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Curso del Plan Nacional de Prevención del Embarazo no intencional en la

Adolescencia (ENIA)

Clase 7: Infecciones de transmisión sexual, VIH y Sida

Introducción

Con esta clase inauguramos el módulo “Ejercicio de derechos sexuales y derechos reproductivos”. En
ella brindaremos información acerca de las infecciones de transmisión sexual (ITS), revisando las
creencias, los discursos y las recomendaciones al respecto, desde un enfoque de derechos y una
perspectiva de género y diversidad sexual.

En primer lugar, abordaremos los aspectos generales de las ITS, sus vías de transmisión y las diferentes
formas de prevención. En segundo lugar, profundizaremos en la epidemia del VIH y Sida, desarrollando
inicialmente los aspectos generales de la infección. Luego haremos un breve recorrido en torno a la
historia de la epidemia, problematizando conceptos fuertemente instalados en el campo de la
medicina (y de la sociedad en general) tales como “grupos de riesgo”, “promiscuidad” y “pareja
estable”. Expondremos, además, la situación epidemiológica del VIH y Sida en la Argentina.
Finalmente, repasaremos las vías de transmisión y las estrategias preventivas (incorporando el
concepto de vulnerabilidad), como así también lo establecido en nuestro marco legal vigente en torno
a la temática.

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Infecciones de Transmisión Sexual (ITS)
¿Qué entendemos por infección de transmisión sexual?

Las ITS son un conjunto de infecciones que se transmiten principalmente a través


de las relaciones sexuales. Son producidas por distintos tipos de virus, bacterias y
parásitos. Sífilis, gonorrea, clamidiasis, trichomoniasis, herpes genital, hepatitis B,
infecciones generadas por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y el Virus
del Papiloma Humano (VPH) son algunos ejemplos de ITS.

En cambio, hay otras infecciones como la hepatitis A y C y Zika que, si bien pueden transmitirse a
través de las relaciones sexuales, esta no representa su vía de transmisión más habitual. Por razones
didácticas, y teniendo en cuenta que las estrategias preventivas en el marco de las relaciones sexuales
son semejantes en la gran mayoría de estas infecciones, se decide utilizar el término ITS en referencia a
ambos grupos de infecciones.

Las personas pueden contraer ITS estén o no en pareja, y cualquiera sea su


identidad de género, orientación sexual, aspecto físico y/o nivel socioeconómico.
Incluso desde la primera relación sexual existe la posibilidad de transmisión,
principalmente si no se utilizan preservativo y/o campo de látex, o se los usa de
manera incorrecta.

Resulta importante mencionar que el inicio de las relaciones sexuales suele vincularse en el imaginario
social a la penetración pene-vagina. Por lo tanto, hay adolescentes que manifiestan no haber tenido su
“primera vez” a pesar de estar manteniendo prácticas sexuales orales y/o anales que, sin el uso
adecuado de preservativo y/o campo de látex, también presentan la posibilidad de transmisión de VIH-
Sida y otras ITS. Esto denota una noción de la sexualidad centrada en la reproducción. Algunas de las
ITS pueden transmitirse de la persona embarazada al feto durante el embarazo (por ejemplo VIH, sífilis,

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hepatitis B, Zika) o a la persona recién nacida durante el parto (por ejemplo, VIH, hepatitis B, herpes
genital). El VIH también puede transmitirse a través de la leche durante el amamantamiento. Todo esto
se conoce como “transmisión vertical”.

¿Por qué es importante no hablar de “enfermedades de transmisión sexual”?


Si bien, tiempo atrás, el uso de la denominación “enfermedades de transmisión sexual” (ETS) se
encontraba ampliamente difundido, hace algunos años, comenzó a cuestionarse su utilización,
considerándose adecuado el reemplazo por el término “infecciones de transmisión sexual” (ITS). Esto
se vincula con el hecho de que muchas de estas infecciones cursan de manera asintomática, sin llegar a
generar enfermedad. Por otro lado, la utilización de la denominación ETS conlleva un carácter
estigmatizante en relación a las personas que tuvieron en algún momento alguna ITS, o que viven con
una infección de forma crónica sin que esto signifique que estén enfermas. Esta estigmatización puede
generar, entre otras cuestiones, vergüenza y sentimientos de culpabilidad que, muchas veces, hacen
que la persona no consulte a los servicios de salud, o lo haga tardíamente, disminuyéndose así la
posibilidad de diagnóstico y tratamiento oportunos. Además, el estigma y la discriminación refuerzan
las desigualdades sociales existentes, en especial las relacionadas con el género y la sexualidad. Puede
verse comprometida, así, la posibilidad de vivir la sexualidad de manera placentera y/o afectar
negativamente en otros ámbitos sociales tales como el familiar, el laboral y el educativo.

