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Corrupción en los procesos de formación de la infraestructura edificada en el Perú

ALUMNA: Espinoza Gaspar, Edith

Introducción

El estado peruano enfrenta un problema de corrupción desde años muy remotos lo cual tuvo un
crecimiento exponencial a mediados de la década de los 90 con la presencia de actos corruptos
dentro de la republica peruana, el cual tomando en cuenta los contextos de fracaso al cambio del
modelo colonial a un modelo burocrático- racional, le mostro al pueblo peruano un grado muy
alto de corrupción. Ante la incapacidad de poder describir aun de manera esquemática la
intensidad de la corrupción en el estado, nos limitaremos a analizar el proceso de corrupción
dentro de la edificación de la infraestructura del país, tomando el caso Odebrecht en el Perú.

En el Perú, según la Contraloría General de la República (CAN 2016) la corrupción es


responsable de pérdidas que bordean los 10 mil millones de soles anuales, cifra que representa
el 2% del PBI fenómeno que afecta a nuestro país. 1
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Por otro lado, Los últimos gobiernos se han visto involucrados en el más grande caso de
corrupción,” Odebrecht” ubicándose Perú en el puesto 101 (de 176 países) de corrupción
mundial. Esto quiere decir que el Perú se encuentra entre los países más corruptos de América
Latina.
En cuanto a América Latina, a pesar de haber firmado la primera convención internacional
anticorrupción jurídicamente vinculante hace más de veinte años (Convención Interamericana
contra la Corrupción, IACAC), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo informa
que «existe un alarmante bajo nivel de cumplimiento satisfactorio» (UNDP, 2012, p. 46) y que «la
mayoría de las recomendaciones dadas a los gobiernos no se implementan satisfactoriamente,
ni se reportan adecuadamente al MESICIC, lo cual arroja dudas acerca de la verdadera voluntad
y habilidad del gobierno para comprometerse con ellas» (UNDP, 2012, p. 45).
La corrupción dentro de los procesos de formación de la infraestructura edificada en el Perú

Contenido

La corrupción es uno de los factores que frena el desarrollo: reduce la cantidad y calidad de las
obras públicas, instaura la desconfianza en la ciudadanía y repercute negativamente en la
calidad de las políticas públicas, () Claramente, la corrupción es un fenómeno que afecta a
países en desarrollo en todas sus dimensiones.
Asimismo, la corrupción es el fenómeno más insidioso y peligroso para el desarrollo económico,
político y social del país, que perjudica en aspectos de desarrollo y crecimiento de la
infraestructura edificada en el país y golpea más a los que menos tienen, “la corrupción afecta de
manera especial a los más pobres, aproximadamente un 5.1% de sus ingresos son destinados a
sobornos” (Yamada y Montero 2011). Es decir, los peruanos con menos recursos destinan un
porcentaje mayor de sus ingresos a pagar coimas para acceder a los servicios básicos que por
derecho les corresponden hasta un 14% frente al 1% de los ciudadanos con más recursos.

La corrupción causa daño a la gobernabilidad del país. paraliza grandes obras públicas y deja
sin puestos de trabajo a miles de peruanos. detiene la economía y afectado la libre competencia.
La corrupción está vulnerando los derechos de muchos peruanos que no pueden acceder a
servicios básicos de calidad en educación, salud, saneamiento y transporte. En resumen, está
socavando las bases mismas de la construcción de un país y su integridad.
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En la última década, el boom económico que experimentó el Perú, la descentralización y la


urgente necesidad de ejecutar obras públicas generaron nuevas modalidades de comisión de
actos corruptos. Por ello, Invertir en un país corrupto es 20% más costoso que en un país cuyos
estándares de corrupción no son altos (Kauffman 1997).

Corrupción en caso Odebrecht

Odebrecht es una de las empresas, que ha generado gran impacto respecto a la corrupción más
grande, en muchos países, principalmente de América Latina, en los que el accionar de varios
dirigentes y políticas propiciaron crisis y conflictos en la política latinoamericana en tiempos
recientes.

