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Derecho
privado

Derecho
Privado I

0
El derecho privado

Noción

El derecho, en su aspecto objetivo, es el conjunto de normas o reglas de


conducta impuestas por el Estado con carácter obligatorio, que prevén o
describen comportamientos humanos, imponiendo deberes y reconociendo
facultades con miras a crear un orden social justo.

Ahora bien, el derecho objetivo positivo se clasifica, para su mejor


conocimiento y aplicación, en dos grandes ramas: el derecho público y el
derecho privado.

Así, cuando la relación jurídica presenta caracteres de subordinación o


supraordinación, por la intervención del Estado en su carácter de poder
público, es de derecho público.

En tanto, si los sujetos que participan en dicha relación se vinculan en un pie


de igualdad, en un plano de coordinación, como cuando en ella participan
los particulares o aun el Estado como titular de un derecho subjetivo
privado, esta refiere al derecho privado.

Evolución histórica
Durante los últimos años, existió una fuerte tendencia a la unificación del
derecho civil con el derecho comercial, debido a que había problemáticas
que caían bajo la regulación de ambos.

Lo que se pretendía era edificar las bases de un derecho privado patrimonial


que englobara tanto al derecho civil patrimonial como al derecho comercial
sobre parámetros más amplios, propios de un derecho común. Es decir, con
anterioridad a la sanción del Código Civil y Comercial1, era nítida la
separación entre ambas ramas de derecho privado.

Contenido actual
Ahora bien, ese panorama se vio modificado sustancialmente con la sanción
del Código Civil y Comercial, que agrupa finalmente el derecho civil con el

1 Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

1
derecho comercial en un solo cuerpo normativo. Sin embargo, esta
unificación es parcial, pues muchos microsistemas legislativos subsisten, en
particular en el área del derecho comercial, como son los casos de la Ley de
Sociedades2, la Ley de Seguros3 y la Ley de Concursos y Quiebras4, entre
otras.

El derecho privado se divide en dos partes: una parte general y otra especial.
En la primera, se estudian los elementos esenciales y comunes a toda clase
de relaciones jurídicas: sujetos, objeto y causa. En la parte especial, se
examinará el derecho de familia, los derechos personales (es decir, el
derecho de las obligaciones, de los contratos y de la responsabilidad civil),
los derechos reales y el derecho de las sucesiones.

Constitucionalización
El Código Civil y Comercial toma muy en cuenta los tratados en general y, en
particular, los derechos humanos y los derechos reconocidos en todo el
bloque de constitucionalidad. Es decir, se produce la constitucionalización
del derecho privado y se establece una comunidad de principios entre la
Constitución5, el derecho público y el derecho privado.

Así se ve claramente, por ejemplo, en la protección de la persona a través


de los derechos fundamentales, los derechos de incidencia colectiva, la
tutela del niño, de las personas con capacidades diferentes, entre otros
aspectos. En otras palabras, “puede afirmarse que existe una reconstrucción
de la coherencia del sistema de derechos humanos con el derecho privado”
(Lorenzetti, Highton de Nolasco y Kemelmajer de Carlucci, 2011, p. 4).

Los códigos de Vélez: civil y comercial

Antecedentes

Tanto el Código Civil6 como el Código de Comercio7 –que regían con


anterioridad al sancionado mediante la Ley N.° 26994, Código Civil y
Comercial de la Nación– fueron elaborados por Dalmacio Vélez Sarsfield.

2 Ley N.° 19550. (1972). Ley de Sociedades Comerciales. Poder Ejecutivo Nacional.
3 Ley N.° 17418. (1967). Ley de Seguros. Poder Ejecutivo Nacional.
4 Ley N.° 24522. (1995). Ley de Concursos y Quiebras. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
5 Ley N.° 24430. (1995). Constitución Nacional. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
6 Ley N.° 340. (1869). Código Civil [Abrogado por el artículo 4 de la Ley N.° 26994]. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
7 Ley N° 15. (1862). Código Nacional de Comercio [Abrogado por el artículo 4 de la Ley N.° 26994]. Honorable Congreso

de la Nación Argentina.

2
La primera iniciativa orgánica, orientada a promover la codificación de
nuestro derecho, la constituye el decreto de Urquiza con fecha el 24 de
agosto de 1852. Por este, se disponía la constitución de una comisión
general codificadora dividida en cuatro secciones, cada una de las cuales
estaba dedicada, respectivamente, al derecho civil, al derecho comercial, al
derecho penal y al derecho procesal.

Esta iniciativa se convierte en precepto constitucional: en la Constitución de


1853, el artículo 64, inciso 11 y en la Constitución de 1860, el artículo 67,
inciso 11, donde se confiere facultad al Congreso de la Nación para dictar los
códigos fundamentales.

De tal modo, Urquiza nombra a Vélez Sarsfield, en setiembre de 1854, como


miembro redactor de la sección encargada de preparar el proyecto del
Código Civil (Buteler Cáceres, 2000).

Reseña histórica

Vélez Sarsfield prepara, junto con Eduardo de Acevedo, el proyecto de


Código de Comercio para la provincia de Buenos Aires, que entra en vigencia
en 1859 y que, por sanción del Congreso de la Nación de 1862, vino a
convertirse en Código de Comercio de la República Argentina. Así, el primer
código de derecho privado fue el Código de Comercio.

Bartolomé Mitre, por un decreto con fecha el 20 de octubre de 1864,


encomienda a Vélez Sarsfield la preparación de un proyecto de Código Civil,
quien se consagra enteramente a dicha tarea y da fin a la obra en 1869.

El Poder Ejecutivo remite el proyecto al Congreso de la Nación; este resuelve


sancionarlo a libro cerrado, lo que fue un acierto, porque nunca se habría
logrado la sanción del Código si este hubiera sido sometido a una revisión
integral por las dos cámaras del Congreso.

La Ley N.° 340 es la que disponía la sanción del proyecto y, en su artículo


primero, establecía que el Código Civil entraría a regir como ley de la
República a partir del 1 de enero de 1871; código que, con varias
modificaciones, estuvo en vigencia hasta la aprobación del Código Civil y
Comercial sancionado por la Ley N.° 26994 (Buteler Cáceres, 2000).

3
El Código Civil y Comercial
La unificación legislativa. Contenido
Tal como se ha señalado anteriormente, la sanción del Código Civil y
Comercial ha unificado el derecho civil y el derecho comercial y ha renovado
la legislación del derecho privado.

La renovación de la legislación de derecho privado era


necesaria. El Código sancionado responde a criterios
generalmente aceptados por la doctrina y avalados muchas
veces por la jurisprudencia ya imperante. La adecuación del
derecho civil y comercial al derecho supranacional de los
derechos humanos y -por supuesto- a la Constitución
Nacional, como lo hace el Código nuevo es un avance
indiscutible. (Rivera y Medina, 2014, p. 47).

Fuentes

Para la elaboración del Código Civil y Comercial, se han tenido en cuenta “los
antecedentes más significativos del derecho comparado, la doctrina de los
autores nacionales y extranjeros con mayor prestigio académico, la opinión
de los congresos de juristas y los criterios de la jurisprudencia” (Lorenzetti
et al., 2011, p. 6).

Se han utilizado los siguientes proyectos de reformas:


 El Anteproyecto de 1926 preparado por Juan Antonio
Bibiloni.
 El Proyecto de 1936.
 El Anteproyecto de 1954, redactado bajo la dirección
del Dr. Jorge Joaquín Llambías.
 El Proyecto de Unificación de la Legislación Civil y
Comercial, proveniente de la Cámara de Diputados de la
Nación en 1987 (Proyecto 1987).
 El Proyecto de 1993 de Unificación de la Legislación Civil
y Comercial, elaborado por la denominada Comisión Federal
de la Cámara de Diputados de la Nación (Proyecto 1993 CF).

4
 El Proyecto preparado por la Comisión creada por
decreto del Poder Ejecutivo Nacional 468/92 (Proyecto 1993
PEN).
 El Proyecto de 1998, preparado por la Comisión creada
por decreto del Poder Ejecutivo Nacional 685/95 (Proyecto
1998). (Lorenzetti et al., 2011, p. 6).

Todo ello “fue enriquecid[o] por numerosos trabajos críticos de la doctrina


y decisiones jurisprudenciales que también se tuvieron en consideración”
(Lorenzetti et al., 2011, p. 6) para la elaboración del Código Civil y Comercial.

El método. Título preliminar

El Código Civil y Comercial “contiene un Título Preliminar y luego una Parte


General para todo el Código, así como partes generales para las diversas
instituciones que regula” (Lorenzetti et al., 2011, p. 7).

Así, tenemos el “Título preliminar”, que incluye las definiciones sobre las
fuentes del derecho y las reglas de interpretación y establece pautas para el
ejercicio de los derechos con cláusulas generales relativas a la buena fe, al
abuso del derecho y al fraude a la ley.

Luego, el “Libro primero” es la parte general para todo el Código, en el que


se regulan los institutos de esta asignatura, es decir, lo atinente a la persona,
la capacidad e incapacidad, los derechos y los actos personalísimos, los
atributos de la persona, la persona jurídica, los bienes, los derechos de
incidencia colectiva, la vivienda, los hechos y actos jurídicos, los vicios de
dichos actos, la ineficacia y la nulidad.

El “Libro segundo” reglamenta las relaciones de familia; el “Libro tercero”,


los derechos personales; el cuarto, los derechos reales; el quinto, la
transmisión de derechos por causa de muerte; el sexto está integrado por
las disposiciones comunes a los derechos reales y personales.

Por otro lado, el Código no contiene notas y “se ha tratado de incluir sólo
aquellas definiciones que tienen efecto normativo y no meramente
didáctico, en consonancia con la opinión de Vélez Sarsfield, primer
codificador, expresada en la nota al artículo 495 del Código Civil” (Lorenzetti
et al., 2011, p. 8).

5
Título preliminar

El “Título preliminar” contiene las reglas generales de todo el sistema para


que “los operadores jurídicos tengan guías para decidir en un sistema de
fuentes complejo” (Lorenzetti et al., 2011, p. 9) y, de esta manera, promover
“la seguridad jurídica y la apertura del sistema a soluciones más justas”
(Lorenzetti et al., 2011, p. 10).

El Título Preliminar distingue entre el derecho como sistema y la ley como


fuente principal, pero no única.

El primer capítulo del Código Civil y Comercial, denominado “Derecho”, fija


reglas claras para la toma de decisión. Así, en primer lugar, dispone que los
casos deben ser resueltos conforme a un sistema de fuentes y destaca
primeramente que deben resolverse de acuerdo con la ley que resulte
aplicable; de lo contrario, aparecerían sentencias arbitrarias por no aplicar
la ley o apartarse de ella sin declarar su inconstitucionalidad. También alude
a la Constitución Nacional y a aquellos tratados de los que el país forme
parte, y regula el valor de los usos, las prácticas y las costumbres, sobre los
que refiere que “son vinculantes cuando las leyes o los interesados se
refieren a ellos o en situaciones no regladas legalmente, siempre que no
sean contrarios a derecho”8.

El artículo 2 establece pautas de interpretación y señala que “la ley debe ser
interpretada teniendo en cuenta sus palabras, sus finalidades, las leyes
análogas, las disposiciones que surgen de los tratados sobre derechos
humanos, los principios y los valores jurídicos, de modo coherente con todo
el ordenamiento”9.

Finalmente, el último artículo de este capítulo regula la obligación de los


jueces de decidir razonablemente y de manera fundada, “expresión que se
ajusta a lo que surge de la doctrina de la arbitrariedad de sentencias. Esta
disposición se aplica extensivamente a todos los que deben decidir casos con
obligación de fundarlos” (Lorenzetti et al., 2011, p. 14).

El segundo capítulo, denominado “Ley”, comprende del artículo 4 al 8


inclusive y estatuye, en primer lugar, la obligatoriedad de la ley y su vigencia.
Luego, dispone el modo de contar los intervalos del derecho.

El artículo 7, por su parte, prevé que, “a partir de su entrada en vigencia, las


leyes se aplican a las consecuencias de las relaciones y de las situaciones
jurídicas existentes”10.

8 Art. 1, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
9 Art. 2, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
10 Art. 7, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

6
Ahora bien, en relación con los contratos en curso de ejecución, ellos deben
ser juzgados por la ley vieja, salvo que se trate de una relación de consumo
y la nueva sea más favorable para el consumidor, en cuyo caso se aplicará
esta, pues fue sancionada de acuerdo con lo que parece más razonable
según los cambios sociales o las prácticas de negocios.
Por último, se regula el principio de la inexcusabilidad de derecho, es decir,
que no se puede alegar como excusa de cumplimiento la ignorancia de las
leyes, exceptuando los casos que determina el ordenamiento jurídico.

El capítulo tercero, “Ejercicio de los derechos”, tiene por destinatario


principal a los ciudadanos. Las cláusulas generales relativas a la buena fe, el
abuso y el fraude son principios generales en todo el derecho privado, es por
ello que se incluyen en el “Título preliminar”.

Así, en este capítulo se instituye la regla de que los derechos deben ser
ejercidos de acuerdo con el principio de buena fe y los límites en su práctica
son el abuso del derecho, el orden público, el fraude a la ley y los derechos
de incidencia colectiva (esto será desarrollado en el punto 1.6, a cuya lectura
remitimos).

Asimismo, se consagra la prohibición a la renuncia general de las leyes, la


que es plenamente justificable porque, de lo contrario, se afectaría la
obligatoriedad de la ley.

Por último, el capítulo 4, “Derechos y bienes”, contiene una serie de pautas


generales que regulan la relación del sujeto y su patrimonio. Así, por un lado,
se dispone que la persona es titular de los derechos individuales sobre los
bienes susceptibles de valor económico que integran su patrimonio y, por
otro, se reconocen: a) los derechos sobre el cuerpo humano y sus partes; b)
los derechos de propiedad comunitaria de los pueblos originarios.

7
Referencias
Buteler Cáceres, J. (2000). Manual de derecho civil. Parte general. Córdoba, AR:
Advocatus.

Ley N° 15. (1862). Código Nacional de Comercio [Abrogado por el artículo 4 de la


Ley N.° 26994]. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

Ley N.° 340. (1869). Código Civil [Abrogado por el artículo 4 de la Ley N.° 26994].
Honorable Congreso de la Nación Argentina.

Ley N.° 17418. (1967). Ley de Seguros. Poder Ejecutivo Nacional.

Ley N.° 19550. (1972). Ley de Sociedades Comerciales. Poder Ejecutivo Nacional.

Ley N.° 24430. (1995). Constitución Nacional. Honorable Congreso de la Nación


Argentina.

Ley N.° 24522. (1995). Ley de Concursos y Quiebras. Honorable Congreso de la


Nación Argentina.

Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso
de la Nación Argentina.

Lorenzetti, R., Highton de Nolasco, E. y Kemelmajer de Carlucci, A. (2011).


Fundamentos del anteproyecto del Código Civil y Comercial de la Nación.
Recuperado de http://www.nuevocodigocivil.com/wp-
content/uploads/2015/02/5-Fundamentos-del-Proyecto.pdf

Rivera, J. C. y Medina, G. (Eds.). (2014). Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación,


comentado por especialistas. Buenos Aires, AR: La Ley.

8
Relación
jurídica
privada

Derecho
Privado I

0
Parte general del derecho
privado

La relación jurídica privada: noción y elementos

La relación jurídica es la situación en la que se encuentran varias personas


vinculadas entre sí, regulada por el derecho. Ahora bien, no toda relación
entre personas, aun cuando pueda producir efectos jurídicos, es una
relación jurídica. Así, la amistad, pese a que puede producir ciertos efectos
jurídicos, como la obligación de los jueces de excusarse cuando tienen
amistad íntima con alguna de las partes litigantes, no es una relación de esa
clase.

En pocas palabras, es el vínculo entre dos o más personas que, tendiente a


la satisfacción de intereses dignos de tutela jurídica, es disciplinado y
orgánicamente regulado por el ordenamiento jurídico.

La relación jurídica está conformada por:

a) Sujetos: titulares de las prerrogativas y de los deberes jurídicos que la


conforman. Se denomina sujeto activo a quien se le atribuyen derechos
o facultades y sujeto pasivo a aquel sobre el que recaen deberes.

b) Objeto: es aquello sobre lo que se aplica cada uno de los derechos.

c) Causa: es la fuente de la que ella emana. Son los hechos o actos jurídicos
que le dan origen. Así, por ejemplo, el contrato de compraventa da
nacimiento a una relación jurídica entre un comprador y un vendedor.

Los derechos subjetivos


Definición. Teorías

Hemos señalado precedentemente que el derecho en sentido objetivo es el


conjunto de normas jurídicas sancionadas por el Estado que están vigentes
en un determinado momento y que tienden a instaurar un orden social
justo.

1
Ahora bien, el fenómeno jurídico también puede ser aprehendido desde una
esfera subjetiva; así, se nos presenta como un conjunto de facultades o
prerrogativas otorgadas por el derecho objetivo a los individuos –derechos
subjetivos– frente a los que aparecen, también en la esfera subjetiva del
derecho, los deberes jurídicos.

Los derechos subjetivos son los contenidos de las relaciones jurídicas. Para
definirlos, existieron distintas teorías. Siguiendo a Tagle (2002), se pueden
citar las siguientes:

Doctrina de la voluntad: esta concepción considera que el derecho subjetivo


es un poder atribuido a la voluntad. Fue inicialmente atribuida a Savigny,
quien entiende al derecho subjetivo como una esfera en la cual reina
soberana la voluntad de las personas, por cuanto es esta la que resulta
determinante para hacer uso o no de las facultades que la norma le confiere.

Doctrina del interés: Ihering ha criticado la doctrina de la voluntad, cuando


señala que esta no alcanza para explicar el derecho subjetivo, por cuanto
hay sujetos carentes de voluntad que son titulares de derechos subjetivos.
Es decir: estos derechos pueden adquirirse independientemente de la
voluntad del beneficiario. Así, define al derecho subjetivo como el interés
jurídicamente protegido.

Teorías intermedias: numerosos autores posteriores han descubierto que,


en realidad, los elementos de la voluntad y el interés no se contraponen ni
se excluyen, sino que, por el contrario, se complementan. Por eso, con
algunos matices, se sostiene generalmente que el derecho subjetivo es la
potestad de voluntad humana, reconocida y protegida por el orden jurídico,
que tiene por objeto un bien o un interés.

Actualmente, se definen como “un poder o facultad conferido a los sujetos


por el ordenamiento jurídico, para exigir de otros sujetos un
comportamiento o conducta, tendiente a la satisfacción de intereses dignos
de protección” (Tagle, 2002, p. 68).

Elementos y clasificación

El análisis de la estructura del derecho subjetivo permite descubrir que


posee tres elementos. Estos son: a) un sujeto al que pertenece, que resulta
ser titular; b) un objeto sobre el que recae; c) un contenido que encierra, es
decir, la causa.

2
a) El sujeto del derecho es quien resulta investido de la potestad que este
encierra; no siempre coincide con el portador del interés (por ejemplo,
los representantes de los incapaces de obrar son quienes ejercen los
derechos subjetivos que a aquellos corresponden).

b) El objeto es la entidad o la materia sobre la que recae el poder conferido


al sujeto.

c) El contenido de los derechos subjetivos está conformado por el


conjunto de poderes o facultades que detenta su titular de acuerdo con
la naturaleza del derecho que se trate.

En esta materia, se estudiarán cada uno de estos elementos, ya que


constituyen los pilares de base para agrupar sistemáticamente todo lo que
comprende el contenido de la parte general de derecho privado.

A su vez, estos derechos se clasifican en diferentes categorías.

Se encuentran primero dos grandes grupos: 1) los derechos subjetivos


extrapatrimoniales o que importan a la persona y 2) los derechos subjetivos
patrimoniales o que importan al patrimonio.

En el primer grupo se encuentran dos categorías: a) los denominados iura in


persona ipsa o derechos sobre la propia persona, que son los derechos
humanos, también denominados personalísimos, que se consideran innatos;
y b) los denominados iura in persona aliena o derechos sobre la persona
ajena, que son los denominados derechos potestativos y que importan las
relaciones de familia (responsabilidad parental, tutela o curatela).

En el segundo grupo, se encuentran: a) los derechos personales o los


derechos creditorios u obligaciones, que implican la facultad de un sujeto
acreedor de exigir a otro deudor el cumplimiento de una conducta o
prestación debida; b) los derechos reales que importan la relación de las
personas con las cosas; c) los derechos intelectuales que importan la
protección del ingenio humano, entre estos se encuentran los derechos de
autor, las marcas y las patentes.

Gráficamente, estos derechos se pueden representar como se observa en la


figura a continuación.

3
Figura 1: Clasificación de los derechos

Fuente: Tagle, 2002, p. 79.

Límites en el ejercicio de los


derechos
Ejercer un derecho es hacer uso de este. La práctica del derecho es, por lo
tanto, la actuación de su contenido. Comprende, en sentido amplio, tanto
los actos de uso y disfrute del objeto del derecho como la utilización de
acciones y otros medios de defensa que pertenecen al titular para la
protección de su derecho.

Ahora bien, este ejercicio tiene límites. Uno de ellos es el principio de buena
fe.

Sin duda que el límite al ejercicio de los derechos está dado por el propio
poder que lo confiere; fuera de dicho poder, se obra de hecho y se carece
de derecho. El artículo 9 del Código Civil y Comercial dispone “Principio de

4
buena fe. Los derechos deben ser ejercidos de buena fe”1, lo que implica la
“recíproca lealtad” (Rivera y Medina, 2014, p. 83) de las partes en el curso
de las relaciones contraídas. Esta debe apreciarse objetivamente, aplicando
a cada situación el criterio de lo que hubieran hecho dos personas
honorables y razonables.

El abuso del derecho

El artículo 10 del Código Civil y Comercial dice:

Abuso del derecho. El ejercicio regular de un derecho propio


o el cumplimiento de una obligación legal no puede constituir
como ilícito ningún acto.

La ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos. Se


considera tal el que contraría los fines del ordenamiento
jurídico o el que excede los límites impuestos por la buena fe,
la moral y las buenas costumbres.2

Nacida con el objeto de mitigar la concepción individualista


del derecho, esta teoría entraña la admisión aristotélica de
que “las cosas se especifican por su fin”, es decir que cabe
resguardar en su ejercicio el sentido, ratio legis o finalidad
que lo caracteriza. (Muñoz, 2016, https://goo.gl/88zhLY).

Lo que se protege es el ejercicio regular del derecho. Esto supone que,


cuando el legislador nos confiere una prerrogativa, no es para que hagamos
cualquier uso de ella, sino aquel que ha tenido en vista un objetivo
determinado (Rivera y Medina, 2014).

El criterio de determinación es amplio, ya que habrá abuso de derecho


cuando se contraríen los fines del ordenamiento o se excedan los límites de
la buena fe, la moral y las buenas costumbres. Es decir, los elementos del
acto abusivo son: a) la conducta del titular de un derecho subjetivo
permitida por una expresa disposición legal; b) el perjuicio a un tercero sin
provecho o utilidad alguna para el titular; c) la conducta en contradicción
con los fines de la norma o con las reglas de la buena fe, la moral o las buenas
costumbres.

1 Art. 9, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
2 Art. 10, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

5
Orden público. Fraude a la ley

Por su parte, el artículo 12 del Código Civil y Comercial dispone:

Orden público. Fraude a la ley. Las convenciones particulares


no pueden dejar sin efecto las leyes en cuya observancia está
interesado el orden público.

El acto respecto del cual se invoque el amparo de un texto


legal, que persiga un resultado sustancialmente análogo al
prohibido por una norma imperativa, se considera otorgado
en fraude a la ley. En ese caso, el acto debe someterse a la
norma imperativa que se trata de eludir.3

En relación con el orden público, como límite de la autonomía de la voluntad


privada, si bien se trata de un concepto difícil de precisar por su generalidad
y mutabilidad (por hallarse ligado a las ideas que predominan en una
sociedad y que, por tanto, son variables), se concluye que existen dos tipos
o categorías de leyes: las que pueden ser dejadas sin efecto por las partes –
llamadas supletorias, interpretativas o permisivas– y las que no. A estas
últimas, el Código las denomina de orden público y son precisamente las
imperativas, puesto que lo que las caracteriza y configura es la circunstancia
de que las partes no pueden dejarlas sin efecto. Así, la ley de orden público
prevalece sobre la voluntad individual contraria, por lo que los interesados
no pueden eliminar u obstaculizar los efectos de una disposición de tal
carácter.

En otro orden de ideas, en cuanto al alcance del segundo párrafo, es decir,


del fraude a la ley, lo que el legislador busca es que prime la verdad real
sobre la formal, esto es, la buena fe sobre la maniobra fraudulenta. Así, el
acto fraudulento debe someterse a la norma imperativa que se trata de
eludir (Rivera y Medina, 2014).

Derechos de incidencia colectiva

El artículo 14 del Código Civil y Comercial dispone:

3 Art. 12, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

6
Derechos individuales y de incidencia colectiva. En este
Código se reconocen: a) derechos individuales; b) derechos
de incidencia colectiva.

La ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos


individuales cuando pueda afectar al ambiente y a los
derechos de incidencia colectiva en general.4

Los derechos de incidencia colectiva [son los] que tienen por objeto bienes
colectivos (art. 43 de la Constitución Nacional) son ejercidos por el Defensor
del Pueblo de la Nación las asociaciones que concentran el interés colectivo
y el afectado. Es decir, son los que tutelan un bien que pertenece a toda la
comunidad.

Otro límite al ejercicio de los derechos es lo estatuido en el artículo 43 de la


Constitución Nacional5, pues se prohíbe el ejercicio abusivo de los derechos
individuales en tanto pueden dañar el ambiente y a “los derechos de
incidencia colectiva en general”6 como, por ejemplo, los derechos del
consumidor. Se trata de que los derechos subjetivos tengan límites respecto
de los bienes colectivos.

4 Art. 14, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
5 Ley N.° 24430. (1995). Constitución Nacional. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
6 Art. 43, Ley N.° 24430. (1995). Constitución Nacional. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

7
Referencias
Ley N.° 24430. (1995). Constitución Nacional. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso
de la Nación Argentina.

Lorenzetti, R., Highton de Nolasco, E. y Kemelmajer de Carlucci, A. (2011).


Fundamentos del anteproyecto del Código Civil y Comercial de la Nación.
Recuperado de http://www.nuevocodigocivil.com/wp-
content/uploads/2015/02/5-Fundamentos-del-Proyecto.pdf

Muñoz, L. (2016). Abuso del derecho y de posición dominante [Entrada de blog].


Recuperado de http://derecreales.blogspot.com/2016/09/art.html

Rivera, J. C. y Medina, G. (Eds.). (2014). Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación,


comentado por especialistas. Buenos Aires, AR: La Ley.

Tagle, M. V. (2002). Derecho privado. Parte general (vol. 1). Córdoba, AR: Alveroni.

8
Persona y
sujeto de
derecho

Derecho
Privado I

0
Sujetos de la relación jurídica
Esta unidad comienza con el análisis del primer elemento de la relación
jurídica, esto es, la persona como sujeto de derecho, como titular de las
prerrogativas o facultades, y sus correlativos deberes que conforman el
contenido de la relación jurídica.

Persona humana

Persona y sujeto de derecho: nociones y distinciones

La noción de persona es muy importante para nuestro sistema jurídico, ya


que posee una cantidad de connotaciones necesarias para comprender su
protección.

Nuestra ley no da una noción de lo que debe entenderse por persona;


directamente empieza el Título I el cual hace referencia al comienzo de su
existencia. Matilde Zavala de González expresa:

Mientras que el hombre es una realidad ontológica (un "ente"


biosíquico y espiritual); persona es, dentro del derecho, una
categoría jurídica (el ente, humano o no, que goza de
capacidad de derecho)… El hombre existe en la naturaleza, la
persona solamente en el derecho. (1983, p. 4).

Por lo tanto, cuando hablamos de persona, hacemos alusión a una categoría


jurídica, es decir, a una calidad que contiene en sí misma la aptitud de ser
portadora de derechos.

Así, se puede deducir que la palabra persona hace referencia a la


personalidad jurídica –la investidura jurídica de la que goza el sujeto–, a la
aptitud o la disposición potencial para tener derechos, adquirirlos y ser
sujeto activo o pasivo de las relaciones jurídicas. Por su parte, hombre hace
referencia al sustrato o soporte biológico de las personas humanas, que,
para estar protegido, necesita de esa personalidad jurídica.

Por último, la expresión sujeto de derecho alude a las personas cuando están
interactuando en interferencia intersubjetiva; por ejemplo, cuando están
dando vida a un contrato. Gráficamente, es la persona en movimiento.

1
Derechos y actos personalísimos

Definición. Naturaleza jurídica

Los derechos personalísimos son los que recaen sobre ciertos aspectos o
manifestaciones de la personalidad del hombre para proteger su libre
desenvolvimiento: el derecho al honor, a la intimidad, a la libertad, a la
integridad física, etcétera.

Estos derechos subjetivos no solo tienen reconocimiento expreso en el


Código Civil y Comercial1, sino también el derecho supranacional de
derechos humanos constitucionalizado (artículo 75, inciso 22 de la
Constitución Nacional2) establece las bases fundacionales del régimen de los
derechos personalísimos, toda vez que la dignidad personal como sus
emanaciones (intimidad, imagen, identidad, honor y derechos sobre el
propio cuerpo) son reconocidos de manera explícita en la Convención
Americana sobre Derechos Humanos3 y en otros instrumentos
supranacionales.

Caracteres
Estos derechos son absolutos, extrapatrimoniales, irrenunciables,
relativamente disponibles por las partes y por ende no transmisibles. Otra
característica es que la vulneración de ellos da derecho a su titular a
reclamar la prevención y la reparación de los daños, conforme con lo
estipulado en los artículos 1708 a 1780 inclusive del Código Civil y Comercial.

Son absolutos porque se dan contra todos, erga omnes, ya que todos y cada
uno de los miembros que constituyen la comunidad jurídicamente
organizada están obligados a respetar la persona de los demás.

Decimos que son relativamente disponibles por las partes, pues, de acuerdo
con el artículo 55 del Código Civil y Comercial, se puede disponer de los
derechos personalísimos bajo ciertas condiciones: que medie
consentimiento por el titular de los derechos y que este no sea contrario a
la ley, la moral o las buenas costumbres.

Asimismo, prevé que el consentimiento no se presume, es decir, que debe


otorgarse en forma clara, ya sea de forma expresa, tácita o incluso por vía
de silencio y “es de interpretación restrictiva, y libremente revocable”4.

1 Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
2 Ley N.° 24430. (1995). Constitución Nacional. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
3 Pacto de San José de Costa Rica. (1978). Convención Americana sobre Derechos Humanos [Legisla sobre la

promoción y la protección internacional de los derechos humanos]. Organización de los Estados Americanos.
4 Art. 55, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

2
La inviolabilidad de la persona humana

El hombre es el eje y centro de todo el sistema jurídico y, en tanto fin en sí


mismo, su persona es inviolable.

El artículo 51 prevé: “Inviolabilidad de la persona humana. La persona


humana es inviolable y en cualquier circunstancia tiene derecho al
reconocimiento y respeto de su dignidad”5.

De tal modo, el reconocimiento y el respeto de la dignidad personal, además


de estar previsto expresamente en el Código, encuentra amparo
constitucional por vía del artículo 75, inciso 22 y adquiere rango
constitucional asignado al artículo 11 del Pacto de San José de Costa Rica

Este derecho implica que todo ser humano debe ser respetado como
persona tanto en su existencia –vida, cuerpo y salud– como en su propia
dignidad –honor, intimidad e imagen–.

Así, la inviolabilidad de la persona humana extiende su tutela tanto a los


derechos de la personalidad espiritual, es decir, la imagen, la intimidad, la
identidad, el honor y la reputación, como a cualquier otro que resulte de la
emanación de la dignidad personal. De igual forma, la inviolabilidad de la
persona hace que esté protegida su integridad física y, por ende,
primordialmente, la vida y la salud.

Derechos de la personalidad espiritual tutelados:


derechos a la intimidad personal y familiar, a la honra, a
la reputación, a la imagen y a la identidad
El artículo 52 del Código Civil y Comercial de la Nación dispone

Afectaciones a la dignidad. La persona humana lesionada en


su intimidad personal o familiar, honra o reputación, imagen
o identidad, o que de cualquier modo resulte menoscabada
en su dignidad personal, puede reclamar la prevención y
reparación de los daños sufridos, conforme lo dispuesto en el
Libro Tercero, Título V, Capítulo I.6

5 Art. 51, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
6 Art. 52, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

3
Derecho a la intimidad personal o familiar: la intimidad es el ámbito de
reserva de la vida, de los sentimientos y de las creencias de un individuo.
Este es el bien jurídico protegido por este derecho, que garantiza al titular a
vivir en forma independiente, sin injerencias ni intromisiones que puedan
provenir de una autoridad o de terceros, en tanto su conducta no ofenda al
orden público o a la moral, ni perjudique a otros (Tagle, 2002).

De la lectura del artículo 52 del Código, se advierte que no solo se protege


la intimidad personal, sino también la familiar, es decir, que “nadie puede
ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en la de
su familia”7.

Ahora bien, este derecho tendrá más reducida su esfera de acuerdo con el
grado de actuación o función pública que posea, pues mientras más pública
sea la imagen de la persona, más reducida será la esfera de protección,
aunque siempre la conservará. Por ello, algunas personas reconocidas o
famosas han iniciado acciones para proteger su derecho a la intimidad
cuando la prensa ha invadido tal esfera.

Derecho a la honra o a la reputación: este derecho comprende dos


aspectos. De un lado, el honor en sentido objetivo, que es la valoración que
otros hacen de la personalidad, el buen nombre o reputación, el aprecio de
terceros. En sentido subjetivo, es la autovaloración, el íntimo sentimiento
que cada persona tiene de la propia dignidad y la de su familia (Tagle, 2002).

La vulneración al honor da lugar a la posibilidad de interponer acciones


penales, como la injuria y la calumnia. La injuria procede cuando alguien
afecta el honor de una persona con dichos que la degradan; la calumnia
consiste en la falsa imputación de un delito.

Derecho a la imagen: el artículo 53 del Código Civil y Comercial establece:

Derecho a la imagen. Para captar o reproducir la imagen o la


voz de una persona, de cualquier modo que se haga, es
necesario su consentimiento, excepto en los siguientes casos:

a. que la persona participe en actos públicos;


b. que exista un interés científico, cultural o educacional
prioritario, y se tomen las precauciones suficientes para evitar
un daño innecesario;

7Art. 11, Pacto de San José de Costa Rica. (1978). Convención Americana sobre Derechos Humanos [Legisla sobre la
promoción y la protección internacional de los derechos humanos]. Organización de los Estados Americanos.

4
c. que se trate del ejercicio regular del derecho de
informar sobre acontecimientos de interés general.

En caso de personas fallecidas pueden prestar el


consentimiento sus herederos o el designado por el causante
en una disposición de última voluntad. Si hay desacuerdo
entre herederos de un mismo grado, resuelve el juez. Pasados
veinte años desde la muerte, la reproducción no ofensiva es
libre.8

El derecho a la propia imagen es el derecho personalísimo que protege la


imagen -entendida esta en sentido amplio- de una persona física, ya que
permite a su titular oponerse a que su imagen o su voz sean reproducidas,
captadas o publicadas por cualquier medio, sin su consentimiento. Este
derecho goza de amparo constitucional, ya sea como un aspecto del derecho
a la privacidad (artículo 19 de la Constitución Nacional) o bien como un
derecho autónomo implícito en el artículo 33 de la Constitución Nacional. A
esto se le suma su recepción por vía del artículo 75 inc. 22, que otorga rango
constitucional a diversos instrumentos internacionales, entre los que se
encuentra el Pacto de San José de Costa Rica (artículo 11).

Este derecho se vulnera con la mera captación de la imagen o la voz sin el


acuerdo del sujeto, aun cuando no se infiera una lesión a la privacidad. Se
señala que tiene un contenido positivo y uno negativo. Desde su faz negativa
o de exclusión, el derecho a la imagen confiere la facultad de oponerse y
prohibir a terceros su captación y divulgación; desde su faz positiva, permite
a su titular ceder su uso y explotación incluso a título oneroso (Rivera y
Medina, 2014).

En relación con el alcance de lo que debe interpretarse por imagen, tal como
hemos señalado, el concepto es amplio y, por ende, la protección legal
comprende distintas formas de reproducción de la imagen, como dibujos,
caricaturas, pinturas y cualquier otra vía de difusión, por ejemplo, las
filmaciones y las reproducciones televisivas, entre otras (Tagle, 2002).

La regla es la exigibilidad del consentimiento para obtener o difundir la


imagen o la voz de una persona (carácter disponible de este derecho). Dicha
conformidad “no se presume, es de interpretación restrictiva, y libremente
revocable”9.

Sin embargo, el precepto precedente señala tres excepciones a la exigencia


del consentimiento:

8 Art. 53, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
9 Art. 55, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

5
1) “Que la persona participe en actos públicos”10, es decir, en
inauguraciones, desfiles, cortejos fúnebres de hombres célebres,
ceremoniales oficiales, etcétera.

2) “Que exista un interés científico, cultural o educacional prioritario”11,


siempre que no resulte ofensiva “y se tomen las precauciones
suficientes para evitar un daño innecesario”12. Por ejemplo: evitar la
identificación de la persona en ilustraciones en revistas médicas.

3) “Que se trate… de informar sobre acontecimientos de interés


general”13, es decir, que haya un afán colectivo en la información, ya sea
porque la imagen se vincula con la actividad profesional o pública del
sujeto o presenta cierta relevancia pública o cuando su difusión se hace
para verificar o refutar aspectos de la vida privada que,
voluntariamente, la persona involucrada ha expuesto al público.

Respecto de las personas fallecidas, la norma dispone que el consentimiento


puede ser prestado por sus herederos o por quien hubiera sido designado
por el causante del efecto en una disposición de última voluntad. En caso de
desacuerdo entre los herederos, lo resolverá la autoridad judicial.

Ahora bien, pasados veinte años desde la muerte, la reproducción es libre


en tanto no resulte ofensiva. De tal modo, incluso antes de transcurrido tal
lapso legal, si no existiese ninguna de las personas que por ley deben prestar
su consentimiento, la imagen podría ser reproducida.

Derecho a la identidad: este derecho implica que cada persona sea ella
misma, que pueda distinguirse sobre la base de sus atributos y sus propias
cualidades personales que la hacen distinta de las otras. Este derecho
comprende tanto la identidad biológica como la identidad de género
(regulada por Ley N.° 26743 de Identidad de Género14).

10 Art. 53, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
11 Art. 53, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
12 Art. 53, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
13 Art. 53, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
14 Ley N.° 26743. (2012). Ley de Identidad de Género. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

6
Derechos de la personalidad física: derecho a la vida, a
la integridad física, a disponer del propio cuerpo y a
disponer del propio cadáver
Estos derechos se corresponden con el derecho a la vida, a la integridad
física, al propio cuerpo, a la salud y a los despojos mortales.

Derecho a la vida: este se encuentra profusamente protegido y se refleja en


el impedimento de obrar contra la propia vida y sobre la de los demás. Este
derecho actualmente se encuentra en grandes discusiones bioéticas debido
a que existen fallos que lo contraponen con el derecho a la dignidad, por
ejemplo, cuando se permite a la persona que (al ser capaz o al ser objetor
de conciencia) se niegue a recibir tratamiento médico. Es sumamente
importante esta categoría porque, para el derecho, se adquiere (al igual que
los demás derechos humanos) desde que se comienza a ser persona.

Derecho a la integridad física: el artículo 54 del CCCN (Código Civil y


Comercial de la Nación) dispone que no resultan exigibles aquellas
convenciones que tengan “por objeto la realización de un acto peligroso
para la vida o integridad física”15. En otras palabras, el contrato (mediante el
cual una persona comprometa un acto que traiga aparejado dicho peligro)
carecerá, por tanto, de fuerza obligatoria para quien asumió dicho
compromiso. Por lo tanto, no es pasible de exigir su cumplimiento forzado o
indirecto, salvo que el acto del que se trate se corresponda “a su actividad
habitual [por ejemplo, un boxeador o un corredor de autos] y que se
adopten las medidas de prevención y seguridad adecuadas a las
circunstancias”16.

Este derecho se vincula también con el derecho a disponer sobre el propio


cuerpo.

Derecho a disponer sobre el propio cuerpo: en primer lugar, es necesario


señalar que el cuerpo humano no es una cosa en sentido jurídico, en tanto
no constituye un objeto material susceptible de apreciación pecuniaria.

Así, el artículo 17 del CCCN establece que:

Los derechos sobre el cuerpo humano o sobre sus partes no


tiene un valor comercial, sino afectivo, terapéutico, científico,
humanitario o social y sólo pueden ser disponibles por su

15 Art. 54, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
16 Art. 54, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

7
titular siempre que se respete alguno de esos valores y según
lo dispongan las leyes especiales.17

Este derecho de disponer del cuerpo humano se vincula con el anterior, es


decir, con el derecho a la integridad física, que procura determinar las
atribuciones que se tienen sobre el propio cuerpo, sus límites y la tutela legal
que posibilita su efectivo ejercicio frente a la oposición, al atentado o a la
amenaza de agresión, ya sea proveniente de terceros o del Estado.

La regla es que no están autorizados aquellos actos que causen una


disminución permanente en la integridad del propio cuerpo o sean
contrarios a la ley, a la moral o a las buenas costumbres18.

Sin embargo, el artículo 56 del CCCN prevé excepciones a tal principio, que
tienen lugar cuando se trata de actos vinculados al mejoramiento o a la
preservación de la salud de la persona titular, como ser una intervención
quirúrgica o, excepcionalmente, para otra persona distinta a la titular, que
tiene lugar cuando se dispone la ablación de un órgano (que se rige por la
Ley N.° 2419319, modificada por Ley N.° 2606620) a los fines de ser
trasplantado.

Asimismo, están prohibidas las prácticas destinadas a la modificación de la


constitución genética de la descendencia, salvo aquellas que tiendan a
prevenir enfermedades hereditarias o la predisposición a ellas21.

Por otro lado, se prevé la regulación de las investigaciones biomédicas en


seres humanos que procuran un beneficio para el paciente sobre el cual se
realizan, a la par que pueden aprovechar en general la ciencia médica. Estas
investigaciones deben cumplir con los recaudos legales que establece el
artículo 58 del CCCN, teniendo una especial trascendencia el previsto en el
punto f, que menciona el ineludible acuerdo que debe prestar la persona
objeto de la intervención, quien siempre deberá estar debidamente
informada en relación con los riesgos para su vida22.

Derecho de disposición sobre el cadáver propio: la norma del artículo 61


del CCCN consagra el derecho que posee toda persona capaz en orden a
establecer el destino post mortem de su cuerpo. Es decir que la persona,
mientras viva, puede disponer de sus exequias o inhumación, como así

17 Art. 17, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
18 Art. 56, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
19 Ley N.° 24193. (1993). Ley de Trasplantes de Órganos y Materiales Anatómicos. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
20 Ley N.° 26066. (2005). Ley de Trasplante de Órganos y Tejidos. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
21 Art. 56, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
22 Art. 58, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

8
también la entrega de todo o parte de su cadáver con fines terapéuticos,
científicos, pedagógicos o de índole similar23.

La manifestación de la voluntad puede ser expresada mediante cualquier


forma, es decir, puede ser por disposición testamentaria, escrita, por signos
inequívocos o inducida por hechos o circunstancias que posibiliten
conocerla.

Ahora bien, siguiendo el artículo 61, en ausencia de instrucciones por parte


del difunto, serán el cónyuge, el conviviente o los parientes según el orden
sucesorio quienes dispongan del cadáver de su familiar.

Atributos de las personas

Definición

La persona, en tanto tal, posee ciertos atributos que son sus cualidades
esenciales. Estas son inherentes y consideradas a priori de la persona, es
decir, que comienzan con su existencia.

Estos atributos de la persona humana son: capacidad, nombre, estado y


domicilio. A toda persona individual le es inherente la capacidad, esto es, la
cualidad que la distingue como sujeto potencial de derechos y deberes; el
nombre que la individualiza; el estado que la sitúa en el medio familiar en el
que se desenvuelve; el domicilio que la sitúa jurídicamente en un lugar
determinado.

Naturaleza

Los atributos no son derechos ni deberes, sino cualidades inherentes a la


calidad de la persona, que no se adquieren luego, sino que son
contemporáneos a la persona, a su existencia y la acompañan toda su vida
protegiéndola e identificándola.

Caracteres

Los atributos participan de los siguientes caracteres:

Son necesarios e inherentes a las personas: no se concibe que la persona


física pueda carecer de alguno de estos atributos, por cuanto, la determinan
en su individualidad.

23 Art. 61, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

9
Son únicos: una misma persona no puede poseer más de un atributo de cada
clase en un momento determinado. Así, la persona humana no puede ser
capaz e incapaz a la vez de adquirir un derecho o no puede tener más
estados civiles familiares del mismo orden, por ejemplo, soltero y casado.

Son indisponibles: no pueden ser transferidos, pues están fuera del


comercio. Son inmutables: solo se modifican cuando se verifica el supuesto
normativo que así lo prevé.

Son imprescriptibles: por cuanto, no se adquieren ni se pierden por el


transcurso del tiempo.

Nombre

Noción

El nombre es el atributo de la persona que la identifica y la individualiza del


resto. Está compuesto por dos elementos: el pronombre o nombre de pila
(o apelativo) y el apellido (también llamado cognomen o patronímico).
Ambos cumplen funciones diferentes: el nombre de pila individualiza a la
persona en su familia y el apellido la particulariza en la sociedad.

Naturaleza jurídica

Respecto de su naturaleza jurídica, existen varias teorías. Siguiendo a María


Victoria Tagle (2002), podemos citar:

a) Tesis de la propiedad: sostenida fundamentalmente en Francia a


mediados del siglo XIX. Consideraba que el nombre era objeto de un
derecho de propiedad análogo al que se tiene sobre las cosas. Esta tesis
ha sido abandonada.

b) Tesis del derecho de la personalidad: parte de la doctrina entiende que


el nombre es un derecho o un bien de la personalidad que permite
distinguir al individuo de los demás. El nombre, al ser utilizado como
forma de diferencial al individuo, es un atributo esencial de la
personalidad.

c) Institución de policía civil: Planiol concibe al nombre como una


institución de policía civil, por cuanto es impuesto por la ley en forma
obligatoria para la identificación de los individuos. Tesis seguida en
nuestro país por Orgaz.

10
d) Institución compleja: consideran que el nombre es tanto un derecho de
la personalidad como una institución de policía civil, porque protege
intereses individuales y también sociales. Esta posición es compartida
por autores como Salvat, Llambías, Borda y Rivera.

Así, el artículo 62 del CCCN establece: “Derecho y deber. La persona humana


tiene el derecho y el deber de usar el prenombre y el apellido que le
corresponden”24.

De este artículo surge su naturaleza jurídica, en donde confluyen los dos


criterios: que el nombre es un derecho de la personalidad y que es una
institución de policía civil.

Régimen legal
 El prenombre.
 Apellido de los hijos.

Es importante señalar que el apellido, nombre familiar o patronímico es la


designación común a todos los miembros de una misma genealogía, que,
unido al prenombre, identifica a la persona física y conforma su nombre
propiamente dicho. Así, el apellido designa el grupo familiar, pues cada
individuo lleva el que le corresponde en razón de su parentesco.

El artículo 64 del CCCN prevé que

el hijo matrimonial lleva el primer apellido de alguno de los


cónyuges; en caso de no haber acuerdo, se determina por
sorteo realizado en el Registro del Estado Civil y Capacidad de
las Personas. A pedido de los padres, o del interesado con
edad y madurez suficiente, se puede agregar el apellido del
otro.25

Asimismo, dispone que, en caso de que un mismo matrimonio tuviera más


hijos, todos deberán llevar el que se haya decidido para el primero.

Ahora bien, en el caso del “hijo extramatrimonial con un solo vínculo filial
[este] lleva el apellido de ese progenitor. Si la filiación de ambos padres se
determina simultáneamente”26, se sigue la regla establecida para los hijos

24 Art. 62, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
25 Art. 64, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
26 Art. 64, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

11
matrimoniales en cuanto a que llevarán el primer apellido de alguno de los
cónyuges.

Si la segunda filiación se determina después, los padres deberán acordar el


orden de los apellidos. A falta de acuerdo, este será determinado por el juez
según el interés superior del niño.

Para el supuesto de la persona menor de edad sin filiación determinada, se


establece que “debe ser anotada por el oficial del Registro del Estado Civil y
Capacidad de las Personas con el apellido que está usando, o en su defecto,
con un apellido común”27. O bien, si la persona tiene edad y grado de
madurez suficiente, puede solicitar la inscripción del apellido que esté
usando28.

 Apellido de los cónyuges. Por otro lado, en relación con el apellido de los
cónyuges, el artículo 67 dispone:

Cualquiera de los cónyuges puede optar por usar el apellido


del otro, con la preposición “de” o sin ella.

La persona divorciada o cuyo matrimonio ha sido


declarado nulo no puede usar el apellido del otro cónyuge,
excepto que, por motivos razonables, el juez la autorice a
conservarlo.

El cónyuge viudo puede seguir usando el apellido del otro


cónyuge mientras no contraiga nuevas nupcias, ni constituya
unión convivencial.29

Como se advierte, en materia de apellido y matrimonio, el Código posibilita


que cualquiera de sus integrantes pueda utilizar el apellido del otro con o sin
la preposición de.

Ahora bien, en el caso de una persona divorciada o de nulidad del


matrimonio, la regla prohíbe de empleo del apellido y, solo de mediar
fundamentos sensatos, el juez puede acordar su conservación.

En cuanto al viudo, este puede seguir usando el apellido del otro cónyuge
mientras no contraiga nuevas nupcias ni constituya unión convivencial.

27 Art. 65, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
28 Art. 66, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
29 Art. 67, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

12
 Cambio del prenombre y del apellido

Los artículos 69 y 70 del Código Civil y Comercial receptan la posibilidad del


cambio del prenombre y del apellido solo si se presentan razones legítimas,
a criterio del juez. Al respecto, el artículo 69 formula una enunciación de los
motivos justos: a) cuando el seudónimo hubiese adquirido notoriedad; b)
por “la raigambre cultural, étnica o religiosa”30; c) por “la afectación de la
personalidad de la persona interesada, cualquiera sea su causa, siempre que
se encuentre acreditada”31.

Así, para lograr el cambio del nombre o del prenombre, se precisa la


intervención del Poder Judicial y esa es la regla, con excepción de los dos
supuestos contemplados en el último párrafo del artículo 69.

En tales casos, no se requiere la intervención judicial y se consideran justos


motivos cuando se pretende “el cambio del prenombre por razón de
identidad de género y el cambio de prenombre y apellido por haber sido
víctima de desaparición forzada, apropiación ilegal o alteración o supresión
del estado civil o de la identidad”32.

El cambio de nombre tramitará “por el proceso más abreviado que prevea


la ley local, con intervención del Ministerio Público... [y debe] publicarse en
el diario oficial una vez por mes, en el lapso de dos meses”33, a fin de que
presenten las oposiciones y se soliciten informes respecto de las medidas
precautorias que existieren con relación al interesado.

Una vez inscrita en el Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas,


será oponible a terceros.

Acciones de protección

Art. 71. Acciones de protección del nombre. Puede ejercer


acciones en defensa de su nombre:

a) aquel a quien le es desconocido el uso de su nombre,


para que le sea reconocido y se prohíba toda futura
impugnación por quien lo niega; se debe ordenar la
publicación de la sentencia a costa del demandado;
b) aquel cuyo nombre es indebidamente usado por otro,
para que cese en ese uso;
30 Art. 69, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
31 Art. 69, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
32 Art. 69, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
33 Art. 70, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

13
c) aquel cuyo nombre es usado para la designación de
cosas o personajes de fantasía, si ello le causa perjuicio
material o moral, para que cese el uso.

En todos los casos puede demandarse la reparación de los


daños y el juez puede disponer la publicación de la sentencia.

Las acciones pueden ser ejercidas exclusivamente por el


interesado; si ha fallecido, por sus descendientes, cónyuge o
conviviente, y a falta de éstos, por los ascendientes o
hermanos.34

Así, las acciones para proteger el nombre son tres:

 La acción de reclamación o de reconocimiento del nombre: se requiere


que el demandado haya desconocido el derecho de usar el nombre por
parte del sujeto afectado, por lo que el juez debe ordenar la publicación
de sentencia a costa del demandado.