También aclarar que en la mayoría de las ITS, y sobre todo con respecto al VIH, debemos usar el
término correcto de “infecciones transmisibles” y no el de “enfermedades contagiosas”. El término
contagio se refiere a aquellos agentes infecciosos que pueden sobrevivir fuera del cuerpo humano, es
decir, en el medio ambiente (agua, aire, alimentos, animales portadores, etc.) durante períodos de
tiempo prolongados, y que otro individuo puede adquirir a través del contacto con cualquiera de estos
medios. En el caso de las infecciones transmisibles, esto no sucede ya que el agente infeccioso
sobrevive muy pocos minutos fuera del cuerpo humano por lo que se hace prácticamente imposible
que infecte a otras personas a través del medio ambiente. Es por esto que solo pueden transmitirse
por contacto directo entre personas o algunos de sus fluidos. En el caso del VIH estos fluidos se

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reducen a sangre, semen, secreciones vaginales y leche materna. No se han descrito casos de
transmisión por saliva, lágrimas, sudor ni orina.

El uso correcto por los profesionales de la salud y la población general de los


términos infección y transmisión en lugar de enfermedad y contagio con la carga
semántica negativa que estos implican, permite una mejor comprensión de las ITS.
Esto ayuda a las estrategias para su prevención, diagnóstico y tratamiento
oportuno y también colabora a disminuir el estigma que recae sobre aquellas
personas con alguna de estas ITS y las consecuencias negativas que esto conlleva.

¿Cómo se manifiestan las ITS?

Si bien, como se mencionó anteriormente, muchas de las infecciones cursan de manera asintomática,
algunas personas pueden presentar signos y/o síntomas muy leves o inespecíficos, como ser
decaimiento, fiebre, dolor muscular o articular. Por lo tanto, muchas de estas infecciones se detectan
únicamente a través de exámenes de laboratorio.

En otros casos, estas infecciones provocan cambios a nivel de los genitales y/u otras zonas del cuerpo
involucradas en el contacto sexual, como pueden ser la boca o el ano. Se pueden dar, dependiendo de
la infección, los siguientes signos y síntomas: lastimaduras (úlceras o llagas) en genitales, ano y/o boca
(duelan o no); verrugas genitales y/o anales; flujo vaginal diferente al habitual (maloliente o no);
supuración a través de pene, vagina o ano; agrandamiento de los ganglios inguinales; dolor o ardor al
orinar; picazón u ardor en vagina y/o vulva; dolor a nivel vaginal durante la penetración; dolor o
picazón a nivel anal; picazón en la zona de vello púbico.

Algunas infecciones generan, además, síntomas y signos más allá de genitales, ano y/o boca, pudiendo
presentar, por ejemplo, manifestaciones cutáneas, cardíacas, neurológicas, hepáticas.

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¿Cómo se previene la transmisión de las ITS?

La mayoría de las infecciones de transmisión sexual se pueden prevenir usando


preservativo (peneano o vaginal) y/o campo de látex durante las relaciones
sexuales.

Los preservativos proporcionan protección sumamente eficaz contra la infecciones por VIH. El uso
constante de preservativos probablemente reduzca entre un 60% y 80% el riesgo de infección por
Clamydia y Gonococo. Ofrece menos protección contra el herpes, HPV y otras ITS que pueden
transmitirse a través del contacto cutáneo entre las partes del cuerpo no cubiertas por el preservativo.
No protege al escroto ni evita las infecciones producidas por epizoonosis (piojo púbico y escabiosis), las
verrugas genitales o las lesiones por virus del papiloma humano (VPH) fuera de la vagina o del cuello
uterino.

Además de la utilización de métodos de barrera durante las prácticas sexuales otra estrategia de
prevención para la transmisión de hepatitis A y B, y ciertos tipos de VPH, es que existen vacunas
efectivas que están incluidas en el Calendario Nacional de Vacunación.

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Durante cualquier instancia de consejería, así como en el armado de un taller o en
una asesoría sobre prevención de ITS, es necesario problematizar sobre que el
concepto de “pareja estable” no es lo mismo que “sexo seguro”. Nociones tales
como “pareja estable”, “promiscuidad”, “confianza”, “es conocida/o”, “no parece
que…”, parten de representaciones sociales y subjetivas que suelen generar
obstáculos a la hora de la prevención de la transmisión de las ITS mediante el uso
correcto de preservativos.

Recomendaciones de prevención de ITS según prácticas sexuales

• Si hay penetración pene-vagina, el preservativo peneano o vaginal previenen la transmisión del


VIH y otras ITS, siempre que se use correctamente. No utilizar ambos preservativos (peneano y
vaginal) al mismo tiempo ya que aumenta el riesgo de rotura o de salida.

