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Catherine Lara Nahuelhual – Máster Atención Precoz

Síntesis: Las primeras emociones. Las seis etapas principales del desarrollo emocional durante los
primeros años de vida.

Introducción
Los niños parecen tener unas características de personalidad básicas ya desde el nacimiento, a la
vez que atraviesan diferentes etapas a medida que van madurando.

Las seis fases emocionales


1. Autorregulación e interés por el mundo: (del nacimiento hasta los 3 meses). Los bebés
comienzan a experimentar sensaciones, tales como ver, oír, incluso antes del nacimiento. Al poco
tiempo de haber nacido, son capaces de seguir la cara de la madre; de responder a diferentes
sonidos, texturas, luces y colores; e incluso, de aprender algunas sencillas y pequeñas tareas.

El recién nacido se enfrenta a dos retos simultáneos fundamentales durante las primeras semanas
de vida:

- La autorregulación: capacidad de sentirse tranquilo y relajado, no abrumado por su nuevo entorno.

- Interesarse por el mundo por sí mismo: el camino del bebé por interesarse por el mundo transcurre
a través de los sentidos, lo que oye, ve, huele, saborea y toca, y lo que experimenta a través de su
sentido del movimiento.

Habitualmente, la capacidad reguladora y la toma de interés por el mundo se desarrollan de forma


conjunta, potenciándose mutuamente.

Al principio, el estado de interés y tranquilidad se puede presentar con escasa frecuencia, sólo unos
pocos minutos cada vez. Poco a poco los episodios aumentan, tanto en número como en duración
a medida que el recién nacido madura.

Las experiencias físicas de ayudar a tu bebé a calmarse usando sus ojos, oídos y sentido del tacto
benefician su desarrollo emocional. Esto es así, básicamente, porque el bebé aprende, mediante el
uso de sus sentidos, a manejar tanto la angustia como el placer.

Una orientación básica hacia las experiencias sensoriales comienzan en los primeros meses
de vida
El interés por el mundo en general sienta una base que despierta un especial interés por las
relaciones humanas. El inicial interés del bebé por su entorno le conducirá a interesarse por los
demás y a formar esas primeras relaciones que constituirán la base de todo su futuro aprendizaje
emocional.

Observando a tu bebé
El reconocimiento de las características individuales del bebé constituye el primer paso en la ayuda
que le podamos prestar a su desarrollo emocional. Si conoces los rasgos y las tendencias de tu bebé,
podrás comenzar a ajustar tus cuidados a sus necesidades para ayudarle a desarrollar sus
capacidades de autorregulación y de curiosidad por el mundo.
Catherine Lara Nahuelhual – Máster Atención Precoz

¿Cómo evaluar a tu bebé?


Tu primera tarea consiste en valorar en valorar la capacidad de tu bebé de permanecer (1) tranquilo
y estable (2) interesado por el mundo.

Durante los dos primeros meses de vida de tu bebé, hazte tú mismo las siguientes preguntas:
¿durante cuánto tiempo parece estar tranquilo?, ¿duerme pacíficamente, de forma relajada,
durante unas cuantas horas seguidas?, ¿te mira a la cara, atiende a tus palabras o se anima cuando
se le habla?, ¿se van alargando, y aumentando en frecuencia, los momentos en que fija la atención
–digamos quizás, al principio, cinco minutos dos o tres veces al día- ¿a medida que se acerca a los
dos meses?

Si tus respuestas son “si”, apenas tendrás que hacer nada diferente.

Los sentidos
Visión: mira a tu bebé en silencio. Realiza expresiones faciales atípicas y observa su respuesta. Coge
un objeto (una pelota por ejemplo) y sitúalo frente a tu bebé. Muévelo, lentamente, hacia la
izquierda y, después, hacia la derecha. Observa si tu bebé lo sigue. Si se alegra ante tu cara sonriente
y sigue la pelota, puedes estar segura que utiliza la visión para entrar en contacto con el mundo y
para mantener la tranquilidad.

Audición: ajusta tu voz a una tonalidad que le parezca gratificante a tu bebé, realiza patrones
rítmicos (bo bo bo ba). Es posible que no responda a todos los patrones vocales o a todas las
tonalidades. Esto te permitirá conocer qué tonalidades y qué secuencias le permiten sintonizar
contigo, cuáles no le interesan y cuáles lo sobreexcitan.

Tacto: cuando tu bebé no esté demasiado cansado, acaricia, suavemente, las diferentes partes de
su cuerpo. Si estás atenta a las expresiones, sabrás qué zonas de su cuerpo le gustan más que le
acaricies y cuáles no.

Posición: levanta a tu bebé verticalmente, como hacen la mayoría de padres, instintivamente,


cuando miran a sus bebés.
Si se anima, se muestra vigilante y sonríe, sabrás que le gusta esta posición.

Movimiento: cuando balancees ligeramente a tu bebé, fíjate en cómo reacciona. A la hora del juego,
sujeta a tu bebé en el aire y, a continuación, bájalo, lentamente, hasta la altura de los ojos.
Prácticamente todos los recién nacidos se asustarán al ser movidos a demasiada velocidad, pero,
hacia los dos o tres meses, algunos mostrarán agrado, mientras que otros permanecerán, todavía,
reacios.

Olor y sabor: experimentar distintos aromas placenteros y/o recordar cómo responde a voces ,
caras, objetos relucientes, al acariciarle diferentes partes del cuerpo, a las diversas formas de
sujeción, al moverle los dedos de las manos y pies, y en qué medida prefiere movimientos bruscos
o patrones de movimientos más lentos y más delicados.
Catherine Lara Nahuelhual – Máster Atención Precoz

El bebé sobre o infraexcitado


Podemos clasificarlos en dos categorías:

a. Hiperexcitables: aquellos que tienden a excitarse en demasía por el mundo que les rodea y
no pueden permanecer quietos. Se muestran muy sensibles a los estímulos, parecen
irascibles durante gran parte del tiempo (arquea su espalda, tensa sus músculos, y, parece
querer alejarse llorando, la mayor parte del tiempo con un chillido agudo). Los intentos por
consolarle, a menudo, aumentan su angustia.
b. Hipoexcitable: aquellos que tienden a permanecer tranquilos pero a los que resulta difícil
interesar por su entorno. Frecuentemente, tienen un tono muscular bajo.

Observando al bebé hiperexcitable


Audición: la voz normal, aguda, de la madre resulta una experiencia desagradable.

Visión: la iluminación normal de una habitación puede ser la causa de irritabilidad. A su vez, unas
expresiones faciales divertidas pueden causar llanto.

Tacto: acariciar suavemente alrededor de su barriga puede constituir una experiencia desagradable.

Movimiento: no les gustan los movimientos rápidos.

Posicionamiento: se encuentran mejor en una posición horizontal.

Control muscular: movimientos de los dedos de las manos y pies, pueden resultar u estímulo
excesivo.

Observando al bebé hipoexcitable


Audición: dificultad para responder a los sonidos (incluso siendo una audición normal), no busca el
sonido.

Visión: puede ignorar lo que ve, permanecer, sombrío e inexpresivo.

Movimiento y tacto: puede mostrar escasa reacción al movimiento o a las caricias. El tono muscular,
la expresión facial y su nivel de atención pueden permanecer inalterados.