Odebrecht operaba la corrupción, en Brasil, Perú y otros países de América Latina. Este
comprendía: 1) el financiamiento sistemático de campañas políticas, lo que les permitía
congraciarse con los futuros gobernantes; 2) adjudicarse grandes obras públicas a bajo precio y
sin una competencia real; 3) la sobre valoración de las obras públicas adjudicadas mediante
adendas y adicionales; 4) la manipulación de arbitrajes poco transparentes en perjuicio del
Estado; 5) el pago de sobornos; y 6) la creación de empresas off shore a donde se desviaban los
dineros robados al Estado. https://www.uarm.edu.pe/Noticias/entrevistas/corrupcion-y-el-
grave-dano-a-la-gobernabilidad#.Xe5crJNKjIU
El caso peruano es particularmente ilustrativo del comportamiento de Odebrecht como
multilatina. La constructora penetró fácilmente en este país vecino desde 1979, utilizando luego
los planes de Brasil Grande de Lula para integrar Sudamérica en una gigantesca red carretera
regional (IIRSA). Odebrecht se convirtió en la principal constructora de carreteras de América
Latina, siendo favorecida en Brasil con créditos de la banca de desarrollo (BNDES) y
aprovechando la bonanza exportadora entre 2002 y 2012, cuando aumentaron súbitamente los
gastos en infraestructura, lo que a su vez generó una espiral de corrupción.

Por otro lado, La Constructora Norberto Odebrecht, una empresa bahiana formada en 1944, se
constituyó poco a poco en uno de los grandes grupos constructores brasileños durante el periodo
del Milagro Brasileño (1968-1974), estableciendo una relación cercana con los militares
gobernantes y Petrobras. Terminada esta bonanza, se vio obligada a buscar mercados externos
para seguir creciendo. 

En 1979 construyó una hidroeléctrica en Perú, iniciando su proceso de internacionalización,


según las investigaciones de Bernardo Frossard. Hizo una segunda obra en 1988. Durante los
años 1980, Perú sufrió una crisis fiscal y recién se recuperó en 1992, con el gobierno de
Fujimori. Durante el decenio fujimorista (1990-2000) realizó 30 obras, convirtiéndose en la
principal constructora y teniendo como socio local al grupo Graña y Montero, liderado por
familias de origen oligárquico relacionados al Comercio, el principal grupo mediático del país. A
partir del 2000, durante la bonanza exportadora 2002-2012, realizo 33 obras, en su mayoría
públicas, entre las cuales destaca la carretera Perú-Brasil, que fue auspiciada por el gobierno de
Lula, y el Metro de Lima, considerados los dos casos más importantes de corrupción.

El gobierno de Fujimori buscó la centralización del poder político y de las redes de corrupción en
las esferas más altas del Estado (Peña-Mancillas, 2011). Por lo tanto, en lugar de combatir la
corrupción en todas sus formas, lo que el nuevo Gobierno hizo fue abordar la crisis económica a
través de medidas de control específicas para mejorar la administración pública, reducir
demandas, estimular el apoyo popular y generar recursos financieros suficientes para alimentar
una nueva red de corrupción Odebrecht levantada alrededor del presidente Fujimori.
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Perú fue uno de los países donde Odebrecht invirtió más en el continente, y el lugar donde formó
el holding Company desde donde manejaba todas sus inversiones de Latinoamérica. Ocurrió así
porque la internacionalización generalmente empieza por países vecinos donde tienen
“proximidad cultural”. De ese modo, Odebrecht pudo “exportar la corrupción” y encontró en Perú
un ambiente donde pudo instalarse con toda comodidad, a punto de convertirlo en su hub.

Antes de que estallara el escándalo el 2016, Odebrecht era una empresa íntimamente conectada
con la clase empresarial limeña, con participación en los más importantes gremios
empresariales, reconocida por hacer obras de filantropía, donar recursos a organizaciones de
periodistas, contratar expertos en auditorías y pedir informes evaluativos de sus obras a las
mejores universidades del país. Marcelo Odebrecht conocía y trataba personalmente con todos
los presidentes peruanos. Su operador en Lima, Marcelo Barata, era una figura reconocida en el
ambiente empresarial y político y el mundo social limeño. 

