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Magistrado Ponente 

HADEL MOSTAFÁ PAOLINI


Exp. Nº 2008-0350

En fecha 22 de abril de 2008, los abogados Juan Domingo Alfonzo Paradisi y Luis
Mariano Rodríguez Rojas, inscritos en el INPREABOGADO bajo los Nros. 28.681 y
98.925, respectivamente, actuando con el carácter de apoderados judiciales de la sociedad
mercantil INDUSTRIAS QUÍMICAS CARABOBO, C.A., inscrita originalmente ante el
Registro Mercantil Cuarto de la Circunscripción Judicial del Distrito Federal y Estado
Miranda el 23 de junio de 1976, bajo el N° 49, Tomo 73-A; la cual fue fusionada y
absorbida por la empresa CLARIANT VENEZUELA, S.A., sociedad inscrita en el
Registro Mercantil Primero de la Circunscripción Judicial del Distrito Federal y Estado
Miranda el 16 de julio de 1965 bajo el N° 19, Tomo 35-A; interpusieron ante esta Sala
Político-Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia recurso contencioso
administrativo de nulidad conjuntamente con solicitud de suspensión de efectos, contra el
acto administrativo signado con el N° FGIF-AL-0069 de fecha 3 de abril de 2008, dictado
por la VICEMINISTRA DE REGULACIÓN Y
CONTROL del entonces MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LAS
FINANZAS, mediante el cual declaró sin lugar el recurso de reconsideración ejercido
contra la decisión administrativa N° FGIF-AL-0004 del 15 de enero de 2008, dictada por la
Dirección de Inspección y Fiscalización de ese Ministerio, que ordenó a la recurrente
reintegrar al Banco Central de Venezuela la cantidad de dos mil ochenta y dos dólares de
los Estados Unidos de América con sesenta y dos centavos (US$ 2.082,62) o la cantidad
de“cuatro mil ciento veintitrés bolívares fuertes con cincuenta y nueve céntimos (Bs.F
4.123.59)”, en virtud de no haber comprobado el correcto uso de las divisas otorgadas
durante el Régimen de Control Cambiario 1994-1996.

El 29 de abril de 2008, los precitados apoderados judiciales de la parte actora


consignaron “escrito adicional” al recurso contencioso administrativo de nulidad ejercido
con medida de suspensión de efectos, en el cual aludieron a la no necesidad del
agotamiento de la vía administrativa como causal de admisibilidad de la acción.

El 20 de mayo de 2008, el Juzgado de Sustanciación de esta Sala admitió el recurso


interpuesto y ordenó notificar al Fiscal General de la República, al Ministro del Poder
Popular para las Finanzas y a la Procuradora General de la República. Asimismo, ordenó se
librara el cartel a que se refiere el aparte once del artículo 21 de la Ley Orgánica del
Tribunal Supremo de Justicia de la República Bolivariana de Venezuela, el tercer (3er.) día
de despacho siguiente a aquél en que constara en autos las notificaciones ordenadas.

El 10 de junio de 2008 se recibió en esta Sala adjunto al oficio N°


F/CJ/E/DLR/2008/0076 de fecha 5 de junio de 2008, emanado del identificado Ministerio,
el expediente administrativo del caso.

El 11, 17 de junio y el 3 de julio de 2008, se dejó constancia de la notificación del


Ministro del Poder Popular para las Finanzas, del Fiscal General de la República y de la
Procuradora General de la República, respectivamente.

El 7 de octubre de 2008, el Juzgado de Sustanciación de esta Sala expidió el cartel


de emplazamiento, el cual fue retirado, publicado y consignado tempestivamente.

A través de la  sentencia N° 957 de fecha 13 de agosto de 2008, esta Sala declaró
improcedente la solicitud de suspensión de efectos formulada por la parte actora.

En fecha 27 de noviembre de 2008, la abogada Sulveys Molina Colmenárez, inscrita


en el INPREABOGADO bajo el N° 91.319, actuando con el carácter de sustituta de la
Procuradora General de la República consignó escrito de promoción de pruebas.

El 10 de diciembre de 2008, el Juzgado de Sustanciación de esta Sala admitió las


documentales indicadas por la promovente, las cuales rielan en el expediente
administrativo.

Concluida la sustanciación de la causa, se acordó pasar a la Sala las actuaciones


cursantes en autos.

El 17 de febrero de 2009, se dio cuenta a la Sala, se designó ponente al Magistrado


Hadel Mostafá Paolini y se fijó el tercer (3er.) día de despacho siguiente para comenzar la
relación de la causa.

El 25 de febrero de 2009, se fijó el acto de informes para el décimo (10º) día de


despacho siguiente, a las 10:00 a.m.
El 19 de marzo de 2009, una vez diferido el acto de informes, siendo la oportunidad
fijada para la celebración de éste, se dejó constancia de la comparecencia de los abogados:
Luis Mariano Rojas -antes identificado- en representación de la parte actora; Sulveys
Molina Colmenárez -antes identificada- en su carácter de sustituta de la Procuradora
General de la República y Roxana Orihuela, inscrita en el INPREABOGADO bajo el N°
46.907, en representación del Ministerio Público.

El 25 de noviembre de 2009, se terminó la relación de la causa y se dijo “Vistos”.

Realizado el estudio de las actas que conforman el presente expediente, esta Sala
Político-Administrativa pasa a dictar sentencia, conforme a las siguientes consideraciones:
I
ACTO IMPUGNADO
 
