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Zemelman considera fundamental, para reconocer las circunstancias del sujeto la tensión
existente entre lo subjetivo y lo objetivo. ¿Qué lectura hacen ustedes de este planteamiento?
¿Cómo lo entienden?
El primer desafío se traduce en tener que problematizar lo que se entiende por realidad socio-
histórica, en forma de llegar a una conceptualización de ésta que rompa con la separación entre lo
real como externalidad y el sujeto. Lo anterior significa redefinir la idea de objetividad de manera
de encontrar un concepto más congruente de ésta, como puede ser la idea de espacios de
posibilidades en los que tienen lugar la existencia de los sujetos y el consiguiente despliegue de
sus capacidades de construcción 3Desde esta perspectiva, debemos enfrentar el desafío de
comprender en que consiste la capacidad de construcción que debemos abordar en toda su
complejidad: abordar lo que significa construir, en tanto capacidad de los sujetos, pero también
comprender el significado social de lo que representa lo construido No es posible pensar en
ningún tipo de estructura social, económica o política, como tampoco cultural, si no es como
resultado de la presencia de sujetos en complejas relaciones recíprocas en cuanto a tiempos y
espacios; lo que implica tener que enfocar los procesos como construcciones que se van dando al
compás de la capacidad de despliegue de los sujetos, los cuales establecen entre sí relaciones de
dependencia recíproca según el contexto histórico concreto.
2. De acuerdo con las consideraciones que hace Hugo Zemelman, ¿qué papel cumple la ciencia,
representada en las grandes teorizaciones, respecto al lugar que se le ha dado al sujeto?
sin lugar a dudas uno de los sociólogos más importantes de América Latina, lanzó su actividad
académica posterior a 1980 volcándola hacia la epistemología de las ciencias sociales, influyendo
desde entonces a muchos investigadores de habla hispana.
Uno de sus primeros artículos en esa línea fue “Método y teoría del conocimiento: Un debate”,
publicado en 1987 por la Revista Mexicana de Sociología y los libros “Conocimiento y sujetos
sociales: Contribución al estudio del presente” (1987) y “Uso crítico de la teoría: En torno a las
funciones analíticas de la totalidad” (1987).
la subjetividad social no solo se ha dado en términos de clase social, sino que también se
materializa en dimensiones como lo local, lo étnico o el género; y a su vez los sujetos son
productos históricos y productores de la historia, señalando que existe en los sujetos una doble
realidad: la que se refiere a las condiciones estructurales: formas organizativas, patrones de
comportamiento y conducta y otra que no es aprehensible conceptualmente y que privilegia la
memoria, la experiencia, la conciencia En síntesis, todo esto es lo que de alguna manera está
detrás del análisis del pensamiento y cultura en América Latina; teniendo en cuenta que nuestra
región es una construcción de sujetos que se están transformando y que, a su vez, construyen
realidades distintas a las que pueden eventualmente surgir en otros contextos culturales, como
pueden ser lo asiáticos, los europeos, los africanos, o los estadoundienses.
No hay plano ni momento de la realidad social que pueda pensarse sin subjetividad. Está presente
en todas las dinámicas sociales y en todos sus ámbitos: tanto en la vida cotidiana y los espacios
microsociales como en las realidades macrosociales. Dado su carácter
modo más profundo, desde su misma dinámica constitutiva y constituyente: ello nos remite a
campos de realidad más amplios siempre que no se aborde con criterios reduccionistas,
representa una situación de confluencia de planos de realidad en que se puede rastrear cómo
desembocan los microprocesos (por ejemplo de índole psicológica) así como la apertura hacia
ámbitos sociohistóricos que se caracterizan por ser inclusivos de otros planos que pueden
nuevo, de lo inédito; ésta debe definirse contra aquella subjetividad estructural y, en algunas
5. De acuerdo con las dos lecturas propuestas, ¿Cómo opera el concepto de racionalidad en la
constitución del sujeto?
El sujeto de la ciencia que abstrae sus valores, sentimientos e intenciones en la búsqueda del
conocimiento objetivo es el crisol en el que se forjará el hombre sin atributos de Musil, el ser
despojado de su ser. El sujeto autoconsciente que nace como soporte del mundo objetivo va
convirtiéndose en un efecto-sujeto, en un ente configurado y determinado por las estructuras
objetivas en las que se inscribe, y va despojándose de su mítica libertad originaria. El sujeto
económico no es el empresario innovador, sino el trabajador despojado de su empleo; el sujeto
político es el sujeto atrapado por la burocracia; el sujeto psicológico no es el yo autoconsciente,
sino el sujeto inconsciente El sujeto ecológico no emerge en este escenario de la modernidad
iluminado por una consciencia emancipadora de la crisis ambiental. Los sujetos se van
emancipando de su condición de sujetos a través de una desconstrucción de la racionalidad que
los ha configurado. El sujeto no se emancipa por una nueva lucidez, por una autorreflexión sobre
sí mismo, como quisieran los sociólogos de la modernidad de las formaciones del inconsciente.
Para trazar un camino viable de aproximación a la comprensión de una nueva forma subjetiva
anclada en el contexto histórico de la heterogeneidad propia del discurso postmoderno, en primer
lugar, debemos pensar al sujeto como un producto cultural sobredeterminado (producto del
discurso del saber-poder, que es siempre un discurso del Otro Lo anterior permite aproximarse de
manera diferente a la problemática de la patología – considerando que para el psicoanálisis no hay
una verdad estructural que pueda considerarse como normal, en este sentido la frontera entre lo
anormal y lo normal es, por lo menos, difusa. Esta diferencia se sustenta en el hecho de pensar la
clínica psicoanalítica y sus avatares desde un lugar que da cabida a lo límite, a lo extranjero, al
silencio y a las dimensiones subjetivas en otra escena, que viene a mostrar el terreno en el cual se
asienta el sujeto y que no es otro que el de la angustia, lo que subvierte el escenario clásico del
dominio de la conciencia y de la razón. Dicho escenario, es preciso remarcarlo, es subvertido en la
medida en que se considera que el objeto, entendido como el objeto del conocimiento de las
ciencias positivas, es insuficiente en la medida que es una extensión de la ilusión – que en sí misma
constituye la ilusión de la conciencia –, sostenida en la construcción del propio sujeto por su
imagen que se toma por verdadera.
El método básico de toda ciencia es la observación de los datos y de los hechos y la interpretación
de su significado. La observación y la interpretación son inseparables: resulta inconcebible que una
se obtenga en total aislamiento de la otra. Analizando más a fondo el proceso psicológico de
nuestro conocer, constatamos que toda observación va acompañada ya de una interpretación,
esto es, de una inserción en un esquema o marco referencial que le da sentido, lo cual no es un
obstáculo para el estudio científico, sino que es una mediación necesaria. […] Si ese marco
referencial falta, la observación no es tal, el dato no es dato y el hecho no es nada. Son realidades
neutras o plenamente ambiguas. Por esto, es fácil caer en un realismo ingenuo y pensar que
nuestra observación es pura, objetiva y no contaminada. Al revés, nuestro conocimiento es el
fruto de esa interacción observación <-> interpretación. Es una entidad emergente.