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Compilado por
R. L. Willan
para el
Centro de Semillas Forestales de DANIDA
M-31
ISBN 92-5-302291-4
PROLOGO
1
La presente publicación es otro ejemplo de esa cooperación. Se reúne en ella
información procedente de diversas fuentes, como los recursos de capacitación
FAO/DANIDA mencionados supra, documentos de trabajo de proyectos de la FAO
sobre el terreno y folletos y notas de carácter técnico compilados por el Centro de
Semillas. En 1983 se publicó una edición provisional de esta Guía en un número
limitado de ejemplares, que se distribuyeron con el fin de recibir comentarios. La
presente edición se ha revisado a la luz de los comentarios de los lectores de aquélla, y
se han añadido ilustraciones.
AGRADECIMIENTOS
La Guía ha sido compilada por R.L. Willan, Consultor. Los especialistas siguientes
efectuaron por escrito valiosos comentarios sobre borradores anteriores: H. Barner, F.T.
Bonner, A.G. Gordon, S.K. Kamra, F. Ng, P.G. Pattanath, M. Robbins, M. Simak. B.
Suszka, J.W. Turnbull y B. Wang.
Las ilustraciones proceden de muchas fuentes distintas; muchas de ellas han aparecido
ya en publicaciones anteriores. La FAO y DANIDA expresan su gratitud a todos los que
generosamente han proporcionado ilustraciones y han autorizado su reproducción. La
fuente de cada ilustración figura en el pie correspondiente. El dibujo de la cubierta es
obra de M. Robbins.
2
Se agradecen las facilidades y la ayuda de todo el personal del Centro de Semillas
Forestales de DANIDA y del personal de la biblioteca del Instituto de Silvicultura de la
Commonwealth (CFI), en Oxford.
DANIDA
Los hiperenlances que remiten a sitios Internet distintos de los de la FAO no implican,
de parte de la Organización, ratificación oficial o responsabilidad respecto a opiniones,
ideas, datos o productos presentados en dichos sitios, o una garantía de validez acerca
de las informaciones que contienen. El único propósito de los enlaces a sitios distintos
de los de la FAO es proporcionar otras informaciones disponibles sobre asuntos
conexos.
INDICE
Capítulo 1 INTRODUCCION
Introducción
Polinización y fecundación
3
Dispersión de la semilla en las angiospermas
Germinación de la semilla
Latencia
Introducción
Especies
Procedencias
Rodales
Efecto de la periodicidad
Recuento de la frusctificación
Métodos de laboratorio
4
Determinación de los árboles en que se va a recolectar
Recolecciones monoclónicas
Introducción
Caída natural
Sacudimiento manual
Sacudimiento mecánico
Escondrijos de animales
Recolección manual
Uso de rifles
5
Trepa directa a la copa
Capacitación y seguridad
Introducción
Mantenimiento de la viabilidad
Mantenimiento de la identidad
Transporte
Introducción
Limpieza previa
Oreo previo
Métodos de extracción
Despulpado
6
Secado al sol
Estufas portátiles
Precauciones de seguridad
Separación
Volteado
Trillado
Tamizado o cribado
Aventamiento
Flotación en un líquido
7
Clasificación
Introducción
Semillas recalcitrantes
Estado de la semilla
Luz
8
Almacenamiento en seco con fines de conservación de recursos
genéticos a largo plazo
Otros métodos
Diseño y equipo
Envío de la semilla
Introducción
Tipos de latencia
Métodos físicos
Remojado en agua
Métodos biológicos
9
Tratamientos especiales para romper la latencia mecánica
Latencia morfológica
Usos
Materiales y métodos
Introducción
Toma de muestras
Mezclado
Peso de la muestra
Análisis de pureza
Peso de la semilla
10
Ensayos de germinación
Equipo de germinación
Condiciones de la germinación
Evaluación
Energía de germinación
Valor de germinación
Ensayo de corte
Métodos radiográficos
Peróxido de hidrógeno
Otros ensayos
Determinación de la autenticidad
Pureza
Peso de la semilla
11
Germinación
Repetición de ensayos
12
5
13
1C14 Nota normalizada de envío y certificado de semillas, Australia
Apéndice 7 Glosario
Apéndice 8 Bibliografía
Bibliografía seleccionada
(algunas referencias)
Indice Temático
LISTA DE ILUSTRACIONES
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2.4 Sección longitudinal de un óvulo de Pinus durante el período de desarrollo de los
tubos polínicos que precede a la fecundación
3.4 El contenido de semilla se estima contando las semillas buenas en una sola
superficie de cada uno de varios conos cortados longitudinalmente
4.7 Sierras, tijeras, rastrillos y otras herramientas de mano para recolectar los frutos
de los árboles
15
4.15 Utilización de una herramienta manual y una cuerda de seguridad larga para
recolectar frutos en la copa
4.16 Control del descenso por el propio trepador mediante el método de bloqueo de la
cuerda de seguridad larga
4.17 Utilización de una plataforma con brazo extensible para recolectar conos
6.4 Secado al sol de conos de Pinus kesiya y Pinus merkusii en tambores giratorios
6.14 Hormigonera que se utiliza para quitar las alas de las semillas
6.15 Máquina Missoula para quitar las alas a pequeños lotes de semilla
16
6.16 Semillas de Liriodendron tulipifera antes y después de quitárseles las alas
6.21 Contenido de humedad en equilibrio de semilla de trigo, con curvas distintas para
la desorción y absorción
7.3 Ejemplos de distintos tipos de recipientes que se utilizan para almacenar o enviar
semilla
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8.9 Semillas de pino de incienso preparadas para la estratificación en una bolsa de
plástico
8.10 Efectos de varios tratamientos para romper la latencia doble en Cercis canadensis
8.11 Procedimiento que recomienda el Servicio Forestal de los Estados Unidos para
preparar un repelente y aplicarlo a las semillas de Pinus elliottii
9.5 Pantalla de cristal opaco para realizar ensayos de pureza y determinar el número
de semillas por kilogramo
9.6 Dos tipos de balanza para pesar semilla que se utilizan en laboratorios
9.11 Cajas de germinación, una transparente y otra negra, para el ensayo de semillas
9.15 Radiografía con rayos X de frutos de teca, en los que se observa una variación en
el número de lóculos
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9.16 Radiografías con rayos X que muestran distintas clases de embrión y endosperma
en las semillas de coníferas
9.18 Semillas de Quercus cortadas por la mitad para pasar a la estufa, a fin de
determinar su contenido de humedad
Capítulo 1 INTRODUCCION
Finalidad y contenido de la presente Guía
Durante el pasado decenio se ha incrementado afortunadamente el número de
publicaciones dedicadas a las semillas forestales. Algunas de ellas se referían a
determinados géneros importantes, como por ejemplo Eucalyptus (Boland y otros 1980),
Acacia (Doran y otros 1983) o Prosopis (Ffolliot y Thames 1983). Otras se ocupaban de
una determinada operación, como por ejemplo la recolección de la semilla (Yeatman y
Nieman 1978, Mittak 1978, Robbins y otros 1981). Otras se ocupaban de una manera
más amplia de toda la gama de operaciones de manipulación de semillas en un
determinado país, como por ejemplo los Estados Unidos (Schopmeyer 1974), Francia,
(CEMAGREF 1982), el Reino Unido (Gordon y Rowe 1982) o Colombia (Trujillo
Navarrete). Las notas de clase preparadas para el Curso FAO/DANIDA de Capacitación
en Recogida y Manipulación de Semillas Forestales (FAO 1975b) abarcan todos los
aspectos de la recolección de semillas y comprenden ejemplos de varias especies
tropicales, y diversos autores que trabajan en los trópicos han presentado valiosas
ponencias a varias reuniones del Grupo de Trabajo S2.01.06 de la Unión Internacional
de Organizaciones de Investigación Forestal (IUFRO) sobre problemas de las semillas,
especialmente al Curso práctico IUFRO/ISTA/INIF sobre problemas de las semillas
tropicales que se celebró en México en octubre de 1980 y al Simposio de la IUFRO
sobre calidad de las semillas de especies arbóreas forestales tropicales y subtropicales,
celebrado en Bangkok en mayo de 1984.
Los manuales más completos sobre manipulación de semillas constan de una primera
parte en la que se describe el principio de la manipulación de semillas en general y una
segunda en la que se resumen las características específicas de cada especie y los
19
métodos de manipulación que se recomiendan para ella (véanse por ejemplo
Schopmeyer 1974, Gordon y Rowe 1982). La presente Guía se refiere únicamente a los
principios generales. El Centro de Semillas Forestales de DANIDA tiene previsto
complementarla publicando: a) una serie de folletos sobre semillas de distintas
especies, con información pormenorizada y prescripciones para ellas, y b) una serie de
notas técnicas, con descripciones de determinadas técnicas y componentes del equipo
de manipulación de semillas. Cabe aducir que, si se dispone de una guía práctica clara,
no hay apenas necesidad de describir los principios. Sin embargo, para el manipulador
de semillas curiosos e inquisitivo son evidentes las ventajas de saber no solamente qué
debe hacer, sino también el por qué, de seguir una explicación racional en vez de un
rígido “recetario”. Por otra parte, en el caso de muchas especies tropicales siguen
faltando los conocimientos necesarios para formular unas prescripciones de
manipulación normalizadas; en esos casos, es posible que el manipulador de semillas
tenga que efectuar su propia investigación para determinar cuáles son los mejores
métodos en las condiciones locales, y se beneficiará del acceso a una bibliografía en la
que podrá encontrar una amplia gama de experiencias con otras especies. Se espera
por consiguiente que esta Guía proporcione un marco útil para una información más
específica sobre especies y técnicas determinadas. Aunque siempre que ha sido
posible se han utilizado ejemplos referidos a especies tropicales, cuando no se disponía
de experiencia específica de las zonas tropicales se ha citado también la experiencia de
zonas templadas.
Tras el presente capítulo (Capítulo 1) figura en esta Guía una visión simplificada y
concisa de la biología de la semilla (Capítulo 2). Los capítulos siguientes describen la
planificación y realización de la recolección de semillas (Capítulos 3 y 4), la
manipulación de las semillas entre la recolección y el procesamiento (Capítulo 5), el
procesamiento de las semillas (Capítulo 6), el almacenamiento (Capítulo 7), el
tratamiento previo (Capítulo 8) y el ensayo (Capítulo 9). Los apéndices comprenden
ejemplos de documentación de semillas y diseño de instalaciones para el
almacenamiento de largo plazo, una bibliografía y ejemplos de la logística y el equipo
que intervienen en la recolección de semillas. Como Apéndice 7 figura un glosario que
puede resultar de utilidad, especialmente para entender los términos botánicos que se
emplean en el Capítulo 2.
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En muchos países del mundo aumenta cada año el número de árboles que se plantan.
En un estudio reciente (Lanly 1982) se ha estimado que la superficie de plantaciones
forestales en los países tropicales pasará de 11,5 millones de hectáreas en 1980 a 17,0
millones en 1985, lo que supone un incremento del 48 por ciento en cinco años. De los
11,5 millones de hectáreas a finales de 1980, el 40 por ciento se había plantado en los
cinco años anteriores. Se espera que la tasa media anual de plantación pase de 0,92
millones de hectáreas en el período 1976–1980 a 1,10 millones en el período 1981–
1985, lo que supondría un incremento del 20 por ciento. En muchos países templados
están también en curso amplios programas de plantación. Además de las nuevas
plantaciones, cada año debe llevarse a cabo, a una escala considerable, la replantación
de plantaciones cosechadas de especies que no forman monte bajo.
Por grandes que puedan parecer esas superficies, equivalen a sólo una décima parte
aproximadamente de la superficie de bosque natural que se destruye en los trópicos en
ese mismo período. No hay duda de que a partir de 1985 será preciso incrementar aún
más las tasas de plantación.
Las plantaciones forestales son un poderoso instrumento del que disponen los
ingenieros forestales en sus permanentes esfuerzos por elevar la productividad por
unidad de superficie -la única manera de conciliar la creciente demanda de productos y
servicios forestales, por un lado, con el descenso de la superficie de tierra dedicada a la
silvicultura por otro. La combinación de una preparación intensiva del terreno con la
utilización de material de vivero uniforme y bien desarrollado, plantado con un
espaciamiento uniforme, incrementa el crecimiento y el rendimiento, reduce la duración
de la rotación, facilita los cuidados y la cosecha y mejora la calidad y uniformidad de la
madera en comparación con el bosque natural. Las plantaciones ofrecen también la
posibilidad de utilizar a gran escala el material genéticamente mejorado que obtienen
los fitogenetistas. Aunque no se trata de sustituir indiscriminadamente todo el bosque
natural por plantaciones, la utilización sensata de éstas puede reducir por sí misma, al
ofrecer otra posible fuente de productos forestales, la presión que se ejerce sobre el
bosque natural que aún existe y de esa manera contribuir a conservarlo como hábitat y
fuente de diversidad genética.
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Con algunas excepciones, especialmente entre los álamos y sauces y en algunas
especies tropicales de Casuarina, los árboles se propagan mediante semillas, y la
idoneidad y calidad de éstas influyen de manera muy considerable en el éxito de las
plantaciones que se efectúan a partir de ellas. Está ampliamente aceptado que la
utilización de semillas viables procedentes de rodales de gran calidad intrínseca es la
mejor manera de garantizar unas plantaciones de crecimiento rápido y sanas, capaces
de rendir madera de gran calidad (Aldhous 1972). La calidad de la semilla comprende
tanto la calidad genética como la calidad fisiológica. La presente Guía se refiere a la
calidad fisiológica. A la calidad genética se hacen sólo breves referencias, por ejemplo,
en el Capítulo 3 al tratar de la planificación de la recolección de las semillas, y para un
análisis completo de la cuestión el lector puede acudir a estudios pormenorizados sobre
mejora genética de árboles como los de Wright (1976), Faulkner (1975), Burley y Wood
(1976), FAO (1974, 1980), Nienstaedt y Snyder (1974), Rudolf y otros (1974), Barber
(1969), van Buijtenen y otros (1971) y Zobel y Talbert (1984).
1.1 Superficies totales estimadas de plantaciones forestales 1.2 Tasas anuales de plantación estimadas (plantaciones
en el Africa tropical (37 países), la América tropical (23 forestales industriales y no industriales). Tendencias
países) y el Asia tropical (16 países), 1975–1985. (Fuente: recientes en tres importantes zonas de plantación
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Lanly 1982) tropicales: el Brasil, la India y el Africa tropical. (Fuente:
Lanly 1981 a, 1981 b, 1981 c)
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1.3 Efecto de la elección de especies sobre la
cantidad de semillas necesaria por unidad de
superficie. La superficie total del cuadrado
correspondiente a cada especie es proporcional
al peso de la semilla necesaria en g/ha; esta cifra
aparece a continuación del nombre de la especie.
Excepto en el único ejemplo de siembra aérea de
E. delegatensis, el método de establecimiento es
plantación de material desarrollado en viveros.
Hay que hacer hincapié en que la expresión “buena semilla” comporta tanto una semilla
muy viable y vigorosa como una semilla genéticamente idónea para el lugar en que se
planta y los fines con que se planta. Puede ocurrir que una semilla fisiológicamente
buena tenga por resultado el establecimiento satisfactorio de una plantación, pero que
ésta sea de escaso vigor debido a que crece con lentitud, no se adapta bien al lugar o
no produce el tipo de madera adecuado porque no se eligió correctamente la
procedencia o genotipo. Por otra parte, no tiene mucho sentido producir semilla
genéticamente mejorada, a un costo superior, si esa semilla luego muere debido a unas
técnicas de manipulación deficientes y ha de ser sustituida o suplementada por semilla
de inferior calidad para conseguir los objetivos de plantación. La manipulación correcta
de las semillas es un complemento esencial de la mejora genética.
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especies y condiciones locales. Por ejemplo, las semillas de cubierta dura y gran
longevidad natural que se producen regularmente todos los años no precisan para su
almacenamiento más que una habitación bien ventilada y dotada de protección contra
plagas y enfermedades. Un refrigerador o “congelador” doméstico puede bastar
perfectamente para el almacenamiento de largo plazo cuando cada año se van a utilizar
solamente pequeñas cantidades. En algunos países puede ser esencial contar con
grandes dependencias y equipo mecanizado, pero no se debe incurrir en fuertes gastos
al respecto sin haber efectuado antes una evaluación completa de las posibles
opciones.
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la latencia de la cubierta seminal, el almacenamiento no debe presentar grandes
problemas, y un programa de investigación modesto debe indicar el tratamiento previo
más adecuado para romper esa latencia e inducir una germinación uniforme en el
vivero. Mucho más difícil de resolver es el problema de conservar la viabilidad de las
semillas recalcitrantes de especies del bosque higrofítico tropical, especialmente de las
que no son capaces de sobrevivir a temperaturas inferiores a unos 10° C. Se han
sugerido diversas posibilidades (King y Roberts 1979), pero hasta el momento es poco
lo que se ha avanzado hacia un método práctico de almacenamiento que fuera aplicable
en proyectos de forestación en gran escala. Se precisa mucha más investigación para
resolver este problema. Hasta que se encuentre una solución, las dipterocarpáceas y
otras especies recalcitrantes de los bosques higrofíticos tropicales seguirán como en el
pasado sin servir para iniciar una silvicultura de plantaciones extensas.
Polinización y fecundación
Una semilla es una unidad reproductiva que se desarrolla a partir de un óvulo, por lo
general una vez fecundado éste. Tienen óvulos tanto las angiospermas (las auténticas
plantas con flores) como las gimnospermas (que comprenden las coníferas). En las
angiospermas los óvulos están totalmente encerrados dentro del ovario, mientras que
en las gimnospermas los óvulos son “desnudos”, y típicamente aparecen en pares en la
superficie superior y cerca de la base de cada escama de los conos femeninos. Como
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las escamas del cono están siempre firmemente cerradas salvo en el momento de la
polinización y, después, cuando caen las semillas, la “desnudez” es sólo relativa.
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2.1 Sección longitudinal de un pistilo típico justo antes de la fecundación. (Servicio Forestal,
Dpto. Agric. EE.UU.)
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2.2 Secciones longitudinales de semillas maduras de: A) Paulownia
tomentosa, con un endosperma evidente. B) Tectona grandis, donde el
endosperma ha desaparecido y los cotiledones ocupan casi toda la
cavidad de la semilla. (Servicio Forestal, Dpto. Agric. EE.UU.)
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C) Sámara de Triplochiton scleroxylon. D) Nuez (bellota) de Quercus rubra.
(Instituto de Investigaciones Forestales de Nigeria) (Servicio Forestal, Dpto. Agric. EE.UU.)
E) Drupa de Tectona grandis. (S.K. Kamra) F) Cono de Pinus oocarpa. (A.M.J. Robbins)
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evidente y continúa ocupando más sitio en la semilla que el embrión, aun en las
semillas maduras. En otras especies, como Tectona, el embrión va absorbiendo
las reservas nutricias del endosperma durante sus últimas fases de desarrollo,
hasta que el endosperma desaparece cuando la semilla está madura.
4. El embrión ocupa la parte central de la semilla. Su grado de desarrollo cuando la
semilla está madura varía considerablemente según la especie. En los
embriones de algunas especies se pueden distinguir todas las partes de la
planta rudimentaria -la radícula, que en la germinación dará lugar a la raíz
primaria; las hojas de la semilla o cotiledones; la plúmula, de la que surgirá el
tallo primario, y el hipocótilo, que conecta los cotiledones con la radícula.
Cuando el embrión absorbe todas las reservas nutricias del endosperma, los
cotiledones gruesos y carnosos suelen convertirse en los principales órganos de
almacenamiento de alimento y ocupar casi toda la cavidad seminal.
En algunas especies, como por ejemplo Fraxinus excelsior, el embrión sigue siendo
pequeño y poco desarrollado cuando la semilla está ya lista para su dispersión, y se
precisa otro período en condiciones ambientales adecuadas para que madure el
embrión una vez caídas las semillas y antes de que éstas sean capaces de germinar.
En su forma más compleja, la semilla madura puede estar integrada por tejido diploide
procedente del árbol padre (la cubierta seminal, incluidos la testa y el tegmen, y el
perisperma), tejido triploide en el endosperma y tejido diploide de la nueva combinación
genética en la descendencia del embrión. Pero pueden faltar tanto el perisperma (casi
siempre) como el endosperma (con frecuencia). Los componentes esenciales de todas
las semillas son el embrión, el revestimiento protector que es la cubierta seminal y una
reserva de sustancias nutricias que pueden estar almacenadas en los cotiledones, el
hipocótilo, el endosperma o el perisperma.
a. Dehiscente, que se abre cuando está maduro para soltar las semillas encerradas
en su interior; como ejemplos cabe citar la cápsula (por ejemplo, Eucalyptus),
fruto multilocular que se deriva de un ovario sincárpico, y la vaina de las
leguminosas (por ejemplo, Cassia), que se deriva de un único carpelo y se abre
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a lo largo de dos suturas. En el momento de la dehiscencia, el pericarpo puede
ser seco, semicarnoso o carnoso. En los trópicos húmedos son frecuentes las
cápsulas de semicarnosas a carnosas (por ejemplo, Baccaurea, Durio,
Dysoxylum, Myristica), que suelen estar asociadas con el desarrollo de una
pulpa (arilo o sarcotesta) de diversos colores, y de gusto agradable o maloliente,
en torno a la semilla.
b. Indehiscente o seco, muy fundido con la semilla; son ejemplos el aquenio, que
es un fruto menospermo pequeño y duro con el pericarpo membranoso, la
sámara, que se parece al aquenio pero cuyo pericarpo se extiende en forma de
ala (por ejemplo, Triplochiton), y la nuez, fruto monospermo bastante grande que
tiene el pericarpo leñoso o correoso (por ejemplo, Shorea, Quercus).
c. Indehiscente y carnoso, con frecuencia de color, olor y sabor destacados para
atraer a aves y animales frutívoros. Cabe distinguir dos tipos. La baya tiene una
piel externa y una masa carnosa interna, con semillas de cubierta endurecida
(por ejemplo, Diospyros, Pouteria). La drupa tiene la capa interna del pericarpo
endurecida para proteger las semillas (por ejemplo, Prunus, Gmelina,
Azadirachta, Mangifera); la cubierta seminal de las drupas, al no tener una
función protectora, suele ser cartácea o membranosa. En una drupa típica, las
diferentes capas del pericarpo se conocen como exocarpo (la piel), mesocarpo
(la carne) y endocarpo (el hueso). Este puede ser de consistencia pétrea como
en Gmelina o correosa como en Mangifera.
En algunas especies, otras partes de la flor además de la pared del ovario intervienen
en la formación del fruto. Un ejemplo es el pomo, en las manzanas y peras, donde el
receptáculo carnoso y ampliado forma la mayor parte del fruto, mientras que el
pericarpo forma el corazón. Unas brácteas fusionadas que surgen por debajo de la flor
pueden constituir otro recubrimiento protector parcial o entero -el involucro. Este puede
ser cartáceo, como en Tectona, o más grueso y correoso como en el “cascabillo” de la
bellota de Quercus. Algunos frutos se forman por coalescencia de una inflorescencia
entera, por ejemplo en Morus, Chlorophora, Anthocephalus o Artocarpus.
El intervalo que transcurre entre la floración y la maduración de las semillas y los frutos
varía considerablemente en función de la especie, incluso dentro del mismo género. En
Eucalyptus oscila entre un mes en E. brachyandra y 10–16 meses en E. diversicolor
(Boland y otros 1980). En la mayoría de las dipterocarpáceas malasias, oscila entre dos
y cinco meses (Tamari 1976). En Tectona grandis se necesitan 50 días desde la
floración para que los frutos verdes adquieran su pleno tamaño, pero entre 120 y 200
días para que maduren por completo (Hedegart 1975). En un estudio sobre esquejes de
raíz de Gmelina arborea plantados en macetas en Nigeria, las distintas flores
necesitaron 11 días para pasar desde la yema floral hasta su apertura, y 45 días desde
la yema floral hasta los frutos maduros (Okoro 1978). En Pterocarpus angolensis el
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intervalo entre la floración y la maduración del fruto es de ocho meses (Boaler 1966). El
intervalo más corto que se ha registrado entre la floración y la maduración de las
semillas en una especie forestal tropical es al parecer de tres semanas, en
Pterocymbium javanicum (Ng y Loh 1974). En contraste, algunas especies de Quercus
de la zona templada tardan unos 18 meses a partir de la floración en producir semillas
maduras.
En la mayoría de las especies la formación del fruto debe estar precedida por la
fecundación de uno o más óvulos. En algunas especies, en cambio, los frutos se
producen y maduran sin desarrollo de la semilla y sin fecundación del huevo. Frutos de
este tipo, llamados partenocárpicos, aparecen en varios géneros de árboles forestales,
como Acer, Ulmus, Fraxinus, Betula, Diospyros, y Liriodendron (Kozlowski 1971). Los
frutos maduros no indican necesariamente semillas maduras, y aún menos cabe
predecir el número de semillas viables a partir del número de frutos. En Tectona el
número de semillas viables por fruto puede variar entre cero y cuatro (Kamra 1973), y
en otros géneros pueden darse variaciones aún mayores.
La dispersión por el viento se ve facilitada cuando las semillas son muy ligeras y
pequeñas, como ocurre por ejemplo en Eucalyptus, o cuando la cubierta seminal (Salix,
Ceiba, Dyera) o el pericarpo (Triplochiton, Pterocarpus, Koompassia, Casuarina,
Fraxinus) poseen alas o pelos que sirven para prolongar el vuelo. Los frutos pueden
contar también con alas derivadas del engrandecimiento de sépalos persistentes (en la
mayoría de las dipterocarpáceas) o pétalos persistentes (por ejemplo Gluta, Swintonia)
(Krugman y otros 1974, Ng 1981).
La distancia a la que el viento dispersa las semillas o los frutos depende no sólo del
peso y tipo de éstos, sino también de las condiciones locales en materia de viento y de
la orientación y el aislamiento de los árboles padres. Estudios efectuados sobre los
frutos alados de Shorea contorta en Filipinas indicaron que el 90 por ciento de los frutos
se alejaban un máximo de 20 m del tronco del árbol padre (Tamari y Jacalne 1984),
mientras que en un resumen de otros estudios sobre dipterocarpáceas compilado por
estos mismos autores se señala que la mayoría de los frutos caía al suelo dentro de un
radio de 30 m o, como máximo, 40 m. Esto contrasta por un lado con la distancia de
dispersión de 2–3 m respecto del perímetro de la copa en semillas pesadas y sin alas
como las de Quercus crispula en el Japón, y por otro con la de más de 60–90 m en el 5
por ciento de las semillas ligeras y aladas de Betula ermannii, en la dirección del viento
y desde una franja de árboles padres que se dejó en pie en una zona talada (Konda
1969 y Nakano y otros 1968, citado en Tamari y Jacalne 1984).
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Los frutos carnosos y comestibles y las semillas ariladas, por otra parte, facilitan la
dispersión por aves o mamíferos. Cuando los animales comen esos frutos o semillas,
estas últimas, protegidas por la dureza de la cubierta o endocarpio, suelen pasar
intactas por el tracto digestivo y se depositan con las heces a una distancia
considerable del lugar donde se consumieron. En muchos casos los jugos digestivos
ayudan incluso a la germinación ulterior al ablandar la dura cubierta de la semilla. En
Africa, el cálao es sumamente eficiente como agente de dispersión de las semillas de
Maesopsis eminii. A veces el proceso es tan eficaz que llega a causar problemas. En
algunos países, las cabras que pastan en libertad comen las vainas de Prosopis y
dispersan indiscriminadamente las semillas por grandes zonas; la excelente
germinación y el carácter agresivamente colonizador de las plántulas pueden hacer
después que este género se convierta en una peligrosa maleza arbórea. El problema
puede resolverse encorralando a las cabras y recolectando las semillas que se van a
utilizar mediante una organización estrictamente controlada. En otros casos se come el
fruto y se desechan los huesos o semillas, pero el animal puede alejar el fruto del árbol
padre antes de echar al suelo las semillas. Los roedores sacan y almacenan las nueces
o semillas; después se comen muchas, pero algunas pueden escapar a su atención y
germinar en la nueva situación.
El viento y los animales son los principales agentes de dispersión, pero en algunas
especies ribereñas es habitual también la dispersión por el agua, y en algunos casos los
frutos grandes y pesados se distribuyen también por la acción de la gravedad en
pendientes muy pronunciadas (Krugman y otros 1974).
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La semilla madura está integrada por algunos de los elementos siguientes o por todos
ellos: 1) la cubierta seminal o testa, desarrollada a partir del integumento y diploide por
el padre femenino. 2) El perisperma diploide, desarrollado a partir de la nucela. En la
mayoría de las especies éste es absorbido por el gametófito femenino y ha
desaparecido ya cuando la semilla está madura, pero en algunas, como por ejemplo
Pinus pinea, sigue siendo reconocible como un tejido distinto. 3) El tejido haploide del
gametófito femenino, que actúa como órgano de almacenamiento de nutrientes para
alimentar al embrión. Su función es la misma que desempeña el endosperma en las
angiospermas, y con frecuencia se le aplica ese mismo nombre, aunque este uso ha
sido objeto de críticas (Bonner 1984a). 4) El embrión, con los mismos componentes que
en las angiospermas: radícula, cotiledones, plúmula e hipocótilo. El número de
cotiledores varía según el género y según la especie, y llega hasta 18 en Pinus, lo que
contrasta con el número de dos que es constante en la gran mayoría de las
angiospermas arbóreas. Al igual que en las semillas de todas las angiospermas, en las
de todas las gimnospermas se encuentran los componentes esenciales, que son el
embrión, el recubrimiento protector y el tejido de almacenamiento de nutrientes.
Como en las angiospermas, es muy variable el tiempo que transcurre entre la floración y
la madurez y dispersión de la semilla. Debido al prolongado intervalo que se da entre la
polinización y la fecundación en los pinos, mencionado supra en este mismo capítulo, el
período total que transcurre entre la polinización y la madurez del cono suele ser de dos
años en este género; entre los pinos tropicales el promedio es de 23 meses en Pinus
kesiya (Armitage y Burley 1980) y 18–21 meses en P. oocarpa (Robbins 1983b). En
Agathis robusta transcurren 16 meses entre la polinización y la madurez del cono
(Whitmore 1977), período que es de hasta 24 meses en Araucaria cunninghamii
(Walters 1974) y de 21–24 meses en Araucaria hunsteinii (Evans 1982). En varios
géneros de la zona templada el desarrollo se completa dentro de una única temporada,
como por ejemplo en cinco meses en Pseudotsuga menziesii (Allan y Owens 1972).
35
En algunos géneros de gimnospermas se desarrollan conos femeninos no polinizados
con semillas plenamente formadas pero por lo general vacías. La partenocarpia es
habitual en Abies, Juniperus, Larix, Picea, Taxus y Thuja. Es rara en los pinos
(Kozlowski 1971).
Germinación de la semilla
En un extremo, algunas especies de mangle son vivíparas, y las semillas germinan
antes de separarse del padre. En el otro extremo, las semillas de algunas especies
pueden permanecer durmientes pero vivas durante muchos años, y son capaces de
germinar si se produce un hecho que interrumpa su latencia. El tema de la latencia se
examina infra en este mismo capítulo. Entre el tipo vivíparo y el de latencia profunda se
dan otros muchos tipos de semillas que son capaces de germinar poco después de su
caída siempre que las condiciones ambientales sean idóneas.
Del mismo modo que la fecundación inicia la transformación del óvulo en la semilla
madura, así la germinación transforma el embrión contenido en la semilla en el germen
independiente. A efectos de los ensayos de laboratorio, la germinación se define como
el surgimiento y desarrollo, a partir del embrión de la semilla, de las estructuras
esenciales que indican la capacidad de la semilla para producir una planta normal en
condiciones favorables (Justice 1972).
Cuando alcanzan madurez y caen, muchas semillas han perdido ya la mayor parte de la
humedad que contenían en fases anteriores. Por ejemplo, el embrión y el gametófito
femenino de Pinus lambertiana contienen hasta un 50 por ciento de humedad (peso en
fresco) poco después de la fecundación, pero cuando se produce la dispersión natural
de las semillas el contenido de humedad del embrión se ha reducido al 23 por ciento y
el del gametófito femenino al 38 por ciento (Krugman y otros 1974). Con la desecación
de la semilla está asociada una reducción de la actividad metabólica, de manera que el
embrión se encuentra temporalmente en un estado de reposo o inactividad, que en las
semillas no durmientes puede reactivarse fácilmente mediante las condiciones
36
adecuadas. Esas condiciones son: 1) una humedad suficiente: 2) unas temperaturas
favorables; 3) un intercambio de gases suficiente, y, en algunas especies, 4) luz
(Krugman y otros 1974). Existe un considerable variación entre las especies en cuanto a
los niveles óptimos de estos factores, y es frecuente que se dé una interacción entre
ellos. En los Cuadros 9.1 y 9.2, en el Capítulo 9, se ofrecen algunos ejemplos de las
temperaturas óptimas para distintas especies.
En la mayoría de las semillas la radícula del embrión está cerca del micrópilo, por donde
el agua se absorbe con más facilidad y rapidez que atravesando la cubierta seminal. A
medida que la radícula se hincha, ejerce una presión sobre la cubierta, que
normalmente se abre por vez primera en este punto para liberar la radícula. Esta da
lugar a la raíz primaria, que penetra en el suelo y produce pronto raíces laterales. Las
fases siguientes dependen de si la especie presenta germinación epigea, como por
ejemplo Pinus -el hipocótilo se alarga y los cotiledones se elevan por encima del sueloo
germinación hipogea, como por ejemplo Quercus -no se desarrolla el hipocótilo, y los
cotiledones se quedan sobre el suelo o enterrados en él. En la germinación hipogea los
cotiledones tienen únicamente una función de almacenamiento de nutrientes, o una
función haustorial (en las especies en las que los nutrientes se almacenan en el
endosperma, como por ejemplo las palmeras, Scorodocarpus), mientras que en la
germinación epigea pueden desempeñar también una valiosa función de fotosíntesis
durante las primeras fases de crecimiento del germen.
37
2.4 Sección longitudinal de un óvulo de Pinus durante el periodo de
desarrollo de los tubos polínicos que precede a la fecundación.
(Servicio Forestal, Dpto. Agric. EE.UU.)
38
2.5 Ejemplos de germinación en dos Sterculiaceae de Africa
occidental. (A) Epigea en Mansonia altissima. (B) Hipogea en Cola
nitida (según De La Mensburge 1966). (De La Mensburge, CTFT
Nogent sur Marne)
39
1978), los cotiledones son visibles pero permanecen sobre el suelo. Los dos tipos
principales, epigea e hipogea, y los dos subtipos, duriana y semihipogea, son el
resultado de las cuatro combinaciones posibles de dos variables independientes:
hipocótilo alargado o no, y cotiledones visibles o no. En los trópicos húmedos se dan las
cuatro combinaciones.
Latencia
El término “latencia” se refiere a una condición de una semilla viable que impide que
ésta germine en presencia de los factores que normalmente se consideran suficientes
para la germinación: temperatura adecuada, humedad y medio ambiente gaseoso. Una
semilla viable es la que puede germinar en condiciones favorables, siempre que en su
caso se elimine la latencia que pueda estar presente (Roberts 1972).
En la naturaleza la latencia sirve para proteger a las semillas de unas condiciones que
son temporalmente adecuadas para la germinación pero que enseguida se convertirán
en otras condiciones demasiado duras para la supervivencia del delicado y joven
germen. Así, una cubierta seminal relativamente impermeable a la humedad impide la
germinación durante los chaparrones aislados que se producen en medio de una larga
estación seca, pero la permite durante una estación de lluvias sostenidas. En la zona
templada fresca, el tipo de latencia embrionaria que puede eliminarse sólo mediante la
exposición a temperaturas bajas facilita la germinación ulterior en primavera, pero la
impide en otoño, cuando el germen resultante tendría pocas posibilidades de sobrevivir
al invierno.
En la naturaleza, diversos factores externos pueden actuar con mayor o menor rapidez
para poner fin a la latencia de la cubierta seminal. Entre esos factores figuran la
alternancia de calor y frío, la alternancia de condiciones húmedas y condiciones secas,
el fuego y las actividades de animales, organismos del suelo, hongos, termes y otros
40
insectos. La latencia que se debe a la inmadurez del embrión se interrumpe cuando
éste dispone del tiempo y las condiciones que necesita para madurar tras la caída de la
semilla.
Los mecanismos exactos de la latencia fisiológica del embrión, así como de los
procesos que ponen fin a esa latencia, se han investigado ampliamente, pero aún no se
conocen bien las causas subyacentes (Krugman y otros 1974). Está bien demostrado
que en el mantenimiento o interrupción de la latencia interactúan hormonas promotoras
del crecimiento, entre las cuales la giberelina es un ejemplo muy conocido, y hormonas
inhibidoras del crecimiento. En los climas templados el equilibrio entre sustancias
inhibidoras y promotoras del crecimiento se ve alterado por una combinación, a lo largo
de un período de tiempo que varía según la especie, de temperaturas bajas y humedad
elevada. Esa combinación se produce de forma natural durante el invierno, que es la
estación menos adecuada para el crecimiento. Puede poner en marcha cambios
bioquímicos en el embrión que hace que se interrumpa la latencia, se inicie el
metabolismo y crecimiento del embrión y consiguientemente se produzca la
germinación.
Por otra parte, la latencia presenta algunas ventajas. No sólo mejora las posibilidades
de supervivencia en la naturaleza, como ya se ha mencionado, sino que también
protege a las semillas frente a unas condiciones temporalmente inadecuadas, como las
que pueden darse durante el período que transcurre entre su recolección y su
almacenamiento. Las semillas de gran calidad y ortodoxas pero no durmientes, secadas
hasta que alcanzan el contenido de humedad adecuado y almacenadas a la
temperatura correcta, deben tener una vida en el almacenamiento tan larga como las
semillas durmientes, pero la latencia constituye un seguro contra la pérdida de viabilidad
durante el transporte y el procesamiento, pérdida que puede producirse fácilmente en
las semillas no durmientes cuando las condiciones no son las ideales.
41
Riesgos de la producción de semilla
Tanto la cantidad como la calidad de las cosechas de semilla pueden verse
considerablemente afectadas por factores externos. Factores climáticos pueden afectar
a la abundancia de la floración, y con ello indirectamente a la producción de semilla.
Hay algunos datos que indican que las temperaturas superiores al promedio y un grado
modesto de tensión de la humedad en la primavera y principios del verano pueden
inducir una formación abundante de yemas florales en las regiones templadas
(Krugman y otros 1974). En Nigeria se dan buenos años de semilla de Triplochiton
scleroxylon después de un mes de agosto especialmente seco (30 por ciento o menos
del promedio de precipitaciones), mes en el que disminuye la pluviosidad entre las
lluvias fuertes tempranas y las lluvias fuertes tardías (Howland y Bowen 1977).
Los casos más extremos de clima impropio de la estación suelen reducir la abundancia
de la floración o de la fructificación. En las regiones templadas, las heladas de finales de
primavera matan las flores o los frutos jóvenes, y las temperaturas anormalmente
elevadas o la sequía pueden tener un efecto parecido. Aun cuando no se produzcan la
muerte y caída prematura de frutos enteros, es posible que después aborte una parte
de las semillas. Los vientos excepcionalmente fuertes o el granizo pueden causar la
destrucción mecánica de flores o frutos. La lluvia continuada durante el período de
dispersión del polen tiene un efecto especialmente negativo sobre la cantidad de semilla
que se produce, y ello con independencia de que la polinización se efectúe por medio
del viento o de insectos. Tectona florece durante la estación de lluvias, y ello puede
explicar la baja tasa media de fecundación, entre el 1 y el 3 por ciento, que se ha
notificado en Tailandia respecto del período de 1967 a 1972 (Hedegart 1975). La lluvia
hace que los insectos polinizadores sean más reacios a volar, y además se lleva del
estigma, con el agua, granos de polen antes de que germinen. En Indonesia y Malasia,
la pluviosidad constante durante la estación de dispersión del polen se considera el
principal factor responsable de las cosechas típicamente escasas de semilla de Pinus
merkusii. Tamari (1976) notificó que más del 90 por ciento de las flores de
dipterocarpáceas no lograban convertirse en frutos en Malasia.
Aves, mamíferos, insectos, hongos y bacterias son todos agentes dañinos en las fases
de floración y fructificación. Las pérdidas más graves en el mayor número de especies
se deben probablemente a los insectos. Por ejemplo, el gorgojo Apion ghanaense
destruye todos los años una gran parte de las flores y semillas de Triplochiton (Jones
1975). Las larvas de Pagida salvaris pueden destruir en algunos años hasta el 90 por
ciento de las yemas florales de Tectona (Hedegart 1975). Dos especies del género
Amblycerus, perteneciente a los brúquidos, pueden destruir muchas semillas de Cordia
alliodora, pero el daño puede reducirse recolectando las semillas tres semanas antes de
su caída natural (Tschinkel 1967). El gorgojo Nanophyes sp. puede atacar hasta al 60
por ciento de las semillas de Terminalia ivorensis (Lamb y Ntima 1971). Se sabe que los
gusanos de los conos del género Dioryctria han dañado hasta el 60 por ciento de los
conos y semillas en maduración de Pinus elliottii y P. palustris en el sur de los Estados
Unidos (Krugman y otros 1974), y ese mismo género puede producir también graves
daños a las semillas de Pinus merkusii en Filipinas (Gordon y otros 1972). Las larvas de
Agathiphaga, que es un género de polillas, pueden destruir más del 50 por ciento de las
semillas que se encuentran en los conos de varias especies de Agathis en Queensland
y las islas occidentales del Pacífico (Whitmore 1977). Las semillas de muchas especies
de zonas secas de Acacia y Prosopis son atacadas por larvas de brúquidos, que causan
42
en ellas graves daños (Armitage y otros 1980). Algunos tipos de aves y mamíferos,
especialmente las ardillas, pueden consumir en algunos años cantidades considerables
de semillas, aunque también prestan un útil servicio al dispersarlas. Las pérdidas
debidas a plagas y enfermedades no suelen tener un efecto grave en los años de
abundante producción de semilla, pero en los años en que la floración es escasa por
razones climáticas pueden convertir una cosecha escasa en una cosecha
completamente malograda.
Especies
43
a pretender madera para pulpa o leña, o cuando surgen inesperados problemas
fitosanitarios. En Africa oriental, Pinus radiata ocupó un lugar muy destacado en los
programas de plantación hasta que en el decenio de 1960 sufrió graves ataques de la
marchitez de las acículas Dothistroma pini. Ulteriormente tuvo que abandonarse su
plantación en gran escala, y a modo de compensación se ampliaron los programas de
plantación de especies resistentes como P. patula y Cupressus lusitanica.
Procedencias
A lo largo del último medio siglo se han venido acumulando de manera constante las
pruebas de que, dentro de una especie botánica, la variación genética significativa que
se produce en árboles forestales suele estar asociada a diferencias geográficas entre
los lugares en los que crecen. Así ocurre especialmente cuando el desplazamiento
geográfico va unido a cambios climáticos o de suelos. Por ello, el término “procedencia”
se aplica cada vez más a zonas caracterizadas por la naturaleza genética de las
poblaciones que crecen en ellas, y no sólo por su ubicación, como por ejemplo en esta
definición: “La fuente geográfica o ubicación de la que son autóctonas las plantas y
dentro de la cual se han desarrollado, mediante selección natural, sus características
44
genéticas” (Zumer-Linder 1979). A efectos de la recolección de semillas, la procedencia
ideal reuniría según Barner (1975a) las características siguientes:
Aunque en la mayoría de los casos aún no es posible trazar los límites de las
procedencias naturales, está ampliamente demostrado en el caso de muchas especies
tropicales, y también de la zona templada, que entre ellas existen diferencias genéticas
significativas. En el caso de las procedencias derivadas que crecen en plantaciones, es
mucho más fácil trazar los límites, y, tras una o dos generaciones de selección
deliberada por parte del hombre, esas “razas locales” suelen diferir notablemente de la
procedencia natural original.
Es cada vez más frecuente que los ingenieros forestales reconozcan la decisiva
importancia de la procedencia y especifiquen no sólo la especie que tienen que plantar
en un determinado lugar, sino también su procedencia exacta. Incluso dentro del mismo
país se encuentran distintas procedencias o razas de una especie; unas pueden
presentar diferencias morfológicas, mientras que otras, de idéntico aspecto, pueden
diferir en su adaptabilidad a lugares determinados. Un buen ejemplo es el gran número
de procedencias de Tectona grandis que se ha encontrado en la India. Los equipos de
recolección de semillas deben por consiguiente esperar que crezca el número de
pedidos desglosados en procedencias además de en especies. Esta tendencia debe
fomentarse, pero en realidad complica las operaciones de recolección, pues recolectar
por ejemplo 20 kg de semilla de cada una de 10 ubicaciones distintas separadas por
100 km es claramente más laborioso que recolectar 200 kg en una sola zona. Otra
dificultad reside en decidir cuáles son los límites de una procedencia. Es frecuente que
una procedencia reciba el nombre de la aldea más próxima, y no existen datos que
demuestren si existe una variación significativa en las frecuencias génicas en las
poblaciones situadas a 1 km, 10 km, 6 100 km de distancia del punto de recolección
original. Se ha intentado definir los límites de las procedencias o zonas semilleras de
algunas coníferas de la zona templada septentrional (Barner 1978), y recientemente se
han llevado a cabo estudios parecidos sobre la delimitación de las regiones de
procedencia de Pinus caribaea y P. oocarpa en Honduras (Robbins y Hughes 1983). Se
han definido las regiones de procedencia de Eucalyptus camaldulensis por referencia a
los principales sistemas de captación hídrica de Australia (Turnbull 1973), pero son muy
escasos los trabajos dedicados a este aspecto en la frondosas tropicales. La necesidad
de recolectar más de una procedencia de una especie exige un mayor cuidado a la hora
de planificar las operaciones sobre el terreno. Algunas especies muy difundidas florecen
y fructifican unas cuantas semanas antes a alturas bajas que a grandes alturas, y a
latitudes inferiores que a latitudes superiores. El conocimiento de la variación fenológica
de una especie en relación con la geografía ayudará al recolector a elegir la secuencia
más adecuada de lugares de recolección a fin de prolongar la duración total de las
operaciones útiles (Kemp 1975b).
45
Rodales
En contraste con las procedencias, los límites de los distintos rodales suelen estar bien
definidos. En muchos casos los rodales son objeto de ordenación con miras a la
producción de semillas, como por ejemplo mediante aclareo. Con frecuencia se
encuentran en plantaciones. Los huertos semilleros constituyen un caso especial, pues
están destinados a la producción de semillas desde antes de su plantación y se
gestionan de manera continua con ese fin. El problema que plantean los rodales y
huertos semilleros no es por consiguiente un problema de identificación, sino de la
posible insuficiencia de su superficie para satisfacer todas las peticiones de semilla que
se les dirigen. Cuando es probable que ocurra esto, es aconsejable pedir a los usuarios
que indiquen una segunda o tercera posibilidad, tanto de rodales como de
procedencias, por si no es posible satisfacer plenamente sus necesidades de la primera
posibilidad.
46
que ya tiene como existencias o que probablemente obtendrá mediante la recolección
en plantaciones anteriores de la zona del proyecto.
CUADRO 3.1
Notas: 1 Las pérdidas y desechamientos representan el 20 por ciento de las semillas germinadas. Esto
equivale al 25 por ciento de las plantas plantables.
2
Se estima que el 25 por ciento de las semillas germinadas producen plantas plantables en un
año, y otro 12,5 por ciento lo hace al término de un segundo año en el vivero. Por consiguiente,
las pérdidas y desechamientos ascienden al 62,5 por ciento de las semillas germinadas, lo que
equivale aproximadamente al 167 por ciento de las plantas plantables.
3
En P. kesiya la unidad de siembra es una semilla real. En T. grandis la “semilla” o unidad de
siembra es en términos botánicos un fruto, que puede contener de 0 a 4 semillas reales.
47
3.1 Regiones de procedencia de Pinus caribaea y P. oocarpa en Honduras. (Fuente: Robbins
y Hughes 1983)
48
3.2 Producción de conos de abeto de Douglas, Distrito Forestal de
Vancouver, 1935–1974. En este período de 40 años sólo ocho
cosechas de conos se han considerado “recolectables”, es decir, lo
suficientemente abundantes para justificar una campaña de
recolección en gran escala. El tiempo transcurrido entre una
cosecha recolectable y la siguiente ha oscilado entre dos y ocho
años. (Servicios Forestales del Canadá/Columbia Británica)
49
3.3 Ejemplo de cortadora de conos, empleada para estimar la
producción de semilla en una sección longitudinal.
(Servicio Forestal, Dpto. Agric. EE.UU.)
50
Otro enfoque posible, que es el que se prefiere en algunos países, consiste en que el
director del proyecto especifique el número de plantas plantables que necesita producir
y deje que sea el oficial de semillas quien decida, a la luz de los ensayos de
germinación de lotes de semilla ordinarios y de los factores de recuperación en vivero
conocidos, la cantidad de semilla en peso que se ha de recolectar y entregar. Véase a
modo de ejemplo el Apéndice 1A, formulario número 12.
Efecto de la periodicidad
51
como norma general que siempre que una especie produzca conos en abundancia se
recolecte la cantidad necesaria para atender a las necesidades de la siembra durante
tres años.
Incluso en los años buenos, la floración puede variar sustancialmente entre un lugar y
otro. A veces no todos los árboles de un rodal se encuentran en el mismo momento del
ciclo, por lo que unos pueden florecer con abundancia en un año y otros hacerlo en el
siguiente (Krugman y otros 1974).
Recuento de la fructificación
Cuando se trata de especies de las que se sabe que florecen y fructifican con
periodicidad, es muy aconsejable visitar, bastante tiempo antes de la época de
fructificación, los rodales que se van a recolectar, a fin de valorar en cuáles de ellos la
próxima producción de semilla promete ser los suficientemente abundante para justificar
el costo de la recolección. Es demasiado poco lo que se sabe sobre cuáles son los
factores externos que afectan decisivamente a la floración, y por ello no es posible
predecir la producción de semilla futura sobre la base del clima. La mejor manera de
estimar la producción consiste en contar las flores o frutos jóvenes de una muestra de
los árboles de los rodales que se van a recolectar. La evaluación de la abundancia de la
floración puede ofrecer una estimación preliminar de la posible producción de semilla,
pero puede ser engañosa si después se producen pérdidas importantes, debidas por
52
ejemplo a los insectos, el viento o una polinización insuficiente. En Eucalyptus regnans,
estudios de separación de zonas indicaron que sólo de aproximadamente el 15 por
ciento de las yemas florales y el 30 por ciento de las flores podía esperarse que se
convirtieran en frutos maduros (Turnbull 1975e). En especies como los pinos, donde
pasan dos años entre la polinización y la maduración de los frutos, el recuento de los
conos de un año de edad puede ofrecer una indicación útil de la producción del año
siguiente (Stein y otros 1974), estimación que puede confirmarse mediante otra
inspección uno o dos meses antes de la fecha en que deba empezar la recolección. La
inspección personal y repetida de la futura producción es el método ideal, que no
presenta problema alguno cuando la recolección se efectúa en huertos semilleros o en
plantaciones o bosque natural de fácil acceso. Puede ser en cambio dificil o imposible
cuando los equipos de recolectores trabajan en zonas inaccesibles o cuando se trata de
expediciones internacionales que trabajan en varios países. En esos casos es posible
que el jefe del equipo tenga que basarse en informes de un oficial análogo
experimentado o en estimaciones efectuadas durante las recolecciones de los años
anteriores. Si no se dispone de información local fiable, puede estar justificado un
reconocimiento especial previo a la costosa expedición de recolección.
Cuando hay que contar los frutos o conos, los prismáticos o telescopios son una ayuda
esencial. Deben ser de gran calidad óptica. En los prismáticos debe combinarse un
campo de visión amplio con una capacidad de aumento sólo moderada; son adecuados
un mínimo de apertura de 50 mm y un aumento de 7 u 8 veces. El método normal
consiste en efectuar el recuento en una muestra representativa de árboles semilleros
dispersados por toda la fuente de semillas. Es necesario tomar la muestra del interior
del rodal, pues los árboles perimetrales siempre fructifican más que los que se
encuentran en el interior de la fuente (Seal y otros 1965). El recuento puede efectuarse
desde el suelo (Seal y otros 1965) o trepando a árboles contiguos (Machaniček 1973).
Se cuentan solamente los frutos de un lado de la copa, y esa cifra se convierte en una
estimación de la producción total de ese árbol de muestra mediante un factor de
corrección que varía según la especie y la abundancia de la cosecha. En
Checoslovaquia (donde se cuenta trepando a árboles contiguos) se utiliza el factor 1,6
para Abies alba, factor que es constante con independencia del tamaño de la
53
producción, pues la concentración de los conos cerca del ápice del árbol hace que este
método de recuento sea fiable. En el caso de Picea abies el factor varía en función del
promedio de conos contados por árbol; de 1 a 40 conos el factor es 1,4; de 41 a 70
conos es 1,8 y para más de 70 conos es 2,5 (Machaniček 1973). En el Reino Unido (con
recuento desde el suelo) se utiliza un factor de 4 para Pinus, Larix y Pseudotsuga,
mientras que para especies que poseen gran cantidad de conos pequeños lo habitual
es tomar por ejemplo una décima parte de la copa por un lado y utilizar un factor de 20
(Seal y otros 1965).
54
De ningún cono a algunos conos dispersos en algunos
1 Malograda -
árboles.
Todos los años los servicios forestales de estos estados publican estimaciones
promediadas de las calificaciones de la fructificación por especies y zonas geográficas,
para que puedan utilizarlas recolectores particulares. Esas estimaciones se basan en el
estudio de una serie de rodales distintos, y luego se expresa el promedio de cada zona
en cifras con un decimal. Por ejemplo en 1972, que fue un año malo, la mejor
calificación fue de 2,5 para Tsuga heterophylla en la Western Cascade de Oregón,
mientras que se registró 1,0 o fructificación totalmente malograda para algunas
especies en más de una zona.
55
Las estimaciones se ofrecen por separado para las distintas combinaciones de latitud
(en segmentos de 1°) y altitud (en segmentos de 100 m) (Simak y Remröd 1976).
Los métodos que se describen supra ofrecen una estimación de la cantidad de conos o
frutos. Es necesario relacionar esa estimación con la producción de semillas
examinando el contenido de una muestra de los frutos. Es posible que los frutos lleguen
normalmente a la madurez con independencia de que sean uno o cien los óvulos de su
interior que se han fecundado satisfactoriamente y han tenido un desarrollo normal; en
las especies partenocárpicas los frutos pueden madurar sin contener ni una sola semilla
viable. Por consiguiente, el número de frutos no siempre es una buena guía para
conocer el número de semillas.
El examen de una muestra de semillas en el fruto sirve también para indicar la fase de
desarrollo o madurez de las semillas (véase la sección siguiente) y la incidencia de
daños debidos a plagas o enfermedades.
56
1C11 figura un ejemplo de un formulario en el que se recogen, combinadas, estas dos
evaluaciones.
57
Aparte del caso excepcional de la recolección deliberada de semillas no maduras (que
se examina infra), los recolectores han de ser capaces de programar su trabajo de
manera que la recolección coincida con el período en el que la semilla (pero no
necesariamente el fruto) está totalmente madura pero aún no ha empezado a
dispersarse debido a la dehiscencia del fruto o al consumo de éste por animales. Para
conseguir este fin los recolectores deben ser capaces de distinguir la semilla madura de
la que no lo está. Para reconocer la madurez de la semilla se han utilizado varios
métodos distintos. Ninguno de ellos funciona a la perfección en todas las especies, y se
precisa una amplia experiencia o investigación para determinar cuál es el método o
combinación de métodos que mejor conviene a una especie hasta entonces
desconocida en este aspecto. Los métodos pueden dividirse en los que son de
aplicación directa en el campo y los que precisan equipo de laboratorio. Estos útlimos
pueden ser de utilidad para comprobar los métodos que se emplean sobre el terreno,
pero es poco probable que le resulten de utilidad práctica al recolector a menos que el
lugar de recolección esté próximo al laboratorio, como puede ocurrir en algunos huertos
semilleros.
