contribuir a la literatura sobre los efectos macroeconómicos
EL SISTEMA DE SEGURIDAD SOCIAL DE ARGENTINA, SU
REFORMA Y LOS EFECTOS EN EL AHORRO
VOLUNTARIO
Liliana Charles*
I. Introducción
E l Sistema de Pensiones de Argentina evolucionó
de un sistema de capitalización que era
administrado por el sector público a principios del siglo
XX, a un sistema de reparto y a un sistema mixto de
capitalización y de reparto administrados por el gobierno
y por el sector privado.
La reforma más reciente que se hizo al sistema de
pensiones de Argentina generó un intenso debate que duró
más de tres años y terminó en octubre de 1993 cuando la
Ley 24,241 creó el nuevo sistema mixto, el Sistema
Integrado de Jubilaciones y Pensiones, conocido como el
SIJP. En julio de 1994, con la implementación del SIJP,
Argentina se convirtió en el primer país en desarrollo en
establecer un sistema mixto de pensiones; luego, Uruguay
sigue el mismo rumbo y más tarde, otros países
Latinoamericanos también empiezan a implementar sus
propias reformas. La mayoría de los países, tanto
industrializados como en desarrollo, que reformaron su
sistema de pensiones intentaron poner fin al constante y
creciente déficit de sus sistemas, generado, entre otros,
por la ineficiencia, por las excesivas prestaciones para los
jubilados, y por el fenómeno de envejecimiento poblacional.
Por una parte, no queda claro cuales son los efectos
que producen estas reformas en la economía; en particular,
existe la creencia de que la introducción de un plan de
capitalización aumenta el ahorro agregado. Por otra parte,
muy pocos han escrito sobre los aspectos microeconómicos
de la reforma. En este trabajo se pretende describir la
evolución del sistema de pensiones de Argentina y
*
Coordinadora General. Conferencia Interamericana de Seguridad Social.
Email: l.charles@ciss.org.mx.
8
y microeconómicos que tuvo en el ahorro la última reforma
que se llevó a cabo en Argentina. Específicamente, en la
Sección II se presentará un resumen de las características
del nuevo sistema que opera después de la reforma y se
señalarán los principales aspectos del Sistema Integrado
de Jubilaciones y Pensiones (SIJP). En la Sección III y la
Sección IV presentaremos el efecto que tuvo la reforma
en el ahorro agregado y el ahorro voluntario,
respectivamente; y la Sección V presenta las conclusiones.
II. El Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones
(SIJP)
1. Características del SIJP
Todos los trabajadores de 19 años de edad o mayores que
son: i) trabajadores autónomos ii) servidores públicos, o iii)
empleados privados deben ingresar al sistema. Existen
algunas excepciones; i) las personas que hayan trabajado
en el sector militar, ii) los profesionales autónomos con
título universitario, los cuales ya tenían su propio sistema
de seguridad social, y iii) los servidores públicos de las
provincias y los municipios que no hayan ingresado al nuevo
sistema.1 Estas excepciones representaban un porcentaje
pequeño de la Población Económicamente Activa (PEA).
El SIJP ofrece básicamente 4 tipos de prestaciones.
• Prestación Básica Universal – PBU): es un
componente redistributivo del sistema. Representa las
prestaciones mínimas que el gobierno otorga a todos los
trabajadores (asalariados o autónomos) que se jubilen a
partir de 1994 y cumplan con el requisito de la edad
mínima (60 años para las mujeres y 65 para los hombres)
y que tengan un mínimo de 30 años aportando al sistema.
La PBU se calcula tomando como base 2.5 AMPRO2
(Aporte Medio Previsional Obligatorio) y es igual para
1
Se invitó al sistema de seguridad social de las provincias y municipios a
unirse al SIJP. Para fines de 1997, once (la Ciudad de Buenos Aires,
Catamarca, Santiago del Estero, Mendoza, La Rioja, Salta, San Juan, Río
Negro, Jujuy, San Luis y Tucumán) ya habían ingresado al SIJP.
2
AMPRO (Aporte Medio Previsional Obligatorio) se define como el
coeficiente del valor de la aportación personal obligatoria sobre el número
total de contribuyentes en el SIJP durante un determinado período.
 todas las personas que tengan 30 años de servicios. Por
cada año adicional de trabajo y hasta 45 años de servicios,
la prestación aumenta un 1 por ciento.
• Pensión Compensatoria – PC): es una prestación que
otorga el gobierno a todos los trabajadores jubilados
(independientemente de que hayan optado por quedarse
en el sistema de retiro o se hayan cambiado al régimen
de capitalización) que hayan aportado al sistema antiguo,
con anterioridad al SIJP, durante 30 años y tengan cuando
menos la edad mínima requerida para la PBU. La
prestación es igual al 1.5 por ciento, por cada año
aportando al sistema (hasta 35 años), del ingreso
promedio del trabajador durante los últimos 10 años
previos a la jubilación. Este es también un componente
redistributivo del sistema.
• Prestación Adicional por Permanencia – PAP): es
una prestación que reciben todos los jubilados que optaron
por permanecer en el sistema de reparto. Tiene los
mismos requisitos que la PBU y se calcula tomando como
base el 85 por ciento del ingreso promedio del trabajador
durante los 10 años posteriores a la jubilación.
• Jubilación Ordinaria – JO): es la prestación que reciben
todos los jubilados que optaron por el régimen de
capitalización (en lugar de la PAP). Esta prestación está
determinada exclusivamente por el saldo que haya en la
cuenta al momento de la jubilación y la expectativa de
vida de la persona jubilada y su familia. No se requiere
de un número mínimo de años de aportaciones para
acceder a la JO; pero la edad mínima sigue siendo de 65
años de edad para los hombres y 60 años para las
mujeres.3 Habiendo cumplido la edad mínima, los afiliados
pueden hacer retiros de su fondo de dos formas. Pueden
