Aquí ya se detectan algunos de los problemas principales de la clasificación de Bieniawski: es para
túneles en herradura (lo que descartaría por ejemplo secciones circulares), en excavaciones por perforación y voladura (no contempla pues excavaciones por métodos mecánicos), es para túneles de 10 m de ancho (tampoco aplicaría en algunos de los grandes túneles actuales), y para una presión vertical inferior a 25 MPa (250kg/cm2) y equivalente a un recubrimiento de 100 m (con lo que en túneles profundos no se podría emplear). Además es una clasificación conservadora y tiende a sobrediseñarse el sostenimiento, debido a que se da demasiado peso al tamaño de bloque en la clasificación, pues se mide dos veces, como RQD y como espaciamiento de juntas (Jauch, 2000). Además, no presta demasiada atención a las individualidades de la formación geológica que se analice; de ahí la importancia de seguir analizando datos de RMR, medir in situ y establecer análisis y comparativas propias en cada zona de estudio. Esto no quiere decir que no presente algunas ventajas importantes, sobre todo el hecho de ser la clasificación de calidad del macizo rocoso más utilizada internacionalmente, por las siguientes razones (Jauch, 2000): el RMR considera casi todos los parámetros que caracterizan un macizo rocoso, estos parámetros se pueden obtener fácilmente de sondeos o de observación in situ (González de Vallejo y Oteo, 1983); es sencilla de manejar; aunque desarrollada inicialmente para túneles se adapta a otras situaciones, incluyendo minería de carbón, metálica,