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I. OBJETO
II. COMPETENCIA
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la Corte Suprema de Justicia de la Nación para juzgar originariamente esta acción a tenor
de lo dispuesto en el art. 117º de la Constitución Nacional.
En razón de las Personas, la Materia y del Lugar:
De acuerdo a la naturaleza de los derechos que se pretenden proteger
por la presente accion de amparo, su avocación en la acción intentada es necesaria en razón
de la materia. Es dable destacar que atento la organización estructural de los Juzgados
Federales, S.S. resulta ser el Juez con competencia universal, siendo el magistrado idóneo
para resolver sobre la cuestión planteada.
Es necesario señalar que S.S., en razón del lugar, resulta ser también
competente, porque se encuentra físicamente en el lugar en el que la violación al derecho se
exterioriza por parte del Estado Nacional (Poder Ejecutivo), ENARGAS y CAMUZZI GAS
DEL SUR S.A., o donde pudiera tener efectos –ante el eventual empobrecimiento
producido por el pago del cargo adicional impugnado o el corte del servicio por su falta de
pago-.
Finalmente, es competente la justicia federal en atención a que es
Gobierno Federal en tres estamentos burocráticos –Poder Ejecutivo Nacional, Ministerio de
Planificación Federal y ENARGAS-, la autoridad de la cual dimanan los actos
administrativos en crisis.
II. HECHOS
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La tutela de cualquier derecho que sea infringido durante la
prestación de un servicio público halla su mayor eficacia mediante la vía procesal del
amparo, pues la naturaleza de esta acción se presenta como el remedio idóneo para lograr el
reestablecimiento inmediato de los derechos conculcados por el obrar ilícito o negligencia
de los prestaciones del servicio público o el Estado.
Echevesti, recuerda que la CSJN sostuvo que siempre que aparezca
de modo claro y manifiesto la ilegitimidad de una restricción cualquiera a alguno de los
derechos esenciales de las personas, así como el daño grave e irreparable que se causaría
remitiendo el examen de la causa a los procedimientos ordinarios, administrativos o
judiciales, corresponderá que los jueces restablezcan de inmediato el derecho restringido,
por la via rápida del amparo. Caso contrario se afectaría la garantía de defensa en juicio,
dado que ella supone la facultad de ocurrir ante los tribunales de justicia y obtener de ellos
una sentencia útil, por lo que en determinadas circunstancias la tutela judicial del amparo
debe ser otorgada sin demora, ante la lentitud de las vías ordinarias y sus consecuencias
sobre los derechos pretendidos. Su exclusión por la existencia de otros recursos
administrativos no puede fundarse en una apreciación meramente ritual, toda vez que
la institución tiene por objeto una efectiva protección de los derechos más que una
ordenación o resguardo de competencias (Echevesti, “El Servicio Público”, JA, 1994-I-
885, con abundante cita de CSJN 19/12/87, LL, 1987-D-156).
Los requisitos de admisibilidad de la acción de amparo conforme el
Art. 43 de la Constitución Nacional y el art. 1º y ccs. De la ley 16.986, se verifican por
cuanto:
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También, que está sometida al control de constitucionalidad, toda vez que a diferencia del
estado de sitio, la emergencia no suspende las garantías constitucionales (conf. Fallos
243:467, voto de los jueces Aristóbulo D. Aráoz de Lamadrid y Julio Oyhanarte; 315:2300
y 2328).” (P-122-XXXIX – Persico, Luigi c/ Maffulli, Cirio y otro s/ Ejecución
Hipotecaria, B-139-XXXIX – “Bustos, Alberto Roque y Otros c/ Estado Nacional S/
amparo”, entre otros).
En resumen, el Alto Tribunal de la Nación establece como necesarios
para que la norma de emergencia resista el control de constitucionalidad: 1) que exista una
situación de emergencia que imponga al Estado el deber de amparar los intereses vitales de
la comunidad; 2) que la ley tenga como finalidad legítima, la de proteger los intereses
generales de la sociedad y no a determinados individuos; 3) que la norma sea razonable,
acordando un alivio justificado por las circunstancias; 4) que su duración sea temporal y
limitada al plazo indispensable para que desaparezcan las causas que hicieron necesaria el
dictado de la norma.
