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Odisea de Homero.

Traducción y notas de Marta Alesso


Canto 4

Telémaco en Esparta1

TELÉMACO Y PISÍSTRATO LLEGAN AL PALACIO DE MENELAO (1-43)

Llegaron ellos a la cóncava y hundida2 Lacedemonia,


y se dirigieron al palacio del ilustre Menelao
Lo hallaron celebrando un banquete3, con muchos allegados, por la boda
de su hijo4 y su excelente hija5, allí en la casa.
A ella la enviaría al hijo de Aquiles rompedor de las filas6, 5
pues mucho antes en Troya la ofreció y prometió
entregarla; y los dioses habían cumplido con la boda.
Allí la envió7 para que fuera con caballos y carros
a la muy ilustre ciudad de los mirmidones8, sobre los que reinaba.

1
El canto 4 comprende la noche del quinto día y todo el sexto día. El tema es la estadía de Telémaco con
Menelao en Esparta (vv. 1-624), episodio que tendrá su epílogo recién en el canto 15. En el final del canto 4
la escena retorna a Itaca y muestra la reacción de los pretendientes ante la partida de Telémaco (vv. 625-848).
El objetivo del viaje del joven se cumple recién en este canto, en que Telémaco va a escuchar noticias
fehacientes sobre su padre, cuestión dada a conocer tardíamente por Pisístrato al anfitrión (vv. 162-167) y
respondida por Menelao recién a la mañana siguiente del arribo de los visitantes (vv. 312-331). Cuando
Telémaco insiste en su pedido de información sobre el padre, Menelao se compromete a relatarle lo que el
anciano Proteo vaticinó (vv. 347-350), sin embargo, emprende una narración de sus propias aventuras en
Egipto. En este cuento enmarcado, Proteo da información sobre otros dos héroes de Troya (vv. 496-498),
Áyax y Agamenón. Ante un recordatorio de Menelao (vv. 551-553), el anciano del mar revela lo que sabe de
Odiseo (555-560). En este punto entonces, Telémaco llega a saber lo mismo que el narrador nos ha hecho
conocer en 1, 13-15: que Odiseo permanece sojuzgado en la isla de la ninfa Calipso. Cfr. A Narratological
Commentary on the Odyssey de Irene DE JONG (2001: 89-122).
2
Epítetos de Lacedemonia (= Ilíada 2, 581), que aluden a que está enquistada en un valle, el del río Eurotas,
limitado por dos cadenas de montañas, el Taigeto y el Parnón. Homero utiliza el nombre de Lacedemonia
para referirse a la ciudadela o acrópolis, la parte alta de la ciudad. La parte baja se denomina Esparta. .
3
De igual modo que a su llegada a Pilos, Telémaco se encuentra con celebración de festividades importantes,
en este caso, una doble boda. El hijo de Odiseo y el hijo de Néstor llegan a las puertas del palacio y el
narrador nos pone en situación de manera esquemática, pues una vez en el interior, Helena y Menelao se
abocan a la tarea de anfitriones de los recién llegados y ‘se olvidan’ del festejo: es así que el banquete de
bodas (v. 15) se va a convertir en un banquete en honor de los huéspedes (vv. 52-68) y no se sabe qué ha
sucedido o dónde están los invitados al casamiento. La presentación de vv. 3-19 nos informa de los nombres
de los contrayentes y de algunos hechos del pasado, como la promesa de dar a Hermíone en matrimonio a
Neoptólemo, el hecho de que Megapentes nació de una esclava, etc.
4
Megapentes, que significa «gran dolor» y rememora la tristeza de su padre por la infidelidad de Helena
5
Hermione (v. 14), nacida antes de que Helena se marchara a Troya (v. 263), lo cual significa que la
muchacha no es muy joven, tiene más de 20 años de edad.
6
Epíteto de Aquiles en Ilíada (7, 228; 13, 324 y 16, 146 y 575) y en Hesíodo, Teogonía 1007. El narrador no
duda de que todos saben que se trata de Neoptólemo. No se menciona aquí que Neoptólemo convivía con
Andrómaca –esposa de Héctor–, quien le tocó en el sorteo de esclavas troyanas una vez terminada la guerra.
Hermíone a su vez había sido prometida a Orestes, hijo de Agamenón, por su abuelo Tíndaro (Ovidio,
Heroidas, Carta de Hermione a Orestes 8). Con el tiempo, puesto que Neoptólemo no conseguía tener hijos
con Hermíone, se dirigió al oráculo de Delfos, en ese lugar se encontró con Orestes, quien al saber que había
desposado a Hermíone, se sintió ultrajado y lo asesinó (Eurípides, Andrómaca).
7
Hermíone ya ha partido. Esto podría significar que Telémaco y Pisístrato llegan cuando los festejos ya están
terminando y no cuando están por empezar. También explicaría la reticencia de Eteoneo (vv. 28-29) a dejarlos
entrar a una celebración ya casi concluida.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

A su hijo le fue entregada la hija de Alector9, el de Esparta . 10


El vigoroso Megapentes, amado vástago, había nacido
de una esclava10. A Helena los dioses ya no concedieron un hijo11
después de que hubo nacido su primera deseada descendiente
Hermione, quien poseía la figura de la dorada Afrodita12.
Así celebraban el banquete en el amplio palacio de elevado techo 15
los vecinos y parientes del ilustre Menelao,
felices. Y les cantaba un divino aedo13
tocando la lira y dos acróbatas15,
iniciadores de la danza, rodaban en medio de ellos16.
Y los dos jóvenes, a las puertas del palacio17, con su caballo, 20
–el héroe Telémaco y el distinguido hijo de Néstor–
se detuvieron18. Al salir los vio el noble Eteoneo,
un diligente servidor de Menelao glorioso,
y corrió a través del palacio para anunciarlos al pastor de pueblos
Y poniéndose a su lado pronunció aladas palabras: 25
«Hay dos extranjeros, Menelao, de divina estirpe,
dos varones, semejantes al linaje de Zeus poderoso.
Dime pues si desatamos sus veloces caballos
o a otro que les demuestre afecto los mandamos que vayan19».

8
Pueblo de Aquiles según expresa en el Hades en su respuesta a Odiseo (11, 495), ya mencionado por Néstor
en 3, 188. Véase Ilíada 1, 180; 2, 284 y 16, 164, 220, 259; 18, 10; 23, 6, etc. No se menciona un nombre de
ciudad específica.
9
Según los escoliastas se llamaba Ifíloque. Alector era hijo de Pélope –o de Argeo– y Hegesandra, hija de
Amiclas, mítico rey de Esparta.
10
«Esclava» traduce doulé, que se utiliza solo otra vez en Homero (Ilíada 3, 409), también en femenino. El
masculino doûlos no aparece en la épica, es una denominación en época más tardía para «esclavo».
11
El catálogo de las mujeres, adjudicado a Hesíodo (fr. 175, 2) dice que además de Hermíone, Helena y
Menealo tuvieron un hijo varón: Nicóstrato.
12
También se la llama «dorada Afrodita» en Ilíada, 19, 282; el epíteto no se aplica a ninguna otra diosa.
13
Véase nota a 1, 154. El aedo siempre canta acompañado por un instrumento y componía sus propias
expresiones de poesía épica. Los rapsodas, más tardíos, no tañían la lira, sino que sostenían un bastón en la
mano para marcar el ritmo del poema.
14
Véase 1, 155 y 13, 27. Phórminx es una especie de laúd o instrumento más pequeño que la cítara (kítharis)
fabricado con madera o con el caparazón de la tortuga; sus brazos eran cuernos de animales que sostenían un
travesaño (zygón) al que se sujetaban de tres a doce cuerdas y cuyas clavijas se denominan kóllopes. El
instrumento es también tocado por Apolo (Ilíada 24, 63) y por Aquiles (Ilíada 9, 186).
15
Es la única vez que aparece este término en Odisea. En Ilíada (16, 750), Patroclo se burla llamando de esta
manera a un enemigo que cayó muerto de un carro dando una voltereta.
16
La edición de Immanuel BEKKER de 1851 atetiza los vv. 18-19, que aparecen también en Ilíada 18, 605-606
posiblemente interpolados.
17
Las puertas de entrada que permiten pasar desde afuera al aulé o patio interno.
18
Los vv. 20-43 constituyen una típica escena de recepción de un huésped (véase nota a 1, 113), con notables
diferencias de la acaecida en el palacio de Néstor (véase nota a 3, 31), pues tiene las siguientes características:
son dos los visitantes ilustres y a) esperan a la entrada (vv. 20-22a); b) su presencia es notada por un siervo
antes que por el señor de la casa (vv. 22b-23), quien en lugar de conducirlos adentro de inmediato, consulta
primero al soberano (vv. 24-29); c) el anfitrión se enoja y le recuerda al siervo que ellos mismos pasaron por
iguales circunstancias en el pasado (vv. 30-36); recién entonces, d) los siervos reciben los huéspedes y
desuncen el carro (vv. 37-42); e) entran en la morada del rey. Las usuales palabras de bienvenida no se van a
expresar hasta vv. 59-64.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

Muy irritado le contestó el rubio Menelao20: 30


«No eras tan necio, Eteoneo, hijo de Boeto21,
en otro tiempo. Mas ahora hablas como un niño pequeño.
También nosotros dos hemos comido muchas veces en la hospitalaria mesa22
de otros hombres, de camino hacia aquí. ¡Ojalá Zeus
nos evite en el futuro ese sufrimiento! Desata entonces los caballos 35
de los extranjeros ¡adelante con ellos para agasajarlos en la mesa23!».
Así dijo; <Eteoneo> atravesó rápidamente el palacio y llamó a otros
diligentes servidores para que fueran con él.
Soltaron los caballos que sudaban bajo el yugo
y los maniataron en las caballerizas, 40
junto a ellos echaron grano y mezclaron con él blanca cebada;
arrimaron el carro a la fachada resplandeciente de un muro
y los hicieron entrar en la divina morada.

INGRESO DE LOS HUÉSPEDES A LA MORADA DE MENELAO (44-68)

Quedaron admirados por el palacio del rey, vástago de Zeus;


pues había un fulgor como de sol o de luna24 45
en el interior del palacio de elevado techo del célebre Menelao.
Una vez satisfechos de verlo todo con sus ojos,
fueron hacia bañeras bruñidas para darse un baño25.
Y después que las esclavas los bañaron y ungieron con aceite,
los envolvieron con ropa de lana y mantos26 50
y fueron a sentarse en sillas junto al Atrida Menelao.
Y una sierva derramó agua en una jarra que llevaba27,
bella y de oro, sobre fuente de plata
para lavarse. Tendió al costado una pulida mesa.
Luego la venerable ama puso pan que llevaba, 55

19
La renuencia del siervo a recibir a los viajeros, no obstante percibir sus rasgos de personajes nobles, no
encuentra mucha explicación; se trata posiblemente de un artilugio que sirve como disparador de los
acontecimientos posteriores o para mostrar el carácter del señor de la casa (véanse más adelante vv. 735-754).
20
La reacción de Menealo evidencia que, como Néstor en 3, 346-355, considera ineludibles los deberes de
hospitalidad. El hexámetro es fórmula que proviene de Ilíada 18, 18 y se va a repetir en v. 332.
21
Boethós quiere decir «ayudante» o «asistente». Se trata posiblemente de un asistente de Menelao en la
guerra, si bien no aparece mencionado en Ilíada. Eteoneo se vuelve a mencionar en 15, 95 y 140.
22
Dar de comer a los viajeros es uno de los sagrados deberes de la hospitalidad. El acto de comer como don
de hospitalidad se menciona con sentido irónico en 9, 370 en boca de Polifemo.
23
A partir de aquí no se menciona más el doble banquete de esponsales que Menelao estaba ofreciendo, sino
que los dos extranjeros serán ahora los homenajeados.
24
La misma fórmula en 7, 84-85 referida al palacio de Alcínoo. La admiración por una residencia tan
magnífica se va a desarrollar en las palabras de Telémaco de vv. 71-75.
25
Los vv. 48-50 son un ejemplo de escena de baño típica, según los siguientes pasos: a) acercamiento a las
bañeras (v. 48a); b) baño (vv. 48b-49a); c) unción con aceite (v. 49b); d) colocación de vestimenta (v. 50).
26
La misma fórmula 17, 87-89; también en 8, 454-456 para Odiseo en la isla de los feacios, solo que se trata
de «bella ropa y mantos».
27
Véase nota a 1, 136 y 138. Lavarse las manos es imprescindible antes de la comida, aunque los viajeros
recién salen del baño (vv. 57-58).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

Y añadió manjares, favoreciéndolos entre los presentes.


El trinchador ofreció tablas con carnes que había cortado,
de todo tipo, y les colocó al lado copas de oro.
Y saludándolos, dijo el rubio Menelao:
«Tomen la comida y disfruten, pues luego 60
de haberse saciado del almuerzo28 preguntaremos a ambos quiénes son29
entre los hombres. Pues no se desvanece el linaje de los progenitores
sino que tienen estirpe de varones principescos, de alcurnia divina,
de los que llevan el cetro. Que los malvados no engendran tal gente».
Así dijo, y puso ante ellos un gordo lomo de buey, 65
asado, con sus manos, servido a él como presente de honor30.
Y ellos, ante los que se les ofrecía, extendieron las manos,
y después que arrojaron de sí el deseo de comida y bebida,

DIÁLOGO DE LOS VISITANTES CON MENELAO (69-119)

Entonces, Telémaco se dirigió al hijo de Néstor


acercando su cabeza para que los demás no se enteraran31: 70
«Contempla, Nestórida, grato a mi corazón,
el resplandor del bronce en el sonoro palacio,
y el del oro, el electro32, la plata y el marfil33.
Así debe ser el interior del palacio de Zeus Olímpico.
¡Cuántas inefables!, estoy maravillado al verlas». 75
El rubio Menelao se dio cuenta de lo que estaba diciendo
Y dirigiéndose a ellos, les habló aladas palabras34:
«Hijos míos, ninguno de los mortales podría competir con Zeus,
inmortales son su casa y sus posesiones;

28
«Almuerzo» traduce deîpnon, es decir, la comida más importante del día, para el caso, la del mediodía
(véase 6, 97; 9, 86; 10, 57, 116 y 155; 15, 77 y 500; 17, 176; 24, 360, 386 y 394).
29
Las normas de la hospitalidad de la época homérica establecen que es prioridad la generosa acogida a los
huéspedes a los que se les ofrece comida y bebida antes de preguntarle por el motivo de su visita, e incluso
antes de saber sus nombres y procedencia.
30
Menelao le da de comer a los huéspedes su propia porción magnífica, en griego géras, denominación que se
usa también una recompensa luego de tomar una ciudad (11, 534) u honores conferidos por el pueblo al rey
(7, 150) o un simple obsequio (20, 297).
31
Véase nota a 1, 157.
32
Élektron significa habitualmente «ámbar», para engastar el oro en los collares por ejemplo (véase 15, 460 y
18, 295-296), pero también designa una aleación de oro y plata como es este el caso.
33
«Marfil» traduce eléphas, material precioso y altamente apreciado en la época micénica. A partir del siglo
IX a.C. fue comerciado por los fenicios y su uso en las estatuas de toda Grecia prueba su relativa abundancia.
Cuando la principal fuente de marfil –Siria– agotó la provisión de piezas de colmillos de elefante, el marfil se
empezó a importar de India y de África.
34
Los vv. 76-295 van a consistir en una extensa conversación entre el anfitrión y los huéspedes acerca del
objeto del viaje de Telémaco, es decir, saber noticias sobre su padre. Va a estar dividida en tres partes: a)
tristes consideraciones acerca de la suerte de Odiseo (vv. 76-189); b) un interludio que pretende hacer olvidar
las penas hasta la mañana siguiente (vv. 190-218); diversas historias en las que Odiseo fue protagonista en el
pasado (vv. 219-295). Se suceden once parlamentos en los que participan cuatro locutores –Telémaco,
Pisístrato, Menelao, Helena–, con preeminencia de los discursos de Menelao (cinco) y solo una intervención
de Telémaco al final.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

mas entre los hombres alguno podría competir conmigo –o quizá no–, 80
por mis riquezas; las que tras haber sufrido mucho y mucho andar errante
he traído en mis naves cuando llegué en el año octavo.
Por Chipre, Fenicia y entre los egipcios anduve errante35;
llegué a los etíopes, a los sidonios, a los erembos36
y a Libia, donde los borregos enseguida crían cuernos37 85
y las ovejas paren tres veces en un año38.
Allí nunca ni amo ni pastor están carentes
de queso ni de carne, ni de dulce leche,
pues siempre proporcionan presurosas abundante leche39.
Mientras yo por allí, reuniendo muchas riquezas, 90
andaba errante, otro asesinó a mi hermano40
con traición, en secreto, con el engaño de su funesta esposa.
Es así que gobierno sin alegría sobre estas riquezas.
Ya habrán escuchado esto de sus padres, quienes quieran que sean41,
pues sufrí muy mucho y destruí una casa42 95

35
Menelao ha comenzado a relatar su propio nóstos –viaje de regreso–, casi tan largo y azaroso como el del
propio Odiseo. Néstor ya nos ha hecho saber –en 3, 300– que la nave de Menelao fue impulsada hacia los
mares frente a Egipto (aquí dice «entre los egipcios» y no «Egipto» por razones métricas en griego). La visita
a Fenicia también se desprende de los vv. 617-618 y por este hexámetro sabemos que además visitó Chipre en
el largo regreso que duró algo más de siete años. No faltaron quienes elucubraron que incluso había estado en
América, situación que no se desprende en absoluto del texto.
36
El poeta toma conciencia de que los veinte días –o poco más– que Menelao estuvo retenido en Egipto por
que los vientos no eran favorables (véase vv. 360-362) son insuficientes para explicar su ausencia durante casi
ocho años. Este periplo aquí mencionado fue muy discutido en la Antigüedad (cfr. Estrabón 1, 1, 3 - 2, 31).
Para los etíopes, véase nota a 1, 22. Los sidonios, que se mencionan también en v. 618 (fórmula que se repite
en 15, 118), a veces se confunden con los fenicios y otras veces, no (Ilíada 23, 743). Los erembos se
mencionan solamente en este lugar, Puede haberse tratado de una rama de los etíopes, que vivía en la costa
del Mediterráneo en frente de Chipre o por la semejanza del nombre podrían ser los árabes, como conjetura
Estrabón (1, 2, 34).
37
Los vv. 85-89 son una digresión hacia la vida pastoral en el norte de África, que quizás refleje una visión
idealizada de la colonización en la Cirenaica (aunque la afluencia de colonos griegos llegó con fuerza recién
en el siglo VII a.C.). Ecos de estas colonizaciones promisorias también se perciben en la extensa descripción
de la isla de las cabras (9, 116-180) y en la de la fundación de Esqueria (6, 7-10). En este marco, la imagen de
los cuernos de los ovinos creciendo de inmediato son una metáfora de lo rápido que crece el ganado.
38
Todos sabemos que las ovejas no pueden parir tres veces al año, se trata de una hipérbole poética. Como el
período de gestación es de unos cinco meses, la oveja tiene cría una vez al año y muy excepcionalmente
podrían ser dos (por eso a veces se reemplaza trís por dís). Puesto que los vv. 87-89 se refieren a la
producción de leche, Bekker traspone el v. 86 a la línea 89.
39
La leche forma parte de la dieta –y su ingesta es señal de buena alimentación, como aquí–, pero tanto en
Homero como en la lírica arcaica es provista por ovejas o cabras, nunca por vacas.
40
Los vv. 91-92 son una breve pero emotiva referencia a la muerte de Agamenón en manos de Egisto, amante
de Clitemnestra. Menelao no menciona los nombres propios, pero Telémaco ya sabe lo suficiente sobre la
historia (véase 3, 254–312) como para identificar a los actores.
41
Después de concluido el banquete se habría esperado que los huéspedes hubieran dado ya a conocer sus
nombres. El hecho de la identificación se va a retrasar aún más por el relato de Menelao de las propias
aventuras, lo cual carga la escena de una profunda ironía dramática. Es Pisístrato, en vv. 157-167, quien da a
conocer quiénes son y de dónde vienen: pronuncia el nombre de Telémaco después de dar datos sobre el
motivo del viaje y su propia filiación.
42
Es sorprendente este lamento de Menealo por haber destruido el palacio de Príamo en Troya. Podrían
quitarse los vv. 95-99 y se mantendría la coherencia del discurso,
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

muy buena para morar, que contenía abundantes y valiosos bienes.


Ojalá yo en mi palacio con la tercera parte
lo habitara, pero estuvieran salvos los varones que murieron
en la ancha Troya, lejos de Argos43 criadora de caballos.
Sin embargo, aunque por todos lloro y me entristezco 100
con frecuencia, sentado en mi palacio,
a veces deleito mi ánimo con el llanto y a veces
ceso de llorar. Pues rápido sucede el cansancio al llanto helado44.
Por todos ellos no me lamento tanto, aunque me den pena,
como por un hombre, que el sueño y la comida me hace aborrecer 105
cuando me acuerdo, pues ninguno de los aqueos tanto se esforzó
como Odiseo sufrió y me sobrecogió45. Para él las preocupaciones
habrían de ser y para mí el dolor siempre insoportable
por aquel, pues está lejos desde hace mucho y no sabemos
si vive o está muerto. Sin duda lo lloran 110
el anciano Laertes y la prudente Penélope
y Telémaco, a quien dejó recién nacido en el hogar».
Así habló y suscitó en él deseo de llorar por su padre.
Una lágrima de sus ojos cayó a tierra cuando escuchó sobre él,
y el purpúreo manto levantó hacia sus ojos 115
con ambas manos. Menelao se dio cuenta
y dudaba en su mente y en su corazón
entre esperar que el joven se refiriera al padre
o adelantarse a preguntarle e interrogarlo sobre cada detalle.

INCORPORACIÓN DE HELENA A LA ESCENA DE RECEPCIÓN A TELÉMACO (120-232)

Mientras elucubraba estas cosas en su mente y en su corazón, 120


Helena46, de la perfumada estancia de elevado techo
apareció, semejante a Artemisa, la de rueca de oro47.

43
«Argos» refiere acá al Peloponeso; véase nota a 3, 251.
44
El oxímoron completa la idea en apariencia contradictoria del verso anterior: deleitar el ánimo con el llanto.
No obstante, no es inusual el verbo térpomai –disfrutar/ deleitar– asociado al llanto y al lamento (véase 11,
212; 19, 213, 251 y 513; 21, 57 e Ilíada 23, 10 y 98; 24, 513). Para el campo semiótico de alegría y disfrutar
en Homero, cfr. Zum WortIeld «Freude» in der Sprache Homers de Joachim LATACZ 1966: 174-219.
45
La mención de Odiseo frente al hijo –que todavía no ha dado su identidad al anfitrión– produce una escena
de honda ironía trágica, similar a la de 8, 75-78 y 14, 37-44.
46
Los vv. 121-136 constituyen una magnífica puesta en escena de Helena. Su aparición no se ha producido al
mismo tiempo que la de Menelao y el narrador se va a detener en los detalles, incluyendo los nombres propios
de las esclavas que la acompañan. Cfr. Helen. The Evolution from Divine to Heroic in Greek Epic Tradition
de Linda L. CALDER (1976: 24-40) y Helen of Troy and her Shameless Phantom de Norman AUSTIN (1994:
71-89). Helena es una idónea anfitriona que sabe acompañar los deberes de hospitalidad de su señor: mezcló
con el vino una droga para hacer olvidar los pesares (vv. 219-232) y va a entregar a Telémaco un obsequio
para su futura esposa (vv. 15, 125-129). Helena tiene una perspicacia aguda que le permite reconocer de
inmediato que Telémaco es hijo de Odiseo (vv. 141-143) así como había reconocido a Odiseo en otro tiempo
(vv. 250-251). Va a mostrar arrepentimiento por su pasado accionar, por haber dejado a su familia (vv. 259-
264; véase Ilíada 3, 173-176; 6, 345-348; 24, 764) y se va a sentir culpable por los padecimientos que produjo
(vv.145-146; véase Ilíada 3, 127-128; 6, 355-356).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

Colocó Adrastra junto a ella un diván48 bien forjado,


y Alcipe trajo un tapiz49 de lana delicada.
Y Filo trajo la canastita de plata que le había dado 125
Alcandra, mujer de Pólibo, quien vivía en Tebas50
la de Egipto51, donde las casas guardan numerosos tesoros.
Fue él quien a Menelao dio dos bañeras de plata,
dos trípodes y diez talentos de oro52.
Además, su esposa hizo a Helena bellos regalos53: 130
una rueca de oro54 y un cesto con ruedas le envió,
de plata, recamados con oro los bordes55.
Se lo ofreció la esclava Filo56 quien lo llevaba
lleno de hilo devanado57, y sobre él
extendió la rueca con lana de color violeta58. 135
Y se sentó en la silla y a sus pies tenía un escabel.
Y al punto se dirigió a su esposo, preguntando en detalle59:
«¿Conocemos acaso, Menelao, descendiente de Zeus60, quiénes estos
entre los hombres se jactan de ser, al llegar a nuestra casa?
¿Estaré engañada o diciendo la verdad? El corazón me lo manda61. 140

47
«La de rueca de oro» traduce chryselákatos, epíteto de Artemisa también en Ilíada (véase 16, 183 y 20, 70).
Nausicaa (6, 102 y 151-152) y Penélope (17, 37; 19, 54) son igualmente comparadas con Ártemis.
48
Klisía es todo lugar para permanecer cómodamente reclinado o descansando, así a lo largo de los cantos 14
(vv. 45, 48, 194, 404 y 408) y 16 (vv. 1, 159 y 178) puede traducirse por «cabaña». Eurípides utilizará el
término con la acepción de «lecho nupcial» (cfr. Alcestis 994 e Ifigenia entre los tauros 857).
49
«Tapiz» traduce tápeta y sirve para cubrir el diván.
50
Alcandra y Pólibo son nombres griegos, aunque adjudicados a la pareja que reina en Tebas de Egipto.
Tampoco los objetos obsequiados se corresponden con creaciones de arte egipcio.
51
El poeta no desea que se confunda la Tebas que fue capital de Egipto (véase Ilíada 9, 381) desde el II
milenio a.C. con la Tebas griega situada en Beocia. Recordemos la versión del poeta Estesícoro, quien en su
Palinodia sostuvo que en realidad Helena no había estado en Troya sino que Paris raptó una especie de
fantasma formado por Zeus o Hera y la verdadera fue trasladada a Egipto donde vivió durante todos esos
años.
52
En Homero siempre se trata de talentos de oro, pero se desconoce el peso y el valor. Véase nota a 9, 202.
53
Más adelante se va a mencionar otro regalo para Helena de origen egipcio (vv. 220-232).
54
Se puede suponer que una rueca hecha por completo de oro tiene un peso excesivo, Es la única vez que se
menciona el metal en Homero, autor en el que siempre se nombran juntos la rueca y el telar (véase 1, 357; 21,
351 e Ilíada 6, 491).
55
La segunda mitad del hexámetro es una fórmula que se va a repetir en el v. 616 y en 15, 116.
56
Después de la digresión de siete hexámetros, el relato vuelve al punto en que quedó en v. 125.
57
Del mismo modo que Arete en la corte de los feacios (6, 305-307), Helena no se muestra inactiva cuando
debe reunirse con su esposo para atender a los huéspedes. Tanto la labor de hilar como al de tejer no exigen
demasiada atención, se puede realizar de manera mecánica. El telar y la rueca son tareas propiamente
femeninas (véase nota a 1, 357). Aun en Troya, Helena se ocupaba de labores con lana (Ilíada 3, 125-128), es
decir, no es que las realice ahora porque ha retornado a las tareas domésticas en su hogar.
58
«Color violeta» traduce iodnefés, que literalmente es «oscura como la (flor) violeta», Es este el color de la
lana de los carneros del cíclope Polifemo (9, 426). En 6, 53, Arete hila lana color púrpura.
59
De igual modo que en 15, 171, Helena adelanta una intervención mientras Menelao se demora cavilando.
60
«Descendiente de Zeus» traduce diotrefés, epíteto que significa literalmente «alimentado por Zeus» y es
adjudicado a Menelao numerosas veces en este canto (vv. 26, 156, 235, 291, 316, 391 y 561) y en Ilíada (7,
109; 17, 12, 34, 238, 652 y 679); curiosamente, Aquiles lo adjudica al río Escamandro personificado en Ilíada
21, 223.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

Digo que nunca vi a nadie tan parecido,


hombre o mujer –el asombro me sobrecoge al contemplarlo–,
como este se parece al hijo del magnánimo Odiseo,
a Telémaco62, a quien dejó recién nacido en la casa
aquel hombre, cuando los aqueos por causa de mí, desvergonzada63, 145
marcharon sobre Troya para promover una guerra feroz».
Y le respondió diciendo el rubio Menelao:
«Así ahora lo creo, mujer, como tú lo imaginas,
de aquél son tales pies y tales manos
y las miradas de sus ojos, su cabeza y, por encima, su cabellera64. 150
Por cierto, hace un instante, recordando a Odiseo
he relatado yo cuánto sufrió él y se fatigó
por mi persona. Y en ese momento vertía éste espeso llanto debajo de sus cejas
y el purpúreo manto levantó hacia sus ojos65».
Y luego Pisístrato, el hijo de Néstor, le dijo: 155
«Atrida Menelao, descendiente de Zeus, caudillo de pueblos
Este es ciertamente hijo de aquél, como dices,
pero es prudente y se avergüenza en su corazón
–ya que viene por primera vez– de decir vulgaridades66
ante ti, cuya voz a los dos nos conmueve como la de un dios. 160
Me ha enviado el jinete Gerenio, Néstor67
para escoltarlo como guía, pues estaba ansioso por verte
para que le sugieras una palabra o alguna acción.
Muchos dolores sobrelleva el hijo de un padre ausente
en el palacio –si para él no hay otros protectores–, 165
como ahora sucede a Telémaco. Se marchó el padre y no hay otros
en su pueblo para alejarle la desgracia».
Y contestando le dijo el rubio Menelao
«!Ay, ay!, ¡Qué buen amigo mío era el hombre cuyo hijo a mi casa
llegó, aquel quien por mí padeció muchas pruebas!68 170
61
El hexámetro repite la fórmula de Ilíada 10, 534, en ambas ocasiones el primer verbo en tiempo futuro con
matiz hipotético causa dificultad en la interpretación, porque en verdad el verbo pseúdo es «mentir» y
entonces la traducción del primer hemistiquio debiera ser «¿estaré mintiendo o diciendo la verdad?».
62
Sobre el parecido de Telémaco con su padre, véase 1, 207-209 y 3, 123-125. Habría sido más verosímil que
Helena comentara el parecido del joven con Odiseo y no que dijera directamente que es parecido a Telémaco,
a quien nunca vio.
63
«Desvergonzada» traduce kynôpis (literalmente «de ojos de perra»), epíteto que Helena se adjudica a sí
misma, como en Iliada (3, 180). En Odisea, el apelativo también es adjudicado a Afrodita (8, 319) y a
Clitemnestra (11, 424).
64
Virgilio parafrasea los vv, 149-150 en Eneida: «sic oculos, sic ille manus, sic ora ferebat» (3, 490).
65
Los vv. 151-154 refieren a Helena –que en ese momento estaba ausente– lo ya dicho en vv. 100-106. El v.
154 repite v. 115.
66
Aristarco atetiza los vv. 158-160. El término epesbolías que traducimos como «vulgaridades» no aparece en
Homero más que en este lugar. Por otra parte, Pisístrato no expresará en vv. 162-167 el verdadero motivo de
la visita de Telémaco, que no es justamente la falta de protección en su propia casa sino el interés en obtener
noticias sobre su padre, como expresará el hijo de Odiseo en vv. 316-331.
67
Véanse notas a 3, 68.
68
Los vv. 168-182 son una expresión del afecto de Menelao por Odiseo –y también de su sentimiento de
culpa– mediante hipotéticas e irreales muestras de agradecimiento al amigo, con prescindencia total del
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

Le aseguré que cuando volviera lo estimaría más que a los demás


argivos, si nos concedía a los dos regresar sobre el mar
en las veloces naves Zeus Olímpico, de ancha mirada69.
Y en Argos le habría ofrecido una ciudad y construido un palacio
Haciéndolo venir desde Itaca con sus bienes y su hijo 175
y todo su pueblo; habría hecho deshabitar una ciudad
en las cercanías, de las gobernadas por mí.
Y con frecuencia, si él estuviera aquí, nos reuniríamos y a nosotros
nada podría separarnos, amigos y dichosos,
hasta que la negra nube de la muerte cubriera todo alrededor. 180
Pero acaso a estas cosas las suscitó la envidia de algún dios70
que a ese desdichado, a él solo, lo privó de regreso».
Así dijo y despertó en todos ellos el deseo de llanto.
Lloraba la argiva Helena, nacida de Zeus71,
y lloraban Telémaco y el Atrida Menelao. 185
Y tampoco el hijo de Néstor tenía los ojos sin llanto,
pues recordaba en su corazón al irreprochable Antíloco72,
a quien mató el ilustre hijo de la resplandeciente Eos.
Y recordándolo73 [Pisístrato] dijo aladas palabras:
«Atrida, eres el más inspirado entre los mortales 190
según decía el anciano Néstor cuando te recordábamos
en su palacio y conversábamos unos con otros.
Y ahora, si es posible, hazme caso. No es de mi agrado
lamentarme después de la cena74, pero va a llegar Eos,
la que nace de la mañana. No tendré entonces problema 195
en llorar75 a quien de los mortales haya fallecido y cumpla su destino.
Esta es la única recompensa76 para los míseros humanos,

requerimiento de Pisístrato en su papel de mediador. En v. 182 el rey retorna a la realidad con una reflexión
amarga sobre la envidia de los dioses.
69
Véanse notas a 2, 146 y 3, 288.
70
El tópico literario de la envidia de los dioses se observa con mayor claridad en el parlamento de Calipso en
5, 117-144 (véase nota a 5, 117), pero también en 8, 565-566, que se repite en 13, 173-174 y en 23, 210-212.
El poeta de Ilíada no es afecto a este motivo, que se difundió ampliamente en la literatura clásica posterior a
Odisea.
71
El epíteto es aplicado a Helena en Ilíada (3, 199 y 418) y en Odisea (v. 219 y 23, 218) y una sola vez a
Atenea en 6, 229.
72
Otro de los hijos de Néstor, al que acompañó a Troya (véase Ilíada 13, 551-565). Era amado por Aquiles, a
quien Antíloco debió anunciar la muerte de Patroclo; las almas de estos tres más la de Ayax se le acercan a
Odiseo en el Hades (11, 467-469) y se mencionan también cuando allí descienden los pretendientes (24, 15-
17). Esta es fuente que menciona su muerte a manos de Mnemón, hijo de Eos (la Aurora) y Titono. Véase
nota a 3, 112.
73
En tiéndase «recordando ‘a su hermano Antíloco'», no obstante el nombre del héroe en Troya va a ser
mencionado recién al final de la alocución de Pisístrato. quien evidentemente se excede en su rol de
acompañante de Telémaco y asume protagonismo poniendo en primer plano su familia y sus problemas.
74
«Después de la cena» traduce meta-dórpios, término usado solo aquí por Homero y que contradice la
expresión de Menelao en v. 213, que solicita retomar la cena.
75
«Va a llegar Eos» de v. 194 no debe entenderse como que pronto va a amanecer, sino que señala la aurora
como el especial momento para manifestar el duelo.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

que por su persona corten las cabelleras y corran lágrimas por las mejillas.
ambién, en efecto, murió mi hermano, no era el peor
de los argivos. Tú debes saberlo –pues yo no estuve allá 200
ni lo he visto–, pero dicen que superior a los demás
era Antíloco, rápido en el correr y combatiente».
Y le contestádole dijo el rubio Menelao:
«Amigo, desde luego que has dicho lo que un varón inspirado
podría decir y proponer, como alguien que tuviera más edad. 205
En verdad vienes de tal padre y también hablas prudentemente77.
Fácil es reconocer la descendencia de un hombre a quien el Cronida
concede felicidad desde que se casa o ha nacido,
como en este caso a Néstor se la concedió día tras día,
quien de modo espléndido puede envejecer en su palacio, 210
y que sean prudentes sus hijos y los mejores con la lanza.
Por nuestro lado, dejemos el llanto que nos sobrevino antes
y pensemos otra vez en la cena78; y en las manos,
que viertan agua. Y por la mañana tendremos unas palabras
Telémaco y yo, para conversar entre nosotros». 215
Así dijo, y Asfalión79 vertió agua en sus manos,
el diligente servidor del ilustre Menelao;
y ellos a los alimentos que tenían delante extendieron las manos.
Entonces Helena, nacida de Zeus, decidió otra cosa80:
en ese instante echó una droga81 en el vino del cual bebían 220
contra el dolor y la cólera que hacía olvidar todos los males.
Quien la bebiera, una vez mezclada en la cratera,
no derramaría durante un día una lágrima por las mejillas,
ni aunque hubieran muerto su padre y su madre,
ni enfrente de su vista a su hermano o su hijo 225
asesinaran con el bronce y él lo estuviera viendo con los ojos.
Tales sabias drogas82 poseía la hija de Zeus,

76
«Recompensa» traduce géras, que puede ser simplemente un presente (20, 297) o el botín de guerra (11,
534) o un privilegio o prerrogativa conferido por los reyes (7, 150).
77
Ya habíamos observado en 3, 124-125 la figura del hijo prudente que por su modo de hablar se parece al
padre, en aquel caso en boca de Néstor referida a Odiseo y Telémaco.
78
Sorprende la sugerencia de Menelao de seguir comiendo, cuando la fórmula de v. 68 ya había por finalizada
la escena del banquete y Pisístrato dice en v. 194 que es «después de la cena».
79
Muy pocos de los servidores tiene nombre propio en Odisea. La corte de Menelao ofrece excepciones a esa
regla. Vimos arriba que las siervas de Helena se llaman Adrasta, Alcipe y Filo (vv. 123-125) y ahora se
menciona a Asfalión, que significa en griego «seguro» o «firme».
80
La decisión de Helena otorga un giro inesperado a la acción. Después de las referencias de Pisístrato y
Menelao a «la mañana siguiente» (vv. 194 y 214) esperaríamos que se retiraran a dormir, pero ahora después
de ingerir inadvertidamente esa droga, la conversación va a continuar y se va a focalizar en la personalidad
decidida y astuta de Odiseo.
81
«Droga» traduce phármakon; es la primera y única vez que la situación de olvidar es vista bajo luz positiva
(véase nota a 1, 57), si bien es cierto que se trata de una amnesia de muy poca duración y no el olvido nocivo
que producen el loto (9, 94 ss.) o los encantamientos de Circe (10, 235 ss.). Plutarco (Moralia 614b) y
Macrobio (7, 1, 18) dan una explicación alegórica: el phármakon es la elocuencia hechizadora de Helena.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

excelentes, porque se las había dado Polidamna83 –esposa de Thon–


la egipcia, cuya tierra, dadora de vida, produce innumerables
drogas, que mezcladas muchas son nobles y muchas perniciosas; 230
cualquier persona entendida en ellas es médico que sobresale
sobre todos los hombres, pues es vástago de Peón84.

NARRACIONES SOBRE ODISEO EN TROYA (233-289)

Así pues, una vez que la echó dentro, ordenó que se escanciara vino,
de nuevo tomó la palabra y dijo85:
«Atrida Menelao, vástago de Zeus, y ustedes, 235
hijos de hombres nobles. Por cierto, el dios, unas veces y otras,
Zeus, lo bueno y lo malo nos da. Porque todo lo puede.
Coman ahora sentados en el palacio
y deléitense con palabras, que yo haré un relato oportuno.
No podría yo todas las cosas relatar ni consignar 240
cuántas fueron las pruebas para Odiseo, de ánimo paciente,
Sino cómo lo hizo y lo soportó el recio varón86
en el pueblo de los troyanos, donde ustedes aqueos sufrieron trabajos87:
se lastimó a sí mismo dañándose con infamantes heridas,
se echó los hombros ropas míseras, como un siervo, 245

82
Obsérvese que no hay una calificación negativa para las drogas. Mucho se ha discutido sobre cuáles son
estas «sabias drogas». Lo más probable es que se haya tratado de opio, pues su empleo médico se remonta al
Antiguo Egipto, donde la mezcla de sustancias que se extraían de la adormidera (Papaver somniferum) se
usaba como analgésico y calmante, tanto en pomadas como por vía oral. El término «opio» deriva del
griego ópion que significa «jugo», refiriéndose al látex que exuda la adormidera al cortarla (cfr. Plinio,
Historia Natural 20, 199); Cfr. On the Trail of the Ancient Opium Poppy de Mark D. MERLIN (1984: 179 ss.).
83
Póly –mucho– dámno –seducir, someter–. Según los escolios y textos posteriores (Heródoto 2, 116;
Estrabón 17, 801 y Diodoro Sículo 1, 97) existía una versión de que esta misma reina condujo a Helena a la
isla de Faros para protegerla del acoso de Thon, su esposo, y que para preservarla del veneno de las serpientes
del lugar también la proveyó de ciertas drogas.
84
O también Peán, dios sanador, luego fundido con Apolo de quien este nombre pasó a ser epíteto ritual;
véase Ilíada 5, 401 y 899 ss.; cfr. Píndaro, Pítica 4, 270.
85
Las ‘historias troyanas’ que Helena y Menelao van a narrar están conectadas entre sí y tienen una estructura
paralela. Cfr. A Narratological Commentary on the Odyssey de Irene de JONG (2001: 101-102).
86
El hexámetro se repite en v. 271 y de algún modo marca la coherencia entre la narración de Helena (vv.
240-258) y la de Menelao (vv. 266-289) sobre los episodios previos a la caída de Troya. Cfr. Archery at the
Dark of the Moon. Poetic Problems in Homer’s Odyssey de Norman AUSTIN (1975: 188-189) y Helen of Troy
and her Shameless Phantom del mismo autor (1994: 79-81). Cfr. Siren Songs. Gender, Audiences, and
Narrators in the Odyssey de Lillian DOHERTY (1995: 130-ē) y Blood and Iron. Stories and Storytelling in
Homer’s Odyssey de Douglas OLSON (1995: 83-85).
87
Tanto el relato de Helena como el de Menelao refieren al período ulterior al final de Ilíada, materia mítica
de ciclos épicos posteriores y de poemas perdidos como la Pequeña Ilíada de Lesques y la Ectiópida de
Arctino. En su versión, Helena se coloca como protagonista y se autodescribe como un personaje
sicológicamente complejo, pero arrepentida de su falta y comprometida con la victoria de los aqueos. La
versión de Menelao, que comienza en v. 266, no es tan edificante ni benévola para con su mujer, sino más
bien le atribuye haber actuado en favor de los troyanos (v. 275) durante el episodio del caballo de Troya.
Estas dos narraciones se imbrican y complementan para manifestar en el marco del relato épico las
disidencias y tensiones del matrimonio real de Esparta, no obstante el escenario idílico que presentaron en
principio ante Telémaco y su acompañante.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

y se introdujo en la ciudad de anchas calles de sus enemigos


Así ocultándose parecía otra persona,
un mendigo88, quien no era tal en las naves de los aqueos.
Con esta apariencia bajó a la ciudad de los troyanos, se engañaron
todos; yo sola lo reconocí –tal como era– 250
y lo interrogué; él intentaba evitarme con astucia.
Pero cuando lo hube lavado y ungido con aceite89
y le puse un vestido y juré con firme juramento
que no iba a desenmascarar a Odiseo frente los troyanos
hasta que hubiera llegado a las rápidas naves y a las tiendas; 255
entonces él me reveló todo el plan de los aqueos.
Después de matar a muchos troyanos con afilado bronce
llegó junto a los argivos; y así les llevó abundante información.
Mientras otras troyanas gemían dolorosamente, mi ánimo
se alegraba, porque ya mi corazón ansiaba regresar90 260
rápidamente a casa, y lamentaba la obnubilación que Afrodita
me infundió91 cuando me condujo allí lejos de mi querida patria,
alejándome de mi hija92, de mi tálamo y de mi marido,
que no es inferior a nadie ni en juicio ni en estampa».
Y contestándole el rubio Menelao le dijo: 265
«Sí, mujer, todo lo que has referido es como corresponde.
Yo conocí la voluntad y la mente
de heroicos guerreros y mucho mundo he visitado.
Pero nunca vi yo con mis ojos a otro tan valiente
como era el corazón de Odiseo, de ánimo sufridor. 270
¡Cómo actuó y cómo resistió el recio varón
en el interior del pulido caballo93 donde estábamos los mejores

88
«Mendigo» traduce déktes. Hay editores que lo interpretan como nombre propio –Dektes– siguiendo al
poeta de la Pequeña Ilíada (frag. 11 ed. Allen). Aristarco anota en un escolio que esta mención es preparatoria
del disfraz de mendigo de Odiseo en Itaca. Coincide además la circunstancia de que una mujer que lo conoce
muy bien lo bañan, Helena, según v. 252 como Euriclea en 19, 386 ss.
89
No hay lógica en el hecho de que la esposa de un príncipe troyano bañe a un mendigo que deambula por las
calles. Helena quiere presentarse ante los ojos de Telémaco como la anfitriona de su padre Odiseo con una
actividad que debería haber delegado en una esclava (véase 8, 433-437), aunque en Pilos, también como
excepción, fue Policasta, la hija de Néstor, quien bañó a Telémaco (3, 464).
90
Véase v. 145. Añoranzas de Helena de su hogar en Esparta, véanse en Ilíada 3, 139-140; y 173-175. Véase
v. 145.
91
La pasión erótica se percibe como la recepción pasiva de la voluntad de Afrodita (véase Ilíada 6, 349 y
357). Del mismo modo entienden otros personajes que la infidelidad fue responsabilidad de alguna divinidad
(véase 17, 118-119; 23, 222-224 e Ilíada 3, 164). Menelao por su parte, adjudica a Atenea el acto de retirar a
Helena de los aqueos escondidos en el caballo (v. 289), por ser acción más racional y en favor de Odiseo.
92
Hermíone, véase nota a v. 4.
93
Los vv. 271-289 conforman el primer relato sobre el caballo de Troya en Odisea. La historia no aparece en
Ilíada, sin embargo el lector moderno debe suponer que es bien conocida por la audiencia. El episodio tendrá
un extenso tratamiento en boca del aedo Demódoco (8, 492-515), fue la fatal estratagema ideada por Odiseo
para provocar la caída de Troya (véase alusión en 22, 230), también narrada por su protagonista en 11, 523-
532. Cada uno de los tres narradores eligen distintas perspectivas, debido especialmente al destinatario que
tienen enfrente: Menelao y Odiseo hablan desde su posición adentro del inmenso caballo de madera –y se
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

de los argivos para llevar muerte e infortunio a los troyanos94!


Tú misma te acercaste allí entonces. Debió impulsarte
un daimon95 que quería extender el honor de los troyanos . 275
Y te seguía Deífobo96 semejante a los dioses.
Tres veces97 te acercaste rodeando la cóncava trampa para palparla,
y llamaste por su nombre a los mejores dánaos;
de cada uno de los argivos, imitabas la voz de las esposas98.
Entonces yo y el hijo de Tideo99 y el divino Odiseo, 280
sentados en el centro, oímos cuando nos llamaste.
Nosotros dos, inquietos, sentimos un ferviente deseo
de salir o de responder luego desde dentro.
Pero Odiseo lo impidió y nos contuvo, a pesar de desearlo.
Allí se mantenían en silencio los demás hijos de los aqueos, 285
y solo Anticlo100 quería contestar a tus palabras.
Pero Odiseo le apretó la boca con las manos,
sin quitarla, con fuerza, y salvó a todos los aqueos.
Y lo contuvo hasta que te llevó lejos Palas Atenea».

TELÉMACO CONFIESA A MENELAO LOS MOTIVOS DEL VIAJE (290-350)

Y a su vez Telémaco le contestó con discreción: 290


«Atrida Menelao, vástago de Zeus, caudillo de pueblos,
es doloroso, pues no mantuvo alejada la funesta muerte
ni aunque hubiera tenido en su interior un corazón de hierro101.
Pero vamos, envíanos al lecho para que
con el dulce sueño nos deleitemos echados a dormir». 295
Así habló, y la argiva Helena ordenó a las esclavas102

dirigen a Telémaco y a la sombra de Aquiles respectivamente–, mientras Demódoco, que canta ante el pueblo
feacio, opta por ubicarse en el punto de mira de los troyanos, consternados ante el magnífico presente.
94
El v. 273 es fórmula que proviene de Ilíada 2, 352 y se repite en 8, 513. Algunos manuscritos lo omiten y
es probablemente una interpolación tardía.
95
Nuevamente se adjudica a una fuerza sobrenatural externa esta traición –fallida– de Helena.
96
Existió una tradición épica posterior, en la que Helena se casa con Deífobo después de la muerte de Paris
(véase Eurípides, Troyanas 959). Es uno de los hijos de Príamo y Hécuba (Ilíada 12, 94 y 13, 156) y hermano
predilecto de Héctor (Ilíada 22, 233-234); tiene destacada actuación en la gesta de Idomeneo (Ilíada 13, 402-
539). En el agón entre Héctor y Aquiles, Atenea adoptó la apariencia de Deífobo con el fin de engañar al
primero (Ilíada 22, 227 ss.). En la Eneida de Virgilio su sombra va a aparecerse a Eneas (6, 494-547).
97
El tres es un número peculiar y cabalístico (véase 4, 86; 8, 340; 9, 65 y 361; 12,105).
98
El escoliasta señala que el contenido del hexámetro es inverosímil y de cumplimiento imposible.
99
Diomedes. Véase nota a 3, 167.
100
Único lugar en que es mencionado este guerrero, posiblemente se trate de una interpolación posterior. Los
vv. 285-289 son atetizados por Aristarco y eliminados de algunos manuscritos. Vv. 285-286 no se
corresponden con vv. 282-283 y tampoco con v. 286. Es probable que los vv. 285-288 se hayan compuesto
como una alternativa a vv. 280-284. La referencia a Palas Atenea en v. 289 no coincide con v. 275.
101
La droga de Helena no ha sido exitosa por completo pues Telémaco no escapa al dolor por su padre
ausente, que en estos versos cree ya muerto. Interviene ahora por primera vez después de las historias de sus
anfitriones. La hipérbole refleja que el poeta se expresa en la edad de hierro (las armas de los poemas
homéricos son de bronce).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

ubicar cojines en la galería103 y hermosas mantas


de púrpura poner desplegadas y extender por encima colchas
y llevar cobertores de lana para que se cubrieran.
Ellas salieron de la estancia con una antorcha en sus manos 300
y prepararon las camas104. Y un heraldo conducía a los huéspedes.
Ahí mismo, en el pórtico105 de la casa se acostaron106
el héroe Telémaco y el ilustre hijo de Néstor.
El Atrida durmió en el interior del magnífico palacio
y junto a él se acostó Helena, de largo peplo, divina entre las mujeres107. 305
Y cuando se mostró Eos, la que nace de la mañana, la de dedos de rosa,
se levantó del lecho Menelao, el de recia voz,
vistió sus atavíos, se colocó la aguda espada sobre el hombro
y en sus pies lustrosos calzó hermosas sandalias.
Caminó, para salir del tálamo, semejante en su aspecto a un dios, 310
se sentó junto a Telémaco, le dijo su palabra y lo llamó por su nombre108:
«¿Qué necesidad aquí te condujo, héroe Telémaco109,
a la divina Lacedemonia, sobre el ancho lomo del mar?
¿Es un asunto público o privado? Háblame con sinceridad».
Y a su vez Telémaco le contestó con discreción: 315
«Atrida Menelao, vástago de Zeus, caudillo de pueblos,
vine por si podías darme alguna novedad sobre mi padre.
Se consume mi casa y mis ricas posesiones se pierden;
de hombres hostiles mi palacio está lleno, sin cesar
degüellan gordas ovejas y bueyes de torcidos cuernos y rotátiles pies, 320
son los pretendientes de mi madre con su soberbia desmesura.
»Por tal motivo ahora a tus rodillas llego, por si quieres
hablar de aquella desventurada muerte, tanto si en algún sitio la viste
con tus propios ojos o si has escuchado el relato de otro
que anda errante. ¡Pleno de desgracias lo parió su madre! 325

102
Los vv. 296-301 conforman una escena típica de preparación del lecho para los huéspedes (véase 7, 335-
340 e Ilíada 24, 643–648).
103
Aíthousa: un corredor que puede ser externo o interno. Para el caso es un pórtico interno y techado igual a
aquel bajo el cual durmió Telémaco en Pilos (3, 399). También lleva este nombre el portón para ingresar al
patio (21, 390), es el lugar en que amontonarán las siervas infieles los cadáveres de los pretendientes antes de
limpiar el estropicio de la matanza en el palacio de Itaca (22, 449).
104
La fórmula de vv. 297-301a está tomada de Ilíada 24, 643-648 y se repite en 7, 335-340.
105
Si bien el poeta ha mencionado en v. 297 que van a dormir en el pórtico del mégaron (aíthousa), se utiliza
aquí el término pródomos, el vestíbulo del palacio en general, como en el que dormirá Odiseo disfrazado de
mendigo en su propia casa, en 20, 1 ss.
106
Este verso es idéntico a Ilíada 24, 673, lugar en que Príamo se retira a descansar con su heraldo, después
del doloroso diálogo con Aquiles.
107
Ya no veremos a Helena en escena hasta 15, 100. Helena es «divina entre las mujeres» como Calipso es
«divina entre las diosas» en 1, 14.
108
La escena que comprenden los vv. 311-620 va a dar cumplimiento a lo que anunció Menelao en vv. 214-
215. Helena y Pisístrato van a salir de escena hasta su reaparición en canto 15. Aunque Pisistrato ya había
dado las razones de la presencia de Telémaco en Esparta (vv. 156-167), Menelao abre la conversación como
si nada supiera.
109
Menelao es el primero que llama «héroe» a Telémaco. Si lo contrastamos con el apelativo de «hijo» que le
había dado Néstor (3, 254), podemos interpretarlo como un progreso del joven hacia la madurez.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

Y no endulces el relato por tener vergüenza o sentir piedad,


sino dime con detalle cómo asististe a tal escena.
Te lo suplico si alguna vez mi padre, el noble Odiseo,
cumplió su palabra o el acto que te hiciera como promesa
en el pueblo de los troyanos donde los aqueos sufrían penas. 330
Recuérdalo ahora y dime la verdad110».
Y le contestó indignado el rubio Menelao:
«Ay, ay, ¡que en el lecho de un hombre de valeroso pensamiento
quieran dormir los que solo son cobardes111!
Como cuando una cierva en la cueva de un poderoso león112 335
deja acostados a sus recién nacidos cervatillos
y por las laderas de la montaña y sus valles herbosos
sale a pastar, y aquél regresa a su cubil
y a ambos da muerte vergonzosa,
así Odiseo dará a aquellos vergonzosa muerte. 340
»¡Ojalá sucediera, padre Zeus, Atenea y Apolo,
como cuando en la bien construida Lesbos
se trenzó en una disputa con el hijo de Filomelides113,
lo derribó violentamente y se regocijaron todos los aqueos!
»Ah, ¡si de tal modo se enfrentara Odiseo con los pretendientes! 345
Todos tendrían corto destino y amargas nupcias114.
Sobre lo que me preguntas y suplicas, no seré yo
quien hable con evasivas o te engañe,
más bien sobre lo que me dijo el infalible anciano del mar115

110
Los vv. 322-331 son repetición de 3, 92-101, es decir, Telémaco utiliza el mismo discurso tanto ante
Néstor como ante Menelao.
111
Los vv. 322-331 serán repetidos en el discurso de Telémaco a Penélope en 17, 124-141.
112
Sobre los símiles en los poemas homéricos, cfr. The Similes of the Iliad and the Odyssey Compared de
Dionys J. N. LEE (1964); Similes in the Homeric Poems de Carroll MOULTON (1977) y el capítulo
«The Odyssey Compared» en Character, Narrator, and Simile in the Iliad de Jonathan L. READY (2011: 261-
272). El extenso parlamento de vv. 333-350 se repite en boca de Telémaco en 17, 124-141. Odiseo va a ser
comparado con un león también en 6, 130-136; 22, 401; 23, 45-48. Esta frecuente presencia del león en los
símiles demuestra que debía haber más ejemplares en la Antigüedad que en la Grecia de nuestros días (cfr.
Aristóteles, Historia de los animales 579b6 ss.; 606b14 ss.; Pausanias 6, 5; Heródoto 7, 125). Desde el punto
de vista de la verosimilitud, es imposible que una cierva deje su cría en la cueva de un león, fiera que despide
un hedor característico fácilmente perceptible por el fino olfato del animal más débil. El término «ambos» de
v. 339 indicaría algo más inverosímil aún, que la cierva huyó y dejó a los dos cervatos (normalmente son dos)
a merced de las fauces del león.
113
El escoliasta cita a Helánico de Lesbos (Fragmenta historicorum graecorum 4, frag. 150, ed. Müller) y
afirma que el rey Filomelides retaba a un combate a todos los extranjeros que llegaban a su tierra; Odiseo y
Diomedes lo mataron con engaño. Esta alusión debe ponerse en relación con las incursiones de los aqueos en
Lesbos (Ilíada 9, 129 y 664). El nombre suena como un patronímico, es decir «hijo de Filomeleo», pero no lo
es; en este caso el infijo id no parece indicar procedencia.
114
Vv. 345-346 repiten los dos hexámetros de 1, 265-266.
115
Proteo. La versión que sigue Virgilio en Geórgicas, en el episodio de Aristeo, reemplaza la residencia en
Faros por la isla de Cárpatos (4, 387) entre Creta y Rodas. Para Heródoto (2, 112 ss.), Proteo es un rey de
Egipto, contemporáneo de Menelao, que reinaba en Menfis cuando Helena y Paris fueron arrojados por la
tempestad a la costa de ese país; Proteo decidió quedarse con Helena y sus tesoros y dejar ir a Paris hacia
Troya. Mientras tanto los griegos arribaron para sitiar la ciudad y reclamar a Helena a Príamo, este les
respondió que la princesa estaba en la corte de Proteo; los aqueos no le creyeron y continuaron la guerra y
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

no ocultaré ni esconderé palabra116. 350

NÓSTOS DE MENELAO: NAUFRAGIO EN FÁROS (351-424)

»En Egipto117, aunque ansiaba estar ya de vuelta aquí, los dioses


me retuvieron, por no realizar hecatombes perfectas;
que siempre quisieron los dioses que recordemos los rituales.
»Hay una isla de agitadas olas en el ponto
en frente de Egipto –la llaman Faros118–, 355
tan lejos cuanto una cóncava nave en un día
si sopla por detrás sonoro viento puede recorrer,
y un puerto con buenas amarras desde donde las equilibradas naves,
se echan al mar después de acopiar un agua oscura.
Allí los dioses me retuvieron veinte días, y los vientos 360
favorables no se presentaban, los que de la naves
son guía sobre el ancho lomo del mar.
Todos los víveres y el vigor de los hombres se habrían agotado
si una de las diosas no se hubiera compadecido y apiadado de mí
la hija del poderoso Proteo, el anciano del mar119, 365
Idotea120, cuyo corazón conmoví en gran medida.

cuando Troya cayó, comprobaron que en efecto Helena no estaba allí y fueron a buscarla a Egipto y Proteo la
restituyó a su esposo. Esta leyenda ha sido recogida y modificada por Eurípides en su Helena.
116
Los vv. 347-350 conforman una especie de umbral narrativo en el discurso de Menelao. La tensión que
produce la alusión a las verdades que le transmitió Proteo se va a resolver recién en vv. 554-560.
117
Los vv. 351-586 constituyen la narración enmarcada de las aventuras de Menelao en Egipto. Continúan
desde el punto en que Néstor las dejó en 3, 300. Consta de cinco partes: 1.- naufragio de Menelao en la isla de
Faros (vv. 351-362); 2.- diálogo con Idotea (vv. 363-425); 3.- captura de Proteo (vv. 426-459); 4.- diálogo con
Proteo (vv. 460–570); 5.-partida de la isla (vv. 571-586). El nóstos de Menelao ofrece muchos puntos en
común con el de Odiseo: estuvieron extraviados sin poder regresar durante años, hasta que fueron arrojados a
una isla por una tormenta, como Odiseo a la isla de Calipso; sufrieron hambre (como los hombres de Odiseo
en Trinaquia); una mujer con poderes especiales (como Circe) aconsejó a Menelao consultar a un adivino
(como Tiresias). Menelao va a realizar el relato en primera persona, pero en muchas ocasiones se expresa
como un narrador omnisciente: en v. 351 revela la razón de la demora, aunque recién la descubre en vv. 472-
473; nombra a Proteo en v. 365, del que no escuchó hablar hasta el v. 385; nombra a Idotea en v. 366, aunque
hasta v. 387 ella no le dice quién es.
118
Faros es una isla situada a un km y medio de Alejandría. El islote es famoso por varios motivos, el más
importante es que allí se construyó el célebre faro en el siglo III a.C. (entre 285 y 247), por orden de Ptolomeo
I. En la isla de Faros se ubica la leyenda –que narra la Carta de Aristeas– de la traducción milagrosa del texto
sagrado de la Torá, por setenta y dos sabios, del hebreo al griego, para lograr la Septuaginta, la obra más
importante en influyente en la cultura del mundo occidental.
119
Proteo es descripto especialmente como un anciano que ve a través de las profundidades del mar (véanse
vv. 349, 385 y 400; Virgilio Geórgicas 4, 392 ; Teócrito 2, 58; Horacio, Odas 1, 2, 7; Filóstrato, Imágenes 2,
17). Está representado en la iconografía como el auriga de un carro sobre el mar tirado por hipocampos (cfr.
Virgilio, Geórgicas 4, 389). Es la primera vez que se lo nombra en la literatura griega. En la época
helenística, Apolodoro (2, 5, § 9) lo mencionará como un rey de Egipto que tenía dos hijos; Telégono y
Polígono o Tmolo. Diodoro (1, 62) por su parte observa que solo los griegos lo llamaban Proteo, puesto que
los egipcios lo denominaban Cetes.
120
Etimológicamente, «la diosa de la forma». Es un motivo común en las leyendas antiguas que una hija
traicione a su padre para ayudar a un extranjero, del que se ha enamorado (como Medea de Jasón, por
ejemplo). Higinio (Fábula 118) sigue exactamente esta versión odiseaica de la historia. Para los llamados
alegoristas de Homero, que buscan demostrar el monoteísmo oculto en estos mitos, Idotea, diosa de la forma,
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

»Ella me halló solo, vagando lejos de mis compañeros.


Pues ellos siempre diseminados por la isla trataban de pescar
con curvos anzuelos121, pues el hambre oprimía sus estómagos.
y llegándose cerca me dijo estas palabras: 370
»“¿Eres tan infantil, extranjero, en extremo irreflexivo
o por voluntad propia te abandonas y disfrutas padeciendo males?
ya que así permaneces en la isla sin objetivo alguno
que pudieras hallar, mientras se consume el ánimo de tus compañeros".
»Así dijo, y yo le contesté diciendo: 375
"Te lo diré, quienquiera seas entre las diosas,
que no estoy detenido voluntariamente, sino que pienso
que he faltado a los inmortales que poseen el ancho cielo.
Pero dime tú, pues los dioses lo saben todo122,
quién de ellos me detiene y aparta de mi senda, 380
y cómo regresaré a través del ponto rico en peces".
»Así dije, y al punto me respondió la divina entre las diosas:
"Te voy a informar, extranjero, muy sinceramente.
Viene aquí con frecuencia el infalible anciano del mar,
el inmortal Proteo123, el egipcio, que del mar todo 385
las profundidades conoce como siervo de Poseidón,
de él dicen que me engendró y es mi padre.
»Si tú, agazapado, pudieras apresarlo de algún modo,
él te diría el camino, la extensión de la ruta
y el regreso y cómo volver sobre el ponto rico en peces124. 390
Y también te diría, vástago de Zeus, si lo deseas,
lo bueno y lo malo que ha sucedido en tu palacio
después que emprendiste este camino largo y doloroso".
»Así dijo, y yo le contesté y dije:
"Dime tú misma ahora una emboscada contra el divino anciano 395
Para que de antemano no me rehúya si me ve o si me conoce,
pues es trabajoso para un mortal sujetar a un dios".

representa la primera Providencia que ayuda a la materia proteica a revestir sus múltiples formas (Heráclito el
rétor 67).
121
Como en 12, 331-332, los hombres de Odiseo deben procurarse su alimento mediante la pesca. Según
Platón (República 404bc), el pescado está ausente de la dieta de los héroes. Sin embargo, Odiseo ante
Penélope –en 19, 114– incluye los peces en la lista de bendiciones naturales que premian a un buen gobierno.
La pesca y la búsqueda y obtención de frutos de mar es mencionada en numerosos símiles (5, 432; 10, 124; 12
251; 22, 384-385 e Ilíada 5, 487 y 24, 80), posiblemente porque en estas comparaciones los aedos reflejan su
propio mundo personal y no los rasgos de la vida heroica (como la descripción de grandes banquetes con
carne asada, seguramente más idealizados que frecuentes en la época micénica).
122
Menelao alude a la omnisciencia divina, tanto el narrador como los personajes suponen los dioses lo saben
todo (véase vv. 465 y 468; 12.189–9 e Ilíada 2, 485). En efecto, los dioses saben incluso cosas que nadie les
dijo antes, como en 5, 21-27, 202-213, 286-290.
123
Proteo no aparece en las genealogías de Hesíodo, donde los dioses marinos son Nereo y Forcis.
Probablemente pertenece al folklore mediterráneo y se lo incorpora en el círculo de estas divinidades como
«siervo de Poseidón».
124
La fórmula de vv. 389-390 se va a repetir en 10, 539-540. La «extensión de la ruta» no se piensa en
medidas de longitud sino en jornadas de viaje.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

Así dije, y ella me respondió al punto, divina entre las diosas:


"Yo te aconsejaré esto muy sinceramente.
Cuando Helios al centro del cielo se acerca, 400
en ese momento, sale del mar el infalible anciano marino,
oculto por el soplo de Céfiro y por un oscuro encrespamiento.
Y una vez que sale del agua, se acuesta en cóncava gruta.
»A su alrededor las focas125, descendientes de la bella Halosidne126
duermen amontonadas cuando salen del canoso mar 405
despidiendo el hedor penetrante del insondable mar.
Yo te conduciré hasta allí cuando despunte la aurora,
y te haré acostar detrás; elegirás bien tus compañeros,
a tres, los que mejores tengas tus naves de buenos bancos127.
»Te diré todas las artimañas de este anciano: 410
primero contará las focas para llevar el control,
y después de contarlas con los dedos y haber visto a todas,
se acostará en medio de ellas como un pastor entre un rebaño de ovejas.
Y en el momento en que vean que ya se puso a dormir,
que el coraje y la resistencia sean vuestra principal preocupación 415
para retenerlo allí, aunque esté ansioso y apresurado por huir.
»Intentará transformarse en todos cuantos animales sobre la tierra
se arrastran, y también en agua y en fuego inflamado128.
Ustedes manténgalo inmóvil apretando más fuerte.
»Pero cuando él empiece a interrogarte con palabras, 420
y vuelva a ser el mismo, como lo viste cuando se echó a dormir,
entonces, controla tu violencia y suelta al anciano
y pregúntale, guerrero, cuál de los dioses te hace difícil
el regreso y cómo lo realizarás a través del ponto rico en peces".

NÓSTOS DE MENELAO: EPISODIO DE PROTEO (325-584)

»Dicho esto se sumergió en el ponto encrespado 425


mientras yo hacia las naves varadas en la arena
marchaba. Al caminar, mi corazón se estremecía.
Pero una vez que hube bajado a las naves y al mar,

125
El español mantiene la raíz griega –phókai–; se trata de la Phoca Monachus, la única especie conocida en
las costas del Mediterráneo en aquella época.
126
Epíteto de Amfitrite, aunque en Ilíada (20. 207) aparece junto al nombre de Tetis, otra diosa marina.
Amfitrite según Hesíodo (Teogonía 243) y Apolodoro (1, 2, § 7) es una Nereida, aunque en otros lugares (1,
2, § 2 y 1, 4, § 6), Apolodoro la denomina Oceánide. Es la esposa de Poseidón y madre de Tritón (Hesíodo,
Teogonía 930). Es infrecuente que aparezca asociada a su esposo en las obras de arte; una excepción puede
ser la estatua de Amfitrite que Pausanias (2, 1, § 7), vio en el templo de Poseidón en el istmo de Corinto.
127
La elección de tres compañeros se va a ver realizada en v. 434; en v. 440, Idotea los va a colocar en fila
cubiertos por las pieles; el horrible olor se vuelve a mencionar en vv. 442-443, pero también su solución en
vv. 444-446. Recién en vv. 448-449 se va a ver cumplida la acción de salir las focas del mar y tirarse a dormir
en la costa, anunciada en vv. 404-405.
128
La capacidad de transformación continua es apropiada para un dios de las aguas, piénsese en la historia del
río Aqueloo luchando con Heracles (Ovidio, Metamorfosis 9, 8 ss.; Apolodoro 1, 8, § 1 y 2, 7, § 5.; Sófocles,
Traquinias 9 ss.). Cfr. el artículo «Discours odysséen de Protée» de Ménélaos CHRISTOPOULOS (2003).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

preparamos la cena y se nos vino la noche inmortal129.


Entonces nos acostamos en la ribera del mar. 430
»Cuando apareció Eos, hija de la mañana, la de dedos de rosa,
Entonces, hacia la orilla del mar de anchos caminos,
marché, suplicando mucho a los dioses. Iba con compañeros,
con tres de los más incondicionales para cualquier decisión.
Entretanto <Idotea> que estaba sumergida en el vasto seno del mar130, 435
cuatro pieles de foca acarreó del ponto,
todas recién desolladas. Había planeado un engaño contra su padre131:
Después de cavar hoyos en las arenas del mar,
se sentó a esperar. Nosotros llegamos muy cerca de ella.
»Nos hizo acostar en fila y echó una piel sobre cada uno. 440
La emboscada era terrible, pues nos caía terriblemente
el mortal hedor de las focas criadas en el mar.
¿Quién querría acostarse al lado de un monstruo del mar132?
Pero ella nos salvó y nos indicó un gran remedio:
trayendo ambrosía133 la puso bajo la nariz de cada uno, 445
despedía dulce aroma y así acabó con el hedor del monstruo.
Toda la mañana esperamos con ánimo sufrido
y las focas salieron del mar apiñadas y después
se tendieron en fila sobre la ribera del mar.
»A mediodía el anciano salió del mar y avistó las focas, 450
corpulentas, las encaró a todas y contó el número.
Nos contó entre los monstruos los primeros, pero en su corazón
no se dio cuenta que había engaño. Luego se acostó también él.
Nosotros gritando nos abalanzamos y le echamos mano.
El anciano no había olvidado su arte engañador, 455
sino primero se convirtió en león bien melenudo,
y después en dragón, en pantera134 y en un gran jabalí;
y se convirtió en fluida agua y en árbol de elevada copa135,

129
«Divina noche» traduce ambrosíe nýx, el epíteto ambrosíe se aplica a la noche en el v. 574 y en 7, 283. Su
significado como adjetivo no es claro y se traduce casi siempre como «divina noche». Recordemos que
ambrosía es el alimento de los dioses (véase 5, 93 y nota), aunque la utilizaban para otros usos: lavarse con
ella (Ilíada 14, 170), ungir el cuerpo (Ilíada 16, 669 ss. y 679 ss.) o frotar las nariz de un cadáver para que no
se descomponga la carne (Ilíada 19, 26), generalmente asociados a la inmortalidad. Sin embargo, la
utilización en v. 445 es solo con el fin de sobrevivir al mal olor.
130
La bella metáfora «el vasto seno del mar» está tomada de Ilíada 18, 140 (y su similar de Ilíada 21, 125).
131
El ardid que Idotea ha pergeñado –ocultarse bajo un animal– es parecido al que utiliza Odiseo para escapar
de la cueva del Cíclope (9, 424-435).
132
Esta clase de preguntas retóricas que implican un comentario aseverativo sobre la situación no es frecuente
en Homero.
133
El adjetivo femenino (véase nota a v. 429) está aquí sustantivado. La ambrosía es una sustancia asociada al
mundo divino. Sus orígenes se extienden a antiguas culturas orientales en las que a la poción fragante le
atribuían propiedades milagrosas. La fragancia peculiar era propia de los dioses y sus posesiones (cfr. Himno
homérico a Deméter 236-237; Teognis, Elegías 1, 8-9).
134
«Pantera» traduce párdalis. Griegos y romanos confundían leopardos y panterasy no podemos saber con
certeza qué significa aquí párdalis. El témino aparece en símiles de Ilíada (13, 103; 17, 20; 21, 573).
135
Tal como Idotea había previsto en vv. 417-418, el anciano del mar trata de escapar transformándose. Los
alegoristas de Homero (Heráclito el rétor 67), en el siglo I, interpretan que estas formas que Proteo adopta
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

pero nosotros lo reteníamos con ánimo valiente136.


»Y cuando el anciano tramposo estaba ya extenuado 460
entonces se dirigió a mí con palabras y dijo137:
"¿Quién entre las divinidades, hijo de Atreo, te dio consejo
para apresarme tendiéndome una trampa? ¿Qué necesitas?"
Así dijo, y yo contestándole dije:
"ya lo sabes anciano –¿por qué preguntas para despistar? – 465
que estoy retenido en esta isla sin un objetivo
poder encontrar y mi corazón se me consume dentro.
»Pero dime –puesto que los dioses lo conocen todo–
quién de los inmortales me retiene y me aparta del camino
y cómo realizaré el regreso sobre el ponto rico en peces." 470
Así dije, y enseguida contestándome dijo:
"Debieras haber hecho a Zeus y a los demás dioses
hermosos sacrificios al embarcar para rápidamente
arribar a tu patria navegando sobre el vinoso ponto.
»No es ahora tu destino ver a tu querida gente y llegar 475
a tu bien edificada casa y a tu tierra patria
hasta que del Egipto, el río que cae de Zeus138
y recorras de nuevo las aguas y realices sagradas hecatombes
a los dioses inmortales que poseen el ancho cielo.
Entonces te concederán los dioses el camino que tanto deseas". 480
»Así dijo y se me rompió el amado corazón,
ya que me instaba a que de nuevo sobre el neblinoso ponto
marchara hacia Egipto, un camino largo y penoso.
Pero aun así contestando con palabras le dije:
"Así lo haré, anciano, como tú me aconsejas. 485
Pero vamos, dime e infórmame con certeza
si todos con sus naves llegaron salvos los aqueos
los que Néstor y yo dejamos cuando partimos de Troya
o pereció alguno de amarga muerte en su nave
o a manos de los suyos después de sufrir la guerra139". 490

significan los cuatro elementos: el león es el éter, el dragón es la tierra, el agua se menciona directamente y el
árbol es el aire.
136
Menelao y sus compañeros aferran a Proteo como Idotea indicó en v. 419, hasta que ya no se resiste (como
su hija previó en vv. 420-421) y Menelao puede hacer las preguntas que la diosa le sugiriera en vv. 423-424.
Proteo no tiene necesidad de preguntar quién es Menelao, sin duda ya lo sabe, pero le interesa conocer el
nombre de quién lo traicionó.
137
El diálogo entre Proteo y Menealo (vv. 460–570) le permite al Atrida saber mucho más que la respuesta a
la inquietud inicial de conocer cómo volver a casa (igualmente sucede con Tiresias y Odiseo; véase 11, 100-
137), puesto que inspirado por Idotea (vv. 391-393) no solo pregunta por su propio hogar sino por el destino
de otros héroes (vv. 486-490) y recibe una extensa respuesta (vv. 492–569). Véase el artículo «Protean Forms
and Disguise in Odyssey 4» de Steven LONSDALE, (1988).
138
«Río que cae de Zeus» traduce diipetés, epíteto de una sola palabra en griego, que encierra las raíces de
pípto (caer) y de Zeus (Díi es el dativo de Zeús). La fórmula «Egipto, río que cae de Zeus» se repite en v. 581
y 7, 284 y en Ilíada 16, 174; 17, 263; 21, 268 y 326. Puede traducirse también «nacido de Zeus» o «nacido de
la lluvia». Para el poeta, Egipto es tanto el país como el río, que sería sin duda el Nilo, solo que Neîlos no
aparece en los poemas homéricos, aunque sí en Hesíodo (Teogonía 338) cuando da la lista de los grandes ríos.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

Así dije, y él al punto contestándome dijo140:


"Atrida, ¿por qué me preguntas estas cosas? No es necesario
que lo sepas ni conocer mi pensamiento. No aseguro
que estarás mucho tiempo sin llanto cuando averigües todo,
pues muchos de ellos sucumbieron y muchos quedaron atrás. 495
Solo dos jefes de los aqueos de coraza de bronce141
perecieron durante el regreso: en la batalla tú estuviste presente.
Hay uno que todavía está vivo en algún sitio, retenido por el ancho ponto.
Áyax142 pereció junto con sus naves de largos remos:
contra Giras143 lo arrimó primero Poseidón 500
contra las grandes rocas, y lo salvó del mar;
habría escapado de la muerte, si bien odiado de Atenea,
si no hubiera lanzado una palabra injuriosa, infatuado en exceso.
Dijo que contra la voluntad de los dioses escaparía del abismo del mar.
»Poseidón lo escuchó hablar a los gritos 505
y al punto, tomando con sus fuertes manos el tridente,
golpeó la roca Giras y la partió en dos:
una parte quedo allí, el otro pedazo se desplomó en el ponto
aquel sobre el que Áyax estaba sentado y se había jactado;
y lo arrastró hacia el inmenso ponto embravecido. 510
Allí murió después de tragar agua salada144.
»"También tu hermano evadió las parcas y escapó
en las cóncavas naves, pues lo salvó la soberana Hera.
Mas cuando al escarpado monte de Malea145 estaba a punto

139
La fórmula ya apareció en 1, 238 y se repetirá en 15, 368, pero obsérvese que aquí la hemos traducido con
otro sentido, para ponerla en relación con el infausto destino de Agamenón; aunque por supuesto Menelao lo
desconoce, no es infrecuente que el poeta haga anticipos en el discurso de lo que se dirá poco después.
140
Siguiendo la sugerencia de Idotea expresada en vv. 391- 393, Menelao inquiere acerca de la suerte de sus
compañeros, a quienes Néstor y él mismo habían dejado en Troya (vv. 486-490) y recibe una extensa
respuesta. El largo discurso de Proteo (vv. 492–569) está organizado del siguiente modo: 1.- un emotivo
preámbulo (vv. 492-498); 2.- mención del destino de Áyax Oileo (vv. 499–511); 3.- regreso de Agamenón y
su aciago final (vv. 512-549); 4.- respuesta a la pregunta de Menelao sobre Odiseo (vv. 550-560); 5.-
predicciones sobre Menelao (vv. 561-569). La omnisciencia de Proteo es sumamente vasta: conoce la
identidad de las divinidades comprometidas en la acción (vv. 500, 505 y 513) y los hechos de los que no hay
testigos (como el fin de Áyax) y el lugar alejado en el que permanece Odiseo, así como el futuro, incluso más
allá de la muerte para el caso de Menealo.
141
«Aqueos de coraza de bronce» es una fórmula utilizada dos veces en Odisea (aquí y en 1, 286) y en
numerosas ocasiones en Ilíada (1, 371; 2, 163 y 437; 3, 131 y 252; 4, 199; 5, 180 et passim)
142
Se trata del Áyax hijo de Oileo, rey de Lócrida, que intentó violar a Casandra en el templo de Atenea tras
la toma de Troya. Constituye este sacrilegio la causa última del regreso accidentado de los aqueos. Véanse
notas a 1, 327 y a 3, 109.
143
Según los escoliastas, el lugar estaba situado entre Míconos y Tenos, lo cual indica que el itinerario de
Áyax fue, a diferencia de los demás, a través de las Cícladas.
144
Áyax muere después de cometer por segunda vez terrible hýbris. La leyenda posterior incorpora el hecho
de que Poseidón emergió del mar sosteniendo su inmenso tridente que arrojó directo al pecho de Ayax y lo
ensartó a la roca: tridente y cuerpo se transformaron en piedra y son para siempre una roca elevada que
sobresale de las aguas del Egeo.
145
Promontorio al sur del Peloponeso, mencionado en 3, 287 (véase nota) y que se volverá a nombrar en 9, 80
(véase nota) y 19, 187. Naufragar cerca de Malea constituye indudablemente un motivo tradicional de la épica
oral. Si Agamenón deseaba navegar hasta la Argólida no tenía necesidad de pasar por el lugar.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

de llegar lo arrebató una tempestad que lo arrastró 515


por el ponto rico en peces, lamentándose gravemente,
hasta el confín del campo en que Tiestes tenía su morada
en el pasado, pero ya entonces habitaba Egisto, hijo de Tiestes.
»Así, cuando allí estaba, le pareció feliz el regreso146,
de nuevo los dioses cambiaron el viento y llegaron a casa, 520
por cierto tu hermano pisó contento su tierra patria:
se inclinaba besando la tierra147 y muchas ardientes lágrimas
derramaba cuando contempló con júbilo ese suelo.
Pero lo vio desde una atalaya el centinela que había apostado
el traicionero Egisto. Le había ofrecido en recompensa 525
dos talentos148 de oro. Vigilaba este todo el año149,
para que no pasara sin advertirlo y hubiera memoria de su impetuosa fuerza.
Y marchó a palacio para dar la noticia al pastor de su pueblo.
»Al punto Egisto dispuso una engañosa trampa:
eligiendo veinte mejores hombres entre el pueblo, 530
proyectó una celada y mandó en otra parte preparar un banquete,
luego salió a proclamar a Agamenón, pastor de su pueblo150,
con caballos y carros barruntando infamias.
A aquel, desconocedor de su muerte, lo condujo y lo mató
mientras lo agasajaba, como se mata a un buey en el pesebre. 535
»Nadie sobrevivió entre los compañeros del Atrida, quienes lo acompañaban,
ni nadie entre los de Egisto, sino que todos murieron en palacio151".
Así dijo, y se me quebró el amado corazón,
comencé a llorar sentado en la arena, y mi ánimo
no quería ya vivir ni ver la luz del sol. 540
»Pero cuando me harté de llorar y revolcarme
me dijo el veraz anciano del mar:
Ya no más, hijo de Atreo, mucho tiempo y hasta agotarte
estés llorando, porque así no hallaremos remedio alguno.
Más bien rápidamente trata de volver a tu patria, 545
o bien lo encontrarás aún vivo o bien Orestes
lo habrá matado, adelantándose, y tú podrás estar en el entierro".
Así dijo, y mi corazón y ánimo valiente
en mi pecho, aunque afligido, de nuevo se encendió.

146
La versión de Proteo de la muerte de Agamenón (vv. 519-547) no menciona la relación amorosa entre
Clitemnestra y Egisto. Hay en ella dos elementos novedosos respecto de las versiones anteriores: Egisto
proyecta una emboscada sirviéndose de veinte hombres del pueblo (vv. 530-531) y Agamenón es asesinado
durante un banquete en su honor (vv. 531 y 535; véase 11, 411, 415 y 419-420).
147
El gesto de besar la tierra en 5, 463 y 13, 354.
148
Véase nota a 9, 202.
149
Calcas había profetizado que Troya caería en el décimo año de la expedición (Ilíada 2, 329) y al llegar esta
fecha, Egisto había apostado al vigía.
150
Egisto invitaba al festín de bienvenida vitoreando a Agamenón.
151
Estos dos hexámetros aluden a que pudo existir resistencia de parte de los aliados de Agamenón, aunque
no lo parece en las palabras de la sombra del monarca en 11, 412-413. La muerte de los adeptos de Egisto es
más sorprendente: o murieron en la refriega o quizás el asesino no quiso dejar testigos de su crimen.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

»Y dirigiéndome a él le dije aladas palabras: 550


"Ya sé ahora de ellos. Háblame entonces del tercer hombre,
del que aún está vivo, está retenido en el vasto ponto
o ya ha muerto. Quiero, aunque afligido, escuchar.
Así hablé. Y él respondiendo al punto me dijo:
“Es el hijo de Laertes, quien en Itaca tenía su morada152. 555
Lo vi en una isla derramando abundantes lágrimas,
en el palacio de la ninfa Calipso, quien por la fuerza
lo retiene y no puede llegar hasta la tierra patria.
»Ni naves remeras ni compañeros
lo acompañan sobre el ancho lomo del mar153. 560
Respecto de ti no hay vaticinio, Menelao, de linaje divino154,
de que mueras en Argos, criadora de caballos, enfrentando el destino,
sino a la pradera Elisia155, a los confines de la tierra,
los inmortales te enviarán, donde está el rubio Radamante156.
Allí la vida de los hombres es muy feliz. 565
»No hay nieve ni mucho invierno, tampoco lluvias,
sino que siempre las brisas de Céfiro que sopla sonoro
envía Océano157 para refrescar a los hombres.
Porque tienes a Helena y para ellos158 eres yerno de Zeus".

152
En el «relato dentro del relato» de vv. 555-560, Telémaco escucha una información crucial acerca de su
padre. Esta información es de hace tres años, sin embargo, Proteo menciona en tiempo presente que Calipso
retiene a Odiseo contra su voluntad (vv. 557- 558), como si fuera la situación en el momento actual. El
anciano también sabe no tiene naves ni marineros.
153
Véase 5, 14-18: la misma fórmula en boca de Atenea. En este canto, ha aparecido en vv. 313 y 362.
154
En los vv. 561-569 –como Odiseo en 11, 134-137–, Menelao recibe información sobre su propia muerte, o
mejor dicho, su no-muerte y vida eterna en la llanura Elísea. El uso del presente indica la naturaleza eterna del
paraje.
155
Elýsion es una palabra formada, por falso corte, del adjetivo enelýsion que significa «golpeado por el rayo»
y, por tanto, sacralizado como todo lo que toca el rayo de Zeus. Su etimología quizás provenga de elýth-tion,
es decir, el lugar donde van los hombres. Es un lugar semejante a las «Islas de los Bienaventurados» (cfr.
Hesiodo, Trabajos y días 167 ss.), donde van todos los héroes de la cuarta generación. En Homero sin
embargo el Elíseo es más restrictivo: solo registra la presencia de Radamante y la futura de Menelao. Nótese
que allí llegará Menelao vivo, es decir, con su cuerpo y su psyché, no será un eídolon, una imagen como las
que vagan en el Hades. Los campos Elíseos están sobre la superficie de la tierra y no en sus profundidades. La
descripción de este paraíso es muy similar a la del Olimpo (véase 6, 42-45) y su clima sereno recuerda la
calma perpetua del país de los Hiperbóreos (cfr. Heródoto 4, 13, §5 y Apolonio de Rodas 614 y 675). Cfr.
Eurípides, Helena vv. 1676 ss., una alusión a Menelao vagando en este trasmundo. Plutarco alude a este
episodio de Odisea en la Vida de Sertorio, véase 8, 5, 2; Luciano menciona la pradera Elísea y las Islas
Bienaventuradas en el Diálogo de los muertos 24, 1, 6.
156
Hijo de Zeus y Europa, hermano del rey Minos de Creta (véase Iíada 14, 322), o según otros, hijo de
Hefesto (Pausanias 8, 53, §2). Por temor a su hermano, huyó a Ocaleia in Beocia y allí se casó con Alcmene.
Como consecuencia de la buena administración de justicia durante su vida, se convirtió después de su muerte
en un de los tres jueces (junto con Minos y Eaco) del mundo subterráneo; cfr. Apolodoro 3, 1, 2 y 2, 4, 11.
Véase 7, 323.
157
Océano es, en la concepción geográfica más antigua, un río circular que rodea la tierra. Océano es a la vez
el dios de este río. En Homero aparece como una divinidad poderosa, quien no obedece a nadie más que a
Zeus (véase Ilíada 14, 245; 20, 7 y 21, 195.); no menciona sus padres pero sí que su esposa es Tetis, de la que
tuvo a Eurínome y Perses (véase 10, 139 e Ilíada 18, 398). En Hesíodo (Teogonía 133, 337 ss., 349 ss.) es
hijo de Urano y Gea, el mayor de los titanes y esposo de Tetis, con quien engendró 3.000 ríos y numerosas
Oceánides.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

Dicho esto se sumergió en el ponto encrespado. 570


Y yo hacia las naves con mis divinos compañeros
marchaba159. Al caminar, mi corazón se estremecía.
Pero una vez que hube bajado a las naves y al mar,
preparamos la cena y se nos vino la noche inmortal.
Entonces nos acostamos en la ribera del mar. 575
»Cuando apareció Eos, hija de la mañana, la de dedos de rosa,
lanzamos la nave, primero de todo, hacia la divina sal
y colocamos el mástil y las velas en la oscura embarcación.
y ellos subieron y se ubicaron en los bancos;
y sentados en fila, batían el canoso mar con los remos. 580
»De nuevo en el Egipto, río que cae de Zeus160,
detuve las naves e hice perfectas hecatombes.
Y cuando puse fin a la cólera de los sempiternos dioses,
levanté a Agamenón un túmulo para que su gloria sea inextinguible161.

FIN DEL NÓSTOS DE MENELAO. TELÉMACO PARTE DE ESPARTA (584-624)

»Cumplido esto, partí, y me concedieron viento favorable 585


los inmortales, quienes velozmente me enviaron a mi querida patria.
Pero, vamos, permanece ahora en mi palacio,
hasta que llegue el undécimo o el duodécimo día162.
Entonces te despediré y te daré espléndidos regalos:
tres caballos y un carro bien trabajado163; y también 590
te daré una hermosa copa para que hagas libaciones a los dioses
inmortales y te acuerdes de mí todos los días».
Y a su vez, Telémaco, le respondió discreto:
«¡Atrida!, durante mucho tiempo aquí no me retengas164,
pues yo me quedaría al menos un año junto a ti 595
instalado, sin que me oprimiera el deseo de mi casa ni de mis padres,
pues escuchar arrobado tus relatos y palabras
me deleita. Mas ya mis compañeros estarán apenados

158
Entiéndase «para los inmortales», según se expresa al comienzo de la descripción del Elisio (v. 564).
159
En vv. 571-586, Menelao da cumplimiento a las órdenes que Proteo le diera en vv. 472-480 (vv. 581-582
repiten la fórmula de 477-478), y por propia decisión erige un cenotafio a Agamenón (v. 584).
160
Véase nota a v. 477.
161
Los cenotafios se erigen normalmente en la misma tierra del extinto. En ocasiones se levanta una lápida
cuando los restos han quedado diseminados sin poderse enterrar o en otro país (véase 1, 289-291), aunque hay
numerosos ejemplos en que una un monumento funerario recuerda al muerto también en tierras extrañas (11,
75; 24, 80-84 e Ilíada 2, 813-814; 4, 176-177; 7, 87-90).
162
Después de los dos hexámetros (vv. 585-586) que cierran el nóstos de Menelao, y cumplido el objetivo de
su visita, Telémaco debiera aprestarse para el regreso a Itaca; de hecho, Néstor le había recomendado «no
deambular más tiempo lejos de casa» (3, 313). No obstante, es necesario que Odiseo llegue primero a Itaca y
eso demora brevemente la partida de Telémaco de Esparta.
163
Tres caballos, porque dos de ellos iban uncidos al carro y el tercero se reservaba para reemplazo. En dos
episodios de la Ilíada se menciona este tercer caballo (8, 86 ss.; 16, 152 ss. Y 462 ss.).
164
Telémaco parece señalar que su partida depende de Menelao. La fascinación de los relatos y el deseo de
escuchar historias es un tema recurrente en Odisea (v. 239; 10, 14; 11, 333-335; 13, 1- 2; 17, 513).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

en la divina Pilos porque tú aquí hace tiempo me retienes.


El regalo que me des sea para atesorar. 600
Los caballos no los llevaré a Itaca, sino para ti aquí
los dejaré para tu gloria, pues tú reinas en una llanura
extensa, en la que hay mucho loto165, caña,
trigo, escanda y blanca cebada bien crecida166.
En Itaca no hay recorridos amplios ni pradera167; 605
para criar cabras; es más afable que para criar caballos.
Pues ninguna es para caballos ni rica en prados de las islas
que se reclinan sobre el mar. Itaca menos que ninguna».
Así habló; sonrió Menelao168, de recia voz guerrera,
le acarició la mano, le dijo su palabra y lo llamó por su nombre: 610
«Eres de sangre noble, hijo querido, de tal modo hablas.
Yo haré un cambio en los regalos, puedo hacerlo.
De cuantos objetos hay en mi casa para atesorar
te daré el que sea más bello y más valioso.
Te daré una cratera bien tallada, de plata 615
es toda ella y con los bordes recamados en oro.
Es obra de Hefesto; me la dio el héroe Fédimo169,
rey de los sidonios170, cuando me albergó en su casa
en mi regreso a este lugar. Esto es lo que te quiero regalar171».
Mientras se decían uno a otro tales cosas172 620

165
Lotós es un nombre aplicado a diversas plantas y árboles en la Antigüedad griega (Teofrasto, Historia de
las plantas 7, 15, 3; Plinio, Historia natural 14, 101, cfr. Hesiquio ad loc.), usado para forraje. Aquí se trata
de Trifolium fragiferum o trébol frutilla (Teofrasto, Historia de las plantas 7, 8, 3 y 7, 13, 5) y en otros
lugares (Ilíada 14, 348) se designa con el mismo nombre al Lotus corniculatus (Plinio, Historia natural 22,
55).
166
En la Antigüedad la cría de caballos estaba reservada a los pueblos más prósperos. Ni Odiseo ni Áyax
(cuya patria es la pedregosa Salamina) pueden proveer carros a la expedición a Troya. No obstante, es
evidente la admiración por los equinos entrenados tanto para usos militares como para transporte y
abastecimiento, se refleja en el conocimiento de todas las clases de forraje para alimentarlos, como demuestra
este listado. La orografía accidentada de Grecia hizo que el uso del caballo siempre estuviera limitado, habrá
que esperar a poco antes de Alejandro Magno para que adquiera protagonismo. Recién a fines del siglo IV
a.C., Filipo II logrará la creación de un cuerpo de caballería en los ejércitos y serán las llanuras de Tesalia y
Macedonia las que proveerán los mejores jinetes.
167
Hay tres descripciones de Itaca en Odisea. Las otras dos están una en boca de Odiseo (9, 21-27) y de
Atenea (13, 242-247). Véase nota a 13, 242.
168
La sonrisa no es ajena a los héroes (23, 111) ni a las diosas (5, 180; 13, 287), para expresar afecto.
169
La expresión indica una obra de artesanía excelente y no una proveniencia divina literal y el héroe Fédimo
es indudablemente un nombre inventado.
170
Aquí, como en la menciones de Sidón en 13, 285 y 15, 425, se trata de una referencia a los fenicios (véase
Ilíada 6, 290 y 23, 743). Los sidonios o fenicios habitaban la región que se extendía en la costa oriental del
Mar Mediterráneo, desde la desembocadura del río Orontes al norte hasta la bahía de la actual Haifa al sur. La
región se denominaba Canaán y con este nombre se la encuentra en el Antiguo Testamento.
171
Los vv. 613-619 se repiten en 15, 113-119. Se omiten en muchos manuscritos medievales en este lugar.
172
Los vv. 620-624 constituyen un umbral para el cambio de escena de Esparta a Itaca. A la vez, conectan
esta última parte cuyo escenario es Esparta con el comienzo del canto en que Menelao está ofreciendo un
banquete por los esponsales de su hijo. Después del verso 624 ya no se habla de la visita de Telémaco a
distintos lugares en busca de noticias de su padre, hasta 15, 1. Durante los próximos diez cantos las menciones
a Telémaco van a ser pocas y esporádicas (5, 18-20 y 25-27; 13, 413-428; 14, 174-184).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

los invitados iban llegando al palacio del divino rey.


Unos traían ovejas, otros llevaban reconfortante vino,
y las esposas de lindos velos173 les enviaban el pan.
Así preparaban el banquete en el palacio.

LOS PRETENDIENTES PREPARAN EMBOSCADA PARA TELÉMACO EN ITACA (625-674)

Mientras tanto los pretendientes, en el palacio de Odiseo174, 625


se divertían arrojando discos y jabalinas
en el sólido pavimento, como antes, con arrogancia175.
Sentado estaba Antínoo, y Eurímaco, semejantes a dioses,
jefes de los pretendientes y los mejores en mucho por su valor.
Y acercándose a ellos el hijo de Fronio, Noemón176, 630
interrogando a Antínoo con palabras le dijo:
«Antínoo, ¿sabemos con certeza o no
cuándo vendrá Telémaco de la arenosa Pilos?
Se fue llevándose mi nave, y tengo necesidad de ella
para pasar a la espaciosa Élide, que allí tengo caballos, 635
doce yeguas y mulos resistentes177
aún sin domar, si traigo alguno aquí podría domarlo».
Así dijo, y ellos quedaron desconcertados, pues no pensaban
que se hubiera marchado a Pilos, la de Neleo178, sino que Telémaco
se encontraba en el campo con las ovejas o con el porquerizo179. 640
De nuevo lo enfrentó Antínoo, el hijo de Eupites:
«Dime sinceramente cuándo partió y quiénes con él,
¿qué jóvenes lo seguían? ¿los mejores de Itaca o algunos
jornaleros180 y siervos? Pues también pudo hacerlo de este modo.
Dime también con sinceridad, para que yo lo sepa, 645
si te quitó la negra nave con violencia y contra tu voluntad
o aceptaste dársela, después de que te convenció con una historia».

173
«De lindos velos» traduce el epíteto kallikrédemnoi, único lugar en que aparece en Odisea.
174
Los vv. 625-847 completan las escenas de 2, 298-336 y de 2, 337-381, es decir, observaremos a partir de
este momento las reacciones, de los pretendientes por un lado y de Euriclea por otro, ante la noticia de la
partida de Telémaco. El pasaje se desarrolla en una sucesión de escenas breves: 1.- los pretendientes planean
una emboscada para cuando Telémaco regrese (vv. 625-674); 2.- Penélope reacciona con desesperación ante
la partida de su hijo (vv. 675–767); 3.- los pretendientes preparan su partida (vv. 768-786); 4.- Atenea en la
figura de Iftima consuela a Penélope (vv. 787-841); 5.- los pretendientes se embarcan y se aprestan a
emboscar a Telémaco.
175
Los vv. 625-627 se repiten en 17, 167-169.
176
El poeta logra un magnífico ensamble de la situación temporal: hace cuatro días que Telémaco está afuera
y han pasado también para los pretendientes que se entretienen ociosamente en Itaca. Para ubicar al
espectador y advertir a los pretendientes de la ausencia, aparece ‘inocentemente’ Noemón, que le prestó al
joven la nave (2, 386-387) y ahora la necesita.
177
Este hexámetro se repite en 21, 23.
178
El padre de Néstor, véase nota a 3, 4.
179
Esta es la primera ocasión en que se menciona a Eumeo y como en muchas otras oportunidades se lo
designa mediante su oficio y no con su nombre propio (véase 13, 404; 14, 22, 33, 48 y 121).
180
«Jornaleros» traduce thêtes, único lugar donde aparece el término. En 11, 489 (véase nota) y 18, 357, así
como en Ilíada 21, 444 aparece el verbo theteúō, que traducimos «ser un siervo en casa de otro/ ajena».
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

Y el hijo de Fronio, Noemón, le contestó181:


«Yo mismo acepté dársela. ¿Qué podría hacer cualquiera
si un hombre como él, con tanta ansiedad en su corazón, 650
la pidiera? Sería difícil negarse a tal favor.
Jóvenes, los que sobresalen entre nosotros en el pueblo
lo acompañaban. También supe que como jefe guiaba
Méntor, o a un dios, pues así parecía en todo.
Pero me asombra, porque vi aquí al divino Méntor 655
ayer por la mañana, aunque antes se había embarcado a Pilos».
Así después de hablar se marchó hacia la casa de su padre,
y a los otros, a ambos, se les irritó el valeroso ánimo.
Sentaron en grupo a los pretendientes y detuvieron sus juegos182.
Y entre ellos habló Antínoo, hijo de Eupites, 660
furioso; de cólera sus sentimientos circulares y negros
estaban repletos, sus dos ojos se parecían al fuego ardiente183:
«¡Ay, ay, qué buen trabajo insolentemente ha realizado
Telémaco con este viaje! ¡y decíamos que no lo lograría!
Contra la voluntad de tantos, un joven niño se ha marchado sin más, 665
después de botar una nave y elegir los mejores en el pueblo.
Pronto comenzará a ser una maldición. Ojalá a él
Zeus destruya su vigor antes de que llegue al umbral de la juventud.
Pero vamos, que me den una nave veloz y veinte compañeros184
para emboscarlo cuando vuelva y apostarme185 670
en el estrecho entre Itaca y la escarpada Same186,
para que le sea funesta la navegación en busca de su padre».
Así dijo, y todos lo alababan y lo apremiaban.
Enseguida después se levantaron y fueron al palacio de Odiseo.

PENÉLOPE SE ENTERA DE LA AUSENCIA DE TELÉMACO (675-767)

Penélope no permaneció mucho tiempo ignorante 675


de los planes que los pretendientes elucubraban en sus mentes.
Se los dijo el heraldo Medonte, quien averiguó las intenciones187

181
Noemón va a contestar las preguntas en orden inverso a cómo han sido enunciadas, un rasgo común en los
intercambios dialógicos homéricos, tal como afirma el viejo artículo «Hýsteron Próteron Homērikôs» de
Samuel E. BASSETT (1920: 39-62) que se puede ahora bajar de internet.
182
Los vv. 659-674 muestran la primera de tres reuniones deliberativas de los pretendientes con el objeto de
matar a Telémaco. La segunda sucederá en 16, 342-408 después de haber fracasado la emboscada; la tercera
se presenta en 20, 240-247 hasta que de inmediato los disuade el vuelo amenazador de un águila. La idea de
un ataque al joven ha sido anticipada en 1, 251 y 2, 367-368. La emboscada, que el poeta rememora en
ocasiones (13, 425-428; 14,180-182; 15, 28-32), se verá frustrada por la advertencia instrucciones de Atenea a
Telémaco (15, 28-32).
183
Los vv. 661-662 reproducen la fórmula de Ilíada 1, 103-104 cuando Agamenón se enfurece contra
Calcante. Sobre la figura de Antinoo, véase nota a 1, 383.
184
Veinte remos tenía también la nave en que Telémaco partió (véase 1, 280), es una nave de poca
envergadura pero indudablemente la más usual.
185
Euriclea había previsto esta situación en 2, 367-368.
186
Véase nota a v. 845.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

estando afuera del patio y ellos dentro urdían el plan.


Y atravesó la casa para comunicarlo a Penélope188.
Cuando atravesaba el umbral dijo Penélope: 680
«Heraldo, ¿a qué te mandan los ilustres pretendientes?
¿Acaso a que ordenes a las esclavas del divino Odiseo
que dejen sus labores y les preparen el banquete?
¡Ojalá dejaran de cortejarme ni pudieran reunirse en otro lado
y su última y definitiva cena celebraran ya aquí189! 685
Con tanto reunirse están liquidando la abundante hacienda,
las posesiones del prudente Telémaco. ¿Acaso de sus padres
no escucharon en otro tiempo siendo niños
cómo era Odiseo con los progenitores de ustedes?
Nunca hizo nada injusto ni siquiera lo propuso 690
en el pueblo. Así es la justicia para los divinos reyes190:
a un mortal lo odian y a otro lo quieren.
Pero aquél jamás en absoluto obró como un hombre arbitrario.
Pero el corazón de ustedes y las injustas decisiones
quedan al descubierto y no agradecen los beneficios de antaño». 695
Y a contestó Medonte, de pensamientos prudentes:
«¡Ojalá fuera, reina, este el mal mayor!
Pues otro mucho más grande y más penoso
los pretendientes traman ¡que no lo cumpla el Cronida!
A Telémaco ansían matar con el agudo bronce 700
cuando regrese a casa, quien fue por noticias de su padre
a la sagrada Pilos y a la divina Lacedemonia».
Así dijo. Flaquearon a Penélope las rodillas y el querido corazón,
Por un rato el estupor le arrebató las palabras y los ojos
se le llenaron de lágrimas, y la floreciente voz se le detuvo191. 705
Después de un largo tiempo pudo contestar y dijo:
«¡Heraldo! ¿Por qué se ha marchado mi hijo? No necesitaba
embarcar en las naves de marcha veloz, que en caballos de mar192
se convierten los hombres que atraviesan la extensa humedad.
¿O fue para que no quede ni siquiera su nombre entre los hombres?». 710

187
Los vv. 677-715 constituyen la primera de cinco oportunidades que ofrecen una caracterización del heraldo
Medonte (las otras cuatro: 16, 412; 17, 172-177; 22, 357-380 y 24, 439-450) Si bien es el heraldo de los
pretendientes (v. 681 y 17, 172-173), y adscripto por Telémaco al bando enemigo (16, 252), trata de defender
los intereses de la familia de Odiseo: en dos oportunidades transmite información secreta a Penélope (aquí y
en 16, 412), y en otra es el intérprete de la justicia divina que guió la venganza de Odiseo (24, 439-450). En
22, 357-358, Telémaco dice que lo cuidaba cuando era niño y Odiseo lo perdona después de la matanza (22,
371-380). Su posición es comparable a la de Femio, con quien a menudo se lo asocia en el texto.
188
Se produce un cambio de escenario –del aulé donde están los pretendientes al thálamos donde se encuentra
Penélope– mediante el traslado físico de Medonte de una punta a otra del palacio.
189
El presagio-plegaria de la sierva fatigada por moler harina para la comida de los pretendientes, en 20, 112-
119, culmina con un deseo semejante: «que cenen ahora por última vez».
190
Para el tópico de Odiseo como buen rey, véase 2, 229-234.
191
Los vv. 704-705 son una fórmula que proviene de Ilíada 18, 695-696.
192
Por caballos debe entenderse «carros», puesto que los héroes no cabalgan. Una comparación de naves con
caballos en 13, 81 (cfr. Esquilo, Suplicantes 32 y Prometeo 468).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

Y le contestó luego Medonte, conocedor de prudencia:


«No sé, o alguna divinidad lo impulsó o por su propio ánimo
fue impelido193 para ir hacia Pilos a averiguar
sobre su padre, ya sea por su regreso ya por la fortuna que siguió».
Después de decirlo abandonó la casa de Odiseo. 715
Una pena mortífera la envolvió <a Penélope> y no soportaba
estar sentada en la silla, aun habiendo muchas en la casa,
sino que se sentó en el muy trabajado umbral del tálamo,
a llorar sus desdichas. Y en derredor las criadas se lamentaban,
todas, cuantas había en la casa, jóvenes y viejas. 720
Y gimiendo hondamente Penélope les dijo:
«Escúchenme, amigas, en mi entorno el olímpico me dio dolores
por encima de todas las que nacieron o se criaron conmigo:
perdí primero a un esposo noble de corazón de león194
quien por su entera excelencia se distinguía entre los dánaos, 725
un noble, cuya fama es extendida en Hélade y hasta el centro de Argos195
«Y ahora otra vez. A mi amado hijo han arrancado las tempestades
sin gloria del palacio y ni me enteré cuándo se marchó.
Perversas, a ninguna de ustedes les pasó por la mente
hacerme levantar de la cama, aunque bien sabían en el corazón 730
cuando se marchó él en la cóncava nave negra.
Si yo me hubiese enterado que pensaba en ese viaje,
aquí habría permanecido, por más ansia que tuviera del camino
o me habría tenido que dejar muerta en el palacio.
¡Rápido! Que alguna llame al anciano Dolio196, 735
mi esclavo, el que me dio mi padre cuando vine aquí
y mantiene mi huerto de numerosos árboles, para que al punto
se acerque a Laertes y le relate todas estas cosas,
por si él puede urdir algún plan en su mente
y acude a atemorizar a los ciudadanos que desean 740
destruir al vástago de Odiseo, semejante a un dios».
Por su parte, dijo su nodriza Euriclea:
«¡Consorte querida!, mátame con impiadoso bronce
o déjame estar en palacio, pero por cierto no ocultaré mi relato.
yo sabía todo esto y le di cuantas cosas pedía, 745
pan y dulce vino, y me tomó un solemne juramento:
que no te lo dijera hasta que llegue el día décimo o el duodécimo,
o tú misma lo echaras de menos y escuches que se ha ausentado,
para que no arruines tu bella piel llorando197.

193
Los mortales a menudo desconocen si una acción debe adscribirse a voluntad divina o humana (véase 7,
263; 9, 339; 14, 178-179 y 16, 356).
194
Los vv. 724-726 son los mismos que vv. 814-816.
195
El hexámetro es el mismo que 1, 344 (véase nota)
196
No es seguro que este Dolio sea el mismo que toma protagonismo en el canto 24 (222-225; 386-412 y 496-
499); es este un nombre común para un esclavo. Puede que sea el padre de Melantio (17, 212; 22, 159) y de
Melanto (18, 322).
197
Efectivamente, esas son las exactas palabras de Telémaco a Euriclea en 2, 374-376.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

»Sino, luego de darte un baño y tomar vestidos limpios para tu cuerpo198 750
y subir al piso superior con las esclavas mujeres,
suplica a Atenea, hija de Zeus, portador de égida,
porque ella, en efecto, va a salvarlo de la muerte199.
No abrumes al anciano ya abrumado, pues no creo
para nada que el linaje del Arcisíada200 por los dioses bienaventurados 755
sea aborrecido; sino que alguno sobrevivirá, para que ocupe
el palacio de elevado techo y hasta muy lejos los fértiles campos».
»Así dijo, y calmó su gemido y contuvo el gemir de sus ojos.
<Penélope> luego de darse un baño y tomar vestidos limpios para tu cuerpo
subió al piso superior con las esclavas mujeres 760
puso en una cesta granos de cebada201 y suplicó a Atenea:
«Escúchame, hija de Zeus portador de égida, Atritona202;
si alguna vez el astuto Odiseo en el palacio
quemó gordos muslos de buey o de oveja,
acuérdate de ellos ahora, salva a mi querido hijo 765
y protégelo de los ensoberbecidos pretendientes».
Así dijo y lanzó el grito ritual y la diosa escuchó su plegaria.

LOS PRETENDIENTES SE APRESTAN A EMBOSCAR A TELÉMACO (768-786)

Los pretendientes alborotaban en la lóbrega sala203,


y así habló uno de los jóvenes soberbios:
«Seguro que la reina tan pretendida por nosotros sus bodas 770
proyecta, sin saber que ha sido dispuesta la muerte de su hijo».
Así decía uno, pues ignoraba lo realmente dispuesto.
Mas entre ellos tomó la palabra Antínoo y dijo:
«Desdichados, eviten palabras arrogantes,

198
La escena previa a la plegaria que eleva Penélope para que su hijo vuelva sano y salvo es similar a aquella
en que el joven se la ordena en 17, 48-60, aunque en ese caso no se reproduce literalmente el ruego sino que
se la menciona de manera indirecta (17, 50-51). La construcción de la plegaria (vv. 762-767) es la siguiente:
a) invocación a la divinidad (v. 762); b) recuerdo de pasados oficios (vv. 763-764); c) súplica final (vv. 765-
766).
199
Penélope será instada de manera similar a realizar una plegaria luego de que Telémaco haya regresado
sano y salvo, en 17, 48-60, aunque en ese lugar la súplica está resumida de manera indirecta (17, 50-51). En
este canto figura completa la oración (vv. 762-766), que consiste en un verbo en modo imperativo e
invocación a la diosa (v. 762), recuerdo de sacrificios en el pasado (vv. 763-764) y pedido (vv. 765-766). La
afirmación en el hexámetro siguiente de que la diosa escuchó la plegaria v. 767) asegura al espectador que
Telémaco regresará sin daño.
200
El hijo de Arcisio es Laertes (véase 16, 118). Arcisio es sin duda una forma abreviada de Arquesilao, el
nombre que Eugamón de Cirene le dio al hermano menor de Telémaco en la Telegonía (fr. 1).
201
La aspersión de la cebada sobre el altar –o la víctima– es parte de la compleja ceremonia del sacrificio
cruento (véase 3, 445; 12, 358). Aquí, la colocación de cebada en un cesto antes de elevar una oración es
sorprendente, es posible que se trate una simple ofrenda vegetal previa a la súplica de Penélope.
202
Epíteto fijo de Atenea (véase 6, 324 e Ilíada 2, 157; 5, 115 y 714; 10, 284; 21, 420) cuya etimología es
bastante oscura, aunque indudablemente debe ponerse en relación con el adjetivo átrytos, «infatigable» (cfr.
Sófocles, Áyax 788).
203
Los vv. 768-786 traen de nuevo a escena a los pretendientes, por obra de que han escuchado el grito de
Penélope, que interpretan erróneamente.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

todos por igual, no sea que alguien se las comunique ahí dentro. 775
Pero, vamos, en silencio levantémonos y ejecutemos
el plan que ya está decidido en la mente de todos nosotros».
Cuando así hubo dicho, eligió a los veinte mejores hombres204
para dirigirse a la rápida nave y a la ribera del mar
Arrastraron, primero de todo, la embarcación al mar profundo 780
y colocamos el mástil y las velas en la oscura nave.
Sujetaron luego los remos con estrobos de cuero.
Todo según un orden. Desplegaron las blancas velas
y los briosos servidores trajeron las armas.
Anclaron la nave en el agua profunda y desembarcaron; 785
Allí tomaron la cena y esperaron a que llegara la noche.