Métodos de laboratorio
58
que la fiabilidad de los resultados depende mucho del juicio del analista (Turnbull
1975a).
e) Peso específico de los frutos. Del mismo modo que el contenido de humedad de los
frutos y conos desciende con la maduración, así lo hace también el peso específico o
densidad, es decir la relación entre unidad de peso y unidad de volumen. A diferencia
del contenido de humedad, no es demasiado difícil determinar el peso específico
aproximado en el campo, mediante la flotación de la semilla en líquidos cuyo peso
específico se conoce. Se han establecido los valores de peso específico que tienen los
conos maduros de varias especies coníferas, y así el cono que se va a examinar se
coloca en un líquido en el que flotará si está maduro y se hundirá si no lo está (Stein y
otros 1974). Para preparar estos líquidos de flotación, con su peso específico
designado, se han utilizado diversas mezclas de queroseno (PE = 0,80), aceite fluido
para motores del tipo SAE 20 (PE = 0,88) y aceite de linaza (PE = 0,93). Los ensayos
deben efectuarse nada más recoger los conos del árbol. Los índices de peso específico
han resultado fiables en algunas coníferas de la zona templada, como por ejemplo un
PE de 0,74 en Picea glauca (Cram y Worden 1957), pero no en el caso de varias
frondosas meridionales de los Estados Unidos (Bonner 1972).
f) Examen del contenido de semillas. El examen del contenido de semillas que se hace
visible al cortar a lo largo los frutos o conos puede ser un método fiables y sencillo de
valorar la madurez de las semillas siempre que el operario posea experiencia. Casi
todos los embriones y endospermas pasan por una fase inmadura, de aspecto
“lechoso”, a la que sigue otra fase en la que el tejido cobra más firmeza y tiene aspecto
de “masa”. Las semillas maduras poseen un endosperma blanco y firme (cuando existe)
y un embrión firme y plenamente desarrollado (Turnbull 1975a).
g) Color de los frutos o conos. Los cambios de color que experimenta el fruto o cono
constituyen un criterio sencillo y en algunas especies fiable para determinar la madurez
de la semilla, pero el operario debe tener experiencia sobre las características de la
especie de que se trate. Tiene en común con el método basado en el peso específico
que no comporta la destrucción de las semillas de la muestra que se examina. El
cambio consiste por lo general en pasar del verde del fruto o cono inmaduro a diversos
tonos de amarillo, pardo o gris, y puede estar acompañado de endurecimiento de las
escamas del cono o del pericarpo en los frutos dehiscentes o leñosos. Como la semilla
madura normalmente antes que el fruto, en algunas especies es aconsejable programar
la recolección para las primeras fases, mejor que las últimas, del cambio de color. En
varias frondosas meridionales de los Estados Unidos se comprobó que el cambio de
color era el indicador más fiable de la madurez desde el punto de vista de la práctica
59
general (Bonner 1972). Este método ha arrojado también buenos resultados en algunas
coníferas de la zona templada. En Malasia, Tamari (1976) comprobó que los mejores
resultados se obtenían recolectando los frutos de dipterocarpáceas cuando las alas se
habían vuelto pardas pero antes de que cambiara de color el fruto propiamente dicho.
En Tailandia se utiliza el color de los conos como una guía para determinar el momento
óptimo de recolección de los pinos, pero con diferencias según las especies. En Pinus
kesiya la recolección se inicia cuando los conos se han endurecido y el color está
pasando de verde a pardo en proporciones de 50:50. En Pinus merkusii el momento
óptimo de recolección es cuando la mayoría de los conos tienen un color parduzco y
algunos han empezado a abrirse (Granhof 1975). Ensayos efectuados con la
procedencia Zambales (Filipinas) de P. merkusii han demostrado no sólo que la
extracción es una operación mucho más larga y costosa cuando el cono tiene color
verde que cuando lo tiene pardo, sino también que en el primer caso la semilla extraída
tiene una tasa de germinación inferior (Gordon y otros 1972). La experiencia habida con
P. caribaea en Honduras es parecida (Robbins 1983a).
La abscisión y caída de los frutos suele ser un signo de madurez de éstos, por lo que
podría suponerse que indica también un alto contenido de semillas viables y maduras.
Pero no siempre ocurre así. Las primeras semillas de los frutos que caen de manera
natural suelen ser de escasa calidad (Morandini 1962), en cuyo caso es aconsejable
rechazarlas y postponer la recolección hasta el momento cumbre y la segunda mitad del
período. En Tailandia, los frutos de Tectona grandis empiezan a caer en marzo, pero las
observaciones efectuadas han demostrado que los frutos más viables son los últimos en
caer, de manera que se recomienda no empezar la recolección antes de abril (Hedegart
1975). Los primeros frutos de especies dipterocarpáceas que caen al madurar suelen
ser defectuosos, y la recolección debe postponerse hasta que ha caído la mayor parte
de los frutos (Seeber y Agpaoa 1976).
60
que recolectar muchos lotes de semilla en lugares muy alejados entre sí. Griffin
(1974) utilizó la técnica en su estudio sobre procedencias del abeto de Douglas.
• evitar los daños que causan a la cosecha de semilla los insectos y otras plagas.
Es frecuente que los insectos, las aves, los roedores y otras plagas dañen o
destruyan las semillas y frutos cuando han llegado a la madurez. La recolección
temprana puede ser una manera de evitar esas pérdidas. El daño y el deterioro
que sufren las semillas suelen ser más graves durante el período en que están
en el suelo del bosque que durante cualquier otra fase de su vida; toda
reducción de ese período mejorará su viabilidad ulterior y su longevidad en
condiciones de almacenamiento.
• aprovechar semillas inmaduras recolectadas por inadvertencia. Los recolectores
de semilla no capacitados suelen empezar a recoger los frutos y conos en un
momento del año demasiado temprano, antes de que estén plenamente
maduros. La maduración artificial es una forma de manipular ese material.
En las recolecciones en gran escala se hace más hincapié en recoger la mayor cantidad
de semilla posible, y de la manera más rápida y barata posible, que en la selección muy
cuidadosa de los árboles padres. No obstante, es esencial que no se recojan semillas
de fenotipos muy pobres ni semilla vacías o no viables. Stein y otros (1974) han
enumerado unas directrices básicas, en las que se basan las recomendaciones
siguientes:
61
1. Recolectar sólo en árboles sanos y vigorosos, de forma razonablemente buena y
que estén creciendo conforme al promedio o mejor.
2. En lo posible, recolectar en árboles maduros o casi maduros. Deben evitarse los
árboles extramaduros, pues sus semillas pueden ser poco viables.
3. Evitar los árboles aislados de especies naturalmente alógamas, pues es
probable que se trate de árboles autopolinizados. Suelen tener pocas semillas, y
además de escasa viabilidad, y las plántulas obtenidas son con frecuencia
débiles o presentan malformaciones.
4. Evitar recolectar en rodales que contengan numerosos árboles de porte
deficiente, excesivamente ramosos, pálidos, anormales o enfermos.
Muchas veces será necesario hallar una solución de transacción entre la producción de
semilla y el aspecto fenotípico. No debe recogerse la semilla de los árboles de
ramificación demasiado tosca y vigorosa, los llamados árboles “alfarrazadores”, aunque
suelen producir gran cantidad de semillas, mientras que los árboles cuyo porte es
excepcionalmente bueno tienen a veces tan poca semilla que no justifican el trabajo de
recolección. La mayor parte de la semilla ha de recolectarse en árboles que “respondan
al promedio o lo superen” tanto en su porte como en su producción semillera.
Aunque se han efectuado pocos estudios sobre la biología reproductiva de los árboles
tropicales, la aparición de algunas especies en densidades muy bajas (inferiores a un
árbol por km2) sugiere que son especies de autopolinización natural. La recolección de
semillas de esos árboles carece de los problemas que plantea la recolección de árboles
aislados de especies con alogamia natural.
62
6. En las recolecciones normales de procedencias de primera fase, pueden
mezclarse las semillas de los distintos árboles. Si se van a efectuar estudios
especiales sobre genotipos individuales, entonces deben mantenerse separadas
las semillas de cada árbol.
Recolecciones monoclónicas
Cuando se recolecta en huertos semilleros clonales, la unidad de identidad que hay que
mantener separada suele ser no el ramet individual, sino el clon. En Zimbabwe se ha
seguido durante muchos años la práctica de mantener separados los distintos lotes de
semillas clonales, y se considera que ello justifica sobradamente los costos y esfuerzos
extraordinarios a que ello obliga en comparación con las recolecciones de huertos a
granel. Esas ventajas pueden resumirse de la manera siguiente:
63
a. El mantenimiento de identidades clonales individuales en todas las fases, desde
la recolección hasta el almacenamiento, permite actuar en el mínimo plazo sobre
la mayor parte de la información a medida que se dispone de ésta. La necesidad
de adoptar medidas con rapidez se plantea sobre todo cuando es preciso
expurgar y cuando se manifiesta una vulnerabilidad a plagas o enfermedades,
de manera que puedan aislarse o descartarse los lotes de semilla no deseados.
b. Pueden prepararse y suministrarse lotes de semilla que resulten idóneos para
lugares específicos, haciendo uso para ello de la información más reciente que
sobre la interacción genotipo/medio ambiente facilitan los análisis de
determinación de la progenie.
c. Junto con b) supra, y utilizando los resultados de los ensayos de cada clon,
pueden preparse lotes de semilla compuestos de manera que en el material de
plantación final exista una representación igual de los distintos clones, con lo
que se evitan los efectos dominantes que algunos clones suelen tener en los
lotes de semilla a granel.
d. En general, aumenta el número de opciones de que dispone el usuario.
1. Debe tomarse como muestra un número algo mayor de árboles por conjunto
génico. Las estimaciones oscilan entre 50 y 100 (por ejemplo, Nikles 1974,
Marshall y Brown 1974).
2. La muestra debe ser estrictamente aleatoria y debe incluir tanto árboles
inferiores al promedio como superiores al promedio, a fin de captar en la mayor
medida posible toda la variación genética. La única restricción a este principio es
la imposibilidad de incluir en la muestra los árboles que no están produciendo
semilla.
3. Otra medida para asegurar la mayor diversidad genética posible dentro de las
semillas recolectadas consiste en recolectar en un año superior al promedio.
Cuanto mejor sea el año de semilla, tanto mejor será la representación de
progenitores masculinos que aportan polen, así como de progenitores femeninos
que suministran semilla.
4. La cantidad de semilla que se va a recolectar de cada procedencia será por lo
general mayor, pues la superficie que se recomienda para los rodales de
conservación, 10 ha, es mucho mayor que la superficie total dedicada a una sola
procedencia en un único ensayo de procedencias.
64
idóneas para recolectar, etc., tal como se han descrito supra. La otra parte consiste en
seleccionar y acopiar los recursos necesarios para llevar a cabo ese trabajo. En los
capítulos siguientes se ofrecen detalles sobre los diversos recursos que pueden resultar
útiles. Durante la fase de planificación, el director de las operaciones de recolección ha
de comprobar los preparativos para el trabajo sobre el terreno en los aspectos
siguientes:
65
ser aconsejable informar por adelantado a las comunidades locales sobre las
operaciones que se van a llevar a cabo.
6. Organización de la extracción de la semilla. Es posible que sea necesario prever
el rápido traslado de los frutos desde el lugar de recolección hasta el centro de
extracción, lo que obliga a organizar por anticipado el transporte. El personal del
centro de extracción debe ser informado sobre el momento en que van a llegar
los frutos. Si está previsto someter a los frutos a un secado preliminar al sol en el
bosque, se necesitarán piezas grandes de polietileno o lonas alquitranadas.
66
tiempo, como recolectar semilla para ensayos de procedencias, semilla a granel para
grandes plantaciones de determinadas fuentes, fenotipos individuales, etc. Aunque las
expediciones en las que se dedica mucho tiempo a viajar de unas zonas a otras
distantes son muy costosas y por lo tanto deben aprovecharse al máximo para
satisfacer necesidades distintas, es posible que esas necesidades sean hasta cierto
punto contrapuestas. Como el tiempo de que se dispone para la recolección es siempre
limitado, es posible que haya que elegir entre pasar más tiempo en un lugar concreto,
para tomar muestras detalladas o para recolectar a granel, y cubrir más lugares con
más rapidez. Por esta razón, los objectivos han de definirse claramente por anticipado,
y ha de establecerse un orden de prioridades para el caso de que sea necesario elegir
entre ellos.
2) Normativas locales. Casi todos los países poseen una normativa sobre la
recolección, exportación, introducción y, en ocasiones, circulación de semilla. Es posible
que se precisen autorizaciones oficiales para alguno de esos procedimientos, y la no
obtención de los documentos necesarios puede retrasar gravemente las operaciones
corrientes y poner en peligro la recolección futura por parte de equipos internacionales.
Análogamente, es posible que el personal de la expedición necesite documentos
personales, como visados de entrada, permisos de trabajo y certificados sanitarios
internacionales. En algunos casos el equipo puede estar también sujeto a restricciones
de importación, especialmente cuando se van a utilizar armas de fuego y, tal vez, radios
del tipo “walkie-talkie”.
4) Equipo. Las decisiones sobre cuál es el equipo más adecuado y cuáles son los
componentes esenciales que hay que suministrar por adelantado a la expedición son
más difíciles de adoptar cuando no se conocen previamente la zona y las condiciones
locales. El transporte aéreo de equipo voluminoso es costoso, pero al mismo tiempo el
hecho de que las operaciones no puedan iniciarse, una vez que la expedición está ya
en el lugar, debido a que no ha llegado el equipo necesario, puede ser muy gravoso
tanto en términos de fondos como en términos del limitado tiempo de que se dispone
para la recolección. Como Apéndice 6 se reproduce una lista de equipo propuesta por
Kemp (1976).
67
los mejores resultados si se conoce con precisión el momento en que debe efectuarse
concretamente la recolección, y éste es otro dato que a una expedición internacional,
cuya base está en otros sitios, le resulta más difícil determinar por adelantado.
Existe una gran variedad de métodos y equipos para recolectar los frutos, y la elección
depende de una serie de factores que, según Robbins y otros (1981), puede resumirse
de la manera siguente:
68
Los diversos métodos de recolección pueden clasificarse de la manera siguiente: a)
recolección, del suelo del bosque, de los frutos o semillas caídos; b) recolección de las
copas de árboles cortados; c) recolección de árboles en pie a los que se puede acceder
desde el suelo; d) recolección de árboles en pie a los que se accede trepando y e)
recolección de árboles en pie a los que se accede por otros medios.
Caída natural
En el caso de varios géneros que poseen frutos de gran tamaño es habitual recolectar
del suelo del bosque los frutos una vez que éstos han caído de manera natural y se han
abierto. Es un procedimiento barato y no exige una mano de obra tan calificada como
por ejemplo cuando hay que trepar al árbol; en esta tarea puede utilizarse a escolares o
mano de obra esporádica. El tamaño del fruto es muy importante, pues cuanto mayor
sea tanto más fácil será verlo y recogerlo a mano. Géneros de la zona templada que se
suelen recolectar del suelo son Quercus, Fagus y Castanea, y entre los tropicales
figuran Tectona, Gmelina y Triplochiton, así como varios géneros de dipterocarpáceas.
69
viabilidad. A los equipos de recolección se les indica que recolecten únicamente los
frutos frescos, de color verde o amarillo. En una jornada laboral de 8 horas pueden
recolectarse 50 kg de frutos por persona, lo que da un rendimiento de unos 3 kg de
hueso seco. Se han obtenido resultados parecidos en Malasia, donde los frutos verdes
y amarillos recogidos del suelo arrojaron una tasa de germinación de más del 90 por
ciento, mientras que la de los frutos de color pardo era sólo del 53 por ciento
(Mohammad e Ibrahim 1980).
Cuando los frutos se recolectan del suelo es frecuente que surjan dudas sobre la
identidad del árbol padre. Los árboles aislados no presentan problema alguno a este
respecto (aunque es posible que sean padres no convenientes debido al riesgo de
autofecundación), pero en los monocultivos densos, en los que las copas se entrelazan,
los frutos pueden mezclarse mucho. Esto no tiene importancia cuando se recolectan
cantidades comerciales de semilla, siempre que la calidad genética del rodal
corresponda al promedio o más. Cuando la recolección se efectúa con fines de
investigación o mejora genética, sin embargo, suele ser necesario mantener la identidad
del árbol padre de cada lote de semilla. En esos casos es aconsejable retirar del suelo
los frutos ya caídos y acelerar la caída de nuevos frutos sacudiendo, golpeando o
cortando las ramas, o trepando al árbol y recogiendo los frutos en la copa (Hedegart
1975). Una solución de transacción, adecuada para recolecciones comerciales en
rodales no mejorados que contienen una mezcla de árboles fenotípicos buenos y malos,
consiste en recoger solamente los frutos que están debajo de los mejores portagranos y
dentro de un radio que equivale a la mitad del radio de proyección de sus copas.
Sacudimiento manual
Cuando los frutos se separan con facilidad pero la caída natural de los frutos no está
suficientemente concentrada en el tiempo, puede inducirse la caída de los frutos por
medios artificiales. Una posibilidad consiste en sacudir directamente con la mano los
troncos de árboles pequeños y las ramas bajas. Las ramas superiores pueden
sacudirse con ayuda de una vara larga terminada en un gancho, o con una cuerda. Este
método ha producido buenos resultados en Cordia alliodora y Cedrela spp., pues facilita
la recolección rápida de las semillas, con un buen nivel de viabilidad, tan pronto como la
inspección visual indica que los frutos están maduros (Stead 1979, Robbins y otros
1981).
La utilización de una cuerda comprende una operación inicial que consiste en pasar la
cuerda por encima de la rama que se quiere sacudir, operación que describen Robbins
70
y otros (1981). Es el mismo método que se utiliza para subir una sierra o una polea a la
copa. Se ata un cordel fino a un peso, que luego se lanza por encima de la rama a
mano o con una catapulta. En caso de ramas más altas el cordel puede estar atado a
una flecha, que se lanza con arco, o a una varilla de hierro que se dispara con un rifle
de calibre 22. Es adecuado el cordel de nilón ligero, como por ejemplo un hilo de pescar
de 23 kg de tensión de rotura, y el peso o proyectil que se utilice debe ser lo
suficientemente pesado para que caiga al suelo, llevando el cordel con él, después de
pasar por encima de la rama. Hay que tratar de asegurar que el hilo se desenrolle bien,
sin enredarse, utilizando por ejemplo un carrete de pescar adecuado. Una vez que el
extremo del hilo ha llegado al suelo, se quita el peso o flecha y se pone en su lugar una
cuerda de nilón de 3–4 mm; después se vuelve a tirar del hilo por el otro extremo, de
manera que pase la cuerda por encima de la rama. Para sacudir la rama puede
agarrarse de la cuerda por sus dos extremos. La cuerda debe situarse cerca del
extremo de la rama, donde tendrá el máximo efecto de sacudida, y no cerca del fuste,
donde la rama tiene su máximo grosor.
Sacudimiento mecánico
Los primeros aparatos para sacudir mecánicamente los árboles se crearon para los
huertos de frutos y nueces, pero desde 1965 aproximadamente se viene utilizando
también esta técnica en algunos árboles forestales, sobre todo en los pinos
meridionales de los Estados Unidos (Turnbull 1975b). Estas máquinas son costosas,
necesitan un terreno llano para que puedan funcionar con eficacia y es esencial contar
con operadores experimentados para evitar dañar en exceso los árboles. En unos
pocos segundos se desprenden muchos conos, pero si se mantiene la sacudida se
rompen trozos de las puntas y ramas (Stein y otros 1974). No tiene sentido utilizar estas
máquinas para sacudir árboles en las operaciones de recolección difusa en el bosque
natural, pero probablemente se seguirán empleando en huertos o rodales semilleros,
con explotación intensiva, de una gama limitada de especies.
Por lo general se sujeta el árbol a unos 3 m de altura sobre el suelo, y suele bastar una
única sacudida de 15 segundos para soltar alrededor del 80 por ciento de los conos de
71
P. elliottii; en cambio, P. taeda y P. echinata presentan más dificultad, y es frecuente
que buenos operadores no consigan soltar más del 25–30 por ciento de los conos tras
prolongadas sacudidas. Los conos maduros de P. elliottii requieren una fuerza de unos
2 kg para desprenderse, mientras que los de P. taeda no se sueltan si no se aplica una
fuerza de 20 kg o más (McLemore 1974). Se ha notificado un intento sin éxito de reducir
la fuerza precisa para desprender los conos de P. taeda mediante la utilización de
productos químicos que inducen la abscisión (McLemore 1973). El sacudimiento
repetido de los árboles más difíciles puede producir daños en la corteza y la rotura de la
guía (Kmecza 1970).
72
4.1 Técnica de lanzamiento de hilo. En (A)-(C) figuran las diversas
fases desde el lanzamiento del hilo hasta la subida de la cuerda
de trabajo. En (D)-(F) figuran varios usos posibles de la cuerda de
trabajo, (D) con un aparejo de poleas para subir a una persona
hasta la copa, (E) para sacudir ramas y (F) para cortar ramas
mediante una sierra flexible. (A.M.J. Robbins)
73
4.2 Sacudidora de árboles Schaumann. Se trata de una
de las diversas marcas de sacudidoras que se pueden
encontrar actualmente en el mercado (H.C.
Schaumann)
74
4.4 Máquina de recuperación con red, huerto
semillero de Stuart, Pollock, Luisiana, Estados
Unidos (Servicio Forestal, Dpto. Agric. EE.UU.)
75
Aunque la recogida del suelo suele emplearse sobre todo con los frutos, puede
aplicarse también a las semillas dispersadas una vez que se han abierto los conos o
frutos. Las semillas de los pinos meridionales de los Estados Unidos, como por ejemplo
Pinus elliottii y P. taeda, tienen un intervalo muy corto entre la madurez y la dispersión, y
se han evaluado diversos métodos para recolectar las semillas sueltas cuando se
dispersan. Además del empleo de lonas extendidas en el suelo, ya mencionadas,
comprenden la colocación de redes de polipropileno en torno a las copas, la instalación
de estructuras de madera en forma de embudo recubiertas de tela o polietileno y fijadas
a un eje central que rodea el tronco, y la utilización de lonas o redes elevadas mediante
unos postes. Las primeras experiencias no fueron muy satisfactorias, pues raras veces
se consiguió recuperar más del 50 por ciento de la producción de semilla disponible
(Turnbull 1975b). Cuando la semilla se produce principalmente en la parte exterior de la
copa o en sus proximidades, gran parte de ella cae fuera del radio de captación de una
única unidad de recogida. Cuando la lona o la red debe permanecer instalada durante
un largo período de caída natural de la semilla, es probable que se deteriore por efecto
de la intemperie y que se pierda una determinada cantidad de semilla debido a la acción
de las aves y otros animales.
La recogida de los frutos que están en el suelo efectuarse manualmente, pero puede
utilizarse como ayuda una sencilla herramienta de mano, como un rastrillo de mango
largo y cabezas intercambiables, de manera que se puedan utilizar distintos números de
dientes y distintos espaciamentos entre ellos. Se ha intentado desarrollar métodos
consistentes en barredoras mecánicas o de aspiración para recoger las semillas o
frutos. Se han efectuado asimismo ensayos con una cosechadora mecánica cuya
acción barredora se basa en un tambor giratorio dotado de gran cantidad de “dedos” de
caucho que recogen las semillas al mismo tiempo que las separan de los residuos
extraños. Estos tipos de máquinas están indicados sobre todo cuando se dispone de un
sistema para sacudir los árboles, de manera que se asegure la presencia en el suelo de
una gran cantidad de semillas en cada operación de barrido.
Mineau (1973) describió el empleo en Francia, con buenos resultados, de una máquina
tipo aspiradora, que funcionaba por la compresión de un motor de tractor, para recoger
los frutos de Fagus. Esta máquina es compacta y pesa 450 kg. Se ha utilizado asimismo
76
con buenos resultados, en la recolección de bellotas de Quercus, una cosechadora de
semillas neerlandesa que funciona también por aspiración y se ha notificado que en los
Países Bajos es un método más barato que la recogida a mano y que la utilización de
sacudidoras de árboles y lonas alquitranadas (Arts y Kofman 1980).
1. Se precisa una amplia preparación del suelo del huerto para que pueda
funcionar bien.
2. Es ruidosa y produce grandes cantidades de polvo.
3. No funciona bien cuando el suelo está húmedo.
4. Ha sufrido una serie de problemas mecánicos que se han corregido en gran
parte, aunque todavía es necesario introducir en su diseño cambios menores.
Habida cuenta del costo de capital de este tipo de equipo y de la importancia que tiene
preparar de una manera inmaculada el suelo del huerto semillero para que funcione
correctamente, su utilización en los países en desarrollo es limitada, especialmente si
existen consideraciones sociales que aconsejan la utilización de métodos manuales con
gran densidad de mano de obra como medio de incrementar el empleo.
Escondrijos de animales
Hay animales que reúnen conos o frutos como reserva de alimento, y se puede buscar
las semillas en los lugares donde las esconden, aunque sólo en zonas limitadas se
puede usar este procedimiento como fuente de semillas. En la parte occidental de
Norteamérica, los escondrijos de ardillas constituyen una importante fuente de semillas
de coníferas. Las ardillas suelen esconder las semillas, año tras año, en los mismos
lugares. Es característico que se encuentren en zonas húmedas próximas a
manantiales, pequeños arroyos o lugares pantanosos, orientadas al norte, así como
también en madera en descomposición o humus, o en torno a viejos árboles caídos. Un
solo escondrijo puede contener desde unos cuantos conos hasta una gran cantidad de
ellos. La presencia de conos frescos en el suelo es un signo de actividad de ardillas; los
montones de escamas y núcleos de conos pueden indicar que hay un escondrijo en las
proximidades (Stein y otros 1974, Dobbs y otros 1976). Al recoger las semillas o conos
77
de estos escondrijos se debe actuar con prudencia, pues existe el peligro de que estén
infestados por hongos patógenos que pueden reducir la germinación (Sutherland 1979).
4.5 Utilización de una cosechadora de semillas por aspiración en los Países Bajos (A) Recogida de las bellotas del suelo
(B) Descarga de las bellotas en un saco. (R.B.L. De Dorschkamp, Wageningen).
78
4.6 Selección de equipo para la recolección de semillas de Acacia que se utiliza en Australia. De arriba a abajo y de
izquierda a derecha: Prensa para plantas con especimen y etiquetas, bolsa pequeña que contiene semilla limpia, bolsa
grande de recolección, tela para recolección de 2 × 2 m, sierra flexible, guantes de piel, sierra de arco, tijeras de podar,
cedazo fino con recogedor, cedazo grande, cuerda para lanzar al árbol, con peso. (FAO/División de Investigaciones
Forestales, CSIRO, Canberra)
79
4.7 Sierras, tijeras, rastrillos y otras herramientas de mano para recolectar los frutos
de los árboles. (A.M.J. Robbins)
80
Recolección en las copas de árboles cortados
Un método para recolectar grandes cantidades de semilla es el que consiste en
sincronizar la recolección con las cortas comerciales normales que se efectúan durante
la estación de maduración de la semilla y recoger las semillas o frutos de los árboles
cortados (Morandini 1962). Cuando se van a recolectar los frutos de todos los árboles
talados, la recogida de aquéllos debe postponerse, por razones de seguridad, hasta que
han concluido las tareas de corta en la zona (Douglass 1969). Cuando la calidad
fenotípica de los árboles padres es por el contrario más importante que la cantidad de
semilla, es preferible seleccionar, marcar y, si es posible, cortar y cosechar los frutos de
árboles padres superiores antes de que se efectúe la corta principal. En plantaciones de
Pinus radiata en las que se iba a efectuar una corta de aclareo en Nueva Zelandia, se
utilizó un método mediante el cual un oficial forestal capacitado seleccionaba y marcaba
los 8–13 mejores troncos por hectárea y el equipo de recolección de semilla cortaba y
podaba los árboles y recolectaba los conos, de manera que no se obstruía la corta
ulterior de los árboles restantes (Turnbull 1975b). Debe evitarse recolectar los frutos en
los aclareos tempranos, pues es difícil juzgar correctamente la calidad fenotípica a esa
edad. Al cortar es aconsejable dirigir las copas hacia los claros existentes para facilitar
la recuperación de conos (Dobbs y otros 1976). Es esencial limitar la recolección a la
estación en la que las semillas están maduras; debe ser posible ajustar las fechas de la
corta de manera que coincidan con la madurez de la semilla cuando es una misma
autoridad la que tiene a su cargo las actividades de corta y las de recolección, por
ejemplo los servicios forestales nacionales que operan en los bosques estatales. Es
habitual recoger a mano los conos o frutos de las copas caídas, con ayuda de rastrillos,
ganchos o machetes. Los conos pequeños del tipo arracimado, como los de Thuja y
Tsuga, pueden cosecharse cortando los extremos de las ramas que portan conos y
pasándolos por una desbrozadora (Douglass 1969). Esta máquina contiene una serie
de dientes, parecidos a los de un rastrillo, que se colocan lo suficientemente juntos para
que queden fuera los conos.
En zonas en las que no se efectúan cortas comerciales puede ser necesario cortar
determinados árboles con el fin específico de recolectar su semilla, como por ejemplo
cuando se necesiten cantidades relativamente pequeñas de semilla de un escaso
número de árboles con fines de ensayo de procedencias u otros fines de investigación.
Esas cortas especiales deben evitarse en la medida de lo posible, pues por un lado se
desaprovecha el fuste y por otro se pierde el árbol como futura fuente de semillas, pero
a veces son inevitables, como cuando se trata de especies del bosque alto tropical a las
que es muy difícil trepar o cuando una expedición de recolección de semilla tiene graves
limitaciones de tiempo. Cortar árboles altos pero sin costillas suele ser mucho más
rápido que trepar a ellos.
81
En general no es aconsejable recolectar los frutos de los árboles que han sido
derribados por el viento, pues es escasa la selección que se les puede aplicar y puede
existir un sesgo hacia árboles con características que los predisponen al daño por el
viento (Turnbull 1975b).
Recolección manual
En el caso de los arbustos o árboles de ramas bajas, el recolector tiene acceso directo a
los frutos de las ramas estando de pie en el suelo (Morandini 1962). Ejemplos de estos
árboles son Crataegus, Sorbus e Ilex spp. en zonas templadas (Aldhous 1972), las
acacias pequeñas y los eucaliptos enanos de Australia (Turnbull 1975b) y muchas de
las especies de pequeño tamaño y resistentes a la sequía de las zonas áridas y
semiáridas. Los frutos más pequeños suelen colocarse directamente en una cesta,
bolsa, cubo u otro recipiente que el recolector lleva en la mano o colgado al hombro
(Stein y otros 1974).
Para los casos en que las ramas están fuera del alcance del brazo humano, existen
diversas herramientas de mango largo con las que el recolector puede llegar a los frutos
desde el suelo. Puede utilizarse una vara terminada en un gancho para bajar las ramas
hasta que queden a su alcance. Pueden utilizarse también rastrillos, sierras, cuchillos,
ganchos o tijeras de podar para arrancar o cortar, uno a uno, los frutos o las ramitas
frutíferas. Son habituales a este respecto las varas, ligeras pero rígidas, de bambú,
aluminio o plástico de entre 4 y 6 m de longitud. Para llegar más allá de los 6–8 m que
permiten estas varas se han creado otras telescópicas de varias etapas que llevan unas
tijeras en el extremo (Turnbull 1975b). Robbins y otros (1981) han señalado que, en
algunas especies, es posible que los frutos o conos situados en las ramas más bajas
produzcan poca semilla, debido a la falta de polinización en esa posición, y que por
consiguiente es preferible recolectar los frutos que se encuentran como mínimo desde
la mitad del árbol hacia arriba. La destreza en la utilización eficaz de estas herramientas
de mango largo desde el suelo está muy condicionada por la densidad y la forma de la
copa de cada árbol.
Puede lanzarse una cuerda por encima de la rama, como ya se ha descrito, pero para
romper la rama que porta la semilla en vez de para sacudirla. Para ello se precisa una
cuerda más gruesa que cuando se quiere sacudir. No está recomendado el empleo
general de este método. Produce daños en el árbol, abre el camino a plagas y
enfermedades y, en el caso de los pinos y otras especies cuyas semillas tardan dos
años en madurar, al recolectar la cosecha de semilla de un año se destruye la del año
siguiente.
Para cortar ramas desde el suelo se han utilizado con éxito varios tipos de sierra
flexible. Uno de los modelos, descrito en Anón. 1979, consta de un cable cortador
flexible, de 1 m de largo aproximadamente, que está dotado de dientes de acero al
carbono engarzados con precisión y de dos cuerdas de control de polipropileno de unos
10 m. Para pasar una de las dos cuerdas de control por encima de la rama se utiliza un
82
peso relleno de arena. Un modelo anterior, la llamada “sierra comando”, que ya no se
fabrica, se utilizó con resultados satisfactorios en Australia para cortar ramas de
eucalipto (Boden 1972). Con ella dos operarios podían cortar con rapidez y facilidad
ramas de hasta 20 cm de diámetro.
Este método no puede utilizarse en árboles cuyas ramas forman ángulos muy agudos,
como E. tereticornis. Otra limitación es que depende de la eficiencia con que se lance el
hilo por encima de la rama deseada.
Para cortar ramas pueden utilizarse también sierras rígidas. Sweney y Jones (1975)
describen un método utilizado en Nueva Zelandia en el que mediante unas argollas se
fija un serrucho o una sierra de arco a una cuerda de 180 kg que pasa por una polea
previamente subida hasta la copa. El serrucho se utiliza para ramas pequeñas, de
menos de 2 cm de diámetro, mientras que la sierra de arco es capaz de cortar, en cinco
minutos, ramas de hasta 10 cm.
Uso de rifles
Otro método para cortar las ramas que portan la semilla consiste en derribarlas con un
rifle de gran calibre. Este método se utilizó con éxito para hacer caer al suelo las puntas
de árboles de Picea glauca en zonas de producción semillera del nordeste de los
Estados Unidos (Slayton 1969). Se estimó por un lado que este procedimiento era
menos costoso que trepar a los árboles, y por otro que los conos podían recolectarse en
la fase idónea de su desarrollo gracias al escaso tiempo en que podía efectuarse la
operación. Más recientemente se ha puesto en práctica en el Canadá, con resultados
prometedores, el método consistente en disparar desde un helicóptero a ramas o
puntas para que se desprendan.
Para derribar ramas con los disparos suele ser necesario mantener fijo el rifle en un
trípode o apoyar su caja en un árbol o en la parte lateral de un vehículo (Turnbull
1975e). Es preciso que no haya obstáculos visuales entre el blanco y el tirador, requisito
éste que puede suponer una limitación en bosques densos. En general, lo mejor es
disparar en ángulo recto con la rama y cortar la corteza por la parte inferior con el primer
disparo para evitar que la rama quede colgando de ella y se produzca arranque de
tejidos. Después se corta la corteza por la parte superior y por último se va disparando a
intervalos a todo lo ancho de la rama. Es importante seleccionar ramas que puedan
caer sin obstáculos hasta el suelo. Las ramas horizontales se desprenden con más
83
facilidad que las ascendentes. Los disparos deben colocarse de manera que se
aproveche el efecto de palanca de la rama. Este método está aconsejado sobre todo
cuando se pretende recolectar pequeñas cantidades de semilla con fines de
investigación de una fructificación muy abundante que está arracimada en ramas o
puntas inaccesibles, de manera que no se puede llegar a ellas cómodamente por otros
medios.
Trepa con equipo mínimo. En diversos países se practica la trepa sin ayudas mecánicas
(Hans 1973, Bhumibhamon 1973). En Filipinas hay recolectores de semilla que trepan a
los árboles descalzos o con ayuda de una cuerda que ata ambos pies juntos y los
presiona contra el tronco (Seeber y Agpaoa 1976). Otras variantes consisten en que el
trepador vaya haciendo en el tronco, con un hacha, una serie de cortes sucesivos en los
que apoyar los pies, o que clave con un martillo una serie de estacas de hierro de unos
20 cm de longitud que luego va retirando, para utilizarlas en otra ocasión, a medida que
desciende. Estos dos métodos son físicamente agotadores, con independencia de que
se utilice o no un cinturón de seguridad, y producen sin duda daños en el árbol. El que
escala con las manos y los pies un tronco de gran altura y desprovisto de ramas pone
seriamente en peligro su seguridad, y este riesgo puede hacer que los trepadores
sientan la tentación de recolectar en los árboles a los que es más fácil subir, pero que
con frecuencia son los menos deseables desde el punto de vista silvícola. Es preferible
introducir alguna de las ayudas especiales para trepar de las que se dispone en la
actualidad.
Las espuelas, que se fijan a las botas del trepador, son un sistema ligero y barato de
hacer más segura y eficiente la escalada si se combina con un cinturón de seguridad,
eslinga, casco de seguridad de fibra de vidrio y fuertes guantes de piel. La ligereza de
las espuelas (menos de 1 kg el juego) hace que su uso esté especialmente indicado en
los rodales de difícil acceso en regiones sin carreteras, donde todo el equipo debe
transportarse a pie. Se ha comprobado que son el método más eficiente para trepar a
Pinus kesiya y P. merkusii en Tailandia (Granhof 1975) y a P. caribaea y a P. oocarpa
en Honduras, y son de uso habitual en muchos países, especialmente para subir a
coníferas (Robbins y otros 1981).
84
Aunque existen diferentes tipos, estas ayudas de trepa consisten básicamente en un
brazo de hierro forjado y un conector que termina en una espuela en punta. El hierro
debe fijarse muy bien, mediante una correa de cuero, al calzado y a veces a la pierna
del escalador. La espuela puede ser de longitud variable, pero es preferible que la punta
no sobresalga de la suela de la bota, de manera que el escalador pueda caminar por el
suelo sin dificultad (Morandini 1962, Turnbull 1975b). La longitud óptima de la espuela
depende del tipo de corteza de que se trate. Las espuelas de 5 cm son adecuadas para
los postes telefónicos sin corteza y los árboles de corteza delgada, y se recomiendan
para la mayoría de las especies en el Canadá, mientras que las de 9 cm se adaptan
mejor a las especies que tienen una corteza blanda y gruesa (Yeatman y Nieman 1978).
Las espuelas no se deben utilizar cuando la corteza está helada, y no son
especialmente seguras en cortezas escamosas (Morandini 1962, Stein y otros 1974).
85
4.9 Espuelas de trepa (A) ajuste mediante correas (B)
trepa. (Servicio Forestal del Canadá)
86
4.10 Utilización de una escalera desmontable de dos 4.11 Escalera desmontable de un solo montante que se
montantes en el Canadá (A) Preparación para pasar la utiliza en Dinamarca. (Centro de Semillas Forestales de
87
cadena por detrás del árbol y asegurar así la parte superior DANIDA)
de la primera sección (B) Desmontaje de la escalera, con el
trepador suspendido de una cuerda de seguridad. (Servicio
Forestal del Canadá)
88
su eslinga en torno al tronco y la escalera hasta que tiene los hombros al nivel de la
parte superior de la escalera; entonces sujeta ésta al tronco mediante una cuerda o
cadena (Yeatman y Nieman 1978). Las secciones siguientes se van subiendo mediante
una cuerda y se van uniendo a la sección anterior. La operación se repite con cada
sección, que se sube y fija al árbol. Para pasar del tronco a la copa se utiliza el mismo
procedimiento que se ha descrito supra a propósito de la trepa con espuelas. Cuando
utiliza una escalera desmontable muy ligera, el trepador puede llevar atadas a su
cinturón de seguridad dos secciones, de 2 m de longitud cada una. Si las dos secciones
inferiores, de 3 m cada una, se empalman y se colocan en pie en el suelo, esto significa
que puede montar un total de 10 m de escalera sin necesidad de izar nuevas secciones
con una cuerda.
Las escaleras desmontables pueden tener uno o dos montantes o “patas”. Las más
habituales son las que tienen dos. La escalera de una “pata” comprende un soporte
central del que salen, alternando a derecha e izquierda, unas barritas que hacen de
peldaños; la escalera se fija al árbol mediante una cadena o cuerda. El soporte central
suele ser de acero o madera, por lo que el peso de estas escaleras no difiere mucho del
de los tipos de dos “patas”. Tienen la ventaja de que es más fácil colocarlas en un
terreno desigual, y también que se manejan con más facilidad entre las ramas
(Morandini 1962) y en troncos muy sinuosos.
Las escaleras desmontables pueden utilizarse sin riesgo alguno de dañar el árbol. Su
manejo puede ser incómodo en rodales en los que la cubierta de copas o el subsuelo
son densos, y son mucho más pesadas para transportar que las espuelas,
especialmente cuando la existencia de unos fustes largos y limpios obliga a utilizar
escaleras con muchas secciones. Son también más caras. Por consiguiente, tienen un
uso limitado en zonas de difícil acceso y sin carreteras, pero son un procedimiento ideal
en huertos semilleros o plantaciones situados en terreno llano.
La bicicleta suiza para árboles o “baumvelo” es un aparato para subir hasta la copa viva
de árboles rectos y de gran altura que no tienen ramas. Desde el punto de vista del
transporte, es más ligera que las escaleras desmontables, pero más pesada que las
espuelas de trepa. No produce daños en el árbol. Su uso está recomendado en troncos
cuyo diámetro oscila entre 30 y 80 cm (Yeatman y Nieman 1978). Olesen (1972) señaló
su gran utilidad para trepar a pinos en México. En el Reino Unido se consideró
particularmente útil para las especies de coníferas que tenían conos grandes, como por
ejemplo Pinus, Picea o Pseudotsuga, en las que el recolector ha de moverse de rama
en rama para arrancar los conos en vez de permanecer durante mucho tiempo en la
misma zona (Seal y otros 1965). No obstante, su utilización en ese país se encuentra
hoy limitada principalmente a las recolecciones con fines de investigación, pues el
incremento de la superficie de plantaciones maduras hace que se pueda recolectar
fácilmente semilla a granel en árboles cortados, y cuando se trata de huertos semilleros
son más adecuadas las escaleras.
La bicicleta consta de dos unidades separadas, una para cada pie. Cada una de ellas
consta de un brazo (más largo en la unidad superior, más corto en la inferior) al que
está fijado un taco de goma que se apoya en el tronco. El extremo inferior de este brazo
lleva un estribo o pedal con correas y pinzas de suelta rápida, que sujetan el pie del
trepador. El extremo superior está unido a una tira de acero que forma un círculo cuyo
diámetro se puede ajustar al del tronco. La bicicleta se utiliza junto con arnés o cinturón
89
de seguridad, cadenas o correas de apoyo, cuerda de seguridad, mosquetones y
cuerdas de nilón.
El funcionamiento de este aparato está bien descrito en Seal y otros (1965) y Yeatman y
Nieman (1978). Los anillos de acero no deben ajustarse demasiado al tronco, pues ello
impediría moverlos hacia arriba. Su posición adecuada es aquella en la que la punta del
pie del escalador no toca el tronco cuando hace que todo su peso descanse en el
estribo; cuando no sucede así, es necesario desenganchar, reducir el diámetro de los
dos anillos y volver a engancharlos uno en cada pie. Una vez colocados los anillos en
torno a la base del árbol, el trepador mete los pies en los estribos, cierra las pinzas de
suelta rápida y se ata las correas. Pasa también por detrás del árbol su eslinga (correa
o cadena de seguridad), y ajusta la longitud de ésta conforme a la disminución del
grosor del tronco. El trepador sube haciendo que su peso descanse de manera alterna
en uno y otro estribo y levantando el pie libre de peso para subir el anillo aflojado. De
vez en cuando se detiene para ajustar el diámetro del anillo según va disminuyendo el
grosor del tronco. Las ramas que obstruyan el ascenso deben podarse a medida que se
encuentran, de manera que queden a ras del tronco.
90
para el pie pasador
3. Correa para 10. Muelle de
la pala del espiral
calzado 11. Muelle de
4. Correa para lámina
el empeine 12. Dispositivo
5. Tensor de retenedor
correas 13. Palanca de
6. Soporte bloqueo
El trepador continúa ascendiendo hasta que el anillo de acero superior llega a las
primeras ramas vivas de la copa. Se introduce a continuación en la copa para colocar
una eslinga de nilón que sujete la cuerda de seguridad y procede a “aparcar” la
bicicleta. La operación esencial es apretar el anillo inferior de la bicicleta de manera que
se fije con fuerza al tronco aun cuando no tenga que soportar peso; de esa manera se
evita el riesgo de que la bicicleta se deslice tronco abajo y quede fuera del alcance del
trepador. Este abre las pinzas de los tobillos en ambos estribos, desata las correas que
le sujetan los pies, desengancha su eslinga y sube a la copa.
La bicicleta para árboles es un sistema sumamente seguro para escalar árboles rectos y
sin ramas sin dañarlos, y además es más ligero y partátil que las escaleras
desmontables. Se necesita práctica, pero la mayoría de los que lo intentan aprenden a
manejarla con eficiencia y rapidez en unos pocos días. Sus principales inconvenientes
son el costo, el hecho de que su utilización esté limitada a una determinada gama de
diámetros y que, a diferencia de las escaleras y las espuelas de trepa, exige podar el
fuste de manera que no quede ninguna rama en toda la circunferencia hasta llegar a la
copa viva (Robbins y otros 1981). No obstante, cuando esté previsto trepar
periódicamente a los mismos árboles, como en los rodales o huertos semilleros, está
91
plenamente justificado el costo que supone efectuar una poda inicial y concienzuda. Es
aconsejable trabajar siempre con otra bicicleta próxima, pues a un hombre que se
encuentre en dificultades en un árbol a una altura a la que no se puede llegar con una
escalera únicamente se le puede socorrer con otra bicicleta (Seal y otros 1965) o con
espuelas.
92
Trepa directa a la copa
Para llevar de un rodal a otro las escaleras de mayor tamaño y peso se necesita un
vehículo. Para llegar a copas situadas a 20–25 m de altura pueden utilizarse escaleras
extensibles montadas en camiones, pero la escasa moniobrabilidad limita la utilización
del vehículo a caminos o terrenos muy llanos (Turnbull 1975b). Morandini (1962) ha
descrito una escalera de aleación ligera montada en un tractor; es capaz de llegar hasta
14 m, y el tractor puede utilizarse en bosques sin caminos. En los Estados Unidos se
utiliza con seguridad hasta los 9 m una escalera extensible de magnesio montada en un
camión de cuatro ruedas y media tonelada. El balanceo procedente de la suspensión
del vehículo se elimina mediante cuatro gatos mecánicos fijados a los postes en que se
apoya la estructura de la plataforma de la escalera (Rietveld 1975).
93
Cuerdas y equipo elevador. Puede accederse a la copa suspendiendo de una rama
resistente una cuerda, escalera de cuerda o equipo elevador. Para pasar un cordel fino
por encima de la rama se utilizan los mismos métodos (lanzamiento, catapulta, flechas)
que cuando se emplean cuerdas para sacudir ramas (según se describe en la página
71). Como para soportar el peso del trepador se precisa una cuerda más fuerte y
pesada que para sacudir ramas, es necesario elevar la cuerda en tres fases: 1) en
primer lugar un hilo de nilón de poco peso y 23 kg de tensión de rotura, que se utiliza
para izar; 2) un cordel de nilón de 3–4 mm de diámetro, que a su vez se utiliza para izar;
3) una cuerda de nilón de 13–18 mm de diámetro, lo bastante fuerte para soportar el
peso del trepador (Robbins y otros 1981).
La red no dañaba la copa y era razonablemente eficaz, una vez colocada, cuando se
trataba de árboles de copa profunda y abundantes conos, pero era como mínimo un
método muy lento y su utilización era imposible en rodales densos. En líneas generales,
su empleo se ha abandonado en favor de métodos menos laboriosos.
Los métodos para trepar y recoger los frutos en el interior de la copa son
independientes del procedimiento que se utilice para llegar a ésta, procedimiento que
puede ser la escalera, la bicicleta o las espuelas de trepa. El siguiente resumen de los
principales puntos que se han de observar está basado en Yeatman y Nieman (1978).
94
Al subir por las ramas de un árbol como si fueran los peldaños de una escalera, las
manos se utilizan sobre todo para abrir camino y equilibrar, mientras que los pies y las
piernas se emplean para dar impulso. Sólo un miembro -mano o pie- se mueve en cada
momento, agarrando las partes más resistentes de las ramas, cerca del fuste principal,
o apoyándose en ellas. Las ramas de resistencia dudosa deben probarse doblándolas
con fuerza antes de confiar en que van a poder soportar el peso del trepador. La
confianza y la coordinación muscular son las claves de la seguridad en la trepa.
Mantener un estado de tensión y de dependencia de la fuerza como único medio puede
ser agotador y peligroso. La mayor parte del trabajo deben realizarlo las piernas.
La tensión que padece el trepador puede reducirse en gran medida si éste tiene
confianza en un sistema de seguridad de probada eficacia. Hasta el mejor trepador
puede tener de vez en cuando un accidente: basta que una rama que parece segura
sea en realidad traicioneramente quebradiza o resbaladiza. Las técnicas y el equipo de
trepa modernos están diseñados para garantizar que, en caso de que el trepador se
caiga, la caída se detenga enseguida. En Seal y otros (1965), Yeatman y Nieman
(1978) y Robbins y otros (1981) figuran excelentes explicaciones ilustradas de estas
técnicas, así como detalles de las cuerdas y nudos que el trepador debe saber utilizar.
95
ablanda a temperaturas no demasiado altas. No obstante, se ha utilizado con éxito en
algunos países, como por ejemplo Honduras, donde es muy difícil obtener nilón. Las
precauciones que se adoptan son usar cuerdas de polipropileno de 18 mm de diámetro
como mínimo y evitar las técnicas que comporten una fricción prolongada sobre una
cuerda fija. La fricción temporal de una cuerda móvil, por ejemplo sobre una rama, no es
peligrosa, pues es muy poco el calor que se genera en un punto cualquiera de la
cuerda. Las fibras naturales, como el cáñamo o el yute, tienen que ser notablemente
más pesadas que el nilón para conseguir la misma resistencia, además de que son
susceptibles de pudrirse, especialmente cuando el tiempo es húmedo.
Es conveniente dividir las cuerdas de seguridad en dos tipos: la cuerda corta o eslinga,
que utiliza el trepador para fijarse al árbol mientras trabaja en la copa, y la cuerda larga,
que baja hasta el suelo y está allí controlada por un ayudante. La cuerda de seguridad
corta mide entre 3 y 10 m, y tiene el mismo grosor que la cuerda larga; lo normal es que
un trepador lleve dos de estas cuerdas cortas en su arnés. Cuando está trabajando en
la copa, ata una de ellas bien a una rama resistente, bien al fuste. Cuando se encuentra
en la parte alta de la copa, donde el fuste no es ya seguro por su escaso grosor, ata la
cuerda a la parte más fuerte del fuste que está por debajo de él y la sube rodeando el
tronco en espiral. Cuando el fuste es lo bastante resistente y la cuerda de la longitud
adecuada, el trepador puede alcanzar sin problemas la parte exterior de la copa. La
cuerda de seguridad corta es de fácil utilización y da al trepador una independencia total
mientras recolecta en la copa.
Uno de los extremos de la cuerda larga se fija al arnés del trepador, mientras que el otro
lo controla un ayudante que permanece en el suelo. Esta cuerda tiene que medir como
mínimo el doble de la altura del árbol, de manera que en caso necesario pueda bajarse
al trepador aunque esté trabajando cerca del extremo superior del árbol. Aparte de que
supone un nuevo factor de seguridad, esta cuerda permite al trepador llegar a los frutos
situados en la parte exterior de la copa, frutos que de otra manera serían inaccesibles.
96
La cuerda larga es especialmente útil cuando es preciso huir con rapidez de las avispas
o abejas que a veces encuentra el trepador en su ascenso.
97
Método de recogida de los frutos. Si utiliza correctamente el arnés y la cuerda larga de
seguridad, el trepador debe tener libres ambas manos para recoger los frutos. Los
métodos varían en función del tamaño, el número y la distribución de los frutos, así
como de la firmeza del pedúnculo que los sujeta. Cuando los frutos son numerosos,
pequeños, agrupados y accesibles, pueden recogerse y depositarse inmediatamente en
una bolsa que el trepador lleva atada al cinturón o colgada del hombro, con la
embocadura abierta mediante un refuerzo. Los frutos de tamaño mayor y más dispersos
pueden separarse del pedúnculo y dejarse caer al suelo para recogerlos más tarde. Los
frutos que son demasiado inaccesibles para recolectarse a mano pueden separarse del
árbol mediante varas, ganchos, rastrillos o tijeras de dos manos, tal como se describe
en las páginas 83–84. Las herramientas que se utilizan en la copa las debe subir el
trepador, cuando ya ha llegado a la zona de la copa en que va a recolectar, mediante un
cordel ligero y específicamente destinado a ese fin que lleva fijado al cinturón. En Chile
los trepadores golpean las ramas con una vara larga para que caigan los frutos de
Nothofagus alpina, pero este método es menos eficaz con N. pumilio (Gordon 1979). En
el caso de las coníferas suele utilizarse algún tipo de gancho. En Tailandia, se han
diseñado para recolectar los conos de Pinus kesiya y P. merkusii unos ganchos que
tienen dos puntas afiladas en direcciones opuestas, de manera que pueden utilizarse
para separar los conos bien empujando, bien tirando, con lo que se evita que se rompan
ramitas que portan nuevos conos pequeños. Estos ganchos se montan en unos tubos
ligeros, de acero, que pueden extenderse hasta unos 3 m (Granhof 1975). Robbins y
otros (1981) ilustran diversos tipos de ganchos, rastrillos y tijeras. La recogida de los
frutos en el suelo, una vez que han caído tras separarlos con estos útiles, es la misma
que se ha descrito supra a propósito de las semillas que caen espontáneamente.
4.15 Utilización de una herramienta manual y una cuerda de seguridad larga para
recolectar frutos en la copa.
(ESNACIFOR/A.M.J. Robbins)
98
4.16 Control del descenso por el propio trepador mediante el método de bloqueo de la
cuerda de seguridad larga.
(ESNACIFOR/A.M.J. Robbins)
99
100
4.17 Utilización de una plataforma con brazo extensible para
recolectar conos en los Países Bajos. (R.B.L. De
Dorschkamp, Wageningen)
Cuando los frutos están agrupados en el extremo de ramas largas, fuera del alcance del
trepador, es posible que éste se vea obligado a cortar la rama entera. En el Brasil, los
escaladores cortan las ramas frutíferas de Eucalyptus con un cuchillo atado a un palo, y
la práctica habitual consiste en alternar los árboles de los que se recolecta en años
sucesivos, de manera que las copas puedan recuperarse.
Los trepadores deben llevar botas de suela antideslizante y monos de trabajo sin
cinturones ni lazos que puedan engancharse en tocones de ramas. Suele ser
conveniente utilizar un casco de seguridad que ajuste bien, guantes y gafas protectoras.
Los ayudantes que están en el suelo deben llevar cascos de seguridad industriales que
les protejan de los objetos que caen de los árboles. Suele ser necesario un serrucho de
podar ligero con el que limpiar de ramas el fuste cuando se va a ascender con bicicleta.
Los métodos que se describen supra han resultado sumamente fiables cuando se han
utilizado con especies coníferas. La experiencia es menor, y probablemente mayor la
dificultad, respecto de las especies de frondosas de los bosques húmedos tropicales, en
los que se plantea un problema especial por la existencia de pocas y sólidas ramas
separadas por intervalos de 3–4 m. Otro problema es el que presentan las especies
muy espinosas, como Acacia spp., pero, como raras veces tienen más de 15–20 m de
altura, la recolección puede efectuarse con frecuencia desde el suelo. Entre las ayudas
útiles que describen Doran y otros (1983) figuran un soporte fuerte en el techo del
vehículo, para ponerse de pie sobre él, escaleras ligeras que se ajusten a ese soporte,
una cuerda y un peso que se puedan lanzar por encima de una rama para sacudirla o
romperla, una sierra flexible o una tijeras de podar de dos manos y unos guantes de piel
gruesa para quitar las vainas de las especies espinosas. Es indudable que habrá que
modificar los métodos de recolección habituales para adaptarlos a las peculiaridades de
las distintas especies tropicales.
