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Estado de emergencia: Los límites de

la actuación policial o militar frente a


quienes incumplen el aislamiento

A propósito de la separación de un capitán del Ejército por agredir a un infractor


de la cuarentena, revisamos cuáles son los protocolos de acción y los límites que
tienen las autoridades en este estado de emergencia.

23 de marzo del 2020 - 9:15 AM


Ana Bazo Reisman

Con el estado de emergencia decretado hace una semana, las personas solo pueden
transitar en la vía pública por motivos específicos. | Fuente: Andina

Este último domingo, el presidente de la República, Martín Vizcarra, advirtió que


unas 11,000 personas han sido intervenidas y retenidas por incumplir o resistirse a la
cuarentena que ya lleva ocho días de vigencia. El mandatario precisó además que, tan solo
el viernes pasado, el Ministerio del Interior registró a cerca de 2,300 infractores de la
emergencia nacional.

Como lo habíamos señalado en un anterior informe, el Decreto Supremo Nº 044-2020-


PCM que promulgó el Ejecutivo el pasado 15 de marzo, recorta por 15 días ciertos derechos
fundamentales de las personas y faculta a las autoridades policiales -con el apoyo de
personal de las Fuerzas Armadas- a intervenir a quienes no respeten el mandato de
aislamiento. Todo esto, en razón del problema sanitario que supone la expansión del Covid-
19 y del riesgo de contagios masivos.

Además, con el Decreto Supremo N° 046-2020-PCM publicado el miércoles, se agregó un


toque de queda o inmovilización social obligatoria, por lo que la ciudadanía no podrá circular
(bajo ninguna de las excepciones permitidas) entre las 8 p.m. y las 5 a.m. En este horario,
las autoridades tendrán plena facultad para retener a quienes infrinjan la norma.

En este artículo, te recordamos que, aunque la Policía o las Fuerzas Armadas tengan plena
autoridad para ordenarte cumplir con el aislamiento, lo correcto es que esto se desarrolle
sin actos arbitrarios.

En una de sus últimas conferencias de prensa para informar sobre las acciones
multisectoriales frente al nuevo coronavirus, Vizcarra afirmó que más de once mil infractores
del estado de emergencia han sido intervenidos. | Fuente: Andina

La intervención debe ajustarse al decreto


Augusto Linares, especialista en Derecho Penal y socio del Estudio Linares Abogados,
indicó para RPP Noticias que, en casos de incumplimiento por parte de la población, la
Policía Nacional activa sus protocolos de actuación básica. “Aquí lo que en su mayoría
ocurren son retenciones, que son muy diferentes a las detenciones, aplicadas solo para
delito. En estos casos, las retenciones por infringir el decreto de estado de emergencia
no duran más de 24 horas y consisten en que la persona sea llevada a una comisaría para
su identificación y registro. Luego, se le pone en libertad”.

No obstante, si la persona ya retenida anteriormente vuelve a incurrir en la infracción, la


Policía puede iniciar una investigación con potencial denuncia ante el Ministerio
Público. En cualquiera de las situaciones, la conducta agresiva o de rechazo frente a la
intervención configura el delito de resistencia o desobediencia a la autoridad [artículo 368
del Código Penal] o el de violencia contra la autoridad para impedir el ejercicio de sus
funciones [artículo 366].
“En caso de reiterancia; es decir, si ya retuvieron a la persona y la vuelven a encontrar en la
calle sin ninguna explicación que lo justifique, se puede iniciar una investigación penal por
el ilícito de violación a las medidas sanitarias [artículo 292 del Código Penal]”,
refirió Linares.

En su artículo 10, el decreto supremo que declara el estado de emergencia dispone que la
Policía Nacional actúe de acuerdo al Decreto Legislativo Nº 1186, que regula el uso de la
fuerza policial. Además, precisa que para las Fuerzas Armadas debe aplicarse el Decreto
Legislativo Nº 1095, que corresponde a las reglas de empleo y uso de la fuerza de ese
sector. | Fuente: Andina

De acuerdo con el artículo 7 del Decreto Legislativo Nº 1186 sobre el uso de la fuerza
policial, las autoridades de esta institución pueden aplicar hasta dos niveles de
intervención.

