexiones,

los encuentros, los apoyos, los bloqueos, los juegos de fuerza, las estrategias, etc. que,
en un momento dado, han formado lo que luego va a funcionar como evidencia,
universalidad, necesidad. Al tomar las cosas de esta manera, se procede a hacer una
especie de desmultiplicación causal. [….]

Si he estudiado las «prácticas» del secuestro de los locos, o de la medicina

clínica, o de la organización de las ciencias empíricas o del castigo legal, era para
estudiar este juego entre un “código” que reglamenta las maneras de hacer (que
prescribe acerca de cómo clasificar a la gente, como examinarlos, como clasificar las
cosas y los signos, como adiestrar a los individuos, etc.) y una producción de discursos
verdaderos que sirven de fundamento, de justificación, de razón de ser y de principio de
transformación para estas mismas maneras de hacer. Para decir las cosas claramente: mi
problema es el de saber cómo los hombres se gobiernan (a sí mismos y a los otros) a
través de la producción de verdad (lo repito de nuevo, por producción de verdad: yo no
entiendo la producción de enunciados verdaderos, sino el acondicionamiento de
dominios en donde la práctica de lo verdadero y de lo falso pueden estar a la vez
reglamentados y ser pertinentes).

Acontecimientalizar conjuntos singulares de prácticas para hacerlos aparecer

como diferentes regímenes de jurisdicción y de veridicción. [….] En suma, yo quisiera
reubicar el régimen de producción de lo verdadero y de lo falso en el corazón del
análisis histórico y de la crítica política. [….]

La pregunta a la que no llegaré a responder, pero que es la que me he planteado

desde el comienzo es aproximadamente ésta: «¿Qué es la historia desde el momento que
allí se produce sin cesar la división de lo verdadero y de lo falso?» Y por esto quiero
decir cuatro cosas: 1) ¿de qué modo la producción y transformación de la repartición de
lo verdadero/falso han sido característicos y determinantes de nuestra historicidad? 2)
¿De qué maneras específicas ha operado esta relación en las sociedades «occidentales»,
productoras de un saber científico con una forma perpetuamente cambiante y con un
valor universal? 3) ¿Qué puede ser el saber histórico de una historia que produce la
repartición verdadero/falso de la cual surge (aparece) este saber? 4) El problema político
más general ¿no es el de la verdad? ¿Cómo ligar uno con otro la manera de repartir
(dividir) lo verdadero y lo falso y la manera de gobernarse a sí mismo y a los otros? La
voluntad de fundar enteramente de nuevo lo uno y lo otro, lo uno mediante lo otro
(descubrir una repartición totalmente distinta para otra manera de gobernarse, y
gobernarse de una manera totalmente diferente a partir de otra repartición), esto es la
«espiritualidad política».

Historia de la Sexualidad I. El uso de los placeres. Introducción.

Hay momentos en la vida en los que la pregunta por saber si se puede pensar de
otro modo de como se piensa y percibir de otra manera de como se ve, es indispensable
para continuar mirando y reflexionando. [....] Pero ¿qué es entonces la filosofía hoy en
día –quiero decir la actividad filosófica--, si no es el trabajo crítico sobre sí mismo? ¿Y
si ella, en lugar de legitimar lo que ya se sabe, no consiste en acometer el saber acerca
de cómo y hasta dónde sería posible pensar de otra manera? [....] El “ensayo” –que es
preciso entender como prueba modificadora de sí mismo en el juego de la verdad, y no
como apropiación simplificadora del prójimo a efectos de la comunicación— es el
cuerpo viviente de la filosofía, si por lo menos ésta de nuevo es ahora lo que fue en otro
tiempo, es decir, una “áscesis”, un ejercicio consigo mismo en el pensamiento.