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ESTUDIO FAO MONTES 20/2

Guía para la manipulación de


semillas forestales
INDICE

con especial referencia a los trópicos

Compilado por
R. L. Willan
para el
Centro de Semillas Forestales de DANIDA

M-31
ISBN 92-5-302291-4

PROLOGO

A lo largo de los dos últimos decenios, la FAO y el Centro de Semillas Forestales de


DANIDA han cooperado estrechamente en el ámbito de la mejora genética de árboles y
la obtención de semillas. Un representante del Centro de Semillas forma parte del
Cuadro de Expertos de la FAO en recursos genéticos forestales desde que éste se creó
en el decenio de 1960, y un representante del Departamento de Montes de la FAO
pertenece al Comité de Proyectos del Centro de Semillas. De esta manera se ha
garantizado un alto nivel de integración entre los programas de ambas organizaciones.
Un ejemplo especialmente fructífero de esta cooperación ha sido la serie de cursos de
capacitación sobre mejora genética de árboles, manipulación de semillas y forestación
que han patrocinado conjuntamente la FAO y DANIDA y se han celebrado
sucesivamente en Dinamarca, Kenya, Tailandia, Nigeria y Venezuela. En la actualidad
el Centro de Semillas ofrece medios de almacenamiento para las semillas que se
recolectan por conducto del proyecto FAO sobre recursos genéticos de especies
arbóreas en las zonas áridas y semiáridas para el mejoramiento de la vida rural.

1
La presente publicación es otro ejemplo de esa cooperación. Se reúne en ella
información procedente de diversas fuentes, como los recursos de capacitación
FAO/DANIDA mencionados supra, documentos de trabajo de proyectos de la FAO
sobre el terreno y folletos y notas de carácter técnico compilados por el Centro de
Semillas. En 1983 se publicó una edición provisional de esta Guía en un número
limitado de ejemplares, que se distribuyeron con el fin de recibir comentarios. La
presente edición se ha revisado a la luz de los comentarios de los lectores de aquélla, y
se han añadido ilustraciones.

El incremento de las tasas de plantación de árboles, que es evidente en la actualidad en


tantos países, subraya más que nunca la necesidad de disponer de buenas semillas. La
calidad de la semilla tiene un efecto decisivo sobre la calidad de los árboles
establecidos y sobre la economía de su plantación. Su importancia es la misma ya se
trate de plantar en plantaciones comerciales a gran escala, bosques de granja difusos
en pequeña escala o árboles individuales dispersos. La calidad de la semilla comprende
tanto su viabilidad fisiológica y su vigor como su calidad genética -su capacidad para
producir descendientes sanos que se adapten bien al lugar en el que se plantan y a los
productos o servicios que se pretende obtener de ellos. La presente Guía se refiere a la
calidad fisiológica de las semillas, y es de esperar que sea útil especialmente para los
países en desarrollo tropicales, donde las publicaciones sobre manipulación de semillas
forestales son escasas en comparación con las que se refieren a las zonas templadas.

M.A. Flores Rodas


Subdirector General
Departamento de Montes

AGRADECIMIENTOS

La Guía ha sido compilada por R.L. Willan, Consultor. Los especialistas siguientes
efectuaron por escrito valiosos comentarios sobre borradores anteriores: H. Barner, F.T.
Bonner, A.G. Gordon, S.K. Kamra, F. Ng, P.G. Pattanath, M. Robbins, M. Simak. B.
Suszka, J.W. Turnbull y B. Wang.

Las ilustraciones proceden de muchas fuentes distintas; muchas de ellas han aparecido
ya en publicaciones anteriores. La FAO y DANIDA expresan su gratitud a todos los que
generosamente han proporcionado ilustraciones y han autorizado su reproducción. La
fuente de cada ilustración figura en el pie correspondiente. El dibujo de la cubierta es
obra de M. Robbins.

2
Se agradecen las facilidades y la ayuda de todo el personal del Centro de Semillas
Forestales de DANIDA y del personal de la biblioteca del Instituto de Silvicultura de la
Commonwealth (CFI), en Oxford.

DANIDA

ORGANIZACION DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA


ALIMENTACION
Roma, © FAO 1991

Los hiperenlances que remiten a sitios Internet distintos de los de la FAO no implican,
de parte de la Organización, ratificación oficial o responsabilidad respecto a opiniones,
ideas, datos o productos presentados en dichos sitios, o una garantía de validez acerca
de las informaciones que contienen. El único propósito de los enlaces a sitios distintos
de los de la FAO es proporcionar otras informaciones disponibles sobre asuntos
conexos.

La presente versión electrónica de este documento ha sido preparada utilizando


programas de reconocimiento óptico de texto (OCR). La FAO declina cualquier
responsabilidad por las eventuales diferencias que puedan existir entre esta versión y la
versión original impresa.

INDICE

Capítulo 1 INTRODUCCION

Finalidad y contenido de la presente Guía

La importancia de las semillas en la silvicultura actual

Capítulo 2 DESARROLLO DE LA SEMILLA Y EL FRUTO, GERMINACION Y


LATENCIA

Introducción

Polinización y fecundación

Desarrollo de la semilla en las angiospermas

Desarrollo del fruto en las angiospermas

3
Dispersión de la semilla en las angiospermas

Desarrollo de la semilla en las gimnospermas

Desarrollo del fruto en las gimnospermas

Dispersión de la semilla en las gimnospermas

Germinación de la semilla

Latencia

Riesgos de la producción de semillas

Capítulo 3 PLANIFICACION DE LA RECOLECCION DE SEMILLA

Introducción

Determinación de especies, procedencias y rodales

Especies

Procedencias

Rodales

Determinación de las cantidades de semilla

Determinación del año de la recolección

Efecto de la periodicidad

Recuento de la frusctificación

Métodos de calificación de la fructificación

Estimación del contenido de semillas completas por el procedimiento de


corte

Determinación de las fechas de recolección idóneas

Métodos de laboratorio

Métodos sobre el terreno

Recolección de semillas inmaduras

4
Determinación de los árboles en que se va a recolectar

Recolecciones en gran escala

Recolecciones en pequeña escala con fines de investigación

Recolecciones de un único árbol

Recolecciones monoclónicas

Recolecciones con fines de conservación

Acopio de los recursos necesarios para la recolección

Consideraciones especiales en caso de expediciones internacionales

Capítulo 4 RECOLECCION DE LA SEMILLA

Introducción

Recolección, del suelo del bosque, de frutos o semillas caídas

Caída natural

Sacudimiento manual

Sacudimiento mecánico

Recolección de la semilla después de su dispersión

Escondrijos de animales

Recolección en las copas de árboles cortados

Recolección en árboles en pie con acceso desde el suelo

Recolección manual

Cortar, romper y aserrar

Uso de rifles

Recolección de árboles en pie a los que se accede mediante trepa

Trepa a la copa por el fuste

5
Trepa directa a la copa

Trepa y recogida de frutos dentro de la copa

Recolección de árboles en pie con otros medios de acceso

Productividad en la recolección de frutos

Capacitación y seguridad

Capítulo 5 MANIPULACION DEL FRUTO Y LA SEMILLA ENTRE LA


RECOLECCION Y EL PROCESAMIENTO

Introducción

Mantenimiento de la viabilidad

Extracción de la semilla cerca del lugar de recolección

Mantenimiento de la identidad

Transporte

Precauciones especiales con las semillas recalcitrantes en los trópicos


húmedos

Capítulo 6 PROCESAMIENTO DE LA SEMILLA

Introducción

Operaciones previas a la extracción

Almacenamiento temporal en la instalación de procesamiento

Limpieza previa

Oreo previo

Métodos de extracción

Despulpado

Secado de los frutos sin calor artificial

Secado bajo techo

6
Secado al sol

Secado de los frutos con calor artificial

Tipos de estufas de secado

Estufas de bandeja fija

Estufas progresivas verticales

Estufas progresivas horizontales

Estufas de tambor giratorio

Estufas portátiles

Precauciones de seguridad

Separación

Volteado

Trillado

Otros métodos de extracción

Operaciones después de la extracción

Separación de las alas

Métodos de limpieza de la semilla

Tamizado o cribado

Clasificación en función de la longitud

Aventamiento

Flotación en un líquido

Limpieza por fricción

Separación por peso específico

Otros métodos de limpieza

7
Clasificación

Control del contenido de humedad

Relación entre el contenido de humedad de la semilla y la humedad


atmosférica

Secado de semillas ortodoxas

Mezclado antes del almacenamiento

Capítulo 7 ALMACENAMIENTO DE LA SEMILLA

Introducción

Longevidad natural de las semillas de árboles

Semillas ortodoxas de cubierta dura

Semillas ortodoxas sin cubierta dura

Semillas recalcitrantes

Factores que afectan a la duración de la vida de la semilla almacenada

Estado de la semilla

Condiciones de almacenamiento y envejecimiento de las semillas

La atmósfera del almacenamiento

El contenido de humedad de la semilla

Temperatura del almacenamiento

Luz

Elección del método de almacenamiento

Almacenamiento a la temperatura y la humedad del ambiente

Almacenamiento en seco con control del CH pero no de la temperatura

Almacenamiento en seco con control del CH y de la temperatura

8
Almacenamiento en seco con fines de conservación de recursos
genéticos a largo plazo

Almacenamiento en húmedo sin control del CH ni de la temperatura

Almacenamiento en frío húmedo con control de la temperatura

Otros métodos

Recipientes para el almacenamiento

Materiales plenamente permeables a la humedad y los gases

Materiales completamente impermeables, cuando están cerrados


herméticamente, a la humedad y los gases

Materiales resistentes a la humedad, pero no totalmente impermeables

Utilización de deshidratantes en los recipientes

Diseño e ingeniería de instalaciones para el almacenamiento de semillas

Capacidad del almacenamiento

Diseño y equipo

Envío de la semilla

Capítulo 8 TRATAMIENTO PREVIO DE LA SEMILLA

Introducción

Tipos de latencia

Tratamientos para romper la latencia de la cubierta o exógena

Métodos físicos

Remojado en agua

Tratamiento con ácido

Métodos biológicos

Calor seco y fuego

9
Tratamientos especiales para romper la latencia mecánica

Tratamiento para romper la latencia del embrión o endógena

Latencia morfológica

La estratificación en frío como medio de romper la latencia fisiológica

Otros métodos de enfriamiento previo en húmedo

Tratamiento químico de la latencia fisiológica

Otros tratamientos para romper la latencia endógena

Tratamientos para romper la latencia doble

Acondicionamiento y revestimiento protector de las semillas

Usos

Materiales y métodos

Otros tipos de tratamiento previo

Capítulo 9 ENSAYO DE LA SEMILLA

Introducción

Toma de muestras

Mezclado

Utilización de sondas tomamuestras

Reducción del tamaño de las muestras compuestas

Métodos de división no mecánicos

Métodos de división mecánicos

Peso de la muestra

Análisis de pureza

Peso de la semilla

10
Ensayos de germinación

Equipo de germinación

Condiciones de la germinación

Condiciones de germinación de determinadas especies

Evaluación

Energía de germinación

Valor de germinación

Ensayos de germinación en el vivero

Determinación de la homogeneidad de los resultados de la germinación

Combinación de los ensayos de pureza y germinación

Ensayos para determinar indirectamente la viabilidad

Ensayo de corte

Ensayo topográfico de tetrazolio

Ensayo de excisión del embrión

Métodos radiográficos

Peróxido de hidrógeno

Determinación del contenido de humedad

Otros ensayos

Determinación de la autenticidad

Determinación de daños y estado sanitario

Cálculo de los resultados

Pureza

Peso de la semilla

11
Germinación

Determinación indirecta de la viabilidad

Interpretación de los resultados

Repetición de ensayos

Consideraciones especiales respecto de las semillas recalcitrantes de los


bosques higrofíticos tropicales

Apéndice 1 Documentación sobre semillas

1 A Ejemplo de sistema integrado de formularios para el registro de datos sobre


semillas, utilizado en Sabah

Cuadro 1 Rodales semilleros de centro de investigación forestal


Cuadro 2 Resumen de formularios y uso
Formulari
1 Nota de petición de recolección de fruto
o
" 2 Notificación de envío del fruto recolectado
" 3 Etiqueta para sacos de recolección
" 4 Registro de extracción de semilla
" 5 Registro de existencias y salidas de semilla
" 6 Etiqueta para recipiente de semilla en almacenamiento
Ensayo de pureza y germinación, sobre/para transporte
" 7
de muestras de semilla
Análisis del contenido de humedad, formulario para
" 8
transporte de muestras de semilla
" 9 Hoja de registro de ensayos de muestras
1
" Ensayo de germinación y pureza
0
1
" Resumen de los resultados de los ensayos
1
1
" Formulario de petición/expedición de semilla
2
1
" Lista de comprobación de pedidos de semilla
3
1
" Registro de germinación en vivero
4
" 1 Informe sobre ensayo de germinación final

12
5

1 B Selección de ejemplos de hojas de datos sobre origen de semillas

1B1 OCDE (Certificado de procedencia)


1B2 Estación de Investigación Silvícola de Tanzanía
1B3 Servicio Forestal de Columbia Británica
1B4 Servicio Forestal de Columbia Británica
1B5 Servicio Forestal de Columbia Británica
1B6 Centro de Semillas Forestales de DANIDA
1B7 Estación Forestal Experimental de Petawawa
1B8 Proyecto Tailandés-danés sobre el Pino
1B9 Instituto de Silvicultura de la Comonwealth
1B10 División de Investigaciones Forestales, CSIRO, Canberra
1B11 Banco de Semillas, ESNACIFOR, Honduras

1 C Selección de ejemplos de otros formularios de semillas

1C1 Costos de la recolección de conos, Columbia Británica


1C2 Registro de números de identidad:
I Indice de números de identidad en serie
1C3 Registro de números de identidad:
II Indice de especies
1C4 Extracción de semillas, Proyecto Tailandés-danés sobre el Pino
Germinación de semillas, Proyecto Tailandés-danés sobre el
1C5
Pino
1C6 Existencias de semillas, Proyecto Tailandés-danés sobre el Pino
Combinación de tarjetas de datos sobre semillas, Proyecto
1C7
Tailandés-danés sobre el Pino
Combinación de tarjetas de datos y existencias de semillas,
1C8
Dinamarca
1C9 Certificado internacional de lote de semilla, ISTA
Hoja de datos sobre germinación para réplicas de igual peso,
1C10
Australia
Formularios para estudio y evaluación de cosechas de conos,
1C11
Columbia Británica
1C12 Hoja de registro para ensayos de muestras de semilla
1C13 Combinación de hojas para ensayos de semillas, Reino Unido

13
1C14 Nota normalizada de envío y certificado de semillas, Australia

Apéndice 2 Consideraciones sobre el diseño y equipamiento de instalaciones para el


almacenamiento prolongado de semillas con fines de conservación genética
(especies ortodoxas)

Apéndice 3 Instalaciones para el almacenamiento prolongado de semillas del proyecto


regional de recursos genéticos de Turrialba, Costa Rica (detalles
constructivos)

Apéndice 4 Utilización de congeladores para el almacenamiento prolongado de


pequeñas cantidades de semilla

Apéndice 5 Logística de la recolección de 200 kg de semilla de Pinus caribaea

Apéndice 6 Lista anotada de equipo que puede necesitarse al recolectar semilla y


especímenes para herbarios o acopiar información sobre el lugar

Apéndice 7 Glosario

Apéndice 8 Bibliografía

Bibliografía seleccionada
(algunas referencias)

Indice de Nombres Latinos

Indice Temático

LISTA DE ILUSTRACIONES

1.1 Superficies totales estimadas de plantaciones forestales en el Africa tropical, la


América tropical y el Asia tropical 1975–1985

1.2 Tasas anuales estimadas de plantación. Brasil, India y Africa tropical

1.3 Efecto de la elección de especies sobre la cantidad de semilla necesaria por


unidad de superficie

2.1 Sección longitudinal de un pistilo típico justo antes de la fecundación

2.2 Secciones longitudinales de semillas maduras de Paulownia tomentosa y Tectona


grandis

2.3 Ejemplos de diferentes tipos de frutos

14
2.4 Sección longitudinal de un óvulo de Pinus durante el período de desarrollo de los
tubos polínicos que precede a la fecundación

2.5 Ejemplos de germinación en dos Sterculiaceae de Africa occidental. Epigea en


Mansonia altissima e hipogea en Cola nitida

3.1 Regiones de procedencia de Pinus caribaea y P. oocarpa en Honduras

3.2 Producción de conos de abeto de Douglas, Distrito Forestal de Vancouver, 1935–


1974

3.3 Ejemplo de cortadora de conos empleada para estimar la producción de semilla en


una sección longitudinal

3.4 El contenido de semilla se estima contando las semillas buenas en una sola
superficie de cada uno de varios conos cortados longitudinalmente

4.1 Técnica de lanzamiento de hilo

4.2 Sacudidora de árboles Schaumann

4.3 Embudo para recoger semilla de Acacia aneura

4.4 Máquina de recuperación con red

4.5 Utilización de una cosechadora de semillas por aspiración

4.6 Selección de equipo para la recolección de semillas de Acacia

4.7 Sierras, tijeras, rastrillos y otras herramientas de mano para recolectar los frutos
de los árboles

4.8 La sierra de cadena flexible “High Limb”

4.9 Espuelas de trepa

4.10 Utilización de una escalera desmontable de dos montantes

4.11 Escalera desmontable de un solo montante

4.12 Bicicleta para árboles, o “baumvelo”

4.13 Utilización de la bicicleta para árboles

4.14 Recolección manual de conos de Larix. Bicicleta para árboles

15
4.15 Utilización de una herramienta manual y una cuerda de seguridad larga para
recolectar frutos en la copa

4.16 Control del descenso por el propio trepador mediante el método de bloqueo de la
cuerda de seguridad larga

4.17 Utilización de una plataforma con brazo extensible para recolectar conos

5.1 Soportes tipo caballete para el almacenamiento temporal de conos

5.2 Cestos de alambre para el almacenamiento temporal de conos

5.3 Alamacenamiento temporal de conos en cajas

5.4 Estructura temporal para secar cápsulas de eucalipto

6.1 Cobertizos para el oreo previo, con soportes al aire libre

6.2 Vista desde arriba de la separadora Dybvig

6.3 Secado al sol de conos de pino bajo cubierta de polietileno transparente

6.4 Secado al sol de conos de Pinus kesiya y Pinus merkusii en tambores giratorios

6.5 Secado al sol de conos de pino

6.6 Acondicionamiento de estufas. Introducción de bandejas apiladas

6.7 Vista interior de una estufa con bandejas

6.8 Estufa giratoria

6.9 Estufa para conos portátil

6.10 Volteadora de conos

6.11 Caseta de dos pisos con volteadora de conos

6.12 Trilladora cónica elástica

6.13 Trilladora de palas de 15 cm de la CSIRO

6.14 Hormigonera que se utiliza para quitar las alas de las semillas

6.15 Máquina Missoula para quitar las alas a pequeños lotes de semilla

16
6.16 Semillas de Liriodendron tulipifera antes y después de quitárseles las alas

6.17 Aventadoras eléctricas de laboratorio

6.18 Limpiadora de semillas de fabricación local

6.19 Limpiadora de semillas de aire y cribas

6.20 Separador de semillas

6.21 Contenido de humedad en equilibrio de semilla de trigo, con curvas distintas para
la desorción y absorción

6.22 Porcentajes de contenido de humedad de semilla fresca de Pinus palustris en


equilibrio con el aire a diversas temperaturas y humedades relativas

6.23 Contenido de humedad en equilibrio en tres especies ortodoxas

6.24 Contenido de humedad en equilibrio de cuatro especies recalcitrantes

7.1 Recipientes herméticos para almacenar semilla

7.2 Interior de una cámara fría para almacenar semilla

7.3 Ejemplos de distintos tipos de recipientes que se utilizan para almacenar o enviar
semilla

8.1 Efecto de varios tratamientos previos a la siembra sobre la germinación de la falsa


acacia

8.2 Beneficios de la estratificación en frío como método para acelerar la germinación


del pino de incienso

8.3 Efecto de diversos tratamientos previos sobre la germinación de Pinus elliottii

8.4 Efecto del tratamiento previo sobre la germinación de Acacia mangium

8.5 Artesa para enjuagar las semillas tratadas con ácido

8.6 Sistema para tratar grandes lotes de semilla con ácido

8.7 Estratificación a la intemperie, con arena, de Juglans nigra

8.8 Disposición ideal para la estratificación en un tambor de gran tamaño

17
8.9 Semillas de pino de incienso preparadas para la estratificación en una bolsa de
plástico

8.10 Efectos de varios tratamientos para romper la latencia doble en Cercis canadensis

8.11 Procedimiento que recomienda el Servicio Forestal de los Estados Unidos para
preparar un repelente y aplicarlo a las semillas de Pinus elliottii

8.12 Gráfico de operaciones que recoge la eliminación de semillas dañadas


mecánicamente y llenas pero muertas conforme a los métodos PREVAC e IDS

8.13 Semillas en germinación de Pinus caribaea y P. oocarpa tratadas con


IDS/PREVAC

9.1 Sonda para tomar muestras de semilla

9.2 Partidor aleatorio de cubetas

9.3 Partidores de cono invertido

9.4 Partidores de semilla (A) Boerner (B) Gamet

9.5 Pantalla de cristal opaco para realizar ensayos de pureza y determinar el número
de semillas por kilogramo

9.6 Dos tipos de balanza para pesar semilla que se utilizan en laboratorios

9.7 Tablero de recuento con semillas de Celtis laevigata

9.8 Placa de recuento de un contador de semillas por aspiración

9.9 Armario abierto para germinación de semillas y grupo de armarios

9.10 Germinadora Conviron G 30

9.11 Cajas de germinación, una transparente y otra negra, para el ensayo de semillas

9.12 Cubeta de Copenhaguen y rollos de papel filtro para ensayos de germinación

9.13 Bellotas de Quercus alba germinando en Kimpak

9.14 Germinación de semillas de abeto Douglas y pino torcido

9.15 Radiografía con rayos X de frutos de teca, en los que se observa una variación en
el número de lóculos

18
9.16 Radiografías con rayos X que muestran distintas clases de embrión y endosperma
en las semillas de coníferas

9.17 Radiografía con rayos X de semillas de Pinus caribaea

9.18 Semillas de Quercus cortadas por la mitad para pasar a la estufa, a fin de
determinar su contenido de humedad

9.19 Humidímetro eléctrico Dole para semillas

9.20 Humidímetros eléctricos

Capítulo 1 INTRODUCCION
Finalidad y contenido de la presente Guía
Durante el pasado decenio se ha incrementado afortunadamente el número de
publicaciones dedicadas a las semillas forestales. Algunas de ellas se referían a
determinados géneros importantes, como por ejemplo Eucalyptus (Boland y otros 1980),
Acacia (Doran y otros 1983) o Prosopis (Ffolliot y Thames 1983). Otras se ocupaban de
una determinada operación, como por ejemplo la recolección de la semilla (Yeatman y
Nieman 1978, Mittak 1978, Robbins y otros 1981). Otras se ocupaban de una manera
más amplia de toda la gama de operaciones de manipulación de semillas en un
determinado país, como por ejemplo los Estados Unidos (Schopmeyer 1974), Francia,
(CEMAGREF 1982), el Reino Unido (Gordon y Rowe 1982) o Colombia (Trujillo
Navarrete). Las notas de clase preparadas para el Curso FAO/DANIDA de Capacitación
en Recogida y Manipulación de Semillas Forestales (FAO 1975b) abarcan todos los
aspectos de la recolección de semillas y comprenden ejemplos de varias especies
tropicales, y diversos autores que trabajan en los trópicos han presentado valiosas
ponencias a varias reuniones del Grupo de Trabajo S2.01.06 de la Unión Internacional
de Organizaciones de Investigación Forestal (IUFRO) sobre problemas de las semillas,
especialmente al Curso práctico IUFRO/ISTA/INIF sobre problemas de las semillas
tropicales que se celebró en México en octubre de 1980 y al Simposio de la IUFRO
sobre calidad de las semillas de especies arbóreas forestales tropicales y subtropicales,
celebrado en Bangkok en mayo de 1984.

No obstante, seguía siendo necesaria una visión sistemática y actualizada de los


principios de la manipulación de semillas de árboles forestales y su aplicación a los
problemas específicos de las semillas forestales tropicales. La presente Guía es un
intento de llenar ese vacío. Está dirigida a ingenieros forestales, recolectores de
semillas, investigadores y proveedores, viveristas, horticultores y a todos los
interesados en la manipulación y utilización de semillas forestales, tanto aficionados
como profesionales.

Los manuales más completos sobre manipulación de semillas constan de una primera
parte en la que se describe el principio de la manipulación de semillas en general y una
segunda en la que se resumen las características específicas de cada especie y los

19
métodos de manipulación que se recomiendan para ella (véanse por ejemplo
Schopmeyer 1974, Gordon y Rowe 1982). La presente Guía se refiere únicamente a los
principios generales. El Centro de Semillas Forestales de DANIDA tiene previsto
complementarla publicando: a) una serie de folletos sobre semillas de distintas
especies, con información pormenorizada y prescripciones para ellas, y b) una serie de
notas técnicas, con descripciones de determinadas técnicas y componentes del equipo
de manipulación de semillas. Cabe aducir que, si se dispone de una guía práctica clara,
no hay apenas necesidad de describir los principios. Sin embargo, para el manipulador
de semillas curiosos e inquisitivo son evidentes las ventajas de saber no solamente qué
debe hacer, sino también el por qué, de seguir una explicación racional en vez de un
rígido “recetario”. Por otra parte, en el caso de muchas especies tropicales siguen
faltando los conocimientos necesarios para formular unas prescripciones de
manipulación normalizadas; en esos casos, es posible que el manipulador de semillas
tenga que efectuar su propia investigación para determinar cuáles son los mejores
métodos en las condiciones locales, y se beneficiará del acceso a una bibliografía en la
que podrá encontrar una amplia gama de experiencias con otras especies. Se espera
por consiguiente que esta Guía proporcione un marco útil para una información más
específica sobre especies y técnicas determinadas. Aunque siempre que ha sido
posible se han utilizado ejemplos referidos a especies tropicales, cuando no se disponía
de experiencia específica de las zonas tropicales se ha citado también la experiencia de
zonas templadas.

Tras el presente capítulo (Capítulo 1) figura en esta Guía una visión simplificada y
concisa de la biología de la semilla (Capítulo 2). Los capítulos siguientes describen la
planificación y realización de la recolección de semillas (Capítulos 3 y 4), la
manipulación de las semillas entre la recolección y el procesamiento (Capítulo 5), el
procesamiento de las semillas (Capítulo 6), el almacenamiento (Capítulo 7), el
tratamiento previo (Capítulo 8) y el ensayo (Capítulo 9). Los apéndices comprenden
ejemplos de documentación de semillas y diseño de instalaciones para el
almacenamiento de largo plazo, una bibliografía y ejemplos de la logística y el equipo
que intervienen en la recolección de semillas. Como Apéndice 7 figura un glosario que
puede resultar de utilidad, especialmente para entender los términos botánicos que se
emplean en el Capítulo 2.

La Guía se ha compilado a partir de un estudio de la literatura sobre temas forestales y


se ha apoyado considerablemente en la experiencia que se recoge en las referencias
citadas en la página 1, y también en publicaciones anteriores como las de Baldwin
(1955), Holmes y Buszewicz (1958) y Morandini y Magini (1962). Se hace poca
referencia a la citología y bioquímica básicas de las semillas; los conocimientos actuales
se basan principalmente en investigaciones efectuadas sobre semillas agrícolas, y
siguen siendo incompletos. Los lectores que deseen obtener más información en los
estudios fundamentales dedicados a estos aspectos deben acudir a textos como los de
Kozlowski (1972), Roberts (1972), Heydecker (1973), Mayer-Poljakoff-Mayber (1975) y
Bewley y Black (1983). Entre las publicaciones periódicas que recogen información
nueva figuran “Seed Science and Technology” (la revista de la ISTA), “Advances in
Research and Technology of Seeds” (Wageningen, Países Bajos), “Seed Abstracts”
(Commonwealth Agricultural Bureaux, Reino Unido) y “Journal of Seed Technology” (la
revista de AOSA).

La importancia de las semillas en la silvicultura actual

20
En muchos países del mundo aumenta cada año el número de árboles que se plantan.
En un estudio reciente (Lanly 1982) se ha estimado que la superficie de plantaciones
forestales en los países tropicales pasará de 11,5 millones de hectáreas en 1980 a 17,0
millones en 1985, lo que supone un incremento del 48 por ciento en cinco años. De los
11,5 millones de hectáreas a finales de 1980, el 40 por ciento se había plantado en los
cinco años anteriores. Se espera que la tasa media anual de plantación pase de 0,92
millones de hectáreas en el período 1976–1980 a 1,10 millones en el período 1981–
1985, lo que supondría un incremento del 20 por ciento. En muchos países templados
están también en curso amplios programas de plantación. Además de las nuevas
plantaciones, cada año debe llevarse a cabo, a una escala considerable, la replantación
de plantaciones cosechadas de especies que no forman monte bajo.

Por grandes que puedan parecer esas superficies, equivalen a sólo una décima parte
aproximadamente de la superficie de bosque natural que se destruye en los trópicos en
ese mismo período. No hay duda de que a partir de 1985 será preciso incrementar aún
más las tasas de plantación.

Las plantaciones forestales son un poderoso instrumento del que disponen los
ingenieros forestales en sus permanentes esfuerzos por elevar la productividad por
unidad de superficie -la única manera de conciliar la creciente demanda de productos y
servicios forestales, por un lado, con el descenso de la superficie de tierra dedicada a la
silvicultura por otro. La combinación de una preparación intensiva del terreno con la
utilización de material de vivero uniforme y bien desarrollado, plantado con un
espaciamiento uniforme, incrementa el crecimiento y el rendimiento, reduce la duración
de la rotación, facilita los cuidados y la cosecha y mejora la calidad y uniformidad de la
madera en comparación con el bosque natural. Las plantaciones ofrecen también la
posibilidad de utilizar a gran escala el material genéticamente mejorado que obtienen
los fitogenetistas. Aunque no se trata de sustituir indiscriminadamente todo el bosque
natural por plantaciones, la utilización sensata de éstas puede reducir por sí misma, al
ofrecer otra posible fuente de productos forestales, la presión que se ejerce sobre el
bosque natural que aún existe y de esa manera contribuir a conservarlo como hábitat y
fuente de diversidad genética.

Las plantaciones no sólo desempeñan un importante papel como productoras de


madera para construcción y para pulpa y paneles a base de madera para las industrias
forestales; también en muchos países son importantes localmente las plantaciones para
obtener leña y postes y los bosques de granja. La plantación de árboles no se limita a
las plantaciones en bloque. La plantación de cortinas cortavientos y la plantación
dispersa para estabilizar el suelo, mejorar el hábitat, construir lugares de ocio urbanos y
rurales o como parte de un sistema agrosilvícola son otros tantos tipos de plantación
que redundan en beneficio del medio ambiente del ser humano. Con esa variedad de
fines, no es de extrañar que en muchos países sigan creciendo la escala de la
plantación de árboles y la diversidad de especies plantadas. El actual interés por la
agrosilvicultura, muy superior al del pasado, ofrece la posibilidad de ensayar toda una
nueva serie de especies. La característica esencial será la capacidad para crecer en
relación simbiótica con cultivos agrícolas, y en ello intervendrán criterios como el hábito
radical, la capacidad de fijar el nitrógeno y usos de fines múltiples (alimento, madera o
cobijo). La escasa estatura puede ser una ventaja, y los arbustos pueden llegar a ser
tan importantes como los árboles. Esta nueva situación comportará, en el ámbito de la
recolección y manipulación de semillas, nuevas oportunidades y nuevos problemas.

21
Con algunas excepciones, especialmente entre los álamos y sauces y en algunas
especies tropicales de Casuarina, los árboles se propagan mediante semillas, y la
idoneidad y calidad de éstas influyen de manera muy considerable en el éxito de las
plantaciones que se efectúan a partir de ellas. Está ampliamente aceptado que la
utilización de semillas viables procedentes de rodales de gran calidad intrínseca es la
mejor manera de garantizar unas plantaciones de crecimiento rápido y sanas, capaces
de rendir madera de gran calidad (Aldhous 1972). La calidad de la semilla comprende
tanto la calidad genética como la calidad fisiológica. La presente Guía se refiere a la
calidad fisiológica. A la calidad genética se hacen sólo breves referencias, por ejemplo,
en el Capítulo 3 al tratar de la planificación de la recolección de las semillas, y para un
análisis completo de la cuestión el lector puede acudir a estudios pormenorizados sobre
mejora genética de árboles como los de Wright (1976), Faulkner (1975), Burley y Wood
(1976), FAO (1974, 1980), Nienstaedt y Snyder (1974), Rudolf y otros (1974), Barber
(1969), van Buijtenen y otros (1971) y Zobel y Talbert (1984).

1.1 Superficies totales estimadas de plantaciones forestales 1.2 Tasas anuales de plantación estimadas (plantaciones
en el Africa tropical (37 países), la América tropical (23 forestales industriales y no industriales). Tendencias
países) y el Asia tropical (16 países), 1975–1985. (Fuente: recientes en tres importantes zonas de plantación

22
Lanly 1982) tropicales: el Brasil, la India y el Africa tropical. (Fuente:
Lanly 1981 a, 1981 b, 1981 c)

23
1.3 Efecto de la elección de especies sobre la
cantidad de semillas necesaria por unidad de
superficie. La superficie total del cuadrado
correspondiente a cada especie es proporcional
al peso de la semilla necesaria en g/ha; esta cifra
aparece a continuación del nombre de la especie.
Excepto en el único ejemplo de siembra aérea de
E. delegatensis, el método de establecimiento es
plantación de material desarrollado en viveros.

Hay que hacer hincapié en que la expresión “buena semilla” comporta tanto una semilla
muy viable y vigorosa como una semilla genéticamente idónea para el lugar en que se
planta y los fines con que se planta. Puede ocurrir que una semilla fisiológicamente
buena tenga por resultado el establecimiento satisfactorio de una plantación, pero que
ésta sea de escaso vigor debido a que crece con lentitud, no se adapta bien al lugar o
no produce el tipo de madera adecuado porque no se eligió correctamente la
procedencia o genotipo. Por otra parte, no tiene mucho sentido producir semilla
genéticamente mejorada, a un costo superior, si esa semilla luego muere debido a unas
técnicas de manipulación deficientes y ha de ser sustituida o suplementada por semilla
de inferior calidad para conseguir los objetivos de plantación. La manipulación correcta
de las semillas es un complemento esencial de la mejora genética.

Además de la calidad, la cantidad es importante en la producción de semillas. En los


rodales naturales, la variación en la cantidad de semilla producida afecta a la decisión
del ingeniero forestal respecto a los años en los que se ha de recolectar semilla y los
árboles en los que ha de recolectarse, tal como se describe en el Capítulo 3. Una
gestión más intensiva le ofrece la oportunidad de estimular una producción de semillas
abundante en tipos genéticamente superiores mediante un tratamiento deliberado, por
ejemplo aclareo de rodales semilleros o una combinación de espaciamiento inicial,
riego, abono y aclareo en huertos semilleros, pero los programas de suministro de
semillas deben comprender medidas encaminadas a mejorar cuantitativamente la
producción, no sólo a mejorar la calidad genética de las semillas y la eficiencia de la
recolección y manipulación.

Aunque abunda la información publicada sobre manipulación de semillas en las zonas


templadas, la bibliografía sobre la experiencia tropical en materia de semillas forestales
es incompleta y se encuentra dispersa. Al recapitular los principios de la manipulación
de semillas derivados de la experiencia en zonas templadas, la presente Guía trata de
ilustrar esos principios, en la medida de lo posible, con ejemplos relativos a especies
tropicales. Al mismo tiempo, hay que subrayar que la variación biológica de las semillas
es grande, y es posible que algunas técnicas que se practican habitualmente con
buenos resultados en las zonas templadas, como por ejemplo la estratificación o el
enfriamiento previo, no resulten de utilidad alguna en los trópicos. Es peligroso
extrapolar la experiencia de las zonas templadas a las especies tropicales, la
experiencia de los trópicos secos a las especies del bosque higrofítico o la experiencia
de la agricultura tropical a las semillas de árboles forestales tropicales sin efectuar los
ensayos correspondientes en cada caso.

En el último decenio se han publicado valiosas listas de equipo y proveedores. La


publicada por la ISTA (1982) comprende equipo utilizado en el ensayo de semillas. Otra
lista anterior compilada por Bonner (1977) comprende todas las operaciones que van
desde la recolección hasta el ensayo de las semillas, y figura en él nombres de usuarios
y proveedores de equipo. Tanto el equipo como las técnicas deben adaptarse a las

24
especies y condiciones locales. Por ejemplo, las semillas de cubierta dura y gran
longevidad natural que se producen regularmente todos los años no precisan para su
almacenamiento más que una habitación bien ventilada y dotada de protección contra
plagas y enfermedades. Un refrigerador o “congelador” doméstico puede bastar
perfectamente para el almacenamiento de largo plazo cuando cada año se van a utilizar
solamente pequeñas cantidades. En algunos países puede ser esencial contar con
grandes dependencias y equipo mecanizado, pero no se debe incurrir en fuertes gastos
al respecto sin haber efectuado antes una evaluación completa de las posibles
opciones.

La cadena de operaciones de manipulación de las semillas no es más fuerte que su


eslabón más débil. Por consiguiente, para mantener la viabilidad de la semilla en todo el
proceso, desde el árbol padre hasta el semillero del vivero, es preciso prestar gran
atención a todas las fases. Cuando una semilla pierde su viabilidad en una de las fases
iniciales del proceso, ni los mejores métodos de almacenamiento o tratamiento previo
lograrán resucitarla. Una extracción y una limpieza perfectas de semilla son una pérdida
de dinero si ésta muere después debido a unas condiciones de almacenamiento
incorrectas o a una manipulación descuidada en el tránsito. Los mayores riesgos para la
semilla se producen durante el almacenamiento temporal que sigue inmediatamente a
la recolección, durante el transporte a la instalación de procesamiento y una vez más
durante el transporte del almacén de semillas al vivero. Es en estos períodos en los que
no se dispone de equipo complejo y todo depende del sentido común y de una atención
meticulosa para garantizar una buena ventilación y evitar las temperaturas extremas.

“El intercambio internacional de semillas de árboles es una oportunidad de compartir la


riqueza forestal del mundo” (Baldwin 1955). El éxito generalizado de especies como
Pseudotsuga menziesii, Pinus radiata, Eucalyptus globulus y Tectona grandis es una
convincente demostración de las ventajas que muchos países pueden obtener de la
introducción de especies exóticas. En la actualidad muchos países practican la
cooperación internacional en materia de obtención de semillas, cooperación que viene
siendo apoyada desde hace mucho tiempo por organizaciones internacionales como la
FAO y la IUFRO. Y debe incrementarse. Al mismo tiempo, la circulación entre países
plantea sin duda algunos problemas adicionales desde el punto de vista del
mantenimiento de la viabilidad y la identidad de las semillas. Deben observarse las
normas fitosanitarias, comprendidas las relativas a inspección y tratamiento, a fin de
reducir al mínimo el riesgo de importar enfermedades nuevas y peligrosas. No obstante,
debe hacerse todo lo posible para eliminar todos los retrasos innecesarios en el tránsito,
incluidos los que imponen las aduanas, las autoridades fitosanitarias y las líneas
aéreas, así como para evitar los tratamientos mediante fumigación excesivos o
duplicados, que matan las semillas. Tanto el expedidor como el receptor deben conocer
perfectamente toda la normativa vigente en ese momento en el país exportador y en el
país importador, y han de planificar la expedición de semillas con tiempo suficiente para
asegurar el tránsito fluido y sin obstáculos del envío.

Salvo en algunas especies muy conocidas, como Tectona grandis, la investigación


sobre semillas forestales tropicales ha sido insuficiente si atendemos tanto a la
gravedad de los problemas como al gran número de especies que tienen un valor
potencial para las plantaciones. Es aún mucho lo que queda por aprender. Un primer
paso para ello es conocer bien la biología de la reproducción natural de cada especie.
En el caso de las especies de los trópicos secos que sobreviven naturalmente debido a

25
la latencia de la cubierta seminal, el almacenamiento no debe presentar grandes
problemas, y un programa de investigación modesto debe indicar el tratamiento previo
más adecuado para romper esa latencia e inducir una germinación uniforme en el
vivero. Mucho más difícil de resolver es el problema de conservar la viabilidad de las
semillas recalcitrantes de especies del bosque higrofítico tropical, especialmente de las
que no son capaces de sobrevivir a temperaturas inferiores a unos 10° C. Se han
sugerido diversas posibilidades (King y Roberts 1979), pero hasta el momento es poco
lo que se ha avanzado hacia un método práctico de almacenamiento que fuera aplicable
en proyectos de forestación en gran escala. Se precisa mucha más investigación para
resolver este problema. Hasta que se encuentre una solución, las dipterocarpáceas y
otras especies recalcitrantes de los bosques higrofíticos tropicales seguirán como en el
pasado sin servir para iniciar una silvicultura de plantaciones extensas.

Capítulo 2 DESARROLLO DE LA SEMILLA Y EL FRUTO,


GERMINACION Y LATENCIA
Introducción
Para manipular correctamente las semillas es esencial tener algunos conocimientos
sobre su biología. La utilización de semillas con fines de regeneración artifical posibilita
un considerable grado de control sobre las condiciones en que se recolectan, procesan,
almacenan y tratan, pero las características intrínsecas de la semilla son producto de
miles de años de adaptación a la regeneración natural bajo condiciones locales. El
conocimiento de la fenología de la floración permite al recolector determinar cuáles son
el momento y los métodos más adecuados para recolectar la semilla de una
determinada especie, al mismo tiempo que conocer la manera en que las semillas se
desarrollan en la naturaleza redundará en beneficio de su manipulación,
almacenamiento y tratamiento previo.

En el presente capítulo se ofrece una visión muy breve y simplificada de la biología de


las semillas en las angiospermas y las gimnospermas, aunque los detalles del
desarrollo de las semillas varían mucho entre los diferentes géneros. El lector que
desee obtener una información más completa debe acudir a textos clásicos sobre
biología de las semillas como los de Corner (1976), Bhatnagar y Johri (1972), Singh y
Johri (1972), Puritch (1972), Allen y Owens (1972) y Boland y otros (1980). Existen
pocas descripciones pormenorizadas del desarrollo de las semillas en los árboles
forestales tropicales.

Polinización y fecundación
Una semilla es una unidad reproductiva que se desarrolla a partir de un óvulo, por lo
general una vez fecundado éste. Tienen óvulos tanto las angiospermas (las auténticas
plantas con flores) como las gimnospermas (que comprenden las coníferas). En las
angiospermas los óvulos están totalmente encerrados dentro del ovario, mientras que
en las gimnospermas los óvulos son “desnudos”, y típicamente aparecen en pares en la
superficie superior y cerca de la base de cada escama de los conos femeninos. Como

26
las escamas del cono están siempre firmemente cerradas salvo en el momento de la
polinización y, después, cuando caen las semillas, la “desnudez” es sólo relativa.

El desarrollo de la semilla se inicia con la fecundación, la unión de un núcleo masculino


haploide procedente del grano de polen con un núcleo femenino haploide dentro del
óvulo para formar un nuevo organismo, que es diploide. La fecundación ha de estar
precedida por la polinización, la llegada de un grano de polen al estigma de la flor
femenina en las angiospermas o cerca del micrópilo del óvulo en las gimnospermas. Es
importante distinguir estos dos procesos de polinización y fecundación. (Fritsch y
Salisbury 1947). En la mayoría de las angiospermas el alargamiento del tubo polínico es
rápido, y entre la polinización y la fecundación transcurren sólo unos días, o incluso
unas horas. En algunas angiospermas (por ejemplo Liquidambar, algunas especies de
Quercus) y muchas gimnospermas (por ejemplo Pseudotsuga, Larix, Picea) transcurren
varias semanas o meses, mientras que en otras especies de Quercus y en muchas de
Pinus el intervalo es de entre un año y 14 meses (Krugman y otros 1974, Kozlowski
1971).

Desarrollo de la semilla en las angiospermas


En el momento de la fecundación el óvulo de una angiosperma típica consta de una o
dos cubiertas protectoras -los integumentos- y un tejido central -la nucela. Es frecuente
que los integumentos y la nucela estén claramente diferenciados sólo en la región del
micrópilo -el minúsculo poro situado en los integumentos a través del cual, en muchas
especies, entra en la nucela el tubo polínico. El óvulo está unido a la pared del ovario
por un filamento, el funículo.

La meiosis de una célula madre dentro de la nucela, seguida de varias divisiones


celulares mitóticas, lleva a la formación del saco embrional, una estructura haploide de
ocho núcleos y siete células que ocupa el espacio central dentro de la nucela
(Chuntanaparb 1975). Cuando el tubo polínico llega al saco embrional libera dos
gametos masculinos. Uno de éstos se une con uno de los núcleos del saco embrional
-la célula huevo- para formar un zigoto que después se convierte en la planta
embrionaria diploide. El segundo gameto masculino se une con otros dos núcleos
femeninos -los núcleos polarespara formar una célula triploide que después se convierte
en el endosperma, tejido que actúa como reserva nutricia para el embrión en
crecimiento. Los otros cinco núcleos del saco embrional (dos sinérgidas y tres células
antipodales) no desempeñan después función alguna en el desarrollo de la semilla.
Para que se desarrolle una semilla viable es necesario que se produzca
satisfactoriamente tanto la fecundación de la célula huevo como la triple fusión con los
núcleos polares.

27
2.1 Sección longitudinal de un pistilo típico justo antes de la fecundación. (Servicio Forestal,
Dpto. Agric. EE.UU.)

28
2.2 Secciones longitudinales de semillas maduras de: A) Paulownia
tomentosa, con un endosperma evidente. B) Tectona grandis, donde el
endosperma ha desaparecido y los cotiledones ocupan casi toda la
cavidad de la semilla. (Servicio Forestal, Dpto. Agric. EE.UU.)

2.3 Ejemplos de diferentes tipos de frutos:

A) Sección transversal de una cápsula de


B) Vaina abierta con semillas de Acacia aneura.
Eucalyptus preissiana, con lóculos, eje, placenta y
(FAO/División de Investigaciones Forestales, CSIRO,
óvulos. (División de Investigaciones Forestales,
Australia)
CSIRO, Australia)

29
C) Sámara de Triplochiton scleroxylon. D) Nuez (bellota) de Quercus rubra.
(Instituto de Investigaciones Forestales de Nigeria) (Servicio Forestal, Dpto. Agric. EE.UU.)

E) Drupa de Tectona grandis. (S.K. Kamra) F) Cono de Pinus oocarpa. (A.M.J. Robbins)

En el desarrollo del óvulo fecundado hasta convertirse en la semilla madura intervienen


varias partes distintas. Desde el exterior hacia el interior, son las siguientes:

1. Los integumentos del óvulo se convierten en la cubierta de la semilla madura.


Esta cubierta consiste a veces en dos revestimientos distintos, una cubierta
externa, típicamente firme, que es la testa, y otra interna, por lo general delgada
y membranosa, que es el tegmen. La testa protege al contenido de la semilla de
la desecación, los daños mecánicos o los ataques de hongos, bacterias e
insectos, hasta que se abre en la germinación (Krugman y otros 1974). No
obstante, entre las angiospermas la cubierta seminal presenta una gran
variación.
2. En algunos géneros puede persistir la nucela en forma de una capa delgada -el
perisperma- que está situada en la parte interna de la cubierta y que suministra
reservas nutritivas al embrión. En la mayoría de las angiospermas, en cambio,
desaparece pronto, y su función pasa a desempeñarla el endosperma.
3. El endosperma suele crecer con más rapidez que el embrión durante el período
que sigue inmediatamente a la fecundación. Acumula reservas de alimentos y en
su máximo desarrollo es rico en carbohidratos, grasas, proteínas y hormonas del
crecimiento (Kozlowski 1971). En algunas especies el endosperma sigue siendo

30
evidente y continúa ocupando más sitio en la semilla que el embrión, aun en las
semillas maduras. En otras especies, como Tectona, el embrión va absorbiendo
las reservas nutricias del endosperma durante sus últimas fases de desarrollo,
hasta que el endosperma desaparece cuando la semilla está madura.
4. El embrión ocupa la parte central de la semilla. Su grado de desarrollo cuando la
semilla está madura varía considerablemente según la especie. En los
embriones de algunas especies se pueden distinguir todas las partes de la
planta rudimentaria -la radícula, que en la germinación dará lugar a la raíz
primaria; las hojas de la semilla o cotiledones; la plúmula, de la que surgirá el
tallo primario, y el hipocótilo, que conecta los cotiledones con la radícula.
Cuando el embrión absorbe todas las reservas nutricias del endosperma, los
cotiledones gruesos y carnosos suelen convertirse en los principales órganos de
almacenamiento de alimento y ocupar casi toda la cavidad seminal.

Aunque la función de almacenamiento en el embrión suele estar desempeñada por los


cotiledones, en Anisophyllea, Barringtonia, y Garcinia se ocupa por entero de esa tarea
el hinchado hipocótilo que llena la cavidad seminal; en esos casos los cotiledones han
desaparecido o tienen un carácter residual (Ng 1978). Así ocurre también en Lecythis y
Bertholletia (Lubbock 1982), y de ahí que el contenido comestible de la castaña de Pará
o nuez del Brasil (Bertholletia excelsa) no sea el endosperma ni los cotiledones, sino el
hipocótilo.

En algunas especies, como por ejemplo Fraxinus excelsior, el embrión sigue siendo
pequeño y poco desarrollado cuando la semilla está ya lista para su dispersión, y se
precisa otro período en condiciones ambientales adecuadas para que madure el
embrión una vez caídas las semillas y antes de que éstas sean capaces de germinar.

En su forma más compleja, la semilla madura puede estar integrada por tejido diploide
procedente del árbol padre (la cubierta seminal, incluidos la testa y el tegmen, y el
perisperma), tejido triploide en el endosperma y tejido diploide de la nueva combinación
genética en la descendencia del embrión. Pero pueden faltar tanto el perisperma (casi
siempre) como el endosperma (con frecuencia). Los componentes esenciales de todas
las semillas son el embrión, el revestimiento protector que es la cubierta seminal y una
reserva de sustancias nutricias que pueden estar almacenadas en los cotiledones, el
hipocótilo, el endosperma o el perisperma.

En ocasiones puede desarrollarse más de un embrión en una sola semilla,


poliembrionía que se ha notificado respecto de varios géneros (Kozlowski 1971). No
obstante, es la excepción.

Desarrollo del fruto en las angiospermas


El desarrollo de la semilla fecundada está normalmente acompañado por el desarrollo
del fruto. En el caso más sencillo se engrosa la pared del ovario para formar el
pericarpo. Este puede ser:

a. Dehiscente, que se abre cuando está maduro para soltar las semillas encerradas
en su interior; como ejemplos cabe citar la cápsula (por ejemplo, Eucalyptus),
fruto multilocular que se deriva de un ovario sincárpico, y la vaina de las
leguminosas (por ejemplo, Cassia), que se deriva de un único carpelo y se abre

31
a lo largo de dos suturas. En el momento de la dehiscencia, el pericarpo puede
ser seco, semicarnoso o carnoso. En los trópicos húmedos son frecuentes las
cápsulas de semicarnosas a carnosas (por ejemplo, Baccaurea, Durio,
Dysoxylum, Myristica), que suelen estar asociadas con el desarrollo de una
pulpa (arilo o sarcotesta) de diversos colores, y de gusto agradable o maloliente,
en torno a la semilla.
b. Indehiscente o seco, muy fundido con la semilla; son ejemplos el aquenio, que
es un fruto menospermo pequeño y duro con el pericarpo membranoso, la
sámara, que se parece al aquenio pero cuyo pericarpo se extiende en forma de
ala (por ejemplo, Triplochiton), y la nuez, fruto monospermo bastante grande que
tiene el pericarpo leñoso o correoso (por ejemplo, Shorea, Quercus).
c. Indehiscente y carnoso, con frecuencia de color, olor y sabor destacados para
atraer a aves y animales frutívoros. Cabe distinguir dos tipos. La baya tiene una
piel externa y una masa carnosa interna, con semillas de cubierta endurecida
(por ejemplo, Diospyros, Pouteria). La drupa tiene la capa interna del pericarpo
endurecida para proteger las semillas (por ejemplo, Prunus, Gmelina,
Azadirachta, Mangifera); la cubierta seminal de las drupas, al no tener una
función protectora, suele ser cartácea o membranosa. En una drupa típica, las
diferentes capas del pericarpo se conocen como exocarpo (la piel), mesocarpo
(la carne) y endocarpo (el hueso). Este puede ser de consistencia pétrea como
en Gmelina o correosa como en Mangifera.

En algunas especies, otras partes de la flor además de la pared del ovario intervienen
en la formación del fruto. Un ejemplo es el pomo, en las manzanas y peras, donde el
receptáculo carnoso y ampliado forma la mayor parte del fruto, mientras que el
pericarpo forma el corazón. Unas brácteas fusionadas que surgen por debajo de la flor
pueden constituir otro recubrimiento protector parcial o entero -el involucro. Este puede
ser cartáceo, como en Tectona, o más grueso y correoso como en el “cascabillo” de la
bellota de Quercus. Algunos frutos se forman por coalescencia de una inflorescencia
entera, por ejemplo en Morus, Chlorophora, Anthocephalus o Artocarpus.

En el extremo opuesto, en varios géneros de la Sterculiaceae (por ejemplo, Fimiana,


Pterocymbium y Scaphium), la formación del fruto difiere por completo del modo que es
normal en las angiospermas. Poco después de la fecundación, el carpelo (folículo) se
abre por un lado y se convierte en una gran ala membranosa, parecida a una escama o
con forma de barco; el óvulo fecundado se desarrolla en una posición desnuda en la
base del carpelo abierto o cerca de ella, a la manera de las gimnospermas. Deben de
ser los más primitivos de todos los frutos de angiospermas (Corner 1976). En la
madurez las semillas se dispersan, unidas a sus carpelos que ahora actúan como alas.

El intervalo que transcurre entre la floración y la maduración de las semillas y los frutos
varía considerablemente en función de la especie, incluso dentro del mismo género. En
Eucalyptus oscila entre un mes en E. brachyandra y 10–16 meses en E. diversicolor
(Boland y otros 1980). En la mayoría de las dipterocarpáceas malasias, oscila entre dos
y cinco meses (Tamari 1976). En Tectona grandis se necesitan 50 días desde la
floración para que los frutos verdes adquieran su pleno tamaño, pero entre 120 y 200
días para que maduren por completo (Hedegart 1975). En un estudio sobre esquejes de
raíz de Gmelina arborea plantados en macetas en Nigeria, las distintas flores
necesitaron 11 días para pasar desde la yema floral hasta su apertura, y 45 días desde
la yema floral hasta los frutos maduros (Okoro 1978). En Pterocarpus angolensis el

32
intervalo entre la floración y la maduración del fruto es de ocho meses (Boaler 1966). El
intervalo más corto que se ha registrado entre la floración y la maduración de las
semillas en una especie forestal tropical es al parecer de tres semanas, en
Pterocymbium javanicum (Ng y Loh 1974). En contraste, algunas especies de Quercus
de la zona templada tardan unos 18 meses a partir de la floración en producir semillas
maduras.

En la mayoría de las especies la formación del fruto debe estar precedida por la
fecundación de uno o más óvulos. En algunas especies, en cambio, los frutos se
producen y maduran sin desarrollo de la semilla y sin fecundación del huevo. Frutos de
este tipo, llamados partenocárpicos, aparecen en varios géneros de árboles forestales,
como Acer, Ulmus, Fraxinus, Betula, Diospyros, y Liriodendron (Kozlowski 1971). Los
frutos maduros no indican necesariamente semillas maduras, y aún menos cabe
predecir el número de semillas viables a partir del número de frutos. En Tectona el
número de semillas viables por fruto puede variar entre cero y cuatro (Kamra 1973), y
en otros géneros pueden darse variaciones aún mayores.

Dispersión de la semilla en las angiospermas


Existe por tanto una enorme variedad entre los frutos de las angiospermas. Gran parte
de esa variedad se debe a la necesidad de que las semillas se dispersen. Las plántulas
jóvenes suelen tener dificultades para sobrevivir y crecer debajo del árbol padre, debido
a la falta de luz y a la intensa competencia radical. La dispersión por una zona extensa
puede hacer que algunas semillas encuentren las condiciones adecuadas para su
germinación y supervivencia, aun cuando la gran mayoría de ellas perezca debido a los
efectos de unas condiciones locales duras, competencia o destrucción por animales o
enfermedad.

La dispersión por el viento se ve facilitada cuando las semillas son muy ligeras y
pequeñas, como ocurre por ejemplo en Eucalyptus, o cuando la cubierta seminal (Salix,
Ceiba, Dyera) o el pericarpo (Triplochiton, Pterocarpus, Koompassia, Casuarina,
Fraxinus) poseen alas o pelos que sirven para prolongar el vuelo. Los frutos pueden
contar también con alas derivadas del engrandecimiento de sépalos persistentes (en la
mayoría de las dipterocarpáceas) o pétalos persistentes (por ejemplo Gluta, Swintonia)
(Krugman y otros 1974, Ng 1981).

La distancia a la que el viento dispersa las semillas o los frutos depende no sólo del
peso y tipo de éstos, sino también de las condiciones locales en materia de viento y de
la orientación y el aislamiento de los árboles padres. Estudios efectuados sobre los
frutos alados de Shorea contorta en Filipinas indicaron que el 90 por ciento de los frutos
se alejaban un máximo de 20 m del tronco del árbol padre (Tamari y Jacalne 1984),
mientras que en un resumen de otros estudios sobre dipterocarpáceas compilado por
estos mismos autores se señala que la mayoría de los frutos caía al suelo dentro de un
radio de 30 m o, como máximo, 40 m. Esto contrasta por un lado con la distancia de
dispersión de 2–3 m respecto del perímetro de la copa en semillas pesadas y sin alas
como las de Quercus crispula en el Japón, y por otro con la de más de 60–90 m en el 5
por ciento de las semillas ligeras y aladas de Betula ermannii, en la dirección del viento
y desde una franja de árboles padres que se dejó en pie en una zona talada (Konda
1969 y Nakano y otros 1968, citado en Tamari y Jacalne 1984).

33
Los frutos carnosos y comestibles y las semillas ariladas, por otra parte, facilitan la
dispersión por aves o mamíferos. Cuando los animales comen esos frutos o semillas,
estas últimas, protegidas por la dureza de la cubierta o endocarpio, suelen pasar
intactas por el tracto digestivo y se depositan con las heces a una distancia
considerable del lugar donde se consumieron. En muchos casos los jugos digestivos
ayudan incluso a la germinación ulterior al ablandar la dura cubierta de la semilla. En
Africa, el cálao es sumamente eficiente como agente de dispersión de las semillas de
Maesopsis eminii. A veces el proceso es tan eficaz que llega a causar problemas. En
algunos países, las cabras que pastan en libertad comen las vainas de Prosopis y
dispersan indiscriminadamente las semillas por grandes zonas; la excelente
germinación y el carácter agresivamente colonizador de las plántulas pueden hacer
después que este género se convierta en una peligrosa maleza arbórea. El problema
puede resolverse encorralando a las cabras y recolectando las semillas que se van a
utilizar mediante una organización estrictamente controlada. En otros casos se come el
fruto y se desechan los huesos o semillas, pero el animal puede alejar el fruto del árbol
padre antes de echar al suelo las semillas. Los roedores sacan y almacenan las nueces
o semillas; después se comen muchas, pero algunas pueden escapar a su atención y
germinar en la nueva situación.

El viento y los animales son los principales agentes de dispersión, pero en algunas
especies ribereñas es habitual también la dispersión por el agua, y en algunos casos los
frutos grandes y pesados se distribuyen también por la acción de la gravedad en
pendientes muy pronunciadas (Krugman y otros 1974).

Desarrollo de la semilla en las gimnospermas


Los óvulos de las gimnospermas poseen algunas características en común con los de
las angiospermas, pero presentan también algunas diferencias. Existe por lo general un
único integumento protector, que en un cono femenino típico está parcialmente fundido
con la escama ovulífera que porta los óvulos emparejados. Dentro del integumento está
la nucela, que en la fecundación, como en las angispermas, se separa claramente del
integumento sólo en la región del micrópilo (Fritsch y Salisbury 1947). La meiosis que se
produce en la nucela, seguida de divisiones celulares mitóticas, lleva la formación de un
tejido haploide multicelular -el gemetófito femenino. En el momento de la fecundación se
ha desarrollado mucho más que el saco embrional de ocho núcleos de las
angiospermas y ha desplazado en gran parte a la nucela. En su extremo micropilar está
diferenciado en un número variable de arquegonios, cada uno de los cuales contiene
una gran célula huevo (Chuntanaparb 1975).

En la fecundación, el tubo polínico deposita dos núcleos masculinos en un arquegonio,


uno de los cuales se une con el núcleo del huevo. El zigoto resultante se convierte
después en el nuevo embrión diploide. El segundo núcleo masculino aborta en Pinus,
pero puede fecundar un segundo arquegonio en otros géneros, como por ejemplo
Cupressus (Fritsch y Salisbury 1947). Nunca se une con núcleos polares femeninos
para formar un tejido triploide análogo al endosperma de las angiospermas; este tipo de
tejido es desconocido en las semillas de las gimnospermas. El lector puede encontrar
descripciones pormenorizadas de la embriogenia de las gimnospermas en la bibliografía
especializada (por ejemplo, Singh y Johri 1972).

34
La semilla madura está integrada por algunos de los elementos siguientes o por todos
ellos: 1) la cubierta seminal o testa, desarrollada a partir del integumento y diploide por
el padre femenino. 2) El perisperma diploide, desarrollado a partir de la nucela. En la
mayoría de las especies éste es absorbido por el gametófito femenino y ha
desaparecido ya cuando la semilla está madura, pero en algunas, como por ejemplo
Pinus pinea, sigue siendo reconocible como un tejido distinto. 3) El tejido haploide del
gametófito femenino, que actúa como órgano de almacenamiento de nutrientes para
alimentar al embrión. Su función es la misma que desempeña el endosperma en las
angiospermas, y con frecuencia se le aplica ese mismo nombre, aunque este uso ha
sido objeto de críticas (Bonner 1984a). 4) El embrión, con los mismos componentes que
en las angiospermas: radícula, cotiledones, plúmula e hipocótilo. El número de
cotiledores varía según el género y según la especie, y llega hasta 18 en Pinus, lo que
contrasta con el número de dos que es constante en la gran mayoría de las
angiospermas arbóreas. Al igual que en las semillas de todas las angiospermas, en las
de todas las gimnospermas se encuentran los componentes esenciales, que son el
embrión, el recubrimiento protector y el tejido de almacenamiento de nutrientes.

Dentro de un mismo óvulo puede fecundarse más de un arquegonio, pero en la gran


mayoría de los casos sólo llega a la madurez un embrión por semilla. De hecho se dan
casos de poliembrionía, pero ésta es infrecuente en la mayoría de los géneros.

Desarrollo del fruto en las gimnospermas


Después de la fecundación, el cono femenino que es característico de varios géneros
importantes de gimnospermas, como por ejemplo Pinus, Picea, Pseudotsuga o
Araucaria, aumenta de tamaño y peso, así como de contenido de humedad y reservas
nutricias acumuladas. Cuando los conos se acercan a la madurez, el contenido de
humedad desciende nuevamente, las reservas nutricias acumuladas pasan del cono a
la semilla y el cono se hace más o menos leñoso.

En Pinus una hojuela delgada y membranosa se separa de la escama ovulífera y se


adhiere a la semilla madura, formando un ala (Fritsch y Salisbury 1947). En Juniperus
las escamas del cono crecen para formar entre todas ellas un fruto carnoso parecido a
una baya, mientras que en Podocarpus y Taxus cada semilla, separada, se encierra
parcialmente en un receptáculo de vivo color, el arilo. No obstante, el tipo de fruto más
característico de las gimnospermas es el cono leñoso.

Como en las angiospermas, es muy variable el tiempo que transcurre entre la floración y
la madurez y dispersión de la semilla. Debido al prolongado intervalo que se da entre la
polinización y la fecundación en los pinos, mencionado supra en este mismo capítulo, el
período total que transcurre entre la polinización y la madurez del cono suele ser de dos
años en este género; entre los pinos tropicales el promedio es de 23 meses en Pinus
kesiya (Armitage y Burley 1980) y 18–21 meses en P. oocarpa (Robbins 1983b). En
Agathis robusta transcurren 16 meses entre la polinización y la madurez del cono
(Whitmore 1977), período que es de hasta 24 meses en Araucaria cunninghamii
(Walters 1974) y de 21–24 meses en Araucaria hunsteinii (Evans 1982). En varios
géneros de la zona templada el desarrollo se completa dentro de una única temporada,
como por ejemplo en cinco meses en Pseudotsuga menziesii (Allan y Owens 1972).

35
En algunos géneros de gimnospermas se desarrollan conos femeninos no polinizados
con semillas plenamente formadas pero por lo general vacías. La partenocarpia es
habitual en Abies, Juniperus, Larix, Picea, Taxus y Thuja. Es rara en los pinos
(Kozlowski 1971).

Dispersión de la semilla en las gimnospermas


En el cono de gimnosperma típico, la maduración y desecación del cono y la semilla
hacen que las escamas se abran y suelten las semillas. La dispersión se efectúa por el
viento, ayudado en algunos géneros, por ejemplo Pinus, por la presencia de alas en la
semilla. En algunas especies de pino, los llamados “pinos de cono cerrado”, como por
ejemplo P. radiata, suelen transcurrir meses o años entre la maduración del cono y las
semillas y la apertura de aquél para soltar éstas. En algunos casos, como las
procedencias interiores de Pinus contorta, los conos sólo se abren cuando se ven
sometidos al calor de ocasionales incendios forestales de gran magnitud. En cambio,
los conos de Abies y Araucaria se desintegran fácilmente en el árbol a las pocas
semanas de madurar.

La dispersión de la semilla por animales es menos frecuente, pero se da por ejemplo en


las “bayas” de Juniperus y en los frutos carnosos de Podocarpus. Además, los roedores
recogen y almacenan las semillas de coníferas de la zona templada, y algunas pueden
germinar antes de que estos animales las coman.

Germinación de la semilla
En un extremo, algunas especies de mangle son vivíparas, y las semillas germinan
antes de separarse del padre. En el otro extremo, las semillas de algunas especies
pueden permanecer durmientes pero vivas durante muchos años, y son capaces de
germinar si se produce un hecho que interrumpa su latencia. El tema de la latencia se
examina infra en este mismo capítulo. Entre el tipo vivíparo y el de latencia profunda se
dan otros muchos tipos de semillas que son capaces de germinar poco después de su
caída siempre que las condiciones ambientales sean idóneas.

Del mismo modo que la fecundación inicia la transformación del óvulo en la semilla
madura, así la germinación transforma el embrión contenido en la semilla en el germen
independiente. A efectos de los ensayos de laboratorio, la germinación se define como
el surgimiento y desarrollo, a partir del embrión de la semilla, de las estructuras
esenciales que indican la capacidad de la semilla para producir una planta normal en
condiciones favorables (Justice 1972).

Cuando alcanzan madurez y caen, muchas semillas han perdido ya la mayor parte de la
humedad que contenían en fases anteriores. Por ejemplo, el embrión y el gametófito
femenino de Pinus lambertiana contienen hasta un 50 por ciento de humedad (peso en
fresco) poco después de la fecundación, pero cuando se produce la dispersión natural
de las semillas el contenido de humedad del embrión se ha reducido al 23 por ciento y
el del gametófito femenino al 38 por ciento (Krugman y otros 1974). Con la desecación
de la semilla está asociada una reducción de la actividad metabólica, de manera que el
embrión se encuentra temporalmente en un estado de reposo o inactividad, que en las
semillas no durmientes puede reactivarse fácilmente mediante las condiciones

36
adecuadas. Esas condiciones son: 1) una humedad suficiente: 2) unas temperaturas
favorables; 3) un intercambio de gases suficiente, y, en algunas especies, 4) luz
(Krugman y otros 1974). Existe un considerable variación entre las especies en cuanto a
los niveles óptimos de estos factores, y es frecuente que se dé una interacción entre
ellos. En los Cuadros 9.1 y 9.2, en el Capítulo 9, se ofrecen algunos ejemplos de las
temperaturas óptimas para distintas especies.

La germinación consiste en tres procesos parcialmente simultáneos: 1) absorción de


agua, principalmente por imbibición, que hace que la semilla se hinche y acabe
abriéndose la cubierta seminal; 2) actividad enzimática e incremento de las tasas de
respiración y asimilación, que indican la utilización de alimento almacenado y su
transposición a las zonas en crecimiento; 3) engrandecimiento y divisiones celulares
que tienen como consecuencia la aparición de la radícula y la plúmula (Evenari 1957,
citado por Krugman y otros 1974).

En la mayoría de las semillas la radícula del embrión está cerca del micrópilo, por donde
el agua se absorbe con más facilidad y rapidez que atravesando la cubierta seminal. A
medida que la radícula se hincha, ejerce una presión sobre la cubierta, que
normalmente se abre por vez primera en este punto para liberar la radícula. Esta da
lugar a la raíz primaria, que penetra en el suelo y produce pronto raíces laterales. Las
fases siguientes dependen de si la especie presenta germinación epigea, como por
ejemplo Pinus -el hipocótilo se alarga y los cotiledones se elevan por encima del sueloo
germinación hipogea, como por ejemplo Quercus -no se desarrolla el hipocótilo, y los
cotiledones se quedan sobre el suelo o enterrados en él. En la germinación hipogea los
cotiledones tienen únicamente una función de almacenamiento de nutrientes, o una
función haustorial (en las especies en las que los nutrientes se almacenan en el
endosperma, como por ejemplo las palmeras, Scorodocarpus), mientras que en la
germinación epigea pueden desempeñar también una valiosa función de fotosíntesis
durante las primeras fases de crecimiento del germen.

37
2.4 Sección longitudinal de un óvulo de Pinus durante el periodo de
desarrollo de los tubos polínicos que precede a la fecundación.
(Servicio Forestal, Dpto. Agric. EE.UU.)

38
2.5 Ejemplos de germinación en dos Sterculiaceae de Africa
occidental. (A) Epigea en Mansonia altissima. (B) Hipogea en Cola
nitida (según De La Mensburge 1966). (De La Mensburge, CTFT
Nogent sur Marne)

En la germinación epigea, tras la sujeción de la planta joven por la radícula se produce


un rápido alargamiento del hipocótilo, que se arquea hacia arriba por encima de la
superficie del suelo y después se endereza; al mismo tiempo, se hacen visibles los
cotiledones y la plúmula, a los que puede estar todavía unida o no la cubierta seminal.
Después la plúmula se convierte en el tallo primario y las hojas fotosintéticas. En el
subtipo denominado “germinación duriana” (Ng 1978), el hipocótilo se alarga pero los
cotiledones se desprenden cuando aún están encerrados dentro de la cubierta seminal
(por ejemplo en Durio zibethinus o Strombosia javanica). En la germinación hipogea, los
cotiledones permanecen in situ enterrados o sobre el suelo mientras se produce el
alargamiento de la plúmula. En el subtipo denominado “germinación semihipogea” (Ng

39
1978), los cotiledones son visibles pero permanecen sobre el suelo. Los dos tipos
principales, epigea e hipogea, y los dos subtipos, duriana y semihipogea, son el
resultado de las cuatro combinaciones posibles de dos variables independientes:
hipocótilo alargado o no, y cotiledones visibles o no. En los trópicos húmedos se dan las
cuatro combinaciones.

Incluso en las semillas no durmientes se observa una variación considerable, entre


especies e individuos, en cuanto a la velocidad de la germinación, que puede durar
entre unos días y varias semanas; gran parte de esta variación se debe a las distintas
tasas de imbibición en la primera fase. Muchas especies del bosque higrofítico tropical,
que tienen un elevado contenido de humedad y cubiertas permeables cuando cae la
semilla, deben germinar en el plazo de unas cuantas semanas. Si no encuentran pronto
las condiciones adecuadas, pierden viabilidad y mueren.

Latencia
El término “latencia” se refiere a una condición de una semilla viable que impide que
ésta germine en presencia de los factores que normalmente se consideran suficientes
para la germinación: temperatura adecuada, humedad y medio ambiente gaseoso. Una
semilla viable es la que puede germinar en condiciones favorables, siempre que en su
caso se elimine la latencia que pueda estar presente (Roberts 1972).

En la naturaleza la latencia sirve para proteger a las semillas de unas condiciones que
son temporalmente adecuadas para la germinación pero que enseguida se convertirán
en otras condiciones demasiado duras para la supervivencia del delicado y joven
germen. Así, una cubierta seminal relativamente impermeable a la humedad impide la
germinación durante los chaparrones aislados que se producen en medio de una larga
estación seca, pero la permite durante una estación de lluvias sostenidas. En la zona
templada fresca, el tipo de latencia embrionaria que puede eliminarse sólo mediante la
exposición a temperaturas bajas facilita la germinación ulterior en primavera, pero la
impide en otoño, cuando el germen resultante tendría pocas posibilidades de sobrevivir
al invierno.

Se ha observado que la fuerza de la latencia varía según la latitud y la procedencia, y


también de un año a otro en semillas del mismo padre. Existe también una latencia
diferencial dentro de la misma especie y lote, de manera que la germinación se
escalona a lo largo de un período de tiempo más o menos prolongado. En la flora
leñosa de Malasia, alrededor del 50 por ciento de las especies completan la
germinación en un plazo de seis semanas o menos, de manera que la diferencia no es
muy grande, pero en algunas especies como la leguminosa de semilla dura Parkia
javanica el período de germinación puede extenderse desde una semana después de la
siembra en la primera semilla hasta dos años en la última (Ng 1980). La latencia
diferencial y la germinación escalonada son una forma de protección frente al riesgo de
que la cosecha entera de semillas sea destruida por una sola catástrofe climática o por
una sola plaga.

En la naturaleza, diversos factores externos pueden actuar con mayor o menor rapidez
para poner fin a la latencia de la cubierta seminal. Entre esos factores figuran la
alternancia de calor y frío, la alternancia de condiciones húmedas y condiciones secas,
el fuego y las actividades de animales, organismos del suelo, hongos, termes y otros

40
insectos. La latencia que se debe a la inmadurez del embrión se interrumpe cuando
éste dispone del tiempo y las condiciones que necesita para madurar tras la caída de la
semilla.

Los mecanismos exactos de la latencia fisiológica del embrión, así como de los
procesos que ponen fin a esa latencia, se han investigado ampliamente, pero aún no se
conocen bien las causas subyacentes (Krugman y otros 1974). Está bien demostrado
que en el mantenimiento o interrupción de la latencia interactúan hormonas promotoras
del crecimiento, entre las cuales la giberelina es un ejemplo muy conocido, y hormonas
inhibidoras del crecimiento. En los climas templados el equilibrio entre sustancias
inhibidoras y promotoras del crecimiento se ve alterado por una combinación, a lo largo
de un período de tiempo que varía según la especie, de temperaturas bajas y humedad
elevada. Esa combinación se produce de forma natural durante el invierno, que es la
estación menos adecuada para el crecimiento. Puede poner en marcha cambios
bioquímicos en el embrión que hace que se interrumpa la latencia, se inicie el
metabolismo y crecimiento del embrión y consiguientemente se produzca la
germinación.

Por desgracia, la fisiología de las especies arbóreas tropicales se ha investigado mucho


menos que la de las especies de la zona templada. No hay motivos para suponer que la
combinación de bajas temperaturas y elevada humedad (la técnica de “estratificación”
cuando se aplica artificialmente) tenga efecto alguno sobre las semillas tropicales que
poseen latencia embrionaria (si es que existen). En los trópicos secos, por el contrario,
parecería más probable que fuera una combinación de condiciones típicas de la
estación menos favorable para el crecimiento -elevada temperatura y baja humedad- lo
que pusiera en marcha la interrupción de la latencia embrionaria y llevara a la
germinación durante la estación lluviosa siguiente. De hecho, parece que la latencia de
la cubierta seminal ofrece por sí misma protección suficiente a las especies de los
trópicos secos.

Desde el punto de vista del ingeniero forestal, la latencia presenta algunos


inconvenientes. En los viveros, el retraso y la irregularidad en la germinación son una
grave limitación a la administración eficiente (Bonner y otros 1974). Por consiguiente, se
ha dedicado mucha investigación a idear métodos artificiales eficaces para eliminar la
latencia, a fin de asegurar que las semillas germinen con rapidez y de manera uniforme
en los semilleros de los viveros. Esos tratamientos se describen en el Capítulo 8.

Por otra parte, la latencia presenta algunas ventajas. No sólo mejora las posibilidades
de supervivencia en la naturaleza, como ya se ha mencionado, sino que también
protege a las semillas frente a unas condiciones temporalmente inadecuadas, como las
que pueden darse durante el período que transcurre entre su recolección y su
almacenamiento. Las semillas de gran calidad y ortodoxas pero no durmientes, secadas
hasta que alcanzan el contenido de humedad adecuado y almacenadas a la
temperatura correcta, deben tener una vida en el almacenamiento tan larga como las
semillas durmientes, pero la latencia constituye un seguro contra la pérdida de viabilidad
durante el transporte y el procesamiento, pérdida que puede producirse fácilmente en
las semillas no durmientes cuando las condiciones no son las ideales.

41
Riesgos de la producción de semilla
Tanto la cantidad como la calidad de las cosechas de semilla pueden verse
considerablemente afectadas por factores externos. Factores climáticos pueden afectar
a la abundancia de la floración, y con ello indirectamente a la producción de semilla.
Hay algunos datos que indican que las temperaturas superiores al promedio y un grado
modesto de tensión de la humedad en la primavera y principios del verano pueden
inducir una formación abundante de yemas florales en las regiones templadas
(Krugman y otros 1974). En Nigeria se dan buenos años de semilla de Triplochiton
scleroxylon después de un mes de agosto especialmente seco (30 por ciento o menos
del promedio de precipitaciones), mes en el que disminuye la pluviosidad entre las
lluvias fuertes tempranas y las lluvias fuertes tardías (Howland y Bowen 1977).

Los casos más extremos de clima impropio de la estación suelen reducir la abundancia
de la floración o de la fructificación. En las regiones templadas, las heladas de finales de
primavera matan las flores o los frutos jóvenes, y las temperaturas anormalmente
elevadas o la sequía pueden tener un efecto parecido. Aun cuando no se produzcan la
muerte y caída prematura de frutos enteros, es posible que después aborte una parte
de las semillas. Los vientos excepcionalmente fuertes o el granizo pueden causar la
destrucción mecánica de flores o frutos. La lluvia continuada durante el período de
dispersión del polen tiene un efecto especialmente negativo sobre la cantidad de semilla
que se produce, y ello con independencia de que la polinización se efectúe por medio
del viento o de insectos. Tectona florece durante la estación de lluvias, y ello puede
explicar la baja tasa media de fecundación, entre el 1 y el 3 por ciento, que se ha
notificado en Tailandia respecto del período de 1967 a 1972 (Hedegart 1975). La lluvia
hace que los insectos polinizadores sean más reacios a volar, y además se lleva del
estigma, con el agua, granos de polen antes de que germinen. En Indonesia y Malasia,
la pluviosidad constante durante la estación de dispersión del polen se considera el
principal factor responsable de las cosechas típicamente escasas de semilla de Pinus
merkusii. Tamari (1976) notificó que más del 90 por ciento de las flores de
dipterocarpáceas no lograban convertirse en frutos en Malasia.

Aves, mamíferos, insectos, hongos y bacterias son todos agentes dañinos en las fases
de floración y fructificación. Las pérdidas más graves en el mayor número de especies
se deben probablemente a los insectos. Por ejemplo, el gorgojo Apion ghanaense
destruye todos los años una gran parte de las flores y semillas de Triplochiton (Jones
1975). Las larvas de Pagida salvaris pueden destruir en algunos años hasta el 90 por
ciento de las yemas florales de Tectona (Hedegart 1975). Dos especies del género
Amblycerus, perteneciente a los brúquidos, pueden destruir muchas semillas de Cordia
alliodora, pero el daño puede reducirse recolectando las semillas tres semanas antes de
su caída natural (Tschinkel 1967). El gorgojo Nanophyes sp. puede atacar hasta al 60
por ciento de las semillas de Terminalia ivorensis (Lamb y Ntima 1971). Se sabe que los
gusanos de los conos del género Dioryctria han dañado hasta el 60 por ciento de los
conos y semillas en maduración de Pinus elliottii y P. palustris en el sur de los Estados
Unidos (Krugman y otros 1974), y ese mismo género puede producir también graves
daños a las semillas de Pinus merkusii en Filipinas (Gordon y otros 1972). Las larvas de
Agathiphaga, que es un género de polillas, pueden destruir más del 50 por ciento de las
semillas que se encuentran en los conos de varias especies de Agathis en Queensland
y las islas occidentales del Pacífico (Whitmore 1977). Las semillas de muchas especies
de zonas secas de Acacia y Prosopis son atacadas por larvas de brúquidos, que causan

42
en ellas graves daños (Armitage y otros 1980). Algunos tipos de aves y mamíferos,
especialmente las ardillas, pueden consumir en algunos años cantidades considerables
de semillas, aunque también prestan un útil servicio al dispersarlas. Las pérdidas
debidas a plagas y enfermedades no suelen tener un efecto grave en los años de
abundante producción de semilla, pero en los años en que la floración es escasa por
razones climáticas pueden convertir una cosecha escasa en una cosecha
completamente malograda.

Capítulo 3 PLANIFICACION DE LA RECOLECCION DE


SEMILLA
Introducción
Las especies que producen semilla madura en cantidades suficientes en todas las
épocas apenas presentan problemas al recolector experimentado, pero esas especies
son pocas. Algunas especies producen semilla a lo largo de todo el año, pero sólo poca
cantidad cada vez, como por ejemplo P. merkusii en Indonesia (Keiding 1973), y ello
hace que la recolección de las semillas sea lenta y costosa. En la mayoría de las
especies la fructificación se concentra en unas pocas semanas, y el objetivo del
recolector es entonces recoger la mayor cantidad de semilla posible en el breve plazo
en el que las semillas están ya maduras pero los frutos aún no se han caído o abierto.
Los frutos grandes indehiscentes o carnosos pueden recogerse del suelo, pero incluso
en esos casos la recolección ha de hacerse con rapidez para evitar pérdidas debidas a
animales, hongos o germinación prematura. La planificación previa de las actividades
de recolección es por consiguiente esencial para asegurar que las operaciones se
efectúan con la mayor rapidez y eficiencia posibles en el limitado tiempo de que se
dispone. Cuando la recolección se efectúa en plantaciones accesibles y de fácil
observación o en huertos semilleros, la necesidad de una preparación cuidadosa es
menor. En cambio, cuando la recolección se lleva a cabo en bosques naturales de difícil
acceso y en los que conviven muchas especies, o cuando se trata de tomar muestras
de fuentes de semilla diferentes de una especie muy difundida, se precisa una
planificación muy cuidadosa para poder disponer de equipos de recolectores
capacitados que trabajen con el equipo adecuado, en el lugar adecuado y en el
momento adecuado. Las expediciones internacionales de semillas topan con problemas
especiales, pues con frecuencia han de operar en varios países diferentes, cada uno de
ellos con sus propias normas, y tratan de satisfacer las distintas necesidades de
muchos países usuarios.

Determinación de especies, procedencias y rodales

Especies

La selección de las especies que se van a plantar no suele presentar problemas. En un


proyecto de forestación sencillo, en el que se utilizan una especie y una procedencia
probadas y bien adaptadas, y en el que la semilla se obtiene de una fuente local, la
elección es automática. Pero no es infrecuente que los objetivos de la forestación se
modifiquen, por ejemplo cuando en vez de querer producir madera para aserrar se pasa

43
a pretender madera para pulpa o leña, o cuando surgen inesperados problemas
fitosanitarios. En Africa oriental, Pinus radiata ocupó un lugar muy destacado en los
programas de plantación hasta que en el decenio de 1960 sufrió graves ataques de la
marchitez de las acículas Dothistroma pini. Ulteriormente tuvo que abandonarse su
plantación en gran escala, y a modo de compensación se ampliaron los programas de
plantación de especies resistentes como P. patula y Cupressus lusitanica.

Cuando se trata de recolecciones en gran escala, es preciso acopiar con algunos


meses de antelación datos sobre la demanda de semillas por especies. Casi todas las
especies necesitan pasar un año o más en el vivero. Por consiguiente, las estimaciones
de la demanda de semilla deben efectuarse unos dos años antes de la plantación en el
campo. Sólo en escasas ocasiones los recolectores y los usuarios de las semillas serán
las mismas personas. Lo más frecuente es que, sean ya los servicios forestales, ya
empresas privadas, los recolectores atiendan a las necesidades de varios usuarios
distintos. Se precisa una organización centralizada para solicitar estimaciones de la
demanda a los varios organismos de plantación y para refundir esas estimaciones por
especies y procedencias. Las estimaciones regionales o mundiales refundidas de la
demanda de semillas son mucho más difíciles de compilar que las que se refieren
únicamente a un país, pero recientemente se ha intentado establecer este tipo de
estimaciones respecto de las coníferas tropicales (Nikles 1979) y de las coníferas de la
parte occidental de Norteamérica (Barner 1978, OCDE 1979).

Procedencias

El término “procedencia” se ha utilizado con significados ligeramente distintos según los


autores. En su utilización más sencillas, es “el lugar en el que crece un rodal de árboles”
(OCDE 1974). Cuando se aplica a semillas, su significado suele ampliarse para incluir
“la zona en que crecían los árboles originarios de las semillas”. Cuando las semillas se
obtienen de una plantación exótica o “procedencia derivada” (Jones y Burley 1973), el
uso no ha sido tan coherente; algunos autores suelen definir la procedencia como el
lugar en el que crecían como exóticos los padres inmediatos, mientras que otros suelen
limitar su uso al lugar en el que crecían en el bosque natural los progenitores originales.
Siempre que los datos sobre el origen de la semilla informen sobre la ascendencia
completa, comprendidas tanto la ubicación de los progenitores naturales originales
como la de los padres inmediatos y la de las posibles generaciones intermedias, por
ejemplo Cmpt. K2 Elburgon, Kenya (padres inmediatos), procedente de Cmpt. 16
Nelspruit, Sudáfrica, procedente de Los Reyes, Hidalgo, México (progenitores originales
en el bosque natural), el técnico forestal no habrá de preocuparse por cuál es
estrictamente una procedencia y cuál no lo es.

A lo largo del último medio siglo se han venido acumulando de manera constante las
pruebas de que, dentro de una especie botánica, la variación genética significativa que
se produce en árboles forestales suele estar asociada a diferencias geográficas entre
los lugares en los que crecen. Así ocurre especialmente cuando el desplazamiento
geográfico va unido a cambios climáticos o de suelos. Por ello, el término “procedencia”
se aplica cada vez más a zonas caracterizadas por la naturaleza genética de las
poblaciones que crecen en ellas, y no sólo por su ubicación, como por ejemplo en esta
definición: “La fuente geográfica o ubicación de la que son autóctonas las plantas y
dentro de la cual se han desarrollado, mediante selección natural, sus características

44
genéticas” (Zumer-Linder 1979). A efectos de la recolección de semillas, la procedencia
ideal reuniría según Barner (1975a) las características siguientes:

a. Integrada por una comunidad de árboles de constitución genética parecida y con


posibilidades de entrecruzamiento (y cuya constitución genética sea
notablemente diferente de las de otras procedencias).
b. Lo bastante grande para permitir la recolección de material reproductivo en
cantidades significativas desde el punto de vista de la práctica forestal.
c. Definida por medio de unos límites que puedan identificarse sobre el terreno.

Aunque en la mayoría de los casos aún no es posible trazar los límites de las
procedencias naturales, está ampliamente demostrado en el caso de muchas especies
tropicales, y también de la zona templada, que entre ellas existen diferencias genéticas
significativas. En el caso de las procedencias derivadas que crecen en plantaciones, es
mucho más fácil trazar los límites, y, tras una o dos generaciones de selección
deliberada por parte del hombre, esas “razas locales” suelen diferir notablemente de la
procedencia natural original.

Es cada vez más frecuente que los ingenieros forestales reconozcan la decisiva
importancia de la procedencia y especifiquen no sólo la especie que tienen que plantar
en un determinado lugar, sino también su procedencia exacta. Incluso dentro del mismo
país se encuentran distintas procedencias o razas de una especie; unas pueden
presentar diferencias morfológicas, mientras que otras, de idéntico aspecto, pueden
diferir en su adaptabilidad a lugares determinados. Un buen ejemplo es el gran número
de procedencias de Tectona grandis que se ha encontrado en la India. Los equipos de
recolección de semillas deben por consiguiente esperar que crezca el número de
pedidos desglosados en procedencias además de en especies. Esta tendencia debe
fomentarse, pero en realidad complica las operaciones de recolección, pues recolectar
por ejemplo 20 kg de semilla de cada una de 10 ubicaciones distintas separadas por
100 km es claramente más laborioso que recolectar 200 kg en una sola zona. Otra
dificultad reside en decidir cuáles son los límites de una procedencia. Es frecuente que
una procedencia reciba el nombre de la aldea más próxima, y no existen datos que
demuestren si existe una variación significativa en las frecuencias génicas en las
poblaciones situadas a 1 km, 10 km, 6 100 km de distancia del punto de recolección
original. Se ha intentado definir los límites de las procedencias o zonas semilleras de
algunas coníferas de la zona templada septentrional (Barner 1978), y recientemente se
han llevado a cabo estudios parecidos sobre la delimitación de las regiones de
procedencia de Pinus caribaea y P. oocarpa en Honduras (Robbins y Hughes 1983). Se
han definido las regiones de procedencia de Eucalyptus camaldulensis por referencia a
los principales sistemas de captación hídrica de Australia (Turnbull 1973), pero son muy
escasos los trabajos dedicados a este aspecto en la frondosas tropicales. La necesidad
de recolectar más de una procedencia de una especie exige un mayor cuidado a la hora
de planificar las operaciones sobre el terreno. Algunas especies muy difundidas florecen
y fructifican unas cuantas semanas antes a alturas bajas que a grandes alturas, y a
latitudes inferiores que a latitudes superiores. El conocimiento de la variación fenológica
de una especie en relación con la geografía ayudará al recolector a elegir la secuencia
más adecuada de lugares de recolección a fin de prolongar la duración total de las
operaciones útiles (Kemp 1975b).

45
Rodales

En contraste con las procedencias, los límites de los distintos rodales suelen estar bien
definidos. En muchos casos los rodales son objeto de ordenación con miras a la
producción de semillas, como por ejemplo mediante aclareo. Con frecuencia se
encuentran en plantaciones. Los huertos semilleros constituyen un caso especial, pues
están destinados a la producción de semillas desde antes de su plantación y se
gestionan de manera continua con ese fin. El problema que plantean los rodales y
huertos semilleros no es por consiguiente un problema de identificación, sino de la
posible insuficiencia de su superficie para satisfacer todas las peticiones de semilla que
se les dirigen. Cuando es probable que ocurra esto, es aconsejable pedir a los usuarios
que indiquen una segunda o tercera posibilidad, tanto de rodales como de
procedencias, por si no es posible satisfacer plenamente sus necesidades de la primera
posibilidad.

Determinación de las cantidades de semilla


Los usuarios de la semilla han de definir la cantidad de ésta que necesitan respecto de
cada especie, procedencia o rodal. Para ello es necesario conocer la superficie de
plantación que se va a establecer anualmente y el espaciamiento inicial que se va a
emplear, junto con una estimación de las pérdidas y desechamientos que se van a
producir en el vivero, las sustituciones que habrá que hacer tras la plantación para
conseguir el grado de espesura deseado y el número de plántulas germinadas que se
espera conseguir por cada kilogramo de semilla sembrada. En el Cuadro 3.1 figura un
ejemplo de este tipo de cálculos.

La información sobre la superficie de plantación y el espaciamiento inicial suele


encontrarse en los planes de gestión de las plantaciones, y sobre las tasas de
germinación pueden encontrarse orientaciones en documentos publicados (por ejemplo,
FAO 1975a). Cuando sea posible debe utilizarse la experiencia local sobre variación
entre procedencias y lugares de plantación para perfeccionar las estimaciones basadas
en condiciones de promedio. Por ejemplo, las semillas de dos procedencias de Picea
abies pesan 6 y 12 g por 1 000 respectivamente (Barner 1981); la semilla de Eucalyptus
cloeziana recogida en los bosques litorales húmedos de Queensland contiene por
término medio entre 100 000 y 400 000 unidades por kilogramo, mientras que las de los
bosques continentales secos contiene solamente entre 35 000 y 65 000 por kilogramo
(Turnbull 1983). En Italia se comprobó que en los ensayos efectuados en viveros sobre
varias especies de eucalipto el número de plantas producidas como porcentaje de la
semilla viable oscilaba entre el 18 por ciento en E. robusta y el 46 por ciento en E.
camaldulensis (Giordano y Gemignani 1961). Análogamente, las diferencias en materia
de clima, suelo e incidencia de plagas y enfermedades pueden influir muy
considerablemente en la tasa de pérdidas en los diversos viveros y plantaciones, con
independencia de que existan o no diferencias en la eficiencia de su gestión. Por
consiguiente, puede ser necesario aplicar un “factor de corrección por ubicación” o
“factor de recuperación en vivero” apropiado para conseguir una estimación exacta de
las necesidades de semilla en un determinado proyecto de plantación. Este aspecto se
examina con más detalle en el Capítulo 9. Antes de efectuar su pedido definitivo de
semillas a una dependencia central de semillas o a una casa de venta comercial de
semillas, el director del proyecto de plantación debe deducir las cantidades de semilla

46
que ya tiene como existencias o que probablemente obtendrá mediante la recolección
en plantaciones anteriores de la zona del proyecto.

CUADRO 3.1

ESTIMACION DE LA DEMANDA DE SEMILLA

1. Especie a) Pinus kesiya b) Tectona grandis


2. Plantas por hectárea
a) 1 670 (3×2
Número plantado 1 111 (3×3 m)
m)
b) Otras para reposición de
pérdidas en el campo
- porcentaje 15 35
- número de plantas 250 389
Necesidad total de plantas
c) 1 920 1 500
plantables
d) Otras por pérdidas y
desechamientos en vivero
- porcentaje 20 1 62,5 2
- número de plantas 480 2 500
Necesidad total de plántulas
e) 2 400 4 000
germinadas
3. Número estimado de plántulas
germinadas por kilo de semilla
recibida 3 32 000 500
4. Base para estimación de 3 Cosecha de 1980 Cosecha de 1979
procedente de Zambia, procedente de Trinidad,
sin alas y limpia eliminados los involucros
5. Número de kilos de semilla
0,07 8,0
necesarios por hectárea de
(13,3 ha/kg) (0,12 ha/kg)
plantación
Superficie de plantación anual
6. 12 000 5 000
(ha)
Necesidades anuales de
7. 900 40 000
semillas (kg)

Notas: 1 Las pérdidas y desechamientos representan el 20 por ciento de las semillas germinadas. Esto
equivale al 25 por ciento de las plantas plantables.

2
Se estima que el 25 por ciento de las semillas germinadas producen plantas plantables en un
año, y otro 12,5 por ciento lo hace al término de un segundo año en el vivero. Por consiguiente,
las pérdidas y desechamientos ascienden al 62,5 por ciento de las semillas germinadas, lo que
equivale aproximadamente al 167 por ciento de las plantas plantables.

3
En P. kesiya la unidad de siembra es una semilla real. En T. grandis la “semilla” o unidad de
siembra es en términos botánicos un fruto, que puede contener de 0 a 4 semillas reales.

47
3.1 Regiones de procedencia de Pinus caribaea y P. oocarpa en Honduras. (Fuente: Robbins
y Hughes 1983)

48
3.2 Producción de conos de abeto de Douglas, Distrito Forestal de
Vancouver, 1935–1974. En este período de 40 años sólo ocho
cosechas de conos se han considerado “recolectables”, es decir, lo
suficientemente abundantes para justificar una campaña de
recolección en gran escala. El tiempo transcurrido entre una
cosecha recolectable y la siguiente ha oscilado entre dos y ocho
años. (Servicios Forestales del Canadá/Columbia Británica)

49
3.3 Ejemplo de cortadora de conos, empleada para estimar la
producción de semilla en una sección longitudinal.
(Servicio Forestal, Dpto. Agric. EE.UU.)

3.4 El contenido de semilla se estima contando las semillas


buenas en una sola superficie de cada uno de varios conos
cortados longitudinalmente. (Servicio Forestal, Dpto. Agric.
EE.UU.)

50
Otro enfoque posible, que es el que se prefiere en algunos países, consiste en que el
director del proyecto especifique el número de plantas plantables que necesita producir
y deje que sea el oficial de semillas quien decida, a la luz de los ensayos de
germinación de lotes de semilla ordinarios y de los factores de recuperación en vivero
conocidos, la cantidad de semilla en peso que se ha de recolectar y entregar. Véase a
modo de ejemplo el Apéndice 1A, formulario número 12.

Si pueden garantizarse buenas cosechas anuales de semilla, es aconsejable pedir cada


año semilla suficiente para producir material de vivero para la zona destinada a la
plantación en un plazo de unos dos años. Puede así mantenerse en el mínimo posible
el espacio de almacenamiento. Cuando se trate de especies que fructifican con
periodicidad, sin embargo, es muy aconsejable adquirir el suministro de varios años en
un único año de buena cosecha, en el que la semilla será más barata y de mejor
calidad. Para que esta forma de actuar resulte realmente útil en la práctica habrá que
contar con medios locales de almacenamiento de la semilla que sean suficientes para
mantener la viabilidad de ésta en el intervalo que media entre un año y otro. Es preciso
conocer, respecto de cada especie o procedencia, tanto el intervalo probable entre un
año bueno y el siguiente como la tasa de pérdida de viabilidad de la semilla en las
condiciones de almacenamiento existentes (Turnbull 1975a). Cuando los años de
fructificación abundante están separados por varios años sucesivos de ausencia de
producción, y cuando el almacenamiento a la temperatura ambiente tiene como
consecuencia una rápida pérdida de viabilidad, las opciones pueden ser construir un
almacén refrigerado o cambiar de especie.

Determinación del año de la recolección

Efecto de la periodicidad

En muchos árboles forestales la fructificación es bastante irregular de un año a otro. Es


posible que a un año de producción abundante (“año de semilla”) le sigan uno o varios
años en los que la cantidad de semilla es escasa o incluso nula (Morandini 1962). Este
hábito de periodicidad en la producción de semilla es un factor importante que hay que
tener en cuenta al planificar las operaciones de recolección. Recoger la semilla en un
año bueno ofrece una serie de ventajas. Puede darse una gran intensidad de selección
de portagranos, el costo de la recolección es inferior debido a la concentración de la
cosecha, y por lo general las semillas tendrán una capacidad germinativa superior y
conservarán su viabilidad durante más tiempo que las recogidas en un año de
fructificación escasa (Turnbull 1975a, Seal y otros 1965). En los años buenos, los daños
debidos a insectos afectan a una menor proporción de las semillas que en los años
malos. Un año de abundante producción de semilla suele reflejar una producción previa
de polen igualmente abundante, a la que han contribuido todos o casi todos los árboles
del rodal. Por consiguiente, al recolectar en un año bueno se conserva una mayor
proporción de la diversidad genética existente entre los padres masculinos que cuando
se recolecta en un año malo, precedido por una polinización en la que ha intervenido
sólo un pequeño número de árboles.

La periodicidad está bien documentada en el caso de muchas coníferas de la zona


templada. En el Reino Unido, Pinus sylvestris produce por término medio una cosecha
abundante cada 2–3 años, y Pseudotsuga menziesii cada 4–6 años. Como el período
que transcurre entre dos años buenos no es regular, Seal y otros (1965) recomiendan

51
como norma general que siempre que una especie produzca conos en abundancia se
recolecte la cantidad necesaria para atender a las necesidades de la siembra durante
tres años.

En las especies tropicales, la periodicidad no está tan bien documentada. En


Triplochiton, la irregularidad de los años buenos influye considerablemente en la
regeneración o falta de regeneración de esa especie (Howland y Bowen 1977), aunque
la periodicidad de plagas y enfermedades (el gorgojo Apion y el tizón debido al hongo
Mycosyrinx) puede desempeñar un papel tan importante en la producción de semillas
como la periodicidad de la floración (Jones 1975). Se han registrado años de escasa
fructificación en Pinus caribaea y P. oocarpa (Kemp 1973), y en P. merkusii (Keiding
1973). En otras especies la periodicidad no es tan manifiesta. Tectona grandis tiene por
lo general una buena floración todos los años, aunque en algunos lugares se ha
observado una producción de semilla excepcionalmente buena cada tres o cuatro años
(Murthy 1973). Gmelina arborea empieza a fructificar pronto, desde los tres años de
edad en Filipinas hasta los siete años en Nigeria, y por lo general produce cosechas
regulares y abundantes (Greaves 1981), aunque también se han registrado años de
escasa producción, al menos en algunas procedencias (Lauridsen 1977). Pinus kesiya
rinde gran cantidad de semilla todos los años dentro de su zona autóctona y como
especie exótica si se planta en el clima apropiado (Armitage y Burley 1980). Cassia
siamea, Acacia mearnsii, Cupressus lusitanica y ornamentales como Delonix regia y
Jacaranda mimosaefolia son otras especies de las que cabe esperar que florezcan y
fructifiquen abundantemente todos los años. La periodicidad puede variar
considerablemente entre unas especies y otras del mismo género. Entre los eucaliptos,
E. grandis, E. saligna y E. camaldulensis suelen producir gran cantidad de semilla cada
dos o tres años, mientras que E. gomphocephala y E. maculata sólo fructifican con
abundancia a intervalos mayores (Turnbull 1975e). Las dipterocarpáceas de Malasia
producen una gran cantidad de semilla a intervalos impredecibles, que van de uno a
seis años (Ng 1981). La periodicidad y las pautas de floración de los eucaliptos pueden
modificarse cuando se cultivan como exóticas. Eucalyptus maculata y E. citriodora
producen mucho más y de una manera más regular cuando se cultivan en plantaciones.

Incluso en los años buenos, la floración puede variar sustancialmente entre un lugar y
otro. A veces no todos los árboles de un rodal se encuentran en el mismo momento del
ciclo, por lo que unos pueden florecer con abundancia en un año y otros hacerlo en el
siguiente (Krugman y otros 1974).

Recuento de la fructificación

Cuando se trata de especies de las que se sabe que florecen y fructifican con
periodicidad, es muy aconsejable visitar, bastante tiempo antes de la época de
fructificación, los rodales que se van a recolectar, a fin de valorar en cuáles de ellos la
próxima producción de semilla promete ser los suficientemente abundante para justificar
el costo de la recolección. Es demasiado poco lo que se sabe sobre cuáles son los
factores externos que afectan decisivamente a la floración, y por ello no es posible
predecir la producción de semilla futura sobre la base del clima. La mejor manera de
estimar la producción consiste en contar las flores o frutos jóvenes de una muestra de
los árboles de los rodales que se van a recolectar. La evaluación de la abundancia de la
floración puede ofrecer una estimación preliminar de la posible producción de semilla,
pero puede ser engañosa si después se producen pérdidas importantes, debidas por

52
ejemplo a los insectos, el viento o una polinización insuficiente. En Eucalyptus regnans,
estudios de separación de zonas indicaron que sólo de aproximadamente el 15 por
ciento de las yemas florales y el 30 por ciento de las flores podía esperarse que se
convirtieran en frutos maduros (Turnbull 1975e). En especies como los pinos, donde
pasan dos años entre la polinización y la maduración de los frutos, el recuento de los
conos de un año de edad puede ofrecer una indicación útil de la producción del año
siguiente (Stein y otros 1974), estimación que puede confirmarse mediante otra
inspección uno o dos meses antes de la fecha en que deba empezar la recolección. La
inspección personal y repetida de la futura producción es el método ideal, que no
presenta problema alguno cuando la recolección se efectúa en huertos semilleros o en
plantaciones o bosque natural de fácil acceso. Puede ser en cambio dificil o imposible
cuando los equipos de recolectores trabajan en zonas inaccesibles o cuando se trata de
expediciones internacionales que trabajan en varios países. En esos casos es posible
que el jefe del equipo tenga que basarse en informes de un oficial análogo
experimentado o en estimaciones efectuadas durante las recolecciones de los años
anteriores. Si no se dispone de información local fiable, puede estar justificado un
reconocimiento especial previo a la costosa expedición de recolección.

Cuando las principales zonas de recolección de la semilla están ubicadas en lugares


menos accesibles, es útil mantener parcelas fenológicas permanentes en lugares de
fácil acceso y pertenecientes al mismo tipo forestal, para que actúen como indicadores
biológicos. Esas parcelas deben vigilarse regularmente para obtener un registro del
calendario y la intensidad de la floración y la fructificación. El comportamiento de las
parcelas indicará a los recolectores cuáles son los mejores momentos para acudir a las
zonas menos accesibles del distrito a fin de comprobar la floración. Los límites de los
distritos fenológicos que pueden corresponder adecuadamente a una parcela fenológica
han de definirse sobre la base de la experiencia. En el Instituto de Investigaciones
Forestales de Kepong, en Malasia, se vigila mensual o quincenalmente una muestra de
86 árboles dipterocarpáceos que se encuentra en un arboreto establecido
artificialmente; el porcentaje de árboles que florece en un determinado mes o año se
utiliza como índice de la floración de las dipterocarpáceas en ese mes o año (Ng 1981).
Este indice ofrece una indicación bastante fiable de la fenología de las dipterocarpáceas
en el estado de Selangor (cuya superficie es de unos 8 000 km2), en el que se encuentra
Kepong. Como la parcela fenológica de Kepong está a 10 minutos de camino de las
oficinas de los investigadores y laboratorios, se ahorra el mucho tiempo y dinero que de
otra manera habría que gastar en el transporte y la organización de viajes al campo.

Cuando hay que contar los frutos o conos, los prismáticos o telescopios son una ayuda
esencial. Deben ser de gran calidad óptica. En los prismáticos debe combinarse un
campo de visión amplio con una capacidad de aumento sólo moderada; son adecuados
un mínimo de apertura de 50 mm y un aumento de 7 u 8 veces. El método normal
consiste en efectuar el recuento en una muestra representativa de árboles semilleros
dispersados por toda la fuente de semillas. Es necesario tomar la muestra del interior
del rodal, pues los árboles perimetrales siempre fructifican más que los que se
encuentran en el interior de la fuente (Seal y otros 1965). El recuento puede efectuarse
desde el suelo (Seal y otros 1965) o trepando a árboles contiguos (Machaniček 1973).
Se cuentan solamente los frutos de un lado de la copa, y esa cifra se convierte en una
estimación de la producción total de ese árbol de muestra mediante un factor de
corrección que varía según la especie y la abundancia de la cosecha. En
Checoslovaquia (donde se cuenta trepando a árboles contiguos) se utiliza el factor 1,6
para Abies alba, factor que es constante con independencia del tamaño de la

53
producción, pues la concentración de los conos cerca del ápice del árbol hace que este
método de recuento sea fiable. En el caso de Picea abies el factor varía en función del
promedio de conos contados por árbol; de 1 a 40 conos el factor es 1,4; de 41 a 70
conos es 1,8 y para más de 70 conos es 2,5 (Machaniček 1973). En el Reino Unido (con
recuento desde el suelo) se utiliza un factor de 4 para Pinus, Larix y Pseudotsuga,
mientras que para especies que poseen gran cantidad de conos pequeños lo habitual
es tomar por ejemplo una décima parte de la copa por un lado y utilizar un factor de 20
(Seal y otros 1965).

El número de árboles de muestra que se utiliza para el recuento de conos varía en


función del tamaño del rodal. En el Reino Unido se toman como muestra cinco árboles
en las fuentes pequeñas, inferiores a 0,5 ha, y la cifra va incrementándose
progresivamente hasta llegar a 20 árboles en las fuentes cuya superficie es superior a 4
ha (Seal y otros 1965). En Checoslovaquia se utiliza una serie de parcelas, en cada una
de las cuales se trepa a aproximadamente 5 árboles dominantes para examinar otros
10–15 árboles contiguos (Machaniček 1973). En Tasmania se muestrean extensas
fuentes de semilla de eucalipto a razón de un árbol por hectárea (Turnbull 1975e).

Métodos de calificación de la fructificación

Los resultados de un recuento de conos o frutos se aplican al rodal y se expresan como


un valor numérico en una escala que va de la fructificación totalmente malograda a los
años de semilla excepcionalmente buenos (Morandini 1962, Turnbull 1975a). A base de
experiencia puede ser posible definir criterios cuantitativos para determinar si es
económico recolectar, como por ejemplo en el caso de Pinus sylvestris en el Reino
Unido, para el que se especifica un mínimo de 25 árboles semilleros por hectárea, cada
uno de los cuales con un mínimo de 300–400 conos (Seal y otros 1965). Respecto de
coníferas de Arizona y Nuevo México, Schubert y Pitcher (1973) definieron como árbol
de “pocos” conos el que tenía de 1 a 20, de “muchos” conos el que tenía de 21 a 160 y
árbol “cargado” el que tenía más de 160 conos. Es evidente que las clasificaciones
cuantitativas de este tipo varían muy considerablemente en función de la especie, la
procedencia y las condiciones del lugar.