adquirir una renta vitalicia con los fondos acumulados en
su cuenta o pueden establecer retiros programados y
recibir pagos periódicos hasta que se extinga la cuenta.
En caso de discapacidad o muerte, el retiro de la cuenta
individual se complementa con un fondo de un seguro
colectivo de vida y discapacidad para garantizar al
afiliado una determinada pensión definida.
3
Los trabajadores pueden acceder a estos fondos antes en caso de tener un
saldo importante en su cuenta.
El SIJP también otorga pensiones por discapacidad
a los contribuyentes cuya pérdida de capacidad laboral
exceda del 66 por ciento. Estas personas reciben una
prestación que equivale al 70 por ciento del ingreso
promedio del trabajador durante los últimos 5 años. Además
de estas prestaciones contributivas, el SIJP también otorga
prestaciones no contributivas tales como: prestaciones a
los excombatientes de la Guerra de las Malvinas; a madres
solteras que tengan 7 o más hijos; a personas de 70 años
de edad que hayan aportado menos del mínimo requerido;
así como otras prestaciones especiales otorgadas por el
Congreso Nacional.
III. El Comportamiento del Ahorro y la Reforma
La reforma a la seguridad social de Argentina puede tener
cuatro posibles efectos económicos: i) un aumento en el
ahorro y en la acumulación de capital; ii) un mejor vínculo
entre las aportaciones y las prestaciones, y por
consiguiente, una reducción en la distorsión en el mercado
laboral; iii) un crecimiento del mercado financiero que
generará un aumento en la productividad; iv) un aumento
o una disminución en eficiencia económica ya sea que,
para fondear la transición, el gobierno sustituya el impuesto
laboral por impuestos generales o aumente el impuesto
laboral. El nuevo sistema de pensiones podría afectar el
crecimiento económico por medio de los efectos que tenga
en el mercado de factores y en el nivel de inversión
(acumulación de capital). Esto último depende
directamente del nivel de ahorro. El ahorro total es igual a
la suma de los siguientes rubros: i) el ahorro voluntario de
las personas; ii) el ahorro para pensiones; iii) el ahorro
corporativo; iv) el ahorro gubernamental; y v) el ahorro
extranjero. Mientras más elevado (bajo) sea el nivel de
sustitución entre estos rubros, menor (mayor) será el efecto
que tenga la reforma en el nivel de ahorro.
1. El Ahorro Voluntario de las Personas y el Ahorro
para Pensiones
El punto de partida de la mayoría de los trabajos sobre el
sistema de seguridad social y el ahorro es la hipótesis de
Franco Modigliani sobre el ciclo de vida. Él apunta que las
decisiones respecto al consumo y al ahorro se toman
9
considerando el tiempo de vida. Las personas ahorran una
parte de sus ingresos para acumular riqueza y poder
financiar su consumo después de la jubilación. Si estos
fondos se invierten hasta que se necesiten, la reserva de
capital de la sociedad aumenta. Hay tres efectos que
afectan el comportamiento del ahorro:
• El Efecto de la Riqueza: Si los trabajadores consideran
que las aportaciones a la seguridad social son un medio
de ahorro para obtener beneficios futuros, tenderán a
ahorrar menos por su cuenta. Pero debido a que en el
sistema de reparto las aportaciones no se ahorran
realmente (se pagan de inmediato a los beneficiarios en
curso), no existe un ahorro público que corresponda a la
pérdida de ahorro privado, lo cual significa una reducción
en la acumulación total de capital.
• Efecto de la Jubilación: Este efecto tiende a aumentar
el ahorro. La Seguridad Social puede inducir a los
trabajadores a jubilarse antes de lo que tenían pensado.
Sin embargo, si la duración del período de jubilación es
mayor, las personas tienen que acumular más en menor
tiempo para financiar su consumo futuro.
• Efecto de Legado: en general, la gente desea dejar
alguna herencia a sus hijos. Los padres pueden ahorrar
más para aumentar el legado que dejan a sus hijos, y así
contrarrestar el efecto distributivo de la seguridad social,
para evitar la repercusión que tiene la seguridad social
en el ingreso de sus hijos.
IV. Efecto de la Reforma a la Seguridad Social en el
Ahorro Individual
Para este estudio se utilizó la Encuesta Nacional de
Gastos de los Hogares 1996/1997 4 (ENGH). La
encuesta abarca 28 millones de personas en 420 ciudades
con poblaciones de cuando menos 5,000 habitantes en las
23 provincias y en la capital, Buenos Aires. Argentina se
dividió en 6 regiones: el área metropolitana de Buenos
Aires, las Pampas, el noreste, el noroeste, Cuyo y la
Patagonia. La ENGH representa al 96 por ciento de la
4
Esta es la primera encuesta argentina sobre ingresos-gastos que se hace a
nivel hogar. Se llevó a cabo una encuesta anterior en la Ciudad de Buenos
Aires que abarcó a 10 millones de personas en 1985/1986.
10
población urbana de Argentina y al 84 por ciento de la
población total de este país (aproximadamente 34 millones
de habitantes en 1996). Durante 1996 y 1997, se
entrevistaron un total de 103,858 personas que vivían en
27,260 hogares.
El ahorro de los hogares fue definido como la
diferencia que existe entre el ingreso total neto por hogar5
(después de impuestos y aportaciones sociales, que incluyen
las aportaciones a las AFJP) y el gasto total. Se utilizaron
dos definiciones para el ahorro voluntario de los hogares:
una i) definición básica (s1) que consiste del ingreso total
neto de la familia menos el gasto total en bienes y servicios
no duraderos; y una ii) definición amplia (s2) que incluye
el consumo en bienes y servicios duraderos además de los
punto que incluye la definición básica, más los gastos en
educación, ya que este es un componente del capital
humano, y otros bienes y servicios personales. Aunque el
principal objetivo de estas dos definiciones era separar el