PENÉLOPE RECIBE EN SUEÑOS A SU HERMANA IFTÍMA (787- 847)

En el piso de arriba mientras tanto la discreta Penélope205


yacía en ayunas, sin probar comida ni bebida,
abstraída, pensando si su ilustre hijo escaparía a la muerte
o sucumbiría a manos de los ensoberbecidos pretendientes. 790
Cuantos males presiente un león en medio de un gentío de cazadores
ella temía, como cuando lo acorralan en un círculo traicionero,
tantos la inquietaban, hasta que la alcanzó el delicioso sueño.
Se durmió recostada y todos sus miembros se aflojaron.
Allí de nuevo tramó un plan la diosa de ojos glaucos, Atenea: 795
Fabricó una imagen206 similar al cuerpo de una mujer207,
de Iftima208, hija del magnánimo Icario,
a la que había desposado Eumelo209, que tenía su casa en Feras210,

204
Los vv. 778-786 constituyen una escena típica de preparación para la partida en barco, conformada por los
siguientes elementos: a) selección de la tripulación (vv. 778-779); b) preparación de la nave (vv. 780-784); c)
espera en tierra hasta la hora de partida (vv. 785-786). La escena, interrumpida, continuará en vv. 842-843.
205
Los vv. 787-841 retornan al thálamos donde permanece Penélope, mientras los pretendientes esperan que
caiga la noche. Su profunda angustia (vv. 787-794) induce a Atenea a enviarle un sueño reconfortante (vv.
795-841).
206
«Imagen» traduce eídolon (como en vv. 824 y 835). De acuerdo con esta expresión, la persona soñada
sería una figura que envía una divinidad para comunicarse de manera directa con el soñador, la mayoría de las
veces con una función profética. Homero continúa la línea de creencias que expresan registros más antiguos
en tablillas de la Mesopotamia, papiros de Egipto y textos semíticos. Cfr. Ancient Science and Dreams:
Oneirology in Greco-Roman Antiquity.de Mark HOLOWCHAK (2001: 21), quien dedica un capítulo de su libro
a la Oneirokritiká o Interpretación de los sueños de Artemidoro, quien en el siglo II clasifica y explica la
simbología de los fenómenos oníricos (pp. 93-103).
207
Los sueños en Homero son de dos clases: 1) la persona que duerme sueña con una acción que adquiere
fuertes características simbólicas (19, 536-550; 20, 83-90 e Ilíada 22,199-200) y 2) el sueño implica la visita
de algún personaje que da indicaciones a quien lo sueña (6, 1-51; 15, 1-47; 20, 30-57 e Ilíada 2, 1-35; 23, 62-
108; 24, 677-689). Cfr. Studies on the Dream in Greek Literature de Antonius H. M. KESSELS (1978) y
Dreams and Experience in Classical Antiquity de William V. HARRIS (2009: 128).
208
Hermana de Penélope. El nombre quiere decir «fuerte», de fuerte contextura física. Atenea crea la imagen
ex nihilo e igualmente, cuando ha cumplido el objetivo, se disuelve en el aire (v. 839 y nota).
209
Hijo de Admeto y Alcestis; véase Ilíada 23, 288.
210
Ciudad de Tesalia.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

y la envió al palacio del divino Odiseo


para que a Penélope, llorosa y compungida, 800
consolara de su lastimosa desdicha y sollozar.
Entró en el tálamo a través de la correa del pasador,
se mantuvo quieta sobre su cabeza y le dijo su palabra:
«¿Duermes, Penélope querida, desolada en tu corazón?
No, los dioses que viven tranquilamente no van a permitir 805
que llores ni te quebrantes, porque ya está en su camino de regreso
tu hijo, que en nada es culpable a los ojos de los dioses».
Y le contestó después discreta Penélope,
quien dormitaba dulcemente en el umbral de los sueños:
«¿Por qué, hermana, has venido hasta aquí? Nunca antes 810
me visitaste, ya que habitas un palacio muy pero muy lejano.
»Y me ordenas ahora que cese en el sufrimiento y los dolores
innumerables, que se agitan en mi mente y en mi corazón,
a mí, que perdí primero a un esposo noble de corazón de león
quien por su entera excelencia se distinguía entre los dánaos, 815
un noble, cuya fama es extendida en Hélade y hasta el centro de Argos
»Ahora, por su parte, mi hijo amado se marchó en una cóncava nave,
un niño, que no sabe de trabajos ni de hablar en público.
Es por él por quien me lamento más que por su padre.
Por él tiemblo y tengo temores, que nada le suceda, 820
sea en el pueblo a donde ha ido, sea en alta mar.
Pues muchos enemigos maquinan contra él
deseando matarlo antes de que llegue a su tierra patria».
Y contestando dijo la imagen apenas visible:
«Sé fuerte, nada temas en absoluto en tu interior. 825
Tal es la que lo acompaña como guía, que ya muchos
hombres desearían tenerla a su lado, pues es poderosa,
Palas Atenea. Se ha compadecido de tu sufrimiento
y es ella quien ahora me envió para que te diga estas cosas».
Y le contestó a su vez la prudente Penélope: 830
«Si eres una divinidad y escuchaste la voz de un dios,
vamos, háblame también de aquel desventurado,
si vive todavía y contempla la luz del sol
o ya ha muerto y está en las mansiones de Hades».
Y contestando dijo la imagen apenas visible: 835
«No puedo decirte con certeza sobre él
si vive o está muerto. Malo es difundir lo que es incierto».
Así dijo desapareció por la correa de la cerradura.
en los soplos del viento. Y ella se desperezó del sueño211,

211
No aparece en Homero el acto de soñar como una experiencia personal y subjetiva, sino que la imagen
onírica llega desde fuera, es decir, se presenta de manera externa e independiente del soñador (véase el sueño
de Nausícaa en 6, 15-50 y el sueño de las ocas de Penélope en 19, 535-558 y en Ilíada, el sueño de
Agamenón, en 2, 5-75; el de Aquiles, en 23, 62-107 y el de Príamo, en 24, 677-689). En todos estos casos el
esquema es el siguiente: el ‘fantasma’ se coloca sobre la cabeza del personaje que sueña y le da su mensaje,
le recuerda primero que está dormido y seguidamente le hace una advertencia, le ordena algo o pronuncia
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 4

la hija de Icario. Y su querido corazón estuvo en calma, 840


pues había sobrevenido un claro sueño en la lobreguez de la noche.
Los pretendientes embarcaban y navegaban húmedos senderos212
agitando en sus mentes la muerte para Telémaco.
Existe una isla pedregosa en mitad del mar
a medio camino entre Itaca y la escarpada Same213, 845
Ásteris214, no grande, pero con puertos de doble entrada
para las naves. En ella los aqueos, emboscados, permanecieron.

palabras de consuelo. Es razonable que la figura tome el aspecto de una persona que el soñador ya conoce, por
esto Atenea, en vv. 794-841, ha modelado la imagen de Iftima, la hermana de Penélope. Cfr. Studies on the
Dream in Greek Literature de Antonius H. M. KESSELS (1978: 44-49) y «La terminología griega para ‘sueño’
y ‘soñar’» de M. Regla FERNÁNDEZ GARRIDO y Miguel Ángel VINAGRE LOBO (2003: 78-79).
212
La acción retorna a los pretendientes trasladándose por mar hasta el lugar en que planean la celada (vv.
842-847). Los pretendientes reingresarán a la historia en 16, 342 ss. Se recuerda la emboscada en 5, 18-19;
13, 425-426 y 14, 180-181 y su presencia en el palacio de Odiseo en 11, 115-117.
213
El texto dice «Samos» y no «Same», pero hemos traducido con la forma femenina para no confundir esta
isla con la de Samos en el mar Egeo. Same debe ubicarse en el mar Jónico (véase nota a 1, 246) y al sur de
Itaca, sitio por donde Telémaco debiera pasar al volver del Peloponeso, que está al sudoeste.
214
Ásteris podría ser la actual Arkoudis, deshabitada hasta que, a finales del siglo XX, fue comprada por un
consorcio sudafricano que planeó construir en la isla unas cien residencias privadas exclusivas, centros
comerciales y hoteles para personas de alto nivel económico.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

Canto V
Odiseo en la isla Ogigia con Calipso

ASAMBLEA DE LOS DIOSES (1-42)

Eos1, de su lecho junto al ilustre Titono2


se levantaba para llevar luz a los inmortales y a los hombres3.
Los dioses se reunieron en asamblea4 y entre ellos
Zeus, que truena en lo alto y cuyo poder es inmenso.
Atenea les narró las numerosas penas de Odiseo 5
haciendo memoria. Le preocupaba que estuviera en casa de la ninfa5:
«Padre Zeus y demás felices dioses que existís siempre6,
que no sea benévolo, amable, ni pacífico
ningún rey portador de cetro, y no sea íntegro en su pensamiento
sino sea siempre cruel y realice maldades, 10
ya que nadie tiene recuerdo del divino Odiseo
entre los ciudadanos sobre los que reinó y como un padre era bueno.
Ahora permanece en una isla sufriendo hondos pesares
en el palacio de la ninfa Calipso, quien por la fuerza

1
Para Eos, la Aurora, véase nota a 2, 1. El nuevo día marca un paso decisivo en la acción. Los dos primeros
hexámetros repiten la fórmula de Ilíada 11, 1-2 que inicia la aristeía de Agamenón. El canto 11 de Ilíada
comienza cuando Agamenón y Héctor conducen a sus respectivas tropas hacia el combate y este canto 5,
cuando el poeta ofrece la escena grandiosa de la asamblea de los dioses antes de presentar por fin en persona
al héroe de Odisea.
2
Titono es hijo de Laomedonte y hermano de Príamo (Ilíada 20, 237). Eos se enamoró de su belleza lo raptó
y lo convirtió en su cónyuge (Ilíada 11, 1). Eos pidió a Zeus la inmortalidad para Titono, pero olvidó pedir
también la juventud, por lo que envejecía eternamente (cfr. Aristófanes, Acarnienses 688). Finalmente lo
encerró en una habitación «y desde allí fluye incesante su voz» convertido en cigarra (cfr. Himno homérico a
Afrodita 218-238).
3
El canto 5 ofrece una variedad de escenas en distintos lugares. Comienza con la asamblea de los dioses (vv.
1-42) y un retorno a la historia de Odiseo. Hermes visita a Calipso para manifestarle el deseo de las
divinidades de que lo deje marchar (vv. 43-148). Se produce la bella escena de despedida entre Odiseo y
Calipso (vv. 149–227). El héroe construye la balsa para iniciar su viaje (vv. 228-278). El canto finaliza con
una escena de tormenta y naufragio que lleva a Odiseo a las costas de Esqueria (vv. 279–493).
4
En 1, 82-95, Atenea había hecho dos proposiciones a Zeus: 1.- que Hermes sea enviado a Ogigia para
procurar la liberación de Odiseo, y 2.- que ella misma pudiera trasladarse a Itaca e incitar a Telémaco para
que salga en busca de su padre. Esta última tarea se ha cumplido: Telémaco ha viajado a Pilos y a Esparta
(cantos 3 y 4) con este objetivo. Mientras tanto, los pretendientes se han alarmado por la ausencia de
Telémaco y han decidido embarcarse para interceptarlo a su regreso (4, 787). En este crucial punto de la
historia, la escena vuelve al Olimpo. Han transcurrido seis días desde aquellas proposiciones hechas por
Atenea a Zeus (las puntuaciones temporales están señaladas en 2, 1; 3, 1, 404 y 491; 4, 306), pero Hermes
todavía no fue enviado a Ogigia. En el comienzo de este canto 5, Atenea renueva su propuesta.
5
En realidad no se trata de una casa sino de una cueva (véase v. 57). La «ninfa» es Calipso, quien ya ha sido
mencionada en 1, 14.
6
Los vv . 7-20 están construidos por fórmulas yuxtapuestas al modo de un centón. El v. 7 se reitera en 8, 306
y los vv. 8-12 repiten 2, 230-234, es la misma fórmula utiliza Méntor para dirigirse a los demás itacenses. El
v. 13 está tomado de Ilíada 2, 721 y los vv. 14-17 son iguales a 4, 557-560. La primera parte del v. 18 es
como el inicio de 4, 727 y la fórmula de los hexámetros 19-20 ya apareció en 4, 701-702. Cfr. «The Language
of Odyssey 5. 7.20» de Michael J. APTHORP (1977).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

lo retiene y no puede llegar hasta la tierra patria. 15


Ni naves remeras ni compañeros
lo acompañan sobre el ancho lomo del mar.
Y ahora otra vez a su amado hijo quieren asesinar7
cuando regrese a casa, quien fue por noticias de su padre
a la sagrada Pilos y a la divina Lacedemonia». 20
Y contestándole le dijo Zeus, el que amontona las nubes8:
«Hija mía, ¡qué palabra ha escapado del cerco de tus dientes9!
¿No has concebido tú misma esa idea
de que Odiseo asesinara a aquellos al volver?
A Telémaco guíalo cuando haya embarcado, ya que puedes, 25
para que regrese ileso a la tierra patria
y que los pretendientes desencantados se marchen en su nave».
Luego, a Hermes10, su querido hijo, le dijo11:
«Hermes, ya que de nuevo en estos temas eres el mensajero,
a la ninfa de lindas trenzas confirma nuestra inalterable voluntad: 30
el regreso de Odiseo, de tenaz corazón. Que vuelva
sin séquito de dioses ni de hombres mortales.
Sino que él, en una balsa12 bien ensogada, después de sufrir adversidades
en la vigésima jornada va a llegar a la fértil Esqueria,

7
La emboscada de los pretendientes a Telémaco ha sido mencionada en tres oportunidades en el canto
anterior (4, 660-674; 768-786 y 842-847).
8
La fórmula de Zeus más el epíteto «que amontona las nubes» al final del hexámetro es muy frecuente en
Ilíada (1, 511, 517 y 560; 4, 30; 5, 631 y 736 et passim) y menos en Odisea, aunque aparece varias veces (1,
63; 9, 67; 12, 313 y 384; 13, 139 y 153; 24, 477).
9
La respuesta de Zeus a Atenea de vv. 22-27 no está exenta de reproche; es muy distinta a la que le dio en 1,
64-79, que se refería más bien a la ira de Poseidón como causa de la demora en el nóstos de Odiseo. Para la
fórmula de v. 22 véase nota a 1, 64.
10
Véase nota a 1, 38. Hermes es el «heraldo –o mensajero– de los dioses» (Hesíodo, Trabajos y días 80;
Teogonía 939). Es hijo de Zeus y de Maia, la hija de Atlas, nació en una cueva del monte Cilene en Arcadia
(véase 8, 335; 14, 435 y 24, 1; cfr. Himno homérico a Hermes 1-11; Ovidio, Metamorfosis 1, 682 y 14, 291).
Apenas nacido, se escapó de la cuna y se trasladó a Pieria, donde robó algunos de los bueyes de Apolo. En los
poemas homéricos no se menciona este hecho. La tradición que lo presentaba como un dios de la naturaleza –
por su origen arcadio– fue despareciendo gradualmente. En su lugar, apareció el carácter de heraldo de los
dioses, especialmente hábil en el uso de la palabra e idóneo incluso para presidir las asambleas (véase
Ilíada 1, 333; 4, 193; 7, 279 y 385; 8, 517; 11, 684). Su proverbial astucia, tanto en las palabras como en las
acciones, y su inclinación al fraude y al robo lo llevaban a cometer actos un tanto reprobables, en los que se
destacaba más bien su habilidad, pues eran llevados a cabo incluso con cierta elegancia (véase Ilíada 5, 390 y
24, 24; cfr. Himno homérico a Hermes 66, 260 y 383). Dispensaba los poderes que él mismo poseía a los
héroes y mortales que gozaban de su favor o tenía bajo protección (véase 10, 277; 15, 318 y 19, 397; cfr.
Hesíodo, Trabajos y días 67; Sófocles, Filoctetes 133).
11
La alocución de Zeus luego de las palabras de Atenea se ha presentado en forma de dos discursos
consecutivos. Esta modalidad marca con mayor fuerza el cambio de destinatario (Hermes en lugar de Atenea)
y de tema (Odiseo en lugar de los pretendientes y Telémaco). En Odisea se produce con cierta frecuencia esta
particularidad de dos discursos sucesivos en boca de un mismo emisor (véase 6, 186-210; 11, 92-137; 15,
535-543; 17, 392-404; 18, 349-364; 19, 89-99; 20, 190-225; 21, 167-180). Este segundo discurso de Zeus es
un mensaje para que Calipso libere a Odiseo y será entregado en dos instancias: primero por Hermes a
Calipso (vv. 97-115) y luego por Calipso a Odiseo (vv. 159-170). Hermes no va a mencionar ante Calipso ni
la balsa ni a los feacios, Calipso a su vez no le dice a Odiseo que debe marcharse por orden de Zeus; en la
cadena de transmisión del mensaje alguna parte es ocultada por uno u otra.
12
«Balsa» traduce schedía, que refiere a la embarcación que Odiseo construye en vv. 243-261.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

a la tierra de los feacios13, que llegaron a ser semejantes a dioses, 35


quienes de corazón como a un divinidad lo van a honrar
y enviar en una nave a su querida tierra patria
dándole bronce, oro en cantidad y muchos atavíos14
tantos, cuantos Odiseo jamás habría podido sacar de Troya
si hubiera llegado ileso habiendo recibido su parte del botín. 40
Pues su destino es ver a su querida gente y llegar
a su casa de alto techo y a su patria».

PARTIDA DE HERMES DEL OLIMPO Y LLEGADA A OGIGIA (43-93)

Así dijo, y no lo desobedeció el mensajero Argifonte15.


Al punto, después, ató en los pies las hermosas sandalias,
inmortales y áureas, que la llevan ya sobre el agua 45
ya sobre la tierra ilimitada junto con los soplos del viento16.
Y tomó la varita17 con la que hechiza los ojos de los hombres,
de quienes quiere, y con la que a su vez despierta a los que duermen.
Con ella en las manos echó a volar el poderoso Argifonte18.
Y al descender sobre Pieria19 se lanzó desde el éter al ponto. 50
Se disparó sobre el oleaje semejante a una gaviota20,
que sobre los atroces repliegues de la árida sal

13
Véase 6, 201-205. Se trata de pueblo mítico que habitaba la Isla de Esqueria, muy probablemente la actual
Corfú. El diccionario de griego Liddell-Scott-Jones dice que es el gentilicio proviene del nombre Pheax, un
arquitecto que proyectó conductos para el agua en la región.
14
Los regalos en 8, 393-394 y en 13, 10-15. La hiperbólica cantidad de presentes mencionados en este lugar
caben luego en un arcón, como se verá en 8, 438.
15
Epíteto de Hermes de significación oscura, como muchos otros epítetos de los dioses olímpicos. Hesiquio
dice que las interpretaciones antiguas lo hacen proceder de una etimología popular o de un término religioso
antiguo y significaría «matador del epónimo de Argos». La interpretación de que significa «el que mató a
Argos», si bien es la más común, sería improbable, ya que se refiere a una leyenda tardía (véase nota a 1, 38)
y además, en general, un epíteto se refiere a una cualidad permanente y general y no a un hecho aislado. Otra
propuesta: «que se distingue por la rapidez del rayo» o «que se muestra con esplendor» pues pháos es rayo de
sol o luz.
16
Véase en 1, 96-98 la fórmula de los tres hexámetros adjudicados a Atenea en la misma asamblea. A su vez,
la extensa fórmula de vv. 44-48 está tomada de Ilíada 24, 340-345.
17
Véase en 24, 2-4 la misma fórmula donde la presencia del caduceo o varita está más justificada que aquí.
Como la lanza de Atenea en 1, 99, la varita oficia como una especie de atributo permanente más que
instrumento de uso.
18
Véanse notas a v. 43 y a 1, 38. El epíteto de Hermes –«Argifonte»– aparece seis veces en este canto
(también en vv. 75, 94, 145 y 148).
19
Comarca situada en el sudoeste de Macedonia (denominada Ematia en la Antigüedad), por lo tanto al norte
de Tesalia y al este del Olimpo, mencionada en Ilíada 14, 226. La primera mención de la Pieria en relación
con las Musas, en Hesíodo, Teogonía 53.
20
«Gaviota» traduce láros (véase Aristóteles, Historia de los animales 542b17 y 593b3). La comparación de
un dios con un ave es frecuente en Homero (véase 1, 320; 3, 371; 5, 337; 22, 239 e Ilíada 5, 778; 7, 58; 14,
289; 15, 237; 19, 350) y procede posiblemente del culto a divinidades pteromórficas en el segundo milenio
a.C. Atenea en 1, 102-103 había viajado desde el Olimpo a Itaca con suma velocidad, pero el viaje de Hermes
a Ogigia se describe con mayor morosidad y abona la sensación de que la isla de Calipso está en efecto muy
lejos. Después del salto vertical del Olimpo a Pieria, destacado por el uso poético de este símil con una
gaviota, Hermes avanza con un continuo impulso horizontal en experto vuelo por el mar.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

captura un pez sumergiendo sus espesas alas en el agua del mar.


Como un ave volaba Hermes sobre las muchas olas.
Mas cuando a la isla que estaba lejana llegó21, 55
en ese lugar salió del ponto color violeta y tierra adentro
marchó, hasta llegar a la gran cueva donde la ninfa de bellas trenzas22
habitaba. Y la encontró a ella en su interior23.
Un fuego inmenso ardía en la chimenea y desde lejos un aroma
de cedro y leña para el sacrificio empezaba a perfumar la isla24 60
cuando se encendía. Ella <Calipso>, adentro, cantaba con hermosa voz
mientras trabajaba en el telar y tejía con un huso de oro25.
Un bosque en torno de la gruta había crecido frondoso26:
un aliso, un álamo negro y un oloroso ciprés .
Allí, pájaros de extensas alas anidaban, 65
búhos, halcones y gaviotas de largo pico curvo28,
marinas, que se ocupan de las cosas del mar.
Allí mismo se extendía en derredor a la cóncava gruta
una tierna viña tupida que abundaba en uvas,
En hilera, cuatro fuentes de agua clara fluían 70

21
Los vv. 55-148 constituyen una escena típica de llegada y recepción de un huésped. Cfr. «Type-scenes and
Homeric Hospitality» de Mark W. EDWARDS (1975: 64-67). En esta ocasión sigue los siguientes pasos: 1.- el
viajero arriba al lugar (vv. 55-58); 2.- encuentra a la diosa en su morada (vv. 59-74), cuyo entorno es
descripto con detalle; 3.- la diosa reconoce al visitante y lo recibe con afabilidad (vv. 75-91); 4.- escena de
una conversación en que el viajero transmite su mensaje y la diosa reacciona con indignación (vv. 92-147). Ni
Hermes ni Calipso mencionan a Odiseo por su nombre en toda la conversación. Hay alusiones continuas a lo
remoto que se encuentra la isla del mundo civilizado (vv. 51-54, 55, 80, 100-102), lo cual deja bien claro que
Odiseo está atrapado en los confines del mundo, rodeado de un inmenso mar y sin una nave.
22
El rol de Calipso en Odisea es tener detenido al protagonista durante un lapso suficiente hasta que
Telémaco llegue a la edad de veinte años. La funcionalidad del personaje está demostrada por el hecho de que
no tiene un mito propio fuera de este episodio en Odisea.
23
El cambio de escena desde el Olimpo a la isla Ogigia se produjo porque el narrador siguió el viaje de
Hermes durante vv. 43-58.
24
El cedro que aparece en Odisea no es el cedro del Líbano que crece en Asia Menor, sino uno más parecido
al ciprés que crece salvaje en las cosas del Mediterráneo. Puede que la «leña para el sacrificio» sea madera
resinosa o quizás un compuesto de resinas aromáticas vegetales como el incienso.
25
La ocupación usual de las mujeres en la épica es tejer con el telar, así Andrómaca en Ilíada (22, 440) y en
Odisea, Penélope (2, 94 y 17, 97), Helena (4, 130), Arete (6, 306) y Circe (10, 222). Calipso, como Circe (en
10, 227) cantan mientras realizan tan monótona labor, no así las mujeres mortales. El telar era una estructura
colocada de modo vertical y la tejedora pasaba los hilos de un lado a otro con una lanzadera de manera
horizontal. El procedimiento se describe en Ilíada 23, 760-763.
26
Los vv. 63-75 describen el escenario de la próxima acción, tal como usualmente hace el poeta de Odisea
cuando un personaje llega a un lugar (7, 81-135; 14, 7-22; 17, 260-273). Que se trata del punto de vista de
Hermes queda claro especialmente en vv. 75-76 y también por el hecho de que la descripción se realiza en
tiempo pasado (si fuera por parte del narrador omnisciente estaría en tiempo presente). Los vv. 73-74 están en
contradicción con la escena que muestran los vv. 82-84. Cfr. Narrators and Focalizers. The presentation of
the Story in the Iliad de Irene de JONG (1987: 107-110) y The Homeric Narrator de Scott Richardsond (1990:
51-57).
27
Kypárissos aparece como nombre geográfico en Ilíada 2, 519: «los de Cipariso» = los de Ciprés.
28
Como «búhos» designamos a una especie de lechuza con plumas alzadas como cuernos; cfr. Plinio,
Historia Natural 10, 49, 70 y Aristóteles, Historia de los animales 8, 3. Suena un tanto extraño que halcones
y gaviotas marinas aniden en los árboles
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

cercanas una de otra, orientadas cada una hacia un lado29,


y alrededor, prados tersos de violetas e hierbas aromáticas
apretadas. Incluso un inmortal que allí llegara
se asombraría viendo todo y se regocijaría en su corazón30.
Allí se detuvo a mirar el mensajero Argifonte. 75
Mas después que hubo contemplado todo en su ánimo
al punto hacia la ancha gruta se dirigió. Cuando lo vio de frente
lo reconoció Calipso, divina entre las diosas.
Pues los dioses inmortales no son desconocidos entre sí,
ni aun si alguno habita lejos de la casa del otro. 80
Pero al heroico Odiseo no halló dentro,
pues este, sentado en la orilla lloraba, allí desde hace tiempo
con llantos, gemidos y dolores se le quebraba el corazón
y contemplaba el estéril mar derramando lágrimas31.
Y Calipso, divina entre las diosas, preguntó a Hermes 85
haciéndolo sentar en un trono espléndido, radiante32:
«¿Por qué, Hermes, de vara de oro33, has llegado
venerable y amado? Nunca antes viniste con frecuencia.
Dime lo que piensas. A cumplirlo mi ánimo me impulsa,
si es posible llevarlo a cabo y es algo realizable. 90
Pero primero sígueme para que poder hacer los dones de hospitalidad34».
Después de hablar de esta manera, la diosa colocó una mesa
colmada de ambrosía y mezcló rojo néctar35.

29
Posiblemente en dirección hacia cada uno de los punto cardinales. Apolonio de Rodas, inspirado en estos
dos hexámetros ubica en el palacio de Eetes «cuatro inagotables fontanas que había excavado Hefesto. De una
brotaba leche, de otra vino, de la tercera manaba oloroso aceite, y la otra vertía un agua…» (Argonáutica 3,
222 ss. Trad. de Mariano Valverde).
30
La descripción se corresponde con la de un locus amoenus –árboles, pájaros y agua que corre– motivo
poético no muy frecuente en la poesía épica y en la literatura griega clásica en general. Cfr. Archery at the
Dark of the Moon. Poetic Problems in Homer’s Odyssey de Norman AUSTIN (1975: 149-150).
31
Los vv. 83-84 se repiten más adelante (vv. 157-158). Algunas ediciones omiten uno de los dos lugares.
32
A diferencia de otras escenas típicas de recepción de un huésped, Hermes entra en la gruta de Calipso en
lugar de esperar en la entrada (véase nota a 1, 113). Puede deberse a su calidad de mensajero más que a la de
verdadero huésped. Después de varias referencias a Calipso en los cantos anteriores (1, 14-15 y 48-59; 4, 556-
560), nos encontramos con ella en persona. La diosa ha estado reteniendo a Odiseo durante veinte años en una
gruta en una isla remota, intentando que el héroe olvide el regreso al hogar (véase 1, 57). Cfr. Calypso.
Backgrounds and Conventions of the Odyssey de Gregory CRANE (1988: 15-29). Lo retiene contra su
voluntad (véase vv. 14-15 que repiten 4, 557-558, actitud que un buen anfitrión nunca debe tener (véase 7,
315-316 y 15, 68-74).
33
Véase nota a 10, 277.
34
Las escenas típicas de acogida de un viajero no siempre se desarrollan de igual modo. Cfr. The Stranger's
Welcome de Steve REECE (1993). Aquí Calipso transgredió la norma de los deberes de hospitalidad cuando
preguntó a su huésped las razones de su visita antes de que este haya tomado la comida. La diosa está sin
duda sorprendida por la presencia de Hermes en su casa y a pesar de las palabras amables con que lo recibió
(los vv- 89-90, que repiten una fórmula de Ilíada 14,195-196 y 18, 426-427 pueden interpretarse como dichos
con velada ironía), sin duda sabe que lo que le va a pedir el mensajero será algo que no querrá cumplir.
35
Los dioses comen y beben sólo ambrosía y néctar; véase en v. 199, en la última cena de los amantes, que las
siervas los sirven a Calipso mientras Odiseo consume otros manjares. Cfr. Hesíodo, Teogonía 640 y 796 y
Píndaro, Olímpica 1, 62. Hera, para seducir a su esposo en la cumbre del Ida, unta su cuerpo con ambrosía
(Ilíada 14, 170-175). Además, la ambrosía permite que el cuerpo de los mortales permanezca incorruptible:
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

ENCUENTRO Y DIÁLOGO DE HERMES CON CALIPSO (94-147)

Bebió y comió el mensajero Argifonte,


y después que hubo cenado y recobró el ánimo con la comida, 95
recién entonces en respuesta le dijo su palabra:
«Me preguntas tú, diosa, a un dios, por qué he venido.
Con franqueza pasaré a relatarlo, pues lo ordenas.
Zeus me mandó llegarme a este lugar sin yo quererlo.
¿Quién por su voluntad querría atravesar tanta agua salobre, 100
inefable? No hay cerca ciudad alguna de mortales que a los dioses
ofrezcan sacrificios y convenientes hecatombes.
Mas no es posible que la voluntad de Zeus, portador de la égida,
otro dios contravenga o deje sin cumplir36.
Dice que encuentra a tu lado un varón, el más desdichado 105
de los hombres que lucharon en torno de la ciudad de Príamo
nueve años y al décimo, después de destruir la ciudad, regresaron
a casa, pero en el regreso ofendieron a Atenea37
quien sobre ellos levantó un viento dañino e inmensas olas .
Allí todos los otros murieron, sus fieles compañeros, 110
pero a él hasta aquí lo trajeron el viento y el oleaje38.
Ahora te ordena que lo devuelvas lo más rápido posible,
que su suerte no es morir aquí distante de los seres queridos,
sino que su destino es ver a los suyos y regresar
a su casa de elevado techo y a su tierra patria». 115
Así dijo, y se estremeció Calipso, divina entre las diosas,
y hablándole, le dirigió palabras aladas:
«Implacables son, dioses, y envidiosos39 más que nadie,
los que se indignan contra las diosas que con un hombre se acuestan
sin reparo, si lo han hecho su querido amante. 120
Así, cuando arrebató a Orión40, Eos, de rosados dedos,

con ella es untado el cadáver de Sarpedón antes de ser trasladado a su Licia natal (Ilíada 16, 670-674) y la
diosa Tetis echa unas gotas en la nariz de Patroclo para conservar sus restos (Ilíada 19, 37-39)
36
La idea se repite en vv. 146-147.
37
Se refiere indudablemente al sacrilegio de Ayax, hijo de Oileo, que se relata en Troyanas de Eurípides en el
diálogo inicial entre Atenea y Poseidón: luego de la caída de Troya, Casandra se había refugiado en el templo
de Palas Atenea, en razón de la protección que siempre ofrece la tierra sagrada, pero Ayax la arrastró de los
cabellos y la ultrajó sin respetar a la diosa ni a su templo. No fue sin embargo esa la razón de la muerte de los
compañeros de Odiseo, quienes perecieron por faltar a Helios, no a Atenea (véase 12, 375-419). Calipso
explicará mejor los hechos más adelante (vv. 130 ss.).
38
Los vv. 110-111 se repiten en 133-134. En ambos casos la mención es no solo innecesaria sino discordante
con la verdadera historia. Aquí une el destino de Odiseo y sus compañeros a la suerte del resto de los aqueos –
tal como Femio la mencionó en 1, 326-327– y el infortunio de nuestro héroe tuvo derroteros diversos.
39
La «envidia de los dioses» es un motivo recurrente en la literatura griega; cfr. Píndaro, Istmicas 7, 55;
Esquilo, Persas 362 y Agamenón 947; Sófocles, Filoctetes 776 (personificada) y Electra 1466; Eurípides,
Alcestis 1135 y Troyanas 768 (personificada); Heródoto, 1, 32 y 7, 10 y 46. Platón realiza una crítica a este
aspecto de la religiosidad griega cuando en Timeo 29e dice que el demiurgo que hizo el universo es bueno
(agathós) y «en lo bueno nunca anida ninguna envidia acerca de nada», además en Fedro 247a afirma que
está lejos «la envidia de los coros divinos».
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

se irritaron los dioses que viven confortablemente,


hasta que en Ortigia41 la casta Ártemis, de trono de oro42,
atacándolo con dulces dardos, lo mató43.
Así cuando, con Iasión44, Deméter, de hermosas trenzas, 125
cediendo a su impulso, se unió en amor y lecho
en campo tres veces labrado. No dejó de percatarse
Zeus y lo mató alcanzándolo con un centelleante trueno.
Así ahora se asombran, dioses, de que yo esté con un varón mortal.
Yo lo salvé, cuando subido sobre el casco iba a la deriva, 130
solitario, porque la rápida nave con un fulgurante rayo45
Zeus empujó y destrozó en medio del ponto rojo como el vino.
Allí todos los otros murieron, sus fieles compañeros,
pero a él hasta aquí lo trajeron el viento y el oleaje.
Yo lo traté amorosamente y lo alimenté y le prometí 135
hacerlo inmortal y sin vejez para siempre46.
Pero como no es posible que la voluntad de Zeus, portador de la égida,
otro dios contravenga o deje sin cumplir,
que se vaya, si aquél apremia y ordena,
por el mar estéril. Mas yo no lo enviaré a ninguna parte, 140
no tengo ni naves remeras ni compañeros
que lo acompañen sobre el ancho lomo del mar47.
Pero lo aconsejaré benévola y nada ocultaré
para que regrese ileso a la tierra patria48».

40
Orión, un gigante cazador de Beocia, es uno de los amantes de Eos, identificado ya por Homero con la
constelación del mismo nombre (véase Ilíada 18, 486). Persiguió a las Pléyades y todos –ellas y él– fueron
convertidos en constelaciones. Otras versiones atribuyen su muerte a la picadura de un escorpión que le envió
Ártemis (o Gea). Ambos fueron convertidos en astros y Orión huye eternamente de Escorpio, en términos
astronómicos, cuando uno sale el otro tiene su ocaso. En la Nekýa (11, 572-575) Orión aparece, como los
demás, realizando las mismas actividades que en vida. En la literatura fantástica de J.R.R. Tolkien, Orión es
conocido como Menelvagor en Sindarin o Menelmacar en Quenya, ambos significan «el espadachín del
cielo».
41
Nombre de la isla que más tarde fue identificada con el nombre de Delos (cfr. Estrabón 10, 5, 8 y Calímaco,
Himno a Apolo 59), lugar en que Leto dio a luz a Apolo y Ártemis. Mencionada también en 15, 404.
42
El epíteto «de trono de oro», también adjudicado a Ártemis en Ilíada 9, 533, es más apropiado para Eos,
cuyo nombre acompaña diez veces en Homero.
43
El hexámetro es fórmula tomada de Ilíada (24, 759) y se repite cinco veces en Odisea (también 3, 280; 11,
173, 199 y 15, 411). Las muertes repentinas se adjudican en la Antigüedad a los dardos o flechas de Apolo o
Ártemis. En la Vida de Homero atribuida a Plutarco (B202) se asigna la salud y muerte de los hombres a
Apolo y de las mujeres a Ártemis, vale decir al sol y a la luna.
44
Hijo de Zeus y la atlántide Electra (cfr. Diodoro Sículo 5, 48). Héroe civilizador de Creta relacionado con la
agricultura. Según Hesíodo (Teogonía, 969 ss.), Deméter se unió con él «en campo tres veces labrado» (la
misma frase que aquí) y de estos amores nació Plutos (Diodoro Sículo 5, 77) quien recorría la tierra
sembrando por todas partes la abundancia.
45
Los vv. 131-133 se van a repetir en 7, 249-251.
46
Posiblemente haciéndole ingerir solo néctar y ambrosía como alimento. La fórmula se repite en 7, 257; 23,
336. Cfr. Hesíodo, Fragmenta Hesiodea, Frag. 23a, 12, ed. R. MERKELBACH y M.L. WEST.
47
La fórmula de los vv. 141-142 es la repetición de vv. 16-17, que ya había aparecido en 4, 559-560.
48
Odiseo recordará su estadía en la isla de Calipso en 7, 244-266 y 23, 333-337. El héroe menciona a Calipso
y Circe juntas en 9, 29-33. De ambas se dice que son: «terrible» (7, 246 y 255; 10, 136; 11, 8; 12,150 y 449),
«engañosa» (7, 245; 9, 32) divinidad, «dotada de voz» humana (10, 136; 11, 8; 12, 150 y 449). Las dos viven
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

Contestó a su vez el mensajero Argifonte: 145


«Entonces despídelo ahora y respeta la cólera de Zeus,
no sea que por guardarte rencor, sea duro en el futuro».

ESCENA DE CALIPSO Y ODISEO (148-227)

Después de hablar así se marchó el vigoroso Argifonte.


Y al magnánimo Odiseo la soberana ninfa
se acercó, después de haber escuchado el mensaje de Zeus49. 150
Lo encontró sentado en la orilla. Nunca sus ojos
se habían secado de lágrimas50, y se consumía su dulce vida
añorando el regreso, porque ya no le atraía la ninfa,
si bien pasaba las noches por necesidad
en la cóncava gruta junto a la que sin él amarla lo amaba. 155
Durante el día sentado en las piedras de la orilla
con llantos, gemidos y dolores se le quebraba el corazón51
y contemplaba el estéril mar derramando lágrimas52.
Y erguida junto a él le dijo la divina entre las diosas:
«Desventurado53, no te lamentes más ni aquí tu vida 160
consumas, pues luego de darte consejos te voy a despedir
¡Vamos!, corta largas maderas y ensambla con el bronce

en islas remotas, tienen parientes taimados (1, 52; 10, 137), encantan a sus presas (1, 57; 10, 213, 291, 318 y
326) y mantienen una relación amorosa con Odiseo. Hay sin embargo diferencias notables: Circe es una
verdadera hechicera que usa drogas y una varita mágica; en cambio Calipso solo lo encanta con sus palabras.
Circe no ofrece resistencia cuando Odiseo se va de su lado, es más, lo estimula a partir; por el contrario,
Calipso trata de disuadirlo y le ofrece la inmortalidad si permanece con ella.
49
La escena de despedida de Calipso y Odiseo es la más extensa y la más dramática de las tres en que una
mujer enamorada deja partir al héroe; compárese con 8, 457-468 (Nausicaa) y 10, 475-495 (Circe). Cfr.
Homer on Life and Death de Jasper GRIFFIN (1980: 56-58). Aquí se trata de una mujer madura (en contraste
con la adolecente Nausicaa) y con un sentimiento de amor profundo (en contraste con la relación más
eventual con Circe). Se van a suceder tres discursos en boca de Calipso (vv. 160-170, 182-191, 203-213). En
los dos primeros parece estar de acuerdo con la partida de Odiseo y solo en el tercero trata de persuadirlo de
que permanezca a su lado, ocultándole no obstante que Zeus ha dado la orden de dejarlo marchar. A los tres
discursos de la ninfa, Odiseo da la correspondiente respuesta (vv. 215-224) con la diplomacia suficiente para
no herir demasiado sus sentimientos.
50
Derramar lágrimas no es antiheroico (véase 4, 113; 8, 84-89 y 521) y además Odiseo tiene razones para
llorar: su afán de acciones heroicas se ha visto puesta entre paréntesis durante un largo lapso de siete años,
durante los cuales debió someterse a la indolencia y la inacción.
51
Véase nota a v. 84. El texto ciertamente se lee major si se omite este hexámetro.
52
Es la primera vez en Odisea que nos encontramos con el héroe en persona demostrando su honda pena por
la imposibilidad de volver a su hogar, situación de la que teníamos conocimiento por haber sido descripta en
1, 13-15 y 48-59; 4, 556-558; 5, 81-84. El retrato de Odiseo no se va construyendo a partir de las palabras del
narrador (1, 1-5), de Zeus (1, 66-67), de Méntor (2, 229-234), de Néstor (3, 120-122 y126-129), de Helena
(4, 240-241), de Menelao (4, 267-270), de Penélope (4.724–6 = 814-816), de Atenea (13, 291-298), de
Eumeo (14, 62-67 y 138-147) y de Odiseo mismo en v. 222 y 9, 19-20). A partir de este punto, tendremos
conocimiento directo de la compleja personalidad de Odiseo a través de sus palabras y de sus acciones y, en el
caso de los presentes versos, de sus pensamientos no expresados en voz alta.
53
«Desventurado» traduce kámmoros, que no aparece en Ilíada. En Odisea, está referido cinco veces a
Odiseo en boca de personajes afectivamente muy cerca de su desventura (Telémaco: 2, 351; Ino/ Leucotea: 5,
339; Anticlea: 11, 216; Atenea: 20.33).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

una amplia balsa. Y después ajusta sobre ella una plataforma


elevada54, para que te lleve sobre el brumoso ponto.
que yo, alimento, agua potable y rojo vino 165
dispondré en cantidad, que despejen el hambre,
te vestiré con ropa y enviaré un viento favorable detrás
para que regreses ileso a tu tierra patria
si los dioses lo quieren, los que poseen el ancho cielo,
quienes son más hábiles que yo para idear y realizar». 170
Así habló, y se estremeció el sufridor, divino Odiseo,
y hablando le dirigió aladas palabras:
«Otra cosa, diosa, estás pensando y no en mi viaje,
tú que me ordenas atravesar el gran abismo del mar en una balsa,
cosa terrible y peligrosa; ni siquiera las naves bien proporcionadas 175
de veloz proa lo atraviesan beneficiadas por el soplo de Zeus.
Tampoco yo lo sufriría, diosa, si no juras con gran juramento55,
que no maquinarás contra mí otro desdichado dolor56.»
Así habló; sonrió Calipso, divina entre las diosas, 180
le acarició la mano, le dijo su palabra y lo llamó por su nombre57:
«Eres maligno58 y no tienes pensamientos vanos
pues tal palabra te has atrevido a pronunciar.
Sea testigo ahora esta tierra y el ancho cielo encima
y el agua que fluye del Estige59, que es el mayor 185
y el más terrible juramento para los bienaventurados dioses:
no maquinaré contra ti otro desdichado dolor.
Mas esto pienso y te voy a aconsejar, cuanto para mí misma
pensaría cuando me llegara tal necesidad.
Mi mente es profética y no hay en mi pecho 190
un ánimo de hierro, sino compasivo».
Después de hablar así, se marchó la divina entre las diosas
velozmente. Y él caminó tras las huellas de la diosa.
Y llegaron a la profunda gruta la diosa y el varón.

54
No es posible imaginar para qué va a servir esta plataforma sobre la balsa propiamente dicha (cfr. Heródoto
5, 16). La descripción completa de la construcción de la balsa se ofrece con detalle en vv. 243-261.
55
La escena en que Odiseo obliga a Calipso a realizar un juramento (vv. 177-191 ) puede compararse con la
escena en que Telémaco hace jurar a Euriclea (2, 373-378) y Odiseo a Euríloco (12, 297-303):
56
Véase 10, 343-344 la misma fórmula enunciada por Odiseo pero dirigida a Circe.
57
En su segundo discurso (vv. 182-191), Calipso continúa con su estrategia de mostrar su faceta más amable
a Odiseo y jura que no le hará daño. Compárese con la escena en que Atenea (13, 287-295) lo recibe como
una bella mujer en Itaca
58
«Maligno» traduce alitrós, dicho aquí con ironía y no exento de dulzura.
59
Contrástese este juramento solemne con el de Circe en 10, 345. Este modo de jurar contempla la división
cósmica en tres esferas: terrestre, celestial e infernal. Estige quiere decir «aborrecible», es el río principal del
mundo subterráneo. En la épica, es el río del Hades por el que juran los dioses (véase 10, 514 e Ilíada 2, 755;
8, 369; 14, 271; 15, 37). Según Hesíodo (Teogonía 384 ss.), Estige es femenina, hija de Océano (Teogonía
389); ella y sus hijos Zêlo (Gloria), Níke (Victoria), Krátos (Poder) y Bía (Fuerza) ayudaron a Zeus en su
lucha contra los titanes. En caso de perjurio, el dios que hubiese jurado por la Estige, según Hesíodo
(Teogonía 793-806) sufre la pena de no poder consumir por un año néctar y ambrosía, seguido de nueve años
de expulsión de la comunidad divina.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

Él allí se sentó, en el sillón de donde se había levantado 195


Hermes, y la ninfa le puso delante toda clase de comida
para comer y beber, cuantas comen los mortales hombres.
Y Calipso se sentó frente al divino Odiseo
y a ella, las siervas le colocaron néctar y ambrosía.
Extendieron las manos a los alimentos que tenían delante 200
y después, cuando se saciaron de comida y bebida,
empezó a hablar Calipso, divina entre las diosas:
«Laertíada, de linaje divino, Odiseo, pleno de inventiva60,
¿así a tu querido hogar y a tu tierra patria
al punto ahora quieres ir? Que te vaya bien de todos modos. 205
Pero si supieras en tu mente cuántas tristezas el destino
te va a deparar antes de que llegues a tu tierra patria,
aquí permanecerías conmigo para guardar esta casa
y serías inmortal por más deseo que tengas de ver
a tu esposa, a la que siempre añoras cada día. 210
Yo alabo en verdad no ser inferior a aquélla
ni en porte ni en estatura61, puesto que jamás conviene
a las mortales competir con las inmortales en figura y belleza».
Y a ella respondiendo le dijo el muy astuto Odiseo:
«Soberana diosa, no te exasperes conmigo, sé muy bien 215
todo esto62, cuánto te es inferior la discreta Penélope
en belleza y altura al contemplarla de frente,
pues ella es mortal y tú inmortal sin vejez.
Pero aun así quiero y deseo cada día
a casa retornar y ver el día del regreso63 220
Pero si alguno de los dioses me destroza en el vinoso ponto,
lo sufriré en mi pecho con ánimo paciente;
pues ya sufriendo mucho soporté muchas cosas
entre las olas y la guerra. Después de eso que venga esto.»
Así dijo; el sol se sumergía y la oscuridad llegaba. 225
Y llegando ellos a lo más recóndito de la cóncava gruta
disfrutaron del amor acostándose uno junto a otro.

CONSTRUCCIÓN DE LA BALSA Y PARTIDA DE ODISEO (228-277)

60
El tercer discurso de Calipso (vv. 203-213), de los tres que marcamos en nota a v. 150, es el decisivo y más
pleno de emoción. Después de la formal introducción, plantea dos argumentos para persuadir a Odiseo: 1.- si
se va sufrirá numerosas penas, si se queda será inmortal (vv. 206-210); 2.- su propia belleza divina es mayor
que la de la legítima esposa (vv. 211-213).
61
Buen porte y estatura son condiciones que van casi siempre juntas (véase 6, 152; 11, 337; 24, 253. La
estatura es una condición esencial para definir a una persona como bella (véase cómo Artemisa se destaca
entre las demás ninfas en 6, 107-108), Aristóteles (Ética a Nicómaco 1123b, 7) entendía que una persona de
poca estatura nunca podría ser apuesta.
62
En su respuesta, Odiseo retoma los argumentos de Calipso, que señalamos en nota a v. 203, en orden
inverso y contesta que: 1.- en efecto la ninfa es más bella que Penélope (vv. 215-220) y 2.- soportará con
entereza lo que deba sufrir (vv. 221-224).
63
La fórmula apareció en 3, 233 y se repetirá en 8, 466.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

Cuando apareció Eos, hija de la mañana, la de dedos de rosa64


al punto con túnica y manto se vistió Odiseo,
mientras ella; la ninfa, se colocó una mantilla plateada, grande, 230
sutil y agradable, y alrededor de la cintura un ceñidor
bello, de oro; sobre su cabeza puso un velo
Y luego se concentró en el viaje del magnánimo Odiseo65.
Le dio una gran hacha ajustada a sus manos,
de bronce, afilada por ambos lados y en ella 235
un bellísimo mango de olivo bien sujeto.
Le dio después una azada de metal pulido y lo guió por el camino
hasta un extremo de la isla donde grandes árboles habían crecido,
un aliso, un álamo negro y un abeto que se eleva hasta el cielo,
secos desde hace tiempo, muy secos, para navegar suavemente66. 240
Mas cuando le hubo mostrado dónde crecían los grandes árboles,
se volvió a la casa Calipso, divina entre las diosas,
mientras él cortaba los troncos y rápidamente terminaba el trabajo.
Taló veinte en total y los hachó con el bronce,
los pulió sabiamente y los enderezó con una plomada 245
en ese momento trajo un taladro Calipso, divina entre las diosas,
él perforó todos67, los ajustó unos con otros
y con pernos y broches acopló los maderos.
Cuanto un hombre pudiera tornear el fondo de una nave
amplia y de carga, como buen conocedor de la carpintería, 250
así de grande hizo Odiseo la balsa.
Una media cubierta68, ensamblando apretadas costillas de madera
construyó; y con amplios tablones terminó el trabajo69.

64
Véase nota a 2, 1.
65
La escena de construcción de la balsa (vv. 233-262) es el cumplimiento de lo que Calipso había sugerido en
vv. 162-164. Se describe con pormenor la construcción de la embarcación (como el escudo de Aquiles en
Ilíada 18, 478-608 y el carro de Príamo en Ilíada 24, 265-274). La narración destaca algunos rasgos de los
personajes en esta tarea: a) la habilidad de Odiseo: trabaja «rápidamente» (v. 243), «sabiamente» (v. 245) y
apropiadamente (259) a tal punto de ser comparado con un hábil carpintero (vv. 249-251) y b) la asistencia
amorosa de Calipso, quien le alcanza las herramientas y le facilita los materiales (vv. 234, 237-242, 246 y
258). El v. 262 resume que el trabajo ha sido realizado en cuatro días. Algunos comentaristas –cfr. las
afirmaciones de John Bryan HAINSWORTH en A commentary on Homer’s Odyssey: Books I-VIII de
HEUBECK, WEST & HAINSWORTH (1988: 274-275)– dicen que Odiseo está construyendo un barco y no una
balsa. HAINSWORTH supone que el poeta no contaba con las fórmulas de la tradición de construcción de una
balsa y entonces utilizó las usadas para la fabricación de una embarcación de mayor porte, de la nave Argo
posiblemente (véase 12, 70).
66
Los vv. 237-240 corroboran el epíteto de la isla (véase 1, 51): «arbolada» o «rica en árboles». Si bien en las
cercanías de la gruta hay «un aliso, un álamo negro y un oloroso ciprés» (v. 64) no son estos los que elige
Calipso para talar.
67
El símil de 9, 384-396, cuando Odiseo y sus compañeros barrenan el ojo del Cíclope con la estaca
ardiente, parece indicar que era esta una tarea para un grupo de hombres fuertes, no para una sola persona.
68
«Media cubierta» traduce íkria, que es en realidad una superficie de madera, de las que hay varias en las
embarcaciones, a diferentes alturas respecto de la quilla y que, afirmadas sobre los baos, dividen el buque
horizontalmente. El término íkria apareció en 3, 353 y va a ser traducido como «puente» en 12, 229 y 414.
69
Se refiere a las construcciones de madera que de modo vertical y horizontal se erigen sobre la popa en las
representaciones antiguas de barcos.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

Puso además un mástil y una entena a él adaptada


y un timón fabricó para que la condujeran. 255
La protegió a uno y otro lado con mimbres entretejidos
como defensa del oleaje y encima colocó mucha madera70.
Entre tanto le traía telas Calipso, divina entre las diosas,
para hacer las velas, y él las fabricó con propiedad.
Cuerdas altas, sogas y cabos ató en ellas 260
y con estacas arrastró la balsa hacia el divino mar71.
Era el cuarto día y tenía alistado todo,
y al quinto lo dejó marchar de la isla la divina Calipso72
después de ponerle ropas perfumadas y lavarlo73.
Colocó la diosa un odre de negro vino, 265
y otro, otro grande de agua. Y subía adentro también
un saco de cuero74 en el que agregó abundantes alimentos;
y un viento envió, estimulante y tibio.
Dichoso desplegó las velas al viento el divino Odiseo
y dirigía el timón con destreza 270
sentado. No caía el sueño sobre sus párpados
contemplando las Pléyades y el Bootes, que se sumerge tarde75,
y la Osa, a la que designan Carro como sobrenombre,
que gira en el lugar y acecha a Orión
y es la única privada de los baños de Océano76. 275

70
Según el escoliasta esta madera es para usar a modo de lastre, como si no hubiera piedras en Ogigia.
71
Tanta es la prisa de Odiseo por marcharse que no espera que las junturas de las maderas queden selladas
convenientemente, como aconsejan los usos y costumbres a este respecto; así Plutarco dice (Moralia 321 d)
que la nave «una vez hecha, debe permanecer quieta y solidificarse durante un tiempo» pues si se echa al agua
«con las junturas aún húmedas y movedizas» se llenará la embarcación del agua del mar. Cfr. Teofrasto,
Historia de las plantas 5, 7, 4.
72
La partida de Odiseo se despacha en 22 hexámetros (vv. 262-283) porque es evidente que al poeta le
interesa el naufragio (que comienza a partir de v. 284) más que el viaje en sí mismo.
73
Como Circe (10, 450), Calipso realiza las tareas rutinarias que normalmente realizan las siervas (véase 4,
49; 6, 210; 8, 449 y 19, 317) o los miembros más jóvenes de la familia (3, 464-465), como si la ninfa
estuviera sola en la isla y las siervas de v. 199 hubieran sido producto solo del lenguaje formular. Los lugares
en que Odiseo recibe ropas de una mujer son: de Nausicaa, en 6, 214, para cubrir su desnudez; de Arete, en 8,
441 y 13, 67, como anfitriona a un huésped; de Circe, en 10, 542, antes de descender al Hades; de Atenea, en
13, 434-435, para disfrazarlo de mendigo y, en el pasado, de Penélope, como se dice en 19, 255-257.
74
«Saco de cuero» traduce korykos (véase 9, 213), un zurrón grande para transportar alimentos. Así se le
llamó más adelante a la bolsa para practicar boxeo, cfr. Filóstrato, Gimnástico 57.
75
Véase nota a v. 275 y a 12, 65; cfr. Hesíodo, Trabajos y días 619. La leyenda dice que las Pléyades eran
ninfas pertenecientes a la corte de Ártemis –y por lo tanto, vírgenes–, perseguidas por Orión se transformaron
en palomas y de ahí su nombre. Aunque en realidad su denominación es «hijas de palomas», puesto que el
infijo id significa «hijo/ hija de». La etimología del nombre también se asocia al verbo pleîn –navegar– (cfr.
Virgilio, Geórgicas 1,136-138). Bootes, por su parte, significa «el pastor de bueyes» o «boyero» y es uba de
las 48 constelaciones listadas por Ptolomeo. Semeja una figura humana grande que mira hacia la Osa Mayor.
«Que se sumerge tarde» puede indicar ‘tarde en el año’ –como supone David R. DICKS en Early Greek
astronomy to Aristotle de (1970: 30)–, pues se sumerge en noviembre (aunque es cierto que no sabemos
cuándo concluye el año en la época homérica) o –como afirma el escoliasta– porque tarda en desvanecerse en
el amanecer. Cfr. Catulo 66, 67: «vertor in occasum tardum dux ante Boöten/ qui vix sero alto mergitur
Oceano».
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

Pues le había aconsejado Calipso, divina entre las diosas,


que avanzase en el ponto teniéndolas a mano izquierda.

TORMENTA Y ESCENA DEL NAUFRAGIO (278-381)

Durante diecisiete días navegó avanzando en el mar,


y al decimoctavo77 aparecieron los montes sombríos
del país de los feacios, del lado para él más cercano. 280
Aparecieron como un escudo78 en el brumoso ponto.
De junto a los etíopes79 volvía el poderoso, el que sacude la tierra,
desde lejos, desde los montes Sólimos80 lo vio. Se le apareció
surcando el mar. Se irritó sobremanera en su corazón
y moviendo la cabeza se dijo para sí81: 285

76
En Ilíada se lee «las Pléyades, las Híades, el robusto Orión» (18, 486) en la descripción del escudo de
Aquiles; luego 18, 487-489 son la fórmula que se repite en vv. 273-275. Estos hexámetros han tenido una
larga descendencia literaria (cfr. Ateneo de Naucratis 79; Ps. Plutarco, Vida de Homero 1109; Propercio 3, 5,
35; Ovidio, Metamorfosis 8, 206 y 13, 725; El arte de amar 2, 53) pero ninguno de estos poetas o
comentadores arroja luz sobre el fragmento. Las Pléyades se sitúan muy cerca de la constelación Taurus.
Bootes, el boyero, es la constelación que tiene como estrella principal a Arcturo (Alpha Boötis), la estrella
más brillante del hemisferio norte; a Arcturo probablemente se refiere el pasaje, pues Bootes no se conoció
como constelación hasta más tarde. La Osa debe ser la Mayor (hasta después de Tales de Mileto los marinos
no se guiaron por la Osa Menor) y «está privada de los baños de Océano» porque nunca se pone. Con estos
datos es difícil imaginar la dirección y la época de la navegación de Odiseo. Si se viaja en dirección este, la
Osa Mayor queda a la izquierda (como señala el v. 277) solamente en invierno, y en tal caso, a la derecha (es
decir, al sur), solo son visibles las Pléyades y Orión (no Bootes). En otoño, en cambio, quedan en línea
Bootes, Osa y Pléyades, y todas a la izquierda. Por lo tanto, lo más probable es que este episodio sucede en
otoño, tal como afirma Norman AUSTIN en Archery at the Dark of the Moon. Poetic Problems in Homer’s
Odyssey (1975: 240-244). Sobre temas de astronomía en Homero, cfr. Early Greek astronomy to Aristotle de
David R. DICKS (1970: 27-38).
77
Ciclos compuestos de nueve días son frecuentes en estos períodos de errar perdido (véase 9, 82; 10, 28; 12,
447; 14, 314). Que Odiseo haya permanecido despierto todos estos días, como reza el v. 271, es una
exageración poética.
78
Se trata de un símil de oscuro significado, suponemos que debe entenderse que en la circunferencia plana
de la tierra firme, las montañas se alzan como cimeras de un escudo.
79
Véase nota a 1, 22.
80
Ver desde muy lejos es una facultad adjudicada a Zeus –de allí el epíteto «de ancha mirada»– y a Helios
(véase 8, 302) e indudablemente se extiende a todos los olímpicos. Poseidón vio la batalla en Troya «desde la
selvosa Samotracia» (Ilíada 13, 11), como Zeus desde el Ida. El monte Sólimos (actual monte Güllük) es una
montaña sobre la que se asentaba la ciudad de Termesos, famosa por su inexpugnabilidad pues estaba situada
a una altitud de 1.050 metros. Los «afamados sólimos», mencionados en Ilíada 6, 184 y 204, corresponden a
la etnografía precláscia de Licia-Pisidia (cfr. Heródoto 1, 173).
81
Los vv. 282-493 describen las adversidades anunciadas por Zeus (vv. 33–4) y temidas por Odiseo mismo
(vv. 221-224), bajo la forma de una tormenta en el mar, provocada por el enemigo Poseidón (véase 1, 20 y
notas). En la escena de la tormenta se intercalan seis monólogos de alto tono dramático: de Poseidón (vv. 286-
290 y 377-379) y de Odiseo (vv. 297-312; 356-364; 408-423 y 465-473). El naufragio después de marcharse
de Ogigia y antes de llegar a Esqueria (vv. 282-493) puede compararse con el hundimiento del último barco
en que viajan Odiseo y sus compañeros (12,403-450). Este pasaje es más extenso y se caracteriza por la
presencia del oponente divino –Poseidón– y el uso de discursos directos en medio de la acción.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

«¡Ay, ay!, seguro que los dioses han cambiado su pensamiento


acerca de Odiseo mientras yo estaba entre los etíopes,
ya está cerca del país de los feacios, allí está su destino:
escapar del peso de su desgracia, la que ahora lo espera.
Pues afirmo que aún lo alcanzarán desdichas sin cuento82». 290
Así diciendo, amontonó las nubes y agitó el mar83
sosteniendo en las manos el tridente. Y levantó completas tempestades
de vientos de toda clase y con las nubes ocultó
al mismo tiempo la tierra y el mar. Y del cielo surgió la noche.
Euro y Noto84 cayeron, también Céfiro de soplo violento 295
y Bóreas que nace en cielo despejado, haciendo rodar una ola inmensa.
Entonces las rodillas y el corazón de Odiseo desfallecieron,
e irritado dijo entonces a su magnánimo corazón:
«Ay de mí, desgraciado, ¿qué va a ser de mi ahora?85
Temo que todo lo que mencionó la diosa sea verdadero; 300
me dijo que en el ponto antes de regresar a mi tierra patria
sufriría desgracias. Y ahora todo se está cumpliendo.
¡Con qué nubes ha cerrado el vasto cielo
Zeus y agitado el ponto86, y se desbocan las tempestades
de vientos de todas clases. Ahora tendré una escarpada muerte87. 305
¡Felices tres y cuatro veces los dánaos, los que sucumbieron
en la vasta Troya por dar satisfacción a los Atridas!
¡Ojalá hubiera muerto yo y enfrentado el destino
el día en que en gran número con lanzas de bronce
los troyanos caían sobre mí alrededor del Pelida88 muerto! 310
Allí habría tenido honras fúnebres y los aqueos celebrarían mi fama,
pero ahora me veo atrapado por una muerte miserable89».

82
En la épica homérica hay solo cuatro monólogos pronunciados por dioses: este (vv. 286-290) y el siguiente
de Poseidón en vv. 377-379 e Ilíada 17, 201-208 y 443-455.
83
La poética imagen de la lucha contra los vientos (vv. 291-296) ha inspirado otras célebres tormentas
literarias (cfr. Ovidio, Tristia 1, 2, 27-32; Séneca, Agamenón 465-497; Lucano 5, 597-677) y ha sido ilustrada
en vasos y cerámicas griegas.
84
Este es el único lugar en que se mencionan los cuatro vientos, lo que indica la fuerza desmesurada que
impone Poseidón contra Odiseo. La conjunción de Bóreas y Céfiro en Ilíada 9, 4-7 y 23, 194-218; de Euro y
Noto, en Ilíada 2, 144-146 y 16, 765-769; de Noto y Céfiro, en Ilíada 11, 305-308 y 21, 334-337. Véanse
notas a 12, 325-326. Véase nota a 2, 421.
85
En la Odisea hay ocho monólogos pronunciados por mortales: siete corresponden a Odiseo (aquí y en vv.
356-364, 408-423 y 465-473; 6, 119-126; 13, 200-216; 20, 18-21), en situaciones en que por supuesto el
héroe está solo, y uno a Polifemo (9, 447-460). Cfr. Mind, Body, and Speech in Homer and Pindar de Hayden
PELLICCIA, (1995: 115-234).
86
Odiseo en este punto adjudica la tormenta a Zeus. Más adelante (en v. 446; 6, 326 y 7, 271) va a mencionar
como responsable a Poseidón, luego de que Ino/Leucotea (en vv. 339–40) así se lo haga saber.
87
«Escarpada muerte» traduce aipýs ólethros, que es formula en final de hexámetro en 22, 28 e Ilíada 11, 174
y 441; 12, 345 y 358; 13, 773; 14, 99 y 17, 155 y 224.
88
El hijo de Peleo, Aquiles. La escena está descripta en 24, 36-42. Véase el motivo épico del deseo de una
muerte heroica en el campo de batalla en 24, 30-34 y en Ilíada 21, 279-283.
89
Es miserable una muerte en que el cadaver no puede ser enterrado, lo cual trae consecuencias en el
ultramundo (véase 11, 51-78 e Ilíada 23, 69-74) o es fruto del odio (motivo por el cual Aquiles no quiere que
Héctor sea enterrado, véase Ilíada 22, 335-336).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

En tanto así decía, lo alcanzó una ola inmensa desde lo alto


que se desplomó de modo terrible sobre él y le dio vuelta la balsa.
A gran distancia de la balsa quedó sumergido. El timón 315
se le soltó de las manos. Por el medio el mástil se rompió
y se le presentó un terrible huracán de entremezclados vientos.
Lejos, la vela y la entena cayeron en el mar.
Quedó él bajo el agua largo tiempo y no se sentía capaz
de salir rápidamente a flote bajo el ímpetu la inmensa ola, 320
pues sentía pesada la ropa que le había dado la divina Calipso.
Por fin emergió y escupió de su boca el agua de mar,
amarga, que le caía en abundancia desde la cabeza.
Pero ni aun así se olvidó de la balsa, aunque agotado,
se lanzó como un dardo en medio de las olas y la alcanzó; 325
se desplomó sobre ella para para evitar el embate de la muerte.
El gran oleaje lo arrastró corriente abajo, a un lado y otro90.
Como cuando el otoñal Bóreas arrastra los espinos
juntos por la llanura, y se enganchan espesos unos con otros,
así los vientos llevaban la balsa por el piélago, hacia un lado y otro. 330
Unas veces Noto a Bóreas la arrojaba para que se la llevase,
otras veces Euro la cedía a Céfiro para que la siguiera.
Pero lo vio, la hija de Cadmo Ino la de hermosos tobillos91
ahora Leucotea quien antes era mortal dotada de voz92,
y ahora en el fondo del mar comparte el honor de los dioses. 335
Ella se compadeció de Odiseo, errante con sus sufrimientos,
y emergió de las aguas semejante a una gaviota93;

90
El hexámetro no está exento de contradicción interna (si va corriente abajo, es en una sola dirección), pero
entendemos que así como estuvo en medio de vientos entremezclados (v. 317) Odiseo está ahora entre
corrientes cruzadas.
91
Ino era hija de Cadmo y Harmonía y hermana de Semele y Agave, todas de maternidad trágica. Fue tomada
por esposa por Atamante mientras este se mantenía aún casado con Nefele. Ino fue transformada en divinidad
marina recibiendo el nombre de Leucótea («diosa blanca») cuando se arrojó al mar con el cadáver de su hijo
Melicertes después que, enloquecida por Hera, lo hirviera en un caldero. La ira de Hera provenía de que Ino
había recogido a Diónisos –fruto de un adulterio de Zeus– para criarlo con sus propios hijos. (cfr. Apolodoro
3,4, 3; Plutarco, Moralia 162b, Ovidio, Metamorfosis 4, 505 y 520). El cuerpo de Melicertes, según algunas
versiones, fue transportado a la playa por un delfín. Según otras, Leucotea misma fue llevada por un delfín
hasta la costa de Corinto, que gobernaba Sísifo, hermano de Atamante, quien instituyó los juegos ístmicos y
un sacrificio anual en su honor. La tradición megárica dice que el cuerpo de Ino arribó a las costas de Megara
y fue enterrado por dos vírgenes y recién luego recibió el nombre de Leucótea (Pausanias 1, 42, § 8).
92
La intervención de Leucotea es indudablemente una interpolación, aunque de fecha imprecisa. La
deificación de un mortal no es propia de la teología homérica (a menos que tomemos en cuenta la de Heracles
en 11, 601-602, también claramente interpolada). La aparición de Atenea, en vv. 382-387, demuestra
innecesaria esa intervención. La funcionalidad de Ino/ Leucotea es, al igual que Calipso en v. 276; Nausicca
en 6, 255 y Atenea en 7, 28 y 13, 230, es decirle al héroe qué debe hacer y presagiar su futuro. El personaje
que más se le asemeja es Idotea en el nóstos de Menelao (4, 363-425). Es la típica divinidad que actúa como
el auxiliar, el que ayuda al héroe en terminología de Vladímir Propp. La conexión de Ino con los avatares
marinos solo se produce por haberse arrojado al mar con su hijo Melicertes (nombre que proviene de
Melkarth, de origen fenicio), conocido en griego como Palaemón y en latín como Portuno.
93
El hexámetro fue atetizado por Aristarco. Ha sido inspirado por el v. 353, pero muchos manuscritos no lo
incluyen.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

se sentó sobre la balsa y le dirigió su palabra:


«¡Desventurado! ¿Por qué así Poseidón, el que sacude la tierra
se encolerizó tan ferozmente como para sembrarte tantos males? 340
No podrá destruirte por mucho que lo desee.
Pero obra así, pues me parece que no careces de entendimiento:
quítate los vestidos, abandona la balsa, que los vientos se la lleven
y nadando con los brazos trata de alcanzar
la tierra de los feacios, donde es tu destino que te salves. 345
Toma, extiende este velo bajo tu pecho,
inmortal; no temas padecer ni morir.
Mas cuando con tus manos alcances tierra firme,
suéltalo de inmediato y lánzalo al ponto color de vino,
muy lejos de tierra, volviéndote de espalda al arrojarlo». 350
Después de hablar así, la diosa le dio el velo,
y al punto se sumergió en el ponto henchido de olas,
semejante a una gaviota; y una negra ola la ocultó.
Pero se quedó pensando el divino y sufridor Odiseo,
e irritado dijo a su magnánimo corazón: 355
«¡Ay de mí! No vaya a ser que alguno teja contra mi un engaño
entre los inmortales, cuando me ordena abandonar la balsa.
Mas no obedeceré, porque a lo lejos con mis propios ojos
yo vi la tierra, en la cual donde me dijo que habría asilo.
Por las dudas obraré así, pues me parece lo mejor: 360
mientras las tablas estén ensambladas por junturas
permaneceré aquí y soportaré sufriendo estos dolores,
pero cuando las olas desencajen la balsa
me pondré a nadar, pues no se me ocurre algo mejor».
En tanto estas cuestiones agitaba en su mente, y en su corazón 365
levantó una gran ola Poseidón, el que sacude la tierra,
enorme y espantosa, como una bóveda, que lo arrastró.
Como el viento embravecido revuelve un montón de pajas secas
y las dispersa por un lugar y otro,
así las grandes tablas desparramó94. Pero Odiseo 370
tomó de ambos lados una tabla como cabalgando sobre un caballo95
y se quitó las ropas que le había dado la divina Calipso.
Acto seguido extendió bajo su pecho el velo
y se zambulló de cabeza en el mar, extendidas las dos manos,
dispuesto a nadar. Lo vio el poderoso, el que sacude la tierra, 375
y después de mover la cabeza, habló a su propio corazón96:

94
Este símil de vv. 368-370, que da cuenta de la inmensidad de la ola que destroza la balsa, rememora el de
vv. 328-329 y en ambos casos se pone el acento en la vulnerabilidad del mortal frente al poder de un dios.
95
Hay otro solo lugar en Homero donde se habla del arte de cabalgar, en Ilíada 15, 679, y no se trata de un
jinete común sino de una suerte de acróbata. La proeza de Diomedes, en Ilíada 10, 513, fue obra de la
necesidad y el símil de 13, 81 se refiere a caballos uncidos a un carro.
96
El segundo monólogo de Poseidón previo a su partida, conforma una estructura en anillo con el primer
monólogo (vv. 286-290), el v. 377 continúa la idea de v. 290 pero en este caso apostrofando con un
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

«Ahora, después de sufrir muchas calamidades, vaga mar abajo


hasta que logres juntarte con humanos vástagos de Zeus.
Pero ni aun así, espero, te sentirás liberado de desgracia».
Después de hablar así, fustigó a los caballos de hermosas crines 380
y enfiló hacia Egas97, donde tiene su ilustre palacio.

ATENEA REAPARECE EN AYUDA DE ODISEO (382-440)

Pero Atenea, la hija de Zeus resolvió otra cosa98:


de los demás vientos detuvo los recorridos
–y ordenó a todos que cesaran y tomaran un descanso–
pero fustigó al impulsivo Bóreas e iba quebrando las olas por delante 385
para que se encontrara con los feacios, amantes del remo,
Odiseo, del linaje de Zeus, escapando a la muerte y al destino.
Por esos lugares durante dos noches y dos días en el denso oleaje
se desplazaba y muchas veces su corazón presintió la muerte.
Pero cuando ya al tercer día arribó Eos, de lindas trenzas, 390
entonces luego cesó el viento y la galena
impuso una serena calma. Y el héroe vio cerca la tierra,
la divisó con aguda vista cuando se vio levantado por una gran ola.
Como cuando parece de pronto a los hijos anhelada la vida
de un padre que estaba postrado con una enfermedad sufriendo fuertes dolores 395
y consumiéndose largo tiempo, pues una odiosa divinidad99 lo sometía
y del modo anhelado los dioses lo libran del mal,
así de gratos le parecieron a Odiseo la tierra y el bosque,
mientras nadaba apresurándose por poner los pies en tierra.
Pero cuando estaba a tal distancia como que gritando podía hacerse oír, 400
escuchó el estrépito del mar sobre los escollos.
Rugía tremendo el oleaje al romperse contra tierra firme100,
tremendo, y todo en la costa se cubría con espuma de sal,
pues no había puertos, refugios de las naves, ni ensenadas,

imperativo («¡vaga!») y terminando con una amenaza similar. Los dos monólogos de Zeus en Ilíada (17, 200-
208 y 442-255) usan también la segunda persona.
97
Varios lugares son denominados Egas en Ilíada: una nombrada junto con Hélice (8, 203) y por lo tanto
situada en Acaya (véase Ilíada 2, 575) y otra «en las profundidades del mar, con palacios magníficos, de oro,
resplandecientes e indestructibles» (13, 20-21), que sin duda es la aquí mencionada. El último lugar en que el
poema había situado a Poseidón es el monte Sólimos (v. 283).
98
Tan pronto Poseidón deja la escena, Atenea aparece en acción, su decisión de no intervenir cuando está
actuando el hermano de su padre, está explicada en 6, 328-331. Puesto que Zeus había pautado veinte días
para que Odiseo llegara a Esqueria (v. 34) y la tormenta tuvo lugar a los dieciocho días (v. 279), restan
todavía dos días (388-389) para que el héroe pueda sobrevivir al naufragio.
99
Véase nota a 3, 27. El extendido símil de vv. 394-399 alude probablemente a un motivo popular: la
comparación entre salvarse de un naufragio y volver de una penosa enfermedad. Cfr. Similes in the Homeric
Poems de Carroll MOULTON (1977: 126-134).
100
Hemos tratado de reproducir en la traducción el onomatopéyico sonido del original, pues se decía que el
orador Demóstenes (Zósimo, Vida de Demóstenes; Plutarco, Demóstenes 6) recitaba este hexámetro de
Homero cuando se ejercitaba frente al mar para mejorar las deficiencias de su elocución.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

sino que había acantilados, rocas y promontorios. 405


Entonces a Odiseo se aflojaron las rodillas y el ánimo
y decía afligido a su magnánimo corazón:
«¡Ay de mí!101 Cuando más allá de mi esperanza ver tierra me concedió
Zeus, y terminé de atravesar este abismo,
una salida no encuentro por donde escapar del canoso mar. 410
Afuera las rocas son agudas y en derredor el oleaje
resuena estrepitoso, se eleva lisa la roca
y el mar es profundo en la orilla, y no es posible los pies
colocar con firmeza y huir de la penuria.
Que al salir no me arroje contra una pétrea roca 415
una ola grande y arrebatadora, porque mi esfuerzo será vano.
Pero si sigo nadando más allá por si descubro
playas batidas por las olas en un puerto sobre el mar,
tengo miedo de que me atrape otra vez la tempestad
y me arrastre al ponto rico en peces en medio de pesados gemidos, 420
o una divinidad empuje contra mí un gran monstruo102
desde el mar, de los que muchos alimenta la ilustre Amfitrite103.
Bien sé que el ilustre, el que sacude la tierra, está enojado conmigo».
En tanto estas cuestiones agitaba en su mente, y en su corazón
lo transportó una gran ola hacia la agreste ribera104, 425
y allí se habría destrozado la piel y quebrado los huesos
si no lo hubiera sostenido en su ánimo Atenea de ojos glaucos.
Con ambas manos abalanzándose se agarró de la roca
y se sostuvo de ella sollozando hasta que pasó la enorme ola.
De este modo consiguió evitarla, pero al fluir ella de nuevo 430
lo golpeó viniéndole de frente y lo arrojó lejos en el ponto.
Como cuando al extraer un pulpo de su madriguera105
quedan una multitud de guijarros en sus tentáculos,
así, contra las rocas, la piel de sus robustas manos
quedó en jirones. Luego lo cubrió por completo la gran ola. 435
Allí el desgraciado, contra su destino, habría muerto Odiseo
si no le hubiera otorgado perseverancia Atenea de ojos glaucos.

101
Es este el tercer monólogo de Odiseo (vv. 408-423), que culmina con una frase plena de ironía trágica: el
héroe se lamenta de la ira de Poseidón cuando el espectador ya sabe que el dios ya ha dejado la escena.
102
«Un gran monstruo» traduce kêtos, que según Claudio Elio (Sobre la naturaleza de los animales 9, 45)
podía referirse tanto a una ballena o a un tiburón, como a una serpiente marina.
103
Ver notas sobre Amfitrite. Aparece solo en Odisea, en 3, 91; 12, 60 y 97 y con el epíteto de Halosidne, en
4, 404. El adjetivo «ilustre» –klytós– que le adjudica el poeta y su repetición en el verso siguiente atribuido a
Poseidón indica que calificativo ha perdido su significación específica.
104
Los temores que barruntaba Odiseo en su monólogo interior se han ido cumpliendo: una ola lo arroja
contra las rocas de la orilla (véase vv. 415-416), luego lo devuelve violentamente hacia el mar (vv. 430431;
véase vv. 419-420), intenta acercarse a nado a la playa (vv. 439-440; véase 417-418); el único peligro que el
héroe anticipó en su mente y no se cumplió fue el ataque de un monstruo marino (vv. 421-422).
105
Los vv. 432-435a encierran un símil un tanto complejo, por no decir de significado confuso: las piedrecitas
quedan en los tentáculos del pulpo como los pedacitos de piel de Odiseo en las rocas. La diferencia es que el
pulpo no sale herido del evento; quizás el sentido se centra en comparar las «robustas manos» con tentáculos.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

Emergiendo del oleaje que rugía contra la ribera,


nadó hacia fuera, mirando hacia la costa, por si descubría
playas batidas por las olas de un puerto sobre el mar. 440

ODISEO ARRIBA A LAS COSTAS DE ESQUERIA (441-493)

Cuando a la desembocadura de un río de hermosa corriente


llegó nadando, le pareció ese un lugar excelente,
despejado de piedras y al abrigo del viento.
Y al ver que el río fluía le suplicó en su ánimo:
«Escucha, soberano, quien seas; acudo a ti, con mil plegarias106, 445
huyendo del ponto y de los enojos de Poseidón.
Es digno de respeto también para los dioses inmortales
entre los hombres aquél que llega errante, como yo ahora,
a tu corriente y a tus rodillas llego, después de mucho padecer
Piedad, soberano, pues suplicante tuyo me proclamo». 450
Así dijo; y el río al punto suavizó su corriente y detuvo las olas.
Ante él hizo la calma y entonces Odiseo se puso a salvo
en la boca del río. Dobló las dos rodillas
y sus robustos brazos. Su corazón estaba abatido por el mar.
Tenía todo el cuerpo hinchado, y fluía mucha agua salada 455
de su boca y nariz. Desalentado y sin voz
permanecía sin fuerzas y le vino un tremendo cansancio.
Pero cuando pudo respirar se recuperó su ánimo107,
fue entonces que desanudó el velo de la diosa
y lo echó al río que desemboca en el mar, 460
pronto lo llevó una gran ola con la corriente y otra vez Ino108
lo recibió en sus queridas manos. Se alejó del río,
se inclinó sobre unos juncos y besó la tierra dadora de vida109.
Apesadumbrado decía a su magnánimo corazón:
«¡Ay de mí! ¿Qué más voy a sufrir? ¿Qué más vendrá?110 465
Si junto al río durante la noche sin sosiego me desvelo
quizás la nociva escarcha y el suave rocío
a causa de mi debilidad dañen mi ánimo ya desfallecido,

106
Los vv. 444-450 son formalmente una plegaria, aunque proferida en circunstancias muy especiales (Odiseo
está nadando y casi ha perdido el aliento). Hay verbos de súplica y una invocación a la deidad (v. 445),
aunque desconoce su nombre (véase ejemplos de invocaciones en Ilíada 1, 37 y 16, 514); solicita un favor
divino (vv. 446-449) y se proclama suplicante (v. 450).
107
La última escena de este canto (vv. 458-493) repite el esquema del episodio vivido por el héroe en vv. 400-
457: una descripción de las dificultades, un monólogo, la irrupción de Atenea, la salvación. Cada una de estas
secuencias está ornada por un símil como broche de oro (vv. 432-433 y 488-490).
108
Sigue con exactitud las instrucciones dadas por Ino/ Leucotea en vv. 348-359.
109
El gesto de besar el suelo generalmente se produce cuando una persona llega a la tierra patria después de
unausencia (véase 4, 522 y 13.354).
110
El cuarto monólogo de Odiseo (vv. 464-473) es una deliberación consigo mismo para elegir entre dos
posibles males, como en vv. 412-422: en este caso, entre quedarse en la ribera o adentrarse en el bosque y en
aquel lugar, entre salir a la orilla o seguir nadando.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

pues una brisa helada sopla al alba desde el río.


Mas si subo a la colina y a la selva umbrosa 470
y duermo entre los espesos matorrales, si me lo permiten
el frío y el cansancio y me sobreviene el dulce sueño,
temo convertirme en pasto y presa de las fieras».
Después de pensarlo, decidió qué era lo mejor
y echó a andar hacia el bosque. Lo encontró cercano al agua 475
en un lugar con vista panorámica111; se deslizó bajo dos arbustos
crecidos en el mismo sitio, uno de aladierno112 y otro de olivo.
No llegaba a ellos ni la húmeda brisa de los vientos
ni nunca el sol resplandeciente los hendía con sus rayos,
ni la lluvia los atravesaba del todo. Así de espesos 480
crecían entrelazados uno con otro. Bajo ellos Odiseo
su resguardó. En seguida se preparó un lecho con sus manos,
amplio. Pues había un montón de hojas, suficientes
como para cobijar a dos o tres hombres
en la estación invernal, por rigurosa que fuera. 485
Cuando lo contempló, se alegró el divino sufridor Odiseo,
se acostó en medio y se cubrió con un montón de hojas.
Como cuando alguien esconde un tizón en negra ceniza
en el extremo de un campo –porque no tiene otros vecinos–,
para salvar una brizna de fuego y no tener que encenderlo luego de otro, 490
así se cubrió Odiseo con las hojas, y Atenea113
el sueño vertió sobre sus ojos para que cesara rápido
el fatigoso cansancio, cerrándole los párpados.

111
La descripción del sitio con vista panorámica es similar al lugar en que se alza la casa de Circe (10, 211).
112
El aladierno tiene el nombre científico de Rhamnus alaternus, es un árbol relativamente pequeño, de hojas
perennes, característico del monte bajo de la región del Mediterráneo.
113
Es la diosa Atenea quien sumerge a Odiseo en un profundo sueño reparador, del que se despertará en 6,
117. Dormir se constituye en un motivo literario muy importante en toda la Odisea. Puede ser peligroso tanto
si se viaja solo (vv 271-272) como acompañado, si hay peligro de ser robado, como le advierte la reina Arete
(8, 443-445); también el dormir desencadena episodios aciagos, como cuando Odiseo duerme y sus
compañeros desatan los sacos de Eolo o se comen las vacas de Helios. Pero dormir puede ser también muy
beneficioso: Atenea hace dormir a Penélope para que olvide su pesadumbre (1, 362-364 y18.187-205) y a los
pretendientes para que no se den cuenta de la partida de Telémaco (2, 395-398). Duerme el Cíclope antes de
ser cegado por Odiseo (9, 371-374) y el héroe cuando los feacios navegan para devolverlo a Itaca (13, 73-
92).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

Canto VI
Odiseo en la isla de los feacios conoce a Nausicaa

ODISEO EN LA PLAYA DE ESQUERIA (1-51)

Así dormía en aquel lugar el sufridor divino Odiseo114,


por el sueño y el cansancio destrozado, mientras Atenea115
marchaba al país y a la ciudad de los hombres feacios116,
quienes en otro tiempo habitaban la espaciosa Hiperea117,
cerca de los cíclopes118, hombres pedantes119 5
quienes les hacían daño, pues los superaban en violencia.
De allí los hizo salir y guió Nausítoo, semejante a un dios120,
y los radicó en Esqueria121, lejos de los hombres que trafican;
levantó un muralla en torno a la ciudad y construyó casas,
edificó templos122 a los dioses y distribuyó parcelas. 10
Pero aquel, tocado ya por su destino, había marchado a Hades,
y entonces gobernaba Alcínoo, sabedor por los dioses de su plan.
A su palacio se encaminó Atenea, la diosa de ojos glaucos123,

114
Comienza aquí la estadía de Odiseo en el país de los feacios, la última aventura en su largo camino al
hogar. La visita se va a extender hasta 13, 187. El canto 6 comprende parte del día número treinta y dos, que
termina con los últimos hexámetros del canto 7, cuando Odiseo y Alcinoo se retiran a dormir en el palacio.
115
Atenea había reaparecido para proteger Odiseo en 5, 382 (véase nota) después de haberlo dejado
abandonado en sus múltiples aventuras, por el motivo que se explica en vv. 329-330 y en 13, 341-343. La
diosa estará particularmente activa es este canto y el comienzo del siguiente: logra que Nausicaa vaya a la
playa a lavar las ropas (vv. 2-47), procura que Odiseo despierte y la vea antes de que la princesa se marche
(vv. 110-114); le aconseja a Nausicaa que no huya como las otras muchachas (vv. 138-140); guía a Odiseo a
través de la ciudad hasta el palacio de Alcinoo (7, 14-81).
116
Véase 5, 33-40, lugar en que Zeus cuando da las directivas a Hermes para que rescate a Odiseo de la isla
de Calipso, pronostica la llegada del héroe a Esqueria a los veinte días de su partida de Ogigia.
117
En Ilíada 2, 734 y 6, 457 es este el nombre de una fuente de Tesalia; significa «tierra más allá del
horizonte». La localización geográfica de Hiperea como ciudad depende de dónde podrían estar localizados
los cíclopes, aunque de todos modos y debido a la etimología hay una referencia a la lejanía extrema del
primer asentamiento feacio.
118
Véase 1, 69 y nota. Se puede suponer que son los mismos cíclopes del canto 9. Este es el único lugar en el
que se los menciona como «hombres», aunque en comparación con los muy civilizados feacios son primitivos
y bárbaros.
119
El adjetivo en griego es hyperenoréontes, es decir, «viriles en exceso»; siempre con significación
despectiva se puede traducir de diversas maneras, como cuando se adjudica a los pretendientes: «malamente
insolentes» (2, 266), «ensoberbecidos» (4, 766) o «arrogantes» (17, 482); en Ilíada, se aplica a los troyanos
en general (4, 176) y al troyano Deífobo en particular (13, 258).
120
Poseidón es el padre tanto del cíclope Polifemo como del feacio Nausitoo, quien volverá a ser mencionado
en 8, 564-570.
121
Ya mencionada en 5, 34 e identificada con la isla más tarde llamada Kérkyra (Estrabón 7, 3, 6),
probablemente la actual Corfú (cfr. Tucídides 3, 70). Todo lo que se dice en este canto sobre su fundación es
propio de la época de las colonizaciones y su diseño urbanístico se corresponde con las ciudades de los siglos
VIII y VII a.C., con su muralla, ágora, calles, templos y puerto (véase más adelante vv. 262 ss.). No obstante,
su sistema político y social refiere a la época micénica: Alcínoo vive en un palacio típicamente micénico y
tiene la primacía de un ánax sobre los otros jefes de los feacios.
122
Los templos como edificios monumentales son aquí un anacronismo. Los sacrificios a los dioses en la
época homérica se realizan en altares al aire libre (véase 3, 5 ss.).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

que proyectaba el regreso para el magnánimo Odiseo.


Llegó a la muy adornada habitación en que una joven 15
dormía, semejante a las inmortales en su porte y su figura,
Nausícaa, hija del magnánimo Alcínoo124.
Y dos esclavas que tenían la belleza de las Gracias125,
a ambos lados del dintel estaban; las puertas esplendentes, cerradas.
Ella <Atenea> corrió como soplo de viento hacia la cama de la doncella, 20
se detuvo sobre su cabeza y le dirigió su palabra
con la apariencia de la hija de Dimante126, famoso por sus naves,
quien era de su misma edad y muy grata a su corazón.
Pareciéndose a ella, le dijo Atenea de ojos glaucos:
«Nausícaa, ¿por qué tan negligente te dio a luz tu madre?127 25
Tienes desaliñados los ropajes espléndidos,
y tu matrimonio está próximo; para entonces es preciso los más bellos
lucir y ofrecérselos también a aquellos que te lleven128.
Pues a partir de estas cuestiones crece el rumor entre los hombres,
auspicioso, y se alegran el padre y la venerable madre. 30
Vayamos a lavar tan pronto como despunte la aurora129;
también yo iré como tu asistenta para que rápido todo
dispongas, porque ya no vas a ser doncella mucho tiempo,
pues te pretenden los mejores en el pueblo
entre todos los feacios, de donde también procede tu linaje. 35
Así que vamos, pide a tu ilustre padre que antes de la aurora
un hato de mulas y un carro tenga listos para que lleve
los cinturones, las túnicas y tus vestidos espléndidos.
Será para ti de esta manera mucho mejor que a pie
123
El cambio de escena desde la playa a los aposentos de Nausicaa se realiza mediante el procedimiento de
seguir los pasos de Atenea (véase 1, 103 y nota).
124
Nausicaa es el único personaje en Homero que entra a la historia cuando está durmiendo. El narrador pone
en primer plano su belleza (véase vv. 107-108 y 8, 457), que se verá ratificada en las palabras de Odiseo en v.
149 y 7, 291, cuando la compara con una diosa. La presencia de dos siervas en su alcoba son símbolo de su
castidad, como lo son las de Penélope en 1, 331.
125
Las Gracias o Chárites son hijas de Zeus y de Hera o de Eurínome, o de Eunomia, o de Harmonía (cfr.
Hesíodo, Teogonía 907 ss.; Apolodoro 1, 3, § 1; Píndaro, Olímpica 14). Los poemas homéricos las mencionan
en plural sin determinar el número, Hesíodo en cambio alude a tres Gracias, cuyos nombres son Eufrosíne,
Aglaia y Thalía. El caracter y naturaleza está expresado en el nombre, pues se conciben como diosas que
otorgan alegría y refinamiento. Asisten a Hermes y a Peithó para que den gracia a la elocuencia y a la
persuasión (Hesíodo, Trabajos y días 63). Los romanos las llamaron Gratiae y las tomaron como símbolo de
la gratitud y la benevolencia (Séneca, De los beneficios 1, 3).
126
En Ilíada (16, 718) Apolo tomó la figura del joven Asio, que era «hijo de Dimante» y habitaba en Frigia.
Atenea/ hija de Dimante dice que va a asistir a Nausicaa (v. 34) pero no va a parecer más adelante en el
acompañamiento de la princesa, Nausicaa misma se va a dar cuenta de que fue un sueño (v. 49).
127
Escenas de ‘discurso al que duerme’, como la de vv. 25-40, se repiten en Odisea (véase 4, 804-807; 15,
10-42; 20, 30-57) e Ilíada (2, 23-34; 23, 69-92; 24, 683-688). En esta ocasión el discurso es persuasivo por
cuanto alude al deseo de Nausícaa de ser una buena hija (véase vv. 57-66, 106, 154-15 y, 286-288), tener una
buena reputación (véase vv. 187-197 y 273-285) y casarse (véase vv. 244-245 y 275-285).
128
Se refiere al cortejo que conduce a la novia a la casa del contrayente durante la boda.
129
Es difícil imaginar a las damas de una corte micénica lavando sus propias ropas y acarreando agua para la
tarea. Sin embargo aquí, la labor ordenada por Atenea se acomete con total naturalidad.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

marchar; pues los lavaderos están muy distantes de la ciudad». 40


Después de hablar así, se marchó Atenea de ojos glaucos,
al Olimpo, donde dicen que la morada siempre segura de los dioses
se erige. No es agitada por los vientos ni la lluvia
la empapa ni la cubre la nieve. Por el contrario, un cielo
siempre sin nubes se despliega y la rodea una brillante claridad130. 45
Allí se entretienen todo el día los bienaventurados dioses.
Hacia allá subió la de ojos glaucos131 después de haber aconsejado a la joven.
Al punto llegó Eos, de bello trono132, que despertó
a Nausícaa de hermoso peplo; de repente, asombrada del sueño
echó a andar por el palacio para anunciarlo a sus progenitores133, 50
a su amado padre y a su madre. Y adentro los encontró.

NAUSICAA VA A LAVAR LA ROPA AL RÍO Y ENCUENTRA A ODISEO (52-147)

Ella estaba sentada junto al hogar con sus esclavas mujeres134,


hilando lana teñida con púrpura marina135; a él en las puertas
lo encontró, cuando marchaba con los ilustres reyes136
al consejo137, donde lo reclamaban los nobles feacios138. 55
Ella se detuvo muy cerca de su amado padre y le dijo:
«Querido papá139, ¿no podrías por cierto preparar para mi un carro
alto, de buenas ruedas, para llevar los vestidos espléndidos

130
La descripción del Olimpo de vv. 42-46 es semejante a la de la pradera Elisea de 4, 565-569. Ha sido
imitada por Lucrecio (3, 18-20) y por Lucano (2, 271-273). Los epítetos usuales para el Olimpo en Ilíada son:
«nevado» (1, 420), «de muchos valles» (8, 397 y 411), «de muchas cumbres» (1,485; 5, 754; 8, 3), es decir, se
corresponden con una alta montaña y no con esta descripción.
131
Atenea. El epíteto de dioses y diosas a menudo reemplaza el nombre en la épica. Ocurre con frecuencia
con «el cojo de ambos pies» (en 8, 300, 349 y 357 y en Ilíada 1, 607; 14, 239; 18, 383, 393, 462, 587, 590 y
614) y «el que sacude la tierra» (en v. 326; 9, 518; 11, 102 y 241 y en Ilíada 13, 43 y 59; 14, 135 y 510; 15,
173 y 184, etc.), aplicados a Poseidón.
132
La llegada del amanecer recuerda la de 10, 541; 12, 142; 15, 56 y 495; 20, 91. El epíteto eúthronos –«de
bello trono»– es una adaptación de –-chrysóthronos–, adjudicado diez veces a Eos.
133
Sin embargo, Nausicaa no va a contar a sus padres el sueño ni tampoco hacer referencia a una boda como
motivo del aseo, pero en vv. 56-70 cumple a pie juntillas lo aconsejado por Atenea.
134
La escena describe lacónicamente la posición y actividades de mujeres y hombres en palacio. Las mujeres
hilan lana junto al fuego y los hombres se ocupan de los asuntos públicos.
135
«Lana teñida con púrpura marina» traduce una sola palabra compuesta –halipórphyra– que se repite en v.
306 y en 13, 108 y se deriva de la expresión «mar purpúreo» de Ilíada 16, 391, de modo que se podría
traducir también «lana que brilla como el mar purpúreo». Helena en 4, 135, que hila lana color violeta. En 7,
234 Arete va a reconocer en el extranjero las prendas que ella misma había hecho junto con sus siervas.
136
Los reyes son basileîs regidos por un ánax que en este caso es Alcinoo: la misma situación de dependencia
de Odiseo (basileús) y otros jefes aqueos respecto de Agamenón (ánax) en Troya (véase Ilíada 2, 445). Sin
duda el poeta está mencionando aquí a los ancianos de 7, 149, que son doce en número (véase 8, 390 y nota).
137
Órgano político que se remontaría al consejo de ancianos tribal. Es una tradición que el ánax consulte a la
boulé –consejo– como hace Agamenón con el que se reúne junto a la nave de Néstor en Troya (Ilíada 2, 53).
En Atenas clásica, Clístenes llevó en número de miembros del consejo a 500 (cfr. Heródoto 9, 5).
138
Para la arquitectura del palacio micénico, véase nota a v. 303.
139
«Papá» traduce páppa, que como maîa (ama) en 2, 349, 19, 482 y 23, 11, hátta (abuelo) en 16, 31, 57 y
130; 17, 591; 21, 369 e Ilíada 9, 607; 17, 561, o como tétta (amigo) en Ilíada 4, 412 es un término familiar y
cariñoso.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

al río a lavar, los que se me han ensuciado?


Incluso a ti conviene, cuando estás entre los principales, 60
presidir el consejo140 con vestidos limpios sobre el cuerpo.
Has tenido además cinco amados hijos en palacio,
dos ya casados, pero hay tres solteros en la flor de la edad,
y ellos siempre quieren con vestidos recién lavados
ir a la danza. Y todas estas cuestiones me preocupan». 65
Así habló. Le daba vergüenza mencionar el inminente matrimonio
ante su padre. Pero él comprendió todo y le contestó su palabra:
«No te voy a escatimar mulas, hija, ni ninguna otra cosa.
Anda. En seguida los siervos prepararán un carro,
Alto, de buenas ruedas, con un toldo adosado». 70
Dicho esto, lo ordenó a sus criados y estos obedecieron141.
Prepararon afuera un carro mulero de buenas ruedas,
trajeron mulas y las uncieron al carro.
La doncella sacaba de su tálamo un resplandeciente vestido
y lo ponía sobre el carro bien pulido142. 75
La madre colocaba en un canasto sabrosa comida,
abundante, y metía golosinas, y vertía vino
en un odre de cuero de cabra. La doncella subió al carro.
Le dio en un recipiente de oro aceite húmedo143
para que se ungiera con sus esclavas mujeres. 80
Agarró ella el látigo y las resplandecientes riendas
y azuzó la partida. Hubo un campanilleo de mulas
y con ímpetu arrancaron, llevando los vestidos y a ella misma,
no sola, porque junto con ella marchaban otras esclavas.
Cuando hubieron llegado a la hermosísima corriente del río 85
allí había remansos siempre llenos, abundante agua,
preciosa, manaba para lavar incluso la ropa muy sucia,
y allí soltaron ellas las mulas del carro.
Las arrearon por la orilla del río serpenteante
a pacer la hierba dulce como la miel. Y del carro, las muchachas, 90
los vestidos con sus manos sacaron y los llevaron al agua oscura
y los pisaban en la piletas con ahínco, como en una competencia.
Una vez que limpiaron y lavaron toda la suciedad,

140
«Presidir el consejo» traduce boulás bouleúein, que traducido literalmente sería «deliberar deliberaciones»,
es decir una expresión con un acusativo interno (objeto directo que determina a un verbo intransitivo de la
misma raíz o significación). Véase nota a 7, 50.
141
Los vv. 71-84 son una escena típica de partida en un carro. Cfr. A Narratological Commentary on the
Odyssey de Irene de JONG (2001: 155). Preparar el carro es un proceso que se describe de manera completa en
Ilíada 24, 266-274. Aquí: 1.- se traen las mulas y se las unce (vv. 72-73), se cargan las ropas para lavar y las
provisiones vv. 74-78a); 2.- subida al carro y aprovisionamiento de aceite (78b-80); 3.- látigo y riendas (v.
81); 4.- los animales comienzan a moverse (vv. 82-84).
142
Las tres cosas que se cargan en el carro le van a servir a Odiseo: las ropas para tapar su desnudez (v. 228);
las provisiones para saciar su hambre (vv. 248-250); el aceite para ungir su seca piel (vv. 215 t 227).
143
«Húmedo» traduce hygrós, que en Homero aparece en dos fórmulas que ocupan siempre los dos últimos
metros del hexámetro: una referida al mar «los húmedos senderos» (3, 71; 4, 842; 9, 252; 15, 474; e Ilíada 1,
312) y otra al aceite al «aceite húmedo» (aquí y en v. 215; 7, 107 e Ilíada 23, 281).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

una tras otra extendieron la ropa a la orilla del mar, justo


donde los guijarros contra la costa lava el mar. 95
Y después de bañarse y ungirse con el untuoso aceite,
un almuerzo se sirvieron junto a la orilla del río
mientras esperaban a que la ropa se secara con el rayo del sol.
Pero una vez disfrutado el refrigerio, las criadas y ella misma
se pusieron a jugar con una pelota, dejando a un lado sus velos. 100
Entre ellas, Nausícaa, de blancos brazos, dio comienzo a la danza144.
Como Ártemis camina por los montes, la flechadora145 ,
ya por el muy elevado Taigeto, ya por el Erimanto146,
mientras disfruta con las cabras y las ligeras ciervas,
y con ella las ninfas, hijas de Zeus portador de la égida147, 105
agrestes juegan, y se regocija en su pecho Leto148.
–entre todas, ella se destaca, su cabeza y su rostro,
así que es fácil de distinguir, si bien todas son bellas–,
así resaltaba entre todas sus siervas la doncella virgen149.

144
«Danza» traduce molpé, aquí un movimiento rítmico sostenido acompañado de canto (véase Ilíada 18,
606, hexámetro que se repite en 4, 19). Podría ser que no se trate de un simple juego de pelota, sino de una
danza ritual –por la mención de Ártemis–, semejante a la de los jóvenes feacios en 8, 370-380.
145
El epíteto es una alusión a la muerte repentina que se supone causan las flechas de Ártemis (véase nota a
11, 173). Para la definición de la naturaleza y el carácter de la diosa virgen Ártemis, hay diferentes
perspectivas entre los mismos griegos y también según la divinidad extranjera que los griegos puedan haber
identificado con Ártemis, proveniente de la Creta minoica o de diferentes culturas prehelénicas. Es la
protectora de las muchachas jóvenes, de los juegos en los bosques y en las montañas; es también «señora de
las fieras» (Ilíada 21, 470). Pero además es la diosa cazadora y «se recrea con el tumulto de la caza» (Ilíada
21, 511). Sus santuarios y templos eran más numerosos en Arcadia, donde fue venerada desde épocas muy
tempranas. Curiosamente, en Arcadia no se la colocaba en relación alguna con su hermano Apolo, con el que
se la asocia con frecuencia (véase 15, 410 e Ilíada 24, 606). Sus epítetos arcadios son casi todos derivados de
las montañas, ríos y lagos, lo cual demuestra su relación con los poderes de la naturaleza. En Arcadia cazaba
con sus ninfas en los montes Taigeto y Erimanto. Los santuarios en su honor se erigían junto a ríos y lagos.
Cfr. Pausanias 2, 7, § 6; 3, 23, § 6; 4, 4, § 2; 8, 53, § 5.
146
Se denomina monte Taigeto a una cordillera del Peloponeso, tristemente célebre porque desde allí
arrojaban los espartanos a los recién nacidos con defectos físicos. El monte Erimanto (actual Olonos) estaba al
norte del Peloponeso, en la Arcadia. Allí habitaba un aterrador jabalí cuya captura fue el cuarto trabajo
encomendado a Heracles por su primo Euristeo. Es el único lugar en que se menciona estos montes en los
poemas homéricos.
147
Hay multitud de ninfas en la mitología griega. Diferentes de los dioses, las ninfas son considerados
espíritus que animan la naturaleza. A las ninfas hijas de Zeus (otras lo eran de Océano) se les aplicaba el título
de olímpicas. Según versiones, Ártemis fue en su origen una ninfa arcadia.
148
Leto fue uno de los Titanes mujeres, quien con Zeus tuvo como hijos a Apolo y Ártemis. Hera persiguió a
Leto y logró que nadie la cobijara antes de dar a luz. Cuando llegó el momento, trató Hera de impedir el
nacimiento y prohibió a su hija Ilitía, diosa de los alumbramientos, que la asistiera. Cuando pudieron nacer, en
la isla Ortigia, quedó ésta fijada al fondo del mar con cuatro columnas y cambió su nombre por el de Delos,
que significa brillante. Véase 11, 318 e Ilíada 1, 9 y 21, 485. Cfr. Hesíodo, Teogonía 918, Trabajos y
días 770; Himno homérico a Ártemis 27; Esquilo, Euménides 323; Apolodoro 1, 21 y 3, 46.
149
Sobre la traducción de «doncella virgen», véase nota a v. 228. Si bien los mortales son comparados con
dioses con frecuencia en Homero, el extenso símil de vv. 101-109 adquiere características especiales: en
primer lugar destaca la belleza de Nausicaa, su virginidad (por Ártemis, que Odiseo volverá a mencionar en
v. 151) y que es la alegría de sus padres (gozo de Leto), a lo que Odiseo aludirá en v. 154. Otros símiles
homéricos extendidos y bellos: en Ilíada 2, 478-483 el símil que destaca a Agamenón de los otros héroes, y en
13, 298-305 a Meríones e Idomeneo comparados con Ares y su hija la Fuga.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

Pero cuando ya se disponían a regresar otra vez a casa, 110


después de uncir las mulas y doblar los bellos vestidos,
dispuso otro plan la diosa de ojos glaucos Atenea:
que Odiseo despertara y viera a la doncella de hermoso mirar,
la que a la ciudad de los feacios lo guiaría.
La pelota arrojó a una esclava la princesa, 115
y no acertó a la esclava; se hundió en un hondo remolino
y las otras dieron un fuerte grito. Despertó el divino Odiseo,
y sentándose deliberaba en su mente y en su corazón:
«¡Ay de mí! ¿A la tierra de qué hombres llego?
¿Acaso soberbios, salvajes e injustos 120
o amigos de la hospitalidad y afectos a los dioses150?
Como de doncellas me rodea un alboroto femenino,
como de ninfas, las que poseen las elevadas cimas de los montes,
las fuentes de los ríos y los prados herbosos.
¿O quizás estoy cerca de hombres de voz articulada? 125
Mas, vamos, yo mismo voy a comprobarlo y verlo».
Diciendo así, salió de los matorrales el divino Odiseo,
y del bosque frondoso cortó con su robusta mano una rama
con hojas, para cubrir de su cuerpo los genitales de varón.
Y avanzaba como un león montaraz151, confiado en su fuerza, 130
que marcha empapado y contra el viento, pero sus ojos
echan llamas; pero luego persigue a vacunos o a ovejas
o a ciervas monteses, pues el estómago lo llama
a atacar los ganados y penetrar en un predio bien cerrado.
Así Odiseo entre las doncellas de lindas trenzas 135
iba a mezclarse, aun desnudo, pues la necesidad lo obligaba.
Terrible apareció ante ellas desfigurado por el salitre.
Corrieron cada una para un lado hacia las escarpadas riberas.
Sola la hija de Alcínoo se quedó, pues Atenea152
le puso valor en su interior y quitó el miedo de sus pies. 140
Y se mantuvo firme enfrente de él. Odiseo dudó153
sobre si abrazado a sus rodillas suplicaría a la joven de lindos ojos
o si acaso le rogaría desde lejos, con dulces palabras
a ver si podía indicarle una ciudad y darle ropas154.

150
Los vv. 120-121 son una fórmula que se repite en 9, 175-176 (referida a los cíclopes), en 8, 575-576
(palabras de Alcinoo a Odiseo), en 13, 201-202 (cuando Odiseo llega a Itaca y no reconoce su tierra).
151
Véase el mismo símil del «león montaraz» en distinto contexto en 9, 292 e Ilíada 12, 299 y 17, 61. Véase
nota a 4, 335. Cfr. «Odysseus Confronts Nausicaa: The Lion Simile of "Odyssey" 6.130-36» de Justin GLENN
(1998).
152
Atenea se menciona aquí de manera retórica; recordemos que había partido hacia el Olimpo en v. 47.
153
El emotivo momento de Odiseo frente a Nausicaa fue un motivo plástico frecuente, inspiró al artista que
trabajó el arcón de Cipselo (Pausanias 5, 19, 9), a Polignoto (Pausanias 1, 22, 6) y a los pintores de vasos.
154
Entiende que se trata de mujeres mortales después de todo, y no ninfas (véase vv. 123-124).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

Canto VII
Odiseo llega a la corte de los feacios en Esqueria

ODISEO MARCHA HACIA LA CIUDAD Y LO INTERCEPTA ATENEA (1-45)

Mientras allí suplicaba el muy sufridor, el divino Odiseo,


la fuerza de las dos mulas transportaba a la doncella a la ciudad155.
Cuando al fin llegó a la morada ilustre de su padre,
se detuvo ante las puertas. La rodearon sus hermanos,
semejantes a los inmortales, quienes del carro 5
desuncieron las mulas y llevaron adentro las ropas.
La joven se dirigió al tálamo. Le encendió fuego156
una anciana de Apira157 la camarera Eurimedusa158,
a la que trajeron desde Apira las naves de curvos costados.
La eligieron para Alcínoo como botín, pues sobre todos 10
los feacios reinaba y el pueblo le obedecía como a un dios.
Ella había criado a Nausícaa, la de blancos brazos, en palacio;
ella le avivaba el fuego y le preparaba la cena159.
Entonces Odiseo se preparó para ir a la ciudad160, y Atenea
densa niebla161 vertió sobre él, benigna y preocupada por Odiseo, 15

155
El canto 7 comprende la noche del día treinta y dos de Odisea y narra el encuentro del héroe con los nobles
feacios y sus reyes, Alcinoo y Arete. La estructura es la siguiente: 1.- escena convencional que ubica a
Nausicaa de nuevo en su hogar (vv. 1-13); 2.- trayecto de Odiseo hasta el palacio, con una breve intervención
de Atenea metamorfoseada (vv. 14-45); 3.- llegada al palacio y detallada descripción del mismo (vv. 46-135);
4.- recepción del héroe en la corte feacia (vv. 136-171); 5.- ofrecimiento de un banquete y diálogo con los
soberanos (vv. 172-334); 6.- preparación del lecho para descansar (vv. 335-347).
156
Podemos suponer que esta escena se ubica en el atardecer debido a que se enciende fuego, quizás también
porque los fríos del invierno comienzan a hacerse sentir.
157
Nombre mítico que significa «tierra infinita», de á-peiros (sin-límite). Corresponde a un lugar sin
ubicación real comprobable –como «la espaciosa Hiperea» de 6, 4–, es decir, un lugar mítico cuyos límites
son desconocidos. «Camarera» traduce thalamepólos, porque es la que se ocupa de la cámara, del tálamo, es
decir, de las habitaciones privadas del palacio.
158
Eurimedusa, cuyo nombre significa «que gobierna o protege de manera amplia», equivalente femenino del
nombre Eurimedonte (véase v. 58), tiene en el palacio de Alcínoo un papel semejante al de Eurínome (sus
nombres significan lo mismo) en Itaca (véase 23, 154 y 295 ss.). La presentación de Eurimedusa es muy
semejante a la de Euriclea (véase 1, 429-435); «había criado a Nausícaa» (v. 12), aunque su función no es tan
importante como la de la nodriza de Odiseo.
159
Nausicaa, como vemos, no acostumbra cenar ni con el resto de la corte ni con los huéspedes (véase 8, 458).
La primera parte de hexámetro repite la idea de v.7b, lo cual motivó que Zenódoto lo atetizara. Nuestra
opinión es que el verso redondea la composición anular de la presentación del personaje –menor– de
Eurimedusa.
160
Ha habido un abrupto cambio de escena de Odiseo a Nausicaa en los dos primeros hexámetros del canto,
ahora el narrador se enfoca de nuevo en Odiseo. Los vv. 14-132 describen el trayecto y la llegada de Odiseo a
la corte feacia. Se ha señalado que la escena ofrece un paralelo con la visita de Príamo a Aquiles en el canto
24 de Ilíada –cfr. John Bryan HAINSWORTH en A commentary on Homer’s Odyssey: Books I-VIII de
HEUBECK, WEST & HAINSWORTH (1988: 321)–. En ambos casos están bien marcadas las referencias del
recorrido, el viajero es abordado por una divinidad que oculta su verdadera identidad y una ékfrasis detalla el
escenario. Se puede comparar también con la visita de Odiseo a Circe (10, 274 ss.), con la de Hermes a
Calipso (5, 43 ss.). Además es posible un parangón con la admiración que siente Telémaco al llegar al palacio
de Menealo en Esparta (4, 68 ss.).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

a fin de que ninguno de los altivos feacios, al encontrárselo,


lo molestara con palabras y le preguntara quién era162.
Mas cuando estaba por penetrar en la ciudad encantadora163,
le salió al encuentro la diosa Atenea, de ojos glaucos164,
con la apariencia de una casta niñita con un cántaro165, 20
se detuvo delante de él y le preguntó al divino Odiseo:
«Hija, ¿podrías acaso guiarme hasta la casa
de Alcínoo, el que gobierna entre estos hombres?
Pues yo soy un extranjero que mucho ha sufrido y aquí llego
de lejos, de una tierra apartada; por eso no conozco a ninguno 25
de los hombres que administran esta ciudad y estas tierras».
Y le respondió Atenea, la diosa de ojos glaucos:
«Por cierto, yo, padre extranjero, la casa que me pides
te mostraré, pues está cerca de la de mi irreprochable padre.
Avanza en silencio y te guiaré por el camino, 30
mas a ninguno de los hombres mires de frente ni interrogues,
pues a los extranjeros no soportan con demasiado agrado
ni agasajan con gusto al que llega de otro lugar166.
Confiados en sus rápidas y veloces naves atraviesan
la profundidad, pues les concedió ese don el que sacude la tierra, 35
y sus naves son tan ligeras como alas o un pensamiento167».

161
Esta niebla hace invisible lo que rodea, como sucede por obra de las divinidades en numerosos episodios
de Ilíada (3, 381; 5, 185-186, 344-345, 356 y 776; 8, 50; 11, 752; 14, 282 y 350-351; 20, 444; 21, 549 y 597),
en los que en ocasiones queda invisible el campo de batalla (Ilíada 17, 268-273 y 366-376, 643-650; 21, 6-7);
cfr. Typical Battle Scenes in the Iliad: Studies in the Narrative Techniques of Homeric Battle Description de
Bernard FENIK (1968: 22, 39, 53). En Odisea, Atenea ocultará con una niebla su propia tierra itacense a
nuestro héroe (13, 189-352). En el presente caso, la invisibildiad obtenida por Odiseo es efectiva y apropiada
pues le permite caminar con comodidad a través de la ciudad y el palacio (véase vv. 41-42 y 140) hasta llegar
sin inconvenientes ante la apreja real. Cfr. A Narratological Commentary on the Odyssey de Irene de JONG
(2001: 173).
162
A pesar de que está vestido con la principesca túnica feacia que le proveyó Nausicaa; véase 6, 228.
163
«Encantadora» traduce eranné; es el epíteto de Calidón –en Ilíada 9, 531 y 577– que Virgilio traduce
«pulcram Calydona».
164
Atenea va a escoltar y proteger a Odiseo hasta el v. 78 bajo la forma de una jovencita feacia, que vive en
una casa vecina a la residencia real (v. 29), dando así un servicio al héroe que Nausicaa solo había ofrecido en
parte del trayecto (véase 6, 255-315). Atenea no revela en esta oportunidad su verdadera identidad, aunque
parece que Odiseo del algún modo la hubiera descubierto (véase 13, 322-323 y nota).
165
«Cántaro» traduce kálpis, que aquí como en Píndaro (Olímpica 6, 40) significa un cántaro para llevar agua,
aunque puede usarse la misma palabra para un tipo de copa (Ateneo 11, 468 s.), o para una caja con
ungüentos (Polibio 30, 25, 17) o incluso para una urna funeraria (cfr. Plutarco, Demetrio 53).
166
Lo que Atenea disfrazada dice en este lugar sobre los feacios no condice con la buena disposición
demostrada por Nausicaa en el canto anterior (véase 6, 207-208) o por el mismo Alcinoo más adelante (vv.
186-191) o por el anciano Equeneo (vv. 159-166). De algún modo pareciera expresar Atenea, más que una
situación real, los temores que Odiseo mismo barrunta en su interior, arribado a una tierra extraña y
posiblemente hostil, después de haber tenido una conversación con Nausicaa en la que la muchacha le había
manifiesto su temor por los posibles celos de otros pretendientes si lo vieran con ella.
167
Poseidón es «el que sacude la tierra». Símil tan bello como inusual: «veloz como un pensamiento» ha sido
comparado con la expresión de Cicerón (Tusculanas 1, 19) «Nihil est animo velocius; nulla est celeritas quae
possit cum animi celeritate contendere» («no hay nada más veloz que el espíritu; no hay velocidad que pueda
competir con la velocidad del espíritu») o con la adjudicada a Tales por Diógenes Laercio (1, 35): «el
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

Después de hablar así lo condujo Palas Atenea


con rapidez, y él marchaba tras las huellas de la diosa.
Pero no lo vieron los feacios, famosos por sus naves,
mientras marchaba entre ellos por su ciudad, pues Atenea 40
de bellas trenzas168, terrible diosa, no lo permitía; una niebla
milagrosa le derramaba, y velaba por él con cariñoso ánimo.
Admiraba Odiseo los puertos y las naves equlibradas,
las ágoras de aquellos héroes y las grandes murallas
prominentes, ensambladas con estacas169, maravilla de ver170. 45

DESCRIPCIÓN DEL PALACIO DE ALCINOO (46-132)

Y cuando al fin llegó al afamado palacio del rey,


Atenea, de ojos glaucos, comenzó a decir estas palabras:
«Esa es, padre extranjero, la casa que me pedías
te mostrara; encontrarás a los reyes, descendientes de Zeus171,
celebrando un banquete172. Dirígete adentro y en tu ánimo 50
no te sientas turbado, pues un hombre audaz
mejor cumple toda acción, incluso si llega de otra tierra.
A la soberana173 encontrarás primero en el mégaron;
Arete es su nombre y con los mismos antepasados174
que engendraron al rey Alcínoo ha nacido. 55
A Nausítoo en primer lugar Poseidón, el que sacude la tierra,

intelecto es lo más veloz: corre a través del universo». Véase en 13, 81-92, la velocidad mágica de la nave
feacia que lleva a Odiseo de vuelta a su tierra.
168
El epíteto euplókamos, «de bellas trenzas», se adjudica a Atenea solo en este lugar.
169
Los skólopes o «estacas» que conforman una empalizada aparecen en Odisea aquí por única vez, pero tres
veces en Ilíada (12, 55; 15, 344 y 18, 177), clavadas por los aqueos para defenderse de los enemigos.
170
Esta breve descripción del puerto y la ciudad es el preludio de la más precisa del palacio y los jardines (vv.
82-133). Estrictamente hablando, no es posible que Odiseo perciba el cuadro con detalle, pues es de noche
(véase 6, 321). También es de noche cuando Telémaco queda admirado por el palacio de Menelao (4, 44-46),
pero en aquel caso nada le impide ver el interior.
171
El epíteto diotrepheîs, «descendientes de Zeus» se adjudica a los basileîs, «reyes», numerosas veces en
Ilíada (2, 98 y 445; 14, 27; etc.); en Odisea –en singular– es fórmula junto al nombre Menelao (véase nota a
4, 138). Los reyes son doce según 8, 390.
172
En griego, el objeto directo tiene la misma raíz que el verbo, dait/ dain, literalmente «banqueteando un
banquete» (como en 3, 67), imposible en español porque «banquetear» no es verbo transitivo. Se trata de un
acusativo interno, que los gramáticos antiguos denominaban schêma etymogolikón, utilizados con frecuencia
en la poesía homérica: así: máchen máchesthai, «luchar una batalla» (Ilíada 12, 175; 15, 414; 18, 533),
pólemon polemízein, «guerrear una guerra» (2, 121), boulás bouleúein, «acordar acuerdos» (Odisea 6, 61 e
Ilíada 10, 147).
173
Déspoina, «soberana», no aparece en Ilíada, posiblemente porque significa «la que reina en el hogar». Que
sea la primera persona que vaya a encontrar Odiseo no coincide con lo que se expresa en v. 136 («Y encontró
a los jefes y consejeros de los feacios»), sino más bien refiere al hecho de acogerse de inmediato a su
protección, como se lo aconsejara Nausicaa en 6, 310.
174
Alcinoo es tío y esposo de Arete, como lo explica la genealogía que sigue: Rexenor y Alcinoo son hijos de
Nausítoo, quien es hijo de Poseidón y Peribea, y Arete es la hija de Rexenor. La genealogía es el modo más
usual de presentar un personaje en la épica, pero aquí no es muy fidedigna. Hay por lo menos una docena de
Peribeas en la mitografía griega y casi otro tanto de Eurimedontes. Nausítoo es un nombre parlante –«rápido
con la nave»– y Rexenor es el epíteto de Aquileo (4, 5 e Ilíada 7, 228; 13, 324; 16, 146 y 575), sustantivado.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

con Peribea engendró, excelente mujer en su prestancia,


hija menor del magnánimo Eurimedonte175,
que entonces gobernaba sobre los vehementes gigantes176,
pero causó la perdición de su temerario pueblo, y pereció también él. 60
Con ella se unió Poseidón y engendró a su hijo,
el magnánimo Nausítoo, que reinó entre los feacios177.
Nausítoo fue el padre de Rexenor y Alcínoo.
A Rexenor, sin hijos varones, lo alcanzó Apolo, de arco de plata,
recién casado; en la casa dejó a una niña sola, 65
a Arete, a la que Alcínoo hizo su esposa
y la honró como jamás ha sido honrada otra
de cuantas mujeres ahora tienen casa al amparo de sus esposos.
Así ella ha sido honrada en su corazón y lo sigue siendo
por sus amados hijos y el mismo Alcínoo 70
y por sus súbditos que como a una diosa la contemplan
y la reverencian con sus saludos cuando pasea por la ciudad,
pues no carece tampoco ella de una mente honesta,
y por ellos se preocupa y aunque sean varones resuelve los pleitos.
Si ella te guarda sentimientos afectuosos en su corazón, 75
podrás cumplir luego el deseo de ver a tus seres queridos,
la bien construida casa y tu tierra patria».
Después de hablar así, marchó Atenea de ojos glaucos,
por el estéril ponto y abandonó la agradable Esqueria.
Llegó a Maratón178 y a Atenas, de anchas calles, 80
y penetró en la sólida morada de Erecteo179. Entretanto, Odiseo
caminaba hacia el célebre palacio de Alcínoo, y su corazón
palpitaba cuando se detuvo antes de llegar al umbral de bronce180.

175
Eurimedonte se llaman también en Ilíada el hijo de Ptolomeo y auriga de Agamenón (4, 228) y un servidor
de Néstor (8. 114 y 11. 620). .
176
«La salvaje raza de los gigantes» (véase v. 206; cfr. Pausanias 8, 29, § 2) es considerada por Homero –
como los cíclopes, los lestrigones y los mismos feacios– una raza autóctona. No tiene relación con los
gigantes que menciona Hesiodo (Teogonía 185), nacidos de Gea, de la tierra y las gotas de sangre de Urano
que sobre ella se derramaron. Las razones de la destrucción que aquí se menciona no se explican en los
textos homéricos, es dable pensar en una expedición fallida a la que su rey los arrastró más que en una
insurrección local que culminó en la ruina de todos. .
177
Es extraño que un vástago del «los vehementes gigantes» reine luego sobre un pueblo amable y civilizado
como el de los feacios. Mitógrafos posteriores tratan de encontrar una explicación diciendo que tanto gigantes
como feacios nacieron de la sangre del mutilado Urano. Cfr. Acusilao en escolio a Apolonio de Rodas 4, 992
(ed. F. JACOBY, Die Fragmente der Griechischen Historiker 2 F 4).
178
Recordemos que además de la colosal estatua crisoelefantina (de oro y marfil) erigida en la Acrópolis de
Atenas, Fidias había realizado una aún más grande, de bronce, en Maratón, diseñada para conmemorar la
victoria de los atenienses sobre el ejército aqueménida y realizada con el botín arrebatado a los medos. Cfr.
Pausanias 1, 28, § 2.
179
Referencia al templo de la Acrópolis dedicado al culto común de Erecteo y Atenea. Cfr. Heródoto 8, 55,
quien afirma que se trata de un héroe «que fue hijo de la tierra» y que en ese templo hay un olivo y un pozo de
agua salada, «monumentos de la contienda que entre sí tuvieron Poseidón y Atenea sobre la tutela del país».
La partida de la diosa se ha resuelto en cuatro hexámetros (vv. 78-81); compárese con la partida de Atenea al
Olimpo en 6, 41-47.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

Pues había un fulgor como de sol o de luna181


en el palacio de elevado techo del magnánimo Alcinoo; 85
muros de bronce182 se extendían a uno y otro lado,
desde el umbral al fondo y en torno, un friso azul oscuro183;
puertas de oro cerraban por dentro la abigarrada casa;
jambas de plata se elevaban sobre el umbral de bronce;
el dintel, de plata también, y de oro la aldaba. 90
A uno y otro lado había perros de oro y plata
que Hefesto184 esculpió con ingeniosos diseños
para custodiar la morada del magnánimo Alcínoo,
inmortales y sin vejez para todos sus días.
Adentro185, tronos ubicados contra la pared de un lado y otro 95
desde el umbral hasta el fondo, en hilera; tapices
delicados, bien tejidos los cubrían, obra de mujeres.
Allí se sentaban los principales de los feacios
mientras bebían y comían; los ocupaban a lo largo del año.
Unos efebos de oro, bien dispuestos sobre altares 100
están de pie, con antorchas encendidas en las manos186,
para alumbrar los banquetes nocturnos del palacio.
Cincuenta187 mujeres esclavas había en la mansión:
unas muelen con las muelas el rubicundo grano,
otras tejen telas y hacen rotar la lana en los husos, 105
sentadas, cuales hojas de un esbelto álamo negro,
y de los tejidos de lino gotea el húmedo aceite188.

