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Pío XII
Predecesor Pío XI
Información religiosa
por Benedicto XV
por Pío XI
Información personal
2 de marzo de 1876
9 de octubre de 1958
(82 años)
Pío XII (en latín, Pius PP. XII), de nombre secular Eugenio Maria Giuseppe Giovanni Pacelli
(Roma, Italia, 2 de marzo de 1876-Castel Gandolfo, Italia, 9 de octubre de 1958), fue elegido
papa número 260, cabeza visible de la Iglesia católica, y soberano de la Ciudad del Vaticano
desde el 2 de marzo de 1939 hasta su muerte en 1958. El papa Benedicto XVI lo declaró
venerable el 19 de diciembre de 2009 junto a Juan Pablo II.12
Su gestión como nuncio en Alemania y como cabeza de la Iglesia católica durante la Segunda
Guerra Mundial sigue siendo motivo de análisis y controversia, principalmente en lo que
respecta a la intensidad de su reacción frente a los crímenes del régimen nazi en Europa contra
judíos y comunistas.
Índice
1 Biografía
2 Funciones eclesiásticas
2.3 Cardenalato
2.5 Papado
2.8 Funeral
2.9 Testamento
3 Causa de canonización
4 En la cultura popular
5 Véase también
6 Referencias
7 Enlaces externos
7.1 Documentos
7.2 General
Biografía
Nació en el seno de una familia aristocrática, cuya historia los unía al papado, ya que
pertenecían a la llamada nobleza negra. Su nombre de nacimiento era Eugenio Maria Giuseppe
Giovanni Pacelli. Era el tercero de los cuatro hijos de Filippo Pacelli, príncipe de
Acquapendente y de Sant'Angelo in Vado, y de su esposa la nobildonna Virginia Graziosi.
A la edad de doce años anunció sus intenciones de ingresar en un seminario en lugar de ser
abogado. La mayoría de la información biográfica que existe sobre la infancia de Pacelli
proviene de la obra de la hermana Margherita Marchione.7
Hizo sus primeros estudios en una escuela católica privada. Después de terminar sus estudios
primarios, Pacelli emprendió sus estudios secundarios clásicos en el liceo Ennio Quirino
Visconti, de Roma, una escuela con tendencias anticlericales y anticatólicas.8
Vincenzo Vannutelli, cardenal del título de S. Silvestro a Capite y avezado diplomático, que era
amigo personal de su padre, lo tomó bajo su protección y lo tuteló en sus estudios.
Funciones eclesiásticas
Sacerdote y monseñor
Arzobispo y nuncio
El nuncio en 1925
Cardenalato
El 19 de diciembre de 1929, el papa Pío XI lo nombra cardenal presbítero del título de Ss.
Giovanni e Paolo y el 7 de febrero de 1930 secretario de Estado, en sustitución de Pietro
Gasparri.17 Pesaron los años de servicio al dicasterio regido por este cardenal, pero además
Pacelli era sin duda el mejor experto en política alemana y era Alemania el país que marcaba el
ritmo de la época.
Negoció y firmó los concordatos de la Santa Sede con el ducado de Baden (1932), la república
de Austria (1933) y el reino de Yugoslavia (1935). Destaca históricamente la firma del
Reichskonkordat entre la Santa Sede y Alemania, con el apoyo de los dirigentes conservadores
y católicos alemanes Franz von Papen y Ludwig Kaas. Este Concordato sigue vigente hasta la
actualidad.1819
Por otro lado, una de sus actuaciones más importantes como Secretario de Estado fue dar
forma a la que luego sería la encíclica Mit brennender Sorge, la cual supuso una dura condena
de las políticas del régimen nazi. Esta encíclica se escribió a iniciativa de los obispos alemanes,
redactada en Roma en un primer borrador por Michael von Faulhaber, cardenal del título de
Santa Anastasia y arzobispo de Múnich y Freising. Pacelli fue el redactor del texto definitivo.
Fechada el 14 de marzo de 1937, fue leída en todas las iglesias alemanas el Domingo de Ramos
(21 de marzo), provocando la ira de Hitler. Fue respondida por el aparato de propaganda del
régimen a cargo de Joseph Goebbels. En su presentación de la encíclica, el futuro Pío XII
comparó a Hitler con el diablo y advirtió proféticamente su temor de que los nazis lanzaran
una «guerra de exterminio».[cita requerida]
En 1938, bautizó en la capilla de la Orden de Malta al futuro rey Juan Carlos I de España.
