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SAN PABLO Y EL MANDATO DE JESÚS

EL MANDATO DE JESÚS

Jesús, durante su vida pública, mostró en varias ocasiones su

apertura a gentiles (nombre con el que los judíos denominaban a los que no

pertenecían al pueblo de Israel). Jesús curó a judíos y no judíos, e incluso

llegó a alabar la fe de estos últimos como ocurrió al curar al criado de un

centurión: ´´En verdad os digo que en Israel no he encontrado a nadie con

tanta fe´´ (Mt 8, 10).

Tras su resurrección, Jesús encomendó a los apóstoles la predicación

del evangelio por todo el mundo: ´´Id a todo el mundo entero y proclamad

el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el

que no crea será condenado´´ (Mc 16,15-16). Antes de su muerte, Jesús

había anunciado que él venía a salvar a todos los seres humanos. Además,

prometió a sus discípulos que le enviaría al Espíritu Santo para que los

guiara en la misión de predicar, bautizar y perdonar.

El día de Pentecostés, los discípulos recibieron el Espíritu Santo.

Desde ese momento comenzaron a predicar el evangelio por Palestina y por

las principales ciudades del mundo conocido. De este modo, el evangelio se

fue extendiendo y se hizo universal.


CONVERSIÓN DE SAN PABLO

San Pablo era fariseo. Yendo a detener judíos a Damasco, autorizado

por los sumos sacerdotes, vio una luz venida del cielo más brillante que el

sol, que lo envolvía con su fulgor. Le habló una voz en hebreo diciéndole

que era Jesús y eligiéndolo como servidor y testigo de las cosas que había

visto de Cristo y de las que le quedaban por ver. Lo libra de los gentiles y de

su pueblo y lo envía a predicar

DIFICULTADES DEL APÓSTOL PABLO

 La vida del apóstol Pablo es un claro ejemplo de sufrimiento. Pocos

hombres han sido tan fieles a Dios como él, y pocos han tenido una vida tan

llena de sufrimientos y dificultades. Sufrir por Cristo es una parte normal del

cristianismo. Siempre que vayamos a comenzar alguna gran obra para Dios,

en proporción a su importancia, debemos esperar la oposición de Satanás.

Por todo esto, debemos entender que la persecución y las penalidades no

son necesariamente indicadores de estar viviendo fuera de la voluntad de

Dios. Cuando consideramos la vida del apóstol Pablo, nos damos cuenta de

que apenas conoció periodos de paz en los que estuviera libre de presiones

y sufrimientos terribles. Y todos ellos le vinieron por cumplir con fidelidad el

ministerio que había recibido del Señor. Veamos la lista que él hace de lo

que era la normalidad de su vida:


(2 Co 1:8) "Porque hermanos, no queremos que ignoréis acerca de
nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados
sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos
la esperanza de conservar la vida."

(2 Co 4:8-11) "Estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en


apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados;
derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas
partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se
manifieste en nuestros cuerpos. Porque nosotros que vivimos, siempre
estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la
vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal."

(2 Co 6:3-5) "No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que


nuestro ministerio no sea vituperado; antes bien, nos recomendamos en
todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en
necesidades, en angustias; en azotes, en cárceles, en tumultos, en
trabajos, en desvelos, en ayunos..."

(2 Co 11:23-29) "¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.)


Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles
más; en peligros de muerte muchas veces.  De los judíos cinco veces he
recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con
varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y
un día he estado como náufrago en alta mar;  en caminos muchas veces;
en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación,
peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto,
peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos;  en trabajo y fatiga, en
muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en
desnudez;  y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día,
la preocupación por todas las iglesias.  ¿Quién enferma, y yo no enfermo?
¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno?"

Estos relatos del propio Pablo nos confirman la magnitud y


diversidad de las penalidades que experimentó en el transcurso de su
ministerio apostólico.

En el mismo momento en que Pablo se convirtió, inmediatamente


fue rechazado por el judaísmo al que hasta ese momento había servido
con todas sus fuerzas y en el que ocupaba un lugar prominente. Cuando
escribe a los Filipenses les dice lo siguiente:

(Fil 3:4-8) "Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno


piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al
octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de
hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la
iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. Pero cuantas
cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de
Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la
excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual
lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo."
LOS VIAJES DE SAN PABLO

Primer viaje

Mapa del primer viaje misionero de Pablo

El primero de los viajes lo realizaron Pablo y Bernabé para predicar el

evangelio y fundar nuevas comunidades por Chipre y Anatolia. El viaje

comenzó entre los años 47 a 48 d. C. Predicaron en ciudades como

Antioquía de Pisidia, donde fueron perseguidos por los judíos; Iconio, donde

predicaron a judíos y a paganos, a pesar de intentar apedrearlos; o Listra,

donde tras curar a un cojo, los confundieron con Zeus y Apolo. Finalmente

regresaron a Antioquía.

El segundo viaje

Mapa del segundo viaje misionero de Pablo

El segundo viaje va desde el año 49 al 52 Pablo lo realizó junto a otro

discípulo llamado Silas o Silvano. Salieron de para comunica la decisión del

Concilio de Jerusalén(que consideraba que no hacía falta ser primero judío-

circuncidarse- para ser cristiano-bautizarse. En Tróade, Pablo tuvo una


visión en la que Dios le comunicó que fuera a Macedonia. Así, visitó Filipos,

Tesalónica, Atenas y Corinto, donde pasó más de un año junto a Aquila y

Priscila, dos colaboradores.

Tercer viaje

Mapa del tercer viaje misionero de Pablo

El tercer viaje fue entre los años 52 y 57. Pablo salió de Antioquía

hacia Tarso partió Pablo por tierra desde Antioquía hacia Tarso, pasando por

Derbe, Listra, Iconio y Antioquía de Pisidia; de allí fue a Éfeso (ciudad cuya

evangelización destaca).el objetivo de este viaje, al igual que el del anterior

era fortalecer la fe en las comunidades que había fundado.

Viaje a Roma

Tras ser detenido en Jerusalén y acusado ante las autoridades

romanas de Judea, pablo pidió ser juzgado por el emperador, ya que era

ciudadano romano, después de permanecer un tiempo en Cesarea, fue

llevado a Roma, donde se le permitió vivir y predicar con una cierta libertad.

Finalmente, pablo murió decapitado.

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