Vous êtes sur la page 1sur 222

Agradecimientos

Al Staff Excomulgado: Nelly Vanessa por la


Traducción, Taeva por la Corrección de la
Traducción, Mokona y Puchunga por la
Corrección, AnaE por la Diagramación y De
Nuevo Mokona por la Lectura Final de este Libro
para el Club de Las Excomulgadas…

A las Chicas del Club de Las Excomulgadas, que


nos acompañaron en cada capítulo, y a Nuestras
Lectoras que nos acompañaron y nos acompañan
siempre. A Todas….

Gracias!!!
Argumento
La nobleza tiene sus privilegios... y su precio. A veces simplemente apesta

Para el señor Duncan Malmayne, fue amor a primera vista con su verdadera pareja,
la encantadora media-Sidhe, medio-duende Moira Dunne. Sin embargo, falta algo
en su relación con la pelirroja de fuego, algo que le impide completar el Reclamo y
hacer suya a Moira para siempre.

Mientras los problemas se multiplican en lo que debería ser un momento mágico,


idílico, el peso de la depresión en el corazón de la Sidhe Moira señala una
condición potencialmente devastadora. Tiene la enfermedad de la falta de su
Compañero. Su instinto le dice que lo que falta es: Jaden Blackthorn, un vampiro
de la Corte Gris, hermano de Duncan con un vínculo muy cercano a él además de
su amigo, quien con mucho tacto, se retiró de su vida después de que Duncan le
declaró su amor.

Jaden tiene a la vez el corazón roto y está contento de que las dos personas que más
ama en el mundo están juntas. Lo mejor será cortar todo contacto con ellos para
darles espacio para completar su Reclamo. Pero se avecinan problemas en el clan
Malmayne, y cuando Jaden es obligado a volver a sus vidas por el Hob, los clics de
un vínculo-tripo extremadamente raro, desatan una reacción que es rápida, sensual
y que todo lo consume.

Pero no todo el mundo la mira como una bendición. De hecho, el precio de su


amor podría ser un cambio potencialmente fatal del poder...
Capítulo Uno
Nueva York, hace 100 años...

Jaden Blackthorn se estremeció en la oscuridad, sus ojos estaban pegados el gato


escupiendo y silbando en la esquina del callejón.

Maldita sea, él tenía tanta hambre. Pero el pensamiento de alimentarse de un


humano, de hacer lo que él le había pedido que hiciera, le revolvía el estómago.
Jaden no podía matar de esa manera.

Él simplemente no podía.

Ellos se habían reído de él, el pobre mestizo que se había negado a alimentarse, que
se negaba a luchar. Que se negaba a matar. Luego en la noche le habían dado
patadas en el culo y él había deseado una rápida muerte. Era lo mejor que podía
esperar también, porque ahora era una abominación, algo que temer, alguien que
era cazado. Nunca podría volver a casa. Era lo que su Señor llamaba un sidhe
leanan1.

Era la muerte.

Una lágrima carmesí se deslizó por su mejilla. El final estaba cerca. Si no se


alimentaba pronto se quedaría con sólo dos opciones. Sentarse en el sol y morir, o
dejarla salir, a la criatura dentro que lo controlaba y alimentarse hasta que algún
caballero de la llamada corte blanca lo encontrara y lo sacara de su miseria.

Casi deseaba ser uno de ellos. Estaba a la deriva, perdido en un mundo que nunca
lo había aceptado desde el día de su nacimiento. Su padre blanco había
abandonado a su madre Seneca antes de que él naciera, su madre había fallecido
cuando él sólo tenía diez años. Había crecido en uno de los orfanatos estatales,
vivido allí durante seis años antes de dirigirse a la Ciudad de Nueva York a la edad
de veinte, sólo para encontrar que las cosas estaban un poco peores de lo que él
había imagino que estarían.

1
Sidhe Leanan: Hada de vida corta
Había logrado ganarse la vida antes de conocer a su Señor, pero había estado
hambriento por trabajar, y sombrío.

Su Sire lo había tomado, convirtiéndolo contra su voluntad ofreciéndole un lugar,


una manera de pertenecer, algo que nunca antes había tenido. Jaden había estado
tentado por sus promesas oscuras de que nunca volvería a estar solo de nuevo. No
podía negar eso.

Pero el precio de pertenecer a su nueva “familia” era superior a lo que Jaden estaba
dispuesto a pagar.

Aún podía oír la voz de su Señor en su cabeza.  Cuando tengas suficiente


hambre, estarás de regreso.

No. No lo haría. Nunca.

Podía oír los latidos del corazón del gato, el terror corriendo.

No podía esperar mucho más tiempo o la pobre criatura sufriría más de lo que ya lo
haría. No quería atacar para matar a la criatura, pero ¿qué otra opción tenía? Su
Sire le había dicho que la única manera de alimentarse era matar a su presa.

Maldito fuera el infierno y de regreso otra vez. A Jaden le gustaban los gatos. Este
estaba tan sucio, asustado y hambriento como él. Miró hacia los ojos verdes,
disponiendo a la criatura para que se calmara, tratando de aliviar sus temores antes
de verse obligado a luchar contra él.

Sus oídos recientemente sensibles captaron el sonido de risa al final del callejón. Él
se metió de nuevo en las sombras, orando porque quienquiera que fuera, no lo viera
sucio en toda su gloria.

El gato maulló, con el sonido triste y muerto de hambre curioso ahora de que el
depredador Jaden no estuviera centrado en él.

Un par de pisadas hicieron una pausa.  ¿Padre? ¿Me disculparías un momento?


Mierda. La voz pertenecía a uno de los tipos ricos que a veces caminaban en ese
barrio. Se podía decir por la voz suave, rica como la crema, profunda y llena de
confianza.

El idiota haría que lo mataran si no tenía cuidado.

Jaden se tragó el ataque de su risa histérica. Se empujó para volver aún más a las
sombras, con la espalda golpeando los duros ladrillos, con sus desniveles
rasguñando a través del material delgado de su camisa de algodón. Sus ojos se
oscurecieron al negro más profundamente, con el blanco desapareciendo. Podía
sentir las llamas de su hambre bailando dentro de sus pupilas.

Por favor. Por favor no vengas por este callejón.

El latido del hombre era más fuerte, con la más ligera insinuación de sangre
haciéndole cosquillas en la nariz a Jaden. El hombre se había hecho un corte en
algún momento durante el día y se había limpiado la herida, lavado la sangre, pero
no lo suficiente.

No lo suficiente.

El rico aroma, penetrante lo llamaba en cierto modo como el pobre gato nunca lo
haría. Había algo allí, algo diferente.

Algo que nunca había olido antes y que hizo su saliva acumularse en su boca.
Luchó contra su hambre, desesperado por evitar lo inevitable.

¿Por qué no se había alimentado del gato? La vida de un extraño estaba en peligro
por haber sido demasiado patético para matar a un gato.

 Aquí, gatito, gatito.

Jaden parpadeó, aturdido. El hombre estaba llamando... ¿Al gato?

 Está bien, pequeño. No te haré daño.

Jaden se estremeció. La voz del hombre casi lo había sacado de las sombras y
hecho entrar a la luz. La promesa de seguridad en su voz era casi su ruina.
El olor de la sangre del hombre significaría su muerte.

 Vete,  le susurró, apenas consciente de que había hablado. Cerró los ojos con
fuerza. “Por favor vete”. Dios, los dientes le dolían.

El sonido de las pisadas del hombre se detuvieron.  ¿Quién está ahí?  La


cautela había entrado en esa rica voz.

Jaden no entendió por qué se vio obligado a responder, pero lo hizo.  Las
pesadillas. Vete.

 Sal a dónde pueda verte.

Jaden sonrió. Si salía el hombre nunca dejaría ese callejón.  No.

 No te haré daño.

Eso a Jaden le dio risa.  No. Pero yo podría hacerte daño a ti, y no quiero hacer
eso.

 Dudo que pudieras hacerme daño, pequeño.

Jaden gruñó. ¿Pequeño? Sus colmillos descendieron. El aroma tentador a sangre


estaba más cerca ahora. ¿Cómo era posible que el hombre se hubiera acercado a
Jaden sin que lo escuchara?  No soy un pequeño.  Soy un monstruo.

 No, puedo ver eso.

Jaden gritó, golpeando la cabeza contra la pared de ladrillo.

Allí, delante de él, estaba uno de los hombres más bellos que jamás había visto.
Cabello rubio enmarcaba una cara esculpida por los propios ángeles. Fuerte,
masculino, la plena expresión de la compasión, era una cara destinada a la gracia
de los más elegantes comedores. Jaden se sintió pequeño y feo en comparación. Los
hombros del hombre estaban muy abiertos, sus fuertes manos, sus dedos magros.
Esos dedos se movieron y levantaron el mentón de Jaden, viendo todos los matices
de su rostro. Los ojos negros, inhumanos, los colmillos, la suciedad y las lágrimas
de sangre que proclamaban la inhumanidad de Jaden. Su largo pelo negro estaba
enmarañado con suciedad y apestaba hasta el cielo. Por todo lo justo el hombre
debía estar entre el horror y el asco.

Jaden se sorprendió al darse cuenta de que el hombre sólo era unos cuantos
centímetros más alto que él. Su olor, ese increíble sangriento aroma... Él movio su
rostro, ocultando sus colmillos detrás de su brazo.  Aléjate.

 No.

¡Vete!

El hombre negó con su cabeza, algo extraño chispeó en esos ojos gris acero.  No.
Necesitas ayuda.

El hambre estaba fuera de control. Todo de Jaden estaba herido.

Iba a matar a ese hombre si no se iba ahora.  No necesito ayuda.

Una mano suave le tomó su mejilla.  Sí, tú la necesitas. Sé exactamente lo que


necesitas.

Oh, Dios, era la mano del hombre lo que se había cortado. Jaden podía oler, ver la
herida pequeña donde la sangre había formado una costra. Todo lo que tenía que
hacer era extender la mano y...  Vete.

Por favor, Dios mío, vete. Podía sentir que las lágrimas empezaban otra vez.

Iba a matar a ese hombre. Luego se iba a matar sí mismo.

Cerró los ojos y se preparó para la fiesta de un moribundo.

Cuando los abrió de nuevo el rubio estaba empujando suavemente su cabeza lejos
de su cuello.  Es suficiente por ahora, mi amigo.

Jaden parpadeó. El hambre se había ido. La necesidad salvaje de matar había


disminuido. El hombre... el hombre todavía estaba vivo. Jaden lamió sus labios y
gimió.
El hombre sabía delicioso. Casi efervescente. Definitivamente no humano. 
¿Quién eres tú?

El hombre sonrió.  Duncan Malmayne, a tu servicio.  Y se inclinó, hizo una


reverencia a Jaden Blackthorne, ex- vampiro de la Corte Negra y mestizo no
deseado, con toda la gracia que se mostraba a un príncipe visitante.

 Mrow.

Duncan se echó a reír y le tendió la mano al pequeño gato del que Jaden había
tratado de alimentarse.  Hola a ti también, joven señora.

 ¿Quién eres?

Los ojos de Duncan brillaron, chispas plateadas bailaron en sus profundidades. Su


piel brillaba bajo la sombra de la luna. Sus oídos, ahora que Jaden miraba de cerca,
eran delicadamente puntiagudos.

La plata bailaba a lo largo de su piel.  Soy Duncan Malmayne, señor Sidhe


Luminoso y heredero del Clan Malmayne.

La Corte blanca. Luminoso significaba Corte Blanca. Eso era la primera cosa que
su Señor había metido en su cabeza, evitar a la Corte Blanca como a la peste.
Cazaban a su especie, los mataban con alegría.  ¿Por qué?

El hombre inclinó la cabeza.  ¿Por qué, qué?

 ¿Por qué me diste de comer?  ¿Por qué me salvaste? No valgo la pena.

 Debido a que hiciste todo en tu poder para enviarme lejos. Trataste de salvarme a
costa de tu propia vida.

 Soy un vampiro.  Malvado. Nacido y criado, eso estaba en su sangre ahora.

Él nunca sería libre de toda sospecha.


 ¿En verdad?  Los ojos de Duncan se agrandaron cómicamente, con sus
pupilas ovales mostrando de una vez por todas cuán lejos estaba de ser humano. 
No tenía idea.

La risa en su voz hizo burla de aquello con que le había llenado su Sire, su risa
siempre había sido fría y cruel.

En cambio la risa de Duncan Malmayne atrajo a Jaden desde adentro, lo hizo


sonreír.

Lo hizo sentir cálido por primera vez en semanas.  Gracias por... Él tragó. Ni
siquiera se atrevía a decirlo.

La risa de Duncan Malmayne se apagó. No había piedad en su mirada, sólo


comprensión.  ¿Fuiste abandonado?

Jaden asintió. Todavía no estando seguro de si lo que corría a través de él era alivio
o rabia porque su Sire lo había descartado hacia dos semanas.

 ¿Cuántos años tienes?

 Veintitrés.

Duncan sacudió la cabeza.  No. ¿Cuántos años tienes?

Oh.  Un mes más, mi señor.  Algo sobre Malmayne exigió el título honorífico
de él.

Malmayne apretó la mandíbula.  ¿Has solicitado la admisión a la Corte gris?

 La… Corte gris?  ¿Cuál era la Corte Gris? Su Sire nunca había mencionado
que había más de dos Cortes, la Blanca y la Negra. Era la muerte acercarse a la
Corte Blanca, pero Jaden no se atrevía a aceptar al puro mal encarnado en la Corte
Negra.
Sin embargo, ¿Una Corte gris? ¿Un lugar donde un vampiro como él, insultados por
ambos Luminosos como Oscuros, podría encontrar un lugar para pertenecer? ¿Era
posible?

 No lo creo.  Malmayne puso su mano en la de manga sucia de Jaden.  Ven


conmigo.  El miedo se disparó a través de Jaden. ¿Iría Malmayne a matarlo
ahora? “Voy a explicarte las cosas, a ayudarte a encontrar tu camino. Cuando estés
listo para irte, podrás cuidar de ti mismo. Te prometo que nada te pasará bajo mi
cuidado.” Se arrodilló y recogió al gato maullando, abrazando con suavidad de
cerca a la criatura y rascándole detrás del sucio oído.

El corazón de Jaden latió con fuerza. Algo en la forma en que Malmayne tocó al
gato, a pesar de su suciedad, hizo mucho por algo que no pudo nombrar. ¿Por
qué haces esto?

Por primera vez, el Sidhe pareció incierto.  No estoy seguro. Pero hay algo
acerca de ti. No puedo dejarte aquí para morir.  La incertidumbre huyó, dejando
tras de sí sólo determinación.  Así que vendrás a vivir conmigo.  Él le tendió su
mano.

Jaden no lo dudó. Tomó la mano de Duncan Malmayne, sabiendo que su vida


nunca será igual otra vez.

****

Nebraska, hoy y justo después de Halloween...Moira miró a su familia desaparecer en la


distancia, la única casa que jamás había conocido no era más que una casa de
muñecas en el horizonte. El hombre alto junto a ella no le había dado gran parte de
opción sobre irse. Ella se había encontrado a sí misma metida en su limusina antes
de que pudiera parpadear.

Por supuesto, todavía no se había recuperado del increíble beso que él había
colocado en sus labios sólo momentos antes de que se metieran en el vehículo y en
camino. Algo en su interior había respondido al extranjero, algo que le impedía
luchar contra su reclamo sobre ella.
¿Qué estaba pasando con eso?

Moira nunca había ido con la corriente. Siempre había seguido su propio camino.
Era una líder, no una seguidora, y estaba malditamente orgullosa de eso. Así que
¿por qué había seguido como un manso y pequeño cordero a este hombre a su
manada y se había marchado?

¿Por qué le molestaba tanto haberse ido dejando a Jaden Blackthorn atrás?

 ¿Moira?

Se dio la vuelta al impresionante rubio sentado a su lado. Su traje gris carbón era
mucho más oscuro que el gris plata de sus ojos. Su cabello rubio estaba un poco
más largo de lo que estaba de moda, acariciando la parte superior de sus hombros.
Sus labios eran gruesos y de color rosa, llamándola para otra probada. Con la
forma en que su cuerpo lleno se adaptaba a ella apostó a que era enorme en todas
partes. Tenía la cara de un ángel y el cuerpo de un guerrero. A pesar del traje él
lograba hacer tropezar cada fantasía de hombre que ella alguna vez había tenido y
aún más.

 ¿Sabes quién soy?

Ella entorno los ojos. Viendo sólo la fuerza de este aspecto del rubio pero ella
estaba lejos de ser el estereotipo.  Duncan Malmayne, nuevo señor del clan
Malmayne. Eres un Sidhe de quinientos años cuya sangre está unida a Jaden
Blackthorn, el vampiro que secuestró a Ruby. Tu hermana era una puta psicótica y
tu padre…

 Está muerto.

El tono frío de su voz no le dijo nada. ¿Estaría de duelo por su padre, o se alegraba
de que el hombre que le había permitido a su hija causar tanta pena y dolor estaba
muerto?

 Lo siento.  Ella no lo estaba, pero le pareció lo correcto de decir.

 ¿Sabes quién soy?


 ¿No acabo de responder a esa pregunta?  Ella cruzó los brazos sobre su pecho
y lo miró.

Sus labios temblaron.  Pelirrojas. Me había olvidado de ese carácter.

Sus ojos se estrecharon. Estaba empezando a enojarse.

 Rubia pelirroja.

Él tiró de un rizo rojo dorado.  Más pelirroja que rubia.  Él le levantó su


barbilla.  Soy tuyo y tú eres mía.

Ella pudo sentir sus ojos abriéndose con chispas de plata bailando en sus ojos. 
Espera. ¿Qué?

 Tú sabes de lo que estoy hablando. Lo probaste cuando me besaste.

Oh, mierda.  Eso no es posible. No tengo suficiente sangre Sidhe para reconocer
o reclamar un verdadero lazo.

Ella parpadeó. ¿O la tenía?

Cada uno de los hijos de Sean Dunne tenía habilidades únicas medio Sidhe, medio
duende como su sangre les concedía. Leo para todos sus poderes tendía hacia su
lado Sidhe, todavía no habían logrado reclamar tierras en forma de duende. Él
había utilizado el vínculo duende con la tierra para encontrar y rescatar a su
verdadera compañera Ruby, pero el vínculo era débil y su poder sobre la tierra
minúsculo.

Shane, un verdadero medio-sangre, podía convocar a todo lo que su imaginación


pudiera conjurar, siempre y cuando los materiales estuvieran hechos “de la tierra”,
un concepto que él había intentado y que no había podido explicarle a ella. Él no
podía hacer una botella de agua de plástico, pero podía hacer camisas de seda.
Desafortunadamente, el uso de su capacidad lo agotaba más allá de lo creíble.
Cuanto más complejo el artículo, más cansado se ponía.
En cuanto a ella, Moira había salido en la mayoría a su padre. Ella se contaba casi
como puro duende. Su vínculo con la tierra era fuerte. Podía oír el susurro de los
árboles uno al otro, sentir crecer la hierba bajo sus pies. La misma tierra le decía
cosas en sus sueños, cosas que enviarían a su padre a volverse un manojo de
nervios si supiera acerca de ellas. No había planeado nunca dejar la granja Dunne;
la tierra la llamaba de la misma manera en que hacía con su padre. No podía
imaginarse viviendo en una gran ciudad, rodeada de cemento y vidrio. Necesitaba
la tierra bajo sus pies y las cosas verdes en crecimiento. Esperaba que Duncan
comprendiera eso o tendrían problemas desde el primer momento.

 Sabes que tengo razón, Moira.

Ella sopló el flequillo de sus ojos. Sí, tenía razón, y era culpa de su madre. Aileen
Joloun Dunne era pura sangre Sidhe, y de la aristocracia. Era posible que Moira
pudiera recurrir a esa parte de su herencia inconscientemente, sabiendo de su
verdadero lazo cuando lo probaba. Tal vez incluso reclamándolo y atándolo con los
Votos, aunque tendría que preguntarse si sería tan fuerte como un lazo.

Además, ¿quién sabía que iba a encontrar a una pareja tan joven? Para las normas
Sidhe ella era todavía una niña, con sólo cincuenta años. Los Sidhe no eran
considerados como adultos hasta que llegaban a la edad de cien años. Miró al
hombre a su lado, sintiéndose cualquier cosa menos infantil. Por otra parte, para las
normas duendes soy una mujer adulta.

Tenía que admitirlo, Duncan Malmayne tenía un sabor condenadamente bueno.

Ella se lamió sus labios, recordando cuando su boca había descendido sobre la de
ella. Ella había estado de pie allí en el patio de su padre, buscando a Jaden en la
limusina, con su largo pelo oscuro bailando en la brisa de la tarde. Ella había estado
extrañamente ansiosa de volver a verlo, de saber que la voz mental que había
utilizado para calmar sus miedos y calmar su mente había sido la del verdadero
hombre. Del vampiro que había secuestrado a Ruby y obligado a Moira a luchar
para defenderla y que había resultado ser su mejor aliado en la casa Malmayne. La
idea de volver a verlo la había puesto nerviosa, inquieta. Tenía que verlo, ver por sí
misma las terribles heridas que Jeremy West le había causado, que de hecho,
habían sanado. Ella había sentido la perforación de la estaca a través de la espalda
de Jaden, sabía que habría muerto si el objetivo de Jeremy hubiera sido certero. La
sangre en su espalda había aterrorizado a sus propios padres, pero Moira sabía que
había sufrido junto con el vampiro, aunque sólo ligeramente en comparación.

Entonces él había estado allí, con sus ojos negros bailando, y había sabido más allá
de cualquier sombra de duda que él estaba bien.

Habían dispuesto reunirse con el nuevo señor Malmayne en la noche debido a la


susceptibilidad del vampiro a la luz solar, una cortesía que no había pasado
desapercibida para Jaden. Jaden había parecido encantado de verla, con un destello
en sus ojos oscuros que parecía dirigido exclusivamente a ella. Su herencia nativa
americana era evidente en su cabello oscuro y piel bronceada, piel que no se había
desvanecido con los años desde que había sido convertido. Su vientre había dado
vueltas en círculos perezosos, con su aliento saliendo más rápido. De alguna
manera ella solo había sabido que el vampiro había ido exclusivamente a
reclamarla.

El afecto que había echado hacia ella disminuyendo sus temores sobre el otro
hombre en la limusina, el recién acuñado señor del clan Malmayne y ex prometido
de su madre.

A pesar de las garantías de Leo de que la nueva cabeza del clan Malmayne no
había ido a reclamar la deuda de sangre, ella todavía sentía que su entrada a sus
vidas iba a cambiar las cosas para siempre.

Duncan había salido de la limusina y procedido a probarla directamente.

 Tal vez deberíamos probar la teoría. A ver si lo que creo es verdad.

Duncan puso una sonrisa en su cara.

Ella parpadeó, con el recuerdo de la cara de Jaden cuando Duncan descendió


desvaneciéndose de su mente. El vampiro había parecido aturdido, aún...
¿lastimado? Pero entonces vio la cara de Duncan bloqueando la visión de la noche,
con la alegría en su sorprendido rostro haciendo que su corazón corriera. Él la
había besado, y nada más había importado.
No a su familia. Ni siquiera la derrota de los Malmaynes quienes habían hecho
todo lo posible para destruir a los Dunnes. Sólo la presencia de Jaden había
conseguido hacerle cosquillas a sus sentidos.

Sólo el pensamiento de él aún lo hacía.

Ella se tropezó con un escalofrío de inquietud ante la idea del vampiro. Estaba casi
segura de que Duncan era su verdadera pareja. No debería tener entretenidos
pensamientos del vampiro seductor. Ella se humedeció los labios y casi lo pudo
probar de nuevo.

 Tal vez deberíamos.

Duncan se inclinó hacia ella, con sus labios tocando los suyos con reverencia.

Ella sonrió contra su boca, esperando que el señor Sidhe tomara lo que obviamente
creía que era suyo.

Él jugó con su boca, dándole pequeños sorbos que la dejaron queriendo más. En el
momento en que él abrió sus labios ella se moría por un sabor real de él. Él se metió
en su interior, ofreciéndole el sabor picante de un Sidhe, y ella lo tomó y le exigió
más.

Él se lo dio. La tomó en brazos y la devoró. Su gusto explotó en su lengua,


conduciéndose a través de ella con un eje de necesidad y de deseo que la dejó
retorciéndose en el asiento de cuero.

Oh, sí. Él era el Único. Ya no tenía dudas.

Duncan Malmayne estaba destinado a ser suyo.

¿Entonces por qué sus pensamientos al instante volvían al vampiro que habían
dejado atrás? Una pequeña parte de ella sabía que sufría en agonía, pero no sabía
por qué. Si se trataba de un dolor físico le habría ordenado a Duncan dar vuelta la
limusina y maltita sea fueran las consecuencias.
Pero algo le había hecho daño al corazón de Jaden antes de cerrar su vínculo débil
de sangre. ¿Sería el saber que Duncan había encontrado su verdadero vínculo y
había comenzado su reclamo? ¿Estaría celoso de que tendría que compartir su
afecto de vínculo de hermanos?

Ella no lo sabía. Sólo esperaba que lo que le había causado a Jaden su pena lo
superara, y pronto. No le gustaba pensar en que él estaba sufriendo. Ni un poco.

Duncan estaba en éxtasis. Había encontrado su verdadera unión, a la persona que


el universo había creado sólo para él. Saber que ella era la descendiente de la mujer
que había sido contratada para casarse con él era una ironía de la más alta orden.

Duncan no podía creer la suerte que había tenido. Todas las cosas que habían
hecho de Aileen Dunne una mujer tan hermosa existían en su hija, pero
perfeccionadas, afiladas, templadas por su fuego interior. Mientras que Aileen era
preciosa, había una dulzura sobre ella que nadie podía negar.

A pesar de lo que pudiera decir, estaba bien adaptada al duende de su marido.


Duncan estaba muy contento porque las cosas hubieran funcionado de la manera
en que tenían que hacerlo. Si hubieran ido por el matrimonio arreglado de la forma
en que sus familias habían querido hubieran sido miserables. Él necesitaba a
alguien para mantenerlo en sus dedos, y Aileen era demasiado blanda para eso. Su
suavidad se conectaba a su marido, Sean, templado en sus maneras salvajes. Eran
una pareja perfecta en todos sentidos.

Su hija, por el contrario, era realmente impresionante, con los ojos dulces de su
madre y la postura guerrera de su padre.

Él había puesto un pie fuera de la limusina y se había sentido como si hubiera


recibido un puñetazo en pleno estómago.

Había sido sólo en otra ocasión cuando se había sentido así. Frunció el ceño, pero
negó los pensamientos de Jaden a un lado. No podía dejarse distraer por los
pensamientos de su hermano de vínculo. Además, su vínculo con Jaden no se
parecía en nada al que tendría con Moira.

Tenía una compañera a la cual Reclamar, y no podía estar más feliz sobre eso.
Su primera visión de Moira Dunne se había quedado en su memoria para toda la
eternidad. Con sus rizos dorados rojizos hasta la cintura, unidos en una trenza
suelta, había llamado a sus dedos para bañarse en su fuego.

Impresionantes ojos verdes brillaban hacia él a fuego lento, con la inteligencia en


sus profundidades. Sus labios de color rosa se habían acurrucado en una sonrisa de
bienvenida incluso mientras sus manos en puño revelaban su recelo. Había estado
de pie con sus pies cruzados, como una reina guerrera dispuesta a defender lo suyo.
Algo había pasado entre Jaden y Moira, algo que trajo un debilitamiento de la
sonrisa en sus labios, relajando el conjunto de sus hombros tensos. Él había estado
agradecido por toda la tranquilidad que Jaden le había dado, pero no había tenido
tiempo para agradecerle al hombre.

Duncan tenía que tener a Moira. Después de 400 años de espera, de anhelar,
finalmente había visto a la mujer destinada a ser suya. El aliento había dejado sus
pulmones en un apuro. La lujuria casi lo había puesto de rodillas. Se sorprendió
malditamente que hubiera sido capaz de caminar hacia ella sin caer a sus pies. Con
su polla tan duro como una piedra en cuestión de segundos, con un dolor entre sus
piernas que no tenía ninguna intención de negar. Había avanzado en un sueño, con
sus manos extendidas hacia ella, con su mente confundida con el conocimiento de
que aquí, aquí donde menos lo había esperado, había encontrado a la guardiana de
su corazón. La había besado, y su sabor sabía a lo que tenía que saber.

Tenía que tomarla. Ella le pertenecía a él.

Así que la había metido en la limusina con una sonrisa, le había informado a su
familia que era suya, y esperado a que Jaden entrara en el coche.

Jaden se había negado. Duncan estaba todavía tratando de entender eso. Si se había
quedado atrás sólo para llenar los vacíos de la Familia Dunne ¿por qué había
cerrado su mente? Es cierto que había mencionado algo acerca de darle privacidad
a Moira, pero aun así. Nunca habían estado separados por mucho tiempo, al menos
no mentalmente. Las últimas semanas en París, incapaz de comunicarse con Jaden,
había sido un extraño tipo de tortura que nunca antes había estado obligado a
soportar.
Otra cosa que tenía que discutir con el vampiro. ¿Era posible que su vínculo se
hubiera vuelto demasiado fuerte? Duncan había comenzado a sentirse mal,
mientras había estado en Francia, con una rara enfermedad de los Sidhe. Había
vuelto a casa tan pronto como le fue posible sólo para sentir el golpe casi fatal que
el “amigo” de Kaitlynn, Jeremy West, le había tratado de dar a Jaden. El dolor casi
lo había reducido. Sólo el saber que Jaden había sobrevivido había evitado que
Duncan hubiera perdido su mente el tiempo suficiente para llegar a él.

Sólo para encontrarse con que Leo Dunne se había conectado a la tierra para salvar
a su esposa de Kaitlynn. La seguridad en la que Jaden viviría, de que la tierra
misma lo sostenía, había facilitado que el terror no lo montara. Si Leo no hubiera
matado a Jeremy de manera espectacular Duncan estaba seguro de que habría
encontrado una manera de hacer que el vampiro de la Corte Negra sufriera unas
mil muertes por haber dañado a Jaden.

Duncan sacudió la cabeza y volvió su atención a Moira. Jaden estaría pronto en


casa, y entonces todo se volvería claro. Mientras tanto, Moira había estado en sus
brazos, y él no tenía ninguna intención de perder tiempo en hacerla suya.

Lástima que no pudiera evitar la sensación de que algo no estaba bien.

Jaden vio el polvo de la limusina desvanecerse y se volvió a la familia Dunne con


una sonrisa. En el interior, su corazón estaba roto en dos. Él se rió de sí mismo.
Tenía perfecto sentido que estuviera en dos piezas. Que acababan de ser arrancados
de su pecho, y ¿no era lógico que Moira y Duncan cada uno sostuviera una pieza?

Sin embargo, tenía cosas que hacer, lugares a donde ir, bla, bla. Tenía la certeza de
que algún día podría ver a Duncan y a Moira juntos, felizmente unidos, y no caería
de rodillas en agonía.

Y tal vez algún día los monos volaran fuera de mi trasero.

 ¿Qué demonios está pasando?


Jaden se volvió a Aileen Dunne, con la visión de ella recordándole a la mujer que
acababa de despegar un pedazo de él con sus pequeñas manos.  Parece que
Duncan ha encontrado a su verdadera pareja.

Él se encogió de hombros.  Ya sabes lo que pasa. Recibes un pequeño beso, haces


un poco de mambo colchón, murmuras algunas palabras y antes de que lo sepas,
tienes a una esposa molesta que te pide que bajes el asiento del inodoro.

Leo Dunne fue el único de la familia Dunne en no verse ni remotamente divertido.


Sean Dunne lo miró, con sus verdes ojos brillantes, con las piedras de sus pies
apareciendo como agua en una sartén caliente.  Eso no es ni remotamente
divertido, vampiro.

 Papá, cálmate. Está bien. Jaden sólo está bromeando.

Jaden parpadeó en estado de shock. La última persona que esperaba que se pusiera
de pie para él lo había hecho.  Gracias, Shane.

Shane Joloun Dunne se encogió de hombros, con una sonrisa fácil en su rostro. 
Sé lo que hiciste en esa sala de control, y sé cómo salvaste a Ruby. Estás en lo
correcto, en lo que a mí se trata.  El hombre rozó sus rizos dorados de su frente,
con sus ojos brillantes color esmeralda.  Además, algo me dice que no has
terminado con nosotros. No por un largo tiempo. Nosotros también podemos
acostumbrarnos a estar cerca de ti, ¿verdad?  Shane le guiñó un ojo, viéndose
como si supiera algo que nadie más sabía, incluyendo Jaden.

Eso es todo. Por la presente declaro al tipo como un maldito extraño.  Sí. Bien. Mi
hermano acaba de acoplarse con tu hermana. Apuesto que nos veremos de nuevo
en el Día de Acción de Gracias de vez en cuando.  No. Si el dolor que estaba
experimentando ahora era algo como lo que se sentiría al ver a Moira y a Duncan
felizmente acurrucados juntos, probablemente se vería obligado a tomar un poco de
sol. Suficiente luz solar con el tiempo haría que estuviera muerto lo suficiente para
cuidar de lo que ocurría entre dos personas que había amado.
Incluso Leo, el normalmente fácil hermano, estaba viendo a Shane como si hubiera
perdido la maldita cabeza. “¿De qué demonios estás hablando?” Por la divertida
exasperación en la voz del Sidhe no era la primera vez que se había visto obligado a
hacerle a Shane esa pregunta.

 Ya lo verás.  Shane colgó un brazo alrededor del hombro de su madre. La


pobre mujer estaba tan tensa que saltó.  Entremos y tomemos una taza de té.
¿Está bien, mamá?

 Pero Moira.  Aileen se negó a permitir que su hijo la volteara, manteniendo su


mirada fija en Jaden. Ella retorció las delicadas manos. Jaden estaba preocupado de
que ella se pusiera a rasgar sus dedos si tiraba con más fuerza.  ¿A dónde lleva
Duncan a mi hija?

Si conozco a mi hermano de vínculo, a la cama más cercana.  Es probable que vayan a


la casa nueva de los Dunne.  Señaló a Leo, que estaba abrazando a su esposa.
Ruby era un encantador montón, con pechos y caderas redondeadas y una boca
con un mohín que Jaden, en otras circunstancias, hubiera encontrado de su gusto.
 No te preocupes.  Él se quedó mirando el camino. No podía captar incluso un
atisbo de la limosina.  Tu hija está con el mejor hombre que conozco.  Se
volvió hacia ellos otra vez y pegó una sonrisa en su rostro.  Un té suena bien. 
El arco que dio fue exagerado. Estuvo encantado cuando Ruby rió.  ¿De
acuerdo?  Le ofreció a la morena el brazo, sonriendo cuando ella lo tomó. Le
sacó la lengua a Leo y se paseó a la casa con la Dunne más nueva, tratando de
hacer lo mejor para fingir que no se estaba desangrando por dentro.
Capítulo Dos
Las Vegas, dos semanas antes de Navidad...

Jaden bailó por el suelo, preguntándose qué diablos estaba mal con él. Se estaba
muriendo de hambre, y no sólo por sangre.

Pero ninguno de los muchos cuerpos calientes disponibles lo atraían. Infiernos, en


ese punto él estaría dispuesto a pagar por un cuerpo que lo atrajera, pero ninguno
de ellos lo hacían. Ni uno, maldita sea. Ni siquiera el rubio con ojos azules, cuyo
cuerpo le recordaba al de...

Bien, no vayas allí.

Jaden amaba a un hombre grande y fuerte, y maldita sea si ese tipo no tenía formas
grandes y fuertes para ser artístico. Ni siquiera el estúpido sombrero de Papá Noel
le restaba a su aspecto.

Después el hombre tenía que ir y arruinarlo levantando a algunos pequeños


Jovencitos en el aire y casi dejándolos caer.

Jaden se rió y puso los ojos en blanco. O no.

Golpeó el borde de la pista de baile y se dirigió entre la multitud, deteniéndose sólo


lo suficiente para comprobar su reloj. Casi las dos y media, y todavía no se había
alimentado o preveía conseguirlo como lo había planeado originalmente. Como
vampiro ni siquiera podía conseguir emborracharse bien sin alguna pequeña ayuda
ventricular.

Je. Ventricular.

Jaden suspiró y se apoyó a una pared. Estaba jodidamente mal cuando la mejor
parte de la noche era una burla del patético vampiro. No se había acostado en más
meses de los que podía contar, y chupar sin follar era, bien, como chocolate sin
mantequilla de maní. Como Coca-Cola sin ron. Como Turner sin alcohol.
Jaden se frotó el pecho. El dolor que le impedía seguir al fuerte rubio directo al
nirvana había estado creciendo por la noche. Sabía exactamente a quién culpar por
eso también.

Maldita sea, los extrañaba. Los extrañaba tanto que le dolía.

 ¿Estás bien?

Hizo una mueca y miró a la pequeña mujer asiática delante de él.  Sí, estoy bien.

Ella sacudió su cabeza, con su pelo negro brillante bajo las luces.  Si tienes
hambre te podría alimentar.  Sus sorprendentes ojos lo miraron con una
expresión suave, casi como si le ofreciera algo del menú de un dólar de Taco Bell.

Akane Russo tenía los ojos más raros de cualquiera que alguna hubiera conocido.
Un ojo de color marrón oscuro con una estrella de luz avellana sorprendente en el
centro. El otro ojo era castaño claro puro. Sus negras cejas eran una barra recta por
encima de ellos, dándole una severa expresión.

Esos ojos lo asustaban como la mierda cada vez que veía a la mujer. Teniendo en
cuenta las veces que habían trabajado juntos en los últimos años, había encontrado
que lo asustaba mucho.

Había tardado mucho tiempo en acostumbrarse a la sensación y la contaba como


una de sus pocas amigas de verdad.  Nah. Estoy bien.  Una de sus cejas se
levantó con incredulidad. Era casi extraña en su elegancia.  ¿Estás seguro? Te ves
muy hambriento, Jade.

Él sonrió y trató de hacer que pareciera que lo decía en serio.  Estaré bien.

Ella se encogió de hombros.  Muy bien, entonces. Pero come un poco, ¿Ok? No
me gustaría tener que buscar tu culo si te vuelves salvaje.  Ella comenzó a
caminar alejándose, haciendo caso omiso de su escalofrío, pero antes de llegar muy
lejos se volvió. Esa estrella dorada en el centro de uno de sus ojos se amplió. 
Hay algo diferente en ti.
Oh, muchacho. No tenía idea de lo que estaba viendo, pero había curiosidad en su
expresión algo con lo que él no podía vivir. No tenía ningún deseo de ser arrastrado
a su guarida y disecado.  Mi camisa es nueva. Es Marc Jacobs.  Él giró, y se
aseguró de leer sobre su hombro.  ¿Te gusta?

Sus ojos rodaron, con la estrella reduciéndose a su estado normal.  Por favor.
Probablemente soy el único pedazo de culo en este bar a la que no le interesa.

Él movió su trasero, seguro que ella lo rechazaría.

 ¿Estás segura?

Ella se rió, el sonido fue muy dulce para la mujer que una vez había visto arrancar
la cabeza a un vampiro de la Corte Negra.  Estoy segura. No escalfo, ¿recuerdas?

Él frunció el ceño y se preguntó de qué diablos estaba hablando. Antes de que


pudiera preguntarle ella se despidió y se dirigió de vuelta a la pista de baile.
Maldita zorra pedazo de dragón.

Ella miró por encima de su hombro de él.  Lo he oído.

Eso generó una risa en él. Cómo hacía eso nunca lo sabría, pero sonaba como si
estuviera de pie junto a él en una habitación agradable y tranquila. Negó y se volvió
a los bailarines. No tenía idea de si iba a ser capaz de encontrar una verdadera
comida esta noche, pero estaba seguro como el infierno que lo intentaría.

La visión del hombre rubio inclinándose sobre el jovencito pelirrojo le hizo darse
cuenta que no, no lo haría. Maldita sea.

Se dirigió hacia la puerta, con su hambre eficientemente demolida por el


pensamiento de Duncan y Moira. Todavía lo sorprendía que ella lo hubiera dejado
entrar después de su papel en el secuestro su cuñada Ruby. La humana había sido
dura cuando se había enfrentado a la trastornada  Favorita de papá.

Sólo pensar en Kaitlynn era suficiente para que tuviera que apretar los dientes de
rabia. Así que atrajo el recuerdo de cómo la había hecho pagar oh-tan-caro por todo
lo que había hecho, incluyendo el asesinato de su propio padre. Había sido amargo
haber ido por su garganta, pero al menos había tenido la satisfacción de saber que
nunca le haría daño a nadie jamás otra vez.

Duncan era ahora el jefe del clan Malmayne y recién se había acoplado a la mujer
de los sueños de Jaden. Qué mal que Jaden no hubiera estado con él para celebrar.
La forma en que Moira había defendido a su nueva cuñada había ganado el respeto
eterno de Jaden. Él había dejado un pedazo de su corazón en sus suaves manos.
Infiernos, había dejado totalmente la mitad de lo que tenía, ya que eso era todo lo
que había tenido que dar. Duncan poseía la otra mitad, y lo había hecho desde
hacía más de un siglo.

Ni siquiera pudo reunir todo su entusiasmo, cuando su canción favorita llegó.


Había pasado mucho tiempo desde que había oído a Seal con “Kiss from a Rose”.
Siempre sonreía cuando escuchaba la línea, “Te comparo con el beso de una rosa
en el gris”.

Todo el mundo pensaba que la línea era “rosa en la tumba”, pero estaban
equivocados. La había buscado una noche, preguntándose por qué la línea lo
perseguía.

Una rosa en el gris. Maldita sea. Visiones de los ojos grises de Duncan y el cabello
de fuego de Moira bailaron delante de él.

Oh, infiernos. Ahora se pondría blando y esas cosas. Lo siguiente que sabría era
que iba enviarles una tarjeta de “Pequeños momentos” de Hallmark a ambos a
través de Facebook o algo así. Si no se controlaba pronto terminaría destruyéndolos
a todos. Duncan, ah, el hermoso Duncan y su dulce y pequeña duende se merecían
algo mejor que eso.

Esa era la carga que Jaden tenía que soportar, y soportar sería lo que haría. Sin
importar el costo.

Dejó el club, todavía muriéndose de hambre, gruñéndole a la rubia pequeña, que se


acercó a él.

 Suéltalo, Blackthorn. No estoy de humor.


Jaden tropezó con el sudor ya saltando sobre su espalda mientras la voz suave y
masculina se apoderaba de él. Mierda. ¿Qué hice para llamar la atención de Robin? 
Considéralo soltado.

La divertida sonrisa en la cara de Robin no era lo que lo asustaba como el infierno.


Era el flash de color verde iridiscente en los cándidos ojos marrones lo que lo hacía.
 Bien.

Ellos caminaron un poco, pero fue cualquier cosa menos suave.

Finalmente, Robin habló.  Tenemos un problema y tú eres el único para hacerle


frente.

Él no se atrevió a correr gritando como un niño pequeño sin importar lo mucho que
lo deseara. Simplemente no estaba en su código vampiro de macho. ¿Y cuál sería
esa situación?  Gracias a Dios su voz era firme. No se creía capaz de mostrar su
cara en la convención de vampiros que venía si se comportaba como un cobarde
total.

Robin miró hacia los lados. Sin importar la forma en que Robin fuera una cabeza
más baja que Jaden, todavía quería hacerse en los pantalones.  Una situación
Malmayne.

Jaden se detuvo. No había manera mierda.  Lo siento, tienes que encontrar a otra
persona. Alguien con un poco menos de prejuicios.

Robin se volvió y lo miró.  Mira, tengo una idea de cómo te sientes.  Los labios
del Hob se arquearon y se vieron extraños envueltos alrededor de su voz profunda,
pero ahí estaba. El hombre era un extraño hijo de puta.  Si las dos personas que
quisiera más en el mundo terminaran unidas la una a la otra, y me dejaran en el
frío, yo también estaría muy enojado.

Jaden ignoró la piedad en la expresión de Robin y se centró en su fría


determinación. No podía lidiar con el hecho de que al parecer, Robin entendía por
qué se negaba a regresar a casa.
 Pero hay rumores de que... Kaitlynn participó en más que sólo desear a Leo
Dunne para sí misma. El nombre Malmayne está relacionado con algunos hechos
oscuros.

Jaden se estremeció.  Duncan nunca...  Ni en un millón años Duncan se aliaría


él mismo o a su clan con la Corte Negra. Algo de esa magnitud seria lo único que
llamaría la atención personal del Hob.

 No, no creemos que Duncan lo esté. Pero hay otras facciones del clan
Malmayne que al parecer lo están.

Oh, claro que no. Si Duncan tuviera la menor idea de que los Malmaynes estaban
avanzando hacia lo Negro voltearía su tapa de mierda e iría detrás de quien era lo
suficientemente estúpido como para poner en peligro a todos. Mierda. El noble
imbécil se haría matar. El mismo sentido de nobleza obligaría a Duncan a ese
callejón después de que un vampiro harapiento lo enviara cabalgando en su
limusina blanca, dispuesto a comerse al mundo. Todo Duncan granizaba hacer las
cosas correctas.  Mi trabajo?  Ya sabía que no iba a terminar bien.

Robin sonrió. Jaden se estremeció.  Averigua quién es y lidia con ellos, como
mejor te parezca.  Robin lo alcanzó y le dio unas palmaditas en sus mejillas, con
las puntas de sus uñas largas y negras sorprendentemente frías en contraste con la
calidez de su palma.  Confío en tu juicio.

La cabeza de Jaden se inclinó. Él se frotó la frente, deseando que el dolor se fuera.


El Hob le acababa de dar carta blanca para un trabajo de asesinato. No era la
primera vez que había sido asignado desde que se había vuelto Blade, pero era la
primera en la que tenía que ir tras de la familia de un ser querido.

Bien, parece que estoy bien y verdaderamente jodido. Pero no la manera en que esperaba
estarlo.

Cuando volvió a mirar hacia arriba, Robin se había ido.


Akane Russo miró a la pequeña mujer rubia, que estaba sentada a su lado.
Reconoció su olor. Era algo que se les enseño a los dragones desde el nacimiento.
 Señor.

Esos labios carnosos y sensuales se torcieron en una sonrisa.  Tenemos una


situación.

Akane asintió, fingiendo que la voz profunda y masculina era totalmente natural
proviniendo de los labios femeninos.  ¿En dónde?

 En los bienes Malmayne en Nebraska.

 De camino.  Ella dejó caer el vaso en la parte superior de la barra y se dirigió


hacia la puerta.

 ¿No quieres conocer la asignación?

Akane sonrió, sin molestarse siquiera en darse la vuelta. Podían escuchar a los
demás muy bien, a pesar de la mar de sudorosa gente. La estrella en el centro de su
iris salió desviándose, dejando ver lo que necesitaba. Ya tenía una idea de lo que le
estaba pasando a su pareja de antaño. “Jade me necesita.” Ella lanzó su pelo hacia
atrás encima del hombro y lo olió, para captar el olor rico del Hob, el olor a tierra
otra vez, un indicio de que recientemente había capturado a otra persona. ¿Vas a
decírselo o dejarás que lo averigüe por su cuenta?

 ¿Cuál sería la diversión en decírselo?

 Eso es malo.  No hubo respuesta, el Hob ya se había ido.  Desde luego, sabe
cómo salir.  Negó y se dirigió a su convertible. Tenía un avión que alcanzar y a
un vampiro que vigilar.

Sólo esperaba que Robin supiera lo que estaba haciendo.

****
Moira vio a Duncan caminar a lo largo de la biblioteca y de regreso. ¿Qué estaba
mal con ella? La mejor pregunta podría ser, ¿Qué estaba mal con él? ¿No se habían
aparearon?

¿Él no la había reclamado, y llevado a su casa? ¿No le había dicho que se


preocupaba por ella? Entonces ¿por qué? ¿Por qué no la había tocado? Más allá de
unos besos y unas cuantas sonrisas cada vez más tristes, él había estado tan...
distante. ¿Por qué caminaba noche tras noche, en duelo por algo que no podía
explicarle?