 La acción de impugnación o de usurpación del nombre: se requiere que


el demandado use en forma indebida el nombre de otra persona. El
efecto propio de la sentencia es el cese de dicho uso indebido.

 La acción de supresión del nombre: debe mediar un uso inadecuado por


parte del demandado del nombre de otra persona para individualizar una
cosa o un personaje de fantasía y dicho uso provoca un perjuicio material
o moral. La resolución de la sentencia es la suspensión de dicho empleo.

Por último, y en orden a quiénes pueden interponer estas acciones, se


establece que el titular exclusivo es el interesado y, si este ha fallecido,
podrá ser ejercida por sus descendientes, por su cónyuge o conviviente o, a
falta de estos, por los ascendientes o hermanos.

Seudónimo

En cuanto al seudónimo, el artículo 72 contempla que “el seudónimo notorio


goza de la tutela del nombre”35.

El seudónimo es la designación, diferente del nombre verdadero, que una


persona voluntariamente se da a sí misma, en el desarrollo de alguna
actividad específica cultural, artística, comercial o profesional, sea con el

34 Art. 71, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
35 Art. 72, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

14
objeto de ocultar su verdadera identidad o para darle realce en el ejercicio
de esa ocupación. Puede formarse con un nombre y apellido, con un
prenombre o con una designación de fantasía.

Como el seudónimo notorio goza de la tutela del nombre, el titular podrá


interponer las acciones previstas para proteger el nombre, es decir, las
previstas en el artículo 71.

Asimismo, el artículo 69 admite el cambio de nombre cuando existan justos


motivos, según el criterio del juez, y el inciso dispone que se considera como
tal al supuesto en que el seudónimo hubiese adquirido notoriedad.

Domicilio

Noción. Caracteres

El ordenamiento jurídico requiere situar a la persona en un determinado


lugar, aun cuando no actúe necesariamente allí. El domicilio, en sentido
jurídico, es el lugar que la ley considera como centro o sede legal de la
persona.

Como veremos seguidamente, existen distintas clases de domicilio, tales


como el domicilio general y el especial. El domicilio general es el atributo,
cualidad o propiedad inherente a la persona que representa su
indispensable asiento o sede legal para el ejercicio de sus derechos y para
cumplimiento de sus obligaciones (Tagle, 2002).

Este domicilio general puede ser legal, es decir, instituido por la ley o real,
que es la efectiva residencia de la persona en un cierto lugar con ánimo de
permanecer allí. El domicilio general sea legal o real es necesario, ya que no
puede faltar en ninguna persona, y es único, pues una persona no puede
tener más de un domicilio general.

Por último, decimos que el domicilio general es mutable, es decir, que es


modificable, ya sea por cambio en la capacidad de las personas (por ejemplo,
un menor que cumple la mayoría de edad pasa de domicilio legal a domicilio
real) o por un cambio de su situación (por ejemplo, una persona que es
designada en un puesto de funcionario público y que requiere trasladarse,
cambia de domicilio real a domicilio legal).

15
Clases de domicilio. Distinciones

El domicilio se clasifica de la siguiente manera: general u ordinario y especial.


El domicilio general es el lugar en el que la ley sitúa a la persona para la
generalidad de sus relaciones jurídicas y se clasifica en: a) real o voluntario;
b) legal o forzoso. Por su parte, el domicilio especial solo produce efectos en
relación con una o varias relaciones jurídicas determinadas y puede ser
convencional, procesal, conyugal y comercial, entre otros.

Gráficamente, es así:

Figura 1: Tipos de domicilio

Fuente: Rivera y Medina, 2014, p. 268.

El domicilio real, definido en el artículo 73 del CCCN, es donde “la persona


humana tiene… su residencia habitual. [Ahora bien] si ejerce actividad
profesional o económica lo tiene en el lugar donde la desempeña para el
cumplimiento de las obligaciones emergentes de dicha actividad”36.

Como podemos ver, la ley contempla la residencia como un elemento del


domicilio, dado que este se determina en función de la residencia habitual,
entendida como el lugar en el que se aloja una persona de forma cotidiana
y permanente.

36 Art. 73, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

16
También se considera domicilio real al lugar de desempeño de la actividad
profesional o económica para las obligaciones nacidas de estas. Este
domicilio toma en cuenta la efectiva residencia de la persona, es voluntario,
pues solo depende de la voluntad del individuo y, además, es de libre
elección e inviolable (artículo 18 de la Constitución Nacional37).

Los elementos constitutivos del domicilio real son: el domicilio real, que es
esencialmente voluntario y está conformado por un elemento material o
corpus y el elemento intencional o animus. El primero está constituido por
la residencia de la persona, que es efectiva y permanente, y por el animus,
que es la intención o el propósito de permanecer en un determinado lugar.
Así, el domicilio real se constituye por la reunión de sus dos elementos.

El artículo 74 del CCCN define el domicilio legal como “el lugar donde la ley
presume, sin admitir prueba en contra, que una persona reside de manera
permanente para el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus
obligaciones”38.

Así, prevé los casos de personas que tienen domicilio legal:

a) los funcionarios públicos tienen su domicilio en el lugar en


que deben cumplir sus funciones, no siendo éstas
temporarias, periódicas, o de simple comisión;
b) los militares en servicio activo tienen su domicilio en el
lugar que lo están prestando;
c) los transeúntes o las personas de ejercicio ambulante,
como los que no tienen domicilio conocido, lo tienen en el
lugar de su residencia actual;
d) las personas incapaces lo tienen en el domicilio de sus
representantes.39

Este domicilio es forzoso, en tanto la ley lo impone independientemente de


la voluntad del interesado; es ficticio, pues el sujeto puede no estar allí
presente; es excepcional y de interpretación restrictiva, porque solo
funciona en los casos previstos por la ley; es único, ya que es una clase de
domicilio general u ordinario.

37 Art. 18, Ley N.° 24430. (1995). Constitución Nacional. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

38 Art. 74, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
39 Art. 74, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

17
Por último, en relación con el domicilio especial, cabe poner de relieve que
este no es un atributo de la persona, solo lo es el general en todas sus
clasificaciones.

El domicilio especial es el que eligen las partes de un contrato para el


ejercicio de los derechos y obligaciones que de él emanan40.

Este domicilio produce sus efectos limitados a una o varias relaciones


jurídicas determinadas, es decir, tiene eficacia solo para aquellas relaciones
jurídicas para las que ha sido instituido. Es elegido libremente por las partes
y el domicilio convenido tiene fuerza de ley para los contratantes, esto es,
tiene efecto vinculante, salvo que, por acuerdo común de las partes, sea
modificado.

Este domicilio es temporario en principio y se termina cuando la situación


finaliza. Por eso, no se puede decir que este sea un atributo de las personas,
sino que puede faltar. Un ejemplo de domicilio especial es el que se
constituye a los efectos de un determinado proceso, denominado domicilio
procesal.

El domicilio especial participa de los siguientes caracteres:

a) no es necesario, pues la persona puede no tener constituido


domicilio especial alguno;
b) puede ser múltiple, porque la persona puede tener varios domicilios
especiales;
c) es voluntario, convencional y transmisible tanto a los sucesores
universales como a los singulares.

Importancia y efectos

El domicilio produce importantes efectos jurídicos. Siguiendo el artículo 78


del CCCN41, debemos señalar, en primer lugar, que este determina la
competencia judicial. Así, por ejemplo, para el proceso donde se solicite la
declaración de incapacidad o de restricción de la capacidad, deberá tenerse
en cuenta el domicilio de la persona por cuyo interés se lleva a cabo dicho
proceso (artículo 36); en la declaración de ausencia, es juez competente el
del domicilio del ausente (artículo 81); en el proceso sucesorio, le
corresponde al juez del último domicilio del causante, entre otros.

Asimismo, en conformidad con la última parte del artículo 78, en el caso de


constitución de domicilio contractual o de elección, se admite la prórroga de

40 Art. 75, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
41 Art. 78, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

18
competencia, la que declara que deja de ser competente el juez que
normalmente hubiera correspondido por aplicación de los principios
procesales en los códigos de rito, para dar lugar a aquel del domicilio elegido.

Cabe aclarar que este último efecto será siempre en el caso de que la
jurisdicción judicial resulte renunciable, es decir, cuando la jurisdicción sea
impuesta en razón del domicilio de las personas, pues la determinada según
la materia no puede alterarse, porque es de orden público (Rivera y Medina,
2014). La prórroga tampoco podrá operar en los supuestos de fuero de
atracción, que tienen virtualidad en los concursos y quiebras y en los
procesos sucesorios, pues el fuero de atracción es de orden público.

Cambio de domicilio

El domicilio real puede modificarse de un lugar a otro sin que dicha facultad
pueda ser coartada por contrato ni por disposición de última voluntad. Dicho
cambio se verifica instantáneamente por el hecho de trasladar la residencia
de un lugar a otro con el ánimo de permanecer en ella42.

El domicilio real es mutable y, para ello, es necesario que concurran los dos
elementos ya referidos: corpus, es decir, el efectivo cambio de domicilio, y
animus, la intención de establecerse en el nuevo lugar.

Capacidad
Noción

La capacidad es uno de los atributos más importantes de la persona. Como


se expuso anteriormente, este atributo forma parte del concepto mismo de
persona: la capacidad de derecho siempre está presente.

Clases. Caracteres

La noción de capacidad no se agota en la capacidad de derecho –atributo de


la persona–, puesto que comprende también la capacidad de hecho o de
obrar, que consiste en la aptitud de las personas físicas para ejercer por sí
mismas los actos de la vida civil.

La capacidad tiene los siguientes caracteres:

a) las reglas que gobiernan la capacidad son de orden público y no pueden


ser modificadas por voluntad de los particulares;

42 Art. 77, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

19
b) es principio general que tanto las incapacidades como las restricciones
a la capacidad son la excepción;
c) las restricciones a la capacidad son de interpretación restrictiva.

Capacidad de derecho. Definición

El artículo 22 del CCCN declara: “Capacidad de derecho. Toda persona


humana goza de la aptitud para ser titular de derechos y deberes jurídicos.
La ley puede privar o limitar esta capacidad respecto de hechos, simples
actos, o actos jurídicos determinados”43.

Así, la capacidad de derecho se define como la aptitud que goza toda


persona humana para ser titular de derechos y de deberes jurídicos. Esta
aptitud se vincula muy directamente con los seres humanos; por ello, todas
las personas son capaces de derecho y no puede concebirse una incapacidad
absoluta de este, es decir, que comprenda todos los derechos y las
obligaciones, porque sería contrario al orden natural.

Por el contrario, sí existen incapacidades de derecho relativas, es decir,


referidas a ciertos derechos en particular, como lo prevé el artículo 1002 del
Código Civil y Comercial al referir, por ejemplo, que:

No pueden contratar en interés propio

a) los funcionarios públicos, respecto de bienes de cuya


administración o enajenación están o han estado encargados;
b) los jueces, funcionarios y auxiliares de la justicia, los
árbitros y mediadores, y sus auxiliares, respecto de bienes
relacionados con procesos en los que intervienen o han
intervenido;
c) los abogados y procuradores, respecto de bienes
litigiosos en procesos en los que intervienen o han
intervenido;
d) los cónyuges, bajo el régimen de comunidad, entre sí.

Los albaceas que no son herederos no pueden celebrar


contrato de compraventa sobre los bienes de las
testamentarias que estén a su cargo.44

Capacidad de ejercicio

43
Art. 22, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
44
Art. 1002, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

20
Por su parte, el artículo 23 define la capacidad de ejercicio o de hecho y
prevé: “Toda persona humana puede ejercer por sí misma sus derechos,
excepto las limitaciones expresamente previstas en este Código y en una
sentencia judicial”45.

La capacidad de ejercicio es la aptitud para ejercer derechos por sí mismo.


Así, el principio general es la capacidad, con las restricciones que prevé el
Código en su artículo 24 al referir a las personas incapaces de la práctica de
derechos y las que determine una sentencia judicial, referencia que alude al
supuesto de restricción al ejercicio de la capacidad en relación con los
mayores de edad, en las condiciones establecidas por la legislación en el
artículo 24, inciso c, el artículo 31 y los que se siguen del CCCN.

Comparación entre capacidad de derecho y capacidad de


ejercicio

Tabla 1: Comparación entre capacidad de derecho y capacidad de ejercicio

Dimensiones Incapacidad de derecho Incapacidad de hecho


Falta de aptitud para ser titular Falta de aptitud para
de derechos. Se prohíbe celebrar los actos
celebrar un acto singular. jurídicos de la vida civil.
Esencia Puede restringirse la
capacidad para un
conjunto de actos.

Fundamento Necesidad de proteger el Imposibilidad física o


orden público, la moral, las moral de obrar por
buenas costumbres. ausencia de voluntad
jurídica.
Alcance Siempre es relativo, no existe Puede ser una restricción
la incapacidad de derecho a la capacidad restringida
absoluta pues es un atributo. a determinados actos, o
bien un incapaz absoluto
(art. 32 CCCN).
Interés Puede ser público o privado. Siempre interés privado:
protegido el de la persona del
incapaz.
Forma de No tiene. A través del instituto de
suplirse la representación (arts.
100 y ss. CCCN), o con

45
Art. 23, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

21
intervención de un
asistente o sistemas de
apoyos.
Sanción ante la Da lugar a una nulidad Da lugar a un a nulidad
violación de lo absoluta. relativa del acto.
normado por la
ley
Ley aplicable Ley territorial. La ley del domicilio de la
persona del incapaz
(art.36 CCCN).
Fuente: Rivera y Medina, 2014, pp. 132-133.

Estado civil

Definición

El estado es un atributo propio de las personas físicas y hace referencia a la


posición o rol que ocupa en la sociedad, por ejemplo, su estado civil o, en
una familia, su estado de padre, de hijo, etcétera.

Caracteres

El estado participa de los siguientes caracteres:

a) las normas que regulan el estado de las personas son de orden público
y no pueden ser modificadas por la voluntad de los interesados;
b) es indivisible y oponible erga omnes;
c) generalmente, es recíproco o correlativo, porque a cada estado de una
persona le corresponde el de otro que resulta relativo;
d) es inalienable, es decir, intransmisible;
e) es necesario, indisponible y único, esto es, que no se pueden tener dos
estados correlativos a la vez (por ejemplo, no se puede ser casado y
soltero al mismo tiempo o ser padre e hijo de una misma persona).

Efectos

El estado genera deberes jurídicos, como el de usar un apellido o suministrar


alimentos. En el ámbito del derecho procesal, es una causa de excusación o
de recusación de los jueces o funcionarios, quienes no podrán participar en
aquellos pleitos en los que intervengan parientes que se hallen en los grados
previstos en las leyes rituales. En el ámbito penal, es agravante o eximente
de penas. Asimismo, se relaciona con los otros atributos, porque, por
ejemplo, en el matrimonio (estado: casado), los esposos tienen limitaciones

22
entre sí para ciertos contratos o, por caso, los padres sometidos a
responsabilidad parental no pueden contratar con sus hijos. Además, si se
logra el reconocimiento de un hijo extramatrimonial por parte el padre, este
cambia el estado del hijo reconocido y del padre que lo reconoce.

Por ello, se dice que los efectos de este atributo son importantes a la hora
de los reclamos patrimoniales o de los deberes correspondientes al estado
que se posea, para lo cual la ley establece una serie de normas que lo
protegen. Por ejemplo, a las personas se les reconoce dos acciones:

 De reclamación de estado: son acciones que persiguen un


reconocimiento (por ejemplo, las acciones de filiación).

 De impugnación de estado: son acciones que persiguen el


desconocimiento de un estado ostentado hasta entonces (por ejemplo,
la que le corresponde al padre con respecto al hijo nacido en matrimonio
y que no es suyo).

Prueba

Los datos concernientes a la existencia y el estado civil de las personas deben


recogerse de modo fidedigno y ser custodiados en archivos oficiales, en
beneficio no solo del interesado, sino también del Estado y de los terceros
que puedan tener interés en obtener información útil.

El Código establece que el nacimiento, el matrimonio y la muerte de las


personas físicas se prueban con las partidas del Registro del Estado Civil y
Capacidad de las Personas, conocido como Registro Civil (artículos 96 y 420
del CCCN).

23
Referencias
Ley N.° 24193. (1993). Ley de Trasplantes de Órganos y Materiales Anatómicos.
Honorable Congreso de la Nación Argentina.

Ley N.° 24430. (1995). Constitución Nacional. Honorable Congreso de la Nación


Argentina.

Ley N.° 26066. (2005). Ley de Trasplante de Órganos y Tejidos. Honorable Congreso
de la Nación Argentina.

Ley N.° 26743. (2012). Ley de Identidad de Género. Honorable Congreso de la


Nación Argentina.

Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso
de la Nación Argentina.

Pacto de San José de Costa Rica. (1978). Convención Americana sobre Derechos
Humanos [Legisla sobre la promoción y la protección internacional de los derechos
humanos]. Organización de los Estados Americanos.

Rivera, J. C. y Medina, G. (Eds.). (2014). Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación,


comentado por especialistas. Buenos Aires, AR: La Ley.

Tagle, M. V. (2002). Derecho privado. Parte general (vol. 1). Córdoba, AR: Alveroni.

Zavala de González, M. (1983). Aborto, persona por nacer y derecho a la vida. La


ley, D(1126).

24
Comienzo y fin de
la existencia de
las personas

Derecho
Privado I

0
Comienzo y fin de la existencia
de las personas

Personas por nacer

Noción de persona y vida humana

En primer lugar, cabe distinguir entre persona y vida humana. Tal como
señalamos anteriormente, la noción de persona es una categoría jurídica,
pues se trata de ser portador de derechos, mientras que la vida humana es
un suceso de la naturaleza, es su asiento natural.

Importancia jurídica de la concepción

El artículo 19 del Código Civil y Comercial1 prevé: “Comienzo de la existencia.


La existencia de la persona humana comienza con la concepción”2.

De conformidad con el mencionado artículo, la concepción determina el


momento a partir del cual se es persona, es decir, que el sujeto tiene
personalidad jurídica y goza de la protección de la ley.

Así, el Código Civil y Comercial subsume el concepto de vida humana con el


de persona en el sentido técnico del término, porque reconoce su comienzo
en el momento mismo de la concepción. De esta manera, se considera que
hay persona durante todo el proceso de gestación: desde su inicio hasta el
nacimiento y, luego, habrá persona física desde ese instante hasta la muerte.
En igual línea, Vélez Sarsfield aclaraba en la nota al artículo 63, que “las
personas por nacer, no son personas futuras, pues ya existen en el vientre
de la madre”3.

Ahora bien, esta solución no podría haber sido diferente a la adoptada por
el artículo 4.1 del Pacto de San José de Costa Rica que establece: “Toda

1 Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
2 Art. 19, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
3 Art. 63, Ley N.° 340. (1869). Código Civil [Abrogado por el artículo 4 de la Ley N.° 26994]. Honorable Congreso de la

Nación Argentina.

1
persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará
protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción…”4.

El dispositivo de jerarquía constitucional (artículo 75, inciso 22 de la


Constitución Nacional5) asigna tutela jurídica a la vida humana desde este
momento de la concepción. Así, se visualiza con claridad que, bajo el
enfoque de la jerarquía normativa, de conformidad con la pauta del artículo
31 de la Constitución Nacional, la asignación de personalidad al ente natural
no puede ser ubicada por nuestra legislación común en momento posterior
a este.

Lo propio puede afirmarse sobre la Convención de los Derechos del Niño 6,


que, en su artículo 1, establece que niño es todo ser humano menor de
dieciocho años de edad. Con respecto al comienzo de la vida, la Convención
nada aclara, pero sí lo hace la Ley N.° 238497 –la que ratifica el Tratado– en
su artículo 2, el cual declara que la República Argentina entiende por niño a
todo ser humano desde el momento de la concepción y hasta los 18 años.
Repárese en que lo que goza de jerarquía constitucional es el texto de la
Convención junto a la ley de ratificación porque, como bien lo señala el
artículo 75, inciso 22 de la carta magna, cada tratado adquiere jerarquía
constitucional “en las condiciones de su vigencia”, incluyendo así a la
ratificación como una unidad que debe ser considerada de ese modo a la
hora de valorar las disposiciones con jerarquía constitucional.

Duración del embarazo

La determinación del tiempo de duración del embarazo tiene sentido a los


fines de establecer la época en que ha ocurrido, en cada caso, la concepción.
Según sostuvimos anteriormente, esta definición resulta relevante porque
allí es donde comienza la existencia de la vida humana y, por tanto, desde
entonces puede asignarse a ella la calidad de persona, con la consecuente
adquisición de derechos.

Nuestro Código Civil y Comercial proporciona las indicaciones en torno a los


plazos del embarazo en el artículo 20. Así, dice:

4 Art. 4, inc. 1, Pacto de San José de Costa Rica. (1978). Convención Americana sobre Derechos Humanos [Legisla
sobre la promoción y la protección internacional de los derechos humanos]. Organización de los Estados Americanos.
5 Ley N.° 24430. (1995). Constitución Nacional. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
6 Convención Internacional de los Derechos del Niño. (1989). Organización de las Naciones Unidas.
7 Ley N.° 23849. (1990). Convención sobre los Derechos del Niño [Aprueba la Convención Internacional sobre los

Derechos del Niño]. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

2
Duración del embarazo. Época de la concepción. Época de la
concepción es el lapso entre el máximo y el mínimo fijados
para la duración del embarazo.

Se presume, excepto prueba en contrario, que el máximo


de tiempo del embarazo es de trescientos días y el mínimo de
ciento ochenta, excluyendo el día del nacimiento.8

De tal modo, un embarazo de 300 días significa una franja temporal de casi
43 semanas; uno de 180 posee una gestación de más de 25 semanas. Sobre
esta base y atendiendo a que, desde el punto de vista médico, la duración
del estado de gravidez alcanza 40 semanas de gestación, se advierte que la
previsión resulta generosa, tanto en máximo como en mínimo.

En definitiva, sin contar el día del parto, se cuentan 300 o 180 días hacia
atrás. En el período de 120 días que hay entre uno u otro término, la ley
presume que se ha producido la concepción.

En pocas palabras, se estima, a menos que se demuestre lo opuesto, que la


concepción se produjo en los primeros 120 días de los 300 del embarazo, sin
contar la fecha de parto.

Figura 1: Duración del embarazo

Fuente: elaboración propia.

8 Art. 20, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

3
Nuevas consideraciones jurídicas a partir de los avances
científicos

El artículo 19, en su versión original del Proyecto de Código Civil de 2012,


decía:

“La existencia de la persona humana comienza con la


concepción en el seno materno. En el caso de técnicas de
reproducción humana asistida, comienza con la implantación
del embrión en la mujer, sin perjuicio de lo que prevea la ley
especial para la protección del embrión no implantado”.

Este precepto dejaba de lado cualquier discusión con


relación al nasciturus concebido en el vientre de la madre, al
que se lo seguía considerando persona y sujeto destinatario
de la protección del derecho. Sin embargo, no ocurría lo
mismo con relación a los embriones no implantados, los que
quedaban huérfanos de toda protección legal hasta tanto no
se produjese su implantación en el cuerpo de la madre,
momento a partir del cual recién eran considerados personas
humanas…

La comisión de reformas suministró tres argumentos por


los cuales los embriones no implantados no son personas
humanas:

El primero de ellos tiene que ver con el estado actual de


las técnicas de reproducción humana asistida y de acuerdo
con ellas, no existe posibilidad de desarrollo de un embrión
fuera del cuerpo de la mujer...

El segundo motivo alegado… radica en que la regulación


de la persona humana tiene como finalidad establecer los
efectos jurídicos que tienen fuente en esa personalidad,
tanto en el orden patrimonial como extrapatrimonial, sin
ingresar en otros ámbitos, como puede ser el derecho penal,
conducido por otros principios…

El tercer sustento argumental [decía]… que, tal como


sucede en el derecho comparado, corresponde que esta
importantísima cuestión sea regulada en leyes especiales,
que, incluso, prevén su revisión periódica, dado el
permanente avance científico en la materia. (Universo Jus,
2015a, https://goo.gl/4M3eAe).

4
De los múltiples proyectos que sobre el tema existen en el Congreso,
solamente en dos de ellos se protege la vida de los embriones desde la
concepción extrauterina. En los restantes, no se los trata como vidas
humanas, sino como objetos descartables, tal como lo hace la actual Ley N.°
26862, de fertilización asistida9.

Ahora bien, tal como quedó el texto definitivo del artículo 19, no quedan
dudas de que el Código Civil y Comercial tutela la vida humana desde el
momento mismo de la concepción. El tema es que dicho término ha dado
lugar a distintas teorías que conviven.

Así, por un lado, se sostiene que el ser humano comienza con la unión de los
gametos masculino y femenino, es decir, del óvulo y del espermatozoide, lo
que se conoce como fecundación del cigoto. A partir de allí, se configura una
realidad genética distinta de las dos que le dieron origen, esto es, se produce
una combinación de cromosomas claramente diferenciable de las de sus
progenitores. Así, para esta postura, el término concepción supone
fecundación.

Por otro lado, otra tesitura entiende que el cigoto necesito anidar en el útero
de la mujer para que se produzca el inicio de la vida humana. Los
sostenedores de esta doctrina distinguen el embrión preimplantario del
embrión propiamente dicho. Tal distinción se funda en el momento en que
tiene lugar la anidación en la pared del útero, la que se produce en el día
catorce, contando a partir de la entrada del gameto masculino en el
femenino. En consecuencia, la anidación resulta de trascendental
importancia jurídica, pues antes de ella no hay vida humana.

Otra postura más innovadora propugna un desarrollo superior en la


maduración del embrión después de la anidación para que estemos frente a
un individuo.

La última ubica el comienzo de la persona humana en un tiempo posterior,


en el que el feto adquiere su viabilidad o en el nacimiento (Chiapero, 2012).

La divergencia entre una y otra posición se aprecia en los cambios que sufrió
el dispositivo antes de la versión definitiva, que son un reflejo de las
discordancias en la comunidad jurídica argentina.

La mayoría de la doctrina se inscribe en la posición que considera persona a


la vida humana a partir de la fecundación, sin perjuicio de admitir que no
ocurre lo mismo en la doctrina y la jurisprudencia internacional.

9 Ley N.° 26862. (2013). Ley de Reproducción mecánicamente Asistida. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

5
Para la postura mayoritaria, la fecundación del óvulo por el espermatozoide
da inicio no solo a la vida humana, sino también a la persona, ya sea que la
fecundación se hubiese producido en el seno materno o en el laboratorio.

Esto puede comprobarse al repasar lo ocurrido en las XIX Jornadas


Nacionales de Derecho Civil en la Ciudad de Rosario (2003), en donde la
Comisión de Parte General abordó el tópico y la mayoría aprobó el despacho
que sostuvo que la existencia de la persona humana comienza con su
concepción, entendida como fecundación. Lo propio ocurrió diez años
después en las XXIV Jornadas en la Universidad de Buenos Aires (2013).

Hemos señalado precedentemente que la jurisprudencia internacional no


participa de la postura mayoritaria de que la concepción debe entenderse
como fecundación.

Así, en autos “Artavia Murillo y otros ("Fecundación in Vitro") vs. Costa Rica”,
la Cámara Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), luego de repasar
las dos interpretaciones del término concepción, señaló que “la prueba
científica concuerda en diferenciar dos momentos complementarios y
esenciales en el desarrollo embrionario: la fecundación y la implantación y
que sólo al cumplirse el segundo momento se cierra el ciclo que permite
entender que existe concepción”10. El Alto Tribunal internacional admite
que, si bien al ser fecundado el óvulo se da paso a una célula diferente y con
la información genética suficiente para el posible desarrollo de un ser
humano, lo cierto es que si dicho embrión no se implanta en el cuerpo de la
mujer, sus posibilidades de desarrollo son nulas.

La Corte razona que una prueba de ello

es que sólo es posible establecer si se ha producido o no un


embarazo una vez que se ha implantado el óvulo fecundado
en el útero, al producirse la hormona denominada
‘Gonodatropina Coriónica’, que sólo es detectable en la
mujer que tiene un embrión unido a ella.11

Antes de esto, es imposible determinar si en el interior del cuerpo ocurrió la


unión entre el óvulo y un espermatozoide y si esta unión se perdió antes de
la implantación, por lo que se concluye a partir de allí que hay diferencia
entre embrión implantado y embrión no implantado.

10 “Artavia Murillo y otros ("Fecundación in Vitro") vs. Costa Rica”


11
“Artavia Murillo y otros ("Fecundación in Vitro") vs. Costa Rica”

6
Por todo lo anterior, la Corte concluyó (por mayoría) que la interpretación
histórica y ordenada de los antecedentes existentes en el sistema
interamericano confirma que no es procedente otorgar el estatus de
persona al embrión, con lo que queda claro en cuál de las dos posiciones se
enrola el Tribunal internacional en esta decisión.

Sin embargo, el Estado involucrado no fue Argentina, sino Costa Rica y, por
ende, se viene sosteniendo que no se desprende de la Convención
Americana “que sus fallos tengan obligatoriedad erga omnes más allá del
expediente en el que fueron dictadas… [por lo] que no es vinculante para la
República Argentina” (Universo Jus, 2015a, https://goo.gl/4M3eAe).

Nacimiento con vida

Definición

El artículo 21 dispone: “Nacimiento con vida. Los derechos y obligaciones del


concebido o implantado en la mujer quedan irrevocablemente adquiridos si
nace con vida. Si no nace con vida, se considera que la persona nunca existió.
El nacimiento con vida se presume”12.

Los derechos y las obligaciones adquiridos por el nasciturus en el momento


mismo de la concepción (es allí donde adquiere la calidad de persona)
quedan sometidos a una suerte de condición suspensiva: el nacimiento con
vida.

Ocurrida ella, se produce la adquisición irrevocable de todos los derechos


que le correspondan por filiación; por el contrario, es decir, en caso de nacer
muerto o sin vida, se extinguirán retroactivamente la totalidad de los
derechos que pudo haber adquirido desde la concepción.

En una palabra, si el niño nace con vida, mantiene o conserva esos derechos
que obtuvo desde la concepción, de manera tal que lo único que hace su
nacimiento es perfeccionar o consolidar esa personalidad que ya poseía.

Medio de prueba

Los artículos 96, 97 y 98 del Código unificado regulan en materia de prueba


del nacimiento y de la muerte.

12 Art. 21, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

7
En primer lugar, es necesario señalar que una prueba por excelencia del
nacimiento, así como las circunstancias de tiempo, lugar, sexo, nombre y
filiación de una persona nacida, es la partida del Registro Civil.

Estas asumen el carácter de verdaderos instrumentos públicos, siempre que


estén confeccionadas en la forma debida, ya sea formuladas por oficiales
públicos con competencia para tal fin o que, por las circunstancias en las que
se encuentren, estén autorizados a emitirlas13.

Asimismo, se dispone que

el nacimiento… ocurrido en el extranjero se prueba con los


instrumentos otorgados según las leyes del lugar donde se
produce, legalizado o autenticado del modo que disponen las
convenciones internacionales, y a falta de convenciones, por
las disposiciones consulares de la República.14

Ahora bien, para el supuesto en que no hubiera partida del Registro, porque
no hay registro público, porque falta o es nulo el asiento, y quisiera
demostrarse el hecho del nacimiento, se podrá acreditar por cualquier otro
medio de prueba, ya sea mediante una información pericial o por
testimonios de los médicos o expertos, entre otros.

Presunción

El mencionado artículo 21 establece que “el nacimiento con vida se


presume”15; suposición que funciona ante la hipótesis de que existieran
dudas al respecto.

Ahora bien, esta presunción admite una prueba en contrario, es decir, que,
si alguien alegara que el niño nació muerto, debe cargar con la prueba de tal
extremo.

13 Arts. 289, inc. b, y 296, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
14 Art. 97, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
15 Art. 21, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

8
Ausencia de la persona

Definición

El Código Civil y Comercial contempla en seis artículos (del 79 al 84) las


normas sustantivas correspondientes a la simple ausencia y al
procedimiento previsto a los fines de obtener tal declaración. El fin último
de esta regulación es la protección del patrimonio del ausente, pues lo que
se pretende es la designación de un curador especial de estos para que
puedan ser administrados en debida forma mientras dure el estado de
ausencia.

Presupuestos fácticos y jurídicos

Art. 79. Ausencia simple. Si una persona ha desaparecido de


su domicilio, sin tenerse noticias de ella, y sin haber dejado
apoderado, puede designarse un curador a sus bienes si el
cuidado de éstos lo exige. La misma regla se debe aplicar si
existe apoderado, pero sus poderes son insuficientes o no
desempeña convenientemente el mandato.16

De conformidad con dicho artículo,

para configurarse el presupuesto de la ausencia simple es


preciso que: a) la persona haya desaparecido de su domicilio,
sin que se tenga noticias sobre su existencia; b) que haya
dejado bienes que exijan protección; c) que no haya dejado
apoderado o que los poderes del apoderado del ausente
resulten insuficientes o que éste haya incurrido en un
desempeño inconveniente de su mandato.

[Como se advierte] la ley no exige que haya transcurrido


plazo alguno para peticionar ante el juez competente la
declaración de ausencia simple, ni que la desaparición se
vincule con un hecho extremo del cual se presuma la muerte
del ausente, sólo se impone que existan bienes para cuidar,
de manera tal que se adopten aquellas medidas necesarias

16 Art. 79, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

9
para proteger el patrimonio del ausente. (Universo Jus,
2015b, https://goo.gl/RwG9Me).

Procedimiento

Los artículos 80, 81, 82, 83 y 84 regulan el procedimiento para obtener la


declaración de ausencia.

Así, el artículo 80 establece quiénes se encuentran legitimados para incoar


el proceso de ausencia:

 El Ministerio Público.

 Toda persona que tenga interés legítimo respecto de los bienes del
ausente.

La solicitud de la declaración deberá pedirse ante el juez del domicilio del


ausente. Si este no lo tuvo en el país o no es conocido, es competente el juez
del lugar donde existen sus bienes y, si hubiera bienes en distintas
jurisdicciones, el que haya prevenido; todo ello conforme lo prevé el artículo
81.

“El art. 82 regula el procedimiento para la petición de la declaración de


ausencia simple” (Universo Jus, 2015c, https://goo.gl/rbWgXe). Dispone, en
primer lugar, que “el presunto ausente debe ser citado por edictos durante
cinco días, y si vencido el plazo no comparece, se debe dar intervención al
defensor oficial o en su defecto, nombrarse defensor al ausente”17, este
debe ser un abogado con matrícula. Asimismo, se prevé que el Ministerio
Público sea parte necesaria en el juicio, por lo que su intervención resulta
imprescindible.

“En caso de urgencia, el juez puede designar un administrador provisional o


adoptar las medidas que las circunstancias aconsejan”18 con el objetivo de
la preservación del patrimonio.

Una vez oído el defensor y producida la prueba


correspondiente que tendrá por fin acreditar la desaparición
del ausente y que podrá rendirse por cualquier medio, si
concurren los extremos legales, el juez estará en condiciones
de dictar la sentencia de declaración de ausencia simple y

17 Art. 82, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
18 Art. 82, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

10
designar al curador. (Universo Jus, 2015d,
https://goo.gl/yr4LbU).

Efectos

Una vez dictada la sentencia de simple ausencia, se designará un curador


para que realice los actos de conservación y de administración ordinaria de
los bienes. Para el supuesto en el que deba realizar un acto que exceda la
administración ordinaria, deberá requerir autorización a un juez, la que debe
ser otorgada solo en caso de necesidad evidente e impostergable.

La curatela del ausente termina si se presenta personalmente o un


apoderado; por su muerte; por su fallecimiento presunto declarado
judicialmente (artículo 84).

Muerte presunta

Régimen legal. Casos y términos

La presunción de fallecimiento, al igual que la muerte, constituyen


supuestos jurídicos extintivos de la persona humana. Así, los efectos de la
sentencia judicial que declara el fallecimiento presunto son idénticos a los
de la muerte. Sin embargo, la ley establece diferencias fundadas en la
eventual reaparición del declarado muerto presunto y en la necesidad de
proteger sus intereses.

El Código prevé distintos supuestos, ya sea porque se han perdido


totalmente la noción o los datos del paradero de una persona durante un
tiempo prolongado o porque la persona se haya encontrado en
circunstancias en las que se presume su muerte.

Así, el Código contempla, en el artículo 85, el caso ordinario y, en el artículo


86, los supuestos extraordinarios.

Caso ordinario. La ausencia de una persona de su domicilio


sin que se tenga noticia de ella por el término de tres años,
causa la presunción de su fallecimiento aunque haya dejado
apoderado.

11
El plazo debe contarse desde la fecha de la última noticia
del ausente.19

Casos extraordinarios. Se presume también el fallecimiento


de un ausente:

a) si por última vez se encontró en el lugar de un incendio,


terremoto, acción de guerra u otro suceso semejante,
susceptible de ocasionar la muerte, o participó de una
actividad que implique el mismo riesgo, y no se tiene noticia
de él por el término de dos años, contados desde el día en
que el suceso ocurrió o pudo haber ocurrido;
b) si encontrándose en un buque o aeronave naufragados
o perdidos, no se tuviese noticia de su existencia por el
término de seis meses desde el día en que el suceso ocurrió
o pudo haber ocurrido.20

Conforme lo prescripto en el art. 85, para que nazca la


presunción de fallecimiento es preciso que la persona se
ausente de su domicilio sin que se tenga noticias de ella por
el término de tres años… no se requiere que la ausencia de la
persona haya ocurrido en virtud de una circunstancia que
traiga aparejada la muerte (supuesto de buque o aeronave
naufragada, incendio, terremoto… etc.), como ocurre en los
casos extraordinarios.

[Por último] el plazo de tres años debe contarse desde la


fecha de la última noticia que se haya tenido del ausente
(Universo Jus, 2015e, https://goo.gl/KsXz6H).

La disminución de los plazos en los casos extraordinarios en relación con el


supuesto ordinario se debe a que se trata de hipótesis que se sustentan en
circunstancias particulares en las que las posibilidades de supervivencia
resultan ínfimas.

Procedimiento para su declaración

19 Art. 85, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
20 Art. 86, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

12
En primer lugar, debe señalarse que, de conformidad con lo establece el
artículo 87, cualquier persona que tenga “algún derecho subordinado a la
muerte de la persona de que se trate, puede pedir la declaración de
fallecimiento presunto, justificando los extremos legales y la realización de
diligencias tendientes a la averiguación de la existencia del ausente”21 que
arrojen resultado negativo.

La acción debe interponerse en el juez del domicilio de la persona ausente.

El artículo 88 prescribe el procedimiento que debe seguir el juez en orden al


trámite del pedido de declaración de fallecimiento presunto:

 Deberá nombrarse un defensor para el ausente, con el fin de garantizarle


el derecho de defensa durante la tramitación del juicio.

 Deberá citarse a la persona ausente a través de edictos que se publicarán


una vez por mes durante seis meses. Esta publicación deberá disponerse
en el Boletín Oficial y en otro que resulte de importancia.

 En el supuesto de que existan bienes y no haya mandatario o si el que


hubiera, ejerciera incorrectamente el mandato, deberá nombrarse un
curador a sus bienes a los fines de que los administre y conserve.

Por último, el artículo 88 aclara que “la declaración de simple ausencia no


constituye presupuesto necesario para la declaración de fallecimiento
presunto, ni suple la comprobación de las diligencias realizadas para conocer
la existencia del ausente”22.

Así, pasados los seis meses –tiempo en el que se publican los edictos–,
recibida la prueba que acredite que la búsqueda del ausente dio resultado
negativo y oído el defensor, el juez debe declarar el fallecimiento presuntivo
si están acreditados los extremos legales, fijar el día presumible de
fallecimiento y disponer la inscripción de la sentencia en el Registro Civil.

Por su parte, el artículo 90 dispone cómo debe fijarse el día que se sospecha
de fallecimiento.

Día presuntivo de fallecimiento. Deberá fijarse como día


presuntivo del fallecimiento:

21 Art. 87, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

22 Art. 88, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

13
a) en el caso ordinario, el último día del primer año y
medio;
b) en el primero de los casos extraordinarios, el día del
suceso y si no está determinado, el día del término medio de
la época en que ocurrió o pudo haber ocurrido;
c) en el segundo caso extraordinario, el último día en que
se tuvo noticia del buque o aeronave perdidos;
d) si es posible, la sentencia debe determinar también la
hora presuntiva del fallecimiento; en caso contrario, se tiene
por sucedido a la expiración del día declarado como
presuntivo del fallecimiento.23

Efectos de la declaración

En orden a los efectos patrimoniales, los artículos 90 y 91 regulan sobre este


punto.

De esta manera, con la declaratoria dictada, el juez mandará a abrir, si


existiese, el testamento que haya dejado el desaparecido. Los herederos y
los legatarios deberán recibir los bienes del declarado presuntamente
fallecido, con un inventario previo. El dominio se inscribirá en el registro
correspondiente (el Registro de la Propiedad o el Registro de la Propiedad
del Automotor), con la prenotación del caso, a nombre de los herederos o
legatarios, quienes podrán hacer su partición, pero no enajenarlos ni
gravarlos sin autorización judicial.

Ahora bien, si aparece el ausente luego de entregar sus bienes o se tiene


noticia cierta de su existencia, queda sin efecto la declaración de
fallecimiento y se procede a la devolución de aquellos a petición del
interesado.

La conclusión de la prenotación se encuentra regulada en el artículo 92. Este


prevé que “la prenotación queda sin efecto transcurridos cinco años desde
la fecha presuntiva del fallecimiento u ochenta años desde el nacimiento de
la persona. Desde ese momento puede disponerse libremente de los
bienes”24, es decir, los herederos y legatarios pasan a tener el dominio pleno.

Efectos sobre el matrimonio: según el artículo 435, inciso b, la declaración


de ausencia con presunción de fallecimiento es una causa de disolución del
matrimonio, por lo que el otro cónyuge podrá contraer nuevo matrimonio.

23 Art. 90, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
24 Art. 92, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

14
Reaparición del presunto muerto

Ahora bien,

si el ausente reaparece, puede reclamar:

a) la entrega de los bienes que existen en el estado e que


se encuentran;
b) los adquiridos con el valor de los que faltan;
c) el precio adeudado de los enajenados;
d) los frutos no consumidos.25

Muerte comprobada

Definición. Forma y prueba

El artículo 93 del Código Civil y Comercial sienta el principio general de que


“la existencia de la persona humana termina por su muerte”26, hecho que
será comprobado, según el artículo 94, de acuerdo con “los estándares
médicos aceptados, aplicándose la legislación especial en el caso de ablación
de órganos del cadáver”27.

Así, para la comprobación de la muerte, se tendrán en cuenta los


conocimientos científicos, los avances de la biotecnología, de las ciencias
biológicas y de la medicina, entre otros.

Cuando la comprobación de la muerte se requiere a los fines de la ablación


de órganos cadavéricos, el artículo 94 se remite en forma directa a lo
prescripto en la legislación especial vigente.

De tal modo, la Ley N.° 2419328, de Trasplantes de Órganos, en sus artículos


23 y 24, prescribe las bases para el diagnóstico bajo criterios neurológicos; a
esta normativa especial se remite el artículo 94 del Código Civil y Comercial.

El artículo 23 establece que se considerará que una persona ha fallecido

25 Art. 92, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
26 Art. 93, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
27 Art. 94, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
28 Ley N.° 24193. (1993). Ley de Trasplantes de Órganos y Materiales Anatómicos. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.

15
cuando se verifiquen de modo acumulativo los siguientes
signos, que deberán persistir ininterrumpidamente seis (6)
horas después de su constatación conjunta.

a) ausencia irreversible de respuesta cerebral, con pérdida


absoluta de conciencia;
b) ausencia de respiración espontánea;
c) ausencia de reflejos cefálicos y constatación de pupilas
fijas no reactivas;
d) inactividad encefálica corroborada por medios técnicos
y/o instrumentales adecuados a las diversas situaciones
clínicas, cuya nómina será periódicamente actualizada por el
Ministerio de Salud y Amiente con el asesoramiento del
Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e
Implante (INCUCAI).29

El artículo 24 indica que el certificado del fallecimiento tiene que ser


realizado “por dos (2) médicos, entre los que figurará por lo menos un
neurólogo o neurocirujano. [Y que] ninguno de ellos será el médico o
integrará el equipo que realice ablaciones o implantes de órganos del
fallecido”30.

Al igual que el nacimiento, la muerte se prueba con la partida del Registro


Civil, es decir, con el asiento extendido en los libros respectivos, con arreglo
a la ley y con sus copias auténticas.

El Código unificado prescribe en el artículo 289, inciso b, que revisten de


carácter de instrumento público los extendidos por funcionarios públicos
con los requisitos que establecen las leyes. El artículo 296 prevé que hacen
plena fe y enuncia el alcance de su eficacia probatoria.

En el Registro Civil, se inscribirán:

a) todas las [defunciones] que ocurran en… la Nación;


b) todas aquellas cuyo registro sea ordenado por juez
competente;

29 Art. 23, Ley N.° 24193. (1993). Ley de Trasplantes de Órganos y Materiales Anatómicos. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
30 Art. 24, Ley N.° 24193. (1993). Ley de Trasplantes de Órganos y Materiales Anatómicos. Honorable Congreso de la

Nación Argentina.

16
c) las sentencias sobre ausencia con presunción de
fallecimiento;
d) las sentencias que declaren la desaparición forzada de
personas;
e) las que ocurran a buques o aeronaves de bandera
argentina, ante el oficial público del primer puerto o
aeropuerto argentino de arribo;
f) las que se ocurran en lugares bajo jurisdicción
nacional.31

Según el artículo 97 del Código Civil y Comercial de la Nación, la muerte


sucedida en el extranjero debe probarse con los instrumentos otorgados
según las leyes del lugar donde acaece; estos deberán legalizarse o
autenticarse según lo disponen las convenciones internacionales.

Por último, el artículo 98 prevé lo que sucede cuando no hay de registro o el


asiento es nulo. En este caso, “el nacimiento o la muerte pueden acreditarse
por otros medios de prueba”32, que es lo que se llama la prueba supletoria,
es decir, “aquella que a falta de prueba directa, permita al juez arribar a la
certera convicción de que el hecho se ha producido” (Universo Jus, 2015f,
https://goo.gl/bVQswX).

Para el supuesto que

el cadáver de una persona no fuese hallado [o no pueda ser


identificado], el juez podrá tener por comprobada la muerte
y disponer la pertinente inscripción en el registro, siempre
que la desaparición se hubiera producido en circunstancias
tales que la muerte deba ser tenida como cierta.33

Hipótesis de la conmoriencia

El artículo 95 del Código Civil y Comercial de la Nación establece:


“Conmoriencia. Se presume que mueren al mismo tiempo las personas que

31 Art. 59, Ley N.° 26413. (2008). Ley de Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas. Honorable Congreso de
la Nación Argentina.
32 Art. 98, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
33 Art. 33, Ley N.° 14394. (1954). Código Civil, Régimen de Menores y de la Familia [Abrogada por el artículo 3, inciso

a de la Ley N.° 26994]. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

17
perecen en un desastre común o en cualquier otra circunstancia, si no puede
determinarse lo contrario”34.

Este artículo está destinado a solucionar la cuestión que plantea la muerte


de dos o más personas entre las que pudiera existir transmisión de derechos,
sin que pueda determinarse cuál de ellas falleció primero. En tal caso, debe
considerarse que todas murieron al mismo tiempo.

Para el supuesto en el que se pretendiera la transmisión de derecho entre


los fallecidos, tendrá que probarse efectivamente que uno murió antes que
el otro, pues, a falta de pruebas, se considerarán muertes simultáneas.

34 Art. 98, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

18
Referencias
Chiapero, S. M. (2012). Maternidad subrogada. Buenos Aires, AR: Astrea.

Convención Internacional de los Derechos del Niño. (1989). Organización de las


Naciones Unidas.

Ley N.° 340. (1869). Código Civil [Abrogado por el artículo 4 de la Ley N.° 26994].
Honorable Congreso de la Nación Argentina.

Ley N.° 14394. (1954). Código Civil, Régimen de Menores y de la Familia [Abrogada
por el artículo 3, inciso a de la Ley N.° 26994]. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

Ley N.° 23849. (1990). Convención sobre los Derechos del Niño [Aprueba la
Convención Internacional sobre los Derechos del Niño]. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.

Ley N.° 24193. (1993). Ley de Trasplantes de Órganos y Materiales Anatómicos.


Honorable Congreso de la Nación Argentina.

Ley N.° 24430. (1995). Constitución Nacional. Honorable Congreso de la Nación


Argentina.

Ley N.° 26413. (2008). Ley de Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas.
Honorable Congreso de la Nación Argentina.

Ley N.° 26862. (2013). Ley de Reproducción mecánicamente Asistida. Honorable


Congreso de la Nación Argentina.

Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso
de la Nación Argentina.

Pacto de San José de Costa Rica. (1978). Convención Americana sobre Derechos
Humanos [Legisla sobre la promoción y la protección internacional de los derechos
humanos]. Organización de los Estados Americanos.

Rivera, J. C. y Medina, G. (Eds.). (2014). Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación,


comentado por especialistas. Buenos Aires, AR: La Ley.

Universo Jus. (2015a). Art. 19 del Código Civil y Comercial comentado. Recuperado
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Universo Jus. (2015b). Art. 79 del Código Civil y Comercial comentado. Recuperado
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Universo Jus. (2015c). Art. 82 del Código Civil y Comercial comentado. Recuperado
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19
Universo Jus. (2015d). Art. 83 del Código Civil y Comercial comentado. Recuperado
de http://universojus.com/codigo-civil-comercial-comentado/articulo-83

Universo Jus. (2015e). Art. 85 del Código Civil y Comercial comentado. Recuperado
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Universo Jus. (2015f). Art. 98 del Código Civil y Comercial comentado. Recuperado
de http://universojus.com/codigo-civil-comercial-comentado/articulo-98

20
Capacidad de
la persona

Derecho
Privado I

0
Capacidad de la persona
Capacidad de la persona

Noción. Clases

El correcto estudio y la internalización de este concepto es esencial para


entender el resto de la materia. Todo nuestro sistema se basa en las
capacidades, por lo tanto, es conveniente prestar especial atención sobre
este tema.

Tal como señalamos anteriormente, la capacidad es uno de los atributos más


importantes de la persona. Este, como hemos expuesto, forma parte del
concepto mismo de persona, pues la capacidad de derecho siempre está
presente.

Existen diferentes tipos de capacidades: la de derecho, que es un atributo


de la persona, y la de hecho o de ejercicio, que no es un atributo, puesto que
puede faltar por completo.

La capacidad de derecho, también llamada capacidad de goce, se define


como la aptitud que posee toda persona para ser titular de derechos y
deberes jurídicos. Esta aptitud se vincula con la personalidad humana, por
ello decimos que es un atributo y, en ese sentido, no puede concebirse una
incapacidad de derecho absoluta, porque sería contrario al orden natural
(Borda, 2008).

El Código Civil y Comercial1, en el artículo 22, prescribe “Capacidad de


derecho. Toda persona humana goza de la aptitud para ser titular de
derechos y deberes jurídicos. La ley puede privar o limitar esta capacidad
respecto de hechos, simples actos, o actos jurídicos determinados”2.

Por otro lado, la capacidad de hecho o de ejercicio es la habilidad o el grado


de habilidad de las personas físicas para ejercer los derechos de los que son
titulares o para ejercer por sí mismo los actos de la vida civil. Es decir que,
en este caso, sí se pudieron adquirir ciertos derechos, pero, por alguna
situación en especial, no se los puede ejercer si no es a través de un
representante.

1 Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
2 Art. 22, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

1
Esta capacidad está expresamente prevista en el artículo 23 del Código
único, que establece: “Capacidad de ejercicio. Toda persona humana puede
ejercer por sí misma sus derechos, excepto las limitaciones expresamente
previstas en este Código y en una sentencia judicial”3.

Comparación. Caracteres

La capacidad de derecho nunca puede faltar de manera absoluta, pues es


uno de los atributos de la persona, es decir, nace concomitante a la
existencia de un ser humano. Ahora bien, es relativa, pues no se posee de
manera total, ya que el límite para ser titular de derechos no solo está en los
derechos de los demás, sino también en el interés público.

Distinto es el caso de la capacidad de ejercicio, que puede ser absoluta o


restringida o faltar de esas dos maneras para determinados actos jurídicos.
El principio general del que debe partirse es el de la capacidad, con las
limitaciones que prevé el Código en el artículo 24, en orden a las personas
incapaces de ejercicio y las que se determinen en una sentencia judicial, para
el supuesto de restricción al ejercicio de la capacidad en relación con los
mayores de edad, en las condiciones establecidas por la legislación en el
artículo 24, inciso c, el artículo 31 y los que le siguen del Código Civil y
Comercial de la Nación (CCCN).

