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UNIVERSIDAD NACIONAL

DE SAN AGUSTÍN

FACULTAD DE DERECHO

TEMA DE MONOGRAFIA:

HECHOS Y ACTOS JURIDICOS

CURSO:
SEMINARIO DE RESPONSABILIDAD CIVIL

ALUMNOS:
CHAMBI PEREYRA JORGE
GONZALES ALEJO MILAGROS
SANCCA NEYRA ALVARO
PEREZ QUISPE ALEXANDRA
VILCA AUCCAHUAQUI ERIKA
SECCION:
QUINTO A

AREQUIPA-2019

1
INDICE

INTRODUCCION……………………………………………………………………………..

03

MARCO TEORICO……………………………………………………………………………

04

1. HECHO …………………………………………………………………….…………04

1.1 CLASIFICACION

1.2 HECHO JURIDICO

1.3 CLASIFICACION

1.4 EFECTOS

2. ACTO JURIDICO……………………………………………………………………07

2.1 NOCION DE ACTO JURIDICO

2.2 LEGISLACION COMPARADA

2.3 ESTRUCTURA DEL ACTO JURIDICO

2.4 ELEMENTOS DEL ACTO JURIDICO

2.5 REQUISITOS DEL ACTO JURIDICO

3. CASO PRACTICO…………………………………………………………………25

4. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES ………………………….………42

2
5. BIBLIOGRAFIA Y WEBGRAFIA…………………………………………….……43

INTRODUCCION

El hecho jurídico se caracteriza porque produce un efecto de derecho que


también produce una modificación de la realidad jurídica dándonos a conocer las
distintas clases de hechos jurídicos. El acto jurídico es el acto humano,
voluntario, licito con manifestación de voluntad destinada a crear, modificar,
regular o extinguir relaciones jurídicas entre particulares. Siendo asi, el objetivo
del presente trabajo monográfico es desarrollar las diferencias de ambas figuras
civiles, detallando su naturaleza, concepto, regulación e importancia para temas
de reparación civil.

De esta manera, el presente trabajo estará dividido en dos capítulos; el primero


desarrollara lo pertinente a hecho jurídico y el segundo lo referido a Acto jurídico.
Conjuntamente agregaremos un caso practico resaltando lo desarrollado en este
trabajo a fin de reforzar las implicancias practicas del hecho y acto juridico.
Finalmente concluiremos con las ideas mas importantes que resultaron de la
investigación jurídica y teórica; sugiriendo algunas modificaciones y correcciones
que permitan el mejor desarrollo de ambas figuras civiles.

3
MARCO TEORICO

1. HECHO

Son toda clase de circunstancias, sucesos o ocurrencias que modifican el


mundo físico, ya sean actos humanos o sucesos naturales. Desde el punto de
vista etimológico, “hecho”, proviene de la palabra en latín factum y facere, que
significa hacer, y se aplica, por lo tanto, al accionar humano. Hecho, es, por así
decirlo, el acto humano consumado.

1.1 CLASIFICACION:

Según provengan de la naturaleza o de hombre, pueden clasificarse en


Naturales y Humanos, respectivamente.

Según alteren la realidad jurídica, pueden clasificarse en materiales, simples o


no jurídicos (no la alteran) o Jurídicos (cambian una realidad preexistente,
creándose una nueva situación jurídica).

Un Ejemplo de hecho jurídico es la muerte de una persona (que provoca la


apertura de su sucesión), el matrimonio (que crea el estado conyugal), o la
compraventa (que obliga recíprocamente a los contratantes). Son ejemplos de
hecho no jurídico, la puesta del sol, la caída de la lluvia, el leer, el pasear, los
actos de goce de los bienes, etc.

1.2 HECHOS JURÍDICOS

Los hechos jurídicos entonces son los “acontecimientos de la naturaleza o del


hombre que producen efectos jurídicos”. Estos efectos pueden incluir aspectos
tales como la creación, modificación, transferencia, transmisión o extinción de
un derecho

4
El hecho jurídico es todo acontecimiento o estado en general todo suceso o
falta del mismo (ya que también hay hechos negativos) al que por su sola
realización, o juntamente con otra, liga el Derecho objetivo la producción de un
efecto, que es efecto jurídico precisamente en cuanto dispuesto por ese
Derecho objetivo1.

Supuesto normativo: Si (A) entonces (B).

Ese acontecimiento debe integrarse completamente el supuesto fáctico de la


norma legal.

Existen supuestos simples (como el nacimiento, la muerte o, en general, los de


la naturaleza) y otros complejos (generalmente actos jurídicos: compraventa)

Sólo desde el momento que se cumple íntegramente el supuesto normativo


(tipo) se producen los efectos propios del hecho jurídico. No obstante, en el
caso de supuestos complejos, es general que ocurran momento o estados de
pendencia, donde se producen determinados efectos menores (germen de
derecho, por ejemplo)

1.3 CLASIFICACIÓN:

 Hechos naturales: Son los actos de la naturaleza que producen efectos


jurídicos, por ejemplo, el nacimiento, la muerte, la demencia, mayoría de
edad)
 Hechos voluntarios: Son los actos del hombre que producen efectos
jurídicos, por ejemplo la celebración de un contrato, el otorgamiento de
un acto jurídico unilateral, el incumplimiento de un contrato, etc.
 Hechos positivos: Supone la realización de un hecho, de una acción
 Hechos negativos: Supone la ocurrencia de un hecho: generalmente
integran un supuesto complejo de una norma.
Ejemplos: (i) El no pago de un deudor de una obligación es un hecho
negativo, pero supone que la obligación sea exigible y existente (hechos
positivos); (ii) la prescripción extintiva consiste en el no pago de la
deuda y en la inactividad del acreedor, hechos negativos, pero suponen
el transcurso del tiempo, hecho positivo.
1
Albadejo García Manuel. El hecho jurídico. Pag. 349.

5
 Hechos constitutivos: Generan la adquisición de un derecho subjetivo o
relación jurídica),
 Hechos extintivos: Pone término a relación jurídica o derecho subjetivo
 Hechos impeditivos: Impiden u obstan a la eficacia jurídica de una
relación jurídica).
Todo hecho en cuanto productor de efectos jurídicos, es constitutivo de estos.
Ejemplo de ellos son la compraventa (en cuanto nacen de la misma los
derechas de las partes a la cosa y al precio) el pago (en cuanto extingue la
obligación).

1.4 EFECTOS:

 Adquisición: Se adquiere una relación jurídica antes inexistente para el


sujeto de derecho.
 Modificación: Se cambia o altera una relación jurídica que, sin hacerla
perder su identidad, es substancialmente diversa de la anterior, ya
cambiando el contenido de la relación jurídica o los sujetos de la misma.
Ejemplo: mora del deudor.
 Extinción: desaparece un derecho subjetivo. Ejemplo: renuncia de
derecho, caducidad del crédito.

6
2. ACTO JURIDICO

2.1 NOCIÓN DEL ACTO JURÍDICO.

A partir de la clasificación de hechos realizada podemos definir acto jurídico


como todo: hecho jurídico voluntario realizado con la intención de producir
efectos jurídicos.

El Acto Jurídico, es definido legalmente por el artículo 140º del Código Civil,
el cual prescribe que “el acto jurídico es la manifestación de voluntad
destinada a crear, regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas”. 

Según Bris Mar LLauri Robles (2016) el acto jurídico viene a ser

(…) el hecho jurídico humano, producido con licitud, y con voluntad


debidamente declarada. Además, estando a que el acto jurídico es un
hecho jurídico, debemos dejar sentado que todo acto jurídico es un
hecho jurídico, pero no todo hecho jurídico es un acto jurídico.

2.1.1 CONCEPTOS DE LA DOCTRINA:

Nosotros podemos definir a raíz de la definición planteada por el art 140 del
C.C. que el acto jurídico “Es el acto realizado por dos o más personas con el fin
de producir una relación de derecho”. Por su parte tenemos la definición de
juristas como Víctor Vial del Río (2005) quien define “Manifestación de la
voluntad hecha con el propósito de crear, modificar o extinguir derechos, y que
produce los efectos queridos por el autor o las partes porque el derecho
sanciona dicha manifestación de voluntad”.

Asi mismo contamos con la definición de Francisco Messineo (1968) quien lo


señala de la siguiente manera: “Acto humano realizado consciente y
voluntariamente por un sujeto, del cual nacen efectos jurídicos, porque el

7
sujeto, al realizarlo, quiere determinar un resultado, y tal resultado se toma en
consideración por el derecho”.

2.1.2 ANALISIS DE LA LEGISLACION COMPARADA

El Código Civil vigente se refirió al acto jurídico en el art. 140. También el


Código Civil francés empleó esta terminología (acte juridique), que se mantiene
todavía en la mayoría de los códigos latinoamericanos. No obstante, los juristas
alemanes, italianos y españoles, entre otros, hablan del negocio jurídico. En
general, la opinión doctrinal dominante en nuestro país considera que ambos
rótulos son aplicables a la misma figura, aunque una minoría sutiliza el análisis
y ubica el negocio jurídico dentro de un imaginario género dado por el acto
jurídico.

Al respecto realizamos en comparación con el Código civil de la republica


argentina donde podemos hallar una definición de acto jurídico que coincide
con la legislación civil peruana:

Sección Segunda: De los hechos y actos jurídicos que producen la


adquisición, modificación, transferencia o extinción de los derechos y
obligaciones

Título II De los actos jurídicos

Art.944.- Son actos jurídicos los actos voluntarios lícitos, que tengan por
fin inmediato, establecer entre las personas relaciones jurídicas, crear,
modificar, transferir, conservar o aniquilar derechos.

En cambio en comparacion con el Código Civil chileno no acoge ni regula


expresamente una figura general del acto jurídico. Desconoce incluso el
término. Por tanto, sobre elementos que algunas normas del Código facilitan al
regular tipos similares de negocios, se puede construir, por abstracción, una
figura unitaria. Importante en tal sentido el Li bro IV del Código Civil denominado
“De las Obligaciones en General y de los Contratos”, pues contiene normas que, por
su generalidad, pueden aplicare a todo tipo de actos jurídicos.

Respecto de la regulación del la figura del “acto jurídico” como “negocio


juridico” en las legislaciones italianas, alemanas o españolas, no se pudo

8
encontrar un artículo que de manera explicita señale la definición del mismo,
como lo hay en la legilacin peruana y demás legislaciones latinas. Sin embargo,
consultando una enciclopedia española, encontramos la definición de negocio
jurídico que señala

El negocio jurídico es la manifestación de voluntad que tiende a producir


efectos jurídicos consistentes en la adquisición, modificación o extinción
de un derecho subjetivo. Con él se trata de englobar en una figura
unitaria todos aquellos hechos o supuestos en los cuales el papel de la
voluntad individual es relevante y en cierta medida condiciona y
determina los efectos jurídicos que los actos del hombre van a producir.

