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La identidad se refiere a una representación que tiene el individuo, donde se adquiere


un significado de identificación que le permite identificarse a sí mismo, es así que en
el trascurso de la vida de cada individuo este va teniendo varias representacion es que
le permiten forjarse así mismo, según las circunstancias y roles variados que se le
asignan. En ese sentido el yo forja un ideal con el que quisiera identificarse, se ve
como quisiera ser basado en una representación coherente y armónica de sus
aspiraciones, que le permitan integrar la parte con la que se identifica el yo, con sus
pulsiones y deseos reales.

Es en este mismo sentido, que el ¦ colectivo es una realidad en la que los individuos
están inmersos, porque sus relaciones se entretejen en un a trama social que
determina su desarrollo personal no pudiendo disociarse de sus vínculos con esta. De
esta manera su personalidad se va forjando en la participación que este tiene para con
las creencias, actitudes, co mportamientos del grupo al cual pert enece.

Es así que van apareciendo a lo largo del desarrollo de las sociedades, relaciones y
sujeciones de las personas, para con los grupos que va frecuentando, los lugares que
le generan algún vinculo ya sea subjetivo o real, las creencias compartidas por
determinada sociedad, las costumbres que tienen una recepción personal aceptable o
los intereses personales basados en el beneficio individual que se obtiene por tal
identificación o pertenencia hacia cualquier realidad intersubjetiva.

De esta manera la realidad peruana a lo largo de su historia ha sido creadora de


diversos tipos de identidad, la que nos acerca a una condición de comprensión
colectiva e individual de identidad. Es así como se ha ido forjando en nuestra historia
una dicotomía identitaria , la primera basada en el sometimiento de nuestro país a una
relación de conquista, dependencia o marginación por parte de otros países. El país
dominante le otorga al país dominado un valor subordinado lo que construye una
imagen desvalorizada del otro. L a mirada ajena reduce el pueblo marginado a la
figura que en dominante le asigna . De esta manera gran parte del pueblo dominado o
marginal que comparten la cultura del dominador y pertenecen por lo general a las
elites, no pueden menos que verse a sí mis mos como el dominador los mira. De esta
manera se recrea una imagen sobre sí, que no coincide necesariamente con la del
dominador si no con la que ellos creen que se mostraría si asumieran la mirada del
otro. Se ven así mismos marginados, dependientes, insuficientes, como creen que se
verían si estuvieran en los ojos del otro. De alguna manera u otra la imagen que tiene
el grupo de la sociedad dominada, llega a sobreponerse a la de las capas más
inmunes de asumir la cultura del dominador, infiltrándose e n ella y confundiéndola.
Creando de esta manera una ruptura en la cultura del pueblo dominado, división entre
el mundo nativo y el de la cultura del dominador, con todos los matices que esta pueda
guardar, dándose también una división en el seno de la cult ura de las elites, entre
quienes pretenden identificarse con la imagen que les presta el dominador,
asimilándose al amo y quienes no pueden ni quieren ac eptar una figura desvalorizada
de nuestra identidad con la que nos vemos al asumir la mirada del otro, es de esta
manera donde se tratara de inventar un nuevo destino imaginario basado en
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tradiciones de un pasado glorioso o de otra vía más autentica que nos remitan a una
mejor óptica basada en el cómo nos verían los otros.

En esa realidad de desmembració n de la identidad nacional se va desarrollando un


modelo económico que pretende anular identidades culturales específicas, mientras
solo identifique a las personas como agentes de un mercado de contexto mundial, es
de esta manera que el Perú viene a ser un territorio que pasa a ser sinónimo de una
riqueza que se ³toma´, que no tiene dueño y no resulta del trabajo. Una riqueza natural
disponible para quien la valora y está dispuesto a llevársela. Con una identidad tan
bifurcada era muy propici o afianzar todo este fenómeno con el usufructo de los
conquistadores que veían la riqueza de un país como regalo, como algo que se coge
desconociéndose la condición humana de los explotadores, ya con el Virrey, El Conde
de Lemos se produce un reconocimie nto de que no es ³oro y plata lo que se exporta
sino la sangre y sudor de los indios´. Reconociéndose de esta manera que no fue solo
la riqueza material la que fue explotada, sino se llego al extremo de denigrar una
identidad cultural nativa sometiéndol a al juicio de los conquistadores que basados en
sus únicas intenciones de saqueo y riqueza fácil, no respetaron la dignidad del
habitante de la tierra que les concedía la posición social y económica que en su país
de origen jamás hubieran podido obtener.