Durante la permanencia en el segundo cargo vaticano viajó a los Estados Unidos, a Argentina, a
Hungría y a Francia. Se reunió con mandatarios de estos países, circunstancia que le empezó a
otorgar gran proyección internacional.
Pacelli acumuló a la Secretaría de Estado (cargo al que no renunció ni aún siendo papa) los
cargos de arcipreste de la Patriarcal Basílica Vaticana (1930), de gran canciller del Pontificio
Instituto de Arqueología Cristiana (1932) y de Camarlengo de la Santa Iglesia Romana (1935).
Elección papal
A la muerte de Pío XI, la organización de la sede vacante correspondió a Pacelli por su cargo de
camarlengo. Él, precisamente, era el candidato favorito. Después de un cónclave de sólo dos
días y a la tercera votación, fue elegido papa. Era el 2 de marzo de 1939. Diez días después fue
coronado por el cardenal Camilo Caccia-Dominioni, protodiácono de Santa Maria in Dominica.
Papado
Pío XII fue un papa sin experiencia pastoral directa, ni en parroquias ni en diócesis, puesto que
toda su carrera se había desarrollado en la administración vaticana. Fue, en cambio, un
perfecto conocedor de la curia romana, en la que se movió prácticamente toda su vida.20
Antes de su coronación y como medida preventiva, redactó ante notario una carta de renuncia
en el caso de que fuera hecho prisionero por los nazis, de forma que no ocurriera lo mismo
que había acontecido con el apresamiento de Pio VII por Napoléon Bonaparte.21
El New York Times en su editorial de Navidad de 1941, elogió al papa Pío XII por «ponerse
plenamente contra el hitlerismo» y por «no dejar duda de que los objetivos de los nazis son
irreconciliables con su propio concepto de la paz Cristiana».22
Varios historiadores judíos, como Joseph Lichten, de B'nai B'rith (organización judía dedicada a
denunciar el antisemitismo y mantener viva la memoria del genocidio nazi), han documentado
los esfuerzos de la Santa Sede en favor de los hebreos perseguidos. Según el mismo Lichten, en
septiembre de 1943, Pío XII ofreció bienes del Vaticano como rescate de judíos apresados por
los nazis. También recuerda que, durante la ocupación alemana de Italia, la Iglesia, siguiendo
instrucciones del papa, escondió y alimentó a miles de judíos en la Ciudad del Vaticano y en
Castelgandolfo, así como en templos y conventos. Lichten, escribiendo en el boletín del Jewish
Antidefamation League (Liga judía contra la difamación) dijo en 1958 que «la oposición (de Pío
XII) al nazismo y sus esfuerzos para ayudar a los judíos en Europa eran bien conocidos al
mundo que sufre».22
Según algunas fuentes los nazis tenían un plan avanzado para raptar al papa,23 y otras fuentes
afirman que Pío XII apoyó tres complots para derrocar a Hitler.24
Manifestar su parecer sobre los deberes y los sacrificios que se le imponen; no verse obligado
a obedecer sin haber sido oído: he ahí dos derechos del ciudadano que encuentran en la
democracia, como lo indica su mismo nombre, su expresión. Por la solidez, armonía y buenos
frutos de este contacto entre los ciudadanos y el gobierno del Estado se puede reconocer si
una democracia es verdaderamente sana y equilibrada, y cual es su fuerza de vida y de
desarrollo. (Fragmento del radiomensaje para la Navidad de 1944 llamado Benignitas et
humanitas)
El Congreso Judío Mundial agradeció en 1945 la intervención del papa, con un generoso
donativo al Vaticano. En el mismo año, el gran rabino de Jerusalén, Isaac Herzog, envió a Pío XII
una bendición especial «por sus esfuerzos para salvar vidas judías durante la ocupación nazi de
Italia».22
Israel Zolli, gran rabino de Roma, quién como nadie pudo apreciar los esfuerzos caritativos del
papa por los judíos, al terminar la guerra se hizo católico y tomó en el bautismo el nombre de
pila del papa, Eugenio, en señal de gratitud. El escribió un libro sobre su conversión ofreciendo
numerosos testimonios sobre la actuación de Pío XII.22
El 21 de septiembre del mismo año, Pío XII recibió en audiencia a A. Leo Kubowitzki, secretario
general del Congreso judío internacional, que acudió para presentar «al Santo Padre, en
nombre de la Unión de las Comunidades Judías, su más viva gratitud por los esfuerzos de la
Iglesia católica en favor de la población judía en toda Europa durante la guerra» (L'Osservatore