No obstante la definición de acto jurídico solo indica el acto jurídico -en sentido
estricto- se halla ausente todo contenido normativo. el agente no tiene el poder
de configurar las consecuencias jurídicas porque estas están predeterminadas
por la Ley.

Este sector funda su citada reflexión en el hecho que los creadores de la estructura
alemana fueron forzados a emplear un nomen distinto (negocio jurídico) como
consecuencia de la existencia del término “acto jurídico en sentido estricto” en su
clasificación, cuya definición implica tanto hechos jurídicos voluntarios lícitos como
ilícitos. Situación que dista de la acaecida en la Teoría del Acto Jurídico del sistema
peruano en el cual los actos jurídicos son siempre lícitos y donde no resulta necesario
el empleo de un término diferenciador.

Sobre el primero se alega que negocio jurídico es sinónimo de convención o acuerdo


entre dos o más partes, a diferencia del empleo de la locución acto jurídico con la que,
sin lugar dudas, también se otorga protección legal a los actos unilaterales; ya que
“por sí misma implica una determinación de voluntad”

En otras palabras, “la idea del acto jurídico era la de un concepto lo suficientemente
amplio y general que diera comprensión a toda la categoría jurídica que pudiera ser

9
calificada de acto jurídico, pues la idea de la convención, entendida en su bilateralidad,
resulta diminuta respecto de los actos jurídicos que se formaban por una sola voluntad
y sin requerir la concurrencia de otra. El acto jurídico así concebido debía dar cabida a
toda gama de actos jurídicos y debía constituirse en la fuente voluntaria de relaciones
jurídicas, las que también, voluntariamente, podían ser objeto de regulación,
modificación o extinción

2.3 ESTRUCTURA DEL ACTO JURIDICO

Previamente antes de definir la estructura 2 del acto jurídico, se debe de


establecer cómo se concibe la estructura en sí; ésta, de manera genérica se
entiende como el conjunto de relaciones que mantienen entre sí las partes de
un todo o es un modo de estar organizadas u ordenadas las partes de un todo.
Este todo ordenado, organizado y relacionado entre sí, debe de dar resultado a
algo, es decir, tener trascendencia y ser útil dentro de un ámbito social, jurídico,
económico, cultural, etc. Los elementos que conforman la estructura deben ser
dinámicos no estáticos, es decir, deben producir efectos jurídicos, sobre todo
empíricos, que se dé en la realidad.

Por ende, la estructura del acto jurídico es el conjunto de elementos y de


requisitos recíprocamente correlacionados entre sí, ordenados y organizados, y
produciendo efectos jurídicos dentro de un ámbito. La claridad sobre el
significado de este aspecto estructural del negocio jurídico es un presupuesto
primordial para definir la invalidez del negocio y no su ineficacia funcional,
porque a falta de uno de sus elementos, presupuestos y requisitos que lo
conforman el negocio será inválido y no producirá efectos jurídicos. Por lo
tanto, será irrelevante el negocio celebrado. Pero la invalidez implica ineficacia
en sentido amplio, sólo que esta es desde su estructura.

2.3.1 CLASIFICACIÓN TRADICIONAL


Se considera la estructura del negocio jurídico está compuesta por tres clases
de elementos:

2
Se entiende estructura como aquel conjunto de relaciones que mantienen entre sí las partes de un
todo.

10
a) Esenciales o essentiala negotii
A este elemento lo llaman también “requisitos de validez”. Son aquellos
componentes imprescindibles y no pueden faltar para que el acto tenga el
carácter que le corresponde dentro de la connotación que presente y éste
alcance existencia jurídica. Para esta doctrina los elementos esenciales son: la
manifestación de voluntad, el agente, el objeto, fin y la forma; y éstos deben de
cumplir sus respectivos requisitos de validez.

Pero este elemento ha recibido críticas, señalándose que “no se refieren


siquiera a los del negocio en general, sino a los de cada tipo (según su causa)
de negocio”; por ejemplo, en el contrato de compraventa se requiere el precio y
la cosa, estos dos últimos vendrían a ser elementos del acto particular,
concurriendo con los demás elementos genéricos mencionados. Lo
manifestado cobra mayor fuerza, ya que, un sector de la doctrina nacional9, al
elemento esencial lo distingue en dos clases: una de carácter general, son
aquellos elementos que deben cumplir todos los actos jurídicos en general y el
Código lo llamaría requisitos de validez (art. 140 del C.C.); y otra de carácter
especial que debe de cumplir cada acto jurídico en particular.

b) Naturales o naturalia negotii


Son los que están insertos en la naturaleza de un acto concreto y determinado,
es decir son propios a éste, de manera tal que el Derecho objetivo les atribuye
aun cuando las partes no los haya incluido. Pero las partes podían dejar de
lado por pacto entre ellas, por expresa disposición de la ley que los facultaba a
ello; y por ausencia de pacto en contra, de todas maneras se producían.

Se ha señalado, estos elementos surgen de la naturaleza misma del acto


jurídico, como por ejemplo, son las obligaciones de saneamiento por vicios
ocultos, por evicción y por sus hechos propios, éstos surgen de la transferencia
de propiedad. Con respecto a este elemento se ha manifestado que no tendría
esta categoría, ya que sería tan solo efectos jurídicos derivados de la
celebración de cada acto jurídico, al ser efecto no formaría parte de la

11
estructura del acto jurídico sino de la eficacia funcional.regular el negocio
jurídico”.

c) Accidentales o accidentalia negotii


Son incorporados al acto jurídico por voluntad de las partes, en ejercicio de su
autonomía y son ajenos al acto jurídico. Estos elementos serían las
modalidades del acto jurídico, como son el plazo, el cargo o modo y la
condición.
Estos elementos no se han salvado de las críticas, el cual se comparte. Se ha
dicho que éstos serían elementos para la eficacia no del negocio en general,
sino, de cada negocio en concreto. El plazo y la condición están relacionados
con la eficacia del negocio jurídico, es decir, con los efectos jurídicos y no con
la estructura.
En relación con esta clasificación tradicional, como se ha apreciado no tiene
una relación lógica entre cada una de ellas, cada una tiene sus propios y
diversos criterios.

2.3.2 CLASIFICACIÓN MODERNA


La doctrina moderna considera que la estructura del acto jurídico está
conformada por los elementos, presupuestos y requisitos.

ELEMENTOS
Son los componentes del acto jurídico, es decir, todo aquello que conforma el
acto jurídico celebrado por los sujetos, los cuales son imprescindibles para su
formación y celebración, porque sin ellos el acto jurídico no nace, por tanto, no
puede producir efectos jurídicos; por ello son indispensables y necesarios sus
presencias en la estructura del negocio jurídico. Los elementos son los que
integran el supuesto de hecho del negocio jurídico.

Por ello actualmente se cree que los únicos elementos comunes a todo acto
jurídico son: la declaración o manifestación de voluntad y la causa o fin.

a. La declaración o la manifestación de voluntad

12
La doctrina considera que la declaración de voluntad constituye toda conducta
a través del cual el sujeto exterioriza su voluntad de producir un efecto práctico
amparado por la ley; asimismo, es la exteorización de lo que el sujeto quiere;
además, es el conjunto de signos que hacen socialmente conocible la voluntad
de celebrar el acto jurídico.
La manifestación de voluntad es uno de los principales elementos del acto
jurídico por excelencia, ya que, es un elemento constitutivo de éste; por ello el
Código Civil en la primera línea de su artículo 140 afirma que “el acto jurídico
es la manifestación de voluntad destinada a crear, regular, modificar o extinguir
relaciones jurídicas”, como se aprecia es un requisito esencial de éste y lo llena
de contenido; por ello, su ausencia hace imposible el nacimiento de una
relación jurídica y hace decaer al acto jurídico en nulo.

En relación con el párrafo anterior, se debe precisar, que la manifestación


voluntad no debe de confundirse con el acto jurídico, porque, el artículo 140 del
C.C. hace suponer que la manifestación de voluntad es el acto jurídico mismo,
el cual no es así; sino, es uno de los elementos principales que integra el acto
jurídico. En la concepción clásica, sea la escuela francesa del acto jurídico y la
escuela pandectista alemana del negocio jurídico; éstos al inicio se
identificaban con la manifestación de voluntad.

La concepción del negocio jurídico ha evolucionado a excepción del acto


jurídico francés (posición que asume nuestro Código Civil), perfeccionándolo,
haciendo un deslinde entre manifestación de voluntad y negocio jurídico,
concibiendo siempre a la manifestación de voluntad como el elemento principal
del negocio, pero ya no como si ésta fuera el negocio jurídico. Por ello,
actualmente se concibe el negocio jurídico como un supuesto de hecho,
entendida éste, el conjunto de requisitos tenidos en cuenta por el ordenamiento
jurídico, entre los cuales figura una o más declaraciones de voluntad, para la
producción de efectos jurídicos, es decir, crear, modificar, extinguir, etc.
relaciones jurídicas; y no como la manifestación de voluntad destinada a
producir efectos jurídicos.

13
La declaración de voluntad debe ser eficiente y relevante, esto, “cuando
contribuye a la regulación de intereses prácticos, económicos o sociales de los
agentes y tal proceder es permitido por el Derecho porque crea o afecta
relaciones jurídicas”. Por lo que no puede ser cualquier declaración de voluntad
hecha por el agente, esta tiene que “alterar sustantivamente las situación
jurídicas preexistentes o crear otras nuevas”; además, “es también
imprescindible generar un efecto jurídico que debe ser querido y perseguido
con la manifestación de voluntad” y además no debe “contravenir el
ordenamiento jurídico”. La declaración de voluntad debe estar de “conformidad
con el fin práctico que se pretende alcanzar”, es decir, con la causa o fin. Con
el objetivo de formar el acto jurídico correctamente.

b. La causa
La causa es uno de los elementos que conforma el acto jurídico, La inclusión
de la causa a la estructura del negocio es mérito de POTHIER y DOMAT 3.
Entorno a la causa la doctrina ha dado rienda a su imaginación, debido a su
difícil conceptualización, se ha desarrollado diversas tesis, entre las principales
son:
a) la teoría subjetiva, considera que la causa es aquel motivo o móvil por el
cual, el sujeto declara su voluntad para celebrar un negocio jurídico buscando
una finalidad inmediata y práctica, ésta es eminentemente psicológica (por
ejemplo, compro una casa con la finalidad de vivir en ella o me compro comida
para saciar mi hambre), con esta teoría se establece la causa ilícita. Un sector
de la doctrina refiere que la causa subjetiva es el motivo último y calificante, y
el más próximo que se dirige la voluntad de los sujetos del negocio 4.
A la teoría subjetiva se ha criticado manifestando que ha atendido
“exclusivamente a la voluntad de las partes, ha desconocido o descuidado la
función valorativa del Derecho, respecto de cada propósito negocial, y, con ello,

3
Sostenía que la causa fin era la razón abstracta perseguida por los contratantes. Esa causa fin era
siempre la misma en los contratos iguales. Así en los contratos recíprocos la causa fin de una parte era la
contraprestación de la otra. Por ejemplo, en la compraventa la causa fin del vendedor es recibir el precio
y del comprador es recibir la propiedad cosa. Decía también que en los contratos unilaterales gratuitos
la causa fin era la liberalidad perseguida o la intención de beneficiar.
4
Refiere que las teorías subjetivas sobre la causa; es decir, de teorías que identifican en este elemento
el fin principal, el motivo último. Al que se dirige la voluntad del autor o los autores del negocio.