¿Por qué ella se sentía de luto?

Si no fuera por el hecho de que ella y Duncan estaban destinados a ser compañeros
se habría ido por ahora, con su corazón y orgullo por los suelos. Pero Aileen le
había dicho que tuviera paciencia, que algo estaba terriblemente mal. ¿Dependería
de Moira, como futura esposa de Duncan, averiguar qué era ese algo y rectificarlo?
Hasta el momento, Moira no había podido averiguar otra cosa excepto que Duncan
se estaba poniendo constantemente peor.

Estaba cansada, oh tan cansada. La depresión de Duncan la arrastraba a ella, y ni


siquiera el consuelo de su madre podía ayudar con el dolor. Aceptaba que Duncan
la deseaba, la necesitaba. Él lo había dejado claro una única vez, en su
desesperación ella le había ofrecido dejarlo solo. Ella no había querido decir para
siempre, sino sólo por unos días, pero la desolación en sus ojos había hecho que se
quedara. Se había quedado dormida en sus brazos, calmándolo y acariciándolo.
Haciéndole saber que estaba allí para él, si quería o no. Sin embargo, la Unión y el
voto se mantenían sin hacer, y sin esa conexión Moira no estaba segura de cuánto
más podría soportar antes de romperse. Ella sabía, sin lugar a dudas, que Duncan la
necesitaba, que el Reclamo no sería posible si no estuvieran destinados a estar
juntos. Sin embargo, algo los sostenía a ambos evitando que dieran los pasos finales
que los unirían para siempre.

Si no lo hubiera hecho, ella se habría emborrachado y se habría encargado del


asunto ella misma.
Algo tiraba de sus dos corazones, y tenía un miedo terrible de lo que podría ser. Ni
siquiera los alegres adornos navideños que había atado a la casa familiar habían
iluminado su estado de ánimo, y eso que le encantaba ver las luces de Navidad
brillando en la noche. Los días de fiesta humanos eran su época favorita del año,
pero no podía entrar en el espíritu de todo.

Al diablo con eso. Lo que fuera que estaba molestando a Duncan, él se negaba a
hablar sobre eso. Tenía el corazón roto todas las noches tratando de alcanzar algo
que nunca estaba allí. No. No era algo. Sino alguien. Ella deseaba con todo su
corazón que ese alguien fuera ella.

No te mientas a ti misma, Moira. No con todo tu corazón, niña.

Hizo una mueca con la esperanza que Duncan no lo hubiera notado. No importaba
cuánto quisiera olvidar esa noche, Jaden Blackthorn se negaba a salir de su mente o
de su corazón. Y eso sólo empeoraba cuando su destinado compañero caminaba a
menos de diez pies de distancia de ella.

Hubiera sido tan fácil para Jaden hacerle daño más allá de haberla hecho desmayar.
Podría haberle dado un sorbo de sangre sin crear el vínculo, pero lo había creado.
Había usado ese vínculo para tranquilizarla cuando había estado asustada por el
secuestro de Ruby y por la lucha de Leo con Kaitlynn. Ella había sentido su dolor
mientras Rowan atravesaba su espalda con una estaca, casi matándolo.

La llamarada de agonía mientras Duncan la había reclamado ardió intensamente


antes que Jaden se cortara en frío. Todavía se preguntaba sobre eso, se preguntaba
si esa agonía había sido por ella o por Duncan. Ella se mordió el labio. Esa
pregunta había comenzado a tomar un camino que ella nunca había pensado que
era posible antes.

¿Verdad?

Ella se mordió el labio, viendo el caminar de Duncan de ida y vuelta, adelante y


hacia atrás. Nada parecía alcanzarlo. Lo único que había llamado su atención
recientemente había sido Ian, desde hacía mucho tiempo el mayordomo de Duncan
había mencionado a... Jaden.
Respiró hondo y dejó a la posibilidad hundirse en lo que ella estaba pensaba podía
ser hechos en lugar de fantasías.

Ella no esperaba mucha resistencia de su familia si estaba en lo cierto. Ellos


entendían ahora que Jaden había estado trabajando todo el tiempo para derribar a
Kaitlynn. Había sido una sorpresa para su familia, pero Duncan ya lo había sabido.
Duncan confiaba en Jaden más que en nadie en el mundo con excepción de ella.
Esa confianza que Duncan le mostraba la tranquilizaba cuando nada más podía
hacerlo. Si él confiaba en ella lo suficiente como para dejarla entrar, para hacerle
sentir su dolor y sostenerlo cerca cuando nadie más podía acercarse a él sin
conseguir que su cabeza fuera arrancada de una mordida, entonces él confiaba en
ella lo suficiente como para arreglar lo que fuera que había salido tan mal entre
ellos.

Ella apretó su mandíbula y asintió para sí misma. Ya era la maldita hora de que ella
comenzara. Si su corazonada era correcta, necesitaría tener una agradable y larga
charla con el mencionado. Pronto.

Ella sacudió su cabeza y se puso de pie, sintiéndose como si fuera a encarar una
batalla con los ojos vendados.

 ¿Moira?  Duncan también se levantó, con mirada preocupada siguiendo todos


sus movimientos.

Ella trató de sonreír, realmente lo hizo, pero no pudo lograrlo. Su propia depresión
era casi abrumadora.

Salió de la habitación y subió las escaleras al dormitorio que compartía con


Duncan. Sacó su teléfono celular de su bolsillo, se sentó en el tocador que Duncan
había instalado para ella, e hizo lo único en lo que pudo pensar.

Moira llamó a su madre.

Duncan miró a Moira salir de la habitación. Ella estaba demasiado herida incluso
para darle un intento real de una sonrisa, pero ¿Qué podía hacer? Había sido
partido en dos. Una mitad estaba sentada arriba, en su dormitorio, haciendo sólo lo
que los dioses sabrían. Era posible que estuviera haciendo los preparativos para
dejarlo, no era que él no lo mereciera.

La otra... Ah, y la otra...

¿Cómo había sucedido esto? ¿Cómo podría haber sabido que reclamando su
corazón se arrancaría su alma? Oh que amaría a Moira. ¿Cómo no? Ella había
hecho todo lo posible para aliviar la melancolía insoportable que lentamente había
comenzado a destrozarlo desde su salida de la granja Dunne. Otras mujeres lo
habrían hecho trizas, tratado de hacerle daño incluso más por su aparente
indiferencia, pero no Moira. Moira casi parecía entender lo que estaba pasando y
hacía todo lo posible para que él se sintiera mejor a pesar de que él no lo entendía.
Pero nada de lo que ella hiciera podía borrar por completo el dolor de la ausencia
de Jaden.

Nada ni nadie podía, y poco a poco se desgarraba.

Había llamado a Jaden a través de su vínculo, pero Jaden no había respondido en


todas las largas semanas que había estado ausente. Jaden estaba afuera en algún
lugar de Nevada, pero Duncan no sabía lo que Jaden estaba haciendo allí. ¿Estaría
herido? ¿Sería por eso que no respondía? ¿Por qué Duncan no podía dejarlo pasar el
tiempo suficiente para completar el vínculo con Moira? La había besado, había
iniciado su Reclamación, pero aún tenía que hacer el amor con ella y completar el
Reclamo. Sin eso, la unión y el Voto serían inútiles, sin importar cuántas veces
pronunciara las palabras.

Se frotó la cara con las palmas de las manos. ¿Sería posible que después de 400
años esperando, deseando por su compañera, finalmente estuviera perdiendo la
cabeza? ¿Por qué no podía atraerla y Reclamarla?

Para colmo, había miembros del clan inquietos que no estaban contentos con su
elección de pareja, familiares que pensaban que mediante la unión con Moira, de
algún modo diluiría el linaje Malmayne. Había unos pocos que habían llegado a
felicitarlo por su unión, pero ese era el problema, ¿no? En vez de rendirle homenaje
a la esposa del líder del clan, la mayoría de los Malmaynes se habían mantenido al
margen, mostrando su desaprobación en el único camino abierto para ellos que no
diera lugar a graves represalias.

Qué poco sabían. Jaden lo haría...

Esa hoja del cuchillo del dolor se estaba convirtiendo en algo demasiado familiar.

Porque Jaden no lo haría.

Jaden no estaba ahí.

 Mrow.

Duncan miró el único vínculo real que había dejado Jaden. “Hey, Bolita”. Tomó
sonriendo a la gata de la tela y la acarició. Tendría que ver que se apareara pronto.
No podía imaginar no tener a uno de los nietos de Jezabel viviendo con ellos. La
callejera que Duncan había rescatado hace tantos años atrás había vivido una vida
larga y confortable. Entre Jaden y Duncan habían criado a generaciones de
descendientes de Jezabel.

Duncan se quedó en la puerta por dónde había desaparecido Moira.

¿Qué demonios iba a hacer? Por primera vez en mucho tiempo no sabía la
respuesta. La pérdida de Jaden era una herida abierta, derramando la sangre de su
corazón, dejándolo vacío y frío. Pero Moira... Moira había detenido la marea,
evitando que la herida fuera letal. Si Jaden lo hubiera dejado completamente solo,
Duncan se habría desangrado desde hacía mucho tiempo.

Él parpadeó mientras Ian entraba a la habitación sin llamar.  Mi Señor, hay


alguien que lo quiere ver.

El duende no lo molestaría sin alguna justificación, sobre todo después de que


había dado órdenes de no ser perturbado.  ¿Quién?

 Henri Malmayne, mi señor.

Duncan se abstuvo de rodar sus ojos.  Déjalo mostrarse.


El mayordomo asintió y majestuosamente se dirigió hacia la puerta.

 ¿Ian?

El mayordomo se volvió.  ¿Sí, mi señor?

 No traigas refrescos. No pienso que esto tome mucho tiempo.

La expresión de Ian se mantuvo en blanco, pero sus ojos bailaron.

 Sí, mi señor.  Henri era un pinchazo pomposo de visita, tratando al


mayordomo duende con un desprecio apenas contenido.

Bajo el gobierno de su padre no había nada que Duncan hubiera podido hacer al
respecto. Ahora que Cullen había muerto sin embargo, rectificaría la actitud de
todos sus parientes Malmayne. En cuanto a Duncan concernía Ian era familia, y
eso era todo.

Muy pronto Henri se mostró en la biblioteca. Duncan se había movido para


sentarse detrás del enorme escritorio ornamentado, dejando a suprimo acercarse
mientras él permanecía sentado. Era una pequeña exhibición de la posición
dominante que le habría hecho cosquillas tanto a Jaden como a Moira si hubieran
estado en la habitación con él. Incluso podía imaginarlo: Jaden apoyado en el
borde del escritorio nervioso con todo su desafío y Moira junto a él con sus ojos
verdes ardiendo con curiosidad y con el único fuego que era todo suyo. Sacudió la
visión alejándola, cuando Henri llegó al escritorio.  Primo.

 Duncan.  Henri sonrió, pero sus ojos grises, así como los del propio Duncan,
se quedaron helados.

Duncan esperó.

La sonrisa de Henri era tenue. Sus ojos entrecerrados, la sonrisa se volvió cada vez
más filosa.  Mi Señor.
Duncan asintió.  Toma asiento, Henri.  Él Esperó hasta que Henri se sentó,
desesperadamente deseando que su compañero y mejor amigo estuviera aquí. 
¿Cuál parece ser el problema?

 La familia está cada vez inquieta. Ya sabes. Quieren ver que los Dunnes sean
castigados por destruir a Cullen y a Kaitlynn y se preguntan por qué no se ha hecho
nada todavía.

Duncan se aferró a su temperamento con un delgado hilo. Esa era la tercera visita
de Henri, la tercera demanda que los Dunnes pagaran una deuda en la que ellos no
habían incurrido. La culpa estaba únicamente en los hombros de Cullen y de
Kaitlynn, pero la mayoría de los Malmaynes se negaban a ver eso. Su portavoz
Henri, se aseguraría de que Duncan fuera consciente de eso, también.

Ahora él daría su respuesta final de una manera que ni siquiera Henri podría
malinterpretar.  No habrá ningún pago de deuda de los Dunnes.  Los
Malmaynes, por otro lado, sólo habían empezado a pagar por los crímenes
cometidos por Kaitlynn.

Vio los dientes de Henri apretarse detrás de esa sonrisa con una rápida flexión de
los músculos de su mandíbula que lo traicionaron.  Los Dunnes mataron a
nuestro Amo, a tu padre. Duncan, el honor debe ser satisfecho.

 El honor ha sido satisfecho, Henri.  Se echó hacia atrás y comenzó a mover


los dedos.  Kaitlynn y Cullen conspiraron para secuestrar a Shane Dunne.
Secuestraron y torturaron a Ruby Holloway, la esposa de Leo Dunne. Kaitlynn y
no Leo, mató a mi padre.

 ¿Y quién mató a Kaitlynn?

Ah, ese era el punto clave, ¿no?  Fui yo.

 Quieres decir tu mascota vampiro.


Fue el turno de Duncan de abrir la mandíbula. Jaden no se merecía la forma en que
el resto del clan lo trataba. Nunca se lo había merecido.  Bajo mis órdenes
directas.

Henri movió la mano.  Sin embargo, la muerte de Kaitlynn fue un directo


resultado de la negativa de Dunne de cumplir el contrato del matrimonio. Si Leo
Dunne hubiera hecho simplemente su obligación esto no habría pasado.

Duncan no estaba tan seguro de eso. Leo había dejado claro que no estaba
interesado en cumplir el contrato la primera vez que se había acercado. Duncan
tenía la sensación de que para cuando ellos se acercaron a Leo, él ya había sido
atrapado por su bonita y pequeña Ruby, ninguna cantidad de persuasión hubiera
podido forzar su mano.  Shane Dunne podría haber estado dispuesto a cumplir
el contrato, si hubiera sido abordado correctamente.  Duncan levantó una mano
para detener la réplica de su primo. Era bien sabido que el híbrido era inaceptable
para la sangre azul de la familia. Porque su inusual poder lo hacía menos a los ojos
de los Sidhe era algo que Duncan no podía entender. ¿El poder de crear objetos de
la nada? ¿Cómo podría alguien no premiar eso?  Sin embargo, el punto es
discutible, porque yo ya he cumplido todos los términos del contrato.

Ni siquiera Henri tenía las pelotas para burlarse de Moira en la cara de Duncan. 
Aun así…

 Basta.  El poder de Duncan rodó a través de una suave palabra hablada.


Permitió que sus ojos brillaran con plata. Motas de plata ligeras que danzaban en el
aire mientras permitía que su humano diera la impresión de caer, lo que reforzaba
su mando, convirtiéndolo en un ser hecho de plata y oro.  Los Malmaynes y los
Dunnes no tienen nada en contra los unos de los otros. Esa es mi última palabra
sobre el asunto.

Él se puso de pie, observando que Henri dudaba antes de seguirlo. Cubrió su


apariencia humana a su alrededor una vez más y permitió que las motas de luz
murieran.  Disfruta el resto de tu noche.
Henri hizo una reverencia, pero no antes de que Duncan viera el desafío en los ojos
del hombre.  Mi Señor.  Giró sobre sus talones y salió de la biblioteca sin mirar
hacia atrás, con la insatisfacción en cada línea de su cuerpo.

Duncan esperó hasta que Henri se perdió de vista antes de que lentamente se
hundiera de nuevo en su silla. Joder, necesitaba a Jaden. Enterró su cabeza entre
sus manos y envió un zarcillo psíquico, con la esperanza que Jaden esta vez sí
respondiera.

Cuando la oscuridad solo lo encontró, maldijo y aulló.

****

Moira se tocó los labios, atónita al descubrir que ella podría estar en lo cierto. 
¿Es un qué?

 Un fracasado o interrumpido Reclamo o Unión.

 Bien, nosotros nos hemos Reclamado entre sí, en su mayoría.

 ¿En su mayoría?

Ella se ruborizó.  Ma.

 Hmm. Te besó, pero no ha ido más allá de eso. ¿Has intentado caminar desnuda
delante de él?

 ¡Mamá!

Aileen Dunne rió como una niña pequeña.  ¿Qué hay de la ropa interior de
encaje que tú y Ruby compraron juntas? ¿Has tratado con eso?

No quería admitirlo, pero no lo había hecho. No había tenido el coraje. Se había


sonrojado lo suficiente cuando Ruby, de visita con Leo, la habían arrastrado a
Frederick de Hollywood en el centro comercial en Omaha.  Ma. Por favor, yo...
no sé qué hacer.
Su desesperación debió haber conseguido pasar hasta ella.  Mi pobre niña. Muy
bien entonces. Eso comenzó casi de inmediato, dices.

 Sí.

 ¿No se ha mejorado en lo absoluto? ¿Para ninguno de los dos?

 No.  Ella sólo deseaba eso. Podían haber terminar su vínculo de lo contrario.
Infiernos, ahora deseaba que ninguno de ellos hubiera decidido llegar a conocerse
mejor.

Tal vez si hubieran follado como conejos en la parte trasera de ese limo hacía dos
meses ninguno estaría sufriendo así. Pero, ¿quién podría haber predicho que la
galantearía de Duncan con su deseo de llegar a conocerla antes de la adhesión fuera
contraproducente de esta forma? Si hubieran completado todos los pasos de la
unión ninguno estaría sufriendo de esa forma, o ¿Sería aún peor?

 ¿Alguna otra cosa sucedió en esa época que fuera... raro?

Aparte de Jaden abandonándonos, no. Ya era hora de dejar de esconder ese hecho,
incluso de sí misma. Ese problema estaba relacionado con Jaden, y negarse a hablar
de ello ya no era opción.

 Sólo Jaden negándose a volver a casa.  Maldita sea, si no echaba de menos al


engreído hijo de puta. Echaba de menos el sentido de lo ruidos en su cabeza,
haciéndola reír, manteniéndola en calma. Pero él no había querido hablar con ella
tampoco, y su vínculo de sangre no era tan fuerte como el que tenía con Duncan.

Su madre suspiró.  Jaden.

Ella tenía una última oportunidad para probar su teoría equivocada. Los hombres
habían vivido juntos durante un siglo. Ella tenía que estar equivocada.

 ¿Crees que esto tiene algo que ver con el abandono de Jaden?

 Creo que tiene mucho que ver con el abandono de Jaden.


 ¿Por qué crees eso, mamá?  Ella estaba casi en el borde de su asiento, con la
sensación de que estaba a punto de caerse al hoyo del conejo más fuerte que nunca.

 Porque creo que Jaden es de Duncan, y de tu incumplida unión.

Ella lo había sabido, pero aun así era una especie de shock escuchar que sus
sospechas se confirmaban.  ¿Crees que los tres estamos verdaderamente
unidos? Ella frunció el ceño.  ¿Cómo en el nombre de todos los santos podría
haber perdido eso?  Se levantó y comenzó a caminar, con el teléfono pegado a la
oreja. No podía esperar a escuchar su explicación.

 Es muy posible que el vínculo de sangre que comparten haya mantenido a raya
de los peores efectos de una unión interrumpida. También es posible que nunca
hayan iniciado el Reclamo del uno del sobre el otro. Si nunca han compartido un
beso entre ambos, podrían creer que cualquier atracción que sintieran se debía al
vínculo de sangre.  Aileen suspiró.

 Yo no soy tan partidaria de la unión con un vampiro como tú, pero por la forma
en que lo describes es lo que supongo que tiene que estar pasando. Los tres
necesitan unirse y averiguarlo con seguridad, por cierto.

 Maldita sea.  Ella sacudió su cabeza, totalmente confundida.  ¿Pero, cómo


su vínculo interrumpido afecta a mi vínculo con Duncan?

 Ese es el problema. La sangre de Jaden está unida tanto a ti como a Duncan


desde antes de que Duncan te reclamara. ¿Alguna vez te besó Jaden?

Ella tocó sus labios de nuevo. Había soñado que Jaden la había besado la noche en
que había llegado para secuestrar a Ruby. ¿Y si realmente lo había hecho?

¿Qué pasa si, con un simple toque de sus labios, la había reclamado sin su
consentimiento?

 Creo que sí, pero yo estaba inconsciente. ¿Cuál sería el significado para todos
nosotros si hubiera empezado a Reclamarme?
 Esto significa que tienes una unión triple.

Moira se frotó su frente. Maldita, maldita, maldita sea.  Creo que me duele la
cabeza.

 Moira. ¿Cómo te sientes acerca de Duncan?

Quiero salvarlo. Quiero que deje de sufrir. Quiero verlo reír de nuevo.  Quiero su
felicidad.

 ¿Cómo te sientes acerca de Jaden?

Que la Madre tuviera piedad de los dos, porque ella no la tendría. Suspiró, sabiendo lo que
iba a tener que hacer.  Deseo su felicidad.

 ¿Y los hombres?

Los labios de Moira se movieron en una sonrisa tonta.  Tontos.

 ¿Y?

Llena de nuevas resoluciones, Moira se enderezó.  Arreglaré esto, Ma.  Meteré


a mis dos hombres en el negocio.

 Esa es mi chica.
Capítulo Tres
Jaden se detuvo al borde de la entrada, de repente incierto de su bienvenida. Había
sacado a Moira y a Duncan de su vida, empujándolos fuera de su cabeza a veces
con fuerza. No estaba seguro de cómo reaccionarían con su repentino regreso, a
pesar de que era necesario. Definitivamente no estaba seguro de cómo iba a
reaccionar Duncan cuando se enterara que Jaden había comenzado a trabajar para
Robin Goodfellow de tiempo completo. ¿Cómo tomaría su hermano de vínculo el
alejamiento de Jaden de la familia?

En el momento le había parecido que era la única cosa que hacer. Estaría lejos de
sus mayores dolores de cabeza y aun así podría mantener a Duncan y a Moira
seguros. Mantener a los dos era más importante para él que cualquier aceptación de
la Corte Blanca, que cualquier halago de la Corte Negra saludando en su rostro.
Era más importante para él que su propia vida.

No era que planeara la imposición de esa comodidad en particular en la mesa en


ningún momento pronto. Le gustaba su piel envuelta alrededor de sus huesos,
muchas gracias.

Estudió la parte frontal de la mansión de ladrillo y sonrió.

Duncan había hecho todo lo posible sobre toda la cosa para que pareciera de día de
fiestas. Luces colgaban por todas partes. Apostaba que al caer la noche la casa sería
un rayo de alegría para cualquier persona que pasara.

 ¿Jaden?

Mierda. Por primera vez en ocho semanas, permitió a Duncan entrar en su mente,
pero sólo en ese momento. No podía dejar que Duncan averiguara exactamente por
qué Jaden se había mantenido alejado. No se atrevía a enfrentar el temperamento
de Duncan, o peor aún, su desprecio.  Duncan.

El alivio y la ira pasaron a través de él y lo hicieron tambalear por su intensidad. 


Mueve el trasero hasta aquí.
 Duncan…

 AHORA.

El frío temperamento Malmayne de Duncan se había despertado. ¿Qué tan mal se


pondrían las cosas una vez Duncan se diera cuenta de que el retorno de Jaden sería
meramente temporal? Se imaginó los fuegos artificiales, una vez iniciados, en
realidad podrían ser bastante divertidos. Sin duda le daría aún más excusa para irse
cuando la tarea estuviera terminada.

Se bajó del coche, cuidadoso de poner una expresión despreocupada en su rostro.


Quería que Duncan pensara que había estado en el pueblo, de fiesta y follando
cualquier cosa que se moviera. No podía permitir que Duncan supiera la verdad.
Todavía no, tal vez nunca.

Dios, ser noble era una chupada en el trasero. Gracias a Dios, Robin había
conseguido que tomara algo de comer antes de meterse en el avión de Nebraska.
Lástima que no hubiera podido disfrutar más del mordisco. Podría haber utilizado
la ayuda que el sexo le habría traído, pero la pelirroja le recordaba demasiado a
Moira.

Había comido, pero no había disfrutado mucho. Robin tenía que haber sido
conscientes de eso, maldita sea. Incluso se había ofrecido a unirse con Jaden en la
cama grande detrás de él, retozando juntos apenas los tres.

Jaden había dicho que no. Nunca, nunca quería ser testigo de la idea de Robin de
“retozar”. La sonrisa de Robin tenía demasiados dientes para su comodidad.

Demonios, incluso después de cien años Jaden no podía clasificarse a sí mismo


como un animal de fiesta. No era célibe, pero incluso durante los años setenta se
había mantenido en sus pantalones con más frecuencia, sólo cediendo cuando el
hambre de sexo y sangre se había hecho más de lo que podía soportar.

¿Duncan no se habría sorprendido al descubrir eso? Su Señorío probablemente lo


había catalogado como una regular puta versión masculina.
La puerta se abrió de golpe con nada menos que el Sr. Malmayne mismo. Jaden
frunció el ceño. Se vía como una mierda.  Hey Dunc…  Eso era todo lo que él
conseguiría. El puño en su boca lo derribó, sorprendiéndolo. El hilo de sangre en la
comisura de sus labios le dijo más acerca de la ira de Duncan que cualquier cosa.
Era la primera vez que Duncan alguna vez lo había hecho sangrar.

Era la primera vez que alguien excepto otro vampiro lo hacía sangrar en realidad.
Mierda. Estoy impresionado.

 ¿Dónde demonios has estado?

Él parpadeó y se sentó. Maldita sea, Duncan lo había golpeado con fuerza. Había
olvidado lo fuertes que los Sidhe podían ser, sobre todo uno que había sido guerrero
una vez.  Dos son multitud, por lo que he oído.  Él se levantó con cautela,
haciendo caso omiso de la mirada que Duncan le disparaba.

 ¿Dónde estuviste?

En todo caso, su respuesta frívola parecía haber enojado a su hermano de vínculo,


aún más.  Aquí. Ahí. En todas partes.  Miró de reojo a su compañero. 
Pensando en ti y en la ropa interior de Moira.  Él movió las cejas, con la
esperanza de que se riera. Una sonrisa. Infiernos, sólo un poco menos de hostilidad
sería agradable. No, espera, quiero que sea hostil. ¿No?

 Yo te necesitaba aquí. No afuera haciendo lo que el infierno estuviste haciendo.

 Tuve un momento de diversión haciendo eso, también.  Él puso sus manos


sobre sus caderas, desesperado por calmar las cosas.  ¿Qué pasa con contigo, de
todos modos? No deberías haber notado que me había ido.  Él movió sus
pestañas a Duncan, que era consciente de que Jaden se balanceaba en ambos
sentidos.  Por supuesto, si me hubiera dado cuenta de que me extrañabas tanto
hubiera vuelto antes.  Él ignoró el estrechamiento peligroso de los ojos de
Duncan.  ¿Dónde está tu encantadora esposa, por cierto?

 En el interior. Ahora.  Duncan se volvió sobre sus talones y, de hecho pisó


fuerte entrando a la casa.
Jaden parpadeó, sorprendido por segunda vez ese día. Ajá. La unión debió afectarlo.
Había esperado esa fiera exhibición de temperamento del... pequeño duende de
Duncan, pero nunca de Duncan mismo. El hombre era siempre tranquilo, frío y
sereno. Más de una vez había salvado el trasero de Jaden por negarse a perder su
legendaria calma. Sin embargo, allí estaba él, tan enojado que incluso pisaba fuerte.

Si el hombre no estuviera unido, Jaden se habría sentido halagado.

Como estaba eso, él se preguntó cuánto tiempo le llevaría concluir esa fea tarea y
quitarse el polvo de la casa de los Malmayne del lienzo de sus zapatos de deporte.

 ¿Entrarás o te quedarás allí y te asarás todo el día?

Jaden puso los ojos en blanco y se acercó a la casa.  Mierda. Sí que tienes mal
humor hombre, viejo.  ¿La respuesta de Duncan? Un bajo gruñido que hizo
temblar la espina dorsal de Jaden. Él rápidamente golpeó su polla, con el dolor
calmaría su erección recién nacida.  Así que cómo va la felicidad conyugal.

 Jaden. Cállate.

Jaden se calló. Siguió a Duncan a su estudio, viendo al otro hombre de cerca.


Frunció el ceño. ¿Qué...?

¿Eran esos cabellos plateados entre los dorados? El miedo se deslizó hacia debajo
de su columna. En todo el tiempo que había conocido al Sidhe Señor Duncan
nunca había cambiado, ni por un pelo. Ropa nueva y cortes de pelo iban y venían,
pero debajo de todo seguía siendo el mismo Duncan Malmayne que había sacado
su trasero de un sucio callejón y le había dado un hogar. Ver su cabello plateado
después de sólo dos meses era aterrador.  ¿Duncan?

Los ojos de fuego gris se encontraron con los suyos al otro lado del escritorio. 
Henri está presionando por la anulación de mi matrimonio con Moira.

Bingo. Ese tenía que ser el principio de por qué Robin lo había enviado ahí.  A
Henri le gusta hablar de su esfínter. ¿Qué otra cosa es nueva?  ¿Cómo hilos
plateados por los dorados? ¿Qué carajos?
 Bien, su esfínter se está extendiendo aún más con otra mierda. Quiere que seas
castigado por el asesinato de Kaitlynn.

Sus cejas se alzaron.  Eso se sanciono.  En más de una manera, y él se jugaría


esa carta, si llegaba el momento.

Incluso si la sanción era póstuma. Ni siquiera Glorianna podría interferir con una
hoja de asesinato sancionado.

 Aun así, el clan está empezando a ponerme nervioso. Ellos quieren... infiernos,
no estoy seguro de lo que quieren. Que Leo sea castigado por no haber cumplido
con el contrato de matrimonio y la unión de sí mismo con Kaitlynn, Ruby por
haber alejado a Leo de Kaitlynn, yo por no hacer cumplir el contrato una vez que
papá estuvo muerto.  Él se frotó sus cansados ojos, con su ira empezando a
mostrarse en su cara.

 Ellos creen que Moira no es suficientemente buena para cumplir con el contrato.

Jaden se reclinó en su silla, equilibrándose en dos patas. Trató de ocultar el destello


incandescente de rabia ante la idea de que nadie creyera que Moira no era lo
suficientemente buena.  ¿Por qué están tan malditamente deseosos de ver este
hecho terminado de la manera en que quieren que se haga?

La expresión de Duncan se quedó helada.  Buena pregunta.  Él se acomodó


detrás de su escritorio, cada vez menos visible.  No es como si nosotros
pudiéramos traer a Kaitlynn de entre los muertos.

 Bien...

 No vayas allí, Jaden.

Él sonrió. Mejor comería bien, que traer a esa perra de vuelta. —No iba a hacerlo.

 Bien.  Una breve sonrisa cruzó el rostro de Duncan.  Bienvenido a casa.

Jaden escondió su mueca de dolor.  Sí. Acerca de eso.  La furia helada una vez
más volvió a los vidriosos ojos grises de Duncan, pero antes de que pudiera decir
algo la silla de Jaden se retiró hacia atrás, aterrizando en su espalda.  Ay.  Él
miró hacia arriba para encontrar un par de senos y furiosos ojos verdes mirando
hacia él. Él sonrió, inexplicablemente feliz de verla de nuevo.  Hola, Moira.

 ¿Dónde demonios has estado?

Él se lamió los labios, saboreando su propia sangre.  ¿Hay un eco aquí? Por lo
menos no me golpes.

Un pie delgado comenzó a hacer ruido al lado de su cabeza.  No me tientes.

Él echó un vistazo a ese pie, sabiendo muy bien de lo que era capaz. Ella no podía
hacerle daño, pero podría intentarlo muy bien.

 Cariño, ¿te gustaría poner eso lejos? Podrías tranquilizarte, y luego ¿Cuán mal te
sentirías?

Ella puso los ojos en blanco y se movió hacia el escritorio de Duncan. Se sentó en
el borde, con los brazos cruzados sobre los pechos.  Lo repetiré una vez más.
¿Dónde has estado?

Él no se molestó en levantarse del suelo. Conociendo a Moira probablemente sólo


se desharía de su culo de nuevo. Cruzó una pierna sobre su rodilla y dejó sus manos
detrás de su cabeza. Él sonrió hacia ella.  ¿Recientemente? En las Vegas.

 ¿Qué estaba haciendo allí?

Él frunció el ceño y movió un dedo hacia ella.  Hey. Lo que pasa en Las Vegas se
queda en Las Vegas.

Ella apretó los dientes.  Jaden.  Sus hombros se desplomaron. ¿Sabes qué?
No importa. Sólo cállate.

Jaden sonrió y se calló. Infiernos, esto podría ser divertido.

Duncan vio a Jaden, consciente de que, de repente él estaba… completo. Era una
sensación extraña, algo que no debería estar sintiendo. Él tenía a su compañera,
con su gloriosa cabellera brillando bajo el sol que entraba por las ventanas, con sus
ojos brillantes frente a su hermano de vínculo. ¿Por qué no era suficiente para él?
Por qué, sólo ahora, ¿conocía la verdadera felicidad?

Había perdido a Jaden. Tal vez tenía algo que ver con el vínculo de sangre que los
dos compartían. Incluso ahora Jaden mantenía el vínculo restringido, manteniendo
a Duncan principalmente fuera de su mente, pero ni siquiera eso podía frenar su
satisfacción por la presencia del otro hombre.

 Estábamos preocupados por ti, pobretón.

Jaden bufó, con sus hombros sacudiéndose de risa.

 ¿Pobretón? Has estado saliendo con Ruby, ¿No?

Moira pateó su espinilla.  No es gracioso. Duncan y yo estábamos muy


preocupados.

Duncan frunció el ceño ante Moira. Era cierto que él había estado malditamente
preocupado hasta enfermar, pero Jaden no necesitaba saber eso. El vampiro era
excesivamente protector de él, y si averiguaba que Duncan había estado enfermo
Jaden estaría sobre él.

 Oh. Siento oír eso.

Duncan parpadeó. La indiferencia fría en el tono de Jaden lo sorprendió. El dolor


se estableció en su interior.  Estaré bien.  Él se movió en su asiento. ¿Qué le
había pasado a Jaden en Las Vegas?

Él nunca había sido frío con Duncan antes. Por lo general era el payaso a su
alrededor, tratando de romper la calmada fachada que Duncan normalmente
llevaba.  Tenemos que discutir algunas cosas.

 Sí, como un baño para mí y una comida. Me muero de hambre.  Jaden se


puso de pie con gracia exquisita.  Déjame instalarme y entonces hablaremos.
Duncan estaba empezando a preocuparse seriamente. Su mejor amigo no estaba
actuando como él. Duncan se enorgullecía de ser capaz de leer al joven vampiro,
pero hoy no podía sentir nada.  ¿Está todo bien?  ¿Habría sido Jaden de alguna
manera lastimado en Las Vegas? ¡Maldita sea, quería saber lo que había pasado
ahí!

 Sí, todo está bien. No te preocupes viejo. Sólo apesto.

Una sonrisa renuente levantó los labios de Duncan. Desde el callejón Jaden odiaba
estar sucio con pasión. Se bañaba dos veces al día siempre que era posible.  Está
bien. ¿Qué tal si nos encontramos aquí para un cena ligera? Moira y yo te
informaremos lo que está pasando desde que te fuiste de... vacaciones.  No pudo
evitar el disgusto en su voz.  Le informaré a Ian en la cocina de nuestras
necesidades.

Jaden sonrió, pero faltaba algo. La chispa que hacía que Jaden se burlara mucho de
todo se había ido, y en su lugar... Duncan no podía poner su dedo en la llaga, pero
se hacía eco a través de él hasta los huesos.

No había nada más que hacer que ver a Jaden salir de la sala, dejando tras de sí a
un muy confundido, herido y enojado Señor Sidhe.

Duncan entrecerró los ojos. Algo estaba muy mal con Jaden. Su hermano de
vínculo todavía estaba tratando de sacarlo.

Y Duncan iba a averiguar por qué.

Moira vio salir a Jaden de la habitación. Sólo podía sentir los bordes irregulares de
sus emociones. El vampiro estaba haciéndole daño tanto a ella como a Duncan.

Tres son multitud, ¿eh? Mmmm. Ella cruzó sus brazos sobre sus pechos y pensó en
la conversación que había escuchado entre los dos hombres. Jaden se había ido
para darles tiempo para completar su vínculo de apareamiento, pero en vez de
mantener a raya a Duncan eso lo había hecho suspirar por Jaden.

Así es. Un triple vínculo. Si hubiera tenido alguna duda antes, sólo al ver Duncan y
a Jaden en la misma habitación las habría eliminado. Era como si la nube negra
que se había mantenido rondando sobre ella y a su malhumorado señor Sidhe se
hubiera levantado. Ella se imaginó a Duncan y a Jaden besándose y se sorprendió
al descubrir que el pensamiento no la molestaba en absoluto. De hecho, era
sorprendentemente excitante, calentando todo su cuerpo con la visión de la cabeza
rubia de Duncan contra la oscura de Jaden.

 Eso fue inesperado.

Ella se volvió al buen aspecto del señor Sidhe. Su mirada estaba fija en la puerta,
con la plata bailando y echando chispas en sus profundidades.

La luz de plata bailaba a su alrededor, con sus poderes descargándose a través de su


férreo control. Sus cejas se alzaron con alarma.

Esa era la mayor animación que había visto en su novio desde el día en que la
había arrastrado a su limusina y la hubiera subido, en la puesta del sol.  Duncan.
Tenemos que hablar.

 ¿Acerca de?  Esos ojos manchados de plata descendieron sobre ella, llenos de
intención.

De repente, ella apenas pudo respirar. Toda la necesidad acumulada que había
permanecido en estado latente en ausencia de Jaden subió al primer plano.  Um.
De Jaden.

Su cabeza se inclinó hacia un lado.  No, no lo creo.

 ¿Qué?  La expresión de su rostro era casi aterradora por su intensidad. Lo que


lo había retenido de Reclamarla en su totalidad se había ido. Un calor salvaje la
iluminaba desde dentro. Ella tuvo una buena idea de lo que había provocado esa
pequeña muestra de lujuria.

Moira tragó.  Oh, infiernos.  Moira no era virgen, gracias a la Señora. Por la
mirada que Duncan le dio tuvo la sensación de que estaría muy agradecido por este
hecho en unos dos segundos.
El movimiento lento, sensual de sus labios hizo que su estómago brincara. La
mirada vidriosa, gritando soñolienta en sus ojos hizo que sus nervios se echaran a
correr.  Es hora.

Una parte de ella quería eso, quería El Reclamo, El Voto y la Unión. Quería lo que
sus padres tenían, lo que Leo tan recientemente había encontrado en Ruby.

Pero había algo que Duncan necesitaba escuchar, por el bien de ellos. Por todos
ellos. Ella le tendió la mano, con la esperanza de evitar lo inevitable.  Espera.
Tengo que decirte algo.

 ¿En serio?  Él comenzó a ir alrededor del escritorio, con sus movimientos


lánguidos, con una expresión divertida. Era como si, después de dos meses de
esconderse, el hombre que había conocido en la limusina estuviese de vuelta y
estuviera caliente como el infierno. Duncan dobló la esquina y ella pudo ver el
bulto de su erección debajo de la bragueta de sus pantalones.

Oh, gloria.  Hablé con mi madre.

 ¿Cómo está Aileen?  La mirada de Duncan se precipitó a la puerta de la


oficina.

Él se acercó y cerró con llave antes de continuar buscándola.

 Ella sabe lo que está mal contigo.  Con nosotros, pero no tengo tiempo para entrar
en eso ahora.

Duncan se detuvo, con el calor de sus ojos enfriándose.  ¿Mal conmigo?

Uh-oh. Tal vez podría haber dicho eso mejor.  Ella sabe por qué no has sentido la
necesidad de completar el vínculo.

 ¿Por qué sería eso?

Ella tomó una respiración profunda. Estaba empezando a abordar algo áspero, lo
que era mejor que estar en depresión, ella suponía.  Necesito que confíes en mí.
¿De acuerdo?
 Por supuesto. Tú eres mi compañera.

 Así como Jaden.

Todo en él se calmó, con excepción de la erección de sus pantalones. Que ella vio
pulsar una sola vez en contra de la restricción de la cremallera.  No.

 Mi madre piensa que el vínculo de sangre que los dos comparten enmascaran
los síntomas de la Reclamación sin terminar.  Ella se acercó a él con cautela y
puso una mano sobre su pecho.

 Tú has... no, hemos estado suspirando por nuestro otro compañero.

Su mandíbula se movió con su ceño fruncido.  No. Yo lo hubiera sabido.

 No necesariamente. Los dos rara vez se apartan por más de una semana o dos.
Ya han pasado dos meses desde que han estado en contacto, y ahora de repente es
como si por fin hubieras despertado. ¡Piensa, Duncan! No has podido terminar el
Reclamo porque nunca comenzaste a Reclamar a Jaden.

 Eso no es posible. Lo hubiera sabido.

 Duncan. Mírame-. Los ojos plateados aturdidos se encontraron con los suyos. 
¿No me deseas?

 Dioses, sí.

 ¿Lo hacías antes de que Jaden volviera?

Sus manos hicieron un círculo en sus brazos, con una expresión llena de lamento.
 Sí, pero...

 Pero tú no podías tomarme para hacerme el amor. La mitad de tu corazón no


estaba.

 No.
 Sí. Porque la mitad del mío se había perdido, también.

Su expresión se quedó completamente en blanco.  ¿Qué?

 Soy mitad Sidhe, ¿recuerdas? Sé que tú y Jaden están destinados a ser míos.

Su boca se abrió, pero la tensión en su cuerpo lentamente cedió, transformándose


en algo más, en algo más que aceptación de lo que ella estaba tratando de decirle.
 Pero, ¿cómo? ¿Cómo podría haberme perdido algo así?

 ¿El vínculo de sangre? ¿O tal vez necesitas a los tres antes de poder sentirlo?

Él parpadeó rápidamente.  La enfermedad del vínculo. ¿He estado sufriendo de la


enfermedad del compañero durante todo este tiempo?

Ella asintió.  Mi madre pasó por lo mismo cuando su familia trató de forzarla a
casarse contigo. Ella había encontrado su verdadero vínculo y habían sido
separados.  Él la miró e hizo una mueca.  Lo siento, olvidé por un momento
que ellos estaban allí. De todos modos, cuando me describiste lo que nos estaba
pasando a los dos me di cuenta de lo que estaba pasando casi de inmediato. Debido
a que no he dejado tu lado desde que me tomaste, tuvo que ser Jaden, lo que lo
causaba.

Él negó.  Eso no puede ser verdad.

 ¿Nunca has tenido la tentación de darle un beso? ¿De tomarlo en tus brazos y
hacer el amor con él?

Duncan apretó las manos en sus brazos antes de abruptamente apartarse de ella. 
Sí. Maldita sea, sí.

Ella suspiró. Esto iba más fácil de lo que había pensado.

 Una vez que la verdadera unión se complete con nosotros dos tú nunca sufrirás
de esa manera otra vez.

Él se volvió hacia ella, con la plena expresión de la determinación.


 Él no estará de acuerdo con esto.

 ¿No le gustan los hombres de esa manera?  Moira ocultó su propio malestar.

Una vez que ella había hablado con su madre había buscado un poco en los libros.
Había leído algunas novelas donde hombres y mujeres se hacían el amor el uno al
otro sin importar el género. A algunos les gustaba, a algunos no, pero la idea de ver
a Duncan con su cabeza dorada inclinada sobre el cuerpo oscuro de Jaden mientras
ella observaba era cualquier cosa menos repugnante. Ella se retorció, con la
necesidad repentina como una espiral a través de ella.  Oh, sí. Es simplemente.
Maldita sea. Es tan jodidamente noble.

Duncan gruñó con su frustración evidente.

Moira se rió.  Por supuesto que sí. Es un Malmayne.

 Él cree que todavía es un Blackthorn.  Duncan tocó sus dedos sobre la mesa
con el ceño fruncido y preocupado.  Y eso hace toda la diferencia.

****

Akane arranco su coche más de unos pocos kilómetros de la propiedad de los


Malmayne.  Nebraska.  Salió con su tacón de Prada hundiéndose en el
camino de tierra.  Yee haw.  Jaló el abrigo pesado de lana más cerca a su
alrededor y estudió la rapidez con que el cielo se oscurecía.

 Está bien. Veamos lo que tenemos aquí.  Se acomodó con las piernas cruzadas
sobre el capó frío de su Porsche Boxster azul metálico y dejó que su ojo interior se
abriera. La estrella en el centro de su iris se expandió, dejándole ver las cosas más
allá del alcance de un hombre mortal.  Está bien, Jaden. ¿Qué demonios está
pasando?

Lo primero que vio la hizo retorcerse con vergüenza.  Oh, Robin. Tienes que ver
esto.

****
Jaden se tomó su tiempo en la ducha, sin saber por qué estaba incómodo. Había
sentido algo en esa oficina, algo que lo dejó en el borde. ¿Habría jugado mal?

Tal vez no debería haber tratado de ser tan frío. Duncan ahora sospechaba que algo
andaba mal, algo más de lo que estaba sucediendo en el clan Malmayne. Tendría
que echarle un hueso, darle algo en lo que hundir su intelecto.

Arrastró la toalla por su cuerpo, deteniéndose en su pene. El hijo de puta había


estado duro como una roca desde su primera visión de Duncan y había empezado a
gritar en el momento en que había aparecido Moira.

Él suspiró y comenzó a acariciarse, con las imágenes de los dos amándose el uno al
otro. Follándose uno al otro. Con sus resbalosos cuerpos entrelazados en un nudo
de sexo caliente y sudoroso hasta que no pudiera decir dónde terminaba uno y
comenzaba el otro. Se imaginaba la cabeza de Moira inclinada de nuevo en un
gemido gutural, con los labios de Duncan jugando en la unión sensible de su cuello
y hombro. Justo donde un beso de Jaden había estado una vez.

Infiernos, dejaba que su imaginación fuera más allá. ¿Cómo sería degustarlos a los
dos con su lengua al mismo tiempo, con la efervescencia chispeante que era
Duncan, con el oscuro sabor a tierra de Moira? Su mano se movió más rápido, con
su mano masturbando su polla. Podía imaginarlo, a su polla enterrada dentro de
Moira, con su cabello dorado rojizo desplegado debajo de ella, retorciéndose en
éxtasis. Casi podía sentir a Duncan al interior de su cuerpo, tomándolo hasta que él
latiera con la necesidad de correrse.

Ellos lo rodearían, le harían el amor, llevándolo a un éxtasis que nunca se habría


atrevido a soñar.

El saber que nunca pasaría casi lo sacó de la fantasía. El día en que Duncan y
Moira le hicieran el amor sería el día en que Robin se enamorara.

Jaden bufó, casi riendo. Sí. Eso sucedería. Sacudió la cabeza y volvió a su fantasía,
porque, maldita sea, eso era todo lo que alguna vez tendría por lo que podía
también disfrutarlo.

La excitación se estaba volviendo insoportable. Tiene que ser Jaden.


Si Duncan cerraba sus ojos, casi podía ver el agua corriendo por el cuerpo desnudo
de Jaden, goteando de sus esculturales pectorales, jugando con sus pezones duros
como rocas. Él se estremeció, con la necesidad vertiéndose a través de él diez veces
más intensamente de que lo que había sentido en esa limusina a solas con Moira.

Moira estaba en lo cierto. De alguna forma los tres eran compañeros, lo que quería
decir que estaban unidos en un todo más grande.

Duncan haría todo lo posible para asegurarse que Jaden nunca los dejara de nuevo.

Moira había comenzado a jadear.  ¿Qué en el mundo?  Ella cayó contra el


borde del escritorio de Duncan, con sus piernas frotándose entre sí junto con el
suave sonido de la tela.

 Jaden.  La cabeza de Duncan se inclinó hacia atrás, con sus fosas nasales
dilatándose mientras daba una respiración profunda. Su mano se había movido a la
parte delantera de sus pantalones, acariciándose allí. Estaba tan duro que estaba
goteando, dejando tras de sí una mancha húmeda en sus calzoncillos. Él gimió, con
la sensación de la tela que de alguna manera se entrelaza con la sensación de los
resbaladizos dedos enjabonados. Dios, era como si Jaden estuviera acariciando a
Duncan más que a sí mismo, con la sensación fantasmal pero intensa.

 ¿Cómo?