A prima facie se advierte que el Decreto 2067/08 no cumple con los
requisitos de razonabilidad y temporalidad para quedar a resguardo de la tacha de
inconstitucionalidad.
Agustin Gordillo, en su Tratado de Derecho Administrativo –
Capítulo IV – Suspensión de Derechos y Garantías en Situaciones de Emergencia, expresa:
“La proporcionalidad de la norma, importa un criterio de
razonabilidad entre los medios empleados y los fines perseguidos. Por ello, tanto el Pacto
de Derechos Civiles y Políticos como la Convención Americana autorizan a los Estados
Partes a adoptar disposiciones que suspendan las obligaciones contraidas en virtud de esos
pactos, pero sólo en la medida estrictamente limitada a las exigencias de la situación (Arts.
4.1 y 27.1 respectivamente).
Este requisito se refiere a la prohibición de suspender
innecesariamente ciertos derechos, imponer restricciones mayores a las que demanda la
situación, o extender injustificadamente la suspensión de derechos a áreas no afectadas por
la emergencia.
El Comité de Naciones Unidas sostuvo que en virtud del principio de
proporcionalidad, no sólo la declaración de emergencia debe estar plenamente justificada,
sino que además, el Estado debe demostrar que medidas específicas dictadas para paliar
aquella, eran requeridas por las exigencias de la situación. Ello significa –sostuvo el órgano
fiscalizador del Pacto de Nueva Cork- que aún cuando un derecho se encuentre válidamente
derogado en virtud de la emergencia, no será totalmente inaplicable, sino sólo en la medida
que resulte necesario a la consecución del fin, que no es otro que el regreso a la normalidad
institucional.”
No se puede entender la legalidad de la norma que se dicta, si no
encuentra razonabilidad en la medida que dispone, toda vez que como hemos dicho, los
incrementos en las facturaciones, por su magnitud desproporcionada, no superan un análisis
elemental que se realice a la luz del sentido común, ni el principio de razonabilidad que
debe presidir los actos de la administración. La desproporción resulta tan manifiesta, que en
períodos en que la inflación anunciada por el Estado –y cuestionada públicamente por los
medios de prensa- superó el 7,2 por ciento anual, el incremento en la tarifa llega a superar
hasta el cien, doscientos y mucho más por ciento sobre el promedio aplicado hasta el mes
de marzo del corriente año.
Existe una gran confusión por parte del Estado Nacional al
considerar que el incremento no será absorbido por aquellos sectores de bajos recursos, en
el presente caso no se cumple, toda vez que el costo de la crisis de falta de gas no se
distribuye homogéneamente en la sociedad: los sectores más perjudicados serán aquellos
muy dependientes del gas y que, por razones económicas y/o tecnológicas, no puedan
sustituir este insumo.
El gas residencial, descontando el aseo personal diario por una
cuestión de higiene y salud, se utiliza únicamente, en estufas y cocinas, es decir, para
contrarrestar el frío y para calentar los alimentos que ingerirá el grupo familiar. En
consecuencia poco puede reducirse su consumo, ya que es sabido que por las características
socio económicas de nuestra provincia, que se encuentra en una zona geográfica fría, el
medio común más utilizado para soportar las bajas temperaturas, son los calentadores o
calefactores a gas natural, por lo tanto su consumo no es superfluo para gozar de un mejor
bienestar, sino necesario para la vida misma de los usuarios.
El Estado Nacional por su falta de control sobre las obras de
infraestructura que debían realizar las Distribuidoras para asegurar el normal
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abastecimiento de gas a los usuarios del país, les impone por Decreto, un cargo exorbitante
a abonar para garantizar de gas ‘a futuro’. Más que irrazonable resulta absurdo, toda vez
que los usuarios, últimos eslabones de la cadena de pago en el complejo entramado de la
prestación del servicio de gas, deben abonar un tributo encubierto e ilegal, para la
financiación de un servicio público que ‘es’ brindado por el Estado a través de la
Distribuidora, pero tiene el temor de no poder hacerlo más adelante es por ello que prevé
la creación de un llamado Fondo Fiduciario que será cubierto con la recaudación del
servicio de gas. Si el Estado recurre a los usuarios para cubrir la demanda de un posible
desabastecimiento y necesidad de importación de gas en el futuro, QUIEN LE ASEGURA
AL ESTADO NACIONAL QUE LOS USUARIOS HOY – YA NO SOBRE UNA
HIPOTESIS – PUEDAN ABONAR TAL MAGNITUD DEL INCREMENTO DEL
SERVICIO Y NO CAIGAN INEXORABLEMENTE AL CORTE DEL SERVICIO. Sin
duda es un contrasentido que no tiene lógica.