Es más frecuente utilizar puntuaciones cualitativas basadas en la experiencia del que


efectúa la evaluación. En Wáshington y Oregón (1982) se utilizan cinco calificaciones,
que son las siguientes:

EXPLICACION DE LAS CALIFICACIONES

Arboles distintos del abeto auténtico:

Buena fructificación en toda la copa visible de la mayoría de


5 Abundante -
los árboles.
Fructificación entre buena y mediana en 3/4 de la copa visible
4 Mediana -
en la mayoría de los árboles.
Fructificación entre buena y razonable en 1/2 de la copa
3 Escasa -
visible de la mitad de los árboles.
2 Muy escasa - Algunos conos en algunos árboles.

54
De ningún cono a algunos conos dispersos en algunos
1 Malograda -
árboles.

Abeto auténtico: (tercio superior de la copa)

Buena fructificación en la mayoría de las ramas superiores de


5 Abundante -
la mayoría de los árboles.
Fructificación de buena a mediana en la mayoría de los
4 Mediana -
árboles.
3 Escasa - Pocos conos en muchos árboles.
2 Muy escasa - Pocos conos en árboles dispersos.
1 Malograda - Inexistente.

Una calificación de 4 ó 5 indica buenas perspectivas para todos los recolectores.

Una calificación de 3 significa posibilidades para los recolectores más experimentados.

Una calificación de 1 ó 2 indica malas perspectivas para todos los recolectores.

Todos los años los servicios forestales de estos estados publican estimaciones
promediadas de las calificaciones de la fructificación por especies y zonas geográficas,
para que puedan utilizarlas recolectores particulares. Esas estimaciones se basan en el
estudio de una serie de rodales distintos, y luego se expresa el promedio de cada zona
en cifras con un decimal. Por ejemplo en 1972, que fue un año malo, la mejor
calificación fue de 2,5 para Tsuga heterophylla en la Western Cascade de Oregón,
mientras que se registró 1,0 o fructificación totalmente malograda para algunas
especies en más de una zona.

En Tanzanzía se utiliza una escala de cuatro clases, y las estimaciones de la


fructificación se efectúan dos veces al año, una en la floración y la otra alrededor de un
mes antes de la recolección (Pleva 1973). Esas clases son las siguientes:

0 - no hay fructificación. Arboles sin flores y frutos.


1 - fructificación escasa. Floración y fructificación de tamaño medio en
árboles de crecimiento libre y árboles en las márgenes libres de los
rodales.
2 - fructificación de tamaño medio. Floración y excelente fructificación en
árboles de crecimiento libre y en las márgenes libres de los rodales; en
los árboles situados dentro de los rodales, fructificación en la parte
superior de la copa.
fructificación excelente. Floración y excelente fructificación en la mayoría
3 -
de los árboles.

En Suecia vienen efectuándose desde hace más o menos 80 años predicciones


anuales de la germinabilidad de los conos y semillas de Pinus sylvestris y Picea abies.

55
Las estimaciones se ofrecen por separado para las distintas combinaciones de latitud
(en segmentos de 1°) y altitud (en segmentos de 100 m) (Simak y Remröd 1976).

Estimación del contenido de semillas completas por el procedimiento


de corte

Los métodos que se describen supra ofrecen una estimación de la cantidad de conos o
frutos. Es necesario relacionar esa estimación con la producción de semillas
examinando el contenido de una muestra de los frutos. Es posible que los frutos lleguen
normalmente a la madurez con independencia de que sean uno o cien los óvulos de su
interior que se han fecundado satisfactoriamente y han tenido un desarrollo normal; en
las especies partenocárpicas los frutos pueden madurar sin contener ni una sola semilla
viable. Por consiguiente, el número de frutos no siempre es una buena guía para
conocer el número de semillas.

El método que se recomienda generalmente consiste en cortar a lo largo los conos o


frutos y contar el número de semillas que son visibles en una de las superficies
(Morandini 1962, Seal y otros 1965, Stein y otros 1974). Existen cuchillos
específicamente ideados para ese fin. En el caso de los pinos meridionales de los
Estados Unidos (Wakeley 1954), se ha recomendado que se tomen una o dos muestras
de conos de un árbol de cada 20 a 100 de una zona, mientras que en el Reino Unido
(Seal y otros 1965) se recomiendan 5 ó 10 conos de un árbol de cada diez. Sólo deben
contarse las semillas normales. No se incluyen las semillas subdesarrolladas que
suelen aparecer en la parte superior y la base de los conos (Stein y otros 1974). El
número de semillas completas contadas que indica una buena producción varía según
la especie; por ejemplo, 6 o más indica una buena producción en Pseudotsuga,
mientras que en Picea sitchensis hacen falta para ello 14 o más (Douglass 1969, Stein y
otros 1974). En el caso de algunas especies se conoce la relación entre el número total
de semillas completas por cono y el número de semillas completas visibles en la
superficie de corte; por ejemplo, en Pseudotsuga de la parte occidental de los Estados
Unidos se ha de multiplicar por un factor de 4 ó 5 (Greathouse 1966).

En el caso de muchas especies tropicales se desconoce el número de semillas que


porta por término medio cada fruto, y es necesario establecerlo bajo las condiciones
locales; varía desde una semilla por fruto, como por ejemplo en la mayoría de las
dipterocarpáceas, hasta varios centenares por fruto en Anthocephalus. En los frutos
polispermos es probable que el número de semillas que se desarrollan varíe en función
del clima, la fertilidad del suelo y la edad de los árboles progenitores. Las primeras
fructificaciones de los árboles jóvenes contienen casi siempre menos semillas viables
por fruto que las de esos mismos árboles cuando han alcanzado la plena madurez.

El examen de una muestra de semillas en el fruto sirve también para indicar la fase de
desarrollo o madurez de las semillas (véase la sección siguiente) y la incidencia de
daños debidos a plagas o enfermedades.

La decisión definitiva sobre si la fructificación es lo suficientemente abundante para


justificar su recolección en un año determinado ha de depender tanto de la calificación
de la cantidad de frutos o conos como de los resultados de la determinación del
contenido de semillas completas mediante el procedimiento de corte. En el Apéndice

56
1C11 figura un ejemplo de un formulario en el que se recogen, combinadas, estas dos
evaluaciones.

Determinación de las fechas de recolección idóneas


En los trópicos, algunas especies portan semillas maduras en todas las épocas del año.
Pero incluso en esos casos suele existir un período de máxima producción de semilla,
período en el que la recolección será más barata y más alta la calidad de la semilla. En
otras especies, y especialmente en la zona templada, con su marcada diferencia entre
verano e invierno, la semilla madura se da sólo durante un período limitado, por lo
general en otoño. En el caso de muchas especies se dispone de una buena información
sobre las fechas, por término medio, de la estación semillera, pero es posible que esos
promedios no sean lo bastante exactos para planificar la recolección en un año
determinado. El período que media entre la maduración de la semilla y su dispersión
suele ser corto, mientras que los efectos del clima en un año determinado pueden hacer
que las fechas de la fructificación se alejen en varias semanas del promedio. En la zona
templada, una primavera temprana y un verano seco pueden hacer que la semilla
madure muy pronto, y los vientos fuertes y secos producen una dispersión rápida de las
semillas maduras. El tiempo fresco y húmedo, en cambio, puede retrasar en semanas o
meses la maduración y la dispersión (Stein y otros 1974). En los trópicos secos se
producen variaciones anuales parecidas en cuanto a las fechas de comienzo de la
estación seca y de las lluvias. Por consiguiente, es necesario comprobar cada año el
calendario correcto de la recolección examinando la cosecha misma.

El reconocimiento del tamaño de la producción de semilla, que se efectúa 1 ó 2 meses


antes de la recolección tal como se ha descrito en las páginas 44–45, ofrece también
algunas indicaciones sobre la manera en que están madurando las semillas. Las
conclusiones de ese examen han de ser dobles, como por ejemplo: "Rodales A, B y C:
Producción muy escasa, no merece la pena recolectar este año. “Rodales X, Y y Z:
Buena producción, las semillas estarán maduras probablemente en cuatro semanas”.
No obstante, en el momento de la recolección se debe efectuar una última
comprobación del estado de maduración de las semillas.

Los trópicos húmedos presentan problemas especiales, pues los efectos de


estacionalidad suelen ser sutiles, cuando existen, y no se conoce con seguridad el
período de máxima producción de semillas. Tras detectar la floración en un rodal del
que se desea recolectar semilla, es importante efectuar reconocimientos periódicos para
comprobar el avance de la maduración del fruto. Un calendario eficiente de
reconocimiento exige conocer con anterioridad el tiempo que transcurre entre la antesis
(apertura de la flor/polinización) y la madurez del fruto. En los árboles de Malasia, el
período que transcurre entre la antesis y la madurez del fruto oscila entre 3 semanas en
Pterocymbium javanicum y 11 meses en Diospyros maingayi (Ng y Loh 1974). En el
castaño de Pará, Bertholletia excelsa, que es una planta exótica, el período es de 15–16
meses (Lambourne 1930). En Malasia se recomienda que, si el período de maduración
es de X semanas, se compruebe el desarrollo de la cosecha a las semanas 1/2 X y 3/4
X después de la floración. Cuando se establece un calendario fijo y arbitrario, como por
ejemplo una vez al mes, el resultado es que el recolector llega demasiado tarde para los
frutos de maduración rápida, como Pterocymbium javanicum, y por el contrario malgasta
esfuerzos en el caso de los frutos de maduración lenta como la castaña de Pará o nuez
del Brasil.

57
Aparte del caso excepcional de la recolección deliberada de semillas no maduras (que
se examina infra), los recolectores han de ser capaces de programar su trabajo de
manera que la recolección coincida con el período en el que la semilla (pero no
necesariamente el fruto) está totalmente madura pero aún no ha empezado a
dispersarse debido a la dehiscencia del fruto o al consumo de éste por animales. Para
conseguir este fin los recolectores deben ser capaces de distinguir la semilla madura de
la que no lo está. Para reconocer la madurez de la semilla se han utilizado varios
métodos distintos. Ninguno de ellos funciona a la perfección en todas las especies, y se
precisa una amplia experiencia o investigación para determinar cuál es el método o
combinación de métodos que mejor conviene a una especie hasta entonces
desconocida en este aspecto. Los métodos pueden dividirse en los que son de
aplicación directa en el campo y los que precisan equipo de laboratorio. Estos útlimos
pueden ser de utilidad para comprobar los métodos que se emplean sobre el terreno,
pero es poco probable que le resulten de utilidad práctica al recolector a menos que el
lugar de recolección esté próximo al laboratorio, como puede ocurrir en algunos huertos
semilleros.

Métodos de laboratorio

a) Peso en seco. La forma más generalmente aceptada de medir la madurez consiste


en comprobar cuál es el momento en el que la semilla alcanza su máximo peso en
seco, punto que se denomina madurez fisiológica. Esto significa que han dejado de
pasar nutrientes desde el árbol padre hasta la semilla (Harrington 1972). El máximo
peso en fresco no indica madurez fisiológica, pues la semilla en maduración empieza a
perder agua cuando todavía se están acumulando nutrientes y no han finalizado los
procesos bioquímicos.

Pueden efectuarse determinaciones repetidas del peso en seco de una serie de


muestras de semilla y después extrapolarse los resultados al resto de la producción,
pero este método es lento y por ello se utiliza muy poco.

b) Análisis químico. En el proceso de maduración de la semilla se producen cambios


bioquímicos, aunque es relativamente poco lo que sabemos de este aspecto en la
mayoría de las especies. Respecto de algunas de ellas se han determinado índices
químicos de la madurez de la semilla; por ejemplo, los mejores índices químicos para
Fraxinus pennsylvanica son el contenido de grasa cruda y el de nitrógeno proteínico,
que aumentan en cinco y cuatro veces respectivamente desde la inmadurez hasta la
madurez fisiológica. Pero estos índices no presentan ventaja alguna sobre el examen
del embrión y el cambio de color del fruto, y no parece que esté justificada la molestia
adicional de tener que realizar los análisis (Bonner 1973b). Rediske (1969) comprobó
que las semillas de Pseudotsuga estaban fisiológicamente maduras cuando el
contenido de azúcares reductores descendía a 14 mg/g.

c) Radiografía con rayos X. El examen del desarrollo del embrión y el endosperma de


las semillas de la muestra por medio de radiografías de rayos X es un método rápido y
relativamente directo de evaluar la madurez de la semilla, siempre que se disponga de
medios adecuados y personal técnico calificado (Turnbull 1975a). La técnica se ha
utilizado con éxito en Tectona (Kamra 1973) y en otras varias especies tropicales
(Kamra 1974), así como en especies de la zona templada como Pinus strobus (Wang
1973). Presenta el inconveniente de que exige un equipo relativamente costoso y de

58
que la fiabilidad de los resultados depende mucho del juicio del analista (Turnbull
1975a).

d) Contenido de humedad de los frutos. En muchas especies los conos y frutos en


maduración pierden agua, fenómeno que está íntimamente relacionado con la madurez
de la semilla. Las semillas de Picea glauca se consideran maduras cuando su contenido
de humedad es inferior al 48 por ciento (Cram y Worden 1957), en Larix decidua al 25–
30 por ciento (Messer 1963, 1966) y en Pinus sylvestris cuando desciende al 43–45 por
ciento (peso en fresco) (Schmidt-Vogt 1962, Remröd y Alfjorden 1973). No obstante, la
determinación del contenido de humedad mediante secado en una estufa presenta el
mismo inconveniente de lentitud que la determinación del peso en seco.

Métodos sobre el terreno

e) Peso específico de los frutos. Del mismo modo que el contenido de humedad de los
frutos y conos desciende con la maduración, así lo hace también el peso específico o
densidad, es decir la relación entre unidad de peso y unidad de volumen. A diferencia
del contenido de humedad, no es demasiado difícil determinar el peso específico
aproximado en el campo, mediante la flotación de la semilla en líquidos cuyo peso
específico se conoce. Se han establecido los valores de peso específico que tienen los
conos maduros de varias especies coníferas, y así el cono que se va a examinar se
coloca en un líquido en el que flotará si está maduro y se hundirá si no lo está (Stein y
otros 1974). Para preparar estos líquidos de flotación, con su peso específico
designado, se han utilizado diversas mezclas de queroseno (PE = 0,80), aceite fluido
para motores del tipo SAE 20 (PE = 0,88) y aceite de linaza (PE = 0,93). Los ensayos
deben efectuarse nada más recoger los conos del árbol. Los índices de peso específico
han resultado fiables en algunas coníferas de la zona templada, como por ejemplo un
PE de 0,74 en Picea glauca (Cram y Worden 1957), pero no en el caso de varias
frondosas meridionales de los Estados Unidos (Bonner 1972).

f) Examen del contenido de semillas. El examen del contenido de semillas que se hace
visible al cortar a lo largo los frutos o conos puede ser un método fiables y sencillo de
valorar la madurez de las semillas siempre que el operario posea experiencia. Casi
todos los embriones y endospermas pasan por una fase inmadura, de aspecto
“lechoso”, a la que sigue otra fase en la que el tejido cobra más firmeza y tiene aspecto
de “masa”. Las semillas maduras poseen un endosperma blanco y firme (cuando existe)
y un embrión firme y plenamente desarrollado (Turnbull 1975a).

g) Color de los frutos o conos. Los cambios de color que experimenta el fruto o cono
constituyen un criterio sencillo y en algunas especies fiable para determinar la madurez
de la semilla, pero el operario debe tener experiencia sobre las características de la
especie de que se trate. Tiene en común con el método basado en el peso específico
que no comporta la destrucción de las semillas de la muestra que se examina. El
cambio consiste por lo general en pasar del verde del fruto o cono inmaduro a diversos
tonos de amarillo, pardo o gris, y puede estar acompañado de endurecimiento de las
escamas del cono o del pericarpo en los frutos dehiscentes o leñosos. Como la semilla
madura normalmente antes que el fruto, en algunas especies es aconsejable programar
la recolección para las primeras fases, mejor que las últimas, del cambio de color. En
varias frondosas meridionales de los Estados Unidos se comprobó que el cambio de
color era el indicador más fiable de la madurez desde el punto de vista de la práctica

59
general (Bonner 1972). Este método ha arrojado también buenos resultados en algunas
coníferas de la zona templada. En Malasia, Tamari (1976) comprobó que los mejores
resultados se obtenían recolectando los frutos de dipterocarpáceas cuando las alas se
habían vuelto pardas pero antes de que cambiara de color el fruto propiamente dicho.

En Tailandia se utiliza el color de los conos como una guía para determinar el momento
óptimo de recolección de los pinos, pero con diferencias según las especies. En Pinus
kesiya la recolección se inicia cuando los conos se han endurecido y el color está
pasando de verde a pardo en proporciones de 50:50. En Pinus merkusii el momento
óptimo de recolección es cuando la mayoría de los conos tienen un color parduzco y
algunos han empezado a abrirse (Granhof 1975). Ensayos efectuados con la
procedencia Zambales (Filipinas) de P. merkusii han demostrado no sólo que la
extracción es una operación mucho más larga y costosa cuando el cono tiene color
verde que cuando lo tiene pardo, sino también que en el primer caso la semilla extraída
tiene una tasa de germinación inferior (Gordon y otros 1972). La experiencia habida con
P. caribaea en Honduras es parecida (Robbins 1983a).

La abscisión y caída de los frutos suele ser un signo de madurez de éstos, por lo que
podría suponerse que indica también un alto contenido de semillas viables y maduras.
Pero no siempre ocurre así. Las primeras semillas de los frutos que caen de manera
natural suelen ser de escasa calidad (Morandini 1962), en cuyo caso es aconsejable
rechazarlas y postponer la recolección hasta el momento cumbre y la segunda mitad del
período. En Tailandia, los frutos de Tectona grandis empiezan a caer en marzo, pero las
observaciones efectuadas han demostrado que los frutos más viables son los últimos en
caer, de manera que se recomienda no empezar la recolección antes de abril (Hedegart
1975). Los primeros frutos de especies dipterocarpáceas que caen al madurar suelen
ser defectuosos, y la recolección debe postponerse hasta que ha caído la mayor parte
de los frutos (Seeber y Agpaoa 1976).

Recolección de semillas inmaduras


Lo habitual es recolectar las semillas cuando están maduras, pues poseen más energía
germinativa y son más longevas en condiciones de almacenamiento que las inmaduras.
Pero existe también la posibilidad de recolectar los frutos antes de su maduración y
almacenarlos en condiciones relativamente frescas y bien ventiladas, lo que permite la
postmaduración de las semillas dentro del fruto. Este método ha dado resultados
prometedores al nivel de investigación en varias especies.

Hay varias razones que justifican el interés en desarrollar técnicas de maduración


artificial (Turnbull 1975a). Son las siguientes:

• ampliar la temporada de recolección. El breve período que transcurre entre la


madurez de la semilla y su dispersión puede ejercer una presión excesiva sobre
la disponibilidad de fuerza de trabajo estacional, y en algunas zonas esta
situación puede verse agravada por unas condiciones climatológicas
desfavorables durante el período de recolección. La prolongación del tiempo de
que se dispone para recolectar permite organizar mejor las operaciones y hace
posible que el personal capacitado recoja una mayor proporción de la cosecha.
Puede ser especialmente valioso en el ámbito de la investigación, en el que hay

60
que recolectar muchos lotes de semilla en lugares muy alejados entre sí. Griffin
(1974) utilizó la técnica en su estudio sobre procedencias del abeto de Douglas.
• evitar los daños que causan a la cosecha de semilla los insectos y otras plagas.
Es frecuente que los insectos, las aves, los roedores y otras plagas dañen o
destruyan las semillas y frutos cuando han llegado a la madurez. La recolección
temprana puede ser una manera de evitar esas pérdidas. El daño y el deterioro
que sufren las semillas suelen ser más graves durante el período en que están
en el suelo del bosque que durante cualquier otra fase de su vida; toda
reducción de ese período mejorará su viabilidad ulterior y su longevidad en
condiciones de almacenamiento.
• aprovechar semillas inmaduras recolectadas por inadvertencia. Los recolectores
de semilla no capacitados suelen empezar a recoger los frutos y conos en un
momento del año demasiado temprano, antes de que estén plenamente
maduros. La maduración artificial es una forma de manipular ese material.

El desarrollo de técnicas para la postmaduración de semillas inmaduras exigirá más


investigación antes de que esas técnicas puedan aplicarse a una amplia gama de
especies. No obstante, cuando existe un problema de dispersión rápida de las semillas
o de plagas, y siempre que pueda establecerse cuál es el momento más temprano en
que se pueden recolectar sin peligro los frutos inmaduros, esas técnicas pueden ser
muy beneficiosas. En las páginas 133–134 se mencionan algunos ejemplos positivos.

Determinación de los árboles en que se va a recolectar


Si cabe partir de que el recolector de semilla ha recibido unas instrucciones claras del
usuario en cuanto a las especies y procedencias que debe recolectar, y en algunos
casos sobre los rodales en que debe hacerlo, sigue siendo sin embargo su
responsabilidad seleccionar los árboles concretos en que va a llevar a cabo la
recolección. Los criterios serán considerablemente distintos según se trate de
recolecciones en gran escala para proyectos de forestación o de recolecciones en
pequeña escala con fines de investigación.

La identificación de especies no presenta problemas en las plantaciones


monoespecíficas, pero es esencial y puede ser difícil en el bosque natural mixto,
especialmente cuando aparecen mezcladas especies muy parecidas del mismo género,
como sucede con los pinos en México y Centroamérica, los eucaliptos en Australia y las
dipterocarpáceas en Asia sudoriental. A menos que la identificación sea segura,
muchas veces es aconsejable recolectar, además de semillas, especímenes de
herbario.

Recolecciones en gran escala

En las recolecciones en gran escala se hace más hincapié en recoger la mayor cantidad
de semilla posible, y de la manera más rápida y barata posible, que en la selección muy
cuidadosa de los árboles padres. No obstante, es esencial que no se recojan semillas
de fenotipos muy pobres ni semilla vacías o no viables. Stein y otros (1974) han
enumerado unas directrices básicas, en las que se basan las recomendaciones
siguientes:

61
1. Recolectar sólo en árboles sanos y vigorosos, de forma razonablemente buena y
que estén creciendo conforme al promedio o mejor.
2. En lo posible, recolectar en árboles maduros o casi maduros. Deben evitarse los
árboles extramaduros, pues sus semillas pueden ser poco viables.
3. Evitar los árboles aislados de especies naturalmente alógamas, pues es
probable que se trate de árboles autopolinizados. Suelen tener pocas semillas, y
además de escasa viabilidad, y las plántulas obtenidas son con frecuencia
débiles o presentan malformaciones.
4. Evitar recolectar en rodales que contengan numerosos árboles de porte
deficiente, excesivamente ramosos, pálidos, anormales o enfermos.

Muchas veces será necesario hallar una solución de transacción entre la producción de
semilla y el aspecto fenotípico. No debe recogerse la semilla de los árboles de
ramificación demasiado tosca y vigorosa, los llamados árboles “alfarrazadores”, aunque
suelen producir gran cantidad de semillas, mientras que los árboles cuyo porte es
excepcionalmente bueno tienen a veces tan poca semilla que no justifican el trabajo de
recolección. La mayor parte de la semilla ha de recolectarse en árboles que “respondan
al promedio o lo superen” tanto en su porte como en su producción semillera.

Aunque se han efectuado pocos estudios sobre la biología reproductiva de los árboles
tropicales, la aparición de algunas especies en densidades muy bajas (inferiores a un
árbol por km2) sugiere que son especies de autopolinización natural. La recolección de
semillas de esos árboles carece de los problemas que plantea la recolección de árboles
aislados de especies con alogamia natural.

Recolecciones en pequeña escala con fines de investigación

En las recolecciones que se efectúan en pequeña escala con fines de investigación, la


selección de los árboles dependerá de los objetivos concretos de la investigación
proyectada. En muchos países se está prestando actualmente mucha atención a la
investigación de procedencias. El asesoramiento de la IUFRO sobre recolecciones de
semillas de procedencias comprende las recomendaciones siguientes en cuanto a la
selección de los árboles (FAO 1969):

1. Recolectar en árboles no peores que dominantes y codominantes de calidad


media, pertenecientes mejor a rodales “normales” que a rodales “excelentes”.
Las semillas de fenotipos superiores, si se recolectan, deben mantenerse
separadas del resto.
2. Recolectar en un mínimo de 10 árboles de cada rodal, y preferiblemente entre
25 y 50. Si el rodal es muy variable, incrementar el número de árboles. Registrar
el número de árboles y el porcentaje aproximado que representan respecto del
total del rodal.
3. Los árboles semilleros deben estar separados entre sí al menos por la distancia
de caída de las semillas. En el caso de Pseudotsuga se ha adoptado una
distancia de 100 m. Con ello se pretende reducir el riesgo de recolectar en
padres medio hermanos. En Australia se utiliza como norma práctica general
una distancia mínima que es el doble de la altura del árbol (Boland y otros 1980).
4. Se debe marcar los árboles en los que se recolecta.
5. Se debe recolectar igual número de conos, frutos o semillas por árbol.

62
6. En las recolecciones normales de procedencias de primera fase, pueden
mezclarse las semillas de los distintos árboles. Si se van a efectuar estudios
especiales sobre genotipos individuales, entonces deben mantenerse separadas
las semillas de cada árbol.

Recolecciones de un único árbol

A los ingenieros forestales no les interesan únicamente las variaciones entre


poblaciones y procedencias, sino también las variaciones que se dan dentro de ellas.
En el caso de las plantas exóticas, un enfoque que pueden utilizar los países
introductores consiste en estudiar en primer lugar las diferencias entre procedencias
bajo las condiciones locales para investigar después en una fase posterior, cuando se
han identificado las procedencias mejor adaptadas localmente, la variación entre
individuos en las mejores procedencias por medio de ensayos de progenie. Cuando la
semilla se recolecta para realizar ensayos de progenie, es esencial mantener separadas
las semillas de los distintos árboles en todas las fases de recolección, transporte,
procesamiento, vivero y plantación en el campo.

La conservación de la identidad de árboles individuales en las fases de recolección y


extracción suele exigir un esfuerzo considerablemente mayor que cuando se junta toda
la semilla recolectada. Si ese esfuerzo se realiza, entonces se obtienen algunos
beneficios, que para Turnbull (1975b) son los siguientes:

• Permite el estudio biosistemático de la variación genética dentro de las


poblaciones y entre ellas. McElwee (1969) afirma que las semillas recolectadas
deben mantenerse separadas por árboles a lo largo de todo el proceso que va
desde la recolección hasta la plantación, pues la combinación de semillas dentro
de un rodal es negativa para los ensayos de procedencias, ya que impide
distinguir entre fuente de semillas y variación individual. No obstante, en los
ensayos de procedencia muy amplios, en los que intervienen muchos árboles
distintos, es posible que el investigador no disponga de recursos suficientes para
conservar la identidad de los padres.
• Cuando la semilla se va a juntar antes de sembrarla, se puede manipular la
combinación de procedencias para que haya igual cantidad de semilla viable de
cada árbol.
• No siempre es posible detectar en el campo los árboles que producen semillas
híbridas. Así ocurre especialmente en el caso de los eucaliptos. Por eso, si los
lotes de semilla se guardan por separado, después de la multiplicación de
pequeñas muestras de cada árbol, puede eliminarse todo indicio de hibridación
antes de establecer el ensayo principal.

Recolecciones monoclónicas

Cuando se recolecta en huertos semilleros clonales, la unidad de identidad que hay que
mantener separada suele ser no el ramet individual, sino el clon. En Zimbabwe se ha
seguido durante muchos años la práctica de mantener separados los distintos lotes de
semillas clonales, y se considera que ello justifica sobradamente los costos y esfuerzos
extraordinarios a que ello obliga en comparación con las recolecciones de huertos a
granel. Esas ventajas pueden resumirse de la manera siguiente:

63
a. El mantenimiento de identidades clonales individuales en todas las fases, desde
la recolección hasta el almacenamiento, permite actuar en el mínimo plazo sobre
la mayor parte de la información a medida que se dispone de ésta. La necesidad
de adoptar medidas con rapidez se plantea sobre todo cuando es preciso
expurgar y cuando se manifiesta una vulnerabilidad a plagas o enfermedades,
de manera que puedan aislarse o descartarse los lotes de semilla no deseados.
b. Pueden prepararse y suministrarse lotes de semilla que resulten idóneos para
lugares específicos, haciendo uso para ello de la información más reciente que
sobre la interacción genotipo/medio ambiente facilitan los análisis de
determinación de la progenie.
c. Junto con b) supra, y utilizando los resultados de los ensayos de cada clon,
pueden preparse lotes de semilla compuestos de manera que en el material de
plantación final exista una representación igual de los distintos clones, con lo
que se evitan los efectos dominantes que algunos clones suelen tener en los
lotes de semilla a granel.
d. En general, aumenta el número de opciones de que dispone el usuario.

Recolecciones con fines de conservación

Se efectúan también recolecciones para intentar conservar el acervo génico ex situ


como semillas almacenadas a largo plazo o en rodales de conservación plantados.
Como nos falta mucho para tener un conocimiento exacto de las frecuencias génicas en
las poblaciones indígenas, la recolección con fines de conservación genética ha de
basarse principalmente en el sentido común. Es probable que sean apropiados métodos
parecidos a los que se emplean en las recolecciones de procedencias, con las
excepciones siguientes:

1. Debe tomarse como muestra un número algo mayor de árboles por conjunto
génico. Las estimaciones oscilan entre 50 y 100 (por ejemplo, Nikles 1974,
Marshall y Brown 1974).
2. La muestra debe ser estrictamente aleatoria y debe incluir tanto árboles
inferiores al promedio como superiores al promedio, a fin de captar en la mayor
medida posible toda la variación genética. La única restricción a este principio es
la imposibilidad de incluir en la muestra los árboles que no están produciendo
semilla.
3. Otra medida para asegurar la mayor diversidad genética posible dentro de las
semillas recolectadas consiste en recolectar en un año superior al promedio.
Cuanto mejor sea el año de semilla, tanto mejor será la representación de
progenitores masculinos que aportan polen, así como de progenitores femeninos
que suministran semilla.
4. La cantidad de semilla que se va a recolectar de cada procedencia será por lo
general mayor, pues la superficie que se recomienda para los rodales de
conservación, 10 ha, es mucho mayor que la superficie total dedicada a una sola
procedencia en un único ensayo de procedencias.

Acopio de los recursos necesarios para la recolección


Una parte de la planificación consiste en hacer acopio, en el momento adecuado, de
información clara sobre la naturaleza y magnitud de las tareas de recolección: número
de especies y procedencias, cantidades de semilla, ubicación de los rodales, fechas

64
idóneas para recolectar, etc., tal como se han descrito supra. La otra parte consiste en
seleccionar y acopiar los recursos necesarios para llevar a cabo ese trabajo. En los
capítulos siguientes se ofrecen detalles sobre los diversos recursos que pueden resultar
útiles. Durante la fase de planificación, el director de las operaciones de recolección ha
de comprobar los preparativos para el trabajo sobre el terreno en los aspectos
siguientes:

1. Organización de los equipos de recolección. El producto de los equipos de


recolección, conocido o estimado, ha de ponerse en relación con la cantidad de
semilla, el número de rodales y la duración de la estación, a fin de determinar el
número y tamaño de los equipos que se requiere. Por ejemplo, en Tailandia un
solo equipo puede recolectar en 30 días procedencias de Pinus kesiya por un
total de 3 000 kg de conos en 16 rodales (Granhof 1975). Si se estima que la
estación completa dura 45 días y la demanda total es de 9 000 kg de conos de
esos mismos 16 rodales, se necesitarán dos equipos para llevar a cabo el
trabajo. Cuando se puede planificar con antelación suficiente, existe la
posibilidad de capacitar, en caso necesario, a otros trepadores. Es conveniente
que entre el personal permanente haya al menos un trepador, que pueda
responsabilizarse de cuidar el equipo necesario para trepar a los árboles y de
capacitar a nuevos trepadores temporales. En el campo debe organizarse a los
trepadores en equipos pequeños, con un capataz al frente de cada uno de ellos.
En Honduras se ha llegado a la conclusión de que un equipo de seis parejas (un
trepador y un ayudante u operario de sujeción en el suelo por cada pareja) es un
tamaño adecuado (Robbins y otros 1981).
2. Organización del transporte. Los equipos de recolección han de reducir al
mínimo el tiempo que emplean en trasladarse de un punto al siguiente. Se debe
disponer de medios de transporte en el lugar y el momento necesarios. Si fuera
preciso, se pueden alquilar temporalmente otros vehículos. En las zonas que
carecen de carreteras es posible que haya que organizar con antelación el
empleo de un mayor número de trabajadores no calificados para que ayuden a
transportar el equipo, las tiendas, etc.
3. Organización del equipo. La elección del equipo varía considerablemente en
función de las condiciones locales. Cuanto más escarpado y menos accesible
sea el terreno, tanto más sencillo y ligero ha de ser el equipo. En grandes
huertos semilleros situados en tierras llanas puede ser adecuado un equipo
sumamente mecanizado, como sacudidoras de árboles o plataformas
mecánicas, pero cuando hay que recolectar en rodales naturales situados a 4–6
horas de camino de la carretera más próxima el único equipo práctico es en
cambio el equipo ligero y portátil (Granhof 1975). Aparte de las herramientas de
recolección, el equipo debe comprender ropa de seguridad, equipo de primeros
auxilios y gran cantidad de bolsas y sacos.
4. Organización de los registros. El registro y el etiquetado meticulosos son
esenciales en toda buena recolección. Con antelación suficiente, deben
diseñarse, e imprimirse en cantidad suficiente, las etiquetas y los formularios
necesarios (Sompherm 1975a). Pueden encontrarse ejemplos en el Apéndice 1.
5. Organización de las autorizaciones. Normalmente no se requieren
autorizaciones cuando se trata de servicios forestales que recolectan en
reservas forestales públicas, pero puede ser necesario solicitar permiso cuando
se recolecta en propiedades privadas, parques nacionales y reservas especiales
o en un país extranjero. Aun cuando no se precise una autorización oficial, suele

65
ser aconsejable informar por adelantado a las comunidades locales sobre las
operaciones que se van a llevar a cabo.
6. Organización de la extracción de la semilla. Es posible que sea necesario prever
el rápido traslado de los frutos desde el lugar de recolección hasta el centro de
extracción, lo que obliga a organizar por anticipado el transporte. El personal del
centro de extracción debe ser informado sobre el momento en que van a llegar
los frutos. Si está previsto someter a los frutos a un secado preliminar al sol en el
bosque, se necesitarán piezas grandes de polietileno o lonas alquitranadas.

En el Apéndice 5 figura un ejemplo de la logística de la recolección de semilla de Pinus


caribaea.

Consideraciones especiales en caso de expediciones


internacionales
Algunas especies son en la actualidad más importantes como árboles de plantación en
situaciones exóticas que en los países de origen. Como ejemplos cabe citar Gmelina
arborea, Pinus radiata, muchos pinos tropicales y subtropicales y muchos eucaliptos.
Cuando la distribución natural de esas especies se extiende por varios países distintos y
son muchos los países introductores que solicitan semilla de ellos, la acción
internacional puede ser la manera más eficaz de organizar la recolección y distribución
de la semilla. Asi ocurre especialmente en el caso de recolecciones con fines de
ensayos de procedencias y de establecimiento de rodales de conservación, rodales
semilleros y plantaciones experimentales ex situ, para los que no se precisan más que
cantidades pequeñas o moderadas de semilla pero en los que los orígenes han de estar
identificados con precisión y documentados plenamente. Ejemplos de recolecciones
internacionales de este tipo son las que organiza la IUFRO respecto de coníferas de la
parte occidental de Norteamérica (Fletcher y Barner 1978), el CFI de Oxford respecto de
pinos y frondosas de Centroamérica y el Centro de Semillas Forestales de DANIDA
respecto de Tectona y Gmelina.

Kemp (1975b, 1976) ha descrito los problemas de la recolección de semillas que se


acentúan en el contexto internacional. Se trata especialmente de la dificultad de obtener
por anticipado información precisa sobre la que basar el plan pormenorizado de
operaciones, así como los problemas que plantean cruzar fronteras internacionales, las
normas aduaneras, las diferencias lingüísticas y otros parecidos. Existen muchas
incertidumbres en materia de acceso, viajes y transporte del material que posiblemente
sólo se pueden resolver cuando la recolección está efectivamente en marcha. Así
ocurre de manera particular en muchos países tropicales, en los que puede que la
información que se precisa sobre la distribución natural, variabilidad, épocas de
floración y fructificación, etc. de las especies de que se trate sea incompleta o incluso
del todo inexistente. Al mismo tiempo que dificulta la planificación pormenorizada de las
operaciones, esto obliga a tener en cuenta, de manera pausada y cuidadosa, las
muchas situaciones posibles que pueden darse en la realidad y a preparar planes sobre
imprevistos para hacer frente a esas situaciones, así como a contemplar las posibles
emergencias que puedan surgir. A continuación se examinan brevemente algunos
aspectos concretos que han de tenerse en cuenta en la expendiciones internacionales.

1) Objetivos. Como las expediciones internacionales suelen realizarse en nombre de


muchos países, es posible que se trate de conseguir varios objetivos distintos al mismo

66
tiempo, como recolectar semilla para ensayos de procedencias, semilla a granel para
grandes plantaciones de determinadas fuentes, fenotipos individuales, etc. Aunque las
expediciones en las que se dedica mucho tiempo a viajar de unas zonas a otras
distantes son muy costosas y por lo tanto deben aprovecharse al máximo para
satisfacer necesidades distintas, es posible que esas necesidades sean hasta cierto
punto contrapuestas. Como el tiempo de que se dispone para la recolección es siempre
limitado, es posible que haya que elegir entre pasar más tiempo en un lugar concreto,
para tomar muestras detalladas o para recolectar a granel, y cubrir más lugares con
más rapidez. Por esta razón, los objectivos han de definirse claramente por anticipado,
y ha de establecerse un orden de prioridades para el caso de que sea necesario elegir
entre ellos.

2) Normativas locales. Casi todos los países poseen una normativa sobre la
recolección, exportación, introducción y, en ocasiones, circulación de semilla. Es posible
que se precisen autorizaciones oficiales para alguno de esos procedimientos, y la no
obtención de los documentos necesarios puede retrasar gravemente las operaciones
corrientes y poner en peligro la recolección futura por parte de equipos internacionales.
Análogamente, es posible que el personal de la expedición necesite documentos
personales, como visados de entrada, permisos de trabajo y certificados sanitarios
internacionales. En algunos casos el equipo puede estar también sujeto a restricciones
de importación, especialmente cuando se van a utilizar armas de fuego y, tal vez, radios
del tipo “walkie-talkie”.

3) Participación de personal local. Las expediciones internacionales pueden


beneficiarse enormemente de la participación activa de personal local. Este puede
ayudar a interpretar los datos, y su conocimiento de la geografía y las costumbres
locales puede ser extraordinariamente útil. El personal local puede estar también
capacitado para cuantificar la producción de semilla antes de nuevas recolecciones en
años ulteriores. A cambio de esa participación, pueden celebrarse acuerdos
encaminados a que sean fondos internacionales los que se hagan cargo de los gastos
de viaje del personal local y a que el país huésped reciba una parte de la semilla
recolectada. Esos acuerdos deben establecerse entre ambas partes por anticipado.

4) Equipo. Las decisiones sobre cuál es el equipo más adecuado y cuáles son los
componentes esenciales que hay que suministrar por adelantado a la expedición son
más difíciles de adoptar cuando no se conocen previamente la zona y las condiciones
locales. El transporte aéreo de equipo voluminoso es costoso, pero al mismo tiempo el
hecho de que las operaciones no puedan iniciarse, una vez que la expedición está ya
en el lugar, debido a que no ha llegado el equipo necesario, puede ser muy gravoso
tanto en términos de fondos como en términos del limitado tiempo de que se dispone
para la recolección. Como Apéndice 6 se reproduce una lista de equipo propuesta por
Kemp (1976).

5) Calendario de las operaciones. Es preferible recolectar sólo en un año de abundante


producción de semilla, pues ello ofrece mucha más libertad de acción a la hora de elegir
los rodales y árboles, así como la posibilidad de obtener más semilla por un costo
determinado. No obstante, las expediciones internacionales deben prepararse mucho
tiempo antes de que se pueda evaluar la magnitud de la cosecha, y la complejidad de
los pasos que hay que dar hace que sea muy dificil modificar los planes en una fase
tardía. Incluso en un año de abundante producción de semilla, sólo se pueden obtener

67
los mejores resultados si se conoce con precisión el momento en que debe efectuarse
concretamente la recolección, y éste es otro dato que a una expedición internacional,
cuya base está en otros sitios, le resulta más difícil determinar por adelantado.

6) Registros sobre el terreno. Habida cuenta de la dificultad y el elevado costo de


obtener datos una vez que la expedición ha abandonado la zona, especialmente en los
casos en que ello puede comportar la necesidad de volver al lugar para efectuar nuevas
observaciones, es de la máxima importancia efectuar un registro exacto y completo de
los lugares y detalles de la recolección. Véanse ejemplos en el Apéndice 1B.

Capítulo 4 RECOLECCION DE LA SEMILLA


Introducción
En el capítulo anterior se resumieron los métodos para determinar el momento en que
se va a efectuar la recolección de la semilla y los árboles sobre los que se va a actuar.
En el presente capítulo se describen los diversos métodos, tanto manuales como
mecánicos, de que se dispone para llevar a cabo efectivamente la recolección de la
semilla de un árbol determinado. Aunque la expresión “recolección de semilla” es
cómoda y se utiliza de manera habitual, hay que señalar que casi siempre lo que se
recoge de los árboles es el fruto. Sólo en una fase posterior, en algunas especies, se
extraen las semillas y se desechan los frutos; en otras especies no se extraen las
semillas, sino que los frutos se siembran en el vivero íntegros, con la semilla o las
semillas que contienen.

Existe una gran variedad de métodos y equipos para recolectar los frutos, y la elección
depende de una serie de factores que, según Robbins y otros (1981), puede resumirse
de la manera siguente:

1. Tamaño relativo y número de las unidades de dispersión natural y de las


unidades que pueden ser recolectadas por el hombre con comodidad. En el caso
de 1 a 3 semillas grandes encerradas dentro de un fruto dehiscente o
indehiscente (por ejemplo, Aesculus, Tectona), la forma más sencilla de efectuar
la recolección es esperar a que la semilla o el fruto caiga de manera natural del
árbol y recolectarla después del suelo. En el otro extremo, la recolección en el
árbol de las cabezas de fructificación de Adina cordifolia, a 200 unidades por
kilo, es la única manera viable de recolectar las semillas; a 11 millones por kilo,
sería imposible recolectarlas una vez dispersadas (Campbell 1980).
2. Características del fruto: tamaño, número, posición y distribución de los frutos;
resistencia de los pedúnculos a las acciones de sacudir, tirar, romper, o cortar;
intervalo entre la maduración y la apertura.
3. Características del árbol: diámetro, forma y longitud del fuste, grosor de la
corteza; forma de la copa; tamaño, ángulo, densidad y resistencia a la ruptura de
las ramas; densidad del follaje y profundidad de la copa.
4. Características del rodal: distribución y densidad de los árboles (por ejemplo,
árboles aislados, rodal abierto o rodal denso); densidad del estrato bajo y de la
vegetación del suelo.
5. Características del lugar: inclinación, accesibilidad.

68
Los diversos métodos de recolección pueden clasificarse de la manera siguiente: a)
recolección, del suelo del bosque, de los frutos o semillas caídos; b) recolección de las
copas de árboles cortados; c) recolección de árboles en pie a los que se puede acceder
desde el suelo; d) recolección de árboles en pie a los que se accede trepando y e)
recolección de árboles en pie a los que se accede por otros medios.

Recolección, del suelo del bosque, de frutos o semillas caídos

Caída natural

En el caso de varios géneros que poseen frutos de gran tamaño es habitual recolectar
del suelo del bosque los frutos una vez que éstos han caído de manera natural y se han
abierto. Es un procedimiento barato y no exige una mano de obra tan calificada como
por ejemplo cuando hay que trepar al árbol; en esta tarea puede utilizarse a escolares o
mano de obra esporádica. El tamaño del fruto es muy importante, pues cuanto mayor
sea tanto más fácil será verlo y recogerlo a mano. Géneros de la zona templada que se
suelen recolectar del suelo son Quercus, Fagus y Castanea, y entre los tropicales
figuran Tectona, Gmelina y Triplochiton, así como varios géneros de dipterocarpáceas.

Los principales inconvenientes que presenta la recolección del fruto después de su


caída natural son los riesgos de recoger semillas inmaduras, vacías o inviables, de
deterioro de la semilla o de germinación prematura cuando la recolección se retrasa, y
de falta de certeza a la hora de identificar los árboles padres de los que se recoge la
semilla. Los primeros frutos que caen de una manera natural en la estación suelen tener
semillas de escasa calidad (Morandini 1962, Aldhous 1972). En Tailandia, los frutos del
teca empiezan a caer en marzo, pero se ha comprobado experimentalmente que los
frutos más viables son los que caen en la última parte de la estación, por lo que la
recolección suele postponerse hasta abril (Hedegart 1975). Puede facilitarse
considerablemente la eficiencia de la recolección limpiando el suelo del bosque de
vegetación y residuos, incluidos los frutos antiguos o caídos prematuramente, y/o
extendiendo grandes piezas de lona ligera, percal o plástico para que caigan en ellas
las semillas (Turnbull 1975b). Si se programa cuidadosamente, mediante esta operación
se eliminará también gran parte del riesgo de recolectar semillas vacías o inviables. Los
frutos viables deben recogerse lo antes posible una vez caídos, para evitar los daños o
pérdidas debidos a insectos, roedores u hongos y la germinación prematura. Esto es
especialmente importante en el bosque tropical húmedo. Se ha observado que muchas
de las semillas de las dipterocarpáceas más importantes pierden su viabilidad a los
pocos días de caer, y estudios efectuados sobre Shorea platyclados en Malasia
demostraron que los lotes de semilla recogidos del suelo contenían un número
considerablemente mayor de semillas defectuosas que los lotes recolectados del árbol
en pie (Tang 1971). Por consiguiente, la recolección de las semillas que se encuentran
en el suelo debe sincronizarse perfectamente con la caída de las mismas.

En la región amazónica de Jari, en el Brasil, Woessner y MacNabb (1979) llegaron a la


conclusión de que la recolección de los frutos verdes o amarillos de Gmelina arborea
del suelo del bosque ofrecía los mejores resultados en las operaciones de recolección
de unos 10 000 kg de semilla al año. La semilla podía almacenarse temporalmente en
sacos durante el transporte desde el campo hasta la instalación de procesamiento de
los frutos, sin que se produjeran pérdidas de viabilidad graves. Los frutos más viejos, de
color pardo o negro, fermentan y se calientan en los sacos y pierden rápidamente su

69
viabilidad. A los equipos de recolección se les indica que recolecten únicamente los
frutos frescos, de color verde o amarillo. En una jornada laboral de 8 horas pueden
recolectarse 50 kg de frutos por persona, lo que da un rendimiento de unos 3 kg de
hueso seco. Se han obtenido resultados parecidos en Malasia, donde los frutos verdes
y amarillos recogidos del suelo arrojaron una tasa de germinación de más del 90 por
ciento, mientras que la de los frutos de color pardo era sólo del 53 por ciento
(Mohammad e Ibrahim 1980).

Las semillas de algunas especies de cubierta dura pueden conservar su viabilidad en el


suelo del bosque durante años, especialmente en condiciones templadas. En el distrito
forestal de Pusztavacs, en Hungría, las semillas de Robinia pseudoacacia se recogen
del suelo del bosque bajo rodales de 30 años de antigüedad (Keresztesi 1979). Una
máquina especial criba los 10 cm superiores del suelo y obtiene unos 770 kg de semilla
por hectárea, lo que equivale al rendimiento de aproximadamente 10 años semilleros.
Incluso en los trópicos es posible obtener semillas viables de cubierta dura cribando el
suelo bajo los árboles padres. Así se ha hecho en Malasia con Parkia javanica e Intsia
palembanica, cuyas semillas son lo bastante grandes para recogerse a mano. Cuando
las semillas son más pequeñas, como por ejemplo en Albizzia falcataria, puede ser más
práctico cribar el terreno con una tela metálica (Ng 1983).

Cuando los frutos se recolectan del suelo es frecuente que surjan dudas sobre la
identidad del árbol padre. Los árboles aislados no presentan problema alguno a este
respecto (aunque es posible que sean padres no convenientes debido al riesgo de
autofecundación), pero en los monocultivos densos, en los que las copas se entrelazan,
los frutos pueden mezclarse mucho. Esto no tiene importancia cuando se recolectan
cantidades comerciales de semilla, siempre que la calidad genética del rodal
corresponda al promedio o más. Cuando la recolección se efectúa con fines de
investigación o mejora genética, sin embargo, suele ser necesario mantener la identidad
del árbol padre de cada lote de semilla. En esos casos es aconsejable retirar del suelo
los frutos ya caídos y acelerar la caída de nuevos frutos sacudiendo, golpeando o
cortando las ramas, o trepando al árbol y recogiendo los frutos en la copa (Hedegart
1975). Una solución de transacción, adecuada para recolecciones comerciales en
rodales no mejorados que contienen una mezcla de árboles fenotípicos buenos y malos,
consiste en recoger solamente los frutos que están debajo de los mejores portagranos y
dentro de un radio que equivale a la mitad del radio de proyección de sus copas.

Sacudimiento manual

Cuando los frutos se separan con facilidad pero la caída natural de los frutos no está
suficientemente concentrada en el tiempo, puede inducirse la caída de los frutos por
medios artificiales. Una posibilidad consiste en sacudir directamente con la mano los
troncos de árboles pequeños y las ramas bajas. Las ramas superiores pueden
sacudirse con ayuda de una vara larga terminada en un gancho, o con una cuerda. Este
método ha producido buenos resultados en Cordia alliodora y Cedrela spp., pues facilita
la recolección rápida de las semillas, con un buen nivel de viabilidad, tan pronto como la
inspección visual indica que los frutos están maduros (Stead 1979, Robbins y otros
1981).

La utilización de una cuerda comprende una operación inicial que consiste en pasar la
cuerda por encima de la rama que se quiere sacudir, operación que describen Robbins

70
y otros (1981). Es el mismo método que se utiliza para subir una sierra o una polea a la
copa. Se ata un cordel fino a un peso, que luego se lanza por encima de la rama a
mano o con una catapulta. En caso de ramas más altas el cordel puede estar atado a
una flecha, que se lanza con arco, o a una varilla de hierro que se dispara con un rifle
de calibre 22. Es adecuado el cordel de nilón ligero, como por ejemplo un hilo de pescar
de 23 kg de tensión de rotura, y el peso o proyectil que se utilice debe ser lo
suficientemente pesado para que caiga al suelo, llevando el cordel con él, después de
pasar por encima de la rama. Hay que tratar de asegurar que el hilo se desenrolle bien,
sin enredarse, utilizando por ejemplo un carrete de pescar adecuado. Una vez que el
extremo del hilo ha llegado al suelo, se quita el peso o flecha y se pone en su lugar una
cuerda de nilón de 3–4 mm; después se vuelve a tirar del hilo por el otro extremo, de
manera que pase la cuerda por encima de la rama. Para sacudir la rama puede
agarrarse de la cuerda por sus dos extremos. La cuerda debe situarse cerca del
extremo de la rama, donde tendrá el máximo efecto de sacudida, y no cerca del fuste,
donde la rama tiene su máximo grosor.

En Nueva Zelandia se han utilizado ballestas de fibra de vidrio y 30 kg de tracción, que


disparan flechas de 0,8–0,9 m de largo y 40 g de peso, para lanzar por encima de las
ramas un hilo de 5,5 kg de tensión de rotura (Sweney y Jones 1975). Con este hilo se
izan al árbol sucesivamente un cordel de 20 kg y otro de 180 kg con polea. En el
Canadá se han utilizado con éxito, para alturas de entre 20 y 50 m, una pistola de
calibre 45 que disparaba varillas de acero de 270 g de peso y otra de calibre 22 que
disparaba cilindros de 230–300 g de peso y 6,3 cm de diámetro. Se utilizaron cartuchos
de fogueo. El hilo unido al proyectil era hilo de pescar de 32 kg, de un solo filamento,
que se utilizó para elevar una cuerda plástica de 320 kg que transportaba un
mecanismo para romper o cortar ramas (Collis y Harris 1973).

Sacudimiento mecánico

Los primeros aparatos para sacudir mecánicamente los árboles se crearon para los
huertos de frutos y nueces, pero desde 1965 aproximadamente se viene utilizando
también esta técnica en algunos árboles forestales, sobre todo en los pinos
meridionales de los Estados Unidos (Turnbull 1975b). Estas máquinas son costosas,
necesitan un terreno llano para que puedan funcionar con eficacia y es esencial contar
con operadores experimentados para evitar dañar en exceso los árboles. En unos
pocos segundos se desprenden muchos conos, pero si se mantiene la sacudida se
rompen trozos de las puntas y ramas (Stein y otros 1974). No tiene sentido utilizar estas
máquinas para sacudir árboles en las operaciones de recolección difusa en el bosque
natural, pero probablemente se seguirán empleando en huertos o rodales semilleros,
con explotación intensiva, de una gama limitada de especies.

La sacudidora de árboles “American Shock Wave” está montada en un chasis de


camión de plataforma corta y equipada con una transmisión automática. Al final de un
brazo de 6 m tiene un mecanismo acolchado con el que sujeta el tronco del árbol;
puede sujetar troncos de hasta 90 cm de diámetro. Mediante pesos desequilibrados en
contrarrotación se produce en la sacudidora un ritmo de sacudida cuya frecuencia varía
entre 400 y 4 000 ciclos por minuto (Kmecza 1970).

Por lo general se sujeta el árbol a unos 3 m de altura sobre el suelo, y suele bastar una
única sacudida de 15 segundos para soltar alrededor del 80 por ciento de los conos de

71
P. elliottii; en cambio, P. taeda y P. echinata presentan más dificultad, y es frecuente
que buenos operadores no consigan soltar más del 25–30 por ciento de los conos tras
prolongadas sacudidas. Los conos maduros de P. elliottii requieren una fuerza de unos
2 kg para desprenderse, mientras que los de P. taeda no se sueltan si no se aplica una
fuerza de 20 kg o más (McLemore 1974). Se ha notificado un intento sin éxito de reducir
la fuerza precisa para desprender los conos de P. taeda mediante la utilización de
productos químicos que inducen la abscisión (McLemore 1973). El sacudimiento
repetido de los árboles más difíciles puede producir daños en la corteza y la rotura de la
guía (Kmecza 1970).

Con cinco sacudidoras mecánicas, la Comisión Forestal de Luisiana cosechó en 20 días


conos de 34 680 árboles de P. elliottii. Tres cuartas partes de esos árboles soltaron el
85 por ciento de sus conos durante sacudidas de entre 6 y 30 segundos. Los resultados
obtenidos en una hora superaban a los que podía obtener un trepador durante una
semana (Chappell 1968). Los resultados notificados por McLemore y Chappell (1973)
indican que el sacudimiento mecánico de árboles de Pinus elliottii por operadores
capacitados no produce perjuicio alguno ni a la producción futura de conos, ni al
crecimiento del árbol ni a su vigor durante los cuatro años siguientes.

72
4.1 Técnica de lanzamiento de hilo. En (A)-(C) figuran las diversas
fases desde el lanzamiento del hilo hasta la subida de la cuerda
de trabajo. En (D)-(F) figuran varios usos posibles de la cuerda de
trabajo, (D) con un aparejo de poleas para subir a una persona
hasta la copa, (E) para sacudir ramas y (F) para cortar ramas
mediante una sierra flexible. (A.M.J. Robbins)

73
4.2 Sacudidora de árboles Schaumann. Se trata de una
de las diversas marcas de sacudidoras que se pueden
encontrar actualmente en el mercado (H.C.
Schaumann)

4.3 Embudo para recoger semilla de Acacia aneura


cerca de Charleville, Queensland, Australia.
(FAO/División de Investigaciones Forestales,
CSIRO, Canberra)

74
4.4 Máquina de recuperación con red, huerto
semillero de Stuart, Pollock, Luisiana, Estados
Unidos (Servicio Forestal, Dpto. Agric. EE.UU.)

Actualmente las sacudidoras mecánicas se utilizan mucho en la zona sudoriental de los


Estados Unidos para cosechar la semilla en los huertos semilleros de pinos. Cuando se
trata de especies en las que los conos maduros pueden separarse con facilidad, como
P. elliottii y P. palustris, los árboles se sacuden una vez que los conos han llegado a su
madurez pero antes de que se abran, y luego se recogen del suelo los conos con las
semillas que contienen. Cuando se trata de especies con conos persistentes, como P.
taeda y P. echinata, la operación se postpone hasta que los conos se han abierto, y
entonces el objetivo de la sacudida es sacar las semillas de los conos. Después pueden
recogerse del suelo por medio del sistema de recuperación con red, que se describe en
la página 76.

En la Unión Soviética, se notificó que el producto de la vibradora VUS-2 en Pinus


sibirica era entre 10 y 20 veces mayor que el que se obtenía con métodos manuales
(Uland 1971). Una experiencia más reciente con una sacudidora de árboles creada en
el Asia central soviética ha demostrado que en Juglans, Malus, Prunus, Fraxinus y
Gleditsia pueden cosecharse, sin causar apenas daños al tronco, el 90–100 por ciento
de los frutos. Esta máquina es una vibradora tipo presa que está montada en un brazo
hidráulico, sobre el mecanismo articulado en tres puntos de un tractor. El tiempo de
sacudida óptimo es 10–25 segundos, y la tasa de vibración óptima para la mayoría de
las especies es 1 000 ciclos por minuto (Kiktev y otros 1977). Para cosechar los conos
de pinos mediterráneos se han utilizado también, con resultados satisfactorios, las
vibradoras italianas CECMA, ideadas originalmente para cosechar aceitunas.

Recolección de la semilla después de su dispersión

75
Aunque la recogida del suelo suele emplearse sobre todo con los frutos, puede
aplicarse también a las semillas dispersadas una vez que se han abierto los conos o
frutos. Las semillas de los pinos meridionales de los Estados Unidos, como por ejemplo
Pinus elliottii y P. taeda, tienen un intervalo muy corto entre la madurez y la dispersión, y
se han evaluado diversos métodos para recolectar las semillas sueltas cuando se
dispersan. Además del empleo de lonas extendidas en el suelo, ya mencionadas,
comprenden la colocación de redes de polipropileno en torno a las copas, la instalación
de estructuras de madera en forma de embudo recubiertas de tela o polietileno y fijadas
a un eje central que rodea el tronco, y la utilización de lonas o redes elevadas mediante
unos postes. Las primeras experiencias no fueron muy satisfactorias, pues raras veces
se consiguió recuperar más del 50 por ciento de la producción de semilla disponible
(Turnbull 1975b). Cuando la semilla se produce principalmente en la parte exterior de la
copa o en sus proximidades, gran parte de ella cae fuera del radio de captación de una
única unidad de recogida. Cuando la lona o la red debe permanecer instalada durante
un largo período de caída natural de la semilla, es probable que se deteriore por efecto
de la intemperie y que se pierda una determinada cantidad de semilla debido a la acción
de las aves y otros animales.

Más recientemente, la Comisión de Silvicultura de Georgia y el Centro de Desarrollo de


Equipo de Missoula han preparado un equipo de recuperación mediante red para su
utilización en los huertos semilleros de la parte meridional de los Estados Unidos. Su
empleo está resultando muy prometedor (McConnell 1982), y en los huertos de P. taeda
se prefiere cada vez más a las cosechadoras por aspiración. La red que se utiliza es un
tejido plástico, de polipropileno, que se fabrica para el revés de las alfombras. Es ligero,
duradero y está disponible en diversas dimensiones. Para Pinus taeda se utiliza una
anchura de 5 m y aproximadamente 2 × 3 hilos por cm2 (Anón. 1982, Edwards y
McConnell 1983). Si se manipula con cuidado, puede durar un mínimo de 10 años. La
red se extiende en el huerto varias semanas antes de que caiga la semilla, y se agitan
los árboles mediante una sacudidora mecánica para sacar las semillas de los conos. La
toma de fuerza de un tractor sobre ruedas proporciona la fuerza (menos de 30 h.p.)
necesaria para a) enrollar mecánicamente la red en un rodillo, y b) separar
mecánicamente la semilla de las ramitas, hojas y conos que caen también al suelo al
sacudir el árbol. Antes de empezar a enrollar la red hay que procurar separar las briznas
de hierba que tienden a quedarse adheridas a ella.

La recogida de los frutos que están en el suelo efectuarse manualmente, pero puede
utilizarse como ayuda una sencilla herramienta de mano, como un rastrillo de mango
largo y cabezas intercambiables, de manera que se puedan utilizar distintos números de
dientes y distintos espaciamentos entre ellos. Se ha intentado desarrollar métodos
consistentes en barredoras mecánicas o de aspiración para recoger las semillas o
frutos. Se han efectuado asimismo ensayos con una cosechadora mecánica cuya
acción barredora se basa en un tambor giratorio dotado de gran cantidad de “dedos” de
caucho que recogen las semillas al mismo tiempo que las separan de los residuos
extraños. Estos tipos de máquinas están indicados sobre todo cuando se dispone de un
sistema para sacudir los árboles, de manera que se asegure la presencia en el suelo de
una gran cantidad de semillas en cada operación de barrido.

Mineau (1973) describió el empleo en Francia, con buenos resultados, de una máquina
tipo aspiradora, que funcionaba por la compresión de un motor de tractor, para recoger
los frutos de Fagus. Esta máquina es compacta y pesa 450 kg. Se ha utilizado asimismo

76
con buenos resultados, en la recolección de bellotas de Quercus, una cosechadora de
semillas neerlandesa que funciona también por aspiración y se ha notificado que en los
Países Bajos es un método más barato que la recogida a mano y que la utilización de
sacudidoras de árboles y lonas alquitranadas (Arts y Kofman 1980).

En los Estados Unidos, Hallman (1981) resumió las ventajas de la barredora-aspiradora


de la manera siguiente:

1. Prolonga la estación de recolección de unas dos semanas a dos meses.


2. Elimina la necesidad de escaleras y camiones elevadores; de esa manera, los
administradores de los huertos pueden dejar que los árboles alcancen una
mayor altura, pues ya no hay que trepar a ellos, y por consiguiente se amplía la
vida útil de los árboles.
3. Reduce los costos de la recolección en comparación con los de la recolección
manual.

Las desventajas de la cosechadora son las siguientes:

1. Se precisa una amplia preparación del suelo del huerto para que pueda
funcionar bien.
2. Es ruidosa y produce grandes cantidades de polvo.
3. No funciona bien cuando el suelo está húmedo.
4. Ha sufrido una serie de problemas mecánicos que se han corregido en gran
parte, aunque todavía es necesario introducir en su diseño cambios menores.

En la actualidad se estima que los inconvenientes superan a las ventajas, y en los


huertos de la parte meridional de los Estados Unidos se prefiere, para recolectar las
semillas de P. taeda, el sistema de recuperación con red que se describe en la página
76.

Habida cuenta del costo de capital de este tipo de equipo y de la importancia que tiene
preparar de una manera inmaculada el suelo del huerto semillero para que funcione
correctamente, su utilización en los países en desarrollo es limitada, especialmente si
existen consideraciones sociales que aconsejan la utilización de métodos manuales con
gran densidad de mano de obra como medio de incrementar el empleo.

Escondrijos de animales

Hay animales que reúnen conos o frutos como reserva de alimento, y se puede buscar
las semillas en los lugares donde las esconden, aunque sólo en zonas limitadas se
puede usar este procedimiento como fuente de semillas. En la parte occidental de
Norteamérica, los escondrijos de ardillas constituyen una importante fuente de semillas
de coníferas. Las ardillas suelen esconder las semillas, año tras año, en los mismos
lugares. Es característico que se encuentren en zonas húmedas próximas a
manantiales, pequeños arroyos o lugares pantanosos, orientadas al norte, así como
también en madera en descomposición o humus, o en torno a viejos árboles caídos. Un
solo escondrijo puede contener desde unos cuantos conos hasta una gran cantidad de
ellos. La presencia de conos frescos en el suelo es un signo de actividad de ardillas; los
montones de escamas y núcleos de conos pueden indicar que hay un escondrijo en las
proximidades (Stein y otros 1974, Dobbs y otros 1976). Al recoger las semillas o conos

77
de estos escondrijos se debe actuar con prudencia, pues existe el peligro de que estén
infestados por hongos patógenos que pueden reducir la germinación (Sutherland 1979).

Las hormigas reúnen a veces semillas, y en Africa septentrional se ha observado que


acumulan grandes montones de semillas de Acacia (Turnbull 1975b). Todas las semillas
que se recojan de escondrijos de roedores o insectos deben ser sometidas a la prueba
de viabilidad mediante el procedimiento de corte u otros medios.

4.5 Utilización de una cosechadora de semillas por aspiración en los Países Bajos (A) Recogida de las bellotas del suelo
(B) Descarga de las bellotas en un saco. (R.B.L. De Dorschkamp, Wageningen).

78
4.6 Selección de equipo para la recolección de semillas de Acacia que se utiliza en Australia. De arriba a abajo y de
izquierda a derecha: Prensa para plantas con especimen y etiquetas, bolsa pequeña que contiene semilla limpia, bolsa
grande de recolección, tela para recolección de 2 × 2 m, sierra flexible, guantes de piel, sierra de arco, tijeras de podar,
cedazo fino con recogedor, cedazo grande, cuerda para lanzar al árbol, con peso. (FAO/División de Investigaciones
Forestales, CSIRO, Canberra)

79
4.7 Sierras, tijeras, rastrillos y otras herramientas de mano para recolectar los frutos
de los árboles. (A.M.J. Robbins)

80
Recolección en las copas de árboles cortados
Un método para recolectar grandes cantidades de semilla es el que consiste en
sincronizar la recolección con las cortas comerciales normales que se efectúan durante
la estación de maduración de la semilla y recoger las semillas o frutos de los árboles
cortados (Morandini 1962). Cuando se van a recolectar los frutos de todos los árboles
talados, la recogida de aquéllos debe postponerse, por razones de seguridad, hasta que
han concluido las tareas de corta en la zona (Douglass 1969). Cuando la calidad
fenotípica de los árboles padres es por el contrario más importante que la cantidad de
semilla, es preferible seleccionar, marcar y, si es posible, cortar y cosechar los frutos de
árboles padres superiores antes de que se efectúe la corta principal. En plantaciones de
Pinus radiata en las que se iba a efectuar una corta de aclareo en Nueva Zelandia, se
utilizó un método mediante el cual un oficial forestal capacitado seleccionaba y marcaba
los 8–13 mejores troncos por hectárea y el equipo de recolección de semilla cortaba y
podaba los árboles y recolectaba los conos, de manera que no se obstruía la corta
ulterior de los árboles restantes (Turnbull 1975b). Debe evitarse recolectar los frutos en
los aclareos tempranos, pues es difícil juzgar correctamente la calidad fenotípica a esa
edad. Al cortar es aconsejable dirigir las copas hacia los claros existentes para facilitar
la recuperación de conos (Dobbs y otros 1976). Es esencial limitar la recolección a la
estación en la que las semillas están maduras; debe ser posible ajustar las fechas de la
corta de manera que coincidan con la madurez de la semilla cuando es una misma
autoridad la que tiene a su cargo las actividades de corta y las de recolección, por
ejemplo los servicios forestales nacionales que operan en los bosques estatales. Es
habitual recoger a mano los conos o frutos de las copas caídas, con ayuda de rastrillos,
ganchos o machetes. Los conos pequeños del tipo arracimado, como los de Thuja y
Tsuga, pueden cosecharse cortando los extremos de las ramas que portan conos y
pasándolos por una desbrozadora (Douglass 1969). Esta máquina contiene una serie
de dientes, parecidos a los de un rastrillo, que se colocan lo suficientemente juntos para
que queden fuera los conos.

En la práctica, la recolección en zonas en las que se ha efectuado una corta no ha


resultado apenas más barata que la recolección de árboles en pie por un equipo de
trepadores bien capacitado, al menos en las coníferas de la zona templada-
septentrional (Dobbs y otros 1976, Barner 1981). La maraña de troncos y copas caídos
y la dispersión de algunos conos durante la corta reducen muy considerablemente la
productividad. Cuando las operaciones son rápidas y están muy controladas, el método
más eficaz consiste posiblemente en efectuar la recolección una vez que se han
limpiado y llevado los fustes pero antes de que se haya amontonado y quemado la leña
de copas.

En zonas en las que no se efectúan cortas comerciales puede ser necesario cortar
determinados árboles con el fin específico de recolectar su semilla, como por ejemplo
cuando se necesiten cantidades relativamente pequeñas de semilla de un escaso
número de árboles con fines de ensayo de procedencias u otros fines de investigación.
Esas cortas especiales deben evitarse en la medida de lo posible, pues por un lado se
desaprovecha el fuste y por otro se pierde el árbol como futura fuente de semillas, pero
a veces son inevitables, como cuando se trata de especies del bosque alto tropical a las
que es muy difícil trepar o cuando una expedición de recolección de semilla tiene graves
limitaciones de tiempo. Cortar árboles altos pero sin costillas suele ser mucho más
rápido que trepar a ellos.

81
En general no es aconsejable recolectar los frutos de los árboles que han sido
derribados por el viento, pues es escasa la selección que se les puede aplicar y puede
existir un sesgo hacia árboles con características que los predisponen al daño por el
viento (Turnbull 1975b).

Recolección en árboles en pie con acceso desde el suelo

Recolección manual

En el caso de los arbustos o árboles de ramas bajas, el recolector tiene acceso directo a
los frutos de las ramas estando de pie en el suelo (Morandini 1962). Ejemplos de estos
árboles son Crataegus, Sorbus e Ilex spp. en zonas templadas (Aldhous 1972), las
acacias pequeñas y los eucaliptos enanos de Australia (Turnbull 1975b) y muchas de
las especies de pequeño tamaño y resistentes a la sequía de las zonas áridas y
semiáridas. Los frutos más pequeños suelen colocarse directamente en una cesta,
bolsa, cubo u otro recipiente que el recolector lleva en la mano o colgado al hombro
(Stein y otros 1974).

Cortar, romper y aserrar

Para los casos en que las ramas están fuera del alcance del brazo humano, existen
diversas herramientas de mango largo con las que el recolector puede llegar a los frutos
desde el suelo. Puede utilizarse una vara terminada en un gancho para bajar las ramas
hasta que queden a su alcance. Pueden utilizarse también rastrillos, sierras, cuchillos,
ganchos o tijeras de podar para arrancar o cortar, uno a uno, los frutos o las ramitas
frutíferas. Son habituales a este respecto las varas, ligeras pero rígidas, de bambú,
aluminio o plástico de entre 4 y 6 m de longitud. Para llegar más allá de los 6–8 m que
permiten estas varas se han creado otras telescópicas de varias etapas que llevan unas
tijeras en el extremo (Turnbull 1975b). Robbins y otros (1981) han señalado que, en
algunas especies, es posible que los frutos o conos situados en las ramas más bajas
produzcan poca semilla, debido a la falta de polinización en esa posición, y que por
consiguiente es preferible recolectar los frutos que se encuentran como mínimo desde
la mitad del árbol hacia arriba. La destreza en la utilización eficaz de estas herramientas
de mango largo desde el suelo está muy condicionada por la densidad y la forma de la
copa de cada árbol.

Puede lanzarse una cuerda por encima de la rama, como ya se ha descrito, pero para
romper la rama que porta la semilla en vez de para sacudirla. Para ello se precisa una
cuerda más gruesa que cuando se quiere sacudir. No está recomendado el empleo
general de este método. Produce daños en el árbol, abre el camino a plagas y
enfermedades y, en el caso de los pinos y otras especies cuyas semillas tardan dos
años en madurar, al recolectar la cosecha de semilla de un año se destruye la del año
siguiente.

Para cortar ramas desde el suelo se han utilizado con éxito varios tipos de sierra
flexible. Uno de los modelos, descrito en Anón. 1979, consta de un cable cortador
flexible, de 1 m de largo aproximadamente, que está dotado de dientes de acero al
carbono engarzados con precisión y de dos cuerdas de control de polipropileno de unos
10 m. Para pasar una de las dos cuerdas de control por encima de la rama se utiliza un

82
peso relleno de arena. Un modelo anterior, la llamada “sierra comando”, que ya no se
fabrica, se utilizó con resultados satisfactorios en Australia para cortar ramas de
eucalipto (Boden 1972). Con ella dos operarios podían cortar con rapidez y facilidad
ramas de hasta 20 cm de diámetro.

Este método no puede utilizarse en árboles cuyas ramas forman ángulos muy agudos,
como E. tereticornis. Otra limitación es que depende de la eficiencia con que se lance el
hilo por encima de la rama deseada.

Para cortar ramas pueden utilizarse también sierras rígidas. Sweney y Jones (1975)
describen un método utilizado en Nueva Zelandia en el que mediante unas argollas se
fija un serrucho o una sierra de arco a una cuerda de 180 kg que pasa por una polea
previamente subida hasta la copa. El serrucho se utiliza para ramas pequeñas, de
menos de 2 cm de diámetro, mientras que la sierra de arco es capaz de cortar, en cinco
minutos, ramas de hasta 10 cm.

Uso de rifles

Otro método para cortar las ramas que portan la semilla consiste en derribarlas con un
rifle de gran calibre. Este método se utilizó con éxito para hacer caer al suelo las puntas
de árboles de Picea glauca en zonas de producción semillera del nordeste de los
Estados Unidos (Slayton 1969). Se estimó por un lado que este procedimiento era
menos costoso que trepar a los árboles, y por otro que los conos podían recolectarse en
la fase idónea de su desarrollo gracias al escaso tiempo en que podía efectuarse la
operación. Más recientemente se ha puesto en práctica en el Canadá, con resultados
prometedores, el método consistente en disparar desde un helicóptero a ramas o
puntas para que se desprendan.

En Australia se han efectuado recolecciones eficientes de pequeñas muestras de


semilla de eucalipto y Araucaria en árboles de gran altura con rifles de calibre 222, 243
ó 308, dotados de miras telescópicas de cuatro aumentos (Green y Williams 1969,
Boland y otros 1980). Se consiguió derribar ramas de hasta 15 cm de diámetro. Para los
rifles de calibre 308 es más eficaz la munición de “punta blanda puntiaguda” que la de
“punta hueca”.

Un inconveniente de la utilización de rifles es que deben observarse unas medidas de


seguridad muy estrictas. Hay lugares en los que no se debe utilizar este método, por
ejemplo en las proximidades de carreteras o zonas habitadas. Por otra parte, las copas
de algunas especies, como Araucaria y Picea, pueden resultar considerablemente
dañadas por esta técnica.

Para derribar ramas con los disparos suele ser necesario mantener fijo el rifle en un
trípode o apoyar su caja en un árbol o en la parte lateral de un vehículo (Turnbull
1975e). Es preciso que no haya obstáculos visuales entre el blanco y el tirador, requisito
éste que puede suponer una limitación en bosques densos. En general, lo mejor es
disparar en ángulo recto con la rama y cortar la corteza por la parte inferior con el primer
disparo para evitar que la rama quede colgando de ella y se produzca arranque de
tejidos. Después se corta la corteza por la parte superior y por último se va disparando a
intervalos a todo lo ancho de la rama. Es importante seleccionar ramas que puedan
caer sin obstáculos hasta el suelo. Las ramas horizontales se desprenden con más

83
facilidad que las ascendentes. Los disparos deben colocarse de manera que se
aproveche el efecto de palanca de la rama. Este método está aconsejado sobre todo
cuando se pretende recolectar pequeñas cantidades de semilla con fines de
investigación de una fructificación muy abundante que está arracimada en ramas o
puntas inaccesibles, de manera que no se puede llegar a ellas cómodamente por otros
medios.

Recolección en árboles en pie a los que se accede mediante


trepa
La altura hasta la que puede llegarse desde el suelo con instrumentos de mango largo
para recolectar semillas o frutos tiene un límite. En las proximidades de ese límite la
operación consume mucho tiempo y energía, pero rinde en cambio poca semilla. En el
caso de árboles de gran altura que no pueden cortarse, por consiguiente, la trepa suele
ser la única forma práctica de efectuar la recolección. Hay personas que son excelentes
trepadores naturales, pero además una buena capacitación y un buen equipo pueden
hacer de la recolección por este método una operación eficiente y segura, aunque no
deje de requerir energía. Parece aconsejable describir la operación dividiéndola en los
epígrafes siguientes: a) trepa a la copa por el fuste; b) trepa directamente a la copa; c)
trepa y recogida de los frutos dentro de la copa.

Trepa a la copa por el fuste

Trepa con equipo mínimo. En diversos países se practica la trepa sin ayudas mecánicas
(Hans 1973, Bhumibhamon 1973). En Filipinas hay recolectores de semilla que trepan a
los árboles descalzos o con ayuda de una cuerda que ata ambos pies juntos y los
presiona contra el tronco (Seeber y Agpaoa 1976). Otras variantes consisten en que el
trepador vaya haciendo en el tronco, con un hacha, una serie de cortes sucesivos en los
que apoyar los pies, o que clave con un martillo una serie de estacas de hierro de unos
20 cm de longitud que luego va retirando, para utilizarlas en otra ocasión, a medida que
desciende. Estos dos métodos son físicamente agotadores, con independencia de que
se utilice o no un cinturón de seguridad, y producen sin duda daños en el árbol. El que
escala con las manos y los pies un tronco de gran altura y desprovisto de ramas pone
seriamente en peligro su seguridad, y este riesgo puede hacer que los trepadores
sientan la tentación de recolectar en los árboles a los que es más fácil subir, pero que
con frecuencia son los menos deseables desde el punto de vista silvícola. Es preferible
introducir alguna de las ayudas especiales para trepar de las que se dispone en la
actualidad.

Las espuelas, que se fijan a las botas del trepador, son un sistema ligero y barato de
hacer más segura y eficiente la escalada si se combina con un cinturón de seguridad,
eslinga, casco de seguridad de fibra de vidrio y fuertes guantes de piel. La ligereza de
las espuelas (menos de 1 kg el juego) hace que su uso esté especialmente indicado en
los rodales de difícil acceso en regiones sin carreteras, donde todo el equipo debe
transportarse a pie. Se ha comprobado que son el método más eficiente para trepar a
Pinus kesiya y P. merkusii en Tailandia (Granhof 1975) y a P. caribaea y a P. oocarpa
en Honduras, y son de uso habitual en muchos países, especialmente para subir a
coníferas (Robbins y otros 1981).

84
Aunque existen diferentes tipos, estas ayudas de trepa consisten básicamente en un
brazo de hierro forjado y un conector que termina en una espuela en punta. El hierro
debe fijarse muy bien, mediante una correa de cuero, al calzado y a veces a la pierna
del escalador. La espuela puede ser de longitud variable, pero es preferible que la punta
no sobresalga de la suela de la bota, de manera que el escalador pueda caminar por el
suelo sin dificultad (Morandini 1962, Turnbull 1975b). La longitud óptima de la espuela
depende del tipo de corteza de que se trate. Las espuelas de 5 cm son adecuadas para
los postes telefónicos sin corteza y los árboles de corteza delgada, y se recomiendan
para la mayoría de las especies en el Canadá, mientras que las de 9 cm se adaptan
mejor a las especies que tienen una corteza blanda y gruesa (Yeatman y Nieman 1978).
Las espuelas no se deben utilizar cuando la corteza está helada, y no son
especialmente seguras en cortezas escamosas (Morandini 1962, Stein y otros 1974).

4.8 La sierra de cadena flexible “High Limb” (A) utilización


(B) detalle. (Green Mountain Products Inc.)

85
4.9 Espuelas de trepa (A) ajuste mediante correas (B)
trepa. (Servicio Forestal del Canadá)

86
4.10 Utilización de una escalera desmontable de dos 4.11 Escalera desmontable de un solo montante que se
montantes en el Canadá (A) Preparación para pasar la utiliza en Dinamarca. (Centro de Semillas Forestales de

87
cadena por detrás del árbol y asegurar así la parte superior DANIDA)
de la primera sección (B) Desmontaje de la escalera, con el
trepador suspendido de una cuerda de seguridad. (Servicio
Forestal del Canadá)

En Yeatman y Nieman (1978) figuran orientaciones detalladas sobre el ajuste,


utilización y mantenimiento de las espuelas de trepa en el Canadá. La descripción de la
trepa con espuelas que figura a continuación está fielmente basada en estos autores. El
trepador sube al árbol utilizando un cinturón de seguridad, al que engancha una correa
o cadena, la eslinga, que pasa por detrás del tronco. Al cinturón está atada una cuerda
de seguridad, y a uno de los anillos que lleva el cinturón están enganchadas dos o más
eslingas de reserva. Cuando se asciende por el tronco, el trepador debe asegurarse de
que las puntas de la espuela se claven bien en la madera del árbol separando las
rodillas del tronco al hincar la espuela. La parte inferior de la pierna y el tobillo deben
mantenerse en un ángulo relativamente amplio con respecto al tronco, para evitar los
resbalones y para no abrir surcos en la corteza. El peso descansa sobre los pies, que
están separados entre sí por unos 15–20 cm, y el centro de gravedad queda fuera del
tronco. Las manos y los brazos se utilizan para equilibrar el cuerpo sujetando
firmemente con las dos manos la eslinga, acercando rítmicamente el cuerpo hacia el
árbol, moviendo la eslinga cuando se la libera del peso y fijándola en la nueva posición
cuando el cuerpo se echa de nuevo hacia atrás. El impulso que se imprime a la eslinga
procede de los brazos al ascender, y no debe trasladarse al cinturón de seguridad salvo
cuando el trepador está en posición de descanso. Cuando la eslinga está tensa, se
mueve primero un pie, de manera que el peso pasa al otro, y después se efectúa la
misma operación con este segundo pie. La eslinga no se desengancha nunca, salvo
para superar ramas que por su grosor no se pueden romper. En estos casos, antes de
desenganchar la primera eslinga debe fijarse por encima de la rama que se quiere
superar una de las eslingas de reserva, fijada al cinturón mediante un mosquetón.
Cuando se llega a ramas viables, preferiblemente en la parte baja de la copa viva, se
pasa la cuerda de seguridad por un mosquetón que está atado con una cuerda por
encima de la primera rama, se desengancha la eslinga y el trepador se abre paso entre
las ramas vivas.

El principal inconveniente de las espuelas es el daño que producen a la corteza,


especialmente cuando se trata de especies de corteza delgada. Cuando se escala un
árbol sólo de vez en cuando, el daño no tiene por qué ser excesivo, pero los árboles
que se escalan con frecuencia, por ejemplo con fines de polinización y recolección de la
semilla en huertos semilleros, sufrirán probablemente un grado de daño inaceptable; en
esos casos deben preferirse otros métodos de trepa.

Escaleras. Para las alturas comprendidas entre 8 y 40 m aproximadamente, las


escaleras verticales en varias secciones constituyen un método seguro y cómodo para
subir por el tronco hasta la copa viva. Pueden estar hechas de diversos materiales,
como madera, aluminio, aleación de magnesio, etc., pero cada sección debe ser lo
bastante ligera para que el trepador la suba con facilidad. Para conseguir una mayor
estabilidad, pueden colocarse las patas de la sección inferior sobre unas plataformas
ajustables (Morandini 1962, Turnbull 1975b). Cada sección debe medir entre 1,8 y 3 m
de longitud, y debe pesar no más de 3–4 kg.

Se coloca la sección inferior, o las dos secciones inferiores, de la escalera en paralelo al


fuste del árbol, con el peldaño superior apoyado en el tronco. El trepador asciende con

88
su eslinga en torno al tronco y la escalera hasta que tiene los hombros al nivel de la
parte superior de la escalera; entonces sujeta ésta al tronco mediante una cuerda o
cadena (Yeatman y Nieman 1978). Las secciones siguientes se van subiendo mediante
una cuerda y se van uniendo a la sección anterior. La operación se repite con cada
sección, que se sube y fija al árbol. Para pasar del tronco a la copa se utiliza el mismo
procedimiento que se ha descrito supra a propósito de la trepa con espuelas. Cuando
utiliza una escalera desmontable muy ligera, el trepador puede llevar atadas a su
cinturón de seguridad dos secciones, de 2 m de longitud cada una. Si las dos secciones
inferiores, de 3 m cada una, se empalman y se colocan en pie en el suelo, esto significa
que puede montar un total de 10 m de escalera sin necesidad de izar nuevas secciones
con una cuerda.

Las escaleras desmontables pueden tener uno o dos montantes o “patas”. Las más
habituales son las que tienen dos. La escalera de una “pata” comprende un soporte
central del que salen, alternando a derecha e izquierda, unas barritas que hacen de
peldaños; la escalera se fija al árbol mediante una cadena o cuerda. El soporte central
suele ser de acero o madera, por lo que el peso de estas escaleras no difiere mucho del
de los tipos de dos “patas”. Tienen la ventaja de que es más fácil colocarlas en un
terreno desigual, y también que se manejan con más facilidad entre las ramas
(Morandini 1962) y en troncos muy sinuosos.

Las escaleras desmontables pueden utilizarse sin riesgo alguno de dañar el árbol. Su
manejo puede ser incómodo en rodales en los que la cubierta de copas o el subsuelo
son densos, y son mucho más pesadas para transportar que las espuelas,
especialmente cuando la existencia de unos fustes largos y limpios obliga a utilizar
escaleras con muchas secciones. Son también más caras. Por consiguiente, tienen un
uso limitado en zonas de difícil acceso y sin carreteras, pero son un procedimiento ideal
en huertos semilleros o plantaciones situados en terreno llano.

La bicicleta suiza para árboles o “baumvelo” es un aparato para subir hasta la copa viva
de árboles rectos y de gran altura que no tienen ramas. Desde el punto de vista del
transporte, es más ligera que las escaleras desmontables, pero más pesada que las
espuelas de trepa. No produce daños en el árbol. Su uso está recomendado en troncos
cuyo diámetro oscila entre 30 y 80 cm (Yeatman y Nieman 1978). Olesen (1972) señaló
su gran utilidad para trepar a pinos en México. En el Reino Unido se consideró
particularmente útil para las especies de coníferas que tenían conos grandes, como por
ejemplo Pinus, Picea o Pseudotsuga, en las que el recolector ha de moverse de rama
en rama para arrancar los conos en vez de permanecer durante mucho tiempo en la
misma zona (Seal y otros 1965). No obstante, su utilización en ese país se encuentra
hoy limitada principalmente a las recolecciones con fines de investigación, pues el
incremento de la superficie de plantaciones maduras hace que se pueda recolectar
fácilmente semilla a granel en árboles cortados, y cuando se trata de huertos semilleros
son más adecuadas las escaleras.

La bicicleta consta de dos unidades separadas, una para cada pie. Cada una de ellas
consta de un brazo (más largo en la unidad superior, más corto en la inferior) al que
está fijado un taco de goma que se apoya en el tronco. El extremo inferior de este brazo
lleva un estribo o pedal con correas y pinzas de suelta rápida, que sujetan el pie del
trepador. El extremo superior está unido a una tira de acero que forma un círculo cuyo
diámetro se puede ajustar al del tronco. La bicicleta se utiliza junto con arnés o cinturón

89
de seguridad, cadenas o correas de apoyo, cuerda de seguridad, mosquetones y
cuerdas de nilón.

El funcionamiento de este aparato está bien descrito en Seal y otros (1965) y Yeatman y
Nieman (1978). Los anillos de acero no deben ajustarse demasiado al tronco, pues ello
impediría moverlos hacia arriba. Su posición adecuada es aquella en la que la punta del
pie del escalador no toca el tronco cuando hace que todo su peso descanse en el
estribo; cuando no sucede así, es necesario desenganchar, reducir el diámetro de los
dos anillos y volver a engancharlos uno en cada pie. Una vez colocados los anillos en
torno a la base del árbol, el trepador mete los pies en los estribos, cierra las pinzas de
suelta rápida y se ata las correas. Pasa también por detrás del árbol su eslinga (correa
o cadena de seguridad), y ajusta la longitud de ésta conforme a la disminución del
grosor del tronco. El trepador sube haciendo que su peso descanse de manera alterna
en uno y otro estribo y levantando el pie libre de peso para subir el anillo aflojado. De
vez en cuando se detiene para ajustar el diámetro del anillo según va disminuyendo el
grosor del tronco. Las ramas que obstruyan el ascenso deben podarse a medida que se
encuentran, de manera que queden a ras del tronco.

1. Estribo 4.12 Bicicleta para árboles, o “Baumvelo”, con sus 8. Bisagra


2. Soporte 9. Espiga o
partes. (H. Schneebeli & Co.)

90
para el pie pasador
3. Correa para 10. Muelle de
la pala del espiral
calzado 11. Muelle de
4. Correa para lámina
el empeine 12. Dispositivo
5. Tensor de retenedor
correas 13. Palanca de
6. Soporte bloqueo

7. Taco de 14. Zuncho


goma

4.13 Utilización de la bicicleta para árboles, con arnés, casco y


cuerdas de seguridad. (Comisión Británica de Silvicultura)

El trepador continúa ascendiendo hasta que el anillo de acero superior llega a las
primeras ramas vivas de la copa. Se introduce a continuación en la copa para colocar
una eslinga de nilón que sujete la cuerda de seguridad y procede a “aparcar” la
bicicleta. La operación esencial es apretar el anillo inferior de la bicicleta de manera que
se fije con fuerza al tronco aun cuando no tenga que soportar peso; de esa manera se
evita el riesgo de que la bicicleta se deslice tronco abajo y quede fuera del alcance del
trepador. Este abre las pinzas de los tobillos en ambos estribos, desata las correas que
le sujetan los pies, desengancha su eslinga y sube a la copa.

La bicicleta para árboles es un sistema sumamente seguro para escalar árboles rectos y
sin ramas sin dañarlos, y además es más ligero y partátil que las escaleras
desmontables. Se necesita práctica, pero la mayoría de los que lo intentan aprenden a
manejarla con eficiencia y rapidez en unos pocos días. Sus principales inconvenientes
son el costo, el hecho de que su utilización esté limitada a una determinada gama de
diámetros y que, a diferencia de las escaleras y las espuelas de trepa, exige podar el
fuste de manera que no quede ninguna rama en toda la circunferencia hasta llegar a la
copa viva (Robbins y otros 1981). No obstante, cuando esté previsto trepar
periódicamente a los mismos árboles, como en los rodales o huertos semilleros, está

91
plenamente justificado el costo que supone efectuar una poda inicial y concienzuda. Es
aconsejable trabajar siempre con otra bicicleta próxima, pues a un hombre que se
encuentre en dificultades en un árbol a una altura a la que no se puede llegar con una
escalera únicamente se le puede socorrer con otra bicicleta (Seal y otros 1965) o con
espuelas.

4.14 Recolección manual de conos de Larix en el Reino Unido.


Obsérvese la utilización de cuerda de seguridad y auxiliar en el
suelo, asi como la bicicleta “aparcada” en la base de la copa.
(Comisión Británica de Silvicultura)

92
Trepa directa a la copa

Escaleras. A las ramas inferiores y fuertes de la copa puede accederse directamente


desde el suelo o mediante una escalera siempre que no estén demasiado altas. Las
escaleras domésticas exentas o las de trípode, éstas más altas, tienen la ventaja de que
no es preciso apoyarlas en el árbol; son incómodas de manejar en rodales densos, pero
están indicadas cuando hay que recolectar en huertos semilleros o en plantaciones de
muy poca densidad, donde los árboles están muy alejados entre sí. Existen escaleras
de trípode de hasta 6 m, pero deben sujetarse al suelo con vientos de cuerda para
asegurar su estabilidad (Yeatman y Nieman 1978).

Existen escaleras no específicas para árboles, en madera o aleación de aluminio, y


pueden construirse bien como una sola unidad o bien con el sistema de extensión, caso
en el que constan de dos o más secciones construidas de tal manera que la altura de la
escalera puede variarse mediante un movimiento de deslizamiento relativo de las
secciones (Seal y otros 1965). Las escaleras de una sola sección diseñadas para
recoger frutos poseen una base ensanchada y dotada de patas de caucho moldeado o
dientes metálicos para que se fijen bien en suelo blando, y pueden utilizarse para llegar
a alturas de 8–11 m. Parecida a éstas es la escalera finlandesa Tarra-tikkaat, diseñada
especialmente para usos silvícolas, que posee sin embargo un anillo de aluminio que
sube y baja por la escalera, puede fijarse al cinturón del trepador y se cierra
automáticamente en caso de caída de éste. Comprende también un montante unido a la
escalera que se fija al tronco y mantiene una distancia de aproximadamente un metro
entre el fuste y el extremo superior de la escalera. De esta manera, el recolector puede
alcanzar más en las copas de árboles pequeños de especies como Cupressus que
producen sus frutos cerca de los extremos de las ramas. Las escaleras de una sola
sección no específicas para silvicultura llegan hasta 11 m, mientras que las de doble
sección extensibles llegan a unos 14 m. Pueden apoyarse en una rama fuerte o en el
fuste para acceder directamente a la copa. El extremo superior debe atarse al árbol con
una cuerda de nilón, y las que tienen gran altura deben fijarse además con dos vientos
de cuerda. Según la especie y la forma de la copa, el trepador puede dejar la escalera y
subir a la copa utilizando dispositivos de seguridad como el cinturón, eslingas y cuerdas
de nilón al igual que cuando deja la bicicleta, o puede recolectar los frutos
manteniéndose de pie en la escalera; en este último caso debe asegurarse a ella
mediante una cuerda de nilón, y el cansancio de los pies puede reducirse por medio de
una pequeña plataforma movible que se engancha en el peldaño que convenga (Seal y
otros 1965).

Para llevar de un rodal a otro las escaleras de mayor tamaño y peso se necesita un
vehículo. Para llegar a copas situadas a 20–25 m de altura pueden utilizarse escaleras
extensibles montadas en camiones, pero la escasa moniobrabilidad limita la utilización
del vehículo a caminos o terrenos muy llanos (Turnbull 1975b). Morandini (1962) ha
descrito una escalera de aleación ligera montada en un tractor; es capaz de llegar hasta
14 m, y el tractor puede utilizarse en bosques sin caminos. En los Estados Unidos se
utiliza con seguridad hasta los 9 m una escalera extensible de magnesio montada en un
camión de cuatro ruedas y media tonelada. El balanceo procedente de la suspensión
del vehículo se elimina mediante cuatro gatos mecánicos fijados a los postes en que se
apoya la estructura de la plataforma de la escalera (Rietveld 1975).

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Cuerdas y equipo elevador. Puede accederse a la copa suspendiendo de una rama
resistente una cuerda, escalera de cuerda o equipo elevador. Para pasar un cordel fino
por encima de la rama se utilizan los mismos métodos (lanzamiento, catapulta, flechas)
que cuando se emplean cuerdas para sacudir ramas (según se describe en la página
71). Como para soportar el peso del trepador se precisa una cuerda más fuerte y
pesada que para sacudir ramas, es necesario elevar la cuerda en tres fases: 1) en
primer lugar un hilo de nilón de poco peso y 23 kg de tensión de rotura, que se utiliza
para izar; 2) un cordel de nilón de 3–4 mm de diámetro, que a su vez se utiliza para izar;
3) una cuerda de nilón de 13–18 mm de diámetro, lo bastante fuerte para soportar el
peso del trepador (Robbins y otros 1981).

Las escaleras de cuerda se han utilizado con resultados especialmente satisfactorios en


Checoslovaquia (Matusz 1964). Pueden tener hasta 30 m de longitud y pesar unos 20
kg. La separación entre los peldaños, que son de madera, es de 30 cm.

El equipo elevador comprende la utilización de un aparejo de poleas que se coloca en


su posición y se asegura atando firmemente la cuerda a la base del árbol. El recolector
es izado hasta la copa del árbol, sentado en un sillín, por uno o dos hombres situados
en el suelo o con la ayuda de un cabrestante mecánico o eléctrico (Strickland y Peters
1961, Matusz 1964). Este método tiene con respecto a las espuelas de trepa o las
escaleras la ventaja de que el ascenso no exige tanto esfuerzo, y por lo tanto se reduce
el riesgo de accidentes debidos al cansancio.

Redes. Dispositivos como la escalera de cuerda y el equipo elevador permiten acceder


al interior de la copa. Algunos géneros, como por ejemplo Cupressus, Chamaecyparis,
Tsuga y Thuja, producen gran número de conos pequeños cerca de los extremos de las
ramas, donde éstas no son lo bastante fuertes para soportar el peso del trepador. Para
recolectar esos conos es necesario llegar a la parte exterior de la copa. Una manera de
hacerlo es mediante escaleras montadas en vehículos. Otra es mediante redes. En Seal
y otros (1965) se describía con detalle su funcionamiento. La red descrita era de forma
triangular y medía 10,3 m de un lado a otro de la base y 11,5 m de la base al vértice,
con una malla de 30 × 30 cm. Colgaba, mediante cuerdas especiales y poleas pastecas,
de un punto próximo al extremo superior de la copa, de manera que cubría parte del
exterior de ésta y sus esquinas inferiores estaban tensadas y sujetas mediante vientos a
árboles cercanos o postes clavados en el suelo. Cada red soportaba a dos recolectores
a la vez.

La red no dañaba la copa y era razonablemente eficaz, una vez colocada, cuando se
trataba de árboles de copa profunda y abundantes conos, pero era como mínimo un
método muy lento y su utilización era imposible en rodales densos. En líneas generales,
su empleo se ha abandonado en favor de métodos menos laboriosos.

Trepa y recogida de frutos dentro de la copa

Los métodos para trepar y recoger los frutos en el interior de la copa son
independientes del procedimiento que se utilice para llegar a ésta, procedimiento que
puede ser la escalera, la bicicleta o las espuelas de trepa. El siguiente resumen de los
principales puntos que se han de observar está basado en Yeatman y Nieman (1978).

94
Al subir por las ramas de un árbol como si fueran los peldaños de una escalera, las
manos se utilizan sobre todo para abrir camino y equilibrar, mientras que los pies y las
piernas se emplean para dar impulso. Sólo un miembro -mano o pie- se mueve en cada
momento, agarrando las partes más resistentes de las ramas, cerca del fuste principal,
o apoyándose en ellas. Las ramas de resistencia dudosa deben probarse doblándolas
con fuerza antes de confiar en que van a poder soportar el peso del trepador. La
confianza y la coordinación muscular son las claves de la seguridad en la trepa.
Mantener un estado de tensión y de dependencia de la fuerza como único medio puede
ser agotador y peligroso. La mayor parte del trabajo deben realizarlo las piernas.

La tensión que padece el trepador puede reducirse en gran medida si éste tiene
confianza en un sistema de seguridad de probada eficacia. Hasta el mejor trepador
puede tener de vez en cuando un accidente: basta que una rama que parece segura
sea en realidad traicioneramente quebradiza o resbaladiza. Las técnicas y el equipo de
trepa modernos están diseñados para garantizar que, en caso de que el trepador se
caiga, la caída se detenga enseguida. En Seal y otros (1965), Yeatman y Nieman
(1978) y Robbins y otros (1981) figuran excelentes explicaciones ilustradas de estas
técnicas, así como detalles de las cuerdas y nudos que el trepador debe saber utilizar.

Arnés y correas de seguridad. Un componente esencial del equipo es el arnés o


correaje de seguridad. El tipo más cómodo es el que consiste en una correa que se ata
a la cintura y que tiene una serie de anillas metálicas a las que pueden engancharse la
cuerda de seguridad, la eslinga de correa o cadena, trozos cortos de cuerda, el cordel
para herramientas, etc., así como una silla que se encaja bajo las nalgas, está
conectada al cinturón y puede utilizarse cuando al trepador le resulta más cómodo
recolectar sentado. Puede aumentarse la sujeción añadiendo al arnés un par de correas
para los hombros. Enganchados al arnés hay otros elementos igualmente esenciales: la
eslinga de correa o cadena y una o varias cuerdas cortas de nilón que sirven para atar
al trepador al fuste del árbol. Uno de los extremos está enganchado en uno de los lados
del cinturón, mientras que el otro se pasa por detrás del árbol y después se fija al otro
lado del cinturón. A veces se utiliza una cadena ligera cuando el trepador asciende por
el fuste, cadena cuya longitud puede ajustarse fácilmente, reduciendo el número de
eslabones, a medida que va disminuyendo el grosor del tronco. Igualmente eficaces, si
no más, son las eslingas de correa ajustables. Debe figurar también en el equipo una
segunda cuerda no muy larga, de reserva, de manera que el trepador que utiliza
espuelas o escaleras pueda superar los obstáculos que suponen las ramas con que se
encuentra antes de llegar a la copa viva; esta cuerda de reserva se coloca por encima
de la rama antes de desatar la primera cuerda, que está debajo del obstáculo. La
eslinga se engancha también a la parte superior del fuste mientras el trepador recoge
los frutos que están fácilmente a su alcance. De esta manera, la combinación de arnés
y cuerdas cortas garantiza, en árboles adecuados, la seguridad del trepador cuando
asciende por el fuste y mientras recoge los frutos, incluso en ausencia de una cuerda de
seguridad larga. Pero no garantiza su seguridad en su ascenso por el interior de la
copa.

Cuerdas de seguridad*. Otro componente importante es la cuerda de seguridad. Suele


utilizarse cuerda de nilón de 12–14 mm de diámetro y aproximadamente 1 kg de peso
por cada 10 m. Aparte de su fuerza y buena resistencia al deterioro, tiene la ventaja de
que es algo elástica, lo que reduce el impacto que sufre el cuerpo del trepador cuando
la cuerda se tensa tras una caída. El polipropileno es menos adecuado, pues se

95
ablanda a temperaturas no demasiado altas. No obstante, se ha utilizado con éxito en
algunos países, como por ejemplo Honduras, donde es muy difícil obtener nilón. Las
precauciones que se adoptan son usar cuerdas de polipropileno de 18 mm de diámetro
como mínimo y evitar las técnicas que comporten una fricción prolongada sobre una
cuerda fija. La fricción temporal de una cuerda móvil, por ejemplo sobre una rama, no es
peligrosa, pues es muy poco el calor que se genera en un punto cualquiera de la
cuerda. Las fibras naturales, como el cáñamo o el yute, tienen que ser notablemente
más pesadas que el nilón para conseguir la misma resistencia, además de que son
susceptibles de pudrirse, especialmente cuando el tiempo es húmedo.

Es conveniente dividir las cuerdas de seguridad en dos tipos: la cuerda corta o eslinga,
que utiliza el trepador para fijarse al árbol mientras trabaja en la copa, y la cuerda larga,
que baja hasta el suelo y está allí controlada por un ayudante. La cuerda de seguridad
corta mide entre 3 y 10 m, y tiene el mismo grosor que la cuerda larga; lo normal es que
un trepador lleve dos de estas cuerdas cortas en su arnés. Cuando está trabajando en
la copa, ata una de ellas bien a una rama resistente, bien al fuste. Cuando se encuentra
en la parte alta de la copa, donde el fuste no es ya seguro por su escaso grosor, ata la
cuerda a la parte más fuerte del fuste que está por debajo de él y la sube rodeando el
tronco en espiral. Cuando el fuste es lo bastante resistente y la cuerda de la longitud
adecuada, el trepador puede alcanzar sin problemas la parte exterior de la copa. La
cuerda de seguridad corta es de fácil utilización y da al trepador una independencia total
mientras recolecta en la copa.

Uno de los extremos de la cuerda larga se fija al arnés del trepador, mientras que el otro
lo controla un ayudante que permanece en el suelo. Esta cuerda tiene que medir como
mínimo el doble de la altura del árbol, de manera que en caso necesario pueda bajarse
al trepador aunque esté trabajando cerca del extremo superior del árbol. Aparte de que
supone un nuevo factor de seguridad, esta cuerda permite al trepador llegar a los frutos
situados en la parte exterior de la copa, frutos que de otra manera serían inaccesibles.

Método de trepa con cuerda de seguridad. Al llegar a la parte baja de la copa, el


trepador asciende efectuando una ligera espiral en torno al tronco, de manera que va
pasando la cuerda larga por ramas que la sujetarían en caso de caída (Seal y otros
1965). Cuando el tronco carece de ramas vivas por uno de sus lados, el trepador debe
avanzar en zig-zag por el lado que sí tiene ramas vivas. Cuando no hay ramas
resistentes, el trepador debe fijar una eslinga al tronco y enganchar en ella la cuerda
larga. Con ello se pretende asegurar que no pueda tener una caída libre de más de 2 m
antes de que la cuerda larga empiece a soportar su peso. Mientras tanto, y tal como han
descrito Yeatman y Nieman (1978), el ayudante que está en el suelo debe permanecer
bastante separado de la línea de caída del árbol que se está escalando, para evitar el
riesgo de que le causen daños las ramas que puedan romperse y caer al suelo durante
el ascenso del trepador. El ayudante debe estar preparado en todo momento para
soportar el peso del trepador en la cuerda larga, que deberá ir soltando por debajo de
un brazo, por detrás de la espalda y por encima del hombro contrario, dejándola salir de
manera alternada con una mano mientras la agarra con la otra. La cuerda debe pasarse
también por la parte inferior del tronco de un árbol próximo, a fin de obtener más fricción
y una mayor seguridad en caso de que el trepador resbale o se caiga. En cambio,
durante el ascenso la fricción ha de ser mínima, de manera que el trepador no se vea
retenido por la cuerda. Es importante que la parte no utilizada de esta cuerda larga esté
enrollada en el suelo y libre de obstáculos, de manera que no se enrede al tirar de ella.

96
La cuerda larga es especialmente útil cuando es preciso huir con rapidez de las avispas
o abejas que a veces encuentra el trepador en su ascenso.

Cuando el trepador llega al nivel de la copa donde va a efectuar la recolección, puede


asegurarse pasando la cuerda larga por encima de una rama resistente y en torno al
tronco. Otra posibilidad consiste en que se fije al tronco por medio de una cuerda corta,
que pasa por encima de una rama resistente y en torno al tronco por encima de él y la
vuelve a atar a su cinturón de seguridad, soltando de éste después la cuerda larga.
Cuando las ramas no son lo bastante resistentes, fija una cuerda corta en el tronco lo
más arriba que puede y pasa por ella la cuerda larga. La cuerda no debe fijarse al
tronco por encima del punto en el que el diámetro empieza a ser inferior a 8–10 cm. El
trepador puede o bien pasar ya a recoger los frutos mientras su ayudante en el suelo
sigue sujetando la cuerda larga, o bien emplear un método especial para bloquear la
cuerda larga, mediante mosquetones o grapas, y responsabilizarse personalmente de
sus movimientos Seal y otros 1965). En ambos casos puede hacer que la mayor parte
de su peso descanse en el sillín del arnés, con lo que puede llegar a puntos más lejanos
dentro de la copa que si tuviera que apoyar todo su peso en ramas relativamente
delgadas. La utilización de este método para bloquear la cuerda larga permite al
trepador efectuar un descenso controlado, en el que va recolectando frutos a medida
que baja. Otra ventaja es que el ayudante queda liberado temporalmente de su función
y puede dedicarse a otras tareas; de esta manera un solo ayudante puede atender a
varios trepadores. Este método se adapta bien a las especies en las que los conos o
frutos están dispersos por toda la copa y por consiguiente se tarda bastante tiempo en
recolectar cada árbol. En las especies en las que los frutos están agrupados en un sola
parte de la copa, la recolección es rápida, y es mejor que el ayudante esté sujetando la
cuerda en el suelo (Seal y otros 1965).

Método de descenso. A la hora de descender, el trepador debe en primer lugar, si ha


utilizado una cuerda corta, ascender un poco más y soltarla, mientras el ayudante tensa
la cuerda larga. Después, como han descrito Yeatman y Nieman (1978), desciende con
cuidado, por el mismo camino por el que ascendió, a fin de no enganchar la cuerda
larga en las ramitas de la parte superior de la copa. Cuando sus pies llegan a ramas
que pueden soportar todo su peso colgado de la cuerda larga y tienen un diámetro lo
bastante grande para soportar la abrasión que produce la cuerda, se mueve
lateralmente para enganchar ésta en la horquilla de una rama. Continúa bajando de
manera que la cuerda larga que lleva consigo pase por encima y alrededor del tronco,
por encima de una rama resistente, y finalmente en torno a su cintura y por debajo de
él. En árboles que tienen la copa densa hay otra posibilidad que suele ser más sencilla
y que consiste en pararse, atarse al árbol, desatar la cuerda larga, pasarla por encima
de un lado del tronco, sobre una rama del lado opuesto y bajarla por el otro lado, para
después volverla a atar al cinturón. Con la cuerda larga firmemente fijada a una rama
(en horquilla), el escalador puede dejar que le baje el ayudante soltando poco a poco la
cuerda o puede controlar personalmente su descenso utilizando el método de bloqueo
de la cuerda larga. Descender al suelo con la cuerda larga es el mejor método que se
puede utilizar cuando se ha ascendido con espuelas. Cuando se ha subido mediante
una bicicleta o una escalera desmontable, suele ser preferible bajar por el mismo
método que se ha utilizado para subir; de no hacerlo así, el trepador debe soltar los
anillos de la bicicleta o desmontar las secciones de la escalera mientras está
suspendido de la cuerda de seguridad.