A través del acto administrativo signado con el N° FGIF-AL-0069 de fecha 3 de
abril de 2008, emanado de la Viceministra de Regulación y Control del Ministerio del
Poder Popular para las Finanzas, se declaró sin lugar el recurso de reconsideración ejercido
por la recurrente contra la decisión administrativa N° FGIF-AL-0004 del 15 de enero de
2008, dictada por la Dirección de Inspección y Fiscalización de ese Ministerio, que ordenó
a la recurrente reintegrar al Banco Central de Venezuela la cantidad de dos mil ochenta y
dos dólares de los Estados Unidos de América con sesenta y dos centavos (US$ 2.082,62) o
la cantidad de “cuatro mil ciento veintitrés bolívares fuertes con cincuenta y nueve
céntimos (Bs.F 4.123.59)”, en virtud de no haber comprobado el correcto uso de las divisas
otorgadas durante el Régimen de Control Cambiario 1994-1996, con base en los siguientes
argumentos:
“(…) Debe esta Dirección previamente referirse al alegato de
inconstitucionalidad de la empresa (…) Con relación a dicho
planteamiento, se hace necesario aclarar lo siguiente: En primer
lugar, la citada Sentencia del 21/11/01, dictada por la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en aplicación del
control concentrado sobre los actos administrativos dictados por el
Ejecutivo Nacional, sólo establece la nulidad por
inconstitucionalidad  de los artículos 2, 6, 26 y 27 de la derogada
Ley Sobre Régimen Cambiario  publicada en la Gaceta Oficial de la
República de Venezuela (hoy República Bolivariana de Venezuela),
N° 4.897 Extraordinario, del 17 de Mayo de 1995, referidos estos a
las restricciones cambiarias impuestas por el Ejecutivo Nacional
(artículo 2); al establecimiento de sanciones penales (artículo 3); al
establecimiento de regímenes cambiarios especiales para las zonas
fronterizas (artículo 26); y la no aplicación de sanciones al comercio
con distintas monedas dentro de los acuerdos comerciales para las
zonas fronterizas (artículo 27); quedando intacta la aplicabilidad del
resto de su normativa. (…) En segundo lugar, y mas relevante aún,
es el hecho que la citada  Ley Sobre Régimen Cambiario se
relaciona a la aplicabilidad de un Régimen Sancionatorio (normas
penales y administrativas), previsto en sus capítulos II y III,
respectivamente. En lo relativo a las infracciones administrativas se
establecía un procedimiento de multa que solo era procedente en
aquellos casos en que los administrados se excedían en más de 15
días continuos del cumplimiento de la Orden de Venta o Reintegro
formulada por la administración (artículo 21). La Administración
actualmente no aplica este régimen sancionatorio previsto en la
citada Ley Sobre Régimen Cambiario, por cuanto dicha ley, tal como
se mencionó ut supra, fue derogada por la Ley Contra los Ilícitos
Cambiarios publicada en la Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela N° 38.272 de fecha 14/09/05 (…). De tal
manera, que una vez analizado el planteamiento esgrimido por la
parte recurrente, estima este Viceministerio que la misma
probablemente confundió el procedimiento de multa o sanciones
administrativas previsto en la derogada Ley Sobre Régimen
Cambiario (el cual como ya se refirió, no tiene aplicabilidad legal),
con el relacionado a los procedimientos administrativos que ha
iniciado la Administración para obtener el reintegro o la venta de
divisas, fundamentados en la facultad revisora que le confiere el
vigente Decreto 1292 y en la Ley Orgánica de Procedimientos
Administrativos, cuyos actos administrativos en manera alguna
pueden ser considerados como actos sancionatorios, ya que estos
pretenden únicamente la restitución de las divisas pertenecientes al
Estado Venezolano cuando se ha comprobado su incorrecto uso. Así
se declara.
(omissis)
La prescripción está consagrada como principio general en el
Código Civil de Venezuela, artículo 1.952 que establece, por una
parte que es un medio de adquirir un derecho o liberarse de una
obligación, por el tiempo y bajo las condiciones determinadas por la
ley. Es decir la prescripción tiene efectos extintivos de obligaciones y
adquisitivos de derechos (…) Del análisis de otros instrumentos
legales especiales, se observa el contenido de la institución de la
prescripción, no obstante en la derogada Ley sobre Régimen
Cambiario (Ley Especial), Gaceta Oficial de la República de
Venezuela (hoy República Bolivariana de Venezuela) N° 4.897,
Extraordinaria del 17/5/1995, así como en la normativa cambiaria
en general aplicable a los casos del régimen de control de cambio
1994-1996, no se contempló en este cuerpo normativo lo relacionado
a dicha figura legal y atendiendo al caso concreto, sobre el cual el
recurrente alega la prescripción, el cual está referido básicamente a
las divisas no vendidas al Banco Central de Venezuela, a efecto de la
operación de exportación efectuada durante el régimen de cambio
1994-1996.
(omissis)
En el caso en estudio, se trata del ejercicio de una acción personal,
también conocida como acción de crédito, y la misma se refiere a la
prescripción por diez años. Dichas obligaciones constituyen
acreencias a favor de la República, por parte de las personas
naturales o jurídicas que deben reintegrar las divisas, cuyo uso, una
vez adquiridas del Estado Venezolano, no haya sido justificado
conforme a las reglas establecidas para dicho Régimen de Control
de Cambio (caso importadores, tarjetahabientes o deuda privada
externa), o con la obligación de venderlas al Banco Central de
Venezuela al obtenerlas como producto de sus operaciones de
exportación (caso exportadores), tal y como ocurre en el presente
caso. (omissis).
En efecto, el Código Civil en su artículo 1977 establece por diez (10)
años la prescripción de los derechos de crédito o acreencias, siendo
procedente el cobro de las acreencias derivadas de las obligaciones
en materia cambiaria, salvaguardándose los intereses del Estado
Venezolano. (…) el artículo 3 del vigente Decreto 1.292 (…) otorga
a la Administración una facultad de revisión de los casos pendientes
de dicho Régimen de Control de Cambio para su definitivo
levantamiento o finiquito, lo cual quiere decir, que la Administración
examina los casos no concluidos durante la vigencia de dicho
régimen cambiario, para determinar si los administrados cumplieron
o no con las normas legales establecidas para el mismo, para de ser
el caso, ordenar el cierre definitivo de todos aquellos que previo un
examen de su documentación o como resultado de una investigación
de su actividad como importador, exportador, tarjeta habiente o
tramitador del registro de deuda privada externa, considera que han
cumplido dichas reglas, y en el caso contrario, para exigir a quienes
no cumplieron con estas acreencias pendientes con la consecución
de dicha obligación.
Dicha exigencia se materializa por medio de un procedimiento
administrativo, cuyo resultado será una orden de venta o de
reintegro según el caso, o de cierre definitivo del expediente
administrativo, en caso, de que el administrado demuestre su
cumplimiento. En virtud de lo anterior, tenemos entonces que la
actividad administrativa, específicamente ejercida por la Dirección
General de Inspección y Fiscalización, se orienta en una primera
fase a verificar en general, el cumplimiento o no de las obligaciones
que se hayan derivado de la materia cambiaria, y una vez que se
determina la obligación específica para hacer efectiva esa acreencia
(acto administrativo de efectos particulares), mediante la emisión de
una orden de venta o reintegro que afecta los intereses legítimos,
particulares y directos del administrado, es que debe tomarse en
consideración el lapso prescriptivo de los cinco (05) años para la
ejecución de dicho acto administrativo, de conformidad con el
artículo 70 de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos.
Expresamente el artículo 70 nos refiere a una ley especial que
contempla la prescripción por diez (10) años, que en el caso en
estudio aplicaría la Ley Orgánica de Hacienda Pública Nacional en
su artículo 69, que regula la materia especial referida a la Hacienda
Pública Nacional (…) Como es evidente el lapso de prescripción
contemplado en la ley especialísima como es la Ley Orgánica de
Hacienda Pública Nacional, es el aplicable al caso en comento.
Por otra parte, nos referimos a dos lapsos prescriptivos distintos, el
de diez (10) años, para verificar el cumplimiento o no de la
normativa cambiaria y determinar la obligación a ser cobrada o
exigida por el Estado y el de 5 años para que una vez determinada la
obligación, y consecuentemente emitida la orden de venta o
reintegro (acto administrativo de efectos particulares), proceder a la
ejecución del mismo. Es solo el acto de efectos particulares el que
crea obligaciones, y no el decreto 1292, que como ya se mencionó,
sólo le otorga la facultad revisora a la Administración, sin atribuir o
crear, de acuerdo a las condiciones exigidas en el artículo 70 de la
Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos, obligaciones
especificas a los particulares o administrados, en este caso,
involucrados en la obtención de divisas.
Resulta oportuno referir igualmente, que en el expediente
administrativo distinguido con el N° I-1853, contentivo del caso en
comento, cursan actuaciones administrativas llevadas a cabo en
años anteriores por esta Oficina, destinadas a la determinación de
las acreencias pendientes por la empresa INDUSTRIAS
QUIMICAS CARABOBO, C.A. (hoy fusionada y absorbida por la
sociedad Mercantil CLARIANT VENEZUELA, S.A. (…) así como
acciones para obtener su cobro, por lo que resulta evidente la
interrupción de los lapsos prescriptivos conforme al artículo 1969
del Código Civil. (Omissis)
Con relación al argumento de la caducidad de la obligación de
conservar los libros, comprobantes y demás recaudos fundamentado
en el Artículo 44 del Código de Comercio, aprecia este
Viceministerio, que si bien es cierto que tal norma establece que los
comerciantes deberán  conservar los libros y sus comprobantes, así
como la correspondencia recibida y las copias de las cartas
remitidas en razón de sus actividades comerciales por un periodo de
tiempo de diez (10) años, no es menos cierto que cuando se desmonto
el régimen cambiario en referencia, y en consecuencia se restableció
la libre convertibilidad de la moneda nacional a través del Decreto
Presidencial N° 1.292 de fecha 17/04/1996, publicado en la Gaceta
Oficial de la República de Venezuela N° 35.941 de esa misma fecha,
se dictaron una serie de instrumentos normativos mediante los
cuales se fue regulando los mecanismos y las condiciones para
llevar a cabo la verificación del correcto uso de las divisas
otorgadas con ocasión a tal régimen de control cambiario, así como
también se debe sumar las distintas actuaciones realizadas por la
Administración con el objeto de cumplir ese cometido, tal como lo
hizo en su momento la extinta Unidad de Estudios Cambiarios, y
como lo viene haciendo hasta los actuales momentos esta Dirección
General, significando todo ello, que los Administrados que aun
tienen pendiente operaciones cambiarias por verificar con relación a
su correcto uso, deben mantener los documentos relacionados con
tales operaciones, ya que es del conocimiento de todos ellos, que aun
se está llevando a cabo ese proceso de liquidación de los casos
pendientes en materia cambiaria, que incluso se están resolviendo
no solo en sede administrativa sino también en el ámbito judicial.
Específicamente, en el presente caso -como se dijo anteriormente- la
empresa INDUSTRIAS QUIMICAS CARABOBO, C.A. (hoy
fusionada y absorbida por la sociedad mercantil CLARIANT
VENEZUELA, S.A.) debe estar al tanto de que algunas de las
operaciones cambiarias efectuadas por ellos están todavía en ese
proceso de verificación del correcto uso de divisas, por lo tanto en
nada es de extrañar el que se le requiera documento o información
en general relacionados con tales procesos; de allí es que se ha
hecho necesario el que los Administrados mantengan en resguardo y
a disposición de la Administración todos los elementos
indispensables para la resolución o cumplimiento de tal tarea. Así se
decide.
En vista que la representación de las tantas veces mencionada
empresa no demostró el correcto uso de las divisas otorgadas a
través del Reembolso N° 5964461448476 y las Autorizaciones de
Compra de Divisas para Importación
Nos. 8713545210882120, 5845546781405120 y 217517477142312
0, ya que en la primera operación  relacionada con el reembolso, la
misma ampara una (1) operación de importación proveniente  y
originara de Brasil, tal como se evidencia en el Certificado de
Origen N° 007949, y en la cual se observa que la empresa debitó y
transfirió la cantidad de TRES MIL DOSCIENTOS TREINTA Y
UN DOLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA CON
SESENTA CENTIMOS (US$ 3.231,60) por concepto de Flete, aún
cuando de BILL OF LADING (B/L) N°RDJ/PCB003 de fecha
02/10/1995, se desprende que el monto generado por tal concepto
ascendió a la cantidad de DOS MIL SETECIENTOS
CINCUENTA Y CUATRO DOLARES DE LOS ESTADOS
UNIDOS DE AMERICA (US$ 2.754,00), existiendo en
consecuencia una diferencia de  CUATROCIENTOS SETENTA Y
SIETE DOLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA
CON SESENTA CENTAVOS (US$ 477,60) liquidados sin
justificación, que deberá reintegrar al Banco Central de Venezuela.
Así se decide.
De conformidad con la Autorización de Compra de Divisas para
importación N°  8713545210882120 la empresa INDUSTRIAS
QUIMICAS CARABOBO, C.A (hoy fusionada y absorbida por la
sociedad mercantil  CLARIANT VENEZUELA, S.A.), se le otorgo,
debitó y transfirió la cantidad de CINCUENTA Y DOS MIL
OCHOCIENTOS DOLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE
AMERICA (US$ 52.800,00), de acuerdo con la Factura Comercial
N° JA 0120095 de fecha 20/01/95, cuya condición de entrega estaba
formulada bajo la modalidad de valor FOB, y que coincidía con la
cantidad de CINCUENTA Y DOS MIL OCHOCIENTOS
DOLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA (US$
52.800,00), pero en la declaración efectuada a través del Manifiesto
de Importación N° 18089399, el valor FOB declarado fue por la
cantidad de CINCUENTA Y DOS MIL DOLARES DE LOS
ESTADOS UNIDOS DE AMERICA (US$ 52.000,00), existiendo
una diferencia por justificar de OCHOCIENTOS DOLARES DE
LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA (US$ 800,00), en virtud
de existir contravención a lo establecido en el Artículo 21, numeral
3, del Decreto N° 326 de fecha 31/08/1994, publicado en la Gaceta
Oficial N°35.543 del 09/09/1994, el cual prevé: ‘…En la factura
comercial o en sus anexos debe constar explícitamente lo
correspondiente al pago de los fletes, de los seguros y demás
conceptos de la respectiva importación’, razón por la cual deberá
reintegrar al Banco Central de Venezuela la diferencia
de  OCHOCIENTOS DOLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE
AMERICA (US$ 800,00). Así se decide.
En la Autorización de Compra de Divisas para Importación
N° 5845546781405120 se pudo determinar que por concepto de
flete se declaró y transfirió la cantidad deSEISCIENTOS
SESENTA Y CUATRO DOLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS
DE AMERICA CON OCHENTA Y DOS CENTAVOS (US$
664,82), mientras que según el BILL OF LADING (B/L)
N° 5CHSPBL0055F del 05/06/95 relacionado con esa importación
refleja un monto por flete de  CIENTO TRECE DOLARES DE LOS
ESTADOS UNIDOS DE AMERICA CON SESENTA CENTAVOS
(US$ 113,60), con lo cual se infiere que existe una diferencia
de  QUINIENTOS CINCUENTA Y UN DOLARES DE LOS
ESTADOS UNIDOS DE AMERICA CON VEINTIDOS
CENTAVOS (US$ 551,22), entre el monto declarado por flete y el
reflejado en el BILL OF LADING anteriormente identificado, de
manera que esa diferencia deberá ser reintegrada al Banco Central
de Venezuela. Así se decide.
Con relación a la Autorización de Compra de Divisas para
Importación N° 2175174771423120, se pudo determinar una
diferencia de  DOSCIENTOS CINCUENTA Y TRES DOLARES
DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA CON OCHENTA
CENTAVOS (US$ 253,80) entre el monto declarado por flete, y el
monto generado por este concepto según el BILL OF LADING (B/L)
N° 5CHSPBL0057F DEL 05/06/96, porque de acuerdo con este
último documento, el flete de la mercancía importada fue por la
cantidad de CIENTO TRECE DOLARES DE LOS ESTADOS
UNIDOS DE AMERICA CON SESENTA CENTAVOS (US$
113,60), y no de TRESCIENTOS SESENTA Y CUATRO
DOLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA CON
CUARENTA CENTAVOS (US$ 364,40), en consecuencia la
empresa INDUSTRIAS QUIMICAS CARABOBO, C.A. (hoy
fusionada y absorbida por la sociedad mercantil CLARIANT
VENEZUELA, S.A.) deberá reintegrar la cantidad
de  DOSCIENTOS CINCUENTA Y TRES DOLARES DE LOS
ESTADOS UNIDOS DE AMERICA CON OCHENTA
CENTAVOS (US$ 253, 80). Así se decide.
III
DISPOSITIVA
Con fundamento a las consideraciones precedentemente expuestas,
este Viceministerio de Regulación y Control del Ministerio del Poder
Popular para la Finanzas; actuando por avocación de conformidad
a lo preceptuado en el artículo 41 de la Ley Orgánica de la
Administración Pública y en ejercicio de las atribuciones
establecidas en el Artículo 20, numeral 2 del Decreto Presidencial
N° 373 de fecha 07/10/1999, publicada en Gaceta Oficial de la
República Bolivariana de Venezuela N° 36.854, contentivo del
Reglamento Orgánico del Ministerio de Finanzas, reformado
parcialmente por el Decreto Presidencial N° 3.337 de fecha
12/04/04, publicado en la Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela N°38.086 de fecha 14/12/2004, quedando
dicha competencia asentada en su artículo 21, numeral 2°, y en base
al Decreto 1.292 de fecha 17/04/96, publicado en Gaceta Oficial de
la República de Venezuela (hoy República Bolivariana de
Venezuela) N° 35.941 de fecha 22/04/96, decide:
PRIMERO: Declara SIN LUGAR el Recurso de Reconsideración
(…) la empresa en referencia podrá entregar al Banco Central de
Venezuela a través de los operadores cambiarios autorizados, el
contravalor en Bolívares, equivalentes a la cantidad de CUATRO
MIL CIENTO VEINTITRES BOLÍVARES FUERTES CON
CINCUENTA Y NUEVE CENTIMOS (Bs. F. 4.123,59). El cálculo
en moneda nacional se determinó al aplicar al monto de las divisas
que se ordena reintegrar que asciende a DOS MIL OCHENTA Y
DOS DOLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA
CON SESENTA Y DOS CENTAVOS (US$ 2.082,62), por el
diferencial cambiario de UN MIL NOVECIENTOS OCHENTA
BOLÍVARES POR DÓLAR DE LOS ESTADOS UNIDOS DE
AMÉRICA (Bs. 1.980,00 x US$); diferencial cambiario  que surge
debido al tipo de cambio oficial de venta de las divisas, vigente para
la fecha en que el Banco Central de Venezuela, entregó las Divisas
el cual era de  CIENTO SETENTA BOLÍVARES POR DÓLAR DE
LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA (Bs. 170,00 x
US$)  conforme a lo establecido en la Cláusula Octava del Convenio
Cambiario N° 1 de fecha 09/07/1994 publicado en la Gaceta Oficial
de la República de Venezuela N° 4.747 Extraordinaria de fecha
09/07/1994 y el tipo de cambio oficial de venta de DOS MIL
CIENTO CINCUENTA BOLÍVARES POR DÓLAR DE LOS
ESTADOS UNIDOS DE AMERICA (Bs. 2.150,00 x US$) vigente
para la fecha de la operación de venta por concepto de reintegro
ante el Banco Central de Venezuela de conformidad con lo
establecido en el artículo 1 del Convenio Cambiario N° 2 de fecha
02/03/2005, publicado en la Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela N° 38.138 de la misma fecha.
SEGUNDO: Emitir la Planilla de Reintegro de Divisas provenientes
de importaciones efectuadas durante el Régimen Cambiario 1994-
1996 ‘PLANILLA MF-DGIF-IMP-002’, por un monto de DOS
MIL OCHENTA Y DOS DOLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS
DE AMERICA CON SESENTA Y DOS CENTAVOS (US$
2.082,62), y su equivalente en CUATRO MIL CIENTO
VEINTITRÉS BOLÍVARES FUERTES CON CINCUENTA Y
NUEVE CENTIMOS (Bs. F. 4.123,59), a la empresaINDUSTRIAS
QUIMICAS CARABOBO, C.A. (hoy fusionada y absorbida por la
sociedad mercantil CLARIANT VENEZUELA, S.A.).
(…)”.  (Resaltado y subrayado del texto).
 