Posición: no parecen estar demasiado interesados por su entorno, muy a menudo pueden tener uno
o dos sentidos afectados.

Cuidados del bebé sobre o infraexcitado


 Estimular la capacidad de regulación y atención por medio de los sentidos receptivos y, a
continuación, poco a poco, trabajar en la mejora de aquellos sentidos afectados por exceso
o por defecto. No ignores los sentidos que constituyen una dificultad.
 Hiperexcitado: intenta ser sensible a sus reacciones y estimula el uso de sus sentidos de
forma muy lenta y en combinación con experiencias tranquilas y placenteras.
 Hipoexcitado: intenta que la experiencia del empleo de los sentidos sea lo más interesante
posible, introduciendo variedad, por ejemplo, mientras seguimos ayudando a permanecer
estable y activo haciendo uso de sus restantes sentidos.
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 Aunque tus esfuerzos puedan parecer desalentadores al principio, la perseverancia y la


exploración sensitiva de aquello que funciona, suelen dar resultados positivos.

Bebés que no utilizan un determinado sentido


Hacia los dos o tres meses una madre puede darse cuenta, por ejemplo, de que su bebé,
habitualmente despierto y relajado, muestra una expresión de perplejidad cuando ella le habla.
Además parece tener dificultad en descubrir la procedencia de la voz y, quizá, mire en dirección
contraria a mamá.

El problema se refiere a la incapacidad de usar o de darle sentido a los mensajes que incorpora por
medio de sus sentidos.
La ayuda debe orientarse en continuar, simultáneamente, con la estimulación directa, sencilla, del
sentido aparentemente deficitario.

Cómo crear un entorno de apoyo


El clima emocional que lo rodea debería favorecer la autorregulación y estimular su interés por el
mundo. Investigar todo aquello que le ayude a emplear sus sentidos para permanecer tranquilo y
atento todo el tiempo que haga falta.

Tu situación familiar
Las tensiones y presiones de la vida, que de poco tienen que ver, directamente, con tu bebé,
también te pueden dificultar hacerte cargo de los cuidados que necesita y, que a su vez, merece.

Estilos de personalidad parental


El padre perfecto no existe como tal, esto sería probablemente tan artificial y controlado que le
faltarían los ingredientes básicos de espontaneidad y de auténtico calor afectivo.
No deberías esperar que cada momento con tu bebé te haga sentir maravillosamente, ni deberías
avergonzarte cuando eso no es así.

Retraimiento o depresión: la depresión es la causa más frecuente de abandono parental.


Las madres experimentan, frecuentemente, una breve depresión posparto, fisiológica, pero que se
puede agravar por factores psicológicos. Si este estado se alarga, dichos factores psicológicos
pueden desempeñar un papel muy importante en su estado mental.
Los padres también pueden deprimirse después del nacimiento del bebé, por el sentimiento de
estar de más puede incrementarse, posteriormente, si la madre cuida al pequeño.

Durante el periodo de ajuste emocional, es muy importante que los padres compartan sus
emociones y se muestren sensibles a las necesidades del otro, tanto por el bebé como por cada uno
de ellos.

Siendo en exceso pasivo: padres excesivamente inexpresivos, que pueden no estar deprimidos ni
ausentes, son personas de ánimo muy templado.

Sobreestimulación: un bebé no sólo necesita estar comprometido con su entorno, también necesita
estar relajado y calmado, para que el mundo se presente como un lugar interesante, a la vez que
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tranquilo. El estilo y temperamento de algunos padres pueden tener unas características que les
obligue a realizar un esfuerzo consciente de relajación.

Cómo superar los problemas de tu estilo parental


La simple identificación de tu estilo puede protegerte de la influencia de tu conducta sobre el bebé.
Intenta obtener, y mantener, la atención de tu bebé hablándole tranquilamente.

Miedos parentales más frecuentes


Miedo de dañar a tu recién nacido: esto puede interferir en las labores básicas de entrega, de
aportar un entorno estable y de poder disfrutar de tu bebé. El bebé no es tan frágil como para que,
con un poco de práctica, no te puedas sentir a gusto cuidándolo.

Miedo de no dar suficiente: es común en madres que dan pecho y se concentran en “no tengo
suficiente leche para mi bebé”. En algunos casos puede ser así, ciertamente, y otras veces, refleja el
miedo general de “no tener suficiente”.

Miedo de ser malos padres: puedes sentir que lo que tienes que dar no es bueno, o no es lo
adecuado.

Miedo de perder la independencia: el miedo a perder su independencia interfiere con el placer que
comporta la nueva relación con su pequeño.

Miedo a ser controlado: relacionado con el miedo a perder la propia independencia. Comentarios
tales como, ¡mi bebé altera mi vida, no lo soporto!, son normales, siempre que no comiencen a
interferir con el afecto, el amor y la espontaneidad o la capacidad de tranquilizar a tu bebé.

Miedo a las sensaciones sexuales: si estas sensaciones comienzan a ser dominantes hasta el punto
de hacerte sentir incómodo, intenta descubrir su origen.

2. Enamorarse: (2-7 meses). A medida que el recién nacido vaya creciendo, hacia el segundo, tercer
y cuarto mes de vida, comenzará a mostrar un interés selectivo por la parte significativa de su
mundo, comenzará a reír, a abrir sus ojos y a centrar la atención hacia la persona. Esto es parte de
un esquema general de atención, está respondiendo más a las interacciones sociales externas
mientras que, anteriormente, estaba influenciado por las sensaciones físicas internas (por ejemplo,
hambre, gases).

Ahora que el bebé está empezando a ser selectivo en sus respuestas, existe una tarea fundamental,
y muy gratificante que es estimular una amplia gama de sentimientos profundos. Es en esta etapa
cuando muestra una creciente sintonía con el mundo humano y parece aprender la esencia de una
relación amorosa de un modo que sólo los padres pueden apreciar.

Observando a tu bebé
Los bebés difieren en la cantidad de interacción que pueden absorber. Si disfruta de diez minutos
de relación contigo pero después se cansa de la estimulación, se habrá merecido este descanso.
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Incluso si resulta difícil de conquistar, intenta elegir momentos que sintonicen con su estado
anímico.
El cortejo debería ser una experiencia gratificante para ambos, no una experiencia abrumadora para
el bebé.

Cómo establecer una relación, especialmente con cuidadores primerizos


Durante esta fase evolutiva, muchos bebés muestran que quieren relacionarse con otras personas.

 Si observaras que tu bebé no muestra una reacción especial hacia tu persona, la solución
puede ser tan sencilla como pasar más tiempo con él, mostrarte más afectivo, o realizar un
mayor esfuerzo para captar su interés. Si no mantiene una relación de apego afectivo
contigo más allá de unos pocos minutos, incluso después de haberte convertido en la
persona más fascinante del mundo, intenta anticipar el período en el que tu bebé muestra
interés por la intimidad. Justo antes de que comience a inquietarse, dirige la actividad hacia
algo más físico o menos íntimo. Luego, continúa con el cortejo.

 Intenta alargar, ligeramente, cada intervalo de cortejo aumentando gradualmente el interés


de tu bebé por la proximidad emocional.