14
la importancia de la clasificación de las causas, en cuanto a la diversa eficacia
de los títulos de los derechos”.

b) la teoría objetiva, rechaza contundentemente la teoría subjetiva, afirman,


que las concepciones subjetivas entienden que la causa pertenece al fuero
interno de los sujetos, concibiéndola como un motivo, el motivo determinante
de la celebración del contrato o del negocio jurídico. Mientras que estos indican
que la causa cumple una función jurídica, una la función económico y social,
con utilidad social, o con dignidad social; además, refieren que la causa es una
atribución patrimonial, en donde, un bien pasa de un patrimonio a otro. Parten
de lo dispuesto por la ley, dejan en segundo término la voluntad y motivaciones
de la actuación de las partes. Además la concepción objetiva supone que el
ordenamiento jurídico no tutela sino determina negocios, porque sirven para
alcanzar fines sociales concretos, (por ejemplo, la compraventa, el
ordenamiento jurídico protege el negocio, porque actúa un intercambio de
bienes por dinero, así en la donación, en la permuta, etc.).

Uno de los problemas que afronta esta teoría es entorno a la causa ilícita; es
decir, como el negocio se considera un supuesto de hecho de la valoración de
las declaraciones y esta cumple un fin socialmente perseguido por el negocio,
no puede existir una causa ilícita, que puede ir en contra del ordenamiento
jurídico. Por ello, existe una tercera teoría; c) teoría mixta, que reúne y combina
a las dos, tanto a la teoría subjetivista y objetivista; no se agota el tema del
negocio con la determinación y la descripción de su función, sino que es
necesario, además, confrontar la voluntad concreta de los sujetos y los fines
que se persiguen con la función jurídica del negocio, para ver si existe aquella
coincidencia esencial que puede justipreciar el nacimiento y normal existencia
del negocio.

Entonces, la causa podría ser, la razón de ser del reconocimiento jurídico de


una determinada figura de negocio jurídico. Además podría decirse que es una
función económica y social considerada relevante por un determinado
ordenamiento jurídico, y que se convierte en consecuencia en la base de la
eficacia jurídica del negocio.

15
Se debe de establecer que la causa del acto jurídico es la causa fin, porque
existe también la causa fuente, que debe diferenciarse de ésta, ya que es el
origen o hecho jurídico generador de obligaciones o de un acto jurídico;
mientras tanto, la causa fin, es el resultado, el propósito o la finalidad
perseguido por las partes o por el negocio jurídico; las teorías mencionadas en
lo que están de acuerdo es que la causa es el fin o el resultado que se busca al
momento de celebrar el acto jurídico, ya sea por las partes o por el negocio
jurídico.
Finalmente, queremos señalar, la doctrina moderna nos habla sobre una
“causa concreta” o la teoría semi-objetiva de la causa, es decir, la causa
sería “una función económica individual” y ya no social. Es una teoría contraria
de la concepción de la causa, entendida como “una función económica social”.
La causa concreta es concebida como “interés concreto que el contrato está
dirigido a realizar o simplemente finalidad concreta”.

2.3.3 PRESUPUESTOS:
Los cuales se definen como los antecedentes o términos de referencia, es
decir, todo aquello que es necesario que preexista para que el acto jurídico
pueda celebrarse o formarse5.
Los presupuestos deben considerarse como tal solo si trata de antecedentes
lógicos del tipo del negocio. Por ello se sostiene que los presupuestos son
entes que existen en la realidad jurídica con independencia del supuesto
jurídico negocial, sería absurdo pensar que son elementos o componentes del
negocio jurídico.
Los presupuestos del negocio se considera al sujeto y al objeto, ya que, tanto
el objeto como el sujeto no forman parte del acto jurídico, sino, son necesarios
para su formación, los mismos deben de preexistir para que el acto jurídico
pueda formarse.

1. El sujeto o agente del acto jurídico

5
Es decir, tanto el objeto como el sujeto no forman parte del acto jurídico, el objeto y el sujeto,
necesarios para la formación del acto jurídico, los mismos deben de preexistir para que el acto jurídico
conformado por sus elementos pueda formarse.

16
Es aquel que decide celebrar un acto jurídico por ser titular de un derecho o de
una obligación, o es la persona o las personas que van emitir su declaración de
voluntad en virtud de su autonomía privada, la cual debe de adecuarse en un
supuesto de hecho, éste tiene que ser libre y debe buscar producir un efecto
práctico para crear, regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas; y
finalmente, logre la eficacia funcional del acto jurídico. Cabe señalar que no
puede ser cualquier sujeto, debe ser un sujeto que debe de tener todas las
prerrogativas y facultades dadas por el derecho objetivo y no debe estar dentro
de las causales de prohibición establecidas por el ordenamiento jurídico, es
decir, debe ser un sujeto idóneo para celebrar un acto jurídico. El sujeto o
sujetos deben de proyectarse sobre el mismo interés perseguido.
Al sujeto no se debe de confundir con “la parte del negocio”.

El sujeto es el presupuesto del negocio jurídico y es el centro de imputación de


derechos y deberes adscribibles. Mientras la parte es a quien se le imputa
intereses, ya que es titular de los intereses reglamentados en el acto jurídico.
Una parte puede estar formada por varios sujetos.

2. El Objeto
El objeto junto a la causa ha sido uno de los problemas para los operadores del
derecho, tejiéndose en torno a ellos diversas tesis. En el caso del objeto, se ha
señalado es el bien o cosa, el contenido del acto, la prestación, la obligación, la
relación jurídica y se ha confundido a veces con la causa. Con relación a
nuestro Código Civil, el objeto del acto jurídico no está expresamente señalado
en la parte general correspondiente al acto jurídico, sino que está regulada en
el libro de contratos6 (especie del acto jurídico) en el artículo 1402 del C.C. 7;
donde el objeto del contrato es la obligación, la cual consistiría en una
prestación como lo señala en el artículo 1403 del C.C. 8, eso en el plano del

6
El cual hubiese sido preferible que sea regulado en la parte general y no en la parte especial del Código
Civil.
7
Artículo 1402: El objeto del contrato consiste en crear, regular, modificar o extinguir obligaciones.
8
Artículo 1403: La obligación que es objeto del contrato debe ser lícita. La prestación en que consiste la
obligación y el bien que es objeto de ella deben ser posibles.

17
contrato (especie); mientras el acto jurídico su objeto sería la relación jurídica
como la doctrina mayoritaria lo ha establecido 9.

Como se ha afirmado el objeto del acto jurídico para nuestro ordenamiento civil
sería la relación jurídica y la obligación para los contratos. De esta conclusión
se puede extraer el objeto del acto jurídico estaría ubicado dentro de la eficacia
funcional y no lo estaría en la estructura del negocio. La obligación o la relación
jurídica en general, se trate del ámbito negocial o del ámbito contractual, no es
sino la consecuencia o el efecto jurídico que nace del contrato o del negocio
jurídico10; y que es el efecto jurídico atribuido por el ordenamiento jurídico como
respuesta a la celebración de un negocio jurídico contractual o no. Por esta
razón el objeto no puede ser parte de los efectos jurídicos del acto jurídico, sino
debe ser parte de la estructura; por ende, el objeto del acto jurídico no es la
obligación ni la prestación11 y ni la relación jurídica.

La relación jurídica implica (tradicional) el vínculo existente entre dos o más


sujetos, en virtud del cual uno (sujeto activo) tiene la facultad (derecho
subjetivo) de exigir a otro una conducta, y este otro (sujeto pasivo) se
encuentra en la necesidad (deber obligación) de cumplirla, bajo amenaza de
una sanción legítima, prevista en el ordenamiento jurídico, lo cual está fuera de
la estructura del acto o negocio jurídico.

Entonces, conforme a esta posición, el objeto del acto jurídico sería “el interés”
o “la materia social” o “la necesidad”. Del cual liminarmente se puede concluir
que el objeto del acto jurídico sería parte de la estructura del negocio jurídico y
9
Es con el afán lógico de ser consecuentes y en tal sentido la opinión prácticamente unánime en nuestro
medio es la siguiente: si el objeto del contrato es la obligación, el objeto del acto jurídico será la relación
jurídica. De esta manera se ha pensado y se ha creído que así se le daba al Código Civil la concordancia
lógica necesaria, obteniendo un concepto único de objeto, aplicable tanto al contrato como a nuestro
negocio jurídico.
10
Esta teoría es completa y totalmente falsa, careciendo de toda lógica y justificación, por la sencilla
razón que la obligación o la relación jurídica en general, sea patrimonial o no, bien se trate del ámbito
negocial o del ámbito contractual, no es sino la consecuencia o el efecto jurídico que nace bien sea del
contrato o del negocio jurídico. La relación jurídica, sea obligacional o no, es en todos los casos el efecto
jurídico atribuido por el ordenamiento jurídico como respuesta a la celebración de un negocio jurídico
contractual o no.
11
Como se menciona, que el objeto de que hablan los arts. 1346-1349 es la prestación y hechas todas las
reservas acerca de la propiedad de la terminología de la ley, debe en seguida observarse que la
prestación es un concepto que atañe a la materia de la obligación y no a la del contrato, porque la
prestación propiamente es el contenido de la obligación.

18
no de la eficacia funcional. Pero esta tesis ha recibido críticas 12, las cuales
comparto, señalándose que se confunde con la causa del negocio jurídico

Existe otro sector de la doctrina que manifiesta que el objeto del negocio
jurídico sería “el contenido”, específicamente las disposiciones contractuales
establecidas o la regulación de conductas o reglas que las partes han
establecido en el acto jurídico específicamente celebrado 13. Con esta
concepción del objeto del acto jurídico, no se aprecia con claridad la ubicación
en la estructura de éste.