* En resumen, esta parte del equipo de trepa consta de los elementos siguientes:
101
1. EL CINTURON DE SEGURIDAD, que puede utilizarse solo o como parte del ARNES, que es un correaje más
complicado.
2. LA CORREA DE SEGURIDAD o ESLINGA, que se pasa por detrás del fuste y cuyos extremos se enganchan a
uno y otro lado del CINTURON DE SEGURIDAD. Asegura al trepador al fuste mientras asciende hasta la copa.
3. La CUERDA DE SEGURIDAD CORTA (también llamada a veces ESLINGA), que ata al trepador o a su
CUERDA DE SEGURIDAD LARGA al tronco del árbol o a una rama resistente mientras trabaja en la copa.
Puede utilizarse asimismo como CUERDA DE RESERVA, con la que se asegura el trepador cuando tiene que
desenganchar la CORREA DE SEGURIDAD para superar las ramas grandes y aisladas que se encuentran en
el fuste.
4. La CUERDA DE SEGURIDAD LARGA, que conecta al trepador con el ayudante que está en el suelo. Le
proporciona seguridad mientras está en la copa y le permite descender sin tener que bajar por el fuste.
102
frutos pueden recolectarse en árboles de fácil acceso y buena fructificación. Los
inconvenientes de este equipo son la necesidad de un buen acceso y el elevado costo
de capital. En el Reino Unido se comprobó que, cuando las cosechas de conos eran
menos accesibles y abundantes, el costo unitario de la recolección con la plataforma
hidráulica Simon era superior al de la recolección con escaleras o bicicletas.
103
Abies nobilis 10 14
Abies nordmannina 3 5
Abies alba 5 7
Acer pseudoplatanus 25 35
Fraxinus excelsior 30 40
Picea sitchensis 2 3
Picea abies 4 6
Picea omorica 1 1,5 (rodales jóvenes)
Larix leptolepis 1,5 2 (rodales jóvenes)
Larix decidua 0,6 1
Pinus sylvestris 1,8 2,5 (huertos semilleros)
Pinus austriaca 1,8 2,5
Pseudotsuga sp. 1,5 2,0
En un año excelente, los rendimientos de semilla por hectárea son los siguientes:
200
Abies alba 150 –
kg
200
Abies nordmanniana 150 –
kg
600
Abies nobilis (procera) 250 –
kg
70
Larix sp. 25 –
kg
150
Picea abies 50 –
kg
25
Picea sitchensis 15 –
kg
80
Pseudotsuga sp. 40 –
kg
1 000
Fagus sylvatica 500 –
kg
5 000
Quercus sp. 2 000 – (?)
kg
800
Fraxinus excelsior 400 –
kg
400
Acer pseudoplatanus 200 –
kg
Capacitación y seguridad
104
La recolección de la semilla, especialmente por el procedimiento de trepa, es un trabajo
duro, y por lo tanto es esencial seleccionar cuidadosamente a los trepadores y dotarles
de una buena capacitación antes de que empiecen las operaciones de recolección. Es
necesario que sean personas física y mentalmente adecuadas, que estén dotadas
naturalmente para escalar y posean una combinación de autoconfianza y sentido
común. Todo programa de recolección que no sea mínimo debe contar, en el personal
permanente, con un núcleo de al menos un trepador capacitado, que puede dedicarse a
otras tareas fuera de la temporada de recolección. Antes de que empiece ésta, se
encargará de impartir breves cursos de capacitación para trepadores temporales
(Robbins y otros 1981). En esencial disponer, como material auxiliar para estos cursos,
de buenas ilustraciones gráficas, especialmente cuando los trepadores son analfabetos.
105
están descortezando, pues son resbaladizas. En la medida de lo posible, ha de
decidirse el camino de la trepa antes de empezar el ascenso, especialmente en
lo que se refiere a la zona ramosa de la copa.
12. El trepador debe contar en todo momento con tres puntos de apoyo (una mano y
dos pies o dos manos y un pie), moviendo sólo un miembro cada vez, excepto
cuando está atado al árbol por una correa o cuerda corta o suspendido de una
cuerda larga. Se debe ascender con tranquilidad, mediante movimientos
regulares y pasos cortos.
13. Al subir a la copa no se deben llevar herramientas. Si se precisan unas tijeras de
podar, un rastrillo para conos, etc., se debe utilizar un cordel ligero para subir el
equipo hasta la altura en que se va a trabajar. Este cordel debe dejarse atado a
las herramientas grandes mientras se trabaja, a modo de seguro. Las
herramientas deben devolverse al suelo con el cordel; no es aconsejable
dejarlas caer o tirarlas.
14. Debe prestarse atención a los tetones afilados: pueden desgarrar la ropa y
producir dolorosos cortes y heridas.
15. Se debe ascender en espiral o en zig-zag, o atando al fuste correas de
seguridad, de manera que el trepador caiga como máximo 2 m antes de que la
cuerda larga soporte su peso.
16. Durante la trepa, el diámetro del fuste principal no debe ser inferior a 8 cm a la
altura de la cintura. Si hay dudas en materia de seguridad, no se debe vacilar,
antes de ascender a la zona de la copa donde está la semilla, en atar una
cuerda al tronco a una altura de resistencia garantizada.
17. Al atar esta cuerda, debe mantenerse un brazo rodeando con firmeza el árbol
hasta que la cuerda esté fijada al cinturón de seguridad.
18. Antes de retirar las manos del árbol, debe ensayarse que la cuerda de seguridad
y el lugar donde se apoyan los pies soporten bien el peso del cuerpo.
19. Cuando se está recolectando cerca del extremo superior del árbol, ha de
mantenerse el cuerpo próximo al fuste, de manera que su peso actúe hacia
abajo, no hacia afuera.
20. La correa de seguridad o eslinga debe estar atada en todo momento alrededor
del tronco del árbol, excepto cuando se está escalando o cambiando de posición
en la copa, o cuando se está suspendido de la cuerda larga.
21. Antes de dejar caer bolsas de conos u otra material, hay que asegurarse de que
las personas que están en el suelo lo han advertido y se han retirado
suficientemente.
22. Cuando se recolectan frutos desde una escalera, debe atarse la parte superior
de ésta al árbol con una cuerda de nilón. La escalera debe fijarse aún más
mediante dos vientos.
23. En todo momento debe haber en el lugar de la trepa un equipo completo de
primeros auxilios.
106
Introducción
Durante el período que sigue inmediatamente a la recolección, las semillas corren un
especial riesgo de sufrir daños. A ello se añade que el medio ambiente en el que se
colocan, que se controla con bastante facilidad en el centro de semillas o en la
instalación de procesamiento, es difícil de controlar en el bosque y durante el transporte
del bosque a la instalación. No es posible predecir ni prevenir las fluctuaciones del
clima, y es posible que en el transporte intervengan personas que, a diferencia del
recolector, el procesador o el usuario, no tienen mucho interés personal en que las
semillas se encuentren en condiciones idóneas. Durante este período es alto el peligro
de que se pierda la identidad del material, así como su viabilidad. El riesgo es
especialmente elevado en muchos países tropicales, donde la temperatura y la
humedad son altas y donde el transporte es muchas veces difícil, lento e inseguro
(Kemp 1975a). Las investigaciones efectuadas sobre los problemas que comporta
almacenar especies “difíciles” han revelado en ocasiones que el auténtico peligro se
encuentra en el tiempo que transcurre entre la recolección y el
procesamiento/almacenamiento. Cuando las semillas han perdido ya parte de su
viabilidad antes de almacenarse, ni siquiera con el mejor tratamiento en la instalación se
obtendrán más que unos resultados mediocres. Por consiguiente, es esencial efectuar
por adelantado una planificación cuidadosa que permita controlar de la manera más
estrecha posible la identidad y salud de la semilla en todas las fases de su circulación
(Kemp 1975a).
Mantenimiento de la viabilidad
Casi siempre, lo que se recolecta del árbol son frutos, no semillas. En algunos países
donde el clima lo permite, las operaciones de secado de los frutos al sol y extracción de
las semillas se llevan a cabo sobre el terreno (véanse las páginas 120–121). En otros se
considera preferible transportar los frutos, con la mayor rapidez posible, a la instalación
de procesamiento de semillas, donde las condiciones de la extracción se pueden
controlar mucho más que en el campo.
Cuando las semillas no se extraen sobre el terreno, los frutos han de manipularse con
sumo cuidado, tanto en el bosque como durante el transporte. Cuando la temperatura y
la humedad son elevadas, los frutos acumulados a granel en grandes cantidades son
muy vulnerables al deterioro por acción de mohos y otros hongos y por recalentamiento
debido a una elevada tasa de respiración. No puede exagerarse la importancia que
tiene la buena ventilación para reducir estos riesgos. Cuando los frutos se almacenan
temporalmente en recipientes separados, éstos no deben llenarse al máximo. En
particular, los sacos que contienen conos frescos deben dejarse a medio llenar; de esta
manera se deja espacio para que se expandan las escamas a medida que los conos se
van secando. De lo contrario, las escamas pueden quedarse en una posición que
dificulta considerablemente la ulterior extracción de la semilla (Stein y otros 1974). Para
facilitar la circulación del aire dentro de los sacos, así como hacer más cómoda la
manipulación durante el transporte, es aconsejable no poner más de 10–20 kg de frutos
en cada saco (Goor y Barney 1976). Los casos de arpillera poco tupida o las bolsas de
lavandería de malla de nilón (Yeatman y Nieman 1978) permiten una buena circulación
de aire por los laterales. En el caso de las cápsulas de eucalipto y los frutos de otras
especies que tienen unas semillas muy pequeñas, sin embargo, deben utilizarse bolsas
de algodón tupido cuando existe alguna posibilidad de que los frutos se abran durante el
107
tránsito (Turnbull 1975c). Las cestas grandes y de malla abierta son ideales para
favorecer la libre circulación del aire entre los conos y otros frutos de gran tamaño, y
pueden construirse con materiales disponibles localmente, como metal, sauce, bambú o
rotén. En los montones no muy apretados de frutos puede mejorarse la ventilación
insertando en su centro unas “chimeneas” improvisadas a base de láminas de madera.
Removiendo todos los días los frutos de estos montones o cambiando de posición los
sacos se puede mejorar considerablemente el acceso del aire a los frutos situados más
lejos de la superficie.
5.1 Soportes tipo caballete que se suelen utilizar en América del Norte para el
almacenamiento provisional de conos.
(Servicios Forestales del Canadá/Columbia Británica)
108
5.2 Cestos de alambre que se utilizan en Dinamarca para el almacenamiento temporal
de conos.
(Centro de Semillas Forestales de DANIDA)
109
5.3 Almacenamiento temporal de conos de Pinus taeda en cajas de 7,2 hl en el sur de
los Estados Unidos.
(Servicio Forestal, Dpto. Agric. EE.UU.)
110
5.4 Estructura temporal para secar cápsulas de eucalipto sobre el terreno en Australia.
(División de Investigaciones Forestales, CSIRO, Canberra)
En el caso de las recolecciones grandes, Isaacs (1972) ha sostenido que las cajas
paletizadas y sujetas con alambre, con capacidad de 7,3 hectolitros, son un medio
mucho más eficaz para manipular físicamente los conos antes de su procesamiento.
Estas cajas, que se utilizan como recipiente único para la manipulación, la expedición y
el almacenamiento, se entregan como componentes que pueden montarse, a medida
que se necesitan, en menos de tres minutos. No obstante, habida cuenta de que una
vez llenas pesan alrededor de media tonelada, para cargarlas y descargarlas se precisa
un vehículo con horquilla elevadora, y por consiguiente sólo son adecuadas cuando se
trata de operaciones de gran magnitud y muy mecanizadas.
Es posible que se necesite adoptar medidas especiales para impedir que plagas y
enfermedades dañen los frutos. En determinadas circunstancias, cuando es alto el
riesgo de que la cosecha sufra graves daños, puede ser aconsejable utilizar polvos
insecticidas y fungicidas, pero hay que tener mucho cuidado al tratar la semilla fresca y
relativamente húmeda, pues las propias sustancias químicas pueden tener sobre ella un
efecto perjudicial (Kemp 1975a). Mejor que confiar en sustancias químicas suele ser
mantener la higiene de los frutos, especialmente por medio de una buena ventilación.
Almacenar los sacos fuera del contacto con el suelo basta para protegerlos hasta cierto
punto de los roedores. La incidencia de plagas y enfermedades suele ser más elevada
en el suelo del bosque, y la pronta recogida de los frutos caídos contribuye
notablemente a reducir las pérdidas ulteriores.
111
fermentación reduce la viabilidad de la semilla. En los trópicos es habitual utilizar el
calor del sol para acelerar la extracción y el secado de las semillas, especialmente de
muchas coníferas y árboles que tienen frutos leñosos y dehiscentes, como por ejemplo
el eucalipto; este procedimiento es por lo general beneficioso. No obstante, un secado
demasiado rápido de los frutos puede hacer en ocasiones que éstos no se abran e
impidan la extracción ulterior, en un proceso análogo al “endurecimiento superficial” de
la madera. Así ocurre con los conos de algunos pinos cuando se recolectan sin que
hayan madurado plenamente. En esos casos es necesario mantener los frutos a
cubierto, con una buena circulatión de aire, durante una o dos semanas antes de
intentar un secado más rápido. Algunas semillas, sobre todo de especies de los
bosques higrofíticos tropicales, mueren fácilmente cuando los frutos se secan con
rapidez. En el caso de estas especies no es conveniente secar los frutos al sol, sino que
se deben mantener húmedos durante el tránsito (Kemp 1975a). Entre los factores que
se han de tener en cuenta a la hora de optar por efectuar la extracción local o
centralmente figuran los siguientes:
112
Las técnicas de la extracción de semillas se describen en las páginas 196–238.
Mantenimiento de la identidad
Para asegurar que se mantiene la identidad del lote de semillas, es preciso etiquetar
correctamente cada recipiente de frutos cuando se llena. Como precaución adicional
frente al riesgo de pérdida accidental de la etiqueta exterior, se deben colocar etiquetas
idénticas dentro y fuera del recipiente (Stein y otros 1974, Robbins y otros 1981). Deben
emplearse etiquetas que no se deterioren con el agua, y la información recogida en
ellas debe comprender como mínimo la especie, el número del lote, la ubicación
geográfica o nombre de la fuente de la semilla, el peso de la semilla contenida, la fecha
de recolección y el nombre del recolector (Stein y otros 1974). La información sobre el
número del lote de semilla y la especie es clave a efectos de documentación. Si en
hojas de datos sobre la recolección se ofrece información pormenorizada (véase el
Apéndice 1), entonces en las etiquetas puede ser suficiente indicar el número de lote, la
especie, la fuente y el peso de la semilla contenida. A los documentos que acompañan
la semilla debe unirse -o mejor enviarse por correo antes de las semillas- una copia de
la hoja de datos sobre la recolección o certificado de origen, en la que ha de constar el
número del lote. Cuando un solo lote se divide para su envío en varios recipientes, cada
etiqueta debe recoger también el número de éstos que se ha necesitado (por ejemplo, 1
de 4) (Kemp 1975a). En las operaciones a gran escala, la información puede codificarse
(Aldhous 1972, Dobbs y otros 1976). En el caso de recolecciones pequeñas con fines
de investigación, por ejemplo, recolecciones de procedencias o recolecciones de un
único árbol para ensayos de progenie, la información adicional se registra aparte, en un
certificado de origen de la semilla u hoja de datos sobre la recolección. Es importante
hacer referencia al número de lote. El etiquetado es más laborioso, pero también más
importante aún, cuando se trata de muchos y pequeños lotes de semilla con fines de
investigación que cuando se trata de recolecciones a granel, pues es esencial que no se
mezclen los distintos lotes y cada uno de ellos esté claramente identificado en todas las
fases que median entre la recolección y la siembra en el vivero. Para estos pequeños
lotes de conos y semillas que han de mantenerse separados son ideales, como
recipientes, las bolsitas de nilón. Permiten una buena ventilación, y muchas de las fases
de manipulación de la semilla (transporte, secado al sol o con estufa, eliminación
manual de las alas) pueden llevarse a cabo sin sacar los conos o semillas de la bolsa.
113
importación, certificados fitosanitarios y certificados de origen o de valor genético
conformes a los sistemas nacionales o internacionales de certificación de semillas.
Transporte
Es importante lograr que entre el envío de los frutos o de la semilla extraída desde el
lugar de recolección o instalación local y su llegada a la instalación central de
procesamiento transcurra el menor tiempo posible. Parte del trabajo de planificación
debe dedicarse a proporcionar un transporte de cantidad y calidad suficientes, para
evitar los retrasos en el envío y las averías en el camino. Las paradas, incluso las
cortas, contribuyen a que se acumule calor en los sacos de frutos y conos durante el
tránsito. A los conductores de los vehículos se les debe informar de la naturaleza de su
carga y de la necesidad de que la manejen con cuidado y la entreguen sin demora
(Dobbs y otros 1976). Al menos durante la primera parte del viaje, suele utilizarse el
transporte por carretera. El transporte por ferrocarril puede ser más económico cuando
se trata de grandes distancias (Morandini 1962), y más rápido el transporte aéreo, pero
en ambos casos se pierde algo de control sobre las condiciones del almacenamiento en
tránsito, y todo cambio de medio de transporte significa más manipulación y más
tiempo. Es probable que en la mayoría de las condiciones el método más conveniente
sea el transporte por carretera.
Cuando las distancias son cortas y se han de transportar grandes cantidades de una
sola especie y procedencia, pueden cargarse los frutos directamente en los vehículos,
sin recipientes (Morandini 1962, Goor y Barney 1976). Antes de cargar un nuevo lote es
preciso limpiar el vehículo, de manera que no queden semillas de viajes anteriores.
Cuando se trata de viajes más largos o de lotes de semilla más pequeños, se deben
utilizar recipientes individuales. Los sacos deben colocarse cuidadosamente en el
vehículo, de manera que el aire pueda circular entre ellos en la mayor medida posible.
Los cestos de malla abierta son excelentes para facilitar la libre circulación del aire
durante el transporte y durante el almacenamiento temporal.
114
que evite la acción directa del sol. En las especies que o bien germinan naturalmente o
bien pierden su viabilidad poco después de la caída de la semilla, a temperaturas
normales, puede ser esencial transportar la semilla rápida y directamente a su destino
final, y hacerlo inmediatamente después de la recolección. En ocasiones es necesario
también contar con recipientes especiales, dotados de aislamiento, para controlar la
temperatura y la humedad durante el tránsito (Kemp 1975a). Como precaución frente a
la exposición temporal de las semillas recalcitrantes a las temperaturas frías o gélidas
de las bodegas de aviones se recomiendan los recipientes de espuma de estireno o los
termos metálicos (IBPGR 1981). Este problema puede darse en algunos árboles del
bosque alto tropical higrofítico, pero es raro entre las especies que se han desarrollado
en condiciones que comprenden todos los años una estación muy fría o seca. Muchas
de las especies que más se utilizan en la silvicultura de plantación pertenecen a esta
segunda categoría.
Cuando se trata de material valioso puede ser aconsejable dividir cada lote de semillas
o frutos en dos partes como mínimo, para que viajen por separado, de manera que si se
produce un accidente en el camino no se pierda todo lo recolectado. También puede ser
conveniente proteger las semillas con un seguro de pérdida o daños, cuya cuantía
cubra al menos una parte del costo de repetir la recolección (Kemp 1975a).
Ventilación: Las semillas recalcitrantes (y sus frutos) tienen una gran actividad
respiratoria, por lo que necesitan una buena ventilación. Cuando se envasan grandes
cantidades muy apretadas, se producen sofocación, ruptura fisiológica, desarrollo de
hongos y recalentamiento, factores que provocan la rápida muerte de las semillas.
Cuando se utilizan como recipientes bolsas de plástico, éstas deben dejarse abiertas, o
deben abrirse pequeños agujeros en los lados. Los cestos o las bolsas de tela son
adecuados, aunque por lo general son también más voluminosos o costosos. No es fácil
115
hallar el punto de equilibrio entre la ventilación suficiente y la suficiente conservación de
la humedad (véase infra).
Organización del vivero: Antes de efectuar la recolección, debe avisarse a los viveros
receptores para que tengan preparados los semilleros de germinación. En el caso de las
semillas recalcitrantes, entre la recolección y la siembra debe transcurrir el menor
tiempo posible.
116
de semilla limpia y muy viable (Stein y otros 1974). Entre los procesos que intervienen
figuran uno o varios de los siguientes: maceración y despulpado, secado, separación,
volteado y trillado, separación de las alas y limpieza.
Por muchas precauciones que se adopten, las condiciones en que los frutos y semillas
efectúan el tránsito del bosque a la instalación de procesamiento son raras veces las
ideales. Así ocurre sobre todo cuando el viaje se prolonga durante varios días. Por
consiguiente, es importante que nada más llegar los frutos a la instalación se
descarguen, inspeccionen y coloquen en condiciones de almacenamiento que los
protejan de la lluvia y de los ataques de roedores y aves y garanticen la libre y
constante circulación de aire en torno a los frutos (Aldhous 1972). Si no se adoptan
esas precauciones, los frutos y las semillas pueden sufrir un considerable deterioro en
el período que media entre la llegada a la instalación y la extracción de la semilla. Si se
deja que en los conos o frutos se desarrollen mohos, éstos no sólo degradan la partida
en la que crecen, sino que también pueden ser el origen de que otras partidas queden
afectadas por esporas de hongos.
Habida cuenta del carácter estacional de casi todas las cosechas de frutos y semillas,
es frecuente que se recolecten grandes cantidades de frutos en poco tiempo. La
maquinaria para extraer semillas tiene una capacidad limitada, por lo que no todos los
frutos pueden procesarse nada más llegar a la instalación. El almacenamiento temporal
es por tanto inevitable. En algunas especies es también muy deseable, pues permite
que las semillas maduren y se sequen antes de someterlas a otras actividades de
procesamiento. Cuando se efectúa deliberadamente con este motivo, este tipo de
almacenamiento o secado al aire se denomina “oreo previo” y se describe en las
páginas 132–134.
En la mayoría de los casos, la limpieza previa de los frutos (véase la sección siguiente)
se efectúa poco después de que aquéllos lleguen a la instalación, aunque, cuando llega
al mismo tiempo una cantidad muy grande de frutos, es posible que se deba postponer
la limpieza previa de parte del envío; en ese caso, una parte del período de
almacenamiento precederá a la operación de limpieza previa y otra parte transcurrirá
entre la limpieza previa y la extracción.
117
Los frutos deben almacenarse en un lugar seco, fresco y bien ventilado, para evitar el
desarrollo de mohos o el calentamiento. Según la especie, el estado de los frutos y las
técnicas de procesamiento, unas veces los sacos de frutos o conos se vacían, se
vuelven a llenar sin estrecheces y se colocan en rejillas de almacenamiento; otras veces
los frutos se extienden en bandejas, en el piso del almacén o en el suelo bajo techo
(Stein y otros 1974). Son adecuados los pisos de ladrillo o madera, pero los frutos no
deben colocarse directamente sobre suelos de hormigón, pues pueden surgir problemas
de humedad (Morandini 1962, Turnbull 1975c). En Honduras ha dado resultados muy
satisfactorios el almacenamiento temporal de conos de Pinus caribaea y P. oocarpa en
recipientes de listones de madera apoyados a intervalos en bloques de hormigón. Los
espacios que quedan entre los listones permiten una buena ventilación, y los conos
pueden almacenarse con una profundidad de hasta 30–40 cm sin necesidad de
moverlos (Robbins 1983a, b). Al llenar y apilar las bandejas de conos se ha de prever
que éstos van a necesitar un espacio dos o tres veces mayor cuando se abran las
escamas (Stein y otros 1974). Otra posibilidad consiste en extender los frutos en lonas
alquitranadas.
Limpieza previa
Antes de que los conos y frutos sean sometidos a las operaciones de extracción,
limpieza y almacenamiento o siembra, es preciso eliminar de ellos las ramitas, trozos de
corteza, follaje y otras impurezas. En las plantas de extracción grandes esta limpieza se
efectúa mediante pantallas oscilantes o vibradoras. Otra posibilidad consiste en la
limpieza por flotación. En las operaciones pequeñas los principales residuos pueden
eliminarse a mano (Turnbull 1975c). Las impurezas ocupan espacio innecesariamente.
Además, los fragmentos de hojas y ramitas pueden transportar esporas de hongos,
como por ejemplo la enfermedad que consiste en la pérdida de acículas, de la que
están libres las semillas. Esas esporas constituyen una amenaza potencial no tanto
para las semillas cuanto para los gérmenes recién germinados y para el material de
vivero y las plantaciones próximas a éste. Es más fácil quitar las impurezas antes de la
extracción que después de ella.
A veces se adoptan medidas especiales para eliminar de los conos las pegajosas
exudaciones de resina. Stein y otros (1974) notificaron que una compañía secaba los
conos de Pseudotsuga lo bastante para que se endureciera la resina, y después
humedecía los conos cerrados y los volteaba en el tambor giratorio para eliminar tanto
la suciedad como la resina.
En algunas especies la limpieza previa es, junto con el secado en determinados casos,
la única operación que se efectúa antes del almacenamiento o la siembra. En tal caso
se almacenan o siembran como frutos. Esta limpieza previa puede comprender la
eliminación de apéndices que posee el fruto, como el involucro de Quercus, Fagus o
Tectona. Los frutos con alas suelen sembrarse enteros, sin quitar éstas, como por
ejemplo en Ulmus, Fraxinus, Acer, Triplochiton, Pterocarpus y varios géneros de
dipterocarpáceas.
Oreo previo
Se denomina oreo previo a las operaciones deliberadas de almacenar los frutos y las
semillas contenidas en ellos y secarlos lentamente al aire a fin de prepararlos para las
118
ulteriores operaciones de secado en estufa, extracción y almacenamiento de la semilla
a largo plazo. Los procesos que facilitan este tratamiento previo son la maduración de
las semillas y el secado de los frutos.
No todos los frutos maduran al mismo tiempo, ni siquiera los que pertenecen a la misma
especie y al mismo bosque (Morandini 1962). Así, aun cuando la recolección esté
perfectamente programada para que se produzca en el momento de máxima madurez
de la cosecha, existirán siempre semillas viables que aún no han madurado
plenamente. En algunas especies el tiempo mínimo que exige la maduración es de dos
semanas, pero muchas necesitan más de 6–8 semanas (Morandini 1962).
Abies procera es una de las especies que mejoran con el almacenamiento de los conos
después de la recolección. Se comprobó que durante un almacenamiento de seis
semanas las semillas contenidas en los conos incrementaban su peso en seco en un 10
por ciento debido a la acumulación de materiales orgánicos procedentes de los conos;
durante ese período descendía el contenido de carbohidratos y almidón de las semillas,
pero aumentaba constantemente el contenido de grasa bruta (Rediske y Nicholson
1965).
En unas cuantas especies, como por ejemplo Fraxinus excelsior, Magnolia spp. o
Gingko biloba, toda la producción de semilla se dispersa sin que los embriones se
hayan desarrollado suficientemente, y éstos han de completar su crecimiento y
desarrollo para que las semillas puedan germinar (Gordon y Rowe 1982). En la mayoría
de esos casos de latencia morfológica, no basta con el oreo previo para inducir la
germinación, sino que se precisa también un tratamiento a base de calor y humedad; a
éste suele seguir otro tratamiento a base de frío húmedo para romper la latencia
fisiológica que se da también en esas especies. En las páginas 267–268 se describen
los diversos tipos de tratamiento previo.
119
siembra, factor que es importante cuando se multiplica material genéticamente
mejorado a partir de polinizaciones controladas.
El oreo previo favorece un descenso gradual del contenido de humedad de los frutos (y
semillas) que abreviará el tiempo de secado en estufa necesario para que los frutos se
abran. Con ello se ahorra tiempo, energía y dinero. Se previene así también el
“endurecimiento superficial” de los frutos, fenómeno que puede producirse cuando los
frutos que tienen un alto contenido de humedad se ven sometidos a un secado rápido y
que dificulta mucho la ulterior extracción de las semillas (Morandini 1962, Turnbull
1975c). El rendimiento de semilla de Pinus elliottii, P. taeda y P. palustris se incrementó
con cinco semanas de acondicionamiento previo antes del secado en estufa (McLemore
1975). Este efecto era más pronunciado en los conos que se habían recolectado al
principio de la temporada, como indica el cuadro siguiente:
Fecha de recolección Con 1 semana de oreo previo Con 5 semanas de oreo previo
19 de agosto 0 60
16 de septiembre 27 82
Las condiciones necesarias para el oreo previo son parecidas a las que se han descrito
supra respecto del almacenamiento temporal. De la máxima importancia es favorecer la
libre circulación del aire, por lo que los frutos deben extenderse en capas finas (sólo uno
o varios frutos de espesor); es preciso además darles la vuelta y moverlos con un
rastrillo. Los recipientes ideales son las bandejas que se colocan en alto y tienen el
fondo de tela metálica fina, y para que la ventilación sea máxima y los conos se oreen y
abran de manera uniforme se recomienda una capa de un solo cono (Stein y otros
120
1974). La tela metálica fina impide que se caigan y pierdan las semillas que puedan
soltarse.
Métodos de extracción
Los métodos que se emplean para extraer las semillas de los frutos vienen
determinados principalmente por las características de éstos. Los frutos carnosos se
tratan mediante un proceso de despulpado que por lo general comprende una
combinación de remojado en agua con presión o con una abrasión suave. Los conos y
otros frutos leñosos o correosos se secan en primer lugar hasta que las escamas se
abren o las semillas se separan de la placenta del fruto, y después se someten a un
tratamiento manual o mecánico, de volteado en un tambor o trillado, para separar las
semillas secas de los frutos secos.
Bonner (1978) ha dividido las semillas de frondosas en tres clases según sus
necesidades en lo que se refiere al almacenamiento y a la manipulación previa a éste.
Esas clases son las siguientes: 1) semillas que deben secarse antes de la extracción y
el almacenamiento; 2) semillas que deben mantenerse húmedas en todo momento,
tanto durante la limpieza como durante el almacenamiento (es decir, especies
recalcitrantes), y 3) semillas que deben mantenerse húmedas para la extracción y
después han de secarse para su almacenamiento. A continuación figura un cuadro en el
que este autor clasifica de ese modo algunos géneros importantes de frondosas.
121
Ailanthus Castanea Melia
Alnus Corylus Morus
Atriplex Dipterocarpus Nyssa
Betula Hopea Olea
Carpinus Juglans Prunus
Carya Quercus Rosa
Casuarina Sorbus
Cedrela Ziziphus
Eucalyptus
Fagus
Fraxinus
Gleditsia
Liquidambar
Liriodendron
Nothofagus
Platanus
Populus
Robinia
Syringa
Tectona
Tilia
Triplochiton
Ulmus
Despulpado
El despulpado de los frutos carnosos debe efectuarse al poco tiempo de la recolección,
para evitar la fermentación y el calentamiento. Cuando los lotes de semilla son
pequeños, suelen ponerse primero en agua. Tras el remojo, la carne se exprime con la
mano o se machaca con un bloque de madera, un rodillo o una prensa para frutos. Otra
posibilidad consiste en desprender la carne frotándola en un tamiz o pasándola por él
(Stein y otros 1974). Generalmente, la pulpa y las pieles pueden separarse de la semilla
mediante lavado y cribado por los tamices adecuados o también mediante flotación
diferencial en un recipiente profundo, que está atravesado por una lenta corriente de
agua (Aldhous 1972). La semilla se hunde, mientras que la pulpa sube a la superficie.
En Filipinas, los frutos carnosos de Aleurites spp., Canarium ovatum, Syzygium cumini y
otras especies se colocan en barriles o latas con agua. Al cabo de uno o dos días la
pulpa se ablanda. Entonces los frutos se machacan cuidadosamente con un pisón sin
aplastar las semillas. Al añadir agua abundante, la pulpa flota, mientras que las semillas
bajan al fondo (Seeber y Agpaoa 1976). Este método es también adecuado para los
frutos de Gmelina arborea, Azadirachta indica, Ocotea usambarensis y Cinnamomum
camphora, así como para los sincarpos o frutos múltiples de Chlorophora y Morus.
Debido al diminuto tamaño de las semillas de Anthocephalus chinensis (2,6 millones por
122
kilogramo), se precisa una técnica especial para extraerlas del fruto carnoso. La parte
exterior del fruto, que es la que contiene las semillas, se frota ligeramente con una tela
metálica de 12,5 mm. La mezcla de pulpa y semillas que pasa por esta criba se coloca
en una caja que tiene un tamiz de 1,5 mm. Los operarios echan agua sobre esta mezcla
al tiempo que la remueven cuidadosamente con la mano, de manera que las semillas,
junto con algo de pulpa fina, pasan por el tamiz y caen a un recipiente lleno de agua que
está debajo. Las semillas se hunden, mientras que la pulpa fina se queda flotando. Si la
pulpa que flota sigue conteniendo semillas, se vuelve a poner en el cedazo y se repite la
operación (Seeber y Agpaoa 1976). En el proyecto del Jari, en el Brasil, los frutos de
Gmelina arborea se despulpan frotándolos en una tela metálica o también
mecánicamente con un despulpador de café modificado (Woessner y McNabb 1979). Es
importante limpiar perfectamente los huesos. Se ha comprobado que la germinación de
los huesos bien limpios era superior en un 10 por ciento a la de los huesos despulpados
pero sin limpiar.
Los frutos verdes y frescos sembrados enteros, sin despulpar, ofrecían una germinación
de sólo el 10 por ciento, y no había germinación alguna en los frutos sembrados enteros
tras un período de secado. Los huesos pueden limpiarse en agua, o también puede
realizarse una operación combinada de limpieza y secado en un cilindro giratorio de
acero con difusores que tras 20 horas a 45°C reduce el contenido de humedad al 8–10
por ciento.
Una vez separadas, las semillas ortodoxas deben secarse al aire cuidadosamente, bajo
techo, y dándoles la vuelta con frecuencia. El paso siguiente es el envío a los viveros o
el tratamiento para ajustar el contenido de humedad al valor correcto correspondiente a
la especie de que se trate, antes de su almacenamiento.
Para los casos en que hay que despulpar grandes cantidades de frutos se dispone de
máquinas de diversos diseños. Son las molturadoras, hormigoneras, trituradoras de
martillos y maceradoras. Casi todas ellas se limitan a soltar las semillas de la carne, de
manera que se precisa una limpieza ulterior para eliminar parte del residuo o todo él. La
separadora Dybvig, en cambio, despulpa el fruto y limpia por completo las semillas en
una misma operación (Stein y otros 1974). Cuando se trata de pequeñas cantidades de
frutos carnosos y con semillas pequeñas, la operación puede efectuarse rápidamente
con una mezcladora eléctrica.
123
Secado de los frutos sin calor artificial
El secado, mediante fuentes de calor naturales o artificiales, es una operación necesaria
al extraer las semillas de muchas especies arbóreas importantes, y se utiliza casi
siempre con los conos de los pinos y otras coníferas y con las cápsulas de los
eucaliptos. Se debe imitar el proceso de secado natural, de manera que los frutos se
vean sometidos a un secado progresivo que provoque una liberación continua de
humedad. El aire que entra en contacto con los frutos ha de ser siempre más seco que
los frutos mismos, y esto puede obtenerse mediante una circulación de aire constante
(Turnbull 1975c).
Es el método más lento y menos drástico de secar los frutos para la extracción de la
semilla. La técnica es la misma que la que se ha descrito respecto del oreo previo, pero
se emplea aquí como único método de secado, no en combinación con una aplicación
ulterior de calor solar o calor de estufa. Los frutos deben estar en habitaciones bien
ventiladas, extendidos en una capa fina, y deben removerse periódicamente si están
colocados sobre una superficie sólida; es preferible no obstante colocarlos en bandejas
cuya base sea una tela metálica, de manera que el aire pueda circular por todos los
lados.
El secado al aire bajo techo es un método eficaz para los conos de Abies y Cedrus, que
se desintegran enseguida con este tratamiento y que pueden resultar fácilmente
dañados si se los calienta al sol o en estufas. Se emplea también para separar los frutos
de algunas frondosas, como Quercus y Fagus, del involucro que los recubre (Morandini
1962). Al mismo tiempo, es un procedimiento adecuado cuando se desea secar sólo
ligeramente estas especies u otras parecidas que han de almacenarse con un contenido
de humedad relativamente alto, pues de lo contrario perderían viabilidad. Géneros
tropicales en los que este método está recomendado son Dipterocarpus, Hopea y
Triplochiton. Puede emplearse también para secar los frutos delgados y carnosos de
Vitex, Maesopsis y otras especies, que después se almacenan o siembran como frutos
secos.
Secado al sol
Es el método idóneo para secar conos y frutos de especies capaces de soportar las
temperaturas, bastante altas, que comporta. Se emplea habitualmente, durante la
estación seca, en climas tropicales, subtropicales o templados cálidos, donde puede
tener una eficacia del 100 por ciento como procedimiento para que los frutos se abran y
por tanto hace innecesarias las estufas. En los climas templados frescos y húmedos es
mucho menos fiable, y a veces debe ser complementado, cuando no es sustituido, por
el secado en estufas.
124
Uno de los métodos más sencillos de secado al aire, y que además exige poca
inversión en equipo, consiste en extender los frutos en capas sobre rejillas, plataformas,
lonas u otro material expuesto al sol (Turnbull 1975c). En el Mediterráneo se aplica este
método a especies de pinos, como P. pinea y P. halepensis (Morandini 1962), y a P.
kesiya y P. merkusii en Tailandia y Filipinas (Bryndum 1975, Seeber y Agpaoa 1976).
Los frutos pueden colocarse sobre tela metálica cuya malla tenga el tamaño adecuado
para que las semillas pasen por ella y caigan en unas lonas o piezas de polietileno
(Morandini 1962, Turnbull 1975c). Los principales requisitos son los siguientes:
1. Remover y dar la vuelta a los frutos con frecuencia, para facilitar que los conos
se sequen y abran y suelten la semilla de manera uniforme.
2. Tener la posibilidad de cubrir de inmediato los frutos en caso de lluvia, bien
trasladándolos al interior de un edificio o construyendo sobre ellos una
protección temporal.
3. Tratar de evitar el recalentamiento de los frutos cuando su contenido de
humedad es aún elevado. Esto puede comportar un oreo previo bajo techo, o
también la necesidad de evitar, en las fases iniciales, los mecanismos como las
bases de plancha de hierro ondulada o las cubiertas de vidrio o polietileno, cuya
finalidad es conservar el calor y elevar le temperatura. La importancia de esta
precaución varía considerablemente según la fuerza local del sol y la medida en
que cada especie tolera el calor.
6.1 Cobertizos para el oreo previo (al 6.2 Vista desde arriba de la separadora
fondo), con soportes al aire libre en Dybvig. Con el agua se expulsa la carne
primer plano, en Zimbabwe. (Comisión que se ha separado de las semillas por la
de Silvicultura de Zimbabwe) abrasión de una plancha giratoria con
pestañas. La ranura de salida en torno a
la plancha, que es regulable, se ajusta a
un tamaño inferior al de las semillas que
se van a limpiar. (Servicio Forestal,
Dpto. Agric. EE.UU.)
125
6.4 Secado al sol de conos de Pinus kesiya y Pinus merkusii en tambores giratorios en
Tailandia.
(Centro de Mejoramiento del Pino, Tailandia)
4. Retirar con frecuencia las semillas ya separadas de los frutos, de manera que no
estén expuestas durante demasiado tiempo a una luz solar directa e intensa.
5. Proteger los frutos contra las aves, roedores e insectos, que pueden suponer
una amenaza más seria al aire libre que cuando el secado se efectúa dentro de
un edificio. Si no se les excluye rigurosamente de la zona de extracción, las
hormigas son capaces de llevarse una gran proporción de las semillas de
eucaliptos (Turnbull 1975c), mientras que los roedores y las aves prefieren las
semillas de los pinos.
Pinos. Los conos de pinos mediterráneos expuestos al sol para que se sequen tardan
entre 3 y 10 días en abrirse, según las condiciones del secado (Goor y Barney 1976).
En Tailandia, Pinus kesiya tarda 5–7 días y P. merkusii 2–3 días (Bryndum 1975). En
Chiang Mai, Tailandia, donde la temperatura máxima media del mes más caluroso es
36,5°C, Bryndum (1975) comprobó que poniendo los conos sobre una bandeja plana y
126
después cubriéndolos con polietileno transparente, para producir un efecto de
invernadero con temperaturas más altas, se obtenía en P. kesiya un rendimiento de
semilla que era casi el doble del que se obtenía con el mismo tratamiento pero sin cubrir
los conos con polietileno; transcurridos siete días, los rendimientos respectivos eran
15,6 g y 8,2 g de semillas extraídas por kilogramo de conos. Comprobó también que si
se revolvían con frecuencia los conos (ocho veces al día) el rendimiento de semilla era
notablemente mál alto que si sólo se revolvían una vez al término del período de
secado. Las bandejas empleadas tenían lados de madera de 10 cm y fondo de tela
metálica de 12,5 mm. Las semillas pasan por la tela y caen a un embudo de chapa
metálica y después a una bolsa atada a su salida. Las bandejas se colocan en un
andamio de madera, a una altura adecuada. Para extraer seis hectolitros de conos al
día se precisa una superficie de bandejas total de 125 m2, y se calculó que el costo de
los materiales y la mano de obra para construirla equivalía a una octava parte del costo
de una extractora eléctrica importada de igual capacidad. Además del método de las
bandejas, se han utilizado también con éxito tambores de fabricación local. El material
utilizado es chapa de techar transparente, y en el interior hay una rejilla metálica
giratoria, donde se colocan los conos, que se gira manualmente seis veces al día para
que los conos se mezclen bien. El período de extracción es parecido al que exige el
método de bandejas. Otra forma de multiplicar el calor del sol que ha resultado eficaz
con P. kesiya en Filipinas es colocar los conos en planchas de hierro onduladas
(Cooling 1967).
127
En Zimbabwe, el secado al sol de conos de Pinus patula, P. elliottii y P. taeda se
efectúa a gran escala en unos cobertizos abiertos por los lados cuya cubierta es de
plástico transparente apoyado en tela metálica (Seward 1980). Cada cobertizo tiene
15,2 m de largo y 12,2 m de ancho, y contiene ocho artesas de tela metálica sobre una
estructura de postes. En esas artesas y sobre arpillera se extienden los conos verdes,
en capas de no más de dos conos de grosor. Los que se han recolectado al comienzo
de la temporada experimentan un primer secado en los cobertizos, al que sigue
inmediatamente otro período en sacos medio llenos y colocados sobre soportes en
cobertizos de oreo previo; por último se vuelven a poner a secar en las artesas, donde
los conos se abren. Los conos que se recolectan hacia el final de la temporada, y que
por lo tanto están más secos, no necesitan oreo previo, y se abren tras un único y breve
período en las artesas de secado. Todo el sistema de cobertizos tiene una capacidad de
720 hectolitros de conos.
Eucaliptos. Allí donde las condiciones climáticas locales son favorables, el secado al sol
resulta también eficaz con las cápsulas de Eucalyptus spp. La explicación que figura a
continuación está basada en la de Turnbull (1975f).
Otro método de secado que se utiliza a veces consiste en colgar las ramas capsulíferas
de una única y tensa cuerda de alambre. Tiene las ventajas de que la circulación de aire
entre las hojas y los frutos es excelente y de que se elimina el riesgo de que el material
se compacte y recaliente. La semilla se recoge en unas lonas colocadas bajo las ramas.
Este método de extracción puede utilizarse en el bosque, aunque puede instalarse
igualmente en un cobertizo bien ventilado, solución que se adopta cuando es muy
probable que llueva durante el período de secado.
128
Un sistema flexible que se utiliza en el Brasil consiste en colocar las cápsulas en unos
camiones especiales dotados de estantes. Cada camión tiene una capacidad de unos
50 kg de cápsulas. Durante el día los camiones se dejan al sol, y por la noche o cuando
llueve se ponen, conduciéndolos, a cubierto. Los frutos suelen abrirse en unos tres días
(Cavalcanti y Gurgel 1973).
Aunque el secado a pleno sol hace que las cápsulas se abran rápidamente, este
sistema comporta el peligro de que, si la temperatura se eleva en exceso, pueda
reforzarse la posible latencia primaria de la semilla. Las cápsulas no deben colocarse
directamente en metal expuesto al sol, pues ello puede producir unas temperaturas
elevadas que dañan la semilla.
Entre otras especies que pueden secarse al sol figuran leguminosas de la zona seca
como Acacia y Prosopis spp. y diversas especies de Toona, Lagerstroemia, Leucaena,
Casuarina, Albizzia falcataria y Pithecellobium dulce (Seeber y Agpaoa 1976). En la
India, los “conos” de Casuarina equisetifolia se colocan al sol en bandejas, cuya parte
superior se tapa con un paño fino para evitar que el viento se lleve las “semillas”. Se
aplica a los “conos” un tratamiento a base de BHC en polvo al 10 por ciento u otro
repelente de insectos para evitar que las hormigas se lleven las “semillas”. En tres días
las “semillas” se separan de los “conos”, y si se dejan más tiempo otras fracciones de
“conos” se mezclan con las “semillas” (Kondas 1981). En general, los frutos y semillas
de frondosas son más sensibles al daño por recalentamiento que los de coníferas por lo
que hay que tener cuidado de que las semillas no estén expuestas durante demasiado
tiempo a una acción directa e intensa del sol. Pueden ser necesarios períodos
intermitentes de sombra.
129
de casi todas las especies de Casuarina se pueden extraer fácilmente mediante secado
al sol, algunas especies tienen unos conos serótinos que para abrirse necesitan unas
temperaturas más altas, como las que ofrecen las estufas (o, en la naturaleza, las
hogueras con leña de matorral), (Turnbull y Martensz 1983). Al secado en estufa le
suele preceder un período de secado al aire u oreo previo.
El principal inconveniente que presenta el secado de los conos por métodos naturales
es que no se puede controlar la humedad y la temperatura del aire. Un incremento de la
humedad del aire puede hacer que los conos se vuelvan a cerrar (Morandini 1962,
Turnbull 1975c). El calentamiento artificial, en cambio, permite controlar la humedad y
temperatura del aire, acortar mucho el período de tratamiento y, con un proceso
continuo, organizar el trabajo de una manera más eficaz.
La aplicación de calor artificial debe realizarse de tal manera que los conos se sequen
en el menor tiempo posible, para que no resulte dañada la viabilidad de la semilla. Con
ese fin, han de observarse las recomendaciones siguientes, que están basadas en las
de Morandini (1962):
130
En muchos programas de estufas, durante las dos o tres primeras horas de la operación
se aplica una temperatura considerablemente inferior a la temperatura de secado
efectiva. Con ello se impide la combinación de una temperatura y una humedad
elevadas, que es la causa más frecuente de reducción de la viabilidad de la semilla
durante el secado. No hay peligro de que esto ocurra, en todos los conos, cuando la
temperatura es de alrededor de 30°C y se eleva después a 60°C cuando el contenido
de humedad de los conos es inferior al 10 por ciento (Aldhous 1972). Algunas estufas
modernas disponen de control de la humedad, pero en muchas especies aún está por
determinarse el programa de secado óptimo (Stein y otros 1974).
Las estufas más sencillas son estufas de convección, que pueden ser desde una
habitación calentada hasta una estructura más compleja. Básicamente consisten en una
unidad de calentamiento sobre la cual hay una cámara de extracción. El calor entra en
la cámara por la base y va atravesando al subir diversas filas de bandejas que
contienen los frutos o conos. Como el aire se va enfriando y haciéndose más húmedo a
medida que sube por los conos, la eficiencia de la extracción no es uniforme en todas
las partes de la estufa. Es frecuente tener que pasar algunas bandejas a otros niveles
para que reciban un nuevo tratamiento. Estas estufas son relativamente baratas, y no
se requieren aptitudes técnicas especiales para su funcionamiento. Como
inconvenientes cabe señalar que son relativamente ineficientes, que el riesgo de
incendios suele ser alto y que casi nunca están bien controladas la temperatura y la
humedad. Pueden mejorarse algo añadiendo ventilación forzada.
En Zimbabwe, casi todos los conos se secan al aire, método que sin embargo se
complementa mediante una sencilla estufa que utiliza las humeras del curado del
tabaco. Como no existe en la zona red de suministro eléctrico, la circulación del aire es
por convección, y la estufa se alimenta con combustible de leña. Las temperatuas
máximas sin riesgo son 48°C para Pinus elliottii, P. taeda y P. kesiya y 60°C para P.
patula. La estufa tiene una capacidad de 36 bandejas, lo que equivale a nueve bolsas
de conos (unos 8 hectolitros), que se abren en un turno de ocho horas (Seward 1980).
131
horas a 45°C en P. caribaea, mientras que a los conos de P. oocarpa, que son más
gruesos, se los somete a una temperatura constante de 50°C. Los conos suelen abrirse
por completo en 12–18 horas. El rendimiento de semilla es de 160–250 g por 100 litros
de conos cerrados en P. oocarpa, y 125–625 g por 100 litros en P. caribaea.
Las estufas eléctricas, preferiblemente del tipo de tiro forzado, son útiles para secar
pequeños lotes de cápsulas de eucalipto. En el Brasil se utilizan con este fin unas
estufas eléctricas que consisten en una amplia cámara con estantes móviles y una
capacidad de 80 kg de material (Cavalcanti y Gurgel 1973). El tiempo de secado es 24–
36 horas a 45°C. En los Estados Unidos se ha utilizado con éxito una estufa de tiro
132
forzado para secar vainas de Prosopis (Brown y Belcher 1979). Las vainas se colocan
en la estufa, que tiene una temperatura de 32°C, durante 18 horas. Después se ponen
las vainas secas en una escarificadora eléctrica durante 10–15 segundos, tras lo cual se
separan las semillas eliminando los residuos ligeros en un ventilador de columna de aire
y apartando después los fragmentos de vaina mediante un tamiz del número 11 ó 12
(malla de 1,85 ó 1,70 mm).
En Sabah, las vainas de Acacia mangium se secan en una sencilla cámara de secado
dotada de un calentador eléctrico y un ventilador doméstico (Bowen y Eusebio 1981b).
Las vainas se colocan en bandejas apiladas de 0,7 × 0,7 m, que tienen la base de tela
metálica. La temperatura del aire a su entrada es de 45°C. Se separan las vainas por
colores y se las somete al tratamiento siguiente: 1) las vainas negras no se someten a
oreo previo, sino que se secan directamente durante 24 horas en la cámara de secado;
2) las vainas de color pardo se orean a la sombra durante 48–72 horas y después se
secan en la cámara durante 24–48 horas, y 3) las vainas verdes pero plenamente
desarrolladas se orean a la sombra durante 72–120 horas y luego se secan en la
cámara durante 48 horas. Este mismo método se emplea con Albizzia falcataria.
Los conos se colocan en la estufa en una serie de bandejas, una encima de otra a
manera de torre; las bandejas descienden durante el tratamiento de los conos. Desde la
base de la estufa el aire caliente y seco actúa sobre la bandeja inferior, que contiene
unos conos bastante secos; al pasar por los conos, el aire pierde algo de calor y toma
de ellos algo de humedad. En la segunda bandeja empezando por abajo, los conos
tienen un contenido de humedad algo más alto y el aire no está tan caliente ni seco. En
la primera bandeja empezando por arriba, los conos, que aún conservan el contenido de
humedad original, están rodeados de aire templado y húmedo.
133
El aire caliente puede circular simplemente por convección, pero mediante ventilación
forzada se consigue que la operación sea más rápida y regular. La distancia que separa
a dos bandejas contiguas debe ser suficiente para contener los conos abiertos, cuyo
volumen es entre dos y tres veces superior al de los conos cerrados. El tiempo que se
precisa para completar el secado varía según el contenido de humedad inicial de los
conos, el volumen de aire circundante y el tipo de circulación del aire (convección o
ventilación forzada).
En algunas estufas se hace que los conos caigan de una bandeja a la siguiente
abriendo la base de las bandejas o inclinando éstas. Otros tipos tienen en vez de
bandejas unas bandas que se mueven lentamente; los conos se mueven en una banda
hasta que caen a la que está debajo.
En estos dos últimos tipos, los conos se agitan al caer de bandeja a bandeja, de manera
que se sueltan casi todas las semillas: unos dispositivos especiales situados bajo la
bandeja inferior recogen la semilla, mientras los conos pasan a la fase siguiente de
manipulación.
La estufa descrita por Gradi (1973) está indicada para procesar grandes cantidades de
conos. Se ha creado también un equipo más versátil para procesar y mantener la
identidad tanto de pequeños lotes de semilla como de lotes grandes (Isaacs 1972). Este
equipo comprende una larga estufa horizontal que no tiene ya cinta transportadora, sino
una serie de pequeños compartimentos con bandejas desmontables. La estufa tiene
unos calentadores portátiles que se someten a una rotación diaria al descargar la
estufa, para asegurar que el aire más caliente actúe sobre los conos más secos. En
cada compartimento se controlan la presión estática y la corriente de aire. Este equipo
presenta como ventaja especial que es muy fácil de limpiar. Otro método sencillo de
conservar la identidad de pequeños lotes de semilla consiste en utilizar bolsitas de nilón.
Permiten que el aire circule libremente, y se puede utilizar la misma bolsa desde que se
introducen en ella los conos en el bosque hasta la extracción, pasando por el transporte.
Las ventajas que presenta la estufa horizontal sobre la vertical son las siguientes: 1) se
evita la costosa operación de elevar los conos hasta la entrada de la estufa vertical
tradicional; 2) se evita también la posibilidad de que los conos sufran daños al caer de
un nivel al siguiente, pues durante todas las fases del proceso de secado no se mueven
del soporte que los transporta; 3) su elevada capacidad productiva, y 4) su facilidad de
134
instalación, inspección y mantenimiento. El costo del equipo, que es relativamente alto,
obliga a procesar en él gran cantidad de conos para que sea plenamente económico.
Se colocan los conos en un cilindro de chapa de acero perforada, que gira en torno a un
eje central. El cilindro está contenido en una caja en la que se consigue una circulación
de aire forzada mediante un ventilador eléctrico. Durante la extracción, el cilindro gira
constantemente, sacudiendo los conos. La temperatura del aire se va incrementando
poco a poco, desde la temperatura ambiente hasta el nivel máximo que se haya fijado.
La fuerte ventilación, el progresivo calentamiento y el constante sacudimiento hacen
que los conos se sequen y abran en poco tiempo. Las semillas que se han soltado de
los conos pasan por los agujeros de la chapa e inmediatamente son sacados de la
estufa por una corriente de aire. Por lo general, el control de la temperatura y la
ventilación es totalmente automático.
Para evitar que sufra daños, es preciso sacar la semilla del aire caliente en cuanto se
suelta del cono. La capacidad del cilindro puede reducirse para efectuar extracciones
por separado de conos de distintas procedencias, aun cuando se trate de cantidades
pequeñas. Las estufas de este tipo pueden calentarse eléctricamente o mediante una
unidad de calentamiento aparte que puede utilizar varios combustibles.
Las estufas modernas de tambor giratorio son por lo general de construcción metálica
compacta y tamaño mediano, de manera que pueden instalarse en edificios pequeños y
baratos. Tienen una capacidad de producción relativamente baja, y por lo general están
pensados para funcionar en grupos de dos o tres a la vez, según las necesidades de la
planta de extracción. Sus ventajas residen en que el tiempo de secado es relativamente
breve y en que al mismo tiempo que se secan los conos se sacuden, de manera que se
sueltan las semillas y ya no es necesario realizar otra operación específica con ese fin.
135
6.9 Estufa para conos portátil, huerto semillero de Beech Creek, Murphy, Carolina del
Norte, EE. UU.
(Servicio Forestal, Dpto. Agric. EE. UU.)
136
Estufas portátiles
Cuando se trata de extracciones en pequeña escala o cuando hay que obtener semilla
para programas de plantación modestos o con fines de investigación, las grandes
estufas comerciales para secar conos no son ni convenientes ni económicas. En el
trabajo de investigación suele ser decisivo que a la hora de extraer la semilla de
pequeños lotes de conos no exista ninguna posibilidad de que semillas de un lote se
mezclen con las de otro.