La incapacidad

Noción. Clasificación

Además de las capacidades, existen las incapacidades de derecho y de


hecho. Las mal llamadas incapacidades de derecho, en realidad, son
incompatibilidades o prohibiciones que la ley prevé en casos concretos para
evitar un daño al interés público. Es decir, son restricciones a la aptitud
genérica para ser titular de ciertos derechos en una determinada relación
jurídica.

El fin concreto de estas prohibiciones es ese: proteger el interés público y al


incapaz, para evitar que cometa actos o hechos que puedan ser perjudiciales
para otras personas.

La incapacidad de hecho, por su parte, se verifica cuando un persona no


tiene aptitud para ejercer por sí misma determinados actos de la vida civil,
por lo que podemos decir que se trata de una persona necesitada de un

3 Art. 23, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

2
régimen de protección jurídica que la ampare y que impida el
aprovechamiento, por parte de terceros, de esa situación de debilidad.

El artículo 24 del Código Civil y Comercial establece quiénes son las personas
incapaces de ejercicio, un tema sobre el que volveremos más adelante.

Incapacidad de derecho
Definición. Caracteres

Tal como mencionamos anteriormente, las incapacidades de derecho se


presentan como prohibiciones o restricciones impuestas por la ley teniendo
en cuenta distintas circunstancias e implican la total imposibilidad de
adquirir el derecho, de contraer el deber o de realizar el acto prohibido, no
solamente por actuación propia, sino también por intermedio de otra
persona (Tagle, 2002).

De la circunstancia de que la capacidad de derecho se vincula con los


derechos inherentes al hombre como tal, se desprenden los siguientes
caracteres acerca de los casos de incapacidad de derecho:

a) Son excepcionales: la regla es la capacidad; solo por excepción


se establecen ciertas incapacidades de derecho en forma de
prohibiciones de realizar determinados hechos, actos simples
o actos jurídicos. Estas suelen ser precisas, es decir, no poseen
un carácter general.

b) Obedecen a una causa grave: la restricción a la capacidad de


derecho responde siempre a un interés superior o a una razón
moral y de buenas costumbres.

c) No pueden suplirse por representación: la incapacidad de


derecho no puede subsanarse por representación, como se
prevé para los incapaces de hecho (Borda, 2008).

Incapacidades de derecho: enunciación ejemplificativa

Las incapacidades de derecho no están sistematizadas en el Código Civil y


Comercial, sino que aparecen diseminadas. Se refieren a prohibiciones o
restricciones en relación con: a) la calidad de las personas que intervienen
en el acto; b) las cosas que constituyen su objeto; c) la clase de acto del que
se trate.

3
Un ejemplo de incapacidades en razón de la calidad de las personas que
intervienen es el artículo 689 del Código Civil y Comercial, que refiere a los
contratos que tienen prohibido celebrar los progenitores con el hijo que está
bajo su responsabilidad. Por caso, “no pueden… comprar por sí ni por una
persona interpuesta, bienes de su hijo ni constituirse en cesionarios de
créditos, derechos o acciones contra su hijo; ni hacer partición privada con
su hijo de la herencia del progenitor prefallecido”4, entre otros actos.

Un ejemplo de las prohibiciones en relación con las cosas es el artículo 1002


del Código único, que señala que:

No pueden contratar en interés propio:

a) los funcionarios públicos, respecto de bienes de


cuya administración o enajenación están o han estado
encargados;
los jueces, funcionarios y auxiliares de la justicia, los
árbitros y mediadores, y sus auxiliares, respecto de bienes
relacionados con procesos en los que intervienen o han
intervenido;
los abogados y procuradores, respecto de bienes litigiosos
en procesos en los que intervienen o han intervenido;
los cónyuges, bajo el régimen de comunidad, entre sí.
Los albaceas que no son herederos no pueden celebrar
contrato de compraventa sobre los bienes de las
testamentarias que estén a su cargo.5

En lo que toca a las prohibiciones vinculadas a ciertos actos, podemos citar


el artículo 120, que prevé los actos prohibidos del tutor. Asimismo, el
artículo 1646, inciso b establece que no pueden hacer transacciones “los
padres, tutores o curadores respecto de las cuentas de su gestión, ni siquiera
con autorización judicial”6.

Incapacidad de ejercicio
Definición. Caracteres

Tal como sostuvimos, debe partirse de que la capacidad es la regla y la


incapacidad, la excepción. La incapacidad de obrar resulta de un precepto

4
Art. 689, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
5 Art. 1002, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
6 Art. 1646, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

4
legal que establece quiénes son los incapaces de ejercicio (en el artículo 24
del CCCN). Consiste en la falta de aptitud o en la imposibilidad del sujeto
para realizar por sí mismo actos jurídicos válidos, pero esta ineptitud legal
puede suplirse a través del instituto de la representación, previsto en los
artículos 100 y 101 del Código único.

Las incapacidades de hecho –de ejercicio o de obrar– han sido establecidas


por el interés mismo del incapaz y, por ello, la ley ha procedido con un
criterio tutelar.

Esta incapacidad es susceptible de grados, ya que una persona puede


carecer de capacidad de hecho de manera absoluta o, bien, solo para
determinados actos jurídicos.

Enumeración legal

El artículo 24 del Código Civil y Comercial dispone:

Personas incapaces de ejercicio. Son incapaces de ejercicio:

a) la persona por nacer;


la persona que no cuenta con la edad y grado de madurez
suficiente, con el alcance dispuesto en la Sección 2ª de este
Capítulo;
la persona declarada incapaz por sentencia judicial, en la
extensión dispuesta en esa decisión.7

De acuerdo con el precepto, son incapaces de hecho:

a) La persona por nacer, que es el niño que está concebido en el seno


materno y aún no ha nacido; para que sus derechos y obligaciones
queden irrevocablemente adquiridos, debe nacer con vida, pues, de lo
contrario, se considerará que nunca existió.

b) Menores de edad y mayores que no poseen la edad ni el nivel de


madurez suficiente. Este inciso debe estudiarse en correlación con lo
dispuesto en el artículo 25, el que dispone que “menor de edad es la
persona que no ha cumplido dieciocho años”8. En efecto, el supuesto de
análisis refiere que son incapaces de ejercicio las personas “que no

7
Art. 24, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
8
Art. 25, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

5
cuentan con la edad y grado de madurez suficiente”9, por lo que incluye
a todas las personas que no han cumplido los dieciocho años, salvo: a)
el supuesto de los adolescentes en relación con los tratamientos no
invasivos (que veremos más adelante); b) el caso de los menores
emancipados por matrimonio que gozan de plena capacidad de ejercicio
con las limitaciones previstas (artículos 27 y 28); c) la persona menor de
edad con título profesional habilitante que puede ejercer profesión sin
necesidad de previa autorización (artículo 30).

Fuera de estas situaciones excepcionales, la regla es que las personas, para


gozar de la plena facultad para ejercer los derechos, deben ser mayores de
dieciocho años.

También son considerados incapaces de obrar las personas mayores de edad


que no cuentan con un desarrollo madurativo completo, pues el artículo
utiliza la conjunción copulativa y, por lo que se requieren ambos requisitos
para que alguien sea considerado capaz.

En definitiva, estas dos pautas, edad y madurez, predeterminan el límite, ya


que, si una persona posee ambas, puede validar su actuación autónoma; de
lo contrario, es incapaz de ejercicio (Fernández, 2014).

c) La persona incapaz por sentencia judicial. Este supuesto implica que,


mediante una sentencia, se puede restringir la capacidad para
determinados actos, por lo que debe partirse siempre del presupuesto
de la capacidad y de que sus limitaciones son de carácter excepcional.
Cuando la persona se encuentre absolutamente imposibilitada de
interaccionar y expresar su voluntad, el sentenciante puede declarar la
incapacidad y designar un curador. Por último, comprende a los
inhabilitados por prodigalidad, a quienes se les designará un apoyo para
el otorgamiento de actos de disposición ente los vivos y en los demás
actos que determine la sentencia.

Volveremos sobre este supuesto al abordar las restricciones a la capacidad,


a cuya lectura nos remitimos.

Menor de edad y adolescencia

Definición

De conformidad con el artículo 25 del Código Civil y Comercial, “menor de


edad es la persona que no ha cumplido dieciocho años. [Asimismo]

9
Art. 24, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

6
denomina adolescente a la persona menor de edad que cumplió trece
años”10.

Entonces, todas las personas, desde su nacimiento hasta que cumplen


dieciocho años, son menores de edad y se limita la denominación
adolescente a todos los niños que cumplen trece años.

Distinción entre menor de edad y adolescente

La Real Academia Española (RAE) define adolescencia como la “edad que


sucede a la niñez y que transcurre desde la pubertad hasta el completo
desarrollo del organismo” (2014, https://goo.gl/QFeHXt).

La diferente categoría entre menor de edad y adolescente parece tomar el


antecedente de la Ley de Protección Integral de los Derechos de las Niñas,
Niños y Adolescentes (Ley N.° 2606111). Así, se crea una categoría jurídica no
prevista por la Convención de los Derechos del Niño12, que integra nuestro
ordenamiento jurídico dentro del bloque federal de constitucionalidad y
define al niño como “todo ser humano menor de dieciocho años de edad,
salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la
mayoría de edad”13. De tal modo, en nuestro ordenamiento jurídico, los
adolescentes son indudablemente niños, sin que el Código pueda afectar
este carácter, por estar consagrado en una norma de jerarquía superior.

Influencia de los tratados internacionales

El Código Civil y Comercial, en relación con el Código de Vélez Sarsfield14, ha


introducido modificaciones importantes en la capacidad de ejercicio, con el
fin de adecuar el derecho positivo a la Convención Internacional de los
Derechos del Niño y a la Convención Internacional de las Personas con
Discapacidad15.

De tal modo, el Código único parte del principio de capacidad y dispone que
las restricciones a la capacidad son excepcionales; asimismo, establece las
facultades judiciales para la determinación de esas restricciones, así como
los sistemas de apoyo, la obligación del juez de oír y valorar las opiniones de
las personas interesadas. También plantea el deber de darle la intervención
necesaria en el proceso y de revisar la sentencia en un plazo máximo de tres

10
Art. 25, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
11 Ley N.° 26061. (2005). Ley de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes. Honorable
Congreso de la Nación Argentina.
12 Convención Internacional de los Derechos del Niño. (1989). Organización de las Naciones Unidas.
13 Art. 1, Convención Internacional de los Derechos del Niño. (1989). Organización de las Naciones Unidas.
14 Ley N.° 340. (1869). Código Civil [Abrogado por el artículo 4 de la Ley N.° 26994]. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
15 Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. (2006). Asamblea General de las

Naciones Unidas.

7
años (ello también acorde con la ley de salud mental16), entre otras
modificaciones importantes que introduce en materia de capacidad.

La Convención sobre los Derechos del Niño consagra la “capacidad o


autonomía progresiva”, sistema que ha sido asumido por el Código único, al
establecer que es de dicha capacidad de donde resulta la independencia del
niño que constituye el principio general.

La expresión autonomía progresiva implica reconocer que el niño es un


sujeto de derecho que tiene necesidades propias y específicas. Por lo tanto,
implica la obligación de darle la participación que corresponda de acuerdo
con su edad y desarrollo, además de respetar su ámbito de autonomía. Este
deberá ser mayor a medida que transcurran los años, lo que implica que será
progresivamente menor la injerencia de los padres en las decisiones que
involucren los intereses del menor. En este proceso, el niño deberá ser
escuchado y su opinión deberá ser tenida en cuenta cuando tenga la edad
suficiente para ser su propio portavoz.

Todos estos criterios fueron tomados en consideración cuando se dictó, en


el año 2006, la Ley N° 26061 de Protección Integral de Derechos de los
Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes. Así, la autonomía progresiva
fue calificada por la ley como integrante del interés superior del niño, al
establecer que debe respetarse su condición de sujeto de derecho, su edad,
su grado de madurez, su capacidad de discernimiento y demás condiciones
personales (Santi, 2012).

El reconocimiento de los derechos y garantías procesales del niño adquirió


tal relevancia, que ha dado origen a la Convención Europea sobre el Ejercicio
de los Derechos del Niño17, que comenzó a regir el 1 de julio de 2000 y a la
cual han ido prestando adhesión en forma sucesiva los miembros de la Unión
Europea.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en su Opinión Consultiva N.°


17/0218, del 28 de agosto de 2002, estableció en su artículo 10 que, en los
procedimientos judiciales o administrativos que involucren a los niños,
deben atenderse a las particularidades que se derivan de su situación
específica y que se proyectan razonablemente sobre la intervención
personal en dichos procedimientos, aspectos que son receptados por
nuestra Ley N.° 26061 y por el Código Civil y Comercial.

16 Ley N.° 26657. (2010). Ley de Salud Pública [Legisla sobre el derecho a la protección de la salud mental]. Honorable
Congreso de la Nación Argentina.
17 Convención Europea sobre el Ejercicio de los Derechos del Niño. (2009). Unión Europea.

18 Opinión Consultiva N.° 17/02

8
Modo de ejercer los derechos de los menores de edad

En primer lugar, debemos sentar la regla según la cual la persona menor de


edad ejerce sus derechos a través de sus representantes legales, que son los
padres, el tutor o el curador (volveremos sobre este tema al tratar el
instituto de la representación).

Sin embargo, la persona menor de edad que cuenta con la edad y con el
grado de madurez suficiente puede ejercer por sí los actos que le son
permitidos por el ordenamiento jurídico, salvo que hubiera conflicto de
intereses con sus representantes legales, en los que ejercerán sus derechos
mediante asistencia letrada.

Alguno de los derechos que pueden ejercer los menores de edad sin
necesidad de que intervengan sus representantes legales son:

a) El menor de edad que ha obtenido un título habilitante puede ejercer


la profesión por cuenta propia (artículo 30).

b) La persona mayor de 16 años es considerada adulta para las


decisiones sobre su propio cuerpo, así como el adolescente tiene
aptitud para decidir sobre tratamientos que no resulten invasivos, ni
comprometan su estado o provoquen un riesgo grave para su vida o
para su integridad física (artículo 26).

c) El adoptado con edad y grado de madurez suficiente tiene derecho a


conocer los datos relativos a su origen y puede acceder a ellos
cuando así lo requiera (artículo 596).

d) Los progenitores adolescentes, estén o no casados, ejercen la


responsabilidad parental de sus hijos, pudiendo decidir y realizar por
sí mismos las tareas necesarias para su cuidado, educación y salud
(artículo 644).

e) El hijo menor de edad puede reclamar a sus progenitores por sus


propios intereses sin previa autorización judicial, si cuenta con la
edad y grado de madurez suficiente y con asistencia letrada (artículo
679).

f) El hijo adolescente no precisa la autorización de sus progenitores


para estar en un juicio cuando sea acusado criminalmente (artículo
680).

9
En definitiva, la persona menor de edad debe actuar por medio de sus
representantes legales, salvo en los casos en que el Código establezca que
pueden hacerlo por sí solos (artículo 26).

El derecho a ser oído

El artículo 26 del Código Civil y Comercial, en concordancia con el artículo 12


de la Convención de los Derechos del Niño y con la Ley N.° 26061, consagra
el derecho de los menores a ser oídos, el que implica que, siempre que los
menores tengan edad para poder expresar una opinión con fundamento,
deben ser escuchados y su parecer debe ser tenido en cuenta.

De esta forma, se contempla y reafirma un importante protagonismo del


niño, en cuanto se le reconoce mayor intervención en los actos que le
competen y afectan. Este reconocimiento implica destacar la autonomía de
la voluntad del sujeto, a pesar de su condición de menor.

En definitiva, se establecen las condiciones de participación de los menores


en los procesos judiciales que los conciernen, con la participación de un juez
que tenga en cuenta el grado de madurez y que reconozca en forma
progresiva la capacidad de ellos sobre la base de la regla del discernimiento,
en particular en aquellos casos en los que pudiera haber conflictos de
intereses entre el menor y sus representantes legales.

Las decisiones de los menores de edad en el ámbito de la salud

a) Tratamientos no invasivos:

El artículo 26 del Código unificado establece una presunción de que el


adolescente de entre 13 y 16 años se considera facultado para aceptar y
consentir por sí mismo ciertos tratamientos, siempre que estos no resulten
invasivos ni comprometan su estado de salud o provoquen un riesgo grave
en su vida o en su integridad física. Esta presunción funcionará siempre que
el adolescente pueda comprender los aspectos esenciales relativos a la
práctica propuesta, aunque, de ser necesaria, una última determinación
siempre quedará en manos de los tribunales, la lex artis y la costumbre, y,
por lo general, será el médico tratante quien decida acerca de la aptitud del
tratamiento, con base en criterios que desde el ámbito médico se van
pautando.

b) Tratamientos que comprometen la salud del menor:

Ahora, si se trata de un tratamiento que compromete su estado de salud o


si está en riesgo su vida, el adolescente debe prestar su consentimiento con

10
la asistencia de sus progenitores y, en caso de existir un conflicto entre
ambos, se resolverá judicialmente, teniendo en cuenta el interés superior
del niño y la opinión médica respecto de las consecuencias de la realización
del acto.

c) Los cuidados del propio cuerpo del mayor de 16 años:

Por último, el artículo 26 establece que la persona mayor de 16 años es


considerada como un adulto para las decisiones sobre el cuidado de su
propio cuerpo.

De esta manera, se reconoce una anticipación de la capacidad de los


menores para dar consentimiento sobre ciertos actos de intrusión en su
cuerpo.

En el caso de desacuerdo entre el menor, el médico y los padres, deberá


intervenir la justicia a fin de que se valore la situación concreta del sujeto.

La persona menor de edad con título profesional habilitante.


Efectos

La persona menor de edad que ha obtenido un título


habilitante para el ejercicio de una profesión puede ejercerla
por cuenta propia sin necesidad de previa autorización.
[Consecuentemente, se le otorga la facultad de]
administración y disposición de los bienes que adquiere con
el producto de su profesión y puede estar en juicio civil o
penal por cuestiones vinculadas a ella.19

Sobre este aspecto, Kemelmajer de Carlucci destaca que título habilitante es


todo aquél para cuya obtención es necesaria la realización de estudios
disciplinarios, reglamentados por la autoridad educacional, a cuyo término
la autoridad competente extiende una constancia para el ejercicio de un
oficio o profesión reglada (1976, p. 19).

En lo referente a la expresión por cuenta propia, se ha entendido que no


obsta a que el menor pueda emplearse, pues sería contradictorio que, si
puede trabajar por cuenta propia, no pueda trabajar en relación de
dependencia, teniendo en cuenta que, en este último ámbito, se encuentra
amparado por la legislación protectora del derecho del trabajo.

19 Art. 30, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

11
Por el contrario, en los casos de un menor sin título habilitante, deben
tenerse en cuenta las prohibiciones de la Ley N.° 26390 de Prohibición de
Trabajo Infantil y Protección del Trabajo Adolescente20. Así, cabe destacar
que la ley laboral prohíbe trabajar a los menores de 16 años; luego de esa
edad, solo pueden hacerlo, hasta los 18, si cuentan con la autorización de
los padres, tal como lo prevé el artículo 32 de la Ley N.° 2074421.

Por último, es necesario destacar que los bienes adquiridos por el menor con
su trabajo constituyen un patrimonio especial que queda bajo su libre
administración y disposición, mientras que los bienes del patrimonio general
siguen bajo la administración del representante legal.

La mayoría de edad

Definición. Efectos

El momento en el que se alcanza la mayoría de edad es el día en el cual la


persona cumple los 18 años. En dicha situación, cesa la incapacidad de obrar
y, consecuentemente, la persona adquiere la plena capacidad para ejercer
todos los derechos, salvo que se trate de alguno de los supuestos
contemplados en el artículo 31 y los subsiguientes, en los que, aun cuando
el sujeto haya cumplido la edad suficiente, este puede ver restringida su
capacidad.

Emancipación por matrimonio

Definición. Caracteres

La emancipación por matrimonio es una institución que tiene su origen en


el derecho romano, mediante la cual se abre un período intermedio entre la
capacidad restringida y el de la plena capacidad. Antes, se enseñaba que se
permitía al menor hacer una especie de noviciado, para iniciarse
gradualmente en la práctica de la vida jurídica y de los negocios.

“Las personas humanas adquieren plena capacidad de ejercicio no sólo


cuando alcanzan la mayoría de edad a los 18 años…, sino también antes de

20 Ley N.° 26390. (2008). Ley de Prohibición de Trabajo Infantil y Protección del Trabajo Adolescente. Honorable
Congreso de la Nación Argentina.
21 Ley N.° 20744. (1976). Ley de Contrato de Trabajo. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

12
esa edad a través de la emancipación [por matrimonio]” (Universo Jus, 2015,
https://goo.gl/thRTP8).

De este modo, la emancipación por matrimonio consiste en que, si bien la


edad legal para casarse es a los 18 años (artículo 403, inciso f del CCCN),
igualmente es posible hacerlo antes de esa edad, con la autorización previa
por parte de los padres o de un juez.

La emancipación por matrimonio presenta los siguientes caracteres:

Se produce de pleno derecho con la celebración del matrimonio, sin


depender de ninguna formalidad.

Es irrevocable, de modo que, si el matrimonio se disuelve por muerte o


divorcio vincular, la emancipación del menor se mantiene. Aun en el
supuesto de nulidad del matrimonio, el cónyuge de buena fe mantiene la
capacidad; por el contrario, para el cónyuge de mala fe, la emancipación deja
de tener efecto a partir del momento en que recae la sentencia de nulidad
en el proceso correspondiente.

Requisitos

Tal como hemos señalado, la edad legal para contraer matrimonio es a los
18 años; sin embargo, es posible contraer matrimonio válido antes de esa
edad, con una previa autorización.

El artículo 404 del Código Civil y Comercial dispone que, para el caso en que

el menor de edad no haya cumplido… 16 años puede contraer


matrimonio previa dispensa judicial. [Ahora bien] el menor
que haya cumplido… 16 años puede contraer matrimonio con
autorización de sus representantes legales. A falta de ésta,
puede hacerlo previa dispensa judicial.22

Para el otorgamiento de la dispensa, el juez mantendrá una entrevista


personal con los futuros contrayentes y con sus representantes legales y
tendrá en cuenta la edad y el grado de madurez de los pretendientes.
Además, valorará si comprenden las consecuencias jurídicas del acto
matrimonial, así como también evaluará la opinión de sus representantes.

22 Art. 404, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

13
Cumplimentados estos recaudos y otorgada la autorización, ya sea de los
representantes legales o del juez, según corresponda, podrán contraer
matrimonio y se producirán los efectos previstos para la emancipación.

Efectos

De tal modo, la persona menor de edad que contrae matrimonio queda


emancipada por ese acto y adquiere plena capacidad de ejercicio, con el
límite establecido en los artículos 28, 29 y 644 del CCCN.

La emancipación es una causa de extinción de la titularidad de la


responsabilidad parental, de conformidad a los artículos 638 y 699, de
manera tal que cesa la representación legal que ejercen los padres, como así
también la tutela.

Por otro lado, la persona emancipada no podrá (ni mediante autorización


judicial) aprobar las cuentas de sus tutores ni liquidarlas, tampoco podrá
otorgar un contrato de donación que tenga por objeto los bienes recibidos
a su vez por un título gratuito ni celebrar un contrato de fianza. Estas son
incompatibilidades de derecho, cuya violación daría lugar a un acto de
nulidad absoluta en los términos del nuevo artículo 386 del CCCN.

La persona emancipada puede ejercer la responsabilidad parental respecto


de sus hijos menores de edad y solamente se establecen algunas
restricciones en el artículo 644, tendientes a asegurar el consentimiento de
ambos padres.

Régimen legal

En la esfera extrapatrimonial, la emancipación extingue la responsabilidad


parental y, por ende, el menor puede, en adelante, gobernar libremente su
persona y, como señalamos, puede ejercer la responsabilidad parental
respecto de sus hijos menores de edad.

Desde la esfera patrimonial, la capacidad del menor emancipado sufre dos


clases de restricciones: a) los actos prohibidos que no pueden realizarse ni
con autorización judicial (artículo 28); b) los actos que el menor no puede
realizar por sí solo, pero sí con autorización judicial (artículo 29).

Los llamados actos prohibidos no son removibles ni con autorización judicial,


por eso dijimos que son incompatibilidades del derecho. Estos son:

14
a) “No puede… aprobar las cuentas de sus tutores y darles finiquito23”.
Resulta evidente que el sustento normativo se encuentra en las
obligaciones del tutor de rendir cuentas de su gestión y, por lo tanto,
estas deben ser aprobadas judicialmente (artículos 120, 130 y 131
del CCCN).

b) También le está prohibido “hacer donación de bienes que hubiese


recibido a título gratuito”24. El fundamento del precepto sigue
encontrándose en la liberalidad que implica el acto de donación de
un bien también recibido de ese modo.

c) Por último, se prohíbe al emancipado por matrimonio “afianzar


obligaciones”25. De este modo, la persona emancipada no puede
afianzar obligaciones de terceros, cualquiera sea su naturaleza y
especie.

Desde otro costado, el artículo 29 del Código Civil y Comercial prevé: “Actos
sujetos a autorización judicial. El emancipado requiere autorización para
disponer de los bienes recibidos a título gratuito. La autorización debe ser
otorgada cuando el acto sea de toda necesidad o de ventaja evidente”26.

Según este precepto, debe establecerse que el emancipado tiene la facultad


de disponer de los bienes –a título oneroso– recibidos a título gratuito,
siempre que cuente con autorización judicial, debiendo el juez valorar si el
acto es necesario o conveniente.

Ahora bien, la persona emancipada tiene vedada la posibilidad de disponer


a título gratuito los bienes que hubiera recibido de igual modo (artículo 28,
inciso b), pero puede disponerlos a título oneroso si cuenta con autorización
judicial.

23
Art. 28, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
24
Art. 28, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
25
Art. 28, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
26
Art. 29, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

15
Referencias
Borda, G. A. (2008). Tratado de derecho civil. Buenos Aires, AR: La Ley.

Convención Europea sobre el Ejercicio de los Derechos del Niño. (2009).


Unión Europea.

Convención Internacional de los Derechos del Niño. (1989). Organización


de las Naciones Unidas.

Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con


Discapacidad. (2006). Asamblea General de las Naciones Unidas.

Fernández, S. E. (2014). El régimen de capacidad en el Nuevo Código Civil y


Comercial de la Nación. Suplemento Especial Nuevo Código Civil y Comercial.
17/11/2014, AR/DOC/3834/2014.

Kemelmajer de Carlucci, A. (1976). La capacidad civil del menor que trabaja.


Buenos Aires, AR: Astrea.

Ley N.° 340. (1869). Código Civil [Abrogado por el artículo 4 de la Ley N.°
26994]. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

Ley N.° 26061. (2005). Ley de Protección Integral de los Derechos de las
Niñas, Niños y Adolescentes. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

Ley N.° 26390. (2008). Ley de Prohibición de Trabajo Infantil y Protección del
Trabajo Adolescente. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

Ley N.° 26657. (2010). Ley de Salud Pública [Legisla sobre el derecho a la
protección de la salud mental]. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable


Congreso de la Nación Argentina.

Real Academia Española. (2014). Adolescencia. En Diccionario de la lengua


española (22.a ed.). Recuperado de
http://lema.rae.es/drae/?val=adolescencia

Santi, M. (2012). Capacidad y competencias de las personas menores de


edad en el Proyecto de Nuevo Código Civil. DFyP, 213, AR/DOC/5246/2012.

Tagle, M. V. (2002). Derecho privado. Parte general (vol. 1). Córdoba, AR:
Alveroni.

16
Universo Jus. (2015). Art. 27 del Código Civil y Comercial comentado.
Recuperado de http://universojus.com/codigo-civil-comercial-
comentado/articulo-27

17
Restricciones
a la capacidad

Derecho
Privado I

1
Restricciones a la capacidad
Personas con capacidad restringida

Noción de persona con capacidad restringida y con incapacidad.


Distinción

Previo a establecer la distinción entre personas con capacidad restringida y


con incapacidad, es necesario señalar que el artículo 31 del Código Civil y
Comercial de la Nación1 (CCCN) establece reglas generales en materia de
restricción a la capacidad.

Así, dispone:

Reglas generales. La restricción al ejercicio de la capacidad


jurídica se rige por las siguientes reglas generales:

a) la capacidad general de ejercicio de la persona humana


se presume, aun cuando se encuentre internada en un
establecimiento asistencial;
b) las limitaciones a la capacidad son de carácter
excepcional y se imponen siempre en beneficio de la persona;
c) la intervención estatal tiene siempre carácter
interdisciplinario, tanto en el tratamiento como en el proceso
judicial;
d) la persona tiene derecho a recibir información a través
de medios y tecnologías adecuadas para su comprensión;
e) la persona tiene derecho a participar en el proceso
judicial con asistencia letrada que debe ser proporcionada
por el estado si carece de medios;
f) deben priorizarse las alternativas terapéuticas menos
restrictivas de los derechos y libertades. 2

Estas reglas generales que se agrupan en la norma rigen todo lo referido a


las restricciones del ejercicio de la capacidad jurídica de las personas y,
especialmente, son producto de la aprobación de la Convención sobre los

1 Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
2 Art. 31, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

2
Derechos de las Personas con Discapacidad (Ley N.° 263783) y de la Ley
Nacional de Salud Mental (Ley N.° 266574).

Manteniendo el criterio biológico-jurídico, el artículo 32 del Código unificado


prevé dos supuestos diferenciados: a) la incapacidad de ejercicio relativa,
que alcanza los actos señalados en cada sentencia; b) la incapacidad de
ejercicio absoluta.

De la lectura del artículo 32 del Código, se advierte que, a partir de los 13


años se puede restringir judicialmente la capacidad de una persona cuando
esta padece una adicción o una alteración mental permanente o prolongada
de entidad suficiente –elemento biológico– y se estime que, de no
restringirle la capacidad, pueda ocasionar un daño a su persona o a sus
bienes –elemento jurídico–. Excepcionalmente, se puede declarar la
incapacidad “cuando la persona se encuentre absolutamente imposibilitada
de interaccionar con su entorno y expresar su voluntad por cualquier modo,
medio o formato adecuado y el sistema de apoyos resulte ineficaz”5.

Presupuestos jurídicos y fácticos

La persona con capacidad restringida es, por regla, una persona capaz, pero
que no podrá ejercer por sí sola determinados actos que se especifiquen en
una sentencia (artículo 24, inciso c).

El juez, en el fallo, debe designar el o los apoyos que estime convenientes,


siempre tratando de limitar lo menos posible la autonomía de la persona y
de favorecer las decisiones que respondan a las preferencias de la persona
tutelada para, de esta manera, garantizar el respeto de los derechos de la
persona protegida.

Los apoyos que se escojan no tienen por misión sustituir la voluntad del
sujeto, sino todo lo contrario: promueven la libertad, la autonomía, “la
comunicación, la comprensión y la manifestación de la voluntad de la
persona para el ejercicio de sus derechos”6.

Ahora bien, se considerará una persona incapaz de ejercicio absoluta


cuando: a) “se encuentre… imposibilitada de interaccionar con su entorno y
expresar su voluntad por cualquier modo, medio o formato adecuado”7; b)

3 Ley N.° 26378. (2008). Ley de Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Honorable
Congreso de la Nación Argentina.
4
Ley N.° 26657. (2010). Ley de Salud Pública [Legisla sobre el derecho a la protección de la salud mental].
Honorable Congreso de la Nación Argentina.
5 Art. 32, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
6 Art. 43, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
7 Art. 32, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

3
“el sistema de apoyos [cualquiera que fuera] resulte ineficaz”8. En este
supuesto, el juez deberá asignar un curador para que represente al incapaz,
siendo de aplicación los artículos 138 a 140 (de curatela).

Es importante señalar que, si no se dieran estos requisitos esenciales,


corresponderá una sentencia de capacidad restringida y no una declaración
de incapacidad absoluta.

Procedimiento para su declaración

Medios de protección: noción y enunciación. Legitimados

Tal como hemos señalado anteriormente, los medios de protección de la


persona que padece alguna discapacidad son: a) la declaración de capacidad
restringida; b) el dictamen de la incapacidad, cuando la persona padece una
incapacidad absoluta, es decir, no puede accionar con el medio que la
circunda y sus medios de apoyo son ineficaces; c) como veremos más
adelante, la declaración de inhabilitación en el caso del pródigo.

Ahora bien, la declaración de incapacidad, sea ésta absoluta o restringida a


determinados actos, no procede de oficio, sino que es necesario que las
personas legitimadas a tal fin lo soliciten.

El artículo 33 del Código Civil y Comercial establece quiénes son las personas
legitimadas y, en primer lugar, autoriza al propio interesado a iniciar la
acción. De ser este quien lo solicite, deberá presentarse con abogado; de no
hacerlo, se le deberá nombrar un asesor que lo represente.

También, se encuentra legitimado el cónyuge no separado de hecho y el


conviviente mientras la convivencia no haya cesado, es decir, la unión
basada en relaciones afectivas de carácter singular, pública, notoria, estable
y permanente de dos personas que conviven y comparten un proyecto de
vida común, sean del mismo o de diferente sexo (artículo 509).

Asimismo, están legitimados los parientes “dentro del cuarto grado, sea que
se trate de un parentesco por naturaleza, por métodos de reproducción
humana asistida o por adopción, en línea recta o colateral” (Universo Jus,
2015a, https://goo.gl/JNNkMZ) y, si fueran por afinidad, solo hasta el
segundo grado.

Finalmente, se prevé que puede iniciar la acción el ministerio público.

8 Art. 32, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

4
Se sostiene que la enumeración que realiza el mencionado
artículo es taxativa de las personas que se hallan facultadas
para peticionar la declaración de incapacidad. Sin embargo,
en caso de tratarse de personas que no están legitimadas
para iniciar la acción, podrán hacer una presentación ante el
Ministerio Público, a fin de que evalúe la posibilidad de iniciar
el proceso. (Rivera y Medina, 2014, p. 157).

Entrevista personal. Importancia

El conocimiento personal del juez con el interesado debe ser obligatorio y


no facultativo. Es por ello que la entrevista personal prevista en el artículo
35 del CCCN no será una facultad, sino un deber indelegable en cabeza del
juez, quien deberá asegurarla en cada proceso y previo a dictar cualquier
resolución, salvo las medidas cautelares que puede ordenar en caso de
urgencia para garantizar los derechos personales y patrimoniales de la
persona (artículo 34).

En la audiencia, deberán concurrir el interesado, el ministerio público y al


menos un letrado que ejerza la defensa técnica de la persona.

Esta entrevista es de fundamental importancia, ya que el juez tomará


contacto personal con el padeciente para garantizarle el goce o el ejercicio
en igualdad de condiciones con los demás y para darle un trato más
personalizado y humanitario, así como la seguridad de acceso directo al
órgano de decisión.

Intervención del interesado. Competencia

La persona por cuyo interés se lleva adelante el proceso es parte y, como tal,
puede aportar todas las pruebas que hacen a su defensa.

Así, la persona podrá comparecer con un abogado particular y, en caso de


no hacerlo, necesariamente se le deberá designar un defensor que ejerza su
defensa técnica desde el inicio del proceso.

En relación con la prueba que puede acercar al proceso, rige el principio de


amplitud probatoria, por lo que puede aportar todos los elementos que
hagan a su defensa. Por ejemplo, podrá proponer el nombramiento de un
perito médico que actúe juntamente con los designados de oficio como
medida de apoyo a la defensa de su capacidad.

Por otro lado, el artículo 36 contiene una norma de competencia procesal y


establece que el juez competente para entender en la causa es el

5
correspondiente al del domicilio de la persona o el de su lugar de
internación.

Valor del dictamen del equipo interdisciplinario

Previo al dictado de la sentencia es imprescindible el dictamen de un equipo


interdisciplinario. Este dictamen es una prueba necesaria pues, sin su
realización, no podrá arribarse luego al dictado de una sentencia válida.

Los equipos interdisciplinarios para realizar la evaluación incluyen las áreas


de psicología, psiquiatría, trabajo social, enfermería, terapia ocupacional y
otras disciplinas o campos pertinentes (Rivera y Medina, 2014, p. 164).

El dictamen deberá ser valorado por el juez junto con los otros elementos
traídos al proceso y queda a su cargo la consideración de la incapacidad en
la medida en que esta impida al sujeto dirigir su persona o administrar sus
bienes.

Sentencia. Alcances

Luego de la valoración del dictamen interdisciplinario, el juez debe resolver


con relación al ejercicio de la capacidad jurídica, considerando
especialmente la voluntad, los deseos y las preferencias de la persona y
procurando que la afectación de la autonomía personal sea la menor
posible.

De tal modo, la sentencia puede: a) desestimar la acción; b) restringir la


capacidad del sujeto; c) declarar la incapacidad.

El fallo que limite o restrinja la capacidad debe señalar los actos y las
funciones que la persona no puede realizar por sí misma y, a fin de que tome
las decisiones pertinentes, le designará los apoyos que considere necesarios
e indicará la modalidad de actuación, es decir, si la función debe ser
cumplida por dos o más personas, si esta debe ser conjunta o indistinta o si
la validez de los actos jurídicos requieren del asentimiento otorgado por el
apoyo.

Asimismo, la sentencia que disponga la incapacidad deberá indicar los


curadores que se designan (puede ser una o más personas), lo que permitirá
que la persona capaz pueda nombrar quién ejercerá su curatela, ya sea
mediante una directiva anticipada (artículo 60) o bien al descubrir su
verdadera voluntad por alguna manifestación (artículo 43). En una palabra,
la sentencia que limite la capacidad en forma total o parcial es un verdadero
estatuto de cómo debe actuar la persona del incapaz.

6
Registro de la sentencia

La sentencia que restrinja la capacidad y los sistemas de apoyo que se


designen deben ser inscriptos en el Registro de Estado Civil y Capacidad de
las Personas, debiendo dejar constancia marginal en la partida de
nacimiento de la persona. Lo que pretende este régimen es dar publicidad
de la sentencia y, a su vez, resguardar los derechos de terceros que
contraten con la persona a la que se le ha limitado su capacidad jurídica.

Una vez que las restricciones sean dejadas sin efecto o bien modificadas por
una nueva sentencia dictada, se deberá ordenar la inmediata cancelación o
inscripción registral, respectivamente.

Revisión

La sentencia puede ser revisada en cualquier momento, a instancias del


interesado.

Asimismo,

[se] impone al juez… la carga de impulsar de oficio la revisión


de los términos de la sentencia en un plazo no mayor a tres
años, a partir de la realización de nuevas evaluaciones
interdisciplinarias y tras haber entrevistado nuevamente en
forma personal al interesado; de lo que se desprende el rol
activo que se le asigna al juez. En caso de que ello no ocurra,
es el Ministerio Público quien deberá instar a que se lleve a
cabo la revisión. (Universo Jus, 2015b, https://goo.gl/iXxytJ).

El plazo de tres años es un período máximo, pero es posible “instar su


revisión con anterioridad si las circunstancias del caso así lo aconsejan”
(Universo Jus, 2015b, https://goo.gl/iXxytJ).

Cese de la incapacidad

El cese de la incapacidad o de la restricción a la capacidad debe decretarse


por el juez que la declaró, previo examen de un equipo interdisciplinario
integrado que dictamine sobre el restablecimiento de la persona.

El juez competente para proclamar el cese de las restricciones será el mismo


que en su momento las había impuesto.

7
El juez, ante la solicitud de los legitimados –quienes podrán promover un
nuevo procedimiento para determinar el cese de las restricciones a través
del dictado de una nueva sentencia–, podrá disponer el cese total de las
restricciones o, bien, que este sea solo sea parcial. En este último caso, se
podrá ampliar la nómina de actos y de funciones que la persona podrá
realizar por sí misma o con asistencia de los apoyos.

En efecto, cuando la sentencia haya sido de incapacidad, en el marco del


procedimiento para el cese, se podrá dictar una nueva sentencia: a) que
resuelva el cese total y definitivo de la incapacidad; b) que confirme la
situación actual; c) que convierte la incapacidad en capacidad restringida,
con la especificación de las restricciones y con el nombramiento de los
apoyos necesarios.

En cambio, cuando la sentencia haya sido de capacidad restringida, la nueva


sentencia podrá: a) resolver el cese total de las restricciones; b) ampliar o
disminuir la nómina de actos que la persona podrá realizar por sí sola y si
requiere de nuevos apoyos; c) mantener la situación actual sin
modificaciones (Rivera y Medina, 2014).

De acuerdo con lo dicho anteriormente, cualquiera sea la sentencia que se


dicte, deberá inscribirse en el Registro de Estado Civil y Capacidad de las
Personas para la debida oponibilidad a terceros.

Internación de personas

Régimen legal

En primer lugar, es necesario establecer qué se entiende por internación.


Esta refiere a aquella situación en que la persona pasa las veinticuatro horas
del día en el establecimiento, siendo irrelevante si éste es cerrado o de
puertas abiertas, porque lo que importa es que la persona,
reglamentariamente, está bajo control de sus autoridades el día y la noche
enteros. No entran, en cambio, dentro de la normativa legal, las otras formas
de alojamiento que, como el hospital de día o el de noche, no son verdaderas
internaciones. (Rivera y Medina, 2014, p. 172).

Por su parte, la Ley de Salud Mental (Ley N.° 26657), en su artículo 14, prevé:

La internación es considerada como un recurso terapéutico


de carácter restrictivo, y sólo puede llevarse a cabo cuando
aporte mayores beneficios terapéuticos que el resto de las
intervenciones realizables en su entorno familiar,

8
comunitario o social. Debe promoverse el mantenimiento de
vínculos, contactos y comunicación de las personas
internadas con sus familiares, allegados y con el entorno
laboral y social, salvo en aquellas excepciones que por
razones terapéuticas debidamente fundadas establezca el
equipo de salud interviniente.9

Caracteres. Requisitos

En primer lugar, es importante señalar que la internación de una persona


debe ser excepcional y solo debe ocurrir siempre que no haya otro medio de
apoyo eficaz u otra alternativa para su tratamiento.

De conformidad con las reglas generales previstas en materia de


restricciones a la capacidad (artículo 32), aun cuando la persona esté
internada en un establecimiento asistencial, debe partirse de la presunción
de la capacidad de ejercicio de la persona. Además, esta medida debe ser
excepcional y siempre en beneficio de la persona, por lo que deben
priorizarse las alternativas terapéuticas menos restrictivas de los derechos y
de las libertades de la persona.

Asimismo, se prevé que todas las medidas que se adopten en relación con la
restricción de la capacidad jurídica deberán estar sustentadas en
evaluaciones interdisciplinarias, en las que intervendrán psicólogos,
psiquiatras, asistentes y trabajadores sociales, entre otros.

Tal como hemos señalado anteriormente, el artículo 41 del código de fondo


prevé los recaudos que deben cumplimentarse para el supuesto de una
internación involuntaria. Estos son:

a) debe estar fundada en una evaluación de un equipo


interdisciplinario que señale los motivos que la justifican y la
ausencia de una alternativa eficaz menos restrictiva de la
libertad de la persona;
b) sólo procede ante el riesgo cierto e inminente de un
daño de entidad para la persona protegida o para terceros;
c) es considerada un recurso terapéutico de carácter
restrictivo y por el tiempo más breve posible y debe estar
supervisada periódicamente;

9 Art.
14, Ley N.° 26657. (2010). Ley de Salud Pública [Legisla sobre el derecho a la protección de la salud mental].
Honorable Congreso de la Nación Argentina.

9
d) debe garantizarse el debido proceso, el control judicial
inmediata y el derecho de defensa mediante asistencia
jurídica;
e) la sentencia que aprueba la internación debe
especificar su finalidad, duración y periodicidad de la
revisión.10

Por último, la norma establece que “toda persona con padecimientos


mentales, se encuentre o no internada, goza de los derechos fundamentales
y sus extensiones”11.

Desde otro costado, para el supuesto en el que la persona se encuentre en


una situación de riesgo para sí o para terceros y no pueda o no quiera
concurrir a un establecimiento de salud, resulta de aplicación el artículo 42
del Código único. De tal modo, la autoridad pública –concepto que
comprende a cualquier funcionario público en ejercicio de sus funciones,
como ser las fuerzas policiales y de seguridad, funcionarios de la salud,
jueces, entre otros– podrá disponer el traslado de la persona a un centro de
salud, para lo cual contará con el auxilio de las fuerzas de seguridad y de los
servicios públicos de la salud. Cabe aclarar que este traslado es para que la
persona sea evaluada por un equipo interdisciplinario que determine si
corresponde la internación o no.

Sistemas de apoyo al ejercicio de la capacidad

Noción. Función

La Ley N.° 26378, que aprobó la Convención sobre los Derechos de las
Personas con Discapacidad y su protocolo facultativo, mediante una
resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas del mes de
diciembre de 2006, prevé en su artículo 12:

Igual reconocimiento como persona ante la ley:


1. Los Estados Partes reafirman que las personas con
discapacidad tienen derecho en todas partes al
reconocimiento de su personalidad jurídica.
2. Los Estados Partes reconocerán que las personas con
discapacidad tienen capacidad jurídica en igualdad de
condiciones con las demás en todos los aspectos de la vida.

10 Art. 41, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
11 Art. 41, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

10
3. Los Estados Partes adoptarán las medidas pertinentes
para proporcionar acceso a las personas con discapacidad al
apoyo que puedan necesitar en el ejercicio de su capacidad
jurídica:
4. Los Estados Partes asegurarán que en todas las medidas
relativas al ejercicio de la capacidad jurídica se proporcionen
salvaguardias adecuadas y efectivas para impedir los abusos
de conformidad con el derecho internacional en materia de
derechos humanos.12

El texto de la Convención fue pensado para reemplazar el anterior modelo


de sustitución de la voluntad del incapaz por la recuperación por parte de
las personas con discapacidad, del poder de decisión sobre sí mismo y sus
bienes, en la búsqueda de medidas de protección destinadas a proporcionar
los apoyos necesarios para colocar a estas personas en un plano de igualdad
con los demás.

Este nuevo modelo reformula la figura del curador, quien ya no reemplaza


al representado, sino que debe apoyarlo en el ejercicio de sus derechos. Por
su parte, el artículo 43 del Código Civil y Comercial define como sistema de
apoyo para el ejercicio de la capacidad jurídica

cualquier medida de carácter judicial o extrajudicial que


facilite a la persona que lo necesite la toma de decisiones
para dirigir su persona, administrar sus bienes y celebrar
actos jurídicos en general. Las medidas de apoyo tienen como
función la de promover la autonomía y facilitar la
comunicación, la comprensión y la manifestación de la
voluntad de la persona para el ejercicio de sus derechos. El
interesado puede proponer la designación de una o más
personas de su confianza para que le presten apoyo. El juez
debe evaluar los alcances de la designación y procurar la
protección de la persona respecto de eventuales conflictos de
intereses e influencias indebidas. La resolución debe
establecer la condición y calidad de las medidas y, de ser
necesario, ser inscripta en Registro de Estado Civil y
Capacidad de las Personas.13

12 Art.12, Ley N.° 26378. (2008). Ley de Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Honorable
Congreso de la Nación Argentina.
13 Art. 43, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

11
Los apoyos que se designen pueden ser de los más variados, pueden
consistir en apoyos terapéuticos, de intérpretes, de un curador, de asistencia
tecnológica, entre otros, es decir, cualquier medida de protección destinada
a colocar a la persona con discapacidad en pie de igualdad con los demás.

De la lectura del mencionado artículo se advierte que el apoyo deberá


garantizar la búsqueda de la voluntad de la persona, lo que ella hubiera
querido, quiere o podría querer, valorando todas las herramientas y
referencias posibles sin limitación. Si esta voluntad no fuere expresa, deberá
tratar de reconstruirse a través de distintos elementos constitutivos de la
persona.

Designación

La designación de los apoyos será efectuada por el juez, quien valorará la


propuesta de la persona interesada, si la hubiera, o designará los apoyos que
estime necesarios para garantizar el respeto a los derechos de la persona
discapacitada, para evitar un conflicto de intereses e influencias indebidas.

Esta “designación podrá recaer en una o más personas que cumplan la


función de apoyo para la toma de decisiones en la vida cotidiana de la
persona” (Raffaeli, Krede y Stein, 2016, p. 10), debiendo adoptarse las
debidas salvaguardias, como ser las garantías del procedimiento, el derecho
a ser oído, a contar con asistencia letrada, a que su sentencia sea revisada al
menos cada tres años y a que se realicen exámenes periódicos, entre otras
(Raffaeli et al., 2016).

Inscripción

Cuando la actuación de los apoyos sea requisito para la validez de


determinados actos por celebrarse, de acuerdo con la modalidad prevista
por el juez en la sentencia, estos deberán inscribirse en el Registro de Estado
Civil y Capacidad de las Personas a los fines de resguardar los derechos de
terceros que contraten con la persona a la que se le ha restringido su
capacidad jurídica, pues serán nulos los actos de la persona incapaz o con
capacidad restringida realizados con posterioridad a su inscripción en el
Registro que contraríen lo dispuesto en la sentencia.

Inhabilitados

Noción. Presupuestos fácticos

De conformidad con el artículo 48 del Código Civil y Comercial, podrán ser


inhabilitados los pródigos, es decir, aquellos que expongan, por la mala

12
gestión de sus bienes, en el sentido de dilapidar o de malgastar, el
patrimonio familiar, que se vea menoscabado.

El mencionado artículo define a una persona pródiga como aquella que


“padece una alteración funcional permanente o prolongada, física o mental,
que en relación a su edad y medio social implica desventajas considerables
para su integración familiar, social, educacional o laboral”14.

Lo que la ley pretende es justamente proteger al grupo familiar –es decir, al


cónyuge, al conviviente, a los hijos menores de edad o con discapacidad– de
la pérdida del patrimonio. Quienes se encuentran legitimados para
promover la inhabilitación son el cónyuge, el conviviente, los ascendientes y
los descendientes.

En definitiva, para que proceda la inhabilitación se requiere: personas a


quienes proteger y prodigalidad en la gestión del patrimonio por parte de la
persona que se pretende inhabilitar.

Procedimiento de la declaración

Tal como hemos señalado anteriormente, los legitimados a solicitar la


declaración de inhabilitación son el cónyuge, el conviviente, los ascendientes
y los descendientes. La norma no establece la distinción de grados ni edad,
por lo que debe interpretarse que, cualquiera fueran estos, podrán iniciar la
acción.

Deberán iniciar la acción ante el juez del domicilio de la persona que se


pretende inhabilitar y deberán acompañar con los elementos probatorios. Si
bien no está prevista la evaluación interdisciplinaria dentro del proceso,
podría realizarse por interpretación analógica con lo normado en el artículo
50, donde sí se exige en el marco del proceso para disponer el cese de la
inhabilitación.

Por último, es importante resaltar que deben aplicarse supletoriamente las


normas previstas sobre incapacidad o capacidad restringida en la medida en
que no sean incompatibles.

Efectos de la declaración

Con la inhabilitación declarada, se restringe la capacidad jurídica de la


persona, quien ya no podrá ejercer libremente determinados actos por sí
misma. Así, no podrá desarrollar actos de disposición entre vivos, pero sí los
de última voluntad, y para aquellos requerirá contar con un apoyo que lo

14 Art. 48, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

13
asista. Además de estos actos, este deberá asistir al inhabilitado en todos
aquellos actos que hayan sido indicados por el juez en su sentencia de
inhabilitación.

La figura del apoyo es necesaria con el fin de evitar que el inhabilitado realice
actos de otorgamiento que puedan perjudicar la integridad del patrimonio y
perjudicar así al cónyuge, al conviviente y a los hijos menores o con
discapacidad.

El juez, en la sentencia, deberá establecer las condiciones de validez de los


actos y la modalidad de actuación del apoyo. Para resguardar a los terceros
que contratan con la persona del inhabilitado, esta sentencia debe
inscribirse en el Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas

Cese de la inhabilitación

El mismo juez que declaró la inhabilitación será el encargado de decretar el


cese de esta, mediante un examen interdisciplinario previo que dictamine
sobre el restablecimiento de la persona.

La sentencia que se dicte podrá, por un lado, ordenar la suspensión total de


la inhabilitación, por lo que el sujeto inhabilitado recuperará la plena
capacidad jurídica; podrá disponer la ampliación de la nómina de actos que
la persona puede realizar por sí o con apoyo; será capaz de mantener las
restricciones que se habían impuesto sin modificaciones.