efecto que tienen los bienes y servicios duraderos y no
duraderos en el modelo, no fue posible establecer una
diferencia clara entre el gasto en algunos bienes duraderos
y no duraderos y el gasto agregado por hogar que se
presenta en la ENGH. El resultado es una tasa básica que
es consistentemente más elevada de lo que se esperaba y
la definición amplia presenta una tasa de ahorro voluntario
más realista. El promedio general de la tasa de ahorro
voluntario es de 30 por ciento y 6 por ciento, y la media es
de 39 por ciento y 15 por ciento para la definición básica y
la definición amplia, respectivamente.
1. Metodología del Análisis
En este estudio se aplica la metodología de diferencia en
diferencia, DID por sus siglas en inglés, para medir el efecto
que tiene en el ahorro familiar voluntario la reforma que se
llevó a cabo en 1993 al sistema de seguridad social de
Argentina. En general, la DID dividió la población
seleccionada como muestra en aquellos que resultaron
5
El ingreso del hogar es la suma de todas las fuentes de ingreso de los
miembros de la familia. El ingreso de los trabajadores asalariados es su
salario neto de deducciones fiscales y aportaciones a la seguridad social y el
ingreso de los trabajadores autónomos es igual al ingreso de negocios neto
de costos. Además del ingreso laboral, también se incluyeron el capital y
los ingresos por transferencias de los trabajadores asalariados y autónomos.
afectados por las políticas en escenarios anteriores y
posteriores a la implementación de la política que se analiza
y aquellos que no se vieron afectados. Este método se
emplea extensamente en economía para evaluar los efectos
que resultan de cambios de política, y es especialmente
útil en la evaluación cuando existe un escenario anterior y
posterior al cambio y se tienen variables de tratamiento y
control. Algunos de los ejemplos de trabajos recientes
incluyen el análisis de un variado conjunto de políticas en
campos como: i) seguros médicos – Gruber y Madrian
(1994) y Gruber y Poterba (1994); ii) mercado laboral –
Blundell, Dias, Meghir y Van Reemen (2001), Card y
Krueger (1993) y Meyer, Viscusi y Durbin (1995); planes
de pensiones – Poterba, Venti y Wise (1995) y Coronado
(2002); iv) política fiscal – Eissa y Liebman (1996),
Blundell, Duncan y Meghir (1998), Feenber y Poterba
(1993), Feldstein (1995) y Maki (2001).
El modelo DID se puede definir como:
Definición: En todos los casos en que n = 1,…, N
es una muestra aleatoria de la población, el individuo
n pertenece a un grupo, Gn 11{0, 1} (en donde el
grupo 1 es el grupo de tratamiento), y se observa a
través de un período de tiempo Tn 11{0, 1}. Los
datos están representados por (On, Gn, Tn) en donde
On es la variable del resultado, an es un indicador
del tratamiento, On1 el resultado para un individuo
que recibe el tratamiento, y On1- 1 el resultado para
un individuo que no recibe el tratamiento. Por
consiguiente,
11 4 1 1 1 111 3 32 2 1 1 1 1 11111 (1)
donde 1 n = Gn · Tn en nuestro escenario de DID.
A falta de cualquier intervención, el resultado para
el individuo n satisface:
412 3 1 3 1 12 2 31 1 1 1 2 21 1 1 1 (2)
donde 110 es una constante, 111 es el coeficiente
para el componente invariante en el tiempo específico del
grupo, 112 es el coeficiente del componente del tiempo, y
un del último período es atributo inobservable del individuo
n, siendo un ortogonal a (Gn, Tn).6
Si suponemos que el efecto del tratamiento es
constante para todas las personas,
1 2 111 1 11111 (3)
y combinamos (3) con el modelo DID estándar para
obtener el resultado sin intervención (2), tenemos:
41 3 3 3 1 32 2 31 1 3 1 2 21 1 2 2 1 1 1 1 1 . (4)
La estimación del DID estándar nos dará el efecto
promedio que tuvo la intervención en el grupo de
tratamiento. Ya que la ENGH encuestó a personas que
pertenecían al sistema privado (AFJP) y al sistema de
reparto en 1997, este documento aplicó un método DID
que es menos popular para los modelos de secciones
cruzadas, en los cuales midió el efecto que tuvo haber
estado afiliado a una AFJP vía la posibilidad de que el jefe
de familia estuviese afiliado al régimen de capitalización.
El modelo permite estimar el efecto que tuvo la reforma
en aquellos que están afiliados versus aquellos que no tienen
que estar afiliados. El modelo DID de secciones cruzadas
supone que la decisión de ahorrar es igual para los
trabajadores asalariados que para los trabajadores
autónomos en el transcurso de sus vidas, es decir, sin la
reforma, habría la misma diferencia en la tasa de ahorro
entre los jefes de familia jóvenes y viejos que entre los
jefes de familia cubiertos y no cubiertos. La reforma dio a
los trabajadores la libertad de elegir entre afiliarse al régimen
de capitalización o al régimen de reparto; pero la mayoría
eligió el primero (casi el 72 por ciento). Como en el análisis
nuestro grupo de control serían los trabajadores autónomos,
los trabajadores asalariados en ambos regímenes de
pensiones (AFJP y de reparto) se compararán con los
trabajadores autónomos afiliados a dichos regímenes.
6
Para eliminar los sesgos relacionados con la tendencia de tiempo en
común que no está relacionada con la intervención, se resta la diferencia
promedio de la población a través del tiempo en el grupo de control (Gn=0)
de la diferencia promedio de la población a través del tiempo en el grupo
de tratamiento(G n=1).
11
 Cuadro 1: Distribución de los Afiliados al SIJP el hogar / miembros en el hogar que tienen ingresos); AFJP
123435367289
8327
1 es una variable ficticia que toma el valor de 1 si el jefe de
123452678279
7467827288 9  familia es menor de 40 años de edad y el valor de cero de
no ser así; y SALARIO es una variable ficticia que toma el
9