McConnell (1973) describió una estufa pensada para secar pequeños lotes de conos de
pino. Tiene como ventajas que es económica, segura, portátil y versátil y que ocupa
poco espacio. Consta de un mecanismo de calentamiento a base de bombonas de gas,
una de tipo cajón y otra de tipo armario. Su capacidad es de 18 hectolitros. El cuadro de
control está preparado para poner en marcha una alarma sonora o visual si algo no
funciona bien en el equipo, y unos termostatos garantizan que la temperatura no sea
bajo ninguna circunstancia superior a 74°C.
Precauciones de seguridad
Todo calentamiento artificial supone un riesgo de incendio, y ello es aún más cierto
cuando se manipulan conos, ya que el polvo, la resina y las escamas secas de los
conos son todos materiales muy inflamables (Morandini 1962, Stein y otros 1974).
Deben aportarse estrictas medidas preventivas, entre ellas la prohibición de fumar,
deben utilizarse materiales de construcción ignífugos, excluida por tanto la madera, y
deben establecerse procedimientos para retirar con frecuencia, mediante equipo de
aspiración u otros medios, el polvo y los residuos inflamables.
Separación
Cuando los frutos y conos se abren después de secarse, algunas semillas salen con
facilidad de ellos al revolverlos manualmente, al girar en estufas de tambor giratorio o,
en determinadas estufas progresivas verticales, al golpearse cuando caen de una
bandeja a la siguiente. Pero otras muchas semillas quedan en el interior del cono,
especialmente cuando se emplean técnicas de secado en las que los conos no se
mueven. En esos casos, han de sacarse las semillas lo antes posible una vez finalizada
la operación de secado.
En algunas especies basta con agitar bien, manualmente, el fruto para extraer la semilla
restante. Las cápsulas de eucalipto deben sacudirse enérgicamente, sobre todo si no
están del todo maduras, pues es posible que la semilla no se haya separado por
137
completo de la placenta (Turnbull 1975f). Cuando no se sacuden adecuadamente las
cápsulas que están algo inmaduras puede ocurrir que se suelten únicamente las
granzas. Las semillas fértiles suelen estar unidas a la placenta en un lugar próximo a la
base del lóculo, de manera que, una vez dispersas las granzas, puede ocurrir que las
cápsulas inmaduras parezcan vacías si se examinan superficialmente.
Para que se suelten las semillas pueden sacudirse los conos en cribas gruesas, pero
algunas especies requieren un tratamiento más enérgico. Los más frecuentes son el
volteado en las coníferas y el trillado en las frondosas.
Volteado
138
eficaces las máquinas especiales, como las grandes peladoras de patatas o las
volteadoras dotadas de dientes de sierra. Otra posibilidad consiste en remojar los conos
y después secarlos de nuevo para hacer que las escamas se abran más. Haverbeke
(1976) comprobó que, tras el primer volteado de conos de Pinus sylvestris, daba buenos
resultados remojarlos en bandejas de agua a 30°C durante una media hora más o
menos, hasta que los conos se ablandaban y empezaban a cerrarse, y después
secarlos bien al aire hasta que las escamas volvían a abrirse. El rendimiento de semilla
en el segundo volteado fue por término medio equivalente al 36 por ciento del
rendimiento del primero. Y se produjo una notable diferencia entre las procedencias, del
18 por ciento en los que tenían un origen escocés hasta el 84 por ciento en los de un
origen español. Este nuevo rendimiento del segundo volteado hace que esté
plenamente justificado incurrir en un costo adicional cuando se trata de semillas raras y
valiosas, como las que se obtienen mediante polinización controlada.
Trillado
En Sabah, las semillas de Acacia mangium se separan de las vainas, una vez secadas
éstas, haciéndolas girar durante 10–15 minutos en una hormigonera junto con bloques
de madera dura de 10 × 10 × 15 cm (Bowen y Eusebio 1981b). Se utiliza análogamente
una hormigonera con las vainas de Albizzia falcataria, pero, como en esta especie es
más fácil separar las semillas, no son necesarios los bloques de madera (Bowen y
Eusebio 1981a). Doran y otros (1983) describen varios tipos de trilladora mecánica que
están indicados para las vainas de Acacia, como un modelo manual de trilladora cónica
139
flexible, un tambor giratorio, una trilladora de palas y otra de huso. Muchas acacias
desprenden durante el trillado un polvo muy irritante, por lo que los operarios deben
llevar equipo protector.
A veces es preciso aplicar métodos más enérgicos, como machacar los frutos con una
mano de almirez de madera o pasarlos por molinos de martillos. Para algunas especies
se ha creado un equipo especial, como la descascarilladora de Juglans (Churchwell
1964). Los molinos de martillos constan de una entrada protegida o tolva, una cámara
central en la que hay una serie de martillos que giran en torno a un vástago central y
varias cribas de salida, intercambiables y de distinta malla (Stein y otros 1974). La criba
de salida debe tener unos agujeros los suficientemente grandes para que las semillas
puedan pasar por ellos sin daño. Durante la separación, el molino se va alimentando
con frutos continuamente. Hay que tener cuidado de que la velocidad del molino sea
relativamente baja, 250 a 800 revoluciones por minuto, para no dañar las semillas. El
separador Dybvig funciona igualmente bien con frutos secos y carnosos.
6.14 Hormigonera que se utiliza para quitar las alas de las semillas. (Centro de
Semillas Forestales de DANIDA)
140
6.16 Semillas de Liriodendron tulipifera antes y
después de quitárseles las alas. Esta operación
facilita el mejoramiento. (Servicio Forestal, Dpto.
Agric. EE.UU.)
Goor y Barney (1976) recomiendan que las semillas de Cedrus se guarden en los
conos, pues las semillas extraídas pierden rápidamente su viabilidad. Al finalizar el
período de almacenamiento, los conos han de ponerse a remojo en agua para facilitar la
extracción. Después de este tratamiento, se abren fácilmente con la mano y se extraen
las semillas para sembrarlas de inmediato.
141
Los conos serótinos de especies como Pinus brutia, P. halepensis, P. contorta y P.
radiata necesitan a veces un tratamiento especial que los induzca a abrirse. En algunos
casos ha dado buenos resultados el procedimiento de sumergirlos en agua hirviendo
durante 10–120 segundos (hasta 10 minutos en algunos lotes especialmente
refractarios), y después someterlos en la estufa de secado a temperaturas muy
elevadas (75–80°C). Se precisa esta alta temperatura para fundir la resina que, como
un fuerte adhesivo, aglutina las escamas solapadas de los conos (Stein y otros 1974,
Krugman y Jenkinson 1974).
142
lotes comerciales de semilla de eucalipto se limpian de hojas, ramitas y otros
fragmentos grandes, pero la “semilla” resultante es en realidad una mezcla de semilla y
granzas; esta práctica es aceptada por compradores y vendedores. Siempre que los
lotes de semilla vayan acompañados de los resultados de ensayos que ofrezcan el
número de semillas viables por unidad de peso de semilla más granzas, al usuario no le
debe preocupar demasiado que contengan una determinada cantidad de impurezas.
Por consiguiente, la limpieza de las semillas que se van a destinar a usos operacionales
debe efectuarse con un criterio selectivo. Puede ser necesaria cuando se emplean
técnicas especiales, como por ejemplo cuando las semillas se van a preparar en forma
de pellas o cuando se van a destinar a siembra de precisión. También es necesaria una
limpieza repetida, hasta alcanzar un grado de pureza muy elevado, cuando la
recolección se efectúa con fines de investigación y se va a tratar de obtener unos
conocimientos básicos sobre la germinación u otras características de las semillas.
Las máquinas que se utilizan para separar las alas van desde aparatos manuales hasta
equipo semiautomático de gran tamaño que ofrece un rendimiento continuo. Son de uso
frecuente las mezcladoras de maíz y las hormigoneras. Cuando se efectúa de manera
descuidada, la separación mecánica de las alas puede dañar las semillas por
aplastamiento, agrietamiento o abrasión (Kamra 1967, Wang 1973).
Las máquinas que se utilizan para separar las alas son en su mayoría mecanismos
giratorios en los que la semilla es presionada, por unos cepillos o almohadillas, contra
las paredes de un cilindro, o también en los que unas cabezas o almohadillas giratorias
obligan a las semillas a pasar por unas ranuras estrechas, donde quedan detenidas las
alas. Cuando el paso entre las cabezas o cepillos es demasiado pequeño, la semilla
puede resultar dañada (Morandini 1962). Lowman y Casavan (1978) han descrito una
143
máquina especialmente diseñada para quitar las alas de lotes de semilla pequeños, de
5 kg o menos, y que se limpia fácilmente entre una operación y otra. Consiste
básicamente en un cilindro forrado de caucho con un eje central giratorio al que están
fijadas unas aletas de goma pura. La inclinación es variable, de manera que las semillas
y las alas puedan salir de la máquina por gravedad.
Nartov y otros (1979) describen una máquina que se utiliza en la Unión Soviética y que
separa las alas y al mismo tiempo limpia las semillas. Es portátil y pesa entre 50 y 70
kg. Una tolva y una hélice pasan las semillas a la unidad de separación de las alas, que
tiene unas astas batidoras tipo cepillo. Después un ventilador elimina las alas y el
material más ligero, mientras que el más pesado cae a una serie de cribas inclinadas de
diversas mallas. Las semillas limpias van cayendo así a diversos recipientes,
clasificados según el tamaño de aquéllas.
144
diferencias de textura superficial. Las máquinas limpiadoras modernas suelen combinar
más de un método, de manera que el proceso de limpieza es a un tiempo eficaz y
rápido. No obstante, son la especie y la cantidad de semilla que se ha de manipular los
factores que deben determinar el método más conveniente: a mano, mediante equipo
improvisado o con maquinaria especializada. La descripción de los métodos de limpieza
y clasificación que figura a continuación está basada en Turnbull (1975c).
Tamizado o cribado
En la mayoría de los casos se utilizan diversas cribas con distintos tamaños de paso o
malla, de manera que la limpieza es un proceso en el que se van separando
gradualmente partículas cada vez más pequeñas. No es sólo el tamaño de la malla de
la criba lo que determina la calidad y cantidad de la semilla limpia; entre otros factores
importantes hay que citar la precisión de la malla, el ángulo en que operan las cribas, la
amplitud y velocidad de movimiento de éstas y la limpieza y el mantenimiento correctos
del equipo.
Las cribas o tamices pueden ser de chapa perforada plana o tela metálica, y en
ocasiones pueden ser tridimensionales, como los que tienen forma de embudo. Cuando
las muestras son pequeñas basta con cribas manuales, pero cuando la limpieza se
efectúa a una escala mayor suele utilizarse una serie de tamices sacudidores.
En el Brasil se utilizaron con resultados satisfactorios, para separar las semillas de las
granzas de Eucalyptus grandis, unas cribas que tenían una malla de aproximadamente
12,5 orificios por centímetro. Estas cribas retenían el 84 por ciento de la semilla buena y
eliminaban el 89 por ciento de las granzas (Cavalcanti y Gurgel 1973).
Aventamiento
145
La limpieza por aventamiento es un método muy importante y de utilización muy
extendida. Se basa en el principio de que cualquier objeto puede flotar en una corriente
de aire de velocidad suficiente.
146
6.17 Aventadoras eléctricas de laboratorio: (A)
“South Dakota Blower” (División de
Investigaciones Forestales, CSIRO, Canberra,
fotograffa de Allan G. Edward) (B) Separador de
semillas arbóreas “Barnes”. (International
Reforestation Suppliers)
147
6.18 Limpiadora de semillas de fabricación local que
se utiliza en Zimbabwe (A) Interior del protector cónico,
148
con deflectores difusores (B) En funcionamiento, con
el colector compartimentado. (Comisión de Silvicultura
de Zimbabwe)
Es fácil construir aventadoras sencillas, como la que describe Yim (1973), que está
fabricada en su totalidad con componentes de madera y se utiliza en Corea. Las
aventadoras de laboratorio pueden dividirse en las de tipo neumático -cerca de la toma
de aire se sitúa un ventilador que empuja el aire a través del sistema-, o del tipo
aspirador -cerca de la salida del aire se sitúa un ventilador que extrae el aire del
sistema, creando un vacío parcial. Existen pequeñas limpiadoras de laboratorio, como la
“Brabant” y la aspiradora “Kamas”.
Edwards (1979) ha descrito una aventadora canadiense que es más compleja. Consta
de cuatro tubos de plexiglás de distintos diámetros, lo que produce diferencias en la
velocidad del aire, y utilizando la combinación de tubos adecuada se puede emplear el
equipo para separar tanto semillas de granzas como semilla llena de semilla vacía.
Funciona bien con semillas grandes, como las de Abies amabilis, pero no está indicada
cuando las semillas son muy pequeñas y ligeras, como las de Betula o Chamaecyparis.
149
procedente de un ventilador, que elimina las granzas y las semillas vacías. Esta
limpiadora combinada de aire y cribas es el equipo básico de las plantas de limpieza de
semilla. El tamaño de estas máquinas es variable, desde el modelo pequeño, con dos
cribas, hasta un moderno de precisión que utiliza varias cribas superiores e inferiores y
efectúa hasta tres separaciones por aire en una sola operación.
Flotación en un líquido
Mediante los métodos de flotación se puede separar de las semillas llenas maduras
aquellas otras que están atacadas por insectos, dañadas mecánicamente o inmaduras.
El método de la densidad sólo puede aplicarse cuando se dispone de un líquido que
posea la densidad adecuada y que no perjudique a la semilla. Simak (1973) ha
analizado tanto la aplicación de este método como los problemas que plantea; en las
páginas 276–278 figuran ese análisis y un método que desarrolló este mismo autor para
separar las semillas llenas viables de las no viables y en el que interviene un elemento
de pregerminación.
Casi todos los residuos pueden separarse de la semilla mediante combinaciones de aire
y cribas, pero es difícil eliminar los fragmentos de hoja, las partículas de resina y otros
objetos que tienen un tamaño y una densidad semejantes a los de la semilla.
La limpieza por fricción se basa en el principio de que todo objeto que cae a una
superficie o se desliza sobre ella experimenta una determinada fricción. El movimiento
de la partícula es proporcional a su peso y a un coeficiente de fricción que depende de
la naturaleza de la superficie de la partícula y de la superficie en la que se mueve. La
separación de los residuos se efectúa en una superficie inclinada de tela o caucho
sobre la base de que el ángulo necesario para que la semilla resbale y caiga es distinto
del ángulo necesario para que resbalen y caigan los residuos. Así, una cinta que se
mueve continuamente en sentido ascendente echa hacia abajo las semillas por
gravedad y hacia arriba los residuos ligeros por fricción.
150
Hergert y otros (1971) han descrito una máquina de fricción para limpiar pequeñas
muestras de semillas arbóreas.
Este método emplea una combinación de las características de peso y superficie de las
partículas que se desea separar. Es un método que se está utilizando cada vez para
separar y clasificar semillas arbóreas.
Para distribuir el aire de una manera uniforme bajo las semillas y para imprimir a las
más pesadas que están en contacto con la mesa el empuje correcto se han utilizado,
como recubrimientos de la mesa, tela, plástico y tela metálica. Cuando las semillas son
pequeñas los mejores resultados se obtienen con un recubrimiento tupido, como la tela.
En los separadores modernos de este tipo se puede controlar la velocidad de
alimentación, la inclinación de la mesa en dos direcciones, la velocidad de la oscilación
y la fuerza del aire de una manera diferenciada en diversos puntos de la mesa. La
combinación de estos diversos controles permite adaptar la máquina a la manipulación
de una amplia variedad de especies y lotes de semilla (Thomas 1978).
151
En las semillas de Ochroma, un método eficaz de eliminar la borra que contienen
consiste en colocar el material sin limpiar en una criba metálica de 0,3 mm de malla y
prender fuego a la borra (Goor y Barney 1976). El fuego se extiende con rapidez, y las
semillas pasan por la criba. Se obtienen buenos resultados cuando debajo de la criba se
pone un recipiente con agua para que caigan en él las semillas. El aceite inflamable de
la borra se quema produciendo un calor intenso, y experiencias realizadas en Honduras
indican que la borra debe extenderse en una capa delgada para evitar que la semilla
resulte dañada (Robbins 1982b). Este método se ha ensayado también para limpiar de
borra las semillas de Populus, pero en este género puede dañar a más del 50 por ciento
de las semillas.
Las semillas de Prosopis suelen estar empotradas en una matriz gomosa dentro de las
vainas. Una manera de obtener semillas limpias consiste en: 1) quitar mecánicamente,
con un cuchillo, uno de los lados de la vaina; 2) poner en remojo el contenido de la
vaina en una solución 0,1 normal de ácido hidroclorhídrico durante 24 horas; 3) lavar en
agua durante una hora y después secar al sol directo, y 4) golpear o machacar la masa
seca para separar las semillas limpias del revestimiento gomoso. Este método se ha
empleado con buenos resultados en la India, donde en 12 días se consiguieron semillas
limpias con una tasa de germinación del 65 por ciento (Vasavada y Lakhani 1973).
Clasificación
Dentro de una misma especie, las dimensiones de las semillas son variables debido a
influencias del medio ambiente durante el desarrollo seminal y también a la variabilidad
genética normal. El comportamiento de la semilla inmediatamente después de la
germinación está relacionado con su tamaño y, a fin de producir gérmenes que nazcan
y crezcan por igual en el vivero, puede ser útil clasificar las semillas por tamaños. La
clasificación por tamaños puede facilitar por otra parte la siembra mecánica de las
semillas. Esta práctica debe utilizarse con prudencia cuando se trata de semillas
recolectadas en huertos semilleros que tienen un número limitado de clones. Como
parte de la variación que presentan las semillas en cuanto a su tamaño y su forma es de
carácter genético, la clasificación de las semillas de huertos semilleros podría llevar a
una diferenciación genética excesiva y a una pérdida de diversidad genética dentro de
cada una de las fracciones obtenidas por la clasificación (Simak 1982).
152
6.19 Limpiadora de semillas de aire y cribas que se utilizan en Humlebaek, Dinamarca. (Centro de Semillas Forestales de
DANIDA)
153
6.20 Separador de semillas “Damas”, que se basa en el
peso específico. (Damas Maskinfabrik, Dinamarca)
154
6.21 Contenido de humedad en equilibrio (peso en fresco) de semilla de trigo, con curvas distintas para la desorción y la
absorción. (Fuente: Harrington 1970)
155
6.22 Porcentajes de contenido de humedad de semilla fresca de Pinus palustris (cosecha de 1938, Mississippi) en
equilibrio con el aire a diversas temperaturas y humedades relativas. De Wakeley 1954, con conversión del porcentaje de
contenido de humedad de la semilla a peso en húmedo.
156
Relación entre el contenido de humedad de la semilla y la
humedad atmosférica
Como los conos y los frutos, las semillas son materiales higroscópicos y, una vez
separadas del árbol padre, pierden o ganan humedad cediéndola a la atmósfera
circundante o tomándola de ella hasta que su contenido de humedad (CH) alcanza un
punto de equilibrio con la humedad y la temperatura del aire del entorno. Este punto se
denomina contenido de humedad en equilibrio (CHE). Una vez que se alcanza, se
mantendrá mientras la humedad y la temperatura del aire permanezcan constantes; si
éstas cambian, las semillas volverán a perder o ganar humedad hasta alcanzar un
nuevo CHE. La madera es otro buen ejemplo de material higroscópico y se comporta de
una manera parecida.
La semilla “húmeda” rodeada por aire “seco” pierde humedad y por lo tanto peso,
mientras que la semilla “seca” rodeada por aire “húmedo” gana ambas cosas. A fin de
determinar cuáles son los métodos más idóneos para secar y almacenar la semilla, es
necesario saber cuantificar la humedad tanto del aire como de la semilla.
Temperatura en °C -10 0 10 20 30 40 50 60
Peso del VA en
saturación
(g VA por kilo de aire
seco) 1,6 3,8 7,6 15 27 49 87 152
Densidad del aire
seco
(kilo por m3)
a una presión de
760 mm 1,34 1,29 1,25 1,20 1,16 1,13 1,09 1,06
Peso del VA en
saturación
(g VA por m3 de aire
seco) 2,1 4,9 9,5 18 31 55 95 161
157
(humedad absoluta o peso del vapor de agua presente = 7,6 / 2 = 3,8 g/kg de aire seco)
o de 50°C (humedad absoluta o peso del vapor de agua presente = 87 / 2 = 43,5 g/kg
de aire seco). Aunque en un caso la humedad absoluta es casi diez veces superior a la
que existe en el otro, la humedad relativa es idéntica en ambos, y es esa humedad
relativa la que afecta sobre todo al CHE de la semilla. La importancia de la HR para el
CHE de las semillas y la enorme repercusión que sobre la HR tienen los cambios
térmicos explican la importancia del calor en el secado de muchas semillas. En el
cuadro anterior puede verse que un aire con 3,8 g de vapor de agua por kilogramo a
una temperatura de 0°C estaría saturado; con una HR del 100 por ciento, no serviría
como medio para secar semillas. Pero si ese mismo aire se calentara a 30°C, y siempre
que no se introdujera más humedad desde fuera del sistema, su HR se reduciría al 14
por ciento y sería un medio de secado sumamente eficaz.
Habida cuenta de la limitada cantidad de vapor de agua que se precisa para saturar el
aire, una cantidad de semilla relativamente pequeña puede contener tanta humedad
como una gran cantidad de aire. Un litro de semilla que se haya desecado del 50 por
ciento al 9 por ciento de CH (peso en húmedo) a 30°C cedería unos 450 g de humedad
a la atmósfera circundante, cantidad suficiente para cambiar la HR de unos 15 m3 de
158
aire (equivalente a 15 000 veces el volumen de esa semilla) de 0 a 100 por ciento. En el
caso del secado al sol, el entorno es tan grande que puede absorber esa humedad sin
problemas, pero en un edificio cerrado el aire del ambiente puede saturarse
rápidamente. Esto explica por qué, a propósito del secado en estufas, se hace tanto
hincapié en que exista una ventilación suficiente, a fin de garantizar que el aire húmedo
que se aproxima a la saturación sea sustituido por aire nuevo y seco.
solamente Aun cuando las semillas absorbieran toda esa humedad, con
ello su CH aumentaría solamente de 50 a 50,16 g ó, en términos porcentuales, de 9,09
a 9,12 por ciento. La habitual recomendación de que los recipientes herméticos se
llenen lo más posible de semilla es una recomendación correcta, pero se basa en los
efectos perjudiciales que sobre muchas especies tiene el oxígeno del aire encerrado, no
el vapor de agua.
Contenido de
humedad de la semilla
(% del peso en fresco)
159
6.23 Contenido de humedad en equilibrio de tres especies
ortodoxas. (Fuente: F.T. Bonner)
Contenido de humedad
de la semilla (% del peso en fresco)
160
6.24 Contenido de humedad en equilibrio de cuatro especies
recalcitrantes. (Fuente: F.T. Bonner)
161
muestra que con una HR del 50 por ciento el CHE pasa del 12 por ciento a 49°C al 14
por ciento a -1°C. La diferencia es ligeramente mayor en otros cultivos, pero en todos
los casos el CHE desciende al subir la temperatura y mantenerse constante la HR (aun
cuando la humedad absoluta del aire aumenta con la temperatura a la misma HR).
2) Absorción y desorción. En todas las especies existe una diferencia del 1–2 por ciento
en el CHE en función de que una semilla húmeda esté cediendo humedad a un
ambiente más seco (desorción) o una semilla seca esté tomando humedad de un
ambiente más húmedo (absorción). El CHE es siempre más alto en la desorción, y es la
curva de desorción lo que hay que tener en cuenta en la situación habitual de secar
semillas ortodoxas, reduciendo su CH para almacenarlas.
3) Variación del CHE según la especie. El CH de las semillas en equilibrio con una HR y
una temperatura determinadas varía según la especie. El CHE de cada especie debe
determinarse mediante ensayos. Un importante componente de la variación
interespecífica es el porcentaje de contenido de aceite presente en las semillas. Las
semillas que almacenan la mayor parte de sus reservas nutricias en forma de proteínas
o almidón tienen un CHE más alto a una HR determinada que las semillas que las
almacenan en forma de grasas y aceites, pues aquéllas son relativamente hidrófilas
mientras que éstas son hidrófilas.
Entre las semillas agrícolas, el trigo, con un contenido de aceite de sólo el 2 por ciento y
un CHE del 10,4 por ciento a una HR del 45 por ciento y 25°C, contrasta con Brassica
oleracea, que tiene un contenido oleaginoso alto, del 35 por ciento, y un CHE del 6,0
por ciento en las mismas condiciones (Harrington 1970).
162
Cuando se secan frutos para extraer la semilla o cuando se secan las semillas mismas
para almacenarlas, el proceso es idéntico: unos tejidos que alcanzan un CH en
equilibrio con la HR del ambiente. Por lo general, el CHE exacto es menos decisivo
cuando se secan frutos, pues los fenómenos de encogimiento, separación o apertura de
escamas se producen dentro de una gama de diversos CH, y el proceso se interrumpe
además en el momento en que los frutos sueltan las semillas que contienen.
La eficacia del secado al aire depende de las condiciones climáticas locales. Suele ser
posible reducir el CH hasta un 12–18 por ciento siempre que se cuide de proporcionar a
las semillas una ventilación suficiente. Bajar el CH hasta valores inferiores al 8 por
ciento es imposible en la mayoría de las situaciones templadas y en algunas zonas de
los trópicos húmedos, pues la HR media es siempre demasiado alta. Por ejemplo, en el
Africa occidental tropical húmeda la HR suele ser superior al 80 por ciento en la
estación de lluvias y al 70 por ciento en la estación “seca” (Ogigirigi 1977). En esas
condiciones es muy poco probable que se consiga un CH de menos del 8 por ciento. En
zonas donde abunda el tiempo soleado, se puede conseguir secar muchas especies
hasta un CH del 6–8 por ciento mediante la exposición directa al sol, pues las semillas y
el microclima circundante se calientan y por tanto se reduce la HR. Asimismo, con una
HR constante, el CHE de las semillas desciende al aumentar la temperatura. Hay que
asegurarse de que antes de la exposición las semillas estén lo más secas que sea
posible, y de que durante ella se remuevan con frecuencia. En Honduras este método
funciona bien con Pinus spp., pero no está indicado para Cordia, pues las semillas de
este género se secan con excesiva rapidez y pueden llegar a un CH del 4 por ciento, lo
que daña los tejidos (Robbins 1982b).
Como señaló Harrington (1970), el secado artificial puede llevarse a cabo de dos
maneras. Un método consiste en elevar la temperatura del aire, lo cual reduce
automáticamente la HR siempre que no se introduzca más vapor de agua desde fuera
del sistema. El otro consiste en restar humedad al aire sin modificar la temperatura, lo
cual también reduce la HR. Este autor cita el ejemplo de aire a 5°C y una HR del 90 por
ciento que se calienta hasta 35°C. De esa manera se reduce su HR al 15 por ciento, y
puede aplicarse a la semilla mediante ventilación forzada hasta que aquélla alcanza el
CHE. En cambio, un aire a 30°C y una HR del 90 por ciento, que es característico de las
zonas tropicales húmedas durante la estación de lluvias, seguiría teniendo una HR del
40 por ciento aunque se calentara hasta 45°C. Las temperaturas altas pueden ser
sumamente perjudiciales para las semillas, sobre todo para las que tienen un CH
elevado. En general, las temperaturas de secado no deben superar los 40°C, y
recientemente se tiende a utilizar temperaturas aún más bajas y a aumentar las
corrientes de aire para garantizar un secado seguro (Holmes y Buszewicz 1958). Barner
(1975b) y CATIE (1979) recomiendan que en las primeras fases la temperatura no
supere los 30°C. Una posibilidad consiste en secar la semilla en dos fases, la primera
163
hasta conseguir un CH del 11 por ciento aproximadamente mediante una temperatura
inferior a 40°C, y la segunda hasta alrededor del 5 por ciento mediante una temperatura
de 60°C. Siempre que el CH se reduzca hasta el 11 por ciento aproximadamente en la
primera fase, se considera que utilizar una temperatura de 60°C en la segunda no
comporta riesgos en la mayoría de las especies agrícolas (IBPGR 1976). En cambio,
algunos datos indican que una temperatura de secado elevada, aunque no afecte a la
germinación inmediata, sí puede afectar después a la duración de la vida de la planta
(IBPGR 1981). Cuando se trata de un almacenamiento prolongado con fines de
protección de recursos genéticos, se recomienda una combinación de HR baja y
temperatura baja (HR del 15 por ciento y 15°C).
Cuando las condiciones climáticas impiden conseguir una HR lo bastante baja mediante
calentamiento del aire, es necesario reducirla quitando vapor de agua al aire sin elevar
la temperatura. Esto puede conseguirse de dos maneras: a) refrigerando el aire hasta
por debajo del punto de rocío, condensando el vapor de agua en los serpentines
refrigerantes y después volviendo a calentar el aire a 35°C, o b) haciendo pasar el aire
por un deshidratante químico, que elimina el vapor de agua, y después por la semilla
(Harrington 1970). Existen varios deshidratantes, como por ejemplo el gel de sílice,
CaO, H2SO4, cloruro de litio o CaCl2 anhidro, pero el más indestructible y de reutilización
más fácil es el gel de sílice (Magini 1962, Harrington 1970). Un buen ejemplo de técnica
de secado es la que propone el banco de semillas del Proyecto Regional de Recursos
Genéticos de Turrialba, Costa Rica (Goldbach 1979). Habida cuenta de que en esa
zona la humedad del aire y las temperaturas diurnas son siempre altas, no es posible
secar las semillas con aire caliente sin dañarlas. Por ello se utiliza un secante del tipo
de gel de sílice, que mantiene la HR a un nivel inferior al 15 por ciento a 25°C; este
producto está colocado en el exterior de la cámara de secado y entra en ella por unos
conductos.
Los lotes de semilla que se hayan secado primero al aire hasta un CH inferior al 20 por
ciento pueden colocarse en un recipiente hermético con igual cantidad de gel de sílice,
que se acaba de secar a 175°C y después se ha dejado enfriar. El gel de sílice, la
semilla y el aire del interior del recipiente alcanzarán un equilibrio adecuado para el
almacenamiento (Harrington 1970). Véase también, en las páginas 229–231, la sección
sobre utilización de deshidratantes en recipientes.
El período de tiempo que se necesita para que una circulación del aire de tiro forzado
seque las semillas hasta el contenido de humedad en equilibrio depende en parte de la
accesibilidad de las distintas semillas a la corriente de aire. La semilla debe extenderse
en unas bandejas en capas finas, y el aire debe circular entre las bandejas.
164
Mezclado antes del almacenamiento
Cuando un lote grande se va a almacenar en varios recipientes, es conveniente
mantener en la mayor medida posible la homogeneidad de la semilla entre los distintos
recipientes, de manera que cada uno de ellos sea igualmente representativo del lote en
su conjunto. En el Capítulo 9 se describen varios métodos para mezclar muestras con
fines de ensayo, y esos mismos métodos pueden adaptarse a la operación de mezclar
cantidades mayores de semilla durante el procesamiento, antes de guardarla en los
recipientes de almacenamiento.
165
que se almacenan bien el tiempo de almacenamiento se suele medir en
decenios.
Los medios que se precisan están relacionados con la cantidad de semilla que se va a
almacenar y con la duración del almacenamiento. Crear unas instalaciones costosas,
capaces de mantener la viabilidad de las semillas durante 10 años cuando éstas no van
a estar almacenadas, entre la recolección y la siembra, más de nueve meses es tirar el
dinero. Es asimismo un despilfarro gastar dinero en recolectar, extraer y limpiar la
semilla cuando las condiciones de almacenamiento son tan insuficientes que el 90 por
ciento de ella muere antes de llegar al vivero.
Existen varios análisis generales y útiles del almacenamiento de las semillas de árboles
forestales (Holmes y Buszewicz 1958, Magini 1962, Stein y otros 1974, Wang 1974,
Barner 1975b). Estos textos se refieren principal o exclusivamente a especies de la
zona templada. Se han efectuado estudios más intensivos del almacenamiento de
semillas agrícolas, y hay buenos motivos para aceptar que los principios generales que
se han establecido respecto de los cultivos agrícolas son aplicables también a los
árboles forestales. En “Principles and practices of seed storage” (Justice y Bass 1979)
figura un excelente análisis del tema en su aplicación a las semillas agrícolas, y se
puede encontrar también abundante información útil en las publicaciones, algo
anteriores, de Roberts (1972) y Harrington (1970, 1972, 1973). En Cromarty y otros
(1982) figura un buen análisis del almacenamiento a largo plazo con fines de
conservación de recursos genéticos.
Aunque fue útil en el sentido de que llamó la atención sobre las diferencias que
presentaban las semillas de diferentes especies en cuanto a su longevidad natural, la
clasificación de Ewart es demasiado rígida para que tengan cabida en ella las
variaciones entre individuos, procedencias y años dentro de una misma especie, o las
posibles variaciones en las condiciones de almacenamiento. No es posible definir un
conjunto tipo de condiciones de almacenamiento “buenas” que resulten igualmente
idóneas para todas las especies, pues unas condiciones que son óptimas para unas
especies no lo son para otras. Con todo, la vida en el almacén de una determinada
especie puede experimentar grandes variaciones según las condiciones en que esté
almacenada.
166
En la actualidad se distinguen dos tipos principales de semillas (Roberts 1973):
Dentro de estos dos tipos pueden establecerse varias subdivisiones, como por ejemplo
entre semillas ortodoxas con o sin cubierta y entre semillas recalcitrantes que soportan
o no temperaturas bajas, inferiores a unos 10°C. Dentro de cada una de las clases
principales siguen existiendo diferencias considerables entre las especies en cuanto al
período durante el que se mantiene la viabilidad en unas condiciones dadas. Cabe
establecer asimismo una distinción entre las especies auténticamente recalcitrantes y
las que son simplemente difíciles; estas últimas pueden llegar a comportarse como las
ortodoxas cuando por ejemplo se eligen con especial atención los métodos que se
aplican para secarlas.
167
Prosopis Ambiente seco de ? 60 50
juliflora1) herbario en el
sudoeste de los
EE.UU.
Acacia Recipientes cerrados 56 60 13
aneura2) a temperatura
ambiente (20 – 25°C)
A.
" " " 96 96 13
hemsleyi2)
A.
" " " 95 84 14
holosericea2)
A.
" " " 73 72 18
leptopetala2)
A. victoriae2) " " " 80 60 18
Como se explicará infra en este mismo capítulo, las teorías modernas coinciden en que
un CH bajo, una temperatura baja y una presión de oxígeno baja son los tres elementos
más importantes de las condiciones de almacenamiento que el hombre debe aplicar a
las especies ortodoxas para elevar al máximo la longevidad de sus semillas. Con la
cubierta seminal impermeable, la naturaleza las ha dotado ya de dos de esos
elementos, un CH bajo y ausencia de oxígeno. Las semillas de leguminosas
plenamente desarrolladas pero verdes, y sembradas inmediatamente, sin secarlas,
pueden germinar enseguida, lo que indica que en la cubierta seminal no se ha
desarrollado todavía la capa impermeable; no hay duda de que en la naturaleza la
adquisición de la impermeabilidad está sincronizada con la reducción de la humedad de
la semilla, mediante secado natural, hasta que alcanza el contenido óptimo para
mantenerse viva durante largo tiempo. La dureza de la cubierta es por lo tanto un
importante factor positivo para prolongar la vida de la semilla en todas las condiciones
de almacenamiento, aunque constituye una ventaja decisiva cuando no se dispone más
que de medios de almacenamiento limitados y durante el período, potencialmente
peligroso, que transcurre entre la recolección y el comienzo del almacenamiento de
largo plazo.
No todas las semillas de leguminosas tienen una vida tan larga; las semillas de
Koompassia malaccensis, por ejemplo, tienen la cubierta más delgada y se deterioran
en el almacenamiento antes que las de especies como Parkia javanica, y además no
necesitan tratamiento previo para superar la latencia de la cubierta seminal (Sasaki
1980a). En el Sudán, las semillas de Dalbergia sissoo soportaban peor el
almacenamiento a temperatura ambiente que las de las especies locales de Acacia,
Albizzia y Tamarindus (Wunder 1966), mientras que en Australia las semillas de Acacia
harpophylla se deterioran con rapidez a menos que se almacenen en recipientes
herméticos a 2–4°C (Turnbull 1983).
168
Australia indica que las semillas maduras de todos los eucaliptos pueden conservar su
viabilidad durante varios años si se almacenan con un contenido de humedad bajo en
recipientes herméticos a 3–5°C. En casi todas las especies, la pérdida de viabilidad es
relativamente escasa cuando las semillas se almacenan durante 10 años a temperatura
ambiente (Turnbull 1975f). Las semillas de E. deglupta y E. microtheca se deterioran
con más rapidez cuando se almacenan a temperatura ambiente, pero su capacidad de
conservación mejora si se guardan en recipientes herméticos a 3–5°C, y datos recientes
sugieren que los resultados son aún mejores con una temperatura de -18°C. En
Tailandia, las semillas de P. kesiya y P. merkusii conservaron una buena viabilidad
durante cuatro años almacenadas con un contenido de humedad inferior al 8 por ciento,
en recipientes herméticos y a 0–5°C (Bryndum 1975), mientras que en condiciones
parecidas P. caribaea y P. oocarpa mantienen una buena viabilidad durante al menos
cinco años (Robbins 1983 a,b). Se han registrado períodos considerablemente más
largos en algunas especies de pino, como por ejemplo 30 años en Pinus resinosa, en
los Estados Unidos, con almacenamiento en recipientes herméticos a 1,1°–2,2°C (Heit
1967b, Wang 1974). Tectona grandis es una especie latifolia tropical de semillas
ortodoxas (Barner 1975b), pero, como produce abundante semilla casi todos los años,
no ha habido muchos estímulos para investigar las condiciones óptimas de su
almacenamiento a largo plazo (Schubert 1974).
Según datos resumidos por Bowen y Whitmore (1980), casi todas las especies de
Agathis son ortodoxas. En A. australis, por ejemplo, mediante un tratamiento adecuado
aplicado en una investigación (desecación hasta un CH del 6 por ciento, después
almacenamiento en recipientes herméticos a 5°C) se consiguió mantener la viabilidad
durante seis años (79 por ciento de germinación frente al 88 por ciento inicial), mientras
que en el almacenamiento a temperaturas bajo cero se mantenía una germinación de
alrededor del 60 por ciento durante un período de hasta 12 años (Preest 1979). Esas
mismas semillas almacenadas con un CH más alto (15–20 por ciento) o a temperaturas
más elevadas (15–20°C) perdían toda su capacidad de germinación en 14 meses. Las
semillas de A. australis son intrínsecamente de vida más larga que las de A. robusta,
que a su vez son más longevas que las de A. macrophylla. Los ensayos iniciales
efectuados con la A. macrophylla tropical indicaron que podían obtenerse buenos
resultados secando semillas frescas de manera que el CH descendiera del 65 por ciento
al 20 por ciento aproximadamente antes de enviarlas por transporte aéreo (14 días de
tránsito) y volviéndolas a secar en el país receptor durante cinco días a 16°C y una HR
del 14 por ciento. El CH final era del 6 por ciento y la germinación del 75 por ciento. No
obstante, en ensayos posteriores se obtuvieron unos resultados distintos y menos
positivos. En las especies tropicales es probable que la manipulación entre la
recolección y el envío y las condiciones del transporte aéreo, en gran parte
incontrolables, sean más cruciales que en las especies de la zona templada o
subtropical, que presentan menos problemas.
Entre las especies ortodoxas que pierden rápidamente su viabilidad a menos que
reciban el tratamiento más adecuado figuran especies de los géneros Populus, Salix y
Ulmus, presentes principalmente en la zona templada. Muchas de ellas pierden la
viabilidad en una pocas semanas si se mantienen en las condiciones naturales o se
almacenan con la temperatura y la humedad del ambiente, pero pueden almacenarse
durante meses o años si se mantienen a un nivel bajo la temperatura y el contenido de
humedad. A manera de ejemplo, semillas de Ulmus americana soportaron bien el
almacenamiento durante 15 años con un contenido de humedad del 3 por ciento y -4°C
(Barton 1961), y las de Populus sieboldii se mantuvieron bien durante seis años a -15°C
169
encima de un agente deshidratante en un recipiente hermético (Sato 1949). En Populus
balsamifera y Salix glauca, la reducción de la germinación tras dos años de
almacenamiento en recipientes herméticos a -10°C no llegó al 6,5 por ciento de la
germinación inicial (Zasada y Densmore 1980); tres años después la situación había
cambiado poco en Populus, pero en Salix se había producido una reducción de hasta el
40 por ciento.
En los trópicos, Aucoumea klaineana es un buen ejemplo de especie ortodoxa que tiene
una vida corta en las condiciones ambientales. La germinación de la semilla fresca
suele ser superior al 90 por ciento, pero tras un almacenamiento de 30 días en
condiciones ambientales la germinación experimentaba un marcado descenso, y
descendía a cero transcurridos 100 días. El almacenamiento a 0–5°C y un CH del 7–8
por ciento en recipientes herméticos, con un deshidratante químico, Actigel, mantiene
una germinación superior al 50 por ciento durante 30 meses como mínimo (Deval 1976).
Hay indicios de que reduciendo aún más el CH se conservará la viabilidad todavía
mejor, pues un lote de semilla que tenía una germinación inicial del 76 por ciento en el
laboratorio y del 79 por ciento en arena, cuando se almacenó en recipientes herméticos
con Actigel, presentó 30 meses después un CH del 4,6 por ciento y una germinación del
70 por ciento en el laboratorio y del 79 por ciento en arena; otras semillas del mismo
lote, almacenadas en recipientes herméticos pero sin Actigel, presentaban un CH del
9,9–10,4 por ciento y una germinación del 54–63 por ciento en el laboratorio y 62–67
por ciento en arena. Entre otras especies de este-tipo figuran Entandrophragma
angolense, cuyas semillas tienen una vida de seis semanas en condiciones ambientales
pero de hasta seis años cuando se almacenan en frío (Olatoye 1968), y Cedrela
odorata, que pierde toda su capacidad de germinación en 10 meses a la temperatura
ambiente pero no sufre pérdida alguna en 14 meses cuando se almacena en un
recipiente hermético a 5°C (Lamprecht 1956).
Cuando las condiciones de almacenamiento dejan mucho que desear, es lógico que las
semillas ortodoxas sin cubierta tengan una vida mucho más corta que las de especies
con cubierta dura. Cuanto más se acerquen las condiciones de almacenamiento al ideal
en una determinada especie sin cubierta dura, tanto menor será la diferencia entre su
170
longevidad y la de una especie con cubierta dura. La combinación ideal de CH y
temperatura puede variar entre unas especies y otras; por ejemplo, el CH de 8–10 por
ciento que se ha citado para Fagus sylvatica es considerablemente más alto que el 5–6
por ciento que se considera ideal para muchas semillas forestales y agrícolas.
Semillas recalcitrantes
Entre las semillas recalcitrantes figuran algunas de gran tamaño que no pueden
soportar sin ser dañadas un grado apreciable de secado; es interesante que las
especies recalcitrantes que enumeran King y Roberts (1979) sean, en una aplastante
mayoría, especies leñosas. Las especies de zona templada como Quercus y Castanea
suelen almacenarse húmedas sólo por períodos cortos, durante el invierno. Reduciendo
la temperatura del almacenamiento a un punto próximo al de congelación se prolonga
su período vital. Bonner (1973a) comprobó que se podían almacenar bellotas de
Quercus falcata durante 30 meses, y seguir obteniendo una germinación superior al 90
por ciento al término de ese período, siempre que la temperatura se mantuviera a 3°C y
el CH entre el 33 por ciento (inicial) y el 37 por ciento final. Reduciendo el CH o
elevando la temperatura (8°C) descendía la germinación. En Quercus robur el CH debía
mantenerse por encima del 40 por ciento (Holmes y Buszewicz 1956, Suszka y
Tylkowski 1980). Investigaciones efectuadas recientemente en Polonia han demostrado
que ofrece buenos resultados almacenar las semillas de esta especie con un CH inferior
al 40 por ciento en turba o serrín secado al aire en latas de leche a -1°C. Es importante
permitir la libre entrada de oxígeno, lo que se consiguió insertando varias tiras de cartón
a intervalos entre la tapa y el borde de la lata. En esas condiciones, la germinación
oscilaba entre el 38 y el 75 por ciento después de tres inviernos y seguía siendo del 12
por ciento aproximadamente después de cinco inviernos (Suszka y Tylkowski 1980).
Las temperaturas inferiores a -5°C mataban todas las bellotas, mientras que una
temperatura de +1°C propiciaba una germinación previa excesiva (60–75 por ciento a
los tres inviernos, con radículas de hasta 25 cm de largo, frente al 12 por ciento y
radículas de menos de 0,5 cm de largo a -1°C). A veces se pueden almacenar semillas
una vez aparecidas las radículas (véase la página 225). Investigaciones efectuadas
recientemente en Polonia (Suszka y Tylkowski 1982) han indicado que en Acer
saccharinum, que es recalcitrante, los mejores resultados se obtienen manteniendo el
CH en los mismos valores (50–52 por ciento) que tienen las semillas recién
recolectadas. En el caso de A. pseudoplatanus, en el Reino Unido se recomienda un
CH mínimo del 35 por ciento (Gordon y Rowe 1982), mientras que en Polonia se ha
conseguido almacenar las sámaras durante tres inviernos con un CH del 24–32 por
ciento y una temperatura del -3°C (Suszka 1978a).
171
poco tiempo su viabilidad, aunque es una especie que se da en los bosques tropicales
secos, no en los húmedos, y no está claro si se trata de una especie auténticamente
recalcitrante o sólo de una especie ortodoxa de vida corta.
172
baja temperatura compensa en cierto modo el CH alto que se debe mantener para
evitar las pérdidas tempranas de viabilidad. En algunas especies tropicales, las semillas
mueren con rapidez si se reduce demasiado la temperatura, del mismo modo que
mueren enseguida si se reduce en exceso el contenido de humedad. Entre las especies
leñosas que se citan en King y Roberts (1979) figuran Theobroma cacao (muerte por
debajo de +10°C, Mangifera indica (daños por debajo de +3 a 6°C) y, entre las
dipterocarpáceas, Hopea helferi, Hopea odorata y Shorea ovalis (daños por debajo de
+5°C, +10°C y +15°C respectivamente). Esta susceptibilidad al daño por enfriamiento a
temperaturas superiores a 0°C agrava la dificultad de almacenar estas especies
recalcitrantes, que raras veces mantienen su viabilidad más allá de unas cuantas
semanas o, como máximo, meses. A esto hay que añadir que en la mayoría de la
dipterocarpáceas la producción de semilla tiene lugar normalmente con una periodicidad
de varios años, por lo que no existe hasta ahora ninguna posibilidad de conservar las
semillas con viabilidad de un buen año semillero al siguiente.
Estado de la semilla
173
semilla. Esos embriones deben madurar antes de la siembra, pero no necesariamente
antes del almacenamiento. En Fraxinus excelsior el secado de sámaras recién
recolectadas hasta que alcanzan un CH del 9–10 por ciento, seguido de
almacenamiento en recipientes herméticos a -3°C, produce resultados satisfactorios
siempre que después del almacenamiento se las trate sucesivamente con calor húmedo
y frío húmedo (Suszka 1978a). Para detalles sobre tratamientos véase la página 270.
174
ejemplo, las semillas de Quercus se fumigan con serafume u otros productos químicos
o se introducen en agua caliente como forma de lucha contra los gorgojos (Belcher
1966, Olson 1957), y para matar insectos se suelen emplear también el bromuro de
metilo y el bisulfuro de carbono (Boland y otros 1980).
Viabilidad inicial. Los lotes de semilla que tienen inicialmente una viabilidad y una
capacidad de germinación altas presentan en el almacenamiento una longevidad mayor
que los que tienen una viabilidad inicial baja. Antes del almacenamiento, y sobre una
muestra de cada lote de semilla, deben efectuarse ensayos de germinación, precedidos
en caso necesario por un tratamiento previo apropiado para romper la latencia, a fin de
determinar el tiempo probable durante el que la semilla conservará su viabilidad una vez
almacenada. La duración de la vida de las semillas viables está correlacionada con el
porcentaje de ellas que germina en el ensayo inicial. Como ejemplo, muestras de dos
lotes de semilla de la misma especie, de las que se espera normalmente una
germinación de semillas frescas del 80 por ciento, podrían ofrecer resultados de un 90
por ciento y un 50 por ciento de germinación inicial. No es sólo que almacenar el
segundo lote supondría un despilfarro de espacio al guardar semilla muerta, sino
también que ese 50 por ciento de semillas inicialmente viables perderán probablemente
su viabilidad en el almacenamiento más de prisa que las semillas viables al 90 por
ciento del primer lote. Es posible que la viabilidad inicial baja no sea grave cuando las
semillas se van a sembrar en un plazo de semanas o meses, pero sólo la semilla de
buena calidad debe almacenarse durante largos períodos (Holmes y Buszewicz 1958,
Magini 1962). En el almacenamiento prolongado de semillas agrícolas con fines de
conservación de recursos genéticos se recomienda que no se acepten semillas cuya
viabilidad inicial sea inferior al 85 por ciento de la viabilidad que se considera
característica de la especie o variedad de que se trate (IBPGR 1976). Cabe señalar que
la viabilidad y la capacidad de germinación iniciales suelen ser el resultado de los
factores que se han descrito en los párrafos anteriores (madurez de la semilla, daño
mecánico, ataque de hongos o insectos).
Al igual que todos los demás seres vivos, las semillas sufren un proceso de
envejecimiento que culmina en la muerte. En el caso de las semillas ortodoxas, el
proceso de envejecimiento y deterioro está tan influido por las condiciones de
almacenamiento que la “edad” de las semillas, indicada únicamente como el período
transcurrido desde la maduración y la recolección, no expresa suficientemente el grado
en que han “envejecido” en el sentido de perder viabilidad y acercarse al deterioro
irreversible de la muerte. Para describir el grado de deterioro de las semillas, medido
por la reducción de su capacidad de germinación, suele emplearse la expresión “edad
fisiológica”. Respecto de varias especies agrícolas se han elaborado nomogramas
sobre los efectos de la temperatura y el CH en el envejecimiento fisiológico de las
semillas (Ellis y Roberts 1981). Como ejemplo, el nomograma de la cebada indica que
se produciría el mismo grado de deterioro (de una germinación inicial del 95 por ciento a
una germinación final del 50 por ciento) en unos 16 días de almacenamiento de las
semillas a 25°C y un CH del 21 por ciento que en unos 100 años de almacenamiento de
esas mismas semillas a 8°C y un CH del 8 por ciento. Aunque almacenadas durante
períodos muy diferentes, esos dos lotes de semilla tendrían la misma edad fisiológica.
Cabe esperar efectos parecidos en las semillas ortodoxas de árboles forestales.
175
Algunos cambios fisiológicos que se producen en los tejidos celulares pueden estar
asociados con el envejecimiento fisiológico de las semillas. Se trata de (1) la pérdida de
reservas nutricias debida a la respiración, por ejemplo una disminución de las proteínas
y los azúcares no reductores, acompañada de un incremento de los azúcares
reductores y los ácidos grasos libres; (2) una acumulación de subproductos de la
respiración que son tóxicos o inhibidores del crecimiento; (3) la pérdida de actividad de
los sistemas enzimáticos; (4) la pérdida de capacidad, en las moléculas proteínicas
desecadas, para recombinarse y formar moléculas protoplásmicas activas en una
rehidratación ulterior; (5) el deterioro de las membranas celulares semipermeables; (6)
la peroxidación de los lípidos, lo que hace que se produzcan radicales libres que
reaccionan con otros componentes de la célula y los dañan, y (7) alteraciones en el
ADN del núcleo celular, que producen mutaciones genéticas y daño fisiológico (Roberts
1972, Harrington 1973, Villiers 1973). No está claro todavía hasta qué punto esos
diversos efectos son las causas del deterioro o simplemente sus síntomas, pero se ha
sugerido (Villiers 1973) que la producción de radicales libres es el primer efecto del
envejecimiento y que el daño que sufren los diversos sistemas de la célula es el
resultado de la liberación de esos radicales libres.
Cualquiera que sea el mecanismo exacto del deterioro de las semillas, se coincide en
que, en lo que se refiere a las semillas ortodoxas, la pérdida de viabilidad es un
fenómeno que está regido en gran parte por la tasa de respiración. Es probable que
todas las medidas que reduzcan la tasa de respiración, sin producir por otra parte daños
a la semilla, consigan prolongar la vida de la semilla almacenada. Esas medidas son el
control de oxígeno, el control del contenido de humedad y el control de la temperatura.
En las semillas recalcitrantes, los niveles mínimos seguros de oxígeno, contenido de
humedad y temperatura, y por consiguiente de respiración, son todos
considerablemente más altos que los aplicables a las semillas ortodoxas, pero siempre
que esos niveles se mantengan por encima del mínimo seguro en cada especie, parece
que puede prolongarse la longevidad manteniendo las semillas lo más cerca posible de
esos mínimos a fin de evitar una tasa de respiración excesivamente elevada.
La atmósfera de almacenamiento
176
mismo orden se obtuvo al comparar la velocidad de germinación y el vigor de las
plántulas germinadas (medido como peso en seco 49 días después de la siembra).
Aunque experimentalmente se ha conseguido prolongar la vida de la semilla en estas
magnitudes, algunos de estos métodos son de costosa aplicación, y además sus
efectos sobre la vida de la semilla no son tan notables como los que tienen las
diferencias de temperatura y humedad (Goldbach 1979). La exclusión del oxígeno evita
la respiración aeróbica, pero no la anaeróbica, mientras que reduciendo el CH y la
temperatura se consigue rebajar el nivel de ambas. Se han efectuado predicciones
sistemáticas de la duración de la vida de las semillas de diversas especies agrícolas en
una gama de temperaturas y CH (Ellis y Roberts 1981), pero no se dispone de
predicciones cuantitativas análogas del efecto de los niveles de oxígeno sobre la
longevidad.
Mientras que en la mayoría de las semillas ortodoxas secas parece beneficioso excluir
totalmente el oxígeno de la atmósfera de almacenamiento, hay datos que indican que
las semillas recalcitrantes necesitan algo de oxígeno. De un conjunto de semillas de
Araucaria hunsteinii, que tenían una germinación inicial del 56 por ciento, murieron en el
plazo de un mes todas las almacenadas en nitrógeno puro, en dos meses las
almacenadas con un 1 por ciento de oxígeno y en tres meses las almacenadas con un 5
por ciento de oxígeno, y la germinación seguía siendo del 18 por ciento tras cuatro
meses de almacenamiento con un 10 por ciento de oxígeno (Tompsett 1983, 1984). El
almacenamiento en una bolsa de polietileno de 25 micras de grosor, que se ventilaba
(21 por ciento de oxígeno) periódicamente cuando se abría para extraer las muestras,
arrojó resultados muy parecidos a los del almacenamiento con un 10 por ciento de
oxígeno. King y Roberts (1979) señalan que se coincide en que una ventilación
suficiente (es decir, una cantidad de oxígeno suficiente) es una condición necesaria
para el almacenamiento satisfactorio de semillas recalcitrantes con un CH relativamente
alto, así como para el de semillas embebidas de especies ortodoxas.
177
el envejecimiento de la semilla y se prolonga su viabilidad. Harrington (1959), citado por
Barner (1975b), relacionó el CH con varios procesos que tienen lugar dentro de la
semilla y en torno a ella:
(peso en húmedo)
Para prevenir la actividad de los hongos es más eficaz controlar el CH que controlar la
temperatura. Con unos niveles suficientemente altos de CH y HR, puede darse actividad
de hongos entre -8°C y +80°C (Roberts 1972), y es más fácil mantener el CH por debajo
del 12–14 por ciento (o la HR en un equilibrio de alrededor del 65 por ciento) que
mantener la temperatura por debajo de 0°C.
Para casi todas las especies ortodoxas se considera seguro un CH del 4–8 por ciento.