Todo ello dependerá fundamentalmente de lo que aconseje el examen de


los facultativos, el que, si bien no será vinculante para el juez, tendrá
fundamental importancia.

La representación y asistencia de los incapaces

La representación necesaria. Definición

El artículo 100 del Código Civil y Comercial establece que las personas
incapaces ejercen, por medio de sus representantes, los derechos que no
pueden ejercer por sí.

Recordamos que estos incapaces a los que refiere el precepto son única y
exclusivamente los incapaces de obrar o de hecho, quienes no podrán actuar
por sí mismos, pero sí a través del instituto de la representación.

La representación legal o necesaria es el medio más eficaz para subsanar los


impedimentos derivados de la incapacidad de obrar. Esta tiene lugar

14
siempre que el representante, investido del poder suficiente, actúa en
nombre y por cuenta de otro –el representado– sobre el cual recaen los
efectos jurídicos del acto celebrado.

La relación entre representante y representado puede provenir de la ley –


que es la representación legal o necesaria– o de la voluntad del
representado, en cuyo caso es una representación voluntaria.

La representación que veremos es necesaria, pues no puede faltar, es legal,


ya que se impone con prescindencia de la voluntad del representado, y es
conjunta, porque se complementa con la actuación del ministerio público.

Responsabilidad parental. Tutela. Curatela. Régimen legal

El artículo 101 del código unificado nos dice quiénes son los representantes
legales de los incapaces y comprende tres instituciones: la responsabilidad
parental, la tutela y la curatela.

Son representantes:

 los padres de las personas por nacer;


 los padres de las personas menores de edad no emancipadas;
 el tutor o los tutores que se designen, en el caso de que falten los padres
o si ambos son incapaces, están privados de la responsabilidad parental
o suspendidos en su ejercicio;
 el o los apoyos designados de las personas con capacidad restringida
cuando, conforme la sentencia, estos tengan representación para
determinados actos;
 el curador de las personas incapaces en los términos del artículo 32 del
código unificado.

Noción de asistencia

La responsabilidad parental, según el artículo 638 del Código Civil y


Comercial, es el “conjunto de deberes y derechos que corresponden a los
progenitores sobre la persona y bienes del hijo, para su protección,
desarrollo y formación integral, mientras sea menor de edad y no se haya
emancipado”15.

Los principios que rigen la responsabilidad parental son: “el interés superior
del niño; la autonomía progresiva del hijo…; el derecho del niño a ser oído y

15Art. 638, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

15
a que a su opinión sea tenida en cuenta según su edad y grado de
madurez”16.

El ejercicio de la responsabilidad parental le corresponde:

a) en caso de convivencia con ambos progenitores, a


éstos. Se presume que los actos realizados con la
conformidad de uno, cuentan con la conformidad del otro,
salvo los supuestos que prevé el art. 645 que son los actos
que requieren del consentimiento de ambos progenitores o
que medie expresa oposición;
b) en caso de no convivencia, divorcio o nulidad del
matrimonio, a ambos progenitores. En estos casos, mediante
sentencia judicial, se puede establecer que el ejercicio le
corresponda a uno de ellos, o bien distintas modalidades;
c) en caso de muerte, ausencia con presunción de
fallecimiento, privación de la responsabilidad parental o
suspensión del ejercicio de un progenitor, al otro;
d) en caso de hijo extramatrimonial con sólo un vínculo
filial, al único progenitor;
e) en caso de hijo extramatrimonial con doble vínculo
filiar, los progenitores de común acuerdo pueden decidir el
ejercicio conjunto o bien el juez establecer las modalidades.17

La tutela es la institución jurídica y social por la que se va a proteger a la


persona y los bienes de los niños, de las niñas y de los adolescentes en tanto
sujetos de derechos, ante el fallecimiento de los progenitores o cuando
estos hayan sido privados o suspendidos de la responsabilidad parental.

La tutela puede ser unipersonal o conjunta, es decir, puede ser ejercida por
una o más personas conforme el interés superior del niño, lo que debe
establecerse en cada caso en concreto. Asimismo, es necesario señalar que
el cargo de tutor es intransmisible y de carácter personal.

Este instituto se encuentra regulado en los artículos 104 a 137 del Código
único.

Por su parte, la curatela consiste en el instituto por el que se protege a un


sujeto mayor de edad incapaz, donde está en juego no solamente la

16 Art. 639, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.
17 Art. 641, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.

16
imposibilidad de dirigir la marcha de los negocios propios, sino también la
integridad de su persona.

La función del curador es de carácter personal y se orienta al cuidado


específico de la persona, a la recuperación de su salud –fin primordial– y a
la protección de sus bienes.

Así como en la tutela, el ejercicio de la curatela puede ser conjunto o


compartido y pueden designarse curadores a quienes la persona capaz haya
designado mediante una directiva anticipada o, bien, a quienes los padres
designen. A falta de previsiones, el juez podrá nombrar curador al cónyuge,
al conviviente, a los hijos, a los padres o a los hermanos de la persona por
proteger, según quien tenga mayor aptitud, valorando la idoneidad moral y
económica.

Este instituto se encuentra regulado en los artículos 138 a 140 del Código
Civil y Comercial.

Todas estas instituciones terminan cuando la incapacidad cesa. En el caso de


que se pruebe que los representantes les ocasionaron daños a sus
representados o que sus intereses se encuentren contrapuestos, pueden ser
suplidos por otras personas.

Actuación del ministerio público

Tal como venimos estudiando, hemos dicho que la persona con capacidad
restringida y los inhabilitados son asistidos por los apoyos designados por el
juez en la sentencia.

Así, la noción de asistencia debe entenderse como una figura de ayuda


destinada a promover la autonomía, a favorecer las decisiones que
respondan a las preferencias y al interés de la persona protegida y a asegurar
los derechos y las garantías de la persona.

De este modo, el apoyo designado no va a reemplazar la voluntad del sujeto,


sino que justamente lo va a asistir en la toma de decisiones y va a colaborar
para que la persona con discapacidad pueda desenvolverse en el contexto
social en condiciones de igualdad en relación con todos los demás y así lograr
su inclusión.

El artículo 103 del Código Civil y Comercial regula la actuación del ministerio
público.

17
Así, establece que esta actuación puede ser judicial complementaria, judicial
principal o extrajudicial.

Es complementaria en todos los procesos en los que se


encuentran involucrados intereses de personas menores de
edad, incapaces y con capacidad restringida; la falta de
intervención causa la nulidad relativa del acto.

Es principal: cuando los derechos de los representados


están comprometidos y existe inacción de los representantes;
cuando el objeto del proceso es exigir el cumplimiento de los
deberes… de los representantes; cuando [las personas
menores de edad o con capacidad restringida] carecen de
representante legal y es necesario proveer la representación.

En el ámbito extrajudicial, el Ministerio Público actúa ante


la ausencia, carencia o inacción de los representantes legales,
cuando están comprometidos los derechos sociales,
económicos y culturales.18

18Art. 103, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.

18
Referencias
Ley N.° 26378. (2008). Ley de Convención sobre los Derechos de las Personas
con Discapacidad. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

Ley N.° 26657. (2010). Ley de Salud Pública [Legisla sobre el derecho a la
protección de la salud mental]. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable


Congreso de la Nación Argentina.

Raffaeli, A., Krede, M. y Stein, P. (2016). El acceso de las personas con


discapacidad a la educación superior. Marco normativo. Tendencias, 19, 3-
14. Recuperado de https://issuu.com/ubpascal/docs/tendencias_19

Rivera, J. C. y Medina, G. (Eds.). (2014). Nuevo Código Civil y Comercial de la


Nación, comentado por especialistas. Buenos Aires, AR: La Ley.

Universo Jus. (2015a). Art. 33 del Código Civil y Comercial comentado.


Recuperado de http://universojus.com/codigo-civil-comercial-
comentado/articulo-33

Universo Jus. (2015b). Art. 40 del Código Civil y Comercial comentado.


Recuperado de http://universojus.com/codigo-civil-comercial-
comentado/articulo-40

19
Persona
jurídica

Derecho
Privado I

1
Persona jurídica
Persona jurídica

Noción

El artículo 141 del Código Civil y Comercial1 precisa el concepto de persona


jurídica. Dispone que “son personas jurídicas todos los entes a los cuales el
ordenamiento jurídico les confiere aptitud para adquirir derechos y contraer
obligaciones para el cumplimiento de su objeto y los fines de su creación.”2.

Así, puede conceptualizarse a la persona jurídica como categoría normativa


conformada por una colectividad de individuos o un conjunto de intereses
humanos considerados intelectivamente como un solo ser con
individualidad o como un centro de imputación con capacidad para adquirir
derechos y contraer obligaciones y determinar las consecuencias de las
diversas concepciones en el ámbito jurídico (Tagle, 2002).

Según Buteler Cáceres (2000), las personas de existencia ideal son


abstracciones que se originan en la realidad social y representan la
posibilidad de los hombres de unir sus esfuerzos en pos de un fin común; por
ello, estos entes se encuentran provistos de personalidad jurídica y están
dotados de capacidad para adquirir derechos y contraer obligaciones.

Importancia actual

La realidad social muestra que el hombre no se relaciona con sus semejantes


solo de manera individual, sino que forma parte de agrupaciones concretas
de todo tipo, aunando esfuerzos para obtener finalidades compartidas,
cuyas actividades benefician tanto a los partícipes del grupo, como también
a la sociedad en general.

Así, estas agrupaciones o instituciones en las que se administra un


patrimonio en beneficio de terceros han ido adquiriendo, con el devenir del
tiempo, una complejidad tal que ha determinado la necesidad de unificar
ese complejo de relaciones jurídicas, admitiendo el hecho social subyacente
de que la entidad se ha independizado de los integrantes del grupo para
lograr el objetivo o finalidad común a la que esas personas individuales han
servido. Por otro lado, ciertos emprendimientos no podrían concretarse si

1 Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
2 Art. 141, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

2
no se reconociera la existencia del grupo como sujeto de relaciones jurídicas,
con independencia de los miembros que lo componen.

De este modo, la personalidad jurídica es entonces el presupuesto de


actuación de los grupos humanos dentro de la sociedad y su reconocimiento
se presenta como una exigencia ineludible para posibilitar el pleno
desarrollo de los individuos que integran una comunidad jurídicamente
organizada (Tagle, 2002).

Naturaleza jurídica

Existieron tres grandes posturas a lo largo de la historia que trataron de


descifrar la naturaleza jurídica de estos entes de existencia ideal. Al respecto
de las teorías, existen distintas maneras de agruparlas.

Buteler Cáceres (2000), las clasifica o agrupa de la siguiente manera:

1) La teoría de la ficción: elaborada por Savigny, parte de la proposición de


que el derecho subjetivo es un poder que se sustenta en la voluntad
moral, por lo tanto, la única persona que lo puede detentar es la real, es
decir, la persona física. Pero la realidad demuestra la necesidad de los
hombres de actuar conjuntamente y de administrar bienes durante esa
actuación, por ello, solo pueden lograrlo a través de la creación de un
ente artificial, producto de la ficción, al que denomina sujeto del derecho
de bienes. Sin embargo, este sujeto no tiene voluntad propia, por eso
actúan a través de este las personas físicas que lo representan.
2) Las teorías negatorias de la personalidad jurídica: estas parten de la base
de que estos sujetos que se unen para lograr sus objetivos no logran
crear un sujeto distinto, por lo tanto, ese sujeto no existe. La base para
lograr la protección de la ley es solo porque estos grupos persiguen fines
de acuerdo con la solidaridad social. Entre estas teorías se encuentran
las de los patrimonios de afectación y la de la propiedad colectiva.
3) Las teorías realistas: estas reconocen que el sujeto creado por sus
miembros conforma un ente diferente. Estas teorías a su vez presentan
diferentes posturas, que detallaremos a continuación:
o Las que se fundan en la voluntad: sostienen que la persona jurídica
es un verdadero ente semejante al organismo de las personas físicas.
Se basan en una fantasía que asimila biológicamente y
orgánicamente a las personas físicas y jurídicas. Este grupo a su vez
tienen un subgrupo:
o La teoría del órgano: este es un concepto que se toma en la
actualidad y reemplaza el concepto de la representación de la
persona jurídica por el del órgano de voluntad de esta.

3
o Las que se basan en los intereses: sostienen que las personas
jurídicas poseen un interés distinto al de los miembros que las
componen, entonces este ente representa la configuración jurídico-
legal de ese interés.
o La teoría de la institución: de Hauriou, quien sostiene que la persona
jurídica es una institución, es

una idea de obrar o de empresa que se realiza y dura


jurídicamente en un medio social y para realizar esta idea, se
organiza un poder que le procura los órganos necesarios. Por
otra parte, entre los miembros del grupo social interesado en
la realización de la idea, se producen manifestaciones de
comunión dirigidas por órganos de poder y reglamentadas
por procedimientos. (Cardona, 2015, https://goo.gl/zb6x91).

El elemento más importante de toda institución corporativa


es la idea de la obra a realizar. Todo cuerpo constituido lo es
por la realización de una obra o de una empresa… La idea de
la empresa es el objeto de la empresa, porque la empresa
tiene por objeto realizar la idea.

El segundo elemento de toda institución corporativa es un


poder de gobierno organizado para la realización de la idea
de la empresa, y que está a su servicio.

Y el tercer elemento de la institución corporativa, para


Hauriou, es la "manifestación de comunión" de los miembros
del cuerpo y también de los órganos de gobierno, tanto en la
idea de la obra a realizar como en los medios a emplear.
(Alberti, s. f., p. 39).

Buteler Cáceres adhiere a la concepción realista, destacando que la persona


jurídica es una realidad, pero es tan solo realidad-idea, realidad que vive en
el mundo del pensamiento jurídico.

Comienzo de la existencia

La regla general, de acuerdo con el artículo 142 del Código unificado, es que
la existencia de la persona jurídica privada comienza siempre desde su
constitución, siendo la autorización legal para funcionar la excepción a dicha
regla.

4
De este modo, para que se reconozca la existencia del ente ideal, es
necesario que el contrato constitutivo se inscriba en el Registro de Personas
Jurídicas; a partir de allí, los actos realizados se tendrán como hechos por la
sociedad.

El artículo 169 del Código Civil y Comercial dispone que “el acto constitutivo
de la asociación civil debe ser otorgado por instrumento público e inscripto
en el registro correspondiente una vez otorgada la autorización estatal para
funcionar. Hasta la inscripción, se aplican las normas de la simple
asociación”3.

Por su parte, el artículo 187 del mismo cuerpo legal establece que la simple
asociación se debe constituir “por instrumento público o por instrumento
privado con firma certificada por escribano público. Al nombre debe
agregársele, antepuesto o pospuesto, el aditamento ‘simple asociación’ o
‘asociación simple’”4.

El artículo 195 estatuye que

el acto constitutivo de la fundación debe ser suscripto por el


o los fundadores o apoderado con poder especial, si se lo
hace por acto entre vivos, o por el autorizado por el juez del
sucesorio, si es por disposición de última voluntad. El
instrumento debe ser presentado ante la autoridad de
contralor para su aprobación.5

En consecuencia, frente a los diferentes tipos de personas jurídicas privadas


que contempla el código, la forma de constitución de dichas personas
dependerá en cada caso del tipo del cual se trate.

Concepción de la personalidad de las personas jurídicas

Tal como hemos señalado, cuando hablamos de persona jurídica hacemos


referencia a un ente ideal distinto de los socios que lo componen. Este ente
cuenta con capacidad jurídica plena para el cumplimiento de su objeto y
para los fines de su creación; por ende, puede adquirir compromisos propios
frente a terceros y constituye un centro de imputación distinto del
patrimonio de los socios.

3 Art. 169, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
4 Art. 187, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
5 Art. 195, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

5
El principio de la personalidad diferenciada está consagrado explícitamente
en el artículo 143 del Código, que establece que “la persona jurídica tiene
una personalidad jurídica distinta de la de sus miembros y ellos no
responden por las obligaciones contraídas por la persona jurídica, salvo en
los casos previstos en la ley”6.

Así, se consagra el principio de separación de patrimonios entre la persona


jurídica y sus miembros, que es uno de los ejes rectores de la personalidad
de las personas jurídicas. Este principio opera en relación con los bienes de
titularidad de la persona jurídica, que, por lo tanto, no pertenecen a ninguno
ni a todos sus miembros, y en relación con las obligaciones, ya que ninguno
de sus miembros, ni el conjunto de ellos, es responsable de estas.

Este principio solo se puede dejar de lado ante circunstancias excepcionales


previstas en el Código Civil y Comercial o en otras leyes especiales o
generales, como la Ley N.° 19550 de Sociedades7 o la Ley N.° 24522 de
Concursos y Quiebras8 (Rivera y Medina, 2014).

Inoponibilidad de la personalidad jurídica

Cuando el accionar de la persona jurídica “esté destinada a la consecución


de fines ajenos a la persona jurídica, constituya un recurso para violar la ley,
el orden público o la buena fe o para frustrar derechos de cualquier
persona”9, procede la inoponibilidad de esta, es decir, en tales casos, la
actuación del ente se imputará directamente a “los socios, asociados,
miembros, controlantes directos e indirectos [que] la hicieron posible,
quienes responderán solidaria e ilimitadamente por los perjuicios
causados”10.

De este modo, la inoponibilidad de la personalidad jurídica opera en un


doble sentido: a) la imputación diferenciada, esto es, atribuye la actuación
al miembro del ente en su propia persona; b) la limitación de la
responsabilidad, por lo que debe responder el miembro de forma ilimitada
y solidaria por los daños causados.

6 Art. 143, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
7 Ley N.° 19550. (1972). Ley de Sociedades Comerciales. Poder Ejecutivo Nacional.
8 Ley N.° 24522. (1995). Ley de Concursos y Quiebras. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
9 Art. 144, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
10 Art. 144, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.

6
Clasificación

Las personas jurídicas se clasifican en públicas y privadas.

Esta distinción tiene gran interés práctico. Lloveras de Resk (1995) entiende
que son personas jurídicas públicas aquellas que son titulares de poderes o
de prerrogativas públicas. Mientras que son personas jurídicas privadas las
que no los poseen, lo cual determina que las personas públicas sean
reguladas principalmente por el derecho público y que las otras lo sean por
el derecho privado respectivo, sobre todo en orden a su creación,
organización y funcionamiento (Lloveras de Resk, 1995, p. 302). Esta
afirmación no importa desconocer que las personas jurídicas públicas
pueden desarrollar parte de su actividad en el ámbito del derecho privado y
las personas jurídicas privadas pueden hacerlo en el campo del derecho
público, con lo cual cada una de estas personas se regirá por la rama del
derecho que corresponda con esa actividad.

Figura 1:

Fuente: elaboración propia.

7
Referencias
Alberti, C. (s. f.). La persona jurídica [Material de estudio]. Recuperado de
http://ecaths1.s3.amazonaws.com/derechoprivadouno/133694988.La%20
Persona%20Juridica.doc

Buteler Cáceres, J. (2000). Manual de derecho civil. Córdoba, AR: Advocatus.

Cardona, C. (2015). Teoría jurídica de la institución Hauriou [Presentación de


Slideshare]. Recuperado de
https://es.slideshare.net/CristaMicaelaACardon/teora-juridica-de-la-
institucuin-hauriou

Ley N.° 19550. (1972). Ley de Sociedades Comerciales. Poder Ejecutivo


Nacional.

Ley N.° 24522. (1995). Ley de Concursos y Quiebras. Honorable Congreso de


la Nación Argentina.

Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable


Congreso de la Nación Argentina.

Lloveras de Resk, M. E. (1995). Código Civil y normas complementarias.


Análisis doctrinario y jurisprudencial. Buenos Aires, AR: Hammurabi.

Rivera, J. C. y Medina, G. (Eds.). (2014). Nuevo Código Civil y Comercial de la


Nación, comentado por especialistas. Buenos Aires, AR: La Ley.

Tagle, M. V. (2002). Derecho privado. Parte general (vol. 1). Córdoba, AR:
Alveroni.

8
Personas
jurídicas públicas
y privadas

Derecho
Privado I

1
Personas jurídicas públicas y
privadas

Personas jurídicas públicas

Definición. Caracteres

La persona jurídica pública es aquella cuya existencia y funcionamiento


dependen del derecho público, aunque parte de su actividad esté regulada
por el derecho privado. Así, para determinar el carácter público de un ente
es necesario: 1) la obligación de la persona jurídica hacia el Estado de cumplir
sus fines propios; 2) el control estatal de la gestión de la entidad; 3) el
ejercicio de potestades de imperio.

La inclusión de las personas jurídicas públicas en el Código Civil y Comercial1


(CCCN) se hace con un fin meramente descriptivo, ya que la personalidad de
estas entidades resulta de las respectivas disposiciones de derecho público.

Clases

El artículo 146 del Código Civil y Comercial dispone:

Personas jurídicas públicas. Son personas jurídicas públicas:


a) el Estado nacional, las Provincias, la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, los municipios, las entidades autárquicas y las
demás organizaciones constituidas en la República a las que
el ordenamiento jurídico atribuya ese carácter; b) los Estados
extranjeros, las organizaciones a las que el derecho
internacional público reconozca personalidad jurídica y toda
otra persona jurídica constituida en el extranjero cuyo
carácter público resulte de su derecho aplicable; c) la Iglesia
Católica.2

1Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
2 Art. 146, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
2
Cuando el artículo refiere, en el inciso a, a otras organizaciones con
personería jurídica establecidas en el país, debe entenderse que abarca los
entes públicos no estatales, como lo son los sindicatos, las obras sociales
sindicales, las empresas del Estado y los partidos políticos, entre otras
entidades.

En el inciso b del artículo 146, se clasifican los estados extranjeros, las


organizaciones que tengan su personería jurídica reconocida por el derecho
internacional público y “toda otra persona jurídica constituida en el
extranjero cuyo carácter público resulte de su derecho aplicable”.

La alusión a los estados extranjeros debe entenderse comprensiva de los


estados provincial y municipal y de las organizaciones internacionales,
supranacionales o regionales, como la Organización de las Naciones Unidas,
la Organización de Estados Americanos, la Cruz Roja Internacional y la
Organización Mundial de la Salud.

Finalmente, en el inciso c, se coloca a la Iglesia católica, debiendo


entenderse que se trata de la religión católica apostólica romana, cuya
personería está expresamente reconocida en la Constitución Nacional3.

Por último, cabe aclarar que esta enumeración no es taxativa.

Ley aplicable

Las personas jurídicas públicas nacen en virtud de una norma, constitucional


o legal, que las crea. Las personas jurídicas públicas comprenden al Estado
Nacional, a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a las provincias y a los
municipios que tienen su origen en la Constitución Nacional.

De tal modo, todas las cuestiones relacionadas con su reconocimiento,


nacimiento, capacidad, organización y existencia se deben regir por la norma
de origen y por aquellas que la complementen o se dicten por delegación.

Como consecuencia del distinto régimen jurídico al que se hallan sometidas,


las personas jurídicas públicas se encuentran sujetas –en principio– a las
leyes de derecho público. Estas establecen a su favor prerrogativas o
potestades de carácter público, sujetándolas a normas de procedimiento y
proceso especial y estableciendo una fiscalización estatal directa o indirecta
sobre la actividad del ente.

3 Ley N.° 24430. (1995). Constitución Nacional. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
3
En una palabra, las personas jurídicas públicas se rigen por las leyes y por los
ordenamientos de su constitución (artículo 147).

Personas jurídicas privadas

Definición. Caracteres

Las personas jurídicas privadas son aquellas que tienen reglamentada su


existencia y sus actividades por el derecho privado aunque dependan de una
autorización especial para funcionar. Es decir, dentro de las personas
jurídicas privadas, tendremos aquellas que requieren autorización para
funcionar, como es el caso de las asociaciones civiles o de las fundaciones, y
las que no, como, por ejemplo, las sociedades comerciales, el consorcio de
propietarios, entre otros.

Enunciación

El artículo 148 enuncia a las personas jurídicas de carácter privado.

Personas jurídicas privadas. Son personas jurídicas privadas:


a) las sociedades;
b) las asociaciones civiles;
c) las simples asociaciones;
d) las fundaciones;
e) las iglesias, confesiones, comunidades o entidades
religiosas;
f) las mutuales;
g) las cooperativas;
h) el consorcio de propiedad horizontal;
i) toda otra contemplada en disposiciones de este Código
o en otras leyes y cuyo carácter de tal se establece o resulta
de su finalidad y normas de funcionamiento.4

Tal como hemos señalado en relación con las personas jurídicas públicas, la
enumeración que realiza este artículo es meramente enunciativa.

4 Art. 148, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
4
En lo que refiere al inciso a, cabe puntualizar que el anexo 2, punto 2.2 de la
Ley N.° 26994 (ley que aprueba la reforma del Código Civil y Comercial)
sustituye el texto del artículo 1 de la Ley N.° 19550 (Ley de Sociedades
Comerciales5) por el siguiente:

Habrá sociedad si una o más personas en forma organizada


conforme a uno de los tipos previstos en esta ley, se obligan
a realizar aportes para aplicarlos a la producción o
intercambio de bienes o servicios, participando de los
beneficios y soportando las pérdidas. La sociedad unipersonal
sólo se podrá constituir como sociedad anónima. La sociedad
unipersonal no puede constituirse por una sociedad
unipersonal.6

Conforme con el concepto precedente, se admite la sociedad unipersonal


toda vez que se establece que ella existe cuando una o más personas
comparecen a constituirla, siempre que ello sea según uno de los tipos
anunciados en la ley y que el tipo societario permita la constitución por una
sola persona. Esto último no ocurrirá en la práctica respecto de las
sociedades colectivas, porque subsiste la responsabilidad del socio único, y
también es imposible en las sociedades de capital e industria, en comandita
simple o por acciones, ya que, por su naturaleza, deben contar con dos o
más socios. En los hechos, la sociedad unipersonal solo se podrá constituir
como sociedad anónima y como sociedad de responsabilidad limitada.

Con respecto a las asociaciones civiles, las simples asociaciones y las


fundaciones, las veremos más adelante.

En el inciso h, se incluye como personas jurídicas privadas al consorcio de


propiedad horizontal y las disposiciones del Título V del Libro cuarto,
denominado “Propiedad horizontal”, hacen referencia a su naturaleza
jurídica y cómo se regula su funcionamiento.

Dentro de ese título, el artículo 2044 dispone que el conjunto de propietarios


de las unidades funcionales constituye la persona jurídica consorcio, es
decir, que este es un sujeto de derecho distinto de los copropietarios de las
diversas unidades funcionales que lo componen.

5 Ley N.° 19550. (1972). Ley de Sociedades Comerciales. Poder Ejecutivo Nacional.
6 Art. 1, Ley N.° 19550. (1972). Ley de Sociedades Comerciales. Poder Ejecutivo Nacional.
5
Por otro lado, el artículo 149 del Código único señala que la participación del
Estado en una persona jurídica privada no transforma la calidad de esta, que
sigue siendo privada, sin importar el grado de participación del Estado y sin
perjuicio de que se prevea un régimen especial en materia de derechos y
obligaciones. Esta norma se aplica no solo a las sociedades, sino a todo tipo
de personas jurídicas de carácter privado.

Ley aplicable

El artículo 150 del Código Civil y Comercial dispone:

Leyes aplicables. Las personas jurídicas privadas que se


constituyen en la República, se rigen:
a) por las normas imperativas de la ley especial o, en su
defecto, de este Código;
b) por las normas del acto constitutivo con sus
modificaciones y de los reglamentos, prevaleciendo las
primeras en caso de divergencia;
c) por las normas supletorias de leyes especiales, o en su
defecto, por las de este Título.
Las personas jurídicas privadas que se constituyen en
el extranjero se rigen por lo dispuesto en la ley general de
sociedades.7

En este artículo, se establece un orden jerárquico de aplicación de las


disposiciones establecidas para las personas jurídicas privadas, las cuales, en
principio, están sometidas a las normas imperativas que establecen las leyes
especiales.

En segundo lugar de prelación y para el caso de existir una laguna en la ley,


se ubican las disposiciones del acto constitutivo y los reglamentos internos
de la persona jurídica, dando relevancia a la voluntad de las partes en el
plano de aquellos derechos y facultades de libre disponibilidad.

Finalmente, para aquellas cuestiones no previstas en el estatuto ni el


reglamento, se aplican las restantes normas de las leyes especiales que
regulan el funcionamiento del ente y, en su defecto, las previstas en el
Código Civil y Comercial.

7 Art. 150, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
6
Este orden de prioridad resulta relevante, pues, salvo las derogaciones
expresas que se formulen, quedan subsistentes todas las reglamentaciones
aplicables a las diversas personas jurídicas privadas contenidas en leyes
especiales, con exclusión de las asociaciones civiles y las fundaciones, a las
cuales se contempla al legislar en el cuerpo del propio Código.

Asociaciones civiles

Definición

Las asociaciones civiles son un tipo de personas jurídicas privadas (inciso b


del artículo 148) a través de las cuales se pueden realizar múltiples
actividades.

A los fines de su constitución, las asociaciones tienen que cumplir ciertos


requisitos y formalidades, entre los que podemos mencionar: tener por
principal objeto el bien común o el interés general, es decir, un espíritu
altruista. Este debe interpretarse “dentro del respeto a las diversas
identidades, creencias y tradiciones, sean culturales, religiosas, artísticas,
literarias, sociales, políticas o étnicas que no vulneren los valores
constitucionales”8.

Otro de los presupuestos de las asociaciones civiles es que deben evitar el


lucro, lo que las distingue de las sociedades comerciales. Esta ausencia de
fin de lucro no significa que no puedan “realizar actos dirigidos a obtener
ganancias que sirvan para seguir cumpliendo con su finalidad específica”
(Crovi, como se cita en Gerbaudo, 2013, https://goo.gl/SwbqBm).

De tal modo, el artículo 168 del CCCN prevé que “no puede perseguir el lucro
como fin principal, ni puede tener por fin el lucro para sus miembros o
terceros”9, es decir, el objetivo de obtener réditos económicos no debe ser
la principal meta de la asociación civil.

8 Art. 168, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
9 Art. 168, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

7
Requisitos de formación

La forma instrumental para que se constituyan las asociaciones civiles es la


escritura pública, la que deberá ser inscripta una vez que la autorización
estatal para funcionar haya sido otorgada.

De esta manera, lo que dará nacimiento a la asociación civil como tal es la


inscripción en el registro correspondiente; hasta tanto no acaezca dicha
inscripción, serán aplicables las normas de la simple asociación.

El contenido del acto constitutivo está precisado en el artículo 170 del


Código, el que estatuye que debe contener

la identificación de los constituyentes, el nombre de la


asociación con el aditamento “Asociación Civil” antepuesto o
pospuesto, el objeto, domicilio social, el plazo de duración,
las causales de disolución, las contribuciones que conforman
el patrimonio inicial de la asociación, el régimen de
administración y representación, entre otros recaudos que
establece.10

El precepto mencionado establece los requisitos mínimos e indispensables


que deben consignarse en el acto de constitución, por lo que las partes
pueden libremente establecer cualquier otra cuestión que les sea útil para
reglar y cumplir los fines de la asociación, teniendo como único límite la no
afectación del orden público, de la moral y de las buenas costumbres.

Simples asociaciones

Las simples asociaciones también son personas jurídicas privadas (artículo


148, inciso c), que no requieren autorización estatal alguna para funcionar.

La forma por la que se constituyen estos entes ideales puede ser por
instrumento público o por instrumento privado con firma certificada por
escribano público, debiendo consignarse el aditamento simple asociación o
asociación civil.

10Art. 170, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.
8
Las simples asociaciones comienzan su existencia como personas jurídicas a
partir de la fecha del acto constitutivo, es decir, una vez otorgada la escritura
pública o el instrumento privado con firmas certificadas, estos sujetos de
derechos gozan de personalidad jurídica.

Están reguladas en los artículos 187 a 192 del Código Civil y Comercial y se
prevé que, en cuanto a su constitución, gobierno, administración, socios,
órgano de fiscalización y funcionamiento, se rijan por lo dispuesto para las
asociaciones civiles, es decir, remite a los artículos 168 a 186.

Fundaciones

Noción. Caracteres

Las fundaciones son personas jurídicas con propósito de bien


común, sin fines de lucro, que se constituyen con el aporte
patrimonial de una o más personas, destinado a hacer
posibles sus fines.

Estos entes carecen de miembros, sólo tiene órganos de


conducción y beneficiarios; por ello, para su nacimiento no se
requiere de una unión de un grupo de personas físicas, sino
solamente la existencia de un sujeto de derecho que es la
persona del fundador, quien se convierte en un extraño
cuando la fundación obtiene la autorización para funcionar.
(Rivera y Medina, 2014, p. 464).

Modo de constitución

Las fundaciones deben constituirse necesariamente mediante el


instrumento público y tienen que solicitar y obtener autorización del Estado
para funcionar.

Este acto constitutivo que crea la fundación debe ser otorgado por los
fundadores o apoderados con poder especial, si se hace por acto entre vivos,
o por el autorizado por el juez del sucesorio, si es por disposición de última
voluntad. Este debe contener:

1) la identificación de los fundadores, sean personas físicas o jurídicas;

9
2) el nombre y el domicilio de la fundación;
3) el objeto preciso y determinado que propenda al bien común;
4) el patrimonio inicial, la integración y los recursos futuros;
5) el plazo de duración;
6) la organización del consejo de administración, la duración de los cargos,
el régimen de reuniones y el procedimiento para la designación de sus
miembros;
7) las cláusulas atinentes a su funcionamiento;
8) el procedimiento y el régimen para la reforma del estatuto;
9) la fecha de cierre del ejercicio anual;
10) las cláusulas de disolución y de liquidación y el destino de los bienes;
11) el plan trienal de actividades.

Confeccionado el instrumento de constitución, este deberá ser presentado


ante la autoridad de contralor para su aprobación y, una vez aprobada,
adquirirá personalidad jurídica.

Los estados contables y la contabilidad

Definición de estados contables

Los estados contables consisten en la

presentación estructurada de la información contable


histórica, que incluye notas explicativas, cuya finalidad es la
de informar sobre los recursos económicos y las obligaciones
de una entidad en un momento determinado o sobre los
cambios registrados en ellos en un período de tiempo, de
conformidad con un marco de información contable.
(Consejo Profesional de Ciencias Económicas [CPCE], 2014,
https://goo.gl/z6L55m).

El artículo 326 del Código Civil y Comercial refiere que los estados contables
comprenden, como mínimo, un estado de situación patrimonial o evolución
del patrimonio y un estado de resultados, que se relaciona con el flujo de
efectivo y con la aplicación de fondos.

10
Sujetos obligados. Excepciones

De acuerdo con el artículo 320 del Código Civil y Comercial, “están obligadas
a llevar la contabilidad todas las personas jurídicas privadas y quienes
realizan una actividad económica organizada o son titulares de una empresa
o establecimiento comercial, industrial, agropecuario o de servicios”11.

Además, las restantes personas, facultativamente, pueden llevar la


contabilidad si piden la inscripción pertinente y la rubricación o la
autorización de los registros, con el previo asiento en el Registro Público.

Ya vimos quiénes son los sujetos obligados a llevar la contabilidad y quiénes


pueden llevarla de manera facultativa.

Ahora bien, el precepto mencionado también dispone las exclusiones, es


decir, quiénes no deben llevar contabilidad. Así, prevé que quedan excluidos
de esta obligación los profesionales liberales y quienes realizan actividades
agropecuarias; también podrán ser eximidos quienes tengan escasa
actividad, por lo que ello queda al arbitrio de las jurisdicciones locales.

Registros indispensables

Son registros indispensables, los siguientes:


a) diario;
b) inventario y balances;
c) aquellos que corresponden a una adecuada integración
de un sistema de contabilidad y que exige la importancia y la
naturaleza de las actividades a desarrollar;
d) los que en forma especial impone este Código u otras
leyes.12

En el libro diario, se registran todas las operaciones relativas a la actividad


de la persona que tienen efecto sobre el patrimonio, como, por ejemplo, la
emisión de títulos de créditos.

11Art. 320, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
12Art. 322, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

11
En el libro de inventario y de balances, se inscribe el conjunto de bienes y
derechos de propiedad del sujeto que lleva la contabilidad.

Los incisos c y d hacen referencia a aquellos registros que deban llevarse de


acuerdo con la actividad que se realice o a la naturaleza jurídica del sujeto.
Por ejemplo, la Ley de Sociedades Comerciales (Ley N.° 19550) prevé la
obligatoriedad de los libros de actas de deliberaciones de los órganos
colegiados, el registro de accionistas, el depósito de acciones y la asistencia
a asamblea, entre otros.

Forma de llevar los registros

“Los libros y registros contables deben ser llevados en forma cronológica,


actualizada [es decir, sin demoras], sin alteración alguna que no haya sido
debidamente salvada… en idioma y moneda nacional”13.

Está prohibido alterar el orden de los asientos; dejar blancos que puedan
utilizarse para intercalaciones o adiciones; interlinear, raspar, enmendar o
tachar; mutilar parte alguna del libro, arrancar hojas o alterar la
encuadernación o foliatura.

Todas las equivocaciones y omisiones deben salvarse mediante un nuevo


asiento hecho en la fecha en la que se advierte el error.

Asimismo, se dispone que los registros indispensables deben permanecer en


el domicilio de su titular.

Todos estos recaudos son para garantizar la veracidad de los registros y su


inalterabilidad, es decir, la imposibilidad de adulteración o de sustitución de
los datos.

Eficacia probatoria

La contabilidad es un medio probatorio, que puede ser


presentado en juicio, sea a petición de parte o de oficio por
el juez, mediante la compulsa de determinadas partidas o
asientos vinculados con el litigio, sin que pueda ampliarse a
los demás registros. (Universo Jus, 2015,
https://goo.gl/TGjqPN).

13Art. 325, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.
12
Esta regla funciona solo en aquellos casos en que el pleito es entre quienes
llevan contabilidad, sea obligada o voluntariamente, pues, de lo contrario,
es un principio de prueba.

Así, el artículo 330 del código único prevé las reglas para estos supuestos:

Prueba en contra del dueño: se da en todos los casos, estén o no en forma


los libros, sin admitir prueba en contra, pero siempre utilizando todos los
asientos en forma completa.
Prueba a favor del dueño: cuando lleve bien sus libros y la otra parte no los
lleve o no los presente, el juez puede exigir una prueba supletoria en función
de los otros elementos probatorios.
Neutralización: “cuando ambos libros están en forma y hay resultado
contradictorio” (Rivera y Medina, 2014, p. 748).

Atributos de las personas jurídicas

Noción

La persona jurídica

resulta no sólo una regulación del derecho constitucional de


asociarse con fines útiles y una forma de ejercer libremente
una actividad económica, sino que constituye… una realidad
jurídica que la ley reconoce como medio técnico para que
todo grupo de individuos pueda realizar el fin lícito que se
propone. (Rodríguez, 2008, p. 43).

Hemos señalado que la persona jurídica tiene personalidad jurídica y, que,


por ende, posee atributos: el nombre para individualizarse, el domicilio para
determinar la ley aplicable y la jurisdicción donde puede demandar o ser
demandada, la capacidad siempre de derecho y limitada al objeto para el
que se constituyó y el patrimonio, para el cumplimiento de sus fines.

13
Nombre. Régimen legal

El nombre o razón social es un atributo de las personas jurídicas, usada toda


vez que es necesario, a los fines de la individualización y la designación que
permita distinguirlas.

De acuerdo con lo normado en el artículo 151 del Código, el nombre debe


reunir los siguientes requisitos:

1) Informar la forma jurídica utilizada para que los terceros conozcan la


naturaleza y extensión de la responsabilidad, por ejemplo, sociedad de
responsabilidad limitada (S. R. L.) o sociedad anónima (S. A.).
2) Cumplir con los recaudos de veracidad, novedad y aptitud distintiva, a
los fines de que se distingan entre las personas jurídicas.
3) No contener términos contrarios a la ley, el orden público o las buenas
costumbres.
4) No inducir a error sobre la clase u objeto de la persona jurídica.
5) La inclusión en la designación de la persona jurídica del nombre de las
personas humanas requiere la conformidad con estas, que se presume
si son sus miembros.

Domicilio y sede social

El artículo 152 del Código Civil y Comercial regula el atributo de domicilio.

En primer lugar, cabe distinguir entre domicilio y sede social. El término


domicilio remite a la indicación genérica de la ciudad, localidad o región
donde se ha constituido la sociedad, mientras que el término sede alude al
lugar geográfico concreto (dirección) donde se ha instalado la persona
jurídica. Por ejemplo, Córdoba Capital es el domicilio y Boulevard San Juan
710 es la sede.

En el estatuto de las personas jurídicas, deberá consignarse


obligatoriamente el domicilio y la sede o dirección de estas, es decir, no solo
la ciudad o la localidad, sino también la calle, el número y la designación de
la unidad funcional si la hubiera.

Por otro lado, el precepto establece que la persona jurídica que posee
muchos establecimientos o sucursales tiene su domicilio especial en el lugar
de dichos establecimientos, pero solo para la ejecución de las obligaciones
allí contraídas.

14
Por último, prevé que, para el caso que se quiera cambiar el domicilio, debe
modificarse el estatuto y, si se quiere cambiar la sede, puede ser resuelto
por el órgano de administración.

Las notificaciones que se realicen en la sede inscripta de la persona jurídica


serán vinculantes, aunque ya no funcione allí, pues lo que se pretende es
proteger los derechos de terceros que contraten con el ente social.

Patrimonio

El patrimonio constituye un elemento esencial de la persona jurídica; es un


atributo y, consecuentemente, no se concibe la idea de persona jurídica sin
patrimonio.

Es por ello que el artículo 154 del código de fondo estatuye: “la persona
jurídica debe tener un patrimonio”14.

Así, el patrimonio comienza a formarse desde el mismo momento en que los


socios se comprometen a realizar aportes; este es el conjunto de bienes de
la persona jurídica con el cual la sociedad actúa y afronta el pasivo que lo
integra.

Este patrimonio no se confunde con el de los individuos que concurren a


conformar el sustrato material de la entidad.

Capacidad de derecho

La capacidad vinculada a las personas jurídicas se refiere solo a la aptitud


para ser titular de derechos y de deberes jurídicos y ejercer por sí o por otros
los actos inherentes a esos. La noción de capacidad de obrar es
absolutamente ajena, pues estos sujetos de derechos siempre actuarán a
través de sus órganos o representantes.

La regla general en esta materia referida a las personas jurídicas es que estas
tienen capacidad de derecho para todos los actos y para todos los derechos
que no les estén expresamente prohibidos.

14 Art. 154, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

15
Esta capacidad, sin embargo, tiene sus limitaciones en razón del principio de
especialidad y de la naturaleza de las cosas.

1) El principio de la especialidad: significa que las personas jurídicas tienen


la capacidad para celebrar aquellos actos inherentes a la finalidad para
la que han sido creadas, es decir, en función de su objeto y su fin. De tal
modo, no pueden celebrar actos que nada tengan que ver son su objeto
de creación, pero ello no significa que no puedan ejecutar los que son
convenientes o necesarios para la mejor obtención de aquel.
2) Limitaciones impuestas por la naturaleza de las cosas: las personas
jurídicas no pueden ser titulares, por ejemplo, de los derechos
potestativos.

Representación

Noción. Régimen legal

Las personas jurídicas desarrollan su actividad por medio de personas físicas


que actúan en su nombre y por su cuenta, de modo tal que su gestión es
atribuida a la misma entidad.

Así, las personas jurídicas actúan a través de sus órganos, es decir, aquellas
personas autorizadas a manifestar la voluntad del ente y a desarrollar la
actividad jurídica necesaria para la consecución de sus fines.

El artículo 159 establece una pauta general a la cual debe adecuarse la


conducta de los administradores sociales, disponiendo que los
administradores deben obrar con lealtad con la persona que les encarga la
función de administrar sus intereses y con diligencia, es decir, con idoneidad,
con aptitud profesional para el exitoso desenvolvimiento de la clase de
actividad que constituye el objeto social.

El deber de obrar con lealtad tiene por fundamento la obligación de fidelidad


del mandatario (artículo 1324 del CCCN), que se extiende a todos los casos
de representación de intereses ajenos, y el deber de actuar de buena fe
(artículo 9 del CCCN).

El administrador se debe conducir con la corrección de un hombre honrado,


en defensa de los intereses de quienes le han confiado la administración, por
encima de cualquier otra consideración, evitando obtener un beneficio
particular a expensas de la persona jurídica. Tiene prohibido contratar con

16
ésta, salvo que se trate de contratos referidos a su actividad ordinaria y en
las mismas condiciones en que el ente lo hubiera hecho con terceros. Deberá
abstenerse de intervenir en la toma de decisiones en las que tenga un interés
contrario a la persona jurídica y no podrá competir con ella. (Roitman, 2006).

En efecto, el artículo 159 menciona las siguientes reglas de conducta: el


administrador

no puede perseguir ni favorecer intereses contrarios a los de


la persona jurídica. Si, en determinada operación, los tuviera
por sí o por interpósita persona, debe hacerlo saber a los
demás miembros del órgano de administración o en su caso
al órgano de gobierno y abstenerse de cualquier intervención
relacionada con dicha operación.15

En estos supuestos, se encuentra comprometido el deber de lealtad, más


allá de que se puedan incorporar situaciones no contempladas
normativamente.

El deber del administrador de actuar con diligencia debe examinarse según


las circunstancias de las personas, el tiempo y el lugar, debiendo tenerse en
cuenta los siguientes aspectos: 1) la dimensión de la sociedad; 2) el objeto
social; 3) las funciones genéricas que le incumben y las específicas que le
hubieran confiado; 4) las circunstancias en las que debió actuar; 5) la aptitud
que es común encontrar en personas que administran negocios similares.

Responsabilidad civil

Responsabilidad contractual y extracontractual

La responsabilidad civil por daño, entendida en sentido amplio, incluye tanto


la responsabilidad dimanada del incumplimiento de obligaciones
contractuales cuanto la proveniente de los daños causados por los actos
ilícitos obrados por los administradores o representantes de la persona
jurídica.

15 Art. 159, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
17
Así, los administradores y los representantes de la persona jurídica son
responsables ilimitada y solidariamente frente a la persona jurídica, sus
miembros y terceros, por los daños causados por su culpa en el ejercicio o
con ocasión de sus funciones (artículos 160 y 1763 del CCCN).

Responderán ilimitadamente con todo su patrimonio por los daños que


produzcan a la persona jurídica, pues quien causa un perjuicio debe
repararlo, y solidariamente entre los administradores que faltaran a sus
obligaciones de lealtad y diligencia en los casos de administración plural.

Para que surja la responsabilidad, es necesario que hayan ocasionado un


daño causado, ya sea por dolo o por culpa, en el ejercicio o con ocasión de
sus funciones.

El daño se considera producido en ejercicio de la función cuando existe


congruencia entre el daño y la actuación propia de la esfera de competencia
del órgano, cuando es el resultado directo del desempeño de la función. El
perjurio se causa con ocasión de la función cuando el hecho que lo produce
es extraño por su índole, por su contenido o por su naturaleza a la actividad
propia del órgano de la persona jurídica, aunque mantiene alguna
vinculación con esta. Es decir, son actos ajenos a la función propiamente
dicha, pero que solo han podido cometerse por el órgano de la persona
jurídica en esa calidad (Tagle, 2002).

Por último, debemos señalar que la responsabilidad de los administradores


respecto a la persona jurídica es de naturaleza contractual y es
extracontractual respecto de los terceros (Rivera y Medina, 2014).

Disolución y liquidación

Noción

La disolución de la persona jurídica provoca su extinción como sujeto de


derecho, la conclusión de su personalidad jurídica y la liquidación de su
patrimonio.

Producida la disolución por alguna de las causales previstas en el artículo 163


del CCCN –que seguidamente veremos–, comienza la etapa de liquidación
de los bienes, la cual tiene por objeto la realización del activo (con la previa
cancelación del pasivo) y, si hubiera remanente, la entrega de los bienes a
los miembros de la persona jurídica o a terceros, según lo disponga el
estatuto o lo exija la ley en el caso concreto.

18
Acaecido alguno de los supuestos previstos en el artículo 163, la persona
jurídica queda impedida de realizar nuevas operaciones, debiendo limitarse
a la conclusión de aquellos actos que se encuentren pendientes al momento
de declararse o producirse la disolución.

Causales

El artículo 163 prevé:

Causales. La persona jurídica se disuelve por:


a) la decisión de sus miembros adoptada por unanimidad
o por la mayoría establecida por el estatuto o disposición
especial;
b) el cumplimiento de la condición resolutoria a la que el
acto constitutivo subordinó su existencia;
c) la consecución del objeto para el cual la persona jurídica
se formó, o la imposibilidad sobreviviente de cumplirlo;
d) el vencimiento del plazo;
e) la declaración de quiebra; la disolución queda sin efecto
si la quiebra concluye por avenimiento o se dispone la
conversión del trámite en concurso preventivo, o si la ley
especial prevé un régimen distinto;
f) la fusión respecto de las personas jurídicas que se
fusionan o la persona o personas jurídicas cuyo patrimonio es
absorbido; y la escisión respecto de la persona jurídica que se
divide y destina todo su patrimonio;
g) la reducción a uno del número de miembros, si la ley
especial exige pluralidad de ellos y ésta no es restablecida
dentro de los tres meses;
h) la denegatoria o revocación firmes de la autorización
estatal para funcionar, cuando ésta sea requerida;
i) el agotamiento de los bienes destinados a sostenerla;
j) cualquier otra causa prevista en el estatuto o en otras
disposiciones de este Título o de ley especial.16

Así, se advierte que se prevén causas de disolución voluntarias, es decir, que


la decisión surge del estatuto libremente consensuado por los miembros de
la persona jurídica o por decisión voluntaria al respecto, y son: el

16 Art. 163, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
19
vencimiento del plazo estatutario (pues podrían prorrogarlo o reconducirlo),
la decisión anticipada de sus miembros, el cumplimiento de la condición
resolutoria y la fusión, transformación y escisión.

También se prevé la disolución por cumplimiento del objeto, es decir, por


haber completado totalmente los fines para los que ha sido creada la
persona jurídica o por imposibilidad sobreviniente de cumplimiento; en
ambos supuestos, la existencia del ente carece de sentido.

Asimismo, estipula la disolución en los casos en los que les es retirada su


personería por el propio Estado, respecto de las personas jurídicas que
necesitan autorización para funcionar, como son las asociaciones y las
fundaciones.

Por último, se puede disolver por la conclusión de los bienes, puesto que, tal
como hemos señalado, el patrimonio es un atributo de las personas jurídicas
y, por ende, si se produce el agotamiento total de los bienes que impiden
sostener la actividad, debe extinguirse la persona jurídica.

20
Referencias
Consejo Profesional de Ciencias Económicas (CPCE). (2014). Estados
contables: Definiciones incluidas en la RT 37. Recuperado de
http://www.consejo.org.ar/noticias14/eecc-definiciones_2503.html

Gerbaudo, G. (2013). Asociaciones civiles. Recuperado de


http://elmundoamateur.com.ar/joomla/index.php?option=com_content&
view=article&id=212:asociaciones-civiles--por-dr-german-
gerbaudo&catid=38:legislacion&Itemid=64

Ley N.° 19550. (1972). Ley de Sociedades Comerciales. Poder Ejecutivo


Nacional.

Ley N.° 24430. (1995). Constitución Nacional. Honorable Congreso de la


Nación Argentina.

Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable


Congreso de la Nación Argentina.

Rivera, J. C. y Medina, G. (Eds.). (2014). Nuevo Código Civil y Comercial de la


Nación, comentado por especialistas. Buenos Aires, AR: La Ley.

Rodríguez, P. (2008). La personalidad de las sociedades de hecho. Revista


Notarial, 89(4), 41-55 Recuperado de http://escribanos.org.ar/rnotarial/wp-
content/uploads/2015/07/RNCba-89-2008-04-Doctrina.pdf

Roitman, H. (2006). Ley de Sociedades Comerciales. Comentada y anotada


(vol. 1). Buenos Aires, AR: La Ley.

Tagle, M. V. (2002). Derecho privado. Parte general (vol. 1). Córdoba, AR:
Alveroni.

Universo Jus. (2015). Art. 330 del Código Civil y Comercial comentado.
Recuperado de http://universojus.com/codigo-civil-comercial-
comentado/articulo-330

21
El objeto de la
relación jurídica
privada

Derecho
Privado I

0
El objeto de la relación jurídica
privada
El objeto

El objeto de la relación jurídica

Puesto que las relaciones jurídicas y los derechos subjetivos que ellas
contienen son de diferente naturaleza, el objeto variará según la clase de
relación y de derecho subjetivo de los que se trate.