180
En Ilíada (8, 15), solo el umbral del Tártaro es de bronce. En Odisea, por lo general, el visitante recién
llegado debe esperar en la puerta. No obstante, Odiseo ha sido instruido por Nausicaa sobre la conveniencia
de entrar al palacio (véase 6, 303-309). Puede compararse la llegada de Odiseo al palacio feacio con lo que ve
Telémaco cuando llega a Esparta (4, 71-75) o Hermes a Ogigia (5, 63- 73); o el mismo Odiseo cuando arriba
a las pocilgas de Eumeo (14, 5-12) o a su propio palacio (17, 264-266).
181
La fórmula aparece también en 4, 45, referida al palacio de Menelao, solo que aquí continúa con la
descripción detallada del palacio de Alcínoo.
182
La descripción del dómos, el palacio propiamente dicho, no comienza hasta el v. 95; aquí el poeta nos
presenta los muros del aulé o patio interior cerrado, cuyo «fondo» se puede observar desde donde Odiseo está
parado a la entrada. Las paredes de bronce son señal y símbolo de magnificencia, aunque sin duda también
una reminiscencia del uso de placas ornamentales de bronce en la época micénica. Cfr. Mycenae: A Narrative
of Researches and Discoveries at Mycenae and Tiryns de Heinrich SCHLIEMANN & William GLADSTONE
(2010: 45).
183
Teofrasto menciona dos clases de decoración azul para las casas, una es el azul natural, la de lapislázuli,
que, traído de las minas situadas en las montañas de ultramar, sería un mineral demasiado costoso para la
decoración de un patio interior (aunque toda la descripción está exageradamente idealizada) y otra, el azul
artificial, una especie de cristal o esmalte coloreado con cobalto.
184
Véase la escena de Ilíada (18, 373-377) en que Hefesto labra con arte veinte trípodes con ruedas de oro en
los pies.
185
Ya no en la aulé, sino en los espacios reservados para las reuniones de los hombres.
186
Los efebos de oro son signo también de gran lujo, inusual en Odisea. Recuerdan las siervas de oro del
palacio de Hefesto, en Ilíada 18, 417-420, autómatas con figura humana.
187
El mismo número de esclavas hay en la casa de Odiseo (véase 22, 421). Cfr. Virgilio, Eneida 1, 703,
«quinquaginta intus famulae».
188
El hexámetro es de difícil interpretación. No obstante, no es poco usual que al menos a los tejidos de lana
se les esparza aceite mezclado con agua mediante un pulverizador. El aceite aumenta la cohesión de las fibras
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

Cuanto son los feacios más hábiles que los demás hombres
en impulsar su veloz nave sobre el ponto, así son sus mujeres
diestras con el telar. Pues Atenea les ha concedido 110
saber realizar labores muy brillantes y noble entendimiento.
Fuera del patio, cerca de las puertas, hay un gran huerto
de cuatro yugadas189 y un cerco lo rodea por ambos costados.
Allí han crecido grandes árboles florecientes:
perales y granados, manzanos de espléndidos frutos, 115
dulces higueras y lustrosos olivos;
de ellos nunca perece el fruto ni falta nunca
en invierno ni en verano: son perennes190. Pues siempre
que sopla Céfiro, unos nacen y otros maduran.
La pera envejece sobre la pera, la manzana sobre la manzana, 120
la uva sobre la uva y el higo sobre el higo191.
Allí está plantada una viña de numerosos frutos,
en la que unas uvas diseminadas en un sitio abrigado,
se sazonan al sol; mientras unas se vendimian
y otras se pisan. Adelante están las parras 125
unas recién están en flor y otras que se van oscureciendo192.
Allí193, en ordenadas almácigas en el fondo del huerto,
crecen verduras de todas clases, siempre lozanas194.
También hay dentro dos fuentes, una por todo el huerto
corre y, otra, del otro lado, pasa bajo el umbral del patio 130
hasta la casa elevada, a ella van por agua los ciudadanos.
Así eran, en casa de Alcínoo, radiantes los dones de los dioses.

ODISEO ENTRA EN EL PALACIO DE ALCINOO (133-183)

y ayuda en el hilado, pero luego en el proceso de acabado hay que eliminar del tejido todo el aceite mediante
lavados.
189
Una yugada es la extensión que puede arar una yunta en un día (véase 18, 374).
190
Verdadero antecedente de locus amoenus para la literatura por venir, como el Épodo 2 de Horacio. El
tópico literario refiere al jardín como ámbito en que la naturaleza aparece siempre fértil pero ordenada,
cerrada y ajena al caótico mundo exterior. Los elementos principales son los árboles (vv. 114-116), la brisa
(vv. 118-119) y el agua que corre (vv. 129-131). Cfr. el capítulo «Odysseus and the Phaeacians: the City and
the Ocean at the Beginning of Western Literature» de John T. KIRBY (2012: 24-41, esp. 34).
191
El jardín presenta la maravillosa peculiaridad de plantas y frutos en diversas fases de crecimiento y
maduración durante una misma estación.
192
Las ramas toman el color oscuro de las uvas ya muy maduras. En la descripción de la viña hay tres
escenarios; el primero y el tercero, a la vez, se presentan divididos. 1.- Atrás, hay uvas maduras, de las cuales
a) unas penden de la planta y b) otras son cosechadas; 2.- en el medio hay uvas para pisar (y hacer vino); 3.-
adelante, hay parras con ramas a) en flor y b) con uvas ya oscuras.
193
Obsérvese que el uso anafórico del adverbio «allí» ha organizado la descripción del huerto: 1.- la parte que
corresponde a los frutales (vv. 114-121; 2.- la viña (vv. 122-126); y 3.- el terreno reservado para las verduras
(vv. 127-128). Un cuarto «allí» (v. 133) introduce a Odiseo de nuevo en escena.
194
Culmina la descripción del utópico lugar con las verduras «lozanas», lindantes con la viña. Obsérvese que
no hay un jardín de flores, ni tampoco en otro lugar del texto homérico aparece el cultivo de flores; sin
embargo, los primeros datos de la utilización ornamental de rosas –presentes por ejemplo en el epíteto de
Eos– se remontan al siglo XII a.C. en Creta. .
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

Allí de pie lo contemplaba el muy sufridor, divino Odiseo,


Mas una vez que hubo contemplado todo en su ánimo,
rápidamente cruzó el umbral para entrar en la casa. 135
Y encontró a los jefes y consejeros de los feacios
haciendo libaciones con sus copas al avizor Argifonte195,
al que último ofrecían libación, cuando ya pensaban en el lecho.
Y echó a andar por la casa el muy sufridor, divino Odiseo,
en densa niebla envuelto, con la que lo rodeara Atenea, 140
hasta que llegó ante Arete y el rey Alcínoo.
Rodeó con los brazos Odiseo las rodillas de Arete
y entonces, por fin, se disipó la divina bruma.
Quedaron en silencio al ver un mortal en el palacio
y se asombraron al verlo196. Y entonces Odiseo suplicó: 145
«Arete, hija de Rexenor, semejante a un dios,
a tu esposo, a tus rodillas llego, después de sufrir mucho,
y a tus invitados, a ellos los dioses le concedan dicha
mientras vivan, que cada uno pueda legar a sus hijos
los bienes de palacio y la honra que les ha dado el pueblo. 150
A mí, proporciónenme una escolta para llegar a mi patria.
rápido. Pues lejos de los míos hace tiempo que sufro».
Así diciendo se sentó entre las cenizas del hogar197.
junto al fuego. Todos ellos permanecían en silencio.
Al fin tomó la palabra un anciano héroe, Equeneo198, 155
que era el más anciano entre los feacios
y descollaba por su palabra, conocedor de muchas y antiguas cosas.
Este les habló y dijo con ánimo benévolo:
«Alcínoo, no me parece lo mejor ni adecuado
que el huésped en el suelo esté sentado sobre las cenizas del hogar. 160
Pero estos se contienen porque admiten solo tu palabra.
Vamos, al huésped en un trono de clavos de plata.
siéntalo, después que se levante. Además ordena a los heraldos
que mezclen vino199 para que a Zeus que se goza en el rayo

195
Hermes, a quien se adjudica aquí el epíteto de «avizor», –eúskopos–, que significa también «certero», en
el sentido de que pues es capaz de avizorar desde muy lejos y acierta el disparo de su flecha. ¿Por qué una
libación a Hermes antes de irse a dormir? El verdadero dispensador de buenos sueños en Homero es Zeus. La
razón de las libaciones es sin duda solicitar al matador de Argos que oficie de guardián y protector de la casa
durante toda la noche. Véanse notas a 1, 38 y a 5, 43.
196
El silencio y el asombro son reacciones comprensibles ante la presencia de una visita inesperada; como
Aquileo en Ilíada; véase 9, 193 (cuando ve a Odiseo entrar en su tienda) y 24, 480 (cuando ve a Príamo que
llega a suplicar al campamento aqueo).
197
Odiseo se sienta entre las cenizas con la actitud propia de un suplicante. En la Argonáutica de Apolonio de
Rodas (4, 692-694), Medea y Jason, cuando llegan a la morada de Circe, son invitados a sentarse en
espléndidos sillones porque Circe ignora el motivo de su venida; mas ellos dos, mudos y en silencio, se
sientan junto al hogar «según la costumbre establecida para los desventurados suplicantes».
198
Equeneo es el Néstor de los feacios, su edad provecta le otorga el privilegio de pontificar cuando los demás
han quedado mudos (como Egipcio en 2, 15 y Haliterses en 2, 157. Equeneo reaparecerá, con la misma
función, en 11, 342.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

hagamos libaciones, que asiste a los venerables suplicantes. 165


Y que una despensera dé al huésped una cena200 de las que guarda dentro».
Cuando hubo escuchado esto, la sagrada fuerza de Alcínoo201
tomando la mano a Odiseo, prudente y de astuto pensamiento,
lo apartó del hogar y lo hizo sentar en su brillante trono,
después de haber levantado a su hijo, al valeroso Laodamante, 170
que solía sentarse a su lado y al que amaba muchísimo.
Y una sierva derramó agua en una jarra que llevaba202
bella y de oro, sobre fuente de plata
para lavarse203. Tendió al costado una pulida mesa.
Luego la venerable ama puso pan que llevaba, 175
y añadió manjares, favoreciéndolo entre los presentes.
En tanto que comía y bebía el muy sufridor, divino Odiseo,
la fuerza de Alcínoo se dirigió a un heraldo:
«Pontónoo, mezcla vino en la cratera y repártelo204
a todos en palacio para que a Zeus que se goza en el rayo, 180
hagamos libaciones, que él asiste siempre a los venerables suplicantes».
Así dijo; Pontónoo mezcló el vino de corazón de miel205
y lo repartió a todos, vertiéndolo por orden en las copas.

DISCURSOS DE ALCINOO Y ODISEO (184-232)

Una vez que brindaron y bebieron cuanto quiso su ánimo,


comenzó a arengarles Alcínoo y dijo: 185
«Escuchen, jefes y consejeros de los feacios
para que diga lo que mi ánimo me ordena en el pecho.
Finalicen ya el banquete y marchen a su hogar.
Y al amanecer, después de convocar a ancianos en gran número,
al huésped en el palacio acogeremos y a los dioses 190
haremos hermosos sacrificios y después sobre su escolta
pensaremos, de manera que el huésped sin fatiga ni esfuerzo

199
Con agua. Como veremos en 9, 194-210, Odiseo relata que el vino de Marón se mezclaba con veinte partes
de agua –cuando normalmente es ocho a uno– debido indudablemente al vigor de su sabor, del mayor grado
de excelencia.
200
«Cena» traduce dórpon, que es la comida del anochecer en Odisea.
201
El sentido de la fórmula, que se repite varias veces en el canto 8 (vv. 2, 4, 385 y 421) y 13 (vv. 20 y 24), es
‘imbuido de vigor divino’, pero hemos preferido la traducción literal.
202
Véase nota a 1, 136. El pasaje conformado por los vv. 172-183 está construido con fórmulas (172-176 = 1,
136-140 = 4, 52-56 = 10, 368-372 = 17, 91-95; comparar v. 177 con 5, 94; 178-193 = 13, 49-54 con alguna
modificación en los últimos versos). En realidad hay dos escenas formulares: la comida y la libación. El v.
184 que es de transición se va a repetir en v. 228.
203
Los héroes de la Ilíada no se lavan las manos antes de comer, pero sí es costumbre en Odisea, incluso
cuando apenas han salido de un baño (véase 4, 52-54 y 17, 91-93).
204
Escena típica de libación colectiva, véase nota a 3, 334.
205
La traducción «de corazón de miel» respeta la animización del adjetivo melíphron («de corazón o ánimo
dulce como la miel»), que otorga personalidad al vino. El epíteto es utilizado para calificar también la comida
(24, 489), el sueño (Ilíada 2, 34) y el fuego (Ilíada 8, 188). Véase cómo Pontónoo mezcla el vino en 13, 53 y
se repite este hexámetro.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

con nuestra escolta a su tierra patria llegue


feliz y rápidamente, por muy lejos que esté, 195
y que en el trayecto no sufra daño alguno ni pena
hasta que desembarque en su tierra. Una vez allí
sufrirá las que el destino y las gravosas Hilanderas206
tejieron con el hilo en su nacimiento, cuando lo parió su madre.
Pero si fuera uno de los inmortales llegado desde el cielo207,
alguna otra cosa han maquinado los dioses, 200
pues siempre hasta ahora se nos han mostrado con claridad
a nosotros, cuando les ofrecemos magníficas hecatombes
y participan en nuestros banquetes, sentados donde nosotros nos sentamos208.
Y si cuando va solitario algún caminante se los encuentra209,
no se le ocultan, porque somos a ellos semejantes 205
tanto como los Cíclopes y las tribus salvajes de los gigantes210».
Y respondiéndole dijo el muy astuto Odiseo:
«Alcínoo, deja de preocuparte por eso, que yo en nada
me asemejo a los inmortales que poseen el ancho cielo,
ni en figura ni en porte, sino a los mortales hombres; 210
a algunos que ustedes saben soportaron hondamente una desgracia
entre los hombres, a esos podría yo igualarme en desdichas211.
»E incluso podría contar males mucho mayores,

206
Hilanderas se refiere a las Moiras, de las que Hesíodo (Teogonía 217), en principio, no especifica número.
Según una versión post-homérica, como demuestran los versos interpolados (Teogonía 218-219), se
convirtieron en tres, cuyos nombres eran Kloto («la que hila»), Láquesis («la que echa suertes») y Atropo («la
inexorable»). Es este el único lugar en Homero en que se las denomina Klothés, las que hilan. El pasaje es
paralelo a dos lugares de Ilíada (20, 127-128 y 24, 209-211). La concepción homérica sobre el Destino
(personificado) ha promovido múltiples discusiones, pero recomendamos sobre el tema el libro Death, Fate,
and the Gods de Bernard Clive DIETRICH (1965).
207
Recordemos que Atenea, en 6, 229-235, embelleció a Odiseo y lo hizo «parecer más apuesto y más
robusto» después de haber sido el héroe lavado y ungido con aceite, de manera que es posible que se lo
confunda con un dios. La fórmula proviene de Ilíada 6, 128, donde expresa el dilema de Diomedes.
208
Técnicamente se denomina theoxenia a la participación de un dios o diosa en las actividades humanas,
como un banquete o un sacrificio, muchas veces para probar la altura moral de los mortales. En 17, 485-488
(véase nota) uno de los pretendientes se indigna porque Antinoo golpeó al (falso) mendigo, y bien podría
tratarse de «un dios del cielo». En un ritual antiguo –al que se denominaba justamente theoxenia– se dejaba
un asiento libre para que el eventual visitante divino compartiera la mesa. Esta participación al mismo nivel
que los viandantes contrasta con el ritual de las hecatombes, que distingue muy bien la porción divina de la
humana.
209
Las divinidades se pueden aparecer también a un solo individuo y en privado, no solo de manera pública
en los sacrificios en su honor.
210
Los vv. 186-206 encierran una respuesta implícita a las palabras de Odiseo de vv. 146-152, Alcinoo se ha
dirigido a los feacios porque las reglas de hospitalidad impiden interpelar a un huésped hasta que no haya
terminado de comer.
211
Odiseo evita dar su nombre, también cuando Arete se lo pregunta directamente más adelante (vv. 238-
239), quizás porque su identidad está atada a las numerosas desdichas sufridas y todavía no es momento de
narrarlas. Nausicaa no le había preguntado su nombre, aunque correspondía después de haberle dado la
comida (6, 275-285). En 8, 28-29 Alcinoo expresa claramente que desconoce quién es el extranjero y cuando
Odiseo escucha a Demódoco cantar las propias hazañas en Troya, el héroe esconde sus lágrimas para no ser
descubierto, dos veces (8, 83-95 y 521-534). En 8, 550-586, Alcinoo va a tratar de averiguar nuevamente
cómo se llama el visitante, cosa que va a revelar Odiseo recién en 9, 19-20.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

todos cuantos soporté por la voluntad de los dioses.


Pero permítanme cenar, por más angustiado que esté212, 215
pues no hay cosa más perra que el maldito estómago
que nos incita a acordarnos de él por necesidad,
y aun al que está muy afligido y con gran pena en mente,
como yo tengo ahora pena en el corazón, aun así siempre
me obliga a comer y beber y de todas las cosas 220
me hace olvidar, las que he padecido; y me ordena llenarlo.
»Ustedes apresúrense en cuanto apunte la aurora,
a dejarme a mí, desdichado, en mi patria,
a pesar de haber sufrido mucho. Que la vida me abandone después de ver
mi hacienda, mis siervos y mi gran morada de elevado techo213». 225
Así dijo; todos aprobaron sus dichos y aconsejaban
dar escolta al extranjero, ya que había hablado como debía.
Una vez que brindaron y bebieron cuanto quiso su ánimo214,
cada uno se marchó a su casa para acostarse.
Sin embargo permaneció en el mégaron el divino Odiseo 230
y a su lado Arete y Alcínoo, semejante a un dios
se sentaron. Las siervas retiraron los utensilios del banquete.

RESPUESTA DE ODISEO A LA REINA ARETE (233-297)

Y entre ellos Arete, de blancos brazos, tomó la palabra,


pues, al verlos, reconoció el manto, la túnica y los vestidos
hermosos que ella misma había tejido con sus siervas. 235
Y le habló y pronunció aladas palabras:
«Extranjero, lo primero que voy a preguntarte es
¿quién eres?, ¿de dónde vienes?215, ¿quién te dio esos vestidos?,
¿no dices que llegaste aquí después de andar errante por el ponto216?».

212
El pasaje que comprende vv. 215-221 ha suscitado críticas por ser inapropiado para un héroe (cfr. Ateneo
10, 412b), como si Odiseo se estuviera comportando como un mendigo. Una vez más no debemos adjudicar la
expectativa de nuestros modales modernos para un héroe épico. El imperativo del hambre es mencionado en
contexto heroico en otras ocasiones; véase 4, 369 que se repite en 12, 332; 6, 133 y 15, 344. Sorprendente es
que a pesar de sus palabras angustiadas, Odiseo ya ha comido (véase 6, 249).
213
El verso es fórmula tomada de Ilíada (19, 333) y se va a repetir en 19, 526.
214
Repite el v. 184 lo cual hace suponer que el anterior parlamento de Odiseo puede ser una interpolación.
También podría ser que este verso se repite como recurso estilístico para retomar la acción después del
discurso.
215
Los vv. 237-238a se van a repetir en boca de Penélope en Itaca (19, 104-105a), ocasión en que la respuesta
de Odiseo será una mentira (19, 172-181). Cfr. el artículo «Athena and Penelope as Foils for Odysseus in the
Odyssey» de Lillian E. DOHERTY (1991). La reina Arete interrumpe el silencio en que se ha mantenido desde
la interpelación de Odiseo v. 146. De esta pregunta formular no podemos inferir si la acogida al extranjero va
a ser tan amable como la del resto de los feacios, especialmente porque sigue una alusión a la ropa que lleva
el viajero, cuestión que hace rato debe haber despertado la curiosidad de la reina y una cierta preocupación,
pues la única que pudo haberle dado los vestidos es su hija Nausicaa.
216
En verdad Odiseo no ha dicho nada todavía de sus azarosos viajes. Aunque Alcinoo y Arete aún no están
informados de los datos que va a dar en su respuesta, el oyente o lector lo está: los vv. 249-251 repiten 5, 131-
133; el concepto de v. 256 estaba en 5, 135; el v. 257 es igual a 5, 136, y el v. 266 a 5, 268; la idea de 267-268
está en 5, 278-279 y la de vv. 281-282 es 5, 442-443.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

Y respondiéndole dijo el muy astuto Odiseo: 240


«Doloroso es, reina, que enumere del principio al fin217
los muchos pesares que los dioses hijos de Urano218 me obsequiaron219.
Pero te diré eso que me preguntas e inquieres.
»Hay una isla, Ogigia220, lejos, en medio del mar situada,
donde la hija de Atlante221, la engañosa Calipso 245
vive, la de lindas trenzas, diosa terrible; ninguno con ella
tiene relaciones, ni de los dioses ni de los hombres mortales.
»Pero a mí, desdichado, me llevó a su hogar un daimon,
a mí solo, cuando mi veloz nave con su fulgurante rayo
Zeus empujó e incendió en medio del ponto rojo como el vino. 250
»Allí todos los otros murieron, mis fieles compañeros,
pero yo, abrazado a la quilla de mi curvada nave,
aguanté durante nueve días; y al décimo, en negra noche,
a la isla Ogigia los dioses me arrojaron, allí Calipso
habita, la de lindas trenzas, diosa terrible. Ella me recibió 255
amorosamente me cuidaba, me alimentaba y decía
que me haría inmortal y libre de vejez para siempre222;
pero nunca logró convencer mi ánimo en el pecho.
»Allí permanecí con entereza siete años223, sin cesar mis ropajes
regaba con mis lágrimas, ropas inmortales que me dio Calipso224. 260
Pero cuando el año octavo cumplió su curso225,
fue entonces que me ordenó apresurarme a partir226,
sea por mensaje de Zeus, sea porque ella misma cambió de idea.
»Me despidió en una balsa bien ensogada y me proporcionó mucho
alimento y dulce vino, me vistió inmortales ropajes 265
y me envió un viento favorable y tibio.
»Durante diecisiete días navegué por el ponto,
hasta que el decimoctavo aparecieron los montes sombríos

217
Virgilio reproduce este verso en Eneida 2, 3: «infandum regina iubes renovare dolorem».
218
«Hijos de Urano» traduce Ouraníones, que puede traducirse directamente como «olímpicos» (como en
Ilíada 1, 570 y 17, 195).
219
El v. 242 se repetirá 9, 15 y el v. 243 en 15, 390.
220
Véase nota a 6, 172.
221
Atenea ya había mencionado ante Zeus que Calipso era hija de Atlas. Solo en este lugar la descripción de
la diosa está cargada de tintas tan negativas. En v. 248 dice que fue un daimon y en v. 254 que fueron los
dioses los que lo arrastraron a su pesar a Ogigia, pero en 5, 134, Calipso dice que fueron «el viento y el
oleaje».
222
Repite los versos puestos en boca de Calipso en 5, 130-136.
223
«Siete años» puede ser un número formular o simbólico: siete años reinó Egisto sobre Micenas después de
matar a Agamenón (3, 305) y siete años permaneció en Egipto Odiseo en su falso cuento a Eumeo (14, 285).
224
Dos veces menciona Odiseo que otra mujer le había dado ropajes antes de quedar desnudo y necesitar los
que proveyó Nausicaa, aquí y en v. 265.
225
Véase en el relato falaz de Odiseo a Eumeo, cuando el héroe cuenta que permaneció siete años con los
egipcios también afirma «pero cuando el año octavo cumplió su curso» (14, 287) un hombre fenicio lo hizo
abandonar esas tierras.
226
Los vv. 261-297 son un resumen de los cantos 5 y 6, del cual se omite la intervención de Leucotea (5, 333-
353). La omisión de la visita de Hermes se debe a que Calipso se la había ocultado al héroe (véase 5, 160 en
adelante).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

de estas tierras227. Se regocijó mi amado corazón,


¡desdichado de mí!, que todavía habría de verme en un pesar 270
enorme que me proporcionó Poseidón, el que sacude la tierra228,
quien impulsando los vientos me cerró una salida,
sacudió el mar portentoso y el oleaje no permitía
que yo, gimiendo a los gritos, avanzara en mi balsa;
después la destruyó la tempestad. Mas yo 275
nadando surqué las profundidades, hasta que a la tierra
de ustedes me impulsaron –arrastrándome– el viento y el agua.
»Allí me habría levantado con violencia el oleaje sobre la orilla
arrojándome contra las grandes rocas, en un sitio desapacible;
pero retrocedí de nuevo nadando, hasta que llegué 280
al río, el que por cierto me pareció el mejor lugar,
limpio de piedras y protegido del viento.
»Caí allí tratando de recobrar el aliento y la noche inmortal229
se me echó encima. Me alejé del río que cae de Zeus230
y entre los matorrales caí rendido; alrededor, muchas hojas 285
yo había amontonado. Un dios me derramó un sueño sin fin231.
»Allí, entre las hojas, con el corazón entristecido
dormí toda la noche, la aurora y hasta el mediodía.
Se sumergía Helios232 cuando me abandonó el dulce sueño.
A las siervas de tu hija en la ribera contemplé 290
jugando; y a ella, que era semejante a las diosas.
»Le supliqué. No estuvo privada de noble entendimiento,
como podría esperarse que una joven cuando se encuentra con alguien
actuara. Pues los jóvenes siempre se comportan como tontos.
Me entregó pan suficiente y vino rojizo, 295
me lavó233 en el río y me proporcionó estos vestidos.
Aun acongojado te he contado toda la verdad».

ALCINOO OFRECE A ODISEO SU HIJA EN MATRIMONIO (298-347 )

Y en respuesta por su parte Alcínoo le dijo234:

227
Se han cumplido palabra por palabra los hechos vaticinados por Zeus a Hermes en 5, 29 ss.
228
Poseidón, en efecto, fue quien provocó la tormenta (5, 282-296), aunque en aquel momento Odiseo se la
había atribuido a Zeus (5, 302-305).
229
Véase nota a 4, 429.
230
La fórmula «río que cae de Zeus» en el segundo hemistiquio del héxametro –epíteto del río Egipto– es
estrictamente homérica (véase nota a 4, 478).
231
Atenea, según se relata en 5, 491-493 Sin embargo, Odiseo en todo este discurso no menciona a Atenea,
que fue quien pergeñó desde el comienzo el encuentro del héroe con los feacios.
232
La misma fórmula 6, 321, con la diferencia que en ese mismo día muchas cosas han sucedido antes de que
el sol se pusiera: su conversación con Nausicaa, el baño, la comida, y hasta la caminata tras el carro de la
princesa ha
cia la ciudad.
233
Odiseo en realidad pidió a las muchachas que se quedaran lejos mientras él se bañaba (6, 217).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

«Extranjero, en verdad no acero a pensar una cosa sensata


mi hija, puesto que no te trajo con las mujeres esclavas 300
a nuestra casa, si bien a ella fue a la primera que suplicaste235».
Y contestándole dijo el muy astuto Odiseo:
«¡Héroe! No riñas por eso a la irreprochable doncella;
ella me ordenó seguirla en compañía de sus siervas,
pero yo no quise, avergonzado por el temor 305
de que al verme tu ánimo pudiera disgustarse236.
Pues somos desconfiados la raza de los hombres sobre la tierra».
Y a su vez le respondió Alcínoo y dijo:
«Extranjero, no es tal el corazón que alberga mi pecho
como para enojarse sin razón, todo es mejor en su justa medida. 310
¡Ojalá Zeus padre, y Atenea y Apolo,
que siendo como eres y pensando las mismas cosas que yo pienso,
a mi hija tomases por esposa y pudiese llamarte yerno237
si permaneces aquí!; que yo te daría casa y hacienda
si te quedaras de buen grado. Pero contra tu voluntad no te retendrá 315
ninguno de los feacios, no sea que esto no fuera grato a Zeus.
»El viaje yo te garantizo, para que lo sepas bien,
para mañana. Entonces, cuando tú hundido por el sueño238
estés descansando, ellos remarán por el mar calmo hasta que llegues
a tu patria y tu casa, o a donde quiera que te sea grato, 320
aunque esté mucho más distante que Eubea,
que está muy lejana según dicen los que la vieron239,
entre los nuestros, cuando llevaron al rubio Radamante
para que visitara a Titio240, hijo de la Tierra.
Allí llegaron y, sin fatiga, llevaron a cabo el viaje 325
en un solo día y regresaron luego a casa.
Podrás ver tú mismo en tu corazón cuan excelentes

234
Si bien el discurso de Odiseo había estado dirigido a Arete, es Alcinoo quien contesta. La reina no vuelve a
hablar pero el hecho de ordenar que se le prepare el lecho al huésped (vv. 334-347) hace suponer que acepta
en todos los términos al extranjero.
235
En 6, 310 Nausícaa le había recomendado que fuera a Arete a quien primero le abrazara las rodillas como
suplicante, es decir, que la súplica formal se la hiciera a la reina.
236
Odiseo no es totalmente veraz en este punto, fue Nausicaa quien le pidió que no la siguiera (véase 6, 255-
315). El discurso termina con una frase hecha o gnome, como suele ser bastante usual al final de la exposición
de un personaje (véase 4, 837; 8, 585-586; 11, 537; 14, 445; 16, 447b; 17, 176, 246 y 578; 18, 404b; 22, 104).
237
La propuesta de matrimonio –inesperada e impulsiva– es una sucesión de: 1.- una plegaria con la
correspondiente invocación a los dioses (v. 311); 2.- la expresión de un deseo vehemente en voz alta (vv. 312-
313) –que coincide con el deseo de Nausicaa (6, 244-245)–; 3.-el uso del condicional (v. 314).
238
Los vv. 318-320 son una anticipación del profundo sueño en que cae Odiseo en su viaje de regreso a Itaca,
tal como se narra en 13, 73-92.
239
En el contexto narrativo de Odisea, son los feacios quienes viven en un remotísimo lugar (véase 6, 8 y
204-205). Eubea por su parte está en el centro del universo conocido por el hombre de la época (véase nota a
3, 174.
240
Fuera de este pasaje, en ninguna parte se menciona la visita de Radamante a Titio. Radamante es mencionado en
la pradera Elisia, en los confines de la tierra en 4, 563- 564 (véase nota ad loc). Titio, hijo de Gea, aparece en 11,
576 sufriendo en el Hades por sus excesos en vida. Puede interpretarse aquí que Esqueria no está lejos de los
campos Elisios.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Cantos 5, 6 y 7

son mis naves y mis jóvenes en golpear el mar con el remo241».


Así dijo y se alegró el muy sufridor, el divino Odiseo,
y suplicando dijo su palabra y lo llamó por su nombre: 330
«Padre Zeus, ¡ojalá todo cuanto ha prometido cumpla
Alcínoo! Y en ese caso, que sobre la tierra dadora de vida242
su fama sea inextinguible y que yo arribe a mi tierra patria243».
Mientras ellos conversaban unos con otros244,
ordenó Arete, de blancos brazos, a las esclavas 335
ubicar cojines en la galería245 y hermosas mantas
de púrpura poner desplegadas y extender por encima colchas
y llevar cobertores de lana para que se cubrieran.
Y ellas salieron del mégaron con antorchas en las manos,
y una vez que terminaron de preparar diligentemente el lecho, 340
se dirigieron a Odiseo y lo invitaron con estas palabras:
«Levántate y ven a dormir, extranjero, tienes hecha la cama»246.
Así decían y a él le vino bien marchar a acostarse.
Así que allí durmió el muy sufridor, el divino Odiseo,
en un lecho bien torneado bajo la ruidosa galería, 345
Luego se acostó Alcínoo en el interior de la elevada mansión;
su esposa y señora le había ya preparado el lecho y la cama.

241
La cualidad mágica de las naves feacias se revela paulatinamente en el poema: primero Nausicaa menciona
su existencia (6, 264-265), Atenea y Alcinoo dicen que Poseidón les concedió a los feacios el don de ser tan
veloces con sus naves (vv. 34-35 y 194; 8, 561); finalmente se devela las naves que están dotadas de
inteligencia y no necesitan piloto (8, 556-563).
242
Véase nota a 3, 3.
243
En su breve respuesta Odiseo no contesta de forma directa la propuesta de matrimonio que le ha hecho
Alcinoo, pero la feliz exclamación que muestra la esperanza de volver a su patria implica que no acepta la
mano de la princesa.
244
Los vv. 334-347 conforman una escena típica de huésped que se retira a pernoctar. El v. 344 es igual a 6,
1 y 8, 333, fórmula que se repite muchas veces en Ilíada. Los vv. 336-339 repiten 4, 297-300; el v. 340 es
igual a 23, 291;. El v. 344 es igual a 4, 620 y el v. 345, a 3, 399. Los vv. 346-347 repiten la escena referida a
Néstor en 3, 402-403.
245
Véase nota a 3, 399. Aquí como en v. 345, «galería» traduce aíthousa, una especie de pasillo techado.
246
El v. 342 es uno de los doce hexámetros que constituyen un ‘discurso de un solo verso’ en Odisea; los
otros once son: 8, 358; 9, 408; 10, 320; 11, 80; 14, 493; 16, 337; 17, 494; 22, 491; 24, 407, 491y 495. Ilíada
tiene trece ‘discursos de un solo verso’ (6, 479; 8, 149; 11, 606; 18, 182 y 392; 20, 429; 22, 107y 498; 23,
707, 753 y 770; 24, 88. Si exceptuamos el extenso Apólogo de Odiseo (cantos 9-12) la extensión promedio de
los discursos, tanto en Odisea como en Ilíada, es de unos once hexámetros. Provee estos datos el libro
A Narratological Commentary on the Odyssey de Irene de JONG (2001: 189).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Canto 8
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Canto VIII
Juegos y banquetes en la isla de los feacios

ASAMBLEA EN ESQUERIA (1-61)1

Cuando apareció Eos, hija de la mañana, la de dedos de rosa2


se irguió del lecho la sagrada fuerza de Alcínoo3
y se levantó Odiseo de linaje divino, destructor de ciudades4.
A ellos conducía la sagrada fuerza de Alcínoo,
a los feacios, hacia el ágora5 preparada cerca de las naves. 5
Y cuando llegaron se sentaron sobre pulidas piedras6,
unos junto a otros. Por la ciudad los convocaba Palas Atenea,
semejante a un heraldo del prudente Alcínoo.
Planeaba el regreso del magnánimo Odiseo
y acercándose a cada uno del hombres decía su palabra: 10
«¡Vamos, caudillos y consejeros de los feacios!
vengan al ágora para informarse sobre el forastero
que ha llegado hace poco al palacio del prudente Alcínoo
errante por el ponto, similar en figura a los inmortales».
Así diciendo estimulaba la fuerza y el ánimo de cada uno. 15
Velozmente se colmó de hombres el ágora y los asientos
de los reunidos. Muchos se admiraron al ver
al prudente hijo de Laertes. Es que Atenea
le derramaba una gracia divina por su cabeza y hombros
y lo hacía parecer más alto y más robusto; 20
así a todos los feacios resultaría agradable,

1
El contenido del canto 8 es más descriptivo que narrativo. La historia de Odiseo no avanza, puede explicarse
porque se trata del día treinta y tres, el más dilatado del poema épico, que se extiende desde 8, 1 a 13, 17. La
estructura es compleja y muy diferente a la de los cantos que preceden. La escena de la asamblea (vv. 1-61)
obra como una introducción a la exposición paratáctica de juegos y banquetes. En efecto, el canto se abre (vv.
62-103) y se cierra (vv. 469-586) con sendos banquetes. Entre los dos banquetes se desarrollan cuatro
episodios: 1) juegos acrobáticos de jóvenes feacios (vv. 104-130); 2) disputa entre Euríalo y Odiseo (vv. 131-
255); 3) el canto sobre Ares y Afrodita (vv. 256-285); 4) ofrendas de hospitalidad y más entretenimientos (vv.
386-468).
2
La fórmula se repite veinte veces en Odisea; véase nota a 2, 1. Esta escena abunda en fórmulas de todo un
hexámetro o de la mitad: 1-2 = 2, 1-2; 4 = 421; 9 = 6, 14; 10 = 2, 384; 15 = Ilíada 5, 792; 19 = 6, 235; 20 =
18, 195; 24 = 2, 9; 25-27= 7, 185-187; 34 = 16, 348; 36b = Ilíada 9, 825; 38b = 1, 374; 40 = Ilíada 9, 68; 46
= 2, 413; 50 = 2, 407; 51-55 = 4, 780-783 y 785; 61a = 19, 421.
3
«La sagrada fuerza de Alcínoo» ocupa la segunda parte del hexámetro en vv. 4, 385 y 421; 7, 167 y 178 y en
13, 20 y 24.
4
«Destructor de ciudades» traduce ptolíporthos, epíteto de Odiseo en Ilíada 2, 278 y 10, 363; en Odisea,
véase 16, 442 y 22, 283.
5
La asamblea se desarrolla estrictamente hasta el v. 47, debe señalarse que es una asamblea atípica debido a
ciertos detalles: la gente es convocada por Atenea en figura de heraldo, quien a la vez embellece la persona de
Odiseo (vv. 7-24); Alcinoo expresa sus deseos e intenciones (vv. 25-45) pero no hay manifestaciones de
aprobación ni otros oradores, ni tampoco mención de que se disgrega la asamblea, sino solo se expresa la idea
de continuar en una fiesta (vv. 38-47a).
6
Véase 6, 267 para saber cómo se han fijado piedras gigantescas en la tierra para construir esta ágora.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Canto 8
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terrible y respetable y podría llevar a cabo pruebas,


las muchas que los feacios iban a poner a Odiseo.
Cuando se hubieron reunido y estaban congregados,
a ellos se dirigió Alcínoo y les dijo: 25
«Escuchen, caudillos y consejeros de los feacios,
voy a decir lo que mi ánimo me ordena en el pecho.
Este extranjero –no sé quién es– errante ha llegado a mi palacio
sea desde las gentes de oriente o de occidente.
»Nos solicita una escolta y suplica que le sea segura. 30
Nosotros, como en otras ocasiones, apuremos una escolta.
»Pues nunca nadie que haya llegado a mi casa
aguarda aquí suspirando mucho tiempo por custodia.
»Pero vamos, echemos una negra nave al mar divino
recién construida, y que cincuenta y dos jóvenes7 35
distinguidos en el pueblo, cuantos sean más bien los mejores.
Y después de atar bien los remos a los bancos
que zarpen. Preparen a continuación un banquete
para cuando volvamos a mi casa. Yo a todos convidaré.
»A los jóvenes ordeno estas cuestiones. Pero los otros, 40
reyes que llevan cetro, que a mi hermosa mansión
se lleguen para que al extranjero honremos en palacio.
»Que nadie se niegue. Que llamen al divino aedo8,
a Demódoco9, a quien un dios le ha otorgado el canto
para ser grato siempre que su ánimo lo incita a cantar». 45
Así después de hablar los guiaba y ellos lo siguieron,
los portadores de cetro. El heraldo convocó al divino aedo.
y los cincuenta y dos distinguidos jóvenes10
se dirigieron, como les ordenó, a la ribera del mar estéril.

7
La embarcación es aparentemente una pentecóntera, es decir una nave tripulada por 50 marineros bajo el
mando de dos oficiales. Este tipo de barco, de unos 38 m. de largo y con una hilera de 25 remeros a cada lado
comenzó a construirse en el s. VIII a.C.; podía alcanzar una velocidad de nueve nudos (18 km/ h). La
pentecóntera desapareció a finales del siglo VI a.C. y se sustituyó por el trirreme.
8
La bibliografía acerca de la figura del aedo es copiosa. Cfr. Narrators and Focalizers. The presentation of
the Story in the Iliad de Irene de JONG (1987); Siren Songs. Gender, Audiences, and Narrators in the Odyssey
DE Lillian E. DOHERTY (1995) y los artículos «El aedo en la Odisea» de Máximo BRIOSO SÁNCHEZ (1984) y
«El aedo homérico» de Carlos ESPEJO MURIEL (1991).
9
La etimología del nombre Demódoco sería en latín populo acceptus, «aceptado por el pueblo». Los aedos
son personajes respetados, con una profesión destacada y una función relevante en la historia. Demódoco (en
este canto y en el 13) y Femio (en cantos 1, 17 y 22) representan también las diferencias entre Esqueria
(armonía) e Itaca (caos): Femio es obligado a cantar para los pretendientes y al final debe rogar a Odiseo por
su vida; Demódoco en cambio canta de buen grado y goza de prestigio entre los feacios. Además de estos dos
aedos con nombre propio, se mencionan otros dos aedos anónimos en el poema (3, 267-271 y 4, 17-18).
10
Los vv. 48-55 contienen los elementos de la primera parte de una típica ‘partida de las naves’, escena que
recién se completará en 13, 19-80: se selecciona la tripulación (v. 48), los elegidos se dirigen a la nave (vv.
49-50); suben y preparan la embarcación para la partida (vv. 51-55).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Canto 8
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Cuando bajaron a la negra nave y al mar, 50


la negra nave echaron al abismo de sal
y pusieron el mástil y las velas en la negra embarcación
y sujetaron los remos con correas de cuero,
todo según correspondía. Las blancas velas desplegaron
y en lugar profundo anclaron la nave. Y después caminaron 55
hasta llegar al inmenso palacio del prudente Alcínoo.
Se llenaron los pórticos, los patios y las habitaciones de varones
agrupados. Eran muchos, jóvenes y ancianos11.
Para ellos sacrificó Alcínoo doce ovejas12
y ocho cerdos de blancos dientes y dos bueyes de rotátíles pies. 60
Los desollaron y dejaron preparado un amable banquete.

PRIMER CANTO DE DEMÓDOCO Y JUEGOS ATLÉTICOS (61-130)

El heraldo se aproximó conduciendo al veraz aedo13


a quien la Musa amó sobremanera y le dio lo bueno y lo malo:
de los ojos lo había privado14, pero le concedió el dulce canto.
Pontónoo colocó para él un sillón de clavos de plata 65
en medio de los viandantes, apoyándolo a una elevada columna,
Le colgó de una estaca la lira de sonora voz
sobre su cabeza y le indicó cómo tomarla con las manos
un heraldo. También le puso al lado una canasta y una bella mesa
y una copa de vino para beber siempre que su ánimo deseara. 70
Ellos a los manjares que tenían delante extendieron sus manos.
Mas una vez que el deseo de comida y bebida saciaron,
la Musa15 al aedo impulsó a celebrar la gloria de los hombres

11
Este hexámetro está claramente interpolado, no es funcional, no aparece en muchos manuscritos.
12
Los vv. 59-61 son una escena muy abreviada de preparación de un banquete, o más bien se trata de de la
mención del número de animales que se sacrifican con el fin de destacar la generosidad de Alcinoo.
13
Los vv. 62-103 desarrollan la escena de la primera canción de Demódoco y se sigue la misma secuencia que
en la tercera canción (vv. 469-586): comida - canción - reacción del extranjero - intervención de Alcinoo que
detiene el canto del aedo. El episodio nos muestra algunas características de esta profesión: el aedo no está
bajo la sujeción de un amo o patrón, pero vive evidentemente de la generosidad de quien lo invita; es músico
y poeta que se acompaña con la lira; está abierto a sugerencias del público pero elige sus propios temas que
versan sobre los héroes de Troya o episodios protagonizados por dioses; hace pausas en sus relatos y es
incentivado por el público a continuar; solo puede interrumpir su canto un personaje de orden social superior;
la ocasión de su actuación es el banquete y su propósito es entretener, por más que su arte se considera de
inspiración divina. Cfr. Heroic Poetry de Cecil Maurice BOWRA (1952) y «Le storie e i canti degli eroi» de
Alberto CAMEROTTO (2003).
14
Demódoco es ciego como el aedo tracio Tamiris (Ilíada 2, 594-600) o el bardo lidio Meónides (a quien se
confunde con Homero), y hasta el mismo Homero, según ha quedado establecido por la tradición a partir del
v. 172 del Himno homérico a Apolo. La tradición ha interpretado también que Homero se ha representado a sí
mismo en la figura de Demódoco.
15
Homero evoca unas veces a las Musas en plural y otras, como aquí y en v. 481, en singular. Las Musas son
nueve (véase 24, 60) según Hesíodo (Teogonía 60) y nos preguntamos cuál de las nueve es esta que se
menciona en singular. Posiblemente se trata de una evocación de la Memoria, de Mnemosyne, quien en la
esfera del mito es una titánide, hija de Urano y devino más tarde en madre de las musas en unión con Zeus
(Himno a Hermes 430 y Hesíodo en Teogonía 54 y 915).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Canto 8
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con un canto cuya fama llegaba entonces al anchuroso cielo16:


el altercado de Odiseo y del Pelida Aquiles, 75
cómo cierta vez discutieron en el rico banquete de los dioses
con palabras violentas, mientras Agamenón, soberano de hombres
se alegraba en su ánimo de que los más nobles aqueos discutieran17.
Así lo había profetizado con su oráculo Febo Apolo
en la muy divina Pythó18 cuando traspasó el umbral de piedra 80
para consultarlo19. Fue cuando empezó a rodar el inicio del daño20
para teucros y dánaos por los designios del gran Zeus.
Esto cantaba el muy ilustre aedo. Entonces Odiseo
su gran manto purpúreo tomó con sus pesadas manos;
lo echó sobre su cabeza y se cubrió el bello rostro, 85
avergonzado ante los feacios de que brotaran lágrimas bajo sus párpados.
Cada vez que el divino aedo dejaba de cantar
se enjugaba las lágrimas21 y de su cabeza retiraba el manto
y tomando una copa de doble asa22, hacía libaciones a los dioses.

16
Los vv. 73-82 comprenden la primera de las tres canciones de Demódoco en este canto (la segunda se
extiende por vv. 266-366 y la tercera por vv. 499–520). Las tres versan sobre el motivo de ‘astucia versus
fuerza’ que es, por cierto, es el de Odisea en general. La primera y tercera canción ubican a Odiseo en su
carácter de héroe de Troya. En esta ocasión resulta particularmente irónica la elección del tema debido a la
presencia del héroe en el lugar, pero más que la ironía de la situación es relevante el hecho de que Odiseo
escuche una historia sobre sí mismo después de haber estado aislado del mundo durante siete años en la
morada de Calipso.
17
Este incidente no está relatado en Ilíada, por tanto no sucedió en el lapso de los 41 días que el poema
homérico narra los hechos ocurridos entre la cólera de Aquiles y el entierro de Héctor. Dado los pocos
detalles que ofrece el aedo (no dice qué había predicho el oráculo ni cómo terminó la disputa) es muy
probable que el auditorio conociera ya la historia. Podría haber habido un germen de esta disputa entre
Aquiles y Odiseo en la admonición que el último le hace al héroe más grande de Troya en Ilíada 19, 155-183,
pero debe tenerse en cuenta que Odiseo no llega jamás en Illíada a la estatura heroica de Aquiles. Cfr. los
artículos «The First Song of Demodocus» de Margalit FINKELBERG (1987) y «Demodocus, Odysseus, and the
Trojan War in Odyssey 8» de Clifford BROENIMAN (1996).
18
Pythoî es el locativo por el que Homero, Hesíodo y los Himnos homéricos designan el oráculo de Delfos.
La denominación se debe a que Pythón era la famosa e inmensa serpiente o dragón (fue descripto tanto como
varón como mujer), hijo de Gea, que guardaba el oráculo; vivía en la cuevas del monte Parnaso hasta que fue
matado por Apolo, quien luego tomó posesión del oráculo (cfr. Apolodoro 1, § 1; Estrabón 9, p. 422). Véase
el Himno homérico a Apolo 300 ss.
19
No hay registros de esta consulta al oráculo en Ilíada, por tanto los vv. 79-82 han sido atetizados o
considerados una interpolación de época tardía, pues también es inexplicable el regocijo de Agamenón por la
disputa entre Aquiles y Odiseo.
20
La bella metáfora es similar a la de 2, 163 y a las de Ilíada en 11, 347 y 17, 688. Obsérvese que en Odisea
se ve siempre la guerra de Troya desde una perspectiva negativa (véase por ej. 3, 103-117), si bien los aqueos
(o dánaos) fueron los triunfadores.
21
Mientras los feacios disfrutan del canto de aedo (v. 91), Odiseo sufre –aquí como en vv. 521-531–, no
sabemos si porque los recuerdos de la época estuvo directamente involucrado o porque a aquellos hechos
heroicos le han sucedido diez años de desventuras. De todos modos, no debe pensarse que oculta sus lágrimas
por pudor varonil, puesto que no lo hace en otras circunstancias (cuando solloza en la isla Ogigia en 5, 150-
159 o cuando llora abrazado a Telémaco en 16, 213-219) sino porque teme interrumpir la alegría de los
feacios; de hecho se disculpa por ello en 9, 5-13.
22
Esta taza de doble asa podría ser un gran cuenco como el que usa Néstor en Ilíada 11, 632-636 (aunque en
verdad tenía cuatro asas) o un cáliz de doble vaso, uno hacia arriba y otro hacia abajo, posiblemente con dos
asas también, como las que se mencionan en 3, 63; 13, 57; 15, 120; 22, 86 y en Ilíada 1, 584; 6, 220; 9, 656;
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Canto 8
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Pero cuando comenzaba otra vez y lo impulsaban a cantar 90


los más nobles feacios pues disfrutaban de sus versos,
de nuevo Odiseo se cubría la testa y comenzaba a llorar.
A los demás les pasó inadvertido que derramaba lágrimas23,
Alcinoo fue el único que lo advirtió y observó,
pues estaba sentado junto a él y lo oía gemir profundamente. 95
De pronto dijo a los feacios amantes del remo:
«¡Escuchen, caudillos y consejeros de los feacios!
Ya se ha alegrado el corazón con el bien distribuido banquete
y con la lira, que es compañera del festín espléndido24;
ahora salgamos y probemos los juegos atléticos 100
de toda clase, para que el huésped narre a sus seres queridos
al volver a su casa cuánto superamos a los demás
en el pugilato y en la lucha, en los saltos y en las carreras25».
Así después de hablar los condujo y ellos lo siguieron.
Le colgó de una estaca la lira de sonora voz 105
y a Demódoco tomó de la mano y sacó del mégaron
un heraldo. Lo condujo por el mismo camino que los otros,
los más nobles feacios, entusiasmados los juegos atléticos26.
Iban marchando hacia el ágora y los seguía una gran multitud,
innumerable. Se pusieron de pie los jóvenes, muchos y nobles, 110
se levantó Acroneo, Ocíalo y Elatreo,
Nauteo y Primneo, Anquíalo y Eretmeo,
Ponteo, y Poreo, Toón y Anabesineo,
y Anfíalo, hijo de Polineo Tectónida27.

23, 219, 656 y 699. Cfr. el breve pero interesante libro de arqueología Untersuchung über den bei Homer
"Depas Amphikypellon" Genannten Gefässtypus de Peter Z. SPANOS (1972), quien explica que la Depas
Amphikypellon (este es el caso) es el nombre de un recipiente que corresponde a la Edad de bronce temprana,
cuyos restos se encontraron en la zona geográfica que comprende desde Tell Tainat en Siria hasta Orcómenos
en Beocia.
23
Véase la repetición de vv. 93-97 en vv. 532-536.
24
Los dioses han hecho a la «lira» (phórminx) compañera del banquete, véase 17, 271. Se trata de un
instrumento de cuerdas con caja de resonancia en forma de medialuna, intermedio entre laúd y cítara, que no
solo sabe pulsar Apolo o los bardos profesionales, sino también el héroe para su propio solaz, como Aquiles
en Ilíada 9, 186.
25
Se trata del pentatlón (cinco competencias) clásico que consistía en el stádion o carrera de 180 metros a pie,
el salto de longitud, la lucha o boxeo, el lanzamiento de la jabalina y el lanzamiento de disco. En los juegos en
el funeral de Patroclo (Ilíada 23, 262-897) hay también carrera de carros. Pero en esta escena lo importante no
son los juegos (vv. 104-130) sino la provocación a Odiseo (vv. 131-233). La escena completa de los juegos
(vv. 104–468) está estructurada en cuatro partes: las destrezas atléticas que porpone Alcinoo para distraer al
extranjero (vv. 104-131) desembocan en un conflicto entre este y el feacio Euríalo (vv. 132-255), tensión que
se apacigua cuando Demódoco emprende el segundo canto (vv. 256-366), después del cual se produce la
reconciliación (vv. 367-468).
26
Traduzco aéthlia (neutro plural) como «juegos atléticos» que refieren a pruebas de destreza tal como los
que propone Penélope a los pretendientes con el arco y el hierro en 21, 4 y que se vuelven a recordar en 24,
169. En 21, 117 el significado es diverso: Telémaco dice que quiere poner en alto «los trofeos (aéthlia) del
padre», es decir, alzar en señal de triunfo los instrumentos del certamen, como el arco y las cabezas de las
hachas. El término certamen en latín tiene también el doble significado de «concurso» o «prueba» y
ocasionalmente de «trofeo», así en Ovidio, Metamorfosis 13, 129: «tanti certaminis heres».
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Canto 8
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Y también Euríalo, igual a Ares, perdición de los mortales28, 115


hijo de Naubolo29, el que mejor era en cuerpo y apostura
de todos los feacios después del irreprochable Laodamante.
También se pusieron de pie tres hijos del preclaro Alcínoo:
Laodamante, Halio y Clitoneo, de apariencia divina.
Fueron los que primero intentaron carreras pedestres30. 120
Desde la línea largada se extendía la pista. Ellos todos a un tiempo
velozmente volaban levantando polvo en la llanura.
De ellos era en mucho el mejor para correr el ilustre Clitoneo;
la medida de un campo en barbecho que pueden arar dos mulas31
fue la distancia en que superó a los demás hasta llegar a la meta. 125
Luego practicaron el trabajoso arte de la lucha
y en ella derrotó Euríalo incluso a los mejores.
En el salto fue Anfíalo el mejor ubicado de todos,
y en el disco el más hábil de los presentes fue Elatreo,
y en el pugilato Laodamante, el noble hijo de Alcinoo. 130

DISPUTA ENTRE ODISEO Y EL FEACIO EURÍALO (131-255)

Y cuando todos hubieron regocijado su mente con los juegos,


les habló Laodamante, el hijo de Alcínoo32:
«Aquí, amigos, preguntemos al huésped si algún juego
sabe o ha aprendido. No es vulgar en su apariencia:
en sus músculos y piernas, en sus dos brazos, 135
en su robusto cuello y en su gran vigor33. Y de juventud
no carece, sino que está quebrado por numerosos males;

27
Los nombres de estos jóvenes feacios hacen alusión al mar y a la navegación: Acroneo (parte alta de la
nave), Ocíalo (veloz sobre el mar), Elatreo (tridente de hierro), Nauteo (navegante), Primneo (de la popa),
Anquíalo (cercano al mar), Eretmeo (del remo), Ponteo (del ponto), Poreo (oficial de proa), Toón (veloz) y
Anabesineo (que recala la nave) Anfíalo (del medio del mar), Polineo (de muchas naves), Tectónida (que
construye navíos).
28
Euríalo representa la soberbia o insolencia de los feacios de la que Nausicaa y Atenea (6, 274; 7, 32-33)
habían advertido a Odiseo. Aunque el episodio en verdad tiene buen fin y contribuye a que poco a poco el
héroe vaya dando datos de su identidad: no es inexperto en juegos (179-185) y es certero en el uso del arco
que por otra parte utilizó en Troya (216-220). Es indudablemente un miembro de la aristocracia aquea que
participó en la famosa guerra.
29
«Hijo de Naubolo» se dice en Ilíada 2, 518 de Ifito. Ifito y Naubolo son nombres tomados de la saga de los
Argonautas, cfr. Apolonio de Rodas 1, 207 ss.
30
Las cinco pruebas del pentatlón serán las siguientes: carrera (vv. 120-125), lucha (vv. 126-127), salto (v.
128), lanzamiento de disco (v. 129) y pugilato (v. 130). Cfr. el capítulo «Phaeacian Therapy in
Homer’s Odyssey» de William H. RACE (2014).
31
Se refiere a la superficie que dos mulas pueden arar en un día, menor a la que aran dos bueyes, como se
explica en Ilíada 10, 351-354, versos que de manera abreviada reproduce esta frase. Se trata de una distancia
de más de 20 metros.
32
Laodamante ya es mencionado como el hijo favorito de Alcinoo en 7, 170. En v. 207, Odiseo rehúsa
competir con Laodamante pues es su anfitrión –y posiblemente porque es el único que podría vencerlo– y en
vv. 370-380, con su hermano Halio, se demuestra el mejor en la danza.
33
Similar retrato de Odiseo como un practicante de la lucha en 18, 67-69, si bien allí está disfrazado de
mendigo.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Canto 8
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pues afirmo que no hay nada más poderoso que el mar


para abatir a un varón34, por muy fuerte que sea».
Y a su vez Euríalo le contestó diciendo: 140
«Laodamante, has hablado como te corresponde.
Ahora tú mismo ve a invitarlo y manifestarle tu propuesta».
Después de escuchar eso el noble hijo de Alcínoo,
se puso de pie, se detuvo en el medio y se dirigió a Odiseo:
«Ven aquí, padre huésped35, practica también alguno de los juegos 145
si los has aprendido. Pareciera que debes conocerlos,
pues no hay mayor gloria36 para el varón mientras vive
que aquello que realiza con sus pies o sus manos.
Vamos, pues, haz la prueba y arroja las penas de tu corazón,
pues tu viaje no se pospondrá demasiado tiempo; 150
la nave ya ha sido preparada y dispuestos están tus compañeros».
Y contestándole dijo el muy astuto Odiseo:
«¡Laodamante! ¿Por qué me dan órdenes37 en son de burla?
Las penas ocupan mi interior más que los juegos.
Soy quien antes ha sufrido mucho y mucho he soportado. 155
Y ahora en la asamblea estoy sentado añorando el regreso,
suplicando al rey y a todo el pueblo».
Entonces Euríalo le contestó y lo injurió frente a frente:
«No, huésped, no te asemejas a un hombre entendido
en juegos, cuantos hay en abundancia entre los hombres, 160
sino al que acostumbra en una nave de muchos bancos
ser jefe de marineros que son comerciantes38,

34
Si bien leido en este contexto el término «varón» puede referirse a cualquier hombre en general, el receptor
no puede evitar recordar el «varón» de 1, 1, de modo que la expresión en labios de Laodamante se torna una
alusión acerca de Odiseo que podría leerse de este modo: no hubo nada más poderoso que el mar –Poseidón–
para abatir al protagonista de este poema épico; cfr. «The First Word of the Odyssey» de Ahuvia KAHANE
(1992).
35
«Padre huésped/ extranjero» es el vocativo que usó Atenea en 7, 28 y 48 cuando disfrazada de niña pequeña
le mostró el camino a palacio a Odiseo. En apariencia no encierran la ironía o soberbia de un joven hacia una
persona mayor, no obstante, Odiseo se molesta con la expresión o el tono (véase v. 153).
36
«Gloria» traduce kléos, que también hemos traducido como «fama» (véase notas a 1, 95 y a 9, 20). La
expresión gnómica de vv. 147-148 responde a una época que ya no entiende kléos solamente como resultado
del valor en la guerra sino también de la destreza en los juegos gimnásticos en época de paz. O puede ser
también que los indolentes feacios, proclives más a los juegos que a los ejercicos bélicos (véase vv. 241-249)
ubiquen la areté y la gloria en espacios muy alejados de la guerra.
37
El plural incluye a Euríalo.
38
«Comerciantes» traduce prektêres, témino que ya no se usaba en la época clásica; Homero lo usa solo aquí
con esta acepción; en Ilíada 9, 443 significa «emprendedor». Los vv. 161-164 implican un insulto en el que el
sentimiento xenófobo señala la actividad propia de los fenicios (véase nota a 13, 272; 14, 288; 15, 415-416).
El agravio de Euríalo es sumamente humillante, puesto que cuando dice que Odiseo parece un comandante de
marineros mercantes lo ubica fuera del éthos aristocrático. Es necesario acercarse al análisis de esta ética, que
sobrevive desde los tiempos micénicos, con parámetros muy diferentes a los contemporáneos. Hay que
desprenderse de prejuicios respecto de la costumbre y la moral, para lograr una real aproximación a los
componentes de la sociedad homérica. El hombre en Odisea está inmerso en una lucha por la existencia
donde la desconfianza y la mentira son armas legítimas y a la vez el saqueo es un medio lícito de
enriquecimiento, alabado y enaltecido. Autólico, el abuelo de Odiseo, se define en los versos de poeta como
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Canto 8
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al que vigila la carga y es inspector de mercancías


y de ganancias debidas al pillaje. No me pareces un atleta»39.
Y lo miró con recelo y le contestó el muy astuto Odiseo: 165
«¡Huésped! No has hablado bien y me pareces imprudente.
De igual modo no han concedido los dioses sus gracias
a cualquiera: ni estampa, ni inteligencia, ni elocuencia.
»Un varón por su aspecto puede ser más débil40,
pero la divinidad lo corona con la hermosura de palabra y a él 170
todos observan complacidos. Los arenga con firmeza
y con gentil respeto y sobresale entre los congregados
y como a un dios cuando anda por la ciudad lo contemplan.
»Otro, por el contrario, es semejante a los inmortales,
pero no lo rodea ni acompaña la gracia cuando habla, 175
así tu aspecto es distinguido y no de otra manera
un dios te presentaría, mas de inteligencia estás vacío.
»Me has conmovido el ánimo en el pecho
al hablar sin cordura. No soy inexperto en los juegos
como tú aseguras, más bien creo que entre los primeros 180
me encontraba, cuando confiaba en mi juventud y mis brazos.
»Ahora estoy poseído por tristeza y dolores, mucho he soportado
guerras entre los hombres y he surcado las dolorosas olas41.
Pero aun así, aunque haya sufrido muchos males, probaré con los juegos:
tu palabra mordió mi corazón y me has provocado al hablar». 185
Así dijo y con su mismo manto se levantó, tomó un disco
mayor y más ancho y no poco más pesado
que con el que solían competir entre sí los feacios.
Le dio varias vueltas, lo lanzó de su pesada mano
y la piedra pasó zumbando42. Se echaron por tierra 190

«el padre ilustre de su madre, el que sobresalía entre los hombres por el hurto y el juramento» (19, 395-396) y
«saqueador de ciudades» es un epíteto que honra.
39
Un artículo titulado «Beowulf and Odysseus» de Albert Bates LORD (1965: 86-91), que se puede leer en la
recopilación de papers de LORD que se editó bajo el título Epic Singers and Oral Tradition (1991: 133-139) se
hace una referencia a los paralelismos que se han encontrado entre Euríalo en Odisea y las burlas e insultos
que profiere el personaje Unferth hacia el héroe en Beowulf cuando este arriba a Heorot y es agasajado con
entretenimientos diversos.
40
La descripción de este hombre hipotético (vv. 169-177) coincide con la de Odiseo mismo. Recordemos
cuando en Ilíada (3, 216-224) Antenor, consejero de Príamo pero amigo de algunos jefes argivos, describe a
Odiseo cuando había ido como embajador a Troya antes de la guerra y en un primer momento «parecía un ig-
norante», pero «tan pronto como salían de su pecho las palabras pronunciadas con voz sonora», se
manifestaba brillante. Los vv. 166-177 han sido objeto de comparación con los de Hesíodo, Teogonía 79-93,
en la nota «Odyssey 8. 166-77 and Theogony 79-93» de Bruce Karl BRASWELL (1981).
41
Este hexámetro se va a repetir en 13, 91 y 264; está tomado de Ilíada 24, 8.
42
Indudablemente el deporte del lanzamiento del disco era muy diverso del que reinventaron los modernos al
establecer este deporte en las primeras Olimpíadas de Atenas de 1896. El dískos era un cilindro aplastado,
más grueso en el centro que en los bordes (como un escudo pequeño). No se trata en esta ocasión de un tejo
de bronce sino de piedra, para cuyo lanzamiento se necesitaba mucha habilidad pues carecía de puño para
asirlo. Odiseo antes de arrojarlo le hace dar varias vueltas para aumentar su impulsión. Imaginemos la pose
del héroe como la del Discóbolo de Mirón antes que un lanzador olímpico moderno que da varias vueltas con
el cuerpo entero.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Canto 8
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los feacios de largos remos, famosos por sus naves43,


bajo el planeo de la piedra, que sobrevoló todas las marcas
veloz desde su mano. Atenea fijó una señal44
tomando la forma de un hombre, le dijo su palabra y le habló:
«Incluso un ciego, forastero, podría reconocer tu marca 195
a tientas, pues no está mezclada entre la multitud
sino mucho más adelante; ten confianza en esta prueba;
ninguno de los feacios alcanzará esto ni lo sobrepasará».
Así dijo y se alegró el muy sufrido, el divino Odiseo
contento al ver en la competencia un compañero a su favor. 200
Y entonces habló en tono más suave a los feacios:
«Alcancen esta marca, jóvenes; enseguida después
voy a lanzar, creo yo, otra piedra tan lejos o aún más.
Y aquel entre los demás al que su corazón y su ánimo impulsen
que venga acá, que haga la prueba –pues me irritaron demasiado– 205
con el pugilato o la lucha45 o la carrera, a nada me niego
con los feacios, excepto con Laodamante,
pues es mi anfitrión: ¿quién lucharía con su amigo?
Es hombre sin conciencia y de poco valor
quien al que lo hospeda propone rivalizar en los juegos 210
en país extranjero; se cierra a sí mismo la puerta46.
»Pero a ningún otro rechazo ni desprecio,
sino que quiero verlo y contra él competir.
Pues no soy malo en todos cuantos torneos existen.
Correctamente sé tensar el arco bien pulido47; 215
sería el primero en acertar una flecha a un hombre en una multitud
de enemigos, aunque lo rodearan muchos compañeros
y parados junto a él lanzaran flechas contra los rivales.
Solo Filoctetes48 me superaba en el arco
en el pueblo de los troyanos cuando los aqueos lo usábamos. 220
»Entre los demás, afirmo que soy el más sobresaliente,

43
Hay cierta ironía en los epítetos de los feacios en esta escena donde quedan ridiculizados, los cierto es que
es una fórmula que se repetirá en v. 369 y 13, 166.
44
Los vv. 193-200 muestran a Atenea en una breve intervención bajo la forma de un ciudadano feacio. Como
otras veces, la diosa trata de darle ánimo a su protegido antes de una acción, en este caso actuando como un
árbitro pero favorable.
45
Odiseo se menciona como un luchador en 4, 341-344 y demostrará sus cualidades en este sentido en su
pelea con el mendigo Iro, en 18, 1-158.
46
Los vv. 209-211 deben entenderse como una nueva faceta de los derechos y deberes de la hospitalidad;
véase nota a 1, 313. La expresión de tono moral adquiere su sentido en el contexto de la particular civilidad
feacia; véase 6, 187, 273; 7, 159 y más adelante v. 388.
47
En Ilíada, Odiseo nunca maneja el arco En Odiseaes la segunda vez que se alude a la destreza del héroe con
el arco; la primera, en 1, 260-262. Este hexámetro preludia lo que sucederá en el canto 21.
48
El arco y las flechas le habían sido entregados a Filoctetes por Heracles. Fue uno de los pretendientes de
Helena de Esparta y por ello quedó comprometido a la alianza con Menelao cuando fue raptada por Paris. La
mordedura de una serpiente lo dejó impedido en la isla de Lemnos donde los Atridas lo abandonaron (véase
Ilíada 2, 716-726. La obtención de su mítico arco, indispensable para lograr la caída de Troya, es el tema de
la tragedia Filoctetes de Sófocles, que protagonizan además Odiseo y Neoptólemo.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Canto 8
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de cuantos mortales hay sobre la tierra que comen pan.


Aunque con varones antiguos no quiero rivalizar49
ni con Heracles50 ni con Eurito de Ecalia51,
quienes incluso con los inmortales rivalizaban en el arco. 225
»Por eso murió de repente el gran Eurito y a la vejez
no llegó en su palacio, pues Apolo encolerizado
lo mató, porque lo había desafiado a tirar con el arco.
»Lanzo la jabalina a donde nadie llegaría con una flecha.
Solo temo que en la carrera me aventaje alguno52 230
de los feacios; pues fui en exceso quebrantado
por los muchos oleajes, porque la provisiones en la nave
no eran abundantes y por eso mis miembros están debilitados».
Así habló y todos en silencio permanecieron callados.
Alcínoo tan solo contestó diciendo53: 235
«Huésped, puesto que no es desagradable lo que mencionas,
sino que quieres mostrar la virtud que te acompaña,
aunque irritado, porque este hombre en el certamen se acercó
para injuriarte –no obstante, no podría reprobar tu valor
ningún mortal que supiera en su interior expresar lo apropiado– 240
»Pero, vamos, atiende ahora a mi palabra para que a otro
de los héroes se la puedas decir, cuando en tu palacio
des un banquete junto a tu esposa y a tus hijos54,
y recuerdes nuestras virtudes y cuantas obras
Zeus nos concede de continuo ya desde nuestros padres. 245
»No somos irreprochables púgiles ni luchadores,
pero somos veloces con los pies y los mejores con las naves;
siempre ofrecemos un amistosos banquete y cítara y bailes
y vestidos variados y baños calientes y camas.
»¡Vamos, bailarines de los feacios! Que los más diestros 250

49
Es un motivo épico frecuente en Ilíada (1, 260-272; 5, 302-304; 12, 381-383 y 445-449; 20, 285-287)
señalar héroes o personajes de antaño como mejores o más diestros que los actuales.
50
Heracles en Homero es un héroe importante, pero mortal; lo vamos a encontrar en el Hades (véase 11, 605).
Sin embargo, en este pasaje se menciona que goza de la compañía de los inmortales, lo que indica –a menos
que se trate de una interpolación– que ya había comenzado el proceso de su divinización.
51
Eurito es el padre de Ífito, quien regaló a Odiseo el arco con el que matará a los pretendientes, véase 21, 11-
14. Eurito era hijo de Melaneo, a su vez hijo de Apolo y Estratónice, es decir que desafió a su propio abuelo,
orgulloso de su pericia con el arco y en manos de este murió. Una versión más conocida de la muerte de
Eurito narra que se produjo a raíz de su enfrentamiento con Heracles. Eurito había prometido dar en
casamiento a su hija Yole a quien pudiera vencer a él y sus hijos con el arco; cuando Heracles lo hizo no
cumplió su palabra. Al tiempo, cuando Heracles ya estaba casado con Deyanira, volvió a Ecalia decidido a
vengarse, mató a Eurito y tomó a Yole como concubina. Cfr.Sófocles, Traquinias, vv.252-280.
52
En v. 206 mencionó también la carrera en su desafío. En los funerales de Patroclo (Ilíada 24, 740-784),
Odiseo había obtenido el primer premio, si bien con la ayuda de Atenea.
53
Los vv. 235-255 promueven un cambio de escena a cargo del personaje de Alcinoo, como había sucedido
en vv. 25-45, lugar en que el rey convoca al banquete y a disfrutar del canto de Demódoco.
54
Odiseo no ha mencionado que tiene esposa e hijo. Esta alusión no es coherente con el ofrecimiento de la
mano de Nausicaa a Odiseo en 7, 311-315a.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Canto 8
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dancen; así podrá también contar el huésped a los suyos


cuando regrese a casa cuánto superamos a los demás
en la navegación y la carrera, en el baile y el canto.
Que a Demódoco al punto alguien acerque la sonora lira
que descansa en algún lugar de nuestro casa». 255

DEMÓDOCO CANTA LOS AMORES DE ARES Y AFRODITA (256-294)

Así habló Alcínoo similar a un dios y se levantó un heraldo


para traer la curvada lira55 de la habitación del rey.
Para presidir se levantaron los árbitros, nueve en total
entre los del pueblo, que organizaron bien la competencia,
alisaron el terreno y ensancharon la hermosa pista. 260
El heraldo se acercó llevando la sonora lira56
a Demódoco, quien se colocó en el centro y alrededor jóvenes
adolescentes se pusieron de pie, diestros en la danza
percutían la divina pista con los pies. Odiseo por su parte
contemplaba el batir de pies y se admiraba en su ánimo. 265
Entonces él, tocando la lira, rompió a cantar bellamente57
sobre los amores de Ares y Afrodita de bella corona58:
cómo por primera vez se unieron en el palacio de Hefesto59,
en secreto. [Ares] mucho ofreció y deshonró el matrimonio y la cama
del soberano Hefesto60. Rápido acudió como mensajero 270

55
Véase nota a 17, 262.
56
Los vv. 261-265 ofrecen una bella escena de danza que continuará en vv. 370-380 mucho más elaborada (el
baile de la pelota) y las dos veces la danza despierta la admiración de Odiseo. Compárese con la escena de
danza descripta en el escudo de Aquiles en Ilíada 18, 590-606.
57
Los amores de Ares y Afrodita (vv. 266-366) son el tema de la segunda canción de Demódoco (la primera
tomó los vv. 62-103), estimulada por Alcinoo para distender la tensión que se había suscitado entre Odiseo y
los jóvenes feacios. La elección del tema no es fortuita porque el triunfo del maduro y poco apuesto Hefesto
sobre la belleza y juventud de Ares tiene resonancias de la contienda entre Odiseo y el joven Euríalo, y así
como Ares tiene que oblar una compensación monetaria a Hefesto, Euríalo tendrá que compensar al
extranjero (vv. 396-405). Tanto la primera como la segunda canción de Demódoco son referidas por el
narrador: el poeta no usa el discurso directo excepto en las intervenciones de los personajes de la historia. Cfr.
«Odyssey 8: Guile, Force, and the Subversive Poetics of Desire» de Douglas OLSON (1989) y «The
Resonances of the Song of Ares and Aphrodite» de Maureen J. ALDEN (1997).
58
De los amores de Ares y Afrodita nació Harmonía a quien más tarde Cadmo hizo su esposa; cfr. Hesíodo,
Teogonía 933; Apolodoro 3, 25; Pausanias 9, 5, 2; Diodoro Sículo 4, 2, 1 y 5, 48, 2; Estacio, Tebaida 2, 265;
Nono, Dionisíaca 3, 373.
59
Platón en República 390b menciona este episodio en su crítica al tratamiento de los dioses por Homero.
Ateneo en su Banquete de los eruditos (1, 14c) dice que Demódoco en la corte de los feacios canta los amores
de Ares y Afrodita no para aprobar su pasión sino para disuadir a sus oyentes de los deseos ilícitos. Las
Metamorfosis de Ovidio (4, 170) refieren también el episodio de los adúlteros con especial énfasis en la
actitud vigilante del Sol (Helios) y en la calidad invisible e indestructible de la malla que apresó a los
amantes. El episodio ha sido frecuentemente citado y comentado en la literatura latina, por ej. por Cicerón
(De Natura Deorum 3, 21) y Séneca (Fedra 124).
60
La historia de las bodas de Hefesto y Afrodita se puede reconstruir no solo por fragmentos textuales sino
también por la restauración de la pintura de algunos vasos que datan del siglo VI a.C. Resumida es la
siguiente: Hefesto, apenas nacido, fue arrojado desde el cielo por su madre Hera, quien sentía vergüenza de
tener un hijo lisiado. Fue rescatado por las diosas Thetis y Eurínome que lo criaron en una cueva en las orillas
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Canto 8
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Helios, que los había visto enlazados en un acto de amor61.


Hefesto, cuando escuchó la dolorosa nueva,
marchó hacia la fragua barruntando males en su interior62;
puso sobre la tajadura el gran yunque y forjaba allí cadenas
irrompibles, indisolubles, para que resistieran firmemente. 275
Y una vez que construyó una trampa, furioso contra Ares,
se dirigió hacia su dormitorio, donde estaba su propia cama,
en torno a las columnas extendió las cadenas en círculo por todas partes
muchas desde arriba, desde el techo se derramaban
como suaves hilos de araña, hilos que nadie pudiera ver, 280
ni los dioses bienaventurados, pues los fabricó con astucia.
Cuando toda su trampa estuvo extendida alrededor de la cama,
simuló marcharse a Lemnos, bien edificada ciudad63,
la que le era más querida de todas las tierras.
Ciego, no hizo espionaje Ares, el de riendas de oro64, 285
pues apenas vio a Hefesto, ilustre artesano, que se marchaba lejos
se puso en camino hacia la casa del muy ilustre Hefesto
deseando el amor de la de bella corona, de Citerea65.
Ella recién, de casa de su padre, el poderoso hijo de Cronos,
había llegado y estaba allí sentada. Y él entró en palacio 290
y la tomó de la mano y la llamó por su nombre:
«Ven acá, querida, vayamos al lecho y acostémonos,
pues Hefesto ya no está entre nosotros, sino que ya
se ha marchado a Lemnos, junto a los sintios66, de salvaje voz67».

del río Océano, donde creció hasta convertirse en un herrero experto. Hefesto había quedado resentido por el
desprecio de su madre y decidió enviar regalos a los dioses del Olimpo, incluyendo un trono de oro para Hera.
Cuando la diosa se sentó en él quedó amarrada sin poder soltarse. Zeus ofreció como premio el matrimonio
con Afrodita para quien pudiera liberar a Hera. Afrodita aceptó de buen grado con la certeza de que sería Ares
quien lograría superar el desafío. Dionisos convenció a Hefesto para que reclamara para sí la mano de
Afrodita si es que podía retornar al Olimpo y liberar a Hera. Zeus aceptó y Hefesto ascendió en compañía de
Dionisos, liberó a su madre y se casó con la diosa del amor, a su pesar. Cfr. Pausanias 1, 20, 3; Higino,
Fábula 166. En el llamado vaso François (cerámica ateniense de figuras negras del siglo VI a.C., actualmente
en el Museo Arqueológico de Florencia) se puede ver a Hera atrapada en el trono y a Dionisos que entra
conduciendo una mula que lleva a Hefesto.
61
El rol de Helios en esta historia se completa en v. 302; véase 11, 109 e Ilíada 3, 277 y 14, 344-345.
62
Hefesto es el dios de la fragua. En 6, 233-234 y en 23, 232-233 se lo menciona junto con Atenea como
protector de las artes de la forja. Cfr. el frag. 13 de Solón (en Greek Elegiac Poetry de Douglas E. GERBER).
63
Hefesto en realidad sufrió dos caídas del Olimpo, la primera cuando lo arrojó su madre Hera apenas nacido
y la segunda cuando defendió a Hera en su pelea con Zeus, este lo asió por el pie y lo «arrojó de los divinos
umbrales», un día entero estuvo cayendo hasta desplomarse en la isla de Lemnos donde los sintios lo
ayudaron a sebrevivir. Cfr. Ilíada 1, 590-594; Valerio Flaco 2, 8, 5; Apolodoro 1, 3, § 5 (aunque este autor
confunde las dos caídas).
64
El epíteto «de riendas de oro» esta adjudicado a Ártemis en Ilíada 6, 205. El atributo principal de Ares es el
yelmo de un guerrero con visera. Incluso en escenas domésticas, tales como las fiestas de los dioses, se lo
representa con su yelmo; otros atributos del dios son el escudo, la lanza y a veces una espada envainada. Ares
es difícil de identificar en el arte griego antiguo pues está vestido como un guerrero y se lo confunde con
cualquiera de ellos.
65
Véase nota a 18, 193.
66
La tribu tracia de los sintios fueron los primeros habitantes de Lemnos. Lemnos es una isla griega en el mar
Egeo, entre el monte Athos y los Dardanelos (Helesponto), de naturaleza volcánica, consagrada a Hefesto.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Canto 8
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ARES Y AFRODITA SON DESCUBIERTOS POR HEFESTO (295-369)

Así habló, y ella sintió deseo de ir con él al lecho. 295


Los dos fueron a la cama y se acostaron. Alrededor los hilos
estaban tendidos, los que fabricara el muy astuto Hefesto
y no les fue posible mover los miembros ni levantarse.
Entonces se dieron cuenta que no había escape posible.
Y llegó a su lado el muy ilustre cojo de ambos pies68, 300
pues se había vuelto antes de llegar a tierra de Lemnos;
Porque Helios que mantenía la vigilancia le contó la noticia
y entonces retornó a su palacio, irritado en su corazón69.
Se detuvo en el pórtico y una ira salvaje lo arrebató70,
gritó furioso haciéndose escuchar por todos los dioses: 305
«Zeus padre y demás felices dioses que existís siempre,
vengan a contemplar un acto que no es para reír ni tolerable:
de este modo, porque soy cojo71, la hija de Zeus, Afrodita72
me deshonra de continuo porque ama al pernicioso73 Ares;
puesto que es hermoso y de buenos pies, mientras yo 310
soy tullido. Pero de eso no soy culpable en nada,
sino mis dos progenitores, que ojalá no me hubieran engendrado74.
¡Pero miren dónde duermen estos dos abrazados
metidos en mi cama! Yo los miro y me lleno de dolor.
No esperaba de ellos ni por un instante que así se acostaran 315
por mucho que se amaran. Pronto ya no van a desear ambos

67
Agrióphonos, «de salvaje voz» es un término compuesto equivalente a barbaróphonos de Ilíada 2, 867.
68
Véase nota a v. 283. Hefesto mismo menciona que era cojo de nacimiento en Ilíada (18, 394-397), razón
por la que su madre lo arrojó desde el cielo y relata que por segunda vez fue arrojado del Olimpo en Ilíada 1,
590-594.
69
El hexámetro es igual a 2, 298 pero lo hemos traducido de distinto modo según el contexto.
70
Si Hefesto está viendo la escena desde el pórtico, da la idea de una casa pequeña y no un gran palacio con
habitaciones privadas, como hemos descripto en nota a 2, 139.
71
En Historia de la Religión Griega, Martin Persson NILSSON (1962: 163) hace una interpretación de la
cojera de Hefesto como un mito etiológico. Los herreros tienen brazos fuertes y piernas débiles debido al
trabajo en la fragua, pues de hecho, quienes en la Antigüedad se dedicaban a esta labor eran cojos, como
también se percibe en las narraciones de la mitología germánica.
72
Según conocemos por Platón (Banquete 181a-d.) hay dos Afroditas diferentes –no individualizadas en el
culto–: Afrodita Urania, nacida de la espuma del mar al que Cronos arrojó los genitales de su padre Urano
(Hesíodo, Teogonía 176 ss.) y Afrodita Pándemos («de todo el pueblo»), nacida de Zeus y Dione, que es la
que indudablemente se menciona aquí (véase Ilíada 5, 370; Eurípides, Helena 1098; Apolodoro 1,13).
73
El epíteto aídelos que traducimos como «pernicioso», aplicado a Ares tiene el doble significado de
«tenebroso» o de «que no puede ser visto» (alpha privativa más la raíz id), sea por su apariencia terrible o
porque es invisible. La fiereza en la apariencia física de Ares está descripta en Ilíada 5, 590-596 (cuando
lidera una falange troyana junto a Héctor) y 18, 516-520 (con vestidos áureos junto a Palas Atenea) y en
Hesíodo, en Escudo de Heracles 56- 74 (ardiendo como la luz de fuego, con armadura y ojos refulgentes) y
191-200 (en una escena de batalla grabada en el escudo de Heracles, en su carro y con una una lanza que
chorrea sangre de sus manos).
74
Hesíodo (Teogonía 927-929) afirma que nació de Hera sin la concurrencia de padre, porque la diosa estaba
enojada con su compañero; cfr. Apolodoro 1, 19. Pausanias (8, 53, 5) dice que fue hijo de Talos
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Canto 8
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seguir durmiendo, que los sujetarán mi trampa y ataduras


hasta que su padre me devuelva todos mis regalos de boda,
cuantos le entregué por la muchacha de cara de perra75.
Porque su hija es bella, pero incapaz de contener su deseo». 320
Así habló, y se reunieron los dioses en la casa de piso de bronce76.
Llegó Poseidón, el que ciñe la tierra77; llegó el colaborador78,
Hermes, llegó el soberano certero con la flecha79, Apolo.
Pero las diosas mujeres permanecieron avergonzadas en casa.
Se detuvieron en el pórtico los dioses, los dadores de bienes, 325
incontenible se les escapó una risotada a las divinidades80
cuando vieron las artes del muy astuto Hefesto81.
Así decía uno al verlo, al que tenía más cerca82:
«No prosperan las malas acciones; el lento alcanza al veloz.
Así, ahora, Hefesto, que es lento, ha atrapado a Ares, 330
que es el más veloz de los dioses que ocupan el Olimpo,
cojo como es. Y debe pagar la multa por el adulterio».
Así se comentaban tales cosas unos a otros83.
Y a Hermes se dirigió el soberano Apolo, hijo de Zeus,
«Hermes, hijo de Zeus, mensajero, dador de bienes, 335
¿te gustaría aun atrapado por fuertes ligaduras
dormir en el lecho junto a la dorada Afrodita?».
Y le contestó al punto el mensajero Argifonte84:
«¡Ojalá esto me sucediera, soberano disparador de flechas, Apolo,
Y ataduras tres veces más irrompibles nos tuvieran atrapados 340
y que ustedes nos contemplaran, los dioses y todas las diosas
mientras yo estuviera en el lecho junto a la dorada Afrodita!85».

75
Véase nota a 4, 145.
76
La «casa de piso de bronce» es una fórmula que se va repetir en 13, 4, en boca de Alcinoo referido a su
propio palacio. La ciencia arqueológica no ha encontrado mansiones con el piso de bronce, se trata
indudablemente de una expresión poética para dar idea de lujo y munificencia (véase Ilíada 1, 426; 14, 173;
21, 438 y 505, siempre referida a la morada de Zeus).
77
Epíteto también adjudicado a Poseidón más adelante en v. 350; en 1, 68; 3; 55, 9, 528 y en Ilíada 13, 43 y
20, 34. Véase nota a 1, 68.
78
Epíteto de Hermes en Ilíada 20, 34 en la fórmula que aquí se repite.
79
Epíteto de Apolo en Ilíada 1, 147 y 479; 5, 439; 9, 564; 15, 243 y 253; 16, 94; 17, 585; 21, 461 y 478; 22,
220, suele también ser adjudicado a Artemisa, es así que Servio en su Comentario a Eneida de Virgilio (11,
532, 858) habla de un Hecaergo –«certero con la flecha»–, como un maestro y sacerdote de Apolo y Artemisa.
80
El hexámetro parece aludir a una multitud, pero si se trata de dioses olímpicos y Zeus no está (porque
habría sido mencionado), los presentes no son más que los tres nombrados: Poseidón, Hermes y Apolo.
81
La caracterización de Hefesto como forjador mítico, que realiza todo género de obras de abigarrado arte
para los dioses y armaduras magníficas para los héroes, lo ubica entre los dioses protectores del artesanado,
función que comparte con Atenea. Además de en Lemnos, su culto es muy importante en el Ática, pero no
existe en otros lugares de Grecia.
82
El hexámetro es una fórmula que se repite nueve veces en Homero.
83
La fórmula aparece 25 veces en Homero se corresponde con la de v. 328.
84
Véanse notas a 1, 38 y a 5, 43.
85
Hermes cumplió su deseo, pero solo en historias tardías del período helenístico (cfr. Ovidio, Metamorfosis
4, 347 ss.) y fruto de esa unión con Afrodita nació Hermafrodito, a quien la diosa abandonó en el Ida y debió
ser criado por las ninfas del monte. El episodio jocoso de vv. 333-342 –reelaborado con un tono pornográfico
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Canto 8
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Así dijo y se elevó la risa entre los inmortales dioses.


Pero Poseidón no tenía ganas de reír y no dejaba de rogar
a Hefesto, al insigne artesano, que liberara a Ares. 345
Y le habló y le dirigió aladas palabras:
«Desátalo, yo te prometo que como ordenas,
va a pagar todo lo que es debido entre los dioses inmortales86».
Y le contestó el insigne cojo de ambos pies:
«No, Poseidón, que ciñes la tierra, no me pidas eso; 350
infames son las garantías que prometen los infames87.
¿Cómo voy a encadenarte a ti entre los inmortales dioses
si Ares se escapara evitando la deuda y las cadenas?
Y le respondió Poseidón, el que sacude la tierra:
«Hefesto, si Ares escapara de su obligación 355
y se fuera huyendo, yo mismo te pagaré por esto».
Y le contestó el muy ilustre cojo de ambos pies:
«No es posible ni está bien rechazar tu promesa».
Así diciendo los liberó de las ataduras la fuerza de Hefesto.
Y cuando se vieron libres de cadenas, que eran muy fuertes, 360
al punto los dos se levantaron; mientras él marchaba a Tracia88
ella arribaba a Chipre, Afrodita que ama la risa,
a Pafos89, donde tenía un santuario y un altar perfumado.
Allí la lavaron las Gracias90 y la ungieron con aceite
inmortal, tal como suelen usar los dioses que viven siempre 365
y la cubrieron con seductores vestidos, maravilla de ver.

RECONCILIACIÓN DE ODISEO CON LOS JÓVENES FEACIOS (367-432)

por Luciano (Diálogos de los dioses 21)– fue censurado en la Antigüedad por ser incompatible con la
dignidad de la poesía épica, pero nada demuestra que haya sido una intepolación que deba ser atetizada.
86
Parece que el código de Gortina –que recopilaba leyes muy antiguas– establecía que en caso de adulterio se
debía retener por la fuerza al adúltero para garantizar el pago de la compensación económica.
87
Evidentemente se trata de un refrán popular; la duda está en si «infame» es Poseidón que se ofrece a
garantizar el pago de la multa o Ares mismo, quien, como dicen los versos siguientes puede escapar,
provocando en Hefesto el dilema de tener que encadenar a Poseidón delante de los otros dioses para
asegurarse del cumplimiento de la deuda.
88
El auténtico hogar de Ares –y su lugar de nacimiento– estaba situado entre los bárbaros y belicosos tracios
(véase Ilíada 12, 301 y Ovidio, Arte de amar 2, 10), lugar al que ahora huye.
89
Actualmente es una ciudad en el SE de la isla de Chipre. En el siglo XII a. C. ya existía en Pafos un templo
micénico dedicado a Afrodita. Pafos es también el nombre del hijo mitológico de Afrodita con Pigmalión. La
tradición decía que Pafos había sido fundada por Agapenor de Arcadia cuando regresaba de la isla de Troya y
construyó allí el santuario de la diosa (cfr. Pausanias 8, 5, 2 y Estrabón 14, 6, 3).
90
Restauran las Gracias la integridad de la diosa del amor. Las Gracias o Chárites se ocupan de los cuidados
personales de Afrodita; Cfr. Himno homérico a Afrodita 58-63. Son la personificación de los encantos
femeninos y la belleza; los romanos las denominaban Gratiae. En Ilíada (18, 382) una Gracia –sin otro
nombre propio– es esposa de Hefesto; Hesíodo por su parte (Teogonía 945) dice que la más joven de las
Gracias, Aglaia, es la esposa del dios herrero. Como acabamos de escuchar de Demódoco, la esposa de
Hefesto fue Afrodita, lo cual, si no significa una identificación total de Afrodita con una Gracia, al menos
coloca a una y otras en estrecha relación, como veremos por ejemplo en 18, 194. El hexámetro es fórmula que
aparece en 4, 49 y 17, 88 pero con la sustitución de las «siervas» por las «Gracias».
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Canto 8
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Esto cantaba el muy ilustre aedo. Y Odiseo


disfrutaba en su interior al oírlo y también los demás
feacios de largos remos, famosos por sus naves91.
A Halio y Laodamante les ordenó Alcínoo 370
que danzaran solos, porque nadie con ellos podía rivalizar.
Así pues tomaron en sus manos una bella pelota
teñida de rojo92, que les había hecho el sabio Pólibo93;
uno la lanzaba hacia las sombrías nubes
doblado hacia atrás; el otro de la tierra hacia arriba saltaba 375
con facilidad la recibía antes de llegar al suelo con los pies94.
Después de haber jugado a lanzar la pelota en línea recta,
los dos se ponían a bailar sobre la tierra nutricia
alternando sus posiciones; los demás jóvenes aplaudían
de pie en la pista y un gran bullicio se elevaba. 380
En ese momento el divino Odiseo se dirigió a Alcínoo:
«Alcínoo, poderoso, el más insigne en todos los pueblos,
asegurabas con razón que eran los mejores bailarines.
Está a la vista, la admiración me domina al contemplarlos».
Así habló, y se alegró la sagrada fuerza de Alcínoo. 385
Y al punto se dirigió a los feacios amantes del remo95:
«Escuchad, caudillos y consejeros de los feacios.
El forastero me parece muy discreto.
Vamos, démosle un don de hospitalidad, como es natural.
doce esclarecidos reyes96 en el pueblo 390
tienen el gobierno –yo soy el decimotercero–,
que cada uno de ellos un vestido bien lavado y un manto
y un talento97 de estimable oro le entreguen98.

91
Ha retornado la atmósfera festiva y Odiseo ha disfrutado la canción de Demódoco tanto como los feacios
(véase el contraste de vv. 367-369 con 83-95 y 521-531).
92
El mismo calificativo –«teñida de rojo» o «purpúrea»– recibe la pelota de Eros en el Fr. 358 (ed. Page) de
Anacreonte. La popularidad del juego de pelota en ambos sexos está ya demostrada en 6, 99-109. cuando
Nausicaa juega con sus criadas unos minutos antes de encontrar a Odiseo dormido en la playa.
93
Pólibo es un nombre bastante común, no sabemos aquí a quién se refiere. Otro Pólibo se mencionó como
padre del pretendiente Eurímaco (1, 399), otro como rey de la Tebas egipcia (4, 126) y se dirá más adelante
(22, 284) que así se llama uno de los pretendientes.
94
Se trata –como podemos observar– de una exhibición gimnástica más que de una competición o concurso,
por eso Alcinoo ha introducido la escena ordenando a los dos muchachos «que danzaran solos». Según el
lexicógrafo Hesiquio este juego, que consistía en lanzar la pelota hacia el cielo, se denomina ouranía.
95
El discurso de Alcinoo persigue dos objetivos: 1.- inducir a los reyes feacios a ofrecer al extranjero los
regalos (vv. 387-395); 2.- ordenar Euríalo a reparar el daño que produjo al huésped tanto con la palabra como
con un regalo (vv. 396-397). Los dos se van a cumplir debidamente. Los reyes feacios envían mensajeros a
recoger los regalos (v. 399) y cuando están listos los llevan a palacio (vv. 417-418) donde los reciben Arete y
los hijos de Alcinoo (vv. 419-420). Los regalos por parte de Alcínoo y Arete se mencionan en una escena
separada (vv. 424-48). Euríalo se disculpa y ofrece sus propios regalos, y luego recibe el sentido
agradecimiento de Odiseo (vv. 401-415).
96
En 1, 394 se habían mencionado «muchos personajes regios» en Itaca; aquí se trata del mismo término
–basilêes– que preferimos traducir por «reyes». Esta constitución del gobierno de los feacios ha sido
comparada con los doce distritos bajo la autoridad central de un rey que estableció Teseo en Atenas.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Canto 8
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Enseguida traigámoslos todos juntos para que en mano


el huésped los tenga en el banquete con ánimo gozoso. 395
Y que Euríalo lo aplaque con sus disculpas
y con un regalo, que no dijo su palabra como debía99».
Así dijo, y todos aprobaban y asentían,
Y a traer regalos envió un heraldo cada uno de ellos100.
Entonces, por su parte, Euríalo le contestó y dijo: 400
«Alcínoo poderoso, el más insigne de todos los pueblos,
desde luego voy a aplacar al huésped como tú ordenas.
Le daré esta espada toda de bronce, cuya empuñadura
es de plata, con una vaina de marfil recién tallado101
está envuelta. Le será de mucho valor». 405
Así dijo, y puso en sus manos la espada de clavos de plata;
y hablándole, le dirigió aladas palabras:
«Salud, padre huésped, si alguna palabra ha sido dicha,
terrible, que la arrebaten los vendavales y se la lleven.
Y a ti, los dioses ver a tu esposa102 y llegar a tu patria 410
te concedan, pues lejos de los tuyos sufres penas».
Y le contestó y dijo el muy astuto Odiseo:
«También a ti, amigo, salud, los dioses te den dicha,
y que de la espada esta más adelante no sientas nostalgia
que ya me la has dado aplacándome con tus palabras». 415
Así dijo y en sus hombros colocó la espada de clavos de plata.
Se sumergió Helios103 y ya tenía a su lado los ínclitos regalos;
al palacio de Alcínoo los llevaron los ilustres heraldos
y los recibieron los hijos del irreprochable Alcínoo

97
Solo aquí aparece la palabra «talento» en singular. El término tálanton hace alusión a una medida de peso
determinada, no mucho oro en verdad, si tomamos como parámetro que en Ilíada 23, 269 dos talentos de oro
son el cuarto premio para el auriga en una carrera de carros. Véase nota a 9, 202.
98
Otros listados de regalos se mencionan en 4, 128 y 520-615 y en 24, 274-277; también en Ilíada 9, 122-128
y 24, 229-234, pero este es el único caso de generosidad colectiva, la costumbre imponía intercambios
individuales de presentes.
99
Euríalo no dijo su palabra katá moîran; la misma expresión en 14. 509.
100
Los regalos que va a recibir Odiseo de parte de los reyes feacios son el cumplimiento del plan que Zeus
expresara en 5, 36-40. Si bien los regalos están en el marco de los deberes de hospitalidad, tienen aquí el valor
adicional de compensar al héroe por la pérdida total del botín que le correspondiera en Troya. Otra tanda de
regalos va a recompensar más adelante su habilidad para contar sus aventuras (veáse cómo Alcinoo se los
promete en 11, 339-341 y 351-352 y cómo se los entregan en 13, 7-22).
101
Se supone que estospueblos tuvieron acceso al marfil gracias al contacto con comerciantes fenicios que
llegaban a los puertos griegos de Oriente. El marfil está presente en los textos homéricos como ornamentación
lujosa de las cámaras de palacio (como en el de Menelao en 4, 73), en el mango de una llave (21, 7), en un
«sillón bien labrado» (19, 55) como ornato en la cama misma de Odiseo (23, 200) y en la riendas (Ilíada 5,
583) o teñido de púrpura en el freno (Ilíada 4, 141) de los caballos.
102
No ha mencionado Odiseo hasta el momento que tiene consorte. En 7, 312 Alcinoo le había dicho que le
gustaría que tome a su hija Nausicaa como esposa.
103
La fórmula indica que ha llegado el atardecer del día que comenzó con el primer verso de este canto.
Odiseo ha recibido los numerosos obsequios pero todavía no ha dicho su nombre ni su lugar de origen. A
partir de aquí las narración de las aventuras de Odiseo mantiene absortos a todos los habitantes del palacio de
Alcinoo hasta la próxima marcación temporal en 13, 17.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Canto 8
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y junto a su venerable madre pusieron los muy bellos regalos. 420


A ellos los guiaba la sagrada fuerza de Alcínoo
y una vez llegados se sentaron en elevados sillones.
Entonces se dirigió a Arete la fuerza de Alcínoo:
«Aquí, mujer, trae un arcón prestigioso, el que sea mejor.
Y coloca allí un vestido bien lavado y un manto. 425
En el fuego entibien un caldero de bronce y calienten agua
para que se lave y vea bien ubicados todos
los regalos que los irreprochables feacios le han traído,
y en el banquete goce escuchando el himno104 del aedo.
También yo le entregaré esta copa mía muy bella, 430
de oro, para que tenga recuerdo de mí todos los días
cuando haga libaciones en palacio a Zeus y a los demás dioses».

LAS ESCLAVAS DE ARETE BAÑAN Y UNGEN A ODISEO (433-469)

Así dijo y Arete ordenó a sus esclavas


que en el fuego pusieran rápido un trípode grande105.
Ellas una bañera de tres patas colocaron al fuego candente, 435
vertieron agua y abajo pusieron leña para que se encendiera.
El vientre de la bañera envolvía el fuego y se calentaba el agua106.
Mientras tanto Arete para el huésped un muy bello arcón
trajo de su tálamo, en él colocó los preciosos regalos,
vestidos y oro, que los feacios le habían dado. 440
También puso en el arcón un hermoso vestido y un manto
y le habló y dirigió aladas palabras:
«Observa tú mismo la tapa y rápido échale un nudo,
para que nadie la fuerce en el viaje cuando de nuevo
duermas dulce sueño al marchar en la negra nave». 445
Cuando escuchó esto el sufridor, el divino Odiseo,
al punto ajustó la tapa y la ató con un nudo107
complicado, el que le había enseñado la soberana Circe.
De inmediato el ama de llaves ordenó que lo lavaran

104
Llama la atención el término «himno» aquí, puesto que no se registra en Ilíada ni en ningún otro lugar de
Odisea.
105
La escena del baño más extensa de toda la Odisea se desarrolla en estos 36 hexámetros: las esclavas
calientan el agua (vv. 433-437); la reina Arete trae un arcón y guardan allí los regalos y ropa (vv. 438-448);
Odiseo se sumerge y disfruta el baño (vv. 450-453); las siervas lo ungen y lo visten (vv. 454-456); Nausicaa
admira al héroe, renovado después de la inmersión (vv. 457-459); breve diálogo entre Nausicaa y Odiseo (vv.
460-468); se sienta junto al rey (v. 469).
106
Compárese con 10, 357-363, lugar en que una esclava calienta el agua para el baño de Odiseo a su llegada
a la isla Eea, pero es Circe quien lo baña como un acto que preludia el encuentro amoroso.
107
«Nudo» traduce desmós, el mismo término que utiliza Plutarco (Vida de Alejandro 18) para el famoso
nudo gordiano que Alejandro cortó con la espada. En el canto 10 no se menciona un episodio en que Circe le
enseñe a hacer un nudo. Véase 13, 215-219, cuando recién llegado a Itaca lo primero que hace Odiseo es
cerciorarse que el arcón esté bien cerrado y los feacios que lo transportaron no hayan robado ninguna de sus
posesiones.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Canto 8
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una vez inmerso en la bañera108, sintió con placer en el ánimo 450


el baño caliente, pues no esta acostumbrado a ser atendido
desde que abandonara la casa de Calipso, de bellas trenzas;
en ese tiempo el cuidado hacia él era firme como para un dios109.
Cuando las esclavas lo lavaron y ungieron con aceite
y lo envolvieron con una bella túnica y un manto 455
después de salir del baño, hacia los hombres que bebían vino
se dirigió. Y Nausícaa110 que era bella por gracia de los dioses
se paró junto a una columna del techo bien construido.
Y miraba Odiseo con admiración en los ojos;
y le habló luego y le dijo aladas palabras: 460
«Salud, huésped, para que cuando estés en tu patria,
te acuerdes de mí, a mí la primera a quien debes la vida111».
Y contestando le dijo el muy astuto Odiseo:
«Nausícaa, hija de Alcínoo de gran corazón,
así ahora me conceda Zeus tronante, el esposo de Hera, 465
volver a mi casa y ver el día del regreso.
A ti en efecto allí te haré súplicas como a una diosa,
siempre y todos los días, doncella, pues me diste la vida112».
Dijo y se sentó en un trono junto al rey Alcínoo.

DEMÓDOCO CANTA LA HAZAÑA DEL CABALLO DE TROYA (470-534)

Ellos ya repartían las porciones y mezclaban el vino. 470


Y un heraldo se acercó conduciendo al amable aedo,
a Demódoco, honrado en el pueblo, y lo hizo sentar
en medio de los comensales contra un pilar enorme113.
Entonces se dirigió al heraldo el muy astuto Odiseo,

108
«Bañera» traduce asáminthos. No se sabe dónde estaba ubicada, desde ya no en el mégaron pero tampoco
se menciona un cuarto de baño, puesto que en Homero no hay una denominación para ello. En 4, 128 se dice
que Menelao tiene dos bañeras de plata, pero sin duda la mayoría eran de piedra o madera. Cfr. «The homeric
asaminthos. Stirring the waters of the mycenaean bath» de Steve REECE (2002).
109
En efecto Calipso había prometido a Odiseo «hacerlo inmortal y sin vejez para siempre» (5, 136). Este
verso recuerda la referencia de Nausicaa a la vida placentera de la que se goza en el palacio de Alcinoo, quien
«se sienta a beber vino como un dios inmortal» (6, 309).
110
Página: 19
Nausícaa desapareció bruscamente al final del canto 6 después de darle las instrucciones a Odiseo para llegar
a palacio y reaparece ahora brevemente para despedirse de él. La despedida de Nausicaa se produce en el
medio de la mención de las otras dos mujeres que lo dejan ir aún amándolo: Circe (v. 448) y Calipso (v. 452).
111
La expresión aparece en Ilíada 18, 407 en boca de Hefesto y referida a Tetis, quien le ha salvado la vida.
112
Odiseo no va a cumplir esta promesa cuando esté de nuevo en su patria y Nausicaa no va a ser mencionada
en el relato a Penélope de sus aventuras (véase
23, 310-341). De manera indirecta alude a la princesa en la historia falsa que le cuenta a Eumeo (véase 14,
317-320).
113
La escena del segundo banquete (vv. 469-586) tiene la misma estructura que la del primero (véase vv. 62-
103), solo que es extensa y más intensa. Esta vez: 1.- no es el heraldo el que ofrece comida al aedo (véase vv.
69-70) sino Odiseo mismo; 2.- es Odiseo en lugar de los feacios (véase vv. 90-91) quien solicita al aedo que
cante; 3.- termina el canto con la intervención de Alcinoo, quien con sus preguntas va a posibilitar la
revelación de la identidad del extranjero.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Canto 8
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mientras cortaba el lomo114, pues aún quedaba bastante


del cerdo de blancos colmillos, con abundante grasa alrededor. 475
«Heraldo, acá, lleva esta carne, para que la coma,
a Demódoco, deseo homenajearlo aunque estoy apenado115.
Pues entre todos los hombres sobre la tierra los aedos
participan de la honra y del respeto, a ellos 480
los cantos les enseñó la Musa que ama la raza de los aedos116».
Así dijo, el heraldo se lo llevó y lo puso en las manos
al héroe Demódoco117, él lo recibió y se alegró en su ánimo.
Los demás echaban mano de los manjares bien dispuestos.
Cuando el deseo de bebida y de comida echaron de sí, 485
entonces se dirigió a Demódoco el muy astuto Odiseo:
«Demódoco, por excelente entre los mortales todos te alabo:
te han enseñado la Musa, hija de Zeus, o bien Apolo118.
Con mucha precisión el destino de los aqueos cantas119,
cuánto hicieron y sufrieron y cuánto soportaron los aqueos, 490
como si estando allí presente no lo hubieras escuchado de otro.
»Pero, vamos, avanza y canta la preparación del caballo
de madera, el que fabricó Epeo con Atenea120;
trampa que hasta la Acrópolis condujo el divino Odiseo121,
llenándola de los hombres que destruyeron Ilión122. 495
»Si en efecto todas estas cosas por orden relataras
al punto y ante todos los hombres proclamaré
que un dios benevolente te ha concedido un inspirado canto».
Así dijo y movido por un dios el aedo inició su canto123

114
El abundante trozo de cerdo le había tocado como porción a Odiseo, indudable marca de honor hacia el
huésped, que decide compartir con el aedo.
115
Alusión a las lágrimas que Odiseo había derramado durante la primera intervención de Demódoco (v. 84) y
posiblemente también a la próxima partida pues para ese mismo día le había prometido Alcinoo que le
prepararía el viaje de regreso (7, 317).
116
Los vv. 479-480 introducen una alabanza al que compone y canta estos mismos versos. No sabemos si se
trata de una asersión o de un deseo de reconocimiento. Véase expresión similar 17, 519. Aquí dice que la
Musa inspiró al aedo, pero en vv. 44 y 499 el término masculino theós –dios– reemplaza al femenino Musa.
117
En Odisea el calificativo de héroe no tiene la connotación de personaje semidivino. Véase cómo se aplica
incluso a un heraldo (18, 423-424).
118
En Ilíada 1, 603, Apolo tañe la lira y las Musas lo acompañan. Sin embargo, Odiseo desea destacar, más
que la música, el talento del aedo para expresar con sabiduría la historia de los aqueos que tomaron Troya,
facultad que también debió recibir de Apolo, dios de la profecía, que así como percibe el futuro ve con
claridad el pasado. Las Musas son hijas de Zeus y Mnemosine (Hesíodo, Teogonía 915 ss.), véase nota a 1, 1.
119
Odiseo se refiere a la primera canción (vv. 62-103), no menciona los amores de Ares y Afrodita que fueron
tema de la segunda canción de Demódoco (vv. 256-285).
120
El episodio del caballo de Troya no se relata en Ilíada (véase nota a 4, 272), Más tarde va a formar parte de
la llamada Pequeña Ilíada, de la que –como dice Aristóteles en su Poética– las tragedias del período clásico
tomarían gran cantidad de material mítico. Epeo se menciona en Ilíada (23, 664 y 838) como un experto en
pugilato que participó en los juegos de los funerales de Patroclo; su padre, Panopeo, era nieto de Éaco.
121
Odiseo pronuncia su propio nombre sin haber revelado todavía su identidad (véase 16, 100 y 104; 18, 24,
313 y 384-386; 21,195 y 197; 24, 269-270).
122
La estratagema ideada por Odiseo fue decisiva para la toma de Troya; véase 22, 230.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Canto 8
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desde el momento en que ellos en las naves de buenos bancos 500


fueron a embarcarse y después de incendiar las tiendas.
zarparon. Pero otros argivos, con el insigne Odiseo
quedaron en el ágora de los troyanos, ocultos en el caballo;
los troyanos mismos lo habían arrastrado hasta la Acrópolis.
Así quedó mientras con gran confusión deliberaban124 505
sentados en torno del caballo. Y consideraban tres opciones:
hendir la cóncava madera con el impío bronce,
o arrojarlo contra las piedras empujándolo desde lo alto125,
o dejar que la gran estatua sirviera para aplacar a los dioses.
Esta decisión es la que más tarde iba a cumplirse. 510
Era su destino sucumbir una vez que la ciudad encerrara
el gran caballo de madera donde sentados todos los mejores
argivos, para llevar muerte e infortunio a los troyanos126.
Y cantaba cómo asolaron la región los hijos de los aqueos
cuando salieron del caballo y abandonaron la cóncava emboscada. 515
Y cantaba que unos por su lado iban devastando la elevada ciudad,
pero que Odiseo hacia el palacio de Deífobo127.
marchaba semejante a Ares en compañía del divino Menelao.
Y una vez allí –dijo– sostuvo el más aterrador combate
y que al fin venció con la ayuda de la valerosa Atenea. 520
Esto es lo que cantaba el ínclito aedo, y Odiseo
se estremecía, el llanto bajo sus párpados empapaba sus mejillas.
Como una mujer llora a su querido esposo abrazándolo128
ante su ciudad y su pueblo, derribado
por querer apartar del lugar y de sus hijos el día fatídico, 525
ella lo contempla agonizante y palpitante,
y tendida sobre él se lamenta a los gritos. Los enemigos, por atrás
la golpean fuerte con sus lanzas en la espalda y los hombros
y se la llevan prisionera129 para someterla con trabajo y desventura.

123
La tercera canción de Demódoco se desarrolla en vv. 499-520. Está en discurso indirecto y a diferencia de
la segunda canción, en la que se confunde la voz del narrador con la del aedo, aquí el narrador señala dos
veces que es Demódoco quien está cantando (vv. 514 y 516). Es la segunda vez que se recuerda la historia del
caballo de madera en Odisea: el héroe central es Odiseo, que inventó la estratagema (v. 494), el líder del
grupo que estaba adentro del caballo (v. 502) y el hombre que engañó a Deífobo (vv. 517-520).
124
Cfr. el relato que hace Virgilio de la construcción del caballo y de este debate en Eneida 2, 13-57.
125
La puerta occidental de la Acrópolis de Ilión que daba hacia el río Escamandro asomaba en efecto a la roca
escarpada.
126
Véase nota a 4, 273.
127
El hermano predilecto de Héctor; cfr. Ilíada 12, 94 y 23, 233-234. En la Eneida de Virgilio Deífobo se
aparece a Eneas en el mundo subterráneo y le relata la historia de su muerte. Véase nota a 4, 276.
128
El efecto de la tercera canción de Demódoco es tan fuerte como el que provocó la primera (véase vv. 83-
92); esta vez la descripción del dolor de Odiseo es más impresionante, enfatizada por este símil de la mujer
abrazando a su esposo moribundo (vv. 523-531), que refleja también lo que han sufrido las víctimas troyanas;
véase Ilíada 6, 464-465; 9, 593-594; 19, 291-295. Cfr. «Homer on Poetry: Two Passages in the Odyssey» de
Michael LLOYD (1987: 87-89).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Canto 8
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Con el más atribulado dolor se consumen las mejillas de esa mujer. 530
Así Odiseo de sus párpados derramaba un llanto conmovedor130.
A los demás les pasó inadvertido que derramaba lágrimas131,
Alcinoo fue el único que lo advirtió y observó,
pues estaba sentado junto a él y lo oía gemir profundamente.
De pronto dijo a los feacios amantes del remo: 535
«¡Escuchen, caudillos y consejeros de los feacios!
Que Demódoco detenga ya su lira sonora,
no todos se sienten complacidos cuando canta estas cosas.
Desde que estamos cenando y comenzó el divino aedo,
desde entonces no ha cesado de llorar compungido 540
el extranjero. El dolor le rodea el entendimiento.
»Vamos, que se detenga para que por igual gocemos todos,
los anfitriones y el huésped, pues así es mucho mejor.
Por causa del venerable extranjero se han dispuesto estas cosas:
una escolta y regalos, que le entregamos con afecto. 545
»Como un pariente es el huésped y el suplicante
para un hombre, aunque aspire a pocos privilegios.
Así que ahora, tú no escondas con pensamiento engañoso
lo que voy a preguntarte, pues lo mejor es hablar.
Dime tu nombre132, por el que te llamaban tu madre y tu padre 550
y los demás en tu ciudad y las tierras vecinas.
Pues nadie es totalmente anónimo133 entre los hombres,
ni el villano ni el noble, una vez que ha nacido.
sino a todos les ponen un nombre sus padres cuando nacen.
Dime también tu tierra, tu pueblo y tu ciudad 555
para que te escolten allí las naves dotadas de inteligencia134.
Pues entre los feacios no hay pilotos
ni hay timones, cosas que otras naves tienen.
Conocen las intenciones y los pensamientos de los varones
y conocen las ciudades y los fértiles campos 560
de los hombres y surcan velozmente el abismo del mar135

129
El témino eíreros (en realidad esclavitud: «la arrastran a la esclavitud») aparece aquí por única vez en
Homero, lo cual hace sospechar una interpolación.
130
El extenso símil que comprende los vv. 523-531 es un tanto exagerado para la ocasión Página: 22
y los detalles no son comparables a la actual circunstancia de Odiseo, persigue el solo efecto de demostrar con
contundencia la aflicción del héroe.
131
Los vv. 532-536 repiten los vv. 93-97: curiosamente se reitera el hecho de ser Alcinoo el único que nota la
pena de Odiseo y detiene el canto de Demódoco.
132
Ha transcurrido un lapso importante en que el huésped ha sido debidamente homenajeado y Alcinoo no
conoce aún su nombre. Véase nota a 1, 170.
133
Es el único lugar en que aparece el término «anónimo» (así escrito también griego) en Homero.
134
Estas naves maravillosas, dotadas de inteligencia, que se anticipan a la voluntad de sus amos, vuelan
invisibles sobre el mar, sin sufrir ningún peligro. Se trata indudablemente de una exageración poética que no
obstante ha despertado muchas especulaciones. Cfr. «The Phaeacians and the Symbolism of Odysseus'
Return» de Charles SEGAL (1962). y «The Ferrymen of Elysium: Nostratic Eschatology and the Homeric
Phaeacians» de Erwin F. COOK (1992).
135
Véanse notas a 13, 87 y 113.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso. Canto 8
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aunque estén ocultas por aire o una nube, y nunca ellas


tienen temor de sufrir daño ni de ser destruidas.
»Pero yo he oído en otro tiempo a mi padre
Nausítoo decir que Poseidón estaba celoso 565
de nosotros porque somos escoltas benéficas de todos136.
Y decía que un día una bien fabricada nave de los feacios
iba a destruir, cuando regresara de un viaje por el neblinoso ponto
y nos bloquearía la ciudad con una gran montaña137.
Así decía el anciano; que la divinidad cumpla esto 570
o lo deje sin cumplir, como sea agradable a su ánimo.
»Pero, vamos, dime y relátame con sinceridad,
por dónde has andado errante y a qué regiones
de hombres llegaste. Ellos y sus bien habitadas ciudades
¿eran acaso soberbios, salvajes e injustos 575
o amigos de la hospitalidad y afectos a los dioses138?
»Cuéntanos por qué lloras y te lamentas en tu ánimo
cuando escuchas el destino de los argivos dánaos139 y de Ilión.
Lo han realizado los dioses que han urdido la ruina
de los hombres para que quede el canto a los que vendrán140. 580
¿Acaso ha perecido al pie de Ilión algún pariente tuyo
que era noble: un cuñado o un suegro? Son los que más
apreciamos después de los de nuestra propia sangre y linaje.
¿O algún compañero de agradable apariencia,
noble también? Pues no es inferior a un hermano 585
quien es compañero, si tiene sensatos pensamientos».

136
La inmunidad ante el peligro de la que hacen gala los feacios significa una afrenta al poder y autoridad de
Poseidón sobre los mares. Inmediatamente después de haber afirmado (v. 563) que las naves feacias unca
sufren daño, Alcinoo recuerda esta profecía de su padre Nausitoo. Suena como una premonición de lo que
sucederá en el canto 13, lo cual provocará recordar de nuevo la profecía (13,173-178).
137
La amenaza de Poseidón se refiere a que les colocará a modo de muralla un gran monte frente a la ciudad
para impedirles el acceso al mar a los feacios «amantes del remo». La profecía se cumple, al menos en parte
en 13, 159-187.
138
Los vv. 575-576 son fórmula que proviene de 6, 121-122 y se repite en 9, 175-176 y 13, 201-201.
139
Es el único lugar en que aparece la combinación «argivos dánaos»; en Ilíada habría sido imposible porque
«argivos», «dánaos» y «aqueos» se usan siempre como sustantivos y son prácticamente sinónimos.
140
Hechos de personajes famosos como tema del canto del aedo en 3, 203-204 (Telémaco acerca de Orestes);
en 24,196-202 (Agamenón acerca de Penélope y Clitemnestra); y en Ilíada 6, 357-358 (Helena acerca de ella
misma y Paris).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 12

Las Sirenas, Escila y Caribdis y las vacas de Helios1

ODISEO RETORNA A LA ISLA DE CIRCE (1-36)

»Cuando la nave abandonó la corriente del río Océano


y llegó a las olas del mar de anchos caminos2,
a la isla de Eea, donde de Eos, la hija de la mañana,
está la casa; los coros3 y las salidas del sol4,
una vez arribados, la nave arrastramos por las arenas5. 5
»Desembarcamos sobre la ribera del mar
y nos entregamos al sueño esperando a la divina Eos.
»Cuando apareció Eos, hija de la mañana, la de dedos de rosa
envié a unos compañeros a la mansión de Circe
para que trajeran el cadáver del difunto Elpenor6. 10
Después de cortar unos leño7s, en el lugar donde la costa sobresalía más.
lo enterramos, apenados, derramando abundante llanto.
Cuando habían ardido el cadáver y los pertrechos del difunto,
erigimos un túmulo y sobre él colocamos una lápida
y clavamos en lo más alto de la tumba su manejable remo8. 15
»Nosotros nos ocupamos de todos los detalles, pero Circe
se había dado cuentas de que habíamos llegado de Hades y enseguida
se presentó, con provisiones ya listas9. Junto a ella sus siervas llevaban

1
El canto 12 contiene tres aventuras, dos breves (las Sirenas y Escila y Caribdis) y una extensa (en la isla
donde Helios guardaba su ganado, Trinaquia). Estos tres episodios están precedidos por el retorno a la isla
Eea. Los vv. 1-141 cierran el encuentro con Circe que constituía el núcleo del canto 10, si bien Odiseo no
entra en el palacio de la diosa porque ella baja a la playa para encontrarse con el héroe.
2
La expresión «de anchos caminos» refiere al mar abierto, para distinguirlo de la corriente más estrecha
del río Océano.
3
Los «coros» hace referencia a aquellos lugares en que baila el coro de ninfas de Eos, es decir, los rayos
del sol.
4
Se presenta una contradicción respecto de la posición de la isla Eea. En el canto 10, deducíamos que,
después del desastre ocurrido con la apertura de los sacos llenos de viento, Odiseo navegó hacia el
noroeste, desde la isla de Eolo hacia el país de los Lestrigones y siguiendo al misma dirección llegó a Eea,
más al norte y al oeste. Aquí se dice que Eea está en el mismo lugar que el sol se levanta, es decir, en el
este. Para más datos topográficos, véase nota a 10, 135.
5
El hexámetro repite 9, 546 y los tres siguientes (vv. 6-8) son iguales a 9, 150-152. El viaje desde la isla
de Circe al Hades había durado desde el amanecer hasta el anochecer (véase 11, 11-12); el viaje de
regreso (después del lapso –indeterminado– que permanecieron a la entrada del Hades) dura hasta el
amanecer; debemos suponer que es la misma duración en horas.
6
Odiseo cumple la promesa que hizo en 11, 80 de enterrar a Elpenor, quien se desnucó en el palacio de
Circe en 10, 551-560, porque borracho olvidó bajar del techo por la escalera. Ha sido comparada la
historia con la de Eutico de los Hechos de los apóstoles, quien se duerme con el discurso de Pablo y se
cae por la ventana del piso alto; cfr. «Luke's Eutychus and Homer's Elpenor: Acts 20:7-12 and Odyssey
10–12» de Dennis R. MACDONALD (1994).
7
«Leños» traduce phitroús (en acusativo plural), hapax en Odisea; en Ilíada 23, 123, en el mismo caso y
número en contexto similar.
8
El entierro (vv. 13-18) sigue los deseos manifestados por Elpenor en el Hades en 11, 75-78 (véase nota a
11, 77). El monumento funerario de un hombre del común es en general un tronco sostenido por dos
piedras (véase Ilíada 23, 326-331); aquí será el remo porque se trata de un remero.
9
Circe recupera su rol de anfitriona en la isla Eea al ofrecer comida como en 10, 460-468. Invita a los
marineros a pasar el resto del día comiendo y les anuncia que al día siguiente les dará las instrucciones
para el próximo viaje. De hecho, luego se las dará solamente a Odiseo mientras sus compañeros duermen
(véase infra vv. 37-141) lo que le permitirá al héroe transmitir selectivamente esa información a sus
hombres.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 12

pan y carne en abundancia y espumoso vino rojo.