El primer nivel es el preventivo. En este, el policía demuestra su


autoridad identificándose con su uniforme o distintivo y en actitud de alerta a fin de disuadir
a cualquier potencial infractor o perpetrador de delito. Como segunda fase de este nivel
preventivo, el policía comunica verbalmente y “con la energía necesaria” y “términos
adecuados” el motivo de la intervención. En una tercera fase de este nivel preventivo, el
policía aplica “técnicas de comunicación, negociación y procedimientos” para contener
y guiar la actitud de las personas intervenidas.

El segundo nivel es el reactivo. En este, también se aplican tres fases. La primera es


el control físico, en caso la persona muestre resistencia a la intervención. Esta fase sirve
para “controlar, reducir, inmovilizar y conducir” a la persona que se interviene. Además, se
precisa que en esta fase debería evitarse “en lo posible” causar lesiones. Como segunda
fase del nivel reactivo, el policía puede aplicar “tácticas defensivas no letales”, a fin de
“contrarrestar y/o superar” la agresión o la resistencia que adopte la persona intervenida.
Como último recurso y última fase de intervención está el uso de la fuerza letal. Esto se
aplica únicamente cuando el policía percibe una acción que representa un “peligro real o
inminente” de muerte o lesiones graves. Esta acción se justifica tanto si la amenaza va
contra su propia vida o integridad o contra las de otras personas.
En el caso de las Fuerzas Armadas, el uso de su fuerza está regulado por el Decreto
Legislativo Nº 1095. El artículo 7 de este decreto legislativo establece que sus
intervenciones se rigen por cinco principios: el de humanidad, distinción [diferenciación
plena de quiénes merecen la intervención y quiénes no], limitación, necesidad militar
[aplicación de la fuerza necesaria para lograr la ventaja militar frente a la persona o grupo
hostil] y proporcionalidad.

Lo que no pueden hacer la Policía ni las Fuerzas


Armadas
Tanto en la norma relacionada con el uso de la fuerza policial como en la de la fuerza militar,
se repite que toda acción tiene límites en atención a los estándares y convenios
internacionales humanitarios. De esta forma, los tratos crueles, denigrantes, las torturas o
los sufrimientos innecesarios son materia de proceso penal.

Además, en el artículo 8 del decreto legislativo aplicable a las Fuerzas Armadas, se


especifica que “en cualquier tiempo y lugar” se prohíben los atentados contra la vida y la
integridad corporal contra personas que no participan en la hostilidad o aquellas que
“han depuesto las armas” o quedado reducidas. También se prohíben las
mutilaciones, los tratos crueles, la tortura o los suplicios, así como los atentados
contra la dignidad personal en su forma de trato humillante o degradante; la violencia
sexual, los castigos colectivos, el pillaje, las condenas y ejecuciones extrajudiciales
o las amenazas de realizar cualquiera de estas acciones.

Este domingo, el Ministerio de Defensa, a través del Comando Conjunto de las Fuerzas
Armadas, se pronunció sobre un video en el que se observa a un oficial del Ejército
agrediendo verbal y físicamente a una persona que incumplía con la cuarentena en Piura.
"Luego de tomar conocimiento de este hecho, el Comando Institucional procedió a separarlo
del servicio y dispuso las medidas administrativas y legales que correspondan para este
tipo de actos que no forman parte del protocolo de intervención de las Fuerzas Armadas",
se lee en el Comunicado N° 002-2020-CCFFAA.

En estos últimos días, RPP Noticias reportó sobre varios casos de infractores al estado de
emergencia. Personas que fueron sorprendidas haciendo deporte, paseando a sus
mascotas por periodos largos o transitando en la vía pública sin justificación válida. En
Chiclayo (Lambayeque), a los tres días de decretado el estado de emergencia, varios
ciudadanos fueron intervenidos por personal militar, que les ordenó realizar ejercicios físicos
a manera de castigo para sustituir su retención.

Sobre los límites a las funciones que tienen las autoridades, la también abogada
penalista Romy Chang Kcomt, explicó que las actuaciones de control deben ajustarse a los
lineamientos del decreto de estado de emergencia.