7467827288  9
4846 
1

Fuente: ANSES, Gerencia de Sistemas y Telecomunicaciones.
Hay una mayor probabilidad de que los
trabajadores mayores permanezcan en el sistema de
reparto y los trabajadores más jóvenes prefieran afiliarse
a las AFJP. El ochenta y seis por ciento de todos los
trabajadores menores de 40 años de edad que están
cubiertos por el SIJP están afiliados al régimen de
capitalización. La proporción es aún más grande en los
trabajadores mayores; el 54 por ciento de los trabajadores
de 40 a 65 años de edad que están cubiertos por el SIJP
permanecen en el antiguo régimen (ver Cuadro 1).
Debido a que la ENGH no incluye si el jefe de familia
está afiliado al régimen público o al privado, consideramos
que los jefes de familia que son menores de 40 años de
edad pertenecen al sistema privado y que aquellos que
tienen entre 40 y 65 años de edad pertenecen al régimen
público. Este proceso de auto selección también se
reportó en algunos estudios chilenos sobre la privatización
de la seguridad social. Algunos ejemplos de lo anterior
son: Butelmann y Gallego (2001), Packard et al (2001),
y más recientemente, en Coronado (2002).
Nuestra definición de la tasa de ahorro deriva de:
3 9 322 12 1582 36782 2345 2 11 1 (5) universidad); C es el consumo total del hogar medido en
donde: 1 es el vector de las características del jefe
de familia (estado civil, sexo, edad, educación, tipo de
industria en la cual trabaja, si el jefe de familia está
desempleado o no, y si el jefe de familia está jubilado o
no); 1 es un vector de las características del hogar
(ingresos del hogar – permanentes y temporales, si la
familia puede acceder a un crédito, si algún miembro del
hogar es propietario de la casa, el número de hijos en el
hogar, y el número de adultos en el hogar); DEP es el
índice de dependencia del hogar (número de miembros en
12
valor de 1 si el jefe de familia es trabajador asalariado y de
0 si es trabajador autónomo. El término de interacción, DD,
producto de AFJP y SALARIO en términos del DID, capta
la diferencia en el ahorro entre aquellos que están cubiertos
(trabajadores asalariados) por el régimen privado y aquellos
que están cubiertos por el régimen de reparto, en relación
a aquellos trabajadores que no están cubiertos (autónomos).
El cambio, expresado como porcentaje, en la tasa de ahorro
voluntario que es atribuible a la reforma se mide por medio
del coeficiente de este término DID.
Se introdujo el ingreso permanente en la función para
disminuir el sesgo por errores en la medición del ingreso
corriente de los hogares. Aunque la mayoría de los modelos
del ciclo de vida no presumen que el ahorro sea una función
del ingreso permanente, algunos autores como Dynan,
Skinner y Zeldes (2000) encontraron, en sus estudios
empíricos, que existe una relación positiva entre las tasas
de ahorro y el ingreso permanente. En este documento, el
ingreso permanente se calculó de la siguiente manera:
3 1 1 4 33 212322 211 1 (6)
donde: Y es el ingreso total del hogar, EDU es un
vector de las variables ficticias que representan 4 niveles
de educación recibida por el jefe de familia (escuela
primaria, bachillerato, instituciones comunitarias,
base al gasto total; y F1 es el primero de los componentes
principales de la situación familiar en lo que se refiere a
activos y condiciones de vivienda.
Emulando a Filmer y Pritchett (2001), se utilizó la
información sobre las condiciones de vivienda
(disponibilidad de agua, instalaciones sanitarias, tipo de piso,
disponibilidad de energía eléctrica) y la propiedad de activos
(heather, auto, teléfono) para obtener una calificación de
riqueza al aplicar el método del componente principal. El
objeto de esta técnica es descubrir o disminuir la
dimensionalidad del conjunto de datos para identificar
nuevas variables subyacentes que puedan ser significativas.
Este procedimiento transforma varias variables que pueden
estar potencialmente relacionadas en una menor cantidad
de variables no correlacionadas llamadas componentes
principales. El objeto es establecer los factores o