II
FUNDAMENTOS DEL RECURSO
Por escrito presentado ante esta Sala en fecha 22 de abril de 2008, los
abogados Juan Domingo Alfonzo Paradisi y Luis Mariano Rodríguez Rojas, actuando con
el carácter de apoderados judiciales de la sociedad mercantil Industrias Químicas Carabobo,
C.A, la cual fue fusionada y absorbida por la empresa Clariant Venezuela, S.A., ejercieron
recurso de nulidad conjuntamente con solicitud cautelar de suspensión de efectos, contra el
acto signado con el N° FGIF-AL 0069 de fecha 3 de abril de 2008, emanado de la Vice-
Ministra de Regulación y Control del Ministerio del Poder Popular para las Finanzas. En
dicho escrito expusieron lo siguiente:

Que el 6 de agosto de 2007, la Dirección de Inspección y Fiscalización del


mencionado Ministerio le notificó a su representada el auto de apertura del procedimiento
ordinario No. FGIF-IMP-0029 del 17 de julio del mismo año, por cuanto “quedó por
demostrar el correcto uso de divisas por un monto que asciende a la cantidad de dos mil
ochenta y dos dólares de los Estados Unidos de América con sesenta y dos céntimos (Bs.
2.082,62)”.

Que el 15 de enero de 2008, dicha Dirección dictó el acto signado con el N° FGIF-
AL-0004, notificado el 22 de febrero de ese mismo año, mediante el cual se le ordenó a su
representada reintegrar al Banco Central de Venezuela, a través de los operadores
cambiarios autorizados, la cantidad de dos mil ochenta y dos dólares de los Estados Unidos
de América con sesenta y dos centavos (US$ 2.082,62) o su contravalor en bolívares, esto
es, la suma de cuatro millones ciento veintitrés mil quinientos ochenta y siete bolívares con
sesenta céntimos (Bs. 4.123.587,60), por no haberse comprobado el correcto uso de las
divisas obtenidas durante el régimen de control cambiario 1994-1996, relacionadas con las
operaciones de importación amparadas por el reembolso y las autorizaciones de compra de
divisas para la importación.

Aducen que contra el referido acto ejercieron recurso de reconsideración, el cual fue
declarado sin lugar por el acto aquí impugnado, al cual le imputan los siguientes vicios:

Afirman que la Dirección de Inspección y Fiscalización del Ministerio del Poder


Popular para las Finanzas abrió el procedimiento administrativo contra su representada con
motivo de las operaciones cambiarias realizadas en virtud de las importaciones efectuadas
por su mandante durante el régimen cambiario 1994-1996.

Señalan que la Sala Constitucional de este Máximo Tribunal declaró la


inconstitucionalidad de las normas contenidas en los artículos 2, 6, 26 y 27 de la Ley Sobre
Régimen Cambiario publicada en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela Nº 4.897
Extraordinaria del 17 de mayo de 1995, las cuales estaban referidas a las restricciones
cambiarias impuestas por el Ejecutivo Nacional (artículo 2), el establecimiento de las
sanciones penales (artículo 6), el establecimiento de regímenes cambiarios especiales para
las zonas fronterizas (artículo 26); y a la no aplicación de sanciones al comercio con
distintas monedas dentro de los acuerdos comerciales para las zonas fronterizas (artículo
27).

Que la Administración, al decidir el recurso de reconsideración, consideró respecto


a los señalados aspectos que el “presente procedimiento administrativo (…) se encuentra
fundamentado en la facultad revisora que le confiere el vigente Decreto 1292” de fecha 17
de abril de 1996, publicado en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela N° 35.941
de la misma fecha.

En este orden de ideas, argumentan que al ser el sustento legal de dicho Decreto el
artículo 2 de la Ley de Régimen Cambiario, el cual fue declarado inconstitucional “todos
los actos administrativos sean generales o particulares, dictados en ejecución del
prenombrado artículo carece[n] de fundamento legal y serían igualmente nulos, tal y como
acontece con el acto impugnado” y así solicitan sea declarado por esta Sala.

Por otra parte, denuncian la incompetencia del funcionario que dictó el acto
administrativo impugnado, por cuanto su decisión correspondía al  Director General de la
Dirección de Inspección y Fiscalización del Ministerio del Poder Popular para las Finanzas,
según lo dispuesto en el numeral 2 del artículo 21 del Decreto Presidencial N° 3.337 de
fecha 12 de diciembre de 2004, publicado en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana
de Venezuela N° 38.086 del 14 del mismo mes y año, contentivo de la Reforma Parcial del
Decreto N° 373 de fecha 7 octubre de 1999, en el que se dicta el Reglamento Orgánico del
Ministerio de Finanzas.

Consideran que si bien el artículo 41 de la Ley Orgánica de la Administración


Pública establece la posibilidad que el jerarca se avoque al conocimiento de un asunto cuya
competencia está atribuida a sus subordinados, debe cumplirse necesariamente con los
requerimientos exigidos en dicha norma, como son: “haber sido realizado mediante un
acuerdo motivado y además haber sido notificado a nuestra representada, con
anterioridad al acto administrativo que decidió el Recurso de Reconsideración ejercido,
cosa que no ocurrió en el presente caso, por lo cual, el avocamiento no es acorde a
derecho y mal podría tenerse como válido, por lo cual la decisión administrativa (…)
recurrida, se encuentra viciada de nulidad por haber sido dictada por una autoridad
incompetente”. (Resaltado y subrayado del texto).

Denuncian el vicio de falso supuesto de derecho por la errónea interpretación de los


artículos 44 y 132 del Código de Comercio, referidos a la “caducidad de la obligación por
parte de  [su]representada de mantener los libros y registros contables referentes al
régimen cambiario imperante durante el período 1994-1996, y de la superioridad de los
derechos y obligaciones establecidas en la Ley, sobre las situaciones de hecho”.

Al respecto señalan que la Dirección de Inspección y Fiscalización del Ministerio


del Poder Popular para las Finanzas requirió de su representada los soportes sobre el
cumplimiento de las obligaciones previstas en la legislación cambiaria vigente para los años
1994 a 1996, los cuales ya no se encuentran en sus archivos, por cuanto transcurrieron más
de once (11) años desde que las  importaciones fueron realizadas.

