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El ejercicio irregular de la potestad nulificante en la

revisión de la sentencia en segunda instancia

El abuso de la figura del reenvío que emplean los órganos jurisdiccionales


de segunda instancia es una de las causas de dilación más frecuentes en
la tramitación de los procesos judiciales; situación que perjudica a los
litigantes por el largo tiempo que transcurre en obtener una respuesta
definitiva por la autoridad judicial, más aun si muchos de los
fundamentos para la nulidad es la diferencia de criterio entre una y otra
instancia; pese a que el órgano revisor puede revocar y reformar la
resolución apelada pronunciándose sobre el fondo del recurso
impugnatorio.

El presente artículo busca establecer cuando una sentencia puede ser


declarada nula o cuando puede revocarse y reformarse; asimismo, busca
determinar si el ejercicio inadecuado de anular la sentencia en revisión,
vulnera el principio de celeridad y economía procesal inherentes a los
procesos judiciales ordinarios.

Lea también: Cuadro comparativo: estos son los cambios que trae el proyecto
de reforma del Código Procesal Civil

2. El recurso de apelación y las facultades del órgano revisor

La Constitución Peruana vigente de 1993, recoge el derecho a la doble


instancia como un principio y derecho de la función jurisdiccional. De
igual forma, el Código Procesal Civil lo contempla en el artículo X de su
Título Preliminar.

Por su parte, el artículo 355° de la norma adjetiva establece que


“mediante los medios impugnatorios las partes o terceros legitimados
solicitan que se anule o revoque, total o parcialmente, un acto procesal
presuntamente afectado por vicio o error”. Respecto a los recursos el
artículo 356° establece que: “(…) los recursos que pueden formularse por
quien se considere agraviado con una resolución o parte de ella, para que
luego de un nuevo examen de ésta, se subsane el vicio o error alegado”
(artículo 356°).

Finalmente el artículo 364° y 382° de la norma procesal nos habla de


la apelación como aquel recurso que tiene por objeto que el órgano
jurisdiccional superior examine, a solicitud de parte o de tercero
legitimado, la resolución que les produzca agravio, con el propósito de
que sea anulada o revocada, total o parcialmente. Asimismo, el recurso
de apelación contiene intrínsecamente el de nulidad, sólo en los casos en
que los vicios estén referidos a la formalidad de la resolución impugnada.

Como se puede advertir de los dispositivos glosados, el órgano revisor


tiene la competencia de revisar y resolver la resolución recurrida para que
ésta sea subsanada y en caso de que el vicio esté referido a la formalidad
sea anulada.

Este análisis de los artículos en comentario resulta importante, porque


nos ayuda a identificar los posibles errores y vicios de la sentencia
impugnada y que determinará si el órgano revisor está facultado para
revocar o anular. Estas son: los errores de apreciación del
derecho(errores in iudicando); y el vicio del procedimiento (errores in
procedendo).

De lo señalado resulta evidente, que estamos ante dos facultades


distintas que se relacionan entre revocar o anular la decisión impugnada
y por lo tanto deben ser utilizadas correctamente para dar una solución
oportuna y evitar dilaciones en el trámite del proceso ordinario.

3. Forma adecuada de aplicar las facultades de anular o revocar una


resolución apelada

Como hemos señalado el órgano superior tiene la competencia de revisar


la resolución recurrida y según sea el caso podrá anularla o revocarla.
Ello es sumamente importante para comprender la finalidad y alcance de
la apelación. Por lo que cabe contestar la pregunta ¿Cuándo el juez
revisor puede anular o revocar una sentencia?

Antes de ello, debemos precisar que uno de los límites de la revisión es


el principio de congruencia, que se conoce en materia de apelación como
el tantum devolutum quantum apelatum; es decir, la apelación está
determinada por los agravios que indique la parte apelante. En este
sentido, el juez Ad Quem no podrá ir más allá del objeto de la apelación
en sí, porque no es facultad del revisor suplir a las partes procesales.