• Si hay penetración pene-ano, el preservativo peneano previene la transmisión del VIH y otras
ITS, siempre que se use correctamente. El uso de lubricantes a base de agua está recomendado
para disminuir la probabilidad de que se generen lesiones en la mucosa anal.

• Durante la frotación vulva-vulva, el uso de campo de látex puede prevenir la transmisión de


ciertas ITS.

• En el sexo oral, utilizar un método de barrera, como el preservativo peneano o vaginal (boca-
pene, boca-vulva-vagina) o el campo de látex (boca-ano, boca-vulva-vagina) para cubrir la zona
que tendrá contacto con la boca, puede prevenir la transmisión de algunas ITS. Se recomienda
una higiene adecuada de la zona anal previa al sexo oral-anal para prevenir la transmisión del
virus de la hepatitis A.

• En caso de compartir dildos (juguete sexual), vibradores u otro elemento para llevar a cabo la
penetración (vaginal, anal u oral) con otra/s persona/s también es importante usar

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preservativo, y cambiarlo luego de cada penetración. Se recomienda, además, lavar el objeto
luego de usarlo.

• En caso de que el acto sexual incluya a más de dos personas, es importante no utilizar el mismo
preservativo o campo de látex con personas distintas.

Recomendaciones de prevención de ITS durante embarazo, parto y lactancia

Comprendiendo que las personas embarazadas pueden mantener distintos tipos de prácticas sexuales
durante el embarazo, para cada una de estas prácticas se recomiendan las mismas pautas de cuidado
mencionadas anteriormente, pero además existen prácticas específicas por parte del equipo de salud
para la prevención de la transmisión vertical:

• Seguimiento prenatal: se debe ofrecer la realización de exámenes de laboratorio para detectar VIH,
sífilis y hepatitis B a la persona embarazada en todos los trimestres y a su/s pareja/s sexual/es, si
la/s tuviera.

• Diagnóstico oportuno para tratamiento y seguimiento de la persona recién nacida.

Preservativo peneano (condón, forro, profiláctico)

Consiste en una funda de látex delgada, elástica y lubricada que se coloca en el pene cuando está
erecto. El preservativo retiene el semen dentro de la funda de látex y así impide su contacto con
mucosas y su ascenso por el tracto genital superior.

Además de prevenir la posibilidad de contraer ITS, incluido el VIH, funciona como método
anticonceptivo. Todas las personas que mantienen relaciones sexuales pueden usar el preservativo,
independientemente de su edad, condición social o estado civil.

Para maximizar la eficacia anticonceptiva y preventiva del preservativo peneano es necesario su uso
correcto que consiste en:

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• Almacenamiento adecuado: no exponer al sol o altas temperaturas.
• Usar un nuevo preservativo en cada una de las prácticas sexuales que lo requieran y con cada
uno de les compañeros y compañeras sexuales.
• Observar la fecha de vencimiento y no usar si está vencido.
• Revisar el envase. No usar si está roto o dañado.
• Abrir el envase con los dedos: evitar los dientes y cosas que puedan dañar el preservativo.
• Usar de a un preservativo a la vez, ya que usar dos juntos aumenta el riesgo de rotura.

Se coloca sobre el pene cuando este está erecto, desde el glande o “cabeza” – tomando la precaución
de mantener apretada con dos dedos la punta, intentando que no quede aire, porque podría romperse
durante la fricción o al depositarse el semen-, se desenrolla hasta llegar a su base cubriéndolo por
completo. Debe ser usado durante toda la práctica sexual con penetración o contacto peneano. En
caso de penetración, retirar el pene inmediatamente después de la eyaculación, cuando todavía está
erecto. Sostener el preservativo por su base para que éste no se salga (el preservativo queda grande
cuando el pene pierde la erección), tratando de que no se derrame esperma. Hacer un nudo al
preservativo y estirarlo para corroborar que no se haya roto.

La lubricación ayuda a reducir el riesgo de rotura del preservativo y la molestia que puede producir el
roce o raspado del mismo. Existen diferentes formas de lubricar: secreciones vaginales naturales,
agregar un lubricante externo, o usar preservativos con lubricante. También se puede usar agua limpia
o saliva. En el mercado existen lubricantes de base acuosa, de glicerina o silicona. Evitar los lubricantes
oleosos ya que pueden dañar el látex y también disminuyen o anulan la eficacia anticonceptiva y
preventiva del preservativo. No usar aceites, vaselina, lociones, cremas frías, manteca.

Los lubricantes tienen que aplicarse por fuera del preservativo, en la vagina o en el ano. No hay que
aplicarlos directamente sobre el pene, ya que pueden hacer que el preservativo se deslice y se salga. El
uso de lubricante es muy recomendable para el sexo anal, ya que esta mucosa no genera su propio
lubricante.