Duncan se humedeció sus labios.  No importa. Te necesito.  Sus manos fueron


a su camisa, arrancándola al abrirla en una explosión de botones.

Gracias a los dioses, sin sujetador.  Ahora.

Ella abrió la boca para protestar, pero terminó jadeando en su lugar. Su boca
descendió sobre su pecho, con su lengua bañando su pezón.  Madre de la
misericordia.  Sus dedos se apretaron en su pelo, tirando de él, manteniéndolo en
su lugar.  Sí, por favor. Más.

Sin paciencia, sin tiempo para sutilezas. Tendría que encontrar una manera de
hacer que todo dependiera de ella más tarde.  Lo siento, amoureaux. Lo siento
mucho.  Él tenía sus dedos en sus pantalones vaqueros, tirando del botón,
enganchados en la cremallera. Podía sentir los dedos de Jaden en su polla
totalmente arriba, podría decir que el vampiro estaba cerca del orgasmo. Él
necesitaba que los tres se unieran, una compulsión que no tenía intención de negar.

Moira gimió, con el sonido arrastrándose a un gemido torturado de él.

Él le bajó los pantalones por sus piernas, una vez más dándole las gracias a los
dioses por la necesidad de estar descalza sin importar donde estuviera ella. Los
pantalones vaqueros volaron por encima de su hombro, con sus bragas pronto
uniéndose a ellos.

Ella era tan bella que él quiso llorar.

Él malditamente se quejó cuando acarició su vagina. Ella estaba empapada,


madura y lista para él.  Prometo que te lo compensaré.

 ¿Qué?  Ella sonaba como drogada. Con sus manos rodeando su trasero,
tirando de él más de cerca.  Dios, ¿qué hay de malo en mí?

 Tienes que correrte.  Él rápidamente se liberó de sus pantalones. Alrededor de


él su poder bailaba, con las luces de plata llenando la habitación, como luciérnagas
brillando. —El Reclamo, amor.

Profundas luces verdes, débiles y lejanas menos numerosas, se unieron a su plata.


 Hazlo.  Sus ojos verdes se abrieron, cambiando su exuberante color verde de
hierba a un cálido día de verano. Su tono de piel se oscureció débilmente
apareciendo aquí y allá mientras ella bajaba su apariencia humana. Incluso el oro
rojizo de su cabello se intensifico, convirtiéndose en el mismo color de las hojas
profundamente rojas del otoño. Su aroma maduro, terroso, rico y fértil. Sus oídos
eran delicadamente puntiagudos, con la forma de sus pupilas ovalada, un retroceso
de su sangre Sidhe.  Yo te reclamo, Sidhe, si te atreves.

La más leve insinuación irlandesa en su voz fue suficiente como para llevarlo al
borde. Él tenía la intención de meterse dentro de ella, pero era demasiado difícil de
soportar. Jaden estaba a punto de correrse, y no podía hacerlo solo.
¿Cómo iba a resistirse? Ambos Moira y Jaden se necesitaban, y Duncan podía
proporcionárselos. Él Se sumergió en Moira, estremeciéndose cuando ella gritó de
dolor.  ¿Moira?

Sus dedos se apretaron sobre sus hombros.  Necesito un minuto.

Su frente bajó a su hombro mientras él mismo luchaba por controlarse. Su erección


palpitaba dentro de su vaina apretada.

Arriba, la mano de Jaden vaciló. Duncan podía sentir la confusión del vampiro.
Jaden no tenía idea de lo que estaba sucediendo entre ellos. Duncan mordió su
cuello, sabiendo que la acababa de besar dónde Jaden lo había hecho, todo sin
saberlo, forzando el comienzo frágil del vínculo entre los tres. Sus dedos se
doblaron y comenzó a acariciar el clítoris de Moira, desesperado por traerla de
vuelta a ellos. Necesitaba que se corriera con ellos. Por ellos.

Duncan suspiro de alivio cuando Moira finalmente se levantó en contra de su


mano, sacudiendo su atrapada erección. Ella gimió en su oído, con sus dedos
amasando su trasero, tirando de él hacia ella. Él empezó a follarla, desesperado por
llevar a su mujer al orgasmo. Los dedos de Jaden comenzaron a moverse,
bombeando su polla al compás de los empujes de Duncan.

¿Jaden sería consciente de lo que estaba pasando, o creería que todo eso era su
propia fantasía febril? Dios, esperaba que Jaden lo supiera.

Duncan los necesitaba a los dos, y Jaden estaba a punto de tener que aceptarlo.

Los dedos de Jaden vacilaron con el leve grito de dolor de Moira. Él parpadeó, sin
saber si había sido realidad o fantasía. Era consciente que a través de su vínculo con
Moira había estado malditamente cerca sin tocarla cuando Duncan la había
Reclamado, pero ¿Seguro que para ahora habían completado el verdadero lazo?

Follar tenía que ser la mejor parte de la unión verdadera. Jaden no podía imaginar
tener a Moira para sí mismo por dos meses y no caer en esa gatita dulce y caliente
que era ella.

Infiernos, lo había imaginado tantas veces que ninguna otra mujer sería suficiente.
La imagen en su mente había cambiado, concretándose de alguna manera extraña.
Moira estaba en el borde del escritorio de Duncan, con sus manos tirando del
trasero, todavía vestido de Duncan. Sus pantalones estaban caídos hasta su cintura,
con sus caderas empujando cuando comenzó un lento ritmo de entrada y salida de
su esposa. Jaden se emparejó con las estocadas de Duncan, con algo de la urgencia
desaparecida mientras observaba a los dos haciendo el amor. Se imaginó en la sala
con ellos, sentado en la silla, acariciándose mientras ellos follaban. Los colores de
Moira se habían profundizado, con ella pareciendo olvidada mientras su
compañero la Reclamaba. Profundas chispas verdes y plateadas bailaban alrededor
de la habitación, mientras la luz de luna entre las hojas salpicaba su piel de luces
eróticas, exóticas.

Duncan quedó sin aliento, con la cabeza vuelta atrás. Jaden podía ver los delicados
puntos de sus orejas. El Sidhe había reducido también su Apariencia,
convirtiéndose todo de plata y el oro en la gloria absoluta.

 Amoureaux.

Jaden se estremeció. Duncan había llamado a Moira amor. Oh, y ella era todo lo
dulce, suave, fuerte, dura, que el amor debía ser.

Estaban tan cerca de su orgasmo. Necesitaban que Moira se corriera, para llenarlos,
para tomar los lugares vacíos que no habían sabido incluso que estaban ahí y
hacerlos suyos. Las estocadas de Duncan se volvieron más duras, trabajando hacia
su propia plenitud, con su mano en la vagina de Moira haciendo que el duende se
retorciera debajo de él.

Moira podía sentir crecer algo dentro de ella, algo intenso. La sensación de la polla
de Duncan dentro de su cuerpo era más de lo que nunca había esperado. No podía
creer que finalmente estuviera Reclamándola, finalmente, dando los primeros pasos
hacia su satisfacción.

Ella podía sentir a Jaden en el fondo de su mente. Él los veía, era una parte de ellos,
como debía ser. El dolor de él era su dolor, su soledad la de ella, y ella tomo eso,
envolviéndolo en su amor por él y tratando de llenar las grietas de su alma. Fue casi
empujada fuera de la mente de Jaden y una parte de ella que le pertenecía a él
quedo maltratada y sangrada, con la bofetada de su rechazo casi tirándola de su
nube sexual.

 Jaden?

 No hay tiempo. Nos ocuparemos de él más tarde.  Los ojos de Duncan se


cerraron. Su piel brillaba. Sus dedos estaban apenas retorcidos y ella tembló,
corriéndose, gritando de sorpresa y con un placer tan profundo, tan intenso que le
robó el aliento.

Jaden se acercó. Quería ver la polla dura entrando y saliendo dentro y fuera de
Moira, quería ver el éxtasis en el rostro de ambos cuando se corrieran. Quería
derramar su semilla en ambos, marcarlos, Reclamarlos en su propia torcida manera
para que nunca pudieran dejarlo ni herirlo otra vez.

Algo andaba mal. Algo que no tenía sentido, pero ya era demasiado tarde. Trató de
retroceder, de distanciarse de la fantasía que venía y pulsaba en su mano, del
orgasmo tan intenso que veía estrellas.

Estrellas verdes y plateadas.

El suspiro de Duncan fue seguido de un gemido gutural, mientras pulsaba


profundamente dentro de ella, dándole su semilla, Reclamándola completamente.
 Moira.  Él se desplomó en su contra, con los ojos cerrados con fuerza. Su
mano acunó la parte de atrás de su cabeza, con su boca a su alrededor. Él la besó
suavemente.  Moira.

Él sonrió. El afecto de Moira salpicaba su toque, sus besos. Se profundizaría con el


tiempo, con el cuidado y la atención que no había sido capaz de prodigarle antes de
que Jaden volviera a casa. Por lo que a él y a ella se refería, todo estaría bien.

¿En cuánto a Jaden? Los ojos de Duncan se estrecharon con obstinada intención.
Bien. Tendría que hacerlo todo bien.

Jaden jadeó, con sus ojos bien cerrados, con su erección aún en su puño. Podía
sentir el agua cayendo sobre su espalda, con la temperatura volviéndose fría.
¿Cuánto hacía que estaba allí, vencido, deseando poder estar con Duncan y Moira?
Dioses, era tan patético. Él se rió, con el sonido lleno de dolor. Necesitaba concluir
su maldito trabajo y conseguir salir como el infierno de Nebraska. Tal vez se
dirigiría a Nueva York el próximo mes, visitando algunos viejos refugios. Buscaría
a su Señor y, finalmente le pagaría al hijo de puta de la Corte Negra de regreso.

Ya era hora de que viviera su vida por su cuenta.


Capítulo Cuatro
Jaden entró en el estudio de Duncan con tanta indiferencia como pudo reunir. No
quería que ni Duncan o Moira supieran qué pensamientos sucios y desagradables
habían estado bailando alrededor de su cerebro, mientras supuestamente, conseguía
darse una limpieza.

Bien, había puesto tanto esfuerzo en “limpiarse” que su polla probablemente había
chillado.

Ellos no estaban allí. Jaden olió, comprobando sus olores. Su polla se movió en un
aleluya de dos segundos. Habían tenido sexo ahí. Recientemente. El indicio apenas
perceptible de la sangre tenía un sabor dulce y cobrizo por el perfume que lo había
tenido salivando como el perro de Pavlov2.

Bien. Mierda. ¿Había estado usando su imaginación, o él había estado en su mente,


como un pervertido, observándolos realmente haciendo el amor?

Hombre, Duncan patearía su trasero. Los Sidhe en general no compartían bien.


Juguetes, coches, amantes, todo era lo mismo. Veían, deseaban, reclamaban como
suyo y ay de aquel que quisiera una pequeña muestra. Duncan era un poderoso
Sidhe, de más de quinientos años y señor de su clan. No vería con buenos ojos
saber que Jaden había visto a su esposa desnuda teniendo caliente y sudoroso
salvaje sexo... Jaden se estremeció con deseo y tragó. Tenía que dejar de pensar en
esas cosas. Un indicio de que Jaden había estado en la mente de Duncan, montado
en su orgasmo viendo a Moira, y Jaden sería un vampiro infeliz. Duncan estallaría
rotando la piña unida a eso.

Su trasero se apretó sólo de pensar en ello.

Miró hacia la ventana con nostalgia. Tal vez podría hacer una escapada rápida,
llamar desde Reno. O de Monte Carlo.

2
Perro de Pavlov: En 1927, Ivan Pavlov experimentó con su perro en la formación psicológica específicamente condicional a estímulos y
respuesta. Encontró que cuando sonó una campana cada vez antes de que él alimentara su perro, el perro ya no salivaba en respuesta a
la comida, sino a la campana.
O de Marte. Sí, Marte podría estar lo suficientemente lejos. La respiración estaba
muy sobrevalorada de todos modos.

 Jaden, estoy contento de que estés abajo temprano.

Mierda. Atrapado.

Duncan estaba sentado en el borde del escritorio, justo donde Jaden se había
imaginado el tórrido encuentro.  Hay algunas cosas que tenemos que discutir sin
Moira escuchándonos.

Jaden parpadeó, con sus ojos pegados al trasero de Duncan descansando contra el
escritorio.  ¿Sí?

 Sí.

La voz de Duncan había adquirido una cualidad ronca. Él miró hacia arriba para
encontrar a Duncan mirándolo, con sus labios curvados con caliente diversión.

Espera. ¿Caliente?

Decidió centrarse en algo más que lo que pasaba por la mente de Duncan. Porque a
menos que perdiera su conjetura, la cabeza de Duncan no era la que estaba
corriéndose la demostración en esos momentos. Por qué sería eso no tenía ni idea,
pero sería en el infierno.

¿Qué sabía sobre los Sidhe distinto de lo que Duncan y los locos Malmaynes le
habían enseñado? Quizás Duncan tuviera una especie de fetiche de exhibicionismo
que nunca se había tomado la molestia de decirle a su mejor amigo, o estaba
reviviendo su tarde de deleite con Moira. ¿Está Moira en peligro?

El calor murió en los ojos de Duncan, para ser sustituido por la determinación de
hierro que Jaden conocía tan bien. Había sido esa determinación mezclada con el
corazón compasivo del hombre lo que había sacado a Jaden de ese callejón vivo
hacía tantos años.  Hasta el momento sólo han hablado con descontento de mi
pareja, pero ninguna amenaza real. Todavía no, de todos modos.
Duncan podía ser compasivo, pero nadie había afirmado que era estúpido.  Es
una cuestión de tiempo, entonces.

 Sí.

Jaden se pasó las manos por su pelo.  Hay algo que necesitas saber.

Duncan asintió, como si hubiera estado esperando que Jaden dijera algo por el
estilo.

 Soy un Blade.

Todo el cuerpo de Duncan se puso tenso. Jaden podía oír los latidos de su corazón
acelerarse.  ¿Qué?

 Soy uno de los Blades de Oberón. He estado trabajando en algunos casos para el
Hob en los últimos dos meses.  Era más largo que eso realmente, pero lo que
Duncan no sabía no haría que le pateara el trasero a Jaden.

La mandíbula de Duncan estaba endureciéndose de nuevo. Le iba a deber a su


dentista una fortuna si se mantenía en eso.  ¿Y ahora?

Jaden mordió la bala. Si las cosas eran lo bastante malas para que Moira estuviera a
punto de ser amenazada entonces Duncan necesitaba saberlo.  Estoy aquí por un
caso.

Los ojos de Duncan se cerraron.  ¿Y después de que el caso haya terminado? ¿Te
quedarás?

Jaden se encogió de hombros, fingiendo una indiferencia que no sentía. La


necesidad de pasar su mano sobre la mandíbula sin afeitar era casi irresistible. 
Luego pasaré al siguiente.  Él sonrió.

 Siempre supiste que el pájaro bebé algún día saldría del nido, viejo.

La sonrisa lenta que se dibujó en el rostro de Duncan envió un escalofrío de miedo


a recorrer su espalda. La última vez que Duncan había sonreído así... bien. El
hombre al que le había sonreído así finalmente había caminado de nuevo, ¿no? 
Vamos a ver.  Duncan se movió, con su expresión de alivio.  ¿El caso?

Jaden se acomodó en su asiento habitual delante del escritorio de Duncan.

Él se preguntó si Ian lo habría puesto de regreso o si Duncan lo había hecho.

 Se rumora que algunos de los Malmaynes se inclinan hacia la Corte Negra.

Él se protegió sus ojos de la repentina explosión de luz plateada que brilló desde el
señor Malmayne.  Henri.

 ¿Te importaría bajar el tono? Estás dando reflejos silbantes.

Jaden parpadeó rápidamente, tratando de ajustar sus ojos.  Veo puntos ante mis
ojos,  él murmuró, haciendo caso omiso de la risa de Duncan.

 Vaya, viejo. Cálmate.  El nombre de Henri finalmente se registró. Henri era el


peor tipo de adulador y de firmes creencias de que la herencia Sidhe no se perdiera
También era un furioso intolerante. Apostaría a que Henri estaba horrorizado de
que hasta una persona con la sangre contaminada como Leo casi se casara con la
pura línea de sangre Malmayne.

No, eso no estaba bien. Henri había tratado de conseguir que Leo de alguna
manera fuera compañero con el clan Malmayne. Había sido casi insistente al
respecto, de hecho.

¿Qué carajos estaba pasando? A ese ritmo, necesitaría un diagrama de flujo para
realizar un seguimiento de los locos y de sus complots.

 Todavía no sé cómo piensan que van a lograr conseguir que Leo cumpla el
contrato de matrimonio teniendo en cuenta que el hombre en realidad ya está
unido a Ruby. Además, la única mujer Malmayne candidata está muerta a menos
que empiece a buscar en las primas.
 Eres la verdadera pareja de Moira. Eso debería haber sido suficiente para
cumplir con el contrato, incluso a sus ojos, ya que eres el jefe del clan y Moira es
descendiente directa de Aileen.

Jaden se frotó la barbilla, pensando. Hizo caso omiso de la especulación brillando


en los ojos de Duncan, ¿En verdad? El hombre estaba actuando como un puto
extraño. ¿Se habría dado cuenta que Jaden había tenido un poco de diversión a
través de su vida sexual?  Entonces, ¿qué? ¿Crees que tendrán a otro contendiente
por presentar?  Otra “Favorita de papá” acabaría de arreglar su día. Le daría algo
para hundir sus dientes.

 No veo cómo. El contrato fue entre los jefes de ambas familias. Aileen no tiene
otros descendientes y no tengo interés en Leo o en Shane. Kaitlynn... bien. No digo
más allá.

Jaden agitó la mano.  Por supuesto que no tienes interés en ellos. Son hombres.
 El cuerpo de Duncan dio un tirón, pero Jaden lo ignoró centrándose en lo que el
resto del clan Malmayne estaba haciendo.  Así que, ¿cuántas veces ha ido Henri
el Horrible por ese camino?

 Tres visitas hasta el momento.  Duncan se inclinó con sus manos en el borde
del escritorio y su cuerpo inclinado sobre la forma de Jaden en la silla con un
destello de ira en sus ojos.  ¿Cómo encuentra el Hob que mi clan pueda estar
inclinado hacia lo Negro?

Jaden abrió la boca para responder, pero encontró que no podía.

Duncan olía tan bien.  No tengo idea. Vino a mí, me dijo que comprobara las
cosas. Nunca ha estado equivocado antes.  Él se encogió de hombros.  Sé que
los Blades no son sólo músculos. Es posible que esté utilizando duendes para seguir
sus movimientos en línea. Podría haber incluso conseguido meter a un pooka 3 en el
interior. No estoy seguro, pero por lo que me has dicho desde que regresé su
información parece estar justo en el clavo.

3
Pooka: De la antigua mitología celta; Un espíritu de hadas en forma de animal, siempre muy grande. Una criatura benigna pero traviesa.
 Así que ¿Vas a donde te dice y haces lo que te dice?

Jaden miró a su hermano de vínculo con ojos cansados.  Por supuesto. No es


muy diferente de mi antiguo trabajo.

El enojo se dibujó en la cara de Duncan antes de que instalara una inexpresiva


máscara.  No he visto ni he aceptado tu renuncia.  Su mirada se lanzó detrás
de Jaden a la puerta.

 ¿La hice?

 No.  Moira se unió a su compañero en el borde de la mesa, los dos con la


mirada fija en él. Jaden reprimió una sonrisa. ¿Tenían la audacia de ser un doble
equipo con él, sabiendo que era un Blade?  Lo último que oí fue que Jaden seguía
siendo un Malmayne.

Jaden bufó. Duncan debió haberlo aceptado todos esos años, pero ninguno de los
demás del clan lo había hecho. Él estaba lo más lejos de un Malmayne que era
posible ser.  No soy más un Malmayne de lo que Ian es.

En ese momento, Ian decidió entrar en la oficina, empujando una bandeja de


comida.  Bienvenido a casa, maestro Jaden.

La cabeza de Jaden golpeó contra la parte posterior de la silla. Ian lo trataba como
si fuera uno de los Malmaynes cuando nadie más lo hacía. Por lo que a Ian
concernía, el vínculo de sangre de Duncan con él sustituía otras preocupaciones
menores, como el ADN y la corrupción de la Corte Negra. Duncan lo había
declarado como uno del clan, por lo tanto, en lo que a Ian concernía Jaden lo era.

 Hey, Ian. ¿Cómo te va?

La sonrisa del hombre se iluminó como el día.  Muy bien señor, en su mayor
parte.

 Ian, si escuchas algo sobre el resto del clan siendo infelices, o tal vez
complotando contra Duncan o Moira, quiero que lo traigas directamente a mí.
 Por supuesto, señor. Me acuerdo de sus instrucciones previas.

Jaden hizo una mueca. Maldita sea. Ahora Duncan le preguntaría lo que realmente
no quería responder.  Sí, gracias.

Ian cambió rápidamente de tema, mostrándole que se había dado cuenta de su


error.  Tengo algunos de sus platos favoritos Maestro Jaden. La señora Pagett
está bastante contenta de escuchar que ha regresado.

Jaden se rió.  Estoy seguro de que lo está.

 ¿Encerró las galletas?

Jaden intercambió una mirada llena de un cariñoso recuerdo con Duncan. Jaden
tenía algo con las galletas de chocolate hechas en casa. La señora Pagett tenía algo
por mantener sus codiciosas garras fuera de los frascos de sus galletas.

Hasta el momento Jaden había ganado la mayoría de las batallas, pero el hada
luchadora había insistido en que un día ella ganaría la guerra.

 Sí lo hizo, mi señor. Y juró que esta vez el Maestro Jaden no la vencería.  Ian
terminó de dejar los platos en la mesa del café frente al sofá de cuero grande.  Si
necesita cualquier otra cosa, mi señor, por favor llámeme.

 Gracias Ian, eso se ve maravilloso. Dale las gracias a la señora Pagett por mí,
¿quieres?

 Por supuesto, mi señor. Me aseguraré de que no sean molestados.

Duncan sacudió la cabeza al fae para que sacara el carro ahora vacío de la oficina,
cerrando la puerta detrás de él.

 ¿Cómo diablos hace eso?

 ¿Qué?  Moira parecía confundida.

 Saber que quiero privacidad.


Jaden sonrió.  Es un mestizo, un amo de casa. ¿Cómo podría si no? Su propia
naturaleza es servir a las necesidades de su amo.

 Hmph.  Duncan volvió su atención a Jaden.  ¿Qué instrucciones previas le


habías dado?

Jaden se reclinó en su silla.  Estoy a cargo de tu seguridad personal, ¿recuerdas?


En todo caso, me refiero a cualquier cosa que parezca que podría hacer que recibas
un corte de papel, quiero saber de eso.  Él hizo un gesto hacia Moira.  Las
órdenes ahora incluyen a la Señora Malmayne.

Moira lo miraba con los ojos entrecerrados.  Está bien. Estás aquí para investigar
a los Malmaynes. Están siendo un dolor para sí mismos, pero hasta ahora lo único
que han hecho es tratar de dejar a un lado la Reclamación de Duncan sobre mí y la
verdadera unión de Leo. ¿Cuáles son nuestras opciones?

Jaden parpadeó. ¿Reclamo? Se sentó con la espalda recta, con los pies plantados en
el suelo.  ¿No han terminado su unión todavía?

Ellos compartieron una mirada que lo confundió como el infierno. Moira respondió
primero.  No, todavía no.

Él se quedó atónito.  ¿Por qué no? ¡Si los dos completan la unión entonces Henri
y sus amigos tendrán las de perder! ¿Qué les queda por hacer?

 El Reclamó está completo, pero todavía tenemos que hacer el voto y la unión.
 La expresión de Moira fue traviesa pero Duncan se veía muy serio.

 No podemos completar el ritual.  Duncan levantó la mano, anticipándose a la


protesta inmediata de Jaden.  Hay cosas que no entiendes todavía. Entraremos
en ellas más tarde. Pero por ahora, completar la Unión no es posible.

Jaden estaba fuertemente preocupado. No entendía por qué no habían terminado la


ceremonia por la que los dos estaban ansiosos.

A menos que...
Se puso de pie, de repente aterrorizado. El rostro cansado de Duncan de repente
adquirió un significado siniestro. Sus ojos se dirigieron de forma automática a la
plata nueva en el pelo dorado de Duncan.  ¿Está alguno de ustedes enfermo? 
Hizo un gesto hacia los cabellos finos y aterradoramente plateados.  ¿Duncan?

Si había algo malo con Duncan o Moira ni siquiera El Hob podría alejarlo de ellos.
Lucharía con Oberon mismo para quedarse hasta que Duncan estuviera bien.

Un golpe sonó en la puerta de la oficina.  Lo siento, mi señor, pero hay un


visitante en el frente. Está siendo muy insistente en que lo deje entrar y me temo
que no podré mantenerlo a raya mucho más tiempo.

Moira puso la mano sobre el hombro de Duncan.  ¿Por qué no me dejas tratar de
explicarle las cosas a Jaden mientras tú lidias con la última crisis? ¿De acuerdo?

Él la besó en la parte superior de su cabeza.  Está bien. Sé amable con él, sin
embargo.  Duncan sonrió y puso su mano sobre el hombro de Jaden. 
Bienvenido a casa.  Él salió de la oficina, con sus hombros rectos, con la cabeza
bien alta. El que estaba esperando por el señor Malmayne encontraría al Señor
Malmayne, y al demonio con la enfermedad.

Tenías que admirar al hombre, incluso mientras querías meter algo de sentido
común. Si Duncan estaba enfermo no era necesario preocuparse por nada, pero eso
se ponía cada vez mejor. Moira debía meter su trasero en la cama, no enviarlo a
tratar con idiotas.

 ¿Jaden?

 ¿Hmm?

 Tenemos que hablar.

Jaden hizo una mueca. Infiernos. Nunca era bueno cuando una mujer decía eso.

Moira quería patear los traseros colectivos de Jaden y de Duncan.


¿Cómo podrían haber bailado alrededor del otro durante tanto tiempo? ¡El calor
entre los dos la quemaba! Pero la preocupación y el miedo en Jaden se estaban
volviendo una masa crítica. Ella necesitaba abrirse rápidamente.  Duncan está
sufriendo la enfermedad del compañero.

Jaden se volvió hacia ella tan rápido que su cabeza dio vueltas. Era rápido, pero
ella se había olvidado exactamente de cuán rápido.  ¿Por qué? ¿Por qué no han
completado el apareamiento?  Él caminó hacia ella, con un sangrado negro en la
parte blanca de sus ojos.  Vamos, dulce. Puedes decírmelo.

Ella se estremeció, con el ronroneo profundo de su voz llamándola como cantos de


sirena y ella deseando responder. De dónde encontraba la fuerza para no responder
a la lujuria vampírica que la atraía no lo sabía. Ella tomó una respiración profunda,
atrayendo su cobrizo olor.  No pudimos. Ninguno de nosotros pudimos trabajar
en eso.

Llamas rojas bailaron en sus ojos.  ¿Por qué, Moira?  Él pasó su dedo por su
mejilla.  Te puedo decir que si yo te tuviera esperando en mi cama no habría
manera de que aplazara tomarte para hacerte mía.

Ella sonrió. Estaba tratando de intimidarla. Negó divertida. Uno pensaría que él
sabría más que eso. Ella tenía que hacerle entender por qué no había podido recitar el
Juramento y completar la unión.  ¿Cómo te puedes unir a su corazón cuando tu
alma está perdida?  Él frunció el ceño, confundido. ¿Incluso entendería lo que
una verdadera relación quería decir?  ¿Sabes lo que cada paso de la unión
implica?

Él resopló dando un suspiro irritado.  Hay una Reclamación, que comienza con
un beso y termina con una follada.  Ella hizo una mueca.

Él estaba siendo deliberadamente rudo.  Luego está el voto y la unión. El Sidhe


recita el voto, hace remolinos de magia, y la Unión se lleva a cabo. Voila, estás
casado para la eternidad con las fuerzas de la vida unidas.  Inclinó la cabeza a un
lado.  Escuché que la Unión de Leo con Ruby fue todo un espectáculo de luces.
 Él sonrió, con una expresión de placer malvado.  Kaitlynn estaba tan enojada.
Ella asintió. Había estado allí. Había sabido que si alguien hubiera puesto la mano
sobre Ruby en ese momento, el poder de Leo los habría destruido. Nunca era buena
idea meterse entre un señor Sidhe y algo que quería.  Así es. ¿Sabes lo que le hace
falta a mi Reclamo con Duncan?

 No, pero estoy seguro de que me lo dirás.  Por primera vez desde que Duncan
había dejado la habitación Jaden se veía realmente preocupado de nuevo.

Ella se acercó y le acarició la mejilla, complaciendo más allá de lo que el había


logrado cuando la acarició con su tacto.  Tú, Jaden. Tú eres la otra parte de
nuestra unión, la tercera.

Él se echó a reír.  Oh, esa es una buena idea. Trata de venderme un puente.
Vamos. Sabes que lo deseas.

Ella le dio una patada en la espinilla.

Él se inclinó y se agarró la pierna.  ¡Ay!  La sorpresa en su rostro habría sido


divertida si la situación no fuera tan seria.

 No estoy bromeando. Te fuiste y Duncan y yo fuimos compañeros de la


enfermedad. Estábamos suspirando por ti y ni siquiera sabíamos por qué.  Ella
Imaginaba que la única razón por la que no había estado enferma era su sangre
duende. Eso debía haberla protegido.

Duncan había llevado todo el peso de eso, con la marca de su angustia dejada en su
cuerpo para que todos lo vieran.

 Uh ajá. Seguro.  Él cruzó sus brazos sobre su pecho.  Así que ¿cómo es que
después de tanto tiempo no estoy unido a él? Pensaba que en los cien años que
hemos estado juntos, tendría que tener algo como un tronco sobre mí en algún
momento.

Oh, él iba a ser un dolor en el culo al respecto.  Mi madre piensa…


 ¿Has hablado con tu madre acerca de la disfunción eréctil de Duncan?  Él miró
hacia ella.  ¿Has considerado alejar tu televisor?

Ella se frotó el puente de su nariz con un suspiro de cansancio.

 Jaden.

 Hey, no es como si hubiéramos estado juntos durante cien años o cualquier


cosa.  Frotó sus uñas contra sus dientes y contuvo el aliento.  No, espera.

 Si no te detienes te patearé el culo tan duro que un pedo será todo lo que podrá
salir.

Él dio una carcajada sorprendida.  Dios, me encantan las mujeres viciosas.

Ella sonrió hacia él.  Escucha. Pensamos que la razón por la que Duncan no
siente atracción hacia ti fue a causa de tu unión de sangre. Creemos que eso
enmascara a la necesidad de que te Reclame. Cuando te fuiste y cortaste todo
contacto, la enfermedad del apareamiento se asentó.

Jaden sacudió la cabeza.  Duncan no es gay.

 No, no lo es.  La expresión de Jaden se volvió cínica.  Es bi, como tú.

Jaden frunció el ceño.  Cariño, Duncan nunca ha mostrado interés en los


hombres. Créeme, yo lo hubiera sabido.

 Por supuesto que no. Te tenía a ti.

Los ojos de Jaden rodaron, lo que se veía muy extraño. Eran todavía vampíricos,
negros con rojo y fuego caliente en el centro.  Si Duncan hubiera estado siempre
en lo de los hombres entonces ha estado en el closet viviendo en Narnia.  Jaden
le dio la espalda.  ¿Estás segura que no es ninguna otra enfermedad rara de los
Sidhe lo que lo retiene?

 Estoy segura.  Puso su mano en la parte baja de su espalda, sonriendo cuando


él saltó.  Por fin me reclamó hoy.
 Bien por ti.

Dios, el dolor subyacente de esa alegre fachada hubiera puesto a un hombre más
fuerte sobre sus rodillas. Ella podía sentirlo rodando dentro de él.

 Jaden, él no pudo Reclamarme hasta que estuviste aquí. Francamente, creo que
fue lo que estabas haciendo en la ducha lo que lo lanzó al borde.

Su rostro se puso rojo brillante, sus ojos retrocedieron de estado normal a estado de
shock.  Oh Dios.

 Jaden, está bien.

 No, no lo está. Me matará.

 ¿Por qué?

Él le lanzó una mirada incrédula.  Te vi desnuda. Te monté, sin haber sido


invitado, estuve en su cabeza mientras… Hizo un gesto hacia su cuerpo.  ¡Sobre
el escritorio, nada menos!

Ella se rió. ¡Su sexy vampiro sonaba tan remilgado!  ¿Me estás tomando el pelo?
¡Él estaba muy emocionado! Su quijada cayó.  Tengo que salir de aquí.

 Oh, no, no.

Su mano fue alrededor de su garganta, pero ella no tuvo miedo. Nunca podría tener
miedo de él.  Cariño, ¿cómo planeas detenerme?

 Así.  Ella se levantó de puntillas y lo besó.

Jaden se congeló en su contra, con sus ojos muy abiertos. Cuando su lengua se
extendió y probó sus labios, él gimió.

Ella tenía que llegar a él. Tenía que hacerlo. Sólo había otro hombre que había
sabido tan maravilloso, y de ninguna forma perdería a alguno de ellos. Ella enterró
sus dedos en la oscuridad de su pelo y abrió la boca ofreciéndose a él. Él trató de
retroceder pero la mano en su pelo lo detuvo. A menos que quisiera perder algunos
de sus hilos de seda o, peor aún, lastimarla, no podría liberarse.

Jaden nunca le haría daño deliberadamente. Tomaría el sol primero.

La punta de uno de sus colmillos le tocó sus labios. Ella pasó su lengua por la
punta, sin saber cómo iba a reaccionar.

Él respiró y gimió, con sus manos yendo a sus caderas. Él la sostenía atrapándola,
incapaz de moverse mientras su boca lo devoraba, dándole todo lo que le había
ofrecido y mucho más. Ella permitió que una chispa de energía dentro de su Sidhe
saliera a la superficie para rodearlos a los dos. Dejó caer su apariencia, dejando que
todo se hundiera en él, necesitando que aceptara todo lo que ella había estado
diciendo.

Ellos estaban destinados a estar juntos. Él estaba destinado a ser suyo. Si trataba de
correr otra vez ella le daría caza y le ataría su culo a su cama. Eso sí Duncan no
llegaba a él primero.

Él se retiró con un grito ahogado. Con su expresión horrorizada.

 No.

Ella jadeaba, estaba tan excitada que apenas podía respirar.

 ¿No?

 Eres de Duncan. Él te merece.

Ella parpadeó. La forma en que había dicho eso tocó su fibra sensible. ¿Y tú no?

Su mandíbula se apretó.  Duncan se merece lo mejor.  Su sonrisa era


melancólica.  Cariño, eres la mejor.  Él la besó en la punta de su nariz y la dejó
ir.  Déjame ir, Moira.

 No puedo.  Ella sonrió hacia él.  He empezado a Reclamarte.


Ella le acarició el pecho, sintiéndose justificadamente suficiente.  Me perteneces a
mí ahora, y no iras a ninguna parte.  Ella parpadeó hacia él inocentemente. 
No quieres que me enferme, ¿verdad?

 ¿En serio?  Ella asintió. Ah, sí. Ella estaba mortalmente seria, y él tendría que
seguir con el programa.  Uh, no. No quiero que te enfermes.  Él tragó. Parecía
que alguien acabara de darle un golpecito en el culo con un palo.

 Bien.  Ella se apartó con un beso en su barbilla y lo dejó ir. Lo vio darse la
vuelta sobre sus talones y tropezar malditamente con el escritorio. Él se apoyó
contra la mesa y se echó a reír.

No había forma que su vampiro obstinado saliera de la propiedad Malmayne a


corto plazo.

Esto sería divertido.


Capítulo Cinco
 ¿Qué demonios quieres tú?

Charles Malmayne hizo una pausa en su camino fuera de la limusina blanca, sus
ojos grises plateados se ampliaron de asombro.  ¿Es esa la forma de saludar a tu
tío?

A través de pura fuerza de voluntad Duncan se contuvo de rechinar sus dientes. No


necesitaba esto ahora. Tenía otro compañero al cual reclamar, algunos votos qué
recitar. Vio a su tío salir de la limusina y hacer su camino hacia las escaleras.

 Tal vez deberíamos hacer esto en el interior.  Charle hizo un gesto a la puerta
principal, para todo el mundo como si estuviera invitando a Duncan a su casa.
Charles siempre había sido arrogante, pero desde que Cullen había fallecido se
había puesto insoportable.

 No lo creo.  Duncan se plantó delante de la puerta y se cruzó de brazos.  No


hay razón para que no podamos atender nuestro negocio de forma rápida y
eficiente. Dime tu asunto, tío.

 Tenemos mucho más qué discutir de lo que al parecer no estás enterado. 


Charles sonrió, y algo acerca de la expresión del viejo Sidhe hizo que los hombros
de Duncan se tensaran con anticipación. La propia cara de Duncan debió haber
sido más fría de lo que pensaba, porque las siguientes palabras de su tío, fueron 
¿No me invitarás a entrar?

 No

Charles suspiró.  Muy bien. Hay malestar entre los miembros del clan. Varios de
nosotros sentimos que no has mantenido las obligaciones que el señor de los
Malmaynes debe cumplir.

 ¿Tal como el castigo del clan Dunne, la unión de Leo y una mujer Malmayne
adecuada, y la ejecución de Jaden Blackthorn?
 Así que estás enterado de nuestras demandas.

¿Demandas? Duncan podía sentir su furia tratando de deslizarse sobre su rostro,


pero logró contenerse. De ninguna manera iba a permitir que Charles lo viera
molesto.  Le debemos una deuda honor a los Dunnes. Sabes eso.

 Nada de esto habría sucedido si Leo Dunne hubiera optado por aceptar el
matrimonio con Kaitlynn. Sabes eso, Duncan. Algo podría haber sido arreglado
con su mascota humana. No es como si no se hubiera hecho antes.

 La suya es una unión verdadera.

 Oberon mismo demostró que con el correcto incentivo un vínculo verdadero


podría romperse.

Los ojos de Duncan se desviaron.  El vínculo de Oberón fue disuelto por los
propios dioses.  Y eso había sido sólo después que la Reina Oscura hubiese
demostrado estar aliada con el mal puro.

 Así quiere Oberon hacértelo creer.  Charles puso su mano en el brazo de


Duncan. Duncan se quedó atónito. ¿Cómo Charles podía creer que un vínculo real
podía dejarse de lado por nada más que un testamento?  Conozco a dos
miembros del clan que estarían dispuestos a cumplir con la parte del trato de los
Malmayne.

Él tenía que cortar ese pensamiento antes de que floreciera.  Ese contrato era
entre las cabezas de las dos familias. Como ya no hay una hija en el clan
Malmayne, el contrato no se podrá cumplir de esa manera.

Charles negó.  Duncan. Sabes a quién me refiero.

Sus ojos se estrecharon.  El punto es discutible. El contrato de matrimonio ya se


ha cumplido. Estoy casado con Moira Dunne.

 Ella no es adecuada.
Duncan tomo una respiración profunda con su rabia creciendo en lo profundo de
él. ¿Cómo se atrevía a difamar lo que Duncan había elegido?  Ella es mía.

 ¿Qué pasa con la deuda contraída por los Dunnes?

Duncan entorno sus ojos. Ya había tenido suficiente de ese tema.  Métetelo en tu
gruesa cabeza. Hemos lastimado a los Dunnes. ¿Lo captas? Nosotros les debemos.

Charles simplemente se encogió de hombros.  ¿Y el vampiro?

En un instante, sus puños se cerraron en las bellas solapas negras de Charles. Por
primera vez en al menos 400 años había perdido la paciencia frente a un rival. 
Jaden es mío.  Charles era una amenaza para la familia elegida de Duncan, y él
se ocuparía de que nunca se acercara ni a Moira ni a Jaden otra vez.

Charles con cuidado se desprendió de sus manos.  Ya veo. ¿Entiendes que el clan
tendrá algo que decir sobre eso?

Sus labios se curvaron en una sonrisa salvaje.  Suéltalo. Muy bien, entonces.
 Su tío se ajustó la chaqueta y caminó hacia la limusina.  ¿Duncan?

 ¿Sí?

 Te extrañaré.  Charles regresó a la limusina con un movimiento pequeño de


mano, cerrando la puerta detrás de él.

Duncan observo a la limusina alejándose. ¿Qué otra cosa podía salir mal hoy?
Tendría que encontrar una manera de que Moira y Jaden regresaran a Nueva York
con él, porque sus peores temores se habían confirmado hoy. El clan quería
reemplazarlo como su señor. Se hacía obvio que el resto del clan lo quería a él
como su reemplazo.

Él apretó sus dientes con furia. Charles era Malmayne, era el hermano menor de su
padre, nacido cincuenta años después que Duncan. Él tenía la línea de sangre para
reclamar al clan si Duncan vacilaba. Los otros lo aceptarían sin dudarlo. Tenía dos
hijas, cada una dispuesta a tomar el lugar de Kaitlynn en el brazo de Leo Dunne.
Una vez que descubrieran que él estaba unido a Jaden tendrían el respaldo de la
Reina Blanca, Glorianna.

Su odio por los vampiros era legendario en la Corte Blanca, razón por la cual la
mayoría de los vampiros no Negros se habían unido a la Corte gris, incluso los de
buen corazón como Jaden. Si el odio surgiría Duncan no tenía idea, pero la Reina
podría estar rabiosa sobre el tema. Si ella los respaldaba hasta el final, él se
encontraría bajo el pulgar de Charles antes de poder parpadear.

Pero primero él necesitaba saber por qué el cumplimiento del contrato matrimonial
Malmayne — Joloun era tan importante para su clan. Tenía que saberlo antes que
Charles hiciera su movimiento o se vería obligado a someterse a la regla de su tío.
Charles, como el elitista fanático que era, jamás toleraría a un vampiro en el clan.

Jaden se sometería a la muerte por orden suya, y Duncan no podría nada hacer al
respecto. No sin...

Él frunció el ceño. No. Esa opción era una posibilidad, pero no algo que se
atreviera a contemplar, no hasta que no hubiera otras opciones que le quedaran.
Tendría que pensar en algo más.

Se volvió para entrar en la casa, con el argumento de Charles fresco en su mente.


Sabía lo que Moira había estado haciendo en la oficina, sabía que había comenzado
a sentar su reclamo sobre Jaden. Los ojos de Duncan se entrecerraron. Tal vez esa
era la manera de salvarlos a ambos.

Reclamarlos, unirse a ellos, hacerlos suyos en tal forma que ni siquiera Charles
pudiera objetar. Una vez que el verdadero vínculo estuviera en su lugar haría falta
un acto de los dioses para separarlos sin importar lo que Charles pensara.
Glorianna estaría molesta, pero debido a que Jaden era de la Corte Gris no habría
nada que pudiera hacer al respecto. Duncan podría ganarle al resto del Clan
dándole el tiempo suficiente. Lo haría si quería seguir siendo su señor.

Él tendría que convencer a Jaden que la unión de la manera Sidhe era el mejor
curso de acción. Jaden parecía reacio a considerar siquiera la posibilidad de que
Duncan pudiera desearlo, mientras Duncan se sentía lastimado por lo que él podía
entender. Él había luchado contra sus ataques ocasionales de atracción por él
vampiros por un siglo, dispuesto a sacar provecho de su hermano de vínculo.

Duncan negó con la cabeza, disgustado consigo mismo. Toda la angustia actual se
podría haber evitado si hubiera escuchado lo que su corazón le decía. ¿Cómo podía
haber sido tan ciego? No había tenido deseos por otro hombre después de su unión
con Jaden, con su necesidad completamente velada se hubiera más que previsto su
lujuria con las mujeres. No se había cuestionado el hecho de que su deseo por otros
hombres se hubiera ido desde hacía décadas.

Tal vez no estaba en condiciones de liderar al clan después de todo, si podía perder
por completo los signos de su verdadero vínculo.

 ¿Y? ¿Qué quería el niño Charlie?

Él se volvió, asustado. No había oído a Jaden llegar a la puerta de entrada. Duncan


hizo una pausa, mirando a su pareja verdadera.

Algo en la forma de Jaden lo preocupó. Su postura era indiferente, pero Duncan


podía ver la tensión de sus hombros. Podría haber sido el resultado del intento de
seducción de Moira o el conocimiento de que Charles había sido el visitante
inesperado e insistente, pero Duncan no estaba seguro y Jaden estaba todavía
parcialmente bloqueado su mente.  Él quiere tomar el control del clan y disponer
que Constance o Cecelia se casen con Leo.

Las cejas de Jaden se alzaron.  Tienes que estar malditamente tomándome el


pelo.

 No.  Él continuó subiendo las escaleras, con la mirada fija en la tentadora


boca de Jaden. Tarde o temprano tendría que besar al hombre, degustarlo, y
comenzar el proceso de su Reclamación.

No podía esperar.
 Charles es un idiota.  Los ojos de Jaden se redujeron con la retirada de la
limusina viendo sus luces traseras como una mancha en la distancia.  Tendré que
investigarlo.

 Quiero que tengas cuidado.  Él se detuvo junto a Jaden y se volvió, siguiendo


la mirada de su pareja verdadera.  Si Charles es el que está detrás de todo esto,
tenemos más problemas de lo que pensaba.  No tenía necesidad de entrar en
demasiados detalles, no con Jaden.

Puede ser que tuviera que explicárselo a Moira, pero Jaden había estado con él el
tiempo suficiente para entender la dinámica de la familia Malmayne.

 ¿Piensas que los demás caerán en línea como pequeños buenos seguidores?

Duncan soltó un bufido. No debería estar divertido, pero lo estaba.

 Justo sobre el acantilado y en lo Negro.  Se movió más cerca de Jaden, con la


esperanza de que su futuro amante no se diera cuenta de cómo sus hombros casi se
tocaban.  ¿Has intentado ir con la Reina Glorianna?  Jaden le lanzó una
mirada incrédula e hizo una mueca.  Lo siento.  Los únicos vampiros que
sirven en la Corte Blanca Sidhe eran miembros de la gris, como Jaden. Esos
vampiros eran apenas tolerados y se quedaban lejos, muy lejos de Glorianna y su
corte oficial. Lo que sugerir a Jaden hablar con la Reina Blanca iba más allá de lo
estúpido. Sólo podía echarle la culpa al aroma de su pareja verdadera y al deseo
que finalmente permitía correr libremente a través de sus venas.

 Voy a salir por un rato.  Jaden sonrió.  Tengo hambre.

Duncan era consciente de lo que Jaden necesitaba y en el pasado se había mostrado


dispuesto a proporcionárselo. Tal vez sería el primer paso para mostrarle a Jaden
que era tan deseado por Moira como por él mismo.  Puedes comer aquí.

Jaden se rió, el sonido envió escalofríos de lujuria por la columna de Duncan.


Maldita sea, Duncan era sin duda un idiota.  No tengo hambre de comida.
 De sangre, entonces.  Él se volvió hacia Jaden, sin saber si aceptaría todo lo
que Duncan estaba dispuesto a ofrecerle.

 No, de sangre tampoco.  Dio unas palmadas en el brazo de Duncan. Tres


son multitud, ¿recuerdas?

Duncan sonrió. Hoy había sido un día muy largo, y sabía exactamente como quería
que terminara.  No lo creo.  Sin pestañear él se sumergió en las fantasías de
Jaden y comenzó a tejer un sueño para el hombre que ahora se daba cuenta que
amaba con toda su alma. Si Jaden pensaba que saldría en la noche y follaría con un
extraño al azar, cuando sus verdaderas parejas estaban ahí, entonces, tenía otra
idea.

 ¿Duncan?

Él sonrió, sintiendo todo de nuevo. Había sabido que ella había salido. Tenía que
hacerlo. La fantasía no sería completa sin ella.

 Moira. Ayúdame a entrar ¿Por favor?

Ella tomó uno de los brazos de Jaden, sonriendo como una loca.  ¿Qué le hiciste?
 Los ojos de Jaden estaban vidriosos mientras vivía la fantasía que Duncan había
envuelto alrededor de él.