Teniendo en claro este punto, debemos analizar en primer orden al error


en el proceso(in procedendo) que consiste en el apartamiento o
quebrantamiento de las formas procesales establecidas, afectando la
validez (formal) de la sentencia. Es así que cuando exista un vicio en la
forma en donde no se siguió el procedimiento prescrito en la norma, es
que estamos ante la facultad nulificante del órgano revisor, cuyo efecto
es que se retrotraiga los actuados hasta el vicio procesal, considerando el
acto sin efecto jurídico alguno; es decir, el acto existirá en los hechos,
pero será como si el ordenamiento diga que nunca ha existido y deba el
juez de primera instancia volver a emitir un pronunciamiento para
remediar el vicio incurrido.

Distinto es el error en el derecho(in judicando), siendo este considerado


como un error de fondo, de interpretación o subsunción de una norma
para con un hecho; este error puede producirse ante una norma de
derecho material y también ante una norma de derecho procesal;
rompiendo por tanto con el esquema clásico que el error de derecho
procesal sea exclusivo al error in procedendo. Asimismo, el error en el
derecho abarca el error de hecho, que es cuando se ha dado una
interpretación diferente a las pruebas actuadas en el proceso.

Cuando se dice que la sentencia tiene un error in iudicando el órgano


revisor está facultado para revocar la resolución impugnada y reformarla
mediante un nuevo acto que sustituirá al acto impugnado. Sin embargo,
resulta complejo para el órgano revisor establecer si está ante un error in
procedendoo un error in iudicando; siendo importante diferenciar
claramente uno de otro para que la decisión sea correcta y no sea
reenviada al inferior en grado para que subsane el error cuando le
corresponde al grado superior realizarlo.

El análisis de un error in iudicando se hace transcendental porque se


confunde mucho; por ejemplo, la interpretación de una norma procesal
con el error en el proceso; asimismo, se confunde el error de hecho como
un error in cogitanto o error en la motivación; de igual forma, la
discrepancia entre el juez de primera instancia y el superior en grado
respecto a la interpretación de una norma sustantiva o adjetiva también
es confundida como una resolución inmotivada cuando en realidad no lo
es; debiendo el órgano revisor resolver el fondo de la impugnación y no
declarar su nulidad para que el inferior realice una labor que no le
corresponde, dilatando el trámite del proceso innecesariamente.

4. La facultad del órgano revisor ante los errores in cogitando o error en


la motivación

Una de las constantes nulidades de la resoluciones recudidas es por una


supuesta falta de motivación de la sentencia o error in cogitando. En
estos casos se aprecia que el órgano superior al revisar la resolución
normalmente considera que está ante una sentencia con motivación
“aparente” o “defectuosa”; no obstante cuando se analiza las razones del
supuesto vicio se observa que estamos ante un criterio diferente entre
las dos instancias, es decir un error in iudicando y por lo tanto pasible de
ser revocado y reformado.

Es menester señalar que no basta que el órgano revisor concluya que


está ante una supuesta motivación aparente o defectuosa con solo
plasmar extractos de sentencias del Tribunal Constitucional sobre el
derecho a la motivación de las resoluciones judiciales, sino que debe
hacer un juicio de los elementos de cada tipo de falta de motivación para
que realmente quede acreditado que se ha incurrido en un error in
cogitando, siendo que al no hacerlo también estaría emitiendo una
resolución inmotivada.
Al respecto el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial ya se ha pronunciado
sobre supuestos casos de autos o sentencias, consideradas como
defectuosamente motivadas, precisando que el órgano superior “debe
resolver el fondo revocando o confirmando las resoluciones impugnadas
por los fundamentos expuestos por el superior. En tal sentido, los
supuestos defectos en la motivación como la valoración de prueba,
aplicación o interpretación del derecho, no pueden ser causal de nulidad,
pues además atenta contra la independencia del juez que la Constitución
Política le reconoce a resolver los asuntos de su competencia”.

Este análisis del Consejo Ejecutivo del Poder Judicial cobra relevancia
sobre todo cuando no se trata de una indebida motivación como se
alega, sino que el órgano revisor tiene un criterio diferente al del juez
inferior o existe una discrepancia en la interpretación de las pruebas
actuadas o error de hecho, siendo que todo ello encaja en un error in
iudicando y por lo tanto corresponde la revocación de la resolución y la
obligación del juez inferior de ejecutar lo resuelto por el superior.