No sólo es irrazonable las disposiciones que establece el Decreto que
se ataca, sino también lesiona la garantía de legalidad prevista en el Art. 28 de la
Constitución de la Nación, toda vez que se crea un método de recaudación impositiva para
dar solución a una posible situación que el universo colectivo de los usuarios puedan
sentirse perjudicados, sin pensar los servios perjuicios que la irrazonable medida hoy esta
provocando, y sin prever siquiera, que en caso de la condición por la cual se creó el Fondo
Fiduciario, no se cumpla, es decir que no sea necesario importar gas, el cargo que se pagó
no les será devuelto. Esta circunstancia fortalece el concepto que el incremento de la tarifa,
reviste una característica TRIBUTARIA.
En cuanto a la temporalidad del Decreto, Agustin Gordillo, en la
misma obra citada anteriormente, en su Tratado de Derecho Administrativo –Capítulo VII-
Suspensión de Derechos y Garantías en Situaciones de Emergencia, expresa:
“… la Corte de San José ha considerado ilegales las medidas que
violaran la legalidad excepcional de la emergencia, si se prolongaran más allá de sus
límites temporales, si fueran manifiestamente irrazonables, innecesarias o
desproporcionadas, o si para adoptarlas se hubiere recurrido en desviación o abuso de
poder.
El Pacto de Costa Rica establece que estas disposiciones sólo
pueden ser adoptadas en la medida y por el tiempo estrictamente limitados a las exigencias
de la situación, por lo que resultan ilegítimas aquellas que se decreten por tiempo
ilimitado o que se mantengan habiendo desaparecido las causas que las motivaron.
La Comisión ha resaltado la gravedad de decretar estados de
emergencia por períodos de tiempo indefinidos o prolongados, sobre todo cuando ellos
otorgan al Jefe de Estado una amplia concentración de poder, incluyendo la abstención
del poder judicial respecto a las medidas decretadas por el Ejecutivo, lo que en ciertos
casos puede llevar a la negación misma de la existencia del Estado de Derecho.”
El Estado Nacional, ejercitando sus facultades de discrecionalidad,
incurre en un abuso del derecho al emitir un Decreto que se ampara en una norma dictada
en oportunidad de emergencia y en ejercicio de facultades discrecionales sin precisar el
tiempo de su vigencia y fundamentar su verdadero alcance. Bien sabido es que se configura
Abuso de Derecho cuando “el titular de una prerrogativa jurídica, de un derecho subjetivo,
actúa de modo tal que concede la facultad, pero que resulta contraria a la buena fe, la moral,
las buenas costumbres, los fines sociales y económicos, en virtud de los cuales con culpa o
dolo, sin utilidad para si y causando daños a terceros, incurre en un acto abusivo, no ejerce
el derecho sino que abusa de él” (MOLINA, Juan C. –“Abuso del Derecho, Lesión e
Imprevisión”, pag. 14 y ss.)
Asimismo, la modificación de los cuadros tarifarios en función del
aumento del precio del gas tampoco ha contemplado la consulta a los usuarios respecto de
los mismos.
En el mismo sentido, ha afirmado reiteradamente que ninguna carga
tributaria puede ser exigible sin la preexistencia de una disposición legal encuadrada dentro
de los preceptos y recaudos constitucionales, esto es validamente creada por el único poder
del Estado investido de tales atribuciones (Fallos 316:2329 consid. 10).
Constituyendo este cargo tarifario un TRIBUTO, debería respetar el
principio de legalidad establecido en la Constitución Nacional según lo dispone en sus arts.
4º, 17º y 75º. En consecuencia, consideramos que el único órgano facultado para establecer
tributos es el Congreso de la Nación; por ello el Decreto nº 2067/08 debe ser anulado por
ilegitimidad ya que ha sido dictado por un órgano (PEN) que no tiene competencia material
para hacerlo.