componentes principales para explicar en la mayor medida
posible y con pocos componentes, la variación total en los
datos. En la primera etapa, este método identifica la
combinación lineal ponderada de las variables de las
condiciones de vida y de las propiedades para explicar la
mayor parte que sea posible de la variación total en los
datos (primer componente principal). Una segunda
combinación lineal de las variables, perpendicular a la
primera, busca explicar al máximo la varianza restante, y
así sucesivamente. Para poder calcular los componentes
principales, primero calculamos los eigenvectores de la
matriz de correlación de las variables de las propiedades
que tienen los hogares. El primer eigenvector es el vector
que corresponde a la mayor raíz característica de la matriz
de correlación. Hay tantos eigenvectores como conceptos,
digamos n. Si 1 2 1 111 es la matriz de correlación,
entonces 1 es un eigenvector de 1 que corresponde al
eigenvalor de 1 si:
2 4 2 13 1 1 2 1 1 (7)
donde In es la matriz de identidad (nxn) y los
elementos de 1 son las cargas factoriales. Así, el primero
de los componentes principales representa tanto como sea
posible de la variabilidad en los datos, y cada componente
subsiguiente representa tanto como sea posible de la
variabilidad restante.
En este documento hemos utilizado el primero de
los componentes principales exclusivamente. Las
respuestas categóricas se convirtieron en variables
dicotómicas y se calcularon valores estandarizados para
cada una de las variables dicotómicas que se definen. La
calificación de la riqueza se definió como:
1
3 2 12 1
3 2 2
(8)
2 11
donde, Ws es el índice de riqueza de un hogar, vi es
la carga para la categoría de activos o vivienda, Si es el
valor estandarizado de esta variable y n es el número de
activos o condiciones de vivienda que se tomaron en cuenta
para calcular la calificación de riqueza.
2. Estimación del Ahorro Voluntario
En general, los trabajadores autónomos tienen una tasa
amplia de ahorro, s2, más elevada que los trabajadores
asalariados, pero una tasa básica de ahorro, s1, menor que
los trabajadores asalariados (ver Cuadro 2). Al hacer una
comparación por régimen de seguridad social, los
trabajadores menores de 40 años, o sea los trabajadores
afiliados al régimen de capitalización, ahorran menos que
sus contrapartes mayores que están afiliados al régimen
público. Los trabajadores cubiertos redujeron su tasa de
ahorro voluntario (s1 and s2) relativamente más que los
trabajadores no cubiertos y en general, las características
de sus hogares son diferentes (trabajadores asalariados y
trabajadores autónomos). Hay una mayor probabilidad de
que un trabajador asalariado obtenga un mayor salario, que
el jefe de familia sea hombre, que tenga empleo y que
pueda acceder a un crédito. En general, es más probable
que los jefes de familia que no están cubiertos sean
propietarios de una vivienda, pero ocurre lo contrario con
los jefes de familia cubiertos que pertenecen a la AFJP; es
más probable que sean propietarios de una vivienda.
Las estimaciones econométricas de ambas tasas de
ahorro voluntario se presentan en la Cuadro 3. Ambas
regresiones se hicieron empleando un procedimiento de
cuadrados mínimos ponderados de dos etapas, con un factor
de expansión que se incluye en la ENGH. En la primera
etapa, se obtiene un sustituto del ingreso permanente al
hacer una regresión del ingreso corriente por educación,
consumo e índice de activos; en la segunda etapa se
estimaron las tasas de ahorro. Para lograr que el modelo
fuera menos sensible a valores extremos, las regresiones
omitieron ambos valores extremos en el centil de 0.7 de
las tasas de ahorro. Para obtener errores estándar
consistentes, se empleó la estimación de la varianza de
Huber/White.7
7
Esto también se llama estimación robusta, la cual disminuye el problema
de la heterocidad en la matriz de la varianza-covarianza.
13
 Cuadro 2: Características Promedio de la Muestra por Tipo de Régimen
123245637859428
6235