»Y colocándose en el medio dijo la divina entre las diosas: 20
"¡Audaces! los que han descendido vivos a la casa de Hades;
¡dos veces mortales10!, mientras los otros hombres mueren solo una vez.
Pero ¡vamos!, coman esta comida y beban este vino11
durante todo el día de hoy y al despuntar la aurora
se pondran a navegar; que yo les mostraré el camino y cada escollo 25
señalaré, para que no vayan a tener una contingencia dolorosa
en el mar o sobre tierra firme, que los haga sufrir una desgracia".
»Así dijeron y mi ánimo valiente se dejó convencer12.
Estuvimos todo un día, hasta la caída del sol,
sentados, comiendo carne en abundancia y delicioso vino, 30
hasta que Helios se sumergió y cayó la oscuridad,
los otros se echaron a dormir junto a las amarras de la nave.
Circe me tomó de la mano y lejos de mis compañeros
me hizo sentar; se recostó a mi lado13 y me preguntó detalladamente.
Entonces yo le relaté cada una de las cosas y por orden14 35
así que luego me dijo la soberana Circe estas palabras:

INSTRUCCIONES DE CIRCE PARA LAS PRÓXIMAS AVENTURAS (37-110)

“Todas las cosas de esa forma se han cumplido. Escucha tú ahora


lo que yo voy a decirte15 y te lo recordará después un dios en persona16:
a las Sirenas17 llegarás en primer lugar, las que a todos

10
Cfr. Virgilio, Eneida 6, 134. Homero usa un neologismo, disthanées.
11
El hexámetro repite 10, 460.
12
Los vv. 28-31 repiten la fórmula de 10, 475-479; los vv. 29-31 son iguales a 10, 183-185 y 476-478; el
v. 32 está tomado de Ilíada 1, 476.
13
Dieter LOHMAN en «Untypical Typical Scenes: The Love affairs of Ulysses» en Francisco de OLIVEIRA
(coord..), Penélope e Ulisses (2003: 63-71), señala esta escena (vv. 31-142) como una de las cinco
escenas eróticas de Odisea, junto con otros dos episodios de Odiseo con Circe (10, 333-347 y 478-541),
además de la escenificada con Calipso (5, 225 228) y la que tendrá con su esposa legítima, Penélope (22,
241-348). No obstante, el escoliasta señala que la ubicación de Circe es reclinada a los pies de Odiseo,
puesto que lo había hecho sentar; no hay aquí mención del lecho como en 10, 334.
14
El hexámetro repite 10, 16 y el siguiente (v. 36) es igual a 11, 99.
15
Las detalladas instrucciones de Circe, en este caso, van a llenar el vacío en que dejó la profecía de
Tiresias en el canto 11 el espacio entre Eea y Trinaquia. Ahora Odiseo va a conocer con certeza lo que le
espera. Sin embargo, el héroe (vv. 226-233) y de manera más dramática sus compañeros (vv. 279-293 y
339-365) no van a seguir las indicaciones de Circe y van a invalidar el buen deseo de la diosa de evitarles
una «contingencia dolorosa... que los haga sufrir una desgracia» (vv. 26-27).
16
No es una referencia a un dios determinado –como podría ser Helios o Poseidón–, sino a una divinidad
menor benéfica, como la aludida 3, 27 o 4, 181.
17
Véase el episodio completo a partir del v. 200. Las sirenas son divinidades marinas hijas del río
Aqueloo (Higino, Fábula 141; Ovidio, Metamorfosis 5, 552 y 14, 87; Apolodoro 1, 7, 10) o de Forcis
(Plutarco, Banquete 9, 14) y una Musa –Melpómene (Apolodoro 1, 3, 4), Terpsícore (Apolonio de Rodas
4, 893) o Calíope (Servio, Comentario sobre la Eneida 5, 364). En Homero son dos, se las menciona en
número dual en v. 52 y viven en una isla (v. 157). En leyendas posteriores se dice que son tres, o aun
cuatro, y que viven en tres islotes. En Odisea, la isla de las Sirenas está situada entre Eea y la roca de
Escila, es decir, cerca de la costa sudoeste de Italia. Eustacio (Escolios a Homero, p. 1709) afirma que las
Sirenas homéricas son dos y se llaman Aglaofeme y Telxípeia. Según otros son tres: Peisinoé, Agláope y
Telxípeia (Tzetzes, Sobre Licofrón 712) o Parténope, Lígeia, y Leucosía (Eustacio, l. c.; Estrabón 5, 4, 7;
Servio, Comentario sobre las Geórgicas de Virgilio 4, 562). Las Sirenas están también en relación con la
leyenda de los Argonautas y con el rapto de Perséfone. Homero no se refiere aquí a su aspecto externo,
mitad ave, mitad mujer, aunque otros autores las retratan con alas (Ovidio, Metamorfosis 5, 552).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 12

los hombres hechizan, a los que a ellas se acercan18. 40


»Quien acerca su nave sin saberlo y escucha la voz
de las Sirenas, ya nunca de su mujer ni de sus tiernos hijos,
en casa, se verá rodeado, llenos de alegría porque ha vuelto;
antes bien, las Sirenas lo hechizan con su sonoro canto
sentadas en un prado, con un gran montón de huesos en derredor, 45
de hombres putrefactos, y con pellejos que se están deshidratando.
»Que la nave pase de largo; unta los oídos de tus compañeros
luego de derretir cera agradable como la miel. Que no las escuchen
ninguno de ellos. En cambio, tú, si quieres oírlas,
haz que te amarren en la rápida nave de pies y manos, 50
derecho junto al mástil –que sujeten a este los extremos–,
para que escuches complacido, la voz de las dos Sirenas;
y si suplicas a tus compañeros o les ordenas que te desaten,
que ellos te sujeten todavía más entonces con las cuerdas.
»Mas cuando las hayan pasado de largo tus compañeros, 55
en ese punto, ya no te diré con exactitud
cuál de dos caminos será el tuyo; sino tú mismo
decídelo en tu corazón. Aunque te voy a decir las dos alternativas19:
a un lado hay unas rocas altísimas, contra ellas
se estrella el oleaje de Anfitrite, la de mirada azul20. 60
Los dioses felices las llaman Rocas Errantes21.
No se les acerca ningún ave, ni siquiera las palomas
trémulas22 que llevan ambrosía al padre Zeus;
porque incluso de ellas, siempre se queda con alguna la lisa piedra,

18
La aventura de las Sirenas, que se anuncia en vv. 39-54 se cumplirá en vv. 153-200. La ubicación de las
Sirenas en un «prado florido» (vv. 45 y 159) añade cierto atractivo porque es el escenario típico del locus
amoenus (véase 5, 72 y 6, 292). El canto de las Sirenas sería un ejemplo supremo –aunque fatal– del
canto de los haedos: hechiza (vv. 40 y 44) y da placer (vv. 52 y 188) = 8, 83-92, y relatan los sucesos de
la guerra de Troya (vv. 189-190). Cfr. «The Homeric Sirens» de Gerald K. GRESSETH (1970); Folktales in
Homer’s Odyssey de Denys Lionel PAGE (1973: 87-88); el libro d, Siren Songs. Gender, Audiences, and
Narrators in the Odyssey Lillian E. DOHERTY (1995) y el capítulo también de su autoría «Sirens, Muses,
and Female Narrators in the Odyssey» en el libro editado por Beth COHEN (1995: 81-92).
19
Las dos alternativas son las Rocas Errantes (vv. 59-72) o pasar entre Escila y Caribdis (vv. 73-110).
Aunque Circe dice que Odiseo tendrá que elegir según el dictado de su corazón, da a entender que es
mejor la primera opción (vv. 66-80 y 108-110), pero el héroe elige la segunda.
20
Anfítrite era una antigua diosa del mar, que se convirtió en esposa de Poseidón, con quien concibió a
Tritón (Hesíodo, Teogonía 930 ss.; Apolodoro 1, 28). Observemos que aquí no está totalmente
personificada, sino que el poeta la menciona como una metáfora del mar, como también hacen Eurípides
(El Cíclope 702) y Ovidio (Metamorfosis 1, 14).
21
Las «Islas Errantes» así como la «isla flotante» de 10, 3, pueden haber sido una remembranza de
historias de marinos que intentaban describir los icebergs: escollos en movimiento que se entrechocaban
para apretar los barcos que intentaban pasar entre ellas. No hay duda que se identificaba a las Errantes con
las Simplégades (Eurípides, Medea 2; Píndaro, Pítica 4, 208). Apolonio de Rodas las sitúa a la salida del
Bósforo y afirma en las Argonáuticas (11, 528-647) que quedaron fijas una vez que las cruzó la nave
Argo. Su ubicación en la entrada del Helesponto es una señal que divide Oriente de Occidente. Sin
embargo, si aquí se menciona que están cerca de Escila y Caribdis, están sin duda cerca del estrecho de
Mesina. Sin duda, la pertenencia de las Errantes al ciclo de los argonautas indica que aquí existe una
interpolación de ese ciclo en las aventuras de Odiseo. Los romanos las llamaron Cyaneae Insulae, así
Plinio (Historia Natural 6, 12, 13): «insulae in Ponto Planctae sive Cyaneae sive Symplegades».
22
El adjetivo «trémulas» –término que también se traduce como «tímidas»– se aplica a las palomas en 20,
243 y en Ilíada 5, 778 y 23, 853. Según Apolonio de Rodas (Argonáutica órfica 2, 561 ss.), una paloma
es enviada desde la nave Argos por Eufemo para saber si era posible cruzar por el medio de las
Simplégades.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 12

y el Padre debe enviar otra para que el número sea completo23. 65


Nunca las ha podido evitar nave alguna de hombres que pasara,
sino que al mismo tiempo maderos de naves y cuerpos de hombres
el oleaje del mar arrastra, y se producen borrascas de mortífero fuego24.
Solo consiguió pasar de largo una nave surcadora del ponto,
Argo, celebrada por todos, cuando navegaba desde el país de Eetes. 70
Incluso entonces la habría arrojado el oleaje contra las grandes rocas,
pero Hera la hizo pasar de largo, pues amado le era Jasón.
»Hay dos promontorios, uno llega al ancho cielo
con su aguda cresta y una nube lo rodea,
color azul oscuro, nunca se despeja el aire 75
que rodea la cumbre, ni en invierno ni en verano.
No podría escalarlo ningún hombre mortal, ni caminar sobre él,
aunque tuviera veinte manos y veinte pies,
pues es piedra lisa, similar a la que está muy pulida.
En medio del promontorio hay una caverna penumbrosa 80
con la boca hacia poniente, gira hacia el Érebo25, a la que ustedes
pueden dirigir la cóncava nave, ilustre Odiseo
Nadie desde la cóncava nave, ni un hombre vigoroso,
que dispare con el arco, podría alcanzar el entrada de la gruta26.
Allí habita Escila, que aúlla de modo terrible27: 85
su voz es tan aguda como la de un cachorro recién nacido28
pero ella es un monstruo horrible. Y nadie

23
Estos cuatro hexámetros (vv. 62-65) parecen no tener conexión con los siguientes; puede que se
refieran a que Zeus era alimentado con ambrosía cuando estaba en Creta oculto de su padre Cronos
(Ateneo 11, 80 y 491b). También pueda ser una alusión a las Pléyades (que significa «palomas» en
griego), mencionadas en 5, 272, que son siete y solamente seis son visibles.
24
Debido a esta escena se ha pensado que las Errantes eran las islas volcánicas Lípari, al norte de Sicilia o
quizás islotes cercanos a las erupciones del Etna.
25
Hacia abajo, lo cual indica que si bien la entrada de la gruta mira hacia el oeste, la cueva no es
perpendicular a la pared rocosa sino que se sumerge en las entrañas de la tierra.
26
Significa que la entrada de la caverna está en un lugar muy alto del acantilado.
27
Escila y Caribdis están ubicadas una a cada lado del estrecho de Mesina: Escila sobre la costa italiana y
Caribdis sobre la siciliana. Aunque más tarde se identificó el promontorio de Escila con Scyllaeum,
enfrente de la roca Pelorum (Capo di Faro), sobre la costa este, donde todavía hay una pequeña población
que se llama Escila. Muchos autores latinos del siglo primero prescinden de los aspectos míticos y usan
este nombre exclusivamente como topónimo (Plinio el Viejo 3, 87, 78; Pomponio Mela 2, 7, 14) y una
roca costera o un promontorio de gran peligro para la navegación. Pero la Escila mítica se dice que fue
hija de Forcis o Forbas, tenida de Hécate (Apolonio de Rodas 4, 828 ss.), o de Lamia. Otros la presentan
como hija de Tritón –o Poseidón– y Crateis (Eustacio, Sobre Homero p. 1714), o de Trifón y Equidna
(Higino, Fábulas. prefacio). Existe una tradición que relata que fue una bellísima doncella, mas sufrió
luego una metamorfosis monstruosa (Ovidio, Metamorfosis 13, 730 ss. y 14, 40 ss.; Tibulo 3, 4, 89).
Había tenido muchos pretendientes, que solía rechazar. Uno de ellos, Glauco, acudió a Circe para pedir
que interviniera en su favor. Circe, celosa, trata de conseguir a Glauco para sí y quiere disuadirlo.
Rechaza Glauco a la maga, quien desvía su despecho hacia la rival y la transforma en un ser monstruoso.
Es así que Escila verá brotar de su vientre seis perros feroces. Otra tradición cuenta que fue amada por
Poseidón, y por ello Anfítrite celosa la convirtió en un monstruo (Tzetzes, Sobre Licofrón 45, Servio,
Sobre Eneida 3, 420). Virgilio (Eneida 6, 286) habla de varias Escilas y las ubica en el mundo
subterráneo (cfr. Lucrecio v. 893). Aristóteles menciona en su Poética (1461b 32) una composición
musical denominada Escila, que presuntamente acompañaba un baile de movimientos grotescos.
28
Hay una intención deliberadamente grotesca en la imagen de un monstruo enorme que grita como un
cachorrito. De debe probablemente a la identidad de raíces de la palabra Skýlle (Escila) y cachorro
(skýllax), aunque etimológicamente no son parientes.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 12

se alegraría de verla, ni un dios que se topara con ella.


»Sus pies son doce, todos deformados,
y seis son sus largos cuellos; en cada uno 90
hay una terrorífica cabeza y en ella tres filas de dientes
apiñados y espesos, repletos de negra muerte.
»De la mitad hacia abajo se hunde en la hueca gruta
pero salen hacia afuera sus cabezas, del terrible abismo,
y allí pesca –explorando primero alrededor del promontorio–, 95
por si consigue apresar delfines o perros marinos29 o algo más grande,
algún monstruo de los miles que alimenta la gemidora Anfítrite.
Nunca los marineros se vanaglorian de que incólumes
han pasado de largo con la nave, pues arrebata con cada cabeza
a un hombre de la nave de oscura proa y se lo lleva. 100
»Luego otro promontorio, más bajo, verás, Odiseo30
–está cerca del otro–; deberías pasar por él como una flecha.
En este hay un gran sicómoro cubierto de follaje31
y, debajo, la divina Caribdis32 sorbe ruidosamente la negra agua.
Tres veces cada día33 la suelta y otras tres la sorbe de nuevo 105
de modo terrible. ¡Ojalá no te encuentres allí cuando succiona!,
no podría librarte del daño ni siquiera el que sacude la tierra.
Acercándote, más bien, al promontorio de Escila, rápidamente
haz pasar de largo la nave, porque mejor es echar de menos
a seis compañeros en la nave34, que a todos juntos”. 110

ÚLTIMOS CONSEJOS DE CIRCE A ODISEO (111-141)

»Así dijo, y yo aterrorizado le contesté:


“Vamos, dime esto, diosa, con certeza:
si podré escapar de la funesta Caribdis
y rechazar también a Escila cuando ataque a mis compañeros”.

29
En griego dice solo «perros», pero son, según Polibio en Estrabón (1, 37), perros de mar, una especie
de pez espada.
30
En vv. 101-110, Circe describe a Caribdis; lo hace por contraste con Escila: la guarida de esta última
está en un promontorio altísimo (véase nota a v. 84), el promontorio de Caribdis es más bajo. Escila pesca
a sus presas desde lo alto, mientras que Caribdis actúa como un remolino que habita en lo profundo. La
apariencia externa de Escila se describe en detalle (doce pies, seis cuellos y cabezas con tres filas de
dientes), Caribdis es descripta en términos del daño que causa. Ambas descripciones (vv. 85-100 y 103-
110) se corresponden en forma y contenido con las acciones que van a suceder más tarde (vv. 235-259 y
428-446).
31
El sicómoro es un árbol duro y de ancha copa, siempre verde; tiene sus ramas principales retorcidas, las
que se extienden en todas direcciones cerca del suelo. Caribdis es la personificación de los remolinos en
el mar. Quizás por eso se dice que habita bajo un sicómoro. También denominado cabrahigo, produce un
fruto parecido a un higo común, de allí que también se lo llame «higuera silvestre».
32
Épocas posteriores hicieron a Caribdis hija de Poseidón (lo que justifica el epíteto de «divina». las
leyendas decían que fue originalmente una ninfa que inundó la tierra para ampliar el reino submarino de
su padre, hasta que Zeus la transformó en un monstruo.
33
Igualmente «tres veces» dice Virgilio (Eneida 3, 566) y Ovidio (Pónticas 4, 10, 25) pero ninguno de los
dos dice «cada día» porque, si se quiere relacionar esta escena con el flujo y reflujo de la marea o con la
succión y regurgitación de un remolino (cfr. Estrabón 1, 2, 36), estos dos movimientos contrapuestos
suceden dos veces en el día.
34
Véase 9, 60-61, lugar en que los cicones matan seis marineros de cada nave. El número seis aparece
que mucha frecuencia en el apólogo de Alcinoo; véase infra v. 245.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 12

»Así dije, y ella al punto me contestó, divina entre las diosas: 115
“Indomable, de nuevo te solazas en las cuestiones de la guerra
y el sufrimiento, ¿no quieres claudicar ni ante los dioses inmortales?
Pues esa no es un ser mortal, sino un mal inmortal,
terrible y doloroso, salvaje y belicoso.
No hay ninguna defensa posible. Lo mejor es huir de ella, 120
pues si te distraes para armarte de nuevo junto a su roca,
me temo que se va a lanzar otra vez y te va a alcanzar
con tantas cabezas, tantas como hombres te va a arrebatar.
Así que conduce tu nave con vehemencia e invoca a Kratais35,
madre de Escila, que la parió para daño de los mortales. 125
Ella luego la detendrá para que no se lance de nuevo.
Llegarás a la isla de Trinaquia36, allí muchas vacas
pastan y las pingües ovejas de Helios37:
siete rebaños de vacas y otros tantas bellas majadas
de cincuenta animales cada uno. No les nacen crías, 130
pero tampoco mueren jamás. Sus pastoras son diosas,
ninfas de lindas trenzas, Faetusa y Lampetía38
a las que parió para Helios Hiperiónida39 la diosa Neera.
Después de parirlas y criarlas, su soberana madre
las llevó a la isla de Trinaquía para que vivieran lejos 135
y pastorearan los rebaños de su padre y las vacas de rotátiles pies.
»Si dejas ilesos estos rebaños y te ocupas del regreso40,
a Itaca, aunque con mucho sufrimiento, podrán llegar,
pero si les haces daño, entonces te predigo la perdición
para la nave y para tus marineros. Y tú, aunque la evites, 140
llegarás tarde y mal, luego de haber perdido a todos tus compañeros”.
35
Krataís, así llamada cuando los poetas la mencionan como madre de Escila; es Ceto, y personifica los
peligros del mar. De su hermano y esposo Forcis, Ceto procreó otros monstruos horribles, como Equidna,
Ladon, Graia y las Gorgonas (cfr. Hesíodo, Teogonía 270 y 332 ss.). Se la confunde a veces con la diosa
Hécate, cuando esta extiende su poder sobre el mar (cfr. Apolonio de Rodas, Argonáutica órfica 4, 825
ss.). Existe también una Krataís de los ríos en el territorio de Brutti, cerca del estrecho de Messina en
Italia.
36
Se supone que la isla de Trinaquia estaba situada al noroeste de la roca de Escila, aunque no a mucha
distancia (véanse vv. 325, 427 ss.). Los antiguos la identificaban con Sicilia (cfr. Estrabón 6, 265 y
Tucídides 6, 2) pues pensaban que la etimología refería a tres (treîs) puntas (ákrai) y no a un tridente
(thrînax), lo cual pondría en relación la isla con Poseidón. Homero, 24, 307, llama Sicania a la isla de
Sicilia. La isla no tiene habitantes, excepto los rebaños de Helios y las ninfas que los cuidan. Página: 6
37
La tercera y última aventura de Odiseo que Circe menciona en esta ocasión (vv. 127-141) y que tendrá
lugar en la isla Trinaquia será relatada en vv. 260-402. También fue mencionada por Tiresias (11, 104-
113). Obsérvese la correspondencia entre vv. 137-141 y 11, 110-114.
38
Dos nombres muy apropiados para las hijas del Sol: «la que arde» y «la que brilla». Estas dos ninfas
probablemente representaran la sucesión de los días y las noches durante todo el año: «la que arde»,
asociada con el sol y «la que brilla», con la luna. Cada hermana atendía 350 animales, divididos
en siete rebaños de cincuenta cada uno (un rebaño para cada uno de los siete días de la semana). Los
griegos dividían el año en doce meses lunares y añadían un decimotercer mes cada dos años para corregir
el desfase. Cincuenta sería el número de los meses lunares de un «gran año», es decir, un ciclo de cuatro
años, en el que los calendarios solares y lunares coinciden.
39
Hiperiónida es el patronímico que identifica al Sol –Helios– como hijo de Hiperión (véase infra v. 176;
1, 24; 2, 19 y 398; Himno homérico a Demeter 74; Hesíodo, Teogonía 1011). Homero dice que Helios es
hijo de Theia y por tanto hermano de Selene y Eos (véase infra 176 y 322; tb. Hesíodo, Teogonía 371 ss.).
40
En vv. 137-141, Circe va a repetir una vez más los aciagos augurios de Tiresias; véase 11, 110-114.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 12

OCTAVA AVENTURA: LAS SIRENAS (142-200)

»Así dijo, y enseguida apareció Eos, la del trono de oro41.


Circe entonces regresó atravesando la isla, la divina entre las diosas,
y yo partí hacia la nave y apuré a mis compañeros
para que embarcaran y soltaran amarras42. 145
Ellos embarcaron al punto y se sentaron sobre los bancos
y, sentados en fila, batían el canoso mar con los remos.
Entretanto por detrás de la nave de proa azulada
nos envió un viento que henchía las velas, buen compañero
Circe, de bellas trenzas, temible divinidad de humana voz43. 150
»Nosotros, después de terminar cada uno su tarea, a lo largo de la nave
nos sentamos y a ésta la dirigían el viento y el piloto.
Así entonces hablé a mis compañeros acongojado en mi corazón:
“Amigos, es necesario que todos sepan –y no solo uno o dos–
las predicciones que me ha hecho Circe, divina entre las diosas. 155
Así que se las contaré, para que, conociéndolas, o perezcamos
o las evitemos, logrando escapar de la muerte y el destino.
»”De las encantadoras Sirenas, en primer lugar, ordenó
que evitáramos el canto y su florido prado44.
Solo a mí está permitido escuchar su voz. Que con una atadura 160
inflexible me ataran, para que allí firme permanezca,
parado junto al mástil; que de este sujeten las amarras.
Y si suplico o doy la orden de que me desaten,
todavía con más correas deben apretarme45”.
»De ese modo explicaba yo cada detalle a mis compañeros. 165
Mientras tanto llegó velozmente la bien fabricada nave
a la isla de las dos Sirenas46. La impulsaba una brisa favorable.
Pero al punto el viento cesó y una serenidad
se presentaba calma, pues una divinidad adormeció el oleaje.
»Se levantaron mis compañeros para plegar las velas 170
y las pusieron sobre la cóncava nave; frente a los remos
se sentaron y blanqueaban el agua con los pulidos abetos.
»Entonces yo después de partir en trocitos, con el agudo bronce
un gran pan de cera47, lo oprimí con mis robustas manos.

41
El hexámetro repite 10, 541, ocasión en que duraron toda la noche las instrucciones que dio Circe a
Odiseo antes de su viaje a Hades. Los augurios y consejos de la diosa se han extendido ahora también a lo
largo de toda la noche.
42
Vv. 144-145 = 11, 636-637; 146 = 11, 638 y 9, 103; 147 = 9, 104.
43
Véanse notas a 10, 136. La fórmula de 148-152 proviene de 11, 6-10.
44
Aquí (vv. 158-164) comienza el primero de una serie de discursos en los cuales Odiseo transmite a sus
compañeros la información que Circe le dio (véanse infra vv. 206-225, 270-276 + 295-302 + 320- 323).
En todos los casos, el héroe adapta las palabras de la diosa a las particularidades de sus alocutarios y a sus
propias intenciones. Por ejemplo, afirma que solo a él le estaría permitido escuchar la voz de las Sirenas
(v. 160) cuando la expresión de Circe había sido: «tú, si quieres oírlas...» (v. 49).
45
La tripulación quizá todavía no les encuentra sentido a estas instrucciones. Los vv. 153-200 narran el
encuentro con las Sirenas, que Circe le había adelantado en vv. 39-54. Solo ahora y casi llegando a la isla,
Odiseo les cuenta a sus compañeros lo que Circe le advirtió sobre las Sirenas y se limita a expresar sin
detalles el peligro que representan y da instrucciones sobre las medidas que deben tomar.
46
Véase supra nota a v. 39. Obsérvese la simultaneidad de la acción de advertir Odiseo a sus compañeros
sobre los peligros que entrañan las Sirenas cuando la nave ya había llegado a la isla.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 12

Pronto se ablandó la cera, pues lo ordenaba una gran fuerza 175


y el brillo del soberano Helios hijo de Hiperión.
Unos tras otros, unté los oídos de todos mis compañeros.
Ellos, por su parte, en la nave me ataron igual de manos que de pies,
derecho junto al mástil y sujetaron de él los extremos.
Sentándose luego, batían el canoso mar con los remos. 180
»Pero cuando estaba tan cerca que gritando podían hacerse oír48
en nuestra veloz marcha, no se les ocultó que la rauda nave
les pasaba cerca, y entonaron su sonoro canto:
»“Vamos, ven aquí, famoso49 Odiseo, gran gloria de los aqueos,
y haz detener tu nave para que puedas escuchar nuestra50 voz51. 185
Puesto que nadie ha pasado de largo con su negra nave
sin escuchar la melodiosa voz de nuestras bocas,
sino que, después de gozar con ella, ha regresado, sabedor de más cosas.
Pues sabemos todo cuanto en la ancha Troya
argivos y troyanos, por voluntad de los dioses, sufrieron. 190
Sabemos cuantas cosas suceden sobre la tierra fecunda”52.
»Así decían enviándome su bella voz. Entonces mi corazón
deseaba escucharlas y ordenaba a mis compañeros que me soltaran
haciendo gestos con mis cejas, pero ellos se inclinaban y remaban,
y pronto se pusieron de pie Perimedes y Euríloco53 195
y con más cuerdas me ataron, ciñéndome más.
»Mas cuando por fin las habían pasado de largo y ya no más
se escuchaba la voz de las Sirenas ni su canto,
rápidamente se quitaron la cera mis fieles compañeros,
la que yo había untado en sus oídos; y a mí me soltaron las cuerdas. 200

47
El pan de cera es redondo como una «rueda», trochós en griego. Odiseo sigue aquí las instrucciones
que Circe le dio en vv. 47-48.
48
Este hexámetro es fórmula solo en Odisea, aquí y en otras tres ocasiones (véase 5, 400; 6, 294; 9, 473)
expresa una distancia breve y tiene en este lugar un significado especialmente literal en tanto puede
referirse al canto de las Sirenas.
49
Traduzco polýainos como «famoso», si bien la versión exacta sería «hombre de muchos cuentos» y se
usa solo en referencia a Odiseo (cuatro veces y solo en discurso directo, tres de ellos en Ilíada). Como
polýtropos –epíteto de Odiseo mucho más frecuente– que he traducido como «polifacético» (véase nota a
1, 1), combina una significación activa (en este caso, «hombre que cuenta muchos historias») como
pasiva («hombre de quien se dicen muchas historias»). En este lugar polýainos es especialmente
adecuado, porque las Sirenas quieren tanto alabar la inventiva de Odiseo como atraerlo sugiriendo que
contarán sobre él interesantes historias.
50
El adjetivo «nuestra» está en dual, número gramatical que en griego antiguo existe junto al singular y al
plural; de modo que podríamos haber traducido «nuestras dos voces» (veáse supra v. 165). El número
dual existía en las lenguas protoindeuropeas y se conservó en algunos de los idiomas indoeuropeos ahora
extintos como el sánscrito y el gótico, además del griego.
51
El encanto de la canción de vv. 184-191 está determinado por el contenido. Tradicionalmente las
Sirenas atraían a los viajeros por calidad de sus voces, pero ahora saben que el camino hacia el corazón de
Odiseo es alabar sus hazañas en Troya. En efecto, a pesar del aviso de Circe, el héroe ansiará escuchar
más. Las Sirenas no solo saben todo lo sucedido en la Guerra, sino lo que estaba ocurriendo en el mundo
entero, por lo tanto, sabían lo que estaba aconteciendo en Itaca.
52
Cicerón traduce esta alocución de las Sirenas en Finibus Bonorum et Malorum 5, 18: «O decus
Argolicum, quin puppim flectis, Ulixe,/ Auribus ut nostros possis adgnoscere cantus? / Nam nemo haec
unquam est transvectus caerula cursu,/ Quin prius adstiterit vocum dulcedine captus;/ Post variis avido
satiatus pectore musis/ Doctior ad patrias lapsus pervenerit oras. / Nos grave certamen belli clademque
tenemus,/ Graecia quam Troiae divino numine vexit; / Omniaque e latis rerum vestigia terris».
53
Perimedes y Euríloco son los dos compañeros más importantes de Odiseo; véase 11, 23 y nota a 10,
205.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 12

NOVENA AVENTURA: ESCILA Y CARIBDIS (201-259)

»Pero cuando ya habíamos dejado atrás la isla, de repente


un humo54 y un gran oleaje vi, y escuché tremendo ruido.
Como les entrara pavura, volaron los remos de las manos
y cayeron estos todos estruendosamente en la corriente55. Se detuvo allí
la nave, puesto que ya no movían los torneados remos con las manos. 205
»Entonces yo atravesando la nave comencé a apremiar a mis compañeros
con alentadoras palabras, poniéndome al lado de cada uno de ellos:
»“Amigos, ya no somos para nada poco expertos en males56.
Esta desgracia no es por cierto mayor que cuando el Cíclope
nos encerró en su cóncava cueva con portentosa violencia57. 210
Pero de allí con mi excelencia, mi voluntad y mi inteligencia
logramos escapar –y creo que de esto también nos acordaremos–.
Así que ahora ¡vamos!, como yo digo todos obedezcan.
Ustedes, con las palas de los remos, la abismal hondonada58 del mar
deben golpear, sentados en los bancos y, por si Zeus 215
nos concede de esta desgracias escapar y salvarnos;
a ti, piloto, esto es lo que te ordeno –ponlo en tu corazón,
ya que gobiernas el timón de la cóncava nave–:
lejos de ese humo y de ese oleaje mantén la nave
y al promontorio59 trata de acercarte, no sea que sin darte cuenta 220
te lance al otro lado, y nos arrojes a una catástrofe”.
»Así dije y enseguida obedecieron mis palabras.
Sobre Escila, inevitable desgracia, todavía no les hablaba,
no fuera que aterrorizados dejaran mis compañeros
de remar, y se escondieran adentro60 todos ellos. 225
»En ese momento de la angustiada recomendación61 de Circe
no hice caso, porque me aconsejó no armarme.
Por el contrario, yo revestí mis ínclitas armas y con dos lanzas,
largas, en mis manos subí al puente62 de la nave
en la proa. Allí arriba, pensé, se me iba a aparecer primero 230
a Escila como de piedra, la que llevaría dolor a mis compañeros63.

54
Algunos comentadores modernos traducen el término kapnós como «vapor», dado que es difícil explicar
a qué se debe el humo en la isla. Pero kapnós es siempre «humo» en Homero (véase 1, 58; 9, 167 y 10,
99, 152 y 196).
55
De todos modos, los remos no se pierden en el mar, sino que quedarían colgando de los «estrobos de
cuero» (véase 4, 782) a los costados de la nave.
56
Virgilio imita este verso en Eneida 1, 198: «O socii neque enim ignari sumus ante malorum».
57
Estos tres hexámetros (vv. 208-212), refieren a la aventura del Cíclope que se relata completa en 9,106-
566. Ya había sido utilizada por Euríloco como argumento disuasorio en 10, 435-437. Véase cómo en
20,18-21 Odiseo la rememora para darse coraje antes de enfrentar a los pretendientes.
58
La que se forma entre los promontorios de Escila y Caribdis.
59
Al promontorio de Escila. Véase la advertencia de Circe sobre Escila en vv. 73-126.
60
Odiseo no se ha atrevido a revelar el peligroso paso frente a Escila porque sabe, a partir de las
predicciones de Circe, que va a perder seis hombres en esa circunstancia. El héroe teme, entonces, que sus
hombres se oculten en la bodega o sentina.
61
La «angustiada recomendación» de Circe había sido que era mejor perder a seis compañeros que a
todos ellos juntos; véase supra v. 110.
62
Véase nota a 5, 252. Odiseo sube desde la proa al puente, es decir, al lugar del barco desde donde se
gobierna la nave
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 12

Pero no pude verla y se me cansaron los ojos


de escrutar por todas partes la brumosa roca.
»Nosotros comenzamos a sortear el estrecho entre lamentos,
pues de un lado estaba Escila, y del otro la divina Caribdis64 235
que horriblemente sorbía el agua salina del mar.
Cuando luego regurgitaba, como un caldero en un fuego enorme
toda ella borbotaba agitada –y desde arriba la espuma
sobre la cumbre de ambos escollos se derramaba–.
cada vez que sorbía de nuevo el agua salina del mar, 240
toda en lo profundo parecía arremolinada, y en derredor, la roca
espantosamente rugía y hacia abajo la tierra se veía
azulosa por la arena. Nos atenazaba el pálido terror.
Nosotros la contemplábamos temerosos de la muerte.
Mientras tanto Escila, de la cóncava nave, a seis compañeros 245
me arrebató65, los que eran los mejores por sus brazos y su fuerza.
Buscándolos con la vista por la veloz nave junto a los compañeros,
de pronto vi allá sus pies y sus manos en lo alto
mientras se elevaban por el aire. Daban voces llamándome
por mi nombre, ya por última vez, desesperado su corazón. 250
Como el pescador que sobre un reborde, con una larga caña66,
a los peces pequeños arroja trocitos como señuelo
y lanza al ponto el cuerno de un buey montaraz67,
y boqueando luego los captura arroja fuera,
así ellos boqueando eran arrojados sobre la roca. 255
»Escila en las puertas mismas los devoró mientras gritaban
y sus brazos tendían hacia mí en una lucha horrible.
Aquello fue lo más triste que he visto con mis ojos
de todo cuanto he sufrido recorriendo los senderos del mar68.

DÉCIMA AVENTURA: TRINAQUIA Y LA TEMPESTAD (260-425)

63
El contenido de todo el episodio resulta de la combinación de dos tipos de historias y dos clases de
heroísmo: por un lado el valeroso combatiente homérico (véase esp. v. 213) y por otro el héroe del cuento
popular que confíaba en su ingenio (vv. 245-250). Cfr. Homer. The Odyssey de Jasper GRIFFIN (2004: 70-
71).
64
La descripción de Odiseo se Caribdis es un poco más extensa de la que había hecho Circe (véanse
supra vv. 101-107) y responde a la fascinación que le produce el horripilante espectáculo.
65
Circe había ya realizado una descripción detallada de Escila (véanse vv. 85-92) y el héroe se concentra
aquí en el pathos de la horrible muerte de sus compañeros. Odiseo y todos los marineros estaban mirando
hacia Caribdis que sorbía y vomitaba sucesivamente el agua de mar y es ahí cuando, distraídos por la
terrorífica escena, Escila logra arrebatar a seis de los suyos.
66
Odiseo evoca en este símil (vv. 251-255) una escena pacífica de la vida cotidiana en fuerte contraste
con el espeluznante suceso que le ha tocado vivir. Véase símiles de tema semejante en Ilíada 16, 406-409
y 24, 80-82.
67
Todavía en Canarias se utiliza la antigua técnica de colocar un cuerno de cabra limado y pulido como
puntera en la caña de bambú para pescar. Con este accesorio obtienen más fortaleza en la captura de la
vieja, el pescado más deseado de estas islas. Quizás se esté refiriendo Homero a una técnica semejante.
68
El episodio se cierra sin haber hecho la invocación a Kratais, recomendada por Circe en vv. 124-125,
ya no es necesaria. El plan de Odiseo mutó hacia la idea resistir al monstruo (vv. 226-233), lo que ya
Circe había advertido como impracticable (vv. 116-126). Circe había tenido razón cuando aconsejó a
Odiseo no arriesgarse a defender a su tripulación y que pasaran a través del estrecho tan rápido como
fuera posible (v. 124).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 12

»Cuando conseguimos escapar de la terrible Caribdis 260


y de Escila, enseguida a la espléndida isla del dios
arribamos, donde estaban las hermosas vacas carianchas
y los numerosos rebaños de Helios Hiperión69.
»Cuando estaba todavía en el mar en la negra nave
escuché el mugido de las vacas entrando en los establos 265
y el balar de las ovejas. Entonces se me vino a la memoria
la palabra del adivino ciego, del tebano Tiresias,
y de Circe de Eea, quienes me encomendaron mucho
evitar la isla de Helios, el que alegra a los mortales70.
»Así entonces hablé a mis compañeros acongojado en mi corazón71: 270
“Escuchen mis palabras, compañeros, que tantos males han sufrido
para que les comunique las predicciones de Tiresias
y de Circe de Eea, quienes me encomendaron mucho
evitar la isla de Helios, el que alegra a los mortales,
pues me dijeron que allí espera nuestra desgracia más terrible. 275
Así que lleven esta negra nave lejos de la isla”.
»Así dije y a ellos se les quebró el querido corazón.
Entonces Euríloco me contestó con una expresión rencorosa72:
“Eres cruel, Odiseo, y por tu fuerza ni los miembros
se te cansan. En verdad estás hecho todo de hierro 280
si a tus compañeros, agotados por el cansancio y el sueño,
no les permites poner pie a tierra. Aquí de nuevo
en una isla rodeada de mar, podríamos preparar una sabrosa cena.
»Por el contrario, les ordenas que anden errantes por la súbita noche
partiendo lejos de esta isla en el brumoso ponto. 285
Por la noche, peligrosos vientos, ruina de las naves
se desatan. ¿Cómo alguien podría huir del abrupto final
si por casualidad se nos viene de repente un huracán
del Noto o del Céfiro borrascoso, los que, más que otros
destruyen una naves por voluntad de los soberanos dioses73? 290
Pero ¡vamos! obedezcamos a la negra noche74
69
Esta aventura en la isla Trinaquia ocupa un lugar relevante en el periplo del regreso de Odiseo: ha sido
mencionada en el proemio (1, 6-9) y profetizada dos veces (por Tiresias en 11, 104-115 y por Circe en 12,
127-141); ha sido anticipada en el episodio de los cicones (9, 39-66) y en el de Eolo (10, 1-79) y será
rememorada en 19, 273-277. La importancia del episodio reside en especial porque explica más que
ninguno el concepto de atasthalía (véase 1, 34; 21, 146 y 23, 67), el accionar temerario del ser humano
que, confiado en sus propias fuerzas, pretende burlar la voluntad de los dioses, desoyendo los consejos
que le han advertido los peligros que ello implica. Cfr. el artículo «Divine Justice in the Odyssey:
Poseidon, Cyclops, and Helios» de Charles SEGAL (1992: 489-518).
70
Tiresias había advertido sobre el aciago encuentro con los ganados de Helios en 11, 108-109 y Circe en
este mismo canto, supra, vv. 136.141.
71
El hexámetro repite v. 153. El discurso de Odiseo de vv. 271-274 sigue el mismo patrón de vv. 154-
164, previo al episodio de las Sirenas, y de vv. 208-221, anterior al de Escila y Caribdis. Una vez más,
advierte a su tripulación del peligro solo un poco antes de estar cerca de él, describe el riesgo en general y
se concentra en las medidas que él considera necesarias para evitar el desastre.
72
Muestra Euríloco aquí su verdadero carácter; véase infra 339 y 10, 429.
73
Es este el único pasaje en que se aplica el adjetivo en plural «soberanos», ánaktes, a los dioses, aunque
«soberano», ánax, se adjudica en singular a Zeus, Apolo, Hermes, Poseidon, etc. El viento del sur, el
Notos, en Homero es tormentoso y agita las olas que baten los riscos que se adelantan sobre el mar (véase
Ilíada 2, 394), para las brisas de Céfiro que sopla sonoro porque lo «envía Océano para refrescar a los
hombres», véase 4, 567-568.
74
Este hexámetro y la primera parte del siguiente evocan a Ilíada (8, 502-503a y 9, 65-66a).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 12

y preparémonos la cena permaneciendo junto a la rápida nave,


que al amanecer embarcaremos y la lanzaremos al vasto ponto”.
»Así dijo Euríloco y asentían los otros compañeros75.
Entonces me di cuenta de que un daimon nos urdía maldades 295
y, hablándoles, dije estas aladas palabras:
“Euríloco, mucha presión siento, solo como estoy76.
Pero, vamos, júrenme al menos con fuerte juramento77
que si un hato de vacas o un gran rebaño de ovejas
encontramos, nadie, llevado por una funesta debilidad, 300
matará una vaca o una oveja. Más bien en paz
coman el alimento que nos dio la inmortal Circe”.
»Así dije y ellos juraron de inmediato tal como yo les exigía.
Así que cuando habían jurado y completado su juramento,
detuvimos en el cóncavo78 puerto la bien construida nave, 305
cerca de agua dulce79 y desembarcaron mis compañeros
de la nave, después se prepararon con habilidad la cena.
»Luego que habían saciado el deseo de comida y bebida80,
acordándose luego de los queridos compañeros, lloraban,
por los que había devorado Escila, tomándolos de la cóncava nave; 310
y al tiempo que lloraban les sobrevino un profundo sueño.
»Cuando quedaba un tercio de noche y declinaban los astros,
levantó un fuerte viento Zeus, el que amontona las nubes,
en estruendosa tempestad, y con nubes ocultó
tanto la tierra como el mar. Se levantaba desde el cielo la noche81. 315
»Cuando apareció Eos, hija de la mañana, la de dedos de rosa
anclamos la nave arrastrándola hasta una gruta cóncava,
allí había bellos coros de ninfas y también asientos para ellas.
»Entonces los convoqué en asamblea y dije ante todos:
“Amigos, en la rápida nave hay comida y bebida; 320
alejémonos de las vacas no sea que nos pase algo,
pues de una divinidad terrible son estas vacas y gordas ovejas,
de Helios, el que todo lo ve y todo lo oye82”.
75
Una vez más la tripulación está proclive a desobedecer a Odiseo (véase 9, 44 y 10, 46), esta vez
poniéndose de parte de Euríloco. En el hexámetro que sigue, el héroe encuentra inexplicable la rebeldía
de sus hombres y la adjudica a algún daímon (véase v.169).
76
Como individuo («solo como estoy»), Odiseo debe plegarse a la decisión de la mayoría y va a cambiar
la propuesta original de evitar la isla; véase el v. 274 donde había dicho que era la isla de Helios, aunque
no aclaró –ni entonces ni ahora– que robar el ganado significaría atraer la venganza del dios.
77
El hexámetro repite 18, 55.
78
«Cóncavo/a» es el adjetivo más frecuente de «nave» y de «gruta» pero solo aquí de «puerto». Se trata –
suponemos– de un puerto con una entrada muy angosta, como la de una gruta.
79
La tripulación encuentra agua dulce para beber muy cerca del puerto, como cuando desembarcan en la
isla de las cabras en 9, 140.
80
El hexámetro es fórmula tomada de Ilíada (2, 432; 7, 323; 9, 222; 23, 57; 24, 628) y muy frecuente en
Odisea (1, 150; 3, 67 y 343; 4, 68; 8, 72 y 485; etc.).
81
Los vv. 314-315 repiten 9, 68-69. En aquella ocasión, la fuerte tormenta los arrojó a tierra firme donde
permanecieron tumbados dos noches y dos días y, lanzados nuevamente al mar, llegaron a la isla de los
lotófagos. La tormenta también es funcional aquí, porque los obligará a permanecer un mes en la isla (v.
325).
82
Odiseo ha decidido decir a la tripulación que las vacas de la isla son propiedad de Helios (el Sol).
Esperaban partir por la mañana, pero la tormenta no ha amainado y no pueden saber cuánto durará, su
estadía en la isla será más prolongada de lo esperado y los hombres deben saber la razón del juramento de
vv. 298-302.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 12

»Así dije y, de ellos, el valeroso ánimo se dejó persuadir.


Durante todo un mes sopló Noto83 sin parar y no otro 325
viento había, excepto el Euro y el Noto84.
»Mientras ellos tuvieron comida y rojo vino,
en ese tiempo, se mantuvieron lejos de las vacas deseosos de vivir;
pero cuando se consumieron todos los víveres de la nave,
se dedicaron por necesidad a la caza, a atrapar 330
peces y aves; lo que llegaba a sus manos,
con curvos anzuelos85; el hambre retorcía sus estómagos.
»Yo me interné en la isla para suplicar a los dioses,
por si alguno me indicaba algún camino para retornar86;
mas cuando atravesando la isla estaba lejos de mis compañeros, 335
después de lavar mis manos y al abrigo del viento
supliqué a todos los dioses que poseen el Olimpo.
Y ellos derramaron un dulce sueño sobre mis párpados87.
»Entonces Euríloco a mis compañeros les dio un consejo funesto:
“Escuchen mis palabras, compañeros, que tantos males han sufrido88. 340
Todas las muertes son odiosas para los infelices mortales,
pero morir de hambre es lo más lamentable, arrastrar ese destino.
Mas, vamos, llevémonos las mejores vacas de Helios
y sacrifiquémoslas a los inmortales que poseen el ancho cielo.
Y si en efecto llegamos a Itaca, nuestra patria, 345
construiremos a Helios Hiperión un espléndido templo89

83
El Noto es el viento del sur, el que trae las tormentas de finales del verano y del otoño, opuesto al
Bóreas, el viento del norte que trae el frío invernal (cfr. Aristóteles Meteorologica 363b 15). El Noto
aparece personificado como una divinidad en Hesíodo (Teogonía 380 y 870). Estaba asociado con el
viento seco y caliente de la salida de Sirio tras el solsticio de verano y era temido como destructor de las
cosechas. En la mitología romana el viento del sur se llama Austro, la personificación del siroco.
84
Véase la mención del Euro y el Noto en 5, 331. En Homero se mencionan cuatro vientos principales: el
viento del norte o Bóreas, el viento del sur o Noto, el viento del oeste o Céfiro, que traía las suaves brisas
de la primavera y principios del verano; y el viento del este o Euro, que no estaba asociado con ninguna
de las tres estaciones griegas. Cfr. Aristóteles, Meteorologica 363b 21. El Euro es el único de estos cuatro
que no se menciona en la Teogonía de Hesíodo. Bóreas y Céfiro suelen se mencionan a menudo juntos en
Homero, al igual que Euro y Noto.
85
Véase nota a 4, 369. El hecho de que los hombres se ven obligados a capturar peces y pájaros ilustra la
gravedad de la situación; los hombres de la épica por lo general solo se alimentan de carne de res, cordero
y cerdo.
86
La técnica que utiliza Odiseo, como narrador ante los feacios, de interrumpir la acción en la que
participan él y sus compañeros con una apelación a las divinidades que funciona como preludio a una
escena típica, generalmente desastrosa, ha sido estudiada por B. Fenik en Studies in the Odyssey (1974:
75-78).
87
También se había quedado dormido Odiseo cuando los compañeros aprovecharon para abrir los odres
de viento que le había regalado Eolo (véase 10, 31 ss.).
88
El hexámetro repite v. 271 y 10, 189. La segunda intervención de Euríloco (vv. 340-351) recuerda a la
primera (vv. 279-293) en su forma y contenido y logra el mismo efecto (v. 352 = v. 294). Usa frases
parecidas a sentencias tanto aquí, ante la perspectiva de una muerte por inanición (vv. 341-342) como
antes lo hizo ante los peligros naturales (vv. 286-288). Ambos discursos concluyen con una exhortación a
ignorar las advertencias (vv. 291-293 y vv. 343-350), pero en este segundo caso incorpora un nuevo
argumento: el sacrilegio de sacrificar el ganado está justificado, pero se realizará a modo de acto piadoso,
con la promesa además de construir más adelante un templo. La arenga es característica de un demagogo.
89
Prácticamente no hay menciones de templos en Homero, solo se nombra otro en Odisea (véase 7, 81 y
nota). En Ilíada hay referencias a un templo de Atenea en Atenas (2, 549) y a sendos templos de Apolo en
Troya y en Crisa (7, 83 y 1, 39). La construcción de templos en Grecia es tardía y seguramente por
influencia extranjera.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 12

donde podríamos erigir numerosas y excelentes estatuas90.


Pero si, irritado a causa de las vacas de alta cornamenta,
quiere destruir la nave –y los demás dioses lo consienten–
prefiero perder la vida de una vez, abierta la boca ante las olas, 350
antes que irme consumiendo poco a poco en esta isla desierta”.
»Así dijo Euríloco y asentían los otros compañeros91.
Al punto se llevaron las mejores vacas de Helios,
de por allí cerca, pues no lejos de la nave de proa azuloscura
pastaban las hermosas vacas carianchas de rotátiles patas. 355
Se pusieron a su alrededor e hicieron súplica a los dioses,
para lo que cortaron ramas tiernas de una encina de alta copa,
pues no tenían blanca cebada92 en la nave de buenas maderas.
Cuando habían hecho la súplica, las degollaron y desollaron,
cortaron los muslos y los cubrieron de grasa 360
por arriba y por abajo, y colocaron carne sobre ellos.
No tenían vino para hacer una libación sobre las víctimas que se asaban,
pero hicieron la libación con agua mientras se quemaban las vísceras
Cuando ya se habían quemado los muslos y probaron las vísceras,
cortaron en trozos el resto y lo ensartaron en asadores. 365
»Entonces desapareció de mis párpados el deleitoso sueño
y me puse en camino hacia la rápida nave y la ribera del mar93.
Y cuando estaba cerca de la nave curva en ambos extremos,
entonces me envolvió un olor dulzón a grasa.
Con un lamento invoqué a gritos a los dioses inmortales: 370
“Padre Zeus y demás dioses felices que existís siempre;
para mi ruina me han hecho dormir con un funesto sueño
y mis compañeros decidieron un hecho tremendo mientras aquí estaban”.
»Veloz llegó la mensajera a Helios Hiperión94
Lampetía95, de peplo flotante, [para decirle] que habíamos matado sus vacas. 375
Y él al punto dijo a los inmortales furioso en su corazón:
“Padre Zeus y demás felices dioses que existís siempre96,
¡castiguen ya a los compañeros de Odiseo Laertíada!

90
Este es uno de los pocos ejemplos de voto o promesa hecha a las divinidades en Homero; véase otro
ejemplo en Ilíada 1, 39.
91
Euríloco, quien en este punto pretende erigirse en líder en lugar de Odiseo, ejecuta su plan al modo de
una típica escena sacrificial (vv. 353-365), que consta de cuatro pasos: 1.- traída de los animales y
plegaria preliminar (vv. 353-358); 2.- matanza de los animales (v. 359); 3.- preparación del banquete (vv.
360-364) con una libación de agua en este caso en lugar de vino; 4.- colocación de la carne en los
asadores (v. 365). En este punto la secuencia se ve interrumpida por el retorno de Odiseo, para continuar,
con matices fantasmagóricos, incluido el (grotesco) banquete sacrificial en vv. 394-398.
92
Usualmente se utilizaba en los sacrificios harina de cebada mezclada con sal; véase 3, 441.
93
El hexámetro repite 10, 407 y el que sigue (v. 368) es igual a 10, 156.
94
Un consejo de dioses olímpicos, al modo de 1, 26-95, se extiende durante quince hexámetros (vv. 374-
390), en donde Helios eleva sus quejas ante Zeus por el comportamiento de un mortal (compárese con la
escena de Poseidón rogando a Zeus en 13, 128-138). Es imposible en la práctica que Odiseo haya sido
testigo de este evento, pero el héroe-narrador subsana esta inconsistencia diciendo que lo escuchó de
Calipso, quien a su vez lo había escuchado de Hermes (vv. 389-390). Esta licencia narrativa del interludio
divino sirve para explicar la inusual tormenta que sobrevendrá (v. 407 ss.) como efectivo castigo divino
por haberse devorado los marineros las vacas de Helios.
95
Lampetía y su hermana Faetusa son hijas de Helios y Neera (véase supra 132 ss.). Cfr. Propercio 3, 12,
29; Higino, Fábula 154; Ovidio, Metamorfosis 2, 349; Nonno, Dionisiaca 27, 189 ss. y 38, 167 ss.
96
Este hexámetro constituye una fórmula que aparece solo en Odisea, véase supra v. 371; 5, 7 y 8, 306.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 12

ellos me han matado las vacas, sin sentido, con las que yo
me regocijaba cuando avanzaba hacia el cielo estrellado 380
y cuando retornaba otra vez hacia la tierra desde el cielo.
Si no me pagan una recompensa adecuada por las vacas,
me hundiré en el Hades y alumbraré para los muertos”.
»Y contestándole dijo Zeus, el que amontona las nubes:
“Helios, tú sigue alumbrando entre los inmortales 385
y los mortales hombres sobre la tierra fecunda,
a cambio yo rápidamente sobre su veloz nave mi rayo ardiente
lanzaré y la quebraré en pedazos en el vinoso ponto97”.
»Eso es lo que yo había oído decir a Calipso, de bella cabellera98,
y ella mencionó que se lo había oído a su vez al mensajero Hermes. 390
»Así que cuando descendí hasta la nave y el mar,
reprendí a unos y otros, poniéndome al lado, pero ningún remedio
podíamos encontrar. Las vacas estaban ya muertas.
Entonces los dioses comenzaron a manifestar prodigios:
los cueros se arrastraban, la carne mugía en los asadores, 395
la cruda tanto como la asada. Las vacas de este modo cobraron voz99.
»Durante los seis días siguientes mis fieles compañeros
banqueteaban proveyéndose de las mejores vacas de Helios,
pero cuando Zeus Crónida nos trajo el séptimo,
cesó luego el viento de soplar con su huracán 400
y nosotros embarcamos al punto y entramos al vasto ponto
después de levantar el mástil y desplegar las blancas velas.
»Pero cuando abandonamos la isla y ninguna otra
»Cuando por fin dejamos atrás la isla y ninguna otra100
tierra había a la vista, sino solo el cielo y el mar,
entonces colocó una nube azul oscuro el Cronida 405
sobre la cóncava nave y se oscureció el ponto bajo ella.
»La nave no pudo avanzar mucho tiempo, porque pronto llegó
el ululante Céfiro con un enorme huracán de silbidos101.
»Quebró los cables del mástil la tempestad de viento,
los dos, y el mástil cayó hacia atrás, los aparejos todos 410
se desparramaron bodega abajo. En la popa de la nave
golpeó el mástil al piloto en la cabeza, chocando con sus huesos102,

97
Zeus atiende la solicitud de Helios con estas palabras que recuerdan la escena de 9, 550-555 luego del
incidente del Cíclope, donde queda claro que tanto Zeus como Poseidón van a perseguir el mismo
objetivo, permitir que Odiseo retorne a su casa, pero solo y después de muchos infortunios (véase 9, 531-
535). Cfr. «Thrinakia and Zeus' Ways to Men in the Odyssey» de Friedrich RAINER (1987) y «Divine
Justice in the Odyssey: Poseidon, Cyclops, and Helios» de Charles SEGAL (1992).
98
Los vv. 389-390 son indispensables para justificar la escena del diálogo entre dioses que está
totalmente fuera de la percepción del narrador.
99
Las vacas de Helios no mueren nunca (véase supra, v. 131). Ajenos a este extraño fenómeno los
compañeros de Odiseo se las siguen comiendo, durante seis días (obsérvese otra vez la incidencia del
número seis).
100
Los vv. 403-406 se repetirán en 14, 301-304.
101
La tormenta que había mantenido a la tripulación en tierra durante un mes (vv. 325-326) fue provocada
por el Noto, el viento del sur; aquí se menciona a Céfiro, generalmente un viento más benigno (véase nota
a 326), conocido como un viento fructificador, que anunciaba la primavera, características que no
coinciden con la presente descripción.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 12

con todos los de la cabeza al mismo tiempo y, como un acróbata


cayó del puente y su ánimo valiente abandonó sus huesos.
»Zeus tronó al tiempo que lanzaba un rayo contra la nave, 415
y esta se zarandeó toda, sacudida por el rayo de Zeus,
y se llenó de azufre. Se cayeron de la nave mis compañeros
y, semejantes a gaviotas marinas103, alrededor de la negra nave
eran arrastrados por las olas. Un dios les había arrebatado el regreso104.
»Entonces yo a través de la nave iba y venía mientras los costados 420
de la quilla desprendían los chorros de agua. Una ola la arrastró completa.
El mástil se partió contra la quilla, pero sobre aquel
se extendía un cabo confeccionado de cuero de vaca105.
Con él até ambos, quilla y mástil juntos
y, sentándome sobre ellos, me dejé llevar por los infaustos vientos. 425

ESCILA Y CARIBDIS OTRA VEZ (426-446)

»En ese momento Céfiro cesó de rugir huracanado


y llegó de inmediato Noto trayendo dolores a mi ánimo,
en razón de que iba a hacerme volver de nuevo a la funesta Caribdis106.
»Toda la noche me dejé llevar y al salir el sol
llegué al peñasco de Escila y a la terrible Caribdis. 430
Esta comenzó a sorber la salada agua del mar,
pero entonces yo del muy elevado sicómoro me agarré107
y de él colgado me sostuve como un murciélago. No tenía
donde fijar mis pies ni manera de trepar.
Sus raíces estaban muy lejos y sus ramas muy altas, 435
grandes y largas, cubrían de sombra a Caribdis.
»Con firmeza me mantuve agarrado hasta que vomitara de nuevo
el mástil y la quilla, y tal como lo deseaba me llegaron
al fin108. A la hora en que un hombre se levanta del ágora para ir a comer,
después de juzgar numerosas causas de jóvenes litigantes, 440
en ese momento, las maderas de la nave vomitó Caribdis109

102
La escena de la muerte del piloto está relatada en términos similares a la muerte de un hombre en la
batalla en Ilíada (por ej. 13, 384-386 ó 16, 742-743).
103
En griego, koróne, ave marina del Mediterráneo cuyo nombre científico es Puffinus kuhlii; se
mencionan también en 5, 66. Cfr. Aristóteles Historia de los animales 593b13; Arato 950; Eliano, Sobre
la naturaleza de los animales 15, 23.
104
Estos cinco hexámetros (vv. 415-419) se van a repetir en 14, 305-309.
105
El mástil había caído sobre la popa de la nave (410-412) y ahora se termina de romper contra la quilla.
Odiseo va a atar uno de sus pedazos con un obenque, el pedazo de cuero de vaca que sujetaba
posiblemente la punta del mástil a la cofa del barco; armará así un improvisado asiento.
106
Odiseo enfrenta el peligro de Caribdis, que en la primera en la primera oportunidad había evitado al
pasar por el estrecho más cerca de Escila. No necesita describir en detalle la naturaleza del peligro porque
ya lo ha dado a conocer en vv. 103-107 y 235-243.
107
Circe había mencionado el sicómoro en v. 103 (véase nota), que crece justo arriba de donde está
Caribdis y del aterrador remolino. Odiseo va a permanecer abrazado al tronco, no encuentra un punto de
apoyo para los pies ni puede sentarse en una rama.
108
Caribdis había sido ya descripta en detalle (vv. 235-243) y también mencionado oportunamente el
sicómoro o higuera silvestre de la que Odiseo pudo sostenerse (v. 103); en esta parte del relato solo es
funcional la mención del vómito de agua del monstruo, para el caso, providencial.
109
Odiseo había llegado frente al peñasco a Caribdis al amanecer (v. 429) y se mantiene colgado del
sicómoro largas horas, hasta cuando el reflujo devuelve el mástil y la quilla de su barco y se supone que
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 12

»Al punto dejé de sujetarme desde arriba de pies y manos


y en medio del agua caí con estruendo junto a los muy largos maderos,
y sentado sobre ellos comencé a remar con mis brazos.
A Escila ya no dejó el padre de hombres y dioses 445
que volviera a ver, pues no habría podido escapar de la ruina total.

UNDÉCIMA AVENTURA: CALIPSO (447–450)

»Desde allí fui arrastrado durante nueve días, y en la décima noche


hasta la isla Ogigia los dioses me impulsaron, allí Calipso
de bellas trenzas, habitaba, la terrible diosa dotada de voz
quien me amó y me cuidó. Pero, ¿para qué te voy a contar esto110? 450
»Ya ayer te lo he contado en el palacio
a ti y a tu fuerte esposa, y me resulta odioso
volver a relatar lo que he expuesto con detalle».

esto ocurre al atardecer, porque se entiende que esta es la hora en que un juez termina con sus asuntos en
el ágora. Obsérvese que el inusitado símil en medio de la situación desesperada que vive el héroe alude a
muy pacíficas circunstancias en una sociedad civilizada.
110
Odiseo vuelve a dirigirse a Alcinoo. La repetición del relato a la que alude seguidamente se refiere a
que ya había narrado ante los soberanos feacios su estadía en la isla Ogigia con Calipso en el canto 7.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13

Partida de Esqueria y llegada a Itaca1

DESPEDIDA DE ODISEO DEL PUEBLO FEACIO (1-80)

Así dijo, y todos ellos2 quedaron quietos y en silencio3;


estaban poseídos como por un encantamiento en el umbroso mégaron4.
Entonces Alcínoo le contestó a su vez y dijo:
«Odiseo, puesto que llegaste hasta mi casa de piso de bronce5,
de elevado techo, creo que nunca de nuevo andarás errabundo 5
sin volver a casa, ya que mucho has sufrido.
En cuanto a ustedes, a cada uno me dirijo para afirmar lo que deseo,
a todos cuantos en mi palacio el rojo vino de los ancianos
beben frecuentemente, mientras escuchan al aedo:
ropas ya tiene el huésped en un arcón bien pulido, 10
y oro bien labrado y todos otros cuantos
regalos6 le han traído los consejeros de los feacios.
Démosle además un gran trípode y una caldera
cada varón, que nosotros luego, cuando recolectemos entre el pueblo,
repondremos el costo7, pues es penoso hacer favores sin resarcimiento». 15
Así habló Alcínoo y a ellos les agradó su palabra.
Los que tenían ganas de dormir se marcharon cada uno a su casa8.
Cuando apareció Eos, hija de la mañana, la de dedos de rosa

1
El canto 13 comienza en la mañana del día treinta y cuatro (v. 18) del vigésimo año de ausencia de
Odiseo de su hogar. Está construido en torno a una serie de escenas típicas propias de los nóstoi, es decir,
viajes de regreso: 1.- partida de la tierra que albergó temporalmente al héroe (vv. 18-80), que incluye una
thisía o sacrificio cívico de una víctima animal (vv. 24-28) y una libación (vv. 49-62); 2.- viaje por mar
(vv. 81-92) y escena de arribo de la nave (vv. 93-124); 3.- asamblea de los dioses olímpicos (vv. 125-
187a); 4.- encuentro entre Atenea y Odiseo en una escena típica que es mezcla de reconocimiento (vv.
187b-358) y encuentro de divinidad con mortal (vv. 221–440).
2
El sujeto de «así dijo» es Odiseo, quien ha terminado de narrar sus aventuras; y «todos ellos» son
Alcinoo, Arete y la audiencia feacia en la isla de Esqueria.
3
Este primer verso es una fórmula muy frecuente (véase 7, 154; 8, 234; 11, 333; 16, 393; 20, 320 e Ilíada
3, 95; 7, 92 y 398; 8, 28; 9, 29, 430 y 693; 10, 218 y 313; 23, 676).
4
El hexámetro repite 11, 334. Demuestra que el público era sensible a una historia bien contada (véase
17, 514), tanto como lo fueron para el canto y la música.
5
En 7, 83 el umbral del palacio es de bronce y en 7, 86 los muros; véanse notas.
6
Véase nota a 11, 339. Alcinoo invita al resto de los reyes feacios (véase 8, 41-42), doce en número (8,
390). Se puede comprar el valor de estos regalos adicionales con el talento de oro mencionado en 8, 393
(véase nota). Lo regalos anteriores ya habían sido acondicionados para el viaje en un arcón por Arete (8,
438-441). Cfr. «Gift and Commodity in Archaic Greece» de Ian MORRIS (1986).
7
Si bien las vituallas e incluso los regalos más preciados los provee el trabajo del pueblo, no corresponde
que el intercambio se realice directamente entre pueblo y huésped, sino que son los nobles de igual
categoría quienes protagonizan la ceremonia de otorgamiento de presentes. Véase una situación similar en
la falsa historia de 19, 196-198.
8
Desde el amanecer del día treinta y tres (en 8, 1) se ha descripto con gran detalle lo sucedido durante esa
jornada en Esqueria. Ahora, a lo largo de sesenta hexámetros, las acciones van a consistir en la
preparación para la navegación (vv. 19-22 y 70-77) y el banquete de despedida; hay solo una breve
mención del canto de Demódoco (vv. 26-27) a diferencia del protagonismo que tuvo en canto 8 (vv. 73-
82, 261-366, 419-520). Alcinoo había solicitado en 11, 350-351 que Odiseo permaneciera hasta el
atardecer en su tierra, hasta que reuniera todos los regalos y nuestro héroe en ese momento aceptó de buen
grado (11, 355-361), incluso con expresiones hiperbólicas. El relato de la última jornada de Odiseo entre
los feacios no difiere mucho de la descripción del último día de Telémaco en Pilos (13, 404-485).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
a la nave acudieron en grupo; llevaban el espléndido bronce9.
Y colocó todo bien la sagrada fuerza de Alcínoo10, 20
–atravesando él en persona la nave– bajo los bancos11. Que los compañeros
no fueran a dañar algo durante el viaje cuando se aplicaran a los remos.
Se dirigieron luego al palacio de Alcínoo y dispusieron el almuerzo.
Para ellos un buey sacrificó la sagrada fuerza de Alcínoo12
en honor de Cronida Zeus, que oscurece las nubes, el que a todos gobierna. 25
Quemaron los muslos y celebraron un espléndido banquete,
complacidos; y entre ellos cantaba el divino aedo,
Demódoco, venerado por su pueblo. No obstante Odiseo
muchas veces hacia el sol resplandeciente volvía la cabeza,
deseando que se pusiera13, pues pensaba ya en el regreso. 30
Como cuando un hombre anhela cenar, el que todo el día
ha arrastrado por el campo el resistente arado sus dos bueyes rojizos14,
y con regocijo se pone para él la luz del sol
puesto que camina hacia la cena, y sus rodillas le duelen al caminar15.
Así para Odiseo con regocijo se puso la luz del sol. 35
Al punto les habló a los feacios amantes del remo y,
dirigiéndose sobre todo a Alcínoo, dijo su palabra16:
Poderoso Alcínoo, el más ilustre de todas las gentes,
después a hacer una libación, déjenme ir sin daño. Y ustedes, ¡alégrense!
Ya se me ha cumplido lo que deseaba mi ánimo, 40
una escolta y adorables regalos que ojalá los dioses Uránidas17,

9
Nuevamente el bronce como elemento propio de la riqueza de la época. Tanto Ilíada como Odisea
representan el éthos de la Edad de bronce, como ha quedado demostrado tanto por la arqueología como
por los textos; cfr. The Rise of Bronze Age Society: Travels, Transmissions and Transformations de
Kristian KRISTIANSEN y Thomas B. LARSSON (2005: 24). Se trata de un período en que los cambios
sociales se manifiestan ratificando la estratificación y se comienza a generar una cierta especialización
laboral en las clases más bajas.
10
La fórmula que ocupa la segunda parte del hexámetro viene de 7, 167 (véase nota) y se ha repetido
varias veces en el canto 8 (vv. 2, 4, 385 y 421). Se han encontrado tratamientos similares en cortes reales
de Egipto y Cercano Oriente; se presume que proviene de un título honorífico de la cultura micénica.
11
Parece un tanto insólito que Alcinoo en persona se ocupe de ocultar los presentes bajo los bancos de
remero. Justamente bajo los bancos había atado Odiseo en 9, 99 a sus compañeros para sustraerlos del
peligro del loto.
12
Los vv. 24-28 resumen una escena típica del sacrificio de una ciudad ante un viaje con objeto de
favorecer la expectativa de que este se cumpla felizmente: vv. 24-25: mención del sacrifico de la víctima;
v. 26: mención del banquete con el que concluye el sacrificio público; vv. 27-28: canto del aedo
Demódoco.
13
El deseo ferviente de la puesta del sol no es frecuente en la épica, género que más destaca la salida del
astro. También es grata la llegada de la «tenebrosa noche» en Ilíada 8, 488.
14
El bello símil de dos bueyes rojizos tirando del arado se aplica a los dos Ayantes en Ilíada 13, 701-703.
15
Las rodillas que por debilidad duelen al caminar se mencionan en Ilíada 19, 166 en referencia a quien
tenga que combatir en ayunas.
16
Odiseo ya se había despedido de Euríalo y aceptado como presente la espada del feacio en 8, 413-415 y
de Nausicaa en 8, 464-468, ahora se despide de Alcinoo y de los nobles feacios (vv. 38-46) así como más
adelante se despedirá de Arete (vv. 59-62).
17
Los Uránidas son los hijos de Urano –titán primordial que personifica el cielo–, quien con Gea fue
padre de los Titanes: Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Japeto, Thea, Rea, Temis, Mnemosine, Foebe Tetis y
Cronos (cfr. Hesíodo, Teogonía 135; Diodoro Sículo 5.66.1); de los Cíclopes: Arges, Brontes y
Estéropes; de los Hecatónquiros: Briareo, Coto y Giges (cfr. Apolodoro 1, 2). También fue el progenitor
de las Erínias y los Gigantes (Apolodoro 1, 3 y 1, 34); de los feacios (cfr. Alceo, Frag. 441) y de Afrodita
Urania (cfr. Hesíodo, Teogonía 188; Nonno, Dionisíaca 1, 86). A pesar de haber sido Urano el padre de la
primera generación y ancestro de la mayoría de los dioses griegos, ningún culto específico a esta
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
me hagan disfrutar. ¡Que en casa a mi esposa irrepochable
encuentre al volver, junto a mis seres queridos sanos y salvos!
Ustedes, los que se quedan aquí, sigan alegrando a las esposas
legítimas y a los hijos; que los dioses les otorguen bienes18 45
de todas clases y que ningún mal se instale entre ustedes».
Así habló y todos aprobaron sus palabras y aconsejaban
dar escolta al extranjero, porque había hablado con corrección.
Entonces la fuerza de Alcínoo se dirigió a un heraldo19:
«Pontónoo, mezcla una cratera y reparte vino 50
a todos en el mégaron, para que después de orar al padre Zeus
al extranjero le demos escolta hasta su tierra patria».
Así dijo, y Pontónoo20 mezcló el vino de corazón de miel
y se lo repartió a todos, uno tras otro. Ellos, a los dioses
felices hicieron libaciones –a los que poseen el ancho cielo–, 55
desde sus asientos. El divino Odiseo se puso en pie
y en manos de Arete colocó una copa21 de doble asa
y dirigiéndose a ella le dijo aladas palabras:
«Sé feliz, reina, para siempre, hasta que la vejez
y la muerte te lleguen, las que acechan a los humanos. 60
Yo vuelvo a casa, disfruta tú en esta casa
entre tus hijos, tus gentes, y el rey Alcínoo».
Luego de haber hablado así traspuso el umbral el divino Odiseo
Y la fuerza de Alcínoo le envió un heraldo
para que lo guiara hasta la rápida nave y la ribera del mar. 65
También le envió Arete a unas esclavas suyas,
a una con un manto bien lavado y una túnica22,
a otra le dio un arca bien cerrada para que la llevara
y otra transportaba trigo y rojo vino23.
Pero cuando arribaron a la nave y al mar, 70
al punto en la cóncava nave, sus ilustres acompañantes
colocaron, depositándolas, la bebida y la comida toda,
y para Odiseo extendieron una manta y una sábana
sobre la cubierta de la cóncava nave, para que durmiera sin despertar24

divinidad primigenia sobrevivió en la época clásica; por eso llama la atención esta invocación que debe
provenir de época muy antigua.
18
«Bienes» traduce areté, que, como vemos, en este caso son sinónimo de «excelencia».
19
Los vv. 49-62 constituyen un ejemplo de ceremonia de libación cuyos pasos son: 1.- apelación al
heraldo para que mezcle y sirva el vino (v. 49-52); 2.- distribución en las copas (vv. 53-54a); 3.- libación
propiamente dicha (vv. 54b-56a); 4.- brindis en honor de la reina (vv. 56b-62). Véase nota a 3, 334.
20
Pontónoo, el escanciador en los festines de Alcinoo, es mencionado como heraldo en 7, 178 y en 8, 62;
en 8, 65 ss. guía al aedo ciego para que se siente y tome su comida y beba en un sitial de honor.
21
«Copa» traduce dépas, el mismo término que se usa en 10, 316 para designar el recipiente en que Circe
prepara sus pócimas.
22
Arete, en 8, 441, ya le había puesto en un arcón «un manto y un hermoso vestido». No sabemos si son
estos mismos o constituyen un regalo adicional. En ambos casos traducimos phâros como «manto»,
aunque se trata de una especie de capa (sin mangas) o más bien una tela o un tejido rectangular que podía
ser utilizado para diferentes propósitos, por ejemplo, como mortaja; véase 2, 97 y 19, 142.
23
Se va a demostrar que estas provisiones –que se vuelven a mencionar en el v. 72– no serán necesarias
en el corto viaje que durará una sola noche.
24
El sueño de Odiseo durante el viaje por mar (vv. 73-92) ha sido anticipado en 7, 318-320 y 8, 444-445.
Suena inverosímil que el héroe caiga en un sueño tan profundo justo en la víspera de la llegada a su
añorada tierra natal. Mas es un recurso reiterado, posiblemente proveniente de los cuentos populares, el
perder la conciencia mediante el sueño en momentos cruciales, situación que a Odiseo le había ya
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
en la popa. Subió él por sí mismo y se echó sobre el suelo 75
en silencio. Los demás se sentaron en los bancos, cada uno
en su sitio; desataron el cable de la roca perforada.
Después, inclinados hacia atrás, empezaron a batir el mar con el remo.
A Odiseo se le sobrevino un dulce sueño sobre los párpados,
profundo, delicioso, semejante en mucho a la muerte25. 80

VIAJE Y LLEGADA A ITACA (81-124)

Y la nave, como en una pradera los caballos viriles de una cuadriga26,


todos a la vez, son acicateados por golpes del látigo
y se elevan alto y velozmente apresuran su marcha,
así se elevaba la proa; y el oleaje, por detrás,
purpúreo y alto, rompía en el estruendoso mar. 85
Corría ella muy segura, sin estorbos; ni un halcón
la habría alcanzado, aun siendo la más veloz de las aves27.
Y en su carrera veloz dividía las olas del mar
llevando a un hombre de pensamientos similares a los dioses
quien había sufrido muchísimos dolores en su ánimo 90
guerras entre los hombres y surcado las dolorosas olas28,
pero que ahora dormía tranquilo, olvidado de todas sus penas.
Y apenas la más brillante estrella se alzó29, la que más avanza
mientras anuncia la luz de Eos, la que nace de la mañana30,
en ese momento, en la isla, recaló la nave que atraviesa el mar. 95
Hay allí un puerto31, el de Forcis, el viejo del mar32 ,

acarreado funestas consecuencias: sus compañeros desataron el odre de los vientos (10, 47-55) y se
comieron las vacas de Helios (12, 338 ss.) en otras oportunidades en que en el pasado cayó dormido. No
obstante, esta es una instancia positiva del motivo narrativo del sueño; contrasta directamente con los 17
días en que debió mantenerse alerta y despierto sobre la balsa (5, 271).
25
El sueño (hýpnos) y la muerte (thánatos) son hermanos (Ilíada 14, 231 y 16, 672 y 682). En
«Elementos thanáticos y tensión narrativa en el nóstos de Odiseo», Alicia ATIENZA (2003a: 34) dice que
la travesía de Esqueria a Itaca puede leerse como la trasposición de un ritual fúnebre que acompaña la
partida del héroe, con sus etapas sucesivas, próthesis o exposición y ekforá o traslado del cadáver hacia el
lugar de inhumación. En todo caso el héroe atraviesa en la barca feacia un umbral ambiguo entre dos
mundos, en las fronteras entre la vida y la muerte, lo humano y lo divino (p. 36).
26
El carro de cuatro caballos no aparece en las representaciones plásticas griegas antes del período
geométrico tardío, es decir, hasta el siglo VIII y en la épica prácticamente no hay registros (véase Ilíada
8, 185 –posiblemente interpolado– donde se mencionan cuatro caballos por su nombre propio).
27
El símil que se extiende por vv. 81-92 –una bella descripción bastante extensa de un viaje por mar–
culmina en una hipérbole (nave más rápida que un halcón). La velocidad mágica de la nave feacia había
sido anticipada en 7, 36 y 8, 561.
28
Véase nota a v. 264.
29
Esta estrella es casi con seguridad el planeta Venus, que puede ser visto pocas horas después de la
puesta del sol, pero también antes del amanecer. Es el planeta más brillante en el sistema solar y se
conoce como «la estrella de la mañana» o «el lucero del alba».
30
Es el momento previo a la alborada del día número 35 del vigésimo año de ausencia. Los vv. 93-124
constituyen un ejemplo de escena típica de desembarco, como hemos visto en 3, 4-67 y 9, 142-150 y
leeremos en 15, 495-500 y 16, 351-360. Aquí está estructurada de la siguiente manera: llegada de la nave
(v. 95), entrada al puerto (vv. 96-113), encallamiento en la playa (vv. 114-115), descendimiento de
Odiseo dormido por los remeros feacios (vv. 116-119) y de los regalos (vv. 120-124).
31
La versión en lengua española –traducción de Hugo BAUZÁ– Ítaca, el Peloponeso, Troya:
Investigaciones arqueológicas de Heinrich SCHLIEMANN (2012) afirma que se trata del golfo de Molo. El
puerto está en el extremo sur y se denomina Vathy (de bathý, «profundo») y agrega: «es uno de los
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
en el pueblo de Itaca; dos salientes hay en él,
promontorios escarpados33 que hacia el puerto se inclinan.
Estos, las grandes olas producidas por los malolientes vientos
dejan fuera. Adentro, permanecen sin amarras 100
las naves de buenos bancos, cuando llegan a la distancia de anclaje34.
Allí, en el extremo del puerto hay un olivo de anchas hojas35
y cerca de él una gruta alta y ventilada36
consagrada a las ninfas que llaman Náyades37
Hay dentro cráteras y también ánforas 105
hechas de piedra; y dentro acopian miel las abejas.
Hay dentro grandes telares de piedra donde las ninfas
tejen sus túnicas teñidas con púrpura marina –¡maravilla de ver!–
Dentro las aguas corren sin cesar. Tiene dos entradas,
una mirando hacia el Bóreas accesible a los hombres38; 110
otra, hacia el Noto, reservada a los dioses. Nunca por ella
pasan los hombres, que es camino para los inmortales39.
Por allí penetraron, pues ya lo conocían de antes40. Pero luego

mejores puertos del mundo, ya que está bordeado por montañas y el agua es tan profunda que, incluso a
un metro de la costa, las naves pueden arrojar el ancla delante de las casas de sus armadores».
32
Véase nota a 1, 71. Hesíodo (Teogonía vv. 237, 270 y 333) y Apolodoro (1, 2, 6) dicen que Forcis es
hijo de Ponto y de Gea y hermano de Taumante, Nereo, Euribio y además de Ceto, con quien se casó y
engendró monstruos como Escila, Ladón, las graias y las gorgonas. Otros autores mencionan que era hijo
de la ninfa Toosa (cfr. Servio, Sobre la Eneida v. 824) con el mayor dios del mar.
33
Compárese esta descripción convencional de un puerto con la del puerto de Telépilo en tierras
lestrigonias, en 10, 87-91.
34
Es decir, cuando llegan a la distancia que se puede medir con la soga que ata la nave al puerto. En vv.
113-115 el poeta dirá que en este mismo puerto la nave de los feacios encallará sobre la costa (como la de
Odiseo en 9, 149), aunque parece que todas las otras naves permaneces en la bahía a cierta distancia de la
playa.
35
Véase cómo los vv. 101-103 se repiten en vv. 346-348.
36
Se supone que es la cueva de Marmarospilia; cfr. A commentary on Homer’s Odyssey: Books IX-XVI
por Alfred HEUBECK y Arie HOEKSTRA (1989: 171). En el golfo de Molo (véase nota a v. 96), Déksia es
una de las playas más bellas (señalada con fines turísticos como la del presente desembarco); desde allí,
un sendero de unos cuatro kilómetros lleva a la gruta de Marmarospilia. La distancia entre la playa y la
cueva contradice en verdad la posibilidad de que esta sea el antro de las ninfas.
37
A estas ninfas Náyades va a elevar una plegaria más adelante Odiseo (vv. 355-360) y en la gruta donde
viven va a ocultar los regalos (vv. 363-364 y 370). Véase el v. 356, en el que Odiseo las llama «hijas de
Zeus». Las Náyades son las ninfas del agua dulce, es decir, de los ríos, lagos y fuentes. Se trataba de
divinidades menores que atendían con frecuencia las asambleas de las divinidades mayores en el Monte
Olimpo. Junto con Ártemis eran las que cuidaban de jóvenes doncellas hasta el momento del paso a la
edad adulta. Todas las fuentes o corrientes de agua célebres tenían su náyade, que era con frecuencia
objeto de cultos locales arcaicos. A veces se atribuía a las náyades virtudes curativas: es así que los
enfermos que bebían el agua a alguna de ellas asociada se podían curar (Píndaro, Olímpica 12, 26;
Pausanias 5, 5, §6 y 6, 22, §4). En otras ocasiones se les adjudicaba el poder de otorgar capacidad
profética o el don de la poesía a quien bebiera de sus aguas (Pausanias 4, 27, §4, y 9, 3, §9; Teócrito 7,
92). Aparecen muchas veces en conexión con divinidades más importantes, por ejemplo con Apolo
(Apolonio de Rodas 4, 1218); con Ártemis, quien fue en su origen una ninfa arcadia (Apolonio de Rodas
1, 1225 y 3, 881; Pausanias 3, 10 §7); con Hermes (Himno homérico a Afrodita 262); con Dioniso
(Horacio, Carmina 1, 1, 31 y 2, 19, 3) y en ocasiones también con Pan y los sátiros.
38
Recordemos en el canto anterior la gruta en la isla de Helios (12, 317-318) con «bellos coros de
ninfas», que no era visitada por los mortales. En esta, Odiseo sacrificaba en otro tiempo hecatombes a las
ninfas que la habitan (vv. 349-350).
39
En el siglo III, el filósofo neoplatónico Porfirio tomó estos nueve hexámetros (vv. 104-112) y realizó
una exégesis que se conoce como Antro de las ninfas de Odisea, donde interpreta que el poeta describe de
manera alegórica el lugar en que las almas permanecen antes de su próxima reencarnación.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
quedó encallada la nave en tierra como hasta la mitad de la quilla,
por su ímpetu, pues así era impulsada por los brazos de los remeros. 115
Descendieron de la nave de buenos bancos a tierra firme
y en primer lugar a Odiseo de la cóncava nave levantaron;
a él, junto con su manta de lino y una sábana resplandeciente,
sobre la arena lo pusieron, inmovilizado por el sueño,
También sacaron las riquezas que los ilustres feacios 120
le habían dado pues volvía a casa gracias a la magnánima Atenea.
Todo eso cerca de un tronco de olivo41 colocaron en montón,
lejos del camino, para que ningún caminante
antes de que Odiseo despertara, cayendo sobre ello lo robara42.

POSEIDÓN CASTIGA A LOS FEACIOS (125-187a)

Ellos se volvieron de nuevo a casa. Pero el que sacude la tierra43 125


no había olvidado sus amenazas, las que hiciera al divino Odiseo,
pero primero fue a consultar la voluntad de Zeus44:
«Padre Zeus45, ya nunca entre los dioses inmortales
seré honrado si unos mortales no me honran,
los feacios, que, además, son de mi propia estirpe46. 130
Yo pensaba que ahora Odiseo después de sufrir mucho
regresaría a casa, –el regreso nunca lo deseché
del todo, porque tú se lo prometiste y aseguraste–,
pero esos, dormido, en rápida nave sobre el ponto lo han conducido
y lo han dejado en Itaca47. Le han dado además espléndidos regalos, 135
bronce y oro en abundancia y ropa tejida,
muchos, tantos como nunca habría obtenido Odiseo de Troya
si hubiera vuelto indemne, con su parte sorteada del botín».
A él le respondió Zeus, el que amontona las nubes, y le dijo:
«¡Ay, ay, poderoso dios que sacudes la tierra, qué cosas dices! 140

40
No se comprende esta afirmación si no se recuerda que en 8, 556-562 Alcinoo dijo que las naves
feacias están dotadas de inteligencia y conocen todas las ciudades.
41
A la sombra de este olivo Atenea y Odiseo urdirán más tarde, en vv. 372-373, la muerte de los
pretendientes.
42
El motivo de los presentes feacios y el temor del eventual robo va a reaparecer más adelante en este
canto con particular intensidad: es el primer pensamiento que acosa a Odiseo cuando se despierta (vv.
203-208), teme que los mismos feacios le hayan arrebatado los regalos (vv. 215-216) y los recuenta (vv.
217-219), los menciona en su súplica a Atenea-pastor (v. 230) y en torno de ellos construye una falsa
historia (vv. 256-286). El plan que Atenea va a ayudar a urdir a Odiseo es también para salvaguardarlos
(vv. 304-305 y 363-364) y con especial énfasis se menciona el almacenamiento final en la gruta (vv. 366-
371).
43
Poseidón. En vv. 125-187 se relata la escena en la que el dios del mar castiga a los feacios por haber
escoltado a Odiseo hasta su tierra. Se cumple aquí la profecía hecha por Nausitoo, el padre de Alcinoo, en
8, 564-571. El narrador la divide en dos partes: 1.- anuncio (vv. 125-158) y 2.- ejecución (vv. 159-187).
44
El cambio de escenario de Itaca al Olimpo es abrupto. Las escenas que ocurren en el Olimpo no son
muy frecuentes en Odisea (véase 1, 26-95). En esta, la divinidad se va a quejar ante Zeus del
comportamiento de los humanos y pide que sean castigados (como en 12, 374-390).
45
«Padre Zeus» –Zeû páter– es una fórmula, porque en realidad Zeus y Posidón son hermanos.
46
En 7, 54-64, Nausícaa explicó a Odiseo que Alcinoo, rey de los feacios, es hijo de Nausítoo y este a su
vez es hijo de Poseidón con Peribea.
47
Pareciera que Poseidón hubiera observado la escena desde un lugar elevado. Poseidón, como Polifemo
en su plegaria de 9, 528-535, sabe que es inevitable el nóstos de Odiseo, pero al menos desea que lo haga
en las peores condiciones.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
Nunca te deshonrarán los dioses. Sería difícil
despachar sin honras al más antiguo y excelente.
Si alguno de los hombres, cediendo a su violencia y poder,
no te honrara, tienes y tendrás siempre tu compensación.
Obra como quieras y sea satisfactorio a tu ánimo». 145
Y le contestó Poseidón, el que sacude la tierra:
«Al punto actuaría yo, señor de nubes oscuras, como afirmas,
pero me cuido de tu ira y procuro evitarla48.
Ahora quiero la muy bella nave de los feacios
en su viaje de vuelta en el brumoso ponto 150
romper en pedazos, para reprimirlos y desistan de escoltar
a los hombres. Y que una gran montaña oculte su ciudad».
A él le respondió Zeus, el que amontona las nubes, y le dijo:
«Amigo mío, en mi corazón siento que esto será lo mejor:
cuando todo el pueblo esté contemplando la nave que se acerca 155
desde la ciudad, coloca una roca cerca de tierra
semejante a una rápida nave, para que todos queden asombrados
y no tengas que ocultar su ciudad bajo una gran montaña».
Luego que escuchó esto Poseidón, el que sacude la tierra,
se puso en camino hacia Esqueria, donde los feacios viven, 160
y allí se detuvo. Y muy cerca llegó de la nave surcadora del ponto
que se deslizaba velozmente. El que sacude la tierra se acercó,
la convirtió en roca y la enraizó firmemente en el fondo49,
golpeándola con la palma de su mano. Y se alejó de allí
Ellos unos a otros se dirigían aladas palabras, 165
los feacios de largos remos, hombres célebres por sus naves,
y así decía uno mirando al que tenía más cerca:
«Ay de mí, ¿quién ha encadenado la rápida nave en el ponto
en su regreso a casa? Ya se dejaba ver completa».
De este modo lo expresaba alguno. No sabían lo que había ocurrido 170
A los demás Alcínoo les dirigió la palabra y dijo:
«¡Ay, ay, ciertamente ya me ha alcanzado el antiguo presagio
de mi padre, quien aseguraba que Poseidón se irritaría
con nosotros, por ser las infalibles escoltas de todos!
Decía que de los feacios la muy bella nave 175
al regreso de una expedición, en el brumoso ponto
haría pedazos. Y que ocultaría nuestra ciudad bajo una montaña.
Así decía el anciano. Todo se está cumpliendo ahora.
Pero vamos, es así como digo. Obedezcamos todos.
De escolta a los mortales no hagan más, cuando alguien llegue 180
a nuestra ciudad. A Poseidón doce toros
escogidos, sacrificaremos, a ver si se compadece

48
Luego de obtener el permiso de Zeus (vv. 140-145), Poseidón anuncia que va a destruir la nave feacia y
poner una montaña delante de la ciudad y con esto terminar con la costumbre de que escolten viajeros por
mar. Los vv. 149-152 se corresponden con lo anunciado en 8, 567-569
49
Poseidón ejecuta su venganza y petrifica la nave; siguiendo el consejo de Zeus lo hace cuando ya está
frente a la tierra de los feacios, que no comprenden lo que sucede, excepto Alcinoo, quien ve cumplida la
profecía de Nausitoo y así lo expresa en vv. 172-178. Se decía que una pequeña isla a la entrada del
antiguo puerto de Corfú era el barco petrificado de los feacios (cfr. Plinio, Historia Natural 53 y
Pomponio Mela 110-111).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
y que nunca más nos oculte en la ciudad bajo una montaña».
Así habló y ellos sintieron miedo y prepararon los toros.
Así fue que suplicaban al soberano Poseidón 185
los jefes y consejeros del pueblo de los feacios50,
de pie en torno del altar51.

REENCUENTRO ENTRE ATENEA Y ODISEO (187b-252)

Mientras, se despertó el divino Odiseo


que dormía en su tierra patria, pero no la reconoció
pues había estado ausente. Alrededor le esparció la diosa una nube52,
Palas Atenea, la hija de Zeus53, para que él 190
estuviera irreconocible54 y ella pudiera contarle todo
sin que su esposa lo reconociera, ni los ciudadanos y amigos
hasta que los pretendientes pagaran su libertinaje.
Por ese motivo, todo le parecía extraño al soberano,
los caminos extensos y los puertos de cómodo anclaje, 195
las enormes55 rocas y los árboles exuberantes.
Se puso en pie de un salto y comenzó a observar su tierra patria.
Se lamentó en voz alta y luego golpeó sus muslos
con las palmas de las manos y entre gemidos decía su palabra:
«¡Ay de mí! ¿A la tierra de qué hombres llego?56 200
¿Acaso soberbios, salvajes e injustos

50
No sabemos cuál fue el destino final de los feacios; pero en verdad en Odisea hay numerosos finales
abiertos; por ejemplo, nunca sabremos la reacción de Néstor ante la subrepticia partida de Telémaco
(véase 15.193–221) o el destino del adivino Teoclímeno (véase 20, 371-372).
51
De modo abrupto y en mitad de verso el narrador cambia de escenario: deja a los feacios organizando la
hecatombe y se focaliza en Itaca. Desconocemos por lo tanto si la reacción de Poseidón a las plegarias del
pueblo feacio fue positiva. El regreso de los feacios y el castigo que les impone Poseidón indudablemente
ha llevado varias horas, sin embargo, cuando la mirada del narrador pasa a la escena itacense es todavía
temprano.
52
Homero no utiliza en este lugar la bruma que rodea al héroe de la misma manera que en otros lugares.
Si comparamos esta escena con la llegada al palacio de Alcinoo (véase 7, 14-45) observamos que tiene
una estructura similar, que incluye la intervención de Atenea. Odiseo llega a un lugar que no le resulta
conocido y puede sufrir la hostilidad de los lugareños. En aquella ocasión, Atenea lo cubrió con una
niebla para protegerlo (véase 7, 15 y nota); no obstante, el héroe podía percibir el entorno con claridad y
se maravillaba de lo que se ofrecía a su vista (7, 43-45), hasta que la misma Atenea disipó la bruma ya
dentro del palacio (7, 143).
53
Los vv. 190-193, que reseñan la perspectiva y deseos de Atenea, constituyen además una fuente de
información sobre los acontecimientos por venir: 1.- adelanta que va a ser ella quien le diga lo que
conviene hacer, lo cual sucederá cuando se sienten los dos junto al olivo a conversar (desde v. 372 en
adelante); 2.- va a lograr que esté irreconocible (vv. 396-403); 3.- anuncia la segunda mitad del poema, la
venganza de incógnito de Odiseo contra los pretendientes.
54 El significado se va a aclarar en v. 397 (véase nota), no se trata aquí de la nube con que Atenea cubre a Odiseo sino

del cambio de apariencia que se llevará a cabo en vv. 429-438. Cronológicamente la conversación (que «ella pudiera
contarle todo» sucederá antes del cambio de aspecto; estamos ante un hýsteron próteron, recurso retórico que consiste
en que la primera idea de una frase se refiere a algo que sucede temporalmente después de la segunda; el objetivo es
llamar la atención sobre la idea más importante poniéndola en primer lugar.
55
Véase nota a 9, 243.
56
El monólogo de Odiseo de vv. 200-216 es altamente dramático debido a la ironía que encierra: 1.-
Odiseo se lamenta por no haber llegado a su patria y está justamente en Itaca; 2.- sus acusaciones
injustificadas contra los feacios (que lo han traído a su tierra y han tenido los debidos cuidados con sus
pertenencias: vv. 122-124) y su ruego de que sean destruidos juega en paralelo con el hecho de que
efectivamente los feacios fueron castigados (vv. 125-187); 3.- el llamado de atención sobre sus
posesiones abre un tema que será muy importante en los próximos versos (vv. 217-218 y 362-369).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
o amigos de la hospitalidad y afectos a los dioses57?
¿A dónde llevo tantas riquezas?, ¿por dónde yo, errante,
voy a vagar? ¡Ojalá me hubiera quedado junto a los feacios,
en aquella tierra! O quizás yo podría a otro rey muy poderoso 205
haberme acercado y quizá me habría acogido y escoltado hasta regresar,
porque ahora no sé dónde dejar esto, es que aquí no
voy a dejarlo, que no se convierta en botín para otros.
»¡Ay!, ¡ay!, en verdad no del todo inteligentes ni justos
eran los jefes y consejeros de los feacios, 210
quienes a una tierra extraña me han traído. Decían
que me iban a llevar a Itaca, hermosa al atardecer, no lo cumplieron.
Que Zeus los castigue, el dios de los suplicantes, el que a los demás
hombres vigila a todos los hombres y castiga al que se equivoca.
»Pero ¡vamos!, voy a contar mis bienes y ver 215
que no se hayan marchado llevándose algo en la cóncava nave».
Así diciendo, los hermosos trípodes y calderos
se puso a contar; también el oro y la bella ropa tejida.
Pero no echó nada de menos. Mas gemía por su tierra patria
caminando por la ribera del resonante mar, 220
en medio de muchos lamentos. Hasta que se le acercó Atenea58,
semejante en su aspecto a un hombre joven, un pastor de rebaños,
elegante, como suelen ser los hijos de los reyes,
que llevan sobre sus hombros una capa doble bien tramada.
En sus gruesos pies llevaba sandalias y en sus manos una jabalina. 225
Odiseo se alegró al verlo y fue a su encuentro;
y dirigiéndole aladas palabras le dijo:
«Amigo, ya que eres el primero a quien encuentro en este región,
¡salud! Ojalá no vengas a mí con mal talante,
sino más bien guárdame estas cosas y guárdame a mí, pues yo a ti 230
te suplico como a un dios y me he acercado a tus rodillas59.
Dime esto con verdad para que yo me entere:
¿qué tierra es esta, qué pueblo, qué varones habitan?
¿Es una isla hermosa al atardecer o acaso la ribera
que se inclina hacia el mar de un continente de tierra fértil?» 235
Y a su vez le dijo la diosa de ojos brillantes, Atenea:
«Eres necio, extranjero, o has venido de lejos
si me preguntas por esta tierra. No verdaderamente
está falta de nombre. La conocen muy muchos,

57
Véase 9, 120-121 y nota.
58
Los vv. 221b-440, que narran el promisorio encuentro entre Atenea y Odiseo, encierran tres
movimientos finamente pautados que marcan el ritmo de todo el resto del canto: 1.- tanto la diosa como el
mortal dan prueba una vez más de la propia astucia con un disfraz y falseando la identidad (vv. 221-286);
2.- Atenea y Odiseo hacen una evaluación afectuosa de las mutuas capacidades a modo de
reconocimiento (vv. 287-344); unen sus fuerzas y aptitudes intelectuales para diseñar una estrategia
contra los pretendientes (vv. 345-440). Se trata de una típica escena de encuentro de un dios con un
mortal. Atenea ha adoptado el disfraz de un joven pastor (vv. 222-225), elegante como un príncipe, pero a
la mitad de la conversación asume la forma de una bella mujer (véase nota a v. 289).
59
Odiseo se alegra de ver al pastor porque interrogarlo le permitirá averiguar dónde está. Hay ironía en
compararlo con una divinidad (como lo hizo con Nausicaa en 6, 149-152) y rogarle (abrazado) a sus
rodillas.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
tanto los que habitan hacia la aurora y el sol 240
como cuantos se ubican hacia la nebulosa oscuridad.
Cierto que es escarpada y no muy apta para los caballos60,
pero tampoco es demasiado pobre, aunque no sea amplia:
en ella se produce trigo en cantidad y también vino
ofrece. Siempre tiene lluvia y un brillante rocío. 245
Tiene buen alimento para cabras y toros; hay un bosque
de follaje variado y abrevaderos siempre llenos.
Por eso, forastero, el nombre de Itaca llegó hasta Troya,
la que dicen se encuentra muy lejos de la tierra aquea».
Así habló, y se regocijaba el sufridor divino Odiseo, 250
alegrándose por su tierra patria, por lo que le decía
Palas Atenea, la hija de Zeus, el que lleva la égida.

PRIMER RELATO FALSO DE ODISEO (253-286)

Y hablándole le dirigió aladas palabras


Pero no le dijo la verdad cuando de nuevo tomó la palabra61,
siempre en su pecho barruntaba algún pensamiento que lo beneficiara62: 255
«He oído sobre Itaca incluso en la ancha Creta63,
lejos, más allá del ponto. Y ahora he llegado yo
con estas riquezas. He dejado a mis hijos una cantidad semejante
y ando huyendo, pues he dado muerte al amado hijo de Idomeneo64,
a Orsíloco el de los pies ligeros65, el que en la ancha Creta 260

60
Véanse las otras descripciones de Itaca en boca de Telémaco (4, 602-608) y de Odiseo (9, 21-27). Cfr.
Landscape Description in Homer’s Odyssey de Benjamin HALLER (2007: 212-218).
61
Este encuentro con Atenea marca el comienzo de la segunda parte de Odisea. El protagonista pasa de
someterse a la fuerza de un oponente implacable –Poseidón– a recibir la ayuda de la diosa que favorecerá
su venganza contra los pretendientes. La historia falsa que a continuación el héroe relata a la diosa será
una suerte de ensayo de las historias futuras en que ocultará su nombre y su identidad en su propia tierra.
62
En los vv. 256 a 286 se desarrolla la primera de una serie de historias falsas de Odiseo: a Eumeo
(14,192-359, resumida por el porquerizo en 16, 61-67 y 17, 522-527), a Antinoo (17, 415-444, repetida en
parte en 18, 138-140 y 19, 75-80), a Penélope (19, 165-202 + 221-248 + 268-299) y a Laertes (24, 244-
279 + 303-314); véase también la anécdota troyana de 14, 468-503. Cfr. Blood and Iron: Stories and
Storytelling in Homer's Odyssey de Douglas OLSON (1995: 129-131) y The Stranger's Welcome: Oral
Theory and the Aesthetics of the Homeric Hospitality Scenes de Steve REECE (1996: 165-188). Cfr.
también la Poética de Aristóteles (1460a).
63
En sus historias inventadas, Odiseo pretende siempre ser un cretense. Creta tenía la ventaja de ser una
tierra muy lejana y muy famosa al mismo tiempo. Es indudable que la isla minoica fascinada al público
de la época, el poeta parece haberla conocido bien (véase 19, 172-177) y a sus habitantes, reputados
marineros y aventureros.
64
En tres de los relatos inventados –este y dos que dirá más adelante–, Odiseo va a adoptar la identidad
de un cretense. En sus historias Odiseo mezcla siempre algo de verdad con sus mentiras. En este caso si
bien el hecho de provenir de Creta no es cierto, Idomeneo ha existido, fue uno de los pretendientes de
Helena, por lo cual participó en la guerra de Troya. Cfr. el artículo «Odysseus, Idomeneus, and Meriones:
The Cretan Lies of Odyssey 13- 19» de Adele J. HAFT (1984). No se sabe que Idomeneo haya tenido un
hijo llamado Orsíloco, aunque sí sus vástagos murieron de manera violenta. En su regreso de Troya Tras
la caída de Troya, fue sorprendido por una violenta tormenta en el mar y le prometió a Poseidón que si se
salvaba le ofrecería en sacrificio a la primera persona que se encontrara en tierra. Para su desdicha, esa
persona fue a su propio hijo. La ópera Idomeneo, rey de Creta de Wolfgang Amadeus Mozart versa sobre
esta historia.
65
El motivo literario de haber huido después de haber dado muerte a alguien es frecuente en Homero. Lo
mismo le había sucedido al anónimo etolio en 14, 380 y a Teoclímeno en 15, 272-273; y en Ilíada a
Medonte (13, 695-696), a Licofrón (15, 431-432) y a Patroclo (23, 85-86). El nombre Ortíloco (con
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
a los hombres mercantes superaba con sus rápidos pies,
porque quería arrebatarme todo mi botín
de Troya, a causa del que yo sufrí dolores en el corazón,
guerras entre los hombres y he surcado las dolorosas olas66,
en razón de que yo no servía complaciente a su padre 265
en el pueblo de los troyanos, sino que mandaba yo a otros compañeros.
Y lo alcancé con mi lanza guarnecida de bronce, cuando volvía
del campo, emboscándome cerca del camino con un amigo.
Una noche muy oscura cubría el cielo, nadie
entre los hombres nos vio y a ocultas le arranqué la vida67. 270
Mas luego de matarlo con el agudo bronce,
me dirigí a una nave de ilustres fenicios68
y les prometí que les daría suficiente botín:
les rogué que me bajaran y dejaran en Pilos
o en la divina Élide, donde gobiernan los epeos69, 275
pero nos alejó de allí la fuerza del viento
muy sin quererlo, no es que quisieran engañarme.
»desde allí, errantes, hemos llegado acá de noche.
Con esfuerzo hasta el puerto llegamos remamos ninguno de nosotros
se acordó de la comida por más que mucho la necesitábamos. 280
»Conque así descendimos de la nave y nos acostamos todos.
A mí un dulce sueño me alcanzó, cansado como estaba,
y ellos, sacando mis posesiones de la cóncava nave,
las depositaron allí donde yo sobre las arenas descansaba.
Ellos hacia Sidón la bien habitada se embarcaron y se marcharon, 285
de modo que yo me quedé con el corazón acongojado».

ATENEA Y ODISEO COMIENZAN A URDIR UN PLAN (287-351)

Así dijo y sonrió la diosa de ojos glaucos, Atenea,

variación consonántica σ/ τ) ha aparecido en 3, 489 = 15, 187 y se volverá a mencionar en 21, 16 (véase
nota).
66
Este hexámetro es igual a 8, 183 y se va a repetir en v. 264; está tomado de Ilíada 24, 8.
67
«Vida» traduce thýmos, que aquí como en otros lugares homéricos (véase 10, 163 e Ilíada 1, 205; 5, 85;
6, 17) significa «hálito vital»; aunque más frecuentemente es «enojo» o «ira» (Ilíada 1, 429) o lugar en
que se aloja la ira (Ilíada 9, 496; 16, 616; 17; 254); también es «coraje» (véase 10, 461) o «corazón»
como sitio de las emociones (Ilíada 7, 189; 13, 494; 14, 156).
68
Son frecuentes las alusiones a los fenicios (a quienes en otros lugares se los llama «sidonios» 4, 84 y
618; 15, 118), lo cual demuestra que todavía tenía fuerte presencia en el Egeo esta civilización que
floreció en derredor al período comprendido entre los años 1.200 y 900 a.C. alrededor de las ciudades de
Biblos, Sidón y Tiro, en la región en que actualmente se encuentra el Líbano. Los fenicios basaron su
poderío en el comercio marítimo y establecieron rutas marítimas comerciales por todo el Mediterráneo.
Pero es probable que mezclaran esta actividad con la piratería, como aquí se menciona. El fenicio es un
lenguaje cananita –perteneciente a la familia de las lenguas semíticas– del que los griegos tomaron el
alfabeto. El término fenicios es justamente aportado por los griegos: Phoiniki es un término que tomaron
en préstamo del vocablo egipcio Fnkhw, que podríamos traducir «sirios». Este vocablo tiene similitud
fonética con el color púrpura (phoínix: véase 23, 201 e Ilíada 4, 141 y 6, 219), color del tinte que en Tiro
proporcionaba un particular molusco; la relación semántica fue inevitable.
69
La Élide era un país de Grecia, cuya capital fue la ciudad de Elis. Estaba en la costa oeste
del Peloponeso entre Acaya y Mesenia. Los epeos estaban emparentados con los etolios, puesto que los
dos héroes epónimos –Epeo y Etolo– eran hermanos e hijos de Endimión, también padre de Eurídice,
quien con Poseidón tuvo a Eleo, del que derivan los nombres Elis y Élide. No muy lejos, sobre la costa
oeste pero más al sur estaba Pilos, la patria de Néstor. Véase nota a 21, 347.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
y con su mano lo acarició. Tomó entonces el aspecto de una mujer
bella y alta, experta en labores brillantes70,
y dirigiéndose a él, le dijo aladas palabras: 290
«Astuto sería y embaucador el que te aventajara
en todos estos engaños, incluso si te midieras con un dios.
Cruel, enredado, experto en engaños71, ¿es que ni siquiera
en tu propia tierra vas a poner fin a los embustes
y palabras tramposas que en el fondo te gustan tanto? 295
Vamos, no hablemos ya más, pues ambos conocemos
de estratagemas: tú eres el mejor de los mortales todos
en ingenio y discursos, y yo entre todos los dioses
me jacto por mi previsión y mis astucias. Pero tú no has reconocido
a Palas Atenea, la hija de Zeus, la que siempre 300
en todos tus pesares te asiste y te protege
la que te ha hecho ser amado por todos los feacios.
Ahora de nuevo he llegado para contigo tramar
un plan y ocultar cuantas riquezas los ilustres feacios
te dieron al volver a casa por decisión y voluntad mías, 305
y para decirte cuántas penas en tu bien edificada morada
estás destinado a soportar. Tú has de aguantar por necesidad
y no revelar a ninguno, ni a hombres ni a mujeres,
a nadie, cómo has llegado errando; sino en silencio
sufre los muchos dolores y soporta las violencias de los hombres». 310
Y respondiéndole dijo el muy astuto Odiseo:
«Es difícil, diosa, que un mortal te reconozca si contigo se encuentra72,
aun si es muy experimentado, pues tomas toda clase de apariencias.
Ya sabía bien yo esto: que siempre me habías sido adepta
mientras combatíamos en Troya los hijos de los aqueos,
pero desde que saqueamos la elevada ciudad de Príamo 315
y nos embarcamos en las naves –y un dios dispersó a los aqueos–
no te había vuelto a ver, hija de Zeus73. No supe
que te hayas embarcado en mi nave para protegerme del dolor74.
Más bien siempre con el corazón destrozado en el pecho 320
he vagado, hasta que los dioses me han librado del mal.
»Hasta el momento en que en el rico pueblo de los feacios

70
Atenea había adoptado la figura de un joven pastor en 222-225, pero ahora adquiere el aspecto de una
mujer, que debe ser muy similar a su aspecto real como diosa, es decir, como divinidad protectora de las
tareas domésticas (véanse 2, 116-117 = 7, 110-111; 20, 72). Atenea se presentará con su real apariencia a
Odiseo también en 16, 155-177 y 20, 30-57.
71
Estos epítetos están dichos con un tono cariñoso no exento de admiración, a diferencia del sentido
hostil con que normalmente se profieren. Por ejemplo «cruel», –schéltios–, es dicho con animosidad en
12, 279 (por Euríloco a Odiseo) o en 23, 150 (referido a Penélope).
72
No son frecuentes los casos en que un mortal reconoce a una divinidad (véase la preciosa escena en que
Helena reconoce a Afrodita, en Ilíada 3, 383-440). En 16, 155-177, Atenea es vista por Odiseo y los
perros pero no por Telémaco, así como en Ilíada 1, 197-200 la diosa es vista por Aquiles, pero no por los
otros griegos.
73
Véase otra ocasión en que Odiseo ruega a la diosa que lo ayude en 6, 324-327.
74
El reproche pone en boca de Odiseo el gran problema textual de que Atenea no ha aparecido para
socorrer al héroe en los peligros que ha corrido en los cantos 9 a 12. Ninguno de los críticos modernos
han dado una respuesta convincente para explicar la ausencia de Atenea, como por ejemplo la que da
Jenny STRAUSS CLAY en la «Introducción» de The Wrath of Athena. Gods and Men in the Odyssey
(1983).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
me animaste con tus palabras y me condujiste hasta la ciudad75
Ahora te ruego por tu padre, abrazado a tus rodillas –pues no creo
que haya llegado a Itaca hermosa al atardecer sino que por otra 325
tierra ando dando vueltas–. Tú para burlarte, creo
estas cosas me has dicho, para seducir mis sentimientos.
Dime si de verdad he llegado a mi patria».
Y le contestó luego la diosa de ojos glaucos, Atenea:
«Siempre en tu pecho existe la misma cordura. 330
Por esto no puedo abandonarte siendo tan desdichado,
porque eres amable, sagaz y prudente76.
»Con beneplácito cualquier otro que llegara después de andar errante,
iría al palacio para ver a sus hijos y esposa;
»Pero a ti no te agrada conocer ni enterarte de nada 335
antes de poner a prueba a tu esposa77, quien por cierto de todas maneras
permanece en palacio, entristecida siempre
mientras las noches y los días se le consumen entre lágrimas.
»En verdad, yo jamás desconfié, y en mi corazón
sabía que volverías después de haber perdido a todos sus compañeros, 340
pero no quise contender con Poseidón,
hermano de mi padre, quien había puesto el rencor en su corazón,
irritado porque le habías cegado a su amado hijo.
»Pero, vamos, te mostraré el suelo de Itaca para que te convenzas.
Este es el puerto de Forcis78, el viejo del mar 345
y allí, en el extremo del puerto, hay un olivo de anchas hojas79.
Cerca de él una gruta alta y ventilada
consagrada a las ninfas que llaman Náyades.
Es la cueva amplia y sombría donde tú numerosas
hecatombes perfectas solías sacrificar a las ninfas. 350
Y este es el monte Nérito80, revestido de bosque».

75
Odiseo se refiere al episodio narrado en 7, 14-81, cuando Atenea, en la apariencia de una niña, lo guía
hasta el palacio de Alcinoo. No hay indicios en esa ocasión de que Odiseo hubiese reconocido a la diosa.
Por esa razón, desde la Antigüedad se han atetizado los vv. 320-323, que de todos modos cumplen la
función de poner en relación esta situación actual de Odiseo con ese episodio del comienzo del canto 7.
76
Los vv. 330-351, la respuesta de Atenea al discurso de Odiseo de vv. 311-328, ponen énfasis en los
aspectos positivos que equiparan al héroe con la divinidad, en especial mediante esta sucesión de tres
adjetivos; cfr. «Odisea 13, 256-351: Paralelismo situacional, reconocimiento y biografía apócrifa» de
Graciela ZECCHIN (1996: 40). El encuentro de Atenea con Odiseo pasa por un reconocimiento en dos
etapas, la primera en que los dos personajes ocultan su identidad, y la segunda, en que la revelan con una
sucesión de alabanzas, reproches y justificaciones mutuas; cfr. The unity of the Odyssey de George E.
DIMOCK (1989: 183).
77
El poner a prueba se constituye en un motivo literario –y muy importante– en Odisea; cfr. el opúsculo
People and themes in Homer's Odyssey de Agathe THORNTON (1970: 47-51). Este motivo tiene en
general dos funciones: 1.- averiguar la identidad (Menelao del hijo de Odiseo en 4, 117-119; Penélope
sobre el ‘extranjero’ y si había conocido a Odiseo en 19, 215-219; Penélope de Odiseo en 23, 166-230);
2.- indagar respecto de la disposición que tiene el interlocutor u oponente hacia Odiseo (los cíclopes en 9,
174; Eumeo en 14, 459-522 y 15, 304-346; los pretendientes en 17, 360-506; las siervas en 19, 45) y,
sobre todo, la fidelidad que se le guarda al héroe (las siervas en 16, 304-320 y Penélope en 19, 45-46).
78
Véase nota a 1, 72.
79
Los vv. 346-348 repiten los vv. 101-103. La bahía de Forcis, la cueva de las ninfas, el olivo y el monte
Nérito (vv. 344-351) van a actuar como sémata para vehiculizar el reconocimiento. Odiseo, finalmente
convencido besa la tierra (v. 354), acción que tradicionalmente realiza un marino cuando sano y salvo
llega a tierra (véase 5, 462-463).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13

RECONOCIMIENTO DE LA TIERRA PATRIA (352-391)

Así diciendo la diosa dispersó la niebla y se vio la región.


Se alegró entonces el sufridor, el divino Odiseo,
regocijándose por su país y besó la tierra dadora de vida81.
En seguida suplicó a las ninfas levantando sus manos: 355
«Ninfas Náyades, hijas de Zeus82, nunca yo
creía que volvería a verlas. Ahora, con mi amable ofrenda
alégrense. Les daré regalos como antes
si me lo permite la celosa, la hija de Zeus, la devastadora83,
que él viva y que yo vea crecer a mi querido hijo84». 360
Y se dirigió a él la diosa de ojos brillantes, Atenea:
«¡Coraje! que no te preocupen ahora estas cuestiones;
tus riquezas en lo profundo de la divina gruta
pongamos ahora mismo, para que se conserven intactas85
y nosotros podamos pensar cómo pueda salir todo lo mejor posible». 365
Así hablando, la diosa se sumergió en la sombría gruta
buscando escondrijos por la cueva, mientras Odiseo
la seguía de cerca llevando todo, el oro y el sólido bronce
y los bien fabricados vestidos que le habían donado los feacios.
Colocó todo bien y arrimó un roca a la entrada 370
Palas Atenea, la hija de Zeus, el que lleva égida.
Y sentándose los dos junto al tronco del olivo sagrado,
meditaban el final para los soberbios pretendientes86.
Y comenzó a decir la diosa de ojos brillantes, Palas Atenea:
«Laertíada, de linaje divino, Odiseo, pleno de inventiva, 375
piensa cómo sobre los desvergonzados pretendientes pondrás tus manos
quienes llevan ya tres años siendo señores en tu palacio,
cortejando a tu divina esposa y haciéndole regalos de boda.
Ella está afligida de continuo en su corazón por tu regreso
y a todos ilusiona y hace promesas a cada hombre 380

80
El Nérito ha sido mencionado en la descripción que hace Odiseo de Itaca para Alcinoo en 9, 21-22;
véase nota.
81
Véase nota a 3, 3.
82
Véase nota a v. 103. Inspirado por la referencia de Atenea a las ninfas (vv. 347-350), Odiseo les eleva
esta breve plegaria (vv. 356-360) que comienza como es usual con una invocación y sigue con una
rememoración de pasados dones que él agradeció oportunamente, para culminar en una mención a su hijo,
que va a ser muy enfática en boca de Atenea un poco más adelante (v. 413).
83
El epíteto aparece adjudicado a Atenea en 3, 378 (véase nota) y 16, 207. En griego es ageleíe, «la que
trae» (ágousa) la «ruina» (leía).
84
El hexámetro está construido con un anacoluto –con un cambio inesperado en el tiempo verbal, que
afecta a la construcción correcta de la frase–, que no es posible reproducir en español: «que él viva» es en
griego una subordinada sustantiva con infinitivo y «crecer» está en modo subjuntivo.
85
Los regalos que el han dado los feacios a Odiseo están finalmente a salvo. En la Odisea no se registra
momento alguno en que el héroe vuelva a recogerlos, aunque no se le olvidan: figuran en las historias
falsas (14, 323-326 = 19, 293-295) y se mencionan ante Telémaco (16, 230-232) y Penélope (23, 341).
86
En la primera parte de Odisea ha sido mencionada la venganza contra los pretendientes (por ej. en 1,
113-117 por el narrador en la mente del angustiado Telémaco) pero recién en este canto comienza a
urdirse el modo en que se llevará a cabo. El punto principal del plan es llegar a palacio de incógnito y
disfrazado de mendigo. En 16, 235–320, en diálogo con su hijo, Odiseo va a terminar de pergeñar paso
por paso la secuencia de la venganza.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
enviándoles mensajes; pero su mente urde otras cosas87».
Y le contestó y dijo el muy astuto Odiseo:
«¡Ay, ay! ¡Muy cerca estuve del Atrida Agamenón
el destino fatal acabar sufriendo en mi palacio,
si tú, diosa, no me hubieras advertido todo como es debido88! 385
Pero ¡vamos!, trama un plan para que los haga pagar
y permanece junto a mi infundiéndome la muy atrevida fuerza,
tal como cuando destruimos las espesas almenas89 de Troya.
Ojalá tú me sostuvieras con ese ímpetu, diosa de ojos glaucos;
contra trescientos hombres sería yo capaz de luchar 390
junto a ti, soberana diosa, si complaciente me ayudaras».