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Veamos los siguientes materiales que podrían usarse con población adolescente:

https://www.youtube.com/watch?v=R70_LRPRrK0&index=3&list=PL67296A33B3A03F87

https://www.youtube.com/watch?v=pGGx7MaRNBg&list=PL67296A33B3A03F87&index=4

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Preservativo vaginal

El preservativo vaginal es una funda de poliuretano, de forma tubular, que presenta un anillo o aro
flexible en cada extremo y se utiliza para prácticas de sexo vaginal. En un extremo el anillo es cerrado,
lo que ayuda a la inserción del preservativo en el fondo de la vagina. En el otro extremo, el anillo es
abierto y más grande, lo cual ayuda a mantener el preservativo fuera de la vagina. Viene lubricado.
Reviste la pared de la vagina, cuello uterino y vulva, evitando el contacto directo con el pene y con los
espermatozoides. Es una protección efectiva contra VIH/Sida y otras ITS y tiene eficacia anticonceptiva.
No tiene contraindicaciones.

Campo de látex

Es una superficie de látex fina, que se realiza a partir de un preservativo. También puede realizarse con
papel film de cocina. Se utiliza para protegerse de infecciones de transmisión sexual cuando se practica
el sexo oral en la vagina o en el ano, o en el caso de frotación vulva-vulva. Para hacerlo a partir de un
preservativo peneano se desenvuelve el preservativo, se corta el aro de la base, luego se corta en
forma vertical, a lo largo. Se consigue así un cuadrado de látex que se pondrá sobre la vagina o el ano.

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En este vídeo se explica el uso del campo de latex:

https://www.youtube.com/watch?v=By6n5dbRjY4&list=PL67296A33B3A03F87

¿Cuáles son las recomendaciones para el diagnóstico y tratamiento oportuno de las


ITS?

Es importante asistir a un centro de salud, salita u hospital ante cualquier signo o síntoma de ITS o
frente a cualquier situación con posibilidad de transmisión como por ejemplo, algunas prácticas
sexuales sin utilizar método de barrera, para realizar una consulta con algún miembro del equipo de
salud capacitado en ITS. Este último deberá realizar las prácticas o interconsultas necesarias para poder
hacer un diagnóstico adecuado e iniciar el tratamiento correspondiente de manera oportuna.

Los servicios de salud que pueden orientar a las consultas vinculadas con infecciones de transmisión
sexual son: Medicina general y familiar; Clínica médica; Clínica pediátrica; Adolescencia; Ginecología y
obstetricia; Infectología; Dermatología; Proctología; Urología.

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Además del diagnóstico en el caso de situaciones donde haya signos y/o síntomas o situaciones previas
conocidas con posibilidad de transmisión, se recomienda que el equipo de salud ofrezca el testeo de
VIH y otras ITS a toda persona que en algún momento de su vida haya realizado prácticas sexuales con
algún riesgo de transmisión de ITS y a cualquier persona que así lo solicite, siempre acompañado de
una adecuada consejería sobre la prevención de las ITS.

En el caso específico del VPH, se recomienda un seguimiento ginecológico periódico mediante la


técnica del PAP que permite diagnosticar lesiones con posibilidad de desarrollar cáncer de cuello de
útero o en caso de que este ya se haya desarrollado poder realizar el tratamiento más tempranamente
y de esta forma mejorar el pronóstico.

Existen tratamientos específicos para muchas de las ITS. Según el tipo de infección, el tratamiento
puede curarla (por ejemplo, sífilis, gonorrea, trichomoniasis, pediculosis pubis o ladilla) o hacer que
mejore la evolución clínica (por ejemplo, VIH).

En caso de no ser tratadas, ciertas infecciones pueden producir diferentes problemas de salud a
mediano y largo plazo, por ejemplo: infertilidad; dolor crónico en la pelvis; inflamación crónica de
testículos o epidídimo; inflamación de próstata; predisposición o mayor riesgo de tener embarazo
ectópico (fuera de la cavidad uterina); aborto o parto prematuro; problemas neurológicos; cáncer de
cuello de útero, pene, ano (asociados a VPH).

VIH y Sida

¿Qué es el VIH?

VIH significa Virus de Inmunodeficiencia Humana. Es un virus que afecta a las


células inmunitarias, encargadas de protegernos de las enfermedades
(inmunodeficiencia), cuya transmisión se da únicamente de persona a persona
(humana), a través de la sangre y otros fluidos corporales.

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En la etapa inicial de la infección, algunas personas pueden presentar síntomas y/o signos
inespecíficos, como fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares y/o articulares, erupción cutánea,
sensación de cansancio. En esta etapa, la cantidad de virus en sangre es elevada, mientras que los
anticuerpos que miden las pruebas diagnósticas se van incrementando gradualmente.