Para el almacenamiento prolongado con fines de conservación de recursos genéticos
se recomienda 5 por ciento ± 1 por ciento (IBPGR 1976). El nivel de contenido de
humedad que soportan las semillas oleaginosas (calculado sobre la base del peso en
fresco total) suele ser algo más bajo que el que toleran las semillas no oleaginosas
(Harrington 1970). En algunas especies pueden producirse daños o acelerarse la
pérdida de viabilidad al bajar del 4 por ciento, aunque hay otras en las que puede
llegarse a un CH considerablemente más bajo. Las semillas de Betula papyrifera
soportaron perfectamente, sin daños, el almacenamiento con un CH del 0,6 por ciento
(Joseph 1929, citado en Holmes y Buszewicz 1958), y Schönborn (1965) logró secar
pequeñas muestras del Picea abies, Pinus sylvestris, Pseudotsuga menziesii y Larix
decidua hasta un CH del 0 por ciento sin que a los seis meses se observaran
descensos apreciables de la germinación en comparación con los valores que se
obtenían al 6–8 por ciento, que era el CH que se aplicaba normalmente. En este caso el
secado no se efectuó exponiendo las semillas a altas temperaturas, sino haciendo
pasar por ellas una corriente de aire seco a 20°C. Con este mismo tratamiento morían
las semillas de Pinus strobus y Abies alba, y habían fracasado también intentos
anteriores, realizados por Barton (1961), de almacenar semillas de varias especies de
178
Pinus y Picea con un CH del 0 por ciento. Cuando se reduce el contenido de humedad
por debajo del 2 por ciento aproximadamente aumenta de modo muy considerable en
muchas especies la posibilidad de que la semilla sufra lesiones. Por otra parte, llevar el
secado hasta esos extremos es más costoso que limitarlo al 4–8 por ciento habitual, y
probablemente sea una práctica que deba limitarse sólo a casos excepcionales. En las
páginas 139–159 se describen los métodos de secado.
Se han notificado algunos casos en los que la tendencia habitual, que se reduzca la
longevidad de la semilla al aumentar el CH, se ha invertido en el contenido de humedad
de semillas totalmente embebidas o cerca de él. Si la especie de que se trate debe
exponerse a la luz para que germine, se pueden almacenar durante un determinado
período en la oscuridad semillas totalmente embebidas pero no germinadas. Fraxinus
americana se almacenó a 22°C y diversos CH, con los resultados siguientes (Villiers
1973):
Se ha sostenido que las semillas embebidas pueden reparar, de una manera que no
pueden hacerlo las semillas que tienen un CH más bajo, los daños causados por los
radicales libres en las membranas celulares, enzimas y ADN del núcleo celular. Pero el
almacenamiento prolongado de semillas embebidas puede ser difícil en la práctica,
pues es preciso mantener alta y constante la humedad, para la imbibición, y también
una cantidad de oxígeno suficiente, y evitar al mismo tiempo que las semillas germinen
y que se promueva la multiplicación de hongos y bacterias (Roberts 1981).
179
El contenido de humedad es también importante en las semillas recalcitrantes, pero en
este caso el CH crítico no es el máximo que exige un almacenamiento prolongado, sino
el mínimo necesario para secar las semillas. En el caso de muchas de las semillas
grandes de frondosas templadas, se recomiendan contenidos de humedad en el
intervalo de 25–79 por ciento (Wang 1974). El almacenamiento debe efectuarse a
valores muy próximos al CH mínimo seguro, pues cuanto más alto sea el CH tanto más
aumentará la tasa de respiración y tanto más se acelerará la pérdida de viabilidad. Y
cuanto más alta es la tasa de respiración, tanto mayor es la cantidad de energía que se
libera, con riesgo de recalentamiento y muerte de la semilla a menos que se ponga
especial cuidado en mantener una ventilación suficiente. El CH alto fomenta también la
actividad de los hongos y la extensión de la podredumbre. Wang (1974) cita resultados
de dos lotes de semilla de Acer saccharinum; la capacidad de germinación del lote
almacenado con un CH del 58 por ciento a 1–2°C se redujo en seis meses del 94 por
ciento al 12 por ciento, mientras que la del otro, almacenado con un CH del 45 por
ciento e idéntica temperatura, seguía siendo del 78 por ciento a los 16 meses. En esta
especie la pérdida de viabilidad puede ser repentina. Tylkowski comprobó que las
semillas almacenadas en botellas herméticas con un CH del 50–52 por ciento y una
temperatura de -1° a -3°C conservaban el 90 por ciento de su capacidad de germinación
transcurridos 18 meses, pero la perdían casi por completo a los 24 meses (Suszka y
Tylkowski 1982).
Temperatura de almacenamiento
180
que tienen una viabilidad intrínseca alta (IBPGR 1976). Al nivel experimental se han
utilizado con éxito temperaturas mucho más bajas, como por ejemplo en helio líquido a
-269°C, pero el elevado costo de mantener esas temperaturas tan bajas durante un
largo período anularía las posibles (pues aún no se han demostrado) ventajas de este
método para prolongar la vida de las semillas.
El factor temperatura y el factor humedad están tan interrelacionados que es muy difícil
separarlos. Las semillas que tienen un nivel de humedad relativamente alto pueden
almacenarse durante períodos notablemente más largos a temperaturas próximas a la
de congelación que a temperaturas más altas, aunque éstas (30°C) son menos
perjudiciales cuando el contenido de humedad de la semilla es bajo. En resumen, cabe
afirmar que el contenido de humedad crítico se encuentra a un nivel más elevado
cuando las temperaturas de almacenamiento son bajas que cuando son intermedias o
altas, es decir, hasta cierto punto una temperatura baja puede compensar un contenido
de humedad alto, y vicerversa (Holmes y Buszewicz 1958). No obstante, es necesario
evitar por completo los riesgos de daño por congelación debido a la formación de hielo
en las semillas que tienen un CH alto. Roberts (1981) ha sugerido que un CH del 20 por
ciento es posiblemente el límite superior crítico para el almacenamiento a 0°C, del 15
por ciento para -20°C y del 13 por ciento para -196°C. Si se secan las semillas hasta
que su CH es del 4–8 por ciento, como se suele recomendar en las especies ortodoxas,
no debe existir peligro de daño por congelación, ni siquiera a temperaturas bastante
inferiores a 0°C.
181
progresivamente a medida que la temperatura descendía de 30° a 10°C. Entre las
especies que se comportaban de esta manera figuraban Pinus y varias especies
agrícolas. A una HR baja (35 por ciento), la absorción de humedad por las semillas
secas era más o menos la misma a 5°C que a 10°C, pero con unas HR más altas (55
por ciento y 76 por ciento) las semillas absorbían menos humedad a 5°C que a 10°C, y
la tendencia se invertía cuando la temperatura superaba los 10°C. Este cambio del
contenido de humedad en equilibrio con el cambio de la temperatura puede ser
importante en el almacenamiento abierto. Cuando se utilizan recipientes herméticos el
efecto es mínimo, pues el CHE final está dominado por el CH inicial de las semillas, no
por la humedad del aire encerrado en el recipiente.
Al igual que ocurre con el contenido de humedad, las fluctuaciones térmicas repetidas
producen pérdida de viabilidad. En la medida de lo posible, la temperatura debe
mantenerse en un nivel uniforme.
Luz
182
que se ven afectadas por la luz, a los recipientes o botellas de vidrio. No obstante,
parece que la luz es mucho menos importante que el contenido de humedad o la
temperatura.
Las semillas pueden almacenarse en montones, capas de una sola unidad, sacos o
recipientes abiertos, a cubierto de la lluvia, bien ventiladas y protegidas contra los
roedores (Holmes y Buszewicz 1958, Magini 1962, Stein y otros 1974). Los mejores
resultados se obtienen en los climas frescos y secos. En esas condiciones, varias
especies de Pinus, Eucalyptus, Pseudotsuga y Tectona se mantienen
satisfactoriamente durante seis meses como mínimo, mientras que las leguminosas
arbóreas, en las que la cubierta seminal es impermeable y el CH es en condiciones
naturales bajo, como por ejemplo Acacia, Prosopis o Robinia, pueden conservar su
viabilidad durante años (Magini 1962, Stein y otros 1974).
Las semillas ortodoxas mantienen su viabilidad durante más tiempo cuando se secan
hasta un contenido de humedad bajo (4–8 por ciento), como se ha descrito en las
páginas 191–193, y después se almacenan en un recipiente hermético o en una
estancia con control de la humedad, que cuando se almacenan en condiciones de
equilibrio con la humedad del ambiente. La vida en almacenamiento se prolonga aún
más cuando se pueden proporcionar condiciones de temperatura fresca, pero no
controlada, por ejemplo en latitudes o altitudes altas y en bodegas u otras habitaciones
protegidas del sol directo.
183
Este método es adecuado para las especies, como por ejemplo muchas de Pinus y
Eucalyptus, en las que se debe mantener la viabilidad durante uno o más años.
184
predominante poblaciones variables, de reproducción abierta. En primer lugar, la
pérdida de viabilidad puede producirse con más rapidez en unos genotipos que en
otros; cuando las pérdidas son importantes, por ejemplo del 50 por ciento del total, los
genotipos con semillas de vida corta pueden desaparecer por completo. Y sin embargo
es posible que tengan características valiosas como árboles de plantación en cuanto a
su adaptación, desarrollo o resistencia a las enfermedades, y en cualquier caso
contribuyen a la variación genética de la especie, que es lo que se pretende conservar
con estas actividades. En segundo lugar, es un hecho aceptado en la agricultura que en
la semilla almacenada se producen y acumulan daños o cambios cromosómicos, y que
el riesgo de que ocurran esas mutaciones génicas hereditarias depende no tanto de la
edad de la semilla como de los cambios que sufre en su viabilidad (Roberts 1972,
Barner 1975b). Un lote de semilla que haya sufrido una pérdida de viabilidad grave
habrá experimentado probablemente, entre los idividuos supervivientes, algunas
mutaciones génicas, pero existen muy pocas pruebas directas de inducción de
mutaciones hereditarias en unas condiciones de almacenamiento buenas, en las que
las pérdidas de viabilidad son pequeñas.
185
En las páginas 262–264 se describe la estratificación al aire libre, que es un método
para superar la latencia interna. En propiedad debe considerarse como un tratamiento
previo de la semilla, pero cumple de paso la función de almacenarla durante unas
semanas o meses, y el método que se emplea es muy parecido a los que se describen
en la presente sección.
Es menos lo que se sabe sobre la aplicación de este método a especies tropicales, pero
merece mucha más investigación de la que hasta ahora se le ha dedicado, sobre todo
respecto de las dipterocarpáceas y géneros como Araucaria, Agathis y Triplochiton.
Como se ha señalado supra, existen datos de que algunas especies mueren a
temperaturas bajas pero no inferiores a 0°C, y Gordon (1981) ha propuesto dividir las
semillas recalcitrantes en las que pueden y las que no pueden soportar temperaturas
inferiores a 10°C sin pérdida de viabilidad. Resumiendo varios años de investigación
sobre dipterocarpáceas en Malasia, Tamari (1976) llegó a la conclusión de que el mejor
tratamiento para varias especies era el siguiente: (1) secar a una temperatura no
superior a 35°C, hasta reducir el CH al 35 por ciento; (2) guardar en bolsas de
polietileno cerradas tras colocar en su interior un fungicida, y (3) almacenar a 15°C, o
durante tres semanas a 15°C seguido de un nuevo almacenamiento a 10°C. Con este
tratamiento se ha conseguido prolongar la vida de la semilla de una semana o dos a dos
meses en Hopea helferi, pero aún estamos lejos de contar con un sistema seguro de
almacenamiento para cubrir el tiempo que separa un año de semilla del siguiente,
período que en muchas dipterocarpáceas es, según se ha notificado, de entre tres y
seis años (Tang 1971). En la recalcitrante Araucaria hunsteinii se han conseguido
resultados satisfactorios con un almacenamiento a 3,5°C y un CH de más del 32 por
ciento durante períodos de seis meses como mínimo (Arentz 1980).
186
En algunas especies recalcitrantes las semillas recién germinadas pueden conservar
mejor la viabilidasd, almacenadas en frío húmedo, que las semillas no germinadas.
Gordon (1981) notificó que en lotes de semilla de Quercus spp. con germinación previa
no se habían apreciado cambios significativos en el número de gérmenes vivos tras un
año de almacenamiento en bolsas de polietileno de 125 micras y cerradas no
herméticamente a una temperatura de 3°C, mientras que una gran parte de las semillas
viables pero no germinadas, y colocadas en las mismas bolsas, murieron durante ese
período.
Otros métodos
En el pasado se han utilizado otros métodos de almacenamiento que sin embargo hoy
son de escasa aplicación. Son los siguientes (Magini 1962, Stein y otros 1974):
Ninguno de estos materiales ofrece una protección total contra los ataques de insectos
y roedores, y todos ellos son completamente permeables al vapor de agua y otros
gases. Para las semillas ortodoxas en condiciones no controladas, por lo tanto, sólo
están indicados cuando se trata de períodos de almacenamiento bastante cortos; el
tiempo de almacenamiento puede prolongarse cuando se trata de semillas de cubierta
dura o cuando las condiciones ambientales son frescas y secas. Cuando las semillas se
187
almacenan en recipientes grandes una vez ajustadas mediante secado al CH correcto,
las propias semillas de la parte exterior son en cierto modo una barrera que dificulta el
paso de la humedad. Así, puede conservarse la viabilidad de las semillas de la parte
interior durante un determinado período aunque las capas exteriores se deterioren algo
por el incremento del CH. Cuando un almacén de semillas posee los medios necesarios
para controlar la temperatura y la humedad relativa, entonces pueden utilizarse sin
riesgo recipientes permeables con semillas ortodoxas y durante varios años, siempre
que exista protección contra plagas.
Tras secar las semillas ortodoxas hasta que tienen el CH correcto, éste puede
mantenerse en el almacén reduciendo la humedad del espacio de almacenamiento en
su conjunto. Otra manera muy eficaz, que se suele utilizar al almacenar semillas
forestales, consiste en colocar la semilla en recipientes herméticamente cerrados e
impermeables a la humedad. Esto evita la necesidad de contar con un equipo de
deshumidificación, que es costoso. Cuando el almacenamiento es de largo plazo el
método más eficaz consiste en una combinación de recipientes impermeables a la
humedad con unas temperaturas bajas y controladas, que se obtienen mediante un
sistema de refrigeración. Otra ventaja de la mayoría de los materiales de este tipo es
que impiden también la entrada de oxígeno, de manera que se reduce aún más la tasa
de respiración. Los recipientes herméticos e impermeables no están indicados para
almacenar semillas recalcitrantes, ni tampoco semillas ortodoxas con un CH alto, que se
deterioran con más rapidez en condiciones herméticas que en abiertas. Algunas
semillas absorben la humedad enseguida, por lo que es importante que, una vez
terminada la operación de secado, se guarden lo antes posible en el recipiente,
preferiblemente sin salir de la propia cámara de secado.
Entre los recipientes impermeables a la humedad figuran las latas y tambores de estaño
o aluminio, los frascos de vidrio de los tipos Mason o Kilner, los viales plásticos y los
envases de papel de aluminio laminado. Las latas metálicas, rígidas e irrompibles,
ofrecen la máxima protección contra el daño mecánico y están igualmente indicadas
para el almacenamiento y el envío ulterior. La medida de la protección contra la
humedad la da únicamente el cierre del recipiente. En los recipientes rígidos, y cuando
se prevé la necesidad de abrirlos periódicamente para extraer semilla y después
volverlos a cerrar, deben utilizarse tapas estancas de rosca o de abrazaderas; el papel
de aluminio debe cerrarse mediante calor. La eficacia del sistema de cierre es
especialmente importante en el almacenamiento de largo plazo. Para el
almacenamiento prolongado y herméticamente cerrado de semillas agrícolas se
recomiendan tres tipos de recipiente: frascos o viales de vidrio; latas metálicas y
envases de papel metálico laminado. Estos tipos de recipiente deben ser igualmente
adecuados para almacenar semillas arbóreas ortodoxas. No obstante, en el informe del
188
CIRF (IBPGR 1976) se recomendaban las latas metálicas y herméticas como el método
más fiable y adecuado. En ese informe se señalaba que los frascos con tapón de rosca
no siempre cerraban a la perfección y que se necesitaba más experiencia sobre las
propiedades de conservación de los envases de papel metálico laminado antes de
recomendar su utilización generalizada en un tipo de almacenamiento que con
frecuencia se prolonga durante varios decenios.
Hay varios materiales que por separado presentan una permeabilidad lenta al vapor de
agua y que al laminarse juntos se hacen completamente impermeables. Diversas
combinaciones de polietileno, papel de aluminio y papel de estraza laminados ofrecieron
189
una impermeabilidad absoluta al vapor de agua durante dos años, aun cuando la
diferencia entre la HR interior y la exterior era grande (Justice y Bass 1979).
Contenido de humedad del gel de sílice en equilibrio con distintos niveles de humedad
relativa
Un método adecuado consiste en utilizar gel de sílice tratado con cloruro de cobalto,
que cambia de color, del azul al rosa, cuando la HR llega al 45 por ciento
aproximadamente; en muchas especies ortodoxas, el CH en equilibrio correspondiente
sería del 7–9 por ciento (véanse los gráficos de las figuras 6.23 y 6.24). Se coloca gel
de sílice desecado en el recipiente junto con las semillas y, cuando los gránulos
adquieren un color rosado, se saca el gel y se reactiva secándolo en una estufa a 175°
C y enfriándolo después en un recipiente hermético antes de volverlo a utilizar. Se
recomienda un peso de gel de sílice igual a la décima parte del peso de la semilla
(Harrington 1972). Hay que tener cuidado de no incluir en los recipientes demasiada
cantidad de gel de sílice, pues la semilla podría secarse en exceso. Aun con una
cantidad de gel de sílice equivalente a la décima parte del peso de la semilla, el CH de
una semilla guardada al 6 por ciento suele descender a menos del 5 por ciento durante
la fase inicial del almacenamiento. Una reactivación más frecuente del gel de sílice
conservaría un equilibrio de la HR y el CH de la semilla a niveles inferiores al 45 por
ciento y 7–9 por ciento que se han citado supra, pero en ese caso se renunciaría a la
comodidad que supone el indicador de color.
190
Se emplean también deshidratantes cuando se sabe que el CH de la semilla es superior
al nivel óptimo para el almacenamiento en condiciones herméticas, por ejemplo cuando
no se dispone de más posibilidades que el secado al aire. Como se ha señalado en la
página 192, colocando junto con la semilla, en recipientes herméticos, un peso
aproximadamente igual de gel de sílice se debe reducir el CH de la semilla a un nivel
adecuado y se debe mantener en él. Véase el ejemplo siguiente:
Los recipientes que son fáciles de abrir y cerrar están indicados cuando es probable que
haya que añadir o sacar semilla repetidamente. A fin de reducir al mínimo las
fluctuaciones de temperatura y humedad relativa, los recipientes deben abrirse
únicamente en caso necesario. Otra posibilidad consiste en almacenar la semilla en
191
recipientes pequeños, de manera que todo su contenido pueda guardarse o vaciarse de
una sola vez.
En el caso de las semillas ortodoxas, los recipientes deben llenarse totalmente, a fin de
reducir al mínimo el intercambio de humedad entre la semilla y el aire encerrado y, lo
que es aún más importante, para limitar la cantidad de oxígeno que queda en el interior
del recipiente.
Cuando las semillas son frágiles y se dañan con facilidad debe utilizarse un recipiente
de paredes rígidas. En esos casos suelen utilizarse, dentro de los recipientes rígidos,
bolsas impermeables a la humedad.
192
7.1 Recipientes herméticos para almacenar semilla, División de Investigaciones
Forestales, CSIRO, Canberra.
(FAO/División de Investigaciones Forestales, CSIRO, Canberra)
193
7.2 Interior de una cámara fría para almacenar semillas en
Humlebaek, Dinamarca.
(Centro de Semillas Forestales de DANIDA)
7.3 Ejemplos de distintos tipos de recipiente que se utilizan para almacenar o enviar semillas en Dinamarca.
(Centro de Semillas Forestales de DANIDA)
194
Se debe elegir una forma y un sistema de colocación de los recipientes que faciliten la
temperatura y la ventilación uniformes en todo el almacén.
Es posible que algunos contenedores estén hechos de sustancias perjudiciales para las
semillas de árboles o arbustos (Barton 1954). Cuando este extremo no esté confirmado,
el recipiente debe ser objeto de un ensayo para determinar su toxicidad.
Hay que hacer hincapié en que no existe un solo recipiente o material que sea el ideal
para todos los tamaños, condiciones y objetivos que se dan a la hora de envasar
semillas. Antes de adoptar una decisión definitiva, las virtudes relativas de cada tipo
deben sopesarse con sus inconvenientes y costos.
Capacidad de almacenamiento
195
Diseño y equipo
Es esencial que los diseños y el equipo se adapten a las condiciones locales y los
recursos locales. La mejor instalación del mundo sirve para poco si no se puede
mantener, por lo que es esencial investigar la disponibilidad local de servicios y piezas
de repuesto antes de encargar cualquier componente. De importancia básica son la
fiabilidad de la red de suministro eléctrico y la necesidad de un estabilizador del voltaje y
un generador autónomo. En ocasiones puede ser necesario tener a mano un compresor
de reserva.
Envío de la semilla
Los beneficios que se derivan de unos métodos ejemplares de recolección,
procesamiento y almacenamiento de la semilla pueden perderse en gran parte si no se
presta atención al envío de ésta desde el almacén hasta el vivero. Lo que determina el
número de plantas sanas que se obtienen de un determinado lote de semilla es la
viabilidad de ésta en el momento de su siembra, no en el momento en que sale del
almacén. Por consiguiente, es esencial emplear métodos de envío que garanticen la
mínima pérdida de viabilidad en el intervalo entre el almacenamiento y la siembra. La
elección del material de envasado adecuado dependerá de las características de la
especie, la cantidad que se va a enviar, la duración del tiempo de tránsito, la modalidad
de transporte y las condiciones de temperatura y humedad a las que va a estar
expuesto el cargamento (Baldwin 1955).
Las temperaturas altas y fluctuantes y unos niveles de humedad perjudiciales son las
principales causas de las pérdidas de viabilidad que se producen durante el envío (Stein
y otros 1974). Estos factores son los mismos que deterioran los frutos recién
recolectados entre el lugar de la recolección y la instalación de procesamiento, tal como
se ha descrito en las páginas 123–125. No obstante, antes de la siembra las semillas
deben partir con la ventaja de haber dispuesto de unas condiciones óptimas de
196
temperatura y contenido de humedad durante el período de almacenamiento. De hecho,
lo ideal sería mantener durante el tránsito las mismas condiciones del almacenamiento,
pero esto es con frecuencia imposible (Stein y otros 1974).
Los recipientes herméticos están muy indicados para las especies ortodoxas, cuyas
semillas deben mantenerse secas durante el tránsito. Cuando existe riesgo de que las
semillas puedan absorber humedad al pasar del recipiente de almacenamiento al de
envío, es útil, como otra precaución más, añadir un deshidratante del tipo de gel de
sílice. Las semillas de especies recalcitrantes, en cambio, no deben enviarse en
recipientes herméticamente cerrados, pues, aunque puedan perder algo de humedad,
es peor el recalentamiento que se puede producir, de resultado de una respiración
rápida, en bolsas perfectamente cerradas a temperatura ambiente. Deben mezclarse
bien con musgo esfágnico pulverizado, turba molida, fibra de coco o serrín mojados y
escurridos. Una mezcla de igual peso de relleno seco y agua proporciona a estos
materiales un contenido de humedad adecuado (Baldwin 1955). Cuando se trate de
tránsitos internacionales, sin embargo, es probable que las autoridades en materia de
cuarentena acepten mejor las sustancias inertes, no orgánicas, como vermiculita
húmeda.
Las semillas grandes y húmedas pueden sellarse, una a una, con cera de parafina o
látex. En el método que describió Baldwin (1955), se calienta cera de parafina a 71–
77°C y se sumerge en ella las semillas o nueces durante unos minutos, en un recipiente
de tela metálica que debe agitarse enérgicamente durante la inmersión. Las semillas así
enceradas deben envasarse en un material blando, de manera que durante el tránsito
197
no se quite la cera por rozamiento. En el momento de sembrarlas debe rasparse
parcialmente la cera para permitir la entrada de agua.
Aunque es más difícil proteger las semillas contra unas temperaturas altas o que
fluctúan con rapidez, hay que tratar de evitar que se coloquen las semillas junto a
fuentes de calor locales, como radiadores o conducciones de calefacción. En el caso de
las semillas muy sensibles, los efectos de la temperatura pueden mitigarse utilizando en
los envases material aislante. Las temperaturas inferiores a 0°C no suelen afectar a las
semillas secas, pero pueden producir daños a las semillas recalcitrantes, que deben
mantenerse húmedas. La germinación prematura es otro de los riesgos que amenazan
a las semillas húmedas. Durante el almacenamiento puede restringirse la germinación
aplicando temperaturas bajas, un poco superiores a 0°C, pero las temperaturas que
soportan durante el tránsito, más altas que ésas, pueden inducir la germinación en un
número notable de semillas. Las semillas que muestran inclinación a germinar cuando
están envasadas en húmedo pueden tratarse con un inhibidor, como la hidracida
maleica (Baldwin 1955).
Stein y otros (1974) han elaborado una útil lista de control que contiene
recomendaciones prácticas para enviar semillas y que se reproduce a continuación:
198
Los viveros y las estaciones forestales de distrito no disponen de tantos medios para
guardar las semillas como el almacén central. Por consiguiente, los envíos deben
programarse de manera que, una vez recibidas, las semillas puedan sembrarse lo antes
posible.
El que tiene por finalidad interrumpir la latencia y acelerar la germinación es por tanto
uno de los principales tipos de tratamiento previo. Otro comprende diversas formas de
revestimiento o recubrimiento protector de la semilla, con el fin de protegerla contra
plagas, enfermedades o condiciones adversas, mejorar su uniformidad o hacerla más
visible para el viverista.
Tipos de latencia
La latencia puede ser de varios tipos distintos, y a veces la misma semilla presenta más
de un tipo. La clasificación más sencilla distingue entre: (1) latencia exógena o del
pericarpo/cubierta seminal; (2) latencia endógena o del embrión, y (3) latencia
combinada, en la que la latencia afecta al mismo tiempo a la cubierta seminal y al
embrión.
199
8.1 Efecto de varios tratamientos previos a la siembra sobre 8.2 Beneficios de la estratificación en frío como método
la germinación de la falsa acacia (Robinia pseudoacacia), para acelerar la germinación del pino de incienso (Pinus
que es una especie de semilla dura. (Servicio Forestal, taeda). (Servicio Forestal, Dpto. Agric. EE.UU.)
Dpto. Agric. EE.UU.)
200
8.3 Efecto de diversos tratamientos previos sobre la 8.4 Acacia mangium. Porcentaje de germinación, media de
germinación de Pinus elliottii en Nuevo Gales del Sur. siete lotes medio hermano tratados con diez veces su
(Comisión de Silvicultura de Nuevo Gales del Sur) volumen de agua caliente durante
30 segundos, con diversas temperaturas del agua, en
Sabah. - Datos tomados de Bowen y Eusebio 1981. (Centro
de Investigaciones Forestales de Sandakan)
A. Latencia exógena
Es decir, impermeabilidad de la cubierta o el pericarpo
Af Física
al agua
201
Aq Química Es decir, inhibidores en el pericarpo o la cubierta
Es decir, resistencia mecánica del pericarpo o la
Am Mecánica
cubierta al crecimiento del embrión
Como señalan Gordon y Rowe (1982), el revestimiento de las semillas que muestran
latencia mecánica es grueso, duro y resistente al crecimiento del embrión, pero, a
diferencia de las “semillas duras” que son características de la latencia física, es
202
permeable a los líquidos. Los tratamientos enérgicos, como la aplicación de agua
hirviendo o ácido, que pueden ser eficaces para superar la latencia física, traspasarían
la cubierta de las semillas que tienen latencia mecánica y matarían los embriones. La
latencia mecánica se da en diversos géneros de la zona templada, como por ejemplo
Crataegus, Carpinus o Elaeagnus; se desconoce si se da en los trópicos.
En general, sin embargo, la cuestión que probablemente más preocupa a los ingenieros
forestales de los trópicos es la latencia exógena en sus modalidades física y química.
Los tratamientos previos para romper la latencia física de la cubierta tienen por finalidad
ablandar, perforar, rasgar o abrir la cubierta para hacerla permeable, sin dañar el
embrión ni el endosperma que están en su interior. Comprenden métodos físicos y
biológicos, calor seco y remojado en agua o soluciones químicas. Todo tratamiento que
destruye o reduce la impermeabilidad de la cubierta se denomina habitualmente
escarificación (Bonner 1984a). Por lo general basta destruir la impermeabilidad en un
solo punto de la cubierta para que puedan producirse la imbibición y el intercambio de
gases.
203
La latencia mecánica de la cubierta plantea problemas especiales y se examina por
separado (en las páginas 259–260).
Métodos físicos
Uno de los métodos físicos más sencillos y directos consiste en cortar, perforar o abrir
un pequeño orificio en la cubierta de cada semilla antes de sembrarla (Goor y Barney
1976). En Filipinas este método ha dado buenos resultados con semillas grandes de
leguminosas, como las de los géneros Afzelia, Albizzia, Intsia y Sindora (Seeber y
Agpaoa 1976), y también en Honduras con Acacia, Prosopis, Enterolobium y otras
leguminosas (Robbins 1982b). En las semillas de Intsia se abre una hendidura en cada
extremo y otra tercera en la zona del hilo y el micrópilo; esta última zona es la más
importante. En Tanzanía se rompe con un cuchillo uno de los extremos del pericarpo de
Pterocarpus angolensis, que es duro y quebradizo (Laurie 1974), o también se casca
golpeándolo con palos (Boaler 1966). En Filipinas se casca con un martillo la dura
cubierta de Eusideroxylon. En Calophyllum se ha comprobado que quitando por
completo la cubierta se obtiene una germinación mejor que abriendo una hendidura en
ella (Seeber y Agpaoa 1976). Puede utilizarse también papel de lija para reducir el
grosor de la cubierta por abrasión. En ensayos efectuados en el Pakistán, el papel de
lija resultó el tratamiento más eficaz para aumentar y acelerar la germinación en varias
especies de cubierta dura (Nisa y Qadir 1969). A manera de ejemplo, Leucaena tenía
una germinación cero en las semillas de control, no tratadas, y en las que llevaban 24
horas de remojo en agua fría. El porcentaje se elevó al 42 por ciento en 26 días
mediante 1 minuto de remojo en H2SO4 concentrado, al 60 por ciento en 13 días
mediante 2 minutos en agua hirviendo y al 100 por ciento en 3 días mediante
tratamiento con papel de lija. En ensayos de laboratorio efectuados en Suecia, el
tratamiento más eficaz para Acacia farnesiana era la escarificación con papel de lija
seguida de 3 horas de remojo en agua fría; de esa manera se obtuvo una germinación
del 88 por ciento en 7 días y del 100 por ciento en 21 días, frente al 63 por ciento, 23
por ciento y 3 por ciento en 21 días que ofrecían el remojado en ácido sulfúrico
concentrado, alcohol anhidro y agua caliente respectivamente. En otras seis especies
de cubierta dura procedentes del Iraq que fueron objeto de ensayos al mismo tiempo,
era menos eficaz que cualquiera de los tratamientos a base del remojo (Kisou y otros
1983). El tratamiento manual de las semillas una por una es un procedimiento lento,
pero si se dispone de trabajadores experimentados, resulta seguro y eficaz. Está
indicado sobre todo para las semillas más grandes y refractarias, como por ejemplo las
de Delonix regia (Wunder 1966). El efecto de la escarificación física puede reforzarse
remojando las semillas en agua fría antes de sembrarlas.
Cuando hay que tratar grandes cantidades de semilla, la escarificación mecánica está
más indicada que el método manual. Se pueden voltear o agitar las semillas en una
hormigonera con grava de arista viva o arena, o también en un tambor especial forrado
en su interior con material abrasivo como papel de lija, cemento o trozos de vidrio, o
dotados de discos abrasivos giratorios (Kemp 1975c, Goor y Barney 1976). Si se utiliza
grava o arena, ésta debe cribarse para que luego no resulte difícil separarla de la
semilla mediante un cedazo de la malla adecuada. Este método no está indicado para
las semillas de abundante resina o pulpa, que pueden atascar la máquina. Hay que
prestar atención para no excederse en el tratamiento, pues de lo contrario la semilla
sufriría daños que pueden reducir o destruir su capacidad de germinación. Para estimar
la eficacia de la escarificación se puede examinar la supeficie de la cubierta, en caso
204
necesario mediante lupas manuales, o se puede efectuar un ensayo con el que
determinar la capacidad de la semilla para tomar agua, que se observa por la medida en
que se hincha (Bonner y otros 1974).
Remojado en agua
Algunas semillas que tienen poca resistencia a la germinación pueden responder bien al
remojado durante 24 horas en agua a temperatura ambiente (Kemp 1975c). Esto puede
deberse a una imbibición más rápida que la que puede obtenerse en un semillero
humedecido. En algunas especies está recomendado aplicar este tratamiento después
de la escarificación manual, mecánica o con ácido (Seeber y Agpaoa 1976, Elamin
1975). Matias y otros (1973) comprobaron que las semillas de Pinus caribaea que
habían estado en remojo en agua a temperatura ambiente durante 48 horas tenían una
germinación más uniforme que las semillas que no se habían tratado.
205
en la superficie a razón de 5 kg/m2 y, tras un par de días al sol, se recubren con una
capa de tierra de unos 2–5 cm de grosor y se riegan todos los días (Wood 1967).
Tectona grandis es una especie tropical en la que hay datos que indican que la latencia
química debida a la presencia de inhibidores en el pericarpo puede ser más importante
que la latencia física. Fairlamb y Davidson (1976) comprobaron que un extracto acuoso,
obtenido remojando frutos de T. grandis durante 4 días y utilizado para humedecer
papel filtro, inhibía la germinación de las semillas de mastuerzo. La germinación era del
11 por ciento en 144 horas en el extracto frente a 76 por ciento en agua de cisterna y 96
por ciento en agua destilada. Por otra parte, Pattanath (1982) no logró demostrar la
existencia de latencia física en T. grandis. Esta autora comprobó que, tras 24 horas de
remojo de los frutos en agua, ésta se había concentrado directamente en los lóculos
que contenían las semillas. Existe una amplia variación en el grado de latencia entre las
distintas procedencias de teca. En algunas no es necesario un tratamiento previo, en
otras se precisa la alternancia de mojado y secado que se ha descrito supra y en otras
las semillas responden bien al remojado durante 4 horas en la solución nutritiva de
Sach, lo que puede indicar un desequilibrio de nutrientes en ellas (Gupta y otros 1975).
206
importante: partiendo de una temperatura inicial de 100°C no se logró más que un 30
por ciento aproximadamente de germinación, y sólo un 25 por ciento partiendo de 40°C.
Las instrucciones sobre el tratamiento de las semillas con agua caliente para eliminar la
latencia de la cubierta deben observarse meticulosamente, pues de lo contrario las
semillas pueden morir debido a un calentamiento excesivo. En general es más fácil
garantizar este extremo en un laboratorio de investigación central que en varios viveros
dispersos sobre el terreno. En Sabah se comprobó que se podía volver a secar las
semillas de Acacia mangium y Albizzia falcataria tras un tratamiento inicial de 30
segundos en agua caliente, envasarlas y enviarlas a los viveros sobre el terreno y, tras
3 días de almacenamiento, aplicarles un sencillo remojado en agua fría antes de
sembrarlas. La germinación resultante era tan buena (hacia el 80 por ciento) como la de
las semillas sembradas inmediatamente después del tratamiento (Bowen y Eusebio
1982). El secado se efectuó mediante una corriente de aire seco a 45°C durante
períodos de 6–18 horas.
207
Son necesarios los materiales y el equipo siguientes: ácido sulfúrico de calidad
comercial (peso específico 1,84, 95 por ciento de pureza); recipientes resistentes al
ácido (preferiblemente de plástico grueso); recipientes y cribas de tela metálica, para
manipular, escurrir y lavar las semillas; agua corriente en abundancia; un lugar seguro
para tirar el ácido diluido procedente del enjuague de las semillas, y medios adecuados
para secar las semillas una vez enjuagadas.
Cuando los ensayos revelan que las diferencias entre ellos son pequeñas, pueden
agruparse todos los lotes para tratarlos juntos, a menos que existan otras razones para
mantenerlos separados (para distinguir fuentes de semillas, por ejemplo). Cuando las
diferencias entre los lotes son grandes, éstos deben tratarse por separado.
8.5 Artesa para enjuagar las semillas tratadas con ácido. (Servicio
Forestal, Dpto. Agric. EE.UU.)
8.6 Sistema para tratar grandes lotes de semilla con ácido. (Servicio
Forestal, Dpto. Agric. EE.UU.)
208
8.7 Estratificación a la intemperie, en arena, de Juglans nigra en los Estados Unidos. (Servicio
Forestal, Dpto. Agric. EE.UU.)
8.8 Disposición ideal para la estratificación en un tambor de gran tamaño. 8.9 Semillas de pino e
(Servicio Forestal, Dpto. Agric. EE.UU.) incienso (Pinus taeda)
preparadas para la
estratificación en una
bolsa de plástico.
(Servicio Forestal,
Dpto. Agric. EE.UU.)
209
8.10 Efectos de varios tratamientos para romper la latencia doble en Cercis canadensis. (Servicio
Forestal, Dpto. Agric. EE.UU.)
En unos cilindros de tela metálica (reforzada por alambre más grueso) que se bajan
hasta introducirlos en el ácido se pueden tratar lotes de 20 kg. De esta manera se
puede volver a utilizar la mayor parte del ácido. Tras escurrir unos momentos, las
semillas se lavan. En los tratamientos a gran escala debe prestarse especial atención a
que la temperatura no suba excesivamente, pues las semillas podrían resultar dañadas.
210
El tratamiento con ácido presenta varias ventajas. Es eficaz en muchas especies y
precisa poco o ningún equipo especial. Su costo es razonable. La mayor parte del ácido
puede recuperarse y volverse a utilizar (a menos que se vierta sobre un montón de
semillas). Las semillas tratadas pueden guardarse desde una semana hasta un mes o
más antes de sembrarlas, sin que se deterioren apreciablemente. Habida cuenta de que
con este proceso las semillas quedan secas, firmes y sin hinchar, pueden sembrarse
tanto con sembradoras mecánicas como a mano.
Además de que los trabajadores lleven ropa protectora, hay que tener a mano una
solución concentrada de bicarbonato de sodio o potasio, que sirve como antídoto en
caso de salpicaduras accidentales (Laurie 1974).
Métodos biológicos
211
En la naturaleza, los animales y microorganismos son un factor importante a la hora de
romper la impermeabilidad de la cubierta seminal. Aunque resulta difícil utilizar a esos
organismos como un tratamiento previo y controlado de las semillas, en algunos casos
se han obtenido resultados satisfactorios.
Las semillas de Acacia senegal y Ceratonia siliqua a las que se ha hecho pasar por el
tracto digestivo de una cabra germinan enseguida cuando se colocan en condiciones
favorables, y ello se debe a la acción de los fuertes jugos gástricos del animal. En estas
especies funciona bien el procedimiento que consiste en dar las vainas como alimento a
cabras estabuladas y recoger después las semillas de sus excrementos (Goor y Barney
1976). Se afirma que en el caso de algunas especies, como Gmelina arborea, el animal
regurgita las semillas después de rumiarlas parcialmente (Greaves 1981). Troup (1921)
afirma que las ovejas y cabras expulsan las semillas de Acacia nilotica después de
rumiarlas, mientras que en el caso del ganado bovino pasan por todo el tracto digestivo.
En ambos casos, la acción digestiva mejora la germinación.
En muchas partes de los trópicos, los termes son un importante agente de interrupción
de la latencia de la cubierta seminal. En Tailandia los frutos de teca se extendían en el
suelo, en una capa de 5 cm de grosor, inmediatemente después de la recolección y se
tapaban con cartón. A las cinco semanas aproximadamente los termes se habían
llevado todo el exocarpo; después de humedecerlos y secarlos de manera alternada,
estos frutos germinaban mejor que los que se sembraban con el exocarpo intacto
(Bryndum 1966, Sompherm 1975). Se ha utilizado a los termes de manera semejante
para romper el fruto de Pterocarpus angolensis, que es duro, alado y quebradizo
(Groome y otros 1957). Para garantizar que este proceso no llegue demasiado lejos es
esencial la inspección periódica.
212
moluccana. Las nueces se extienden de manera uniforme en el suelo y se cubren con
una capa de hierba seca de Imperata, de 3 cm de grosor, a la que se prende fuego. En
cuanto el fuego quema la hierba, se ponen las semillas en agua fría. Este rápido cambio
de temperatura hace que las nueces se casquen y estén listas para la siembra (Seeber
y Agpaoa 1976). Otra posibilidad consiste en sembrar las nueces con el espaciamiento
adecuado y enterrándolas en el suelo sólo hasta la mitad de su diámetro. Por encima se
extiende una capa de hierba de Imperata y se prende fuego. Tras la combustión, se
rocía con agua el semillero, se presionan las nueces para enterrarlas en el suelo a unos
2 cm de profundidad y se riega bien.
Este tratamiento con “calor húmedo” puede acortarse en algunas especies aplicando
previamente un tratamiento con ácido sulfúrico. Esta operación requiere más cuidado y
experiencia que la utilización de ácido para romper la latencia física. Las semillas o
frutos deben secarse perfectamente antes de iniciar el tratamiento, y el proceso debe
limitarse únicamente a la digestión parcial de las capas externas, dejando que las capas
internas se debiliten después por la acción del calor húmedo del tratamiento (Gordon y
Rowe 1982). En la mayoría de los casos es preferible adoptar como único método la
aplicación de calor húmedo, que aunque más lento es también más seguro. La duración
del tratamiento oscila entre dos semanas en algunas especies de Prunus y 16 semanas
en algunas especies de Crataegus.
Al término del tratamiento, las semillas que poseían únicamente latencia mecánica
estarán listas para la siembra. Pero muchas especies de este tipo poseen también
213
latencia fisiológica del embrión, por lo que será preciso someterlas después al
tratamiento que se describe en las páginas 261–262.
Cabe señalar que el tratamiento con calor húmedo para eliminar la latencia mecánica es
el mismo que utiliza para romper la latencia morfológica (subdesarrollo del embrión).
Latencia morfológica
214
3. Almacenar a una temperatura templada. Para muchas especies está indicada
una temperatura constante de 20–25°C, o también la alternancia de 20 y 30°C.
4. Abrir los recipientes una vez a la semana, remover las semillas y, si en la
superficie de éstas se aprecian signos de sequedad, volver a humedecerlas
rociándolas con agua.
Mucho más frecuentes que las latencias morfológica entre las especies de la zona
templada son los casos en que las semillas están plenamente desarrolladas cuando se
dispersan o recolectan pero existen razones fisiológicas que hacen que se inhiban de
germinar de manera inmediata. El tratamiento previo más eficaz para superar esta
latencia fisiológica es el que se asemeja a las condiciones en que se encuentran las
semillas que pasan el invierno en la naturaleza, es decir, un tratamiento de frío húmedo
o estratificación en frío.
215
sólo favorece los cambios bioquímicos que se producen en la semilla, sino que también
reduce la actividad de los microorganismos y el riesgo de recalentamiento y
germinación prematura en las semillas que han postmadurado (Bonner y otros 1974).
1. El hoyo debe estar situado en un lugar fresco, sombreado y bien avenado. Los
10 cm inferiores deben llenarse con arena o grava, como drenaje. El contenido
del hoyo debe permanecer húmedo durante la estratificación, pero no debe
llegar nunca a encharcarse.
2. Para la profundidad y la anchura se recomienda una medida de 60–80 cm,
mientras que la longitud puede ajustarse al volumen de la semilla que se va a
estratificar.
3. El hoyo debe revestirse, por la base y los lados, con un bastidor que soporte una
tela metálica de 6 mm de paso como protección contra los ratones. Una vez
lleno el hoyo, debe cerrarse con una tapa de esa misma tela metálica.
4. La semilla que se va a estratificar debe mezclarse con arena a razón de cuatro
partes de arena por una de semilla (en peso), y con esta mezcla debe llenarse el
hoyo hasta unos 15 cm de distancia de la superficie. Estos 15 cm superiores
deben llenarse sólo con arena.
5. El comienzo de la estratificación debe programarse en relación con la fecha
prevista de la siembra y con el período de estratificación óptimo que se atribuye
a la especie. Las semillas deben ser objeto de inspecciones periódicas durante
las últimas semanas previas a la siembra. Deben sembrarse cuando la mayoría
están empezando a abrirse y son ya visibles las puntas de las radículas, pero
antes del alargamiento de éstas. El retraso en la siembra produce radículas
rotas o dañadas; las frondosas pueden soportar esos daños sin efectos
demasiado graves, pero en las coníferas pueden acarrear graves pérdidas.
216
Una vez retiradas de la estratificación, las semillas deben sembrarse sin demora. En
algunos géneros, como por ejemplo Prunus, las semillas estratificadas pero sin
germinar pueden experimentar una segunda latencia si se las somete a un secado
extremo o a temperaturas superiores a 20°C. En ese caso se precisa una nueva
estratificación en frío para romper esa latencia secundaria (Suszka 1978b).
El enfriamiento previo directo tiene la ventaja de que es más fácil comprobar el estado
de las semillas durante toda la operación y de que no es necesario separar la semilla
del medio una vez terminado el tratamiento. En cambio, hay datos que indican que en
algunas especies la germinación se ve favorecida por la utilización de un medio. Gordon
y Rowe (1982) notificaron que en semillas de Sambucus racemosa que se habían
tratado “directamente” la germinación en 50 días había sido inferior al 30 por ciento,
mientras que, sin cambiar los demás elementos del tratamiento, las semillas que se
habían mezclado con una combinación de turba y tierra presentaban una germinación
del 60 por ciento en 20 días. Estos mismos autores ofrecen instrucciones
pormenorizadas para el tratamiento previo de gran número de especies latifolias de la
zona templada; como norma general, el enfriamiento previo “directo” es conveniente
para las especies en las que son suficientes unas cuantas semanas de tratamiento,
mientras que se recomienda el uso de un medio para las que necesitan un período de
enfriamiento más largo y para todas las especies que necesitan un tratamiento previo
de calor húmedo.
217
germinación alta (por lo general superior al 80 por ciento en 28 días) en condiciones de
vivero (Rowe y Gordon 1981). No obstante, y como se describe infra en este mismo
capítulo, otra posibilidad fiable, y más sencilla, consistía en tratar las semillas con ácido
giberélico. En las especies que tienen latencia fisiológica profunda, el período de
enfriamiento previo puede llegar a las 20 semanas, como por ejemplo en Liriodendron
tulipifera (Bonner y otros 1974, Gordon y Rowe 1982).
Hay algunos datos que indican que las fases (2) y (3) de este tratamiento previo pueden
efectuarse tanto antes como después del almacenamiento. La ventaja es que las
nueces salen del almacén ya listas para la siembra, sin necesidad de someterlas a otro
tratamiento de frío húmedo que puede durar varias semanas. En Francia se han
almacenado durante 15 meses, con buenos resultados, nueces que se habían sometido
al tratamiento previo antes del almacenamiento (Muller 1982).
218
inmersión en AG 3 o AG 4/7 de Nothofagus obliqua han producido una germinación
rápida y completa en 14 días, cuando esta especie, normalmente durmiente, necesita
entre 28 y 42 días de estratificación (Gordon 1979). Shafiq (1980) comprobó que la
fuerza del ácido giberélico afectaba sólo de una manera secundaria, pues 200 partes
por millón producían una germinación del 100 por ciento en 8 días y 50 partes por millón
producían esa misma germinación en 12 días. El mejor tratamiento de estratificación (42
días a 3–5°C) producía un 70 por ciento en 14 días y un 88 por ciento en 28 días,
mientras que el control (24 horas de remojo en agua destilada, sin enfriamiento previo)
presentaba sólo un 20 por ciento en 28 días. El ahorro de tiempo que se consigue
mediante el tratamiento con AG (1 + 12 días frente a 42 + 28 días) es considerable.
Resultados notificados después por Rowe y Gordon (1981) indican que el AG 4/7 es
más fiable que el AG 3, pues es menos sensible a la temperatura durante el período de
germinación. En todo el intervalo de temperaturas 15–30°C se obtuvo una germinación
excelente, mientras que el AG 3 necesitaba unas temperaturas superiores a 21°C para
producir resultados comparables.
No obstante, estos éxitos son la excepción. En general, y desde el punto de vista del
costo y la fiabilidad, los tratamientos químicos no pueden competir con la estratificación
o el enfriamiento previo en húmedo, y es poco probable que desempeñen un papel
importante en la práctica habitual de los viveros en el futuro previsible.
A veces la latencia física de la cubierta está combinada con una latencia fisiológica del
embrión. En este caso debe tratarse en primer lugar la cubierta, por ejemplo por
escarificación, y después aplicarse un enfriamiento en húmedo para romper la latencia
del embrión. Cercis canadensis es un buen ejemplo; con los tratamientos sencillos se
obtuvo menos de un 10 por ciento de germinación en todos los casos, mientras que con
aplicaciones sucesivas de tratamientos para la cubierta y para la latencia interna se
obtuvo una germinación rápida del 45 por ciento (escarificación mecánica) o del 65 por
ciento (escarificación en ácido) (Bonner y otros 1974).
219
Fraxinus pennsylvanica, la estratificación en frío, a 4°C, durante 88 días produjo una
germinación del 35 por ciento en tres semanas, frente a un 2 por ciento en las semillas
no estratificadas. Pero quitando el pericarpo después de la estratificación aumentaba
aún más la germinación, hasta el 56 por ciento, y con el sistema mejor, aunque
laborioso, que consiste en estratificar y después separar los embriones del pericarpo y
el endosperma se logró un 88 por ciento (Marshall 1981). El tratamiento para aumentar,
después de la estratificación, la permeabilidad del pericarpo de las bellotas beneficia la
germinación. Tuskan y Blanche (1980) comprobaron que con 6 horas de agitación
mecánica en agua destilada, tras tres meses de almacenamiento a 0°C y con un CH del
30–40 por ciento, se obtenía una germinación del 90 por ciento en Quercus shumardii,
frente a un 70 por ciento con seis horas de remojado simple tras el almacenamiento.
Este tratamiento con agitación incrementaba también el CH con respecto al del
tratamiento que consistía sólo en el remojado, lo que indica que aumenta la
permeabilidad.
Por consiguiente, con la misma combinación de tratamientos, calor húmedo más frío
húmedo, aplicados en ese orden se pueden eliminar varias combinaciones distintas de
latencia doble.
Usos
220
1. La incorporación de fertilizantes en el recubrimiento proporciona a las plantitas
jóvenes el nutrimento necesario.
2. Los reguladores o estimulantes del crecimiento de las plantas pueden favorecer
el arraigamiento o acelerar la nascencia de las plantitas.
3. Los fungicidas y los insecticidas son más eficaces cuando están en contacto
directo con las semillas.
4. Las semillas pueden protegerse contra los roedores añadiendo al revestimiento
sustancias inapetecibles, repelentes o tóxicas.
5. Las semillas pequeñas aumentan de tamaño y de peso, lo cual facilita la siembra
y, en ocasiones, permite efectuar ésta desde aeroplanos.
Se puede utilizar este recubrimiento de la semilla para incorporar a ésta una sustancia
de color vivo que la hace más visible cuando está en el suelo y por tanto facilita la
uniformidad de la siembra (Aldhous 1972). Recubriendo las semillas con un material
antideshidratante, como por ejemplo un alginato, se las puede proteger contra una
desecación excesiva hasta que llueve lo suficiente para que se produzca una
germinación segura.
Las investigaciones han demostrado que algunos fungicidas que se utilizan en este
tratamiento pueden tener una influencia negativa sobre la germinación. Se comprobó
que el efecto negativo consistía en un incremento de la temperatura, lo que exige
extremar las precauciones en los países tropicales (Kemp 1975c). El costo de estos
tratamientos de acondicionamiento de las semillas no suele estar justificado cuando las
plantas se multiplican en vivero. Los fertilizantes, fungicidas o insecticidas pueden
aplicarse mejor al suelo del vivero que a las semillas, y, en lo que se refiere a las aves y
los roedores, debe ser eficaz una buena higiene en el vivero, acompañada de la
presencia de personal durante el día y la colocación periódica de cepos o comida
envenenada. No obstante, el recubrimiento se utiliza a veces para mejorar la
uniformidad de la semilla de cara a una siembra de precisión en el vivero.
221
Materiales y métodos
Magini (1962) describe un método de recubrir las semillas utilizando una pequeña
hormigonera. Se coloca la semilla en la hormigonera (unos 12 kg cada vez es una
cantidad adecuada) y se humedece con una solución adhesiva formada por una parte
de látex y nueve partes de agua, que se añade a razón de entre un octavo y un cuarto
de litro por kilogramo de semilla. Se añade después polvo de tratamiento para que
seque el adhesivo, por lo general a razón de cuatro partes de polvo por una de
adhesivo. El grosor del revestimiento de la semilla depende de la cantidad de adhesivo
que se aplique en relación con la cantidad de semilla. El tiempo de mezclado total no
debe ser superior a cuatro minutos, pues la agitación prolongada daña las semillas o
desconcha el revestimiento.
El procedimiento que describe Aldhous (1972) para recubrir las semillas con un tinte
Waxoline rojo consiste en preparar en primer lugar una mezcla de una parte de tinte por
19 partes de talco en polvo. La semilla se mezcla con una pequeña cantidad de aceite
de linaza y se remueve suavemente hasta que todas las semillas están cubiertas por
igual. Así aceitadas, las semillas deben mezclarse enseguida con la mezcla de tinte y
talco en un recipiente cerrado, hasta que están todas coloreadas por igual. Después ya
se pueden sembrar.
222
En la Figura 8.11 se recogen las recomendaciones del Servicio Forestal estadounidense
sobre la forma de preparar un repelente y aplicarlo a las semillas de Pinus elliottii. En el
sur de los Estados Unidos se sembraron 41 000 ha de pinos, con siembra directa, en
1977 y 32 000 ha en 1978 (National Research Council 1981).
D. Añadir 700 ml de adhesivo de E. Mezclar pasando de un F. Verter directamente el repelente ya terminado sobre
látex a otro kilogramo de recipiente a otro unas 10 10 kg de semilla con la hormigonera en marcha.
repelente para pájaros (Thiram). veces. Voltear durante unos 2 minutos.
223
8.12 Gráfico de operaciones que recoge la eliminación de semillas dañadas mecánicamente y llenas pero muertas
conforme a los métodos PREVAC e IDS. Las abreviaturas correspondientes a las distintas fracciones (M, U, US, UB) se
utilizan también en la Figura 8.13. (M. Simak)
224
8.13 Semillas en germinación de Pinus caribaea y P. oocarpa tratadas con IDS/PREVAC transcurridos 7 días. Obsérvese
el desarrollo de hongos en las series con semillas muertas. Los hongos eran mucho más abundantes al término del
ensayo (21 días). Para las abreviaturas, véase la Figura 8.12. K es el control. (M. Simak)
225
El método comprende tres fases: (1) establecimiento de las condiciones idóneas para
que se inicien los procesos internos de la semilla que conducen a la germinación en las
semillas viables, especialmente la imbibición de agua; (2) resecado parcial de las
semillas -las viables retienen más agua absorbida después de este nuevo secado que
las llenas pero muertas, y su peso específico es por lo tanto mayor-, y (3) separación,
mediante flotación por ejemplo, de las semillas viables y las no viables. En un lote de
semilla de Pinus sylvestris el tratamiento consistió en: (1) 16 horas de remojo en agua,
seguidas de 72 horas de almacenamiento en una incubadora, en una capa de 2 cm de
grosor a 15°C y una humedad del 100 por ciento; (2) 12 horas de secado a 15°C, con
una HR del 35 por ciento y luz de 800 lux y (3) separación en dos fracciones, las que
flotaban y las que se hundían, mediante flotación en agua. Con este método, aplicado a
10 kg de semilla con una germinación del 67 por ciento, se separaron las semillas en
una fracción de 7,3 kg de las que se hundían, con un 90 por ciento de germinación, y
una segunda fracción de 2,7 kg de las que flotaban, cuya germinación era del 13 por
ciento. El componente resultante de germinación más elevada puede sembrarse en el
vivero a razón de una sola semilla por maceta de papel, y la germinación es más rápida
gracias a la pregerminación que se produce en el tratamiento.