ATENEA TRANSFIGURA A ODISEO (392-440)

Y la diosa de ojos glaucos, Palas Atenea, le contestó:


«Con seguridad estaré a tu lado y no me pasarás desapercibido
cuando debamos arrostrar esos peligros. Y también creo
que con su sangre y su cerebro mancharán el maravilloso pavimento 395
los pretendientes que consumen tu hacienda.
»Pero ¡vamos!, haré que estés irreconocible para todos90:
arrugaré la hermosa piel de tus flexibles miembros
y los rubios cabellos91 haré desaparecer de tu cabeza; de harapos
te vestiré, los que te harán miserable a la vista de cualquier hombre 400
y llenaré de legañas tus antes muy hermosos ojos,
de manera que parezcas desastrado a los pretendientes,
a tu esposa y a tu hijo, a quienes dejaste en palacio.
»Tú acércate en primer lugar al porquerizo,
el que es guardián de tus cerdos, el que se mantiene fiel 405
y sigue amando a tu hijo y a la prudente Penélope.
Lo encontrarás sentado junto a los cerdos; estos están dispersos
junto a la Roca del Cuervo92, cerca de la fuente Aretusa93,
comiendo innumerables bellotas y agua oscura
bebiendo, cosas que en los cerdos gestan abundante grasa. 410

87
Los versos 381-382 son repetición de las palabras de Antinoo en 2, 91-92.
88
Odiseo se expresa como si por boca de Atenea fuera la primera vez que escucha hablar de la presencia
de los pretendientes en su casa, cuando lo sabía ya por Tiresias (11, 116). También va a preguntar a
Eumeo si sus padres están vivos (15, 347-350) aunque se ha encontrado con su madre en el Hades.
89
Literalmente las «diademas» de las torres (como en Ilíada 16, 100), lo cual es un refinamiento de la
metáfora más usual que denomina «cabezas de la ciudad» a las almenas (véase Ilíada 2, 117). El verbo en
primera persona del plural («destruimos») debe referirse al ardid del caballo de Troya, estratagema que
ambos idearon (véase 8, 492-495).
90
Ya había pensado Atenea en hacerlo irreconocible (véanse vv. 190-193), este retorno de incógnito
había sido profetizado por Haliterses (en 2, 175-176). Es natural que Odiseo deba ocultar su filiación ante
los enemigos, pero también sus amigos serán puestos a prueba y en riguroso orden (16, 4-219) les
descubrirá su identidad. Nadie sabrá quién es hasta que él mismo lo decida, excepto el caso de Euriclea
(19, 479-490).
91
Aquí y en el v. 431 se le atribuye a Odiseo cabello rubio. Varios héroes de la Ilíada, como Aquiles y
Menelao, son rubios, pero de Odiseo se dice en otros lugares que tiene la piel morena (véase 16, 175) o
que tiene una cabellera ensortijada semejante a la flor de jacinto (véase 6, 231 y 23, 156), es decir, con
reflejos azules de tan oscura.
92
Esta es la «cóncava roca» que se menciona en 14, 533.
93
Hasta hoy se muestra la fuente de Aretusa en el noroeste de la isla, cerca del poblado actual de Perajori.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
Quédate ahí y, sentado a su lado, pregúntale por todo,
mientras yo voy a Esparta de hermosas mujeres,
a Telémaco buscar, ¡a tu hijo, Odiseo!
pues ha marchado a la vasta Lacedemonia junto a Menelao
para preguntar noticias94 sobre ti, por si aún existes». 415
Y respondiéndole le dijo el muy astuto Odiseo:
«¿Por qué no se lo dijiste, ya que en tu interior todo lo sabes95?
¿Acaso para que también él ande vagando y sufra penas
por el estéril ponto y los demás mientras consumen mi hacienda?».
Y a su vez le contestó la diosa de ojos glaucos, Palas Atenea: 420
«No estés en exceso preocupado por él.
Yo misma lo escolté para que cosechara noble fama96
yendo allí. En verdad, no sufre pena alguna, sino que tranquilo
está en casa del Atrida y allí permanece rodeado de cosas magníficas.
Cierto es que lo acechan unos jóvenes en una negra nave97 425
con intención de asesinarlo antes de que regrese a tu tierra98,
pero no creo que esto suceda antes de que la tierra cubra
a alguno de los pretendientes que consumen tu hacienda».
Mientras hablaba así, lo tocó con su varita99 Atenea.
Arrugó la hermosa piel de sus ágiles miembros 430
e hizo desaparecer de su cabeza los rubios cabellos; y la piel
de un anciano decrépito rodeó sus miembros
y llenó de legañas sus antes muy bellos ojos.
Lo echó alrededor un harapo horrible y una túnica
rasgada, sucia, ennegrecida por un mal humo, 435
y lo cubrió con un cuero grande de un ciervo veloz
ya sin pelo; le dio un bastón y una vergonzante mochila
agujereada por muchos sitios y con la correa retorcida100.
De ese modo deliberaron y se separaron; y ella marchó luego
a la divina Lacedemonia en busca del hijo de Odiseo. 440

94
Véase nota a 1, 95.
95
Tono de amargura y reconvención como en vv. 317-318.
96
Atenea tiene claro desde la asamblea de los dioses en el canto 1 (véase nota a 1, 95) que el viaje que
emprenderá Telémaco para obtener noticias sobre su padre, le traerá kléos, es decir, fama. La reacción de
Euriclea (2, 363-370) ante la noticia de ese viaje, la de los pretendientes (4, 638-640 y 663-664) y la de
Penélope (4, 703-710), demuestran que la telemaquía es una empresa heroica que como un verdadero
héroe enfrenta a Telémaco con los peligros del mar y de los otros hombres.
97
La presente referencia de Atenea a la conducta de los pretendientes retrotrae a lo enunciado en el canto
cuarto (vv. 625 ss.) y especialmente a la emboscada a Telémaco en la isla Ásteris (vv. 844-847).
98
Gradualmente Odiseo se va informando de los desmanes de los pretendientes: aquí y por boca de
Eumeo, en 14, 174-182, se entera de la emboscada a Telémaco; por Eumeo va a saber cómo diezman sus
bienes (véanse 14, 81-95 y 15, 328-334); por Telémaco va a conocer de dónde provienen y cuál es su
número exacto (véanse 16, 122-1288 y 245-253).
99
Atenea aparece con una varita mágica –más bien propia de Hermes–, aquí y en 16, 172 y 456.
100
Ya ha usado en otra ocasión Odiseo disfraz de mendigo: en Troya (véase 4, 244-246). Le será quitado
por Atenea en 16, 172-176 (inmediatamente antes de la escena de reconocimiento con Telémaco) y
renovado en 16, 454-459 (antes de encontrarse con Eumeo). El disfraz le será quitado en parte en 18, 67-
70 (antes de la pelea con Iro); lo mantendrá puesto en 22, 486-491 (lo cual complicará el reconocimiento
por su esposa Penélope) y se despojará de él definitivamente en 23, 153-165 (luego del baño y del
embellecimiento que le realiza Atenea). El disfraz no carece de simbolismo: opone pobreza y edad
provecta a la descarada juventud dispendiosa de los pretendientes.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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CANTO XIV

Odiseo en la majada de Eumeo1

DESCRIPCIÓN DEL EMPLAZAMIENTO DE LA CABAÑA (1-54)

Entonces desde el puerto él se dirigió a un empinado y escabroso


sendero, subiendo a un lugar boscoso a través de las cumbres, Atenea
le había dicho que allí encontraría al divino porquero, el que a su hacienda
cuidaba más que los otros siervos que el divino Odiseo había adquirido.
Y lo encontró sentado en el pórtico, donde una cuadra 5
elevada había edificado, en lugar panorámico;
era hermosa y grande y rodeada de espacio. El porquerizo mismo
la había construido para los cerdos de su soberano ausente,
sin ayuda de su señora ni del anciano Laertes,
con cantos rodados, y lo había coronado de espino. 10
Arrancó estacas y las fue atravesando aquí y allá
espesas y cerradas, luego de desbrozar el corazón negro de una encina.
Dentro de la cuadra había hecho doce pocilgas,
unas junto a otras, lechos para las cerdas, y en cada una
cincuenta cerdas echadas en el suelo estaban encerradas, 15
todas hembras paridas. Los cerdos machos dormían afuera
muy inferiores en número, pues los habían diezmado comiéndolos
los divinos pretendientes2: les mandaba el porquerizo
siempre el mejor de todos los chanchos cebados;
los machos venían a ser unos trescientos sesenta. 20
A su lado perros semejantes a fieras siempre estaban echados,
cuatro, a los que alimentaba el porquerizo, caudillo de hombres3.
Este, alrededor de los pies había atado unas sandalias
después de cortar una moteada piel de buey. Los demás porquerizos,
se habían ido cada uno por su lado con los cerdos en manada, 25
eran tres, al cuarto lo habían enviado a la ciudad
para que llevara uno a los muy soberbios pretendientes, a su pesar,
a fin de que lo sacrificaran y saciaran con la carne su apetito.

1
El canto 14 relata la tarde y noche del día treinta y cinco de la acción. Narra el encuentro de Odiseo con
el porquerizo Eumeo, que continuará en el canto 15. La trigésima quinta jornada va de 13, 93 a 15, 43. El
encuentro del héroe con su siervo fiel es una bisagra que separa su llegada a Itaca del encuentro con los
pretendientes de su esposa. Se estructura del siguiente modo: 1.- descripción de la geografía del lugar, con
especial detalle en lo que refiere a la organización de las pocilgas (vv. 1-28); 2.- recibimiento de Odiseo
por Eumeo (vv. 29-71); 3.- la comida (vv. 72-111 y 410-454); 4.- conversación entre el héroe y el
porquerizo (vv. 111-409); 5.- caída de la noche y preparación para dormir (vv. 454–533). Cfr. The
Stranger’s Welcome. Oral Theory and the Aesthetics of the Homeric Hospitality Scene de Steve Reece
(1993: 145-151).
2
Es el único lugar en que aparece el epíteto «divinos» adjudicado a los pretendientes y suena en verdad
extraño, dado el desprecio que merecen quienes devastan la hacienda de Odiseo. La fórmula más frecuente
es «arrogantes pretendientes» (1, 106 y 144; 2, 235; 16, 462; 17, 65, 79 y 105; 18, 43; 20, 292; 21, 68; 23,
8) o «ilustres pretendientes» (véase v. 180 y 2, 209 y 247; 4, 681; 17, 325; 18, 99; 21, 58, 174 y 213; 22,
171; 23, 63), que aunque encomiástico es menos honorífico que «divinos».
3
La fórmula está tomada de Ilíada (aplicada a Asio en 2, 837 y 12, 110; a Aquiles en 6, 99). No parece
muy apropiado que se aplique a Eumeo –aunque su origen noble va a ser desvelado en 15, 390-492–, pero
se le adjudica la expresión en v. 121 y en 15, 351 y 389; 16, 36; 17, 184.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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De repente a Odiseo vieron los perros de incesantes ladridos4


y corrieron hacia él ladrando. Entonces Odiseo 30
se sentó por cautela y el bastón dejó caer de su mano.
Allí, en su propio establo pudo haber sufrido un dolor vergonzoso,
a no ser por el porquerizo, rápido y con pies veloces, vino a echarlos
y se lanzó a través del pórtico –el cuero cayó de sus manos–.
A los gritos dispersó a los perros para uno y otro lado 35
con una densa lluvia de piedras. Y se dirigió a su señor:
«Ah, anciano, por poco te habrían despedazado los perros5,
de repente, y quizás me habrías cubierto de desgracia.
También a mí los dioses me han dado otros dolores y lamentos,
pues por mi divino señor me lamento y me apeno, 40
sentado, para otros cebo cerdos grasosos,
para comerlos. En cambio aquél, tal vez necesitado de alimento
andará errante por pueblos y ciudades extranjeras,
si es que vive todavía y contempla la luz del sol.
»Pero sígueme, entremos en la cabaña, anciano, para que también tú 45
de comida y bebida sacies tu ánimo,
y me digas de dónde eres y cuántos pesares has tenido que sufrir»6.
Así diciendo, lo condujo a su cabaña el divino porquerizo;
lo hizo entrar y sentarse, desparramó arbustos espesos
y extendió arriba la piel de una hirsuta cabra salvaje, 50
su propio lecho, grande y velludo. Se alegró Odiseo
de que así lo hubiera recibido así y le dijo su palabra nombrándolo:
«¡Que Zeus te conceda, huésped, y también los dioses inmortales
lo que más deseas, ya que me has recibido de buen talante!».

EUMEO HONRA CON SU HOSPITALIDAD AL EXTRANJERO (55-108)

Y contestando le dijiste, porquerizo Eumeo7: 55

4
Es interesante comparar esta llegada de Odiseo a la cabaña de Eumeo (vv. 29-71) con la de Telémaco en
16, 4-48. Esta escena de arribo del personaje a un sitio tiene ciertas particularidades. En lugar de ser visto
primero por el dueño de casa, los perros guardianes atacan al recién llegado, quien, en vez de permanecer
de pie, se sienta (vv. 29-31). Eumeo se apresura en ir hacia él tirando piedras a los perros, lo que le impide
tomar la mano al extranjero (vv. 32-36). Casi inmediatamente, luego de unas pocas palabras de bienvenida,
Eumeo habla bastante extensamente de su amo ausente (vv. 37-47), tema casi excluyente también de su
próximo discurso (vv. 55-71), apenas interrumpido por una breve intervención del insólito huésped (vv. 53-
54).
5
El comportamiento agresivo de los perros en este lugar contrasta con el recibimiento amistoso que le
hacen a Telémaco en 16, 4-10. Los perros domesticados de Eumeo se comportan como animales salvajes a
diferencia de los animales salvajes de la isla de Circe (10, 212-219) que se comportaban como perros
domésticos.
6
Odiseo no le va a desvelar su identidad a Eumeo hasta el canto 21. Atenea lo había disfrazado y envejecido
para que no fuera descubierto (véase 13, 397-403). Las razones para mantener el anonimato ante el
porquerizo se explican en 16, 458-459. La situación se va a prolongar atravesando las siguientes instancias:
1.- Eumeo comienza a hablar de manera espontánea acerca de la ausencia de Odiseo (vv. 37-47); 2.- Odiseo
lo va a poner a prueba varias veces (vv. 459-522; 15, 304-346; 21, 191–205); 3.- Odiseo le va a contar dos
historias falsas (vv. 192-359 y vv. 468-503). Recién en 21, 188-244 le va revelar a Eumeo quién es.
7
Este hexámetro es fórmula trece veces (en este canto, en vv. 165, 360, 442 y 507; y en 15, 325; 16, 60 y
464; 17, 272 311, 380, 512, 579) y la segunda parte del hexámetro se repite además en 15, 381 y 22, 194.
Es notable que el narrador abandone la tercera persona y use la segunda para dirigirse a uno de sus
personajes. En Odisea sucede solo en el caso de Eumeo. Desconocemos si esta forma de apostrofar es
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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«Forastero, no es correcto –ni aunque viniera uno más mísero que tú–
deshonrar a un extraño, que de Zeus son todos
los forasteros y los mendigos8. Lo que te doy es poco pero sincero,
porque es nuestro. La condición de los siervos es
tener siempre miedo cuando dominan soberanos 60
jóvenes. En verdad, los dioses han impedido el regreso
de quien con amabilidad me apreciaba y que me dio los bienes
cuantos a su siervo un señor de buen corazón suele darle:
una casa, un lote de tierra y una mujer muy solicitada,
a quien se esfuerza por él y un dios le premia el esfuerzo, 65
como a mí me premia este trabajo en el que yo sigo.
Por esto me habría beneficiado mucho mi soberano si hubiera envejecido aquí,
pero ha muerto –¡así pereciera por completo la estirpe de Helena,
arrodillada, pues hizo doblar las rodillas de muchos hombres!–9,
también mi soberano marchó por causa de la honra de Agamenón 70
a Ilión, de buenos potros, para pelear contra los troyanos».
Así diciendo, con un cinturón, rápido, sujetó su túnica,
iba yendo hacia las pocilgas donde encerraba las manadas de cerdos.
De allí tomó dos y los llevó y los sacrificó a ambos,
los puso al fuego, los troceó y los atravesó con asadores. 75
Y, después de asarlos por completo, se los ofreció a Odiseo
calientes en sus mismos asadores, y espolvoreó blanca harina.
Después mezcló vino dulce como la miel en su cuenco10
se sentó enfrente y animándole decía:
«Come ahora, forastero, lo que a los siervos corresponde, 80
lechoncito11, que chanchos cebados comen los pretendientes,
que no tienen en mente ni la divina venganza ni la compasión.
Nunca las acciones impías aman los dioses felices,
sino que la justicia estiman y las obras discretas de los hombres.
Incluso los que son enemigos e implacables y que una tierra 85
ajena invaden, aunque Zeus les conceda el botín,
cuando vuelven repletos a las naves para regresar a su casa,
incluso a estos, un pesado temor a la venganza divina les viene .
»Sin duda ellos12 sepan –porque de algún dios escucharon la voz–

meramente técnica –una fórmula que resuelve una métrica difícil– o es un mecanismo narrativamente
significativo. Cfr. «The Apostrophe in Homer as Part of the Oral Technique» de Naoko YAMAGATA (1989)
y The Narrator in Archaic Greek and Hellenistic Poetry de Andrew D. MORRISON (2007: 91-92).
8
Se repite la fórmula de 6, 207b-208a en boca de Nausícaa. La aceptación de la carga de atender a extraños
y mendigos contrasta con los términos de rechazo de Melantio en 17, 217-232 y de Antinoo en 17, 375-
379.
9
En general, los personajes homéricos tienen una actitud benevolente hacia Helena, quien por otra parte
disfruta ahora pacíficamente de su hogar con Menelao (véase 4, 121-136), no así Eumeo, que la encuentra
culpable de la ausencia de su amo. Cfr. la nota «Helen in Homer» de George J. RYAN (1965).
10
Véase nota a 9, 346.
11
Eumeo se disculpa por el hecho de que solo puede ofrecer la comida de los sirvientes, un lechón joven,
puesto que los cerdos adultos y cebados están reservados a los pretendientes. Sin embargo en vv. 419-429
los siervos van a sacrificar un cerdo gordo de cinco años. En vv. 80-108, Eumeo, que oficia de anfitrión
exhorta a su invitado a comer (también en vv. 443-445), como Menelao a Telémaco en 4, 60-64, Circe a
Odiseo en 10, 373 y el heraldo Medonte a los pretendientes en 17, 174-176.
12
Los pretendientes. Los vv. 81-95 constituyen el primer lugar textual en que Odiseo es informado in situ
sobre los pretendientes por alguien que conoce las circunstancias de primera mano, aunque en 13, 375-381,
Atenea lo había puesto al tanto.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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la triste muerte de Odiseo, pues no quieren honradamente 90
cortejar ni volver a sus posesiones, sino que inmutables
la hacienda devoran entre excesos, sin ninguna preocupación.
Todas las noches y días que nos depara Zeus
sacrifican víctimas, no solo una ni solo dos ovejas;
y vino consumen a cántaros, desenfrenados. 95
»Y es que su fortuna era incalculable; ninguno tanta tenía
entre los héroes, ni del oscuro continente
ni de la misma Itaca. Ni veinte hombres juntos
tienen tanta abundancia. Te la voy a decir13:
doce manadas en tierra firme, otros tantos rebaños de ovejas, 100
otras tantas piaras de cerdos y hatos de cabras apacentaban14
para él pastores extranjeros y sus propios boyeros.
»Aquí once numerosos rebaños de cabras en total
en el extremo de la isla se crían, pues las vigilan hombres honrados.
Cada uno de ellos todos los días, lleva (a los pretendientes) un animal 105
de las bien alimentadas cabras, la que parece mejor.
Y yo por mi parte estos cerdos vigilo y protejo
y les hago llegar el mejor de ellos, eligiéndolo bien».

CONVERSACIÓN DESPUÉS DE LA COMIDA (109-164)

Así dijo mientras Odiseo comía la carne y bebía el vino


con ansiedad, sin hablar, mientras cultivaba su rencor contra los pretendientes15. 110
Cuando acabó de almorzar y saciar su ánimo con la comida,
le dio (Eumeo), luego de llenarlo, un cuenco en el que solía él beber.
repleto de vino. (Odiseo) lo recibió y se alegró en su interior,
y hablándole le dirigió aladas palabras:
«Amigo, ¿quién te compró con sus riquezas, 115
tan próspero y poderoso como dices16?
Afirmas que ha muerto por causa del honor de Agamenón;
dime su nombre por si lo conozco, siendo tal como es,
pues Zeus sabe y también los demás dioses inmortales
si puedo hablar de él porque lo he visto; he andado mucho errante». 120
Y le contestó luego el porquerizo, caudillo de hombres:
«Anciano, ningún hombre que llegara vagabundeando
con noticias sobre él lograría convencer a su esposa y a su querido hijo;
muy de otro modo, para reclamar atención, los hombres errantes

13
Contrasta este listado de abundantes bienes orgullosamente enumerados por el porquerizo con la
descripción más moderada que realizó Atenea en 13, 242-247.
14
El hexámetro repite Ilíada 11, 679.
15
Odiseo no reaccionó ni reacciona ante el discurso de Eumeo, pues se atiene estrictamente a lo que Atenea
le aconsejara en 13, 309-310: mantenerse en silencio. Este es el primero de una serie de pasajes similares,
en los que Odiseo exteriormente no muestra emociones, pero interiormente está hirviendo de ira o
meditando acciones (véase 17, 235-238 y 465; 18, 90-94 y 343-345; 20, 9-16, 183-184 y 300.302); cfr.
«Between Word and Deed: Hidden Thoughts in the Odyssey» de Irene de JONG (1994).
16
Normalmente, es el anfitrión quien abre la conversación y le pregunta a su invitado quién es. El anuncio
de Eumeo en v. 47, de que después de la cena le preguntaría al extranjero quién es y de dónde llega, no se
ha cumplido aún. Ahora sucede que es el forastero el que pregunta quién es el amo del lugar. Será recién
en vv. 187-190 cuando Eumeo le haga al huésped las preguntas usuales.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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suelen mentir y no están interesados en decir la verdad17. 125
Todo caminante que llega al pueblo de Itaca
se acerca a mi señora y le dice mentiras.
Ella los recibe con amor y le pregunta detalladamente,
y con aflicción las lágrimas caen desde sus párpados,
como es propio de una mujer que ha perdido a su marido en otra tierra. 130
»Al punto tú también, viejo, podrías inventar cualquier cuento
con tal de que alguien te diera ropa, una túnica y un manto.
A él seguro que los perros y las veloces aves
la piel de sus huesos le arrancaron y su alma lo ha abandonado.
O quizás lo hayan devorado en el ponto los peces y sus huesos 135
anden tirados por tierra, revueltos en un montón de arena18.
Así es como ha muerto él, y a sus seres queridos, penas tras de sí,
a todos, sobre todo a mí, nos ha dejado. Pues ya no otro
soberano tan bueno nunca encontraré, donde quiera que vaya,
ni aunque a casa de mi padre y mi madre retornara, 140
donde un día vine al mundo y con quienes me criaron.
»Y es que no sufro tanto por ellos, aun deseando
con mis ojos verlos en mi tierra patria,
como me devora la nostalgia por Odiseo ausente.
Porque yo, forastero, incluso estando ausente, cuando lo menciono 145
siento respeto, ¡tanto me quería y se preocupaba por mí!,
así que lo llamo camarada aunque se encuentre lejos».
Y le contestó el muy sufridor, el divino Odiseo19:
«Ah, amigo, puesto que lo niegas por completo y no crees
que él vuelva, tu corazón se encuentra ya sin esperanza. 150
Pero yo te lo confiaré igual –y hasta con un juramento–
que Odiseo está retornando20. Este será una buena nueva
dentro de poco, cuando haya llegado él a su casa:
me vestirás con un manto y una túnica, bellas vestiduras21;
no antes, pues no te los aceptaría por más necesitado que estuviera. 155

17
En vv. 379-385 Eumeo volverá sobre el tema y revelará que un etolio lo engañó en el pasado. Sugiere
que el forastero quizás está motivado por la expectativos de un regalo, más específicamente, ropa (véase v.
132). La ropa es un don de hospitalidad frecuente (véase 8, 425; 15, 123-130; 24, 277) y es bienvenida en
especial en el caso de los vagabundos vestidos con harapos.
18
Como Telémaco en 1, 161-162 y Laertes en 24, 291-292, Eumeo, en este lugar no solo creen que Odiseo
está muerto, sino que imaginan echados al abandono sus restos.
19
En tres discursos sucesivos Eumeo ha hablado sobre temas de crucial importancia para Odiseo –sobre la
ausencia del amo y sobre los pretendientes que diezman sus bienes– pero solo luego de la tercera vez se
produce una reacción del héroe.
20
Esta es la primera de tres veces en que Odiseo –en su papel de extranjero– afirma que él <Odiseo> está
vivo y que volverá; las otras dos sucederán en vv. 321-333 y vv. 393-400. En cada ocasión se encuentra
con el escepticismo de Eumeo (véase vv. 166-167; vv. 363-371 y vv. 402-406). La información que el
extranjero proporciona sobre Odiseo será cada vez más específica; desde «lo he visto» de v. 120, avanza
en pormenorizaciones: su regreso se producirá este mismo año cuando termine el mes y empiece otro (vv.
161-162); estuvo en Dodona (v. 327), el rey de los tesprotos le va a preparar una nave (v. 331-333).
21
El motivo de regalo de la ropa se repetirá con frecuencia en la segunda mitad de la Odisea. El forastero
alude también a este tipo de recompensa en vv. 395-396, si su relato llega a ser verdadero; el porquerizo
niega esa posibilidad pero luego anuncia que Telémaco proporcionará ropa a su invitado (véase vv. 515-
516, que se repetirán en 15, 337-338) y Telémaco de hecho así lo promete (16, 78-80). Penélope promete
ropa al mendigo (17, 549-550 y 556-558) si resulta que ha dicho la verdad sobre Odiseo y, más tarde, si es
capaz de tensar el arco (21, 338-341). El pretendiente Eurímaco también –de manera desdeñosa– promete
ropa al mendigo.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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»Odioso es para mí igual que las puertas de Hades
el que por ceder a su pobreza cuenta mentiras22.
Sépalo Zeus en primer lugar entre los dioses, la mesa hospitalaria
y el hogar del intachable Odiseo al que acabo de llegar.
En verdad todas estas cosas se cumplirán tal como anuncio23: 160
dentro de este mismo año llegará Odiseo;
cuando se extinga este mes y se presente otro,
a casa volverá y hará pagar a todo aquel
que allí deshonra a su esposa a su ilustre hijo»

EUMEO DESEA SABER LA IDENTIDAD DEL FORASTERO (165-190)

Y contestando le dijiste, porquerizo Eumeo: 165


«Anciano, no te voy a dar un premio por tu buena nueva
ni Odiseo va a regresar ya a su casa, más tranquilo
bebe y pongamos nuestros recuerdos a un lado; no me traigas
esto a la memoria, que en el pecho mi ánimo
se llena de dolor cada vez que alguien recuerda a mi buen amo. 170
«Dejemos, pues, el juramento, aunque ¡ojalá Odiseo
vuelva! como quiero yo y quieren Penélope,
el anciano Laertes y Telémaco, semejante a los dioses.
También ahora por el hijo sufro sin consuelo24, por quien engendró Odiseo,
por Telémaco. Cuando los dioses lo criaron semejante a un renuevo, 175
ya decía yo que entre los hombres no sería en nada inferior
a su querido padre, admirable en figura y belleza;
mas alguno de los inmortales le dañó la bien equilibrada mente25,
–o alguno de los hombres–, a quien fue por noticias de su padre
a la sagrada Pilos, y los ilustres pretendientes 180
cuando vuelva a casa lo van a emboscar para que desaparezca la estirpe26,
sin gloria, de Itaca, la de Arcesio27, semejante a las divinidades.
Pero dejémoslo, y tanto si es sorprendido,
como si escape, que tienda su mano sobre él el Crónida.
»Pero vamos, anciano, tus propias penas cuéntame 185
y dime con verdad para que yo lo sepa:

22
La frase gnómica de vv. 156-157 es una expresión modelada a partir de Ilíada (9, 312-313), cuando
Aquiles está contestando precisamente el discurso de Odiseo en la embajada.
23
El juramento con que Odiseo afirma su inminente regreso, será repetido –con alguna leve variante– ante
Penélope (19, 303-307) y ante Filetio (20, 230-234).
24
La expresión podría traducirse «por mi hijo sufro sin consuelo». Eumeo revela su preocupación por
Telémaco de manera que demuestra su amor filial: la comparación «semejante a un renuevo» (v. 175) es
usada por Tetis hablando de su hijo Aquiles en Ilíada (18, 56 y 437) y el deseo de que el hijo supere al
padre (vv. 176-177) también es expresado por Héctor respecto de Astianacte en Ilíada (6, 476-482).
25
Nótese la ironía de la frase: el inmortal que dañó la mente de Telémaco y lo incitó a ir a buscar noticas
de su padre fue Atenea.
26
No sabemos cómo sabe Eumeo que los pretendientes están preparando una emboscada (pergeñada en 4,
659-674) para matar a Telémaco.
27
Arcesio fue rey de Itaca, padre de Laertes y por tanto abuelo de Odiseo. Se dice que la esposa de Arcesio
y madre de Laertes fue Calcomedusa, nombre cuya etimología alude a que era la protectora de la producción
de cobre, lo que demuestra su relación con la metalurgia de la edad de bronce. El escoliasta Eustacio de
Tesalónica registra en un escolio a 16, 118 (véase nota ad loc) que los padres de Arcesio fueron Zeus y
Euriodea.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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¿quién eres entre los hombres? ¿dónde tu ciudad y tus padres?28
¿En qué nave has llegado?, ¿de qué modo los marineros
te trajeron a Itaca?, ¿quiénes se vanagloriaban de ser?
Porque no creo que a pie hasta aquí hayas llegado»29. 190

PRIMERA PARTE DEL CUENTO CRETENSE (191-286)

Y contestándole dijo el muy astuto Odiseo:


«En verdad, te voy a contestar con exactitud30.
Ojalá ahora tuviéramos por mucho tiempo comida
y dulce bebida para permanecer dentro de tu guarida
comiendo sin fatiga mientras los demás continúan sus tareas. 195
no podría yo fácilmente, ni siquiera en un año completo,
acabar de narrar las penas de mi alma
cuantas una tras otra he soportado por voluntad de los dioses.
»De Creta –me enorgullezco– es mi linaje, de la anchurosa31,
de un hombre opulento soy hijo. Muchos otros 200
hijos, en el palacio, nacieron y se criaron32
legítimos de su esposa. A mí me dio a luz una esclava, madre
concubina, si bien igual que a sus hijos legítimos me estimaba
Cástor Hilácida, de cuya raza me precio de ser.
Él por entonces en Creta como un dios era venerado por el pueblo 205
por su prosperidad, opulencia y vigorosos hijos.
Pero las Keres de la muerte33 se lo llevaron
a las moradas de Hades y se repartieron la hacienda

28
Recién ahora Eumeo realiza las preguntas de rigor sobre la identidad de un forastero que ha llegado a la
casa; véase 1, 169.177 y nota a v. 170. En vv. 115-120, habíamos visto cómo –contra la costumbre– el
extranjero había interrogado al anfitrión.
29
Los vv. 188-190 constituyen una fórmula repetida cuatro veces con mínima variación en el primer verso
(véase 1, 171 -173; 16, 57-59 y 222-224).
30
Es este la más extensa de las historias falsas de Odiseo, podríamos denominarla «el cuento cretense»,
que se extiende por 193 hexámetros. Como otras, está construida sobre hechos ficticios con intercalaciones
breves de verdades. Es mentira que es cretense y que fue a Troya siguiendo a Idomeo, pero sí estuvo en el
sitio de la ciudad y antes de llegar a ella ya había obtenido grandes ganancias en otros escarceos bélicos
(véase 1, 257-264).
31
El hexámetro es una fórmula que se va a repetir en 16, 62, cuando Eumeo resuma ante Telémaco, en siete
versos (véase 16, 61-67), el extenso cuento cretense que Odiseo refiere aquí. Creta es la procedencia falsa
de Odiseo en tres de sus historias inventadas (véase 13, 256-286 y 19, 165-299), pero es la única vez que
afirma –falsamente– que es hijo de Cástor hijo a su vez de Hylaco (el Ladrador) y de una esclava, y que
por ello quedó fuera de la herencia cuando el padre murió.
32
La traducción debiera ser «se criaron y nacieron», una fórmula que hemos visto en la segunda parte del
hexámetro en 4, 723 y 10, 417, cuyos verbos invertimos en atención a la cronología lógica.
33
«Las Keres de la muerte» es una expresión proveniente de Ilíada (véase 2, 384; 11, 332; 12, 326). Los
pasajes homéricos en que las Kér o Kéres aparecen realmente personificadas no son muy numerosos (Ilíada
2, 302; 3, 454; 18, 535). El plural alude a los diversos modos de morir en los poemas de Homero, se trate
tanto de una muerte natural, repentina o violenta (véase nota a 11, 171). Aunque ningún ser vivo puede
escapar de ellas, no tienen un poder absoluto sobre la vida de los hombres, el mandato de Zeus u otros
dioses pueden detenerlas o apresurarlas (Ilíada 12, 402; 18, 115; 4, 11; Odisea 11,397), e incluso los propios
mortales pueden, por un tiempo, impedir que alcancen su objeto (Ilíada 3, 32; 16, 47). En Ilíada 18, 535
ss., acompañan a Éris y Kydoimós (la Discordia y el Tumulto) y con vestidos ensangrentados arrastran a
tres guerreros por los pies: un herido, un ileso y a otro que ya había muerto. Zeus pesa en una balanza las
Kéres de Aquileo y Héctor (Ilíada 20, 209 ss.) para saber cuál de los dos morirá en el combate. Aquileo
pudo elegir entre dos Kéres: la que ofrece una larga vida en su patria, lejos de la guerra y la que realmente
eligió, la fama imperecedera a cambio de una muerte prematura.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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sus magnánimos hijos y echaron a suertes las parcelas.
Pero a mí, poca cosa me dieron, entregándome solamente una casa. 210
Me casé con mujer de casa rica entre hombres acaudalados,
a causa de mi excelencia. Que no era yo un inservible
ni cobarde en la guerra. Mas ya todo ha acabado.
Pero creo que tú, aunque viendo solo la caña seca34
te darás cuenta; pues ahora muestro una miseria inmensa en extremo. 215
»En verdad, Ares y Atenea35 me concedieron coraje
e intrepidez en el combate. Cuando elegía para una emboscada
a los mejores hombres, sembrando males para los enemigos,
jamás puso los ojos en la muerte mi valeroso corazón,
sino que, atacando el primero, solía matar con mi lanza 220
a cuantos enemigos estuvieran al alcance de a mis pies.
Tal era yo en la guerra. En cambio, no me agradaba el trabajo
ni el mantenimiento del hogar, que suele criar hijos brillantes36:
por el contrario, siempre me gustaron las naves remeras,
las contiendas, las lanzas bien torneadas y las flechas, 225
cosas luctuosas, que hacen temblar de espanto a los demás.
Pero para mí eran gratas; un dios las puso en mi sentimiento,
un hombre se complace en unas tareas y otro en otras.
Antes de que los hijos de los aqueos se embarcaran a Troya,
nueve veces acaudillé a hombres y a naves de veloces proas 230
contra gentes de otras tierras. Y conseguía para mí ingente botín37,
del que elegía lo que más me agradaba, y mucho también me tocaba
en el reparto. Así que rápidamente prosperó mi casa y enseguida
en un hombre temido y respetado entre los cretenses me convertí.
»Pero cuando Zeus, de ancha mirada38, la aborrecida expedición 235
dispuso, la que de muchos hombres iba a aflojar las rodillas,
nos ordenaron capitanear a mí y al ilustre Idomeneo39
las naves que marchaban a Ilión. No había medio
de decir que no, la opinión común del pueblo lo impedía.
Allí combatimos nueve años los hijos de los aqueos, 240

34
Se debe entender «aunque estoy viejo como una caña seca, podrás percibir que fui bueno en la guerra»
La metáfora ha sido elegida por Aristóteles (Retórica 1410b 13-16) para ejemplificar un conocimiento al
que se arriba mediante la relación de un género con otro, porque ambas, tanto la vejez como la caña seca
se parecen en que han concluido su posibilidad de florecer.
35
Ares y Atenea no están asociados en el mismo verso en Odisea, pero sí en Ilíada (4, 439; 17, 398; 18,
516; 20, 358). Atenea no es una deidad de la guerra, al menos no como Ares, no amaba la guerra en sí
misma, sino solo por los beneficios que podía obtener un estado al ganarla (Ilíada 10, 244 ss.), pero en
época de contiendas, las ciudades, fortalezas y puertos quedaban bajo su protección.
36
Los vv. 222-223 son un buen ejemplo de la disimilitud de los valores de la época heroica con la actual.
«Mantenimiento del hogar» traduce oikophelíe, una palabra compuesta por oíkos, «casa» y ophéllo
«cuidar», término que desapareció tanto del vocabulario de la épica como de la tragedia y volvió a aparecer
tardíamente en Teócrito (28.2).
37
La costumbre era que el líder de la expedición tomaba una parte importante del botín para sí mismo y
permitía que el resto fuera repartido entre sus hombres. De la justa distribución dependía la fidelidad al jefe
(véase 9, 42)
38
Véanse notas a 2, 146 y 3, 288.
39
Idomeneo era el rey en Creta, hijo de Deucalión (Apolodoro 3, 3, § 1) y nieto del fabuloso Minos. Fue
uno de los pretendientes de Helena (Higino, Fábula 81) y uno de los caudillos griegos que participó en
la Guerra de Troya al frente de ochenta naves (Ilíada 2, 645). En Ilíada 13, 277, Idomeneo decía justamente
que en una emboscada se conoce la bravura de los hombres. Es la acción que eligió Odiseo en vv. 217-221
para mostrar que era valeroso.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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y al décimo, después de destruir la ciudad de Príamo, volvimos
a casa en las naves; y un dios dispersó a los aqueos40.
Pero para mí, desgraciado, meditaba males el providente Zeus.
Solo un mes me quedé disfrutando con mis hijos,
con mi legítima esposa y mis posesiones. Porque pronto 245
hacia Egipto41 mi ánimo me impulsó a zarpar
después de equipar bien mis naves, con mis divinos compañeros.
»Equipé nueve naves y enseguida se congregó la tripulación.
Durante seis días en mi casa mis leales compañeros
estuvieron de festín; mientras tanto yo les ofrecía numerosas víctimas 250
para que a los dioses sacrificaran y prepararan comida para sí.
»Así pues el séptimo día zarpamos de la anchurosa Creta
navegamos con el Bóreas, viento fresco y agradable,
tranquilamente, como por una corriente. Ninguna nave
se me dañó, sino por el contrario, sanos y salvos, 255
nos sentíamos, y a las naves las dirigían el viento y los pilotos.
»A los cinco días arribamos a Egipto de buena corriente
y detuve en el río Egipto mis bien equilibradas naves42.
Allí ordené yo a mis leales compañeros
que se quedaran junto a las naves y vigilaran las embarcaciones 260
y envié espías puestos a observar pero con orden de que regresaran.
»Estos, llevados por la insolencia, impulsados por su furor43,
al momento, los hermosos campos de los egipcios
empezaron a saquear, se llevaban a las mujeres y a los tiernos niños
y hombres asesinaban. Pronto llegó el griterío hasta la ciudad. 265
»Los que escucharon el alboroto cuando la aurora aparecía,
llegaron. Se llenó entonces toda la llanura de gente a pie y a caballo
y del fragor del bronce. Zeus, el que disfruta con el rayo,
impulsó a mis compañeros a una cobarde huida y ninguno se atrevió
a poner el pecho. Por todas partes nos rodeaba la desgracia. 270
Allí a muchos de los nuestros mataron con agudo bronce
y a otros se los llevaron vivos, para hacerlos trabajar por la fuerza44.
»Entonces Zeus en mi mente el siguiente plan
colocó (¡ojalá hubiera muerto y enfrentado mi destino
allí en Egipto, pues todavía me esperaba con brazos abiertos la desgracia!): 275
al punto de mi cabeza el bien trabajado yelmo quité
y el escudo de mis hombros y la lanza arrojé de mi brazo.

40
Los vv. 240-242 son un dato veraz en el marco de esta historia falsa: el cerco de Troya duró diez años y
luego del saqueo de la ciudad los jefes griegos se dispersaron para volver a sus hogares, con suerte dispar.
41
Esta historia fingida de Odiseo (vv. 286) cuyo tema son los escarceos de naves cretenses en el delta del
Nilo, es muy similar a la descripción que hace Heródoto (2, 152) de la llegada a Egipto de los jonios en el
reinado de Psamético. Los historiadores opinan (véase nota 541 a la traducción de Carlos SCHRADER) que
la narración de Heródoto puede basarse posiblemente en un cuento popular. El núcleo de la historia proviene
quizá de las incursiones cretomicénicas en Egipto, durante el reinado de Ramsés III (siglo doce a.C.).
42
Los vv. 258-272 se van a repetir exactamente en 17, 427-441. Allí como aquí, el río Egipto es el río Nilo.
Obsérvese que Odiseo disfrazado dice que tarda solo cinco días en llegar de Creta a Egipto, lo cual contrasta
con las palabras de Néstor en 3, 321-322, quien dice que había «un mar tan extenso que ni las aves en todo
un año podrían recorrer».
43
En la Ilíada el relato de las batallas consiste en general en la descripción de duelos singulares y no
correrías y pillaje como la de vv. 262-284 o la de 9, 39-42.
44
Obsérvese la similitud con la aventura de Odiseo con los cicones, en 9, 39-66.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
»Luego yo me llegué justo enfrente de los caballos del rey
y abrazándolas besé sus rodillas. Él me protegió y se apiadó de mí
y, sentado en su carro, me condujo a palacio, derramando yo lágrimas. 280
»Cierto que muchos trataron de abatirme con sus lanzas
y deseaban matarme –estaban sumamente furiosos–,
pero el rey me resguardaba por temor a la cólera de Zeus
Hospitalario, el que se irrita mucho por las obras malvadas.
»Allí permanecí siete años y conseguí reunir mucha 285
riqueza entre los egipcios, pues todos me regalaban45.

SEGUNDA PARTE DEL CUENTO CRETENSE (287-359)

»Pero cuando se acercó el octavo año cumpliendo su ciclo


llegó un hombre fenicio conocedor de mentiras,
un tramposo, quien ya había causado daño a muchos hombres.
Él me convenció con su arte persuasivo para marchar 290
a Fenicia, donde tenía su casa y sus posesiones.
Allí, junto a él, permanecí durante un año cumplido,
pero cuando los meses y los días completaron su ciclo
y de nuevo empezó a circular el año y pasaban las estaciones
me envió a Libia en una nave surcadora del ponto, 295
tramando engaños para que llevara con él una mercadería,
pero en verdad era para venderme y hacerse de una ingente fortuna.
Lo seguí en la nave –aun sospechando algo–, porque me obligaba.
Esta corría con el Bóreas, viento fresco y agradable46,
hasta pasar Creta. Y Zeus meditaba nuestra desgracia. 300
»Cuando por fin dejamos atrás Creta y ninguna otra47
tierra había a la vista, sino solo el cielo y el mar,
entonces colocó una nube azul oscuro el Cronida
sobre la cóncava nave y se oscureció el ponto bajo ella48.
»Zeus tronó al tiempo que lanzaba un rayo contra la nave, 305
y esta se zarandeó toda, sacudida por el rayo de Zeus,
y se llenó de azufre. Se cayeron de la nave mis compañeros
y, semejantes a gaviotas marinas, alrededor de la negra nave
eran arrastrados por las olas. Un dios les había arrebatado el regreso49.
»En cuanto a mí, oprimido el corazón por el dolor, el mismo Zeus 310

45
Algunos homeristas arguyen que los vv. 285-286 pueden haber sido interpolados; cfr. A commentary on
Homer’s Odyssey: Books IX-XVI por Alfred HEUBECK y Arie HOEKSTRA (1989: 212). Si quitamos estos
dos hexámetros e introducimos algunas leves modificaciones, podría percibirse una versión anterior de la
historia en que el mismo rey egipcio lo habría entregado al mercader fenicio, como sucede con una chipriota
en 17, 442-444, en la historia falsa de Odiseo-mendigo ante los pretendientes.
46
El Bóreas es viento frío que sopla desde la lejana Tracia y trae el invierno. El adjetivo «agradable» no le
es muy apropiado; véase nota a 12, 326 sobre los cuatro vientos que se mencionan en Homero.
47
Los vv. 302-304 repiten 12, 404-406.
48
Los datos geográficos son muy claros. Desde Fenicia (ubicada en la costa oriental del Mar Mediterráneo),
las dos naves –la del fenicio y la de Odiseo– se dirigen a Libia (en el norte de África) y bordean Creta. No
sabemos si rodean Creta por el oeste o por el este, pero indudablemente el naufragio ocurrió al sur de la
isla.
49
Véase nota a 12, 418. Los vv. 305-306 repiten 12, 415-416; el v. 307 es similar a 12, 417 y los vv. 308-
309 repiten 12, 418-419. La situación en el canto 12 es la narración de Odiseo de la desaparición de sus
compañeros después de abandonar la isla de Helios.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
el mástil imponente de la nave de azuloscura proa
me puso entre las manos, para que otra vez escapara de la desgracia.
Así que, abrazado al mástil, me dejaba llevar de los funestos vientos.
Durante nueve días me dejé llevar y la décima oscura noche
a la tierra de los tesprotos50 una gran ola rodante me arrojó 315
donde me acogió el rey de los tesprotos, el héroe Fidón51,
sin pagar precio. Allí fue su hijo el que se acercó,
castigado por la intemperie y el cansancio me llevó a casa
sosteniéndome de su mano hasta que llegó al palacio de su padre,
donde de manto y túnica, con ropas me vistió. 320
»Allí fue donde supe de Odiseo, pues el rey me aseguró
que estaba hospedándolo y agasajándolo cuando volvía a su tierra patria.
Y me mostró las riquezas había conseguido Odiseo
bronce y oro y bien trabajado hierro.
»Podrían estas mantener a cualquiera hasta la décima generación: 325
¡tantos tesoros tenía depositados en el palacio del soberano!
»Me dijo que Odiseo había marchado a Dodona52, para del divino
roble de elevada copa53 escuchar la voluntad de Zeus
y enterarse si debía regresar al fértil pueblo de Itaca,
de modo abierto o a ocultas después de tantos años de ausencia. 330
»Y juró ante mí, mientras hacía una libación en su hogar,
que ya tenía dispuesta una nave y compañeros
que lo escoltarían hasta su querida tierra patria.
»Pero a mí me despidió antes, pues resultó que iba a zarpar una nave
de tesprotos hacia Duliquio, rico en grano54. 335

50
El nombre Tesprocia no siempre se refiere a la misma área geográfica en La Antigüedad. Tucídides (1,
46, 4, 50, 3) la describe ubicada en frente de Córcira (actual Corfú) y sobre el río Aqueronte. Homero no
da muchos datos aquí. Se entiende que comprendía una región cercana a Epiro y situada al noroeste de
Grecia, en la costa este del mar Jónico, en un territorio pobre y montañoso. A pesar de los datos inciertos,
es sin duda una zona costera (vv. 334-335 = 19, 291-292), no muy lejos de Itaca (v. 335 = 19, 292; 16, 427).
51
No hay otra referencia a este héroe en la literatura, cuyo nombre por cierto no lleva epíteto ni patronímico.
52
El oráculo de Dodona fue, junto con de Delfos, fue muy célebre de la Antigüedad. ¿Dodona correspondía
a la Tesprocia? Cfr. el capítulo «Molossia and Epeiros» de Elizabeth A. MEYER en el libro Federalism in
Greek Antiquity editado por Hans BECK y Peter FUNKE (2015: 301). Si investigamos las fuentes, así lo
afirma Heródoto (2, 55 -56), quien cuenta que de Tebas, Egipto, partieron dos palomas negras, una viajó
hasta Libia y otra hasta Dodona. Esta última se posó sobre un roble y con voz humana expresó que el
destino quería que se estableciera en aquel lugar un oráculo de Zeus. Los dodonienses, obedecieron y
establecieron el oráculo de Zeus Naios. La paloma que voló hasta Libia ordenó a su vez construir el oráculo
de Amón, que es también un oráculo de Zeus. En Ilíada 16, 234-237, Aquileo invoca a Zeus soberano, el
que reina en Dodona «donde moran los selos, tus intérpre-tes, que no se lavan los pies y duermen en el
suelo». Es probable que se refiera a un cuerpo sacerdotal que llevaba una vida muy austera. En el catálogo
de las naves (Ilíada 2, 749-750) se menciona que Guneo condujo desde Cifo en veintidós naves a los enienes
e intrépidos perebos, «que se establecieron en el áspero país de Dodona». Sin embargo, según Estrabón (9,
5, 20), en estos versos Homero se refiere a otro lugar llamado Dodona situado en Tesalia.
53
«Roble» traduce drûs; las hojas del roble sagrado caían en recipientes de bronce y los selos, sacerdotes
del oráculo, interpretaban por el sonido la palabra de Zeus. Aunque estaba alejado de los principales centros,
el oráculo de Dodona gozó de gran renombre en la Antigüedad y era consultado anualmente por
los atenienses que enviaban una embajada. Sófocles lo menciona en Traquinias (v. 1164-1165) y Esquilo
en Prometeo encadenado (v. 829-830). Anteriormente al 1200 a.C. se rendía culto en el lugar a una diosa
prehelénica de la fertilidad relacionada con las raíces del Gran Roble.
54
Duliquio está nombrada varias veces en Odisea: en v. 396 y en 1, 246 (véase nota); 9, 24; 16, 123 y 19,
131, junto a Same y Zacinto. En 18, 125-128, se la menciona como la patria del pretendiente Anfínomo,
hijo de Niso.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
»Les ordenó que me enviaran al rey Acasto55,
con amabilidad, pero a ellos les agradó más una malvada decisión
sobre mí, para que definitivamente me sobrecogiera la angustia de una desgracia
Tan pronto como un tanto de la tierra se alejara la nave surcadora del ponto,
al punto maquinaron contra mí la esclavitud; 340
me despojaron de la ropa, túnica y manto,
y echaron sobre mí miserables harapos y una mala túnica
rotosa, lo que estás viendo ahora con tus ojos56.
»Un atardecer, a los campos de Itaca, la que se ve de lejos57, arribaron.
Entonces me ataron a la nave de buenos bancos 345
con una soga bien torneada, fuertemente; ellos descendieron
con premura a la ribera del mar y se dispusieron a cenar.
»Pero seguro aflojaron mis ligaduras los dioses en persona,
fácilmente. Cubrí mi cabeza con los harapos58 y,
deslizándome hacia abajo por el pulido timón, me lancé al mar 350
de pecho, luego comencé a nadar con ambos brazos
como si fueran remos, y pronto estuve fuera del alcance de ellos.
»Salí del agua por donde había un robledal de follaje florido59
y caí desplomado. Ellos lanzaban gritos estruendosos
buscando aquí y allá, pero como parecía que no les era útil 355
explorar tanto, embarcaron otra vez de nuevo
en su cóncava nave. Fueron los dioses mismos los que me ocultaron
tan fácil y a la majada me han hecho llegar
de un hombre prudente, pues mi destino es que viva todavía».

DESCONFIANZA DE EUMEO Y RESPUESTA DE ODISEO (360-408)

Y tú le contestaste, porquero Eumeo, diciendo: 360


«Ay, desdichado forastero, de verdad que has conmovido mi ánimo
al contarme cada una de las cosas, cuánto sufriste y deambulaste,
pero no creo que sean según razón, no vas a convencerme
de lo que has dicho sobre Odiseo. ¿Por qué siendo como eres
tienes que mentir en vano60? Yo conozco por mí mismo 365
lo que refiere al regreso de mi soberano; detestable a todos los dioses
mucho debió ser, ya que no lo dejaron morir entre los troyanos
o en brazos de los seres queridos, luego de haber sufrido la guerra61.

55
El rey Acasto es mencionado solo en este lugar.
56
Los harapos que viste en este momento Odiseo son el resultado del proceso de metamorfosis que le
realizó Atenea (véase 13, 429-438), quien lo disfrazó de mendigo (véase nota a 13, 438).
57
«Itaca, la que se ve de lejos» es una fórmula en mitad del hexámetro que aparece en 2, 167; 9, 21; 13,
212 y 325; 19, 32. En las demás ocasiones, en caso acusativo y solo en este lugar, en caso genitivo.
58
Odiseo se enrolla la ropa en la cabeza para que no se le moje cuando nada.
59
Los robles o, mejor dicho, los árboles del género Quercus –que designa tanto al roble, la encina como el
alcornoque– son más conocidos por su fruto, la bellota. Pero tienen flores masculinas y femeninas. Las
primeras son colgantes con una media docena de estambres de largos filamentos. Las flores femeninas se
muestran en espigas con tres estigmas y óvulos rodeados por una estructura de escamas empizarradas.
60
Los vv. 361-371 expresan el pesar de Eumeo sobre las vicisitudes que ha relatado Odiseo en su historia
falsa. Es notable que el porquerizo parece haber aceptado la mentira completa, excepto la parte más
importante: la noticia del inminente regreso de Odiseo; es decir, lo que refirió en vv. 321-333.
61
Los vv. 368-371 repiten 1, 238-241, aunque vv. 369-370 está atetizados en varios manuscritos. Es la
misma idea –y con las mismas palabras– que expresó Telémaco ante Atenea en aquella oportunidad.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
»Le habría construido una tumba62 el conjunto del ejército aqueo
y habría legado para su hijo una gran gloria en el futuro. 370
pero ahora sin gloria alguna lo han arrebatado las Harpías63.
»Así que yo permanezco solitario entre mis cerdos y nunca a la ciudad,
me acerco, a no ser que la muy prudente Penélope
me ordene ir, cuando llega alguna noticia.
»En esos momentos todos se sientan a preguntar detalles, 375
ya sea los que sienten pesar por su soberano que está lejos
ya sea los que se alegran consumiendo su hacienda sin pagar.
»Pero a mí no me es grato inquirir y preguntar
desde que un varón etolio me engañó con sus historias64.
Él había dado muerte a un hombre y erraba por muchas tierras 380
hasta que llegó a mi casa. Yo lo agasajé calurosamente.
»Él me aseguró que en Creta, en casa de Idomeneo, lo había visto,
reparando las naves que le habían dañado los vendavales.
También me dijo que volvería para el verano o el otoño
trayendo muchas riquezas en compañía de sus divinos compañeros. 385
»Así que tú, anciano muy sufrido, ya que la divinidad te ha traído
ni con mentiras me halagues ni trates de hechizarme.
No es por eso que te respeto y agasajo,
sino porque temo a Zeus Hospitalario y por compasión hacia ti».
Y le contestó y dijo el muy astuto Odiseo: 390
«De verdad que tienes un ánimo desconfiado en el pecho
pues ni con un juramento te persuado, ni logro convencerte.
»Pero, vamos, hagamos ahora un pacto. Sean en el futuro
testigos los dioses tuyos y míos, los que poseen el Olimpo:
si llega a retornar tu soberano a esta casa, 395
vísteme con manto y túnica y envíame
a Duliquio65, donde se reconforte mi corazón;
pero si no vuelve tu soberano tal como afirmo,
ordena a las siervas que me arrojen desde una gran roca
para que cualquier otro mendigo se abstenga de mentir». 400
Y le contestó y dijo el divino porquerizo:
«Forastero, ¡sí que yo buena fama y virtud66
lograría a los ojos de los hombres en este momento y para siempre,
si después de introducirte en mi cabaña y darte hospitalidad

62
«Tumba» traduce týmbos; véase nota a 1, 239.
63
Las Harpías tenían en su origen apariencia de mujeres bellas y aladas, pero con el tiempo fueron
transformadas en daímones maléficos con cuerpo de ave de rapiña, espantoso rostro de mujer y garras
afiladas, que llevaban consigo malos tiempos, pestes y desgracias. Véase nota a 1, 241 y 20, 77.
64
La anécdota de vv. 378-385 sobre el varón etolio explica la desconfianza de Eumeo por los mensajeros
que llegan a Itaca, tal como expresó anteriormente en términos más generales (vv. 122-132). Allí Penélope
era la víctima del farsante, aquí es el propio Eumeo. La historia del etolio se parece mucho a la mentira
reciente de Odiseo. Los elementos comunes son Creta, Idomeneo y la tormenta (véase 13, 259) y, sobre
todo, que Odiseo va a volver con grandes riquezas. Si Eumeo afirma que aquel viajero lo engañó, de algún
modo está poniendo en duda el cuento cretense de vv. 192-359.
65
Véase nota a v. 335.
66
«Virtud» traduce areté, término vinculado en especial a la valentía y la destreza en el combate. Aquí en
relación con el porquerizo significa la capacidad de ser reconocido por sus buenos servicios, es decir, es
sinónimo de la «buena fama» que lo acompaña.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
fuera luego a matarte y quitarte la vida67! 405
¡Con qué buena voluntad en adelante podría rezar a Zeus Cronida!
»Pero ya es hora de cenar; pronto tendré dentro a mis compañeros
para preparar en la cabaña una sabrosa cena».

BANQUETE EN HONOR A ODISEO CON EL MEJOR CERDO DE LA PIARA (409-458)

Así continuaban comentándose tales cosas uno a otro,


cuando muy cerca arribaron cerdos y porquerizos68. 410
Éstos encerraron a aquellos para que se acostaran por grupos
y se levantó un estruendoso ruido de cerdos acomodándose en las pocilgas.
Después, daba estas órdenes a sus compañeros el divino porquerizo:
«Traigan el mejor cerdo para que lo sacrifique para el huésped69
que de lejos llega, que también nosotros lo aprovecharemos, 70 415
los que soportamos fatigas por causa de los cerdos de blancos dientes,
mientras otros se comen nuestro esfuerzo sin pagar por ello».
Así diciendo, se puso a partir leña con su implacable bronce71
y ellos trajeron dentro un cerdo muy gordo de cinco años,
y lo colocaron junto al hogar. No se olvidó el porquerizo 420
de los inmortales, pues no carecía de nobles pensamientos.
Así que como primicias arrojó al fuego unos pelos de la cabeza72
del cerdo de blancos dientes e imploró a todos los dioses
por el regreso de Odiseo, el muy ingenioso, a su hogar.
Lo levantó y lo golpeó con un palo de roble que había dejado aparte. 425
Y la vida lo abandonó. Así fue que lo degollaron y lo tostaron
y al punto lo trocearon, y el porquerizo envolvió
trozo por trozo, los pedazos en gorda grasa
y arrojó algunos al fuego rebozados en harina de cebada.
Cortaron otros pedazos y los atravesaron con pinchos, 430
los asaron con mucho cuidado y quitaron a todos del fuego

67
Eumeo en vv. 402-406 usa la ironía (como figura retórica que expresa lo contrario de la intención o la
acción) a la irónica proposición de Odiseo de vv. 399-400 de ser arrojado a un abismo si es que su amo –él
mismo, allí presente– no llega a volver.
68
La conversación entre Odiseo y Eumeo concluye cuando entran en escenas los demás porquerizos, que
en vv. 24–28 vimos marcharse: tres al campo y un cuarto a llevar un cerdo para el banquete de los
pretendientes.
69
En vv. 74-82 Eumeo había preparado dos lechones jóvenes, el alimento de sirvientes (véase nota a v. 81),
ahora le ofrece el mejor de los cerdos, es decir, pasa a tratar a su invitado como un hombre de estatus y
riqueza, posiblemente por creer que se trata de un héroe de Troya, como Odiseo contó en vv. 233-242.
70
Eumeo busca una reivindicación de los siervos por su duro trabajo sin adecuada recompensa (como habría
obtenido de Odiseo según vv. 62-67). De este modo muestra que el rencor contra los pretendientes no es
solo por motivos morales (véase vv. 82-95) o por lealtad a su amo (véase vv. 26-88), sino también por
razones personales. Compárese con la queja de la sirvienta que tiene que moler el maíz para los
pretendientes en 20, 105-119; véase nota a 20, 112.
71
Observamos en los vv. 418-438 los pasos de un banquete ritual: 1.- preparación de la leña para el fuego
(v. 418); 2.- elección del mejor animal (vv. 418-420b); 3.- inicio de la plegaria (vv. 420b-421); 4.- pelos de
la cabeza como primicia (v. 422); 5.- oración por el regreso de Odiseo (vv. 423-424); 6.- muerte del animal
(vv. 425-426); 7.- ofrenda de trozos envueltos en grasa y harina de cebada (vv.427-429) ; 8.-corte y
colocación en los pinchos para asar (vv. 430-432a); 9.- distribución de las siete porciones (432b-436); 10.-
porción de honor para Odiseo (vv. 437-438).
72
Véase nota a 3, 446.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
y los pusieron sobre la mesa de trinchar73. El porquerizo
se levantó para distribuirlos –pues en su mente sabía lo que correspondía–
y dividió en siete partes trozando todo74:
una a las Ninfas y a Hermes, el hijo de Maya75, 435
la ofreció, mientras oraba. Las demás las repartió a cada uno.
Odiseo recibió como un honor el alargado lomo
del cerdo de blancos dientes y deleitó el ánimo del soberano.
Así que dirigiéndose a Eumeo dijo el polifacético Odiseo:
«¡Ojalá así, Eumeo76, seas tan querido al padre Zeus 440
como lo eres de mí, pues siendo como soy, me honras con tus bienes».
Y tú le contestaste diciendo, porquerizo Eumeo:
«Come, desdichado forastero, y disfruta todo
lo que tienes a mano, que un dios algo te dará y algo te quitará77,
según quiera en su ánimo, pues todo lo puede» 445
Así dijo y ofreció las primicias a los dioses nacidos para siempre
y luego de libar, el rojo vino para Odiseo, destructor de ciudades,
le colocó en las manos. Él estaba sentado junto a su porción.
Pan les repartió Mesaulio78, a quien el porquerizo
había adquirido por su cuenta, una vez ausentado su soberano 450
sin ayuda de su soberana ni del anciano Laertes.
Se lo había comprado a los tafios79 con sus propios recursos.
Ellos, a los alimentos que tenían servidos, les echaron mano
y cuando hubieron arrojado de sí el deseo de comida y bebida,
el pan les retiró Mesaulio y al lecho, 455
saciados de pan y carne, se dispusieron a marcharse a dormir80.
Y se presentó una mala noche, noche sin luna, en que Zeus
estuvo lloviendo y un fuerte Céfiro soplaba, siempre húmedo.

LA PRUEBA DEL MANTO (459-533)

73
No es común el detalle de arrojar la carne sobre la mesa de trinchar en el contexto del sacrifico. Sucede
solamente en Ilíada 9, 215 en una comida en la tienda de Aquileo, en la que el héroe y Patroclo, son
anfitriones de la embajada compuesta por Odiseo, Fénix y Áyax. En verdad, esta parece una parodia de
aquella escena épica.
74
Suponemos que seis porciones son para Odiseo, Eumeo y Mesaulio (cuyo nombre se mencionará en v.
449) y para los tres siervos que habían marchado al campo en v. 26. La séptima porción es para las Ninfas
y Hermes.
75
Hermes era hijo de Zeus y la pléyade Maya (cfr. Hesíodo, Teogonía 938; Himno Homérico a Hermes 4;
Alceo, Frag. 308; Esquilo, Coéforas 683; Apolodoro 3, 112.
76
Odiseo se dirige al porquerizo por su nombre propio, aunque Eumeo hasta el momento no ha dicho cómo
se llama. Véase en vv. 53-54 el agradecimiento del falso mendigo a su anfitrión sin mencionarlo por el
nombre.
77
La breve alocución de Eumeo incluye, como a menudo, un enunciado gnómico.
78
Eumeo, a pesar de ser esclavo, pudo comprar de su propio peculio, un esclavo que lo sirviera. El nombre
Mesaulio significa algo como «el del medio del patio» y es, muy probablemente, una invención del poeta,
como el de los jóvenes feacios que, en 8, 111-114, hacen alusión al mar y a la navegación (véase nota a 8,
114).
79
Los tafios ya ha sido mencionados en relación con Atenea-Mentes, en 1, 105 (véase nota). Se entiende
por la presente alusión que se dedicaban a la piratería y al tráfico de esclavos (véase 15, 427 y 16, 426).
80
El hexámetro cierra de manera abrupta la escena del banquete rural. No obstante, Odiseo y los otros
pastores no se irán a dormir hasta vv. 523-524 y Eumeo, por su lado, se tenderá a dormir afuera. Bajo una
roca, junto a sus cerdos en vv. 532-533.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------

Entonces se habló Odiseo para poner a prueba al porquerizo81,


por ver si se quitaba el manto y lo entregaba o a uno de sus compañeros 460
se lo solicitaba, puesto que tanto por él se preocupaba:
«Escúchame ahora, Eumeo y todos ustedes, compañeros;
voy a decir mi palabra con una súplica, ya que me impulsa el vino82,
perturbador, el que induce incluso al más prudente a danzar
y a reír suavemente y lo empuja a bailar 465
y hace soltar palabras que estarían mejor no pronunciadas.
Pero ya que he empezado a hablar, no voy a ocultarlo.
»¡Ojalá fuera yo joven y mi vigor no estuviera inmovilizado
como cuando marchamos a poner una emboscada sobre Troya83!
Iban como jefes Odiseo y el Atrida Menelao84 470
y junto a ellos mandaba yo el tercero, pues así me lo ordenaron.
Cuando hubimos llegado a la elevada muralla de la ciudad
en derredor de la fortificación, entre espesos espinos,
en un cañaveral y un pantano, bajo nuestros escudos agazapados,
nos apostamos, y se nos vino una mala noche, pues caía el Bóreas, 475
glacial. Luego se nos vino de arriba una nieve helada,
gélida, y sobre nuestros escudos se condensaba el hielo85.
Todos los otros tenían mantos y túnicas
y dormían tranquilos, con los escudos se cubrían los hombros86,
pero yo al marchar mi manto a unos compañeros les había dejado 480
por imprudencia, pues no creí que iba a tener frío en absoluto;
así que había partido sólo con mi escudo y un ceñidor refulgente.
Cuando ya quedaba un tercio de la noche y los astros declinaban,
entonces yo me dirigí a Odiseo, que estaba a mi lado,
tocándolo con mi codo. Y al momento me prestó oídos 485
»“Laertíada, de linaje divino, Odiseo, pleno de inventiva,
ya no me encontraré más entre los vivos, pues el frío invernal

81
En el imprescindible libro The Songs oh Homer, Geoffrey S. KIRK (1962: 360-361), observa que los vv.
459-506 constituyen una dilación de la acción totalmente inapropiada e inútil. Odiseo no tiene necesidad
de inventar una nueva historia –en que la astucia del héroe es otra vez el elemento más destacado– para
obtener la prueba de que Eumeo era lo suficientemente generoso como para ofrecerle un manto. El
porquerizo ya había demostrado de manera sobrada su hospitalidad y bonhomía. Aunque también aclara
Kirk que esta conclusión para el canto catorce no carece de dramaticidad y belleza poética.
82
Los efectos del vino en boca del pretendiente Antínoo dirigiéndose a Odiseo, en 21, 293-294 (véase nota
a 21, 294).
83
La nueva historia falsa de Odiseo (otro «cuento cretense» en este canto), de vv. 468-506, está en
consonancia con la información que él mismo había ofrecido en la anterior (vv. 192-359): tiene lugar
durante la guerra de Troya (vv. 235-242) y el héroe estaba participando en una emboscada (vv. 217-221).
84
El (falso) mendigo se ubica en la historia como un guerrero, a la par de Odiseo y Menelao.
85
La descripción, si bien refiere a la toma de Troya, difiere de la atmósfera épica de Ilíada, donde nunca se
habla del clima ni de las penurias sufridas por los soldados. Sobre el relato del episodio que cuenta Odiseo,
cfr. La nota «An ethnic joke in Homer?» de Corey BRENNAN (1987) y el artículo «Cloak and Shield in
Odyssey 14» de Rick M. NEWTON (1998).
86
El escudo de la época micénica se denominada escudo de torre y cubría casi todo el cuerpo. Este tipo de
escudo se dejó de usar con la introducción de la armadura de bronce y se empezó a utilizar el escudo en
forma de ocho, confeccionado con varias capas de cuero de toro y reforzado con láminas de bronce. Más
tarde se adoptaron escudos más pequeños de forma circular. Casi nunca los escudos estuvieron hechos
completamente de bronce. Cfr. Bronze Age Greek Warrior 1600–1100 de Raphaelo D'AMATO y Andrea
SALIMBETI (2011).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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me está doblegando; no tengo manto. Un daimon me ha engañado
para que viniera con una sola túnica. Ahora ya no hay escaporia”.
»Así dije y él enseguida pensó una argucia en su corazón 490
–¡cómo era él para dar consejo y para combatir!–
y hablando en voz baja me dijo su palabra:
»“Calla ahora, que no te oiga alguno de los aqueos”.
Luego se apoyó sobre el codo, levantó la cabeza y dijo su palabra:
“Escúchenme, amigos: un sueño divino llegó mientas dormía. 495
Demasiado nos hemos alejado de las naves, que vaya alguien
a decir al Atrida Agamenón, pastor de pueblos,
si puede ordenar que vengan más hombres desde las naves”.
»Así habló y se levantó Toante, hijo de Andremón87,
rápido, dejó allí su manto teñido de púrpura 500
y echó a correr hacia las naves. Yo envuelto en él
me acosté con alborozo; pronto se mostró Eos de trono de oro.
»¡Ojalá fuera yo joven y mi vigor no estuviera inmovilizado
y quizá me daría un manto en este establo uno de los porquerizos
por una de las dos cosas: por amor como por respeto a un valiente!, 505
pues ahora me desprecian por tener mala ropa sobre mi cuerpo».
Y tú le contestaste, porquerizo Eumeo, diciendo:
«Anciano, es una admirable historia la que has contado
y no creo que fuera de lugar hayas dicho tu palabra, ni al azar.
Por eso no vas a carecer de vestido ni de cosa alguna 510
que debiera tener un suplicante muy sufriente que nos sale al encuentro,
ahora; así que cuando amanezca sacudirás tus andrajos,
pues no tenemos aquí muchos mantos ni túnicas de recambio
para vestirse, sino uno solo para cada mortal.
Mas en cuanto venga el querido hijo de Odiseo, 515
él un manto y una túnica te dará
y te enviará a donde tu corazón te empuje».
Así diciendo, se levantó y le tendió cerca del fuego
un catre y le arrojó encima pieles de ovejas y cabras.
Se echó allí Odiseo y sobre él arrojó Eumeo un manto88 520
pesado y grande, que solía usar de repuesto89

87
Toante era el jefe de los etolios y guio hacia Troya una comitiva de cuarenta naves), uno de los
contingentes más numerosos. El mandato le fue otorgado porque dejaron de existir las dinastías anteriores,
los hijos de Eneo y Meleagro (véase Ilíada 2, 638-644). Fue uno de los nueve voluntarios para luchar contra
Héctor en un combate cuerpo a cuerpo (Ilíada 7, 168), pero perdió en el sorteo ante Áyax, el hijo de
Telamón. Poseidón se hizo pasar por Toante para convocar a Idomeneo y evitar que Héctor, quien acababa
de matar al nieto del dios del mar, desalojara a los argivos (Ilíada 13, 215-239). Más tarde, cuando Héctor
se abre camino hacia las naves argivas, Toante ordena a la muchedumbre que vuelva a las naves y que los
más valientes, como él mismo, lo rechacen yendo a su encuentro con las picas levantadas (véase Ilíada 15,
281-299). Virgilio (Eneida 2, 262) menciona a Toante como uno de los guerreros escondidos en el caballo
de Troya. Cfr. «Alternative Odysseys: The Case of Thoas and Odysseus» de Jim MARKS (2003).
88
«Manto» traduce chlaîna, prenda masculina que se usa sobre el chitón –túnica– también utilizado solo
por los hombres, porque la túnica femenina se denomina péplos. El término chlaîna aparece quince veces
en el canto 14, en ocasiones se usa a modo de frazada para cubrirse cuando se duerme (aquí y en v. 460).
Brevísima descripción de estas prendas y fuentes en las que se mencionan en Greek and Roman Dress from
A to Z de Liza CLELAND, Glenys DAVIES y Lloyd LLEWELLYN-JONES (2008).
89
El hexámetro contradice v. 514, donde dice que tienen un manto por persona. No obstante haber
comprendido Eumeo el mensaje de la historia del mendigo, se entiende que el manto es solo un préstamo,
no un regalo. La obtención de la ropa que necesita provendrá de Telémaco. La referencia al hijo de Odiseo
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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para vestir cuando se levantaba un terrible temporal.
Así pues, allí se acostó Odiseo, y junto a él
se acostaron los hombres jóvenes. Pero al porquerizo
no le agradaba acostarse a dormir lejos de los cerdos, 525
por lo que se aprestó a salir afuera. Odiseo se alegró
por lo mucho que cuidaba su hacienda, aunque él estaba lejos.
Primero se colgó de los fuertes hombros la aguda espada
y luego se rodeó con un grueso manto, muy espeso, como protección
tomó la piel de un macho cabrío, gordo y grande 530
y agarró una aguda jabalina, para defenderse de perros y de hombres;
y se fue, aun deseando dormir, adonde dormían los cerdos de blancos dientes,
que dormían bajo una cóncava roca, al abrigo del Bóreas90.

(v. 515) es adecuada en este lugar, porque prepara las circunstancias que ocurrirán en el canto 16, cuando
el joven llegue a la cabaña de Eumeo.
90
La roca bajo la cual duermen los cerdos de Eumeo se denomina Roca del Cuervo y está cerca de la fuente
Aretusa (véase 13, 408).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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Canto XV
Telémaco regresa a Itaca1

ATENEA ORDENA A TELÉMACO QUE VUELVA A SU HOGAR (1-47)

Entre tanto, hacia la extensa Lacedemonia, Palas Atenea2


había marchado para recordar al ilustre hijo del magnánimo Odiseo
el regreso y ordenarle que volviera a casa.
Encontró a Telémaco y al brillante hijo de Néstor,
acostado en el pórtico del prestigioso Menelao, 5
en verdad solo al Nestórida tenía dominado el dulce sueño,
a Telémaco no lo sujetaba el grato sueño y en su ánimo
y a lo largo de la noche inmortal lo agitaba la ansiedad por su padre3.
Se acercó Atenea, la de ojos de lechuza, y le dijo:
«Telémaco, ya no está bien deambular más tiempo lejos de casa4 10
pues han quedado tus bienes en el palacio, y hombres5
muy soberbios. Que no vayan a devorarlo todo
y tus bienes repartan mientras tú haces un viaje en vano.
»Vamos, urge rápidamente a Menelao, de vigoroso grito,
para que te envíe de vuelta y en casa encuentres a tu ilustre madre 15

1
El canto 15 describe la última parte de la noche del día treinta y cinco, los días treinta y seis y treinta siete
y la madrugada del día treinta y ocho, contemporánea a la acción de comienzos de canto 16. Volvemos a
focalizarnos en las acciones de Telémaco, que habíamos dejado en 4, 624 en el palacio de Menelao, lugar
en que se había celebrado un banquete y se estaba preparando otro. Pareciera aquí que es el día siguiente,
pero han transcurrido diez cantos en los que se narró el viaje de Odiseo desde Ogigia a Itaca, que ha durado
más de un mes. Los especialistas no han resuelto este problema en la cronología del viaje de Telémaco; cfr.
The Stranger’s Welcome de Steve REECE (1993: 90). La estructura del canto es la siguiente: 1.-Atenea
reaparece y aconseja a Telémaco (vv. 1-47); 2.- Se sucede un largo aprestamiento para la partida de
Telémaco de Esparta (vv. 56-183); Telémaco se separa de Pisístrato, e irrumpe Teoclímeno (vv. 184-300);
3.-La acción vuelve a la cabaña de Eumeo donde está Odiseo (vv. 301-495). 4.- A partir del v. 495 hasta el
final, el narrador vuelve a concentrar su atención en Telémaco que desembarca finalmente en su tierra natal.
Como vemos, en este canto se unen los dos hilos narrativos: el que corresponde a Telémaco y el que ha
traído a Odiseo a Itaca.
2
La acción retorna a la presencia de Atenea, diosa protectora de Odiseo, con quien colabora en Odisea,
transmitiéndole parte de su conocimiento y astucia en las adversidades. En 13, 439-440, Atenea había
iniciado su vuelo hacia Esparta, en Lacedemonia, en busca de Telémaco. En 13, 413-415, la diosa le había
indicado a Odiseo –después de haberlo transformado en un mendigo vagabundo– que la esperara en la
cabaña de Eumeo, adonde ella retornaría con el hijo del héroe. Atenea exhorta a Telémaco para que regrese
mediante un sueño, con la particularidad de que Telémaco no está dormido sino insomne (vv. 7-8). Una
vez que la diosa se ha marchado, el joven reacciona y despierta a Pisístrato, el hijo de Néstor, para marcharse
de Esparta (vv. 44-47). Obsérvese que en esta ocasión, Atenea no adopta formal de mortal (véase 1, 105;
6, 22) y en ninguna parte se refiere a sí misma como Atenea (como lo hizo en 13, 305).
3
El insomnio de Telémaco contrasta con el sueño despreocupado de Pisístrato. Véase en 20, 6 nota sobre
el motivo literario del insomnio.
4
Atenea no puede o no quiere revelar la verdadera razón por la que Telémaco debería volver a Itaca: su
padre ya ha regresado. Utiliza otros argumentos: 1.- el peligro de la pérdida de su patrimonio, sea en manos
de los pretendientes o potencialmente por Penélope después de un inminente nuevo matrimonio (véase las
preocupaciones de Telémaco por su patrimonio en 1, 250-251 y 2, 48-49); 2.- la intención de los
pretendientes de matarlo (vv. 27-32), por lo que es mejor no regresar al palacio directamente, sino pasar
primero por el habitáculo de un servidor de confianza.
5
Los vv. 11-13 repiten 3, 314-316, con una leve variación en v. 12.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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que ya su padre y sus hermanos andan apremiándola6


a que se case con Eurímaco7, pues este aventaja a todos
los pretendientes en dones y ha aumentado su regalo nupcial.
»Que no se lleve de tu casa, sin que te enteres, algún bien8.
Pues ya sabes cómo es el sentimiento en el pecho de una mujer: 20
quiere incrementar el patrimonio de la casa de quien la despose
y de sus primeros hijos y de su amado esposo,
una vez que ha muerto, ya no se acuerda ni se preocupa.
»Pero tú, cuando te marches de aquí, deberías dejar todo
en manos de una esclava, la que te parezca mejor, 25
hasta que los dioses te indiquen una esposa bien sana.
»Te voy a decir algo más y debes ponerlo en tu interior:
los pretendientes, los más nobles, con astucia te quieren emboscar
en el estrecho entre Itaca y la escarpada Samos,
deseosos de ultimarte antes de que llegues a tu tierra patria9. 30
Pero no creo que se cumpla; antes ha de abrazar la tierra
a alguno de los pretendientes que se comen tu hacienda.
Por tanto aleja de las islas tu bien construida nave10
y navega durante la noche. Te enviará un viento favorable
aquel que entre los inmortales te custodia y protege. 35
»Mas tan pronto como hayas llegado a la costa de Itaca,
envía la nave y a tus compañeros a la ciudad
y tú marcha antes que nada junto al porquerizo11,
el que es guardián de tus cerdos y que conoce tus sentimientos.
Pasa allí la noche y envíalo a la ciudad 40
para que anuncie a la prudente Penélope
que estás a salvo y has arribado desde Pilos».
Después de hablar así, se marchó hacia el lejano Olimpo.
Despertó Telémaco al hijo de Néstor de su dulce sueño,
lo empujó con el pie12 y le dijo su palabra: 45
«Despierta, Pisístrato Nestórida, a los caballos de una sola pezuña
unce al carro, para que activemos el viaje».

DONES DE HOSPITALIDAD DE MENELAO A TELÉMACO (48-132)

6
No se dice en ningún otro lugar que el padre –Icario– y sus hermanos apremian a Penélope para que se
case con Eurímaco; puede ser que este verso se haya interpolado o no sea más que una pequeña mentira de
Atenea.
7
En vv. 518-522, Telémaco repite que Eurímaco es el pretendiente con más posibilidades. Sobre las
características personales del pretendiente Eurímaco, véase nota a 1, 399.
8
Esta –malintencionada– aserción de Atenea de vv. 19-23 sobre las mujeres en general y Penélope en
particular no tiene parangón en Odisea, en la cual Penélope es fiel a la memoria de su esposo y está siempre
preocupada por su hijo.
9
Los vv. 30-32 repiten 13, 426-428, es decir, Atenea le había dicho lo mismo a Odiseo.
10
No sabemos a cuáles islas se refiere Atenea. Posiblemente a Itaca y Samos, que en el v. 29 se mencionan
a los costados del estrecho en que los pretendientes están emboscados. Esperan a Telémaco en la isla de
Ásteris, en medio de la distancia de Itaca y Samos, según se dice en 4, 846 (véase nota), aunque sea un
error geográfico y debiera decir «Same» (véase nota a 4, 845). Otras islas se van a mencionar en vv. 299
(véase nota).
11
Similares palabras le había dicho Atenea a Odiseo en 13 404-405.
12
Idéntica expresión se usa en Ilíada 10, 158: Néstor y Odiseo encuentran a Diomedes durmiendo y Néstor
lo despierta de la misma manera.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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Y a su vez, Pisístrato, el hijo de Néstor, le contestó13:


«Telémaco, no es posible, aunque aceleremos la partida,
conducir en medio de la oscura noche. Pronto vendrá la aurora. 50
Más bien que nos traiga sus regalos y los coloque en el carro
el héroe Atrida Menelao, famoso por su lanza,
y con palabras amables nos dé la despedida;
pues un huésped se acuerda todos los días
del hombre hospitalario que le ha ofrecido su amistad14». 55
Así dijo, y enseguida apareció Eos, la del trono de oro.
Muy cerca se aproximó Menelao, de vigoroso grito,
que se había levantado del lecho, de junto a Helena de bellas trenzas.
Cuando lo vio el querido hijo de Odiseo
vistió sobre su cuerpo la resplandeciente túnica, 60
echó un gran manto sobre sus robustos hombros
el héroe. Se dirigió a la puerta. Irguiéndose ante él, le dijo
Telémaco, el querido hijo del divino Odiseo:
«Atrida Menelao, descendiente de Zeus, caudillo de tu pueblo
ahora en este momento despídeme a mi querida tierra patria15,
pues ya anhelaba mi ánimo regresar a casa». 65
Y le contestó luego Menelao, de vigoroso grito:
«Telémaco, no seré yo quien vaya a detenerte aquí más tiempo
si deseas el regreso. Juzgo equivocado a cualquiera
que reciba a un huésped y en exceso lo ame 70
o en exceso lo aborrezca. Todo es mejor si es proporcionado16.
»Hacen un daño semejante el que a marcharse empuja
a un huésped que no lo desea y el que retiene al ansioso por irse.
Hay que homenajear al huésped cuando llega; pero si quiere, dejarlo ir
»No obstante, espera a que traiga mis regalos y los ponga en el carro, 75
dones hermosos –lo verás con tus propios ojos–, y que ordene a las mujeres
preparar un almuerzo17 en palacio con cuanto hay aquí en abundancia.
»A la par, gloria, esplendor y buen provecho18,
es viajar bien alimentados por la tierra sin límite.

13
La alocución calmada de Pisístrato de vv. 49-55 contrasta con la impaciencia propia del joven Telémaco
manifestada en vv. 46-47. El hijo de Néstor, en su función de colaborador, ilustra al hijo de Odiseo sobre
las formas adecuadas de concluir una visita.
14
La hospitalidad es una institución social en la poesía épica y refleja sin duda las costumbres de la época
arcaica; cfr. The Routledge Handbook of Hospitality Studies de Conrad LASHLEY (2016: 1-10).
15
La partida de Telelémaco de Esparta puede compararse con la partida de Odiseo de la isla de los feacios
(13, 19-80) y ambas con la partida de Príamo del campamento aqueo (Ilíada 24,189-328).
16
La frase gnómica es equivalente a «nada en exceso», escrita en el frontón del templo de Apolo en Delfos.
Para el caso, significa: tanto el amor como el odio hacia un viajero que llega a la casa deben ser moderados.
17
«Almuerzo» traduce deîpnon, la comida del mediodía (véase vv. 94 y 500; 6, 97; 10, 57, 116 y 155; 17,
176; 24, 215, 360 y 394), aunque a veces traducimos deîpnon por «banquete» (4, 624; 17, 214; 20, 175 y
390.
18
Conviene detenerse en estos conceptos que ponen en relación ciertos valores con la buena alimentación:
«gloria» traduce kýdos, que refiere especialmente a la gloria en la guerra (se dice «gran gloria de los aqueos»
de Odiseo en 12, 184 e Ilíada 9, 673 y de Néstor en 3, 79 e Ilíada 14, 42); «esplendor» traduce aglaíe, que
se traduce por «belleza» cuando se refiere a Penélope (véase 18, 180); «buen provecho» traduce óneiar,
término más relacionado con la comida que los otros dos: se traduce por «refrigerio» en la fórmula «echaron
mano del refrigerio que tenían preparado delante» (1, 149; 4, 67 y 218; 5, 200; 8, 71 y 484; 14, 453, 16, 54;
17, 98; 20, 256 e Ilíada 9, 91 y 221; 24, 627).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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Si quieres dar una vuelta por la Hélade y el centro de Argos19, 80


para yo mismo escoltarte en persona, unciré mis caballos
y te guiaré por las ciudades de los hombres. Nadie a nosotros
nos va a despedir sin más, sino que nos darán para llevarnos
un trípode de buen bronce o un caldero
o quizás dos mulas20 o una copa de oro». 85
A él, a su vez,Telémaco le contestó con prudencia:
«Atrida Menelao, descendiente de Zeus, caudillo de pueblos,
quiero volver ya a mis cosas, a mis espaldas
al marcharme no he dejado vigilante alguno de mis posesiones;
no quiero que por buscar a mi divino padre yo me pierda, 90
o que se pierda en el palacio algún tesoro valioso».
Luego que lo oyó Menelao, de vigoroso grito,
al punto ordenó a su esposa y esclavas que preparasen
preparar un almuerzo21 en palacio con cuanto había en abundancia22.
Se le acercó luego Eteoneo, hijo de Boeto23, 95
recién levantado de la cama –pues no habitaba lejos–,
que encendiera fuego le ordenó Menelao, de vigoroso grito,
y que pusiera a asar las carnes. Y aquél no desobedeció al oírlo.
Menelao descendió al perfumado tálamo24,
pero no solo; junto a él marchaban Helena y Megapentes25 100
el Atrida tomó una copa de doble asa
y ordenó a su hijo Megapentes que llevara una crátera
de plata. Helena se detuvo junto a sus arcones
donde tenía peplos multicolores que ella misma había bordado. 105
Tomó uno de ellos y se lo llevó Helena, divina entre las mujeres,
el más hermoso por sus bordados y el más grande
Brillaba como una estrella. Estaba debajo de los demás.
Atravesaron caminando el palacio hasta que llegaron
junto a Telémaco. Y le dijo el rubio Menelao: 110
«Telémaco, ¡ojalá que el regreso tal como tú pretendes
lo lleve a término Zeus, el tronador esposo de Hera,

19
La Hélade designa una región al sur de Tesalia (véase llíada 2, 683; 9, 395, 447 y 478; 16, 595) y Argos
denomina una amplia región, a veces al Peloponeso entero (como en 4, 174). La segunda parte del
hexámetro, que es fórmula en 1, 344 (véase nota) y 4, 726 y 816, puede significar que Menelao se ofrece a
acompañar a Telémaco por una recorrida por todo el sur y el norte de Grecia para obtener regalos.
20
En 4, 590, Menelao había prometido a Telémaco «tres caballos y un carro bien trabajado», regalo que
Telémaco resignó en 4, 601-602; quizá por esa razón no se mencionan aquí.
21
Véase nota a v. 77.
22
Obsérvense algunos elementos de la escena de la partida en curiosa correspondencia con los de la llegada
de Telémaco a Esparta: celebración de una comida festiva (vv. 93-98, 134-43 y 4, 51-67); intervención de
los personajes secundarios Eteoneo (v. 95 y 4, 22-38) y Megapentes (vv. 100, 103 y 4, 11); mención de los
viajes de Menealo en los cuales consiguió riquezas (vv. 117-119 y 4, 33-34); admiración por las riquezas
de Menelao (132 y 4, 43-47); el tejido de Helena (en v. 126 le ofrece una túnica que ella misma había tejido
y en 4, 120-135 trae los adminículos para tejer).
23
Véase nota a 4, 31. Este servidor de Menelao es un personaje evidentemente de noble nacimiento, pues
se menciona el patronímico, Boetídes que traducimos por «hijo de Boeto».
24
En Ilíada 6, 288, la fórmula se aplica a Hécabe y en Ilíada 24, 191 a Príamo. El tálamo es siempre una
cámara privada, que puede oficiar de almacén o de dormitorio; véase nota a 21, 8. Los vv. 101-109 ofrecen
un buen ejemplo de los objetos que se guardaban en el tálamo.
25
Megapentes es el hijo que Menelao había tenido de una esclava (véase 4, 10-11).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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De cuantos objetos hay en mi casa para atesorar26


te daré el que sea más bello y más valioso.
Te daré una cratera bien tallada, de plata 115
es toda ella y recamados con oro los bordes.
Es obra de Hefesto; me la dio el héroe Fédimo,
rey de los sidonios27, cuando me albergó en su casa
en mi regreso a este lugar. Esto es lo que te quiero regalar».
Así diciendo, puso en sus manos una copa de doble asa 120
el héroe Atrida; luego una crátera refulgente
le dejó delante el vigoroso Megapentes que la portaba,
de plata. También se le acercó Helena, de hermosas mejillas,
con el peplo en sus manos, le dijo su palabra y lo llamó por su nombre:
«También yo, hijo querido, te entrego este regalo, 125
recuerdo de las manos de Helena, para que en la hora de la deseada boda
se lo lleves a tu esposa28. Junto a tu amada madre hasta entonces
y que se quede en palacio. Que llegues feliz
a tu bien edificada casa y a tu tierra patria».
Así diciendo lo puso en sus manos y él lo recibió gozoso. 130
Lo puso en la caja del carro29 el héroe Pisístrato
luego de recibirlo. Y todas las cosas maravillaban su ánimo30.

AUGURIO DE HELENA ANTES DE LA PARTIDA DE TELÉMACO (133-183)

Después por el palacio los comenzó a guiar Menelao, de rubia cabeza31,


y se sentaron luego en sillas y sillones32.

26
Los vv. 113-119 repiten 4, 617-623. Obsérvese que el ofrecimiento de los regalos de Menelao y Helena
a Telémaco van acompañados de un discurso que al mismo tiempo es de despedida, tal como se combinaban
las ofrendas de hospitalidad y las palabras de despedida en la escena de los dones de Euríalo a Odiseo en
la corte de los feacios, en 8, 406-411.
27
Véase nota a 4, 617 y a 618.
28
Helena se muestra aquí como una virtuosa ama de casa que defiende los valores del matrimonio.
29
«Caja del carro» traduce peírintha, que también puede ser un cesto de mimbre, el término aparece en
Ilíada 24, 190 y 267.
30
La contemplación admirativa de los regalos por parte de Pisístrato cierra la escena del otorgamiento de
dones de hospitalidad. El vínculo de hospitalidad consolida por generaciones la amistad entre los huéspedes.
El nombre técnico de esta práctica es xenía, que proviene de la palabra xénos –huésped– y su carácter
religioso está demostrado por uno de los epítetos de Zeus: Zeús Xénios es el protector de la hospitalidad.
La xenía no tenía reglas escritas pero estaba socialmente institucionalizada, con un ritual cuyos sucesivos
pasos no debían ser transgredidos. Cfr. la tesis de doctorado The Essence of Hospitality from the Texts of
Classical Antiquity de Kevin D. O'Gorman (2008: 193-200) quien sobre la base de lo señalado en The
Stranger’s Welcome de Steve REECE (1993) menciona doce episodios en Odisea: Atenea-Mentes en Itaca;
Telémaco en Pilos; Telémaco en Esparta; Hermes y Calipso; Odiseo y los feacios; Odiseo y Polifemo;
Odiseo y Eolo; Odiseo y los lestrigones; Odiseo y Circe; Odiseo y Eumeo; Telémaco y Eumeo; Odiseo en
su propio hogar.
31
Es el único lugar en que aparece expandida la fórmula «rubio Menelao», que se registra especialmente
en el canto 4 (vv. 30, 59, 76, 147, 168, 203, 265 y 332), tomada de Ilíada (3, 284; 4, 183 y 210; 17, 6, 18,
113, 578, 673 y 684; 23, 293, 401 y 438). «Rubio» traduce xanthós, que puede traducirse también como
«dorado», con matices rojizos, aquí acompañado de «cabeza», –káre–. Los ojos claros, la alta estatura y el
cabello rubio se consideran una demostración de ascendencia divina. De hecho, Menelao va a alcanzar la
inmortalidad y vivir por siempre en la llanura Elisea, junto al rubio Radamante (véase 4, 561-569).
32
Véase nota a 1, 145. Klismós traduce «silla», pero puede también ser una especie de diván, porque no
tiene brazos ni respaldo a diferencia del thrónos que traducimos por «sillón».
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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Y una sierva derramó agua en una jarra que llevaba33 135


bella y de oro, sobre fuente de plata
para lavarse. Tendió al costado una pulida mesa.
Luego la venerable ama puso pan que llevaba,
y añadió manjares, favoreciéndolo entre los presentes.
El hijo de Boeto34 repartía la carne y distribuía las porciones, 140
y escanciaba el vino el hijo del ilustre Menelao.
Ellos, a la comida preparada que tenían delante echaron mano
y, cuando el deseo de comida y bebida habían alejado,
entonces Telémaco y el brillante hijo de Néstor
engancharon los caballos y subieron al carro de variados colores 145
y lo condujeron fuera del pórtico y de la sonora galería.
Tras ellos marchaba el Atrida, el rubio Menelao
con el vino que alegra el ánimo en su mano derecha,
en copa de oro, para que hicieran una libación antes de partir.
Se paró delante de los caballos y como despedida exclamó35: 150
«¡Salud, muchachos!, a Néstor, pastor de su pueblo,
saluden. Pues fue para mí tierno como un padre
cuando en Troya combatíamos los hijos de los aqueos».
Y a su vez Telémaco le contestó inspirado:
«Por entero, descendiente de Zeus, tal como nos has dicho 155
todo, después de llegar, se lo diremos a él36. Ojalá yo,
cuando vuelva, al llegar a Itaca, encontrara a Odiseo en casa
y pudiera contarle que de estar junto a ti, tras conseguir toda tu amistad37,
regreso, y que llevo conmigo regalos, muchos y buenos».
Mientras así hablaba pasó volando un pájaro por la derecha, 160
un águila que llevaba entre sus garras a un enorme ganso blanco,
doméstico, de algún corral. Lo perseguían gritando
hombres y mujeres. El ave llegó cerca de ellos
y se lanzó por la derecha, frente a los caballos. Al verlo
se alegraron y a todos el ánimo se les regocijaba. 165
Y entre ellos Pisístrato Nestórida comenzó su discurso:
«Piensa, Menelao, descendiente de Zeus, caudillo de tu pueblo,
si es para nosotros o para ti que una divinidad envió este presagio».
Así dijo. Y se quedó cavilando Menelao, amado de Ares38,
Para poder contestarle de manera adecuada, pensando primero. 170
Pero Helena, de fino peplo, se le adelantó y dijo su palabra:
«Escúchenme, voy a hacer un augurio39 tal como en el ánimo

33
Véase nota a 1, 136. Esta descripción de una comida típica (en este caso de despedida del huésped), se
encuentra solo en Odisea (véase 1, 136-140) y tiene las características de un ritual: 1.- lavado de las manos
(vv. 135-137); 2.- se reparte el pan, la carne y el vino (vv. 138-141); 3.- consumo de las viandas (142-143);
en este caso la escena se completa con el brindis que realiza Menelao (vv. 147-153).
34
Véase nota a v. 95.
35
Menelao declama un segundo mensaje de despedida (vv. 151-153), el primero fue en vv. 111-119.
36
Telémaco promete una acción que no va a cumplir, veremos en vv. 195-201 que le solicita al hijo de
Néstor, Pisístrato, que lo exima de visitar al anciano.
37
Véase nota a 9, 525.
38
Es el único lugar en Odisea en que aparece la fórmula «Menelao, amado de Ares», tomada de Ilíada
(véase 3, 21, 136, 232 y 253; 4, 150; 5, 561; 17, 138), siempre en final de hexámetro.
39
El augurio de Helena de vv. 172-178 pareciera expresarse en respuesta al deseo de Telémaco de encontrar
a Odiseo en casa (vv. 156b-159) y, en efecto, Telémaco lo agradece con exagerado entusiasmo (vv. 180-
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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los inmortales me lo arrojan y como creo que se va a cumplir.


Así como el águila arrebató un ganso criado en la casa40
después de llegar de la montaña, donde está su familia y su padre, 175
así Odiseo, después de sufrir muchos males y mucho haber vagado,
a casa llegará y los hará pagar, o quizá ya en las casas
está sembrando la muerte para todos los pretendientes».
A ella, a su vez, Telémaco le contestó inspirado:
«¡Ojalá lo disponga así Zeus, el tronante esposo de Hera! 180
En ese caso te invocaría también allí como a una diosa».
Así dijo y restalló el látigo sobre los caballos. Estos velozmente
se lanzaron a la pradera atravesando briosos la ciudad.

TELÉMACO Y PISÍSTRATO SE SEPARAN (183-221)

Ellos, durante todo el día, su yugo arrastraron por ambos lados.


Y se sumergió Helios y todos los senderos se ensombrecieron 185
cuando llegaron a Feras, a casa de Diocles,
hijo de Ortíloco41, a quien Alfeo engendrara como hijo.
Allí pasaron la noche y él les entregó dones de hospitalidad.
Cuando apareció Eos, hija de la mañana, la de dedos de rosa,
uncieron sus caballos y ascendieron al carro policromado 190
y lo condujeron fuera del pórtico y de la resonante galería.
Restalló el látigo y los caballos volaron no contra su voluntad42.
Por fin llegaron a la escarpada ciudadela de Pilos43
y Telémaco se dirigió al hijo de Néstor:
«Nestórida44, ¿podrías cumplir haciendo un esfuerzo 195
mi pedido? Nos preciamos de ser huéspedes para siempre
por el amor de nuestros padres, además de tener la misma edad.
Y este viaje nos habrá de unir más en sentimientos.
No me lleves más lejos de la nave, hijo de Zeus, déjame aquí mismo,
no sea que el anciano me retenga contra mi voluntad en su casa 200

81). En realidad Helena anuncia una mera presunción: «creo que se va a cumplir» (v. 173), «quizá ya» (v.
177), cuyos matices irónicos son evidentes para el público que conoce que Odiseo ya ha llegado a Itaca.
40
El simbolismo de Odiseo representado en un águila que extermina a los pretendientes en apariencia de
gansos, en el sueño de Penélope de 19, 536-553.
41
Véanse notas a 3, 488 y 489. Se trata de la dinastía de Feras, en Mesenia (Alfeo-Ortíloco-Diocles), fue
una de las siete ciudades que Agamenón ofreció para aplacar la cólera de Aquiles (véase Ilíada 9, 151 y
293).
42
Los vv. 184-192 repitieron la escena de 3, 486-394 y da la impresión a los oyentes de que se reiterará el
mismo itinerario –a la inversa–, pero Telémaco explica a Pisístrato su cambio de planes en los versos
siguientes.
43
El palacio micénico de Pilos estaba en lo alto de una colina, denominada Epano Englianos, en Mesenia,
en la costa sudoeste del Peloponeso. Cfr. The Palace of Nestor at Pylos in Western Messenia de Carl W.
BLEGEN & Marion RAWSON (1966: 423), con texto e ilustraciones sobre las excavaciones que comenzaron
en 1939, después de que el arqueólogo Konstantinos Kourouniotis, ubicara su emplazamiento. El palacio
de Néstor fue destruido circa 1200 a. C. y nunca reconstruido. Entre 1952 y 1964 se renovaron las
excavaciones y se descubrió un complejo de cuatro estructuras separadas de considerable tamaño. Fueron
encontradas cientos de tablillas con inscripciones en lineal B. El palacio debió ser el centro administrativo
de un reino o principado muy extenso.
44
Telémaco llama a Pisístrato por el patronímico «Nestórida», hijo de Néstor, y por tanto nieto de Neleo
y Cloris y bisnieto de Poseidón.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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deseoso de agasajarme. Y necesito llegar lo antes posible45».


Así habló y el Nestórida46 deliberó en su ánimo
de qué modo según lo justo podría cumplir su palabra.
Mientras así pensaba, decidió lo que era más provechoso.
Hizo volver sus caballos hacia la rápida nave y la ribera del mar. 205
En la nave, en la popa, descargó los hermosísimos regalos,
vestidos y oro, que Menelao le había dado
Y apremiándolo le decía estas aladas palabras:
«Embarca ahora y ordénaselo a todos tus compañeros
antes que llegue yo a casa y dé la noticia al anciano. 210
Pues yo sé bien en mi mente y en mi corazón
tal como tiene de indomable el ánimo no te dejará ir,
sino que vendrá él en persona a buscarte y te aseguro
que no vendrá en balde. Caso contrario, se quedará enojado».
Después de hablar así impulsó sus caballos de hermosas crines 215
hacia la ciudad de los Pilios y arribó rápidamente a casa.
Telémaco mientras apremiando a sus compañeros les ordenó:
«Pongan en orden los aparejos, compañeros, en la oscura nave,
y embarquemos todos, para proseguir nuestro camino».
Así habló y ellos lo escucharon y obedecieron. 220
Y al punto se embarcaron y se sentaron en los bancos.

IRRUPCIÓN DEL ADIVINO TEOCLÍMENO (222-300)

Mientras Telémaco se afanaba y hacía una libación47: sacrificaba a Atenea,


en la popa de la nave, cuando se le acercó un hombre,
venido de lejos, escapado de Argos por haber matado a otro hombre,
un adivino. Por su linaje era descendiente de Melampo48, 225
quien en otro tiempo vivió en Pilos, madre de ganados,
y un inmensamente próspero palacio entre los pilios habitaba.
pero luego se marchó a otras tierras huyendo de su patria
y del magnánimo Neleo, el más noble de los vivientes,
quien le retuvo sus muchos bienes durante un año entero 230
por la fuerza, mientras él estuvo en el palacio de Fílaco

45
Telémaco resuelve no visitar a Néstor en Pilos a pesar de que se lo había prometido a Menelao en vv.
150-159. Como en vv. 43-55, se muestra impaciente por volver a su hogar, hasta el punto de querer eludir
los rituales de la hospitalidad, aunque esta vez es consciente de ello y solicita la cooperación de Pisístrato,
quien no reacciona con palabras, sino que medita sobre lo que corresponde hacer y lo ejecuta de inmediato.
46
Sobre la construcción del personaje de Pisístrato, véase nota a 3, 36.
47
La libación que hace Telémaco se retoma en v. 258. En ocasiones en efecto se realiza una libación antes
de partir en barco (véase vv. 147-149; 2, 432-433; 14, 250-251), pero ésta no estuvo prevista en las
instrucciones de Pisístrato de vv. 209-214. A pesar de su prisa por irse, Telémaco es interrumpido por un
personaje inquietante en medio de una actividad religiosa.
48
El episodio de la vida de Melampo que ya se relató en 11, 287-297 se narra aquí a modo de racconto en
la voz del narrador y en el marco de la presentación del personaje Teoclímeno. El esquema narrativo es el
siguiente: 1- Melampo vivía en Pilos y se marchó a otra ciudad, huyendo de Neleo (vv. 226-229), quien
había confiscado sus bienes mientras estaba cautivo en Fílaca (vv. 230-232), pues se había vuelto loco
cuando quiso robar el ganado de Íficlo –en Fílaca– para obtener a la hija de Neleo para su hermano (vv.
233-234); 2.- Melampo escapó de su prisión y volvió a Pilos con las vacas y se vengó de Neleo (vv. 235-
237a) y casó a la hija de Neleo con su hermano (vv. 237b–238a); Melampo se trasladó a Argos donde se
convirtió en rey (vv. 238b–240).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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con dolorosas cadenas apresado y padeciendo fuertes dolores


por causa de la hija de Neleo49 y de la gravosa demencia
que puso en su mente una diosa temible, una Erinia.
Pero consiguió escapar de la muerte y condujo sus mugidores bueyes 235
hacia Pilos, desde Fílaca. Y castigó por su acción vergonzosa
al divino Neleo, y una mujer para su hermano.
condujo a su casa. Y se marchó luego a otro país,
a Argos, criadora de caballos. Allí estaba destinado
a vivir, reinando sobre numerosos argivos50. 240
Allí tomó mujer y construyó una casa de elevado techo.
Y engendró a Antífates y Mantio, dos hijos fuertes.
Antífates engendró al magnánimo Oicleo,
y Oicleo a su vez a Anfiarao, que congrega pueblos51,
a quien en su corazón amaba Zeus, portador de égida y Apolo 245
con total amistad. Pero no llegó al umbral de la vejez,
sino que pereció en Tebas por causa de unos regalos a su mujer52.
Hijos suyos fueron Alcmeón y Anfíloco.
Mantio, por su parte, engendró a Polífides y a Clito.
Pero, ¡ay!, a Clito se lo llevó Eos, la de trono dorado, 250
a causa de su belleza, para darle un lugar entre los inmortales.
Y al magnánimo Polífides Apolo lo hizo adivino
–al más noble de los mortales–, cuando murió Anfiarao53.
Este, se marchó a Hiperesia54, encolerizado contra su padre,
y allí habitando, profetizaba para todos los mortales. 255

49
La hija de Neleo es Peró (véase 11, 287-297). Ni aquí ni en el pasaje del catálago de las mujeres del
canto 11 se relata la historia completa (véase notas a 11, 281, 290, 291 y 297) que es como sigue, según la
cuenta Apolodoro (1, 9, 12) y el escoliasta a 11, 287: Neleo tenía una hija, Peró, de quien estaba enamorado
Biante, hermano de Melampo. Neleo no entregaba su hija si el pretendiente no le traía el rebaño de Ificlo
(o de su padre Fílaco). Melampo, adivino que había recibido de Apolo el don de la profecía, se prestó a
ayudar a su hermano, pero fue sorprendido en el acto de robar el ganado y pasó un año encerrado. Durante
ese lapso, llegó a oídos de Fílaco la noticia del don profético del prisionero. Fílaco ansiaba curar a su hijo
Ificlo de su impotencia sexual y Melampo lo curó valiéndose de su capacidad para entender el lenguaje de
las aves. Fílaco en agradecimiento le donó el rebaño y Neleo le concedió la mano de Peró a Biante.
50
Según Heródoto (9, 34, 1) y Ferecides (escoliasta al v. 225) Melampo recibió Argos del rey Preto, quien
lo había convocado para que curara a sus tres hijas que habían enloquecido cuando llegaron a la edad núbil.
Melampo solicitó primero un tercio del reino por sus servicios. Preto se negó y las tres princesas
enloquecieron aún más, así como el resto de las mujeres argivas. Melampo aceptó ahora curarlas a cambio
de otro tercio del reino para su hermano Biante y tuvo que ceder. Cuando recobraron la cordura, Preto casó
a dos de sus hijas con Melampo y su hermano, que así consiguieron los dos tercios del reino de Argos.
Según Apolodoro (2, 2, 2) el otro tercio quedó en manos de Megapentes, hijo de Preto.
51
En Ilíada el epíteto se aplica solo a divinidades. Véase nota a 22, 210.
52
El regalo fue un soborno a su esposa Erífile, hecho por Polinices, para que Anfiarao participara en la
expedición de los siete contra Tebas. Anfiarao, que también era adivino, predijo su propia muerte en Tebas
y pidió a sus hijos, Alcmeón y Anfíloco, que lo vengaran. Alcmeón vengó a su padre matando a su propia
madre y fue perseguido por las Erineas. Anfiarao es una obra perdida de Sófocles, de la que solo queda solo
un fragmento.
53
La genealogía de Teoclímeno precede a su irrupción en escena: era hijo de Polífides, hijo de Mantio, hijo
a su vez de Melampo. El padre de Teoclímeno, Polífides, había obtenido su don profético de Apolo, una
vez muerto en la guerra de los siete contra Tebas su sobrino Anfiarao (hijo de Oicleo, a su vez hijo de
Antífates, otro hijo de Melampo).
54
La ciudad está mencionada en Ilíada (2, 573), en el Catálogo de las naves, con otras ciudades del norte
del Peloponeso. Según Pausanias (7, 26, 2-3) cuando la poblaron los jonios pasó a llamarse Egira.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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Así pues, se presentó el hijo de este y su nombre era Teoclímeno55


y entonces de Telémaco muy cerca se puso. Lo encontró
mientras hacía una libación y súplicas junto a la rauda nave negra,
y dirigiéndose a él, le dirigió aladas palabras:
«Amigo, ya que te encuentro sacrificando en este sitio, 260
te imploro por las ofrendas y el dios, e incluso
por tu propia cabeza y la de los compañeros que te siguen,
dime y háblame con honestidad y nada ocultes.
¿Quién eres y de dónde? ¿Dónde están tu ciudad y tus padres?56»
Y a él, a su vez, Telémaco le contestó inspirado: 265
«En verdad, forastero, sinceramente te voy a hablar.
Por mi familia soy de Itaca y mi padre es Odiseo,
si es que existió alguna vez; ahora ya pereció con triste muerte57.
Por eso ahora he tomado compañeros y una negra nave
y vine a preguntar por mi padre, largo tiempo ausente». 270
Y después le dijo Teoclímeno, semejante a los dioses:
«Así también yo estoy, lejos de mi patria58 por matar a un hombre
de mi tribu. Muchos son mis hermanos y parientes
en Argos, criadora de caballos, los que son poderosos entre los aqueos.
Por culpa de ellos, tratando de evitar la muerte y la negra Ker59 275
he huido, que mi destino es entre los hombres andar vagando.
Pero admíteme en tu nave, porque exiliado te suplico,
para que no me maten, pues creo que me andan persiguiendo».
A él, a su vez, Telémaco le contestó con prudencia:
«No, si así lo quieres, no te rechazaré de mi equilibrada nave 280
Así que sígueme, te mostraremos afecto con lo que tengamos».
Después de hablar así, tomó de sus manos la lanza de bronce,
la tendió sobre la cubierta de la curvada nave;
también él mismo se subió a la nave surcadora del ponto.
Luego de que en la popa se hubo sentado, a su lado 285
colocó a Teoclímeno. Y de la popa soltaron amarras.

55
El primer vaticinio de Teoclímeno se producirá una vez llegados a Itaca, todavía al borde de la nave
(véase vv. 531-535), el segundo en 17, 152-161, ante Penélope (véase nota a 17, 151). El tercer vaticinio
se produce en 20, 351-357, cuando, en el banquete final, Atenea enloquecerá a los pretendientes y la voz
de Teoclímeno va a sonar como en una especie de delirio místico. Cfr. Odisea de Homero. Una
Introducción Crítica de Marta ALESSO (2005: 70-72) y la entrada «Theoclymenus» en People and Themes
in Homer's Odyssey de Agathe THORNTON (2015: 58-62).
56
Este hexámetro, una fórmula que se repite siete veces en Odisea (aquí y en 1, 170; 7, 238; 10, 325; 14,
187; 19, 24; 24, 298), debiera ser expresado en honor de verdad por Telémaco, no por el extranjero que
irrumpe como suplicante. En Heroes' names, Homeric identities, Carolyn HIGBIE (1995: 73) señala que
muchos comentaristas han debatido sobre quién –por tradición– tenía el derecho de hacer la pregunta sobre
la identidad en esta escena. Puede estar implícito que Telémaco responde a Teoclímeno, primero, por
educación y luego por la remota posibilidad que el fugitivo pudiera ser su padre o una divinidad disfrazada.
De hecho, en Penelope’s Renown, Marylin A. KATZ, (1991: 75) arriesga que el personaje de Teoclímeno
podría estar funcionando como una especie de doble de Odiseo.
57
Telémaco afirma que su padre está muerto cuando Menelao le aseguró –porque lo supo por Proteo–, que
Odiseo está vivo (véase 4, 555-560).
58
La patria de Teoclímeno es Hiperesia, según se desprende de v. 254, pero los versos que siguen dan a
entender que se refiere a «Argos, criadora de caballos».
59
«La negra Ker» es una expresión que aparece trece veces en Homero (aquí y en 2, 283; 3, 242; 22, 14,
330, 363 y 382; 24, 127; y en Ilíada 7, 254, 11, 360 y 443; 14, 462; 21, 66). Véase nota a 2, 283.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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Telémaco, dándoles ánimo, ordenó a sus compañeros


que se aplicaran a los aparejos. Ellos obedecieron con ímpetu.
El mástil de abeto en el agujero del travesaño
lo encajaron después de agarrarlo, lo amarraron con cables60 290
y extendieron las blancas velas con correas de piel de buey61.
Y les envió un viento favorable la de ojos brillantes, Atenea,
que impetuoso se desplazaba a través del aire, para que rápido
la nave recorriera volando la salada agua del mar.
Pasaron costeando Crunos62 y el Calcis63 de hermosa corriente64. 295
Y se sumergió Helios y todos los senderos se ensombrecieron
y la nave avanzaba hacia Feas65 impulsada por el viento de Zeus
y pasó junto a la divina Élide, donde gobiernan los epeos66.
Desde allí se dirigió Telémaco hacia las islas puntiagudas67
preguntándose si podría escapar de la muerte o sería capturado68. 300

ODISEO EN LA CABAÑA DE EUMEO (301-388)

Por su parte, Odiseo y el divino porquero en la cabaña


cenaban. Junto a ellos comían otros hombres69.
Pero, cuando habían echado de sí el deseo de bebida y comida,
se dirigió a ellos Odiseo, tratando de poner a prueba al porquerizo:
si lo seguiría agasajando gentilmente y lo invitaría 305
a quedarse en la majada o si lo despacharía a la ciudad:
«Escúchame, Eumeo, y también todos los demás compañeros.

60
Los marineros ya estaban sentados en los bancos (véase v. 221), ahora izan el mástil y lo amarran, acción
que debieron realizar antes de sentarse prontos a remar. La incongruencia se explica, al menos parcialmente,
si se entiende que el episodio completo de Teoclímeno es una interpolación. O puede ser que los vv. 285-
292 sean una mera imitación de 2, 417-426.
61
El hexámetro es fórmula que repite 2, 426. A diferencia del cáñamo, el cuero no es un material
particularmente idóneo para ser tensado como una cuerda.
62
Crunos es una fuente (actualmente es la fuente Tavla) cercana a la ciudad de Calcis en la Élide.
63
Se trata del río Calcis, cercano a la ciudad Calcis de la Élide, que Estrabón (8, 3, 13 y 10, 1, 9) ubica en
Macistia, en la región de Trifilia, No se trata de la Calcis más conocida, mencionada en la Ilíada (2, 537)
entre los lugares de la isla Eubea que enviaron naves a la guerra de Troya y que guerreó con la vecina
Eretria por la llanura de Lelantio en la guerra lelantina (cfr. Estrabón 9, 1, 12; Tucídides 1,15; Heródoto 5,
99). Tampoco es la otra Calcis mencionada en Ilíada (2, 640), situada sobre la desembocadura del río
Eveno, en Etolia.
64
Los vv. 295-298 están citados por Estrabón (8, 3, 26) y los vv. 295, 298, 297 (en este orden) se repiten
en el Himno homérico a Apolo 425-427.
65
Feas fue un puerto relativamente importante de la antigua Élide (Tucídides 7, 31, 1), que estaba ubicado
en un golfo natural sobre una pequeña isla, cercana a la costa, que ha desaparecido. La localidad de Feas
fue destruida en el siglo VI por un terremoto.
66
Véase nota a 13, 275 y 21, 347
67
Estrabón (8, 3, 26) las identifica con las Equínades en el mar Jónico.
68
Los versos que siguen (vv. 301-495) van a focalizar la acción en la cabaña de Eumeo. La escena ocupa
el tiempo que lleva el viaje de Telémaco a Itaca. Se evita así una explicación de cómo Telémaco sorteó la
emboscada de los de los pretendientes. Estos navegan por los mares incluso de noche (véase 16, 366-377)
y cuando se enteran de que ha logrado regresar de manera segura, solo pueden especular sobre el modo en
que logró hacerlo (véase 16, 356-370).
69
En 14, 523-533 habíamos dejado a Odiseo acostado con otros hombres jóvenes en la cabaña de Eumeo y
el porquerizo se había ido a descansar junto a sus cerdos, bajo una roca. Esto sucedió en el día treinta cinco
de la acción. Ahora estamos en la noche del día treinta y siete. No sabemos cómo pasó Odiseo estos dos
días enteros.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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Con la aurora anhelo ponerme en camino hacia la ciudad


para mendigar, para no agobiarte y tampoco a los compañeros.
Pero indícamelo bien y al mismo tiempo dame un adecuado guía, 310
que me lleve hasta allí. Por la ciudad por necesidad yo solo
andaré vagando, por si alguien me da un vaso de vino y un mendrugo70.
También luego de llegar al palacio del divino Odiseo
podré anunciar las nuevas a la prudente Penélope
y quizás mezclarme con los soberbios pretendientes 315
por si me dan de comer, ellos que tienen un montón de alimentos.
Al punto bien los serviría yo, en cuanto quisieran71,
porque te voy a decir algo, y tú ponla con lo demás y escúchame:
por la voluntad de Hermes, el mensajero72, el que a las obras
de los hombres todos dispensa gracia y honor, 320
en habilidad no podría competir conmigo mortal alguno
en encender el fuego y en cortar en astillas la leña seca,
en repartir la carne, asarla y escanciar el vino;
y en cuanta cosa, para los nobles73, están al servicio los inferiores».
Y tú, sumamente irritado, le dijiste, porquerizo Eumeo: 325
«Ay, forastero, ¿por qué en tu mente ese pensamiento
sobrevino? O lo que tú en verdad deseas es morir allí
si es que quieres mezclarte con el grupo de los pretendientes,
cuya soberbia y violencia han llegado hasta el cielo de hierro74.
No son en efecto como tú los que sirven a aquellos; 330
son jóvenes bien vestidos de mantos y túnicas75,

70
Obsérvese que en 17, 12, Telémaco va a repetir la expresión –ya en conocimiento de que el mendigo es
su padre– para que Eumeo deje marchar al forastero hacia el palacio. El vino se percibe aquí como un
alimento, fuente tan esencial como el pan para reponer calorías y vigor y no como una bebida de
esparcimiento.
71
Los vv. 317-324 son un resumen de las tareas domésticas que se pueden esperar de un thes (véase nota a
4, 644), de un jornalero que no es parte del cuerpo permanente de siervos de la casa. Las labores que está
dispuesto a hacer son atender el fuego, cortar leña y atender la mesa. En 17, 18-21, el mendigo va a alegar
que es demasiado viejo para hacer trabajos agrícolas; en 17, 187, Eumeo aduce que habría preferido que el
mendigo se quedara en el campo cuidando el establo y en 17, 223-228, el cabrero Melantio sugiere que el
forastero es demasiado perezoso para hacer ciertos trabajos como barrer los corrales o alimentar a los
animales. Cuando Eurímaco hace una afirmación similar en 18, 357-364 (el mendigo es demasiado
holgazán como para levantar un cerco o para plantar árboles), Odiseo reacciona y desafía al pretendiente
(18, 366-386). En 18, 317, el extranjero se ofrece a mantener encendidas las antorchas por la noche, tarea
que cumple 18, 343-344. En 19, 27-28, el trabajo que da Telémaco a su padre disfrazado es iluminar con
la antorcha el ambiente, con la excusa de que debe ganarse su pan pero en verdad, para que permanezca en
el megaron. Todas estas son tareas que pueden esperarse de alguien de paso que debe realizar labores
menores para ganarse el sustento durante los días que permanezca en el palacio.
72
La invocación a Hermes suena natural en un hombre sencillo que se apresta a un largo camino. Se le
aplica aquí el epíteto diáktoros, que traducimos por «mensajero» (también en 8, 335 y 12, 390). Es más
corriente que este epíteto se una con «Argifonte» en una fórmula al final del hexámetro (véase 1, 84; 5, 43,
75, 94 y 145; 8, 338; 24, 99), fórmula proveniente de Ilíada (2, 103; 21, 497), muy usada en el canto 24
(vv. 339, 378, 389, 410, 432, 445).
73
«Nobles» traduce agathoí, que todavía en Homero significa «nobles de sangre», en oposición a las clases
inferiores (véase 4, 611; 18, 276 e Ilíada 1, 257; 13, 664, etc.). Si bien Eumeo es de noble cuna (veáse su
historia, contada en primera persona, en vv. 403-484), ha perdido su areté cuando cayó en la esclavitud.
Más adelante agathós va a significar «noble» en sentido moral (cfr. Teognis 438; Heráclito104; Jenofonte,
Memorab. 1, 7, 1).
74
El hexámetro se repite en 17, 565; véase nota.
75
Curiosa descripción de los siervos de los pretendientes, son jóvenes y elegantes como sus amos; véase
nota a 2, 324.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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siempre lustrosos en sus cabezas y bellos rostros


quienes les sirven. Y las bien pulimentadas mesas
de pan y carne y vino están repletas.
Mas bien quédate. Nadie va a estar molesto por tu presencia, 335
ni yo ni los demás compañeros, los que están conmigo.
Y cuando más tarde llegue el querido hijo de Odiseo
manto y túnica te va a dar para vestirte76
y te despedirá hacia donde tu corazón en el pecho te demande».
Y le contestó a su vez el muy sufridor divino Odiseo: 340
«¡Ojalá de este modo, Eumeo, seas tan amado por el padre Zeus
como por mí, que me salvaste del vagabundeo y de la miseria!
Más que andar errante no existe nada peor para los hombres77;
por culpa del infeliz estómago tiene terribles pesares78
los varones a quienes les llega el vagar, la desgracia y el dolor. 345
Ahora que me retienes y me mandas que aguarde a aquél,
háblame ¡vamos! de la madre del divino Odiseo
y de su padre, al que dejó cuando se acercaba al umbral de la vejez;
dime si están vivos aún bajo los rayos del sol
o ya han muerto y están en las moradas de Hades79». 350
Y a su vez le contestó el porquerizo, caudillo de varones:
«En verdad yo, extranjero, con mucha sinceridad te voy a hablar.
Laertes vive todavía, aunque a Zeus le suplica todos los días,
que la vida en sus miembros se extinga, en su palacio.
Con vehemencia se lamenta por su hijo ausente 355
y por su sabia80 esposa, que en tan gran medida
lo dejó afligido al morir y en la cruel vejez lo abandonó.
Ella, de dolor por su hijo pereció, el renombrado,
con muerte cruel, ¡que nadie muera así de los que conmigo,
aquí viviendo, me son amigos y se comportan como amigos! 360
Mientras ella estaba, aunque afligida,
me era agradable para hablar y preguntarle,
puesto que ella me había criado junto con Ctimena de largo peplo81,

76
Por segunda vez, (véase 14, 508-517), Eumeo anticipa la inminente llegada de Telémaco. Y por segunda
vez alude a que le regalará ropas al mendigo (véase 14, 516), obsequio que se podría obtener también
contando mentiras a la señora de la casa (véase 14, 131-132).
77
Frase gnómica que alude más a las circunstancias de Odiseo mismo que a las del mendigo bajo cuya
apariencia se esconde.
78
El motivo literario del «maldito estómago» aparece en boca de Odiseo aquí y en 7, 216; 17, 286-289; 18,
53-54 y brevemente por otros personajes, en 17, 228 y 18, 364; en 6, 133 el tema aparece en el centro del
bello símil que compara a Odiseo con un león montaraz hambriento. En Ilíada nunca se habla de las
necesidades del vientre, excepto una vez Odiseo, en 19, 155-172. Indudablemente es en su largo regreso a
Ítaca cuando Odiseo se encuentra dolorosamente familiarizado con el fenómeno del hambre y sus peligrosos
efectos.
79
El héroe pregunta por su madre y por su padre, aunque ya sabe que su madre está muerta (11, 152-203)
y que su padre sufre una especie de locura senil (11, 187-196), pero de aquel episodio en el inframundo han
pasado ya siete años. Eumeo le va a dar una respuesta primero sobre Laertes (vv. 352-357) y luego sobre
Anticlea (vv. 358-360).
80
Anticlea. Véase nota a 21, 16. El relato de Eumeo acerca de la muerte de Anticlea concuerda con la
historia contada por ella misma en el Hades en 11, 197-203.
81
Es el único lugar en que escuchamos que Odiseo tenía una hermana. La única función de Ctimena es
haber sido amiga de Eumeo, lo cual muestra la relación estrecha entre el porquerizo y la familia del héroe.
Esta digresión de vv. 361-379 prepara para la larga historia de Eumeo sobre su vida que narrará en vv. 390-
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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lozana hija suya, a quien parió la última de sus hijos.