En este sentido, precisa también el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial


que “solo se pueden anular resoluciones y reenviar al inferior, cuando el
vicio advertido se ha producido en la tramitación del proceso anterior a la
expedición de la resolución impugnada, y que no sea posible subsanar
por el órgano revisor. Solo en estos casos el órgano revisor aplicará el
reenvío, por no tener los elementos suficientes para emitir un
pronunciamiento válido sobre el fondo del recurso.”

Ello tiene total coherencia y confirma lo planteado en el análisis del


presente artículo respecto a que solo procedería la nulidad ante errores in
procedendo y no ante errores in iudicando o in cogitando, porque son
pasibles de ser subsanados por el superior emitiendo un
pronunciamiento sobre el fondo de la apelación, siendo acertado el
criterio señalado por el máximo organismo del Poder Judicial.

5. El indebido uso de la potestad nulificante y la vulneración al principio


de celeridad procesal y economía procesal
Anular las resoluciones recurridas cuando el supuesto presentado en la
apelación contenga un error de criterio o de apreciación del derecho del
juez de primera instancia o interpretación en la prueba o error de hecho,
se infringiría el principio de celeridad procesal, que postula que el
proceso se realice procurando que ocurra en el menor número de actos
procesales contemplado en el artículo V Título Preliminar del Código
Procesal Civil, y el de economía procesal que procura que el juez dirija el
proceso tendiendo a una reducción de los actos procesales establecido
en el mismo articulado, perjuicios todos ellos derivados del envío y/o
reenvío de los actuados al juez de primera instancia para que subsane los
supuestos vicios o errores, cuando es perfectamente posible que el
superior cumpla su función revocadora y subsane los errores y vicios
advertidos.

En este sentido, al haberse analizado los dispositivos legales respecto a


la doble instancia, el recurso de apelación y las facultades del órgano
revisor, debemos afirmar que estos no pueden estar aislados de los
principios de celeridad procesal y economía procesal, porque dichos
principios deben ser acatados no solo por el órgano inferior sino también
por el superior revisor; asimismo, abusar indebidamente de la facultad
nulificante no resultaría compatible con el derecho al debido proceso en
su manifestación de un plazo razonable de duración de un proceso
judicial.

Es así que el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial también ha referido que
“debe considerarse la nulidad como una medida extrema y solo aplicable
a casos en que el supuesto vicio no sea subsanable. Es claro que
cualquier defecto (…) de una resolución puede ser subsanable mediante
la exposición de la motivación, que se considera la correcta o la
adecuada por parte del órgano revisor.”

De igual forma el Tribunal Constitucional ha precisado que “en efecto, un


juez superior, encargado de resolver una apelación, so pretexto de
reconducir un proceso judicial ordinario por los cánones del debido
proceso formal, no puede anular y reenviar los actuados judiciales al juez
de primera instancia, cuando realmente no existen razones jurídicas para
ello, y solo existirían en su interior razones de temor judicial para resolver
en forma definitiva el fondo de la controversia planteada.”

Queda claro entonces que la labor del órgano revisor, sea este un
Juzgado Especializado, Mixto o una Sala Superior, debe cumplir sus
funciones dentro del marco de los dispositivos legales enunciados,
dentro de los límites de sus facultades, con la finalidad de no dilatar el
proceso en perjuicio de los litigantes, porque prolongar el debate del
litigio significaría que las expectativas de finalización de la parte que
resulte vencedora sean inejecutables o líricas, situación que no es acorde
a la Constitución y a los fines de la justicia que todo ciudadano espera del
Poder Judicial.

6. Bibliografía

 CARLI, Cario. Derecho Procesal. Buenos Aires: Abeledo Perrot, 1965.

 CASTILLO ALVA José Luis; Luján Túpez Manuel; Zavaleta Rodríguez


Roger E. (2006). Razonamiento Judicial, Interpretación,
Argumentación y Motivación de las Resoluciones Judiciales. Lima.
Ara Editores.

 HINOSTROZA MINGUEZ, Alberto. «Medios impugnatorios en el


proceso civil». Doctrina y Jurisprudencia. Segunda edición. Urna:
Gaceta Jurídica, 2002.

 MONROY GÁLVEZ, Juan. «Los medios impugnatorios en el Código


Procesal Civil». En lus el Veritas, N° 5. Uma, 1992, pp. 21·31.

 SOLÉ RIERA, Jaume. «Recurso de apelación». En Revista Peruana de


Derecho Procesal N° 2.

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