Así, en las relaciones que tienen por contenido los derechos personalísimos
o los derechos humanos, el objeto está dado por las diversas
manifestaciones o proyecciones que integran la personalidad de la persona
física, como su honor, su libertad, su integridad física o espiritual; en las
que tienen por contenido los derechos subjetivos potestativos, el objeto
está dado por el conjunto de deberes y prerrogativas de los padres para la
educación y el pleno desarrollo de la personalidad de sus hijos. Respecto
de las que tienen por contenido los derechos reales, el objeto es la cosa,
objeto material susceptible de valor, sobre las que se ejercen las facultades
o prerrogativas del titular.

Por otro lado, en las relaciones jurídicas que recaen sobre los derechos
personales o de crédito, el objeto se proyecta sobre la conducta del
deudor, denominada prestación. Por último, en los derechos intelectuales,
el objeto es la obra científica, literaria o artística, la expresión de ideas, los
procedimientos, es decir, el producto del intelecto humano.

En una palabra, objeto de las relaciones jurídicas puede ser: cosas, hechos
u objetos inmateriales (Tagle, 2002).

Definición de bienes y cosas

De la lectura de los fundamentos del anteproyecto del Código Civil y


Comercial de la Nación (CCCN)1, se concluye la identificación de los bienes
con la valoración económica (Lorenzetti, Highton de Nolasco y Kemelmajer
de Carlucci, 2011).

1 Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

1
Se explica allí que, para este fin, no es determinante si son materiales
(cosas) o inmateriales, porque lo que interesa es que tengan valor, y este
elemento es económico y no afectivo. Así, la noción de bien está
estrechamente vinculada al enfoque económico y, por lo tanto, no podría
aplicarse a los bienes ambientales, al cuerpo o a partes del cadáver.

En relación con las cosas, a estas se las define como los objetos materiales
susceptibles de tener un valor. Desde el punto de vista físico, cosa es todo
lo que existe; no solo los objetos que pueden ser propiedad del hombre,
sino también todo lo que en la naturaleza escapa a esta apropiación
exclusiva: el mar, el aire, el sol, etcétera. Desde el punto de vista jurídico,
esta noción se ha circunscripto para no abarcar toda la materialidad ni la
utilidad y, por ello, “debemos limitar la extensión de esta palabra a todo lo
que tiene un valor entre los bienes de los particulares”2.

El artículo 16 del código único prevé que los derechos individuales pueden
recaer sobre bienes susceptibles de valor económico. Los bienes materiales
se llaman cosas y las disposiciones referentes a estas son aplicables a la
energía y a las fuerzas naturales susceptibles de ser puestas al servicio del
hombre.

Distintas clasificaciones

Importancia e interés práctico

El Código Civil y Comercial contiene varias clasificaciones de las cosas


consideradas en sí mismas: “a) muebles e inmuebles; b) cosas divisibles e
indivisibles; c) cosas principales y accesorias; d) cosas consumibles y no
consumibles; e) cosas fungibles y no fungibles” (Universidad Maimónides,
2012, https://goo.gl/RX2BSp).

La importancia de estas clasificaciones radica en que, según el estatuto que


reciba la cosa, variará el régimen jurídico que se le aplique.

Así, por ejemplo, la distinción entre muebles e inmuebles tiene importancia


desde diferentes aspectos:

 Por un lado, la determinación de la ley aplicable. Las cosas inmuebles se


rigen por la ley del lugar de su situación (artículo 2663 del CCCN),
mientras que las cosas muebles se rigen por el domicilio del

2 Art. 2311, Ley N.° 340. (1869). Código Civil [Abrogado por el artículo 4 de la Ley N.° 26994]. Honorable Congreso de
la Nación Argentina.

2
demandado, si se trata de las cosas que lleva consigo o son de uso
personal, o bien por el lugar de la situación de los bienes (artículos
2665 y 2666 del CCCN).
 También tiene incidencia en relación con el régimen de prescripción
adquisitiva, que es un modo de adquirir el dominio por la continuación
de la posesión en forma pública, pacífica, continua e ininterrumpida
durante el tiempo que establece la ley. Así, las cosas inmuebles se
adquieren por la posesión continua de diez años cuando esta se realiza
con un título justo y con buena fe (artículo 1898 del CCCN) o por
durante veinte años, sin necesidad de título ni de buena fe por parte
del poseedor (artículo 1899 del CCCN). Ahora bien, el dominio sobre la
cosa mueble se adquiere por la simple posesión de buena fe, salvo que
se trate de cosas muebles hurtadas o perdidas, en cuyo caso el dominio
se adquiere por la posesión continua y de buena fe de dos años
(artículo 1898). Si no hay justo título ni buena fe y se trata de una cosa
mueble registrable, se adquiere si se posee durante diez años (artículo
1899).
 Asimismo, esta clasificación influye en los derechos reales. Así, por
ejemplo, el derecho real de propiedad horizontal solo puede recaer
sobre inmuebles (artículo 2037), tal como el derecho de superficie
(artículo 2114) y el de hipoteca (artículo 2205). En tanto, el derecho
real de prensa solo puede recaer sobre cosas muebles no registrables o
créditos instrumentados (artículo 2219).

o En relación con la división de cosas fungibles y no fungibles, habrá


contratos como el de locación, en virtud del cual se entrega a otra
persona el uso y el goce temporario de una cosa a cambio del pago
de un precio en dinero (artículo 1187). El alquiler o el
arrendamiento deberá recaer sobre una cosa no fungible, es decir
sobre una cosa que conserve su individualidad, pues la persona que
recibe una cosa para usarla estará obligada al término del contrato
a restituir la misma cosa que le fue entregada y no otra. Lo mismo
sucede en el comodato, acerca del cual el artículo 1533
expresamente establece “hay comodato si una parte se obliga a
entregar a otra una cosa no fungible, mueble o inmueble, para que
se sirva gratuitamente de ella y restituya la misma cosa recibida”3.
Mientras que el contrato de mutuo, por ejemplo, solo puede recaer
sobre cosas fungibles, pues el mutuario, al término del contrato, no
estará obligado a devolver lo mismo que recibió, sino igual cantidad
de cosas de la misma calidad y especie (artículo 1525).
o La distinción entre cosas consumibles y no consumibles tiene
importancia debido a que determinados contratos solo pueden

3Art. 1533, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

3
tener por objeto las primeras y otros, únicamente, a las segundas,
como el mutuo y el comodato, respectivamente.
Además, la distinción es importante en materia de derechos reales,
pues el usufructo solo puede recaer sobre cosas no consumibles,
puesto que el usufructuario y el usuario pueden usar y gozar de la
cosa ajena sin alterar su sustancia.
o La clasificación entre cosas divisibles y no divisibles es relevante,
pues, en la división de un condominio o en la partición de una
herencia, solo las cosas divisibles pueden ser objeto de partición en
especie.4

Criterios de distinción

El Código Civil y Comercial realiza una clasificación de las cosas:

 Cosas consideradas en sí mismas: distingue inmuebles y muebles,


cosas fungibles y no fungibles, cosas principales y accesorias, cosas
consumibles y no consumibles, frutos y productos, entre otros.
 Bienes con relación a las personas: distingue los bienes pertenecientes
al dominio público, al dominio privado del Estado y los bienes de los
particulares.
 Bienes vinculados a los derechos de incidencia colectiva: relativizan los
derechos individuales en función de la protección de los derechos de
incidencia colectiva.

Inmuebles y muebles. Distintas clases

Los artículos 225 y 226 del Código Civil y Comercial determinan qué debe
entenderse por inmuebles y el artículo 227, por muebles.

 Artículo 225: “Inmuebles por su naturaleza. Son inmuebles por su


naturaleza el suelo, las cosas incorporadas a él de una manera orgánica
y las que se encuentran bajo el suelo sin el hecho del hombre”5.
 Artículo 226:

Inmuebles por accesión. Son inmuebles por accesión las


cosas muebles que se encuentran inmovilizadas por su
adhesión física al suelo, con carácter perdurable. En este
caso, los muebles forman un todo con el inmueble y no

4 Art. 1533, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.
5 Art. 225, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

4
pueden ser objeto de un derecho separado sin la voluntad
del propietario. No se consideran inmuebles por accesión las
cosas afectadas a la explotación del inmueble o a la
actividad del propietario.6

Así, son inmuebles por su naturaleza: el suelo, es decir la corteza terrestre,


lo incorporado orgánicamente a él, como los vegetales, y lo que está
debajo de él, tal como los árboles, los ríos, los minerales enterrados,
etcétera.

Son inmuebles por accesión: las cosas muebles que se encuentran


inmovilizadas por su adhesión física al suelo con carácter de
perdurabilidad, como son todas las clases de construcciones, las casas, los
edificios y las obras de infraestructuras en general. Las cosas muebles que
se incorporan de manera permanente a todas estas construcciones, como
las estufas de una casa, las ventanas de un edificio, las barandas, etcétera,
son también inmuebles por accesión, mientras permanezcan en esa
condición (Rivera y Medina, 2014).

El precepto mencionado (artículo 226) establece la regla general de que


“los muebles forman un todo con el inmueble y no pueden ser objeto de
un derecho separado sin la voluntad”, por lo que, celebrado un negocio
jurídico sobre el inmueble, todo lo que esté en él, adherido e inmovilizado
con carácter perdurable, forma parte de la contratación, salvo un acuerdo
contrario.

Ahora bien, no se consideran inmuebles por accesión las cosas que se


adhieren transitoriamente al suelo (una carpa, por ejemplo), ni las
afectadas a la explotación del inmueble o a la actividad del propietario,
como ser las semillas puestas intencionalmente por el dueño del inmueble,
los utensilios o las máquinas de labranza, los animales puestos para el
cultivo, entre otros.

Artículo 227: “Cosas muebles. Son cosas muebles las que pueden
desplazarse por sí mismas o por una fuerza externa”7. Este concepto
engloba las cosas que pueden transportarse fácilmente de un lugar a otro,
movidas ya por una influencia extraña, como son los automóviles, o por sí
mismas, como son los animales, que se denominan semovientes.

6 Art. 226, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

7 Art. 227, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

5
Cosas divisibles y no divisibles

En cuanto a las primeras, según el artículo 228:

Cosas divisibles. Son cosas divisibles las que pueden ser


divididas en porciones reales sin ser destruidas, cada de las
cuales forma un todo homogéneo y análogo tanto a las otras
partes como a la cosa misma.

Las cosas no pueden ser divididas si su fraccionamiento


convierte en antieconómico su uso y aprovechamiento. En
materia de inmuebles, la reglamentación del
fraccionamiento parcelario corresponde a las autoridades
locales.8

Así, para que una cosa sea divisible, deben darse los siguientes
presupuestos:

 que la cosa pueda dividirse de hecho;


 que las cosas obtenidas formen un todo homogéneo;
 que sean análogas a las demás partes y a toda la cosa.

Todas estas particularidades deben presentarse conjuntamente, pues, de


lo contrario, podría llegarse a conclusiones desacertadas, como sostener
que un automóvil es divisible, ya que se pueden separar el volante, las
ruedas, las puertas y esos objetos forman un todo homogéneo. Pero falta
el requisito de que sean análogas a todas las partes y a toda la cosa, por lo
que no es una cosa divisible. Son cosas divisibles el dinero, en general, los
granos, los líquidos; no son divisibles, por ejemplo, los libros (Rivera y
Medina, 2014, p. 507).

Ahora bien, las cosas no podrán ser divididas aunque se den todos los
requisitos desarrollados anteriormente si su división convierte en
antieconómico su uso. Esto puede ocurrir con una colección de monedas,
por ejemplo, o con la división de la tierra en parcelas que impidan su
adecuado aprovechamiento (en tal caso, ello dependerá de las
características del suelo, pues puede influir, para determinar si es divisible
o no, cuán fértil sea la tierra, la extensión del terreno o el clima).

Es por ello que, en materia de inmuebles, la reglamentación del


fraccionamiento parcelario les corresponde a las autoridades locales, pues
es un problema de política económica agraria.
8 Art. 228, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

6
Cosas principales y accesorias

El artículo 229 dispone: “Cosas principales. Son cosas principales las que
pueden existir por sí mismas”9.

Por su parte el artículo 230 prevé:

Cosas accesorias. Son cosas accesorias aquellas cuya


existencia y naturaleza son determinadas por otra cosa de la
cual dependen o a la cual están adheridas. Su régimen
jurídico es el de la cosa principal, excepto disposición legal
en contrario.

Si las cosas muebles se adhieren entre sí para formar un


todo sin que sea posible distinguir la accesoria de la
principal, es principal la de mayor valor. Si son del mismo
valor no hay cosa principal ni accesoria.10

Así, son cosas principales las que tienen una existencia propia e
independiente de cualquier otra (por ejemplo, un auto) y son accesorias las
que jurídicamente carecen de existencia propia por depender de otras, por
ello siguen la suerte de la principal.

La calidad accesoria de las cosas puede manifestarse:

 Por la accesión física: es el caso de las cosas que natural o


artificialmente están adheridas al suelo del que son accesorias, por
ejemplo, en un edificio.
 Por la dependencia: es el caso de las cosas muebles adheridas a otras
cosas muebles con el fin de uso, adorno, complemento o conservación.
Así, en los anteojos, las lentes son lo principal y el marco, lo accesorio.
La calidad de accesorio se determina por la función o el fin para el que
se ha unido y solo cuando no pueda distinguirse la cosa principal de la
accesoria se tendrá por principal la de mayor valor y, si son iguales, no
habrá cosa principal ni accesoria.

Cosas consumibles y no consumibles

Dispone el artículo 231:

9Art. 229, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
10Art. 230, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

7
Cosas consumibles. Son cosas consumibles aquellas cuya
existencia termina con el primer uso. Son cosas no
consumibles las que no dejan de existir por el primer uso
que de ellas se hace, aunque sean susceptibles de
consumirse o deteriorarse después de algún tiempo.11

Así, pues existen dos clases de cosas consumibles:

 Las cosas que se extinguen con el uso que de ellas se haga, como los
alimentos.
 Las que dejan de existir para su propietario, como el dinero.

Las cosas no consumibles no se extinguen con el primer uso, aunque


puedan consumirse o deteriorarse por el uso más o menos prologado,
como los muebles de una casa, la vestimenta, etcétera.

Cosas fungibles y no fungibles

Artículo 232: “Cosas fungibles. Son cosas fungibles aquellas en que todo
individuo de la especie equivale a otro individuo de la misma especie, y
pueden sustituirse por otras de la misma calidad y en igual cantidad”12.

De la definición legal, resulta que la expresión fungibles significa


‘equivalentes, sustituibles’, por lo que estas cosas presentan dos
características esenciales: cada cosa es perfectamente equivalente a otra y
pueden ser sustituidas las unas por las otras, si fueran de la misma especie
y calidad. Así, una tonelada de arroz o diez kilos de azúcar de determinada
marca son fungibles.

Ahora bien, este carácter no solo está dado por la naturaleza de la cosa,
sino también depende de la voluntad del sujeto, pues un libro nuevo es
equivalente a otro de iguales características, pero no lo es si se trata de un
ejemplar con una especial dedicatoria.

Por el contrario, no son fungibles aquellas cosas que tienen características


que las hacen únicas y, por ende, no pueden ser sustituidas por otras de

11Art. 231, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

12Art. 232, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

8
características exactamente idénticas, como ser un caballo de carrera,
puesto que este tiene particularidades.

Frutos y productos

Dispone el artículo 233:

Frutos y productos. Frutos son los objetos que un bien


produce, de modo renovable, sin que se altere o disminuya
su sustancia. Frutos naturales son las producciones
espontáneas de la naturaleza.

Frutos industriales son los que se producen por la


industria del hombre o la cultura de la tierra.

Frutos civiles son las rentas que la cosa produce.

Las remuneraciones del trabajo se asimilan a los frutos


civiles. Productos son los objetos no renovables que
separados o sacados de la cosa alteran o disminuyen su
sustancia.

Los frutos naturales o industriales y los productos forman


un todo con la cosa, si no son separados13.

Los frutos y los productos son cosas que produce la cosa,


pero entre ambas categorías existen diferencias
sustanciales: a) los frutos se producen y reproducen en
forma periódica y regular; los productos no se reproducen;
b) la extracción de los frutos no altera ni disminuye la
sustancia de la cosa, que continúa siendo la misma; la
extracción de los productos, por el contrario, trae como
consecuencia la extinción paulatina de la cosa. (Tagle, 2002,
p. 67).

Por ejemplo, una vaca produce leche como fruto y carne


como producto. La norma clasifica los frutos en:

13Art. 233, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

9
 Frutos naturales: son los que la cosa produce
espontáneamente, como las crías de ganado, la leche de los
animales.
 Frutos industriales: son los que se producen por la
industria del hombre o de la cultura de la tierra, como ser la
soja o el trigo que se obtienen de una cosecha.
 Frutos civiles: las rentas de una cosa, como el alquiler
de un inmueble.

Por último, debe señalarse que los frutos naturales e


industriales y los productos no son accesorios de la cosa,
sino que forman un todo con ella mientras estén unidos,
pero, una vez separados, adquieren existencia propia e
independiente y deben ser considerados cosas principales.
(Leyes, s. f., https://goo.gl/UDASeu).

Bienes dentro y fuera del comercio

El artículo 234 determina “Bienes fuera del comercio. Están fuera del
comercio los bienes cuya transmisión está expresamente prohibida:
 por la ley;
 por actos jurídicos, en cuanto este Código permite tales
prohibiciones”14.

Los bienes están dentro o fuera del comercio. Esta cualidad no depende de
las características intrínsecas de la cosa, sino de las disposiciones legales.
En general, los bienes están dentro del comercio, salvo en los casos que la
ley o un acto jurídico contrariamente lo dispongan.

En general, están fuera del comercio los bienes de dominio público del
Estado; por acto jurídico, se puede impedir temporalmente también la
enajenación de una cosa (Rivera y Medina, 2014).

Clasificación de los bienes con relación a las personas. Distintas


clasificaciones

Desde el punto de vista de las personas que los poseen, cabe distinguir: a)
los bienes pertenecientes al dominio público; b) los bienes del dominio
privado del Estado; c) los bienes de los particulares.

14Art. 234, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

10
Los bienes pertenecientes al dominio público son muebles o inmuebles
que, siendo de propiedad del Estado nacional, de los Estados provinciales o
de los municipios, están destinados a satisfacer una finalidad de utilidad
pública y están afectados al uso general y gratuito de todos los
particulares.

El Estado no tiene sobre ellos un derecho de dominio, sino que tiene la


competencia de reglamentar su uso. Además, puede ejercer algunas de las
facultades semejantes a las de dominio privado, como, por ejemplo,
ejercer el derecho de reivindicación, ejecutar acciones posesorias, disponer
de los frutos, etcétera (Tagle, 2002).

Los bienes de dominio público del Estado, de conformidad con lo prescrito


por el artículo 237 del CCCN, son:

Inenajenables: pues no pueden ser vendidos, no pueden ser gravados con


hipoteca, no pueden ser objeto de acto de disposición ni tampoco pueden
ser embargados. Esta cualidad no impide que se conceda la explotación de
parte de la cosa, siempre que no importe vedar el uso y el goce del público
en general, ni impida la percepción y la venta de los frutos por parte del
Estado.

Imprescriptibles: ya que las cosas de dominio público, estas no pueden


adquirirse por prescripción adquisitiva, pues no pueden ser poseídos.

Son de uso público general por parte de todos los habitantes. Sin embargo,
ello no quita que el Estado pueda disponer que deba pagarse un canon a
esos efectos, directamente a él o a un concesionario a quien le fue
asignada la explotación por un período de tiempo.

Finalmente, debe señalarse que el carácter nacional, provincial o municipal


de los bienes de dominio público será establecido por la Constitución
Nacional15, la legislación federal o el derecho público local.

El artículo 235 dispone:

Bienes pertenecientes al dominio público. Son bienes


pertenecientes al dominio público, excepto lo dispuesto por
leyes especiales:

a) el mar territorial hasta la distancia que determinen los


tratados internacionales y la legislación especial, sin
perjuicio del poder jurisdiccional sobre la zona contigua, la

15 Ley N.° 24430. (1995). Constitución Nacional. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

11
zona económica exclusiva y la plataforma continental. Se
entiende por mar territorial el agua, el lecho y el subsuelo;
las aguas interiores, bahías, golfos, ensenadas, puertos,
ancladeros y las playas marítimas; se entiende por playas
marítimas la porción de tierra que las mareas bañan y
desocupan durante las más altas y más bajas mareas
normales, y su continuación hasta la distancia que
corresponda de conformidad con la legislación especial de
orden nacional o local aplicable en cada caso; los ríos,
estuarios, arroyos y demás aguas que corren por cauces
naturales, los lagos y lagunas navegables, los glaciares y el
ambiente periglacial y toda otra agua que tenga o adquiera
la aptitud de satisfacer usos de interés general,
comprendiéndose las aguas subterráneas, sin perjuicio del
ejercicio regular del derecho del propietario del fundo de
extraer las aguas subterráneas en la medida de su interés y
con sujeción a las disposiciones locales. Se entiende por río
el agua, las playas y el lecho por donde corre, delimitado por
la línea de ribera que fija el promedio de las máximas
crecidas ordinarias. Por lago o laguna se entiende el agua,
sus playas y su lecho, respectivamente, delimitado de la
misma manera que los ríos; las islas formadas o que se
formen en el mar territorial, la zona económica exclusiva, la
plataforma continental o en toda clase de ríos, estuarios,
arroyos, o en los lagos o lagunas navegables, excepto las que
pertenecen a particulares;
b) el espacio aéreo suprayacente al territorio y a las
aguas jurisdiccionales de la Nación Argentina, de
conformidad con los tratados internacionales y la legislación
especial;
c) las calles, plazas, caminos, canales, puentes y cualquier
otra obra pública construida para utilidad o comodidad
común;
d) los documentos oficiales del Estado;
e) las ruinas y yacimientos arqueológicos y
paleontológicos.16

Por otro lado, están los bienes de dominio privado del Estado, que son
aquellos sobre los cuales este ejerce un derecho de dominio regido por las
normas de derecho privado, aun cuando corresponda distinguir aquellos
bienes que, por estar directamente afectados a un servicio público, no son

16Art. 235, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

12
susceptibles de ser embargados, de aquellos no afectados a un servicio
público y, por ende, embargables y prescriptibles.

El Estado ejerce sobre los bienes que integran su dominio privado un


derecho de propiedad regido por las normas vinculadas a esa materia.
Estos bienes no están afectados al uso general; sin embargo, los que están
afectados a un servicio público, están sujetos a un régimen especial (Tagle,
2002).

Estos bienes están enumerados en el artículo 236 del Código Civil y


Comercial, que dispone:

Bienes del dominio privado del Estado. Pertenecen al Estado


nacional, provincial o municipal, sin perjuicio de lo dispuesto
en leyes especiales:

a) los inmuebles que carecen de dueño;


b) las minas de oro, plata, cobre, piedras preciosas,
sustancias fósiles y toda otra de interés similar, según lo
normado por el Código de Minería;
c) los lagos no navegables que carecen de dueño;
las cosas muebles de dueño desconocido que no sean
abandonadas, excepto los tesoros;
d) los bienes adquiridos por el Estado nacional, provincial
o municipal por cualquier título.17

Finalmente, están los bienes de los particulares. Así, el artículo 238 reza:

Bienes de los particulares. Los bienes que no son del Estado


nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
o municipal, son bienes de los particulares sin distinción de
las personas que tengan derecho sobre ellos, salvo aquellas
establecidas por leyes especiales.18

Es decir, los bienes que no pertenecen al dominio público ni al dominio


privado del Estado son de los particulares y están sujetos al régimen
ordinario del código, por lo que cabe remitirse a la normativa específica de

17Art. 236, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.
18 Art. 238, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.

13
los derechos reales y a la del resto del código, en cuanto refiere a cosas y a
bienes en general.

El artículo 239, por su parte, prevé:

Aguas de los particulares. Las aguas que surgen en los


terrenos de los particulares pertenecen a sus dueños,
quienes pueden usar libremente de ellas, siempre que no
formen cauce natural. Las aguas de los particulares quedan
sujetas al control y a las restricciones que en interés público
establezca la autoridad de aplicación. Nadie puede usar de
aguas privadas en perjuicio de terceros ni en mayor medida
de su derecho. Pertenecen al dominio público si constituyen
cursos de agua por cauces naturales. Los particulares no
deben alterar esos cursos de agua. El uso por cualquier
título de aguas públicas, u obras construidas para utilidad o
comodidad común, no les hace perder el carácter de bienes
públicos del Estado, inalienables e imprescriptibles. El hecho
de correr los cursos de agua por los terrenos inferiores no
da a los dueños de éstos derecho alguno.19

Como se advierte, el artículo regula el régimen de aguas que “surgen” en


los terrenos de los particulares, es decir, las que aparecen o nacen en su
superficie. En tanto no formen un curso natural, sus dueños pueden usar
libremente de ellas. No obstante, están sujetas al control y las restricciones
que en interés público establezca la autoridad de aplicación, lo que
encuentra explicación en la enorme importancia que tiene el agua dulce y
su escasez a nivel global (Rivera y Medina, 2014, p. 532).

Bienes con relación a los derechos de incidencia de colectiva.


Noción. Modo de compatibilizarlos con los derechos
individuales sobre los bienes

El artículo 240 del código único relativiza “el ejercicio de los derechos
individuales en función de la protección de los derechos de incidencia
colectiva… Este artículo otorga un importante margen de incidencia a las
normas de derecho administrativo dictadas en interés público, tanto
nacionales como locales” (UniversoJus.com, 2015, https://goo.gl/1FxjsS).

El código antepone, a los derechos individuales, los de incidencia colectiva:


la flora, la fauna, la biodiversidad, el agua, los valores culturales, el paisaje,
entre otros, siendo meramente ejemplificativa la enumeración que realiza

19 Art. 239, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

14
la norma en comentario. Los derechos de incidencia colectiva, consagrados
en el artículo 43 de la Constitución Nacional, tienen vías específicas de
protección, como ser el amparo colectivo.

15
Referencias
Ley N.° 340. (1869). Código Civil [Abrogado por el artículo 4 de la Ley N.°
26994]. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

Ley N.° 24430. (1995). Constitución Nacional. Honorable Congreso de la


Nación Argentina.

Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable


Congreso de la Nación Argentina.

Leyes, A. M. (s. f.). Integración de ramas del derecho privado [Material de


estudio]. Recuperado de https://filadd.com/visor-documentos/PRIVADO-I-
(1)-Dra.-Leyes.pdf/4808

Lorenzetti, R., Highton de Nolasco, E. y Kemelmajer de Carlucci, A. (2011).


Fundamentos del anteproyecto del Código Civil y Comercial de la Nación.
Recuperado de http://www.nuevocodigocivil.com/wp-
content/uploads/2015/02/5-Fundamentos-del-Proyecto.pdf

Rivera, J. C. y Medina, G. (Eds.). (2014). Nuevo Código Civil y Comercial de


la Nación, comentado por especialistas. Buenos Aires, AR: La Ley.

Tagle, M. V. (2002). Derecho Privado. Parte general (Vol. 1). Córdoba, AR:
Alveroni.

Universidad Maimónides (Uploader). (2012). Bienes y cosas [Presentación


de Slideshare]. Recuperado de
https://es.slideshare.net/Abogacia_Maimonides/bienes-y-cosas

UniversoJus.com (2015). Art. 240 del Código Civil y Comercial comentado.


Recuperado de http://universojus.com/codigo-civil-comercial-
comentado/articulo-240

16
El
patrimonio

Derecho
Privado I

0
El patrimonio
Definición. Caracteres

El patrimonio constituye una unidad jurídica compuesta por


elementos singulares que lo integran, los cuales pueden
ingresar, egresar, aumentar, disminuir o, aun, ser nulos sin
que el patrimonio deje de ser tal… El patrimonio [como
universalidad jurídica] está integrado por los bienes
materiales (cosas), inmateriales (prestaciones, derechos…) y
por las relaciones jurídicas y derechos que se ejercen sobre
ellos, existiendo acuerdo en que integran la categoría de
derechos patrimoniales: los derechos crediticios, reales y de
la propiedad intelectual. (Rivera y Medina, 2014).

El patrimonio, conjunto de bienes susceptibles de valoración económica


del que una persona es titular, junto con las cargas que lo gravan, responde
al concepto de patrimonio general, al que se contrapone el de los
patrimonios especiales. Estos últimos son un conjunto de bienes afectados
a un fin determinado y sometidos a un régimen especial.

El patrimonio general presenta los siguientes caracteres:

 Es único e indivisible: la persona no puede ser titular de más de un


patrimonio general.
 Es inalienable e intransmisible: no puede ser enajenado ni transmitido
en su totalidad como unidad.
 Es idéntico a sí mismo: las variaciones en los elementos singulares que
lo componen no alteran al patrimonio como unidad o como
universalidad jurídica.

Por otro lado, los patrimonios especiales son conjuntos de bienes que
están afectados a un fin determinado y están sujetos a un especial régimen
legal.

En cuanto a sus caracteres, podemos decir:

 Su existencia depende de la ley: la voluntad del titular de los bienes no


es suficiente por sí sola para crear un patrimonio especial, sino que se
trata de supuestos previstos por la ley.

1
 Está sujeto a un régimen legal especial: el patrimonio especial es
independiente del patrimonio general, por lo tanto, los bienes que lo
integran solo responden por determinadas deudas (Tagle, 2014).

Podemos citar, como ejemplos de estos, el patrimonio de la sociedad, el


patrimonio del causante mientras se mantiene separado del patrimonio de
los herederos, el patrimonio del emancipado constituido por los bienes
recibidos a título gratuito, el patrimonio del declarado presuntamente
fallecido durante el período de prenotación, entre otros.

Naturaleza jurídica del patrimonio

Siguiendo a Tagle (2014), se expondrá la naturaleza jurídica del patrimonio.

Dos concepciones se desarrollaron durante el siglo XIX para explicar la


naturaleza jurídica, los caracteres y la composición del patrimonio: la
denominada doctrina clásica o personalista y la doctrina moderna o
finalista.

 Doctrina clásica o personalista: para esta, el patrimonio es una


emanación de la personalidad, es el conjunto de los bienes de una
persona que forman una universalidad de derecho y se encuentra
sometida al arbitrio de una sola y misma voluntad. Así, para esta
postura, el patrimonio es una universalidad jurídica y todos los
elementos que lo componen forman un conjunto abstracto; es un
atributo de la personalidad jurídica, es una emanación de la
personalidad y está compuesto por derechos subjetivos y deberes
jurídicos.

Lo que se le critica a la doctrina clásica es que exagera el lazo que existe


entre la noción de patrimonio y la personalidad hasta el punto de
confundir ambas nociones.

 Doctrina moderna o finalista: esta doctrina concibe el patrimonio


como una unidad constituida por un conjunto de derechos
económicamente valiosos denominados bienes, que se independizan
de la persona de su titular y reciben un tratamiento unitario en razón
del fin al que están vinculados. Así, la persona puede ser titular de un
patrimonio general y de patrimonios especiales; además, pueden existir
patrimonios sin titular, como la herencia vacante.

Lo que se le critica a esta tesitura es que ha desvinculado en exceso al


patrimonio de su titular y no tiene en cuenta que los derechos no pueden
ser concebidos sin un sujeto titular.

2
En definitiva, las concepciones actuales consideran como características
esenciales del patrimonio:

 El patrimonio es el conjunto de derechos, bienes y obligaciones


susceptibles de apreciación pecuniaria de los que es titular una persona
física o jurídica y están unidos, cohesionados, vinculados entre sí, es
decir, aprehendidos como unidad.
 La persona puede ser titular de un patrimonio general y constituir
patrimonios especiales afectados a fines determinados, en la medida
en que estén permitidos por la ley.

Función de garantía

El artículo 242 del Código Civil y Comercial de la Nación1 (CCCN) dispone:

Garantía común. Todos los bienes del deudor están


afectados al cumplimiento de sus obligaciones y constituyen
la garantía común de sus acreedores, con excepción de
aquellos que este Código o leyes especiales declaran
inembargables o inejecutables. Los patrimonios especiales
autorizados por la ley sólo tienen por garantía los bienes
que los integran.2

Este artículo consagra un principio general de nuestro derecho: el


patrimonio de una persona deudora es la prenda común de los
recaudadores. Es decir, el deudor responde por las obligaciones contraídas
ante sus acreedores con el conjunto de bienes que conforman su
patrimonio, tanto presentes como futuros (artículo 743 del CCCN).

La función de garantía del patrimonio implica que, cuando el deudor no


cumpla en forma voluntaria las obligaciones con sus cobradores, estos van
a poder lograr en forma compulsiva dicho cumplimiento, ya sea a través de
una ejecución individual o de una colectiva.

La ejecución individual tiene por objeto solucionar un incumplimiento


obligacional específico y las consecuencias de su ejercicio no se extienden a
todo el patrimonio del deudor. La ejecución colectiva, por su parte, ya
presupone el estado de cesación de pagos del deudor (concepto del

1 Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
2 Art. 242, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

3
derecho concursal) y tiene por objeto solucionar una situación de
insolvencia, persiguiendo la satisfacción de todas las deudas del
concursado en la medida de lo posible; sus efectos se propagan a toda la
universalidad del patrimonio (Rivera y Medina, 2015).

Bienes excluidos

La garantía de los acreedores alcanza a todos los bienes que integran el


patrimonio del deudor, salvo los que expresamente son inembargables o
inejecutables por disposición de la ley.

Así, son inembargables y, por ende, están exceptuados de la garantía


común, de acuerdo con lo previsto por el artículo 744 del CCCN,

las ropas y muebles de uso indispensable del deudor, de su


cónyuge o conviviente y de sus hijos; los instrumentos
necesarios para el ejercicio personal de la profesión, arte y
oficio del deudor; los sepulcros afectados a su destino; los
bienes afectados a cualquier religión reconocida por el
Estado; los derechos de usufructo, uso y habitación, así
como las servidumbres prediales; las indemnizaciones que
corresponden al deudor por daño moral y por daño material
derivado de lesiones a su integridad psicofísica; la
indemnización por alimentos que corresponde al cónyuge,
conviviente, y a los hijos.3

Asimismo, son inembargables la vivienda única (artículo 244), los sueldos y


los salarios en determinada proporción, al igual que las jubilaciones y las
pensiones, las indemnizaciones por accidente de trabajo, por despido y por
falta de preaviso, entre otros.

Vivienda
Definición

Los fundamentos del anteproyecto del Código Civil y Comercial de la


Nación refieren en relación con este instituto:

3 Art. 744, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

4
El derecho de acceso a la vivienda es un derecho humano
reconocido en diversos tratados internacionales. Esto
justifica que se dedique un Capítulo especial para la
vivienda; el régimen proyectado sustituye al del bien de
familia de la ley 14.394. Las modificaciones son importantes,
en tanto: (a) se autoriza la constitución del bien de familia a
favor del titular del dominio sin familia, atendiendo a la
situación, cada vez más frecuente, de la persona que vive
sola; se permite que el bien de familia sea constituido por
todos los condóminos, aunque no sean parientes ni
cónyuges; (b) la afectación también puede ser decidida por
el juez, a petición de parte, en la resolución que atribuye la
vivienda en el juicio de divorcio o en el que resuelve las
cuestiones relativas a la conclusión de la convivencia, si hay
beneficiarios incapaces o con capacidad restringida; c) se
amplía la lista de los beneficiarios al conviviente; (d) se
prevé expresamente la subrogación real, reclamada por la
doctrina y recogida en diversos pronunciamientos judiciales,
que permite adquirir una nueva vivienda y mantener la
afectación, así como extender la protección a la
indemnización que provenga del seguro o de la
expropiación; (e) se resuelven problemas discutidos en la
doctrina, los cuales son: la situación de la quiebra,
adoptándose el criterio según el cual el activo liquidado
pertenece sólo a los acreedores anteriores a la afectación, y
si hay remanente se entrega al propietario; la admisión de la
retroprioridad registral, en tanto se remite a las normas de
la ley registral que así lo autorizan; la inoponibilidad a los
créditos por expensas en la propiedad horizontal y a los
créditos alimentarios, etcétera. (Lorenzetti, Highton de
Nolasco y Kemelmajer de Carlucci, 2011, p. 39).

El régimen legal de protección de la vivienda, regulado en el


art. 244 del CCCN, tiene un alcance amplio, pues no sólo
protege la vivienda donde reside la familia, sino también la
persona individual.

La característica fundamental de este régimen es que,


una vez afectada la vivienda e inscripta en el Registro de la
Propiedad, la misma se torna inembargable e inejecutable
por deudas que contraiga su titular, aun en caso de concurso
o quiebra e independientemente de cuál sea la causa de la
obligación, si ésta es posterior a la afectación. (Leyes, s. f.,
https://goo.gl/UDASeu).

5
Régimen de afectación: presupuestos fácticos

De acuerdo con el artículo 244 del código unificado, puede


afectarse un inmueble destinado a la vivienda por su
totalidad o hasta una parte de su valor. Es decir, que la ley
permite una protección parcial a quien posee un inmueble
de gran valor, lo que, por un lado, asegura la vivienda y, por
otro, evita el abuso que significa proteger la vida lujosa del
deudor mientras su acreedor no puede cobrar lo que es
legítimamente debido. (Leyes, s. f., https://goo.gl/UDASeu).

Por otro lado, tampoco puede afectarse más de un inmueble, por lo que, si
alguien es propietario único de dos o más inmuebles, debe optar por la
subsistencia de uno solo dentro del plazo que fije la autoridad de
aplicación, so pena de considerar afectado el constituido en primer
término.

Inscripción en el registro de la propiedad

La afectación del inmueble al régimen de vivienda debe inscribirse en el


registro de la propiedad inmueble para su adecuada publicidad frente a
terceros. Asimismo, esta inscripción produce el efecto de prioridad
temporal de la afectación, la que se rige por las normas contenidas en la
ley nacional del registro inmobiliario (Ley N.° 178014). De esta manera, se
permite la retroactividad del registro a través del sistema de reserva de
prioridad regulado en dicha normativa.

Legitimados

Según el artículo 245 del CCCN, la afectación de la vivienda puede


constituirse:

 Por actos entre vivos. En este caso, se requiere ser titular de dominio
o, si hay un condominio, la solicitud debe ser efectuada por todos los
cotitulares.
 Mortis causa. Se prevé que la constitución puede hacerse por actos de
última voluntad y, aunque el código no lo diga, el único acto por el que
podría hacerse la afectación es a través del testamento. En este caso, el

4 Ley N.° 17801. (1968). Ley de Registro de la Propiedad Inmueble. Poder Ejecutivo Nacional.

6
juez debe ordenar la inscripción a pedido de cualquiera de los
beneficiarios, del ministerio público o de oficio si hubiera incapaces o
personas con capacidad restringida.
 Constitución judicial. Finalmente, se prevé que la afectación pueda ser
decidida por el juez, a petición de parte, en la resolución que atribuye
la vivienda en el juicio de divorcio o que resuelve las cuestiones
relativas a la conclusión de la convivencia, si hay beneficiarios incapaces
o con capacidad restringida.

Beneficiarios

Según el artículo 246 del CCCN, son beneficiarios del régimen las siguientes
personas:

 El constituyente.
 Su cónyuge.
 Su conviviente.
 Los ascendientes o descendientes del constituyente.
 En caso de que el constituyente no tenga ninguno de los anteriores, los
parientes colaterales pueden ser beneficiarios siempre que convivan
con él.

Desafectación y cancelación de la inscripción.

La desafectación y cancelación de la inscripción proceden (artículo 255):

 A solicitud del constituyente; si está casado o en unión convivencial


inscripta, se requiere el asentimiento del cónyuge o del conviviente; si
éste se opone, falta, es incapaz o tiene capacidad restringida, la
desafectación debe ser autorizada vía judicial.
 A solicitud de la mayoría de los herederos, si la constitución se dispuso
por acto de última voluntad. Ahora bien, en los casos que exista
cónyuge supérstite o conviviente, o beneficiarios incapaces o con
capacidad restringida, el juez resolverá lo que estime más conveniente.
 A instancia de cualquier interesado o de oficio, si no subsisten los
recaudos previstos o fallecen el constituyente y todos los beneficiarios.
 En caso de expropiación, reivindicación o ejecución autorizada.

Con la inscripción registral desafectada y cancelada, la vivienda dejará de


gozar de los beneficios que concede el régimen estudiado y, por lo tanto,
esta será ejecutable y embargable.

7
Referencias
Ley N.° 17801. (1968). Ley de Registro de la Propiedad Inmueble. Poder
Ejecutivo Nacional.

Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable


Congreso de la Nación Argentina

Leyes, A. M. (s. f.). Integración de ramas del derecho privado [Material de


estudio]. Recuperado de https://filadd.com/visor-documentos/PRIVADO-I-
(1)-Dra.-Leyes.pdf/4808

Lorenzetti, R., Highton de Nolasco, E. y Kemelmajer de Carlucci, A. (2011).


Fundamentos del anteproyecto del Código Civil y Comercial de la Nación.
Recuperado de http://www.nuevocodigocivil.com/wp-
content/uploads/2015/02/5-Fundamentos-del-Proyecto.pdf

Rivera, J. C. y Medina, G. (Eds.). (2014). Nuevo Código Civil y Comercial de


la Nación, comentado por especialistas. Buenos Aires, AR: La Ley.

Tagle, M. V. (2002). Derecho Privado. Parte general (Vol. 1). Córdoba, AR:
Alveroni.

8
Los hechos
jurídicos

Derecho
Privado I

0
Los hechos jurídicos
El hecho jurídico

Definición de causa eficiente de los derechos

Además de las ideas cardinales de sujeto y objeto de las relaciones


jurídicas, tenemos también otra noción cuya importancia procuraremos
destacar: la causa eficiente, en virtud de la cual las relaciones jurídicas
nacen, se modifican, se transforman, se transmiten o se extinguen.

Los hechos jurídicos son todos los “acontecimiento[s] que, conforme[s] al


ordenamiento jurídico, produce[n] el nacimiento, modificación o extinción
de relaciones o situaciones jurídicas”1.

Cuando nos referimos a los hechos jurídicos como causa eficiente, debe
entenderse que el suceso o acontecimiento está previsto de antemano por
la ley, para que, según las circunstancias y siempre que se reúnan los
requisitos que impone una determinada norma, produzca efectos jurídicos.

Por ejemplo, el nacimiento con vida es causa eficiente porque, luego de


que se produce, el ser humano adquiere automáticamente, con carácter
definitivo e irrevocable, la personalidad jurídica.

En el Código Civil y Comercial de la Nación2 (CCCN), se encuentran


regulados en el Título IV del “Libro I, Parte general”. En este apartado, se
trata con gran extensión la teoría de los hechos y los actos jurídicos.

Los hechos jurídicos se clasifican en hechos externos o naturales y hechos


humanos. Los primeros son aquellos en los que no interviene para nada la
conducta humana, como

el nacimiento, la muerte, la destrucción natural de una cosa,


el derrumbe de un edificio por un terremoto, etc. Estos, si
bien son hechos en los que no intervino la voluntad del
hombre, son jurídicos en tanto producen consecuencias
para el derecho.

1 Art. 257, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
2 Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

1
Los hechos jurídicos humanos son voluntarios o
involuntarios. Se considera que son voluntarios si son
realizados con discernimiento (capacidad general de
razonar, de conocer, [que] aumenta a medida que el sujeto
crece o madura), intención (la posibilidad de dirigir la
voluntad hacia lo querido o deseado sobre la base del
discernimiento) y libertad (la posibilidad de movimiento,
libertad física, y la posibilidad de decidir sin presión externa,
libertad moral). Los hechos involuntarios… son los
ejecutados sin discernimiento, intención y libertad, no
producen obligaciones salvo que causaran daño en otro [y
se enriqueciera con ello el autor del hecho]. (Lulila, s. f.,
https://goo.gl/NPuRmh).

La obligación se producirá según la medida de ese enriquecimiento.

Los hechos voluntarios, a su vez, se dividen en lícitos e


ilícitos, según sean conformes o contrarios a la ley. Los
hechos voluntarios ilícitos pueden ser: delitos (supone la
intención de causar un daño) o cuasidelitos (se causa el
daño aunque no haya habido intención, es por culpa
imprudencia, negligencia o impericia) y los lícitos son los
actos jurídicos y los simples actos voluntarios. (Lulila, s. f.,
https://goo.gl/NPuRmh).

Diferencia entre el simple acto lícito y el acto jurídico

El artículo 258 del Código único define el simple acto lícito “como la acción
voluntaria no prohibida por la ley, de la que resulta alguna adquisición,
modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas”3; mientras
que el artículo 259 del mismo cuerpo legal brinda el concepto de acto
jurídico y refiere que “es el acto voluntario lícito que tiene por fin
inmediato la adquisición, modificación o extinción de relaciones o
situaciones jurídicas”4.

Así, la principal diferencia entre ambos es que el simple acto lícito no tiene
por fin inmediato crear, modificar o extinguir relaciones o situaciones
jurídicas, sino que, por el contrario, carece de este. Sus efectos jurídicos se
darán prescindiendo de la voluntad del agente y por la simple circunstancia

3 Art. 258, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
4 Art. 259, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

2
de haberse colocado en la situación prevista por la norma como supuesto
de hecho.

Por ejemplo, la persona que hace reparaciones urgentes en la propiedad


de un amigo ausente no tiene en miras (o sea, no tiene por fin inmediato)
entablar una relación jurídica (el arreglo de una casa), sino simplemente
prevenir un perjuicio patrimonial al amigo. La ley es, entonces, la que
establece, más allá de la intención de esta persona, que el beneficiado por
esa reparación debe indemnizar al amigo benefactor y dentro de la medida
del beneficio que obtuvo por los gastos hechos por su amigo.

Por su parte, los actos jurídicos tienen por fin inmediato adquirir, modificar
y extinguir relaciones o situaciones jurídicas. Es decir, el acto jurídico es un
hecho de autonomía privada mediante el cual simplemente se persigue un
fin práctico autorizado por el ordenamiento.

Ahora bien, ¿para qué determinar la distinción entre actos jurídicos y


simples actos lícitos? Ello es así por el régimen aplicable. En efecto, si
estamos frente a una categoría como la de los simples actos lícitos, que
producirá efectos por designio legal y con independencia del querer del
sujeto, no serían entonces aplicables las normas del Código en materia de
elementos, vicios e ineficacia de los actos jurídicos, por lo tanto, cada acto
queda regido por lo que se disponga en cada hipótesis. Esto nos lleva a
señalar otra distinción entre el acto jurídico y el simple acto lícito: el
primero siempre es voluntario, mientras que el segundo es indiferente que
lo sea, requiriéndose cuanto mucho que el sujeto cuente con
discernimiento (Rivera y Medina, 2014).

Figura 1:

Fuente: Buteler Cáceres, 2000, p. 200.

3
La voluntad jurídica

Definición. Importancia

La voluntad individual apreciada en el mundo de las relaciones jurídicas


juega un papel fundamental.

Así, Buteler Cáceres (2000) explica que, si partimos de los atributos de las
personas y, dentro de ello, de la capacidad, se advierte que la voluntad o la
aptitud de voluntad es el presupuesto primario, indispensable de la
capacidad de hecho.

Asimismo, señala que, si se tiene en cuenta el domicilio, dentro de este se


encuentra el real o voluntario, el que se constituye por la voluntad
soberana de una persona capaz, en cuanto esté materializada de un modo
concreto.

En relación con los contratos, hay uno cuando “dos o más partes
manifiestan su consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o
extinguir relaciones jurídicas patrimoniales”5.

En definitiva, lo que quiere poner de manifiesto el mencionado autor es


que la voluntad individual, mirada en sí misma y a través de su ejercicio
efectivo, a través de su declaración y condicionada de antemano por la ley,
es el factor predominante destinado a reglar las relaciones jurídicas de
carácter privado.

Enunciación de los elementos internos y externos

El artículo 260 del Código Civil y Comercial prevé: “Acto voluntario. El acto
voluntario es el ejecutado con discernimiento, intención y libertad, que se
manifiesta por un hecho exterior”6.

Los actos voluntarios son aquellos realizados mediante los presupuestos


mencionados en el artículo (discernimiento, intención y libertad) que
integran el elemento moral o interno del acto voluntario, además del
elemento material o externo, que es la manifestación de la voluntad.

5 Art. 957, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
6 Art. 260, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

4
Cada elemento interno, como se verá, puede verse obstado por
determinadas circunstancias, como la minoridad, la declaración de
incapacidad o de vicios, el error, el dolo o la violencia, que afectarán a uno
o varios de esos elementos, ocasionando la involuntariedad del acto.

Figura 2:

Fuente: Tagle, 2002, p. 89.

Elementos internos

El discernimiento. Definición

El discernimiento se refiere a la aptitud general de conocer, es decir, a la


madurez intelectual para razonar, comprender y valorar el acto y sus
consecuencias. Se trata, en definitiva, de tener una conciencia cabal de
nuestras propias acciones, de su conveniencia e inconveniencia, de su
bondad o maldad, de su licitud o ilicitud (Buteler Cáceres, 2000).

Esta aptitud depende del grado de madurez que se haya alcanzado y puede
faltar por la edad o por cuestiones de salud mental.

El discernimiento debe ser distinguido de la capacidad, pues, en tanto el


primero es una cualidad o aptitud natural del sujeto de conocer, razonar y
comprender, la capacidad es la cualidad o aptitud jurídica de obrar y de
ejercer actos válidos.

5
En pocas palabras, se puede tener discernimiento y ser, sin embargo,
incapaz, como los menores mayores de diez años, quienes, conforme con
la ley (artículo 261, inciso b, del CCCN), poseen discernimiento para
ejecutar actos ilícitos y, por ende, son responsables de sus consecuencias,
pero son incapaces de obrar, por lo que no pueden celebrar actos jurídicos
válidos por sí mismos (Tagle, 2002).

Causas obstativas del discernimiento

El artículo 261 del código único reza

Acto involuntario. Es involuntario por falta de


discernimiento:

a) el acto de quien, al momento de realizarlo, está


privado de la razón;
b) el acto ilícito de la persona menor de edad que no hay
cumplido diez años;
c) el acto lícito de la persona menor de edad que no ha
cumplido trece años, sin perjuicio de lo establecido en
disposiciones especiales.7

Tal como hemos señalado anteriormente, el discernimiento es uno de los


elementos necesarios para que exista voluntad jurídica, por lo que la
ausencia de este conlleva la involuntariedad del acto.

La falta de discernimiento determina la falta de aptitud del sujeto para


hacer uso de la autonomía privada y no se produce a raíz de vicio alguno,
sino por una circunstancia inherente a la aptitud intelectual general del
sujeto.

Las causas que obstan el discernimiento pueden agruparse en dos grandes


grupos: aquellas que presuponen un desenvolvimiento insuficiente de la
inteligencia (minoridad, en tanto inmadurez; puntos b y c) y las que
consideran que el sujeto no estaba en pleno uso de sus facultades
intelectuales al realizar el acto (privación de la razón, punto a).

Respecto a la privación de razón, esta puede ser de dos clases, según si la


falta de razón refleja alguna clase de patología más o menos permanente o
bien un oscurecimiento del intelecto temporal o accidental y solo

7 Art. 261, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

6
relacionado con el acto en cuestión. Estas circunstancias incidirán en los
extremos por acreditar en un eventual juicio, debiendo tener en cuenta los
alcances concretos de la inhabilidad del sujeto en caso de que hubiera sido
objeto de una declaración (Rivera y Medina, 2014).

En relación con la edad, debe señalarse que, de acuerdo con el sistema que
adopta el Código Civil y Comercial, según el cual se presume, sin admitir
una prueba en contrario, que las personas obran con discernimiento a
partir de determinadas edades, por lo que estas deben ser capaces de
distinguir entre actos lícitos y actos ilícitos.

En el caso de actos ilícitos, la ley ha entendido que el ser humano capta


antes la noción de lo bueno y de lo malo que la apreciación de lo que para
él puede ser conveniente o inconveniente y, por ello, supone que los
menores mayores de diez años tienen discernimiento para ejecutar actos
ilícitos sin admitir prueba en contra. Por ende, habrán de responsabilizarse
por las consecuencias de sus actos, es decir, que responderán civilmente
con su propio patrimonio. Esto, sin perjuicio de la responsabilidad de los
padres y del derecho de repetición que, en razón de este discernimiento,
estos tienen contra sus hijos (artículo 1754 del CCCN).