97
Método de recogida de los frutos. Si utiliza correctamente el arnés y la cuerda larga de
seguridad, el trepador debe tener libres ambas manos para recoger los frutos. Los
métodos varían en función del tamaño, el número y la distribución de los frutos, así
como de la firmeza del pedúnculo que los sujeta. Cuando los frutos son numerosos,
pequeños, agrupados y accesibles, pueden recogerse y depositarse inmediatamente en
una bolsa que el trepador lleva atada al cinturón o colgada del hombro, con la
embocadura abierta mediante un refuerzo. Los frutos de tamaño mayor y más dispersos
pueden separarse del pedúnculo y dejarse caer al suelo para recogerlos más tarde. Los
frutos que son demasiado inaccesibles para recolectarse a mano pueden separarse del
árbol mediante varas, ganchos, rastrillos o tijeras de dos manos, tal como se describe
en las páginas 83–84. Las herramientas que se utilizan en la copa las debe subir el
trepador, cuando ya ha llegado a la zona de la copa en que va a recolectar, mediante un
cordel ligero y específicamente destinado a ese fin que lleva fijado al cinturón. En Chile
los trepadores golpean las ramas con una vara larga para que caigan los frutos de
Nothofagus alpina, pero este método es menos eficaz con N. pumilio (Gordon 1979). En
el caso de las coníferas suele utilizarse algún tipo de gancho. En Tailandia, se han
diseñado para recolectar los conos de Pinus kesiya y P. merkusii unos ganchos que
tienen dos puntas afiladas en direcciones opuestas, de manera que pueden utilizarse
para separar los conos bien empujando, bien tirando, con lo que se evita que se rompan
ramitas que portan nuevos conos pequeños. Estos ganchos se montan en unos tubos
ligeros, de acero, que pueden extenderse hasta unos 3 m (Granhof 1975). Robbins y
otros (1981) ilustran diversos tipos de ganchos, rastrillos y tijeras. La recogida de los
frutos en el suelo, una vez que han caído tras separarlos con estos útiles, es la misma
que se ha descrito supra a propósito de las semillas que caen espontáneamente.

4.15 Utilización de una herramienta manual y una cuerda de seguridad larga para
recolectar frutos en la copa.
(ESNACIFOR/A.M.J. Robbins)

98
4.16 Control del descenso por el propio trepador mediante el método de bloqueo de la
cuerda de seguridad larga.
(ESNACIFOR/A.M.J. Robbins)

99
100
4.17 Utilización de una plataforma con brazo extensible para
recolectar conos en los Países Bajos. (R.B.L. De
Dorschkamp, Wageningen)

Cuando los frutos son pequeños, numerosos y agrupados y el recolector no puede


llegar a ellos con la mano o están unidos al árbol por un pedúnculo muy firme, puede
ser necesario cortar toda la ramita frutífera mediante unas tijeras de dos manos o un
serrucho de mango largo. Pinus oocarpa es un ejemplo de especie en la que los conos
poseen unos pedúnculos fuertes y leñosos que resulta difícil cortar sin dañar la ramita.
Otra posibilidad en esos casos consiste en recolectar los frutos cortando las ramitas,
aunque de esa manera se destruye la cosecha de conos pequeños del año siguiente
(Robbins y otros 1981). Una solución mejor es diseñar equipo nuevo con miras a
solucionar los problemas especiales que se plantean localmente. En Honduras se ha
diseñado un gancho afilado y en forma de campana que se empuja hacia fuera, desde
el centro de la copa hacia los extremos de las ramas, de forma que se cortan los conos
reduciendo al mínimo el daño que se produce al doblar o romper las ramas. Este
gancho está montado en un mango de aluminio o madera de 5 m de longitud. Lleva más
de cinco años utilizándose, período en el que se ha confirmado como una herramienta
muy útil para cosechar los conos de P. oocarpa, P. caribaea, P. patula subsp.
tecunumanii y P. maximinoi (Robbins 1982a).

Cuando los frutos están agrupados en el extremo de ramas largas, fuera del alcance del
trepador, es posible que éste se vea obligado a cortar la rama entera. En el Brasil, los
escaladores cortan las ramas frutíferas de Eucalyptus con un cuchillo atado a un palo, y
la práctica habitual consiste en alternar los árboles de los que se recolecta en años
sucesivos, de manera que las copas puedan recuperarse.

Los trepadores deben llevar botas de suela antideslizante y monos de trabajo sin
cinturones ni lazos que puedan engancharse en tocones de ramas. Suele ser
conveniente utilizar un casco de seguridad que ajuste bien, guantes y gafas protectoras.
Los ayudantes que están en el suelo deben llevar cascos de seguridad industriales que
les protejan de los objetos que caen de los árboles. Suele ser necesario un serrucho de
podar ligero con el que limpiar de ramas el fuste cuando se va a ascender con bicicleta.

Los métodos que se describen supra han resultado sumamente fiables cuando se han
utilizado con especies coníferas. La experiencia es menor, y probablemente mayor la
dificultad, respecto de las especies de frondosas de los bosques húmedos tropicales, en
los que se plantea un problema especial por la existencia de pocas y sólidas ramas
separadas por intervalos de 3–4 m. Otro problema es el que presentan las especies
muy espinosas, como Acacia spp., pero, como raras veces tienen más de 15–20 m de
altura, la recolección puede efectuarse con frecuencia desde el suelo. Entre las ayudas
útiles que describen Doran y otros (1983) figuran un soporte fuerte en el techo del
vehículo, para ponerse de pie sobre él, escaleras ligeras que se ajusten a ese soporte,
una cuerda y un peso que se puedan lanzar por encima de una rama para sacudirla o
romperla, una sierra flexible o una tijeras de podar de dos manos y unos guantes de piel
gruesa para quitar las vainas de las especies espinosas. Es indudable que habrá que
modificar los métodos de recolección habituales para adaptarlos a las peculiaridades de
las distintas especies tropicales.

* En resumen, esta parte del equipo de trepa consta de los elementos siguientes:

101
1. EL CINTURON DE SEGURIDAD, que puede utilizarse solo o como parte del ARNES, que es un correaje más
complicado.
2. LA CORREA DE SEGURIDAD o ESLINGA, que se pasa por detrás del fuste y cuyos extremos se enganchan a
uno y otro lado del CINTURON DE SEGURIDAD. Asegura al trepador al fuste mientras asciende hasta la copa.
3. La CUERDA DE SEGURIDAD CORTA (también llamada a veces ESLINGA), que ata al trepador o a su
CUERDA DE SEGURIDAD LARGA al tronco del árbol o a una rama resistente mientras trabaja en la copa.
Puede utilizarse asimismo como CUERDA DE RESERVA, con la que se asegura el trepador cuando tiene que
desenganchar la CORREA DE SEGURIDAD para superar las ramas grandes y aisladas que se encuentran en
el fuste.
4. La CUERDA DE SEGURIDAD LARGA, que conecta al trepador con el ayudante que está en el suelo. Le
proporciona seguridad mientras está en la copa y le permite descender sin tener que bajar por el fuste.

Recolección de árboles en pie con otros medios de acceso


Se han diseñado algunos tipos de equipo para elevar mecánicamente al recolector
hasta una altura desde la que pueda llegar a la parte frutífera de la copa sin necesidad
de trepar. En un número limitado de ensayos se ha demostrado que los sistemas a base
de cables que sostienen una pequeña vagoneta pueden mover a los recolectores a lo
largo de las copas. Aunque se accede a varios árboles a la vez, la instalación es
laboriosa (Matusz 1964, Gradi 1966, Stein y otros 1974). El sistema resultaría más
ventajoso en los rodales en los que se fuera a repetir la recolección. Se han efectuado
asimismo experimentos con cables o plataformas suspendidos de globos o helicópteros.
Los globos no se consideran prácticos, pero es posible que los helicópteros tengan
utilidad en determinadas condiciones. Pero probablemente el más práctico de todos los
dispositivos mecánicos para elevar o descender a un hombre de manera que los frutos
queden a su alcance es la plataforma con brazo extensible. La descripción que figura a
continuación está basada en la que ofrece Turnbull (1975b).

En muchos países se ha utilizado para recolectar semillas el mismo tipo de plataforma


con brazo extensible que se emplea para instalar cables eléctricos aéreos. Existen
varios modelos, algunos dotados de mecanismos de elevación telescópicos y brazos de
acero articulados y movidos hidráulicamente, todo ello sobre una base giratoria.

Matusz (1964) ha descrito el mecanismo de extensión articulado AGP-12, construido en


la Unión Soviética, y Seal y otros (1965) han ilustrado y explicado la utilización de la
plataforma hidráulica Simon, de procedencia británica. Con la máquina soviética se
consiguió recolectar semillas de árboles hasta los 15 m de altura, y hasta 10–16 m con
la plataforma hidráulica Simon. Tienen espacio suficiente para que trabajen en ellas dos
hombres, que pueden prescindir de los cinturones de seguridad y equipo parecido.
Estaba previsto fabricar una versión mayor de la máquina soviética, que llegaría hasta
alturas de 30 m.

En Australia se creó, para recolecciones de semilla en alturas de hasta 10 m sobre el


suelo (Willcocks 1974), una plataforma montada en un remolque y conectada a un
tractor agrícola, que la impulsaba. Esta unidad de tractor y remolque puede utilizarse
prácticamente en todos los sitios en que puede moverse sin problemas un tractor. Es un
equipo versátil y de un costo relativamente bajo. La escalera hidráulica Afron no llega a
tanta altura (7 m como máximo), pero es muy manejable y no precisa más que un solo
operario, pues todos los controles se encuentran en la plataforma desde la que se
recogen los frutos. Se utiliza mucho en los huertos de frutales y podría ser una máquina
útil en los huertos semilleros forestales de gestión intensiva siempre que los árboles
fueran de un tamaño moderado. Según Seal y otros (1965), las plataformas hidráulicas
son útiles sobre todo cuando se dispone de poco tiempo o poca mano de obra y los

102
frutos pueden recolectarse en árboles de fácil acceso y buena fructificación. Los
inconvenientes de este equipo son la necesidad de un buen acceso y el elevado costo
de capital. En el Reino Unido se comprobó que, cuando las cosechas de conos eran
menos accesibles y abundantes, el costo unitario de la recolección con la plataforma
hidráulica Simon era superior al de la recolección con escaleras o bicicletas.

Productividad en la recolección de frutos


Existe poca información pormenorizada sobre la productividad en la recolección de
frutos, especialmente respecto de especies tropicales. Como señalaron Dobbs y otros
(1976), las cantidades que se recogen por recolector y día dependen de diversos
factores, entre los que figuran no sólo la destreza y energía del recolector, sino también
el tamaño de los frutos, la abundancia de la fructificación, la firmeza con que los
pedúnculos sujetan el fruto al árbol, la presencia de frutos viejos o inmaduros en las
ramas, que pueden confundir a los recolectores o reducir su ritmo de trabajo, el método
de recolección (trepa, de árboles cortados, del suelo, etc.) y factores diversos como el
tiempo atmosférico, la presencia de insectos y el tiempo de traslado. Respecto de
Pseudotsuga en los Estados Unidos y el Canadá, Douglass (1969) y Dobbs y otros
(1976) dan el mismo promedio, 2–3 hectolitros de conos por recolector y día, recogidos
de unos cuatro árboles mediante trepa. Dobbs y otros (1976) indican que en la
recolección de árboles de Pseudotsuga cortados cabe esperar la misma productividad
que cuando se trepa a árboles en pie. En Pinus ponderosa se puede esperar una
producción de 4–5 hectolitros de conos por escalador y día, y aproximadamente 0,5
hectolitros en especies cuyos conos son más pequeños, como Larix, Thuja y Tsuga. En
recolecciones efectuadas por la IUFRO de Pseudotsuga, Picea sitchensis y Abies
grandis en la parte occidental de Norteamérica, un equipo de cuatro trepadores
experimentados era capaz de completar un determinado rodal en un solo día,
recolectando en unos 20 árboles bastante separados entre sí (Fletcher y Barner 1978).
En Tailandia, la productividad que se espera en rodales de Pinus kesiya de árboles de
tamaño mediano es por término medio de 25–30 kg de conos por trepador y día,
recolectados en seis árboles (Granhof 1975). En Honduras, la tasa de recolección en P.
oocarpa y P. caribaea se sitúa por término medio, cuando se trata de una recolección
general y a granel en una cosecha media, entre 1 y 2,5 hectolitros procedentes de 3–5
árboles por hombre y día (Robbins 1983a, b). Matusz (1964) notificó que una tasa de
recolección media en rodales de pinos europeos, de 25 m de altura y con
fructificaciones de medianas a buenas, y con la utilización de espuelas de trepa, era de
entre 20 y 50 kg de conos procedentes de 8–10 árboles al día, lo que suponía entre 0,4
y 1,0 kg de semilla. En cada árbol, el trepador emplea 15–25 minutos en ascender y
descender y 20–30 minutos en recoger los conos. En Dinamarca se han conseguido los
rendimientos de frutos o conos que figuran en el cuadro siguiente, si bien en estas
condiciones:

1. Facilidad de acceso a los rodales y a los árboles en pie.


2. Una excelente producción de semilla.
3. Un equipo de trepadores sumamente experimentado, con escaleras y con n
horario de trabajo de 8,5 horas diarias (Barner 1974).

Especie Hectolitros de frutos o conos/hombre-día


bueno máximo

103
Abies nobilis 10 14
Abies nordmannina 3 5
Abies alba 5 7
Acer pseudoplatanus 25 35
Fraxinus excelsior 30 40
Picea sitchensis 2 3
Picea abies 4 6
Picea omorica 1 1,5 (rodales jóvenes)
Larix leptolepis 1,5 2 (rodales jóvenes)
Larix decidua 0,6 1
Pinus sylvestris 1,8 2,5 (huertos semilleros)
Pinus austriaca 1,8 2,5
Pseudotsuga sp. 1,5 2,0

En un año excelente, los rendimientos de semilla por hectárea son los siguientes:

200
Abies alba 150 –
kg
200
Abies nordmanniana 150 –
kg
600
Abies nobilis (procera) 250 –
kg
70
Larix sp. 25 –
kg
150
Picea abies 50 –
kg
25
Picea sitchensis 15 –
kg
80
Pseudotsuga sp. 40 –
kg
1 000
Fagus sylvatica 500 –
kg
5 000
Quercus sp. 2 000 – (?)
kg
800
Fraxinus excelsior 400 –
kg
400
Acer pseudoplatanus 200 –
kg

Se dispone de poca información sobre las tasas de recolección de frutos en las


frondosas tropicales.

Capacitación y seguridad

104
La recolección de la semilla, especialmente por el procedimiento de trepa, es un trabajo
duro, y por lo tanto es esencial seleccionar cuidadosamente a los trepadores y dotarles
de una buena capacitación antes de que empiecen las operaciones de recolección. Es
necesario que sean personas física y mentalmente adecuadas, que estén dotadas
naturalmente para escalar y posean una combinación de autoconfianza y sentido
común. Todo programa de recolección que no sea mínimo debe contar, en el personal
permanente, con un núcleo de al menos un trepador capacitado, que puede dedicarse a
otras tareas fuera de la temporada de recolección. Antes de que empiece ésta, se
encargará de impartir breves cursos de capacitación para trepadores temporales
(Robbins y otros 1981). En esencial disponer, como material auxiliar para estos cursos,
de buenas ilustraciones gráficas, especialmente cuando los trepadores son analfabetos.

Las precauciones de seguridad variarán en función de las condiciones locales y,


especialmente, de la especie de árbol de que se trate y del equipo y métodos de
recolección que se utilicen. Todo el personal que participa en las operaciones de
recolección debe conocer perfectamente las normas locales en materia de seguridad.
La selección de recomendaciones al respecto que se reproduce a continuación se basa
en las de Yeatman y Nieman (1978), Dobbs y otros (1976), Seal y otros (1965) e Isslieb
(1964) (citado en Seeber y Agpaoa 1976).

1. Todo el equipo debe guardarse cuidadosamente, tanto durante el transporte


sobre el terreno como cuando está almacenado entre una temporada de
recolección y la siguiente.
2. La ropa de trabajo debe ser fuerte, bien ajustada y adecuada para el tiempo
atmosférico que se espera.
3. Todos los componentes del equipo deben comprobarse antes de su uso y, en
caso de dudas sobre su estado, no deben utilizarse hasta que se reparen o
sustituyan.
4. No se debe trepar a árboles cuando llueve o en presencia de viento fuerte, ni
tempoco con escasa luz, por ejemplo al atardecer, ni cuando el cansancio es
excesivo.
5. No se debe trepar a árboles que presenten signos evidentes de podredumbre
del tronco, cancros o agallas graves, rajaduras, guías dobles u otras
anormalidades que indiquen debilidad mecánica.
6. La cuerda de seguridad larga debe estar limpiamente enrollada en el suelo antes
de que el trepador ascienda, a fin de evitar que se enganche o enrede en el
sotobosque.
7. El ayudante que está en el suelo debe sujetar la cuerda de seguridad larga por
debajo de un brazo y por encima del hombro contrario. Es aconsejable pasar la
cuerda, con una simple media vuelta, por un árbol próximo. Con ello se aumenta
el control y se impide que la cuerda se le escape de las manos. La cuerda se
debe soltar y recoger cambiando la posición de una y otra mano. Si se deja que
la cuerda se deslice, aumenta la dificultad de controlarla y pueden producirse
dolorosas quemaduras por fricción.
8. Al trepar no se debe llevar nada atado o enlazado en torno al cuello.
9. Al trepar árboles toscos y frondosos debe llevarse puesto el casco de seguridad
y unas gafas protectoras, para prevenir daños en la cabeza y los ojos.
10. Como lugar de apoyo de los pies o las manos el trepador debe elegir la parte de
la rama que está próxima al punto en que se une con el fuste principal.
11. Hay que tener cuidado con las ramas quebradizas; las ramas dudosas deben
ensayarse antes de poner peso sobre ellas. Han de evitarse las ramas que se

105
están descortezando, pues son resbaladizas. En la medida de lo posible, ha de
decidirse el camino de la trepa antes de empezar el ascenso, especialmente en
lo que se refiere a la zona ramosa de la copa.
12. El trepador debe contar en todo momento con tres puntos de apoyo (una mano y
dos pies o dos manos y un pie), moviendo sólo un miembro cada vez, excepto
cuando está atado al árbol por una correa o cuerda corta o suspendido de una
cuerda larga. Se debe ascender con tranquilidad, mediante movimientos
regulares y pasos cortos.
13. Al subir a la copa no se deben llevar herramientas. Si se precisan unas tijeras de
podar, un rastrillo para conos, etc., se debe utilizar un cordel ligero para subir el
equipo hasta la altura en que se va a trabajar. Este cordel debe dejarse atado a
las herramientas grandes mientras se trabaja, a modo de seguro. Las
herramientas deben devolverse al suelo con el cordel; no es aconsejable
dejarlas caer o tirarlas.
14. Debe prestarse atención a los tetones afilados: pueden desgarrar la ropa y
producir dolorosos cortes y heridas.
15. Se debe ascender en espiral o en zig-zag, o atando al fuste correas de
seguridad, de manera que el trepador caiga como máximo 2 m antes de que la
cuerda larga soporte su peso.
16. Durante la trepa, el diámetro del fuste principal no debe ser inferior a 8 cm a la
altura de la cintura. Si hay dudas en materia de seguridad, no se debe vacilar,
antes de ascender a la zona de la copa donde está la semilla, en atar una
cuerda al tronco a una altura de resistencia garantizada.
17. Al atar esta cuerda, debe mantenerse un brazo rodeando con firmeza el árbol
hasta que la cuerda esté fijada al cinturón de seguridad.
18. Antes de retirar las manos del árbol, debe ensayarse que la cuerda de seguridad
y el lugar donde se apoyan los pies soporten bien el peso del cuerpo.
19. Cuando se está recolectando cerca del extremo superior del árbol, ha de
mantenerse el cuerpo próximo al fuste, de manera que su peso actúe hacia
abajo, no hacia afuera.
20. La correa de seguridad o eslinga debe estar atada en todo momento alrededor
del tronco del árbol, excepto cuando se está escalando o cambiando de posición
en la copa, o cuando se está suspendido de la cuerda larga.
21. Antes de dejar caer bolsas de conos u otra material, hay que asegurarse de que
las personas que están en el suelo lo han advertido y se han retirado
suficientemente.
22. Cuando se recolectan frutos desde una escalera, debe atarse la parte superior
de ésta al árbol con una cuerda de nilón. La escalera debe fijarse aún más
mediante dos vientos.
23. En todo momento debe haber en el lugar de la trepa un equipo completo de
primeros auxilios.

Capítulo 5 MANIPULACION DEL FRUTO Y LA SEMILLA


ENTRE LA RECOLECCION Y EL PROCESAMIENTO

106
Introducción
Durante el período que sigue inmediatamente a la recolección, las semillas corren un
especial riesgo de sufrir daños. A ello se añade que el medio ambiente en el que se
colocan, que se controla con bastante facilidad en el centro de semillas o en la
instalación de procesamiento, es difícil de controlar en el bosque y durante el transporte
del bosque a la instalación. No es posible predecir ni prevenir las fluctuaciones del
clima, y es posible que en el transporte intervengan personas que, a diferencia del
recolector, el procesador o el usuario, no tienen mucho interés personal en que las
semillas se encuentren en condiciones idóneas. Durante este período es alto el peligro
de que se pierda la identidad del material, así como su viabilidad. El riesgo es
especialmente elevado en muchos países tropicales, donde la temperatura y la
humedad son altas y donde el transporte es muchas veces difícil, lento e inseguro
(Kemp 1975a). Las investigaciones efectuadas sobre los problemas que comporta
almacenar especies “difíciles” han revelado en ocasiones que el auténtico peligro se
encuentra en el tiempo que transcurre entre la recolección y el
procesamiento/almacenamiento. Cuando las semillas han perdido ya parte de su
viabilidad antes de almacenarse, ni siquiera con el mejor tratamiento en la instalación se
obtendrán más que unos resultados mediocres. Por consiguiente, es esencial efectuar
por adelantado una planificación cuidadosa que permita controlar de la manera más
estrecha posible la identidad y salud de la semilla en todas las fases de su circulación
(Kemp 1975a).

Mantenimiento de la viabilidad
Casi siempre, lo que se recolecta del árbol son frutos, no semillas. En algunos países
donde el clima lo permite, las operaciones de secado de los frutos al sol y extracción de
las semillas se llevan a cabo sobre el terreno (véanse las páginas 120–121). En otros se
considera preferible transportar los frutos, con la mayor rapidez posible, a la instalación
de procesamiento de semillas, donde las condiciones de la extracción se pueden
controlar mucho más que en el campo.

Cuando las semillas no se extraen sobre el terreno, los frutos han de manipularse con
sumo cuidado, tanto en el bosque como durante el transporte. Cuando la temperatura y
la humedad son elevadas, los frutos acumulados a granel en grandes cantidades son
muy vulnerables al deterioro por acción de mohos y otros hongos y por recalentamiento
debido a una elevada tasa de respiración. No puede exagerarse la importancia que
tiene la buena ventilación para reducir estos riesgos. Cuando los frutos se almacenan
temporalmente en recipientes separados, éstos no deben llenarse al máximo. En
particular, los sacos que contienen conos frescos deben dejarse a medio llenar; de esta
manera se deja espacio para que se expandan las escamas a medida que los conos se
van secando. De lo contrario, las escamas pueden quedarse en una posición que
dificulta considerablemente la ulterior extracción de la semilla (Stein y otros 1974). Para
facilitar la circulación del aire dentro de los sacos, así como hacer más cómoda la
manipulación durante el transporte, es aconsejable no poner más de 10–20 kg de frutos
en cada saco (Goor y Barney 1976). Los casos de arpillera poco tupida o las bolsas de
lavandería de malla de nilón (Yeatman y Nieman 1978) permiten una buena circulación
de aire por los laterales. En el caso de las cápsulas de eucalipto y los frutos de otras
especies que tienen unas semillas muy pequeñas, sin embargo, deben utilizarse bolsas
de algodón tupido cuando existe alguna posibilidad de que los frutos se abran durante el

107
tránsito (Turnbull 1975c). Las cestas grandes y de malla abierta son ideales para
favorecer la libre circulación del aire entre los conos y otros frutos de gran tamaño, y
pueden construirse con materiales disponibles localmente, como metal, sauce, bambú o
rotén. En los montones no muy apretados de frutos puede mejorarse la ventilación
insertando en su centro unas “chimeneas” improvisadas a base de láminas de madera.
Removiendo todos los días los frutos de estos montones o cambiando de posición los
sacos se puede mejorar considerablemente el acceso del aire a los frutos situados más
lejos de la superficie.

Cuando no es posible transportar inmediatamente los frutos a la instalación de


procesamiento de semillas, debe disponerse un almacenamiento temporal sobre el
terreno, en cobertizos o bajo algún tipo de protección (Morandini 1962). Es preciso
proteger los frutos de esta manera contra la lluvia, y en algunas especies contra una
insolación demasiado fuerte. Los cobertizos deben estar abiertos por los lados o
disponer de buena ventilación por otros medios, y los sacos deben estar bien separados
en rejillas o colgados de ganchos de manera que el aire pueda circular libremente. El
sistema consistente en colgar los sacos de ganchos presenta además la ventaja de que
los protege contra los roedores. Cuando el almacenamiento se hace al aire libre, debe
construirse una cubierta a base de lonas alquitranadas o piezas de polietileno. Cuando
la temporada de recolección coincide con un período de tiempo fiablemente seco pero
no demasiado caluroso, no se precisa esta cubierta superior. Los sacos no deben
apilarse nunca uno encima de otro en grandes montones (Aldhous 1972, Stein y otros
1974).

5.1 Soportes tipo caballete que se suelen utilizar en América del Norte para el
almacenamiento provisional de conos.
(Servicios Forestales del Canadá/Columbia Británica)

108
5.2 Cestos de alambre que se utilizan en Dinamarca para el almacenamiento temporal
de conos.
(Centro de Semillas Forestales de DANIDA)

109
5.3 Almacenamiento temporal de conos de Pinus taeda en cajas de 7,2 hl en el sur de
los Estados Unidos.
(Servicio Forestal, Dpto. Agric. EE.UU.)

110
5.4 Estructura temporal para secar cápsulas de eucalipto sobre el terreno en Australia.
(División de Investigaciones Forestales, CSIRO, Canberra)

En el caso de la mayoría de las semillas ortodoxas (véanse las páginas 196–197) es


conveniente someter por anticipado a los frutos, sobre el terreno, a un determinado
grado de secado. Se ha recomendado secar las semillas ortodoxas hasta menos del 12
por ciento antes de enviarlas por transporte aéreo (IBPGR 1981). La utilización de
sacos no muy tupidos facilita el secado. Las bolsas de polietileno no son adecuadas
para el almacenamiento temporal de los frutos de estas especies, pues impiden el
secado y pueden fomentar la aparición de mohos de hongos y el recalentamiento. Los
frutos de las especies recalcitrantes, en cambio (véase el Capítulo 7), deben
mantenerse frescos y húmedos para que sus semillas no pierdan viabilidad. Para las
especies de este tipo está recomendado utilizar como recipientes las bolsas de
polietileno, que impiden que los frutos se sequen (Stein y otros 1974).

En el caso de las recolecciones grandes, Isaacs (1972) ha sostenido que las cajas
paletizadas y sujetas con alambre, con capacidad de 7,3 hectolitros, son un medio
mucho más eficaz para manipular físicamente los conos antes de su procesamiento.
Estas cajas, que se utilizan como recipiente único para la manipulación, la expedición y
el almacenamiento, se entregan como componentes que pueden montarse, a medida
que se necesitan, en menos de tres minutos. No obstante, habida cuenta de que una
vez llenas pesan alrededor de media tonelada, para cargarlas y descargarlas se precisa
un vehículo con horquilla elevadora, y por consiguiente sólo son adecuadas cuando se
trata de operaciones de gran magnitud y muy mecanizadas.

Es posible que se necesite adoptar medidas especiales para impedir que plagas y
enfermedades dañen los frutos. En determinadas circunstancias, cuando es alto el
riesgo de que la cosecha sufra graves daños, puede ser aconsejable utilizar polvos
insecticidas y fungicidas, pero hay que tener mucho cuidado al tratar la semilla fresca y
relativamente húmeda, pues las propias sustancias químicas pueden tener sobre ella un
efecto perjudicial (Kemp 1975a). Mejor que confiar en sustancias químicas suele ser
mantener la higiene de los frutos, especialmente por medio de una buena ventilación.
Almacenar los sacos fuera del contacto con el suelo basta para protegerlos hasta cierto
punto de los roedores. La incidencia de plagas y enfermedades suele ser más elevada
en el suelo del bosque, y la pronta recogida de los frutos caídos contribuye
notablemente a reducir las pérdidas ulteriores.

Extracción de la semilla cerca del lugar de recolección


La decisión de si se va a extraer la semilla del fruto en una instalación central de
procesamiento o cerca del lugar de recolección, y por lo tanto poco después de ésta,
debe adoptarse teniendo en cuenta las condiciones locales. Como señaló Kemp
(1975a), la reducción del volumen y el peso del material recolectado facilita
considerablemente el transporte, y por ese motivo es posible que cuando se trata de
frutos relativamente voluminosos sea deseable extraer la semilla en una fase temprana,
aun cuando las operaciones de separación de las alas, limpieza y secado final, más
críticas, se efectúen mejor en la instalación central. En algunos casos se ha
comprobado también que la extracción temprana de la semilla es esencial para
mantener el máximo grado de viabilidad. Los frutos carnosos como el sincarpo de
Chlorophora fermentan si se mantienen almacenados a granel durante tiempo, y la

111
fermentación reduce la viabilidad de la semilla. En los trópicos es habitual utilizar el
calor del sol para acelerar la extracción y el secado de las semillas, especialmente de
muchas coníferas y árboles que tienen frutos leñosos y dehiscentes, como por ejemplo
el eucalipto; este procedimiento es por lo general beneficioso. No obstante, un secado
demasiado rápido de los frutos puede hacer en ocasiones que éstos no se abran e
impidan la extracción ulterior, en un proceso análogo al “endurecimiento superficial” de
la madera. Así ocurre con los conos de algunos pinos cuando se recolectan sin que
hayan madurado plenamente. En esos casos es necesario mantener los frutos a
cubierto, con una buena circulatión de aire, durante una o dos semanas antes de
intentar un secado más rápido. Algunas semillas, sobre todo de especies de los
bosques higrofíticos tropicales, mueren fácilmente cuando los frutos se secan con
rapidez. En el caso de estas especies no es conveniente secar los frutos al sol, sino que
se deben mantener húmedos durante el tránsito (Kemp 1975a). Entre los factores que
se han de tener en cuenta a la hora de optar por efectuar la extracción local o
centralmente figuran los siguientes:

1. La distancia de la instalación central de procesamiento de semillas y la eficiencia


del sistema de transporte. Cuanto más largo es el período que se va a emplear
en el tránsito, tanto mayor es el riesgo de deterioro, tanto mayor es el ahorro de
costos al transportar semillas en vez de frutos y tanto más sólidas las razones en
favor de la extracción local.
2. Las características de la especie de que se trate. Por ejemplo, cuando se trata
de frutos carnosos, en los que es alto el riesgo de fermentación, las semillas
deben extraerse mediante maceración localmente y poco después de la
recolección, mientras que los frutos y semillas de algunas leguminosas, secos y
resistentes, pueden soportar un período de tránsito prolongado y en condiciones
difíciles sin que se produzcan pérdidas importantes de viabilidad.
3. La idoneidad de la especie con respecto a la extracción por medio del sol.
Cuando se trata de especies en las que se precisa un tratamiento con estufas
para extraer la totalidad de las semillas, los frutos suelen enviarse a las
instalaciones centrales, que disponen de medios para efectuar esa operación, en
vez de intentar secarlos localmente, aunque a veces se pueden utilizar estufas
portátiles o calor artificial procedente de serrerías. En el caso de las especies
recalcitrantes, que no soportan el secado, lo mejor es enviar los frutos húmedos,
y lo antes posible, a la instalación central de semillas.
4. La seguridad de que va haber tiempo soleado durante la temporada de
recolección. Cuando la recolección se efectúa durante la estación seca en el
clima mediterráneo o en climas tropicales secos, están aseguradas las
condiciones ideales. Así, en Grecia ha resultado satisfactoria con la mayoría de
las especies la práctica actual de secado y extracción sobre el terreno (Cooling
1971). En los trópicos húmedos, en condiciones de tiempo frescotemplado y
cuando la recolección se efectúa durante la estación de lluvias, no es posible el
secado al sol.

Aun cuando la extracción de las semillas se efectúe localmente, es preferible hacerlo no


en el bosque mismo, sino donde se cumplan determinados requisitos en materia de
edificios y comunicaciones. En los países que cuentan con un servicio forestal bien
desarrollado, el sitio idóneo suele ser la sede local del distrito forestal. No se dispondrá
de esos medios cuando se recolecte en bosques inaccesibles y habitados de manera
dispersa, en cuyo caso será necesario improvisar en el bosque una instalación de
extracción de semillas.

112
Las técnicas de la extracción de semillas se describen en las páginas 196–238.

Mantenimiento de la identidad
Para asegurar que se mantiene la identidad del lote de semillas, es preciso etiquetar
correctamente cada recipiente de frutos cuando se llena. Como precaución adicional
frente al riesgo de pérdida accidental de la etiqueta exterior, se deben colocar etiquetas
idénticas dentro y fuera del recipiente (Stein y otros 1974, Robbins y otros 1981). Deben
emplearse etiquetas que no se deterioren con el agua, y la información recogida en
ellas debe comprender como mínimo la especie, el número del lote, la ubicación
geográfica o nombre de la fuente de la semilla, el peso de la semilla contenida, la fecha
de recolección y el nombre del recolector (Stein y otros 1974). La información sobre el
número del lote de semilla y la especie es clave a efectos de documentación. Si en
hojas de datos sobre la recolección se ofrece información pormenorizada (véase el
Apéndice 1), entonces en las etiquetas puede ser suficiente indicar el número de lote, la
especie, la fuente y el peso de la semilla contenida. A los documentos que acompañan
la semilla debe unirse -o mejor enviarse por correo antes de las semillas- una copia de
la hoja de datos sobre la recolección o certificado de origen, en la que ha de constar el
número del lote. Cuando un solo lote se divide para su envío en varios recipientes, cada
etiqueta debe recoger también el número de éstos que se ha necesitado (por ejemplo, 1
de 4) (Kemp 1975a). En las operaciones a gran escala, la información puede codificarse
(Aldhous 1972, Dobbs y otros 1976). En el caso de recolecciones pequeñas con fines
de investigación, por ejemplo, recolecciones de procedencias o recolecciones de un
único árbol para ensayos de progenie, la información adicional se registra aparte, en un
certificado de origen de la semilla u hoja de datos sobre la recolección. Es importante
hacer referencia al número de lote. El etiquetado es más laborioso, pero también más
importante aún, cuando se trata de muchos y pequeños lotes de semilla con fines de
investigación que cuando se trata de recolecciones a granel, pues es esencial que no se
mezclen los distintos lotes y cada uno de ellos esté claramente identificado en todas las
fases que median entre la recolección y la siembra en el vivero. Para estos pequeños
lotes de conos y semillas que han de mantenerse separados son ideales, como
recipientes, las bolsitas de nilón. Permiten una buena ventilación, y muchas de las fases
de manipulación de la semilla (transporte, secado al sol o con estufa, eliminación
manual de las alas) pueden llevarse a cabo sin sacar los conos o semillas de la bolsa.

Es frecuente, especialmente en las recolecciones con fines de investigación, que haya


que registrar otros datos además de los que figuran en la etiqueta. Como señaló Kemp
(1975a), con la documentación de la semilla se persiguen tres fines principales: i)
registrar el lugar de la recolección, de manera que en caso necesario se puedan volver
a visitar en cualquier momento las fuentes buenas y, lo que es igualmente importante,
se puedan evitar las fuentes malas; ii) proporcionar información sobre las condiciones
ecológicas, las poblaciones reales muestreadas y los métodos de recolección y
manipulación de la semilla, datos que ayudan a interpretar los resultados de la
investigación o a planificar y realizar otras recolecciones, y iii) satisfacer los requisitos
del transporte seguro y rápido y la aceptación de las semillas. En el Apéndice 1 figuran
varios ejemplos de formularios para datos sobre recolección de semillas. Entre la
documentación especial que en algunos casos es preciso que acompañe a la semilla en
el tránsito, especialmente cuando se cruzan fronteras nacionales, figuran las licencias
de recolección, órdenes de movimiento de semillas, permisos de exportación e

113
importación, certificados fitosanitarios y certificados de origen o de valor genético
conformes a los sistemas nacionales o internacionales de certificación de semillas.

Transporte
Es importante lograr que entre el envío de los frutos o de la semilla extraída desde el
lugar de recolección o instalación local y su llegada a la instalación central de
procesamiento transcurra el menor tiempo posible. Parte del trabajo de planificación
debe dedicarse a proporcionar un transporte de cantidad y calidad suficientes, para
evitar los retrasos en el envío y las averías en el camino. Las paradas, incluso las
cortas, contribuyen a que se acumule calor en los sacos de frutos y conos durante el
tránsito. A los conductores de los vehículos se les debe informar de la naturaleza de su
carga y de la necesidad de que la manejen con cuidado y la entreguen sin demora
(Dobbs y otros 1976). Al menos durante la primera parte del viaje, suele utilizarse el
transporte por carretera. El transporte por ferrocarril puede ser más económico cuando
se trata de grandes distancias (Morandini 1962), y más rápido el transporte aéreo, pero
en ambos casos se pierde algo de control sobre las condiciones del almacenamiento en
tránsito, y todo cambio de medio de transporte significa más manipulación y más
tiempo. Es probable que en la mayoría de las condiciones el método más conveniente
sea el transporte por carretera.

En las operaciones de recolección de semilla a gran escala en plantaciones de Gmelina


arborea que se efectúan en el proyecto del Jari, en el Brasil, se hace mucho hincapié en
reducir lo más posible el período de tránsito durante el cual la semilla se encuentra en
los sacos. El tiempo medio es de 1,2 días (Woessner y McNabb 1979). La germinación
de los frutos puede reducirse en 23 puntos porcentuales transcurrido un día más, y
bajar casi hasta cero cuando el tiempo es de una semana. En algunas zonas, la
madurez de la semilla y las condiciones climatológicas afectan a la duración del tiempo
de tránsito en el que las semillas no sufren deterioro. En Zimbabwe, los conos de pinos
recolectados al comienzo de la temporada, en la época de máximas lluvias y cuando el
contenido de humedad de la semilla es elevado, no deben permanecer en los sacos
más de 2–3 días; los conos que se recolectan hacia el final de la temporada de lluvias,
que están más secos, pueden aguantar hasta 10 días en los sacos sin deteriorarse
(Seward 1980).

Cuando las distancias son cortas y se han de transportar grandes cantidades de una
sola especie y procedencia, pueden cargarse los frutos directamente en los vehículos,
sin recipientes (Morandini 1962, Goor y Barney 1976). Antes de cargar un nuevo lote es
preciso limpiar el vehículo, de manera que no queden semillas de viajes anteriores.
Cuando se trata de viajes más largos o de lotes de semilla más pequeños, se deben
utilizar recipientes individuales. Los sacos deben colocarse cuidadosamente en el
vehículo, de manera que el aire pueda circular entre ellos en la mayor medida posible.
Los cestos de malla abierta son excelentes para facilitar la libre circulación del aire
durante el transporte y durante el almacenamiento temporal.

En el caso de la mayoría de las especies, y para promover la circulación del aire, es


preferible utilizar camiones y remolques abiertos, no camionetas cerradas (Dobbs y
otros 1976). No obstante, cuando se trata de especies cuya viabilidad depende de que
se mantenga un elevado contenido de humedad; hay que procurar que las semillas no
se sequen en exceso; es necesario utilizar bolsas de polietileno y disponer un sistema

114
que evite la acción directa del sol. En las especies que o bien germinan naturalmente o
bien pierden su viabilidad poco después de la caída de la semilla, a temperaturas
normales, puede ser esencial transportar la semilla rápida y directamente a su destino
final, y hacerlo inmediatamente después de la recolección. En ocasiones es necesario
también contar con recipientes especiales, dotados de aislamiento, para controlar la
temperatura y la humedad durante el tránsito (Kemp 1975a). Como precaución frente a
la exposición temporal de las semillas recalcitrantes a las temperaturas frías o gélidas
de las bodegas de aviones se recomiendan los recipientes de espuma de estireno o los
termos metálicos (IBPGR 1981). Este problema puede darse en algunos árboles del
bosque alto tropical higrofítico, pero es raro entre las especies que se han desarrollado
en condiciones que comprenden todos los años una estación muy fría o seca. Muchas
de las especies que más se utilizan en la silvicultura de plantación pertenecen a esta
segunda categoría.

Cuando se trata de material valioso puede ser aconsejable dividir cada lote de semillas
o frutos en dos partes como mínimo, para que viajen por separado, de manera que si se
produce un accidente en el camino no se pierda todo lo recolectado. También puede ser
conveniente proteger las semillas con un seguro de pérdida o daños, cuya cuantía
cubra al menos una parte del costo de repetir la recolección (Kemp 1975a).

Antes de que llegue la expedición, debe notificarse a la instalación de procesamiento de


semillas el momento estimado de llegada de los frutos. De esta manera la estación
receptora puede reservar el personal necesario para descargar los frutos sin demora
(Dobbs y otros 1976). Debe facilitarse asimismo una información parecida a los
receptores intermedios, encargados del transbordo o el despacho de expediciones de
frutos.

Precauciones especiales con las semillas recalcitrantes en los


trópicos húmedos
Casi todos los problemas de mantenimiento de la viabilidad de la semilla que se
resumen en el presente capítulo se acentúan en el caso de las especies recalcitrantes
de los trópicos húmedos. Su período vital es breve, y no pueden tolerar ni las
temperaturas bajas (no muy por debajo de 20°C) ni la reducción del contenido de
humedad por debajo de un valor relativamente alto. Las semillas de los trópicos
húmedos son en su mayoría recalcitrantes, y, debido a las altas tasas de deterioro de la
semilla en tránsito, esas especies no suelen utilizarse para reforestar, salvo en sus
países de origen. Aun cuando las semillas se recolectan y utilizan localmente, y a
menos que se adopten precauciones especiales, las semillas pueden deteriorarse
gravemente en cuestión de días. Los recolectores han de trabajar dentro de unos límites
de tolerancia relativamente estrechos. Las principales precauciones que hay que
adoptar son las siguientes (Ng 1983):

Ventilación: Las semillas recalcitrantes (y sus frutos) tienen una gran actividad
respiratoria, por lo que necesitan una buena ventilación. Cuando se envasan grandes
cantidades muy apretadas, se producen sofocación, ruptura fisiológica, desarrollo de
hongos y recalentamiento, factores que provocan la rápida muerte de las semillas.
Cuando se utilizan como recipientes bolsas de plástico, éstas deben dejarse abiertas, o
deben abrirse pequeños agujeros en los lados. Los cestos o las bolsas de tela son
adecuados, aunque por lo general son también más voluminosos o costosos. No es fácil

115
hallar el punto de equilibrio entre la ventilación suficiente y la suficiente conservación de
la humedad (véase infra).

Temperatura: Deben evitarse las temperaturas inferiores a 20°C y superiores a 35°C.


En el transporte aéreo es probable que se den temperaturas bajas, a menos que se
guarden las semillas en la cabina presionizada. Las temperaturas altas pueden deberse
a la respiración o a la acción directa del sol. Una buena ventilación reduce la
acumulación de calor debida a la respiración. Debe evitarse en todo momento la acción
directa del sol sobre las semillas recalcitrantes.

Contenido de humedad: Las semillas recalcitrantes se deterioran cuando su contenido


de humedad se reduce demasiado o con excesiva rapidez. Esto puede ocurrir durante
el transporte en vehículos abiertos, debido al movimiento del aire. En esas
circunstancias, debe reducirse el tamaño y el número de los orificios de ventilación que
se abren en los recipientes. Los recipientes abiertos deben taparse con papel de
periódico o con un paño para reducir la desecación que produce el movimiento del aire.

Organización del vivero: Antes de efectuar la recolección, debe avisarse a los viveros
receptores para que tengan preparados los semilleros de germinación. En el caso de las
semillas recalcitrantes, entre la recolección y la siembra debe transcurrir el menor
tiempo posible.

Viajes largos: Cuando se trata de semillas recalcitrantes, los viajes de recolección no


deben durar más de unos pocos días. Si no es posible evitar el viaje largo, se deben
intensificar las tareas de inspección diaria y procesamiento de las semillas ya
recolectadas. Si aparecen signos de podredumbre y desarrollo de hongos, deben
extenderse las semillas para mejorar la ventilación. Los frutos pulposos podridos han de
separarse de los frutos sanos, y despulparse de inmediato. Deben desecharse las
cápsulas que se han abierto lo bastante para que se pueda extraer su semilla. Si
algunas semillas empiezan a germinar durante el viaje, pueden salvarse guardándolas
en recipientes rígidos o cestos forrados con papel de periódico u otro material
absorbente y manteniéndolas húmedas. Algunas semillas se deterioran con tanta
rapidez que a veces lo mejor es transportarlas en condiciones de germinación en un
medio húmedo.

Capítulo 6 PROCESAMIENTO DE LAS SEMILLAS


Introducción
Como ya se ha señalado en la página 115, lo que se cosecha es casi siempre los frutos
de los árboles forestales, no sus semillas. En algunas especies lo que se siembra en el
vivero son también los frutos, que suelen denominarse con poca propiedad “semillas”,
como por ejemplo en el teco. En la mayoría de las especies, sin embargo, se recolectan
los frutos pero se siembran las semillas, por lo que en alguna fase éstas deben
extraerse de los frutos que las recubren. Como ya se señaló en el Capítulo 5, la
extracción se efectúa a veces cerca del lugar de recolección, aunque lo más frecuente
es que se realice en unas instalaciones centrales de procesamiento y almacenamiento.
La extracción y los procesos conexos tienen por finalidad producir la máxima cantidad

116
de semilla limpia y muy viable (Stein y otros 1974). Entre los procesos que intervienen
figuran uno o varios de los siguientes: maceración y despulpado, secado, separación,
volteado y trillado, separación de las alas y limpieza.

Operaciones previas a la extracción

Almacenamiento temporal en la instalación de procesamiento

Por muchas precauciones que se adopten, las condiciones en que los frutos y semillas
efectúan el tránsito del bosque a la instalación de procesamiento son raras veces las
ideales. Así ocurre sobre todo cuando el viaje se prolonga durante varios días. Por
consiguiente, es importante que nada más llegar los frutos a la instalación se
descarguen, inspeccionen y coloquen en condiciones de almacenamiento que los
protejan de la lluvia y de los ataques de roedores y aves y garanticen la libre y
constante circulación de aire en torno a los frutos (Aldhous 1972). Si no se adoptan
esas precauciones, los frutos y las semillas pueden sufrir un considerable deterioro en
el período que media entre la llegada a la instalación y la extracción de la semilla. Si se
deja que en los conos o frutos se desarrollen mohos, éstos no sólo degradan la partida
en la que crecen, sino que también pueden ser el origen de que otras partidas queden
afectadas por esporas de hongos.

Habida cuenta del carácter estacional de casi todas las cosechas de frutos y semillas,
es frecuente que se recolecten grandes cantidades de frutos en poco tiempo. La
maquinaria para extraer semillas tiene una capacidad limitada, por lo que no todos los
frutos pueden procesarse nada más llegar a la instalación. El almacenamiento temporal
es por tanto inevitable. En algunas especies es también muy deseable, pues permite
que las semillas maduren y se sequen antes de someterlas a otras actividades de
procesamiento. Cuando se efectúa deliberadamente con este motivo, este tipo de
almacenamiento o secado al aire se denomina “oreo previo” y se describe en las
páginas 132–134.

El almacenamiento de conos o frutos durante un período prolongado antes de la


extracción en necesario cuando la producción de semilla es excepcionalmente
abundante, lo que puede ocurrir una vez cada 10 ó 20 años, y se recolectan enormes
cantidades en una sola temporada. Investigaciones efectuadas en Columbia Británica
sobre cinco especies de coníferas demostraron que, siempre que se utilizaran técnicas
correctas de manipulación de los conos, éstos podían almacenarse, bien en cobertizos
al aire libre pero cubiertos, bien en refrigeradores a 2°C, durante los seis meses que van
de octubre a marzo. En la mayoría de los casos, tras esos seis meses la germinación
era tan buena o mejor que la de la semilla recién recolectada. El almacenamiento a
temperatura controlada no presentaba ventaja alguna sobre el almacenamiento al aire
libre (Leadem 1980).

En la mayoría de los casos, la limpieza previa de los frutos (véase la sección siguiente)
se efectúa poco después de que aquéllos lleguen a la instalación, aunque, cuando llega
al mismo tiempo una cantidad muy grande de frutos, es posible que se deba postponer
la limpieza previa de parte del envío; en ese caso, una parte del período de
almacenamiento precederá a la operación de limpieza previa y otra parte transcurrirá
entre la limpieza previa y la extracción.

117
Los frutos deben almacenarse en un lugar seco, fresco y bien ventilado, para evitar el
desarrollo de mohos o el calentamiento. Según la especie, el estado de los frutos y las
técnicas de procesamiento, unas veces los sacos de frutos o conos se vacían, se
vuelven a llenar sin estrecheces y se colocan en rejillas de almacenamiento; otras veces
los frutos se extienden en bandejas, en el piso del almacén o en el suelo bajo techo
(Stein y otros 1974). Son adecuados los pisos de ladrillo o madera, pero los frutos no
deben colocarse directamente sobre suelos de hormigón, pues pueden surgir problemas
de humedad (Morandini 1962, Turnbull 1975c). En Honduras ha dado resultados muy
satisfactorios el almacenamiento temporal de conos de Pinus caribaea y P. oocarpa en
recipientes de listones de madera apoyados a intervalos en bloques de hormigón. Los
espacios que quedan entre los listones permiten una buena ventilación, y los conos
pueden almacenarse con una profundidad de hasta 30–40 cm sin necesidad de
moverlos (Robbins 1983a, b). Al llenar y apilar las bandejas de conos se ha de prever
que éstos van a necesitar un espacio dos o tres veces mayor cuando se abran las
escamas (Stein y otros 1974). Otra posibilidad consiste en extender los frutos en lonas
alquitranadas.

Limpieza previa

Antes de que los conos y frutos sean sometidos a las operaciones de extracción,
limpieza y almacenamiento o siembra, es preciso eliminar de ellos las ramitas, trozos de
corteza, follaje y otras impurezas. En las plantas de extracción grandes esta limpieza se
efectúa mediante pantallas oscilantes o vibradoras. Otra posibilidad consiste en la
limpieza por flotación. En las operaciones pequeñas los principales residuos pueden
eliminarse a mano (Turnbull 1975c). Las impurezas ocupan espacio innecesariamente.
Además, los fragmentos de hojas y ramitas pueden transportar esporas de hongos,
como por ejemplo la enfermedad que consiste en la pérdida de acículas, de la que
están libres las semillas. Esas esporas constituyen una amenaza potencial no tanto
para las semillas cuanto para los gérmenes recién germinados y para el material de
vivero y las plantaciones próximas a éste. Es más fácil quitar las impurezas antes de la
extracción que después de ella.

A veces se adoptan medidas especiales para eliminar de los conos las pegajosas
exudaciones de resina. Stein y otros (1974) notificaron que una compañía secaba los
conos de Pseudotsuga lo bastante para que se endureciera la resina, y después
humedecía los conos cerrados y los volteaba en el tambor giratorio para eliminar tanto
la suciedad como la resina.

En algunas especies la limpieza previa es, junto con el secado en determinados casos,
la única operación que se efectúa antes del almacenamiento o la siembra. En tal caso
se almacenan o siembran como frutos. Esta limpieza previa puede comprender la
eliminación de apéndices que posee el fruto, como el involucro de Quercus, Fagus o
Tectona. Los frutos con alas suelen sembrarse enteros, sin quitar éstas, como por
ejemplo en Ulmus, Fraxinus, Acer, Triplochiton, Pterocarpus y varios géneros de
dipterocarpáceas.

Oreo previo

Se denomina oreo previo a las operaciones deliberadas de almacenar los frutos y las
semillas contenidas en ellos y secarlos lentamente al aire a fin de prepararlos para las

118
ulteriores operaciones de secado en estufa, extracción y almacenamiento de la semilla
a largo plazo. Los procesos que facilitan este tratamiento previo son la maduración de
las semillas y el secado de los frutos.

No todos los frutos maduran al mismo tiempo, ni siquiera los que pertenecen a la misma
especie y al mismo bosque (Morandini 1962). Así, aun cuando la recolección esté
perfectamente programada para que se produzca en el momento de máxima madurez
de la cosecha, existirán siempre semillas viables que aún no han madurado
plenamente. En algunas especies el tiempo mínimo que exige la maduración es de dos
semanas, pero muchas necesitan más de 6–8 semanas (Morandini 1962).

Abies procera es una de las especies que mejoran con el almacenamiento de los conos
después de la recolección. Se comprobó que durante un almacenamiento de seis
semanas las semillas contenidas en los conos incrementaban su peso en seco en un 10
por ciento debido a la acumulación de materiales orgánicos procedentes de los conos;
durante ese período descendía el contenido de carbohidratos y almidón de las semillas,
pero aumentaba constantemente el contenido de grasa bruta (Rediske y Nicholson
1965).

En unas cuantas especies, como por ejemplo Fraxinus excelsior, Magnolia spp. o
Gingko biloba, toda la producción de semilla se dispersa sin que los embriones se
hayan desarrollado suficientemente, y éstos han de completar su crecimiento y
desarrollo para que las semillas puedan germinar (Gordon y Rowe 1982). En la mayoría
de esos casos de latencia morfológica, no basta con el oreo previo para inducir la
germinación, sino que se precisa también un tratamiento a base de calor y humedad; a
éste suele seguir otro tratamiento a base de frío húmedo para romper la latencia
fisiológica que se da también en esas especies. En las páginas 267–268 se describen
los diversos tipos de tratamiento previo.

En la página 55 se hacía referencia a la recolección deliberada de frutos inmaduros.


Este procedimiento ha ofrecido resultados alentadores, a escala de investigación, en
varias especies de coníferas y en dos géneros de frondosas de la zona templada,
Liquidambar y Liriodendron (Bonner 1970, 1972). Lo mejor para esta maduración
artificial es un medio húmedo, que puede mantenerse mezclando los conos o frutos, en
bolsas de polietileno, con musgo de turba u otro material inerte que retenga la
humedad. Eran temperaturas satisfactorias 5°C para Liquidambar (Bonner 1970) y 17°C
para Pseudotsuga (Silen 1958). En el caso de Pinus sylvestris la recolección se efectuó
cuando el peso específico de los conos era 1,1, y los conos se tuvieron almacenados
durante al menos un mes (Remröd y Alfjorden 1973).

En Nueva Zelandia la estación de siembra adecuada para Pinus radiata es octubre,


pero no se pueden recolectar conos maduros hasta noviembre o diciembre. Por
consiguiente, deben guardarse las semillas durante casi un año. Las investigaciones
efectuadas han demostrado que se pueden recolectar los conos verdes e inmaduros en
junio o julio y después madurarse artificialmente almacenándolos, sin apretarlos, en
bolsas de papel a una temperatura ambiente de 20–24°C durante 10 semanas (Wilcox y
Firth 1980). Tras el secado en estufa y la extracción, la germinación de esas semillas y
el crecimiento de los gérmenes resultantes no diferían de los de las semillas de conos
maduros recolectados en enero. Así pues, la recolección de conos inmaduros puede
reducir de tres a dos estaciones el intervalo que media entre la polinización y la

119
siembra, factor que es importante cuando se multiplica material genéticamente
mejorado a partir de polinizaciones controladas.

En la mayoría de las especies de los trópicos húmedos, puede fomentarse la


maduración de los frutos inmaduros almacenándolos a temperatura ambiente en un
lugar protegido y bien ventilado. Las temperaturas inferiores a 20°C y superiores a 35°C
son probablemente perjudiciales (Ng 1983). La ventilación puede conseguirse
guardando los frutos sin apretarlos en bolsas o cajas abiertas, de manera que pueda
producirse la respiración normal. Debe evitarse un secado rápido o excesivo. El objetivo
ha de ser mantener los frutos vivos y sanos durante el mayor tiempo posible, a fin de
ganar tiempo para que maduren sus semillas. Deben inspeccionarse los frutos todos los
días, y deben sacarse, para su procesamiento, los que ya han madurado. Hay dos
categorías de frutos que exigen una atención especial, los frutos pulposos y las
cápsulas. Los frutos pulposos (drupas y bayas) están maduros en cuanto se ablanda la
pulpa. A partir de ese momento, la pulpa empieza a degradarse y fermentar, lo que
hace que las semillas se deterioren. De ahi que en los frutos pulposos que ya se han
ablandado deba procederse cuanto antes a la extracción de las semillas. Las cápsulas
están listas cuando se abren por sí solas. Las semillas que se extraen por la fuerza de
cápsulas que aún no se han abierto serán probablemente inmaduras y no viables.

El oreo previo favorece un descenso gradual del contenido de humedad de los frutos (y
semillas) que abreviará el tiempo de secado en estufa necesario para que los frutos se
abran. Con ello se ahorra tiempo, energía y dinero. Se previene así también el
“endurecimiento superficial” de los frutos, fenómeno que puede producirse cuando los
frutos que tienen un alto contenido de humedad se ven sometidos a un secado rápido y
que dificulta mucho la ulterior extracción de las semillas (Morandini 1962, Turnbull
1975c). El rendimiento de semilla de Pinus elliottii, P. taeda y P. palustris se incrementó
con cinco semanas de acondicionamiento previo antes del secado en estufa (McLemore
1975). Este efecto era más pronunciado en los conos que se habían recolectado al
principio de la temporada, como indica el cuadro siguiente:

Número de semillas extraídas por cono - Pinus elliottii

Fecha de recolección Con 1 semana de oreo previo Con 5 semanas de oreo previo
19 de agosto 0 60
16 de septiembre 27 82

La germinación de la semilla extraída mejoró algo en P. elliottii, pero no lo hizo


sistemáticamente en P. taeda ni en P. palustris. En Honduras se aplica a P. caribaea la
norma general de efectuar un oreo previo hasta que todos los tejidos cambian su color
verde original por un color pardo.

Las condiciones necesarias para el oreo previo son parecidas a las que se han descrito
supra respecto del almacenamiento temporal. De la máxima importancia es favorecer la
libre circulación del aire, por lo que los frutos deben extenderse en capas finas (sólo uno
o varios frutos de espesor); es preciso además darles la vuelta y moverlos con un
rastrillo. Los recipientes ideales son las bandejas que se colocan en alto y tienen el
fondo de tela metálica fina, y para que la ventilación sea máxima y los conos se oreen y
abran de manera uniforme se recomienda una capa de un solo cono (Stein y otros

120
1974). La tela metálica fina impide que se caigan y pierdan las semillas que puedan
soltarse.

En las grandes instalaciones de procesamiento puede ser conveniente ir elevando


gradualmente la temperatura durante el oreo previo. Morandini (1962) señala que la
fase última de este proceso previo, antes de pasar los conos a la estufa, puede llevarse
a cabo eficazmente colocando los conos cerca de la parte superior de la estufa, de
manera que pase por ellos el aire caliente de su escape.

Métodos de extracción
Los métodos que se emplean para extraer las semillas de los frutos vienen
determinados principalmente por las características de éstos. Los frutos carnosos se
tratan mediante un proceso de despulpado que por lo general comprende una
combinación de remojado en agua con presión o con una abrasión suave. Los conos y
otros frutos leñosos o correosos se secan en primer lugar hasta que las escamas se
abren o las semillas se separan de la placenta del fruto, y después se someten a un
tratamiento manual o mecánico, de volteado en un tambor o trillado, para separar las
semillas secas de los frutos secos.

Como se ha señalado en la página 129, algunos frutos indehiscentes, sobre todo


nueces, aquenios y sámaras aladas, no requieren extracción, sino que se almacenan o
siembran directamente como tales frutos. Algunas especies, en las que las semillas
están dentro de una cubierta delgada y carnosa, pueden secarse y sembrarse con esa
piel intacta y seca (Stein y otros 1974). En esos casos es conveniente que los frutos se
sequen a cubierto y que se les dé la vuelta con frecuencia. Como ejemplos cabe citar
Vitex parviflora en Filipinas (Seeber y Agpaoa 1976), Crataegus en regiones templadas
(Goor y Barney 1976) y Podocarpus spp. y Maesopsis eminii en Africa. En algunas de
estas especies, no obstante, puede mejorarse la germinación si se quita la pulpa (por
ejemplo, Vitex parviflora, véase la página 138).

Bonner (1978) ha dividido las semillas de frondosas en tres clases según sus
necesidades en lo que se refiere al almacenamiento y a la manipulación previa a éste.
Esas clases son las siguientes: 1) semillas que deben secarse antes de la extracción y
el almacenamiento; 2) semillas que deben mantenerse húmedas en todo momento,
tanto durante la limpieza como durante el almacenamiento (es decir, especies
recalcitrantes), y 3) semillas que deben mantenerse húmedas para la extracción y
después han de secarse para su almacenamiento. A continuación figura un cuadro en el
que este autor clasifica de ese modo algunos géneros importantes de frondosas.

Cuadro 6.1 Algunos géneros importantes de frondosas clasificados según las


necesidades de sus semillas en lo que se refiere al almacenamiento y la
manipulación previa a éste.

Secas para extracción y Húmedas para extracción y


Siempre húmedas
almacenamiento secas para almacenamiento
1. 2. 3.
Acacia Acer (algunas especies) Gmelina
Acer (algunas especies) Aesculus Malus

121
Ailanthus Castanea Melia
Alnus Corylus Morus
Atriplex Dipterocarpus Nyssa
Betula Hopea Olea
Carpinus Juglans Prunus
Carya Quercus Rosa
Casuarina Sorbus
Cedrela Ziziphus
Eucalyptus
Fagus
Fraxinus
Gleditsia
Liquidambar
Liriodendron
Nothofagus
Platanus
Populus
Robinia
Syringa
Tectona
Tilia
Triplochiton
Ulmus

Despulpado
El despulpado de los frutos carnosos debe efectuarse al poco tiempo de la recolección,
para evitar la fermentación y el calentamiento. Cuando los lotes de semilla son
pequeños, suelen ponerse primero en agua. Tras el remojo, la carne se exprime con la
mano o se machaca con un bloque de madera, un rodillo o una prensa para frutos. Otra
posibilidad consiste en desprender la carne frotándola en un tamiz o pasándola por él
(Stein y otros 1974). Generalmente, la pulpa y las pieles pueden separarse de la semilla
mediante lavado y cribado por los tamices adecuados o también mediante flotación
diferencial en un recipiente profundo, que está atravesado por una lenta corriente de
agua (Aldhous 1972). La semilla se hunde, mientras que la pulpa sube a la superficie.

En Filipinas, los frutos carnosos de Aleurites spp., Canarium ovatum, Syzygium cumini y
otras especies se colocan en barriles o latas con agua. Al cabo de uno o dos días la
pulpa se ablanda. Entonces los frutos se machacan cuidadosamente con un pisón sin
aplastar las semillas. Al añadir agua abundante, la pulpa flota, mientras que las semillas
bajan al fondo (Seeber y Agpaoa 1976). Este método es también adecuado para los
frutos de Gmelina arborea, Azadirachta indica, Ocotea usambarensis y Cinnamomum
camphora, así como para los sincarpos o frutos múltiples de Chlorophora y Morus.
Debido al diminuto tamaño de las semillas de Anthocephalus chinensis (2,6 millones por

122
kilogramo), se precisa una técnica especial para extraerlas del fruto carnoso. La parte
exterior del fruto, que es la que contiene las semillas, se frota ligeramente con una tela
metálica de 12,5 mm. La mezcla de pulpa y semillas que pasa por esta criba se coloca
en una caja que tiene un tamiz de 1,5 mm. Los operarios echan agua sobre esta mezcla
al tiempo que la remueven cuidadosamente con la mano, de manera que las semillas,
junto con algo de pulpa fina, pasan por el tamiz y caen a un recipiente lleno de agua que
está debajo. Las semillas se hunden, mientras que la pulpa fina se queda flotando. Si la
pulpa que flota sigue conteniendo semillas, se vuelve a poner en el cedazo y se repite la
operación (Seeber y Agpaoa 1976). En el proyecto del Jari, en el Brasil, los frutos de
Gmelina arborea se despulpan frotándolos en una tela metálica o también
mecánicamente con un despulpador de café modificado (Woessner y McNabb 1979). Es
importante limpiar perfectamente los huesos. Se ha comprobado que la germinación de
los huesos bien limpios era superior en un 10 por ciento a la de los huesos despulpados
pero sin limpiar.

Los frutos verdes y frescos sembrados enteros, sin despulpar, ofrecían una germinación
de sólo el 10 por ciento, y no había germinación alguna en los frutos sembrados enteros
tras un período de secado. Los huesos pueden limpiarse en agua, o también puede
realizarse una operación combinada de limpieza y secado en un cilindro giratorio de
acero con difusores que tras 20 horas a 45°C reduce el contenido de humedad al 8–10
por ciento.

En Filipinas, el despulpado de las drupas de Vitex parviflora mejoraba la germinación,


tanto en los frutos verdes pero plenamente desarrollados como en los frutos de color
púrpura, más maduros (Umali-García 1980). La mejora más notable fue del 65 por
ciento en los frutos verdes despulpados frente al 26 por ciento en los frutos verdes
enteros, y la mejora menor fue del 52 por ciento en los frutos púrpura despulpados
frente al 38 por ciento en los frutos púrpura enteros.

Para quitar la carne de las semillas se puede utilizar también un procedimiento


hidráulico. Se coloca el fruto en una bolsa de malla o en un cesto de alambre y se le
aplica el chorro de agua de una tobera de alta presión hasta que se desprenden toda la
carne y la mayor parte de las pieles (Stein y otros 1974).

Una vez separadas, las semillas ortodoxas deben secarse al aire cuidadosamente, bajo
techo, y dándoles la vuelta con frecuencia. El paso siguiente es el envío a los viveros o
el tratamiento para ajustar el contenido de humedad al valor correcto correspondiente a
la especie de que se trate, antes de su almacenamiento.

Para los casos en que hay que despulpar grandes cantidades de frutos se dispone de
máquinas de diversos diseños. Son las molturadoras, hormigoneras, trituradoras de
martillos y maceradoras. Casi todas ellas se limitan a soltar las semillas de la carne, de
manera que se precisa una limpieza ulterior para eliminar parte del residuo o todo él. La
separadora Dybvig, en cambio, despulpa el fruto y limpia por completo las semillas en
una misma operación (Stein y otros 1974). Cuando se trata de pequeñas cantidades de
frutos carnosos y con semillas pequeñas, la operación puede efectuarse rápidamente
con una mezcladora eléctrica.

123
Secado de los frutos sin calor artificial
El secado, mediante fuentes de calor naturales o artificiales, es una operación necesaria
al extraer las semillas de muchas especies arbóreas importantes, y se utiliza casi
siempre con los conos de los pinos y otras coníferas y con las cápsulas de los
eucaliptos. Se debe imitar el proceso de secado natural, de manera que los frutos se
vean sometidos a un secado progresivo que provoque una liberación continua de
humedad. El aire que entra en contacto con los frutos ha de ser siempre más seco que
los frutos mismos, y esto puede obtenerse mediante una circulación de aire constante
(Turnbull 1975c).

Secado bajo techo

Es el método más lento y menos drástico de secar los frutos para la extracción de la
semilla. La técnica es la misma que la que se ha descrito respecto del oreo previo, pero
se emplea aquí como único método de secado, no en combinación con una aplicación
ulterior de calor solar o calor de estufa. Los frutos deben estar en habitaciones bien
ventiladas, extendidos en una capa fina, y deben removerse periódicamente si están
colocados sobre una superficie sólida; es preferible no obstante colocarlos en bandejas
cuya base sea una tela metálica, de manera que el aire pueda circular por todos los
lados.

El secado al aire bajo techo es un método eficaz para los conos de Abies y Cedrus, que
se desintegran enseguida con este tratamiento y que pueden resultar fácilmente
dañados si se los calienta al sol o en estufas. Se emplea también para separar los frutos
de algunas frondosas, como Quercus y Fagus, del involucro que los recubre (Morandini
1962). Al mismo tiempo, es un procedimiento adecuado cuando se desea secar sólo
ligeramente estas especies u otras parecidas que han de almacenarse con un contenido
de humedad relativamente alto, pues de lo contrario perderían viabilidad. Géneros
tropicales en los que este método está recomendado son Dipterocarpus, Hopea y
Triplochiton. Puede emplearse también para secar los frutos delgados y carnosos de
Vitex, Maesopsis y otras especies, que después se almacenan o siembran como frutos
secos.

El proceso de secado es en este método lento, y el período de tiempo que se precisa


depende de la humedad y la temperatura del aire natural. Pero es el método más
seguro para las especies “delicadas”, que no soportan el calentamiento ni un secado
muy rápido.

Secado al sol

Es el método idóneo para secar conos y frutos de especies capaces de soportar las
temperaturas, bastante altas, que comporta. Se emplea habitualmente, durante la
estación seca, en climas tropicales, subtropicales o templados cálidos, donde puede
tener una eficacia del 100 por ciento como procedimiento para que los frutos se abran y
por tanto hace innecesarias las estufas. En los climas templados frescos y húmedos es
mucho menos fiable, y a veces debe ser complementado, cuando no es sustituido, por
el secado en estufas.

124
Uno de los métodos más sencillos de secado al aire, y que además exige poca
inversión en equipo, consiste en extender los frutos en capas sobre rejillas, plataformas,
lonas u otro material expuesto al sol (Turnbull 1975c). En el Mediterráneo se aplica este
método a especies de pinos, como P. pinea y P. halepensis (Morandini 1962), y a P.
kesiya y P. merkusii en Tailandia y Filipinas (Bryndum 1975, Seeber y Agpaoa 1976).
Los frutos pueden colocarse sobre tela metálica cuya malla tenga el tamaño adecuado
para que las semillas pasen por ella y caigan en unas lonas o piezas de polietileno
(Morandini 1962, Turnbull 1975c). Los principales requisitos son los siguientes:

1. Remover y dar la vuelta a los frutos con frecuencia, para facilitar que los conos
se sequen y abran y suelten la semilla de manera uniforme.
2. Tener la posibilidad de cubrir de inmediato los frutos en caso de lluvia, bien
trasladándolos al interior de un edificio o construyendo sobre ellos una
protección temporal.
3. Tratar de evitar el recalentamiento de los frutos cuando su contenido de
humedad es aún elevado. Esto puede comportar un oreo previo bajo techo, o
también la necesidad de evitar, en las fases iniciales, los mecanismos como las
bases de plancha de hierro ondulada o las cubiertas de vidrio o polietileno, cuya
finalidad es conservar el calor y elevar le temperatura. La importancia de esta
precaución varía considerablemente según la fuerza local del sol y la medida en
que cada especie tolera el calor.

6.1 Cobertizos para el oreo previo (al 6.2 Vista desde arriba de la separadora
fondo), con soportes al aire libre en Dybvig. Con el agua se expulsa la carne
primer plano, en Zimbabwe. (Comisión que se ha separado de las semillas por la
de Silvicultura de Zimbabwe) abrasión de una plancha giratoria con
pestañas. La ranura de salida en torno a
la plancha, que es regulable, se ajusta a
un tamaño inferior al de las semillas que
se van a limpiar. (Servicio Forestal,
Dpto. Agric. EE.UU.)

6.3 Secado al sol de conos de pino bajo


cubierta de polietileno transparente en
Zimbabwe (A) Base de tela metálica, que
se forrará con arpillera (B) Fases finales,
con los conos de Pinus taeda listos para
pasar al volteado. (Comisión de
Silvicultura de Zimbabwe)

125
6.4 Secado al sol de conos de Pinus kesiya y Pinus merkusii en tambores giratorios en
Tailandia.
(Centro de Mejoramiento del Pino, Tailandia)

4. Retirar con frecuencia las semillas ya separadas de los frutos, de manera que no
estén expuestas durante demasiado tiempo a una luz solar directa e intensa.
5. Proteger los frutos contra las aves, roedores e insectos, que pueden suponer
una amenaza más seria al aire libre que cuando el secado se efectúa dentro de
un edificio. Si no se les excluye rigurosamente de la zona de extracción, las
hormigas son capaces de llevarse una gran proporción de las semillas de
eucaliptos (Turnbull 1975c), mientras que los roedores y las aves prefieren las
semillas de los pinos.

Pinos. Los conos de pinos mediterráneos expuestos al sol para que se sequen tardan
entre 3 y 10 días en abrirse, según las condiciones del secado (Goor y Barney 1976).
En Tailandia, Pinus kesiya tarda 5–7 días y P. merkusii 2–3 días (Bryndum 1975). En
Chiang Mai, Tailandia, donde la temperatura máxima media del mes más caluroso es
36,5°C, Bryndum (1975) comprobó que poniendo los conos sobre una bandeja plana y

126
después cubriéndolos con polietileno transparente, para producir un efecto de
invernadero con temperaturas más altas, se obtenía en P. kesiya un rendimiento de
semilla que era casi el doble del que se obtenía con el mismo tratamiento pero sin cubrir
los conos con polietileno; transcurridos siete días, los rendimientos respectivos eran
15,6 g y 8,2 g de semillas extraídas por kilogramo de conos. Comprobó también que si
se revolvían con frecuencia los conos (ocho veces al día) el rendimiento de semilla era
notablemente mál alto que si sólo se revolvían una vez al término del período de
secado. Las bandejas empleadas tenían lados de madera de 10 cm y fondo de tela
metálica de 12,5 mm. Las semillas pasan por la tela y caen a un embudo de chapa
metálica y después a una bolsa atada a su salida. Las bandejas se colocan en un
andamio de madera, a una altura adecuada. Para extraer seis hectolitros de conos al
día se precisa una superficie de bandejas total de 125 m2, y se calculó que el costo de
los materiales y la mano de obra para construirla equivalía a una octava parte del costo
de una extractora eléctrica importada de igual capacidad. Además del método de las
bandejas, se han utilizado también con éxito tambores de fabricación local. El material
utilizado es chapa de techar transparente, y en el interior hay una rejilla metálica
giratoria, donde se colocan los conos, que se gira manualmente seis veces al día para
que los conos se mezclen bien. El período de extracción es parecido al que exige el
método de bandejas. Otra forma de multiplicar el calor del sol que ha resultado eficaz
con P. kesiya en Filipinas es colocar los conos en planchas de hierro onduladas
(Cooling 1967).

En Honduras los conos de Pinus caribaea se secan al sol en bandejas o en lonas


enceradas. Las bandejas se extienden individualmente al sol, pero por la noche o en
caso de lluvia pueden apilarse y ponerse a cubierto; otra posibilidad consiste en que en
esas circunstancias se cubran las pilas de bandejas con lonas alquitranadas. En este
último método se utiliza lona impermeable y pesada, por lo general de 5 × 7 ó 5 × 10 m,
aunque pueden utilizarse también tamaños más pequeños cuando es necesario
mantener separados diversos lotes pequeños de semilla (por ejemplo, en recolecciones
de procedencias). Se extienden los conos en capas de un solo cono de grosor, y se
deja sin cubrir una franja perimetral de unos 30 cm, de manera que no se pierda ningún
cono por salirse de la lona. Durante la exposición diurna al sol se remueven los conos
cada 2–3 horas, rastrillándolos y golpeándolos ligeramente con la parte posterior del
rastrillo. Aproximadamente una hora y media antes de que se ponga el sol, o cuando
amenace lluvia, se levantan hacia arriba y hacia adentro bruscamente, primero uno y
luego el otro, los dos lados de la lona, hasta que al menos una tercera parte de ésta por
cada lado está limpia de conos. Los conos quedan así apilados en una franja situada en
el tercio medio de la lona. Después se cubre el montón levantando primero los lados
cortos de la lona, hacia arriba y hacia el interior, en aproximadamente 1 m, y después el
primer lado largo (contrario a la dirección del viento), que se dobla sobre los conos de
manera que llegue justamente hasta el lado más lejano del montón, y por último el otro
lado largo, que se levanta y coloca sobre el montón, encima de la primera cubierta,
procurando que el borde llegue al suelo. Puede asegurarse la lona colocando pesos o
remetiéndola por debajo del montón. La mejor manera de retirar la semilla extraída
consiste en destapar los conos al comienzo de cada día, golpear el montón con la parte
posterior de un rastrillo para soltar las semillas, ratrillar suavemente los conos hacia el
perímetro y después reunir todas las semillas con un cepillo en la franja central, para
meterlas entonces en un recipiente adecuado. La lona debe colocarse en un lugar bien
avenado (Robbins 1983a).

127
En Zimbabwe, el secado al sol de conos de Pinus patula, P. elliottii y P. taeda se
efectúa a gran escala en unos cobertizos abiertos por los lados cuya cubierta es de
plástico transparente apoyado en tela metálica (Seward 1980). Cada cobertizo tiene
15,2 m de largo y 12,2 m de ancho, y contiene ocho artesas de tela metálica sobre una
estructura de postes. En esas artesas y sobre arpillera se extienden los conos verdes,
en capas de no más de dos conos de grosor. Los que se han recolectado al comienzo
de la temporada experimentan un primer secado en los cobertizos, al que sigue
inmediatamente otro período en sacos medio llenos y colocados sobre soportes en
cobertizos de oreo previo; por último se vuelven a poner a secar en las artesas, donde
los conos se abren. Los conos que se recolectan hacia el final de la temporada, y que
por lo tanto están más secos, no necesitan oreo previo, y se abren tras un único y breve
período en las artesas de secado. Todo el sistema de cobertizos tiene una capacidad de
720 hectolitros de conos.

Eucaliptos. Allí donde las condiciones climáticas locales son favorables, el secado al sol
resulta también eficaz con las cápsulas de Eucalyptus spp. La explicación que figura a
continuación está basada en la de Turnbull (1975f).

En las recolecciones de semilla en pequeña escala es con frecuencia necesario secar


distintas cápsulas o distintos cortes de ramas capsulíferas. Pueden extenderse en una
capa fina sobre lienzo, percal o plástico, en un lugar seco y bien ventilado, al sol o a la
sombra. Puede prepararse un pequeño extractor de semillas colocando las cápsulas en
una tela metálica a unos pocos centímetros del fondo de una caja y tapando ésta con
plástico transparente o vidrio (Boden 1972). La caja con las cápsulas se agita todos los
días, y se van retirando las semillas, de manera que no estén expuestas a una
temperatura elevada durante más tiempo del necesario.

Las capsulas recolectadas en gran escala suelen extenderse en lonas alquitranadas


colocadas en el suelo, en recintos especiales de suelo hormigonado, o en alto, colgadas
de estructuras metálicas. El procedimiento que consiste en extender las ramas
capsulíferas en el suelo exige poco equipo, pero es costoso debido a que hay que
darles la vuelta con frecuencia para que las capas inferiores suban a la superficie y
puedan secarse.

Un método más práctico para secar grandes cantidades de cápsulas consiste en


extenderlas sobre una estructura cubierta con tela métalica. Esta permite que el aire
circule en torno a las cápsulas en mayor medida que cuando se extienden éstas en el
suelo. Una lona situada bajo esa estructura recoge las semillas que se van soltando.
Esas estructuras pueden ser grandes o pequeñas, y permanentes o temporales. Las
estructuras temporales y de pequeño tamaño son idóneas para el recolector de semilla
que se desplaza de un sitio a otro, mientras que la estructuras permanentes y de gran
tamaño están ubicadas en las zonas centrales de extracción.

Otro método de secado que se utiliza a veces consiste en colgar las ramas capsulíferas
de una única y tensa cuerda de alambre. Tiene las ventajas de que la circulación de aire
entre las hojas y los frutos es excelente y de que se elimina el riesgo de que el material
se compacte y recaliente. La semilla se recoge en unas lonas colocadas bajo las ramas.
Este método de extracción puede utilizarse en el bosque, aunque puede instalarse
igualmente en un cobertizo bien ventilado, solución que se adopta cuando es muy
probable que llueva durante el período de secado.

128
Un sistema flexible que se utiliza en el Brasil consiste en colocar las cápsulas en unos
camiones especiales dotados de estantes. Cada camión tiene una capacidad de unos
50 kg de cápsulas. Durante el día los camiones se dejan al sol, y por la noche o cuando
llueve se ponen, conduciéndolos, a cubierto. Los frutos suelen abrirse en unos tres días
(Cavalcanti y Gurgel 1973).

La tasa de liberación de semilla durante el secado natural varía según las


características de las cápsulas de la especie de que se trate, el grado de maduración de
la cápsula y, sobre todo, las condiciones del secado. Las cápsulas muy maduras de
algunas especies pueden soltar la semilla en unas pocas horas cuando las condiciones
de secado son óptimas, pero en condiciones medias casi todas las especies se secan
suficientemente en un plazo de 3–4 días. Es característico que algunos eucaliptos
conserven en el árbol, durante varios años, cápsulas cerradas, que se hacen muy
leñosas y suelen ser difíciles de abrir.

Aunque el secado a pleno sol hace que las cápsulas se abran rápidamente, este
sistema comporta el peligro de que, si la temperatura se eleva en exceso, pueda
reforzarse la posible latencia primaria de la semilla. Las cápsulas no deben colocarse
directamente en metal expuesto al sol, pues ello puede producir unas temperaturas
elevadas que dañan la semilla.

Durante el secado natural pueden producirse considerables pérdidas de semilla debido


a la acción de hormigas y aves. Las hormigas suelen llevarse las semillas viables y
dejar las granzas en el sitio. Normalmente basta con aplicar un repelente de insectos en
aerosol o distribuir un polvo insecticida en torno al material que porta la semilla para
evitar estos “robos”. Las aves que comen semillas, como el gorrión común, pueden
producir también pérdidas de semilla durante la extracción.

Entre otras especies que pueden secarse al sol figuran leguminosas de la zona seca
como Acacia y Prosopis spp. y diversas especies de Toona, Lagerstroemia, Leucaena,
Casuarina, Albizzia falcataria y Pithecellobium dulce (Seeber y Agpaoa 1976). En la
India, los “conos” de Casuarina equisetifolia se colocan al sol en bandejas, cuya parte
superior se tapa con un paño fino para evitar que el viento se lleve las “semillas”. Se
aplica a los “conos” un tratamiento a base de BHC en polvo al 10 por ciento u otro
repelente de insectos para evitar que las hormigas se lleven las “semillas”. En tres días
las “semillas” se separan de los “conos”, y si se dejan más tiempo otras fracciones de
“conos” se mezclan con las “semillas” (Kondas 1981). En general, los frutos y semillas
de frondosas son más sensibles al daño por recalentamiento que los de coníferas por lo
que hay que tener cuidado de que las semillas no estén expuestas durante demasiado
tiempo a una acción directa e intensa del sol. Pueden ser necesarios períodos
intermitentes de sombra.

Secado de los frutos con calor artificial


En el caso de diversas especies, y cuando el clima no permite el secado al aire, es
decir, en los climas frescos y húmedos, puede ser necesario secar los frutos en estufas
calentadas. También se da esta necesidad en algunas especies refractarias, que no
responden al secado al sol ni siquiera en climas secos. Este procedimiento se utiliza
sobre todo con los conos de especies coníferas, aunque también en algunos eucaliptos
de zonas frescas y húmedas (Turnbull 1975f, Boland y otros 1980). Aunque las semillas

129
de casi todas las especies de Casuarina se pueden extraer fácilmente mediante secado
al sol, algunas especies tienen unos conos serótinos que para abrirse necesitan unas
temperaturas más altas, como las que ofrecen las estufas (o, en la naturaleza, las
hogueras con leña de matorral), (Turnbull y Martensz 1983). Al secado en estufa le
suele preceder un período de secado al aire u oreo previo.

El principal inconveniente que presenta el secado de los conos por métodos naturales
es que no se puede controlar la humedad y la temperatura del aire. Un incremento de la
humedad del aire puede hacer que los conos se vuelvan a cerrar (Morandini 1962,
Turnbull 1975c). El calentamiento artificial, en cambio, permite controlar la humedad y
temperatura del aire, acortar mucho el período de tratamiento y, con un proceso
continuo, organizar el trabajo de una manera más eficaz.

El calentamiento artificial exige una costosa inversión en un equipo y unas instalaciones


que no se utilizan durante todo el año. Esto hace que su costo sea excepcionalmente
elevado. Por consiguiente, antes de instalar grandes estufas permanentes es preciso
valorar con cuidado el costo de capital de la instalación en relación con las cantidades
de semilla que se van a procesar anualmente (Turnbull 1975c). Debe utilizarse en la
mayor medida posible el procedimiento de secado al aire. A veces está indicada una
combinación de los dos métodos; puede instalarse una pequeña estufa que
complemente el secado al aire de algunas especies mediante un breve período final en
la estufa, o para procesar en ella las especies o partidas de conos que presenten
resistencia al secado al aire como método único (Cooling 1971).

La aplicación de calor artificial debe realizarse de tal manera que los conos se sequen
en el menor tiempo posible, para que no resulte dañada la viabilidad de la semilla. Con
ese fin, han de observarse las recomendaciones siguientes, que están basadas en las
de Morandini (1962):

1. Los conos deben someterse a un oreo previo adecuado antes de entrar en la


estufa.
2. Debe controlarse la temperatura del aire, que ha de mantenerse al nivel mínimo
suficiente para secar los conos.
3. No deben calentarse los conos ni mantenerse las semillas en la estufa durante
más tiempo del necesario.
4. El aire del interior de la estufa debe mantenerse lo más seco que sea posible.

El principio del secado en estufa es la aplicación de una corriente regulada de aire


caliente y seco, de manera que todos los conos se sequen de manera uniforme y en el
menor tiempo posible, sin riesgos de recalentamiento o “endurecimiento superficial”
(Aldhous 1972). En las estufas más modernas, la temperatura de la corriente de aire se
va elevando poco a poco a medida que avanza el proceso de secado; se produce una
circulación de aire de tiro forzado, y las semillas se retiran de la fuente de calor en
cuanto se sueltan de los conos. Las estufas para conos tienen tamaños muy variables,
desde pequeños armarios hasta grandes construcciones, pero tiene en común una
fuente de calor, un sistema para controlar el movimiento del aire calentado, por tiro
forzado o convección, y algún tipo de bandeja, estante u otro sistema para exponer los
conos al aire que circula por su interior (Stein y otros 1974). Los controles de las estufas
pueden ser sencillos y manuales o complejos y automatizados. Algunas estufas poseen
controles de la humedad de gran precisión.

130
En muchos programas de estufas, durante las dos o tres primeras horas de la operación
se aplica una temperatura considerablemente inferior a la temperatura de secado
efectiva. Con ello se impide la combinación de una temperatura y una humedad
elevadas, que es la causa más frecuente de reducción de la viabilidad de la semilla
durante el secado. No hay peligro de que esto ocurra, en todos los conos, cuando la
temperatura es de alrededor de 30°C y se eleva después a 60°C cuando el contenido
de humedad de los conos es inferior al 10 por ciento (Aldhous 1972). Algunas estufas
modernas disponen de control de la humedad, pero en muchas especies aún está por
determinarse el programa de secado óptimo (Stein y otros 1974).

Tipos de estufas de secado


Turnbull (1975c) dividió las estufas en los tipos siguientes: a) estufas de bandeja fija; b)
estufas progresivas verticales; c) estufas progresivas horizontales; d) estufas de tambor
giratorio, y e) estufas portátiles. La descripción de estos tipos que figura a continuación
se basa en las de Morandini (1962) y Turnbull (1975c, 1975f).

Estufas de bandeja fija

Las estufas más sencillas son estufas de convección, que pueden ser desde una
habitación calentada hasta una estructura más compleja. Básicamente consisten en una
unidad de calentamiento sobre la cual hay una cámara de extracción. El calor entra en
la cámara por la base y va atravesando al subir diversas filas de bandejas que
contienen los frutos o conos. Como el aire se va enfriando y haciéndose más húmedo a
medida que sube por los conos, la eficiencia de la extracción no es uniforme en todas
las partes de la estufa. Es frecuente tener que pasar algunas bandejas a otros niveles
para que reciban un nuevo tratamiento. Estas estufas son relativamente baratas, y no
se requieren aptitudes técnicas especiales para su funcionamiento. Como
inconvenientes cabe señalar que son relativamente ineficientes, que el riesgo de
incendios suele ser alto y que casi nunca están bien controladas la temperatura y la
humedad. Pueden mejorarse algo añadiendo ventilación forzada.

En Zimbabwe, casi todos los conos se secan al aire, método que sin embargo se
complementa mediante una sencilla estufa que utiliza las humeras del curado del
tabaco. Como no existe en la zona red de suministro eléctrico, la circulación del aire es
por convección, y la estufa se alimenta con combustible de leña. Las temperatuas
máximas sin riesgo son 48°C para Pinus elliottii, P. taeda y P. kesiya y 60°C para P.
patula. La estufa tiene una capacidad de 36 bandejas, lo que equivale a nueve bolsas
de conos (unos 8 hectolitros), que se abren en un turno de ocho horas (Seward 1980).

En Honduras, y tras un período de oreo previo, los conos de Pinus oocarpa y P.


caribaea se secan satisfactoriamente en una estufa de aire caliente de tiro forzado
procedente, mediante modificaciones, de una estufa solar para secar madera (Robbins
1985). La ventilación se consigue con dos ventiladores de gran diámetro impulsados por
un motor eléctrico de un caballo de potencia, mientras que el calor procede de un
radiador de humos y un horno que se alimenta con conos desechados y leña. En caso
necesario puede recircularse el aire abriendo una válvula que conecta los conductos de
entrada y salida. La estufa tiene una capacidad de 32 hectolitros de conos cerrados,
dispuestos en ocho pilas de ocho bandejas cada una, con 50 litros de conos por
bandeja. El régimen de temperaturas consiste en cuatro horas a 40°C y después 10–14

131
horas a 45°C en P. caribaea, mientras que a los conos de P. oocarpa, que son más
gruesos, se los somete a una temperatura constante de 50°C. Los conos suelen abrirse
por completo en 12–18 horas. El rendimiento de semilla es de 160–250 g por 100 litros
de conos cerrados en P. oocarpa, y 125–625 g por 100 litros en P. caribaea.

6.5 Secado al sol de conos de pino en Tailandia; obsérvese la


tapa de polietileno. (Centro de Mejoramiento del Pino, Tailandia)

6.6 Acondicionamiento en estufas. Introducción de bandejas apiladas


de Pinus radiata en una estufa en Nueva Zelandia. (F.R.I. Rotorua,
fotografía de H.G. Hemming)

6.7 Vista interior de una estufa en


Dinamarca, con bandejas. (Centro
de Semillas Forestales de
DANIDA).

6.8 Estufa giratoria con el extremo


de salida abierto para que se vea
el tambor; a la izquierda, el cuadro
de control. (Servicio Forestal,
Dpto. Agric. EE. UU.)

Las estufas eléctricas, preferiblemente del tipo de tiro forzado, son útiles para secar
pequeños lotes de cápsulas de eucalipto. En el Brasil se utilizan con este fin unas
estufas eléctricas que consisten en una amplia cámara con estantes móviles y una
capacidad de 80 kg de material (Cavalcanti y Gurgel 1973). El tiempo de secado es 24–
36 horas a 45°C. En los Estados Unidos se ha utilizado con éxito una estufa de tiro

132
forzado para secar vainas de Prosopis (Brown y Belcher 1979). Las vainas se colocan
en la estufa, que tiene una temperatura de 32°C, durante 18 horas. Después se ponen
las vainas secas en una escarificadora eléctrica durante 10–15 segundos, tras lo cual se
separan las semillas eliminando los residuos ligeros en un ventilador de columna de aire
y apartando después los fragmentos de vaina mediante un tamiz del número 11 ó 12
(malla de 1,85 ó 1,70 mm).

En Sabah, las vainas de Acacia mangium se secan en una sencilla cámara de secado
dotada de un calentador eléctrico y un ventilador doméstico (Bowen y Eusebio 1981b).
Las vainas se colocan en bandejas apiladas de 0,7 × 0,7 m, que tienen la base de tela
metálica. La temperatura del aire a su entrada es de 45°C. Se separan las vainas por
colores y se las somete al tratamiento siguiente: 1) las vainas negras no se someten a
oreo previo, sino que se secan directamente durante 24 horas en la cámara de secado;
2) las vainas de color pardo se orean a la sombra durante 48–72 horas y después se
secan en la cámara durante 24–48 horas, y 3) las vainas verdes pero plenamente
desarrolladas se orean a la sombra durante 72–120 horas y luego se secan en la
cámara durante 48 horas. Este mismo método se emplea con Albizzia falcataria.

En lugar de bandejas se utilizan a veces tambores cilíndricos de malla de acero, en los


que se colocan las ramas portagranos de eucalipto (Boland y otros 1980). En más de un
lugar de Tasmania se utilizan estufas de este tipo (Anón. 1972, Anón. 1974). Cada
estufa tiene aproximadamente 9 × 4 m y una capacidad de extracción de unos 4 500 kg
de semilla al año. Las paredes están aisladas y el techo es transparente, de dos capas
de material acrílico separadas por una cámara de aire, lo que permite el calentamiento
solar en verano. En invierno se coloca por el interior un falso techo reflector para reducir
la pérdida de calor radiante. La estufa se mantiene a una temperatura de 40°C.
Transcurridas 36 horas, las cápsulas ya se han abierto, y entonces se giran y sacuden
los cilindros para sacar de ellas las semillas.

Cuando no se dispone de equipo especial y se desea secar solamente unos pocos


frutos o conos, éstos pueden colocarse en un radiador caliente (Aldhous 1972). No
deben colocarse nunca donde el calor sea tan fuerte que no pueda ponerse la mano sin
molestias.

Estufas progresivas verticales

Los conos se colocan en la estufa en una serie de bandejas, una encima de otra a
manera de torre; las bandejas descienden durante el tratamiento de los conos. Desde la
base de la estufa el aire caliente y seco actúa sobre la bandeja inferior, que contiene
unos conos bastante secos; al pasar por los conos, el aire pierde algo de calor y toma
de ellos algo de humedad. En la segunda bandeja empezando por abajo, los conos
tienen un contenido de humedad algo más alto y el aire no está tan caliente ni seco. En
la primera bandeja empezando por arriba, los conos, que aún conservan el contenido de
humedad original, están rodeados de aire templado y húmedo.

En el momento adecuado, se quita la primera bandeja empezando por abajo y toda la


torre de bandejas desciende un paso; el lugar que ha quedado libre arriba se ocupa con
una bandeja nueva, llena de conos frescos.

133
El aire caliente puede circular simplemente por convección, pero mediante ventilación
forzada se consigue que la operación sea más rápida y regular. La distancia que separa
a dos bandejas contiguas debe ser suficiente para contener los conos abiertos, cuyo
volumen es entre dos y tres veces superior al de los conos cerrados. El tiempo que se
precisa para completar el secado varía según el contenido de humedad inicial de los
conos, el volumen de aire circundante y el tipo de circulación del aire (convección o
ventilación forzada).

En algunas estufas se hace que los conos caigan de una bandeja a la siguiente
abriendo la base de las bandejas o inclinando éstas. Otros tipos tienen en vez de
bandejas unas bandas que se mueven lentamente; los conos se mueven en una banda
hasta que caen a la que está debajo.

En estos dos últimos tipos, los conos se agitan al caer de bandeja a bandeja, de manera
que se sueltan casi todas las semillas: unos dispositivos especiales situados bajo la
bandeja inferior recogen la semilla, mientras los conos pasan a la fase siguiente de
manipulación.

Estufas progresivas horizontales

Puede ilustrarse su funcionamiento mediante la estufa horizontal de diseño italiano que


describió Gradi (1973). Los conos se extienden sobre una cinta transportadora continua,
de chapa de acero perforada, que pasa por un túnel aislado y galvanizado. Mediante
radiadores y ventiladores instalados en cámaras a un lado de la cinta horizontal se
consigue un movimiento en espiral del aire desde la entrada hasta la salida del túnel. En
los primeros metros de su recorrido los conos pasan por una fase de presecado en la
que la temperatura es unos 10°C inferior a la temperatura final. En los sectores
siguientes del túnel de secado se aplican temperaturas más altas, por lo general de
entre 45 y 50°C. El movimiento del aire en espiral crea una turbulencia que acelera
considerablemente el proceso de secado.

La estufa descrita por Gradi (1973) está indicada para procesar grandes cantidades de
conos. Se ha creado también un equipo más versátil para procesar y mantener la
identidad tanto de pequeños lotes de semilla como de lotes grandes (Isaacs 1972). Este
equipo comprende una larga estufa horizontal que no tiene ya cinta transportadora, sino
una serie de pequeños compartimentos con bandejas desmontables. La estufa tiene
unos calentadores portátiles que se someten a una rotación diaria al descargar la
estufa, para asegurar que el aire más caliente actúe sobre los conos más secos. En
cada compartimento se controlan la presión estática y la corriente de aire. Este equipo
presenta como ventaja especial que es muy fácil de limpiar. Otro método sencillo de
conservar la identidad de pequeños lotes de semilla consiste en utilizar bolsitas de nilón.
Permiten que el aire circule libremente, y se puede utilizar la misma bolsa desde que se
introducen en ella los conos en el bosque hasta la extracción, pasando por el transporte.

Las ventajas que presenta la estufa horizontal sobre la vertical son las siguientes: 1) se
evita la costosa operación de elevar los conos hasta la entrada de la estufa vertical
tradicional; 2) se evita también la posibilidad de que los conos sufran daños al caer de
un nivel al siguiente, pues durante todas las fases del proceso de secado no se mueven
del soporte que los transporta; 3) su elevada capacidad productiva, y 4) su facilidad de

134
instalación, inspección y mantenimiento. El costo del equipo, que es relativamente alto,
obliga a procesar en él gran cantidad de conos para que sea plenamente económico.

Estufas de tambor giratorio

Se encuentra este tipo de estufa en muchas plantas modernas de extracción de semilla.


Se describe a continuación su funcionamiento básico.

Se colocan los conos en un cilindro de chapa de acero perforada, que gira en torno a un
eje central. El cilindro está contenido en una caja en la que se consigue una circulación
de aire forzada mediante un ventilador eléctrico. Durante la extracción, el cilindro gira
constantemente, sacudiendo los conos. La temperatura del aire se va incrementando
poco a poco, desde la temperatura ambiente hasta el nivel máximo que se haya fijado.
La fuerte ventilación, el progresivo calentamiento y el constante sacudimiento hacen
que los conos se sequen y abran en poco tiempo. Las semillas que se han soltado de
los conos pasan por los agujeros de la chapa e inmediatamente son sacados de la
estufa por una corriente de aire. Por lo general, el control de la temperatura y la
ventilación es totalmente automático.

Para evitar que sufra daños, es preciso sacar la semilla del aire caliente en cuanto se
suelta del cono. La capacidad del cilindro puede reducirse para efectuar extracciones
por separado de conos de distintas procedencias, aun cuando se trate de cantidades
pequeñas. Las estufas de este tipo pueden calentarse eléctricamente o mediante una
unidad de calentamiento aparte que puede utilizar varios combustibles.

El cilindro, el motor eléctrico, el ventilador y el equipo que controla el aire y la


temperatura están contenidos en una caja de acero, encima de la cual hay una cámara
de presecado con dos pisos. Los conos caen de esta cámara al cilindro, donde están
expuestos a temperaturas cada vez más altas (40–45–50–60°C) durante tres o cuatro
horas. Al término de la extracción, se da la vuelta al cilindro para abrirlo, caen los conos
abiertos y se introducen otros en la estufa.

Las estufas modernas de tambor giratorio son por lo general de construcción metálica
compacta y tamaño mediano, de manera que pueden instalarse en edificios pequeños y
baratos. Tienen una capacidad de producción relativamente baja, y por lo general están
pensados para funcionar en grupos de dos o tres a la vez, según las necesidades de la
planta de extracción. Sus ventajas residen en que el tiempo de secado es relativamente
breve y en que al mismo tiempo que se secan los conos se sacuden, de manera que se
sueltan las semillas y ya no es necesario realizar otra operación específica con ese fin.

135
6.9 Estufa para conos portátil, huerto semillero de Beech Creek, Murphy, Carolina del
Norte, EE. UU.
(Servicio Forestal, Dpto. Agric. EE. UU.)

6.10 Tambor giratorio para voltear conos en Humlebaek, Dinamarca. (Centro de


Semillas Forestales de DANIDA)

6.11 Caseta de dos pisos


con volteadora de conos en
Zimbabwe; (A) rampa para
subir al piso superior y (B)
boca en el extremo de
salida. (Comisión de
Silvicultura de Zimbabwe)

Este tipo de estufa se utiliza mucho en la extracción moderna de semillas de coníferas,


y también se está empleando para extraer la semilla de los eucaliptos en Australia.

136
Estufas portátiles

Cuando se trata de extracciones en pequeña escala o cuando hay que obtener semilla
para programas de plantación modestos o con fines de investigación, las grandes
estufas comerciales para secar conos no son ni convenientes ni económicas. En el
trabajo de investigación suele ser decisivo que a la hora de extraer la semilla de
pequeños lotes de conos no exista ninguna posibilidad de que semillas de un lote se
mezclen con las de otro.

McConnell (1973) describió una estufa pensada para secar pequeños lotes de conos de
pino. Tiene como ventajas que es económica, segura, portátil y versátil y que ocupa
poco espacio. Consta de un mecanismo de calentamiento a base de bombonas de gas,
una de tipo cajón y otra de tipo armario. Su capacidad es de 18 hectolitros. El cuadro de
control está preparado para poner en marcha una alarma sonora o visual si algo no
funciona bien en el equipo, y unos termostatos garantizan que la temperatura no sea
bajo ninguna circunstancia superior a 74°C.

Habida cuenta de lo económico de su funcionamiento y de sus avanzadas medidas de


seguridad, la estufa portátil que se acaba de describir podría tener una amplia
aplicación en operaciones en pequeña escala.

Precauciones de seguridad
Todo calentamiento artificial supone un riesgo de incendio, y ello es aún más cierto
cuando se manipulan conos, ya que el polvo, la resina y las escamas secas de los
conos son todos materiales muy inflamables (Morandini 1962, Stein y otros 1974).
Deben aportarse estrictas medidas preventivas, entre ellas la prohibición de fumar,
deben utilizarse materiales de construcción ignífugos, excluida por tanto la madera, y
deben establecerse procedimientos para retirar con frecuencia, mediante equipo de
aspiración u otros medios, el polvo y los residuos inflamables.

Son necesarias otras precauciones cuando se secan determinados frutos y semillas de


determinadas especies. Es preciso llevar mascarillas antipolvo cuando se manipulan
especies como Platanus spp., que sueltan unos pelillos finos que podrían introducirse
en los pulmones al respirar (Stein y otros 1974).

Separación
Cuando los frutos y conos se abren después de secarse, algunas semillas salen con
facilidad de ellos al revolverlos manualmente, al girar en estufas de tambor giratorio o,
en determinadas estufas progresivas verticales, al golpearse cuando caen de una
bandeja a la siguiente. Pero otras muchas semillas quedan en el interior del cono,
especialmente cuando se emplean técnicas de secado en las que los conos no se
mueven. En esos casos, han de sacarse las semillas lo antes posible una vez finalizada
la operación de secado.

En algunas especies basta con agitar bien, manualmente, el fruto para extraer la semilla
restante. Las cápsulas de eucalipto deben sacudirse enérgicamente, sobre todo si no
están del todo maduras, pues es posible que la semilla no se haya separado por

137
completo de la placenta (Turnbull 1975f). Cuando no se sacuden adecuadamente las
cápsulas que están algo inmaduras puede ocurrir que se suelten únicamente las
granzas. Las semillas fértiles suelen estar unidas a la placenta en un lugar próximo a la
base del lóculo, de manera que, una vez dispersas las granzas, puede ocurrir que las
cápsulas inmaduras parezcan vacías si se examinan superficialmente.

Para que se suelten las semillas pueden sacudirse los conos en cribas gruesas, pero
algunas especies requieren un tratamiento más enérgico. Los más frecuentes son el
volteado en las coníferas y el trillado en las frondosas.

Volteado

Una volteadora es un recipiente o tambor, de forma rectangular o circular, que está


montado horizontalmente sobre su eje largo (Stein y otros 1974). Al girar, los conos
ruedan y chocan entre sí; es frecuente que en el interior unos deflectores acentúen la
acción de choque y rodamiento. Las semillas que se sueltan de los conos abiertos
pasan por la fuerte tela metálica que forma los lados de la volteadora y caen a una tolva
o a unas bandejas, o también a una cinta móvil.

La volteadora puede moverse manualmente o impulsarse por medios mecánicos, según


la escala de la operación. Algunos tambores están cerrados por ambos extremos y se
vacían y vuelven a llenar al término de cada ciclo (Morandini 1962). En diseños más
modernos puede conseguirse que funcione de manera continua mediante un cilindro
inclinado y abierto por ambos extremos. Se meten los conos por uno de los extremos, y
durante la rotación van cayendo lentamente hasta el otro extremo, por el que salen. La
velocidad y la inclinación se ajustan en función de las necesidades de cada especie. La
velocidad determina el efecto de rodamiento y lanzamiento que se ejerce sobre los
conos, mientras que la inclinación determina el tiempo que los conos permanecen en la
volteadora (Turnbull 1975c). Existen tipos pequeños de volteadora que son de fácil
transporte. Fisher y Widmoyer (1977) describen una pequeña volteadora que tiene una
capacidad de 18 litros de conos y que procede de una lavadora doméstica modificada.

En Zimbabwe se utiliza una volteadora de tambor de 2,43 m de largo, de


funcionamiento manual, que está instalada en una caseta de dos pisos y que se llena
mediante una rampa que baja desde el piso superior. Si se construye la caseta en una
pendiente, es fácil transportar los conos hasta el piso superior (Seward 1980). En el
tambor cabe una bolsa de conos, y se tarda un minuto en voltear una carga e introducir
la siguiente. Las semillas caen por la malla del tambor, que es de 18 mm, a una bandeja
colectora situada debajo, mientras que los conos vacíos pasan directamente a una
contenedor con ruedas.

Es importante que entre el secado y el volteado transcurra el menor tiempo posible,


pues los conos abiertos expuestos al aire frío y húmedo pueden volver a cerrarse en
poco tiempo (Morandini 1962). Si no es posible voltear los conos inmediatamente
después del secado, los conos abiertos deben permanecer en ambiente templado y
seco durante el intervalo entre ambas operaciones. El tiempo necesario para el volteado
depende de la especie y del estado del lote concreto de conos que se esté
manipulando. En algunas especies, como Larix decidua y Picea abies, las semillas
puedan estar fuertemente sujetas en el cono, y a veces se precisan largos períodos de
volteado para extraerlas (Aldhous 1972). En especies difíciles como las citadas son

138
eficaces las máquinas especiales, como las grandes peladoras de patatas o las
volteadoras dotadas de dientes de sierra. Otra posibilidad consiste en remojar los conos
y después secarlos de nuevo para hacer que las escamas se abran más. Haverbeke
(1976) comprobó que, tras el primer volteado de conos de Pinus sylvestris, daba buenos
resultados remojarlos en bandejas de agua a 30°C durante una media hora más o
menos, hasta que los conos se ablandaban y empezaban a cerrarse, y después
secarlos bien al aire hasta que las escamas volvían a abrirse. El rendimiento de semilla
en el segundo volteado fue por término medio equivalente al 36 por ciento del
rendimiento del primero. Y se produjo una notable diferencia entre las procedencias, del
18 por ciento en los que tenían un origen escocés hasta el 84 por ciento en los de un
origen español. Este nuevo rendimiento del segundo volteado hace que esté
plenamente justificado incurrir en un costo adicional cuando se trata de semillas raras y
valiosas, como las que se obtienen mediante polinización controlada.

Cuando el volteado se efectúa a una velocidad excesiva, o cuando la volteadora se


carga con demasiados conos, es fácil que las semillas sufran daños mecánicos. La
velocidad de rotación y el tiempo de tratamiento deben adaptarse a las características
de los conos y semillas de la especie de que se trate. Es mejor dejar algunas semillas
en los conos que gastar dinero en extraer semillas que en su mayor parte van a salir del
proceso gravemente dañadas (Morandini 1962).