 Si tu bebé no aporta ninguna apertura inicial (mirada, sonrisa o movimiento) sobre la que
puedas construir tu afecto, entonces inténtalo con vocalizaciones suaves e interesantes,
miradas, movimientos rítmicos o con objetos fascinantes que provoquen su reacción (a las
tres o cuatro semanas, deberías observar algún progreso).

 Si tu bebé permanece ausente o hiperexcitable y continua confuso emocionalmente, o si su


mirada afectuosa, puntual, no evoluciona, gradualmente, hacia una mirada más radiante,
consultar con especialista.

 Recordar que una relación amorosa no tiene por qué ceñirse a los padres.

Calidad de la respuesta
 Si la sonrisa de tu bebé es solo un esbozo y/o si su mirada no se fija en ti, quizá se haya
fallado en la conexión emocional.
 Si las pruebas con diferentes medios de seducción no dieran resultado, deberás considerar
el grado de sinceridad de tus sentimientos y si cuando te dedicas a tu bebé estas cansada o
preocupada.

Estabilidad durante las fases de apego


Cuando el cortejo se ve interrumpido por un sonido fuerte o un empujón, el bebé, cuyo apego es
estable, será capaz, rápidamente, de volver al estado de relación contigo. Esta estabilidad refleja,
en parte, la capacidad del bebé de manejar es estrés y de mantener sus logros evolutivos.

Con un bebé cuyo apego es menos estable, deberás invertir más tiempo, primero seduciéndole y,
después, dejando que te seduzca. Presta atención minuciosa a los factores que ayudan a tu bebé a
recuperarse del estrés, como por ejemplo, una sonrisa tranquilizadora, una voz relajante, un suave
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masaje o un movimiento rítmico. Sabiéndolo, puedes practicar ayudando a tu bebé según sus
necesidades.

Uso de los sentidos


Ocasionalmente, el principio de combinar una actividad placentera con una desagradable, puede
resultar útil en muchas situaciones de la práctica cotidiana.

Entre los dos y los diez meses, cuando los bebés se enamoran y aprenden a comunicarse, los padres
pueden ser los primeros en reconocer que algo interfiere en la superación de la dificultad de seguir
y responder y, quizás necesite algún tipo de ayuda para coordinar sus músculos y sus sentidos.

Cómo crear un entorno de apoyo


Muchos de los pasos a crear un ambiente estimulante, son similares a los descritos en el capítulo 1:
sé sensible a las diferencias individuales de tu bebé, aporta experiencias atrayentes, implica todos
sus sentidos y saca ventaja de aquellas actividades que comporten una alegría especial. En la fase
de enamoramiento, deberás estimular, además, la relación mutua, el apego y la fascinación, de gran
riqueza y estabilidad emocional.

Revisando tu ayuda
Si sabes que tu meta consiste en estimular el interés del bebé por las personas y, particularmente,
por ti, deberías ser capaz de detectar cualquier obstáculo.

Estilos de personalidad parental


Retraimiento o depresión: cuando una madre se encuentra deprimida, puede pensar que destina
todas sus energías a los cuidados físicos de su bebé. Siente que no le queda ninguna energía para
sonreír, arrullar y seducir, afectivamente, a su bebé. Con un bebé muy activo, la madre quizá no
necesite profundizar en la seducción, pero con un bebé que ya es, de por sí, algo retraído, la
incapacidad de la madre de ser constante podría dificultar la capacidad del bebé de enamorarse.

Siendo excesivamente pasivo: el hecho de ser muy pasivo puede ser debido, en ocasiones, al miedo
de ser enérgico. A menudo, cuando uno de los cónyuges se muestra muy pasivo, el otro toma el
mando.

Sobreestimulación: a veces, cuando los padres se sienten preocupados o frustrados, o temen la


sosegada intimidad, están tentados en hacer reaccionar a su bebé mediante métodos agresivos.
Sobre todo cuando padres acelerados coinciden con niños que tardan en entrar en acción, es posible
que los padres empujen y sacudan a los bebés a modo de juego, les hagan cosquillas a la fuerza o
les den cabezadas contra su pecho. Cuando estas tentaciones te sobrevengan alguna vez, intenta
reemplazarlas mediante paciencia y una actitud seductora.

Ver al bebé como un juguete: por ejemplo, cuando el bebé se muestra furioso la madre lo deja,
simplemente, en su cuna. Pues, la madre piensa que el bebé estaba allí, exclusivamente, para darle
satisfacción.
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El bebé que había comenzado a sonreír, a interactuar y a mostrar placer por su entorno,
rápidamente se volvió irritable e impredecible. Los bebés pueden mostrar dificultades, por ejemplo
un retraso en el desarrollo motor.

El bebé como prolongación de los padres: muchos padres dan rienda suelta a sus fantasías sobre lo
que ellos quisieran que fuera su hijo en el futuro, unos reconocen estas fantasías, no obstante, otros
están absorbidos por este ideal que, de hecho, esperan que su bebé cumpla aquellas cosas de la
vida que ellos no pudieron. Algunas veces, esto se relaciona con la dificultad de hacer frente a
sentimientos de pérdida y decepción.

La dificultad de experimentar con todo tipo de emociones: los bebés son capaces de mostrar una
amplia gama de emociones que pueden, a veces, abrumar a algunos adultos.

Cómo superar los problemas de tu estilo parental


Los conflictos que tienen que ver con la proximidad y la intimidad constituyen el motivo más
frecuente de estos estilos de personalidad. Aunque quizá no comprendas el origen del conflicto,
puedes modificar la manera de seducir a tu bebé. El solo reconocimiento de que algo está
interfiriendo con el proceso placentero, de seducción, constituye el primer paso hacia la corrección
del problema.

El segundo paso trata de establecer una pauta de seducción mutua, descubre tus sentimientos
desagradables, qué sueles hacer ante ellos (evitar, sobreestimular) y, a continuación, experimenta
con otras pautas adaptativas.

Miedos parentales más frecuentes


Miedo a la proximidad: se relaciona, a menudo, con miedos subyacentes de perder la propia
identidad. Para identificar este miedo, analiza cómo te sientes cuando estás en estrecho contacto
con tu bebé. Toma conciencia del malestar.

Miedo a ser rechazado: para algunas personas, la sensibilidad al rechazo es vivida, de modo
totalmente comprensible, como un rasgo que se debe ocultar.

Entretanto, bajo una apariencia externa tranquila, se esconde una madre, un padre o un cuidador
dispuesto a interpretar cualquier acción, por parte del bebé, como una falta de afecto.

Si tus sensaciones ansiosas y molestas, en los momentos en los que tu bebé se muestra alterado,
impiden una relación fructífera, intenta determinar en qué medida el miedo al rechazo es un tema
importante para ti. Pregúntate ti mismo si experimentas estos miedos en otras relaciones.

El miedo al rechazo puede agravarse en el caso de bebés especialmente irritables y que tienen
dificultades en fijar su atención en sus madres, o con bebés apáticos y retraídos.