El periodo ventana hace referencia al periodo de tiempo en el cual los test de diagnóstico que miden la
cantidad de anticuerpos en sangre pueden dar un resultado no reactivo a pesar de que la persona
tenga VIH. Esto se debe a que la cantidad de anticuerpos es muy baja para ser detectada por dichas
pruebas de laboratorio.

Actualmente, con los nuevos tests diagnósticos el período ventana se ve reducido a un período menor
a un mes (incluso entre dos y tres semanas), lo cual facilita las estrategias para un diagnóstico
oportuno. laboratorio.

¿VIH y Sida son lo mismo?


No es lo mismo tener VIH que estar en etapa Sida. Sida significa síndrome de inmunodeficiencia
adquirida. Es la etapa avanzada de la infección causada por el VIH, que se caracteriza por la aparición
de distintos síntomas y signos asociados al desarrollo de ciertas enfermedades infecciosas y/o
tumorales. Estas enfermedades aparecen cuando las defensas del cuerpo están muy comprometidas
(enfermedades oportunistas). En la actualidad, gracias a la eficacia de la medicación (tratamiento
antirretroviral), la mayoría de las personas con VIH no desarrollan Sida, y en el caso de alcanzar esta
etapa, es posible revertirla.

¿Quiénes tienen posibilidad de infectarse con el VIH?


Cualquier persona que se encuentre, o se haya encontrado, en una situación con posibilidad de
transmisión puede tener infección por VIH. No obstante, históricamente la epidemia fue vinculada a

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determinados conjuntos sociales denominados “grupos de riesgo”, lógica que aún se sigue replicando
en muchos ámbitos.

En un inicio, la epidemia del VIH y el Sida fue adjudicada a los varones cis gay, en asociación con una
mirada que asumía un “estilo de vida” uniforme al interior de esta población, caracterizado por la
“promiscuidad” y el uso de drogas. De esta manera, el Sida ingresa al discurso público fuertemente
vinculado a la homosexualidad, bajo la denominación estigmatizante de “peste rosa”. Tiempo después,
luego de la identificación de los primeros casos en personas con hemofilia e inmigrantes provenientes
de Haití que residían en los Estados Unidos, comienzan a entenderse otros “grupos de riesgo”
afectados por la epidemia.

La construcción epidemiológica del Sida reactualizó y/o reforzó procesos de estigmatización y


discriminación hacia determinados grupos sociales tales como pobres, inmigrantes, prostitutas o
trabajadoras sexuales, y personas cuya orientación sexual o identidad de género difería a la esperada
desde la mirada heteronormativa y cisexista. En el marco de las políticas públicas, los mecanismos
normativos fueron promotores de exclusión y fragmentación, aportando a la distinción entre “sujetos
normales” (quienes controlaban sus riesgos y expresaban así el valor social positivo de la salud) y
“sujetos peligrosos” (aquellas personas que transgredían las normas sociales y resultaban así
“merecedoras de castigo y control”).

Por estos motivos al problematizarse sobre la noción de “grupo de riesgo vs. población general”, surge
la de “comportamientos y prácticas con posibilidad de transmisión” con relación a la difusión del virus,
apuntando a la prevención durante las prácticas sexuales y el uso de drogas. Sin embargo estos dos
usos de la terminología terminan recayendo sobre las responsabilidades individuales y no dejan
entrever la responsabilidad de otros actores y del contexto sociopolítico en el proceso de propagación
de la infección. Lo que en una primera instancia podría pensarse en términos moralistas, es decir,
relativo a formas de vivir, costumbres, etc., se transforma en un modo de legitimar la ausencia de los
Estados y de la sociedad en problemáticas de salud pública. La operación invisibiliza numerosas
situaciones estructurales que propician la infección: racismo, violencia de género, violencias hacia la
comunidad LGBTI, violencia política, pobreza y otras desigualdades sociales.

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Es por esto que más allá de las prácticas que las personas llevan a cabo en su esfera privada, debemos
tener en cuenta el concepto de vulnerabilidad. Vulnerabilidad es más que la simple exposición al
riesgo, sino que entraña también incapacidad de respuesta e inhabilidad para adaptarse a los riesgos
existentes y representa un indicador de inequidad y desigualdad social. Posicionándonos desde esta
perspectiva, se disminuyen la carga de responsabilidad del individuo sobre su propia salud poniendo el
foco sobre las responsabilidades de la sociedad en su conjunto y de las políticas de salud estatales. De
esta forma se evita la culpabilización directa de las personas con VIH, impidiendo así que la infección
sea interpretada a modo de castigo de una transgresión. Este cambio de paradigma, sobre todo por
parte del equipo de salud, pretende modificar el conjunto de significaciones morales que estuvieron
desde el comienzo de la epidemia, con el objetivo de disminuir la vigencia de procesos de
estigmatización y discriminación hacia las personas viviendo con el virus.