Finalmente, la concepción que señala que el objeto del acto jurídico es “el bien
idóneo”, El objeto del contrato es aquel bien que constituye el punto de
referencia objetiva (la cosa y el precio en la compraventa, por ejemplo) de los
específicos intereses de los que se pretende disponer mediante el contrato”.
Para él, el bien como objeto del negocio jurídico está comprendido por “las
cosas, todos los demás valores y utilidades, incluso incorporales, que pueden
constituir punto de referencia objetivo de los intereses comprometidos en el
negocio jurídico”. Frente a esta concepción se ha indicado: “¿la expresión
“objeto” se refiere a los bienes o a la utilidad sobre los cuales recae el querer
de las partes?” Esta basta variedad de posiciones o tesis del objeto del negocio
jurídico, se debe a que no se ha podido diferenciar e identificar completamente
la connotación que se tiene sobre “objeto”. A lo que he podido identificar y
concluir, que al objeto del negocio jurídico se toma como “objetivo”, o sea, se
respondería a la pregunta ¿cuál es el objeto (objetivo) de la celebración del
negocio jurídico? Las respuestas serían: reglamentar intereses, regular o
disponer conductas, requerir una prestación o una obligación, etc.

2.4 REQUISITOS

12
Desde esta última perspectiva, si se tiene en cuenta que la causa es definida la función práctica
perseguida mediante los resultados programados, es decir, el conjunto de intereses que la operación
negocial pretenden satisfacer, resultará claro que la noción de objeto y causa del contrato terminan
entrelazándose y confundiéndose en un intricado conceptual, del que a la alarga resulta difícil de
superar.
13
Es como se indica, “para otro sector de la doctrina el objeto del contrato es el contenido o la
regulación de las conductas de los sujetos en la conformación y estructuración del mismo o el complejo
de reglas que las partes han establecido con el contrato

19
Son todas aquellas condiciones que deben cumplir tanto los elementos como
los presupuestos, para que el acto jurídico formado por la concurrencia de los
mismos, pueda producir válidamente sus efectos jurídicos. Esto significa, en
consecuencia, que mientras los elementos y presupuestos son necesarios para
la formación del acto jurídico, los requisitos son necesarios para que el acto
jurídico correctamente formado pueda producir válidamente sus efectos
jurídicos.

Los requisitos de validez no condicionan ni concurren conjuntamente a uno de


los elementos o presupuestos para que cumplan ciertas exigencias y
requerimientos; sino que, existen ciertos requisitos para cada elementos y
presupuesto, así, para la causa se requiere que sea lícita; el sujeto sea capaz;
el objeto sea física y jurídicamente posible, determinable y cuantificable, etc.; y
para la manifestación de voluntad, la exteorizada, la declaración de voluntad
haya sido formulada con libertad, con intención y con discernimiento (sin
vicios), es decir, que la declaración no haya sido objeto ni producto de
violencia, intimidación, somnolencia y no haber sido declarado en estado de
embriaguez, locura, idiotez, imbecilidad, etc.
Los requisitos son: la capacidad de obrar, fin lícito, posibilidad física y jurídica
del objeto, determinación en especie y cantidad, observancia de la forma
prescrita bajo sanción de nulidad y la legitimación, ésta último es materia de
tesis.

2.4.1 Capacidad de obrar


La capacidad es la aptitud legal de una persona para ser sujeto de derechos y
obligaciones, o como la facultad o posibilidad de que esta persona pueda
ejercitar sus derechos y cumplir sus obligaciones por sí misma. La capacidad
es una manifestación de la personalidad y un atributo de ésta.

Como se tiene conocimiento existe dos capacidades la capacidad de goce o de


derecho o jurídica y la capacidad de ejercicio o de obrar, siendo este último uno
de los requisitos de validez del acto jurídico, esta se entiende como la aptitud
de una persona para celebrar por sí misma cualquier acto jurídico. La
jurisprudencia nos señala85: “el inciso primero del artículo 140 del Código Civil

20
establece como requisito esencial para la validez de un acto jurídico, en primer
lugar agente capaz, esto es, que los sujetos que intervienen sean personas que
gocen de lucidez mental que les permita discernir sobre los alcances de los
actos que realicen”.

2.4.2. Fin licito


Para ESPINOZA, el fin lícito, es el modelo diseñado por el legislador civil que
nos explica y consiste en la orientación de la manifestación de voluntad, para
que produzca efectos jurídicos, vale decir, a la creación de una relación jurídica
y normarla, es decir, también normar su regulación, su modificación, o su
extinción. Este requisito del acto jurídico simple y llanamente debe de cumplir
con el ordenamiento jurídico, con lo establecido por él, estar dentro de los
lineamientos y parámetros de éste, y no debe de estar prohibido, es decir, “la
causa es lícita cuando no es contraria a ley, a las normas colectivas, al orden
público y a las buenas costumbres”. Esto, para que, la manifestación de
voluntad declarada por las partes pueda válida y lícitamente producir efectos
jurídicos. Además, se dé el resultado buscado por las partes o por el negocio
jurídico, esa es la razón de ser y la naturaleza de este requisito. Contrario a
esto, estamos en una situación de ilicitud o de antijuridicidad del fin que orienta
la declaración de voluntad, por lo tanto, se estaría dentro de una situación de
nulidad absoluta, regulada en el artículo 219, inciso 4 del C.C.

Respecto a licitud e ilicitud una jurisprudencia lo explica muy bien y que se


debe de entender por ella: “Lo ilícito es aquello contrario a derecho. En la
antijuricidad, también denominada por algunos autores del derecho moderno
hecho ilícito, existe una primera posición que asimila los términos licito y legal,
afirmando que es licito todo lo que no está prohibido expresamente por la ley, e
ilícito lo que ella prohíbe. Otra posición, bajo una concepción más amplia,
entiende por ilícito lo que excede el simple y limitado desacuerdo con la ley
positiva. Sim embargo, hay hecho que la ley no prohíbe pero que son ilícitos.
(…) No basta que un acto no esté prohibido expresamente por la ley, para
afirmar su carácter de lícito. La ley no señala un criterio exacto de ilicitud, pero
fija las siguientes Obligaciones: abstenerse de toda violencia tanto a las cosas
como a las personas, abstenerse de todo fraude (acto irregular y doloso

21
destinado a perjudicar a otra persona); abstenerse de todo acto que exija cierta
fuerza o habilidad que no es poseído en el grado requerido; y, ejercer una
vigilancia suficiente sobre las cosas peligrosas que de poseen, o personas que
están bajo su guarda” 14
.
2.4.3. Posibilidad física y jurídica del objeto, determinación en especie y
cantidad
Posibilidad física del objeto: El objeto materialmente debe de existir y sobre
todo debe de estar al alcance fáctica de los sujetos que celebran el negocio
jurídico, no debe de ser un objeto físicamente imposible; por ejemplo, un objeto
materialmente imposible sería que se celebre la compraventa de la estrella “el
sol”.
Posibilidad jurídica del objeto: El objeto debe de estar regulada dentro del
ordenamiento jurídico y recaer una legislación sobre ella, existir un supuesto de
hecho donde se adecue la autonomía privada, esto, para que sea materia de
celebración del negocio jurídico, sino, no se dará
. Determinación en especie y cantidad del objeto: El objeto debe de ser
cuantificable y se pueda establecer la cifra de la existencia del objeto, es decir
que se puede individualizar, sea esta en especie, en dinero, etc.

2.4.4. La forma prescrita baja sanción de nulidad


Se señala que la forma consiste en el modo de emitir la declaración de
voluntad o de documentarla o hacerla notoria ante otras personas; BETTI opina
que “la forma es el modo que el negocio se presenta frente a los demás en la
vida de relación: su figura exterior. (…) no es otra cosa que la reconocibilidad
del comportamiento en el ambiente social en el cual es desarrollado”
. Para VON TUHR, la forma es el medio que la declaración puede efectuarse y
hacerse comprensible, afirmando que toda declaración tiene una forma, pero

14
Además, en torno a este requisito la jurisprudencia ha señalado lo siguiente: “el fin en el
acto jurídico debe de ser entendido como la causa final, es decir como el resultado que las
partes aspiran a tener con el acto, el resultado perseguido por la voluntad consciente y
deliberada. Para la validez del acto jurídico se requiere que tenga un fin lícito conforme lo
establece el inc. 3 del art. 140 del código civil. Si el fin es ilícito el acto jurídico es nulo
conforme al inc. 4 del art. 219 del citado código”, CAS. N° 2293-2001-LIMA, extraída en
http/datoonline.gacetajurídica.com.pe/CLP/contenidos.dll?f=templates$fn=default.html

22
técnicamente se habla de forma cuando en virtud de la ley o de negocio jurídico
es necesario una forma determinada.

La finalidad de la forma es que durante y después de la celebración del negocio


jurídico exista seguridad y certeza, de que no se produzcan sorpresas o vicios,
los cuales perjudique a una de las partes o a terceros. Es justamente fortalecer
y dar certidumbre la declaración de voluntad de las partes, de que no serán
consideradas como vinculatorias las declaraciones a las que ellas no
atribuyeron y arribaron, es decir, el contenido preceptivo.
Entorno a este requisito la jurisprudencia ha señalado lo siguiente: “Que, la
voluntad se manifiesta a través de la forma, pero ésta solamente constituye un
requisito de validez del acto jurídico si la Ley sanciona con nulidad su
inobservancia –forma ad solemnitatem-; en caso contrario, la forma sólo
constituye un medio de prueba de la existencia dela acto jurídico –forma ad
probationem-”15
2.4.4.1 Clases de forma
Nuestro sistema jurídico civil, respecto a la forma, ésta fomenta y está basado
en el principio de libertad de formas, el cual está regulada en el artículo 143 del
C.C., “cuando la ley no designa una forma específica para un acto jurídico, los
interesados pueden usar lo que juzguen conveniente”; la norma es muy clara,
lo cierto es, siempre el negocio jurídico se va manifestar en una forma, nunca
va a carecer de ella.
Las clases de forma, una de ellas es impuesta por la norma, con carácter
imperativo, de observancia obligatoria; y otro es impuesto por el propio negocio
jurídico o forma voluntaria, cuando para dicho acto la norma no obliga una
determinada forma, en donde los interesados pueden configurarla libremente,
como documento privado, minuta, escritura pública o cualquier instrumento
público, declaración ante testigos, una grabación fílmica y todo aquello que se
puede probar la existencia de la celebración del negocio.
.
La formalidad ad solemnitatem: Esta es el requisito de validez que hace
mención el Código Civil. Es una formalidad constitutiva del acto jurídico que se
stá celebrando, es sustancial y la omisión de ellas priva al negocio de validez;
15
Casación N° 1618-99, 15 de octubre de 1999.