Sensaciones de envidia: a medida que tu bebé crece y desarrolla su capacidad de interacción social,
a menudo muestra gran alegría y felicidad. Algunos padres pueden envidiar, secretamente el estado
tranquilo, libre de preocupaciones y plenamente atendido de su bebé.
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Si sientes envidia de tu bebé:

 excesivas bromas que le gastas, por ejemplo, dándole un juguete para después retirárselo
bruscamente.
 excesiva rabia, los bebés pueden resultar muy frustrantes, es necesaria cierta paciencia.
 sensación competitiva respecto del bebé. Si te descubres a ti mismo pensando a ella o él (tu
cónyuge) le presta más atención que a mí, ello se refleja en su actitud hacia el bebé. Es posible
que tu cónyuge no te preste apoyo, pero debes hablar con ella, o con él, sobre este asunto. No
se lo hagas pagar al bebé.

Miedo a dañar a tu bebé: puede conducir a una actitud sobreprotectora, hiperintrusiva o, en el otro
extremo, a una actitud de retirada emocional y distanciamiento físico.

Miedo a las sensaciones sexuales: tales sensaciones respecto de tu pequeño puede ser motivo de
preocupación y de alejamiento del bebé. Pero recuerda que esta sensación resulta de un contexto
de especial intimidad con otro ser humano. Esto puede confirmarte que lo que te ocurre es normal
y, a la vez, impedir que actúes de forma inadecuada.

3. Desarrollo de la comunicación intencional: (de los 3-10 meses). Ahora es un bebé que se abre al
mundo física, mental y emocionalmente y el papel del adulto es favorecer una comunicación
intencional. Esto se puede lograr, por ejemplo, respondiendo, recíprocamente, a sus señales, lo que
significa devolver la sonrisa del bebé con la propia o extender la mano cuando él la extienda. Sus
intercambios comenzarán a tener un carácter de causa-efecto lo que constituye la esencia de la
comprobación de la realidad. El bebé no nace sabiendo que es capaz de hacer que algo ocurra.

Observando a tu bebé
Observar las diferentes vías por las cuales tu bebé se comunica y el grado hasta el cual es capaz de
comunicarse.

Ayudando a tu hijo
1. Interacción recíproca: en algunos casos te deberás concentrar, en primer lugar, en que se
tranquilice (si es que es necesario), conquistar su atención y a tener su primera interacción
intencional, quizás sea la parte más difícil y puede requerir muchas horas y mucha paciencia.

2. Interacción en todas las áreas emocionales y con todos los sentidos: a los tres o cuatro meses, el
bebé es capaz de experimentar las más diversas emociones y a la vez la capacidad de tranquilizarse.
Las preferencias naturales de tu bebé pueden significar que algunas interacciones emocionales
están más desarrolladas que otras, pero todas deberían estar presentes, de una u otra forma. Si te
das cuenta que no expresa toda la gama de interacciones emocionales, le puedes ayudar trabajando
sobre aquellas que más le cuestan.

También existen bebés que no echan mano de todos sus sistemas sensoriomotrices para
interactuar, ya que pueden tener un ritmo madurativo diferente o dificultades motoras. Puedes
ayudarle a aprender la relación causa-efecto y, a su vez, para practicar el uso de sus sentidos y de
su sistema motriz a través de ejercicios de coordinación motriz fina y gruesa.
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Un bebé al que le cuesta integrar lo que ve, oye o toca con su conducta motriz, también puede tener
dificultades en el procesamiento de la información (captar la información a través de los sonidos y
darles un sentido) o en la integración de la información (asociar la información procedente de los
sentidos y combinarla con una conducta motriz adecuada).

Cuando los bebés son lentos en desarrollar la capacidad de coordinar sus sentidos con su esquema
motriz, es razonable considerar que el problema pueda radicar tanto en el componente
decodificador, como en la capacidad de usar y coordinar sus músculos para mostrar lo que quieren,
como, por ejemplo, gatear hacia un objeto que han visto. Además, es razonable poner en duda si
un bebé que tiene dificultades para discriminar, por ejemplo, si un sonido procede de la derecha o
izquierda, está capacitado para descifrar señales emocionales complejas (diferenciar una sonrisa
placentera de su madre de un ceño fruncido o, incluso, de un irritado).

Cómo crear un entorno de apoyo


Los niños deben aprender a aceptar que el retraso y la frustración forman parte de la vida.

1. Identifica y responde, selectiva y apropiadamente, cada una de las señales, desde las placenteras
hasta las que reflejan malestar (de esta forma, el bebé, aprende a diferenciar sus deseos y
sentimientos internos, unos de otros).

2. Responde de una manera empática.

3. observa cuántas funciones sensoriomotrices emplea tu bebé para comunicarse.

4. Estimula las tareas primarias de autorregulación y de enamoramiento.

5. Ayuda a tu bebé a interactuar mediante todas sus emociones.

Tu situación familiar
Los bebés entre seis y diez meses que dejan atrás esta etapa y comienzan a mostrar más
habilidades, a menudo son vistos como una nueva amenaza por los hermanos mayores. Los
pequeños, capaces de desplazarse y de coger objetos, persiguen a sus hermanos por todas partes,
y el hecho de acaparar la atención materna también puede generar algunos sentimientos negativos.
Las disputas entre hermanos pueden dificultar las interacciones gratificantes, de ayuda, para tu
bebé. Al disponer de menos tiempo para el control de los pequeños, puedes dedicar más energía
para estimular las habilidades comunicativas de tu bebé.

Nunca se debe excluir a los demás hermanos, ellos también pueden participar de los aprendizajes
del bebé.

Estilos de personalidad parental


Retraimiento o depresión: pueden mostrar movimientos letárgicos y un discurso más lento,
entonación monótona, escasa energía, interés o alternancia emocional. Por consiguiente, es
probable, observar a un bebé más irritable y decepcionado, al no ver satisfechas sus necesidades de
comunicación intencional.
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Intrusión: algunas veces, los padres pueden realizar una lectura equivocada de las señales de su
bebé, al menos, en determinadas áreas emocionales. Inconscientemente, estos padres proyectan
sus propios deseos, emociones o pensamientos en su bebé.

Exceso de control: los padres de tienden a ser excesivamente controladores, a menudo piensan que
sus hijos deberían ser de determinada forma e intentan comprobar que así sea.

Sobreprotección: tiene su origen en el miedo de que tu bebé pueda hacerse daño a sí mismo.

Seleccionar respuestas: aparte de analizar el estilo general de su personalidad observa,


detenidamente, tu propio sistema de comunicación. Posiblemente, interpretas las señales de tu
bebé, estás implicado e interesado por tu hijo y, aún y así, todavía respondes de forma aleatoria,
más que recíproca a sus mensajes (aprender a tener más consideración por las necesidades del
bebé).

Ansiedad ante determinadas emociones: lo que interfiere e la correcta interpretación de las señales
de su bebé.

Comprensión de las sutilezas: es un rasgo del estilo comunicacional de los padres que fomentará el
mismo rasgo en su bebé.

Miedos parentales más frecuentes


Miedo a ser poco interesante: puede surgir cuando la madre no es capaz de descifrar,
correctamente, las señales de su bebé. Hasta que no se haya desarrollado un sistema
comunicacional bueno, el bebé no se animará ni interactuará en gran medida con su madre.

Miedo a hacer mal las cosas: puede formar parte de una falta de confianza o, incluso, de una
depresión subyacente lo que puede interferir en la capacidad de contribuir al desarrollo del bebé.