Romano, 23 de septiembre de 1945, p. 1).2225
En 1958, al morir el papa Pío XII, Golda Meir (Ministra de Asuntos Exteriores de Israel) envió un
elocuente mensaje: «Compartimos el dolor de la humanidad (...). Cuando el terrible martirio se
abatió sobre nuestro pueblo, la voz del papa se elevó en favor de sus víctimas. La vida de
nuestro tiempo se enriqueció con una voz que habló claramente sobre las grandes verdades
morales por encima del tumulto del conflicto diario. Lloramos la muerte de un gran servidor de
la paz».2526 El presidente de Estados Unidos, Eisenhower, al morir el papa: «El mundo - ahora
es más pobre después de la muerte del papa Pío XII».27
El diplomático israelí Pinchas Lapide calculó que Pío XII fue personalmente responsable por
salvar al menos 700 000 judíos. El historiador judío Richard Breitman, ha escrito un libro sobre
el holocausto. Como consultor del Grupo de trabajo para la restitución de los bienes a los
judíos (grupo que ha obtenido la desclasificación de los dossieres del OSS). En una entrevista al
Corriere della Sera, del 29 de junio del 2000, Breitman que es hasta ahora el único autorizado a
ver los documentos del OSS (el espionaje estadounidense en la Segunda Guerra Mundial), ha
explicado que lo que más le ha impresionado ha sido la hostilidad alemana hacia el papa y el
plan de germanización del país de septiembre de 1943. Breitman ha encontrado también
«sorprendente el silencio aliado sobre el holocausto».22
En otro ámbito, tras el descubrimiento en 1938 de una necrópolis bajo la Basílica de San Pedro,
Pío XII mandó realizar excavaciones que luego servirían para estudiar si la Basílica había sido
construida sobre la auténtica tumba del Apóstol Pedro. Se hallaron varias tumbas antiguas y
una de ellas tenía una inscripción que señalaba que allí se encontraba enterrado el apóstol. 28
En 1964 Pablo VI confirmaría que se trataba de los restos de Pedro y en el año 2006 con
Benedicto XVI se volvió a confirmar este hecho.[cita requerida]
Después de la Segunda Guerra Mundial
Las actitudes anticomunistas del papa Pío XII se volvieron más fuertes después de la guerra. En
1948, Pío XII declaró que cualquier italiano católico que apoyara a los candidatos comunistas
en las elecciones parlamentarias de ese año sería excomulgado e instó a Azione Cattolica para
que apoyara a la Democracia Cristiana. En 1949, autorizó a la Congregación para la Doctrina de
la Fe a excomulgar a cualquier católico que militara o apoyara al Partido Comunista. También
condenó públicamente la Revolución húngara de 1956.29
Le tocó ser el papa de la Guerra Fría, y en este contexto su opción fue clara: ferviente
anticomunismo y aproximación a la nueva potencia emergente, los Estados Unidos de
América. En este sentido resultó determinante su amistad personal con Francis J. Spellman,
arzobispo de Nueva York y vicario militar de las fuerzas norteamericanas, al cual nombró
cardenal del título de Ss. Giovanni e Paolo (1946).
Terminada la guerra, Pío XII también fue el vocero para instar a la clemencia y al perdón de
todas las personas que participaron en la guerra, incluyendo a los criminales de guerra. Así
también intercedió, mediante el nuncio apostólico en Estados Unidos, para conmutar las
sentencias de los alemanes convictos por las autoridades de ocupación. El Vaticano solicitó el
perdón para todos aquellos que estaban condenados a muerte, una vez que se permitió la
ejecución de criminales de guerra en 1948.30. Una red de conventos e instituciones religiosas
católicas, junto con la Cruz Roja, ayudaron a numerosos criminales nazis a evadirse de la
justicia, entre ellos figuras tan relevantes como Eichmann, los cuales se dirigieron a países
como Argentina, España, Australia o EE.UU.
Pío XII también realizó el concordato con Rafael Trujillo de la República Dominicana en 1954.
En este país los derechos de la Iglesia católica fueron violados por los regímenes represivos.
Pío XII también excomulgó a Juan Perón en 1955 por sus arrestos a sacerdotes de la Iglesia.31
Uno de sus últimos documentos fue la encíclica Fidei donum (1957), por la que invitaba a toda
la Iglesia a reactivar el espíritu misionero, especialmente en África.