23
por ende, las formalidades que tengan este carácter son insustituibles;
normalmente no pueden ser subsanadas o, mejor dicho, sustituidos por otros
medios. Para VON TUHR nos dice: “las disposiciones sobre la forma
pertenecen al Derecho imperativo: las partes no pueden alcanzar su propósito
más que por medio de la forma prescrita”
.
La formalidad ad probationem: No tienen tal rigidez y normalmente, consisten
en documentar la declaración de voluntad, sea por instrumento público o
privado.

2.4.5 La Legitimación
El autor Raul Adolfo Quico Pilco se está de acuerdo que la legitimación es un
requisito que debe de cumplir quien celebra el negocio jurídico. Consideramos,
el debate está si es un requisito del “sujeto” o de la “parte”. Obviamente, todos
aquellos que consideramos la legitimación es un requisito de validez, quien
debe cumplirla es el sujeto y no la parte. La posición contraria, la mayoría,
piensa quien debe de cumplirla es la parte y no el sujeto. Respecto a este
último, debemos tener presente y concentrar el debate en la posición que
indica: por la falta de legitimación el acto es válido e ineficaz; y no respecto
aquella posición que manifiesta: por la falta de legitimación el acto es
inoponible. Como indicamos, la inoponibilidad (positiva) se genera por la
violación al principio de relatividad de los efectos jurídicos y no por la falta de
legitimación. En el acto inoponible, la parte no carece de ningún requisito de
validez ni de eficacia; es por esta razón no consideramos pertinente concentrar
el debate, en cuanto a esta posición, si la legitimación es un requisito de
eficacia o de validez.
También se ha concluido, la legitimación debe concurrir junto a la “capacidad”,
es decir, el sujeto no sólo debe cumplir con tener capacidad sino también
legitimación. Esta capacidad es de ejercicio o de obrar. Por esta razón nosotros
indicamos, cuando tratamos el tema entre “legitimación y capacidad”, el sujeto
debe de cumplir dos requisitos: uno subjetivo y otro objetivo.
El requisito subjetivo es la capacidad, ésta es natural e inherente al sujeto;
mientras el requisito objetivo es la legitimación, ésta es jurídica y concreta,

24
sobre todo su objetiva surge de la relación que tiene el sujeto respecto al objeto
del negocio.

2.5 CASO PRACTICO

CAS. Nº 1436-2013 LIMA.

Lima, siete de noviembre de dos mil trece

LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE


LA REPÚBLICA:

Visto el expediente número mil cuatrocientos treinta y seis - dos mil trece, en
Audiencia Pública de la fecha, con informe oral y emitida la votación
correspondiente conforme a la Ley Orgánica del Poder Judicial, expide la
siguiente sentencia:

MATERIA DEL RECURSO:

Que, se trata del recurso de casación interpuesto por RÍMAC


INTERNACIONAL COMPAÑÍA DE SEGUROS Y REASEGUROS (fojas 845),
contra la sentencia de vista contenida en la resolución número veintitrés (fojas
825), del dieciocho de diciembre de dos mil doce, que revocó la sentencia
apelada, comprendida en la resolución número treinta y uno (fojas 602), del
ocho de setiembre de dos mil once, que declaró infundada la demanda
interpuesta por Mapfre Perú Compañía de Seguros y Reaseguros; y
reformándola declaró fundada la demanda; en consecuencia, cumplan
Inversiones Marítimas Universales Sociedad Anónima IMUPESA y Rímac
Internacional Compañía de Seguros y Reaseguros con pagar a favor de la

25
demandante la suma de ciento treinta y seis mil trescientos noventa y tres
dólares americanos con cincuenta centavos (US$ 136,393.50), con costas y
costos.

CAUSALES POR LAS QUE SE DECLARÓ PROCEDENTE EL RECURSO DE


CASACIÓN:

Que, esta Sala Suprema, por resolución de fecha catorce de junio de dos mil
trece (fojas 73 del cuaderno de casación), declaró la procedencia ordinaria del
recurso de casación por la causal de: a) infracción normativa de los artículos
188 y 197 del Código Procesal Civil, y, la procedencia excepcional del citado
recurso por: b) infracción normativa del artículo 139, inciso 5, de la Constitución
Política del Perú.

ANTECEDENTES:

Que, para efectos de determinar si en el caso concreto se han infringido los


dispositivos procesales antes mencionados, es necesario realizar las
precisiones que a continuación se detallan: 3.1. Que, Mapfre Perú Compañía
de Seguros y Reaseguros Sociedad Anónima, a través de su escrito ingresado
el dos de octubre de dos mil ocho (fojas 58), interpone demanda de
indemnización por daños y perjuicios contra Inversiones Marítimas Universales
Sociedad Anónima - IMUPESA y Rímac Internacional Compañía de Seguros y
Reaseguros, a efecto que cumplan con pagarle en forma solidaria la suma de
ciento treinta y seis mil trescientos noventa y tres dólares americanos con
cincuenta centavos (US$ 136,393.50), o su equivalente en nuevos soles,
producto de la indemnización por responsabilidad contractual originada por el
incumplimiento del Contrato de Transporte (Guía de Remisión número emitida
por IMUPESA, Factura número 002-0214281, Factura número 003- 0154635,
Factura número 008-0026815, emitidas por IMUPESA), por la cual Inversiones
Marítimas Universales Sociedad Anónima se comprometió a efectuar el
traslado de la mercadería del puerto Terminal Marítimo del Callao a su almacén
y entregarla al consignatario (Computer Warehouse Sociedad Anónima
Cerrada) en las mismas buenas condiciones que lo recibió. Indica que
Computer Warehouse Sociedad Anónima Cerrada contrató los servicios
logísticos y de almacenamiento de la demandada IMUPESA, a efecto de llevar

26
a cabo el traslado del contenedor número TTNU 950875-2, Precinto - 537874,
manifiesto 2636, en cuyo interior se encontraban mil cuatrocientos noventa y
siete cajas conteniendo partes de computadoras e impresoras, traslado que
debía efectuarse desde las instalaciones del Terminal Marítimo del Callao,
hasta las instalaciones del Terminal de Almacenamiento de IMUPESA. Refiere
que IMUPESA subcontrató a la empresa de Transportes “M Transport Servicios
Integrados Sociedad Anónima Cerrada”, la que a su vez sub-contrató a Frank
Miguel Morante Espinoza, Transportista número 001-123663, quien fi gura en
la Guía de Remisión emitida por dicha empresa como la persona que realizó el
transporte efectivo de la carga. Agrega que la labor de transporte terrestre y
entrega correcta de la mercadería no fue eficientemente ejecutada por M
Transport Servicios Integrados Sociedad Anónima Cerrada, pues el vehículo de
placa número YI- 2286/ZI-7536, con el contenedor TTNU 950875-2, no llegó al
terminal de almacenamiento de IMUPESA. Que, tal inejecución se debió a que
Frank Miguel Morante Espinoza fue reducido con armas de fuego por
delincuentes cuando transportaba la mercadería según la declaración policial;
sin embargo, al investigarse el robo, en el Atestado número 135-2008-
DIRINCRI.PNP/DIVINVRI-CALLAO-DIR se concluyó que Frank Miguel Morante
Espinoza (chofer conductor) resultó ser presunto autor del delito contra el
patrimonio (robo agravado en la modalidad de asociación delictiva) por el
monto puesto a cobro, en agravio de la empresa Computer Warehouse
Sociedad Anónima Cerrada; tal atestado también establece que el nombrado
Morante Espinoza es presunto autor del delito contra la administración de
justicia (denuncia calumniosa). En tal contexto, dado que el artículo 1325 del
Código Civil establece que, el deudor que para ejecutar la obligación se vale de
terceros, responde de los hechos dolosos o culposos de éstos, resulta ser
IMUPESA responsable de la pérdida ocurrida al cargamento, por cuanto fue
contratada directamente por su asegurado Computer Warehouse Sociedad
Anónima Cerrada para que efectuara el transporte local de la carga y aquella
se valió de una tercera empresa para ejecutar su obligación. Como Mapfre
Perú Compañía de Seguros y Reaseguros indemnizó a Computer Warehouse
el monto total de las pérdidas registradas que ascienden a la suma ciento
treinta y seis mil trescientos noventa y tres dólares americanos con cincuenta
centavos (US$ 136,393.50), por lo que al negarse las demandadas a llegar a

27
un entendimiento para asumir tal pago, procede a requerirlas judicialmente.
Indica que Rímac Internacional Compañía de Seguros y Reaseguros debe
responder de manera solidaria con IMUPESA, empresa causante del daño,
toda vez que aquella es aseguradora de ésta, y se debe presumir que la
pérdida del bien en posesión del deudor es por culpa suya; en el caso, la
mercadería se perdió mientras se hallaba en poder del transportista, por lo que
se presume su culpabilidad; además, la mercadería no fue transportada con la
diligencia ordinaria exigida. 3.2. Que, al contestar la demanda Rímac
Internacional Compañía de Seguros y Reaseguros (fojas 162), mediante escrito
de fecha veintidós de diciembre de dos mil ocho, la niega y contradice,
indicando que el atestado policial no es vinculante a ninguna autoridad, pues
luego de someterse éste a la calificación por parte del Ministerio Público se
decidió no formalizar denuncia contra Frank Miguel Morante Espinoza. Agrega
que no se ha acreditado que los hechos que son sustento de la pretensión
ocurrieran por dolo o culpa de los emplazados o terceros contratados, por lo
que no resulta de aplicación lo dispuesto por el artículo 1325 del Código Civil y
por el contrario se acredita la existencia de hechos que los eximen de
responsabilidad como el robo por asalto, que a su vez es un caso fortuito o de
fuerza mayor, tal como lo define el artículo 1315 del mencionado Código, el
mismo que tiene por efecto la extinción de la obligación, conforme lo establece
el artículo 1316 del mismo cuerpo de leyes y la exención de responsabilidad
por su inejecución (artículo 1317 del Código Civil). Indica que no existe
responsabilidad que se deba de asumir, ya que las conclusiones policiales no
se elaboraron adecuadamente y no generan responsabilidad. Que si bien es
cierto el artículo 1987 del Código Civil, establece que la acción indemnizatoria
puede ser dirigida contra el asegurador por el daño, quien responderá
solidariamente con el responsable directo de éste, debe tenerse en cuenta que
tal disposición se enmarca en la Sección Sexta (Responsabilidad
Extracontractual) del Libro VII (Fuentes de las Obligaciones) del Código Civil, y
como tal, no son aplicables a la presente acción, que se trata de una
indemnización por responsabilidad contractual. Se debe tener en cuenta que la
responsabilidad solidaria está sujeta a las siguientes limitaciones, conforme lo
ha establecido la abundante jurisprudencia: a) que el riesgo producido se

28
encuentre cubierto por la Póliza de Seguro; y, b) que tal solidaridad se
encuentre limitada a la cobertura pactada en el Contrato de Seguro.