Trillado

La extracción de la semilla de los frutos secos de muchas especies de frondosas se


efectúa mediante trillado. Las semillas de especies como Cercis, Catalpa, Robinia y
Liriodendron se extraen fácilmente extendiendo los frutos en una plataforma, que a
veces puede ser una estera de paja u otro material idóneo, y golpeándolos con un
mayal o vara flexible. Cuando hay que procesar grandes cantidades, pueden adaptarse
a los frutos arbóreos las trilladoras mecánicas que se utilizan en agricultura, operación
que se efectúa modificando la distancia que hay entre las palas. En Chile se trituran las
vainas de Prosopis tamarugo en un molino de piedra ajustado a 4 mm, y después se
separan las semillas mediante cribado y flotación del producto de la molienda (Habit y
otros 1981). En los Estados Unidos se ha utilizado como trilladora para las vainas de
Prosopis una descascarilladora de cereales modificada. Esta máquina, que se describe
en Ffolliot y Thames (1983), puede trillar 36 litros de vainas en una hora y media; para
trillar manualmente esa misma cantidad se necesitarían unas 160 horas. En Filipinas,
los frutos que no sueltan con facilidad la semilla se meten en un saco y se golpean. La
separación se efectúa después mediante cribado. Para cada tamaño de semilla se
utiliza una criba en la que la malla es mayor que la semilla, de manera que se queden
en ella los fragmentos de fruto y otras impurezas grandes, y otra con una malla más
pequeña en la que se quedan las semillas y por la que pasan las impurezas finas
(Seeber y Agpaoa 1976).

En Sabah, las semillas de Acacia mangium se separan de las vainas, una vez secadas
éstas, haciéndolas girar durante 10–15 minutos en una hormigonera junto con bloques
de madera dura de 10 × 10 × 15 cm (Bowen y Eusebio 1981b). Se utiliza análogamente
una hormigonera con las vainas de Albizzia falcataria, pero, como en esta especie es
más fácil separar las semillas, no son necesarios los bloques de madera (Bowen y
Eusebio 1981a). Doran y otros (1983) describen varios tipos de trilladora mecánica que
están indicados para las vainas de Acacia, como un modelo manual de trilladora cónica

139
flexible, un tambor giratorio, una trilladora de palas y otra de huso. Muchas acacias
desprenden durante el trillado un polvo muy irritante, por lo que los operarios deben
llevar equipo protector.

A veces es preciso aplicar métodos más enérgicos, como machacar los frutos con una
mano de almirez de madera o pasarlos por molinos de martillos. Para algunas especies
se ha creado un equipo especial, como la descascarilladora de Juglans (Churchwell
1964). Los molinos de martillos constan de una entrada protegida o tolva, una cámara
central en la que hay una serie de martillos que giran en torno a un vástago central y
varias cribas de salida, intercambiables y de distinta malla (Stein y otros 1974). La criba
de salida debe tener unos agujeros los suficientemente grandes para que las semillas
puedan pasar por ellos sin daño. Durante la separación, el molino se va alimentando
con frutos continuamente. Hay que tener cuidado de que la velocidad del molino sea
relativamente baja, 250 a 800 revoluciones por minuto, para no dañar las semillas. El
separador Dybvig funciona igualmente bien con frutos secos y carnosos.

6.12 La trilladora cónica elástica, en un


modelo manual fabricado por Alf.
Hannaford & Co. Ltd., Woodville, S.
Australia, que se utiliza con las acacias
de la zona seca.
(FAO/División de Investigaciones
Forestales, CSIRO, Canberra)

6.13 Trilladora de palas de 15 cm de CSIRO. (A) Introducción del material en la


trilladora (B) Vista general, con material trillado y listo para la limpieza (C) Vista de
las partes esenciales. (FAO/División de Investigaciones Forestales, CSIRO,
Canberra)

6.14 Hormigonera que se utiliza para quitar las alas de las semillas. (Centro de
Semillas Forestales de DANIDA)

140
6.16 Semillas de Liriodendron tulipifera antes y
después de quitárseles las alas. Esta operación
facilita el mejoramiento. (Servicio Forestal, Dpto.
Agric. EE.UU.)

6.15 Máquina Missoula para quitar las alas a


pequeños lotes de semilla. (Servicio Forestal, Dpto.
Agric. EE.UU.)

Capítulo 6 PROCESAMIENTO DE LAS SEMILLAS


(continuar)
Otros métodos de extracción
En algunas especies resulta difícil extraer las semillas aun después de someter a los
frutos a los tratamientos habituales de secado y volteado o trillado. En Filipinas, en las
leguminosas Delonix regia, Pithecellobium saman, Cassia fistula, C. javanica y Parkia
javanica es preciso abrir las vainas, duras e indehiscentes, con un machete o cuchillo y
después ir sacando las semillas una a una (Seeber y Agpaoa 1976). Las vainas de P.
saman son dulces y gustan mucho a los termes; si se amontonan en un lugar oscuro, al
cabo de un tiempo sólo quedan las semillas limpias.

Goor y Barney (1976) recomiendan que las semillas de Cedrus se guarden en los
conos, pues las semillas extraídas pierden rápidamente su viabilidad. Al finalizar el
período de almacenamiento, los conos han de ponerse a remojo en agua para facilitar la
extracción. Después de este tratamiento, se abren fácilmente con la mano y se extraen
las semillas para sembrarlas de inmediato.

141
Los conos serótinos de especies como Pinus brutia, P. halepensis, P. contorta y P.
radiata necesitan a veces un tratamiento especial que los induzca a abrirse. En algunos
casos ha dado buenos resultados el procedimiento de sumergirlos en agua hirviendo
durante 10–120 segundos (hasta 10 minutos en algunos lotes especialmente
refractarios), y después someterlos en la estufa de secado a temperaturas muy
elevadas (75–80°C). Se precisa esta alta temperatura para fundir la resina que, como
un fuerte adhesivo, aglutina las escamas solapadas de los conos (Stein y otros 1974,
Krugman y Jenkinson 1974).

Los conos verdes e inmaduros necesitan también a veces un tratamiento especial. Se


comprobó que los conos verdes de Pinus merkusii de Zambales (Filipinas) soltaban sólo
el 7 por ciento de las semillas que contenían tras remojarse en agua durante 48 horas y
secarse durante 80 horas a una temperatura inicial de 30°C y una temperatura final de
50°C; cuando este ciclo de remojado y secado se repetía cinco o seis veces, los conos
soltaban el 79 por ciento de sus semillas (Gordon y otros 1972). El período total de esta
operación, de 4–5 semanas, no sería económico en la silvicultura operacional. La otra
posibilidad, que es la que se recomienda, consiste en recolectar sólo los conos pardos y
maduros, que soltaban el 91 por ciento de sus semillas en un único ciclo.

Operaciones después de la extracción


Una vez extraídas las semillas de los frutos, se precisan varias operaciones de
preparación para el almacenamiento. Hay que separar las semillas viables de las vacías
y no viables y de los fragmentos inertes de fruto; cuando las semillas tienen alas, lo que
no ocurre en todas las especies, hay que quitarlas; cuando las semillas se van a
almacenar, es preciso determinar su contenido de humedad y, en su caso, elevarlo o
rebajarlo hasta el porcentaje más adecuado para el almacenamiento. Si se considera
deseable que el crecimiento del material de vivero se produzca de manera uniforme,
pueden clasificarse también las semillas por tamaños.

El material inerte ocupa espacio tanto de almacenamiento como de transporte y puede


hacer que en el vivero sea desigual la densidad de los semilleros. Comporta asimismo
un riesgo de introducción de plagas o enfermedades mayor que el que comportan las
semillas mismas; por ejemplo, son los fragmentos de acícula y no las semillas los que
transportan las esporas que producen la pérdida acicular. La limpieza hasta conseguir
un alto grado de pureza es fácil en algunas especies pero más difícil en otras. En
algunas de ellas no es conveniente limpiar las semillas hasta un grado de pureza
superior a un determinado porcentaje, pues superado ese nivel se va con las impurezas
una cantidad cada vez mayor de semilla buena (Goor y Barney 1976). Además, el
esfuerzo extraordinario de esta limpieza especial es laborioso y costoso. Morandini
(1962) recomendó respecto de las semillas de Larix que no se limpiaran más allá de
una pureza del 65 por ciento, pues estaba demostrado que proseguir la limpieza a partir
de ese nivel producía una pérdida muy notable de semilla buena. Esto se debe a que el
gran grosor de la cubierta seminal en relación con el tamaño total de la semilla hace que
las semillas vacías sean casi tan pesadas como las llenas. En muchas especies de
eucalipto, especialmente en los subgéneros Monocalyptus e Idiogenes, es difícil separar
las semillas fértiles de las granzas que salen de las cápsulas al mismo tiempo. Las
semillas viables tienen muchas veces un tamaño, una forma y un color parecidos a los
de las partículas de granzas, y la relación en peso entre éstas y la semilla viable suele
oscilar entre 5 : 1 y 30 : 1 (Grose y Zimmer 1958, Boland y otros 1980). Por eso, los

142
lotes comerciales de semilla de eucalipto se limpian de hojas, ramitas y otros
fragmentos grandes, pero la “semilla” resultante es en realidad una mezcla de semilla y
granzas; esta práctica es aceptada por compradores y vendedores. Siempre que los
lotes de semilla vayan acompañados de los resultados de ensayos que ofrezcan el
número de semillas viables por unidad de peso de semilla más granzas, al usuario no le
debe preocupar demasiado que contengan una determinada cantidad de impurezas.
Por consiguiente, la limpieza de las semillas que se van a destinar a usos operacionales
debe efectuarse con un criterio selectivo. Puede ser necesaria cuando se emplean
técnicas especiales, como por ejemplo cuando las semillas se van a preparar en forma
de pellas o cuando se van a destinar a siembra de precisión. También es necesaria una
limpieza repetida, hasta alcanzar un grado de pureza muy elevado, cuando la
recolección se efectúa con fines de investigación y se va a tratar de obtener unos
conocimientos básicos sobre la germinación u otras características de las semillas.

Separación de las alas


Muchos árboles forestales tienen semillas aladas o frutos alados, y casi todas las
semillas de coníferas poseen un ala que puede ser desde larga y dura hasta muy corta
y blanda (Morandini 1962, Turnbull 1975c). A fin de facilitar el procesamiento de las
semillas y su siembra en el vivero, esta ala suele quitarse siempre que se mayor que la
semilla (o fruto).

En varios géneros de coníferas, como por ejemplo Thuja, Chamaecyparis o Cupressus,


las alas son pequeñas o es poco práctico separarlas de las semillas; en unos pocos
géneros no pueden quitarse sin menoscabo de la viabilidad de la semilla, como ocurre
por ejemplo en Libocedrus (Stein y otros 1974). Muchos frutos alados de frondosas, por
ejemplo Casuarina, Betula o Ulmus, se almacenan y siembran intactos, pero las alas de
otros frutos, como por ejemplo Swietenia, que son mayores, pueden romperse y
separarse (Robbins 1982b).

Cuando se trata de cantidades de semilla pequeñas, la separación de las alas puede


realizarse manualmente, bien frotando las semillas entre las manos o contra un cedazo
o superficie rugosa, bien frotándolas también a mano dentro de una bolsa de tela o
haciéndolas pasar, entre dos paños o en una bolsa de tela, por el espacio que queda
entre una superficie de caucho abajo y un rodillo arriba (Stein y otros 1974, Turnbull
1975c). Cuando se trata de cantidades grandes, es habitual separar las alas por medios
mecánicos.

Las máquinas que se utilizan para separar las alas van desde aparatos manuales hasta
equipo semiautomático de gran tamaño que ofrece un rendimiento continuo. Son de uso
frecuente las mezcladoras de maíz y las hormigoneras. Cuando se efectúa de manera
descuidada, la separación mecánica de las alas puede dañar las semillas por
aplastamiento, agrietamiento o abrasión (Kamra 1967, Wang 1973).

Las máquinas que se utilizan para separar las alas son en su mayoría mecanismos
giratorios en los que la semilla es presionada, por unos cepillos o almohadillas, contra
las paredes de un cilindro, o también en los que unas cabezas o almohadillas giratorias
obligan a las semillas a pasar por unas ranuras estrechas, donde quedan detenidas las
alas. Cuando el paso entre las cabezas o cepillos es demasiado pequeño, la semilla
puede resultar dañada (Morandini 1962). Lowman y Casavan (1978) han descrito una

143
máquina especialmente diseñada para quitar las alas de lotes de semilla pequeños, de
5 kg o menos, y que se limpia fácilmente entre una operación y otra. Consiste
básicamente en un cilindro forrado de caucho con un eje central giratorio al que están
fijadas unas aletas de goma pura. La inclinación es variable, de manera que las semillas
y las alas puedan salir de la máquina por gravedad.

Nartov y otros (1979) describen una máquina que se utiliza en la Unión Soviética y que
separa las alas y al mismo tiempo limpia las semillas. Es portátil y pesa entre 50 y 70
kg. Una tolva y una hélice pasan las semillas a la unidad de separación de las alas, que
tiene unas astas batidoras tipo cepillo. Después un ventilador elimina las alas y el
material más ligero, mientras que el más pesado cae a una serie de cribas inclinadas de
diversas mallas. Las semillas limpias van cayendo así a diversos recipientes,
clasificados según el tamaño de aquéllas.

En algunos casos pueden evitarse los daños mecánicos realizando la operación en


húmedo. Wang (1973) describe un método de este tipo que se utiliza para separar las
alas de las semillas de coníferas en el Canadá. Se humedecen las semillas con agua y
se dejan en remojo durante 20–30 minutos, y a continuación se remueven con un cepillo
blando o con una esponja en una hormigonera giratoria, para separar las alas. Isaacs
(1972) ha descrito un principio parecido para separar las alas de las semillas de pino.
En este caso es un depósito de gran tamaño, con tubos que se mueven lentamente, lo
que agita con suavidad las semillas, previamente humedecidas a razón de unos dos
litros de agua por 45 kg de semilla. Las alas absorben la humedad y se separan de las
semillas. En Honduras se quitan las alas de Pinus caribaea y P. oocarpa en húmedo,
mediante una pequeña hormigonera o tambor giratorio. La capacidad del tambor debe
ser como mínimo el doble de la cantidad de semilla que se va a procesar, y la velocidad
de rotación ha de ser de aproximadamente una revolución por cada 2–3 segundos
(Robbins 1983a, b). Las semillas aladas se voltean en seco en el tambor durante 15
minutos; después se rocían lentamente con agua, de la manera más uniforme posible,
mientras el tambor sigue girando; debe emplearse más o menos un litro de agua por
cada 50 litros de semilla. Tras añadir el agua se sigue volteando durante 45 minutos, y
después se saca la mezcla a una bandeja cuyo fondo es de tela metálica; entonces las
semillas se separan de las alas. En Suecia la operación suele efectuarse también en
húmedo. En este procedimiento, las semillas absorben agua y después han de secarse
hasta que llegan a un contenido de humedad aceptable.

Métodos de limpieza de la semilla


Las principales características por las que las semillas viables pueden distinguirse de la
materia inerte, incluidas las semillas estériles y vacías, son el tamaño y la forma, el peso
específico, el color y la textura superficial. La facilidad con que se diferencian las
semillas viables depende de: 1) el grado de diferencia que existe entre las semillas y la
materia que ha de separarse de ellas, y 2) el grado de uniformidad que existe entre las
propias semillas (Turnbull 1975c). El color, el tamaño y la forma son criterios útiles a la
hora de separarlas visualmente, mientras que las máquinas limpiadoras se basan en su
mayoría en el tamaño y el peso específico. En los métodos de tamizado y cribado, la
separación se efectúa en virtud del grosor o diámetro de la semilla o partícula; en el
cilindro centrífugo dentado, en virtud de la longitud de las partículas; en los métodos de
flotación en un líquido y soplado, ventilado y aventado, en virtud del peso específico, y
por último los métodos de limpieza que consisten en una fricción se basan en las

144
diferencias de textura superficial. Las máquinas limpiadoras modernas suelen combinar
más de un método, de manera que el proceso de limpieza es a un tiempo eficaz y
rápido. No obstante, son la especie y la cantidad de semilla que se ha de manipular los
factores que deben determinar el método más conveniente: a mano, mediante equipo
improvisado o con maquinaria especializada. La descripción de los métodos de limpieza
y clasificación que figura a continuación está basada en Turnbull (1975c).

Tamizado o cribado

En la mayoría de los casos se utilizan diversas cribas con distintos tamaños de paso o
malla, de manera que la limpieza es un proceso en el que se van separando
gradualmente partículas cada vez más pequeñas. No es sólo el tamaño de la malla de
la criba lo que determina la calidad y cantidad de la semilla limpia; entre otros factores
importantes hay que citar la precisión de la malla, el ángulo en que operan las cribas, la
amplitud y velocidad de movimiento de éstas y la limpieza y el mantenimiento correctos
del equipo.

Las cribas o tamices pueden ser de chapa perforada plana o tela metálica, y en
ocasiones pueden ser tridimensionales, como los que tienen forma de embudo. Cuando
las muestras son pequeñas basta con cribas manuales, pero cuando la limpieza se
efectúa a una escala mayor suele utilizarse una serie de tamices sacudidores.

En el Brasil se utilizaron con resultados satisfactorios, para separar las semillas de las
granzas de Eucalyptus grandis, unas cribas que tenían una malla de aproximadamente
12,5 orificios por centímetro. Estas cribas retenían el 84 por ciento de la semilla buena y
eliminaban el 89 por ciento de las granzas (Cavalcanti y Gurgel 1973).

Clasificación en función de la longitud

La limpieza con cribas se basa en la separación de las semillas, y el factor crítico es el


diámetro. La separación en función de la longitud no puede realizarse con cribas, pero
sí con un cilindro dentado. Además de emplearse para separar la semilla buena de las
impurezas, este tipo de equipo se utiliza en agricultura para separar mezclas de
semillas, y también puede emplearse con fines de clasificación.

El equipo consiste en un cilindro giratorio horizontal, ligeramente inclinado, y un


recipiente separador movible. La superficie interior está dotada de pequeñas muescas
semiesféricas muy juntas entre sí. La fuerza centrífuga hace que el material pequeño
quede atrapado en las muescas, de donde puede retirarse. El material de tamaño
mayor se agrupa en el centro del cilindro, de donde cae por gravedad. Según el tipo de
impurezas, la semilla puede separarse por las muescas o pasando por debajo del
cilindro.

Aventamiento

145
La limpieza por aventamiento es un método muy importante y de utilización muy
extendida. Se basa en el principio de que cualquier objeto puede flotar en una corriente
de aire de velocidad suficiente.

Existen tres posibilidades de separación en una corriente de aire: caída, flotación y


elevación. El comportamiento de la semilla y otros materiales dependerá de su peso, su
resistencia a la corriente de aire (volumen y forma) y la velocidad con que se mueva el
aire.

La operación suele denominarse también soplado o ventilado. En su forma más sencilla,


la semilla sin limpiar se lanza al aire en un día de viento. Los componentes se separan,
y se descartan los no deseados. Dentro de los edificios pueden utilizarse ventiladores
para producir la corriente de aire.

El aventamiento manual se ha utilizado con buenos resultados en Tailandia para


separar las semillas llenas de las vacía de Pinus kesiya (Bryndum 1975). A la
separación inicial le seguía un segundo aventamiento de la fracción desechada.
Mediante ensayos de corte se comprobó que el porcentaje original de semilla llena, 82
por ciento, se elevaba al 98 por ciento en la fracción mejorada, mientras que la fracción
desechada (aproximadamente el 10 por ciento del volumen total) contenía sólo un 18
por ciento de semilla llena, equivalente a más o menos el 2 por ciento de la semilla llena
total del lote. Un operario tardó ocho minutos en aventar 1 kg. En este proceso de
separación no suele ser grave la pérdida de las semillas llenas que son muy pequeñas y
ligeras, pues lo más probable es que esas semillas germinen con lentitud y tengan poco
vigor.

146
6.17 Aventadoras eléctricas de laboratorio: (A)
“South Dakota Blower” (División de
Investigaciones Forestales, CSIRO, Canberra,
fotograffa de Allan G. Edward) (B) Separador de
semillas arbóreas “Barnes”. (International
Reforestation Suppliers)

147
6.18 Limpiadora de semillas de fabricación local que
se utiliza en Zimbabwe (A) Interior del protector cónico,

148
con deflectores difusores (B) En funcionamiento, con
el colector compartimentado. (Comisión de Silvicultura
de Zimbabwe)

Es fácil construir aventadoras sencillas, como la que describe Yim (1973), que está
fabricada en su totalidad con componentes de madera y se utiliza en Corea. Las
aventadoras de laboratorio pueden dividirse en las de tipo neumático -cerca de la toma
de aire se sitúa un ventilador que empuja el aire a través del sistema-, o del tipo
aspirador -cerca de la salida del aire se sitúa un ventilador que extrae el aire del
sistema, creando un vacío parcial. Existen pequeñas limpiadoras de laboratorio, como la
“Brabant” y la aspiradora “Kamas”.

Otra aventadora de semillas que se utiliza mucho es la “South Dakota Blower”. El


principio del aventamiento es que una muestra de semillas, cuando está suspendida en
una corriente ascendente de aire de una velocidad determinada, se divide en una
fracción ligera y en una fracción pesada, de manera que la primera asciende y la
segunda desciende. Ambas fracciones se recogen así por separado. El carácter
heterogéneo de la fracción pesada puede reducirse aún más sometiéndola a un
segundo aventamiento, con una mayor velocidad del aire. De esa manera se obtienen
una fracción ligera, una fracción intermedia y una fracción pesada. El mecanismo que
produce el aire en la “South Dakota Blower” consiste básicamente en un soplante
centrífugo, cuya salida está conectada con el extremo inferior de un tubo vertical que
tiene unos pocos centímetros de diámetro interno y unos 50 cm de longitud. La muestra
se coloca en una tela metálica fina en el fondo del tubo. Una válvula incorporada
permite regular la velocidad del aire, de manera que se utilice la óptima para cada
especie. Las partículas más ligeras son impulsadas hacia arriba y atrapadas por unos
deflectores cerca del extremo superior del tubo, mientras que las más pesadas se
quedan en la base de éste.

Edwards (1979) ha descrito una aventadora canadiense que es más compleja. Consta
de cuatro tubos de plexiglás de distintos diámetros, lo que produce diferencias en la
velocidad del aire, y utilizando la combinación de tubos adecuada se puede emplear el
equipo para separar tanto semillas de granzas como semilla llena de semilla vacía.
Funciona bien con semillas grandes, como las de Abies amabilis, pero no está indicada
cuando las semillas son muy pequeñas y ligeras, como las de Betula o Chamaecyparis.

En Zimbabwe se construyó una limpiadora doméstica ajustando una manga cónica de


aluminio con deflectores internos a un ventilador doméstico de velocidad constante
(Seward 1980). El extremo estrecho de la manga va a dar a un colector
compartimentado; las semillas llenas caen en el compartimento más próximo, mientras
que las impurezas y las semillas vacías, al ser más ligeras, son impulsadas por el aire
hasta los compartimentos siguientes. En las Islas Salomón se ha utilizado con éxito,
para separar los residuos y semillas vacías de partidas de semilla seca de Swietenia
macrophylla y Campnosperma brevipetiolata, una cámara para aventar semillas también
de fabricación local, en la que la corriente de aire procede de un ventilador eléctrico
(Chaplin 1984).

En muchas limpiadoras de semillas se emplea una combinación de aventado y cribado.


Una primera criba, de malla gruesa, elimina el material de más tamaño; más abajo, una
criba más fina retiene las semillas y elimina los materiales muy pequeños, y por último
la fracción de semilla pasa por una corriente de aire transversal o casi vertical

149
procedente de un ventilador, que elimina las granzas y las semillas vacías. Esta
limpiadora combinada de aire y cribas es el equipo básico de las plantas de limpieza de
semilla. El tamaño de estas máquinas es variable, desde el modelo pequeño, con dos
cribas, hasta un moderno de precisión que utiliza varias cribas superiores e inferiores y
efectúa hasta tres separaciones por aire en una sola operación.

Flotación en un líquido

La limpieza por flotación se basa en el principio de que la semilla de una determinada


especie tiene una densidad específica, tanto si es semilla llena como si es vacía.

Se utilizan básicamente dos métodos:

i. El método de la densidad, en el que se emplean líquidos con una densidad o


peso específico que está situada entre la de la semilla llena y la de la semilla
vacía. El peso específico de los líquidos que se emplean suele ser inferior a 1,0,
de manera que se hundan las semillas llenas y floten las semillas vacías y los
residuos ligeros.
ii. El método de absorción, en el que se utiliza agua y, aunque al principio flotan
tanto las semillas llenas como las vacías, transcurrido un determinado período
de tiempo las semillas llenas absorben agua, se hacen más pesadas y se
hunden. El tiempo de remojo varía desde unos minutos hasta varias horas. Este
método es útil cuando entre los pesos específicos de las semillas llenas y las
vacías existe una diferencia muy pequeña. Una vez separadas, es preciso volver
a secar las semillas.

Mediante los métodos de flotación se puede separar de las semillas llenas maduras
aquellas otras que están atacadas por insectos, dañadas mecánicamente o inmaduras.
El método de la densidad sólo puede aplicarse cuando se dispone de un líquido que
posea la densidad adecuada y que no perjudique a la semilla. Simak (1973) ha
analizado tanto la aplicación de este método como los problemas que plantea; en las
páginas 276–278 figuran ese análisis y un método que desarrolló este mismo autor para
separar las semillas llenas viables de las no viables y en el que interviene un elemento
de pregerminación.

Limpieza por fricción

Casi todos los residuos pueden separarse de la semilla mediante combinaciones de aire
y cribas, pero es difícil eliminar los fragmentos de hoja, las partículas de resina y otros
objetos que tienen un tamaño y una densidad semejantes a los de la semilla.

La limpieza por fricción se basa en el principio de que todo objeto que cae a una
superficie o se desliza sobre ella experimenta una determinada fricción. El movimiento
de la partícula es proporcional a su peso y a un coeficiente de fricción que depende de
la naturaleza de la superficie de la partícula y de la superficie en la que se mueve. La
separación de los residuos se efectúa en una superficie inclinada de tela o caucho
sobre la base de que el ángulo necesario para que la semilla resbale y caiga es distinto
del ángulo necesario para que resbalen y caigan los residuos. Así, una cinta que se
mueve continuamente en sentido ascendente echa hacia abajo las semillas por
gravedad y hacia arriba los residuos ligeros por fricción.

150
Hergert y otros (1971) han descrito una máquina de fricción para limpiar pequeñas
muestras de semillas arbóreas.

Separación por peso específico

Este método emplea una combinación de las características de peso y superficie de las
partículas que se desea separar. Es un método que se está utilizando cada vez para
separar y clasificar semillas arbóreas.

En los separadores basados en el peso específico se aplica un principio de flotación. En


el extremo inferior de una mesa perforada e inclinada se coloca una mezcla de semillas.
Mediante una corriente de aire, que, procedente de un ventilador, se dirige a través de
la superficie porosa de la mesa y de las semillas, se estratifican éstas en capas según
su densidad, de manera que las semillas y partículas de materia inerte más ligeras
suben hasta la parte superior mientras las más pesadas se quedan debajo. Un
movimiento de oscilación de la mesa hace que las semillas se muevan a distinta
velocidad, de manera que las más ligeras van bajando por gravedad y se sacan por el
extremo inferior, mientras que las más pesadas van subiendo por la pendiente gracias
al contacto con la mesa oscilante y se sacan por el extremo superior.

Para distribuir el aire de una manera uniforme bajo las semillas y para imprimir a las
más pesadas que están en contacto con la mesa el empuje correcto se han utilizado,
como recubrimientos de la mesa, tela, plástico y tela metálica. Cuando las semillas son
pequeñas los mejores resultados se obtienen con un recubrimiento tupido, como la tela.
En los separadores modernos de este tipo se puede controlar la velocidad de
alimentación, la inclinación de la mesa en dos direcciones, la velocidad de la oscilación
y la fuerza del aire de una manera diferenciada en diversos puntos de la mesa. La
combinación de estos diversos controles permite adaptar la máquina a la manipulación
de una amplia variedad de especies y lotes de semilla (Thomas 1978).

Los separadores basados en el peso específico separan partículas de la misma


densidad pero de distinto tamaño, y también partículas del mismo tamaño pero de
distinta densidad. No separa eficazmente las partículas que difieren tanto en densidad
como en tamaño, es decir, no están indicadas para separar una partícula mayor pero
menos densa de otra menor pero más densa. Se ha comprobado su eficacia para
separar las granzas de algunas semillas de eucalipto y para clasificar semillas de pino
(Guldager 1973). El porcentaje de pureza de la semilla no limpia de E. grandis después
de la extracción es de aproximadamente el 10 por ciento. Mediante un tratamiento con
un separador de este tipo, el porcentaje de pureza se elevaba al 95 por ciento, con un
porcentaje igual de germinación.

Otros métodos de limpieza

A escala experimental se han utilizado otros métodos de limpieza, cuyo empleo no se


ha extendido en la práctica. Entre ellos figuran los separadores electrónicos y
electroestáticos, los separadores magnéticos, los separadores electrónicos por color y
las mesas sacudidoras, que separan las semillas mediante el ángulo con el que rebotan
al lanzarse contra unas paredes fijas. Estos métodos están descritos en Klein y otros
(1961) y Oomen (1969).

151
En las semillas de Ochroma, un método eficaz de eliminar la borra que contienen
consiste en colocar el material sin limpiar en una criba metálica de 0,3 mm de malla y
prender fuego a la borra (Goor y Barney 1976). El fuego se extiende con rapidez, y las
semillas pasan por la criba. Se obtienen buenos resultados cuando debajo de la criba se
pone un recipiente con agua para que caigan en él las semillas. El aceite inflamable de
la borra se quema produciendo un calor intenso, y experiencias realizadas en Honduras
indican que la borra debe extenderse en una capa delgada para evitar que la semilla
resulte dañada (Robbins 1982b). Este método se ha ensayado también para limpiar de
borra las semillas de Populus, pero en este género puede dañar a más del 50 por ciento
de las semillas.

Las semillas de Prosopis suelen estar empotradas en una matriz gomosa dentro de las
vainas. Una manera de obtener semillas limpias consiste en: 1) quitar mecánicamente,
con un cuchillo, uno de los lados de la vaina; 2) poner en remojo el contenido de la
vaina en una solución 0,1 normal de ácido hidroclorhídrico durante 24 horas; 3) lavar en
agua durante una hora y después secar al sol directo, y 4) golpear o machacar la masa
seca para separar las semillas limpias del revestimiento gomoso. Este método se ha
empleado con buenos resultados en la India, donde en 12 días se consiguieron semillas
limpias con una tasa de germinación del 65 por ciento (Vasavada y Lakhani 1973).

Clasificación
Dentro de una misma especie, las dimensiones de las semillas son variables debido a
influencias del medio ambiente durante el desarrollo seminal y también a la variabilidad
genética normal. El comportamiento de la semilla inmediatamente después de la
germinación está relacionado con su tamaño y, a fin de producir gérmenes que nazcan
y crezcan por igual en el vivero, puede ser útil clasificar las semillas por tamaños. La
clasificación por tamaños puede facilitar por otra parte la siembra mecánica de las
semillas. Esta práctica debe utilizarse con prudencia cuando se trata de semillas
recolectadas en huertos semilleros que tienen un número limitado de clones. Como
parte de la variación que presentan las semillas en cuanto a su tamaño y su forma es de
carácter genético, la clasificación de las semillas de huertos semilleros podría llevar a
una diferenciación genética excesiva y a una pérdida de diversidad genética dentro de
cada una de las fracciones obtenidas por la clasificación (Simak 1982).

Los métodos de clasificación difieren poco de los que se emplean en el proceso de


limpieza. La separación por cribado y tamizado, mediante cilindros, por aventamiento,
por flotación y sobre la base del peso específico son todos métodos eficaces para
clasificar las semillas arbóreas por tamaños.

Aunque la clasificación es en sí misma una operación relativamente sencilla, las


semillas de determinadas especies deben acondicionarse adecuadamente antes de
clasificarse; por ejemplo, para aprovechar plenamente las ventajas de la clasificación es
preciso quitar el exocarpo esponjoso de los frutos de teca y los tubos en forma de cáliz
de las dipterocarpáceas. Los huesos limpios de Gmelina arborea se han clasificado
mediante cribas de malla cuadrada de 7,9 y 11 mm (Woessner y Mcnabb 1979); la
germinación osciló entre el 84 por ciento en los huesos más pequeños y el 111 por
ciento en los más grandes (por lo general hay de una a tres semillas en cada hueso).

152
6.19 Limpiadora de semillas de aire y cribas que se utilizan en Humlebaek, Dinamarca. (Centro de Semillas Forestales de
DANIDA)

153
6.20 Separador de semillas “Damas”, que se basa en el
peso específico. (Damas Maskinfabrik, Dinamarca)

154
6.21 Contenido de humedad en equilibrio (peso en fresco) de semilla de trigo, con curvas distintas para la desorción y la
absorción. (Fuente: Harrington 1970)

155
6.22 Porcentajes de contenido de humedad de semilla fresca de Pinus palustris (cosecha de 1938, Mississippi) en
equilibrio con el aire a diversas temperaturas y humedades relativas. De Wakeley 1954, con conversión del porcentaje de
contenido de humedad de la semilla a peso en húmedo.

Control del contenido de humedad


Una vez limpias y clasificadas las semillas, están ya preparadas para sembrarse en el
vivero. Sin embargo, cuando se van a almacenar es necesario comprobar su contenido
de humedad (CH) y, en su caso, ajustarlo al nivel óptimo para el almacenamiento en la
especie de que se trate. En la instalación de procesamiento de semillas deben existir
medios suficientes para determinar el CH. En las páginas 334–338 se describen los
métodos indicados.

Cuando se trata de semillas ortodoxas*, que comprenden las de la mayoría de las


coníferas y de muchas frondosas, el posible ajuste del CH significa secar más las
semillas. Este procedimiento se describe en la sección siguiente. Mucho menos
habitual, y sólo en el caso de las semillas recalcitrantes*, que deben almacenarse con
un CH elevado, es que sea necesario humedecer las semillas para elevar el CH al nivel
óptimo para el almacenamiento. Por ejemplo, se han conseguido resultados alentadores
con Acer pseudoplatanus remojando las semillas en agua durante dos o tres días y
procediendo inmediatamente después a su congelación y almacenamiento a unos -7°C
en sacos de plástico (Barner 1975b). En otros géneros, como Quercus y Castanea, que
se han dejado secar ligeramente bajo techo para que se suelten las cáscaras o
ligaduras involucrales, puede estar indicado el remojado para recuperar el nivel óptimo
de CH (por ejemplo, 40–45 por ciento en Quercus robur, Holmes y Buszewicz 1956,
Suszka y Tylkowski 1980), antes de almacenar las semillas en un medio húmedo y
fresco.

* Para la definición de estos términos, véase el glosario.

156
Relación entre el contenido de humedad de la semilla y la
humedad atmosférica
Como los conos y los frutos, las semillas son materiales higroscópicos y, una vez
separadas del árbol padre, pierden o ganan humedad cediéndola a la atmósfera
circundante o tomándola de ella hasta que su contenido de humedad (CH) alcanza un
punto de equilibrio con la humedad y la temperatura del aire del entorno. Este punto se
denomina contenido de humedad en equilibrio (CHE). Una vez que se alcanza, se
mantendrá mientras la humedad y la temperatura del aire permanezcan constantes; si
éstas cambian, las semillas volverán a perder o ganar humedad hasta alcanzar un
nuevo CHE. La madera es otro buen ejemplo de material higroscópico y se comporta de
una manera parecida.

La semilla “húmeda” rodeada por aire “seco” pierde humedad y por lo tanto peso,
mientras que la semilla “seca” rodeada por aire “húmedo” gana ambas cosas. A fin de
determinar cuáles son los métodos más idóneos para secar y almacenar la semilla, es
necesario saber cuantificar la humedad tanto del aire como de la semilla.

Humedad del aire. La humedad se encuentra en la atmósfera en forma de vapor de


agua, pero el aire no puede contener más que una cantidad limitada de ese vapor.
Cuando esa cantidad se supera, se dice que el aire se ha saturado, y el exceso de
humedad se condensa. El peso exacto del vapor de agua (VA) que puede contener el
aire en saturación depende de la temperatura, como se indica en el cuadro siguiente:

Temperatura en °C -10 0 10 20 30 40 50 60
Peso del VA en
saturación
(g VA por kilo de aire
seco) 1,6 3,8 7,6 15 27 49 87 152
Densidad del aire
seco
(kilo por m3)
a una presión de
760 mm 1,34 1,29 1,25 1,20 1,16 1,13 1,09 1,06
Peso del VA en
saturación
(g VA por m3 de aire
seco) 2,1 4,9 9,5 18 31 55 95 161

El contenido de vapor de agua presente en el aire es casi siempre inferior al nivel de


saturación. Se denomina humedad relativa (HR) a la relación (por lo general expresada
porcentualmente) entre la cantidad de vapor de agua efectivamente presente en la
atmósfera y la cantidad que la saturaría a esa misma temperatura; dicho de otra
manera, a la presión del vapor real en el aire como porcentaje de la presión del vapor
en saturación a la misma temperatura. Para los que operan con semillas, la humedad
relativa es la medida más importante de la humedad atmosférica, pues el contenido de
humedad en equilibrio de la semilla está estrechamente correlacionado con ella. Por
ejemplo, el CH de la semilla es casi el mismo cuando está en equilibrio con el aire a una
HR del 50 por ciento con independencia de que la temperatura del aire sea de 10°C

157
(humedad absoluta o peso del vapor de agua presente = 7,6 / 2 = 3,8 g/kg de aire seco)
o de 50°C (humedad absoluta o peso del vapor de agua presente = 87 / 2 = 43,5 g/kg
de aire seco). Aunque en un caso la humedad absoluta es casi diez veces superior a la
que existe en el otro, la humedad relativa es idéntica en ambos, y es esa humedad
relativa la que afecta sobre todo al CHE de la semilla. La importancia de la HR para el
CHE de las semillas y la enorme repercusión que sobre la HR tienen los cambios
térmicos explican la importancia del calor en el secado de muchas semillas. En el
cuadro anterior puede verse que un aire con 3,8 g de vapor de agua por kilogramo a
una temperatura de 0°C estaría saturado; con una HR del 100 por ciento, no serviría
como medio para secar semillas. Pero si ese mismo aire se calentara a 30°C, y siempre
que no se introdujera más humedad desde fuera del sistema, su HR se reduciría al 14
por ciento y sería un medio de secado sumamente eficaz.

Contenido de humedad en la semilla. La cantidad de humedad presente en la semilla


suele expresarse como porcentaje de su peso. En las páginas 334–338 se describen
métodos adecuados para medir el CH. Este puede expresarse de dos maneras : a) el
peso de agua expresado como porcentaje del “peso en húmedo” o “peso en fresco” de
las semillas (= materia seca + agua), o b) el peso del agua expresado como porcentaje
del peso final de las semillas una vez secadas en estufa (= materia seca únicamente).
Una de las principales dificultades a la hora de comprender y aplicar los resultados
publicados sobre el contenido de humedad se deriva del hecho de que antes se
utilizaban ambos métodos, el de “peso en húmedo” y el del “peso en seco”, muchas
veces sin que se indicara cuál de ellos se había aplicado en un caso concreto.

Según las Reglas de la ISTA, el contenido de humedad de la semilla debe expresarse


siempre sobre la base de su peso en húmedo. A modo de orientación se ofrecen
seguidamente ambas fórmulas, junto con una tabla de conversión.

Contenido de humedad, % de la materia seca (peso en seco)

Contenido de humedad, % del peso total (peso en húmedo)

Habida cuenta de la limitada cantidad de vapor de agua que se precisa para saturar el
aire, una cantidad de semilla relativamente pequeña puede contener tanta humedad
como una gran cantidad de aire. Un litro de semilla que se haya desecado del 50 por
ciento al 9 por ciento de CH (peso en húmedo) a 30°C cedería unos 450 g de humedad
a la atmósfera circundante, cantidad suficiente para cambiar la HR de unos 15 m3 de

158
aire (equivalente a 15 000 veces el volumen de esa semilla) de 0 a 100 por ciento. En el
caso del secado al sol, el entorno es tan grande que puede absorber esa humedad sin
problemas, pero en un edificio cerrado el aire del ambiente puede saturarse
rápidamente. Esto explica por qué, a propósito del secado en estufas, se hace tanto
hincapié en que exista una ventilación suficiente, a fin de garantizar que el aire húmedo
que se aproxima a la saturación sea sustituido por aire nuevo y seco.

Esta misma característica es una ventaja cuando se almacenan semillas secas en


recipientes herméticos. Siempre que se hayan secado correctamente las semillas y se
hayan cerrado los recipientes de una manera perfectamente hermética, un volumen de
semilla relativamente pequeño se pondrá en equilibrio con un volumen mucho mayor de
aire húmedo encerrado sin que ello incremente de manera significativa su propio CH. Si
se guardara un litro de semilla de peso específico 0,5, secada hasta un 9 por ciento de
CH (peso en húmedo), en un recipiente hermético de 10 litros con 9 litros de aire
húmedo al 100 por ciento de HR y 20°C, el contenido de humedad total del aire sería

solamente Aun cuando las semillas absorbieran toda esa humedad, con
ello su CH aumentaría solamente de 50 a 50,16 g ó, en términos porcentuales, de 9,09
a 9,12 por ciento. La habitual recomendación de que los recipientes herméticos se
llenen lo más posible de semilla es una recomendación correcta, pero se basa en los
efectos perjudiciales que sobre muchas especies tiene el oxígeno del aire encerrado, no
el vapor de agua.

Contenido de humedad en equilibrio


de tres especies ortodoxas

Contenido de
humedad de la semilla
(% del peso en fresco)

159
6.23 Contenido de humedad en equilibrio de tres especies
ortodoxas. (Fuente: F.T. Bonner)

Contenido de humedad en equilibrio


de cuatro especies recalcitrantes

Contenido de humedad
de la semilla (% del peso en fresco)

160
6.24 Contenido de humedad en equilibrio de cuatro especies
recalcitrantes. (Fuente: F.T. Bonner)

Otros factores que afectan al CHE. La humedad relativa no es el único, aunque sí el


más importante, de los factores que afectan al contenido de humedad en equilibrio de
las semillas.

1) Temperatura. Como ya se ha explicado, la temperatura tiene una importante


repercusión indirecta sobre el CHE, porque, si se mantiene constante la humedad
absoluta, la humedad relativa está directamente relacionada con ella. Afecta también de
otra manera, pues el CHE varía ligeramente con la temperatura aun cuando la humedad
relativa se mantenga constante. El efecto varía según la especie, pero se han publicado
muy pocos datos sobre árboles forestales (véase también, sin embargo, la página 218).
Un ejemplo que citan Justice y Bass (1979) respecto de un cultivo agrícola, el sorgo,

161
muestra que con una HR del 50 por ciento el CHE pasa del 12 por ciento a 49°C al 14
por ciento a -1°C. La diferencia es ligeramente mayor en otros cultivos, pero en todos
los casos el CHE desciende al subir la temperatura y mantenerse constante la HR (aun
cuando la humedad absoluta del aire aumenta con la temperatura a la misma HR).

2) Absorción y desorción. En todas las especies existe una diferencia del 1–2 por ciento
en el CHE en función de que una semilla húmeda esté cediendo humedad a un
ambiente más seco (desorción) o una semilla seca esté tomando humedad de un
ambiente más húmedo (absorción). El CHE es siempre más alto en la desorción, y es la
curva de desorción lo que hay que tener en cuenta en la situación habitual de secar
semillas ortodoxas, reduciendo su CH para almacenarlas.

3) Variación del CHE según la especie. El CH de las semillas en equilibrio con una HR y
una temperatura determinadas varía según la especie. El CHE de cada especie debe
determinarse mediante ensayos. Un importante componente de la variación
interespecífica es el porcentaje de contenido de aceite presente en las semillas. Las
semillas que almacenan la mayor parte de sus reservas nutricias en forma de proteínas
o almidón tienen un CHE más alto a una HR determinada que las semillas que las
almacenan en forma de grasas y aceites, pues aquéllas son relativamente hidrófilas
mientras que éstas son hidrófilas.

Entre las semillas agrícolas, el trigo, con un contenido de aceite de sólo el 2 por ciento y
un CHE del 10,4 por ciento a una HR del 45 por ciento y 25°C, contrasta con Brassica
oleracea, que tiene un contenido oleaginoso alto, del 35 por ciento, y un CHE del 6,0
por ciento en las mismas condiciones (Harrington 1970).

Se dispone de poca información pormenorizada sobre el CHE de especies arbóreas, y


de ninguna en absoluto sobre el de especies tropicales. En el cuadro que figura a
continuación y en los gráficos adjuntos se ofrecen algunos ejemplos, proporcionados
por F.T. Bonner.

CHE % (peso en húmedo)


Especie Temperatura HR 10 20 30 40 40–55 50 60 70 95
Fraxinus sp.1) no se indica 4,1 6,0 7,4 8,8 - 10,3 12,0 13,9 -
Picea abies 1)
no se indica 2,4 4,2 5,5 6,7 - 7,8 9,0 10,4 -
Pinus taeda 2)
4 – 5°C - - - - 10 - - - 17

1) Fuente: Touzard (1961), citado en Roberts (1972). Curvas de absorción.


2) Fuente: Bonner (1981).

En los gráficos figura el CHE de cuatro especies recalcitrantes (Quercus) y tres


especies latifolias ortodoxas. Cabe señalar que en Quercus spp. el CHE presenta una
correlación positiva con el contenido de carbohidratos y negativa con el contenido de
grasa. Q. alba tiene el CHE más alto, el contenido de carbohidratos más alto y el
contenido de grasa más bajo, y le siguen Q. muehlenbergii, Q. shumardii y Q. nigra.
Análogamente, Liquidambar tiene el CHE más bajo, el contenido de carbohidratos más
bajo y el contenido de grasa más alto de las tres especies ortodoxas.

162
Cuando se secan frutos para extraer la semilla o cuando se secan las semillas mismas
para almacenarlas, el proceso es idéntico: unos tejidos que alcanzan un CH en
equilibrio con la HR del ambiente. Por lo general, el CHE exacto es menos decisivo
cuando se secan frutos, pues los fenómenos de encogimiento, separación o apertura de
escamas se producen dentro de una gama de diversos CH, y el proceso se interrumpe
además en el momento en que los frutos sueltan las semillas que contienen.

Secado de semillas ortodoxas


En muchas especies, para el almacenamiento de plazo mediano o largo se recomienda
un contenido de humedad del 4–8 por ciento (véase la página 213). Este CH es
considerablemente inferior al de las semillas recién recolectadas. En la mayoría de las
especies puede reducirse colocando las semillas en un ambiente que tenga una
humedad relativa (HR) del 15–20 por ciento durante un período lo bastante prolongado
para que las semillas puedan alcanzar un CH en equilibrio con la HR.

La eficacia del secado al aire depende de las condiciones climáticas locales. Suele ser
posible reducir el CH hasta un 12–18 por ciento siempre que se cuide de proporcionar a
las semillas una ventilación suficiente. Bajar el CH hasta valores inferiores al 8 por
ciento es imposible en la mayoría de las situaciones templadas y en algunas zonas de
los trópicos húmedos, pues la HR media es siempre demasiado alta. Por ejemplo, en el
Africa occidental tropical húmeda la HR suele ser superior al 80 por ciento en la
estación de lluvias y al 70 por ciento en la estación “seca” (Ogigirigi 1977). En esas
condiciones es muy poco probable que se consiga un CH de menos del 8 por ciento. En
zonas donde abunda el tiempo soleado, se puede conseguir secar muchas especies
hasta un CH del 6–8 por ciento mediante la exposición directa al sol, pues las semillas y
el microclima circundante se calientan y por tanto se reduce la HR. Asimismo, con una
HR constante, el CHE de las semillas desciende al aumentar la temperatura. Hay que
asegurarse de que antes de la exposición las semillas estén lo más secas que sea
posible, y de que durante ella se remuevan con frecuencia. En Honduras este método
funciona bien con Pinus spp., pero no está indicado para Cordia, pues las semillas de
este género se secan con excesiva rapidez y pueden llegar a un CH del 4 por ciento, lo
que daña los tejidos (Robbins 1982b).

Como señaló Harrington (1970), el secado artificial puede llevarse a cabo de dos
maneras. Un método consiste en elevar la temperatura del aire, lo cual reduce
automáticamente la HR siempre que no se introduzca más vapor de agua desde fuera
del sistema. El otro consiste en restar humedad al aire sin modificar la temperatura, lo
cual también reduce la HR. Este autor cita el ejemplo de aire a 5°C y una HR del 90 por
ciento que se calienta hasta 35°C. De esa manera se reduce su HR al 15 por ciento, y
puede aplicarse a la semilla mediante ventilación forzada hasta que aquélla alcanza el
CHE. En cambio, un aire a 30°C y una HR del 90 por ciento, que es característico de las
zonas tropicales húmedas durante la estación de lluvias, seguiría teniendo una HR del
40 por ciento aunque se calentara hasta 45°C. Las temperaturas altas pueden ser
sumamente perjudiciales para las semillas, sobre todo para las que tienen un CH
elevado. En general, las temperaturas de secado no deben superar los 40°C, y
recientemente se tiende a utilizar temperaturas aún más bajas y a aumentar las
corrientes de aire para garantizar un secado seguro (Holmes y Buszewicz 1958). Barner
(1975b) y CATIE (1979) recomiendan que en las primeras fases la temperatura no
supere los 30°C. Una posibilidad consiste en secar la semilla en dos fases, la primera

163
hasta conseguir un CH del 11 por ciento aproximadamente mediante una temperatura
inferior a 40°C, y la segunda hasta alrededor del 5 por ciento mediante una temperatura
de 60°C. Siempre que el CH se reduzca hasta el 11 por ciento aproximadamente en la
primera fase, se considera que utilizar una temperatura de 60°C en la segunda no
comporta riesgos en la mayoría de las especies agrícolas (IBPGR 1976). En cambio,
algunos datos indican que una temperatura de secado elevada, aunque no afecte a la
germinación inmediata, sí puede afectar después a la duración de la vida de la planta
(IBPGR 1981). Cuando se trata de un almacenamiento prolongado con fines de
protección de recursos genéticos, se recomienda una combinación de HR baja y
temperatura baja (HR del 15 por ciento y 15°C).

Cuando las condiciones climáticas impiden conseguir una HR lo bastante baja mediante
calentamiento del aire, es necesario reducirla quitando vapor de agua al aire sin elevar
la temperatura. Esto puede conseguirse de dos maneras: a) refrigerando el aire hasta
por debajo del punto de rocío, condensando el vapor de agua en los serpentines
refrigerantes y después volviendo a calentar el aire a 35°C, o b) haciendo pasar el aire
por un deshidratante químico, que elimina el vapor de agua, y después por la semilla
(Harrington 1970). Existen varios deshidratantes, como por ejemplo el gel de sílice,
CaO, H2SO4, cloruro de litio o CaCl2 anhidro, pero el más indestructible y de reutilización
más fácil es el gel de sílice (Magini 1962, Harrington 1970). Un buen ejemplo de técnica
de secado es la que propone el banco de semillas del Proyecto Regional de Recursos
Genéticos de Turrialba, Costa Rica (Goldbach 1979). Habida cuenta de que en esa
zona la humedad del aire y las temperaturas diurnas son siempre altas, no es posible
secar las semillas con aire caliente sin dañarlas. Por ello se utiliza un secante del tipo
de gel de sílice, que mantiene la HR a un nivel inferior al 15 por ciento a 25°C; este
producto está colocado en el exterior de la cámara de secado y entra en ella por unos
conductos.

Los lotes de semilla que se hayan secado primero al aire hasta un CH inferior al 20 por
ciento pueden colocarse en un recipiente hermético con igual cantidad de gel de sílice,
que se acaba de secar a 175°C y después se ha dejado enfriar. El gel de sílice, la
semilla y el aire del interior del recipiente alcanzarán un equilibrio adecuado para el
almacenamiento (Harrington 1970). Véase también, en las páginas 229–231, la sección
sobre utilización de deshidratantes en recipientes.

El período de tiempo que se necesita para que una circulación del aire de tiro forzado
seque las semillas hasta el contenido de humedad en equilibrio depende en parte de la
accesibilidad de las distintas semillas a la corriente de aire. La semilla debe extenderse
en unas bandejas en capas finas, y el aire debe circular entre las bandejas.

El CH de las semillas de coníferas, extraídas de los conos durante secado en estufa,


puede ser ya próximo al que se recomienda para el almacenamiento. Pero durante las
operaciones de limpieza y eliminación de las alas puede reabsorberse humedad, y en
algunas especies incluso puede añadirse deliberadamente para reducir el riesgo de
daño durante esas operaciones. Por consiguiente, debe determinarse el CH y, en su
caso, reducirse de nuevo inmediatamente antes del almacenamiento. Al mismo tiempo,
cuando la limpieza y la separación de las alas se efectúan en una estancia cálida y bien
ventilada, esas condiciones producen la cantidad de secado que se necesita
ulteriormente (Morandini 1962).

164
Mezclado antes del almacenamiento
Cuando un lote grande se va a almacenar en varios recipientes, es conveniente
mantener en la mayor medida posible la homogeneidad de la semilla entre los distintos
recipientes, de manera que cada uno de ellos sea igualmente representativo del lote en
su conjunto. En el Capítulo 9 se describen varios métodos para mezclar muestras con
fines de ensayo, y esos mismos métodos pueden adaptarse a la operación de mezclar
cantidades mayores de semilla durante el procesamiento, antes de guardarla en los
recipientes de almacenamiento.

Si la semilla se ha sometido a una clasificación por tamaños, el mezclado se efectúa en


los últimos lotes separados por esa operación. Así, una determinada cosecha de semilla
puede estar clasificada en una fracción de “semilla grande” y otra de “semilla pequeña”.
Cada fracción se convierte en un lote distinto, con su número correspondiente, y antes
del almacenamiento pueden mezclarse por separado los contenidos de uno y otro lote,
a fin de asegurar la homogeneidad entre recipientes.

Capítulo 7 ALMACENAMIENTO DE LA SEMILLA


Introducción
Se puede definir el almacenamiento como la conservación de semillas viables desde el
momento de la recolección hasta que se necesitan para la siembra (Holmes y
Buszewicz 1958). Cuando las semillas destinadas a forestación se pueden sembrar
inmediatamente después de la recolección, no se precisa almacenamiento. La fecha
idónea para sembrar las semillas de una determinada especie en vivero depende de (a)
la fecha prevista de plantación, que a su vez depende de las condiciones climáticas
estacionales, y (b) el tiempo que se necesita en el vivero para que el material de
plantación de esa especie alcance el tamaño adecuado para su plantación en el campo.
Es muy poco frecuente que la fecha idónea para la siembra coincida con la fecha
idónea para la recolección de la semilla. Lo más habitual es que sea necesario
almacenar la semilla durante períodos de tiempo diversos, períodos que cabe clasificar
de la manera siguiente:

1. Hasta un año, cuando tanto la producción de semilla como la forestación se


efectúan con periodicidad anual, pero es necesario esperar a la temporada
idónea para la siembra.
2. De 1 a 5 años o más, cuando una especie fructifica en abundancia a intervalos
de varios años y debe recolectarse en un año bueno semilla suficiente para
satisfacer las necesidades anuales de forestación en los años intermedios, en
los que la producción de semilla es escasa.
3. De largo plazo, con fines de conservación de recursos genéticos. El período de
almacenamiento varía en función de la longevidad de la semilla de la especie de
que se trate y las condiciones del almacenamiento; no obstante, en especies

165
que se almacenan bien el tiempo de almacenamiento se suele medir en
decenios.

Los medios que se precisan están relacionados con la cantidad de semilla que se va a
almacenar y con la duración del almacenamiento. Crear unas instalaciones costosas,
capaces de mantener la viabilidad de las semillas durante 10 años cuando éstas no van
a estar almacenadas, entre la recolección y la siembra, más de nueve meses es tirar el
dinero. Es asimismo un despilfarro gastar dinero en recolectar, extraer y limpiar la
semilla cuando las condiciones de almacenamiento son tan insuficientes que el 90 por
ciento de ella muere antes de llegar al vivero.

Existen varios análisis generales y útiles del almacenamiento de las semillas de árboles
forestales (Holmes y Buszewicz 1958, Magini 1962, Stein y otros 1974, Wang 1974,
Barner 1975b). Estos textos se refieren principal o exclusivamente a especies de la
zona templada. Se han efectuado estudios más intensivos del almacenamiento de
semillas agrícolas, y hay buenos motivos para aceptar que los principios generales que
se han establecido respecto de los cultivos agrícolas son aplicables también a los
árboles forestales. En “Principles and practices of seed storage” (Justice y Bass 1979)
figura un excelente análisis del tema en su aplicación a las semillas agrícolas, y se
puede encontrar también abundante información útil en las publicaciones, algo
anteriores, de Roberts (1972) y Harrington (1970, 1972, 1973). En Cromarty y otros
(1982) figura un buen análisis del almacenamiento a largo plazo con fines de
conservación de recursos genéticos.

Longevidad natural de las semillas de árboles


El período durante el cual la semilla puede seguir siendo viable sin germinar depende
mucho de su calidad en el momento de la recolección, el tratamiento al que se la
somete entre la recolección y el almacenamiento y las condiciones en que se almacena.
No obstante, la longevidad de la semilla varía también muy considerablemente entre
unas especies y otras, aun cuando reciban un tratamiento idéntico y se las almacene en
las mismas condiciones. Ewart (1908) dividió las semillas en tres clases biológicas
según el tiempo durante el que son capaces de mantener la viabilidad en “buenas”
condiciones de almacenamiento:

Microbióticas : período vital inferior a 3 años


Mesobióticas : período vital de 3 a 15 años
Macrobióticas : período vital de 15 a más de 100 años.

Aunque fue útil en el sentido de que llamó la atención sobre las diferencias que
presentaban las semillas de diferentes especies en cuanto a su longevidad natural, la
clasificación de Ewart es demasiado rígida para que tengan cabida en ella las
variaciones entre individuos, procedencias y años dentro de una misma especie, o las
posibles variaciones en las condiciones de almacenamiento. No es posible definir un
conjunto tipo de condiciones de almacenamiento “buenas” que resulten igualmente
idóneas para todas las especies, pues unas condiciones que son óptimas para unas
especies no lo son para otras. Con todo, la vida en el almacén de una determinada
especie puede experimentar grandes variaciones según las condiciones en que esté
almacenada.

166
En la actualidad se distinguen dos tipos principales de semillas (Roberts 1973):

1. Ortodoxas. Semillas que pueden secarse hasta un CH bajo, de alrededor del 5


por ciento (peso en húmedo), y almacenarse perfectamente a temperaturas
bajas o inferiores a 0°C durante largos períodos.
2. Recalcitrantes. Semillas que no pueden sobrevivir si se las seca más allá de un
contenido de humedad relativamente alto (con frecuencia en el intervalo de 20 y
50 por ciento, peso en húmedo) y que no toleran el almacenamiento durante
largos períodos.

Dentro de estos dos tipos pueden establecerse varias subdivisiones, como por ejemplo
entre semillas ortodoxas con o sin cubierta y entre semillas recalcitrantes que soportan
o no temperaturas bajas, inferiores a unos 10°C. Dentro de cada una de las clases
principales siguen existiendo diferencias considerables entre las especies en cuanto al
período durante el que se mantiene la viabilidad en unas condiciones dadas. Cabe
establecer asimismo una distinción entre las especies auténticamente recalcitrantes y
las que son simplemente difíciles; estas últimas pueden llegar a comportarse como las
ortodoxas cuando por ejemplo se eligen con especial atención los métodos que se
aplican para secarlas.

Semillas ortodoxas de cubierta dura

Muchas de las especies, si no todas, que se ha comprobado que mantienen la viabilidad


de sus semillas durante decenios tienen la cubierta seminal dura. Figuran entre ellas
diversas especies de leguminosas tropicales. Como ejemplos de especies en las que al
menos algunas semillas mantuvieron la viabilidad tras largos períodos de
almacenamiento en herbarios, citados por Harrington (1970) de las obras de Ewart
(1908) y Becquerel (1934), cabe señalar los siguientes:

158 años Cassia multijuga


149 años Albizzia julibrissin
115 años Cassia bicapsularis
99 años Leucaena leucocephala

Las condiciones ambientales del almacenamiento en herbarios pueden considerarse


buenas (humedad relativa y temperatura relativamente bajas), pero mucho menos que
la combinación de un CH inicial bajo, recipientes herméticos y temperatura bajo cero,
que es el sistema que se considera más idóneo para almacenar semillas de especies
ortodoxas durante largos períodos.

Investigaciones recientes han proporcionado información más precisa sobre las


condiciones de almacenamiento, la germinación inicial y la germinación final de algunas
especies, pero en períodos más cortos. Cabe citar como ejemplos los siguientes:

Especie Condiciones de Germinación antes Germinación Período


almacenamiento del después del (años)
almacenamiento almacenamiento
% %

167
Prosopis Ambiente seco de ? 60 50
juliflora1) herbario en el
sudoeste de los
EE.UU.
Acacia Recipientes cerrados 56 60 13
aneura2) a temperatura
ambiente (20 – 25°C)
A.
" " " 96 96 13
hemsleyi2)
A.
" " " 95 84 14
holosericea2)
A.
" " " 73 72 18
leptopetala2)
A. victoriae2) " " " 80 60 18

Fuente: 1) Ffolliot y Thames 1983.


2) Doran y otros 1983.

Como se explicará infra en este mismo capítulo, las teorías modernas coinciden en que
un CH bajo, una temperatura baja y una presión de oxígeno baja son los tres elementos
más importantes de las condiciones de almacenamiento que el hombre debe aplicar a
las especies ortodoxas para elevar al máximo la longevidad de sus semillas. Con la
cubierta seminal impermeable, la naturaleza las ha dotado ya de dos de esos
elementos, un CH bajo y ausencia de oxígeno. Las semillas de leguminosas
plenamente desarrolladas pero verdes, y sembradas inmediatamente, sin secarlas,
pueden germinar enseguida, lo que indica que en la cubierta seminal no se ha
desarrollado todavía la capa impermeable; no hay duda de que en la naturaleza la
adquisición de la impermeabilidad está sincronizada con la reducción de la humedad de
la semilla, mediante secado natural, hasta que alcanza el contenido óptimo para
mantenerse viva durante largo tiempo. La dureza de la cubierta es por lo tanto un
importante factor positivo para prolongar la vida de la semilla en todas las condiciones
de almacenamiento, aunque constituye una ventaja decisiva cuando no se dispone más
que de medios de almacenamiento limitados y durante el período, potencialmente
peligroso, que transcurre entre la recolección y el comienzo del almacenamiento de
largo plazo.

No todas las semillas de leguminosas tienen una vida tan larga; las semillas de
Koompassia malaccensis, por ejemplo, tienen la cubierta más delgada y se deterioran
en el almacenamiento antes que las de especies como Parkia javanica, y además no
necesitan tratamiento previo para superar la latencia de la cubierta seminal (Sasaki
1980a). En el Sudán, las semillas de Dalbergia sissoo soportaban peor el
almacenamiento a temperatura ambiente que las de las especies locales de Acacia,
Albizzia y Tamarindus (Wunder 1966), mientras que en Australia las semillas de Acacia
harpophylla se deterioran con rapidez a menos que se almacenen en recipientes
herméticos a 2–4°C (Turnbull 1983).

Semillas ortodoxas sin cubierta dura

Pertenecen a este grupo muchas especies de importantes géneros de árboles


forestales, como por ejemplo Pinus, Picea o Eucalyptus. La experiencia habida en

168
Australia indica que las semillas maduras de todos los eucaliptos pueden conservar su
viabilidad durante varios años si se almacenan con un contenido de humedad bajo en
recipientes herméticos a 3–5°C. En casi todas las especies, la pérdida de viabilidad es
relativamente escasa cuando las semillas se almacenan durante 10 años a temperatura
ambiente (Turnbull 1975f). Las semillas de E. deglupta y E. microtheca se deterioran
con más rapidez cuando se almacenan a temperatura ambiente, pero su capacidad de
conservación mejora si se guardan en recipientes herméticos a 3–5°C, y datos recientes
sugieren que los resultados son aún mejores con una temperatura de -18°C. En
Tailandia, las semillas de P. kesiya y P. merkusii conservaron una buena viabilidad
durante cuatro años almacenadas con un contenido de humedad inferior al 8 por ciento,
en recipientes herméticos y a 0–5°C (Bryndum 1975), mientras que en condiciones
parecidas P. caribaea y P. oocarpa mantienen una buena viabilidad durante al menos
cinco años (Robbins 1983 a,b). Se han registrado períodos considerablemente más
largos en algunas especies de pino, como por ejemplo 30 años en Pinus resinosa, en
los Estados Unidos, con almacenamiento en recipientes herméticos a 1,1°–2,2°C (Heit
1967b, Wang 1974). Tectona grandis es una especie latifolia tropical de semillas
ortodoxas (Barner 1975b), pero, como produce abundante semilla casi todos los años,
no ha habido muchos estímulos para investigar las condiciones óptimas de su
almacenamiento a largo plazo (Schubert 1974).

Según datos resumidos por Bowen y Whitmore (1980), casi todas las especies de
Agathis son ortodoxas. En A. australis, por ejemplo, mediante un tratamiento adecuado
aplicado en una investigación (desecación hasta un CH del 6 por ciento, después
almacenamiento en recipientes herméticos a 5°C) se consiguió mantener la viabilidad
durante seis años (79 por ciento de germinación frente al 88 por ciento inicial), mientras
que en el almacenamiento a temperaturas bajo cero se mantenía una germinación de
alrededor del 60 por ciento durante un período de hasta 12 años (Preest 1979). Esas
mismas semillas almacenadas con un CH más alto (15–20 por ciento) o a temperaturas
más elevadas (15–20°C) perdían toda su capacidad de germinación en 14 meses. Las
semillas de A. australis son intrínsecamente de vida más larga que las de A. robusta,
que a su vez son más longevas que las de A. macrophylla. Los ensayos iniciales
efectuados con la A. macrophylla tropical indicaron que podían obtenerse buenos
resultados secando semillas frescas de manera que el CH descendiera del 65 por ciento
al 20 por ciento aproximadamente antes de enviarlas por transporte aéreo (14 días de
tránsito) y volviéndolas a secar en el país receptor durante cinco días a 16°C y una HR
del 14 por ciento. El CH final era del 6 por ciento y la germinación del 75 por ciento. No
obstante, en ensayos posteriores se obtuvieron unos resultados distintos y menos
positivos. En las especies tropicales es probable que la manipulación entre la
recolección y el envío y las condiciones del transporte aéreo, en gran parte
incontrolables, sean más cruciales que en las especies de la zona templada o
subtropical, que presentan menos problemas.

Entre las especies ortodoxas que pierden rápidamente su viabilidad a menos que
reciban el tratamiento más adecuado figuran especies de los géneros Populus, Salix y
Ulmus, presentes principalmente en la zona templada. Muchas de ellas pierden la
viabilidad en una pocas semanas si se mantienen en las condiciones naturales o se
almacenan con la temperatura y la humedad del ambiente, pero pueden almacenarse
durante meses o años si se mantienen a un nivel bajo la temperatura y el contenido de
humedad. A manera de ejemplo, semillas de Ulmus americana soportaron bien el
almacenamiento durante 15 años con un contenido de humedad del 3 por ciento y -4°C
(Barton 1961), y las de Populus sieboldii se mantuvieron bien durante seis años a -15°C

169
encima de un agente deshidratante en un recipiente hermético (Sato 1949). En Populus
balsamifera y Salix glauca, la reducción de la germinación tras dos años de
almacenamiento en recipientes herméticos a -10°C no llegó al 6,5 por ciento de la
germinación inicial (Zasada y Densmore 1980); tres años después la situación había
cambiado poco en Populus, pero en Salix se había producido una reducción de hasta el
40 por ciento.

En los trópicos, Aucoumea klaineana es un buen ejemplo de especie ortodoxa que tiene
una vida corta en las condiciones ambientales. La germinación de la semilla fresca
suele ser superior al 90 por ciento, pero tras un almacenamiento de 30 días en
condiciones ambientales la germinación experimentaba un marcado descenso, y
descendía a cero transcurridos 100 días. El almacenamiento a 0–5°C y un CH del 7–8
por ciento en recipientes herméticos, con un deshidratante químico, Actigel, mantiene
una germinación superior al 50 por ciento durante 30 meses como mínimo (Deval 1976).
Hay indicios de que reduciendo aún más el CH se conservará la viabilidad todavía
mejor, pues un lote de semilla que tenía una germinación inicial del 76 por ciento en el
laboratorio y del 79 por ciento en arena, cuando se almacenó en recipientes herméticos
con Actigel, presentó 30 meses después un CH del 4,6 por ciento y una germinación del
70 por ciento en el laboratorio y del 79 por ciento en arena; otras semillas del mismo
lote, almacenadas en recipientes herméticos pero sin Actigel, presentaban un CH del
9,9–10,4 por ciento y una germinación del 54–63 por ciento en el laboratorio y 62–67
por ciento en arena. Entre otras especies de este-tipo figuran Entandrophragma
angolense, cuyas semillas tienen una vida de seis semanas en condiciones ambientales
pero de hasta seis años cuando se almacenan en frío (Olatoye 1968), y Cedrela
odorata, que pierde toda su capacidad de germinación en 10 meses a la temperatura
ambiente pero no sufre pérdida alguna en 14 meses cuando se almacena en un
recipiente hermético a 5°C (Lamprecht 1956).

Es posible que algunas especies necesiten un tratamiento especial para prolongar su


viabilidad más allá de unos cuantos meses. Las semillas de Fagus sylvatica pueden
conservarse durante el invierno manteniendo el CH al 20–30 por ciento y guardándolas
en bolsas de polietileno a medio llenar y herméticamente cerradas a 0–5°C durante 100
días. Pasado ese tiempo se encuentran en un estado idóneo para la siembra, pues esas
condiciones de almacenamiento constituyen un tratamiento previo adecuado para
romper la latencia. Si se pretende un almacenamiento más largo, debe reducirse el CH
al 8–10 por ciento secando las semillas en una corriente de aire a temperatura ambiente
(15–20°C). Se colocan después las nueces en recipientes herméticos y se almacenan a
una temperatura de entre -5° y -10°C, a la que se mantienen bien durante varios años
(Nyholm 1960, Suszka 1974, Rudolf y Leak 1974). Investigaciones posteriores
efectuadas en Francia y Polonia confirmaron la idoneidad del CH señalado, 8–10 por
ciento, y las ventajas de los recipientes herméticos para el almacenamiento de largo
plazo (Bonnet-Masimbert y Muller 1975, Suszka y Kluczynska 1980). Esta técnica se ha
aplicado con éxito en gran escala (17 toneladas de hayucos procedentes de 51 fuentes
distintas) en Francia. La germinación se mantuvo durante períodos de entre cuatro y
seis años (Muller y Bonnet-Masimbert 1982).

Cuando las condiciones de almacenamiento dejan mucho que desear, es lógico que las
semillas ortodoxas sin cubierta tengan una vida mucho más corta que las de especies
con cubierta dura. Cuanto más se acerquen las condiciones de almacenamiento al ideal
en una determinada especie sin cubierta dura, tanto menor será la diferencia entre su

170
longevidad y la de una especie con cubierta dura. La combinación ideal de CH y
temperatura puede variar entre unas especies y otras; por ejemplo, el CH de 8–10 por
ciento que se ha citado para Fagus sylvatica es considerablemente más alto que el 5–6
por ciento que se considera ideal para muchas semillas forestales y agrícolas.

Semillas recalcitrantes

Entre las semillas recalcitrantes figuran algunas de gran tamaño que no pueden
soportar sin ser dañadas un grado apreciable de secado; es interesante que las
especies recalcitrantes que enumeran King y Roberts (1979) sean, en una aplastante
mayoría, especies leñosas. Las especies de zona templada como Quercus y Castanea
suelen almacenarse húmedas sólo por períodos cortos, durante el invierno. Reduciendo
la temperatura del almacenamiento a un punto próximo al de congelación se prolonga
su período vital. Bonner (1973a) comprobó que se podían almacenar bellotas de
Quercus falcata durante 30 meses, y seguir obteniendo una germinación superior al 90
por ciento al término de ese período, siempre que la temperatura se mantuviera a 3°C y
el CH entre el 33 por ciento (inicial) y el 37 por ciento final. Reduciendo el CH o
elevando la temperatura (8°C) descendía la germinación. En Quercus robur el CH debía
mantenerse por encima del 40 por ciento (Holmes y Buszewicz 1956, Suszka y
Tylkowski 1980). Investigaciones efectuadas recientemente en Polonia han demostrado
que ofrece buenos resultados almacenar las semillas de esta especie con un CH inferior
al 40 por ciento en turba o serrín secado al aire en latas de leche a -1°C. Es importante
permitir la libre entrada de oxígeno, lo que se consiguió insertando varias tiras de cartón
a intervalos entre la tapa y el borde de la lata. En esas condiciones, la germinación
oscilaba entre el 38 y el 75 por ciento después de tres inviernos y seguía siendo del 12
por ciento aproximadamente después de cinco inviernos (Suszka y Tylkowski 1980).
Las temperaturas inferiores a -5°C mataban todas las bellotas, mientras que una
temperatura de +1°C propiciaba una germinación previa excesiva (60–75 por ciento a
los tres inviernos, con radículas de hasta 25 cm de largo, frente al 12 por ciento y
radículas de menos de 0,5 cm de largo a -1°C). A veces se pueden almacenar semillas
una vez aparecidas las radículas (véase la página 225). Investigaciones efectuadas
recientemente en Polonia (Suszka y Tylkowski 1982) han indicado que en Acer
saccharinum, que es recalcitrante, los mejores resultados se obtienen manteniendo el
CH en los mismos valores (50–52 por ciento) que tienen las semillas recién
recolectadas. En el caso de A. pseudoplatanus, en el Reino Unido se recomienda un
CH mínimo del 35 por ciento (Gordon y Rowe 1982), mientras que en Polonia se ha
conseguido almacenar las sámaras durante tres inviernos con un CH del 24–32 por
ciento y una temperatura del -3°C (Suszka 1978a).

Las especies recalcitrantes y de vida corta de los trópicos se encuentran en su mayoría


en los bosques húmedos, en los que durante todo el año existen unas condiciones que
propician la germinación inmediata (humedad y temperatura altas). Son géneros
característicos Hevea, Swietenia, Terminalia y Triplochiton, así como algunos géneros
de dipterocarpáceas como Dryabalanops, Dipterocarpus y Shorea y algunas especies
de Araucaria. Las semillas de Dryabalanops resultan dañadas si se secan por debajo de
un CH del 35 por ciento, y aun por encima de ese valor no sobreviven más allá de unas
tres semanas (King y Roberts 1979). Las semillas de Triplochiton tienen en condiciones
naturales una vida corta, pero pueden almacenarse hasta 22 meses a una temperatura
de alrededor de 6°C y un contenido de humedad de entre el 12 y el 25 por ciento
(Bowen y Jones 1975). También las semillas de Azadirachta indica mantienen durante

171
poco tiempo su viabilidad, aunque es una especie que se da en los bosques tropicales
secos, no en los húmedos, y no está claro si se trata de una especie auténticamente
recalcitrante o sólo de una especie ortodoxa de vida corta.

A veces un mismo género contiene especies ortodoxas y recalcitrantes. En Acer y


Ulmus, géneros en los que se dan ambos comportamientos de la semillas, la distinción
en las especies norteamericanas se corresponde claramente con las que fructifican en
primavera y las que fructifican en otoño. A. rubrum y A. saccharinum florecen y
fructifican en primavera. Sus semillas no presentan latencia y su comportamiento en
almacenamiento es claramente recalcitrante. Otras especies de Acer tienen semillas
que maduran en otoño, que son durmientes y ortodoxas en la naturaleza al madurar. Lo
mismo sucede en Ulmus. Las semillas de U. crassifolia y U. serotina maduran en otoño,
y en el almacenamiento se comportan como ortodoxas. Las especies de Ulmus que
producen la semilla en primavera son “débilmente” recalcitrantes (Bonner 1984b). En
Araucaria, A. cunninghamii y otras especies del grupo taonómico Eutacta se comportan
como ortodoxas. En Queensland se secaron al aire y después se almacenaron a
diversas temperaturas en recipientes herméticos y no herméticos semillas de A.
cunninghamii de cinco procedencias distintas. A las temperaturas más altas, +1,7°C y
-3,9°C, la germinación empezó a descender una vez transcurridos 17 meses de
almacenamiento, y a los ocho años era de aproximadamente la mitad de la tasa inicial
de germinación en los recipientes herméticos y de alrededor de una tercera parte en los
no herméticos. A temperaturas más bajas, -9,4°C y -15°C, la germinación transcurridos
ocho años de almacenamiento difería poco de la inicial (41–44 por ciento frente al 49
por ciento inicial) (Shea y Armstrong 1978), y prácticamente no había diferencias entre
los recipientes herméticos y los no herméticos. La tasa de pérdida de viabilidad en las
temperaturas de almacenamiento más altas variaba entre una procedencias y otras,
pero en todos los casos el almacenamiento se soportaba mejor a las temperaturas más
bajas. No se determinó el contenido de humedad, pero en las condiciones locales la
semilla secada al aire se encuentra normalmente en el intervalo de 16–23 por ciento
(Kleinschmidt 1980, citado en Tompsett 1982). Ensayos posteriores realizados con la A.
cunnighamii de Papua Nueva Guinea han demostrado que puede reducirse el CH de las
semillas del 21 por ciento al 7 por ciento sin que ello afecte a la tasa de germinación
inicial; los efectos que esa desecación tienen sobre la capacidad de conservación en
almacenamiento siguen siendo objeto de investigación (Tompsett 1982). A. hunsteinii en
el grupo Intermedia y A. angustifolia, A. araucana y A. bidwillii en el grupo Colymbea
son aparentemente recalcitrantes. Arentz (1980) comprobó que el alto grado de
viabilidad de A. hunsteinii podía mantenerse durante seis meses como mínimo
almacenando las semillas a 3,5°C y un CH elevado; con el 37 por ciento se obtenían
unos resultados notablemente mejores que con el 32 por ciento. Investigaciones
notificadas por Tompsett (1982) confirmaron que el CH debía mantenerse por encima
del 32 por ciento. Un procedimiento eficaz para mantener la viabilidad consiste en
colocar la semilla en una bolsa de polietileno de 25 micras de grosor y meter ésta dentro
de una segunda bolsa. La doble capa de polietileno mantiene el CH alto pero permite
que se produzca un cierto grado de intercambio de oxígeno, necesario para conservar
la viabilidad de A. hunsteinii. A. angustifolia necesita también un CH alto, pues las
semillas morían cuando al secarse descendía a menos del 25–30 por ciento (Tompsett,
en prensa).

Como se ha indicado supra, en el caso de algunas especies recalcitrantes de la zona


templada se ha comprobado que una temperatura relativamente baja (algo por encima o
por debajo de los 0°C) contribuye positivamente a prolongar la vida de las semillas; esta

172
baja temperatura compensa en cierto modo el CH alto que se debe mantener para
evitar las pérdidas tempranas de viabilidad. En algunas especies tropicales, las semillas
mueren con rapidez si se reduce demasiado la temperatura, del mismo modo que
mueren enseguida si se reduce en exceso el contenido de humedad. Entre las especies
leñosas que se citan en King y Roberts (1979) figuran Theobroma cacao (muerte por
debajo de +10°C, Mangifera indica (daños por debajo de +3 a 6°C) y, entre las
dipterocarpáceas, Hopea helferi, Hopea odorata y Shorea ovalis (daños por debajo de
+5°C, +10°C y +15°C respectivamente). Esta susceptibilidad al daño por enfriamiento a
temperaturas superiores a 0°C agrava la dificultad de almacenar estas especies
recalcitrantes, que raras veces mantienen su viabilidad más allá de unas cuantas
semanas o, como máximo, meses. A esto hay que añadir que en la mayoría de la
dipterocarpáceas la producción de semilla tiene lugar normalmente con una periodicidad
de varios años, por lo que no existe hasta ahora ninguna posibilidad de conservar las
semillas con viabilidad de un buen año semillero al siguiente.

A diferencia de las especies ortodoxas, en las que la mejor manera de conservar la


viabilidad consiste en mantener una tasa de respiración mínima, parece que las semillas
de la mayoría de las recalcitrantes necesitan para sobrevivir una respiración activa. Así,
se han notificado casos en los que las semillas recalcitrantes han resultado dañadas no
sólo por un CH insuficiente y una temperatura demasiado baja, sino también por falta de
oxígeno, como por ejemplo en Araucaria hunsteinii (Tompsett 1983), Hevea brasiliensis
y Quercus spp. (citado en King y Roberts 1979).

Frente a algunas especies recalcitrantes de la zona templada, que se han almacenado


sin contratiempos durante varios años, en las recalcitrantes tropicales la vida de las
semillas ha de medirse en días o semanas. Aún se ha investigado poco sobre las
especies tropicales, especialmente las forestales, y posiblemente podría prolongarse la
vida de las semillas más allá de ese período de unas cuantas semanas si se pudiera
determinar, respecto de cada especie, la combinación idónea de madurez de la semilla,
velocidad, condiciones y grado del secado y temperatura de almacenamiento más
adecuada. King y Roberts (1979) han sugerido una estrategia para esa investigación.

Factores que afectan a la duración de la vida de la semilla


almacenada

Estado de la semilla

Aun en las condiciones de almacenamiento ideales, la semilla pierde enseguida su


viabilidad si desde el principio no se encuentra en buen estado. Los factores que hay
que tener en cuenta son los siguientes:

Madurez de la semilla. Las semillas plenamente maduras conservan su viabilidad


durante más tiempo que las semillas que se recolectan inmaduras (Stein y otros 1974,
Harrington 1970). Es posible que determinados compuestos bioquímicos que son
esenciales para conservar la viabilidad no se formen antes de las fases finales del
proceso de maduración de la semilla. Entre ellos figuran en algunas especies unos
compuestos que inducen la latencia, y ésta aparece a veces asociada con la longevidad
de la semilla. En algunas especies, como por ejemplo Gingko biloba o Fraxinus
excelsior, los embriones seminales no están plenamente desarrollados cuando cae la

173
semilla. Esos embriones deben madurar antes de la siembra, pero no necesariamente
antes del almacenamiento. En Fraxinus excelsior el secado de sámaras recién
recolectadas hasta que alcanzan un CH del 9–10 por ciento, seguido de
almacenamiento en recipientes herméticos a -3°C, produce resultados satisfactorios
siempre que después del almacenamiento se las trate sucesivamente con calor húmedo
y frío húmedo (Suszka 1978a). Para detalles sobre tratamientos véase la página 270.

Efectos parentales y anuales. En la recolección de semillas, la cantidad y la calidad


suelen ir juntas. El porcentaje de semillas viables en un árbol padre de alto rendimiento
suele ser más elevado que en un árbol de escasa producción. Análogamente, un
determinado árbol padre tendrá un porcentaje de semillas viables más alto en un año de
semilla bueno que en un año escaso. Es probable que las semillas recolectadas de
árboles padres de alto rendimiento en un año de semilla sean las que tengan una vida
más larga en condiciones de almacenamiento. No obstante, deben evitarse los árboles
alfarrazadores de alto rendimiento debido a sus propiedades leñosas, potencialmente
indeseables, aun cuando puedan producir semillas con gran capacidad de
conservación.

Ausencia de daño mecánico. Las semillas que resultan dañadas mecánicamente


durante la extracción, limpieza, separación de las alas, etc. pierden enseguida su
viabilidad. El peligro es máximo en las especies que tienen la cubierta seminal delgada
o blanda. El calor excesivo durante la extracción o el secado daña también la semilla.
Hay que procurar que durante la preparación de la semilla para el almacenamiento se
empleen los tiempos mínimos, las temperaturas más bajas y las velocidades de
máquina mínimas que sean necesarias (Stein y otros 1974). En algunas especies, el
daño sufrido durante la separación de las alas puede reducirse restableciendo en parte
el contenido de humedad entre la extracción de la semilla de los conos y la separación
de las alas, pues las semillas húmedas sufren menos daños mecánicos que las secas
(Nilsson 1963, Barner 1975b).

Ausencia de deterioro fisiológico. La manipulación deficiente en el bosque, durante el


tránsito o durante el procesamiento deteriora fisiológicamente las semillas aun cuando
no existan daños mecánicos o por hongos. Las semillas ortodoxas deben disponer de
ventilación suficiente para evitar la respiración rápida y el recalentamiento, mientras que
a las semillas recalcitrantes hay que protegerlas de un secado excesivo.

Ausencia de hongos e insectos. En el caso de las especies que se almacenan a


temperaturas bajas y con un contenido de humedad bajo, las propias condiciones de
almacenamiento deben evitar la aparición de hongos e insectos. No obstante, es
necesario evitar recolectar cosechas que presenten una alta incidencia de ataques de
hongos o insectos y efectuar todas las operaciones de recolección, transporte,
procesamiento, etc. con la mayor rapidez posible a fin de asegurar que la semilla no
resulte ya dañada antes de iniciar el almacenamiento. El ataque de hongos e insectos
se produce con muchísima rapidez en el suelo del bosque, por lo que, una vez caídos a
él los frutos, deben recogerse lo antes posible. No puede recomendarse en general el
tratamiento con fungicidas, pues puede ser perjudicial para las semillas (Magini 1962);
muchos fungicidas son eficaces únicamente si se aplican disueltos en agua, y por lo
tanto no son adecuados para el almacenamiento en seco. Los insectos suelen morir
cuando se secan las semillas a temperaturas superiores a 40–42°C. Es posible que se
necesiten otras medidas en el caso de las semillas que no pueden secarse. Por

174
ejemplo, las semillas de Quercus se fumigan con serafume u otros productos químicos
o se introducen en agua caliente como forma de lucha contra los gorgojos (Belcher
1966, Olson 1957), y para matar insectos se suelen emplear también el bromuro de
metilo y el bisulfuro de carbono (Boland y otros 1980).

Viabilidad inicial. Los lotes de semilla que tienen inicialmente una viabilidad y una
capacidad de germinación altas presentan en el almacenamiento una longevidad mayor
que los que tienen una viabilidad inicial baja. Antes del almacenamiento, y sobre una
muestra de cada lote de semilla, deben efectuarse ensayos de germinación, precedidos
en caso necesario por un tratamiento previo apropiado para romper la latencia, a fin de
determinar el tiempo probable durante el que la semilla conservará su viabilidad una vez
almacenada. La duración de la vida de las semillas viables está correlacionada con el
porcentaje de ellas que germina en el ensayo inicial. Como ejemplo, muestras de dos
lotes de semilla de la misma especie, de las que se espera normalmente una
germinación de semillas frescas del 80 por ciento, podrían ofrecer resultados de un 90
por ciento y un 50 por ciento de germinación inicial. No es sólo que almacenar el
segundo lote supondría un despilfarro de espacio al guardar semilla muerta, sino
también que ese 50 por ciento de semillas inicialmente viables perderán probablemente
su viabilidad en el almacenamiento más de prisa que las semillas viables al 90 por
ciento del primer lote. Es posible que la viabilidad inicial baja no sea grave cuando las
semillas se van a sembrar en un plazo de semanas o meses, pero sólo la semilla de
buena calidad debe almacenarse durante largos períodos (Holmes y Buszewicz 1958,
Magini 1962). En el almacenamiento prolongado de semillas agrícolas con fines de
conservación de recursos genéticos se recomienda que no se acepten semillas cuya
viabilidad inicial sea inferior al 85 por ciento de la viabilidad que se considera
característica de la especie o variedad de que se trate (IBPGR 1976). Cabe señalar que
la viabilidad y la capacidad de germinación iniciales suelen ser el resultado de los
factores que se han descrito en los párrafos anteriores (madurez de la semilla, daño
mecánico, ataque de hongos o insectos).

Condiciones de almacenamiento y envejecimiento de las semillas

Al igual que todos los demás seres vivos, las semillas sufren un proceso de
envejecimiento que culmina en la muerte. En el caso de las semillas ortodoxas, el
proceso de envejecimiento y deterioro está tan influido por las condiciones de
almacenamiento que la “edad” de las semillas, indicada únicamente como el período
transcurrido desde la maduración y la recolección, no expresa suficientemente el grado
en que han “envejecido” en el sentido de perder viabilidad y acercarse al deterioro
irreversible de la muerte. Para describir el grado de deterioro de las semillas, medido
por la reducción de su capacidad de germinación, suele emplearse la expresión “edad
fisiológica”. Respecto de varias especies agrícolas se han elaborado nomogramas
sobre los efectos de la temperatura y el CH en el envejecimiento fisiológico de las
semillas (Ellis y Roberts 1981). Como ejemplo, el nomograma de la cebada indica que
se produciría el mismo grado de deterioro (de una germinación inicial del 95 por ciento a
una germinación final del 50 por ciento) en unos 16 días de almacenamiento de las
semillas a 25°C y un CH del 21 por ciento que en unos 100 años de almacenamiento de
esas mismas semillas a 8°C y un CH del 8 por ciento. Aunque almacenadas durante
períodos muy diferentes, esos dos lotes de semilla tendrían la misma edad fisiológica.
Cabe esperar efectos parecidos en las semillas ortodoxas de árboles forestales.

175
Algunos cambios fisiológicos que se producen en los tejidos celulares pueden estar
asociados con el envejecimiento fisiológico de las semillas. Se trata de (1) la pérdida de
reservas nutricias debida a la respiración, por ejemplo una disminución de las proteínas
y los azúcares no reductores, acompañada de un incremento de los azúcares
reductores y los ácidos grasos libres; (2) una acumulación de subproductos de la
respiración que son tóxicos o inhibidores del crecimiento; (3) la pérdida de actividad de
los sistemas enzimáticos; (4) la pérdida de capacidad, en las moléculas proteínicas
desecadas, para recombinarse y formar moléculas protoplásmicas activas en una
rehidratación ulterior; (5) el deterioro de las membranas celulares semipermeables; (6)
la peroxidación de los lípidos, lo que hace que se produzcan radicales libres que
reaccionan con otros componentes de la célula y los dañan, y (7) alteraciones en el
ADN del núcleo celular, que producen mutaciones genéticas y daño fisiológico (Roberts
1972, Harrington 1973, Villiers 1973). No está claro todavía hasta qué punto esos
diversos efectos son las causas del deterioro o simplemente sus síntomas, pero se ha
sugerido (Villiers 1973) que la producción de radicales libres es el primer efecto del
envejecimiento y que el daño que sufren los diversos sistemas de la célula es el
resultado de la liberación de esos radicales libres.

Cualquiera que sea el mecanismo exacto del deterioro de las semillas, se coincide en
que, en lo que se refiere a las semillas ortodoxas, la pérdida de viabilidad es un
fenómeno que está regido en gran parte por la tasa de respiración. Es probable que
todas las medidas que reduzcan la tasa de respiración, sin producir por otra parte daños
a la semilla, consigan prolongar la vida de la semilla almacenada. Esas medidas son el
control de oxígeno, el control del contenido de humedad y el control de la temperatura.
En las semillas recalcitrantes, los niveles mínimos seguros de oxígeno, contenido de
humedad y temperatura, y por consiguiente de respiración, son todos
considerablemente más altos que los aplicables a las semillas ortodoxas, pero siempre
que esos niveles se mantengan por encima del mínimo seguro en cada especie, parece
que puede prolongarse la longevidad manteniendo las semillas lo más cerca posible de
esos mínimos a fin de evitar una tasa de respiración excesivamente elevada.

La atmósfera de almacenamiento

La forma más evidente de reducir la tasa de respiración aeróbica consiste en excluir el


oxígeno de la atmósfera que rodea a las semillas. Esto puede efectuarse sustituyendo
el oxígeno por otros gases, como CO2 o nitrógeno, o mediante un vacío parcial o
completo. En un experimento con semillas de lechuga que cita Roberts (1972), se
guardaron las semillas en recipientes herméticos a 18°C y un CH del 6 por ciento.
Transcurridos tres años, las semillas almacenadas en una atmósfera de oxígeno puro
tenían una viabilidad del 8 por ciento, las almacenadas en el aire normal una viabilidad
del 57 por ciento, las almacenadas en nitrógeno, argón o CO2 del 78 por ciento y las
almacenadas en vacío del 77 por ciento. La utilidad de exluir el oxígeno durante el
almacenamiento de semillas ortodoxas secas se ha demostrado también en Pinus
radiata (Shrestha, Shepherd y Turnbull 1984). Los mejores resultados se obtuvieron con
una atmósfera de almacenamiento de nitrógeno, seguida por el CO2, mientras que con
el almacenamiento al vacío y en el aire se obtuvieron resultados menos satisfactorios. A
la más alta de las temperaturas que se utilizaron, 35°C, en la que el deterioro de la
viabilidad fue más rápido, la germinación final, tras 50 semanas de almacenamiento en
recipientes herméticos con un CH del 8 por ciento, había perdido un 8 por ciento en
nitrógeno, 14 por ciento en CO2, 21 por ciento en el vacío y 29 por ciento en el aire. El

176
mismo orden se obtuvo al comparar la velocidad de germinación y el vigor de las
plántulas germinadas (medido como peso en seco 49 días después de la siembra).
Aunque experimentalmente se ha conseguido prolongar la vida de la semilla en estas
magnitudes, algunos de estos métodos son de costosa aplicación, y además sus
efectos sobre la vida de la semilla no son tan notables como los que tienen las
diferencias de temperatura y humedad (Goldbach 1979). La exclusión del oxígeno evita
la respiración aeróbica, pero no la anaeróbica, mientras que reduciendo el CH y la
temperatura se consigue rebajar el nivel de ambas. Se han efectuado predicciones
sistemáticas de la duración de la vida de las semillas de diversas especies agrícolas en
una gama de temperaturas y CH (Ellis y Roberts 1981), pero no se dispone de
predicciones cuantitativas análogas del efecto de los niveles de oxígeno sobre la
longevidad.

Se recomienda un método sencillo que consiste en llenar lo más posible unos


recipientes herméticos. Si dentro del recipiente queda solamente una pequeña cantidad
de aire en comparación con el volumen ocupado por las semillas, se consumirá el
oxígeno y se producirá CO2. La combinación resultante, más CO2 que O2, es
probablemente favorable para la longevidad de las semillas ortodoxas (Goldbach 1979).

Mientras que en la mayoría de las semillas ortodoxas secas parece beneficioso excluir
totalmente el oxígeno de la atmósfera de almacenamiento, hay datos que indican que
las semillas recalcitrantes necesitan algo de oxígeno. De un conjunto de semillas de
Araucaria hunsteinii, que tenían una germinación inicial del 56 por ciento, murieron en el
plazo de un mes todas las almacenadas en nitrógeno puro, en dos meses las
almacenadas con un 1 por ciento de oxígeno y en tres meses las almacenadas con un 5
por ciento de oxígeno, y la germinación seguía siendo del 18 por ciento tras cuatro
meses de almacenamiento con un 10 por ciento de oxígeno (Tompsett 1983, 1984). El
almacenamiento en una bolsa de polietileno de 25 micras de grosor, que se ventilaba
(21 por ciento de oxígeno) periódicamente cuando se abría para extraer las muestras,
arrojó resultados muy parecidos a los del almacenamiento con un 10 por ciento de
oxígeno. King y Roberts (1979) señalan que se coincide en que una ventilación
suficiente (es decir, una cantidad de oxígeno suficiente) es una condición necesaria
para el almacenamiento satisfactorio de semillas recalcitrantes con un CH relativamente
alto, así como para el de semillas embebidas de especies ortodoxas.

El contenido de humedad de la semilla

Como se ha explicado en las páginas 183–190, las relaciones entre el contenido de


humedad de la semilla sobre la base del peso en húmedo o en fresco y el CH sobre la
base del peso en seco, y entre el contenido de humedad en equilibrio de la semilla y la
humedad relativa de la atmósfera circundante son factores importantes en el
procesamiento. No lo son menos en lo que se refiere al almacenamiento. En el primer
caso, la manipulación de la HR puede modificar eficazmente el CH de las semillas hasta
que alcanzan el valor óptimo para el almacenamiento, y en el segundo caso el CH
puede mantenerse en ese valor óptimo o cerca de él manteniendo una HR adecuada en
la atmósfera en que están inmersas las semillas.

Efecto del CH. En las semillas ortodoxas, el contenido de humedad es probablemente el


más importante de los factores que determinan la longevidad de la semilla (Holmes y
Buszewicz 1958). Reduciendo el CH se reduce la respiración, y con ello se desacelera

177
el envejecimiento de la semilla y se prolonga su viabilidad. Harrington (1959), citado por
Barner (1975b), relacionó el CH con varios procesos que tienen lugar dentro de la
semilla y en torno a ella:

Contenido de humedad de la semilla: %

(peso en húmedo)

Más de 45 – 60% Empieza la germinación


La semilla puede calentarse (debido a una tasa rápida de
Más de 18 – 20%
respiración y liberación de energía)
Más de 12 – 14% Posible desarrollo de hongos
Menos de 8 – 9% Importante reducción de la actividad de insectos
4 – 8% Almacenamiento sin peligro en condiciones herméticas

Para prevenir la actividad de los hongos es más eficaz controlar el CH que controlar la
temperatura. Con unos niveles suficientemente altos de CH y HR, puede darse actividad
de hongos entre -8°C y +80°C (Roberts 1972), y es más fácil mantener el CH por debajo
del 12–14 por ciento (o la HR en un equilibrio de alrededor del 65 por ciento) que
mantener la temperatura por debajo de 0°C.

En el intervalo de 4 a 14 por ciento de CH, Harrington (1963, 1970) ha sugerido una


norma práctica que se puede aplicar a muchas especies agrícolas: la vida de la semilla
se duplica por cada 1 por ciento que se reduzca el CH. Schönborn (1965) comprobó la
existencia de una relación de orden parecido cuando midió la tasa de respiración,
expresada en términos de producción de CO2, de Picea abies: a 20°C y con un CH del
20 por ciento, la semilla liberaba 80 ml de CO2 por hora y kilogramo de semilla, mientras
que a 20°C y con un CH del 5 por ciento la tasa de producción de CO2 se reducía a 0,11
ml/h/kg, lo que representaba casi un millar de veces al reducirse el CH en 15 puntos
porcentuales.

Para casi todas las especies ortodoxas se considera seguro un CH del 4–8 por ciento.
Para el almacenamiento prolongado con fines de conservación de recursos genéticos
se recomienda 5 por ciento ± 1 por ciento (IBPGR 1976). El nivel de contenido de
humedad que soportan las semillas oleaginosas (calculado sobre la base del peso en
fresco total) suele ser algo más bajo que el que toleran las semillas no oleaginosas
(Harrington 1970). En algunas especies pueden producirse daños o acelerarse la
pérdida de viabilidad al bajar del 4 por ciento, aunque hay otras en las que puede
llegarse a un CH considerablemente más bajo. Las semillas de Betula papyrifera
soportaron perfectamente, sin daños, el almacenamiento con un CH del 0,6 por ciento
(Joseph 1929, citado en Holmes y Buszewicz 1958), y Schönborn (1965) logró secar
pequeñas muestras del Picea abies, Pinus sylvestris, Pseudotsuga menziesii y Larix
decidua hasta un CH del 0 por ciento sin que a los seis meses se observaran
descensos apreciables de la germinación en comparación con los valores que se
obtenían al 6–8 por ciento, que era el CH que se aplicaba normalmente. En este caso el
secado no se efectuó exponiendo las semillas a altas temperaturas, sino haciendo
pasar por ellas una corriente de aire seco a 20°C. Con este mismo tratamiento morían
las semillas de Pinus strobus y Abies alba, y habían fracasado también intentos
anteriores, realizados por Barton (1961), de almacenar semillas de varias especies de

178
Pinus y Picea con un CH del 0 por ciento. Cuando se reduce el contenido de humedad
por debajo del 2 por ciento aproximadamente aumenta de modo muy considerable en
muchas especies la posibilidad de que la semilla sufra lesiones. Por otra parte, llevar el
secado hasta esos extremos es más costoso que limitarlo al 4–8 por ciento habitual, y
probablemente sea una práctica que deba limitarse sólo a casos excepcionales. En las
páginas 139–159 se describen los métodos de secado.

Algunas semillas ortodoxas de árboles forestales soportan mejor el almacenamiento


cuando el CH es notablemente más alto. Como ya se ha mencionado en la página 202,
para Fagus sylvatica se recomienda un 8–10 por ciento. Para las semillas de Albies spp.
se recomienda un CH del 12–13 por ciento cuando el almacenamiento va a durar entre
uno y tres años, pero debe reducirse al 7–9 por ciento cuando el almacenamiento va a
ser más prolongado (Barner 1975b). En las especies que se almacenan mejor con un
CH superior al promedio debe prestarse especial atención al momento y la velocidad del
secado.

Las fluctuaciones del contenido de humedad de la semilla almacenada debidas a un


almacenamiento abierto, sin control de la humedad, o a que los recipientes herméticos
se abren y cierran con frecuencia producen un deterioro de la capacidad de germinación
de las semillas (Wang 1974, Stein y otros 1974). De hecho, un CH ligeramente superior
al óptimo pero constante suele ser menos perjudicial que un CH que fluctúe entre el
nivel óptimo y otro más alto.

Se han notificado algunos casos en los que la tendencia habitual, que se reduzca la
longevidad de la semilla al aumentar el CH, se ha invertido en el contenido de humedad
de semillas totalmente embebidas o cerca de él. Si la especie de que se trate debe
exponerse a la luz para que germine, se pueden almacenar durante un determinado
período en la oscuridad semillas totalmente embebidas pero no germinadas. Fraxinus
americana se almacenó a 22°C y diversos CH, con los resultados siguientes (Villiers
1973):

CH (%) Germinación (%) tras los períodos de almacenamiento que


se indican
1 mes 2 meses 3 meses 4 meses
6,0 98 92 96 94
9,5 94 88 76 4
18,6 81 22 0 0
Totalmente
embebidas
(en
oscuridad) 96 95 98 96

Se ha sostenido que las semillas embebidas pueden reparar, de una manera que no
pueden hacerlo las semillas que tienen un CH más bajo, los daños causados por los
radicales libres en las membranas celulares, enzimas y ADN del núcleo celular. Pero el
almacenamiento prolongado de semillas embebidas puede ser difícil en la práctica,
pues es preciso mantener alta y constante la humedad, para la imbibición, y también
una cantidad de oxígeno suficiente, y evitar al mismo tiempo que las semillas germinen
y que se promueva la multiplicación de hongos y bacterias (Roberts 1981).

179
El contenido de humedad es también importante en las semillas recalcitrantes, pero en
este caso el CH crítico no es el máximo que exige un almacenamiento prolongado, sino
el mínimo necesario para secar las semillas. En el caso de muchas de las semillas
grandes de frondosas templadas, se recomiendan contenidos de humedad en el
intervalo de 25–79 por ciento (Wang 1974). El almacenamiento debe efectuarse a
valores muy próximos al CH mínimo seguro, pues cuanto más alto sea el CH tanto más
aumentará la tasa de respiración y tanto más se acelerará la pérdida de viabilidad. Y
cuanto más alta es la tasa de respiración, tanto mayor es la cantidad de energía que se
libera, con riesgo de recalentamiento y muerte de la semilla a menos que se ponga
especial cuidado en mantener una ventilación suficiente. El CH alto fomenta también la
actividad de los hongos y la extensión de la podredumbre. Wang (1974) cita resultados
de dos lotes de semilla de Acer saccharinum; la capacidad de germinación del lote
almacenado con un CH del 58 por ciento a 1–2°C se redujo en seis meses del 94 por
ciento al 12 por ciento, mientras que la del otro, almacenado con un CH del 45 por
ciento e idéntica temperatura, seguía siendo del 78 por ciento a los 16 meses. En esta
especie la pérdida de viabilidad puede ser repentina. Tylkowski comprobó que las
semillas almacenadas en botellas herméticas con un CH del 50–52 por ciento y una
temperatura de -1° a -3°C conservaban el 90 por ciento de su capacidad de germinación
transcurridos 18 meses, pero la perdían casi por completo a los 24 meses (Suszka y
Tylkowski 1982).

Se han investigado menos las especies recalcitrantes tropicales, aunque se dispone de


algunos datos, por ejemplo sobre Triplochiton, en el sentido de que puede prolongarse
significativamente la viabilidad si se puede determinar el CH mínimo adecuado para la
especie y si se pone especial cuidado durante el período en que se seca para conseguir
ese CH (Bowen y Jones 1975). Ensayos efectuados en Malasia con Shorea platyclados
indicaron que reduciendo gradualmente el CH de las semillas al 20–27 por ciento, y
después enterrándolas en carbón vegetal, serrín o vermiculita a 15–22°C, se podían
almacenar durante un mes como mínimo, frente al período de aproximadamente una
semana de viabilidad natural (Tang 1971). Sobre la base de experimentos efectuados
con Shorea parvifolia y Dipterocarpus humeratus, Maury-Lechon y otros (1981)
recomendaron que se redujera el CH a entre una cuarta parte y la mitad del CH inicial
de los frutos recién recolectados. Aunque las semillas recalcitrantes tropicales todavía
no pueden almacenarse más que por cortos períodos, está aumentando el número de
investigaciones útiles sobre este problema. En King y Roberts (1979) figura un buen
resumen de los logros conseguidos y enfoques posibles.

Temperatura de almacenamiento

Al igual que el contenido de humedad, la temperatura presenta una correlación negativa


con la longevidad de la semilla; cuanto más baja es la temperatura, tanto menor es la
tasa de respiración, y por ello tanto más prolongada la vida de la semilla almacenada.
Harrington (1963, 1970) sugirió otra norma práctica para las semillas agrícolas: entre
50°C y 0°C, cada 5°C de descenso de la temperatura de almacenamiento supone
duplicar la vida de la semilla. En el caso de las semillas ortodoxas, cuyo contenido de
humedad puede reducirse hasta unos niveles bajos, se consigue una longevidad aún
mayor mediante el almacenamiento a temperaturas inferiores a 0°C. Para el n
almacenamiento prolongado de semilas agrícolas con fines de conservación genética se
ha recomendado una temperatura de -18°C como norma “preferida” para la mayoría de
las especies y de -10°C como norma “aceptable” para las especies de las que se sabe

180
que tienen una viabilidad intrínseca alta (IBPGR 1976). Al nivel experimental se han
utilizado con éxito temperaturas mucho más bajas, como por ejemplo en helio líquido a
-269°C, pero el elevado costo de mantener esas temperaturas tan bajas durante un
largo período anularía las posibles (pues aún no se han demostrado) ventajas de este
método para prolongar la vida de las semillas.

La elección de la temperatura de almacenamiento varía considerablemente según la


especie de que se trate y el período de tiempo durante el que se va a almacenar la
semilla. Cuanto más baja sea la temperatura que hay que mantener en una cámara fría,
tanto más alto será su costo, y posiblemente no sean necesarias temperaturas
inferiores a cero grados cuando la semilla, destinada a proyectos de forestación, se va a
tener almacenada solamente durante uno o dos años. Holmes y Buszewicz (1958)
señalaron que, en varios experimentos con coníferas, la superioridad de las
temperaturas inferiores a cero grados sólo era manifiesta tras períodos de
almacenamiento de unos cinco años o más. Parece que estas temperaturas (-18°C)
prolongan la viabilidad de la semilla en especies ortodoxas tropicales como Eucalyptus
deglupta y Flindersia brayleyana (Turnbull 1983).

Algunas semillas se mantienen bien a temperatura ambiente, como es el caso de


muchos géneros de luguminosas y rosáceas, Eucalyptus, Tilia y muchos otros frutos de
semilla dura o hueso. Pero la mayoría de las especies sólo se mantienen bien durante
períodos largos a temperaturas más bajas. En un almacenamiento de 3–5 años de la
mayoría de las coníferes y de Alnus y Betula, parece que el factor decisivo es no
superar la temperatura de +4°C. Por consiguiente, la temperatura debe estar entre 1 y
4°C. Cuando se trata de períodos de almacenamiento más largos, por ejemplo de 5 a
15 años, la temperatura debe estar entre -4 y -10°C. En el caso de Abies, sin embargo,
se utiliza una temperatura de -4°C cuando el período de almacenamiento es corto y
entre -10° y -20°C cuando es más largo (Barner 1975b).

El factor temperatura y el factor humedad están tan interrelacionados que es muy difícil
separarlos. Las semillas que tienen un nivel de humedad relativamente alto pueden
almacenarse durante períodos notablemente más largos a temperaturas próximas a la
de congelación que a temperaturas más altas, aunque éstas (30°C) son menos
perjudiciales cuando el contenido de humedad de la semilla es bajo. En resumen, cabe
afirmar que el contenido de humedad crítico se encuentra a un nivel más elevado
cuando las temperaturas de almacenamiento son bajas que cuando son intermedias o
altas, es decir, hasta cierto punto una temperatura baja puede compensar un contenido
de humedad alto, y vicerversa (Holmes y Buszewicz 1958). No obstante, es necesario
evitar por completo los riesgos de daño por congelación debido a la formación de hielo
en las semillas que tienen un CH alto. Roberts (1981) ha sugerido que un CH del 20 por
ciento es posiblemente el límite superior crítico para el almacenamiento a 0°C, del 15
por ciento para -20°C y del 13 por ciento para -196°C. Si se secan las semillas hasta
que su CH es del 4–8 por ciento, como se suele recomendar en las especies ortodoxas,
no debe existir peligro de daño por congelación, ni siquiera a temperaturas bastante
inferiores a 0°C.