En cambio, respecto de los actos lícitos, la ley considera que se tiene


discernimiento desde los 13 años, pero no para todos los actos, sino solo
para que aquellos que la ley expresamente les permite realizar, como ser:
la persona adolescente de entre 13 y 16 años puede tomar decisiones
respecto de aquellos tratamientos que no resultan invasivos; a partir de los
16 años, el adolescente puede tomar decisiones sobre el cuidado del
propio cuerpo (artículo 26 del CCCN); puede ejercer profesión si ha
obtenido título habilitante, aunque sea menor de edad (artículo 30 del
CCCN).

La intención. Definición

Se ha definido la intención como el discernimiento aplicado al acto


concreto del que se trata. Es representarse los motivos determinantes de la
acción y tener conocimiento concreto del estado de los casos (Buteler
Cáceres, 2000).

Aun cuando haya discernimiento, puede faltar la intención. Ya veremos,


más adelante, que pueden concurrir vicios como el error o la ignorancia o
bien el dolo y, en ese caso, faltará la intención. Pero, a la inversa, la
intención presupone siempre el discernimiento, ya que no se puede
concebir este último sin aquella (Buteler Cáceres, 2000).

7
En pocas palabras, es la conciencia plena y cabal de los alcances de un acto
determinado.

La libertad. Definición

La libertad consiste en el imperio de sí, en la posibilidad de elección sin


coacción, en la determinación propia, es la independencia de la voluntad.
Consiste en la posibilidad de elegir entre distintas opciones sin presiones
de ninguna naturaleza.

Este concepto comprende dos aspectos: la libertad física y la libertad moral


o libre albedrío.

Así, la libertad moral es la espontaneidad en la determinación adoptada


por la persona, sin ningún influjo extraño que pueda torcerla o
desvirtuarla.

La libertad física es el poder material de hacer lo que de antemano se ha


resuelto hacer o bien abstenerse de hacer lo se ha resuelto no hacer.

Elemento externo

La manifestación de la voluntad: noción

Tal como hemos señalado anteriormente, la voluntad jurídica debe


manifestarse a través de un hecho exterior. Esta exigencia luce razonable,
dado que, de no existir alguna exteriorización, el mero suceso interno no
puede ser valorado por el ordenamiento. Es decir, una voluntad no
manifestada no es de interés para el derecho, ya que, sin exteriorización,
no solo no puede haber hecho voluntario, sino tampoco involuntario: a los
efectos legales, en ambos casos no habría modificación alguna susceptible
de ser aprehendida por el derecho (Rivera y Medina, 2014).

Ahora debemos preguntarnos: ¿qué sucede en aquellos casos en los que la


voluntad interna no coincide con la declarada?

Es importante, como se ha sostenido anteriormente, que los elementos


internos y el elemento externo se sumen para lograr efectos en el mundo
del derecho. Sin embargo, puede haber falta de coincidencia; por ejemplo,
cuando se expresa algo que no se tiene la intención de manifestar, algo
diferente a lo querido. En estos casos, se plantean cuestiones relativas a la
posibilidad de que esos actos sean válidos y, además, a los criterios de

8
interpretación que se deben utilizar para determinar qué es lo correcto, si
lo que se quiso o lo que se manifestó. Respecto de este dilema, se han
planteado teorías que trataron de dar respuesta y que son explicadas con
gran claridad por Tagle (2002).

Señala la mencionada autora que, en la doctrina jurídica moderna, el


problema de la divergencia es resuelto por dos teorías opuestas: la teoría
de la voluntad y la teoría de la declaración.

 La teoría de la voluntad, también conocida como teoría francesa,


expuesta originariamente por el alemán Savigny, considera que el
efecto jurídico se produce por consecuencia de la voluntad interna
y no por la declaración que de ella se hace. Es decir que, para esta
teoría, el elemento importante es el interno o la voluntad real, en
tanto que la declaración o el elemento externo no es más que el
medio para dar a conocer la voluntad real; por lo que, en caso de
divergencia, debe darse preeminencia a la intención efectiva del
agente.
 Por otro lado, la teoría de la declaración o teoría alemana sostiene
que la voluntad interna carece de relevancia jurídica, puesto que
no es conocida por el derecho sino a través de sus
manifestaciones exteriores, por lo que solo la declaración de
voluntad tiene valor y merece respeto.
 En otro orden de ideas, se encuentran las teorías intermedias, que
advierten que, llevadas a sus extremos, la teoría de la voluntad
real y la de la declaración resultan inaceptables; la primera porque
protege exclusivamente el interés del autor de la declaración,
dándole la posibilidad de impugnarla cuando no coincide con la
voluntad interna, lo que atenta contra la seguridad jurídica. La
segunda, a la inversa, lesiona el principio de autonomía de la
voluntad sobre el que se construye toda la teoría del acto jurídico.

De tal modo, las teorías intermedias, partiendo de uno u otro punto,


elaboran soluciones que combinan la necesidad de respetar la real
intención de las partes con la seguridad y la confianza que deben
prevalecer en las relaciones jurídicas. Así, la teoría de la responsabilidad
considera que debe respetarse la voluntad interna, a menos que la
divergencia entre la manifestación y la voluntad real sea producto de la
negligencia del declarante, en cuyo caso, este deberá soportar las
consecuencias. Por otro lado, la teoría de la confianza afirma que la
declaración debe prevalecer sobre la voluntad interna cuando haya
suscitado una legítima expectativa en el destinatario, siempre que este no
haya obrado culposamente al no poner la debida atención que le habría

9
permitido captar los elementos objetivos que indicaban la falta de
voluntad.

Ahora bien, descrito el debate, debemos preguntarnos qué ocurre en el


Código Civil y Comercial argentino.

Si bien nuestro código no contiene precepto alguno que expresamente


establezca cómo debe resolverse la cuestión, diversas disposiciones
demuestran que se ha acogido como principio rector la doctrina de la
voluntad, haciendo predominar la voluntad real del agente sobre la
declaración. Esto se evidencia en la reglamentación de la teoría general del
acto voluntario, en la recepción de la teoría general de los vicios de la
voluntad, en la consagración del respeto al principio de la autonomía de la
voluntad que se vincula con la facultad de los particulares de reglar sus
relaciones jurídicas.

Sin embargo, este principio de respeto a la voluntad interna se encuentra


atenuado en diversas disposiciones particulares. En resguardo del valor
seguridad en el tráfico jurídico, y tienen eficacia ciertas declaraciones de la
voluntad no obstante su discordancia con el íntimo querer del sujeto que
las realiza.

Así, por ejemplo, en diversas normas, la ley hace prevalecer la buena fe, la
confianza o la responsabilidad a fin de proteger al destinatario de la
declaración. Ello sucede en la adopción del error reconocible (artículos 265
y 266), en la preeminencia de la buena fe en el ejercicio de los derechos –
como en la ejecución e interpretación de las relaciones jurídicas (artículos 9
y 10)–, así como en el no amparo del dolo recíproco (artículo 272) ni de la
simulación dirigida a perjudicar terceros (artículos 333 y 334) (Rivera y
Medina, 2015).

Los diversos modos de manifestación de la voluntad

El elemento externo es la declaración de voluntad, la conducta por la cual


el sujeto la exterioriza o la manifiesta. A este elemento alude el artículo
262 del Código Civil y Comercial: “Manifestación de la voluntad. Los actos
pueden exteriorizarse oralmente, por escrito, por signos inequívocos o por
la ejecución de un hecho material”8.

8 Art. 262, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

10
Este precepto contempla la manifestación de la voluntad expresa, que se
da cuando hay un signo exterior sensible emitido por el declarante con el
único objeto de dar a conocer su voluntad concreta.

Esta declaración positiva puede concretarse a través de:

 Manifestación verbal. La declaración de la voluntad por medio de


la palabra hablada, si bien es un medio que traduce exactamente
la voluntad interna del emisor, tiene el inconveniente de que este
puede, más tarde, negar o alterar lo dicho, lo que hace muy difícil
probar su existencia, por lo que solo se utiliza en actos de menor
importancia.
 Manifestación escrita. Esta se traduce en la exteriorización en un
cuerpo de escritura de la voluntad de quien la emite. Es la que
mayores garantías ofrece, ya que da certeza plena, pudiendo estar
contenida en instrumento público o privado. Es la más
conveniente, sin dudas, pues, al quedar consagrada por escrito,
adquiere fijeza y, por ende, otorga seguridad, puesto que facilita la
prueba de la declaración de voluntad.
 Manifestación por signos. Esta declaración consiste en la
utilización de gestos o actitudes dirigidos a otros respecto de
determinados objetos, permitiendo lograr un significado único e
inconfundible. Es decir, hay una actitud física del sujeto que no
deja lugar a dudas sobre su voluntad interna. Por ejemplo, quien
levanta la mano en un remate o en la votación de una asamblea.
 La última parte del artículo alude a los hechos materiales; aquí
salimos, sin embargo, del campo de las declaraciones para pasar al
de la mera manifestación, con lo cual se ingresa al terreno de la
exteriorización tácita de la voluntad (Rivera y Medina, 2014, p.
602).

Por otro lado, en continuidad con el punto d, tenemos la manifestación


tácita o indirecta de la voluntad, que, a diferencia de la positiva, no tiene
por fin dar a conocer la voluntad de manera directa, sino que esta se
infiere del comportamiento del sujeto.

El artículo 264, prevé: “Manifestación tácita de la voluntad. La


manifestación tácita de la voluntad resulta de los actos por los cuales se la
puede conocer con certidumbre. Carece de eficacia cuando la ley o la
convención exigen una manifestación expresa”9.

Debemos señalar que, para que exista una manifestación tácita de la


voluntad, hay tres condiciones que deben darse: a) que se trate de actos

9 Art. 265, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

11
por los que se puede conocer con certidumbre la existencia de la voluntad,
es decir, que se pueda inferir la existencia de una voluntad en determinado
sentido; b) que no se exija una expresión positiva; c) que no haya una
declaración expresa contraria.

Ejemplos de este tipo de manifestación son la remisión de deuda del


acreedor que devuelve a su deudor el pagaré sin protesta o reserva, la
adquisición por parte de quien ha recibido mercadería y la consume, llevar
materiales al lugar de una obra para realizarla.

Por último, tenemos el silencio como manifestación de voluntad. En primer


lugar, debemos decir que hay silencio en sentido jurídico cuando una
persona no manifiesta su voluntad con relación a un acto jurídico, tampoco
por una acción especial destinada a este efecto ni por una acción de la que
se pueda inferir la voluntad. Es decir, es la abstención, la omisión, el callar.

El artículo 263 del Código Civil y Comercial dispone:

Silencio como manifestación de la voluntad. El silencio


opuesto a actos o a una interrogación no es considerado
como una manifestación de voluntad conforme al acto o la
interrogación, excepto en los casos en que haya un deber de
expedirse que puede resultar de la ley, de la voluntad de las
partes, de los usos y prácticas, o de una relación entre el
silencio actual y las declaraciones precedentes.10

Conocemos el viejo adagio que dice “el que calla, otorga”. Este refrán no
tiene vigencia dentro del orden jurídico, donde la regla es que el silencio es
un signo negativo: el que calla no afirma ni niega. El silencio solo
excepcionalmente puede constituir un modo de manifestación o de
declaración de la voluntad tácita.

Estos casos de excepción son:

 Cuando haya obligación legal de expedirse. Cuando la ley impone


la exigencia de pronunciarse y el obligado guarda silencio, este es
considerado como una manifestación de la voluntad. Por ejemplo,
quien, debiendo absolver posiciones, no concurre o se niega a

10Art. 263, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

12
responder, por lo tanto, queda confeso en todos los hechos que
surgen de la relación de las preguntas (artículo 417 del CPCCN)
 Cuando las partes hubieran dispuesto un deber de expedirse en
el marco de un contrato. Si nos inclinamos por el efecto
obligatorio de los contratos, estaríamos frente a un supuesto
similar al primero; sin embargo, también es posible considerar que
ese silencio es una declaración, ya que podría haberse pactado
que el silencio tenga ese valor, en tanto signo inequívoco
particular (Rivera y Medina, 2014).

 Cuando los usos y costumbres impongan el deber de expedirse.


En los casos donde el ordenamiento positivo prevé que la
costumbre es fuente de derecho (artículo 1) e impone el deber de
pronunciarse, el silencio será considerado como manifestación
tácita de la voluntad. Es decir, nuevamente estaríamos ante un
caso donde hay un deber legal de manifestarse.

 Cuando hay una obligación de explicarse a causa de una relación


entre el silencio actual y las declaraciones precedentes. Cuando
se puede relacionar el silencio actual con la conducta previa del
sujeto, las circunstancias autorizan a presumir que el silencio se
vincula con una manifestación de voluntad concordante con sus
declaraciones anteriores. Así, por ejemplo, si me proveo de libros
de una de las tantas editoriales que trabajan en Córdoba y tengo
de antemano este trato: que todas las obras de derecho civil que
aparezcan mes a mes me las deben enviar; si al mes siguiente no
las devuelvo, ello significará que las he comprado y deberán
cargarlos en mi cuenta. El silencio está de antemano erigido en
declaración de voluntad.

13
Referencias
Buteler Cáceres, J. (2000). Manual de derecho civil. Córdoba, AR: Advocatus.

Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso
de la Nación Argentina.

Lulila (Nombre de usuario). (s. f.). Desarrollo de algunos temas de Penal 1.


Recuperado de https://es.scribd.com/document/230108887/Algunos-Temas-de-
Penal-1

Rivera, J. C. y Medina, G. (Eds.). (2014). Nuevo Código Civil y Comercial de la


Nación, comentado por especialistas. Buenos Aires, AR: La Ley.

Tagle, M. V. (2002). Derecho Privado. Parte general (Vol. 1). Córdoba, AR:
Alveroni.

14
Vicios de los
actos
voluntarios

Derecho
Privado I

0
Vicios de los actos voluntarios
Los vicios de la voluntad
Al tratar los vicios de la voluntad, resulta necesario recordar la definición
de voluntad jurídica, según la cual esta es la voluntad sana y manifestada
que genera, modifica, transforma o extingue relaciones o situaciones
jurídicas.

Esta voluntad, tal como señalamos anteriormente, está condicionada por la


trinidad de: discernimiento, intención y libertad.

Ya dijimos que el discernimiento es la aptitud general de conocer, es la


facultad de discurrir y es tener conocimiento pleno de las consecuencias de
los actos.

Respecto del discernimiento, este existe o no en caso de que hayan causas


obstativas, pero no es pasible de vicios.

En cambio, en relación con los otros dos elementos, la intención y la


libertad, en estos sí pueden concurrir vicios. Así, respecto a la intención,
pueden afectarla los vicios de error, de ignorancia o de dolo. En estos
casos, no habrá intención. Respecto de la libertad, pueden concurrir la
fuerza irresistible o la intimidación.

El error. Noción
El primero de los vicios que afecta la intención es el error. Este consiste en
un conocimiento inexacto de la realidad; es el falso conocimiento o noción
acerca de alguno de los elementos de las circunstancias vinculadas al acto
que se ejecuta o a su régimen legal.

Cabe distinguir entre error de derecho y error de hecho, según si el falso


conocimiento se da respecto de una norma jurídica aplicable a una
determinada situación o relación jurídica o si se le da un alcance distinto o
según las circunstancias o los elementos fácticos que hacen al negocio o a
la relación jurídica de la que se trate.

También se distingue entre error espontáneo o provocado, según si la


persona haya cometido la falsa noción por ella misma o haya sido inducida
a la falsa creencia. Asimismo, se diferencia entre error esencial o

1
accidental: el primero es el que recae sobre la naturaleza del acto, su
objeto, la causa principal, las cualidades sustanciales de la cosa o la
persona del otro contratante; el segundo es el que recae sobre algún
accesorio de la cosa. Finalmente, el error puede ser excusable o
inexcusable, según haya habido culpa o no del agente en el yerro (Rivera y
Medina, 2014).

Error de derecho. Definición. Principio general


El error de derecho consiste en desconocer la existencia o el contenido de
una norma jurídica, en interpretar su significado de una manera distinta a
la real, en hacer una aplicación inexacta de esa norma en una situación
jurídica que no la regula, en atribuir a un hecho o a una situación jurídica
una calificación jurídica incorrecta o en suponer en vigor una norma
inexistente. En una palabra, es la imputación defectuosa de las
consecuencias jurídicas vinculadas a una determinada relación o negocio,
en razón de una falsa noción sobre el alcance, el sentido y la significación
de la ley (Tagle, 2002).

El artículo 8 del Código Civil y Comercial de la Nación1 (CCCN) dispone


“Principio de inexcusabilidad. La ignorancia de las leyes no sirve de excusa
para su cumplimiento, si la excepción no está autorizada por el
ordenamiento jurídico”2.

De este modo, el precepto establece el principio general de que nadie, so


pretexto de ignorancia, podrá impedir la fuerza obligatoria de la ley ni será
capaz de eludir las sanciones o las responsabilidades que la ley impone en
razón de nuestros propios actos. Ello así, pues, si a cada uno le fuese
permitido aducir el desconocimiento de las leyes para eludir las
consecuencias que emanan de sus prescripciones (para sustraerse de las
obligaciones que la ley impone), estaríamos ante un verdadero caos
jurídico, pues ningún derecho podría subsistir y no habría seguridad
jurídica.

Ahora bien, este principio no es absolutamente rígido, ya que puede ceder


ante excepciones que contemple la ley; así como también cuando, por una
interpretación judicial, se pueda hacer mérito de las situaciones de
vulnerabilidad.

1
Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
2 Art. 8, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

2
Error de hecho. Definición. Caracteres
El error de hecho, tal como ya referimos, es la falsa noción que recae sobre
los elementos o las circunstancias fácticas vinculadas al negocio o a la
relación jurídica de la que se trate. Este puede recaer en el contenido o
presupuesto del acto, así como en la identidad de las personas, en la
naturaleza o en las características de las cosas o en los hechos materiales
constitutivos de la conducta.

El error de hecho que vicia la voluntad debe ser espontáneo y esencial, de


acuerdo con lo que prescribe el artículo 265 del código único, que prevé
“Error de hecho. El error de hecho esencial vicia la voluntad y causa la
nulidad del acto. Si el acto es bilateral o unilateral recepticio, el error debe,
además, ser reconocible por el destinatario para causar la nulidad”3.

Así, para que el error de hecho pueda ser invocado por quien lo ha sufrido,
debe tratarse de un error esencial, espontáneo y además reconocible.

El error… es esencial cuando recae sobre: la naturaleza del


acto; un bien o un hecho diverso o de distinta especie que el
que se pretendió designar, o una calidad, extensión o suma
diversa a la querida; la cualidad sustancial del bien que haya
sido determinante de la voluntad jurídica según la
apreciación común o las circunstancias del caso; los motivos
personales relevantes que hayan sido incorporados expresa
o tácitamente; la persona con la cual se celebró o a la cual
se refiere el acto si ella fue determinante para su
celebración.4

En pocas palabras, sobre los aspectos primordiales del acto.

El error es espontáneo si se ha cometido por una falsa noción de la persona


misma y no porque la otra parte del negocio jurídico la indujo a un error,
pues este, en ese caso, sería provocado.

“Es reconocible cuando el destinatario de la declaración lo pudo conocer


según la naturaleza del acto, las circunstancias de persona, tiempo y
lugar”5. El error debe ser identificable en los actos jurídicos bilaterales –por
ejemplo, en un contrato– y en los actos unilaterales recepticios, en los que
la declaración va dirigida a otra persona y, una vez conocida por ella,

3Art. 265, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
4 Art. 267, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
5 Art. 266, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

3
comienza a producir efectos (por ejemplo, una oferta contractual o una
notificación de la entrega del deudor cedido).

Este requisito de la reconocibilidad significa que cada persona debe


comportarse diligentemente y solo se habilita la anulación del acto a favor
del emisor cuando el yerro tendría que haber sido conocido por el receptor
de haber actuado con diligencia. Es decir, que lo que hay que determinar es
si la persona afectada por la declaración del que yerra estuvo o no en
condiciones de percibir que el emisor se había equivocado y, en
consecuencia, de haberle advertido, ya que, de ser efectivamente así y no
haberlo hecho, sería anulable el acto por haber actuado de mala fe.

Lo que la ley pretende es que ambas partes sean diligentes al celebrar un


negocio y que sean leales la una con la otra: al emisor se le exige que no
declare cualquier cosa sin medir las expectativas que genera y al receptor,
que, de percibir que se está incurriendo en error, se lo advierta a la otra
parte para que pueda rectificar, so pena de poder incurrir en reticencia
dolosa (artículo 271 del CCCN) (Rivera y Medina, 2014).

En resumen, que sea reconocible por el destinatario de la declaración


implica que, si ella no conoció el error ni lo pudo advertir al actuar con una
normal diligencia, el acto (viciado por error y, por ende, involuntario)
produce la plenitud de sus efectos.

Clases de error. Efectos


Hemos puesto de relieve anteriormente que hay distintas clases de error.

Así, tenemos por un lado la gran distinción entre error de hecho y error de
derecho; tal como señalamos, el primero recae sobre los elementos o las
circunstancias fácticas vinculadas al negocio o a la relación jurídica de la
que se trate, pero, también, sobre el dato de hecho, el contenido o el
presupuesto del acto, sobre la identidad de las personas. Mientras que el
error de derecho consiste en desconocer la existencia o el contenido de
una norma jurídica, en interpretar su significado de una manera distinta a
la real o en hacer una aplicación inexacta.

Ahora bien, dentro del error de hecho caben dos categorías: error esencial
y error accidental.

El error esencial, regulado en el artículo 267 del Código Civil y Comercial, es


el que afecta los aspectos primordiales del acto. El precepto contempla
distintos supuestos.

4
 Error en la naturaleza del acto: es aquel que recae sobre
la especie jurídica del acto que se celebra…, produciéndose
una divergencia [o falta de concordancia] entre el
comportamiento de las partes y la representación… de lo
declarado o actuado… [Por ejemplo] cuando alguien presta
algo a quien entiende que se lo están regalando.
(UniversoJus.com, 2015a, https://goo.gl/Yir2Yi).

 Error sobre el objeto: este error se produce cuando el sujeto cree


celebrar un negocio jurídico respecto de un determinado objeto o
hecho y, en realidad, se trata de algo distinto. Puede afectar la
individualidad de la cosa, por ejemplo: cuando alguien cree estar
adquiriendo un terreno en un determinado lugar y lo está comprando
en otro; su especie: por ejemplo, en una venta de granos, el vendedor
ha entendido que se trata de cebada y el comprador de trigo; la
cantidad, la extensión o la suma, el que no debe consistir en un mero
error en el cálculo.
 Error en la sustancia: debe entenderse por sustancia o por cualidades
sustanciales de una cosa todas las partes y todas las propiedades de
una cosa, sin las cuales dejaría de ser lo que ella es. Es decir, no solo
debe tratarse de una cualidad, sino que esta se ha tenido en mira al
contratar, es decir, no debe ser accidental. En una palabra, habrá que
ver en cada caso cuáles son las cualidades esenciales de la cosa, que
son aquellas que las partes esperaron encontrar en el objeto adquirido
y que fueron especialmente tenidas en cuenta, como también el
supuesto de que, sin esas cualidades, el acto no se habría celebrado,
una cuestión que debe ser apreciada conforme con las circunstancias
del caso.
 Error en la causa: se trata del error que recae sobre el elemento moral,
es decir, el motivo interno que ha inclinado a ejecutar el acto. Al
pertenecer al fuero interno de cada sujeto, los motivos solo pueden
llevar a una anulación cuando surjan expresa o implícitamente del acto,
ya que, de lo contrario, se estaría perjudicando a la otra parte, que no
tiene forma de conocer lo que pensaba el otro. “Así…, quien compra un
automóvil creyendo por error que el suyo no tiene arreglo no podría,
una vez advertido de la realidad de las cosas, demandar la nulidad del
acto, ya que se trata de motivos ajenos al vendedor” (UniversoJus.com,
2015a, https://goo.gl/Yir2Yi).
 Error en la persona: el error sobre la persona “es aquel que recae sobre
alguno de los sujetos o partes del negocio, ya sea respecto de la
identidad de uno de ellos o de sus cualidades” (UniversoJus.com,
2015a, https://goo.gl/Yir2Yi). Este error es una causa de nulidad
solamente cuando la consideración de la persona ha sido un motivo

5
determinante para su celebración, como la donación hecha a alguien a
quien se toma por otra o en las obligaciones intuitae personae; pero no
es una causa de nulidad cuando la persona del contratante es
indiferente, como en el caso de un prestamista, vendedor o locador.

Por otro lado, el artículo 270 del mismo código prevé el error en la
declaración y el error en la transmisión. El primero consiste en que lo
querido queda desvirtuado en su manifestación externa por distracción,
apresuramiento o inadvertencia. Esta categoría tiene dos variantes: la
primera, cuando hay una divergencia entre la voluntad interna y la
declaración, que puede darse al haber escrito algo incorrecto (lapsus
calami) o al haber empleado palabras no queridas (lapsus linguae), por
ejemplo, si escribo compro cuando, en realidad, quiero decir vendo. La
segunda variante se da cuando ni siquiera se tenía la intención de
manifestar algo, por ejemplo: si alguien ingresa a una sala de remate,
levanta la mano para saludar y se interpreta que está ofertando.

El error en la transmisión se origina cuando una persona distinta del


emisor, encargada de comunicar, desvirtúa la declaración de voluntad del
sujeto dueño del negocio jurídico.

Ambos errores, tanto en la declaración como en la transmisión, pueden


referirse a cualquiera de los casos de error esencial y, por ende, invalidar el
acto (Rivera y Medina, 2014).

Por último, cabe señalar que el error de hecho esencial y reconocible es el


que justifica la nulidad del acto y, por lo tanto, puede ser invocado por
quien lo ha sufrido a fin de que se deje sin efecto el acto celebrado, pues se
ha viciado la voluntad o, más precisamente, el elemento interno de
intención.

Ahora bien, si la otra persona afectada por el acto acepta realizarlo en la


manera en que la entendió el otro, el error en la práctica desaparece y el
negocio deviene exactamente lo que la víctima del yerro pensaba celebrar
desde un principio. Así, desaparecido el error, se suprime la causa que da
origen a la anulación y el consecuente derecho a reclamarla por parte de
quien antes se veía afectado, todo ello en conformidad con el artículo 269
del código único.

Por otro lado, está el error accidental, que es el que recae sobre las
cualidades no sustanciales de las cosas o sobre los motivos no
determinantes del acto, por lo que no acarrea la nulidad.

6
El artículo 268 del Código Civil y Comercial prevé: “Error de cálculo. El error
de cálculo no da lugar a la nulidad del acto, sino solamente a su
rectificación, excepto que sea determinante del consentimiento”6.

El error de cálculo es un tipo de equívoco accidental que se da cuando, en


el acto, se establecen las bases para fijar un precio, pero se realiza mal el
cálculo, se adicionan mal las cuotas que integran el saldo del precio,
etcétera. En la práctica, este error no invalida el negocio jurídico, pues del
acto mismo se puede llegar a la voluntad real y determinar que es un error.
Esto es así siempre que no fuera determinante del consentimiento, pues en
ese caso se convertiría en error esencial y habilitaría a la nulidad del acto
(Rivera y Medina, 2014).

El dolo. Diversas acepciones


La palabra dolo tiene en derecho distintas acepciones: a) como elemento
intencional del acto ilícito, es la intención o propósito de causar un daño; b)
en el ámbito obligacional, el dolo es la deliberada intención de no cumplir a
pesar de poder hacerlo; c) como vicio de la voluntad, en tanto interviene
en la formación del acto jurídico, consiste en maniobras engañosas
empleadas por una de las partes para inducir a la otra a celebrar un
determinado acto jurídico.

Definición de dolo como vicio de la voluntad. Requisitos

El régimen legal aplicable al dolo como vicio que afecta la intención en los
actos voluntarios está contenido en los artículos 271 a 275 del Código Civil
y Comercial.

El artículo 271 expresa:

Acción y omisión dolosa. Acción dolosa es toda aserción de


lo falso o disimulación de lo verdadero, cualquier artificio,
astucia o maquinación que se emplee para la celebración del
acto. La omisión dolosa causa los mismos efectos que la
acción dolosa, cuando el acto no se habría realizado sin la
reticencia u ocultación.7

6 Art. 268, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
7
Art. 271, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

7
De tal modo, el dolo es toda maniobra tendiente a engañar, a fin de inducir
a alguien a la realización de un acto que no habría sido celebrado de no
mediar este vicio. Puede consistir tanto en una acción como en una
omisión dolosa. En el primero, se realizan maniobras o ardides destinados
a provocar una falsa visión en la víctima para que realice un acto que, de
otra manera, no habría decidió ejecutar; en tanto, en el segundo, se
aprovecha el engaño del otro, pese a no haber realizado nada concreto
para que cayera en él.

Para que el dolo provoque la invalidez del negocio jurídico, será


imprescindible que concurran las siguientes circunstancias:

 que el dolo haya sido esencial, es decir, grave y determinante de la


voluntad;
 que haya ocasionado un daño importante;
 que no haya habido dolo recíproco, es decir de ambas partes.

Dolo esencial e incidental. Efectos

El artículo 272 del código en cuestión prevé: “Dolo esencial. El dolo es


esencial y causa la nulidad del acto si es grave, es determinante de la
voluntad, causa un daño importante y no ha habido dolo por ambas
partes”8.

De tal modo, el dolo esencial es el que ha sido una causa determinante y


eficiente del consentimiento del engañado para la celebración del acto y
puede ser invocado para anularlo. Para determinar si el dolo es esencial,
habrá que verificar que se reúnan los cuatro requisitos que fija el precepto:

 Que sea grave: la gravedad del dolo alude a la entidad del engaño,
astucia o ardid. La conducta o maniobra empleada debe ser apta para
inducir al engaño a una persona que pone la diligencia necesaria en los
asuntos, calidad que ha de ser evaluada en función de las circunstancias
y condiciones personales del sujeto engañado.

 Debe ser determinante de la voluntad: ello es así cuando, de no haber


mediado el engaño, el sujeto no hubiere celebrado el negocio jurídico.
Esta es la principal diferencia con el dolo incidental que seguidamente
veremos.

8 Art. 272, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

8
 Debe probar un daño importante: el artículo no solo requiere que la
víctima haya sufrido un daño, sino que este haya sido de relevancia,
con cierta significación para la persona que lo sufre, pero no
únicamente de significación económica, pues puede tratarse de un
daño moral (Tagle, 2002).

 Ausencia de dolo de ambas partes: quien obra con dolo no puede


pretender que se anule el acto alegando el cometido en su perjuicio por
la otra parte. Ello es así, pues se trata de una exigencia negativa, cuyo
fundamento radica en la regla de que nadie puede alegar la propia
torpeza. Además, se trata de un deber moral que deben presidir las
relaciones entre las personas, por ello “quien juega sucio no tiene
derecho a exigir juego limpio” (Rivera y Medina, 2014, p. 626).

Por su parte, “el dolo incidental es… aquel [en el que] faltan uno o más
requisitos de los que exige el art. 272 para que el dolo sea apto para actuar
como vicio” (UniversoJus.com, 2015, https://goo.gl/YzC2UK). El dolo
incidental no afecta la celebración del acto, sino sus condiciones. Es decir,
la parte que lo sufre lo habría celebrado aun de no haber mediado el
engaño, aunque en condiciones distintas; por ende, no es causa de
invalidez del acto, pero quien lo comete debe resarcir los daños causados,
en conformidad con el artículo 275 del Código Civil y Comercial.

Finalmente, debemos señalar que el dolo esencial y el dolo incidental


pueden ser directo, si es cometido por una de las partes del acto jurídico,
por su dependiente o por su representante, o indirecto, si proviene de la
conducta de un tercero ajeno a la relación de la que se trata para
beneficiar a alguna de las partes. Una y otra clase de dolo afectan la validez
del acto (artículo 274 del CCCN).

9
Figura 1

Fuente: Tagle, 2002, p. 94 y 95.

La violencia. Noción

La libertad como

tercer requisito de la voluntad es… aquella que permite


autodeterminarse sin influencias mayores a las habituales.
Precisamente, la violencia importa una influencia superior a
la tolerable y consiste en ejercer coerción sobre una persona
para obligarla a realizar un acto. (UniversoJus.com, 2015c,
https://goo.gl/ZmQqfX).

Nuestro código emplea los términos fuerza irresistible e intimidación para


referirse a la violencia como vicio de la voluntad que excluye la libertad.
Así, la violencia en términos jurídicos es la restricción que, por distintos
medios, se emplea sobre una persona para obligarla a ejecutar un acto que
no estaba dispuesta a realizar. La violencia se presenta en dos formas
diferentes: la fuerza irresistible, que tiene lugar cuando se excluye la
voluntad mediante el empleo de una presión física excesiva o de malos
tratamientos corporales; la intimidación o amenazas, que inspiran en la

10
víctima el temor fundado de sufrir un mal inminente y grave que suprime
su libertad en el obrar.

Clases. Efectos

El artículo 276 del Código Civil y Comercial prevé:

Fuerza e intimidación. La fuerza irresistible y las amenazas


que generan el temor de sufrir un mal grave e inminente
que no se pueden contrarrestar o evitar en la persona o
bienes de la parte o de un tercero, causan la nulidad del
acto. La relevancia de las amenazas debe ser juzgada
teniendo en cuenta la situación del amenazado y las demás
circunstancias del caso.9

Así, de acuerdo con el precepto mencionado, la violencia se puede ejercer


a través de dos modalidades: la fuerza irresistible y las amenazas o
intimidación.

La fuerza irresistible es la coacción física o material que suprime la libertad


constriñendo al sujeto a obrar en determinado sentido o a dejar de
hacerlo. Se trata de una fuerza suficientemente grave como para impedir a
la víctima repelerla (Tagle, 2002).

Esta fuera gravita sobre la persona de quien la padece a


modo de reducirla a mero instrumento pasivo de la voluntad
y del designio de otro. Indiscutiblemente invalida el acto
jurídico. Por una parte, entenderemos que el acto no sólo no
es voluntario, sino que antivoluntario y por otra parte, que
en este caso se configura un tipo penal, vale decir cuando se
ha ejercitado violencia sobre una persona humana. (Buteler
Cáceres, 2000, p. 259).

Por otro lado, tenemos la violencia moral o intimidatoria, que consiste en


inspirar temor por medio de amenazas para infundir miedo, alterando el
ánimo y la libertad de obrar para que el amenazado ceda en perjuicio de
sus propios intereses.

9 Art. 276, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

11
Estas amenazas deben ser graves, es decir, deben tener aptitud para crear
un temor racionalmente fundado, lo que se valorará de acuerdo con la
situación del amenazado y las demás circunstancias del caso (artículo 276
del CCCN).

La gravedad se valorará teniendo en cuenta los bienes jurídicos –que


pueden ser de naturaleza patrimonial o no; la vida, la salud, la honra, la
reputación, la intimidad, etcétera– del propio amenazado, así como de
cualquier otro sujeto en tanto y en cuanto se demuestren aptos para
alterar la conducta del afectado.

Asimismo, el mal amenazado ha de ser inminente, no necesariamente


presente o actual, pero sí de realización en un lapso más o menos próximo,
de modo que no pueda evitarse a tiempo ni reclamarse el auxilio de la
autoridad pública para impedir la amenaza o defenderse de ella.

Sin embargo, es menester atribuir al término de inminente un significado


más amplio, pues, en ocasiones, el factor del tiempo carece ciertamente de
relevancia.

La amenaza puede recaer sobre cuestiones que el amenazado no quiere


revelar (deshonra por la revelación de hechos inmorales o de intimidades
que indican de actos de esa naturaleza) o sobre situaciones en que las
características de las amenazas obstan a que la persona se decida a recurrir
a la autoridad pública o a adoptar otro tipo de medidas para
contrarrestarlas. En definitiva, lo relevante no es siempre la temporalidad
próxima, sino la convicción de la dificultad o de la imposibilidad para
contrarrestarlas o evitarlas.

Aunque la ley no lo diga expresamente, la violencia, en cualquiera de sus


modalidades, debe haber sido la causa determinante de la ejecución del
acto, pues, si el sujeto, por otros motivos, igualmente lo habría celebrado,
no puede considerare que el vicio de violencia haya excluido la
voluntariedad.

Tanto la fuerza irresistible como las amenazas pueden provenir de una de


las partes del acto o de un tercero (artículo 277 del CCCN) y el autor debe
reparar los daños (artículo 278 del CCCN).

A diferencia de lo que ocurre con el dolo, la existencia de


daños no es un requisito para que se configure el vicio de
violencia. Sin embargo, en la práctica al ser un ataque a la
integridad de la persona, la violencia siempre apareja un
daño al menos de naturaleza moral.

12
Quien deberá resarcir será la parte del acto o el tercero
autor de la violencia; ahora bien, si proviene de un tercero,
pero ésta era conocida por la otra parte, se le atribuye la
condición de cómplice y responde solidariamente, aun
cuando hubiera tomado conocimiento a posteriori y
guardara silencio al respecto. (Rivera y Medina, 2014, p.
638).

Figura 2

Fuente: Tagle, 2002, p. 95.

13
Referencias
Buteler Cáceres, J. (2000). Manual de derecho civil. Córdoba, AR: Advocatus.

Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso
de la Nación Argentina.

Rivera, J. C. y Medina, G. (Eds.). (2014). Nuevo Código Civil y Comercial de la


Nación, comentado por especialistas. Buenos Aires, AR: La Ley.

Tagle, M. V. (2002). Derecho Privado. Parte general (Vol. 1). Córdoba, AR:
Alveroni.

UniversoJus.com (2015a). Art. 267 del Código Civil y Comercial comentado.


Recuperado de http://universojus.com/codigo-civil-comercial-
comentado/articulo-267

UniversoJus.com (2015b). Art. 273 del Código Civil y Comercial comentado.


Recuperado de http://universojus.com/codigo-civil-comercial-
comentado/articulo-273

UniversoJus.com (2015c). Art. 276 del Código Civil y Comercial comentado.


Recuperado de http://universojus.com/codigo-civil-comercial-
comentado/articulo-276

14
Los actos
jurídicos

Derecho
Privado I

0
Los actos jurídicos
Acto jurídico
Definición. Caracteres

El artículo 259 del Código Civil y Comercial de la Nación1 (CCCN) define al


acto jurídico en los siguientes términos: “El acto jurídico es el acto
voluntario lícito que tiene por fin inmediato la adquisición, modificación o
extinción de relaciones o situaciones jurídicas”2.

Así, dentro de las clasificaciones y subclasificaciones en las que se funda


dicho código, tal como hemos señalado en el Módulo 3, el acto jurídico se
presenta como un hecho humano –acto– voluntario y lícito, que posee
además la particularidad de tener por fin inmediato la adquisición, la
modificación o la extinción de relaciones o situaciones jurídicas.

De tal definición, se advierten los caracteres que presenta el acto jurídico:

1) Es un acto voluntario: el acto jurídico es en esencia un “acto voluntario


[es decir] es el ejecutado con discernimiento, intención y libertad”3. Esta
voluntad interna debe traducirse en una acción material que la dé a
conocer.
2) Acto lícito: el acto jurídico debe ser conforme con los preceptos del
derecho, pues no podría concebirse que el ordenamiento tutelara actos
contrarios al ordenamiento mismo. De modo que, cuando aparece en sus
elementos lo contrario a la ley, al orden público o a las buenas
costumbres, la ilicitud se comunica a todo el acto que, en consecuencia,
es inválido.
3) El fin jurídico inmediato:

el fin jurídico es la realización de un interés que la ley


considera digno de tutela, característica sobresaliente del
acto jurídico porque en ella se manifiesta el aspecto
funcional del negocio jurídico como instrumento destinado a
cumplir una función económico-social. (Leyes, s. f.,
https://goo.gl/UDASeu).

1 Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
2 Art. 259, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
3 Art. 260, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

1
Este aspecto funcional es el que permite distinguir el acto jurídico de
otros que, siendo voluntarios y lícitos, no son actos jurídicos, ya que la
voluntad no está encaminada a establecer relaciones jurídicas o no tiene
por objeto inmediato la producción de efectos jurídicos (Tagle, 2002).

Elementos esenciales

En relación con el sujeto: voluntad, capacidad, parte otorgante


y representante

En la estructura del acto jurídico, se distingue el contenido que lo integra,


conformado por las reglas establecidas por los sujetos en el ejercicio de la
autonomía privada y de los elementos que concurren a formarlo. Estos
últimos son esenciales porque, por ser tales, constituyen el negocio
jurídico. Ellos son: los sujetos, el objeto, la causa y la forma.

Diferentes personas o sujetos pueden intervenir en el otorgamiento de un


acto jurídico, por lo que corresponde distinguir entre partes, otorgantes y
representantes.

Las partes: son las personas o sujetos que, con la declaración de voluntad,
ejercen una prerrogativa jurídica que les es propia, por repercutir
directamente en su esfera de interés patrimonial o extrapatrimonial. Es
decir, son los sujetos a quienes se imputan las relaciones jurídicas que el
acto tiene por fin establecer, aquellos cuyos derechos se crean, modifican,
transfieren, extinguen, etcétera.

Los otorgantes: son quienes intervienen en la celebración de un acto


emitiendo la declaración de voluntad que conforma su contenido.
Generalmente, quien otorga el acto es la parte, pero en muchas ocasiones
ocurre que quien realiza esto es otro sujeto que obra en su representación.

Los representantes: son quienes, en virtud de una autorización legal o


convencional, emiten una declaración de voluntad en nombre, por cuenta
y en interés de otra, denominada representado. Según la naturaleza de la
autorización para obrar en nombre de otro, los representantes son legales
o voluntarios.

Ahora bien, la validez del acto jurídico en relación con los sujetos depende
de dos requisitos: a) la capacidad; b) la voluntariedad.

La exigencia de la capacidad supone la aptitud para ejercer por sí mismos


actos jurídicos válidos –capacidad de ejercicio– por lo que, tratándose de

2
una persona menor de edad, el acto será válido cuando se trate de aquel
que la ley autoriza otorgar (por ejemplo, el supuesto de que el adolescente
puede decidir por sí respecto de aquellos tratamientos que no resulten
invasivos ni comprometan su salud o provoquen un riesgo grave en su vida
o integridad física).

En cuanto a la voluntariedad, esta supone que el sujeto haya obrado con


discernimiento, intención y libertad, puesto que deben concurrir los tres
elementos integrantes de la trinidad que condicionan la voluntariedad de
los actos.

Representación. Definición. Efectos

Siguiendo a Fontanarrosa (2013), la representación surge cuando un


individuo (representante, sujeto de la declaración de voluntad) ejecuta un
negocio jurídico en nombre de otro (representado, sujeto del interés), de
modo que el negocio se considera como celebrado directamente por éste
último, y los derechos y las obligaciones emergentes del acto celebrado por
el representante pasan inmediatamente al representado.

En otras palabras, la representación implica que una persona, el


representante, que se encuentra investida de poder y autorización
suficiente, actúe frente a terceros en nombre y por cuenta ajena.

La particularidad de esta actuación se ve reflejada en la circunstancia de


que los efectos de los actos jurídicos llevados a cabo por el representante
recaen en forma directa sobre la persona del representado como si este los
hubiera ejecutado.

La regla general en materia de representación es que “los actos jurídicos


entre vivos pueden ser celebrados por representante”4. Ahora bien, como
toda regla tiene una excepción y, frente a esta posibilidad de llevar a cabo
actos jurídicos por medio de representantes, la norma limita dicha facultad
a “los casos en los que la ley exige que sean otorgados por el titular del
derecho”5; por ejemplo, los actos de última voluntad, como el testamento
(artículo 2465), o los personalísimos (artículo 55), como el matrimonio
(artículo 406).

4 Art. 358, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
5 Art. 358, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

3
Requisitos

La representación como instituto jurídico reglado en nuestro derecho debe


reunir ciertos requisitos que la hacen viable.

En primer lugar, debemos contar con una persona que actúe como
representante, a quien solo se le exige el discernimiento para celebrar los
negocios en los que interviene. Ahora bien, para que su actuación sea
legítima, se requiere que tenga facultad para representar, lo que implica
que se encuentre habilitado para ello, ya sea a través de una norma que lo
disponga (representación legal) o por la voluntad del sujeto al que
representará (representación voluntaria).

En segundo lugar, es necesario que la actuación del representante sea


conocida por los terceros en esos términos. Es decir, se requiere que los
terceros conozcan que el sujeto con el que están celebrando el negocio
jurídico actúa en nombre y por cuenta ajena, en representación de otra
persona.

En este sentido, el representante no solo debe actuar en nombre de otro,


sino que también debe hacer saber a las personas con las cuales contrata
que su actuación se lleva a cabo a los fines de satisfacer un interés ajeno, el
del representado.

Por último, la actuación del representante debe sujetarse a los límites


impuestos en el poder conferido. Dichos márgenes de actuación pueden
haber sido dispuestos tanto por la ley como por la voluntad del
representado y la actuación sin poder o en exceso de las atribuciones
conferidas traerá aparejadas las consecuencias jurídicas dispuestas en el
artículo 376 del Código Civil y Comercial de la Nación.

Clases de representación

La representación puede ser legal, voluntaria u orgánica.

 Representación legal:

La representación es legal cuando resulta de una norma de derecho, esto


es, cuando tiene su origen en la ley, cuando es la propia norma la que
dispone la actuación por medio de un representante de manera necesaria y
forzosa para integrar la capacidad de aquellos que, de hecho, no la
ostentan. A modo de ejemplo, son representantes legales los curadores
(respecto a las personas incapaces o con capacidad restringida por razones
de salud mental y los inhabilitados, como se plantea en los artículos 32, 49,
101, 102 y 138 a 140 del CCCN), los tutores (en lo referido a los niños, niñas

4
o adolescentes que no han alcanzado la plenitud de su capacidad civil
cuando no haya persona que ejerza la responsabilidad parental, como se
menciona en los artículos 104 a 137 del CCCN) y los padres (en relación con
las personas por nacer y con los menores de edad no emancipados,
propuesto en el artículo 101 del CCCN).

 Representación voluntaria:

Por otro lado, la representación puede también tener su origen en la


voluntad del representado. En efecto, esta es voluntaria cuando resulta de
un acto jurídico, lo que se refiere al apoderamiento que se manifiesta a
través de la declaración unilateral de una persona que otorga a favor de
otra un poder o una autorización para que actúe frente a terceros a
nombre y por cuenta suya. De esta manera, los efectos de los actos
jurídicos celebrados por el representante recaen en forma directa sobre el
patrimonio del representado.

 Representación orgánica. La teoría del órgano:

Desde otro costado, la representación orgánica corresponde a las personas


jurídicas, las cuales, como hemos señalado, son definidas en el artículo 141
como “todos los entes a los cuales el ordenamiento jurídico les confiere
aptitud para adquirir derechos y contraer obligaciones para el
cumplimiento de su objeto y los fines de su creación”6.

En el caso de las personas jurídicas, la particularidad se centra en el hecho


de que la teoría del órgano implica que no haya un tercero (o
representante) que actúe en nombre del ente ideal, sino que es la misma
persona jurídica la que actúa a través de su órgano de representación.

Este tipo de representación es la manera a partir de la cual las personas


jurídicas pueden vincularse y obligarse frente a los terceros, en tanto se
genera una imputación directa sobre los entes ideales por lo realizado por
sus representantes.

El artículo 359 dispone: “Efectos. Los actos celebrados por el representante


en nombre del representado y en los límites de las facultades conferidas
por la ley o por el acto de apoderamiento, producen efecto directamente
para el representado”7.

Así, el artículo establece el principal efecto de este instituto jurídico. Los


actos que se hubieran llevado a cabo por medio de un representante, en

6
Art. 141, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
7 Art. 359, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

5
cumplimiento de los requisitos propios de esta figura (es decir, siempre y
cuando se haya actuado con facultad para representar, haciendo conocer
al tercero que se actúa por otra persona y dentro de los límites de su
actuación, ya sea dispuesta por ley o por un acto de voluntad), producen
efectos directos sobre el representado, como si este último personalmente
hubiese celebrado el acto.

En relación con el objeto: requisitos de validez

En cuanto al objeto del acto jurídico, el artículo 279 del Código Civil y
Comercial dispone que:

El objeto del acto jurídico no debe ser un hecho imposible o


prohibido por la ley, contrario a la moral, a las buenas
costumbres, al orden público o lesivo de los derechos ajenos
o de la dignidad humana. Tampoco puede ser un bien que
por un motivo especial se haya prohibido que lo sea.8

De tal modo, los requisitos del objeto de los actos jurídicos son:

 Posibilidad: el objeto del acto jurídico no debe ser imposible,


requerimiento que se predica no solo de los hechos, sino también de
los bienes. La imposibilidad para causar la nulidad del acto debe ser:
originaria, es decir, debe estar presente desde que el acto se celebró,
sin perjuicio del supuesto de convalidación previsto para los actos
jurídicos sujetos a un plazo o a una condición suspensiva (artículo 280);
absoluta, cuando el objeto es imposible para todos y no solo para el
sujeto obligado. Si la imposibilidad es parcial, el acto no es
necesariamente nulo y quien pretendió adquirir un derecho sobre un
objeto parcialmente imposible puede dejar sin efecto el contrato o
demandar la parte que existiese (artículo 1130) (Rivera y Medina,
2014).
 Determinabilidad: el objeto del acto jurídico debe ser determinado o
determinable. Este requisito surge de los artículos 1005 y 1006 del
CCCN, que regulan el objeto de los contratos. Así, es determinado
cuando legal o convencionalmente se prevén los mecanismos o las
herramientas que permitan precisarlo en el momento del cumplimiento
del acto y es determinable cuando se establecen los criterios
suficientes para su individualización. En caso de que el objeto fuera
absolutamente indeterminable, el acto podrá ser declarado nulo.

8 Art. 279, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

6
 Licitud: cuando la conducta que constituye el objeto del negocio está
prohibida, el acto tiene un objeto ilícito.
 Hechos contrarios a la moral, a las buenas costumbres y al orden
público: este recaudo impone la conformidad del objeto con la moral,
las buenas costumbres y el orden público. Generalmente, el concepto
de buenas costumbres se identifica con la moral y, respecto al orden
público, se ha entendido que es lo esencial para la convivencia, que
puede variar en el tiempo y en el espacio. En estos supuestos, la
sanción será la nulidad absoluta.
 No lesivos de los derechos ajenos a la dignidad humana: serían hechos
lesivos de los derechos ajenos, por ejemplo, los actos fraudulentos, por
lo que se debe señalar que, en tal caso, el acto es inoponible y no nulo.

Por otro lado, los hechos lesivos de la dignidad humana quedan


comprendidos entre otros supuestos, tal como los actos cuyo objeto
lesione la intimidad personal o familiar, la honra, la reputación, es decir,
cualquier derecho personalísimo.

Finalmente, el precepto mencionado prevé “un bien que por un motivo


especial se haya prohibido que lo sea”. Esto hace referencia, por ejemplo, a
las cosas muebles que no pueden hipotecarse o a los inmuebles que no
pueden prendarse. Este recaudo supone la falta de idoneidad del objeto, es
decir, la imposibilidad jurídica. Asimismo, están comprendidos en este
supuesto aquellos bienes cuya comercialización está prohibida, como las
armas, algunos medicamentos, los estupefacientes, etcétera. (Rivera y
Medina, 2014, p. 644).

Por último, debe señalarse que, si el objeto del acto jurídico no cumpliera
los recaudos señalados, podrá ser declarado nulo. La nulidad absoluta o
relativa, como ya veremos, dependerá de qué tipo de interés se vea
afectado, pues, si se perturba el interés general, será absoluta y relativa si
es particular.

En relación con la causa: causa del acto jurídico

El artículo 281 del código define la causa señalando que

La causa es el fin inmediato autorizado por el ordenamiento


jurídico que ha sido determinante de la voluntad. También
integran la causa los motivos exteriorizados cuando sean
lícitos y hayan sido incorporados al acto en forma expresa, o
tácitamente si son esenciales para ambas partes.9
9 Art. 281, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

7
Como se advierte, para el Código Civil y Comercial no solo se entiende por
causa el fin inmediato que ha sido determinante de la voluntad, esto es, sin
el cual el acto no se hubiera realizado, sino que también se les reconoce a
los motivos –móviles indirectos o remotos– la misma jerarquía, en tanto
hubieran sido incorporados al acto por las partes y hubieran sido esenciales
para su celebración.

