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Cuarenta anos después, el ensayo "Contra la significaci6n" de Susan Sontag se relee hoy como un texto bastante mas simplon y panfletario de lo que pareci6é entonces, tanto que es dificil recrear ahora el revuelo ideoldgico que caus6 en su momento. En parte, esto se debe a que la tenden- cia natural de lo radical es volverse mainstream, pero también a que la realidad se radicaliz6 mas que la teoria. La tesis central de Sontag (que el psicoanalisis lacaniano ya habia adelantado) es que lo que en moneda estructuralista corriente se denomina "el significado", esta sobrevalorado. Su breve texto remata con una sentencia oracular digna del surrealismo de los ahos veinte: "necesitamos un erotismo del arte”. Sontag hace un llamado a "reducir el contenido", a "experimentar la luminosidad del objeto en si, de las cosas tal como son". Hoy es claro que a Sontag se le dio lo que pidid, y algo mas. En realidad, se le vino dando durante los rapidos ahos noventa con la creciente virtualizacion del lenguaje, cuando comenzamos a intuir que la "luminosidad del objeto no provenia tanto del "objeto en si, de las cosas tal como son" sino de la luz fria y aniihipostatica de las pantallas de las computadoras que nos lo transmitian. Pero se le dio con todo el 11 de setiembre de 2001 con la caida de las torres del World Trade Center de Nueva York. Ese dia, lo que los medios americanos diseminaron como desarrollo natural de esta virtualizacion fue la apoteosis del erotismo del significante, de un significante totalmente desvinculado y libre, ahora si de espaldas a cualquier interpretacion. Ya no erotismo entonces, sino abierta pornografia del significante, y ya no privativa del arte como queria Sontag, sino extensiva al lenguaje en general. Recordemos aspectos de la secuencia visual que los medios se encargaron de repetimos con meticuloso esmero: un avion comercial estrellandose contra un rascacielos, un individuo lanzandose al vacio desde lo alto, dos edificios altisi mos implosionando con gente en su interior, una nube de humo, vidrio, aluminio, rodando por las calles del centro de Manhattan como si se tratara de una erupcion volcanica. No hay duda de que estas son imagenes terribles, estremecedoras. Este es el cuerpo fisico (no el virtual) doliéndose. Y cuando el televidente o el cibernauta espero paciente y angustiadamente por una palabra que vaya con las imagenes, cuando aguard6 horas para recibir una "interpretaci6n" de los significantes visuales que con tanta desfachatez danzaban frente a él ¢qué fue lo que recibi6? Recibid unanimemente lo siguiente. Le dijeron "esto es indescriptible’, "este es un acto de violencia sin sentido" (a senseless act of violence), le dije- ron "no hay palabras". Es decir, quédese con el significante que no hay significado para él. El suefo de ese gran fildsofo americano Andre Agassi se habia hecho realidad: image is everything (la imagen es todo). Las primeras horas son cruciales. Son las horas en que el Presidente da vueltas en el avion presidencial (literalmente suspendido sobre el pais), las horas de la mas reveladora asociacion primaria (la clase politica dijo "Pearl Harbor" como si se tratara de un reflejo instintivo). Son las horas en las Que todo puede pasar porque, en verdad, ya todo ha pasado. Como en.el caso de.Ceaucescu, cuando los manifestantes salieron a las calles de Bucarest portando una bandera rumana a la que le habian hecho un gran hueco en el medio ahi donde el escudo recordaba autoridad y orden (Zizek hizo maravillas con este dato), el 11 de setiembre el lenguaje tenfa un gran hueco en el medio ahi donde el significado solia despachar interpretaciones controlando los desbandes de la asociaci6n in- significante. Por supuesto, el significado regres6, asi como regreso el escudo a la bandera rumana, asi como le volvio el habla a los medios de comunicaci6n; con virulencia. ¢Cuanto tiempo podemos hacer un garabato antes de converger en una forma familiar y reconocible? Regresaron las palabras de la interpretacion, las que nos explicaron todo con euforia ma- niquea: estos son los buenos, estos son los malos; este es el bien, este es el mal; esto es Occidente, esto el Islam; esto es civilizaci6n, esto barbarie. Pero qued6 claro que las palabras que regresaron no fueron las palabras de la interpretacion de las imagenes sino las de la interpretacion para las imagenes. Los significantes visuales mismos quedaron sin palabra que los hablara, sin significado que los iluminara. Lo que se interpreto fue otra cosa, fue "control de danos". Cuando Sontag estuvo "en contra de la interpretacion" en el fondo estuvo en contra del significado del significado, pero a favor -por asi decirlo- del significado del significante revisese por ejemplo, su breve nota en el New Yorker del 24 de setiembre de 2001). Esa es la naturaleza de su erotismo. Lo que recibimos por una hora el 11 de setiembre fue distinto: fue el atisbo de aquello que literalmente no significa nada. A lo que se le adoso un rumor verbal que.tampoco significaba nada. Con cada uno de estos golpes el lenguaje, tal como lo creemos conocer, va perdiendo cuerpo, consistencia y densidad, y se vuelve cada vez mas virtual. No hay nostalgia esto sino mera constatacion. Freud, a fines del siglo XIX en su trabajo sobre la afasia, distinguid las representaciones verbales (el lenguaje hablado) de las no-verbales (los lenguajes visuales, aurales, etc.). Esta distincion la empleo en detalle con gran provecho mas adelante en su teoria de la interpretacion de los suefos. La idea central es que las represeniaciones verbales dotan de significado a las no-verbales. El sentido de un suefo es lo que decimos de él, el de una imagen lo que decimos de ella. Este modelo, que ha sido el modelo lingiiistico dominante a lo largo del siglo XX, se ha resquebrajado a comienzos del XXI. El ser humano se ha aburrido de las representaciones verbales. Estas se han vuelto incapaces de generar significado. Como si el lenguaje hubiera agotado ya todo lo que tenia que decir: el envase retornable al que nos habiamos hecho adictos ya no lo es. Hay multiples sintomas de esto. No es casualidad, por ejemplo, que hoy en dia las vanguardias visuales estén anos luz por delante de las verbales o que en lodo caso den la sensaci6n de estarlo porque justamente falta un lenguaje que las calibre. Tampoco lo es la creciente irrelevancia de la novela como género literario o como expresion artistica en general, tanto que ha sido elegida como el envase ideal para toda esa porqueria confesional que ha inundado el mercado actual. En realidad, lo que ha ocurrido es que las representaciones no-verbales (especialmente tas visuales) han tomado el asilo por asalto y ahora ellas mismas tratan de imponer sus propias leyes y mecanismos; de imponerlos a los cédigos estrictamente visuales primero, pero también a las representaciones verbales. El zapping televisivo, por ejemplo, tiene un correlato directo en nuestro lenguaje verbal (‘si no te gusta esta palabra aqui tengo esta otra’) y espera fundar en la velocidad de circulacion (mas paratactica que sintacticamente eslabonada) la ilusion de la significacion. La metafora economica siempre sirvio para iluminar los mecanismos lingUjisticos. Asi como el "patron oro" fue abandonado en favor de otros mecanismos que terminaron apuntalando el valor de una moneda asi también asistimos ahora al abandono del "patron significado” en nuestros intercambios lingijisticos y a la busqueda de nuevos mecanismos que (tal vez) terminaran apuntalando el valor de lo que vamos a decir. No estaremos, entonces, en contra de la interpretacion sino en un limbo hipndtico que la demorara infinitamente.

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