Como ya se ha mencionado en el Capítulo 6, en muchas semillas el contenido de


humedad en equilibrio a una HR determinada varía con la temperatura. Barton y
Crocker (1984) han demostrado que, en un intervalo de HR del 35 por ciento al 76 por
ciento, la cantidad de agua que contienen las semillas se incrementaba

181
progresivamente a medida que la temperatura descendía de 30° a 10°C. Entre las
especies que se comportaban de esta manera figuraban Pinus y varias especies
agrícolas. A una HR baja (35 por ciento), la absorción de humedad por las semillas
secas era más o menos la misma a 5°C que a 10°C, pero con unas HR más altas (55
por ciento y 76 por ciento) las semillas absorbían menos humedad a 5°C que a 10°C, y
la tendencia se invertía cuando la temperatura superaba los 10°C. Este cambio del
contenido de humedad en equilibrio con el cambio de la temperatura puede ser
importante en el almacenamiento abierto. Cuando se utilizan recipientes herméticos el
efecto es mínimo, pues el CHE final está dominado por el CH inicial de las semillas, no
por la humedad del aire encerrado en el recipiente.

Al igual que ocurre con el contenido de humedad, las fluctuaciones térmicas repetidas
producen pérdida de viabilidad. En la medida de lo posible, la temperatura debe
mantenerse en un nivel uniforme.

El efecto que la temperatura tiene sobre la longevidad de la semilla de especies


recalcitrantes de la zona templada es semejante al que tiene sobre las especies
ortodoxas -dentro de determinados límites, cuanto más baja es la temperatura tanto
más largo es el período de viabilidad. Algunas especies tropicales mueren a
temperaturas superiores a la de congelación, como por ejemplo algunas
dipterocarpáceas a <14°C (Gordon 1981), el cacao a <10°C y el mango a <3–6°C (King
y Roberts 1979). Las semillas de Hopea helferi almacenadas a 15°C con un contenido
de humedad alto en bolsas de polietileno no cerradas herméticamente conservaban el
98 por ciento de su capacidad de germinación a los 37 días, y el 80 por ciento a los 60
días (Tang y Tamari 1973). La germinación se reducía mucho cuando la temperatura
bajaba a 10°C o subía a 25–28°C. Shorea ovalis es otra especie que no soporta las
bajas temperaturas; la temperatura idónea para almacenarla es 21°C. Shorea talura, en
cambio, se almacena bien a 4°C y un CH del 40 por ciento (peso en húmedo); a los seis
meses la germinación había descendido del 95 por ciento inicial al 69 por ciento (Sasaki
1980b). Las semillas de otras especies de dipterocarpáceas tienen una vida mucho más
corta.

En el caso de la mayoría de las especies recalcitrantes de la zona templada, cuanto


más baja es la temperatura hasta los 0°C, tanto más largo es el período de
almacenamiento sin riesgos. Las temperaturas inferiores a la de congelación, en
cambio, suelen matar las semillas recalcitrantes, que han de almacenarse con un
contenido de humedad alto (Harrington 1970, Wang 1974). En los Estados Unidos se ha
conseguido almacenar con resultados satisfactorios semillas de Quercus
manteniéndolas con un contenido de humedad del 35–45 por ciento y una temperatura
de entre -1° y +3°C (Bonner 1978). La temperatura puede ser un factor crítico, pues
cuando baja de -1°C suele matar las semillas, mientras que cuando sube a más de 2 ó
3°C produce una germinación excesiva. En Europa, las especies más septentrionales
de Quercus pueden almacenarse a una temperatura ligeramente más baja, -1° a -3°C, y
con un CH del 38–45 por ciento (Suszka y Tylkowski 1980).

Luz

Se ha notificado que la luz, y en concreto los rayos ultravioleta, es perjudicial para la


semilla (Harrington 1970), pero se han dedicado muy pocos estudios a la cuestión. La
utilización de recipientes metálicos opacos sería por tanto preferible, para las especies

182
que se ven afectadas por la luz, a los recipientes o botellas de vidrio. No obstante,
parece que la luz es mucho menos importante que el contenido de humedad o la
temperatura.

Elección del método de almacenamiento


Como ya se ha descrito supra, existen varios métodos de almacenamiento distintos. Los
principales factores que hay que tener en cuenta a la hora de elegir uno de ellos son las
características de la semilla de la especie de que se trate, el período durante el que se
va a almacenar y el costo. Cuando existe más de un método adecuado para mantener
la viabilidad durante el período de que se trate, normalmente se elige el más sencillo y
barato.

Almacenamiento a la temperatura y la humedad del ambiente

Las semillas pueden almacenarse en montones, capas de una sola unidad, sacos o
recipientes abiertos, a cubierto de la lluvia, bien ventiladas y protegidas contra los
roedores (Holmes y Buszewicz 1958, Magini 1962, Stein y otros 1974). Los mejores
resultados se obtienen en los climas frescos y secos. En esas condiciones, varias
especies de Pinus, Eucalyptus, Pseudotsuga y Tectona se mantienen
satisfactoriamente durante seis meses como mínimo, mientras que las leguminosas
arbóreas, en las que la cubierta seminal es impermeable y el CH es en condiciones
naturales bajo, como por ejemplo Acacia, Prosopis o Robinia, pueden conservar su
viabilidad durante años (Magini 1962, Stein y otros 1974).

Almacenamiento en seco con control del CH pero no de la


temperatura

Las semillas ortodoxas mantienen su viabilidad durante más tiempo cuando se secan
hasta un contenido de humedad bajo (4–8 por ciento), como se ha descrito en las
páginas 191–193, y después se almacenan en un recipiente hermético o en una
estancia con control de la humedad, que cuando se almacenan en condiciones de
equilibrio con la humedad del ambiente. La vida en almacenamiento se prolonga aún
más cuando se pueden proporcionar condiciones de temperatura fresca, pero no
controlada, por ejemplo en latitudes o altitudes altas y en bodegas u otras habitaciones
protegidas del sol directo.

A veces se almacena semilla en recipientes abiertos y situados en una habitación cuya


HR se mantiene en el 15–20 por ciento mediante aparatos deshumidificadores. En
silvicultura es más frecuente recurrir al secado previo de la semilla hasta obtener el CH
adecuado, y después almacenarla en recipientes herméticos y llenos. Siempre que los
recipientes no se abran con demasiada frecuencia y que el cierre hermético sea eficaz,
mediante este método se puede mantener bajo el CH durante muchos años. Resulta
más barato que utilizar una estancia con control de la humedad, especialmente durante
períodos en los que sólo se encuentra almacenada una pequeña cantidad de semilla, y
además no está sujeto al riesgo de averías mecánicas.

183
Este método es adecuado para las especies, como por ejemplo muchas de Pinus y
Eucalyptus, en las que se debe mantener la viabilidad durante uno o más años.

Almacenamiento en seco con control del CH y de la temperatura

Se trata del procedimiento que se aplica habitualmente a muchas especies ortodoxas


que, aunque producen la semilla con periodicidad superior a un año, se plantan
anualmente en proyectos de forestación a gran escala. En muchas de esas especies la
combinación de un CH del 4–8 por ciento y una temperatura de entre 0 y +5°C mantiene
la viabilidad durante cinco años o más. Algunos géneros de la zona templada fresca se
conservan mejor cuando se almacenan a temperaturas bajo cero, como por ejemplo
-4°C o menos en Abies (Barner 1982), -10°C en Fagus (Suszka 1966, 1974), -5°C en
Fagus (Muller y Bonnet-Masimbert 1982) y -18°C en Pinus strobus, Populus deltoides y
otras (Wang 1980). Pinus merkusii es un ejemplo de pino tropical que responde bien al
almacenamiento con un nivel bajo de temperatura y CH. En semillas de la procedencia
Zambales (Filipinas) se obtuvo una germinación del 80 por ciento tras tres años de
almacenamiento a 2°C y un CH del 6–10 por ciento, mientras que las semillas
almacenadas en equilibrio con la temperatura y la humedad del ambiente mostraban a
los 3–4 meses una notable pérdida de germinación (Gordon y otros 1972). P. caribaea y
P. oocarpa se comportan de manera semejante a este respecto. Este método es idóneo
no sólo para semillas propiamente dichas, sino también para determinados tipos de
fruto. Por ejemplo, en el proyecto del Jari, en el Brasil, se almacenan con buenos
resultados, en recipientes herméticos a 5°C y un CH del 6–10 por ciento, los huesos
descarnados, limpios y secos de Gmelina arborea (Woessner y McNabb 1979). La
germinación de los huesos frescos es del 90 por ciento, y tras dos años de
almacenamiento se mantienen aún en el 80 por ciento.

Almacenamiento en seco con fines de conservación de recursos


genéticos a largo plazo

Para el almacenamiento con fines de conservación de recursos genéticos de especies


agrícolas ortodoxas a largo plazo se recomienda una temperatura de -18°C y un CH del
5 por ciento ± 1 por ciento (IBPGR 1976). Es probable que este tratamiento sea
igualmente apropiado para las semillas ortodoxas de árboles forestales que han de
almacenarse con fines de conservación genética. Las cantidades de semillas que
requieren este tipo de almacenamiento son pequeñas en comparación con las que se
emplean todos los años en proyectos de forestación, y el costo por kilogramo de semilla
es más alto. Por consiguiente, en muchos países sería conveniente que los recursos
genéticos forestales y los agrícolas compartieran unos medios comunes de
almacenamiento a largo plazo. Un buen ejemplo es el del Banco Latinoamericano de
Semillas Forestales de CATIE, Turrialba, que posee su propio almacén de semillas (con
55 m3 de capacidad a 5°C) para el almacenamiento a plazo corto o mediano pero tiene
también acceso a las instalaciones de almacenamiento a largo plazo (a -20°C) de la
Dependencia regional de recursos genéticos (véase descripción en el Apéndice 3),
ubicadas también en Turrialba (Chang 1980).

La pérdida de viabilidad durante el almacenamiento, además de reducir el número de


plantas que pueden obtenerse de un determinado lote de semilla, puede modificar
también la constitución genética de las semillas almacenadas. Esto podría ser de
especial importancia cuando se trata de árboles forestales que son de manera

184
predominante poblaciones variables, de reproducción abierta. En primer lugar, la
pérdida de viabilidad puede producirse con más rapidez en unos genotipos que en
otros; cuando las pérdidas son importantes, por ejemplo del 50 por ciento del total, los
genotipos con semillas de vida corta pueden desaparecer por completo. Y sin embargo
es posible que tengan características valiosas como árboles de plantación en cuanto a
su adaptación, desarrollo o resistencia a las enfermedades, y en cualquier caso
contribuyen a la variación genética de la especie, que es lo que se pretende conservar
con estas actividades. En segundo lugar, es un hecho aceptado en la agricultura que en
la semilla almacenada se producen y acumulan daños o cambios cromosómicos, y que
el riesgo de que ocurran esas mutaciones génicas hereditarias depende no tanto de la
edad de la semilla como de los cambios que sufre en su viabilidad (Roberts 1972,
Barner 1975b). Un lote de semilla que haya sufrido una pérdida de viabilidad grave
habrá experimentado probablemente, entre los idividuos supervivientes, algunas
mutaciones génicas, pero existen muy pocas pruebas directas de inducción de
mutaciones hereditarias en unas condiciones de almacenamiento buenas, en las que
las pérdidas de viabilidad son pequeñas.

El alto nivel de condiciones de almacenamiento que ha recomendado el CIRF [IBPGR] y


se ha mencionado supra, si se combinan con el ensayo periódico de las semillas y la
regeneración tan pronto como la germinación desciende al 85 por ciento de la tasa de
germinación inicial (Ellis y otros 1980), debe reducir al mínimo el riesgo de cambio
genético en la semilla almacenada. Es posible que unas temperaturas aún más bajas
incrementen todavía más la longevidad. Durante algunos años se ha investigado la
cuestión del almacenamiento en nitrógeno líquido, con progresos considerables, pero es
preciso proseguir los ensayos durante varios años más antes de que se pueda
recomendar la adopción generalizada de este método en los bancos genéticos (IBPGR
1981).

Almacenamiento en húmedo sin control del CH ni de la temperatura

Se trata de un procedimiento adecuado para almacenar semillas recalcitrantes durante


unos pocos meses, en espera de que pase el invierno. Pueden almacenarse las
semillas en montones colocados directamente sobre el suelo, en pozos poco profundos
abiertos en suelos bien avenados o en capas dentro de cobertizos bien ventilados, con
frecuencia cubiertas o mezclados con hojas, arena húmeda, turba u otros materiales
porosos (Holmes y Buszewicz 1958, Magini 1962). Las semillas almacenadas a la
intemperie se mantienen húmedas por la lluvia o la nieve, pero es posible que haya que
humedecer periódicamente las que están bajo techo (Stein y otros 1974). El objetivo es
mantener unas condiciones húmedas y frescas, junto con una buena ventilación para
evitar el recalentamiento que puede derivarse de la combinación de unas tasas de
respiración relativamente altas y el almacenamiento en húmedo. Esto puede
conseguirse volteando periódicamente los montones de semillas (Aldhous 1972) o
insertando en ellos manojos de paja o ramitas (Magini 1962).

Este método es adecuado para el almacenamiento a corto plazo de frondosas de la


zona templada que tienen la semilla grande, como por ejemplo Quercus, Castanea o
Aesculus. Probablemente no está indicado para las especies recalcitrantes de los
trópicos, pues en éstos la temperatura ambiente es demasiado alta.

185
En las páginas 262–264 se describe la estratificación al aire libre, que es un método
para superar la latencia interna. En propiedad debe considerarse como un tratamiento
previo de la semilla, pero cumple de paso la función de almacenarla durante unas
semanas o meses, y el método que se emplea es muy parecido a los que se describen
en la presente sección.

Almacenamiento en frío húmedo con control de la temperatura

Este método comporta el mantenimiento controlado de unas temperaturas bajas, algo


por encima de la temperatura de congelación o, con menos frecuencia, un poco por
debajo de ella (Magini 1962). La humedad puede controlarse dentro de unos límites
aproximados añadiendo a la semilla materiales húmedos, como por ejemplo arena,
turba o una mezcla de ambas cosas, en las proporciones de una parte de ese material
por una parte de semilla en volumen, y rehumedeciendo el conjunto periódicamente, o
con más precisión (y con menos frecuencia) controlando la humedad relativa de la
cámara fría. Este último tipo de control suele ser demasiado costoso (Magini 1962,
Holmes y Buszewicz 1958). Las temperaturas bajas reducen la tasa de respiración y
prolongan la vida en almacenamiento, pero las semillas no deben almacenarse en
recipientes herméticos e impermeables a los gases, que limitarían el aporte de oxígeno.
Mediante unas bolsas de polietileno de 100–250 micras de grosor, cerradas, se
permitirá el intercambio de oxígeno y CO2 con el aire exterior al tiempo que se limitará
rigurosamente el intercambio de humedad (Stein y otros 1974).

El método es adecuado para los mismos géneros recalcitrantes de la zona templada


que se han enumerado en la sección anterior, y con temperaturas de 0–5°C debe
prolongar la viabilidad hasta 1½ o dos años. Las temperaturas inferiores a 0°C han
mejorado los resultados en algunos casos, pero con frecuencia lesionan las semillas
que tienen un CH alto y por lo tanto solamente deben utilizarse cuando la investigación
haya demostrado su aplicabilidad a la especie de que se trate.

Es menos lo que se sabe sobre la aplicación de este método a especies tropicales, pero
merece mucha más investigación de la que hasta ahora se le ha dedicado, sobre todo
respecto de las dipterocarpáceas y géneros como Araucaria, Agathis y Triplochiton.
Como se ha señalado supra, existen datos de que algunas especies mueren a
temperaturas bajas pero no inferiores a 0°C, y Gordon (1981) ha propuesto dividir las
semillas recalcitrantes en las que pueden y las que no pueden soportar temperaturas
inferiores a 10°C sin pérdida de viabilidad. Resumiendo varios años de investigación
sobre dipterocarpáceas en Malasia, Tamari (1976) llegó a la conclusión de que el mejor
tratamiento para varias especies era el siguiente: (1) secar a una temperatura no
superior a 35°C, hasta reducir el CH al 35 por ciento; (2) guardar en bolsas de
polietileno cerradas tras colocar en su interior un fungicida, y (3) almacenar a 15°C, o
durante tres semanas a 15°C seguido de un nuevo almacenamiento a 10°C. Con este
tratamiento se ha conseguido prolongar la vida de la semilla de una semana o dos a dos
meses en Hopea helferi, pero aún estamos lejos de contar con un sistema seguro de
almacenamiento para cubrir el tiempo que separa un año de semilla del siguiente,
período que en muchas dipterocarpáceas es, según se ha notificado, de entre tres y
seis años (Tang 1971). En la recalcitrante Araucaria hunsteinii se han conseguido
resultados satisfactorios con un almacenamiento a 3,5°C y un CH de más del 32 por
ciento durante períodos de seis meses como mínimo (Arentz 1980).

186
En algunas especies recalcitrantes las semillas recién germinadas pueden conservar
mejor la viabilidasd, almacenadas en frío húmedo, que las semillas no germinadas.
Gordon (1981) notificó que en lotes de semilla de Quercus spp. con germinación previa
no se habían apreciado cambios significativos en el número de gérmenes vivos tras un
año de almacenamiento en bolsas de polietileno de 125 micras y cerradas no
herméticamente a una temperatura de 3°C, mientras que una gran parte de las semillas
viables pero no germinadas, y colocadas en las mismas bolsas, murieron durante ese
período.

Otros métodos

En el pasado se han utilizado otros métodos de almacenamiento que sin embargo hoy
son de escasa aplicación. Son los siguientes (Magini 1962, Stein y otros 1974):

a. Almacenamiento de semillas recalcitrantes en agua corriente (no estancada).


b. Almacenamiento en condiciones de vacío parcial.
c. Almacenamiento en gases distintos del aire, como por ejemplo nitrógeno o CO2.
d. Revestimiento individualizado de las semillas grandes con parafina o látex para
impedir el intercambio de humedad. Este método puede utilizarse también para
mantener el contenido de humedad durante el envío.

Recipientes para el almacenamiento


El almacenamiento de semillas suele exigir algún tipo de recipiente, para facilitar el
acceso a los distintos lotes y su manipulación cuando se mantienen separados,
aprovechar al máximo el espacio de almacenamiento, proteger la semilla contra los
animales y las plagas de insectos y, en algunos casos, impedir el intercambio de
humedad y gases entre la atmósfera interior y la exterior. En lo que se refiere a las
semillas arbóreas se han utilizado muchos tipos de recipiente, que conviene dividir en:
(1) materiales plenamente permeables a la humedad y los gases; (2) materiales
completamente impermeables, una vez cerrados herméticamente, a la humedad y los
gases, y (3) materiales resistentes a la humedad, pero no totalmente impermeables.

Materiales plenamente permeables a la humedad y los gases

Comprenden los sacos de arpillera o tela de yute, bolsas de algodón y recipientes de


papel y cartón blando o rígido. La arpillera y el algodón tienen la ventaja de que se
pueden atravesar con el tomamuestras y sacar semillas para ensayos sin necesidad de
abrir el recipiente por la boca. La elasticidad del tejido hará que se cierre el agujero y se
eviten pérdidas ulteriores de semilla, lo que no es posible en los recipientes de papel o
cartón (Harrington 1973). La arpillera y el algodón son por otra parte materiales
resistentes, que pueden utilizarse más de una vez.

Ninguno de estos materiales ofrece una protección total contra los ataques de insectos
y roedores, y todos ellos son completamente permeables al vapor de agua y otros
gases. Para las semillas ortodoxas en condiciones no controladas, por lo tanto, sólo
están indicados cuando se trata de períodos de almacenamiento bastante cortos; el
tiempo de almacenamiento puede prolongarse cuando se trata de semillas de cubierta
dura o cuando las condiciones ambientales son frescas y secas. Cuando las semillas se

187
almacenan en recipientes grandes una vez ajustadas mediante secado al CH correcto,
las propias semillas de la parte exterior son en cierto modo una barrera que dificulta el
paso de la humedad. Así, puede conservarse la viabilidad de las semillas de la parte
interior durante un determinado período aunque las capas exteriores se deterioren algo
por el incremento del CH. Cuando un almacén de semillas posee los medios necesarios
para controlar la temperatura y la humedad relativa, entonces pueden utilizarse sin
riesgo recipientes permeables con semillas ortodoxas y durante varios años, siempre
que exista protección contra plagas.

En el caso del almacenamiento en húmedo de semillas recalcitrantes, deben utilizarse


recipientes abiertos o perfectamente permeables, como por ejemplo sacos de arpillera,
a fin de que pueda establecerse un intercambio libre de aire y de esa manera evitar el
recalentamiento que puede darse cuando se guardan sin ventilación suficiente semillas
húmedas y de respiración rápida. Puede ser necesario rociar periódicamente con agua
los sacos para mantener el CH en el nivel alto que necesitan las semillas de este tipo.

Materiales completamente impermeables, cuando están cerrados


herméticamente, a la humedad y los gases

Tras secar las semillas ortodoxas hasta que tienen el CH correcto, éste puede
mantenerse en el almacén reduciendo la humedad del espacio de almacenamiento en
su conjunto. Otra manera muy eficaz, que se suele utilizar al almacenar semillas
forestales, consiste en colocar la semilla en recipientes herméticamente cerrados e
impermeables a la humedad. Esto evita la necesidad de contar con un equipo de
deshumidificación, que es costoso. Cuando el almacenamiento es de largo plazo el
método más eficaz consiste en una combinación de recipientes impermeables a la
humedad con unas temperaturas bajas y controladas, que se obtienen mediante un
sistema de refrigeración. Otra ventaja de la mayoría de los materiales de este tipo es
que impiden también la entrada de oxígeno, de manera que se reduce aún más la tasa
de respiración. Los recipientes herméticos e impermeables no están indicados para
almacenar semillas recalcitrantes, ni tampoco semillas ortodoxas con un CH alto, que se
deterioran con más rapidez en condiciones herméticas que en abiertas. Algunas
semillas absorben la humedad enseguida, por lo que es importante que, una vez
terminada la operación de secado, se guarden lo antes posible en el recipiente,
preferiblemente sin salir de la propia cámara de secado.

Entre los recipientes impermeables a la humedad figuran las latas y tambores de estaño
o aluminio, los frascos de vidrio de los tipos Mason o Kilner, los viales plásticos y los
envases de papel de aluminio laminado. Las latas metálicas, rígidas e irrompibles,
ofrecen la máxima protección contra el daño mecánico y están igualmente indicadas
para el almacenamiento y el envío ulterior. La medida de la protección contra la
humedad la da únicamente el cierre del recipiente. En los recipientes rígidos, y cuando
se prevé la necesidad de abrirlos periódicamente para extraer semilla y después
volverlos a cerrar, deben utilizarse tapas estancas de rosca o de abrazaderas; el papel
de aluminio debe cerrarse mediante calor. La eficacia del sistema de cierre es
especialmente importante en el almacenamiento de largo plazo. Para el
almacenamiento prolongado y herméticamente cerrado de semillas agrícolas se
recomiendan tres tipos de recipiente: frascos o viales de vidrio; latas metálicas y
envases de papel metálico laminado. Estos tipos de recipiente deben ser igualmente
adecuados para almacenar semillas arbóreas ortodoxas. No obstante, en el informe del

188
CIRF (IBPGR 1976) se recomendaban las latas metálicas y herméticas como el método
más fiable y adecuado. En ese informe se señalaba que los frascos con tapón de rosca
no siempre cerraban a la perfección y que se necesitaba más experiencia sobre las
propiedades de conservación de los envases de papel metálico laminado antes de
recomendar su utilización generalizada en un tipo de almacenamiento que con
frecuencia se prolonga durante varios decenios.

Materiales resistentes a la humedad, pero no totalmente


impermeables

Se trata del polietileno y otras películas plásticas y el papel de aluminio. Estos


materiales son resistentes al paso de la humedad, pero, en períodos largos, permiten
que se produzca un lento paso de vapor de agua que tiende a equilibrar la HR del
interior con la del ambiente exterior. Algunas de las cifras que ofrecen Justice y Bass
(1979) sobre la transmisión de vapor de agua parecen sorprendentemente altas, como
por ejemplo 0,13 g por 100 pulgadas cuadradas (645 cm2) durante 24 horas en película
de polietileno de baja densidad y 250 micras de grosor, y una cifra aproximadamente 10
veces mayor en el caso de la película de baja densidad y 25 micras de grosor. Sin
embargo, las condiciones que según las normas se han de utilizar en el ensayo de
estos materiales son una HR del 0 por ciento a un lado y una HR del 90–100 por ciento
al otro. En el almacenamiento el gradiente de la humedad relativa nunca es tan fuerte, y
de ahí que en la práctica el vapor de agua pase de un lado a otro con mucha menos
rapidez. En un ensayo en el que se utilizó polietileno de alta densidad y 150 micras de
grosor, la velocidad del paso del vapor de agua en dos años desde una HR exterior del
95–100 por ciento a 20–30°C era cuatro veces mayor que la que se producía con una
HR exterior del 50 por ciento y 10°C (Justice y Bass 1979). Cuanto más gruesa es la
película, tanto mayor es la resistencia al paso del vapor de agua, y, a igualdad de
grosor, el polietileno de densidad alta es más resistente que el de densidad baja.

Aunque el polietileno no es un material adecuado para el almacenamiento prolongado


de semillas ortodoxas con fines de conservación genética, está muy indicado en los
casos de plazo corto o medio, y en Honduras ha ofrecido resultados excelentes en el
almacenamiento de semillas de Pinus caribaea y P. oocarpa durante un período de
hasta cinco años, sin que se produjeran cambios significativos del CH. En las
condiciones de Honduras se recomienda un grosor mínimo de 100–125 micras; a
grosores inferiores, la cantidad de vapor de agua que pasa con el tiempo puede ser
significativa, además de que el polietileno muy delgado está expuesto a sufrir daños
mecánicos durante la manipulación (Robbins 1983a, b). Harrington (1973) estimó que
en las condiciones de la zona templada estaba indicado el polietileno de 75 micras y
alta densidad ó 125 micras y densidad media, mientras que en las condiciones
tropicales, incluso las más acentuadas, era suficiente el de 175 micras y alta densidad ó
250 micras y densidad media. Es esencial cerrar correctamente las bolsas, operación
que puede realizarse mediante una combinación de calor y presión. Antes se utilizaban
hierros candentes, pero en la actualidad el cerrado hermético puede realizarse de una
manera más eficaz y cómoda mediante los selladores térmicos comerciales, de los que
existen diversos modelos en el mercado.

Hay varios materiales que por separado presentan una permeabilidad lenta al vapor de
agua y que al laminarse juntos se hacen completamente impermeables. Diversas
combinaciones de polietileno, papel de aluminio y papel de estraza laminados ofrecieron

189
una impermeabilidad absoluta al vapor de agua durante dos años, aun cuando la
diferencia entre la HR interior y la exterior era grande (Justice y Bass 1979).

Utilización de deshidratantes en los recipientes

Si las semillas ortodoxas se secan hasta alcanzar el CH correcto y se almacenan en


recipientes impermeables y herméticamente cerrados, el CH debe permanecer
constante durante años. Sin embargo, si se almacenan en un material resistente a la
humedad pero no totalmente impermeable, como por ejemplo las bolsas de polietileno,
o si es necesario abrir los recipientes y volverlos a cerrar periódicamente para sacar
semilla, con el tiempo se irá acumulando lentamente humedad. Para evitar esto se
recomienda incluir en los recipientes un deshidratante, como el gel de sílice. La
capacidad del gel de sílice para adsorber humedad depende de la humedad relativa del
ambiente, como se observa en el cuadro siguiente (según Harrington 1972):

Contenido de humedad del gel de sílice en equilibrio con distintos niveles de humedad
relativa

HR% H2O adsorbida % HR % H2O adsorbida %


0 0,0 55 31,5
5 2,5 60 33,0
10 5,0 65 34,0
15 7,5 70 35,0
20 10,0 75 36,0
25 12,5 80 37,0
30 15,0 85 38,0
35 18,0 90 39,0
40 22,0 95 39,5
45 26,0 100 40,0
50 29,0

Un método adecuado consiste en utilizar gel de sílice tratado con cloruro de cobalto,
que cambia de color, del azul al rosa, cuando la HR llega al 45 por ciento
aproximadamente; en muchas especies ortodoxas, el CH en equilibrio correspondiente
sería del 7–9 por ciento (véanse los gráficos de las figuras 6.23 y 6.24). Se coloca gel
de sílice desecado en el recipiente junto con las semillas y, cuando los gránulos
adquieren un color rosado, se saca el gel y se reactiva secándolo en una estufa a 175°
C y enfriándolo después en un recipiente hermético antes de volverlo a utilizar. Se
recomienda un peso de gel de sílice igual a la décima parte del peso de la semilla
(Harrington 1972). Hay que tener cuidado de no incluir en los recipientes demasiada
cantidad de gel de sílice, pues la semilla podría secarse en exceso. Aun con una
cantidad de gel de sílice equivalente a la décima parte del peso de la semilla, el CH de
una semilla guardada al 6 por ciento suele descender a menos del 5 por ciento durante
la fase inicial del almacenamiento. Una reactivación más frecuente del gel de sílice
conservaría un equilibrio de la HR y el CH de la semilla a niveles inferiores al 45 por
ciento y 7–9 por ciento que se han citado supra, pero en ese caso se renunciaría a la
comodidad que supone el indicador de color.

190
Se emplean también deshidratantes cuando se sabe que el CH de la semilla es superior
al nivel óptimo para el almacenamiento en condiciones herméticas, por ejemplo cuando
no se dispone de más posibilidades que el secado al aire. Como se ha señalado en la
página 192, colocando junto con la semilla, en recipientes herméticos, un peso
aproximadamente igual de gel de sílice se debe reducir el CH de la semilla a un nivel
adecuado y se debe mantener en él. Véase el ejemplo siguiente:

1 kg (peso de la semilla secada en estufa) de semilla con


un CH inicial del 19 por ciento (peso en seco) contiene 190 g H2O

1 kg (peso de la semilla secada en estufa) de semilla con


un CH del 6 por ciento (peso en seco) contiene 60 g H2O

Por consiguiente, humedad que se debe eliminar = 130 g H2O


HR en equilibrio con un CH del 6 por ciento = 25% HR
Con una HR del 25 por ciento, 1 kg de gel de sílice
125 g H2O
adsorbe

Por consiguiente, un peso de gel de sílice igual al peso de la semilla reduce el CH


inicial, del 19 por ciento, a un nivel un poco por encima del 6 por ciento, adecuado para
el almacenamiento.

Elección y uso del recipiente

A la hora de decidir cuál es el recipiente de almacenamiento idóneo para un uso


determinado se han de tener en cuenta los factores que figuran a continuación y que se
basan en los enumerados por Stein y otros (1974):

Cuando es necesario que la semilla se seque aún más en el almacenamiento, no se


debe utilizar un recipiente hermético, pues mantener estanco un exceso de humedad es
perjudicial para la semilla (Barton 1961). Se debe utilizar un recipiente hermético
cuando el incremento del contenido de humedad de la semilla puede ser perjudicial y la
instalación de almacenamiento tiene una humedad relativa alta.

En los recipientes y en la semilla se puede producir rápidamente una condensación no


deseada cuando se sacan de una cámara fría o un congelador. En esos casos se
recomienda dejarlos que se calienten a la temperatura ambiente antes de abrirlos.

Las bolsas de polietileno de 100–250 micras restringen en gran medida el intercambio


de humedad, pero sin embargo no impiden que se produzca un intercambio de oxígeno
y dióxido de carbono con el aire exterior. Ese intercambio puede ser beneficioso o
perjudicial, según la especie de que se trate.

Los recipientes que son fáciles de abrir y cerrar están indicados cuando es probable que
haya que añadir o sacar semilla repetidamente. A fin de reducir al mínimo las
fluctuaciones de temperatura y humedad relativa, los recipientes deben abrirse
únicamente en caso necesario. Otra posibilidad consiste en almacenar la semilla en

191
recipientes pequeños, de manera que todo su contenido pueda guardarse o vaciarse de
una sola vez.

En el caso de las semillas ortodoxas, los recipientes deben llenarse totalmente, a fin de
reducir al mínimo el intercambio de humedad entre la semilla y el aire encerrado y, lo
que es aún más importante, para limitar la cantidad de oxígeno que queda en el interior
del recipiente.

Cuando es preciso eliminar o limitar el intercambio de humedad que se produce a través


de las paredes del recipiente, éste debe ser de un material impermeable o resistente a
la humedad. Cuanto más largo sea el período de almacenamiento y cuanto más alta
sea la diferencia entre la HR del exterior y la que existe dentro del recipiente, tanto más
impermeable debe ser el material utilizado.

Cuando las semillas son frágiles y se dañan con facilidad debe utilizarse un recipiente
de paredes rígidas. En esos casos suelen utilizarse, dentro de los recipientes rígidos,
bolsas impermeables a la humedad.

192
7.1 Recipientes herméticos para almacenar semilla, División de Investigaciones
Forestales, CSIRO, Canberra.
(FAO/División de Investigaciones Forestales, CSIRO, Canberra)

193
7.2 Interior de una cámara fría para almacenar semillas en
Humlebaek, Dinamarca.
(Centro de Semillas Forestales de DANIDA)

7.3 Ejemplos de distintos tipos de recipiente que se utilizan para almacenar o enviar semillas en Dinamarca.
(Centro de Semillas Forestales de DANIDA)

194
Se debe elegir una forma y un sistema de colocación de los recipientes que faciliten la
temperatura y la ventilación uniformes en todo el almacén.

Es posible que algunos contenedores estén hechos de sustancias perjudiciales para las
semillas de árboles o arbustos (Barton 1954). Cuando este extremo no esté confirmado,
el recipiente debe ser objeto de un ensayo para determinar su toxicidad.

En algunos materiales, como el PVC, se puede ir acumulando poco a poco electricidad


estática. Esto dificulta su limpieza tras sacar una partida de semillas y antes de
introducir otra.

Hay que hacer hincapié en que no existe un solo recipiente o material que sea el ideal
para todos los tamaños, condiciones y objetivos que se dan a la hora de envasar
semillas. Antes de adoptar una decisión definitiva, las virtudes relativas de cada tipo
deben sopesarse con sus inconvenientes y costos.

Diseño e ingeniería de instalaciones para el almacenamiento de


semillas

Capacidad de almacenamiento

El peso de la semilla que se va a tener almacenada puede estimarse de la manera que


se indica en el Capítulo 3 y dependerá de la superficie de plantación anual, el número
máximo de años para los que se va a almacenar de una sola vez el suministro de
semillas debido a la periodicidad de la fructificación, y el número de semillas por
kilogramo correspondiente a cada especie. El peso de la semilla en kilogramo puede
convertirse en volumen neto en litros (o el peso en gramos en centímetro cúbicos)
mediante un factor que está relacionado con el peso específico medio. Para muchas
especies forestales es correcto un factor medio de 2,0, que corresponde a un peso
específico aparente de 0,5 (el auténtico peso específico sería algo más elevado debido
a los intersticios de aire que quedan entre las semillas).

Para convertir este volumen neto en espacio de almacenamiento bruto, en el que se


tienen en cuenta los estantes, la ventilación, los espacios de aire que quedan dentro de
los recipientes y entre ellos, el acceso a la cámara fría y los accesorios del interior de
ésta, se suele multiplicar aproximadamente por ocho (Magini 1962); esto en caso de
que se empleen estantes fijos. La utilización de estantes móviles puede duplicar la
cantidad de semilla que se puede almacenar en un espacio determinado (IBPGR 1976);
en este caso el multiplicador sería de cuatro aproximadamente. Así, para almacenar
500 kg de semilla de peso específico 0,5 se necesitaría un espacio bruto de 500 × 2 × 8
= 8 000 litros ó 8 m3 con estantes fijos y 4 m3 con estantes móviles. Cuando se va a
almacenar un número relativamente pequeño de lotes, cada uno de ellos con gran
cantidad de semilla, se pueden utilizar recipientes de tamaño normalizado, llenos hasta
el borde, y adaptar el espacio de las estanterías de manera que se ajuste exactamente
a ese tamaño. En esos casos pueden ahorrarse cantidades considerables de espacio
de almacén. Por ejemplo, en el almacén de semillas de Humlebaek, Dinamarca, donde
los estantes son fijos, se ha calculado un factor de multiplicación de sólo 3,12 (Barner
1982a).

195
Diseño y equipo

El diseño y la maquinaria del almacenamiento refrigerado son un tema que corresponde


a los técnicos en refrigeración. En los resúmenes del informe del CIRF (IBPGR 1976)
que figuran en el Apéndice 2 y en el ejemplo de las instalaciones del Proyecto regional
de recursos genéticos de Turrialba (Goldbach 1979), que figuran en el Apéndice 3, se
puede encontrar una orientación sobre las características que deben incluirse en todo
encargo de instalación. Hay que señalar que ambos documentos se refieren al
almacenamiento prolongado de semillas agrícolas con fines de conservación genética.

Es esencial que los diseños y el equipo se adapten a las condiciones locales y los
recursos locales. La mejor instalación del mundo sirve para poco si no se puede
mantener, por lo que es esencial investigar la disponibilidad local de servicios y piezas
de repuesto antes de encargar cualquier componente. De importancia básica son la
fiabilidad de la red de suministro eléctrico y la necesidad de un estabilizador del voltaje y
un generador autónomo. En ocasiones puede ser necesario tener a mano un compresor
de reserva.

La correcta ubicación de un almacén de semillas puede reducir considerablemente la


necesidad de equipo costoso. Por ejemplo, un país tropical que tenga un clima y una
topografía variables puede resolver muchos problemas trasladando su almacén de una
ubicación costera, cálida y húmeda, a la falda seca y a sotavento de una montaña a 2
000 m. En ese caso, una habitación bien ventilada podría proporcionar unas
condiciones perfectamente adecuadas para almacenar durante varios años especies
relativamente “fáciles”, como pinos y eucaliptos; esa instalación podría complementarse
mediante uno o más congeladores para pequeñas cantidades de especies más
“difíciles”, que requieren temperaturas inferiores a 0°C. La utilidad de estos
congeladores ha sido subrayada por el CIRF (IBPGR 1976), cuyos comentarios se
reproducen en el Apéndice 4.

Envío de la semilla
Los beneficios que se derivan de unos métodos ejemplares de recolección,
procesamiento y almacenamiento de la semilla pueden perderse en gran parte si no se
presta atención al envío de ésta desde el almacén hasta el vivero. Lo que determina el
número de plantas sanas que se obtienen de un determinado lote de semilla es la
viabilidad de ésta en el momento de su siembra, no en el momento en que sale del
almacén. Por consiguiente, es esencial emplear métodos de envío que garanticen la
mínima pérdida de viabilidad en el intervalo entre el almacenamiento y la siembra. La
elección del material de envasado adecuado dependerá de las características de la
especie, la cantidad que se va a enviar, la duración del tiempo de tránsito, la modalidad
de transporte y las condiciones de temperatura y humedad a las que va a estar
expuesto el cargamento (Baldwin 1955).

Las temperaturas altas y fluctuantes y unos niveles de humedad perjudiciales son las
principales causas de las pérdidas de viabilidad que se producen durante el envío (Stein
y otros 1974). Estos factores son los mismos que deterioran los frutos recién
recolectados entre el lugar de la recolección y la instalación de procesamiento, tal como
se ha descrito en las páginas 123–125. No obstante, antes de la siembra las semillas
deben partir con la ventaja de haber dispuesto de unas condiciones óptimas de

196
temperatura y contenido de humedad durante el período de almacenamiento. De hecho,
lo ideal sería mantener durante el tránsito las mismas condiciones del almacenamiento,
pero esto es con frecuencia imposible (Stein y otros 1974).

Siempre que sea el correcto, el contenido de humedad inicial de la semilla puede


mantenerse fácilmente durante el tránsito utilizando recipientes herméticos. En algunos
casos la semilla puede expedirse en los mismos recipientes en que estuvo almacenada.
En otros puede ser aconsejable transpasarla de un recipiente de almacenamiento
grande a otros de envío más pequeños. Es posible que un vivero necesite sólo una
pequeña cantidad de un determinado lote de semilla. Además, los paquetes pequeños y
ligeros suelen estar menos expuestos al daño mecánico en el tránsito que los grandes y
pesados. Magini (1962) recomienda dividir la carga en paquetes de 20 kg como
máximo, nunca mayores. Como ya se ha descrito supra en este mismo capítulo a
propósito de los recipientes de almacenamiento, existen diversos materiales
impermeables o resistentes a la humedad. El polietileno de 100–200 micras tiene la
ventaja de que restringe el paso de la humedad al mismo tiempo que permite el
intercambio de oxígeno y CO2.

Los recipientes herméticos están muy indicados para las especies ortodoxas, cuyas
semillas deben mantenerse secas durante el tránsito. Cuando existe riesgo de que las
semillas puedan absorber humedad al pasar del recipiente de almacenamiento al de
envío, es útil, como otra precaución más, añadir un deshidratante del tipo de gel de
sílice. Las semillas de especies recalcitrantes, en cambio, no deben enviarse en
recipientes herméticamente cerrados, pues, aunque puedan perder algo de humedad,
es peor el recalentamiento que se puede producir, de resultado de una respiración
rápida, en bolsas perfectamente cerradas a temperatura ambiente. Deben mezclarse
bien con musgo esfágnico pulverizado, turba molida, fibra de coco o serrín mojados y
escurridos. Una mezcla de igual peso de relleno seco y agua proporciona a estos
materiales un contenido de humedad adecuado (Baldwin 1955). Cuando se trate de
tránsitos internacionales, sin embargo, es probable que las autoridades en materia de
cuarentena acepten mejor las sustancias inertes, no orgánicas, como vermiculita
húmeda.

Con un CH inicial correcto, cuando especies ortodoxas de escasa longevidad deban


recorrer trayectos largos, como por ejemplo de un país a otro, han de utilizarse siempre
recipientes herméticos impermeables a la humedad. Pero si las semillas ortodoxas se
envían poco después de la recolección y sin haber sido sometidas al secado previo al
almacenamiento para ajustar su CH, es mejor colocarlas en bolsas permeables al aire
que cerrarlas herméticamente con un CH demasiado alto. Algunas especies que tienen
la cubierta seminal o el pericarpo resistentes, como Tectona y muchas leguminosas,
son capaces de soportar períodos prolongados en las condiciones del ambiente; para
estas especies son perfectamente adecuadas las bolsas de algodón o papel o los sacos
de arpillera.

Las semillas grandes y húmedas pueden sellarse, una a una, con cera de parafina o
látex. En el método que describió Baldwin (1955), se calienta cera de parafina a 71–
77°C y se sumerge en ella las semillas o nueces durante unos minutos, en un recipiente
de tela metálica que debe agitarse enérgicamente durante la inmersión. Las semillas así
enceradas deben envasarse en un material blando, de manera que durante el tránsito

197
no se quite la cera por rozamiento. En el momento de sembrarlas debe rasparse
parcialmente la cera para permitir la entrada de agua.

Aunque es más difícil proteger las semillas contra unas temperaturas altas o que
fluctúan con rapidez, hay que tratar de evitar que se coloquen las semillas junto a
fuentes de calor locales, como radiadores o conducciones de calefacción. En el caso de
las semillas muy sensibles, los efectos de la temperatura pueden mitigarse utilizando en
los envases material aislante. Las temperaturas inferiores a 0°C no suelen afectar a las
semillas secas, pero pueden producir daños a las semillas recalcitrantes, que deben
mantenerse húmedas. La germinación prematura es otro de los riesgos que amenazan
a las semillas húmedas. Durante el almacenamiento puede restringirse la germinación
aplicando temperaturas bajas, un poco superiores a 0°C, pero las temperaturas que
soportan durante el tránsito, más altas que ésas, pueden inducir la germinación en un
número notable de semillas. Las semillas que muestran inclinación a germinar cuando
están envasadas en húmedo pueden tratarse con un inhibidor, como la hidracida
maleica (Baldwin 1955).

Con independencia de la clase de las semillas que se envían, es necesario adoptar


precauciones contra los daños mecánicos y contra las pérdidas debidas a daños
recibidos por los recipientes durante el tránsito. Muchas veces es aconsejable el doble
envoltorio, como por ejemplo el que consiste en colocar una bolsa de polietileno
hermética dentro de una bolsa de lona más fuerte. Los cilindros de cartón duro en cuyo
interior van los recipientes herméticos de polietileno o papel de aluminio constituyen una
combinación especialmente eficaz cuando se trata de semillas que han de mantenerse
secas. Conviene poner una etiqueta también en la bolsa interior, como precaución
frente a la posibilidad de que se borre accidentalmente la etiqueta exterior. Es esencial
que los datos de la etiqueta sean claros, y el destinatario debe ser enterado del envío
mediante la nota de envío de semillas apropiada o el formulario correspondiente (véase
el Apéndice 1).

Stein y otros (1974) han elaborado una útil lista de control que contiene
recomendaciones prácticas para enviar semillas y que se reproduce a continuación:

1. Utilice un doble envoltorio. El que contiene las semillas debe meterse en un


recipiente exterior resistente, preferiblemente rígido.
2. Los recipientes de tamaño pequeño o mediano suelen soportar mejor los envíos
que los grandes.
3. Llene los recipientes al máximo, para reducir todo lo posible el contenido de aire
y la agitación de las semillas durante el envío.
4. Todos los paquetes deben llevar una etiqueta de identificación clara en el último
envoltorio interior y otra dentro del recipiente.
5. Cuando se trate de largas distancias, es conveniente enviar las semillas
sensibles por transporte aéreo.
6. Cuando se van a exportar a un país que exige su fumigación, los paquetes de
semilla deben poder abrirse y volverse a cerrar con facilidad. Además, las
autoridades en materia de cuarentena deben tener acceso inmediato a una
copia del certificado fitosanitario, que por ejemplo puede guardarse en un sobre
firmemente sujeto a la parte exterior del paquete.

198
Los viveros y las estaciones forestales de distrito no disponen de tantos medios para
guardar las semillas como el almacén central. Por consiguiente, los envíos deben
programarse de manera que, una vez recibidas, las semillas puedan sembrarse lo antes
posible.

Capítulo 8 TRATAMIENTO PREVIO DE LA SEMILLA


Introducción
Las semillas de muchas especies arbóreas germinan enseguida cuando se las somete
a unas condiciones de humedad y temperatura favorables. Como se ha señalado en el
Capítulo 2, muchas otras especies poseen un determinado grado de latencia de la
semilla. Cuando la latencia es fuerte, la regeneración artificial exige de manera esencial
alguna forma de tratamiento previo de la semilla, a fin de obtener una tasa de
germinación razonablemente alta en poco tiempo. En experimentos efectuados con
Robinia, el mejor tratamiento produjo a los 10 días una germinación diez veces mayor
que la de los controles. En otros casos, la principal diferencia puede residir no tanto en
el total final como en la velocidad de la germinación, como ocurre por ejemplo en Pinus
taeda (Bonner y otros 1974) y P. elliottii (Forrest 1964). Cuando la latencia es leve, el
efecto del tratamiento previo puede ser sólo marginal. Los beneficios que se derivan del
tratamiento previo (ahorro de semilla y de espacio en el semillero, período predecible y
concentrado de trasplante, densidad más uniforme en el vivero) han de sopesarse con
el costo y la complejidad de la operación. La decisión de tratar previamente o no las
semillas dependerá no sólo de la especie de que se trate, sino también de la
procedencia, el año de fructificación, las condiciones del vivero local y la duración y
condiciones del almacenamiento.

El que tiene por finalidad interrumpir la latencia y acelerar la germinación es por tanto
uno de los principales tipos de tratamiento previo. Otro comprende diversas formas de
revestimiento o recubrimiento protector de la semilla, con el fin de protegerla contra
plagas, enfermedades o condiciones adversas, mejorar su uniformidad o hacerla más
visible para el viverista.

Tipos de latencia
La latencia puede ser de varios tipos distintos, y a veces la misma semilla presenta más
de un tipo. La clasificación más sencilla distingue entre: (1) latencia exógena o del
pericarpo/cubierta seminal; (2) latencia endógena o del embrión, y (3) latencia
combinada, en la que la latencia afecta al mismo tiempo a la cubierta seminal y al
embrión.

199
8.1 Efecto de varios tratamientos previos a la siembra sobre 8.2 Beneficios de la estratificación en frío como método
la germinación de la falsa acacia (Robinia pseudoacacia), para acelerar la germinación del pino de incienso (Pinus
que es una especie de semilla dura. (Servicio Forestal, taeda). (Servicio Forestal, Dpto. Agric. EE.UU.)
Dpto. Agric. EE.UU.)

200
8.3 Efecto de diversos tratamientos previos sobre la 8.4 Acacia mangium. Porcentaje de germinación, media de
germinación de Pinus elliottii en Nuevo Gales del Sur. siete lotes medio hermano tratados con diez veces su
(Comisión de Silvicultura de Nuevo Gales del Sur) volumen de agua caliente durante
30 segundos, con diversas temperaturas del agua, en
Sabah. - Datos tomados de Bowen y Eusebio 1981. (Centro
de Investigaciones Forestales de Sandakan)

Se han publicado otras clasificaciones más pormenorizadas de la latencia. La de


Nikolaeva (1977) la han aplicado en forma simplificada Gordon y Rowe (1982) a las
semillas de árboles y arbustos latifolios de la zona templada. Estos autores distinguen
los siguientes tipos de latencia:

A. Latencia exógena
Es decir, impermeabilidad de la cubierta o el pericarpo
Af Física
al agua

201
Aq Química Es decir, inhibidores en el pericarpo o la cubierta
Es decir, resistencia mecánica del pericarpo o la
Am Mecánica
cubierta al crecimiento del embrión

B. Latencia endógena (morfológica)


B Morfológica Es decir, subdesarrollo del embrión

C. Latencia endógena (fisiológica)


Es decir, mecanismo fisiológico inhibidor que impide la
C Fisiológica
germinación
C1 Superficial Mecanismo inhibidor débil
C2 Intermedia Mecanismo inhibidor intermedio
C3 Profunda Mecanismo inhibidor fuerte

B-C. Latencia combinada morfofisiológica


Combinación de subdesarrollo del embrión con mecanismo fisiológico
B-C3
inhibidor fuerte
Combinación de subdesarrollo del embrión con mecanismo fisiológico
B-C3e
inhibidor fuerte del crecimiento del epicótilo

A-C. Latencia combinada exógena/endógena


A-C Diversas combinaciones de latencia de la cubierta o el pericarpo con
latencia fisiológica endógena; por ejemplo, en Tilia cordata se combina
la impermeabilidad física de la cubierta con una latencia fisiológica
profunda.

En la mayoría de las especies de los bosques tropicales húmedos, la latencia no


constituye un problema. Las condiciones de temperatura, humedad y oxígeno son casi
siempre adecuadas para que la germinación se produzca inmediatamente después de
la dispersión, de manera que casi todas las especies germinan en un plazo de días o
semanas y por lo tanto no tienen latencia. En los trópicos más secos, en cambio, es
frecuente la latencia de la cubierta de la semilla, y se precisa algún tipo de tratamiento
previo para obtener una germinación rápida y uniforme. Existen tanto la latencia física,
debida a la presencia de cubiertas o pericarpos duros, con unas capas cutinizadas que
son impermeables al agua, como la latencia química, que se debe a la presencia de
sustancias químicas inhibidoras en el revestimiento de la semilla; es probable que a
veces ambos tipos de latencia se den simultáneamente en la misma semilla. No
obstante, suele ser difícil diferenciar un tipo de otro, pues los tratamientos que ablandan
la cubierta, como por ejemplo el agua caliente, al mismo tiempo lixivian
automáticamente los inhibidores.

Como señalan Gordon y Rowe (1982), el revestimiento de las semillas que muestran
latencia mecánica es grueso, duro y resistente al crecimiento del embrión, pero, a
diferencia de las “semillas duras” que son características de la latencia física, es

202
permeable a los líquidos. Los tratamientos enérgicos, como la aplicación de agua
hirviendo o ácido, que pueden ser eficaces para superar la latencia física, traspasarían
la cubierta de las semillas que tienen latencia mecánica y matarían los embriones. La
latencia mecánica se da en diversos géneros de la zona templada, como por ejemplo
Crataegus, Carpinus o Elaeagnus; se desconoce si se da en los trópicos.

En la silvicultura de zonas templadas, hace mucho que se vienen investigando


procedimientos para romper los diversos tipos de latencia endógena, y los tratamientos
más importantes se describen infra en este mismo capítulo. Es probable que ninguno de
esos métodos tenga aplicación en los trópicos de tierras bajas, pero es posible que
algunos de ellos sean aplicables a especies plantadas en los subtrópicos y las tierras
altas tropicales; por ejemplo, se sabe que el tratamiento previo con frío húmedo
favorece la germinación de Pinus taeda, que es una importante especie de forestación
en algunas tierras altas tropicales y en los subtrópicos (Krugman y Jenkinson 1974).

En general, sin embargo, la cuestión que probablemente más preocupa a los ingenieros
forestales de los trópicos es la latencia exógena en sus modalidades física y química.

Tratamientos para romper la latencia de la cubierta o exógena


Las semillas de algunas especies poseen una cubierta dura y cutinizada que impide
totalmente la imbibición de agua y a veces también el intercambio de gases. Sin
imbibición e intercambios de gases son imposibles la renovación del crecimiento
embrionario y la germinación. Esta latencia física de la cubierta se da sobre todo en
especies adaptadas a la alternancia de estaciones secas y húmedas, comprendidos
varios géneros de leguminosas como Acacia, Prosopis, Ceratonia, Robinia, Albizzia y
Cassia. En algunas especies, como por ejemplo Tectona grandis y Pterocarpus
angolensis, la capa dura está formada por el pericarpo o fruto. En Tectona la unidad de
dispersión, almacenamiento y siembra es el fruto, a veces denominado con poca
propiedad “semilla”, pero a efectos prácticos el origen de la capa impermeable no afecta
a la elección del tratamiento previo.

Los tratamientos previos para romper la latencia física de la cubierta tienen por finalidad
ablandar, perforar, rasgar o abrir la cubierta para hacerla permeable, sin dañar el
embrión ni el endosperma que están en su interior. Comprenden métodos físicos y
biológicos, calor seco y remojado en agua o soluciones químicas. Todo tratamiento que
destruye o reduce la impermeabilidad de la cubierta se denomina habitualmente
escarificación (Bonner 1984a). Por lo general basta destruir la impermeabilidad en un
solo punto de la cubierta para que puedan producirse la imbibición y el intercambio de
gases.

La latencia química de la cubierta, debida a la presencia de sustancias químicas que


están ubicadas en ella pero inhiben la germinación del embrión, puede romperse por lo
general mediante algún tipo de tratamiento líquido que extrae esas sustancias químicas
por lixiviación. Por consiguiente, los métodos de tratamiento en húmedo que se
describen en el presente capítulo deben ser eficaces para romper la latencia química de
la cubierta, su latencia física y las combinaciones de ambas. En cambio, es probable
que los métodos en seco, eficaces para romper la latencia física, no tengan efecto
alguno sobre la latencia química.

203
La latencia mecánica de la cubierta plantea problemas especiales y se examina por
separado (en las páginas 259–260).

Métodos físicos

Uno de los métodos físicos más sencillos y directos consiste en cortar, perforar o abrir
un pequeño orificio en la cubierta de cada semilla antes de sembrarla (Goor y Barney
1976). En Filipinas este método ha dado buenos resultados con semillas grandes de
leguminosas, como las de los géneros Afzelia, Albizzia, Intsia y Sindora (Seeber y
Agpaoa 1976), y también en Honduras con Acacia, Prosopis, Enterolobium y otras
leguminosas (Robbins 1982b). En las semillas de Intsia se abre una hendidura en cada
extremo y otra tercera en la zona del hilo y el micrópilo; esta última zona es la más
importante. En Tanzanía se rompe con un cuchillo uno de los extremos del pericarpo de
Pterocarpus angolensis, que es duro y quebradizo (Laurie 1974), o también se casca
golpeándolo con palos (Boaler 1966). En Filipinas se casca con un martillo la dura
cubierta de Eusideroxylon. En Calophyllum se ha comprobado que quitando por
completo la cubierta se obtiene una germinación mejor que abriendo una hendidura en
ella (Seeber y Agpaoa 1976). Puede utilizarse también papel de lija para reducir el
grosor de la cubierta por abrasión. En ensayos efectuados en el Pakistán, el papel de
lija resultó el tratamiento más eficaz para aumentar y acelerar la germinación en varias
especies de cubierta dura (Nisa y Qadir 1969). A manera de ejemplo, Leucaena tenía
una germinación cero en las semillas de control, no tratadas, y en las que llevaban 24
horas de remojo en agua fría. El porcentaje se elevó al 42 por ciento en 26 días
mediante 1 minuto de remojo en H2SO4 concentrado, al 60 por ciento en 13 días
mediante 2 minutos en agua hirviendo y al 100 por ciento en 3 días mediante
tratamiento con papel de lija. En ensayos de laboratorio efectuados en Suecia, el
tratamiento más eficaz para Acacia farnesiana era la escarificación con papel de lija
seguida de 3 horas de remojo en agua fría; de esa manera se obtuvo una germinación
del 88 por ciento en 7 días y del 100 por ciento en 21 días, frente al 63 por ciento, 23
por ciento y 3 por ciento en 21 días que ofrecían el remojado en ácido sulfúrico
concentrado, alcohol anhidro y agua caliente respectivamente. En otras seis especies
de cubierta dura procedentes del Iraq que fueron objeto de ensayos al mismo tiempo,
era menos eficaz que cualquiera de los tratamientos a base del remojo (Kisou y otros
1983). El tratamiento manual de las semillas una por una es un procedimiento lento,
pero si se dispone de trabajadores experimentados, resulta seguro y eficaz. Está
indicado sobre todo para las semillas más grandes y refractarias, como por ejemplo las
de Delonix regia (Wunder 1966). El efecto de la escarificación física puede reforzarse
remojando las semillas en agua fría antes de sembrarlas.

Cuando hay que tratar grandes cantidades de semilla, la escarificación mecánica está
más indicada que el método manual. Se pueden voltear o agitar las semillas en una
hormigonera con grava de arista viva o arena, o también en un tambor especial forrado
en su interior con material abrasivo como papel de lija, cemento o trozos de vidrio, o
dotados de discos abrasivos giratorios (Kemp 1975c, Goor y Barney 1976). Si se utiliza
grava o arena, ésta debe cribarse para que luego no resulte difícil separarla de la
semilla mediante un cedazo de la malla adecuada. Este método no está indicado para
las semillas de abundante resina o pulpa, que pueden atascar la máquina. Hay que
prestar atención para no excederse en el tratamiento, pues de lo contrario la semilla
sufriría daños que pueden reducir o destruir su capacidad de germinación. Para estimar
la eficacia de la escarificación se puede examinar la supeficie de la cubierta, en caso

204
necesario mediante lupas manuales, o se puede efectuar un ensayo con el que
determinar la capacidad de la semilla para tomar agua, que se observa por la medida en
que se hincha (Bonner y otros 1974).

En la India se ha utilizado con éxito la escarificación mecánica para romper la latencia


de la cubierta en Acacia catechu, A. nilotica subsp. indica, Albizzia falcataria, A. lebbek,
Cassia fistula, C. javanica, C. nodosa, Delonix regia, Dichrostachys cinerea, Santalum
album, Terminalia arjuna y T. tomentosa (Pattanath 1982). En el caso de Acacia
farnesiana, agitando horizontalmente y durante cinco horas las semillas, que estaban
embotelladas junto con trozos de vidrio, se obtuvo una germinación del 20,7 por ciento
más otro 10,7 por ciento de semillas embebidas en 43 días, frente a 0,7 por ciento + 0,7
por ciento en los controles durante el mismo período. No obstante, este resultado era
muy inferior al que había ofrecido en la misma especie la escarificación manual con
papel de lija, tal como se señala en la página 247 (Kisou y otros 1983).

Remojado en agua

Varios tratamientos comprenden el remojado de las semillas en agua u otros líquidos.


Estos tratamientos en húmedo combinan a veces dos efectos, el de ablandar la cubierta
dura y el de extraer por lixiviación los inhibidores químicos.

Algunas semillas que tienen poca resistencia a la germinación pueden responder bien al
remojado durante 24 horas en agua a temperatura ambiente (Kemp 1975c). Esto puede
deberse a una imbibición más rápida que la que puede obtenerse en un semillero
humedecido. En algunas especies está recomendado aplicar este tratamiento después
de la escarificación manual, mecánica o con ácido (Seeber y Agpaoa 1976, Elamin
1975). Matias y otros (1973) comprobaron que las semillas de Pinus caribaea que
habían estado en remojo en agua a temperatura ambiente durante 48 horas tenían una
germinación más uniforme que las semillas que no se habían tratado.

En la India, el remojado en agua, durante períodos que van de 2 a 48 horas según la


especie, acelera la germinación en Acacia mearnsii, A. melanoxylon, A. nilotica subsp.
kraussiana, Adenanthera microsperma, Albizzia amara, A. procera, Grevillea robusta y
Trewia nudiflora (Pattanath 1982).

Más eficaz, especialmente en los climas cálidos, es el tratamiento que consiste en


alternar el humedecimiento y el secado de la semilla. Este tratamiento se ha aplicado
con frecuencia a los frutos de Tectona. En Tailandia, y después de la escarificación, se
alternaban el remojado y el secado, cuatro veces el primero y tres veces el segundo,
durante 30–45 minutos cada operación (Bryndum 1966). En otros lugares, aun cuando
no se efectúe una escarificación previa, es práctica habitual extender las “semillas” al
sol sobre una superficie dura, en una capa de unos 5 cm de grosor, y mojarlas bien; se
les da la vuelta de vez en cuando y se deja que se sequen y tuesten al sol durante uno
o dos días. Este proceso de remojado, secado y tueste se repite varias veces, por lo
general entre cinco y diez, hasta que aparecen signos de germinación. Cada ciclo
puede comprender un día de remojado y 3–5 días para el secado y tueste. Tan pronto
como se inicia la germinación deben sembrarse las “semillas” en el vivero (Laurie 1974).
En Tanzanía el remojado inicial se prolonga durante 72 horas y se efectúa llenando
unos sacos y poniéndolos en un arroyo o en grandes tambores. Se siembran después

205
en la superficie a razón de 5 kg/m2 y, tras un par de días al sol, se recubren con una
capa de tierra de unos 2–5 cm de grosor y se riegan todos los días (Wood 1967).

Tectona grandis es una especie tropical en la que hay datos que indican que la latencia
química debida a la presencia de inhibidores en el pericarpo puede ser más importante
que la latencia física. Fairlamb y Davidson (1976) comprobaron que un extracto acuoso,
obtenido remojando frutos de T. grandis durante 4 días y utilizado para humedecer
papel filtro, inhibía la germinación de las semillas de mastuerzo. La germinación era del
11 por ciento en 144 horas en el extracto frente a 76 por ciento en agua de cisterna y 96
por ciento en agua destilada. Por otra parte, Pattanath (1982) no logró demostrar la
existencia de latencia física en T. grandis. Esta autora comprobó que, tras 24 horas de
remojo de los frutos en agua, ésta se había concentrado directamente en los lóculos
que contenían las semillas. Existe una amplia variación en el grado de latencia entre las
distintas procedencias de teca. En algunas no es necesario un tratamiento previo, en
otras se precisa la alternancia de mojado y secado que se ha descrito supra y en otras
las semillas responden bien al remojado durante 4 horas en la solución nutritiva de
Sach, lo que puede indicar un desequilibrio de nutrientes en ellas (Gupta y otros 1975).

Terminalia ivorensis también presenta aparentemente latencia química. Alternando


diariamente el remojado y secado de los frutos de esta especie durante 7 días se logró
obtener una germinación del 50–70 por ciento, mientras que las semillas sin tratar
germinan por lo general poco (Brookman-Amissah 1973). En un experimento ulterior
este mismo autor comprobó que un extracto acuoso de frutos de Terminalia ivorensis
tenía un leve efecto inhibidor sobre la germinación de las semillas de lechuga, pero al
mismo tiempo un efecto más importante sobre el número de malformaciones que se
observaban en las plántulas germinadas. Y determinó que uno de los inhibidores más
importantes que intervenían era la coumarina (Brookman-Amissah 1976). En Atriplex
spp. se ha conseguido eliminar los inhibidores mediante el remojado en agua corriente
durante una o dos semanas (Turnbull 1983).

El tratamiento con agua caliente ha dado buenos resultados en varias semillas de


leguminosas. Por lo general se colocan las semillas en agua hirviendo, que se retira
inmediatamente de la fuente de calor y se deja enfriar poco a poco; las semillas están
en el agua unas 12 horas (Kemp 1975c). Por imbibición, las semillas se van hinchando
a medida que se enfría el agua. La relación adecuada entre el volumen de agua y el
volumen de semillas puede determinarse experimentalmente. Puede variar de una
manera considerable según la especie de que se trate, y se ha sugerido que la cantidad
de agua sea mayor que la de semilla en 2–3 veces (Goor y Barney 1976), 4–5 veces
(Bonner y otros 1974) y 5–10 veces (Seeber y Agpaoa 1976). Algunas especies
responden mejor a una temperatura inicial bastante inferior a la de ebullición, como por
ejemplo Albizzia falcataria (Valencia 1973). Con una temperatura inicial de 90°C,
enfriada después hasta los 20°C del ambiente, se han obtenido buenos resultados en
Parkinsonia aculeata y Ziziphus spina-christi (Kisou y otros 1983). En Filipinas se
realizaron ensayos con Leucaena leucocephala aplicando diversas temperaturas
iniciales del agua y diversos períodos de remojado y enfriamiento, y los mejores
resultados, una germinación del 90 por ciento, se obtuvieron con 1 minuto de remojado
a partir de una temperatura inicial de 80°C (Alvarez-Racelis y Bagaloyos 1977). Al
parecer, el tiempo de remojo y enfriamiento afectaba poco al resultado, pues por
ejemplo con 80°C iniciales y 6 horas de remojo y enfriamiento se obtuvo una
germinación del 89 por ciento. La temperatura inicial del agua sí era un factor muy

206
importante: partiendo de una temperatura inicial de 100°C no se logró más que un 30
por ciento aproximadamente de germinación, y sólo un 25 por ciento partiendo de 40°C.

Bowen y Eusebio (1981b) comprobaron que en las semillas de Acacia mangium, en


Sabah, existía una estrecha correlación entre la temperatura inicial del agua y la
germinación ulterior. La germinación aumentaba progresivamente desde el 5 por ciento
cuando se sumergían las semillas en agua a 30°C hasta el 91 por ciento cuando se
sumergían en agua a 100°C. El tratamiento que se recomienda actualmente para esta
especie consiste en sumergir las semillas en agua a 100°C, a razón de cinco partes de
agua por una de semillas, remover en el agua retirada del fuego durante 30 segundos,
quitar el agua caliente y dejar en remojo durante toda la noche en agua a temperatura
ambiente y a razón de 20 partes de agua por una de semillas. Para Albizzia falcataria se
recomienda una temperatura inicial algo más baja, de 80°–90°C (Bowen y Eusebio
1981a). Algunas especies de Acacia necesitan un tratamiento más enérgico. Larsen
(1964) comprobó que, mientras que el tratamiento habitual con agua hirviendo mejoraba
del 2 por ciento al 10 por ciento la germinación de Acacia sieberiana, que es una
especie de excepcional resistencia, hirviendo continuamente la semilla en agua durante
60 minutos se conseguía una germinación del 60 por ciento en 2 semanas.

Las instrucciones sobre el tratamiento de las semillas con agua caliente para eliminar la
latencia de la cubierta deben observarse meticulosamente, pues de lo contrario las
semillas pueden morir debido a un calentamiento excesivo. En general es más fácil
garantizar este extremo en un laboratorio de investigación central que en varios viveros
dispersos sobre el terreno. En Sabah se comprobó que se podía volver a secar las
semillas de Acacia mangium y Albizzia falcataria tras un tratamiento inicial de 30
segundos en agua caliente, envasarlas y enviarlas a los viveros sobre el terreno y, tras
3 días de almacenamiento, aplicarles un sencillo remojado en agua fría antes de
sembrarlas. La germinación resultante era tan buena (hacia el 80 por ciento) como la de
las semillas sembradas inmediatamente después del tratamiento (Bowen y Eusebio
1982). El secado se efectuó mediante una corriente de aire seco a 45°C durante
períodos de 6–18 horas.

El tratamiento con agua caliente es relativamente fácil y seguro de aplicar, además de


eficaz en algunas especies. No está indicado para los lotes grandes debido a la
dificultad de manipular y sembrar las semillas hinchadas (Heit 1967b).

Tratamiento con ácido

La sustancia química que más se utiliza para romper la latencia de la cubierta es el


ácido sulfúrico concentrado. En algunas especies es más eficaz que el tratameinto con
agua caliente. Es posible que las semillas que han estado almacenadas durante un
período prolongado deban estar más tiempo en el ácido que las semillas frescas, las
cuales podrían resultar gravemente dañadas con un tratamiento de esa duración (Kemp
1975c). Hay que extremar los cuidados al manipular el ácido sulfúrico, por lo que este
método no está indicado para los trabajadores no capacitados.

En Bonner y otros (1974) figuran unas instrucciones pormenorizadas para la utilización


del ácido sulfúrico, que se reproducen a continuación:

207
Son necesarios los materiales y el equipo siguientes: ácido sulfúrico de calidad
comercial (peso específico 1,84, 95 por ciento de pureza); recipientes resistentes al
ácido (preferiblemente de plástico grueso); recipientes y cribas de tela metálica, para
manipular, escurrir y lavar las semillas; agua corriente en abundancia; un lugar seguro
para tirar el ácido diluido procedente del enjuague de las semillas, y medios adecuados
para secar las semillas una vez enjuagadas.

La precaución es en este caso esencial. Todos los trabajadores deben conocer y


observar las medidas de seguridad relativas a la utilización del ácido. Las semillas, los
recipientes, las herramientas y el ácido mismo deben manipularse con sumo cuidado
para evitar los accidentes. No debe salpicar agua al ácido, pues se produce una violenta
reacción. Todos los trabajadores deben vestir la ropa de seguridad adecuada y llevar
guantes y gafas u otra protección para los ojos.

En la mayoría de las especies, la dureza de la cubierta varía según el lote e incluso el


árbol concreto de que se trate. La duración óptima de la inmersión en el ácido puede
determinarse respecto de cada lote tratando pequeñas muestras durante períodos
distintos y después poniéndolas a remojar en agua, a temperatura ambiente, durante 1–
5 días (según la especie). La duración de tratamiento que corresponda al porcentaje
más alto de semillas hinchadas (por haber tomado agua) sin daños visibles es la
adecuada. Un exceso de tiempo de remojo puede “picar” la parte exterior de la semilla e
incluso dejar al descubierto el endosperma. En la mayoría de las especies, un tiempo de
remojo insuficiente deja las cubiertas lustrosas; las de las semillas correctamente
tratadas son mates, pero no muy “picadas”.

Cuando los ensayos revelan que las diferencias entre ellos son pequeñas, pueden
agruparse todos los lotes para tratarlos juntos, a menos que existan otras razones para
mantenerlos separados (para distinguir fuentes de semillas, por ejemplo). Cuando las
diferencias entre los lotes son grandes, éstos deben tratarse por separado.

El tratamiento con ácido consta de los pasos siguientes:

1. Dejar que las semillas adquieran la temperatura ambiente. Si se sacan de un


almacenamiento en frío, no abrir el recipiente antes de que se alcance el
equilibrio térmico. En las semillas frías expuestas a aire húmedo y templado se
formaría humedad, que podría reaccionar con el ácido y elevar la temperatura
hasta un nivel peligroso.
2. Mezclar bien las semillas que componen cada lote de tratamiento.

8.5 Artesa para enjuagar las semillas tratadas con ácido. (Servicio
Forestal, Dpto. Agric. EE.UU.)

8.6 Sistema para tratar grandes lotes de semilla con ácido. (Servicio
Forestal, Dpto. Agric. EE.UU.)

208
8.7 Estratificación a la intemperie, en arena, de Juglans nigra en los Estados Unidos. (Servicio
Forestal, Dpto. Agric. EE.UU.)

8.8 Disposición ideal para la estratificación en un tambor de gran tamaño. 8.9 Semillas de pino e
(Servicio Forestal, Dpto. Agric. EE.UU.) incienso (Pinus taeda)
preparadas para la
estratificación en una
bolsa de plástico.
(Servicio Forestal,
Dpto. Agric. EE.UU.)

209
8.10 Efectos de varios tratamientos para romper la latencia doble en Cercis canadensis. (Servicio
Forestal, Dpto. Agric. EE.UU.)

3. Mantener las semillas inmersas en el ácido durante el tiempo necesario; todas


ellas deben estar cubiertas por el líquido. Este tratamiento debe efectuarse a
una temperatura de entre 65 y 80°F (18–27°C), preferiblemente en la parte alta
de este intervalo (Heit 1967a). Cuanto más baja es la temperatura tanto más
largo es el tiempo de remojo necesario. Removiendo con cuidado se reduce
también el tiempo de tratamiento.
4. Sacar las semillas del ácido y lavarlas enseguida y a fondo en agua fresca
corriente, durante 5–10 minutos, para eliminar todos los restos de ácido. Al
principio, echar agua en abundancia y remover cuidadosamente las semillas
durante el enjuague.
5. Extender las semillas en una capa fina para que se sequen, a menos que esté
indicado sembrarlas húmedas.

En unos cilindros de tela metálica (reforzada por alambre más grueso) que se bajan
hasta introducirlos en el ácido se pueden tratar lotes de 20 kg. De esta manera se
puede volver a utilizar la mayor parte del ácido. Tras escurrir unos momentos, las
semillas se lavan. En los tratamientos a gran escala debe prestarse especial atención a
que la temperatura no suba excesivamente, pues las semillas podrían resultar dañadas.

210
El tratamiento con ácido presenta varias ventajas. Es eficaz en muchas especies y
precisa poco o ningún equipo especial. Su costo es razonable. La mayor parte del ácido
puede recuperarse y volverse a utilizar (a menos que se vierta sobre un montón de
semillas). Las semillas tratadas pueden guardarse desde una semana hasta un mes o
más antes de sembrarlas, sin que se deterioren apreciablemente. Habida cuenta de que
con este proceso las semillas quedan secas, firmes y sin hinchar, pueden sembrarse
tanto con sembradoras mecánicas como a mano.

El tratamiento tiene también inconvenientes. Hay que determinar cuidadosamente su


duración, y la temperatura debe controlarse con suma atención, especialmente en los
lotes grandes, para evitar daños graves a las semillas. Además, es una actividad
relativamente peligrosa para los trabajadores.

Cuando se va a tratar en varias partidas una gran cantidad de semillas pertenecientes a


un solo lote, es conveniente normalizar en la mayor medida posible el tratamiento, por
ejemplo utilizando en cada partida ácido nuevo, que conserva toda su fuerza, y
exactamente en la misma cantidad (dos partes de ácido por una parte de semillas)
(Gordon y Rowe 1982).

Además de que los trabajadores lleven ropa protectora, hay que tener a mano una
solución concentrada de bicarbonato de sodio o potasio, que sirve como antídoto en
caso de salpicaduras accidentales (Laurie 1974).

El tratamiento con ácido sulfúrico se ha empleado con éxito en varias especies de la


zona templada y subtropical, como por ejemplo Gleditsia triacanthos (1 hora) y
Ceratonia siliqua (2 horas) (Kisou y otros 1983). Como ejemplo de especies tropicales
que responden bien a este tratamiento cabe citar Intsia palembanica (60 minutos de
remojo), Parkia javanica (15 minutos), Dialium maingayi (5 minutos) (Sasaki 1980b),
Acacia albida (20 minutos), Acacia nilotica (60–80 minutos) y Acacia senegal (40
minutos) (Laurie 1974), Acacia planifrons (2 horas) (Pattanath 1982) y Prosopis
tamarugo (7 minutos) (Habit y otros 1981). En semillas de Pterocarpus angolensis
descascaradas y tratadas con ácido se obtuvo una germinación del 60 por ciento entre
4 y 19 días después del tratamiento, frente a un 16 por ciento en el control entre los días
11 y 37 (Groome y otros 1957). En el Sudán se comprobó que las semillas de Albizzia
lebbek, Cassia fistula y Prosopis chilensis podían almacenarse sin problemas durante
tres o cuatro meses más si se trataban con H2SO4 o con agua caliente (Wunder 1966).
En varias especies de Acacia es posible también almacenar las semillas después del
tratamiento (Turnbull 1983).

En ocasiones se han ensayado otras sustancias químicas para determinar su capacidad


de romper la latencia de la cubierta, pero no se ha adoptado ninguna de ellas para su
utilización a gran escala de la misma manera que se utilizan el agua caliente o el ácido
sulfúrico. Entre esas sustancias figuran el alcohol etílico y metílico, xileno, éter, acetona,
cloroformo, ácido hidroclorhídrico, ácido nítrico e hidróxido de sodio (Seeber y Agpaoa
1976, Krugman y otros 1974, Bhumibhamon 1973, Goor y Barney 1976).

Métodos biológicos

211
En la naturaleza, los animales y microorganismos son un factor importante a la hora de
romper la impermeabilidad de la cubierta seminal. Aunque resulta difícil utilizar a esos
organismos como un tratamiento previo y controlado de las semillas, en algunos casos
se han obtenido resultados satisfactorios.

Las semillas de Acacia senegal y Ceratonia siliqua a las que se ha hecho pasar por el
tracto digestivo de una cabra germinan enseguida cuando se colocan en condiciones
favorables, y ello se debe a la acción de los fuertes jugos gástricos del animal. En estas
especies funciona bien el procedimiento que consiste en dar las vainas como alimento a
cabras estabuladas y recoger después las semillas de sus excrementos (Goor y Barney
1976). Se afirma que en el caso de algunas especies, como Gmelina arborea, el animal
regurgita las semillas después de rumiarlas parcialmente (Greaves 1981). Troup (1921)
afirma que las ovejas y cabras expulsan las semillas de Acacia nilotica después de
rumiarlas, mientras que en el caso del ganado bovino pasan por todo el tracto digestivo.
En ambos casos, la acción digestiva mejora la germinación.

En muchas partes de los trópicos, los termes son un importante agente de interrupción
de la latencia de la cubierta seminal. En Tailandia los frutos de teca se extendían en el
suelo, en una capa de 5 cm de grosor, inmediatemente después de la recolección y se
tapaban con cartón. A las cinco semanas aproximadamente los termes se habían
llevado todo el exocarpo; después de humedecerlos y secarlos de manera alternada,
estos frutos germinaban mejor que los que se sembraban con el exocarpo intacto
(Bryndum 1966, Sompherm 1975). Se ha utilizado a los termes de manera semejante
para romper el fruto de Pterocarpus angolensis, que es duro, alado y quebradizo
(Groome y otros 1957). Para garantizar que este proceso no llegue demasiado lejos es
esencial la inspección periódica.

Aunque perjudicial para muchas semillas, en algunas de ellas la fermentación parcial


puede ser beneficiosa por cuanto que rompe la latencia de la cubierta. En el sur del
Sudán, los frutos de Tectona grandis se dejan en el suelo durante toda la estación de
lluvias para que fermenten parcialmente. Después se recogen, se estratifican en un
hoyo con capas de: (a) semilla, (b) materia orgánica y (c) tierra, y se riegan diariamente
durante 10 días. Se obtiene así una germinación satisfactoria (Wunder 1966).

Calor seco y fuego

La radiación solar no se utiliza por sí sola para promover la germinación, pero es un


componente importante del tratamiento que consiste en alternar remojado y secado y
que se describe supra bajo el epígrafe “Remojado en agua”.

En los trópicos que son estacionalmente húmedos y secos, el fuego es un poderoso


factor natural para eliminar la latencia de la cubierta. Un fuego fuerte mata las semillas,
pero un fuego entre leve y moderado, como los que se asocian con la combustión
temprana controlada, reduce la impermeabilidad de la cubierta y estimula la
germinación. El fuego se ha utilizado en varios países para estimular la germinación de
Tectona (Laurie 1974). A veces se extienden los frutos en el suelo, en una capa gruesa,
y se cubren con hierba a la que se prende fuego, o también se pueden chamuscar
ligeramente los frutos con una pistola de llama. Ajustar el calor del fuego para conseguir
el máximo efecto en el pericarpo sin dañar el embrión de la semilla es una operación
que requiere experiencia. En Filipinas se utiliza un tratamiento parecido con Aleurites

212
moluccana. Las nueces se extienden de manera uniforme en el suelo y se cubren con
una capa de hierba seca de Imperata, de 3 cm de grosor, a la que se prende fuego. En
cuanto el fuego quema la hierba, se ponen las semillas en agua fría. Este rápido cambio
de temperatura hace que las nueces se casquen y estén listas para la siembra (Seeber
y Agpaoa 1976). Otra posibilidad consiste en sembrar las nueces con el espaciamiento
adecuado y enterrándolas en el suelo sólo hasta la mitad de su diámetro. Por encima se
extiende una capa de hierba de Imperata y se prende fuego. Tras la combustión, se
rocía con agua el semillero, se presionan las nueces para enterrarlas en el suelo a unos
2 cm de profundidad y se riega bien.

Bowen y Eusebio (1981b) comprobaron en Sabah que en las semillas de Acacia


mangium 10 minutos de exposición a 100°C de calor seco eran casi tan eficaces, para
romper la latencia, como la inmersión en agua a 100°C que se describe en las páginas
249–252. La germinación que se obtuvo era del 83 por ciento, frente al 92 por ciento en
el tratamiento con agua caliente.

Tratamientos especiales para romper la latencia mecánica

La cubierta gruesa y dura, aunque permeable al agua, de la semilla que presenta


latencia mecánica impide el crecimiento del embrión aun cuando permita la libre
imbibición de agua. Esta obstrucción mecánica a la germinación puede eliminarse
mediante un período de tratamiento con “calor húmedo” cuya duración varía según la
especie de que se trate. Gordon y Rowe (1982) recomiendan para las especies de la
zona templada el tratamiento siguiente:

1. Remojar las semillas en agua fría, a 3–5°C aproximadamente, y a razón de


varias partes de agua por cada parte de semillas, durante 48 horas.
2. Escurrir y mezclar las semillas con un medio humedecido que retenga el agua,
como arena, mezcla de arena y turba o vermiculita, a razón de entre dos y
cuatro partes de ese medio por cada parte de semillas.
3. Almacenar a una temperatura templada. Para muchas especies está indicada
una temperatura constante de 20–25°C, o la alternancia de 20 y 30°C.
4. Abrir los recipientes una vez a la semana, remover las semillas y, si éstas
muestran en la superficie signos de sequedad, volver a humedecerlas
rociándolas con agua.

Este tratamiento con “calor húmedo” puede acortarse en algunas especies aplicando
previamente un tratamiento con ácido sulfúrico. Esta operación requiere más cuidado y
experiencia que la utilización de ácido para romper la latencia física. Las semillas o
frutos deben secarse perfectamente antes de iniciar el tratamiento, y el proceso debe
limitarse únicamente a la digestión parcial de las capas externas, dejando que las capas
internas se debiliten después por la acción del calor húmedo del tratamiento (Gordon y
Rowe 1982). En la mayoría de los casos es preferible adoptar como único método la
aplicación de calor húmedo, que aunque más lento es también más seguro. La duración
del tratamiento oscila entre dos semanas en algunas especies de Prunus y 16 semanas
en algunas especies de Crataegus.

Al término del tratamiento, las semillas que poseían únicamente latencia mecánica
estarán listas para la siembra. Pero muchas especies de este tipo poseen también

213
latencia fisiológica del embrión, por lo que será preciso someterlas después al
tratamiento que se describe en las páginas 261–262.

Cabe señalar que el tratamiento con calor húmedo para eliminar la latencia mecánica es
el mismo que utiliza para romper la latencia morfológica (subdesarrollo del embrión).

Tratamientos para romper la latencia del embrión o endógena


La latencia del embrión es un rasgo destacado de algunos géneros de la zona
templada. En los Estados Unidos, por ejemplo, Rudolf (1961) señaló que, de 400
especies de plantas leñosas que había estudiado, alrededor del 60 por ciento
necesitaban un tratamiento previo para inducir una germinación pronta. La latencia
endógena se da tanto entre las semillas ortodoxas como entre las recalcitrantes. En los
trópicos de tierras bajas es probablemente poco frecuente (casi todas las semillas del
bosque húmedo tropical germinan enseguida o no germinan en absoluto, y en las de los
trópicos secos es característica la latencia de la cubierta). Podría ser importante en los
trópicos de tierras altas y en los subtrópicos. Ensayos consistentes en el enfriamiento
previo de semillas de la procedencia Zambales (Filipinas) de Pinus merkusii no
arrojaron mejora alguna de la germinación; en todo caso, el efecto observado sería un
ligero descenso de la germinación (Gordon y otros 1972). Wunder (1966) menciona
Cordia africana como especie en la que está indicado el enfriamiento previo durante
varias semanas en arena húmeda a 5°C, pero no ofrece cifras comparativas de
germinación en las semillas tratadas y las no tratadas. En Eucalyptus el enfriamiento
previo es un procedimiento eficaz para promover la germinación sólo en algunas
especies de la región templada fría, como por ejemplo E. delegatensis y E. pauciflora,
pero en la gran mayoría de las especies carece de efecto alguno.

La latencia endógena comprende los casos de embriones que están morfológicamente


subdesarrollados en el momento en que se separan del árbol padre y que para poder
germinar necesitan completar después su crecimiento. Comprende también los casos
de embriones que están morfológicamente maduros en el momento de la dispersión o
recolección de la semilla pero son fisiológicamente incapaces de germinar si no se
producen determinados cambios bioquímicos, aún mal conocidos.

Latencia morfológica

Las semillas cuyos embriones están subdesarrollados en el momento de la dispersión o


recolección no germinan hasta que esos embriones han tenido tiempo suficiente para
madurar. En algunas especies, como por ejemplo Gingko biloba, esa maduración puede
producirse durante el almacenamiento en seco (Hatano y Kano 1952). Lo más frecuente
es sin embargo que, para que los embriones se desarrollen suficientemente y pueda
tener lugar la germinación, se precise un período de tratamiento previo con calor
húmedo. El tratamiento que se recomienda (Gordon y Rowe 1982) es el mismo que está
indicado en el caso de la latencia mecánica, es decir:

1. Remojar las semillas en agua fría a 3–5°C aproximadamente, a razón de varias


partes de agua por cada parte de semilla, durante un período de 48 horas.
2. Escurrir y mezclar las semillas con un medio humedecido que retenga el agua,
como arena, mezcla de arena y turba o vermiculita, a razón de entre dos y
cuatro partes de ese medio por cada parte de semilla.

214
3. Almacenar a una temperatura templada. Para muchas especies está indicada
una temperatura constante de 20–25°C, o también la alternancia de 20 y 30°C.
4. Abrir los recipientes una vez a la semana, remover las semillas y, si en la
superficie de éstas se aprecian signos de sequedad, volver a humedecerlas
rociándolas con agua.

En la mayoría de las especies que tienen embriones subdesarrollados está presente


también la latencia fisiológica, por lo que después del tratamiento con calor húmedo
debe aplicarse un tratamiento con frío húmedo (véanse las páginas 269–270).

La estratificación en frío como medio de romper la latencia


fisiológica

Mucho más frecuentes que las latencias morfológica entre las especies de la zona
templada son los casos en que las semillas están plenamente desarrolladas cuando se
dispersan o recolectan pero existen razones fisiológicas que hacen que se inhiban de
germinar de manera inmediata. El tratamiento previo más eficaz para superar esta
latencia fisiológica es el que se asemeja a las condiciones en que se encuentran las
semillas que pasan el invierno en la naturaleza, es decir, un tratamiento de frío húmedo
o estratificación en frío.

Mediante la estratificación en frío no sólo se supera la latencia fisiológica, sino que se


puede reducir también la sensibilidad de las semillas durmientes y no durmientes a sus
necesidades óptimas de luz y temperatura, de lo que se deriva un incremento de la tasa
de germinación y de la uniformidad de ésta en condiciones diversas. Si se efectúa
correctamente, la estratificación en frío no produce daños en las semillas no durmientes
que están intactas y que no han resultado deterioradas por un envejecimiento fisiológico
excesivo (Wang, en prensa). Por consiguiente, puede aplicarse sin riesgo cuando cabe
esperar diferentes grados de latencia en el mismo lote de semilla.

La estratificación es un método que sensu stricto consiste en colocar las semillas en


capas que alternan con otras de un medio que conserva la humedad, como arena, turba
o vermiculita, y mantenerlas a una temperatura fresca durante un período que suele
oscilar entre 20 y 60 días pero que varía considerablemente de unas especies a otras.
Parece que la combinación de un nivel de humedad elevado y una temperatura baja
pone en marcha una serie de cambios bioquímicos que transforman sustancia nutritivas
complejas en otras formas más sencillas que son utilizadas por el embrión cuando éste
renueva su crecimiento en la germinación. Recientemente se ha empezado a utilizar el
término “estratificación” de una manera más amplia, de suerte que comprende todas las
formas de tratamiento con frío húmedo con independencia de que las semillas se
coloquen o no en capas (Bonner y otros 1974). En la presente sección se describe
brevemente la estratificación en el sentido original de la palabra (y tanto a la intemperie
como dentro de edificios), mientras que en la sección siguiente, titulada “Otros métodos
de enfriamiento previo en húmedo”, se describen procedimientos de este tipo en los que
la semilla no se coloca en capas. Para que tanto la estratificación como el enfriamiento
previo en húmedo arrojen buenos resultados deben cumplirse tres requisitos
principales: una fuente renovable de humedad para las semillas, temperatura baja y
ventilación suficiente. Sólo las semillas embebidas se beneficiarán plenamente del
tratamiento con frío húmedo, mientras que la buena ventilación es necesaria para
suministrar oxígeno a la respiración y disipar el calor y el CO2. La temperatura baja no

215
sólo favorece los cambios bioquímicos que se producen en la semilla, sino que también
reduce la actividad de los microorganismos y el riesgo de recalentamiento y
germinación prematura en las semillas que han postmadurado (Bonner y otros 1974).

En los climas templados se han conseguido temperaturas lo suficientemente bajas para


que se produzca este enfriamiento previo colocando las semillas estratificadas en hoyos
al aire libre y dejándolas en ellos durante todo el invierno. Aldhous (1972) ha descrito el
método que se utiliza en el Reino Unido. Sus características principales son las
siguientes:

1. El hoyo debe estar situado en un lugar fresco, sombreado y bien avenado. Los
10 cm inferiores deben llenarse con arena o grava, como drenaje. El contenido
del hoyo debe permanecer húmedo durante la estratificación, pero no debe
llegar nunca a encharcarse.
2. Para la profundidad y la anchura se recomienda una medida de 60–80 cm,
mientras que la longitud puede ajustarse al volumen de la semilla que se va a
estratificar.
3. El hoyo debe revestirse, por la base y los lados, con un bastidor que soporte una
tela metálica de 6 mm de paso como protección contra los ratones. Una vez
lleno el hoyo, debe cerrarse con una tapa de esa misma tela metálica.
4. La semilla que se va a estratificar debe mezclarse con arena a razón de cuatro
partes de arena por una de semilla (en peso), y con esta mezcla debe llenarse el
hoyo hasta unos 15 cm de distancia de la superficie. Estos 15 cm superiores
deben llenarse sólo con arena.
5. El comienzo de la estratificación debe programarse en relación con la fecha
prevista de la siembra y con el período de estratificación óptimo que se atribuye
a la especie. Las semillas deben ser objeto de inspecciones periódicas durante
las últimas semanas previas a la siembra. Deben sembrarse cuando la mayoría
están empezando a abrirse y son ya visibles las puntas de las radículas, pero
antes del alargamiento de éstas. El retraso en la siembra produce radículas
rotas o dañadas; las frondosas pueden soportar esos daños sin efectos
demasiado graves, pero en las coníferas pueden acarrear graves pérdidas.

Cuando se dispone de cámara fría, la estratificación puede llevarse a cabo dentro de un


edificio, donde la humedad y la temperatura pueden controlarse mejor que con el
método del hoyo a la intemperie. Suele recomendarse una temperatura de entre +1° y
+5°C (Bonner y otros 1974, Gordon y Rowe 1982). En los Estados Unidos se utiliza
mucho un método que consiste en colocar lotes de semillas de entre 4,5 y 12 kg en
unas bolsas de tela poco tupida que se aplanan hasta formar discos de un grosor no
superior a 7,5 cm y después se alternan con capas de un medio húmedo (Bonner y
otros 1974). Las cajas, las bandejas, las latas o los tambores son recipientes adecuados
siempre que tengan la base perforada para facilitar el drenaje y la ventilación. En los
pinos meridionales y las frondosas suelen ponerse a remojar las semillas durante la
noche en agua a temperatura ambiente. Los recipientes deben estar tapados no
herméticamente para evitar que las semillas y el medio se sequen de manera desigual.
Es preciso inspeccionar periódicamente las semillas para evitar los calentamientos, la
falta de ventilación y la desecación excesiva y para detectar las primeras fases de la
germinación.

216
Una vez retiradas de la estratificación, las semillas deben sembrarse sin demora. En
algunos géneros, como por ejemplo Prunus, las semillas estratificadas pero sin
germinar pueden experimentar una segunda latencia si se las somete a un secado
extremo o a temperaturas superiores a 20°C. En ese caso se precisa una nueva
estratificación en frío para romper esa latencia secundaria (Suszka 1978b).

Otros métodos de enfriamiento previo en húmedo

En muchas especies pueden obtenerse resultados parecidos a los de la estratificación


en capas almacenando las semillas húmedas en bolsas de polietileno. Al igual que en la
estratificación dentro de edificios, antes del enfriamiento las semillas deben remojarse
en agua, a razón de varias partes de agua por una de semilla; para muchas especies
latifolias de la zona templada se recomienda 48 horas de remojo a 3–5°C (Gordon y
Rowe 1982). Transcurrido este tiempo se quita el agua y se someten las semillas
húmedas al enfriamiento previo, a 3–5°C, durante el período adecuado según la
especie. Este enfriamiento previo puede ser “directo”, es decir, sin la intervención de
medio alguno, o por el contrario pueden mezclarse las semillas con arena húmeda,
turba húmeda o una mezcla de ambas, a razón de 2–4 partes de ese medio por una de
semilla. Las bolsas de polietileno de aproximadamente 100 micras de grosor son para
ello recipientes adecuados, pues impiden el paso de la humedad pero son algo
permeables al oxígeno. Las bolsas deben atarse sin demasiada fuerza y abrirse todas
las semanas para remover las semillas y, en caso necesario, humedecerlas de nuevo.
El olor a alcohol al abrir una bolsa indica que en su interior se está produciendo
respiración anaeróbica debido a falta de oxígeno; en tal caso la bolsa debe abrirse con
más frecuencia para remover su contenido (Bonner y otros 1974).

El enfriamiento previo directo tiene la ventaja de que es más fácil comprobar el estado
de las semillas durante toda la operación y de que no es necesario separar la semilla
del medio una vez terminado el tratamiento. En cambio, hay datos que indican que en
algunas especies la germinación se ve favorecida por la utilización de un medio. Gordon
y Rowe (1982) notificaron que en semillas de Sambucus racemosa que se habían
tratado “directamente” la germinación en 50 días había sido inferior al 30 por ciento,
mientras que, sin cambiar los demás elementos del tratamiento, las semillas que se
habían mezclado con una combinación de turba y tierra presentaban una germinación
del 60 por ciento en 20 días. Estos mismos autores ofrecen instrucciones
pormenorizadas para el tratamiento previo de gran número de especies latifolias de la
zona templada; como norma general, el enfriamiento previo “directo” es conveniente
para las especies en las que son suficientes unas cuantas semanas de tratamiento,
mientras que se recomienda el uso de un medio para las que necesitan un período de
enfriamiento más largo y para todas las especies que necesitan un tratamiento previo
de calor húmedo.

La duración del enfriamiento previo varía considerablemente entre unas especies y


otras, y también en cierta medida entre distintos lotes de una misma especie. En el caso
de Abies ha dado buenos resultados un período de 3 semanas a 3–5°C (Aldhous 1972).
Esta misma temperatura y esta misma duración son eficaces en la mayoría de los
eucaliptos de la zona templada fría, aunque algunas procedencias de E. delegatensis
necesitan entre 4 y 8 semanas para germinar de manera rápida y uniforme. En el caso
de Nothofagus obliqua y N. procera, un enfriamiento previo directo a 3–5°C durante 6
semanas y un secado superficial antes de la siembra dieron como resultado una

217
germinación alta (por lo general superior al 80 por ciento en 28 días) en condiciones de
vivero (Rowe y Gordon 1981). No obstante, y como se describe infra en este mismo
capítulo, otra posibilidad fiable, y más sencilla, consistía en tratar las semillas con ácido
giberélico. En las especies que tienen latencia fisiológica profunda, el período de
enfriamiento previo puede llegar a las 20 semanas, como por ejemplo en Liriodendron
tulipifera (Bonner y otros 1974, Gordon y Rowe 1982).

En Polonia, y tras varios años de almacenamiento a -5°C y un CH del 10 por ciento, se


recomienda para Fagus sylvatica el tratamiento previo siguiente (Suszka 1979, Suszka
y Kluczynska 1980):

1. Dejar que las nueces se descongelen.


2. Humedecer las nueces rociándolas con agua y removerlas bien, dos veces al día
durante 6 días, a 3°C, hasta que el CH suba al 31 por ciento.
3. Dejar las nueces húmedas en recipientes no herméticos, sin medio de
almacenamiento alguno y a 3°C, durante un período que debe ser dos semanas
más largo que el tiempo mínimo necesario para obtener una germinación del 10
por ciento en una muestra a las dos semanas de colocarla en un medio de
germinación húmedo. Para estimar este período, que puede variar
considerablemente entre unos lotes y otros, es preciso tomar varias muestras y
realizar varios ensayos de germinación. Mientras tanto debe mantenerse el CH
en el 31 por ciento pesando periódicamente los recipientes y volviendo a
humedecer las nueces para recuperar las pérdidas de peso.
4. Sembrar las nueces en un medio de germinación húmedo a 3°C y dejarlas en él
durante dos semanas. En ese tiempo debe iniciarse la germinación radicular.
5. Poner las nueces a una temperatura de 20°C para promover el alargamiento del
hipocótilo y el epicótilo y la aparición de los gérmenes, fenómenos que en esta
especie se inhiben a 3°C.

En el caso de siembras operacionales a gran escala, las condiciones experimentales


ideales que se han descrito supra pueden simularse hasta cierto punto en el vivero
programando la siembra de primavera de modo que las nueces pasen en primer lugar
por un período suficiente de frío y después por las temperaturas, más altas, de finales
de primavera y principios de verano.

Hay algunos datos que indican que las fases (2) y (3) de este tratamiento previo pueden
efectuarse tanto antes como después del almacenamiento. La ventaja es que las
nueces salen del almacén ya listas para la siembra, sin necesidad de someterlas a otro
tratamiento de frío húmedo que puede durar varias semanas. En Francia se han
almacenado durante 15 meses, con buenos resultados, nueces que se habían sometido
al tratamiento previo antes del almacenamiento (Muller 1982).

Tratamiento químico de la latencia fisiológica

Son muchas y diversas las sustancias químicas que se han ensayado


experimentalmente para tratar de romper la latencia interna. Entre ellas figuran el ácido
giberélico, el ácido cítrico, el peróxido de hidrógeno y otros compuestos. En algunos
casos se han obtenido determinadas mejoras; por ejemplo, Bachelard (1967) comprobó
que podía mejorarse la germinación de semillas durmientes de Eucalyptus delegatensis,
E. fastigata y E. regnans tratándolas con ácido giberélico (AG). Veinticuatro horas de

218
inmersión en AG 3 o AG 4/7 de Nothofagus obliqua han producido una germinación
rápida y completa en 14 días, cuando esta especie, normalmente durmiente, necesita
entre 28 y 42 días de estratificación (Gordon 1979). Shafiq (1980) comprobó que la
fuerza del ácido giberélico afectaba sólo de una manera secundaria, pues 200 partes
por millón producían una germinación del 100 por ciento en 8 días y 50 partes por millón
producían esa misma germinación en 12 días. El mejor tratamiento de estratificación (42
días a 3–5°C) producía un 70 por ciento en 14 días y un 88 por ciento en 28 días,
mientras que el control (24 horas de remojo en agua destilada, sin enfriamiento previo)
presentaba sólo un 20 por ciento en 28 días. El ahorro de tiempo que se consigue
mediante el tratamiento con AG (1 + 12 días frente a 42 + 28 días) es considerable.
Resultados notificados después por Rowe y Gordon (1981) indican que el AG 4/7 es
más fiable que el AG 3, pues es menos sensible a la temperatura durante el período de
germinación. En todo el intervalo de temperaturas 15–30°C se obtuvo una germinación
excelente, mientras que el AG 3 necesitaba unas temperaturas superiores a 21°C para
producir resultados comparables.

No obstante, estos éxitos son la excepción. En general, y desde el punto de vista del
costo y la fiabilidad, los tratamientos químicos no pueden competir con la estratificación
o el enfriamiento previo en húmedo, y es poco probable que desempeñen un papel
importante en la práctica habitual de los viveros en el futuro previsible.

Otros tratamientos para romper la latencia endógena

Para tratar de romper la latencia y estimular la germinación se han utilizado también


experimentalmente los rayos X, los rayos gamma, los rayos lumínicos de la zona roja
del espectro y las ondas sonoras de alta frecuencia. Se han notificado mejoras de la
germinación en algunas especies, como Tectona (Bhumibhamon 1973), pero ha sido
difícil conseguir resultados sistemáticos, y por otra parte estos tratamientos pueden
inducir daños cromosómicos y otras anomalías (Kemp 1975c). Lynn (1967) llegó a la
conclusión de que, respecto de la irradiación de semillas, había muchas más pruebas
de efectos negativos que de efectos positivos. Por el momento no se puede recomendar
la aplicación práctica de ninguno de estos métodos.

Tratamientos para romper la latencia doble


Algunas especies poseen más de una forma de latencia al mismo tiempo. El tratamiento
previo para romper solamente uno de los tipos de latencia será muy poco eficaz a
menos que le siga un segundo tratamiento previo para eliminar el otro tipo.

A veces la latencia física de la cubierta está combinada con una latencia fisiológica del
embrión. En este caso debe tratarse en primer lugar la cubierta, por ejemplo por
escarificación, y después aplicarse un enfriamiento en húmedo para romper la latencia
del embrión. Cercis canadensis es un buen ejemplo; con los tratamientos sencillos se
obtuvo menos de un 10 por ciento de germinación en todos los casos, mientras que con
aplicaciones sucesivas de tratamientos para la cubierta y para la latencia interna se
obtuvo una germinación rápida del 45 por ciento (escarificación mecánica) o del 65 por
ciento (escarificación en ácido) (Bonner y otros 1974).

En algunos casos se han obtenido buenos resultados tratando el revestimiento de la


semilla después de la estratificación. En ensayos efectuados recientemente con

219
Fraxinus pennsylvanica, la estratificación en frío, a 4°C, durante 88 días produjo una
germinación del 35 por ciento en tres semanas, frente a un 2 por ciento en las semillas
no estratificadas. Pero quitando el pericarpo después de la estratificación aumentaba
aún más la germinación, hasta el 56 por ciento, y con el sistema mejor, aunque
laborioso, que consiste en estratificar y después separar los embriones del pericarpo y
el endosperma se logró un 88 por ciento (Marshall 1981). El tratamiento para aumentar,
después de la estratificación, la permeabilidad del pericarpo de las bellotas beneficia la
germinación. Tuskan y Blanche (1980) comprobaron que con 6 horas de agitación
mecánica en agua destilada, tras tres meses de almacenamiento a 0°C y con un CH del
30–40 por ciento, se obtenía una germinación del 90 por ciento en Quercus shumardii,
frente a un 70 por ciento con seis horas de remojado simple tras el almacenamiento.
Este tratamiento con agitación incrementaba también el CH con respecto al del
tratamiento que consistía sólo en el remojado, lo que indica que aumenta la
permeabilidad.

Fraxinus excelsior combina la latencia morfológica (subdesarrollo del embrión) con la


latencia fisiológica. Tras el tratamiento con calor húmedo para eliminar la latencia
morfológica debe aplicarse un tratamiento con frío húmedo para eliminar la latencia
fisiológica. En las condiciones del Reino Unido, Gordon y Rowe (1982) recomiendan 8–
12 semanas de calor seguidas de otras 8–12 semanas de frío, mientras que en Polonia
Suszka (1978a) recomienda 16 semanas de cada tratamiento.

En algunas especies, pertenecientes sobre todo a la familia de las rosáceas, se


combina la latencia mecánica, debida a un pericarpo duro y grueso, con la latencia
fisiológica. Es eficaz entonces la misma aplicación sucesiva de calor húmedo y frío
húmedo. En el caso de un especie resistente, Crataegus monogyna, los períodos que
se recomiendan son 4–8 semanas de calor seguidas de 12–16 semanas de frío (Gordon
y Rowe 1982).

En algunas especies, la radícula germina inmediatamente cuando se aplica calor, pero


el epicótilo no empieza a crecer hasta que: (a) la radícula ha empezado ya a germinar, y
(b) la semilla ha pasado por un período de temperatura baja. Como ejemplos cabe citar
Viburnum opulus y Carpinus caroliniana (Bonner y otros 1974). También en este caso la
secuencia de un tratamiento con calor húmedo, a 20–25°C, y después un tratamiento
con frío húmedo, a 3–5°C, debe inducir una germinación satisfactoria.

Por consiguiente, con la misma combinación de tratamientos, calor húmedo más frío
húmedo, aplicados en ese orden se pueden eliminar varias combinaciones distintas de
latencia doble.

Acondicionamiento y revestimiento protector de las semillas

Usos

En los tratamientos de acondicionamiento o revestimiento protector de las semillas, se


recubre la superficie de éstas con un material inerte, el llamado “adhesivo”, al que
pueden añadirse productos químicos de varios tipos. Algunas de las ventajas que se
atribuyen a este revestimiento y que enumera Magini (1962) son las siguientes:

220
1. La incorporación de fertilizantes en el recubrimiento proporciona a las plantitas
jóvenes el nutrimento necesario.
2. Los reguladores o estimulantes del crecimiento de las plantas pueden favorecer
el arraigamiento o acelerar la nascencia de las plantitas.
3. Los fungicidas y los insecticidas son más eficaces cuando están en contacto
directo con las semillas.
4. Las semillas pueden protegerse contra los roedores añadiendo al revestimiento
sustancias inapetecibles, repelentes o tóxicas.
5. Las semillas pequeñas aumentan de tamaño y de peso, lo cual facilita la siembra
y, en ocasiones, permite efectuar ésta desde aeroplanos.

Se puede utilizar este recubrimiento de la semilla para incorporar a ésta una sustancia
de color vivo que la hace más visible cuando está en el suelo y por tanto facilita la
uniformidad de la siembra (Aldhous 1972). Recubriendo las semillas con un material
antideshidratante, como por ejemplo un alginato, se las puede proteger contra una
desecación excesiva hasta que llueve lo suficiente para que se produzca una
germinación segura.

Las investigaciones han demostrado que algunos fungicidas que se utilizan en este
tratamiento pueden tener una influencia negativa sobre la germinación. Se comprobó
que el efecto negativo consistía en un incremento de la temperatura, lo que exige
extremar las precauciones en los países tropicales (Kemp 1975c). El costo de estos
tratamientos de acondicionamiento de las semillas no suele estar justificado cuando las
plantas se multiplican en vivero. Los fertilizantes, fungicidas o insecticidas pueden
aplicarse mejor al suelo del vivero que a las semillas, y, en lo que se refiere a las aves y
los roedores, debe ser eficaz una buena higiene en el vivero, acompañada de la
presencia de personal durante el día y la colocación periódica de cepos o comida
envenenada. No obstante, el recubrimiento se utiliza a veces para mejorar la
uniformidad de la semilla de cara a una siembra de precisión en el vivero.