Miedo a ser pasivo: quieren ser padres perfectamente sintonizados, pero podrían tener un poco
más de paciencia para interpretar las señales de su bebé de forma correcta. Ellos mismos se ven, a
menudo, como inadecuados.

Miedo de ser empático: tienden a sobreempatizar, es decir, una vez metidos en zapatos ajenos ya
no se saben salir, lo que les impide superar la situación. Entonces, en un esfuerzo de corregir esta
circunstancia, intentan evitar sentir lo que la otra persona siente.

4. Aparición de un sentido organizado del yo: (de los 9-18 meses). Transición de la época de bebé
a la etapa de niño pequeño, comienza a entrelazar diferentes conductas.
Las emociones, que ya eran evidentes en etapas más tempranas, están, ahora, más organizadas.

Fases conductuales y emocionales

1. Emociones y cognición: muchas habilidades que ha comenzado a adquirir parecen ser, tanto
cognitivas como emocionales. La diferencia no siempre es clara, de hecho, durante estos primeros
años, existe un gran solapamiento entre estos aspectos evolutivos. Sin embargo, se podría definir el
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desarrollo emocional como la aplicación de procesos mentales al mundo de los sentimientos, de las
relaciones interpersonales y de los objetos inanimados por los que el niño siente apego.
Se podría definir el desarrollo cognitivo como la aplicación de estos mismos procesos mentales al
mundo impersonal.

2. Vida emocional en común e imitación compleja: el niño aprende a organizar su conducta


experimentándose a sí mismo como compañero. Reacciona e interactúa a las tonalidades
emocionales de la otra persona.
La relación emocional favorece, también, la imitación compleja y organizada de las conductas y de
las emociones (entre los 9 y 18 meses se observa un incremento de ésta capacidad).

3. Expresar deseos e intereses tomando la iniciativa: comienza a poner en práctica conductas, que
se basan en sus propias necesidades más que en copiar lo que tú haces.
El sentido de que uno mismo puede tomar la iniciativa para satisfacer sus necesidades y de explorar
los incipientes intereses personales, es de suma importancia.

4. Independencia y comunicación a distancia: la independencia complementa a la iniciativa. Los


padres verán cómo su hijo se vuelve más autónomo, más flexible y más atrevido cuando es capaz
de sentirse tan seguro y querido mientras explora su entorno como cuando se le acaricia y abraza.

5. Originalidad: combina lo que le ha sido enseñado con lo que ha experimentado, que añade su
propia peculiaridad y descubre una original aproximación a las emociones vitales, sea mediante una
nueva forma de ser acariciado o una ingeniosa táctica para igualarse con el hermano mayor.

6. Comprensión de la función y el significado: el niño aplicará la comprensión funcional a todos los


aspectos de su mundo, incluso a las interacciones que tenga contigo y a su cuerpo. Es capaz de
reconocer la calidad emocional abstracta o la función de la persona.

7. Relaciones entre niños pequeños: los niños pueden disfrutar de la compañía de sus iguales a
través del juego interactivo. Sin embargo, en una fiesta de cumpleaños de tres o más niños cada
uno cogerá su propio camino. El juego interactivo no tiene lugar hasta que los niños de cada grupo
se conocen entre ellos.

8. Cómo reconciliar las emociones extremas: en la medida en que los niños están aprendiendo a
comprender las funciones de los objetos y a ver el significado en patrones de conductas, también
aplican esta nueva capacidad a sus emociones.

Están comenzando a aprender que, incluso estando enfadados con su madre, todavía se pueden fiar
de ella y quererla.

Los niños de esta edad y etapa evolutiva, se adentran ya en la lucha interna, tan humana y que dura
toda la vida, para reconciliar las dos emociones opuestas que perciben. Aquellos que pueden
aceptar que el amor y el odio, la actividad y la pasividad, pueden coexistir en la misma persona,
alcanzarán una percepción de la complejidad emocional de la vida y una comprensión más íntegra
de la naturaleza humana. Su sentido de sí mismo será pleno e integrado.

9. La capacidad de comunicarse mediante palabras: el niño se comunica de forma cada vez más
compleja. Expresándose mediante gestos, sonidos y, finalmente, palabras, aumenta en gran medida
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la capacidad del niño de dar a conocer sus deseos y de asociar un gesto, sonido o palabra a una
emoción interna.

10. Cómo aceptar límites y el empleo de las formas distales: la capacidad de aceptar los límites
impuestos, para él, por sus padres, ayuda al niño a comprender la realidad enseñándole lo que
puede, y lo que no puede, hacer. La perfección no es, en este caso, el objetivo básico. Cualquier niño
con una evolución intachable en su conducta, constituye un caso altamente sospechoso.

Observando a tu bebé
Lo que los padres deben determinar es lo siguiente: ¿muestra tu hijo los elementos básicos de estas
nuevas adquisiciones? ¿tu hijo o hija, van evolucionando, paulatinamente, en estas habilidades
nuevas?

Ayudando a tu hijo
1. Organización de la conducta y las emociones

- Pasas suficiente tiempo con tu hijo para poderte relacionar con él.

- Establecer conexiones entre las diferentes conductas para tu hijo

- Construye sobre las respuestas de tu hijo.

- Paulatinamente, pásale la iniciativa al niño.

2. Organizarse alrededor de todo el espectro emocional

- Respeta la intencionalidad emocional de tu hijo.

- Ayúdale a encontrar caminos alternativos para expresar su emoción.

- Aporta puentes para ayudarle a elaborar sus propósitos de manera más organizada.

3. Tener una estabilidad emocional

- Enséñale a tu hijo cómo volver a un estado de tranquilidad.

- Ofrécele proximidad y seguridad.

4. A comprender las funciones de los objetos y de las personas

- Enseña a tu hijo cómo funcionan las cosas.

- Déjalo que practique a usar un peine o un cepillo contigo.

- Explícale cómo piensa curar su herida o por qué no quieres que haga algo.

5. A sentirse cerca cuando está separado de ti

- Asegúrate de que tu hijo se puede comunicar contigo a distancia (a través del espacio), mediante
la expresión facial, los gestos y la voz.

- Durante breves momentos, deja al niño solo en su habitación, ve aumentando el tiempo


gradualmente y emplea la comunicación verbal.
Catherine Lara Nahuelhual – Máster Atención Precoz

- Dale al niño la oportunidad extra de cachorrear contigo a lo largo del día.

6. A aceptar y respetar límites

- Asegúrate de que tú y tu hijo mantienen una relación de proximidad.

- Permite a tu hijo experimentar límites.

- Ayuda a tu hijo a canalizar sus protestas mediante expresiones adaptativas.

- Enséñale la presencia de límites combinando la acción con las palabras.

7. A desarrollar una personalidad única

- Resérvate un tiempo específicamente dedicado al juego.

- Favorece y reconoce las iniciativas de tu hijo.

- Sigue las iniciativas de tu hijo.

Cómo crear un entorno de apoyo


1. Valora las habilidades recién adquiridas por tu hijo.

2. Sé un buen seguidor (seguirlo en su iniciativa).

3. Devuelve a tu hijo hacia una conducta organizada después de desestructurarse la misma.

4. Ayuda a tu hijo de un equilibrio entre independencia y seguridad.

6. Permanece implicado emocionalmente y disponible, cuando fijes límites.

Estilos de personalidad parentales


Envidia y competitividad: tanto de padres como de hermanos.

