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Allá por el año 1908, según sus propios recuerdos, Padula dio forma a un tango que
tituló “9 de Julio” y dos años después otro: “Lunes 13”. Estas dos primeras obras
consagraron a Padula como un auténtico e inspirado compositor. Durante la década
de 1910, siguió cosechando composiciones destacadas, como por ejemplo el tango “El
parnaso”, editado en 1912 por Ortelli Hermanos: “A los distinguidos señores” Ramón
Achotegui, Luis Arrazola, Teniente 1º Héctor Calderón, Miguel Capucci. Teniente
Natalio Faverio, Carlos González Delgado, Vicente Jorba (h), Artemio F. Masolino,
Subteniente Rodolfo Mujica, J. Requena Gallo, Avelino Sodupe, Dr. J. Torres
Altamira, Subteniente A. C. Valette y Martín Viale.
Desde fines de los años diez y hasta los primeros años del veinte, Ortelli imprimió
seguidamente otros tangos de Padula que fueron verdaderos aciertos como: “El taita
caballerito”, “Dulce tango”, “¿Qué querés con tu elegancia?”, “De mis pagos”,
-dedicado a su amigo Rafael Rossi- y el popularísimo “Tucumán”, en homenaje a su
tierra natal, y que por obra de Juan D’Arienzo perdurara en el reportorio de las grandes
orquestas. En 1924, dio a conocer su bello tango “Memorias”, que editara Pirovano y
que grabara poco después Osvaldo Fresedo en Odeón.
Otro de sus tangos famosos fueron: “25 de mayo”, cuya letra escrita por Enrique
Cadícamo, fue cantada por Teófilo Ibañez con la orquesta de Firpo -(como me acota el
coleccionista C. Lanner de Austria, no debe confundirse esta obra ni con el tango de
Arolas ni con la ranchera que grabó Charlo)-, y sin duda alguna, el tango “Lunes”
(Lunes 13), que lleva letra del genial poeta Francisco García Jiménez. Este tango fue
dedicado por Padula al maestro Francisco Canaro –quien lo grabó en 1927-, y a
Minotto Di Cicco, con esta frase: “Al creador del Tango-Milonga Francisco Canaro, y al
sin rival ejecutante del bandoneón Minotto Di Cicco, dedico afectuosamente”. Dicha
versión fue registrada por el cantor y guitarrista Mario Pardo y en la década del
cuarenta fue potenciada por el conocido disco de la orquesta del Alfredo De Angelis
con la voz de Carlitos Dante. “Bicho feo” (no confundir con un homónimo de Enrique
Maciel grabado por Corsini), fue ejecutado con valía por la orquesta de Anselmo Aieta,
que también le llevó al disco el tango “Pasó a la historia”.
Por sugerencia de Agustín Magaldi, que deseaba cantar “9 de Julio”, Padula accedió a
modificar la primera parte de su obra, agregándole una melodía cantable y requiriendo
a su colaborador Lito Bayardo, los versos que tornaron óptima a la obra para ser
cantada. Finalmente Magaldi la grabó en discos Brunswick, con singular éxito. Según
Bayardo, este tango fue cantado en su casa de Rosario, a dúo por Agustín Magaldi y
Carlos Gardel en una reunión privada.
Hacia 1935, pasó a grabar discos en la casa Odeón, contando como vocalista nada
menos que a Ángel Vargas. El gran cantante grabó entre otros temas, el tango
“Brindemos compañeros” de Padula y Cadícamo, y la ranchera “Ñata linda”,
composición también creada por el binomio Padula-Bayardo. De aquella tanda
de versiones de la orquesta que afortunadamente poseemos, también merece
destacarse la milonga “Picante”, otra de las grandes melodías de Padula que fue
grabada exitosamente por su inspirador y posteriormente por el maestro Rodolfo Biagi.
Debe señalarse, que tanto en las versiones de discos Columbia u Odeón, ora sea con
el trío o con la orquesta, Padula participaba desde el bandoneón o desde el piano en
cada una de las grabaciones.
Dentro de su distinguida obra autoral podemos anunciar, el vals “Jardín florido” con
letra del autor rosarino Lito Bayardo, gran amigo de Padula que también escribiera los
versos de “9 de julio” y “La mentirosa”. A propósito del vals precitado, que cuenta con
la famosa grabación del conjunto folklórico cordobés “Los del Suquía”, podemos
recordar la siguiente dedicatoria de su creador: “A la prestigiosa poetisa Sra.
Evangelina Mercado Vera y a su esposo Elías Mercado Vera, con la mayor estimación.
El Autor” (J. L. P.). “Grabado en discos Odeón por la Orquesta J. L. Padula”. La obra
había sido editada en papel por la Editorial Perroti, en el mes de noviembre de 1934.