El revestimiento de la semilla se utiliza sobre todo cuando se va a efectuar una siembra


directa, incluida la siembra aérea. En esos casos no se pueden adoptar medidas
protectoras que ayuden a cada semilla después de la siembra, y el revestimiento es la
única forma posible de conseguir un determinado grado de protección. En la actualidad
se está haciendo mucho hincapié en la protección de la semilla mediante la
incorporación de fungicidas, insecticidas y repelentes; no suelen incluirse fertilizantes.
Como ejemplo de utilización satisfactoria cabe citar una siembra aérea de pinos en el
sur de los Estados Unidos. La fórmula del revestimiento consistía en Endrin y Arasan
como protectores y un adhesivo de látex como aglutinante. El rendimiento de gérmenes
en los estudios efectuados sobre el terreno, en los que se compararon las semillas
recubiertas con las que no habían recibido tratamiento, fue de 55 a l en Pinus palustris y
12 a 1 en P. taeda (Derr y Mann 1971). En el sur de Australia se recubren las semillas
de eucalipto para la siembra aérea de bosques de montaña aprovechados, método con
el que se viene regenerando una superficie de entre 8 000 y 12 000 ha anuales. La
siembra aérea se ha practicado muy poco en los trópicos, aunque no se obtuvieron
malos resultados en ensayos indonesios efectuados en zonas de Java central y oriental
dominadas por la hierba de Imperata, con Leucaena leucocephala, Calliandra
calothyrsus y Acacia auriculiformis (National Research Council 1981).

221
Materiales y métodos

Como adhesivos se utilizan emulsiones de látex, metilcelulosa o hidrol. A veces se


incorpora polvo de aluminio en escamas, que al brillar aleja eficazmente a los pájaros
(Magini 1962), o también para acelerar el secado y evitar que se apelmacen las semillas
tratadas (Derr y Mann 1971). Existen diversos protectores químicos. Entre los más
utilizados figuran Thiram o Arasan, Endrin y la antraquinona. Se ha comprobado que
Thiram es eficaz para evitar que las semillas mueran por exceso de humedad. El plomo
rojo se ha utilizado durante mucho tiempo como acondicionante para proteger las
semillas contra aves y roedores, pero en la actualidad se estima que no es eficaz con
ese fin. Ha reducido la germinación y el crecimiento en Larix y a veces puede ser tóxico
para el operario cuando se emplean técnicas de siembra manual (Wakeman 1975).
Unos tintes más adecuados, que son igualmente eficaces como colorantes y que no
tienen aparentemente efectos negativos sobre la germinación ulterior, son los tintes
Waxoline, como el rojo Lithofar o el más reciente rojo Waxoline A. Estos tintes pueden
utilizarse también para marcar en el almacenamiento partidas especiales de semillas
certificada (Aldhous 1972, Wakeman 1975).

Magini (1962) describe un método de recubrir las semillas utilizando una pequeña
hormigonera. Se coloca la semilla en la hormigonera (unos 12 kg cada vez es una
cantidad adecuada) y se humedece con una solución adhesiva formada por una parte
de látex y nueve partes de agua, que se añade a razón de entre un octavo y un cuarto
de litro por kilogramo de semilla. Se añade después polvo de tratamiento para que
seque el adhesivo, por lo general a razón de cuatro partes de polvo por una de
adhesivo. El grosor del revestimiento de la semilla depende de la cantidad de adhesivo
que se aplique en relación con la cantidad de semilla. El tiempo de mezclado total no
debe ser superior a cuatro minutos, pues la agitación prolongada daña las semillas o
desconcha el revestimiento.

El procedimiento que describe Aldhous (1972) para recubrir las semillas con un tinte
Waxoline rojo consiste en preparar en primer lugar una mezcla de una parte de tinte por
19 partes de talco en polvo. La semilla se mezcla con una pequeña cantidad de aceite
de linaza y se remueve suavemente hasta que todas las semillas están cubiertas por
igual. Así aceitadas, las semillas deben mezclarse enseguida con la mezcla de tinte y
talco en un recipiente cerrado, hasta que están todas coloreadas por igual. Después ya
se pueden sembrar.

En Filipinas se ha ensayado el recubrimiento de semillas de Leucaena leucocephala


con Arasan, como repelente de roedores, para su siembra aérea (Dalmacio 1976). Se
añadió a la semillas una solución adhesiva formada por una parte de Dow Latex 512 R y
nueve partes de agua, y se removió la mezcla durante dos minutos. Después se fue
añadiendo poco a poco Arasan 75 en polvo humectable, y se siguió revolviendo la
mezcla durante otros cuatro minutos. Después se extendió para que se secara durante
14 horas. Se compararon varias intensidades distintas de Arasan con un control. Se
comprobó que el Arasan no afectaba negativamente a la germinación, e incluso el que
tenía un ingrediente activo del 7,5 por ciento producía una germinación notablemente
mejor que la del control (74 por ciento frente a 64 por ciento). Con Arasan de
equivalente ácido del 5 por ciento y el 10 por ciento se obtuvieron resultados
intermedios. Ensayos anteriores habían demostrado que el Arasan reducía eficazmente
los daños debidos a roedores.

222
En la Figura 8.11 se recogen las recomendaciones del Servicio Forestal estadounidense
sobre la forma de preparar un repelente y aplicarlo a las semillas de Pinus elliottii. En el
sur de los Estados Unidos se sembraron 41 000 ha de pinos, con siembra directa, en
1977 y 32 000 ha en 1978 (National Research Council 1981).

A. Añadir 1 kg de repelente para B. Remover. C. Batir con mezclador de pinturas.


animales (Endrin) a 1 kg de
repelente para pájaros (Thiram).

D. Añadir 700 ml de adhesivo de E. Mezclar pasando de un F. Verter directamente el repelente ya terminado sobre
látex a otro kilogramo de recipiente a otro unas 10 10 kg de semilla con la hormigonera en marcha.
repelente para pájaros (Thiram). veces. Voltear durante unos 2 minutos.

8.11 Procedimiento que recomienda el Servicio


Forestal de los Estados Unidos para preparar un
repelente y aplicarlo a las semillas de Pinus elliottii.
(Servicio Forestal, Dpto. Agric. EE.UU.)
G. Añadir aluminio en polvo. H. Sacar y extender la
Voltear durante otro minuto. semilla, ya totalmente
recubierta, para que se
seque.

223
8.12 Gráfico de operaciones que recoge la eliminación de semillas dañadas mecánicamente y llenas pero muertas
conforme a los métodos PREVAC e IDS. Las abreviaturas correspondientes a las distintas fracciones (M, U, US, UB) se
utilizan también en la Figura 8.13. (M. Simak)

224
8.13 Semillas en germinación de Pinus caribaea y P. oocarpa tratadas con IDS/PREVAC transcurridos 7 días. Obsérvese
el desarrollo de hongos en las series con semillas muertas. Los hongos eran mucho más abundantes al término del
ensayo (21 días). Para las abreviaturas, véase la Figura 8.12. K es el control. (M. Simak)

En Honduras se ha comprobado que la mezcla que se indica a continuación funciona


bien en la siembra directa de Pinus oocarpa y P. caribaea: 60 g de Arasan, 20 g de
Endrin al 50 por ciento, 5 ml de látex y 100 ml de agua por cada kilogramo de semilla
pura. Esta concentración es considerablemente más baja que la que se recomienda
para los pinos meridionales en los Estados Unidos, pues se comprobó que las
concentraciones más altas eran perjudiciales para estas especies tropicales (Robbins
1983a, 1983b).

Otros tipos de tratamiento previo


Simak (1981) ha descrito un tratamiento previo para separar las semillas llenas viables
de las llenas pero no viables. Comprende una forma de germinación previa de la semilla
viable, y es por lo tanto un tratamiento que debe aplicarse entre el almacenamiento y la
siembra, no entre el procesamiento y el almacenamiento. Está indicado en los casos en
que la semilla que se va a sembrar ha pasado por un largo período de almacenamiento,
bien porque los años de fructificación buenos estén muy separados entre sí (por un
decenio o a veces más en las coníferas septentrionales), bien porque se haya
almacenado con fines de conservación de recursos genéticos. Las semillas
almacenadas durante tanto tiempo pueden contener una notable proporción de semillas
llenas que han perdido su capacidad de germinación, y separarlas de las semillas
viables facilita considerablemente las operaciones ulteriores en el vivero.

225
El método comprende tres fases: (1) establecimiento de las condiciones idóneas para
que se inicien los procesos internos de la semilla que conducen a la germinación en las
semillas viables, especialmente la imbibición de agua; (2) resecado parcial de las
semillas -las viables retienen más agua absorbida después de este nuevo secado que
las llenas pero muertas, y su peso específico es por lo tanto mayor-, y (3) separación,
mediante flotación por ejemplo, de las semillas viables y las no viables. En un lote de
semilla de Pinus sylvestris el tratamiento consistió en: (1) 16 horas de remojo en agua,
seguidas de 72 horas de almacenamiento en una incubadora, en una capa de 2 cm de
grosor a 15°C y una humedad del 100 por ciento; (2) 12 horas de secado a 15°C, con
una HR del 35 por ciento y luz de 800 lux y (3) separación en dos fracciones, las que
flotaban y las que se hundían, mediante flotación en agua. Con este método, aplicado a
10 kg de semilla con una germinación del 67 por ciento, se separaron las semillas en
una fracción de 7,3 kg de las que se hundían, con un 90 por ciento de germinación, y
una segunda fracción de 2,7 kg de las que flotaban, cuya germinación era del 13 por
ciento. El componente resultante de germinación más elevada puede sembrarse en el
vivero a razón de una sola semilla por maceta de papel, y la germinación es más rápida
gracias a la pregerminación que se produce en el tratamiento.

Este método, que se conoce como el tratamiento IDS (“Incubation-Drying-Separation”,


incubación-secado-separación), exige un control muy minucioso de las condiciones de
temperatura y humedad para que la deseada diferenciación entre semillas vivas y
muertas se consiga sin que el efecto de pregerminación que se produce en las semillas
vivas llegue a la fase de aparición de la radícula. La duración óptima del tratamiento
puede variar según el lote, y antes de aplicar el tratamiento al conjunto de las semillas
es necesario efectuar un ensayo previo sobre una pequeña muestra de cada lote. Es
probable que este método sea útil sobre todo en las circunstancias en que: (1) se
espera que tras el almacenamiento haya una parte notable de semillas llenas pero no
viables; (2) se puedan controlar minuciosamente las condiciones de temperatura y
humedad, y (3) las semillas viables resultantes de la separación puedan sembrarse
inmediatamente en el vivero.

También se pueden separar las semillas llenas pero con daño mecánico de las llenas e
ilesas. El método que han descrito Lestander y Bergsten (1982) consiste en colocar las
semillas secas en un tambor parcialmente lleno de agua. Se aplica al sistema una
presión centrífuga haciendo girar el tambor (se ha comprobado que 5 000 revoluciones
por minuto es una velocidad eficaz) durante un período suficiente para que las semillas
dañadas absorban la cantidad de agua necesaria para hundirse, mientras que las
semillas no dañadas absorben muy poca agua y siguen flotando. En un lote de Pinus
sylvestris en el que se sabía que había un 26 por ciento de semillas con daño mecánico,
el resultado fue que el 20 por ciento de las semillas se había hundido cuando el tambor
llevaba girando un minuto, y otro 5 por ciento más lo había hecho a los cinco minutos.
Alrededor del 98 por ciento de las semillas que se habían hundido estaban dañadas,
frente a sólo el 2 por ciento de las que habían flotado. La germinación en las primeras
fue de alrededor del 3 por ciento, y del 85 por ciento en las segundas (tras cinco
minutos de tratamiento y 21 días como duración del ensayo de germinación). Este
mismo efecto puede obtenerse aplicando presión al líquido directamente, en vez de con
centrifugación, o aplicando primero un vacío y después liberándolo. Este procedimiento
se conoce con el nombre de método PREVAC (“Pressure-Vacuum”, presión-vacío)
(Bergsten 1983).

226
Este tratamiento se basa en el hecho de que las semillas cuya testa no está dañada
absorben el agua con más dificultad que las que tienen la testa dañada, mientras que el
método IDS se basa en el hecho de que una semilla viva embebida libera la humedad
con más dificultad al secarse que una semilla muerta humedecida.

Estos dos métodos, el PREVAC y el IDS, se han combinado con éxito para mejorar la
calidad de la semilla de Pinus caribaea y P. oocarpa (Simak 1984). En P. caribaea la
combinación de ambos tratamientos incrementó la germinación en 21 días del 75 por
ciento del control al 87 por ciento (y al 91 por ciento tras un segundo período de
incubación), y en P. oocarpa del 93 por ciento del control al 99 por ciento. También
mejoró la velocidad de germinación después de la siembra, del 4 por ciento tras 7 días
al 35 por ciento en P. caribaea, y del 6 por ciento al 58 por ciento en P. oocarpa. Los
criterios que se aplicaron eran los correspondientes a P. sylvestris, y es posible que se
puedan obtener resultados aún mejores adaptándolos a los pinos tropicales. En el
experimento inicial, más o menos la mitad de las semillas que se habían separado como
“con daño mecánico” o “llenas pero muertas” acabaron germinando en P. oocarpa, y
alrededor de una tercera parte lo hicieron en P. caribaea; por otra parte, la proporción
de semillas que mostraban signos de germinación anormal o falta de vigor era mucho
más alta en estas semillas “rechazadas pero germinadas” que en el control. En la Figura
8.12 se ilustra la combinación de los dos procedimientos en forma de gráfico de
operaciones, y en la Figura 8.13 se pueden ver las semillas en germinación.

Capítulo 9 ENSAYO DE LA SEMILLA


Introducción
En varios momentos del trayecto que recorre la semilla desde el árbol padre hasta el
lecho de siembra se han de realizar ensayos sobre su calidad y otras características. En
las páginas 52–54 se han descrito los ensayos para determinar la madurez y viabilidad
de la semilla antes de la recolección en el bosque y durante ella, ensayos que por lo
general están comprendidos en estudios sobre la abundancia de la fructificación; su
finalidad es asegurar que tanto la cantidad de la semilla como su calidad justifican el
esfuerzo y el costo de la recolección. Es posible que sea necesario efectuar varios
ensayos en la instalación de procesamiento de la semilla, después de la extracción y
limpieza pero antes de que se envíen a los viveros o inicien el período de
almacenamiento. En muchas especies es esencial efectuar un ensayo para determinar
el contenido de humedad de la semilla antes de que ésta inicie un almacenamiento
prolongado, pero este ensayo no suele ser necesario cuando la semilla se va a sembrar
inmediatamente en el vivero; por otra parte, cuando se va a enviar semilla a una
estación forestal lejana puede ser necesario someterla a un secado parcial para reducir
el riesgo de deterioro en tránsito, y toda operación de secado deliberada debe ir
acompañada de ensayos para determinar el contenido de humedad. Los ensayos de
germinación o viabilidad deben repetirse al término del período de almacenamiento
cuando éste es superior a unos meses, y, cuando se trate de almacenamiento
prolongado con fines de conservación de recursos genéticos, deben efectuarse ensayos
periódicos durante todo el período de almacenamiento (Ellis y otros 1980).

227
La eficiencia y el éxito de la producción de plantas en el vivero y de su establecimiento
ulterior en plantaciones forestales dependen en gran medida de la calidad de la semilla
que se utiliza. De ello se deriva que los ingenieros forestales, los viveristas, los
comerciantes en semillas y otros necesitan unas estimaciones exactas de la calidad de
la semilla con que comercian o que constituyen la base de sus proyectos de forestación
(Turnbull 1975d). Esto es especialmente importante cuando las semillas son objeto de
compraventa o cuando pasan de un país a otro en el comercio internacional. En el
ejemplo de cálculo de la demanda de semilla que figura en el Cuadro 3.1, página 39, se
utilizan estimaciones del número de semillas germinadas por kilogramo de Pinus kesiya
y Tectona grandis que son los promedios correspondientes a esa especie. En la
práctica, esta cifra varía considerablemente entre unos años y otros y entre unos lotes
de semilla y otros, de manera que el ingeniero forestal necesita una estimación precisa
de la germinación de cada lote de semilla que recibe, pues de lo contrario no podría
cumplir sus objetivos de plantación evitando al mismo tiempo el despilfarro de valiosa
semilla que supone sembrar una cantidad excesiva de ella. Análogamente, el viverista
debe contar con una buena estimación de la germinación, pues de lo contrario no podría
ajustar las tasas de siembra para obtener el espaciamiento óptimo de las plántulas en el
semillero.

Justice (1972) ha señalado como objetivos de la elaboración de normas para el ensayo


de semillas los siguientes: (a) establecer métodos mediante los que pueda determinarse
con precisión la calidad de las muestras de semilla; (b) prescribir métodos mediante los
cuales analistas de semillas que trabajan en distintos laboratorios en distintos países de
todo el mundo puedan obtener unos resultados uniformes; (c) relacionar en la mayor
medida posible los resultados de laboratorio con el valor de plantación; (d) completar los
ensayos en el mínimo tiempo posible, adecuado a los objetivos antes mencionados, y
(e) realizar los ensayos de la manera más económica. En la práctica, para el ingeniero
forestal el objeto más importante del ensayo de semillas es proporcionar una estimación
precisa de la capacidad de un determinado lote de semillas para producir plantas sanas,
vigorosas y adecuadas para la plantación en el campo. En el presente contexto, al
hablar de “calidad” de la semilla se hace referencia más a su vigor fisiológico que a su
calidad genética.

La esencia de un buen ensayo de semillas es la aplicación de métodos de examen que


sean normalizados y fiables, de manera que los resultados que se obtengan sean
uniformes y reproducibles (Turnbull 1975d). La normalización se ha facilitado
considerablemente desde que diversos países adoptaron las Reglas Internacionales
para el Ensayo de Semillas, formuladas por la Asociación Internacional para el Ensayo
de Semillas (ISTA). La ISTA se fundó en 1921, elaboró su primera serie de Reglas en
1931 y las revisó a fondo en 1953, 1966 y 1976. En los primeros tiempos, la ISTA se
ocupó sobre todo de las semillas agrícolas, pero los árboles y los arbustos han ido
cobrando poco a poco más importancia, y así en las Reglas de 1976 (ISTA 1976) se
ofrecen “prescripciones” (firmes) o “sugerencias” (más provisionales) en cuanto a los
métodos de ensayo que están indicados para 61 géneros diferentes de árboles y
arbustos, frente a las 26 que había en las Reglas de 1953. Las Reglas se publican en
inglés, francés y alemán.

Aunque en las listas de la ISTA han empezado a figurar especies y géneros de árboles
de los trópicos y del hemisferio sur (sobre todo eucaliptos), la balanza sigue estando
enormemente inclinada hacia las especies septentrionales y templadas. Así, figuran

228
especies importantes como Tectona grandis, Pinus patula, P. oocarpa y P. kesiya, pero
lo hacen solamente en la lista de métodos de ensayo “sugeridos” (no prescriptivos), y en
un estudio reciente (ISTA 1981a) se señala que otras 20 especies tropicales
importantes están ausentes por completo; entre ellas figuran Cupressus lusitanica,
Gmelina arborea, Cordia alliodora y los géneros Albizzia, Araucaria, Casuarina,
Swietenia, Terminalia y Triplochiton. Su omisión refleja simplemente la falta de
información fiable, procedente de la investigación sobre cuáles son los mejores métodos
para el ensayo de estas especies y géneros.

Los métodos de ensayo de la ISTA comportan el mantenimiento de condiciones de


laboratorio controladas y la utilización de algunos componentes de equipo que son
relativamente costosos. Por consiguiente, son métodos que están indicados sobre todo
para los laboratorios de semillas grandes y bien equipados, mientras que su aplicación
es imposible en las pequeñas estaciones forestales que no poseen laboratorio y que
deben efectuar los ensayos de germinación en el vivero o la oficina. La falta de equipo
no es razón suficiente para omitir por completo los ensayos de semillas. Por ejemplo,
sencillos ensayos de germinación efectuados en el vivero pueden producir resultados
que son perfectamente satisfactorios para el uso local. Sin embargo, si no se ha
utilizado un método normalizado, los resultados deben ir siempre acompañados de
detalles metodológicos precisos, de manera que el usuario de la semilla pueda
interpretarlos en relación con las condiciones de su propio vivero.

En la publicación de la ISTA titulada “Survey of Equipment and Supplies” (ISTA 1982)


figura una guía actualizada sobre los diversos equipos que existen para el ensayo de
semillas. Se relaciona en ella el equipo por tipos, usos, especificación de modelos y
proveedores. Un catálogo anterior, titulado “Equipment and supplies for collecting,
processing, storing and testing forest tree seed” (Bonner 1977), contiene referencias a
equipo de ensayo de semillas y ofrece las direcciones no sólo de los proveedores, sino
también de los laboratorios usuarios.

Van der Burg y otros (1983) describen la forma de establecer una estación de ensayo
de semillas en zonas tropicales o subtropicales. Se ofrecen dos posibilidades: el
llamado “Seedlab 2000”, capaz de realizar ensayos sobre unas 2 000 muestras al año, y
el “Seedlab 5000”, cuya capacidad mínima es de 5 000 muestras al año. Se ofrecen
orientaciones y consideraciones generales en materia de dotación de personal,
organización del trabajo, disposición interna del edificio y equipo necesario. Mediante 46
figuras y dos cuadros se ofrece un panorama del equipo y los formularios
administrativos que se utilizan. Se recomienda equipo que en la experiencia de los
autores ha demostrado su idoneidad para el trabajo, y se citan descripciones detalladas
y direcciones de empresas. Se describe asimismo equipo que no está disponible en el
mercado, y se incluyen instrucciones para su construcción. Como apéndice figura una
lista de libros y revistas con los que formar una biblioteca básica sobre ensayo de
semillas.

Los ensayos que pueden ser necesarios son los de pureza, autenticidad, peso,
germinación, el ensayo indirecto de viabilidad, contenido de humedad y salud y daños
de la semilla. Un requisito previo de todo ensayo es la correcta toma de muestras,
operación que se describe en la sección siguiente.

Toma de muestras

229
Cuando se efectúa un ensayo, la muestra sobre la que se realiza ha de ser
representativa del conjunto. Por preciso que sea el trabajo técnico que se realiza en el
ensayo, los resultados de éste no pueden indicar más que la calidad de la muestra que
se ha analizado (Aldhous 1972). Por consiguiente, hay que hacer todo lo posible para
garantizar que la muestra seleccionada refleje exactamente la composición del lote de
semilla en su conjunto. Este requisito es tan esencial cuando se va a efectuar toda una
serie de ensayos en el laboratorio como cuando se efectúa un sencillo ensayo en el
vivero para determinar el número de semillas germinadas por kilogramo de semilla sin
limpiar. El tiempo que se emplea en realizar ensayos con muestras que se han tomado
de una manera descuidada puede ser tiempo perdido (Carter 1961).

Sería fácil tomar muestras de los lotes de semilla totalmente homogéneos, pero no
existen tales (Bonner 1974). Pueden adoptarse medidas de sentido común para reducir
lo más posible la heterogeneidad, como por ejemplo no mezclar lotes de semilla de la
misma especie cuando vienen de distintos orígenes (procedencias), tienen una edad
muy distinta o, aun cuando tengan las mismas procedencias introducidas, provengan de
plantaciones ubicadas, en el país introductor, en lugares tipológicamente muy distintos.
Pero un lote de semilla puede ser heterogéneo aunque se haya recolectado de un rodal
homogéneo. Paul (1972) da el sencillo ejemplo de semilla de pino transportada por
malas carreteras en la parte trasera de un landrover. Las sacudidas y vibraciones a que
se ve sometida la semilla hacen que los distintos tipos de material se asienten de
distinta manera. Todas las semillas pequeñas y vacías y los residuos ligeros acabarán
subiendo a las capas más altas, y una muestra tomada exclusivamente de la parte
superior ofrecerá una impresión completamente falsa del potencial de rendimiento de
ese conjunto de semillas.

Mezclado

Cuando se trata de lotes pequeños, de únicamente varios kilogramos de semilla, se


puede mejorar su homogeneidad mezclando concienzudamente todo el lote antes de
tomar la muestra. Cuando se trata de lotes muy grandes que se transportan y
almacenan en muchos recipientes distintos, no es posible mezclar la totalidad del lote.
En ese caso se toman varias muestras distintas, tal como se describe en las páginas
283–284, y son esas muestras las que se mezclan a conciencia para formar una
muestra de ensayo que es “compuesta” y homogénea. Los métodos de mezclado que
se indican a continuación, tomados de Paul (1972), son igualmente aplicables a los
pequeños lotes completos y a las muestras compuestas.

“Métodos de mezclado. Hay dos maneras sencillas de mezclar bien la semilla.

i. Con ayuda de un partidor mecánico. Los partidores mecánicos se utilizan para


reducir el tamaño de los lotes o muestras de semilla partiéndolos sucesivamente
por la mitad. Esta operación se describe infra. Los partidores tienen la ventaja
añadida de que pueden utilizarse también para mezclar semilla de la manera
siguiente:
1. Pasar todo el lote de semilla por el partidor.
2. Tomar las dos porciones iguales y echarlas al mismo tiempo en el
partidor.
3. Repetir la operación que se indica en 2.
4. Repetir una vez más la operación que se indica en 2.

230
5. Tomar las dos porciones iguales y echarlas simultáneamente en el
recipiente de almacenamiento.
ii. Manualmente. Es sorprendente lo difícil que puede ser conseguir un lote de
semilla homogéneo utilizando este método. Se extiende todo el lote sobre una
hoja de papel u otra superficie lisa adecuada y se mezclan las semillas
moviéndolas de un lado a otro y de arriba a abajo. Tras mezclarlas
concienzudamente, se extienden las semillas por igual y se divide el lote en
cuatro partes iguales. Se colocan éstas por separado en cuatro recipientes y,
con ayuda de un asistente, se vierte simultáneamente su contenido en el
recipiente de almacenamiento. Después se repite otras dos veces el proceso de
extender las semillas, dividirlas en cuatro partes y echarlas a la vez en el
recipiente.”

Utilización de sondas tomamuestras

Cuando se trata de un lote grande que está repartido en distintos recipientes, se utilizan
estas sondas para tomar submuestras de diferentes partes del lote. Todas estas
muestras “primarias” se mezclan después para formar una muestra “compuesta” o
general, que a continuación se reduce de tamaño mediante sucesivas divisiones hasta
que es lo bastante pequeña para ser la “muestra de trabajo”, en la que se efectúan los
diversos ensayos.

Según la descripción de Turnbull (1975d), se trata de una sonda lo suficientemente


larga para llegar a todas las zonas de la bolsa de semillas y diseñada de tal manera que
toma un volumen igual de semilla de todas las zonas por las que pasa. La de uso más
frecuente es la sonda de tipo “funda”, que consta de un tubo metálico hueco y
enfundado sin holgura en otro cuerpo exterior. El tubo y la funda tienen unas ranuras
abiertas en las paredes, de manera que, cuando el tubo se gira o desliza, las ranuras
del tubo coinciden con las de la funda y las semillas se introducen en el tubo; al volver a
girar o deslizar el tubo, pero ahora en la dirección opuesta, los orificios se cierran. Las
sondas para tomar muestras no deben tener una única cavidad a lo largo de todo el
tubo con varias aberturas, sino una serie de compartimentos distintos. Existen tubos de
distintas longitudes y diámetros, de manera quee se ajusten a los diferentes tamaños de
recipiente y tipos de semilla. Deben evitarse las sondas que reciben el nombre de
“ladrones” y que tienen un único orificio abierto, pues pueden dañar las semillas (Magini
1962).

En términos ideales, las muestras primarias deben distribuirse proporcionalmente a los


volúmenes de las distintas partes del lote (Bonner 1974). Por ejemplo, si un lote está
repartido entre diez recipientes de 10 kg y otros diez de 20 kg, dos terceras partes de la
muestra compuesta deben proceder de los recipientes de 20 kg y una tercera parte de
los de 10 kg. Cuando se trata de lotes contenidos en recipientes de un solo tamaño, la
ISTA (1976) ha dado instrucciones pormenorizadas sobre el número de muestras
primarias que resulta adecuado para diversos números de recipientes. Por ejemplo,
cuando se tienen entre seis y treinta recipientes debe tomarse muestras como mínimo
de uno de cada tres, y en ningún caso menos de cinco muestras en total.

Las sondas tomamuestras no se pueden utilizar con las semillas que por su gran
tamaño o por otra razón no se deslizan con fluidez. En estos casos la muestra debe
tomarse introduciendo la mano en las semillas y sacando porciones pequeñas (Bonner

231
1974). La mano debe introducirse estirada en plano, con los dedos extendidos y juntos.
Al cerrar la mano y sacarla del recipiente no deben separarse los dedos. Con este
método resulta difícil tomar muestras más allá de unos 40 cm de profundidad, por lo que
es posible que para facilitar la operación haya que vaciar parcialmente los recipientes.

Reducción del tamaño de las muestras compuestas

La siguiente descripción de la reducción del tamaño de las muestras compuestas está


tomada en gran parte de Turnbull (1975d).

Es frecuente que para efectuar el ensayo haya de reducir la muestra compuesta a fin de
convertirla en una muestra de trabajo de peso normalizado. Siempre que sea posible, la
muestra debe dividirse con un partidor mecánico, para reducir el sesgo que puede
introducir el operario. Se describe a continuación, para los casos en que no se dispone
de un partidor mecánico, el método no mecánico de división, pero hay que señalar que
para la mayoría de los tipos de semilla es el método menos conveniente. Los métodos
manuales deben utilizarse, no obstante, con las semillas que no se deslizan con fluidez.

Métodos de división no mecánicos

Método de división en dos. Se coloca la muestra en una superficie limpia y se mezcla


concienzudamente a mano; se divide después en cuatro partes con una espátula afilada
y se descartan las cuartas partes opuestas. Este proceso se repite hasta que se obtiene
una muestra final del peso aproximado que se requiere.

Método aleatorio con cubetas. Se coloca en una bandeja una serie de cubetas o
dedales, en una disposición determinada, y se vierte sistemáticamente la muestra sobre
esta zona. La muestra de trabajo se obtiene de unos recipientes elegidos
aleatoriamente (Thomson y Doyle 1955). En lo que es una variación de este método, se
utiliza también una bandeja dividida en un número igual de compartimentos cuadrados,
de los que uno de cada dos, en alternancia, carece de fondo (Justice 1972).

Métodos de división mecánicos

Casi todos los partidores mecánicos tienen por finalidad dividir la muestra en dos partes
aproximadamente iguales. La muestra de trabajo se obtiene dividiendo repetidamente la
muestra general hasta que se obtiene el peso exigido. La ISTA recomienda como
equipo apropiado tres tipos de partidores. Son el partidor cónico (tipo Boerner), el
partidor de tierra y el partidor centrífugo (tipo Gamet). He aquí una breve descripción de
los tres tipos:

Partidor Boerner. Se fabrica en diferentes tamaños. Consta como partes esenciales de


una tolva o cono invertido y una serie de deflectores que dirigen las semillas hasta dos
bocas. En los deflectores alternan canales y espacios de igual anchura. Están
dispuestos en un círculo en la parte superior y dirigidos hacia dentro y hacia abajo, de
manera que los canales desembocan en una boca y los espacios en la boca contraria.
En la base de la tolva hay una válvula o compuerta que controla el flujo de semilla.
Cuando la válvula está abierta las semillas caen por gravedad sobre el cono invertido,

232
donde se distribuyen por igual a los canales y espacios; después pasan por las bocas
hasta los recipientes situados debajo.

En Zimbabwe se utiliza un sistema parecido, en mayor escala, para dividir y mezclar los
lotes de semilla grandes. El cono invertido tiene ocho salidas por las que las semillas
pasan a unos cubos, y se dispone de una batería de ocho cubos para cada salida. En
cada cubo caben 6 kg de semilla de pino, de manera que en una única operación de
división y nuevo mezclado se puede manipular un lote de hasta 384 kg (Seward 1980).

9.1 Sonda para tomar muestras de semilla. 9.2 Partidor aleatorio de cubetas.
(Centro de Semillas Forestales de DANIDA). (Centro de Semillas Forestales de DANIDA)

233
9.3 Partidores de cono invertido que se utilizan en Zimbabwe con cantidades (A) pequeñas y (B) grandes de semilla.
(Comisión de Silvicultura de Zimbabwe)

234
9.4 Partidores de semilla (A) Boerner (B) Gamet. (División de Investigaciones Forestales, CSIRO)

9.6 Dos tipos de balanza para pesar semilla que se utilizan


en laboratorios. (Centro de Semillas Forestales de DANIDA)

235
9.5 Pantalla de cristal opaco, iluminada desde abajo, que
se utiliza en Zimbabwe para realizar ensayos de pureza y
determinar el número de semillas por kilogramo.
(Comisión de Silvicultura de Zimbabwe)

Partidor de tierra. El llamado partidor de tierra o de canales es un aparato sencillo que


se basa en el mismo principio que el partidor cónico. En este caso los canales están
dispuestos en línea recta, no en círculo como en el partidor cónico. Consta de una tolva
a la que están unidos unos canales o conductos, un bastidor en el que descansa la
tolva, dos recipientes colectores y un recipiente vertedor. Para utilizarlo, se distribuye de
manera relativamente uniforme la semilla en el recipiente vertedor y se va echando,
más o menos igual, a lo largo de toda la tolva. Este tipo de partidor está indicado para
las especies que tienen la semilla grande y muchos residuos, pero pueden construirse
también tipos adecuados para especies de semilla pequeña.

Partidor Gamet. En este tipo de partidor se utiliza la fuerza centrífuga para mezclar y
distribuir las semillas por la superficie de división. Las semillas caen desde una tolva
hasta una cubeta de goma, de escaso fondo, que está situada debajo. Al girar esta
cubeta impulsada por un motor eléctrico las semillas son expulsadas hacia afuera por la
fuerza centrífuga y caen hacia abajo. El círculo o zona de caída de las semillas se divide
en dos partes iguales mediante un deflector fijo y afilado, de manera que la mitad de las

236
semillas cae por una boca y la otra mitad por la otra. Al utilizar este partidor hay que
tener especial cuidado cuando se trata de dividir muestras muy pequeñas, pues es
posible que una mayoría de las semillas salga despedida hacia una sola boca. Hardin y
otros (1965) compararon la eficacia de los partidores Boerner y Gamet y llegaron a la
conclusión de que, siempre que se utilice correctamente, con el partidor Gamet se
obtienen submuestras algo más precisas.

Magini (1962) advierte que los partidores que se basan en la acción de la fuerza
centrífuga no deben utilizarse con semillas que son sensibles al daño por vibración,
como las de las especies de Abies.

Peso de la muestra

El peso de la muestra de trabajo depende del tamaño que tengan las semillas de la
especie de que se trate. En las Reglas de la ISTA el objetivo es llegar a un mínimo de 2
500 semillas en todas las especies salvo las que tienen semillas muy grandes, en las
que se prescribe un mínimo de 500 unidades. Estas cantidades se consideran
suficientes para la mayoría de los ensayos habituales (pureza, autenticidad, peso,
germinación o viabilidad), pero si se va a determinar el contenido de humedad hay que
añadir otros 10 g en la mayoría de las especies (ISTA 1976). Entre las especies
tropicales que recoge la ISTA, los tamaños mínimos que prescribe para la muestra de
trabajo oscilan entre 2 g para Eucalyptus deglupta, en la que por término medio hay 4
000 semillas viables por gramo de “semilla más granzas” (Boland y otros 1980), y 1 kg
para Tectona grandis, en la que por término medio hay 2 000 frutos por kilogramo.
Cuando la semilla se envía a un laboratorio independiente para que se realicen en él los
ensayos, la ISTA recomienda que el peso de la muestra que se envía sea el doble del
de la muestra de trabajo.

Análisis de pureza
Las muestras de semilla de árboles pueden contener impurezas como semillas de
malas hierbas, semillas, de otras especies arbóreas, estructuras seminales separadas,
partículas de hoja y otros materiales. El análisis de pureza tiene por finalidad determinar
la composición, en peso, de la muestra que es objeto del ensayo. Para ello se separa la
muestra en las partes que la componen. Cuando se efectúa el análisis de pureza, es el
primer ensayo que debe realizarse, pues los ensayos ulteriores se efectúan únicamente
sobre el componente de semilla pura.

Con la expresión semilla pura se hace referencia a la semilla de la especie de que se


trate, y además de las semillas maduras y sin daños se incluyen las semillas de tamaño
inferior al normal, consumidas, inmaduras y germinadas, siempre que puedan
identificarse claramente como pertenecientes a la especie de que se trate, y los trozos
de semillas rotas cuyo tamaño es superior a la mitad del original (ISTA 1976). Las
semillas de leguminosas y coníferas que han perdido por completo la cubierta se
consideran materia inerte. Entre los otros componentes de la muestra pueden figurar
otras semillas, correspondientes a todas las especies salvo la que es objeto del ensayo,
y materia inerte. Esta última comprende trozos de semillas rotas o dañadas cuyo
tamaño es inferior a la mitad del original, a las de coníferas, semillas de leguminosas y
coníferas que han perdido por completo la cubierta y otros materiales como fragmentos
de hoja, ramitas, piedras o tierra. En las coníferas (excepto Chamaecyparis, Cupressus

237
y Thuja), las alas de semilla presentes, no retiradas en la operación de limpieza, deben
separarse y clasificarse como materia inerte.

Se pesa la muestra de trabajo, que contiene todas las impurezas, y después se aparta y
pesa por separado la semilla pura. Las Reglas de la ISTA (1976) prescriben que el
pesado se efectúe en gramos con el mínimo número de decimales que sea necesario
para calcular el porcentaje de sus componentes con un decimal.

El porcentaje de semilla pura se calcula de la manera siguiente:

Cuando un laboratorio está efectuando ensayos para determinar la pureza de gran


número de muestras, el analista suele examinar y separar las muestras en una “tabla de
trabajo” colocada encima de una mesa. Esta tabla de trabajo puede ajustarse a la altura
deseada, por lo general 7–15 cm más que la altura de la mesa. El analista debe
disponer del equipo necesario para realizar su trabajo con el mínimo de esfuerzo y
tiempo, y también con el mínimo cansancio de la vista (Justice 1972).

Para realizar análisis de pureza se necesita el equipo siguiente: pinzas y espátula para
manipular, separar y mover las semillas encima de una superficie; lentes manuales de
amplio campo, de 5 a 7 aumentos; lupas con relativamente poca curvatura y distorsión;
microscopio estereoscópico de amplio campo de 10 a 75 aumentos; balanza con
capacidad de 1000 g y sensibilidad de 0,5 g; balanza de torsión con capacidad de 120 g
y precisión de 0,01 g; balanza química de actuación rápida con precisión de 1 mg;
recipientes pequeños para guardar las semillas separadas, y aventadora de semillas
(Justice 1972). Un juego de pequeños tamices puede ayudar a eliminar muchas
impurezas.

El análisis de muchas muestras puede facilitarse eliminando el material de poco peso


con ayuda de una aventadora. Las aventadoras de semillas se describen en el Capítulo
6 (páginas 175–176).

Otros métodos que según Turnbull (1975d) reducen el trabajo manual son la separación
de pesos específicos por diferencias de densidad, las separaciones por cargas
electrostáticas, una mesa vibradora que actúa basándose en el peso, la textura
superficial y la forma de las semillas, y la técnica de radiografías con rayos X.

Del componente de semilla pura que se obtiene en el análisis de pureza puede tomarse
una submuestra para el ensayo de germinación, así como para determinar el peso de la
semilla. Como el ensayo de germinación se basa en semilla pura, se advierte enseguida
que el análisis de pureza y el ensayo de germinación se complementan entre sí. No se
puede determinar el potencial productivo de un lote de semilla si no se tienen en cuenta
a la vez el análisis de pureza y los ensayos de germinación (Turnbull 1975d).

Peso de la semilla

238
El peso de la semilla se mide en el componente de semilla pura que se ha separado
mediante el ensayo de pureza. Se expresa normalmente como el peso de 1 000
semillas puras. Es muy sencillo convertir esta cifra en el número de semillas puras por
gramo o por kilogramo, según se requiera. El peso puede determinarse sencillamente
contando 1 000 semillas y pesándolas (Bonner 1974, Paul 1972), pero la utilización de
varias muestras más pequeñas permite al analista estimar la variación que existe dentro
de la muestra. La ISTA (1976) prescribe ocho réplicas de 100 semillas cada una, con
las que se puede calcular la desviación típica y el coeficiente de variación, así como la
media. Si el coeficiente de variación es inferior a cuatro, entonces se acepta la media,
pero si es superior se prescriben otras ocho réplicas, se calcula una nueva desviación
típica, ahora respecto de las 16 réplicas, y antes de calcular la media final de la muestra
se descartan las réplicas que se alejen de la media en un valor superior al doble de la
desviación típica.

El recuento de las semillas para hallar su peso puede efectuarse manualmente o con
ayuda de tableros de recuento o contadores por aspiración o electrónicos. La
descripción de las características principales de los aparatos para contar semillas que
se ofrece a continuación está tomada en lo esencial de Magini (1962).

Los tableros de recuento son útiles cuando las semillas son relativamente grandes y
tienen una forma regular, como las de Pinus pinea o algunas leguminosas. El aparato
consta de dos tableros, uno superior y fijo con perforaciones y otro sólido delgado
debajo, que sirve de falso fondo.

Para utilizarlo, se coloca una determinada cantidad de semilla en la esquina y se inclina


el tablero moviéndolo de manera que en cada orificio entre una semilla. Después se
sacan y pesan las semillas del tablero, cuyo número se conoce. Otra posibilidad, que se
utiliza cuando las semillas se cuentan como preparativo para un ensayo de
germinación, consiste en colocar el contador en el substrato y retirar el fondo, de
manera que la semilla caiga por él con un espaciamiento uniforme. En algunos tipos hay
un segundo grupo de perforaciones en el tablero que actúa como base. Al deslizar la
sección superior más o menos 1 cm, las semillas caen al semillero atravesando los dos
tableros. En otros tipos el aparato de recuento está perforado por unos agujeros que no
son lo bastante grandes para que pasen por ellos las semillas, pero sí para que una
corriente de aire las coloque en su sitio por succión (Tirén 1948).

En los ensayos que se efectúan en bandejas con tierra, puede emplearse también para
efectuar el recuento un solo tablero perforado. En primer lugar se coloca el tablero
sobre la bandeja. Luego se colocan las semillas en las perforaciones y se levanta el
tablero dejando aquellas en la bandeja.

Los contadores por aspiración pueden utilizarse con semillas de diversos tamaños y
formas. Cuando las semillas son muy pequeñas e irregulares pueden plantearse
algunos problemas. No están indicados para las semillas muy grandes, como muchas
nueces.

El mecanismo de recuento por aspiración consta de tres partes esenciales: un sistema


de aspiración, incluidas tuberías; unas placas de recuento y una válvula de liberación
rápida. Puede utilizarse también una pequeña aspiradora doméstica con placa de
fabricación casera, pero en general se prefieren las que tienen una potencia especial

239
(motores eléctricos de entre 1/4 y 1/2 CV). Las placas perforadas, que tienen unos
orificios distribuidos por igual (generalmente 100) para que se introduzcan en ellos las
semillas, sujetan éstas por succión. Cuando se corta la succión, las semillas quedan
liberadas para pasar al pesado o al substrato en el que se va a efectuar el ensayo de
germinación. Las placas de recuento son cuadradas, rectangulares o circulares, según
la forma del substrato que se emplee. El espaciamiento y el diámetro de los orificios han
de estar proporcionados con el tamaño de la semilla. Las placas pueden ser de plástico,
cromo, latón o aluminio. La cara principal debe ser relativamente opaca y de un color
que contraste con las semillas que se están contando, de manera que sea más fácil
comprobar que todos los orificios están ocupados. Se necesita una buena válvula para
que la liberación de la semilla sea rápida, así como para evitar que se succione una
proporción demasiado grande de las semillas más ligeras. El riesgo de que en la
muestra contada haya una proporción excesiva de semillas vacías y ligeras puede
reducirse invirtiendo la placa de manera que los orificios queden hacia arriba y después
echando por encima una gran cantidad de semilla (Robbins 1982b). Los contadores por
aspiración que tienen la placa de plástica pueden verse negativamente afectados en su
funcionamiento por la electricidad estática.

En los tipos modernos de contadores electrónicos, una taza que vibra hace que las
semillas pasen en fila de una por una célula eléctrica. La máquina puede programarse
para que cuente hasta llegar a un determinado tamaño de muestra, de manera que
llegado ese punto se desconecta sola (Bonner 1974).

Se han expresado reservas en torno a la precisión de los contadores por aspiración y


electrónicos sobre la base de que seleccionan una muestra sesgada (Gordon y
Wakeman 1978). Es probable que los tableros de recuento manual, combinados con un
cuidadoso muestreo aleatorio, sean más precisos, pero también son considerablemente
más lentos.

El peso de 1 000 semillas puras puede convertirse en semillas por gramo o por
kilogramo de la manera siguiente:

Si la muestra que se cuenta no tiene 1 000 semillas, sino otro número, la fórmula
adecuada es la siguiente:

240
Dentro de una especie determinada, las semillas llenas tienen un peso específico
superior y una tasa de germinación más alta que las semillas del mismo tamaño pero
vacías o parcialmente llenas. Las semillas grandes tienen un mayor peso por semilla
que las pequeñas del mismo peso específico y, como contienen más reservas nutricias,
probablemente germinarán mejor y producirán inicialmente unas plántulas más
vigorosas. Goor y Barney (1976) han notificado que las semillas grandes de Eucalyptus
citriodora tienen una tasa de germinación más alta que la de las semillas de tamaño
medio, las cuales tienen a su vez una tasa más alta que la de las semillas pequeñas.
Por consiguiente, el número de semillas puras por unidad de peso no es por sí solo un
buen indicador del potencial de producción de plantas, y debe complementarse con
ensayos de germinación o ensayos de viabilidad indirectos. El efecto del tamaño de la
semilla sobre el crecimiento de las plántulas germinadas de eucalipto suele persistir
durante 8–14 semanas después de la siembra, y a partir de ese plazo pueden cobrar
más importancia otros factores (Turnbull 1983).

Capítulo 9 ENSAYO DE LA SEMILLA (continuar)


Ensayos de germinación
De todas las mediciones de la calidad de un lote de semilla, ninguna tiene tanta
importancia como la que sirve para determinar la germinación potencial de las semillas
(Bonner 1974). Los ensayos de germinación que se efectúan en laboratorio tienen por
finalidad principal estimar el número máximo de semillas que pueden germinar en las
condiciones óptimas. La utilización de condiciones ideales normalizadas en el
laboratorio, como las que prescribe la ISTA, garantiza que los resultados obtenidos con
un determinado lote en un laboratorio sean idénticos con los obtenidos en cualquier otro
laboratorio de ese mismo u otro país. Para las semillas que se mueven por el circuito
del comercio internacional es muy útil disponer de una norma común para evaluar el
potencial de germinación. Por el contrario, está claro que los resultados que se obtienen
en las condiciones ideales controladas en el laboratorio no son directamente aplicables
sobre el terreno, en el vivero, donde sólo se puede ejercer un control limitado sobre las
condiciones ambientales. Cada viverista debe aplicar su propio factor de corrección,
derivado de su experiencia a lo largo de los años, para convertir el potencial de
germinación de un lote tal como viene determinado por los ensayos de laboratorio en la
germinación efectiva sobre el terreno que puede esperar en las condiciones locales de
su vivero.

En el otro extremo, hay viveristas que, antes de efectuar una siembra en gran escala,
prefieren efectuar su propio ensayo de germinación en su vivero. Los resultados de
estos ensayos deben ser directamente aplicables a siembras ulteriores del mismo lote
en el mismo vivero, pero no tienen por qué serlo a otros viveros. No obstante, a veces
no hay tiempo suficiente para efectuar ensayos de germinación antes de la siembra

241
principal, y los administradores de grandes viveros operacionales pueden ser reacios a
iniciar una investigación en pequeña escala.

Entre ambos extremos se encuentra el caso de la pequeña estación de investigaciones


silvícolas que carece de los medios de laboratorio necesarios para observar las
prescripciones de la ISTA en materia de ensayos, pero que somete a ensayos de
germinación en el vivero a las partidas de semilla a granel antes de distribuirlas entre
proyectos de forestación repartidos por todo el país. También en este caso el ingeniero
forestal o el viverista local han de aplicar su propio factor de corrección para convertir
las cifras de germinación efectiva obtenidas en el vivero de investigación en las cifras de
germinación que cabe esperar en su vivero operacional de gran tamaño.

La descripción que figura a continuación se basa en gran parte en la de (Turnbull


1975d). Se ajusta a las Reglas de la ISTA (1976), aunque algunos de los principios son
igualmente aplicables cuando la falta de equipo o de personal capacitado obliga a
utilizar métodos más sencillos.

La germinación se define como el surgimiento y desarrollo, a partir del embrión de la


semilla, de las estructuras esenciales que indican la capacidad de la semilla para
producir una planta normal en condiciones favorables (Justice 1972, ISTA 1976). La
germinación se expresa como el porcentaje de semillas puras que produce plántulas
normales o como el número de semillas que germinan por unidad de peso de la
muestra.

En el laboratorio, las condiciones ambientales, como la humedad, la temperatura, la


ventilación y la luz, han de ser no sólo lo bastante específicas para iniciar la
germinación, sino también favorables para el desarrollo de las plántulas hasta una fase
en la que puedan identificarse los tipos normales y anormales.

Con pocas excepciones, todos los ensayos de germinación deben efectuarse con
semillas puras separadas mediante el ensayo de pureza. Se mezcla bien la semilla pura
y se cuenta aleatoriamente en réplicas. Después se espacian de manera uniforme sobre
el substrato del ensayo. Normalmente un ensayo consta de 400 semillas en 4 réplicas
de 100 semillas cada una, pero, si 100 semillas son demasiadas para el substrato de
que se dispone, entonces las replicaciones pueden subdividirse en un número mayor de
réplicas más pequeñas, de 50 ó 25 semillas cada una (Bonner 1974). Se recomienda de
manera general dejar entre las semillas entre 1,5 y 5 veces la anchura o el diámetro
normal de la semilla, para reducir el riesgo de que se desarrollen mohos de hongos
(Bonner 1974, Justice 1972).

Las excepciones son las especies que tienen la semilla muy pequeña, pues en ellas es
imposible (algunas especies de Eucalyptus) o muy difícil (Alnus, Betula, Populus, Salix)
separar la semilla de la materia inerte o granzas que la acompañan. En estos casos el
ensayo se efectúa con el mismo número de réplicas, pero éstas son de igual peso y no
de igual número de semillas (véase las páginas 322–323).

El recuento de las semillas para llevar a cabo ensayos de germinación puede facilitarse
empleando tableros contadores como los descritos en las páginas 293–294.

Equipo de germinación

242
El tipo de germinador que se va a emplear puede seleccionarse según la clase y la
cantidad de semillas que van a ser objeto del ensayo; será aceptable siempre que
pueda ofrecer un control adecuado de las condiciones prescritas en materia de
temperatura, humedad y luz.

Los germinadores tienen tamaños muy variables, desde pequeñas o portátiles unidades
individuales hasta cámaras de germinación en las que una persona puede estar de pie,
pasando por armarios de diversas dimensiones y por las grandes masas de
germinación del tipo Jacobsen de Copenhague. Los principales tipos que recomienda la
ISTA son los siguientes:

Aparatos de Jacobsen y Rodewald. En Europa es de uso habitual un germinador


denominado aparato de Jacobsen o cubeta de Copenhague. Se trata de una cubeta con
agua cuya temperatura puede controlarse mediante termostatos. Las semillas se
distribuyen encima de un papel y se colocan sobre unas tiras metálicas o de vidrio que
están colgadas a unos 5–7 cm por encima de la cubeta; bajo el substrato hay unas
mechas de papel o algodón que pasan por unos orificios hasta llegar al agua que está
debajo. El contenido de humedad del substrato puede ajustarse modificando el nivel del
agua, y también aumentando o reduciendo la distancia que hay entre el semillero y el
agua (Kamra 1968).

La humedad se mantiene alta en torno a la semilla, bien cubriendo toda la cubeta con
una tapa transparente, bien colocando un embudo de plástico invertido, con un orificio
en el extremo cónico, encima de cada plataforma de germinación. Aunque este aparato
puede estar expuesto a la luz natural, suele preferirse la luz artificial.

Uno de los inconvenientes de la cubeta de Copenhague habitual es la ausencia de


control directo de la temperatura en el semillero. En los trópicos tiende a recalentarse
(Robbins 1982b). Se han construido modelos mejorados, como el de Overaa (1962), en
el que los listones son de acero inoxidable y están huecos, de manera que por ellos
circula agua de calefacción o refrigeración.

Otros inconvenientes de este equipo son que exige una gran cantidad de espacio en
superficie en relación con el número de ensayos que se pueden realizar, y también que
manipular las cubiertas y los substratos parece más pesado que mover una ligera
bandeja con substratos de papel (Justice 1972).

El aparato de Rodewald consiste en una caja de zinc con tapa de cristal en cuyo interior
las semillas están expuestas a la luz directa o difusa. La base del aparato contiene
agua, y encima de ésta hay una bandeja con una capa de arena húmeda. El semillero
está compuesto por unos platos de porcelana sin vidriar colocados en la arena húmeda,
aunque a veces se colocan directamente los platos sobre el agua. La temperatura de
ésta se controla mediante un termostato, y la arena se humedece mediante unas
mechas que llegan hasta el agua. El substrato de arena no está indicado en las
especies que necesitan una alternancia de temperaturas, pues tarda en ajustarse a los
cambios térmicos.

Armario de germinación. Otro tipo muy extendido de aparato es la cámara cerrada para
germinación de semillas en condiciones de oscuridad, luz difusa o luz directa. Este tipo
de germinador suele constituir en un armario de doble pared, convenientemente aislado

243
frente a los cambios de temperatura mediante una cámara de aire o una capa de
material aislante. Está dotado de unas guías adecuadas para colocar los tipos de
bandejas de germinación que prefieren los distintos laboratorios. La cámara de
germinación moderna está dotada de calefacción y refrigeración. Por lo general, el agua
se enfría y pasa entre las paredes de la cámara o por unos conductos de refrigeración
que recorren las paredes interiores. En cuanto a la calefacción, se calienta el aire o un
depósito de agua situado en la base de la cámara. En estos armarios la temperatura
puede regularse al nivel que se desee, entre 8°C y 40°C aproximadamente (ISTA 1976).

A veces se construyen localmente armarios de germinación baratos. Gupta y Kumar


(1977) han descrito los germinadores de bajo costo que se utilizan en el laboratorio de
ensayo de semillas de Dehra Dun, India. La pared exterior del armario es de teca y mide
195 × 70 × 40 cm, y los controles eléctricos comprenden un termostato, un ventilador de
aire caliente, un distribuidor de aire aparte y un cronointerruptor para controlar la
iluminación. Como aislamiento entre la pared interior y la exterior se utiliza fibra de
vidrio. El aparato funciona satisfactoriamente a temperaturas que van desde la
temperatura ambiente hasta los 45°C (± 1°C).

Los armarios de germinación deben satisfacer en la medida de lo posible los requisitos


siguientes (Oomen y Koppe 1969):

humedad del aire - lo más alta posible, pero preferiblemente nunca inferior al 90 por
ciento, para evitar que el substrato de las semillas se seque en exceso;

temperatura del aire - ajustable entre 10° y 35°C; en toda la sección de trabajo del
armario, y a lo largo de una serie de días, la temperatura ha de ser uniforme en cada
uno de los regímenes térmicos, con variaciones de más o menos 1°C;

luz - iluminación uniforme de las bandejas, con intensidad de entre 750 y 1 250 lux al
nivel de las semillas;

movimiento del aire - el mínimo posible para evitar que las semillas se sequen en
exceso;

suministro de aire fresco - escaso, del orden de un cambio de aire por hora, que debe
ser suficiente para eliminar el dióxido de carbono que producen las semillas al germinar;

ciclo día-noche - en el cambio del día a la noche debe producirse un descenso inicial de
la temperatura rápido, en 30 minutos, para después alcanzar la temperatura nocturna
definitiva en 1 hora; análogos requisitos en el cambio de la noche al día;

condensación - no debe existir.

No obstante, cuando los armarios funcionan con alternancia de temperaturas es muy


difícil mantener alta la humedad y secos los substratos; para ello se precisa regar con
frecuencia, lo cual afecta negativamente a los resultados de la germinación y aumenta
el número de horas-hombre empleadas en el ensayo (Boeke y otros 1969).

244
Existen muchos tipos modificados de armarios de germinación; pueden encontrarse
descripciones pormenorizadas de algunos de ellos en Justice (1972) y Oomen y Koppe
(1969).

Cámara de germinación. Cuando el número de ensayos es elevado pueden utilizarse


para la germinación habitaciones enteras, con control de temperatura, humedad y luz.

La cámara de germinación es una modificación del armario. Su construcción obedece al


mismo principio que el armario, pero es lo bastante grande para que los trabajadores
puedan entrar en ella y colocar los ensayos a uno u otro lado de un pasillo central. Por
lo general se precisan ventiladores para evitar que la temperatura se estratifique, y se
necesita también equipo especial para mantener alta la humedad relativa.

Otra modificación es la combinación de cámara y armario de germinación. La


temperatura de toda la habitación se mantiene en el nivel más bajo requerido. Dentro de
esta habitación se colocan armarios de germinación, que se calientan individualmente
con energía eléctrica para mantener las diversas temperaturas necesarias. Mediante
este tipo de germinadoras se pueden obtener temperaturas constantes o alternas.

Cajas de germinación portátiles. Un tipo de germinador sencillo y versátil es el que


consiste en una serie de cajas de plástico transparente, con tapa, que pueden apilarse
una encima de otra. Robbins (1984) afirma que el recipiente ideal debe (1) ser
rectangular y apilable, para ahorrar espacio; (2) ser lo bastante grande para que estén
suficientemente espaciadas las semillas de una réplica como mínimo (100, 50 ó 25
semillas según el tamaño de éstas); (3) tener un fondo suficiente para que el substrato
tenga la altura necesaria y para que los gérmenes se puedan desarrollar hasta permitir
una evaluación adecuada; (4) tener una tapa que cierre bien, para mantener alto el
contenido de humedad del substrato y el aire circundante; (5) poderse esterilizar
fácilmente mediante calor o tratamiento químico, y (6) ser transparente (al menos la
tapa), por si se requiere luz para la germinación y el desarrollo ulterior de los gérmenes.

En Honduras se utilizan cajas de 178 × 117 mm, con 72 mm de fondo, cada una de las
cuales contiene una réplica de 100 semillas de pino. De esta manera entre cada semilla
y la siguiente queda como mínimo un espacio equivalente a la anchura de una semilla.
Cuando se trata de especies cuya semilla es de mayor tamaño se colocan menos
semillas por caja. Puede utilizarse cualquiera de los substratos habituales que se
describen infra en este mismo capítulo, como por ejemplo papel filtro o arena.
Añadiendo al substrato una cantidad adecuada de agua al comienzo del ensayo y
teniendo después las cajas tapadas en todo momento, salvo cuando se va a evaluar o
sacar los gérmenes, se puede mantener alto y constante el contenido de humedad del
substrato y del aire encerrado en las cajas, sin necesidad de añadir después más agua
ni de controlar la humedad en la atmósfera que rodea las cajas. Cuando se utiliza como
substrato papel filtro o papel secante, este material puede mantenerse
permanentemente húmedo colocándolo en una plataforma elevada sobre un depósito
de agua conectado con el substrato mediante unas mechas. Esta disposición se
asemeja, en miniatura, a la del aparato de Jacobsen. Las cajas pueden colocarse en
una incubadora para controlar la temperatura y la luz conforme a las recomendaciones
de la ISTA por ejemplo, o, cuando no se dispone de incubadora, pueden almacenarse
en condiciones de temperatua y luz ambientales. En ambos casos las semillas en

245
germinación que se encuentran en las cajas deben disponer de las condiciones óptimas
de humedad.

Investigadores del Instituto Nacional de Silvicultura de Petawawa, Canadá, han creado


una caja de germinación, de plástico policarbonato ligero, irrompible y resistente al
calor, que tienen la capacidad suficiente para contener cuatro réplicas de 100 semillas
de pino u otras semillas de tamaño parecido (Wang y Ackerman 1983). La caja tiene 28
cm de largo por 24 cm de ancho. La base tiene 5 cm de fondo, y 1 cm la tapa, pero el
especial mecanismo de cierre, de carácter universal, permite unir dos bases;
combinando los elementos de esa manera se pueden montar cajas con dos fondos
distintos, de 6 y 10 cm, y se utiliza un tipo u otro según las características de la especie
en ensayo. El substrato de germinación está apoyado en un falso fondo perforado,
sobre ocho patas de 1 cm de largo, y el espacio que queda debajo puede utilizarse en
caso deseado como depósito de agua. El material plástico se puede encontrar en dos
versiones, transparente o negro, para la germinación con luz o en la oscuridad
respectivamente; para asegurar la oscuridad total es preciso sellar con una cinta opaca
la unión entre la base y la tapa. En el tipo de plástico transparente es optativo que haya
cuatro orificios de ventilación en la pared lateral del elemento inferior.

9.7 Tablero de recuento con semillas de Celtis 9.8 Placa de recuento de un contador de
laevigata. Las semillas se extienden en el semillas por aspiración. Mediante una bomba se
tablero superior, para que entre una semilla en hace el vacío en el conducto y en la placa
cada agujero. Después se mueve hacia la hueca, que tiene 50 ó 100 pequeños orificios en
derecha el tablero, que está sujeto con un la superficie inferior. Una vez que se ha
muelle, hasta que los orificios coinciden con succionado una semilla por cada orificio, se
los del tablero inferior; de esa manera caen las suelta el vacío accionando el émbolo con el
semillas. (Servicio Forestal, Dpto. Agric. dedo y las semillas caen. (Servicio Forestal,
EE.UU.) Dpto. Agric. EE.UU.)

9.9 Equipo de germinación de semillas en la División de Investigaciones Forestales,


CSIRO, Canberra:
A) armario abierto para germinación de semillas B) grupo de armarios. (División de
Investigaciones Forestales, CSIRO, Canberra)

246
9.10 Germinadora Conviron G30, con una 9.11 Dos cajas de germinación, una
humedad relativa superior al 95% y programación transparente y otra negra, que se utilizan
de temperatura y fotoperíodo en 24 horas, que se para el ensayo de semillas en el Canadá;
utiliza en el Instituto Nacional de Silvicultura de pueden verse cerradas (arriba) y abiertas
Petawawa, Canadá. (Servicio de Silvicultura del (abajo). (Servicio de Silvicultura del Canadá)
Canadá)

9.12 Cubeta de Copenhague y rollos de papel filtro para ensayos de germinación.


(Centro de Semillas Forestales de DANIDA)

Los ensayos efectuados con esta caja de germinación han ofrecido resultados muy
comparables a los obtenidos con las placas Petri, que son mucho más pequeñas y por
lo tanto más incómodas. Se comprobó que al cabo de cuatro semanas la menor pérdida
de humedad se había producido en las cajas que tenían el depósito de agua lleno al
principio del ensayo y que no tenían orificios de ventilación. El tipo de plástico
transparente y el de plástico negro resultaron a este respecto igualmente buenos, pero
el desarrollo de mohos fue mayor en el tipo de plástico negro (sellado) que en el de
plástico transparente. Si se colocaba sobre Kimpak (papel de celulosa) un substrato de
papel secante, la pérdida de humedad era más lenta que cuando se utilizaba
únicamente Kimpak.

Elección del germinador. Casi todos los laboratorios de semillas forestales que
procesan una cantidad moderada de muestras utilizan germinadores del tipo armario o
del tipo mesa. En un informe de Boeke y otros (1969) se recomienda a los laboratorios
de ensayo de semillas pequeños que utilicen exclusivamente los germinadores de tipo
armario. Los armarios tienen, sobre las mesas de germinación del tipo Copenhague las
ventajas de que ahorran espacio y, cuando están bien construidos, permiten un control
más preciso de la temperatura y la humedad (Oomen y Koppe 1969). Hay que señalar
que un depósito de Copenhague de un solo nivel exige una cantidad de espacio en
planta entre cinco y ocho veces mayor que la que ocupa un armario de igual capacidad
(Boeke y otros 1969). Cuando se están investigando las condiciones de germinación, o
cuando se están realizando ensayos sobre muchas semillas distintas, puede ser muy
útil la flexibilidad que ofrecen varios armarios que funcionan a diferentes temperaturas
y/o condiciones de luz.

En el caso de los viveros o los pequeños institutos de investigación, cuya tarea consiste
en realizar sencillos ensayos de germinación sin mantener un control estricto de la
temperatura y la luz, son muy recomendables, por su flexibilidad, facilidad de

247
almacenamiento y bajo precio, las cajas de germinación de plástico. Estas pueden
utilizarse asimismo en combinación con incubadoras, que poseen control de la luz y la
temperatura.

Condiciones de la germinación

Las condiciones óptimas no son las mismas en las diversas fases de la germinación y el
desarrollo del germen, y puede ocurrir incluso que no sean las mismas para todas las
semillas de un mismo lote. Por consiguiente, se han dedicado muchos esfuerzos de
investigación en este ámbito a determinar la combinación de condiciones con la que se
pueda obtener la germinación más regular, rápida y completa de la mayor parte de las
semillas de una misma especie.

Substrato. La tierra se utiliza muy raramente como substrato en los ensayos de


germinación, pues las muestras pueden ser muy distintas en cuanto a sus propiedades
físicas, químicas y biológicas. Aunque los resultados del ensayo podrían ser más
comparables si éste se realizara en las mismas condiciones en que viven las plantas en
el campo, la falta de reproducibilidad y la dificultad a la hora de comparar ensayos de
diferentes lotes de semilla desaconsejan la utilización de este substrato. Los materiales
artificiales se prestan mucho mejor a la normalización.

En la mayoría de los ensayos de laboratorio con especies de semillas pequeñas se


utiliza papel. Entre otros materiales figuran la arena, el musgo de turba granulado y la
mica expandida (vermiculita y terralita). Los principales requisitos que debe reunir un
substrato (Justice 1972) son los siguientes:

• no tóxico para las plántulas


• libre de hongos y otros microorganismos
• de textura porosa para proporcionar ventilación y humedad suficientes a las
semillas en germinación.

La elección del medio en el que se va a colocar las semillas para que germinen
depende del equipo, la especie, las condiciones de trabajo y la experiencia del operario.
En las Reglas de la ISTA se prescribe el material adecuado para diversos árboles
forestales (véase el Cuadro 9.2, páginas 312–313).

El papel filtro, el cartón fuerte o cualquier otro papel absorbente pueden unirse a una
mecha de papel filtro o algodón que está sumergida en agua por el otro extremo, o
pueden colocarse encima de una capa de arena o vermiculita. El papel de celulosa se
utiliza cada vez más como medio de germinación debido a que es más fácil manipular
que la arena y permite igualmente que penetre en él la radícula, lo que facilita una mejor
evaluación de la germinación anormal. Además, el contenido de humedad no tiende a
estratificarse dentro del medio de papel, a diferencia de lo que ocurre con la arena
(Belcher 1974).

Los mejores substratos de papel para la germinación son el papel secante, las toallas
de papel, el papel filtro de laboratorio y el papel de celulosa plisado que se utiliza como
relleno (Bonner 1974). Siempre que se utilice un substrato de papel debe comprobarse
que no están presentes en él sustancias químicas tóxicas. En las Reglas de la ISTA de

248
1976 figuran especificaciones pormenorizadas sobre tipos de papel y toallas, incluidos
aspectos como el peso, la resistencia al estallido, la ascensión capilar y la acidez.

Las semillas que no tienen una necesidad de luz específica pueden colocarse encima
del papel o dentro del papel plegado. Este incrementa la superficie de contacto entre las
semillas y la fuente de humedad. Las semillas grandes pueden enrollarse en toallas de
papel que después se colocan en vertical; esto hace que las raíces puedan crecer hacia
abajo y evita que se enreden (MacKay 1972). Estos paquetes de papel enrollado o
plegado pueden mantenerse húmedos sin necesidad de una mecha sumergida en agua.
Los rollos de papel con semillas pueden almacenarse en platos de vidrio colocados
encima de un depósito de agua, pero no en contacto con ésta, y después se cubre el
conjunto con polietileno (Knudsen 1982). Los rollos en los que se adviertan signos de
desecación pueden rociarse con agua. La utilización de papel enrollado es un método
muy rápido y cómodo, pero puede hacer que las radículas se encrespen. Esto no
importa cuando tras el ensayo no se van a utilizar las semillas germinadas. En casos de
germinación operacional de grandes cantidades de semilla, en cambio, es preferible el
método de papel plegado, aunque sea algo más lento. En Tailandia se utiliza con éxito
este método como práctica habitual con Pinus y Eucaliptus spp. (Sirikul 1975).

La arena no es un material adecuado cuando las semillas son muy pequeñas, pues
resulta difícil encontrarlas, pero se utiliza mucho cuando las semillas son más grandes.
Puede esterilizarse, y es un medio menos adecuado que el papel para el desarrollo de
hongos. Proporciona asimismo un buen contacto entre la semilla y la humedad, pues las
semillas pueden introducirse a presión en el medio. Una norma de sentido común
consiste en cubrir la semilla con una capa de arena cuyo grosor sea como mínimo
equivalente a la longitud de la semilla en su eje más largo (Aldhous 1972). La ISTA
(1976) recomienda un grosor de 1–2 cm según el tamaño de la semilla y prescribe que
las partículas de arena deben tener un tamaño de entre 0,05 y 0,8 mm y un pH de entre
6,0 y 7,5.

Se prefiere la arena como substrato de germinación para las especies arbóreas que
tienen un período de germinación más largo, como por ejemplo Rosa spp., Pinus
caribaea, P. elliottii y P. palustris, o semillas de mayor tamaño, como por ejemplo P.
pinea y Quercus spp. (Magini 1962). Un medio de perlita-arena permite la lixiviación del
agua, lo cual puede ser importante cuando se ensayan semillas recubiertas de un
repelente (Belcher 1967), pero puede ser un inconveniente cuando las semillas que se
ensayan son sensibles a la desecación.

Humedad y ventilación. Se ha sugerido que el nivel de humedad del substrato es una de


las principales causas de la variación de los resultados que se obtienen en la
investigación sobre semillas (Everson e Isley 1951). Las Reglas de la ISTA especifican
que los substratos de arena deben humedecerse en función de sus características y del
tamaño de la semilla que se va a ensayar y sugieren que para varios grupos de semillas
agrícolas es adecuado un nivel de humedad del 50–60 por ciento de la capacidad de
retención de agua de la arena. Los substratos de papel no deben estar tan mojados que
se forme en torno a la semilla una película de agua. Cuando trabajaba con Pinus spp.,
Belcher (1974) llegó a la conclusión de que la mayoría de las especies presentaba una
considerable tolerancia a diversos niveles de humedad, y de que las principales
variaciones de la germinación se debían a la ausencia de humedad. Este autor encontró

249
algunas especies que eran sensibles a la falta de humedad, mientras que otras lo eran
a unos niveles de humedad muy altos.

A título general, el substrato debe estar en todo momento lo suficientemente húmedo


como para aportar a la semilla la humedad necesaria, pero la humedad excesiva reduce
la ventilación. Todos los ensayos deben examinarse a diario para comprobar que el
contenido de humedad del substrato se encuentra cerca del nivel óptimo. El agua debe
estar razonablemente libre de impurezas.

Control de la temperatura. En los ensayos de laboratorio la temperatura importante es la


que existe al nivel de las semillas. La temperatura adecuada varía según la especie, y
en las Reglas Internacionales para el Ensayo de Semillas figuran los valores indicados
para muchas especies arbóreas. El Cuadro 9.2, en las páginas 312–313 es un extracto
del cuadro correspondiente de la ISTA, mucho más amplio, y contiene los datos
relativos a determinadas especies, con hincapié en especies tropicales y subtropicales.
Además de la temperatura, se indican en él las prescripciones en materia de substratos,
luz, períodos de recuento y tratamiento previo.

La temperatura es uno de los factores más decisivos de la germinación de las semillas


en laboratorio y por ello debe ser objeto de comprobaciones periódicas. Cuando se
precisa una alternancia de temperaturas, el ensayo se realiza por lo general a la
temperatura baja durante 16 horas y a la temperatura alta durante ocho horas todos los
días. En el caso de las especies arbóreas suele prescribirse una alternancia de 20°C y
30°C. Aunque las fluctuaciones naturales entre las temperaturas diurnas y las nocturnas
no son tan pronunciadas en los bosques tropicales húmedos de tierras bajas como en
otros tipos de bosque, la alternancia de temperaturas puede no obstante afectar a la
germinación de especies tropicales. En un experimento efectuado con Terminalia
ivorensis en Nigeria, con una alternancia de 34°C y 24°C se obtuvo una germinación del
93 por ciento en 41 días, frente a un 27 por ciento con una temperatura constante de
30°C, en ambos casos con luz constante (Okoro 1976).

Luz. Las semillas de muchas especies arbóreas necesitan luz para germinar. La luz
fluorescente es tan eficaz como la luz diurna natural, y se prefiere en los ensayos
debido a que, dentro de unos límites, pueden normalizarse la longitud de onda y la
intensidad. Se recomiendan, por la calidad de su luz y el poco calor que emiten, las
lámparas fluorescentes de luz blanca y fría. La luz debe estar distribuida, de manera
uniforme por toda la superficie del ensayo, y su intensidad debe oscilar entre 750 y 1
250 lux. Las semillas deben tener luz únicamente durante una parte del período de
ensayo, por lo general 8 horas de cada 24, pero en el caso de las semillas de algunas
especies puede ser conveniente alargar o acortar ese tiempo.

Lucha contra los hongos en los ensayos de germinación. Entre las prácticas de
laboratorio que están encaminadas a reducir el mínimo la difusión de hongos figuran las
consistentes en colocar las semillas en el espaciamiento adecuado, controlar la
temperatura, retirar las semillas podridas, ventilar adecuadamente y mantener el
substrato con un nivel de humedad que no sobrepase el necesario para que se
produzca la germinación. También es útil esterilizar el equipo de laboratorio y
desinfectar periódicamente los armarios de germinación y otros aparatos. Como norma
general, la semilla no se desinfecta, pues las semillas que presentan podredumbre
suelen ser de escasa calidad. Magini (1962) afirma que en diversos experimentos

250
efectuados con distintos métodos de desinfección de la semilla un poco antes de la
germinación o durante ella no se obtuvo una mejora fiable del porcentaje de
germinación. Al ensayar semillas de coníferas en Dinamarca se comprobó, en cambio,
que era beneficioso añadir una pequeña cantidad de fungicida al agua que se utiliza
para humedecer los rollos de papel (Knudsen 1982). En Australia, al ensayar las
semillas de eucalipto en papel de filtro humedecido sobre una capa de vermiculita,
resultó también eficaz rociar con fungicida Karathane a una concentración de 0,8 g en
un litro de agua destilada (Boland y otros 1980).

Condiciones de germinación de determinadas especies

Las condiciones que prescriben la CSIRO y la ISTA para los ensayos de germinación de
determinadas especies tropicales, subtropicales y de la zona templada figuran en los
Cuadros 9.1, página 311, y 9.2, páginas 312–313 respectivamente.

Notas al Cuadro 9.1:

1. Cuando las recomendaciones de temperatura están separadas por punto y


coma, es que se ha comprobado que esas temperaturas (constantes) son
satisfactorias. No es necesaria la alternancia de temperaturas.
2. A menos que se especifique otra cosa, el substrato utilizado normalmente en los
ensayos con eucaliptos en la División de Investigaciones Forestales, CSIRO,
Canberra, es papel filtro humedecido sobre vermiculita en una placa Petri.
Cuando se recomienda “sólo vermiculita” debe omitirse el papel filtro.
3. Cuando una temperatura figura entre paréntesis, por ejemplo (25), es que se
han obtenido resultados satisfactorios con esa temperatura pero no se han
realizado ensayos con una serie completa de otras posibilidades.

Cuadro 9.1

Datos sobre viabilidad de las semillas y recomendaciones para el ensayo de


determinados eucaliptos
(extraído, con actualizaciones, de Boland y otros 1980)

Recomendaciones para el ensayo de semillas


No.
medio
de
semillas
viables
por
gramo
de Peso de
semilla la Primer Recuento
y réplica Temperatura recuento final Recomendaciones
Especie granzas (g) (°C) 1) (días) (días) especiales 2)
E. brassiana 340 0,15 25 7 14
E.
670 0,10 30 5 10 Esencial la luz
camaldulensis

251
E. citriodora 110 0.50 25;30 5 14 Sólo vermiculita
E. cloeziana 130 0,40 25 7 28 Sólo vermiculita
E. deglupta 4,000 0,01 35 5 14 Sólo vermiculita
E. globulus 75 0,70 25 5 14
subsp.
globulus
E. grandis 650 0,10 25 5 14
E. microtheca 380 0,15 35 3 14 Esencial la luz,
sólo vermiculita o
estratificar 3
semanas,
después 20°C
E. regnans 180 0,30 15 10 21
E. saligna 540 0,10 25 5 14
E. tereticornis 600 0,10 25;30;35 5 14
E. urophylla 460 0,10 (25) 3) 5 14

Cuadro 9.2

Tomado de ISTA (1976), Cuadro 5A. Métodos de germinación. Parte II, Semillas de
Arboles. (Comprende las modificaciones introducidas en ISTA 1978).

En este cuadro figuran los substratos, temperaturas y períodos de tiempo que se


pueden utilizar, así como otras recomendaciones, como por ejemplo tratamientos
especiales para muestras durmientes. En el caso de las especies de la sección 1, los
métodos de las columnas 2–6 son prescriptivos, y no pueden utilizarse otros.

Cuando en la columna de temperatura aparecen dos cifras, por ejemplo 20–30, se trata
de la alternancia diaria de esas temperaturas. La inferior debe mantenerse durante 16
horas de cada 24, y la superior durante las 8 horas restantes.

Con las especies de la sección 2 pueden utilizarse otros métodos siempre que el
método elegido se indique en el Certificado Internacional de Análisis.

En el caso de algunas especies, y como se indica en la columna 7, se precisa un doble


ensayo (con y sin enfriamiento previo); la fase de germinación debe ser simultánea en
ambos.

Los métodos menos aconsejables figuran en el cuadro entre paréntesis.

Las abreviaturas tienen los significados siguientes:

PSP - parte superior de papel


EP - entre papeles (incluidos rollos y papel plisado)
A - arena
PSA - parte superior de arena

252
L - esencial la luz
TT - ensayo topográfico con tetrazolio
1) - en 1981, mediante una modificación de la ISTA, se suprimió la
referencia a réplicas pesadas en Eucaliptus y otros géneros. En el
Apéndice 3 de Boland y otros 1980 figuran unas orientaciones
sencillas y actualizadas para el ensayo de eucaliptos. En el Cuadro
9.1 se reproducen datos tomados de ese apéndice y
correspondientes a algunas de las especies más importantes.

Prescripciones en materia de: Otras


instrucciones,
incluidas
Primer Recuento recomendaciones
Temperatura recuento final para romper la
Especie Substrato (°C) Luz (días) (días) latencia
1 2 3 4 5 6 7
SECCION 1
(Prescriptiva)
Acacia spp. PSP 20–30(20) L 7 21 1) Perforar la
semilla, cortar
o raspar un
fragmento de
la testa en el
extremo de
los
cotiledones y
remojar
durante tres
horas, o
2) (Remojar las
semillas
durante una
hora en
H2SO4
concentrado,
lavarlas bien
en agua
corriente tras
el tratamiento
con ácido).
Ailanthus altissima PSP 20–30 - 7 21 Quitando el
pericarpo tras 24
horas de remojo
se puede
acelerar la
germinación.
1) Alnus spp. PSP 20–30 L 7 21 (Puede
ensayarse
también
mediante cuatro
réplicas pesadas

253
de entre 0,10 y
0,25 g cada una,
según la
especie).
Cedrela spp. PSP 20–30 L 7 28
Cryptomeria
japonica
PSP 20–30 L 7 28

Cupressus
sempervirens
PSP 20 L 7 28

1) Eucalyptus PSP 30 L 3 14 Utilizar cuatro


camaldulensis réplicas pesadas
de 0,10 gramos
cada una.
Sensible a la
Liquidambar desecación
styraciflua
PSP 20–30 L 7 21
durante el
ensayo.
Nothofagus PSP 20–30 L 7 28 Sin enfriamiento
obliqua y con
enfriamiento
previo durante 28
días a 3–5°C.
Ensayos dobles.
Pinus caribaea PSP 20–30 L 7 21
P. elliottii PSP 22;20–30 L 7 28
P. pinaster PSP 20 - 7 35 1) Sin
enfriamiento
previo y con
enfriamiento
previo
durante 28
días a 3–5°C.
Luz durante
no más de 16
horas al día.
Ensayos
dobles.
2) (Utilizar TT).
P. radiata PSP 20 L 7 28
P. taeda PSP 20;20–30 7 28
Quercus spp. PSA(A) 20 7 28 Remojar las
semillas durante
un período de
hasta 48 horas,
cortar ⅓ en el
extremo de la
cicatriz de la
semilla y quitar la
testa.

254
Robinia PSP 20–30 7 14 1) Perforar la
pseudoacacia semilla o
cortar o
raspar un
fragmento de
la testa en el
extremo de
los
cotiledones y
remojar
durante tres
horas.
2) (Remojar las
semillas
enteras
durante una
hora en
H2SO4
concentrado,
durante el
tiempo
necesario
para que se
“pique” la
superficie de
la testa.
Lavar las
semillas a
fondo en
agua
corriente).
SECCION 2 (No
Prescriptiva)
Pinus kesiya PSP 20–30 L 7 21
P. merkusii PSP 20–30 L 7 21
P. oocarpa PSP 20–30 L 7 21
P. patula PSP 20(20–30) L 7 21
Tectona grandis A 30 L 14 28 Remojar en agua
y dejar secar
durante tres días
- repetir la
operación seis
veces.

Evaluación

Se considera que una semilla ha germinado cuando han surgido de su embrión, y se


han desarrollado a partir de él, las estructuras esenciales que indican la capacidad de la
semilla para producir una plántula normal en condiciones favorables. En el recuento de
germinación no se incluye a los gérmenes anormales, pues éstos raras veces
sobreviven para producir plantas. En las Reglas de la ISTA (ISTA 1976) se identifican

255
cuatro grupos de gérmenes anormales: (a) gérmenes dañados, (b) gérmenes
deformados, (c) gérmenes podridos, y (d) gérmenes con un desarrollo inusual del
hipocótilo. En las Reglas de la ISTA se definen en detalle estos grupos y sus
características. En un ensayo de laboratorio lo normal es que se saque la mayor parte
de los gérmenes normales en los recuentos intermedios, pero la valoración de muchos
de los gérmenes dudosos y anormales ha de dejarse hasta el final del ensayo, de
manera que no se clasifiquen erróneamente como anormales los gérmenes que son de
crecimiento más lento pero no presentan anormalidad alguna.

En muchas especies el recuento inicial se efectúa a la semana de iniciarse el ensayo, y


pueden realizarse evaluaciones semanales hasta que termina el ensayo. Cuando se
desea obtener una idea más exacta de la velocidad de germinación, la frecuencia de las
evaluaciones habrá de ser mayor. Al término del período del ensayo deben cortarse y
examinarse todas las semillas que hayan quedado sin germinar, y debe registrarse el
número de semillas frescas, firmes y posiblemente viables (Bonner 1974). Al mismo
tiempo pueden efectuarse observaciones sobre el estado de las semillas no germinadas
y no viables, como por ejemplo una incidencia inusualmente alta de semillas dañadas
por insectos o mecánicamente, lo cual indicaría la necesidad de mejorar la higiene de la
semilla o los métodos de procesamiento de ésta. El resultado de un ensayo de
germinación suele indicar por separado el porcentaje de semillas germinadas y el de
semillas no germinadas pero aparentemente viables, por ejemplo en el caso siguiente:

Porcentaje de germinación = 82%


Porcentaje de semillas no
= 6%
germinadas pero viables
Porcentaje de viabilidad = 82% + 6% (= 88%)

9.13 Bellotas de Quercus alba


germinando en Kimpak, en los
Estados Unidos. Adviértase el
espaciamiento entre las semillas.
(Servicio Forestal, Dpto. Agric.
EE.UU.)

256
9.14 Germinación de semillas de abeto Douglas y pino torcido en Kimpak (A
izquierda) y papel secante/Kimpak (A derecha) en placas Petri (A) y cajas
transparentes canadienses (B-C). (Servicio de Silvicultura del Canadá)

En los Cuadros 9.1 y 9.2 puede observarse que lo habitual es que los ensayos duren
entre dos y cinco semanas, pero en este tiempo no está incluido el posible período de
tratamiento previo para romper la latencia (véase el Capítulo 8). Son muchas las
especies que no necesitan un tratamiento previo, y algunos tipos de latencia de la
cubierta seminal pueden tratarse satisfactoriamente en cuestión de horas. El tratamiento
previo que se prescribe para Tectona, en cambio, dura 18 días, y en algunos casos el
enfriamiento previo que está prescrito debe prolongarse durante 3–9 meses. Al
planificar un programa de ensayos es necesario tener en cuenta no sólo el tiempo del
ensayo propiamente dicho, sino también el del tratamiento previo. En casos extremos
puede ser necesario sustituir el ensayo de germinación por uno de los ensayos
indirectos de viabilidad que se describen infra.

Energía de germinación

Hay más de una forma de definir la energía de germinación (Ford - Robertson 1971): (1)
el porcentaje, en número, de semillas de una muestra determinada que germinan dentro
de un período determinado (que se denomina el período de energía), por ejemplo en 7 ó
14 días, en óptimas o determinadas condiciones, y (2) el porcentaje, en número, de
semillas de una muestra determinada que germinan hasta llegar al momento de
germinación máxima, que generalmente significa el número máximo de germinaciones
en 24 horas.

En ambas definiciones la duración del período de energía es considerablemente inferior


a la del período del ensayo completo que prescribe la ISTA. La energía germinativa es
una medida de la velocidad de la germinación, y por ello se supone que también lo es
del vigor de la semilla y del germen que produce. El interés por la energía germinativa
se basa en la teoría de que probablemente sólo las semillas que germinan con rapidez y
vigor en las condiciones favorables del laboratorio serán capaces de producir plántulas
vigorosas en las condiciones que existen sobre el terreno, donde una germinación débil
o retrasada suele tener consecuencias fatales (Aldhous 1972). Se han publicado pocos

257
datos experimentales que avalen esta teoría, pero los germinantes que presenten un
retraso excesivo deben eliminarse automáticamente del vivero, bien porque sucumben
ante competidores más antiguos y más vigorosos, bien porque, si ya se ha terminado el
trasplante, no justifican el esfuerzo de un trasplante especial suplementario. En las
páginas 342–343 se ofrece un ejemplo de la forma de calcular la energía de
germinación.

Otro método para comparar la energía de germinación de diferentes lotes de semilla


consiste en registrar la “tasa de germinación”, es decir, el número de días que se
necesitan para conseguir el 50 por ciento de la capacidad de germinación (Allen 1958).
Cuanto más breve sea ese período, tanto mayor será la energía de germinación. Existe
todavía otro método, consistente en evaluar la fase de desarrollo en que se encuentran
las semillas germinadas y clasificar éstas en una serie de clases en función del
desarrollo o vigor. Por ejemplo, Wang (1976) utilizó siete clases para las semillas
germinadas normales de Picea glauca, además de las semillas no germinadas y las
germinadas de manera anormal; esas clases iban desde gérmenes con raíz sana,
hipocótilo plenamente desarrollado y caída total de la cubierta seminal hasta que las
semillas en las que la cubierta ya se había abierto pero aún no había surgido la
radícula.

Valor de germinación

El concepto de valor de germinación, tal como lo define Czabator (1962), tiene por
finalidad combinar en una sola cifra una expresión de la germinación total al término del
período de ensayo y una expresión de la energía o velocidad de germinación. La
germinación total se expresa en forma de germinación diaria media (GDM) (final), que
se calcula como el porcentaje acumulado de semillas llenas germinadas al final del
ensayo dividido por el número de días que transcurren desde la siembra hasta el
término del ensayo. La velocidad de germinación se expresa en forma de valor máximo
(VM), que es la germinación diaria media máxima (porcentaje acumulado de
germinación de semilla llena dividido por el número de días transcurridos desde la fecha
de siembra) que se alcanza en cualquier momento del período del ensayo. El valor de
germinación (VG) puede por tanto calcularse mediante la fórmula siguiente:

VG = GDM (final) × VM

El valor de germinación se ha utilizado, en tanto que medida integrada de la calidad de


la semilla, en varios trabajos sobre semillas tropicales, por ejemplo con Terminalia
ivorensis (Okoro 1976) y Pinus kesiya (Costales y Veracion 1978).

Otro método para calcular el valor de germinación es el que han propuesto Djavanshir y
Pourbeik (1976), quienes comprobaron que, en el caso de Pinus ponderosa y P.
eldarica en el Irán, se ajustaba más que el método de Czabator a la supervivencia de
las plantas en viveros sobre el terreno. La fórmula propuesta por estos autores es la
siguiente:

258
donde:

VG = Valor de la germinación
PG = Porcentaje de germinación al final del ensayo
VGD = Velocidad de germinación diaria, que se obtiene dividiendo
el porcentaje de germinación acumulado por el número de
días transcurridos desde la siembra
ΣVGD = Total que se obtienen sumando todas las cifras de VGD
obtenidas en los recuentos diarios
N = Número de recuentos diarios, empezando a contar a partir
de la fecha de la primera germinación

Los cálculos que se requieren son algo más largos que los del método de Czabator, y,
en el caso de muchas modalidades de germinación, es probable que el método más
sencillo permita establecer comparaciones entre lotes suficientemente exactas. En las
páginas 344–345 se ofrecen ejemplos de cálculo del VG con uno y otro método.

Ensayos de germinación en el vivero

Un buen ejemplo de método adecuado para realizar ensayos de germinación en el


vivero es el procedimiento que se ha recomendado para los pinos tropicales de Malasia
occidental (Paul 1972):

“Tomar 400 semillas puras y dividirlas en cuatro muestras, cada una de 100 semillas.
Tomar cuatro cajas de madera o plástico (son muy aconsejables las cajas de varias
capas de plástico flexible opaco) de 30 × 30 cm y unos 10 cm de fondo y llenarlas al
máximo, casi un poco en exceso, de arena cernida, hasta llegar al límite superior de las
paredes. Mojar la arena poniendo en cada caja medio litro de agua. Nivelar la arena
enrasándola con la parte superior de la caja y hacer a intervalos de 2,5 cm unos orificios
de 6 mm de profundidad (en el caso de P. oocarpa los orificios deben tener sólo 3 mm
de profundidad). Sembrar las semillas (100) a intervalos de 2,5 cm y, presionando
suavemente, introducirlas en los orificios abiertos en la arena. Cubrir con una capa de 6
mm (3 mm en P. oocarpa) de arena que pase por un tamiz del No 12 (4,76 mm de malla)
pero no por uno del No 8 (3, 18 mm). Mojar ligeramente con un nebulizador fino. Tapar
con polietileno transparente de 0,2 mm de grosor montado sobre la parte superior de un
bastidor de madera cuadrado, perfectamente ajustado, de 5 cm de grosor. A las 24
horas se apreciará condensación por la parte interior de la tapa de polietileno. Si
durante los siete días siguientes se observa en algún momento que ha desaparecido la
humedad, rociar ligeramente con un nebulizador y volver a tapar. Lo normal es que la
germinación se inicie el séptimo día, momento en el que se puede quitar la tapa.
Mantener la arena húmeda. Se considera que una semilla ha germinado cuando ha
alcanzado una altura de 1 cm en total, con la cubierta que recubre los cotiledones.
Llevar un registro distinto para cada una de las cuatro cajas y consignar en él toda la
germinación que se produce entre el séptimo y el vigésimo octavo día. Sacar los
gérmenes nada más registrarlos, y sacar también todos los gérmenes enfermos,
aunque no hayan alcanzado la altura de 1 cm, para evitar que infecten a otros.

259
En el vigésimo octavo día después de la siembra, cribar la capa superior de arena de
cada caja por un tamiz del No 12 (4,76 mm de malla) y registrar el número de semillas
completas que no han germinado. (Utilizar para ello el ensayo de corte).”

Determinación de la homogeneidad de los resultados de la


germinación

Mediante la utilización de cuatro réplicas en el ensayo de germinación se puede medir


el grado de variación que existe en la muestra. Un método sencillo consiste en calcular
el intervalo de diferencia de porcentaje de germinación que existe entre la submuestra
más alta y la más baja. Este intervalo puede compararse después con el cuadro que ha
publicado la ISTA (1976) y que se reproduce aquí como Cuadro 9.3, página 321 (es
aplicable a réplicas de igual número de semillas, no de igual peso). Siempre que el
intervalo efectivo sea inferior al intervalo máximo que figura en el cuadro, la muestra
podrá considerarse homogénea, y aceptarse el promedio de las cuatro réplicas. Si el
intervalo efectivo es superior al máximo del cuadro, entonces debe tomarse una nueva
muestra para repetir el ensayo. Son causas frecuentes de esas situaciones la falta de
homogeneidad en la semilla y, en los ensayos que se realizan en el vivero, el daño por
hongos e insectos en una o varias réplicas (Paul 1972). También es necesario repetir el
ensayo cuando al término de éste queda un porcentaje sumamente alto de semillas
llenas pero no germinadas (Bonner 1974). En ese caso, la repetición del ensayo debe
efectuarse con un tratamiento previo distinto, para tratar de romper la latencia y mejorar
la germinación total.

Cuadro 9.3

Intervalos máximos tolerados entre réplicas


(tomado del Cuadro 5 B, ISTA 1976)

En este cuadro se indica el intervalo máximo (es decir, la diferencia máxima entre el
valor más alto y el más bajo) de porcentaje de germinación que es tolerable entre
réplicas, lo que permite una variación de muestreo aleatorio solamente con una
probabilidad de 0,025. Para hallar el máximo intervalo tolerado en un caso determinado,
hay que calcular el porcentaje medio, redondeado al número entero más próximo, de las
cuatro réplicas: en caso necesario, se formarán réplicas de 100 semillas combinando
las subréplicas de 50 ó 25 semillas que estaban más próximas en el germinador.
Después se localiza el promedio en la columna 1 ó 2 del cuadro y se lee el intervalo
máximo tolerado correspondiente en la columna 3.

Porcentaje de germinación medio Intervalo máximo


1 2 3
99 2 5
98 3 6
97 4 7
96 5 8
95 6 9
93 a 94 7a8 10

260
91 a 92 9 a 10 11
89 a 90 11 a 12 12
87 a 88 13 a 14 13
84 a 86 15 a 17 14
81 a 83 18 a 20 15
78 a 80 21 a 23 16
73 a 77 24 a 28 17
67 a 72 29 a 34 18
56 a 66 35 a 45 19
51 a 55 46 a 50 20

Combinación de los ensayos de pureza y germinación


En los lotes comerciales de semilla de Eucalyptus no suele efectuarse el ensayo de
pureza, pues es difícil o imposible separar la semilla de las granzas de algunas
especies (Boland y otros 1980). Entre las especies en las que las semillas y las granzas
son muy parecidas de tamaño, peso y color figuran E. cloeziana, E. regnans y E.
delegatensis. Otros géneros de semillas pequeñas en los que resulta difícil separar la
semilla pura son Alnus, Betula, Populus y Salix. Y cuando es posible, la separación es
muy laboriosa en estas especies. En el laboratorio de semillas de Canberra se tarda
sólo 6–7 minutos en preparar un ensayo de semillas de eucalipto con cuatro réplicas
pesadas, mientras que en separar las semillas para efectuar un ensayo de pureza y en
montar éste con cuatro muestras de 100 semillas cada una se tarda entre 20 y 50
minutos, según el grado de dificultad que tenga la eliminación de las granzas (Turnbull
1983). El pequeño tamaño de las semillas impide asimismo realizar un ensayo de corte
para determinar el número de semillas llenas pero no germinadas al término del ensayo.
Por esas razones, lo mejor es realizar los ensayos sobre réplicas en peso y registrar los
resultados como número de semillas germinadas por unidad de peso de la mezcla
impura de semilla y material inerte. También se puede efectuar un ensayo de
aplastamiento para obtener una estimación aproximada de la viabilidad.

Cuando la semilla se siembra al voleo, al ingeniero forestal que ejerce en la práctica le


interesa sobre todo el número de plantas que puede esperar obtener de una
determinada parte, en peso, del lote de semilla que recibe. Siempre que se le diga que
un kilogramo de semilla “impura” producirá 36 000 plántulas germinadas, le da igual que
ese resultado se deba a una combinación de 90 por ciento de pureza por 80 por ciento
de germinación de semilla pura o de 80 por ciento de pureza por 90 por ciento de
germinación de semilla pura. En los ensayos locales, por consiguiente, y cuando el
laboratorio de semillas no tiene personal suficiente, no hay objeción a que se omita el
ensayo de pureza incluso en las especies en las que sería factible efectuarlo. En el caso
de la siembra directa en recipientes individuales, en cambio, son evidentes las ventajas
de obtener cifras por separado sobre la pureza y la germinación, pues la siembra se
efectúa sobre la base de un determinado número de semillas (de una a varias) por
recipiente, y no de peso de semilla por metro cuadrado de semillero o bandeja.

Ensayos para determinar indirectamente la viabilidad

261
Para estimar el potencial de germinación de un lote de semilla, el método más indicado
en la silvicultura práctica suele ser el que consiste en germinar efectivamente una
muestra de ese lote. Pero se tarda varias semanas en completar estos ensayos, a lo
que hay que añadir en algunas especies algunas semanas más, o meses, de
tratamiento previo. Este es el motivo de que se haya investigado ampliamente la
posibilidad de otros métodos mediante los cuales se pueda estimar la viabilidad de la
semilla con precisión y a la vez en mucho menos tiempo que el que precisan los
ensayos de germinación. La descripción de esos métodos que figura a continuación
está fielmente basada en la de Turnbull (1975d).

Los ensayos rápidos de viabilidad persiguen los dos objetivos siguientes:

• determinar rápidamente la viabilidad de semillas de especies que normalmente


germinan con lentitud o muestran latencia cuando se le aplican los métodos de
germinación normales.
• determinar la viabilidad de muestras que al término del ensayo de germinación
presentan un elevado porcentaje de semillas frescas pero no germinadas o
duras.

Hasta hace poco tiempo, la Asociación Internacional de Ensayo de Semillas solamente


aceptaba dos métodos, el ensayo topográfico de tetrazolio y el ensayo de excisión del
embrión, como métodos oficiales para algunos tipos de semillas. Recientemente la ISTA
ha aceptado el método de rayos X como alternativa válida al ensayo de corte para
detectar las semillas vacías y dañadas por insectos. Según las circunstancias, puede
aplicarse cualquiera de los ensayos que se describen a continuación:

Ensayo de corte

El método más sencillo para determinar la viabilidad es la inspección visual directa de


las semillas, previamente abiertas con un cuchillo o escalpelo. Si el endosperma tiene
un color normal y el embrión está bien desarrollado, la semilla tiene muchas
posibilidades de germinar. Este ensayo no es muy fiable. No es difícil considerar como
no viables las semillas que tienen el embrión lechoso, poco firme, mohoso, podrido,
consumido o con olor rancio y las semillas abortivas que carecen de embrión (Bonner
1974). Pero no es posible distinguir las semillas moribundas, recién muertas o recién
dañadas que siguen teniendo el mismo aspecto que las semillas viables. Como ya se ha
señalado, el ensayo de corte se utiliza al término de un ensayo de germinación para
determinar la viabilidad aparente de las semillas que no han germinado; es también un
instrumento útil para estimar el tamaño y la madurez de la producción de semilla antes
de la recolección (Capítulo 3), así como la eficiencia de los métodos de procesamiento.

En Filipinas se ha comprobado que existe una buena correlación entre el ensayo de


corte y el de germinación en especies de semilla bastante grande, como Leucaena,
Intsia bijuga y Lagerstroemia speciosa (Seeber y Agpaoa 1976), aunque el porcentaje
de germinación era sistemáticamente un 10–20 por ciento inferior al porcentaje de
semillas viables que arrojaba el ensayo de corte.

Ensayo topográfico de tetrazolio

262
El método de tetrazolio es uno más de los varios ejemplos de ensayo bioquímico de
semillas que se han ideado. En Moore (1969) figura un breve examen de esos diversos
tipos de ensayo. El de tetrazolio lo introdujo G. Lakon en 1942 en Alemania.

En este método se tiñen de rojo las células vivas mediante la reducción de una sal de
tetrazolio, que es incolora, para formar un formazano rojo. Se hace hincapié en la
necesidad de conocer la viabilidad de las distintas partes del embrión para predecir el
desarrollo de embriones y su conversión en gérmenes que se puedan contar (Moore
1973).

El procedimiento del ensayo se describe pormenorizadamente en las Reglas de la ISTA


(ISTA 1976), que aprueban el ensayo en algunas especies de frondosas y coníferas que
germinan con lentitud cuando se les aplican los métodos habituales. La práctica normal
consiste en poner las semillas en remojo en agua durante unas 20 horas, después
cortar o perforar la cubierta seminal para facilitar la entrada de la solución acuosa de
tetrazolio (TZ), al 1 por ciento, y después dejar las semillas en ese líquido, en un lugar
oscuro, durante 48 horas (Bonner 1974). El proceso puede acelerarse
considerablemente cortando por completo la semilla a una distancia de un tercio del
micrópilo y colocándola durante sólo media hora en una máquina de vacío tipo
Vitascope. Aunque este método dio resultados satisfactorios en Dinamarca, para
interpretar los resultados es preciso que el operario tenga más experiencia que en el
método de inmersión de la semilla y excisión del embrión teñido (Knudsen 1982). El
ensayo se efectúa sobre cuatro réplicas de 100 semillas cada una (ISTA 1976).

Justice (1972) señala que, aunque el procedimiento del tetrazolio es bueno en principio,
su utilización práctica en los ensayos rutinarios se ve limitada por numerosos
problemas, entre ellos los siguientes: la resistencia a teñirse que presentan algunas
semillas; la necesidad de cortar o diseccionar las semillas para poder observar las
partes teñidas; la escasa coincidencia con los resultados de los ensayos de germinación
en algunos casos, especialmente en las semillas que tienen una capacidad germinativa
baja; la ausencia de una interpretación uniforme del teñido y la dificultad de interpretar
la significación de los diferentes grados del mismo, y un mayor número de horas-
hombre para ensayar 400 semillas en comparación con los ensayos de germinación
ordinarios.

Moore (1973) admite que para que este “ensayo de sentido común” funcione
perfectamente es necesario contar con un analista experimentado. Es indudable que
puede ser útil para determinar la viabilidad de algunas especies, siempre que se
disponga de personal capacitado para preparar las semillas y evaluar los resultados.

Ensayo de excisión del embrión

Este método consiste en dejar las semillas en remojo durante 1–4 días y después
excindir los embriones de las semillas y colocarlos en papel filtro o discos secantes
humedecidos en placas Petri. Se colocan después a la luz, con una temperatura
constante de 20°C. Todos los días se examina el estado de los embriones. Según la
especie y el lote de que se trate, el ensayo puede concluir en unos pocos días,
prolongarse hasta un máximo de 14 días o mantenerse hasta que es posible diferenciar
claramente los embriones viables de los no viables.

263
El ensayo de excisión del embrión se asemeja a los ensayos de germinación en que se
basa en la germinación real de la semilla para medir su calidad. Además, permite
efectuar también una medición de la latencia del embrión, pues se cuentan las semillas
que, aunque sin crecer normalmente, se han desarrollado algo, se han mantenido
firmes y han conservado su color durante el período del ensayo. Este no es válido para
las semillas germinadas secas. Para que el ensayo se realice satisfactoriamente es
neceario que el operario posea un nivel considerable de aptitud y experiencia, y además
las Reglas de la ISTA lo limitan únicamente a unas cuantas especies.

En un estudio completo, Schubert (1965) comparó el método de excisión del embrión


con el de tetrazolio para determinar la viabilidad de las semillas de árboles que
presentan latencia. Llegó a la conclusión de que debe preferirse el método de tetrazolio
al de excisión del embrión, pero que debe mejorarse el primero incorporando la
utilización de bactericidas y aplicando soluciones reductoras más fuertes para resolver
las dudas que plantean los tejidos débilmente teñidos.

Métodos radiográficos

Hace más de 70 años que se utilizaron por vez primera las radiografías para determinar
la calidad de las semillas (Lundstrom, 1903, citado por Kamra 1964). Los estudios de
Simak y Gustafsson (1953) destacaron la importancia de la técnica de rayos X como
método de diagnóstico en el análisis de las semillas arbóreas. Se desarrolló así el
método de contraste con rayos X, que utiliza diversos agentes de contraste o
radiopacos y que se ha aplicado con éxito a especies de Pinus y Picea (Simak 1957;
Kamra 1963a, b).

El método de rayos X permite detectar las semillas vacías y las estructuras seminales
que presentan daño mecánico o un desarrollo interno anormal, medir el grosor de la
cubierta y evaluar la viabilidad de la semilla cuando se combina con un agente de
contraste.

El método de contraste con rayos X se basa en el principio de semipermeabilidad.


Cuando se tratan las semillas con un agente de contraste, por ejemplo BaCl2 acuoso o
CHCl3 en forma de vapor, sus tejidos vivos son capaces de evitar la entrada de este
agente debido a su semipermeabilidad, mientras que los tejidos muertos se impregnan
de él. Los tejidos impregnados absorben los rayos X de una manera más intensa que
los no impregnados, y por lo tanto aparecen en la película con un color más claro que
éstos. El contraste permite localizar en la semilla los tejidos que están vivos y los que
están muertos, así como estimar su viabilidad (Kamra 1964). En la actualidad ya es
posible utilizar, como agente de contraste para determinar la viabilidad de la semilla,
agua no tóxica en vez de BaCl2 o CHCl3, que son tóxicos (Simak 1982).

La aparición de equipo de rayos X blandos ha simplificado considerablemente la


operación (Belcher 1973). No se precisa equipo fotográfico complicado, y puede
utilizarse película polaroid, con la que se obtienen radiografías claras y detalladas en 30
segundos (Edwards 1973).

La radiografía de rayos X se ha aplicado con éxito a la determinación del número de


semillas en los frutos de teka (Tectona grandis) y al estudio de sus fases de desarrollo
(Kamra 1973). Esta técnica se ha ensayado en los frutos o semillas de 60 especies

264
arbóreas tropicales, y los resultados indican que puede aplicarse con fiabilidad en su
procesamiento (Kamra 1974, 1976, 1980).

Kamra, Meyer y Wegelius (1973) han desarrollado una técnica de estereorradiografía


que complementa el método de contraste con rayos X como procedimiento para
determinar la calidad de las semillas. La principal ventaja de la estereorradiografía es
que el observador puede obtener una visión tridimensional del objeto a partir de dos
radiografías. De esta manera puede determinarse con fiabilidad la ubicación topográfica
exacta del agente de contraste en la semilla. Con ello se amplía la información que
puede obtenerse de las radiografías y se aumenta la precisión analítica.

El método de rayos X es un método útil, y es probable que desempeñe un papel cada


vez más importante en el ensayo de semillas. Los primeros modelos de aparatos de
rayos X eran costosos, pero los modelos recientes, especialmente los japoneses, son
mucho más baratos, y en la actualidad su costo es inferior al de una germinadora de
armario. Las mejoras introducidas en la película y el papel fotográficos han acelerado el
proceso y simplificado la interpretación, de manera que es fácil capacitar a técnicos en
la obtención de resultados congruentes. La ISTA ha aceptado el método como
alternativa válida al ensayo de corte para detectar las semillas vacías y dañadas por
insectos. Ha ofrecido también resultados muy prometedores como medio de distinguir,
entre las “semillas llenas”, las que son viables de las que no lo son (Simak 1980, Simak
y Sahlén 1981). En el caso de algunas coníferas de la zona templada se ha podido
obtener una buena correlación entre la clase de desarrollo (CD) de las semillas, sobre la
base del desarrollo tanto del embrión como del endosperma y su germinabilidad. En la
Figura 9.16 se indican las CD que se han determinado para las coníferas, y en el
Cuadro 9.4 figura la germinabilidad correspondiente a cada clase respecto de Pinus
sylvestris y Picea abies (Simak 1980).

9.15 Radiografía con rayos X de


frutos de teca, en los que se
observa una variación en el
número de lóculos (de dos a
seis). (S.K. Kamra)

265
266
9.16 Radiografías con rayos
X que muestran distintas
clases de embrión y
endosperma en las semillas
de coníferas. (M. Simak)

O Ni embrión ni endosperma (= semilla vacía).


Endosperma y cavidad embrionaria desarrollados, pero sin que se observe
I
embrión.
IIP Endosperma y uno o más embriones pequeños cuya longitud no supera su
anchura (“embriones puntuales”).
II Endosperma y uno o varios embriones, ninguno de los cuales es más largo que
la mitad de la cavidad embrionaria.
III Endosperma y uno o más embriones, el más largo de los cuales mide entre la
mitad y tres cuartas partes de la cavidad embrionaria.
IV Endosperma con un solo embrión plenamente desarrollado, que ocupa por
completo o casi por completo la cavidad embrionaria. En raras ocasiones
aparecen embriones diminutos.
El endosperma llena casi por completo la capacidad de la cubierta seminal y
A
absorbe fácilmente los rayos X.
B El endosperma llena la cubierta seminal de manera incompleta, y suele
presentar encogimiento u otra deformación. La absorción de rayos X es inferior
a la del tipo A.
Ab Semilla con desarrollo anormal del endosperma o el embrión.
J Semillas dañadas por insectos, con larvas (JI) o excremento de éstas (Je).