En Argentina, de acuerdo a datos del año 2017, se estima que 120.000 personas viven con el virus. El
30% de ellas (casi 37.000) desconocen su estado serológico. Se registran 6.500 casos nuevos de
infección por año. Estas cifras dan cuenta de la importancia del acceso a la información sobre
prevención, transmisión y diagnóstico oportuno de la infección por VIH en nuestro país. Por un lado
para disminuir la cantidad de nuevas infecciones, y por otro para que quienes no están al tanto de su
estado serológico puedan acceder al tratamiento de manera precoz y así disminuir las posibilidades de
la progresión de la infección a Sida y también la transmisión del virus a otras personas seronegativas.

¿Cuáles son las vías de transmisión del VIH?


El VIH puede encontrarse en determinados líquidos y secreciones corporales: sangre, semen, líquido
preseminal, secreción vaginal y leche humana. Nuestra piel constituye una “barrera natural” que solo
pierde su eficacia protectora cuando se daña o se deteriora. Las mucosas (tejidos húmedos del interior
de la boca, la vulva, la vagina, el pene o el recto), en cambio, pueden permitir el paso del VIH aunque
no presenten lesiones.

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La transmisión del virus puede darse en cualquier situación que permita el contacto de las mucosas y/o
el torrente sanguíneo de una persona con los mencionados líquidos y secreciones corporales de otra,
por ejemplo:
• Penetración pene-vagina o pene-ano sin uso de preservativo peneano o vaginal. La vagina y el ano
tienen una mucosa muy frágil a través de la cual fácilmente se puede producir la infección. Durante
la penetración es más fácil transmitir el VIH de quien penetra a quien es penetrado, por la fragilidad
de la vagina y el ano. En la penetración anal y vaginal, el pene puede transmitir el virus a través del
semen y del líquido preseminal, y la vagina lo puede transmitir a través de la sangre menstrual y los
fluidos vaginales.
• Sexo oral boca-pene sin uso correcto de preservativo peneano. Aunque el sexo oral presenta menos
posibilidades de transmisión que la penetración anal o vaginal, el contacto con el líquido preseminal
o con el semen de una persona seropositiva (sobre todo si eyacula en la boca) podría transmitir la
infección.
• Frotación vulva-vulva, sexo oral boca-vulva/vagina y sexo oral boca-ano sin uso de campo de látex (o
utilizándolo de forma no correcta).
• Uso compartido de juguetes sexuales (dildos, vibradores o cualquier otro elemento que se use para
penetración oral, vaginal o anal), sin uso correcto de preservativo.
• Uso compartido de elementos corto-punzantes (por ejemplo, agujas, bisturís, máquinas de afeitar,
alicates, elementos para colocar piercings o realizar tatuajes), jeringas y/o canutos (pequeños tubos
utilizados para inhalar la cocaína, crack o pasta base).
• Embarazo, parto y lactancia (transmisión vertical) sin las medidas profilácticas adecuadas.
Actualmente, el riesgo de infectarse a través de una transfusión o tratamiento con sangre o productos
sanguíneos es prácticamente nulo debido a que, desde hace varios años, los bancos de sangre realizan
un control exhaustivo de las donaciones.

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¿Cómo NO se transmite el VIH?

Es importante saber que:

• El VIH no se transmite por besar, abrazar, compartir vasos, cubiertos, el mate, intercambiar
ropa, por usar el mismo baño, la cama o la pileta.

• Los besos profundos, las caricias, los masajes, lamer el cuerpo, la masturbación mutua son
prácticas sexuales que no conllevan riesgo, siempre y cuando se practiquen con mucosas y
pieles sanas.

• Cualquier otra práctica sexual (que por lo diverso de la sexualidad humana no somos capaces
de detallar una por una) que no impliquen contacto de los fluidos que pueden contener el virus
(sangre, semen, fluidos vaginales, líquido preseminal, leche humana) con mucosas (bucal, anal,
vaginal) tampoco tienen posibilidad de transmisión.

• Las picaduras de mosquitos y el contacto con sudor, lágrimas u orina de una persona infectada
tampoco transmiten el VIH.

Las relaciones sexuales en las que se usa correctamente el preservativo peneano o


vaginal y/o el campo de látex tampoco son vías de transmisión.

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¿Cómo se previene la transmisión del VIH?

El uso correcto del preservativo peneano o vaginal y/o el campo de látex


durante las prácticas sexuales que lo requieran es un método de prevención
sumamente efectivo para la transmisión del VIH.

• El uso correcto del preservativo y el campo de látex durante las prácticas sexuales de acuerdo a
lo explicado en el apartado de ITS previene de manera sumamente efectiva la transmisión del
VIH.