Hacia 1938, volvió a componer con la colaboración autoral de Enrique Cadícamo. Fue
así que surgió el tango “Gemido”, que publicara en Buenos Aires, Américo Argentino
Vivona.
En 1941, dedicó el tango “Bardi”, al gran compositor con esta leyenda: “A la memoria
de mi viejo amigo y gran compositor Agustín Bardi”. Edición Ricordi. En el mismo año,
susodicha editorial publicó otro tango de Padula, intitulado “El guaraní”. Y también
compuso el tango “Violetas”, con letra de Héctor Marcó. Publicado por Buccheri el 10
de junio de 1941. “Al excelentísimo Dr. Elkin, caballero y amigo, a quien todos los
artistas confían el destino de su garganta por la maestría de su sabia mano”.- Los
autores. Debemos recordar, que el prolífico letrista Héctor Marcó, era desde los años
treinta un reputado cantor radial, y que tuvo problemas en sus cuerdas vocales y fue
tratado por el eminente cirujano. Con el paso del tiempo, el problema fónico de Marcó
fue insalvable y debió retirarse del canto, aunque no del ambiente musical, ya que fue
sin duda alguna, uno de los más talentosos letristas del género.
Otras de las obras de este genial compositor han sido la ranchera “Con los colores del
cielo”, los valses “Mi vida”, “Noche de estrella” (con letra de Cadícamo), “Me duele el
alma”, letra de Bayardo grabado por Virginia Vera; la zamba “Ladrona de corazones”
(de 1937) y muchos más.
La editorial Perroti anunciaba en 1973 este homenaje: “En la historia del tango José
Luis Padula ocupa justicieramente uno de los primeros capítulos. Por los caminos de
la Patria, fue el juglar trashumante, sembrador de motivos populares, que brotaron de
la sensibilidad de su alma criolla, para interpretarlos en su armónica o su guitarra,
primeros instrumentos con los que aprendió a arrancar melodías, ya de tierra adentro,
ya de temas ciudadanos. El día 12 de junio de 1945, a los 51 años, cuando aún mucho
podía esperarse de su inspiración, José Luis Padula falleció en nuestra Capital".
9 de Julio
La Declaración de Independencia de la Argentina fue una decisión tomada por
el Congreso de Tucumán que sesionó en la ciudad de San Miguel de Tucumán de las
entonces Provincias Unidas del Río
de la Plata. Con dicha declaración
se hizo una formal ruptura de los
vínculos de dependencia política
con la monarquía española y se
renunció a toda otra dominación
extranjera. Fue proclamada el
martes 9 de julio de1816 en
la casa propiedad de Francisca
Bazán de Laguna, declarada
Monumento Histórico Nacional en 1941.
Por otra parte, la independencia fue reflejada en el tango "9 de Julio" del compositor
tucumano José Luis Padula, quien en 1916, al cumplirse el centenario de nuestra
independencia, compuso este tango. La partitura tiene como alegoría precisamente la
independencia y la casa de Tucumán.
Letra
Yo me prometí
lleno de gloria regresar
para podérsela brindar
a quien yo más amé
y al retornar
triste, vencido y sin fe
no hallé mi amor ni hallé mi hogar
y con dolor lloré.
Cual vagabundo cargado de pena
yo llevo en el alma la desilusión
y desde entonces así me condena
la angustia infinita de mi corazón
¡Qué puedo hacer si ya mis horas de alegría
también se fueron desde aquel día
que con las glorias de mis triunfos yo soñara,
sueños lejanos de mi loca juventud!
Sin
embargo, hasta ese momento era muy mal
visto por las personas de “buenas
costumbres” que, escandalizadas por el
desparpajo y la sensualidad de su danza,
lo consideraban un género menor ligado a
costumbres non sanctas y a personajes de
baja “calaña”.
Después del impacto del tango en Francia, comienza a ser adoptado por
todas las clases sociales, expandiéndose hacia todos los rincones de la
ciudad de Buenos Aires . Es el protagonista de los teatros, los cabarets, los
salones de baile, los clubes, la radio, los bares y el cine, este último
gracias especialmente a Carlos Gardel.
Ya hacia fines del ´20 aparece en escena un poeta muy particular. Enrique
Santos Discépolo considerado el “gran cronista social del tango”, quien
con su estilo de poesía directa describió descarnadamente tanto los
dolores, pesares y bajezas del hombre como la desesperanza social. Y si
bien su pluma fue fundamental en la Orquesta Sinfónica de Tango, 1930
historia del tango, su definición del
mismo era “ese sentimiento triste que
se baila”.