3.3. Que, a su turno Inversiones Marítimas Universales Perú Sociedad


Anónima, por escrito ingresado el seis de enero de dos mil nueve (fojas 180), al
contestar la demanda indica que el supuesto incumplimiento contractual que
alega la parte demandante no fue consecuencia de una causa imputable a la
empresa, pues la pérdida se debió al asalto a mano armada que se perpetró
durante el transporte de la mercadería hacia el terminal de IMUPESA el día uno
de diciembre de dos mil siete, hecho que fue reconocido por la propia
demandante conforme se desprende del recibo de indemnización de fecha
treinta y uno de enero de dos mil ocho, no habiendo la parte demandante
acreditado que el señor Frank Miguel Morante Espinoza haya participado en el
robo por asalto aludido.

3.4. Que, mediante resolución número veintiuno del doce de agosto de dos mil
nueve (fojas 432), el A quo fijó los siguientes puntos controvertidos: a)
Determinar si existe responsabilidad contractual en la demandada Inversiones
Marítimas Universales Sociedad Anónima (Imupesa) frente a la demandante
Mapfre Perú Compañía de Seguros y Reaseguros Sociedad Anónima, por
inejecución de obligaciones por causas imputables consistente en la pérdida de
mercaderías objeto de transporte. b) Determinar si como consecuencia de la
dilucidación del punto controvertido precedente, la demandada Inversiones
Marítimas Universales Sociedad Anónima (Imupesa) tiene la obligación de
pagar a la demandante por concepto de indemnización de daños y perjuicios la
suma de ciento treinta y seis mil trescientos noventa y tres dólares americanos
con cincuenta centavos (US$ 136,393.50). c) Determinar si la codemandada
Rímac Internacional Compañía de Seguros y Reaseguros está en la obligación
de indemnizar de manera solidaria a Mapfre Perú Compañía de Seguros y
Reaseguros por la suma de ciento treinta y seis mil trescientos noventa y tres
dólares americanos con cincuenta centavos (US$ 136,393.50), por ser la
aseguradora de Inversiones Marítimas Universales Sociedad Anónima
(Imupesa).

29
3.5. Que, el Juez de primer grado, expide una primera sentencia declarando
infundada la demanda (fojas 479), la misma que luego de ser apelada fue
declarada nula por la sentencia de vista de fecha veintinueve de octubre de dos
mil diez (fojas 576), por lo que devuelto los autos, emite la sentencia contenida
en la resolución número treinta y uno, del ocho de setiembre de dos mil once
(fojas 602), que declaró infundada la demanda; al considerar la inexistencia de
la controversia respecto a que la empresa Computer Warehouse Sociedad
Anónima Cerrada, contrató los servicios logísticos y de almacenamiento de
Inversiones Marítimas Universales Sociedad Anónima (IMUPESA) para
transportar un contenedor, siendo un hecho también admitido que la empresa
Computer Warehouse tenía vínculo contractual con la demandante Mapfre
Perú, en virtud de la cual ésta debía pagar a la primera, la indemnización
correspondiente por los siniestros cubiertos por la póliza respectiva; tampoco
existe controversia respecto a cómo se produjo el siniestro del cual deriva la
pretensión indemnizatoria reclamada por la pérdida de la mercadería de
Computer Warehouse, ya que Mapfre Perú, como aseguradora de Computer
Warehouse, cumplió con pagar a ésta el importe de la pérdida de tal
mercadería. Agrega, que en el presente proceso no se cuestiona el monto
indemnizatorio sino la obligación de su pago por parte de las demandadas; y,
sobre la base de lo dispuesto en los artículos 1317 y 1314 del Código Civil, se
estima que debe determinarse el supuesto de inejecución de obligaciones de
parte del deudor, por lo que al evaluar si el chofer Frank Miguel Morante actuó
con dolo o culpa en la ocurrencia del siniestro (robo de la mercadería), el
juzgado determinó que si bien la demandante imputa al señor Morante haber
actuado con dolo en el siniestro por los resultados de la investigación policial,
tal aseveración queda desvirtuada cuando el Ministerio Público desestima el
extremo de las conclusiones policiales relativas a la imputación de
responsabilidad penal del señor Morante, al decidir no formalizar denuncia
penal contra esta persona; por lo que no existen elementos de juicio sólidos
que establezcan que éste actuó con dolo en el siniestro, o culpa, sea ésta
inexcusable o leve en el siniestro.

El juzgado determinó que no fluye evidencia de la que pueda inferirse que el


comportamiento específico del chofer haya sido negligente; por cuanto todo

30
indica que éste se limitó a conducir el vehículo en el momento que ello le fue
ordenado por IMUPESA, sin demostrarse en autos que éste lo haya hecho en
forma distinta a las condiciones habituales de seguridad, horario y ruta usual o
que le haya sido solicitado hacerlo (además de facilitado) en forma expresa sin
que él haya cumplido con ello. Indica respecto a la actuación de Inversiones
Marítimas Universales Perú Sociedad Anónima (IMUPESA), en cuanto pudo
actuar con dolo, culpa inexcusable o culpa leve al subcontratar a M Transport
Servicios Integrados Sociedad Anónima Cerrada, que la demandante no
cuestiona la subcontratación, sino el hecho de que ésta haya recaído en M
Transport Servicios Integrados, quien ya había estado implicada anteriormente
en la ocurrencia de un hecho similar (con Nestlé); por tanto, considera que la
prueba ofrecida no constituye evidencia que acredite de manera irrefutable que
IMUPESA fue negligente al subcontratar a M Transport Servicios Integrados
Sociedad Anónima Cerrada, dado que de la misma no se infiere que ésta haya
sido negligente al contratar al chofer Franck Morante; más aún, si no obra en
autos ni existe prueba aportada por la demandante que permita concluir de
forma incontrovertible que ya antes M Transport Servicios Integrados hubiera
sido negligente y, por ende, que IMUPESA lo habría sido también al
subcontratarla. En cuanto a que si IMUPESA podría haber actuado con culpa,
al no haber dispuesto que la mercadería sea trasladada en horas del día y con
personal de apoyo al chofer, no se demuestra que dichas condiciones
especiales de servicio hayan sido contratadas o solicitadas en forma expresa
por la demandante a IMUPESA para que ésta se encuentre vinculada a ellas;
tampoco se demuestra que las mismas sean propias de los usos y costumbres
de los contratos de transporte; o la negligencia imputada a IMUPESA por
contratar a una empresa que tenía antecedentes de siniestros similares es
suficiente para configurar la culpa de la misma, pues constituye un argumento
subjetivo.

Que, en cuanto a que si M Transport Servicios Integrados -empresa que


contrató al chofer Franck Morante Espinoza-, actuó o no con la diligencia
ordinaria requerida para cumplir con su obligación de transportar la mercadería
de Computer Warehouse, se determina que no existen pruebas que sustenten
tal actuación, pues al no existir razones concretas para dudar de las

31
competencias y/o calificaciones del chofer para las labores encomendadas.
Concluye que el robo de la mercadería constituyó una “situación fortuita”, en
cuya producción no se probó que haya operado acción u omisión culposa ni
dolosa de parte del chofer, de M Transport Servicios Integrados Sociedad
Anónima Cerrada ni de IMUPESA; por ende, corresponde a un supuesto de
causa no imputable (fuerza mayor) previsto en los artículos 1314 y 1317 del
Código Civil, que eximen de toda responsabilidad en el siniestro a las
demandadas, y no nace obligación indemnizatoria.

3.6. Que, contra la mencionada sentencia, la demandante interpone recurso de


apelación (fojas 626); por lo que la Segunda Sala Civil Subespecialidad
Comercial de la Corte Superior de Justicia de Lima, absolviendo el grado (fojas
825), revocó la sentencia que declaró infundada la demanda y reformándola la
declaró fundada; en consecuencia, ordenó a las demandadas Inversiones
Marítimas Universales Perú Sociedad Anónima (IMUPESA) y Rímac
Internacional Compañía de Seguros y Reaseguros cumplan con pagar a favor
de la demandante la suma de ciento treinta y seis mil trescientos noventa y tres
dólares americanos con cincuenta centavos (US$ 136,393.50), con costas y
costos; tras señalar que si bien es cierto el demandante no aparejó a su escrito
de demanda el contrato cuyo incumplimiento se demanda, ello se debe a la
inexistencia del mismo conforme se expuso en la Declaración Jurada de
IMUPESA, al indicarse que “no es usual que se suscriba un contrato de
transporte con el consignatario de la mercadería”; no obstante, tal carencia no
es óbice para poder determinar la relación obligatoria sobre la base de las
demás pruebas existentes en autos; por ende, existe relación contractual entre
IMUPESA y la empresa Computer Warehouse. Indica que ha quedado
acreditado que IMUPESA subcontrató a M Transport Servicios Integrados, la
que a su vez subcontrató a Frank Morante, quien cuando conducía el vehículo
fue víctima de robo al desplazarse por la intersección de la avenida Gambeta y
avenida Chota en la Provincia Constitucional del Callao, con lo que se concluye
que IMUPESA no cumplió con el servicio de transporte contratado por
Computer Warehouse, pues la mercadería nunca arribó a las instalaciones de
ésta y mucho menos pudo ser entregada a la asegurada.

32
Sobre si IMUPESA actuó con diligencia ordinaria requerida a efectos de
ejecutar su obligación, se determina que ésta se obligó a trasladar la
mercadería de propiedad de Computer Warehouse para lo cual subcontrató a
M Transport Servicios Integrados y ésta al chofer; del caudal probatorio no se
advierte que las partes hubieran convenido que la demandada sea la que de
forma exclusiva deba ejecutar la prestación; por ende, resultaba totalmente
válido valerse de terceros; sin embargo, se advierte que IMUPESA no actuó
diligentemente al margen de que el servicio haya sido prestado por un tercero;
pues quien contrata determinado servicio lo mínimo que espera es idoneidad y
seguridad; por ello es que Computer Warehouse contrató a IMUPESA; por
tanto, en aplicación del artículo 197 del Código de Comercio, correspondía a
ésta como “compañía de almacenamiento y depósito”, el depósito, la
conservación y custodia de los frutos y mercaderías que se les encomiendan;
en ese contexto, IMUPESA no actuó con cuidado al momento de subcontratar
a otra empresa a efectos que realice su prestación, pues recurrió a una
empresa que antes había sufrido un robo con las mismas características (Parte
Policial número 1527-2007-DIRINCRI-PNP/DIVINROR-D5-E2); por ende, se
concluye que hay violación de la diligencia debida de IMUPESA, ya que no es
responsable contratar a una empresa que poco tiempo atrás fue víctima de
asalto y robo bajo las mismas características. En cuanto a la determinación de
si IMUPESA aportó prueba que le eximiera de culpa, se establece que ésta no
aportó prueba de que haya actuado con la diligencia debida, tanto más si se
sometió a un régimen más estricto de responsabilidad al contratársele para el
transporte y depósito de mercadería de gran valor.