Cuadro 9.4

Germinabilidad, en porcentaje y determinada por el método radiográfico, de semillas


recién recolectadas y sin daño pertenecientes a diversas CD

(Material: muestras de semilla con amplia distribución por toda Suecia.


Ensayo de germinación: aparato de Jacobsen, temperatura de 23°C
constantes, luz de 1 000 lux 8 horas diarias).

Especie CD

267
IA II A III A IV A II P II B III B IV B
Pinus sylvestris 0 50 88 99 0 5 43 68
Picea abies 0 36 82 97 0 15 71 92

La clave de las distintas clases de desarrollo (CD) puede encontrarse en la Figura 9.16.

Peróxido de hidrógeno

El peróxido de hidrógeno (H2O2) tiene un efecto de estimulación de la germinación de las


semillas, y se ha utilizado en la parte occidental de los Estados Unidos en un ensayo
rápido de germinación de varias coníferas (Bonner 1974). Se dejan las semillas en
remojo durante toda la noche en H2O2 al uno por ciento. Se corta después la cubierta
seminal para dejar al descubierto el extremo de la radícula, y se vuelven a poner las
semillas en H2O2 al uno por ciento, en un lugar oscuro, y con alternancia de
temperaturas, (20°C y 30°C). A los tres o cuatro días se efectúa un recuento y se
renueva el H2O2, y la evaluación final se efectúa a los siete u ocho días. Si la radícula
tiene 5 mm o más, la germinación se considera “evidente”; cuando tiene entre 0 y 5 mm
se considera “escasa”, y cuando no ha habido crecimiento alguno de la radícula se
considera que la semilla es no viable o vacía (Danielson 1972, citado por Bonner 1974).
El ensayo es más rápido pero menos fiable que un ensayo de germinación normal (en el
que se suele obtener una germinación final más rápida y elevada), más lento pero más
sencillo de realizar que el ensayo de excisión del embrión y más fácil de interpretar que
el ensayo de tetrazolio.

268
9.17 Radiografía con rayos X de semillas de Pinus caribaea.
Casi todas ellas tienen el gametófito y el embrión muy poco
desarrollados, y están muertas. Las pocas que son
germinables están contorneadas en negro. (M. Simak)

9.18 Semillas de Quercus cortadas por la


mitad para pasar a la estufa, a fin de
determinar su contenido de humedad.
(Servicio Forestal, Dpto. Agric. EE.UU.)

269
9.19 Humidímetro eléctrico Dole para semillas que se utiliza
en los Estados Unidos. (Servicio Forestal, Dpto. Agric.
EE.UU.)

9.20 Humidímetros eléctricos que se utilizan en Dinamarca.


A: aparato de infrarrojos de Jacoby. B: Super-matic. C:

270
Mettler.
(Centro de Semillas Forestales de DANIDA)

Capítulo 9 ENSAYO DE LA SEMILLA (continuar)


Determinación del contenido de humedad
Ya se ha subrayado en el Capítulo 7 la importancia que tienen el contenido de humedad
(CH) para mantener vivas las semillas almacenadas. A fin de controlar las operaciones
de secado (o humedecido) de las semillas como preparación para el almacenamiento y
comprobar la estabilidad del contenido de humedad durante éste, es lógica esencial
disponer de métodos fiables para medir la cantidad de humedad en una muestra
determinada.

Justice (1972) ha clasificado los métodos para determinar el contenido de humedad de


las semillas en los dos tipos siguientes: (a) métodos básicos, en los que la humedad se
extrae de las semillas mediante calor y se mide mediante la pérdida de peso del
material original o mediante el peso o volumen de la humedad condensada, y (b)

271
métodos prácticos, indicados para el trabajo rápido de rutina y normalizados con
respecto a uno o más de los métodos básicos. Es probable que no se pueda extraer
toda la humedad de las semillas sin extraer al mismo tiempo pequeñas cantidades de
otros componentes volátiles o sin producir en el material unos cambios químicos que
supondrían cambios de peso. Al aplicar cualquier método, por consiguiente, es preciso
ajustarse fielmente al procedimiento prescrito, a fin de que sean comparables los
resultados de todos los ensayos realizados con ese método.

Hasta hace poco tiempo la ISTA prescribía tres posibles procedimientos: (1) secado en
estufa durante 17 horas a 103°C; (2) secado en estufa durante un período de entre 1 y 4
horas a 130°C, y (3) destilación con tolueno. El método (2) es aplicable únicamente a
determinadas semillas agrícolas, y el método (3), que antes se utilizaba con Abies,
Cedrus, Fagus, Picea, Pinus, y Tsuga, se ha eliminado en la actualidad al haberse
dejado de utilizar en la práctica (ISTA 1981c). De esta manera sólo queda como método
aplicable a los árboles forestales el método (1), el llamado “método de secado en estufa
a temperatura baja y constante”.

El ensayo debe realizarse sobre dos muestras de unos 5 g cada una obtenidas de la
muestra de trabajo que incluye impurezas, no sobre semillas puras. Las semillas
grandes deben triturarse, romperse o cortarse en pequeños fragmentos para facilitar el
secado, y una buena norma práctica es romper las semillas que por término medio
tengan más de 10 mm de diámetro o longitud (Bonner 1981). Se pesan las muestras y
después se introducen, colocadas en recipientes metálicos y bien espaciadas para
facilitar la circulación del aire, en una estufa que se mantiene a una temperatura de
103°C ± 2°C durante 17 ± 1 horas. Al término de ese período se colocan las semillas en
una desecadora para que se enfríen durante 30–45 minutos, y después se vuelven a
pesar. La humedad relativa del laboratorio en el que se efectúa el pesaje final debe ser
inferior al 70 por ciento, para evitar que se produzca una rápida reabsorción de
humedad. La diferencia en CH de las dos muestras no debe superar un determinado
porcentaje de tolerancia. Si supera ese nivel, se debe someter a ensayo a otro par de
muestras; si no lo hace, el resultado final es la media de las dos muestras. La ISTA
prescribía antes para todas las especies una tolerancia del 0,2 por ciento, pero, como
señalaron Gordon (1979) y Bonner (1981), no se puede aplicar a todas las especies un
mismo valor de tolerancia. En el Congreso de la ISTA de 1983, celebrado en Ottawa, se
convino en establecer de la manera siguiente las tolerancias aprobadas para los
ensayos de humedad en semillas arbóreas:

Porcentaje de
Estado de la muestra
tolerancia
Semillas pequeñas, humedad <12 por ciento, por
0,3
ejemplo Picea, Alnus
Semillas grandes, humedad <12 por ciento, por ejemplo
0,4
Carya
Semillas pequeñas, humedad >12 por ciento 0,5
Semillas grandes, humedad de 12 a 25 por ciento 0,8
Semillas grandes, humedad >25 por ciento, por ejemplo
2,5
Quercus

272
Para los laboratorios de semillas arbóreas situados en zonas tropicales que desean
ajustarse a las Reglas de la ISTA, esta relajación de las tolerancias supondrá una ayuda
considerable.

El cálculo del contenido de humedad debe hacerse sobre la base del peso en húmedo o
en fresco (véanse las páginas 184–186), es decir:

Aunque la utilización del peso en húmedo como punto de partida es el procedimiento


que prescribe la ISTA y se está convirtiendo cada vez más en la forma normal de
expresar el contenido de humedad, aún no es universal. Para evitar dudas, el método
que se ha utilizado para calcular el contenido de humedad debe indicarse
explícitamente en cualquier certificado o comunicación de resultados.

Como explicaron Gordon y Rowe (1982), siempre que se mida el peso en fresco inicial
de un lote de semilla y se calcule el contenido de humedad inicial (peso en húmedo)
secando una muestra en estufa, todo nuevo CH al que se llegue como resultado del
secado (o humedecido) puede calcularse directamente a partir del nuevo peso del lote
de semilla; no es necesario volver a secar en estufa las muestras con el nuevo CHG. El
peso deseado del lote que se quiere conseguir mediante el secado (o humedecido)
puede calcularse multiplicando su peso inicial por el porcentaje inicial de materia seca y
dividiéndolo después por el porcentaje deseado de materia seca.

Ejemplo: 1) Si el peso en húmedo inicial de un lote de semilla es de 50 kg, y su CH (en


peso en húmedo), que se ha determinado secando una muestra en estufa,
es del 25 por ciento, el peso en seco tras secado en estufa es igual al 75
por ciento del peso en húmedo, es decir 37,5 kg.

2) Si mediante un período de secado se reduce el peso en húmedo a 46,5 kg,


el nuevo CH (en peso en húmedo) =

3) Si se desea reducir el CH (en peso en húmedo) al 10 por ciento, entonces


el peso en seco deseado será el 90 por ciento del nuevo peso en húmedo,
y habrá que volver a secar el lote de semilla hasta que su peso en húmedo
sea =

Los humidímetros eléctricos ofrecen rápidas estimaciones de la humedad de las


semillas, pero no se consideran suficientemente precisos para los ensayos oficiales. Su
rapidez los hace muy útiles en determinadas situaciones; por ejemplo deben ser lo
bastante precisos para comprobar la humedad de semillas de árboles como guía para

273
secar las semillas antes de almacenarlas (Bonner 1974, 1981). Las lecturas de estos
aparatos se convierten en contenido de humedad de la semilla mediante unos gráficos
que proporciona el fabricante o se obtienen de unas curvas de calibración realizadas en
el laboratorio respecto de la especie de que se trate. En su mayoría los humidímetros
no miden una humedad superior al 15–20 por ciento y necesitan un mínimo de 90–100
g de semillas por ensayo (Bonner 1981). En Tailandia se ha utilizado con éxito durante
varios años, para medir el CH de los granos de arroz, un humidímetro eléctrico de
fabricación local, barato y portátil (Kosol 1984), aparato que podría utilizarse con las
semillas arbóreas de parecido tamaño. Este aparato mide la capacitancia eléctrica y
utiliza como fuente de energía una pila de 9 voltios.

Los humidímetros eléctricos están indicados para las semillas pequeñas, pero no
pueden utilizarse con semillas grandes como las de Juglans o Quercus; tampoco resulta
fácil medir con ellos las semillas aladas, como las de Fraxinus (Bonner 1978). Las
semillas grandes o aladas pueden secarse rápidamente en una estufa de microondas.
Siempre que la estufa se caliente previamente, el secado puede efectuarse en cinco
minutos y el pesado en otros seis minutos inmediatamente después si se dispone de
una balanza electrónica o tras 30–45 minutos de enfriado en una desecadora si la
operación se realiza en una balanza ordinaria (Bonner y Turner 1980). Cabe esperar
que los resultados estén dentro de un intervalo del 7 por ciento, con una probabilidad
del 0,05 en el caso de las semillas grandes con CH alto, como las de Quercus, y dentro
de un 2 por ciento en las de Fraxinus y Carya, frente a los resultados más precisos que
ofrecen los métodos tradicionales, que son más lentos.

Un método sencillo y barato es secar rápidamente semillas consiste en utilizar una


lámpara de infrarrojos (Gordon y Rowe 1982). Se somete una muestra pesada al calor
de una lámpara de infrarrojos cuya intensidad es tal que las semillas pierden toda su
humedad, sin quemarse, en unos 20 minutos. Cuando las semillas dejan de perder
peso, se mide el nuevo peso y se calcula la pérdida en términos porcentuales.

Recientemente se ha publicado una descripción actualizada de la medición del


contenido de humedad de semillas arbóreas (Bonner 1981).

Otros ensayos
En caso necesario, pueden hacerse otros ensayos cualitativos u observaciones,
respecto de los cuales no son necesarias prescripciones pormenorizadas. En muchos
casos pueden combinarse con el ensayo de pureza. Son entre otros los siguientes:

Determinación de la autenticidad

Existen varios métodos para determinar si las semillas son de la especie que se afirma.
Son los siguientes:

i. identificación segura de los árboles padres y certificación de los mismos,


preferiblemente sobre la base de muestras de herbario.
ii. Identificación de las semillas mediante una clave analítica o mediante
comparación con una colección de referencia.

274
iii. Identificación de la plántula. Posiblemente esta es la única manera de
determinar si el lote de semillas está contaminado por híbridos o por una mezcla
de dos o más especies cuyas semillas tienen características semejantes.
Disponer de una clave y una colección de plántulas de referencia facilita la
identificación (Turnbull 1975d).

En la mayoría de las especies no es posible autentificar las semillas desde el punto de


vista de su procedencia, pero se han realizado algunos progresos en este ámbito con
Pseudotsuga y Abies (Bonner 1974), y la utilización de técnicas isoenzimáticas puede
abrir nuevas posibilidades (Burley 1976).

Determinación de daños y estado sanitario

Durante el ensayo de pureza, el operario debe prestar atención a la posible presencia


de daño mecánico o infestación patogénica, que pueden indicar la necesidad de mejorar
los métodos de transporte o procesamiento que se utilizan.

Cálculo de los resultados


Los ejemplos que figuran a continuación indican el tipo de cálculos que es necesario
efectuar en las diversas fases del ensayo de semillas.

Pureza

Peso de la muestra de trabajo


62,52 g
completa
Peso de semilla pura 56, 89 g

Peso de la semilla

El peso de 1 000 semillas puede calcularse de la manera siguiente:

O bien

a) Se determina el peso de la semilla en 8 × 100 semillas tomadas del componente de


semilla pura del ensayo de pureza.

Réplica No 1 2 3 4 5 6 7 8 Total Media


Peso (g) 3,81 3,69 3,75 3,79 3,82 3,72 3,71 3,79 30,08 3,76

275
Como este valor es considerablemente inferior al máximo de 4,0 que prescribe la ISTA,
se estima que la muestra es homogénea y no es preciso tomar nuevas muestras.

Peso de 1 000 semillas = 3,76 × 10 = 37,6 g

O bien

b) El peso de la semilla se determina en 1 000 semillas tomadas del componente de


semilla pura del ensayo de pureza, sin replicación.

Peso de 1 000 semillas = 37,6 g.

El número de semillas por unidad de peso puede obtenerse de la manera siguiente:

Germinación

El ensayo se efectúa sobre réplicas de 4 × 100 semillas tomadas del componente de


semilla pura del ensayo de pureza.

Réplica № 1 2 3 4 Total Media


№ de semillas germinadas al
79 85 76 88 328 82
término del ensayo
Semillas viables según ensayo
4 3 6 3 16 4
de corte

El intervalo en el número de semillas germinadas entre la réplica que tiene más y la que
tiene menos es 12 (88–76). La referencia al Cuadro 9.3 en la página 321 indica que el
máximo intervalo tolerado para una germinación media del 82 por ciento es 15. Como
en este caso el intervalo es inferior a esa cifra, se acepta la muestra como homogénea.

Porcentaje de
82%
germinación =
Porcentaje de 82 + 4 = 86%

276
viabilidad =

Semillas viables por unidad de peso. Combinando el porcentaje de viabilidad y el peso


de la semilla pura se obtiene el número de semillas viables que se espera obtener por
unidad de peso de semilla pura; sustituyendo el porcentaje de viabilidad por el
porcentaje de germinación se obtiene el número de semillas germinables. Si se
incorpora un factor relativo al procentaje de pureza, los valores que se obtienen
expresan el número de semillas viables o germinables por unidad de peso de semilla
“impura”.

Semilla pura
por g por kg
N de semillas viables
o
26,6 × 86 : 100 = 22,9 22 900
N de semillas germinables
o
26,6 × 82 : 100 = 21,8 21 800

Semilla impura
por g por kg
N de semillas viables
o
22,9 × 91 : 100 = 20,8 20 800
N de semillas germinables
o
21,8 × 91 : 100 = 19,8 19 800

En el caso de las especies en las que por el pequeñísimo tamaño de sus semillas no se
puede realizar el ensayo de pureza, el número de semillas germinadas por unidad de
peso de semilla impura se determina mediante ensayo directo. En este tipo de semilla
no se pueden obtener las cifras de número de semillas puras por unidad de peso.
Aunque por lo general se expresan como “semillas viables por gramo”, hay que señalar
que en estas semillas de pequeño tamaño tampoco se puede realizar el ensayo de
corte, por lo que, estrictamente, las cifras se refieren a semillas germinables. Véase el
ejemplo siguiente:

Peso de réplica de semilla impura (E. grandis) 0,10 g

Réplica No 1 2 3 4 Total Media


N de semillas germinadas al
o
65 73 63 71 272 68
término del ensayo

No de semillas germinables (“viables”) por gramo = 680


No de semillas germinables (“viables”) por kilogramo = 680 000

Energía de germinación. El cálculo de la energía de germinación y el período de energía


depende del criterio que se utilice para definir estos conceptos. En el Cuadro 9.5 se
ofrece un ejemplo real extraído de Paul (1972). Como se ha señalado supra, el período
de energía puede definirse arbitrariamente por anticipado, pero normalmente es muy
inferior al período completo del ensayo. En este caso basta con una sencilla evaluación.
Si, en este ejemplo, se ha establecido que el período de energía es 12 días, entonces

277
Período de energía = 12 días

Si, en cambio, se establece que el período de energía llega hasta el día de la


germinación máxima, entonces es preciso efectuar evaluaciones diarias tal como se
indica en el cuadro, y por lo tanto

Período de energía = 10 días

El análisis de la pauta de germinación sugiere que si se rechazaran todas las semillas


que germinan después del punto máximo de germinación se rechazaría una proporción
excesiva (60 por ciento) de las potencialmente germinables, mientras que si se
aceptaran todas las semillas germinables se prolongaría indebidamente el período de
ensayo y probablemente se incluirían algunos gérmenes de muy escaso vigor. En la
práctica, con una pauta de germinación como la de este ejemplo estaría indicado
establecer que el período de energía se prolonga hasta que la germinación diaria
desciende a menos del 25 por ciento del valor máximo. De esta manera,

Período de energía = 16 días

Porcentaje del total de semillas germinables que germina dentro del período de energía
= 84 por ciento.

Otra forma de sentido común de medir la energía de germinación, que se utiliza en


Zimbabwe (Seward 1980), es el porcentaje de germinación cuando la germinación diaria
media llega al máximo (germinación acumulada dividida por el tiempo transcurrido
desde la fecha de siembra). En el presente ejemplo (Cuadro 9.5), el punto máximo del
porcentaje diario medio de germinación es 3,48 por ciento, el período de energía es 13
días y el porcentaje de germinación es

Con este sistema de medición, el porcentaje del total de semillas germinables que
germinan dentro del período de energía es igual a

278
Valor de germinación. En el Cuadro 9.6 y partiendo de los datos del Cuadro 9.5, se
calcula el valor de germinación conforme a los métodos de Czabator (1962) y
Djavanshir y Pourbeik (1976).

Determinación indirecta de la viabilidad

Deben utilizarse métodos análogos a los aplicables a los ensayos de germinación, es


decir, deben utilizarse cuatro réplicas, ha de comprobarse la homogeneidad de los
resultados, y el número medio de semillas llenas aparentemente viables (ensayo de
corte) o embriones teñidos (ensayo de tetrazolio) ha de expresarse como porcentaje del
total de semillas puras del ensayo.

Cuadro 9.5

Resultados del ensayo de germinación


(tomado de Paul 1972)

Especie: Pinus caribaea var. hondurensis Ensayo No. 26/72


Lote de semilla No. 85/71
Lugar: Vivero de
Fecha de siembra: 2/11/72
Mantin
Porcentaje de
Fecha de terminación: 30/11/72
germinación: 64%
Submuestras Total Total
Días (4 × 100 semillas) acumulad Porcentaje Total diario acumulado
desde o como % de como % de como % de
la Total Total del total germinació semillas semillas
siembr diari acumulad de n diaria germinable germinable
a A B C D o o semillas media s s
1 - - - - - - - - - -
2 - - - - - - - - - -
3 - - - - - - - - - -
4 - - - - - - - - - -
5 - - - - - - - - - -
6 - - - - - - - - - -
7 - - - - - - - - - -
8 6 8 7 8 29 29 7,25 0,91 12 11
9 5 9 9 8 31 60 15,00 1,67 12 23
10 10 11 13 10 44 104 26,00 2,60 17 40
11 9 8 10 9 36 140 35,00 3,18 14 54
12 6 5 7 5 23 163 40,75 3,40 9 63
13 3 5 6 4 18 181 45,25 3,48 7 71
14 5 3 2 3 13 194 48,50 3,46 5 75
15 4 2 1 3 10 204 51,00 3,40 4 79
16 2 4 2 4 12 216 54,00 3,38 5 84

279
17 2 1 1 1 5 221 55,25 3,25 2 86
18 1 2 2 3 8 229 57,25 3,18 3 89
19 2 - - 1 3 232 58,00 3,05 1 90
20 2 1 2 - 5 237 59,25 2,96 2 92
21 - 1 1 - 2 239 59,75 2,85 1 93
22 2 1 2 - 5 244 61,00 2,77 2 95
23 2 - 1 1 4 248 62,00 2,70 2 97
24 - 1 1 1 3 251 62,75 2,61 1 98
25 1 2 - - 3 254 63,50 2,54 1 99
26 - - - - - 254 63,50 2,44 - 99
27 - - - - - 254 63,50 2,35 - 99
28 1 - - - 2 256 64,00 2,29 1 100
Totales 63 64 68 61 256 100
Ensayo
de 5 2 4 5 16
Corte

Cuadro 9.6

Cálculo del valor de germinación


(Métodos de (1) Czabator y (2) Djavanshir y Pourbeik)

Velocidad de
germinación
Días diaria (o
desde Porcentaje de Porcentaje de germinación ∑VGD/N
la germinación germinación media) ∑ No. de (Col. 5 ÷
siembra diario acumulado (Col. 3 ÷ Col. 1) VGD recuentos Col. 6)
1 2 3 4 5 6 7
8 7,25 7,25 0,91 0,91 1 0,91
9 7,75 15,00 1,67 2,58 2 1,29
10 11,00 26,00 2,60 5,18 3 1,73
11 9,00 35,00 3,18 8,36 4 2,09
12 5,75 40,75 3.40 11,76 5 2,35
13 4,50 45,25 3,48 15,24 6 2,54
14 3,25 48,50 3,46 18,70 7 2,67
15 2,50 51,00 3,40 22,10 8 2,76
16 3,00 54,00 3,38 25,48 9 2,83

280
17 1,25 55,25 3,25 28,73 10 2,87
18 2,00 57,25 3,18 31,91 11 2,90
19 0,75 58,00 3,05 34,96 12 2,91
20 1,25 59,25 2,96 37,92 13 2,92
21 0,50 59,75 2,85 40,77 14 2,91
22 1,25 61,00 2,77 43,54 15 2,90
23 1,00 62,00 2,70 46,24 16 2,89
24 0,75 62,75 2,61 48,85 17 2,87
25 0,75 63,50 2,54 51,39 18 2,86
26 0,00 63,50 2,44 53,83 19 2,83
27 0,00 63,50 2,35 56,18 20 2,81
28 0,50 64,00 2,29 58,47 21 2,78

(1) Método de Czabator


Valor de germinación = VGD final x valor máximo de VGD = 2,29×3,48 = 7,97

(2) Método de Djavanshir y Pourbeik


Valor de germinación = (∑VGD(N) final × (porcentaje de germinación acumulado final/10) = 2,78 × 6,4 =
17,79.

Contenido de humedad (ejemplo de semillas pequeñas <12% CH)

Peso tras Diferencia =


Peso original secado en contenido de % CH
estufa humedad
(g) (g) (g) (peso en húmedo)

Muestra 1 5,65 5,14 0,51

Muestra 2 4,92 4,47 0,45

La diferencia entre las dos muestras (0,12 por ciento) es inferior al 0,3 por ciento que
prescribe la ISTA, de manera que no es preciso tomar una nueva muestra.

Interpretación de los resultados


Es importante que los resultados de los ensayos lleven a adoptar decisiones y actuar.
Por ejemplo, un porcentaje de pureza inusualmente bajo puede indicar la necesidad de
efectuar una nueva operación de limpieza cuando se trata de una organización que
recolecta, procesa y almacena su propia semilla; o puede tener como resultado una
reclamación comercial si la semilla se ha comprado y la pureza es inferior a la
especificada por el vendedor. La determinación del contenido de humedad es un paso
necesario antes de decidir si un lote de semilla está ya en condiciones de almacenarse
inmediatamente o debe secarse aún más.

281
De la máxima importancia son las diversas medidas del potencial de germinación y del
número de plantas que pueden obtenerse de una unidad de peso de semilla. Esto
afecta tanto a la gestión del vivero como a la consecución de los objetivos de
forestación, pues permite perfeccionar, a luz de datos más precisos sobre los lotes de
semilla concretos que se van a utilizar en un determinado año, las estimaciones algo
generales de necesidades medias que figuran en el Cuadro 3.1 (página 36).

En los resultados de los ensayos de semillas aprobados por la ISTA no se predice en


modo alguno la supervivencia y mortalidad después de la fase de germinación. La
energía de germinación es la única medida que trata de cumplir esa función, pero
depende por completo de la elección subjetiva de un critero adecuado para definir el
período de energía. La extrapolación de los resultados de ensayo de semillas para
aplicarlos a la gestión de viveros no pertenece estrictamente al ámbito del presente
manual, pero merece la pena examinar brevemente esta cuestión debido a su vital
importancia para tratar la gestión de semillas no como un fin en sí mismo, sino como
parte de una cadena continua de operaciones en la que figuran la producción de plantas
y el establecimiento y gestión de plantaciones.

Entre los factores que debe tener en cuenta el viverista al trasladar los resultados del
ensayo de semillas a la producción en el vivero figuran los siguientes:

1) La germinación sobre el terreno en un vivero operacional suele ser distinta de la


germinación en los ensayos. Puede ser considerablemente inferior a la que se da en las
condiciones ideales de los ensayos de laboratorio, y también algo inferior a la que se
produce en los viveros de investigación. Debe diferir muy poco de los ensayos
efectuados en el mismo vivero previamente a las principales operaciones de siembra.
Wunder (1966) informó sobre las diferencias que se habían observado entre la
germinación en laboratorio y la germinación en vivero en ensayos efectuados en el
Sudán. Las diferencias variaban según la especie, y en algunos casos se veía más
afectada la velocidad de germinación que el número final de semillas germinadas.
Algunos ejemplos son los siguientes:

Germinación en Tratamiento previo


Germinación en
laboratorio % en
vivero % en días
Especie días

Acacia albida 76 60 70 60
Cedrela odorata 100 3 85 18
Prosopis chilensis 100 15 79 38 2 min. en H2SO4 conc.
Acacia raddiana 100 3 30 4 60 min. en H2SO4 conc.

La variación entre viveros puede estar relacionada con una serie de factores climáticos,
edafológicos o culturales diferentes. Por ejemplo, Roney y Brown (1978) comprobaron
que la germinación de Pinus ponderosa mejoraba en un 38 por ciento cuando las
semillas se cubrían con una capa de tierra arenosa de 1,5 cm en vez del grosor habitual
de 0,4 cm. La frecuencia del riego tiene también un efecto notable sobre la germinación
(Costales y Veracion 1978).

2. En los semilleros pueden producirse algunas pérdidas.

282
3. Durante el arranque o el trasplante pueden producirse algunas pérdidas.
4. En los semilleros de trasplante pueden producirse algunas pérdidas.
5. En el momento de la plantación pueden desecharse algunas de las plantas
supervivientes menos vigorosas.

Todos estos factores se combinan para hacer que el número de plantas plantables que
se producen por unidad de peso de semilla sea muy inferior al número de semillas
germinadas que arrojan los ensayos. El viverista debe incrementar en una proporción
equivalente la cantidad de semilla que siembra. Para expresar la combinación de estos
factores suele hablarse de “porcentaje de plantas” o “porcentaje de árboles”. Este
concepto se define en Ford Robertson (1971) como “el porcentaje, en número, de
semillas de una determinada muestra que se convierten en plántulas al término de un
período determinado, generalmente al término de la primera temporada de crecimiento”.
Bonner (1974) especifica que se trata de “plántulas plantables”, idea que es fácil de
entender, pues añade a la mera supervivencia los importantes conceptos de utilidad y
vigor. A efectos prácticos es preferible ampliar la definición de manera que abarque todo
el período de vivero, es decir, “el procentaje, en número, de semillas que se convierten
en plantas plantables (trasplantes o plántulas) al término de un período determinado,
generalmente al término del período de vivero en el momento de la plantación en el
campo”. Esto es mucho más apropiado para las condiciones tropicales, donde muchas
especies se arrancan en la primera semana una vez germinadas y pasan después de 6
a 12 meses en semilleros de trasplante.

En la práctica, el registro de los rendimientos de plantas obtenidos en los años


anteriores en un determinado vivero es la base más útil para estimar la producción
futura de esa misma localidad (Aldhous 1972). Los registros basados en la producción
conseguida en otros tipos de suelo o en otras condiciones climáticas ayudan muy poco.
Cuando se carece de experiencia, como en los primeros años de los viveros nuevos,
solamente se pueden efectuar estimaciones aproximadas y un poco aventuradas. En
Zambia se aplicó un factor de reducción del 20 por ciento para cubrir la diferencia que
existía entre la germinación en laboratorio y la germinación sobre el terreno en pinos y
eucaliptos (Allan y Endean 1966), es decir, si los ensayos de laboratorio indicaban que
un kilogramo de semilla producía 100 000 plántulas germinadas, se partía de que en el
vivero se obtendrían únicamente 80 000; se aplicó después un nuevo factor de
reducción, del 10 por ciento en los pinos y el 15 por ciento en los eucaliptos, para tener
en cuenta las pérdidas que se producen en el arranque. Se precisaría asimismo otro
factor de reducción, no especificado, para tener en cuenta las plántulas que se
desechan en fases ulteriores. Paul (1972) propuso un factor del 20 por ciento para las
pérdidas en el semillero, más un 15 por ciento para las plántulas perdidas y desechadas
en el arranque y el trasplante. El factor de recuperación en vivero, que convierte el
porcentaje de germinación ofrecido por el ensayo en porcentaje de plantas plantables,
varía considerablemente en función de la especie, el lote de semilla y el año. En
Zimbabwe se ha adoptado provisionalmente un factor de recuperación en vivero del 70
por ciento para los pinos y del 25 por ciento para los eucaliptos, lo que equivale a unas
pérdidas en vivero del 30 por ciento y el 75 por ciento respectivamente (Seward 1980).
Seeber y Agpaoa (1976) han demostrado que, en Pinus kesiya, cuanto más bajo es el
porcentaje de germinación, tanto mayor es la diferencia entre la proporción de semillas
que germinan y las que se convierten en plantas plantables.

Lote de semilla 1 Lote de semilla 2

283
Número de semillas puras por
30 000 30 000
filtro
Porcentaje de pureza 95 95
Porcentaje de germinación 90 60
Porcentaje de plantas 60 30

Factor de recuperación en vivero


(%)

Número de plantas plantables/litro 30 000 × 0,95 × 0,60 = 30 000 × 0.95 × 0,30 = 8


de semilla 17 100 550

Wormald (1975) ha notificado que un estudio de una serie de países que cultivan Pinus
patula en grandes cantidades indicó un porcentaje de plantas de alrededor del 33 por
ciento, frente a un promedio del 80 por ciento en los ensayos de germinación, lo que
supone un factor de recuperación de aproximadamente el 45 por ciento. Según este
autor, “de estas cifras parece desprenderse que más o menos de cada tres semillas que
se siembran se obtiene una sola planta utilizable. Este dato coincide bastante bien con
los de la Comisión Británica de Silvicultura, que en los últimos 15 años ha mejorado su
recuperación de plántulas de una de cada diez a una de cada cuatro (Gordon y Tee
1973)”. Esto confirma la afirmación de Goor y Barney (1976) en el sentido de que “en
realidad, en la práctica de vivero y de siembra directa, esta cantidad (la cantidad de
semilla que se necesita sobre la base de los ensayos de germinación) debería
duplicarse o triplicarse para compensar las pérdidas de plántulas que se producen en
los primeros años”. El factor de recuperación en vivero debe basarse en la experiencia
personal, pero no puede ser nunca muy preciso debido a las caprichosas variaciones de
las condiciones climatológicas, los lotes de semilla, etc. Por esta razón, existe un límite
a la precisión que se debe exigir a los ensayos rutinarios (como opuestos a los ensayos
de investigación) en el laboratorio.

Utilizando el ejemplo que figura en las páginas 340–341, el porcentaje de plantas puede
calcularse de la manera siguiente:

Factor de % de % de Semillas Plantas


recuperación germinación plantas germinables plantables
en vivero por kg por kg
Vivero 1
Experiencia de
muchos años en la
especie 0,65 82 53 19 800 12 900

Vivero 2
Nuevo, en un lugar
difícil y sin
experiencia en la
especie 0,33 82 27 19 800 6 500

Partiendo de la hipótesis de que ambos viveros tuvieran que cultivar 500 000 plantas, el
vivero l necesitaría:

284
Mientras que el vivero 2 necesitaría

Si las semillas se van a sembrar en semilleros para su trasplante ulterior (y no


directamente en macetas), además de calcular la cantidad total de semilla que se va a
sembrar el viverista tendrá que calcular el peso de la semilla que se va a sembrar por
semillero. Por ejemplo, en el caso de

Tamaño de un semillero = 10 × 1 m = 10 m2
Densidad final de plántulas deseada = 2 400/m2
Número de semillas/kg de semilla pura = 26 600
Porcentaje de pureza = 91% o 0,91
Porcentaje de germinación = 82% o 0,82
Tasa de recuperación en semillero esperada = 0,65
(Plántulas que sobreviven hasta el trasplante como
proporción de las semillas germinadas en función del
ensayo)
entonces se necesitará la tasa de siembra siguiente

El concepto de “kilogramo efectivo” de semilla, que se utiliza actualmente en varios


países, ha demostrado su utilidad a la hora de planificar programas de siembra y
calcular los precios de la semilla (Aldhous 1972). El “kilogramo efectivo” se define como
el peso de semilla de un lote determinado del que cabe esperar que produzca el mismo
número de semillas viables (tal como se usa en el Reino Unido) o de plantas plantables
(tal como se usa en Zimbabwe) que produciría un kilogramo de semilla normalizada;
ese número se determina respecto de cada especie hallando el promedio de la
experiencia anterior. En Zimbabwe se han establecido distintas cifras de referencia de la
recuperación de plántulas para (a) semilla de huerto semillero y (b) semilla selecta y
corriente; por ejemplo, en el caso de Pinus elliottii la recuperación de referencia (=
plantas plantables por kilogramo de semilla) es de 15 500 en la semilla de huerto
semillero y 14 500 en la semilla selecta o corriente (Seward 1980).

El factor de kilogramo efectivo (FKE) es el cociente que se obtiene dividiendo la


recuperación de referencia por la recuperación real de un determinado lote de semilla.
Puede calcularse de la manera siguiente:

285
En el ejemplo anterior (26 600 semillas puras/kg, factor de pureza del 91 por ciento o
0,91, factor de germinación del 82 por ciento o 0.82 y factor de recuperación en vivero
del 65 por ciento o 0,65), y partiendo de una recuperación de referencia de 15 000 kg,

Así pues, el FKE puede utilizarse, junto con el valor de referencia de la recuperación de
plántulas, para calcular el peso de la semilla que se necesita para obtener un
determinado número de plantas. La ecuación es la siguiente:

Por ejemplo, para obtener 1,5 millones de plantas del mencionado lote de semilla:

Estos 116 kg de peso real de semilla equivalen a 100 kg efectivos o 100 kg de semilla
de referencia. Solamente cuando FKE = 1,0 son idénticos al peso real de la semilla y su
peso efectivo.

En el caso de los eucaliptos y otras especies de semilla pequeña, en que no se efectúa


el análisis de pureza, la ecuación del FKE se modifica de la manera siguiente:

En el caso de E. grandis, el FKE de un determinado lote de semilla podría ser el


siguiente:

y la cantidad de semilla necesaria para obtener 1,5 millones de plántulas sería:

Repetición de ensayos

286
El ensayo principal de un lote de semilla se efectúa después de su procesamiento o
antes de almacenarlo o enviarlo directamente a los viveros. Cuando un lote de semilla
permanece almacenado durante un tiempo, es esencial repetir el ensayo de
germinación o viabilidad antes de utilizarlo, para comprobar que no se ha deteriorado en
ese período. Muchos centros de semillas repiten los ensayos anualmente, separando
previamente, en un pequeño recipiente, una muestra representativa del conjunto del
lote, y de esta manera evitan tener que abrir repetidamente los recipientes donde está el
grueso de la semilla. No es preciso repetir el ensayo para determinar el porcentaje de
pureza, y el de contenido de humedad debe repetirse únicamente cuando existen
motivos para pensar que en los recipientes cerrados se han producido filtraciones.

Se han sugerido medidas especiales para el ensayo repetido de semillas agrícolas que
están almacenadas durante mucho tiempo con fines de conservación de recursos
genéticos (Ellis y otros 1980). Estos autores sugieren que, habida cuenta del gran valor
del germiniplasma almacenado y de la necesidad de evitar perder innecesariamente
partes de él en la realización de los ensayos, puede ahorrarse más material mediante
un sistema de toma de muestras sucesivas que con el método oficial de la ISTA,
consistente en réplicas de 4 × 100. El objetivo es detectar la pérdida de viabilidad en las
primeras fases del envejecimiento, es decir, en cuanto desciende a un nivel inferior al
80–90 por ciento de la tasa inicial, e iniciar el rejuvenecimiento plantando la semilla para
que produzca una nueva generación. Este método estaría igualmente indicado para la
conservación de recursos genéticos forestales, aunque, debido a que en los árboles el
ciclo generacional es mucho más largo, la conservación como plantas en crecimiento,
frente a la conservación en forma de semilla, será más importante que en los cultivos
agrícolas.

Consideraciones especiales respecto de las semillas


recalcitrantes de los bosques higrofíticos tropicales
Muchos de los ensayos que se prescriben en el presente capítulo sólo son útiles si se
puede mantener viva la mayor parte de la semilla durante el período en que se realizan
ensayos sobre la muestra. Las semillas de la mayoría de las especies de los bosques
higrofíticos tropicales son recalcitrantes y pierden viabilidad con tanta rapidez que los
certificados de calidad están ya obsoletos cuando se emiten. En la práctica normal,
todas las semillas recalcitrantes se siembran en el vivero lo antes posible después de su
recolección (Ng 1983).

A efectos de documentación se suele mantener un registro de la germinación, que está


basado en una muestra aleatoria de las semillas que se siembran. Esta muestra (un
tamaño aconsejable es 50–100 semillas) se siembra aparte de las demás, en un recinto
protegido por tela metálica para impedir el acceso a pájaros, roedores y otros animales.
El medio (por lo general tierra) debe ser el mismo que se utiliza en la germinación del
resto de las semillas.

La germinación debe supervisarse a diario hasta que dejan de surgir gérmenes y el


investigador tiene la seguridad de que todas las semillas que no han germinado están
muertas. En la mayoría de las semillas del bosque higrofítico, se llega a este punto final
en el plazo de unas cuantas semanas, aunque puede haber bastantes sorpresas.
Habida cuenta de lo poco que se sabe sobre las semillas del bosque higrofítico, será
conveniente registrar el proceso de la germinación desde el principio hasta el final, con

287
independencia de su duración. Cualquier punto de interrupción que se establezca
arbitrariamente, por ejemplo el día 21 o el día 28, será demasiado restrictivo en la fase
exploratoria en la que se encuentra actualmente la investigación sobre las semillas del
bosque higrofítico.

APENDICE 1
DOCUMENTACION SOBRE SEMILLAS
La ausencia de registros exactos y suficientes menoscaba muy considerablemente el
valor de un servicio de semillas y de las plantaciones que contribuye a crear (Bowen
1980). Todas las fases del proceso de la semilla, desde la recolección sobre el terreno
hasta la siembra en el vivero, deben estar enlazadas por un sistema completo de
documentos. El número de formularios necesarios varía notablemente entre unos
países y otros, según las cantidades de semilla, el número de especies, el período de
almacenamiento y los métodos de ensayo, pero normalmente pertenecen a uno u otro
de los tipos siguientes:

1) “Estadísticas vitales”. La información sobre cada lote de semilla que todo usuario
piensa razonablemente que va a recibir junto con la semilla. Comprende el número de
identidad del lote, información sobre el origen de la semilla y su año de maduración y
una estimación de la calidad de la semilla (semillas viables por kilogramo o capacidad
de germinación).

2) Registros centrales. Información que se encuentra en la dependencia central, que es


decisiva para el funcionamiento eficiente de ésta y de la que se toman datos para las
“estadísticas vitales”, pero que normalmente no es preciso distribuir completa a los
usuarios. Comprende tarjetas de existencias de semilla, registro de números de
identidad, métodos y resultados pormenorizados de ensayos de semilla en laboratorio,
etc. Los datos de estos registros centrales, que se van acumulando a lo largo de los
años, son la base de los resúmenes de información técnica sobre las características, en
condiciones locales, de las principales especies de forestación desde el punto de vista
de la manipulación de la semilla.

3) Formularios de tipo correspondencia. Comprenden el tipo de solicitud de semilla o


notificación de envío que comienza “Se ruega que recolecten …” o “Con fecha de hoy
les he enviado …”, y que podría recogerse en una carta. Cuando se incrementa el
volumen del tráfico de semillas es aconsejable introducir formularios ya preparados, en
cuya cumplimentación se tarda menos que en redactar y mecanografiar cartas. Con
unos formularios bien diseñados se garantiza asimismo que no se omite por descuido
información importante, y además puede imprimirse el número de ejemplares que se
estime necesario.

4) Etiquetas. Para recipientes y paquetes de semilla.

288
En el presente apéndice se ofrecen ejemplos de diversos formularios sobre semillas
procedentes de varios países. En el Apéndice 1A figura un ejemplo de los formularios
que se han introducido recientemente en Sabah, basado a su vez en los sistemas que
se emplean en laboratorios de ensayo de semillas y servicios de distribución de semillas
de todo el mundo (Bowen 1980). En el Cuadro 2 que precede a los formularios se
indican la utilización y distribución de cada uno de éstos y la manera en que se
relacionan entre sí.

Aunque muchos países siguen un sistema muy parecido al de Sabah, hay muchas
posibilidades de variación según las condiciones locales. Al diseñar un sistema local
adecuado es necesario prestar especial atención a los puntos que se describen
seguidamente.

1) Datos sobre el origen de la semilla. El acopio y la distribución de información


suficiente sobre el origen de la semilla es uno de los fines más esenciales de todo
sistema de documentación en este ámbito. La importancia del origen en la semilla de
árboles forestales está hoy tan comprobada que ya no hay excusas para distribuir un
lote de semilla de por ejemplo Gmelina arborea sin proporcionar información sobre el
lugar en que se recolectó. No obstante, la cantidad de detalles que se precisan en un
documento sobre el origen de la semilla varía considerablemente según las
circunstancias. Cuando las recolecciones se efectúan en rodales o huertos semilleros
registrados y la semilla se va a utilizar dentro del propio país, puede bastar con
identificar el origen como “rodal semillero registrado T14, compartimento 9, bosque de
Loolmalassin”. En este caso es esencial que los usuarios de la semilla posean ya
información sobre esos rodales. Por ejemplo, en el Cuadro l del Apéndice 1A se ofrecen
detalles sobre rodales semilleros de tres frondosas de Sabah y se proporciona al oficial
encargado la base para que consigne el origen elegido cuando cumplimente el
formulario No 12, dedicado a la petición/expedición de semilla.

En el otro extremo están las recolecciones con fines de investigación de especies y


procedencias, que se efectúan en rodales relativamente inaccesibles dentro de la
distribución natural de una especie. Es posible que esos rodales no hayan sido visitados
anteriormente por equipos de recolección y que sea muy poco o nada lo que está
documentado sobre los rodales mismos o su medio ambiente. En estos casos los
registros sobre el terreno cumplen dos funciones principales (Kemp 1976):

a. Asegurar que toda persona que desee obtener más material o más datos pueda
localizar con exactitud el lugar en los años siguientes;
b. Proporcionar la información necesaria para interpretar los resultados de estudios
y experimentos basados en el material recolectado. La información sobre las
condiciones del lugar (clima, suelo, altura) y sobre la edad, forma, vigor y
composición de los rodales ha de ser detallada, ya que no existen registros
anteriores y volver a visitar los rodales puede ser difícil o costoso.

Las recolecciones a granel en bosques accesibles suelen ir acompañadas de una


información que en su grado de detalle es intermedia entre la de las recolecciones de
rodales semilleros registrados y la de las recolecciones con fines de investigación de
procedencias. Además de los datos sobre la ubicación precisa de la recolección, debe
proporcionarse información sobre la cantidad de frutos recolectados y el nombre de
recolector. Cuando se trata de recolecciones en plantaciones exóticas, es conveniente

289
añadir a la información sobre la ubicación de los padres inmediatos otra sobre la fuente
original de los ancestros del bosque natural (véase un examen de esta cuestión en las
páginas 34–37). Cuando es necesario comprar semilla a recolectores no supervisados y
analfabetos, el oficial forestal responsable debe tratar de definir al menos la zona y
fechas de la recolección mediante preguntas orales.

El Apéndice 1B comprende diversos ejemplos de hojas de datos sobre origen de


semillas, que reflejan la diversidad de detalle y formato de los formularios que utilizan
distintas organizaciones. Cabe observar que en algunos de los formularios se combinan
datos sobre el origen de la semilla con información sobre su extracción y germinación.
La posibilidad de combinar en el mismo formulario, en vez de varios distintos,
información procedente de varias operaciones sucesivas se analiza infra.

Cuando está vigente un sistema nacional o internacional de certificación de semillas, el


documento sobre el origen de la semilla se denomina “certificado de origen de semillas”
(COS) o “certificado de procedencia”, y la firma de una persona responsable debe
certificar que la información registrada en ese documento es correcta. En el caso de
sistemas internacionales como el de la OCDE (Organización de Cooperación y
Desarrollo Económicos), puede que haya solamente un COS. Esos sistemas de
certificación afectan a la autoridad oficial que se concede al documento de origen, pero
no comportan que la cantidad y el tipo de información registrada sean diferentes de los
que figuran en un documento menos oficial.

La información sobre el origen de la semilla es uno de los componentes más


importantes de las “estadísticas vitales” que deben recibir no sólo la instalación de
procesamiento y almacenamiento de la semilla, sino también el usuario de ésta. Pueden
adoptarse las medidas necesarias para enviar a todos los usuarios una copia del
documento original de origen correspondiente a cada lote. Los grandes centros de
semillas publican listas refundidas, y a veces computadorizadas, en las que aparecen
juntos en una misma página datos codificados sobre el origen de varios lotes. En el
Apéndice 1B5 figura un ejemplo de este tipo de salidas impresas de computadoras, en
este caso de Columbia Británica, mientras que 1C14 es un ejemplo australiano de nota
de envío y certificado de semillas que forma parte de otro sistema computadorizado de
registro de almacenes. Este sistema se ha descrito recientemente (Wolf y Turnbull
1982). De una manera u otra, es esencial que todo el que va a utilizar la semilla tenga
pleno acceso a los datos sobre el origen de la misma.

2) Registro de costos. Cuando la recolección, el procesamiento y la utilización de la


semilla son efectuadas por dependencias que pertenecen todas a la misma
organización, como por ejemplo un servicio forestal nacional, puede que no sea
necesario registrar pormenorizadamente los costos de la recolección. No obstante, aun
en esos casos debe incluirse alguna indicación sobre la facilidad o dificultad de la
recolección; por ejemplo, en el FS2, en el Apéndice 1A, se solicita el número de días-
hombre necesarios para recolectar cada lote de semilla que está cubierto por una
notificación de recolección de fruto.

Cuando la semilla se va a vender al público es necesario registrar los costos de una


manera más pormenorizada y exacta, tanto si se ha comprado la semilla al exterior
como si la han recolectado equipos pertenecientes a la organización. En el Apéndice
1C1 figura un ejemplo de formulario para registrar los costos de la recolección de conos.

290
En el registro de existencias y salidas de semilla debe incluirse también un resumen de
los costos, como se indica en el FS5 del Apéndice 1A y en el Apéndice 1C8.

3) Números de identidad de la semilla. La mayoría de los lotes que llegan a un centro de


semillas posee ya un número, que puede ser el número de serie que figura en la
notificación de envío del fruto recolectado (FS2 del Apéndice 1A o el certificado de
origen de la semilla cuando se trata de semillas que son objeto de tráfico internacional.
Estos números, que van unidos tanto a los lotes de semilla nacionales como a los que
vienen del extranjero, pertenecen a distintos sistemas, y la experiencia general aconseja
que todos los lotes de semilla que se utilizan en un país se numeren conforme a un
sistema común, lo cual facilita la identificación y la localización rápida de un
determinado lote en todas las fases del proceso, desde la recepción hasta la plantación
sobre el terreno. Por consiguiente, todo lote de semilla que llega al centro debe recibir
en ese momento un nuevo número de identidad, con independencia de que fuera
numerado o no previamente en el momento de la recolección. En la mayoría de los
países la responsabilidad de asignar ese número de identidad recae sobre la sección de
semillas del servicio forestal nacional.

Una vez asignado el número de identidad, éste debe incorporarse a todos los
formularios que se refieran después a ese lote. Se puede comprobar, por ejemplo, que
en los formularios 5 a 15 del Apéndice 1A hay un espacio reservado para el número de
identidad oficial. En los almacenes que manipulan muchos lotes de semilla es
conveniente mantener un registro de los números de identidad, pues ayuda a establecer
con rapidez referencias cruzadas entre los datos sobre el origen de las semillas y el
registro de existencias y salidas. En el Apéndice 1C2, 3 figura un ejemplo de un registro
de ese tipo, con índices de número de serie y de especie, tal como ha propuesto
Cooling (1971). El método de numeración puede variar considerablemente. El más
sencillo es un sistema directo de números de serie basado en la fecha de llegada de
cada lote. Entre los sistemas más complicados figuran los que expresan en forma
codificada 1) la especie, 2) el origen geográfico, 3) el código genético, 4) el número de
serie, 5) la altura (Dobbs y otros 1976) y 6) el año de recolección. Cuanto más sencillo
sea el sistema de asignación de los números de identidad, tanto más justificado está
que se mantenga un registro.

4) Posibilidades de reducir el número de formularios. Se puede reducir el número de


formularios combinando en uno solo de ellos los resultados de varias operaciones
sucesivas. Las ventajas e inconvenientes relativos de contar con pocos formularios pero
largos frente a un mayor número de formularios cortos deben sopesarse
cuidadosamente en relación con la necesidad de ofrecer la máxima cantidad de
información útil y la mínima de información inútil a todas y cada una de las personas
que intervienen en la cadena de operaciones. Algunas de las posibilidades son las
siguientes:

1) En los centros de semillas grandes, donde el personal de almacenamiento y el de


ensayo (laboratorio) se encuentran en dependencias separadas, son necesarios los
documentos internos de transporte, como FS7 y FS8 del Apéndice 1A. En las secciones
pequeñas, en las que el mismo personal efectúa tanto las tareas de
almacenamiento/envío como las de ensayo, posiblemente no se precisen estos
formularios, y los detalles de los ensayos prescritos se pueden pasar directamente al
FS9 (Apéndice 1A). Lo mismo cabe decir de FS10 y FS11.

291
2) Se puede ahorrar algo combinando el resumen de los ensayos prescritos (FS9) con
el resumen de los resultados de los ensayos (FS11). En el Apéndice 1C12 figura un
ejemplo de esta posibilidad (Gordon 1981).

3) Al diseñar la hoja de datos original sobre el origen de la semilla se puede incluir el


espacio necesario para registrar en ella todas las “estadísticas vitales”, información que
debe conocer no sólo el personal del centro de semillas, sino también el usuario. En el
Apéndice 1A, el FS2 combina datos sobre la extracción con datos sobre la recolección,
lo que también ocurre en el Apéndice 1B3, mientras que en los Apéndices 1B7 y 1B10
se incluyen también datos sobre la germinación, con lo que el usuario tiene toda la
información que necesita.

El sistema Viscard, de hojas cambiables, es un ingenioso método para combinar los


registros centrales pormenorizados que debe llevar el centro de semillas con las
“estadísticas vitales”, menos detalladas, que necesita el usuario de la semilla. Además
de la tarjeta con los datos de la recolección que figura en el Apéndice 1B8, hay otras
sobre la extracción (Apéndice 1C4), la germinación (1C5) y las existencias de semilla
(1C6). La tarjeta de recolección se archiva delante de las demás, pero por debajo
sobresalen las líneas inferiores de las tarjetas de extracción y germinación, donde
figuran los resúmenes de los resultados registrados en ellas. Así, mediante una
fotocopia de las tarjetas, como se observa en el Apéndice 1C7, se obtienen todas las
“estadísticas vitales” necesarias de un determinado lote, fotocopia que se incluye en los
envíos de semilla a los usuarios (Bryndum 1975). La información pormenorizada que
figura en las tarjetas de extracción, germinación y existencias se guarda en el registro
central del centro de semillas.

5. Varios. El Apéndice 1C9 es un ejemplo de un certificado internacional de ensayo de


semillas de la ISTA. Su utilización está indicada en los laboratorios autorizados que
realizan ensayos de calidad de la semilla sobre una muestra presentada por una
organización exterior. Se refiere únicamente a la calidad de la semilla tal como viene
determinada por su pureza, germinación y contenido de humedad. Salvo el nombre de
la especie, los detalles sobre el origen de la semilla, aunque conocidos por el cliente, no
competen al laboratorio y por lo tanto no se registran.

El Apéndice 1C10 es un ejemplo de formulario para ensayos de germinación que se


utiliza en Australia con la semilla de eucalipto, en la cual son más adecuadas las
réplicas de igual peso que las de igual número de semillas (Boland y otros 1980). Los
resultados se expresan en términos de semillas viables por unidad de peso, y no hay
información sobre el porcentaje de germinación o el peso de 1 000 semillas puras. Este
formulario podría ser adecuado para otras especies de semilla muy pequeña.

En las páginas 44–50 se hizo hincapié en la necesidad de valorar la abundancia de la


producción de semilla antes de la recolección. Cuando los resultados de esa valoración
local han de notificarse a una oficina central de control, es conveniente utilizar un
formulario diseñado con ese fin. El Apéndice 1C11 es un ejemplo de formulario para
examinar y evaluar la producción de conos que se utiliza en Columbia Británica (Dobbs
y otros 1976).

APENDICE 1A
EJEMPLO DE SISTEMA INTEGRADO DE FORMULARIOS PARA

292
EL REGISTRO DE DATOS SOBRE SEMILLAS, UTILIZADO EN
SABAH
SISTEMA DE REGISTRO DE SEMILLAS - SABAH

Fuente: Bowen 1980

Cuadro 1. Rodales semilleros del centro de investigación forestal

Superficie del
Edad del rodal
Especie Lugar rodal
(años)
(hectáreas)
1. Gmelina arborea Gum Gum 0,80 14,0
Kolapis 1,20 11,0
Umas-Umas 0,26 11,0
Apas Road Mile 9 0,20 12,0
Sandakan Rd. Mile 65 0,20 11,5
Sibuga 7U 0,20 19,5
2. Albizzia falcataria Sandakan Rd. Mile 65 1,00 15,0
Gum Gum 0,90 12,0
S.T.C. Mile 6 0,10 14,0
Umas-Umas 0,10 11,5
Apas Road Mile 9 1,00 15,0
3. Eucalyptus deglupta Gum Gum 5 K 0,19 11,5
Gum Gum 1,00 10,0
Kolapis 1Q 1,00 10,5
Kolapis 72 A 15,00 8,0

Cuadro 2. Resumen de formularios y uso

Formular Nombre del No. de Emitido Observacion


Fase Dirigido a
ío No. formulario copias por es
1 Antes de la 1 Petición de 2 Oficial de Jefe del El oficial de
. recolección recolección de semillas equipo de semillas
fruto recolección conserva
una copia
2 Después de la 2 Notificación de 3 Jefe del 1 Oficial de El jefe del
. recolección la recolección equipo de . semillas (2 equipo de
de fruto recolecció copias) recolección
n conserva
una copia
3 Etiquetas para las Jefe del 2 Planta de La etiqueta
sacos de necesari equipo de . extracción va dentro y
recolección as recolecció (2 copias fuera del

293
n por cada saco
saco lleno)
3 Limpieza y 4 Registro de 1 Planta de Uso interno Se utiliza
. secado extracción de extracción para
(Extracción) semilla completar el
formulario 2
2 Notificación de 1 Planta de Almacenista Se utiliza
la terminación extracción para
de la empezar el
recolección de formulario 5
fruto
4 Almacenamie 5 Registro de 1 Almacenis Uso interno Se empieza
. nto existencias y ta utilizando el
salidas de formulario 2
semilla
6 Etiquetas para las Almacenis Una por cada La etiqueta
recipientes de necesari ta recipiente va dentro y
semilla en as almacenado fuera del
almacenamiento recipiente
5 Toma de 7 Sobre/para 1 por Almacenis Laboratorio Se utiliza
. muestras traslado de muestra ta de ensayos para
muestras de completar el
semilla para formulario 9
ensayos de
germinación y
pureza
8 Formulario para 1 por Almacenis Laboratorio Se utiliza
traslado de muestra ta de ensayos para
muestra de completar el
semilla para formulario 9
análisis del
contenido de
humedad
6 Ensayo de 9 Hoja de registro 1 Laboratori Uso interno Se completa
. semillas de ensayo de o con los
muestras formularios 7
y8
10 Formulario para 1 por Laboratori Uso interno Se utiliza
ensayos de muestra o para
germinación y completar el
pureza y análisis formulario 11
de humedad
11 Resumen de 1 Laboratori Almacenista Se utiliza
resultados de o para añadir
los ensayos datos al
formulario 5
7 Semilla 12 Formulario de 4 Viverista Oficial de Los archivos
. enviada al petición/expedici semillas del vivero
vivero ón de semilla conservan
una copia

294
2 Oficial de Almacenista El oficial de
semillas (dos copias) semillas
conserva
una copia
1 Almacenis Viverista Se expide
ta con la
semilla. El
almacenista
conserva
una copia
para
completar el
formulario 5
13 Lista de 1 Oficial de Uso interno Se compila
comprobación semillas con los datos
de pedidos de del
semilla formulario 12
14 Registro de 2 Almacenis Viverista Se expide
germinación en ta con una
vivero copia del
formulario 12
8 Vivero 14 Registro de 2 Viverista Oficial de Se
. germinación en semillas cumplimenta
vivero y devuelve
una copia
una vez que
las plantas
han crecido
en el vivero.
El viverista
conserva
una copia
9 Envío de 15 Informe sobre 2 Oficial de Organizacion El oficial de
. semilla a ensayo de semillas es externas semillas
organizacione germinación conserva
s externas final una copia

Formulario de
Centro de Investigaciones Forestales, Sepilok
semillas 1
Número de serie
Sección de Semillas.
............

Nota de petición de recolección de fruto

De: Oficial de semillas

A: Jefe del equipo de recolección

Se ruega que recolecten el fruto que se detalla a continuación

295
Firma ...........................................................................................

Fecha ..........................................................................................

1. Especie:

2. Fecha en que debe iniciarse la recolección:

3. Lugar:

4. Compartimiento No.:

5. Debe recolectarse en
.............................................................................................................................................
................................ árbol(es)

6. Cantidad (número de sacos, peso del fruto, etc.)

7. Observaciones:

Instrucciones para su utilización:

Este formulario se cumplimenta a razón de dos copias por cada recolección:

la copia No. 1 la conserva el oficial de semillas,

la copia No. 2 la conserva el jefe del equipo de recolección.

Centro de Investigaciones Forestales, Sepilok Formulario de semillas 2


Sección de Semillas. Número de serie ............
(mismo número que en el formulario 1)

Notificación de envío del fruto recolectado

De: Jefe del equipo de recolección

A: 1) Oficial de semillas

2) Encargado de la extracción

296
El fruto que se detalla a continuación se le envió en
....................................................................................................................................
sacos el día
.............................................................................................................................................
....................................................................................

Firma ..........................................................................................
Fecha .........................................................................................

1. Especie:
2. Fecha(s) de recolección:
3. Lugar:
4. Compartimiento No.:
5. Número de árboles en que se recolectó:
6. Observaciones (dificultad de la recolección, número de días-hombre, retrasos
debidos a las condiciones climatológicas, etc.):

A cumplimentar por la planta de extracción de semillas

7. Fecha de recepción:
8. Número de sacos recibidos:
9. Peso del fruto recibido:
10. Semillas extraídas kg ...................... g ....................... (rendimiento por kg de fruto)
...........................................................................................)
11. Método de extracción:
12. Fecha de envío al almacén de semillas:

Firma ..........................................................................................
Fecha .........................................................................................

A cumplimentar por el almacén de semillas

13. Fecha de recepción:


14. Peso de la semilla recibida:
15. Número de identidad oficial asignado:
16. Fecha en que se incluye en el registro de existencias de semilla:

Firma ..........................................................................................
Fecha .........................................................................................

Instrucciones para su utilización:


Se cumplimentan tres copias de este formulario por cada recolección:
la copia
la conserva el jefe del equipo de recolección.
No. 1
la copia
la conserva la planta de extracción.
No. 2
la copia una vez completada por la planta de extracción y el almacenista, se envía
No. 3, al oficial de semillas.

297
Formulario de semillas 3

Etiqueta para sacos de recolección

De: Recolector
.............................................................................................................................................
.......

Especie:

Lugar de la recolección:

Fecha de la recolección:

Saco No. .......................................... de ......................................... sacos

Número de serie de recolección


..........................................................................................................................
(mismo número que en formularios 1 y 2)

Escríbase en el reverso la dirección del destinatario

Una esta parte al saco

1. Rellenar la cara de ambas etiquetas.

2. Separar las etiquetas.

3. Meter una etiqueta en el saco y atar la otra en la parte exterior del mismo.

Formulario de semillas 3 (reverso)

Planta de extracción de semillas De: Recolector


A:
de .....................................................................
1) Sepilok* Especie:
2) Otras Lugar de la recolección:
Fecha de la recolección:

298
Saco No. ............................... de
............................... sacos
Número de serie de recolección
.............................................
(mismo número que en los formularios 1 y
2)

Escribir en el reverso la dirección del


destinatario

Cortar por aquí


* Tachar lo que proceda; si se Meter esta etiqueta dentro del saco.
trata de otro destinatario,
escribir con claridad su
dirección.

Centro de Investigaciones Forestales, Sepilok Formulario de semillas 4


Sección de Semillas.

REGISTRO DE EXTRACCION DE SEMILLA

A ................... Mes: ........................... Año: ..................

Observacione
s
Peso Fecha
Cantida del Peso de de (Método de
No. Fecha d de fruto la semilla Rendimient envío al secado,
de de fruto recibid procesad o por peso almacé condiciones
seri Especi Orige recepció recibida o a de fruto n de climatológica
e e n n (sacos) kg kg g/kg semilla s, etc.)

299
Centro de Investigaciones Forestales, Sepilok Formulario de semillas 5
Sección de Semillas,

REGISTRO DE EXISTENCIAS Y SALIDAS DE SEMILLA

Especie: Cantidad pedida: Costo de la semilla ...........


No. de identidad oficial: ........................ kg ringgits
No. de serie (recolecciones (calculado a partir del
Cantidad recibida:
locales): número de díashombre) en
...................... kg
recolección y extracción
Fecha de recepción:
No. de pedido (si se compra Expedidor: Costo del transporte,
en almacén): importación, etc.
........................ ringgits
Total ........................
Origen (completo):
ringgits
Costo por kg
Condiciones de Procesamiento en almacén Reservas de calidad
almacenamiento ..... °C (en su caso): declaradas:
Recipiente:

ENSAYOS DE LABORATORIO

No. de
No. de semilla Semilla Contenid
No. de Purez Germinació semilla s s Factor de o de
ensay Fech a n s puras viables vacías conversió humedad Observacion
o a % % por kg por kg % n % es

ASIGNACIONES

300
No. de Enviado a
nota de (Nombre y Unidad Cantidad Resto en
Fecha petición dirección): (g o kg) expedida existencias Observaciones
Existencias
iniciales

Formulario de semillas 6

Centro de Investigaciones Forestales, Formulario de semillas 7


Sepilok

Muestra para ensayos de pureza y germinación: Sobre de transporte

301
De: Almacén de semillas A: Laboratorio de ensayos

Especie: ..............................................................................................................................
........................................................................................

Número de identidad oficial:


.............................................................................................................................................
...........................................

Muestra No. .......................................................... de


............................................................, que pesa ..............................................................
gy

representa ............................................................. kg de semilla en


................................................................... recipientes de almacenamiento.

Fecha de la toma de la muestra .........................................................

Muestra tomada por ...........................................................................

Este sobre debe archivarlo, una vez utilizado, el oficial de semillas.

Centro de Investigaciones Forestales, Sepilok Formulario de semillas 8


Sección de Semillas.

Muestra para análisis del contenido de humedad, formulario de


transporte

De: Almacén de semillas A: Laboratorio de ensayos

Especie: ................................................................................................................

Número de identidad oficial: ..................................................................................

Muestra No. ........................................................... de


........................................................., que pesa ................................................................
gy

representa ..................................................................... kg de semilla en


.............................................................. recipientes de almacenamiento.

Fecha de la toma de la muestra .........................................................................

Muestra tomada por .............................................................................................

Nota: 1) Este formulario debe colocarse, de manera que no pueda desprenderse, en el


recipiente hermético que contiene la muestra.

302
2) Al recibirlo, el oficial de semillas debe archivarlo con fines de registro.

Centro de Investigaciones Forestales, Sepilok Formulario de semillas 9


Sección de Semillas.

Hoja de registro de ensayos de muestras

Muestra para:
1) Especificación
No. de Peso de Fecha germinación/pureza Fecha de del
identidad No. de la de 2) contenido de terminación procedimiento
Especie oficial ensayo muestra llegada humedad, % del ensayo del ensayo

APENDICE 1
DOCUMENTACION SOBRE SEMILLAS (continuar)
Formulario de semillas 10

303
ENSAYO DE GERMINACION Y PUREZA

No. de ensayo Especie


Almacenamiento
No. de identidad oficial Origen Fecha de recepción de
la muestra
Muestra No. Que representa kg Lata No.
Fecha de recepción

Ensayo de germinación

No.
Mohosa
Daño total
s Vacía Fresc
Fecha insect de
eliminad s as
os semill
as
as
Días
A
B
Réplic
C
as
D
E
Total
Promedio
%
Tratamiento previo de la
Ensayo de germinación
semilla
Método: Método: Germinación:
Tiempo: Temperatura en °C: Variación:
Temperatura en °C: Tiempo: Tolerancia:
No. de semillas: Capacidad de germinación:

Formulario de semillas 10 (reverso)

ENSAYO DE ENSAYO DE CONTENIDO DE HUMEDAD DE LA


PUREZA SEMILLA (peso en fresco)
Réplica Réplica
Fecha Fecha
A B A B C
Composición Semilla Peso del
de la muestra Peso Peso pura recipiente +
% semilla fresca
gramos % gramo % Peso del
s recipiente +

304
semilla seca
Semilla pura A Peso del
recipiente
Peso de la
Semilla de otra
B semilla en
cosecha
fresco
Peso de la
Materia inerte semilla en
seco
Peso de la
humedad
eliminada
Peso total de % contenido
Total
la muestra de humedad
promedio %
Peso original contenido de
Promedio humedad
de la muestra

RESUMEN

Semilla pura %: Estufa de secado, Peso de 1 000 semillas puras:


temperatura en °C: gramos
Semilla de otra Horas en estufa de Peso de muestra no seleccionada
cosecha %: secado: que contiene 1 000 semillas puras:
gramos
Materia inerte %: Semilla aplastada/no No. de semillas puras por kg:
aplastada
Contenido de No. de semillas puras por kg
humedad %: muestra no seleccionada
Peso de 1 000 No. de semillas germinables por
semillas puras: g kg muestra no seleccionada

Centro de Investigaciones Forestales, Sepilok Formulario de semillas 11


Sección de Semillas.

RESUMEN DE LOS RESULTADOS DE LOS ENSAYOS

Especie:

No. de identidad oficial:

No. de Fech Purez Germinacio No. de No. de Semilla Factor de Contenid Observacion
ensay a a n semilla semilla s conversió o de es
o % % s puras s vacías n humedad
por kg viables % de la
por kg semilla

305
%

Centro de Investigaciones Forestales, Sepilok Formulario de semillas 12


Sección de Semillas.

FORMULARIO DE PETICION/EXPEDICION DE SEMILLA

De: ..................................................................................... No. de nota de petición:


.................................................................................................

A: Oficial de Semillas, Sepilok

Le rogamos suministre en cantidad suficiente semilla de la especie


.......................................................................................................................,

de origen ................................................................................., para obtener


................................................................................................ plantas,

que se utilizarán para


.............................................................................................................................................
......................................................

Firma ...........................................................................................

Fecha ..........................................................................................

A cumplimentar por el oficial de semillas

De: Oficial de semillas

A: Almacenista

Le ruego suministre .................................................................... kg de semilla de la


especie ...................................................................................

306
No. de identidad oficial ...................................................................................., a
........................................................................................................

Firma ...........................................................................................

Fecha ..........................................................................................

A cumplimentar por el almacenista

De: Almacenista

A:

Envío adjunto .................................................................................. kg de semilla de la


especie ................................................................................

No. de identidad oficial


.............................................................................................................................................
....................................................

Firma ...........................................................................................

Fecha ..........................................................................................

(Para instrucciones de utilización, véase la página siguiente)

Instrucciones para la utilización del formulario de semillas 12

Se cumplimentan cuatro copias de este formulario:

La copia № > 1 la conserva el viverista (o el que solicita la semilla).

La copia № 2 la conserva el oficial de semillas una vez completada, y las copias


№ 3 y 4 se completan y transmiten.

La copia № 3 la completa y conserva el almacenista.

La copia № 4 se completa y devuelve al viverista (o peticionario) junto con la


semilla.

Centro de Investigaciones Forestales, Sepilok Formulario de semillas 13


Sección de Semillas.

Lista de comprobación de pedidos de semilla

No. de Fecha de Fecha de Especie No. de Cantidad Peso de la Observaciones


pedido recepción despacho identidad de semilla
del del oficial plantas/ despachada

307
semilla
pedido pedido
solicitada

Centro de Investigaciones Forestales, Sepilok Formulario de semillas 14


Sección de Semillas.

Registro de germinación en vivero

Especie ...................................................................................... Semilla recibida, en peso


.......................................................................................

Fecha de recepción de la semilla ........................................................... No. de identidad


oficial ..............................................................................

308
Semilla sembrada, en peso ............................................................... Fecha de siembra
de la semilla .....................................................................

No. de petición de semilla ................................................. Tratamiento previo antes de la


siembra ..........................................................................

..........................................................................................................................................
Almacenada temporalmente a ..................................... °C

Germinación

Fecha
Día
No. aproximado de germinadas
No. en maceta (exactamente)
No. de gérmenes muertos

Total final de gérmenes en maceta


.............................................................................................................................................
................................

No. total de gérmenes germinados descartados (desechados)


................................................................................................................................

No. total de gérmenes muertos en semillero


.............................................................................................................................................
..................

No. total de gérmenes germinados


.............................................................................................................................................
.................................

No. total de gérmenes desechados en la fase de vivero


.............................................................................................................................................

Observaciones: (Indicar si los gérmenes crecieron con vigor, los casos de muerte por
exceso de humedad o enfermedad, las condiciones climatológicas a lo
largo del período de germinación, etc.)

(Instrucciones para su utilización:


De este formulario se han de cumplimentar dos copias:
La copia No. 1 la conserva el vivero para sus archivos.
La copia No. 2 se devuelve al oficial de semillas).

Centro de Investigaciones Forestales Formulario de


Sección de Semillas semillas 15
P.O. Box 1407 No. de ensayo

309
Sandakan .........................
Sabah (Este número debe
Malasia citarse en toda
correspondencia que
se refiera a esta
muestra)

Informe sobre ensayo de germinación final de la muestra que se


describe de la manera siguiente:

Especie: ..............................................................................................................................
.........................................................................................

No. de identidad oficial:


.............................................................................................................................................
...................................................

Recibida de
.............................................................................................................................................
.....................................................................

No. de muestra ......................................................................... que representa


........................................................................ kg, almacenada en

............................................................................ (número de) recipientes.

Resultados del análisis

Pureza en % .......................................................................................................,
impurezas .....................................................................................

Germinación, en %, tras ............................................................................. días


......................................................................... + semillas vivas no

germinadas, en %
.............................................................................................................................................
...........................................................

Método de ensayo
.............................................................................................................................................
...........................................................

Semillas vacías, en % ......................................................... Contenido de humedad, en


% .......................................................................................

No. de semillas puras por kg de muestra no seleccionada


........................................................................................................................................

310
No. de semillas viables por kg de muestra no seleccionada
......................................................................................................................................

Observaciones

Firma ..............................................................................

por el OFICIAL JEFE DE INVESTIGACION

Fecha .............................................................................

APENDICE 1
DOCUMENTACION SOBRE SEMILLAS (continuar)
APENDICE 1B
SELECCION DE EJEMPLOS DE HOJAS DE DATOS SOBRE
ORIGEN DE SEMILLAS

1B1 Certif. No. ...................................


Fuente: Noruega
(Basado en el sistema de la OCDE)

CERTIFICADO DE PROCEDENCIA*

CERTIFICADO DE IDENTIDAD CLONAL*

(Expedido conforme al sistema de la OCDE sobre material de reproducción forestal)

NOMBRE BOTANICO: NOMBRE VULGAR:


..................................................................... ......................................................................
............................................. .............................................
(Género, especie, subespecie, variedad,
cultivar)

NATURALEZA DEL PRODUCTO:* SEMILLA PLANTAS


PARTES DE PLANTAS

CATEGORIA:* IDENTIFICADO EN LA FUENTE SELECCIONADO


HUERTO DE SEMILLAS ENSAYADO

Procedencia o región de procedencia:

311
.............................................................................................................................................
........................
No. de ref./breve descripción (según la Lista Nacional):
.............................................................................................................................................
.......................................................................................
(Especificar rodal, huerto semillero, clon y cultivar seleccionados)
ALTITUD: LONGITUD: LATITUD:
............................................ ........................................... ..................................................
............................ ............................ ................................
ORIGEN: * (1) INDIGENA (2) DESCONOCIDO (3) NO INDIGENA
(3) Introducido desde:
.............................................................................................................................................
...................................................

SEMILLA: Cantidad ......................... kg Año de maduración


...................... No. de lote de semilla ......................

PLANTAS/PARTES DE PLANTAS: Número, edad, tipo


.............................................................................................................................................

Otra información:
.............................................................................................................................................
............................................................

No. y naturaleza de los paquetes:


.............................................................................................................................................
..................................

PROVEEDOR: DESTINATARIO:
..................................................................... ......................................................................
..................................... .....................................
..................................................................... ......................................................................
..................................... .....................................
..................................................................... ......................................................................
..................................... .....................................

Se certifica que el material de reproducción forestal que se describe supra se ha


producido de conformidad con el Sistema de la OCDE sobre material de reproducción
forestal.

SELLO DE LA
.......................................................................................
AUTORIDAD
19..........
COMPETENTE
(Lugar y fecha)
(nombre y dirección):
....................................................................................................
.

312
(Firma)
* Táchese lo que no proceda ....................................................................................................
.
(Categoría)

1B2

Fuente: Tanzanía
(Basado en el Certificado de Origen de Semillas de la FAO, en Baldwin y Holmes 1955)

Ministerio de Agricultura, Alimentación y Cooperativas

Estación de Investigación Silvícola de Lushoto

CERTIFICADO DE ORIGEN

Nombre latino: Tectona grandis


Especie
Nombre vulgar:Teca
Fecha en que se recogió: marzo de 1972
Situación del rodal productor de la semilla
Región: Tanga Distrito: Korogwe
Localidad: Kihuhwi
Latitud: 50° 12' S Longitud: 38° 39' E
Altitud: 257 m Exposición: terreno ondulado
Pendiente: media
Asociación: rodal puro
Condiciones geológicas y tipos de suelo: francos, entre pardo y gris
Observaciones:
Descripción del rodal productor de la semilla
Forma de originarse: plantado en 1906
Edad actual: 66 años
Tratamiento aplicado actualmente: aclareo
Arboles padres: Diámetro: 40 cm de
Altura: 30 m
promedio
Forma del fuste: recto
Naturaleza de las ramas, tamaño e inclinación:
Observaciones:

Certificado: El funcionario forestal competente certifica que los datos anteriores


son exactos

.................................... Firma ....................................

313
Los datos anteriores han sido sometidos a:

1B3

Fuente: Columbia Británica (Dobbs y otros 1976)

1B4

Fuente: Columbia Británica (Dobbs y otros 1976)

314
1B5

Fuente: Columbia Británica (Dobbs y otros 1976)

315
1B6 No. de DANIDA
Fuente: Centro de Semillas Forestales de DANIDA, Humlebaek

DATOS SOBRE RECOLECCION DE SEMILLAS - CENTRO DE SEMILLAS


FORESTALES DE DANIDA

Nombre botánico No. provisional

Nombre vernáculo Procedencia

LOCALIDAD

País Provincia/Estado
Región/Unidad Administrativa
Latitud Longitud
Altura
Referencia en el mapa, ubicación detallada

LUGAR

Tipo de suelo

316
pH
Pendiente Exposición
Drenaje
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Agt Sep Oct Nov Dic Total/Media
Pluviosidad
Temperatura
Estación meteorológica más próxima Lat.
Long. Alt.

RODAL

Densidad: abierto irregular denso


Establecimiento
Altura Diámetro Calidad del árbol
Edad
Asociación

Estado del rodal

Observaciones

RECOLECCION

Método Fecha de recolección

No. de árboles en que se recolectó Espaciamento de los árboles en


que se recolectó
Cantidad de semillas/conos Estado de las semillas/conos

Posibilidad de recolección comercial

Observaciones

M A N I P U L A C I O N D E L A S E M I L L A (E N E L C A M P O)

Almacenamiento en el campo (Conos/Frutos) días. Método de extracción

Rendimiento por unidad de volumen Almacenamiento

317
en el campo (Semilla) días.
Observaciones

Descripción Recolector:
efectuada por:

1B7

Fuente: Estación Forestal Experimental de Petawawa. REGISTRO DE SEMILLAS


DE ARBOLES FORESTALES

1B8 Recolección de semillas Especie:

318
Proyecto Tailandés-danés Fuente de semillas:
Fuente: Sompherm 1975a
sobre el Pino

1B9

Fuente: Instituto Forestal de la Commonwealth, Oxford


(Burley y Wood 1976)

Especie: Pinus oocarpa


No. de semilla: K31 No. de almacén: 1/71
Schiede
País: Nicaragua Departamento: Nueva Segovia
Distrito: Dipilto Lugar: El Junquillo
Latitud: 13° 42'N Longitud: 86° 35'O Altitud (m): 1 000

319
Situación: En el extremo occidental y en las estribaciones meridionales de la Cordillera
de Dipilto, que en este punto forma la frontera de Nicaragua por el norte. Los rodales,
que están situados a 5 km al norte de Macuelizo y 8 km al oeste de Dipilto
aproximadamente, forman parte de una zona de unas 150 000 ha de bosque de pino,
por lo general abierto, que se extiende por más de 70 km, en dirección más o menos
este-oeste, a lo largo de la cordillera y llega por el norte hasta los pinares de Honduras.
La pluviosidad aumenta progresivamente en dirección este, y en esa dirección las
pendientes más bajas, de altura inferior a 800 m, están ocupadas cada vez más por P.
caribaea, mientras que las estribaciones más altas, de más de 1 500 m, lo están por P.
pseudostrobus y bosque latifolio. En el extremo occidental, en la zona de Macuelizo, las
estribaciones más bajas y los valles sostienen únicamente un matorral seco y espinoso,
y la única especie de pino es P. oocarpa, especie que de hecho constituye la mayor
parte del bosque de pinos en toda la cordillera.

Suelo: Suelo arenoso o pedregoso, avenado muy considerablemente, con abundante


cuarzo, derivado in situ de la desintegración de rocas graníticas, con grandes
afloramientos en las pendientes y lomas más pronunciadas. Erosión activa. Los suelos
son por lo general muy poco profundos, excepto en las hondonadas o valles, y tienen un
contenido de humus muy bajo. pH 5,7.

Clima: La pluviosidad anual media en Macuelizo (5 km S) es de 904 mm, con la


siguiente distribución:

E F M A M J J A S O N D
4 1 21 16 113 180 110 85 149 163 49 13

No se dispone de datos sobre las temperaturas de Macuelizo, pero en Ocotal, a unos 20


km al este y a 400 m por debajo de la altura de El Junquillo, las temperaturas máximas
mensuales medias en la estación seca oscilan entre 28°C y 32°C.

Descripción del rodal: Bosque de pinos muy abierto, en pendientes pronunciadas (de
20° a 35°), con sólo una cubierta delgada de gramíneas, como Andropogon sp. y
Pennisetum sp. En algunos de los valles más húmedos aparecen algunos Quercus sp.
Los pinos mayores tienen más de 30 m de altura y hasta 80 cm d.b.h. La regeneración
de los pinos es por lo general escasa, aunque buena en algunas parcelas, y la zona
presenta muestras de haber sufrido incendios muy fuertes y frecuentes a lo largo de un
buen número de años. Los anillos de crecimiento son confusos y difíciles de interpretar,
pero parece que el crecimiento es lento, con 3–5 anillos por centímetro.

Arboles padres:
d.b.h. (cm): de 40 a 60 Altura (m): de 25 a 30
Ramificación: de 70° a 80° Fustes: Rectos, cilíndricos, sanos.

Metodos de recolección: De árboles seleccionados en lugares de corta (36 árboles)

Fecha de la recolección: Enero de 1971.

1B10

320
Fuente: CSIRO, Canberra

División de Investigaciones Forestales de


CSIRO
PO Box 4008 HOJA DE DATOS SOBRE
Canberra ACT 2600 SEMILLAS

Especie: No de lote de
semillas:
Localidad de recolección:

Latitud: ° 'S Longitud: ° 'E Altitud: (m)


Exposición: Pendiente:
Zona climática: Estación
meteorológica:
Especies asociadas:

Geología y suelo:
pH:
No de
Peso
N de
o
Especie N deo
Alt. dbh semillas
Descripción del árbol semilla
recolección botánica fotografía m (cm) viables/10
(g)
g

Trabajo supervisado por: Fecha:

1B11

Fuente: BANCO DE SEMILLAS-ESNACIFOR-COHDEFOR


REPUBLICA DE HONDURAS AMERICA CENTRAL

321
FORMA DE DESCRIPCION DE FUENTES SEMILLERAS 9 PARTE 1

1. ESPECIES NOMBRE COMUN


VARIEDAD
NoDE IDENTIDAD DE LOTE
PROCEDENCIA PAIS
REGION DE PROCEDENCIA
ORIGEN DEL BOSQUE
DISTRITO FORESTAL
LAT. DE A LONG. DE A
ALTITUD DE A METROS
RECOLECTOR
FECHA DE RECOLECCION
2. SUELO TIPO
ROCA MADRE
PROFUNDIDAD DE A cm pH
TEXTURA
DRENAJE
TOPOGRAFIA
EXPOSICION
3. CLIMA TIPO HOLDRIDGE TIPO KOPPEN
ESTACION MET. MAS CERCA

E F M A M J J A S O N D P/a
A
B
C

322
D
DURACION DE ESTACION SECA MESES
DIFERENCIA ENTRE SITIO Y
ESTACION
PLUVIOSIDAD
TEMPERATURA
ESTACION SECA
ALTITUD
4. DESCRIPCION DE RODALES
DISTRIBUCION DE EDADES
CRECIMIENTO
FORMA
DENSIDAD AREA TOTAL
FUEGO
PASTOREO
EXPLOTACION
DESCRIPCION DE ARBOLES
5.
SEMILLEROS
No DE ARBOLES SEMILLEROS/ha/no No TOTAL
EDAD DE A AÑOS
DIAMETRO A.P. DE A
ALTURA DE A METROS
TIPO DE RECOLECCION
6. DESCRIPCION DE VEGETACION

APENDICE 1
DOCUMENTACION SOBRE SEMILLAS (continuar)
APENDICE 1C
SELECCION DE EJEMPLOS DE OTROS FORMULARIOS DE
SEMILLAS
1C1
Fuente: Columbia Británica (Dobbs y otros 1976)

323
COSTOS DE LA RECOLECCION DE CONOS

N.B.: Se necesita una hoja por cada número provisional de lote


(es decir, por cada especie recolectada).

Especie: ABETO DE
№ provisional de lote: N - 2 - 1
DOUGLAS
№ de hectolitros:
Distrito forestal: NELSON
84,5

1. Costos indirectos (salarios del personal F.S.perteneciente al Servicio Forestal)

Reconocimiento del terreno antes de la recolección: 1/2 día × 35 dólares =


17,50 dólares
Supervisión: 10 días × 35 dólares

Vehículo de reforestación: 400 millas × 0,30 dólares = 120 dólares

Transporte Serv. Forestal: 640 millas × 0,25 dólares = 160 dólares

647,50 dólares
Total:

2. Costos directos

(salarios del personal no perteneciente al Servicio Forestal y todas las facturas)

Salarios: Capataces:

750 dólares
Taladores:

1 860 dólares
Recolectores:

Alquiler de medios de transporte

Suministros: 88,04

Gastos diversos

Total 2 698,04 dólares

3. Costo total 1 3 345,54 dólares


+ 2:

4. Costo por hectolitro (f.o.b. Estación de 39,59 dólares


guardas forestales):

324
Supervisor
(firma)

5. Costos de envío añadidos

De a dólares

De a dólares

7 de octubre de 1974

Fecha Oficial de Reforestación


F.S.

1C2
Fuente: Cooling (1971)

REGISTRO DE NUMEROS DE IDENTIDAD

SECCION I: INDICE DE NUMEROS DE IDENTIDAD EN SERIE

№ DE IDENTIDAD REF. EN
№ DE REGISTRO
CODIGO ESPECIE ORIGEN DE
SERIE C.O.S. *
DEL PAIS EXISTENCIAS
DE SEMILLAS

325
* C.O.S. = Certificado de origen de semillas

lC3
Fuente: Cooling (1971)

REGISTRO DE NUMEROS DE IDENTIDAD

SECCION II: INDICE DE ESPECIES

№ DE IDENTIDAD REF. EN
№ DE REGISTRO
ORIGEN DE
CODIGO DEL PAIS SERIE C.O.S. *
EXISTENCIAS
DE SEMILLA

326
* C.O.S. = Certificado de origen de semillas

1C4
Fuente: Bryndum 1975

Especie:
Extracción de la semilla

Proyecto tailandés-danés Fuente de semillas:


sobre el pino

Comienzo de la
Recepción de los conos Extracción
exposición
Fecha de comienzo:
Fecha de recepción:
Estado de los conos

Cantidad:
Cantidad:
kg
kg litros
litros
Fecha Cerrados Abiertos Vacíos
Estado de los conos Estado de los conos % % %

Verdes % Verdes % % %
%
Verdes- Verdes-
% % % %
pardos pardos %
Fecha de terminación:
Pardos % Pardos
%
Pardos- Pardos-
%
abiertos abiertos %
Número de conos
por litro: Rendimiento de semilla

Método de Método de Gramos Gramos por litro № por

327
almacenamiento: extracción: por cono
semilla
Número de bandeja:

Estación:

Observaciones:
Observaciones:

Observaciones:

Referencia: Cantidad: Pureza: Peso de Ensayo de corte: Semillas llenas


1000 por gramo:
semillas:

s. g. % g %

1C5
Fuente: Bryndum 1975

TARJETA DE Especie:
GERMINACION
Proyecto Tailandés-Denés Fuente de semillas:
sobre el pino

Fecha de comienzo: Fecha de comienzo: Fecha de comienzo: Fecha de comienzo:

Semillas por Semillas por Semillas por Semillas por


muestra: muestra: muestra: muestra:
Número de Número de Número de Número de
muestras: muestras: muestras: muestras:
Semillas germinadas Semillas germinadas Semillas germinadas Semillas germinadas
Prom Prom Prom Prom
Fecha 1 2 3 4 Fecha 1 2 3 4 Fecha 1 2 3 4 Fecha 1 2 3 4
edio edio edio edio

328
Porcentaje de Porcentaje de Porcentaje de Porcentaje de
germinación: germinación: germinación: germinación:
Refer Fec Semillas Refer Fec Semillas Refer Fec Semillas Refer Fec Semillas
encia ha viables encia ha viables encia ha viables encia ha viables
(S.) / por (S.) / por (S.) / por (S.) / por
gramo: gramo: gramo: gramo:

1C6
Fuente: Bryndum 1975

TARJETA DE EXISTENCIAS Especie:


DE SEMILLAS
Proyecto Tailandés-Danés Fuente de semillas:
sobre el pino

CONTROL SALIDAS
Humedad Observaci Recipiente/Finali
Fecha Temp. (°C) Fecha Gramos
(%) ones dad

329
Refere Gra Gra Gra Gra Gra Gra Gra Gra Gra Gra Gra Gra Gra Gra
ncia mos mos mos mos mos mos mos mos mos mos mos mos mos mos

Especie:
1C7 Recolección de semillas

Fuente: Granhof Proyecto Tailandés-danés sobre el Fuente de semillas:


1975 Pino

330
APENDICE 1
DOCUMENTACION SOBRE SEMILLAS (continuar)
1C8 Fuente: Estación de Mejora de Arboles, Humleback

331
Propiedad de la
Especie:
semilla:
Nombre del No de permiso de recolección:
recolector: (cada análisis debe recibir un número de registro distinto; repetición
anual)
Conos/frutos: Costo No de análisis
Cantidades:
Fecha de comienzo del
Rendimiento de semillas (kg) Recolección:
ensayo:
Contenido de humedad (%): Por horas: Corte:
Transporte: Tetrazolio:
Peso de la semilla tras secado para No de días de
Seguros:
almacenamiento (kg): estratificación:
No de días de
Contenido de humedad (%): Primas:
germinación:
Extracción de la semilla: Germinación (%):
Pago por recolectar
Venta: Pureza (%):
(propietario privado):
Pureza de 100
Varios:
semillas:
Compras: Semillas germinadas
Pérdidas: por kg de semilla
impura:
Sello de la ISTA (raras
(Flete):
veces):
Existencias (kg): (columnas
distintas cuando
un lote se reciba y
trate dividido en
varias partidas
diferentes): Total:
Contenido de humedad(%):
Lote de
Certificado
Ubicación: Bosque: semillas
danés de orígen
No:
No: kg:
Varios Cámara fría:
Fecha Lugar Sk No de Peso Fecha Lugar No de Peso
recipientes kg (por ej., recipientes (kg)
Bmk. cámara
fría 3,
estante
No 2)

332
Registro
de
salidas:

Sala de envasado
Fecha Lugar Sk No de Peso
recipientes kg

Propietario de la semilla Especie


Fec Pérdi Fech Vent Pérdi Fec Ven Pérdi Fech Vent Pérdi
Ventas Resto Resto Resto Resto
ha das a as das ha tas das a as das

Períod Perío
Fech Fech
Confirm Canti o Fact do Fact
Clie a de Canti Certifi Canti a de Canti Certific
ación dad (prima ura No (prima ura
nte desp dad cado dad despa o dad ado No
No (kg) vera) No vera N
acho cho
1973 1973)

Certificado
danés de
orígen
Lote de semilla
No: kg: Ubicación:
No:

333
1C9 Fuente: Checoslovaquia (Certificado de la ISTA)

334
335
1C10
Fuente: Boland y otros 1980

DIVISION DE INVESTIGACIONES FORESTALES, CSIRO

Hoja de datos sobre germinación que se utiliza en los ensayos de viabilidad

La viabilidad media de la especie es: 5100/100 g +

Sobre la base de 9 ensayos Días de recuento


7/21

ENSAYO DE GERMINACION

Especie Euc. laevopinea № de


semilla/parcela 5.11951

Origen Hunter Valley, N.S.W. Altitud 1300 m


Fecha de recolección julio de 1974

Proveedor W.W.S. Fecha de recepción


27.8.74 Cantidad 500 g

Método TPV @ 25°C Peso de cada réplica


0.50 g Réplicas 4

Comienzo de la estratificación - Ensayo de


germinación 6.12.74

Comienzo de la germinación 10.12.74

Tiempo de
Día de examen 1 2 3 4 5 6 7 8 Observaciones
ensayo
16.12.74 10 días 1 3 5 2
20.12.74 14 días 53 42 42 32
23.12.74 17 días 2 - 3 7

№ de germinaciones/placa 56 45 50 41

336
Ensayo de aplastamiento/semillas
- - - -
firmes/placa
№ de semillas/placa 56 45 50 41
Promedio de 4 réplicas = 48
Promedio de viabilidad = 9600
/100 g Promedio: /Bajo
Promedio de germinación % = - Semillas/100 g = -
Consignar en ficha Analista de semillas Comentarios
Repetir el ensayo
Suprimir Oficial de semillas

1C11

Fuente: Columbia Británica (Dobbs y otros 1976)

Nota: El formulario F.S. 727 se cumplimenta en dos fases. En la primera


(arriba), se califica la producción de conos que se está desarrollando en
un determinado rodal. Varias semanas después se efectúa una

337
evaluación de la producción de semilla en el mismo rodal, y se completa
el formulario (abajo).

1C12

Fuente: Gordon 1981

HOJA DE REGISTRO PARA ENSAYOS DE MUESTRA DE SEMILLA

338
Ensayos que se deben efectuar y
resultados
Fech Peso Viabilid No. de Fech
a de de ad semillas a de
No. toma 1000 germina notifi
de No. de de la semill das c. del
ensay Especi identida mues Pure as Germina (viables/ ensa Observacio
o* e d** tra CH za puras ción TZ Exc kg) yo nes
A1 A1b. 81/… 21/3/ 10, 98,2 10,2 28% x x 26.956 20/4/ Con agua
falc. 81 2 g redonde 81 hirviendo
ado a
27.000
A2 Euc. 81/762A 22/3 8,6 x x 26 por 0, x x 260.000 16/4/ Réplicas
deglup 1g 81 de 0,1 g
ta
A3 Gmeli 81/… 23/3 9,2 99,6 175,6 x 72 4.100 26/3 PRIORIDA
na viables D
arbore
a
A4 Acacia 81/… 23/3 14, - 24/3 Se
etc. mangi 2 MC sospecha
um que el lote
necesita
secado.
Notificar
CH de
inmediato.
E1 CH
confirma la
necesidad
de secado.
B1
B2

* La letra cambia al empezar un nuevo año de ensayos.


** Incluye año de producción e identificación del rodal semillero.

1C13 Fuente: Estación de Investigaciones Forestales, Alice Holt, Reino Unido.

COMBINACION DE HOJAS PARA ENSAYOS DE SEMILLAS

№ de
Especie Recibido
ensayos
de

№ de
Origen
identificación

№ de
№ de lata Que Fecha
muestra
representa kg

339
Fech Mohosa Anormale Muerta Vacía Fresca № de Fresca
a s s s s s semilla s
retirada s teñidas
Días 0 7 14 21 28 35 s
A
B
C
D
E
F
G
H
Total
%
Observacione ENSAY CONTENIDO DE
TRATAMIENTO PREVIO GERMINACION
s: O HUMEDAD
A
Método
%
Temp. B
°C %
C
Tiempo
%
Variación de porcentajes de Promedio
Tolerancia
germinación %

Fecha TETRAZOLIO/CORT
PUREZA Fecha
E
Composici Pes A Pes B No de Réplicas CLASIFICACION
ón de la o % o % semillas
A B
muestra g g PESO DE LA
A s B s C D E A+B
SEMILLA
p p
×
Semilla
1 50/100
pura
semillas
Semilla de
otras 1.
2
plantas "
cultivadas
Materia 2.
3
inerte "
Peso total
3.
de la 4
"
muestra
Peso orig. % 4.
de la "

340
muestra
5.
Semilla pura %
"
6.
Semilla de otras plantas cultivadas:
"
Materia 7.
inerte: "
8.
"

Peso de 1 000 semillas


puras "
" " " " " no
seleccionadas
Observacio
nes № de semillas por
kg

" " " " " no


seleccionadas
№ de semillas germinables por
kg
INFORME (cifras subrayadas en rojo)
DEFINITIVO/PROVISIONAL
Fecha

CON DOS METODOS


Durmientes
Sin enfriamiento + = %
%
Vacías
Con enfriamiento + = %
%
Promedio + = %
Firma

Entrada en el registro

1C14
Fuente: División de Investigaciones Forestales, CSIRO, Canberra
NOTA NORMALIZADA DE ENVIO Y
CERTIFICADO DE SEMILLAS
(Elaborada por el Programa “Selseed”)
CSIRO, DIVISION DE
INVESTIGACIONES FORESTALES
DESTINATARIO: UNIVERSIDAD DE NOTA DE ENVIO Y CERTIFICADO

341
STELLENBOSCH DE SEMILLAS
A LA ATENCION DEL
DR. D.G.M. DONALD
NUMERO DE
POST OFFICE
DPTO. DE MONTES ARCHIVO:
BOX 4008
DA1/239
CANBERRA,
STELLENBOSCH,
A.C.T.
SUDAFRICA
AUSTRALIA
CANTI
LOTE ORIGEN
DAD
DE № DE
SEMI ESPECIE ARBOLES LATITU LONGIT SEMILLA
ALTIT
LLA PADRES KG G D UD S
LUGAR UD
№ (grados/ (grados/ VIABLES
(m)
min.) min.) /10g
EUC
LENNARD W
12349 CAMALDUL 3 0 10 17 23 124 45 60 10800
RIVER A
ENSIS
EUC GIBB R
W
12346 CAMALDUL 20 0 10 KIMBERL 16 8 126 30 430 13400
A
ENSIS EY AREA
EUC EMU
QL
12964 CAMALDUL 25 0 10 CREEK 17 20 144 58 460 9910
D
ENSIS PETFORD
EUC 123KM N
10507 CAMALDUL 1 0 10 TENNANT NT 18 38 133 56 360 3885
ENSIS CREEK
64KM E
EUC
OF QL
6948 CAMALDUL 5 0 10 20 49 144 48 450 4400
HUGHEN D
ENSIS
DEN
EUC SIRINUM
PN
13418 TERETICO 20 0 10 U SOGERI 9 30 147 26 580 5150
G
RNIS PLAT
EUC 29KM W
DESCONO QL
0202 TERETICO 0 10 COOKTO 15 40 145 15 120 22750
CIDO D
RNIS WN
EUC 4KM S OF
DESCONO QL
10961 TERETICO 0 10 HELENVA 15 45 145 15 120 5600
CIDO D
RNIS LE
REEDY
EUC
ST QL
0215 TERETICO 1 0 10 16 20 144 50 75 7500
GEORGE D
RNIS
CK
5KM S
EUC QL
11956 12 0 10 HELENVA 15 45 145 15 150 3760
PELLITA D
LE

342
MANNING W
12421 EUC ALBA 1 0 5 16 41 125 55 460 450
CREEK A
EUC DESCONO 48KM E QL
10412 0 20 27 10 149 2 250 500
EXSERTA CIDO SURAT D
33KM SW
EUC QL
12942 3 0 20 MT 17 53 144 55 650 800
CREBRA D
GARNET
EUC
NW OF QL
12967 TESSELLA 10 0 10 16 58 145 15 450 1090
MAREEBA D
RIS
HERBERT
EUC
ON- QL
12379 CITRIODOR 42 0 10 17 53 145 35 960 1190
IRVINEBA D
A
NK

PARA LOS DATOS CLIMATICOS, VEASE EL RESUMEN DE DATOS


METEOROLOGICOS QUE FIGURA EN EL FOLLETO 114 DE AUSTRALIA,
FORESTRY AND TIMBER BUREAU, DEPT. OF NAT. DEV.
NSW: NUEVO GALES DEL SUR; QLD: QUEENSLAND; SA: AUSTRALIA
MERIDIONAL; TAS: TASMANIA; VIC: VICTORIA; WA: AUSTRALIA OCCIDENTAL; NT:
TERRITORIO SEPTENTRIONAL;
ACT: TERRITORIO DE LA CAPITAL DE AUSTRALIA; PNG: PAPUA NUEVA GUINEA.
CERTIFICO QUE EL CONTENIDO DE ESTE PAQUETE HA SIDO FUMIGADO CON
BISULFURO DE CARBONO (CS2).

* NECESITA ESTRATIFICACION CON FRIO HUMEDO.


** NECESITA TRATAMIENTO CON AGUA HIRVIENDO.

18 DE ENERO DE
FECHA:
1982

OFICIAL DE CERTIFICACION

APENDICE 2

CONSIDERACIONES SOBRE EL DISEÑO Y


EQUIPAMIENTO DE INSTALACIONES PARA EL
ALMACENAMIENTO PROLONGADO DE SEMILLAS CON
FINES DE CONSERVACION GENETICA
(ESPECIES ORTODOXAS)
(Extraído de IBPGR 1976)

343
Selección del lugar

A la hora de elegir la ubicación para una instalación de almacenamiento de largo plazo


hay que tener en cuenta una serie de factores importantes. Aunque esos factores son
en su mayoría obvios, parece acosenjable indicar aquí los principales:

1. Zona socialmente estable, dentro del radio de acción de personal de seguridad;


2. Fiabilidad de la red de suministro de electricidad, y estabilidad de su voltaje;
3. Idoneidad del substrato para cimientos, drenaje suficiente y ausencia de
inundaciones;
4. Distancia suficiente de zonas de almacenamiento de combustibles o sustancias
químicas peligrosas, y
5. Fácil acceso a la zona en que se trillan, secan y limpian las semillas de
recolecciones en curso; no obstante, y por producir calor y polvo, estos procesos
no deben estar ubicados en el mismo edificio.

Construcción del banco de semillas

En teoría, un banco de semillas debe constar de un edificio principal que contenga una
cámara fría normalizada y otro espacio compartimentado para instalaciones auxiliares.
La construcción del revestimiento protector exterior estará dictada por las condiciones
climáticas y las normas constructivas locales, así como por la disponibilidad de
materiales.

No obstante, cuando no se va a almacenar más que cosechas pequeñas, hay otros


métodos idóneos (Apéndice 4).

Diseño de la cámara fría

Ya se ha señalado que no es necesario adoptar medidas especiales para controlar la


humedad relativa en la cámara fría, siempre que las semillas se guarden en recipientes
herméticos. No obstante, a fin de evitar que se hiele el evaporador, y de mantener la
integridad de aislamiento, es esencial que se reduzca al mínimo la entrada de humedad
en el almacén. Además, para evitar el enmohecimiento de los materiales ferrosos, la
humedad relativa no debe superar el 70 por ciento. En consecuencia, los materiales
aislantes deben ser suficientemente herméticos a la entrada de humedad, y en este
sentido la construcción a base de paneles prefabricados se considera preferible a las
estructuras construidas localmente; es asimismo un sistema más seguro y, en la
mayoría de las circunstancias, más barato. Además, en la entrada a la cámara fría debe
instalarse otra cámara menor, de cierre hermético, que actúa a manera de esclusa. Con
una gestión eficiente no ha de ser necesario controlar la temperatura ni la humedad de
la cámara hermética, pues se entraría en el almacén como máximo unas pocas veces
por semana. Si se previera entrar en el almacén con mucha más frecuencia, entonces
en los climas tropicales húmedos sería esencial controlar la humedad relativa de la
cámara hermética para mantenerla al 30 por ciento aproximadamente. Esto puede
conseguirse fácilmente con un mecanismo de control de la humedad a base de cloruro
de litio o con cualquier otro sistema adecuado. No obstante, es preferible limitar la
frecuencia de entrada en el almacén mediante una gestión eficiente.

344
Si se adoptan estas precauciones, la humedad relativa en el almacén se mantendrá
automáticamente por debajo del 70 por ciento y, utilizando las técnicas habituales de
refrigeración por compresores, posiblemente en niveles tan bajos como el 40 por ciento.
Como se ha mencionado supra en el presente informe, sólo sería necesario contemplar
la posibilidad concreta de mantener la humedad relativa a un nivel tan bajo como el 40
por ciento si hubiera dudas sobre la fiabilidad de los recipientes herméticos. Si se
decidiera hacerlo así, entonces la humedad relativa podría mantenerse en un valor
garantizado del 40 por ciento o menos utilizando una pequeña planta de refrigeración
secundaria en la que el refrigerante se evaporara a una temperatura inferior a la de la
planta de refrigeración principal.

Aislamiento

El grosor del aislamiento para temperaturas de -10°C a -20°C debe ser de 100 a 130
mm, con una conductividad térmica de unos 0,017 Wm °C; ese aislamiento debe
satisfacer los requisitos del funcionamiento económico tanto en países de la zona
templada como en países tropicales. Debe utilizarse un tipo de aislamiento fiable, de
manera que conserve sus propiedades térmicas, resista al ataque de plagas y bichos y
contenga un ignirretardante.

Las puertas deben calentarse para evitar que se hielen, y los precintos deben funcionar
eficazmente, sin que se arruguen o alabeen. Los suelos deben ventilarse o calentarse
para evitar su levantamiento por congelación. Todos los cables y accesorios eléctricos
deben ser de fácil acceso, y deben estar preparados para funcionar a bajas
temperaturas.

Planta de refrigeración

Habida cuenta de su probada fiabilidad, disponibilidad y fácil mantenimiento, se


recomienda emplear la refrigeración tradicional, directa o indirecta, a base de
compresión del vapor. Esos sistemas pueden encontrarse como equipos ya montados
ensayados en fábrica y preparados para funcionar en las condiciones tropicales.

El refrigerante que se utilice debe ser habitual y de disponibilidad inmediata, a fin de


facilitar su reposición cuando exista una fuga.

Se recomiendan los tipos normalizados y comerciales de unidades de refrigeración y


enfriadores de habitaciones mediante ventilación por presión. Son preferibles los
refrigerantes enfriados por aire a los enfriados por agua, pues con estos últimos la
interrupción del suministro de agua o las impurezas de ésta pueden provocar un fallo de
la planta de refrigeración.

Se recomienda dotar a la cámara fría de dos unidades distintas de refrigeración,


capaces de mantener en el almacén la temperatura deseada funcionando durante 18
horas al día en condiciones de temperaturas extremas. Habida cuenta de que la
máxima carga de electricidad está regida por la gran cantidad de corriente que se
precisa para arrancar el motor o los motores del compresor, las dos unidades deben
encenderse secuencialmente utilizando las actuales técnicas de arranque limitado.
Además, debe instalarse un generador de reserva capaz de proporcionar

345
automáticamente energía suficiente al menos para una de las unidades de refrigeración
y otros servicios esenciales, por si fallara el suministro de la red.

Se necesitará un suministro de energía eléctrica de corriente alterna trifásica. La carga


conectada total se estima en 20–45 KVA para los tamaños de almacén que se
contemplan en el presente informe.

Circulación del aire

Si partimos de que dentro del almacén se dejan espacios para la circulación del aire, la
recirculación del aire en la cámara fría para evitar unos gradientes de temperatura
inaceptables se conseguirá utilizando ventiladores y conducciones como los que se
emplean habitualmente en las cámaras frías. La tasa de recirculación del aire enfriado
debe ser de entre 5 y 10 renovaciones por hora. No se precisan sistemas de circulación
de aire más complejos, pues es perfectamente aceptable una variación de 2°C dentro
del espacio de la cámara.

Precauciones de seguridad

Además de contar con dos sistemas de refrigeración y un refrigerador de reserva, se


recomienda incorporar cuatro dispositivos para garantizar que la temperatura de la
cámara fría que funciona a -18°C se mantenga en los niveles deseados. Esos cuatro
dispositivos son los siguientes:

1. un dispositivo que registra constantemente la temperatura;


2. un interruptor sensible a las temperaturas que pone en marcha una alarma
sonora y visual cuando la temperatura asciende o desciende en más de 5°C
respecto de la temperatura de control;
3. un interruptor sensible a la temperatura que desconecta los ventiladores y
compresores cuando la temperatura asciende en más de 10°C respecto de la
temperatura de control, y
4. un cartucho de cera que desconecta los ventiladores y compresores cuando la
temperatura llega a 40°C.

En todos los casos, estos elementos sensibles a la temperatura deben colocarse en las
partes altas del almacén. Entre todos ellos, estos dispositivos de seguridad no deben
costar más de 3 000 dólares. En el caso de los almacenes grandes, se recomienda
también que se incluya en el sistema de circulación de aire un detector de humos.

En las zonas en que son probables los temblores de tierra, el almacén debe construirse
sobre una placa continua de cimentación o cualquier otro mecanismo que reduzca al
mínimo la posibilidad de que se produzcan daños; asimismo, en esas zonas no debe
construirse nada encima de la cámara fría de almacenamiento.