Es de esta manera que el inconsciente colectivo nacional, siempre hizo referencias a


nuestras riquezas y esto se refleja de manera sintomática en el periodo de la
independencia cuando se trata de elaborar el escudo nacional el tema de los recursos
naturales sea exhibido como carta de promoción de la incipiente república frente al
mundo, que muestra tres elementos representantes de la fauna a la vicuña, de la flora
a la quinina , y de la riqueza mineral la cornucopia de oro derrochando monedas,
ocupando la mitad del escudo .

Si la independencia hubiera sido toda una revolución social, quizá el escudo fuera de
un nativo rompiendo las cadenas de la opresión . Ya que a diferencia de los escudos
de otros países donde es preponderante la presencia de animales qu e simbolizan las
cualidades humanas que identifican a un estado nación, pero en el Perú, la
disponibilidad de la riqueza es el mensaje emblema que vamos a ofrecer.

De la misma manera a mediados del siglo XIX, el mito de la riqueza se reavivo con el
periodo del guano y el salitre, cuyo excremento se acumulo sedimentándose en el
litoral del país por largos periodos, el mismo que es extraído a bajo costo, pero que en
el mercado internacional adquiere un gran valor por su poder fertilizante, mas tarde
siguiendo el mismo destino los recursos como el salitre, el caucho y el petróleo son
víctimas de inescrupulosos comerciantes con una identidad capitalista cuyas únicas
pretensiones eran beneficiarse a sí mismos y a su país de origen.

Como diría Raimondi el Perú es un mendigo sentado en un banco de oro, un país


pobre y rico a la vez, Pobre en identidad, y rico en recursos naturales, que ignora las
enormes posibilidades de enriquecimiento sobre las que está sentada.

La visión lucrativa de esta riqueza natural asi enta una concepción capitalista de la
ciudadanía, en el mundo criollo en efecto ser ciudadano es ante todo, tener un
derecho, aunque sea ficticio, sobre estas riquezas. Si en Europa según Benedict
Anderson, la ciudadanía y sus derechos se adquieren por af irmar una disponibilidad a
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dar la vida y sacrificarse por la nación, mediante la preparación militar, aunque en la


actualidad esta podría cobrar un nuevo significado expandiéndose a ámbitos como el
de la educación , el laboral, el económico, social , etc. En el Perú la ciudadanía es el
derecho a participar de los ingresos del estado, de los beneficios que se nos otorguen
como integrantes de un país. Lo cual debe transmutarse a una forma de vida
ciudadana que debe provenir de la justa distribución de la pro speridad por parte del
estado a través de empleos y servicios.

Puede pensarse de esta manera de que una identidad capitalista se viene acentuando
en una sociedad de manera pre -condicional, donde hay diferentes acontecimientos del
pasado que determinan el c omportamiento identitario futuro.

Es así que el desarrollo capitalista en el Perú, muestra sus matices incipientes y pre -
modernos que han degenerado en la actualidad la identidad del habitante de un país,
de esta manera en la década del noventa durante e l proceso de privatización se dan
identificaciones tan peculiares como el que soy ciudadano peruano, no porque
comparto una historia, una lengua , una tradición o una identidad cultural, soy
ciudadano peruano porque puedo comprar acciones de la telefónica, de la sociedad
eléctrica y de muchas empresas nacionales que se privatizaron, en realidad esta
concepción de identidad nos devuelve al siglo XVII, donde soy peruano porque soy
propietario.

Es en este contexto de desarrollo capitalista en el país, donde e mpieza a evidenciarse


más claramente la apertura al mercado mundial acompañado de nuevas criterios de
convivencia mundial que permitan la existencia de una pluralidad de concepciones. En
la actual visión neoliberal del mundo supone que el crecimiento y la prosperidad
globales, en cada sociedad y para todos los países son mayores cuando menores son
la regulación y la intervención del estado en los mercados, por consiguiente habrá
más prosperidad y crecimiento cuando mas actúan los mercados libres de toda
interferencia, en el momento de asignar recursos y regular el intercambio de bienes y
servicio, siendo el mismo un planteamiento que se presta a la perversidad del sistema
generando disfunciones económicas en los países que se someten a una dinámica
económica con estos parámetros de riesgo.