Sobre si IMUPESA se halla en obligación de responder por la inejecutabilidad


de las obligaciones realizadas por M Transport Servicios Integrales Sociedad
Anónima Cerrada, se determina que no se prohibió su intervención; es más, se
estima que nuestra normatividad civil considera legítimo brindar al obligado
original la posibilidad de valerse de terceros para la ejecución de su obligación,
imponiéndole la obligación de responder por los actos dolosos o culposos
realizados por los terceros; se establece que M Transport Servicios Integrales
luego de ser subcontratada por Computer Warehouse, subcontrató a su vez al
chofer Frank Morante Espinoza, quien sufrió directamente el asalto y quien no

33
tenía vínculo laboral estable con M Transport Servicios Integrales, lo que
evidencia la falta de cuidado de parte de la demandada IMUPESA. Se
evidencia que el traslado de la mercadería fue realizado a altas horas de la
noche, lo que evidencia una falta de diligencia total de M Transport Servicios
Integrados Sociedad Anónima Cerrada, por los antecedentes de éste en un
robo similar; por lo que el tercero debió ser más diligente al efectuar el traslado
de la mercadería con la seguridad respectiva y no transportar de manera
informal la mercadería confiada; por ende, en aplicación del artículo 1325 del
Código Civil, IMUPESA debe cumplir la obligación por los perjuicios causados
por M Transport Servicios Integrados, más cuando no existe pacto en contrario.

Que, la responsabilidad de Rímac Internacional Compañía de Seguros y


Reaseguros, como aseguradora de IMUPESA, se determina de la Póliza de
Responsabilidad Civil número 1201-511868, con vigencia del treinta y uno de
diciembre de dos mil siete al treinta de abril de dos mil ocho, se deprende que
la demandada IMUPESA contrato el seguro por responsabilidad civil hasta por
la suma de un millón de dólares (US$ 1’000,000.00), la misma que extendió
sus alcances a la Responsabilidad Extracontractual, Responsabilidad Civil de
Productos, Responsabilidad Civil Contractual, Responsabilidad Civil Patronal,
Responsabilidad Civil en Exceso de Vehículos y Responsabilidad Civil de
Almaceneros, el que posteriormente se incrementó a un millón cuatrocientos
mil dólares (US$ 1’400,000.00) sólo respecto a Responsabilidad Civil
Extracontractual y Responsabilidad Civil Patronal; se establece que por
Operación número 211741374, se extendió la póliza para “cubrir al cliente en
su calidad de operador logístico frente a clientes y/o terceros”; se establece, a
partir de lo pactado en el Item RCI 010 cláusula de Responsabilidad Civil
Contractual, que especifica las exclusiones de responsabilidad de la
aseguradora, que no se encuentra previsto en el contrato de seguro el
supuesto de hecho que es materia de este proceso; por ende, al encontrarse
en la póliza contratada por IMUPESA la responsabilidad civil contractual en su
calidad de operador logístico frente a sus clientes y/o terceros, es amparable
que la aseguradora demandada pague solidariamente la suma reclamada.

3.7. Que, esta Sala Suprema por resolución de fecha catorce de junio de dos
mil trece (fojas 73 del cuaderno de casación), declaró la procedencia ordinaria

34
del recurso de casación interpuesto por Rímac Internacional Compañía de
Seguros y Reaseguros, por la causal de: i) Infracción normativa del artículo 197
del Código Procesal Civil, que regula sobre la valoración de la prueba; pues
alega que, en la sentencia de vista, la consideración 6.3 mediante la cual la
Sala Superior afirma que la demandada IMUPESA no actuó diligentemente, no
se respalda con ningún hecho previo o posterior a tal afirmación; por lo que, al
tratarse de un fundamento de consideraciones posteriores, se convierte en un
error fundamental de su esquema de razonamiento, ya que incluir una
aseveración como si se tratara de una consideración constituye por sí misma
un grave error de lógica y raciocinio, más aún si tal supuesta consideración se
utiliza posteriormente como fundamento para otras consideraciones.

Asimismo, la recurrente sostiene que si bien resultan ciertos los hechos


expuestos en la consideración 6.6 respecto a que IMUPESA no actuó con
diligencia al contratar a un tercero que fue anteriormente víctima de robo con
similares características, la conclusión es deficiente, puesto que la actividad
criminal de la que fue víctima el tercero contratado fue un evento fortuito o de
fuerza mayor; por ende, no debería acarrear responsabilidad. Así también, la
recurrente manifiesta que la consideración 7.2 no es sustentable, ya que no
obra evidencia de que Frank Miguel Morante Espinoza, quien sufrió
directamente el asalto y robo de la mercadería, sea o no personal estable de M
Transport Servicios Integrados Sociedad Anónima Cerrada; incluso, si tal
afirmación fuera cierta, la condición laboral de Frank Morante no tiene
relevancia con la ocurrencia del evento. De otro lado, señala que la
consideración 7.3, respecto al traslado nocturno de la mercadería, pese a los
antecedentes de dicha empresa, denota falta de diligencia, ya que no se tuvo
en cuenta que la actividad de comercio exterior se desarrolla durante las
veinticuatro horas del día durante los siete días de la semana y los trescientos
sesenta y cinco días del año; tampoco se tuvo en cuenta que las actividades
ilícitas en el Callao se llevan a cabo tanto de día como de noche; además, no
se expresa por qué razón se considera que se trató de un transporte de
manera informal; ii) infracción normativa del artículo 188 del Código Procesal
Civil, que establece la finalidad de los medios probatorios; pues sostiene que la
consideración 8.1 de la impugnada es errada, ya que de una lectura de la

35
póliza se aprecia que la suma asegurada de un millón de dólares de los
Estados Unidos de América (aumentada a un millón cuatrocientos mil dólares
de los Estados Unidos de América para algunos ítems) fue una suma
asegurada de límite único y combinado; lo que significaba que cada riesgo
tenía su propio limite particular, y no como se lee de dicho considerando que
pareciera ser un millón de dólares de los Estados Unidos de América el límite
para responsabilidad civil contractual; además, en el rubro 6 - cláusulas, se
establece que para la cobertura de responsabilidad civil contractual el límite
máximo era de cincuenta mil dólares de los Estados Unidos de América.

De otro lado, refiere que no se analizó la Cláusula RCI 010 (de fojas
setecientos noventa y siete), que establece las exclusiones de responsabilidad
de la aseguradora y en las que no se encuentra previsto el supuesto de hecho
que es materia de este proceso; tal cláusula contiene bajo el numeral 2 un
listado de hechos que se encuentran excluidos de la cobertura otorgada por la
póliza, es decir, de aquellos que en la eventualidad de su ocurrencia no serán
materia de indemnización, y tal como concluye la Sala ninguno de ellos se ha
presentado en el caso materia de autos; sin embargo, no se tuvo en cuenta que
el numeral 1 de dicha cláusula, en su parte final, establece que serán pagadas
las indemnizaciones siempre que se hayan cumplido con las garantías
indicadas en el numeral 3; y, en aplicación del artículo 392-A del Código
Procesal Civil, se declaró la procedencia excepcional por: c) Infracción
normativa del inciso 5 del artículo 139 de la Constitución Política del Estado, a
fi n de determinar si las supuestas incorrecciones de las consideraciones 6.3,
7.2 y 7.3 (obiter dicta) invalidan la sentencia de vista que se funda en una “ratio
decidendi” distinta y coherente pero al parecer no debidamente motivada
conforme al régimen jurídico del propio “contrato de seguro” entre la recurrente
e Inversiones Marítimas Universales Sociedad Anónima.

CONSIDERANDO:

Primero:

Que, el principio de la motivación de los fallos judiciales constituye una


exigencia que está regulada como garantía constitucional, consagrada en el
artículo 139, inciso 5, de la Constitución Política del Estado, el cual se

36
trasgrede con la expedición de una resolución incongruente. Al respecto el
Tribunal Constitucional precisando el contenido del derecho constitucional a la
debida motivación de las resoluciones judiciales, ha señalado que éste: “(...) se
respeta, prima facie, siempre que exista: a) fundamentación jurídica, que no
implica la sola mención de las normas a aplicar al caso, sino la explicación y
justificación de por qué tal caso se encuentra o no dentro de los supuestos que
contemplan tales normas; b) congruencia entre lo pedido y lo resuelto, que
implica la manifestación de los argumentos que expresarán la conformidad
entre los pronunciamientos del fallo y las pretensiones formuladas por las
partes; y c) que por sí misma exprese una suficiente justificación de la decisión
adoptada, aun si ésta es breve o concisa, o se presenta el supuesto de
motivación por remisión.” [Sentencia del Tribunal Constitucional número 04348-
2005-AA/TC, fundamento 2]. En concordancia con lo expuesto, el mismo
Tribunal ha señalado también respecto de la incongruencia omisiva: “Que el
derecho a la tutela judicial efectiva incluye como contenido básico el derecho
de obtener de los órganos judiciales una respuesta razonada, motivada,
fundada en derecho y congruente con las pretensiones oportunamente
deducidas por las partes, de modo que cuando la sentencia o la resolución que
ponga fi n al proceso guarde silencio o no se pronuncie sobre alguna de las
pretensiones planteadas por las partes, dejando imprejuzgada o sin respuesta
la cuestión planteada a la consideración del órgano judicial, se produce una
incongruencia omisiva o ex silentio, siempre que el silencio judicial no pueda
razonablemente interpretarse como una desestimación tácita, cuya motivación
pueda inducirse del conjunto de los razonamientos contenidos en la
resolución.” [Sentencia del Tribunal Constitucional número 01333-2002-AA/TC,
fundamento 3].

Segundo:

Que del mismo modo, en la sentencia del Tribunal Constitucional contenida en


el expediente número 04295-2007-PHC/ TC, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el veinticinco de setiembre de dos mil ocho, se ha señalado que: “(...)
El incumplimiento total de dicha obligación, es decir, el dejar incontestadas las
pretensiones, o el desviar la decisión del marco del debate judicial, generando

37
indefensión, constituye vulneración del derecho a la tutela judicial y también del
derecho a la motivación de la sentencia (incongruencia omisiva)”.