En tal sentido acotan que el artículo 44 del Código de Comercio establece la


obligación de conservar los libros y sus comprobantes por un lapso de diez (10) años, y el
artículo 132 del mismo Código dispone que las obligaciones mercantiles prescriben a los
diez (10) años.

No obstante lo anterior, indican que el acto impugnado al referirse sobre este


aspecto determinó que su representada “aún se encontraba todavía frente a la obligación
de mantener los documentos y registros contables, a pesar de haber caducado la
obligación por haber operado el lapso de tiempo establecido en la normativa venezolana”,
por cuanto “algunas de las operaciones cambiarias efectuadas por ellos están todavía en
ese proceso de verificación del correcto uso de divisas…”
Sostienen que la Administración no señaló en el acto impugnado “cuáles son esos
referidos procedimientos ni cuando se realizaron las supuestas actuaciones de
verificación, sino que sencillamente lo único que hace es señalarlo de manera genérica.”

Enfatizan que transcurrieron más de once (11) años desde que su representada
realizó las importaciones referidas, por lo que no existe ninguna obligación legal de
mantener tales soportes.

Agregan que incluso en los recursos administrativos ejercidos se solicitó a la


Administración “que en caso de que maneje información (copias simples de los
documentos de las importaciones) que [los] pueda ayudar para determinar la efectiva
venta y/o utilización de las divisas por parte de [su] representada, se [nos] haga saber, y
no sólo eso, si no que además les señalamos que en virtud de que esa administración
requiere de nuestra representada información que debe reposar en archivos públicos les
solicitamos de conformidad con lo previsto en los artículos 12 y 23 de la Ley Orgánica de
Administración Pública y 23 del Decreto sobre Simplificación de Trámites
Administrativos, requiera tal información a los Bancos que estuvieron involucrados en las
operaciones de importación (…)”. (Sic).  

Arguyen que en caso de ser desestimados los vicios antes mencionados, debe
declararse la prescripción de la acción para exigir el reintegro de las Divisas otorgadas
durante el Régimen Cambiario del año 1994-1996, por parte de la Dirección de Inspección
y Fiscalización del Ministerio del Poder Popular para las Finanzas, en virtud de haber
transcurrido el lapso de cinco (5) años establecido en el artículo 70 de la Ley Orgánica de
Procedimientos Administrativos -aplicable al no existir una normativa especial en materia
cambiaria según lo ha establecido la jurisprudencia de este Máximo Tribunal-.
III
ALEGATOS DE LA PROCURADURÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA
 
En la oportunidad de presentar informes, la abogada Sulveys Molina Colmenárez,
en su carácter de sustituta de la Procuradora General de la República, expresó:

Es menester acotar que la parte recurrente no aseveró haber cumplido con su


obligación de reintegrar las divisas, ni trajo a los autos ningún elemento de prueba de
haberla cumplido, sólo se limitó a señalar la presunta prescripción del reclamo por parte de
la Administración.

Que “el ciudadano Jesús Martínez Herrera, en su condición de Director General de


Inspección y Fiscalización, tenía competencia para dictar la Resolución impugnada toda
vez que contaba con la delegación expresa del ciudadano Ministro del Poder Popular para
las Finanzas, en razón de lo cual se solicita sea desechado el alegato de incompetencia
formulado por la recurrente”.

Que “la Providencia Administrativa N° 0069 de fecha 03 de abril de 2008, no es de


imposible o ilegal ejecución; por el contrario, el acto recurrido tiene como objeto el
reintegro de divisas provenientes de importaciones efectuadas durante el régimen
cambiario de 1994-1996. Divisas que fueron requeridas por la parte actora, por concepto
de diferencia de fletes transferidos y los declarados (Bill Of Lading Nros. RDJ7PCB003,
SCHSPBLLOO5F y SCHSPL0057F) en los manifiestos de importación y declaración de
valor, siendo que en su oportunidad no demostró el correcto uso de las mismas. En
consecuencia, la Autoridad Administrativa procedió a ordenar la devolución ante el Banco
Central de Venezuela. De manera, que el vicio formulado por la empresa recurrente es
insostenible”.

Que “la Administración no incurrió en el vicio de falso supuesto de derecho, al


aplicar la normativa legal prevista en los artículos 44 y 127 del Código de Comercio,
referente a la caducidad de la obligación de mantener los libros y registros contables
correspondientes al régimen cambiario 1994-1996, alegada por la parte actora”.

Que el “artículo 44 eiusdem señala, que las personas dedicadas a la actividad de


comercio, deben conservar los libros, comprobantes y demás recaudos, por un lapso de
diez (10) años, a partir de su último asiento en cada libro. Ahora bien, desde el momento
en que dejó de estar en vigencia el régimen cambiario, y se estableció la libre
convertibilidad de la moneda nacional a través del Decreto Presidencial N° 1.292 de fecha
17 de abril de 1996, publicado en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela N°
35.941 de la misma fecha, se dictaron una serie de instrumentos normativos para verificar
el correcto uso de las divisas otorgadas durante el régimen. Para lograr dicho cometido,
la Administración a través de la extinta Unidad de Estudios Cambiarios, en los actuales
momentos la Dirección General de Inspección y Fiscalización, inició los procedimientos
administrativos tendentes a comprobar el correcto uso de las divisas. En consecuencia, las
empresas deben guardar los documentos relacionados con esas operaciones, por cuanto
todavía se están llevando a cabo esos procedimientos de liquidación, tanto en sede
administrativa como en sede judicial sobre la materia cambiaria”.

Que “se está ante el ejercicio de una acción personal contra una persona jurídica
que debe al Estado el reintegro o devolución de las divisas obtenidas durante la vigencia
del régimen cambiario 1994-1996, la cual prescribe por diez años”.

Que “en el expediente administrativo cursaban una serie de documentos que


constituyen actuaciones por parte de la Administración, para constatar o verificar el
cumplimiento de la normativa cambiaria 1994-1996, existiendo unas ‘Hojas de Reparo con
Reintegro’ dirigidas a la empresa Industrias Químicas Carabobo C.A., emitidas por la
extinta Unidad de Estudios Cambiarios (UNEC), que fueron recibidas y notificadas al
Banco Mercantil C.A. en su condición de Banco tramitador entre la empresa importadora
y el órgano administrativo cambiario (JAC-OTAC). De igual manera, se encuentran en
dicho expediente, copias simples y certificadas de un “Cartel de Notificación”, emanado
de la Dirección General de Inspección y Fiscalización del Ministerio del Poder Popular
para las Finanzas (hoy, Ministerio del Poder Popular para la Economía y Finanzas), el
cual tenía como finalidad notificar a todas aquellas personas naturales y jurídicas,
incluida la referida sociedad mercantil, para que comparecieran ante la Autoridad
Administrativa a los fines de aclarar su situación legal respecto a las operaciones
cambiarias ocurridas durante el régimen. Por tanto, debe considerarse que el cartel ut
supra, interrumpió la prescripción decenal”.

Que “la prescripción establecida en el artículo 70 de la Ley Orgánica de


Procedimientos Administrativos, no ha operado en el presente caso, siendo que la
Administración no incurrió en error alguno de apreciación en lo que respecta a la
prescripción y se verifica que el argumento de la parte recurrente carece de fundamento
legal”.

Por las razones expuestas, solicitó se declare sin lugar el recurso de nulidad
interpuesto.
IV
OPINIÓN DEL MINISTERIO PÚBLICO

La representación del Ministerio Público solicitó se declare con lugar el presente


recurso, con fundamento en lo siguiente:

Indicó que a la luz de las sentencias invocadas [por la recurrente], “efectivamente


(…) se declaró la nulidad por inconstitucionalidad de los artículos 2, 6, 26 y 27 de la Ley
Sobre Régimen Cambiario (…) Siendo ello así y habida consideración que el acto
impugnado se basó en esa normativa (…)”, debe declararse con lugar el alegato de
inconstitucionalidad sostenido por la parte actora.

Que “el recurso de reconsideración (…) no fue decidido por el órgano competente,
cual era la Dirección General de Inspección y Fiscalización, por haber sido esta la que en
fecha 15 de enero de 2008, dictó el acto administrativo de primer grado”.

Que “no consta en autos ninguno de los requisitos establecidos en el artículo 41 de


la Ley Orgánica de la Administración Pública que evidencien que el órgano que dictó el
acto recurrido lo haya hecho mediante la utilización de la figura legal denominada
avocamiento, pues no consta en autos que este se haya avocado, y consecuencialmente no
consta que lo haya hecho mediante acuerdo motivado, ni que se haya notificado de ello a
los interesados en el procedimiento, especialmente al recurrente”.

Que “la Ley de Régimen Cambiario remite al Código Penal y este al Código Civil,
motivo por el cual en criterio fiscal el lapso de prescripción que resulta aplicable en el
presente caso es el de diez (10) años previsto en el Código Civil, para las acciones
personales como la de autos”.

Que “el alegato de prescripción del derecho de solicitud de venta de las divisas (…)
debe declararse con lugar, en virtud de que desde la fecha en que fueron adquiridas las
divisas en cuestión hasta la fecha en que fue solicitado el reintegro, transcurrieron once
(11) años”
V
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR

Corresponde a esta Sala pronunciarse respecto al mérito de la causa y a tal efecto


observa que en el presente juicio se cuestiona la legalidad del acto administrativo signado
con el N° FGIF-AL-0069de fecha 3 de abril de 2008, dictado por la Viceministra de
Regulación y Control del Ministerio del Poder Popular para las Finanzas, mediante el cual
declaró sin lugar el recurso de reconsideración ejercido contra la decisión administrativa N°
FGIF-AL-0004 del 15 de enero de 2008 emanada de la Dirección de Inspección y
Fiscalización de ese Ministerio, que ordenó a la recurrente reintegrar la cantidad de dos mil
ochenta y dos dólares de los Estados Unidos de América con sesenta y dos centavos (US$
2.082,62) o la cantidad de “cuatro mil ciento veintitrés bolívares fuertes con cincuenta y
nueve céntimos (Bs.F 4.123.59)”, en virtud de no haber comprobado el correcto uso de las
divisas otorgadas durante el Régimen de Control Cambiario 1994-1996.

De seguidas pasa esta Sala a pronunciarse sobre cada uno de los argumentos
expuestos en el escrito recursivo por los apoderados judiciales de la recurrente:

1.- Denuncia de inconstitucionalidad del acto administrativo impugnado.