No faltaron, sin embargo, denuncias, sobre todo en el Congreso, pero los contactos políticos del
grupo, que financiaba a todos los partidos importantes, hacía que las investigaciones no
prosperaran, como escribe Juan Parí en su libro, Estado corrupto: los mega proyectos del caso
Lavo Jato en Perú.

En la elección del 2011, por ejemplo, Odebrecht donó $5,2 millones a todos los principales
partidos políticos y candidatos: $300,000 a Kuczynski, $700,000 al de Alejandro Toledo, $1,2
millones al de Keiko Fujimori y $3 millones al de Ollanta Humala, que ganó la elección. Este
dinero se canalizó desde la DOE y era entregado en efectivo usando “doleiros”, transportadores
de dólares en mochilas para el pago sobornos. 

Los defensores de Odebrecht en el Congreso usaron como argumento la Ley 29670, expedida
rápidamente al final del gobierno de Toledo el 2006, siendo apoyada por el ministro Kuczynski.
La norma declaraba “de necesidad pública” la construcción de obras como el Metro de Lima y la
carretera IIRSA Norte y Sur. En su artículo 3

sostenía que las empresas que tenían litigios con el estado (como Odebrecht) podían seguir
participando en las licitaciones. Todos los partidos financiados por Odebrecht defendieron esta
ley. La financiación de partidos terminaba generando entonces una “legislación sastre”, hecha a
la medida del cliente, para ser favorecidos con excepciones, típica de los casos de captura del
estado. El único que la cuestionó fue Gerardo Matute, Contralor General de la Republica,
argumentando que entraba en contradicciones con otras leyes, lo que era cierto, pero nadie le
hizo caso. https://nacla.org/news/2019/06/25/el-tsunami-odebrecht-la-corrupci
%C3%B3n-y-la-captura-del-estado

La gran carretera que une Perú con Brasil, cruzando la cordillera de los Andes, fue realizada por
numerosas empresas consorciadas, destacando Odebrecht. IIRSA se inició con Toledo el 2005
al construirse un puente que une a los dos países y fue terminada por García el 2010. Para la
financiación se usarán estudios de las empresas de Kuczynski y otras vinculadas a él.  IIRSA Sur
fue un caso extremo de favoritismo, corrupción, y mal gasto. Al agotarse el financiamiento el
gobierno de García aumentó varias veces el presupuesto. A su vez, los costos se incrementaron
constantemente, siendo una de la carretera más cara de la historia. Al no haberse aprobado
previamente el costo por kilómetro construido, las constructoras inflaron los costos, según Parí.
Odebrecht ha admitido haber pagado sobornos por $ 20,8 millones, dentro de los cuales destaca
el pago al ex presidente Toledo, quien utilizó amigos empresarios que retuvieron los fondos en el
exterior, y luego fueron canalizados a través de empresas de Costa Rica (donde participa la
suegra de Toledo) para comprar propiedades en una mansión en Lima.

En 2011, un examen especial de la Contraloría sobre los contratos de la concesión de los tramos
2, 3 y 4 de la Interoceánica Sur, concluyó que se utilizaron las mismas fórmulas polinómicas que
en el tramo 1 y 5 de la Interoceánica Norte, que también estuvo en manos de Odebrecht,
Andrade Gutiérrez y Graña Montero, a pesar que se trataba de “zonas geográficas diferentes”.
La Contraloría advirtió nuevamente que esta situación podía generar ajustes al Pago Anual de
Obras que terminarían favoreciendo al concesionario. Asimismo, en Perú, el incremento del
costo original de los proyectos de Odebrecht también se evidenció en el tramo 1 del Metro de
Lima, que inicialmente fue presupuestado con 410 millones de dólares y luego recibió una
inyección adicional de más de 100 millones de dólares.
https://convoca.pe/investigacion/cuotas-y-pagos-millonarios-de-la-interoceanica