Junto con ella me crié y poco menos que a ella me quería. 365
Pero cuando a la amable juventud llegamos ambos
dieron a Ctimena a alguien de Same82, con buena dote,
y a mí con túnica y con manto la señora,
hermosos, me vistió y me dio sandalias para los pies,
me mandó al campo. Y me amaba de corazón. 370
Ahora echo en falta aquellas cosas, pero con todo,
mi trabajo aprecian los bienaventurados dioses, y por eso me ocupo83.
De esto como y bebo e incluso doy a los necesitados,
pero de mi soberana no me es posible escuchar con dulzura
ni palabra ni obra, desde que un mal cayó sobre la casa: 375
los personajes soberbios84. Los siervos tenemos mucha necesidad
de hablar con la señora y preguntarle cada detalle
del comer y el beber e, incluso, llevarnos algo
al campo, esas que alegran siempre el corazón de los siervos».
Y contestándole dijo el muy astuto Odiseo: 380
«¡Ay, ay!, así que de muy pequeño, porquerizo Eumeo,
anduviste errante lejos de tu patria y de tus progenitores.
Vamos, dime –y cuéntame con verdad–85
si fue destruida la ciudad de amplias calles
en la que habitaban tu padre y tu venerable madre, 385
o cuando te encontrabas solo junto a tus ovejas o a tus bueyes
hombres enemigos te capturaron y te trajeron en sus naves
a la casa de este hombre, que pagó un precio digno de ti».

EUMEO CUENTA LA HISTORIA DE SU VIDA (389-494)

Y a su vez le contestó el porquerizo, caudillo de varones:


«Forastero, ya que me preguntas esto e inquieres, 390
en silencio ahora escucha, disfruta y a beber vino
siéntate. Interminables son estas noches: hay para dormir
y para escuchar arrobados86. No tienes por qué
antes de tiempo irte a dormir, también es dañino soñar mucho.
De los demás, si a alguno lo impulsa el corazón y el ánimo, 395
que vaya a acostarse. Cuando aparezca el nuevo día
que desayune y que vaya detrás de los cerdos del amo.
Pero nosotros, en los asientos reclinados comiendo y bebiendo
con nuestras tristes desventuras disfrutemos,

484, pone énfasis en las buenas condiciones de la convivencia antaño y las malas en la actualidad (vv. 374-
375), que afectan a la relación entre amos y siervos (vv. 376b-379).
82
Sobre Same, véase nota a 1, 246.
83
El tópico sobre los buenos y malos amos estuvo en boca de Eumeo en 14, 59-68
84
Eumeo ya le había informado sobre los pretendientes a Odiseo en 14, 81-95.
85
Odiseo, en lugar de hacer comentarios sobre las quejas de Eumeo acerca de Penélope y los pretendientes,
se remonta a las palabras del porquerizo sobre sus tiempos de juventud (vv. 363-366), pidiéndole que cuente
la historia de su vida, parte de la cual ya había sido narrada en 14,142-143. El relato de Eumeo (vv. 390-
484) tendrá lugar después de la comida y estará destinado a deleitar (v. 391): se presenta como una variante
de las canciones de los aedos profesionales.
86
La idea de que hay un tiempo para hablar y un tiempo para dormir, en 11, 373-376 y 19, 591-593.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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rememorándolas. Porque incluso con sus penas disfruta el varón 400


el que ya ha sufrido mucho y mucho ha trajinado.
Así que te voy a contarte lo que me preguntas e inquieres87.
»Hay una isla llamada Siría no sé si has escuchado,
por encima de Ortigia88, por donde el sol da la vuelta;
no está excesivamente poblada, pero es buena, 405
de buenos pastos y buenos rebaños, con vino abundante y rica en grano.
La pobreza jamás se acerca al pueblo y ninguna
de las odiosas enfermedades llega a los infelices mortales.
Solo cuando envejecen en la ciudad los hombres de una generación
se acerca Apolo, el del arco de plata, junto con Artemisa, 410
y con sus suaves dardos los visitan y los matan89.
Allí hay dos ciudades y por dos todo está repartido entre ellas.
Sobre las dos, sobre ambas, reinaba mi padre,
Ktesio Orménida90, semejante a los inmortales.
»Allí un día llegaron allí unos fenicios, célebres navegantes91, 415
unos ratas, que llevaban mil baratijas en su negra nave.
Había en casa de mi padre una mujer fenicia,
hermosa y grande, experta en labores brillantes.
A ella los muy arteros fenicios la sedujeron.
Una vez que fue a lavar, junto a la cóncava nave, uno se unió con ella92 420
en amor y lecho, cosa que seduce el corazón
de las femeninas hembras93, incluso de la que es laboriosa.
Después le preguntó quién era y de dónde procedía,
y ella al punto le indicó el palacio de elevado techo de mi padre94
»“Me precio de ser de Sidón, abundante en bronce95, 425

87
Si bien la historia de Eumeo está narrada en primera persona, eso no le impide tener una perspectiva
omnisciente, que incluye los discursos de la mujer esclava (vv. 425-429) y la respuesta de su amante fenicio
(vv. 431-433), en una situación que obviamente no presenció y en todo caso no hubiera entendido, porque
era aún un niño que ingenuamente siguió a la mujer que lo cuidaba (v. 470). Cfr. el artículo «Homer Springs
a Surprise: Eumaios’ Tale at Od. 15, 403–484» de Elizabeth MINCHIN (1992).
88
Las islas Siría y Ortigia tienen un carácter mítico, no hay necesidad de identificarlas con lugares reales,
pero igualmente se piensa que Siría puede ser Syros –o Siros– «donde nació Ferécides, hijo de Babis»
(Estrabón 10, 5, 8), que está cercana a Renea, en el archipiélago de las Cícladas en el mar Egeo y que, según
Estrabón (10, 5, 5), era la antigua Ortigia; véase nota a 5, 124. La descripción de la isla es idílica, un lugar
paradisíaco, que adquiere en la nostalgia de Eumeo ribetes similares a la descripción de su tierra por Odiseo,
en 9, 21-28.
89
Véase nota a 11, 173. Artemisa provoca la muerte indolora de las mujeres y Apolo de los hombres. El
origen de esta creencia se desconoce, ni Apolo ni Artemisa son dioses de la muerte, aunque ambos usan
flechas, elemento necesario para esta difundida imagen como dioses de la muerte súbita.
90
Mencionar el nombre del padre con su patronímico (como en el caso de Euriclea, en 1, 429) marca la
nobleza de linaje de Eumeo, actual siervo, aunque jerarquizado entre los esclavos domésticos.
91
Sobre las características identitarias de los fenicios en Odisea, véase nota a 13, 272.
92
El motivo de la muchacha que conoce a su hombre cuando va a lavar la ropa al río debió ser tradicional
en la poesía antigua, lo mismo sucede a Nausicaa en 15, 85 ss.
93
Según Arie HOEKSTRA, en A commentary on Homer’s Odyssey: Books IX-XVI por Alfred HEUBECK y
Arie HOEKSTRA (1989: 259). las expresión es probablemente muy antigua, pre jónica, es decir, incluso
anterior a la guerra de Troya.
94
El hexámetro repite 10, 111.
95
Véanse notas a 3, 2 y a 4, 618. La mención procede indudablemente de la Edad de bronce, en el segundo
milenio a.C. La esclava infiel, también de origen noble (como el mismo Eumeo) puede haber sido fenicia,
como el captor que la sedujo. A los fenicios en ocasiones se los llama «sidonios» en Odisea (4, 84 y 618;
15, 118) y fue raptada por piratas tafios, que provenían de las costas del mar Jónico.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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y soy hija del poderoso y rico Aribante, sumamente opulento,


pero me raptaron unos hombres piratas de Tafos96
cuando volvía del campo y me vendieron luego de traerme
a casa de este hombre. Él pagó un precio digno de mí”.
Y le contestó el hombre que se le había unido en secreto97: 430
“Acaso ahora podrías volver con nosotros a casa
para ver el palacio de elevado techo de tu padre y madre
y a ellos mismos, que todavía viven y con fama de ricos”.
Y la mujer a su vez le habló y le contestó con su palabra:
“Podría ser así, si es que quieren, marineros, 435
asegurar bajo juramento que me llevarán intacta a casa”.
»Así dijo y todos ellos juraron como ella les pidió.
Pero luego de que habían concluido de prometer con juramento,
de nuevo a ellos se dirigió y contestó con su palabra:
“¡Silencio ahora! que ninguno me dirija la palabra 440
de tus compañeros, si nos topamos en una avenida
o junto a la fuente. No sea que alguien en la casa al viejo
vaya y se lo cuente. Y que este lo crea y me sujete
con una dolorosas atadura, y se lance a preparar tu muerte.
Retengan en su mente la promesa y apuren la venta de la mercadería. 445
Y cuando la nave se encuentre llena de víveres,
para decírmelo, alguien al palacio rápido se acerque.
Les traeré también oro, cuanto llegue a mis manos,
y estoy dispuesta a darles otra cosa a modo de pasaje:
tengo yo a mi cuidado en palacio el hijo de este hombre, 450
un niño muy espabilado, pues corretea conmigo hasta la puerta.
Podría llevármelo a la nave y un altísimo beneficio
podría proporcionar, al venderlo en cualquier parte en el extranjero”.
Así diciendo, marchó de vuelta al hermoso palacio.
»Los fenicios el año entero permanecieron con nosotros 455
y la cóncava nave con muchos víveres atiborraron.
Y cuando su cava nave ya estaba cargada para regresar,
entonces, enviaron un mensajero para que le avisara a la mujer.
»Llegó un hombre muy astuto a casa de mi padre

96
De Tafos era Mentes, cuya apariencia había tomado Atenea cuando se presentó por primera vez a
Telémaco (véase 1, 105 y nota). Se dice que los tafios son piratas, aquí y en 16, 436. A piratas tafios había
comprado un esclavo el porquero Eumeo (14, 452). La isla de Tafos, en el mar Jónico, es la actual Meganisi,
cuyo municipio incluye las islas de Skorpios y Spárti.
97
En el magnífico libro A Narratological Commentary on the Odyssey de Irene de JONG (2001: 380), hay
un esquema de vv. 430-484, la parte de la historia contada por Eumeo que consiste en la formulación de un
plan y en su ejecución. Resumo los pasos fundamentales: 1.- el fenicio propone a la esclava sidonia que se
embarque con ellos y ella acepta (vv. 430-438); 2.- la mujer ordena a los piratas guardar el secreto y vender
rápido la mercadería (vv. 439-44); y los fenicios permanecen en el lugar un año comprando y vendiendo
(vv. 455-456); 3.- la mujer les pide que cuando la nave esté cargada, le avisen (vv. 446-447); en efecto,
cuando el barco está lleno, un fenicio va a palacio y entretiene a las mujeres mostrándoles una joya (vv.
457-464); 4.- la esclava infiel promete robar oro y también al hijo de sus amos para venderlo como esclavo
(vv. 448-463); cumple cuando se lleva objetos tomados al pasar y a Eumeo niño tomado de la mano: a este
los piratas lo venderán a Laertes (vv. 464-484).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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con un collar de oro engastado en piezas de ámbar98. 460


En el palacio las esclavas y mi venerable madre
con sus manos lo palpaban y lo contemplaban con sus ojos,
regateando el precio. Él hizo una seña en silencio.
Luego hacer un ademán, se volvió a la cóncava nave.
Ella me tomó de la mano y me sacó fuera de la casa 465
Encontró en el vestíbulo copas y mesas
de unos convidados que frecuentaban la casa de mi padre.
Estos se habían ido a la asamblea y al lugar de reunión del pueblo,
así que ahí nomás escondió tres copas en su regazo
y se las llevó. Y yo con total ingenuidad la seguía. 470
Y se sumergió Helios y todos los senderos se ensombrecieron.
Nosotros llegamos al ilustre puerto, caminando rápido,
donde estaba la veloz nave de los hombres fenicios.
»Embarcaron y empezaron a navegar los húmedos caminos
después de hacernos subir a los dos. Y Zeus envió un viento favorable. 475
Durantes seis días navegamos, tanto de día como de noche99.
»Pero cuando el séptimo día nos trajo el Cronida Zeus,
entonces Artemis la flechadora alcanzó a la mujer100
y ella sobre la bodega cayó como una gaviota del mar.
Y, por la borda, para que fuera pasto de focas y peces, 480
la arrojaron. Y yo quedé acongojado en mi corazón.
»Hacia Itaca los impulsaron el viento que los llevaba y el agua.
Aquí Laertes me compró con su dinero.
Así es como llegué a ver con mis ojos esta tierra».
Y Odiseo, de linaje divino, le contestó con su palabra: 485
«Eumeo, mucho en verdad has conmovido mi corazón en el pecho
al relatar con detalle cuanto has sufrido en tu corazón101.
Pero también al lado de un mal te ha puesto un bien
Zeus, ya que llegaste –después de mucho sufrir– a la casa de un hombre
amable, que te proporciona comida y bebida 490
con afecto, y vives una buena vida. En cambio yo
después de cruzar vagando muchas ciudades de mortales llego aquí».
Así ellos tales cosas se contaban mutuamente,
hasta caer dormidos, pero no por mucho tiempo, solo un poco.

TELÉMACO LLEGA DE VUELTA A ITACA (495-556)

Porque pronto llegó Eos, de trono de oro. Ya en tierra, 495


los compañeros de Telémaco desataron las velas, quitaron el mástil

98
Véase nota a 4, 73. Aquí y en 18, 295-296 el término eléktron está en plural, por eso traducimos «piezas»
de ámbar, aunque no debe entenderse que se trata de la piedra preciosa proveniente de resina vegetal
fosilizada, sino de una aleación de plata y oro.
99
Este hexámetro es fórmula que proviene de 10, 80.
100
Véase nota a 11, 173.
101
La reacción de Odiseo-mendigo (vv. 486-487) a la historia del porquerizo es similar a la de este último
después de escuchar el cuento cretense del extranjero en 14, 361-362.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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rápidamente y se dirigieron luego al desembarcadero con los remos102.


Arrojaron las anclas y amarraron los cables.
Luego desembarcaron sobre la ribera del mar,
prepararon el almuerzo y mezclaron rojo vino. 500
Y cuando el deseo de comer y beber habían saciado
comenzó Telémaco inspirado a dirigirles su palabra:
«Lleven ustedes a la ciudad la negra nave,
que yo me acercaré a ver los campos y a los pastores.
Por la tarde bajaré a la villa después de ver mis labores103. 505
Y al amanecer como retribución por el viaje quiero ofrecer
un buen banquete de carnes y vino dulce para beber104».
Y se dirigió a él Teoclímeno, semejante a los dioses105.
«¿Adónde podría ir yo, querido hijo106? ¿A qué palacio me puedo acercar
de los hombres que dominan en la pedregosa Itaca? 510
¿O acaso voy directamente al palacio de tu madre y tuyo?»
Y a su vez Telémaco le contestó con prudencia:
«En otras circunstancias yo a nuestra casa te pediría
que te acercaras. No echarías en falta la hospitalidad. Pero para ti
sería peor, pues yo voy a estar ausente y mi madre 515
no podrá verte, que no se muestra a los pretendientes a menudo en la casa
sino que en el piso de arriba teje en su telar.
Pero te hablaré de un hombre a cuya casa podrías ir:
Eurímaco107, hijo ilustre del prudente Pólibo,
a quien los itacenses respetan como a un dios, 520
pues es el varón más excelente y quien más ambiciona
casarse con mi madre y conseguir la dignidad de Odiseo.
Pero solo Zeus Olímpico sabe, el que habita en el éter,
si les va a proporcionar en lugar de la boda un día funesto».
mientras así hablaba cruzó volando un pájaro por la derecha108, 525

102
El narrador retoma las acciones de Telémaco y su comitiva, que en vv. 296-300 se situaban en el
atardecer del día anterior, porque se supone que de Pilos a Itaca, tardaron una noche, tanto como duró el
viaje de Itaca a Pilos, según 2, 434-3, 1-4. Véase nota a v. 300.
103
Telémaco no hace más que seguir las instrucciones que Atenea le había sugerido en sueños en vv. 36-
39: apenas llegado a la costa de Itaca, debía enviar la nave y los compañeros a la ciudad y marchar el joven
a la cabaña de Eumeo. Recién en 16, 322-326 vamos a contemplar la escena de los compañeros de Telémaco
llegando a la ciudad.
104
Este banquete prometido por Telémaco a sus compañeros no se vuelve a mencionar ni tampoco se lleva
a cabo.
105
Las instrucciones de Atenea en el sueño de Telémaco –a partir de v. 36– no habían hecho mención
alguna de Teoclímeno.
106
No se ha mencionado hasta el momento la edad de Teoclímeno, pero, de acuerdo a la genealogía ofrecida
en vv. 241-256, pertenece a la generación de Anfiarao (véase nota a v. 253) de quien era primo y por lo
tanto, debe ser anciano.
107
Resulta extraña e inadecuada la propuesta de Telémaco de que Teoclímeno vaya a pedir la hospitalidad
en la casa del más feroz de los pretendientes, si bien Eurímaco es un noble y estaría obligado a alojar a otro
noble que anda viajando. Más abajo (vv. 540-543), encomienda al adivino a Pireo Clitida y no se menciona
para nada esta sugerencia previa.
108
Los vv. 525-534 enuncian el tercer vaticinio a partir del vuelo de algún pájaro, anunciando el triunfo de
Odiseo sobre los pretendientes. El primero fue el del anciano Haliterses en 2, 161-176 y el segundo, en este
mismo canto (vv. 172-178) por boca de Helena. En esta ocasión se trata de un halcón, pájaro que se
considera «mensajero de Apolo» (v. 526). Apolo es en efecto el dios de la profecía y el que profetiza aquí
es un vidente profesional. Además, los pretendientes serán asesinados durante un día festivo dedicado a
Apolo (véase 20, 276-280 y 21, 258-259).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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un halcón, veloz mensajero de Apolo. En sus patas


llevaba una paloma y las plumas dejaba que cayeran a tierra
en el espacio del medio entre la nave y el mismo Telémaco.
Teoclímeno, alejándolo de sus compañeros, lo llamó aparte
le tomó la mano, le dijo su palabra y lo llamó por su nombre: 530
«Telémaco, no sin la voluntad de un dios pasó este pájaro por la diestra
Me he dado cuenta al verlo de frente que era un ave augural.
No existe otra estirpe más regia que la de ustedes
en el pueblo de Itaca. Siempre serán los más fuertes».
Y Telémaco contestándole con prudencia a su vez le dijo: 535
«Extranjero ¡ojalá se viera cumplida tu palabra!
Entonces tendrías pronto mi amistad y numerosos regalos,
de modo que quien contigo se encontrara te llamaría dichoso»109.
Dijo, y se dirigió a Pireo, un fiel compañero:
«Pireo, hijo de Clitio110, tú eres para mí quien al máximo 540
me obedeciste, entre estos compañeros que me han escoltado a Pilos.
De modo que ahora llévate también al forastero a tu casa
para cuidarlo con cariño y honrarlo hasta que yo llegue».
Y Pireo, famoso por su lanza, le contestó:
«Telémaco, aunque te quedaras por aquí mucho tiempo 545
yo cuidaré de él y no echará en falta dones de hospitalidad».
Así diciendo, subió a la nave y apremió a los compañeros
para que embarcaran también ellos y soltaran amarras.
Enseguida ellos subieron y se sentaron sobre los bancos.
Telémaco anudó bajo sus pies unas hermosas sandalias 550
y tomó su valiente lanza, guarnecida con agudo bronce,
de la cubierta de la nave. Ellos soltaron las amarras,
echaron la nave al mar y enfilaron a la ciudad como lo había ordenado
Telémaco, el querido hijo del divino Odiseo,
A este, sus pies lo llevaban veloz, a zancadas, hasta la majada 555
donde tenía sus incontables cerdos, entre los que el porquerizo,
noble, pasaba la noche, ya que tanto cariño tenía a sus amos.

109
Véase nota a 17, 163. No es necesario ser un gran adivino para poder interpretar que un halcón que
atrapa a una paloma significa a Odiseo venciendo a los pretendientes, por eso resulta aquí un poco
exagerada la retribución por el vaticinio que promete Telémaco.
110
El personaje de Pireo es mencionado aquí y en 17, 71-84 y 20, 372. Había acompañado a Telémaco a
Pilos y ahora el hijo de Odiseo no tiene duda de que es el personaje apropiado para hacerse cargo
momentáneamente del adivino Teoclímeno.
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
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Los pretendientes maltratan a Odiseo-mendigo1

INGRESO DEL MENDIGO IRO (1-65)

Llegó un mendigo del pueblo que solía limosnear


por la ciudad de Itaca y sobresalía por su vientre insaciable,
por comer y beber sin medida. No tenía vigor
ni fuerza, pero su aspecto era imponente a primera vista.
Su nombre era Arneo2, según se lo puso su señora madre 5
el día de su nacimiento, pero lo llamaban Iro todos los jóvenes
porque solía andar con chismorreos cuando cualquiera lo mandaba3.
Cuando llegó, empezó a perseguir a Odiseo por la casa
y lo insultaba pronunciando aladas palabras:
«Viejo, sal del pórtico4, no sea que te arrastre por el pie. 10
¿No te das cuenta que todos me hacen guiños
Y me incitan que te arrastre? Yo, sin embargo, siento vergüenza.
Conque ¡arriba!, que nuestra disputa no llegue a las manos».
Y mirándolo con inquina le replicó el muy astuto Odiseo:
«Desdichado, ni te hago daño ni te dirijo la palabra, 15
y no tengo envidia si alguien te da, aunque recojas muchas cosas.
Este umbral tiene cabida para los dos y no es conveniente
envidiar lo ajeno. Me parece que eres un vagabundo,
como yo, y son los dioses los que se ocupan de otorgar fortuna.
Pero no me provoques a luchar, no sea que me irrites5 20
y, aunque soy viejo6, te cubra el pecho y los labios
de sangre. Así de este modo lograría más tranquilidad
para mañana, pues no creo que volvieras

1
El canto 18 es la continuación del día más largo de Odisea: el trigésimo noveno. Consta de tres extensas
escenas: 1.- la contienda de Odiseo con Iro (vv. 1-157); 2.- la presencia de Penélope ante los pretendientes y
Odiseo (vv. 158-303); 3.- el hostigamiento de los pretendientes al falso mendigo (vv. 304-428).
2
La etimología del nombre real del mendigo Iro ha sido objeto de especulaciones (cfr. A Commentary on
Homer's Odyssey: Books XVII-XXIV de Joseph RUSSO, Manuel FERNÁNDEZ-GALIANO y Alfred HEUBECK
(1992: 47). Hay una tendencia en Odisea a usar nombres etimológicamente significativos. Los escolios
sugieren una derivación de la palabra «oveja», –arneás–, por tanto Arnaîos significaría «como una oveja»,
es decir, «tonto». Una interpretación de Homerische Personennamen de Hans VON KAMPTZ (1982: 285-286)
dice que provendría de la ciudad Árne en Beocia (que se menciona en Ilíada 2, 507 y 7, 9).
3
Iro es el masculino de Iris, la mensajera de los dioses en la Ilíada (3, 121; 5, 365; 8, 409 y 425; 11, 210; 18,
166), de ahí la ironía del apodo por andar el mendigo como correveidile entre los pretendientes. Iris en
realidad no tiene una historia mitológica propia, sino que se define por su función, ir de un lugar a otro. Platón
(Cratilo 408b) afirma que su nombre proviene de eírein (hacer una fila o cadena –de mensajes–). La irrupción
de Iro en escena es intempestiva, se puede comparar a la aparición de Elpenor en el Hades en11, 51, a la del
adivino Teoclímeno en 15, 223, al encuentro de Odiseo y Eumeo con Melantio en 17, 212.
4
«Pórtico» traduce próthyron, que se refiere normalmente al espacio a la entrada de la aulé o patio interno
(3, 493 e Ilíada 24, 323), pero aquí designa la entrada al mégaron (como en vv. 101 y 386; 21, 299).
5
La contienda entre Odiseo e Iro es una parodia de una pelea seria: primero los contendientes intercambian
insultos (vv. 9-33); se preparan para la lucha (vv. 66-67); reciben ayuda de una divinidad (vv. 69-70); el
vencido «muerde el polvo» (véase v. 98a, que es fórmula tomada de Ilíada 16, 469a); el vencedor se jacta de
su victoria (vv. 104-107). Es posible que Iro represente simbólicamente a los pretendientes en su conjunto
(cfr. «Odyssey 18. Iros as a Paradigm for the Suitors» de Daniel LEVINE, 1982), por su afección a comer y
beber bienes ajenos y su grosería y aversión hacia el falso mendigo. Esta riña puede ser muy bien una
prefiguración de la derrota final en manos de Odiseo; de hecho, Telémaco pone en relación con claridad, en
vv. 235-242, el destino de Iro con el de los pretendientes.
6
La oposición joven-viejo juega un papel importante en esta confrontación (véanse vv. 10, 27, 31, 52-53).
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
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por segunda vez al palacio de Odiseo Laertíada».


Y enfurecido le contestó Iro el vagabundo: 25
«¡Ay, ay, de qué manera atropellada parlotea este parásito7
como una vieja en la cocina! Para él podría yo planear
destrozarlo con mis manos y por el suelo todos los dientes
de su boca desparramar, como a un jabalí que devora el sembrado8,
Apriétate el cinturón para que todos vean que luchamos; 30
aunque ¿cómo podrías luchar tú con un hombre más joven?».
Así los dos, delante de las elevadas puertas,
sobre el pulido umbral9, con furia crecían en su rencor
La sagrada fuerza de Antinoo10 oyó a los dos
y echándose a reír11 empezó a convocar a los pretendientes: 35
«Amigos, nunca hasta ahora nos había tocado en suerte
un entretenimiento como el que un dios nos ha traído a esta casa.
El forastero e Iro están riñendo uno contra otro
y van a luchar con las manos. Así que forcémoslos rápido».
Así dijo y todos acudieron entre risas; 40
Y se pusieron alrededor de los andrajosos mendigos
y en medio de ellos habló Antinoo, hijo de Eupites:
«Escúchenme, ilustres pretendientes, mientras hablo.

7
«Parásito» traduce molobrós, adjetivo inusual que se aplica dos veces en Odisea y las dos a Odiseo en
disfraz de mendigo (la otra, en 17, 219). El término tiene varias acepciones, siempre asociadas a la idea de
mendicidad, en la Gramática de Aelio Herodiano, Schematismi Homerici 77, en el siglo II. Una nota
específica sobre el término fue publicada hace unos cuarenta años: “The Meaning of ΜΟΛΟΒΡΟΣ in Homer”
de Effie COUGHANOWR (1979: 229-230).
8
Desparramar los dientes del jabalí suena como una amenaza extraña, ha sido explicada por los Scholia de
Eustacio como reminiscencia de una ley de Chipre que permitía al granjero que encontrara a un cerdo salvaje
comiendo sus granos sacarle todos los dientes. Quizá la ley no existiera, pero sí pudo ser una costumbre de
los agricultores para proteger sus cultivos incluso de los cerdos domésticos.
9
La mención del umbral, reiterada en numerosas ocasiones a partir de aquí (17, 339, 413, 466 y 573; 18, 17,
33 y 110; véase nota a 17, 339), junto con otras referencias a la entrada («pórtico» en v. 32 y en 17, 297)
construye un énfasis acumulativo en la posición liminal del mendigo, en este caso, paradojalmente, el amo
del palacio. El estado de transición entre estar fuera y dentro de la casa puede ser interpretado como uno de
los «ritos de pasaje» a los que fue afecta la antropología desde comienzos del siglo XX. Cfr. Los ritos de
paso de Arnold VAN GENNEP (1986) y El proceso ritual de Víctor W. TURNER (1988). Odiseo-mendigo se
sienta junto al umbral en 20, 258. En 21, 43, 124 y 149 se asocia con el arco de Odiseo y los esfuerzos
infructuosos de tensarlo; con el uso exitoso del arco en manos del héroe contra los pretendientes en 22, 2, 72,
76 y 203 y en 22, 127 y 182, con otras instancias de la contienda.
10
La fórmula «la sagrada fuerza de», adjudicada aquí a Antinoo, se aplica a Alcinoo siete veces (en 7, 167;
8, 2, 4, 385 y 421; 13, 20 y 24) y solo en Odisea, no aparece en Ilíada. Su origen es oscuro, aunque sin duda
se trata de una metonimia que alude al carácter de un personaje refiriéndose a su fuerza.
11
La risa de Antinoo –desde este punto hasta su muerte en el canto 22–, la de los pretendientes en conjunto
y también la de las siervas, son instancias grotescas y hasta siniestras que prefiguran la risa estruendosa y
lunática del festín en 20, 345-349. En vv. 40, 100 y 111, los pretendientes ríen por el espectáculo de la riña;
en v. 320, las siervas carcajean frente a su señor sin reconocerlo; en v. 350 Eurímaco quiere hacer reír a sus
compañeros; en 20, 6-8, las siervas ríen unas con otras cerca de donde duermen con sus amantes; en 20, 358
los pretendientes ríen en la cara de Teoclímeno por sus palabras proféticas; en 20, 374 se burlan de los
huéspedes de Telémaco; en 20, 390, ríen mientras preparan su última cena; en 21, 376 ríen por última vez.
Contrasta esta risa impertinente y soez con la sonrisa de Telémaco en 16, 476 y la reflexiva de Odiseo en 20,
301-302, que, como la de Menelao en 4.609 es signo de superioridad de carácter. Cfr. «The Laughter of the
Suitors in Odyssey 20» de Marianthe COLAKIS (1986).
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
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Hay sobre las brasas unos vientres12 de cabra, los que para la cena
hemos dejado, rellenándolos de grasa y de sangre. 45
Cualquiera de los dos que venza y resulte más fuerte
la que elija podrá levantar y llevársela.
Y siempre podrá participar de nuestro banquete y a ningún otro
mendigo permitiremos que se nos acerque a pedir».
Así se expresó Antinoo y a ellos agradó su palabra. 50
Entonces les dijo con intención engañosa el muy astuto Odiseo:
«Amigos, no es posible que con un hombre más joven pueda
luchar un viejo, abrumado por la miseria, pero el vientre
me empuja –inoportuno– a que sucumba ante sus golpes.
Pero vamos, presten todos un firme juramento 55
que ninguno, por favorecer a Iro me agarrará con mano pesada
y me golpeará a traición, haciéndome sucumbir por la fuerza».
Así dijo, y todos ellos juraron como les había pedido.
De modo que cuando juraron y habían completado su juramento13
habló entre ellos la sagrada fuerza de Telémaco14: 60
«Forastero, si te impulsan tu corazón y tu valeroso ánimo
a defenderte de ese, a ningún otro de los aqueos
temas, pues tendrá que luchar con muchos quien te lastime.
Yo soy quien te hospeda y consienten los dos señores,
Antínoo y Eurímaco, discretos ambos15». 65

PELEA DE LOS MENDIGOS: IRO Y ODISEO DISFRAZADO (66-116)

Así dijo, y todos lo aprobaron. De modo que Odiseo


Se ajustó los harapos a su cintura y dejó al descubierto los muslos
Hermosos y grandes y quedaron a la vista sus anchos hombros,
su torso y sus brazos robustos. Por su parte, Atenea
se le puso cerca y fortaleció los miembros del pastor de pueblos16. 70
Todos los pretendientes se asombraron en extremo
Y así decía uno al verlo a quien tenía a su lado:
«Pronto este Iro va a dejar de ser Iro17 y tendrá su merecido,
¡menudos muslos deja ver el viejo a través de sus harapos!».
Así decían y a Iro le dio un vuelco de mala manera el corazón. 75
Pero aun así los servidores le ajustaron la ropa y lo arrastraron,
lleno de temor. Las carnes le temblaban en todo el cuerpo.
Entonces Antínoo le dijo su palabra y lo llamó por su nombre:

12
«Vientres» traduce literalmente gastéres, pero se refiere sin duda a tripas rellenas de sangre y grasa
conocidas con el nombre de «morcillas». A causa de este verso se ha adjudicado a Grecia el origen de este
embutido. No obstante, es este un alimento bastante común en zonas rurales, asociado a la matanza del cerdo
(aunque acá dice que es tripa de cabra), que recibe distintos nombres según las regiones: boudin en Francia,
Blutwurst en Alemania, sanguinaccio en Italia, moronga en algunos países de América latina.
13
Este juramento solemne se va a demostrar innecesario, porque los pretendientes tardan poco en mutar su
preferencia por Iro en favor del mendigo recién llegado.
14
Esta fórmula, semejante a la de v. 34 (véase nota) se repite siete veces (aquí y en v. 405; 2, 409; 16, 476;
21, 101 y 130; 22, 354) en Odisea.
15
Este verso parodia Ilíada 3, 148: «Ucalegonte y Antenor, discretos ambos».
16
Atenea deshace temporariamente las marcas corporales que había impreso en Odiseo en 13, 430-433.
17
Debe entenderse «Iro va a dejar de ser nuestro mensajero»; véase etimología del nombre Iro en nota a v.
8.
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
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«¡Ojalá no existieras, fanfarrón18, ni hubieras nacido!,


si tan tembloroso estás y tienes miedo a este, 80
a un viejo agobiado por la miseria que le ha dado alcance.
Pero te voy a decir algo que se va a realizar:
Si este te vence y resulta ser más fuerte,
te enviaré al continente, después de haberte metido en negra nave
al rey Equeto19, exterminador de todos los mortales, 85
para que te corte la nariz y las orejas con agudo bronce
y te arrancará las pelotas y se las dará a los perros para que se las coman20».
Así dijo, y todavía más el temblor se apoderó de sus miembros
y lo arrastraron hacia el centro. Y los dos alzaron los puños.
Entonces dudó el sufridor, el divino Odiseo, 90
entre derrumbarlo de forma que su alma lo abandonara al caer
o zamarrearlo de modo más suave y dejarlo tendido en el suelo.
Y así le pareció mejor mientras lo pensaba
zamarrearlo más suave, para que los aqueos no sospecharan.
Ambos levantaron los puños y lo golpeó en el hombro derecho, 95
Iro a Odiseo, y este le golpeó el cuello bajo la oreja y los huesos dentro
le trituró. Al punto brotó de su boca la oscura sangre
y cayó en el polvo gimiendo21. Hacía rechinar los dientes
mientras pateaba contra el suelo, y los ilustres pretendientes
levantaban sus brazos y se morían de risa22. Entonces Odiseo 100
lo arrastró por el pórtico agarrado por el pie, hasta llegar al patio
y a las puertas de la galería. Contra el muro del patio
lo dejó sentado y le puso el bastón entre las manos
y le habló dirigiéndole estas aladas palabras:
«Quédate ahí sentado para espantar a cerdos y perros, 105
y no pretendas ser comandante de forasteros y mendigos,
mísero como eres, no sea que atraigas un mal todavía mayor».
Así diciendo le echó sobre los hombros el zurrón mugriento,
con agujeros en muchas partes y con una correa retorcida23,

18
«Fanfarrón» traduce bougáios, solo aquí y en Ilíada 13, 824, también en caso vocativo, en boca de Héctor
contestándole a Áyax que le ha dicho que dentro de poco solo pensará en huir de los aqueos. Los escolios de
Eustacio señalan que el significado en uno y otro poema es muy diferente. De hecho, aquí Iro no ha estado
fanfarroneando sino temblando de miedo. Pueden percibirse las raíces de «buey» –boûs– y «tierra» –gaîa–,
de modo que el epíteto pudiera traducirse «el que trabaja la tierra como un buey», aunque es una calificación
poco adecuada para un mendigo.
19
Solo aparece en Odisea (véase v. 116 y 21, 308). Si atendemos a su etimología, significa «el que retiene»,
pero en general se entiende que es una especie de «cuco» para personas mayores de carácter simplón. Los
escolios identifican a Equeto como «tirano de los sicilianos»; véase nota a 20, 383.
20
La fórmula de vv. 86-87 se repite en 22, 475-476 en el personaje de Melantio que será mutilado de este
horrible modo.
21
La fórmula se usa en Homero siempre referida a un animal herido mortalmente (véase 10, 163; 19, 454 e
IIíada 16, 469). La amenaza que había hecho Iro en vv. 27-29 recayó sobre su propia boca y dientes.
22
La traducción es literal y sorprende la similitud con la expresión idiomática contemporánea. No obstante,
se puede entender que la metáfora preludia el modo de morir de los pretendientes; véase 20, 346-349.
23
Los vv. 108-109 describen con precisión la vestimenta de un mendigo, en este caso es Iro, pero recuerdan
la escena en que Atenea transformó a Odiseo: el v. 109 es una fórmula que proviene de 13, 438 (véase nota);
vv. 108-109 se repitieron en 17, 197-198 describiendo a Odiseo. En realidad, muchas acciones pronosticadas
para Odiseo-mendigo recayeron sobre Iro: Odiseo mencionó en 16, 276 que podrían arrastrarlo por los pies
(como a Iro en v. 101) y Antinoo lo amenazó también con la misma acción, en 17, 479-480.
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
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Volvió al umbral y se sentó. Los pretendientes entraron 110


riendo con placer y lo felicitaban con palabras:
«Que Zeus te dé, forastero y también los demás dioses inmortales
lo que más desees y sea apreciado a tu corazón,
pues has hecho que este insaciable deje de vagabundear
por el pueblo. Pronto lo llevaremos al continente, 115
al rey Equeto24, exterminador de todos los mortales».

DIÁLOGO DE ANFÍNOMO Y ODISEO (117-157)

Así decían y el divino Odiseo se alegraba con semejante fama.


Antínoo le puso al lado un gran vientre relleno de grasa y sangre
y Anfínomo25 puso a su lado dos panes que tomó de una cesta. 120
En su copa de oro le ofreció vino y dijo:
«Salud, padre forastero; ¡ojalá seas en el futuro
muy feliz!, pues ahora estás envuelto en numerosas desdichas26».
Y contestándole afirmó el muy astuto Odiseo:
«Anfínomo, en verdad me pareces discreto27, 125
pues hijo de tal padre eres, he escuchado sobre su fama,
Niso de Duliquia, que es bravo y rico.
Dicen que eres su hijo y pareces un hombre educado.
Por eso te voy a hablarte –préstame atención y escúchame–:
nada más endeble que el hombre cría la tierra 130
de todos cuantos seres en este suelo respiran y se agitan.
Nunca se da cuenta de que en el futuro va a recibir desgracias,
mientras los dioses le prestan virtud y sus rodillas lo sostienen.
Pero cuando los dioses felices le envían desdichas,
tiene que soportarlas con ánimo paciente aunque no quiera. 135
Así es que el pensamiento de los hombres sobre la tierra,
tal como cada día los guía el padre de hombres y dioses.
Yo también en un tiempo pensaba ser feliz entre los hombres,
pero cometí muchas imprudencias cediendo a mi fuerza y mi poder
por confiar en mi padre y mis hermanos28. 140
»Mas ojalá ningún hombre fuera jamás injusto,
sino más bien guarde en silencio los dones que los dioses le otorguen.
»¡Cuántas imprudencias veo cometer a los pretendientes
cuando saquean los bienes y deshonran a la esposa

24
Véase nota a v. 85.
25
La introducción de Anfínomo en escena es un tanto intempestiva, no se lo ha mencionado desde el canto
16. Recordemos que a partir de 16, 394 (véase nota) había sido protagonista cuando disuadió a los otros
pretendientes de matar a Telémaco después de que había fracasado la emboscada que le habían tendido. En
las palabras que profiere en vv. 122-123 y en 414-421 muestra su carácter amable. No obstante oponerse en
20, 245-246 a la intención de sus compañeros de matar a Telémaco, va a ser ultimado por el joven en 22, 89-
98.
26
Idénticas palabras va a expresar el siervo Filetio en 20, 199-200.
27
El discurso de Odiseo de vv. 125-150, dirigido a Anfínomo, es una pieza de retórica con apelaciones al
auditorio (captatio benevolentiae), alguna frase gnómica (v. 130) y numerosas reflexiones filosóficas. La
pieza oratoria muestra que Odiseo ha evolucionado desde un aventurero temerario hasta convertirse en un
hombre que ha aprendido la sabiduría de la moderación.
28
Odiseo recapitula el cuento falaz que relató a Antinoo en 17, 419-444, si bien en la versión anterior no
mencionó a padres y hermanos como aquí, donde desea crear una relación con el padre de Anfínomo,
mencionado en v. 127.
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
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de un hombre que, te aseguro, de los amigos y de la patria 145


lejos no va a estar. Ya está cerca. ¡Ojalá un dáimon
te saque de aquí y te lleve a casa para que no te enfrentes con él
cuando regrese a su querida tierra patria!;
pues no va a ser sin sangre la contienda entre él, creo,
y los pretendientes, cuando haya regresado a su hogar». 150
Así habló y después de hacer una libación29 bebió el vino dulce como la miel.
Y de nuevo depositó la copa en manos del conductor de pueblos.
[Anfínomo] marchó por el palacio acongojado en su corazón
moviendo la cabeza, pues ya veía en su interior la adversidad.
Pero ni aun así escapó de su destino, que también a él sujetó Atenea30 155
bajo las manos de Telémaco para dominarlo con su lanza por la fuerza.
Y [Odiseo] se sentó de nuevo en el sillón del que se había levantado.

ATENEA PREPARA A PENÉLOPE PARA QUE SE PRESENTE ANTE LOS VARONES (158-205)

Entonces puso en la mente la diosa de ojos glaucos, Atenea,


de la hija de Icario, la prudente Penélope31,
que ante los pretendientes apareciera, para ensanchar32 aún más 160
el corazón de los jóvenes y resultara ella más respetable
que antes cuando estuviera frente a su esposo y a su hijo33.
Sonrió sin motivo34, dijo su palabra y nombró a su sierva:
«Eurínome, mi ánimo desea, como nunca antes,

29
Odiseo completa con la libación el brindis con Anfínomo, que se había iniciado en v. 121. En 122-123, el
pretendiente pronunció auspiciosas palabras hacia el extranjero, a quien le ofreció vino en una copa de oro.
Sus anteriores palabras cierran un patrón ritual diseñado para involucrar el poder de los dioses en el
cumplimiento de los deseos humanos: Odiseo vierte unas gotas y bebe de la copa sobre la que se pronunció
el deseo, luego devuelve la copa a quien se la había ofrecido. Es importante que el lector moderno aprecie
esta secuencia ritual en su estructura formal completa para que perciba los matices religiosos de la
venganza que va a sobrevenir, a la que aluden los vv. 145-150.
30
Extraña prolepsis de la muerte de Anfínomo, que tendrá lugar en 22, 89-98. En17, 360-364, el poeta ya
había adelantado que ninguno de los pretendientes iba a escapar de la muerte, aunque algunos actuaran de
manera noble e indulgente.
31
Los vv. 158-303 refieren una extensa escena en que la protagonista es Penélope. Es una de las contadas
ocasiones en que la señora de la casa sale del tálamo. Se prepara para salir de sus aposentos mediante un
diálogo con Eurínome (vv. 158-186); Atenea la embellece (vv. 187-205); baja al megaron (vv. 206-207); se
ubica en el centro de la sala y aunque velada y custodiada por las siervas despierta el deseo de los
pretendientes (vv. 208-213); hay un intercambio con Telémaco (vv. 214-243) y con los dos líderes de los
pretendientes (vv. 244–301); de nuevo asciende a su habitación (vv. 302-303). Cfr. Penelope’s Renown.
Meaning and Indeterminacy in the Odyssey de Marylin KATZ (1991: 78-93) y ). «Unravelling Penelope: The
construction of the Faithful Wife in Homer’s Heroines» de Elizabeth GREGORY (1996). No olvidemos que
mientras algunos personajes hablan, los otros están presentes en silencio; por ejemplo, durante el altercado
entre madre e hijo (vv. 214-243), los pretendientes están observando callados y el mismo Odiseo, durante la
escena en su totalidad (véase v. 232 y vv. 281-283) y es espectador de esa especie de flirteo de la reina con
sus cortejantes gracias a lo que obtiene regalos (vv. 250-283). Cfr. Regarding Penelope: From Courtship to
Poetics de Nancy FELSON-RUBIN (1994: 55).
32
«Ensanchar» traduce petánnymi, que se usa para «extender las alas» o «abrir las hojas de una puerta».
33
Algunos comentaristas afirman que es posible que estos versos sean el vestigio de una versión anterior en
el que Penélope ya ha reconocido a Odiseo y ahora está actuando en complicidad con su marido para
exterminar a los pretendientes, Cfr. el comentario de Joseph RUSSO en A commentary on Homer’s Odyssey:
Books XVII-XXIV por Joseph RUSSO, Manuel FERNÁNDEZ-GALIANO y Alfred HEUBECK (1992: 58).
34
La traducción de esta expresión referida a la sonrisa de Penélope desató no pocas discusiones; cfr.
«Penelope's Laugh: Odyssey 18.163» de Daniel B. LEVINE (1983) y «Homeric ἄχρειον» de Jenny Strauss
CLAY (1984).
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
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aparecer ante los pretendientes por odiosos que me sigan siendo35. 165
Voy a decir a mi hijo un consejo que quizás resulte provechoso36:
que no converse de todo con los arrogantes pretendientes,
quienes por delante hablan bien y por detrás piensan mal».
Eurínome, la despensera, le dirigió su palabra:
«Sí, todo esto hija, lo expresas como conviene, 170
así ve y dile tu consejo a tu hijo y nada ocultes,
pero antes de hacerlo lava tu cuerpo y colorea tus mejillas.
Con el rostro tan empapado en lágrimas,
no vayas. Puesto que es malo lamentarse de continuo.
Tu hijo es ya de esa edad como tú tanto pedías 175
a los inmortales, ya puedes ver que apunta la barba».
Y le contestó la prudente Penélope:
«Eurínome, no digas, aunque estés preocupada por mí,
que lave mi cuerpo y unja mis mejillas con aceite,
porque los dioses que tienen el Olimpo mi belleza 180
echaron a perder el día que aquél se fue en las cóncavas naves.
Pero dile a Autónoe e Hipodamia37
que vengan, para que me acompañen por el palacio.
No quiero presentarme sola ante hombres. Me da vergüenza38».
Así dijo, y la anciana salió después de atravesar el mégaron 185
para decírselo a las mujeres y apremiarlas para que se movieran.
Entonces Atenea, la diosa de ojos glaucos, concibió otra idea:
sobre la hija de Icario derramó dulce sueño
y ella se durmió sentada y todos los miembros se le relajaron
tendida en el diván39. Mientras tanto, la divina entre las diosas 190
le otorgó dones inmortales para que se maravillaran los aqueos.
En primer lugar lavó su hermoso rostro
con ungüento inmortal40 con que Citerea41 de bella corona
se unge, cuando comparte el coro encantador de las Gracias42.
También la hizo más alta y más rozagante a la vista 195

35
Atenea ha infundido en Penélope el impulso inusual de querer bajar a donde están los pretendientes y es
menester explicar la sorprendente decisión a Eurínome. La sonrisa maliciosa del verso anterior es el preludio
de esta explicación.
36
En vv. 158-168 el escenario es el thálamos; diosa y mujer parecieran no coincidir en las razones para el
descenso al mégaron de Penélope: Atenea quiere que seduzca a los pretendientes (vv. 160-162); Penélope
quiere hacer una advertencia a su hijo, que podría haber hecho en privado (vv. 164-168) y no es un motivo
tan imperioso como lo fue en 16, 409-451. Puede que esta sea nada más que la excusa ante Eurínome. De
hecho, Penélope no hace esta advertencia a Telémaco cuando le habla en vv. 215-225.
37
Mencionar a las esclavas por sus nombres propios es una excepción, puesto que las dos siervas que siempre
a cada lado acompañan a Penélope son equiparables a objetos, a accesorios que simbolizan la castidad de la
señora (véase 1, 335), como el velo que cubre su rostro, como objetos del tipo que LATEINER (1995: 256) en
Nonverbal Behavior in Homeric Epic denomina «body- adapters».
38
La expresión demuestra que Penélope se arrepiente de la audacia momentánea inspirada por Atenea. Por
el contrario, se reafirma su debilidad y sensación de vulnerabilidad ante los pretendientes.
39
«Diván» traduce klintér –equivalente al usual klismós–, hápax en el corpus homérico.
40
Ambrosía, usada en este caso como cosmético (véase Ilíada 14, 170).
41
«Citerea» es uno de los títulos de Afrodita (también en 8, 288), como en el canto 5 de Ilíada es «Cipris»
(vv. 330, 422, 458, 760 y 883), títulos que se deben a que según Hesíodo (Teogonía 188-193) inmediatamente
después de nacer de los genitales de Urano cortados por Cronos, se dirigió a la isla Citera primero y luego a
Chipre. Con excepción del Himno homérico a Afrodita, no hay rastro de esta leyenda en Homero, sino que
es hija de Zeus y Dione (Ilíada 5, 370).
42
Véase nota a 8, 364.
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
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y la hizo más blanca que el marfil tallado43.


Hecho esto, se marchó la divina entre las diosas
Llegaron del mégaron las siervas de blancos brazos,
que se aproximaban con gran alboroto. Y el dulce sueño la abandonó,
se frotó las mejillas con las manos y dijo: 200
«¡Qué blando sopor ha ocultado mi prolongado sufrir!
Ojalá me proporcionara una muerte así de blanda la casta Ártemis44,
ahora mismo, para no seguir acongojada en mi corazón
tanto tiempo consumiéndome, con nostalgia de mi amado esposo
de sus muchas virtudes, pues era el más excelente de los aqueos». 205

PENÉLOPE BAJA AL MÉGARON (206-303)

Así dijo y bajó desde el brillante piso de arriba,


no sola, junto con ella bajaban dos esclavas45.
Cuando ella llegó hasta los pretendientes, la divina entre las mujeres,
se detuvo junto a la columna del techo sólidamente construido,
con un espeso velo sobre las mejillas46. 210
Una esclava fiel a cada lado se ubicó.
A ellos se les debilitaron las rodillas47 y el deseo les hechizó el corazón.
Todos desearon acostarse a su lado en la cama.
Ella por su parte se dirigió a Telémaco, su querido hijo48:
«Telémaco, ya no tienes una voluntad firme ni cordura. 215
Cuando eras niño todavía, mejor guiabas tus propósitos;
pero ahora que eres grande y alcanzaste la medida de la juventud
–y cualquiera pensaría que eres hijo de un hombre feliz
al observar tu talla y tu apostura, aun si fuera de otro sitio–,

43
La blancura es el atributo convencional de la piel de la mujer, tanto en el mundo homérico como en los
posteriores períodos arcaico y clásico. Homero usa el epíteto «de blancos brazos» con frecuencia, adjudicado
en Ilíada a Hera (1, 55 y 208; 5, 711 y 784; 6, 371 y 377; 8, 381 y 484; 14, 277; 15, 78 y 92; 21, 377) y a
Andrómaca (24, 723) y en Odisea a Nausícaa (6, 101, 186 y 251; 7, 12), a Arete (7, 335; 11, 335) y a Helena
(22, 227); en este canto se aplica a als siervas en v. 198. La pintura de jarrones griegos de los siglos VIII y
VII a,C. representa la piel de las mujeres muy blanca y la de los hombres marrón rojiza. El estereotipo
comienza probablemente en las pinturas del palacio minoico.
44
Véase nota a 11, 173. Este deseo de morir va a adquirir mayor fuerza en 20, 80-81 y pone en relación a
Penélope con el concepto de fidelidad al que está indisolublemente unida; así como en Ilíada 6, 345-348 el
deseo de morir de Helena está vinculado a su infidelidad.
45
Los vv. 206-211 repiten 1, 331-335 y a su vez los vv. 207-210 son fórmula en 16, 414-416 y 21, 65-67.
46
La actitud corporal de Penélope puede interpretarse como la manifestación externa de su disposición
interior. Penélope, detrás de su velo, se resiste a ver aspectos la realidad que la circunda y es selectiva para
dirigir su mirada. Hay un significativo contraste en el modo en que Penélope y Odiseo ven y se relacionan
con el mundo que los rodea.
47
Las rodillas son un punto vulnerable del cuerpo en la concepción homérica del hombre como una totalidad
psicosomática. Así como con ellas se expresaba vigor y la confianza en uno mismo, supra, en v. 133, también
el hecho de estar abrumado por una emoción tiene efecto sobre las rodillas. En la Ilíada, las rodillas se aflojan
en numerosos pasajes como resultado de una herida mortal o de un miedo intenso. En Odisea, es esta una
reacción común al miedo (4, 703; 5, 297 y 406; 17, 68; etc.), pero el presente pasaje es único, de poderoso
efecto, porque atribuye la causa del debilitamiento al poder de éros.
48
Los treinta hexámetros que conforman el diálogo entre Penélope y su hijo de vv. 214-243 se ha señalado
como una interpolación desde que lo demostrara Wilamowitz a fines del siglo XIX. Obsérvese que en efecto
el texto ofrece más coherencia si lo eliminamos. Los pretendientes quedan impresionados por la belleza de
Penélope en vv. 212-213, y esa admiración se expresa de manera brillante por boca de Eurímaco en vv. 244-
249. La alocución de Penélope de vv. 215-225 no tiene que ver con su impactante aparición en el mégaron y
sus términos debieran haberse manifestado en privado y no en presencia de todos los pretendientes.
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
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ya no tienes pensamientos apropiados ni juicio. 220


¡Qué acción es esta que se ha cometido en el palacio!,
¡y tú a este extranjero dejaste ultrajar de esta manera!
¿Cómo puede ser ahora que, si un huésped está en nuestra casa
alojado, pueda sufrir un maltrato tan doloroso?
Para ti sería la vergüenza y el deshonor ante las gentes». 225
Y a su vez Telémaco le contestó con discreción:
«Madre mía, no me quedaré resentido porque estés enojada,
pues yo medito en mi interior y sé muy bien cada cosa,
las mejores y las peores, antes era todavía un niño.
Aunque no puedo pensar en todo con buen juicio, 230
pues me presionan estos, quienes se sientan en uno y otro lado
maquinando maldades, y yo no tengo quien me ayude.
El enfrentamiento entre el forastero e Iro no se resolvió
según la voluntad de los pretendientes49, en fuerza aquél resultó el mejor.
»¡Ojalá –por Zeus padre, Atenea y Apolo– 235
que ahora los pretendientes en nuestro palacio
agacharan sus cabezas vencidos, en el patio unos,
dentro de la casa otros, y se les aflojaran los miembros
de la misma forma que ese Iro en las puertas del patio
está ahora sentado con la cabeza gacha, como un borracho, 240
no es capaz de tenerse derecho ni volver sobre sus pies
a la casa, pues sus miembros se le han aflojado».
Así ellos se decían unos a otros tales cosas.
Y Eurímaco se dirigió a Penélope con palabras50:
«Hija de Icario, muy prudente Penélope, 245
si te contemplaran todos los aqueos de Argos de Yaso51,
serían muchos más los pretendientes que en tu palacio
desde el alba vinieran a comer, pues destacas entre las mujeres
por tu figura y esbeltez y por tu equilibrado entendimiento».
Y le contestó después la muy prudente Penélope52: 250
«Eurímaco, en verdad mi excelencia, mi figura y mi cuerpo
han destruido los inmortales, el día en que hacia Ilión se embarcaron
los argivos y con ellos estaba mi esposo Odiseo.
Si al menos aquel volviera y cuidara de mi vida,

49
Telémaco les imputa a los pretendientes una preferencia por Iro, aunque no fue así en realidad. De hecho,
Antinoo expresa ira contra Iro y cierta simpatía por Odiseo-mendigo, en vv. 79-81. Puede ser que los
pretendientes esperaran que Iro, por ser más joven y de aspecto más fuerte, derrotara al anciano (hasta que se
reveló el físico de Odiseo bajo los harapos, en vv. 67-74) o quizá el hecho de que Odiseo les pidió a los
pretendientes un juramento de no intervención en favor de Iro (vv. 55-58) produjo en Telémaco la impresión
de que había un favoritismo.
50
Eurímaco va a poner en palabras el sentimiento colectivo de los pretendientes, cuyos deseos ya había puesto
en evidencia el narrador en vv. 212-213. Eurímaco es el candidato al matrimonio con Penélope con mayores
posibilidades (véase 15, 16-18).
51
Yaso, rey de Argos, es hijo de Argos Panoptes, el de los cien ojos, y de Ismene, la hija del Asopo. Otros
dicen que era hijo de Triopas y que se repartió el Peloponeso con sus hermanos Pelasgo y Agenor. A Yaso
le tocó toda la parte occidental que incluía la Élide, a la cual, sin duda, se refiere Eurímaco aquí. Cfr.
Apolodoro 2, 1, §30 y Pausanias 2, 16, §1.
52
Es la primera vez que Penélope se ha presentado en el mégaron desde la llegada del mendigo. En el discurso
que sigue, Odiseo va a poder apreciar la manipulación verbal dirigida a los pretendientes. Por esa razón, el
héroe se congratula, en vv. 281-283, de la habilidad de la reina: es la esposa perfecta para Odiseo, usa las
mismas estratagemas.
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
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mayor sería mi fama y yo sería más hermosa. 255


Ahora estoy afligida, ¡cuánto mal la divinidad me ha echado encima!
Cuando él se marchó al punto de abandonar su tierra patria
me tomó de la mano derecha por la muñeca y me dijo:
Mujer, no creo por cierto que los aqueos de buenas grebas
de Troya vuelvan bien todos y sin sufrir daño alguno 260
pues dicen que en Troya hay hombres valerosos,
tanto los que lanzan la jabalina como los que arrojan flechas
o los que montan caballos de aguda pezuña, los que rápido
pueden decidir una batalla en una guerra de incierto resultado.
Por esta razón no sé si va a librarme un dios o seré destruido 265
en la misma Troya. Ocúpate tú aquí de todas las cosas.
»Presta atención a mi padre y a mi madre en el palacio
como ahora, o todavía más, cuando yo esté lejos.
Y cuando veas que le apunta la barba a nuestro hijo,
cásate con quien quieras y abandona nuestra casa53”. 270
»Así dijo aquél; y todos sus avisos se están cumpliendo.
Llegará la noche en que el odioso matrimonio salga a mi encuentro
Desdichada de mí, a quien Zeus ha arrebatado la felicidad.
Pero esta terrible pena me ha llegado al corazón y al ánimo:
No era tal la costumbre de los pretendientes –antes no lo era–. 275
Los que a una mujer noble, hija de un hombre rico,
tenían deseos de cortejar, rivalizando unos con otros,
eran quienes conducían vacas y rollizas ovejas
para el festín de los amigos de la novia y le daban brillantes regalos54,
pero no intentaban comerse sin pagar la hacienda de otros». 280
Así habló, y se llenó de alegría el sufridor, el divino Odiseo55
porque reclamaba regalos y hechizaba los ánimos
con seductoras palabras, mientras su mente tramaba otras cuestiones.
A ella entonces se dirigió Antínoo, hijo de Eupites56:
«Hija de Icario, muy prudente Penélope, 285
los regalos de aquel de los aqueos que quiera ofrecértelos

53
No sabemos si el discurso de Odiseo que Penélope ha citado en vv. 259-270 es genuino y verdadero o es
un ardid para manipular a los pretendientes. Sobre ello hay gran controversia; cfr. «The Reunion of Penelope
and Odysseus» de Chris EMLYN-JONES (1984: 11) y «Penelope and the Suitors before Odysseus: Odyssey
18.158-303» de Calvin S. BYRE (1988).
54
El discurso que Penélope dirige a Eurímaco, en vv. 251-280, ha avanzado en argumentaciones –falaces o
no– que tienen la evidente intención de desembocar en un pedido de regalos a los pretendientes. Nos
preguntamos cómo Odiseo, que está presente escuchando, puede seguir creyendo en la fidelidad de su esposa
y en la voluntad de no reemplazarlo nunca en su lecho. Es verdad que Atenea ha sido convincente (13, 337-
338 y 379) al respecto, en su momento, y su opinión ha sido corroborada por Eumeo y Telémaco, pero esta
alocución de Penélope, podría hacerlo dudar. No es poco probable la incidencia de una versión anterior en
que la reina ya sabría que Odiseo había regresado y ambos esposos estuvieran actuando en complicidad.
55
Algunos estudiosos no han visto con buenos ojos la alegría de Odiseo por la astucia de su esposa (vv. 281-
283). Por el contrario, otros ven en este comentario la armonía intelectual de la pareja, que es una parte
importante de la concepción de Odiseo del matrimonio ideal, tal como la expresara en 6, 180-185. En Studi
sull' Odissea, Giacomo BONA (1966: 151-152) ofrece una muy buena explicación de estas líneas en relación
con la escena completa.
56
El hexámetro se repite como fórmula diez veces en Odisea, con leves variantes (aquí y en v. 42; en 1, 383;
4, 641 y 660; 16, 363; 17, 477; 20, 270; 21, 140 y 256). No se dan datos del progenitor Eupites, pero lo vamos
a encontrar en el canto 24 (vv. 421-437), arengando a los otros parientes de los pretendientes muertos. Cayó
muerto finalmente por la lanza de Laertes (24, 521-525).
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
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puedes recibir –pues no es bueno rechazar un regalo57–,


pero nosotros no iremos al trabajo ni a parte alguna
hasta que tú no aceptes como esposo al mejor de los aqueos».
Así habló Antínoo y a los demás les agradó su palabra. 290
Entonces cada uno envió a un heraldo para que trajera regalos58.
A Antínoo le trajo su heraldo un gran peplo muy bello,
trabajado con bordados. Tenía doce broches, todos
de oro, encajados en ganchos bien curvados.
Un collar a Eurímaco le trajeron al punto trabajado con arte, 295
de oro, con piezas de ámbar engarzadas, como un sol.
Dos zarcillos a Euridamante sus siervos le trajeron
de tres perlas grandes como moras, que reflejaban una gracia intensa.
De casa de Pisandro, el soberano hijo de Polictor,
trajo un sirviente una gargantilla, bello ornamento. 300
Uno y otro entre los aqueos aportaron su hermoso regalo.
Ella entonces subió al piso superior, divina entre las mujeres,
y a su lado las esclavas transportaban los muy hermosos presentes59.

ENFRENTAMIENTO DE ODISEO CON LA SIERVA MELANTO (304-345)

Los pretendientes, a la danza y al excitante canto


se entregaron dando giros y esperaron a que llegara el atardecer, 305
y cuando estaban disfrutando sobrevino el oscuro anochecer60
Entonces colocaron tres hornillos redondos en el palacio
para que los alumbraran61. Y junto a ellos colocaron madera seca,
seca de hace mucho, muy seca, recién cortada con el bronce.
y las mezclaron con antorchas. Se turnaban para alumbrar 310
las siervas del muy sufridor Odiseo. Entonces a ellas
les dijo el de divino linaje, el muy astuto Odiseo:

57
Las costumbres que regulan la entrega y recepción de regalos tuvieron una gran importancia en los tiempos
homéricos y Odisea ofrece variados ejemplos de la magnificencia de los regalos de despedida, por ejemplo,
véase 14, 323-326; 15, 82-86; 19, 272.
58
Los vv. 292-301 conforman un catálogo de los regalos que los pretendientes ofrecen a Penélope. Cada
entrega está precedida por el nombre del donante: Tienen la característica de ser todos objetos para realzar la
belleza de la mujer, el narrador pone énfasis en el valor –oro (vv. 294 y 296) y ámbar (v. 296) – y en la gran
belleza (vv. 292, 300, 301, 303) y brillo (vv. 296 y 298).
59
Se ha pensado que es una interpolación el episodio de vv. 158-303 en que Penélope ha sido protagonista,
es el más largo y la pieza central en la estructura narrativa del canto 18. Hemos observado elementos inusuales
en su composición: Atenea inspiró a Penélope para que se enfrentara a sus pretendientes y los indujera a que
le den regalos. Para lograr este objetivo la diosa la embelleció y los pretendientes en efecto quedaron
poderosamente fascinados. Odiseo disfrutó observando la inteligente manipulación de los jóvenes nobles por
su esposa. A pesar de estas escenas excepcionales en el devenir de Odisea, no creemos que el episodio esté
interpolado y no sea funcional. A partir de él la acción avanza más rápidamente a través de dos escenas cortas
y se resuelve en una coda más breve aún, en vv. 405-428.
60
En 1, 423-424 los pretendientes se habían retirado del palacio de Odiseo después de la puesta del sol. En
este canto, permanecen y continúan el disfrute de la fiesta en casa ajena y participando en otra serie de
incidentes con el mendigo.
61
Una escena con los sirvientes iluminando mediante braseros es inusual en Odisea (véase en 19, 63-64 que
renuevan el fuego en los hornillos) y se menciona aquí con la finalidad de preparar el discurso de Odiseo de
vv. 313-319, en el que se ofrece a hacerse cargo de la tarea de las sirvientas de atender los braseros y de la
chanza de Eurímaco a su costa, en vv. 351-355. Odiseo necesita una excusa para permanecer en el palacio
hasta que pueda hablar con la reina. En 19, 24-30, Telémaco utiliza la tarea de sostener la luz como un
pretexto para mantener a Odiseo/ mendigo dentro de la casa.
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
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«Siervas de Odiseo, de un señor largo tiempo ausente,


¡vayan hacia las habitaciones de la venerable reina
y junto a ella muevan la rueca y traten de alegrarla 315
sentadas en mégaron, o carden copos de lana con las manos!
Yo me quedaré aquí para proporcionar luz a todos estos.
Aunque quieran esperar aquí a Eos, de hermoso trono62,
no me vencerán. Que yo soy muy resistente».
Así dijo, y ellas se reían mientras se miraban unas a otras63. 320
Desvergonzadamente le replicó Melanto de lindas mejillas64,
(la había engendrado Dolio, pero la crió Penélope
quien como a una hija la cuidaba y le daba juguetes con amor,
pero ni aun así sentía lástima en su corazón por Penélope,
sino que solía acostarse y hacer el amor con Eurímaco). 325
Ella, entonces, replicó a Odiseo con palabras ofensivas65:
«Desdichado extranjero, tienes el entendimiento perturbado66;
Puesto que no quieres ir a dormir a casa del herrero
ni al albergue público67, sino que te quedas aquí y hablas mucho
con osadía, en medio de tantos hombres, y para nada en tu corazón 330
tienes miedo. O el vino te aprisiona la mente o siempre
es así tu modo de pensar y hablas estupideces.
¿Acaso estás eufórico porque venciste a Iro, el vagabundo?
Que no se levante contra ti alguien más poderoso que Iro.
Alguno que reviente la cabeza con pesadas manos 335
y que te despache de la casa bañado en sangre».
Y mirándola con fiereza le dijo el muy astuto Odiseo:
«Perra, voy a ir a contarle a Telémaco lo que estás diciendo,

62
El discurso de Odiseo de vv. 313-319 es agresivo hacia las criadas, tanto en el tono como en el contenido,
y revela la personalidad del amo bajo el disfraz. Obviamente, las esclavas no perciben el verdadero
significado –intricado– de las palabras. La «luz» –phaós– en el verso de arriba en la relación con la «aurora»
–Eos– es una metáfora utilizada en ocasiones para la victoria en la épica homérica (véase Ilíada 6, 6; 8, 282;
16, 95).
63
Aquí y en 20, 8, la risa de las criadas acompaña el abuso hacia Odiseo-mendigo y tiene connotaciones de
impudicia y deshonestidad. Cfr. «"Flens Matrona et Meretrices Gaudentes": Penelope and Her Maids» de
Daniel B. LEVINE (1987).
64
Melanto es la versión femenina de Melantio, su hermano (véase nota a 17, 212). Ambos son hijos de Dolio,
aunque no sabemos si es este el personaje al servicio de Laertes mencionado en 4, 375 y en 24, 222. La
principal deslealtad de Melanto es servir con fidelidad a los pretendientes en lugar del a la reina y por ello
recibirá su castigo, aunque no se la menciona en la expiación colectiva de las esclavas en canto 22, 430-473.
65
El v. 326 repite con palabras similares el v. 321 e introduce el prometido discurso de la sierva infiel. Los
vv. 322-325 –digresión que hacemos constar entre paréntesis– encierran en miniatura el retrato de Melanto,
orientado a demostrar su ingratitud.
66
El discurso de la esclava es especialmente violento, del mismo tenor del que pronunciara Melantio en 17,
217-232 (véase nota a 17, 216). Aquí los tópicos del insulto son: estás loco (v. 327), te corresponde dormir
entre los indigentes y desclasados (vv. 328-329a), hablas demasiado y ante una multitud (vv. 329b-330), o
estás borracho o eres insensato (vv. 331-332) y tu reciente victoria sobre otro mendigo no garantiza que otro
más fuerte no te destroce y te eche del palacio (vv. 333- 336). No menos violenta será la respuesta de Odiseo
de vv. 338-339.
67
Esta imprecación de Melanto es una variante irrespetuosa del ritual de hospitalidad de obliga a ofrecer al
extranjero un lecho en la casa. «Albergue público» traduce lésche y demuestra que en estos tiempos los
indigentes y vagabundos buscaban para calentarse en invierno la fragua del herrero o algún albergue cuyas
características desconocemos. Hesíodo confirma a Homero cuando aconseja no ir «a la fragua ni al cálido
albergue cuando el frío aparta a un hombre de la labor» (Trabajos y días 493). Más adelante, le término en
plural –léschai– servió para designar lugares públicos de reunión; cfr. Pausanias 3, 14, 2; Plutarco, Licurgo
16, 24.
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
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Y voy a su encuentro para que te corte en pedazos».


Al decir así, espantó a las mujeres con sus palabras. 340
Se dispersaron por la casa, y sus miembros estaban flojos
por el terror, pues pensaban que hablaba de verdad.
Aun así [Odiseo] se les mostraba junto a las hornillos llameantes
de pie y rodeaba a todos con la mirada, pero su corazón
revolvía dentro del pecho lo que no iba a quedar sin cumplirse68. 345

EURÍMACO ATACA A ODISEO (346-428)

Y a los arrogantes pretendientes no dejaba Atenea69


que se contuvieran de ese doloroso escarnio, para que aún más
penetrara el dolor en el corazón de Odiseo Laertíada70.
Así que Eurímaco, hijo de Pólibo, comenzó a hablar
para burlarse de Odiseo y producir la risa de sus compañeros: 350
«Escúchenme, pretendientes de la ilustre reina71,
Para que les diga lo que mi ánimo me ordena dentro del pecho.
No sin la voluntad de los dioses llega este hombre a casa de Odiseo
pues me parece que la luz de las antorchas sale de él
de su cabeza más bien, pues no le quedan ni unos pocos pelos72». 355
«Forastero, ¿querrías ser un siervo en casa ajena, si te acepto73,
en las lindes del campo (y tu jornal será el conveniente),
para construir cercados y plantar grandes árboles?
Allí yo te daría comida suficiente y te proporcionaría 360
vestidos y te facilitaría calzado para tus pies.
Aunque ahora que has aprendido malas artes no querrás
dedicarte al trabajo, sino mendigar por el pueblo
pretenderás, para alimentar tu insaciable estómago».

68
La furia de Odiseo, el terror que despierta en sus oponentes y la anticipación de la muerte que les espera,
recuerda el final de la escena con Anfínomo, de vv. 153-157.
69
Comienza aquí una segunda escena de las tres en que a Odiseo-mendigo le arrojan algo por la cabeza, con
la anuencia de Atenea que está presente: la primera es la de 17, 360-506 y la tercera corresponde a 20, 284-
394. Tienen las tres escenas elementos similares aunque en distinto orden. Aquí Atenea incita a que los
pretendientes insulten a Odiseo (vv. 346-348); el héroe sufre las afrentas del pretendiente Eurímaco, ante las
que reacciona de manera desafiante (vv. 349-386); Eurímaco vuelve al ataque, primero verbalmente y luego
arrojándole un escabel, frente a la aprobación de los otros pretendientes y la admonición de Telémaco (vv.
387-409); Anfínomo hace un discurso pacificador, que finalmente se ejecuta (vv. 410-428).
70
Los vv. 346-348 se repetirán en 20, 284-286; véase nota. Aunque Penélope desconoce el plan de Atenea,
irá cumpliendo lo que la diosa tiene proyectado: avivó el deseo de los pretendientes (vv. 212-13 y 244-249),
hizo aumentar la estima de su esposo por ella (vv. 281-283). Las intenciones de la diosa en esta ocasión
pueden compararse con la de 3, 76-78 y 17, 360-364, también circunstancias en que los personajes se ven
impelidos a realizar una acción impensada.
71
Sobre el recurso de dos discursos sucesivos en boca de un único personaje, véase nota a 5, 28. En el
primero, Eurímaco se burla del mendigo (vv. 349-355); en el segundo, se dirige directamente a él (vv. 356-
364) y se produce la injuriosa ironía de que invita al señor de la casa a trabajar a cambio de comida, vestidos
y calzado.
72
La broma de Eurímaco consiste en decir que la llegada del mendigo significa un golpe de buena suerte
puesto que su cabeza calva refleja las luces, es decir, funciona como una especie de lámpara.
73
Compárese con el discurso de Melantio, en 17, 223-228, quien sugiere también que el mendigo podría
trabajar por comida y ropa, agregando inmediatamente que, por supuesto, será demasiado perezoso para
hacerlo.
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
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Y contestándole dijo el muy astuto Odiseo74: 365


«Eurímaco, si entre tú y yo surgiera una contienda por el trabajo
durante el verano, cuando los días son largos,
en un sembradío, y yo tuviera una hoz bien curvada
y tú tuvieras otra igual para ponernos a prueba en el trabajo
en ayunas hasta el anochecer –y estuviera bien sembrado–, 370
o si hubiera unos bueyes que arrear, los que mejores fueran,
rojizos y grandes, saciados ambos de hierba,
de igual edad y peso y en cuanto a fuerza, nada endebles,
y hubiera cuatro yugadas con un buen terrón bajo el arado
¡entonces verías si soy capaz de tirar un surco bien recto! 375
»Y si por otra parte, el Cronida nos trajera la guerra de algún lado,
hoy mismo, y tuviera yo escudo y un par de lanzas
y un yelmo todo de bronce bien ajustado a mis sienes;
entonces me verías mezclado con los primeros combatientes
y no hablarías de mi estómago de manera ofensiva.
380
Pero eres insolente y tienes una inteligencia áspera.
Quizás crees que eres grande y poderoso
porque estás en compañía de gente pequeña y no de nobles,
pero si volviera Odiseo y regresara a su tierra patria,
pronto estas puertas, aunque son sobremanera amplias, 385
para salir huyendo a través del pórtico te resultarían apretadas».
Así habló y Eurímaco se irritó más todavía en su ánimo,
y mirándolo con fiereza le dirigió aladas palabras:
«¡Ah, cobarde!, qué pronto voy a hacerte daño por lo que dices
con osadía, en medio de tantos hombres, y para nada en tu corazón 390
tienes miedo. O el vino te aprisiona la mente o siempre
es así tu modo de pensar y hablas estupideces75.
¿Acaso estás eufórico porque venciste a Iro, el vagabundo?
Así diciendo, agarró un escabel, pero Odiseo
fue a sentarse junto a las rodillas de Anfínomo de Duliquia76 395
por miedo a Eurímaco. Y este alcanzó al escanciador en el brazo
derecho. La jarra cayó al suelo con un ruido tremendo
y el escanciador se desplomó boca arriba gritando.
Los pretendientes se alborotaron en las salas sombrías
y así le decía cada uno al que tenía vecino: 400
«¡Ojalá este forastero vagabundo hubiera muerto en otra parte
antes de venir acá! Así no habría armado tanto alboroto.
Ahora estamos peleándonos por unos mendigos, y del banquete
noble no habrá disfrute, pues está triunfando lo más vulgar».

74
Odiseo/ mendigo va a responder a Eurímaco con un discurso altamente retórico. El punto de partida es lo
expresado por el pretendiente respecto de que él es demasiado perezoso para trabajar, enumera una serie de
situaciones hipotéticas –que incluyen una improbable incursión bélica– y avanza gradualmente hacia el
clímax en el que menciona el regreso de Odiseo. Expande de lo que dijo a Eumeo, en 15, 317-324, sobre sus
capacidades físicas frente al trabajo.
75
Eurímaco reitera términos que ya usó Melanto: los vv. 390-393 repiten vv. 330-333.
76
Véase nota a 16, 394 para la caracterización de Anfínomo. «Sentarse junto a las rodillas» sugiere que
Odiseo lo hace en calidad de suplicante y espera su protección, que se hará efectiva en vv. 414-421.
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
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Y ante ellos la sagrada fuerza de Telémaco se expresó: 405


«Desdichados, están locos y ya no pueden contener en el ánimo
los efectos de comer y beber. Alguno de los dioses los está apurando.
Pero después de haber comido bien vayan a dormir a la casa,
cuando el ánimo lo mande, que yo no obligaré a nadie77».
Así dijo, y todos ellos, mordiéndose los labios78 410
miraban con asombro a Telémaco porque había hablado con ardor.
Entonces Anfínomo se levantó entre ellos para tomar la palabra,
el famoso hijo de Niso, el soberano Aretíada, dijo:
«Amigos, nadie debería molestarse por una expresión oportuna,
y replicar enlazando palabras hostiles. 415
No maltraten tampoco al extranjero ni a ninguno
de los siervos del palacio del divino Odiseo.
Más bien ¡vamos!, que el escanciador comience a llenar copas79,
para que una vez realizada la libación nos vayamos a casa a dormir.
En cuanto al forastero, dejémoslo en el palacio de Odiseo 420
al cuidado de Telémaco, ya que a esta su casa ha llegado».
Así dijo y a todos los demás les agradó su palabra.
Para ellos en la cratera mezcló vino el héroe Mulio,
heraldo de Duliquio. Era servidor de Anfínomo.
Y ofició de guía, de pie ante todos. En honor de los dioses 425
hicieron las libaciones, felices con el delicioso vino.
Y cuando hubieron hecho la libación y bebido cuanto quiso el ánimo,
se pusieron en camino para ir a dormir cada uno a su casa.

77
Odiseo había instruido a Telémaco, en 16, 274-280 (véase nota a 16, 275) y lo había instado soportar en
silencio las injurias de los pretendientes o en todo caso amonestarlos con palabras amables. La primera vez
(17, 489-491) el joven resistió en silencio, en esta oportunidad su reacción es más airada, aunque muestra
moderación cuando dice que no expulsará a nadie del palacio.
78
La expresión, que grafica el enojo de los pretendientes, que deben «morderse el labio» para evitar
expresarse abiertamente, se va a repetir 20, 268, otra vez en relación con los jóvenes que no pueden reaccionar
ante la justa ira de Telémaco.
79
Los vv. 418-428 concentran una escena típica de libación colectiva (véase nota a 3, 334), que consiste en:
propuesta de Anfínomo, quien pone fin al altercado y a la violencia convocando a una libación (vv. 418-419);
aprobación de la proposición (v. 422); preparación del vino por el heraldo Mulio (vv. 423-425a); libación
(vv. 425b-426); fórmula conclusiva (v. 427); fin de la escena (v. 428).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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CANTO XIX

Euriclea reconoce a Odiseo por la cicatriz en el muslo1

ODISEO Y TELÉMACO PLANEAN ESCONDER LAS ARMAS (1-52)

Permaneció entonces en el mégaron el divino Odiseo


y la muerte de los pretendientes maquinaba con Atenea.
De repente dirigió a Telémaco aladas palabras:
«Telémaco, es preciso que las armas de guerra lleves adentro2,
a todas, y a los pretendientes con deleitosas palabras 5
contéstales con suavidad, cuando se les ocurra preguntar.
»“Del humo las ubiqué bien lejos, puesto que ya no se parecen
a las que, cuando marchó hacia Troya, dejó aquí Odiseo,
porque están arruinadas por cuanto el aliento del fuego les llegó.
Además, una razón mejor ha puesto un dios en mi interior: 10
no sea que llenos de vino y enervados por una disputa
unos a otros se lastimen y echen a perder banquete y cortejo;
pues por sí mismo el hierro arrastra al hombre3”».
Así habló, y Telémaco obedeció a su querido padre,
y mandó a llamar a su nodriza Euriclea y le dijo: 15
«Nana, vamos, entretenme a las mujeres en el mégaron
mientras transporto al tálamo las armas de mi padre,
bellas, pero descuidadas en la casa, el humo las arruina4,
en ausencia de mi padre; antes era yo un niño pequeño,
pero ahora quiero transportarlas donde no les llegue el soplo del fuego». 20
Y le respondió a su vez la nodriza Euriclea:
«¡Ojalá desde ahora, hijo, tuvieras prudencia para cuidar
de la casa y guardar todas tus posesiones!

1
El canto 19 relata la larga noche del día 39 de la historia. Ofrece una estructura organizada con habilidad,
que incluye dos escenas de acercamiento entre Odiseo y Penélope (vv. 93-316 y 508-604) y otras dos que
involucran el reconocimiento de Odiseo por Euriclea (vv. 37-393 y 467-507). Las dos primeras escenas
enmarcan a las dos segundas y en el centro de esta estructura se encuentra la digresión sobre la cicatriz de
Odiseo (vv. 393-466), la más importante del canto. Estas cinco secuencias están precedidas por dos escenas
breves: 1.- Odiseo y Telémaco planean el retiro de las armas del mégaron (vv. 1-52) y 2.- Melanto critica a
Odiseo y es reprendida por Penélope (vv. 53-95).
2
El plan para sacar las armas del mégaron había sido concebido en 16, 281-298 (véase nota a 16, 285). Hay
dudas sobre si este episodio es original o ha sido interpolado. Los vv. 5-13 repiten 16, 286-294, aunque esta
instancia no se va a cumplir (que los pretendientes notarán la ausencia de las armas y Telémaco deberá
responder de determinada manera). Tampoco el joven reserva dos espadas, dos lanzas y dos escudos (16,
295-298) como le dijo su padre. Pudiera ser que Odiseo simplemente ha previsto circunstancias que luego
no sucedieron. Cfr. el capítulo «The Removal of the Arms in the Odyssey» de George Patrick GOOLD (1986)
y el artículo «“Turn on the Light!” Epiphany, the God-Like Hero Odysseus, and the Golden Lamp of Athena
in Homer's Odyssey (especially 19. 1-43)» de Anton BIERL (2004).
3
«El hierro arrastra al hombre» –lo atrae con mucha fuerza– es una fase gnómica que pretende ser una
advertencia contra la tentación de recurrir a las armas en una pelea de borrachos, pero puede tener orígenes
más antiguos cuyo origen son sus propiedades magnéticas, entendidas como mágicas. Cfr. A Commentary
on Homer's Odyssey: Books XVII-XXIV de Joseph RUSSO, Manuel FERNÁNDEZ-GALIANO y Alfred
HEUBECK (1992: 75).
4
Puede entenderse que el fuego del hogar estaba en contacto directo con el ambiente (véase v. 20), es decir,
no había chimenea, quizá solo un orificio en el techo, y por lo tanto el proceso de combustión era deficiente
y no se evacuaban los humos al exterior.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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Pero ¿quién te acompañará entonces para llevar la luz,
si no dejas salir a las esclavas que podrían alumbrarte?5» 25
Y Telémaco por su parte le contestó con discreción:
«El extranjero este, pues no permitiré que esté inactivo el que
de mi sustento6 está prendido, aunque haya venido de lejos».
Así dijo, y a ella se le quedaron sin alas las palabras7.
Cerró las puertas de las habitaciones agradables para vivir8, 30
mientras se apresuraban Odiseo y su resplandeciente hijo
a llevar adentro los cascos y los panzudos escudos
y las afiladas lanzas. Por delante Palas Atenea
con una lámpara de oro9 producía una luz hermosísima
Y entonces Telémaco dijo de repente a su padre10: 35
«Padre, qué gran maravilla esto que veo con mis ojos:
las paredes del mégaron y los hermosos travesaños
y las vigas de abeto y las columnas que las soportan arriba
relumbra ante mis ojos como si fueran de fuego encendido.
Seguro que está dentro algún dios de los que poseen el ancho cielo11». 40
Y respondiéndole dijo el muy astuto Odiseo:
«Calla y contén tu imaginación y no preguntes;
Este es el justo proceder de los dioses, los que poseen el Olimpo.
Pero acuéstate, que yo permaneceré aquí para interrogar
todavía un poco más, para provocar12 a las esclavas y a tu madre. 45

5
No hay esclavas para llevar la luz porque Telémaco acaba de pedir a la nodriza que las detenga en el
mégaron (v. 16). La respuesta esperada por Euriclea a esta pregunta es que sea ella misma quien lo haga y
explica el mutismo de la mujer ante la contestación de Telémaco (v. 29). Tampoco será el mendigo
finalmente el que llevará la luz, sino que será la misma Atenea quien proveerá luminosidad al ambiente con
su maravillosa epifanía (véase v. 43).
6
«Sustento» traduce choínix que es una medida que se usa especialmente para el grano (Heródoto 1, 192;
Tucídides 4, 16, 1) y equivale a lo necesario para alimentar a una persona durante un día (Diógenes Laercio
8, 18. Es la única vez que aparece el término en Homero.
7
El hexámetro es una fórmula que apareció en 17, 57 (véase nota) y se repite en 21, 386 y 22, 398. La
expresión ha sido interpretada de manera diversa; cfr. los artículos en la revista Glotta a mediados del siglo
pasado: «Apteros mythos, a concealed false division?» de John Bryan Hainsworth (1960) y «Apteros mythos
- apteros phatis": ungeflügelte Worte?» de Joachim LATACZ (1966). Véase la cita de la fórmula en
Apolonio el sofista (1, 41), lexicógrafo del siglo II a.C.
8
Véase nota a 21, 236.
9
Esta «lámpara de oro» (chrýseon lýchneon) de Atenea ha llevado a los escoliastas y lexicógrafos
(Apolonio el Sofista, Lexicon Homericum 109, 16; Eustacio de Tesalónica 2, 189, 20 y 34) y a los críticos
modernos a cuestionar este pasaje. En Odisea se utilizan antorchas (daïdas) para la iluminación nocturna
(véase 1, 428; 2, 105; 7, 101; 18, 310; 24, 140). Podría ser este pasaje una interpolación tardía debido a que,
aunque las lámparas eran frecuentes en la época micénica, su uso desapareció y retornó recién en la segunda
mitad del siglo VII a.C. También es posible que el uso de lámparas como objetos de culto sobreviviera en
los santuarios religiosos mucho después de que se suspendiera su uso secular.
10
Este canto 19 es el que más discursos directos tiene (en Ilíada es el canto 9): contiene 34, que ocupan
419 hexámetros de los 604 que tiene en total.
11
Es la presencia de la diosa –y no la lámpara– la que ilumina el mégaron con una luz intensa y sobrenatural.
Tal caudal de luz es característico de una presencia divina; véase Himno Homérico a Deméter 189 y 280,
Himno Homérico a Afrodita 86-90; Himno Homérico a Hermes 44 ss.; Sófocles, Edipo en Colono 1650-
1652.
12
«Provocar» traduce erethízo, que significa más bien «irritar, excitar» y para el caso debe entenderse como
«provocar curiosidad», especialmente en Penélope. Parece estar en relación con el ponerla a prueba
mencionado por Atenea en 13, 336 (véase nota). El significado del verbo, entonces –aunque no se pueda
reproducir en la traducción–, implica una combinación de la idea de probar la lealtad y los sentimientos de
Penélope y las siervas con el de estimular a la esposa a pensar en el posible regreso de su marido.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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Y ella me preguntará sobre cada cosa entre lamentos».
Así dijo, y Telémaco, se puso en camino a través del mégaron
Y se fue al tálamo, iluminado por las brillantes antorchas,
adonde solía acostarse cuando le llegaba el dulce sueño.
Allí entonces se acostó y allí aguardaba a la divina Eos. 50
Permaneció entonces en el mégaron el divino Odiseo
y la muerte de los pretendientes maquinaba con Atenea13.

LA ESCLAVA MELANTO MALTRATA AL FORASTERO (53- 102)

Y salió de su tálamo la muy prudente Penélope14


semejante a Ártemis o a la dorada Afrodita15.
Le habían colocado junto al fuego el sillón donde solía sentarse 55
bien torneado con marfil y plata. Al mueble en otro tiempo el artífice16
Icmalio17 lo había hecho y había colocado un escabel para los pies,
unido a él, sobre el que estaba extendida una gran piel.
Allí se sentó la muy prudente Penélope.
Y luego las esclavas de blancos brazos llegaron del mégaron, 60
retiraron la mucha comida sobrante y las mesas
y las copas de las que bebían los arrogantes pretendientes
Las brasas de los hornillos arrojaron al suelo y sobre los braseros
echaron mucha leña para que hubiera luz y para calentar18.
Entonces Melanto reprendió a Odiseo por segunda vez19: 65
«Forastero, ¿todavía ahora aquí, en medio de la noche,
vas a molestar dando vueltas por la casa y espiando a las mujeres?
Anda puertas afuera, desgraciado, y aprovecha solo la comida,
o enseguida, porque te alcanzó un tizón, te verás del lado de afuera».

13
Vv. 51-52 repiten vv. 1-2, logrando de este modo una estructura en anillo que rodea la escena en la que
participan Odiseo, Telémaco y Euriclea, la cual se manifiesta así como una unidad introductoria a las
importantes acciones que vendrán. Cfr. El artículo «The Notion of Ring Composition in Classical and
Medieval Studies: A Comment on Critical Method and Illusion» de Joseph A. DANE (1993).
14
La escena completa en que Penélope permanece en el mégaron después de salir de sus habitaciones consta
de cuatro partes: 1.- altercado preliminar entre Melanto, el mendigo y Penélope (vv. 53-102); 2.- primera
parte de la conversación entre la reina y el forastero (vv. 103–316); 3.- Euriclea lava los pies de Odiseo y
reconoce a su señor (vv. 317–507); 4.- segunda parte de la conversación entre la reina y el mendigo (vv.
508–604).
15
Véase nota a 17, 37. Penélope entra en la sala (para la entrevista propuesta por el mendigo en 17, 582-
584); había manifestado su deseo de ver a forastero en 17, 492-606 (véase nota a 17, 493) y Odiseo ya había
visto a su esposa en acción frente a los pretendientes en 18, 158-303. Cfr. Disguise and Recognition in the
Odyssey de Sheila MURNAGHAN (1987: 51 y 52; 127-147).
16
Véase nota a 17, 340.
17
El artesano Icmalio se conoce solo por este pasaje. Su nombre es probablemente una invención del poeta
o quizá recuerda el de un artesano famoso en la época.
18
Las esclavas vuelven a llenar y encender los braseros que colocaron en 18, 307-311 (véase nota a 18,
308) cuando llegó la noche. Ahora se ha hecho muy tarde. Los pretendientes se habían marchado a casa
con el último verso del canto anterior y Telémaco acaba de irse a acostar (vv. 47-50). Solo Odiseo y
Penélope están todavía despiertos y la entrevista propuesta y pospuesta en 17, 508-511; 529; 561-573 –y
suspendida a lo largo de las actividades del canto 18–, finalmente puede tener lugar. En este marco sucede
una dilación narrativa más: Melanto es traída a escena y el poeta utilizará el ataque de su lengua afilada
para despertar en Penélope una intensa empatía con el forastero (65-95).
19
En efecto, es la segunda vez que Melanto increpa al forastero (la primera fue en 18, 327-336) y cumple
su papel de sierva infiel por antonomasia (véase nota a 17, 321).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
Con una torva mirada le dijo el muy astuto Odiseo: 70
«Desdichada, ¿por qué me atacas con ánimo colérico?
¿Acaso porque voy sucio y cubro mi cuerpo con ropa miserable
y pido limosna por el pueblo? La necesidad me empuja;
así son los mendigos y los hombres que andan vagando.
Pues yo en otro tiempo habitaba una casa entre los hombres20, 75
Próspera. Y abundante dádiva a menudo daba al vagabundo,
a cualquiera que como yo llegara necesitado.
Tenía innumerables esclavos y otras muchas cosas
con las que los hombres viven bien y se les llama opulentos.
Pero Zeus Cronida me arruinó. Debió ser su deseo. 80
Por eso ahora, mujer, que algún día no vayas a perder todo
el esplendor gracias al que ahora brillas entre las esclavas,
no vaya a ser que tu dueña se enoje enfurecida,
u Odiseo regrese, pues todavía existe un poco de esperanza.
Y si este ha perecido y no es posible el regreso, 85
ya tiene un hijo sin embargo, por voluntad de Apolo21,
Telémaco, al que ninguna de las mujeres del palacio
le pasa inadvertida si es insolente, porque ya no es un niño».
Así dijo y lo escuchó la muy prudente Penélope
y respondió a la esclava, le habló y la llamó por su nombre: 90
«Imprudente en todo ¡perra desvergonzada!, no se me oculta
que cometes una acción grave, que vas a pagar con tu cabeza.
Estabas bien enterada –puesto que me lo habías escuchado–
que al forastero tenía intención, en mis habitaciones,
acerca de mi esposo interrogar, pues sufro intensamente». 95
Así dijo, y luego se dirigió a la despensera Eurínome22:
«Eurínome, trae entonces una silla y una piel sobre ella
para que tome asiento y diga su palabra y escuche la mía
el extranjero, por cierto. Tengo deseos de interrogarlo».
Así habló; la sierva rápidamente trajo y dispuso 100
una silla bien torneada y sobre ella extendió una piel
Allí se sentó luego el sufridor, el divino Odiseo.

PENÉLOPE INTERROGA AL VISITANTE (103-163)

20
Vv. 75-80 repiten 17, 419-424 (véase nota a 17, 419). Se trata de una versión abreviada de la historia
falsa que Odiseo contó a Antinoo en 17, 419-444. Las palabras van también dirigidas a dar a conocer a
Penélope, allí presente, su prestigioso estatus social anterior. Curiosamente estos hexámetros expresan una
verdad literal, en el marco de la mentira mayor, puesto que el héroe oculta que es Odiseo. La mezcla de
verdad con falsedad es un elemento importante del proceso que Odiseo intenta «provocar» (véase en nota
a v. 45 la explicación del significado del verbo erethízo).
21
Las referencias a Apolo, tanto aquí como en 22, 7 y otros lugares, no indican en modo alguno que sea el
dios el que protege a la familia de Odiseo. Atenea sigue siendo su máxima protectora, como se verá en los
cantos 23 y 24.
22
Los dos discursos consecutivos de Penélope destacan el contraste de su tratamiento a Eurínome, a quien
le solicita un asiento cómodo para el forastero (para marcar la diferencia con Melanto, que lo quería echar
afuera). A ambas esclavas les manifiesta el deseo de interrogar al viajero, a Melanto en vv. 94-95 y a
Eurìnome en v. 99. Penélope no despide a sus siervas, por tanto se supone que permanecen en escena como
personajes silenciosos (así en vv. 121, 317, 372 y 601-602.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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Y entre ellos comenzó a hablar la muy prudente Penélope23:
«Extranjero, lo primero que voy a preguntarte es
¿quién eres?, ¿de dónde vienes?24, ¿dónde están tu ciudad y tus padres? 105
Y respondiéndole y dijo el muy astuto Odiseo:
«Mujer25, ninguno de los mortales sobre la tierra sin límite26
podría censurarte, pues en verdad tu fama27 llega al ancho cielo
como la de un monarca irreprochable que, temeroso de los dioses,
sobre muchos y valerosos hombres es el que gobierna 110
y mantiene en alto sus justas decisiones, mientras da la negra tierra
trigo y cebada y se inclinan los árboles por el fruto,
y las ovejas paren sin cesar y el mar proporciona peces
por su buen liderazgo, y el pueblo es venturoso bajo su cetro.
»Sin embargo, hazme cualquier otra pregunta en tu casa, 115
pero no me interrogues por mi linaje y tierra patria,
no sea que cargues más mi ánimo de pesadumbres
al hacerme recordar. En verdad estoy muy triste, pero no conviene
en casa de otras personas ponerse a plañir y sollozar
estando aquí sentado, pues es odioso verse apenado y confundido siempre28. 120
Que no suceda que alguna de las siervas se enfade –o tú misma–
y diga que navego en lágrimas por tener la mente pesada por el vino».
Y le respondió la prudente Penélope:
«Forastero, en verdad mi excelencia, mi figura y mi cuerpo29

23
Los vv. 103-202 reproducen la conversación entre Penélope y Odiseo disfrazado de mendigo. Los vv.
104-105 son la fórmula para requerir la identidad del viajero; sigue una alabanza hiperbólica de Odiseo (vv.
107-114) y una nueva maniobra dilatoria para no dar a conocer su nombre (vv. 115-122). Penélope rechaza
los cumplidos del extraño, menciona la ruina que causan los pretendientes y el subterfugio fallido de aplazar
la boda mientras durara la confección de una mortaja para Laertes (vv. 123-161). Ante la insistencia por
saber quién es el forastero (vv. 162-163), Odiseo se asume cretense de Cnosos, de nombre Etón e hijo de
Deucalión (vv. 164-202).
24
Los vv. 104-105a son una repetición de 7, 237-238a, pregunta en boca de Arete en la isla de los feacios.
25
Aquí y en vv. 221 y 555 el vocativo que usa Odiseo es «mujer» que el receptor puede entender como
«mujer o esposa mía» (véase 4, 148 y 23, 183). La manera en que Odiseo se dirige a Penélope es «venerable
mujer de Odiseo Laertíada» (vv. 165, 262, 336, 583), fórmula que solo una vez es utilizada por otro
personaje (por Teoclímeno en 17, 152). Los pretendientes la llaman «hija de Icario, muy prudente
Penélope» (véase 16, 435; 18, 245 y 285; 21, 321), fórmula que también es utilizada por Agamenón (11,
446), por el mendigo (17, 562) y por el narrador (1, 329; 18, 159; 20, 388; 21, 2).
26
Los vv. 107-114 son un ejemplo del tema ampliamente debatido de la correspondencia entre justicia y
fecundidad natural. Es un ideal expresado también en Hesíodo (Trabajos y días 230-274). Se refiere a los
pasajes homéricos y hesiódicos juntos en República 363b.g fv
27
«Fama» traduce kléos, que, con respecto a Penélope, en 2, 125 (véase nota) tradujimos como «gloria».
El término griego también es utilizado para designar un «rumor» (véase 16, 461; 23, 137), aunque más
frecuentemente en Homero debe interpretarse como «fama» (véase 1, 283 y 345 e Ilíada 5, 3; 4, 197; 7, 91;
22, 514).
28
En 7, 208-212 (véase nota a 2, 215), en Esqueria, Odiseo utiliza argumentos similares para evitar
mencionar su nombre.
29
Los vv. 124-129 repiten casi textualmente lo dicho por Penélope a Eurímaco en 18, 251-256. En la
presente situación las palabras resuenan con mayor dramatismo, puesto que se los está diciendo a su mismo
esposo cuya verdadera identidad la reina todavía desconoce. Fue expresada la hipótesis, en general
considerada improbable, de que Penélope tiene conocimiento pleno de que está ante su esposo Odiseo en
el canto19 y que todas sus palabras y acciones deben verse bajo esta luz; cfr. «Penelope and Odysseus in
Odyssey XIX» de Philip Whaley HARSH (1950) y más recientemente «Homer's Odyssey, Books 19 and 23:
Early Recognition» de John VLAHOS (2007). O que existe una especie de premonición o intuición de que
ese mendigo puede ser su esposo; cfr. «The Reunion of Odysseus and Penelope» de Anne AMORY (1963).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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han destruido los inmortales, el día en que hacia Ilión se embarcaron 125
los argivos y con ellos estaba mi esposo Odiseo.
Si al menos aquel volviera y cuidara de mi vida,
mayor sería mi fama y yo sería más hermosa.
Ahora estoy afligida. ¡Tanto mal la divinidad me ha echado encima!
Pues todos los nobles que gobiernan en las islas 130
–Duliquio, Same y la boscosa Zacinto30–
y cuantos imperan en la escarpada Itaca, hermosa al atardecer,
me pretenden contra mi voluntad y consumen mi casa.
Por eso no me ocupo ni de los huéspedes ni de los suplicantes
y siquiera de los heraldos, que son servidores del pueblo31, 135
sino que en la nostalgia de Odiseo se deshace mi corazón.
Estos tratan de apresurar la boda, mas yo tramo engaños.
Un paño, en un principio, un dios me inspiró en la mente
que después de extender una gran tela en el palacio, tejiera,
liviana y larga. Seguidamente les dije: 140
“Jóvenes, pretendientes míos, puesto que ha muerto el divino Odiseo
esperen, aunque urgidos por la boda conmigo, a que este manto
termine, que no se me pierdan sin utilizar los hilos.
Es un sudario para el héroe Laertes, para cuando
lo arrebate el destino fatal de la muerte que provoca gemidos. 145
Que ninguna de las aqueas del pueblo se enoje conmigo
si yace sin mortaja quien tanto poseyó”.
Así dije, y el corazón varonil de ellos me creyó.
Así que durante el día tejía la gran tela,
y de noche la destejía, colocadas antorchas a mi lado, 150
Lo oculté con engaño durante tres años y convencí a los aqueos,
pero cuando el cuarto año llegó y se sucedieron las estaciones,
cumplidos los meses y transcurridos muchos días32,
»Entonces, por culpa de mis esclavas, ¡perras irrespetuosas!,
me descubrieron y se acercaron y me censuraron con sus palabras. 155
Así que tuve que terminarlo y no por mi voluntad sino por la fuerza
»Ahora ya no puedo eludir la boda y ningún otro
subterfugio encuentro. Mis padres me apuran
para que me case y mi hijo se enoja porque devoran la hacienda,
pues se da cuenta, puesto que ya es un hombre muy capaz 160

30
Estas islas se han mencionado en 1, 246 (véase nota), en boca de Telémaco dirigiéndose a Atenea en la
figura de Mentes; en 9, 24, cuando Odiseo le dice a Alcinoo quién es y dónde habita y en 16, 123, cuando
Telémaco se dirige al mendigo antes de saber su verdadera identidad. Se sospecha que es este caso los vv.
130-133 son una interpolación, puesto que se pueden eliminar sin que cambie el sentido de la alocución de
Penélope.
31
«Servidores del pueblo» traduce demioeurgoí, es decir, demiurgos en el sentido literal de «trabajadores»
por la raíz –erg del verbo «trabajar»» y por demos, «pueblo». En 17, 383-385 (véase nota a 17, 385) se
menciona como demiurgos a un adivino, un curador de enfermedades, a un carpintero y a un aedo. En la
misma categoría de servidor itinerante su ubica aquí al heraldo.
32
Vv. 139-156 repiten casi de manera literal 2, 94-110 (véase nota 2, 93), lugar en que se menciona por
primera vez la tela que tejía Penélope por boca de Antinoo ante la asamblea itacense convocada por
Telémaco. Solamente el v. 153 no aparece en el canto 2 y se supone por tanto una interpolación posterior.
La tristeza de Penélope proviene de que, fracasado el ardid de la tela, se ha quedado sin artilugio para poder
escapar de la boda con alguno de los pretendientes. No repite en esta ocasión el supuesto consejo de Odiseo
sobre volver a casarse, de 18, 259-270, sino que simplemente se refiere a la presión de sus padres y de
Telémaco (vv. 158b-161).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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de hacerse cargo de la casa y el bienestar que Zeus le concede.
Pero, a pesar de todo, dime tu linaje y de dónde eres,
pues no habrás nacido de una encina ni de una piedra, según el viejo dicho33».

PRIMERA PARTE DEL SEGUNDO CUENTO CRETENSE (164-212)

Y respondiéndole dijo el muy astuto Odiseo34:


«Venerable mujer de Odiseo Laertíada, 165
¿no vas a dejar de preguntarme por mi estirpe?
Te lo voy a decir. Si bien es cierto que me darás pesadumbres,
más de las que tengo. Ya que esto es lo usual, cuando de su patria
un hombre está ausente durante tanto tiempo como yo ahora,
y vaga por muchas ciudades de mortales soportando males. 170
Aun así te voy a contestar a lo que me preguntas e interrogas.
Creta es una tierra en medio del ponto, rojo como el vino,
hermosa y fértil, rodeada de mar. En ella hay hombres,
muchos e innumerables, y noventa ciudades35.
La lengua de unos y otros están mezcladas. Allí hay aqueos36 175
y eteocretenses37, magnánimos, allí hay cidonios38
y dorios divididos en tres tribus39, y están los divinos pelasgos40.

33
Penélope cierra su discurso con un proverbio y de este modo da fuerza a su petición de datos sobre el
linaje del extranjero. De modo similar, Alcinoo los solicitó en 8, 550-554. La primera parte del hexámetro
está tomado de Ilíada 22, 126, citada en distintos contextos por autores posteriores (cfr. Platón, Apología
34d, 5; Plutarco, Moralia 608a; Sexto Empírico, Contra los matemáticos 11, 161, 2; Clemente Alejandrino
Stromata 2, 20, 124, 3, 3; Protréptico 2, 38, 1, 3 y ampliamente comentada por Eustacio (2, 194, 45 y 298,
3; 4, 589, 10 y 590, 19).
34
El extenso discurso de Odiseo de vv. 165-307, dirigido esta vez a Penélope (únicamente) se divide en
tres partes: 1.- vv. 165-202 (Odiseo se presenta como un príncipe cretense); 2.- vv. 221-248 (descripción
del atuendo) y 3.- vv. 268-307 (Odiseo con los tesprotos y los feacios). A cada una de estas partes le sigue
una respuesta emocional de Penélope: 1.- vv. 204-219; 2.- vv. 249-260; 3.- vv. 308-316.
35
Vv. 172-179, junto con Ilíada 2, 645-652, es la descripción más antigua que tenemos de Creta y constituye
uno de los lugares de información histórica más importantes en Homero. Describe una sociedad de
composición mixta. Quedan las dudas aún hoy si se corresponde con la Edad de Bronce o con la época en
que se compiló Odisea o con algún período intermedio.
36
La invasión pacífica de los aqueos, que ya habían desarrollado una civilización en la Grecia continental,
se produjo a fines del siglo XV a.C. Habían llegado al Peloponeso en el siglo XIX a.C. y a su vez habían
sido influidos por Creta cuando estaba en su apogeo. Aquí se refiere a los habitantes de Micenas, que
dominaban la Creta central y estaban bajo el mando de Idomeneo (véase Ilíada 2, 645).
37
Mantengo «eteocretenses» como un gentilicio, pero el término significa «verdaderos cretenses». Estos
mismos pueblos son citados por Diodoro Sículo (5, 80, 1, 4) y Estrabón (5, 2, 4, 12 y 10, 4, 6, 2).
38
Los cidonios han sido ya mencionados en 3, 292 (véase nota). Cidonia fue una de ciudad de Creta en la
costa NE de la isla. El investigador Robert Pashley descubrió su emplazamiento a mediados del siglo XIX.
39
Homero demuestra conocer con detalle la isla de Creta. Sin embargo, la mención de los dorios es aquí un
anacronismo, pues la primera invasión de este pueblo data del siglo XI a.C. Las tres tribus dorias
fueron Dimanes, Hileos y Pánfilos (Heródoto 5, 68, 2).
40
«Pelasgos» es la designación que luego se usó para todos los habitantes originarios de la Hélade anteriores
a la lengua griega, aparece por vez primera en los poemas de Homero. En Ilíada (2, 840), los pelasgos se
mencionan como aliados de los troyanos.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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Entre estas ciudades está Cnosos, gran urbe41, allí Minos42
reinó durante nueve años, el confidente del gran Zeus,
padre de mi padre, que fue el magnánimo Deucalión. 180
Deucalión me engendró, a mí y al soberano Idomeneo.
Pero este, en las combadas naves, a Ilión,
se marchó junto con los Atridas. Mi ilustre nombre es Etón43
y soy el menor por nacimiento, pues él fue primero y más guerrero.
Allí fue donde vi a Odiseo y le ofrecí dones de hospitalidad, 185
pues lo había arrastrado a Creta la fuerza del viento
cuando iba hacia Troya, luego de haberse desviado del cabo Malea44.
Se detuvo en Amniso45 donde está la gruta de Ilitia46,
con dársenas difíciles; a duras penas escapó de las tormentas.
De inmediato preguntó por Idomeneo después de subir a la ciudad, 190
pues afirmaba que era su huésped, querido y respetado.
Era por entonces la décima o la undécima aurora
desde que él había partido con sus combadas naves hacia Ilión.
Yo lo llevé hasta mi casa y lo entretuve como a huésped;
amablemente con cariño le ofrecí muchas cosas que en la casa había. 195
Y a los otros compañeros que lo escoltaban
les di harina a expensas del pueblo47 y rojo vino que reuní,
y bueyes para sacrificar, a fin de que saciaran su apetito.
»Allí permanecieron doce días los divinos aqueos,
pues soplaba Bóreas, viento fuerte, y sobre la tierra 200
no dejaba estar de pie. Un funesto daimon lo había levantado.
Mas al decimotercero cayó el viento y se echaron al mar».
Continuaba diciendo muchas mentiras semejantes a verdades,
A ella, cuando escuchaba, le manaban lágrimas y se le consumía el cuerpo.

41
Cnosos fue la ciudad más importante de Creta durante la civilización minoica, controlaba la zona del mar
Egeo y comerciaba especialmente con Egipto. Alcanzó su máximo esplendor en el segundo milenio a.C.,
su declive y desaparición coinciden con el comienzo del periodo de mayor prosperidad de la civilización
micénica, en el continente, en torno del 1600 a.C. Existe la hipótesis de que los reyes de Micenas
aprovecharon una erupción volcánica para apoderarse de Creta. Otra hipótesis es que la llegada de los
micénicos fue posterior, alrededor de 1400 a.C.
42
Minos es el rey más legendario de Creta. En relación con este nombre están los mitos de Teseo, Pasífae,
el Minotauro y Dédalo. Tuvo numerosos hijos (Androgeo, Catreo, Ariadna, Fedra, Glauco), entre ellos a
Deucalión, padre aquí de Idomeneo y del personaje creado por Odiseo.
43
Esta vez Odiseo dice no solo que es hijo de un cretense acaudalado (véase 14, 199-206), sino que es el
hijo del rey (en 14, 202-204, dijo a Eumeo que era hijo de Cástor y de una esclava). Da como nombre propio
el de Etón, situación poco usual (en 24, 306 dice ante Laertes llamarse Epérito) y justifica el hecho de
quedarse en casa durante la guerra porque es el hermano menor de Idomeneo, que llevó a los cretenses a
Troya. Si Homero quiso dar un nombre parlante al personaje creado por Odiseo, Etón –Aithón– debe
ponerse en relación con el color rojo de algunos animales o del bronce bruñido. Es el nombre que se da
Teognis (1209) en referencia a Odiseo.
44
El cabo Malea ha sido mencionado en 3, 287, 4, 514 y 9, 80 (véase las notas en cada uno de estos lugares).
45
Amniso era el puerto de Cnosos en época minoica, junto a la desembocadura del río del mismo nombre.
La zona fue excavada por el arqueólogo griego Spyridon Marinatos, entre 1919 y 1938 y las edificaciones
fueron restauradas mucho más tarde por el Instituto arqueológico de la Universidad de Heildeberg, bajo
dirección de Jorg Schaefer.
46
Ilitía, Hija de Zeus y Hera, es la diosa que preside los nacimientos y ayuda a las parturientas (Hesíodo,
Teogonía 922). En Ilíada se habla de dos Ilitías, una ayuda a las mujeres a parir y otra prolonga el trabajo
de parto y retrasa el alumbramiento. Otras veces, Homero hace referencia a una sola (Ilíada 16, 187; 19,
103), como aquí, a la que se le rinde culto en Creta.
47
Obsérvese que los dones de hospitalidad son la mayoría de las veces prestaciones obligatorias a expensas
del pueblo. Véase nota a 13, 15.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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Como la nieve se derrite en las montañas de altas cumbres48, 205
a la que funde Euro después que Céfiro49 la hace caer
–y cuando está fundida los ríos fluyen rebosantes–
así se consumían sus hermosas mejillas vertiendo lágrimas,
llorando por su marido (que estaba a su lado). Aunque Odiseo
en su corazón sentía pena por su mujer cuando sollozaba, 210
mantenía los ojos, como si fueran de cuerno o hierro,
inmóviles en los párpados. Y ocultaba sus lágrimas con astucia.