Alegaron que la Administración al decidir el recurso de reconsideración obvió que


la Sala Constitucional de este Máximo Tribunal declaró la inconstitucionalidad de las
normas contenidas en los artículos 2, 6, 26 y 27 de la Ley Sobre Régimen Cambiario
publicada en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela Nº 4.897 Extraordinaria del 17
de mayo de 1995; y en consecuencia consideró que el“presente procedimiento
administrativo (…) se encuentra fundamentado en la facultad revisora que le confiere el
vigente Decreto 1292” de fecha 17 de abril de 1996, publicado en la Gaceta Oficial de la
República de Venezuela N° 35.941 de la misma fecha.
En este orden de ideas, argumentaron que al ser el sustento legal de dicho Decreto el
artículo 2 de la Ley de Régimen Cambiario, el cual fue declarado inconstitucional “todos
los actos administrativos sean generales o particulares, dictados en ejecución del
prenombrado artículo carece[n] de fundamento legal y serían igualmente nulos, tal y como
acontece con el acto impugnado”, y así solicitaron sea establecido por esta Sala.

Al respecto, este Órgano Jurisdiccional advierte que el 17 de mayo de 1995 fue


publicada en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela N° 4.897 Extraordinario, la
Ley sobre Régimen Cambiario, cuyos artículos 2, 6, 26 y 27, disponían lo siguiente:
“Artículo 2. El Presidente de la República en Consejo de Ministros,
podrá establecer las restricciones o controles a la libre
convertibilidad de la moneda, cuando su necesidad y urgencia surja
de la realidad económica y financiera del país.
El Ejecutivo Nacional podrá crear o designar un organismo con el
fin de coordinar la aplicación de esas restricciones o controles y los
convenios cambiarios correspondientes”.
“Artículo 6: Quien exporte moneda metálica o cualquier otro medio
de pago o instrumentos de giro o crédito cifrados en moneda
extranjera, o negocie, comercie, venda o compre divisas en
contravención a las normas del Sistema de Régimen Cambiario
decretado de conformidad con el artículo 2 de esta Ley, será
sancionado con prisión de uno (1) a cuatro (4) años y multa de uno
(1) a tres (3) veces el equivalente en bolívares del monto de la
respectiva operación cambiaria”.
“Artículo 26. El Ejecutivo Nacional podrá establecer, respetando los
acuerdos bilaterales o multilaterales que haya suscrito la República,
Regímenes Cambiarios Especiales para las zonas fronterizas, zonas
francas o puertos libres o para proteger o impulsar actividades que
consideren de interés nacional”.
“Artículo 27. No serán aplicables las sanciones previstas en esta Ley
a los intercambios comerciales lícitos que se realicen en las zonas
fronterizas mientras el Ejecutivo Nacional determina el Régimen
Cambiario aplicable en éstas”.
 
Luego, en ejercicio de las atribuciones conferidas en el artículo 2 de la mencionada
Ley, se dictó el Decreto N° 1.292, publicado en Gaceta Oficial de la República de
Venezuela Nº 35.941 del 17 de abril de 1996, a través del cual fue restablecida la libre
convertibilidad de la moneda.

Posteriormente, la Sala Constitucional de este Máximo Tribunal -con el régimen


constitucional vigente- declaró la nulidad de los artículos 2, 6, 26 y 27 de la Ley sobre
Régimen Cambiario -antes identificada- con efectos ex nunc, en los siguientes términos:
“(…)  aprecia esta Sala, que en el artículo 1 de la Ley sobre Régimen
Cambiario se establece, que ese instrumento jurídico ‘(...) tiene por
objeto determinar el alcance del régimen aplicable cuando existan
restricciones o controles a la libre convertibilidad de la moneda y
las sanciones correspondientes a quienes los contravengan’; y que
por otra parte, en el Capítulo II de la referida Ley denominado ‘De
los Delitos Cambiarios’, así como en el Capítulo III, titulado ‘De las
Infracciones Administrativas’, contenidos ambos en la misma Ley, se
prevén todas aquellas conductas consideradas delitos cambiarios
que se realicen durante el régimen de restricción o control que
establezca el Ejecutivo Nacional a la libre convertibilidad de la
moneda, asimismo, se establecen las penas y sanciones que
corresponden a tales delitos.
De este modo, estima la Sala, que la Ley sobre Régimen Cambiario
aprobada por el entonces Congreso de la República, en ejercicio de
la potestad legislativa que en materia monetaria y régimen
cambiario le atribuía la Constitución de 1961, conforme al marco
doctrinario antes referido, resultaba susceptible de
ser reglamentada por el Ejecutivo Nacional a tenor de lo previsto en
el artículo 190 ordinal 10º de dicho Texto Constitucional (artículo
236 numeral 10 de la Constitución vigente), aunque dicha materia es
de reserva legal, pues esa facultad reglamentaria dimana de la
propia Constitución; sin embargo, esa facultad del Ejecutivo no
podía ni puede referirse a la posibilidad que prevé el artículo 2 de la
Ley sobre Régimen Cambiario, de que sea el Ejecutivo Nacional
quien establezca ‘(...) restricciones o controles a la libre
convertibilidad de la moneda, cuando su necesidad y urgencia surja
de la realidad económica y financiera del país (...)’;  pues tal
competencia sólo podía ser ejercida previa autorización del Poder
Legislativo Nacional mediante ley habilitante, conforme a lo previsto
en el artículo 190, ordinal 8° de la Constitución de 1961 (hoy
artículo 236 numeral 8 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela); y tal restricción al régimen cambiario
por parte del Ejecutivo, a juicio de esta Sala, tampoco podía ni
puede abarcar la tipificación de los delitos e infracciones
cambiarios, en virtud del principio de la legalidad y tipicidad que
rige en el ordenamiento jurídico venezolano en materia
sancionatoria.
Ahora bien, del contenido de las disposiciones previstas en la Ley
sobre Régimen Cambiario, se evidencia que en dicho instrumento
normativo el legislador estableció de manera precisa los delitos
cambiarios que pudieren eventualmente cometerse durante un
régimen de ‘(...) restricciones o controles a la libre convertibilidad
de la moneda (...)’ y sus respectivas sanciones. No obstante, observa
esta Sala Constitucional, que al disponer en sus artículos 2 y 6, la
posibilidad de que el Ejecutivo Nacional establezca restricciones al
régimen cambiario con fundamento única y exclusivamente en dicho
instrumento normativo violentaba el principio de la reserva legal y
separación de poderes contenidos en los artículos 117 y 118 de la
Constitución derogada (136 y 137 del Texto Constitucional vigente),
pues tal y como se indicó anteriormente, la legislación en materia de
régimen cambiario constituye una competencia asignada al Poder
Legislativo Nacional, que éste no puede delegar en el Ejecutivo
Nacional, salvo en los casos previstos en el artículo 190, ordinal 8°
de la Constitución de 1961 y que hoy consagra el artículo 236
numeral 8 del Texto Constitucional vigente. 
A mayor abundamiento, esta Sala quiere indicar que, con
posterioridad a la entrada en vigencia de la Ley sobre Régimen
Cambiario objeto de la presente causa, el Ejecutivo Nacional
dictó en Consejo de Ministros y en ejercicio de las atribuciones que
le confería la norma prevista en el artículo 2 de la Ley Sobre
Régimen Cambiario,  el Decreto N° 714 del  14 de junio de 1995,
publicado en la Gaceta Oficial Extraordinaria N° 4.921 del 16 de
junio de ese mismo año, contentivo de las Normas sobre el Régimen
Cambiario, es decir, que con fundamento en el referido artículo 2 de
la Ley sobre Régimen Cambiario, el Ejecutivo Nacional reguló una
materia para la cual no estaba habilitado previamente conforme lo
establecía la Constitución de 1961, por ello, a juicio de esta Sala
Constitucional, las disposiciones que contienen los artículos 2 y 6 de
la Ley objeto del presente estudio, configuran un caso típico de
reglamento ‘delegado’; figura que como se indicó antes, carece de
regulación normativa en nuestro ordenamiento jurídico y que por
tanto resulta inconstitucional al ser violatoria de los principios
constitucionales de reserva legal y separación de los poderes
públicos.
En este mismo sentido aprecia la Sala, que en el texto del artículo 6
de la Ley sobre Régimen Cambiario, se prevén varios tipos de delitos
que consiste en la exportación de moneda metálica o cualquier otro
medio de pago o instrumentos de giro o crédito cifrados en moneda
extranjera, el negocio, comercio, venta y compra de divisas ‘en
contravención a las normas del sistema de régimen cambiario’, pero
no obstante, la incursión en tales delitos está supeditada al
establecimiento de un control o restricción posterior por parte del
Ejecutivo, a las normas del Sistema de Régimen Cambiario, de
conformidad con lo previsto en el artículo 2° de esa Ley, con lo cual
se configura la violación de los principios constitucionales referidos
en el párrafo anterior.
Por ello, debe esta Sala concluir en lo siguiente:
Primero, de conformidad con las normas antes citadas,
efectivamente, la regulación o el establecimiento de restricciones o
controles al sistema monetario y cambiario, no se encuentra dentro
de las potestades asignadas al Ejecutivo Nacional ni en la
Constitución de 1961, ni tampoco en el Texto Fundamental vigente,
para ello, éste deberá, en todo caso, ser facultado expresamente por
la Asamblea Nacional  mediante ley habilitante, cuando así lo
requiera el interés público; por tal motivo, la delegación que hiciere
el Poder Legislativo a objeto de que el Ejecutivo determine la
organización o cualquier otra previsión de rango sublegal con
relación a esa materia, teniendo como único fundamento una simple
disposición  legal -como las impugnadas en autos-, constituye una
extralimitación de las funciones que de manera expresa confiere la
Constitución al Poder Legislativo Nacional, a tenor de lo previsto en
los artículos 156 numeral 11 y 187, numeral 1 de la vigente Carta
Fundamental, toda vez que éste no podría delegar al Ejecutivo sino
en virtud de una ley habilitante o autorizatoria, de lo contrario, se
estaría permitiendo que el Ejecutivo invada el ámbito de
competencias de las cuales sólo puede hacer uso el Poder
Legislativo.
Segundo, las remisiones que las normas de la Ley sobre Régimen
Cambiario impugnadas hace al Ejecutivo Nacional, para que éste
establezca ‘(...) restricciones o controles a la libre convertibilidad de
la moneda, cuando su necesidad y urgencia surja de la realidad
económica y financiera del país (...)’, no son exhaustivas en cuanto a
la configuración de los delitos e infracciones cambiarios, sino que,
constituyen sin duda alguna, ‘normas en blanco’, cuya finalidad
primordial es otorgar al Ejecutivo una discrecionalidad ilimitada
para que determine los parámetros conforme al cual, un hecho
futuro constituirá o no un tipo delictual de naturaleza cambiaria,
toda vez que son las restricciones o los controles que éste establezca,
los que van a determinar si se cumplen o no los supuestos de hechos
previstos en las normas de la Ley sobre Régimen Cambiario.
En el caso de autos, la Ley bajo estudio contiene los delitos e
infracciones cambiarios, sin embargo, el establecimiento de los
parámetros del control a la libre convertibilidad de la moneda -que
en caso de incumplirse  implicará la configuración de tales delitos
cambiarios-, queda en manos del Ejecutivo, quien establecerá los
controles mediante un instrumento de rango sublegal, posterior a la
ley. Ello así, debe esta Sala Constitucional declarar que las normas
contenidas en los artículos 2 y 6 de la Ley sobre Régimen Cambiario
están  viciadas de inconstitucionalidad al ser contrarios a los
principios de la reserva legal y separación de los poderes públicos
antes referidos. Así se decide.
Adicionalmente aprecia esta Sala Constitucional, luego de realizar
un análisis del texto de la Ley sobre Régimen Cambiario en el marco
de las normas constitucionales antes revisadas, que resultan
igualmente inconstitucionales las disposiciones contenidas en los
artículos 26 y 27 eiusdem.
(omissis).
La declaratoria de inconstitucionalidad de tales disposiciones
normativas por esta Sala Constitucional, en modo alguno podría ser
considerado un pronunciamiento viciado de incongruencia positiva,
pues, en virtud del principio iura novit curia, resulta obvio para la
Sala que la contrariedad a derecho de las previsiones contenidas en
los artículos 26 y 27 de la Ley sobre Régimen Cambiario, deriva del
hecho de que éstas, al igual que las previsiones dispuestas en el
artículo 2 eiusdem, facultan al Presidente de la República para
establecer un control al régimen cambiario, incluso uno de
naturaleza especial para las zonas fronterizas, francas y puertos
libres, siendo que -como se expresó antes- la regulación del régimen
cambiario constituye una competencia asignada al Poder Legislativo
Nacional, y que éste no puede delegar en el Ejecutivo, salvo los
casos previstos en el artículo 236, numeral 8 del Texto
Constitucional vigente (Ley Habilitante). Por ello, y como
consecuencia de la declaratoria de nulidad de las normas contenidas
en los artículos 2 y 6 de la Ley sobre Régimen Cambiario por
resultar éstas inconstitucionales, debe declararse también la nulidad
de las disposiciones contenidas en los artículos 26 y 27 eiusdem, al
resultar violatorias de los principios constitucionales a la reserva
legal y a la separación de los Poderes Públicos referidos supra. Así
se decide.
En consecuencia, esta Sala Constitucional debe declarar con lugar
la acción de nulidad interpuesta por razones de inconstitucionalidad
contra las normas previstas en los artículos 2 y 6 de la Ley sobre
Régimen Cambiario. Igualmente debe declarar la nulidad por
razones de inconstitucionalidad de las disposiciones contenidas en
los artículos 26 y 27 eiusdem. Así se decide.
(Omissis)
Así en el presente caso, dadas las múltiples actuaciones y
operaciones cambiarias realizadas durante la vigencia de las
normas previstas en los artículos 2, 6, 26 y 27 de la Ley sobre
Régimen Cambiario, y, los efectos jurídicos que ello produjo en el
ámbito económico del país -imposible de retrotraer al presente
momento-, esta Sala, a fin de evitar un desequilibrio en la economía
venezolana y en aras de la seguridad jurídica, fija los efectos del
presente fallo anulatorio ex nunc, esto es, a partir de la publicación
del presente fallo por la Secretaría de esta Sala Constitucional. Así
se decide. (Vid., Sentencias de la Sala Constitucional de este Máximo
Tribunal Nos. 2.338 y 2.345, ambas defecha 21 de noviembre de
2001).
 