También se pueden separar las semillas llenas pero con daño mecánico de las llenas e
ilesas. El método que han descrito Lestander y Bergsten (1982) consiste en colocar las
semillas secas en un tambor parcialmente lleno de agua. Se aplica al sistema una
presión centrífuga haciendo girar el tambor (se ha comprobado que 5 000 revoluciones
por minuto es una velocidad eficaz) durante un período suficiente para que las semillas
dañadas absorban la cantidad de agua necesaria para hundirse, mientras que las
semillas no dañadas absorben muy poca agua y siguen flotando. En un lote de Pinus
sylvestris en el que se sabía que había un 26 por ciento de semillas con daño mecánico,
el resultado fue que el 20 por ciento de las semillas se había hundido cuando el tambor
llevaba girando un minuto, y otro 5 por ciento más lo había hecho a los cinco minutos.
Alrededor del 98 por ciento de las semillas que se habían hundido estaban dañadas,
frente a sólo el 2 por ciento de las que habían flotado. La germinación en las primeras
fue de alrededor del 3 por ciento, y del 85 por ciento en las segundas (tras cinco
minutos de tratamiento y 21 días como duración del ensayo de germinación). Este
mismo efecto puede obtenerse aplicando presión al líquido directamente, en vez de con
centrifugación, o aplicando primero un vacío y después liberándolo. Este procedimiento
se conoce con el nombre de método PREVAC (“Pressure-Vacuum”, presión-vacío)
(Bergsten 1983).
226
Este tratamiento se basa en el hecho de que las semillas cuya testa no está dañada
absorben el agua con más dificultad que las que tienen la testa dañada, mientras que el
método IDS se basa en el hecho de que una semilla viva embebida libera la humedad
con más dificultad al secarse que una semilla muerta humedecida.
Estos dos métodos, el PREVAC y el IDS, se han combinado con éxito para mejorar la
calidad de la semilla de Pinus caribaea y P. oocarpa (Simak 1984). En P. caribaea la
combinación de ambos tratamientos incrementó la germinación en 21 días del 75 por
ciento del control al 87 por ciento (y al 91 por ciento tras un segundo período de
incubación), y en P. oocarpa del 93 por ciento del control al 99 por ciento. También
mejoró la velocidad de germinación después de la siembra, del 4 por ciento tras 7 días
al 35 por ciento en P. caribaea, y del 6 por ciento al 58 por ciento en P. oocarpa. Los
criterios que se aplicaron eran los correspondientes a P. sylvestris, y es posible que se
puedan obtener resultados aún mejores adaptándolos a los pinos tropicales. En el
experimento inicial, más o menos la mitad de las semillas que se habían separado como
“con daño mecánico” o “llenas pero muertas” acabaron germinando en P. oocarpa, y
alrededor de una tercera parte lo hicieron en P. caribaea; por otra parte, la proporción
de semillas que mostraban signos de germinación anormal o falta de vigor era mucho
más alta en estas semillas “rechazadas pero germinadas” que en el control. En la Figura
8.12 se ilustra la combinación de los dos procedimientos en forma de gráfico de
operaciones, y en la Figura 8.13 se pueden ver las semillas en germinación.
227
La eficiencia y el éxito de la producción de plantas en el vivero y de su establecimiento
ulterior en plantaciones forestales dependen en gran medida de la calidad de la semilla
que se utiliza. De ello se deriva que los ingenieros forestales, los viveristas, los
comerciantes en semillas y otros necesitan unas estimaciones exactas de la calidad de
la semilla con que comercian o que constituyen la base de sus proyectos de forestación
(Turnbull 1975d). Esto es especialmente importante cuando las semillas son objeto de
compraventa o cuando pasan de un país a otro en el comercio internacional. En el
ejemplo de cálculo de la demanda de semilla que figura en el Cuadro 3.1, página 39, se
utilizan estimaciones del número de semillas germinadas por kilogramo de Pinus kesiya
y Tectona grandis que son los promedios correspondientes a esa especie. En la
práctica, esta cifra varía considerablemente entre unos años y otros y entre unos lotes
de semilla y otros, de manera que el ingeniero forestal necesita una estimación precisa
de la germinación de cada lote de semilla que recibe, pues de lo contrario no podría
cumplir sus objetivos de plantación evitando al mismo tiempo el despilfarro de valiosa
semilla que supone sembrar una cantidad excesiva de ella. Análogamente, el viverista
debe contar con una buena estimación de la germinación, pues de lo contrario no podría
ajustar las tasas de siembra para obtener el espaciamiento óptimo de las plántulas en el
semillero.
Aunque en las listas de la ISTA han empezado a figurar especies y géneros de árboles
de los trópicos y del hemisferio sur (sobre todo eucaliptos), la balanza sigue estando
enormemente inclinada hacia las especies septentrionales y templadas. Así, figuran
228
especies importantes como Tectona grandis, Pinus patula, P. oocarpa y P. kesiya, pero
lo hacen solamente en la lista de métodos de ensayo “sugeridos” (no prescriptivos), y en
un estudio reciente (ISTA 1981a) se señala que otras 20 especies tropicales
importantes están ausentes por completo; entre ellas figuran Cupressus lusitanica,
Gmelina arborea, Cordia alliodora y los géneros Albizzia, Araucaria, Casuarina,
Swietenia, Terminalia y Triplochiton. Su omisión refleja simplemente la falta de
información fiable, procedente de la investigación sobre cuáles son los mejores métodos
para el ensayo de estas especies y géneros.
Van der Burg y otros (1983) describen la forma de establecer una estación de ensayo
de semillas en zonas tropicales o subtropicales. Se ofrecen dos posibilidades: el
llamado “Seedlab 2000”, capaz de realizar ensayos sobre unas 2 000 muestras al año, y
el “Seedlab 5000”, cuya capacidad mínima es de 5 000 muestras al año. Se ofrecen
orientaciones y consideraciones generales en materia de dotación de personal,
organización del trabajo, disposición interna del edificio y equipo necesario. Mediante 46
figuras y dos cuadros se ofrece un panorama del equipo y los formularios
administrativos que se utilizan. Se recomienda equipo que en la experiencia de los
autores ha demostrado su idoneidad para el trabajo, y se citan descripciones detalladas
y direcciones de empresas. Se describe asimismo equipo que no está disponible en el
mercado, y se incluyen instrucciones para su construcción. Como apéndice figura una
lista de libros y revistas con los que formar una biblioteca básica sobre ensayo de
semillas.
Los ensayos que pueden ser necesarios son los de pureza, autenticidad, peso,
germinación, el ensayo indirecto de viabilidad, contenido de humedad y salud y daños
de la semilla. Un requisito previo de todo ensayo es la correcta toma de muestras,
operación que se describe en la sección siguiente.
Toma de muestras
229
Cuando se efectúa un ensayo, la muestra sobre la que se realiza ha de ser
representativa del conjunto. Por preciso que sea el trabajo técnico que se realiza en el
ensayo, los resultados de éste no pueden indicar más que la calidad de la muestra que
se ha analizado (Aldhous 1972). Por consiguiente, hay que hacer todo lo posible para
garantizar que la muestra seleccionada refleje exactamente la composición del lote de
semilla en su conjunto. Este requisito es tan esencial cuando se va a efectuar toda una
serie de ensayos en el laboratorio como cuando se efectúa un sencillo ensayo en el
vivero para determinar el número de semillas germinadas por kilogramo de semilla sin
limpiar. El tiempo que se emplea en realizar ensayos con muestras que se han tomado
de una manera descuidada puede ser tiempo perdido (Carter 1961).
Sería fácil tomar muestras de los lotes de semilla totalmente homogéneos, pero no
existen tales (Bonner 1974). Pueden adoptarse medidas de sentido común para reducir
lo más posible la heterogeneidad, como por ejemplo no mezclar lotes de semilla de la
misma especie cuando vienen de distintos orígenes (procedencias), tienen una edad
muy distinta o, aun cuando tengan las mismas procedencias introducidas, provengan de
plantaciones ubicadas, en el país introductor, en lugares tipológicamente muy distintos.
Pero un lote de semilla puede ser heterogéneo aunque se haya recolectado de un rodal
homogéneo. Paul (1972) da el sencillo ejemplo de semilla de pino transportada por
malas carreteras en la parte trasera de un landrover. Las sacudidas y vibraciones a que
se ve sometida la semilla hacen que los distintos tipos de material se asienten de
distinta manera. Todas las semillas pequeñas y vacías y los residuos ligeros acabarán
subiendo a las capas más altas, y una muestra tomada exclusivamente de la parte
superior ofrecerá una impresión completamente falsa del potencial de rendimiento de
ese conjunto de semillas.
Mezclado
230
5. Tomar las dos porciones iguales y echarlas simultáneamente en el
recipiente de almacenamiento.
ii. Manualmente. Es sorprendente lo difícil que puede ser conseguir un lote de
semilla homogéneo utilizando este método. Se extiende todo el lote sobre una
hoja de papel u otra superficie lisa adecuada y se mezclan las semillas
moviéndolas de un lado a otro y de arriba a abajo. Tras mezclarlas
concienzudamente, se extienden las semillas por igual y se divide el lote en
cuatro partes iguales. Se colocan éstas por separado en cuatro recipientes y,
con ayuda de un asistente, se vierte simultáneamente su contenido en el
recipiente de almacenamiento. Después se repite otras dos veces el proceso de
extender las semillas, dividirlas en cuatro partes y echarlas a la vez en el
recipiente.”
Cuando se trata de un lote grande que está repartido en distintos recipientes, se utilizan
estas sondas para tomar submuestras de diferentes partes del lote. Todas estas
muestras “primarias” se mezclan después para formar una muestra “compuesta” o
general, que a continuación se reduce de tamaño mediante sucesivas divisiones hasta
que es lo bastante pequeña para ser la “muestra de trabajo”, en la que se efectúan los
diversos ensayos.
Las sondas tomamuestras no se pueden utilizar con las semillas que por su gran
tamaño o por otra razón no se deslizan con fluidez. En estos casos la muestra debe
tomarse introduciendo la mano en las semillas y sacando porciones pequeñas (Bonner
231
1974). La mano debe introducirse estirada en plano, con los dedos extendidos y juntos.
Al cerrar la mano y sacarla del recipiente no deben separarse los dedos. Con este
método resulta difícil tomar muestras más allá de unos 40 cm de profundidad, por lo que
es posible que para facilitar la operación haya que vaciar parcialmente los recipientes.
Es frecuente que para efectuar el ensayo haya de reducir la muestra compuesta a fin de
convertirla en una muestra de trabajo de peso normalizado. Siempre que sea posible, la
muestra debe dividirse con un partidor mecánico, para reducir el sesgo que puede
introducir el operario. Se describe a continuación, para los casos en que no se dispone
de un partidor mecánico, el método no mecánico de división, pero hay que señalar que
para la mayoría de los tipos de semilla es el método menos conveniente. Los métodos
manuales deben utilizarse, no obstante, con las semillas que no se deslizan con fluidez.
Método aleatorio con cubetas. Se coloca en una bandeja una serie de cubetas o
dedales, en una disposición determinada, y se vierte sistemáticamente la muestra sobre
esta zona. La muestra de trabajo se obtiene de unos recipientes elegidos
aleatoriamente (Thomson y Doyle 1955). En lo que es una variación de este método, se
utiliza también una bandeja dividida en un número igual de compartimentos cuadrados,
de los que uno de cada dos, en alternancia, carece de fondo (Justice 1972).
Casi todos los partidores mecánicos tienen por finalidad dividir la muestra en dos partes
aproximadamente iguales. La muestra de trabajo se obtiene dividiendo repetidamente la
muestra general hasta que se obtiene el peso exigido. La ISTA recomienda como
equipo apropiado tres tipos de partidores. Son el partidor cónico (tipo Boerner), el
partidor de tierra y el partidor centrífugo (tipo Gamet). He aquí una breve descripción de
los tres tipos:
232
donde se distribuyen por igual a los canales y espacios; después pasan por las bocas
hasta los recipientes situados debajo.
En Zimbabwe se utiliza un sistema parecido, en mayor escala, para dividir y mezclar los
lotes de semilla grandes. El cono invertido tiene ocho salidas por las que las semillas
pasan a unos cubos, y se dispone de una batería de ocho cubos para cada salida. En
cada cubo caben 6 kg de semilla de pino, de manera que en una única operación de
división y nuevo mezclado se puede manipular un lote de hasta 384 kg (Seward 1980).
9.1 Sonda para tomar muestras de semilla. 9.2 Partidor aleatorio de cubetas.
(Centro de Semillas Forestales de DANIDA). (Centro de Semillas Forestales de DANIDA)
233
9.3 Partidores de cono invertido que se utilizan en Zimbabwe con cantidades (A) pequeñas y (B) grandes de semilla.
(Comisión de Silvicultura de Zimbabwe)
234
9.4 Partidores de semilla (A) Boerner (B) Gamet. (División de Investigaciones Forestales, CSIRO)
235
9.5 Pantalla de cristal opaco, iluminada desde abajo, que
se utiliza en Zimbabwe para realizar ensayos de pureza y
determinar el número de semillas por kilogramo.
(Comisión de Silvicultura de Zimbabwe)
Partidor Gamet. En este tipo de partidor se utiliza la fuerza centrífuga para mezclar y
distribuir las semillas por la superficie de división. Las semillas caen desde una tolva
hasta una cubeta de goma, de escaso fondo, que está situada debajo. Al girar esta
cubeta impulsada por un motor eléctrico las semillas son expulsadas hacia afuera por la
fuerza centrífuga y caen hacia abajo. El círculo o zona de caída de las semillas se divide
en dos partes iguales mediante un deflector fijo y afilado, de manera que la mitad de las
236
semillas cae por una boca y la otra mitad por la otra. Al utilizar este partidor hay que
tener especial cuidado cuando se trata de dividir muestras muy pequeñas, pues es
posible que una mayoría de las semillas salga despedida hacia una sola boca. Hardin y
otros (1965) compararon la eficacia de los partidores Boerner y Gamet y llegaron a la
conclusión de que, siempre que se utilice correctamente, con el partidor Gamet se
obtienen submuestras algo más precisas.
Magini (1962) advierte que los partidores que se basan en la acción de la fuerza
centrífuga no deben utilizarse con semillas que son sensibles al daño por vibración,
como las de las especies de Abies.
Peso de la muestra
El peso de la muestra de trabajo depende del tamaño que tengan las semillas de la
especie de que se trate. En las Reglas de la ISTA el objetivo es llegar a un mínimo de 2
500 semillas en todas las especies salvo las que tienen semillas muy grandes, en las
que se prescribe un mínimo de 500 unidades. Estas cantidades se consideran
suficientes para la mayoría de los ensayos habituales (pureza, autenticidad, peso,
germinación o viabilidad), pero si se va a determinar el contenido de humedad hay que
añadir otros 10 g en la mayoría de las especies (ISTA 1976). Entre las especies
tropicales que recoge la ISTA, los tamaños mínimos que prescribe para la muestra de
trabajo oscilan entre 2 g para Eucalyptus deglupta, en la que por término medio hay 4
000 semillas viables por gramo de “semilla más granzas” (Boland y otros 1980), y 1 kg
para Tectona grandis, en la que por término medio hay 2 000 frutos por kilogramo.
Cuando la semilla se envía a un laboratorio independiente para que se realicen en él los
ensayos, la ISTA recomienda que el peso de la muestra que se envía sea el doble del
de la muestra de trabajo.
Análisis de pureza
Las muestras de semilla de árboles pueden contener impurezas como semillas de
malas hierbas, semillas, de otras especies arbóreas, estructuras seminales separadas,
partículas de hoja y otros materiales. El análisis de pureza tiene por finalidad determinar
la composición, en peso, de la muestra que es objeto del ensayo. Para ello se separa la
muestra en las partes que la componen. Cuando se efectúa el análisis de pureza, es el
primer ensayo que debe realizarse, pues los ensayos ulteriores se efectúan únicamente
sobre el componente de semilla pura.
237
y Thuja), las alas de semilla presentes, no retiradas en la operación de limpieza, deben
separarse y clasificarse como materia inerte.
Se pesa la muestra de trabajo, que contiene todas las impurezas, y después se aparta y
pesa por separado la semilla pura. Las Reglas de la ISTA (1976) prescriben que el
pesado se efectúe en gramos con el mínimo número de decimales que sea necesario
para calcular el porcentaje de sus componentes con un decimal.
Para realizar análisis de pureza se necesita el equipo siguiente: pinzas y espátula para
manipular, separar y mover las semillas encima de una superficie; lentes manuales de
amplio campo, de 5 a 7 aumentos; lupas con relativamente poca curvatura y distorsión;
microscopio estereoscópico de amplio campo de 10 a 75 aumentos; balanza con
capacidad de 1000 g y sensibilidad de 0,5 g; balanza de torsión con capacidad de 120 g
y precisión de 0,01 g; balanza química de actuación rápida con precisión de 1 mg;
recipientes pequeños para guardar las semillas separadas, y aventadora de semillas
(Justice 1972). Un juego de pequeños tamices puede ayudar a eliminar muchas
impurezas.
Otros métodos que según Turnbull (1975d) reducen el trabajo manual son la separación
de pesos específicos por diferencias de densidad, las separaciones por cargas
electrostáticas, una mesa vibradora que actúa basándose en el peso, la textura
superficial y la forma de las semillas, y la técnica de radiografías con rayos X.
Del componente de semilla pura que se obtiene en el análisis de pureza puede tomarse
una submuestra para el ensayo de germinación, así como para determinar el peso de la
semilla. Como el ensayo de germinación se basa en semilla pura, se advierte enseguida
que el análisis de pureza y el ensayo de germinación se complementan entre sí. No se
puede determinar el potencial productivo de un lote de semilla si no se tienen en cuenta
a la vez el análisis de pureza y los ensayos de germinación (Turnbull 1975d).
Peso de la semilla
238
El peso de la semilla se mide en el componente de semilla pura que se ha separado
mediante el ensayo de pureza. Se expresa normalmente como el peso de 1 000
semillas puras. Es muy sencillo convertir esta cifra en el número de semillas puras por
gramo o por kilogramo, según se requiera. El peso puede determinarse sencillamente
contando 1 000 semillas y pesándolas (Bonner 1974, Paul 1972), pero la utilización de
varias muestras más pequeñas permite al analista estimar la variación que existe dentro
de la muestra. La ISTA (1976) prescribe ocho réplicas de 100 semillas cada una, con
las que se puede calcular la desviación típica y el coeficiente de variación, así como la
media. Si el coeficiente de variación es inferior a cuatro, entonces se acepta la media,
pero si es superior se prescriben otras ocho réplicas, se calcula una nueva desviación
típica, ahora respecto de las 16 réplicas, y antes de calcular la media final de la muestra
se descartan las réplicas que se alejen de la media en un valor superior al doble de la
desviación típica.
El recuento de las semillas para hallar su peso puede efectuarse manualmente o con
ayuda de tableros de recuento o contadores por aspiración o electrónicos. La
descripción de las características principales de los aparatos para contar semillas que
se ofrece a continuación está tomada en lo esencial de Magini (1962).
Los tableros de recuento son útiles cuando las semillas son relativamente grandes y
tienen una forma regular, como las de Pinus pinea o algunas leguminosas. El aparato
consta de dos tableros, uno superior y fijo con perforaciones y otro sólido delgado
debajo, que sirve de falso fondo.
En los ensayos que se efectúan en bandejas con tierra, puede emplearse también para
efectuar el recuento un solo tablero perforado. En primer lugar se coloca el tablero
sobre la bandeja. Luego se colocan las semillas en las perforaciones y se levanta el
tablero dejando aquellas en la bandeja.
Los contadores por aspiración pueden utilizarse con semillas de diversos tamaños y
formas. Cuando las semillas son muy pequeñas e irregulares pueden plantearse
algunos problemas. No están indicados para las semillas muy grandes, como muchas
nueces.
239
(motores eléctricos de entre 1/4 y 1/2 CV). Las placas perforadas, que tienen unos
orificios distribuidos por igual (generalmente 100) para que se introduzcan en ellos las
semillas, sujetan éstas por succión. Cuando se corta la succión, las semillas quedan
liberadas para pasar al pesado o al substrato en el que se va a efectuar el ensayo de
germinación. Las placas de recuento son cuadradas, rectangulares o circulares, según
la forma del substrato que se emplee. El espaciamiento y el diámetro de los orificios han
de estar proporcionados con el tamaño de la semilla. Las placas pueden ser de plástico,
cromo, latón o aluminio. La cara principal debe ser relativamente opaca y de un color
que contraste con las semillas que se están contando, de manera que sea más fácil
comprobar que todos los orificios están ocupados. Se necesita una buena válvula para
que la liberación de la semilla sea rápida, así como para evitar que se succione una
proporción demasiado grande de las semillas más ligeras. El riesgo de que en la
muestra contada haya una proporción excesiva de semillas vacías y ligeras puede
reducirse invirtiendo la placa de manera que los orificios queden hacia arriba y después
echando por encima una gran cantidad de semilla (Robbins 1982b). Los contadores por
aspiración que tienen la placa de plástica pueden verse negativamente afectados en su
funcionamiento por la electricidad estática.
En los tipos modernos de contadores electrónicos, una taza que vibra hace que las
semillas pasen en fila de una por una célula eléctrica. La máquina puede programarse
para que cuente hasta llegar a un determinado tamaño de muestra, de manera que
llegado ese punto se desconecta sola (Bonner 1974).
El peso de 1 000 semillas puras puede convertirse en semillas por gramo o por
kilogramo de la manera siguiente:
Si la muestra que se cuenta no tiene 1 000 semillas, sino otro número, la fórmula
adecuada es la siguiente:
240
Dentro de una especie determinada, las semillas llenas tienen un peso específico
superior y una tasa de germinación más alta que las semillas del mismo tamaño pero
vacías o parcialmente llenas. Las semillas grandes tienen un mayor peso por semilla
que las pequeñas del mismo peso específico y, como contienen más reservas nutricias,
probablemente germinarán mejor y producirán inicialmente unas plántulas más
vigorosas. Goor y Barney (1976) han notificado que las semillas grandes de Eucalyptus
citriodora tienen una tasa de germinación más alta que la de las semillas de tamaño
medio, las cuales tienen a su vez una tasa más alta que la de las semillas pequeñas.
Por consiguiente, el número de semillas puras por unidad de peso no es por sí solo un
buen indicador del potencial de producción de plantas, y debe complementarse con
ensayos de germinación o ensayos de viabilidad indirectos. El efecto del tamaño de la
semilla sobre el crecimiento de las plántulas germinadas de eucalipto suele persistir
durante 8–14 semanas después de la siembra, y a partir de ese plazo pueden cobrar
más importancia otros factores (Turnbull 1983).
En el otro extremo, hay viveristas que, antes de efectuar una siembra en gran escala,
prefieren efectuar su propio ensayo de germinación en su vivero. Los resultados de
estos ensayos deben ser directamente aplicables a siembras ulteriores del mismo lote
en el mismo vivero, pero no tienen por qué serlo a otros viveros. No obstante, a veces
no hay tiempo suficiente para efectuar ensayos de germinación antes de la siembra
241
principal, y los administradores de grandes viveros operacionales pueden ser reacios a
iniciar una investigación en pequeña escala.
Con pocas excepciones, todos los ensayos de germinación deben efectuarse con
semillas puras separadas mediante el ensayo de pureza. Se mezcla bien la semilla pura
y se cuenta aleatoriamente en réplicas. Después se espacian de manera uniforme sobre
el substrato del ensayo. Normalmente un ensayo consta de 400 semillas en 4 réplicas
de 100 semillas cada una, pero, si 100 semillas son demasiadas para el substrato de
que se dispone, entonces las replicaciones pueden subdividirse en un número mayor de
réplicas más pequeñas, de 50 ó 25 semillas cada una (Bonner 1974). Se recomienda de
manera general dejar entre las semillas entre 1,5 y 5 veces la anchura o el diámetro
normal de la semilla, para reducir el riesgo de que se desarrollen mohos de hongos
(Bonner 1974, Justice 1972).
Las excepciones son las especies que tienen la semilla muy pequeña, pues en ellas es
imposible (algunas especies de Eucalyptus) o muy difícil (Alnus, Betula, Populus, Salix)
separar la semilla de la materia inerte o granzas que la acompañan. En estos casos el
ensayo se efectúa con el mismo número de réplicas, pero éstas son de igual peso y no
de igual número de semillas (véase las páginas 322–323).
El recuento de las semillas para llevar a cabo ensayos de germinación puede facilitarse
empleando tableros contadores como los descritos en las páginas 293–294.
Equipo de germinación
242
El tipo de germinador que se va a emplear puede seleccionarse según la clase y la
cantidad de semillas que van a ser objeto del ensayo; será aceptable siempre que
pueda ofrecer un control adecuado de las condiciones prescritas en materia de
temperatura, humedad y luz.
Los germinadores tienen tamaños muy variables, desde pequeñas o portátiles unidades
individuales hasta cámaras de germinación en las que una persona puede estar de pie,
pasando por armarios de diversas dimensiones y por las grandes masas de
germinación del tipo Jacobsen de Copenhague. Los principales tipos que recomienda la
ISTA son los siguientes:
La humedad se mantiene alta en torno a la semilla, bien cubriendo toda la cubeta con
una tapa transparente, bien colocando un embudo de plástico invertido, con un orificio
en el extremo cónico, encima de cada plataforma de germinación. Aunque este aparato
puede estar expuesto a la luz natural, suele preferirse la luz artificial.
Otros inconvenientes de este equipo son que exige una gran cantidad de espacio en
superficie en relación con el número de ensayos que se pueden realizar, y también que
manipular las cubiertas y los substratos parece más pesado que mover una ligera
bandeja con substratos de papel (Justice 1972).
El aparato de Rodewald consiste en una caja de zinc con tapa de cristal en cuyo interior
las semillas están expuestas a la luz directa o difusa. La base del aparato contiene
agua, y encima de ésta hay una bandeja con una capa de arena húmeda. El semillero
está compuesto por unos platos de porcelana sin vidriar colocados en la arena húmeda,
aunque a veces se colocan directamente los platos sobre el agua. La temperatura de
ésta se controla mediante un termostato, y la arena se humedece mediante unas
mechas que llegan hasta el agua. El substrato de arena no está indicado en las
especies que necesitan una alternancia de temperaturas, pues tarda en ajustarse a los
cambios térmicos.
Armario de germinación. Otro tipo muy extendido de aparato es la cámara cerrada para
germinación de semillas en condiciones de oscuridad, luz difusa o luz directa. Este tipo
de germinador suele constituir en un armario de doble pared, convenientemente aislado
243
frente a los cambios de temperatura mediante una cámara de aire o una capa de
material aislante. Está dotado de unas guías adecuadas para colocar los tipos de
bandejas de germinación que prefieren los distintos laboratorios. La cámara de
germinación moderna está dotada de calefacción y refrigeración. Por lo general, el agua
se enfría y pasa entre las paredes de la cámara o por unos conductos de refrigeración
que recorren las paredes interiores. En cuanto a la calefacción, se calienta el aire o un
depósito de agua situado en la base de la cámara. En estos armarios la temperatura
puede regularse al nivel que se desee, entre 8°C y 40°C aproximadamente (ISTA 1976).
humedad del aire - lo más alta posible, pero preferiblemente nunca inferior al 90 por
ciento, para evitar que el substrato de las semillas se seque en exceso;
temperatura del aire - ajustable entre 10° y 35°C; en toda la sección de trabajo del
armario, y a lo largo de una serie de días, la temperatura ha de ser uniforme en cada
uno de los regímenes térmicos, con variaciones de más o menos 1°C;
luz - iluminación uniforme de las bandejas, con intensidad de entre 750 y 1 250 lux al
nivel de las semillas;
movimiento del aire - el mínimo posible para evitar que las semillas se sequen en
exceso;
suministro de aire fresco - escaso, del orden de un cambio de aire por hora, que debe
ser suficiente para eliminar el dióxido de carbono que producen las semillas al germinar;
ciclo día-noche - en el cambio del día a la noche debe producirse un descenso inicial de
la temperatura rápido, en 30 minutos, para después alcanzar la temperatura nocturna
definitiva en 1 hora; análogos requisitos en el cambio de la noche al día;
244
Existen muchos tipos modificados de armarios de germinación; pueden encontrarse
descripciones pormenorizadas de algunos de ellos en Justice (1972) y Oomen y Koppe
(1969).
En Honduras se utilizan cajas de 178 × 117 mm, con 72 mm de fondo, cada una de las
cuales contiene una réplica de 100 semillas de pino. De esta manera entre cada semilla
y la siguiente queda como mínimo un espacio equivalente a la anchura de una semilla.
Cuando se trata de especies cuya semilla es de mayor tamaño se colocan menos
semillas por caja. Puede utilizarse cualquiera de los substratos habituales que se
describen infra en este mismo capítulo, como por ejemplo papel filtro o arena.
Añadiendo al substrato una cantidad adecuada de agua al comienzo del ensayo y
teniendo después las cajas tapadas en todo momento, salvo cuando se va a evaluar o
sacar los gérmenes, se puede mantener alto y constante el contenido de humedad del
substrato y del aire encerrado en las cajas, sin necesidad de añadir después más agua
ni de controlar la humedad en la atmósfera que rodea las cajas. Cuando se utiliza como
substrato papel filtro o papel secante, este material puede mantenerse
permanentemente húmedo colocándolo en una plataforma elevada sobre un depósito
de agua conectado con el substrato mediante unas mechas. Esta disposición se
asemeja, en miniatura, a la del aparato de Jacobsen. Las cajas pueden colocarse en
una incubadora para controlar la temperatura y la luz conforme a las recomendaciones
de la ISTA por ejemplo, o, cuando no se dispone de incubadora, pueden almacenarse
en condiciones de temperatua y luz ambientales. En ambos casos las semillas en
245
germinación que se encuentran en las cajas deben disponer de las condiciones óptimas
de humedad.
9.7 Tablero de recuento con semillas de Celtis 9.8 Placa de recuento de un contador de
laevigata. Las semillas se extienden en el semillas por aspiración. Mediante una bomba se
tablero superior, para que entre una semilla en hace el vacío en el conducto y en la placa
cada agujero. Después se mueve hacia la hueca, que tiene 50 ó 100 pequeños orificios en
derecha el tablero, que está sujeto con un la superficie inferior. Una vez que se ha
muelle, hasta que los orificios coinciden con succionado una semilla por cada orificio, se
los del tablero inferior; de esa manera caen las suelta el vacío accionando el émbolo con el
semillas. (Servicio Forestal, Dpto. Agric. dedo y las semillas caen. (Servicio Forestal,
EE.UU.) Dpto. Agric. EE.UU.)
246
9.10 Germinadora Conviron G30, con una 9.11 Dos cajas de germinación, una
humedad relativa superior al 95% y programación transparente y otra negra, que se utilizan
de temperatura y fotoperíodo en 24 horas, que se para el ensayo de semillas en el Canadá;
utiliza en el Instituto Nacional de Silvicultura de pueden verse cerradas (arriba) y abiertas
Petawawa, Canadá. (Servicio de Silvicultura del (abajo). (Servicio de Silvicultura del Canadá)
Canadá)
Los ensayos efectuados con esta caja de germinación han ofrecido resultados muy
comparables a los obtenidos con las placas Petri, que son mucho más pequeñas y por
lo tanto más incómodas. Se comprobó que al cabo de cuatro semanas la menor pérdida
de humedad se había producido en las cajas que tenían el depósito de agua lleno al
principio del ensayo y que no tenían orificios de ventilación. El tipo de plástico
transparente y el de plástico negro resultaron a este respecto igualmente buenos, pero
el desarrollo de mohos fue mayor en el tipo de plástico negro (sellado) que en el de
plástico transparente. Si se colocaba sobre Kimpak (papel de celulosa) un substrato de
papel secante, la pérdida de humedad era más lenta que cuando se utilizaba
únicamente Kimpak.
Elección del germinador. Casi todos los laboratorios de semillas forestales que
procesan una cantidad moderada de muestras utilizan germinadores del tipo armario o
del tipo mesa. En un informe de Boeke y otros (1969) se recomienda a los laboratorios
de ensayo de semillas pequeños que utilicen exclusivamente los germinadores de tipo
armario. Los armarios tienen, sobre las mesas de germinación del tipo Copenhague las
ventajas de que ahorran espacio y, cuando están bien construidos, permiten un control
más preciso de la temperatura y la humedad (Oomen y Koppe 1969). Hay que señalar
que un depósito de Copenhague de un solo nivel exige una cantidad de espacio en
planta entre cinco y ocho veces mayor que la que ocupa un armario de igual capacidad
(Boeke y otros 1969). Cuando se están investigando las condiciones de germinación, o
cuando se están realizando ensayos sobre muchas semillas distintas, puede ser muy
útil la flexibilidad que ofrecen varios armarios que funcionan a diferentes temperaturas
y/o condiciones de luz.
En el caso de los viveros o los pequeños institutos de investigación, cuya tarea consiste
en realizar sencillos ensayos de germinación sin mantener un control estricto de la
temperatura y la luz, son muy recomendables, por su flexibilidad, facilidad de
247
almacenamiento y bajo precio, las cajas de germinación de plástico. Estas pueden
utilizarse asimismo en combinación con incubadoras, que poseen control de la luz y la
temperatura.
Condiciones de la germinación
Las condiciones óptimas no son las mismas en las diversas fases de la germinación y el
desarrollo del germen, y puede ocurrir incluso que no sean las mismas para todas las
semillas de un mismo lote. Por consiguiente, se han dedicado muchos esfuerzos de
investigación en este ámbito a determinar la combinación de condiciones con la que se
pueda obtener la germinación más regular, rápida y completa de la mayor parte de las
semillas de una misma especie.
La elección del medio en el que se va a colocar las semillas para que germinen
depende del equipo, la especie, las condiciones de trabajo y la experiencia del operario.
En las Reglas de la ISTA se prescribe el material adecuado para diversos árboles
forestales (véase el Cuadro 9.2, páginas 312–313).
El papel filtro, el cartón fuerte o cualquier otro papel absorbente pueden unirse a una
mecha de papel filtro o algodón que está sumergida en agua por el otro extremo, o
pueden colocarse encima de una capa de arena o vermiculita. El papel de celulosa se
utiliza cada vez más como medio de germinación debido a que es más fácil manipular
que la arena y permite igualmente que penetre en él la radícula, lo que facilita una mejor
evaluación de la germinación anormal. Además, el contenido de humedad no tiende a
estratificarse dentro del medio de papel, a diferencia de lo que ocurre con la arena
(Belcher 1974).
Los mejores substratos de papel para la germinación son el papel secante, las toallas
de papel, el papel filtro de laboratorio y el papel de celulosa plisado que se utiliza como
relleno (Bonner 1974). Siempre que se utilice un substrato de papel debe comprobarse
que no están presentes en él sustancias químicas tóxicas. En las Reglas de la ISTA de
248
1976 figuran especificaciones pormenorizadas sobre tipos de papel y toallas, incluidos
aspectos como el peso, la resistencia al estallido, la ascensión capilar y la acidez.
Las semillas que no tienen una necesidad de luz específica pueden colocarse encima
del papel o dentro del papel plegado. Este incrementa la superficie de contacto entre las
semillas y la fuente de humedad. Las semillas grandes pueden enrollarse en toallas de
papel que después se colocan en vertical; esto hace que las raíces puedan crecer hacia
abajo y evita que se enreden (MacKay 1972). Estos paquetes de papel enrollado o
plegado pueden mantenerse húmedos sin necesidad de una mecha sumergida en agua.
Los rollos de papel con semillas pueden almacenarse en platos de vidrio colocados
encima de un depósito de agua, pero no en contacto con ésta, y después se cubre el
conjunto con polietileno (Knudsen 1982). Los rollos en los que se adviertan signos de
desecación pueden rociarse con agua. La utilización de papel enrollado es un método
muy rápido y cómodo, pero puede hacer que las radículas se encrespen. Esto no
importa cuando tras el ensayo no se van a utilizar las semillas germinadas. En casos de
germinación operacional de grandes cantidades de semilla, en cambio, es preferible el
método de papel plegado, aunque sea algo más lento. En Tailandia se utiliza con éxito
este método como práctica habitual con Pinus y Eucaliptus spp. (Sirikul 1975).
La arena no es un material adecuado cuando las semillas son muy pequeñas, pues
resulta difícil encontrarlas, pero se utiliza mucho cuando las semillas son más grandes.
Puede esterilizarse, y es un medio menos adecuado que el papel para el desarrollo de
hongos. Proporciona asimismo un buen contacto entre la semilla y la humedad, pues las
semillas pueden introducirse a presión en el medio. Una norma de sentido común
consiste en cubrir la semilla con una capa de arena cuyo grosor sea como mínimo
equivalente a la longitud de la semilla en su eje más largo (Aldhous 1972). La ISTA
(1976) recomienda un grosor de 1–2 cm según el tamaño de la semilla y prescribe que
las partículas de arena deben tener un tamaño de entre 0,05 y 0,8 mm y un pH de entre
6,0 y 7,5.
Se prefiere la arena como substrato de germinación para las especies arbóreas que
tienen un período de germinación más largo, como por ejemplo Rosa spp., Pinus
caribaea, P. elliottii y P. palustris, o semillas de mayor tamaño, como por ejemplo P.
pinea y Quercus spp. (Magini 1962). Un medio de perlita-arena permite la lixiviación del
agua, lo cual puede ser importante cuando se ensayan semillas recubiertas de un
repelente (Belcher 1967), pero puede ser un inconveniente cuando las semillas que se
ensayan son sensibles a la desecación.
249
algunas especies que eran sensibles a la falta de humedad, mientras que otras lo eran
a unos niveles de humedad muy altos.
Luz. Las semillas de muchas especies arbóreas necesitan luz para germinar. La luz
fluorescente es tan eficaz como la luz diurna natural, y se prefiere en los ensayos
debido a que, dentro de unos límites, pueden normalizarse la longitud de onda y la
intensidad. Se recomiendan, por la calidad de su luz y el poco calor que emiten, las
lámparas fluorescentes de luz blanca y fría. La luz debe estar distribuida, de manera
uniforme por toda la superficie del ensayo, y su intensidad debe oscilar entre 750 y 1
250 lux. Las semillas deben tener luz únicamente durante una parte del período de
ensayo, por lo general 8 horas de cada 24, pero en el caso de las semillas de algunas
especies puede ser conveniente alargar o acortar ese tiempo.
Lucha contra los hongos en los ensayos de germinación. Entre las prácticas de
laboratorio que están encaminadas a reducir el mínimo la difusión de hongos figuran las
consistentes en colocar las semillas en el espaciamiento adecuado, controlar la
temperatura, retirar las semillas podridas, ventilar adecuadamente y mantener el
substrato con un nivel de humedad que no sobrepase el necesario para que se
produzca la germinación. También es útil esterilizar el equipo de laboratorio y
desinfectar periódicamente los armarios de germinación y otros aparatos. Como norma
general, la semilla no se desinfecta, pues las semillas que presentan podredumbre
suelen ser de escasa calidad. Magini (1962) afirma que en diversos experimentos
250
efectuados con distintos métodos de desinfección de la semilla un poco antes de la
germinación o durante ella no se obtuvo una mejora fiable del porcentaje de
germinación. Al ensayar semillas de coníferas en Dinamarca se comprobó, en cambio,
que era beneficioso añadir una pequeña cantidad de fungicida al agua que se utiliza
para humedecer los rollos de papel (Knudsen 1982). En Australia, al ensayar las
semillas de eucalipto en papel de filtro humedecido sobre una capa de vermiculita,
resultó también eficaz rociar con fungicida Karathane a una concentración de 0,8 g en
un litro de agua destilada (Boland y otros 1980).
Las condiciones que prescriben la CSIRO y la ISTA para los ensayos de germinación de
determinadas especies tropicales, subtropicales y de la zona templada figuran en los
Cuadros 9.1, página 311, y 9.2, páginas 312–313 respectivamente.
Cuadro 9.1
251
E. citriodora 110 0.50 25;30 5 14 Sólo vermiculita
E. cloeziana 130 0,40 25 7 28 Sólo vermiculita
E. deglupta 4,000 0,01 35 5 14 Sólo vermiculita
E. globulus 75 0,70 25 5 14
subsp.
globulus
E. grandis 650 0,10 25 5 14
E. microtheca 380 0,15 35 3 14 Esencial la luz,
sólo vermiculita o
estratificar 3
semanas,
después 20°C
E. regnans 180 0,30 15 10 21
E. saligna 540 0,10 25 5 14
E. tereticornis 600 0,10 25;30;35 5 14
E. urophylla 460 0,10 (25) 3) 5 14
Cuadro 9.2
Tomado de ISTA (1976), Cuadro 5A. Métodos de germinación. Parte II, Semillas de
Arboles. (Comprende las modificaciones introducidas en ISTA 1978).
Cuando en la columna de temperatura aparecen dos cifras, por ejemplo 20–30, se trata
de la alternancia diaria de esas temperaturas. La inferior debe mantenerse durante 16
horas de cada 24, y la superior durante las 8 horas restantes.
Con las especies de la sección 2 pueden utilizarse otros métodos siempre que el
método elegido se indique en el Certificado Internacional de Análisis.
252
L - esencial la luz
TT - ensayo topográfico con tetrazolio
1) - en 1981, mediante una modificación de la ISTA, se suprimió la
referencia a réplicas pesadas en Eucaliptus y otros géneros. En el
Apéndice 3 de Boland y otros 1980 figuran unas orientaciones
sencillas y actualizadas para el ensayo de eucaliptos. En el Cuadro
9.1 se reproducen datos tomados de ese apéndice y
correspondientes a algunas de las especies más importantes.
253
de entre 0,10 y
0,25 g cada una,
según la
especie).
Cedrela spp. PSP 20–30 L 7 28
Cryptomeria
japonica
PSP 20–30 L 7 28
Cupressus
sempervirens
PSP 20 L 7 28
254
Robinia PSP 20–30 7 14 1) Perforar la
pseudoacacia semilla o
cortar o
raspar un
fragmento de
la testa en el
extremo de
los
cotiledones y
remojar
durante tres
horas.
2) (Remojar las
semillas
enteras
durante una
hora en
H2SO4
concentrado,
durante el
tiempo
necesario
para que se
“pique” la
superficie de
la testa.
Lavar las
semillas a
fondo en
agua
corriente).
SECCION 2 (No
Prescriptiva)
Pinus kesiya PSP 20–30 L 7 21
P. merkusii PSP 20–30 L 7 21
P. oocarpa PSP 20–30 L 7 21
P. patula PSP 20(20–30) L 7 21
Tectona grandis A 30 L 14 28 Remojar en agua
y dejar secar
durante tres días
- repetir la
operación seis
veces.
Evaluación
255
cuatro grupos de gérmenes anormales: (a) gérmenes dañados, (b) gérmenes
deformados, (c) gérmenes podridos, y (d) gérmenes con un desarrollo inusual del
hipocótilo. En las Reglas de la ISTA se definen en detalle estos grupos y sus
características. En un ensayo de laboratorio lo normal es que se saque la mayor parte
de los gérmenes normales en los recuentos intermedios, pero la valoración de muchos
de los gérmenes dudosos y anormales ha de dejarse hasta el final del ensayo, de
manera que no se clasifiquen erróneamente como anormales los gérmenes que son de
crecimiento más lento pero no presentan anormalidad alguna.
256
9.14 Germinación de semillas de abeto Douglas y pino torcido en Kimpak (A
izquierda) y papel secante/Kimpak (A derecha) en placas Petri (A) y cajas
transparentes canadienses (B-C). (Servicio de Silvicultura del Canadá)
En los Cuadros 9.1 y 9.2 puede observarse que lo habitual es que los ensayos duren
entre dos y cinco semanas, pero en este tiempo no está incluido el posible período de
tratamiento previo para romper la latencia (véase el Capítulo 8). Son muchas las
especies que no necesitan un tratamiento previo, y algunos tipos de latencia de la
cubierta seminal pueden tratarse satisfactoriamente en cuestión de horas. El tratamiento
previo que se prescribe para Tectona, en cambio, dura 18 días, y en algunos casos el
enfriamiento previo que está prescrito debe prolongarse durante 3–9 meses. Al
planificar un programa de ensayos es necesario tener en cuenta no sólo el tiempo del
ensayo propiamente dicho, sino también el del tratamiento previo. En casos extremos
puede ser necesario sustituir el ensayo de germinación por uno de los ensayos
indirectos de viabilidad que se describen infra.
Energía de germinación
Hay más de una forma de definir la energía de germinación (Ford - Robertson 1971): (1)
el porcentaje, en número, de semillas de una muestra determinada que germinan dentro
de un período determinado (que se denomina el período de energía), por ejemplo en 7 ó
14 días, en óptimas o determinadas condiciones, y (2) el porcentaje, en número, de
semillas de una muestra determinada que germinan hasta llegar al momento de
germinación máxima, que generalmente significa el número máximo de germinaciones
en 24 horas.
257
datos experimentales que avalen esta teoría, pero los germinantes que presenten un
retraso excesivo deben eliminarse automáticamente del vivero, bien porque sucumben
ante competidores más antiguos y más vigorosos, bien porque, si ya se ha terminado el
trasplante, no justifican el esfuerzo de un trasplante especial suplementario. En las
páginas 342–343 se ofrece un ejemplo de la forma de calcular la energía de
germinación.
Valor de germinación
El concepto de valor de germinación, tal como lo define Czabator (1962), tiene por
finalidad combinar en una sola cifra una expresión de la germinación total al término del
período de ensayo y una expresión de la energía o velocidad de germinación. La
germinación total se expresa en forma de germinación diaria media (GDM) (final), que
se calcula como el porcentaje acumulado de semillas llenas germinadas al final del
ensayo dividido por el número de días que transcurren desde la siembra hasta el
término del ensayo. La velocidad de germinación se expresa en forma de valor máximo
(VM), que es la germinación diaria media máxima (porcentaje acumulado de
germinación de semilla llena dividido por el número de días transcurridos desde la fecha
de siembra) que se alcanza en cualquier momento del período del ensayo. El valor de
germinación (VG) puede por tanto calcularse mediante la fórmula siguiente:
VG = GDM (final) × VM
Otro método para calcular el valor de germinación es el que han propuesto Djavanshir y
Pourbeik (1976), quienes comprobaron que, en el caso de Pinus ponderosa y P.
eldarica en el Irán, se ajustaba más que el método de Czabator a la supervivencia de
las plantas en viveros sobre el terreno. La fórmula propuesta por estos autores es la
siguiente:
258
donde:
VG = Valor de la germinación
PG = Porcentaje de germinación al final del ensayo
VGD = Velocidad de germinación diaria, que se obtiene dividiendo
el porcentaje de germinación acumulado por el número de
días transcurridos desde la siembra
ΣVGD = Total que se obtienen sumando todas las cifras de VGD
obtenidas en los recuentos diarios
N = Número de recuentos diarios, empezando a contar a partir
de la fecha de la primera germinación
Los cálculos que se requieren son algo más largos que los del método de Czabator, y,
en el caso de muchas modalidades de germinación, es probable que el método más
sencillo permita establecer comparaciones entre lotes suficientemente exactas. En las
páginas 344–345 se ofrecen ejemplos de cálculo del VG con uno y otro método.
“Tomar 400 semillas puras y dividirlas en cuatro muestras, cada una de 100 semillas.
Tomar cuatro cajas de madera o plástico (son muy aconsejables las cajas de varias
capas de plástico flexible opaco) de 30 × 30 cm y unos 10 cm de fondo y llenarlas al
máximo, casi un poco en exceso, de arena cernida, hasta llegar al límite superior de las
paredes. Mojar la arena poniendo en cada caja medio litro de agua. Nivelar la arena
enrasándola con la parte superior de la caja y hacer a intervalos de 2,5 cm unos orificios
de 6 mm de profundidad (en el caso de P. oocarpa los orificios deben tener sólo 3 mm
de profundidad). Sembrar las semillas (100) a intervalos de 2,5 cm y, presionando
suavemente, introducirlas en los orificios abiertos en la arena. Cubrir con una capa de 6
mm (3 mm en P. oocarpa) de arena que pase por un tamiz del No 12 (4,76 mm de malla)
pero no por uno del No 8 (3, 18 mm). Mojar ligeramente con un nebulizador fino. Tapar
con polietileno transparente de 0,2 mm de grosor montado sobre la parte superior de un
bastidor de madera cuadrado, perfectamente ajustado, de 5 cm de grosor. A las 24
horas se apreciará condensación por la parte interior de la tapa de polietileno. Si
durante los siete días siguientes se observa en algún momento que ha desaparecido la
humedad, rociar ligeramente con un nebulizador y volver a tapar. Lo normal es que la
germinación se inicie el séptimo día, momento en el que se puede quitar la tapa.
Mantener la arena húmeda. Se considera que una semilla ha germinado cuando ha
alcanzado una altura de 1 cm en total, con la cubierta que recubre los cotiledones.
Llevar un registro distinto para cada una de las cuatro cajas y consignar en él toda la
germinación que se produce entre el séptimo y el vigésimo octavo día. Sacar los
gérmenes nada más registrarlos, y sacar también todos los gérmenes enfermos,
aunque no hayan alcanzado la altura de 1 cm, para evitar que infecten a otros.
259
En el vigésimo octavo día después de la siembra, cribar la capa superior de arena de
cada caja por un tamiz del No 12 (4,76 mm de malla) y registrar el número de semillas
completas que no han germinado. (Utilizar para ello el ensayo de corte).”
Cuadro 9.3
En este cuadro se indica el intervalo máximo (es decir, la diferencia máxima entre el
valor más alto y el más bajo) de porcentaje de germinación que es tolerable entre
réplicas, lo que permite una variación de muestreo aleatorio solamente con una
probabilidad de 0,025. Para hallar el máximo intervalo tolerado en un caso determinado,
hay que calcular el porcentaje medio, redondeado al número entero más próximo, de las
cuatro réplicas: en caso necesario, se formarán réplicas de 100 semillas combinando
las subréplicas de 50 ó 25 semillas que estaban más próximas en el germinador.
Después se localiza el promedio en la columna 1 ó 2 del cuadro y se lee el intervalo
máximo tolerado correspondiente en la columna 3.
260
91 a 92 9 a 10 11
89 a 90 11 a 12 12
87 a 88 13 a 14 13
84 a 86 15 a 17 14
81 a 83 18 a 20 15
78 a 80 21 a 23 16
73 a 77 24 a 28 17
67 a 72 29 a 34 18
56 a 66 35 a 45 19
51 a 55 46 a 50 20
261
Para estimar el potencial de germinación de un lote de semilla, el método más indicado
en la silvicultura práctica suele ser el que consiste en germinar efectivamente una
muestra de ese lote. Pero se tarda varias semanas en completar estos ensayos, a lo
que hay que añadir en algunas especies algunas semanas más, o meses, de
tratamiento previo. Este es el motivo de que se haya investigado ampliamente la
posibilidad de otros métodos mediante los cuales se pueda estimar la viabilidad de la
semilla con precisión y a la vez en mucho menos tiempo que el que precisan los
ensayos de germinación. La descripción de esos métodos que figura a continuación
está fielmente basada en la de Turnbull (1975d).
Ensayo de corte
262
El método de tetrazolio es uno más de los varios ejemplos de ensayo bioquímico de
semillas que se han ideado. En Moore (1969) figura un breve examen de esos diversos
tipos de ensayo. El de tetrazolio lo introdujo G. Lakon en 1942 en Alemania.
En este método se tiñen de rojo las células vivas mediante la reducción de una sal de
tetrazolio, que es incolora, para formar un formazano rojo. Se hace hincapié en la
necesidad de conocer la viabilidad de las distintas partes del embrión para predecir el
desarrollo de embriones y su conversión en gérmenes que se puedan contar (Moore
1973).
Justice (1972) señala que, aunque el procedimiento del tetrazolio es bueno en principio,
su utilización práctica en los ensayos rutinarios se ve limitada por numerosos
problemas, entre ellos los siguientes: la resistencia a teñirse que presentan algunas
semillas; la necesidad de cortar o diseccionar las semillas para poder observar las
partes teñidas; la escasa coincidencia con los resultados de los ensayos de germinación
en algunos casos, especialmente en las semillas que tienen una capacidad germinativa
baja; la ausencia de una interpretación uniforme del teñido y la dificultad de interpretar
la significación de los diferentes grados del mismo, y un mayor número de horas-
hombre para ensayar 400 semillas en comparación con los ensayos de germinación
ordinarios.
Moore (1973) admite que para que este “ensayo de sentido común” funcione
perfectamente es necesario contar con un analista experimentado. Es indudable que
puede ser útil para determinar la viabilidad de algunas especies, siempre que se
disponga de personal capacitado para preparar las semillas y evaluar los resultados.
Este método consiste en dejar las semillas en remojo durante 1–4 días y después
excindir los embriones de las semillas y colocarlos en papel filtro o discos secantes
humedecidos en placas Petri. Se colocan después a la luz, con una temperatura
constante de 20°C. Todos los días se examina el estado de los embriones. Según la
especie y el lote de que se trate, el ensayo puede concluir en unos pocos días,
prolongarse hasta un máximo de 14 días o mantenerse hasta que es posible diferenciar
claramente los embriones viables de los no viables.
263
El ensayo de excisión del embrión se asemeja a los ensayos de germinación en que se
basa en la germinación real de la semilla para medir su calidad. Además, permite
efectuar también una medición de la latencia del embrión, pues se cuentan las semillas
que, aunque sin crecer normalmente, se han desarrollado algo, se han mantenido
firmes y han conservado su color durante el período del ensayo. Este no es válido para
las semillas germinadas secas. Para que el ensayo se realice satisfactoriamente es
neceario que el operario posea un nivel considerable de aptitud y experiencia, y además
las Reglas de la ISTA lo limitan únicamente a unas cuantas especies.
Métodos radiográficos
Hace más de 70 años que se utilizaron por vez primera las radiografías para determinar
la calidad de las semillas (Lundstrom, 1903, citado por Kamra 1964). Los estudios de
Simak y Gustafsson (1953) destacaron la importancia de la técnica de rayos X como
método de diagnóstico en el análisis de las semillas arbóreas. Se desarrolló así el
método de contraste con rayos X, que utiliza diversos agentes de contraste o
radiopacos y que se ha aplicado con éxito a especies de Pinus y Picea (Simak 1957;
Kamra 1963a, b).
El método de rayos X permite detectar las semillas vacías y las estructuras seminales
que presentan daño mecánico o un desarrollo interno anormal, medir el grosor de la
cubierta y evaluar la viabilidad de la semilla cuando se combina con un agente de
contraste.
264
arbóreas tropicales, y los resultados indican que puede aplicarse con fiabilidad en su
procesamiento (Kamra 1974, 1976, 1980).
265
266
9.16 Radiografías con rayos
X que muestran distintas
clases de embrión y
endosperma en las semillas
de coníferas. (M. Simak)
Cuadro 9.4
Especie CD
267
IA II A III A IV A II P II B III B IV B
Pinus sylvestris 0 50 88 99 0 5 43 68
Picea abies 0 36 82 97 0 15 71 92
La clave de las distintas clases de desarrollo (CD) puede encontrarse en la Figura 9.16.
Peróxido de hidrógeno
268
9.17 Radiografía con rayos X de semillas de Pinus caribaea.
Casi todas ellas tienen el gametófito y el embrión muy poco
desarrollados, y están muertas. Las pocas que son
germinables están contorneadas en negro. (M. Simak)
269
9.19 Humidímetro eléctrico Dole para semillas que se utiliza
en los Estados Unidos. (Servicio Forestal, Dpto. Agric.
EE.UU.)
270
Mettler.