Estas precauciones deben ser totalmente suficientes, pues si, pese a ellas, se produjera
un fallo en la planta de refrigeración, la constante de tiempo térmica (es decir, el tiempo
que tarda la temperatura en subir hasta el 67 por ciento del intervalo que existe entre la
temperatura de funcionamiento y la temperatura ambiente) sería probablemente de 4 ó
5 días en los almacenes de mayor tamaño. Además el cambio de la temperatura no
afecta por sí mismo a la viabilidad de la semilla; el período de viabilidad es una función

346
de la integración de la temperatura con el tiempo. Así, por ejemplo, si se produjera un
fallo completo de manera que la temperatura fuera la del ambiente durante dos
semanas, ello no sería más grave que un retraso inicial de dos semanas en poner las
semillas secas en la cámara a su llegada.

A fin de garantizar la seguridad de las personas que utilizan la cámara, es esencial que
la puerta esté diseñada de tal manera que pueda abrirse desde el interior. En la parte
exterior de la cámara, en una posición destacada que esté en paralelo con su circuito de
iluminación interior, debe colocarse una luz indicadora. Se recomienda también que se
coloque en la puerta un aviso que indique que nadie debe entrar en la cámara sin
notificarlo a otra persona responsable.

Normas de diseño

Se recomienda que las especificaciones para la licitación se basen en las normas de la


Sociedad Americana de Ingenieros de Calefacción y Refrigeración (ASHRE), pues son
las que se consideran más adecuadas y están universalmente aceptadas.

Salas y equipo auxiliares para el almacenamiento prolongado de semillas

Además de almacenar las semillas, en las instalaciones de almacenamiento prolongado


se deben realizar otras actividades: hay que limpiar las semillas, secarlas, envasarlas y
realizar ensayos para determinar su viabilidad, pureza y contenido de humedad; y
deben llevarse registros. En algunos institutos en los que se están estableciendo
bancos de semillas, es posible que existan ya laboratorios, oficinas y equipo que
puedan utilizarse o modificarse con estos fines, pero en otros casos no ocurrirá así y
habrá que instalar todos los medios necesarios.

Al margen del tamaño del almacén, en todos los bancos de semillas es preciso llevar a
cabo las mismas operaciones, y por lo tanto es probable que las necesidades sean
relativamente independientes del tamaño del almacén. Las recomendaciones que se
efectúan a continuación sobre necesidades de espacio mínimo se basan en este
supuesto, aunque se acepta que es posible que los establecimientos pequeños puedan
reducir esas asignaciones sin que ello afecte gravemente a la eficiencia de la
organización.

Sala de maquinaria (planta de refrigeración 20 por ciento de la cámara fría


para la cámara fría) (pero no menos de 10 m2)

Sala de secado 15 m2
Sala de limpieza 30 m2
Laboratorio de ensayos 40 m2
Oficinas y sala de registros 40 m2
Cámaras de almacenamiento 40 m2
Aseos y servicios 20 m2
Total (excluida la sala de maquinaria) 185 m2

347
APENDICE 3

INSTALACIONES PARA EL ALMACENAMIENTO


PROLONGADO DE SEMILLAS DEL PROYECTO
REGIONAL DE RECURSOS GENETICOS DE
TURRIALBA, COSTA RICA
(DETALLES CONSTRUCTIVOS)
(extraído de H. Goldbach 1979)

Detalles de construcción de la nueva dependencia de almacenamiento/secado

Construcción

Debido a que los fondos disponibles no permitían comprar una estructura prefabricada
que satisficiera las necesidades del programa, se decidió construir el edificio principal
con fuerza de trabajo directa.

La Dependencia (véanse Figuras A 3.1 a A 3.5) consta de las partes siguientes:

• unos cimientos a 50 cm (como mínimo) de altura sobre el nivel del suelo. Bajo la
cámara de refrigeración están empotrados en grava gruesa compactada dos
tubos de PVC de 5 cm de diámetro, separados entre sí por unos 50 cm, para
drenar y ventilar el subsuelo;
• una cubierta independiente sobre columnas de hormigón armado de 30 × 30 cm,
consistente en placas de fibrocemento (Ricalit (R)) sobre armazón de acero.
Todos los lados se dejan abiertos para que circule bien el aire y para evitar que
se acumule el calor bajo la cubierta;
• una sala de secado (dimensiones interiores: 7 × 3 × 3 m aproximadamente),
construida como antecámara del almacén;
• una cámara fría (dimensiones por dentro del aislamiento: 6 × 7 × 2,5 m
aproximadamente).

La estructura conexa consta de:

• una solera de hormigón armado sobre grava gruesa muy compactada;


• unos muros a base de pilares de hormigón armado, a unos 3 m de distancia uno
de otro, y relleno de bloques de hormigón de gran resistencia. Para darle más
solidez y resistencia a los terremotos, la fábrica de bloques está reforzada por
una retícula de varillas de hierro de 1,25 cm, empotradas en mortero de
cemento, que pasa por la segunda hilada de bloques y a intervalos verticales de
80 cm;

348
• un techo de hormigón armado de 20 cm de espesor, suspendido de unas vigas
(20 × 30 cm, con varillas de hierro de 1,7 cm) que van de columna a columna. La
armadura entre las vigas consiste en un mallazo de varillas de 1,25 cm con un
espaciamiento de 20 cm.

El hormigón del techo se vertió directamente sobre el aislamiento, que se colocó in situ
mediante unos soportes provisionales.

Todo el hormigón se mantuvo húmedo para que se secara lentamente, lo que le da una
mayor resistencia. Por último, ambas caras de los muros se enfoscaron.

Aislamiento

• Barrera de vapor: se trata de una lámina de aluminio recubierta de fibra de vidrio


y situada entre dos capas de buena cantidad de asfalto. Cada plancha se solapa
con las demás en al menos 10 cm por cada lado. La barrera de vapor en suelo y
techo entra en los muros al menos 50 cm, para evitar posibles huecos. El asfalto
proporciona una conexión elástica y a prueba de vapor entre las láminas de
aluminio, de manera que la barrera de vapor no se ve afectada por la expansión
y contracción térmicas de los muros.

En la sala de secado la barrera de vapor de los muros y el techo está protegida


por placas de fibrocemento montadas sobre un armazón de madera.

El suelo del interior es de hormigón armado que “flota” sobre la barrera de vapor.

• Aislamiento térmico: se utiliza espuma de poliestireno normal para aislar los


muros y el techo de la cámara fría, y poliestireno de gran densidad para el suelo.
Para los muros y el techo se emplearon planchas de 1,2 × 2,4 m y de 40 cm de
espesor, cortadas de manera que se produjera un solapamiento de al menos 20
cm por todos los lados. Las planchas se sujetan mediante tensores de alambre
fijados a los muros, y también mediante un bastidor de madera por el interior.
Para aislar el techo, se introdujeron a presión en la espuma de poliestireno (al
menos a unos 40 cm de profundidad) unas varillas de hierro curvas, que se
colgaron del mallazo del techo. El aislamiento del suelo consiste en dos capas
de espuma de poliestireno de 20 cm de grosor y gran densidad, con
solapamiento de 20 cm.
• Sobre todas las juntas se echó una lechada de asfalto, y algún que otro hueco
de mayor tamaño se rellenó con poliuretano preparado in situ.

El aislamiento de los muros está protegido por placas de asbestocemento,


fijadas al bastidor de madera, y el techo tiene otra capa de espuma de
poliestireno ornamental.

El suelo es de hormigón armado de 10 cm con un acabado pulido, lo bastante


resistente para soportar la carga esperada. El aislamiento es suficiente para que,
en caso de que falle el equipo de refrigeración y siempre que la puerta esté
cerrada, las temperaturas se mantengan por debajo del punto de congelación
durante al menos una semana.

349
Equipo de refrigeración y secado

• Refrigeración: Se utilizan compresores de refrigeración del tipo semihermético.


Un compresor de 5 caballos de vapor y un evaporador de 16 800 BTU/h bastan
para enfriar la cámara y mantener la temperatura a -20°C. Como refrigerante se
utiliza freón (R12).

Existe, como equipo de reserva, otra unidad de refrigeración idéntica a ésta.

El equipo principal está controlado por un termostato colocado a -20°C (± 1°); el


equipo de reserva está controlado por otro termostato colocado a -17°C (±1°C),
de manera que este último se pone en marcha automáticamente cuando la
temperatura asciende a -16°C. Esta es la manera más sencilla y segura de
controlar el dispositivo de reserva. Un tablero con luces de control indica si el
equipo de emergencia está funcionando o no. Una vez al mes se intercambian
las funciones de las dos unidades, de manera que cada una de ellas recibe igual
desgaste como equipo “principal” y “de reserva”. A -15°C suena un timbre de
alarma, controlado por un tercer termostato.

• Secado: Para la sala de secado se instaló en el exterior del edificio, comunicado


con la antecámara, un secador del tipo de gel de sílice, que mantiene la
humedad relativa por debajo del 15 por ciento a +25°C. Está controlado por un
humidistato electrónico colocado a 20 por ciento de humedad relativa.

La distribución uniforme de la humedad por la estancia se consigue mediante la


instalación remota de la entrada de aire del secador.

Para compensar el efecto de calentamiento del secador se instaló un


acondicionador de aire de tipo doméstico (9 000 BTU/h). Los huecos entre el
muro y el acondicionador de aire se taparon con un relleno elástico, y el aparato
se ha modificado ligeramente para evitar que entre aire húmedo.

• Cuando falla el suministro eléctrico de la red, un generador de 30 KW


proporciona corriente eléctrica a todo el sistema (así como a la cámara de
almacenamiento de corto plazo y al laboratorio). Una unidad de control pone en
marcha automáticamente el generador cuando falla la corriente o cuando el
voltaje varía en más de un 10 por ciento.

Instalaciones auxiliares

Cámara de almacenamiento de corto plazo (utilizada conjuntamente con el Banco


Latinoamericano de Semillas Forestales)

En Turrialba, las semillas obtenidas en recientes expediciones de recolección o por


introducción, que normalmente llegan en cantidades muy limitadas, se guardan en lo
que se llama un almacén de corto plazo. Esta sala se mantiene a una temperatura de
+5°C y a una humedad relativa del 30 por ciento aproximadamente. Las semillas se
guardan en bolsas de papel, y en esas condiciones mantienen su viabilidad, sin
pérdidas notables, durante un período que oscila entre 5 y 10 años.

350
Esta cámara (dimensiones interiores 4,5 × 5,5 × 2,2 m) está construida de manera
parecida al almacén de largo plazo, pero con menos aislamiento. El equipo de
refrigeración consta de un compresor de 3 caballos de vapor, del tipo semihermético, un
evaporador de 10 400 BTU/h y un compresor de reserva. Un secador del tipo de gel de
sílice mantiene baja la humedad relativa.

Laboratorio

Cerca de las dependencias de almacenamiento están ubicadas una sala para preparar
las semillas y un laboratorio en el que se efectúan los ensayos ordinarios (germinación,
viabilidad y contenido de humedad), así como trabajo experimental sobre
almacenamiento y germinación de semillas. El equipo de laboratorio comprende varias
incubadoras, cuatro cubetas de Copenhague, un germinador pequeño, una mesa de
termogradientes en dos direcciones, una estufa de secado que funciona por circulación
de aire, una balanza analítica y otros componentes. Desde la segunda mitad de 1979
funciona un germinador por cuyo interior pueden circular personas.

A 3.1. Proyecto de dependencia para almacenamiento prolongado en


CATIE, vista anterior.

351
A 3.2. Proyecto de dependencia de almacenamiento prolongado en
CATIE, vista lateral, sin estructura de cubierta.

* = No aparece en suelo y techo; se aplica por todas partes en el lado


caliente del aislamiento térmico.

352
A 3.3. Proyecto de dependencia de almacenamiento prolongado en
CATIE.
(no figura la instalación de barrera de vapor aplicada por todos los
lados de ambas habitaciones)

353
A 3.4. Estructura del muro y el suelo, detalles sin escala.

(* la barrera de vapor consta de una lámina de aluminio entre dos


capas de asfalto)

354
A 3.5. Estructura de muro y techo, detalles.

APENDICE 4

UTILIZACION DE CONGELADORES PARA EL


ALMACENAMIENTO PROLONGADO DE PEQUEÑAS
CANTIDADES DE SEMILLA
(extraído de IBPGR 1976)

Los congeladores tipo armario que funcionan a aproximadamente -20°C, como los que
se utilizan en los hogares, son perfectamente adecuados para conservar semillas
durante mucho tiempo. Esos congeladores tienen las ventajas de que con frecuencia

355
pueden obtenerse de inmediato localmente y de que puede incrementarse su número
cuando se trata de cosechas mayores.

Se ha sugerido la posibilidad de guardar también de esta manera grandes cantidades


de semilla. No obstante, en términos de costos de capital y de explotación por unidad de
volumen de espacio de almacenamiento, estos congeladores no son preferibles a la
más pequeña (85 m3) y costosa de las cámaras frías que se han examinado en el
presente informe, cámara que proporciona espacio de almacenamiento a un costo de
314 dólares m3 (incluidos los dispositivos de alarma y seguridad). Un congelador típico,
con un volumen interior de 0.3 m3, costaría en Europa unos 350 dólares y proporcionaría
espacio de almacenamiento a un costo de 947 dólares/m3 (sin incluir los dispositivos de
alarma y seguridad). En otras palabras, sobre la base de estos cálculos es probable que
los congeladores tipo armario cuesten aproximadamente tres veces más que las
cámaras frías1.

Los congeladores tipo armario suelen ser adecuados para guardar cantidades muy
pequeñas de semilla, especialmente si al mismo tiempo se cuenta como mínimo con un
congelador de repuesto y un pequeño generador de reserva. Pueden utilizarse también
como solución temporal mientras se construye una instalación mayor. No obstante, no
parece que puedan sustituir satisfactoriamente a las cámaras frías grandes en el
almacenamiento prolongado de grandes cantidades de semilla.

1
Los costos que se citan en este párrafo se basan en precios de 1976.

APENDICE 5

LOGISTICA DE LA RECOLECCION DE 200 KG DE


SEMILLA DE PINUS CARIBAEA
(por A.M.J. Robbins)

El ejemplo que figura a continuación ilustra la importancia de planificar correctamente


una recolección de semilla, de manera que se garantice una cantidad suficiente de
transporte, personal y equipo. Los datos básicos se han estimado con referencia a las
condiciones de Honduras (véanse las notas al final). Se parte del supuesto de que la
semilla se recolecta en plantaciones habituales con trepadores y medios para el
almacenamiento temporal de los conos en un lugar próximo, de manera que todo el
procesamiento se efectúa en una instalación de semillas central. Se parte del supuesto
de que cada saco tiene una capacidad de 100 litros.

Rendimiento de conos por


DATOS BASICOS 1. = 33 litros (1/3 de saco)
árbol medio (volumen)
2. Rendimiento de semilla pura =
1 kg/400 litros (4 sacos)
de los conos (peso por
(250 g/100 litros)
volumen)

356
№ de árboles escalados por
3. = 5 árboles/día
cada trepador
4. Duración máxima de la = 2 meses, lo que equivale a
estación de recolección 40 días de recolección (es
decir, 60 días menos 16
(fines de semana) + 4
lluviosos)

Peso total de semilla que se va


5. = 200 kg
CANTIDADES a recolectar
TOTALES Volumen total de conos que se
6. = 80 000 litros (800 sacos)
va a recolectar (2) × (5)
7. № total de árboles padres a los = 2 400 árboles
que se va a trepar (6) : (1)
№ total de días-trepador (7) :
8. = 480 días-hombre
(3)

NECESIDADES 9. № mínimo de trepadores por = 12 trepadores (incluidos


DE TREPADORES día (8) : (4) ayudantes = 24
recolectores)

TASA DE Tasa de recolección en sacos


10. = 20 sacos
RECOLECCION por día (9) × (1) × (3)
EN SACOS Idem, por semana (10) × 5
11. = 100 sacos aprox.
días

NECESIDADES 12. Transporte diario de los = 3 camionetas pequeñas o 2


DE TRANSPORTE recolectores al lugar, + sacos camionetas grandes por
de rgreso. Debe ser suficiente día
para 24 trepadores, +
supervisores + 20 sacos
13. Transporte periódico de conos = 1 camión pequeño (100
a la instalación de sacos de carga) 1 día por
procesamiento de semillas semana
para secado, extracción,
limpieza, etc. Si se dispone de
almacenamiento temporal
suficiente, debe bastar el
transporte semanal

NECESIDADES 14. Espuelas, cinturones de


= 12 juegos
DE EQUIPO DE seguridad, cuerdas, etc.
RECOLECCION Cascos de seguridad (todo el
BASICO = 24
personal)
Cuchillas y mangos = 12
Sacos (rotación 2 semanas) = 200
Etiquetas, cordón, etc., lo
preciso

357
NECESIDADES 15. Tiempo necesario para secar = 4 días (incluida previsión
DE los conos al sol y extraer las de mal tiempo)
PROCESAMIENTO semillas
16. Capacidad de las instalaciones = 80 sacos
de secado para mantener el
ritmo del suministro (11) ×
(15) : 5 días
17. № de lonas alquitranadas que = 4 lonas
se precisan, 10 × 5 m,
capacidad 16 sacos
18. № de depósitos para = 2 depósitos
almacenamiento en post-
maduración (capacidad 60
sacos)

SUPERFICIE EN Cuando se trata de una recolección general y ordinaria de


LA QUE SE VAN A plantaciones tipo, en la que se utilizan sobre todo árboles
BUSCAR LOS situados junto a los caminos, la superficie en que se va a
ARBOLES buscar podría ser aprox. La siguiente:
2PADRES
19. № de árboles padres por ha = 5 (estimado)
Superficie total en que se ha
20. = 480 ha
de buscar (7) : (19)

ORGANIZACION El tamaño de las brigadas de recolección dependerá del


DE LOS número de vehículos de que se disponga. En este ejemplo,
RECOLECTORES pueden transportarse o bien 3 brigadas de 4 trepadores + 4
ayudantes cada una, o bien 2 brigadas de 6 trepadores + 6
ayudantes cada una. Cada brigada puede trabajar en zonas
distintas según la densidad de la cosecha y el tiempo de
maduración.
NOTAS: La introducción de pequeños cambios en los datos básicos repercutirá
ampliamente en las necesidades de mano de obra, transporte y
equipo. Los datos que figuran aquí son característicos de las
condiciones de Honduras, pero pueden ser distintos en otros países. Si
por ejemplo el rendimiento de conos por árbol padre medio se elevara
a 50 litros (en lugar de 33), es decir, a medio saco o 500 conos, y el
rendimiento de semilla se elevara a 1 kg por cada 3 sacos (en vez de
cada 4), entonces sólo habría que recolectar 600 sacos, lo que
equivaldría a 1 200 árboles padres o 240 días-hombre. Así, se tendría
que reducir a la mitad el número de recolectores necesarios si
trabajaran el mismo número de días, o conservar el mismo número de
ellos pero reduciendo el tiempo a la mitad.

358
APENDICE 6

LISTA ANOTADA DE EQUIPO QUE PUEDE


NECESITARSE AL RECOLECTAR SEMILLA Y
ESPECIMENES PARA HERBARIOS O ACOPIAR
INFORMACION SOBRE EL LUGAR
(Reproducido de Kemp 1976)

A. Recolección de semilla

Recipientes para semilla (en el campo). Sacos y bolsas (pueden reutilizarse).

Recipientes para semilla (envío). Bolsas de algodón, sacos de lona (se envían
con la semilla).

Marcadores de árboles, por ejemplo, cinta plástica.

Equipo de trepa. Espuelas, bicicletas o escaleras. Cinturones y cuerdas de


seguridad, eslingas, cascos de seguridad, cordeles para herramientas.

Cortadores, por ejemplo, ganchos y rastrillos para conos, tijeras de dos manos.

Plásticos (gruesos) de protección para cuando se almacenen frutos, extraiga


semilla, etc.

Prismáticos para estudiar las copas de los árboles, el desarrollo del fruto, etc.

Radio “walkie-talkie” (puede precisarse autorización especial).

Polvos insecticidas y fungicidas para proteger la semilla (utilícense con cuidado).

Hacha, sierra, machete, cuchillo.

Cuerda, cordón, etiquetas, rotuladores para tela.

B. Descripción del lugar

Cuaderno de notas, formularios para descripciones.

Mapas (también mapas mudos para marcar).

Compás.

Altímetro.

359
Equipo de meteorología (higrómetro, termómetro máx/mín).

Equipo para estudio de suelos (sonda de cuchara, gráficos de color, equipo para
medir el pH).

Equipo de medición de árboles (altímetro, cintas de diámetro, calibrador de la


corteza, etc.).

Cámara y equipo fotográfico (con gran angular). Magnetófono (a pilas). Pala.

C. Recolección de especímenes

Prensas botánicas (pueden hacerse localmente).

Papel para secado (servirán los periódicos locales).

Bolsas de plástico.

Botellas para especímenes.

Líquido de conservación.

Barrena de crecimientos (para muestras de madera).

Abrazadera y berbiquí de carpintero (para muestras de resina).

Recipiente aislado (por ejemplo nevera).

Lupa manual.

Pulverizador de insecticidas (para material de herbario)

TAMBIEN botiquín, equipo de acampada, vehículos y equipo que proceda.

APENDICE 7

GLOSARIO
Este glosario se ha compilado, a veces con modificaciones a partir de las fuentes
siguientes:

1. Terminology of Forest Science, Technology Practice and Products. Ed. F. C.


Ford-Robertson. Soc. Am. For. Wáshington, D.C. 1971.

360
2. A Glossary of Genetics and Cytogenetics. Por Reeger y otros. Springer-Verlag,
Berlín, Heidelberg, Nueva York 1968.
3. Glossary of Botanical Terms commonly used in Range Research. Compilado por
W.A. Dayton. Publicación miscelánea № 110 del Dpto. Agric. EE.UU.,
Wáshington D.C., revisado en 1950.
4. A Glossary of Botanic Terms. B.D. Jacobsen. 4a edición. 1928. Duckworth,
Londres.
5. A Dictionary of Scientific Terms. I.F. Henderson y W.D. Henderson. 4a edición
J.H. Kenneth 1949. Oliver and Boyd, Edinburgo.
6. Seeds. The Yearbook of Agriculture. Dpto. Agric. EE.UU., Wáshington D.C.
1961.
7. Seeds of Woody Plants in the United States. Agriculture Handbook № 450.
Servicio forestal, Dpto. Agric. EE.UU., Wáshington D.C. 1974.
8. The Methodology of Conservation of Forest Genetic Resources. L.R. Roche.
FAO, Roma 1975.
9. Viability of Seeds. Ed. E.H. Roberts. Syracuse University Press 1972.
10. Glossary of Seed Germination Terms for Tree Seed Workers. F.T. Bonner.
Servicio Forestal, Dpto. Agric. EE.UU., Gen. Tech. Rep. SO-49, Southern Forest
Experiment Station 1984.
11. Glossary of forest tree improvement workers. E.B. Snyder. Servicio Forestal,
Dpto. Agric. EE.UU. 1972.
12. Eucalyptus seed. D.J. Boland y otros. CSIRO, Australia 1980.
13. Oxford English Dictionary, edición de 1933.
14. Penguin Dictionary of Science. E.B. Uvarov, D.R. Chapman y A. Isaacs. 5a
edición 1979. Penguin Books.

ABSCISION:

Separación natural de las hojas, flores y frutos de las plantas,


generalmente asociada al deterioro de una capa especializada de
células de pared delgada.

ABSORCION:

Penetración de una sustancia en el cuerpo de otra mediante la


interpenetración de sus partículas en las ya presentes.

ADSORCION:

Acción por la que una sustancia se adhiere a la superficie de otra;


adhesión de una capa unimolecular a la superficie de un cuerpo
sólido.

ALMENDRA:

Nucela de un óvulo o de una semilla, es decir, todo el cuerpo


encerrado dentro de la cubierta seminal.

ANGIOSPERMAS:

361
Nombre que recibe en botánica el grupo de plantas vasculares con
flores que producen semillas encerradas en un ovario. Pertenecen a
ellas las frondosas, los bambúes y las palmeras.

ANTESIS:

Fase de plena expansión de la flor, cuando las anteras se abren para


dejar salir el polen.

AÑO DE FRUCTIFICACION:

Respecto de algunas especies, sobre todo de árboles que producen


la semilla de manera irregular o infrecuente, año en el que producen
individual o colectivamente, una cantidad suficiente de semilla.
Muchos árboles de fructificación periódica producen en estos años
cosechas muy abundantes. Sin.: año de semilla.

AÑO DE SEMILLA:

Véase: año de fructificación.

APLASTAMIENTO (ENSAYO DE VIABILIDAD):

Ensayo de viabilidad, sencillo e indirecto, en el cual se deja primero


que las semillas embeban agua y después se las aplasta con unas
pinzas para comprobar el estado del embrión. El número de semillas
que aparecen frescas y sanas por unidad de peso de semillas más
granzas (en los eucaliptos) o por 100 (en las semillas más grandes)
ofrece una estimación aproximada de la viabilidad.

APOCARPICO:

Con carpelos separados o parcialmente unidos.

AQUENIO:

Fruto monospermo, seco e indehiscente.

ARILO:

Integumento adicional o apéndice que se forma en algunas semillas


después de la fecundación.

ARQUEGONIO:

Célula germinal femenina de las gimnospermas, en cuyo interior está


contenida la ovocélula.

ASIMILACION:

362
Conversión de los nutrientes ingeridos y digeridos en protoplasma.

BAYA:

Fruto pulposo e indehiscente que se desarrolla a partir de un único


pistilo y contiene una o más semillas, pero no un auténtico hueso.

BRACTEA:

1. Hoja modificada y situada bajo una flor en el eje floral.

2. Hoja modificada y situada bajo una escama en los conos


femeninos.

CALIDAD (DE LA SEMILLA):

Término general que puede referirse a la pureza, a la capacidad de


germinación o al vigor de un lote de semilla.

CAPACIDAD DE GERMINACION:

Proporción de una muestra de semillas que ha germinado


normalmente en un determinado período de ensayo; suele
expresarse como porcentaje. Sin.: porcentaje de germinación. Hay
que señalar que en parte de la bibliografía menos reciente se
utilizaba “capacidad de germinación” para expresar el total de
semillas germinadas más las no germinadas pero viables (con el
procedimiento de corte), como porcentaje de las semillas
sembradas; esta acepción ha sido sin embargo excluida por la muy
reciente definición de la IUFRO (Bonner 1984 a). C. porcentaje de
viabilidad.

CAPSULA:

Fruto seco, por lo general polispermo, compuesto por dos o más


carpelos fusionados que se abren al madurar para soltar las
semillas, como en Populus o Eucalyptus.

CARPELO:

Pistilo sencillo, o cada miembro de un pistilo compuesto.

CASCARA:

Envoltura externa de un fruto, especialmente cuando es dura, tosca


o áspera, como en el involucro de Carya.

CONTENIDO DE HUMEDAD:

363
Cantidad de agua que está presente en un material, como por
ejemplo maderas, suelos o semillas. Puede expresarse en términos
del peso de la humedad como porcentaje del peso del material
secado en estufa (“peso en seco”), y también, forma que se prefiere
en el caso de las semillas y los frutos, como porcentaje del peso total
del material, incluida el agua (“peso en húmedo” o “peso en fresco”).

COTILEDON:

Hoja u hojas modificadas del embrión o germen, que pueden


contener las reservas nutricias de la semilla (= hoja de la semilla).
Los cotiledones se forman en el primer nudo o en el extremo
superior del hipocótilo.

CROMATIDIO:

Cada uno de los dos cuerpos microscópicos, por lo general con


forma de bastón, que resultan de la división longitudinal de un
cromosoma en la mitosis. Cada cromatidio se convierte en un
cromosoma en la célula hija.

CROMOSOMA:

Cuerpo microscópico, por lo general con forma de bastón, que está


presente en el núcleo de la célula y porta los genes. El número,
tamaño y forma de los cromosomas suelen ser constantes en cada
especie.

CUBIERTA SEMINAL:

Capas externas protectoras de una semilla, derivadas de los


integumentos del óvulo; cuando existen dos cubiertas, la externa,
gruesa y dura, es la testa, y la interna, más delgada, es el tegmen.

CUTINIZACION:

Deposición de una sustancia impermeable y cerosa (cutina) en las


capas exteriores de las paredes celulares en la superficie de
semillas, hojas y tallos jóvenes.

DEHISCENCIA:

Apertura de un órgano, al llegar la madurez, para descargar su


contenido; por ejemplo, en una cápsula que suelta sus semillas.

DESORCION:

364
Paso de la humedad de un material higroscópico relativamente
húmedo, como las semillas, a un ambiente relativamente seco hasta
que se llega a un equilibrio entre ambos.

DIPLOIDE:

Célula u organismo que posee dos complementos cromosómicos


básicos (símbolo 2n); son diploides los tejidos vegetativos de la
mayoría de las plantas superiores.

DRUPA:

Fruto de hueso, como la ciruela; el pericarpo es carnoso o correoso,


y contiene un hueso con una o más semillas.

EMBRION:

Organismo inmaduro y no autónomo que se forma a partir del zigoto


por división y diferenciación celulares; la planta rudimentaria
contenida en la semilla.

EMBRION INMADURO:

Condición en la que un embrión morfológicamente inmaduro retrasa


la germinación.

ENDOCARPO:

Capa interna del pericarpo; por ejemplo, la parte dura y ósea del
fruto de Prunus.

ENDOGENO:

Que se desarrolla a partir de una capa de tejido de localización


profunda. En una semilla, que se desarrolla a partir del embrión o en
el embrión.

ENDOSPERMA:

Tejido triploide de almacenamiento de nutrientes que rodea al


embrión en las semillas de las angiospermas. El llamado
“endosperma” de las coníferas es haploide, y se deriva del tejido
asociado al gameto femenino.

ENDURECIMIENTO SUPERFICIAL:

En los conos, dícese cuando las escamas se aplican unas contra


otras, debido a que la superficie se seca con excesiva rapidez, y no
se abren para soltar la semilla.

365
ENERGIA DE GERMINACION:

Proporción de germinación que se produce hasta el momento de


germinación máxima, o hasta el momento de máxima tasa de
germinación, o hasta algún otro momento determinado previamente,
que es por lo general de siete días de ensayo. (El momento crítico
de medición puede elegirse en función de diversos factores.)

ENFRIAMIENTO PREVIO:

Aplicación de frío en húmedo a las semillas antes de la siembra en el


suelo o la germinación en el laboratorio, a fin de acelerar la
postmaduración o interrumpir la latencia.

ENZIMA:

Catalizador que está producido por organismos vivos y que actúa


sobre uno o más substratos específicos; fermento.

EPICOTILO:

Parte del eje de un embrión o del tallo de una plántula entre los
cotiledones y las hojas primarias.

ESCARIFICACION:

Perforación de la cubierta seminal, generalmente por abrasión


mecánica o mediante un breve tratamiento químico en un ácido
fuerte, para incrementar la permeabilidad de la semilla al agua y los
gases, o para reducir su resistencia mecánica.

ESTIGMA:

Parte del pistilo que recibe el polen.

ESTILO:

Tallo del pistilo entre el estigma y el ovario.

ESTRATIFICACION:

Práctica consistente en enterrar las semillas en un medio húmedo,


con frecuencia en capas alternas, para romper la latencia; aplícase
habitualmente a cualquier técnica para mantener las semillas en un
medio frío y húmedo.

ESTRATIFICACION DIRECTA (O “DESNUDA”):

366
Enfriamiento previo de las semillas sin utilizar un medio de
conservación de la humedad.

EXOCARPO:

Capa más externa del pericarpo; la piel en frutos carnosos como los
de Cornus, Malus y Prunus.

EXOGENO:

Desarrollado a partir de una capa superficial de tejido. En las


semillas, desarrollado a partir del recubrimiento de la semilla, ya sea
cubierta seminal o pericarpo, o presente en él.

FACTOR DE KILOGRAMO EFECTIVO (FKE):

Relación entre la recuperación de plántulas con semilla de referencia


y la recuperación efectiva de plántulas con un determinado lote de
semilla.

FECUNDACION:

Unión del núcleo y otros componentes celulares de un gameto


masculino (esperma) con los de un gameto femenino (huevo) para
formar un zigoto. En algunas especies, la fecundación puede
producirse varios meses después de la polinización.

FENOLOGIA:

(Estudio de las) relaciones entre los cambios climáticos estacionales


y fenómenos biológicos periódicos como la floración y la
fructificación, la brotadura de las hojas y la latencia.

FENOTIPO:

Conjunto de todas las características de una planta - morfológicas,


anatómicas y fisiológicas- que resulta de la interacción entre el
genotipo y el medio ambiente.

FERMENTACION:

Proceso de cambios químicos que produce en las sustancias


orgánicas la acción catalítica de un “fermento”, que puede ser una
planta independiente como una levadura o una bacteria, o de un
enzima. Puede estar acompañada de producción de calor y
sustancias tóxicas, por lo que la fermentación de frutos carnosos
puede afectar negativamente a las semillas que contienen.

FOLICULO:

367
Fruto seco y dehiscente que se forma a partir de un solo carpelo y
que se abre únicamente por la sutura ventral.

FUNICULO:

Tallo delgado o pedúnculo que une un óvulo o semilla a la placenta


del ovario.

GAMETO:

Célula reproductiva masculina o femenina, típicamente producto de


la meiosis, que es capz de unirse, en el proceso de la fecundación,
con otra del sexo opuesto.

GAMETOFITO:

Parte de la planta que produce gametos o células sexuales. También


llamado “protalo”.

GAMETOFITO FEMENINO:

Tejido haploide de almacenamiento de nutrientes en las semillas de


las gimnospermas; denominado con frecuencia en éstas,
erróneamente “endosperma”.

GEN:

Unidad transmisible mínima de material genético que está


sistemáticamente asociada a un determinado efecto genético
primario. Los genes son ultramicroscópicos y actúan como si
estuvieran dispuestos linealmente en lugares fijos (loci) de un
cromosoma.

GENOTIPO:

1) Constitución hereditaria de un individuo, con o sin expresión


fenotípica del carácter o caracteres a los que sirve de base. El
genotipo viene determinado sobre todo por la actuación de la
progenie y otros familiares. Interactúa con el medio ambiente para
producir el fenotipo.

2) Conjunto de individuos caracterizados por una determinada


constitución génica.

GERMENES ANORMALES:

En ensayo de semillas, gérmenes que no poseen todas las


estructuras normales que se requieren para crecer ni muestran la
capacidad de desarrollarse de modo continuo.

368
GERMINACION:

En general, reanudación del crecimiento activo en el embrión de una


semilla que se manifiesta en la aparición de la radícula. En ensayo
de semillas (definición de la ISTA), reanudación del crecimiento
activo en un embrión cuyo resultado es que éste surge de la semilla
y adquiere las estructuras esenciales para el desarrollo normal de la
planta.
Véanse también: capacidad de germinación, energía de
germinación.

GERMINACION EPIGEA:

Germinación en la que los cotiledones salen a la superficie, sobre el


suelo, debido al alargamiento del hipocótilo.

GERMINACION HIPOGEA:

Germinación en la que los cotiledones permanecen en la semilla,


enterrados, mientras el epicótilo se alarga.

GERMINACION MAXIMA:

Expresión poco precisa con la que se describe el momento en el que


la tasa de germinación es más elevada; puede obtenerse de muchas
maneras.

GIMNOSPERMAS:

Nombre botánico del grupo de plantas vasculares con flores que


producen semillas no encerradas en un ovario; el orden más
importante es el de las coniferales.

GRANZAS:

En los eucaliptos, partículas estériles derivadas de óvulos infértiles o


no fecundados.

HAPLOIDE:

Célula u organismo que tiene un solo complemento cromosómico


básico (símbolo n); condición normal de los gametos en las plantas
que son diploides en sus tejidos vegetativos.

HAUSTORIOS:

Ventosas de las plantas parásitas.

HILO:

369
En una semilla, cicatriz que marca el punto de unión con el ovario en
las angiospermas o con el megasporofilo en las gimnospermas.

HIPOCOTILO:

Parte del eje de un embrión en germinación que está comprendida


entre los cotiledones y la radícula; en las plántulas, el tallo juvenil
que está situado entre los cotiledones y el sistema radical.

IMBIBICION:

Mecanismo de la absorción inicial de agua por la semilla; absorción


de un fluido por un sistema coloidal.

INDEHISCENTE:

Aplícase a los frutos secos que normalmente no se abren al


madurar.

INTEGUMENTO:

Tejido que recubre y rodea el óvulo. Cuando éste madura, el


integumento se convierte en la cubierta seminal.

INVOLUCRO:

Uno o más verticilos de brácteas situados debajo y cerca de una flor


o racimo de flores; a veces encierra los carpelos, como en Tectona,
Castanea y Fagus.

KILOGRAMO EFECTIVO:

Peso de la semilla de un lote determinado del que cabe esperar que


produzca el mismo número de semillas viables o plantas plantables
(según la costumbre local) que produciría un kilogramo de semilla de
referencia.

LATENCIA:

Estado fisiológico en el que una semilla predispuesta a germinar no


lo hace, ni siquiera en presencia de condiciones externas favorables.

LATENCIA COMBINADA:

Latencia que es el resultado de dos factores primarios, como la


latencia de la cubierta seminal y la latencia del embrión.

LATENCIA DE LA CUBIERTA SEMINAL:

370
Latencia que se debe a condiciones de la cubierta seminal:
impermeabilidad a los gases o la humedad, restricciones mecánicas.

LATENCIA DEL EMBRION:

Latencia que se debe a unas condiciones que existen dentro del


propio embrión: sustancias inhibidoras; desarrollo incompleto. Sin.:
latencia interna.

LATENCIA DOBLE:

Latencia tanto de la radícula como del epicótilo del embrión. Para


romperla suele ser necesario un calentamiento seguido de uno o dos
períodos de enfriamiento, en este último caso separados por una
nueva aplicación de calor.

LATENCIA FISIOLOGICA:

Tipo de latencia del embrión en la que un mecanismo fisiológico de


inhibición impide la germinación.

LATENCIA IMPUESTA:

Latencia que se debe a alguna acción, tratamiento o daño que se


causa a las semillas durante la recolección, manipulación o siembra.
Sin.: latencia inducida, latencia secundaria.

LATENCIA INDUCIDA:

Véase: latencia impuesta.

LATENCIA INTERNA:

Véase: latencia del embrión.

LATENCIA PROFUNDA:

Latencia cuya interrupción exige una postmaduración prolongada;


normalmente se trata de trata de una latencia doble o de una
latencia combinada.

LATENCIA SECUNDARIA:

Véase: latencia impuesta.

LATENCIA SUPERFICIAL:

Latencia que se interrumpe con poca o ninguna postmaduración.

371
LIPIDOS:

Grupo de compuestos orgánicos que son ésteres de ácidos grasos y


se caracterizan por ser insolubles en el agua pero solubles en
muchos solventes orgánicos. Los lípidos simples comprenden las
grasas y los aceites, y actúan como una forma de material de
reserva en las plantas y los animales.

LOCULO:

Cavidad de un ovario o antera.

LOTE DE SEMILLA:

Una cantidad expecificada de semilla cuyo origen y calidad son


relativamente uniformes.

MACERAR:

Ablandar mediante remojo en un líquido, con o sin calor; consumir o


separar las partes blandas mediante remojo.

MADUREZ FISIOLOGICA:

Término general que describe la fase del ciclo vital de una semilla en
la que el desarrollo es completo y los componentes bioquímicos
necesarios para todos los procesos fisiológicos están activos o a
punto de activarse.

MAYAL:

Instrumento para la trilla manual de cereales que consiste en un palo


de madera de cuyo extremo pende mediante un cuerda otro más
corto y fuerte, que se mueve libremente.

MEIOSIS:

División especializada del núcleo que es previa a la formación de los


gametos. En un organismo diploide normal la meiosis reduce el
número de complementos cromosómicos de dos (2n) a uno (n).

MESOCARPO:

Capa intermedia del pericarpo; la pulpa de bayas y drupas.

METABOLISMO:

Cambios químicos que se producen dentro de la célula y


proporcionan la energía que necesita una planta o animal.

372
MICROPILO:

Abertura diminuta en el integumento del óvulo por la que pasa el


grano de polen o el tubo polínico para llegar al saco embrional; en la
semilla madura suele estar cerrado, formando una cicatriz
superficial.

MITOSIS:

División de un núcleo en dos núcleos hijos idénticos mediante un


proceso en el que se separan los dos cromatidios hermanos de cada
cromosoma, con lo que se mantiene la condición diploide.

MUESTRA DE TRABAJO:

Muestra reducida de semilla que se toma de la muestra recibida en


el laboratorio y sobre la que se efectúa algún ensayo de calidad de la
semilla.

MULTILOCULAR:

Que tiene muchas cámaras o celdas, como un ovario.

NUCELA:

Tejido de la parte central del óvulo y del interior del integumento, en


el que está contenido el saco embrional.

NUCLEO:

Cuerpo de protoplasma especializado que se encuentra en casi


todas las células y contiene los cromosomas.

NUCLEOS ANTIPODALES:

Tres de los ocho núcleos que resultan de la meiosis o división de las


células sexuales en el órgano femenino de las plantas con semillas.

NUEZ:

Fruto seco, indehiscente y monospermo, que tiene el pericarpo


leñoso o coriáceo y se desarrolla a partir de un ovario ínfero
compuesto.

OREO PREVIO:

Tratamiento que consiste en guardar los frutos y las semillas que


contienen en un lugar sombreado para que se vayan secando
lentamente al aire, a fin de que respondan mejor a operaciones

373
ulteriores como por ejemplo secado en estufa, extracción y
almacenamiento.

ORTODOXO:

Aplícase a las especies cuyas semillas pueden desecarse hasta que


tienen un contenido de humedad de alrededor del 5% y pueden
almacenarse satisfactoriamente durante largos períodos a
temperaturas bajas o inferiores a 0°C.

OVARIO:

Parte del pistilo que contiene el óvulo o los óvulos y forma al


madurar el fruto o pericarpo.

OVULIFERO:

Que porta óvulos. Aplícase a las escamas de los conos de las


coníferas (en contraste con las escamas bracteadas).

OVULO:

Cuerpo situado dentro del ovario de la flor que se convierte en la


semilla tras su fecundación y desarrollo.

PARTENOCARPIA:

Desarrollo de frutos sin semillas o de frutos en los que las semillas


carecen de embrión. Es el resultado de la ausencia de polinización,
de fecundación o de desarrollo embrionario.

PERICARPO:

Pared del ovario maduro que es homogénea en algunos géneros


mientras que en otros se compone de tres capas diferenciadas:
exocarpo, mesocarpo y endocarpo.

PERIODICIDAD:

Tendencia, en un individuo, rodal o especie, a producir semillas a


intervalos más o menos regulares de más de un año.

PERISPERMA:

Tejido nutricio de una semilla, derivado de la nucela y depositado en


la parte externa del saco embrional; es diploide, a diferencia del
endosperma, que es triploide.

PISTILO:

374
Organo que en las angiospermas contiene el óvulo; se compone de
ovario, estilo y estigma.

PLACENTA:

Organo que porta el óvulo en un ovario; está situado generalmente


en el borde de la hoja carpelar.

PLUMULA:

Yema primordial del embrión de una planta, situada en el ápice del


hipocótilo; parte del eje de la plántula por encima de los cotiledones,
compuesta de hojas y un epicótilo que se alarga para formar el tallo
primario.

POLIEMBRIONIA:

Producción de dos o más embriones a partir de un sólo óvulo y en


una sola semilla.

POMO:

Fruto polispermo de la amilia de las pomáceas que consiste en un


receptáculo empliado y carnoso en torno al pericarpo; éste es
cartáceo y carnoso como en Malus y Pyrus o duro y leñoso como en
Crataegus.

PORCENTAJE DE GERMINACION:

Véase: capacidad de germinación.

PORCENTAJE DE PLANTACION:

Porcentaje, en número, de semillas que se convierten en plantas


plantables (gérmenes o trasplantes) al término de un período
determinado, por lo general al término del período de vivero, cuando
llega el momento de la plantación en el campo.

PORCENTAJE DE VIABILIDAD:

Al término de un ensayo de germinación, número total de semillas


germinadas más semillas no germinadas pero viables (en el ensayo
de corte), expresado como porcentaje del número de semillas
sembradas.

POSTMADURACION:

Procesos fisiológicos que se producen en las semillas (o en los


bulbos, tubérculos y frutos) después de la cosecha o abscisión y que

375
anteceden, muchas veces como requisito necesario, a la
germinación o reanudación del crecimiento en condiciones externas
favorables.

PUREZA:

Proporción de semilla limpia e intacta de la especie designada que


hay en un lote, expresada generalmente como porcentaje del peso
total.

QUIESCENTE:

Inactivo, en reposo. Aplícase a las semillas no durmientes durante el


intervalo que media entre la maduración en el árbol padre y el
comienzo de la germinación.

RADICAL LIBRE:

Grupo de átomos que suele existir en combinación con otros átomos,


aunque puede existir de manera independiente durante períodos
más o menos largos, como por ejemplo el radical NH4.

RADICULA:

Parte del eje de un embrión que al desarrollarse constituye la raíz


primaria.

RECALCITRANTE:

Aplícase a las especies cuyas semillas mueren si se las seca por


debajo de un contenido de humedad relativamente alto y no pueden
almacenarse satisfactoriamente durante largos períodos.

RECEPTACULO:

Extremo de un tallo floral, con los órganos florales.

RECUPERACION DE PLANTULAS:

Número de plantas plantables que se obtiene o se espera obtener de


un kilogramo de semilla al término del período de vivero.

SACO EMBRIONAL:

Gametófito femenino maduro en las plantas superiores.

SAMARA:

376
Fruto seco, indehiscente y alado, monospermo como en Fraxinus o
Ulmus o dispermo como en Acer o Triplochiton.

SARCOTESTA:

Capa externa, blanda y carnosa, de una testa.

SEMILLA:

Ovulo fecundado y maduro que contiene un embrión y tejido nutricio


y está encerrado en capas protectoras de tejido (cubierta seminal).

SEMILLA DE REFERENCIA:

Respecto de una especie determinada, semilla con características


de calidad “medias” sobre la base de la experiencia habida
anteriormente con esa especie. Se emplea sobre todo a propósito de
las ciras de recuperación de plántulas que cabe esperar de un
kilogramo de semilla de referencia y su relación con la recuperación
efectiva en un lote determinado.

SEMILLA DURA:

Semilla que sigue estando dura y sin germinar al término de un


ensayo determinado por no haber obsorbido agua debido a la
impermeabilidad de su cubierta.

SEMILLA LLENA:

Semilla que contiene todos los tejidos esenciales para la


germinación.

SEMILLA PURA:

Componente de un lote que consta de semillas de la especie


designada. Según las Reglas de la ISTA, comprende no sólo
semillas maduras e ilesas, sino también semillas de tamaño inferior
al normal, consumidas, inmaduras y germinadas siempre que
puedan identificarse positivamente como pertenecientes a la especie
designada, así como trozos de semilla cuyo tamaño sea como
mínimo la mitad del tamaño de la semilla entera de la que proceden.
No comprende las semillas de otras especies, a las de semillas de
coníferas, semillas de coníeras o leguminosas que han perdido por
completo la cubierta seminal, trozos de semilla de tamaño inferior a
la mitad del tamaño original y otros materiales como piedras, ramitas
y hojas.

SEMILLA VACIA:

377
Semilla sin contenido, o sin embrión o cavidad embrional cuando
existe tejido residual; lo contrario de “semilla llena”.

SEMILLA VIABLE:

Semilla que puede germinar en condiciones favorables, siempre que


se interrumpa la latencia que pueda existir.

SEROTINO:

Tardío; aplícase en particular a las especies o individuos que


florecen o fructifican en la última parte de la estación y a los frutos o
conos que permanecen en el árbol, sin abrirse, durante uno o varios
años (por ejemplo, Pinus contorta).

SINCARPICO:

Compuesto por dos o más carpelos unidos.

SINCARPO:

Fruto múltiple o agregado carnoso, como la mora o Magnolia.

SUBSTRATO:

Capa de asiento de tierra, arena y otros materiales. La materia en la


que crece un hongo o un germen.

SUTURA:

1. Juntura o línea de unión.


2. Línea de apertura o dehiscencia.

TEGMEN:

Cubierta seminal interna, por lo general fina y delicada.

TESTA:

Revestimiento externo de una semilla; por lo general dura y


resistente, aunque en algunas especies puede ser blanda (véase
sarcotesta).

TOLERANCIA:

Desviación (mayor o menor) permitida respecto de una norma; en


ensayo de semillas, dierencia permitida entre mediciones replicadas
-si se supera, deben repetirse las mediciones-.

378
TRILLA:

Separar por algún medio mecánico, como por ejemplo frotamiento,


sacudimiento, pisado, triturado, golpeado o presión intermitente, los
granos de un cereal de las cáscaras y la paja, especialmente
golpeándolo con un mayal. Aplícase también a la acción de separar
las semillas de los frutos que las contienen en especies distintas de
los cereales.

TRIPLOIDE:

Célula u organismo con tres complementos cromosómicos básicos


(símbolo 3n). Aplícase a las células del endosperma en las semillas
de las angiospermas, que tienen 3 x el número de cromosomas en
las células reproductivas.

VAINA:

Fruto superior monolocular, mono o polispermo, dehiscente y de dos


valvas. Se parece al folículo en su dehiscencia y en que se forma a
partir de un solo carpelo, pero difiere de él en que se abre por ambos
lados.

VIGOR:

Propiedades de la semilla que determinan el potencial de brotadura y


desarrollo rápidos y uniformes de plántulas normales bajo una
amplia gama de condiciones sobre el terreno.

VIPARO:

Que germina antes de separarse de la planta madre.

VOLTEADO:

Operación consistente en colocar los conos o frutos en un tambor


giratorio de manera que, con las vueltas y la agitación, suelten las
semillas que contienen.

ZIGOTO:

Huevo fecundado.

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379
APENDICE 8

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APENDICE 9

INDICE DE NOMBRES LATINOS


Nota: “Fig.” remite a las figuras, como por ejemplo Fig. 4.8, 6.14, etc.

Abies, 23, 46, 48, 139, 214, 217, 221, 266, 289, 334, 338
A. alba, 45, 110, 214
A. amabilis, 175
A. grandis, 108
A. nordmanniana, 110
A. procera, 110, 132

408
Acacia, 1, 31, 78, 106, 136, 147, 163, 198, 220, 246, 247, 257, 313, Fig. 4.6 y
6.12
A. albida, 257, 347
A. aneura, 198, Fig. 2.3 y 4.3
A. auriculiformis, 272
A. catechu, 248
A. farnesiana, 247, 248
A. harpophylla, 198
A. hemsleyi, 198
A. holosericea, 198
A. leptopetala, 198
A. mangium, 153, 163, 251, 252, 259, 378, Fig. 8.4
A. mearnsii, 43, 249
A. melanoxylon, 249
A. nilotica, 248, 249, 257
A. planifrons, 257
A. raddiana, 347
A. senegal, 257
A. sieberiana, 251
A. victoriae, 198
Acer, 18, 132, 136, 204
A. pseudoplatanus, 110, 183, 204
A. rubrum, 204
A. saccharinum, 204, 215
Adenanthera microsperma, 249
Adina cordifolia, 67, 136
Aesculus, 223
Afzelia, 247
Agathiphaga, 31
Agathis, 31, 199, 224
A. australis, 199
A. macrophylla, 199
A. robusta, 22, 199
Ailanthus, 136
A. altissima, 313
Albizzia, 198, 246, 247, 281
A. amara, 249
A. falcataria, 70, 147, 153, 163, 248, 251–252, 364, 408

409
A. julibrissin, 197
A. lebbek, 248, 257, Fig. 1.3
A. procera, 249
Aleurites, 137
A. moluccana, 259
Alnus, 136, 217, 297, 313, 322, 335
Amblycerus, 31
Andropogon, 393
Anisophyllea, 16
Anthocephalus, 18, 49
A. chinensis, 138
Apion ghanaense, 31, 43
Araucaria, 22, 23, 84, 204, 224, 281
A. angustifolia, 205, Fig. 1.3
A. araucana, 205
A. bidwillii, 205
A. cunninghamii, 23, 204–205
A. grupo colymbea, 205
A. grupo eutacta, 204
A. grupo intermedia, 205
A. hunsteinii, 23, 205, 212, 224
Artocarpus, 18
Atriplex, 136, 251
Aucoumea klaineana, 134
Azadirachta indica, 17, 138

Baccauria, 17
Barringtonia, 16
Bertholletia excelsa, 16, 51
Betula, 18, 136, 168, 175, 217, 297, 322
B. ermannii, 19
B. papyrifera, 213
Brassica oleracea, 190

Calliandra calothyrsus, 272


Calophyllum, 247
Campnosperma brevipetiolata, 175

410
Canarium ovatum, 138
Carpinus, 136, 246
C. caroliniana, 270
Carya, 136, 334, 335
Cassia, 17, 246
C. bicapsularis, 197
C. fistula, 166, 248, 257
C. javanica, 166, 248
C. multijuga, 198
C. nodosa, 248
C. siamea, 44
Castanea, 68, 136, 183, 203, 223
Casuarina, 4, 17, 136, 183, 147, 168, 281
C. equisetifolia, 147
Catalpa, 162
Cedrela, 70, 136, 313
C. odorata, 201, 347
Cedrus, 139, 166, 334
Ceiba, 19
Celtis laevigata, Fig. 9.7
Ceratonia, 246
C. siliqua, 257
Cercis, 162
C. canadensis, 269, Fig. 8.10
Chamaecyparis, 97, 168, 175, 290
Chlorophora, 18, 120, 138
Cinnamomum camphora, 138
Cola nitida, Fig. 2.5
Cordia africana, 261
C. alliodora, 31, 70, 191, 281
Corylus, 136
Crataegus, 82, 135, 246, 259
C. monogyna, 270
Cryptomeria japonica, 313
Cupressus, 21, 95, 97, 168, 290
C. lusitanica, 34, 43, 281
C. sempervirens, 313

411
Dalbergia sissoo, 198
Delonix regia, 43, 166, 248
Dialium maingayi, 257
Dichrostachys cinerea, 248
Dioryctria, 31
Diospyros, 18, 19
D. maingayi, 51
Dipterocarpaceae, 9, 19, 132, 180, 183
recolección, 43, 45, 49, 55, 56, 68
almacenamiento, 204, 205, 216, 224
Dipterocarpus, 136, 139, 204
D. humeratus, 216
Dothistroma pini, 34
Dryabalanops, 204
Durio, 18
D. zibethinus, 27
Dyera, 19
Dysoxylum, 18

Elaeagnus, 246
Entandrophragma angolense, 201
Enterolobium, 247
Eucalyptus, 1, 16, 18, 19
recolección, 56, 60, 63, 79, 84, 105, Fig. 5.4
extracción y procesamiento, 120, 136, 143, 145–147, 153, 156, 161
tratamiento previo, 266, 271
almacenamiento, 199, 217, 220, 221
ensayos, 281, 297, 307, 312, 322, 353, 362
E. alba, 410
E. brachyandra, 18
E. brassiana, 311
E. camaldulensis, 37, 41, 43, 311, 313, 410, Fig. 1.3
E. citriodora, 43, 296, 311, 410
E. cloeziana, 38, 311, 322
E. crebra, 410
E. deglupta, 199, 217, 289, 311, 364, 408

412
E. delegatensis, 261, 266, 267, 322, Fig. 3.1
E. diversicolor, 18
E. exserta, 410
E. fastigata, 267
E. globulus, 9, 311
E. gomphocephala, 43
E. grandis, 43, 171, 178, 311, 341, 353
E. laevopinea, 406
E. maculata, 43
E. microtheca, 199, 311
E. pauciflora, 261
E. pellita, 410
E. preissiana, Fig. 2.3
E. regnans, 43, 267, 311, 322
E. robusta, 41
E. saligna, 43, 311
E. tereticornis, 84, 311, 410
E. tessellaris, 410
E. urophylla, 311
E. subgénero Idiogenes, 167
E. subgénero Monocalyptus, 167
Eusideroxylon, 247

Fagus, 68, 77, 132, 136, 139, 221, 334


F. sylvatica, 110, 201–203, 214, 266
Fimiana, 18
Flindersia brayleyana, 217
Fraxinus, 18, 19, 75, 132, 136, 190, 337
F. americana, 214
F. excelsior, 16, 110, 132, 207, 270
F. pennsylvanica, 51, 271, Fig. 6.23

Garcinia, 16
Gingko biloba, 132, 207, 261
Gleditsia, 75, 136
G. triacanthos, 257
Gluta, 19

413
Gmelina arborea, 16, 18, 124, 257, 357, 364
recolección, 43, 63, 68, 70
extracción y procesamiento, 136, 138, 180
almacenamiento, 222
ensayos, 281, 408
Grevillea robusta, 249

Hevea, 204
H. brasiliensis, 205
Hopea, 136, 139
H. helferi, 205, 216, 224
H. odorata, 205

Ilex, 79
Imperata, 259, 272
Intsia, 247
I. bijuga, 324
I. palembanica, 70, 257

Jacaranda mimosaefolia, 43
Juglans, 75, 136, 163, 337, Fig. 8.7
Juniperus, 22, 23

Koompassia, 19
K. malaccensis, 198

Lagerstroemia, 147
L. speciosa, 324
Larix, 12, 23, 46, 108, 167, 272, Fig. 4.14
L. decidua (L. europaea), 53, 110, 162, 214
L. leptolepis, 110
Lecythis, 16
Leucaena, 147, 247, 322
L. leucocephala, 198, 251, 272, 273
Libocedrus, 168
Liquidambar, 12, 133, 136, 190
L. styraciflua, 313, Fig. 6.23
Liriodendron, 18, 133, 136, 162

414
L. tulipifera, 266, Fig. 6.16

Maesopsis eminii, 19, 135, 140


Magnolia, 132
Malus, 75, 136
Mangifera, 18, 216
M. indica, 205
Mansonia altissima, Fig. 2.5
Melia, 136
Morus, 18, 136, 138
Mycosyrinx, 43
Myristica, 18

Nanophyes, 31
Nothofagus, 136
N. alpina, 105
N. obliqua, 266, 267, 313
N. procera, 266
N. pumilio, 105
Nyssa, 136

Ochroma, 179
Ocotea usambarensis, 137
Olea, 136

Pagyda salvaris, 31
Parkia javanica, 28
Parkinsonia aculeata, 251
Paulownia tomentosa, Fig. 2.2
Pennisetum, 393
Picea, 12, 22, 23, 84, 91, 199, 214, 327, 334, 335
P. abies (P. excelsa), 38, 46, 48, 110, 162, 190, 213, 327, 328, 405
P. glauca, 53, 84, 318
P. omorica, 110
P. sitchensis, 46, 109, 110
Pinus, 12, 21, 22, 23, 31, Fig. 2.4
recolección, 43–46, 49, 56, 65, 91, Fig. 4.17

415
extracción y procesamiento, 143, 178, 191
almacenamiento, 199, 214, 216, 217, 218
ensayos, 307, 327, 334
P. austriaca, 110
P. banksiana, 391
P. brutia, 166
P. caribaea, Fig. 1.3, 3.1
recolección, 37, 42, 36, 63, 85, 105, 108, 393, 428–431
extracción y procesamiento, 129, 135, 143, 153, 170
tratamiento previo, 249, 276, 278, Fig. 8.13
almacenamiento, 199, 222, 228
ensayos, 307, 334, 344, Fig. 9.17
P. contorta, 23, 166, Fig. 9.14
P. echinata, 74, 75
P. eldarica, 318
P. elliottii, 31, 74–75, 135, 145, 149, 241, 276, 307, 313, 352, Fig. 8.3, 8.11
P. halepensis, 140, 166
P. kesiya, 22, 41
recolección, 43, 54, 62, 85, 105, 108
extracción y procesamiento, 140, 143, 149, 172, Fig. 6.4
almacenamiento, 199
ensayos, 279, 281, 313, 319, 349
P. lambertiana, 24
P. maximinoi, 105
P. merkusii, 31, 34, 43, 54, 86, 105, 143, 166, 199, 221, 261, 313, Fig. 6.4
P. oocarpa, 22, 37, Fig. 2.3, 3.1
recolección, 43, 86, 105, 108, 393
extracción y procesamiento, 129, 153, 170
tratamiento previo, 276, 278, Fig. 8.13
almacenamiento, 199, 222, 228
ensayos, 281, 313, 320
P. palustris, 31, 75, 135, 271, 307, Fig. 6.22
P. patula, 34, 145, 156, 281, 313, 350
P. patula subsp. tecunumanii, 105
P. pinaster, 313
P. pinea, 22, 140, 293, 307
P. ponderosa, 108, 319, 348

416
P. pseudostrobus, 393
P. radiata, 9, 23, 34, 63, 78, 133, 166, 211, 313, Fig. 6.6
P. resinosa, 199
P. sibirica, 75
P. strobus, 53, 214, 221
P. sylvestris, 43, 46, 48, 53, 110, 133, 162, 213, 276–278, 328
P. taeda, 74, 75–77, 135, 145, 149, 190, 241, 246, 271, 313, Fig. 5.3, 6.3, 8.2,
8.9
Pithecellobium dulce, 147
P. saman, 166
Platanus, 136, 161
P. occidentalis, Fig. 6.23
Podocarpus, 22, 23, 135
Populus, 4, 136, 180, 201, 297, 322
P. balsamifera, 201
P. deltoides, 221
P. sieboldii, 201
Pouteria, 18
Prosopis, 1, 19, 31, 147, 153, 163, 180, 221, 246, 247
P. chilensis, 257, 347
P. juliflora, 198
P. tamarugo, 163, 257
Prunus, 18, 75, 136, 259, 265
Pseudotsuga, 12, 22, 46, 49, 53, 58, 91, 108–110, 132, 133, 220, 338, 397
P. menziesii, 9, 23, 42, 55, 213, Fig. 3.2, 9.14
Pterocarpus, 19, 132
P. angolensis, 18, 246, 247, 257, 259
Pterocymbium javanicum, 18, 51–52

Quercus, 12, 18, 19, 26, 393


recolección, 68, 77, 110, Fig. 4.5
extracción y procesamiento, 132, 136, 139, 183
almacenamiento, 203, 205, 209, 220, 223, 224
ensayos, 307, 313, 334, 337, Fig. 9.18
Q. alba, 190, Fig. 6.24, 9.13
Q. crispula, 19
Q. falcata, 203
Q. muehlenbergii, 190, Fig. 6.24

417
Q. nigra, 190, Fig. 6.24
Q. robur, 183, 203
Q. rubra, Fig. 2.3
Q. shumardii, 190, 269, Fig. 6.24

Robinia, 136, 162, 221, 241, 246


R. pseudoacacia, 70, 313, Fig. 8.1
Rosa, 136, 307

Salix, 4, 19, 201, 297, 322


S. glauca, 201, 265
Sambucus racemosa, 266
Santalum album, 248
Scaphium, 18
Scorodocarpus, 24
Shorea, 16, 204
S. contorta, 19
S. ovalis, 205, 216
S. parvifolia, 215
S. platyclados, 68, 215
S. talura, 220
Sindora, 247
Sorbus, 82, 136
Strombosia javanica, 27
Swietenia, 168, 204, 281
S. macrophylla, 175
Swintonia, 18
Syringa, 136
Syzygium cumini, 138

Tamarindus, 198
Taxus, 22–23
Tectona, 16, 18, 20, 53
recolección, 63, 67, 68
extracción y procesamiento, 132, 136, 180
tratamiento previo, 259, 271
almacenamiento, 220, 240

418
ensayos, 317
Tectona grandis, 9, 18, 37, 41, 42, 387, Fig. 1.3, 2.2, 2.3
recolección, 55
tratamiento previo, 246, 249, 258
almacenamiento, 199
ensayos, 279, 281, 290, 315, 328, Fig. 9.15
Terminalia, 204, 281
T. arjuna, 248
T. ivorensis, 31, 251, 309, 319
T. tomentosa, 248
Theobroma cacao, 205, 216
Thuja, 23, 78, 97, 108, 168, 290
Tilia, 136, 217
T. cordata, 244
Toona, 147
Trewia nudiflora, 249
Triplochiton scleroxylon, 16, 19, 30, 43, 68, 132, 136, 139, 204, 216, 224, 281,
Fig. 2.3
Tsuga, 78, 97, 108, 334
T. heterophylla, 48

Ulmus, 18, 132, 136, 168, 201, 204


U. americana, 201
U. crassifolia, 204
U. serotina, 204

Viburnum opulus, 270


Vitex, 140
V. parviflora, 138

Ziziphys, 136
Z. spina-christi, 251

419
APENDICE 9

INDICE DE NOMBRES LATINOS (continuar)


INDICE TEMATICO

Nota 1) Como la presente Guía está dedicada a semillas, el lector puede


suponer que la mayor parte de las referencias de este índice se
refiere automáticamente a semillas. Así, las referencias a la
biología de las semillas, dispersión de semillas, contenido de
humedad de la semilla, etc. figurarán en el índice como “biología”,
“dispersión”, “contenido de humedad”… etc.
En los casos necesarios, las páginas en que figura la descripción
2)
principal de un tema están subrayadas.
“Fig.” indica referencias a las figuras, por ejemplo Fig. 4.8, 6.14,
3)
etc.

Abejas 100
Abscisión
de frutos 54, 68, 75
de semillas 160
Absorción de agua 178, 189, 230–231. Fig. 6.21
Accesibilidad 34, 43–45, 62, 68, 85, 357, 411
Acido
cítrico 267
sulfúrico 251–257, 259, 313
tratamiento previo con 246, 247–248, 251–157, 259, 313. Fig. 8.5, 8.6
Aclareos, recolección en
Adaptabilidad 37
Adhesivos 270–271
ADN 211, 215
Africa
occidental
tropical Fig. 1.1, 1.2
Agrosilvicultura 3
Aislamiento
de árboles padres 57, 67, 70
Alas
frutos 18–20, 132, 167–168

420
semillas 20, 22, 23, 167–168
Alginato 271
Algodón, bolsas de 225–227, 238
Almacenamiento 30, 41, 61, 183, 195–237, 266, 276, 353, 411–426. Fig. 7.1–
7.3
espacio, capacidad 235, 416
período de
registro en formularios 368, 373
temporal, 119, 128–129. Fig. 5.1 y 5.4
Alogamia (polinización cruzada) 58
Alternancia
de remojo y secado 248–251, 259
de temperaturas 259, 263, 304, 307–313
Altitud, 38, 48
Ambiente, almacenamiento en las condiciones del 220, 239
América tropical Fig. 1.1, 1.2
Angiospermas 10–21
Antesis 51
Antideshidratantes 271
Años de semilla/de fructificación 43–44, 195, 207, 224, 241, 276
Aparejo de poleas 96. Fig. 4.1
Aquenio 18, 135
Arasan 272, 273
Arboles
alfarrazadores 57
padres o semilleros, 56–61, 68, 78, 393, 410, 43, 45, 46, 78
Ardillas 31, 77
Arena 259, 261, 264, 306, 307, 312–313. Fig. 8.7
Arilo 18, 22
Arizona 46
Arpillera 225–227, 239. Fig. 6.3
Arquegonio 21, 22
Asia
sudoriental 56
tropical Fig. 1.1
Aspiración
contador por 293–294. Fig. 9.8
barredora 77–78 Fig. 4.5

421
Atmósfera/ambiente de almacenamiento 211, 212
Australia 37, 56, 59, 84, 107, 159, 198, 272, 310, 358, 362, 394, 406, 410. Fig.
4.3, 4.6, 5.4, 6.12, 6.13, 7.1, 8.3, 9.9
Autopolinización 57
Avenamiento/drenaje 265
Aventado 169, 172–175
Aventadoras 169–175, 180, 294. Fig. 6.17
tipo aspiradora 172
tipo neumático 172
Aves 31, 55, 143, 147, 272, 354
Avispas 103
Ayudante del trepador en el suelo 103–104, 112. Fig. 4.14
Azúcares 53, 209

Balanzas 292. Fig. 9.6


Bandejas 129, 134, 143, 153–154, 192, Fig. 6.5, 6.7
Barredora mecánica 77
Barrera de vapor 418, 322, 426
“Baumvelo” 91. Fig. 4.12, 4.14
Baya 129–156
Bellota Fig. 4.1 y 9.18
Bibliografía 452–475
Bicicleta para árboles 91–95, 104. Fig. 4.12–4.14
Biología 10–31
Bioquímica 30, 51, 206, 209–211, 261, 262, 324
Bloqueo, método de (cuerda de seguridad) 104. Fig. 4.16
Bosques naturales 3
Brasil 70, 105, 124, 138, 153, 171, 222. Fig. 1.2

Cabras 21, 257


Caída natural de la semilla 68–71
Cálao 20
Calentamiento, véase Recalentamiento
Calidad
fisiológica 4, 43, 50, 54, 207, 279, 281, 356
genética 4, 281
Cámara hermética (esclusa de aire) 204, 211, 214, 215, 221, 222, 224, 228–
230, 412

422
Canadá 71, 84, 88, 107, 168, 175, 305, 391. Fig. 4.10, 5.1
Cantidad (demanda/oferta de semilla) 4, 38–41, 46–48, 57
Capacitación para recolección de semilla
Cápsula 18, 119, 127, 133, 144–147, 161. Fig. 2.3, 5.4
Carpelo 18, 19
Cebada 209
Células antipodales 15
Centrifugado 170, 277, 288, 289
Centroamérica 56
Cera de parafina 225, 239
Certificación 124, 358
Certificado
de calidad de la semilla 362, 405, 410
de origen de la semilla 123, 124, 358
fitosanitario 124
Cestos Fig. 5.2
CFI (Instituto de Silvicultura de la Commonwealth, Oxford) 393
Cierre hermético de recipientes 225, 228–230, 234
Clasificación 166, 178, 180, 192
Clones 61, 62
Cloruro
de cobalto 230
de litio 412
CO2 211, 213, 224, 225, 234, 238, 264
Codominantes, árboles 57
Coeficiente de variación 291, 339
Color, cambios de
en frutos y conos 53–54, 70, 134
en semillas 170
Columbia Británica 131, 359, 362, 388, 389, 397, 407. Fig. 5.1
Condensación 234, 252, 304, 320
Congelación 30
Congeladores tipo armario 235, 427
Coníferas 290
Conos Fig. 2.3
cortadora de conos Fig. 3.3
escamas 11, 21, 22, 23

423
serótinos 23, 147, 166
Conservación de recursos genéticos
almacenamiento con fines de 195, 196, 213, 216, 221, 222, 223, 228, 235
441–426
ensayos con fines de, 279, 353
recolección con fines de, 61
rodales de, 61, 63
Contenido (de semillas en frutos/conos) 49. Fig. 3.3, 3.4
Contenido de humedad
conos y frutos 22, 53, 134, 138, 155
semillas
ajuste durante el procesamiento 30, 139, 166, 183–193
durante el almacenamiento 197–211, 212–215, 238
durante el transporte 126
en la dispersión/madurez 24, 25
en peso en húmedo 185, 212–213, 334–337, 346
en peso en seco 185, 212
ensayo para determinarlo 279, 333–338, 346. Fig. 9.18, 9.20
registro en formularios 362, 375, 378, 379, 384
Convección, secado por 154, 155
Copa del árbol, trepa a la
Corea 172
Corrección, factor de (en recuento de frutos/conos) 45–46
Corte, ensayo de
frutos y conos 49, 54, 78. Fig. 3.3 y 3.4
semillas 172, 318, 324, 344, 346, 409
Corteza, relación con la trepa 86, 88, 112
Cortinas cortavientos 3
Costa Rica 192, 417
Costos 359, 397
Cotiledones 16, 18, 22, 25, 320. Fig. 2.2
Cribado y tamizado 70, 135, 138, 140, 161, 162, 169–171, 175, 180, 248, 292,
320. Fig. 4.6 y 9.5
Cromosomas 271
CSIRO, Canberra 310, 394, 406, 410. Fig. 6.13, 9.9
Cuarentena 238, 240
Cubeta de Copenhague 298. Fig. 9.12
Cubierta seminal 34, 37, 51–52, 65, 66, 78, 128

424
biología de la 15–18, 20, 21, 24–30
dura 16–18, 20, 21, 24–30
efecto de la latencia 241–259
en el ensayo de tetrazolio 325
en el envío 239
en la germinación 320
permeable 259
Cuchillos para cortar conos 49. Fig. 3.3
Cuerdas
de seguridad 94, 96, 98–104, 111, 112. Fig. 4.13
de trabajo
para subir
Cuidados en la manipulación de la semilla 8
Checoslovaquia 46, 405
Chile 105, 163

DANIDA, Centro de Semillas Forestales 1, 390


Daños
mecánico 162, 168, 176, 207, 227, 228, 239, 277–278, 314, 327, 338
por calor 205
por frío 209
por insectos 176, 209, 314, 324, 328. Fig. 9.16
Dehiscencia 18, 34, 52
Demanda, estimación de la 35
Desarrollo
de la semilla de las angiospermas 15–18
de la semilla de las gimnospermas 10, 21–22
del fruto de las angiospermas 18–19, 43–44, 51
del fruto de las gimnospermas 22–23
fase en la semilla (radiografía) 328. Fig. 9.16
Deshidratantes químicos 192, 201, 229–230, 238, 419
Deshumidificación 221, 227
Desorción 191. Fig. 6.21
Despulpado 128, 135–139. Fig. 6.2
Dinamarca 108–109, 310, 326, 404, Fig. 4.11, 5.2, 6.7, 6.10, 6.19, 6.20, 7.2,
7.3, 9.20
Dicotiledóneas 22
Diploides, células 10–11, 16, 21

425
Diseño del almacenamiento 235–237, 411–426. Fig. 7.2
Disparo de proyectiles
para cortar ramas 84–85
por encima de ramas 71
Dispersión 20–21, 23, 51, 55, 56, 75, 261
por animales 20
por el agua 21
por el viento 20–21
por gravedad 21
Diversidad genética 43, 180
Documentación 122–123, 356–411
Dominantes, árboles 57
Drupa 18, 133, 138. Fig. 2.3
Dybvig, separador de 139, 163. Fig. 6.2

Edad del árbol, efecto en la fructificación 49


Electricidad, suministro de 411, 413–414, 419
Embrión
al estimar la madurez de la semilla 53, 54
biología 15–18, 22, 24, 25
en las semillas en germinación 297, 314
en los ensayos de viabilidad 324, 325–328. Fig. 9.16, 9.17
en semillas durmientes 244–247. 259, 261, 269
subdesarrollado 132, 207. Fig. 9.16, 9.17
Endocarpo 18, 20
Endosperma 15–18, 21, 22, 54, 247, 252, 269, 324, 328. Fig. 2.2, 9.16
Endrin 272, 273
Endurecimiento superficial 120, 134, 148
Energía, período de 318, 342, 343, 347
Enfriamiento
previo directo 246, 262–266, 269, 270. Fig. 8.7, 8.9
previo en húmedo 261, 262, 265–267, 312–314
y refrigeración 247–251
Ensayos 279–354, 361, 406, 416, 420
autenticidad 282, 338
de aplastamiento 406
de contenido de humedad 279, 333–338, 346
de excisión del embrión 324, 325–327

426
de germinación 41, 209, 282, 292, 296–321, 324, 340, 408, 409
condiciones 306–313
en laboratorio 296–320, 347, 374, 376–379, 384
en vivero 296–297, 320, 347, 383, 408. Fig. 9.16. 9.17
de progenie
de pureza 282, 290–292, 297, 322–346. Fig. 9.5
de salud y daños 282, 338
de tetrazolio 312, 324–326, 327, 346, 408, 409. Fig. 6.4, 6.5
indirecto de viabilidad 282, 296, 322–328, 346
registro de los resultados formulados 358, 361, 362, 374, 376–379, 383–
384, 401, 408, 409
repetición 279, 353
Envasado 236–240. Fig. 7.1, 7.3
Envejecimiento
de la semilla 209–211, 213, 260, 353
fisiológico 209–211, 213
Envío 225, 237–240. Fig. 7.3
Enzimas 209, 215
Epicótilo 244, 267, 270
Equilibrio, contenido de humedad en 183–193, 212, 216, 229, 230. Fig. 6.21–
6.24
Equipo 6
de almacenamiento 411–426. Fig. 7.1–7.3
de ensayos 282, 290, 298–306. Fig. 9.1–9.14
de recolección 2, 62, 66, 429–433. Fig. 4.1–4.17
Equipos de recolección 62
Escaleras
de cuerda 96
de usos generales (no específicas) 95–97, 113
exentas 95
extensibles 95–96
montadas en un vehículo 96
verticales desmontables 89–91, 95, 104. Fig. 4.10, 4.11
Escarificación 246–257
con ácido 251–257, 269
manual 247
mecánica 248, 269
Escocia 162

427
Escondrijos de animales 77
Espaciamiento
en plantaciones 41–42
entre árboles padres 60
entre semillas
España 162
Especies 34, 35, 41, 48, 56, 357, 398, 399
Espinosas, especies 106
Espuelas de trepa 86–90. Fig. 4.9
Estación de fructificación o semillera
Estados Unidos 1, 49, 54, 74–78, 84, 107, 154, 163, 199, 220, 264, 271, 276.
Fig. 4.4, 5.3, 6.9, 8.7, 8.11, 9.19
Estantes de almacenamiento 236
Estigma 11, 31
Estratificación 26, 223, 262–265, 267, 269. Fig. 8.2, 8.7, 8.9
Estufas
de bandeja fija 153–155. Fig. 6.6, 6.7
de tambor giratorio 156, 158. Fig. 6.8
portátiles 158. Fig. 6.9
progresivas horizontales 155
verticales progresivas 155–156, 157
Etiquetado 62, 123–124, 239, 240, 356, 368–369, 373
Exocarpo 18, 259
Exóticas 34, 358
Expansión de las escamas (conos) 119, 129, 155
Exportación 9, 65
Expurgamiento 60
Extracción
en la instalación de procesamiento de semillas 63, 128, 135–166, Fig. 6.3–
6.13
daños en la 207
sobre el terreno 120–121
registro en formularios 358, 361, 367, 370, 400

FAO 9
Fecundación 10–11, 21–22, 49
Fenología de la floración 11, 38, 45
Fenotipo 56, 57, 71, 78

428
Fermentación 120, 122, 133, 135, 259
Fertilizantes 270, 271
Filipinas 20, 43, 54, 86, 138, 140, 143, 163, 221, 247, 251, 259, 261, 276
Floración 11, 29–30, 44, 45, 48, 51, 65
Flotación
de frutos 53, 129, 136, 138
de semillas 162, 169, 175–176, 180, 277
Folículo 19
Forma de las semillas 169–170
Formularios 356–359
Fotosíntesis 25
Francia 1, 77, 201–203
Frecuencias génicas 37
Frondosas (necesidades de secado y almacenamiento) 135–136
Fruto
desarrollo del
en las angiospermas 18–19, 44, 51
en las gimnospermas 22–23
recogida 79, 104–106, Fig. 4.6, 4.7, 4.14, 4.15, 4.17
Frutos passim
carnosos 17, 23, 120, 128, 133, 135–139
como unidades de tratamiento, siembra o almacenamiento 41, 128
indehiscentes 18, 135, 163
métodos de calificación de la producción de 46–48
recolección de 67–117
tipos y tamaños de 18–19, 22–23, 67–68, Fig. 2.3
Fuego, incendios 23, 26, 153, 157, 178–180, 259
Fumigación 9, 209
Fungicidas 224, 271, 306–310
Funículo 15

Gametófito 21, 22, Fig. 9.17


Gametos 15
Gel de sílice 192, 229–233, 238, 419, 420
Genotipo 4, 58, 222
Gérmenes
anormales 314

429
normales 297, 314
Germinación
biología 23–30
capacidad de (potencial de) 43, 55, 209, 322, 356
diaria media 319, 346
efecto de la extracción y el procesamiento 134, 135, 138, 180
efecto de los hongos 78
efecto del almacenamiento 198, 199–204, 212, 220, 222, 224, 239
efecto del tamaño de la semilla 296
efecto del tratamiento previo Fig. 8.1–8.4, 8.10
energía 318, 342, 345, 347
ensayos de 41, 209, 282, 291, 296–322, 324, 340, 408, 409
condiciones 306–313
en laboratorio 296–319, 347, 374, 376–379, 384. Fig. 9.9–9.14
en vivero 296, 320, 347, 383
consignación de los resultados en formularios 358, 361, 362, 374, 376–
379, 383–384, 401
repetición 279, 353
epigea de 25. Fig. 2.5
hipogea 25. Fig. 2.5
máxima 318, 342, 345
por kilogramo 41, 322, 340–341, 352–353
porcentaje de 312, 324, 344, 350–353
prematura 127, 264
previa 224, 276–277
tasa de
valor de 319, 345–346
velocidad de 25–30, 318, 319, 346
Germinadores
tipo caja 305–306. Fig. 9.11, 9.14
tipo armario 303–304, 306, 420. Fig. 9.9, 9.10
tipo habitación 304, 420. Fig. 9.12
Giberelina, ácido giberélico 27, 266, 267
Gimnospermas 10
Globos 106
Glosario 434–451
Granel, suministro de semilla a
Granizo 30

430
Granzas 161, 167, 170, 297, 322
Grasas, ácidos grasos y aceites en las semillas, 52, 132, 189, 190, 209–210,
213. Fig. 6.23
Grecia 121, 21–23

Haploides, células 11–12, 21, 22


Haustorial, función 24
Helicópteros 106
Herramientas, cordel para
Hibridación 60
Hidrol 272
Hipocótilo 16, 22, 24, 267
“Hojas de la semilla” (véase también Cotiledones) 16
Homogeneidad de la semilla 193, 283–284, 320–321, 339, 340, 346
Honduras 37, 54, 62, 86, 99, 105, 108, 129, 134, 143, 154, 169, 180, 228, 247,
276, 305, 395, 428. Fig. 3.1
Hongos 68, 78, 118, 126–127, 128–129, 209, 213, 215, 297, 306. Fig. 8.13
Hormigas 78, 143, 147
Hormigoneras 248, 272. Fig. 6.14
Hormonas 27
Hoyos, estratificación en 263–265
Huertos semilleros 38, 60, 75, 77–78, 90, 92, 95, 180, 352, 357, 386
Humedad
contenido de, véase: Contenido de humedad 24, 25, 26, 30, 118, 148, 183,
137–138, 244, 262, 277, 297, 307
efectos de la
relativa 184–193, 212–213, 216, 224, 227, 234, 303, 412, 419. Fig. 6.21,
6.24
Humidímetros eléctricos 337, Fig. 9.19 y 9.20

IBPGR 411
Identidad, mantenimiento de la
lotes de semilla 35, 60, 118, 123–124
recolección en un solo árbol 58–60, 70, 356, 359
Imbibición 24, 212, 214, 246, 249, 251, 259, 264, 276–277
Impermeabilidad
de los recipientes 225, 227–229, 234, 238. Fig. 7.1, 7.3
de las semillas 244, 257

431
Importación 9
Importancia de la manipulación correcta 2–9
India 37, 147, 180, 248, 249, 303. Fig. 1.2
Indonesia 31, 272
Infrarrojos, lámpara de 337
Inhibidores 244, 248, 249
Inmaduras, semillas
almacenamiento de 207
recolección de 52, 55–56, 68
separación de 176
Insecticidas 147, 271
Insectos, plagas de 31, 43, 44, 55, 68, 143, 176, 209, 213, 225
Insolación 125, 191
Integumento 12, 21
Internacional, recolección o intercambio 9, 34, 63–66, 238, 358
Intervalo entre floración y maduración de la semilla 19, 22–23
Investigación
recolección de semilla con fines de 57, 58
sobre semillas forestales tropicales 9
Involucro 19, 132, 139
Irán 319
Iraq 248
Irradiación 269
Islas Salomón 175
Isoenzimáticas, técnicas 338
ISTA 1, 2, 6, Cap. 9, 362, 405
Italia 38–41, 75
IUFRO 1, 9, 57, 63

Jacobsen, aparato de 298. Fig. 9.12

Kilogramo efectivo 352, 353


factor de 352–353
Kimpak 306. Fig. 9.13–9.14

Lanzamiento de hilo, técnica de Fig. 4.1


Latas metálicas 227, Fig. 7.1 y 7.3
Latencia 9, 23, 25–30, 147, 201, 204, 207, 241–270, 221, 327

432
doble (combinada) 241, 244, 269–270. Fig. 8.10
endógena (del embrión) 25, 26, 223, 241–246, 261–269
exógena (de la cubierta seminal) 25–30, 198, 241–259
física 244–259, 269
fisiológica 26, 132, 244, 259–270
mecánica 244–247, 259
morfológica 133, 244, 259, 270
química 244–247, 249–251
secundaria 265
Látex 272–276
Latitud 38, 48
Lechuga 211, 251
Leguminosas spp. 121, 198, 199, 220–221, 246, 247, 290, 293
Limpieza
por fricción 176
previa 129, 132. Fig. 8.7–8.9
Lípidos (véase también grasas) 211
Lóculos 161. Fig. 2.3, 9.15
Lonas alquitranadas y plásticos 63, 68, 75, 77, 119, 129, 140–144
Longevidad 55, 197–207
Luz, efectos de la 24, 220, 262, 297, 304, 306, 308–313

Llenas, semillas 295


Lluvia, efectos de la 30, 31, 51, 140, 146
Maceración 128, 135, 138
Madera como combustible, plantaciones para 4
Maduración 51–56, 124, 128, 207, 261, 279
maduración artificial 55–56
Madurez fisiológica 50
Malasia 26, 31, 45, 51–52, 54, 68, 70, 215, 224, 320
Mangles 23
Mascarillas antipolvo 157, 163
Mastuerzo, germinación del 249
Materia inerte 290–291, 297
Medio gaseoso 24, 25
Medio hermanos, padres 58. Fig. 8.4
Mediterráneo 140, 143

433
Meiosis, 12, 21
Membranas semipermeables 211, 215, 327
Mesocarpo 18
Metilcelulosa 272
México 1, 56, 91
Mezclado 193, 283–284. Fig. 9.4
Microondas, horno de 337
Micrópilo 12, 21, 24, 325
Mitosis 12, 21
Mohos, véase: Hongos
Muestra
compuesta 283–288
de trabajo 284–288, 290
primaria 284–287
toma de muestras 283–289
Mutaciones 222

Nicaragua 393
Nigeria 19, 30, 43
Nitrógeno, fijación del 3
almacenamiento en medio gaseoso 211, 225
almacenamiento en medio líquido 224
Normas fitosanitarias 9, 240
Noruega 386
Nucela 11, 12, 21
Núcleo de la célula 11, 12, 21
Núcleos polares, 12, 21
Nueva Zelandia 74, 78, 84. Fig. 6.6
Nuevo México 46
Nuez 18, 135, 259. Fig. 2.3, 4.5, 9.13, 9.18
Número de árboles en los que recolectar 58–61
Nutrientes almacenados en la semilla 12–16, 22, 24, 52, 209, 296

OCDE 358, 386


Oregón 46, 47
Oreo previo 132, 132–134, 144, 147, 148, 154. Fig. 6.1
Origen de la semilla 35, 356–358, 366, 370, 385–395, 398, 399, 410

434
Ortodoxas, semillas 30, 261. Fig. 6.23
secado de 119, 139, 183, 191–192. Fig. 6.23
en almacenamiento Cap. 7, 411
“Otras semillas” 290
“Otros materiales” 290
Ovario 11, 16, 18
Ovulo 11–12, 19, 21, 23, 49. Fig. 2.3, 2.4
Oxígeno
durante el almacenamiento 186, Cap. 7
durante el tratamiento previo 264, 265
para la germinación 244

Países Bajos 77. Fig. 4.5, 4.17


Pakistán 247
Palmeras 24
Pantallas oscilantes 131
Papel 225–227, 238, 306–307, 310, 311–312
de celulosa 306, 307
de lija 247, 248
filtro 305, 306, 310
metálico laminado 228–230
secante 306, 307. Fig. 9.14
Papua Nueva Guinea 205
Partenocarpia 19, 23, 49
Partidores 284–289. Fig. 9.2, 9.4
Boerner 288. Fig. 9.4
de tierra 289
Gamet 289, Fig. 9.4
Método aleatorio de cubetas 288. Fig. 9.2
Pericarpo 18, 54, 239, 244, 246, 249, 259, 269
Periodicidad 43–44, 205, 221, 224, 235, 276
Período de almacenamiento 195, 215, 220
Perisperma 16, 22
Permisos para recolectar 63, 65
Peróxido de hidrógeno 267, 328
Peso
de la semilla 169, 175–178, 235, 294–296

435
en seco
específico
de las semillas 289, 291–296, 339–340, 408, 409. Fig. 9.6
de los frutos 53, 133
separación por 176–178, 180, 292. Fig. 6.19, 6.20
pH 307
Pistilo Fig. 2.1
Placenta 135, 161. Fig. 2.3
Plagas y enfermedades 31, 49, 55, 56, 60, 120, 225, 241
Planificación de la recolección 34–66, 428–433
Plantaciones forestales 2–9. Fig. 1.1
Plantas plantables (porcentaje de planta) 41–42, 347, 353
Plataformas, recolección de semilla desde 62, 106–107. Fig. 4.17
Plomo rojo 272
Plúmula 16, 22, 25
Poda para recolección de semilla 37, 51–52, 54, 55, 66, 68, 78, 132, 134
Polen 43, 61
grano 11, 31
tubo polínico 12. Fig. 2.4
Polinización 11–12, 22–23, 30–31, 43, 44, 51, 84, 133
Poliembrionía 18, 22
Polietileno
bolsas 205, 224, 228–229, 234, 238, 265. Fig. 8.9
piezas grandes 63, 143. Fig. 6.3, 6.5
Polonia 201, 203–204, 266, 270
Pomo 18
Postmaduración
Primeros auxilios 62, 113
Prismáticos 45
Procedencia 35, 358
determinación 63, 65
efecto en el almacenamiento 205
efecto en la extracción y el procesamiento 156, 162
efecto en la latencia 26, 249, 261
efecto en la recolección 36–38, 39, 41, 46, 56–61, 357
efecto en los ensayos 283
regiones 37, 386. Fig. 3.1

436
Procesamiento 128–193, 314, 353
Productividad
del bosque 3
recolección de frutos/conos 107–110, 429
Progenie, ensayos de 60, 61
Programación de las recolecciones de semilla 99–107
Proteínas 16, 52, 209
Pulpa (fruto) 128, 135–139
Pureza 167, 178
ensayo de registro de resultados en formularios 362, 374, 376–379, 384,
408, 409
porcentaje de 282, 290–291, 297, 322, 339–353. Fig. 9.5

Queensland 38, 204. Fig. 4.3

Radicales libres 211, 215


Radiografías con rayos X 53, 269, 292, 327–328. Fig. 9.15, 9.17
Ramet 60
Razas locales
Recalcitrantes, semillas 9, 261. Fig. 6.24
durante el almacenamiento Cap. 7
durante el procesamiento 135, 183, 190
durante los ensayos 354
entre la recolección y el procesamiento 119, 125–127
Recalentamiento
durante el almacenamiento 209, 213, 215, 223, 227, 238, 239
durante el tratamiento previo 264
durante la extracción y el procesamiento 140, 147
entre la recolección y el procesamiento 115, 126, 129, 135
Receptáculo 18
Recipientes
durante el almacenamiento 185–186, 193, 225–235, Cap. 7, 412. Fig. 7.1,
7.3
entre la recolección y el procesamiento 118, 120, 122, 125–127
herméticos
permeables 225–227, 238
toma de muestras de ensayo en 284–285, 353
Recogida del fruto

437
Recolección 1, 34–43, 428–433. Fig. 4.1–4.17
capacitación para 111
con fines de conservación de recursos genéticos 61
con fines de investigación
costos 359, 397
de muestras con fines de investigación 57–58, 357
de suministros en gran escala (a granel) 56–57, 58, 65
en aclareos 81
en árboles cortados 78, 79
en árboles en pie
en el suelo del bosque 68–78
en un único árbol 58–60, 65
formas 356–358, 361, 366–369, 403
métodos y factores que los determinan 67, 68
monoclónica 60–61
útiles manuales 77, 78, 79–84, 105–106, 112. Fig. 4.6, 4.7, 4.17
Reconocimiento 44–46 51, 65, 362, 406
Recubrimiento de la semilla
Recuento
de la fructificación 44–46. Fig. 3.2
de semillas 293–294. Fig. 9.5
electrónico 294
por aspiración 293. Fig. 9.8
con tablero 293–294. Fig. 9.7
Recuperación con red, sistema de 75–77, 78. Fig. 4.4
Recursos genéticos, conservación de 75–77, 78. Fig. 4.4
almacenamiento con fines de
ensayos con fines de
recolección con fines de 352–354
Red para árboles 97
Refrigeración 192, 227, 235–237, 412–414
Registros 62, 122–123, 356–410, 416
de existencias de semilla 356, 359, 371–372, 389, 391, 398–399, 402, 403
Rehumedecido
Reino Unido 1, 43, 46, 49, 91, 107, 264, 352, 409. Fig. 4.14
Remojado en agua fría 162, 166, 169, 183, 192, 209, 223, 227, 266
Rendimiento de conos, frutos y semillas 107–108, 428

438
Repelentes 270–276, 307. Fig. 8.11
Replicación 292, 297, 305, 320–321, 326, 339–346, 353, 377–378
en peso 322
Resina 132
Resistencia, materiales de recipientes
Respiración 24
aeróbica 211
anaeróbica 212, 265
durante el almacenamiento, 209, 211–220, 213, 215, 223, 227, 238
durante la estratificación 264
entre la recolección y el procesamiento 114, 126, 133
Revestimiento protector
Rifles, uso de 84–86
Rodales
excelentes 38, 46, 56, 58, 63, 95, 357, 364
normales 57
semilleros 38, 63, 95, 357, 364
Rodewald, germinador de 303
Roedores 23, 55, 68, 119, 120, 143, 220, 225, 271, 354
Ropa del trepador 73, 96, 97

Sabah 154, 163, 251, 259, 356, 363–384. Fig. 8.4


Saco embrional 12, 21
Sacudidoras de árboles 62, 74–75, 77. Fig. 4.2
Sacudimiento para inducir la caída de la semilla
manual 71. Fig. 4.1
mecánico 74–75. Fig. 4.2
Sámara 18, 135, 207. Fig. 2.3
Sarcotesta 18
Saturación del vapor de agua 184–185
Secado 143, 153. Fig. 6.4, 6.8
a la sombra 161, 162, 169. Fig. 6.10
al aire 52, 132
al sol 63, 118, 121–122, 140–147, 185. Fig. 6.3 y 6.5
de frutos
entre recolección y procesamiento 63, 119, 120–122, 429. Fig. 5.1–5.4
para extraer la semilla 128, 132, 135, 139–161
de semillas 183, 191–192, 197–198, 199, 207, 416, 419–420

439
para determinar el contenido de humedad 333, 346. Fig. 9.18
en dos fases 191
en estufa 121, 122, 134, 135, 147–157, 166, 185
Seguridad 92, 96, 98–104, 111, 112
cinturón o arnés 86, 90, 91, 94, 95, 96–104, 113. Fig. 4.13
casco 86, 106, 112. Fig. 4.13
cuerda larga 86, 92, 96, 98–104, 111, 112. Fig. 4.10, 4.14, 4.16
precauciones 98, 104, 111–113, 160, 252, 253, 414–415
cuerda corta 94, 104
eslinga 86, 90, 92, 98–99, 112, 113
Separación (de la semilla) 120, 128, 138, 139, 166–167, 169–180, 193, 346,
415. Fig. 6.2
Separación de las alas 120, 122, 128, 167–169, 193, 207. Fig. 6.14 y 6.16
en húmedo 168–169
Separadores, véase Partidores 128, 139, 157–163, 276–278. Fig. 6.2, 6.4, 6.8,
6.10, 6.13, 6.20
Sequía, efecto de la 30, 51
Siembra 236, 322
aérea 271, 275. Fig. 1.3
Sierras, uso de 84, 103, 106. Fig. 4.6–4.8
Sincárpico 18
Sincarpo 120, 138
Sinérgidas 12
Sombra 125, 126, 147
secado a la 139–140
Sonda tomamuestras 225, 284–285. Fig. 9.1
Soportes tipo caballete 129. Fig. 5.1 y 6.1
Substratos 306, 313
Sudán 198, 257, 259, 347
Suecia 48, 169, 247
Superficie
de los rodales de conservación 61
de plantación anual en los trópicos 3, 38. Fig. 1.2
del total de plantaciones tropicales 2–3. Fig. 1.1

Tailandia 54, 55, 62, 68, 86, 105, 108, 140, 143, 172, 199, 249, 259, 307, 337,
392, 400–403
Tamaño de la semilla 169–170. Fig. 9.5

440
Tambores
de secado
de volteado
Tamizado véase Cribado 63, 68, 75, 77, 119, 129, 140, 146
Tanzanía 48, 247, 249, 387
Tasa de germinación 318
Tegmen 12, 16
Telescopio 45
Temperatura, eectos de la
durante el almacenamiento Cap. 7, 215–221, 414, 419–420
durante el oreo previo 132–134
durante el secado 147–151, 166, 183–190, 191
durante el tratamiento previo 244, 262, 265, 267, 271, 277
durante los ensayos 297–307, 308–313, 326, 333
en la floración 30
en la germinación 24–25
en la latencia 26
entre la recolección y el procesamiento 115, 126
inferior a cero grados 215, 220, 221, 223, 224, 234, 239
Termes 166, 259
Testa 12, 16, 21, 278
Textura superficial de las semillas 169
Thiram 272
Tolueno, destilación con 333
Toma de muestras
Tóxicas, sustancias 209–234, 306
Transporte 62, 118, 121, 123, 124–125, 128, 209, 429
Transplantes 318, 348–351
Tratamiento previo 132–193, 201, 241–278, 314, 321, 377. Fig. 8.1, 8.13
con agua caliente 246, 247, 251–252. Fig. 8.4
con calor húmedo 259, 266, 270
con calor seco
con frío húmedo
método IDS 276–278. Fig. 8.12, 8.13
método PREVAC 277–278. Fig. 8.12, 8.13
Trepa 86–106. Fig. 4.16
directamente a la copa 86–95. Fig. 4.9–4.14, 4.15

441
por el fuste 95–97. Fig. 4.17
Trilla 129, 161, 162–163. Fig. 6.12, 6.13
Trinidad 41
Triploides, células 12, 13, 21
Turba 37, 259, 261, 262

Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas 75, 107, 168


Utiles manuales para recolección 91, 98, 105, 112

Vacío
almacenamiento en 211, 225
en el ensayo de tetrazolio 325
en el método PREVAC 278, Fig. 8.12
Vaina 18, 163, 180. Fig. 2.3
Valor máximo 319, 345
Vapor de agua 184, 185, 228, 229
Velocidad de germinación diaria
Ventilación (circulación del aire)
antes del procesamiento 119–121, 125–129, 133, 135
durante el almacenamiento 211–212, 220, 223, 227, 413, 417
durante el secado de frutos 139, 146, 148–156
durante el secado de semillas 185, 189, 190
durante el tratamiento previo 265, 266
durante los ensayos 297, 307
Ventilación de tiro forzado, en secado 148–157, 191, 192
Ventiladores 172, 175
Vermiculita 259, 261, 306, 310
Viabilidad 7, 9, 25, 30
afectada por el momento y el método de la recolección 43, 55, 57, 68
determinación por métodos indirectos 282, 296, 322–328, 346, 408. Fig.
9.16, 9.17
ensayo 314, 322–328, 340–344, 354
mantenimiento de la
durante el almacenamiento Cap. 7
durante la extracción y el procesamiento 148, 166, 167, 176
entre la recolección y el procesamiento 114–120, 125
registro en formularios 356, 362, 408, 409, 410
Vibradoras 129

442
Vidrio, frascos de 18, 22, 23, 133–228
Viento 20, 30, 44, 51, 79
árboles derribados por el 79
Vigor, clases de semillas germinados por su 318
Viveros 126, 132, 240, 293–297, 306, 318, 319, 347–354
pérdidas y desechamientos en 41, 42, 347–353
factor de recuperación en 41, 348–353
Vivíparas 23
Volátiles, sustancias, en la semilla 333
Volteado 128, 129, 161–162, 168, 169. Fig. 6.4, 6.8, 6.10, 6.11

Wáshington 46
Waxoline rojo, tinte 272

Zambia 41, 348


Zigoto 12, 21
Zimbabwe 60, 124, 144, 153, 161, 175, 288, 345, 350, 352. Fig. 6.1, 6.3, 6.11,
6.18, 9.5
Zonas semilleras 37, 388. Fig. 3.1

CUADERNOS TECNICOS DE LA FAO ESTUDIOS FAO: MONTES

Manual sobre contratos de aprovechamiento de bosques en tierras


1.
públicas, 1977 (E * F* I*)
Planificación de carreteras forestales y sistemas de aprovechamiento,
2.
1978 (E* F* I*)
3. Lista mundial de escuelas forestales, 1977 (E/F/I*)
3 Rev. 1 — Lista mundial de escuelas forestales, 1981 (E/F/I*)
3 Rev. 2 — Lista mundial de escuelas forestales, 1986 (E/F/I*)
La demanda, la oferta y el comercio de pasta y — Vol. 1, 1977 (E*
4.
papel en el mundo F* I*)
— Vol. 2, 1978 (E*
F*)
La comercialización de las maderas tropicales en América del Sur,
5.
1978 (E* I*)
6. National parks planning, 1978 (E*** F* I*)
Actividades forestales en el desarrollo de comunidades locales, 1978
7.
(E* F* I*)
8. Técnica de establecimiento de plantaciones forestales, 1978 (A*** C*

443
E* F* I*)
9. Las astillas de madera: su producción y transporte, 1978 (C* E* I*)
Evaluación de los costos de extracción a partir de inventarios
10.
forestales en los trópicos, 1979
1. — Principios y metodología (E* F* I*)
2. — Recolección de datos y cálculos (E* F* I*)
11. Savánna afforestation in Africa, 1978 (F* I*)
12. China: forestry support for agriculture, 1978 (I*)
13. Precios de productos forestales, 1979 (E/F/I*)
14. Mountain forest roads and harvesting, 1979 (I*)
14 Rev. 1 — Logging and transport in steep terrain, 1985 (I*)
AGRIS forestal: catálogo mundial de los servicios de información y
15.
documentación, 1979 (E/F/I*)
16. China integrated wood processing industries, 1979 (E *** F * I*)
17. Análisis económico de proyectos forestales, 1979 (E* F* I*)
Sup. 1 — Análisis económico de proyectos forestales: estudios
17
monográficos, 1981 (E* I*)
17 Sup. 2 — Economic analysis of forestry projects: readings, 1980 (I*)
18. Precios de productos forestales 1960–1978, 1979 (E/F/I*)
Pulping and paper-making properties of fast
19. — Vol. 1, 1980 (I*)
growing plantation wood species
— Vol. 2, 1980 (I*)
20/1. Mejora genética de árboles forestales, 1980 (E* F* I*)
20/2. Guia para la manipulación de semillas forestales, 1991 (E* I*)
21. Suelos de las regiones tropicales húmedas de tierras bajas — efectos
causados por las especies de crecimiento rápido, 1984 (E* F* I*)
22/1. Estimación del volumen forestal y predicción del rendimiento
Vol. 1 — Estimación del volumen, 1980 (E* F* I*)
22/2. Estimación del volumen forestal y predicción del rendimiento
Vol. 2 — Predicción del rendimiento, 1980 (E* F* I*)
23. Precios de productos forestales 1961–1980, 1981 (E/F/I*)
24. Cable logging systems, 1981 (I*)
25. Public forestry administration in Latin America, 1981 (I*)
26. La silvicultura y el desarrollo rural, 1981 (E* F* I*)
27. Manual of forest inventory, 1981 (F* I*)
Aserraderos pequeños y medianos en los países en desarrollo, 1982
28.
(E* I*)

444
Productos forestales: oferta y demanda mundial 1990 y 2000, 1982
29.
(E* I*)
30. Los recursos forestales tropicales, 1982 (E/F/I*)
31. Appropriate technology in forestry, 1982 (I*)
Clasificaciones y definiciones de los productos forestales, 1982
32.
(A/E/F/I*)
33. La explotación maderera de bosques de montaña, 1984 (E* F* I*)
34. Especies frutales forestales, 1982 (E* F* I*)
35. Forestry in China, 1982 (I*)
36. Tecnología básica en operaciones forestales, 1983 (E* F* I*)
Conservación y desarrollo de los recursos forestales tropicales, 1983
37.
(E* F* I*)
38. Precios de productos forestales 1962–1981, 1982 (E/F/I*)
39. Frame saw manual, 1982 (I*)
40. Circular saw manual, 1983 (I*)
41. Métodos simples para fabricar carbón vegetal, 1983 (E* F* I*)
Disponibilidades de leña en los países en desarrollo, 1983 (A* E* F*
42.
I*)
Ingresos fiscales procedentes de los montes en los países en
43.
desarrollo, 1984 (E* F* I*)
Especies forestales productoras de frutas y otros alimentos, 1984 (E*
44/1.
F* I*)
Especies forestales productoras de frutas y otros alimentos, 1985 (E*
44/2.
F* I*)
Especies forestales productoras de frutas y otros alimentos, 1987 (E*
44/3.
F* I*)
45. Establishing pulp and paper mills, 1983 (I*)
46. Precios de productos forestales 1963–1982, 1983 (E/F/I*)
47. Technical forestry education-design and implementation, 1984 (I*)
48. Evaluación de tierras con fines forestales, 1985 (E* F* I*)
Extracción de trozas mediante bueyes y tractores agrícolas, 1984 (E*
49.
F* I*)
50. Changes in shifting cultivation in Africa, 1984 (F* I*)
50/1. Changes in shifting cultivation in Africa, seven case-studies, 1985 (I*)
Etudes sur les volumes et la productivitédes peuplements forestiers
51/1.
tropicaux
1. Formations forestières sèches, 1984 (F*)
52/1. Cost estimating in sawmilling industries: guidelines, 1984 (I*)

445
52/2. Field manual on cost estimation in sawmilling industries, 1985 (I*)
Ordenación intensiva de montes para uso múltiple en Kerala (India),
53.
1985 (E* I*)
54. Planificación del desarrollo forestal, 1984 (E*)
Ordenación forestal de los trópicos para uso múltiple e intensivo, 1985
55.
(E* F* I*)
56. Breeding poplars for disease resistance, 1985 (I*)
57. La madera de coco, 1985 (E* I*)
58. Cuidado y mantenimiento de sierras, 1989 (E* I*)
59. Efectos ecológicos de los eucaliptos, 1987 (E* F* I*)
Seguimiento y evaluación de proyectos forestales de participación,
60.
1991 (E* F* I*)
61. Precios de productos forestales 1965–1984, 1985 (E/F/I*)
Lista mundial de instituciones que realizan investigaciones sobre
62.
bosques y productos forestales, 1985 (E/F/I*)
63. Industrial charcoal making, 1985 (I*)
64. Cultivo de árboles por la población rural, 1988 (E* F* I*)
65. Forest legislation in selected African countries, 1986 (I* F*)
66. Organización de la extensión forestal, 1988 (E* I*)
67. Some medicinal forest plants of Africa and Latin America, 1986 (I*)
68. Appropriate forest industries, 1986 (I*)
69. Management of forestry industries, 1986 (I*)
70. Terminología del control de incendios en tierras incultas, 1986 (E/F/I*)
Repertorio mundial de instituciones de investigación sobre bosques y
71.
productos forestales, 1986 (E/F/I*)
72. Wood gas as engine fuel, 1986 (I*)
73. Forest products: world outlook projections, 1986 (I*)
74. Guidelines for forestry information processing, 1986 (I*)
An operational guide to the monitoring and evaluation of social forestry
75.
in India, 1986 (I*)
76. Wood preservation manual, 1986 (I*)
Databook on endangered tree and shrub species and provenances,
77.
1986 (I*)
78. Appropriate wood harvesting in plantation forests, 1987 (I*)
Pequeñas empresas de elaboración de productos del bosque, 1990
79.
(E* F* I*)
80. Forestry extension methods, 1987 (I*)

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81. Guidelines for forest policy formulation, 1987 (I*)
82. Precios de productos forestales 1967–1986, 1988 (E/F/I*)
Trade in forest products: a study of the barriers faced by developing
83.
countries, 1988 (I*)
Productos forestales: proyecciones de las perspectivas mundiales
84.
(Cuadros por productos y países), 1988 (E/F/I*)
85. Forestry extension curricula, 1988 (I*)
86. Forestry policies in Europe, 1988 (I*)
87. Explotación en pequeña escala de productos forestales madereros y
no madereros con participación de la población rural, 1990 (E* I*)
88. Management of tropical moist forests in Africa, 1989 (I* F*)
89. Review of forest management systems of tropical Asia, 1989 (I*)
90. Silvicultura y seguridad alimentaria, 1991 (E* I*)
91. Design manual on basic wood harvesting technology, 1989 (I*)
92. Forestry policies in Europe, 1989 (I*)
Conservación de energía en las industrias mecánicas forestales, 1991
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(E* I*)
94. Manual on sawmill operational maintenance, 1990 (I*)
95. Precios de productos forestales 1969–1988, 1990 (E* I*)
Planning and managing forestry research: guidelines for managers,
96.
1990 (I*)
97. Non-wood forest products: the way ahead, 1991 (I*)

Disponibilidad: diciembre de 1991

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