Últimos años
Los últimos años del pontificado de Pío XII, comenzaron a finales de 1954 con una larga
enfermedad, durante la cual se llegó a considerar la abdicación. Posteriormente, los cambios
en su hábito de trabajo se hicieron notar. El papa empieza a evitar las largas ceremonias, las
canonizaciones y los consistorios, y aparece la vacilación en asuntos personales. Durante sus
últimos años de pontificado, Pío XII empieza a demorar las designaciones de personal dentro
del Vaticano, encontrándose cada vez más difícil sancionar a los subordinados y designados
como Ricardo Galeazzi-Lisi, que, después de numerosas indiscreciones, fue excluido del
servicio del papa en los últimos años, pero manteniendo su título, fue capaz de entrar en los
apartamentos papales para fotografiar al papa moribundo; vendiendo luego las instantáneas a
revistas francesas.32
Pío XII, tenía la costumbre de elevar a jóvenes sacerdotes como obispos, como Julius Döpfner
(35 años) y Karol Wojtyła (38 años), este último fue uno de sus últimos nombramientos en
1958. Él tomó una posición firme contra los experimentos pastorales, tales como "sacerdotes
obreros", que trabajaban a tiempo completo en las fábricas y se unían a los partidos políticos y
sindicatos. Continuó la defensa de la tradición teológica del Tomismo como digno de una
reforma continua, y como superior a las tendencias modernas, como la fenomenología o el
existencialismo.33
Enfermedad y muerte
Desde su enfermedad de 1954, el papa dirigía personas laicas y grupos sobre una gama de
temas sin precedentes. Con frecuencia, se dirigió a los miembros de los congresos científicos,
explicando la doctrina cristiana a la luz de los resultados científicos más recientes. A veces
debió contestar preguntas específicas sobre moral, que se dirigían hacia él. Para las
asociaciones profesionales específicas explicó la ética profesional a la luz de las enseñanzas de
la Iglesia. Pío concedió el honor de ser la "Universidad Católica de Filipinas" a la Universidad de
Santo Tomás en Manila, la más antigua existente en Asia.
Antes de 1955, Pío XII trabajó durante muchos años con Giovanni Battista Montini. El papa no
tenía un asistente a tiempo completo. Robert Leiber le ayudó en ocasiones con sus discursos y
publicaciones. Augustin Bea era su confesor personal. La madre Pascalina Lehnert fue durante
40 años, su ama de llaves y asistente. Domenico Tardini, probablemente era el más cercano a
él.
Pío XII murió el 9 de octubre de 1958 de una insuficiencia cardíaca aguda provocada por un
infarto de miocardio súbito en Castel Gandolfo, la residencia de verano del papa. Tenía
ochenta y dos años. Su médico Gaspanini dijo después: «El Santo Padre no murió a causa de
alguna enfermedad específica. Estaba agotado por completo. Tuvo un exceso de trabajo más
allá del límite. Su corazón estaba sano, sus pulmones estaban bien. Pudo haber vivido otros 20
años, si se hubiera salvado a sí mismo».34
Fallido embalsamamiento
El médico de Pío XII, Ricardo Galeazzi-Lisi, informó que el cuerpo del pontífice fue
embalsamado en la sala donde murió mediante un nuevo proceso inventado por el Dr. Oreste
Nuzzi.35
A diferencia de todos los papas anteriores a él, Pío XII no quería que sus órganos vitales fueran
extraídos, exigiendo en cambio, que se le mantuviera en la misma condición "en la cual Dios lo
creó".36 Según Galeazzi-Lisi, ésta fue la razón por la que él y el profesor Oreste Nuzzi, un
embalsamador de Nápoles, utilizaron un nuevo método de embalsamamiento.36
A pesar de todos los intentos de reconstituir el rostro, la situación requirió que se recurriera a
la aplicación de una máscara de cera.37
Funeral
El Papa de María: un cuadro de María y el Niño, agregado por San Juan XXIII, sobre la tumba de
Pío XII en las grutas vaticanas.
Su cortejo fúnebre en Roma fue la mayor congregación de los romanos a partir de esa fecha.
Los romanos lamentaron la muerte del papa, el cual había nacido en esa ciudad, aparte de su
recuerdo como héroe en tiempos de guerra.38 El cardenal Angelo Roncalli escribió en su diario
el 11 de octubre que, probablemente, ningún emperador romano había disfrutado tanto de un
triunfo, que él consideraba como un reflejo de la grandeza espiritual y la dignidad religiosa de
Pío XII. Fue finalmente sepultado en las grutas vaticanas.39