 Voy a necesitar tu ayuda.  Llevarlo al interior era la primera prioridad. Él


estaba viendo tanto su visión interna como su entorno real, y estaba empezando a
darle dolor de cabeza. Había pasado bastante tiempo desde que se había visto
obligado a tejer una fantasía manteniendo la mayor parte de sus propios sentidos en
el mundo real. Tenía la confianza en Moira en hacerlos llegar a la habitación sin
romper sus cuellos.

La mayor sorpresa fue descubrir la más profunda fantasía de Jaden. El hedor de ese
callejón no era algo que jamás hubiera previsto visitar de nuevo. Ahora se vería
obligado a infringirlo en Moira. Esperaba que ella se quedara en su personaje. Si
ella daba un indicio de que no pertenecía, Jaden podría luchar contra ellos, y eso
era lo último que quería.
Una vez llegaron a la habitación él tuvo toda la intención de tirar de sus dos
amantes a la fantasía tan profundamente que ni siquiera se dieran cuenta de que no
era real. Él sonrió, sabiendo que si su clan pudiera echar una mirada a su rostro en
ese momento correría a las colinas con miedo. Nada, nada impediría que terminara
sus votos esa noche.

Jaden tropezó y Duncan lo enderezó, sosteniendo a su amor, ayudándolo de la


mejor manera en que pudo. Moira se movió, llevando el peso de Jaden con un
gruñido y una pequeña sonrisa.

Tal y como debía ser.

Desnudaron a Jaden antes de ponerlo en la cama. Sería más fácil de esa manera
para todos. Estaban a punto de llegar al momento en que Duncan irrumpía la
alimentación de Jaden en Jezabel, y necesitaría a Moira para que lo respaldara. Él
se quitó su propia ropa, tratando desesperadamente de mantenerlos a los dos, a la
mente fuerte de Jaden y suficiente realidad para meterse en la cama antes de jalar a
Moira en la fantasía con ellos.

Cuando ella se acurrucó al frente de Jaden con un guiño y una sonrisa, él suspiró y
dejó de lado la realidad, tirando de ella con él.

Moira escuchó el sonido apagado a su izquierda, con el hedor del callejón causando
que arrugara su nariz.  ¿Duncan?

Su mirada estaba pegada a algo en la oscuridad.  Él está allí. Esperando.

Ella olió, y luego desesperadamente deseó no haberlo hecho.  ¿Esta es su


fantasía?

 Aquí es donde lo encontré y lo liberé.

 Oh.  Ella pasó la mano por la parte delantera de su abrigo a rayas. El cuello
era tan alto y tan almidonado que la piel de su cuello se arañaba. Sus pies estaban
envueltos en unas botas que nunca habrían sido diseñadas por Reebok, una especie
de dispositivo de tortura estaba forzando su espalda recta y sus senos fuera, y tenía
un tipo de sombrero en la cabeza del que había oído hablar vagamente al que se
referían como un “sombrero de vagina”, estaba todo acurrucado en los lados y tan
lleno de plumas de avestruz que por lo menos tres deben haber dado su vida por
hacerlo. Sus faldas, en plural si no le importaba, rozaban la parte superior de sus
llamadas botas, y sus manos estaban atrapadas dentro de un animal muerto.

 Se llama un manguito.

Ella lo miró con las cejas arqueadas.

Duncan tosió, con sus labios dando espasmos.  Saca tu mente de la cuneta,
Moira.

Ella miró a su alrededor.  Creo que es exactamente donde se supone que debe
estar.

Él se mordió el labio.  ¿Estás lista?

Si su espalda no estaba lista por el recto tablón de madera que estaba atado a ella
actualmente su columna se hubiera endurecido. Así las cosas, ella tenía miedo de
romper algo si lo hacía.  Cuando tú lo estés.

Él asintió y se metió en la boca del callejón.

Ella lo siguió a una distancia mucho más prudente, con un ojo en Duncan y el otro
en la materia viscosa que cubría el suelo. ¿Qué diablos le pasaba a esa gente? ¿No
habían oído hablar nunca de un bote de basura? Esquivó una pila particular nociva
de... ew. ¿O era un inodoro?

 Aquí, gatito, gatito.  Moira parpadeó cuando Duncan llamó a un pequeño


gato, maltratado al final del callejón.  Está bien, pequeño. No te hará daño.

 Vete. Por favor vete.

Su mano enguantada se fue a su boca. Jaden parecía asustado, desesperado.


Desolado.

Jóvenes. Dioses superiores, ¿qué edad tenía cuando había sido cambiado?
 ¿Quién está ahí?  La cautela había entrado en la voz de Duncan, pero era un
acto, formaba parte de la ilusión que Duncan había tejido para el vampiro. Podía
ser que hubiera sido real hacia tantos años, pero ahora Duncan confiaba en Jaden
con su vida.

 Pesadillas. Vete.

 Sal a dónde pueda verte.

 No.

 No te haré daño.

Con eso Jaden rió.  No. Pero yo podría lastimarte, y no quiero hacer eso.

 Dudo que pudieras hacerme daño, pequeño.

 No soy un pequeño.

 No, puedo ver eso.

Jaden abrió la boca, golpeando su cabeza contra la pared de ladrillo.

Los dedos de Duncan se habían extendido y tomado la barbilla de Jaden


levantándola, pero el vampiro quitó su rostro, ocultando sus colmillos detrás de su
brazo.  Aléjate.

 No.

 ¡Vete!

Duncan sacudió la cabeza.  No. Necesitas ayuda.

 No necesito ayuda.

Moira se sorprendió. Si esta era la manera en que originalmente había pasado,


Jaden había luchado contra todos los instintos que tenía para salvar la vida de
Duncan. Aún podía ver la cantidad de dolor que tenía, lo hambriento que estaba.
Duncan había visto esa fuerza interior, esa nobleza brillar y lo había recibido, él le
había dado una vida que no era sobre dolor y degradación. No era de extrañar que
Jaden lo amara tanto.

Duncan se acercó y tomó la mejilla de Jaden.  Sí, la necesitas.  Él sonrió, lenta


y sensualmente.  Sé exactamente lo que necesitas.

Jaden frunció el ceño, viéndose confundido antes de que la desesperada derrota se


hiciera cargo una vez más.  Vete.  Sus ojos se cerraron, su cabeza se golpeó
una vez más contra los ladrillos sucios.

 No Jaden, no te dejaré.

El ceño confundido regresó con la declaración de Duncan.

 ¿Qué?

Duncan sonrió.  ¿Moira?

Ella dio un paso adelante, evitando a una gran rata de mirada enojada. Si no
hubiera sabido que eso era una fantasía Sidhe habría gritado y subido a la pared
más cercana.

 Hola, Jaden.

Él se estremeció. Los harapos que llevaba apenas lo cubrían.  ¿Quién eres tú?

Ella sonrió.  En el fondo, sabes quién soy.  Ella llegó a su lado y le tomó la
mano.  Pertenecemos a ti, y tú nos perteneces.  Su mano libre tomó su mejilla.
Incluso a través del guante podía sentir lo frío que estaba.  Te hemos estado
necesitando.

Sus ojos se cerraron de nuevo.  No, soy un monstruo.  Sus ojos se abrieron,
esos ojos oscuros, vampíricos, con llamas rojas bailando muy dentro de sus
profundidades.  Tienen que irse.
 Jaden.  Duncan puso su mano sobre la parte trasera de la cabeza de Jaden. 
Te dije que sé lo que necesitas.  Con suavidad, tiró del vampiro hacia delante,
inclinando su cabeza y exponiendo su garganta.

 Bebe, y únete a mí.

Con un sollozo Jaden golpeó, hundiendo sus colmillos en el cuello de Duncan. Ella
podía oír los débiles sonidos de succión mientras Jaden bebía profundamente. Él
gimió apretándose contra el Sidhe más alto, con sus brazos envueltos alrededor de
Duncan con tanta fuerza que ella se sorprendió de que el otro hombre pudiera
respirar.

La cabeza de Duncan se inclinó hacia atrás, con una mirada de puro éxtasis en su
cara. Él sostuvo al vampiro, abrazándolo, meciéndolo contra él. Con un sobresalto
ella se dio cuenta de que Duncan se había rebajado a ser el bocado de Jaden.

¿Cómo no iba a saberlo? Él debió haberlo sentido la primera vez que Jaden lo había
mordido. O ¿qué había de todas las otras veces desde entonces? ¿Se engañaría a sí
mismo con el pensamiento de que el deseo que sentía no era más que el resultado
de la mordida vampírica de Jaden o de su naturaleza afianzándose y jugando con
su cuerpo?

 Jaden. Amoureaux. Es suficiente. Moira te necesita ahora.

Jaden levantó sus labios carmesí de los puntos, con la mirada centrada en ella. El
hambre en lo más profundo la habría asustado si no hubiera visto la forma en que
había tomado a Duncan. A pesar de su hambre, él había sido sorprendentemente
suave, evitando que el Sidhe sintiera algo más de lo que tenía que sentir.

Una lengua manchada de rojo se humedeció los labios.  Moira.  La


hambrienta forma en que dijo su nombre hizo que ella temblara en sus botas
parcialmente de miedo y en parte con lujuria. Sus ojos se estrecharon en ella, en su
cuerpo tembloroso, como si esperara que corriera.

Ella no tenía intención de hacer algo tan estúpido. Sonrió y le tendió la mano. 
Jaden.
Él estuvo en ella tan rápido que ni siquiera tuvo tiempo de jadear.

Pinchazos gemelos al rojo vivo como si el dolor fuera su única advertencia antes de
que puro deseo líquido se disparara a través de su sistema. Cada tirón sobre su
cuello se sentía como si pasara su lengua sobre su clítoris. Sus pezones latieron con
insatisfecha necesidad. Ella lo atrajo hacia abajo, dejando que tomara lo que
necesitaba y dándole todo lo que era.

Duncan dio un paso detrás de Jaden, dándole vueltas desde atrás, envolviendo su
brazo alrededor de la cintura de Jaden.  Nos perteneces ahora.

Jaden gimió, retrayendo sus colmillos. Había humedad a lo largo de su cuello y no


tenía idea de si era sangre, lágrimas o una combinación de ambas. Ella no podía
decir si le importaba otra cosa que su verdadera pareja sufriendo innecesariamente,
algo confirmado por sus palabras.  No... me necesitan.

Duncan soltó un bufido.  ¿En serio?  Ella lo vio besar la oreja de Jaden.  No
estábamos completos sin ti. Por favor, Jaden. Por favor, ven a casa con nosotros. 
Él le dio un beso al cuello de Jaden.  Haznos completos.

Ella asintió.  No nos dejes solos de nuevo.

Jaden se puso rígido en sus brazos. Cuando su cabeza se levantó era humano de
nuevo y estaba lleno de lágrimas.  No quiero estar solo.

El dolor momentáneo en la expresión de Duncan coincidió con la soledad de


Jaden. Ella tenía que arreglar eso, tenía que ser la que los calentara a los dos.
Ninguno tiene que estarlo. Somos uno ahora, como siempre debió ser.  Ella se
acercó hasta tomar la mano de cada uno de ellos.  ¿Estamos listos para irnos?

Jaden se quedó sin aliento.  ¡Espera!  Él se dio la vuelta.  El gato, por favor.
Quiero llevarme al gato.

Duncan sonrió.  Por supuesto, Jaden. No podemos dejar a Jezabel aquí.


 ¿Ya lo nombraste?  Jaden tomó el ahora dócil gato, meciéndolo suavemente
en sus brazos.

 Será su nombre después de que ambos reciban un baño y se limpien.

Duncan tomó del brazo a Moira y comenzó a guiarla por el callejón.

Jaden acarició al gato flaco y sucio.  Me gusta el nombre de Jezabel.  Él sonrió,


con un fantasma del humor peculiar que había mostrado en su mejor momento. 
Es una callejera como yo.

Las manos libres de Duncan fueron a la espalda de Jaden, pero Moira pudo sentir
su irritación. No le gustaba oír a Jaden describirse a sí mismo de esa manera. Se
preguntó cómo habría reaccionado la primera vez que lo había oído.  Los tendré
a ambos en casa dentro de poco. Les prometo que nunca estarán solos de nuevo.

El ceño fruncido estuvo de vuelta en los ojos de Jaden, pero ya era demasiado
tarde.

La niebla se arremolinó, y de repente se encontró en un suntuoso dormitorio. El


estilo de los muebles era definitivamente del siglo, las piezas estaban realizadas en
madera de caoba pintadas con paneles de flores. El armario tenía un espejo, con las
patas en todas las piezas eran cónicas y rectas con una ligera curvatura en la parte
inferior que terminaba en una forma con clase. El espejo en el tocador tenía ese tipo
de forma de escudo común las piezas de la época.

La gran cama con dosel podría recibir fácilmente a los tres.

Los pisos eran de madera pulida. La silla junto a la mesa del vestidor se había
hecho de una tela rosa con dibujos. Las ventanas estaban cubiertas de encaje, las
paredes eran de un rosa pálido.

Ella odiaba la vista. Se estremeció con delicadeza.

 Abuela, estamos en casa.

Duncan suspiró.  Moira.


Ella se encogió de hombros. ¿Qué podía decir? Siempre había sido algo así como
una chica moderna de mediados de siglo. Si se hubiera salido con la suya la granja
llevaría colores brillantes y muebles contemporáneos. Ella sabía que tendría mucha
re decoración qué hacer en la casa de Duncan.

Jaden estaba viendo por la habitación con ojos aturdidos.

 Ella tiene razón. Esto es...

 De bolas de naftalina y Ben Gay.  Ella se volvió a Duncan con las manos en
las caderas.  O la decoradora se va o yo no entraré.

 ¡Moira!

 En serio. Es como colarse en la habitación de mi abuela para perder mi


virginidad. Suena malo en el papel, pero ¿Cuándo realmente vas allí? Ew.

Los hombros de Jaden comenzaron a temblar. La fantasía que Duncan tan


cuidadosamente había tejido estaba rota, pero no completamente.

Duncan la miró.  Está bien. ¿No quieres la fantasía de Jaden? ¿Qué tal una de los
tuyas?

La boca de Jaden se quedó boquiabierta.  Espera. ¿Fantasía?  Él parpadeó, con


expresión feroz. De repente, se parecía mucho más al vampiro de cien años que era
realmente.  Duncan.

Uh…oh.  Oops.

Duncan gruñó, con la niebla arremolinándose y de repente estuvieron de vuelta en


la oficina de Duncan, sólo que esta vez era plena noche. Jaden estaba extendido en
el sofá de cuero, con su pene profundo en la boca de Duncan. Los dos hombres
eran hermosos a la luz moteada de la luna, uno tan justo, y el otro tan oscuro.

 Oh, mierda.  La cabeza de Jaden cayó hacia atrás, levantando sus caderas al
tiempo que la boca de Duncan descendía.
Moira sonrió. Aquí estaba su fantasía, viendo a sus dos hombres amándose uno al
otro, sabiendo que al final Reclamarían a Jaden. Duncan lo haría suyo igual que lo
había hecho con ella.

Jaden sería de ellos. Él no tendría manera de salir de esto, no podría esconderse en


ninguna parte.

Era perfecto.

Ella agarró la silla en la que Jaden había estado sentado primero y la arrastró hasta
el sofá para poder ver y posiblemente incluso participar. También necesitaba
terminar su Reclamación de Jaden, pero por ahora se contentaría con mirar.
Cuando Duncan terminara, sería su turno de Reclamar a su vampiro.

Ella no podía esperar.

 Duncan. Detente. No lo hagas.  Las manos de Jaden se movieron hacia abajo


y tiraron del pelo de Duncan, tratando de quitarlo de su pene. Era probablemente la
cosa más dura que jamás había hecho, tratando de conseguir que esos labios
perfectos lo dejaran ir, pero tenía que hacerlo. Duncan estaba cometiendo un
enorme error, uno que lamentaría por el resto de su vida.

Los dientes de Duncan lo mordieron lo suficiente como para que Jaden supiera que
el Sidhe no tenía ninguna intención de dejarlo ir. Los ojos plateados brillaban
debajo de la caída de su flequillo dorado, con la determinación en ellos tan feroz
que las manos de Jaden cayeron.

Duncan había decidido tomar a Jaden y a menos que Jaden estuviera dispuesto a
lastimarlo no habría nada que pudiera hacer al respecto. Cómo si realmente quisiera
detenerlo. No, Duncan. Odio las mamadas. Siéntete libre de dejarme en cualquier momento.
Jaden bufó.

 ¿Qué es tan gracioso?

Sus ojos miraban a Moira y se desviaron. Ella estaba sentada allí y los veía,
desnuda y aún lejos de estar vulnerable. Él abrió la boca para responder, cuando
Duncan arremolinó su lengua alrededor de la cabeza de su pene.  Oh, infiernos.
 Él gimió. Demonios, el Sidhe sabía lo que estaba haciendo.

Jaden parpadeó y gruñó abajo hacia el Sidhe. Duncan sabía exactamente lo que
estaba haciendo.  Hijo de puta.

Moira le sonrió.  Apenas te estás dando cuenta, ¿verdad?

Él frunció el ceño, o al menos lo intentó. Era difícil estar enfadado cuando su pene
estaba siendo devorado por un experto.

Oh. Oh. Sus malditos ojos se cruzaron. Tenía que hacer que Duncan le diera una
explicación de ese movimiento de su lengua. Eso lo sacudía de mierda.

No podía esperar a regresarle el favor.

Moira se puso de pie y caminó hacia él, con sus pezones rogando por su atención.
 ¿Saben qué? Quiero entrar.  Ella se inclinó y mordió su labio inferior.  ¿Me
dejarán jugar, también?

Él sintió más de lo que vio a Duncan dar un guiño de aprobación y trato de


alcanzar a la otra mitad de su corazón.  Ven aquí.  Jaden tiró de ella hasta
hacerla bajar a sus las rodillas y tomó uno de sus pezones maduros con su boca,
chupándolo con todo el hambre en él. Él ahueco su vagina, encantado de sentir el
fuego húmedo bajo las yemas de sus dedos. Acarició su clítoris, encantado con los
gemidos de ella. Su mano libre fue a la cabeza de Duncan, recorriendo los hilos de
seda dorados antes de tomarlo otra vez. Quería sentir el ritmo de Duncan, ser parte
de lo que estaba ocurriendo más que simplemente ser el sacrificio oral dispuesto y
listo para ser devorado.

Habían dicho que lo deseaban. Que lo necesitaban.

Bien, a la mierda si no lo conseguían a él. Que la nobleza se condenara, le dolía.

Él quería hundirse en los dos, hacerlos parte de él. Los necesitaba de una manera
en que nunca antes los había tenido. El saber que las dos personas que más quería
estaban desesperadas por tenerlo era un afrodisíaco más potente que su mordisco.
Los vampiros no podían tener la Reclamación Sidhe, ni el Voto, ni la cosa de la
Vinculación, pero tenían su propia forma de apareamiento que era casi más
potente, casi tan fuerte. Él tomaría a esos dos, los haría suyos, Los declararía sus
parejas verdaderas para que todo el mundo lo pudiera ver.

Nadie los alejaría de él o de lo contrario encararían su ira.

Moira lo estaba mirando, con sus ojos vidriosos llenos de deseo, con sus caderas
meciéndose en su mano. Él cambió su atención al otro pezón, disfrutando de la
exclamación que ella le concedió. No sabía a cuál quería follar primero.

No. Olviden eso. Siempre lo había sabido. Visiones de estar intercalado entre los
dos siempre habían bailado por su mente. Se enterraría en el dulce calor de Moira,
con Duncan detrás de él, montándolos a ambos. Pondría su vínculo en Moira
primero, haciéndola suya antes que Duncan.

Ellos habían tomado la iniciativa, mostrándole que era deseado.

Ahora él les demostraría lo mucho que los deseaba.

Volvió su atención a Duncan, tirando de sus labios al pecho de Moira. Haciendo


caso omiso de sus gemidos.  Voy a follar a Moira, Duncan. A hacerla mía.
Después te tomaré a ti.

La cabeza de Duncan se detuvo por un momento antes de que su boca se despegara


del pene de Jaden.  ¿Quién dice que yo no te tomaré a ti?

Jaden se estremeció. Era la respuesta que esperaba. Mientras que realmente amaba
follar a las mujeres, amaba ser tomado por un hombre. Y Duncan tenía escrito
“arriba” sobre él.

Sin embargo, él no lo tomaría sólo por el trasero. Tenía que hacer que el Sidhe
trabajara en ello.  ¿Crees que no puedo ensartarte y follarte tonto?

Duncan sonrió y pasó la lengua por la cabeza del pene de Jaden. Los dedos de
Jaden se congelaron alrededor del clítoris de Moira.  Te conozco, Jaden.  Otro
golpe largo y húmedo tuvo a su coeficiente intelectual cayendo una decena de
puntos.  Sé todo sobre ti.

Duncan acunó las bolas de Jaden en la palma de su mano.  He vivido en tu


mente durante un siglo, y sé que te gusta en el sexo.

Jaden gimió. ¿Duncan lo sabía? Mierda. Jaden no había sido precisamente


indiscreto, pero estaba lejos de ser virgen.

La mano de Duncan se apretó alrededor de sus testículos como si pudiera leer la


mente del vampiro. Oh, espera. Puede leer mi mente.  ¿Todos los otros hombres no
significaron nada para mí?  Él sonrió con cautela, sabiendo que su apareamiento
y sus bolas estaban en juego ahí.

 Si hubieran comenzado a significar algo para ti no hubieran vivido mucho


tiempo.  Los dientes de Duncan lo mordieron.  Yo no comparto.

Otro conjunto de dientes mordieron su pezón y él gritó, mirando a Moira en estado


de shock.  En caso de que se lo estén preguntando, yo tampoco.  Lo irlandés se
asomó en el acento de Moira, haciéndole saber lo profundamente afectada que
estaba.

Él miró hacia atrás y adelante entre ambos, sus dos amores.

Ellos llevaban idénticas sonrisas en sus rostros, con la apariencia de un pirata Sidhe
que ha reclamado algo como suyo, como propio. Una última duda insignificante se
expresó antes de darse a sí mismo por completo.  ¿Están seguros?

Los dos intercambiaron una mirada. Moira puso los ojos en blanco y Duncan dio
un resoplido de disgusto.  Sí, idiota.  Duncan se incorporó y agarró las caderas
de Jaden. Comenzó a tratar de darle la vuelta y salir del sofá. Sé lo que necesitas.
Deja de pelear conmigo.

Él paró de luchar, dejando que Duncan los acomodara de la forma en que ellos
querían. Moira estaba en el borde del sofá, con las piernas abiertas, con su vagina
madura y atractiva. Duncan estaba de rodillas detrás de Jaden, con un tubo blanco
en las manos. De donde lo había sacado Jaden no lo sabía. Ni siquiera estaba
seguro de lo que era realmente. ¿Estaban follando en la escalinata de la casa de
Duncan, o Duncan había conseguido de alguna manera llevarlos al interior?
Sabiendo lo fuerte que era Duncan, ahora podía decir que su transmisión sexual
estaría en erupción y ni siquiera se daría cuenta.

Duncan se quitó el pelo del lado de su cuello, se acercó hacia adelante hasta que su
frente se apretó contra la espalda de Jaden, con su erección empujando las nalgas
de Jaden.  Montarás a Moira y yo te montaré a ti.

Moira le pellizcó duro el trasero, recordándole que aunque sus piernas estaban
extendidas estaba lejos de ser vulnerable.

 Hazme sentir bien, Jaden.

Jaden se lanzó hacia adelante, enterrándose en su dulce calor. Oh, dioses del cielo,
era increíble, apretada, caliente y húmeda por él. Él se lamió los labios, deseoso de
otra muestra de su dulce duende. Suya. Él podía decir eso ahora y dejarse sentir la
alegría que corría a través de él, ya sin sombra de culpa.  Moira.  Él empujo
lentamente, saboreando la sensación de ella, con una mano alrededor de su cadera
y la otra doblada en su cuello. Él la jaló hasta que sus pechos se unieron, devorando
su boca, mientras la follaba con movimientos perezosos.

Sus muslos temblaban, sus manos apretaban sus bíceps. Ella se vendría pronto. Él
quería sentir eso, necesitaba saber que era el encargado de llevarla al orgasmo. Él
levantó su boca de ella y se quedó mirando su hermoso rostro.

Oscuras chispas verdes comenzaron a bailar alrededor de ellos.  ¿Moira?

 Cerca.  Ella se quedó sin aliento, con sus pezones duros como diamantes. Su
cuerpo se retorcía debajo de él, exigiéndole que le diera lo que necesitaba.

 Juega conmigo, cariño. Córrete en mi polla.  Él reforzó su posición en su


cuello, manteniendo su cara donde la pudiera ver. No quería que ella mirara hacia
abajo. Necesitaba ver como el éxtasis mismo se grababa en sus facciones.
Sus dedos rozaron su pene antes de que comenzaran a girar sobre su clítoris. Su
gemido sin aliento lo sacudió, con su vagina contrayéndose a punto de distraer la
atención de los sonidos de chapoteo detrás de él.

Duncan se estaba preparando.

No podía pensar en eso ahora, no con Moira debajo de él, rodeándolo, con ojos
aturdidos por el deseo. Ella estaba tan cerca que perfumaba el aire a su alrededor
rica y tentadoramente. Él podía probarlo en su lengua. Sus ojos cambiaron, sus
dientes descendieron en respuesta a su orgasmo.

Había llegado el momento de realmente hacerla suya, su pareja verdadera, su


pequeña duende. Esta vez no dudaría. Se completaría la unión de luz que habían
profundizado en el callejón, se convertiría en la unión profunda del alma que
debería ser. Él inclinó la cabeza hacia un lado y se corrió justo cuando ella lo hizo,
lo que obligó a su orgasmo a ser más profundo. Él se alimentó de ella, de su sexo y
de su sangre, llenándose hasta que los únicos puntos vacíos que quedaron dentro de
él eran los que Duncan llenaría.

 Más.

Él le lamió la herida del cuello, cerrando los pequeños pinchazos.

Su mano se enredó en su pelo y tiró.  Más.

Jaden echó la cabeza hacia atrás y se rió, más feliz de lo nunca se acordaba ser. 
Sí, señora.

Ella frunció el ceño hacia él y apretó los músculos de su vagina.  Sin embargo yo
no he terminado contigo conejo vampiro.

Él soltó una carcajada.  Ah, te acuerdas.  La primera vez que se habían


conocido ella había hecho todo lo posible por proteger a Ruby, había sido incapaz
de resistir su atracción mental. Ruby lo había detenido de tomar a Moira
llamándolo conejo vampiro, impactándolo con la liberación de su agarre en Moira.
Sus labios temblaron.  Sí.  Ella se inclinó hasta que estuvieron cara a cara, y él
la dejó ir.  Ahora fóllame.

Su sonrisa de respuesta fue depredadora.  Será un placer.

 Espera un momento.  Un dedo resbaloso suavemente penetró en su trasero, lo


que le hizo jadear.  No quiero que te olvides de mí.

Jaden tragó. El dedo de Duncan se sentía increíble, resbaloso y duro y,  Oh,


mierda.  Él se estremeció. Duncan había encontrado su próstata.  Eres un poco
difícil de olvidar.

Duncan le mordió la oreja y torció el dedo, enviando un estremecimiento de alegría


por la columna de Jaden.  ¿Allí, Amoureaux?

Jaden parpadeó sus repentinas lágrimas. Tuvo un momento difícil creyendo que a
Duncan le atraía eso. Él se lamió los labios y gimió, empujándose hacia atrás
contra ese dedo invasor.

 Más.

 Creo que le gusta eso.  Moira se inclinó y besó sus los labios suavemente. 
¿No es así, a ghra?

Él la miró a los ojos. Que brillaban con lágrimas sin derramar.  No llores, Moira.
No haremos esto si no quieres.  Al diablo la determinación de no dejarlos ir. Si le
daba a Moira un momento de dolor él se alejaría en un instante a pesar del vínculo
que acababa de formar con ella.

Su sonrisa iluminó la habitación.  Idiota.  Ella se apretó a su alrededor igual


que Duncan con cuidado insertaba otro dedo. Él sintió a Duncan estirarlo,
aflojando a Jaden para su polla. Jaden se mordió el labio para no follar a Moira y
caer de cabeza en su orgasmo.  No pienses ni por un segundo que te alejarás de
alguno de nosotros.
 Somos un triple vínculo, Jaden.  Duncan lo folló con dos dedos, rozando su
próstata con cada golpe.  Nos pertenecemos, los tres.

¿Un qué? ¿Un triple vínculo? Lo habían mencionado antes, pero él nunca había
oído hablar de tal cosa.

Por otra parte, nunca había oído hablar de un Sidhe antes de haber conocido a
Duncan, y eso había resultado ser bastante real.

 Tú y yo y Duncan.  Moira se movió, atrayéndolo más dentro de ella. Ella


quitó la mano de su cuello y se echó hacia atrás, exponiéndose, descansando
desnuda delante de él.

 Sabes que deseas esto.  Sus manos subieron hasta su pecho y le pellizcó sus
pezones. Sus caderas ondularon en su contra, con su clítoris raspando a través de su
vello púbico. Ella arqueó la espalda y gimió.

Jaden se estremeció. Nunca había visto nada tan hermoso como Moira en la agonía
de la pasión.

Duncan retorció los dedos de nuevo, frotando su próstata con una urgencia
desesperada. Jaden tragó.  Mierda. Haz eso otra vez.

No sabía que era mejor, si la fuerza de la vagina de Moira o los dedos invadiendo
su culo.

 Haré algo mejor,  Duncan le susurró al oído.  Siente esto, y averigua cuánto
te necesito.  Los dedos de Duncan salieron de su culo, sólo para ser remplazados
por su ensanchada polla.

 ¿Listo para mí?

Nací listo. Él se echó a reír.  ¿Estás bromeando?

La sonrisa cálida de Duncan le hizo cosquillas en su oreja.  Muy bien,


Amoureaux.
Él empujó hacia fuera y la cabeza de la polla de Duncan se desplazó más allá del
primer anillo de músculos. El aguijón de la invasión fue nada en comparación con
el saber que finalmente todos los traviesos pensamientos que había tenido sobre el
señor Sidhe realmente se hacían realidad.

Él se mecía con el movimiento de Duncan, tomándolo más profundo, con su polla


deslizándose dentro y fuera del abrasador calor del cuerpo de Moira.

Las manos de Duncan se apretaron en la cintura de Jaden, tirando de él y


empujándolo a su ritmo, con Jaden follándolos a los dos.

Jaden estaba en el maldito puto cielo.  Si esto es un sueño, nunca me despertaré.

Moira sonrió.  Voy a probarte que esto no es un sueño. Puedes dormirte en la


mancha de humedad.

Duncan se echó a reír.  Estoy de acuerdo. Vampiro suelto en medio.

Jaden permitió que su propia sonrisa se mostrara, dejándoles ver la alegría que fluía
a través de él.  Pensé que ya lo estaba.

Duncan comenzó a darle besos de mariposa en el cuello.  Te necesito.

Mierda. Esas eran lágrimas en su maldita espalda. Tanto por su macho vampiro. 
Tómame.

 Inclínate hacia delante. Folla a Moira por mí, Jaden. Déjame sentir tú pasión.

Buena idea. Follar a Moira así lo haría retroceder hacia Duncan. En esencia, él los
follaría a los. Se inclinó y se apoyó en los codos, con su nariz a pulgadas de
distancia de Moira.  Hola, cariño.

Sus piernas envueltas alrededor de su cintura.  Hola.

Él empezó a follarla, lento al principio, arrastrando el placer hacia los tres. Las
manos de Duncan se mantenían en su cintura, guiándolo, acariciándolo. Duncan se
bajó, con murmullos alentadores haciéndole saber cuánto placer el señor Sidhe
tenía con su apareamiento. Las luces de plata bailaban ahora entre el verde, que
giraba alrededor de ellos en una deslumbrante exhibición.

Infiernos. Realmente lo estaban Reclamando. Ambos. Él podía sentir su danza de


poder a lo largo de su piel, hundiéndose en su sangre y huesos, con la sensación a la
vez familiar y más intensa de lo que recordaba. Ahora comprendía eso que había
sentido en la ducha, su Reclamación fantasmal de él había sido real, su destino se
había sellado al momento en que todos se habían corrido. Sin embargo, seguiría
siendo débil hasta que los tres se reunieran. Jaden dio un suspiro, con la sensación
de sus amantes en movimiento a su alrededor volviéndolo loco.  Cerca.

Moira asintió con los ojos cerrados, arrastrando sus piernas en él más y más rápido.
Él se mantuvo a raya, esperando que Duncan se uniera a ellos, y ahora su polla
palpitaba con la necesidad de verterse a sí mismo en Moira.

Cuando Duncan se inclinó y comenzó a presionar besos por la columna de Jaden él


malditamente se perdió en ese momento. No podía, tenía que aferrarse sólo unos
minutos más. Tenía que llevárselos con él. Miró a su mujer, observando el juego de
luces verde y plata en su cara. Él ligero sudor cubría su cuerpo, brillando en
espirales de la piel de su duende. Su rostro era una máscara de éxtasis, el inminente
orgasmo endurecía sus facciones.  Juega contigo. Ven a mí, Moira. Por nosotros.

Ella llegó entre ellos y se acarició. Sus caderas giraron, estaba tan cerca que,
literalmente, podía olerlo. Él empujo un poco y comenzó a golpear en ella,
desesperado por tomarla antes de que se perdiera por completo.

 Muérdeme Jaden. Por favor.

Podía oír la súplica en la voz de Duncan, sabía lo que el Sidhe quería, necesitaba.
No se pudo resistir, tomando el antebrazo de Duncan se empujó delante de él y lo
mordió, atrayendo la esencia de Duncan más profundo de lo que nunca lo había
hecho antes, vinculándolo a él mientras sentía como las dos hadas lo reclamaban.
Estaba completo. Eran sus parejas verdaderas, suyos ahora por toda la eternidad.

Detrás de él, Duncan empujó una, dos veces y se corrió, con un profundo y gutural
gruñido que se disparó a través de Jaden y lo obligó a tener su propio orgasmo.
Bajo él Moira se retorció y jadeó, arrugando los ojos y cerrándolos mientras su
orgasmo tiraba a través de ella.

Jaden lamió la marca de Duncan, su mordida y se sumergió en sus mentes,


obligando a sus orgasmos a quedarse, a fortalecerse. Les dejó sentir la alegría de
estar unidos a un vampiro, acoplados a una persona que podía sacudir sus mundos.
Que les traería el tipo de éxtasis que sólo habían soñado.

 Dios.  Sonaba como que Duncan hablaba a través de dientes apretados. Su


cuerpo temblaba en la espalda de Jaden mientras sus caderas seguían en el culo de
Jaden.  Tan bueno.

Moira estaba respirando profundamente, jadeando mientras su vagina se


convulsionaba a su alrededor.

Antes de que pudiera parpadear su poder en espiral fue hacia él y lo reclamó,


sellando irrevocablemente su destino al de ellos.

Duncan se desplomó contra su espalda, con su cuerpo empapado en sudor. 


Ustedes dos me matarán.

Jaden se mantuvo a raya de Moira por pura fuerza de voluntad, dispuesto a no


aplastar a la pequeña duende. Sonrió, totalmente saciado por primera vez en su
vida.

Moira se acercó y tomó su mejilla.  Sabes lo que viene después, ¿no?  El acento
Irlandés estaba en su voz.  ¿Estás listo para eso?

Él habló antes de pensarlo.  ¿Lo estás tú?  Ella frunció el ceño hacia él, pero
antes de que pudiera darle una mordida, él se apoyó hacia abajo y la besó.  Te
has unido a un cierto vampiro de la Corte Gris Moira. ¿Crees que tu familia de la
Corte Blanca esté muy de acuerdo con eso?

 Creo que lo estarán.  Ella le sonrió, con su momentánea irá desapareciendo.


 Sé que Duncan no puede esperar.
Él sintió más de lo que oyó reír a Duncan.  Malditamente correcto. He esperado
el tiempo suficiente.

Jaden bufó, aun no pudiendo creer que todo lo que había soñado había podido
hacerse realidad.  ¿Tú has esperado?

Él gritó cuando el golpe de Duncan aterrizó en su culo.

Moira se rió.  Despiértanos, amor—. Bostezó una media risa. Podría tomar
una siesta antes de terminar lo que hemos comenzado.

Duncan puso un último beso en su espalda. Entonces la niebla se arremolinó, y


fueron al dormitorio de Duncan. Jaden estaba encima de Moira, con su polla semi
dura aun enterrada en su interior.

Duncan estaba a lo largo de su espalda.  Bien, maldita sea. No bromeabas sobre


la mancha de humedad.

 No.

Él suspiró, verdaderamente contento por primera vez en muchos años. ¿Qué había
hecho para merecer tal dicha?  Mierda.
Capítulo Seis
Duncan extendió la mano y dio una palmada al reloj despertador, pero la maldita
cosa volvió a sonar casi de inmediato. Abriendo un ojo miró por la ventana.

Todavía era de noche.

Junto a él Jaden resopló. A la luz ronca surgió la boca del vampiro. La respiración
de Moira era profunda, con su sueño tranquilo. Duncan sonrió. Por primera vez él
no pudo recordar en que otro momento se había sentido completamente en paz.

Timbrazo.

Duncan suspiró. Se levantó de la cama tan silenciosamente como pudo y se dirigió


hacia sus pantalones. Sacó su teléfono celular y entró en la sala de estar al lado de
la habitación, cerrando la puerta cuidadosamente detrás de él. Él no vio la
necesidad de despertar a los otros dos. Miró el identificador de llamadas y frunció
el ceño.

Qué diablos querría Shane Dunne, le echó un vistazo al reloj en la repisa de la


chimenea, ¿A las dos de la mañana?

 ¿Hola?

 Hola, Duncan. Tanto tiempo sin saber de ti.

La voz baja, el suave acento de Shane era tan diferente al de Moira y Leo y fue un
shock escucharlo. El hijo del medio, Shane Joloun Dunne era diferente a cualquiera
que Duncan hubiera conocido antes. Híbrido puro era tan raro que sólo cuatro
habían sido registrados en la historia de los Sidhe. Todos habían sido notables de
una manera u otra. Se decía que el mejor señor de los Sidhe, Nuada Silverhand,
había sido en realidad un híbrido.  ¿Sabes qué hora es?

— Aproximadamente las dos de la mañana. Oye, me enteré de que podrías estar en


problemas. ¿Qué puedo hacer para ayudar?
Duncan parpadeó y miró a su teléfono. ¿Qué demonios?

¿Habría alguien que no supiera sobre sus problemas?

 ¿Qué tipo de problemas has escuchado?

Shane suspiró.  La oscuridad acecha al clan Malmayne. La salvación se


encuentra dentro de un solo hombre. Aceptar la unión y paga el precio. La sombra
se envuelve alrededor de ti tres veces.

Duncan tomó una respiración profunda. Si eso significaba lo que pensaba entonces
ya podría ser demasiado tarde. La única pregunta era cual precio podía ser. 
Jaden, Moira y yo nos hemos hecho parejas verdaderas.

 Ajá.  Silencio.  ¿Mi hermana tiene un vínculo triple? Interesante.

Duncan se frotó los ojos. Estaba demasiado cansado para hacerle frente a Shane.
Escucha, tengo la intención de hablar con tu padre. ¿Está él despierto?

 No, y ahora no podrías conseguir mucho de él de todos modos. Dime lo que está
mal, le haré llegar el mensaje.

 No estoy seguro de que sea una buena idea.  Él necesitaba la ayuda de Sean
Dunne, no de su hijo.

 Te doy mi palabra que mi padre recibirá el mensaje.

Duncan escuchó el sonido de la magia en la voz del otro hombre. Un voto,


entonces.  Los Malmaynes están presionando para sancionar a los Dunnes por la
muerte de Cullen y Kaitlynn.  Le dijo a Shane sobre las discusiones que ya había
tenido con ambos Henri y Charles.

 Si se salen con la suya, la verdadera unión de Leo será arreglada con un contrato
de matrimonio, Jaden morirá, y los Dunnes tendrán una deuda de honor. Y yo
estaré muerto, que es lo más probable. Si la pérdida de su pareja verdadera no lo mataba
entonces Charles lo haría. Sería un punto de referencia para cualquier Malmayne
que no estuviera dispuesto a seguir al nuevo régimen. Al matar a Duncan
cimentaría el lugar de Charles como el nuevos Lord del Clan.

Shane dio un suave silbido.  Sí. Eso va a será un problema. Iré por papá para
convocar a la familia. Te diremos cuando los estaremos esperando.

 Estaremos allí.

 Los tres.

Duncan sonrió, calentado por la insistencia del híbrido.  Arrastraré a Jaden si es


necesario.

 Bien. Te llamaré tan pronto sepa algo más. Buenas noches, Duncan.

 Buenas noches, Shane.  Duncan colgó el teléfono se acomodó en uno de los


grandes sillones frente a la chimenea.

Él pensó en encender un fuego, pero eso le llevaría más energía de la que tenía en
ese momento.

¿Cómo diablos había sabido Shane acerca de sus problemas?

¿Qué había con ese acertijo misterioso? Por lo que él sabía no eran videntes ya fuera
del lado Dunne o Joloun, eran raras criaturas. Sólo un vidente de pura sangre
todavía vivía, por lo que debía de haber oído ese acertijo de otra fuente.

La pregunta era, ¿De quién?

Duncan se sentó en la oscuridad durante otra media hora, ponderando su próximo


movimiento. Jaden tenía toda la intención de investigar a Charles, junto con el
resto del clan. ¿Qué otras vías estaban abiertas para ellos? Tenía que detener la
caída del clan, porque él se negaba a inclinarse ante la reina oscura. Pero, ¿cómo?

Se frotó la frente, todos los problemas que había tenido antes de que Jaden volviera
a casa caían una vez más en sus hombros. El infierno si sería capaz de dormirse
ahora.
 ¿Duncan?

Él se sobresaltó y miró sobre su hombro. Moira estaba allí, frotándose los ojos, con
su glorioso cuerpo desnudo esbozado por la luz de la luna.  Hey. Vuelve a la
cama, amoureaux.

Ella sonrió y entró en la habitación, caminando en silencio a través de la alfombra.


 Puedo escucharte pensar. ¿Cuál es el problema?

 Shane llamó. Tenía un mensaje para mí, y una oferta de ayuda. Convocará una
reunión familiar para ver lo que pueden hacer por nosotros.  Sentó a Moira en su
regazo, colocando su cabeza en el hueco de su cuello. Cerró sus ojos y la atrajo
cerca, dejando un poco de tensión salir. Tenía que liberar algo de la carga en sus
compañeros o se volvería loco.  No estoy seguro de qué hacer.

 Lucha.  Él miró por encima para encontrar a Jaden allí de pie, con un extraño
brillo verde oscuro en sus ojos, apenas existiendo antes de irse de nuevo. Duncan
frunció el ceño, preocupado. ¿De dónde había venido esa extraña luz? No había
nada verde en el cuarto, estaba completamente en tonos blancos y azules con
plateado.

 He sido sancionado para hacer lo que sea necesario para prevenir que los
Malmaynes caigan. No hay nada de qué preocuparse.

Duncan hizo una mueca. Si esas eran las órdenes de Jaden, alguien iba a morir. 
Quiero que tengas cuidado.  No quiero vivir sin ti de nuevo.

Los dedos de Moira rozaron su mejilla.  Lo ayudaremos.

 Oh no, no lo harás.  La espalda de Jaden se puso rígida, su expresión dura. 


Mantengan sus bonitos culos fuera de todo esto.

Moira logró darle un golpe con la mano.  ¿Disculpa? Esta es mi familia ahora, y
¡Lucharé por mi cuenta!  Lo irlandesa estaba de nuevo en su voz, pero esta vez
estaba llena de indignación.
 Soy un Blade, Moira. Un Knight plenamente formado en la Corte Gris, uno de
los guerreros seleccionados de la mano de Oberón. Trabajo directamente para
Robin Goodfellow, quien por cierto, da miedo más allá de toda cordura. Confía en
mí, creo que puedo manejar a Charles Malmayne.

 ¿Crees que yo no puedo?

Los ojos de Jaden se estrecharon.  No tengo otra cosa en mente que puedas
hacer.

Duncan se sentó con eso.  Espera un momento, Jaden.

Él habría dicho más, excepto que la mano de Moira cubrió su boca. Ahora él estaba
enojado con ambos.  ¿Qué?

 Sé que hay cosas que puedes hacer que una duende de pura sangre no puede.
Utiliza eso en tu ventaja para protegerte y a Duncan. Permítanme hacerle frente a
las amenazas externas. Ustedes cuiden nuestro hogar.

Los ojos de Duncan se iluminaron. Él quitó la mano de Moira y dejó que su magia
se filtrara en el aire.  ¿Y qué haré mientras ustedes dos luchan contra el resto de
la familia?

Jaden sonrió.  Lo que él hijo de Tuatha hace mejor. Joder con sus mentes.

Moira lo besó en la mejilla.  Eres el único que puede ponerse en contacto con
Glorianna acerca de esto. Ella no me escuchará a mí, y desde luego no escuchará a
Jaden.  Moira se encogió de hombros.

 Tal vez si sepa lo que está pasando envíe ayuda.

Duncan casi soltó un bufido. Tenía una idea bastante buena de cómo Glorianna
reaccionaría a su apareamiento con Jaden y no sería agradable. Por desgracia, no
estaba listo para ir a la guerra con Charles. Había sido guerrero una vez, hacía
mucho tiempo, pero sus habilidades estaban oxidadas por falta de uso. Era algo que
podía empezar a rectificar de inmediato. Entrecerró sus ojos a Jaden, con la
esperanza de que el vampiro supiera exactamente lo irritado que estaba por haber
quedado fuera de la pelea.  Quiero que me entrenes.

Jaden parpadeó.  Por supuesto.

 A mí también.

Jaden levantó las manos.  Oh no, Tigresa. Sigo recuperándome de la última vez
que me pateaste el trasero.

Moira resopló.  No necesito derribarte. Necesito poder derribar a Charles.

Jaden bufó.  He luchado contigo, cariño, y eso no será un problema. Puedes


hacer eso ahora, siempre y cuando él no se meta en tu mente.

 Eso será un problema,  murmuró Duncan. Comenzando a tamborilear con sus


dedos en el muslo de Moira.  Charles es fuerte, incluso más fuerte que yo. Podría
entrar en mi mente sin siquiera sudar.  De hecho, él no estaba del todo seguro
que pudiera derribar a Charles.

 Entonces tenemos que encontrar una manera de protegerte.  Jaden frunció el


ceño.  La cosa es que no sé lo que funcionará en contra de un Sidhe empeñado
en fregar una mente.

Los tres amantes intercambiaron una mirada.  Tenemos que evitarlo.  Duncan
dio unas palmaditas en la cadera de Moira, instándola a que se quitara.
Necesitamos ayuda.

 ¿De quién?

Duncan sonrió.  Creo que deberíamos empezar con Shane Joloun. Él sabe algo
de lo que está pasando. Tengo la intención de averiguarlo todo.  Incluso si eso
significaba entrar en la mente de su cuñado.
 Volvamos a la cama. Tenemos que estar en la casa de tus padres en algún
momento de mañana.  Tomó la mano de Moira y estiró la otra para Jaden. 
¿Vienes?

Jaden sonrió.  Nop. Vayan ustedes. Tengo algo que hacer primero.

 Jaden.  Los músculos de Duncan se tensaron en inmediata negación. No


había acabado de Vincular al vampiro con él. Jaden aún podría dejarlos.

 No te preocupes, viejo.  Le dio un beso suave a Duncan en los labios. 


Volveré.  Jaden se volvió hacia el dormitorio.  Sólo tengo que encontrar algo.

 ¿No puede esperar?

Los ojos de Jaden brillaron con el misterioso verde de nuevo, estuvo allí y se fue tan
rápido que Duncan se preguntó si lo había imaginado. ¿Habría una luz en el patio
que se reflejaba a través de los árboles o algo así?

 No.  Entró en el dormitorio.  ¿Moira? ¿Qué pasó con mis calzoncillos?

