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El halo de terror que producía Desquite crecía. El hombre que hacía varios
años había sido amarrado, desnudo y humillado públicamente en una
calle de un poblado tolimense al ser capturado luego de cometer un asalto
había cumplido su promesa y profecía: — me desquitaré, me desquitaré—
había gritado con pudor, angustia y rabia contenida en ese lejano día.
4 de febrero de 1995
Del múltiple crimen se salvaron siete niños que fueron separados de sus
padres y encerrados en un cuarto.
Era la familia Díaz que se había reunido en el lugar para rezar el último
día del novenario por la muerte de Diego Alvaro Osorio Zapata (hijo de
Nelson), un joven de 24 años que había sido asesinado nueve días atrás en
confusos hechos en el municipio de Belén de Umbría, en el departamento
de Risaralda.
Los individuos fueron sacando uno por uno a los presentes y los situaron
en una manga de la finca, conocida con el nombre de La Pola . Dejaron en
la habitación a ocho niños. Erika, una pequeña de sólo tres años, escapó
del lugar y se ubicó con su mamá, Cecilia Vargas de Osorio, que hacía fila
junto con sus familiares.
Qué ocurrió. Por qué mataron tan vilmente a una familia laboriosa que no
le hacía mal a nadie?. Una venganza entre familias? . Estos eran algunos
de los interrogantes que flotaban en la conmovida opinión pública de
Riosucio.
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MASACRE EN CALDAS:
Por: NULLVALUE
26 de enero de 2003
.
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Eran las cuatro de la tarde; el sol había caído, cuatro sujetos se apearon
del vehículo y sin aviso y a mansalva vaciaron los revólveres sobre los
desprevenidos contertulios de la cantina; los asesinos subieron al carro
con el motor en marcha y se perdieron en medio del polvero por la
carretera destapada que llevaba al municipio de Risaralda.
Mientras los victimarios dormían la rasca de licor y sangre sin que les
remordiera la conciencia, el perrito flacuchento iba río abajo, por las
orilla del Cauca, siguiendo el cadáver de su amo.
FUENTES
Testimonios de habitantes de Arauca que no quisieron dar sus nombres.
Tetimonio de Luis Angel Cardona Salazar, jefe liberal de Quinchía, que
supo de primera mano lo que aconteció en el puerto.
Manrique Ramón. Los días del terror-1955- Editorial ABC- Bogotá- Paginas
257 a 259.
Uno de los dos asesinados era integrante del Ejército y, según 'Franco',
cayó en el hecho porque la otra víctima colaboraba con las milicias de las
Farc.
Desde las 9:20 de la mañana hasta las primeras horas de la tarde, las
víctimas esperaron respuestas sobre las muertes de sus seres queridos,
pues en ese tiempo 'Franco' habló de su relación con 'Alberto Guerrero',
reuniones en La Merced y en San Félix (Salamina).
A las 3:00 de la tarde se escuchó el primer llanto en el auditorio del piso 11
de la Dirección de Fiscalías, en Manizales, donde transmitieron la
audiencia por teleconferencia desde Medellín (Antioquia).
Víctimas impotentes
La lista continuó con muertes en la plaza principal del pueblo, en la
vereda Santo Domingo, cerca del hospital local, en veredas cercanas a
Chinchiná, en discotecas. Además, confesó que participó en cuatro
masacres en Neira, el corregimiento de Arauca (Palestina) y dos en
Villamaría.
“La razón de la mayoría de muertes es que estas personas muertas
colaboraban con los guerrilleros de las Farc, ya sea pasándoles alimentos,
gasolina o información. Otros eran integrantes directos de las milicias y
se dan por órdenes de 'Alberto Guerrero', comandante del Cacique
Pipintá”, dijo 'Franco' en la audiencia de ayer.
Relató masacres
Octubre del 2002 es, según alias 'Franco', la fecha en la que asesinaron a
siete personas de la vereda Miraflores, cerca de Chinchiná. El
desmovilizado asegura que la orden de matarlos la dio 'Alberto Guerrero'
y que él no sabe las razones exactas.
“A cuatro de ellos, José Eulicer Noreña, Ovidio Vargas, Renzo Eduardo
Jiménez y Breiner Henao los llevamos al sector de La Bocatoma, en
Villamaría para ejecutarlos. A los otros tres, que eran alias 'Chinche', su
esposa y un joven familiar de la mujer los ultimaron en el sector de La
Balastrera, en la vía a Neira”, dijo 'Franco'.
La cuarta masacre que recordó Luis Fernando Marín ocurrió, según él, en
una finca de Neira, en la vía a Manizales. “Citaron a ocho personas a esa
finca, pero hubo confusión y ellos nos dispararon, nosotros éramos más,
allí murieron las ocho personas. A dos las dejamos en la entrada a
Cementos Caldas, las trasportamos en dos carros pequeños. A los otros los
dejamos en otras partes tirados”.