Las nuevas reglas de juego desplazan el mercado interno y nos sometemos a las
pautas del mercado internacional trabajando en base a criterios mundializados como
razones que posibilitan la atracción de capitales, capitales globalizados que no
precisa del antiguo estado, definido como la nación jurídicamente constituida para
realizar sus negocios, estos estados por el contrario a los intereses del capital,
conllevarían a la idea de solidaridad , común en toda identidad, la que conlleva a que
todos los miembros del grupo , puedan impedir la superexplotacion,, la flexibilización,
las privatizaciones etc. Estas vendrían a ser las políticas que se impulsan en tiempos
de globalización, donde el fin es que los estados pierdan poder y legitimidad.

La idea de patria que supone una identidad común es denigrada y así la expresión de
identidades, aun de algun as rebeldes a la idea de los beneficios de la unidad nacional,
de pueblos que tozuda y heroicamente resistieron la ³aculturación´ durante los
quinientos años de la dominación colonial, puede aflorar.

Al respecto el sociólogo Zygmun Bauman, afirma:


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Es en este panorama donde se da un choque de identidades tanto la identidad cultural


y la identidad cap italista mientras la primera apuesta por un desarrollo plural de todos
los sectores colectivos que integran una sociedad, la segunda tiene objetivos basados
en el capital y en el mercado, siendo esto siempre los mismos, como el control y
expansión de mercados, el saqueo de los recursos naturales del planeta, la
sobreexplotación de las reservas de mano de obra de la periferia aunque operen en
condiciones nuevas y en algunos casos muy diferentes a las que caracterizaban la
anterior fase del imperialismo.

Es así que al remitirnos a la historia se han establecido precondiciones de dominación,


cuyas conveniencias se van inclinando siempre hacia el interés de la identidad
capitalista, donde el gran capital divide la resistencia que nace de la identidad cultural
o identidad colectiva, porque legitima las diferencias convirtiéndolas en
desigualdades, justificando desde un multiculturalismo muchas veces asociado al
racismo, las terribles condiciones de vida y muerte a las que se somete a muchas
poblaciones, justifi caciones que muchas veces asumen un carácter científico, es así
que al enfrentar la identidad cultural a la capitalista esta se encarga de fragmentarla
procurando perpetuar un colonialismo que se disfraza de muchos colores discursivos
postmodernos, una dim ensión colonial cuyo dogma está basado en la libertad de
mercado y la democracia parlamentaria, cuyas disolutas nociones de identidad cultural
,permiten todo el fracaso de las economías Latinoamericanas como en el Perú,
quedando relegada la identidad cult ural de una nación , porque van contra las dogmas
que fundamentan la globalización.

Pero la consolidación de referencias identitarias es necesaria porque frente al


abandono del estado, al sometimiento al discurso de la postmodernidad globalizada
de los partidos políticos, la necesidad de lucha y resistencia de los pueblos se
encuentra, entre otros, en los grupos consolidados por cuestiones identitarias, la forma
de organización política basada en su cultura, lo que les ayuda a perseguir sus
reivindicaciones. Siendo ³el territorio, la autogestión, la autonomía, y muy
particularmente la relación entre poblaciones nativas y medio ambiente van a ser las
principales ejes de demandas en este conflicto.

En la identidad capitalista como diría Zizek,  


 
  
 
     

 
    
   



   
        

  
   
 
 
         
        
  
 
    
       
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El así como nacen discursos que confunden las sociedades y motivan el


desvanecimiento de las identidades culturales, tratando a las colectividades de una
nación como el colonizador trata al pueblo colonizado, como nativos cuya mayoría
debe ser respetada y cuidadosamente estudia da, es así que se difunde el
multiculturalismo el cual promueve la idea de una distancia eurocentrista tolerante y
respetuosa para con las culturas locales sin echar raíces en ninguna cultura en
particular, poniendo de manifiesto un racismo camuflado, que supuestamente es el del
respeto por la identidad del otro.