Moira puso los ojos en blanco y entró en el dormitorio.  En el piso, como todos
los demás.  Duncan pudo oír la preocupación en su voz, pero ¿qué podía hacer?

Jaden era un Blade. No había nada que pudiera hacer para protegerlos de eso.

****

Akane se estremeció y volvió a subir a su auto. Se sentía entumecida. ¿Cómo Jaden


había resistido durante tanto tiempo? El amor que fluía entre los tres era tan fuerte
que se sorprendió de que alguno sobreviviera a la separación. ¿Por qué ella no había
sabido lo que Jaden era en realidad? Era extraordinariamente bueno en ocultar las
tendencias de su caballero blanco. Lo que explicaba por qué era uno de los favoritos
de Robin. Robin tenía un punto real de debilidad por los nobles. Ella soltó un
bufido. Probablemente sería la única debilidad del Hob.

Ahora que se daba cuenta de lo que Jaden estaba enfrentando, y en dónde algunos
de los jugadores estaban, ya era hora de darse a conocer.
Pero una cosa seguía sin estar clara para ella. Un jugador que no reconocía. Algo
sobre el poder que la tentaba como ninguna otra cosa jamás. El sabor era terroso y
exótico, atrayendo a sus sentidos de forma dragón como ningún otro lo había
hecho. Ni siquiera el Hob.

Ni siquiera Oberón.

Ella tenía que encontrarse con quienquiera que fuera.

Akane era una dragona que confiaba en sus instintos, y su instinto le gritaba que la
poderosa, desconocida entidad impactaría profundamente en su vida. Saltó de
nuevo a su coche y lo encendió con una sonrisa al ronroneo del poderoso motor.
Lo puso en marcha y rugió en la noche.

Primera orden del día: saber quién diablos era Shane Dunne.

****

Jaden se deslizó en la oscuridad que rodeaba la casa. Levantó la cabeza y olió el


aire perfumado, su mente pasó a través de la información recogida. No sintió nada
fuera de lo común. El aroma no tenía observadores, no oía ningún latido de
humano o de hadas. Por lo tanto, el chico Charlie no está mirando la casa.

Jaden sonrió mientras se dirigía al garaje.  ¿Duncan? ¿Te importa si te pido prestado
el coche?

Hubo una pausa. Duncan estaba medio dormido.  Depende. ¿Qué coche?

 Oh, vamos, viejo. Déjame tener un poco de diversión.

 ¿No puedes conducir tu coche?

Él abrió la puerta del garaje y miró la fila de juguetes de colores brillantes. Él se


frotó las manos.  Mi Mustang no ronronea como el M6.  El dulce convertible color
rojo cereza estaba llamándolo.

 ¿Mi M6? No, Jaden. ¿Recuerdas lo que le hiciste a mi Boxster?


Él quitó las llaves del gancho y se sentó al volante.

El cuero de primera calidad lo rodeó.  Eso no fue mi culpa. Ese dríada saltó justo
frente a mí.  Él puso en marcha el coche, malditamente ronroneando él mismo
con el sonido del motor. Joder, Duncan tenía gran gusto con los coches.

Casi podía sentir a Duncan reír.  ¿Quieres decir con su árbol?

Él puso el coche en marcha y lo sacó del garaje, cerrando la puerta tras él. —Deja a
su árbol fuera de esto.

 Ten cuidado, Jaden. Si le haces un rasguño al coche y yo te lo haré en la piel.

 Promesas, promesas.  Golpeó el control de la puerta y se alejó en la noche. 


Me dirijo hacia la casa de Charles. ¿A qué hora necesitas estar con los Dunne?

 No tengo idea. Shane dijo que arreglaría las cosas con su padre y nos devolvería la
llamada. Por cierto, asistirás bajo órdenes de la familia.

Bien. Mierda. Tanto trabajar para el divertido festival de la familia. Él sólo podía
imaginar lo que Shean Dunne le haría cuando se enterara que su niña se había
vinculado con un vampiro.

 ¿No puedes simplemente decir que estoy muerto?

 Jaden. Estarás allí y te gustará.  Él hizo una mueca por el tono agrio de Moira.
Al parecer, había inconvenientes con todo eso de las parejas verdaderas, persistía a
larga distancia.  Jaden. ¿Sabes qué? Cállate. Consigue regresar tu culo a casa antes del
amanecer.

 Eso no me deja un montón de tiempo, cariño.  Ya eran las tres de la mañana. El


amanecer sería en aproximadamente tres horas.

 No importa. Tienes que estar descansado antes de tratar con mi familia.

Él puso los ojos en blanco.  Sí, querida.


Ella soltó un bufido. ¿Cómo diablos inhalabas mentalmente?  Ten cuidado, a ghra.

Su maldito corazón se fundió en su pecho. Esperaba nunca dar su amor por


sentado. El regalo que le habían concedido no tenía precio, y planeaba tratarlo
como tal.  Lo prometo. Mantente a salvo, ¿entiendes?

 Lo haré.  Moira sonaba soñolienta.  Te amo, Jaden.

 Te amo, Amoureaux. Descansa un poco.  Duncan sonó mucho más despierto. 


Vigilaré ahora. Moira, puedes tener el turno de mañana.

Jaden no pudo evitar que una sonrisa cruzara su cara.

Duncan se había enojado por haber sido atrapado en el papel de doncella en


apuros, pero Jaden sabía que Duncan no estaba preparado para que alguien jugara
con el Negro que pudieran lanzar hacia él. Dependía de Jaden mantenerlos
verdaderamente seguros.  No espero ningún movimiento de ellos esta noche. Han
arrojado el guante, ahora verán cómo reaccionas a él.

 Lo que significa que podrían estar esperándote.

 Es cierto. Tengo planes para eso, sin embargo.

Sintió la sorpresa de Duncan.  ¿Qué planes?

Él sonrió.  Ya lo verás. No te preocupes, este no es mi primer puesto de trabajo.  Y no


sería su último emparejado o no. Ayudaba a las personas todos los días, a personas
lastimadas por aquellos que buscaban rápidas y sucias formas de poder. En lo que a
él se refería sería un Blade hasta el día de su muerte si trabajaba para Robin o no.

Era lo menos que podía hacer para devolver todos los regalos que la suerte había
sido lo suficientemente amable en darle.

Jaden se detuvo ante la casa que Charles Malmayne actualmente llamaba hogar.
Era una mansión ubicada en alguna parte entre la casa donde ahora residía Leo
Dunne y la última adquisición de Duncan, la gran mansión de ladrillos que Moira
moría por re decorar. La casa de Duncan, a pesar que era grande, aún lograba
sentirse como una casa. La casa de Charles, por el otro lado gritaba dinero y poder.
Revestida de estuco, pálido y de piedra con columnas griegas y un espacio para
coches más grande que la mayoría de los hoteles tenía, se las arreglaba para verse
grosera y pretenciosa.

Una enorme fuente en el camino de entrada tenía a una mujer desnuda vertiendo
agua de una urna rodeada por querubines meando.  Está confirmado. Charles está,
sin duda sobre compensado.

 ¿Qué?

 ¿Has visto su nueva casa?  Jaden se quedó en el coche hasta que la casa se perdió
de vista. Apretó el botón que levantaba el techo del coche con llave en su lugar.

 No, no lo he hecho.

 Digamos que dudo que sirva salchichas de cóctel. Probablemente le dé un complejo. 


Salió del coche y lo cerró con llave antes de volverse nebulosa a través de los
arbustos y de la valla. Se solidificó en la propiedad de Charles y olió el aire. 
Hasta ahora bien. Estoy en su terreno.

 Mantenme informado.

 Lo haré.  Jaden se deslizó hacia adelante, silencioso y rápido.

Los vampiros podían moverse rápidamente cuando estaban motivados, y Jaden


tenía mucha motivación. Llegó a un lado de la mansión en dos parpadeos.
Comenzó a subir por la casa, en dirección al techo. Dudaba que Charles fuera tan
estúpido como para dejar alguna ventana abierta, pero estaba bien.

Jaden no necesitaba algo abierto para entrar a una casa. Todo lo que necesitaba era
una pequeña grieta.

Llegó al tejado sin ser molestado.  Trataré de conseguir entrar a la casa ahora. Casi
podía oír las quejas de Duncan.

 Estoy siendo cuidadoso, viejo.


 Deja de llamarme así.

Las cejas de Jaden se elevaron. El tono de Duncan era difícil de descifrar. No
sabía que no te gustaba que te llamara así.

Duncan nunca lo había mencionado antes.

 Te lo he tolerado. Ahora de ninguna manera en el infierno mi amante me llamará viejo.

Jaden se estremeció, y su pene se volvió duro como una roca. Igual que se había
puesto con su amante.  Mierda. Basta ya. ¿Cómo diablos se supone que voy a tirar de
un B & E 4con una erección?

 No entres, Jaden. Mantente fuera de la casa.

 No se puede hacer. Necesito saber lo que el chico Charlie ha planeado.

Él se volvió niebla por el pequeño espacio impermeabilizado de la ventana,


consolidándose en el ático oscuro y mohoso.

 Nadie se ocupa de las ventanas del ático. ¿Alguna vez notaste eso?

 No puedo decir que lo he hecho.  Si las voces mentales tuvieran dientes, los de
Duncan estarían apretados.

Jaden sonrió. Se arrastró a lo largo de la pared, con cuidado de evitar hacer crujir
las tablas del suelo, ya que, mansión o rancho, todos tenían un piso chirriante en
alguna parte. Muy pocos tenían paredes que crujían, sin embargo, eso era lo que
apestaba.

 Hombre araña, Hombre araña, el buen vecino Hombre araña.

 Jaden. No, por favor. La última vez tuve esa maldita canción grabada en mi cabeza
durante una semana.

4
B & E: viene de la frase” Breaking and Entering”; “Romper y Entrar”
Moira se rió, sonando soñolienta.  Teje una red de cualquier tamaño. Capturarás
ladrones como moscas.

 Los odio a los dos.

 ¡Cuidado! ¡Aquí viene el hombre araña!  Jaden hizo coro con Moira. Él se mordió
el labio para no reírse y abrió la puerta del sótano.

La voz mental de Moira estaba llena de diversión.  ¿Por qué estamos cantando eso,
de todos modos?

Él los miró a los dos “hombres” afuera de la puerta. Ambos sostenían una 38
directo sobre él. Estaban vestidos como hombres del Servicio Secreto, con gafas de
sol y tenían cables colgando en sus orejas. Los idiotas.  Camine a la sala.

 Mierda. ¿Jaden?

Él dio un paso hacia abajo, levantando cuidadosamente las manos en el aire.


Sonrió, mostrando sus colmillos. Su perfume olía a moho y a setas. Malditas gorras
rojas. Ahora tenía una prueba positiva de que Charles estaba viviendo en la sombra
más oscura del gris. Las Gorras Rojas5 sólo trabajaban a la orden expresa de su
señor, que estaba firmemente con el Negro. Se esforzó por mantener la voz
tranquila de manera que no despertara a cualquier otro de los posibles guardias.
Hola, vecino. ¿Puedo pedirte una taza de azúcar?

Los matones fruncieron el ceño. Uno bajó la pistola por un pelo, si acaso. El otro
abrió la boca, levantando la mano a su oído.

 Gracias a los dioses que son estúpidos.  Eso fue todo lo que necesitaba. Jaden se
abalanzó. Tuvo al primero bajo sumisión antes que el otro pudiera parpadear. Su
brazo fue alrededor de la garganta del Gorra Roja, cortando su aire. Le arrancó el
alambre de la oreja, impidiéndole ponerse en contacto con quien fuera para pedir
respaldarlo.

 ¿Jaden?
5
Gorra Rojas: Tradicionalmente el más malo de todos los duendes, cuya gorra estaba teñida de rojo con la sangre de sus
víctimas humanas.
 Ahora no, cariño. Papá está trabajando.  Parecían moverse en cámara lenta, por
lo que era fácil evitar sus golpes.

Jaden se movió antes de que el gorra roja pudiera golpear con su codo el estómago
de Jaden. Él apretó su agarre en el de la gorra roja en sus brazos como escudo.
Mantuvo al hijo de puta de la Corte Negra en un agarre de muerte, esperando que
cayera. El gorra rojo hizo un amago libre a la izquierda, pero Jaden no se lo creyó,
no le dio oportunidad.

Una vez que el gorra rojo lo tuviera en sus brazos sería muy duro romperlo y
liberarse. Los raros eran lo súper fuertes que eran delgados, sobre todo si dejaban
caer su apariencia.

Jaden esperaba que no lo hiciera. No quería llenar su cuota de pendejos feos del
día.

Él gorra rojo se relajó en sus brazos, casi arrastrando a Jaden al suelo con él. Él se
levantó y esperó para asegurarse de que el policía militar estuviera fuera de combate
antes de abandonar su forma inerte. Enseñó los colmillos al gorro rojo restante.

 Parece que somos sólo tú y yo, muchacho.

El gorro rojo miró a su compañero caído y miró a Jaden.  Pagarás por eso.

 Eso es lo que todos dicen.  Él movió los dedos al de gorra roja con un gesto de
“ven aquí”.  Aquí, tonto, tonto, estúpido. Vamos, muchacho. Vamos.

El gorra rojo gruñó y cargó contra Jaden.

Perfecto. Como he dicho, gracias a los dioses que estos tipos son unos idiotas.

Éste ni siquiera había pensado en usar su micrófono “oculto” para pedir ayuda, y
mucho menos su arma.

Jaden usó el impulso del policía militar para colocarse detrás de él, balanceándose
hasta que descansó en la parte trasera del gorra rojo como un bebé mono, le agarró
las orejas  ¡Vamos!
El policía abrió la boca para rugir. Jaden sujetó una mano en torno a las enormes
fauces.  Uh uh. No hay que llamar refuerzos.  Giró su oído que aún estaba
sujeto, ganándose para sí mismo un grito ahogado. El gorra rojo negó en un intento
de zafarse del agarre de Jaden.  Ahí lo tienes.  Jaden se inclinó hacia abajo y
mordió el lado del cuello del gorra rojo. Al instante, el gorra rojo se calmó, con la
mente vampírica de Jaden controlándolo, manteniendo a la criatura en sus brazos
dócil. Se negó a utilizar el poder que hacía que ese se sintiera bien, Jaden quería
que estuviera tranquilo.

Bebió hasta que su rival sufrió por la pérdida de sangre lo suficiente como para
perder el conocimiento, pero no lo suficiente como para matar.

Blej. Setas. Jaden pasó su lengua a través de las heridas punzantes. Había
considerado brevemente matar a los dos, pero decidió no hacerlo. No quería hacer
obvio que estaba allí, eso podría meter a Duncan en problemas. Sería mejor dejar a
al chico Charlie creer que los dos idiotas se habían dormido en el trabajo. Se las
arregló para inclinarlos contra la puerta del ático, posando con tanta naturalidad
como pudo, con las cabezas echadas hacia atrás y colgando, con la boca abierta,
con los brazos extendidos sobre las rodillas. Entró en dos de sus mentes, borrando
su presencia de sus recuerdos antes de nebulizarse por el pasillo.

Llegó a la escalera de acceso al nivel inferior y se solidificó, listo para comprobar el


siguiente nivel. Recordó de anteriores encuentros que el chico Charlie prefería su
oficina en el nivel principal de cualquier casa de su propiedad, y era a donde Jaden
estaba en marcha. No tenía tiempo suficiente para buscar en toda la casa.

Eso tendría que esperar para otra noche.

 ¿Jaden?

Jaden suspiró. Duncan no le había molestado mucho en esos años.  ¿Sí, cariño?

 ¿Cómo te va?

Él deslizó un pie por la barandilla, probando ver cuán resbaloso estaba.  No


recomiendo las setas.
 ¿Los gorras rojas?

Jaden parpadeó. ¿Cómo diablos sabía eso Duncan? Nunca le había describo su
sabor antes a Duncan.  Sí.

 ¿Estás lastimado?

 Pfft. Por favor.  Viajó por la barandilla. La maldita cosa parecía un poco floja
para él, arrastrándose hasta que estuvo definitivamente fuera. Cuando llegó a la
parte inferior se re materializó, jadeando un poco. La maldita nebulización era
cansada.  Sólo había dos.

 ¿Sólo dos? ¡Jaden!

Jaden hizo una mueca. Maldita sea, el hombre podía gritar. ¿Quién lo hubiera
sabido?

 Shh. Papá sigue trabajando.

Él oyó el gruñido en su mente. Duncan oiría sus palabras cuando regresara. Él


sonrió. No podía esperar. Ese lado de Duncan era uno que nunca hubiera
sospechado antes. Le daba todo tipo de hormigueo saber que él era el que tenía a
Duncan en modo de protección completa, tan fuera de lugar como era.

Se abrió camino en silencio a través de la planta baja, con su niebla deteniéndose y


comenzando. Era un poder que sólo funcionaba por breves períodos de tiempo y la
pérdida de energía era horrible. Podría tener que comer otra vez antes de salir de la
casa si seguía así.

Jaden se detuvo en la última habitación a la derecha antes del ala de los criados.
Aja. Finalmente había encontrado lo que estaba buscando, la oficina de Charles.

Entró en la habitación y en silencio comenzó a buscar en el escritorio de Charles,


cuidando de perturbarlo lo menos posible. Charles no necesitaba saber que había
estado ahí.
Jaden había aprendido hacía mucho tiempo la forma de realizar un B & E. Había
estado trabajando para Robin casi desde el comienzo de su servicio en la Corte
Gris. Una vez que había demostrado ser experto en ese aspecto de su trabajo el
propio Robin lo había tomado bajo su ala, enseñándole los puntos más finos de
cómo buscar en una casa y no dejando ningún rastro detrás. Él había ido a las
incursiones nocturnas en los barrios que habrían vuelto el pelo de Duncan blanco si
hubiera sabido al respecto, pero Jaden había aprendido. Oh, había aprendido.
Robin había sido muy exigente, pero tenía que admitir que el hombre era justo.

Como Jaden lo había hecho muy bien el Hob había logrado hacer que el una vez no
deseado chico se sintiera como si hubiera encontrado un verdadero mentor.
Aunque parezca extraño, Duncan nunca le había preguntado donde pasaba la
noche. No le importaba, siempre y cuando Jaden llegara a casa en una sola pieza.
Era por eso que había pensado que a Duncan no le importaría tomar la oferta de
empleo que Robin había sostenido como una línea de vida todos esos años.

 Me importaba. Temía que si trataba de controlarte me dejarías.

Jaden se detuvo, soltando los papeles que estaba leyendo.

 Nunca me lo dijiste-.

 Por supuesto que no. No lo entendía yo mismo.  Duncan suspiró.  Tenemos mucho
que hablar.

Jaden no pudo evitar la sonrisa que le cruzó el rostro.  Esta es la parte donde
estallan los rollos de espuma, la pintura de las uñas y hablamos de nuestros sentimientos,
¿no?

 Tarado.  El afecto divertido en la voz de Duncan se llevó el aguijón del insulto.


 Haz lo que tienes que hacer y ven a mi hogar, Amoureaux.

Las mejillas de Jaden se calentaron. Dejó los papeles en el lugar que les
correspondía. Maldita sea, tenía que centrarse en el trabajo, no en sus amantes. El
riesgo de ser atrapado era mayor con los minutos que pasaban en casa de Charles.
Cerró los ojos y dejó que sus sentidos lo guiaran.

Oliendo, se dio cuenta de que el olor de Charles tendía a quedarse en una silla
especial, cerca del muro y de la chimenea.

Hmm. Miró la silla, pero no encontró nada de interés, ninguna trampa secreta o
botones ocultos. El muro tenía un mini bar estándar. Sacó las botellas, pero no
encontró compartimentos ocultos. Finalmente, checó la chimenea.

No hay pasajes ocultos, ni caja fuerte detrás del cuadro. El chico Charlie es más
inteligente de lo que el Querido Papá era.

Finalmente, pero no menos importante estaba la computadora.

Jaden sacó su teléfono. Marcó el número que Robin le había hecho memorizar para
tal situación.

 Gran Rojo aquí.

Jaden sonrió. Si alguien podía entrar en los archivos de Charles sería el gremlin
mascota de Robin.  Hey, Rojo. Habla Blackthorn. Tengo trabajo para ti.

 Suéltalo.

Él se aseguró que la computadora estuviera corriendo antes de darle a Gran Rojo la


información que necesitaba para empezar a rebuscar en el disco duro. Los archivos
comenzaron a abrirse y cerrarse más rápido de lo que debería ser posible, con el
toque mágico de los duendes trabajando en su electrónica.

Jaden mantenía un ojo puesto en los archivos que bailaban y otro en la puerta, con
una sensación de satisfacción ronroneando a través de él.

 Hey, ¿Blackthorn? No vas a creer esto.

Jaden checó el archivo que se abrió delante de él. Sonrió al ver lo que Gran Rojo
había resaltado. Dios, amo mi trabajo.  Descárgalo todo y envíaselo a Robin. Oye,
¿Rojo? Gracias.
 Es un placer. Buena suerte y buena caza.

Jaden colgó y comenzó a salir de la casa de Charles. No había forma que el


aspirante a Señor Malmayne pudiera salirse de ésta.

****

Akane se detuvo afuera de la tradicional granja. Se trataba de una vieja casa


victoriana, con acento en color blanco jengibre y un amplio porche en el frente. Era
difícil distinguir el color en la oscuridad, pero apostó a que era de un color suave
azul, recortado de un blanco cegador. Se adaptaba al paisaje que la rodeaba. Un
gran columpio de porche oscilaba en el pórtico viejo victoriano que le daba una
sensación hogareña. Un lugar como ese en San Francisco costaría millones. ¿Aquí
con los palos? Probablemente tendría un valor de menos de cien grandes.

 Personalmente, creo que vale otro poco más que eso.

Akane no se inmutó. ¿Cómo diablos el extraño la había encontrado tan


silenciosamente? Sonrió, sacando todo el encanto a su disposición.  Hola. Me he
perdido.

El hombre le sonrió, con expresión de conocimiento.  No lo creo, querida. Creo


que estás exactamente dónde estás destinada a estar.

Ese acento lento y profundo hizo algunas cosas extrañas en su interior. Los ojos
azules brillaron hacia ella, los más deslumbrantes que había visto, como el mejor de
los zafiros. Su cabello rubio parecía hilos dorados a la luz de la luna. Tenía que ser
el hombre más hermoso en el que jamás había puesto los ojos, pero no podía dejar
que la distrajera. Tenía un trabajo que hacer, una familia a la cuál salvar.  ¿Puede
decirme cómo llegar a la autopista Nueve?  Siempre había una autopista Nueve
en algún sitio de ese tipo de lugares.

El hijo de puta tuvo el descaro de recargar su cadera contra la puerta de su coche.


 Ahora tú y yo sabemos que no estás buscando la autopista nueve.
Ella parpadeó hacia él, tratando de verse pequeña y no amenazante. Siempre había
tenido éxito en el pasado. Orejas grandes como ésas caían en la palma de la mano,
listas para ser aplastadas como una pulpa.  Por supuesto que sí. Tengo que ir a
Omaha.

Sus labios temblaron.  Por supuesto que sí.  Su mano se estiró, con sus dedos
doblándose hasta su barbilla. Él estudió su rostro.

Algo en su escrutinio la hizo retorcerse en su asiento como una niña de nueve años
frente al Director.  No tienes necesidad de mentirme. De hecho, preferiría que no
lo hicieras.

Ella se rió, con la esperanza de sonar tan confundida como en realidad estaba. 
Está bien. Tengo que irme ahora.

 ¿Por qué? Sólo iras a una milla de distancia y volverás aquí. ¿Por qué no mejor
vienes a tomar una taza de té?

Su boca se abrió.  ¿Disculpa?  ¿Quién demonios era ese tipo?

 ¿Shane? ¿Estás ahí?

Sus ojos brillaron hacia ella. Su melodiosa lengua de Sidhe cayó de sus firmes
labios.  Estoy ocupado, Pa. Dame unos cuantos minutos, por favor. ¿Y pueden
poner una taza de té? Parece que tenemos una invitada.  Se mantuvo de pie y le
tendió la mano, volviendo al idioma Inglés.  Vamos, Akane Russo. Tengo unas
pocas cosas qué discutir. ¿No sería más cómodo en el interior, donde hace calor?

 ¿Eres Shane Dunne?  Ella dejó que su pupilas se expandieran, y su vista junto
con ella. Lo que vio la hizo parpadear en estado de shock.

No era de extrañar que hubiera estado fascinada por el poder que había sentido.

El hombre era un híbrido. Uno de los más raros entre los raros, con poderes que ni
siquiera Oberon podría comprender, y aquí estaba él con una pequeña Podunk, en
una granja de Nebraska. Qué desperdicio. A su madre le daría un ataque cuando se
enterara. Los híbridos eran algo así como un hobby para ella.

Akane hizo todo lo posible por ocultar su mueca de dolor. Sí correcto. Sólo un hobby.

Él la miró como si supiera todos y cada uno de sus secretos y le gustara lo que veía.
 Para algunos.  Su agarre sobre la mano de ella se apretó, sus labios apenas
rozaron la parte trasera de sus nudillos.  Seré alguien más para ti.

Su vientre cayó, pero salió del coche de todos modos.

¿En qué demonios me he metido?


Capítulo Siete
Moira parpadeó adormilada, sonriendo al ver a Duncan con el rostro cansado.
Estaba de pie al lado de la cama, acariciando su cabello para despertarla.  Hey.

 Hey.

 ¿Ya está él de vuelta?

 No... Y el sol está saliendo.

Ella apartó las mantas.  ¿Tenemos que ir a buscarlo?

Duncan asintió y le entregó un par de jeans.  No se ha puesto en contacto


conmigo en una media hora.

Mierda. Eso no podía ser bueno.  ¿Dónde fue la última?

 Se regodeó por el hecho de que algún gremlin llamado Gran Rojo rebuscara en
los archivos de Charles como un marinero a través del cajón de ropa interior de una
puta.

Ella tropezó con una pierna de sus pantalones vaqueros.  ¿Qué?

 Fueron sus palabras, no las mías.  Duncan se sentó y comenzó a tirar de sus
botas.  Tendremos que tener cuidado. Si Charles tiene a Jaden lo puede lastimar
seriamente.

Moira revolvió el resto de su ropa. Corrió al armario y sacó las botas vaqueras que
su padre había comprado para ella.  Lista.  La punta de hierro pulido en el
exterior no era suficiente para molestarla, incluso con el contacto piel a piel, pero a
un Sidhe pura sangre al que le diera una patada en las nueces lo sentiría durante
varios días.

Duncan miró sus botas con cautela.  Um. Te preguntaría, pero no estoy seguro
de querer saber.
 ¿Has intentado ponerte en contacto con él?  Ella tomó un par de guantes de
cuero y se los puso. Planeaba llevar un poco de respaldo a la fiesta.

 Sí. Estoy bastante seguro de que está sano y salvo, pero aún no responde.

Ella prácticamente corrió por las escaleras, agarrando el abrigo, una vez que llegó al
recibidor.  Déjame intentarlo. Tal vez no has usado el tono de voz adecuado.

Él la miró con recelo.  Lo que tú digas.

Ella ladeó la cadera. Sabía exactamente qué tono de voz usar. Siempre había
funcionado en sus hermanos cuando su madre la había usado. Pensaba que
funcionaría en un vampiro como un dolor de trasero.  ¡Jaden Blackthorn! ¡Me
contestas en este mismo instante!

 Yeowch. ¿Qué? Papá está muy ocupado.

 ¿Estás luchando?

 Algunos podrían llamarlo así.

 ¿Cómo lo llamarías tú?

 Diversión.

Ella subió sus manos de sus tacones a sus ojos.  Jaden.

 Sí, querida. Voy a poner en el suelo al de gorra roja y a estar en casa antes de que lo sepas.

 Es casi el amanecer.

 Sí. Me di cuenta de eso, siendo un vampiro y todo.

Ella se llevó las manos lejos de sus ojos y los puso en blanco.

 Duncan, ¿cómo lo soportaste durante cien años?

 Con paciencia. Mucha paciencia.


 Escuché eso.  Jaden se detuvo.  Escuché. Huh. Extraño. Ay.

 ¡Ay?

 Golpe de suerte. Muy bien, he terminado de jugar. Me dirijo de nuevo al coche. Nos vemos
en un rato.

Ella dio unos golpecitos con el pie.  ¿Tenemos que esperar por él?

Duncan se encogió de hombros.  Tomó la autopista M6. Conociéndolo, estará


aquí en unos diez minutos, por la manera en que conduce.

Ella frunció el ceño.  Tenía la impresión de que la casa de Charles estaba más
lejos que eso.

 Pues sí. Cómo a media hora, pero a Jaden le gusta conducir rápido.  Duncan
se volvió sobre sus talones y se dirigió a la sala de desayunos.  Dios del cielo,
necesito café.

 No para ti, Sr. Malmayne. Creo que necesitas un poco más de tiempo de
descanso.  Ella lo tomó de la parte de atrás de la camisa y se las arregló para girar
alrededor de él, señalándole las escaleras.  ¡Camita, adiós!

Él hizo un mohín hacia ella.  ¡Oh, mamá!

 No me murmures, joven. ¡Ve arriba!

Duncan le sonrió, viéndose como el niño que ella había tratado. Buenas noches,
Amoureaux.  Él la tomó y la besó. Le encantaba la forma en que Duncan la
besaba.

Él la hacía sentir que era la única persona en su mundo entero. Él la sujetaba como
si apenas pesara lo que pesa una pluma.  Mm. Tenemos una ceremonia qué
realizar.

Sus labios temblaron.  Es verdad. Tendremos que encargarnos de eso pronto.


¿Tal vez cuando veamos a mi familia?
Una de sus cejas se levantó.  ¿Quieres que tu familia esté cuando digamos
nuestros votos?

 Por supuesto. Quieren vernos a todos casados.

Ella se acurrucó, con su respiración masculina y cálida, con el aroma flotando a


través de ella, haciéndola sentir segura. La hacía sentir como si estuviera en casa.
 Cuando toda esta mierda se haya acabado voy a querer una fiesta. Una grande.

 Una grande, ¿eh?  Él le acarició el cuello, con sus bigotes haciéndole


cosquillas.

Ella se rió y se zafó de él.  Oh, sí. Enorme.

 Creo que eso lo podremos arreglar.  Su mandíbula se trabó, y ella se dio


cuenta de que estaba conteniendo un bostezo.

 Ve a la cama, Duncan. Puedo manejar a Jaden, por ahora.  Infiernos, tenía un


poco más que manipulación en la mente, pero Duncan necesitaba dormir. Además,
ella había estado con Duncan y había estado con los dos. Ya era hora de ver lo que
su vampiro haría cuando acabara de pensar. Apenas podía esperar para ver con lo
que saldría.

 ¿Por qué tengo la sensación de que estás tramando algo?

Ella sonrió hacia él.  Porque ya me conoces muy bien.

Él resopló y finalmente la dejó ir.  Haz lo que tengas que hacer para mantenerte a
salvo.  Él tomó su mejilla, mirándola con afecto y sueño.  Si algo te sucede te
puedo garantizar que no me pondré como fiera.

Ella le acarició la mano.  Estaré a salvo. Haré que Jaden no se lastime,


golpeándolo en tu escritorio y luego patrullando por un tiempo.

Duncan parpadeó.  Golpeándolo, ¿eh?

Ella asintió. Clavó los pies en la alfombra y le dio su mejor mirada.  Aja.
Él se rió entre dientes.  Que se diviertan, entonces.  Le dio un beso suave en la
frente y volvió a bostezar.  Maldita sea. Piensa en mí, mientras lo estás, eh,
golpeando.

Ella soltó una risita.  Dulces sueños.

Él gimió y se abrió camino por las escaleras.  Bruja.

Ella lo vio subir por las escaleras antes de girar hacia la sala de desayunos. El café
sonaba realmente bien ahora, pero té estaría aún mejor. Ella comprobó las ollas,
encantada cuando vio que una olla tenía agua caliente. Estuvo aún más encantada
de encontrar sus bolsas de té de especias favoritas Chai listas para ser cargadas. Se
acomodó y esperó a ambos, a su té y a su otro hombre.

 Hey, dulzura.  Un beso suave se presionó contra su cuello.  ¿Está Duncan


en la cama?

 Mm hmm.  Ella echó la cabeza hacia un lado para darle a Jaden un mejor
acceso.  ¿Cómo te fue?

 Maravillosamente. Gran Rojo encontró algunas cosas interesantes, pero tengo


que hablar con Aileen. Tenemos que averiguar por qué el contrato de matrimonio
Malmayne—Joloun es tan importante para los Malmaynes.  Jaden se acomodó
al lado de ella y la vio preparar el té.  Tu madre podría tener alguna información
sobre el lado Joloun que podría aclarar algunas cosas.

 Después de que mis padres se unieron los Jolouns más o menos los retiraron. 
Tomó un sorbo de su té con azúcar, crema y dio un suspiro de placer.  Mmm.
Esto es bueno.

 ¿En serio?  Jaden tomó la taza.  Quiero probarlo.  Él se inclinó y la besó,


bebiendo de sus labios como un conocedor. Se tomó su tiempo, saboreando cada
centímetro de su boca. Cuando terminó, todo su cuerpo se estremeció. Estás en
lo correcto. Está delicioso.
 ¿Hmm?  Ella abrió los ojos, sin saber hasta ese momento porqué los había
cerrado. Los de él se habían oscurecido, con la parte blanca fuera para darle cabida
a sus ojos de caza. Dioses del cielo, ella no podía recordar haber visto nada más
sexy que eso. Él la deseaba tanto que no tenía control sobre sus ojos.  Jaden.

Ella se inclinó y le devolvió el beso, degustándolo a su vez.

Había un sabor persistente, a tierra que nunca había encontrado antes.


Normalmente le gustaban los sabores terrenales, pero había algo podrido en ése.
¿Qué has estado comiendo?

Él sonrió, mostrando sus colmillos.  Gorras rojas.

Ella frunció el ceño distraída y se echó hacia atrás.  ¿Has considerado usar
Listerine?6  La palabra Gorra roja de repente le pegó.

 Espera. ¿Varios? ¿Igual que a más de uno?

Jaden la quitó de la silla y la sentó su regazo, haciendo caso omiso de su


sorprendido graznido.  Sí, varios.

 Pero...  Maldita sea, él estaba mordisqueando su cuello, tratando de distraerla.


Infiernos lo que fuera, estaba funcionando. Ella estaba tan distraída que no podía
recordar su nombre.  Eso no es s… seguro.  Oh, ahí mismo. Es tan bueno. Más de
eso y ella sería un charco de saliva a sus pies.

Él raspó los colmillos hasta la sección sensible de su cuello, enviando un escalofrío


de deseo por ella. Menos mal que ya había previsto hacer su camino hacia él. 
Mmm. He luchado con ellos antes, cariño. No son realmente un problema para mí.

 ¿Estás herido?

Jaden le lamió la yugular.  No, cariño. Estoy bien.

 ¿Quién es Gran Rojo?

6
Listerine: una bebida usada para esterilizar la boca.
 La mascota gremlin de Robin. Encontró algunos archivos interesantes en la
computadora de Charles.

Moira levantó la cabeza.  ¿Qué cosas?

Él le mordió el cuello, con su placer haciendo un fuerte silbido.

 Te lo diré en casa de tus padres.

¿De sus padres? ¿Por qué estaba hablando acerca de sus padres ahora?

 ¿Escritorio?

 ¿Hmm?

Su único pensamiento era conseguir desnudarlo en algún lugar cerca del escritorio.
Preferentemente en el de Duncan.  Necesito un escritorio.

Él levantó la cabeza y estudió su rostro. Su expresión era pecaminosa. Creo que


eso se puede arreglar.  Se puso de pie. Ella aún estaba acunada en sus brazos. 
Puedes tener tu desayuno después que yo tenga el mío.

Oh, muchacho.  Seguro.  Ella echó los brazos alrededor de su cuello y apoyó la
cabeza en su hombro. Confiaba en él para llevarla con seguridad a dónde fueran a
ir.

Él le dio un beso en la parte superior de la cabeza.  Oh, Moira. Esa dulce


confianza tuya, es mi perdición.

Correcto. Moira. Ahora lo recuerdo.  ¿Sabes lo que quiero hacer contigo?

Él la llevó fuera de la sala de desayunos y cruzó el pasillo. Sus zapatos no hacían


ruido en el piso de mármol.

 No, pero estoy bastante seguro que vas a decírmelo.  Él hizo una pausa.

 ¿Tiene que ver con enanos, recortes de papel, Frío y Calor?


Ella levantó la cabeza y lo miró.  ¿No?

 No pareces muy segura.  Él tenía el ceño fruncido, pero si no bromeaba


entonces necesitaban tener una conversación seria sobre terapia.

Ella sacudió la cabeza hacia él.  ¿Alguien te han dicho cuán extraño eres?

Él se encogió de hombros y empezó a caminar de nuevo.  ¿Tu punto?

Sus hombros empezaron a temblar.  Ni siquiera sabes nada más.  Ella dejó
caer la cabeza en su hombro.  ¿Qué estábamos haciendo de nuevo?

 Íbamos a la oficina de Duncan para que me golpees en su escritorio.

Ella se sonrojó ante su mirada traviesa, sabiendo que él la había puesto ahí.

 Espía.

 Mira el lado bueno. Acabas de confirmar mi fe en el espionaje. He oído algo


maravilloso.  Él dio un paso a la oficina de Duncan y cerró la puerta con el pie.

 ¿He mencionado que me encanta la idea?  Él acechó el escritorio y la colocó


en el borde. Tiró de sus botas antes de llegar a sus pantalones vaqueros, tirando de
la cremallera con sus manos.

 Todavía no, pero como que capté la idea cuando empezaste a quitarme la ropa.
 Ella levantó su camiseta sobre su cabeza, más que dispuesta a seguir con lo que
estaba pasando.

 ¿Vas a objetar?

Ella tiró de su camiseta por encima de su hombro y se desabrochó el sujetador. 


Nunca en la vida.  Ella se tomó sus pechos, dejando que el sujetador cayera al
suelo.

 Al diablo,  respiró Jaden. Su mano izquierda dejó sus jeans para tomar sus
pechos.  Eres tan hermosa. Mi linda duende.
Ella se movió con impaciencia en sus manos, muriéndose por sentir más. Sus
pezones estaban tan sensibles, incluso la más ligera caricia enviaba una sacudida de
pura necesidad abajo, a su clítoris.

 Te gusta, ¿eh?  Él se inclinó y lamió su pezón como si estuviera lamiendo


chocolate con jarabe de fresa. Arremolinó su lengua como si fuera a beber hasta la
última gota.

Mientras tanto su otra mano tomaba su otro pezón, enviándole mensajes


contradictorios. ¿Ella se había arqueado con los jugueteos de su lengua, o se había
lamentado por el placer y el dolor que estaba dándole con la mano?

Ella hizo ambas cosas, gimiendo y arqueando la espalda. Estaba malditamente


cerca de sollozar cuando él chupó su pezón con su boca, con sus dientes sobre la
dura protuberancia hasta que ella se aferró a su cabeza y movió las caderas en las
suyas. Podía sentir sus colmillos raspando sus lados, con la sensación volviéndola
loca.

 Muérdeme.

Su boca se congeló, su mano la apretó casi convulsivamente.

 Hazlo. Muérdeme.

Él gimió alrededor de su pecho y la mordió, dejando que sus colmillos se hundieran


en la carne blanda.

Moira casi gritó con la sensación. Cada parte de su cuerpo estaba más vivo que
nunca. No podía imaginarlo haciéndole eso a nadie más que a Duncan nunca más.
 Oh, Dioses de arriba, sí—. Ella se bajó en contra de su cubierta erección, con su
deseo agarrándola con fuerza.  Por favor, por favor, por favor.  Ella miró hacia
abajo y lo encontró mirándola, con el rojo en llamas agitándose en sus pupilas
mientras comía. Ella gimió, con esa vista siendo casi su ruina.  Jaden.
Su mano se deslizó hacia el borde libre de sus vaqueros y la acarició por encima de
su clítoris. Él la mamó, la vio deslizarse sobre el borde en un orgasmo tan intenso
que no pudo respirar.

Jaden lamió las marcas de punción, cerrándola.  Hermoso.

Él tomó su boca, con el sabor de la sangre remplazando la humedad del sabor del
policía militar. Sus manos eran urgentes en sus pantalones vaqueros,
empujándoselos y sus bragas por sus piernas. Ella las lanzó, ansiosa por tener sus
manos de regreso.

Ella dejó que sus manos vagaran sobre sus hombros, la fuerza en ellas era increíble.
Su constitución era más delgada que la de Duncan, pero el poder absoluto en él era
casi abrumador. La sensación de tenerlo en sus manos era embriagante. Ella no
podía tener suficiente.

Él se apartó de ella.  Deja que te ayude con eso.  Su expresión estaba llena de
satisfacción masculina con aire de agrado. Él se sacó la camisa sobre su cabeza,
dejando al descubierto un pecho que haría a una monja llorar y agradecer a los
dioses por la belleza de los hombres. Su limpio pecho sin pelo tenía marcados todos
los abdominales, hacía tener ganas de lamerlo. Sus caderas se habían hecho para
que ella pasara sus manos.

Ella gruñó.  Ahora los pantalones.

Sus cejas se alzaron.  Sí, señora.

Ella dejó caer su Apariencia, dejándole ver su verdadero yo, de orejas puntiagudas
y todo.  Te quiero dentro de mí.

Él respiró hondo y se levantó sobre la punta de sus zapatos. Llegó a sus pantalones,
bajando el cierre con una sonrisa lenta que la calentó de adentro hacia afuera. Por
un momento el rojo de la llama en el centro de sus ojos ardió de color verde
brillante.  Cómo tú desees.
Ella frunció el ceño. Algo acerca del verde le resultaba familiar, pero sus pantalones
se estaban cayendo y, oh, era hermoso.

Entre Jaden y Duncan tenía todas las fantasías que jamás había concebido. Donde
Duncan tenía más como cuerpo de constructor, Jaden se asemejaba a un corredor,
todo músculo y tendones.

Ella se lamió los labios a la vista de su polla balanceándose sin ropa interior. Ella
quería una prueba de eso.

 Sé lo que estás pensando.  Él dio una patada saliendo de sus pantalones


vaqueros y echó a andar hacia ella.  Y me gusta.  Alargó la mano hacia ella.
Ven aquí, tú.

Ella envolvió sus piernas alrededor de su cintura y le permitió cargarla al sofá de


cuero de Duncan.  ¿Le importará a Duncan que ensuciemos su sofá de cuero?

 Nop. Creo que por eso tiene cuero aquí, es fácil de limpiar.  Él deslizó su
cuerpo hasta que su trasero descansó en el sofá.  Creo que sólo tendremos que
asegurarnos que tenga sueños muy agradables.

Ella frunció el ceño.  No estoy segura de que me guste esta pieza en particular de
mueble.  Sólo el pensamiento de que alguno de los dos hiciera el amor con
alguien más ahí la hacía ver en color rojo.

Él echó hacia atrás la cabeza y se rió.  Sabes qué. Asegurémonos de que lo


bauticemos a fondo.  Él se inclinó sobre ella, con una mano en el respaldo del
sofá, y la otra tomando su mejilla. Él trató de quitar su ceño con el pulgar.

 Reclamémoslo, hagámoslo nuestro.  Él movió sus cejas.  O podríamos ir a


comprar muebles. Es tu elección.

Ella agarró su polla y tiró de él más de cerca.  Eso puede esperar.  Ella lamió
su cabeza, convirtiendo su risa en un jadeo.  Internet es una cosa maravillosa. 
Lo lamió de nuevo, gustándole la forma en que sus ojos comenzaron a ponerse
vidriosos.  Todas las principales tiendas de muebles tienen compras en línea. 
Ella lamió la gota que apareció de repente en la punta de su polla. El sabor dulce
salado explotó en su lengua. La huella de cobre era algo que nunca había probado
antes.  Estoy bastante segura de que podrás encontrar algo que nos convenga a
todos.

 ¿Moira?

 ¿Hmm?  Ella se estaba divirtiendo torturándolo.

 Por el amor de los dioses, te compraré una casa entera llena de muebles nuevos,
si me chupas.

Él probablemente podía sentir su risa, aunque ella hizo su mejor esfuerzo por
ocultarlo.  ¿Te gusta?  Ella lo tomó en su boca en la medida que pudo y lo
chupó con todas sus fuerzas.

 Fóllame.  Su cabeza cayó hacia atrás con un gemido.  Oh, infiernos.

 No más palabras acerca de otras personas follando en los muebles.

 ¿Cuáles otras personas?  Él agarró la parte trasera de su cabeza y tiró de ella


hacia delante.  Moira.

Ella no pudo evitar que sus labios se curvaran en una satisfecha sonrisa. Había
dejado a su vampiro sin aliento.  Sólo seremos nosotros a partir de ahora.  Ello
lo chupó de nuevo.

 Sólo nosotros.

 Tú, yo y Duncan.

 Ajá.

 Te uniste a nosotros, sin argumentos.

 Mmm.
Ella estaba bastante segura de que su coeficiente intelectual había caído por lo
menos treinta puntos. O eso, o se había vuelto sorda a cualquier cosa menos a la
necesidad fluyendo a través de él.  Y quiero un Porsche 911.

 No hay problema. Conseguiremos uno verde para que haga juego con tus ojos.

Ella golpeo ligeramente la cabeza de su polla contra sus labios.  Detén tus juegos.
Ya sabes que nos posees a los dos.

Ella sonrió. Sí, en el fondo lo sabía. Sólo quería asegurarse de que él también lo
supiera.  Te deseo.  Ella lo chupó esta vez sin la intención de dejarlo ir.

 Dios, sí.  Jaden comenzó a follar su boca, con sus movimientos cuidadosos y
precisos. Se aferró a su control. ¿Tendría miedo de hacerle daño?

Ella decidió detener los juegos. No era una pequeña ninfa o una Sidhe femenina,
delicada y frágil. Era una duende de tierra fuerte como un roble. Ella se levantó y
obligó a sus manos a apretar su cabeza, acomodándose en un ritmo a sí misma. Se
movió rápido, pasando su lengua por la parte inferior de su polla, desesperada por
conseguir que perdiera el control y la tomara de la forma en que quería ser tomada.
No deseaba a un caballero, deseaba a su guerrero, el que había tomado a múltiples
Gorras Rojas sin conseguir ni un rasguño.

Ella lo consiguió.

Él gruñó, con el sonido bajo y hambriento, enviando un escalofrío de lujuria por su


espina. Él se agarró a los lados de su cabeza y empezó a follar su boca en serio. En
defensa propia ella envolvió una mano en la base de su polla para no ahogarse.

Él no dijo una palabra, siguiendo saliendo y entrando en la boca de ella, con su


palpitante polla a lo largo de su lengua. Él la vio con ojos negros, con el rojo fuego
de sus pupilas quemándose más brillante y más caliente. Sus colmillos cayeron lo
suficiente como para ser vistos en su labio inferior. Ella pudo sentir el pinchazo
agudo de sus garras mientras sus dedos se doblaban.

Él había dejado caer su apariencia humana y permanecía realmente ante ella. Ella
tarareó su aprobación, cerrando los ojos, dejándolo tenerla. Necesitaba esto tanto
como él. Él necesitaba saber que sin importar nada ella tomaría todo lo que él era y
necesitaba.

El empuje suave de sus caderas se detuvo y luego continuó.

 Mierda. No pienses esas cosas.

 ¿Por qué no? Es la verdad.

Sus dedos se apretaron, pero tuvo cuidado con sus garras.

 Oh, mierda. Moira.  Él gruñó, viniéndose en su boca con un respiro inhalado.


Ella se tragó hasta la última gota.

Él se dejó caer de rodillas delante de ella, con sus brazos yendo alrededor de su
cintura, con su cabeza en su cuello.  Siempre te las arreglas para destruirme.

Ella le devolvió el abrazo, ferozmente contenta de que él se hubiera reducido a un


lío tembloroso.  ¿Cansado, a ghra?

 No demasiado cansado como para que te corras de nuevo.  Él se sentó


pisándole los talones, con los ojos llenos de soñolienta satisfacción humana.