Así, el código toma en cuenta la causa en tanto fin inmediato autorizado


por el ordenamiento jurídico que ha sido determinante de la voluntad,
como así también los motivos exteriorizados cuando sean lícitos y hayan
sido incorporados al acto en forma expresa o, tácitamente, si fueran
esenciales para ambas partes (Benavente, 2014).

La causa es un elemento esencial del negocio jurídico, lo que surge de los


artículos 1013 y 1014 del código. Estos artículos reafirman los principios de
necesidad de causa, que debe existir en la formación, tiene que subsistir
durante su celebración y debe mantenerse durante la ejecución del
contrato, determinando que la falta de causa implicará, según los casos, la
nulidad, la adecuación o la extinción del contrato. Asimismo, el artículo
1014 sanciona con nulidad a todo contrato que posea una causa contraria a
la moral, al orden público o a las buenas costumbres. Esta sanción se
extiende al supuesto en que ambas partes hubieran concluido dicho
contrato por un motivo ilícito o inmoral; deja a salvo el caso en que, si solo
una de ellas hubiera obrado por un motivo ilícito o inmoral, esta carecerá
de derecho a invocarlo frente a la otra parte, pero la parte inocente podrá
reclamar lo que ha dado sin la obligación de cumplir lo que ha ofrecido.

Presunción. Acto abstracto

El artículo 282 del Código Civil y Comercial introduce el principio de


presunción de causa, según el cual el acto es válido, aunque la causa –o el
final– no esté expresada o sea falsa, pero esté fundada en otra verdadera.

Así, el precepto consagra que se presume la existencia de causa, aunque


esta no esté explicitada en el negocio, mientras no se demuestre lo
contrario.

Por otro lado, el mencionado artículo establece que el acto es válido sin
importar que la causa sea falsa si esta se funda en otra verdadera. De tal
forma, la falsedad de la causa no provoca por sí misma la invalidez del
negocio, sino que invierte la carga de la prueba. Acreditado que la causa es
falsa, quien pretende mantener el acto deberá probar que el negocio tiene
causa y que ella es lícita.

8
En relación con el acto abstracto previsto en el artículo 283 del CCCN,
debemos señalar que “es aquél en el cual la causa no está presente o
visible y, en principio, no influye en su validez o eficacia” (UniversoJus.com,
2015, https://goo.gl/DMYy4w), pero no significa que no la haya.

En los actos causados, la carencia, ilicitud o falsedad de causa determina su


invalidez; en los abstractos, esas circunstancias no juegan inicialmente
cuando el acreedor pretende el cumplimiento –es decir, el deudor no
podría invocarlas como defensas frente a la acción del acreedor–, pero una
vez que ha pagado lo que se le reclamaba, puede accionar contra el
acreedor para obtener la restitución de lo pagado… No se trata de que el
acto abstracto carezca de causa fin…, sino que lo relativo a ella no obsta al
éxito de un reclamo del acreedor fundado en un título [suficiente, lo que
será debatido con posterioridad e independientemente de aquel reclamo].

Se cita como ejemplo el caso del firmante de un título circulatorio


comercial, como un cheque, pagaré o una acción de sociedad anónima,
especialmente cuando son al portador, cuya negociación se efectúa en
instrumentos en los que no consta la causa y su circulación va a tener
eficacia con prescindencia de la causa (Marino, 2015).

En relación con la forma: noción

La forma como elemento esencial del acto jurídico es el modo de


exteriorización de la voluntad o de las voluntades jurídicas, es el elemento
exterior y sensible por el que se manifiesta el contenido inmaterial,
orientado a producir efectos jurídicos (Tagle, 2002).

La forma en sentido estricto, que puede ser impuesta o legal, es el


conjunto de las prescripciones de la ley respecto de las modalidades que
deben observarse en la celebración de ciertos actos jurídicos bajo la pena
de invalidez.

Como veremos más adelante, hay supuestos en que la ley establece el


modo en el que debe manifestarse la voluntad para la trascendencia
jurídica del acto, mientras que en otras circunstancias se admite que los
particulares elijan libremente la forma en la que han de expresar su
voluntad.

9
Elementos accidentales

Las modalidades. Enumeración

Se denominan modalidades o elementos accidentales del acto jurídico a


aquellas disposiciones accesorias introducidas por las partes que modifican
los efectos normales del tipo legal y subordinan la adquisición de un
derecho a un acontecimiento futuro o la resolución de un derecho ya
adquirido; de este modo, postergan su exigibilidad o imponen un deber
jurídico excepcional y accesorio al adquirente de un derecho.

Las modalidades que las partes pueden introducir, en conformidad con la


autonomía de la voluntad, a los actos jurídicos son: a) condición; b) plazo;
c) cargo.

La condición. Definición. Clases. Efectos

El artículo 343 del CCCN establece:

Alcance y especies. Se denomina condición a la cláusula de


los actos jurídicos, por la cual las partes subordinan su plena
eficacia o resolución a un hecho futuro e incierto.

Las disposiciones de este capítulo son aplicables, en


cuanto fueran compatibles, a la cláusula por la cual las
partes sujetan la adquisición o extinción de un derecho a
hechos presentes o pasados ignorados.10

Concepto

El artículo en comentario define la condición como la cláusula por la que


las partes subordinan su plena eficacia o resolución a un hecho futuro e
incierto. De este concepto, surgen los caracteres de la condición: a) debe
ser un hecho futuro, b) incierto.

a) El acontecimiento al que se subordina la eficacia o la resolución de un


derecho ya adquirido debe ser incierto, contingente, que puede o no

10
Art. 343, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

10
llegar a suceder, que es una característica esencial y propia de la
condición que la distingue del plazo, que es también un hecho futuro
pero necesario o fatal.
b) Además, el hecho previsto como condición ha de ser futuro, lo que le
da incertidumbre. “Si se tratara de un hecho pasado o presente no
habría incertidumbre. Aunque puede ocurrir que las partes ignoren que
el hecho ya ha ocurrido; aquél sería incierto subjetivamente, pero ello
no basta para que exista condición” (Dutti, 2011,
https://goo.gl/8RZ3Hd).

Clases de condición

El mencionado artículo refiere en su título a especies de condición,


aludiendo tanto a la condición suspensiva como a la resolutoria.

La condición suspensiva supedita la plena eficacia de la relación jurídica a la


realización de un hecho futuro e incierto previsto como condición, con lo
cual se origina un derecho eventual, ya que si la condición no se cumple, el
acto jurídico no podrá perfeccionarse. Es decir, cuando la condición es
suspensiva, el acto no produce sus efectos sino a partir del momento en
que aquella se cumple.

Por el contrario, la condición es resolutoria cuando lo que depende del


hecho incierto y futuro es la extinción del derecho ya adquirido. Ello
implica que los efectos del acto comienzan a producirse desde el momento
mismo de la celebración del acto, pero cesan si la condición no tiene lugar.

Por su parte, el artículo 344 del CCCN prevé las condiciones prohibidas,
disponiendo la nulidad del acto jurídico cuando se haya establecido sujeto
a un hecho imposible, contrario a la moral y a las buenas costumbres,
prohibido por el ordenamiento jurídico o que dependa exclusivamente de
la voluntad del obligado.

Además, establece que “la condición de no hacer una cosa imposible no


perjudica la validez de la obligación, si ella fuera pactada bajo modalidad
suspensiva”11, pues ello supone que, en definitiva, nada se ha constituido y
tal obligación se considera pura y simple, sin que nada pueda afectar su
existencia. Cabe señalar que, si se hubiera pactado una obligación de no
hacer una cosa imposible como condición resolutoria, esta anula aquella.

Finalmente, la norma prevé que se tendrán “por no escritas las condiciones


que afecten de modo grave las libertades de la persona, como la de elegir

11 Art. 344, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

11
domicilio o religión, o decidir sobre su estado civil”12. Por esto, se entiende
que el dispositivo es meramente enunciativo y, por lo tanto, comprensivo
de otros casuismos que impliquen afectar las libertades individuales.

Efectos

De acuerdo con el artículo 346 del CCCN, la regla general es que la


condición cumplida (sea esta suspensiva o resolutoria) produce efectos
hacia el futuro, lo que implica que el acto jurídico, bajo la modalidad
suspensiva, cobrará eficacia el día del suceso previsto como condición. En
el caso del negocio jurídico sujeto a la condición resolutoria, una vez
producido el acontecimiento, se extinguirán los efectos a partir de ese
momento.

La excepción es que las partes modifiquen libremente dicho efecto hacia el


futuro, dándole a la condición –suspensiva o resolutoria– efectos
retroactivos.

Conforme con el artículo 348 del código, el cumplimiento de la condición


suspensiva convierte en puro y simple el derecho del acreedor. Esa
conversión produce efectos desde el momento mismo en que se cumple la
condición.

En otras palabras, una vez acaecido el hecho futuro e incierto previsto


como condición suspensiva, el sujeto que tenía un derecho eventual pasa a
tener un derecho efectivo; por ende, podrá hacer valer las prerrogativas
que ese derecho conlleve, de acuerdo con la naturaleza, los fines y el
objeto del negocio jurídico celebrado.

En tanto, en el caso del acto sujeto a una condición resolutoria, con esta
cumplida, se produce el aniquilamiento del derecho constituido. Es decir,
desaparecen los efectos jurídicos del negocio para el futuro, en virtud del
artículo 346 de este cuerpo legal y, consecuentemente, la otra parte pasa a
ser titular de este nuevo derecho, pudiendo exigir todas las facultades que
ese derecho le genera, de acuerdo con la naturaleza, los fines y el objeto
del acto jurídico.

Ahora, si las partes hubieran pactado libremente dar un efecto retroactivo,


en el caso de la condición suspensiva, el derecho se adquiere desde la
fecha de la celebración del acto y, en el caso de la condición resolutoria, el
derecho se extingue, considerándose como si nunca hubiese existido.

12
Art. 344, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

12
El plazo. Noción. Especies. Efectos. Caducidad

Concepto de plazo y caracteres

El plazo es “la fijación en el tiempo del momento a partir del cual el acto
jurídico comenzará a producir efectos, o dejará de producirlos”
(Bustamante, 2005, p. 228).

El plazo es la modalidad de los actos jurídicos por la cual las partes


subordinan la exigibilidad o la aniquilación de los derechos a un
acontecimiento que es futuro, pero que fatalmente se ha de producir. El
hecho previsto como plazo debe reunir los siguientes caracteres: a) ha de
ser un hecho futuro; b) ha de ser un hecho fatal.

En este sentido, tanto el plazo como la condición refieren a


un hecho futuro, aunque, a diferencia de la condición, en la
que el suceso es contingente (es decir, que no se sabe si se
va a producir), en el plazo, el acontecimiento debe
fatalmente ocurrir. (Leyes, s. f., https://goo.gl/UDASeu).

Especies

El plazo puede ser: a) suspensivo o extintivo; b) cierto o incierto; c)


indeterminado.

a) El plazo suspensivo es el que produce la postergación o difiere la


exigibilidad de la obligación hasta el acaecimiento del término, por
ejemplo, la obligación de pagar una suma de dinero en el término
de noventa días; el extintivo o resolutivo es el que limita hasta
cierto momento los efectos del acto, como por ejemplo la
obligación de restituir la cosa locada al vencimiento del contrato de
arrendamiento.
b) El plazo cierto es aquel en el cual el día, el mes y el año del
vencimiento están predefinidos de antemano; por el contrario, es
incierto cuando el día del vencimiento se ignora y no se sabe
cuándo ocurrirá (por ejemplo: te pagaré cuando Pedro muera; en
algún momento Pedro morirá y, por lo tanto, el hecho va a ocurrir,
pero no se sabe cuándo).
c) El plazo es indeterminado cuando no está definido en el acto, por lo
que deberá “el juez determinar la fecha de cumplimiento en el
marco del proceso más breve que prevea la ley adjetiva local”
(Leyes, s. f., https://goo.gl/UDASeu) (arts. 2559, 871, 887 y cons. del
Código Civil y Comercial).

13
Efectos

La diferencia entre la condición y el plazo es que, mientras los derechos


condicionales son eventuales, pues su misma existencia está pendiente de
definición –condición suspensiva– o amenazada –condición resolutoria–,
los derechos sujetos a plazo son efectivos, pues no hay duda sobre su
existencia, aunque el titular deba esperar cierto tiempo para entrar en el
pleno ejercicio de sus prerrogativas o estas estén limitadas en el tiempo.

El plazo, al igual que la condición, opera sus efectos hacia el futuro a partir
de su vencimiento, por lo que deja subsistentes las consecuencias ya
producidas.

Tabla 1

Condición Plazo
Es la cláusula por la que Es la modalidad de los
las partes subordinan la actos jurídicos por la cual
plena eficacia o las partes subordinan a
resolución a un hecho un acontecimiento
Concepto futuro o incierto (no se futuro, pero que
sabe si ocurrirá). fatalmente se producirá
la exigibilidad o
aniquilación de los
derechos.
Clases La condición puede ser El plazo puede ser
suspensiva o suspensivo o extintivo;
resolutoria. cierto e incierto e
indeterminado.

Efectos Los derechos Los derechos sujetos a


condicionales son plazo son efectivos, pues
eventuales pues la no hay duda sobre su
existencia está existencia, aunque el
pendiente de titular deba esperar
definición. cierto tiempo para entrar
Opera hacia el futuro. en el pleno ejercicio de
sus prerrogativas.
Opera hacia el futuro.

Fuente: Tagle, 2002, p. 42.

El artículo 353 del CCCN establece los distintos supuestos en los que, aun
con el cumplimiento del plazo pendiente, la ley determina su decaimiento,
es decir, que el deudor no puede invocar la pendencia del plazo. Los
distintos casos son:

14
 Si se ha declarado su quiebra: ello así, pues la quiebra produce el
vencimiento de todos los plazos de las obligaciones del fallido.
 La disminución, por acto propio del deudor, de las seguridades
concedidas al acreedor para el cumplimiento de la obligación también
genera la caducidad del plazo, pues el deudor a través de estos hechos
pone en peligro el pago de la acreencia. Por ejemplo, si el deudor había
constituido caución real o personal para garantizar el cumplimiento de
la obligación y luego las revoca.
 Si el deudor no ha constituido las garantías prometidas: este supuesto
prevé, por ejemplo, la hipótesis de que si el deudor se comprometió a
otorgar una determinada garantía, sea esta personal –como una fianza
o un aval– o real –como una prenda, una hipoteca o una anticresis–, y
omite constituirlas a los fines de asegurar la acreencia.

El cargo. Definición. Efectos. Transmisibilidad

El artículo 354 dispone:

Cargo. Especies. Presunción. El cargo es una obligación


accesoria impuesta al adquirente de un derecho. No impide
los efectos del acto, excepto que su cumplimiento se haya
previsto como condición suspensiva, ni los resuelve, excepto
que su cumplimiento se haya estipulado como condición
resolutoria. En caso de duda se entiende que tal condición
no existe.13

Concepto y caracteres

“El cargo es la obligación accesoria y excepcional que se impone al


adquirente de un derecho. Por ejemplo, el legado con el cargo de
mantener a ciertos parientes del testador” (Llambías, Benegas y Sassot,
1997, p. 223).

En relación con los caracteres del cargo, es importante señalar: a) es una


obligación que grava a una de las partes interesadas; b) es una obligación
accesoria a la adquisición de un derecho, es decir, que está anexado al
derecho al cual accede, de manera tal que no es posible obtenerlo sin

13Art. 354, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

15
asumir el cargo que importa y, por ende, actúa como un límite al beneficio
del adquirente del derecho; c) es excepcional, esto es, que no deriva
ordinariamente del acto jurídico realizado, sino que es la voluntad del
enajenante quien dispone la vinculación entre el derecho principal y el
cargo (Llambías, 2004).

Efectos

El principio general es que el cargo es simple, lo que significa que el


incumplimiento del cargo faculta al respectivo acreedor para el ejercicio de
las medidas compulsivas pertinentes. Pero dicho incumplimiento no afecta
la adquisición del derecho, ya que, si esto ocurre, no se tratará de un cargo,
sino de una condición.

La excepción a dicha regla está dada para aquellos casos en los que el cargo
se hubiera estipulado como condición suspensiva o resolutoria.

En el primer caso, el incumplimiento del cargo impedirá que se puedan


cometer los efectos normales del acto jurídico hasta tanto no se cumpla
con el cargo; en el segundo, si el adquirente del derecho principal no
efectúa la obligación que le fue impuesta como accesoria, se le cancelará el
derecho adquirido.

El principio general que gobierna el instituto es que la inejecución del cargo


en nada afecta el derecho principal, salvo los casos en que se hubiere
estipulado como cargo condicional suspensivo o resolutorio. Pero, fuera de
esos casos, el cargo en su dinamismo ordinario no influye en la pérdida del
derecho al cual accede (Llambías, 2004).

La transmisibilidad del cargo

La regla es que el cargo sea transmisible a los sucesores del obligado, ya


sea por actos entre vivos o por causa de muerte; consecuentemente, el
sucesor resulta obligado a cumplir el cargo aún no ejecutado.

Sin embargo, no es transmisible si el cargo solo puede ser ejecutado por


quien fue obligado inicialmente a cumplirlo. Es decir, este es intransmisible
cuando es inherente al obligado, puesto que se han tenido en cuenta sus
calidades personales. En efecto, en el caso de que el deudor fallezca y no
hubiera cumplido el cargo, la adquisición del derecho queda revocada y los
bienes retornan al titular originario o a sus herederos. Ello significa que los
cargos intransmisibles son siempre resolutorios, habiéndose efectuado la
enajenación del derecho principal bajo la condición resolutoria de que este
no se consume (Llambías, 2004).

16
Efectos de los actos jurídicos

Noción

El acto o el negocio jurídico es el instrumento que la ley acuerda con los


particulares para establecer las relaciones de derecho adecuadas a la
reglamentación de sus intereses, en orden a satisfacer la finalidad
económico-social, según el tipo de negocio del que se trate. Las relaciones
jurídicas que se crean, se modifican o se extinguen por medio del acto
jurídico constituyen los efectos propios del negocio.

Efectos objetivos

Bajo el aspecto objetivo, los efectos propios del acto jurídico son los que
corresponden a la finalidad típica del negocio. Así, por ejemplo, es un
efecto propio de la compraventa la transmisión de la propiedad de la cosa
vendida, la obligación del vendedor de entregar la cosa y la obligación del
comprador de pagar el precio.

Dentro de los efectos, desde el punto de vista objetivo, se pueden


distinguir los efectos esenciales, los naturales y los accidentales.

Los esenciales son los que la ley establece como propios o característicos
del tipo legal realizado y no pueden ser modificados por las partes, como
ser la transmisión del dominio en la compraventa.

Los naturales son aquellos que, no obstante haber sido establecidos por
ley, pueden ser dejados sin efectos por las partes, como ser los vicios
redhibitorios en los contratos onerosos.

Los accidentales son aquellos efectos que no fueron previstos por la ley
como propios del acto, pero fueron establecidos por las partes, como ser el
pacto de retroventa, la condición, el plazo, etcétera (Tagle, 2002).

Efectos subjetivos: entre partes, sucesores universales,


singulares y terceros

Desde el aspecto subjetivo, la consideración de los efectos del acto jurídico


apunta a determinar a las personas cuyas esferas de interés quedan
comprometidas en forma activa o pasiva con la celebración del acto
jurídico, es decir, a quienes estos alcanzan.

17
El principio general es que el negocio, en principio, solo produce efectos
entre las partes y sus sucesores universales y no puede aprovechar o
perjudicar a las personas ajenas del acto, que reciben el nombre de
terceros.

Esta regla surge de los artículos 1021 y 1024 del CCCN. El primero expresa
que: “El contrato sólo tiene efecto entre las partes contratantes, no lo
tiene con respecto a terceros, excepto en los casos previstos por la ley”14.
El segundo propone:

Los efectos del contrato se extienden, activa y pasivamente,


a los sucesores universales, a no ser que las obligaciones
que de él nacen sean inherentes a la persona, o que la
transmisión sea incompatible con la naturaleza de la
obligación, o esté prohibida por una cláusula del contrato o
la ley.15

Sucesores

Se denomina sucesores a “las personas a las cuales se transmiten los


derechos de otras personas, de tal manera que en adelante pueden
ejercerlos en su propio nombre”16.

Según el origen de la transmisión, la sucesión es legal o voluntaria. La


primera deriva de la ley, que opera a favor de los herederos legítimos del
causante; la segunda, de la voluntad del individuo en cuyos derechos se
sucede.

Ahora bien, según la causa en virtud de la cual opera la transmisión, la


sucesión es mortis causa, la que tiene lugar en razón de la muerte del autor
de ella, o entre vivos, a través de un acto jurídico traslativo de derecho,
como la compraventa o la cesión de créditos.

Según la extensión del título, la sucesión es universal o singular. La primera


supone que al heredero se le transmite la universalidad o una parte
indivisa de la herencia; mientras que, si es singular, el legatario recibe un
bien particular o un conjunto de ellos (arts. 400 y 2278 del CCCN).

14 Art. 1021, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.
15 Art. 1024, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

18
En relación con los sucesores universales, estos “tienen todos los derechos
y acciones del causante de manera indivisa, con excepción de los que no
son transmisibles por sucesión”17, como por ejemplo los derechos
personalísimos y los derechos de familia, entre otros.

Respecto de los sucesores singulares, en principio, estos revisten la calidad


de terceros como regla, más allá de que se reconocen excepciones. Por
ejemplo, alcanzan al sucesor particular ciertas relaciones jurídicas
establecidas por el transmitente cuando la ley así lo dispone, como en el
caso de la locación, en el que debe respetarse el derecho del locatario a
permanecer en el uso y goce de la cosa arrendada que se transmite al
adquirente del inmueble (art. 1189 CCCN). Asimismo, a quien adquiere un
inmueble se le transmiten las cargas reales que gravan la cosa –como la
hipoteca, la prenda, el usufructo, etcétera– al sucesor particular de quien
adquiere un inmueble, con lo cual este queda obligado personalmente con
la cosa transmitida.

Situación legal de los terceros

Por su parte, el artículo 1022 establece que “El contrato no hace surgir
obligaciones a cargo de terceros, ni los terceros tienen derecho a invocarlo
para hacer recaer sobre las partes obligaciones que éstas no han
convenido, excepto disposición legal”18.

Así, los contratos tienen efectos indirectos hacia personas ajenas al


contrato, como por ejemplo los acreedores de las partes, que son terceros
interesados.

17 Art. 2280, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.
18 Art. 1022, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.

19
Referencias
Benavente, M. I. (2014). Los hechos y actos jurídicos en el Código Civil y
Comercial de la Nación. Suplemento Especial. Nuevo Código Civil y
Comercial, 19.

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UniversoJus.com. (2015). Art. 283 del Código Civil y Comercial comentado.


Recuperado de http://universojus.com/codigo-civil-comercial-
comentado/articulo-283

20
Forma y prueba
de los actos
jurídicos

Derecho
Privado I

1
Forma y prueba de los actos
jurídicos
Definición y distinción
Tal como hemos señalado anteriormente, la forma como elemento
esencial del acto jurídico alude al modo de exteriorización de la voluntad.
Es la manera como se manifiesta la voluntad del sujeto respecto del objeto,
en orden a la consecución del fin jurídico propuesto.

Los conceptos de forma y prueba son conceptos diferentes que no pueden


confundirse ente sí: mientras la forma constituye el elemento externo del
acto, la prueba se erige como medio no necesariamente instrumental que
sirve para demostrar la verdad del hecho, de haberse efectivamente
realizado el acto jurídico (puede ser escrita, confesional, testimonial,
etcétera). Además, la forma es contemporánea del acto, mientras que la
prueba puede no serlo.

En materia de prueba en los contratos, el artículo 1019 del Código Civil y


Comercial de la Nación1 (CCCN), por ejemplo, establece que “los contratos
pueden ser probados por todos los medios aptos para llegar a una
razonable convicción según las reglas de la sana crítica racional”2.

Clasificación de los actos según la forma

Desde el punto de vista de la forma, los actos jurídicos se dividen entre


actos jurídicos formales o de forma impuesta –legal o convencional–,
aquellos que en virtud de la ley o de la voluntad de las partes deben ser
otorgados para determinadas solemnidades, y los actos jurídicos no
formales o de forma libre, que pueden realizarse bajo cualquiera de las
formalidades idóneas para exteriorizar la voluntad.

A su vez, los actos jurídicos de forma impuesta se dividen en: actos


formales de solemnidad absoluta, actos formales de solemnidad relativa y
actos formales no solemnes.

Los actos formales de solemnidad absoluta son aquellos cuya eficacia


depende del estricto cumplimiento de las formalidades legalmente
impuestas, de modo que la inobservancia de la forma prescripta acarrea la
1Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
2Art. 1019, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

2
nulidad del acto, privándolo de todo efecto jurídico. Por ejemplo, el
matrimonio (art. 406 del CCCN), la donación de inmuebles (art. 1522 del
CCCN) y el testamento (art. 2462 del CCCN).

Por otro lado, los actos formales de solemnidad relativa son aquellos en los
que la eficacia del acto depende del cumplimiento de una formalidad
determinada cuya inobservancia, si bien priva al acto de sus efectos
propios, no impide que produzca otros efectos jurídicos previstos en la ley,
como sucede por ejemplo con la transmisión de la propiedad de cosas
inmuebles. La regla es que los contratos que tienen por objeto la
adquisición, modificación o extinción de derechos reales sobre inmuebles
deben ser otorgados por escritura pública (art. 1017 del CCCN). Ahora bien,
si la compraventa se realiza mediante un boleto privado de compraventa
(art. 1170), no es que el contrato será nulo, sino que se generará en el
vendedor una obligación de hacer: la de otorgar la escritura pública (art.
1018). Lo mismo acontece con las convenciones matrimoniales (art. 448) y
la constitución de renta vitalicia (art. 1601), entre otros.

En estos supuestos, el incumplimiento de la formalidad exigida –la


escritura pública– impide que el acto produzca sus efectos propios, pero se
produce la conversión del negocio, pues la ley le reconoce la eficacia de
otro negocio jurídico distinto (Tagle, 2002).

Los actos formales no solemnes son los que pueden ser otorgados bajo
cualquier formalidad, aunque la prueba de su celebración depende del
cumplimiento de la formalidad exigida por la ley. Por ejemplo, la forma
escrita se requiere para acreditar el pacto de retroventa (art. 1163 del
CCCN), el pacto de preferencia (art. 1165 del CCCN) y el contrato por
tiempo indeterminado (art. 1183 del CCCN), entre otros.

Los actos no formales son aquellos en los que las partes pueden elegir
libremente el modo en el que han de expresar su voluntad, en los que rige
el principio de libertad de formas, pues se trata de actos con forma libre y
es lo que prevé el artículo 284 del CCCN, que a continuación vemos.

3
Figura 1

Fuente: Tagle, 2002, pp. 132-134.

Principio general y excepciones. Efectos


El principio general es el de libertad de formas, según el cual los
particulares pueden elegir libremente los medios de exteriorización de la
voluntad que integra el contenido del negocio. Este principio se encuentra
consagrado en el artículo 284 del CCNC, que dispone “Libertad de formas.
Si la ley no designa una forma determinada para la exteriorización de la
voluntad, las partes pueden utilizar la que estimen conveniente. Las partes
pueden convenir una forma más exigente que la impuesta por la ley”3.

Dicho en otras palabras, el precepto mencionado consagra que la fuerza


jurídica de las convenciones emerge de la voluntad individual, con
excepción de aquellos casos especiales que, en razón de la seguridad o la
finalidad, requieren de una forma impuesta.

De tal modo, la regla de la libertad de formas no es absoluta y reconoce


excepciones, como son los casos de la forma impuesta, ya sea exigida por
la ley o por la voluntad de las partes.

Por su parte, el artículo 285 del Código prevé:

3 Art. 284, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

4
Forma impuesta. El acto que no se otorga en la forma
exigida por la ley no queda concluido como tal mientras no
se haya otorgado el instrumento previsto, peo vale como
acto en el que las partes se ha obligado a cumplir con la
expresada formalidad, excepto que ella se exija bajo sanción
de nulidad.4

Así, el acto que no sigue la forma impuesta no queda concluido mientras


no se haya otorgado el instrumento previsto. Ahora bien, el hecho de
haberse otorgado el acto sin forma, no le quita validez, sino que lo
considera como un acto en que las partes se han obligado a cumplir con la
expresada formalidad instrumental en algún momento y tiempo, como es
el caso que hemos señalado de la transmisión de dominio de un inmueble
por boleto privado de compraventa.

Ahora, para el supuesto en que la forma sea exigida como condición del
nacimiento del acto, esta no podrá ser suplida ni ser sometida a una
obligación posterior y ese acto carecerá de efectos por una causa
imputable al momento de su nacimiento, que es lo que se conoce como
acto formal de solemnidad absoluta.

Expresión escrita: modalidades


Según el artículo 286 del Código Civil y Comercial:

Expresión escrita. La expresión escrita puede tener lugar por


instrumentos públicos, o por instrumentos particulares
firmados o no firmados, excepto en los casos en que
determinada instrumentación sea impuesta. Puede hacerse
constar en cualquier soporte, siempre que su contenido sea
representado con texto inteligible, aunque su lectura exija
medios técnicos.5

De tal modo, la expresión escrita puede tener lugar por instrumentos


públicos o por instrumentos particulares firmados o no firmados. La
excepción está dada cuando determinada instrumentación sea impuesta,
ya sea legalmente o por voluntad de las partes.

4 Art. 285, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
5 Art. 286, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

5
El soporte del instrumento, es decir, el material sobre el que se asienta o
del que está constituido, puede ser papel, discos, correos electrónicos,
etcétera, siempre con un texto inteligible, a pesar de que para su lectura
puedan ser necesarios diversos medios técnicos en materia de firma digital,
por ejemplo, la lectura tanto de la clave pública como de la clave privada
(Rivera y Medina, 2014).

Instrumentos públicos

Definición. Enumeración legal

El Código Civil y Comercial no define los instrumentos públicos, sino que


enumera sus distintos supuestos.

Los instrumentos públicos son los documentos revestidos de las


formalidades legales, otorgados por un oficial o funcionario público a quien
la ley inviste de la potestad de autorizarlos y de dar fe de su autenticidad y
de la verdad de sus constancias. Estos son expedidos con la finalidad de
acreditar la existencia de un hecho o acto jurídico o de manifestar el
ejercicio de un poder del Estado.

La característica propia y excluyente del instrumento público, que lo


distingue del instrumento privado, es su fuerza convictiva, denominada fe
pública. Esta es la cualidad según la cual el instrumento público otorgado
con las formalidades legales se tiene por auténtico y hace plena fe de sus
constancias sin necesidad de verificación alguna.

En cuanto a la enumeración, el artículo 289 del código realiza una


enunciación de cuáles son instrumentos públicos. Así, señala:

Enunciación. Son instrumentos públicos:

a) las escrituras públicas y sus copias o testimonios;


b) los instrumentos que extienden los escribanos o los
funcionarios públicos con los requisitos que establecen las
leyes;
c) los títulos emitidos por el Estado nacional, provincial o
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, conforme a las leyes
que autorizan su emisión.6

6 Art. 289, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

6
El primer inciso “se refiere a la escritura pública, que es la especie más
importante de los instrumentos públicos, fundamento del tráfico jurídico
privado en su faz protectora de la seguridad jurídica preventiva” (Muñoz,
2017, https://goo.gl/qpR86B). Son instrumentos públicos las escrituras
originarias hechas en el protocolo o en el libro de registros y las copias
autorizadas que de ellas se hagan en la forma que prescribe la ley.

El segundo inciso comprende todos aquellos actos otorgados o pasados


ante escribano, que no son escrituras públicas, como las actas notariales no
protocolizadas, certificaciones de firmas, etcétera. También abarca los
documentos públicos u oficiales provenientes de los poderes del Estado,
regidos por el derecho público, como los decretos, los reglamentos, las
actas labradas por inspectores fiscales en ejercicio de sus funciones y las
resoluciones judiciales, entre otros.

El último inciso contempla las letras aceptadas por el gobierno, como las
letras de tesorería, los billetes o cualquier título de crédito emitido por el
tesoro público nacional o provincial, etcétera.

Requisitos de validez: subjetivos y objetivos

En relación con los requisitos de validez, el artículo 290 dispone:

Requisitos del instrumento público. Son requisitos de validez


del instrumento público:

a) la actuación del oficial público en los límites de sus


atribuciones y de su competencia territorial, excepto que el
lugar sea generalmente tenido como comprendido en ella;
b) las firmas del oficial público, de las partes, y en su
caso, de sus
c) representantes; si alguno de ellos no firma por sí
mismo o a ruego, el instrumento carece de validez para
todos.7

Así, tenemos un requisito subjetivo que hace a la actuación del oficial


público y uno objetivo, en orden a las firmas.

7 Art. 290, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

7
En relación con el primero, debemos decir que el Estado ejerce su
soberanía a través de las personas físicas, sus agentes, que son
depositarios de la fe pública.

El funcionario público debe ser apto e idóneo para otorgar instrumentos


públicos y esa aptitud proviene de la investidura que corresponde con su
cargo. De este modo, es la persona que ha sido designada por una
autoridad competente (nombramiento que debe reunir los requisitos
comunes y particulares de la función de la que se trate) y puesta en
posesión del cargo después de prestar juramento de desempeño en forma
legal.

Ahora bien, la capacidad del funcionario público para otorgar instrumentos


públicos válidos cesa después de la notificación fehaciente de la cesación
en sus funciones, por lo que los actos autorizados con anterioridad a la
dicha notificación son válidos; pero los posteriores, nulos (art. 292 del
CCCN).

Además, el instrumento público, para ser válido, debe ser otorgado por un
oficial público en razón de la materia y del territorio. La competencia es la
facultad conferida por la ley para obrar en los límites de sus atribuciones
respecto del acto –competencia material– y dentro del territorio asignado
para el desempeño de su función –competencia territorial–. Asimismo, el
oficial público debe encontrarse efectivamente en funciones (art. 292 del
CCCN).

En relación con el segundo inciso, este se refiere a la firma. Así, para los
requisitos de validez del instrumento, se exige la firma del oficial y de las
partes, y, si correspondiera, la firma a ruego, cuando el otorgante no sabe
o no puede firmar, que únicamente es válida en un instrumento público
que reúna los requisitos legales.

En conclusión, para que el instrumento sea válido, es necesario: que el


funcionario sea apto y competente y que esté firmado por los otorgantes y
por los autorizantes del acto.

Fuerza probatoria: presunción de autenticidad

El artículo 296 dispone:

Eficacia probatoria. El instrumento público hace plena fe:

a) en cuanto a que se ha realizado el acto, la fecha, el


lugar y los hechos que el oficial público enuncia como

8
cumplidos por él o ante él hasta que sea declarado falso en
juicio civil o criminal;
b) en cuanto al contenido de las declaraciones sobre
convenciones, disposiciones, pagos, reconocimientos y
enunciaciones de hechos directamente relacionados con el
objeto principal del acto instrumentado, hasta que se
produzca prueba en contrario.8

La cuestión del valor probatorio debe ser considerada desde un doble


aspecto: a) en relación con el instrumento público en sí mismo; b) respecto
de su contenido.

En correspondencia con el instrumento público en sí mismo, debemos


señalar que este, revestido de las formalidades legales, se presume
auténtico. De allí, se deriva su plena fuerza convictiva y su eficacia
probatoria: la autenticidad no requiere ser demostrada. Esto lo distingue
del instrumento privado, cuya eficacia probatoria está supeditada al previo
reconocimiento por parte de aquellos a quienes se opone. Es por ello que
se dice que el instrumento público hace plena fe.

Ahora bien, con relación a su contenido, corresponde distinguir: por un


lado, las menciones de hechos cumplidos por el oficial público o pasados
en su presencia; por el otro, las declaraciones de las partes.

El instrumento público hace plena fe, entre las partes y respecto de


terceros, de los hechos cumplidos o pasados en su presencia, tales como la
realización del acto, el lugar, la fecha de otorgamiento, la presencia de las
partes, de los testigos, etcétera.

La falsedad del instrumento puede ser material o ideológica. La primera


supone la adulteración formal del instrumento, como la falsificación de
firmas, la alteración o la supresión del contenido. La ideológica es la
falsedad del contenido, lo que acontece cuando el oficial público da fe de
hechos no ocurridos o manifestaciones inexistentes (Tagle, 2002).

La vía idónea para impugnar la falacia del instrumento público es la acción


de redargución de falsedad.

Por otro lado, en lo atinente a la eficacia probatoria en relación con las


manifestaciones de las partes, distinguimos en los instrumentos públicos
las declaraciones auténticas y las autenticadas. Las auténticas son aquellas
que emite el oficial, el escribano o el notario y hacen plena fe hasta tanto

8 Art. 296, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

9
sean redargüidas de falsas. Las otras declaraciones, las autenticadas, son
las emitidas por las partes y no tienen pleno valor convictivo, por lo que
caerán por cualquier prueba en su contra (Rivera y Medina, 2014).

Instrumentos particulares

Definición y clases

El artículo 287 del Código Civil y Comercial expresa:

Instrumentos privados y particulares no firmados. Los


instrumentos particulares pueden estar firmados o no. Si lo
están, se llaman instrumentos privados. Si no lo están, se los
denomina instrumentos particulares no firmados; esta
categoría comprende todo escrito no firmado, entre otros,
los impresos, los registros visuales o auditivos de cosas o
hechos y, cualquiera que sea el medio empleado, los
registros de la palabra y de información.9

Los instrumentos particulares son los otorgados por las partes y pueden
estar firmados o no. Si están firmados, se denominan instrumentos
privados; si no lo están, se llaman instrumentos particulares no firmados.

Ahora bien, el precepto mencionado amplía considerablemente la


categoría de los instrumentos particulares no firmados a todo escrito no
firmado, entre ellos, los registros visuales, como fotos, dibujos, correos
electrónicos, o auditivos, como videos, audios, etcétera.

Instrumentos privados

De conformidad con el artículo 287 del código, los instrumentos privados


son las herramientas particulares que contienen una manifestación de
voluntad destinada a producir efectos jurídicos firmados por sus
otorgantes.

La función principal de estos instrumentos es la prueba de los actos o de


las convenciones que se plasman en ellos mediante la exteriorización de la

9 Art. 287, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

10
voluntad declarada en su texto; se caracterizan por la amplia libertad de las
partes en cuanto a su contenido.

En definitiva, los instrumentos privados son una clase de instrumentos


particulares firmados.

Requisitos de validez: firma y reconocimiento

El artículo 288 reza:

Firma. La firma prueba la autoría de la declaración de


voluntad expresada en el texto al cual corresponde. Debe
consistir en el nombre del firmante o en un signo.

En los instrumentos generados por medios electrónicos,


el requisito de la firma de una persona queda satisfecho si
se utiliza una firma digital, que asegure indubitablemente la
autoría e integridad del instrumento.10

En primer lugar, debe señalarse que se entiende por firma al trazo habitual
de una persona que acostumbra a identificarse de tal modo. No se
restringe de ningún modo cómo debe ser esa firma, dejándose librada a
cada persona.

La firma tiene por función individualizar a los otorgantes del documento,


así como dejar constancia de la autoría de las manifestaciones de voluntad
de quien la emite y de su conformidad con el contenido del instrumento.

La parte final del artículo se refiere a la firma digital utilizada en los


instrumentos generados por medios electrónicos. La firma digital, según la
Ley N.° 2550611, se equipara a la firma manuscrita.

Debe señalarse que, en caso de que alguno de los firmantes de un


instrumento privado no sepa o no pueda firmar, puede dejarse constancia
mediante la impresión digital o a través de la presencia de dos testigos que
deben suscribir también el instrumento (art. 313 del CCCN).

10Art. 288, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

11 Ley N.° 25506. (2001). Ley de Firma Digital. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

11
Reconocimiento

El instrumento privado puede ser identificado por su otorgante en forma


extrajudicial, como el reconocimiento contenido en una escritura pública o
cualquier otro medio auténtico (tales como las actas de reparticiones
administrativas, las cartas documento, los telegramas colacionados,
etcétera), y también en forma judicial.

El reconocimiento judicial de la firma debe efectuarse de acuerdo con lo


previsto en el artículo 314 del CCCN, que dispone:

Reconocimiento de la firma. Todo aquel contra quien se


presente un instrumento cuya firma se le atribuye debe
manifestar si ésta le pertenece. Los herederos pueden
limitarse a manifestar que ignoran si la firma es o no de su
causante. La autenticidad de la firma puede probarse por
cualquier medio.

El reconocimiento de la firma importa el reconocimiento


del cuerpo del instrumento privado. El instrumento privado
reconocido, o declarado auténtico por sentencia, o cuya
firma está certificada por escribano, no puede ser
impugnado por quienes lo hayan reconocido, excepto por
vicios en el acto del reconocimiento. La prueba resultante es
indivisible. El documento signado con la impresión digital
vale como principio de prueba por escrito y puede ser
impugnado en su contenido.12

El reconocimiento expreso tiene lugar cuando la parte citada a reconocer la


firma puesta en un instrumento privado presentado en juicio manifiesta
que esta le pertenece. Si la parte citada no comparece al proceso o nada
dice, este es uno de los casos en donde el silencio se interpreta como la
manifestación de la voluntad y se tiene por reconocida la firma.

Por otro lado, como es una obligación inherente a la persona que otorgó el
instrumento, los herederos no están obligados a reconocerla, sino que
pueden limitarse a manifestar que ignoran si la firma es o no de su
causante.

12Art. 314, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

12
Si el otorgante reconoce la firma, se considera que también admite el
contenido del acto, es decir, de las obligaciones contraídas en el
instrumento, lo que hace suponer no viciada su voluntad al momento de la
suscripción.

El principio general del instrumento privado reconocido es que no puede


ser impugnado por quienes lo aceptaron, salvo que exista la posibilidad de
probar vicios en el acto de reconocimiento.

Por último, el artículo refiere que el documento con impresión digital vale
como principio de prueba por escrito y puede ser impugnado en su
contenido. Así, el documento en el que la impresión digital ha sustituido a
la firma es un instrumento particular no firmado, cuya eficacia no es
idéntica a la del instrumento privado, pues nadie está obligado a aceptar
un signo o una impresión digital, con lo que no cabría la posibilidad de
tenerlo por reconocido frente al silencio del presunto autor.

Documento firmado en blanco

Como derivación del principio de libertad de formas, la ley admite que el


instrumento privado sea firmado en blanco y posteriormente completado
(art. 315 del CCCN).

El firmante que dio instrucciones que no se cumplieron, por regla general


de protección de la buena fe, puede impugnar el contenido de este
mediante cualquier medio de prueba, salvo testimonial, si no existe
principio de evidencia por escrito. Sin embargo, el desconocimiento del
firmante –que obró con voluntad originariamente– no puede afectar a los
terceros de buena fe.

En el supuesto de que el instrumento firmado en blanco haya sido


sustraído de la guarda de la persona a quien le fue confiado y redactado
por un tercero en contra de su voluntad, el firmante puede acreditar estos
hechos por cualquier medio de prueba, incluso por testigos. En tal caso, el
contenido del instrumento no puede oponerse al firmante, salvo por los
terceros que acrediten su buena fe y si han adquirido a título oneroso con
base en el instrumento. Esta solución responde a que quien firma un
instrumento en blanco debe asumir los riesgos y sacrificar su interés en
aras de los terceros de buena fe.

13
Efecto entre partes y frente a terceros

Los instrumentos privados reconocidos son plenamente eficaces entre las


partes y sus sucesores universales desde la fecha que el instrumento
contiene, pero, a los fines de su oponibilidad frente a terceros, es necesaria
la adquisición de una fecha cierta.

En este sentido, el artículo 317 del Código Civil y Comercial dispone:

Fecha cierta. La eficacia probatoria de los instrumentos


privados reconocidos se extiende a los terceros desde su
fecha cierta. Adquieren fecha cierta el día en que acontece
un hecho del que resulta como consecuencia ineludible que
el documento ya estaba firmado o no pudo ser firmado
después. La prueba puede producirse por cualquier medio, y
debe ser apreciada rigurosamente por el juez.13

A modo de ejemplo, decimos que un instrumento privado obtiene una


fecha cierta cuando es exhibido en un juicio o en cualquier repartición
pública con el archivo correspondiente, con la certificación de las firmas
por escribano y con el sello de la fecha puesto por una repartición pública,
entre otros supuestos.

Valor probatorio

El artículo 319 del Código Civil y Comercial prevé:

Valor probatorio. El valor probatorio de los instrumentos


particulares debe ser apreciado por el juez ponderando,
entre otras pautas, la congruencia entre lo sucedido y
narrado, la precisión y claridad técnica del texto, los usos y
prácticas del tráfico, las relaciones precedentes y la
confiabilidad de los soportes utilizados y de los
procedimientos técnicos que se apliquen.14

13 Art. 317, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.
14 Art. 319, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.

14
Para que un instrumento privado tenga autenticidad, debe reconocerse su
firma por los otorgantes. Los instrumentos privados se diferencian de los
públicos porque no se prueban per se, es decir, a sí mismos. Ahora bien,
con la firma reconocida por el autor, el instrumento privado adquiere la
fuerza probatoria entre las partes, asemejando la misma al instrumento
público.

En el caso de los instrumentos particulares, es decir, los que no están


suscriptos por las partes, el artículo 319 pone en potestad del juez la
apreciación del valor probatorio, a partir de ciertas pautas como “la
congruencia entre lo sucedido y lo narrado, la precisión y claridad técnica
del texto, los usos y prácticas del tráfico, las relaciones precedentes y la
confiabilidad de los soportes utilizados”15.

En síntesis:

Figura 2

Fuente: Tagle, 2002, p. 135.

15Art. 319, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

15
Referencias
Ley N.° 25506. (2001). Ley de Firma Digital. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso
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Tagle, M. V. (2002). Derecho Privado. Parte general (vol. 3). Córdoba, AR:
Alveroni.

16
Vicios de los
actos jurídicos

Derecho
Privado I

0
Vicios de los actos jurídicos
Vicios de los actos jurídicos

Definición y fundamento

La buena fe es un principio general (art. 9 del Código Civil y Comercial de la


Nación1) que veda el ejercicio abusivo de los derechos y sustenta nuestro
ordenamiento jurídico positivo. Como derivación de este principio, se
impone a los sujetos el deber de actuar de manera leal, recta, honesta, con
una actitud de cooperación y generación de confianza en las propias
declaraciones.

La buena fe es un requisito indispensable para la validez del acto jurídico y,


por ende, cuando falta (como ocurre en los casos de la simulación, del
fraude o de la lesión) concurre un vicio que lo invalida.

De este modo, los vicios de los actos jurídicos son defectos, imperfecciones
o anomalías susceptibles de provocar la ineficacia del negocio, por atentar
contra la licitud y la buena fe o por perjudicar los intereses de terceros.

Son vicios propios de los actos jurídicos la lesión, la simulación y el fraude.

Diferencia con los vicios de la voluntad

A diferencia de los vicios de los actos voluntarios (que son los que afectan
la voluntad de alguno de los otorgantes del acto y pueden presentarse
tanto en los simples actos voluntarios lícitos como en el acto jurídico), los
vicios de los actos jurídicos solo pueden presentarse, como su nombre
indica, en dichos actos. No atacan la voluntad de los sujetos, sino que
conciernen a la causa de celebración del negocio, pues este, pese a
realizarse en forma adecuada y regular, se utiliza para obtener una
finalidad ilícita, por resultar contraria al orden jurídico, al orden público o a
las buenas costumbres, o bien por carecer de causa suficiente para
justificar la tutela del derecho (Tagle, 2002).

1 Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

1
La lesión

Definición. Presupuestos de procedencia: subjetivos y


objetivos

El Libro Primero del Título IV del Código Civil y Comercial de la Nación


(CCCN), Capítulo 6, da tratamiento a los denominados vicios de los actos
jurídicos: lesión, simulación y fraude. Así, la sección primera desarrolla la
llamada lesión subjetiva-objetiva.

El artículo 332 dispone:

Lesión. Puede demandarse la nulidad o la modificación de


los actos jurídicos cuando una de las partes explotando la
necesidad, debilidad síquica o inexperiencia de la otra,
obtuviera por medio de ellos una ventaja patrimonial
evidentemente desproporcionada y sin justificación. Se
presume, excepto prueba en contrario, que existe tal
explotación en caso de notable desproporción de las
prestaciones.

Los cálculos deben hacerse según valores al tiempo del


acto y la desproporción debe subsistir en el momento de la
demanda.

El afectado tiene opción para demandar la nulidad o un


reajuste equitativo del convenio, pero la primera de estas
acciones se debe transformar en acción de reajuste si éste
es ofrecido por el demandado al contestar la demanda.

Sólo el lesionado o sus herederos pueden ejercer la


acción.2

El vicio de lesión queda configurado cuando una de las partes, explotando


la necesidad, debilidad síquica o inexperiencia de la otra, obtuviere por
medio de un acto jurídico una ventaja patrimonial evidentemente
desproporcionada y sin justificación.

2 Art. 332, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

2
El fundamento de la norma está dado, por un lado, por la existencia de la
voluntad viciada en el sujeto pasivo y, por el otro, por el principio de buena
fe que debe primar en todo convenio. Es decir, que debe haber equidad
entre las prestaciones recíprocas, por lo que la ventaja de un contratante
sobre el otro, en razón de la explotación de la situación jurídica de
inferioridad del primero sobre el segundo, constituye una conducta
reprochable por el derecho.

Presupuestos de procedencia

Para que se configure la figura de la lesión subjetiva-objetiva, es necesario


que concurran: a) la grave desproporción en las prestaciones que debe
existir al momento de la celebración del negocio jurídico –elemento
objetivo–; b) el elemento subjetivo, que es la explotación por parte del
beneficiario de la necesidad, de la debilidad síquica o de la inexperiencia
del lesionado.

El elemento objetivo

En relación con el primer presupuesto, es decir, “la ventaja patrimonial


evidentemente desproporcionada y sin justificación”, este debe ser
concomitante a la celebración del negocio y la desarmonía entre las
prestaciones debe ser notable y evidente de la época en la que el negocio
tuvo nacimiento. Por lo tanto, no debe surgir con posterioridad por
acontecimientos ajenos a la voluntad de las partes que no eran previsibles
al tiempo de celebrarse el acto, pues, en tal caso, se podrá revisar el
negocio por aplicación de la cláusula rebus sic statibus (López Mesa, 2008).

Además, se exige que esa ventaja excesiva se obtenga sin justificación, lo


que implica efectuar una indagación acerca de la causa del fin del negocio,
pues, si quien celebró el negocio pretendió efectuar una liberalidad, dicho
acto jurídico escapará de la teoría de la lesión.

Por último, “la desproporción debe subsistir en el momento de la


demanda”, lo que resulta lógico en razón del axioma de que el interés es la
medida de la acción; por ende, si, al momento de entablarse esta, las
prestaciones por diversas circunstancias se tornaron equivalentes,
desaparece el interés jurídicamente protegido para promoverla.

El elemento subjetivo

Por otro lado, en lo atinente al elemento subjetivo, deben


coexistir dos presupuestos que incluso aparecen en sujetos

3
distintos: la necesidad, debilidad síquica o inexperiencia en
el lesionado, y el aprovechamiento de esa situación de
inferioridad por parte del lesionante o sujeto activo.

 Necesidad: esta noción se asocia a la de escasez o


privación y comprende un estado carencial que puede ser
material y también espiritual. Es decir, significa falta de las
cosas que son menester para la conservación de la vida, lo
que traduce una situación de angustia y agobio derivada de
la falta de medios elementales para subsistir, de lo
imprescindible o necesario, teniendo en cuenta las
circunstancias propias de cada persona.
 Debilidad síquica: se trata de trastornos síquicos de
conducta que, por razones ajenas a la voluntad de quien los
padece, lo colocan en una situación de inferioridad. Esta
cuestión deberá ser ponderada en cada caso, teniendo en
cuenta las concretas aptitudes del sujeto.
 Inexperiencia: importa la falta de conocimientos que
tiene el sujeto respecto del acto en el momento de su
celebración. El término resulta de difícil delimitación, por
cuanto la inexperiencia debe referirse concretamente al
acto de que se trate y del que se sigue el perjuicio por las
prestaciones inequivalentes.

Y el otro recaudo que hace al elemento subjetivo es el


aprovechamiento o explotación por parte del lesionante,
que constituye un acto de mala fe de parte de él, que
presupone la intención de obtener una ventaja
desproporcionada, ya que el estado de inferioridad no basta
por sí solo para nulificar o modificar el acto jurídico. (Leyes,
s. f., https://goo.gl/UDASeu).