• En las prácticas sexuales entre dos o más personas que vivan con VIH, el uso correcto de
preservativo y/o campo de látex permite evitar reinfecciones.

• La infección por transmisión sanguínea se previene evitando compartir canutos, jeringas o


elemento punzo-cortantes.

• Durante el embarazo, es importante que la persona embarazada y su/s pareja/s (si la/s tuviera)
se realice/n el test de VIH, y utilicen el preservativo y/o campo de látex para prevenir la
posibilidad de transmisión durante el embarazo.

• La transmisión vertical puede prevenirse llevando a cabo distintas medidas profilácticas, como
por ejemplo: tratamiento antirretroviral oportuno para la persona embarazada durante el
embarazo y en el momento del parto, cesárea programada según la carga viral de la persona
embaraza en etapas cercanas a la fecha probable de parto, contraindicación de la lactancia,
tratamiento antirretroviral para el recién nacido.

• Profilaxis pre-exposición: consiste en la utilización de medicación antirretroviral de manera


continua en personas seronegativas que suelen estar expuestas a prácticas sexuales con
posibilidad de transmisión.

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• Profilaxis post-exposición: consiste en la utilización de medicación antirretroviral durante un
tiempo determinado, a fin de prevenir que una persona se infecte, luego de haberse expuesto a
una situación con posibilidad de transmisión. La necesidad de iniciar profilaxis se evaluará en
cada caso particular.

¿Cómo se diagnostica el VIH?

El test de VIH es la única manera de saber si una persona está infectada o no. El estudio puede
realizarse mediante la extracción de sangre o con la punción de un dedo (test rápido). El test rápido
permite contar con el resultado en, aproximadamente, 20 minutos. En caso de obtenerse un resultado
reactivo, se deberá confirma con otro estudio de mayor complejidad.

El acceso al test es un derecho. En ningún caso puede representar un


requisito para ingresar a un trabajo, acceder a la atención médica o a una
intervención quirúrgica, o ser parte de un examen prenupcial.

En salitas, hospitales y centros de salud del subsistema público, el testeo de VIH es gratuito. Se debe
realizar a quien lo solicite, independientemente de su edad. Aquellas personas que no han alcanzado la
mayoría de edad, pueden acceder al testeo sin requerirse el consentimiento de sus padres o tutores.

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¿Cuál es el tratamiento del VIH/Sida?

Actualmente existe un tratamiento específico para la infección por VIH, que recibe el nombre de
tratamiento antirretroviral, debido a que por su clasificación virológica el VIH es un retrovirus. El
tratamiento antirretroviral no cura la infección, pero hace que el virus se multiplique más lento y, por
lo tanto, no disminuya drásticamente las defensas del cuerpo.

En personas que viven con VIH y reciben tratamiento, la cantidad de virus en sangre (carga viral) puede
llegar a ser muy baja, incluso a niveles que no se pueden medir con las pruebas de laboratorio actuales.
En ese caso se dice que la carga viral es “indetectable”. Esto no significa que la persona esté curada
porque la infección persiste, por lo tanto, no se habla de “negativización del VIH”. Sin embargo, cuando
hay carga viral indetectable, las posibilidades de desarrollar inmunodepresión se reducen de manera
significativa además de que se reduce prácticamente a cero la posibilidad de transmisión del virus a
otras personas. De esta forma, las personas que viven con VIH pueden mantener su infección sin
desarrollar signos y síntomas de inmunosupresión durante muchos años. La esperanza de vida de las
personas que viven con VIH en tratamiento antirretroviral ha aumentado mucho en los últimos años
con el desarrollo de nuevas drogas y tratamientos, tanto que ya casi se acerca a la del resto de la
población. Incluso habiendo alcanzado la etapa de Sida, el uso de medicación puede hacer que se
recuperen las defensas. Por eso, actualmente se dice que el VIH es una infección crónica, y no una
enfermedad terminal.

¿Cuáles son los derechos de las personas que viven con VIH?

Las personas con VIH tienen los mismos derechos que el resto de las personas: a que se respete su
integridad y autonomía; a la salud y a la atención médica integral y oportuna, a la educación y a un
trato igualitario.

Tener derecho a la salud, desde el punto de vista de los tratados internacionales de derechos
humanos, significa que los gobiernos deben crear las condiciones que permitan a todas las personas

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vivir lo más saludablemente posible. Esas condiciones incluyen la disponibilidad garantizada de
servicios de salud.