De la sentencia citada supra se desprende que la identificada Sala, en virtud del
control concentrado sobre los actos administrativos dictados por el Ejecutivo Nacional,
únicamente estableció la nulidad por inconstitucionalidad de los artículos 2, 6, 26 y 27 de la
derogada Ley sobre Régimen Cambiario, referidos a: (i) las restricciones cambiarias
impuestas por el Ejecutivo Nacional (artículo 2); (ii) a la imposición de sanciones penales
(artículo 3); y (iii) a la aplicabilidad de regímenes cambiarios especiales para las zonas
fronterizas (artículo 27); quedando intacta el resto de su normativa. 

Igualmente, estableció los efectos del citado fallo anulatorio ex nunc, esto es, a
partir de la fecha de publicación de la decisión (21 de noviembre de 2001), a fin de evitar
un desequilibrio en la economía venezolana y en aras de la seguridad jurídica.

Ahora bien, advierte esta Sala que corre inserto a los folios 30, 42 y 63 del
expediente administrativo la “Hoja de Reparo con Reintegro” emitida por la Oficina
Técnica de Administración Cambiaria (OTAC), el 28 de febrero, 6 de marzo y 6 de abril de
1996, en la que solicitó a la sociedad mercantil Industrias Químicas Carabobo C.A.,
absorbida por la hoy recurrente, le reintegre al Banco Central de Venezuela las cantidades
allí especificadas.

Asimismo, cursa a los folios 31, 39 y 56 del expediente administrativo


comunicación s/f emanada de la identificada empresa en la que le informa a la OTAC, las
razones de la diferencia en la cantidad de dólares solicitados y realmente utilizados, la cual
no tiene sello de recibido por parte de la referida oficina.

De igual forma, consta al folio 72 del expediente administrativo Comunicación de


fecha 15 de septiembre de 2005 emanada del Director General de Inspección y
Fiscalización del entonces Ministerio de Finanzas, notificada a la recurrente el 3 de
noviembre de 2005, en la que le solicita, entre otros documentos, el comprobante de
reintegro al Banco Central de Venezuela de las cantidades de dinero especificadas en las
“Hojas de Reparo” emitidas en el año 1996 por la Oficina Técnica de Administración
Cambiaria (OTAC), en virtud de las autorizaciones de compra de divisas para importación
(ACDI) Nos. 8713545210882120, 5845546781405120 y 2175174771423120.

El 6 de agosto de 2007, se le notificó a la sociedad mercantil Industrias Químicas


Carabobo C.A. del inicio del procedimiento administrativo ordinario a los fines de
investigar, revisar y analizar todo lo concerniente a los hechos relacionados con las
operaciones de importación antes identificadas, por la ausencia del comprobante de
reintegro al Banco Central de Venezuela de las cantidades exigidas en las “Hojas de
Reparo” emitidas en el año 1996.
En fecha 20 de agosto de 2007, la sociedad mercantil Clariant Venezuela S.A.
consignó escrito de defensa en el que alegó la prescripción de la obligación de reintegro.

Posteriormente, el 15 de enero de 2008 la Dirección General de Inspección y


Fiscalización del Ministerio del Poder Popular para las Finanzas desestimó el alegato de
prescripción expuesto por la hoy recurrente y ordenó la devolución al Estado de la cantidad
de dos mil ochenta y dos dólares de los Estados Unidos de América con sesenta y dos
centavos (US$ 2.082,62) o la cantidad de “cuatro mil ciento veintitrés bolívares fuertes
con cincuenta y nueve céntimos (Bs.F 4.123.59)”.

Dicho acto fue notificado el 22 de febrero de ese mismo año a la parte actora, quien
ejerció el recurso de reconsideración.

Posteriormente, la Viceministra de Regulación y Control del Ministerio del Poder


Popular para las Finanzas declaró sin lugar el recurso interpuesto.

De los hechos antes narrados esta Sala advierte que la obligación de la parte actora
de reintegrar al Banco Central de Venezuela las cantidades de dinero especificadas por la
Administración, se originó en el año 1996 cuando se emitieron las “Hojas de Reparo con
Reintegro”, por parte de la Oficina Técnica de Administración Cambiaria (OTAC), y no
con el acto administrativo conclusivo del procedimiento ordinario que se inició con ocasión
a la falta del comprobante de pago de las mismas. Por consiguiente, no puede esta Sala
retrotraer los efectos de la sentencia de la Sala Constitucional de este Máximo Tribunal,
para la fecha (año 1996) en que le fue exigida a la recurrente la obligación de reintegro de
las divisas; por lo tanto, se desestima el alegato bajo análisis. Así se declara.

2.- Denuncia de incompetencia del funcionario que dictó el acto impugnado.

Por otra parte, denuncian la incompetencia del funcionario que dictó el acto
administrativo impugnado, por cuanto su emisión correspondía al Director General de
Inspección y Fiscalización del Ministerio del Poder Popular para las Finanzas, según lo
dispuesto en el numeral 2 del artículo 21 del Decreto Presidencial N° 3.337 de fecha 12 de
diciembre de 2004, publicado en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de
Venezuela N° 38.086 del 14 del mismo mes y año, contentivo de la Reforma Parcial del
Decreto N° 373 de fecha 7 octubre de 1999, en el que se dictó el Reglamento Orgánico del
Ministerio de Finanzas.

Afirman que, si bien el artículo 41 de la Ley Orgánica de la Administración Pública


establece la posibilidad que el jerarca se avoque al conocimiento de un asunto cuya
competencia está atribuida a sus subordinados, debe cumplirse necesariamente con los
requerimientos establecidos en dicha norma, como son: “haber sido realizado mediante un
acuerdo motivado y además haber sido notificado a nuestra representada, con
anterioridad al acto administrativo que decidió el Recurso de Reconsideración ejercido,
cosa que no ocurrió en el presente caso, por lo cual, el avocamiento no es acorde a
derecho y mal podría tenerse como válido, por lo cual la decisión administrativa (…)
recurrida, se encuentra viciada de nulidad por haber sido dictada por una autoridad
incompetente”. (Resaltado y subrayado del texto).

En efecto, sustentan los apoderados judiciales de la sociedad mercantil recurrente


que la Viceministra de Regulación y Control del Ministerio del Poder Popular para las
Finanzas debió cumplir con los extremos exigidos en el artículo 41 de la Ley Orgánica de la
Administración Pública, para poder resolver el recurso de reconsideración ejercido, pues de
lo contrario su decisión correspondía al Director General de la Dirección de Inspección y
Fiscalización de ese Ministerio, según la normativa que rige la materia.