SEGUNDA PARTE DEL CUENTO CRETENSE ANTE PENÉLOPE (213-260)

Y una vez que ella se hubo solazado con el llanto de muchas lágrimas,
Se dirigió de neuvo a él con palabras y dijo:
«Ahora creo, extranjero, que debo ponerte a prueba 215
a ver si de verdad allí, junto con sus divinos compañeros,
albergaste en tu palacio a mi esposo, como afirmas.
Cuéntame cómo eran los vestidos que cubrían su cuerpo
y cómo eran él mismo y sus compañeros, los que lo seguían».
Y respondiéndole dijo el muy astuto Odiseo: 220
«Mujer, es complicado, luego de tan larga separación,
decirlo. Ya para mí, de esto, han transcurrido unos veinte años
desde que se marchó de mi lugar y dejó mi patria,
pero aun así te lo diré como mi corazón lo representa.
Un manto purpúreo de lana sostenía el divino Odiseo50, 225
doble. En él lucía un broche realizado en oro
con pasantes dobles. Estaba labrado en la parte de delante51:
entre las patas delanteras un perro sujetaba a un ciervito moteado
y lo veía forcejear. Y esto es lo que admiraba a todos
que, siendo ambos de oro, el perro miraba al ciervo que se ahogaba 230

48
Vv. 205-209 ofrecen un bello símil: las lágrimas de Penélope semejan los ríos que bajan de la montaña
cuando la nieve se derrite. Son muchos los símiles en Ilíada que aluden a la nieve: 3, 222 (palabras como
copos); 12, 156-160 y 278-289; (dardos y piedras que caen como copos); 15, 170-172 (Iris es veloz como
nieve que cae); 19, 357-361 (cascos y escudos de bronce como copos). Compárese este llanto con el de
Odiseo en la corte de los feacios, en 8, 522.
49
Euro es el viento del este y no estaba asociado con ninguna de las estaciones, si bien se creía que traía la
lluvia. A diferencia de Boreas, Noto y Céfiro no se menciona en la Teogonía de Hesíodo. Para el Céfiro,
véase nota a 2, 421.
50
La elaborada descripción de la ropa de Odiseo y la apariencia exterior de Euribates (vv. 246-228)
funcionan como claras señas –sémata– de reconocimiento (aunque en una historia ficticia); véase nota a v.
250. Otros sémata, o señales serán la cicatriz en el muslo de Odiseo (vv. 19, 393-466; 21.217–22; 23.73–7
y 24.331-335), el lecho conyugal (23, 190-201) y los árboles del huerto de Laertes (24, 336-344).
51
Vv. 226-231 constituyen una écfrasis, recurso retórico, cuyo más famoso ejemplo en la literatura clásica
es el escudo de Aquiles en el canto 18 de Ilíada. De igual modo, hay aquí una narración desde una
perspectiva (véase Ilíada 18, 478–608) en que las escenas cobran vida. Hay también un intercambio de
códigos: el objeto descripto es en verdad un artificio verbal. La ficción narrativa y la representación plástica
se influyen mutuamente. En el caso del broche del manto de Odiseo se establecen nexos simbólicos y
significativos entre la descripción y la historia que la enmarca: el perro que estrangula al cervatillo presagia
el asesinato de los pretendientes por parte de Odiseo. El naturalismo expresado en el broche tiene cierta
semejanza con los motivos animales en oro de las gemas minoicas, pero es un estilo demasiado sofisticado
para la época: una joya así no existe, como es imposible que exista un escudo como el de Aquiles.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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y el otro animal, ansioso por escapar, hacía fuerza con los pies52.
»También vi su túnica alrededor del cuerpo, resplandeciente
como la hoja de una cebolla que ha sido disecada;
¡tan delicada era y refulgente como el sol!
Muchas mujeres la contemplaban con admiración. 235
Pero otra cosa te diré y tú la vas de poner en tu interior:
No sé, quizás Odiseo rodeaba su cuerpo con esa ropa en la casa
o quizás uno de sus compañeros se las dio, al marchar sobre la rauda nave53,
o tal vez incluso algún huésped, puesto que Odiseo por muchos
era querido. Unos pocos entre los aqueos eran semejantes a él. 240
»También yo le di una espada de bronce y una doble,
Hermoso y purpúrea túnica, ornada con una franja,
y con respeto lo escolté hasta su nave de buenos bancos
Lo acompañaba entonces un heraldo un poco mayor que él,
de quien también voy decirte cómo era exactamente: 245
caído de hombros, de piel oscura, de cabello enrulado54
y de nombre Euribates. Lo estimaba más eminente que sus otros
compañeros Odiseo, porque se ajustaba a su manera de ser55».
Así dijo y en ella se incentivó todavía más el deseo de llorar
cuando reconoció las señas56 que había dicho Odiseo con precisión. 250
Y una vez que se hubo solazado con su llanto de abundantes lágrimas,
le respondió entonces a su vez con palabras y dijo:
«Ahora para mí, forastero, aunque ya antes eras digno de compasión
en nuestro palacio serás querido y respetado57,
pues yo misma le di esas vestiduras que mencionas58. 255
Las saqué dobladas del tálamo y les puse un broche resplandeciente
para que fuera un adorno para él; ¡pero ya no lo recibiré nunca de nuevo
52
En Odisea dos veces los pretendientes han sido comparados con ciervos (véase 4, 335-440 y 17, 126-
131) el broche prefigura de algún modo la mnesterophonía –la matanza de los pretendientes– del canto 22.
Cfr. «"Active" and "Passive" Heroics in the Odyssey» de Erwin F. COOK (1999: 166).
53
El falso mendigo busca con habilidad dar verosimilitud a su descripción al fingir incertidumbre acerca
de si Odiseo pudo haber adquirido la ropa y el broche después de haber abandonado Itaca. Pero los detalles
sobre la ropa y el broche son muy precisos y el vívido retrato del heraldo Euribates, un hombre de aspecto
tan singular, no dejan dudas de que este forastero conoció a Odiseo.
54
«Caído de hombros» traduce gyrós, que en verdad es «doblado» o «curvado» y describe una espalda del
tipo de Tersites en Ilíada (2, 17-18). Para «de piel oscura» se usa melanóchroos, término similar al que se
aplica a Odiseo en 16, 175 (cuando Atenea restaura su bella apariencia) y que denota el bronceado natural
de los hombres que pasan mucho tiempo a la intemperie o el tono «negruzco» que tienen los porotos negros
(Ilíada 13, 589). Este adjetivo, junto oulokárenos, literalmente «de cabeza de lana», que traducimos «de
cabello enrulado», es probable que aluda a un etíope, como ha señalado, en Blacks in Antiquity, Frank M.
Snowden (1970: 101-102).
55
Las relaciones interpersonales de Odiseo exigen una fiel armonía de mente y sentimiento entre las dos
personas, es decir, lo que se denomina en griego homophrosýne (término que aparece en 6, 181 y 15, 198)
y que se utilizará más adelante en la prosa (cfr. Dionisio de Halicarnaso, Antigüedades Romanas 9, 45).
Esta armonía es manifiesta entre Atenea y Odiseo y es la razón fundamental de la protección de la diosa
(véase 13, 296-298).
56
«Señas» traduce sémata, que indica una marca o signo, que sirve para identificar un lugar (véase Ilíada
10, 466 y 23, 326), pero adquiere un sentido profundamente simbólico cuando se trata de la identificación
de personas (véase 23, 206 y 24, 346).
57
Las palabras de Penélope elevan al forastero de suplicante a huésped. El ascenso a esta nueva categoría
es clave para comprender de manera correcta la última escena de este canto (vv. 535-603), en la que
Penélope le confía a un extraño sus pensamientos y su sueño profético.
58
La emocionada revelación de Penélope de que fue ella quien le dio la ropa a Odiseo es la respuesta a las
(fingidas) especulaciones del héroe de vv. 237-240.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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de regreso ileso a casa, a su querida tierra patria!
pues con funesto destino marchó Odiseo en cóncava nave
para contemplar la Malditilión59 que no hay que nombrar». 260

TERCERA PARTE DE LA HISTORIA FALAZ DE ODISEO (261-316)

Y respondiéndole dijo el muy astuto Odiseo:


«Mujer venerada de Odiseo Laertíada,
ya no desfigures más tu bello cuerpo ni consumas tu ánimo
lamentando a tu esposo. Aunque de nada hay que avergonzarse,
pues qué otra no se lamentaría de haber perdido 265
a su esposo, con quien engendró hijos uniéndose en amor,
aunque de Odiseo –a quien llaman divino– sea diferente.
Pero deja de llorar y presta atención a mi relato60,
con sinceridad te voy a hablar y no te lo ocultaré:
puesto que ya he escuchado acerca del regreso de Odiseo, 270
cerca está, en el opulento país de los tesprotos,
vivo61. También trae muchos y nobles tesoros
que ha solicitado al pueblo. Aunque a sus fieles compañeros
perdió y a la cóncava nave en el ponto, rojo como el vino,
cuando venía de la isla de Trinaquia, pues estaban enojados con él 275
Zeus y Helios, porque a las vacas de este mataron sus compañeros.
Así pues todos ellos perecieron en el tempestuoso ponto
a él, agarrado a la la quilla de la nave, lo arrojó el oleaje a tierra firme,
a la tierra de los feacios, que han nacido cercanos a los dioses62.
Estos de corazón como a un dios lo enaltecieron 280
y le dieron muchas cosas y querían llevarlo ellos mismos
a su patria, sin daño. En ese lugar Odiseo por mucho tiempo
podría haber permanecido. Pero le pareció más útil a su ánimo
ir solicitando regalos mientras marchaba por el extenso país.
Que mucha cosa provechosa entre los hombres mortales 285
conoce Odiseo, y ningún otro ser humano con él podría competir.
Así me lo contó Fidón, el rey de los tesprotos63,
y juró además adelante de mí, mientras hacía libación en su casa,
que había aparejado su nave y tenía equipados a los compañeros

59
Penélope crea un neologismo para nombrar la aborrecida Ilión. La fórmula reaparece en el v. 597 y en
23, 19. Eumeo había focalizado su odio en la figura de Helena (14, 68-69) y Penélope ahora en la ciudad
toda de Troya, causante de su ruina.
60
En el marco de la tercera parte de la historia falaz de Odiseo-mendigo a su esposa (vv. 262-307), los vv.
271-287 repiten un relato similar a la que contó a Eumeo en 14, 316-359: el viajero ha tenido noticias de
Odiseo por los tesprotos y ha acumulado mucha riqueza. Es el típico cuento popular del héroe que regresa
con una fortuna después de muchas aventuras.
61
Odiseo, en su historia falaz ha llegado a Tesprotia, pero no dice una palabra sobre los veinte años
transcurridos desde la guerra, ni sobre cómo había llegado allí. En la versión narrada a Eumeo (véase 14,
305-320), una tormenta lo había llevado a esas tierras.
62
Odiseo resume el incidente del ganado de Helios, así como la llegada a Esqueria, es decir, combina en
una sola historia el naufragio en la isla Trinaquia y el naufragio de la balsa con la que se marchó de la isla
de Calipso, pero aquí obviamente no se menciona la larga permanencia en la morada de la ninfa. Cuando
relata el episodio de Calipso en 23, 333-337, ya como cónyuge, transmite una versión expurgada.
63
Fidón ha sido mencionado en 14, 316 (véase nota). Los vv. 288-299 relatan en esencia lo mismo que
Odiseo había contado a Eumeo en 14, 323-335, pero en distinto orden.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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que iban a escoltarlo a querida su tierra patria. 290
»Pero a mí me envió antes, por casualidad zarpaba una nave
desde el país de los tesprotos a Duliquio, rica en trigo64.
Me mostró cuantas riquezas había reunido Odiseo.
»Podrían alimentar hasta la décima generación a otra persona:
¡tantos tesoros tenía depositados en el palacio del rey! 295
»También me dijo que Odiseo había ido a Dodona65, para, del divino
roble de elevada copa, escuchar la voluntad de Zeus,
acerca de cómo volver a su querida tierra patria,
después de tanta ausencia, si abierta u ocultamente.
»Así pues, él está a salvo y volverá en cualquier momento 300
a un lugar cerca, y ya nunca lejos de los suyos y de su tierra patria.
estará ausente. No obstante te voy a hacer un juramento:
¡sea testigo Zeus en primer lugar, el más alto y mejor entre los dioses,
y el hogar del irreprochable Odiseo, al que he llegado!
que todas estas cosas se cumplirán como yo digo; 305
durante este mismo año va a volver a este lugar Odiseo66,
cuando se haya extinguido esta luna y comenzado la siguiente».
Y a su vez le dijo la muy prudente Penélope:
«Extranjero, ¡ojalá se viera cumplida tu palabra!
Entonces conocerías pronto mi amistad y muchos regalos 310
de mí recibirías; así, quien contigo se encontrara te llamaría dichoso.
»Pero en mi ánimo presiento que sucederá de otro modo,
que ni Odiseo va a volver a su casa ni tú una escolta67
conseguirás, puesto que no hay líderes en la casa
como era Odiseo entre los hombres, si es que existió alguna vez 315
para a los huéspedes respetables dar una escolta o recibirlos.

PENÉLOPE ORDENA A EURICLEA LAVAR LOS PIES DEL MENDIGO (317-391)

»Pero ¡vamos! esclavas, lávenlo y tiéndale un lecho,


colchas, mantas y sábanas resplandecientes,
para que esté bien abrigado cuando llegue Eos de trono de oro.
Al amanecer, muy temprano, lávenlo y úntenlo con ungüentos 320
y que adentro, junto a Telémaco, disfrute del banquete
sentado en el mégaron. Será de lamentar para cualquiera de aquellos

64
Los vv. 291-292 repiten 14, 334-335
65
El oráculo de Zeus en Dodona aparece mencionado en 14, 327 (véase nota). A partir de la información
que da nuestro poeta se sabe que el sacerdote –¿o el consultante mismo?– hacía una interpretación de los
sonidos del roble sagrado (véase v. 297 y14, 328).
66
Esta predicción que ya había expresado Odiseo en 14, 160-164 y que repetirá ante Filetio en 20, 230-
234, aunque de importancia crucial, sigue siendo oscura para nosotros: que el héroe diga «dentro de este
mismo año» no se corresponde con la situación de que el forastero está tratando de convencer a Penélope
de que el regreso de Odiseo es inminente. Cuando en el verso siguiente agrega que será luego del cambio
de luna, no coincide con el festival de Apolo al que se hace referencia en 20, 276-278 y 21, 258-259.
67
Su calidad de mujer y su propia pena le impiden a Penélope atender al forastero como es costumbre y
brindarle una escolta como hicieron en su momento Eolo y los feacios (véase 10, 18 y 13, 52), pero a
diferencia de los que dijo en vv. 134–135, le dará hospitalidad lo mejor que pueda: ahora será un lavado de
pies y una cama provisionales, al día siguiente, un baño, así como un lugar de privilegio en el banquete al
lado de Telémaco. El día siguiente traerá solo un cumplimiento parcial de sus palabras: Telémaco lo ubicará
en un lugar humilde (véase 20, 257-267 y nota a 20, 259) y no se baña hasta después de la amtanza de los
pretendientes.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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que llegue a molestarlo, vengativo. Ninguna otra acción
aquí podrá llevar a cabo, aunque esté terriblemente enojado.
¿Cómo sobre mí podrías saber, forastero, si a las demás 325
mujeres aventajo en inteligencia y prudente astucia68
si sucio y mal vestido en mis habitaciones
estuvieras comiendo?; los hombres son de corta vida.
Al que es por sí mismo cruel y tiene sentimientos crueles,
para él, piden todos los mortales sufrimientos en el futuro 330
mientras viva. Y una vez que está muerto todos lo insultan.
Pero al que es impecable y tiene sentimientos impecables
de él la fama ampliamente difunden sus huéspedes
a todas las gentes. Y la mayoría proclama que es noble».
Y contestándole dijo el muy astuto Odiseo: 335
«Mujer venerable de Odiseo Laertíada,
Por cierto que a mí las mantas y las resplandecientes sábanas
me incomodan69 desde que los nevados montes de Creta
dejé, marchándome sobre una nave de largos remos.
Me voy a acostar como antes, cuando pasaba jornadas insomnes, 340
puesto que muchas noches en lecho miserable
he descansado y así aguardaba a Eos, de hermoso trono.
Tampoco los baños de pies placenteros para mi ánimo
llegan a ser; ninguna mujer frotará mi pie
de las tuyas, de las que en la casa te sirven70, 345
si es que no hay alguna muy anciana y de aspecto sufrido
que haya soportado en su ánimo tantas cosas como yo mismo.
A ésa no le impediría ocuparse de mis pies71».
Y a su vez se dirigió a él la muy prudente Penélope:
«Querido extranjero, nunca hombre alguno tan discreto, 350
entre los huéspedes de lejanas tierras, ha llegado a mi casa;

68
Es significativo que Penélope desee ser juzgada por el forastero en razón de su «inteligencia» –noûs– y
su «astucia» –metis–, cualidades que están asociadas siempre con Odiseo.
69
Los comentaristas se preguntan por qué Odiseo persiste en rechazar todas las comodidades que se le
ofrecen (cfr. lo que afirma Joseph RUSSO en A Commentary on Homer's Odyssey: Books XVII-XXIV de
Joseph RUSSO, Manuel FERNÁNDEZ-GALIANO y Alfred HEUBECK (1992: 93). Tiene la determinación de
mantenerse alejado del bienestar físico. Eustacio de Tesalónica, en el siglo XII, en su comentarios ad loc
sugiere que se trata de un motivo práctico. Odiseo desea evitar cualquier actitud que lo haga sospechoso
para los pretendientes. J. RUSSO sugiere que el poeta manifiesta una exquisita ironía cuando ubica al héroe
en total oposición a los pretendientes: los usurpadores disfrutan de todas las comodidades del palacio
mientras que el rey legítimo no acepta más que lo que corresponde a un mendigo. Una vez más, el arte de
contar historias explota la inversión de la norma, de modo que la gratificación que traída la victoria sea aún
más satisfactoria.
70
La negativa de Odiseo a que sus pies sean lavados por cualquiera de las criadas, excepto una de edad, se
debe al comportamiento
agresivo de Melanto (véase vv. 65-95 y 18, 321-336) y así lo hace notar Euriclea (vv. 370-374). También
se había negado Odiseo a ser bañado por las siervas de Nausicaa en 6, 221-222, aunque por motivos
diferentes. Es seguro que la intención no es que la anciana lo reconozca: ve esa posibilidad como un peligro
(vv. 390-391) y reacciona con asombro cuando se ve descubierto (vv. 479-390).
71
Los vv. 346-348 han sido atetizados por los escoliastas. Las razones son: 1.- Odiseo en su calidad de
mendigo no tiene potestad para elegir una mujer que haga esa tarea; 2.- es inapropiado asimismo que
pretenda a alguien que haya sufrido tanto como él; 3.- la presencia del verbo fthonéo (incorrecta aquí) que
no tenemos más opción que traducir como «impediría», pero que proviene de fthónos, «envidia» y no se
puede envidiar la acción de lavar los pies de un mendigo.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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¡con qué corrección expresas cada pensamiento discreto!
»Hay una anciana que alberga en su mente decisiones discretas,
la que a aquel desdichado alimentó y arropó
luego de recibirlo en sus brazos cuando lo dio a luz su madre. 355
Ella te lavará los pies, aunque se sienta débil.
Pero ¡vamos! levántate enseguida, muy prudente Euriclea,
y lava a quien tiene edad similar a tu señor. Odiseo en algún lugar
tendrá semejantes los pies y semejantes las manos72
pues rápido en la desgracia envejecen los mortales». 360
Así dijo; la anciana se ocultaba con las manos el rostro,
derramaba cálidas lágrimas y una palabra afligida pronunció:
«¡Ay de mí, hijo, que sea yo tan incapaz! ¿Acaso más a ti, Zeus
entre los demás hombres te odiaba, aun teniendo un ánimo piadoso73?
Pues jamás mortal alguno para Zeus, el que disfruta con el rayo, 365
tantos pingües muslos quemó, ni hizo tan excelentes hecatombes
como tú le has ofrecido con la súplica de poder llegar
a una ancianidad feliz y poder educar a un hijo ilustre
¡Ahora a ti solo te ha negado del todo el día del regreso!
Tal vez se burlen también así de aquél las mujeres 370
de anfitriones lejanos, cuando llegue un palacio ilustre,
como a ti te insultan todas estas perras.
Para evitar la humillación y los numerosas burlas
no dejas que te laven. Y a mí –aunque no contra mi voluntad– me lo manda
la hija de Icario, la muy prudente Penélope, 375
Por eso te lavaré los pies, al mismo tiempo por la propia Penélope
y por ti mismo, porque tengo conmovido el ánimo en mi interior
con tus desdichas. Pero, vamos, escucha ahora la palabra que te digo:
muchos extranjeros muy sufrientes han llegado hasta aquí,
pero te aseguro que jamás he visto a ninguno tan parecido 380
en la figura, voz y pies, como tú a Odiseo te pareces».
Y respondiéndole dijo el muy astuto Odiseo:
«Anciana, así lo afirman cuantos nos han visto con sus ojos
a nosotros dos, que somos parecidos el uno al otro,
como tú misma notaste y proclamas haciendo gala de sensatez». 385
Así dijo; la anciana tomó una palangana reluciente
en la que solía lavar los pies; derramó en ella mucha agua
fría y después le agregó caliente. Entonces Odiseo
se sentó junto al hogar y se volvió rápidamente hacia la oscuridad,
pues sospechó al punto en su corazón que al tomarle la pierna 390
ella podría reconocer la cicatriz74 y su plan quedaría al descubierto.

72
Las manos y los pies son en Homero tan particulares señas de identidad como los rasgos faciales. En 4,
149-150, en Esparta, Helena reconoció a Telémaco como hijo de Odiseo por las manos y los pies tanto
como por los ojos, la cabeza y el cabello.
73
Todo el parlamento de Euriclea (vv. 363-381) está en segunda persona y dirigido al mendigo –que
irónicamente es su amo disfrazado–. No es la primera vez que el poeta utiliza este recurso de la ironía
trágica (véase nota a 4, 107). Recordemos que la nodriza está convencida de que Odiseo está muerto (véase
1, 166-168).
74
La cicatriz –oulé– en el cuerpo de Odiseo no se había mencionado hasta el momento. El narrador la trae
al relato cuando la marca en el muslo está por jugar un papel de vital importancia en la historia. La cicatriz
funcionará tres veces más como séma (sing. de sémata, véase nota a v. 250): en 21.217-222; 23, 73-27 y
24, 331-335.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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HISTORIA DE LA CICATRIZ EN EL MUSLO DE ODISEO (392-466)

Ella se acercó a su señor para lavarlo75. Y enseguida reconoció


la cicatriz que una vez le hiciera un jabalí con su blanco colmillo76
cuando fue al Parnaso en compañía de Autólico77 y sus hijos,
el noble padre de su madre, que sobresalía entre los hombres 395
en el arte de robar y en el juramento78. Se lo había otorgado el dios
Hermes, pues en acción de gracia le quemaba muslos
de corderos y cabritos. Y el dios lo acompañaba complaciente.
Cuando Autólico llegó a la opulenta población de Itaca,
se encontró a un hijo recién nacido de su hija. 400
La querida Euriclea lo colocó sobre sus rodillas
cuando terminó de cenar; le habló y lo llamó por su nombre:
«Autólico, sugiere tú mismo un nombre, cualquiera
para el querido hijo de tu hija, pues muy deseado79 es para ti».
Y a su vez respondió Autólico y les habló: 405
«Yerno mío e hija mía, pónganle el nombre que voy a decir.
Como de muchos yo he suscitado enfado cuando llego
a hombres y mujeres a través de la tierra que alimenta a los héroes,
que su nombre epónimo sea Odiseo80. Pero yo
cuando él, llegado a su juventud, a la gran casa materna 410
75
La escena del lavado de pies y el reconocimiento de Odiseo por Euriclea es una variante de escena típica
de baño (véase nota a 3, 464) que se realiza cuando se recibe a un viajero. Penélope ya había dado el indicio
de que el forastero podría tener la misma edad y manos y pies semejantes a los de Odiseo (vv. 358-359).
Véase el artículo «Recognition and the Forgotten Senses in the Odyssey» de, Melissa Mueller (2016) y el
capítulo «Hands know the truth: Touch in Euryclea's recognition of Odysseus» de Silvia Montiglio (2017).
76
Los vv. 392-466 comprenden la narración enmarcada más célebre de la historia de la literatura universal.
Mediante la técnica del flashback la acción principal se detiene durante 74 hexámetros en ese espacio
ubicado después del reconocimiento de Euriclea, pero antes de su reacción. El episodio ha suscitado
innumerables comentarios de la crítica; cfr. Composition of Homer’s Odyssey de William John
WOODHOUSE (1930: 74, nota 6); Mimesis de Erich AUERBACH (1953: 3-23); el artículo «A Structural
Analysis of Digressions in the Iliad and the Odyssey» de Julia H. GAISSER (1969: 20-21); Early Epic
Scenery de Theodore Murdock ANDERSSON, (1976: 50-51); la nota «Eurykleia and Odysseus’ Scar:
Odyssey 19.393–466» de Irene DE JONG (1985); Odysseus, Hero of Practical Intelligence: Deliberation
and Signs in Homer's Odyssey de Jeffrey BARNOUW (2004: 319-332). Ha sido inevitable que se haya
relacionado el episodio con el lavado de pies de Jesús a los discípulos en la última cena; cfr. «Love and
Footwashing: John 13:1–20 and Luke 7:36–50. Read Intertextually» de Ingrid Rosa KITZBERGER (1994) y
The Homeric Epics and the Gospel of Mark de Dennis R. MACDONALD (2000: 8-9).
77
Autólico es hijo de Hermes y padre de Anticlea, la madre de Odiseo. Ps. Apolodoro (1, 9, 16) lo menciona
en la lista de los Argonautas. Sin embargo Apolonio de Rodas no lo cita en su Argonáutica (en 1, 20 ss.),
ni Píndaro en su listado (Pítica 4, 171 ss.), ni Valerio Flaco en su Argonáutica del siglo I. Pausanias (8, 4,
6) afirma que Autólico vivía en el monte Parnaso y, aunque se decía que era hijo de Hermes, su padre era
en realidad Dedalión.
78
Autólico es de algún modo el prototipo del carácter de Odiseo pero en sus aspectos más negativos.
79
«Muy deseado» traduce polyáretos, adjetivo que solo ha aparecido en 6, 280 de Odisea. Allí corresponde
traducir «un dios muy suplicado», sentido con el que se registra también en el Himno a Deméter (v. 220).
Según Eustacio (2, 209, 38) Euriclea parece estar insinuando que Polyáretos sería un nombre apropiado
para el recién nacido.
80
De estos versos proviene la etimología del nombre Odiseo: «enfadarse» (v. 407) es en griego odýssomai,
parecido fonéticamente a Odysseús. Véase en, vv. 474-475, las palabras de Euriclea en la escena del
reconocimiento.
Todas las instancias del verbo odýssomai conciernen a Odiseo; véase 1,62; 5, 339-340 y 423. Cfr. «Name
Magic in the Odyssey» de Norman AUSTIN (1972) y Man in the Middle Voice: Name and Narration in the
Odyssey de John PERADOTTO (1990: 120-142).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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se acerque, al Parnaso81, donde tengo muchas riquezas,
le daré de ellas y lo enviaré contento de regreso».
Por esto fue luego Odiseo, para que le diera espléndidos regalos82,
a él, Autólico y los hijos de Autólico
lo saludaron con las manos y con palabras dulces. 415
Y Anfitea83, la madre de su madre, abrazó a Odiseo
y le besó la cabeza y hermosos ojos.
Autólico ordenó a sus ilustres hijos
preparar el banquete y ellos escucharon a quien mandaba.
Enseguida llevaron un buey de cinco años84, 420
lo desollaron, prepararon y dividieron todo;
lo cortaron y hábilmente lo clavaron en asadores
y después de asarlo con cuidado distribuyeron las raciones.
Así entonces durante todo el día, hasta que se puso el sol,
comieron, y nadie en su corazón añoraba una porción. 425
Y cuando el sol se hundió y cayó la oscuridad,
se acostaron y recibieron el regalo del sueño.
Cuando apareció Eos, hija de la mañana, la de dedos de rosa85
salieron de cacería los perros y sus dueños,
los hijos de Autólico, y entre ellos iba el divino Odiseo. 430
Ascendieron el arduo monte, vestido de bosques,
el Parnaso y pronto llegaron a los valles batidos por el viento86.
El sol se expandía por los campos cultivados recién salido
de la plácida y profunda corriente de Océano,
cuando los cazadores llegaron a un desfiladero. Delante de ellos 435
avanzaban los perros buscando los rastros y detrás
los hijos de Autólico, Con ellos el divino Odiseo
marchaba, junto los perros, balanceando su lanza de larga sombra.
Allí, en una densa espesura, estaba tumbado un enorme jabalí87

81
El nombre Parnaso aparece mencionado cuatro veces en este canto 19 (vv. 394, 411, 432 y 466) y dos
veces más en adelante: en 21, 220 y 24, 332. El sufijo –ssos (en Parnassós) es de proveniencia pre griega,
pelásgica, frecuente en topónimos, como Knóssos.
82
Este hexámetro retoma el hilo narrativo que se interrumpió en v. 394 (Odiseo en el Parnaso con su abuelo
Autólico). Los vv. 395-412 son una analepsis en el marco de otra analepsis y un claro ejemplo de la
complicada estructura de Odisea. La historia de la cicatriz enmarca la historia del origen del nombre del
héroe y explica por qué razón había viajado Odiseo al Parnaso (le hizo una visita a su abuelo para reclamar
los regalos prometidos).
83
Con la mención de Anfitea (único lugar en que Homero la nombra). madre de Anticlea y esposa de
Autólico vamos completando la genealogía de Odiseo. Cfr. el comentario de Eustacio de Tesalónica (2,
208, 10).
84
Los vv. 420-425 conforman una escena de sacrificio sumamente breve. Véase en nota a 3, 418 la
estructura de una extensa como la que presencia Telémaco en Pilos.
85
Véase nota a 2, 1.
86
El monte Parnaso albergaba en su ladera meridional el santuario de Delfos. Está ubicado en el norte del
golfo de Corinto. Tenían allí su morada las Musas, quienes se habían trasladado desde el monte Helicón;
se lo considera por ello la patria simbólica de los poetas. Fue al monte Parnaso adonde Deucalión y Pirra
fueron transportados en un cofre durante el diluvio primordial; desde allí comenzó la repoblación de la
tierra cuando la pareja arrojó sobre sus hombros piedras que se convirtieron en hombres y mujeres
(Apolodoro 1, 7, 2) ). En cuatro lugares de las obras de Eurípides se lo menciona como el refugio de Dioniso
(Ion 714-717 y 1125 ss.; Fenicias 226 ss.; Ifigenia entre los Tauros 1242 ss.).
87
La descripción de la guarida del jabalí se parece mucho al refugio del final del canto quinto, cuando
Odiseo, exhausto, llega a Esqueria y encuentra protección contra el frío entre dos arbustos y se arma un
lecho con las hojas. Los vv. 440-442 son casi idénticos a 5, 478-480. Es curioso que haya una conexión –
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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No penetraba ese follaje el aliento húmedo de los vientos cuando soplan, 440
ni la atravesaba el sol resplandeciente con sus rayos,
ni se colaba a través de ella la lluvia. Tan espeso
era: una muy extendida abundancia de hojas lo formaba.
Llegó al jabalí, de hombres y perros el ruido de los pies
cuando marchaban cazando. Y del lado contrario, desde la espesura, 445
erizada la crin y el fuego relampagueando en sus ojos,
se detuvo frente a ellos. Odiseo fue el primero en acometerlo,
levantando la lanza de larga sombra con su robusta mano,
ansioso por herirlo. Avanzó hacia adelante el jabalí
y sobre la rodilla le hizo un desgarro en la carne con el colmillo 450
embistiéndolo de lado, pero no llegó al hueso del mortal.
Odiseo lo hirió después de alcanzarlo en la paleta derecha
Y de lado a lado lo atravesó la punta de la resplandeciente lanza.
Cayó en el polvo gimiendo, y en un vuelo se le escapó la vida88
Enseguida lo rodearon los queridos hijos de Autólico 455
y la herida del irreprochable Odiseo semejante a un dios
vendaron sabiamente y con un conjuro89 la negra sangre
contuvieron. Y enseguida llegaron a casa de su amado padre
A Odiseo, Autólico y los hijos de Autólico
después de curarlo bien y de darle espléndidos regalos 460
rápidamente y con alegría, amablemente lo enviaron contentos
a Itaca. Su padre y su venerable madre
se alegraron al verlo volver y le preguntaban con detalle
por la cicatriz y qué le había pasado. Y él les contó a ellos
cómo mientras cazaba, lo hirió un jabalí con su blanco colmillo 465
al marchar al Parnaso con los hijos de Autólico90.

EURICLEA RECONOCE A SU SEÑOR POR LA CICATRIZ (467-507)

La anciana tomó la cicatriz entre las palmas de sus manos


y la reconoció al tacto. Y soltó el pie que estaba levantando.
y la pierna cayó en el caldero. Resonó el bronce,
se inclinó hacia atrás, hacia un lado y el agua se derramó en el suelo. 470
Al mismo tiempo, el gozo y el dolor invadieron el corazón y sus dos ojos
se llenaron de lágrimas, y se le quebró su floreciente voz.

posiblemente no intencional– entre el refugio de Odiseo náufrago y pronto a reintegrarse a la sociedad y la


guarida del jabalí que le hizo su herida identificatoria.
88
En el relato de la caza del jabalí hay ciertas reminiscencias de Ilíada; véase Iliada 11, 414-420; 12, 146-
52; 13, 471-477; 17, 281-287. En su libro A Narratological Commentary on the Odyssey, Irene de JONG
(2001: 478) percibe una pátina heroica en esta escena de la muerte del animal: 449a = Ilíada 21, 68a; 451a
= Ilíada 14, 463a; 452b = 5, 98b, 453 se asemeja a 11, 253 y 454 = Ilíada 16, 469; podemos también
comparar este episodio con la cacería del ciervo en 10, 156-182.
89
«Conjuro» traduce epaoidé, una invocación o ruego de carácter mágico que es cantado más que recitado.
Este es el único lugar en que aparece en Homero (cfr. Píndaro, Píticas 3, 51 y 4, 217) y es por tanto una
rara referencia a la creencia arcaica en el poder mágico de los conjuros salmodiados. Es una de las pocas
intrusiones de una práctica popular en el mundo refinado y aristocrático de las épica, aunque en Odisea son
más frecuentes que en Ilíada. Cfr. Heródoto 1, 132 y Diógenes Laercio 2, 19, 9.
90
¿A qué edad había viajado Odiseo al Parnaso? Indudablemente en la adolescencia, a la edad en que pudo
cumplir el rito de iniciación que lo convirtió en hombre, allí mató un jabalí en su primera batida de caza y
recibió su primera herida.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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Y agarrando de la barba a Odiseo91, le dijo:
«Sin duda eres Odiseo, querido hijo: por cierto, yo no…
hasta ahora, te había reconocido, hasta tocarte del todo, mi señor92». 475
Así dijo y se volvió a mirar a Penélope con los ojos,
como queriendo indicarle que su esposo estaba dentro.
Pero esta no pudo advertirlo, aunque estaba enfrente, ni entender,
pues Atenea había distraído su pensamiento93. Entonces Odiseo
le puso las manos encima y la tomó del cuello con la derecha 480
y con la otra la arrastró más cerca de sí y le dijo94:
«Nana, ¿por qué quieres ser mi perdición95? Tú misma me alimentaste
en tus pechos. Ahora, este que soy yo, sufridor de males y muy caminante
he llegado después de veinte años a mi tierra patria96.
Pero ya que te has dado cuenta y un dios lo puso en tu interior, 485
calla, que ningún otro lo descubra en el palacio;
porque te voy a decir esto y ciertamente se va a cumplir:
si por mi mano un dios hace sucumbir a los ilustres pretendientes
no por ser mi nodriza te pondré aparte cuando a las otras
siervas mujeres en mi palacio logre llevar a la muerte97 ». 490
Y por su parte le contestó la muy prudente Euriclea:
«Hijo mío, ¡qué palabra ha escapado del cerco de tus dientes!
Sabes que mi ánimo es firme y nada voluble;
me mantendré como una sólida roca o como el hierro98.
Te voy a decir otra cosa que vas a guardar en tu mente: 495
si con la ayuda de un dios dominara a los ilustres pretendientes,
entonces te hablaré con detalle de las mujeres del palacio,
quiénes te deshonran y quiénes son inocentes».
Y le respondió y dijo el muy astuto Odiseo:
«Nodriza, ¿por qué me las vas a señalar tú? no es necesario 500

91
La convención de la súplica en Ilíada es tocar la barbilla (Tetis a Zeus en 1, 500-502; Epigeo a Peleo en
16, 571-575; Licaón a Aquileo en 21, 74-96) y, en Odisea, abrazar las rodillas (véase 6, 141-147 y 310-
312; 7, 142-143).
92
Las primeras palabras que Euriclea dirige a su amado señor son muy conmovedoras. El efecto se logra
en especial porque pasa de la invocación a una situación íntima y lejana –«querido hijo»– a la situación
actual de una realidad recién descubierta –«mi señor»– en una misma oración.
93
Ni Atenea ni Odiseo –y tampoco el narrador– explican las razones por las que Penélope está excluida de
los planes de la venganza (véase 13, 192 y 403; 16, 303 y 457-459) y hemos observado ya en 4, 830-837 el
sueño evanescente que la visita en la figura de su hermana Iftima por voluntad de Atenea, se niega a darle
noticias sobre si Odiseo está vivo o no. Cfr. El capítulo «Penelope's Agnoia: Knowledge, Power, and Gender
in the Odyssey» Lillian E. DOHERTY (2009).
94
Actúan en consonancia Atenea y Odiseo para evitar el peligro en que lo coloca el reconocimiento de la
nodriza: la diosa desvía la atención de Penélope (v. 479) y Odiseo silencia a su nodriza de hecho (v. 480) y
de palabra (vv. 482-502). Los vv. 478-479 demuestran con claridad que Penélope no se ha percatado todavía
de la verdadera identidad del forastero, como algunas hipótesis sugieren (véase nota a v. 124).
95
Hay un notable contraste entre el hipocarístico «Nana» –maîa– (solo en Odisea y especialmente frecuente
en el canto 23) y el hipotético «quieres ser mi perdición», pero puede ser quizá una expresión irónica
deliberada, propia del carácter de Odiseo.
96
La fórmula proviene de 16, 205-206 (véase nota).
97
La crueldad de la amenaza de Odiseo es desproporcionada, y nos recuerda que el tema del castigo a las
criadas desleales es una preocupación del héroe (véase 16, 304).
98
Euriclea ha demostrado que es capaz de guardar un secreto cuando mantuvo su juramento a Telémaco
por no contar a Penélope sobre su viaje (véase 2,373-377 y 4, 745–749).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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Yo mismo las observaré y conoceré a cada una99,
pero mantén en silencio tus palabras y confía en los dioses».
Así dijo, y la anciana se marchó a través del mégaron
para traer agua de lavar los pies, pues la anterior quedó toda derramada.
Y después que los lavó y los ungió con espeso aceite, 505
otra vez la silla cerca del fuego arrastró Odiseo,
para calentarse, y se ocultó la cicatriz con los harapos.

INTERPRETACIÓN DEL SUEÑO DE PENÉLOPE POR ODISEO (508-569)

Y la prudente Penélope comenzó a hablar entre ellos100:


«Forastero, solo te voy a preguntar un poco cosa más,
pues pronto va a ser la hora del dulce reposo, 510
para quien el muelle sueño lo atrape, aun estando afligido.
Pero a mí una pena sin medida me ha dado un dios,
pues durante los días me es grato, con lamentos y gemidos101
atender mis labores y las de las sirvientas en la casa,
mas cuando llega la noche y el sueño las invade a todas, 515
me echo en la cama mientras a mi angustiado corazón
densas y agudas penas lo asaltan y torturan.
Como cuando la hija de Pandareo, la verde Aedón102,
canta bellamente cuando se inicia la primavera
sobre el follaje bien tupido de los árboles103 520
cambia a menudo de tono y vierte su voz de múltiples ecos
llorando a su hijo Itilo, a quien en otro tiempo con el bronce
mató por estar fuera de sí, al que era hijo del rey Zeto 104,
Así también mi ánimo vacila entre ir por aquí o por allá105:
permanecer junto a mi hijo y velar porque quede todo intacto, 525

99
Recordemos que a principios del canto 20 (vv.6-16), Odiseo insomne, acostado en el pródomos, se había
enterado en persona cómo las criadas infieles se divierten con los pretendientes.
100
La larga alocución de Penélope (vv. 508-569) empieza (vv. 509-511) como una continuación de la orden
a las esclavas que había iniciado en vv. 317-319.
101
Hay una aparente paradoja en que a Penélope le sea «grato» realizar sus labores «con lamentos y
gemidos»; sin embargo no es infrecuente en Homero que se asocie el placer con el dolor: véase la fórmula
de vv. 213 y 251 = 21, 57; «disfrutemos del frío llanto» (11, 212); Ilíada, 23, 10 y 98; 14, 513.
102
La historia de la hija de Pandareo, Aedón –el ruiseñor–, no se conoce de ninguna otra fuente antigua tal
como se relata aquí. Es una versión abreviada de la historia desarrollada en los escolios a estos versos:
relatan la muerte de Itilo (onomatopeya de un gorgeo) por mano de su madre, esposa de Zeto, rey de Tebas.
Aedón fue transformada en ruiseñor por Zeus, para calmar su inmenso dolor después de que por error
acabara con la vida de su propio hijo. Envidiosa de Níobe, la esposa de su cuñado Anfión, que tenía seis
hijos y seis hijas muy bellos, urdió un plan para matar al mayor de ellos, pero en el rapto de locura, mató a
Itilo.
103
Que el ruiseñor –personificado en Aedón– esté posado sobre el follaje verde, que se refleja en su plumaje,
explica el adjetivo del v. 518, muy extraño de todas maneras, ya que un ruiseñor tiene plumas más bien
rojizas.
104
Véase nota a 20, 66. Cfr. el artículo «A Matter of Perspective: Penelope and the Nightingale in "Odyssey"
19.512-534» de Emily KATZ ANHALT (2002).
105
No hay más punto de comparación entre la historia de Aedón y la suya propia que los gemidos como
gorjeos y no entendemos por qué Penélope aludió a esta historia. Ella se parece al ruiseñor en la frecuencia
e intensidad de su lamentación (vv. 516 y 521), pero no en relación con su corazón dividido ante las dos
opciones. En el canto siguiente también se va a comparar a sí misma con las hijas de Pandareo (véase 20,
66-82).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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mi hacienda, mis siervos y mi gran morada de elevado techo106
por respeto al lecho de mi esposo y a las habladurías del pueblo,
o seguir a aquel de los aqueos que resulte el mejor
que me corteja en el palacio y me entregue numerosos regalos de boda.
Mi hijo, mientras era todavía pequeño e infantil 530
no me permitía casarme y abandonar la casa de mi esposo,
pero ahora que ya es mayor y ha llegado al límite de su juventud
incluso me suplica que me marche de una vez del palacio,
preocupado por los bienes que le comen los aqueos.
«pero, vamos, interprétame este sueño107, escucha: 535
veinte gansos en mi casa comían trigo remojado
con agua y yo me alegraba al contemplarlos,
pero después de llegar desde el monte una gran águila de corvo pico
a todos les rompió el cuello y los mató, y ellos quedaron
desparramados por el palacio, mientras ella asciende hacia el divino éter. 540
No obstante, yo lloraba y gritaba en mi sueño,
y se reunían en torno de mí las aqueas de bellas trenzas,
me condolía porque el águila me había matado a los gansos108.
Entonces volvió el ave y se posó sobre el alero en el techo
y con voz humana me llamaba y me decía: 545
“anímate, hija del muy ilustre Icario,
que no es un sueño, sino algo noble que habrá de cumplirse.
Los gansos son los pretendientes y yo el águila
era antes, pero ahora como esposo tuyo he regresado,
yo que voy a dar a todos los pretendientes un infortunado destino”. 550
Así dijo y luego me abandonó el sueño dulce como la miel.
Cuando miré todo a mi alrededor vi a los gansos en el palacio
comiendo trigo junto a la batea en el mismo sitio de costumbre».
Y contestándole, le dijo el muy astuto Odiseo:
«Mujer, no es posible en modo alguno interpretar el sueño 555
dándole otra sentido109, puesto que Odiseo mismo
ha dicho cómo va a realizarse. Para los pretendientes clara aparece la ruina
para todos en verdad; ninguno escapará a la muerte y a las Keres».
Y le contestó la muy prudente Penélope:

106
El verso es fórmula que apareció en 7, 225 y en Ilíada 19, 333.
107
Los vv. 535-553 conforman el relato del sueño que es interpretado por el mendigo como un presagio. Se
trata del último vaticinio que implica aves o pájaros y refieren al regreso de Odiseo y su triunfo sobre los
pretendientes; véase 2, 146-176; 15, 160-181 y 525-538 (véase nota a 2, 151). Cfr. «Penelope’s Dreams in
Books XIX and XX of the Odyssey» de Vannan RANKIN (1962); «Omens in the Odyssey» de Anthony J.
PODLECKI (1967); Penelope’s Renown de Marylin KATZ (1991: 145-147); The Constraints of Desire de
John K. WINKLER (1990: 129-161); Regarding Penelope de Nancy FELSON-RUBIN (1994: 31-33); In
Pandora's Jar: Lovesickness in Early Greek Poetry de Monica SILVEIRA CYRINO (1995: 28); «Penelope as
Dreamer: A Reading of Book 19 of The Odyssey» de Kelly BULKELEY (1998).
108
Es digno de análisis el hecho de que Penélope se lamente tan intensamente por el exterminio de los
gansos. Se entiende que en un nivel inconsciente, lamentaría la repentina masacre –cfr. «Penelope's
Character» de George DEVEREUX (1957)–, lo cual no implica necesariamente la sugerencia de una
Penélope infiel, sino halagada por los numerosos regalos que recibe de los pretendientes.
109
La interpretación está implícita en el sueño mismo: la única actividad que caracteriza a los gansos es
que están comiendo (vv. 536 y 553), como los pretendientes. Odiseo solo confirma lo que manifestó Odiseo
mismo dentro del sueño. Sin embargo, no todos los investigadores acuerdan con el sentido tan llano de este
episodio. Otras interpretaciones afirman que Penélope ha reconocido al mendigo y ha inventado el sueño
de los veinte gansos para probar a su esposo.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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«Huésped, sin duda los sueños inaprensibles y de lenguaje oscuro 560
existen, y no todos se cumplen para los hombres.
Porque hay dos puertas para los sueños que se desvanecen:
una construida con cuerno, la otra con marfil.
Los que llegan a través del tallado marfil
son engañosos, traen palabras que no se realizan. 565
Otros llegan a través de la puerta de pulidos cuernos,
son los que anuncian cosas verdaderas cuando un mortal las ve110.
Pero creo que a mí el terrible sueño de esta puerta
no me ha llegado. ¡Qué grato sería para mí y para mi hijo!

PENÉLOPE PROPONE EL CERTAMEN DEL ARCO (570-604)

»Te voy a decir otra cosa que has de guardar en tu mente: 570
ya una Aurora de triste nombre, la que a mí de Odiseo,
de su casa, me va a alejar. Ahora voy a establecer un certamen.
Las hachas de combate, las que aquél en el mégaron
colocaba una tras otra, como puntales de madera, doce en total111,
y, colocado muy lejos, arrojaba una flecha que las traspasaba. 575
Ahora voy a establecer este certamen para los pretendientes112
Quien más fácilmente tienda el arco entre sus manos
y haga pasar una flecha por todas las doce hachas,
con ese me marcharé dejando atrás esta casa
señorial y muy hermosa, llena de riquezas. 580
Creo que siempre la recordaré, incluso en sueños113».
Y respondiéndole, dijo el muy astuto Odiseo:
«Mujer venerable de Odiseo Laertíada,
no demores por más tiempo en tu casa ese certamen
pues el muy astuto Odiseo ha de llegar 585
antes de que ellos toquen ese pulido arco con sus manos,
tensen la cuerda y atraviesen el hierro con la flecha».
Y le dijo a su vez la prudente Penélope:
«Si quisieras, huésped, sentado junto a mí en la sala,
recrearme114, no se me vertería el sueño sobre los párpados, 590

110
Generaciones de eruditos se han visto desconcertados por el simbolismo de este pasaje, ¿por qué asociar
cuernos con verdad y marfil con engaño? La explicación está en el juego etimológico, que es intraducible.
Los sueños que cruzan la puerta de «marfíl» –eléphas– «son falsos» –elephaírontai–; los que cruzan la
puerta de «cuerno» –kéras– «se cumplen» –kraínousi–. Cfr. «Penelope’s Dream in Book 19 of the
ODYSSEY» de Alexandra ROZOKOKI (2001) y «Horn and Ivory, Bow and Scar: Odyssey 19.559-81» de D.
Ben DESMIDT (2006).
111
A partir de esta descripción es difícil imaginar en qué consistirá el certamen. Debemos completarla con
la narración de 21, 120-121 y 419-423. Quizá hayan sido hachas dobles sin mango, así una hoja quedaba
enterrada y la otra al descubierto, para poder ser atravesada por la flecha.
112
Es difícil explicar por qué la reina decide en este punto establecer el certamen del arco para el día
siguiente y librar su futuro al resultado. Ahora tiene buenas razones para creer en el inminente regreso de
su esposo (la explicación de su sueño de vv. 262-307 y el vaticinio de Teoclímeno en 17, 152-161). Por el
contrario, hay razones internas para llegar a esta decisión: ha sido descubierto el ardid del tejido de la
mortaja de Laertes (véase vv. 130-161), pero el certamen no es otro truco para ganar tiempo (véase vv. 157-
158) y además sabe que es imposible que alguien que no sea Odiseo pueda tensar el arco.
113
Cfr. «Penelope and the Poetics of Remembering» de Melissa MUELLER (2007).
114
Penélope alude a la –posible– habilidad del forastero como narrador. Lo que se describe aquí como una
mera posibilidad (escuchar sus historias toda la noche, sin dormir), se hará realidad en 23, 308-309.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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pero no es posible que estén siempre insomnes
los hombres. Una porción de sueño para cada uno han dispuesto
los inmortales para los mortales sobre la tierra dadora de vida.
Así que yo después de subir al piso de arriba
me acostaré en el lecho, acostumbrado a mi llanto, 595
siempre regado por mis lágrimas, desde que Odiseo
se marchó para contemplar la Malditilión que no hay que nombrar115
Allí me acostaré; tú acuéstate en esta sala,
extendiendo algo por el suelo, o que te pongan una cama».
Después de hablar así, subió al resplandeciente piso de arriba, 600
mas no sola, junto con ella iban otras, las esclavas.
Subió al piso de arriba con las esclavas mujeres
y luego lloró a Odiseo, su esposo amado, hasta que el dulce sueño
echó sobre sus párpados Atenea de ojos de lechuza116

115
Véase nota a v. 260.
116
Es la fórmula que aparece 1, 362-364. Véase en la nota a 20, 58 la estructura poética de la narración
sobre cómo pasarán marido y mujer la última noche en que dormirán separados después de veinte años.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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Canto XX
La última cena de los pretendientes

EL INSOMNIO DE ODISEO (1-55)1

Se preparaba el lecho en el pórtico2 el divino Odiseo;


extendió la piel no curtida de un buey y sobre ella
muchas pieles de ovejas que habían sacrificado los aqueos;
y Eurínome3 echó sobre él un manto cuando se hubo acostado.
Allí Odiseo, urdía males contra los pretendientes en su ánimo, 5
acostado e insomne4. Las mujeres del palacio
salieron5, eran las que se acostaban con los pretendientes,
se provocaban unas a otras para la risa y la juerga.
El corazón de Odiseo cabalgaba6 dentro del pecho7,
muchas cosas barruntaba en su mente y en su corazón: 10
si lanzarse sobre ellas y causarles la muerte a cada una,
o dejarlas todavía acostarse con los arrogantes pretendientes
por última y definitiva vez. Y su corazón le ladraba dentro.
Como la perra que va y viene alrededor de sus tiernos cachorros
y al hombre que no conoce le ladra y furioso y lo ataca, 15
así ladraba en su interior indignado por las malas acciones.
Y se golpeó el pecho y reprendió a su corazón con estas palabras:
1
El canto 20 contiene la noche del día treinta y nueve de la acción (vv. 1-90) y la primera parte del largo
día cuarenta (1.581 hexámetros), que se extenderá hasta 23, 343. Compartimos esa noche las
preocupaciones de Odiseo y Penelope (vv. 1-121). Odiseo se reúne con los siervos fieles e infieles (vv.
162-239) mientras los pretendientes planean la muerte de Telémaco (vv. 240-247); más adelante se burlan
y abusan de Odiseo-mendigo (vv. 284-394).
2
Véase nota a 4, 302. No es esta la galería del mégaron sino el pródromos a la entrada del palacio.
3
Eurínome es un personaje paralelo a Euriclea. Esta última está en preferente relación con Odiseo y
Telémaco, mientras Eurínome es la confidente de Penélope. Cfr. el artículo «Eurycleia and Eurynome as
Penelope's confidantes» de Victoria PEDRICK (1994). En 17, 492-506, Penélope ha compartido sus
sentimientos sobre los pretendientes con ella y en 18, 164-86 es a quien la reina confía su plan de
comparecer ante los pretendientes. Eurínome pertenece al grupo de los (viejos) siervos fieles, como
Eumeo, Filetio y Dolio y su esposa; quienes contrastan con los (jóvenes) siervos infieles, como Melanto y
Melantio. Se presenta en escena generalmente en el tálamo de Penélope (véase 18, 164-165). Junto con
Euriclea va a preparar el dormitorio para la pareja de sus señores, unida nuevamente, en 23, 289.
Previamente, en 23, 153-155, lava y unge con aceite a Odiseo y lo viste con impecable túnica y manto.
4
Este episodio es el ejemplo más elaborado del motivo literario del insomnio en Homero. Véase 1, 443-
444; 15, 4-8; 19, 515-534 e Ilíada 1, 601-2, 75; 9, 712-10, 33; 24, 1-18; cfr. el artículo «The Sleeplessness
Theme at Iliad 24.1-18. A Study of Function and Form» de Elizabeth MINCHIN (1985). La mayoría de
estos pasajes son ejemplos de vigilia solitaria: todo el mundo está profundamente dormido, excepto una
persona. Aquí el insomnio de Odiseo contrasta con el sueño de los pretendientes (18, 428), de Telémaco
(19, 50) y de Penélope (19, 603-604), y su tensa ansiedad contrasta con la despreocupada risa de las
siervas infieles (vv. 6b-8).
5
Las siervas infieles tienen que pasar por el pródomos donde duerme Odiseo (v. 1) para salir del mégaron
y encontrarse con sus amantes.
6
La primera mitad del hexámetro es fórmula tomada de Ilíada 9, 595 y va a repetirse en 24, 318.
7
Este canto, de menor extensión que otros –395 hexámetros– ha sido juzgado también de menor calidad
artística. Contra esa opinión, podemos afirmar que aquí se describen de manera muy poética los más
profundos sentimientos de los protagonistas; por ejemplo, en la sucesión de figuras retóricas que
encierran vv. 9-30. El corazón de Odiseo que cabalga (v. 9) y ladra (v. 13) dentro del pecho es el
prolegómeno al intenso símil de vv. 14-16; sigue la admonición a ese turbado corazón en discurso directo
(vv. 18-21) y luego otro magnífico símil se extiende por vv. 25-30a, hasta dar entrada el poeta a la
presencia divina de Atenea (v. 30b).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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«¡Aguanta, corazón!8, que ya tuviste que soportar otro hecho más desgarrador,
aquel día, cuando se comía el Cíclope de fuerza incontenible
a mis valerosos compañeros. Tú lo soportaste hasta que tu astucia 20
te sacó de la cueva cuando ya estabas creyendo que ibas a morir9».
Así dijo, maniatando en el pecho su querido corazón.
Y por eso, el corazón permanecía en calma, paciente,
con tenacidad, mientras Odiseo daba vueltas de acá para allá.
Como cuando un hombre sobre un gran fuego encendido 25
a un vientre lleno de grasa y sangre, para un lado y para otro,
da vueltas, pues desea que rápido quede bien cocido10,
así se revolvía para un lado y para otro, debatiéndose
sobre cómo echaría mano a los desvergonzados pretendientes,
solo él solo contra muchos. Entonces Atenea se llegó a su lado 30
luego de bajar del cielo, con aspecto semejante a una mujer.
Se colocó sobre su cabeza y le dijo su palabra11:
«¿Por qué estás despierto aún, el más desventurado12 de los hombres?
Esta es tu casa y en tu casa está tu mujer
y tu hijo, que es como cualquiera desearía que fuera un hijo». 35
Y respondiéndole dijo el muy astuto Odiseo:
«Sí, diosa, todo eso lo dices según corresponde,
pero lo que debate mi ánimo dentro del pecho
es cómo echar mano a los desvergonzados pretendientes
solo como estoy. Ellos siempre están en grupo ahí dentro. 40
Además algo más importante barrunto en el pecho:
si lograra matarlos por la voluntad de Zeus y de ti misma,
¿a dónde podría escapar13? Te ruego me aconsejes».
«¡Infeliz!, cualquiera confía en un compañero incluso menos fuerte, 45
aunque sea un mortal y no sepa tantas artimañas,
pero yo soy una diosa, la que siempre te protege
en todos tus trabajos. Te voy a hablar con franqueza:
aunque cincuenta camarillas de hombres de voz articulada14

8
La apelación en segunda persona al propio corazón o al ánimo es más propio de la lírica (Arquíloco
67aD) o de la tragedia (Eurípides, Medea 1056) que del género épico; su presencia aquí subraya el tomo
lírico-dramático de la escena.
9
Véase la aventura en la isla de los cíclopes en 9, 106-556.
10
Estos tres hexámetros (vv. 25-27 y nota a 15, 344) ofrecen un símil muy ajustado a la ansiedad y deseo
de venganza de Odiseo, y de manera indirecta relacionado con el motivo del «maldito estómago» (véase
7, 216). Cfr. Odysseus Polutropos: Intertextual Readings in the Odyssey and the Iliad de Pietro Pucci
(1987: 173-187).
11
Una vez más, una divinidad se presenta frente al héroe para que cese el agotamiento anímico en que
está sumido: véase Ilíada 1, 193-222 (Atenea frente a Aquileo); Ilíada 10, 507-512 (Atenea frente a
Diomedes); Ilíada 16, 715-726 (Apolo frente a Héctor).
12
«Desventurado» traduce kámmoros, un término ausente en Ilíada, que aparece solo en Odisea (2, 351;
5, 160 y 339; 11, 216). La segunda parte del hexámetro es fórmula que usa Anticlea, la madre de Odiseo,
cuando ve a su hijo en el Hades (11, 216b). La frase no es una mera hipérbole, sino subraya que Odiseo es
un hombre señalado por el destino de una vida dura, como lo sugiere su propio nombre; cfr. “The
Homeric Etymology of the Name Odysseus” de William B. STANFORD, (1952).
13
Para saber cuál será la reacción de las familias de los pretendientes, véase 24, 412-548.
14
El epíteto «de voz articulada» es tan antiguo que se ha perdido su origen. Quizás haya que remontarse a
las fuentes más arcaicas de la lengua griega –probablemente tracias o frigias– y a alguna imagen que pone
en relación a los seres humanos con el resto del mundo animal. Es frecuente en Ilíada, en esta misma
fórmula al final del hexámetro (1, 250; 3, 402; 9, 340; 11. 8; 18 342 y 490; 20, 217) o con alguna variante
(2, 285; 18, 288). En Odisea aparece solo dos veces y en este canto 20 (aquí y en v. 132).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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nos rodearan, deseosos de matar por causa de Ares15, 50
incluso así podrías apoderarte de sus bueyes y sus pingües ovejas.
Así que déjate vencer por el sueño; es insano vigilar
durante toda la noche despierto, ya vas a escapar de tus desgracias».
Así dijo y le derramó sueño sobre los párpados
y se volvió al Olimpo la divina entre las diosas16. 55

SÚPLICA DE PENÉLOPE A ÁRTEMIS. PEDIDO DE ODISEO A ZEUS (56-121)

Cuando ya lo envolvía sueño, el que libera el corazón de la ansiedad


y afloja los miembros, despertó su diligente esposa
y se echó a llorar sentada en el blando lecho17.
Y cuando llorando se alivió de lo que tenía en su corazón
suplicó en primer lugar a Ártemis la divina entre las mujeres, 60
«Ártemis, soberana diosa18, hija de Zeus, ¡ojalá
en el pecho me arrojaras una flecha y me arrancaras la vida
ahora enseguida19, o me arrebatara un temporal
y me llevara bien lejos sobre los neblinosos caminos
y me arrojara en la desembocadura del Océano de gran reflujo 65
como cuando los huracanes se llevaron a las hijas de Pandáreo20!

15
Ares es con frecuencia, más que un dios, una metáfora de la guerra o del espíritu bélico. El ejemplo
más cabal lo encontramos en Ilíada 17, 210-212.
16
Esta escena de la aparición de Atenea a Odiseo (vv. 30-55) es una versión abreviada de otro encuentro,
que ha ocurrido en 13, 221-440. No hay un plan de acción concreto en las palabras de la diosa. Atenea no
menciona el arco como instrumento potencial para la venganza. En v. 237, Filetio ofrece su ayuda, y, en
vv. 385-386, Telémaco aguarda con ansiedad una señal de su padre para atacar a los pretendientes; ambos
pasajes sugieren que no habrá más que un enfrentamiento como es habitual, sin armas ni ardides. Recién
en 21, 4, Atenea inspira a Penélope para que organice la competición y el receptor percibe la conexión
entre el certamen del arco y la matanza de los pretendientes. Pero también es cierto que el certamen marca
solo el inicio de la contienda (22, 8-118), luego Odiseo matará a los pretendientes al modo usual de un
combate. En la futura venganza van a estar involucrados tanto los factores del disfraz y el engaño como
de la lucha abierta, cuestiones que no se perciben aún a esta altura del texto.
17
Obsérvese la magistral estructura del relato de la última noche de la separación de veinte años entre
marido y mujer. El narrador entrelaza las situaciones en que están sumergidos cada uno de los esposos.
1a.- Atenea sume en el sueño a Penélope (19, 603-604); 1b.- Odiseo permanece despierto y dialoga con
Atenea (vv. 57-91); 2a.- Penélope se despierta y reza a Ártemis para que acabe con su vida y relata que
soñó con Odiseo (vv. 92-121); 2b.- Odiseo ora a Zeus y le pide una señal y el señor del Olimpo le envía
un presagio favorable.
18
«Soberana diosa» traduce pótna theá (véase 5, 215 y 13, 391). El epíteto pótnia («soberana»), aplicado
generalmente a Hera en Ilíada (1, 551 y 568; 4, 2 y 50; 8, 198 y 471; 13, 826; 18, 360; 20, 309; etc.),
tiene una aplicación más amplia en Odisea (5, 149; 6, 30; 12, 36 y 134; 11, 180 y 215; 15, 461; etc.). Se
supone que fue en sus orígenes el nombre de una antigua diosa micénica, que se equiparó mas tarde con
la figura de la diosa madre en el Oriente medio. Se unía Potnia al nombre de una diosa olímpica ya en las
tabletas de Cnosos. Cfr. comentario ad loc de Joseph Russo en A Commentary on Homer's Odyssey:
Books XVII-XXIV de RUSSO, FERNÁNDEZ-GALIANO & HEUBECK, Alfred (1992: 112).
19
Véase nota a 11, 173. Los vv. 61-82 tienen la estructura de una plegaria: 1.- invocación a la divinidad
(v. 61); 2.- solicitud, para el caso el pedido de morir (vv. 62-65), ya expresado por Penélope en 18, 200-
205; recuerdo de un hecho pasado –aquí un precedente mitológico– que se desea se repita (vv. 66-78);
reiteración vehemente del pedido a la diosa (vv. 79-82).
20
Penélope se compara, como en 19, 518-529, con las hijas de Pandáreo. En el canto 19 hay una breve
mención a una de ellas, Aedón que mató involuntariamente a su propio hijo. Aquí la mención es extensa,
de 16 hexámetros (vv. 66-82) y se refiere a las dos hijas de Pandáreo, Aedón y Quelidón, sin
mencionarlas por sus nombres propios. Tampoco se explican las circunstancias en que los huracanes se
las llevan ni por qué quedan huérfanas. Estos versos fueron parafraseados por Pausanias (10, 30, 1), quien
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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»Los dioses mataron a sus padres y ellas quedaron
huérfanas en el palacio, pero la divina Afrodita
las alimentó con queso y dulce miel y con delicioso vino;
Hera les otorgó más que a todas las demás mujeres 70
belleza y prudencia; la casta Ártemis les dio gran estatura
y Atenea les enseñó a realizar labores brillantes
Un día la divina Afrodita subió al elevado Olimpo
para pedir para las doncellas un floreciente matrimonio21
a Zeus, que goza con el rayo, pues él conoce bien todas las cosas,
tanto la suerte como la desventura de los hombres mortales.
»Las Harpías22 entonces raptaron a las doncellas
y las entregaron a las odiosas Erinias23 para que fueran sus esclavas.
¡Ojalá así me mataran los que poseen mansiones en el Olimpo,
o me alcanzara Ártemis, de lindas trenzas, para a Odiseo 80
poder ver24 y hundirme bajo la tierra odiosa
y no tener que satisfacer el deseo de un hombre inferior a él25!
»Mas la desgracia tiene algo de tolerable cuando una
de día llora, copiosamente, afligida en el corazón,
si por las noches el sueño la captura –pues todo lo hace olvidar, 85
lo bueno y lo malo cuando nos cubre los párpados–.
»Pero a mí un dáimon me arroja malos sueños26,
pues durante esta noche junto a mí dormía alguien igual a él,
tal como era cuando marchó con el ejército. Y mi corazón
se alegraba, porque me decía que no era un sueño, sino realidad». 90
Así dijo, y enseguida llegó Eos, de trono de oro27.

agrega que las hijas de Pandáreo fueron motivo de una pintura de Polignoto, quien las retrató como niñas
coronadas de flores y jugando a los dados y que les da los nombres de Cameiro y Clitia.
21
Esta historia se encuadra en las acciones benéficas que Afrodita, la diosa del amor, la belleza, el placer
y la procreación reliza en ocasiones en favor de hombres o mujeres. Otros mitos más conocidos de este
tenor son: darle vida a la estatua de Pigmalión, favorecer a Hipómenes en la carrera por Atalanta,
conceder el amor de Helena a Paris y ayudar a Eneas en su huida de Troya.
22
Las Harpías eran los espíritus (daímones) de los sucesos repentinos, ráfagas cortantes de viento, por
ejemplo. Eran mencionadas como perras de Zeus y a ellas enviaba el dios para arrebatar personas y las
cosas de la tierra. Las desapariciones repentinas y misteriosas se atribuían a las Harpías. Según Hesíodo
(Teogonía 267-268), eran hijas de Taumante y la Oceánide Electra, doncellas aladas que superaban a los
vientos y a las aves por la rapidez de su vuelo. Véase nota a 1, 241.
23
Las Erinias, diosas de la venganza, especialmente de crímenes contra la propia sangre, fueron en su
origen la personificación de las maldiciones pronunciadas contra un criminal. También se le da el nombre
de Euménides, que significa «benévolas», sea porque la gente temía llamar Erineas a estas diosas
temibles, sea para evitar su ira cuando se pronunciaba su verdadero nombre; se las llamó de este modo
después de la absolución de Orestes por el tribunal del Areópago (cfr. Euménides de Esquilo). En Ilíada
(3, 264-301; 19, 258-265) las Erinias son la encarnación de la maldición que espera a quien no cumpla un
juramento.
24
Esta imagen poética es bella y poderosa: Penélope desea morir (que Ártemis la alcance con sus flechas;
véase nota a 5, 124 y a 11, 173) para poder ver –con los ojos del alma– a Odiseo también seguramente
muerto.
25
Es inminente la posibilidad de casarse con uno de los pretendientes: este hexámetro demuestra que
Penélope no tiene la mínima sospecha de que su marido está de vuelta en el hogar, a pesar de que, casi de
inmediato –vv. 87-90–, tiene un sueño premonitorio de la presencia cercana del esposo.
26
Los vv. 83-90 refieren a los malos (v. 87) sueños de Penélope en ausencia de su esposo. Pero en verdad
su sueño es feliz en esta ocasión, pues sueña que Odiseo duerme junto a ella. La reina se había quejado en
el canto anterior (19, 512-517) acerca de sus aciagas noches. La situación es diversa a la del sueño
mencionado en 19, 535-569, sueño que Penélope le había pedido a Odiseo interpretar.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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Mientras Penélope lloraba, escuchó su voz el divino Odiseo28,
meditó entonces y le pareció según su ánimo
que ella ya lo había reconocido y estaba junto a él en su mente.
Recogió el manto y las pieles en que se había acostado 95
y las dejó en el mégaron sobre una silla, pero la piel de buey
se la llevó puertas afuera, y suplicó a Zeus, con las manos en alto29:
«Zeus padre, si por tu voluntad, sobre lo seco y líquido,
me trajiste a mi tierra, después de llenarme de males en exceso,
que alguna de las personas despiertas hable aquí dentro 100
y que afuera se muestre otro prodigio de Zeus30».
Así dijo en su súplica. Y le escuchó Zeus, el consejero.
Al punto tronó desde el resplandeciente Olimpo,
desde arriba de las nubes, y se alegró el divino Odiseo.
El presagio desde dentro de la casa lo produjo una mujer, 105
cerca de donde el pastor de pueblos tenía las piedras de moler.
En ellas que se fatigaban doce mujeres en total,
que fabricaban harina de cebada y trigo, tuétano de los hombres.
Las demás mujeres dormían, porque ya habían molido su grano
pero esta, sola, no había concluido, porque era la más débil. 110
Se puso en pie junto a la muela y habló, fue la señal para su amo:
«Zeus padre, que gobiernas sobre dioses y hombres31,
has tronado de manera muy fuerte desde el cielo estrellado
¡y no hay aquí ni una nube! Es un presagio que para alguien muestras.
Cúmpleme ahora también a mí, desdichada, lo que voy a decirte: 115
que los pretendientes, por última y postrera vez en este día,
en el palacio de Odiseo, tomen el apetecible banquete.
Ellos a mí con el trabajo duro me han hecho flaquear las rodillas,
de tanto majar harina; que cenen ahora por última vez».
Así dijo, y se alegró con el presagio el divino Odiseo 120
y con el trueno de Zeus; pensaba castigar a los culpables.

27
«De trono de oro» traduce chrysóthronos, epíteto que se adjudica dos veces a Hera en Ilíada (1, 611 y
14, 153) y una vez a Ártemis (9, 533), mas en Odisea se asigna a Eos (aquí y en 10, 541; 12, 142; 14,
502; 15, 56; 15, 250) y una vez a Ártemis (5, 123).
28
Odiseo desde el pródromos (véase nota a v. 1) puede escuchar a Penélope que llora en el tálamo del
piso superior, así como en sentido inverso –en 1, 328– ella había escuchado desde el nivel superior al
aedo cantar en el mégaron.
29
Hay un cambio de escena desde el interior del palacio, donde está Penélope, hacia el exterior, donde
está Odiseo, que se inició cuando el héroe oye desde afuera llorar a su esposa adentro. La alocución que
sigue es la demostración más clara de que Odiseo quiere mostrar lo antes posible su verdadera identidad.
30
La respuesta a esta petición doble de Odiseo se cumple en orden inverso: primero se manifiesta Zeus
mediante el trueno (vv. 103-104) y luego se escucha el juramento puertas adentro (vv. 115-121), por la
sencilla razón de que el vaticinio de la molinera es una respuesta a la señal olímpica.
31
Sobre este pasaje en particular, cfr. el artículo «Cledonomancy and the Grinding Slave, Od. XX, 91-
121» de Kaarle HIRVONEN (1969), quien encuentra extraño que una sierva anónima realice una plegaria a
Zeus en lugar de a una diosa como Deméter. La explicación puede ser que se trata de un pedido de
venganza y esta es la función de Zeus, especialmente cuando hay una violación de hospitalidad. Esta
persona humilde y anónima agrega una pincelada dramática al retrato negativo que el poeta dibuja de los
pretendientes. La plegaria de la sierva tiene la siguiente estructura: invocación (v. 112); referencia a la
presencia prodigiosa de la divinidad (113-114); súplica por el cumplimiento inmediato de un hecho (vv.
115-119).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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PREPARACIÓN DEL BANQUETE (122-171)

Las otras siervas en el hermoso palacio de Odiseo,


despiertas ya, encendían en el hogar el infatigable fuego.
Telémaco se levantó de su lecho, –mortal semejante a los dioses32–,
después de vestir sus vestidos, se colgó la aguda espada en el hombro 125
en sus pies brillantes se ató las hermosas sandalias,
y agarró la recia lanza coronada con el agudo bronce.
Se detuvo sobre el umbral y dijo a Euriclea:
«Aya querida, ¿cómo honraron al extranjero en la casa?
¿con lecho y comida? ¿o ahora mismo yace sin cuidados?; 130
pues así es mi madre, aunque sea sensata:
de modo caprichoso honra entre los hombres de voz articulada
al peor, y en cambio al mejor lo despide sin haberlo honrado».
Le contestó a su vez la muy prudente Euriclea:
«Hijo, no vayas ahora a acusar a una inocente, 135
pues el forastero bebió vino, sentado, cuanto él quiso
y de comida –dijo– ya no estaba necesitado. Tu madre le preguntaba.
Cuando vino a acordarse del lecho y del sueño,
ella ordenó a las esclavas que le prepararan la cama,
pero él, como quien es totalmente miserable y desdichado 140
no quiso dormir en un lecho y entre edredones,
sino que en el pórtico sobre una piel de buey sin curtir y sobre cueros de ovejas,
se tumbó en el pórtico. Y nosotras lo cubrimos con un manto».
Así dijo; y Telémaco salió atravesando el mégaron
sosteniendo la lanza –dos canes brillantes lo seguían–, 145
y caminó hacia el ágora junto a los aqueos de hermosas grebas.
Entonces ella llamó a las esclavas, la divina entre las mujeres33,
Euriclea, hija de Ops Pisenórida:
«¡Vamos! Algunas deben barrer diligentes la casa,
regar y poner en las sillas bien labradas tapetes 150
de púrpura; otras deben con esponjas las mesas
restregar por todos lados y limpiar las crateras
y preparar las copas labradas de doble asa; y otras, por agua
deben ir la fuente y volver enseguida con ella,
pues los pretendientes no estarán alejados del palacio, 155
sino que muy temprano van a volver, que hoy hay fiesta para todos».
Así dijo, y ellas la escucharon y obedecieron.
Unas veinte marcharon hacia la fuente de aguas oscuras34
y otras allí mismo, en la casa, trabajaban con destreza.
Y entraron también los espléndidos servidores35, quienes luego 160

32
Véase nota a 1, 324.
33
A partir de este hexámetro asistimos a la descripción de la preparación de un banquete, una de las más
extensas y detalladas, posiblemente porque va a ser en efecto la última cena de los pretendientes.
34
El epíteto «de aguas oscuras» –melan (negra) + hýdron (agua)– adjudicado a «fuente» está tomado de
Ilíada (9, 14 y 16, 3 y 160 y 21, 257), motivado seguramente por el efecto visual a causa de la
profundidad del pozo.
35
Homero aplica a los servidores (drestêres) el calificativo de «espléndidos» (agénores) que se utiliza
para el corazón o el ánimo (thymós) con la acepción de «valiente» o «varonil» en muchas ocasiones (2,
103 y 235; 4, 548 y 658; 9, 213; 10, 406 y 475; 11, 562; 14, 219 e Ilíada 2, 276; 9, 398; 10, 220 y 244;
etc.).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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bien y con destreza36 cortaron la leña. Por su lado, las mujeres
volvieron de la fuente. Detrás de ellos llegó el porquerizo37
conduciendo tres cerdos38, los mejores de todos los que tenía;
los dejó entre las cercas para que se alimentaran
mientras él se dirigía a Odiseo con dulces palabras: 165
«Extranjero ¿te tratan con más miramientos los aqueos?
¿o te te tienen en poca estima en el palacio como antes?».
Y respondiéndole le dijo el muy astuto Odiseo:
«¡Ojalá, Eumeo, castigaran ya los dioses el agravio
que estos, ensoberbecidos, ejecutan con acciones perversas 170
en casa ajena y sin tener una pizca de vergüenza!».

LLEGADA DE LOS SIERVOS MELANTIO Y FILETIO (vv. 172-240)

Así mientras ellos conversaban uno con el otro


muy próximo se allegó Melantio, e1 pastor de cabras,
trayendo las cabras que sobresalían entre todas las del rebaño
para el banquete de los pretendientes. Dos cabreros lo seguían. 175
Las dejaron atadas bajo el sonoro pórtico
y se dirigió a Odiseo con palabras desdeñosas:
«Forastero, ¿vas a seguir fastidiando por el palacio39
pidiéndole a los hombres?; ¿es que no vas a salir puertas afuera?
Por lo visto, no vamos a salvar las diferencias nosotros dos, creo, 180
Hasta que pruebes mis puños, porque tú sin orden ni concierto
andas mendigando. Hay también otras comilonas entre los aqueos».
Así dijo, y no le contestó nada el muy astuto Odiseo,
sino que en silencio movió la cabeza, meditando males.
Después llegó tercero Filetio, capataz de varones40, 185
llevando para los pretendientes una vaca estéril y pingües cabras.
Lo habían pasado los barqueros, quienes también a otros

36
El poeta usa el mismo adverbio (epistaménos) para referirse a la labor de las siervas en la casa que a los
servidores fuera de la casa; traducimos «con destreza» pero literalmente es «con conocimiento».
37
Observemos la escena triádica que se va a desarrollar en vv. 162-239. Odiseo se encuentra con tres de
sus siervos: uno bueno, uno malo, uno bueno. Los encuentros se presentan y desarrollan de manera
similar: el siervo llega trayendo ganado a la casa (Eumeo traslada tres cerdos, Melantio trae cabras y
Filetio, cabras también y una vaca) y lo primero que hacen es dirigir la palabra a Odiseo. La conexión
entre las tres situaciones está dada por la repetición del verbo «llegó» (vv. 162, 173 y 185).
38
El porquerizo trae tres cerdos en lugar de uno como en otras ocasiones (véase 14, 19) y son cerdos
cebados, no lechoncitos (la diferencia se ve con claridad en 14, 81). Eumeo está cumpliendo la orden que
Telémaco le diera en 17, 600.
39
Melanto, la hermana de Melantio, ha usado estas palabras para atacar a Odiseo en 19, 66.
40
Los vv. 185-240 traen la presencia de un tercer siervo con nombre propio a esta escena de criados que
se acercan con ganado para el festín de los pretendientes y se dirigen a Odiseo apenas lo ven. El nombre
«Filetio» (phílos significa amigo) sugiere que es una figura positiva, es decir, debe adscribirse al grupo de
los siervos buenos. El epíteto «capataz de varones» es un tanto excesivo para un esclavo, lo cual
demuestra la simpatía del poeta hacia este personaje. Filetio habla tres veces y en cada ocasión muestra
algún rasgo que lo define como criado fiel: en el primer parlamento (vv. 191-196) muestra piedad y
simpatía hacia el extranjero, en contraste con las expresiones de Melantio (17, 217-232) y de modo
similar a lo expresado por Eumeo la primera vez que lo vio (14, 45-47). La segunda intervención (vv.
199-225) refiere a la fidelidad a su señor, a pesar de creerlo ausente, y la tercera (vv. 236-237) alude a su
honesta intención de ayudar a su amo contra los pretendientes. En efecto, tomará parte activa en la
contienda (véase 22, 178-200, 267-268 y 285-292).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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hombres transportan, a cualquiera que se les acerque:
Las dejó bien atadas ató bajo el sonoro pórtico
y comenzó a interrogar al porquerizo poniéndose a su lado: 190
«¿Quién es este extranjero recién llegado, porquerizo,
a nuestra casa?, ¿de qué linaje se jacta de ser
entre los hombres?, ¿dónde tiene su familia y su tierra patria?
¡desdichado!, pareciera por su figura un rey soberano.
Pero los dioses abruman a los hombres que andan peregrinando 195
cuando incluso a los reyes los empujan al infortunio».
Dijo, y lo saludaba con la mano diestra colocándose al lado
y dirigiéndose a él, le dijo aladas palabras:
«¡Salud, padre huésped!, ¡ojalá llegara a ti en el futuro
muy feliz!, pues ahora estás envuelto en numerosas desdichas41». 200
Padre Zeus, ninguno de los dioses es más implacable que tú;
no te compadeces de los hombres una vez que los has creado,
los complicas con padecimientos y con dolores crueles.
¡Qué casualidad! Cuando te vi los ojos se llenaron de lágrimas,
pues me acordé de Odiseo; que también él, creo yo, 205
con andrajos similares vaga entre los hombres,
si es que en algún lugar vive aún y ve la luz del sol.
Porque si ya está muerto y en las mansiones de Hades
¡ay de mí!, el irreprochable Odiseo fue quien me puso con las vacas,
para guiarlas, siendo aún niño, en el país de los cefalenios. 210
Ahora han llegado a ser innumerables; de ninguna manera
a un hombre le podría crecer la raza de vacunos de anchas frentes.
Hay algunos otros que me ordenan que las traiga, para poder ellos
comérselas. Y no se cuidan de su hijo en el palacio
ni temen la venganza de los dioses, pues desean ya 215
dividirse las posesiones del monarca, largo tiempo ausente.
Pero por esto mi corazón dentro del pecho amado
da muchas vueltas: sería muy cobarde mientras está aquí su hijo
marcharme al pueblo de otros, llevándome estas vacas
hacia hombres de un país extranjero. Pero es más horrible quedarme aquí 220
sentado junto a vacas ya ajenas y soportar tristezas.
Hace tiempo con otro de los reyes poderosos,
habría huido marchándome, pues esto ya no es tolerable,
pero aún creo que aquel desdichado, si pudiera volver de algún sitio,
a los pretendientes podría desperdigar en el palacio». 225
Y respondiéndole, le dijo el muy astuto Odiseo:
«Vaquero, puesto que no pareces cobarde ni insensato
–reconozco por mí mismo que la prudencia ha llegado a tu mente–,
te voy a decir lo siguiente y lo juro con gran juramento:
¡sea testigo Zeus en primer lugar, el más alto y mejor entre los dioses, 230
y el hogar del irreprochable Odiseo, al que he llegado42!

41
Los vv. 199-200 son idénticos a los que enuncia el pretendiente Anfínomo en 18, 122-123. El tono
compasivo contrasta con los saludos burlones que Odiseo ha recibido de Melanto y Melantio y con los
comentarios sarcásticos que le dirigió el pretendiente Antinoo. El poeta claramente ha reservado esta
fórmula para personajes buenos.
42
Los vv. 230-231 repiten 17, 155-156, expresados por Teoclímeno a Penélope y 19, 303-304, dirigidos
por Odiseo también a la reina. Aquí indudablemente adquieren una fuerza dramática especial.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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mientras tú estás aquí dentro43, volverá Odiseo a su casa
y con tus ojos podrás ver, si es que lo quieres,
muertos a los pretendientes que aquí parecen señores44».
Y a su vez, el hombre que le cuidaba las vacas, le dijo: 235
«¡Ojalá, forastero, el Crónida cumpliera tu palabra!
Conocerías entonces cuál es mi fuerza y a donde llegan mis manos»45.
Y de manera semejante Eumeo suplicaba a todos los dioses
que volviera a su hogar el muy prudente Odiseo.
Y así estas cosas intercambiaban uno con otro. 240

COMIENZO DEL BANQUETE EN EL MÉGARON (241-286)

Entre tanto los pretendientes la muerte y el fin de Telémaco


preparaban46. Se les apareció por el lado izquierdo un pájaro,
un águila de alto vuelo, que llevaba a una temblorosa paloma,
y Anfínomo comenzó a hablar entre ellos y dijo:
«Amigos, no nos va a salir bien la decisión de dar 245
muerte a Telémaco47, mejor pensemos en la comida».
Así habló Anfínomo y a los demás les satisfizo su palabra.
Entraron en el palacio del divino Odiseo,
dejaron sus mantos sobre las sillas y los sillones
y sacrificaron grandes ovejas y pingües cabras; 250
mataron cerdos cebados y un buey de la manada48.
Las vísceras asaron, las repartieron, y el vino
en las crateras mezclaron. El porquerizo distribuía las copas;
y disponía el pan Filetio, líder de hombres,
en hermosos canastos y Melantio vertía el vino. 255
Y ellos echaban mano de los alimentos que tenían delante.
Telémaco, con sagaz pensamiento, hizo sentar a Odiseo
dentro del mégaron bien construido, junto al umbral de piedra,
le acercó un sencillo sillón y una mesa pequeña49.

43
Recordemos que Filetio acaba de descender de un barco (v. 187), proveniente del demo de los
cefalenios (v. 210) donde trabaja desde niño sirviendo la casa de Odiseo.
44
La profecía –explícita y amenazante– suena poco apropiada en la boca de un mendigo.
45
El hexámetro es fórmula que se repetirá en 21, 202.
46
El cambio de escenario desde donde está Odiseo hacia el lugar en que se reúnen los pretendientes, se
realiza de manera abrupta. Los vv. 240-247 resumen la última de una serie de conversaciones privadas de
los pretendientes. La escena es una respuesta a 16, 403 en que Anfínomo sugiere consultar a los dioses
sobre si matar o no a Telémaco; ahora el presagio del águila y la paloma contiene una respuesta negativa.
El complot de los pretendientes para acabar con la vida de Telémaco se concibió en 4, 669-672. Atenea le
adviertió a Telémaco y le indicó cómo escapar de la emboscada en 15, 227-30. Los pretendientes, por
boca de Eurímaco, expresaron su desazón por el fracaso en 16, 346-347 y Antínoo propuso un nuevo
intento en 16, 371-375. Elegir este lugar para mostrar mediante un presagio la desaprobación de Zeus es
un modo de justificar la masacre de los pretendientes que se avecina como un acto de justicia.
47
Es razonable que sea Anfínomo –el pretendiente bueno– quien disuada a sus compañeros de llevar a
cabo el plan de matar a Telémaco; fue él quien se había opuesto a este acto criminal y había propuesto
consultar a los dioses (véase 16, 394-405).
48
Los vv. 249-251 son una fórmula que proviene de 17, 179-181.
49
En 19, 320-324, Penélope había anunciado que al día siguiente «el extranjero» debía ser bañado y
untado con ungüentos, para poder sentarse en el megarón junto a Telémaco. Sin embargo, las cosas se
desarrollan de manera diferente: Telémaco no ha ofrecido un baño al extranjero y no lo deja sentarse a su
lado; ddvertirá a los pretendientes sobre no tocarlo, primero en forma indirecta (vv. 263-265) y luego
directamente (vv. 266-267). La escena nos muestra a Telémaco confiado y decidido (en contraste con su
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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Le sirvió parte de las vísceras, le vertió vino 260
en copa de oro y se dirigió a él con estas palabras:
«Siéntate aquí con los hombres y bebe el vino;
yo mismo te libraré de la mofa y de las manos
de todos los pretendientes, pues no es del pueblo
esta casa, sino de Odiseo, y la adquirió para mí. 265
En cuanto a ustedes, pretendientes, contengan el ánimo de ataque
y las manos, para que nadie suscite una discordia ni un embate».
Así habló y todos los demás clavaron los dientes en sus labios
y admiraban a Telémaco, porque había hablado con audacia.
Y entre ellos habló Antínoo, hijo de Eupites: 270
«Aunque resulte difícil, aceptemos, aqueos,
la palabra de Telémaco; nos habla con amenazas.
Zeus Cronida lo ha prohibido, porque si no ya
lo habríamos frenado en el palacio, aunque sea un hábil orador».
Así habló Antínoo. Telémaco no se preocupó por sus palabras50. 275
Los heraldos iban por la ciudad la sagrada hecatombe de los dioses
conduciendo51, mientras se congregaban los aqueos de larga melena
bajo el sombrío bosque de Apolo, el que hiere de lejos.
Una vez que asaron la mejor carne, la reservaron aparte,
y después de repartir las porciones, celebraron un espléndido banquete. 280
Colocaron junto a Odiseo los que servían una porción
igual a las que habían tocado a los demás; así lo había ordenado
Telémaco, el querido hijo del divino Odiseo.
Y a los arrogantes pretendientes no dejaba Atenea
contener el escarnio que hiere el corazón, para que aún más 285
penetrara el dolor en el corazón de Odiseo Laertíada52.

ATAQUE DEL PRETENDIENTE CTESIPO A ODISEO (287-344)

Había entre los pretendientes un hombre de aspecto abusivo,


Ctesipo era su nombre y en Same habitaba su casa53

comportamiento en la primera parte del canto 1); confianza en sí mismo que los pretendientes no dejan de
notar (los vv. 268-269 repiten 1, 381-382).
50
Telémaco no presta atención a las amenazas de Antínoo porque sabe que la muerte de los pretendientes
está cerca. La segunda parte del hexámetro es una fórmula que viene de 17, 488 y se repetirá en el v. 384.
51
Hecatombe significa literalmente el sacrificio ritual de cien bueyes, aunque generalmente un número
más pequeño representaba a los cien animales. En Atenas se celebraba el mes de Hecatombeon y es
Apolo el dios más honrado por una festividad de esta naturaleza. En Ilíada se las menciona con mucha
frecuencia y en Odisea se mencionan en relación con el nóstos de Menelao (4, 353, 458 y 582); se las
aconseja Tiresias a Odiseo en el Hades para cuando vuelva a casa (11, 132) y las promete Penélope en su
mente si se cumplen sus deseos (17, 59-60).
52
Los vv. 284-286 repiten 18, 346-348 y en esta como en aquella escena la provocación culmina con un
objeto lanzado a Odiseo (v. 300). Un lector moderno se asombra de que una deidad permita que se inflija
dolor a su protegido. Suponemos que es para justificar la matanza porque, como dice el último verso de
este canto, «ellos eran los primeros en maquinar calamidades». En el capítulo «A Jungian analysis of
Homer’s Odysseus», Joseph RUSSO (1997: 255), cita el trabajo del antropólogo Paul RADIN (1956: XXIII)
que hace una investigación sobre lo que denomina «trickster», figura arquetípica en la cultura de los
indios americanos que encarnan Wakdjunkaga, Raven o el Coyote, que son a la vez creador y destructor,
que sufren y hacen sufrir y como Odiseo en este caso son representaciones simbólicas de un nivel
primitivo de nuestra conciencia, en relación con nuestros impulsos infantiles.
53
Ctesipo es el más desagradable de los pretendientes. Es más despreciable que Antinoo y Eurímaco,
quienes le habían arrojado al mendigo sendos escabeles: Antinoo en 17, 462-463 y Eurímaco en 18, 395-
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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Este, confiado en riquezas de su padre
pretendía a la esposa de Odiseo, de larga ausencia. 290
Y decía entonces a los soberbios pretendientes:
«Escuchen, ilustres pretendientes, lo que les voy a decir.
El forastero tiene una porción desde hace rato, como corresponde,
equitativa, porque no es bueno ni justo maltratar
a los huéspedes de Telémaco, cualquiera que llegue a esta casa. 295
Pero también yo le daré un regalo de hospitalidad, para que él mismo
se lo dé en pago de sus servicios al bañero o a otro
de los siervos que habitan la casa del divino Odiseo».
Así diciendo, una pezuña de buey, con su robusta mano,
tomó de una bandeja y se la arrojó54. Odiseo la esquivó 300
porqué inclinó veloz la cabeza y sonrió en su ánimo
con una sonrisa amarga55. La pezuña pegó en el bien construido muro
y Telémaco amonestó a Ctesipo con su palabra56:
«Ctesipo, ha sido provechoso para tu vida57
no alcanzar al forastero, pues él ha evitado el golpe. 305
Caso contrario, te habría ensartado al medio con mi aguda lanza,
y en vez de la boda, tu padre habría tenido que ocuparse de tu tumba,
en este lugar. Por eso, nadie sus desvergüenzas en mi casa
muestre, porque yo conozco y sé cada cosa,
las buenas y las malas. Antes yo era un niño todavía. 310
Pero de todos modos sufríamos lo que veíamos,
las ovejas degolladas así como el vino bebido
y la comida, pues es difícil contener a muchos.
Pero, vamos, no se comporten mal como si fueran enemigos,
si es que quieren con ansia matarme con el bronce, 315
–lo que yo desearía– sería mucho mejor, por cierto,
morir que ver siempre esas acciones indignantes:
que maltraten a forasteros y a las mujeres esclavas
las arrastren ignominiosamente de acá para allá por el bello palacio58».
Así dijo y todos los otros enmudecieron en silencio. 320

400. Los tres incidentes de lanzamiento de un objeto a Odiseo muestran una gradación hábilmente
calculada, como bien describe Bernard FENIK (1974: 182-187) en Studies in the Odyssey, quien señala
además que cada ataque está precedido por el abuso verbal de Melantio o Melanto.
54
Causa extrañeza que una pezuña de vaca esté en una bandeja sobre la mesa. Es probable que las piezas
cocidas de las partes menos deseables del animal se destinaran a los siervos o a los presentes de menor
rango. Ctesipo, de grosero modo, molesto porque el mendigo ha recibido una porción igual a los
aristócratas (vv. 293-295), ahora le da al mendigo la pieza que le hubiera correspondido si no hubiera
intervenido Telémaco (vv. 281-283). El maltrato de Ctesipo a Odiseo-mendigo lleva implícito una
desobediencia a la autoridad de Telémaco.
55
La reacción de Odiseo ya no es ira reprimida (como en 17, 463-465) o miedo (como en 18, 394-396),
sino una sonrisa «sardónica» (término que podría traducir aquí sardánios). Es la primera vez que se usa
este adjetivo y lo traducimos como «amarga», porque se cree que su etimología proviene del efecto
producido por una planta de Cerdeña (sardáne = Ranunculus Sardous) que producía una mueca de
amargura en el rostro de quien la comía.
56
Los vv 304-319 constituyen el discurso más fuerte que Homero pone en la boca de Telémaco. La
amenaza a Ctesipo de manera abierta (v. 306) se corresponde con el reconocimiento de Telémaco de que
los pretendientes han planeado su muerte (v. 315). Los pretendientes abandonan la ficción de cortesía o
amabilidad si es que antes la tenían, y Telémaco está listo para luchar y morir por su honor.
57
«Vida» traduce thymós, como en 3, 455; 10, 163; 12, 414; 19; 454; etc.
58
Los vv. 318-319, apropiado colofón del intenso discurso de Telémaco, repiten 16, 108-109.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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Y después de un rato tomó la palabra Agelao Damastórida59:


«Amigos, que nadie, en contra de lo dicho con justicia,
con palabras violentas, como si fuera atacado, se moleste.
No maltraten al forastero ni a ningún otro
de los siervos que hay en la casa del divino Odiseo. 325
Para Telémaco y para su madre yo optaría por un consejo
amable, si para ambos resultara agradable en su corazón:
mientras el corazón en el pecho tenía la esperanza
de que regresara el muy prudente Odiseo a su hogar,
no había problema porque permanecieran y se demoraran 330
los pretendientes en la casa, pues esto era lo mejor
si Odiseo volviera y se presentara de regreso en su casa.
Ahora es ya evidente que no ha de volver de ningún modo;
Así que ¡vamos!, siéntate al lado de tu madre
y dile que case con el mejor varón y le entregue más cosas60, 335
para que tú conserves feliz todos los bienes de tu padre,
comiendo y bebiendo, y ella se ocupe la casa de otro».
Y a su vez Telémaco le contestó con discreción:
«¡No, Agelao, ¡por Zeus y por los dolores de mi padre
quien quizás haya muerto o ande errante lejos de Itaca! 340
No demoro el casamiento de mi madre; por el contrario, le ordeno
casarse con quien quiera y le ofrezco además regalos innumerables.
Pero me da vergüenza echarla del palacio contra su voluntad,
con una palabra violenta. ¡Que un dios no lo permita!».

ÚLTIMO VATICINIO DE TEOCLÍMENO (345-394)

Así habló Telémaco, y a los pretendientes Palas Atenea 345


Les infundió una risa inextinguible y les trastocó la razón.
Y ellos ya en ese punto reían con mandíbulás extrañas
y comían carne sanguinolenta; sus ojos
se llenaban de lágrimas y su ánimo presagiaba el llanto.
Y en ese momento habló Teoclímeno, semejante a un dios61: 350

59
Es esta la primera mención de Agelao, el hijo de Damastor, en Odisea. El personaje se va a constituir
en líder de los pretendientes en el canto 22 (vv. 131-141, 241, 247-256), después de que Antinoo y
Eurímaco hayan muerto. Es el primero de una breve lista (véase 22, 241) conformada por los más
valientes pretendientes. Será ultimado por Odiseo en 22, 292-296. Los vv. 322-325 repiten los que había
pronunciado Anfínomo en 18, 414-417, como un discurso conciliatorio después de que Eurímaco le había
lanzado el escabel a Odiseo y había provocado un estallido de furia de Telémaco.
60
El concurso del arco no ha sido anunciado todavía, por lo que los pretendientes imaginan que los
regalos pueden aún determinar la elección de un marido, como si la situación no hubiera avanzado desde
18, 285-303. El poeta y la audiencia saben que pronto se anunciará un certamen para decidir el
matrimonio (véase 21, 68-79), por lo que estas palabras están cargadas de ironía dramática.
61
No hemos escuchado a Teoclímeno desde que Telémaco lo ingresó al palacio en el canto 17.
Suponemos que ha estado en palacio desde entonces y ahora el poeta lo utiliza para sumar intensidad a la
crisis. Los vv. 351-357 constituyen el pasaje más misterioso de Homero. Esta profecía, de tono lírico-
dramático, no se parece a otra alguna. Generalmente la profecía homérica funciona con presagios y es
seguida por una interpretación razonada. En A Commentary on Homer's Odyssey: Books XVII-XXIV,
Joseph RUSSO (1992: 124-125) opina que cada detalle de la visión de Teoclímeno se corresponde con un
tipo de manifestación sobrenatural usual en creencias populares o en la literatura épica de otros pueblos.
En la tradición celta se puede observar la nube de oscuridad; las paredes y las vigas que gotean sangre son
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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«¡Ah, miserables!, ¿qué mal es este que sufrís? En noche
tienen enfundadas las cabezas y los rostros y las rodillas más abajo.
El gemido arde y tienen llenas de lágrimas las mejillas,
con sangre están regados los muros y los bellos intercolumnios
y de fantasmas lleno el vestíbulo y lleno está el patio 355
de los que marchan a Erebo bajo la oscuridad. Y el sol
ha desaparecido del cielo y se ha extendido nefasta niebla».
Así dijo, y todos se rieron de él dulcemente.
Y a ellos, Eurímaco, hijo de Pólibo, les comenzó a hablar:
«Está loco el forastero recién llegado de tierra extraña. 360
Así pues ¡rápido, jóvenes!, sáquenlo fuera de la casa62;
que marche al ágora, ya que le parece que aquí es de noche».
Y le contestó Teoclímeno, semejante a un dios:
«Eurímaco, no te he pedido que me sigas como una escolta,
porque tengo ojos, oídos y ambos pies 365
y una mente bien construida en mi pecho, para nada vergonzosa.
Con ellos me voy afuera, pues veo que a ustedes la desgracia
se les acerca, y de ella no va a poder huir ninguno
de los pretendientes, los que en la casa del divino Odiseo
insultan a los varones y maquinan acciones perversas». 370
Después de hablar así, salió del palacio, buena morada,
y marchó a casa de Pireo63, quien lo recibió bien predispuesto.
Y los pretendientes todos se miraban unos a otros
y hacían enojar a Telémaco, porque se burlaban de sus huéspedes.
Así decía uno de aquellos jóvenes impertinentes: 375
«Telémaco, ningún otro tiene menos suerte con los huéspedes que tú.
Tienes uno como ese vagabundo pedigüeño
necesitado de pan y vino, en nada en labores
ni en esfuerzo competente, sino un peso muerto de la tierra,
y por otro lado ese otro que se levantó a hacer profecías. 380
Si me hicieras caso, lo mejor sería lo siguiente:
que a los forasteros metiéramos en una nave de muchos bancos
y los enviáramos a los sículos64, donde te darían un precio justo».

similares a la visión de Njal, en el canto 127 de la Saga de Njal, que presagia la masacre de su familia
(«parece que la mesa y la comida se habían retirado y todo estaba cubierto de sangre») y la sangre que
gotea del cepillo del héroe Lemminkäinen, en Kalevala 15, 24-48, es la señal de que su madre ha muerto.
Aparece también sangre en la visión de Casandra en el Agamenón de Esquilo (vv. 1090 ss.) y sangre
también se ve goteando de los tejados de los templos en un oráculo narrado por Heródoto (7, 140). En
cuanto a los fantasmas, su presencia presagia la muerte próxima de los pretendientes y la procesión al
mundo terrenal que ocurrirá al principio del canto 24. La oscuridad es apropiada para representar la
muerte inminente, así como la luz sobrenatural funcionó como símbolo de la protección divina a Odiseo,
en 19, 33-40.
62
En su reacción al discurso de Teoclímeno, Eurímaco no se dirige al vidente, sino a los otros
pretendientes, a modo de diálogo indirecto, que deja bien en claro que no ha tomado la advertencia en
serio.
63
Véase notas a 15, 540 y 17, 71. A partir de aquí ya nunca aparecerá Teoclímeno en escena.
64
Los griegos llamaban «sículos» –Sikeloí– a todos los pueblos indígenas que encontraron en Sicilia
cuando colonizaron su costa oriental en la última parte del siglo VIII. No se sabe qué características
tenían desde el punto de vista étnico, pero la opinión actual es que no eran, como los griegos pensaban, un
pueblo que habitaba la isla desde la Edad de Bronce. Hubo pueblos migrantes desde el continente que
comenzaron a establecerse en Sicilia alrededor de 1200 a.C. y hablaban una lengua proveniente del latín.
No olvidemos además que en el siglo IX a.C., Sicilia fue ocupada por los fenicios. Lo cierto es que esta es
la primera vez que se mencionan los sículos en fuentes escritas. En el canto 24, la sirvienta que cuida de
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
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Así decían los pretendientes, pero él no hacía caso de sus palabras,
sino que miraba a su padre en silencio, aguardando siempre 385
el momento en que pusiera las manos sobre los viles pretendientes.
Luego de haber colocado enfrente su muy bella poltrona
la hija de Icario, la muy prudente Penélope
de cada uno de los hombres en el palacio la palabra escuchaba65.
Un banquete de hecho se habían preparado, entre risotadas, 390
dulce y agradable, pues habían sacrificado en abundancia.
Pero ninguna otra cena podría llegar a ser más desdichada66
como la que muy pronto la diosa y el hombre más valiente
iban a ofrecerles; pues ellos eran los primeros en maquinar calamidades.

Laertes es una mujer siciliana (vv. 211, 366 y 389). El escoliasta afirma que para los griegos de la época
de Homero «enviar a alguien a los sicilianos» significaba deshacerse de esa persona, y el final del verso
sugiere que la gente era enviada allí para ser vendida como esclava. Véase en 18, 85 la amenaza de enviar
a Iro al rey Equeto, que era probablemente un rey de los sículos.
65
Los vv. 387-389 ubican el espacio dramático ya no en el mégaron, donde siguen riendo los
pretendientes, sino en la planta alta, en el thálamos donde está Penélope. Sin duda, el narrador prepara la
extensa escena que se desarrollará en 21, 1-358.
66
Obsérvese el agudo contraste entre los adjetivos («dulce», «agradable»), adjudicados al banquete desde
el punto de vista de los pretendientes y el «desdichada» que califica a «cena» (dórpon) desde la
perspectiva del narrador.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

Canto XXI
El certamen del arco1

LA HISTORIA DEL ARCO (1-56)


Entonces puso en la mente, Atenea, la diosa de ojos glaucos,
de la hija de Icario, la prudente Penélope2,
para los pretendientes disponer el arco y el ceniciento hierro3
en el palacio de Odiseo, para el torneo y origen de la matanza.
Se dirigió a la elevada escalera de su palacio4, 5
tomó una bien curvada llave, en su vigorosa mano5
hermosa, de bronce y con empuñadura de marfil.
Echó a andar hacia sus aposentos6 con sus esclavas,
los que estaban al fondo. Allí se encontraban los objetos preciosos del rey,
bronce y oro y la cinceladura y el hierro. 10
Allí estaban también el arco que se tensa hacia atrás y la aljaba7
de flechas, con muchos y dolorosos dardos,
regalo de un huésped, cuando lo encontró en Lacedemonia,
Ifito Eurítida, semejante a los inmortales.

1
El canto 21 continúa el relato del muy largo día cuarenta de la acción: refiere el certamen del arco desde
el momento en que Penélope decide que se lleve a cabo hasta que Odiseo se consagra como ganador. El
arco mismo es el protagonista, se narra la historia de su fabricación (vv. 1-56) y luego su pase de mano en
mano: primero por las de Penélope, quien lo saca fuera del tálamo (vv. 57-81), por las de Eumeo (vv. 82-
124) que lo entrega a Telémaco (v. 124), por las de los pretendientes (vv. 144-353), hasta que finalmente
vuelve a las manos de Eumeo (v. 359) y termina en su legítimo propietario, Odiseo (v. 379). El episodio
del certamen tiene una estructura clara y prolija, en la que destacan los siguientes episodios: 1.- Penélope
lo anuncia (vv. 67-139); 2.- turno de Liodes (vv. 140-187); 3.-interrupción en la que Odiseo se reúne con
Eumeo y Filetio (vv. 188–244); 4.- turno de Eurímaco (vv. 245-273); 5.- turno de Odiseo disfrazado de
mendigo (vv. 274-434).
2
Estos dos primeros hexámetros repiten 18, 158-159 (véase nota), lugar en que Atenea inspira en la
mente de Penélope el deseo de bajar por primera vez al mégaron, la estancia principal del palacio (véase
nota a 1, 365), donde los pretendientes se divierten mientras diezman las posesiones de Odiseo. Ya se ha
mencionado el certamen del arco en 19, 572.
3
La fórmula «ceniciento hierro» se menciona en Ilíada (9, 366 y 23, 261) en enumeraciones de elementos
que conforman el botín de guerra. Aquí (como en v. 81 y en 24, 168) se refiere sin duda a las doce hachas
de doble filo que, enterradas una tras otra, alinearán sus ojos para que la flecha las traspase.
4
No está claro si Penélope sube o baja las escaleras para ir a buscar el arco de su esposo en una
habitación cerrada con llave. La reina había subido al piso de arriba (19, 600) y desde allí, sentada, había
estado escuchando los ruidos del banquete (véase 20, 389 y nota). Se entiende que ahora debe descender
desde sus aposentos con la llave en su mano y dirigirse a uno de los almacenes que están al fin del
corredor. Este almacén también se denomina thálamos –como su propio dormitorio– pero debe haber
estado al mismo nivel que el mégaron, de manera de haber podido trasladar el arco y las hachas con sus
siervas sin tener que bajar las empinadas escaleras.
5
Es el único lugar en que la fórmula «en su vigorosa mano» (18 veces en Homero y siempre al final del
hexámetro) aparece adjudicada a Penélope. Suena poco ajustada a la belleza femenina de la protagonista,
pero es apropiada a la circunstancia de que debe sostener un arco que sin duda es muy pesado. Tres notas
se han referido al tema: «Penelope’s Hand» de Alfred SCHLESINGER (1969), «Penelope’s Fat Hand (Od.
21.6-7)» de William WYATT (1978) y «A Note on the Homeric χειρὶ παχείῃ» de Tormod EIDE (1980).
6
«Aposentos» traduce thálamos; véase nota a v. 5. Se supone que es el mismo amplio lugar en que
Odiseo y Telémaco escondieron la gran cantidad de armas que sacaron del mégaron en 19, 31-33, porque
cuando van a buscarlas (22, 109) también se lo designa thálamos.
7
En vv. 11-41, el poeta va a insertar una narración enmarcada que tiene la compleja estructura de otras
narraciones que se intercalan en el desarrollo de una acción, pasajes pertenecientes a un tiempo anterior,
Cf. «A Structural Analysis of the Digressions in the Iliad and the Odyssey» de Julia H GAISSER (1969: 21-
23) y el artículo «Herakles, Odysseus, and the Bow: "Odyssey" 21.11-41» de Katherine Crissy (1997).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

Los dos en Mesenia se encontraron uno con otro8, 15


en casa del sabio Ortíloco9. Pues Odiseo
había llegado por una deuda que le debía todo el pueblo:
unas ovejas se habían llevado hombres mesenios de Itaca
en naves de muchos bancos, trescientas, con sus pastores.
A causa de ellas, Odiseo emprendió un gran viaje, como una misión, 20
aunque era joven. Lo habían mandado su padre y otros ancianos.
Ifito, por su parte, buscaba unos equinos que se le habían perdido,
doce yeguas y mulos que se usan para la labor.
Estas llegarían a ser más tarde muerte y destrucción para él,
cuando se allegó al hijo de Zeus, de corazón esforzado, 25
al mortal Heracles realizador de grandes trabajos10,
quien, aunque era su huésped, lo mató en su casa.
¡Miserable!, no temió la visita11 de los dioses ni la mesa
que él mismo había dispuesto12; y, después de que lo hubiera matado,
retuvo a las yeguas de fuertes pezuñas en el palacio. 30
Cuando Ífito las estaba buscando, se encontró con Odiseo y le dio el arco
que usaba el gran Eurito13 y que había legado a su hijo
muy bello, cuando murió en su palacio de elevado techo.
Odiseo, a su vez, le dio una afilada espada y una lanza maciza
comienzo de una alianza por hospitalidad, pero frente a una mesa 35
no pudieron intercambiar uno con otro; antes de eso el hijo de Zeus mató

8
Mesenia se menciona como una ciudad de Lacedemonia (v. 13) y crea un problema histórico-
geográfico. Los lacedemonios se expandieron hacia la parte oriental, hacia Mesenia, donde gobernaban
los dorios durante la primera guerra mesenia (a fines del siglo VIII a.C.) y la conquistaron por completo y
convirtieron a sus ciudadanos en hilotas en la segunda guerra mesenia (685 a 668 a.C.). Pareciera
entonces que el poeta se refiere a una época entre la primera y la segunda guerra. Puede explicarse esta
localización como una interpolación tardía de todo el episodio de vv. 13-37.
9
Ortíloco es el padre de Diocles (véase 3, 489 y nota), en cuya casa se alojó Telémaco; son personajes
que se volvieron a citar en 15, 187. Se trata de la dinastía de la región de Feras, bajo el dominio de
Agamenón (Ilíada 9, 293), a la que Homero se refiere en Ilíada 5, 541-560, cuando los dos hijos de
Diocles, Cretón y Ortíloco (u Orsíloco), murieron a manos de Eneas. Alfeo era el padre de Ortíloco y este
de Diocles, de quien nacieron dos mellizos, Cretón y Orsíloco (u Ortíloco). Este que aquí se menciona no
es el hijo –muerto en Troya– de Diocles, sino su padre. Se le adjudica el epíteto de «sabio», que traduce
daíphron, adjetivo que en 8, 373 se aplica a Pólibo, un artesano que había fabricado la pelota con que
jugaban en la isla de los feacios y en 15, 356 califica a Anticlea, la madre de Odiseo.
10
La historia se presenta aquí incompleta, puede ser una interpolación que proviene del ciclo de Heracles.
Se menciona al dios como un «mortal», cegado por la hýbris. Eurito, padre de Ífito, había recibido como
regalo el arco de Apolo (Apolonio de Rodas, Argonáuticas 1, 89). Fue además quien le enseñó a Heracles
a disparar el arco (Ps. Apolodoro 2, 4, 9). Eurito prometió dar como esposa a su hija Yole a quien pudiese
lanzar flechas más lejos que él y sus cuatro hijos (Ps. Apolodoro 2, 6, 1; Sófocles, Traquinias 260 ss,).
Heracles atendió la convocatoria y los venció, pero Eurito se negó a cumplir la promesa de otorgarle su
hija en matrimonio (Diodoro de Sicilia 4, 31, 3). Ífito heredó de su padre el arco y las flechas de Apolo.
Cuando se encontró con Odiseo en Mesenia, Ífito intercambió el arco con nuestro héroe por una espada y
una lanza. Este es el arco que usará Odiseo para matar a los pretendientes.
11
«Visita» traduce ópis, que en Homero tiene significado negativo: visita de los dioses que se presentan
para vengar una transgresión a las leyes divinas (14, 82; 20, 215 e Ilíada 16, 388), también en poetas
como en Hesíodo (Trabajos y días 187 y 251; Teogonía 222) o Teócrito (25, 4). También puede ser, en
sentido positivo, una visita de los dioses para hacer un favor a un mortal, como en Píndaro (Pítica 8, 71;
Oda 2, 6); Heródoto (9, 76).
12
Heracles pertenece a una generación anterior a los héroes troyanos, pero aquí lo vemos protagonizando
un hecho en tiempos de Odiseo, en el triste papel del anfitrión que traiciona a quien invitó a su mesa. Cfr.
The Herakles Theme: The Adaptation of the Hero de Karl GALINSKY (1972: 12).
13
Odiseo ha reconocido en 8, 224-225, que Eurito y Heracles han sido los más ilustres arqueros en
antiguos tiempos.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

a Ífito Eurítida, semejante a los inmortales14,


el que había regalado su arco. Pero el divino Odiseo nunca
para usarlo en el combate sobre las negras naves
lo había tomado, sino que como recuerdo de su querido anfitrión 40
permanecía en su palacio. Pero lo utilizaba en su propia tierra.
Cuando hubo llegado al tálamo la divina entre las mujeres
traspasó el umbral de roble (en otro tiempo un carpintero15
lo había pulido concienzudamente, lo enderezó con la plomada,
ajustó las jambas y puso sobre él puertas resplandecientes), 45
en seguida y rápido desató la correa del tirador,
metió la llave16 y descorrió los cerrojos de las puertas17
y empujó de frente. Estas mugieron como el toro
que pasta en la pradera18. Así sonó la hermosa puerta,
empujada por la llave, las hojas se abrieron al instante. 50
Luego subió a la elevada tarima donde los arcones
estaban guardados. Allí reposaban los perfumados vestidos.
Desde ese lugar, estirándose, tomó del clavo el arco
con su misma funda, que se destacaba radiante.
Sentada bien derecha, con él sobre sus rodillas, 55
rompió a llorar con gemidos sin soltar el arco de su señor19.

14
Existen otras versiones sobre la muerte de Ífito. Unas yeguas que pertenecían a la familia de Ífito
fueron robadas por un ladrón llamado Autólico. Como Eurito no había dado su hija como esposa a
Heracles, los hermanos de Yole sospecharon que quien había robado las yeguas había sido Heracles. Ífito
siguió las huellas dejadas por los animales hasta que llegó a la ciudad donde vivía Heracles, Tirinto. Las
yeguas aparecieron en casa de Heracles debido a que Autólico se las había vendido como propias. Ífito
intentó conseguir la devolución de las yeguas por parte de Heracles, pero este se negó rotundamente y lo
mató lanzándolo desde la torre (Ps. Apolodoro 2, 6, 2). Diodoro de Sicilia (4, 31, 1-2), por su parte, da la
versión de que fue Heracles quien robó las yeguas de Eurito por venganza, ya que este no le había dado
por esposa a su hija Yole.
15
«Carpintero» traduce tékton. Hay otras alusiones en Odisea referentes a la labor del carpintero: cuando
Odiseo debió construir la balsa en la isla de Calipso con sus propias manos (5, 245) y, más adelante,
cuando explica cómo pulió la madera del olivo para construir el lecho nupcial (23, 196); una expresión
paralela, excepto por el primer hemistiquio, en 17, 340-341 (véase nota a v. 340), en la escena en que el
héroe entra a su propia casa después de tantos años disfrazado de mendigo.
16
La palabra kleís, que traducimos como «llave» tiene varias acepciones: puede ser una llave que
descorra dos cerrojos colocados en dirección contraria (Ilíada 12, 456), pero también designar a la tranca
misma (Ilíada 24, 455) o a la clavícula (Ilíada 8, 325); puede ser el estrecho banco de madera de los
remeros (2, 419; 4, 579; 9, 103, 179 y 471) o el gancho de un broche que cierra un manto o un vestido
(18, 294).
17
Véase nota a 1, 441 para el sistema de cierre de la puerta del tálamo. Un listón o tranca (ocheús)
mantiene cerrada la puerta desde adentro; se puede correr mediante un cordel o correa (himás) que pasa al
exterior por un agujero (véase 4, 802) y se anuda de modo más o menos complicado a una anilla (koróne)
también en el lado de afuera. La llave (kleís) es un instrumento curvo (v. 6) que corre un cerrojo después
de que se desanuda la cuerda. No se entiende para qué se refuerza el cierre con una llave, cuando está la
pesada tranca cumpliendo esa función, a no ser que se quiera impedir que salga quien está adentro y
podría levantar el listón pero no abrir la puerta si no tiene la llave.
18
Compárese la metáfora de las puertas que mugen con la de Aquileo que también ruge como un toro
(Ilíada 21, 238) cuando es arrojado por el río Escamandro con quien va a entablar una lucha que Homero
relata con símiles magníficos.
19
Observemos el comportamiento de Penélope en este canto: 1.- decide por inspiración de Atenea que se
realice el certamen del arco y va a buscarlo al tálamo (vv. 1-56); 2.- baja al mégaron y se ubica junto a
una columna; velada y flanqueada por dos esclavas, se dirige a los pretendientes, da las instrucciones y se
ofrece como trofeo (vv. 57-79); 3.- está presente como un personaje silencioso en el certamen (vv. 80-
310); 4.- interviene en defensa de la participación del ‘mendigo' (vv. 311-319 y 331-342); 5.- es enviada
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

PENÉLOPE LLEVA EL ARCO DEL TÁLAMO AL MÉGARON (57-95)

Cuando se hubo cansado de su lamento de muchas lágrimas,


se encaminó al mégaron en busca de los ilustres pretendientes
con el cimbreante arco entre sus manos y la aljaba
cargada de flechas. Muchos luctuosos dardos cabían en ella; 60
y junto a ella las siervas llevaban un arcón en que el hierro
permanecía en cantidad, y el bronce, ¡los trofeos de su señor!
Cuando ella llegó hasta los pretendientes, la divina entre las mujeres,
se paró junto a la columna del techo sólidamente construido,
con un espeso velo sobre las mejillas. 65
Una esclava fiel a cada lado se ubicó20.
Y al punto se dirigió a los pretendientes y dijo su palabra:
«Escúchenme, ilustres pretendientes21 que de esta casa
hacen uso para comer y beber sin cesar y siempre,
la casa de un hombre que se ausentó hace mucho tiempo. Ninguna otra 70
excusa son capaces de poner como pretexto
sino que están ansiosos de casarse conmigo y tomarme por mujer22.
Pero ¡vamos, pretendientes! porque este es el trofeo23:
colocaré el gran arco del divino Odiseo
y quien lo tense más hábilmente con sus manos 75
y haga pasar el dardo por las doce hachas,
a él seguiré y abandonaré esta casa,
legalmente mía, muy bella, llena de riqueza,
de la que un día, creo, me acordaré como en un sueño».
Así dijo y ordenó a Eumeo, el divino porquero, 80
que un arco a los pretendientes mostrara, y el ceniciento hierro.
Con lágrimas lo recibió Eumeo y lo mostró;
y lloraba el boyero24 por su lado, cuando vio el arco de su señor.
Y Antínoo les dirigió la palabra y los llamó por su nombre25:
«Necios campesinos, que piensan únicamente en las cosas del día; 85
cobardes, ¿por qué derraman lágrimas y de esta mujer

del nuevo al tálamo por Telémaco y se retira del mégaron (vv. 343-358), su ausencia de la sala central en
el momento del triunfo del héroe es la causa de la dilación en el reconocimiento de su esposo.
20
La fórmula de vv. 62-65 repite 1, 332-335.
21
«Ilustres pretendientes» es una fórmula frecuente en Odisea (véase 20, 292), pero no siempre
traducimos el adjetivo con esta connotación positiva; también puede ser «soberbios» (1, 144),
«insolentes» (16, 462) o «arrogantes» (17, 65 y 79).
22
Penélope vuelve a demostrar su desprecio por los pretendientes poco antes de anunciar que el
matrimonio con ella será el premio a quien venza en el certamen (vv. 74-79), decisión que ya había
anunciado en 19, 576-581.
23
«Trofeo» traduce áethlon, término con que se denomina el premio de un torneo (Ilíada 23, 413 y 620;
Píndaro, Olímpica 9, 108) y que aquí, como Penélope misma explica en vv. 106-107, se trata de su propia
mano. El vocablo áethlon se usa también para designar el certamen o el torneo, como en v. 92.
24
«Boyero» traduce boukólos, y se refiere a Filetio, quien hizo su aparición en el canto anterior (véase
nota a 20, 185) y será mencionado de nuevo en vv. 240 y 388.
25
Antinoo se va a expresar en términos llenos de hipocresía en vv. 84-95: en primer lugar, reprende con
cinismo a los dos siervos por molestar a Penélope con sus lágrimas; después afirma que ningún
pretendiente tiene la misma estatura que Odiseo. La ironía trágica de la escena es completa con la
presencia de Odiseo en el lugar y porque el certamen será «decisivo» (v. 91) pero no en el sentido que
Antinoo piensa.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

conmueven el ánimo en el pecho? A ella, que entre otras cosas


tiene dolorido el corazón, desde que murió su amado esposo.
Así que coman sentados en silencio o por la puerta 90
salgan a llorar afuera y dejen ahí mismo el arco,
certamen decisivo para los pretendientes. No creo
que fácilmente se tense este arco bien pulido,
pues no hay un varón entre todos estos que sea tal cual
era Odiseo. Yo mismo con mis ojos lo vi
y aún tengo el recuerdo, aunque era todavía un niño pequeño26». 95

TELÉMACO PREPARA EL ESPACIO DEL CERTAMEN (97-143)

Así dijo, mas en su pecho <Antinoo> tenía la esperanza


de tensar la cuerda27 y hacer pasar la flecha por el hierro.
Por el contrario, iba a ser el primero en probar la flecha
de las manos del irreprochable Odiseo, a quien entonces deshonraba
sentado en el palacio, cuando soliviantaba a todos los compañeros, 100
A ellos se dirigió de nuevo la sagrada fuerza de Telémaco28:
«Ay, ay, me ha vuelto insensato Zeus, el hijo de Crono;
mi madre muy querida me dice, discreta como es,
que a otro va a acompañar y va a dejar esta casa
y yo me río y alegro con el corazón insensato29. 105
Pero ¡vamos, pretendientes! ya que se presenta este certamen.
Como ella no hay mujer hoy día en la tierra aquea30
ni en la sagrada Pilos ni en Argos ni en Micenas
ni en la misma Itaca ni en el oscuro continente31.
Lo saben, ¿qué necesidad hay de alabar a mi madre? 110
Así que, vamos, no demoren con excusas ni en torno al arco
de tensa cuerda, por más tiempo den vueltas ¡decidamos!.
También yo mismo quiero hacer la prueba del arco.
Y si logro tensarlo y atravesar el hierro con la flecha,
No voy a dejar, abatido, que esta casa mi venerable madre 115
abandone, por seguir a otro, mientras me quedo yo atrás
cuando soy capaz de poner en alto los trofeos32 de mi padre».