Prueba. Presunción

El artículo 332 del código establece una presunción iuris tantum de la


explotación en caso de notable desproporción. Es decir, que, probado esto
en las prestaciones, se genera una presunción iuris tantum sobre la
existencia del vicio, esto es, que quedan acreditados o presumidos los dos
elementos subjetivos que figuran en el articulado, el aprovechamiento y la
situación de inferioridad de la víctima. La carga de la prueba para sostener
la ausencia de esos requisitos incumbe al que sostenga lo contrario.

4
Acciones del lesionado. Efectos

El vicio de lesión subjetiva origina dos acciones en el lesionado o en sus


herederos. Ninguna otra persona puede ejercer esta acción; ello resulta así
del artículo 332 del Código Civil y Comercial. Es decir, los sucesores
singulares no pueden accionar por un acto entre vivos, porque esta es de
carácter personalísima. La intransmisibilidad se funda en que la parte
lesionada es la única que puede saber si se dan las circunstancias subjetivas
necesarias para la configuración del vicio de lesión.

Así, los legitimados activos tendrán la posibilidad de entablar, tanto por vía
de acción como de excepción, la nulidad (nulidad relativa en los términos
de los arts. 386 y 388 del Código Civil y Comercial, que más adelante
veremos) como la modificación del acto lesivo, es decir, un reajuste
equitativo del convenio. Si el lesionado opta por esta segunda opción, el
litigio queda trabado en ese aspecto y el demandado no puede reconvenir
por nulidad.

Ahora bien, en el caso de que el lesionante demande por nulidad, el


demandado puede, al contestar, modificar dicho reclamo en acción de un
reajuste, si ofrece suprimir la desproporción de las prestaciones.

Con relación al plazo de prescripción de la acción, según lo disponen los


artículos 2562 y 2563, inciso e del Código Civil y Comercial, el plazo es de
dos años y comenzará a computarse desde la fecha en que la obligación a
cargo del lesionado debía ser cumplida.

En síntesis:

5
Figura 1

Fuente: elaboración propia.

La simulación

Definición. Elementos

El vicio de simulación se encuentra definido en el artículo 333 del Código


Civil y Comercial, que dispone:

Caracterización. La simulación tiene lugar cuando se


encubre el carácter jurídico de un acto bajo la apariencia de
otro, o cuando el acto contiene cláusulas que no son
sinceras, o fechas que no son verdaderas, o cuando por él se
constituyen o transmiten derechos o personas interpuestas,
que no son aquellas para quienes en realidad se constituyen
o transmiten.3

Así, se define la simulación como el acto que, por acuerdo de partes, se


celebra exteriorizando una declaración recepticia no verdadera para
engañar a terceros, sea que ésta carezca de todo contenido, o bien, que
esconda uno verdadero diferente al declarado (López Mesa, 2008).

3 Art. 333, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

6
En otras palabras, hay “simulación cuando los contratantes crean, con su
declaración, sólo la apariencia exterior de un contrato, del cual no quieren
los efectos, o crean la apariencia exterior de un contrato diverso del
querido por ellos” (Barberio, Carrillo y García Solá, 2007, p. 141).

Elementos del negocio simulado

Los elementos del negocio simulado son: a) la declaración


deliberadamente disconforme con la verdadera intención de las partes; b)
el acuerdo de partes sobre la falsa declaración; c) el propósito de engañar a
terceros.

a) El primer recaudo supone que la disconformidad entre la voluntad


interna y la declarada por las partes es intencional, por lo tanto, no
es producto del error, sino que es querida y conocida por ambas
partes. En otras palabras, en el acuerdo simulatorio, la voluntad
interna y declarada coinciden; las partes, en común acuerdo,
producen la apariencia externa de un negocio jurídico ficticio para
engañar a terceros, sin pretender dar lugar al efecto jurídico de
dicho negocio.

b) El segundo presupuesto supone la conformidad de todos los


otorgantes del acto en el negocio simulado sobre la disconformidad
entre lo querido y lo declarado; se caracteriza por el querer común
de no atribuir al acto aparente efectos vinculatorios.

c) Por último, la acción de simulación requiere el propósito de


engañar, que no necesariamente implica ocasionar un perjuicio
jurídico a terceros (porque su causa puede ser inocua, en cuyo caso
estaremos en presencia de una simulación lícita) o bien puede sí
implicarlo, es decir, puede existir el fin de defraudar a terceros –
quienes desconocen que el acto es falso– o el de ocultar una
violencia legal.

Por último, debe señalarse que la enumeración de los supuestos de


negocio simulado que realiza el artículo 333 del CCCN es meramente
ejemplificativa.

Clases de simulación

Por un lado, tenemos la simulación absoluta y la relativa.

La simulación absoluta tiene lugar cuando se celebra un acto jurídico que


nada tiene de real; el acto es completamente ficticio e irreal. Es decir, las

7
partes no quieren celebrar ningún negocio jurídico, sino que desean
modificar la apariencia de una disminución del activo o de un amento
ficticio del pasivo de una de las partes, en perjuicio de los acreedores,
aunque a veces puede ser una simulación lícita.

En la simulación relativa, las partes encubren la verdadera naturaleza del


acto, es decir, se disimula lo que verdaderamente es. Esta simulación
puede versar sobre: la naturaleza, cuando “se encubre el carácter jurídico
de un acto bajo la apariencia de otro”4, por ejemplo: una donación bajo el
ropaje jurídico de una compraventa; sobre “cláusulas que no son
sinceras”5, por ejemplo: se expresa un precio que no es el real; o bien
sobre “fechas que no son verdaderas”6.

Por otro lado, la simulación se clasifica en lícita e ilícita, que tendrá que ver
con la causa determinante que dio origen al acto.

Tal como hemos explicado, la simulación importa necesariamente un


acuerdo entre quienes celebran el negocio jurídico, consistente en el
concierto para producir una declaración de voluntad diferente de la
voluntad real, y ello obedece a una razón determinante, que se conoce
como causa simulandi.

La causa simulandi es el interés que induce a las partes a aparentar un


negocio jurídico que no existe o a presentarlo en forma distinta de lo que
verdaderamente es. La razón que tuvieron para celebrar el negocio
aparente puede ser perfectamente inocente o bien perjudicial a terceros,
lo que reviste fundamental importancia para distinguir la simulación lícita
de la ilícita.

La simulación ilícita se verifica cuando el negocio jurídico tiene como fin


perjudicar a terceros o quebrantar el ordenamiento jurídico, hipótesis, esta
última, en la que se habla de fraude a la ley. Este tipo de simulación causa
la nulidad –relativa– del acto ostensible.

Por su parte, la simulación es lícita cuando el negocio simulado no es ilegal


ni perjudica a un tercero.

Por último, la simulación puede ser total o parcial. Es total cuando abarca
íntegramente al negocio, viciándolo en su esencia; es parcial cuando solo
recae sobre una parte del acto, sin que sea necesario que destruya sus
aspectos reales.

4 Art. 333, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
5 Art. 333, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
6 Art. 333, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

8
Acción entre partes. Principio general. Excepción

El artículo 335 del Código Civil y Comercial regula esta cuestión. Así prevé:

Acción entre las partes. Contradocumento. Los que otorgan


un acto simulado ilícito o que perjudica a terceros no
pueden ejercer acción alguna el uno contra el otro sobre la
simulación, excepto que las partes no puedan obtener
beneficio alguno de las resultas del ejercicio de la acción de
simulación.

La simulación alegada por las partes debe probarse


mediante el respectivo contradocumento. Puede
prescindirse de él, cuando la parte justifica las razones por
las cuales no existe o no puede ser presentado y median
circunstancias que hacen inequívoca la simulación.7

El principio general es que los simuladores del negocio jurídico carecen de


toda acción entre ellos.

Ello es así toda vez que las partes se pongan de acuerdo en eludir una
prohibición legal o en perjudicar a terceros, por lo que pierden, en
principio, el derecho de impugnar el acto por el vicio de simulación.

Ahora bien, sí se podrá entablar una acción de simulación cuando el


simulador se haya arrepentido de su acto y quiera recuperar el bien para
entregarlo a sus acreedores. En este supuesto, quien acciona pidiendo la
declaración de invalidez del acto simulado lo hace no para consumar el
perjuicio a los terceros o el fraude a la ley, sino porque, arrepentido, quiere
recuperar los bienes aparentemente enajenados para afrontar con ellos el
pago de sus obligaciones. En este supuesto, la acción es admisible siempre
que se tenga un propósito sincero y no interesado de volver las cosas al
estado anterior.

El contradocumento

El contradocumento es la prueba por excelencia entre las partes de la


simulación.

7 Art. 335, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

9
Este consiste en la prueba inequívoca de los hechos, ya que es la
constancia escrita –ya sea mediante instrumento público o privado– en el
cual las partes manifiestan el verdadero carácter del acto que ellas han
celebrado, por lo que deviene innecesario el aporte de indicios y de
presunciones que corroboren la realidad a la que se refiere.

En el caso en que fuera realizado mediante instrumento público, debe


recurrirse a los artículos 289 a 298 del código, en tanto se prevén los
requisitos y los presupuestos de validez del instrumento y su eficacia
probatoria. Incluso el artículo 298 propone que “el contradocumento
particular que altera lo expresado en un instrumento público puede ser
invocado por las partes, pero no es oponible respecto a terceros
interesados de buena fe”8.

Para el supuesto en el que el contradocumento fuera confeccionado como


instrumento privado y particular, debe recurrirse a los artículos 313 a 319
del Código Civil y Comercial, pues allí se regula en relación con estos y su
valor probatorio.

Ahora bien, en el supuesto de que no existiera contradocumento donde las


partes hayan exteriorizado la verdadera voluntad, “siempre que haya una
prueba incontrovertible, cierta, inequívoca de la simulación, es lógico
admitir la acción”. Asimismo, deberá probarse la imposibilidad de obtener
el contradocumento, sea por su inexistencia lógica o por su desaparición
posterior, es decir, se tendrá que justificar por qué no pudo realizarse este.

Acción interpuesta por terceros. Prueba

El artículo 336 del código único establece: “Acción de terceros. Los terceros
cuyos derechos o intereses legítimos son afectados por el acto simulado
pueden demandar su nulidad. Pueden acreditar la simulación por cualquier
medio de prueba”9.

Así, los terceros titulares de un derecho subjetivo o de un interés legítimo


amenazado por un negocio simulado pueden deducir una acción de
simulación, por lo que deben demostrar la existencia de un daño sufrido
como consecuencia de la incertidumbre que el estado de las cosas provoca
en el demandante. Se exige la existencia de daño –actual o potencial–,
aunque se trate de derechos litigiosos o dudosos.

8
Art. 298, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
9 Art. 336, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

10
De este modo, el tercero que ejerza la acción debe demandar a ambas
partes del acto simulado; si la simulación fuese por una persona
interpósita, también realizada al prestanombre, se conforma un
litisconsorcio pasivo con todos ellos.

Hemos señalado anteriormente que la prueba por excelencia en la acción


de simulación es el contradocumento. No obstante, en esta hipótesis
carece de toda lógica la exigencia de este debido a su carácter reservado y
a la imposibilidad de su obtención, por lo que el tercero que entable la
acción podrá acreditar la apariencia del negocio jurídico mediante
cualquier medio de prueba, incluso testigos, indicios y presunciones.

Efectos de la acción de simulación

Contra quién procede la acción

En primer lugar, debe señalarse que la acción de simulación no procede


contra los acreedores adquirentes de buena fe que hubiesen ejecutado los
bienes simuladamente enajenados.

En relación con el subadquirente que obtuvo como título gratuito o de


mala fe, sí procede la acción de simulación; en cambio, la invalidez del
negocio simulado no alcanza a los terceros subadquirentes de buena fe –es
decir, quien, al momento de la transmisión, ignorase que el derecho tiene
como antecedente un acto simulado– y a título oneroso, respecto a los
cuales la sentencia resulta inoponible.

“Se entiende que son subadquirentes de mala fe aquellos que conocieron o


pudieron conocer, obrando con cuidado y previsión, la simulación” (Leyes,
s. f., https://goo.gl/UDASeu).

Efectos

Todo tercero que se ha visto perjudicado por la simulación tiene derecho a


ser resarcido del daño sufrido.

En el supuesto en el que, promovida la acción por el acreedor, el bien se


haya enajenado a un subadquirente de buena fe y a título oneroso, por lo
que no le alcanza la oponibilidad del pronunciamiento judicial, este podrá
demandar tanto a quien contrató con él como al subadquirente –ambos de
mala fe– por daños y perjuicios, quienes responderán de manera solidaria.

11
Desde otra perspectiva, en caso de que el acreedor promueva una acción
en contra del subadquirente de buena fe, pero a título gratuito, este
responderá selo en la medida de su enriquecimiento.

Prescripción

Los artículos 2562 y 2563, incisos b y c del Código Civil y Comercial


disponen que el plazo de prescripción es de dos años. En la simulación
entre las partes, se computa desde que, requerida una de ellas, se negó a
dejar sin efecto el acto simulado; en la simulación ejercida por un tercero,
desde que conoció o pudo conocer el vicio del acto jurídico.

Figura 2

Fuente: elaboración propia.

El fraude

Noción

La noción de fraude implica una inmediata correspondencia con el engaño,


con el acto contrario a la verdad y al recto proceder. El fraude representa
“una conducta tendiente a eludir los efectos de una norma imperativa o de
origen convencional, utilizando otra vía negocial no reprobada por la ley”
(Santos Cifuentes, como se cita en Gandolfo, 2013, p. 29). Este se configura

12
mediante actos reales, serios y no aparentes, no simulados. No diverge la
voluntad de la realidad declarada, sino que esta, amparada en una norma
legal, elude las disposiciones de otra o perjudica a un tercero. Esta
simulación no es otra cosa que un fraude a la ley y que está contemplado
en el artículo 12 del Código Civil y Comercial.

El fraude a los acreedores

La noción de fraude a los acreedores hace referencia a los


actos otorgados por el deudor, que tienen como nota
común una afectación de su patrimonio de tal magnitud que
provoca o agrava su insolvencia, impidiendo así la
satisfacción de los créditos concedidos con anterioridad a
aquéllos y con evidente perjuicio de los mismos. (Cifuentes,
como se cita en Di Castelnuovo, s. f., p. 17).

En otras palabras, el fraude a los acreedores es la provocación o agravación


de la insolvencia del deudor mediante actos u omisiones del deudor en
perjuicio de sus acreedores, sustrayendo bienes de su patrimonio.

Esta caracterización permite señalar tres notas que se hallan presentes en


la noción de fraude a los acreedores: a) otorgamiento por el deudor de
actos o negocios jurídicos; b) provocación o agravación de la insolvencia
del deudor y c) sustracción de bienes del patrimonio del deudor en
perjuicio de los derechos de los acreedores.

La acción de inoponibilidad

En primer lugar, cabe señalar que el efecto de la acción de fraude no es la


nulidad, sino la inoponibilidad. Este efecto implica que el acto otorgado por
el deudor en un fraude a los acreedores es válido entre este y el tercero
con quien celebró el acto y solo queda privado de eficacia frente al
acreedor que acciona, es decir, que no puede hacerse valer contra él en la
medida necesaria para la satisfacción de su crédito.

Seguidamente veremos cuándo procede esta acción, esto es, contra qué
tipo de actos, cuáles son los requisitos de procedencia y quiénes pueden
solicitar la declaración de inoponibilidad

13
Titulares de la acción

El artículo 338 del Código Civil y Comercial, prevé:

Declaración de inoponibilidad. Todo acreedor puede


solicitar la declaración de inoponibilidad de los actos
celebrados por su deudor en fraude de sus derechos, y de
las renuncias al ejercicio de derechos o facultades con los
que hubiese podido mejorar o evitarlo empeorar su estado
de fortuna.10

Como se advierte, la norma legitima para la acción de fraude a todo


acreedor, es decir, cualquier acreedor (incluso los que poseen un privilegio
general, especial, condicional, a plazo, etcétera) puede incoar la acción,
pues solo deberán acreditar su calidad de acreedor y los requisitos que
prevé el artículo 339 del CCCN.

Actos revocables

En principio, todos los actos que signifiquen un perjuicio para los


acreedores son revocables, ya sea que produzcan un empobrecimiento del
deudor o que impidan su enriquecimiento.

El artículo 338 alude a que, mediante la acción de inoponibilidad, se puede


revocar una renuncia a un derecho que hubiera podido mejorar la situación
del deudor o bien un acto jurídico que empeoró su situación patrimonial.
Es decir, entre los actos revocables se incluyen los casos de renuncia a las
facultades que, por fuerza, derivan en derechos subjetivos, en cuanto, por
lo general, la renuncia configura una atribución inherente al titular del
derecho que lo ejercita.

En una palabra, se pueden revocar los actos de renuncia, pues son


susceptibles de producir o de agravar la insolvencia del deudor y, por ende,
son tan inoponibles como los actos de disposición.

En definitiva, todos los actos que causan perjuicio a los acreedores al


determinar o al incrementar su insolvencia, ya sea porque se corresponden

10Art. 338, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

14
con la salida de un bien de su patrimonio o le impiden el ingreso de algún
derecho, son revocables.

Sin embargo, esta regla tiene sus excepciones. Hay consenso en la doctrina
en que no pueden atacarse, por parte de los acreedores, los actos que
implican una renuncia a los derechos personalísimos, tales como pedir la
revocación de una donación por una causa de ingratitud del donatario, una
causa de indignidad para suceder, una renuncia a ejercer acción de
resarcimiento por daño moral, etcétera.

Requisitos de procedencia

El artículo 339 del código unificado establece las condiciones generales


para la procedencia de la acción de inoponibilidad. Dispone:

Requisitos. Son requisitos de procedencia de la acción de


declaración de inoponibilidad:

a) que el crédito sea de causa anterior al acto


impugnado, excepto que el deudor haya actuado con el
propósito de defraudar a futuros acreedores;
b) que el acto haya causado o agravado la insolvencia del
deudor;
c) que quien contrató con el deudor a título oneroso
haya conocido o debido conocer que el acto provocaba o
agravaba la insolvencia.11

Tenemos, entonces, tres condiciones de procedencia de la acción de


inoponibilidad:

a. El crédito por el que se acciona debe ser anterior al acto.

El primer presupuesto es que el crédito de quien acciona sea de causa


anterior al acto impugnado, excepto que el deudor haya actuado con el
propósito de defraudar a futuros acreedores.

La razón de ser de este primer recaudo es que los acreedores de fecha


posterior al acto del deudor no podrían invocar fraude en su perjuicio,

11Art. 339, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

15
pues, cuando llegaron a constituirse en acreedores, sea por contrato, sea
por disposición de la ley, los bienes habían salido del patrimonio del
deudor y, por ende, no conformaban parte de su garantía patrimonial.

Ahora bien, la norma establece una excepción y es en el caso de que el


acto impugnado, aunque sea posterior al origen del crédito, haya sido
realizado en previsión de la obligación que nacería más tarde. Es decir, si el
deudor hubiera realizado el negocio teniendo en miras perjudicar a futuros
acreedores, estos podrán incoar la acción de inoponibilidad. Ello así, en
razón de castigar la conducta dolosa del deudor.

b. Relación de causalidad entre la insolvencia y el acto del deudor.

El segundo requisito supone que entre el acto que se ataca y la insolvencia


del deudor haya una relación de causalidad. Este recaudo se explica porque
lo que caracteriza al negocio fraudulento es el perjuicio que acarrea para el
patrimonio del deudor el generar o agravar su insolvencia toda vez que se
vea imposibilitado de responder a todas sus obligaciones contraídas y, por
ende, el daño que causa al prestamista es no satisfacer su acreencia.

En otras palabras, la procedencia de la acción requiere la existencia de un


perjuicio causado al acreedor, el que proviene de la insatisfacción actual o
futura de los créditos vigentes producto de un estado de impotencia
patrimonial, provocado o agravado precisamente por los negocios
inoponibles

c. Mala fe del tercero contratante.

El último de los presupuestos “exige que el tercero que contrató con el


deudor a título oneroso haya obrado de mala fe, es decir, haya conocido o
debido conocer que dicho acto provocaba o agravaba su insolvencia”
(Leyes, s. f., https://goo.gl/UDASeu).

Distinto será el supuesto del tercero que contrató a título gratuito, en cuyo
caso no interesa la buena o mala fe del adquirente, pues se prefiere el
interés de los acreedores por sobre el de este y, por ende, solo habrá que
acreditar que el acto fue a título gratuito.

16
Figura 3

Fuente: elaboración propia.

Ejercicio de la acción contra los subadquirentes

En primer lugar, debe señalarse que el fraude no puede oponerse a los


acreedores que, de buena fe, hubieran ejecutado los bienes objetos del
negocio jurídico fraudulento. Igual regla veíamos en la acción de
simulación.

Por otra parte, la acción contra el subadquirente procede en los casos en


que en el tercero haya adquirido a título gratuito o bien haya obrado de
mala fe, es decir, con conocimiento de la insolvencia del deudor, al tiempo
de celebrar el acto.

Por lo tanto,

para que proceda la acción contra el subadquirente es


necesario, ante todo, que proceda contra el primer
adquirente; [pues] si la segunda transmisión fuere a título
gratuito, bastaría con aquel requisito para que procediese la
revocación; pero si fuera a título oneroso… será necesario
[demostrar], además, que el subadquirente sea cómplice en
el fraude. (Arballo y Maraschio, 2016, p. 17).

17
Resumiendo: si los dos negocios son a título gratuito, es viable la
revocatoria contra el subadquirente; si el primero fue a título oneroso con
mala fe y el segundo, a título gratuito también es viable; así como en el
caso del primero gratuito y el segundo oneroso, pero sin buena fe del
subadquirente.

Por último, señalamos que, al igual que sucede con la simulación, tanto el
tercero contratante como el subadquirente de mala fe responden
solidariamente por los daños ocasionados al acreedor, quien interpuso la
acción en los siguientes supuestos:

 cuando la cosa fue enajenada a un adquirente de buena fe y a título


oneroso contra quien –como ya se señaló– no procede la acción y, por
ende, el acreedor no puede ejecutar el bien y satisfacer su acreencia;
 cuando el bien se haya perdido o deteriorado.

Por su parte, el tercero contratante de buena fe y a título gratuito


responde en la medida de su enriquecimiento.

Efectos de la revocación. Extensión

El artículo 342 prevé sobre la extensión de la acción de inoponibilidad y, en


este sentido, señala “Extensión de la inoponibilidad. La declaración de
inoponibilidad se pronuncia exclusivamente en interés de los acreedores
que la promueven, y hasta el importe de sus respectivos créditos”12.

De acuerdo con el precepto referido, el acto realizado en fraude a los


acreedores debe dejarse sin efecto en la medida del perjuicio que se les ha
ocasionado. Así, el progreso en justicia de la acción hace efectiva la
inoponibilidad al acreedor demandante del negocio impugnado, del cual se
ha admitido que fue en fraude a sus derechos. Es decir, una vez reconocido
el fraude por sentencia, esa inoponibilidad lo coloca en la posición de
poder reclamar su crédito sobre el bien objeto del negocio, dado que, a
partir de allí, este no tiene eficacia a su respecto. Ello implica la posibilidad
de actuar en derecho como si el acto impugnado no se hubiese celebrado.

Desde esta perspectiva, el triunfo de la acción le permitirá al acreedor


ejecutar su crédito sobre los bienes que fueron objeto del negocio, hasta la
concurrencia de su crédito.

12Art. 342, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

18
Dicho claramente, la acción de fraude no beneficia a todos los acreedores,
sino solo a quien transitó los carriles legales para hacer valer sus derechos
y solo procede hasta el importe de su crédito.

Como consecuencia de ello, si, después de ejecutados los bienes materia


del acto fraudulento y de satisfecho el crédito del acreedor que ejerció la
acción, quedara un remanente, como el acto jurídico es válido entre
quienes lo celebraron, aquel pertenece al tercer adquirente.

Extinción de la acción. Plazo de prescripción

Extinción

De acuerdo con el artículo 341 del Código Civil y Comercial, la acción de los
acreedores cesa si el adquirente de los bienes transmitidos por el deudor
los desinteresa o les da garantías suficientes. Es decir, el tercero adquirente
del bien transmitido por el deudor puede hacer cesar los efectos de la
acción, satisfaciendo el crédito de los que se hubiesen presentando o bien
constituyendo a su favor garantías suficientes –las que pueden ser reales o
personales– del pago íntegro de sus créditos.

Ello así, pues, si los acreedores son desinteresados, desaparece su


propósito de accionar y, sin este, no hay acción.

Prescripción

Por último, cabe referir al término de la prescripción, la cual, según los


artículos 2562, inciso f, y 2563, inciso f del código, es de dos años, contados
desde que se conoció o pudo conocer el vicio del acto.

19
Referencias
Arballo, G. y Maraschio, R. (Eds.). (2016). Cuadernos de doctrina judicial de
la provincia de La Pampa. Anuario de jurisprudencia 2015 (vol. 1). La
Pampa, AR: Poder Judicial de la Provincia.

Barberio, S., Carrillo, H. y García Solá, M. (Eds.). (2007). Doctrina y


jurisprudencia procesal, civil y comercial (1.a ed.). Rosario, AR: Juris.

Castelnuovo, G. di. (s. f.). Donación a terceros: Un título más a la luz de


nuevos fallos antiguos. Recuperado de http://www.colescba.org.ar/ics-
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Gandolfo, R. (2013). La importancia del protocolo en la empresa familiar


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20
Ineficacia de
los actos
jurídicos

Derecho
Privado I

0
Ineficacia de los actos jurídicos
Ineficacia de los actos jurídicos

Definición. Categorías de ineficacia. Efectos

La validez del negocio jurídico no se confunde con su eficacia, aunque la


eficacia del acto jurídico presupone su validez. Este último es legítimo
cuando está perfectamente conformado y no presenta vicios o defectos
congénitos que afectan su estructura. Sin embargo, un acto jurídico válido
puede ser ineficaz o devenir en ese modo.

Cuando hablamos de ineficacia hacemos referencia a la privación o a la


disminución de los efectos propios de un determinado negocio jurídico,
que las partes tuvieron en cuenta al momento de su celebración.

Ahora bien, la ineficacia puede ser considerada estructural o funcional. En


el primero de los supuestos, la privación de los efectos propios de un
negocio jurídico se produce por defectos en su estructura o por fallas
existentes desde el momento mismo de celebrarse el acto, por lo que
prima la idea de nulidad. En cambio, la ineficacia es funcional cuando el
negocio deja de ser apto para satisfacer los fines o los intereses prácticos
que los sujetos se propusieron alcanzar en virtud de una causa extrínseca a
la estructura del negocio, que es sobreviniente a su constitución.

De esta manera, se advierte que, cuando nos referimos a la ineficacia de


los actos jurídicos, hacemos referencia a un concepto con significado
amplio, que comprende a todos aquellos supuestos en los cuales el negocio
jurídico carece de fuerza o eficacia para producir los efectos normales y
propios que las partes tuvieron en cuenta al tiempo de su celebración, ya
sea por un vicio existente al momento de la celebración del acto, referido a
la estructura del acto jurídico (ineficacia estructural) o por circunstancias
extrínsecas aparecidas con posterioridad a su celebración (ineficacia
funcional).

Así, la ineficacia como noción genérica comprende, por un lado, la invalidez


de los actos jurídicos, es decir, la nulidad o la ineficacia estructural y,
también, la de inoponibilidad o ineficacia funcional, que es la que priva al
acto de efectos solo respecto de determinadas personas.

1
Noción de acto indirecto

El artículo 385 del Código Civil y Comercial de la Nación1 (CCCN) dispone:


“Acto indirecto. Un acto jurídico celebrado para obtener un resultado que
es propio de los efectos de otro acto, es válido si no se otorga para eludir
una prohibición de la ley o para perjudicar a un tercero”2.

El acto indirecto es una modalidad negocional a la que


recurren los particulares valiéndose de un negocio jurídico
típico, cuyas consecuencias normales aceptan con el
propósito de obtener una finalidad ulterior distinta.

Por ejemplo, son negocios indirectos la venta que se


realiza no para transmitir la propiedad de una cosa, sino con
fin de garantía; la cesión de derechos también con finalidad
de asegurar derechos; entre otros.

Es dable resaltar que la finalidad del negocio indirecto


siempre debe ser lícita, pues, si el negocio está dirigido a
eludir normas imperativas (es decir, cuando se lo emplea
para lograr, a través de una vía oblicua, fines que no se
pueden obtener directamente), el acto constituirá un fraude
a la ley. (UniversoJus.com, 2015b, https://goo.gl/QWojWL).

Nulidad

Definición y fundamento

Hemos anticipado, al hablar de la ineficacia estructural de los actos


jurídicos, que dicho concepto de carácter amplio comprende las
situaciones de invalidez. Estas se caracterizan por los supuestos en los
cuales el acto se ve privado de producir sus efectos normales por la
existencia de un vicio originario, es decir, un defecto presente en su
estructura desde el momento de la celebración del negocio jurídico; un
defecto constitutivo.

1 Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
2 Art. 385, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

2
Desde esta perspectiva, “un acto jurídico está afectado de nulidad cuando
la ley, en virtud de causas existentes desde el origen mismo del acto, le
priva de los efectos que regularmente debía producir” (Centro de Estudio y
Desarrollo Económico Social y Cultural [CEDESYC], s. f.,
https://goo.gl/zqbn5m).

En otras palabras, la nulidad es una sanción legal que priva de sus efectos
normales a un acto jurídico en virtud de una causa originaria, es decir,
existente en el momento de su celebración. Asimismo, es una ineficacia
absoluta en tanto, a diferencia de la inoponibilidad, el acto jurídico inválido
es completamente nulo no solo respecto de terceros, sino también entre
las mismas partes que lo celebraron.

Características generales

Dentro de las características generales que describen la nulidad, podemos


señalar las siguientes:

 La nulidad es una sanción. Esta tiene dicha naturaleza en tanto nos


encontramos frente a la reacción del ordenamiento jurídico por la
violación de sus normas. Se trata, entonces, de una sanción legal, pena
que consiste en la privación al acto jurídico de los efectos propios.
 Es de carácter legal, en tanto debe provenir necesariamente de la ley, es
decir, que ni los jueces ni las partes en ejercicio de su voluntad pueden
crear nulidades diferentes a las específicamente estipuladas por ley.
 Asimismo, cabe destacar que la nulidad se genera frente a la existencia
de un vicio o defecto en la estructura del negocio jurídico, que debe
estar presente a la celebración del acto. En efecto, la nulidad se
caracteriza por la presencia de defectos originarios, intrínsecos y
esenciales.
 Por último, la nulidad trae como consecuencia el resultado de privar al
acto jurídico de los efectos normales que estaba destinado a producir y
que las partes habían tenido en cuenta al momento de celebrarlo.
Como ya dijimos, a diferencia de la inoponibilidad, en la nulidad, la
privación de los efectos es de carácter absoluta, por lo que afecta, en
consecuencia, tanto a las partes como a los terceros.

Clasificación de las nulidades. Criterios de distinción

Es posible clasificar a las nulidades en las siguientes categorías:

 Actos de nulidad absoluta y actos de nulidad relativa (arts. 387 y 388


del CCCN).

3
 Actos de nulidad total o parcial (art. 389 del CCCN).

Nulidades absolutas y nulidades relativas

La distinción entre las de carácter absoluto y las de carácter relativo


responde a un causal de naturaleza sustancial, en tanto, para poder
determinar frente a qué tipo de nulidad nos encontramos, es necesario
verificar el interés jurídico lesionado por el vicio.

En esta línea, en los supuestos de nulidades absolutas, el vicio que afecta al


acto jurídico que se reputa inválido lesiona un interés general, es decir, que
se encuentra de por medio el orden público (a diferencia de los casos de
nulidades relativas, en los cuales se afecta un interés particular, esto es,
individual, de los sujetos que forman parte del negocio jurídico).

Así, la nulidad absoluta ha sido establecida por el legislador en defensa del


orden público, para proteger el ordenamiento social y las buenas
costumbres y, al contrario, la nulidad es relativa cuando solo se está
afectando el interés particular de algunos de los contratantes.

Esta clasificación tiene incidencias prácticas, pues, con relación a la forma


de su declaración, la nulidad absoluta puede ser declarada de oficio por el
juez sin que medie petición de parte. También puede ser solicitada por el
ministerio público y por cualquier interesado, salvo quien haya dado lugar
a la nulidad (art. 387 del CCCN).

En cambio, en los casos de nulidad relativa, la situación es diferente; al


encontrarse de por medio los intereses particulares de las partes, la
nulidad no puede ser declarada de oficio por el juez, sino que corresponde
que sea pedida por la parte en cuyo beneficio se establece.
Excepcionalmente puede invocarla la otra parte si es de buena fe y si ha
experimentado un perjuicio importante (art. 388 del CCCN).

Por otro lado, cabe señalar que el acto afectado por una nulidad absoluta
no es confirmable, en tanto, por estar de por medio un interés de carácter
general, es la misma sociedad la interesada en su invalidez. Por lo tanto, el
acto podrá llevarse a cabo nuevamente sin el vicio que afecta al anterior y
sin que sea posible su confirmación. En cambio, si se trata de una nulidad
relativa, al estar en juego un interés de carácter particular, el vicio del que
adolece el acto jurídico sí puede ser confirmado; ello es consagrado en el
artículo 388 del CCCN.

4
Finalmente, decimos que la acción derivada de la nulidad absoluta es
imprescriptible, mientras que la nulidad relativa puede sanearse por
prescripción.

Nulidades totales y parciales

Teniendo en cuenta como criterio de distinción el alcance de la sanción de


nulidad, podemos decir que estamos frente a una nulidad total cuando los
efectos de ineficacia se propagan a la totalidad del acto jurídico. Por otro
lado, nos encontramos con una nulidad parcial cuando solo una cláusula o
disposición resulta ineficaz, sin afectar la validez de aquellas partes no
alcanzadas por la nulidad.

En esta línea, cabe tener en cuenta el artículo 389 del código, que dispone:

Principio. Integración. Nulidad total es la que se extiende a


todo el acto. Nulidad parcial es la que afecta a una o varias
de sus disposiciones.

La nulidad de una disposición no afecta a las otras


disposiciones válidas, si son separables. Si no son separables
porque el acto no puede subsistir sin cumplir su finalidad, se
declara la nulidad total.

En la nulidad parcial, en caso de ser necesario, el juez


debe integrar el acto de acuerdo a su naturaleza y los
intereses que razonablemente puedan considerarse
perseguidos por las partes.3

En este orden de ideas, se advierte que la nulidad parcial depende de que


la cláusula o disposición respecto de la cual se declara la invalidez sea
separable de las otras disposiciones, pues, de lo contrario, debe declararse
la nulidad total.

En efecto, la condición para que un acto jurídico pueda ser parcialmente


nulo es que sus diversas disposiciones o, mejor dicho, los diversos actos de
disposición que él encierra sean separables.

3 Art. 389, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

5
En los casos en que pueda declararse solo la nulidad de alguna disposición
y, por lo tanto, subsista la eficacia del acto jurídico, el magistrado debe
integrar el acto de acuerdo con la naturaleza y los intereses que puedan
considerarse perseguidos por las partes.

Efectos de la nulidad: entre partes y con relación a terceros

Cabe estudiar ahora los efectos que la acción de nulidad produce tanto
respecto de las partes que intervienen en el negocio jurídico, como de los
terceros.

En primer lugar, el efecto propio que se deriva del análisis que hemos
efectuado se centra en la idea de que un acto jurídico, al ser declarado
nulo, no podrá producir los efectos normales que se tuvieron en cuenta al
momento de celebrarlo. Es decir, tiene como consecuencia privarlo de sus
efectos como si nunca hubiera existido.

Ahora bien, el Código Civil y Comercial ha receptado jurídicamente esta


problemática analizando adecuadamente los efectos producidos por la
nulidad de los actos jurídicos en los artículos 390 a 392.

El artículo 390 de dicho código estipula la regla general en materia de


efectos de la sentencia de nulidad de los actos jurídicos, en cuanto dispone
que esta, pronunciada por los jueces, vuelve las cosas al mismo estado en
que se hallaban antes del acto declarado nulo y obliga a las partes a
restituirse mutuamente lo que han recibido.

Efectos de la nulidad entre las partes

Ahora bien, con respecto a los efectos que la nulidad del negocio jurídico
genera en relación con las partes contratantes, es preciso diferenciar si nos
hallamos en supuestos en los cuales el acto defectuoso tuvo principio de
ejecución o no.

Así, si el acto no fue ejecutado, una vez dictada la sentencia que declare su
nulidad, las partes no podrán exigir o demandar su cumplimiento. En
cambio, si el acto jurídico tuvo principio de ejecución o se ejecutó en su
totalidad, al declararse su invalidez, corresponde la aplicación del artículo
390 del código. De este modo, las partes deben restituirse mutuamente lo
obtenido en virtud del acto anulado, a fin de volver las cosas al estado
anterior.

6
Por otro lado, debemos señalar que una o ambas partes del acto nulo por
sentencia pueden haber sufrido daños como resultado de la invalidez del
acto jurídico. Estos daños materiales y aun morales necesitan ser
reparados para lograr que la situación jurídica de las partes retorne al
estado anterior a la celebración del acto.

En esta línea, el artículo 391 del código expresa: “Hechos simples. Los actos
jurídicos nulos, aunque no produzcan los efectos de los actos válidos, dan
lugar en su caso a las consecuencias de los hechos en general y a las
reparaciones que correspondan”4.

Desde esta perspectiva, analizando los efectos con miras al futuro, por más
que el acto sea declarado nulo y, con ello, se impida la producción de los
efectos propios que se tuvieron en cuenta al momento de celebrarlo, en
función de la norma transcripta se considera el negocio jurídico anulado
como un acto ilícito o un hecho jurídico en general. Es por ello que
corresponde indemnizar los daños y los perjuicios que hayan ocasionado,
en tanto se genera la obligación de reparar el daño causado.

Dicho de otra manera, además de la restitución, se estipula la


indemnización por daños y perjuicios como acción complementaria.

Efectos de la nulidad frente a terceros

Es necesario precisar que la declaración de nulidad de un determinado acto


jurídico puede generar efectos no solo vinculados a las partes, sino
también con respecto a terceros.

Así, el artículo 392 del Código Civil y Comercial dispone:

Efectos respecto de terceros en cosas registrables. Todos los


derechos reales o personales transmitidos a terceros sobre
un inmueble o mueble registrable, por una persona que ha
resultado adquirente en virtud de un acto nulo, quedan sin
ningún valor, y pueden ser reclamados directamente del
tercero, excepto contra el subadquirente de derechos reales
o personales de buena fe y a título oneroso.

Los subadquirentes no pueden ampararse en su buena fe


y a título oneroso si el acto se ha realizado sin intervención
del titular del derecho.5

4 Art. 391, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
5
Art. 392, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

7
Se advierte que la problemática se genera con relación a los
subadquirentes, es decir, aquellas personas que, en función de un acto
jurídico celebrado entre las partes (que es nulo), adquirieron un derecho
real o personal. Por ello, se genera el problema en torno a si recae sobre
ellos la obligación de restituir lo que hubiesen recibido en relación con
dicho acto.

En esta línea, el efecto retroactivo de la sentencia de nulidad, que


constituye la regla general en materia de efectos, no solo resulta aplicable
a las partes del negocio jurídico, sino también con respecto a los terceros.
Es decir, se aplica el efecto retroactivo de la sentencia de nulidad respecto
de los terceros en cosas registrables. El tercero a quien el adquirente por
acto nulo ha transferido la propiedad de una cosa registrable y otro
derecho sobre la materia es alcanzado por la sentencia de nulidad y
privado de esos derechos.

Ahora bien, el artículo 392 establece una limitación a la obligación de


restitución que recae sobre los terceros. Respecto de terceros
subadquirentes de derechos reales o personales sobre cosas registrables,
de buena fe y a título oneroso, no procede la obligación de restitución.

Cabe precisar que, para que funcione tal protección, es necesario que se
cumplan ciertos recaudos: a) debe ser invocada por un subadquirente; b)
ha de referirse a derechos reales o personales sobre inmuebles o muebles
registrables; c) título oneroso; d) buena fe.

“La falta de alguno de los recaudos antes mencionados significa volver al


principio general establecido… En consecuencia, el subadquirente estará
obligado a restituir la cosa registrable al primer enajenante” (Muñoz, 2016,
https://goo.gl/Lk8k8U).

Por último, el precepto mencionado recepta los casos en los que la


transmisión de la cosa haya sido otorgada por quien no es el titular del
derecho de propiedad ni se encuentra legitimado para representarlo. Es
decir, aquellos supuestos en que el verdadero propietario no participa de la
transmisión al adquirente.

En estos casos, el subadquirente de buena fe y a título oneroso no puede


ampararse en la protección, pues la primitiva enajenación ha sido realizada
por quien no era su propietario.

8
Confirmación de los actos jurídicos inválidos

Definición. Requisitos de procedencia

La confirmación es una especie de confirmación de un acto jurídico inválido


sujeto a una causa de nulidad relativa. Es un negocio integrativo, unilateral,
no recepticio, de declaración o de actuación, otorgado por aquel a quien le
corresponde el derecho de demandar la nulidad del acto y que está en
condiciones de concluir válidamente el negocio principal.

Además de la confirmación, existen otras especies de convalidación, como


la ratificación (art. 369 del CCCN), la conversión (art. 384 del CCCN) y la
prescripción liberatoria (art. 2554 y ss. del CCCN).

En términos generales, la ratificación es una declaración de voluntad del


representado que suple los defectos de representación y que vendrá a
purgar los defectos de los que adolezca un acto llevado a cabo por un
representante vicioso.

En relación con la conversión, decimos que,

cuando se trata de un negocio jurídico formal no solemne o


de solemnidad relativa y las partes omiten darle la forma
que se requiere por el ordenamiento jurídico, no por ello se
acarrea la nulidad del acto, sino que el ordenamiento le
reconoce la eficacia de otro negocio jurídico con requisitos
formales menores. (UniversoJus.com, 2015a,
https://goo.gl/E3ZJB9).

Tal es el caso que veíamos cuando estudiábamos la forma de los actos


jurídicos de la transmisión de un inmueble por boleto privado de
compraventa. Si bien la ley ordena que se realice por escritura pública, la
transmisión por boleto privado de compraventa no provoca la nulidad del
acto jurídico, sino que impone en cabeza del otorgante la obligación de
escriturar.

En otro orden de ideas, la prescripción liberatoria afecta la convalidación


del acto viciado en virtud del no ejercicio de la acción tendiente a
demandar la declaración de nulidad.

Ahora bien, el artículo 393 del Código Civil y Comercial recepta la


confirmación y dispone:

9
Requisitos. Hay confirmación cuando la parte que puede
articular la nulidad relativa manifiesta expresa o tácitamente
su voluntad de tener el acto por válido, después de haber
desaparecido la causa de nulidad.

El acto de confirmación no requiere la conformidad de la


otra parte.6

En relación con los requisitos para que proceda la confirmación, decimos


que debe tratarse de actos inválidos por vicios que causan nulidad relativa,
pues en ella solo se encuentran afectados los intereses particulares; no así
en los actos con vicios de nulidad absoluta, que son inconfirmables, pues
está de por medio el interés general.

a) Basta la voluntad de la persona facultada para realizar una


confirmación, sin que sea necesaria la conformidad de la otra, por
lo que, una vez manifestada la voluntad de confirmar, es
irrevocable y no puede argumentarse la falta de aceptación de la
otra parte.
b) La causal de nulidad debe haber desaparecido. Es decir que el
defecto que afectaba la validez del acto jurídico no debe subsistir.
Por ejemplo, el menor de edad no puede confirmar por sí mismo un
acto jurídico hasta alcanzar la mayoría de edad.
c) El acto de confirmación no debe adolecer, a su vez, de otra causal
de nulidad: de ser idóneo el acto de confirmación, no sería idóneo
para otorgar eficacia definitiva al acto inválido que se pretende
confirmar.
d) El sujeto debe estar legitimado para confirmar: están facultados
para confirmar los actos jurídicos los mismos sujetos que se
encuentran legitimados para solicitar la nulidad relativa (art. 388
del CCCN) (Rivera y Medina, 2014).

Diferencias con la conversión

Tal como hemos señalado, la conversión y la confirmación son modos de


convalidación del acto jurídico.

Ahora bien, la conversión procede en aquellos supuestos en que el negocio


fue celebrado con una forma insuficiente, pero valdrá como causa fuente
de la obligación de elevarlo a la forma legal. Es decir, se constituye una

6 Art. 393, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

10
obligación de hacer que, en caso de no cumplirse, podrá ser demandada
judicialmente.

Para que proceda la conversión, es necesario que concurran dos


exigencias:
 que el acto nulo reúna los requisitos de forma y sustancia de otro acto
(requisito objetivo);
 que las partes hubieran querido al otro acto de haber previsto la
nulidad (requisito subjetivo).

Forma

De acuerdo con la forma, la confirmación puede ser expresa o tácita.

La confirmación expresa es la que resulta de la manifestación declarada de


la voluntad del sujeto legitimado para confirmar y se realiza mediante un
acto escrito, sea un instrumento público o privado.

Para que opere la confirmación expresa, deben cumplimentarse los


siguientes requisitos:

 El instrumento en el que conste la confirmación debe reunir las formas


exigidas para el acto que se pretende confirmar. Este recaudo solo es
exigible a los actos jurídicos formales solemnes. No es necesario que el
acto de confirmación sea otorgado en la misma forma que el acto que
se valida, por lo que la confirmación puede hacerse por cualquier clase
de instrumento.
 La mención de la causa de la nulidad y su desaparición: el instrumento
por el que se confirma el acto debe contener la mención precisa de la
causa de la nulidad, dejándose constancia de su desaparición.
 La voluntad de confirmar el acto: se trata de expresar el propósito puntual
de renunciar al derecho de invocar la nulidad relativa, es decir, de
impugnar el acto. El acto de confirmación debe contener indicaciones
precisas que individualicen al sujeto legitimado para confirmar, a los
fines de no dejar lugar a dudas.

Por otro lado, la confirmación también puede ser tácita. Según el
artículo 394 del Código Civil y Comercial: “La confirmación tácita resulta
del cumplimiento total o parcial del acto nulo realizado con
conocimiento de la causa de nulidad o de otro acto del que se deriva la
voluntad inequívoca de sanear el vicio del acto”7.

7
Art. 394, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

11
Así, la confirmación tácita es la que resulta de otros actos y hechos de los
cuales se derive la voluntad inequívoca de sanear el vicio del acto. Por
ejemplo, el pago voluntario total o parcial o la ejecución voluntaria de un
convenio prestando el consentimiento.

Para que opere este tipo de confirmación, se requiere: a) que la causa o las
causas de la nulidad hayan cesado; b) que no concurra en el acto de
confirmación tácita ningún otro causal que pueda producir su nulidad; c)
que la parte confirmante tenga pleno conocimiento del vicio del que
adolecía el acto; d) que tenga, inequívocamente, intención de repararlo.

Efectos

El artículo 395 del Código Civil y Comercial dispone:

Efecto retroactivo. La confirmación del acto entre vivos


originalmente nulo tiene efecto retroactivo a la fecha en que
se celebró. La confirmación de disposiciones de última
voluntad opera desde la muerte del causante.

La retroactividad de la confirmación no perjudica los


derechos de terceros de buena fe.8

De la norma transcripta, surge que la confirmación tiene un efecto


retroactivo al día en que tuvo lugar el acto. Así, si este se ejecutó o tuvo
principio de ejecución, la confirmación impide que el acto sea impugnable
en el futuro; en cambio, si no se ejecutó, luego de la confirmación se podrá
exigir el cumplimiento.

Por otro lado, en las disposiciones de última voluntad, la confirmación


opera desde la muerte del causante, pues es la fecha a partir del cual tales
disposiciones adquieren eficacia.

Por último, la norma establece que el efecto retroactivo de la confirmación


no perjudica los derechos de los terceros, es decir, que dicho efecto les es
inoponible.
Los terceros protegidos son los sucesores a título singular de derechos
reales transmitidos válidamente por quien pudo demandar la nulidad en el
período transcurrido entre la celebración del acto inválido –ya cesada la

8 Art. 395, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

12
causal de invalidez– y su confirmación; en relación con estos terceros, la
confirmación es inoponible.

Por ejemplo, cuando una persona ha confirmado en la mayor edad la venta


de un inmueble hecha en la minoridad, esta confirmación no tiene efecto
respecto de un segundo adquirente al cual el que era menor hubiese
traspasado la propiedad siendo mayor y antes de la confirmación de la
primera venta (Tagle, 2002).

Finalmente, debe señalarse que, en cuanto a los acreedores de la parte que


confirma el acto inválido, estos quedan alcanzados por el efecto
retroactivo de la confirmación y, por ende, excluidos de la salvedad que
consagra el último párrafo del artículo.

La inoponibilidad

Definición. Efectos

La inoponibilidad implica la existencia de vicisitudes extrañas al negocio


jurídico que se producen con posterioridad a su constitución. Esta
presupone un acto válido y está enderezada a la protección de los terceros,
por lo que la privación de los efectos es solo relativa.

En esta línea, la inoponibilidad es un supuesto de ineficacia que implica que


el acto jurídico es válido y eficaz entre las partes, pero no produce efectos
frente a determinados terceros, protegidos por la norma. En efecto, es la
sanción establecida por la ley a un acto válido en sus comienzos, pero que
se torna ineficaz por incumplimiento de algún requisito adicional que le es
exigido para la producción plena de sus efectos, especialmente en relación
con determinados terceros interesados.

Desde esta perspectiva, es correcto diferenciar este concepto de la nulidad,


en tanto, si bien ambos configuran supuestos de ineficacia, en la
inoponibilidad, como ya dijimos, el acto jurídico es perfectamente válido
entre las partes, pero no provoca efectos en terceros, salvo en los casos
previstos por la ley, en función de una causa extrínseca o posterior a la
celebración del acto, constituyendo por ello una ineficacia de carácter
funcional y relativa. Por su parte, en los supuestos de nulidad, el acto no
solo es ineficaz respecto de los terceros, sino también con relación a las
partes, en tanto la privación de efectos se produce por un defecto
existente en la estructura misma del acto y desde su origen, es decir, desde
el momento mismo de su celebración, constituyendo una ineficacia de
carácter estructural y absoluta.

13
Se alude a dos tipos de inoponibilidad: la positiva, en los casos de actos
válidos y eficaces en general, pero ineficaces frente a ciertos terceros (por
ejemplo, el acto fraudulento es inoponible al acreedor que triunfó en la
acción de declaración de inoponibilidad, como consta en el artículo 342 del
CCCN), y la negativa, cuando es inválido entre partes, pero esa ineficacia no
es oponible frente a ciertos terceros (por ejemplo, en el supuesto que
prevé el artículo 392 del CCCN, que impide hacer valer la nulidad frente al
subadquirente a título oneroso de buena fe).

Efectos

Hemos explicado que la inoponibilidad priva al acto jurídico de eficacia solo


con relación a determinados terceros a quienes la ley brinda protección;
pero el acto inoponible es válido y eficaz erga omnes (entre las partes y en
relación a terceros en general), salvo aquellos terceros prefijados por la ley
(terceros interesados).

Oportunidad para invocar la acción

“La inoponibilidd puede hacerse valer en cualquier momento, sin perjuicio


del derecho de la otra parte a oponer la prescripción o la caducidad”9.

Así, “el tercero interesado puede recurrir a la justicia para hacer cesar los
efectos propios del acto que lo perjudica, sea por vía de acción o de
excepción” (UniversoJus.com, 2015c, https://goo.gl/jC3uHL). La acción de
inoponibilidad es prescriptible. Por ejemplo, en el caso de la declaración de
inoponibilidad en el fraude, la acción prescribe a los dos años desde que se
conoció o pudo conocer el vicio del acto, por lo que, intentada la acción
después de ese plazo, se podrá interponer la defensa de prescripción.

“La acción de inoponibilidad es renunciable. El acto inoponible puede


sanearse y tornarse plenamente eficaz” (UniversoJus.com, 2015c,
https://goo.gl/jC3uHL). Por ejemplo, el instrumento privado sin fecha
cierta es inoponible a los terceros (art. 317 del CCCN), pero, una vez
presentado en juicio, adquiere fecha cierta y se modifica esa característica,
es decir, se torna oponible a terceros.

9 Art. 397, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

14
Referencias
Centro de Estudio y Desarrollo Económico Social y Cultural (CEDESYC). (s.
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