Al final de la diligencia, las víctimas quedaron con tristeza e impotencia,
pero unas 10 personas esclarecieron las muertes de sus seres queridos. La
audiencia se reanuda hoy a las 8:00 de la mañana en el auditorio del piso
11 de la Dirección de Fiscalías, en Manizales.
* Dijo que asesinó a Carlos Arturo Olaya González y otros dos hombres, en
una finca en la vía al Alto de Letras.
Imagen: VerdadAbierta.com.
Las víctimas, Mauricio de Jesús
Castañeda Daza, Pedro Pablo Moreno Fernández, Héctor Julián Montoya
Valencia, Luis Ángel Valencia León y Jorge Iván Valencia Ayala, fueron
asesinadas con disparos de armas de corto y largo alcance, entre el 11 y el
13 de octubre de 2001, en un restaurante de la vereda Garucha.
Alias 'Pablo Guerrero' fue condenado a 40 años de prisión por los delitos
de homicidio múltiple en persona protegida, desplazamiento forzado de
población civil y porte ilegal de armas de fuego de uso civil y militar. Sin
embargo, el juez le concedió una rebaja del 40 por ciento de la pena por
haberse acogido a sentencia anticipada.
Para conocer más sobre los crímenes de este grupo paramilitar, lea el
artículo'Las prácticas criminales del Frente Cacique Pipintá'.
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Entre los años 1998 y 2001 el comandante militar de este frente, que
inicialmente fue conocido como Frente Caldas, fue un hombre conocido
con el alias de ‘Mi rey’, de quien no se precisó su nombre. Luego, esta
facción paramilitar cambió su nombre al de Cacique Pipintá y su
comandancia pasó a manos de Pablo Hernán Sierra, alias ‘Alberto
Guerrero’.
De acuerdo con Toro Arcila, alias ‘Mi rey’ elaboró una lista de personas
que habían sido identificadas por el Ejército y la Policía como supuestos
guerrilleros y colaboradores del Epl y las Farc. La orden que dio fue matar
a todos los que estuvieran en el listado. Con ese propósito, la tropa
comandada por alias ‘Fabio’ empezó a recorrer las diferentes zonas
rurales de los departamentos de Caldas y Risaralda.
Asimismo, para poder cumplir la orden de alias ‘Mi rey’, los hombres del
Cacique Pipintá paraban buses, colectivos, chivas y otros automóviles
para hacerles “unas preguntas” a sus pasajeros; además, se les pedía las
cédulas con el fin de verificar si sus nombres estaban en la lista de
supuestos colaboradores de la guerrilla.
Toro Arcila confesó dos incursiones armadas (una en el año 2002 y otra en
el 2003) realizadas en el municipio de Arauca, Caldas, en las que, con la
ayuda de otro grupo de contraguerrilla del Frente Cacique Pipintá
denominado el ‘Grupo Delta’, se tomaron el casco urbano del pueblo para
sacar a supuestos milicianos del Epl. En la primera acción armada murió
una persona y en la segunda seis, de ellas, tres fueron menores de edad.
El reclamo de las víctimas no fue sólo para que el postulado confesara que
uno de ellos había sido asesinado por equivocación, sino para conocer el
paradero de los que se aún encuentran desaparecidos. La única respuesta
que dio alias ‘Fabio’ es que de esos seis muertos, tres quedaron en el sitio
donde fueron asesinados y los otros tres fueron lanzados al río Cauca.
Para ese año el Frente Cacique Pipintá estaba divido en seis grupos de
contraguerrilla: ‘Las Águilas’ comandado por Samuel Gallego, alias
‘Fernando’; ‘Las Cobras’, al mando de alias ‘Víctor’, quien fue sancionado
y remplazado por alias ‘El paisa’; ‘Los escorpiones’, a quienes dirigía
alias ‘Hugo’; ‘Los Halcones’ o ‘Grupo Delta’ comandado por Luis Fernando
Marín, alias ‘Franco’; y ‘Los Buitres’, al mando de alias ‘Fabio’, quien
operó en los municipios de Manizales, Neira, Chinchiná, Palestina,
Arauca e Irra.
Al ser parte del Bloque Central Bolívar, el Frente Cacique Pipintá heredó
los estatutos disciplinarios que regían a todos los miembros de la
organización. Cuando alguno no cumplía lo que allí se estipulaba recibían
sanciones que podían ser económicas, de esfuerzo físico o, la más alta, la
ejecución.
En los tres días de versión libre, Toro Arcila no sólo describió el frente del
cual hizo parte, sino que admitió 20 hechos criminales de una lista de por
lo menos 95 casos presentados por el postulado a Justicia y Paz, los cuales
serán referidos en posteriores audiencias de las cuales aún no se conocen
las fechas. Todo lo dicho por el postulado será contrastado por las
investigaciones que adelanten los funcionarios de la Unidad de Justicia y
Paz.