Sobreidentificación: cuando intentan moldearlo en función de lo que ellos quisieran haber sido.

Exceso de control: una actitud sobrecontroladora o intrusiva puede deberse a miedos que hayan
podido asomar ante la independencia recién alcanzada por tu hijo.

Ser distraído: un padre que, mentalmente, entra y sale de la actividad de un niño, difícilmente puede
significar una ayuda para él.

Miedos parentales más frecuentes


Miedo a sentirse rechazado y/o abandonado: cuando el equilibrio entre dependencia e
independencia genera ansiedad.

Miedo a ser controlado: es la lucha por el poder que puede durar hasta que el hijo abandona la casa.

Miedo a que tu hijo se haga daño: en este caso el padre no intenta imponer su voluntad, sino que,
el niño vaya a dañarse lleva al padre a ir rondando al niño y a actuar exageradamente cuando
emprende alguna actividad fuera de su alcance visual. Crea un clima inseguro.
Catherine Lara Nahuelhual – Máster Atención Precoz

Miedo a fijar límites: los niños necesitan límites. Forman parte del aprendizaje de volverse
organizado.

Miedo de la dependencia del niño: la mejor manera de ayudar a los niños a volverse autosuficientes
no sólo consiste en estimular la autosuficiencia sino, también, en aportar seguridad y ayuda
emocional para ayudarles a construir unas bases debidamente sólidas.

Percepciones equivocadas de los intereses del niño: dado que las emociones y las conductas del
niño se están volviendo más complejas, los padres tienen muchas más oportunidades de
malinterpretar y distorsionar las intencionalidades de su hijo.

5. Crear ideas emocionales: (de 18-36 meses). A medida que progresa a lo largo del segundo año y
bien entrando al tercero, se puede observar una creciente capacidad de usar ideas, de
conceptualizar. Esta adquisición tiene su origen durante el segundo año, cuando comprende la
función de un objeto. También relaciona la idea de función con las emociones, en cuanto comienza
a comprender que mamá está allí para hacer una caricia, dar de comer.

La capacidad del niño de relacionar lo que siente, ve, palpa o escucha con sus funciones, representa
un importante paso hacia la siguiente fase evolutiva: capacidad de elaborar ideas y de ponerlas en
práctica para juntar las emociones y la conducta.

Crear ideas
Las características sensoriales y emocionales de un objeto se integran con sus funciones para formar
una imagen mental. Un aspecto que hace referencia al hecho de que los niños empiezan a usar ideas
cuando son capaces de construir la imagen de un objeto después de que éste haya desaparecido de
su campo visual durante cierto tiempo. Un niño ha alcanzado esta etapa, por ejemplo, cuando,
después de un periodo de tiempo, puede ir en busca de un objeto, una pelota, que ha sido colocada
detrás de una pantalla mientras el niño observaba. Para poder hacer esto, el niño debe ser capaz de
crear una imagen mental de lo que permanecía oculto y recordar, posteriormente, que la pelota fue
escondida detrás de la pantalla.

En lo que respecta al mundo de las ideas que hacen referencia a sentimientos y relaciones humanas,
se ha alcanzado el nivel de conceptualización cuando un niño, por ejemplo, puede construir una
imagen emocional de una persona o de una interacción cuando esta persona no está presente.

Uno de los indicadores más evidentes de que el niño es capaz de idear conceptos, es el desarrollo
del lenguaje. También el juego simbólico, la capacidad de usar patrones gestuales complejos y de
la organización de determinados patrones espaciales (por ej., en los juegos de construcción).

Cómo expresan los niños sus ideas


Lo hacen de dos formas diferentes, pero paralelas:

a. Descriptiva: cuando el niño muestra su capacidad de tener ideas por medio de la


denominación de objetos.
b. Interactiva o funcional: cuando emplea el lenguaje o el juego simbólico en un contexto
interactivo.
Catherine Lara Nahuelhual – Máster Atención Precoz

Observando a tu hijo
Lo que te interesará es constatar que sean las preferencias de tu hijo las que determinen en qué
forma se quiere expresar primero.

Si tu hijo es un constructor de primera y parece algo más lento en el desarrollo de su lenguaje o en


el juego simbólico, estimúlale áreas más lentas, pero respetando siempre que su capacidad de
elaborar ideas, probablemente, está evolucionando bastante bien.

Ayudando a tu hijo
1. Elaborar ideas

- Asegúrate de que tu hijo comprenda el papel funcional de los objetos, las personas y los
sentimientos.

- Dispón de momentos de juegos específicos y presta atención a la actividad que despliega tu hijo.

- Aprovecha las actividades favoritas de tu hijo para introducir el juego simbólico.

- Si tu hijo muestra, transitoriamente, una conducta regresiva, intenta darle algo más de seguridad.

- Si tu hijo tiene problemas con adquisiciones previas, integra las antiguas con las nuevas.

- Con un niño dependiente, dale la oportunidad de sentirse más seguro por medio del juego
simbólico, las formas de comunicación a distancia y la sujeción; fija límites de forma más efectiva.

- Con un niño hiperexitable, atrae su atención.

- Apórtale seguridad, ayúdale a usar formas de comunicación a distancia, fija límites.

- Si te parece que tu hijo tiene problemas de aprendizaje, consultar con un especialista.

2. Estimular las diversas emociones

- Ayuda a tu hijo a elaborar ideas o pensamientos con acciones y sentimientos.

- Introduce sentimientos, expresados conductualmente, en el juego simbólico, por ej., si no puedes


hablar de la rabia que sientes, muéstrale cómo se enfadan las muñecas.

- Ayuda a tu hijo a usar sentimientos para satisfacer necesidades básicas dialogando acerca de los
sentimientos, por ej., si se siente inseguro, coméntale cómo te sientes cuando tienes que salir y
dejarlo a él en casa.

3. Usar ideas emocionales cuando se encuentra estresado

- Establece contacto tras una confrontación, por ej., siento haberte chillado. Quisiera darte un beso.

- Ayuda al niño a contactar de nuevo utilizando las ideas emocionales, por ej., sabes que me enfado
contigo cuando vacías de golpe la cesta de tus juguetes. ¿Por qué deseas hacerlo?

4. Desarrollar la identidad

- Respeta la individualidad.
Catherine Lara Nahuelhual – Máster Atención Precoz

- Transmite un sentido de intencionalidad de la responsabilidad, por ej., has derramado tu leche.


Tienes que ayudarme a recogerla.

- Sé personal, por ej., me gustó cómo cantaste esta canción.

5. Usar todos los sentidos para elaborar ideas

- Debes favorecer el uso de los sentidos y de las funciones motoras aún no incorporadas en las
situaciones interaccionales de aprendizaje.

Cómo crear un entorno de apoyo


1. Debes estar disponible para relacionarte y jugar con tu hijo.

2. Anima a tu hijo a usar ideas a un nivel descriptivo, por ej., ¿Me puedes decir de qué color es tu
camisa?

3. Sé su compañero en el juego de simulación, pero no asumas el control.

4. Introduce temas que tu hijo evita de tal forma que no comprometas su sentido de identidad.

5. Asegúrate de que las interacciones que estableces con tu hijo en las situaciones diarias, le ayuden
a elaborar sus nuevas ideas emocionales al igual que en el juego simbólico.

