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-//- Nacional.
4°) Que la decisión recurrida -confirmatoria de la de
primera instancia- ordenó la medida cautelar peticionada
por el amparista, con sustento en el presunto
incumplimiento de lo resuelto en otras causas judiciales,
en las que se había dispuesto que debía darse a conocer en
audiencia pública la propuesta de reestructuración
tarifaria, de conformidad con lo establecido en la
Resolución Ministerial 381/95, luego derogada y sustituida
por un régimen administrativo diferente. Afirmó el tribunal
que la Resolución 57/96 -que modificó dicho procedimiento
administrativo- no podía aplicarse con efecto retroactivo y
calificó al dictado de las nuevas normas como una "singular
forma de inejecución de decisiones judiciales ... palmaria
y manifiestamente ilegítima". Juzgó asimismo que no había
mediado por parte del amparista consentimiento del nuevo
procedimiento que concluyó en el dictado del decreto 92/97
y afirmó que mantener las decisiones judiciales antes
dictadas no implicaba poner en tela de juicio la
competencia de la Administración para fijar tarifas ni
invadir su zona de reserva, pero expresó que de ello no
podía inferirse la existencia de un ámbito global de
inmunidad a toda fiscalización judicial.
5°) Que desde antiguo se ha sostenido que la misión
más delicada que compete al Poder Judicial es la de saber
mantenerse dentro de la órbita de su jurisdicción, sin
menoscabar las funciones que incumben a los otros poderes o
jurisdicciones, toda vez que es el judicial el llamado por
la ley para sostener la observancia de la Constitución
Nacional, y de
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-//- ahí que un avance de este poder en desmedro de las fa-
cultades de los demás revestiría la mayor gravedad para la
armonía constitucional y el orden público (Fallos 155:248;
311:2580). Por tal motivo, en las causas en que se impugnan
actos cumplidos por otros poderes, en el ámbito de las fa-
cultades que les son privativas, la función jurisdiccional no
alcanza al modo del ejercicio de tales atribuciones, en
cuanto de otra manera se haría manifiesta la invasión del
ámbito de las facultades propias de las otras autoridades de
la Nación (Fallos 254:45).
6°) Que, en tal orden de ideas, para determinar si exis-
te una "causa judicial" que habilite la jurisdicción de los
tribunales, deben examinarse las cuestiones propuestas y de-
cidir si ellas se ubican dentro de las facultades otorgadas
con exclusividad a alguno de los poderes públicos y si han
sido ejercitadas dentro de los límites que la Constitución
les impone. Al respecto se ha dicho que decidir "...si un
asunto ha sido, en alguna medida, conferido a otro poder del
Estado, o si la acción de ese poder excede las facultades que
le han sido otorgadas, es en sí mismo un delicado ejercicio
de interpretación constitucional y una responsabilidad de
esta Corte como último intérprete de la Constitución" ("Baker
vs. Carr", 369 US 186, 82 S.Ct. 691, 7 L.Ed. 2d. 663, 1962).
Así, esclarecer si un poder del Estado tiene determina-
das atribuciones exige interpretar la Constitución, lo que
permite definir en qué medida -si es que existe alguna- el
ejercicio de ese poder puede ser sometido a revisión judicial
("Powell vs. Mc Cormack", 395 U.S., 486, 1969), facul
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Defensor del Pueblo de la Nación c/
Estado Nacional -Poder Ejecutivo Na-
cional- s/ amparo ley 16.986.
-//-tad esta última que sólo puede ser ejercida cuando haya
mediado alguna violación normativa que ubique los actos de
los otros poderes fuera de las atribuciones que la
Constitución les confiere o del modo en que ésta autoriza a
ponerlas en práctica.
7°) Que tal examen no puede ser obviado en el sub
lite, pues siendo la medida cautelar un recurso para
asegurar el cumplimiento de una eventual sentencia
favorable a la pretensión principal deducida, la
inexistencia de "causa judicial" que habilite el ejercicio
de la jurisdicción, habría de tornar abstracto el análisis
de la procedencia de una cautela que perseguiría -en esa
hipótesis- un objetivo de imposible cumplimiento.
8°) Que este Tribunal, en la causa P.475.XXXIII.
"PRODELCO c/ P.E.N. s/ amparo", sentencia de la fecha, se
expidió acerca de la regularidad de la decisión adoptada en
el art. 2° del decreto 92/97 del Poder Ejecutivo Nacional,
en tanto aparece inscripta en el ejercicio privativo de las
funciones propias de uno de los poderes del Estado, sin
exceder el marco en que constitucional y legalmente éstas
se insertan, de modo que no resulta judicialmente revisable
el modo en que ese poder ha sido ejercido. En mérito a tal
conclusión, los hechos invocados por el accionante y a las
razones expresadas en dicha sentencia, a las que cabe
remitirse brevitatis causae, se impone la desestimación
liminar de la presente demanda, por lo que resulta
inoficioso pronunciarse acerca de las restantes cuestiones
propuestas en la causa.
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-//- Por ello, oído el señor Procurador General, se declaran
procedentes los recursos extraordinarios deducidos, se deja
sin efecto el fallo apelado y se desestima liminarmente la
demanda intentada. Costas por su orden. Notifíquese y remíta-
se. JULIO S. NAZARENO - EDUARDO MOLINE O'CONNOR - AUGUSTO
CESAR BELLUSCIO (en disidencia) - ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI
(en disidencia) - ANTONIO BOGGIANO (por su voto)- GUILLERMO
A. F. LOPEZ - GUSTAVO A. BOSSERT (en disidencia) - ADOLFO
ROBERTO VAZQUEZ.
ES COPIA
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4 Defensor del Pueblo de la Nación c/
Estado Nacional - Poder Ejecutivo
Nacional s/ amparo ley 16.986.
DISI-//-
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8 Defensor del Pueblo de la Nación c/ Es-
tado Nacional -Poder Ejecutivo Nacional-
s/ amparo ley 16.986.
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9 Defensor del Pueblo de la Nación c/ Es-
tado Nacional - Poder Ejecutivo Nacio-
nal s/ amparo ley 16.986.