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Paul M. Romer
El pensar que el emprendimiento y la innovación son procesos que atañen a nuestro tiempo
seria un grave error, tal y cómo Baumol identifica en su artículo, los procesos de
emprendimiento son tan antiguos como el hombre mismo; lo que si corresponde a tiempos
recientes es la importancia y el énfasis que el emprededurismo ha tenido en la
investigación, las organizaciones, instituciones y gobiernos. Reconocer su importancia y rol
en el desarrollo económico y social fue el primer paso para generar variadas
aproximaciones al fenómeno, pero cabe admitir que aun existe mucho por estudiar dentro
de sus dinámicas, procesos, causas y efectos.
Uno de los principales retos para las contribuciones en la materia es la falta de consenso en
un marco conceptual para el emprendimiento, Shane y Venkataraman realzan este desafío y
proponen dos dimensiones centrales para su estudio, cada una implicando un sinfín de
oportunidades de exploración: los individuos emprendedores y las oportunidades de
emprendimiento. El enfoque en el individuo establece que existe ciertas características,
cómo la tolerancia al riesgo, que podrían explicar por que algunas personas deciden
emprender e innovar y otras. Mientras que el enfoque en oportunidades permite cuestionar
que detona la creación de estas, su identificación por los individuos y finalmente su
explotación.
Otro de los puntos importantes a destacar dentro del artículo “The promise of
entrepreneurship as a field of reserach” parte de igual manera de las oportunidades y cómo
estás sugen en los mercados, los autores comparan los modelos de equilibrio y desequilibrio
como marcos de referencia que permitan analizar las particularidades del emprendimiento.
En el equilibrio se asumen nulas estás oportunidades y de existir están aleatoriamente
distribuidas en la población mostrando claramente una inconsistencia con la realidad. Por
Emprendimiento y Estrategias de Innovación Cecilia Castro Cárdenas
EGADE Business School DCA
su parte, la teoría de desequilibrio explica de mejor manera al reconocer que los mercados
son imperfectos y por lo tanto desencadenantes de innovaciones y áreas de oportunidad.
Desde el modelo de desequilibrio existe mayor flexibilidad para analizar y plantear
iniciativas que mejoren las dinámicas del entorno que incentiven estas oportunidades de
manera que el individuo no sea el único eje de acción.
Los gobiernos necesitan invertir y destinar recursos y esfuerzos en incrementar las reglas
del juego que faciliten el nacimiento de estás iniciativas emprendedoras e innovadoras, pero
no es un esfuerzo único, inversionistas privados se deben sumar de igual manera para
disminuir el gran reto que representa el financiamiento de nuevos negocios y proyectos. A
su vez organizaciones no gubernamentales de acción civil deben de igual manera apoyar el
fortalecimiento y la supervivencia de estos procesos que resuelven muchos desequilibrios.
Por parte de las empresas, es una labor titánica considerar dentro de la administración un
enfoque para propuestas creativas que eficienticen procesos, materia prima, cadenas de
suministro, etc. Entonces desencadenado de esto, la investigación debe cubrir estás
necesidades y estudiar todos estos esfuerzos en conjunto y a la vez por separado para
entender el proceso de emprendimiento en su totalidad, la labor para los académicos es
titánica, pero a la vez despierta áreas de oportunidad de contribución ya que finalmente
aquello que nos permita “hacer ciencia” debe de ser siempre agradecido.