2368
6

28 
6368
6

28
6
62 2
2
68532
58 92 52
58 92 52

58
92
52

124858 12
49
5 127483 1234567 128497
12757 12466 123495 123543

()5 4*5 3642564+)3 & 4 &'4 &'!!4 &!4 & 4 & 4 & 4 &'!4 &'!! 4

12324256475854254839
6
3  !       
5854254839
6
344523

4$
93
3 4
 4 4  4  4 ! 4   4  4  4  4

5854254839
6
3443
6653  4  4 4 4 4 4 4  4  4
5854254839
6
344523
4 4 4
  4  4  4  4  4  4 ! 4  4
54
 
49
3

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6
344523
 4 4 4 4 4 4 4 4 4

"5
3
3
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6
345 495   4  4  ! 4  4  4   4  4  4  4

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6
345 43 32 4 4 4 ! 4 4 4 !4  !4  4

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6
3425 59$6532       !      
5854254839
6
34$52543525  4  4 4  4 ! 4 !4 4 ! 4  4 4 4  4
344%2

4 1 4 ! 4 4 4  4 4
 4 4
! 4 4  4 4  4 4  4 4  4

 1    ,
 ,! ,
   
Los coeficientes de las variables del ingreso
permanente y el ingreso temporal concuerdan con la teoría
del ciclo de vida en donde la mayoría de los modelos
estándar dependen de que las preferencias homotéticas
pronostiquen que el ahorro no es una función del ingreso
permanente. Ser propietario de la vivienda disminuye la
tasa de ahorro voluntario debido a que las personas tienen
que acumular el capital para adquirir la vivienda o pagar
la hipoteca. La edad no solamente se relaciona de forma
no lineal y se correlaciona de forma positiva con las tasas
de ahorro sino que también el polinomio cúbico aumenta
la tasa de ahorro a una tasa que va en disminución hasta
que los trabajadores llegan a los 67 años de edad y después
de los 67 años la tasa aumenta, lo cual se explica
principalmente por la incertidumbre a la que se enfrenta
la persona jubilada. En las regresiones se incluyen cuatro
variables ficticias que representan el nivel de escolaridad
del jefe de familia y la categoría que se omite es sin
14
escolaridad o sin haber terminado la primaria. Tener
educación superior contribuye de manera significativa a la
tasa de ahorro; una educación superior significa tasas más
altas de ahorro voluntario. Con excepción de los estudios
universitarios, el resto de las variables ficticias tienen
coeficientes similares para las regresiones de s1 y s2. Tener
un título universitario aumenta en un 30 por ciento y en un
50 por ciento la definición básica y la definición amplia de
la tasa de ahorro, respectivamente. Este efecto es
estadísticamente independiente de cualquier interacción con
el ingreso permanente ya que utilizamos las mismas
variables educativas para estimar el ingreso permanente
en la primera etapa de la regresión. También se relaciona
un nivel de escolaridad más alto con mayores índices de
expectativa de vida y con un mejor entendimiento de la
necesidad de ahorrar y de la necesidad de ahorrar para
una jubilación más larga. Asimismo, el modelo incluye, a
fin de captar las diferencias en riesgo en el flujo de ingresos
del trabajador durante su vida, cinco variables ficticias para
distinguir el sector en el que trabaja el jefe de familia. Todos
los sectores, a excepción de la agricultura, ganadería,
silvicultura, pesca, minería y petróleo, tienen un efecto
positivo en la tasa de ahorro; en particular, el sector de
mayoreo y el sector de menudeo aumentan la tasa de
ahorro entre 6 por ciento y 8 por ciento. Contrario a lo que
podríamos esperar de la teoría, y en ocasiones del sentido
común, estadísticamente el sexo del jefe de familia no tiene
una relación significativa con la tasa de ahorro. También
se incluyeron otras características de los hogares que
resultaron significativas estadísticamente. Los jefes de
familia casados tienen tasas de ahorro más altas, igual que
aquellos hogares en los que habita un mayor número de
adultos. El índice de dependencia, definido como el índice
del número de miembros de una familia sobre el número
que percibe un ingreso, es negativo ya que mientras más
Cuadro 3: Estimación de la Función del Ahorro Variables Explicativas
12342567897
elevado sea el índice, menor es el ahorro. El desempleo
también reduce la tasa de ahorro ya que el ingreso del
hogar disminuye y el ahorro disminuye en la misma
proporción. Poder acceder a un crédito resulta significativo
exclusivamente en la segunda regresión ya que el crédito
está más relacionado con el gasto en bienes y servicios
duraderos y con el gasto en capital humano. Más de la
mitad, 56 por ciento, de todos los gastos se hicieron con
tarjeta de crédito pero sólo alrededor de una quinta parte
del gasto fue hecho utilizando un crédito y el 80 por ciento
restante fue pagado en efectivo.
El modelo hace un pronóstico ligeramente mejor en
el caso de la definición amplia de la tasa de ahorro
voluntario. Esto prueba que la inclusión de bienes duraderos
y capital humano en la regresión debe ser un elemento
importante en la estimación de la tasa de ahorro.
642
428 112 12 1