En nuestro país, la existencia de leyes y reglamentaciones que protegen el derecho a la salud de las
personas con VIH y las políticas sanitarias que se desarrollan desde la Dirección de Sida y ETS del
Ministerio de Salud de la Nación permitieron que la infección por VIH sea considerada actualmente
como una infección crónica. En este contexto de normativas y políticas públicas coexisten percepciones
sociales muy diversas sobre el VIH, algunas de las cuales generan estigma y discriminación. Esto
conlleva múltiples consecuencias que afectan el acceso al tratamiento y refuerzan las desigualdades
sociales existentes. Las consecuencias no son solo para las personas con VIH, sino también para la
sociedad en general. El estigma puede ser reducido a través de una variedad de estrategias de
intervención que incluyen la información, la divulgación de las leyes sobre la temática y los derechos
de las personas, el consejo, la adquisición de habilidades y el contacto con personas afectadas.
También es importante que, si se producen hechos de discriminación, las personas puedan
denunciarlos, y para esto es fundamental que se conozcan las vías para realizar los reclamos y
denuncias correspondientes.

Algunas de estas leyes que regulan los derechos de las personas que viven con VIH son:

1) Ley Nacional de Sida; 2) Ley de Derechos del Paciente; 3) Ley del Sistema Nacional del Seguro de
Salud; 4) Leyes de obligatoriedad de cobertura de las prestaciones de VIH-Sida y drogadependencia
(ley 24754 y ley 24755 ); 5) Ley de medicina prepaga; 6) Ley de salud sexual y procreación responsable;
7) Ley de obligatoriedad del ofrecimiento de la prueba del VIH a la mujer embarazada; 8) Prohibición
de incluir la prueba de VIH en los exámenes preocupacionales.

En 1990 se promulgó la Ley Nacional de Sida 23789 y en 1991 el decreto reglamentario 1244,
declarándose a la “lucha contra el Sida” de “interés nacional”. Esta ley ha regulado a partir de entonces
las cuestiones relativas al control y la prevención de la epidemia, el diagnóstico y el tratamiento de la
infección y los derechos de los afectados. Los principios de esta ley son la accesibilidad, el respeto a la
dignidad humana y no discriminación, la información, la confidencialidad y la prevención.

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Estableció, entre otras cuestiones:

• El derecho a la privacidad y confidencialidad del diagnóstico de seropositividad, estableciendo


un código para la denominación de los pacientes.

• El carácter voluntario del test de detección de anticuerpos y la obligatoriedad del


consentimiento informado previo asesoramiento sobre las características de la prueba y la
confidencialidad de los resultados.

• La obligatoriedad de la detección de anticuerpos en la sangre humana destinada a


transfusiones y de tejidos y órganos para trasplantes.

• La notificación obligatoria de los casos diagnosticados y los fallecimientos al Ministerio de Salud


y Acción Social.

• La obligatoriedad de la implementación de medidas de bioseguridad en las instituciones de


salud públicas y privadas.

• La creación de programas de vigilancia epidemiológica en las distintas jurisdicciones,


promoviendo también la creación de un programa nacional que garantizase la prevención y el
acceso al testeo y tratamiento de la enfermedad.

La Ley N° 23.798 de Sida estable que el testeo debe ser:

• VOLUNTARIO: ninguna persona puede obligar a otra a hacerlo. Se requiere, además, que la
persona que solicita el test brinde y firme su consentimiento informado.

• CONFIDENCIAL: se debe resguardar la información sobre el resultado del diagnóstico.

En los años 1995 y 1996 se sancionaron otras dos leyes fundamentales. En primer lugar la ley 24455
que obliga a las obras sociales a proveer tratamientos médicos, psicológicos y farmacológicos a sus
afiliados viviendo con VIH-Sida y el desarrollo de programas de prevención. Luego la ley 24754, que

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establece que las empresas o entidades del sub-sector privado (empresas de medicina prepaga) debían
cubrir, como mínimo, las mismas prestaciones obligatorias dispuestas para las obras sociales.

La provisión gratuita de medicamentos para pacientes con VIH-Sida se inició en 1992, por medio de la
resolución N°18 del Ministerio de Salud.

Para más información: Línea Pregunte Sida 0800 333 3444. Es gratis, es
confidencial y es anónima. Dirección de Sida y ETS. Ministerio de Salud de la
Nación.

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Estudio nacional sobre la Situación social de las personas viviendo con VIH en la Argentina -
1ª ed. Buenos Aires: Libros del Zorzal.

Créditos

Autor/es: Diego Garcia; Cecilia Karagueuzian; Christian Rivero, Stella Sappa.

Cómo citar este texto:

Garcia, D., Karagueuzian C., Rivero C. y Sappa S. (2018). Clase 7: Infecciones de transmisión sexual, VIH
y Sida. Curso del Plan Nacional de Prevención del Embarazo no intencional en la adolescencia. Buenos
Aires. Ministerio de Desarrollo Social, Ministerio de Salud y Ministerio de Educación de la Nación.

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