 Estuviste levantado la mayor parte de la noche, saliste y peleaste con los chicos
malos, y ahora me volaste los sesos.  Ella miró de reojo hacia él, ganándose una
sonrisa cansada.  Cariño, si necesitas ir a la cama, lo entiendo. Confía en mí, te
despertaré más tarde.  Agitó las cejas hacia él.

Jaden suspiró.  Voy a tener que tomar eso en cuenta.  Él se movió sobre su
pecho, ganándose un gemido.  Sin embargo, si me das unos minutos apuesto a
que podría excitarte un poco.

Ella sonrió.  Te diré lo que pasará. Tan cansado como estás, llevaremos esto a la
cama, ¿eh? De esta forma podrás hacer tu cosa de hombres.

Él resopló y recogió sus ropas, echándoselas a ella.  ¿Cosas de hombres?


 Ya sabes, las tres G.

Sus cejas se elevaron a su pelo.

 Entra, baja, ve a la Z.

Ella no estuvo sorprendida cuando su sujetador le pegó en la cara.  Vas a ser un


dolor en el culo, ¿no?

Ahora fue su turno de levantar las cejas mientras ella se ponía los vaqueros.

 Un dolor en el culo.

Ella puso los ojos en blanco.  Pensé que ese era el trabajo de Duncan.

 Ja, ja.  Él se estiró con un gruñido.  ¿Lista?

Ella miró su pecho desnudo, su hambre ya crecía otra vez.  Por supuesto. 
Moira tiró de su camisa con manos ansiosas, muriendo por ir arriba y desnudarse
de nuevo.

Él puso la mano en su cintura y la besó.  Vámonos.

Ella dejó que él la guiara de la habitación a las escaleras.

 Buenos días, maestro Jaden, Señorita Moira. ¿Comerán el desayuno?

Moira se volvió hacia Ian, sorprendida al encontrar que se ruborizaba bajo la


mirada de conocimiento del mayordomo.  Um. En un momento. Duncan y
Jaden dormirán.

Una de las cejas del mayordomo se levantó.  Muy bien, señorita Moira.  Sus
labios se arquearon.  Duerma bien, señor Jaden.  Se dio la vuelta y se dirigió a
las habitaciones de los criados, con sus hombros sospechosamente rígidos.

 Dios bendito.  Jaden se apoyó en la barandilla.  Ahora me llamará Señor


hasta la muerte, ¿no?
Moira se encogió de hombros.  Eso es lo que consigues cuando tienes un vínculo
triple, ser un Señor, Jaden.

Él suspiró.  No estamos triplemente vinculados todavía.

Ella se puso rígida, entornando los ojos hacia él.  ¿Qué significa eso?  Si
pensaba que se saldría de su Unión, tenía otra cosa viniendo.

 Abajo, tigre. Sólo quería decir que no hemos completado la ceremonia Sidhe. 
Él tomó su mano y la llevó escaleras arriba.

 El vampírico ya está hecho. Tú y Duncan me pertenecen, y nadie puede cambiar


eso.

Ella parpadeó. El vínculo vampiro era mucho más simple que la unión Sidhe. 
Conoces los votos, ¿no?

 Sí.  Él siguió adelante, con su paso fácil, con voz baja y llena de promesas. 
Prometo que de ahora en adelante no caminarás sola. Mi fuerza será tu protección,
mi corazón tu refugio, y mis brazos tu hogar. Yo te serviré en todas las maneras en
que requieras. Me comprometo a que mi vida y mi muerte, cada una por igual
estarán a tu cuidado. El tuyo será el nombre que susurraré al terminar cada día y
los ojos que me sonrían cada mañana. Te doy todo lo que es mío para darte. Mi
corazón y mi alma te ofrezco. Eres mi Elegida, eres mi compañera, y estás unida a
mí por toda la eternidad.

Moira se estremeció. Escuchar los votos en su rica y grave voz mientras que ella y
Duncan lo sostenían era uno de sus más profundos deseos. Significaría una mierda
en el esquema cósmico de las cosas, pero vaya si no era necesario.  Sí. Esos son
los votos.  Deseaba decírselos a sus dos hombres, pero el tiempo no era el
correcto. Quería a su familia allí cuando intercambiaran los votos, uniéndolos a
través de compartir la magia Sidhe, entrelazando sus fuerzas de vida por toda la
eternidad.

Ella parpadeó.  ¿Cuánto tiempo viven los vampiros?  Los vampiros tenían una
larga vida y eran difíciles de matar, pero no tenía idea de si envejecían en absoluto.
 Para siempre, a menos que nos maten. Por suerte somos muy difíciles de matar.

¿Para siempre?  ¿Quiero saberlo?

Él abrió la puerta del dormitorio y tiró de ella a través de él.

 Cada vampiro, en la creación está a la vez bendecido y a la vez maldito.

Mantuvo la voz baja para no despertar a Duncan.  Somos bienaventurados con


una larga vida, pero malditos con una debilidad que nos mata al instante. Esa
debilidad susurra en nuestros cuerpos a medida que cambiamos, como una magia
tan devastadora que ni siquiera los dioses pueden eliminarla. El tan llamado regalo
de la Reina de la Oscuridad a sus elegidos guerreros.  El desprecio de acidez en
su voz se reflejó en su cara.  Para cada uno de nosotros es algo diferente. Puede
ser tan simple como una estaca de madera a través del corazón, o tan compleja
como una rama de fresno, bendecido en un bosque sagrado por un druida en una
Luna Azul, o empujada a través del hígado. Las razones del folclore sobre cómo
matar a un vampiro son muy dispares, debido a eso.  Dejó caer la mano y se
quitó los pantalones vaqueros.  Si alguna vez creara otro vampiro me veré
obligado a nombrar la forma de su muerte. La magia me obligaría.

Ella empezó a quitarse su propia ropa, ansiosa por terminar lo que había
empezado. ¿Dónde estaba su sujetador? Debió haberlo tirado en el sofá. Ian
probablemente tendría un ataque al corazón cuando lo encontrara.  ¿Has
pensado en ello?

 Algo. Cuando la soledad fue mala.

Ella no estaba segura de querer saber, y su expresión no exactamente la invitaba a


preguntarle.  Oh.  Ella se levantó sobre sus pies y le dio un beso. Sabes que
nunca estará solo de nuevo, ¿no?

 Está bien, Moira.  Señaló hacia la cama, donde Duncan dormía


profundamente.  Sube. Quiero ver si puedo follarte sin despertar al viejo... hmm.
 Él rió en voz baja.  Tengo recordar no llamarlo más así.
Ella se deslizó en la cama, cuidando de no tocar a Duncan.  ¿Por qué no?

 Me dijo que no le gusta que su amante lo llame así.  De la forma en que se


puso ella podría decir que todavía no creía lo que estaba sucediendo. Era cierto que
él los había hecho sus parejas verdaderas, pero apostaba que parte de él todavía
esperaba que lo repudiara. Sus mejillas tenían un rubor interesante, aunque, quizás
Duncan había comenzado finalmente a entrar en sus cabales. ¿Cómo podía un
hombre tan fuerte ser tan vulnerable a la vez? Hacía que su corazón se fundiera al
ver esa vulnerabilidad, saber que ella era una de las pocas agraciadas con el honor
de verlo.

Eso hacía que el regalo fuera más valioso.

Bien, sólo tenía que demostrarle que ella no iría a ningún lugar. Ella torcido un
dedo hacia él.  Ven aquí. Veamos lo que podemos hacer sin despertar a Duncan.
 Jaden le dio un infierno de sonrisa sexy antes de meterse en ella. Se detuvo una
vez que estuvieron cara a cara. Moira abrió las piernas, sujetándolo entre los
muslos.  Eres mía. Ya lo sabes, ¿verdad?

Ella echó los brazos alrededor de su cuello.  Nunca te dejaré ir.

Él frunció el ceño.  No hemos terminado aún los votos.

Ella casi se rió.  Duncan y yo hablamos de eso. Queremos decir los votos en
frente de mi familia y Reclamarlos, con ellos como testigos.

Él palideció.  Estás bromeando, ¿verdad?

Ella sacudió la cabeza.  No, amor.

 Tu padre me va a matar.

Ella apretó sus brazos.  No, no lo hará.  Moira no lo dejaría.

 Oh, sí lo hará. Si no lo hace, Leo lo hará.

Moira se burló.  Te olvidas de algo.


 ¿De qué?

Ella sonrió.  De que soy medio Sidhe.  Ella lo atrajo hacia ella, dejando que su
luz verde brillara sobre él. Él dio un salto, sorprendido por la suave caricia de su
luz.  Puedo proteger lo que es mío, incluso de mi familia.  Ella lo besó, pero no
él no le permitió profundizar el beso.  Pero no creo que sea el problema que
pareces creer que será.

Él se mostró escéptico.  Ya veremos.  Se inclinó y lamió un lado de su cuello.


 ¿Vamos a hacer el amor o no?

Él estaba cambiando de tema, pero estaba bien. Ya vería él, y al final ambos
conseguirían lo que querían. Los tres eran un nudo familiar feliz.

Hablando de...  ¿Pueden los vampiros tener niños?

Él se puso rígido.  No.

Ella escuchó la respuesta, y el dolor detrás de esa palabra.

 Todo está bien. Cualquier hijo de Duncan y mío será tuyo también.  Ella le
acarició el pelo.  Tuyo para que lo protejas.

Sus brazos se apretaron alrededor de ella hasta el punto donde apenas pudo
respirar.  Mío.  Sus colmillos se hundieron profundamente, con un dolor
blanco y caliente que se convirtió rápidamente en un placer cegador. La atrajo
hacia él, con su boca trabajando en contra de su carne. Su piel de gallina se elevó y
bajó por su cuerpo. Sus brazos se apretaron en torno a él convulsivamente,
sosteniéndolo con ella. Sus colmillos se levantaron de su cuello, su lengua salió. Le
lamió las heridas, sellándolas y cerrándolas.  Eres tan hermosa. Mi duende.
Pensé que te había perdido.

Su voz gruesa le decía lo mucho que su aceptación significaba para él. Nunca me
perderás, Jaden. Somos parejas verdaderas. Tú sostienes la mitad de mi corazón
desde el día que nos conocimos.
 Será mejor que yo sea el que sostenga la otra mitad,  Duncan murmuró,
rodando para enfrentarla.

 Maldita sea. Atrapado.  Jaden levantó la cabeza, riendo hacia ella. Había una
humedad sospechosa en sus pestañas que optó por ignorar.

Duncan besó el hombro de Jaden.  Quiero verte follándola, Jaden. Quiero que
sepas que ambos somos tuyos.

 ¿Me dejarás tomarte más tarde?  La voz de Jaden era dura, con el cuerpo
tembloroso en su abrazo.

Duncan puso su brazo alrededor de la cintura de Jaden.  Serás el primero.

Jaden cerró los ojos y se estremeció.  Fóllame.

 No, folla a Moira.  Ella tiró de su cabello.  Vamos, Jaden. Estoy esperando.

 No se debe dejar una dama esperando.  Duncan dio una palmada en el trasero
de Jaden, haciendo que el vampiro diera un salto.  Así que ponte en ello. 
Duncan bostezó.

Jaden se inclinó y le susurró al oído.  Estarás dormido antes de que se corra la


segunda vez.

 Oí eso, oh hombres de poca fe.

Ella escondió su risa en el hombro de Jaden. La declaración indignada de Duncan


habría funcionado si no hubiera bostezado en medio de ella.

 Ya sabes, tengo a dos personas desnudas en la cama conmigo, una con un


ataque de risa y la otra bostezando en mi cara. Si no tengo cuidado podría
desarrollar un complejo.  Jaden deslizó su mano por su pecho y comenzó a jalar
de su pezón.

 Por suerte tengo un ego del tamaño de Nebraska.


Ella no pudo evitar reír.  ¿Sólo de Nebraska?  Ella chilló cuando él comenzó a
hacerle cosquillas.  ¡Alto, alto! ¡Tío!  Jaden se detuvo. Ambos hombres la
miraban con regocijo divertido.  Oh, no. Te lo juro. Te compensaré.  Ella se
retorció, tratando de quitar a Jaden de ella, pero el vampiro no se movió.

Duncan dobló los dedos.  ¿Vale la pena?

Jaden le sujetó las manos y se las apretó hacia abajo.  Sí.

 ¡Los cortaré a los dos! Lo digo en serio.  Ella trató de tomar medidas drásticas
con sus piernas cerradas, pero el cuerpo de Jaden se encontraba en el camino.

 Ahora, ¿por qué harías eso?  La mano de Duncan se movió por su pecho. Él
tiro de su pezón, enviando una sacudida de placer y dolor directamente a su
clítoris.

 Uno pensaría que estábamos planeando torturarla o algo así.  Jaden lamió su
otro pezón antes de chuparlo con su boca.

 Oh muchacho.

Jaden siguió mamándola mientras Duncan jalaba de su otro pezón. ¿Quieres a


Jaden dentro de ti, cariño? ¿Hmm? ¿Quieres que te folle?

 Sí.  Ella arqueó la espalda, con su cuerpo confundido. ¿Debería acercarse a


Duncan y a sus dedos o a Jaden y su boca caliente?

La decisión fue tomada de sus manos cuando la mano de Duncan se movió hasta
su vagina mojada. Comenzó a rodear su clítoris en círculos juguetones. Sus caderas
se movían sin descanso en sus dedos, con la combinación de sus golpes y la boca de
Jaden siendo casi demasiado.

 ¿Estás lista para mí?

Ella tuvo una visión de lo que le gustaría hacerles a los dos.  Espera.
Los dedos de Duncan se detuvieron. Jaden se quedó mirándola, con sus ojos
cambiando hasta llegar a negro.

 Tengo que moverme.

Jaden frunció el ceño, pero Duncan se echó a reír.  Me gusta tu forma de pensar.

Ella sonrió y empujó a Jaden, quien se movió de mala gana de entre sus piernas. 
Está bien. ¿Qué está pasando?

Duncan se dio vuelta sobre su espalda, con sus brazos detrás de la cabeza. Abrió las
piernas con una sonrisa acogedora. Moira se puso en sus manos y rodillas entre
ellos y se apoderó de su polla.

 ¿Captas la idea?

Jaden gruñó y se puso detrás de ella, con sus manos en sus caderas.

 Creo que lo tengo.

Ella se inclinó y chupó a Duncan con su boca, con su lengua lamiendo la vena que
recorría su parte inferior.

Duncan se quejó, con los ojos cerrados. Moira comenzó a moverse, tomándolo tan
abajo como pudo. Con su gusto dulce y efervescente, como vino espumoso.

Cuando la polla de Jaden dio un codazo en su apertura, ella levantó sus caderas,
invitándolo a entrar. Él se deslizó en su contra. Ella ya estaba mojada y lista para
él.  Por favor. Te necesito.

Él se deslizó en ella con facilidad, marcando un ritmo lento, diseñado para volverla
loca. Ella usó el impulso de sus golpes para establecer el ritmo que utilizaría para
chupar la polla de Duncan, manteniéndolo en un paseo lento y constante hasta
alcanzar el orgasmo. Jaden se inclinó sobre ella, acribillando su espalda con besos.
Sus manos rodearon el colchón, manteniendo su peso fuera de ella, pero aun
envolviéndola en su calidez. Una de las manos de Duncan se estiró y se envolvió
alrededor del antebrazo de Jaden, conectándolos a todos juntos. Luces de plata
empezaron a bailar mientras el tacto de Duncan los entretejió.

 Fóllala, sí. Fóllale la boca, Duncan. Hazle saber cuánto te encanta.

Los ojos de Duncan se abrieron, primero aterrizando en Jaden y después en Moira.

Infiernos, ella era la que llevaba el ritmo. Ella apretó los músculos de su vagina,
consiguiendo un gemido de Jaden. Asintió, negándose a dejar que Duncan se
deslizara de entre sus labios, con su mirada clavada en su rostro. Quería que él
supiera que ella lo necesitaba tanto como él.

Duncan se deslizo en su boca. Ella murmuró con placer alrededor de él, amando al
suave gemido que se había ganado.

Ella utilizó su lengua, lamiendo la parte inferior de su pene mientras él se deslizó


dentro y fuera de su boca.

Detrás de ella, Jaden estaba follándola con más fuerza, más rápido, tomando el
ritmo de Duncan, manteniéndolos a todos conectados. No era perfecto, no vivían
en la mente del otro en esta ocasión, pero estaba bastante cerca.

Jaden se movió, con su brazo sostenido por Duncan de la cama. Su mano tomó la
de ella y la llevó a su clítoris.

 Acaríciate, amor. Hazte correr.

Ella comenzó a hacer lo que él le decía, pero no fue tan fácil como pensó.
Tocándose, chupando a Duncan y con Jaden follándola, tuvo que encontrar el
balance entre los tres. Una vez que lo hizo, comenzó a moverse con su orgasmo.

La mano libre de Duncan fue a su cabello. La atrajo con un siseo de aire.  Cerca
amor. ¿Lista?

Ella asintió, contenta de que le hubiera advertido primero. Ella estaba lista cuando
él se corrió en su boca, tragándose hasta la última gota que le dio. Él cayó hacia
atrás con un suspiro y una sonrisa, sus ojos eran brillantes detrás de sus párpados
entrecerrados.

Ahora podía concentrarse únicamente en lo que Jaden le estaba haciendo. Ella se


resistió de nuevo hacia él, ya no permitiéndole ser el que controlara el hacer el
amor. Estaba dispuesta a correrse, y quería que él se corriera con ella.

Ella apretó los músculos, ordeñándolo, tratando de arrastrarlo más cerca del borde.
Él se estremeció, con sus acciones amenazando con empujarlo sobre un borde del
que estaba luchando por alejarse.  Me correré después de que tú lo hagas, cariño.
Quiero sentir que te corres primero.

Ella compartió una mirada con Duncan.  Hazlo correrse.

Las esquinas de la boca de Duncan se levantaron.

 Espera… Oh, infiernos.

Ella no tenía idea de lo que Duncan estaba haciéndole a Jaden, pero por los
sonidos de Jaden realmente le gustaba. Las suaves estocadas de Jaden se volvieron
bruscas, irregulares. Él comenzó a golpear en ella, conduciéndose a sí mismo al
orgasmo. La mano que sostenía la suya la soltó y le agarró la cadera, sosteniéndola
con tanta fuerza que tendría un hematoma allí.

A ella le encantó. Moira le devolvió todo lo que su vampiro le dio, y finalmente


pidió una cosa más.  Muérdeme.

Dolor agudo, después un placer tan intenso que pensó que todo se pondría negro.
Todo su cuerpo se apoderó del orgasmo que la consumía, dejándola sin aliento para
gritar.

Cuando por fin pudo abrir los ojos encontró su cabeza apoyada en el estómago de
Duncan, su polla flácida, saciada, todavía cerca de sus labios. Jaden estaba a su
lado, jadeando suavemente, con un brazo cubriéndola y a Duncan, manteniéndolos
conectados.

Debajo de ella, Duncan roncaba ligeramente.


 Te dije que estaría dormido antes de correrte la segunda vez.

Ella volteó la cabeza para mirarlo.  Eso fue sólo una.

Él bostezó.  Es cierto. Te debo una.  Se acurrucó más cerca, levantándola para


que quedara intercalada entre él y Duncan. Duncan, ajeno, dormía.

Moira besó la frente de Jaden, sabiendo que estaba desapareciendo rápidamente.

 Duerme, ghra. Me puedes pagar más adelante.

Ella esperó hasta que los dos hombres estuvieron respirando uniformemente antes
de salir de la cama. Los miró por un momento antes de ponerse la ropa y deslizarse
por la puerta.

Nadie les haría daño a sus hombres mientras ella vigilaba.

Nadie.
Capítulo Ocho
Akane se sentó en la mesa de la cocina Dunne y se preguntó cómo saldría de la
trampa en la que se encontraba. Ella no podría precisamente masticar su propio
brazo, pero estaba pensando en eso. Tal vez si empezaba a sangrar tratarían de
llevarla al hospital, donde podría realizar su escape.

Los Dunnes habían sido todo hospitalarios, haciéndola sentir bienvenida, incluso
dándole una habitación a la insistencia de Shane.

Incluso él había arreglado tener su coche aparcado.... en alguna parte El hijo de


puta. Había adivinado que ella no se iría sin su bebé.

Si lo había escondido en algún tipo de pasto ella lo mataría. No quería que su bebé
a oliera a colonia de vaca empapada.

Ella se había metido en la cama sólo después de que Shane le había dejado en claro
que no iría a ninguna parte. Él había cerrado la puerta, no dejándole otra opción
que salir por la ventana. Cuando ella lo había hecho, él había estado esperándola.
Hijo de puta. Le había dado esa sonrisa petulante, escoltándola de vuelta a su
habitación y dejándola con una maldita palmadita en la cabeza.

Fue entonces cuando supo que estaba en el infierno.

Shane estaba mirándola con esos malditos ojos de zafiro.

Su gran cuerpo se relajó, con sus manos llenas de cicatrices curvadas en torno a su
taza de café. La miraba como si fuera un bicho exótico y que sólo estuviera
esperando ver de qué forma ella se arrastraba.

Ella lo odiaba.

Ella estaba segura de que lo odiaba. No importaba que a la luz del día él se viera
incluso más guapo de lo que ella había pensado al principio. Su cabello rubio rojizo
estaba rizado muy ligeramente en su nuca. Sintió el malvado impulso de arrastrar
las uñas a través de él. Sus labios besables estaban torcidos en una sonrisa de
complicidad.

Sus grandes pies con botas estaban estirados bajo la mesa, casi llegando a su silla.
Ella apostaría a que llegaba a los seis pies y dos fácilmente.

Odiaba especialmente que fuera mucho más alto que ella. Con cinco pies con
cuatro era menor que el promedio, pero aun así.

 Shane, ¿Tu huésped necesita más café?

Ni siquiera miró a la pequeña mujer Sidhe.  No, mamá. Está bien.

 Bien, entonces. Espero que la habitación fuera de su gusto, señorita Russo.

Ella no se atrevió a morder la cabeza de Aileen Dunne.

La mujer no había hecho nada para merecerlo además de haber tenido al


descomunal mono frente a ella. Ella pegó una sonrisa en su rostro para la pobre
mujer.  Está bien, gracias.

Sean Dunne se instaló en la silla junto a su hijo. Tenía una sospechosa mirada en
blanco en su cara.  ¿Cuándo te dijeron que estarían aquí?

 Moira quiso esperar hasta el anochecer.  Aileen miró por la ventana de la


cocina.  Me gustaría darles otros diez minutos.

¿Moira Dunne? Mierda, eso significaba que Jaden estaba en camino. ¿Puedo irme
ya?

El Dunne mayor bajó la cabeza, probablemente para esconder su maldita risa.

Shane sacudió la cabeza.  Nop.

¿Nop?  ¿Eso es todo con lo que pudiste salir, Jethro7? ¿Nop?

7
Jethro: forma de llamar a una persona extraña.
Su padre se levantó de la mesa y se puso en la parte trasera de la puerta.  Ya
están aquí.

Mierda. No podía dejar que Jaden la viera. Miró a Aileen, dejando que algo de su
desesperación se mostrara. Sin duda, la mujer entendería y la dejaría escapar de
alguna manera.

 ¿Puedo usar el baño?

 No lo creo.  Shane tomó un sorbo de su café.

Ella le dio una patada. Duro.

 Ay.

Su cabeza se inclinó con incredulidad. La última persona a la que había pateado


tan duro había tenido que lidiar con un hueso roto. Este idiota había sonado como
si apenas se hubiera golpeado con los nudillos.  Tengo que hacer pis.  Ella
apretó con los dientes.

 Mentirosa, mentirosa, tus pantalones deberían estar incendiados.

Eso era todo. Ella llegaría a través de la mesa y perseguiría al bebé de la señora
Dunne por toda la bonita y limpia cocina.

 ¡Buenas noches, papá!  Un hombre alto que tenía un llamativo parecido con
Sean Dunne entró a la cocina. Detrás estaba una pelirroja con grandes ojos
marrones sonriendo.  Hola, Mamá. ¿Cuál es la emergencia?

 Hola, Leo, Ruby.  Aileen besó a su alto hijo, después abrazó a su nuera.  La
emergencia está saliendo del coche deportivo azul.

 ¿Duncan está teniendo problemas?  Leo agarró la cafetera y se sirvió una taza.
La sostuvo alto.  ¿Ruby?

Ella sacudió la cabeza y se sentó en la mesa Dunne.


 Hola. Soy Ruby Dunne. ¿Y tú eres?

Akane se quedó mirando la mano extendida de ella.  Fuera de aquí.

Se puso de pie, lista para tomar el pomo de la puerta.

 Demasiado tarde.  Su voz susurró a través de sus sentidos, tan baja que
dudaba de alguno de los otros lo hubieran oído.

 ¡Mamá, estamos en casa!  Una pequeña pelirroja a imagen y semejanza de


Aileen Dunne rebotó por la puerta trasera y fue directo a los brazos de Aileen que
la esperaban. Detrás de ella llegaron dos hombres, uno oscuro como el pecado, el
otro justo como el sol.

 Oh, mierda.  Sus hombros cayeron.

Jaden se sobresaltó por un momento antes de que sus cejas se levantaran.


¿Akane? ¿Qué demonios estás haciendo aquí?

Ahora tendría que explicar por qué Robin la había enviado, y lo que estaba
haciendo en la finca Dunne.

¿Podrían empeorar las cosas?

Jaden miró a la dragona. Robin tenía que haberla enviado para mantener un ojo
sobre él, y no le gustaba ni un poco.

 ¿Y bien?

Ella se volvió hacia él, con sus delicadas manos en las diminutas caderas. Si él no la
conociera mejor pensaría que ella era frágil.  Esto no fue mi idea.  Señaló a
Shane, moviendo un pie con impaciencia.  Él hizo que me quedara.

Él miró al hijo mayor Dunne.  ¿Está causando problemas de nuevo?

Shane se señaló a sí mismo, con sus ojos muy abiertos. Probablemente la única
persona que creería en la inocente del hombre era su madre, que le dio una
palmada en el hombro y una galleta.  No, querido. Estoy segura de que no habrá
problemas.  La mujer Sidhe miró a Jaden como si fuera todo de alguna manera
su culpa.

Jaden tuvo un momento duro para no reírse de su suegra en su cara. Dioses, le


gustaba el híbrido. Tenía a una mujer dragón acorralada en su granja, gruñendo con
provocación. Era la mayor emoción que nunca había visto en Akane, y la había
conocido desde hacía años. Tenía a una señora Sidhe en lo alto de los brazos y... Sí,
a un duende escondido en su guarida, tendría un ataque de risa.

Maldita sea, el hombre podía actuar con rapidez.

Un golpe punzante se posó en su brazo.  Ay.

 ¿Quién es?  Moira tenía los brazos cruzados sobre su pecho. Miró a Akane,
con sus ojos verdes brillantes como esmeraldas.

Oh oh.  Esa es Akane.

 ¿Y?  Moira arrastró las palabras.

 Saca tu mente fuera de la cuneta, cariño. Ella es una Blade.

Ahora Akane lo miraba a él.  Muchas gracias.

Él le devolvió la mirada con interés.  Si piensas que seré el único en ser


atropellado por el autobús particular estás tristemente equivocada.

 ¿Y? Quiero decir, ¿por qué está aquí?  Moira seguía mirando a Akane, quien
probablemente podría comerse a Moira con una mordida exquisita.

 Es a veces mi pareja.

 Antes de que preguntes, no, nunca hemos dormimos juntos.

Unos brazos llegaron a su alrededor, Moira se arrancó de su lado.


 Abajo, chica.  Los tonos suaves de Duncan quitaron la pelea directamente de
su pequeña duende.  Me he encontrado con Akane una o dos veces. Confía en mí
cuando te digo que nunca ha sido el tipo de Jaden.

Ahora Akane parecía ofendida. Grandioso. Jaden se pellizcó el puente de la nariz y


se preguntó si sería considerado un cobarde si se metía en la madriguera con Sean.

Por otra parte, ¿Realmente quería hacerle frente a su nuevo suegro solo? Hmm.
Enojar a la dragona, enojar a la duende. Mentalmente se encogió de hombros. También
podría molestar a la señora Sidhe. No quiero perder a nadie. Él le dio un beso a Moira en
la frente.  Sabes que eres una de mis únicas, cariño.

Corrió el riesgo de un dar rápido vistazo a la familia Dunne. Shane parecía


divertido, Leo se veía indignado, y Aileen parecía... ¿petulante?

Ya es oficial. Esta familia es extraña.

 Escuché eso.  Moira se volvió para mirar por encima del hombro de Duncan a
su familia. Tuvo que pararse en puntas para hacerlo.

 ¿No te dijo mamá acerca del vínculo triple?

Shane seguía sentado allí, viéndose divertido. Estaba empezando a entender por
qué Akane estaba tan enojada. Leo, por otro lado, actuaba como había previsto. 
¿Qué vínculo triple?  Los ojos del Sidhe se habían estrechado peligrosamente,
pequeñas chispas doradas bailaron a lo largo de su piel.

 Leo.  Ruby tomó el brazo de su marido.  Abajo chico. Jaden es uno de los
buenos, ¿recuerdas?

La mano de Leo cubrió la de Ruby, sosteniéndola hacia él. Jaden no sabía si era
por cariño a la mujer o para proteger a su compañera del vampiro feroz.  Estoy
tratando.

 ¿A dónde crees que vas?


Jaden parpadeó. Shane estaba de pie, deambulando a través de la cocina hacia
Akane, que estaba mucho más cerca del comedor ahora.

 Me voy.

Shane sacudió la cabeza.  Todavía no estoy seguro por qué. Sólo vuela de regreso
y escucha de todos modos, ¿Por qué no te sientas, te pones cómoda y te sirves algo
de tarta de manzana de Ma?

Akane resopló.  Dios, muchacho de granja. Por qué no me ofreces dejarme


ordeñar las vacas, porque eso sí sería muy divertido.

Shane se apoderó de su brazo y comenzó a dirigirla de nuevo a la mesa de la


cocina. Akane se jaló de su control, pero para shock de Jaden no consiguió
liberarse.  Como quieras.  Akane se sentó en una silla y él le entregó un plato.
Disfruta de tu pastel.

¿Qué carajos? Jaden había tomado al híbrido con dificultad, cierto, pero ¿El hecho de
que acabara de maltratar a un dragón? Eso llevaba la fuerza a un nivel
completamente nuevo.

¿Ese híbrido loco me dejo secuestrarlo?

El pequeño salto que Moira le dio, el brillo especulativo en sus ojos mientras
miraba a su hermano, le hizo saber que había oído su pensamiento claro y fuerte. Si
Moira pensaba que Shane permitiría que Jaden lo tomara, entonces tal vez Jaden
estaba en el camino correcto.

Akane se comió su pastel, con el cuerpo tenso. Jaden apostaba a que estaría
dispuesta a brincar a la primera señal de que la vigilancia de Shane hubiera
disminuido.

 Shane, sé amable con la chica. No está acostumbrada a nosotros todavía.

Aileen Dunne le sonrió a Akane, y de repente la dragona se vio aterrorizada. 


Pero estoy pensando que ella lo hará.
 No en esta vida.  Akane se metió otro pedazo de pastel en la boca. Gracias
por el pastel, sin embargo.

Jaden casi se echó a reír. Akane era brutalmente honesta cuando se sentía
acorralada, y parecía que Shane había logrado apretar todos sus extraños botones
fuera.  Está bien. Permítanme aventurar una respuesta. Akane, Robin te envió
aquí para asegurarse de que no lo joda…

 ¡Jaden Blackthorn! ¡Tú lenguaje!

Jaden fingió una mueca de dolor. Había pasado un tiempo muy largo desde que
había sido reprendido por su madre.  Lo siento. Shane te atrapó y te hizo entrar.
¿Amenazó tu coche?

La dragona rugió, con el sonido bajo e inhumano.

 Tomaré eso como un sí.  Él se volvió hacia Leo.  El resto de nosotros está
aquí para una reunión de familia sobre los Malmaynes.

 Kaitlynn y Cullen están muertos. Pensé que eso había terminado.  Leo se
sentó, tirando de una ruborizada Ruby a su regazo. Los dos eran tan lindos juntos
que hacía que le dolieran los colmillos.  ¿Estaba equivocado?

 Completamente.  Duncan se sentó, colocando a Moira junto a él. Hizo un


gesto para que Jaden tomara la silla vacía a su izquierda, dejándola entre ellos.
Duncan estaba haciendo una declaración, pero lo había puesto peligrosamente
cerca de Leo, que aún no se veía feliz con lo cerca que Jaden estaba de su pequeña
hermana. El Sidhe le estaba dando un serio escándalo con los ojos.

 Charles está tratando de apoderarse del clan. Si lo hace, comenzará a presionar a


Leo para aparearse con una de sus hijas.

Leo hizo una mueca.  Ugh no. No con ésas dos. Constance y Cecelia son casi tan
malas como Kaitlynn.
 No del todo.  Jaden se inclinó, cruzando las manos sobre la mesa. No son
murciélagos locas. Sólo son malas.

 Cierto.  Leo miró a Duncan, con las mejillas rosadas con inflexión.

 Sin ánimo de ofender.

 No lo ha hecho. Mi hermana era una loca murciélago de mierda.  Duncan


sostuvo la mano de Moira.  También están tratando de dejar de lado mi vínculo
con Moira y Jaden.

Se hizo el silencio alrededor de la mesa Dunne.  ¿Con los dos?

Leo se inclinó mirando a Duncan.  ¿Los has declarado a ambos como tus
compañeros?

Duncan abrió la boca para responder, cuando una explosión sacudió la casa. Jaden
bajó a Moira al suelo tan rápido que no supo si ella había podido entender lo que
había sucedido. Empujó a Duncan después, obligando al Sidhe a quedar sobre
Moira.

 Protégela. Voy a averiguar qué está pasando.

Duncan asintió, su apariencia alejándose, con estrellas de plata bailando a su


alrededor.  Ten cuidado, Amoureaux.

 Lo tendré.  Él se puso de pie e hizo un gesto para que Akane se uniera a él. 
Vamos.

 Tomaré el frente, tú ve a la parte de atrás.  Los extraños ojos de ella estaban


radiantes. Cuernos dorados se asomaban de su cabello. Estaba a momentos de
cambiar a su forma de dragón, lista para luchar y defender a los Dunnes.

Él asintió y se volvió niebla en la puerta, rematerializándose en el techo del porche.


Suerte para él que la noche hubiera caído, mientras había estado sentado en la
cocina Dunne.
La suerte se vio compensada por la explosión de radio en torno a lo que antes había
sido el granero de Dunne.  No me jodas.

 No gracias, tus compañeros tal vez no lo apreciarían.  Esa voz silbante le


sonreía. Akane se había unido a él, con su aleteo de alas en silencio junto a él, con
su mirada de color ámbar reduciéndose al granero.  ¿Hueles algo raro?

Él aspiró, clasificando los varios olores.  Gorras Rojas.

 Dirigiéndose hacia aquí. ¿Adivina qué más hay allí afuera?

Él aspiró de nuevo.  Mierda. ¿Alguien está usando una salamandra?

Las criaturas eran animales, se podían entrenar pero no eran muy brillantes.

Salamandras eran una de las pocas cosas que podían matar a un vampiro antes de
que supiera lo que lo había golpeado.

 Permíteme hacerle frente a la salamandra. Tú encárgate de las Gorras Rojas.

 Será un placer.  Jaden permitió que su Apariencia cayera.

 Ahí. Ve.

Él vio que su garra señalaba. Tres figuras acechando por el suelo. Reconoció a una
de ellas como al Gorra Roja del que había bebido antes.  Son los animales de
compañía de Charles.

 Grandioso. Ahora tenemos una prueba positiva de que está trabajando con el
Negro, si no es un miembro acreditado él mismo. Trataremos con él más tarde.

Jaden asintió, sin tomarse el tiempo para comentarle nada más. Él ya tenía una
prueba positiva, pero este no era el momento ni el lugar para darle los detalles sobre
los asuntos del chico malo de Charles. Corrió a lo largo del techo, ansioso por la
lucha que se avecinaba. Los esperó hasta que casi estuvieron en la casa antes de
caer en medio de ellos, sorprendiéndolos a todos.
Una vez más se encontró agradeciendo a los dioses que los Gorras Rojas fueran
más tontos que una caja de piedras. Se apoderó del primero, decidido a terminarlo
rápidamente. Jaden agarró la cabeza de la policía militar y lo retorció, cortando su
cuello. Dejó caer al gorra roja y corrió hacia el siguiente. No podía permitirse el
lujo de dejar que llegaran a la casa.

La tierra temblaba bajo sus órdenes. El gorra roja a la izquierda dio un grito
horrorizado cuando fue absorbido por la tierra a través de un agujero del tamaño de
un alfiler. Debió haber sido una fuente de sangre y vísceras volando por el aire
mientras el Gorra Roja era esencialmente absorbido a través de ese agujero, pero la
inmensa gravedad sólo lo aspiró todo hasta que no quedó nada, ni siquiera una
gota.

Sean Dunne estaba en el porche, con la luz de la batalla en sus ojos. Él le sonrió al
último policía militar.  ¿Quieres unirte a tu amigo?  El acento fuerte de Irlanda
estaba en la voz del duende. Su pelo negro brillaba como la más rica tierra, su piel
no mostraba el más mínimo signo común entre los espirales cuyo elemento era la
tierra misma. Sus ojos verdes tenían el oscuro color de las hojas de verano.

Y se veía molesto.

Jaden casi hizo un maldito baile feliz. Esos idiotas se habían enfrentado a un
duende en su propia maldita tierra, amenazado a su familia. Se inclinó ante Sean
Dunne, según él, era el respeto que se merecía.  Permítame.

Sean, sin apartar los ojos del policía militar, asintió.

 ¡Pa! ¡Más en el lado sur!  Leo llegó corriendo, con doradas chispas detrás de
él.

 ¿Dónde está tu hermano?  Sean siguió a su hijo del medio alrededor de la casa
y fuera de la vista de Jaden.

Jaden apuntó al policía militar.  ¡Te conozco! ¿No me alimenté de ti?  Él se


lamió los labios.  Dios, espero que te hayas bañado hoy. La última vez me
dejaste un gusto desagradable.
La mano del policía fue a su cuello, con sus ojos muy abiertos.  ¡NO!

El idiota se volvió y corrió, con su mano aún sobre su cuello. ¡No me había divertido
tanto en las últimas semanas! Jaden se abalanzó, llevando a su presa al suelo y
mordiéndole un lado del cuello con poca delicadeza. Después de todo, el policía no
iba a sobrevivir a lo que Jaden le haría.

Cuando él terminó, parecía que tendría que poner un poco más de atención a la
casa de Charles Malmayne. Ya era hora de que Charles muriera.

Duncan tiró de Moira a sus pies.  Vamos.  Corrió al lado opuesto de la casa,
sabiendo que la explosión tenía que ser una distracción.

 ¡Espera! ¿Qué pasa con Jaden?

Duncan eludió a su padre. La furia de la cara de Sean Dunne le daría miedo a un


hombre más pequeño. Duncan se había enfrentado a duendes antes, pero nunca
había sido tan estúpido como para hacerlo en su propia tierra. ¿Qué demonios
estaba pensando Charles? Tenía que saber que era una idea muy mala. Cómo Jaden
decía, era un movimiento digno de un premio Darwin.

Corrió hacia la puerta principal, sabiendo que Moira se podría mover mucho más
rápido que él.  Jaden está en la parte de atrás. A menos que me equivoque, habrá
más en el frente.

Ella dejó de luchar y se unió a él.  ¡Mamá!

 Subiré con Ruby. La mantendré a salvo.  Las dos mujeres subieron por las
escaleras, para gran alivio de Duncan.

Mientras que los pequeños humanos eran luchadores, no eran rival para un gorro
rojo.

Se dirigió a la puerta principal y patinó hasta detenerse. Allí, delante de él había


tres Gorras Rojas. Habían dejado caer su Apariencia, a su pesar.

 Oh, ew.  Moira retorció la nariz.  Esos tipos son horribles.


Los Gorras Rojas tenían un grueso, musculoso cuerpo y extremidades más
delgadas y más largas de lo que deberían. Su piel era del color de las setas frescas y
arrugadas como la de alguien muy viejo. Barbas grises escondían parcialmente los
colmillos que llenaban sus bocas. Ojos rojos miraban hacia ellos, llenos de odio.
Aceradas y letales pinzas punteaban los dedos de cada mano con gran nitidez.

Todos sus dientes eran afilados, sus ojos demasiado grandes para su cara y tenían la
nariz larga y puntiaguda. Sus pies tenían botas de hierro, y sobre sus cabezas
llevaban gorras que goteaban sangre fresca. No portaban sus lanzas tradicionales,
sino que cada Gorra Roja llevaba una pistola.

Mierda.

Duncan trató de empujar a Moira detrás de él, sin suerte. Ella se agachó y corrió en
dirección alrededor del porche. Uno de los Gorra rojas se salió tras ella, disparando
su arma. Duncan la vio tejer su camino a través del terreno, yendo más y más
rápido hasta que fue alrededor de la esquina.

Duncan tenía que confiar en que Moira sabía lo que estaba haciendo.

Ella conocía esa tierra tan bien como su padre, y ese vínculo le daría algún poder
ahí.

Él volvió su atención a los dos restantes Gorras Rojas. Ambos habían levantado sus
armas. Tuvo una fracción de segundo para decidir lo que iba a hacer.

Haría lo que un hijo de los Tuatha hacía mejor. Joder sus mentes.

El eco de las palabras de Jaden le dio lo que necesitaba para empezar a moverse. Se
zambulló en una de sus mentes, de manera rápida recomponiendo lo que el gorra
rojo veía. Duncan parecía ahora estar donde su compañero lo hacía, mientras
Duncan mismo veía como el compañero del gorra rojo era hechizado.

Como esperaba el gorro rojo giró y disparó contra su amigo, golpeándolo en la


cabeza y matándolo instantáneamente. Duncan sostuvo la mente del gorro rojo,
sintiendo su satisfacción por el trabajo bien hecho.
Bien, mierda. Sus órdenes eran de matarlo. Y la persona que vio dictando esas
órdenes era su propio tío.

Él gruñó, haciendo un gesto al gorro rojo para que lo siguiera. Corrieron en


dirección en la que Moira había ido. Las órdenes para los gorras rojas en cuanto a
Moira eran confusas. Parte del gorra roja quería matarla, deleitarse con su sangre
dulce. Él otro...

El otro hizo que Duncan viera las cosas a través de una niebla vaporosa de rabia.
La necesidad de aplastar la mente del gorra roja, hasta que nada quedara excepto
una cáscara babosa, sin sentido fue casi abrumadora. Sin embargo, él se aferró. Si el
gorra roja había acorralado a Moira, él tenía otros planes. Usaría a ese gorra roja
para destruir a los otros.

Después aplastaría la mente de la criatura.

Al doblar la esquina encontró a Moira luchando contra el Gorra roja. Ella estaba
usando su vínculo con la tierra para levantar las rocas, lanzándolas al gorra roja,
con resultados devastadores. El militar estaba sangrando por cientos de cortes.
Contusiones salpicaban su cuerpo. Tenía un ojo hinchado completamente cerrado.
Sin embargo las rocas seguían llegando, lanzando al gorra roja con toda la fuerza
que un lanzador de béisbol de las Grandes Ligas podía poner detrás de un tiro.

Duncan podía decir que Moira estaba agotada. El sudor estaba en cuentas en su
frente, y su objetivo parecía apagado. Duncan cambió a Moira en la mente del otro
policía. Consiguió una respuesta de inmediato, disparando sobre el gorra roja que
amenazaban a Moira.

El gorra rojo herido cayó con un aullido. El tiro no había sido letal. Duncan leyó la
fantasía del gorra roja de tirar a Moira y tomarla y se estremeció. Extendió la mano
y colocó una fantasía en la mente del resto de los gorras rojas.

Hizo una mueca de lo que el gorra roja consideraba el nirvana, pero empujó al
gorra roja allí de todos modos y lo dejó para que se pudriera. Nunca se movería de
ese lugar sin ser levantado. No comería, bebería o dormiría.
Duncan lo había condenado a muerte, y el gorra roja nunca sabría cómo ni por qué
había sucedido, no era que a Duncan realmente le importara.

Moira se unió a él, con remolinos de baile en su piel con rabia.

Luces verdes bailaban a su alrededor. Ella jadeaba, mostrando líneas finas


alrededor de los ojos y boca. Ella entorno sus hombros.  ¿Hay más?

Duncan tomó el arma y apuntó a la cabeza del gorra roja que aullaba. Espero
que no.  Él apretó el gatillo y terminó con la vida del gorra roja. Vamos.

Jaden acechaba a la vuelta de la casa, con los ojos brillantes de color rojo y verde,
con sus garras goteando sangre.  ¿Alguno más?  ¿Más allá de la contemplación
de tu ombligo? No.

Jaden miró los cuerpos con satisfacción.  Bien.  Miró hacia el cielo, una
enorme sonrisa cruzó su rostro.  Miren arriba. Akane está jugando.

Duncan miró hacia arriba.  Queridos dioses. ¿Es eso una salamandra?

 Sí.  Jaden pasó un brazo alrededor de cada uno de ellos, tirando cerca.  Y
esa es mi pareja dándoles una paliza.

Duncan no se sorprendió cuando Moira le dio un codazo a Jaden en el costado. 


¿Creí que tú y Akane sólo trabajaban juntos de vez en cuando?

Jaden hizo una mueca.  Sí, bueno. Mayormente trabajo solo, pero cuando lo
hago con alguien por lo general prefiero a Akane. Es buena, ¿sabes?

 Ella es mía.  Shane Dunne salió del rincón del porche, con la mirada pegada a
la lucha de la dragona negra y oro luchando con la salamandra. A diferencia de la
creencia popular, el dragón no era mucho más grande de lo que la mujer había sido,
y la mayoría era sólo su envergadura. La salamandra era aproximadamente del
tamaño de un pastor alemán, largo, elegante y vigoroso. Llamas salían disparadas
de la boca de la salamandra, pero la dragona era inmune, entrando y saliendo,
jugando con la salamandra.
 Dioses de arriba. ¿Es una salamandra?  Sean Dunne estaba junto a su hijo,
mirando la batalla furiosa encima de ellos.

La salamandra se estaba cansando. Sus estallidos de llamas se acercaban más y se


apartaban más. Akane fue forzada a ir hacia abajo, más cerca del suelo, usando su
cola como un látigo. La salamandra cayó, exhausta. La criatura jadeó, viéndola
con recelo a través de sus llameantes ojos rojos. Su llama se atenuó hasta que se
pareció más a un dragón de Komodo con largas extremidades. Después de un
segundo se puso su Apariencia. El Pastor alemán movió la cola y se instaló sobre
sus ancas.

Akane aterrizó junto a él, convirtiéndose de nuevo en la elegante mujer que había
estado dentro de la casa Dunne. Acarició a la salamandra, sonriendo cuando le
lamió la mano.  Creo que lo conservaré.  Le guiñó un ojo a Jaden, ganándose
que el vampiro fuera mirado por dos pares de ojos Dunne.

Jaden miró a Shane y a Moira.  ¿Qué hice ahora?

Duncan comenzó a guiarlos a todos hacia la casa.  Creo que tenemos que
terminar esa charla que estábamos teniendo.

 Sigan adelante. Creo que es hora de irme.  Akane se puso delante de Shane,
con las manos en sus caderas.  ¿Dónde está mi coche?

Shane, por primera vez, pareció inquieto.  ¿En el granero?  Él le dirigió una
sonrisa débil, alejándose de ella lentamente.  ¿Qué clase de coche era?

Vapor, literalmente comenzó a salir de las orejas de la dragona.  Un Porsche


Boxster.

Shane tragó con dificultad.  ¿De qué año?

 Nuevo.

Ouch. Eso iba a picar el bolsillo del hombre. Duncan estaba bastante seguro que
Shane podía permitirse el lujo de sustituir el coche de la dragona, pero estaba
vestido tan modestamente que no estaba seguro de si el hombre quería saber lo rica
que Akane realmente era.