11
1
123 456 7 62 11 23 457 78 2
9
  1   1 1 1

1 9
  1 


1     1   3  1

1 1 3 8  1    1

1 9
  1   1     1   8  1

1 1 3  4 1 3   1

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" 1  8 48  1  8 4  1

1 1  4 83  1 7 4  1

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1   3 8 1   8  1

1 1     1  3  1

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1 1  8  1 3   1

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1  1 1

1 !  1  8   1     1

1 1  67  1 8 7  1

1 )&*    1  7   1   3 6  1

1 1 4 3  1 8  6  1

1 9
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1   4   1    36  1

1 1  3 8 1 7   1

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1 1 6    1 7   1

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1   1 1

1 .
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1 1 3 64  1  3  1

15
 Cuadro 3: Estimación de la Función del Ahorro Variables Explicativas (continuación)

1234256789
64 2428 
1 2 
12

11
1
13  2 11 3    2

1 234 5675 141 879

751    1     1

1 1    1    1

1  939765 171 985 5  365

1    1     1

1 1    1    1

1 3
 17
3 !9 179 "67" 79 879 "5 14 1#76$  51 %5 #" 31 41# 5 3 1    1     1

1 1    1    1

1 &'6 
 "
63 1' 393 76(3 1 # $ 
"
63 1%7#3 18 976( 314
1 1% 7"6! 75 )   1 )   1

1 1 )   1 )   1

*7+7171 +38 317# 1

91, 58 67
1   1    1

1 1    1    1

*7+7171 +38 317# 13# 35 1   1     1

1 1    1    1

-.8765 171 , /5 #179 1 31+38  3 1   1     1

1 1    1    1

- .8765 171 3
" 5# 1791 31 +38 3 1     1     1

      
1 1 1 1

*7+7171 +38 31/

  35 1    1     1

1 1    1    1

*7+7171 +38 317#78% 73 5 1 )    1 )   1

1 1 )   1 )   1

07 3!91 71 7%79 79 31 )    1 )   1

1 1 )   1 )   1

1
77137 76131

1 91 62 "5   1 )   1

1 1    1 )    1

*
  35 1& *11   1    1

12345 6766895 676

85
5 676
5 796
5
5 676
5 6765
5 
7866
5 7
6
5
51 234 5 6765 676
5
5 76
5 
786
5
5 6785 678
5
5 
7
6
5 786
5
51
 678
***p<0.01; **p<0.05; *p<0.10. Las estadísticas t se presentan entre paréntesis.
Las últimas tres variables de la Tabla 3 presentan
los efectos que tuvo la reforma en el ahorro voluntario.
La variable ficticia llamada AFJP (estar afiliado a un AFJP)
toma el valor de 1 si el jefe de familia es menor de 40 años
de edad y de 0 de no ser así. Esta variable no resulta
significativa estadísticamente, al igual que la variable que
mide el efecto en la tasa de ahorro si el jefe de familia
está jubilado y pertenece a una AFJP. Los trabajadores
afiliados a un AFJP y/o que están cubiertos (trabajadores
16
5 5
67
asalariados) tienen una tasa de ahorro más alta que aquellos
que pertenecen al sistema de reparto y/o que no están
cubiertos (trabajadores autónomos). El término de
interacción que mide la relación que existe entre los jubilados
de una AFJP y su tasa de ahorro no es significativo y no
podemos asegurar que los trabajadores jubilados que
pertenecen al régimen de capitalización tiendan a ahorrar
más que aquellos que están en el sistema de reparto.
 Los términos de DID o términos de interacción son
muy significativos en ambas regresiones e indican una
disminución en la tasa de ahorro voluntario de entre 1 por
ciento y 2 por ciento debido a la reforma. Por consiguiente,
el nuevo sistema redujo el nivel de incertidumbre de los
miembros de una familia y los llevó a sustituir el ahorro
individual voluntario por el ahorro para pensiones.
Ya que los trabajadores son libres para elegir uno
u otro sistema, las personas que sean más propensas a
ahorrar tendrán más oportunidades de optar por el
régimen de capitalización y esto puede incluir un sesgo
de auto selección en el modelo. Este problema de auto
selección no está realmente presente en este análisis
debido a que impusimos un límite de 40 años de edad
para los jefes de familia. Pero sí debemos tomar en cuenta
que existen otras características en los hogares, tales
como qué tanta aversión al riesgo tienen los miembros
de la familia, lo cual no es observable en este modelo y