En Perú, el incremento millonario del Pago Anual por Obras (PAO) de la Interoceánica Sur
estuvo envuelto en una sombra de críticas y sospechas. Los aumentos del presupuesto más
contundentes fueron precisamente en los tramos a cargo de las compañías que protagonizan el
escándalo Lava Jato. En el tramo 2, liderado por Odebrecht, el costo subió en 207 por ciento: de
213 millones de dólares a 653 millones, según montos iniciales referidos por el Banco de
Desarrollo CAF (antes Cooperación Andina de Fomento), que otorgó préstamos al gobierno
peruano para el megaproyecto, y cifras del incremento actualizadas a marzo de 2015 por
OSITRAN, el regulador estatal en infraestructura de transporte público. En el tramo 3, que
también estuvo a cargo de Odebrecht, el costo subió en 105 por ciento, de 294 millones de
dólares a 602 millones. Mientras que en el tramo 4, encabezado por Andrade Gutiérrez,
Camargo Correa y Queiroz Galvão, el monto se disparó en 237 por ciento, de 198 millones
dólares a 667 millones.

El caso Metro de Lima involucra directamente al gobierno de García. La obra (Tramo 1) la realizó
Odebrecht en 18 meses, en tiempo record, dado que el presidente estaba apurado por
terminarla. Odebrecht pagó sobornos a los funcionarios del Ministerio de Transportes y
Comunicaciones (MTC) que autorizaban las obras, siendo también sobre-preciada. Los sobornos
se estimaron en $6,7 millones y fueron encontrados principalmente en cuentas de la Banca
Privada D’ Andorra. Odebrecht usó otros mecanismos de influencia. Les dio empleo a los hijos
de tres ministros (dos de los cuales eran también congresistas), y al secretario personal de la
presidencia. Al terminar su mandato le pagó al presidente García $100,000 por dar una
conferencia en Brasil. Last but not least, le dio un “regalo” al Perú, el Cristo del Pacifico,
gastando $1 millón. El cristo de plástico se ha quemado y hoy se encuentra abandonado,
convirtiéndose en un monumento a la corrupción.

La cercanía entre el gobierno peruano y las empresas de Brasil tienen como símbolo a una
estatua con la forma de un Cristo con brazos abiertos de 22 metros de alto, que equivale a los
diez pisos de un edificio: El “Cristo del Pacífico”, que fue un regalo de Odebrecht para el ex
presidente peruano Alan García. https://convoca.pe/investigacion/cuotas-y-pagos-
millonarios-de-la-interoceanica

El 2018, Kucsynski, elegido el 2016, cuyas empresas realizaron contratos de consultoría


financiera con Odebrecht antes, durante y después que fuera Ministro de Economía de Toledo
entre el 2000 y el 2006, se vio obligado a renunciar. Lo reemplazó Martín Vizcarra, que se ha
puesto al frente de “la lucha contra la corrupción” luego de que las movilizaciones ciudadanas
exigieran limpiar el país de “mafias judiciales”. También han sido implicadas numerosas
empresas constructoras y se ha descubierto, al igual que en Brasil, un Cartel de los
Constructores. 

Conclusión
Nuestro país atraviesa una crisis moral y ética, se ha perdido los principios y los valores en la
sociedad. Según un estudio de Pro ética el principal problema que afronta el Perú es la
corrupción y las coimas en el sector público y el desempleo.

La corrupción es un obstáculo en el camino al desarrollo de un país. Por ende, medir los


niveles de corrupción funciona como herramienta para medir qué tan cerca o lejos estamos
del desarrollo. Entonces, ante el develamiento de un sin número de casos de corrupción en el
último año además de los casos de corrupción ocurridos en gobiernos anteriores que aún siguen
siendo procesados, o se encuentran aún en la impunidad, los niveles de corrupción frente al
desarrollo de nuestro país aún están lejos.

Bibliografía

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