Estilos de personalidad parentales


El hecho de que puedas mostrar una emoción no significa que, necesariamente, te encuentres
cómodo con ella a nivel abstracto y emocional. Algunas personas, pueden mostrar sentimientos a
través de la conducta, pero tienen miedo de pensar sobre ellos.

6. Razonamiento emocional. El origen de la imaginación, sentido de realidad y autoestima: (de los


30-48 meses). Aparece el razonamiento emocional, es decir, la capacidad del niño de ir más allá de
la elaboración de ideas en los diversos reinos emocionales.

Ahora comenzará a organizar y manejar sus ideas de cara a una comprensión causa-efecto de sus
propias emociones y del mundo en que la realidad comienza a ser tenida en cuenta. Ahora puede
combinar ideas emocionales.

Es posible que manifieste sentimientos de vergüenza y, acaso, de culpa basada en sus propios
sentimientos acerca de malos deseos y mal comportamiento.
Está desarrollando un nuevo sentido del yo y del tú.
Este proceso de relacionar y organizar sentimientos continuará desarrollándose. El niño de tres años
puede darse cuenta de que sus sentimientos de rabia y la conducta correspondiente puede llevar a
castigos o miradas furiosas de papá. Es éste un paso importante de cara a una futura conciencia
moral: la constatación de que sus acciones (y emociones) pueden tener consecuencias emocionales
para otros.
Catherine Lara Nahuelhual – Máster Atención Precoz

Percepción de cómo funciona el mundo


Con suficientes oportunidades para establecer relaciones, comenzará a darse cuenta,
paulatinamente, de que cada emoción que siente o expresa causa una respuesta o un efecto
emocional. Por ejemplo, cuando te dice “te odio” y le miras dolido, triste o te enfadas con él, tu hijo
acaba dándose cuenta de que las palabras “te odio” tienen un efecto.

A los dos años reconoce, a su manera, la diferencia entre un gato de juguete y un gato real pero,
ocasionalmente, juega con el gato de peluche como si fuera real. A medida que se acerca a los tres
años, el niño comienza a organizar y categorizar de forma más profunda las características de lo que
constituye el mundo animado y el inanimado y a separar las experiencias relacionadas con uno u
otro.

Otra vertiente intelectual que se debería desarrollar, ahora, es el sentido del tiempo. Está
aprendiendo a organizar acontecimientos agrupados, no sólo según sus cualidades sino, también,
basándose en su marco temporal. Las experiencias que tuvieron lugar ayer están en un grupo, y las
experiencias que ocurren hoy están en otro. También comenzará a agrupar relaciones espaciales y,
algo más tarde, las experiencias que espera ocurran mañana.

Las funciones de la personalidad de tu hijo


En cuanto desarrolle la habilidad de agrupar experiencias en unidades coherentes.

Comprobación de la realidad: le permite separar la realidad de la ficción, le ayuda a distinguir entre


sus sentimientos y los de otras personas (entre pensamientos subjetivos y hechos objetivos), entre
lo que está dentro de él y lo que está fuera. La comprensión del yo-versus-otros constituye la base
del análisis de la realidad.

Regulación y control de los impulsos: necesita comprender la relación causa-efecto, sino no tendrá
motivo alguno para controlar sus impulsos.

Estabilidad emocional: la aptitud de tu hijo de categorizar sentimientos, deseos e ideas, también le


puede permitir clasificar muchas emociones transitorias en un patrón que define un humor común,
y abstenerse de estar preocupado por sensaciones desagradables, de menor entidad, cuando está
feliz, o de sensaciones placenteras cuando se siente triste. Es ésta la edad en la que comienza a ser
difícil distraerlo con un juguete o una excursión cuando parece determinado a estar malhumorado.

Combinar pensamientos y emociones para que tengan sentido: la relación entre la idea y la emoción
correspondiente no está del todo clara. Esto se logra entre los 4-5 años.

Mayor concentración y planificación futura: sabiendo las consecuencias de sus acciones, en cierto
sentido, le permite hacer A para lograr B, incluso si A lleva su tiempo. Será capaz, progresivamente,
de tolerar la frustración, perseverar en una tarea y anticipar acontecimientos.

Si los pensamientos y las conductas no tienen consecuencias, entonces no tiene sentido planificar.

Memoria emocional y represión


Algunos expertos en memoria infantil postulan que existen dos tipos de represión causantes de la
ausencia de memoria:
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a. Represión primaria: cuando los niños de corta edad sencillamente no tienen la información
sobre acontecimientos previos cuando van creciendo.
b. Represión secundaria: cuando los niños vuelven hacia atrás, hacia sus experiencias
primarias inconscientes que evocan sentimientos desagradables o desorganizadores para
su actual modo de funcionamiento.

El mecanismo que permite olvidar acontecimientos emocionales puede estar relacionado con el
estado mental en el que el niño experimenta el suceso.

Observando a tu hijo
Si tu hijo está desarrollando una personalidad sana y va creciendo sin sobresaltos, deberá aprender
cómo analizar la realidad, regular sus impulsos, estabilizar sus estados anímicos, integrar sus
sentimientos y sus conductas, concentrar su atención y planificar. Estas funciones no tienen lugar
necesariamente porque sí. Son la resultante, tanto de la capacidad de tu hijo de superar las primeras
fases evolutivas, como de tu ayuda de cara a una mejor organización de las experiencias
emocionales.

Ayudando a tu hijo
1. Mostrar interacciones causa-efecto

- Ayuda a tu hijo a relacionar las interacciones causa-efecto.

- A través del lenguaje responde de forma lógica a los mensajes de tu hijo; no pases por alto la
comunicación ni cambies de tema.

- A través del juego simbólico, ayúdale a avanzar un paso más en su historia, añadiendo más
personajes a la escena o desplazando la representación de los personajes.

- Ayudando al niño que está más interesado por las configuraciones espaciales, a usar ideas
emocionales con personas.

- Convirtiéndote en su compañero de construcciones mientras aportas calor físico y emocional a sus


momentos de juego; invita a otros niños a jugar.

- Si tu hijo no se implica en intercambios emocionales de causa-efecto parte de su interés por el


juego simbólico para atraerle hacia estos intercambios.

- Nuevamente, conviértete en su compañero e introduce, delicadamente, temas emocionales en su


juego.

2. A usar ideas a lo largo de todo el espectro emocional

- Introduciendo, sin forzar, alguna emoción que tu hijo evita en el juego.

- Añadiendo diferentes secuencias lógicas cuando determinada dificultad con alguna emoción le
lleva a desviar, bruscamente, el curso de la historia.

- Prestando atención a cómo tu familia maneja cualquier emoción con la que tu hijo se siente
incómodo.
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- Cuando la intensidad de una emoción excite a tu hijo o le retraiga, estate atento cuando la
intensidad sea excesiva; aporta, entonces, una mayor estructura para volver a contactar con él;
anímale a que hable de sus sentimientos; observa si, a través de su juego, muestra, indirectamente,
algún problema; evalúa la existencia de cualquier factor estresante en la familia.

- Estimulando a tu hijo a integrar sentimientos emocionales opuestos respecto de una misma


persona.