Al respecto, se observa que el mencionado artículo 41 de la Ley Orgánica de la


Administración Pública establece:
“El Presidente o Presidenta de la República, el Vicepresidente
Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva, los ministros o ministras, los
viceministros o viceministras, los gobernadores o gobernadoras, los
alcaldes o alcaldesas y los superiores jerárquicos de los órganos y
entes de la Administración Pública podrán avocarse al conocimiento
y resolución de un asunto cuya resolución corresponda
ordinariamente o por delegación a sus órganos jerárquicamente
subordinados, cuando razones de índole técnica, económica, social,
jurídica o de interés público lo hagan conveniente.
La avocación comprende las actividades materiales y las decisiones
que correspondan al ejercicio de las atribuciones aplicables al caso,
de conformidad con las formalidades que determinen la presente Ley
y el reglamento respectivo.
En todo caso, la avocación se realizará mediante acuerdo motivado
que deberá ser notificado a los interesados en el procedimiento, si
fuere el caso, con anterioridad al acto administrativo definitivo que
se dicte.
Contra el acuerdo de avocación no operará recurso, aunque podrá
impugnarse en el recurso que, en su caso, se interponga contra el
acto administrativo definitivo que se dicte.” (Resaltado de esta Sala).
 
La anterior disposición consagra la posibilidad que un órgano administrativo
jerárquicamente superior a otro se avoque al conocimiento de un asunto que le esté
atribuido al subordinado, cuando razones de índole técnica, económica, social, jurídica o de
interés público lo hagan conveniente.
Sin embargo, en este excepcional caso el legislador exige que dicha facultad se
realice “mediante acuerdo motivado que deberá ser notificado a los interesados en el
procedimiento, si fuere el caso, con anterioridad al acto administrativo definitivo que se
dicte.”

Dichas exigencias están dirigidas a que los interesados identifiquen con antelación
claramente la autoridad que en definitiva atenderá el asunto, y conocer los motivos que
justificaron, para el caso concreto, la sustitución del órgano naturalmente competente,
aspectos éstos relacionados con el principio de la seguridad jurídica, toda vez que con el
ejercicio de esta excepcional facultad de avocamiento se dejan de aplicar las reglas
ordinarias que en materia de competencia establece la Ley respectiva.

En el caso en concreto, esta Sala observa que el Director General de Inspección y


Fiscalización de ese Ministerio dictó la decisión administrativa N° FGIF-AL-0004 del 15
de enero de 2008 -acto de primer grado-, en la que ordenó a la recurrente reintegrar al
Banco Central de Venezuela la cantidad de dos mil ochenta y dos dólares de los Estados
Unidos de América con sesenta y dos centavos (US$ 2.082,62), por no haber comprobado
el correcto uso de las divisas otorgadas durante el Régimen de Control Cambiario 1994-
1996; acto contra el cual aquélla interpuso recurso de reconsideración.

Siendo ello así, se observa que el numeral 2 del artículo 20 del Decreto Presidencial
N° 3.337 de fecha 12 de diciembre de 2004, publicado en la Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela N° 38.086 del 14 del mismo mes y año, contentivo de la Reforma
Parcial del Decreto N° 373 de fecha 7 octubre de 1999, en el que se dicta el Reglamento
Orgánico del Ministerio de Finanzas, dispone:
“Artículo 20: Corresponde a la Dirección General de Inspección y
Fiscalización:
(…)
2) Finiquitar los casos pendientes en materia de régimen cambiario.
(…).”
 
Igualmente debe señalarse que el artículo 94 de la Ley Orgánica de Procedimientos
Administrativos, prevé lo siguiente:
“Artículo 94 El recurso de reconsideración procederá contra todo acto
administrativo de carácter particular y deberá ser interpuesto dentro de
los quince (15) días siguientes a la notificación del acto que se
impugna, por ante el funcionario que lo dictó. Si el acto no pone fin a
la vía administrativa, el órgano ante el cual se interpone este recurso,
decidirá dentro de los quince (15) días siguientes al recibo del mismo.
Contra esta decisión no puede interponerse de nuevo dicho
recurso.” (Resaltado de la Sala).
  
Conforme a las disposiciones antes transcritas, esta Sala aprecia que el recurso de
reconsideración interpuesto por la sociedad mercantil recurrente debía ser resuelto por el
Director General de Inspección y Fiscalización del Ministerio del Poder Popular para las
Finanzas, al estarle atribuida expresamente la competencia para ello y ser el órgano emisor
del acto originario.

Sin embargo, fue la Viceministra de Regulación y Control de ese


Ministerio (autoridad jerárquicamente superior a aquélla), la que decidió el recurso de
reconsideración interpuesto, de conformidad con lo establecido en el supra transcrito
artículo 41 de la Ley Orgánica de la Administración Pública, pero sin que conste en autos
que previamente haya dado cumplimiento de los dos (2) extremos exigidos en la
mencionada norma, para ejercer tal facultad de avocamiento.

Ahora, en criterio de esta Sala tal inobservancia en el presente caso a lo que


conduciría es a un vicio estrictamente formal cuyo único efecto sería la nulidad relativa del
proveimiento en cuestión y, por consiguiente, que esta Sala simplemente ordene a la
autoridad recurrida proceder a subsanar tales omisiones, antes de expresar nuevamente su
misma voluntad sobre la situación de autos.

En este orden de ideas debe señalarse que este Órgano Jurisdiccional ha establecido
que cuando el vicio de procedimiento no produce una disminución efectiva, real y
transcendente de las garantías del administrado, sino que representa sólo fallas o
irregularidades parciales, derivadas del incumplimiento de algún trámite del procedimiento,
el vicio es sancionable con anulabilidad, es decir, nulidad relativa, ya que sólo constituyen
vicios que acarrean la nulidad absoluta del acto aquellos que tengan relevancia y provoquen
una lesión grave al derecho de defensa, además de los que representen una
arbitrariedadprocedimental evidente. (Vid. Sentencia de esta Sala N° 1.970 de fecha 17 de
diciembre de 2003).

De tal manera, que al declararse la nulidad de un acto que no adolezca de nulidad


absoluta, se estaría sacrificando la estabilidad de la situación jurídica creada o reconocida
por el acto y, por ende, el principio de seguridad jurídica, esencial y necesario a todo
ordenamiento, por eliminar un vicio que no reviste mayor gravedad. De esta forma, la
estabilidad de los actos administrativos y el principio de seguridad jurídica que informa el
ordenamiento, sólo debe ceder ante la amenaza grave a otro principio no menos importante,
cual es el principio de legalidad, el cual se vería afectado ante la permanencia de un acto
gravemente viciado. (Vid. Sentencias de esta Sala Nros. 1.388, 517 y 1.589 de 4 de
diciembre de 2002, 2 de marzo y 21 de junio de 2006, respectivamente).

Dentro de ese contexto, esta Sala advierte que en el caso bajo análisis la recurrente
expuso sus alegatos de defensa en el escrito impugnado en el curso del procedimiento
ordinario y ejerció los correspondientes recursos de impugnación (de reconsideración y
contencioso administrativo de nulidad), establecidos legalmente para la defensa de sus
derechos, sin que exista indicio alguno que permita sostener que la omisión en que incurrió
la Administración se haya traducido en una merma sustancial al núcleo de los derechos de
la parte actora al debido proceso y a la defensa.

Ante las reveladas circunstancias que fáctica y jurídicamente enmarcan a la


situación que concretamente se analiza, debe destacarse que no obra entonces en favor de la
tutela judicial efectiva y constituiría una reposición procedimental innecesaria, declarar la
nulidad relativa del acto impugnado y ordenar a la autoridad recurrida que, antes de
expresar nuevamente su misma voluntad sobre la situación de autos, cumpla con los dos (2)
extremos exigidos en el artículo 41 de la Ley Orgánica de la Administración Pública para
ejercer la facultad de avocamiento, toda vez que ello conduciría a que nuevamente la
recurrente se vea en la necesidad de accionar ante esta Sala en procura de la nulidad del
proveimiento administrativo que se dicte, bajo los mismos argumentos en que se sustenta el
presente recurso contencioso administrativo, abstracción hecha en el nuevo recurso que
hipotéticamente se ejerza, razonablemente claro está, de lo concerniente al incumplimiento
por parte de la Administración de los dos extremos en este punto analizados, así como de lo
relativo a la denunciada inconstitucionalidad del acto administrativo impugnado, por
haberse también ya evaluado precedentemente en esta decisión. 

De modo pues, que en la situación específica que se evalúa, al no haber implicado la


denotada omisión por parte de la Administración una transgresión real y efectiva de los
derechos de la recurrente, esta Sala, en atención al principio de la tutela judicial efectiva y
en aras de impartir una justicia lo más expedita posible, sin reposiciones inútiles y
privilegiando la justicia material sobre lo estrictamente formal (artículos 26 y 257 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela), procede de seguidas a determinar
la sujeción a derecho, en cuanto a sus aspectos de mérito, de lo establecido por la
Viceministra de Regulación y Control del Ministerio del Poder Popular para las Finanzas
en el acto administrativo impugnado. Así se declara.
3.- Denuncia del vicio de falso supuesto de derecho por errónea interpretación
de los artículos 44 y 132 del Código de Comercio.

La representación judicial de la parte actora señaló que la Dirección de Inspección y


Fiscalización del Ministerio del Poder Popular para las Finanzas requirió de su representada
los soportes sobre el cumplimiento de las obligaciones previstas en la legislación cambiaria
vigente para los años 1994 a 1996, los cuales ya no se encuentran en sus archivos, por
cuanto transcurrieron más de once (11) años desde que las  importaciones fueron realizadas.

En tal sentido acotaron que el artículo 44 del Código de Comercio establece la


obligación de conservar los libros y sus comprobantes por un lapso de diez (10) años, y el
artículo 132 del mismo Código dispone que las obligaciones mercantiles prescriben a los
diez (10) años.

Al respecto, cabe destacar que el falso supuesto de derecho, tiene lugar cuando la
Administración se fundamenta en una norma que no es aplicable al caso concreto o cuando
le da un sentido que ésta no tiene. Se trata de un vicio que, por afectar la causa del acto
administrativo, acarrea su nulidad, por lo cual es necesario examinar si el acto
administrativo dictado guarda la debida congruencia con el supuesto previsto en la norma
legal (Vid. Sentencia de esta Sala N° 476 del 21 de marzo de 2007).

Ahora bien, los artículos 44 y 132 del Código de Comercio, establecen lo siguiente:
“Artículo 44. Los libros y sus comprobantes deben ser conservados
durante diez años, a partir del último asiento de cada libro.
La correspondencia recibida y las copias de las cartas remitidas,
serán clasificadas y conservadas durante diez años”.
“Artículo 132. La prescripción ordinaria en materia mercantil se
verifica por el transcurso de diez años, salvo los casos para los
cuales se establece una prescripción más breve por este Código u
otra ley”.
 