Los dragones eran conocidos por tener riquezas raras y exóticas, y hasta que él
llegara a conocer mejor las preferencias de Akane eso seguiría siendo un misterio.
Sin embargo, por el coche que conducía y la ropa que llevaba, apostaría a que
prefería la riqueza. Duncan decidió darle al hermano de su pareja de unión una
mano para mantener su riqueza en secreto.  Permíteme remplazarlo.

Akane le regaló con una dulce sonrisa.  Gracias, señor Malmayne. Por lo menos
hay caballeros en el mundo.

Duncan no se lo creyó ni por un momento, pero la dejaría salirse con la suya por
ahora. Inclinó la cabeza ante la Blade.  De nada.

 Menos mal. No estoy segura de la cantidad de maíz que tendría que vender
antes de poder sustituir un coche de lujo como ese.  Shane metió las manos en su
bolsillo trasero y se balanceó sobre sus talones.  ¿Cuánto cuestan, de todos
modos? ¿Diez, quince mil?

La dragona parecía lista para echar su nueva mascota sobre Shane.

Duncan se interpuso entre ellos, señalando hacia la casa una vez más. Nos
vendría bien su ayuda, mi señora.

Ella se sopló el pelo de los ojos.  Por supuesto. No es como que puedo ir a
ninguna parte, ¿No, ruibarbo?

Shane sacudió la cabeza.  Nop. Hasta que te consigamos uno de alquiler. ¿A


menos que quieras llevarte el tractor?

Akane giró sobre sus talones y se dirigió a la casa, pisoteando todo el camino. El
“perro” la siguió, evidentemente, viéndola como su nueva ama. Los tacones de sus
botas caras continuaban hundiéndose en la tierra. Dejó escapar un molesto grito y
saltó al porche. Dio la vuelta en la esquina y se pudo oír el portazo de la malla
cerrándose detrás de ella.
 Eres malo.  Jaden pasó el brazo alrededor de los hombros de Shane.  Me
gusta eso de ti.

Los hombros de Shane estaban temblando de risa.  Gracias amablemente.

 Tenemos que hacer algo sobre el...  Duncan se volvió, pero no había señal de
que los gorras rojas habían estado allí. Incluso el que había contemplado su propio
ombligo había desaparecido.  Hmm.

Sean dio un silbido y se dirigió hasta su porche.

 ¿Vienen?

 Recuérdame que no te haga enojar.  Jaden siguió a su nuevo suegro al porche.

Duncan tomó la mano de Moira y los siguió. Jaden no lo engañaba ni un poco. Esa
indiferencia divertida estaba escondiendo una ira terrible. Tenía la sensación de que
su Caballero Gris personal iba a desaparecer en algún momento durante la noche, y
por la mañana Duncan se enteraría de la tragedia en Casa de Charles Malmayne.

¿Por qué? ¿Por qué Charles habría hecho algo tan drásticamente estúpido? ¡No
tenía sentido! ¿Por qué había atacado la casa Dunne?

Duncan sacó su teléfono celular y marcó rápidamente a casa.

 ¿Hola?

Mierda. Ian parecía sin aliento.  ¿Están todos seguros?

 Hemos tenido una invasión de Gorras Rojas, mi señor.

Duncan juró.  ¿Hay alguien herido?

—No, gracias a Dios. Pero sucedió algo muy extraño. En un momento estaban casi
en la puerta, y al siguiente se habían ido... bueno, habían desaparecido. Todo lo
que pude escuchar eran los gritos horribles y  el hombre tragó,  algo húmedo,
sonidos de crujido.
Duncan parpadeó.  ¿Quedó algo de ellos?

 No, señor. Pero sí encontramos una nota en el porche delantero.

 ¿Qué dice la nota?

 Quienquiera que fuera nos cobró cincuenta dólares por la limpieza el patio,
señor.

 ¿Algo más?

 La cuenta se hizo con cargo al Señor Jaden, mi señor.

¿Qué demonios?  Gracias, Ian. Mantén un ojo en las cosas. Creemos que Charles
puede estar detrás de los ataques.

 Muy bien, señor. Si se me permite decirlo, por favor tenga cuidado.

 Lo haré. Y gracias.  Duncan colgó el teléfono. Sólo podía haber dos


explicaciones para eso. La primera, que Charles le había declarado la guerra,
decidiendo atacarlo cuando menos esperaba. Golpeando a los Dunnes y a su casa
garantizaba que los gorras rojas lo encontrarían. La otra posibilidad era que Charles
estuviera consciente de que Jaden había estado en su casa. Era posible que también
supiera que Jaden había encontrado pruebas incriminatorias de su complicidad con
la Corte Negra.

De cualquier manera, tenía que haber sabido lo que Jaden haría una vez que
hubiera reconocido a los gorras rojas. Jaden iría en línea recta a Charles, decidido a
matarlo.

Duncan se detuvo. Tenía que haberlo sabido.

 ¡Jaden!  Corrió hacia la casa, pero ya era demasiado tarde.

Oyó el rugido de un motor, y Jaden se había ido.


 ¿Qué demonios está pasando?  Moira observó la cara de Duncan pálida. 
¿Qué?

 Él va a matar a Charles.

Tonto.  Lo sé. ¿Y?

 Charles tenía que saber lo que Jaden haría si fuéramos amenazados, Moira.
Tenía que hacerlo. Eso significa que planeó todo esto.

Todo su cuerpo se paralizó.  Es una trampa.

 De una u otra clase. O tiene la intención de capturar a Jaden, o tiene la intención


de ser un mártir. De cualquier manera, los Malmaynes exigirán la cabeza de Jaden.

 Aunque está claro que Charles está utilizando la ayuda de la Corte Negra. 
Moira respiró hondo y se volvió en círculo, en busca de algo, cualquier cosa que
pudiera ayudar, pero sólo un pensamiento se mantuvo girando en su cabeza.  No
hemos completado los votos, Duncan.  Había planeado hacer eso ahí, delante de
la familia.

Sus ojos se estrecharon.  No, pero él terminó el vínculo de sangre. Somos sus
compañeros.  Corrió hacia el frente de la casa.

El coche se había ido.  ¡Hijo de puta!  La Apariencia de Duncan explotó fuera


de él, con las luces de plata bailando en una pantalla furiosa. Tenemos que ir tras
él.

 ¿Cómo? No tenemos coche.  Moira tomó a Duncan en sus brazos. 


Contáctalo. Dile que creemos que es una trampa.

 ¿Jaden? Contéstame, maldita sea. Pensamos que te estás dirigiendo hacia una trampa.

 Lo sé. Pero Robin me ordenó que cuidara del problema de los Malmayne. Tendremos que
usar la evidencia del ataque de los gorras rojas y lo que encontré en los archivos de la
computadora para demostrar que ha estado trabajando con el Negro.
 No hay evidencia del ataque, Jaden.  Moira apretó su agarre en Duncan.  Mi
padre la enterró.

 Bien. Eso hace las cosas un poco más difíciles. Sin embargo, se me dijo que me manejara
de la manera en que me pareciera, y veo las condiciones para tomar su estúpido culo.

 Esto podría ser justo lo que él quiere.  Duncan se apartó de Moira y se dirigió
hacia la casa.  Si se convierte en un mártir, ¿Sabes lo que el clan hará?  No me pueden
tocar, Duncan, ambos sabemos eso. No, si es un ataque sancionado a un Blade.

 Los dos sabemos que no es del todo cierto.  Duncan dio un paso a la casa e inclino
la cabeza hacia Shane.  Necesito tu ayuda.

Shane lo siguió de vuelta.  ¿Qué puedo hacer por ti?

 Jaden está en problemas. No puedo llegar a él, porque tomó mi coche.

Shane le dio una palmada en la espalda.  No hay problema. Sígueme.

 ¿Duncan? ¿Sigues ahí?

 Está un poco ocupado tramando algo con mi hermano.

Moira siguió detrás a los dos hombres, con curiosidad por ver cómo Shane podría
ayudarlo.

 ¿Cuál hermano?

La preocupación en su voz la hubiera divertido si la situación no fuera tan grave. 


Shane.

 Mierda. Mantente alejada hasta que todo acabe, Moira. Prométemelo.

Cuando el infierno abra la primera pista de patinaje sobre hielo.

Shane se abrió camino hacia el cobertizo, y Moira se encontró riendo entre dientes.
 Oh, muchacho. ¿Nos estás prestando el Bumblebee?
Shane abrió las puertas de cobertizo, exponiendo el coche cubierto. Apretó el dedo
en sus labios.  Shh. Eso sí, que Akane no lo vea.

Moira le ayudó a descubrir el brillante Corvette color amarillo de su hermano.

Duncan se frotó las manos con regocijo como un niño.

 Feliz cumpleaños a mí.

 Uh, no. Aun así, es mi bebé, gracias.  Shane sacó las llaves de su bolsillo y se
las arrojó a Moira.  Consigue el tuyo propio, Sr. Caballero.

Moira se sentó al volante y encendió el Corvette.

 Vamos, Duncan.

 ¿Moira?

Ella hizo caso omiso de Jaden, haciendo un gesto en su lugar a Duncan.


Vámonos.

 Moira, maldita sea, respóndeme.

Duncan se metió en el asiento del copiloto y se puso el cinturón de seguridad. 


Vamos.  Él puso su mano sobre el tablero de instrumentos y se concentró.

Moira parpadeó. El hermoso Corvette amarillo ahora parecía como una bola de
chatarra oxidada asfixiada en su salida del cobertizo.

Detrás de ella oyó a Shane riendo como un idiota mientras ella se marchó, con el
polvo levantándose detrás de ellos viéndose malévolo y grueso, reforzado por la
magia de Duncan.

 Duncan. Usa la cabeza. Vienes tras de mí y te culparán. Estoy autorizado por esta muerte.
Tú sin duda no.
Moira se retiró del camino de entrada de la finca y entró en el camino.  ¿Crees
que Shane le dirá a Akane lo que está pasando? Es una testigo del ataque. Podría
resultar muy útil si el clan se vuelve contra Jaden.

Duncan se pasó las manos por el pelo, con el gesto gritando su frustración.  No lo
sé. Aún no estoy del todo seguro de por qué Charles está haciendo todo esto.

Tenía que haber algo en el contrato, algo que todos hubieran perdido. Moira no
había mirado demasiado profundamente el contrato, y ahora se estaba pateando. 
Dudo que sea una venganza. Tiene que haber algo más.

 ¿Qué es tan especial acerca de Leo Dunne? ¿Por qué toda la atención está en él?

 ¿Aparte del hecho de que sus poderes son casi puros Sidhe?  Moira se encogió
de hombros.  No tengo idea, pero todo el clan sigue insistiendo en ello.

 Mierda. Hasta que no sepamos esa parte estamos volando a ciegas.

 ¿Muchachos?  La voz de Jaden estaba llena de tensa diversión.

 Saben que los escucho, ¿verdad? ¿Dónde están?

Moira se detuvo en la puerta que conducía a la propiedad de Charles Malmayne. Se


quedó mirando la enorme mansión. El pórtico grande era casi obsceno, empujando
hacia fuera del cuerpo principal de la casa.  ¿Jaden? Tenías razón. Está
definitivamente sobre compensando.

Ella extendió la mano para presionar el botón que abría las puertas.

 ¿Hola?  La voz era profunda, casi gutural.

 Duncan Malmayne viene a ver a Charles Malmayne.

 Un momento.  Se oyó un clic, y las puertas se abrieron.

 Movimiento estúpido, estúpido, Moira. Sabrán que estoy aquí ahora.


Ella no podía permitirse pensar en eso demasiado. Estaba decidida a salvar no sólo
a Jaden sino al clan Malmayne. La única manera de hacerlo era hacerle frente a
Charles y averiguar qué demonios estaba pasando.

Entró y pasó por el estacionamiento, frente al porche. Que sin duda le recordaba a
un hotel. Todo lo que necesitaba eran los botes de basura grandes diagonales de
ceniceros.  ¿Necesitamos sacar nuestras maletas en la recepción?

Duncan no respondió sólo saliendo del coche de Shane.  Terminemos con esto.

Ella se levantó y lo siguió por las escaleras hasta la puerta.

 ¿Qué crees que va a pasar?

Él apretó la mandíbula. Tocó el timbre y tomó su mano.

 Oh.  Ella se puso de pie tan alto como pudo a pesar de que estaba cubierta de
suciedad y sangre de Gorras Rojas. Era la Dama Malmayne, y como tal sacó las
enseñanzas de su madre para darse a sí misma un aire tan real como pudo. No
podría ser capaz de usar su glamour sobre sí misma para aparecer limpia y digna,
pero maldita sea si no podía hacerse ver como una reina guerrera justo al lado del
campo de batalla.

 Lo que eres. Ahora vuelve al coche y vuelve a casa, Reinita. Y llévate a Toto contigo.

Ella dejó que las comisuras de sus labios se levantaran en una pequeña sonrisa.

Duncan estaba prácticamente vibrando a su lado. Ella aposto a que Jaden


lamentaría haberlo llamado así.

La puerta se abrió. Y el mayordomo de Charles se inclinó ante Duncan.

 Señor Malmayne.  Ignoró por completo Moira. Agitando una mano, hizo un
gesto para que pudieran entrar.  Por favor, síganme.

La mano de Duncan apretó la suya, pero no corrigió al mayordomo. No tenía


tiempo para meterse con los prejuicios de las hadas. Siguieron al mayordomo más
allá de la gran escalera a una habitación a la izquierda. Los tenis de Moira hacían
ruido en los pisos de mármol pulido. Toda la entrada era cegadoramente blanca y
dorada, desde los pisos de mármol de Carrera hasta la barandilla de la escalera
dorada. Eso hizo que los ojos de Moira le dolieran de sólo mirarlos. Ella prefería
los tonos más fríos de azul y verde a esa decoración como de museo.

El mayordomo abrió la puerta.  El señor Malmayne viene a verlo, señor.

 Que entre, Bradley.

Moira se mordió la lengua por la forma en que había sido anunciado. El


mayordomo ni siquiera había dicho “y su acompañante”, dejando a Moira
preguntándose donde se encontraba Charles Malmayne en la vida de Duncan.

No tuvo que esperar por mucho tiempo.  Ah, veo que trajiste a tu... esposa
contigo.  El desprecio se dibujó en el rostro de Charles y su postura relajada y
fácil en la repisa de la chimenea eran desmentidas por el temblor de su mano
mientras encendía su pipa.  ¿A qué debo el honor?

Duncan se adelantó, llevando a Moira con él. Por la mirada en el rostro de su señor
Sidhe, las cosas no saldrían bien para Charles.  Sé que enviaste a la Powrie a
matarme.

Moira ocultó su sorpresa. ¿Powrie? No había oído ese nombre para los Gorras Rojas
en años, no desde ese viaje para visitar a la mitad de su familia Dunne en Irlanda.
Los Powrie vivían más en Escocia e Irlanda, y los sprites Dunne estaban muy
familiarizados con los viles Gorras Rojas.

 ¿Qué te hace pensar que te quiero muerto?

 Miré en la mente de uno de ellos antes que Sean Dunne tomara medidas para
eliminar la amenaza.  El lenguaje corporal de Duncan era tan relajado como el
de Charles, pero mantuvo un firme control sobre la mano de Moira, con su pulgar
acariciando a través de la parte trasera.  Sus órdenes fueron que me mataran. Lo
qué pensaba hacer con Moira no era más que congelar el enfermo pastel.
Los ojos de Charles se lanzaron a ella antes de regresar a su pipa.  No sabes de lo
que estás hablando.  Dio una calada, soplando una corriente de humo fragante.
 Además, es completamente posible que un enemigo nuestro se limitara a hacer
que los gorras rojas pensaran que yo había sido el que les había dado esas órdenes.

 Oh, no. Conozco la manipulación cuando lo veo, y no vi ninguna señal de la


misma. Todo esto fue hecho por ti, Charles.

Charles le dio una sonrisa arrogante.  No puedes probar eso Duncan, y ambos lo
sabemos.

 Uno de los Powrie es tu empleado como guardaespaldas.

Charles negó.  Yo no emplearía a un Gorra Roja, Duncan. Tuve una invasión de


ellos, cierto, pero me las arreglé.

 Ah, ¿sí? ¿Cómo?

 Al menos dos se encontraron inconscientes cerca de la entrada de mi ático.


Varios más fueron encontrados golpeados en la finca. Fueron retirados de
inmediato por mis propios hombres.  Dio otra chupada a la boquilla de su pipa,
soplando el humo directo sobre Moira.  ¿Me pregunto cómo llegaron a estar
aquí?

Se movió, empujando una de sus manos en su bolsillo. —Son de la Corte Negra, y


es bien conocido que los Malmaynes son de la Corte blanca—. Miró hacia los lados
de Duncan, con una sonrisa socarrona en los labios.

 Uno de ellos parecía haber sido mordido. ¿Tal vez tu vampiro mascota sepa algo
al respecto?

Duncan le devolvió la sonrisa a Charles con intereses.  ¿Por qué no le


preguntamos a mi pareja verdadera cuando llegue aquí?

La pipa se congeló. Charles se puso rígido.  ¿Pareja verdadera?


Duncan asintió con la cabeza majestuosamente.  Tengo la gran fortuna de haber
formado un triple vínculo, Charles. Felicítame.

Lo último no había sido un pedido. Duncan exigía el respeto para sus dos
compañeros como Señor Malmayne, y Charles, a menos que quisiera probarse a sí
mismo como un traidor, no tendría más remedio que obedecer.

 Felicitaciones.  El tono era tenso, pero Charles dio lo que se requería de él. 
Aunque no estoy seguro de cómo el resto del clan se sentirá al respecto.

 ¿Importa?  Moira mantenía sus ojos en Charles, a pesar del impulso de mirar a
Duncan. Su tono y su postura eran tan arrogantes que ella se asustó.  Creo que
olvidas algo.  Chispas de algo comenzaron a bailar en el aire.  Yo soy el Señor
Malmayne. El clan me sigue. Si se oponen a mis apareamientos, ese es su
problema, no el mío.

Ella nunca había visto ese lado de él antes, del frío señor exigiendo el respeto de
alguien debajo de él.

 Es nuestro problema cuando te apareas con alguien hasta ahora por debajo de ti,
sobrino. ¡Piensa! Al casarte con Moira has causado problemas sin fin, por no hablar
de lo que tu acoplamiento con el maldito vampiro hará.

 ¿Por qué es tan importante que Leo Dunne se case con alguien del Clan
Malmayne?  Cuando Charles se apartó de él, Duncan reaccionó agarrando el
cuello del hombre y tirando de él hacia adelante. Su Apariencia cayó, dejando al
descubierto toda su gloria Sidhe. Que brilló con una luz de plata. Se veía hermoso y
mortal.  Vas a decirme porqué infiernos es tan importante que Leo simplemente
deba ser el Dunne que cumpla con el contrato, y me lo explicarás ahora.

Charles trató de hacer caso omiso del agarre de Duncan, pero no tuvo éxito.

Parecía sorprendido por la fuerza de su sobrino.  No tengo que decirte nada.

Duncan lo acercó más hasta que estuvieron cara a cara.


 Respuesta equivocada.

Charles se quedó sin aliento, luchando en las garras de Duncan por sólo un
momento. Moira no tenía idea de lo que estaba pasando hasta que vio la cara de
Duncan.

Él estaba construyendo una fantasía de Charles con sus propios recuerdos, en el que
el Sidhe no sabía que estaba derramando sus secretos a Duncan. Duncan había
dicho una vez que Charles era fuerte, casi lo suficientemente fuerte como para
rodar por la mente de Duncan. Al parecer se había equivocado, o el vínculo que
compartía con ella y Jaden lo había fortalecido, porque estaba fácilmente tomando
el control de los sentidos de Charles. Ella observó, esperando que el espectáculo
comenzara.

 Deberías haber traído palomitas de maíz, cariño.

Jaden estaba cerca. Podía sentirlo, casi como si estuviera justo detrás de ella. Ella
casi se volvió para mirarlo, pero fue inútil.

Jaden no estaba allí. Todavía no, de todos modos.

 Hola, Charles,  susurró Duncan, tirando de su atención de regreso a su


compañera Sidhe. Aflojó su agarre sobre Charles, moviendo la mano desde el
cuello del Sidhe hacia abajo en su otro brazo.  ¿Cómo está saliendo el plan?
Charles hizo una profunda reverencia.  Nuestro plan de remplazar Duncan va a
buen ritmo, mi señor.

 ¿Cómo van las cosas con el contrato de matrimonio?

 Una vez que Duncan se retire podremos empezar a presionar a Leo Dunne una
vez más.  Charles se pavoneó.  Tratar con su triple vínculo no deberá ser
ningún problema. La pequeña humana no sabrá lo que le pegó.

Duncan levantó las cejas.  ¿No estarás pensando en matarla? Sus fuerzas de vida
están unidas entre sí.
Charles se burló, agitando las preocupaciones relativas de Duncan.  Por supuesto
que no. Sabemos que están unidos. No, Leo tomará a una de mis hijas por mujer, y
el contrato se cumplirá de la manera en que siempre lo hemos soñado.

La cabeza de Duncan se inclinó.  Vas a tener que explicar exactamente cómo


planeabas lidiar con Sean Dunne. El duende es muy poderoso.

La burla estuvo de vuelta en la cara de Charles.  Una vez que su precioso hijo
esté en nuestras manos no tendrá nada que decir.

 ¿Y el vínculo que Leo tiene con su tierra? ¿Tienes la intención de encontrar una
manera de romper eso?

Charles pareció confundido.  Él es un Sidhe. No está realmente ligado a la tierra.

Moira pensó que Duncan ocultaba su sorpresa admirablemente. ¿Cómo podría


Charles estar tan engañado? El vínculo de Leo con la tierra que estaba reclamando
como suya era tan fuerte como la de su padre. Quitando a Leo de su tierra
finalmente lo matarían.  ¿Cómo exactamente los Malmaynes se benefician con
eso?

La confusión se suavizó y Charles se relajó, sereno con la certeza que le daría un


aire de fe a un niño.  El hijo de Dunne, un día realizará un acto que cambiará
nuestro mundo.

Moira frunció el ceño.  ¿Qué demonios?

Duncan le apretó la mano, silenciándola.  ¿Quién te dijo eso?

 La Vidente.  Charles se estremeció. Moira entendía por qué. La Vidente era


una especie de enigma. La última de su especie, su sabiduría era buscada por
muchos y ella se las daba a todos, Blancos, Negros o grises por igual. Ella afirmaba
no tener lealtad hacia nadie, sin embargo había rumores de que Oberón le había
ofrecido un santuario en más de una ocasión cuando sus predicciones habían
causado fricciones entre las cortes.
Duncan tomó una respiración profunda.  ¿Qué te hace pensar que ese niño
vendrá de Leo?

 Porque es el único que es un Sidhe Dunne. Necesitamos que se una a nosotros,


de lo contrario habríamos dejado que el contrato caduque cuando la perra se apareó
con el duende hace tantos años.  Charles hizo una mueca de disgusto.

 ¿Un duende? Es lo mismo que si te unieras a mi mayordomo, o peor aún, a un


humano.

Moira vio a Jaden caer en la habitación sin hacer ruido. Puso un dedo en sus labios,
con sus ojos pegados al hombre atrapado en el agarre de Duncan. Por la repulsión
que emanaba él había oído más que suficiente de la retorcida lógica de Charles.

 Quieres ser capaz de controlar a ese niño de Dunne.

 Él debe ser un Malmayne, ¡lo sabes! Sabes por qué.

Charles se estremeció.  Sabes lo que ella nos hará si no cumplimos lo que


prometimos.

Por un breve momento Duncan se vio horrorizado antes de que su expresión se


suavizara.  Sí, lo sé. Gracias, Charles.

Charles parpadeó rápidamente.  Tú.  Empezó a buscar rápidamente a Duncan,


pero se detuvo en seco.  Entraste a mi mente.

Duncan se apartó con disgusto.  Jaden.

 ¿Sí, mi señor?

Moira sonrió. El tono de Jaden era respetuoso, como única postura de preparación
fácil. Había visto esa quietud en él justo antes de que ella hubiera sido atacada ese
día en que había secuestrado a Ruby.

 Hay una deuda de sangre que se debe. Charles la pagará.


 ¡Espera! Duncan, no debo ninguna deuda de sangre. ¡Los Dunnes nos deben!

Duncan gruñó.  Te confabulaste para matarme. Estás trabajando con un agente


de la Corte Negra, tratando de eludir la profecía para tu propio beneficio. Atacaste
la granja Dunne sabiendo que yo estaba allí con mis compañeros, con la esperanza
de que uno o todos murieran. Por el delito de colaboración con la Negra sólo tu
vida se perderá.  Charles palideció.  Por el delito de atacar a tu señor y sus
parejas vinculadas, tu vida se perderá. Juzgo que eres culpable por tu propia palabra
y mano. La sentencia es la muerte, que se llevará a cabo de inmediato.

 ¡Esa estúpida hembra humana robó nuestro destino, Duncan! Deberíamos


habernos casado con los Dunnes, con el precioso niño nuestro para darle forma.
¡Piénsalo! ¡Lo que podríamos hacer con un niño! Todo lo que tenemos que hacer es
organizar un co matrimonio con una de las mujeres Malmayne y el mundo será
nuestro!

Duncan dejó ir a Charles.  El propio Hob ha enviado a su Blade para hacer


justicia por tus crímenes.

Charles tragó.  ¿Blade?  Miró a su alrededor salvajemente.

Duncan asintió.  ¿Jaden?

 ¿Sí, mi señor?

 Es todo tuyo.

Jaden sonrió y dejó caer su Apariencia. Moira, por todo lo que había visto de la
alimentación de Jaden antes, ocultó su rostro en el pecho de Duncan cuando el
primer grito fue arrancado de la garganta de Charles.

Duncan la llevó fuera de la habitación.  Este es un lado de él, de nosotros, al que


tendrás que acostumbrarte, Moira.

Ella asintió.  Lo sé.  Levantó la cabeza y vio su mirada amorosa, preocupada.


 Supongo que no soy la guerrera que pensaba que era.
Una ceja se levantó.  Lanzaste suficientes piedras duras para romper los huesos
de los Gorras Rojas y ni te inmutaste cuando puse una bala en sus cabezas. ¿Pero
esto te molesta?

 La mordida de Jaden es... íntima. Es nuestra. ¿Me entiendes? Y ahora lo está


utilizando para matar.

Duncan asintió lentamente.  ¿Ayudaría si desgarrara miembro a miembro a


Charles en su lugar?

Ella se imaginó a Jaden haciendo precisamente eso y se estremeció.  No.

 Tienes que dejarlo ir. Es un Blade. La mayoría de las veces no veremos ese lado
de él. Sólo lo limpiaremos y amaremos cuando llegue a casa con nosotros.

 Gracias por eso.  Jaden salió de la habitación, cuidando de limpiarse la sangre


de los labios.  Ya está hecho. Necesito ponerme en contacto con Robin para que
sepa lo que pasó aquí. El resto del clan también debe ser investigado para
asegurarnos que Charles no fue el único en el bolsillo del Negra.

 Kaitlynn, Charles, Henri, posiblemente mi padre. ¿Quién sabe qué tan lejos o
profundamente esto irá en el clan?  Duncan suspiró con cansancio. ¿Qué le
ocurrió a mi clan? ¿Cómo es que no lo vi?

Moira le dio una palmadita en el brazo.  No sientas compasión. Has sido señor
unos meses, la mayoría pasó en medio de la enfermedad del apareamiento. Tu
padre fue asesinado, tu hermana lo mató. Tu padre trabajó duro para mantenerte
ignorante, ¿verdad?  Duncan hizo una mueca, lo que confirmaba sus
pensamientos.  Muchas cosas han pasado. Ahora sabemos que hay un problema
y nos ocuparemos de él, ojalá antes que sea demasiado tarde.

La lenta sonrisa de Duncan fue preciosa para ella.  Mi práctica duende. Él
presionó un beso en su frente.  Tienes razón. Tenemos que encontrar la raíz del
problema y acabar con él antes de que arrastre al resto del clan hacia abajo.
 Estoy de acuerdo.  Jaden dio un paso hacia ellos, extendiendo las manos. 
Pero primero lo primero. ¿Moira?

Él se puso de pie como si estuviera seguro de su bienvenida. Moira corrió a sus


brazos, deseosa de que su amante supiera eso, pase lo que pase, ella estaría allí para
él.

Él la abrazó con fuerza, con su cuerpo relajándose en el de ella.  Gracias.

Ese suave susurro le dijo todo lo que ella necesitaba saber.


Capítulo Nueve
Akane se sentó en su cama con una sonrisa.  Están bien. Tengo un informe para
presentarle a Robin, sin embargo.  Ella se apartó el pelo de los ojos.  Creo que
voy a solicitar que se me asigne este caso. Está justo en mi callejón.  Ella se frotó
las manos con alegría.  Los bastardos trabajando con la Negra son siempre una
alegría.

Sean Dunne le dio una taza de té.  Debe ser difícil para ti ser lo que eres.

Cómo él había descubierto su secreto mejor guardado nunca lo sabría, pero él la


había seguido a su habitación y le había pedido que “vigilara” a su hija con un
guiño y una pícara sonrisa. Ella lo miró, desafiándolo a decir más.

Y, como el descarado irlandés que era, lo hizo.  Un híbrido como mi hijo y la


hija de la propia vidente. Eso es bastante carga para llevar.  Colocó su mano en
su hombro, con su expresión más paternal que cualquier otro que hubiera visto en
su cara sin embargo.  Sabemos lo que es llevar la carga de ser un híbrido, Akane.
Sabemos que puede ser una bendición. Si necesitas hablar, mi familia estará aquí.
Estamos en deuda contigo.

Ella parpadeó para contener sus repentinas lágrimas. Sean Dunne acababa de
ofrecerle algo que ella había recibido de muy pocas personas en su larga vida:
Aceptación completa. No había piedad ni temor en su cara cuando le había dado
ese regalo, apenas la mirada de un padre que entendía lo que era criar a un niño
especial.

 Shane es un hombre afortunado.

Sean sonrió.  Más afortunado de lo que crees.  Le dio unas palmaditas


ausentes antes de caminar hacia la puerta del dormitorio.  Descansa. Si el Hob te
llamará aquí será mejor que se lo advierta a Aileen. El hombre puede comerse un
poco de todo a pesar de su pequeño tamaño.
Ella parpadeó. ¿Robin Goodfellow había comido ahí? ¿Cuándo? La manera en que
Sean hablaba de él, en parte resignada, en parte divertida, el Hob debía hacer visitas
regulares.

El Hob nunca hacía visitas regulares a nadie, excepto a Oberon.

 Ajá.  Ella sacudió la cabeza y decidió tomar el consejo de Sean. Estaba


agotada después de la batalla y necesitaba dormir un poco. Contactaría a Robin
mañana, después de un buen descanso nocturno.

 ¡Vamos muchacho! ¡Ve!

Ella estuvo de pie en un instante, en dirección a la ventana para mirar hacia abajo
al patio. Escondió una sonrisa sorprendida detrás de su mano. Una figura de color
rojo brillante cayó lo que parecía un balón metálico a los pies del hijo mayor
Dunne, con su cola moviéndose a mil por hora. Shane la tomó y tiró, haciendo que
la criatura corriera detrás de él.

Shane Dunne estaba jugando escondidas con su salamandra.

 Ese hombre es tan extraño.

Cuando los ojos de zafiro se centraron en la ventana cegándola por un segundo, la


sonrisa pícara que hizo la dejó sin aliento. Akane se alejó de la ventana, asustada,
miedosa, y más excitada de lo que nunca podía recordar.

Oh infiernos con el no. No se dejaría sentirse atraída hacia Jethro. El hombre era
una amenaza en más que una forma.

Se metió en la cama, decidida a expulsar a todos los pensamientos de Shane Dunne


de su mente.

Resultó ser mucho más difícil de lo que pensó que sería.

****

Moira se despertó intercalada entre sus amantes, con su cara enterrada en el pelo de
Jaden. La mano de Duncan le tomaba un pecho, con su medio duro polla situada
entre sus nalgas. Su mano descansaba sobre el pecho de Jaden, sintiendo el subir y
bajar, incluso mientras dormía en sus brazos.

Todo estaba bien en su mundo. No pudo evitar la sonrisa que cruzó su rostro, o el
meneo alegre que dio. Sus hombres estaban ahí y seguros, y nada podría quitarles
eso.

El pecho de Jaden se levantó en su mano, con su pierna moviéndose contra la de


ella.  Mmm. Buenos días, cariño.  Él levantó la mano a su boca, besándole la
parte de atrás.

Moira se acurrucó.  Buenos días, a ghra.

Ella oyó el sonido de un timbre del teléfono.  Infiernos.  Duncan rodó sobre su
espalda y se deslizó de la cama. Ella observó su increíble trasero mientras se
agachaba para tomar su teléfono.

 ¿Hola?

Ella lo vio empezar a caminar.  Sí. Entiendo.  Su puño estaba cerrado.  No,
será a mi manera.  Su apasionado señor Sidhe tenía que estar hablando con un
Malmayne porque su voz era tan fría y dura. Por el asco torciendo las facciones de
Jaden apostaba a que era Henri.

Ella se estremeció cuando otro timbrazo llenó el aire. Esta vez era de música, los
primeros acordes de la canción de Tatu “How Soon Is Now”. Jaden salió de la
cama y agarró su teléfono.  ¿Lo?

 No, no lo creo.  La voz de Duncan llevó su atención a él. Su mandíbula estaba


apretada, con las manos en puño a los costados.  Tú no me das órdenes.

 ¿Quieres que haga qué?  Moira volvió a mirar a Jaden. Sus cejas habían
desaparecido prácticamente en su cuero cabelludo.  ¡Diablos, no!

 Si eso es lo que deseas. Te espero dentro de una hora.


Duncan colgó su teléfono. Estaba tan enojado que chispas plateadas bailaban a su
alrededor.  Esperen un diluvio de los miembros del clan en una hora.

 Mierda.  Moira se levantó de la cama.  Déjame adivinar lo que están


objetando.

Él dio un suspiro de frustración.  Mi vínculo con Jaden.

Ella parpadeó.  Espera. ¿Por qué se oponen a eso?

 Están diciendo que él es el que creó todas esas cosas acerca de la vidente y tiene
a Charles para creerlo a través de sus poderes mentales de Vampiro.

 Estás bromeando conmigo.

 Nop. Exigirán la deuda de sangre.

 Mierda.  Ella se pasó las manos por el pelo.  ¿Qué haremos?

 Me quedaré aquí.  Jaden colgó el teléfono.  Akane está en camino. Ella sabe
lo que está pasando y confirmará que el ataque contra Charles fue sancionado.

 Esto está tan jodido,  se quejó Moira.

 Dímelo a mí.  Duncan los alcanzó y comenzó a llevarlos hacia el cuarto de


baño.  Báñense. Mis queridos, tenemos que vernos lo mejor posible.

 Tenemos que avisarles a Ian y a la señora Pagett. ¿Cuántos vendrán, Duncan?

 Todos los que actualmente pertenecen al clan en Nebraska.

Ella se detuvo.  ¿Cuántos serían esos?

 Alrededor de veinte.

 Mierda.
Jaden comenzó a arrastrarla hacia adelante.  Esa es tal vez la décima parte. El
clan Malmayne está en todo el mundo.

Duncan tomó sus cepillos de dientes y se los entregó.  El resto de la familia


asistirá a través de una señal de satélite.

Ella chilló cuando la mano de Jaden le dio una palmada en el trasero. Así que
comencemos a movernos. Nadie puede ver a mis compañeros al natural, excepto
yo.

Moira puso los ojos en blanco y se cepilló los dientes. Esta semana se pone cada vez
mejor.

****

Duncan se acomodó detrás de su escritorio y miro fijamente a los veinte familiares


en la habitación. Por supuesto, Henri estaba allí, adulando a las hijas llorando de
Charles. Tanto Cecelia como Constance llevaban el sello Malmayne de pelo rubio y
figuras esbeltas, que le recordaban a su hermana.

Duncan se estremeció. Una Kaitlynn había sido bastante malo.

Moira se había asegurado de sentarse con Akane, afuera a un lado y fuera de la


línea de fuego. La dragona parecía completamente fuera de lugar con sus rasgos
asiáticos, pero con su ropa muy a la moda declaraba una fuerza a tener en cuenta,
al menos en lo que respectaba al resto del clan.

Todavía parecía confundida en cuanto al papel que iba a jugar en ese encuentro.
Duncan tenía la intención de iluminarlos.

Él golpeó los nudillos en la mesa. A pesar de que el sonido había sido tranquilo el
clan de inmediato se calmó a excepción del sorbeteo de las dos mujeres.

Era obvio que Henri esperaba tomar el control de esa reunión. El hombre dio un
paso adelante, dispuesto a enfrentarse a él. Hubo un brillo en sus ojos que le dijo a
Duncan que estaba disfrutando de lo que pensaba hacer.
Duncan sonrió. Henri se llevaría el shock de su vida mimada y pomposa. Hemos
sido llamados hoy aquí para tratar el hecho de que el Hob hizo una investigación
sobre los hechos del Clan Malmayne.  Hubo un silbido de aire inhalado, pero
muchos menos para que Duncan se sintiera cómodo.  Sus Blades, después de una
cuidadosa investigación, determinaron que Charles Malmayne estaba trabajando
con uno o más agentes de la Corte Negra para forzar a la familia Dunne a una
alianza no deseada.

 ¿No deseada por quién?  Constance le preguntó. Como la hija mayor se


quedaba con la mejor oportunidad de ser elegida para un matrimonio de alianza
ahora que Kaitlynn estaba muerta.

 No deseado por los Dunne que Charles esperaba forzar. Leo Dunne no tiene un
vínculo triple y no está dispuesto a contemplar un segundo matrimonio. Su unida
esposa también insiste en que ningún otro matrimonio se lleve a cabo,
asegurándose así que sería imposible e indeseable.  Duncan juntó los dedos y vio
con cuidado a los miembros de su clan. Algunos todavía parecían sorprendidos,
pero la mayoría se le quedaron mirando con caras blancas.  El contrato de
matrimonio Malmayne-Dunne ha sido cumplido por mí.  Levantó la mano
cuando Henri trató de quejarse.  No escuchare nada más sobre lo inadecuada que
es Moira. Es una niña Dunne.  Dijo a propósito, viendo las reacciones de sus
familiares. Jaden estaba escuchando en la seguridad de su habitación, viendo las
reacciones de aquellos que no estaban en suelo americano. Planeaban mantenerse
mutuamente informados acerca de todo a través de sus vínculos.  El tema de mi
unión con Moira queda cerrado.

 La unión está incompleta,  Cecelia se levantó.  Por lo tanto, el contrato no


se ha cumplido.

Duncan sonrió.  Moira solicitó que los Votos fueran dichos con su familia como
testigo. Eso ha sido arreglado.

Algo que había visto hasta justo después de que Jaden hubiera asesinado a Charles
por sus crímenes. Sean no estaba sorprendido en lo más mínimo, y Aileen había
estado en éxtasis. Todo lo que quedaba por hacer era estar allí, en la granja Dunne,
listos para hablar y sellar su vínculo para la eternidad.  Les aseguro que nuestro
vínculo se ha completado. Y es la última vez que voy a hablar de mi unión con
Moira.

 Entonces, ¿qué hay de los rumores de que también te uniste al vampiro?

Duncan mantuvo su expresión fríamente divertida, pero él podía decir que ese era
el lugar donde las cosas se iban a poner difíciles. El desdén de la mayoría de los
Seelie Sidhe tenían por los vampiros, funcionaría en contra de él aquí.

Si Moira no era muy aceptable para ellos, Jaden no lo sería. No era que le
importara un carajo.  Eso sería correcto.

Las exclamaciones de indignación esta vez fue más fuerte, nunca alguien de la
Corte Blanca Sidhe se había unido a un vampiro.  Tengo el gran placer de haber
sido bendecido con un vínculo triple.

Algunos de los Malmaynes se movieron inquietos con eso, la mayoría de con


expresiones de desaprobación.

 ¿No fue Jaden el que mató a Charles?  Henri sacudió la cabeza. ¿Cómo
pasó exactamente eso? Entiendo que Charles iba a desafiar el liderazgo del clan
Malmayne. Qué conveniente para ti que fuera ejecutado después de que tu mascota
vampiro lo acusara de complicidad con la Negra.

 ¿Me estás diciendo que tengo a un Blade en el bolsillo, Henri?

Henri abrió los brazos.  ¿Cuál Blade? No veo a tu... Lo siento, el Blade Robin
está aquí.

Akane se puso de pie, enderezando su falda Donna Karan.

 ¿Quieres hablar con una Blade, Henri Malmayne?  Aquellos ojos extraños de
ella, uno muy oscuro, el otro iluminado, se fijaron en Henri como un insecto a una
estera. La frialdad que irradiaba de la dragona era intimidante.  Eso se puede
arreglar.
Duncan bajó la cabeza hacia Akane.  Permítanme presentarles a Dame Akane
Russo, caballera de la Corte Gris y Blade de Oberón.

 ¿Ella es una Blade?  Uno de los Malmaynes más jóvenes susurró.

El respeto y admiración en la voz de del joven había hecho que Duncan


malditamente sonriera.

 Sí, Letitia, Akane es una Blade.  Duncan se volvió a Henri, con toda su
incredulidad ida.  Ella estuvo allí cuando los Powrie de Charles atacaron la
granja Dunne.

 Uno de ellos fue identificado como haber estado en la casa de Charles antes del
ataque. Duncan confirmó que Charles estaba trabajando con la Negra a través de
las propias palabras de Charles. Los archivos en la computadora de Charles
confirmaron también, que de hecho, había estado en contacto frecuente con el
señor de los Gorras Rojas y conocidos agentes de la misma Reina Oscura. 
Akane habló como si hubiera estado allí y hubiera sido testigo de todo. Duncan
sabía que nadie la interrogaría al respecto.  La sentencia fue aprobada por el
Señor Malmayne y aprobada por Robin Goodfellow. La ejecución se llevó a cabo
por mi compañero, Jaden Blackthorn.

Nadie se atrevería a cuestionar una orden del Hob. Hacerlo, atraería su atención y
no mucha gente podía manejar eso.

Duncan pensó por un segundo, y se dio cuenta que era el único que podía manejar
toda la atención de Robin.

Oberon sostenía la lealtad de Robin de una manera en que nadie más podía.

Akane inclinó la cabeza, con el movimiento sinuoso y de alguna manera


inhumano.  ¿Alguna pregunta?

 ¿Quién pagará por la muerte de mi padre?  Cecelia gritó a pesar de los intentos
de su hermana de hacerla callar.  ¡Ese sucio, mestizo vampiro se atrevió a poner
sus manos en un Malmayne! Glorianna oyó hablar de eso, y te garantizo que ella
está de nuestro lado.

Oh, mierda. Ahí estaba la espina en su costado, el pellizco escondido, las niñas de
Charles que buscarían una deuda de sangre a través de la Reina y de su Corte. Era
bien sabido que Glorianna odiaba a los vampiros con una gran pasión. La única
razón por la que no había exigido que hubieran llevado a Jaden ante ella era el
hecho de que Jaden claramente se había alineado con la Corte gris, llevándose a sí
mismo fuera de su jurisdicción.  Jaden es Gris y un Blade, Cecelia. Estaba
desempeñando sus obligaciones tanto por mi decreto y como por los del Hob.
Glorianna no posee influencia sobre él.

 ¿Cómo crees que la Reina se sentirá con la cabeza de uno de sus principales
clanes unido a esa abominación?  Ella se echó el pelo sobre su hombro.  Estoy
segura de que un nuevo Señor Malmayne será declarado inmediatamente una vez
que el propio clan muestre su insatisfacción.

Eso era posible. Si Glorianna optaba por hacer una excepción a su triple vínculo él
podía ser quitado como Señor Malmayne, y eso abriría tanto a Moira como a Jaden
a las maquinaciones de quien se convirtiera en el siguiente Señor Malmayne. Ella
era la única quien tenía el poder para hacerlo. Eso lo había sabido todo el tiempo
como una posibilidad. Pero ¿Alguien como Henri como el próximo Señor
Malmayne?

Eso no era algo que podía permitir que sucediera. Su clan sería destruido si Henri
se proclamaba Señor.

Duncan podía sentir su genio empezar a crecer, con la ira rápida y caliente
fluyendo como sangre, tan profundamente arraigada en la tierra misma. Tenía un
mal presentimiento sobre eso, y por la forma en que Moira y Jaden estaban
murmurando en su cabeza podía decir que compartían sus inquietudes.  ¿A quién
propones para que sea el próximo Señor?

 A Henri.  Su nombre fue dicho con tanta rapidez y convicción que Duncan
supuso que sus primas habían decidido sobre él antes de presentarse en la puerta de
Duncan.  Ha sido de mucho apoyo para el clan Malmayne y tiene nuestros
mejores intereses en el corazón.  Cecelia prácticamente susurro mientras pasaba
la mano abajo del brazo de Henri.

Bien. Esa era una arruga para el querido viejo padre que no sabía nada.

¿Cullen habría sido consciente de las maquinaciones de su hermano Charles?


¿Cullen también habría sido engañado? ¿Qué tan profundo estaba Henri en todo lo
que había sucedido?  Me temo que la vida de Henri también se perderá una vez
que Robin se entere de que él fue el vínculo entre Charles y el señor Unseelie Sidhe
con quien estaba conspirando.

La mirada de Cecelia habría matado a un hombre menor.

 Pruébalo.

Él apenas se detuvo de gruñir. No tenías pruebas, todavía no. Charles estaba


muerto y no arrojaría a Henri debajo del autobús, incluso si aún estuviera vivo. El
hijo de puta tenía una especie enfermo honor que le habría impedido entregar a
alguien a quien consideraba inferior para salvarse a sí mismo.

Así que en lugar de eso Duncan se levantó. Se inclinó, con las manos sobre el
escritorio, y se reunió con su mirada, lo que le permitió sentir la dura
determinación de erradicar a la Negra de su clan.  Lo haré.

****

 Eso estuvo muy bien. ¿Y ahora qué? ¿Picazón de calor rojo en el trasero?

Jaden se dejó caer en la silla frente al escritorio de Duncan y se frotó la frente.


Moira realmente podía gritar cuando quería, y había estado enojada como el
infierno con los Malmaynes por haberla llamado una “abominación”. Bien, la
habían llamado peor en el pasado. Viviría. Él estaba más preocupada por cuan
furioso Duncan estaba con los resultados de la reunión.

 Investigaremos al resto del clan.  Duncan acechó alrededor de la habitación.


Estaba más allá de enojado y con rabia homicida.  Quiero la cabeza de Henri en
una pica.
Jaden vio a su frío señor Sidhe perder su autocontrol, caminando como un tigre
enjaulado en frente de su escritorio.  Duncan.

 Cecelia y Constance están hasta el cuello en lo que sea que está pasando
también. Quiero que tengas cuidado.  Luces plateadas bailaban a su alrededor.

Jaden estaba empezando a preocuparse. Duncan rara vez había perdido su


temperamento en los cien años desde que se habían conocido, y en el lapso de unos
días lo estaba perdiendo en forma regular.

 ¡Duncan!

Duncan se detuvo y lo miró fijamente.  ¿Qué?

 Respira profundamente. Empiezas a asustarme.  Duncan en realidad le


enseñó los dientes. Él tuvo que reprimir una carcajada.

 Estoy aterrorizado, oh sin colmillos.  Él puso los ojos en blanco.


Necesitarás terapia de manejo de la ira si te mantienes así.

Duncan parpadeó.  ¿De qué diablos estás hablando?

 La última vez que recuerdo que perdiste los estribos tanto fue…  Jaden ladeó
la cabeza,  …no.  Miró a Moira y se dio cuenta de su preocupación repentina.
 ¿Ha estado así desde que me fui?

Eso le valió otro gruñido mientras Duncan comenzaba a merodear alrededor de la


habitación.  No estoy fuera de control.

 Estaba muy deprimido antes de que regresara, y él ha estado así, molesto de vez
en cuando desde que regresaste.