“Las funciones de las autoridades están restringidas a lo que dice el decreto supremo y a
buscar, justamente, el objetivo central, que es que no se propague el virus. Si ellos
cometieran algún exceso en sus atribuciones o algún acto arbitrario en perjuicio de la
dignidad o la integridad de las personas, podrían incurrir en el delito de abuso de autoridad.
Y, si, por ejemplo, lesionan a las personas, además del abuso de autoridad, también tendrían
que responder por esos daños causados”, señaló.
El delito de abuso de autoridad se encuentra regulado por el artículo 376 del Código Penal
peruano y, en su forma simple, se sanciona con hasta tres años de pena privativa de la
libertad.

Consultado sobre este tipo de casos, el abogado Augusto Linares indicó que las
autoridades deben ceñirse a sus protocolos de actuación y que no pueden variarlo a criterio
propio. “Desde el momento en el que, apartándose del derecho, las autoridades obligan a
hacer algo distinto a lo que el protocolo manda, hay un exceso en las atribuciones. Si estas
acciones forzadas vienen, además, con amenaza o con violencia, eso agrava la situación”,
expresó.

Carlos Caro Coria, también especialista en Derecho Penal, explicó que si bien el estado de
emergencia restringe algunos derechos fundamentales como la libertad de reunión, la
inviolabilidad del domicilio, el libre tránsito y la detención únicamente por delito flagrante u
orden judicial, esto no significa que las personas hayan perdido la oportunidad de reclamar
por algún acto arbitrario.

“El hecho de que estén suspendidos ciertos derechos constitucionales no quiere decir que
la suspensión sea para todos los derechos. Esos determinados derechos se suspenden solo
en función de la razón de la norma y no por cualquier motivo. Si a alguien lo detienen de
manera injustificada dentro de lo que establece la norma, en teoría podría presentar
un hábeas corpus para recuperar su libertad”, dijo Caro.

Como lo establece el decreto de estado de emergencia nacional, las Fuerzas Armadas


prestan apoyo en el control para el cumplimiento de las medidas restrictivas.
| Fuente: Andina

¿Desconocer la norma exime de responsabilidad


a las autoridades?
Según puntualizó el abogado Augusto Linares, el decreto supremo promulgado por el
Gobierno el pasado domingo, así como todos los demás decretos modificatorios o
complementarios publicados en la semana, son de obligatorio conocimiento por parte de las
autoridades. Por tanto, aunque la autoridad desconozca los lineamientos de correcta
actuación, un acto arbitrario o de abuso no deja de ser considerado un delito.

“Desconocer la norma no exime de responsabilidad a las autoridades porque la norma se


presume conocida por todos y todos conocemos que rige una Constitución, con los derechos
de cada ciudadano. Entonces, ser miembro de las Fuerzas Armadas o de la Policía y tener
una formación distinta no excluye de ese deber porque siguen estando bajo el imperio de la
Constitución. En otras palabras: a los ciudadanos no se les puede decir que los policías y
militares no están informados sobre las normas”, refirió.

QUÉ RESTRINGE Y ORDENA EL DECRETO DE EMERGENCIA NACIONAL


El artículo 3 del Decreto Supremo Nº 044-2020-PCM, que ordena el estado de
emergencia nacional por 15 días, recorta el ejercicio de los derechos
fundamentales a la inviolabilidad del domicilio, a la elección del lugar de
residencia y el libre tránsito por territorio nacional, a la libertad de reunión
y a la prohibición de la detención sin orden judicial o policial.
En su artículo 4, el decreto detalla que es permitida la circulación en vías
públicas únicamente para adquirir o distribuir alimentos, medicinas y otros
productos de primera necesidad; asistir a centros de salud si fuese urgente;
asistir a trabajar para la prestación de servicios básicos; retornar al domicilio o
movilizarse a lugares de alojamiento; asistir al cuidado de personas vulnerables
o dependientes; y acudir a entidades financieras o de seguros y pensiones. La
norma, a su vez, faculta al Ministerio del Interior y al Ministerio de Defensa a
coordinar acciones de control para el cumplimiento.

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