(Centro de Semillas Forestales de DANIDA)
271
métodos prácticos, indicados para el trabajo rápido de rutina y normalizados con
respecto a uno o más de los métodos básicos. Es probable que no se pueda extraer
toda la humedad de las semillas sin extraer al mismo tiempo pequeñas cantidades de
otros componentes volátiles o sin producir en el material unos cambios químicos que
supondrían cambios de peso. Al aplicar cualquier método, por consiguiente, es preciso
ajustarse fielmente al procedimiento prescrito, a fin de que sean comparables los
resultados de todos los ensayos realizados con ese método.
Hasta hace poco tiempo la ISTA prescribía tres posibles procedimientos: (1) secado en
estufa durante 17 horas a 103°C; (2) secado en estufa durante un período de entre 1 y 4
horas a 130°C, y (3) destilación con tolueno. El método (2) es aplicable únicamente a
determinadas semillas agrícolas, y el método (3), que antes se utilizaba con Abies,
Cedrus, Fagus, Picea, Pinus, y Tsuga, se ha eliminado en la actualidad al haberse
dejado de utilizar en la práctica (ISTA 1981c). De esta manera sólo queda como método
aplicable a los árboles forestales el método (1), el llamado “método de secado en estufa
a temperatura baja y constante”.
El ensayo debe realizarse sobre dos muestras de unos 5 g cada una obtenidas de la
muestra de trabajo que incluye impurezas, no sobre semillas puras. Las semillas
grandes deben triturarse, romperse o cortarse en pequeños fragmentos para facilitar el
secado, y una buena norma práctica es romper las semillas que por término medio
tengan más de 10 mm de diámetro o longitud (Bonner 1981). Se pesan las muestras y
después se introducen, colocadas en recipientes metálicos y bien espaciadas para
facilitar la circulación del aire, en una estufa que se mantiene a una temperatura de
103°C ± 2°C durante 17 ± 1 horas. Al término de ese período se colocan las semillas en
una desecadora para que se enfríen durante 30–45 minutos, y después se vuelven a
pesar. La humedad relativa del laboratorio en el que se efectúa el pesaje final debe ser
inferior al 70 por ciento, para evitar que se produzca una rápida reabsorción de
humedad. La diferencia en CH de las dos muestras no debe superar un determinado
porcentaje de tolerancia. Si supera ese nivel, se debe someter a ensayo a otro par de
muestras; si no lo hace, el resultado final es la media de las dos muestras. La ISTA
prescribía antes para todas las especies una tolerancia del 0,2 por ciento, pero, como
señalaron Gordon (1979) y Bonner (1981), no se puede aplicar a todas las especies un
mismo valor de tolerancia. En el Congreso de la ISTA de 1983, celebrado en Ottawa, se
convino en establecer de la manera siguiente las tolerancias aprobadas para los
ensayos de humedad en semillas arbóreas:
Porcentaje de
Estado de la muestra
tolerancia
Semillas pequeñas, humedad <12 por ciento, por
0,3
ejemplo Picea, Alnus
Semillas grandes, humedad <12 por ciento, por ejemplo
0,4
Carya
Semillas pequeñas, humedad >12 por ciento 0,5
Semillas grandes, humedad de 12 a 25 por ciento 0,8
Semillas grandes, humedad >25 por ciento, por ejemplo
2,5
Quercus
272
Para los laboratorios de semillas arbóreas situados en zonas tropicales que desean
ajustarse a las Reglas de la ISTA, esta relajación de las tolerancias supondrá una ayuda
considerable.
El cálculo del contenido de humedad debe hacerse sobre la base del peso en húmedo o
en fresco (véanse las páginas 184–186), es decir:
Como explicaron Gordon y Rowe (1982), siempre que se mida el peso en fresco inicial
de un lote de semilla y se calcule el contenido de humedad inicial (peso en húmedo)
secando una muestra en estufa, todo nuevo CH al que se llegue como resultado del
secado (o humedecido) puede calcularse directamente a partir del nuevo peso del lote
de semilla; no es necesario volver a secar en estufa las muestras con el nuevo CHG. El
peso deseado del lote que se quiere conseguir mediante el secado (o humedecido)
puede calcularse multiplicando su peso inicial por el porcentaje inicial de materia seca y
dividiéndolo después por el porcentaje deseado de materia seca.
273
secar las semillas antes de almacenarlas (Bonner 1974, 1981). Las lecturas de estos
aparatos se convierten en contenido de humedad de la semilla mediante unos gráficos
que proporciona el fabricante o se obtienen de unas curvas de calibración realizadas en
el laboratorio respecto de la especie de que se trate. En su mayoría los humidímetros
no miden una humedad superior al 15–20 por ciento y necesitan un mínimo de 90–100
g de semillas por ensayo (Bonner 1981). En Tailandia se ha utilizado con éxito durante
varios años, para medir el CH de los granos de arroz, un humidímetro eléctrico de
fabricación local, barato y portátil (Kosol 1984), aparato que podría utilizarse con las
semillas arbóreas de parecido tamaño. Este aparato mide la capacitancia eléctrica y
utiliza como fuente de energía una pila de 9 voltios.
Los humidímetros eléctricos están indicados para las semillas pequeñas, pero no
pueden utilizarse con semillas grandes como las de Juglans o Quercus; tampoco resulta
fácil medir con ellos las semillas aladas, como las de Fraxinus (Bonner 1978). Las
semillas grandes o aladas pueden secarse rápidamente en una estufa de microondas.
Siempre que la estufa se caliente previamente, el secado puede efectuarse en cinco
minutos y el pesado en otros seis minutos inmediatamente después si se dispone de
una balanza electrónica o tras 30–45 minutos de enfriado en una desecadora si la
operación se realiza en una balanza ordinaria (Bonner y Turner 1980). Cabe esperar
que los resultados estén dentro de un intervalo del 7 por ciento, con una probabilidad
del 0,05 en el caso de las semillas grandes con CH alto, como las de Quercus, y dentro
de un 2 por ciento en las de Fraxinus y Carya, frente a los resultados más precisos que
ofrecen los métodos tradicionales, que son más lentos.
Otros ensayos
En caso necesario, pueden hacerse otros ensayos cualitativos u observaciones,
respecto de los cuales no son necesarias prescripciones pormenorizadas. En muchos
casos pueden combinarse con el ensayo de pureza. Son entre otros los siguientes:
Determinación de la autenticidad
Existen varios métodos para determinar si las semillas son de la especie que se afirma.
Son los siguientes:
274
iii. Identificación de la plántula. Posiblemente esta es la única manera de
determinar si el lote de semillas está contaminado por híbridos o por una mezcla
de dos o más especies cuyas semillas tienen características semejantes.
Disponer de una clave y una colección de plántulas de referencia facilita la
identificación (Turnbull 1975d).
Pureza
Peso de la semilla
O bien
275
Como este valor es considerablemente inferior al máximo de 4,0 que prescribe la ISTA,
se estima que la muestra es homogénea y no es preciso tomar nuevas muestras.
O bien
Germinación
El intervalo en el número de semillas germinadas entre la réplica que tiene más y la que
tiene menos es 12 (88–76). La referencia al Cuadro 9.3 en la página 321 indica que el
máximo intervalo tolerado para una germinación media del 82 por ciento es 15. Como
en este caso el intervalo es inferior a esa cifra, se acepta la muestra como homogénea.
Porcentaje de
82%
germinación =
Porcentaje de 82 + 4 = 86%
276
viabilidad =
Semilla pura
por g por kg
N de semillas viables
o
26,6 × 86 : 100 = 22,9 22 900
N de semillas germinables
o
26,6 × 82 : 100 = 21,8 21 800
Semilla impura
por g por kg
N de semillas viables
o
22,9 × 91 : 100 = 20,8 20 800
N de semillas germinables
o
21,8 × 91 : 100 = 19,8 19 800
En el caso de las especies en las que por el pequeñísimo tamaño de sus semillas no se
puede realizar el ensayo de pureza, el número de semillas germinadas por unidad de
peso de semilla impura se determina mediante ensayo directo. En este tipo de semilla
no se pueden obtener las cifras de número de semillas puras por unidad de peso.
Aunque por lo general se expresan como “semillas viables por gramo”, hay que señalar
que en estas semillas de pequeño tamaño tampoco se puede realizar el ensayo de
corte, por lo que, estrictamente, las cifras se refieren a semillas germinables. Véase el
ejemplo siguiente:
277
Período de energía = 12 días
Porcentaje del total de semillas germinables que germina dentro del período de energía
= 84 por ciento.
Con este sistema de medición, el porcentaje del total de semillas germinables que
germinan dentro del período de energía es igual a
278
Valor de germinación. En el Cuadro 9.6 y partiendo de los datos del Cuadro 9.5, se
calcula el valor de germinación conforme a los métodos de Czabator (1962) y
Djavanshir y Pourbeik (1976).
Cuadro 9.5
279
17 2 1 1 1 5 221 55,25 3,25 2 86
18 1 2 2 3 8 229 57,25 3,18 3 89
19 2 - - 1 3 232 58,00 3,05 1 90
20 2 1 2 - 5 237 59,25 2,96 2 92
21 - 1 1 - 2 239 59,75 2,85 1 93
22 2 1 2 - 5 244 61,00 2,77 2 95
23 2 - 1 1 4 248 62,00 2,70 2 97
24 - 1 1 1 3 251 62,75 2,61 1 98
25 1 2 - - 3 254 63,50 2,54 1 99
26 - - - - - 254 63,50 2,44 - 99
27 - - - - - 254 63,50 2,35 - 99
28 1 - - - 2 256 64,00 2,29 1 100
Totales 63 64 68 61 256 100
Ensayo
de 5 2 4 5 16
Corte
Cuadro 9.6
Velocidad de
germinación
Días diaria (o
desde Porcentaje de Porcentaje de germinación ∑VGD/N
la germinación germinación media) ∑ No. de (Col. 5 ÷
siembra diario acumulado (Col. 3 ÷ Col. 1) VGD recuentos Col. 6)
1 2 3 4 5 6 7
8 7,25 7,25 0,91 0,91 1 0,91
9 7,75 15,00 1,67 2,58 2 1,29
10 11,00 26,00 2,60 5,18 3 1,73
11 9,00 35,00 3,18 8,36 4 2,09
12 5,75 40,75 3.40 11,76 5 2,35
13 4,50 45,25 3,48 15,24 6 2,54
14 3,25 48,50 3,46 18,70 7 2,67
15 2,50 51,00 3,40 22,10 8 2,76
16 3,00 54,00 3,38 25,48 9 2,83
280
17 1,25 55,25 3,25 28,73 10 2,87
18 2,00 57,25 3,18 31,91 11 2,90
19 0,75 58,00 3,05 34,96 12 2,91
20 1,25 59,25 2,96 37,92 13 2,92
21 0,50 59,75 2,85 40,77 14 2,91
22 1,25 61,00 2,77 43,54 15 2,90
23 1,00 62,00 2,70 46,24 16 2,89
24 0,75 62,75 2,61 48,85 17 2,87
25 0,75 63,50 2,54 51,39 18 2,86
26 0,00 63,50 2,44 53,83 19 2,83
27 0,00 63,50 2,35 56,18 20 2,81
28 0,50 64,00 2,29 58,47 21 2,78
La diferencia entre las dos muestras (0,12 por ciento) es inferior al 0,3 por ciento que
prescribe la ISTA, de manera que no es preciso tomar una nueva muestra.
281
De la máxima importancia son las diversas medidas del potencial de germinación y del
número de plantas que pueden obtenerse de una unidad de peso de semilla. Esto
afecta tanto a la gestión del vivero como a la consecución de los objetivos de
forestación, pues permite perfeccionar, a luz de datos más precisos sobre los lotes de
semilla concretos que se van a utilizar en un determinado año, las estimaciones algo
generales de necesidades medias que figuran en el Cuadro 3.1 (página 36).
Entre los factores que debe tener en cuenta el viverista al trasladar los resultados del
ensayo de semillas a la producción en el vivero figuran los siguientes:
Acacia albida 76 60 70 60
Cedrela odorata 100 3 85 18
Prosopis chilensis 100 15 79 38 2 min. en H2SO4 conc.
Acacia raddiana 100 3 30 4 60 min. en H2SO4 conc.
La variación entre viveros puede estar relacionada con una serie de factores climáticos,
edafológicos o culturales diferentes. Por ejemplo, Roney y Brown (1978) comprobaron
que la germinación de Pinus ponderosa mejoraba en un 38 por ciento cuando las
semillas se cubrían con una capa de tierra arenosa de 1,5 cm en vez del grosor habitual
de 0,4 cm. La frecuencia del riego tiene también un efecto notable sobre la germinación
(Costales y Veracion 1978).
282
3. Durante el arranque o el trasplante pueden producirse algunas pérdidas.
4. En los semilleros de trasplante pueden producirse algunas pérdidas.
5. En el momento de la plantación pueden desecharse algunas de las plantas
supervivientes menos vigorosas.
Todos estos factores se combinan para hacer que el número de plantas plantables que
se producen por unidad de peso de semilla sea muy inferior al número de semillas
germinadas que arrojan los ensayos. El viverista debe incrementar en una proporción
equivalente la cantidad de semilla que siembra. Para expresar la combinación de estos
factores suele hablarse de “porcentaje de plantas” o “porcentaje de árboles”. Este
concepto se define en Ford Robertson (1971) como “el porcentaje, en número, de
semillas de una determinada muestra que se convierten en plántulas al término de un
período determinado, generalmente al término de la primera temporada de crecimiento”.
Bonner (1974) especifica que se trata de “plántulas plantables”, idea que es fácil de
entender, pues añade a la mera supervivencia los importantes conceptos de utilidad y
vigor. A efectos prácticos es preferible ampliar la definición de manera que abarque todo
el período de vivero, es decir, “el procentaje, en número, de semillas que se convierten
en plantas plantables (trasplantes o plántulas) al término de un período determinado,
generalmente al término del período de vivero en el momento de la plantación en el
campo”. Esto es mucho más apropiado para las condiciones tropicales, donde muchas
especies se arrancan en la primera semana una vez germinadas y pasan después de 6
a 12 meses en semilleros de trasplante.
283
Número de semillas puras por
30 000 30 000
filtro
Porcentaje de pureza 95 95
Porcentaje de germinación 90 60
Porcentaje de plantas 60 30
Wormald (1975) ha notificado que un estudio de una serie de países que cultivan Pinus
patula en grandes cantidades indicó un porcentaje de plantas de alrededor del 33 por
ciento, frente a un promedio del 80 por ciento en los ensayos de germinación, lo que
supone un factor de recuperación de aproximadamente el 45 por ciento. Según este
autor, “de estas cifras parece desprenderse que más o menos de cada tres semillas que
se siembran se obtiene una sola planta utilizable. Este dato coincide bastante bien con
los de la Comisión Británica de Silvicultura, que en los últimos 15 años ha mejorado su
recuperación de plántulas de una de cada diez a una de cada cuatro (Gordon y Tee
1973)”. Esto confirma la afirmación de Goor y Barney (1976) en el sentido de que “en
realidad, en la práctica de vivero y de siembra directa, esta cantidad (la cantidad de
semilla que se necesita sobre la base de los ensayos de germinación) debería
duplicarse o triplicarse para compensar las pérdidas de plántulas que se producen en
los primeros años”. El factor de recuperación en vivero debe basarse en la experiencia
personal, pero no puede ser nunca muy preciso debido a las caprichosas variaciones de
las condiciones climatológicas, los lotes de semilla, etc. Por esta razón, existe un límite
a la precisión que se debe exigir a los ensayos rutinarios (como opuestos a los ensayos
de investigación) en el laboratorio.
Utilizando el ejemplo que figura en las páginas 340–341, el porcentaje de plantas puede
calcularse de la manera siguiente:
Vivero 2
Nuevo, en un lugar
difícil y sin
experiencia en la
especie 0,33 82 27 19 800 6 500
Partiendo de la hipótesis de que ambos viveros tuvieran que cultivar 500 000 plantas, el
vivero l necesitaría:
284
Mientras que el vivero 2 necesitaría
Tamaño de un semillero = 10 × 1 m = 10 m2
Densidad final de plántulas deseada = 2 400/m2
Número de semillas/kg de semilla pura = 26 600
Porcentaje de pureza = 91% o 0,91
Porcentaje de germinación = 82% o 0,82
Tasa de recuperación en semillero esperada = 0,65
(Plántulas que sobreviven hasta el trasplante como
proporción de las semillas germinadas en función del
ensayo)
entonces se necesitará la tasa de siembra siguiente
285
En el ejemplo anterior (26 600 semillas puras/kg, factor de pureza del 91 por ciento o
0,91, factor de germinación del 82 por ciento o 0.82 y factor de recuperación en vivero
del 65 por ciento o 0,65), y partiendo de una recuperación de referencia de 15 000 kg,
Así pues, el FKE puede utilizarse, junto con el valor de referencia de la recuperación de
plántulas, para calcular el peso de la semilla que se necesita para obtener un
determinado número de plantas. La ecuación es la siguiente:
Por ejemplo, para obtener 1,5 millones de plantas del mencionado lote de semilla:
Estos 116 kg de peso real de semilla equivalen a 100 kg efectivos o 100 kg de semilla
de referencia. Solamente cuando FKE = 1,0 son idénticos al peso real de la semilla y su
peso efectivo.
Repetición de ensayos
286
El ensayo principal de un lote de semilla se efectúa después de su procesamiento o
antes de almacenarlo o enviarlo directamente a los viveros. Cuando un lote de semilla
permanece almacenado durante un tiempo, es esencial repetir el ensayo de
germinación o viabilidad antes de utilizarlo, para comprobar que no se ha deteriorado en
ese período. Muchos centros de semillas repiten los ensayos anualmente, separando
previamente, en un pequeño recipiente, una muestra representativa del conjunto del
lote, y de esta manera evitan tener que abrir repetidamente los recipientes donde está el
grueso de la semilla. No es preciso repetir el ensayo para determinar el porcentaje de
pureza, y el de contenido de humedad debe repetirse únicamente cuando existen
motivos para pensar que en los recipientes cerrados se han producido filtraciones.
Se han sugerido medidas especiales para el ensayo repetido de semillas agrícolas que
están almacenadas durante mucho tiempo con fines de conservación de recursos
genéticos (Ellis y otros 1980). Estos autores sugieren que, habida cuenta del gran valor
del germiniplasma almacenado y de la necesidad de evitar perder innecesariamente
partes de él en la realización de los ensayos, puede ahorrarse más material mediante
un sistema de toma de muestras sucesivas que con el método oficial de la ISTA,
consistente en réplicas de 4 × 100. El objetivo es detectar la pérdida de viabilidad en las
primeras fases del envejecimiento, es decir, en cuanto desciende a un nivel inferior al
80–90 por ciento de la tasa inicial, e iniciar el rejuvenecimiento plantando la semilla para
que produzca una nueva generación. Este método estaría igualmente indicado para la
conservación de recursos genéticos forestales, aunque, debido a que en los árboles el
ciclo generacional es mucho más largo, la conservación como plantas en crecimiento,
frente a la conservación en forma de semilla, será más importante que en los cultivos
agrícolas.
287
independencia de su duración. Cualquier punto de interrupción que se establezca
arbitrariamente, por ejemplo el día 21 o el día 28, será demasiado restrictivo en la fase
exploratoria en la que se encuentra actualmente la investigación sobre las semillas del
bosque higrofítico.
APENDICE 1
DOCUMENTACION SOBRE SEMILLAS
La ausencia de registros exactos y suficientes menoscaba muy considerablemente el
valor de un servicio de semillas y de las plantaciones que contribuye a crear (Bowen
1980). Todas las fases del proceso de la semilla, desde la recolección sobre el terreno
hasta la siembra en el vivero, deben estar enlazadas por un sistema completo de
documentos. El número de formularios necesarios varía notablemente entre unos
países y otros, según las cantidades de semilla, el número de especies, el período de
almacenamiento y los métodos de ensayo, pero normalmente pertenecen a uno u otro
de los tipos siguientes:
1) “Estadísticas vitales”. La información sobre cada lote de semilla que todo usuario
piensa razonablemente que va a recibir junto con la semilla. Comprende el número de
identidad del lote, información sobre el origen de la semilla y su año de maduración y
una estimación de la calidad de la semilla (semillas viables por kilogramo o capacidad
de germinación).
288
En el presente apéndice se ofrecen ejemplos de diversos formularios sobre semillas
procedentes de varios países. En el Apéndice 1A figura un ejemplo de los formularios
que se han introducido recientemente en Sabah, basado a su vez en los sistemas que
se emplean en laboratorios de ensayo de semillas y servicios de distribución de semillas
de todo el mundo (Bowen 1980). En el Cuadro 2 que precede a los formularios se
indican la utilización y distribución de cada uno de éstos y la manera en que se
relacionan entre sí.
Aunque muchos países siguen un sistema muy parecido al de Sabah, hay muchas
posibilidades de variación según las condiciones locales. Al diseñar un sistema local
adecuado es necesario prestar especial atención a los puntos que se describen
seguidamente.
a. Asegurar que toda persona que desee obtener más material o más datos pueda
localizar con exactitud el lugar en los años siguientes;
b. Proporcionar la información necesaria para interpretar los resultados de estudios
y experimentos basados en el material recolectado. La información sobre las
condiciones del lugar (clima, suelo, altura) y sobre la edad, forma, vigor y
composición de los rodales ha de ser detallada, ya que no existen registros
anteriores y volver a visitar los rodales puede ser difícil o costoso.
289
añadir a la información sobre la ubicación de los padres inmediatos otra sobre la fuente
original de los ancestros del bosque natural (véase un examen de esta cuestión en las
páginas 34–37). Cuando es necesario comprar semilla a recolectores no supervisados y
analfabetos, el oficial forestal responsable debe tratar de definir al menos la zona y
fechas de la recolección mediante preguntas orales.
290
En el registro de existencias y salidas de semilla debe incluirse también un resumen de
los costos, como se indica en el FS5 del Apéndice 1A y en el Apéndice 1C8.
Una vez asignado el número de identidad, éste debe incorporarse a todos los
formularios que se refieran después a ese lote. Se puede comprobar, por ejemplo, que
en los formularios 5 a 15 del Apéndice 1A hay un espacio reservado para el número de
identidad oficial. En los almacenes que manipulan muchos lotes de semilla es
conveniente mantener un registro de los números de identidad, pues ayuda a establecer
con rapidez referencias cruzadas entre los datos sobre el origen de las semillas y el
registro de existencias y salidas. En el Apéndice 1C2, 3 figura un ejemplo de un registro
de ese tipo, con índices de número de serie y de especie, tal como ha propuesto
Cooling (1971). El método de numeración puede variar considerablemente. El más
sencillo es un sistema directo de números de serie basado en la fecha de llegada de
cada lote. Entre los sistemas más complicados figuran los que expresan en forma
codificada 1) la especie, 2) el origen geográfico, 3) el código genético, 4) el número de
serie, 5) la altura (Dobbs y otros 1976) y 6) el año de recolección. Cuanto más sencillo
sea el sistema de asignación de los números de identidad, tanto más justificado está
que se mantenga un registro.
291
2) Se puede ahorrar algo combinando el resumen de los ensayos prescritos (FS9) con
el resumen de los resultados de los ensayos (FS11). En el Apéndice 1C12 figura un
ejemplo de esta posibilidad (Gordon 1981).
APENDICE 1A
EJEMPLO DE SISTEMA INTEGRADO DE FORMULARIOS PARA
292
EL REGISTRO DE DATOS SOBRE SEMILLAS, UTILIZADO EN
SABAH
SISTEMA DE REGISTRO DE SEMILLAS - SABAH
Superficie del
Edad del rodal
Especie Lugar rodal
(años)
(hectáreas)
1. Gmelina arborea Gum Gum 0,80 14,0
Kolapis 1,20 11,0
Umas-Umas 0,26 11,0
Apas Road Mile 9 0,20 12,0
Sandakan Rd. Mile 65 0,20 11,5
Sibuga 7U 0,20 19,5
2. Albizzia falcataria Sandakan Rd. Mile 65 1,00 15,0
Gum Gum 0,90 12,0
S.T.C. Mile 6 0,10 14,0
Umas-Umas 0,10 11,5
Apas Road Mile 9 1,00 15,0
3. Eucalyptus deglupta Gum Gum 5 K 0,19 11,5
Gum Gum 1,00 10,0
Kolapis 1Q 1,00 10,5
Kolapis 72 A 15,00 8,0
293
n por cada saco
saco lleno)
3 Limpieza y 4 Registro de 1 Planta de Uso interno Se utiliza
. secado extracción de extracción para
(Extracción) semilla completar el
formulario 2
2 Notificación de 1 Planta de Almacenista Se utiliza
la terminación extracción para
de la empezar el
recolección de formulario 5
fruto
4 Almacenamie 5 Registro de 1 Almacenis Uso interno Se empieza
. nto existencias y ta utilizando el
salidas de formulario 2
semilla
6 Etiquetas para las Almacenis Una por cada La etiqueta
recipientes de necesari ta recipiente va dentro y
semilla en as almacenado fuera del
almacenamiento recipiente
5 Toma de 7 Sobre/para 1 por Almacenis Laboratorio Se utiliza
. muestras traslado de muestra ta de ensayos para
muestras de completar el
semilla para formulario 9
ensayos de
germinación y
pureza
8 Formulario para 1 por Almacenis Laboratorio Se utiliza
traslado de muestra ta de ensayos para
muestra de completar el
semilla para formulario 9
análisis del
contenido de
humedad
6 Ensayo de 9 Hoja de registro 1 Laboratori Uso interno Se completa
. semillas de ensayo de o con los
muestras formularios 7
y8
10 Formulario para 1 por Laboratori Uso interno Se utiliza
ensayos de muestra o para
germinación y completar el
pureza y análisis formulario 11
de humedad
11 Resumen de 1 Laboratori Almacenista Se utiliza
resultados de o para añadir
los ensayos datos al
formulario 5
7 Semilla 12 Formulario de 4 Viverista Oficial de Los archivos
. enviada al petición/expedici semillas del vivero
vivero ón de semilla conservan
una copia
294
2 Oficial de Almacenista El oficial de
semillas (dos copias) semillas
conserva
una copia
1 Almacenis Viverista Se expide
ta con la
semilla. El
almacenista
conserva
una copia
para
completar el
formulario 5
13 Lista de 1 Oficial de Uso interno Se compila
comprobación semillas con los datos
de pedidos de del
semilla formulario 12
14 Registro de 2 Almacenis Viverista Se expide
germinación en ta con una
vivero copia del
formulario 12
8 Vivero 14 Registro de 2 Viverista Oficial de Se
. germinación en semillas cumplimenta
vivero y devuelve
una copia
una vez que
las plantas
han crecido
en el vivero.
El viverista
conserva
una copia
9 Envío de 15 Informe sobre 2 Oficial de Organizacion El oficial de
. semilla a ensayo de semillas es externas semillas
organizacione germinación conserva
s externas final una copia
Formulario de
Centro de Investigaciones Forestales, Sepilok
semillas 1
Número de serie
Sección de Semillas.
............
295
Firma ...........................................................................................
Fecha ..........................................................................................
1. Especie:
3. Lugar:
4. Compartimiento No.:
5. Debe recolectarse en
.............................................................................................................................................
................................ árbol(es)
7. Observaciones:
A: 1) Oficial de semillas
2) Encargado de la extracción
296
El fruto que se detalla a continuación se le envió en
....................................................................................................................................
sacos el día
.............................................................................................................................................
....................................................................................
Firma ..........................................................................................
Fecha .........................................................................................
1. Especie:
2. Fecha(s) de recolección:
3. Lugar:
4. Compartimiento No.:
5. Número de árboles en que se recolectó:
6. Observaciones (dificultad de la recolección, número de días-hombre, retrasos
debidos a las condiciones climatológicas, etc.):
7. Fecha de recepción:
8. Número de sacos recibidos:
9. Peso del fruto recibido:
10. Semillas extraídas kg ...................... g ....................... (rendimiento por kg de fruto)
...........................................................................................)
11. Método de extracción:
12. Fecha de envío al almacén de semillas:
Firma ..........................................................................................
Fecha .........................................................................................
Firma ..........................................................................................
Fecha .........................................................................................
297
Formulario de semillas 3
De: Recolector
.............................................................................................................................................
.......
Especie:
Lugar de la recolección:
Fecha de la recolección:
3. Meter una etiqueta en el saco y atar la otra en la parte exterior del mismo.
298
Saco No. ............................... de
............................... sacos
Número de serie de recolección
.............................................
(mismo número que en los formularios 1 y
2)
Observacione
s
Peso Fecha
Cantida del Peso de de (Método de
No. Fecha d de fruto la semilla Rendimient envío al secado,
de de fruto recibid procesad o por peso almacé condiciones
seri Especi Orige recepció recibida o a de fruto n de climatológica
e e n n (sacos) kg kg g/kg semilla s, etc.)
299
Centro de Investigaciones Forestales, Sepilok Formulario de semillas 5
Sección de Semillas,
ENSAYOS DE LABORATORIO
No. de
No. de semilla Semilla Contenid
No. de Purez Germinació semilla s s Factor de o de
ensay Fech a n s puras viables vacías conversió humedad Observacion
o a % % por kg por kg % n % es
ASIGNACIONES
300
No. de Enviado a
nota de (Nombre y Unidad Cantidad Resto en
Fecha petición dirección): (g o kg) expedida existencias Observaciones
Existencias
iniciales
Formulario de semillas 6
301
De: Almacén de semillas A: Laboratorio de ensayos
Especie: ..............................................................................................................................
........................................................................................
Especie: ................................................................................................................
302
2) Al recibirlo, el oficial de semillas debe archivarlo con fines de registro.
Muestra para:
1) Especificación
No. de Peso de Fecha germinación/pureza Fecha de del
identidad No. de la de 2) contenido de terminación procedimiento
Especie oficial ensayo muestra llegada humedad, % del ensayo del ensayo
APENDICE 1
DOCUMENTACION SOBRE SEMILLAS (continuar)
Formulario de semillas 10
303
ENSAYO DE GERMINACION Y PUREZA
Ensayo de germinación
No.
Mohosa
Daño total
s Vacía Fresc
Fecha insect de
eliminad s as
os semill
as
as
Días
A
B
Réplic
C
as
D
E
Total
Promedio
%
Tratamiento previo de la
Ensayo de germinación
semilla
Método: Método: Germinación:
Tiempo: Temperatura en °C: Variación:
Temperatura en °C: Tiempo: Tolerancia:
No. de semillas: Capacidad de germinación:
304
semilla seca
Semilla pura A Peso del
recipiente
Peso de la
Semilla de otra
B semilla en
cosecha
fresco
Peso de la
Materia inerte semilla en
seco
Peso de la
humedad
eliminada
Peso total de % contenido
Total
la muestra de humedad
promedio %
Peso original contenido de
Promedio humedad
de la muestra
RESUMEN
Especie:
No. de Fech Purez Germinacio No. de No. de Semilla Factor de Contenid Observacion
ensay a a n semilla semilla s conversió o de es
o % % s puras s vacías n humedad
por kg viables % de la
por kg semilla
305
%
Firma ...........................................................................................
Fecha ..........................................................................................
A: Almacenista
306
No. de identidad oficial ...................................................................................., a
........................................................................................................
Firma ...........................................................................................
Fecha ..........................................................................................
De: Almacenista
A:
Firma ...........................................................................................
Fecha ..........................................................................................
307
semilla
pedido pedido
solicitada
308
Semilla sembrada, en peso ............................................................... Fecha de siembra
de la semilla .....................................................................
..........................................................................................................................................
Almacenada temporalmente a ..................................... °C
Germinación
Fecha
Día
No. aproximado de germinadas
No. en maceta (exactamente)
No. de gérmenes muertos
Observaciones: (Indicar si los gérmenes crecieron con vigor, los casos de muerte por
exceso de humedad o enfermedad, las condiciones climatológicas a lo
largo del período de germinación, etc.)
309
Sandakan .........................
Sabah (Este número debe
Malasia citarse en toda
correspondencia que
se refiera a esta
muestra)
Especie: ..............................................................................................................................
.........................................................................................
Recibida de
.............................................................................................................................................
.....................................................................
Pureza en % .......................................................................................................,
impurezas .....................................................................................
germinadas, en %
.............................................................................................................................................
...........................................................
Método de ensayo
.............................................................................................................................................
...........................................................
310
No. de semillas viables por kg de muestra no seleccionada
......................................................................................................................................
Observaciones
Firma ..............................................................................
Fecha .............................................................................
APENDICE 1
DOCUMENTACION SOBRE SEMILLAS (continuar)
APENDICE 1B
SELECCION DE EJEMPLOS DE HOJAS DE DATOS SOBRE
ORIGEN DE SEMILLAS
CERTIFICADO DE PROCEDENCIA*
311
.............................................................................................................................................
........................
No. de ref./breve descripción (según la Lista Nacional):
.............................................................................................................................................
.......................................................................................
(Especificar rodal, huerto semillero, clon y cultivar seleccionados)
ALTITUD: LONGITUD: LATITUD:
............................................ ........................................... ..................................................
............................ ............................ ................................
ORIGEN: * (1) INDIGENA (2) DESCONOCIDO (3) NO INDIGENA
(3) Introducido desde:
.............................................................................................................................................
...................................................
Otra información:
.............................................................................................................................................
............................................................
PROVEEDOR: DESTINATARIO:
..................................................................... ......................................................................
..................................... .....................................
..................................................................... ......................................................................
..................................... .....................................
..................................................................... ......................................................................
..................................... .....................................
SELLO DE LA
.......................................................................................
AUTORIDAD
19..........
COMPETENTE
(Lugar y fecha)
(nombre y dirección):
....................................................................................................
.
312
(Firma)
* Táchese lo que no proceda ....................................................................................................
.
(Categoría)
1B2
Fuente: Tanzanía
(Basado en el Certificado de Origen de Semillas de la FAO, en Baldwin y Holmes 1955)
CERTIFICADO DE ORIGEN
313
Los datos anteriores han sido sometidos a:
1B3
1B4
314
1B5
315
1B6 No. de DANIDA
Fuente: Centro de Semillas Forestales de DANIDA, Humlebaek
LOCALIDAD
País Provincia/Estado
Región/Unidad Administrativa
Latitud Longitud
Altura
Referencia en el mapa, ubicación detallada
LUGAR
Tipo de suelo
316
pH
Pendiente Exposición
Drenaje
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Agt Sep Oct Nov Dic Total/Media
Pluviosidad
Temperatura
Estación meteorológica más próxima Lat.
Long. Alt.
RODAL
Observaciones
RECOLECCION
Observaciones
M A N I P U L A C I O N D E L A S E M I L L A (E N E L C A M P O)
317
en el campo (Semilla) días.
Observaciones
Descripción Recolector:
efectuada por:
1B7
318
Proyecto Tailandés-danés Fuente de semillas:
Fuente: Sompherm 1975a
sobre el Pino
1B9
319
Situación: En el extremo occidental y en las estribaciones meridionales de la Cordillera
de Dipilto, que en este punto forma la frontera de Nicaragua por el norte. Los rodales,
que están situados a 5 km al norte de Macuelizo y 8 km al oeste de Dipilto
aproximadamente, forman parte de una zona de unas 150 000 ha de bosque de pino,
por lo general abierto, que se extiende por más de 70 km, en dirección más o menos
este-oeste, a lo largo de la cordillera y llega por el norte hasta los pinares de Honduras.
La pluviosidad aumenta progresivamente en dirección este, y en esa dirección las
pendientes más bajas, de altura inferior a 800 m, están ocupadas cada vez más por P.
caribaea, mientras que las estribaciones más altas, de más de 1 500 m, lo están por P.
pseudostrobus y bosque latifolio. En el extremo occidental, en la zona de Macuelizo, las
estribaciones más bajas y los valles sostienen únicamente un matorral seco y espinoso,
y la única especie de pino es P. oocarpa, especie que de hecho constituye la mayor
parte del bosque de pinos en toda la cordillera.
E F M A M J J A S O N D
4 1 21 16 113 180 110 85 149 163 49 13
Descripción del rodal: Bosque de pinos muy abierto, en pendientes pronunciadas (de
20° a 35°), con sólo una cubierta delgada de gramíneas, como Andropogon sp. y
Pennisetum sp. En algunos de los valles más húmedos aparecen algunos Quercus sp.
Los pinos mayores tienen más de 30 m de altura y hasta 80 cm d.b.h. La regeneración
de los pinos es por lo general escasa, aunque buena en algunas parcelas, y la zona
presenta muestras de haber sufrido incendios muy fuertes y frecuentes a lo largo de un
buen número de años. Los anillos de crecimiento son confusos y difíciles de interpretar,
pero parece que el crecimiento es lento, con 3–5 anillos por centímetro.
Arboles padres:
d.b.h. (cm): de 40 a 60 Altura (m): de 25 a 30
Ramificación: de 70° a 80° Fustes: Rectos, cilíndricos, sanos.
1B10
320
Fuente: CSIRO, Canberra
Especie: No de lote de
semillas:
Localidad de recolección:
Geología y suelo:
pH:
No de
Peso
N de
o
Especie N deo
Alt. dbh semillas
Descripción del árbol semilla
recolección botánica fotografía m (cm) viables/10
(g)
g
1B11
321
FORMA DE DESCRIPCION DE FUENTES SEMILLERAS 9 PARTE 1
E F M A M J J A S O N D P/a
A
B
C
322
D
DURACION DE ESTACION SECA MESES
DIFERENCIA ENTRE SITIO Y
ESTACION
PLUVIOSIDAD
TEMPERATURA
ESTACION SECA
ALTITUD
4. DESCRIPCION DE RODALES
DISTRIBUCION DE EDADES
CRECIMIENTO
FORMA
DENSIDAD AREA TOTAL
FUEGO
PASTOREO
EXPLOTACION
DESCRIPCION DE ARBOLES
5.
SEMILLEROS
No DE ARBOLES SEMILLEROS/ha/no No TOTAL
EDAD DE A AÑOS
DIAMETRO A.P. DE A
ALTURA DE A METROS
TIPO DE RECOLECCION
6. DESCRIPCION DE VEGETACION
APENDICE 1
DOCUMENTACION SOBRE SEMILLAS (continuar)
APENDICE 1C
SELECCION DE EJEMPLOS DE OTROS FORMULARIOS DE
SEMILLAS
1C1
Fuente: Columbia Británica (Dobbs y otros 1976)
323
COSTOS DE LA RECOLECCION DE CONOS
Especie: ABETO DE
№ provisional de lote: N - 2 - 1
DOUGLAS
№ de hectolitros:
Distrito forestal: NELSON
84,5
647,50 dólares
Total:
2. Costos directos
Salarios: Capataces:
750 dólares
Taladores:
1 860 dólares
Recolectores:
Suministros: 88,04
Gastos diversos
324
Supervisor
(firma)
De a dólares
De a dólares
7 de octubre de 1974
1C2
Fuente: Cooling (1971)
№ DE IDENTIDAD REF. EN
№ DE REGISTRO
CODIGO ESPECIE ORIGEN DE
SERIE C.O.S. *
DEL PAIS EXISTENCIAS
DE SEMILLAS
325
* C.O.S. = Certificado de origen de semillas
lC3
Fuente: Cooling (1971)
№ DE IDENTIDAD REF. EN
№ DE REGISTRO
ORIGEN DE
CODIGO DEL PAIS SERIE C.O.S. *
EXISTENCIAS
DE SEMILLA
326
* C.O.S. = Certificado de origen de semillas
1C4
Fuente: Bryndum 1975
Especie:
Extracción de la semilla
Comienzo de la
Recepción de los conos Extracción
exposición
Fecha de comienzo:
Fecha de recepción:
Estado de los conos
Cantidad:
Cantidad:
kg
kg litros
litros
Fecha Cerrados Abiertos Vacíos
Estado de los conos Estado de los conos % % %
Verdes % Verdes % % %
%
Verdes- Verdes-
% % % %
pardos pardos %
Fecha de terminación:
Pardos % Pardos
%
Pardos- Pardos-
%
abiertos abiertos %
Número de conos
por litro: Rendimiento de semilla
327
almacenamiento: extracción: por cono
semilla
Número de bandeja:
Estación:
Observaciones:
Observaciones:
Observaciones:
s. g. % g %
1C5
Fuente: Bryndum 1975
TARJETA DE Especie:
GERMINACION
Proyecto Tailandés-Denés Fuente de semillas:
sobre el pino
328
Porcentaje de Porcentaje de Porcentaje de Porcentaje de
germinación: germinación: germinación: germinación:
Refer Fec Semillas Refer Fec Semillas Refer Fec Semillas Refer Fec Semillas
encia ha viables encia ha viables encia ha viables encia ha viables
(S.) / por (S.) / por (S.) / por (S.) / por
gramo: gramo: gramo: gramo:
1C6
Fuente: Bryndum 1975
CONTROL SALIDAS
Humedad Observaci Recipiente/Finali
Fecha Temp. (°C) Fecha Gramos
(%) ones dad
329
Refere Gra Gra Gra Gra Gra Gra Gra Gra Gra Gra Gra Gra Gra Gra
ncia mos mos mos mos mos mos mos mos mos mos mos mos mos mos
Especie:
1C7 Recolección de semillas
330
APENDICE 1
DOCUMENTACION SOBRE SEMILLAS (continuar)
1C8 Fuente: Estación de Mejora de Arboles, Humleback
331
Propiedad de la
Especie:
semilla:
Nombre del No de permiso de recolección:
recolector: (cada análisis debe recibir un número de registro distinto; repetición
anual)
Conos/frutos: Costo No de análisis
Cantidades:
Fecha de comienzo del
Rendimiento de semillas (kg) Recolección:
ensayo:
Contenido de humedad (%): Por horas: Corte:
Transporte: Tetrazolio:
Peso de la semilla tras secado para No de días de
Seguros:
almacenamiento (kg): estratificación:
No de días de
Contenido de humedad (%): Primas:
germinación:
Extracción de la semilla: Germinación (%):
Pago por recolectar
Venta: Pureza (%):
(propietario privado):
Pureza de 100
Varios:
semillas:
Compras: Semillas germinadas
Pérdidas: por kg de semilla
impura:
Sello de la ISTA (raras
(Flete):
veces):
Existencias (kg): (columnas
distintas cuando
un lote se reciba y
trate dividido en
varias partidas
diferentes): Total:
Contenido de humedad(%):
Lote de
Certificado
Ubicación: Bosque: semillas
danés de orígen
No:
No: kg:
Varios Cámara fría:
Fecha Lugar Sk No de Peso Fecha Lugar No de Peso
recipientes kg (por ej., recipientes (kg)
Bmk. cámara
fría 3,
estante
No 2)
332
Registro
de
salidas:
Sala de envasado
Fecha Lugar Sk No de Peso
recipientes kg
Períod Perío
Fech Fech
Confirm Canti o Fact do Fact
Clie a de Canti Certifi Canti a de Canti Certific
ación dad (prima ura No (prima ura
nte desp dad cado dad despa o dad ado No
No (kg) vera) No vera N
acho cho
1973 1973)
Certificado
danés de
orígen
Lote de semilla
No: kg: Ubicación:
No:
333
1C9 Fuente: Checoslovaquia (Certificado de la ISTA)
334
335
1C10
Fuente: Boland y otros 1980
ENSAYO DE GERMINACION
Tiempo de
Día de examen 1 2 3 4 5 6 7 8 Observaciones
ensayo
16.12.74 10 días 1 3 5 2
20.12.74 14 días 53 42 42 32
23.12.74 17 días 2 - 3 7
№ de germinaciones/placa 56 45 50 41
336
Ensayo de aplastamiento/semillas
- - - -
firmes/placa
№ de semillas/placa 56 45 50 41
Promedio de 4 réplicas = 48
Promedio de viabilidad = 9600
/100 g Promedio: /Bajo
Promedio de germinación % = - Semillas/100 g = -
Consignar en ficha Analista de semillas Comentarios
Repetir el ensayo
Suprimir Oficial de semillas
1C11
337
evaluación de la producción de semilla en el mismo rodal, y se completa
el formulario (abajo).
1C12
338
Ensayos que se deben efectuar y
resultados
Fech Peso Viabilid No. de Fech
a de de ad semillas a de
No. toma 1000 germina notifi
de No. de de la semill das c. del
ensay Especi identida mues Pure as Germina (viables/ ensa Observacio
o* e d** tra CH za puras ción TZ Exc kg) yo nes
A1 A1b. 81/… 21/3/ 10, 98,2 10,2 28% x x 26.956 20/4/ Con agua
falc. 81 2 g redonde 81 hirviendo
ado a
27.000
A2 Euc. 81/762A 22/3 8,6 x x 26 por 0, x x 260.000 16/4/ Réplicas
deglup 1g 81 de 0,1 g
ta
A3 Gmeli 81/… 23/3 9,2 99,6 175,6 x 72 4.100 26/3 PRIORIDA
na viables D
arbore
a
A4 Acacia 81/… 23/3 14, - 24/3 Se
etc. mangi 2 MC sospecha
um que el lote
necesita
secado.
Notificar
CH de
inmediato.
E1 CH
confirma la
necesidad
de secado.
B1
B2
№ de
Especie Recibido
ensayos
de
№ de
Origen
identificación
№ de
№ de lata Que Fecha
muestra
representa kg
339
Fech Mohosa Anormale Muerta Vacía Fresca № de Fresca
a s s s s s semilla s
retirada s teñidas
Días 0 7 14 21 28 35 s
A
B
C
D
E
F
G
H
Total
%
Observacione ENSAY CONTENIDO DE
TRATAMIENTO PREVIO GERMINACION
s: O HUMEDAD
A
Método
%
Temp. B
°C %
C
Tiempo
%
Variación de porcentajes de Promedio
Tolerancia
germinación %
Fecha TETRAZOLIO/CORT
PUREZA Fecha
E
Composici Pes A Pes B No de Réplicas CLASIFICACION
ón de la o % o % semillas
A B
muestra g g PESO DE LA
A s B s C D E A+B
SEMILLA
p p
×
Semilla
1 50/100
pura
semillas
Semilla de
otras 1.
2
plantas "
cultivadas
Materia 2.
3
inerte "
Peso total
3.
de la 4
"
muestra
Peso orig. % 4.
de la "
340
muestra
5.
Semilla pura %
"
6.
Semilla de otras plantas cultivadas:
"
Materia 7.
inerte: "
8.
"
Entrada en el registro
1C14
Fuente: División de Investigaciones Forestales, CSIRO, Canberra
NOTA NORMALIZADA DE ENVIO Y
CERTIFICADO DE SEMILLAS
(Elaborada por el Programa “Selseed”)
CSIRO, DIVISION DE
INVESTIGACIONES FORESTALES
DESTINATARIO: UNIVERSIDAD DE NOTA DE ENVIO Y CERTIFICADO
341
STELLENBOSCH DE SEMILLAS
A LA ATENCION DEL
DR. D.G.M. DONALD
NUMERO DE
POST OFFICE
DPTO. DE MONTES ARCHIVO:
BOX 4008
DA1/239
CANBERRA,
STELLENBOSCH,
A.C.T.
SUDAFRICA
AUSTRALIA
CANTI
LOTE ORIGEN
DAD
DE № DE
SEMI ESPECIE ARBOLES LATITU LONGIT SEMILLA
ALTIT
LLA PADRES KG G D UD S
LUGAR UD
№ (grados/ (grados/ VIABLES
(m)
min.) min.) /10g
EUC
LENNARD W
12349 CAMALDUL 3 0 10 17 23 124 45 60 10800
RIVER A
ENSIS
EUC GIBB R
W
12346 CAMALDUL 20 0 10 KIMBERL 16 8 126 30 430 13400
A
ENSIS EY AREA
EUC EMU
QL
12964 CAMALDUL 25 0 10 CREEK 17 20 144 58 460 9910
D
ENSIS PETFORD
EUC 123KM N
10507 CAMALDUL 1 0 10 TENNANT NT 18 38 133 56 360 3885
ENSIS CREEK
64KM E
EUC
OF QL
6948 CAMALDUL 5 0 10 20 49 144 48 450 4400
HUGHEN D
ENSIS
DEN
EUC SIRINUM
PN
13418 TERETICO 20 0 10 U SOGERI 9 30 147 26 580 5150
G
RNIS PLAT
EUC 29KM W
DESCONO QL
0202 TERETICO 0 10 COOKTO 15 40 145 15 120 22750
CIDO D
RNIS WN
EUC 4KM S OF
DESCONO QL
10961 TERETICO 0 10 HELENVA 15 45 145 15 120 5600
CIDO D
RNIS LE
REEDY
EUC
ST QL
0215 TERETICO 1 0 10 16 20 144 50 75 7500
GEORGE D
RNIS
CK
5KM S
EUC QL
11956 12 0 10 HELENVA 15 45 145 15 150 3760
PELLITA D
LE
342
MANNING W
12421 EUC ALBA 1 0 5 16 41 125 55 460 450
CREEK A
EUC DESCONO 48KM E QL
10412 0 20 27 10 149 2 250 500
EXSERTA CIDO SURAT D
33KM SW
EUC QL
12942 3 0 20 MT 17 53 144 55 650 800
CREBRA D
GARNET
EUC
NW OF QL
12967 TESSELLA 10 0 10 16 58 145 15 450 1090
MAREEBA D
RIS
HERBERT
EUC
ON- QL
12379 CITRIODOR 42 0 10 17 53 145 35 960 1190
IRVINEBA D
A
NK
18 DE ENERO DE
FECHA:
1982
OFICIAL DE CERTIFICACION
APENDICE 2
343
Selección del lugar
En teoría, un banco de semillas debe constar de un edificio principal que contenga una
cámara fría normalizada y otro espacio compartimentado para instalaciones auxiliares.
La construcción del revestimiento protector exterior estará dictada por las condiciones
climáticas y las normas constructivas locales, así como por la disponibilidad de
materiales.
344
Si se adoptan estas precauciones, la humedad relativa en el almacén se mantendrá
automáticamente por debajo del 70 por ciento y, utilizando las técnicas habituales de
refrigeración por compresores, posiblemente en niveles tan bajos como el 40 por ciento.
Como se ha mencionado supra en el presente informe, sólo sería necesario contemplar
la posibilidad concreta de mantener la humedad relativa a un nivel tan bajo como el 40
por ciento si hubiera dudas sobre la fiabilidad de los recipientes herméticos. Si se
decidiera hacerlo así, entonces la humedad relativa podría mantenerse en un valor
garantizado del 40 por ciento o menos utilizando una pequeña planta de refrigeración
secundaria en la que el refrigerante se evaporara a una temperatura inferior a la de la
planta de refrigeración principal.
Aislamiento
El grosor del aislamiento para temperaturas de -10°C a -20°C debe ser de 100 a 130
mm, con una conductividad térmica de unos 0,017 Wm °C; ese aislamiento debe
satisfacer los requisitos del funcionamiento económico tanto en países de la zona
templada como en países tropicales. Debe utilizarse un tipo de aislamiento fiable, de
manera que conserve sus propiedades térmicas, resista al ataque de plagas y bichos y
contenga un ignirretardante.
Las puertas deben calentarse para evitar que se hielen, y los precintos deben funcionar
eficazmente, sin que se arruguen o alabeen. Los suelos deben ventilarse o calentarse
para evitar su levantamiento por congelación. Todos los cables y accesorios eléctricos
deben ser de fácil acceso, y deben estar preparados para funcionar a bajas
temperaturas.
Planta de refrigeración
345
automáticamente energía suficiente al menos para una de las unidades de refrigeración
y otros servicios esenciales, por si fallara el suministro de la red.
Si partimos de que dentro del almacén se dejan espacios para la circulación del aire, la
recirculación del aire en la cámara fría para evitar unos gradientes de temperatura
inaceptables se conseguirá utilizando ventiladores y conducciones como los que se
emplean habitualmente en las cámaras frías. La tasa de recirculación del aire enfriado
debe ser de entre 5 y 10 renovaciones por hora. No se precisan sistemas de circulación
de aire más complejos, pues es perfectamente aceptable una variación de 2°C dentro
del espacio de la cámara.
Precauciones de seguridad
En todos los casos, estos elementos sensibles a la temperatura deben colocarse en las
partes altas del almacén. Entre todos ellos, estos dispositivos de seguridad no deben
costar más de 3 000 dólares. En el caso de los almacenes grandes, se recomienda
también que se incluya en el sistema de circulación de aire un detector de humos.
En las zonas en que son probables los temblores de tierra, el almacén debe construirse
sobre una placa continua de cimentación o cualquier otro mecanismo que reduzca al
mínimo la posibilidad de que se produzcan daños; asimismo, en esas zonas no debe
construirse nada encima de la cámara fría de almacenamiento.
Estas precauciones deben ser totalmente suficientes, pues si, pese a ellas, se produjera
un fallo en la planta de refrigeración, la constante de tiempo térmica (es decir, el tiempo
que tarda la temperatura en subir hasta el 67 por ciento del intervalo que existe entre la
temperatura de funcionamiento y la temperatura ambiente) sería probablemente de 4 ó
5 días en los almacenes de mayor tamaño. Además el cambio de la temperatura no
afecta por sí mismo a la viabilidad de la semilla; el período de viabilidad es una función
346
de la integración de la temperatura con el tiempo. Así, por ejemplo, si se produjera un
fallo completo de manera que la temperatura fuera la del ambiente durante dos
semanas, ello no sería más grave que un retraso inicial de dos semanas en poner las
semillas secas en la cámara a su llegada.
A fin de garantizar la seguridad de las personas que utilizan la cámara, es esencial que
la puerta esté diseñada de tal manera que pueda abrirse desde el interior. En la parte
exterior de la cámara, en una posición destacada que esté en paralelo con su circuito de
iluminación interior, debe colocarse una luz indicadora. Se recomienda también que se
coloque en la puerta un aviso que indique que nadie debe entrar en la cámara sin
notificarlo a otra persona responsable.
Normas de diseño
Al margen del tamaño del almacén, en todos los bancos de semillas es preciso llevar a
cabo las mismas operaciones, y por lo tanto es probable que las necesidades sean
relativamente independientes del tamaño del almacén. Las recomendaciones que se
efectúan a continuación sobre necesidades de espacio mínimo se basan en este
supuesto, aunque se acepta que es posible que los establecimientos pequeños puedan
reducir esas asignaciones sin que ello afecte gravemente a la eficiencia de la
organización.
Sala de secado 15 m2
Sala de limpieza 30 m2
Laboratorio de ensayos 40 m2
Oficinas y sala de registros 40 m2
Cámaras de almacenamiento 40 m2
Aseos y servicios 20 m2
Total (excluida la sala de maquinaria) 185 m2
347
APENDICE 3
Construcción
Debido a que los fondos disponibles no permitían comprar una estructura prefabricada
que satisficiera las necesidades del programa, se decidió construir el edificio principal
con fuerza de trabajo directa.
• unos cimientos a 50 cm (como mínimo) de altura sobre el nivel del suelo. Bajo la
cámara de refrigeración están empotrados en grava gruesa compactada dos
tubos de PVC de 5 cm de diámetro, separados entre sí por unos 50 cm, para
drenar y ventilar el subsuelo;
• una cubierta independiente sobre columnas de hormigón armado de 30 × 30 cm,
consistente en placas de fibrocemento (Ricalit (R)) sobre armazón de acero.
Todos los lados se dejan abiertos para que circule bien el aire y para evitar que
se acumule el calor bajo la cubierta;
• una sala de secado (dimensiones interiores: 7 × 3 × 3 m aproximadamente),
construida como antecámara del almacén;
• una cámara fría (dimensiones por dentro del aislamiento: 6 × 7 × 2,5 m
aproximadamente).
348
• un techo de hormigón armado de 20 cm de espesor, suspendido de unas vigas
(20 × 30 cm, con varillas de hierro de 1,7 cm) que van de columna a columna. La
armadura entre las vigas consiste en un mallazo de varillas de 1,25 cm con un
espaciamiento de 20 cm.
El hormigón del techo se vertió directamente sobre el aislamiento, que se colocó in situ
mediante unos soportes provisionales.
Todo el hormigón se mantuvo húmedo para que se secara lentamente, lo que le da una
mayor resistencia. Por último, ambas caras de los muros se enfoscaron.
Aislamiento
El suelo del interior es de hormigón armado que “flota” sobre la barrera de vapor.