3. A comprender las relaciones complejas

- Con un niño excesivamente fantasioso, intenta identificar algún factor estresante familiar,
asegúrate de que aportas suficiente seguridad y que fijas los límites de forma efectiva; cuando la
fantasía es adecuada, crea el contexto pertinente.

- Con un niño excesivamente orientado hacia la realidad, intenta detectar factores de estrés
familiares y falta de apoyo emocional e introduce, lentamente, el concepto de fantasía en su juego
y en su conversación.

- Emplea el lenguaje en contextos más sutiles para transmitir el sentido de los matices.

4. A favorecer la relación triangular

- Animando a tu hijo a tener una relación equitativa con ambos padres.

- A formar alianzas temporales sinceras con tu hijo, mientras se mantiene la alianza primaria hacia
el cónyuge.

- No “traiciones” a tu cónyuge. La madre y el padre forman la alianza básica, una auténtica alianza
familiar.

5. A fomentar la estabilidad emocional

- Separación y abandono. Al comprender esto, tu hijo comienza a ver que, aun sintiéndose mal, nada
desastroso ocurrirá en su ausencia.

- Estimula la independencia de tu hijo involucrándole con niños de su misma edad.

- Cuando el niño no quiera separarse, ayúdale a tranquilizarse y a sentirse acogido esté donde esté;
posteriormente, ayúdale a hablar acerca de sus sentimientos; transmítele que comprendes su
reacción; ayúdale a ver la realidad de la ausencia en contraposición a alguna fantasía angustiante.

- Agresividad y rabia. Si descubre que puede controlar y regular su ira, entonces gana confianza en
su capacidad, y en la de sus padres, de poder manejar sentimientos tan intensos.

- Compensa la empatía y la compasión con una estricta fijación de límites.

- No dejes que la agresividad de tu hijo te atemorice.

- Procede cara a cara con tu hijo, incluso cuando está furioso: ayúdale a retomar el control; fija
límites claros.

- Reencuéntrate con tu hijo tras la explosión emocional.


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- Interés por el cuerpo

- Si vuestro hijo sobrepasa vuestra tolerancia, los padres deben establecer límites recalcando
vuestra necesidad de intimidad.

- Está a gusto con sus propios valores.

- Respeta la curiosidad de tu hijo.

6. A cambiar determinados patrones conductuales

- Estando a solas con tu hijo durante 30 a 45 minutos cada día, o en días alternos.

- Permitiendo que tu hijo decida a qué dedicar el tiempo; proporcionando un entorno adecuado
para el juego.

- Siguiendo el liderazgo de tu hijo en la conversación y en el juego.

- Intentando ayudar a tu hijo a secuenciar sus ideas emocionales de forma lógica.

- Mostrándote cariñoso, empático y sabiendo escuchar.

Cómo crear un entorno de apoyo


1. Apoyando la comprensión de tu hijo de la relación que existe entre ideas y sentimientos.

2. Respondiendo con interacciones de causa-efecto, empatía, oportunidad, sutileza y límites


adecuados.

3. Ayudando al niño a clarificar la diferencia entre ficción y realidad.

Revisando tu ayuda
El objetivo de tu hijo consiste en usar ideas emocionales en secuencias lógicas. La ayuda que puedes
prestar a tu hijo para que desarrolle plenamente esta capacidad requerirá que, una vez más, eches
una ojeada sincera a cuáles son sus puntos fuertes y sus puntos más vulnerables.

Tu situación parental
Una atmosfera continua de tensión y de falta de apoyo puede crear ansiedades en tu hijo y provocar
los consiguientes problemas de conducta.

Estilos de personalidad parentales


Respuestas ilógicas o inapropiadas: si t hijo debe aprender que las ideas se pueden organizar según
unas secuencias lógicas, evidentemente necesita que sus mensajes sean interpretados y
respondidos correctamente, Sin embargo, la mayoría de nosotros distorsionaremos o
malinterpretaremos, alguna vez, lo que nuestro hijo esté haciendo. Esto ocurre, a menudo, cuando
proyectamos nuestros propios sentimientos en el niño. La sobreprotección es un motivo frecuente
para que un padre proyecte sus miedos en un niño.

Intrusión o retraimiento: cualquier tendencia puede afectar la capacidad del niño para asociar ideas
de forma lógica. El intrusismo es, a menudo, una defensa ante los sentimientos de ansiedad. Para
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poder modificar tu tendencia al intrusismo o hacia la retirada tienes, antes que nada, ser consciente
de ello.

Preocupación: la tendencia a preocuparte y de no responder con argumentos significativos a la


conducta de tu hijo, deberías corregirla en la medida en que fuera posible. Muchas veces basta con
que fijes detenidamente tu atención en la actividad que está desarrollando tengas presente la
importancia de una respuesta adecuada.

Ansiedad ante las confrontaciones: si tiendes a evitar la confrontación o a evitar a tu hijo después
de un episodio emocional intenso, intenta modificar esta pauta. Al tomar conciencia de que los
sentimientos intensos te crean malestar, te costará menos entienda quién es el jefe. Luego, es
importante que retomes el contacto con él después de un ataque de ira y le ayudes a comprender
qué es lo que sucedió y por qué.

Incapacidad de apreciar la singularidad: todos los niños tienen rasgos especiales que merecen una
sincera admiración. Encontrar estos rasgos, por pequeños que sean, constituye un comienzo
importante. Si la admiración que sientes es sincera, él se dará cuenta de esta actitud. Si no te es
posible, quizás estés demasiado implicado a un nivel de competencia o de sobreidentificación, para
poder observar su singularidad.

Dificultades con un sistema tripersonal: es necesario que estés particularmente atento a la forma
en la que tú y tu cónyuge se relacionan. Si vuestra relación se caracteriza por enfados mutuos,
competitividad y falta de afecto y ayuda, tu hijo seguramente percibirá esta tensión. En respuesta,
quizás intente manejar la situación en silencio, comprometiendo su capacidad de usar emociones
para clarificar las cosas o, quizá, reclame la atención hacia su persona generando problemas de
sueño, conducta impulsiva u otros.

Miedos parentales más frecuentes


Miedo a la independencia de tu hijo: cuando un padre se siente ansioso porque su hijo se vuelve
más independiente, es posible que intente retenerlo controlando sus acciones.

Miedo al pensamiento lógico de tu hijo: a muchos de nosotros nos gusta la realidad con un toque
de distorsión y nos podemos sentir ansiosos y absolutamente temerosos ante las recientes
manifestaciones, fríamente lógicas, de nuestro hijo.

Desde que tu hijo ya está aprendiendo los sentimientos de empatía, debes comenzar a explicarle el
concepto de tacto. Ser discreto no significa estimular la hipocresía, sino, más bien, estimular a un
ser humano a mostrar sensibilidad respecto de los sentimientos ajenos.

Miedo por el interés que tu hijo siente por el mundo: él comprende ahora, hasta cierto punto, las
diferencias sexuales. Cualquiera de los temas referentes al cuerpo, a las lesiones, enfermedades, al
poder o al amor, pueden hacer estallar tus propios miedos. Si bien pudiste ignorar lo intereses
preverbales e ilógicos de tu hijo en ciertos aspectos generadores de ansiedad, ahora, no puedes. Él
o ella quiere saber.

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