también podría modificar las preferencias de las personas
en lo que se refiere al ahorro.
V. Conclusión
Resulta difícil identificar qué proporción del aumento en el
ahorro nacional durante el período de reforma de Argentina
se puede atribuir a la propia reforma al sistema de
pensiones ya que a lo largo del período de la reforma
existieron muchos otros factores que pudieron haber tenido
una influencia parcial o total en estos efectos. Al inicio de
la década de los noventa, el gobierno de Argentina modificó
completamente el escenario macroeconómico al introducir
nuevas reglas en el sector monetario y extranjero, y también
indirectamente en el sector fiscal con una mayor apertura
en los mercados internacionales de capitales. La
estabilización económica que trajo este nuevo entorno y la
liberalización del mercado de capitales produjo un aumento
en el nivel de ahorro extranjero, que de ser negativo en la
década de los ochenta, pasó a ser positivo en el primer
lustro de la década de los noventa. El ahorro público que
se derivó principalmente del señoriaje en la década de
los setenta y los ochenta, mismo que contribuyó con una
parte considerable de la inversión bruta, disminuyó con la
introducción de la Ley de Convertibilidad en la década de
los noventa, y el ahorro privado y extranjero empezó a
aumentar con los nuevos incentivos.
Mientras que la mayoría de las bibliografías se
concentran en el ahorro agregado en Argentina, este
documento analiza el efecto microeconómico que tuvo la
reforma al sistema de pensiones en el ahorro individual.
La metodología de la diferencia en la diferencia,
ampliamente empleada en economía para evaluar los
efectos que tienen los cambios en las políticas, se aplicó
a la ENGH para medir el efecto que tuvo en el ahorro
voluntario de los hogares la reforma que se llevó a cabo
en 1993 al sistema de seguridad social de Argentina.
Después de haber controlado las características
demográficas, el ingreso, la riqueza, el nivel de riesgo en
el empleo de los trabajadores, y el poder acceder a un
crédito, encontramos que la reforma al sistema de
pensiones de Argentina originó una reducción en la tasa
de ahorro voluntario. Independientemente de que cuando
los trabajadores se cambian del régimen de reparto al
régimen de capitalización adquieren la responsabilidad
de fondear su consumo futuro después de la jubilación, la
mayoría de los trabajadores se cambiaron de manera
voluntaria al sistema privado. Las tasas contributivas
permanecieron sin cambio tanto para los empleados como
para los patrones en el régimen de retiro así como en el
régimen de capitalización.
Aunque había mayor probabilidad de que los
trabajadores más jóvenes, para quienes la incertidumbre
política era mayor, se cambiaran del sistema público al
privado, observamos en el modelo una sustitución del ahorro
voluntario por el ahorro para pensiones que oscilaba entre
el 1 y el 2 por ciento de desahorro en la tasa de ahorro
básica y amplia. La reacción de los hogares, con una tasa
negativa de ahorro voluntario, se fundamentaba en la
sensación de que este sistema ofrecía un entorno más
seguro. El tiempo transcurrido desde la introducción de la
reforma hasta que se llevó a cabo la ENGH fue de
solamente cuatro años por lo que los trabajadores
necesitaban más tiempo para formarse una mejor opinión
y tener un mayor entendimiento del nuevo sistema a fin de
17
que pudiera influir en su tasa de ahorro voluntario. La
enorme cantidad de publicidad de las AFJP, junto con las
tasas de retorno excepcionalmente elevadas que ofreció
el sistema privado durante 1995, 1996 y 1997, alrededor
del 20 por ciento anual en todos los casos, pudieron
fácilmente haber influido para que los argentinos, que por
naturaleza ahorran poco, consumieran más de lo que
recibían como ingresos. Sería interesante, sin embargo,
repetir este mismo análisis en el futuro una vez que el
sistema y sus afiliados hayan madurado.
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