Él asintió. Luego se levantó, se acercó a Duncan y le agarró el hombro. Obligó al


Sidhe a enfrentarse a él de nuevo y le levantó la barbilla.  Adelante. Sabes que te
has estado muriendo por esto.
Duncan puso los ojos en blanco.  Ya me acosté contigo a toda máquina,
¿recuerdas?

 Pero todavía estás enojado conmigo, y eso está afectando todo lo demás. 
Jaden abrió los brazos.  No iré a ningún lugar nunca más, a menos que sea por
asignación.

La mandíbula de Duncan se apretó. Ah, ja. Ahí está.

 ¿Estás molesto porque no te dije que era un Blade?  Él trató de no reírse. 


Ese gruñido sería mucho más aterrador si no supiera que en realidad nunca me
lastimarías.

 ¿Por qué no me dijiste eso?

Jaden podía oír la angustia bajo su ira, y suspiró.  Porque todo el mundo sabía de
lo que vivía y trabajaba.

 ¿Era la coartada perfecta? ¿Aparecer en alguna parte, irte de fiesta, alguien se


muere, y llegas a casa un poco más sabio?

Jaden bajó los brazos.  No. No todas las misiones conducen a la muerte de
alguien. Sólo porque fui entrenado como un maldito soldado no me convierte en un
asesino en automático.

Moira se interpuso entre ellos, con su mano sobre su corazón.  Ya está bien.
Sabes que Duncan no se siente de esa manera. ¡Y tú!  Ella se volvió hacia
Duncan.  Deja de molestarlo. Si Robin Goodfellow te dice que guardes un
secreto, ¿qué harías?

Duncan se frotó los ojos.  Probablemente me pondría pegamento en los labios.

 ¿Ves? ¿Se lo hubieras dicho a Duncan si hubieras podido?  Jaden no vio


ningún punto en decir la verdad.  Sí.

 Mentiroso.
Jaden sonrió.  Tienes razón, ¿no?

 Tarado. Estabas tratando de mantenerme a salvo, ¿no?

Jaden asintió.

 No lo hagas de nuevo. ¿Qué pasa si en una de tus “asignaciones” se hubiera


descubierto quién eras y fueras tras de mí? No hubieras tenido forma de protegerme
a mí mismo.

Y ahí Duncan estaba equivocado. Robin le había prometido mantener a salvo a


Duncan cuando Jaden había hecho su juramento como Blade.

 ¿Ya terminaste de enojarte conmigo?

 Estoy pensando en ello.

Moira le dio unas palmaditas en las mejillas.  No ahora. ¿Te sientes mejor?

 Todavía no, pero pronto lo haré.  Jaden miró de reojo hacia ella,
acariciándole el culo.  ¿Qué dicen si llevamos esto al dormitorio?

Moira le golpeó el estómago. Duro. La sorprendió la expresión de dolor en que se


convirtió rápidamente.

Ajá. ¿Se suponía que doliera?

 Ay.  Ella negó con la mano.  Tenemos que averiguar qué hacer con Henri.
¿Y si realmente va con la Reina? ¿Puede ella hacer algo para remover a Duncan
como jefe del clan?

Jaden se encogió de hombros.  Nunca realmente se había preocupado mucho de


la Política de la Corte Blanca.

 Puede, si suficientes miembros del clan se oponen a mi unión.


Duncan se apoyó en su escritorio.  Bastantes de ellos han sentido el borde áspero
de la lengua de Jaden para que puedan saborear la idea de hacerle daño a través de
mí.

 Hay opciones, pero puede ser que no te gusten.

Akane se levantó de su asiento. Ella había estado tan tranquila que casi se había
olvidado de su compañera en algún momento pero todavía estaba allí.  Primera
opción, permanecer en la Corte Blanca, incluso sabiendo que es más que probable
que pierda su posición como jefe del clan. Si eso sucede, Jaden todavía deberá estar
seguro debido a sus, um, conexiones.  Ella parecía no contenta ni por un
momento antes de que sus rasgos se aislaran de vuelta en su fachada habitual de
calma.  La segunda opción, es permanecer en la Corte Blanca y luchar no sólo
con tu clan, sino con su Reina para permanecer como señor. Será una batalla cuesta
arriba que no estoy segura de que vayas a ganar, sobre todo porque puedo sentir a
la mayoría de los de tu clan inclinándose hacia la Negra ahora, incluso si no se dan
cuenta de ello.

 ¿Y La tercera opción?  Jaden tuvo la sensación de que sabía a dónde se dirigía


eso.

 Dar sus juramentos a Oberon y unirse a la Gris.

 Eso nos salvaría, pero dejaría al resto del clan a la merced de Henri.  Duncan
tamborileó los dedos en el borde del escritorio.  No estoy seguro de que sea una
opción que podamos tomar.

 Tenemos que saber cuántos del clan siguen siendo leales a la Blanca y a Duncan,
y cuántos están en esto por lo que la Vidente le dijo a Charles que los ganaría.

Akane inclinó la cabeza, con su única expresión enviando miedo a todo el cuerpo
de Jaden.  ¿La vidente?

 Ella le dijo a Charles que el hijo de Dunne un día realizaría un acto que iba a
cambiar nuestro mundo.
Los ojos de Akane se cerraron.  Ese estúpido hijo de puta. Hombre idiota.  Sus
ojos se abrieron de golpe.  ¿Cuándo les dijo eso?

Duncan abrió la boca para contestar, pero su frente se frunció.  No estoy seguro.
Sé que es la razón por la que no se dan por vencidos con el contrato de matrimonio,
cuando Aileen se unió con Sean fue a causa de esa profecía.  Duncan se sacudió.
 Oh, mierda.

Los ojos de Moira se encontraron con los suyos, con una pizca de pánico en ellos.
 No es un hijo de Leo, ¿verdad? Es un hijo de mi padre.  Miró alrededor de la
sala, con los ojos muy abiertos y salvajes.  ¿Qué demonios?

 No te asustes, mi amor.  Jaden la tomó y acunó en sus brazos, frunciendo el


ceño cuando se dio cuenta de sus escalofríos.  ¿Qué hay acerca de la profecía?
Eso pasará, sin importar lo que hagas. Si eres el que toma las decisiones, entonces
que así sea. Si se trata de Leo o de Shane, entonces que así sea. Luchar contra eso
sólo hará que suceda de tal manera que vivirás para lamentarlo.

 Tiene razón.  Akane se sentó de nuevo, con su comportamiento una vez más
sereno.  No luchen contra eso. Tomen las decisiones que sientan correctas. Es
posible que sea su hijo u otro nieto de Sean, quien tome la decisión crucial. ¿Quién
lo sabe? Será el hijo de un Dunne.

 Entonces no va a ser el hijo de Moira.  Duncan sonrió.  Ella es una


Malmayne ahora.

Akane negó.  No, no lo es. Es una Blackthorn.

Jaden parpadeó. ¿Qué demonios?

 Has completado tu vínculo de sangre con ellos primero, ¿verdad?

Eso hace a los dos Blacthorns. El primer enlace es el que se reconoce por primera
vez cuando se trata de un vínculo triple.  Akane frunció el ceño.  ¿No lo
sabías?
Los tres se ruborizaron.  No. Además, estábamos muy ocupados.

 Lo sé.  Akane sonrió.  Estaba manteniendo un ojo en ti, ¿recuerdas?

Moira se puso delante de los dos.  ¿Realmente quiero saber cuánto viste?

Akane resopló una carcajada.  Probablemente no.

Algo picó en la parte posterior del cerebro de Jaden. Algo que podría significar
algo, algo que un Dunne le había dicho a Duncan.  Mierda. ¿Cómo fue eso que
Shane te llamó la otra noche?

 ¿Quieres decir esa rima rara? ‘La oscuridad acecha al clan Malmayne. La
salvación se encuentra dentro de un solo hombre. Acepta la unión y paga el precio.
La sombra se envolverá alrededor de ti tres veces’.

Los tres se miraron el uno al otro.

 Oh, mierda,  susurró Akane.  ¿Dónde oyó él eso?

 Dijo que tenía sus fuentes, pero no quiso decir nada.

 La oscuridad acecha al clan Malmayne. La Negra, obviamente.  Duncan se


calló, una vez más merodeó por la sala, pero la diferencia era obvia. Esta vez estaba
pensando, no preocupándose.  La salvación se encuentra dentro de un solo
hombre.

Jaden tiró de su silla frente al escritorio de Duncan, su lugar preferido para pensar.
 Uno de los hombres. ¿Tú?

Duncan soltó un bufido.  Obviamente, no. ¿Tú, tal vez?

 No estoy seguro. ¿Aceptar el vínculo y pagar el precio?

 El vínculo triple,  susurró Moira, acomodándose contra el borde del escritorio


de Duncan. Era un buen lugar para ver a los dos, algo que parecía disfrutar de
hacer.  Pero ¿Cuál es el precio? ¿La pérdida del clan?
 Mi gobierno sobre el clan.  Duncan sacudió la cabeza.  Con mucho gusto
renunciaría a eso por mi vínculo con los dos. No es que sea un precio duro que
pagar. Sé que no quiero vivir sin alguno de ustedes.

Jaden se comenzó a calentar. Duncan tenía la esperanza de liderar a los


Malmaynes en el futuro una vez que Cullen hubiera pasado. Había hablado de ello
largo y tendido sobre los decretos autocráticos de su padre que habían pesado
fuertemente sobre él. Pero ahora no era el momento de ponerse sentimental.  Las
sombras los envolverán tres veces.

 ¿La Corte gris?  Moira sopló el pelo de sus ojos.

 ¿Dejaremos la Corte Blanca por la Gris?

— ¿Todos los Malmaynes que no quieran caer en la Negra, o sólo nosotros tres?

 Las sombras se envolverán alrededor tres veces. Estaba hablando solo de ti,
Duncan, ¿O de los tres?  Akane los miró a todos, con ojos brillantes. Amaba un
buen acertijo. Todos los dragones lo hacían.

 De cualquier manera, parece dictar el rumbo, ¿no?

Jaden se levantó.  ¿Qué dicen de todos?

Duncan tomó la mano de Jaden.  Si tengo que renunciar a mi estado por lo


menos sé que estarás a salvo. El hecho de que dé mi juramento a la Gris no quiere
decir que no tenga toda la intención de continuar investigando al clan. Siguen
siendo mi familia y no todos se están inclinando hacia la Negra. Estoy dentro.

Moira tomó su otra mano.  Yo entro. Tendré que avisarle a mi familia, pero
tengo la sensación de que no les molestará mucho. Prefieren verme a salvo y Gris
que Blanca, y en peligro constante.

Jaden sonrió.  De acuerdo.  Él los acercó a ambos.

 ¿Ahora podemos ir a la cama y follar como conejos?  Dos codos lo golpearon


en el estómago.  Ay.
 Mientras tanto, Duncan siempre le puede decir a Glorianna lo que le está
pasando para que vigile al resto de los Malmaynes.

Akane se levantó.  Me saldré de esta conversación. ¡Que te diviertas!  Caminó


fuera de la habitación, se dirigió a dios sabe dónde. No era como si tuviera coche y
Duncan no le había dado permiso de pedir prestado el suyo.

 Infiernos. Ella tiene razón. Será mejor que llame a Glorianna. ¿Ustedes dos
quieren estar aquí para esto?

Jaden ya había tomado a Moira y la arrastraba fuera de la habitación. Nos


desnudaremos y te esperaremos. No tardes demasiado o podríamos empezar sin ti.
 Miró a Moira, que estaba desesperadamente tratando de no reírse, mientras
fruncía el ceño hacia él.

 Por favor, dejen de pegarme. Es posible que los lastime.

****

Moira estaba desnuda en la cama, con las manos grandes de Jaden viajando por su
cuerpo, cuando Duncan se reunió con ellos.  ¿Cómo te fue?

La mueca que cruzaba su rostro no se veía bien.

Lo que se vio mejor fue la rapidez con la que Duncan se desnudó.  Ella lo sabe
todo. Cuando la petición de otros que me retiren llegue, ella la concederá. No
puede permitir a un compañero vampiro en una de las principales casas Sidhe.

 ¿Qué pasa con el hecho de que la casa Sidhe en cuestión ha tenido tratos con la
Negra?  Moira se indignó. ¿Cómo podía la Reina hacerle esto a Duncan? Él
había sido más que leal a través de todos sus años a su servicio.

 Ella planea investigar las acusaciones por sí misma.

Jaden se congeló.  ¿Disculpa? Ella no tiene investigadores entrenados como


Robin. ¿Por qué no deja que los Blades le hagan frente a esto?
Duncan gruñó, con su cuerpo tembloroso. Los miró dos segundos antes de caminar
de nuevo.  Dice que los Blades están comprometidos en esto y que no puede
confiar en ellos.

Moira se echó a reír.  Oh, señor. Dejemos que Robin escuche eso. Por favor, dejen
que Robin escuche lo que ella en realidad dijo que sus Blades están
'Comprometidos'.

Las ventanas volaron abriéndose con una ráfaga de viento fuerte.

 Oh, infiernos. No quise decir ahora.  Moira se sentó y jaló la sábana.  Hola,
Robin.

Robin Goodfellow se paró junto a la cama, con sus ojos azules parpadeando
alegremente. Su cabello rojo largo estaba recogido en una cola que le llegaba a la
cima de su trasero. Llevaba un pañuelo de seda azul brillante en una camisa casi a
juego con sus ojos, y pantalones de cuero marrón oscuro. Las botas que llevaba
tenían ligeramente tacón, haciéndolo parecer más alto. Sus uñas estaban pintadas
de color negro azabache.  Y hola a ti también, Moira. Felicitaciones por tu
unión.  Se inclinó hacia ella, lleno de travesura.

 Gracias.  Ella se apartó el pelo de sus ojos.

 Glorianna piensa que los Blades están comprometidos.

 Lo escuché.  Robin movió la mano y deslizó en una de las sillas hacia


adelante, hasta quedar justo detrás de él. Se sentó, apoyando una bota sobre sus
rodillas, viéndose como el príncipe que Moira secretamente pensaba que era.
¿Por qué Glorianna piensa eso?

Duncan se inclinó ligeramente hacia el Hob, sosteniendo uno de los bordes del
edredón encima de su desnudez.  Mi Señor.

Robin sonrió y se inclinó de nuevo desde su “asiento”.  Duncan. Siempre es un


placer. Entiendo que mi Blade ha sido tomado como tu pareja de unión.
Felicidades a ti también.
 Gracias.  Duncan tragó.  Jaden significa el mundo tanto para Moira como
para mí.

 Lo sé, de lo contrario podría haber puesto fin al mismo.

Jaden hizo una mueca, pero Moira se estremeció. Si alguien podía detener un
apareamiento, Robin sería el elegido.  Gracias por tener fe en nosotros.

Por un momento el Hob se sorprendió, pero luego se echó a reír.  Fe. Es cierto
que uno debe tener fe.  Él recargó su mentón en su puño, observándolos. 
Entonces, dígame exactamente lo que está pasando.

Moira decidió que debía comenzar. Después de todo, Duncan estaba más pálido de
lo que nunca lo había visto, y Jaden parecía que se había tragado a un sapo. Ella
estaba acostumbrada a tratar con el Hob desde que había visitado a su familia.
Tuvo la sensación de que él hacía eso debido a que era uno de los pocos lugares
donde la gente lo trataba como a cualquier otra hada.  Todo comenzó cuando
Henri comenzó a visitar a Duncan. Le decía que tenía que hacer que mi hermano
Leo, tomara como compañera ya fuera a Cecelia o a Constance. Resulta que la
vidente le había dicho a Charles Malmayne que un niño Dunne haría algo que
podría cambiar nuestro mundo, y los Malmaynes querían que el niño fuera suyo
para poder controlarlo. Charles creía firmemente que Leo sería el padre de ese niño,
pero estoy empezando a pensar que será mi papá quien resulte ser el padre.

 Interesante.  Robin no se había movido o cambiado de expresión. ¿Cuánto de


eso el Hob ya sabría?

 Nos las arreglamos para descubrir evidencia de que Charles estaba trabajando
con un Sidhe Oscuro, usando a las Gorras Rojas para protegerse a sí mismo. En
realidad los envió en contra de la granja, pero nos las arreglamos para ganar.

Robin se animó con eso.  ¿Él atacó la finca Dunne? ¿Cuántos de ustedes se
lastimaron?
Moira se encogió de hombros.  Ninguno.  Ella se movió.  Papá tuvo el
ingenio de aspirar a alguien a través de un agujero de alfiler sin dejar rastro, Akane
luchó contra la salamandra  Robin se ahogó,  y yo tumbé a uno con piedras.

Robin frunció el ceño, con el verde brillante en sus ojos azules. Algo acerca de esa
luz verde parecía alarmantemente familiar.  ¿Cómo salieron sanos y salvos?

 Tengo dos hermanos. Sé cómo lanzar.  Ella compartió una sonrisa mala con
el Hob. Moira oyó a sus dos hombres tragar.  Fuimos para confrontar a Charles,
Duncan hizo su fusión mental Vulcana y casi todo lo de Charles salió de él mismo.
Él declaró su vida perdida y Jaden...  Ella miró a su vampiro. Llevó a cabo la
sentencia de muerte de Duncan.  Ella tomó la mano de Jaden, con la que no
estaba agarrando la sábana contra su pecho y la apretó.

 ¿Y ahora?  Robin apoyó la cabeza en su puño, pero Moira no se dejó engañar


ni por un momento. Robin era más como un halcón, viendo todos los matices de
sus expresiones, a la espera de algo.

Duncan retomó la historia.  Glorianna lo sabe todo, pero les concederá la


petición que me retiren como jefe del clan gracias a mi unión con Jaden. Tengo la
impresión de que ya no era Señor Malmayne al momento en que convertí en mi
pareja a Jaden.  Ahora se veía tan furioso como Moira sabía que él estaba.
Pero todavía planeo investigar al clan. Tendré que hacerlo desde el exterior.

 ¿Y el vínculo triple? ¿Están felices los tres? ¿El decreto de Glorianna cambia algo
para ustedes?

 Por supuesto que no.  Duncan puso la mano sobre el muslo de Moira. 
Glorianna no puede ordenarme a quien amar.

Jaden todavía parecía mudo, por lo que ella respondió.  Además del hecho de
que todavía tenemos que decir los Votos y terminar la Unión, sí, soy feliz.

Su cabeza se levantó de su puño, su expresión se detuvo.

 ¿Lo que significa que los tres son Blackthorns?


 Um. ¿Sí?  Moira no tenía idea de a dónde iba eso, pero apostaba a que sería
un viaje interesante llegar allí.

 Bien, entonces.  El Hob simplemente ronroneó con satisfacción.

 Vengan al Palacio Gris tan pronto como sea posible.  Él se frotó las manos,
viéndose extrañamente satisfecho.  Tenemos planes qué hacer.

 Pero…

 Ajá, señora Blackthorn. Eso no fue una petición, verá.

Se puso de pie y se estiró antes de agacharse para acariciar su mejilla.

El calor que se extendió a través de ella con su contacto fue sorprendente. 


Espero que más pronto que tarde.  El deleite en sus ojos era aterrador.  Y así se
sentirá Oberon cuando lo escuche.

 Sí, señor.  Ella asintió, sabiendo que era la única respuesta que lo satisfaría.
Ella lo podría haber utilizado, pero eso no significaba que no la asustara como el
demonio a veces.

 Bien. Nos veremos pronto, hmm  El viento sopló al Hob por la ventana,
golpeándola y cerrándola tras de sí.

 Bien.  Jaden se aclaró la garganta.  ¿Cuándo es el próximo vuelo a


Colorado?

Duncan, pálido y con los ojos bien abiertos, se volvió para salir de la habitación.

 Iré a averiguarlo.

 ¿A ghra?  Moira se mordió el labio para no reírse.

 ¿Qué?

 Has olvidado algo.


 ¿He?

 Mm hmm.

Duncan miró a su alrededor.  ¿Qué olvidé? Mi celular.

Jaden tenía la cara enterrada en la almohada, con los hombros temblando.

 Tus pantalones.
Capítulo Diez
Duncan estaba en la escalinata del Palacio Gris, tratando de no temblar. Gris era
probablemente la palabra adecuada para ello. Oberon había construido una casa
palacio, eso era cierto, pero lo había construido para que coincidiera con el terreno
circundante. Construida en madera y piedra, la casa superaba fácilmente los cuatro
pisos, con grandes ventanas de cristal que brillaban al sol. La casa tenía dos alas
que abrazaban la entrada circular de ladrillo. Parte de ese paseo tenía una rama a la
derecha, donde estaba seguro Duncan que se encontraba el garaje. Podía ver
algunas luces colgantes en los arbustos juntos la puerta de entrada, con un guiño a
la festividad humana.

Salieron de la limusina que habían encontrado esperando por ellos en el aeropuerto,


Jaden era el primero como siempre. Duncan frunció el ceño, sólo ahora dándose
cuenta de con qué frecuencia Jaden había tratado de estar entre él y cualquier
peligro. Dio unos golpecitos al trasero de Jaden.  Creo que estamos a salvo aquí.

Sintió más que oyó gruñir a Jaden, pero se movió fuera del camino de Duncan.
Duncan salió de la limusina, viendo con cierto regocijo cómo Jaden le tendía la
mano para ayudar a salir a Moira.

Ella la tomó y salió, su cara se iluminó de asombro y no con un poco de codicia. 


Wow. Bonito lugar.

 ¿Te gusta? Deberías ver su casa de verano.

Duncan tuvo que detener su movimiento de sorpresa. Robin estaba sentado en el


techo de la limusina, con los brazos y piernas en jarras, riéndose de ellos.  Hola a
usted también.

Los ojos de Robin se agrandaron antes de regresar el saludo de Duncan. Y a ti,


señor Blackthorn.

Duncan sacudió la cabeza. Hemos decidido que nuestro nombre será Malmayne-
Blackthorn.
 ¿Han terminado los votos, entonces?  Robin se deslizó fuera de la techo del
coche, aterrizando sin problemas en sus pies.

 Todavía no.  Moira seguía insistiendo en que sus padres estuvieran presentes,
pero por la mirada de la cara de Robin el tiempo se había acabado.

 Hmm.  Robin pasó el brazo a través de Moira.  Vamos, querida.

 Vamos.  Moira dejó que Robin se la llevara de allí.

 ¿Vamos querido?  Jaden hizo una reverencia y extendió su codo, moviendo


sus cejas.

Duncan se echó a reír y lo tomó del brazo, y luego siguió a Robin y a Moira para
subir las escaleras.

Robin estaba sacudiendo la cabeza. Duncan no sabía si al Hob le había hecho


gracia o no.

La puerta principal se abrió delante de ellos. Allí estaba un hombre con el que
Duncan se había reunido sólo dos veces y en ambas ocasiones había enviado un
escalofrío de temor y admiración por él. Pelo largo y blanco volaba en el frío aire de
Colorado. Cuando Duncan lo había visto por última vez, su cabello había estado
unido a una larga cola que le llegaba a las rodillas. Los ojos del Gris eran del color
de un cielo nublado y los observaban con poca emoción. Estaba vestido con traje
negro, con una camisa de color negro y una corbata plateada a rayas. Era delgado,
con más líneas de las que Jaden tenían en el suyo. Irradiaba un poder que hubiera
podido quemar si no se hubiera mantenido estrictamente bajo control. La
inmensidad del control del Alto Rey era imponente.

El Rey Oberon levantó una ceja blanca y los estudió.

 Llegan tarde.

Robin hizo una reverencia.  Llegamos aquí tan rápido como pudimos, padre.

Duncan escuchó la reprimenda suave en la voz del Hob y se preguntó por ella.
Oberon movió ese láser como foco de atención hacia Robin.  ¿Es tu culpa que
llegaran tarde?

 No. Si se trata de eso están simplemente unos pocos minutos después de la hora.
Si hubiera estado involucrado habrían sido semanas.  Robin sacudió la cabeza.
 Culpa al tráfico de la hora en vez de a ellos, por favor.

Duncan vio la sacudida de los labios de Oberon.  ¿Cuál sería la diversión en eso?

Robin lanzó un profundo suspiro.  También cúlpame por Tunguska.

Los labios de Oberon se levantaron definitivamente con una sonrisa.  Tú fuiste el


culpable de eso.

 Oh. Correcto.  Robin movió su mano.  Sin embargo, sabes por qué pasó.

 Sí. Lo sé.  La pareja intercambió una mirada enigmática que no hizo nada
para calmar el temor renovado de Duncan.

Duncan se estremeció. La explosión de 1908 en la región de Tunguska en Rusia era


algo que todavía recordaba con temor.

Los científicos creían que un fragmento de meteorito o de cometa había explotado


aproximadamente a tres kilómetros sobre el terreno que había sido diezmado, pero
no había ninguna prueba sólida de lo que había sucedido. El impacto había sido de
unos diez o quince megatones de TNT. Nada había sobrevivió intacto. Las
consecuencias de la explosión habían sido vistas en todo el mundo. Una extraña luz
se había podido ver en Inglaterra, donde él había estado viviendo antes de su largo
viaje a América.

Había sido lo suficientemente brillante como para haberse leído en el periódico.


Cuando una expedición finalmente fue enviada por los rusos en 1927, las imágenes
de la devastación habían sido horribles.

¿Y Robin, el hombre que sostenía actualmente a la esposa de Duncan, había sido el


responsable?
Duncan le dio un codazo a Jaden.  ¿Él es seguro?

Jaden frunció el ceño.  Tan seguro como Oberon.

Lo cual no significaba mucho. El Rey Oberon era muy conocido por ser frío. Era
un feroz guerrero por el decreto de los dioses y el poder de su brazo. Ni Glorianna
ni la Reina de la Oscuridad podían anular una decisión de él, sin importar cuál
fuera la razón de ella. Oberon había sido conocido por tener victorias sobre las dos
su ex esposa y Glorianna con ninguna justicia fallando.

Robin más que compensó la frialdad de Oberon, tirando de Moira adelante con una
sonrisa despreocupada, dejando a Duncan y a Jaden ninguna otra opción que
seguirlo.  Mi rey, ¿Te presento a los Blackthorns?

Oberon los estudió, dejando a Duncan con la sensación de que habían de alguna
manera resultado deficientes. Él hizo una reverencia.  Señor.

Jaden también se inclinó.  Señor.

Nada de la inquietud de Duncan se reflejó en Jaden, inmediatamente deslizándose


con facilidad en la situación. Jaden había dicho desde hacía mucho tiempo sus
votos antes de que el Gran Rey, supuestamente se reunió con él en numerosas
ocasiones. Él parecía cómodo con Oberon, sorprendiendo a Duncan. Moira le
sonrió al Gran Rey como si fuera algún amigo perdido de hacía mucho tiempo.

Había más en cualquiera de sus amantes de lo que había pensado. Duncan no pudo
estar más orgulloso de ellos.

Algo en la expresión de Oberon se iluminó, sorprendiéndolo.  Adelante hace


mucho frío aquí afuera.  Oberon mantuvo la puerta abierta y los invitó al interior.
 Bienvenidos al palacio Gris.

Duncan entendía ahora por qué se llamaba así. El interior era tan fresco como el
exterior había sido caliente. Estaba decorado en colores blanco, plata y gris, con
todos los tonos de gris.
Muy poco color se abría camino en el palacio de Oberon. Con el color sin haber
tomado la esencia caótica del Hob escrito por todas partes, con brillante arte
antiguo y moderno colocado al azar. Los pocos adornos que había en el salón eran
plateados, a excepción de una estrella brillante, caótica en la parte superior del
blanco árbol de aluminio. Duncan no tuvo dudas en cuanto a quién pertenecía esa
estrella.

 Déjame adivinar. Nos han puesto en la habitación gris.

Moira puso una mano sobre su boca, con sus ojos muy abiertos, pero ya era
demasiado tarde. Oberon había escuchado con claridad. Los enfrentó, con
expresión interrogante.  ¿Son todos los Dunnes como tú?

Moira asintió.  Más o menos. Ruby es peor.

Oberon asintió.  Puedo entender por qué a Robin le gusta visitarlos, entonces.

El timbre sonó. Oberon, por primera vez, mostró emoción. Se sorprendió, y estuvo
un poco molesto.

 ¿Robin?

 ¡Yo no lo hice!  Robin se volvió y abrió la puerta. Ahí estaban Leo, Ruby,
Sean, Aileen, Shane y... ¿Akane? Akane parecía bastante molesta, con su brazo
sostenido firmemente por Shane Dunne.  Bien. ¿Qué tenemos aquí?  Los
hombros de Robin se sacudieron.

 Akane, ¿Hiciste esto?

Ella gruñó con los dientes apretados,  ¿Me veo como que quiero estar aquí?

 Calla, dulce.  Shane le sonrió dulcemente a Akane.  Harás que el Hob se


acompleje. Incluso puede ser que piense que no te gusta.

Robin echó la cabeza hacia atrás y se rió.  Por los dioses, tu familia se vuelve más
agradable cada vez que me encuentro con ellos.  Se inclinó sobre la mano de
Aileen.  ¿Qué te trae por aquí, mi señora?
Sean firmemente quitó la mano de su esposa del alcance del pícaro.  Shane dijo
que nuestra hija diría sus votos el día de hoy y se comprometería ante Oberon.
Estamos aquí para apoyarla.

Aileen asintió.  Y declararemos nuestro propio juramento, si es necesario.

Ella levantó la cabeza con orgullo.  Los Dunnes están detrás de los suyos.

El primer indicio de verdadero calor tocó la expresión de Oberon.  Sean


bienvenidos, entonces. ¿Entienden que harán su juramento bajo su nombre de
casados?

 Sí. Lo hacemos.

Ruby estaba abiertamente estudiando todo lo que podía ver.  Wow. Este lugar
podría utilizarse como un…

Lo que fuera que había estado a punto de decir fue cortado por la mano de su
esposo sobre su boca. Estaba pálido y casi temblando.  No. Digas. Nada.

Ruby puso los ojos en blanco, pero su marido la calló.

Robin se volvió para mirar a Oberon.  ¿Ves lo que quiero decir?

 Sí, lo sé. ¿Estás seguro de que ninguno comparte tu sangre?

 Sólo que uno.

 Es por eso que estoy permitiendo lo que propones. Sin duda molestará a algunas
personas una vez que la obra esté hecha.

 ¿Honestamente te preocupa eso?

Oberon sonrió, con su expresión enviando un escalofrío por la columna de Duncan.


 No.

 Bien entonces.
Duncan se aclaró la garganta.  ¿Quiero saberlo?

Robin se acercó y le palmeó el hombro.  Lo averiguarás muy pronto.

Oberon hizo un gesto y un pequeño duende moreno dio un paso adelante, todo
vestido de negro.  Escóltalos a mi habitación del trono una vez que te hayan
dado sus abrigos.

El moreno se inclinó.  Como usted quiera, señor.

Oberon giró sobre sus talones y se alejó, con su cabello cayendo brillante y pálido
balanceándose detrás de él.

Duncan se quitó la chaqueta y se la entregó al mayordomo. El resto de la familia


hizo lo mismo. Siguieron al mayordomo por el pasillo gris y plata hacia un
conjunto de puertas dobles. El mayordomo se detuvo, con sus manos en asas.  El
Trono Gris. Cuando su majestad está ahí todo será negocios.

¿No había sido así antes? Duncan asintió y el mayordomo tiró las puertas abriéndolas,
y una onda de sonido se estrelló contra ellos. La corte estaba llena de brillantes
Sidhes, de duendes morenos, de sílfides con pálido pelo, de vampiros de tez pálida,
de horribles duendes, y una variedad de hadas, tanto menores como mayores, más
de las que Duncan pudiera recordar en un sólo lugar. Incluso algunas ninfas y
náyades estaban allí, lejos de su acuoso hogar, con el cabello vibrante de colores
brillantes contra sus relucientes vestidos y trajes. Antes de que Oberon se sentara en
la túnica de la oficina del trono Gris, su corona de plata estuvo sobre su cabeza. Sus
manos descansaron libremente en los brazos de la silla, y su expresión fue fría,
aunque sus labios sonreían.

El Mayordomo golpeó su palo una vez, dos veces en el suelo y los anunció a la
corte.  El señor Robin Goodfellow, también conocido como Puck, también
conocido como el Hob.

Robin le entregó a Moira a Jaden y entró en la sala, parándose justo antes de los
escalones que llevaban al trono. Se inclinó ante el Gran Rey, se volvió e hizo un
gesto al Mayordomo para que continuara.  La familia Blackthorn, El Señor
Jaden, el Señor Duncan y la Señora Moira, la última del clan Malmayne de la
Corte Blanca.  Duncan ocultó su sobresalto cuando él y Jaden flanquearon a
Moira y procedieron en la habitación. Se detuvieron en la parte inferior de las
escaleras que apenas estaban junto a Robin.  La familia Dunne, el Señor Sean, la
Señora Aileen, el Señor Leo, la Señora Ruby, y el Señor Shane, del clan Dunne de
la Corte Blanca.  Sean levantó las cejas en repentino ascenso hacia la nobleza,
pero tomó del brazo a su esposa y los Dunnes entraron en masa, con Shane sin
soltar el brazo de Akane.  La señorita Akane Russo, Knight de Oberon e hija de
la vidente.

Duncan vio la sacudida de Jaden. Al parecer, no sabía ese pequeño dato.

 Muchas gracias, Harold,  murmuró Akane mientras barría la habitación.

 De nada,  murmuró el Mayordomo de nuevo.

Cuando Robin les indicó que se movieran hacia adelante, Duncan, Moira y Jaden
lo siguieron. Se detuvieron al pie de las escaleras que conducían al trono. Los
hombres se inclinaron, las damas hicieron una reverencia.

 Levántense.

Ellos se pusieron de pie.

 Robin Goodfellow nos ha informado de la situación de Duncan Malmayne, una


vez Señor del clan Malmayne. Glorianna ha declarado oficialmente que el nuevo
señor será Henri Malmayne.

Duncan oyó un suave siseo en la voz de Jaden. Había pensado que Glorianna por
lo menos mantendría a Henri lejos de una posición de liderazgo después de su
conversación con ella. Por lo visto había pensado mal.

La mirada de Oberon perforó a Duncan. Le tomó todo lo que tenía no temblar bajo
el poder en esa mirada.  Entiendo que desean dar su juramento ante la Corte
Gris.

 Sí, señor.
 ¿Todos ustedes?

Duncan se volvió hacia los Dunnes, sorprendido al encontrarlos asintiendo.  Sí,


sí, señor.  Sean miró a su esposa y sonrió.  Después del ataque a nuestra finca,
solicité la ayuda de la Corte Blanca. La ayuda fue rechazada. La Blanca cree que el
ataque puede estar justificado debido a la presencia de Jaden Blackthorn.

La mandíbula de Duncan se apretó. Ahora más que nunca se arrepentía de haberle


dado a Glorianna su juramento. La mujer tenía rabia cuando se trataba de
vampiros.

Oberon no mostró ninguna señal de que estaba afectado de ninguna manera por el
pronunciamiento de Sean.  Entonces, los juramentos se dirán aquí ante la Corte.

Los Dunnes y Blackthornes se agacharon hasta estar de rodillas. Sólo Akane y


Jaden se quedaron de pie, por ya haber dado sus juramentos.

Duncan comenzó, siendo el único en dar su juramento ante el rey nunca antes. Los
demás repitieron las palabras después de él fielmente, incluso con Ruby siendo
plenamente humana.  Por la presente renuncio a todo vínculo con la Dama
Blanca, la reina Glorianna, la reina de la Corte Blanca, Señora de los Luminosos.
Me declaro Hombre de Oberón partir de este día, en honor y fe, que no teniendo
otros juramentos a los cuales renunciar. Por los dioses comprometo mi lealtad a la
Corte Gris de Oberon, y al Gran Rey Oberon y a sus descendientes.  Los ojos de
Oberon se volvieron helados y grises, no tenía a ninguna reina, y se dijo que no
tenía ningún deseo de una.  Me declaro yo mismo siervo del Señor Gris, del
Gran Rey Oberon, Rey de la Corte Gris, Señor de las Hadas. Comprometo mi
espada y tengo el honor de defender las leyes de la Corte. Yo y mi casa cumplirán
con las leyes dictadas por el Gran Rey. Yo fielmente llevaré a cabo todos los
servicios requeridos por la Corona y la Corte. Así lo juro, Duncan Malmayne
Blackthorn.

La mano de Moira se juntó con la suya al decir su nuevo nombre. Era


sorprendentemente bueno declarar a Jaden como suyo ante toda la corte.
Oberon sonrió por primera vez.  Yo, el Gran Rey Oberon, el Señor Gris, Señor
de las hadas, por este medio escucho sus juramentos y los acepto en el nombre de la
Corona y de la Corte. Los declaro mis leales servidores, jurados por su voluntad. A
partir de hoy mi espada los defenderá, mi magia los protegerá, y mi ira los
fortalecerá en caso de que fallen en su deber. Todos los antiguos juramentos a la
Casa Blanca quedan sin efecto, por mi poder como alto Rey. Así lo juro, yo,
Oberon, Alto Rey.

Duncan se estremeció mientras el peso de la magia de Oberon se establecía sobre él.


Ahora era realmente de la Corte gris, unido a Oberon, ya no sería un Señor Seelie
Sidhe, sino sólo otro Sidhe marginado en la Corte Gris.

Una parte de él lloró la pérdida de su clan. El resto se regocijó que abiertamente


pudiera estar con sus compañeros, sin temor a las represalias.

 Por favor, esperen.  El nuevo vasallo de la Corte Gris se puso de pie. La


mirada de Oberon se posó sobre Duncan.  ¿Entiendo que una de las objeciones
de Glorianna, y de tu clan Malmayne, para continuar con tu liderazgo era tu triple
vínculo tanto con Moira Dunne como con Jaden Blackthorn?

Duncan asintió.  Sí, señor.

 ¿Y qué Jaden Blackthorn, Caballero de Oberon, ha completado la unión contigo


mismo y con Moira Dunne?

 Sí, señor.

 ¿Los votos y enlace Sidhe aún no han tomado su lugar, haciéndolos oficialmente
a todos Blackthorns?

Duncan no tenía idea de a dónde iba Oberon con eso.

Además, había aceptado su nuevo nombre cuando había dado su juramento. El


nuevo nombre se declaraba al empezar de nuevo, al menos en su mente, a la vez
que se reconocía el pasado.  Sí, señor.
Oberon respiró hondo y vio a la Corte detrás de ellos.  Ha sido mi entendimiento
que hay algunos en mi corte que sienten una falta, que sienten que, sin clan como
están, podrían estar en desventaja.  Miró más sobre sus cabezas, pero Duncan no
se dio la vuelta ni veía a quienes se dirigía.  Mientras que yo mismo estoy sin
clan, aún no he sentido esa falta, porque los considero a todos mi Corte y eso forma
mi clan.

Sin embargo, debido a ciertas circunstancias, Robin Goodfellow ha declarado a


Jaden Blackthorn como de su sangre. Eso puede ser, por supuesto, verificado tanto
por Robin como por mí.  Oberon le dio una mirada plateada a Jaden.  Puedo
ver la sangre corriendo a través de él, y detectar la presencia de Robin. ¿Alguno
quiere disputar la demanda de sangre que Robin ha hecho?

Silencio. Él podía sentir una descarga en Jaden. ¿Dónde y cómo el Hob le había
dado sangre? Jaden no era un niño del Hob.

El rayo, la chispa de los niños del Hob tendía a no estar allí.

Duncan parpadeó y contuvo el aliento. La chispa estaba ahí, profundo en los ojos
oscuros de Jaden, el cambio de la llama roja de su hambre a color verde iridiscente
del Hob.  ¿Jaden?

Jaden se le quedó mirando.  Me atrapaste.

 La afirmación que Robin ha puesto en Jaden hace de Jaden un Señor conforme


a nuestras leyes.

Duncan se puso rígido. Tenía una idea de lo que Oberon iba a decir y casi se rió. Sí,
eso podría causar alguna indignación en ciertos círculos.

 A fin de cubrir la falta de clan de los que han dado su juramento a la Corona y a
la Corte, declaro un nuevo Clan, uno abierto a discreción del nuevo Señor, a todos
aquellos que soliciten su entrada. Ese clan será mixto, como la unión de los
principales miembros, de todas las razas.  Oberon agitó la mano.  Un paso
adelante, Señor Jaden, y dé el juramento de su cargo.
Jaden tragó y dio un paso adelante. Se arrodilló ante el Gran Rey.

Oberon se levantó y retiró su espada. Duncan ni siquiera había visto la espada del
rey ceñida a su lado. Era posible que Oberon hubiera ocultado su presencia o
simplemente la habría llamado con su magia única. Nadie sabía el alcance de la
magia de Oberon. Infiernos, Duncan no estaba seguro de la raza del Alto Rey.
¿Podría ser el último de los Tuatha Dé?

Duncan cerró los ojos y dictó el juramento de Jaden para él.

 En la presencia de Rey y de la Corte, de aquí en adelante me juro como parte del Clan
Blackthorn.

Jaden, sonriendo, repitió las palabras. Permitió que su Apariencia bajara, con las
llamas de color rojo brillante de sus ojos oscuros salpicándose de verde iridiscente.
Sus uñas rozaron las frías baldosas del suelo, y sus colmillos se apretaron contra su
boca.

 Me comprometo a ejercer mi autoridad sobre mi clan con el respeto a las leyes de la Corte
Gris. Juro administrar la justicia para cada sujeto bajo mis reglas sin malicia. De aquí en
adelante realizaré el bien adecuado del Clan siempre a la vanguardia de mi mente.

 Entonces, lo juro como Jaden Malmayne Blackthorn, Caballero de Oberon.

Duncan no pudo evitar la sonrisa en su cara. Su una vez perdido vampiro ahora era
su señor.

La espada se posó sobre el hombro de Jaden.  Yo, el rey Oberon, escuché tus
juramentos. A partir de hoy, dejaremos que el Clan Blackthorn te declare su líder
hasta el momento en que pases de este mundo, declarándote incapaz de conducirlo,
o con la solicitud del clan de tu expulsión.  Oberon levantó la hoja.  Levántate,
Señor Jaden, y saluda a tu clan.

Jaden se levantó y se enfrentó a sus parejas de unión, sorprendido cuando los


Dunnes detrás de Duncan levantaron un grito de júbilo. El pecho de Duncan se
hinchó de orgullo cuando todos los Dunnes, incluso Leo, se arrodillaron ante
Jaden.
 Ayúdame.  Jaden miró a Duncan.  ¿Qué debo hacer?

Duncan tomó la mano de Moira y se movió para estar junto a Jaden. Ya era hora.
Él tomó la mejilla de Jaden. Moira, sabiendo lo que venía después, besando la otra
mejilla de Jaden, con su mano descansando sobre su corazón, los tres vinculados
del modo en que siempre quisieron estar. Jaden asintió, con su boca temblando.
Moira tenía lágrimas en los ojos, por lo que le brillaban como esmeraldas. Los
propios ojos de Duncan estaban húmedos. Había esperado tanto tiempo por ese
momento. Dejó caer su Apariencia humana. Sintió la poderosa magia Sidhe, lo
único que realmente podía reclamar, doblar a voluntad. Bandas de luz lo rodearon,
letales para cualquier persona excepto para sus elegidos.

La cara de Moira se iluminó al verlo, y con un suspiro dejó caer su propia


Apariencia. Sus luces no eran tan brillantes o tan numerosas como las de él, pero
eran lo doble de inusuales, como hojas de luz de sol, hechas en su propia manera
única.

Él podía sentir el deseo de Jaden de que él también pudiera unirse a la


demostración que los Sidhe estaban planeando.  Ya nos has unido a ti, Amoureaux.
Ningún espectáculo de luz puede cambiar eso.

Moira envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Jaden.  Ahora es nuestro turno
de unirte, ghra.

Juntos comenzaron a recitar los votos, tres voces mezclándose en una sola. 
Prometo que de ahora en adelante no deberás caminar solo. Mi fuerza será tu
protección, mi corazón tu refugio, y mis brazos serán tu hogar. Te serviré por todos
los medios que necesites. Me comprometo a que mi vida y mi muerte, cada una por
igual estarán a tu cuidado. El tuyo será el nombre que susurraré al terminar cada
día y los ojos a los que les sonreiré cada mañana. Te doy todo lo que es mío para
darte. Mi corazón y mi alma te ofrezco. Tú eres mi Elegido, eres mi compañero, y
estarás unido a mí por toda la eternidad.

La luz plateada se fusionó con la verde, ambos poderes Sidhe, los de Duncan y
Moira se mezclaron, formando la unión no sólo entre sí mismos, sino con Jaden
también.
De alguna manera, Jaden les respondió. Algo dentro del nuevo Señor, una fuerza
desconocida para cualquiera de ellos, se acercó y se unió a la luz plateada y verde,
una sombra que se llevó las chispas y los tejió en su conjunto. Si era un regalo de
sangre del Hob o un poder único del triple-vínculo que Jaden les daba, Duncan no
lo sabía ni le importaba. Podía sentir el asombro y la alegría de Jaden, y eso era
suficiente para él.

Toda la corte se quedó sin aliento cuando su poder se unió de vuelta a los tres antes
de esparcirse en sus amantes con una pantalla de luz y sombra de lo que la Corte
Gris hablaría por siglos.

Fin
Dana Marie Bell  Serie Gray Court
01- Atreverse a Creer

Él va a cumplir sus fantasías más salvajes, pero sólo si


ella cree en él.

Leo Dunne ha estado buscando toda su vida a la


persona que nació sólo para él.
La encuentra trabajando en su propia empresa,
pero la pequeña y tímida Ruby Halloway
constantemente se esconde de él. Entonces trama
un complot diabólico con su mejor amiga para
sacarla de su caparazón, y el resultado demuestra
que su deseo es igual para él.

Ruby ha estado loca por su jefe desde hace algún


tiempo, pero sabe que los negocios y el placer no
se deben mezclar. Aunque nada puede evitar que
una chica sueñe, por eso siempre trata de no estar
a solas con el guapo Leo. Esto dura hasta la fiesta
de disfraces de la empresa, donde descubre que la
pasión con él, ha dejado una huella en su alma.

Una emergencia familiar hace que Leo se tenga que alejar, y en lugar de pasar una noche
fuera de los brazos de Ruby, la convence de irse con él. Con la vida de su hermano en una
línea, es vital que aprenda a lidiar con quién y con qué, es su nuevo amante en realidad -
antes de que sea demasiado tarde.

02- Sangre Noble

La nobleza tiene sus privilegios... y su precio. A veces


simplemente apesta

Para el señor Duncan Malmayne, fue amor a


primera vista con su verdadera pareja, la
encantadora media-Sidhe, medio-duende Moira
Dunne. Sin embargo, falta algo en su relación con
la pelirroja de fuego, algo que le impide completar
el Reclamo y hacer suya a Moira para siempre.

Mientras los problemas se multiplican en lo que


debería ser un momento mágico, idílico, el peso de
la depresión en el corazón de la Sidhe Moira señala
una condición potencialmente devastadora. Tiene
la enfermedad de la falta de su Compañero. Su
instinto le dice que lo que falta es: Jaden
Blackthorn, un vampiro de la Corte Gris, hermano
de Duncan con un vínculo muy cercano a él
además de su amigo, quien con mucho tacto, se retiró de su vida después de que Duncan le
declaró su amor.
Jaden tiene a la vez el corazón roto y está contento de que las dos personas que más ama
en el mundo están juntas. Lo mejor será cortar todo contacto con ellos para darles espacio
para completar su Reclamo. Pero se avecinan problemas en el clan Malmayne, y cuando
Jaden es obligado a volver a sus vidas por el Hob, los clics de un vínculo-tripo
extremadamente raro, desatan una reacción que es rápida, sensual y que todo lo consume.

Pero no todo el mundo la mira como una bendición. De hecho, el precio de su amor podría
ser un cambio potencialmente fatal del poder...
Si deseas saber más de Nuestros Proyectos o
ayudarnos a realizarlos

Visítanos!!!

http://elclubdelasexcomulgadas.bogspot.com

Vous aimerez peut-être aussi