Tercero:

Que, examinadas las argumentaciones expuestas en casación, se concluye


que la impugnante denuncia que al emitirse la recurrida no se ha valorado el
material probatorio en forma conjunta, ni se ha establecido la finalidad de los
medios probatorios, alegando además que la Sala Superior no ha motivado los
argumentos de hecho en relación a las razones por las cuales se concluyó que
IMUPESA no actuó diligentemente al ejecutar la prestación para la cual había
sido contratada, al margen que el servicio haya sido prestado por un tercero, y
como es que falto al principio de idoneidad y seguridad en la prestación del
indicado servicio, conforme expone en el punto 6.3 y siguientes de los
fundamentos de la sentencia de vista, así como lo referido a la póliza de
seguros.

Cuarto:

Que, en ese sentido, es menester traer a colación que si bien es cierto no


corresponde a esta Sala Suprema analizar las conclusiones a las que llegó la
instancia de mérito sobre las cuestiones de hecho, ni las relativas a la
valoración de la prueba examinada en instancia; sin embargo, es factible el
control casatorio tratándose de infracción de las reglas que regulan la actividad
probatoria, entre ellas, las que establecen que el Juez tiene la obligación
procesal de valorar todos los medios probatorios en forma conjunta, utilizando
su apreciación razonada. En esa línea de pensamiento, el artículo 188 del
Código Procesal Civil establece como finalidad de los medios probatorios
acreditar los hechos expuestos por las partes, producir certeza en el Juez
respecto de los puntos controvertidos y fundamentar sus decisiones, norma
procesal cuya aplicación resulta ser de carácter imperativo por disposición
expresa del artículo IX del Título Preliminar del Código Procesal Civil. En el
caso de autos, la Sala Civil Superior para revocar la sentencia de primera
instancia precisa en el fundamento 6.3: “Sin embargo se advierte que
IMUPESA no ha actuado diligentemente al margen de que el servicio haya sido
prestado por un tercero. Por cuanto si yo contrato determinado servicio lo

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mínimo que espero es idoneidad y seguridad”; por otro lado, en el fundamento
6.6. manifiesta: “IMUPESA no actuó con cuidado al momento de subcontratar a
otra empresa a efectos realice su prestación, pues recurrió a una empresa que
siete meses antes había sufrido un robo con las mismas características al que
sufrió el contenedor de Computer Warehouse, tal como se evidencia de la
copia certificada del Parte Policial Nº 1527-2007-DIRINCRI-PNP/DIVINROR-
D5. E2 obrante a folios 396)”. Situación que a todas luces evidencia violación a
la diligencia debida por parte de la empresa codemandada, ya que no es
responsable de contratar a una empresa que poco tiempo atrás había sido
víctima de un asalto y robo con las mismas modalidades, es decir, para la Sala
Superior, basta con que una empresa hubiere sido víctima de robo para que no
se pueda contratar con ella, pues de lo contrario incurriría en violación a la
diligencia debida, no evidenciándose que hubiere efectuado algún análisis
respecto a la conducta del chofer Frank Miguel Morante Espinoza, quien es el
que transportaba la mercancía que sirve de sustento para el inicio del presente
proceso, conforme así también se indicó en el cuarto considerando de la
sentencia de vista con que se anuló la primera sentencia expedida en el
presente proceso. De otro lado, tampoco se ha efectuado un análisis respecto
al horario del transporte, el que también ha servido de sustento en la sentencia
materia del presente recurso impugnatorio, pues no se ha indicado si de
haberse efectuado el transporte de la mercadería en horas de la mañana se
hubiera evitado el robo.

Quinto:

Que, al respecto cabe señalar que, de la lectura integral de la sentencia de


vista, se puede concluir que efectivamente al tratar la Sala Superior el tema
relacionado con la diligencia ordinaria determinó que IMUPESA no actuó con
cuidado al momento de sub contratar a la codemandada, quien siete meses
antes había sido víctima de robo de mercadería con las mismas características
que sufrió el contenedor de Computer Warehouse, es decir, que para la Sala
Superior bastó con que la empresa hubiera sido víctima de los mismos hechos
unos meses antes, y que debió cuidarse que el traslado de la mercancía no se
efectuara en la noche, sin precisar o efectuar el análisis correspondiente, que si
hubiere contratado a otra empresa para dicho traslado estos hechos no se

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hubieran suscitado, así como que si el traslado se efectuaba en horas de la
mañana, se hubiera evitado tales circunstancias.

Sexto:

Que, respecto a la póliza de seguros, no se advierte que la Sala Superior al


revocar la sentencia de primera instancia hubiere precisado hasta donde
alcanza la responsabilidad solidaria asumida por la aseguradora, teniendo en
cuenta lo dispuesto por el artículo 1361 del Código Civil, y el inciso 4 del
artículo 325 de la Ley número 26702; pues si bien se lee de la Póliza de
Responsabilidad Civil número 1201-511868, con vigencia del treinta y uno de
diciembre de dos mil siete al treinta de abril de dos mil ocho, que la demandada
IMUPESA contrató los servicios de seguros por Responsabilidad Civil hasta por
la suma de un millón de dólares, extendiendo sus alcances a Responsabilidad
Extracontractual, Responsabilidad Civil de Productos, Responsabilidad Civil
Contractual, Responsabilidad Civil Patronal, Responsabilidad Civil en Exceso
de Vehículos y Responsabilidad Civil de Almaceneros, el que posteriormente
se incrementó a la suma de un millón cuatrocientos mil dólares americanos, por
operación número 211741374, no es menos cierto que existen en algunos de
los alcances de la responsabilidad civil un tope de cobertura conforme se
aprecia a folios setecientos cuarenta y siete, tema que no ha sido analizado por
la Sala Superior a fi n de indicar si la aseguradora debe pagar o no la suma
ordenada por la Sala Superior, verificándose que se ha desviado la decisión del
marco del debate judicial, lo que genera indefensión, constituyendo ello una
vulneración del derecho a la tutela judicial y también del derecho a la
motivación de las resoluciones judiciales.

Sétimo:

Que, en este esquema, una de las garantías que asiste a las partes del
proceso es la que se expidan resoluciones debidamente motivadas,
advirtiéndose que la Sala Superior ha incurrido en infracción a la debida
motivación de las resoluciones judiciales, y específicamente en cuanto a la
valoración de los medios probatorios, que posibiliten crear la convicción en el
juzgador que sus argumentos son los correctos. Por ello, el vínculo entre
prueba y tutela procesal efectiva es ineludible: la primera constituye un derecho

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- regla de la segunda y una verdadera garantía de su ejercicio. Ninguna
prueba, deberá ser tomada en forma aislada, tampoco en forma exclusiva sino
en su conjunto, por cuanto solo teniendo la visión integral de los medios
probatorios se puede sacar conclusiones en busca de la verdad que es el fin
del proceso, incurriendo en nulidad al dictarse la sentencia de vista.

Octavo: Que, en tal contexto, al configurarse el motivo de la infracción


normativa denunciada, el recurso de casación debe ser amparado; por lo que
corresponde el reenvío del proceso a la Sala Superior, a efecto de que emita
nueva sentencia.

DECISION:

Por tales consideraciones y en aplicación de lo dispuesto por el artículo 396,


inciso 1, del Código Procesal Civil. 5.1. Declararon FUNDADO el recurso de
casación interpuesto por Rímac Internacional Compañía de Seguros y
Reaseguros (fojas 845); CASARON la sentencia impugnada; en consecuencia,
NULA la sentencia de vista contenida en la resolución número veintitrés (fojas
825), del dieciocho de diciembre de dos mil doce; 5.2. ORDENARON el reenvío
del proceso a la Segunda Sala Civil Sub Especialidad Comercial de la Corte
Superior de Justicia de Lima, a fi n que emita nueva resolución conforme a
derecho y a los actuados; y, 5.3. DISPUSIERON la publicación de la presente
resolución en el Diario Oficial El Peruano, conforme a Ley; en los seguidos por
Mapfre Perú Compañía de Seguros y Reaseguros Sociedad Anónima con
Inversiones Marítimas Universales Sociedad Anónima y Rímac Internacional
Compañía de Seguros y Reaseguros, sobre indemnización por daños y
perjuicios; y los devolvieron.

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2.6 CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
 El acto jurídico es un hecho jurídico voluntario realizado con la intención
de producir efectos jurídicos, definido legalmente por el artículo 140º del
Código Civil, el cual prescribe que “el acto jurídico es la manifestación
de voluntad destinada a crear, regular, modificar o extinguir relaciones
jurídicas”.
 En forma de recomendación: La legislacion comparada puede tener
distintas formas de denominar la figura de manifestar voluntad para
crear, regular, modificar y extinguir relaciones jurídicas. En un derecho
comparado una falta de mención expresa como lo tiene legislacion

42
peruana, puede generar inconvenientes al momento de interpretar o
administrar justicia.
 La clasificación moderna de la estructura del Acto Juridico resulta más
comprensible en cuanto a los elementos presupuestos y requisitos,
puesto que ya existe una adecuada relación entre cada parte que
interactúa dentro de la misma estructura.
 A manera de recomendación, todo acto jurídico debe contar
ineludiblemente con la validez de las normas jurídicas, tal como ha sido
desarrollado por diferentes juristas. Asimismo, el Acto Jurídico, es una
manifestación de voluntad que se hace con la intención de producir
consecuencias de derecho que son reconocidas por ordenamiento
jurídico.
 Los requisitos de validez no condicionan ni concurren conjuntamente a
uno de los elementos o presupuestos para que cumplan ciertas
exigencias y requerimientos sino que existen ciertos requisitos para cada
elemento y presupuesto.

Bibliografía
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Europa-America.
 Vial, V. (2005). Teoria General del Acto Juridico. Santiago: Juridica de Chile.
 Quico, A. (2013) Tesis Efectos De La Legitimación Contractual Como Uno De
Los Requisitos De Validez Del Acto Jurídico En El Código Civil Peruano.
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 Brebbia, R. (1979). Hechos y actos Jurídicos. Buenos Aires: Astrea.

43
 De La Puente, M. (2001). El contrato en general: comentarios a la sección primera del
Libro VII Código Civil. Lima: Palestra Editores.
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 Taboada, L. (2013). Acto jurídico, negocio jurídico y contrato. Lima: Editorial Grijley.

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MOD=AJPERES&CACHEID=3a7dd48046cbc83f8ab68b44013c2be7
 Articulo virtual consultado el 28 de Mayo del 2019 en
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 Articulo virtual consultado el 28 de Mayo del 2019 en
https://jorgemachicado.blogspot.com/2010/07/acto-juridico.html

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