Esta Sala observa, con relación al argumento de la caducidad de la obligación de
conservar los libros o comprobantes, que en el acto administrativo impugnado se estableció
lo siguiente:
“(…) aprecia este Viceministerio, que si bien es cierto que tal norma
establece que los comerciantes deberán  conservar los libros y sus
comprobantes, así como la correspondencia recibida y las copias de
las cartas remitidas en razón de sus actividades comerciales por un
periodo de tiempo de diez (10) años, no es menos cierto que cuando
se desmonto el régimen cambiario en referencia, y en consecuencia
se restableció la libre convertibilidad de la moneda nacional a través
del Decreto Presidencial N° 1.292 de fecha 17/04/1996, publicado en
la Gaceta Oficial de la República de Venezuela N° 35.941 de esa
misma fecha, se dictaron una serie de instrumentos normativos
mediante los cuales se fue regulando los mecanismos y las
condiciones para llevar a cabo la verificación del correcto uso de las
divisas otorgadas con ocasión a tal régimen de control cambiario,
así como también se debe sumar las distintas actuaciones realizadas
por la Administración con el objeto de cumplir ese cometido, tal
como lo hizo en su momento la extinta Unidad de Estudios
Cambiarios, y como lo viene haciendo hasta los actuales momentos
esta Dirección General, significando todo ello, que los
Administrados que aun tienen pendiente operaciones cambiarias por
verificar con relación a su correcto uso, deben mantener los
documentos relacionados con tales operaciones, ya que es del
conocimiento de todos ellos, que aun se está llevando a cabo ese
proceso de liquidación de los casos pendientes en materia cambiaria,
que incluso se están resolviendo no solo en sede administrativa sino
también en el ámbito judicial.
Específicamente, en el presente caso -como se dijo anteriormente- la
empresa INDUSTRIAS QUIMICAS CARABOBO, C.A. (hoy
fusionada y absorbida por la sociedad mercantil CLARIANT
VENEZUELA, S.A.) debe estar al tanto de que algunas de las
operaciones cambiarias efectuadas por ellos están todavía en ese
proceso de verificación del correcto uso de divisas, por lo tanto en
nada es de extrañar el que se le requiera documento o información
en general relacionados con tales procesos; de allí es que se ha
hecho necesario el que los Administrados mantengan en resguardo y
a disposición de la Administración todos los elementos
indispensables para la resolución o cumplimiento de tal tarea. Así se
decide.
 
Tal como se desprende del texto parcialmente transcrito, la Administración
reconoce el lapso de caducidad establecido en los dispositivos legales antes citados, no
obstante ello, advierte que la parte actora tenía conocimiento desde el año 1996 de las Hoja
de Reparo con Reintegro”, emitida por la Oficina Técnica de Administración Cambiaria
(OTAC), en la que solicita a la sociedad mercantil Industrias Químicas Carabobo C.A.,
absorbida por la hoy recurrente, el reintegro al Banco Central de Venezuela las cantidades,
allí especificadas, tal como consta los folios 30, 42 y 63 del expediente administrativo.

De modo pues, que la actora debió conservar los soportes de las operaciones


cambiarias efectuadas bajo el régimen cambiario del año 1994-1996, en virtud del proceso
de verificación del correcto uso de las divisas otorgadas, es por ello que juzga esta Sala que
la parte recurrida no incurrió en el vicio de falso supuesto de derecho. Así se declara.

4.- Denuncia de la prescripción de la acción para exigir el reintegro de las


divisas otorgadas bajo el Régimen Cambiario del año 1994-1996.
Arguyen que en caso de ser desestimados los vicios antes mencionados, debe
declararse la prescripción de la acción para exigir el reintegro de las divisas otorgadas
durante el Régimen Cambiario del año 1994-1996, por parte de la Dirección de Inspección
y Fiscalización del Ministerio del Poder Popular en virtud de haber transcurrido el lapso de
cinco (5) años establecido en el artículo 70 de la Ley Orgánica de Procedimientos
Administrativos, aplicable al no existir una normativa especial en materia cambiaria según
lo ha establecido la jurisprudencia de este Máximo Tribunal.

Al respecto, esta Sala observa que el artículo 1.952 del Código Civil señala que la
prescripción es un medio de adquirir un derecho o liberarse de una obligación, por el
tiempo y bajo las demás condiciones determinadas en la Ley. Del referido dispositivo se
deriva la tradicional clasificación bipartita de prescripción adquisitiva o usucapión, y
prescripción extintiva o liberatoria, esta última ha sido definida como un mecanismo
mediante el cual una persona se libera del cumplimiento de una obligación por el transcurso
del tiempo y bajo las demás circunstancias señaladas en la Ley, supone la negligencia,
inercia, inacción o abandono del acreedor en hacer efectivo su crédito durante un
determinado tiempo.

En este orden de ideas, cabe destacar que esta Sala ha establecido que el reintegro o
venta al Banco Central de Venezuela de las divisas obtenidas bajo el Régimen Cambiario
del año 1994-1996, responde al ejercicio de una acción personal ejercida contra personas
naturales o jurídicas que le deben al Estado la devolución de las divisas obtenidas durante
ese período, que prescribe a los diez (10) años de conformidad con el artículo
1.977 eiusdem, en los siguientes términos:
“(…) que resultaría errado colocar a la Administración en una
posición de desventaja respecto a los particulares para reclamar el
cumplimiento de una obligación por parte del administrado, más aun
estando involucrada en la materia cambiaria el interés general,
persiguiéndose con su regulación el resguardo del patrimonio
público; por ello, comparte la Sala lo declarado en el acto recurrido
con relación a que la acción ejercida para el cumplimiento de la
obligación de la venta de divisas es de naturaleza personal y, en tal
caso, la prescripción de la acción debe computarse conforme a lo
establecido en el artículo 1.977 del Código Civil de Venezuela, el
cual dispone: “Todas las acciones reales se prescriben por veinte
años y las personales por diez, sin que pueda oponerse a la
prescripción la falta de título ni de buena fe, y salvo disposición
contraria de la Ley”; siendo además, como antes se indicó, que la
Administración no consideró lo ocurrido como una infracción,
motivo por el cual mal podría aplicarse el lapso de prescripción
invocado por la parte recurrente [Artículo 70 de la Ley Orgánica de
Procedimientos Administrativos]”. (En tal sentido, véase sentencias
de esta Sala Nos. 1.062 y 1.384 del 15 de julio y 30 de septiembre de
2009, respectivamente.).

En concordancia con el criterio antes citado y dado que en el caso in commento la


Administración está exigiéndole a la parte actora el reintegro al Banco Central de
Venezuela del diferencial de las divisas obtenidas bajo el régimen cambiario del año 1994-
1996, debe concluirse que el lapso de prescripción extintiva es de diez (10) años, en
atención al artículo 1.977 del Código Civil. Así se declara.

Determinado lo anterior, cabe acotar que el lapso de prescripción está sujeto a


interrupción o suspensión. Por interrupción de la prescripción se entiende todo acto
conservatorio o ejecutorio emanado del acreedor, que consta de dos elementos
fundamentales: la manifestación de voluntad de conservar el derecho de crédito y la
notificación al deudor de esa voluntad, al contrario a la suspensión de la prescripción que se
produce cuando se configuran razones de orden público o de orden natural establecidas
taxativamente por el legislador, que impiden que ésta continúe corriendo mientras existan
esas razones, pero el lapso corrido antes de la configuración de esos supuestos de hecho se
toma en cuenta a los efectos del cómputo de la prescripción.

Ahora bien, advierte esta Sala que la parte actora realizó la solicitud de autorización
de compra de divisas para importación (ACDI) Nos. 8713545210882120,
2175174771423120 y 5845546781405120, en fechas 8, 9 y 14 de junio de 1995, tal como
consta en los folios 21, 32. 48, del expediente administrativo.

Igualmente, se observa que corre inserto a los folios 30, 42 y 63 del expediente
administrativo la “Hoja de Reparo con Reintegro”, emitida por la Oficina Técnica de
Administración Cambiaria (OTAC), el 28 de febrero, 6 de marzo y 6 de abril de 1996, en la
que solicita a la sociedad mercantil Industrias Químicas Carabobo C.A., absorbida por la
hoy recurrente, el reintegro al Banco Central de Venezuela las cantidades, allí
especificadas.

Asimismo, cursa a los folios 31, 39 y 56 del expediente administrativo


comunicación s/f emanada de la identificada empresa en la que le informa a la OTAC, las
razones de la diferencia en la cantidad de divisas solicitadas y realmente utilizadas.

De igual forma se constata, que el 3 de noviembre de 2005 la parte actora fue


notificada de la comunicación de fecha 15 de septiembre de 2005, emanada del Director
General de Inspección y Fiscalización del entonces Ministerio de Finanzas, a través de la
cual solicitó el comprobante de reintegro al Banco Central de Venezuela, de las cantidades
de dinero especificadas en las “Hojas de Reparo” emitidas por la Oficina Técnica de
Administración Cambiaria (OTAC), en el año 1996, con ocasión a las autorizaciones de
compra de divisas para importación, antes identificadas. (Vid. Folio 72 del expediente
administrativo).

Se observa que entre las fechas (el 28 de febrero, 6 de marzo y 6 de abril de 1996)
de emisión de las “Hojas de Reparo con Reintegro”, por la Oficina Técnica de
Administración Cambiaria (OTAC), y la notificación de la identificada misiva (3 de
noviembre de 2005) no había transcurrido en su integridad el lapso de diez (10) años de la
prescripción extintiva.
Siguiendo esta línea argumentativa, aprecia esta Sala que mediante la notificación a
la parte recurrente (el 3 de noviembre de 2005), de la comunicación suscrita por el Director
General de Inspección y Fiscalización del entonces Ministerio de Finanzas, la
Administración manifestó su voluntad de conservar su derecho de crédito, interrumpiendo
así el lapso de diez (10) años de la prescripción extintiva, a que alude el artículo 1.977 del
Código Civil, el cual no había transcurrido íntegramente, por lo tanto se desestima el
presente alegato. Así se declara.
Desestimados como han sido los alegatos expuestos por los apoderados judiciales
de sociedad mercantil Clariant Venezuela, S.A., esta Sala debe declarar sin lugar el recurso
contencioso administrativo de nulidad interpuesto. Así se declara.
VI
DECISIÓN
Por las consideraciones precedentemente expuestas, esta Sala Político
Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la Ley, declara: SIN LUGAR el recurso contencioso
administrativo de nulidad ejercido conjuntamente con solicitud de suspensión de efectos
por la sociedad mercantil INDUSTRIAS QUÍMICAS CARABOBO, C.A., fusionada y
absorbida por la empresa CLARIANT VENEZUELA, S.A., contra el acto administrativo
signado con el N° FGIF-AL-0069 de fecha 3 de abril de 2008, dictado por
laVICEMINISTRA DE REGULACIÓN Y CONTROL DEL MINISTERIO DEL
PODER POPULAR PARA LAS FINANZAS. En consecuencia, queda FIRME el acto
impugnado.

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