349
Equipo de refrigeración y secado
Instalaciones auxiliares
350
Esta cámara (dimensiones interiores 4,5 × 5,5 × 2,2 m) está construida de manera
parecida al almacén de largo plazo, pero con menos aislamiento. El equipo de
refrigeración consta de un compresor de 3 caballos de vapor, del tipo semihermético, un
evaporador de 10 400 BTU/h y un compresor de reserva. Un secador del tipo de gel de
sílice mantiene baja la humedad relativa.
Laboratorio
Cerca de las dependencias de almacenamiento están ubicadas una sala para preparar
las semillas y un laboratorio en el que se efectúan los ensayos ordinarios (germinación,
viabilidad y contenido de humedad), así como trabajo experimental sobre
almacenamiento y germinación de semillas. El equipo de laboratorio comprende varias
incubadoras, cuatro cubetas de Copenhague, un germinador pequeño, una mesa de
termogradientes en dos direcciones, una estufa de secado que funciona por circulación
de aire, una balanza analítica y otros componentes. Desde la segunda mitad de 1979
funciona un germinador por cuyo interior pueden circular personas.
351
A 3.2. Proyecto de dependencia de almacenamiento prolongado en
CATIE, vista lateral, sin estructura de cubierta.
352
A 3.3. Proyecto de dependencia de almacenamiento prolongado en
CATIE.
(no figura la instalación de barrera de vapor aplicada por todos los
lados de ambas habitaciones)
353
A 3.4. Estructura del muro y el suelo, detalles sin escala.
354
A 3.5. Estructura de muro y techo, detalles.
APENDICE 4
Los congeladores tipo armario que funcionan a aproximadamente -20°C, como los que
se utilizan en los hogares, son perfectamente adecuados para conservar semillas
durante mucho tiempo. Esos congeladores tienen las ventajas de que con frecuencia
355
pueden obtenerse de inmediato localmente y de que puede incrementarse su número
cuando se trata de cosechas mayores.
Los congeladores tipo armario suelen ser adecuados para guardar cantidades muy
pequeñas de semilla, especialmente si al mismo tiempo se cuenta como mínimo con un
congelador de repuesto y un pequeño generador de reserva. Pueden utilizarse también
como solución temporal mientras se construye una instalación mayor. No obstante, no
parece que puedan sustituir satisfactoriamente a las cámaras frías grandes en el
almacenamiento prolongado de grandes cantidades de semilla.
1
Los costos que se citan en este párrafo se basan en precios de 1976.
APENDICE 5
356
№ de árboles escalados por
3. = 5 árboles/día
cada trepador
4. Duración máxima de la = 2 meses, lo que equivale a
estación de recolección 40 días de recolección (es
decir, 60 días menos 16
(fines de semana) + 4
lluviosos)
357
NECESIDADES 15. Tiempo necesario para secar = 4 días (incluida previsión
DE los conos al sol y extraer las de mal tiempo)
PROCESAMIENTO semillas
16. Capacidad de las instalaciones = 80 sacos
de secado para mantener el
ritmo del suministro (11) ×
(15) : 5 días
17. № de lonas alquitranadas que = 4 lonas
se precisan, 10 × 5 m,
capacidad 16 sacos
18. № de depósitos para = 2 depósitos
almacenamiento en post-
maduración (capacidad 60
sacos)
358
APENDICE 6
A. Recolección de semilla
Recipientes para semilla (envío). Bolsas de algodón, sacos de lona (se envían
con la semilla).
Cortadores, por ejemplo, ganchos y rastrillos para conos, tijeras de dos manos.
Prismáticos para estudiar las copas de los árboles, el desarrollo del fruto, etc.
Compás.
Altímetro.
359
Equipo de meteorología (higrómetro, termómetro máx/mín).
Equipo para estudio de suelos (sonda de cuchara, gráficos de color, equipo para
medir el pH).
C. Recolección de especímenes
Bolsas de plástico.
Líquido de conservación.
Lupa manual.
APENDICE 7
GLOSARIO
Este glosario se ha compilado, a veces con modificaciones a partir de las fuentes
siguientes:
360
2. A Glossary of Genetics and Cytogenetics. Por Reeger y otros. Springer-Verlag,
Berlín, Heidelberg, Nueva York 1968.
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11. Glossary of forest tree improvement workers. E.B. Snyder. Servicio Forestal,
Dpto. Agric. EE.UU. 1972.
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13. Oxford English Dictionary, edición de 1933.
14. Penguin Dictionary of Science. E.B. Uvarov, D.R. Chapman y A. Isaacs. 5a
edición 1979. Penguin Books.
ABSCISION:
ABSORCION:
ADSORCION:
ALMENDRA:
ANGIOSPERMAS:
361
Nombre que recibe en botánica el grupo de plantas vasculares con
flores que producen semillas encerradas en un ovario. Pertenecen a
ellas las frondosas, los bambúes y las palmeras.
ANTESIS:
AÑO DE FRUCTIFICACION:
AÑO DE SEMILLA:
APOCARPICO:
AQUENIO:
ARILO:
ARQUEGONIO:
ASIMILACION:
362
Conversión de los nutrientes ingeridos y digeridos en protoplasma.
BAYA:
BRACTEA:
CAPACIDAD DE GERMINACION:
CAPSULA:
CARPELO:
CASCARA:
CONTENIDO DE HUMEDAD:
363
Cantidad de agua que está presente en un material, como por
ejemplo maderas, suelos o semillas. Puede expresarse en términos
del peso de la humedad como porcentaje del peso del material
secado en estufa (“peso en seco”), y también, forma que se prefiere
en el caso de las semillas y los frutos, como porcentaje del peso total
del material, incluida el agua (“peso en húmedo” o “peso en fresco”).
COTILEDON:
CROMATIDIO:
CROMOSOMA:
CUBIERTA SEMINAL:
CUTINIZACION:
DEHISCENCIA:
DESORCION:
364
Paso de la humedad de un material higroscópico relativamente
húmedo, como las semillas, a un ambiente relativamente seco hasta
que se llega a un equilibrio entre ambos.
DIPLOIDE:
DRUPA:
EMBRION:
EMBRION INMADURO:
ENDOCARPO:
Capa interna del pericarpo; por ejemplo, la parte dura y ósea del
fruto de Prunus.
ENDOGENO:
ENDOSPERMA:
ENDURECIMIENTO SUPERFICIAL:
365
ENERGIA DE GERMINACION:
ENFRIAMIENTO PREVIO:
ENZIMA:
EPICOTILO:
Parte del eje de un embrión o del tallo de una plántula entre los
cotiledones y las hojas primarias.
ESCARIFICACION:
ESTIGMA:
ESTILO:
ESTRATIFICACION:
366
Enfriamiento previo de las semillas sin utilizar un medio de
conservación de la humedad.
EXOCARPO:
Capa más externa del pericarpo; la piel en frutos carnosos como los
de Cornus, Malus y Prunus.
EXOGENO:
FECUNDACION:
FENOLOGIA:
FENOTIPO:
FERMENTACION:
FOLICULO:
367
Fruto seco y dehiscente que se forma a partir de un solo carpelo y
que se abre únicamente por la sutura ventral.
FUNICULO:
GAMETO:
GAMETOFITO:
GAMETOFITO FEMENINO:
GEN:
GENOTIPO:
GERMENES ANORMALES:
368
GERMINACION:
GERMINACION EPIGEA:
GERMINACION HIPOGEA:
GERMINACION MAXIMA:
GIMNOSPERMAS:
GRANZAS:
HAPLOIDE:
HAUSTORIOS:
HILO:
369
En una semilla, cicatriz que marca el punto de unión con el ovario en
las angiospermas o con el megasporofilo en las gimnospermas.
HIPOCOTILO:
IMBIBICION:
INDEHISCENTE:
INTEGUMENTO:
INVOLUCRO:
KILOGRAMO EFECTIVO:
LATENCIA:
LATENCIA COMBINADA:
370
Latencia que se debe a condiciones de la cubierta seminal:
impermeabilidad a los gases o la humedad, restricciones mecánicas.
LATENCIA DOBLE:
LATENCIA FISIOLOGICA:
LATENCIA IMPUESTA:
LATENCIA INDUCIDA:
LATENCIA INTERNA:
LATENCIA PROFUNDA:
LATENCIA SECUNDARIA:
LATENCIA SUPERFICIAL:
371
LIPIDOS:
LOCULO:
LOTE DE SEMILLA:
MACERAR:
MADUREZ FISIOLOGICA:
Término general que describe la fase del ciclo vital de una semilla en
la que el desarrollo es completo y los componentes bioquímicos
necesarios para todos los procesos fisiológicos están activos o a
punto de activarse.
MAYAL:
MEIOSIS:
MESOCARPO:
METABOLISMO:
372
MICROPILO:
MITOSIS:
MUESTRA DE TRABAJO:
MULTILOCULAR:
NUCELA:
NUCLEO:
NUCLEOS ANTIPODALES:
NUEZ:
OREO PREVIO:
373
ulteriores como por ejemplo secado en estufa, extracción y
almacenamiento.
ORTODOXO:
OVARIO:
OVULIFERO:
OVULO:
PARTENOCARPIA:
PERICARPO:
PERIODICIDAD:
PERISPERMA:
PISTILO:
374
Organo que en las angiospermas contiene el óvulo; se compone de
ovario, estilo y estigma.
PLACENTA:
PLUMULA:
POLIEMBRIONIA:
POMO:
PORCENTAJE DE GERMINACION:
PORCENTAJE DE PLANTACION:
PORCENTAJE DE VIABILIDAD:
POSTMADURACION:
375
anteceden, muchas veces como requisito necesario, a la
germinación o reanudación del crecimiento en condiciones externas
favorables.
PUREZA:
QUIESCENTE:
RADICAL LIBRE:
RADICULA:
RECALCITRANTE:
RECEPTACULO:
RECUPERACION DE PLANTULAS:
SACO EMBRIONAL:
SAMARA:
376
Fruto seco, indehiscente y alado, monospermo como en Fraxinus o
Ulmus o dispermo como en Acer o Triplochiton.
SARCOTESTA:
SEMILLA:
SEMILLA DE REFERENCIA:
SEMILLA DURA:
SEMILLA LLENA:
SEMILLA PURA:
SEMILLA VACIA:
377
Semilla sin contenido, o sin embrión o cavidad embrional cuando
existe tejido residual; lo contrario de “semilla llena”.
SEMILLA VIABLE:
SEROTINO:
SINCARPICO:
SINCARPO:
SUBSTRATO:
SUTURA:
TEGMEN:
TESTA:
TOLERANCIA:
378
TRILLA:
TRIPLOIDE:
VAINA:
VIGOR:
VIPARO:
VOLTEADO:
ZIGOTO:
Huevo fecundado.
--------------------------------------------------------------------------------
379
APENDICE 8
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APENDICE 9
Abies, 23, 46, 48, 139, 214, 217, 221, 266, 289, 334, 338
A. alba, 45, 110, 214
A. amabilis, 175
A. grandis, 108
A. nordmanniana, 110
A. procera, 110, 132
408
Acacia, 1, 31, 78, 106, 136, 147, 163, 198, 220, 246, 247, 257, 313, Fig. 4.6 y
6.12
A. albida, 257, 347
A. aneura, 198, Fig. 2.3 y 4.3
A. auriculiformis, 272
A. catechu, 248
A. farnesiana, 247, 248
A. harpophylla, 198
A. hemsleyi, 198
A. holosericea, 198
A. leptopetala, 198
A. mangium, 153, 163, 251, 252, 259, 378, Fig. 8.4
A. mearnsii, 43, 249
A. melanoxylon, 249
A. nilotica, 248, 249, 257
A. planifrons, 257
A. raddiana, 347
A. senegal, 257
A. sieberiana, 251
A. victoriae, 198
Acer, 18, 132, 136, 204
A. pseudoplatanus, 110, 183, 204
A. rubrum, 204
A. saccharinum, 204, 215
Adenanthera microsperma, 249
Adina cordifolia, 67, 136
Aesculus, 223
Afzelia, 247
Agathiphaga, 31
Agathis, 31, 199, 224
A. australis, 199
A. macrophylla, 199
A. robusta, 22, 199
Ailanthus, 136
A. altissima, 313
Albizzia, 198, 246, 247, 281
A. amara, 249
A. falcataria, 70, 147, 153, 163, 248, 251–252, 364, 408
409
A. julibrissin, 197
A. lebbek, 248, 257, Fig. 1.3
A. procera, 249
Aleurites, 137
A. moluccana, 259
Alnus, 136, 217, 297, 313, 322, 335
Amblycerus, 31
Andropogon, 393
Anisophyllea, 16
Anthocephalus, 18, 49
A. chinensis, 138
Apion ghanaense, 31, 43
Araucaria, 22, 23, 84, 204, 224, 281
A. angustifolia, 205, Fig. 1.3
A. araucana, 205
A. bidwillii, 205
A. cunninghamii, 23, 204–205
A. grupo colymbea, 205
A. grupo eutacta, 204
A. grupo intermedia, 205
A. hunsteinii, 23, 205, 212, 224
Artocarpus, 18
Atriplex, 136, 251
Aucoumea klaineana, 134
Azadirachta indica, 17, 138
Baccauria, 17
Barringtonia, 16
Bertholletia excelsa, 16, 51
Betula, 18, 136, 168, 175, 217, 297, 322
B. ermannii, 19
B. papyrifera, 213
Brassica oleracea, 190
410
Canarium ovatum, 138
Carpinus, 136, 246
C. caroliniana, 270
Carya, 136, 334, 335
Cassia, 17, 246
C. bicapsularis, 197
C. fistula, 166, 248, 257
C. javanica, 166, 248
C. multijuga, 198
C. nodosa, 248
C. siamea, 44
Castanea, 68, 136, 183, 203, 223
Casuarina, 4, 17, 136, 183, 147, 168, 281
C. equisetifolia, 147
Catalpa, 162
Cedrela, 70, 136, 313
C. odorata, 201, 347
Cedrus, 139, 166, 334
Ceiba, 19
Celtis laevigata, Fig. 9.7
Ceratonia, 246
C. siliqua, 257
Cercis, 162
C. canadensis, 269, Fig. 8.10
Chamaecyparis, 97, 168, 175, 290
Chlorophora, 18, 120, 138
Cinnamomum camphora, 138
Cola nitida, Fig. 2.5
Cordia africana, 261
C. alliodora, 31, 70, 191, 281
Corylus, 136
Crataegus, 82, 135, 246, 259
C. monogyna, 270
Cryptomeria japonica, 313
Cupressus, 21, 95, 97, 168, 290
C. lusitanica, 34, 43, 281
C. sempervirens, 313
411
Dalbergia sissoo, 198
Delonix regia, 43, 166, 248
Dialium maingayi, 257
Dichrostachys cinerea, 248
Dioryctria, 31
Diospyros, 18, 19
D. maingayi, 51
Dipterocarpaceae, 9, 19, 132, 180, 183
recolección, 43, 45, 49, 55, 56, 68
almacenamiento, 204, 205, 216, 224
Dipterocarpus, 136, 139, 204
D. humeratus, 216
Dothistroma pini, 34
Dryabalanops, 204
Durio, 18
D. zibethinus, 27
Dyera, 19
Dysoxylum, 18
Elaeagnus, 246
Entandrophragma angolense, 201
Enterolobium, 247
Eucalyptus, 1, 16, 18, 19
recolección, 56, 60, 63, 79, 84, 105, Fig. 5.4
extracción y procesamiento, 120, 136, 143, 145–147, 153, 156, 161
tratamiento previo, 266, 271
almacenamiento, 199, 217, 220, 221
ensayos, 281, 297, 307, 312, 322, 353, 362
E. alba, 410
E. brachyandra, 18
E. brassiana, 311
E. camaldulensis, 37, 41, 43, 311, 313, 410, Fig. 1.3
E. citriodora, 43, 296, 311, 410
E. cloeziana, 38, 311, 322
E. crebra, 410
E. deglupta, 199, 217, 289, 311, 364, 408
412
E. delegatensis, 261, 266, 267, 322, Fig. 3.1
E. diversicolor, 18
E. exserta, 410
E. fastigata, 267
E. globulus, 9, 311
E. gomphocephala, 43
E. grandis, 43, 171, 178, 311, 341, 353
E. laevopinea, 406
E. maculata, 43
E. microtheca, 199, 311
E. pauciflora, 261
E. pellita, 410
E. preissiana, Fig. 2.3
E. regnans, 43, 267, 311, 322
E. robusta, 41
E. saligna, 43, 311
E. tereticornis, 84, 311, 410
E. tessellaris, 410
E. urophylla, 311
E. subgénero Idiogenes, 167
E. subgénero Monocalyptus, 167
Eusideroxylon, 247
Garcinia, 16
Gingko biloba, 132, 207, 261
Gleditsia, 75, 136
G. triacanthos, 257
Gluta, 19
413
Gmelina arborea, 16, 18, 124, 257, 357, 364
recolección, 43, 63, 68, 70
extracción y procesamiento, 136, 138, 180
almacenamiento, 222
ensayos, 281, 408
Grevillea robusta, 249
Hevea, 204
H. brasiliensis, 205
Hopea, 136, 139
H. helferi, 205, 216, 224
H. odorata, 205
Ilex, 79
Imperata, 259, 272
Intsia, 247
I. bijuga, 324
I. palembanica, 70, 257
Jacaranda mimosaefolia, 43
Juglans, 75, 136, 163, 337, Fig. 8.7
Juniperus, 22, 23
Koompassia, 19
K. malaccensis, 198
Lagerstroemia, 147
L. speciosa, 324
Larix, 12, 23, 46, 108, 167, 272, Fig. 4.14
L. decidua (L. europaea), 53, 110, 162, 214
L. leptolepis, 110
Lecythis, 16
Leucaena, 147, 247, 322
L. leucocephala, 198, 251, 272, 273
Libocedrus, 168
Liquidambar, 12, 133, 136, 190
L. styraciflua, 313, Fig. 6.23
Liriodendron, 18, 133, 136, 162
414
L. tulipifera, 266, Fig. 6.16
Nanophyes, 31
Nothofagus, 136
N. alpina, 105
N. obliqua, 266, 267, 313
N. procera, 266
N. pumilio, 105
Nyssa, 136
Ochroma, 179
Ocotea usambarensis, 137
Olea, 136
Pagyda salvaris, 31
Parkia javanica, 28
Parkinsonia aculeata, 251
Paulownia tomentosa, Fig. 2.2
Pennisetum, 393
Picea, 12, 22, 23, 84, 91, 199, 214, 327, 334, 335
P. abies (P. excelsa), 38, 46, 48, 110, 162, 190, 213, 327, 328, 405
P. glauca, 53, 84, 318
P. omorica, 110
P. sitchensis, 46, 109, 110
Pinus, 12, 21, 22, 23, 31, Fig. 2.4
recolección, 43–46, 49, 56, 65, 91, Fig. 4.17
415
extracción y procesamiento, 143, 178, 191
almacenamiento, 199, 214, 216, 217, 218
ensayos, 307, 327, 334
P. austriaca, 110
P. banksiana, 391
P. brutia, 166
P. caribaea, Fig. 1.3, 3.1
recolección, 37, 42, 36, 63, 85, 105, 108, 393, 428–431
extracción y procesamiento, 129, 135, 143, 153, 170
tratamiento previo, 249, 276, 278, Fig. 8.13
almacenamiento, 199, 222, 228
ensayos, 307, 334, 344, Fig. 9.17
P. contorta, 23, 166, Fig. 9.14
P. echinata, 74, 75
P. eldarica, 318
P. elliottii, 31, 74–75, 135, 145, 149, 241, 276, 307, 313, 352, Fig. 8.3, 8.11
P. halepensis, 140, 166
P. kesiya, 22, 41
recolección, 43, 54, 62, 85, 105, 108
extracción y procesamiento, 140, 143, 149, 172, Fig. 6.4
almacenamiento, 199
ensayos, 279, 281, 313, 319, 349
P. lambertiana, 24
P. maximinoi, 105
P. merkusii, 31, 34, 43, 54, 86, 105, 143, 166, 199, 221, 261, 313, Fig. 6.4
P. oocarpa, 22, 37, Fig. 2.3, 3.1
recolección, 43, 86, 105, 108, 393
extracción y procesamiento, 129, 153, 170
tratamiento previo, 276, 278, Fig. 8.13
almacenamiento, 199, 222, 228
ensayos, 281, 313, 320
P. palustris, 31, 75, 135, 271, 307, Fig. 6.22
P. patula, 34, 145, 156, 281, 313, 350
P. patula subsp. tecunumanii, 105
P. pinaster, 313
P. pinea, 22, 140, 293, 307
P. ponderosa, 108, 319, 348
416
P. pseudostrobus, 393
P. radiata, 9, 23, 34, 63, 78, 133, 166, 211, 313, Fig. 6.6
P. resinosa, 199
P. sibirica, 75
P. strobus, 53, 214, 221
P. sylvestris, 43, 46, 48, 53, 110, 133, 162, 213, 276–278, 328
P. taeda, 74, 75–77, 135, 145, 149, 190, 241, 246, 271, 313, Fig. 5.3, 6.3, 8.2,
8.9
Pithecellobium dulce, 147
P. saman, 166
Platanus, 136, 161
P. occidentalis, Fig. 6.23
Podocarpus, 22, 23, 135
Populus, 4, 136, 180, 201, 297, 322
P. balsamifera, 201
P. deltoides, 221
P. sieboldii, 201
Pouteria, 18
Prosopis, 1, 19, 31, 147, 153, 163, 180, 221, 246, 247
P. chilensis, 257, 347
P. juliflora, 198
P. tamarugo, 163, 257
Prunus, 18, 75, 136, 259, 265
Pseudotsuga, 12, 22, 46, 49, 53, 58, 91, 108–110, 132, 133, 220, 338, 397
P. menziesii, 9, 23, 42, 55, 213, Fig. 3.2, 9.14
Pterocarpus, 19, 132
P. angolensis, 18, 246, 247, 257, 259
Pterocymbium javanicum, 18, 51–52
417
Q. nigra, 190, Fig. 6.24
Q. robur, 183, 203
Q. rubra, Fig. 2.3
Q. shumardii, 190, 269, Fig. 6.24
Tamarindus, 198
Taxus, 22–23
Tectona, 16, 18, 20, 53
recolección, 63, 67, 68
extracción y procesamiento, 132, 136, 180
tratamiento previo, 259, 271
almacenamiento, 220, 240
418
ensayos, 317
Tectona grandis, 9, 18, 37, 41, 42, 387, Fig. 1.3, 2.2, 2.3
recolección, 55
tratamiento previo, 246, 249, 258
almacenamiento, 199
ensayos, 279, 281, 290, 315, 328, Fig. 9.15
Terminalia, 204, 281
T. arjuna, 248
T. ivorensis, 31, 251, 309, 319
T. tomentosa, 248
Theobroma cacao, 205, 216
Thuja, 23, 78, 97, 108, 168, 290
Tilia, 136, 217
T. cordata, 244
Toona, 147
Trewia nudiflora, 249
Triplochiton scleroxylon, 16, 19, 30, 43, 68, 132, 136, 139, 204, 216, 224, 281,
Fig. 2.3
Tsuga, 78, 97, 108, 334
T. heterophylla, 48
Ziziphys, 136
Z. spina-christi, 251
419
APENDICE 9
Abejas 100
Abscisión
de frutos 54, 68, 75
de semillas 160
Absorción de agua 178, 189, 230–231. Fig. 6.21
Accesibilidad 34, 43–45, 62, 68, 85, 357, 411
Acido
cítrico 267
sulfúrico 251–257, 259, 313
tratamiento previo con 246, 247–248, 251–157, 259, 313. Fig. 8.5, 8.6
Aclareos, recolección en
Adaptabilidad 37
Adhesivos 270–271
ADN 211, 215
Africa
occidental
tropical Fig. 1.1, 1.2
Agrosilvicultura 3
Aislamiento
de árboles padres 57, 67, 70
Alas
frutos 18–20, 132, 167–168
420
semillas 20, 22, 23, 167–168
Alginato 271
Algodón, bolsas de 225–227, 238
Almacenamiento 30, 41, 61, 183, 195–237, 266, 276, 353, 411–426. Fig. 7.1–
7.3
espacio, capacidad 235, 416
período de
registro en formularios 368, 373
temporal, 119, 128–129. Fig. 5.1 y 5.4
Alogamia (polinización cruzada) 58
Alternancia
de remojo y secado 248–251, 259
de temperaturas 259, 263, 304, 307–313
Altitud, 38, 48
Ambiente, almacenamiento en las condiciones del 220, 239
América tropical Fig. 1.1, 1.2
Angiospermas 10–21
Antesis 51
Antideshidratantes 271
Años de semilla/de fructificación 43–44, 195, 207, 224, 241, 276
Aparejo de poleas 96. Fig. 4.1
Aquenio 18, 135
Arasan 272, 273
Arboles
alfarrazadores 57
padres o semilleros, 56–61, 68, 78, 393, 410, 43, 45, 46, 78
Ardillas 31, 77
Arena 259, 261, 264, 306, 307, 312–313. Fig. 8.7
Arilo 18, 22
Arizona 46
Arpillera 225–227, 239. Fig. 6.3
Arquegonio 21, 22
Asia
sudoriental 56
tropical Fig. 1.1
Aspiración
contador por 293–294. Fig. 9.8
barredora 77–78 Fig. 4.5
421
Atmósfera/ambiente de almacenamiento 211, 212
Australia 37, 56, 59, 84, 107, 159, 198, 272, 310, 358, 362, 394, 406, 410. Fig.
4.3, 4.6, 5.4, 6.12, 6.13, 7.1, 8.3, 9.9
Autopolinización 57
Avenamiento/drenaje 265
Aventado 169, 172–175
Aventadoras 169–175, 180, 294. Fig. 6.17
tipo aspiradora 172
tipo neumático 172
Aves 31, 55, 143, 147, 272, 354
Avispas 103
Ayudante del trepador en el suelo 103–104, 112. Fig. 4.14
Azúcares 53, 209
422
Canadá 71, 84, 88, 107, 168, 175, 305, 391. Fig. 4.10, 5.1
Cantidad (demanda/oferta de semilla) 4, 38–41, 46–48, 57
Capacitación para recolección de semilla
Cápsula 18, 119, 127, 133, 144–147, 161. Fig. 2.3, 5.4
Carpelo 18, 19
Cebada 209
Células antipodales 15
Centrifugado 170, 277, 288, 289
Centroamérica 56
Cera de parafina 225, 239
Certificación 124, 358
Certificado
de calidad de la semilla 362, 405, 410
de origen de la semilla 123, 124, 358
fitosanitario 124
Cestos Fig. 5.2
CFI (Instituto de Silvicultura de la Commonwealth, Oxford) 393
Cierre hermético de recipientes 225, 228–230, 234
Clasificación 166, 178, 180, 192
Clones 61, 62
Cloruro
de cobalto 230
de litio 412
CO2 211, 213, 224, 225, 234, 238, 264
Codominantes, árboles 57
Coeficiente de variación 291, 339
Color, cambios de
en frutos y conos 53–54, 70, 134
en semillas 170
Columbia Británica 131, 359, 362, 388, 389, 397, 407. Fig. 5.1
Condensación 234, 252, 304, 320
Congelación 30
Congeladores tipo armario 235, 427
Coníferas 290
Conos Fig. 2.3
cortadora de conos Fig. 3.3
escamas 11, 21, 22, 23
423
serótinos 23, 147, 166
Conservación de recursos genéticos
almacenamiento con fines de 195, 196, 213, 216, 221, 222, 223, 228, 235
441–426
ensayos con fines de, 279, 353
recolección con fines de, 61
rodales de, 61, 63
Contenido (de semillas en frutos/conos) 49. Fig. 3.3, 3.4
Contenido de humedad
conos y frutos 22, 53, 134, 138, 155
semillas
ajuste durante el procesamiento 30, 139, 166, 183–193
durante el almacenamiento 197–211, 212–215, 238
durante el transporte 126
en la dispersión/madurez 24, 25
en peso en húmedo 185, 212–213, 334–337, 346
en peso en seco 185, 212
ensayo para determinarlo 279, 333–338, 346. Fig. 9.18, 9.20
registro en formularios 362, 375, 378, 379, 384
Convección, secado por 154, 155
Copa del árbol, trepa a la
Corea 172
Corrección, factor de (en recuento de frutos/conos) 45–46
Corte, ensayo de
frutos y conos 49, 54, 78. Fig. 3.3 y 3.4
semillas 172, 318, 324, 344, 346, 409
Corteza, relación con la trepa 86, 88, 112
Cortinas cortavientos 3
Costa Rica 192, 417
Costos 359, 397
Cotiledones 16, 18, 22, 25, 320. Fig. 2.2
Cribado y tamizado 70, 135, 138, 140, 161, 162, 169–171, 175, 180, 248, 292,
320. Fig. 4.6 y 9.5
Cromosomas 271
CSIRO, Canberra 310, 394, 406, 410. Fig. 6.13, 9.9
Cuarentena 238, 240
Cubeta de Copenhague 298. Fig. 9.12
Cubierta seminal 34, 37, 51–52, 65, 66, 78, 128
424
biología de la 15–18, 20, 21, 24–30
dura 16–18, 20, 21, 24–30
efecto de la latencia 241–259
en el ensayo de tetrazolio 325
en el envío 239
en la germinación 320
permeable 259
Cuchillos para cortar conos 49. Fig. 3.3
Cuerdas
de seguridad 94, 96, 98–104, 111, 112. Fig. 4.13
de trabajo
para subir
Cuidados en la manipulación de la semilla 8
Checoslovaquia 46, 405
Chile 105, 163
425
Diseño del almacenamiento 235–237, 411–426. Fig. 7.2
Disparo de proyectiles
para cortar ramas 84–85
por encima de ramas 71
Dispersión 20–21, 23, 51, 55, 56, 75, 261
por animales 20
por el agua 21
por el viento 20–21
por gravedad 21
Diversidad genética 43, 180
Documentación 122–123, 356–411
Dominantes, árboles 57
Drupa 18, 133, 138. Fig. 2.3
Dybvig, separador de 139, 163. Fig. 6.2
426
de germinación 41, 209, 282, 292, 296–321, 324, 340, 408, 409
condiciones 306–313
en laboratorio 296–320, 347, 374, 376–379, 384
en vivero 296–297, 320, 347, 383, 408. Fig. 9.16. 9.17
de progenie
de pureza 282, 290–292, 297, 322–346. Fig. 9.5
de salud y daños 282, 338
de tetrazolio 312, 324–326, 327, 346, 408, 409. Fig. 6.4, 6.5
indirecto de viabilidad 282, 296, 322–328, 346
registro de los resultados formulados 358, 361, 362, 374, 376–379, 383–
384, 401, 408, 409
repetición 279, 353
Envasado 236–240. Fig. 7.1, 7.3
Envejecimiento
de la semilla 209–211, 213, 260, 353
fisiológico 209–211, 213
Envío 225, 237–240. Fig. 7.3
Enzimas 209, 215
Epicótilo 244, 267, 270
Equilibrio, contenido de humedad en 183–193, 212, 216, 229, 230. Fig. 6.21–
6.24
Equipo 6
de almacenamiento 411–426. Fig. 7.1–7.3
de ensayos 282, 290, 298–306. Fig. 9.1–9.14
de recolección 2, 62, 66, 429–433. Fig. 4.1–4.17
Equipos de recolección 62
Escaleras
de cuerda 96
de usos generales (no específicas) 95–97, 113
exentas 95
extensibles 95–96
montadas en un vehículo 96
verticales desmontables 89–91, 95, 104. Fig. 4.10, 4.11
Escarificación 246–257
con ácido 251–257, 269
manual 247
mecánica 248, 269
Escocia 162
427
Escondrijos de animales 77
Espaciamiento
en plantaciones 41–42
entre árboles padres 60
entre semillas
España 162
Especies 34, 35, 41, 48, 56, 357, 398, 399
Espinosas, especies 106
Espuelas de trepa 86–90. Fig. 4.9
Estación de fructificación o semillera
Estados Unidos 1, 49, 54, 74–78, 84, 107, 154, 163, 199, 220, 264, 271, 276.
Fig. 4.4, 5.3, 6.9, 8.7, 8.11, 9.19
Estantes de almacenamiento 236
Estigma 11, 31
Estratificación 26, 223, 262–265, 267, 269. Fig. 8.2, 8.7, 8.9
Estufas
de bandeja fija 153–155. Fig. 6.6, 6.7
de tambor giratorio 156, 158. Fig. 6.8
portátiles 158. Fig. 6.9
progresivas horizontales 155
verticales progresivas 155–156, 157
Etiquetado 62, 123–124, 239, 240, 356, 368–369, 373
Exocarpo 18, 259
Exóticas 34, 358
Expansión de las escamas (conos) 119, 129, 155
Exportación 9, 65
Expurgamiento 60
Extracción
en la instalación de procesamiento de semillas 63, 128, 135–166, Fig. 6.3–
6.13
daños en la 207
sobre el terreno 120–121
registro en formularios 358, 361, 367, 370, 400
FAO 9
Fecundación 10–11, 21–22, 49
Fenología de la floración 11, 38, 45
Fenotipo 56, 57, 71, 78
428
Fermentación 120, 122, 133, 135, 259
Fertilizantes 270, 271
Filipinas 20, 43, 54, 86, 138, 140, 143, 163, 221, 247, 251, 259, 261, 276
Floración 11, 29–30, 44, 45, 48, 51, 65
Flotación
de frutos 53, 129, 136, 138
de semillas 162, 169, 175–176, 180, 277
Folículo 19
Forma de las semillas 169–170
Formularios 356–359
Fotosíntesis 25
Francia 1, 77, 201–203
Frecuencias génicas 37
Frondosas (necesidades de secado y almacenamiento) 135–136
Fruto
desarrollo del
en las angiospermas 18–19, 44, 51
en las gimnospermas 22–23
recogida 79, 104–106, Fig. 4.6, 4.7, 4.14, 4.15, 4.17
Frutos passim
carnosos 17, 23, 120, 128, 133, 135–139
como unidades de tratamiento, siembra o almacenamiento 41, 128
indehiscentes 18, 135, 163
métodos de calificación de la producción de 46–48
recolección de 67–117
tipos y tamaños de 18–19, 22–23, 67–68, Fig. 2.3
Fuego, incendios 23, 26, 153, 157, 178–180, 259
Fumigación 9, 209
Fungicidas 224, 271, 306–310
Funículo 15
429
normales 297, 314
Germinación
biología 23–30
capacidad de (potencial de) 43, 55, 209, 322, 356
diaria media 319, 346
efecto de la extracción y el procesamiento 134, 135, 138, 180
efecto de los hongos 78
efecto del almacenamiento 198, 199–204, 212, 220, 222, 224, 239
efecto del tamaño de la semilla 296
efecto del tratamiento previo Fig. 8.1–8.4, 8.10
energía 318, 342, 345, 347
ensayos de 41, 209, 282, 291, 296–322, 324, 340, 408, 409
condiciones 306–313
en laboratorio 296–319, 347, 374, 376–379, 384. Fig. 9.9–9.14
en vivero 296, 320, 347, 383
consignación de los resultados en formularios 358, 361, 362, 374, 376–
379, 383–384, 401
repetición 279, 353
epigea de 25. Fig. 2.5
hipogea 25. Fig. 2.5
máxima 318, 342, 345
por kilogramo 41, 322, 340–341, 352–353
porcentaje de 312, 324, 344, 350–353
prematura 127, 264
previa 224, 276–277
tasa de
valor de 319, 345–346
velocidad de 25–30, 318, 319, 346
Germinadores
tipo caja 305–306. Fig. 9.11, 9.14
tipo armario 303–304, 306, 420. Fig. 9.9, 9.10
tipo habitación 304, 420. Fig. 9.12
Giberelina, ácido giberélico 27, 266, 267
Gimnospermas 10
Globos 106
Glosario 434–451
Granel, suministro de semilla a
Granizo 30
430
Granzas 161, 167, 170, 297, 322
Grasas, ácidos grasos y aceites en las semillas, 52, 132, 189, 190, 209–210,
213. Fig. 6.23
Grecia 121, 21–23
IBPGR 411
Identidad, mantenimiento de la
lotes de semilla 35, 60, 118, 123–124
recolección en un solo árbol 58–60, 70, 356, 359
Imbibición 24, 212, 214, 246, 249, 251, 259, 264, 276–277
Impermeabilidad
de los recipientes 225, 227–229, 234, 238. Fig. 7.1, 7.3
de las semillas 244, 257
431
Importación 9
Importancia de la manipulación correcta 2–9
India 37, 147, 180, 248, 249, 303. Fig. 1.2
Indonesia 31, 272
Infrarrojos, lámpara de 337
Inhibidores 244, 248, 249
Inmaduras, semillas
almacenamiento de 207
recolección de 52, 55–56, 68
separación de 176
Insecticidas 147, 271
Insectos, plagas de 31, 43, 44, 55, 68, 143, 176, 209, 213, 225
Insolación 125, 191
Integumento 12, 21
Internacional, recolección o intercambio 9, 34, 63–66, 238, 358
Intervalo entre floración y maduración de la semilla 19, 22–23
Investigación
recolección de semilla con fines de 57, 58
sobre semillas forestales tropicales 9
Involucro 19, 132, 139
Irán 319
Iraq 248
Irradiación 269
Islas Salomón 175
Isoenzimáticas, técnicas 338
ISTA 1, 2, 6, Cap. 9, 362, 405
Italia 38–41, 75
IUFRO 1, 9, 57, 63
432
doble (combinada) 241, 244, 269–270. Fig. 8.10
endógena (del embrión) 25, 26, 223, 241–246, 261–269
exógena (de la cubierta seminal) 25–30, 198, 241–259
física 244–259, 269
fisiológica 26, 132, 244, 259–270
mecánica 244–247, 259
morfológica 133, 244, 259, 270
química 244–247, 249–251
secundaria 265
Látex 272–276
Latitud 38, 48
Lechuga 211, 251
Leguminosas spp. 121, 198, 199, 220–221, 246, 247, 290, 293
Limpieza
por fricción 176
previa 129, 132. Fig. 8.7–8.9
Lípidos (véase también grasas) 211
Lóculos 161. Fig. 2.3, 9.15
Lonas alquitranadas y plásticos 63, 68, 75, 77, 119, 129, 140–144
Longevidad 55, 197–207
Luz, efectos de la 24, 220, 262, 297, 304, 306, 308–313
433
Meiosis, 12, 21
Membranas semipermeables 211, 215, 327
Mesocarpo 18
Metilcelulosa 272
México 1, 56, 91
Mezclado 193, 283–284. Fig. 9.4
Microondas, horno de 337
Micrópilo 12, 21, 24, 325
Mitosis 12, 21
Mohos, véase: Hongos
Muestra
compuesta 283–288
de trabajo 284–288, 290
primaria 284–287
toma de muestras 283–289
Mutaciones 222
Nicaragua 393
Nigeria 19, 30, 43
Nitrógeno, fijación del 3
almacenamiento en medio gaseoso 211, 225
almacenamiento en medio líquido 224
Normas fitosanitarias 9, 240
Noruega 386
Nucela 11, 12, 21
Núcleo de la célula 11, 12, 21
Núcleos polares, 12, 21
Nueva Zelandia 74, 78, 84. Fig. 6.6
Nuevo México 46
Nuez 18, 135, 259. Fig. 2.3, 4.5, 9.13, 9.18
Número de árboles en los que recolectar 58–61
Nutrientes almacenados en la semilla 12–16, 22, 24, 52, 209, 296
434
Ortodoxas, semillas 30, 261. Fig. 6.23
secado de 119, 139, 183, 191–192. Fig. 6.23
en almacenamiento Cap. 7, 411
“Otras semillas” 290
“Otros materiales” 290
Ovario 11, 16, 18
Ovulo 11–12, 19, 21, 23, 49. Fig. 2.3, 2.4
Oxígeno
durante el almacenamiento 186, Cap. 7
durante el tratamiento previo 264, 265
para la germinación 244
435
en seco
específico
de las semillas 289, 291–296, 339–340, 408, 409. Fig. 9.6
de los frutos 53, 133
separación por 176–178, 180, 292. Fig. 6.19, 6.20
pH 307
Pistilo Fig. 2.1
Placenta 135, 161. Fig. 2.3
Plagas y enfermedades 31, 49, 55, 56, 60, 120, 225, 241
Planificación de la recolección 34–66, 428–433
Plantaciones forestales 2–9. Fig. 1.1
Plantas plantables (porcentaje de planta) 41–42, 347, 353
Plataformas, recolección de semilla desde 62, 106–107. Fig. 4.17
Plomo rojo 272
Plúmula 16, 22, 25
Poda para recolección de semilla 37, 51–52, 54, 55, 66, 68, 78, 132, 134
Polen 43, 61
grano 11, 31
tubo polínico 12. Fig. 2.4
Polinización 11–12, 22–23, 30–31, 43, 44, 51, 84, 133
Poliembrionía 18, 22
Polietileno
bolsas 205, 224, 228–229, 234, 238, 265. Fig. 8.9
piezas grandes 63, 143. Fig. 6.3, 6.5
Polonia 201, 203–204, 266, 270
Pomo 18
Postmaduración
Primeros auxilios 62, 113
Prismáticos 45
Procedencia 35, 358
determinación 63, 65
efecto en el almacenamiento 205
efecto en la extracción y el procesamiento 156, 162
efecto en la latencia 26, 249, 261
efecto en la recolección 36–38, 39, 41, 46, 56–61, 357
efecto en los ensayos 283
regiones 37, 386. Fig. 3.1
436
Procesamiento 128–193, 314, 353
Productividad
del bosque 3
recolección de frutos/conos 107–110, 429
Progenie, ensayos de 60, 61
Programación de las recolecciones de semilla 99–107
Proteínas 16, 52, 209
Pulpa (fruto) 128, 135–139
Pureza 167, 178
ensayo de registro de resultados en formularios 362, 374, 376–379, 384,
408, 409
porcentaje de 282, 290–291, 297, 322, 339–353. Fig. 9.5
437
Recolección 1, 34–43, 428–433. Fig. 4.1–4.17
capacitación para 111
con fines de conservación de recursos genéticos 61
con fines de investigación
costos 359, 397
de muestras con fines de investigación 57–58, 357
de suministros en gran escala (a granel) 56–57, 58, 65
en aclareos 81
en árboles cortados 78, 79
en árboles en pie
en el suelo del bosque 68–78
en un único árbol 58–60, 65
formas 356–358, 361, 366–369, 403
métodos y factores que los determinan 67, 68
monoclónica 60–61
útiles manuales 77, 78, 79–84, 105–106, 112. Fig. 4.6, 4.7, 4.17
Reconocimiento 44–46 51, 65, 362, 406
Recubrimiento de la semilla
Recuento
de la fructificación 44–46. Fig. 3.2
de semillas 293–294. Fig. 9.5
electrónico 294
por aspiración 293. Fig. 9.8
con tablero 293–294. Fig. 9.7
Recuperación con red, sistema de 75–77, 78. Fig. 4.4
Recursos genéticos, conservación de 75–77, 78. Fig. 4.4
almacenamiento con fines de
ensayos con fines de
recolección con fines de 352–354
Red para árboles 97
Refrigeración 192, 227, 235–237, 412–414
Registros 62, 122–123, 356–410, 416
de existencias de semilla 356, 359, 371–372, 389, 391, 398–399, 402, 403
Rehumedecido
Reino Unido 1, 43, 46, 49, 91, 107, 264, 352, 409. Fig. 4.14
Remojado en agua fría 162, 166, 169, 183, 192, 209, 223, 227, 266
Rendimiento de conos, frutos y semillas 107–108, 428
438
Repelentes 270–276, 307. Fig. 8.11
Replicación 292, 297, 305, 320–321, 326, 339–346, 353, 377–378
en peso 322
Resina 132
Resistencia, materiales de recipientes
Respiración 24
aeróbica 211
anaeróbica 212, 265
durante el almacenamiento, 209, 211–220, 213, 215, 223, 227, 238
durante la estratificación 264
entre la recolección y el procesamiento 114, 126, 133
Revestimiento protector
Rifles, uso de 84–86
Rodales
excelentes 38, 46, 56, 58, 63, 95, 357, 364
normales 57
semilleros 38, 63, 95, 357, 364
Rodewald, germinador de 303
Roedores 23, 55, 68, 119, 120, 143, 220, 225, 271, 354
Ropa del trepador 73, 96, 97
439
para determinar el contenido de humedad 333, 346. Fig. 9.18
en dos fases 191
en estufa 121, 122, 134, 135, 147–157, 166, 185
Seguridad 92, 96, 98–104, 111, 112
cinturón o arnés 86, 90, 91, 94, 95, 96–104, 113. Fig. 4.13
casco 86, 106, 112. Fig. 4.13
cuerda larga 86, 92, 96, 98–104, 111, 112. Fig. 4.10, 4.14, 4.16
precauciones 98, 104, 111–113, 160, 252, 253, 414–415
cuerda corta 94, 104
eslinga 86, 90, 92, 98–99, 112, 113
Separación (de la semilla) 120, 128, 138, 139, 166–167, 169–180, 193, 346,
415. Fig. 6.2
Separación de las alas 120, 122, 128, 167–169, 193, 207. Fig. 6.14 y 6.16
en húmedo 168–169
Separadores, véase Partidores 128, 139, 157–163, 276–278. Fig. 6.2, 6.4, 6.8,
6.10, 6.13, 6.20
Sequía, efecto de la 30, 51
Siembra 236, 322
aérea 271, 275. Fig. 1.3
Sierras, uso de 84, 103, 106. Fig. 4.6–4.8
Sincárpico 18
Sincarpo 120, 138
Sinérgidas 12
Sombra 125, 126, 147
secado a la 139–140
Sonda tomamuestras 225, 284–285. Fig. 9.1
Soportes tipo caballete 129. Fig. 5.1 y 6.1
Substratos 306, 313
Sudán 198, 257, 259, 347
Suecia 48, 169, 247
Superficie
de los rodales de conservación 61
de plantación anual en los trópicos 3, 38. Fig. 1.2
del total de plantaciones tropicales 2–3. Fig. 1.1
Tailandia 54, 55, 62, 68, 86, 105, 108, 140, 143, 172, 199, 249, 259, 307, 337,
392, 400–403
Tamaño de la semilla 169–170. Fig. 9.5
440
Tambores
de secado
de volteado
Tamizado véase Cribado 63, 68, 75, 77, 119, 129, 140, 146
Tanzanía 48, 247, 249, 387
Tasa de germinación 318
Tegmen 12, 16
Telescopio 45
Temperatura, eectos de la
durante el almacenamiento Cap. 7, 215–221, 414, 419–420
durante el oreo previo 132–134
durante el secado 147–151, 166, 183–190, 191
durante el tratamiento previo 244, 262, 265, 267, 271, 277
durante los ensayos 297–307, 308–313, 326, 333
en la floración 30
en la germinación 24–25
en la latencia 26
entre la recolección y el procesamiento 115, 126
inferior a cero grados 215, 220, 221, 223, 224, 234, 239
Termes 166, 259
Testa 12, 16, 21, 278
Textura superficial de las semillas 169
Thiram 272
Tolueno, destilación con 333
Toma de muestras
Tóxicas, sustancias 209–234, 306
Transporte 62, 118, 121, 123, 124–125, 128, 209, 429
Transplantes 318, 348–351
Tratamiento previo 132–193, 201, 241–278, 314, 321, 377. Fig. 8.1, 8.13
con agua caliente 246, 247, 251–252. Fig. 8.4
con calor húmedo 259, 266, 270
con calor seco
con frío húmedo
método IDS 276–278. Fig. 8.12, 8.13
método PREVAC 277–278. Fig. 8.12, 8.13
Trepa 86–106. Fig. 4.16
directamente a la copa 86–95. Fig. 4.9–4.14, 4.15
441
por el fuste 95–97. Fig. 4.17
Trilla 129, 161, 162–163. Fig. 6.12, 6.13
Trinidad 41
Triploides, células 12, 13, 21
Turba 37, 259, 261, 262
Vacío
almacenamiento en 211, 225
en el ensayo de tetrazolio 325
en el método PREVAC 278, Fig. 8.12
Vaina 18, 163, 180. Fig. 2.3
Valor máximo 319, 345
Vapor de agua 184, 185, 228, 229
Velocidad de germinación diaria
Ventilación (circulación del aire)
antes del procesamiento 119–121, 125–129, 133, 135
durante el almacenamiento 211–212, 220, 223, 227, 413, 417
durante el secado de frutos 139, 146, 148–156
durante el secado de semillas 185, 189, 190
durante el tratamiento previo 265, 266
durante los ensayos 297, 307
Ventilación de tiro forzado, en secado 148–157, 191, 192
Ventiladores 172, 175
Vermiculita 259, 261, 306, 310
Viabilidad 7, 9, 25, 30
afectada por el momento y el método de la recolección 43, 55, 57, 68
determinación por métodos indirectos 282, 296, 322–328, 346, 408. Fig.
9.16, 9.17
ensayo 314, 322–328, 340–344, 354
mantenimiento de la
durante el almacenamiento Cap. 7
durante la extracción y el procesamiento 148, 166, 167, 176
entre la recolección y el procesamiento 114–120, 125
registro en formularios 356, 362, 408, 409, 410
Vibradoras 129
442
Vidrio, frascos de 18, 22, 23, 133–228
Viento 20, 30, 44, 51, 79
árboles derribados por el 79
Vigor, clases de semillas germinados por su 318
Viveros 126, 132, 240, 293–297, 306, 318, 319, 347–354
pérdidas y desechamientos en 41, 42, 347–353
factor de recuperación en 41, 348–353
Vivíparas 23
Volátiles, sustancias, en la semilla 333
Volteado 128, 129, 161–162, 168, 169. Fig. 6.4, 6.8, 6.10, 6.11
Wáshington 46
Waxoline rojo, tinte 272
443
E* F* I*)
9. Las astillas de madera: su producción y transporte, 1978 (C* E* I*)
Evaluación de los costos de extracción a partir de inventarios
10.
forestales en los trópicos, 1979
1. — Principios y metodología (E* F* I*)
2. — Recolección de datos y cálculos (E* F* I*)
11. Savánna afforestation in Africa, 1978 (F* I*)
12. China: forestry support for agriculture, 1978 (I*)
13. Precios de productos forestales, 1979 (E/F/I*)
14. Mountain forest roads and harvesting, 1979 (I*)
14 Rev. 1 — Logging and transport in steep terrain, 1985 (I*)
AGRIS forestal: catálogo mundial de los servicios de información y
15.
documentación, 1979 (E/F/I*)
16. China integrated wood processing industries, 1979 (E *** F * I*)
17. Análisis económico de proyectos forestales, 1979 (E* F* I*)
Sup. 1 — Análisis económico de proyectos forestales: estudios
17
monográficos, 1981 (E* I*)
17 Sup. 2 — Economic analysis of forestry projects: readings, 1980 (I*)
18. Precios de productos forestales 1960–1978, 1979 (E/F/I*)
Pulping and paper-making properties of fast
19. — Vol. 1, 1980 (I*)
growing plantation wood species
— Vol. 2, 1980 (I*)
20/1. Mejora genética de árboles forestales, 1980 (E* F* I*)
20/2. Guia para la manipulación de semillas forestales, 1991 (E* I*)
21. Suelos de las regiones tropicales húmedas de tierras bajas — efectos
causados por las especies de crecimiento rápido, 1984 (E* F* I*)
22/1. Estimación del volumen forestal y predicción del rendimiento
Vol. 1 — Estimación del volumen, 1980 (E* F* I*)
22/2. Estimación del volumen forestal y predicción del rendimiento
Vol. 2 — Predicción del rendimiento, 1980 (E* F* I*)
23. Precios de productos forestales 1961–1980, 1981 (E/F/I*)
24. Cable logging systems, 1981 (I*)
25. Public forestry administration in Latin America, 1981 (I*)
26. La silvicultura y el desarrollo rural, 1981 (E* F* I*)
27. Manual of forest inventory, 1981 (F* I*)
Aserraderos pequeños y medianos en los países en desarrollo, 1982
28.
(E* I*)
444
Productos forestales: oferta y demanda mundial 1990 y 2000, 1982
29.
(E* I*)
30. Los recursos forestales tropicales, 1982 (E/F/I*)
31. Appropriate technology in forestry, 1982 (I*)
Clasificaciones y definiciones de los productos forestales, 1982
32.
(A/E/F/I*)
33. La explotación maderera de bosques de montaña, 1984 (E* F* I*)
34. Especies frutales forestales, 1982 (E* F* I*)
35. Forestry in China, 1982 (I*)
36. Tecnología básica en operaciones forestales, 1983 (E* F* I*)
Conservación y desarrollo de los recursos forestales tropicales, 1983
37.
(E* F* I*)
38. Precios de productos forestales 1962–1981, 1982 (E/F/I*)
39. Frame saw manual, 1982 (I*)
40. Circular saw manual, 1983 (I*)
41. Métodos simples para fabricar carbón vegetal, 1983 (E* F* I*)
Disponibilidades de leña en los países en desarrollo, 1983 (A* E* F*
42.
I*)
Ingresos fiscales procedentes de los montes en los países en
43.
desarrollo, 1984 (E* F* I*)
Especies forestales productoras de frutas y otros alimentos, 1984 (E*
44/1.
F* I*)
Especies forestales productoras de frutas y otros alimentos, 1985 (E*
44/2.
F* I*)
Especies forestales productoras de frutas y otros alimentos, 1987 (E*
44/3.
F* I*)
45. Establishing pulp and paper mills, 1983 (I*)
46. Precios de productos forestales 1963–1982, 1983 (E/F/I*)
47. Technical forestry education-design and implementation, 1984 (I*)
48. Evaluación de tierras con fines forestales, 1985 (E* F* I*)
Extracción de trozas mediante bueyes y tractores agrícolas, 1984 (E*
49.
F* I*)
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Etudes sur les volumes et la productivitédes peuplements forestiers
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tropicaux
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Ordenación intensiva de montes para uso múltiple en Kerala (India),
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1985 (E* I*)
54. Planificación del desarrollo forestal, 1984 (E*)
Ordenación forestal de los trópicos para uso múltiple e intensivo, 1985
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57. La madera de coco, 1985 (E* I*)
58. Cuidado y mantenimiento de sierras, 1989 (E* I*)
59. Efectos ecológicos de los eucaliptos, 1987 (E* F* I*)
Seguimiento y evaluación de proyectos forestales de participación,
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1991 (E* F* I*)
61. Precios de productos forestales 1965–1984, 1985 (E/F/I*)
Lista mundial de instituciones que realizan investigaciones sobre
62.
bosques y productos forestales, 1985 (E/F/I*)
63. Industrial charcoal making, 1985 (I*)
64. Cultivo de árboles por la población rural, 1988 (E* F* I*)
65. Forest legislation in selected African countries, 1986 (I* F*)
66. Organización de la extensión forestal, 1988 (E* I*)
67. Some medicinal forest plants of Africa and Latin America, 1986 (I*)
68. Appropriate forest industries, 1986 (I*)
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70. Terminología del control de incendios en tierras incultas, 1986 (E/F/I*)
Repertorio mundial de instituciones de investigación sobre bosques y
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productos forestales, 1986 (E/F/I*)
72. Wood gas as engine fuel, 1986 (I*)
73. Forest products: world outlook projections, 1986 (I*)
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An operational guide to the monitoring and evaluation of social forestry
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in India, 1986 (I*)
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Databook on endangered tree and shrub species and provenances,
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Pequeñas empresas de elaboración de productos del bosque, 1990
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80. Forestry extension methods, 1987 (I*)
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82. Precios de productos forestales 1967–1986, 1988 (E/F/I*)
Trade in forest products: a study of the barriers faced by developing
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Productos forestales: proyecciones de las perspectivas mundiales
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85. Forestry extension curricula, 1988 (I*)
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87. Explotación en pequeña escala de productos forestales madereros y
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88. Management of tropical moist forests in Africa, 1989 (I* F*)
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90. Silvicultura y seguridad alimentaria, 1991 (E* I*)
91. Design manual on basic wood harvesting technology, 1989 (I*)
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Conservación de energía en las industrias mecánicas forestales, 1991
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95. Precios de productos forestales 1969–1988, 1990 (E* I*)
Planning and managing forestry research: guidelines for managers,
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97. Non-wood forest products: the way ahead, 1991 (I*)
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