El cual uno puede apreciar o despreciar adecuadamente las otras culturas


particulares: generándose un respeto multiculturalista por la especificidad del otro, es
precisamente la forma de reafirma r la propia superioridad.

Es así que en concepciones como la que parece ser la nuestra, en la que se pone todo
el acento en el crecimiento económico, la identidad cultural como país no parecen
desempeñar un papel fundamental, sino por el contrario la iden tidad capitalista tiende
a exaltar la individualidad, la salvaje competencia, la libre empresa y los derechos
ciudadanos, son los valores culturales que están históricamente asociados a una
modernidad que en su pretensión de universalidad no ha podido reco nocer la
diversidad cultural o la multiculturalidad con sus matices distorsionantes que se
difunden en la realidad contemporánea.

Subrayar exclusivamente la lógica del mercado y el Afán de modernidad así entendida


como las condiciones del desarrollo parece poner la identidad cultural, o para hacer
más precisa, las identidades culturales o colectivas en un rol meramente instrumental:
favorecer un crecimiento rápido sin ser un obstáculo para él.

Es de esta manera como la identidad capitalista con la valoración del individuo y sus
derechos poniendo especial acento en el Perú en el derecho a la propiedad, como se
da la participación ci udadana en cuanto el país les ofrece de sus riquezas, el individuo
cuya identidad no está necesariamente definida por su pertenecía a una comunidad
que signifique fines comunes, tradiciones comunes, valores compartidos y una misma
concepción de la buena vi da e incluso una lengua común. En cambio contrastando
esta la identidad cultural supone sentimientos de pertenecía y de solidaridad en el
interior de un grupo que, por definición, convierten a sus miembros en sujetos
participantes y a los otros en objeto de diferenciación. Es así que la imposición de la
ley de la selva que implica una realidad de mercado peruano difícilmente permite la
construcción de una identidad colectiva que respete diversos grupos particulares tan
propio aun país multicultural como el Perú.

En nuestro país la exacerbación de un discurso universalizante del individuo y su


derecho a comprar y competir no permite hablar de comunidades, de deberes y de
solidaridades, que definen ³la manera de vivir juntos´ o el ³arte de vivir´ que es la
cultura.


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Es por ello que en una realidad como la peruana se han difundido ideas que
distorsionan el amor hacia nuestro país, una pertenencia desinteresada, que no se
vincule a la propiedad sino al sentimiento de desarrollo de las colectividades de un
país necesiten, permitiendo estar blindados ante la oleada de la globalización que
desestabiliza económicamente los estados no solidificados con una identidad fija y
consolidada bajo principios de bienestar colectivo, que permitan establecer una nación
inmune a las enf ermedades del mundo.

Una causa del problema económico han sido los representantes con una identidad
capitalista que han gobernado nuestro país, porque simplemente son la herencia de la
colonización no son un reserva identitaria que lucha por defender su cu ltural, sino por
el contrario se asimilaron a la identidad de los conquistadores para mirar como ellos,
como colonos rechazando y despreciando su propia identidad, buscando un discurso
eufemísticamente adecuado para acentuar políticas económicamente disfun cionales a
nuestra realidad.

Los conflictos entre la identidad cultural o colectiva, y la identidad capitalista que


asume la clase cleptocrática de gobernantes de nuestro país que con una identidad
capitalista vienen beneficiando a su misma clase, grupo de grandes capitalistas
transnacionales y nacionales cuyo único interés esta movido por la excesiva ganancia
que puedan procurarle sus negocios y las artimañas políticas que la clase gobernante
de un país pueda ofrecerles.

La constitución y reformulación de identidades y el devenir del capitalismo son


múltiples, y se van resolviendo dentro de un proceso contradictorio donde las fuerzas
en pugna: el capital y los pueblos, se posicionan respecto al tema de la identidad en
cada momento histórico tratando de im poner la postura que más beneficie a sus
intereses. Dada la complejidad de este proceso es necesario discutirlo con
permanentemente sin prejuicios que puedan atarnos a dogmas que nos sumen a
hegemonías que, por serlo, no sean percibidas y nos sometan acrít icamente a
intereses ajenos.

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