26
En 16, 424-30, Penélope relató cómo Odiseo ayudó en cierta ocasión al padre de Antinoo y lo recibió
en su palacio. Puede haber sido en esa época cuando el joven Antinoo vio a Odiseo.
27
«Cuerda» traduce neuré, el mismo término que se usa en Ilíada 15, 463 y 469 para la cuerda del
magnífico arco de Teucro que Zeus hizo que se rompiera para que la flecha no matara a Héctor y
terminara la batalla con gloria para los troyanos. Es la misma cuerda que se describe al final de este canto
(vv. 410 y 419), la que Odiseo logra tensar con pericia y logra vencer en el certamen.
28
El hexámetro es una fórmula que proviene de 2, 409 y 18, 405 y tiene variantes en v. 130 y 18, 60.
29
Una vez más, Telémaco desempeña el papel de un joven débil y atribulado (véase 17, 12-13), No
obstante, anuncia decidido (vv. 113-117) que quiere participar en el certamen y si triunfa, no permitirá
que su madre se vaya de la casa. Cuando falla, vuelve a su posición de cobarde y débil (v. 131), aunque el
oyente queda con la impresión que el joven podría haber tenido éxito si Odiseo no le hubiera hecho una
señal para que no continuara (vv. 128-129). Cfr. «Telemachus' "Laugh" (Odyssey 21.105): Deceit,
Authority, and Communication in the Bow Contest» de Stanley HOFFER (1995).
30
La tierra aquea, tanto aquí como en 13, 249 y en Ilíada 1, 254 (en referencia a Pilos) incluye solo los
pequeños reinos del Peloponeso, que se menciona a continuación: Pilos, Argos y Micenas.
31
La expresión «oscuro continente», también en 14, 97, pone en correlación la isla –Itaca– con el
continente que se percibe a lo lejos, con contornos poco definidos.
32
Véase nota a 8, 108.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

Así dijo, y de los hombros se quitó el manto purpúreo,


se puso en pie y de sus hombros descolgó también la aguda espada33.
Primero colocó las hachas después de abrir un surco34, 120
uno para todas, grande, las alineó con un cordel
y puso tierra alrededor35. El asombro se apoderó de todos los que miraban
cuán ordenadamente las colocó. Nunca antes lo habían visto.
Entonces fue a ponerse sobre el umbral y probar el arco36.
Tres veces lo blandió con el deseo de tensarlo37 125
y tres veces contuvo su ímpetu esperando en su interior
tender la cuerda y atravesar el hierro con una flecha.
Y quizá lo habría blandido, tirando con ímpetu por cuarta vez,
pero Odiseo le hizo una seña, aunque mucho lo deseaba.
Y habló de nuevo entre ellos la sagrada fuerza de Telémaco: 130
«¡Ay, ay, ¿acaso voy a ser en adelante cobarde y débil?,
¿o quizás soy el más joven y no puedo confiar en mis brazos
para rechazar a un hombre cuando alguien me ataque primero?
Pero ¡vamos!, ustedes son superiores a mí en fortaleza,
prueben el arco y pongamos fin al certamen». 135
Después de decir así, dejó el arco en el suelo y se alejó,
lo apoyó contra las bien ajustadas y bien pulidas puertas,
depositó la aguda flecha en una hermosa argolla
y volvió a sentarse en la silla de donde se había levantado.
Y para ellos habló Antínoo, hijo de Eupites: 140
«Compañeros, levántese todos, uno tras otro, desde la derecha,
comenzando del sitio donde se sirve el vino».
Así habló Antínoo, y les agradó su palabra.

EPISODIO DE LIODES (144-187)

Se levantó primero Liodes, hijo de Enopo38,

33
Telémaco mantenía puesto el manto porque recién llegaba de afuera y descolgó de su hombro la espada
porque la va a usar para cavar, como Odiseo usó la suya para hacer el hoyo frente al Hades (véase 11, 24-
25).
34
Según esta descripción y la de vv. 419 423, podría tratarse de hachas dobles sin mango: una hoja
quedaría enterrada y la otra sobre la superficie, a la vista, como así los agujeros para el mango: por ahí
pasaría la flecha. Obsérvese en v. 420 que Odiseo dispara sentado.
35
El piso del mégaron es de tierra apisonada (véase 22, 455). Se plantea la duda de si el surco para
insertar las hachas se abre en el mégaron propiamente dicho o en el aulé (véase nota a 1, 365). Según la
fórmula «y volvió a sentarse…» (vv. 139 y 166), se entiende que están en el mégaron y cuando les toca el
turno, cada uno deberá ir al umbral, hacer el intento de tensar el arco y regresar a su asiento. Además,
cuando Odiseo sale para dar a conocer su identidad a Eumeo y Filetio, no desea ser visto «cuando salga
del mégaron» (v. 229) y cuando Antinoo propone dejar las hachas en el lugar es porque nadie entrará al
mégaron de Odiseo Laertíada (vv. 260-262).
36
Se supone que Telémaco toma el arco de las manos de Eumeo, quien lo sostenía en v. 82; porque el
texto no indica que Antinoo para su alocución de vv. 85-95 se lo haya quitado a Eumeo.
37
Cuatro son las instancias de intento de tensar el arco: Telémaco (vv. 118-139); Liodes (vv. 144-166),
Eurímaco (vv. 245-259) y Odiseo (vv. 393-430). Hay además un resumen de los intentos de pretendientes
anónimos (vv. 181-185). El orden es el mismo en que se sirve el vino (véase vv. 141-142), por eso
Liodes, que está al lado de la cratera (v. 145) es el primero. A pesar de la individualidad de las cuatro
escenas, hay elementos en común: 1.- preparación (quitarse la ropa, calentar el arco, revisarlo); 2.-
ponerse en posición; 3.- intentode tensar el arco; 4.- discurso que trata de justificar haber fallado (excepto
en el caso de Odiseo); 5.- bajar el arco; 6.-volver a sentarse.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

que tenían como adivino y se sentaba junto a una bella crátera, 145
siempre sentado en el rincón más oculto; solo a él las iniquidades
le eran odiosas y estaba enojado contra todos los pretendientes.
Él fue el primero en tomar el arco y la aguda flecha.
Se detuvo sobre el umbral cuando iba a probar el arco,
pero no pudo tensarlo. Se cansó enseguida de tirar hacia atrás 150
con sus blandas y no encallecidas manos. Y dijo a los pretendientes:
«Amigos, yo no lo tenso, que lo tome otro.
Este arco va a privar a muchos nobles
del ánimo y la vida. Aunque es mucho mejor
estar muerto que vivir pero perder aquello por lo que 155
estamos reunidos aquí, siempre, esperando todos los días.
Hasta ahora cualquiera tiene esperanza y deseos
de casarse con Penélope, la esposa de Odiseo,
pero una vez que pruebe el arco y vea el resultado,
a cualquier otra de las aqueas de hermoso peplo 160
busque para cortejar con regalos de boda: esa será luego
la que se despose con quien más cosas le dé y le esté destinado».
Así dijo y dejó el arco en el suelo, lejos de sí,
lo apoyó contra las ajustadas y bien pulidas puertas
y colgó la aguda flecha de una hermosa argolla, 165
y volvió a sentarse en la silla de donde se había levantado.
Y Antínoo le dijo su palabra, habló y lo llamó por su nombre:
«Liodes, ¡qué palabra ha escapado del cerco de tus dientes,
terrible y penosa! me he irritado al escuchar
que este arco va a privar a los pretendientes 170
del ánimo y la vida, porque tú no puedes tensarlo.
Solo a ti no te dio a luz tu madre venerable
para ser un tirador de arco y de flechas,
pero otros ilustres pretendientes lo tensarán enseguida».
Así habló y ordenó a Melantio, pastor de cabras39: 175
«¡Vamos! enciende el fuego en el mégaron, Melantio,
y coloca al lado un sillón grande con pieles encima;
saca una gran bola de sebo de ahí dentro
para que los jóvenes la calentemos, y después de untarlo con grasa
probemos el arco y terminemos el certamen de una vez». 180
Así dijo; y al punto encendió Melantio un fuego infatigable,
le acercó un sillón, con pieles sobre él
y sacó una gran bola de sebo que había dentro de la casa.
Los jóvenes calentaban el arco y lo probaban, aunque no podían,
tensarlo, pues estaban muy faltos de fuerzas40. 185

38
La caracterización de Liodes es breve pero completa: es adivino, discreto y poco afecto al primer plano.
Es uno de los dos pretendientes buenos, el otro es Anfínomo, pero mientras este trata simplemente de
mantener a los pretendientes lejos de la violencia incidental contra Telémaco (véase nota a 20, 46) y
contra el «mendigo» (18, 122-123), Liodes aborrece a los pretendientes y ve el futuro aciago que les
espera (vv. 152-162). En 22, 310-319 rogará a Odiseo por su vida.
39
Se da el caso de dos discursos consecutivos por un mismo hablante (vv. 168-174 y 176-180). El cambio
abrupto de destinatario (de Liodes a Melantio) subraya el rechazo de Antinoo a las palabras augurales de
Liodes (vv. 152-162).
40
En solo dos hexámetros el poeta resume los intentos fallidos de otros numerosos pretendientes
anónimos.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

Quedaban solo Antínoo y Eurímaco semejante a un dios,


jefes de los pretendientes. Eran de lejos los mejores por su valor.

RECONOCIMIENTO DEL AMO POR EUMEO Y FILETIO (188-244)

Habían salido del palacio, en el mismo momento y juntos41,


el boyero y el porquerizo del divino Odiseo.
Y los seguía desde la casa el divino Odiseo; 190
y cuando ya estaban fuera de las puertas y del patio
les habló con voz clara y les dijo con suaves palabras:
«Boyero y tú, porquerizo, quisiera decirles una cosa
¿o voy a ocultarla? El ánimo me impulsa a decirla.
¿Cómo podrían defender a Odiseo si él llegara42 195
así, muy de repente, porque alguna divinidad lo guiara?
¿Defenderían a los pretendientes o a Odiseo?
Contesten como el corazón y el ánimo les ordenen43».
Le contestó el hombre que era guardián de sus vacas:
«Zeus padre, ¡ojalá cumplieras este deseo mío 200
de que llegue aquel hombre, conducido por alguna divinidad44!
Conocerías cuál es mi fuerza y a donde llegan mis manos».
Y de la misma manera Eumeo suplicó a todos los dioses
que regresara a casa el muy prudente Odiseo45.
Y una vez que este conoció su verdadero pensamiento, 205
de nuevo les contestó con sus palabras y dijo:
«Ya está este aquí; soy yo, que después de mucho sufrir
he llegado después de veinte años a la tierra patria46.
También me doy cuenta de que llego anhelado por dos
de mis siervos. De los demás, de ninguno he oído 210
que suplicara para que de nuevo estuviera de regreso en casa.
»Así que a los dos les diré la verdad de lo que va a suceder:
si por mi mano un dios hace sucumbir a los ilustres pretendientes47,

41
La narración del certamen se ve interrumpida por el episodio en el que Odiseo se da a conocer a sus dos
siervos más fieles, el porquerizo y el boyero. El narrador deja la escena de la competición en el momento
en que les toca a los dos cabecillas, Antinoo y Eurímaco, tensar el arco. Antinoo había ordenado a
Melantio encender un fuego para derretir una pelota de sebo para engrasar la cuerda y cuando la acción
vuelve al interior, Eurímaco está calentando el arco directamente sobre ese fuego (vv. 245-246). La
escena ha sido sutilmente preparada en vv. 90-91, cuando Antinoo los increpa a los dos sirvientes y les
dice que estén sentados en silencio o que salgan afuera. Salen, efectivamente, y Odiseo los sigue porque
considera que ha llegado el momento de revelar su identidad (vv. 207-220), sobre todo porque necesita la
ayuda de estos dos servidores leales para la contienda que se aproxima (vv. 228-241).
42
Como en otras ocasiones, Odiseo menciona su propio nombre como el de un tercero justo antes de
revelarse a sí mismo (véase 8, 502).
43
Parece excesiva tanta precaución, pues Odiseo ya había recibido numerosas pruebas de lealtad y en el
caso de Filetio incluso una promesa espontánea de ayuda (véase 20, 185-240).
44
Las reacciones de Filetio y Eumeo son casi una repetición textual de 20, 235-239. Este hexámetro
ilustra la perspectiva particular de Filetio quien piensa todavía a Odiseo como ausente –«aquel hombre»–
y espera que un daímon –«divinidad»– lo devuelva a casa.
45
El reconocimiento del amo por Eumeo se ha demorado, teniendo en cuenta que desde el comienzo del
canto 14 han tenido contacto y se han manifestado mutua simpatía el porquerizo y el mendigo. Eumeo
mismo había asegurado en 17, 322-323 que Zeus priva de la mitad de su valía a un hombre el día en que
entra en servidumbre. Presentes están los casos de muchos esclavos que mutan el objeto de su lealtad, por
esta razón Odiseo se ha mostrado prudente y circunspecto.
46
Odiseo se da a conocer usando siempre una fórmula similar (véase 16, 205-206 y nota).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

les daré a ambos una esposa y les proporcionaré bienes,


y una casa construida cerca de la mía48; y además 215
como compañeros y hermanos de Telémaco serán49.
»¡Pero vamos!, una señal manifiesta les mostraré,
para lograr reconocimiento y confianza en el corazón,
la herida que un día me hizo un jabalí con su blanco colmillo50,
cuando fui al Parnaso con los hijos de Autólico». 220
Después de decir esto, apartó los harapos de la gran cicatriz
y cuando ambos la vieron y examinaron bien cada parte
lloraban y echaban los brazos alrededor del prudente Odiseo
y le besaban con afecto la cabeza y los hombros51.
También Odiseo les besaba la cabeza y las manos 225
y así mientras seguían llorando se habría puesto la luz del sol,
si no los hubiera calmado Odiseo, que así habló:
«Cesen el llanto y el gemido, no sea que alguien los vea
cuando salga del mégaron y vuelva adentro a contarlo.
Entren uno después del otro, no vayamos todos juntos52; 230
primero yo y luego ustedes. La señal será la siguiente:
todos los demás, cuantos se llaman ilustres pretendientes
no permitirán que me sea entregado el arco53 y el carcaj,
pero tú, divino Eumeo, lleva el arco a través de la casa
para ponerlo en mis manos y di a las mujeres 235
que cierren las puertas del mégaron encajándolas con firmeza54.
47
El hexámetro es igual a 19, 488, en la situación de amenaza de muerte a Euriclea si lo delata.
48
Recuérdese que en 14, 62-66, Eumeo enumera las recompensas que espera de Odiseo a su regreso: una
casa, un lote y una esposa esas son las recompensas que un amo le da un esclavo que ha hecho prosperar
su casa y estas son las que Odiseo promete ahora a Eumeo y Filetio. Cfr. «Eumaeus and Odysseus -
Covert Recognition and Self-Revelation?» de Hanna M. Roisman (1990: 222).
49
Mencionar a los siervos como hermanos de Telémaco suena extraño, dada la disparidad de edad. Se
supone que Eumeo es más bien coetáneo de Odiseo; en 15, 363-364, dice que ha sido criado por Anticlea
junto con Ctimena, la hermana menor del héroe.
50
Nuevamente Odiseo es reconocido por la cicatriz como en la paradigmática escena de la anagnórisis de
Euriclea (19, 392-468). En 23, 73-77, en ocasión de la explicación que Euriclea va a dar a Penélope, 23,
73 es similar al v. 217 (también a 11, 126); no hay hexámetro que se corresponda con v. 218, que está
atetizado; 23, 74 es igual a v. 219, pero no hay uno correspondiente a v. 220. En 24, 330-335, cuando
Odiseo se da a conocer a Laertes, el final de 24, 332 es igual a v. 219. Ha habido un extenso debate sobre
si los vv. 219-220 son incluso posteriores al canto 24. En cualquier caso, todo el pasaje es de
interpolación tardía, pues si bien el reconocimiento mediante la cicatriz ha sido decisivo en el caso de
Euriclea, no es necesario para el caso de estos dos siervos.
51
Los esclavos besan a su amo en la cabeza y los hombros y manos (como las siervas a Odiseo en 22,
499-500 y como Eumeo besa a Telémaco en 16, 15-16) o solo en la cabeza y los hombros (como las
esclavas a Telémaco en 17, 35); Penélope besa a su hijo en la cabeza y los ojos (17, 39) y piensa en besar
la cabeza y las manos de Odiseo en 23, 87; Odiseo mismo besa la mano de Dolio en 24, 398.
52
Las acciones que Odiseo expresa en vv. 230-244, se van a cumplir en su totalidad: entrar de nuevo,
primero Odiseo y luego los dos siervos (véase vv. 242-244); los pretendientes rehusarán darle el arco
(véase vv. 274-379); Eumeo lo debe poner en manos de su amo e instruir a las mujeres para que cierren
las puertas del mégaron (véase vv. 380-387); Filetio deberá cerrar las puertas del patio (véase vv. 388-
393).
53
Bíos y tóxon son sinónimos en griego, ambos se traducen por «arco». No se trata de distintos tipos de
arco porque en este hexámetro el poeta usa bíos y en el siguiente tóxon y los dos términos pueden
aparecer en combinación con «carcaj» o «aljaba»–pharétre–.
54
La orden de vv. 236-239 se repite de manera exacta en vv. 382-385. En otras ocasiones hemos visto a
las mujeres recluidas en la privacidad de su propio mégaron (18, 316; 19, 16) o saliendo fuera de allí (19,
60; 20, 6; 22, 497) y en 19, 30, Euriclea cierra las puertas de ese mégaron con una fórmula parecida a
esta. Sin duda, aquí se señalan las puertas entre el mégaron principal o salón del palacio y el mégaron
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

En el caso de que alguna oiga un gemido o un ruido dentro,


de varones dentro de nuestros muros, que a la puerta55
no acuda, que se quede en silencio junto a su tarea.
A ti, divino Filetio, te encargo que las puertas del patio56 240
cierres con llave y rápido las asegures con una cadena».
Así diciendo, entró en casa buena para habitar,
y se sentó en la silla de la que se había levantado57;
y entraron luego los dos servidores del divino Odiseo.

EURÍMACO ESTÁ EN POSESIÓN DEL ARCO (245-310)

Eurímaco ya daba vueltas el arco con las manos, 245


calentándolo por acá y por allá con el brillo del fuego, pero ni aun así
podía tensarlo y se afligía mucho en su esforzado58 corazón.
Suspiró y dijo su palabra; así habló y llamó por su nombre:
«¡Ay, ay, qué aflicción siento por mí mismo y por todos!
Y no me lamento tanto por la boda, aunque me desconsuela. 250
Hay además muchas aqueas, unas en la misma
Itaca rodeada por el mar y otras en las restantes ciudades59,
sino porque estamos tan frágiles de fuerza comparados
con el divino Odiseo, ya que no podemos tensar
el arco. ¡Una vergüenza cuando lo sepan los que vendrán!» 255
Le contestó a su vez Antínoo, hijo de Eupites:
«Eurímaco, no va a ser así y tú mismo lo sabes60.

privado de las mujeres. Odiseo quiere bloquear este espacio femenino, para que las mujeres puedan
mantenerse fuera de la lucha y también para que los pretendientes, que no saben que las puertas están
cerradas (22, 76 y 91) no puedan escapar por ese lugar.
55
Se hace mención a otra puerta –diferente a las de v. 236– entre los cuartos de las mujeres y el patio. Se
entiende esta no debe estar cerrada, pero las mujeres no deben salir por ella aunque estén asustadas por
el sonido de la contienda. Filetio debe bloquear (vv. 240-241) la salida del patio al exterior del palacio.
56
Estas «puertas del patio» deben bloquear la salida al exterior tanto si la lucha tiene lugar en el mégaron
como si se extiende al patio (véase v. 389). El mecanismo para cerrar esta puerta es diferente del
descripto en vv. 6 y 47, pero es el mismo de vv. 388-390: Filetio va a cerrar las puertas desde adentro y
atarlas rápido con lo primero que encuentra.
57
El hexámetro se repite completo en v. 392. «Silla» traduce díphros, que es en realidad un taburete sin
respaldo y con cuatro patas. Es un asiento de uso común: en un díphros se sienta el trinchador que reparte
la carne en el banquete (17, 330-332) y es donde se va a sentar Odiseo en la cabaña de Dolio (24, 408).
También se usa el término díphros para «carro» (véase 3, 481 y nota).
58
«Esforzado» traduce kydálimos, que es en verdad noble o glorioso; aquí parece excesivo adjudicar ese
adjetivo al corazón de Eurímaco, pues es un epíteto que se aplica a Menelao en el canto 4 (vv. 2, 16, 23,
46 y 217), en el canto 15 (vv. 5 y 141) y en Ilíada (4, 100 y 177; 7, 392; 13, 591, 601 y 606; 17, 69).
59
Los vv. 251-252 muestran a Eurímaco resignado a buscar otra esposa que no sea Penélope, repitiendo
una idea similar a la que había aconsejado Liodes en vv. 160-161.
60
El parlamento de Antinoo (vv. 257-268) incluye una propuesta que parece haber sido interpolada (vv.
257-262). Llama la atención que ninguno de los otros pretendientes haya pensado antes en que debían
participar del festival de Apolo. Antinoo mismo había ordenado a Melantio untar el arco con grasa para
que fuera más fácil tensarlo (vv. 176-180), pero ahora propone suspender el certamen y continuar al día
siguiente. Mediante una apropiada ironía poética el pretendiente usa como excusa a un dios del que no
recibirá nada más que daño. Ya se había anunciado el festival en 20, 156, cuando Euriclea dijo que los
pretendientes regresarían para la ocasión; además, los heraldos habían anunciado las hecatombes a Apolo
en 20, 276-278. La idea de rendir homenaje a Apolo es compatible con algunas observaciones posteriores
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

Ahora se celebra en el pueblo la celebración del dios,


es sagrada ¿quién podría tensar el arco? Tranquilos
dejémoslo. Las hachas de doble filo también podemos, a todas, 260
dejarlas ahí, pues no creo que se las lleve nadie
que venga al mégaron de Odiseo Laertíada.
¡Vamos!, que el escanciador comience a servir en las copas61
para que hechas las libaciones, dejemos reposar el combado arco62.
Ordenen que al amanecer Melantio, pastor de cabras, 265
traiga esas cabras, las más sobresalientes de todos los rebaños,
para que, después de ofrecer los muslos a Apolo Arquero
probemos de nuevo el arco y terminemos el certamen de una vez63».
Así dijo Antínoo, y a los demás les agradó su palabra.
Los heraldos derramaron agua sobre las manos, 270
los jóvenes coronaron de bebida las crateras
y la repartieron a todos, después de una primera ofrenda, en las copas
Y luego de hacer la libación, bebieron cuanto quiso su ánimo.
Entonces dijo meditando engaños el muy astuto Odiseo:
«Escúchenme, pretendientes de la ilustre reina, 275
para que diga lo que el corazón me dicta en el pecho.
A Eurímaco principalmente y a Antínoo, semejante a un dios,
les suplico, puesto que ha pronunciado ese conveniente consejo:
dejar ahora el arco y volver a confiar en las divinidades,
que al amanecer un dios dará fuerza a quien él quiere. 280
Pero ¡vamos!, dénme el pulimentado arco para que pueda
mi fuerza y mis brazos poner a prueba, para ver si todavía
tengo la energía que solía tener en mis flexibles miembros64,
o me lo han arruinado la vida vagabunda y la falta de cuidados».
Así dijo. Todos ellos se indignaron de enorme manera 285
Temerosos de que lograra tensar el pulido arco65.
Antínoo lo interpeló y llamó por su nombre:
«¡Ah, despreciable extranjero, no tienes ni un poquito de cabeza!
¿No disfrutas acaso de manera pacífica con nosotros los nobles

de Odiseo (21, 280; 22, 7) y Penélope (21, 338), pues será Apolo quien conceda la victoria al ganador y el
dios del augurio de 15, 525-526.
61
El hexámetro repite 18, 418. «Copa» traduce dépas, es el tipo de recipiente para beber más frecuente en
Homero; véase 3, 63 y nota; 7, 137; 8, 89; 18, 121; 20, 261; e Ilíada 1, 471; 4, 3; 6, 220; 9, 176; 15, 86;
24, 101, etc.
62
Los vv. 263-273 constituyen una escena típica de libación colectiva (véase nota a 3, 334). La sucesión
de acciones es la siguiente: 1.- propuesta de hacer una libación (v. 263); 2.- asentimiento (v. 269b); 3.-
preparativos (vv. 270-272; 4.- libación y fórmula conclusiva (v. 273). Los vv. 270-272 repiten 3, 338-
340, y el v. 273 es casi idéntico a 3, 342.
63
El v. 268 repite el v. 180; y el v. 269, el v. 143.
64
Compárense estas palabras engañosas de Odiseo-mendigo con 18, 51-57. Los pretendientes no pueden
imaginar que un débil vagabundo pueda tensar el arco y mucho menos pretender a Penélope, pero quizá
Odiseo mismo esté en duda sobre sus capacidades actuales; recordemos cómo en 8, 230-233 se había
manifestado preocupado por su pérdida de vigor para correr. Véase cómo finalmente inspecciona –
también con preocupación– el arco, en 394-395.
65
Los pretendientes no disimulan el temor de que el mendigo tenga éxito. No olvidan el incidente con Iro
(18, 1-158) y el desafío a Eurímaco en esa ocasión (18, 366-386 Como Odiseo había previsto (v. 233),
Antinoo (en vv. 288-310) y Eurímaco (en vv 321-329) se oponen a que tense el arco. Solo gracias a las
intervenciones de Penélope (vv. 312-319 y 331-342) y Telémaco (vv. 344-353) el arco llegará finalmente
a manos de Odiseo.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

en sentarte a la mesa y no privarte del banquete, e incluso escuchar 290


nuestras palabras y la conversación? Ningún otro
escucha nuestros dichos si es extranjero o mendigo.
»El vino te trastorna, dulce como la miel, como a otros
te daña, como al que lo toma con avidez y no lo bebe con tino66.
»El vino también al ilustre centauro Euritión, muy famoso67, 295
enloqueció, en el palacio de Pirítoo, de gran corazón,
cuando fue a visitar a los lapitas. Porque enajenó su mente con el vino,
enloquecido, cometió tropelías en la casa de Pirítoo.
»Pero la ira se apoderó de los héroes y a través del pórtico, afuera,
lo empezaron a arrastrar; las orejas con cruel bronce, 300
y la nariz, le cortaron, Y él, dañado en su mente,
se marchó arrastrando la perdición por su ánimo desenfrenado.
A partir de allí empezó la disputa entre hombres y centauros,
y aquel fue el primero que sufrió el mal, por haberse emborrachado.
»Así también a ti te anuncio una gran desgracia si el arco 305
logras tensar, pues no encontrarás a cambio amabilidad
en nuestro pueblo, y rápido en una negra nave
al rey Equeto, dañino para todos los mortales68,
te enviaremos. De eso nadie te salvará. Así que en paz
sigue bebiendo y no compitas con hombres más jóvenes». 310

DISCUSIÓN SOBRE SI EL MENDIGO PUEDE TENSAR EL ARCO (311-353)

A él, a su vez, le contestó la muy prudente Penélope69:

66
Véase 18, 331 y 391 cuando Melanto primero y Eurímaco después le dicen a Odiseo que el vino le
«aprisiona la mente».
67
La historia enmarcada del centauro Euritión (vv. 295-304) corresponde al mito de la contienda entre
centauros y lapitas que se narra en Ilíada 1, 260-273 y 2, 743-746, que termina con la derrota de los
primeros. Como oficia de paradigma ejemplificador, la historia no se cuenta completa. Euritión «cometió
tropelías» que fueron nada menos que querer violar a la novia de Pirítoo –Hipodamia– el día de su boda
(Ovidio, Metamorfosis 12, 210-458), lo que ocasionó una batalla mortal de lapitas contra los centauros.
Es el único lugar en que se menciona que le cortaron a Euritión las orejas y la nariz.
68
Antinoo mismo y el resto de los pretendientes ya han hablado de Equeto, en 18, 83-7 (véase nota a v.
85) y 18, 115-116, que probablemente fue tirano en Epiro, aunque su nombre parece más bien una
reminiscencia de algún demonio subterráneo (véase Apolodoro 4, 1092-1095, quien narra que había
atravesado con alfileres los ojos de su propia hija y mutilado a su amante cuando se enteró de que habían
tenido relaciones). En el canto 18, Antinoo había amenazado a Iro (18, 85 y 116 son iguales al v. 308; el
final de 18, 86 es igual al del v. 300) con el mismo espantoso castigo, que en realidad más adelante
Odiseo va a aplicar a Melanto (22, 473-474).
69
El pasaje que abarca los vv. 311-353 ha provocado no pocas discusiones (cfr. las opiniones recopiladas
por Joseph RUSSO en A Commentary on Homer's Odyssey: Books XVII-XXIV de RUSSO, FERNÁNDEZ-
GALIANO & HEUBECK (1992: 183-184). Penélope interviene (vv. 311-319 y 321) para reprender a
Antinoo por el maltrato al huésped y descartando por completo que el mendigo pueda estar pensando en
llevársela como esposa. Le responde Eurímaco con un argumento un tanto extraño (vv. 321-329),
Penélope insiste en que le den el arco al extranjero y le promete regalos si lo tensa (vv. 336-342) y
Telémaco responde de modo inesperado y humilla abiertamente a su madre (vv. 343-353). Se podría
pensar en dos versiones épicas diferentes ensambladas: una, en la que el reconocimiento de Odiseo por
Penélope se produce después de la muerte de los pretendientes (en 23, 1-296, con la interpolación tardía
de vv. 96-165) y, otra, en la que el reconocimiento habría tenido lugar antes, durante el baño de pies de
19, 53 ss. En este caso, 18, 158-305 sucedería después del canto 19 y sería parte de un plan ingenioso del
héroe y su esposa. Esta segunda opción explicaría las palabras de Anfimedonte en el Hades (24, 167-169)
quien afirma que la prueba del arco fue todo un astuto plan sugerido por Odiseo a Penélope. En el caso de
saber ya Penélope que está frente a su esposo, el episodio estaría cargado de ironía dramática, pues
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

«Antínoo, no es bello ni justo maltratar


a los huéspedes de Telémaco, quienquiera llegue a esta casa.
¿Crees acaso que si el extranjero, el gran arco de Odiseo
pudiera tensar confiando en sus brazos y en su fuerza, 315
a su casa me llevaría y me haría su esposa?
Ni siquiera él mismo en su pecho lo espera.
Que nadie por causa de éste con el corazón acongojado
esté en este banquete, pues no es ni lo parece».
A ella a su vez Eurímaco, hijo de Pólibo, le replicó70: 320
«Hija de Icario, muy prudente Penélope,
no creemos que este te vaya a llevar, no lo parece,
pero nos avergüenza la habladuría de hombres y mujeres,
que alguien alguna vez, el peor de los aqueos, pueda decir71:
“¡hombres muy inferiores de un hombre noble la esposa 325
pretenden, y ni siquiera pueden tensar su arco bien pulido,
En cambio otro cualquiera, un mendigo que llegó vagabundo
con facilidad tensó el arco y y atravesó de los hierros!”.
Así hablarán y eso será una vergüenza para nosotros».
Y a él se dirigió de nuevo la muy prudente Penélope: 330
«Eurímaco, no es posible que buena fama en el pueblo
tengan quienes deshonran y devoran la casa
de un varón excelente. ¿Por qué toman eso como un deshonor?
Ese extranjero es muy alto y corpulento,
y de un padre de noble linaje, se jacta de ser vástago72. 335
Así que ¡vamos! que le den el arco bien pulido y decidamos73.
Pero voy a augurar algo que se va a cumplir.
Si lo llega a tensar, y le concede su ruego Apolo74,
lo vestiré con un manto y una túnica, hermosas vestiduras75,
y le daré una aguda jabalina, protección contra perros y hombres, 340
y una espada de doble filo76. Y también le daré sandalias para sus pies

significaría que los tres integrantes de la familia están complotados para que los pretendientes no se
opongan a que el mendigo tome parte en el concurso.
70
En lugar de Antinoo, es Eurímaco quien responde a Penélope, como en 16, 434-447.
71
Los vv. 324-329 constituyen un discurso referido hipotético que demuestra que Eurímaco cree que de
hecho el ‘mendigo’ es superior a los pretendientes; compárese con pensamiento de Menelao, en 4, 333-
346, y de Penélope, en 20, 82.
72
Odiseo había aludido a su noble linaje en 19, 180-181, con una progenie inventada.
73
El comienzo de este hexámetro es idéntico al v. 281 y el final al de v. 112. Seguidamente todos los
versos son repeticiones: el v. 337 es igual a Ilíada 1, 212 y casi idéntico a 16, 440 y 19, 487; el v. 338 es
similar a 9, 317 y a Ilíada 7, 154; el v. 339 es la misma fórmula de 16, 79 y 17, 550 y similar a 14, 341 y
a 15, 338; el v. 340 es igual a 14, 531; el v. 341repite 16, 80; el v. 342 es igual a 16, 81 y recuerda 15,
395.
74
En 20, 276-278 se describe la preparación del festival en honor de Apolo.
75
Lo mismo que se menciona en vv. 339-342 le había prometido Telémaco al mendigo, en 16, 78-81
(véase nota a 16, 79).
76
La espada de doble filo se menciona dos veces en Ilíada (10, 256 y 21, 118). La espada de la edad de
bronce es un arma penetrante, punzante (como la daga, a partir de la cual se desarrolla) y no es muy larga;
nunca tienen una longitud mayor a 90 cm. Esta, de doble filo, corresponde a la edad de hierro, preparada
para cortar por los dos lados de la hoja. Las espadas de hierro tenían la ventaja de poder producirse en
cantidad, por la mayor disponibilidad de materia prima, pero de todos modos, para la metalurgia se
requería de un especialista, así que solo las personas de cierto nivel social podían adquirir estas armas,
mientras que las herramientas cotidianas seguían fabricándose en el ámbito doméstico de madera o piedra
tallada.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

y lo enviaré adonde su corazón y su ánimo lo ordenen».

PENÉLOPE SE RETIRA Y EUMEO ENTREGA EL ARCO A ODISEO (343-379)

Y a ella le contestó Telémaco con discreción:


«Madre mía, para entregar el arco, ninguno de los aqueos es
mejor que yo. Para dárselo al que yo quiera, o para negárselo 345
no hay en cuantos gobiernan sobre la áspera Itaca77
ni en las islas cercanas a la Élide, criadora de caballos78.
Ninguno de estos me forzaría contra mi voluntad si yo quisiera
de una vez dar este arco al extranjero para que lo tuviera.
Así que marcha a tus aposentos y cuida de tus labores79, 350
el telar y la rueca80, y ordena a las esclavas
que se apliquen al trabajo. La palabra corresponde a los hombres
a todos, y sobre todo a mí, que yo tengo el gobierno de esta casa»81.
Ella, desconcertada, se retiró de nuevo sus aposentos,
pues la palabra discreta de su hijo puso en su corazón. 355
Subió al piso de arriba con las siervas mujeres
y se echó a llorar por Odiseo, su querido esposo, hasta que un sueño,
dulce, sobre sus párpados vertió Atenea de ojos de lechuza82.
Entonces tomó el curvado arco el divino porquerizo y se lo llevaba83,
cuando los pretendientes todos empezaron alborotar en el palacio; 360
y uno de los jóvenes arrogantes decía así84:
«¿Adónde llevas el curvado arco, miserable porquerizo,
vagabundo? Pronto, entre tus cerdos, los perros veloces te van a comer
lejos de los humanos, los que tú alimentas, si Apolo
y los demás dioses inmortales nos son propicios». 365
Así decían, y el que lo llevaba lo dejó en el mismo sitio,

77
Telémaco se refiere aquí a los que gobiernan Itaca (el v. 346 repite 1, 247 y 16, 124; el v. 347 es similar
a 1, 245 y 16, 122), que son diferentes a los que rigen las islas próximas a la Élide, situada en el oeste de
la Grecia continental (actualmente su capital es Pirgos). Nuevamente se plantea el problema de las islas
cercanas. El catálogo de las naves de Ilíada 2, 625-637 menciona tropas de Duliquio y Equina “situadas al
otro lado del mar, frente a la Élide”, cuyo líder es Meges, en contraste con las tropas de Odiseo, señor de
los cefalenios que gobiernan en Itaca, Zacinto y Samos. En 1, 246 (véase nota); 9, 24 y 16, 123 hemos
oído nombrar las cercanas «Duliquio, Same y la boscosa Zacinto».
78
La «divina» Élide es la tierra de Itimoneo, a quien mató Néstor (Ilíada 11, 673), hijo de Hipéroco, al
que ultimó Odiseo (Ilíada 11, 335). A pesar de haber sido aliada de los troyanos, las relaciones de Itaca
con Élide continúan, pues se la menciona en Odisea en varias ocasiones (véase 4, 635; 13, 275 y nota; 15,
298 y 24, 431).
79
Véase nota a 1, 356. En tres lugares homéricos se repite la fórmula de 350-353: en 1, 356-359 y en
Ilíada 6, 490-493 son las palabras de Héctor a Andrómaca antes de marcharse a la batalla.
80
Véase nota a 1, 357, sobre estas labores y las mujeres que las realizan.
81
Cabe preguntarse si en ausencia de Odiseo es Penélope o Telémaco quien decide el destino de Itaca, o
qué poderes masculinos ejercen su autoridad a través de Penélope. Cfr. «Three Models of Authority in
the "Odyssey"» de Colleen CHASTON (2002).
82
Es poco verosímil que Penélope se quede dormida en un momento tan culminante, si no fuera por la
intervención directa de Atenea. Va a despertar recién a comienzos del canto 23. En 13, 79-80, Odiseo cae
también en un profundo sueño también inverosímil, preludio necesario para la preciosa escena de vv. 287
ss. cuando despierta y ve a Atenea.
83
Eumeo ejecuta la orden de Odiseo de vv. 234-235. Por la intimidación de los pretendientes (vv. 361-
375) la acción se retarda y termina de cumplirse en v. 379.
84
El hexámetro es fórmula que leímos en 2, 324; 4, 769; 17, 482; 20, 375.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

Asustado, porque eran muchos quienes lo intimidaban en la sala85.


Pero Telémaco desde el otro lado le dijo entre amenazante:
«Abuelo86, ¡sigue con el arco! ¡no es bueno que obedezcas a todos!
Que no sea yo, por ser más joven, quien te siga al campo 370
arrojándote piedras, pues en fuerza soy el mejor.
¡Ojalá a todos cuantos están en mi casa,
a los pretendientes, en manos y en fuerza fuera superior!
Rápido y violentamente los enviaría de vuelta,
fuera de nuestra casa, pues maquinan maldades». 375
Así dijo y todos dulcemente se reían de él87,
los pretendientes, y cedieron en su terrible cólera
contra Telémaco. El porquerizo cargó el arco por la habitación
y en las manos se lo dio, cuando llegó junto al prudente Odiseo88.

ODISEO VENCE EN EL CERTAMEN (380-434)

Luego llamó aparte a la nodriza Euriclea y le dijo89: 380


«Telémaco te ordena, muy sensata Euriclea,
que cierren las puertas del mégaron encajándolas con firmeza90.
En el caso de que alguna oiga un gemido o un ruido dentro,
de varones dentro de nuestros muros, que a la puerta
no acuda, que se quede en silencio junto a su tarea. 385
Así dijo; a Euriclea se le quedaron sin alas las palabras
y cerró enseguida las puertas del mégaron, agradable para habitar.
En silencio, Filetio salió de la casa y las puertas
cerró enseguida del bien cercado patio91.
Había, bajo el pórtico, el cable de una curvada nave92, 390
hecho de papiro, con eso ató las puertas y regresó.
Se sentó en la silla de la que se había levantado
mirando a Odiseo. Éste ya estaba manipulando el arco,
le daba vueltas por todos lados y lo probaba acá y allá
por si la polilla había comido el cuerno en ausencia de su dueño93. 395

85
El hexámetro señala con agudeza el miedo de un esclavo (véase 17, 322-323).
86
El hipocorístico átta, que traducimos como «abuelo» es usado por Aquiles y Menelao para dirigirse a
Fénix (véase Ilíada 9, 607 y 17, 561). Encabeza un discurso inusualmente grosero de Telémaco hacia
Eumeo, quien sin embargo no se sorprende porque ambos están respondiendo al plan urdido con la
complicidad de Odiseo.
87
Es la última risa genuina y justificada de los pretendientes y de algún modo distiende la tensa atmósfera
del certamen.
88
La tensión crece hasta su punto más elevado cuando Eumeo deja el arco en manos de Odiseo, pero el
narrador dilata la consumación del éxito del héroe con el detalle de las instrucciones que a continuación
dará el porquerizo a Euriclea.
89
El hexámetro repite 19, 15.
90
Véase los vv. 236-239, que aquí se repiten, y nota a v. 236. Obsérvese que Eumeo le dice a Euriclea
que es Telémaco quien dio la orden, aunque que en realidad fue Odiseo; el porquerizo no sabe que
Euriclea ya descubrió la identidad del ‘mendigo'.
91
Véase nota a v. 240.
92
En el patio de un palacio de gente que se dedica a la navegación es muy posible hallar una cuerda de un
barco. La cuerda está hecha de fibra «de papiro» –býblinos–, adjetivo utilizado por Heródoto (7, 25,36; 8,
20; 9, 115,121) para los cables que usaron los persas para los puentes con que cruzaron el Helesponto.
Heródoto menciona el uso del papiro en la fabricación de cuerdas (2, 38), tela para velas (2, 96), zapatos
(2, 37) y para calafatear o sellar (2, 96).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

Y por allí alguno murmuraba al verlo de cerca:


«Es un hombre conocedor y entendido en arcos94.
Quizá también él guarda uno así en su casa
o tiene un gran deseo de fabricarlo, porque en sus manos
lo mueve para acá y para allá el vagabundo conocedor de males». 400
Y otro de los jóvenes arrogantes decía así:
«¡Ojalá consiguiera tanta ventaja este del arco
como cuanta será capaz cuando vaya a tensarlo!95»
Así decían los pretendientes. Entretanto, el muy astuto Odiseo,
después de haber sostenido y mirado por todas partes el gran arco, 405
como cuando un hombre entendido en la lira y el canto
con facilidad tensa la cuerda alrededor de una clavija nueva96,
atando a uno y otro lado la bien retorcida tripa de una oveja,
así sin esfuerzo el gran arco tensó Odiseo
Luego con su mano derecha lo agarró y probó la cuerda 410
y esta resonó bellamente semejante al sonido de una golondrina97.
A los pretendientes les vino una gran angustia y, a todos, el color
Les cambió. Zeus retumbó fuerte revelando una señal98.
Y se llenó entonces de alegría el sufridor, el divino Odiseo
porque le mandó un augurio el hijo de Crono, de torcidos pensamientos. 415
Y tomó una aguda flecha que estaba sobre la mesa,
desnuda. Las demás dentro del cóncavo carcaj
yacían, las que pronto iban a probar los aqueos.
Lo acomodó en el ángulo, atrajo hacia sí el nervio en sus ranuras,
y desde allí, desde su silla, sentado, disparó la flecha 420
apuntando al frente y no erró ninguna de las hachas,
desde el primer agujero las traspasó, y salió por el último
la flecha de pesado bronce99. Y entonces dijo Telémaco:
93
«Gusano» traduce îpes (que podría ser también «polilla») y «cuerno» traduce kéra, aquí en acusativo,
único lugar en que aparece en Odisea (en nominativo plural, en Ilíada 4, 109 y 19, 211). La aparición
conjunta de estos dos términos poco frecuentes en Homero ha causado problemas en la transmisión y en
la traducción; no sabemos qué tipo de gusano puede atacar el cuerno –ni dónde tiene cuerno el arco– pero
eso es lo que dice el verso.
94
El parlamento de vv. 393-404 es doblemente irónico: que se le adjudique al falso mendigo la pericia de
un conocedor de un arma heroica y suposición de que tiene uno así «en su casa», como efectivamente lo
tiene. Cfr. Ironie in de Odyssee de Annie DEKKER (1965: 268-270) y A Narratological Commentary on
the Odyssey de Irene DE JONG (2001: 521).
95
Véase nota a 9, 525.
96
La función principal del bello símil de vv. 406-409 es, como es obvio, en primer lugar, señalar la
facilidad con el cual Odiseo tensa el arco y ha sido vastamente comentado por los críticos. Cfr. «At Home
and Abroad: Aspects of the Structure of the Odyssey» de Richard B. RUTHERFORD (1985: 143); Similes in
the Homeric Poems de Carroll MOULTON (1977: 152); Disguise and Recognition in the Odyssey de
Sheila MURNAGHAN (1987: 124); The Stranger’s Welcome. Oral Theory and the Aesthetics of the
Homeric Hospitality Scene de Steve REECE (1993: 173-179). Otra función no menos importante es
comparar a Odiseo con un aedo, un bardo que de manera particular va a interpretar su canción en el
banquete de los pretendientes (véase vv. 429-430). No olvidemos tampoco la relación de la lira con el
dios Apolo, evocado tan a menudo en este día.
97
La golondrina y sus hábitos migratorios eran ampliamente conocidos en la Antigüedad, cuyos poetas
usaban con frecuencia el ave con fines poéticos. Cfr. la nota a este hexámetro, «Odyssey 21. 411: The
Swallow's Call» de Luis A. Losada (1985).
98
Zeus demuestra una vez más que va a favorecer a Odiseo (véase 20, 103-121), esta vez de manera
espontánea. El trueno de Zeus anuncia la victoria, como ocurre a menudo en Ilíada (véase 8, 170-171; 11,
45-46; 15, 377-378; 17, 595-596), por eso Odiseo se alegra y el lector ya no tiene duda de que se cumplirá
la venganza contra los pretendientes.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

«Telémaco, este huésped en tu palacio no te avergüenza


aquí sentado, no ha errado el blanco ni con el arco 425
sintió fatiga al tensarlos. Aún está en pie mi coraje,
y no soy como los pretendientes me calumnian con sus insultos.
Ahora es tiempo de que preparen la cena para los aqueos
mientras haya luz y que luego la disfruten a fondo,
con el canto y la lira, que son el complemento de un banquete». 430
Así dijo y le hizo una señal con las cejas100. Se ciñó la aguda espada
Telémaco, el hijo del divino Odiseo,
y empuñó en su mano la lanza y cerca de él
junto a su sillón, se colocó, armado de reluciente bronce.

99
El éxito del certero disparo del arco de Odiseo es una reminiscencia de las escenas épicas en Troya (el
hexámetro abre como Ilíada 15, 495). El adjetivo «de pasado bronce», que traduce chalkobarés, se aplica
a una lanza en 11, 532 y 22, 259 y 276 e Ilíada 22, 328, y a un casco en Ilíada 11, 96.
100
Por fin Telémaco recibe la señal que ha estado esperando con impaciencia desde 20, 385-386.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

La venganza1

ODISEO SE DA A CONOCER A LOS PRETENDIENTES (1-41)

Entonces se despojó de sus harapos2, el muy astuto Odiseo,


saltó al amplio umbral3 con el arco y el carcaj
lleno de flechas, desparramó los veloces dardos
ante sus pies y dijo a los pretendientes:
«Este accidentado certamen ya está cumplido4. 5
ahora hay otro blanco –al que ningún hombre se lanzó–
a ver si lo alcanzo y Apolo atiende mi petición».
Así dijo, y apuntó la amarga flecha contra Antínoo.
En ese momento iba a levantar este una bella copa,
de oro de doble asa, la sostenía con las manos 10
para beber el vino. La muerte en su ánimo
no lo tenía preocupado. ¿Quién creería que, entre tantos convidados,
uno en la multitud, por muy fuerte que fuera,
iba a ocasionarle una funesta muerte y un negro destino5?
Pero Odiseo le apuntó a la garganta y le disparó una flecha; 15
derecho, de frente, por el blando cuello le entró la punta6,

1
El canto 22 continúa la narración del muy largo día cuarenta de la acción: trata de la consumación de la
venganza de Odiseo contra los pretendientes de su esposa. Tiene el nombre técnico de mnesterophonía
(mnestér –pretendiente– más phónos –muerte–). El núcleo original de Odisea pudo haber relatado un
desenlace mucho más simple que el intrincado arribo del héroe disfrazado de mendigo y las vicisitudes
vinculadas a todas las decisiones tomadas con la complicidad de Atenea. El relato primario podría haber
sido simplemente la matanza de los pretendientes en el mégaron. Si así fue, este canto 22 es anterior en su
elaboración al canto 21. Cfr. la «Introduction» Joseph RUSSO al canto 22 en A Commentary on Homer's
Odyssey: Books XVII-XXIV de RUSSO, FERNÁNDEZ-GALIANO & HEUBECK (1992: 207-217). El canto se
divide en tres grandes partes: 1.- la revelación de Odiseo de su identidad y la muerte de Eurímaco y
Anfínomo (vv. 1-98); 2.- la batalla en la que el resto de los pretendientes son asesinados (vv. 99-389); 3.- la
ejecución de los siervos infieles y la limpieza del palacio (vv. 390-501). El orden de las muertes es el
inverso al orden en que los participantes del certamen intentaron tensar el arco; véase nota a 21, 125.
2
La denominación de los vestidos de Odiseo desde 13, 434 en adelante va a ser «harapo/s», previstos como
disfraz por Atenea en 13, 399. En 14, 342 se usó el término en el marco de la extensa historia falsa. Aquí
Odiseo se quita los harapos para poder luchar con comodidad y no se vuelve a vestir hasta que en vv. 486-
489 Euriclea le ofrece ponerse ropas más decentes.
3
«Umbral» traduce oudós, y es el lugar en el que Odiseo va a estar situado de aquí en adelante durante gran
parte de la acción; separa el lugar del banquete del patio (1, 104), es el mejor modo de impedir que los
pretendientes escapen del mégaron (véase vv. 71 y 76). Es un umbral «de piedra» (17, 30; 20, 258) o de
«madera de fresno» (véase 17, 339 y nota), allí se había sentado como mendigo (véase 10, 62 y nota; 17,
466 y nota; 18, 17 y 110). Hay otros umbrales en el palacio: el «umbral de roble» cruzado por Penélope
(21, 43) y por Melantio (v. 182) para entrar a buscar las armas y otro «umbral» que separa los aposentos de
la reina y sus esclavas (4, 680 y 718; 17, 575; 20, 128; 23, 88).
4
Odiseo todavía no se revela a los pretendientes de manera abierta sino en términos velados y con
metáforas irónicas, el «certamen decisivo para los pretendientes» (palabras en boca de Antinoo en 21, 91)
ha terminado.
5
Otros ejemplos de preguntas retóricas en Odisea: 3, 113-114 y 216 224; 4, 443, 703 y 710; 5, 100-101; 8,
208; 10, 383-385 y 573-374, siempre en discurso directo y no en boca del narrador como en este caso.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

se desplomó hacia atrás y la copa se le cayó de la mano,


herido, al instante brotó de su nariz un chorro denso
de sangre humana. De manera violenta apartó de sí la mesa
golpeándola con el pie, la comida cayó al suelo 20
y se arruinó el pan y la carne asada. Lanzaban alaridos
los pretendientes por la casa, al ver caer a su compañero,
de sus asientos se levantaron y se lanzaron por la sala
y buscaban en todo su alrededor en los bien construidos muros,
pero no había en ellas un escudo7 o una poderosa lanza para agarrar8. 25
E insultaban a Odiseo con enfurecidas palabras:
«Forastero, por tu mal has disparado el arco; ya no más certámenes
tendrás que afrontar, pues te espera la escarpada muerte.
Ahora has asesinado a un hombre que era el mejor
entre los jóvenes de Ítaca; te van a comer los buitres aquí mismo». 30
Así cada uno iba diciendo, porque en verdad creían que sin querer
había matado al hombre9; los necios no se daban cuenta
de que también sobre todos ellos colgaba el lazo de la muerte10.
Con una torva mirada les dijo el muy astuto Odiseo11:
«¡Ah, perros12! No esperaban que yo iba a regresar a mi casa 35
desde el país de los troyanos, así que despojaban mi vivienda
y se acostaban por la fuerza con mis siervas en el palacio,
y aunque estoy vivo, pretendían a mi mujer13,
sin temor de los dioses que dominan el ancho cielo14

6
Entre el momento en que Odiseo apuntó su flecha contra Antinoo (v. 8) y este lugar en que lo mata hay
nueve hexámetros, el narrador dilata los tiempos del relato. La pregunta retórica (vv. 12-14), no exenta de
ironía, también demora la acción.
7
Es la primera vez que entre las armas se menciona un aspís –término genérico para escudo– (en 19, 4,
Odiseo dijo «armas de guerra» y en 16, 296 designa con el plural boágria a los dos escudos), necesario para
protegerse contra las flechas del enfurecido extranjero. En vv. 74-75, Eurímaco va a ordenar que usen las
tablas de las mesas para ese propósito.
8
Atenea aconsejó el ocultamiento de las armas que estaban en el mégaron (19, 4-13), Telémaco le dijo a
Euriclea que entretuviera a las mujeres (19, 16-20) y así en efecto Odiseo y su hijo pudieron esconderlas
(19, 31-34). Los pretendientes van a acceder a estas armas gracias a los oficios de Melantio (vv. 139-149).
9
Los vv. 27-30 expresaron un discurso colectivo. Creen los pretendientes que la sorpresiva muerte de
Antinoo (vv. 15-21), ha sido un accidente, aún no se dan cuenta que el extranjero es Odiseo (vv. 21-32a).
El narrador señala aquí de modo explícito el error en que están sumidos. Véase que ante la revelación de
vv. 34-41, Eurímaco todavía reacciona con escepticismo (v. 45).
10
«Lazo» traduce peîrar que es en sentido literal el extremo de una cuerda o soga y tiene aquí el sentido
metafórico de fin o consumación. La fórmula «el lazo de la muerte» se repite en v. 41 y proviene de Ilíada
6, 143; 7, 402; 12, 79 y 20, 409.
11
El hexámetro, que en 19, 70 describe la mirada de Odiseo a la infiel Melanto, se va a repetir en vv. 60 y
320.
12
Con el epíteto «¡perro!» increpa Aquileo a Héctor en Ilíada 20, 449 y 22, 343. También aparece el
insulto en boca de Diomedes en Ilíada 11, 362.
13
La mayoría de los manuscritos invierten el orden vv. 37-38, probablemente porque en un momento se
omitió el v. 37, atetizado por varios eruditos. Cuando se insertó de nuevo pareció más lógico ubicar a la
esposa después de las sirvientas. en un orden ascendente de crímenes: 1.- devorar los bienes, 2.- dormir con
las esclavas, 3.- cortejar a la mujer mientras él estaba vivo.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

ni de la posible venganza futura de los hombres. 40


Ahora sobre todos ustedes cuelga el lazo de la muerte15».

MUEREN EURÍMACO Y ANFÍNOMO (42-98)

Así dijo y se apoderó de todos el pálido terror16


y cada uno atisbaba por dónde escapar de la abrupta muerte.
Eurímaco fue el único que contestó diciendo:
«Si de verdad eres Odiseo de Itaca que has vuelto17, 45
dices cosas en la que tienes razón, cuantas cometieron los aqueos,
muchas imprudentes, en el palacio y muchas en el campo.
Pero ya ha caído este, que es el causante de todas las iniquidades,
Antínoo; fue él quien concibió tales acciones,
no tanto por intentar la boda ni por tener necesidades 50
como por concebir otras ideas que el Cronida no llevó a cabo:
reinar sobre el pueblo de la bien construida Itaca
él mismo, y tratar además de asesinar a tu hijo en una emboscada.
Pero ahora está muerto, en castigo, tú perdona a tu gente
que nosotros, para compensarte18, por la región, 55
cuanto hemos comido y bebido en el palacio
haciendo una estimación en veinte bueyes cada uno por separado,
y en bronce y oro, te lo daremos, hasta que tu corazón
se satisfaga; hasta entonces no se te puede reprochar que estés enojado19».
Con una torva mirada les dijo el muy astuto Odiseo 60
«Eurímaco, aun si me dieran todos los bienes familiares
Cuantos bienes ahora poseen y si añadieran de otros lados,
no pondría reparos a mis brazos por el impulso de matar
hasta que todos los pretendientes paguen por su insolencia.
Ahora solo les queda luchar conmigo 65
o escapar, si alguno puede evitar la muerte o las Keres,

14
Al igual que Eumeo (14, 81-92) y Filetio (20, 215), Odiseo describe como impío el comportamiento de
los pretendientes.
15
Véase nota a v. 33. La revelación de Odiseo pone fin a una serie de interpretaciones erróneas por parte de
los pretendientes de las acciones del héroe: en 21, 287-310 Antinoo lo llama borracho cuando pide
participar en el certamen y en 21, 396-400 piensan que es un entendido o un ladrón cuando inspecciona el
arco.
16
La fórmula, que alude en realidad a un terror «verde» –chlorón–, aparece nueve veces en Homero,
siempre en la misma posición del verso y con un verbo de similar significado–tomar, agarrar– en diversas
formas (véase 11, 43 y 633; 12, 243; 24, 450 y 533 e Ilíada 7, 479; 8, 77; 17, 67).
17
Véase el contraste entre los argumentos individualistas de Eurímaco de vv. 45-59 y el discurso colectivo
de vv. 27-30.
18
Véase el ofrecimiento de regalos a Odiseo en compensación por haber sido afrentado, aunque en
situación muy distinta, cuando en 8, 396-405 Euríalo en la isla de los feacios debe agregar otros dones a los
propios de la hospitalidad por haber ofendido al héroe con sus palabras.
19
Eurímaco utilizó por última vez más su capacidad oratoria y su talento de negociador: ha echado la
responsabilidad de los desmanes sobre Antinoo y ofrecido una compensación, cuando han sido frecuentes
las quejas tanto de Telémaco y Penélope como de Eumeo en relación con que los pretendientes devoraban
los bienes sin pensar en resarcimiento alguno (1, 160 y 337; 2, 142; 14, 377 y 417; 18; 280).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

pero creo que nadie podrá huir del súbito destino20».


Así habló, y a ellos les temblaron las rodillas y el corazón.
Entre todos Eurímaco tomó la palabra por segunda vez21:
«Amigos, no contendrá este hombre sus manos irreprimibles, 70
sino que, cuando haya tomado el pulido arco y el carcaj
seguirá disparando desde el pulido umbral hasta a todos
aniquilarnos. Pensemos en el combate;
Desenvainen las espadas y cúbranse con las mesas
de sus flechas mortíferas. Mantengámonos todos contra él 75
unidos, a ver si lo logramos echarlo más allá del umbral y las puertas,
vayamos por la ciudad y que nuestro grito se eleve con prontitud.
Podría ser ahora la última vez que este hombre manejara el arco».
Después de hablar de este modo, sacó la aguda espada22,
de bronce, afilada en las dos hojas, y saltó sobre él, 80
gritando con un sonido horrible. Al mismo tiempo el divino Odiseo
le disparó una flecha, la tiró a su pecho, junto a la tetilla,
y en el hígado se le incrustó el veloz dardo. De su mano
rodó la espada al suelo, se desparramó sobre la mesa
y se desplomó doblándose en dos; la comida cayó al suelo 85
y el vaso de doble copa. Golpeó la tierra con su frente,
con el ánimo destrozado; la silla con ambos pies
sacudía a patadas; sobre sus ojos se abatió la niebla23.
Anfínomo dirigió la vista hacia el ilustre Odiseo,
avanzó de frente y desenvainó la aguda espada 90
por si podía correrlo de la puerta, pero se le adelantó
Telémaco y por detrás le arrojó la lanza de bronce
en medio de los hombros y le atravesó el pecho24.
Retumbó cuando cayó y dio en el suelo con toda la cara.

20
El discurso de Odiseo de vv. 60-66 responde a la construcción de un desafío típico antes de un duelo.
Véase Ilíada 22, 260-72, cuando Aquileo reta a Héctor, y, en 5, 632-646, las palabras de Tlepólemo a
Sarpedón. Aquí, primero hay rechazo de la hiperbólica compensación («aun si me dieran…») y luego la
opción de «luchar o escapar». Cfr. The Language of Heroes. Speech and Performance in the Iliad de
Richard P. MARTIN (1989: 69-77).
21
Ante la inevitable confrontación, Eurímaco, en vv. 69-78, se vuelve a sus compañeros con una
exhortación para darles ánimos en una parodia de escena heroica. Véanse ejemplos de arengas de un héroe
ante situaciones desesperadas: en 10, 174-177 (Odiseo incita a sus marineros a la cacería del ciervo); en 12,
206-221 (antes de pasar entre Escila y Caribdis); y en Ilíada 15, 485-500 y 501-514, Héctor anima con
ímpetu a los troyanos y a los licios.
22
«Espada» traduce phásganon (término poético), en este momento la única arma con que cuentan los
pretendientes; el v. 79 repite Ilíada 22, 306. Es extraño que Eurímaco salte para atacar después de que él
mismo sugirió refugiarse detrás de las mesas (v. 74).
23
La muerte de Eurímaco ha sido construida con crudo realismo: el joven estaba en medio de un salto en el
aire cuando fue alcanzado por la flecha, cayó de bruces sobre la mesa que a su vez se volcó, sonó la cabeza
del joven contra el piso y con las piernas volteó la silla en un estertor agónico. El final de v. 85 repite el de
v. 20.
24
El v. 93 repite Ilíada 5, 41 y 57; 8, 259; 11, 448. Después de las dos muertes logradas por el arco por
Odiseo, Telémaco ultima a un tercer pretendiente con su lanza. El joven ya no está de pie junto a su padre
como en 21, 433 (véase v. 99), sino que posiblemente ha vuelto a ubicarse cerca del asiento en que estaba
antes (véase 21, 139). La muerte de Anfínomo había sido anticipada en 18, 153-156.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

Telémaco se retiró pero dejó su lanza de larga sombra 95


allí, en el cuerpo de Anfínomo25, porque temía que alguno de los aqueos
mientras estaba arrancando la lanza de larga sombra
le clavara la espada o lo hiriera cuando estuviera agachado.

SACAN LAS ARMAS DEL ESCONDITE (vv. 99-149)

Echó a correr y llegó enseguida adonde estaba su padre26


y poniéndose a su lado, le dirigió aladas palabras: 100
«Padre, enseguida voy a alcanzarte una adarga27 y dos lanzas
y un casco todo de bronce que se ajuste a los costados de tu cabeza.
Yo mismo voy a ponerme otro y daré otro al porquerizo
y al boyero, pues es mejor estar guarnecidos28».
Y respondiéndole dijo el muy astuto Odiseo: 105
«Corre a traerlos mientras pueda contenerlos con las flechas,
no sea que me saquen de la puerta cuando me quede solo».
Así habló, y Telémaco obedeció a su querido padre29.
Fue a la cámara30 donde estaban guardadas sus famosas armas
y tomó de allí dentro cuatro escudos, ocho lanzas 110
y cuatro cascos de bronce con penachos de crin de caballo31.
Salió con ellos y se puso enseguida al lado de su querido padre.

25
Los guerreros suelen recuperar la lanza del cuerpo de sus víctimas (véase Ilíada 4, 529-530; 5, 620-621;
6, 65; 12, 395). Aquí Telémaco aún no se siente lo suficientemente seguro para hacerlo (en contraste con v.
271) y la pérdida de su lanza conduce naturalmente a la siguiente escena, en la que sugiere que busquen las
armas guardadas.
26
La narración del extenso episodio comprendido en vv. 99-202 adquirirá un ritmo febril, solo comparable
posiblemente a las escenas de 16, 328-412. La orden de Odiseo de custodiar la puerta del lugar donde están
las armas escondidas se resumirá en un hexámetro (v. 129) y la desazón de Odiseo ante los pretendientes
armados también se expresará muy brevemente (vv. 147-149); además sabremos de modo inesperado que
Telémaco fue el culpable de dejar sin cerrojo la puerta (vv. 154-156).
27
«Adarga» traduce sákos (término usado en pl. en v. 110), una clase de escudo, posiblemente hecho de
cuero de cabra, diferente a los escudos de 16, 296 y al aspís de v. 25.
28
Los vv. 103-104, así como vv. 114-115 pueden ser una interpolación con el objeto de incorporar los dos
siervos a la lucha.
29
El hexámetro repite, 19, 14; en la escena en que escondían las armas la expresión es más apropiada; aquí
Telémaco no está en verdad obedeciendo sino tomando la iniciativa.
30
«Cámara» traduce thálamos, término que significa toda habitación con una puerta con cerrojo: puede ser
un dormitorio, como el de Telémaco (1, 425), el de Penélope (4, 718), el de Helena (4, 263) o el de las
esclavas (23, 41); puede ser también una cámara privada donde se guardan bajo llave diversos elementos,
como los tesoros de oro y bronce (2, 337) o las armas (21, 8 y 42).
31
Primera vez que se mencionan este tipo de cascos (vv. 110-111 se repiten en vv. 144-145, cuando
Melantio sube a buscar las armas). Recordemos que, en 16, 281-286a, Odiseo –quien, aunque no había
entrado aún a la casa, estaba al tanto de la situación en el interior del palacio– le dijo a Telémaco que
cuando le hiciera una señal, llevara las armas a la cámara del piso alto (16, 285), pero para ellos dos dejara
a mano dos espadas, dos lanzas y dos escudos (16, 295-296). Odiseo expresó en estilo directo la excusa que
su hijo debía dar a los pretendientes si estos notaban la ausencia de las armas (16, 286-294). Este plan
suponía que ambos iban a estar en el mégaron con todos los pretendientes. Sin embargo, cuando Odiseo
repite textualmente la excusa a Telémaco, en 19, 5-13, están los dos solos en el mégaron y nada dice sobre
tener cerca las dos espadas, las dos lanzas y los dos escudos. En el v. 25 hemos visto que los muros estaban
desnudos de armas y aquí no se menciona que hayan dejado alguna a mano en la sala.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

Primero de todo alrededor de su cabeza colocó el bronce32,


al tiempo que los dos siervos se colocaron hermosas armaduras,
Se habían parado junto al prudente Odiseo pleno de astucias. 115
Pero mientras tuvo flechas para defenderse,
hasta ese momento, a uno tras otro de los pretendientes en la casa
disparaba, apuntando bien. Ellos caían amontonados33.
Pero cuando le faltaron para disparar las flechas a nuestro soberano,
el arco contra una columna34 del bien construido mégaron 120
dejó reclinado, apoyándolo al muro reluciente,
y sobre los hombros se ajustó un escudo de cuatro capas;
en la robusta cabeza se colocó un casco bien labrado,
–el penacho de crin de caballo terrible en lo alto se agitaba–
y empuñó dos poderosas lanzas coronadas con bronce. 125
Una abertura35 había en la bien construida pared36
bien alta junto al umbral de la sólida estancia
era una salida hacia un pasaje, con batientes bien ajustadas.
Odiseo le había ordenado al divino porquerizo que la custodiara,
quedándose parado junto a ella. Resultaba ser la única salida37. 130
Entonces Agelao tomó la palabra y a todos dirigió su palabra:
«Amigos, ¿no podría alguien subirse por esa abertura,
y le avisara a la gente y diera de inmediato la alarma38?

32
«Bronce» se refiere al casco (véase v. 11).
33
Odiseo mata a un número indeterminado de contendientes y reduce la enorme superioridad numérica de
108 pretendientes (véase 16, 247-251 y nota a v. 246).
34
«Columna» traduce stathmós, que tiene varios significados: en 1, 333 y 21, 64 refiere al pilar central del
mégaron, pero puede ser las jambas o el quicio de la puerta, por ejemplo, del dormitorio de Penélope (4,
838), del almacén donde se guardan las hachas (21, 45), o del almacén donde Odiseo escondió las armas (v.
181). Aquí, si bien es más cómodo traducirlo por «columna», stathmós refiere al quicio de la entrada
principal al mégaron viniendo del patio; en 17, 340 se ha dicho que es de madera de ciprés. En vv. 257-258
y 274-2755 se verá cómo una lanza pega en la puerta mientras la otra golpea el quicio de la puerta. Quizá
Odiseo está dejando el arco del lado de afuera, «junto al muro reluciente» o muy brillante, es decir el muro
blanqueado e iluminado por el sol.
35
«Abertura» traduce orsothyré, pero es muy difícil saber qué clase de abertura del mégaron conduce a un
«pasaje» o pasillo (lauré en el v. 128), pues está «bien alta» y tiene «batientes bien ajustadas», ¿es una
ventana? ¿o es una puerta de servicio? En este último caso debiéramos traducir akrótaton –bien alta– por
«bien atrás». El vocablo vuelve a aparecer en vv. 132 (cuando Agelao sugiere subirse allí y dar voces) y
333 (cerca de Femio, que no sabe cómo escapar).
36
Los vv. 126-202 son una larga digresión sobre la actuación de Melantio en esta refriega. La descripción
topográfica de vv. 126-130 es necesaria para el sentido del pasaje; pero v. 134 es una repetición innecesaria
de v. 78. Nos preguntaremos cómo Melantio sabe cómo y quiénes escondieron las armas en el tálamo (vv.
140-141) y cómo tiene tanta fuerza para acarrear doce armaduras completas, cada una de ellas con escudo,
lanza y casco (vv. 144-145) y por qué dejó solo un casco y un viejo escudo oxidado para su segundo viaje
(vv. 184-185), una incursión que no sirve más que para que Melantio caiga en manos de Eumeo.
37
Esta escena alrededor de la pequeña puerta lateral (la abertura de v. 126), custodiada por Eumeo,
reproduce, en menor escala y con cierta vis cómica, la escena en la puerta del mégaron, custodiada por
Odiseo.
38
Agelao insiste en pedir ayuda afuera (como Eurímaco en v. 77 quiso convocar a la gente de la ciudad).
Los pretendientes no saben que, aunque ese pasaje está abierto –Eumeo pasa a través de él y ahora lo
custodia–, la puerta del patio había sido cerrada por Filetio (véase 21, 391).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

Podría ser ahora la última vez que ese hombre manejara el arco39».
Y le respondió Melantio, el pastor de cabras40: 135
«No es posible, Agelao de linaje divino; está demasiado cerca
de la hermosa puerta del patio41 y es estrecha la boca de ese pasaje;
un solo varón nos podría detener a todos, con solo ser valiente.
Pero ¡vamos!, traeré armas para que estén bien armados,
de la cámara, pues creo que ahí y no en otro sitio, 140
colocaron las armas Odiseo y su ilustre hijo».
Después de decir así subió Melantio, el pastor de cabras,
hasta la cámara de Odiseo, arriba, por una tronera42 del mégaron,
de ahí tomó doce escudos, otras tantas lanzas
e igual número de cascos de bronce con un penacho de crin de caballo. 145
Se desplazó rápido y muy pronto las entregó a los pretendientes.
Entonces sí flaquearon las rodillas y el corazón de Odiseo43,
en cuanto los vio acomodarse las armas y con sus manos las lanzas
largas blandir. Le pareció de pronto demasiado grande la empresa.

DESCUBRIMIENTO Y CASTIGO DE LA TRAICIÓN DE MELANTIO (150-202)

Al punto se dirigió a Telémaco con palabras aladas44: 150


«Telémaco, alguna de las mujeres en el palacio,
nos prepara una batalla funesta; ¡a menos que sea Melantio!».
Y Telémaco a su vez le contestó inspirado:
«Padre, de ese descuido yo mismo –y ningún otro–
he sido culpable. De la cámara, la puerta de hoja bien ajustada 155
y muy bella dejé sin cerrojo45. El espía46 de ellos fue más listo.

39
El hexámetro repite v. 78. Después de la muerte de los dos cabecillas, Eurímaco y Anfínomo, Agelao se
pone el mando hasta que encuentre la muerte en vv. 292-293.
40
El hexámetro repite 17, 247. Melantio, el cabrero hijo de Dolio, entra de nuevo en escena. Es la
contrafigura del fiel Eumeo, del mismo modo que su hermana Melanto es lo opuesto a Euriclea. Había
traído las cabras para el banquete de los pretendientes en 20, 173-175, y lo habíamos dejado en 21, 175-183
calentando una bola de sebo para untar la cuerda del arco y que los pretendientes pudieran tensarlo. Ahora
asume nuevamente el rol de siervo vil y astuto.
41
Se refiere al patio interior o aulé que está dentro el mégaron; véanse notas a 1, 365 y 2, 139.
42
«Tronera» traduce el hápax rox (en el texto, en acusativo plural), término que en A Homeric Dictionary
de Georg Autenrieth se define como un agujero o ventanuco en la pared trasera del mégaron para iluminar
la escalera. Cualquiera sea el significado exacto, se entiende que no es un hueco muy grande, por eso
resulta inexplicable que Melantio pueda transportar tanta cantidad de armas a través de él. Podría pensarse
también en una balaustrada o galería sostenida por las columnas que rodean el hogar en el centro del
mégaron y que por ella se accediera a un altillo donde estuvieran las armas.
43
Odiseo no de percata de que alguien de su caso la ha traicionado hasta que no ve a los pretendientes
investidos con sus propias armas. Aún así, la fórmula (que repite 5, 297 y 406) no es del todo apropiada
para el héroe que enfrenta estas circunstancias, suponemos que tiene el fin de crear suspenso y emoción.
44
Homero dedica 52 hexámetros al episodio de la traición de Melantio, que se estructura del siguiente
modo: 1.- sospechas sobre la identidad del traidor (vv. 150-162a); 2.- confirmación de que se trata de
Melantio (vv. 162b-169); 3.- órdenes de Odiseo sobre el modo en que se debe llevar a cabo el castigo (vv.
170-177); 4.- ejecución de las órdenes por Eumeo y Filetio (vv. 178-202).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

Pero ¡anda, divino Eumeo!, cierra la puerta de la cámara,


y mira si alguna de las mujeres es la que trama estas cosas,
o es Melantio, el hijo de Dolio, como yo creo».
De ese modo hablaban entre sí con tales palabras. 160
Mientras tanto iba de nuevo hacia la cámara Melantio, el pastor de cabras,
para traer las hermosas armas. Se dio cuenta el divino porquerizo,
enseguida, y le dijo a Odiseo, que estaba a su lado:
«Laertíada, de linaje divino, Odiseo, pleno de inventiva,
aquel individuo destructivo, de quien sospechábamos 165
va hacia la cámara. Hazme saber con toda claridad
si lo mato, en caso de que logre someterlo,
o si te lo traigo acá, para que pague por los atropellos,
por los muchos que ha maquinado en tu casa».
Y le respondiéndole dijo el muy astuto Odiseo: 170
«Bien, yo y Telémaco, a los pretendientes ilustres,
mantendremos dentro del mégaron, por muy embravecidos que estén.
Ustedes dos47, doblándole pies y manos a la espalda,
arrójenlo en la cámara, y aten las puertas por dentro48
echándole una soga retorcida, átenlo por los extremos, 175
cuélguenlo en lo alto de una columna, cerca de las vigas,
para que quede con vida largo tiempo y sufra fuertes dolores».
Así dijo, y ellos lo escucharon bien y obedecieron.
Fueron hasta la cámara, quedaban ocultos para el que ya estaba dentro.
El otro estaba en el fondo del aposento buscando armas. 180
Ellos se pararon de uno y otro lado de las columnas.
Y cuando iba a traspasar el umbral Melantio, el pastor de cabras,
–llevando en una mano un hermoso yelmo
y en la otra un ancho escudo envejecido, cubierto de moho49,
del héroe Laertes, que lo había usado cuando era joven, 185
y ahora yacía allí tirado y con las correas de cuero rotas–

45
No obstante, en 24, 165-166 Anfimedonte en su camino al Hades dirá que Odiseo y Telémaco llevaron
las armas a la cámara y luego Odiseo «echó los cerrojos». Para cerrar, Telémaco sin duda habría necesitado
una llave muy pesada, como la que usa Penélope en 21, 6 y por tanto difícil de manipular si iba tan cargado
con las armas que deseaba esconder.
46
«Espía» traduce skopós, término que se aplica a Euriclea en v. 396 y que traduciremos «guardiana»; en 4,
524 designa al «centinela» apostado por orden de Egisto y en 16, 365 a los «vigías» de los pretendientes.
No se entiende el sentido de la frase, ¿Melantio fue más listo que Eumeo?, encontrar la puerta de la cámara
sin cerrojo fue más fruto de la suerte que de la astucia.
47
Eumeo es quien descubrió a Melantio robando las armas en la cámara, pero para asegurar el cometido del
castigo, Odiseo ordena a Filetio que colabore con el porquerizo.
48
Odiseo ordena que el cruel castigo se lleve dentro de la cámara donde estaban las armas. Pero entonces
¿qué es lo que Eumeo designa irónicamente como «blanda cama», en v. 196? Cfr. «Three Odyssean
Problems» de Frederick M. COMBELLACK (1973).
49
El narrador recuerda una vez más la existencia de Laertes –posiblemente prepara su aparición en el canto
24–, pero en el excurso aparecen otra vez las señales de la decrepitud y el abandono. Como el perro Argos,
en 17, 296-300, cubierto de garrapatas y tirado sobre la pila de estiércol, el escudo y su anciano dueño
ilustran el descuido en que había caído la casa de Odiseo durante su ausencia.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

se echaron los dos sobre él y lo agarraron para arrastrarlo dentro


por los pelos. Lo tumbaron al suelo, aterrado en su corazón,
pies y manos se las sujetaron con una dolorosa atadura,
bien y mucho retorcieron el nudo atrás, como había ordenado 190
el hijo de Laertes, el muy sufridor, el divino Odiseo.
Le echaron una soga retorcida y la ataron por los extremos,
Lo colgaron en lo alto de una columna, cerca de las vigas.
Burlándote le dijiste, porquerizo Eumeo50:
«Ahora sí que muy mucho, Melantio, velarás en la noche 195
acostado en esta blanda cama, como te mereces51.
La que nace de la mañana, junto a las corrientes de Océano,
no llegará sin que te des cuenta, la de trono de oro, como cuando sueles traer
las cabras a los pretendientes, a la casa, para preparar el almuerzo52».
Así quedó al momento, colgado de su mortal atadura. 200
Ellos dos tomaron las armas, cerraron la puerta resplandeciente,
y se fueron junto al prudente Odiseo pleno de astucias53.

INTERVENCIÓN DE ATENEA (203-240)

Allí, respirando coraje se quedaron parados y en el umbral


eran cuatro54, y los de dentro de la casa, muchos y valientes55.
Y a ellos bien cerca se les unió Atenea, la hija de Zeus56, 205

50
Llama notablemente la atención que el narrador se dirija en segunda persona a un personaje en plena
acción. Esta circunstancia que en Ilíada se produce varias veces, en Odisea sucede solamente con Eumeo.
51
Compárese esta burla de Eumeo hacia su oponente vencido con la que Odiseo hace a Iro, en 18, 100-107.
No sabemos si la referencia a una «blanda cama» se debe a que ataron a Filetio a alguna tabla o
simplemente alude a su muy incómoda posición en las vigas del techo. Recordemos que el término en
griego para «cámara» es thálamos (véase nota a v. 109) y pudo haber sido esta una habitación en la que
alguien dormía, de manera circunstancial utilizada ahora para ocultar las armas.
52
Preparar el banquete con las cabras de Odiseo para sus enemigos es la primera traición y el principal
motivo del castigo de Melantio. Soportará otros sufrimientos hasta morir en vv. 474-477.
53
La última parte del hexámetro es igual a la del v. 115. Eumeo y Filetio van a volver al mégaron por el
pasaje mencionado en v. 128.
54
Odiseo, Telémaco, Eumeo y Filetio. La cuestión numérica sigue beneficiando a los oponentes: son solo
cuatro contra muchos, aumenta la tensión del relato.
55
Los especialistas dudan del número de pretendientes (cfr. la opinión de Joseph RUSSO en A Commentary
on Homer's Odyssey: Books XVII-XXIV de RUSSO, FERNÁNDEZ-GALIANO & HEUBECK (1992: 263).
Prescindiendo de la cantidad absurda que se menciona 16, 247-251 (véase nota a 16, 246), pues no cabrían
en el mégaron del palacio de Odiseo, entendemos que de todos modos era un número amplio, que luego se
redujo en la matanza a la que asistimos v. 118. El poeta en realidad se concentra en este canto en la muerte
de las más importantes. Antinoo, hijo de Eupites ha muerto en v. 16; Eurímaco, hijo de Pólibo en el v. 82 y
Anfínomo, hijo de Niso en v. 93.
56
Atenea ha protegido a Odiseo a cada paso desde su llegada a Itaca: con la figura de un pastor (13, 221
ss.) o de una mujer (16, 157 ss. y 20, 30 ss.); disfrazó al héroe para que parezca un viejo mendigo (16, 173
ss. y 457 ss.), lo ayudó contra Iro (18, 69 ss.) e iluminó su camino en la extraña escena de la lámpara (19,
33 ss.). También inspiró a Penélope sobre cómo mostrarse ante los pretendientes (18, 158 ss.), la distrajo
cuando Euriclea descubrió la identidad de Odiseo (19, 479), la hizo dormir (19, 604 y 21, 358); le sugirió
la prueba del arco (21, 1-4 ). Atenea permitió que los pretendientes continuaran con su escarnio a Odiseo
(18, 346-348 y 20, 284-286), les infundió una risa mórbida y les trastornó la razón (20, 345-347).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

semejante a Méntor en el aspecto y en la voz57.


Odiseo se alegró cuando la vio y le dijo estas palabras:
«Méntor, defiéndenos del ataque; recuerda a tu querido compañero,
que solía hacerte favores. Tú eres de mi edad58».
Así dijo, aunque suponía que era Atenea, la que congrega pueblos59. 210
Los pretendientes, desde el otro lado, vociferaban en el mégaron.
Y el primero en hablar fue Agelao Damastórida:
«Méntor, que no te convenza con sus palabras Odiseo
para luchar contra los pretendientes y ayudarlo a él.
De este modo se va a cumplir nuestro plan: 215
una vez que hayamos matado a estos, al padre y al hijo,
aquí dentro con ellos tú serás aniquilado, por lo que intentas
hacer en estas salas. Pagarás con tu cabeza.
Y cuando la violencia de ustedes cercenemos con el bronce,
cuantos bienes tengas, tanto acá dentro como puertas afuera 220
los juntaremos con los de Odiseo. Que tus hijos varones
vivan en palacio no permitiremos, ni tampoco tus hijas
ni que tu fiel esposa transite por la ciudad de Ítaca».
Así habló, Atenea se irritó en su corazón mucho más,
y lo increpó a Odiseo con exasperadas palabras: 225
«Ya no tienes, Odiseo, firme tu fortaleza y tu coraje,
como cuando por Helena de blancos brazos60 y de ilustre padre
durante nueve años contra los troyanos luchaste siempre y sin descanso,
a numerosos varones mataste en la renombrada guerra,
y por tu consejo se conquistó Troya, la ciudad de anchas calles. 230
¿Cómo ahora, cuando has llegado a tu casa y a tu heredad
contra los pretendientes me pides sentirte valiente?
Ven aquí, camarada, mantente firme junto a mí y mira mi obra,
para que veas cómo frente a tus enemigos
Méntor Alcímida paga los favores que debe». 235
Dijo, pero no le iba a dar del todo la todavía dudosa victoria
antes de poner a prueba la fuerza y el coraje
tanto de Odiseo como de su afamado hijo.
Ella hacia el techo de la sala oscurecida por el humo
voló y se sentó sobre una viga, semejante a una golondrina61. 240

57
Atenea ya había tomado antes la figura de Méntor (véase nota a 2, 401); bajo esta forma se apareció a
Telémaco a partir de 2, 267 y como su guía, lo protegió durante el resto de cantos 2 y 3. A ella se dirige
ahora Odiseo, el único que percibe que se trata de la diosa con apariencia mortal (v. 210); Atenea no
responde de inmediato (vv. 226-235) sino luego de las amenazas de Agelao, el pretendiente hijo de
Damástor (vv. 213-223), su partida en forma de pájaro adquiere contornos sobrenaturales (vv. 239-240).
58
El Méntor real había sido en efecto coetáneo de Odiseo y a él le había dejado confiada la casa cuando
partió hacia Troya, defiende a Telémaco en la asamblea (véase 2, 224-256 y nota a 2, 225). Se vuelve a
mencionar en 4, 653-656 y en 17, 68.
59
«La que congrega pueblos» traduce laossóon, un epíteto raro, que en Ilíada se aplica a cuatro divinidades
diferentes: a Atenea (13, 128), a Ares (17, 398), a Eris (20 48) y a Apolo (20, 79). En Odisea 15, 244, se
aplica a Anfiarao.
60
«De blancos brazos» es un epíteto que aplicado a Helena proviene de Ilíada (veáse 3, 121).
61
Atenea se transformó en pájaro en 1, 320 y 3, 372. Véase nota a 21, 411.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

LA CONTIENDA FINAL (241-296)

Alentaban a los pretendientes62 Agelao Damastórida


Eurínoomo, Anfimedonte, Demoptólemo,
Pisandro Polictórida y el prudente Pólibo63,
pues entre los pretendientes eran por su grandeza los más nobles
de cuantos todavía vivían y luchaban por sus vidas. 245
A los demás los había vencido ya el arco y las reiteradas flechas64.
A ellos se dirigió Agelao, a todos, con estas palabras65:
«Amigos, ahora contendrá este hombre sus invencibles manos,
pues Méntor se ha marchado tras decir bravatas vacías
y han quedado solos en las puertas del frente. 250
Así que ahora no arrojen todos a la vez las largas lanzas;
sino que ¡vamos! disparen primero los seis66, por si Zeus
nos permite que Odiseo sea el blanco y consigamos renombre.
Por los demás no hay cuidado una vez que él haya sucumbido».
Así dijo, y todos dispararon las jabalinas, como se les ordenó, 255
certeros, pero Atenea hizo infructuosos todos los disparos.
De ellos, uno la columna del bien construido mégaron
alcanzó, y otro la puerta de hoja bien ajustada.

62
Entramos en la batalla final con ambos bandos ahora armados y dispuestos a luchar hasta morir. La
contienda se estructura del siguiente modo: 1.- catálogo de los principales pretendientes que quedan con
vida (vv. 241-246); 2.- arenga de Agelao (vv. 248-254); 3.- ataque fallido de los pretendientes (sin
mencionar sus nombres); 4.- arenga de Odiseo (vv. 263-265); 5.- exterminio con nombres propios de
atacantes y atacados (vv. 265-296).
63
El catálogo es un recurso frecuente en las escenas previas a la batalla (véase Ilíada 11,57-60; 13, 790-792
y 17, 216-218). Eurínomo ha sido mencionado como uno de los hijos de Egiptio en 2, 22, curiosamente no
se menciona su muerte de manera individual; Anfimedonte es el que va a herir a Telémaco en vv. 277-278
y va a ser asesinado por él en v. 284; jugará un papel importante en la segunda nékya (véase 24, 102-190);
Demoptólemo será muerto en v. 266; Pisandro, uno de los pretendientes que le obsequiaban regalos a
Penélope en 18,299, será asesinado en v. 268); Pólibo encontrará su fin en v. 284.
64
La mnesterophonía ha presentado no pocas dificultades respecto de su verosimilitud ¿cómo es posible
que cuatro hombres hayan podido con más de cien oponentes? Es verdad que el destino del héroe estaba
escrito, pero hay circunstancias coadyuvantes: Odiseo ha matado primero a los dos cabecillas; ha tomado la
precaución de hacer quitar las armas del mégaron; cuenta con la ayuda de una divinidad, Atenea, quien
mucho antes ya había comprometido su colaboración (13, 393-396 y 20, 48-51); pero sobre todo ayuda a la
verosimilitud mencionar la mayoría de los asesinatos bajo la forma de resúmenes (vv. 116-118) o de un
símil (vv. 302-308).
65
Agelao debe asumir el liderazgo puesto que Antinoo, Eurímaco y Anfínomo han sucumbido. Ninguno de
los pretendientes se pregunta cómo es que Méntor ha desaparecido en el aire después de su encendido
discurso de vv. 226-235.
66
Agelao lidera la lucha como un estratega: sabe que Odiseo es la amenaza más seria y como percibe la
imposibilidad de un ataque simultáneo, divide sus fuerzas en dos: un primer grupo de seis guerreros
(Demoptólemo, Pisandro, Eurfades, Elato, Eurínomo y Liodes) van a arrojan sus lanzas contra el héroe
pero van a fallar debido a la intervención de Atenea. Los seis pretendientes restantes (Agelao, Pólibo,
Euridamante, Leócrito, Anfimedonte y Ctésipo) van a arrojar sus lanzas contra Telémaco, Eumeo y Filetio
(v. 272): tres de ellas fallan, de una cuarta no se sabe y la quinta y la sexta causan heridas leves a Telémaco
y a Eumeo (vv. 273-280). A partir de v. 281, los pretendientes estarán desarmados por completo.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

De otro, contra el muro se estrelló la lanza pesada por el bronce,


Y una vez que habían evitado las lanzas de los pretendientes, 260
comenzó a hablar entre ellos el sufridor, el divino Odiseo:
«Amigos, también yo ahora puedo decir que nosotros
contra la horda de los pretendientes debemos disparar, porque ansían
darnos muerte, además de las anteriores ofensas».
Así dijo, y todos dispararon sus afiladas jabalinas 265
apuntando al frente. A Demoptólemo lo mató Odiseo;
a Euríades, Telémaco; a Elato el porquerizo67
y a Pisandro el boyero, el que estaba al cuidado de las vacas68.
Así que luego, todos a un tiempo, mordieron el inefable suelo
y los otros pretendientes se retiraron hacia el fondo del mégaron. 270
Ellos se agacharon y recogieron sus venablos de los cadáveres69.
Los pretendientes, de nuevo, las agudas lanzas como jabalinas
arrojaron. Pero todas las hizo inútiles Atenea.
Uno de ellos, la columna del bien construido mégaron,
alcanzó; otro, la puerta firmemente ensamblada, 275
y de otro, se estrelló contra el muro, la lanza pesada por el bronce.
Anfimedonte hirió a Telémaco en la mano, por encima de la muñeca,
como un picotazo, el bronce le hirió la superficie de la piel;
Ctesipo a Eumeo por sobre la gruesa ropa con la larga lanza
le rozó los hombros. El arma lo sobrevoló y cayó a tierra. 280
Mas los que rodeaban al prudente y de astuto pensamiento Odiseo
dispararon sus afiladas lanzas sobre la hordas de los pretendientes
Y esta vez alcanzó a Euridamante, Odiseo, destructor de ciudades,
a Anfimedonte, Telémaco, y a Pólibo, el porquerizo,
y a Ctesipo después70, el hombre que cuidaba el ganado71 285
alcanzó en el pecho72; jactándose le dijo:
«Hijo de Politerses, amigo de los insultos, nunca más en absoluto
vas a vociferar, estimulado por tu insensatez, antes bien a los dioses
cederás tu palabra, puesto son en verdad poderosos en mucho.
Este será para ti el don de hospitalidad por la patada que diste 290

67
Euríades y Elato no han sido mencionados por sus nombres hasta este momento.
68
Ha habido coherencia entre la jerarquía del personaje y el número de muertes que le atribuye Homero:
seis a manos de Odiseo (, cuatro de Telémaco y dos por cada uno de los siervos Eumeo y Filetio.
69
Los pretendientes ahora están de pie con la espalda contra la pared y Odiseo y sus hombres tienen la
posibilidad de recuperar sus lanzas de los cuerpos de sus víctimas, a diferencia de Telémaco en vv. 95-98.
70
Véase en el canto 20 el episodio del ataque del pretendiente Ctesipo a Odiseo (20, 287-344; esp. Nota a
v. 288).
71
El boyero Filetio. Los hexámetros de discurso directo que profiere a continuación (vv. 287-291) han sido
tachados de espurios, posiblemente porque se considera un lenguaje inadecuado para un siervo. Pero Filetio
ya había sido designado con el epíteto «capataz de varones» (véase nota a 20, 185). En el canto 20 tiene
tres intervenciones en discurso directo (vv. 191-196; 199-225 y 236-237) y en todas ellas, como en esta,
demuestra su inalterable fidelidad al amo.
72
Hay coherencia entre la jerarquía del personaje y el número de muertos que le atribuye Homero: seis a
manos de Odiseo (Antinoo, Eurímaco, Demoptólemo, Euridamante, Agelao, Liodes), cuatro de Telémaco
(Anfínomo, Anfimedonte, Leócrito, Euríades) y dos por cada uno de los siervos: Eumeo (Pólibo, Elato) y
Filetio (Pisandro, Ctesipo).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

al divino Odiseo, cuando mendigaba en su propia casa».


Dijo así el pastor de toros de cuernos redondeados. Luego Odiseo
al hijo de Damástor hirió de cerca con su larga lanza.
Y Telémaco a Leócrito Evenórida73 ensartó
con su lanza entre la cadera y las costillas y el bronce lo atravesó. 295
Cayó de bruces e impactó el suelo con toda su frente.

INTERVENCIÓN DE ATENEA (297-329)

Entonces Atenea, levantó la égida destructora de mortales74,


desde lo alto del techo, y se sintieron destruidos en su corazón75.
Unos huían por el mégaron como vacas de un rebaño76
a las que un incesante tábano persigue acosándolas 300
en la época de primavera, cuando los días son más largos.
Los otros, como buitres de curvadas garras y arqueado pico
que llegados de los montes se precipitan sobre pájaros,
y estos, en la llanura, van entre nubes, asustados
y ellos los siguen y los matan; no hay protección alguna 305
ni fuga, y los hombres se divierten como con un juego,
así perseguían a los pretendientes por la casa
y los golpeaban con vehemencia. Y un quejido de muerte se elevaba
de los cráneos machacados, y todo el suelo humeaba de sangre.
Liodes ante Odiseo postró y le asió de las rodillas77 310
Y suplicándole, le decía estas palabras aladas:
«Ruego ante tus rodillas, Odiseo. Respétame y apiádate de mí.

73
En estas escenas, más que en cualquier otro lugar de Odisea, el patronímico acompaña el nombre de los
pretendientes (véase vv. 241, 243, 287), una manifestación más de los matices heroicos –iliádicos– de este
canto. Recordemos que el infijo id significa en griego «hijo de» (véase nota a 1, 30), en este caso,
Everónida es «hijo de Evenor»; en el v. 287 tradujimos Politersíada por «hijo de Politerses».
74
La égida es uno de las armas defensivas que forma parte de la investidura prodigiosa de Zeus, aunque
también es utilizada por Atenea, como en este caso (véase nota a 3, 42). Las artes plásticas la conciben de
distintos modos, pero siempre es semejante a un escudo. Las apariciones de la égida están destinadas a
inspirar valentía (véase Ilíada 2, 446-452) y, sobre todo, miedo a los enemigos (véase Ilíada 4, 167; 5, 738-
742; 15, 311; 17, 593-596); Aquí rompe la última resistencia de los pretendientes, que entran en pánico y
comienzan a huir a través del mégaron. El epíteto «destructora de mortales» anticipa la masacre que va a
tener lugar de inmediato (vv. 307-309).
75
El hecho de que Atenea tome forma humana (véase 2, 382-387; 3, 12 ss.; 7, 20; 8, 194; 13, 216 ss.;
16.155-177) culmina muchas veces en una epifanía, es decir, en la manifestación directa de la divinidad,
como en este caso.
76
Los vv. 299-308 componen el único ejemplo de dos símiles sucesivos en Odisea. Cfr. Similes in the
Homeric Poems de Carroll MOULTON (1977: 118). La combinación de los dos símiles determina la
importancia del momento de la venganza y al mismo tiempo oficia como un resumen que evita la
descripción de un extenso número de asesinatos. La belleza de los símiles de algún modo ayuda a soslayar
el problema de verosimilitud que implica que cuatro hombres acaben con un centenar.
77
La última fase de la contienda incluye una serie de tres súplicas: de Liodes (vv. 310-329); de Femio (vv.
344-353) y de Medonte (vv. 367-370). Las escenas de súplicas se encuentran generalmente en el contexto
de una batalla (véase Ilíada 11, 122-147; 20, 463-472; 21, 64-119). Cfr. el artículo «Supplication in the
Iliad and the Odyssey» de Victoria PEDRICK (1982).
.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

Te aseguro que nunca a ninguna de las mujeres en el palacio


dije o hice algo violento. Por el contrario a los demás
pretendientes trataba de disuadir, a cualquiera que lo pretendía. 315
Pero no los persuadí de alejar sus manos de la maldad.
Por eso, sí, por sus excesos, sufrieron un infame destino78.
Y yo, por ser su arúspice, sin haber hecho nada, con ellos
sucumbiré, ¿es que no hay agradecimiento por mis buenas acciones?79»
Con una torva mirada les dijo el muy astuto Odiseo: 320
«Si te jactas de ser el arúspice al servicio de estos,
seguro que muchas veces habrás suplicado en el palacio
que en un lejano país llegara el fin de mi dulce regreso,
para que te siguiera mi querida esposa y te pariera hijos.
Por eso no vas a poder escapar a la muerte de largos lamentos». 325
Después de hablar así, tomó con su ancha mano una espada
yacente, la que Agelao había dejado caer a tierra
cuando murió. Con ella le traspasó el cuello por el centro
y mientras el otro todavía gritaba, su cabeza rodó por el polvo80.

TELÉMACO INTERCEDE POR FEMIO Y MEDONTE (330-380)

También el aedo Terpíada81 trataba de huir de la negra Ker, 330


Femio, el que cantaba entre los pretendientes por la fuerza82.
Estaba de pie con la sonora lira entre sus manos
junto a la abertura, y dudaba en su mente entre dos cosas:
o salir desapercibido del mégaron, hasta junto el altar del gran Zeus
del Hogar y sentarse, allí donde muchas veces 335
Laertes y Odiseo habían quemado muslos de bueyes,
o después de abrazar las rodillas de Odiseo, suplicarle.
Y mientras así reflexionaba, le pareció más ventajoso
abrazar las rodillas de Odiseo Laertíada.
Así que la cóncava lira dejó en el suelo, 340
entre la crátera83 y una silla con clavos de plata,
y se después de inclinarse, tomó las rodillas de Odiseo.
Empezó a suplicarle, diciéndole con aladas palabras:
«Ante tus rodillas, te suplico, Odiseo. Respétame y compadécete.

78
El hexámetro se va a repetir en v. 416.
79
El principal argumento de la súplica de Liodes es no haber molestado incesantemente a las mujeres de la
casa, como lo hacían otros pretendientes (véase nota a 16, 109). Véase nota a 21, 144 para el carácter de
Liodes y sus facultades como arúspice.
80
La muerte de Liodes está pintada con tintas naturalistas al extremo de retratar su cabeza con un grito en
la boca mientras rueda por el piso.
81
Hijo de Terpis. Es la primera vez que se da un dato sobre la procedencia de Femio, de quien solo
sabemos que es el aedo cantaba en los banquetes para los pretendientes (véase 1, 153-155 y 17, 358-359).
82
El episodio en que Femio salva la vida está en agudo contraste con la cruel muerte de Liodes que le
antecede y el ridículo papel de Medonte que le sigue.
83
La crátera estaba en el rincón más oculto del mégaron (véase 21, 145-146), pero evidentemente cerca de
la abertura (véase nota a v. 126) por la cual había querido huir Femio (v. 333).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

Porque en el futuro serás un desventurado si a este aedo 345


asesinas, que a los dioses y a los hombres ofrezco mi canto.
Soy autodidacta en esto, pero un dios en mi mente84
toda clase de cantos inspiró. Creo que puedo cantar junto a ti
como ante a un dios. Así que no trates de cortarme el cuello.
También Telémaco, tu querido hijo, podría decirte 350
que yo no venía a tu casa ni por voluntad ni porque necesitara
cantar para los pretendientes en sus banquetes;
mas ellos, por ser más numerosos y más fuertes, me traían a la fuerza».
Así dijo, y la sagrada fuerza de Telémaco lo escuchó;
al punto se dirigió a su padre que estaba cerca85: 355
«Espera, no hieras con el bronce a este inocente.
Salvemos también al heraldo Medonte86, que siempre por mí
en nuestra casa, me cuidaba mientras yo era un niño87,
si es que no lo han matado ya Filetio o el porquerizo,
o se ha enfrentado contigo cuando andabas por la casa». 360
Así habló, y lo escuchó Medonte, conocedor de la discreción.
Estaba echado debajo de un sillón, cubierto por una piel
de buey recién desollado, tratando de evitar la negra muerte88.
Enseguida saltó de abajo del sillón, se despojó del cuero
y sobre Telémaco precipitándose luego lo asió de las rodillas, 365
y le suplicaba dirigiéndole aladas palabras89:
«Amigo, este soy yo; detente y dile a tu padre,
poderoso como es, que no me aniquile con el agudo bronce,
furioso contra los pretendientes quienes le devoraban
su hacienda en el palacio y no te respetaban a ti, ¡insensatos!». 370
Y sonriendo le dijo en contestación el muy astuto Odiseo90:
«Ten confianza, ya que este te ha defendido y salvado,
para que lo sepas en tu corazón –y se lo digas a cualquier otro–
que una buena acción a una acción malvada es preferible.
Así que salgan del mégaron y vayan afuera, 375

84
Femio defiende su vida invocando su talento en un doble sentido: 1.- es «autodidacta»; posiblemente
quiere significar que el arte del aedo también podía ser aprendido y enseñado, pero no es este su caso; 2.-
está inspirado por un dios, del mismo modo que la Musa u otro dios inspiraba a Demódoco (8, 481 y 488).
85
Telémaco ya ha intercedido por Femio, pero ante Penélope (1, 346-355). Cantaba para los pretendientes
contra su voluntad (v. 331; véase 1, 154 y nota).
86
Femio y Medonte volverán a entrar en escena en 23, 143-145 y 24, 439-449.
87
Es la primera vez que escuchamos que Medonte ha cuidado de Telémaco cuando niño. El heraldo en
verdad ha jugado un doble papel en la historia: por un lado, advirtió a Penélope sobre las intenciones de los
pretendientes de matar a Telémaco (véase nota a 4, 677 y 16, 412); por otro lado, es amigo de los
pretendientes (16, 252 y 17, 172-173).
88
La comicidad de la escena que describen vv. 362-363 distiende la atmósfera trágica que viene soportando
el receptor de la historia.
89
Los vv. 365-366 repiten vv. 342-343, excepto la primera parte de v. 365.
90
El hexámetro repite Ilíada 10, 400. Nos encontramos con la primera sonrisa de Odiseo desde que está en
su casa después de la «sonrisa amarga» de 20, 301-302 (compárese con las sonrisas de Menelao en 4, 609;
Calipso en 5, 180; Atenea en 13, 287 y Telémaco en 16, 476.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

lejos de la matanza, tú y el muy famoso aedo,


mientras que yo ando por la casa y termino lo que debo hacer.
Así dijo, y ellos dos salieron del mégaron
y fueron a sentarse ambos junto al altar del gran Zeus,
hacia todos lados oteando, temiendo siempre la muerte. 380

EURICLEA ENTRA DE NUEVO EN ESCENA (381-429)

Inspeccionó Odiseo su palacio por si todavía alguno de los hombres


estaba escondido con vida, tratando de evitar la negra muerte.
Pero los vio a todos entre el polvo y la sangre
derribados, tan numerosos como los peces a los que los pescadores91,
en la cóncava ribera a la orilla del canoso mar 385
arrastran en la red de muchas mallas, y todos
añorando las olas del mar, quedan tendidos en la arena
mientras el sol resplandeciente les arrebata la vida.
Así los pretendientes se amontonaban unos sobre otros.
Entonces se dirigió a Telémaco el muy astuto Odiseo: 390
«Telémaco, vamos, llámame a la nodriza Euriclea
para que le diga la palabra que tengo en el fondo de mi corazón».
Así dijo; y Telémaco obedeció a su querido padre
y yendo hacia la puerta92, dijo a la nodriza Euriclea:
«Ven acá, anciana llena de años, de las mujeres 395
esclavas tú eres la guardiana93 en nuestro palacio;
acércate, te convoca mi padre para decirte algo».
Así dijo en voz alta, y para ella no fue una palabra con alas;
abrió las puertas del mégaron, agradable para habitar,
y se puso en camino, y la condujo Telémaco yendo delante. 400
Encontró de pronto a Odiseo entre los cuerpos asesinados
entre la sangre y el lodo, como un león ensimismado94
que acaba de devorarse un toro salvaje.
y todo el pecho y también ambas fauces
lleva ensangrentados y es terrible cuando uno lo ve de frente. 405

91
El final de la contienda está señalado por un símil con peces (vv. 383-389). Encontramos comparaciones
con peces en 10, 124 y 12, 251-255; y en Ilíada, en 16, 406-410; 21, 22-26; 23, 692-695; 24, 80-82. El
símil es oportuno pues pone en evidencia la impotencia y falta de heroicidad de los pretendientes –no se
trata de animales valientes como un león o jabalí–, quienes ahora yacen en montón como los pescados en
una red.
92
Esta puerta es la que conduce a la estancia de las mujeres, que Euriclea había cerrado antes de la
matanza, en 21, 387.
93
«Guardiana» traduce skopós que tradujimos como «espía» en v. 156
94
La comparación de Odiseo con un león es frecuente (véase nota a 4, 335). Menelao había anunciado en 4,
335-340 que Odiseo iba a volver y daría muerte a los pretendientes como un león montaraz a unos
cervatillos. Y se ha cumplido. El símil aquí sirve para describir la escena desde el punto de vista de
Euriclea. Véase 23, 45-48, donde se describe la situación desde la perspectiva de Penélope y se compara
también a Odiseo con un león.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

Así Odiseo llevaba ensangrentados pies y manos de arriba abajo.


Cuando [Euriclea] vio los cadáveres y la sangre esparcida,
iba a empezar a gritar, pues había visto una gran hazaña,
pero Odiseo la contuvo y refrenó, por más que estaba ansioso,
y dirigiéndose a ella le dijo estas aladas palabras: 410
«En tu corazón, alégrate, vieja; pero cállate y no vociferes95.
No es piadoso, entre hombres que están muertos, dar gritos de triunfo.
A estos los sojuzgó la Moira de los dioses y sus propias crueles acciones.
Pues no tenían respeto por ninguno de los hombres de esta tierra,
ni por los viles ni por los nobles, que se toparan con ellos. 415
Por eso, sí, por sus excesos, sufrieron un infame destino96
Pero ¡vamos! cuéntame acerca de las mujeres en palacio,
quienes me deshonran y quiénes son inocentes97».
Y de inmediato le contestó la nodriza Euriclea:
«Desde luego, hijo, te voy a decir la verdad. 420
Tienes en el palacio cincuenta mujeres,
a tu servicio, a quienes hemos enseñado a realizar labores,
a cardar lana y a soportar ser una esclava.
Doce de ellas se han cubierto de desvergüenza
y no me respetan ni a mí ni a la misma Penélope. 425
Telémaco ha madurado hace poco y su madre
no le permitía dar órdenes a las siervas.
Pero voy a subir al piso de arriba, resplandeciente,
Y se lo diré a tu esposa, a quien un dios insufló un sueño».

MUERTE DE LAS ESCLAVAS INFIELES (430-473)

Y respondiéndole dijo el muy astuto Odiseo: 430


«No la despiertes todavía98. Diles a las mujeres que aquí
se acerquen, a las que han tramado acciones vergonzosas99».

95
Se ha puesto en duda la autenticidad del discurso humanizado y compasivo de Odiseo en vv. 411-416, de
un tono que contrasta con la ferocidad arcaica del resto del canto y con la alegría victoriosa que expresó en
otras ocasiones después de haber castigado a un oponente, como en el caso del cíclope Polifemo, por poner
solo un caso. No obstante, debemos recordar muchos pasajes en que Homero condena la hýbris y advierte
sobre sus consecuencias: véase 2, 168-169, donde por boca de Haliterses llama a la moderación a los
pretendientes; en 9, 269-271, Odiseo invoca la protección de Zeus para los suplicantes y en 18, 141-142,
pide que ningún hombre sea injusto, sino que sepa guardar los dones que los dioses le otorguen. Cfr. «The
Philosophy of the Odyssey» de Richard B. RUTHERFORD (1986).
96
Hemos visto que en el curso de la venganza, el castigo a todos los crímenes (o, mejor dicho, las
disrupciones del orden social) de los pretendientes, se ha visto justificado: 1.- devoraban los bienes de
Odiseo (v. 36; véase 1, 106-112). 2.- dormían con sus esclavas (v. 37, véase 18, 325; 20, 6-8); 3.-
cortejaban a su esposa sin tener la certeza de que él había muerto (v. 38, véase 1, 249-251); 4.- trataron de
matar a Telémaco (v. 53, véase 4, 658-474). Cfr. Hybris de Nick R.E. FISHER (1992: 162-175).
97
Odiseo había rechazado en 19, 495-502, el ofrecimiento de Euriclea de darle el nombre de las esclavas
infieles. El v. 417 es similar a 19, 497, mientras que v. 418 es casi idéntico a 16, 317 (véase nota) y 19, 498.
98
Odiseo quiere evitar la espantosa visión de la matanza a Penélope, quien va a permanecer dormida hasta
23, 5. En v. 491 Odiseo también rechaza otra sugerencia de Euriclea, la de cambiarse de ropa, en beneficio
de limpiar con azufre y fuego el mégaron.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

Así dijo, y la anciana echó a andar a través del mégaron100


para comunicárselo a las mujeres y ordenarles que volvieran.
Entonces Odiseo, a Telémaco, al boyero y al porquerizo, 435
ante sí convocó y les dirigió aladas palabras101:
«Comiencen ahora a llevar los cadáveres y ordenen a las mujeres
que luego los hermosos sillones y las mesas,
con agua y agujereadas esponjas, refrieguen102.
Cuando hayan puesto en orden todo la casa, 440
a las esclavas saquen afuera del sólido mégaron
y entre la rotonda103 y la hermosa empalizada del patio,
golpéenlas con las espadas de anchas hojas, hasta que a todas
la vida les sea arrancada, para que se olviden de Afrodita104,
la que estaba con ellas bajo los pretendientes con los que se unían en secreto». 445
Así dijo. Las mujeres acudieron en montón,
se lamentaban a los gritos y derramaban copioso llanto.
Primero, se llevaban los cadáveres de los muertos,
y los dejaban bajo el pórtico del bien cercado patio,
amontonaban unos sobre otros. Así lo había ordenado Odiseo 450
que las apremiaba en persona. Los llevaban fuera por obligación.
Luego los muy bellos sillones y las mesas
fregaban con agua y agujereadas esponjas.
Entretanto, Telémaco, el boyero y el porquerizo,
con espátulas, el piso de la bien construida mansión 455
raspaban105. Y las esclavas se llevaban los restos y los ponían afuera.
Cuando habían puesto en orden toda la sala principal,

99
Las esclavas infieles deben ser traídas de las habitaciones adonde habían sido confinadas (véase nota a
21, 236) y van a limpiar el mégaron de los despojos de la contienda como parte de su castigo, (441 = 458);
las espadas con las que van a ser ultimadas (v. 443) son probablemente las de los pretendientes. Euriclea,
quien ha salido del mégaron (433) abre la cámara de mujeres con su llave, deja salir a las esclavas infieles,
que son doce (v. 424) y las conduce de regreso a la sala (v. 446), el resto de las mujeres seguirán
encerradas. Los doce siervas infieles harán la limpieza (vv. 448-457). Odiseo está impaciente y las apurará
en su tarea (v. 451) y terminada esta las hará salir del mégaron (v. 458). Las confinarán en un rincón (v.
460) y como Telémaco juzgará que la muerte a golpes de espada no es suficiente castigo, decidirá colgarlas
(vv. 461-464), para lo cual tomará una soga (v. 465 véase nota a 21, 390) que atará a una columna (vv. 466-
467).
100
Los vv. 433-434 repiten 18, 185-186 y a la vez el v. 433 es igual a 19, 503.
101
Odiseo va a dar las instrucciones a Telémaco, Eumeo y Filetio en el lapso entre que Euriclea va en busca
de las siervas (vv. 433-434) y su regreso (vv. 446-447); se trata de un recurso para informar al público
receptor de la inminente ejecución de las criadas después de la limpieza, lo cual da un significado
especialmente cruel a la escena de vv. 448-456.
102
Los vv. 438-439 se van a repetir en vv. 452-453, cuando la orden se lleve a cabo.
103
«Rotonda» traduce thólos, se trata en términos generales de una construcción de forma circular. Es raro
encontrarlo en este lugar en un palacio micénico. En esta época la tumba de thólos, tumba de cámara es un
edificio funerario. Eran tumbas subterráneas cubiertas por una falsa cúpula cónica.Más adelante, en la
época clásica, el término thólos designó un templo de planta circular rodeado de una columnata; el más
conocido es el thólos de Delfos.
104
Como para el caso de los pretendientes (véase vv. 35-41), Odiseo da las razones que lo llevan a ejecutar
a las criadas por su incorrecto accionar.
105
Telémaco se ha incorporado a las tareas serviles –junto con Eumeo y Filetio– en vista de la urgencia que
exige la situación.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

a las esclavas sacaron del sólido mégaron


y entre la rotonda y el excelente cercado del patio,
las confinaron en un recoveco, de donde no había escapatoria. 460
Y a ellos les dijo el muy prudente Telémaco:
«Con una muerte limpia no quisiera quitar el corazón
a estas, que sobre mi cabeza han vertido tanta iniquidad106,
y sobre la de mi madre, cuando dormían con los pretendientes».
Así dijo, y la soga de una nave de azulada proa 465
ató a una larga columna y rodeó con ella la rotonda107
y hacia arriba la estiró, de modo que ninguna llegara al suelo con los pies108.
Como cuando los tordos de anchas alas, o las palomas109,
se abalanzan contra una urdimbre que está oculta en un matorral
cuando se dirigen al nido –y quedan aprisionados en un odioso lecho–, 470
así las esclavas tenían sus cabezas en fila, y en torno de todos
sus cuellos había lazos, para que murieran del modo más impiadoso.
Agitaron sus pies un momento, no mucho tiempo.

EL FIN DE MELANTIO (474-501)

Y a Melantio lo sacaron a través del pórtico y el patio.


La nariz y las orejas con el agudo bronce 475
le cortaron y le arrancaron las bolas para que se las comieran los perros110,
y le amputaron cortaron manos y pies con ánimo furioso111.
Después de que se hubieron lavado las manos y los pies,
al palacio de Odiseo retornaron, pues estaba completa la tarea
Entonces dijo este112 a su querida nodriza Euriclea: 480

106
Telémaco rechaza la propuesta de su padre de v. 443. Suponemos que la expresión «muerte limpia» se
refiere a que por la espada sería una muerte más honorable una vergonzante muerte por la cuerda. No hay
constancia de que Odiseo acepta sin objeción el cambio de plan.
107
La soga debió ser lo suficientemente larga para rodear la rotonda y colgar doce mujeres al mismo
tiempo, sin mencionar que es una tarea ímproba para que la realice un hombre solo.
108
Según The Cambridge Companion to Homer de Robert FOWLER (2004: 214) el colgamiento masivo de
las esclavas y en especial el símil que lo ilustra es la parte más cuestionable de la venganza de Odiseo.
109
El símil de los tordos o palomas (vv. 468-472) con las cuerdas alrededor del cuello está en consonancia
con otras imágenes de pájaros presentes en los episodios de la venganza, especialmente los dos augurios
que refieren a palomas dominadas por aves rapaces (véase 15, 525-528 y 20, 242-243). Compárese con el
símil de los peces atrapados en una red, utilizado en ocasión de la muerte de los pretendientes (vv. 383-
389).
110
En vv. 167-169 Eumeo había sugerido que Melantio merecía la muerte. En ese momento, Odiseo solo
pensó en atarlo, colgarlo y hacerlo sufrir largamente. Ahora Telémaco y los dos siervos piensan que ha
llegado el momento de ultimarlo y le dan el trato cruel con que Antinoo había amenazado en ocasión del
banquete a Iro y al mendigo (véase 18, 86-87). Cfr. la nota «Odyssey 22. 474-7: murder or mutilation?» de
Malcolm DAVIES (1994). Los vv. 474-477 podrían ser una interpolación tardía. No es Odiseo el que da la
orden para el cruel castigo a Melantio, ni se sabe en verdad quién lo lleva a cabo, como tampoco el exacto
momento de la muerte. La penalidad de cortar la nariz y las orejas se menciona 21, 300-301 en el ejemplo
de Antinoo sobre lo sucedido al centauro Euritión.
111
No hay un sujeto individualizado que realice la horrible mutilación; suponemos que el plural implica a
Telémaco, Eumeo y Filetio, que se mencionaron por última vez en v. 454.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

«Tráeme azufre, anciana, remedio contra el mal, y trae fuego,


para que rocíe con azufre el mégaron; y luego a Penélope
dile que venga aquí en compañía de sus mujeres113.
A todas las esclavas de la casa diles que vengan».
Y a su vez le respondió la querida su nodriza Euriclea: 485
«Sí, hijo mío114, todo lo has dicho como corresponde.
¡Vamos!, voy a traerte ropa, una túnica y un manto;
no sigas envolviendo con harapos tus anchos hombros,
de pie en el mégaron. Sería indecoroso115».
Y en respuesta le dijo el muy astuto Odiseo: 490
«Fuego es ahora lo primero que debo tener en las salas».
Así dijo, y su querida nodriza Euriclea no desobedeció.
Llevó azufre y fuego116. Y Odiseo
roció por completo el mégaron, la sala y el patio.
Entonces la anciana atravesó la hermosa mansión de Odiseo 495
para comunicárselo a las mujeres y ordenarles que volvieran117.
Ellas salieron de la estancia con una antorcha en las manos118,
se pusieron alrededor y saludaban a Odiseo,
y sin pudor le besaban la cabeza y los hombros119,
y le acariciaban las manos. A él un dulce deseo lo sobrecogía 500
de llorar y gemir, reconocía a todas en su corazón.

112
Odiseo había vuelto a entrar al mégaron en un momento no especificado entre la matanza de las esclavas
y la muerte de Filetio.
113
Odiseo da una orden a su esposa por interpósita persona: Euriclea no puede dar una orden a Penélope.
En 17, 569, Odiseo de modo similar aconseja a Penélope por intermedio de Eumeo.
114
La expresión «hijo mío» en la anciana Euriclea (véase en 19, 492 también a Odiseo y en 23, 70 a
Penélope) incorpora un matiz familiar muy agradable es esta ocasión. En la mayoría de las ocasiones está
reservada para padres que se dirigen a sus hijos: Zeus a Atenea en 1, 64; 5, 22 y 24, 478; Anticlea a Odiseo
en 11, 216; Penélope a Telémaco en 23, 105; con excepción hecha del venerable Tiresias que se dirige a
Odiseo de ese modo en 11, 155.
115
Odiseo se rehúsa a quitarse los harapos y por ello retarda la anagnórisis de Penélope. Cfr. Studien zur
Odyssee de Herbert EISENBERGER (1973: 307).
116
Recordemos que Yahvé hizo llover azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra (Gn 19, 24). El azufre se
usa para fumigar y purificar; como en Ilíada 16, 228 cuando Aquiles purifica la copa en que va a hacer la
libación a Zeus.
117
El hexámetro repite v. 434.
118
El hexámetro es una fórmula tomada de Ilíada 24, 647 y repetida en 4, 300; 7, 339 y 23, 294. En el
último caso está levemente modificada y referida a Eurínome que guía a la pareja de Odiseo y Penélope al
lecho nupcial. Traducimos mégaron por «estancia» porque indudablemente se refiere a la habitación de las
mujeres y no a la sala principal (véase nota a 21, 236). La antorcha indica que aún no es de día.
119
El verbo besar –kynáo– se usa tres veces en Ilíada: en 6, 474, Héctor besa a su pequeño hijo; en 8, 371,
Tetis besa las mejillas de Zeus; en 24, 478, Príamo besa las manos de su enemigo Aquiles. En Odisea el
hecho de besar es mucho más frecuente; véanse ejemplos en nota a 21, 224; en 16, 21 Eumeo besa a
Telémaco; en 16, 190 Odiseo besa a Telémaco; en 19, 417 Anfitea besa a Odiseo; en 23, 208 Penélope besa
a Odisea; en 24, 236 y 320 Odisea besa a Laertes.

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