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HISTORIA CONTEMPORÁNEA UNIVERSAL

1º DE COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL. PROFESOR.: MARIO PEDRO DÍAZ BARRADO

TEMA 2:
FINALES DEL s. XVIII: LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN

El final del s. XVIII es el punto de partida de la civilización europea, y luego


occidental, que transformó económica y políticamente el mundo. El cambio
económico fue la revolución industrial. Este significó el cambio de uso de
tecnologías de función por el de tecnologías energéticas. En lo social y político se
impuso una nueva forma de estado: el estado nacional, la constitución de derechos.

En 1776 (declaración de independencia americana), la revolución americana


precedía lo que iba a pasar en Europa a partir de su independencia aunque,
realmente, se conformó con la revolución francesa (1789) que fue mucho más
explosiva y cambiante.

Los efectos de los cambios se extendieron por Europa y el mundo durante los
s. XIX y XX. Antes de que se produjesen estos cambios, Europa tenía una
fortaleza que le haría encabezar la transformación económica y política. El
territorio era aún la principal actividad y la población se dedicaba a trabajar las
tierras (un 90% de la población total), pero existían ciudades importantes donde
los burgueses (ciudadanos de la clase media acomodada), que realizaban
actividades mercantiles (banqueros, artesanos, comerciantes...) y enriquecidos de
forma notable, empezaban a romper la primacía de la nobleza en la economía y la
política. También existía una gran masa de desheredados que trabajaban para la
nobleza o deambulaban por las calles en busca de mejor suerte.

Esta estructura social no era la misma en las diferentes zonas europeas.

En el este de Europa los señores eran muy poderosos y existían grandes


diferencias con los campesinos, que estaban sometidos de por vida a sus señores
apenas existían ciudades y la burguesía era muy débil. Concretamente al este del
Elba la estructura del antiguo régimen era muy dura, el siervo pertenecía al noble,
en el este de Europa había mucha jerarquización y en la Europa meridional
(fundamentalmente Italia y España) estuvo influenciada por la iglesia y aún sigue
siendo indudable y presente.

La Europa de Occidente había estado a la cabeza de la civilización hasta el s.


XVI y XVII, se habían visto perjudicados por el fortalecimiento de las rutas
marítimas atlánticas, que les habían privado del comercio con América y otras
latitudes. La aristocracia era la clase influyente y los campesinos, aunque libres,

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eran muy pobres debido a los elevados impuestos y a la baja productividad de las
tierras. Además existía una fuerte influencia católica que lastró el crecimiento de
una burguesía fuerte que impulsara el desarrollo social y económico.

Francia, en el s. XVIII, era el país más próspero y potente y en su área de


influencia se encontraban Alemania, los Países Bajos y la Italia septentrional. En
esta zona la nobleza no era tan acaparadora de poder y los campesinos podían ser
propietarios de pequeñas parcelas que les permitían vivir moderadamente bien;
también había jornaleros sin tierras. Las ciudades eran numerosas, pobladas y con
buena actividad mercantil, lo que permitía la existencia de una dinámica clase
media al tiempo que los burgueses comenzaban a acumular riquezas, incluso más que
algunos nobles.

Gran Bretaña era el país más desarrollado del momento, pues ya en la


revolución de 1688 se habían introducido los burgueses en el parlamento, junto a
los nobles, manteniendo al rey como figura representativa, frente al resto de
Europa donde los reyes eran absolutistas, lo que produjo el desarrollo económico y
social del país. Las diferencias entre las clases eran menos notables que en el resto
del continente, pues los nobles poderosos eran relativamente pocos. La propiedad
de las tierras se concentraba en pocas manos. Los terratenientes arrendaban las
tierras a los granjeros, que se esforzaban en sacar el máximo rendimiento para
enriquecerse, produciéndose un fenómeno de activación económica capitalista.
Estos, a su vez, contrataban a sus propios asalariados. Se generaba así un
fenómeno capitalista de búsqueda de beneficios en propiedades de mediano
tamaño. Al mismo tiempo, la clase comerciante y financiera era muy activa y
cercana a la nobleza, que invertía en negocios financieros. El gobierno era
aristocrático pero contaba mucho con las aspiraciones de los burgueses. La flota
británica era la más poderosa de aquella época y con ella libraron muchas guerras
para hacerse con las rentas comerciales, de ahí la gran extensión de su imperio
colonial.

Por todo ello se produjo en Inglaterra una revolución económica e


industrial de la misma forma que en Francia fuese política. Ambos procesos se
extendieron rápidamente y afectaron de alguna forma a la configuración de la
sociedad en todo el mundo.

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