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Por otra parte los generalizados incrementos en las facturaciones a
que venimos haciendo referencia, su magnitud y la imprevisibilidad de los mismos por los
usuarios (a los efectos de que pudiesen ajustar sus categorías en relación al consumo)
vulneran los derechos establecidos en el Art. 42º de nuestra Constitución que establece que
“los consumidores y usuarios tienen derecho en la relación de consumo a la protección…
de sus intereses económicos a una información adecuada veraz…; y a condiciones de trato
equitativo y digno… Las autoridades proveerán a la protección de esos derechos”.
Es así que se ha incumplido lo reglado por el Art. 4º de la ley 24.240,
que establece la obligación a los proveedores de servicios, de informar adecuadamente a los
usuarios “en forma cierta, clara y detallada todo lo relacionado con las características
esenciales de los bienes y servicios que provee, y las condiciones de su comercialización”.
Es obvio, que se ampara el derecho del usuario de ser informado respecto del precio que
deberá pagar por el servicio.
El derecho a la información, qué y como se informa, es esencial en la
prestación de un servicio público como lo es el de la distribución de gas. El objetivo de este
derecho es el adecuado conocimiento por parte de los usuarios de las características y
costos del servicio, información que además debe ser oportuna a los efectos de que el
mismo pueda ejercer los mecanismos de defensa que se encuentran a su disposición como
así también tomar las medidas y diligencias que crea conveniente. En el caso particular,
dado que la categoría de usuarios del servicio de gas natural se determina en relación
al consumo del último año móvil computado a partir del consumo bimestral corriente
añadiendo los 5 (cinco) bimestres inmediatos anteriores (art. 2º resolución nº 409/08
ENARGAS), habrían podido los usuarios de nuestra provincia, en caso de haber
contado con la información adecuada y oportuna, prever reducir sus consumos a los
fines de que los aumentos no les generasen un perjuicio económico.
Es deber y función del Estado, en su carácter de poder concedente de
este servicio público, y de los Entes de control brindar una adecuada información a los
usuarios, como así también verificar que las concesionarias informen sobre las condiciones
de servicio. El derecho a la información revista el carácter de principio general del derecho
del consumidor y usuario como lo consagra el art. 42 de la Constitución Nacional, es decir
reviste el rango de derecho constitucional, con lo cual se descarta la posibilidad de
discusión e incide en la interpretación de normas legales y permite cuestionar por
inconstitucionalidad las normas (como las que aquí se impugnan) que afecten ese derecho.
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nombres: honorarios, primas, matrículas, etc. que no indican alteración de los elementos
jurídicos citados.”
“Dentro de esta categoría incluimos los llamados precios públicos
que son aquellos ingresos que tiene como característica común la de ser
contraprestaciones por los bienes y servicios prestados por el Estado en el campo
económico y que, desde el punto de vista jurídico, reconocen su fuente en el consentimiento
del obligado y su causa en la ventaja o provecho que le proporciona la prestación estatal.”
“La cuestión de los precios públicos ha sido debatida en la doctrina,
la cual no ha uniformado opinión acerca de su naturaleza y de su diferenciación con las
tasas. Se habla: 1.- de precios privados cuando son convencionalmente establecidos con
arreglo a las leyes del mercado, por lo cual no tiene carácter tributario, 2.- de precios
públicos, si son establecidos unilateralmente en forma diversa a la del mercado libre pero
con el propósito de cubrir gastos públicos. Por último, se mencionan los: 3.- precios
políticos, cuando se fijan tarifas inferiores al costo de producción de los servicios
mínimos.”
“Según parte de la doctrina italiana, estas dos últimas categorías
pertenecen a la materia tributaria. Es nuestro criterio que son precios las sumas cobradas
por empresas y órganos estatales que no impliquen retribución de funciones públicas
divisibles o servicios públicos absolutos. Por ende, tales ingresos no revisten carácter
tributario, al no existir ejercicios de facultades inherentes a la soberanía sino razones de
oportunidad económica y política.”
Ahora bien, queda entonces claro que los cargos tarifarios creados
por el Decreto del PEN nº 2067/08, con toda seguridad no constituyen precio público o
precio, esto es la contraprestación a cargo del usuario del servicio público brindado.
No se adecua el adicional establecido por las normas impugnadas al
concepto de precio público y además no se ha fundado el decreto que crea el cargo tarifario
en un incremento de ninguno de los ítems que de acuerdo a la Ley nº 24.076 concurren en
la formación de la tarifa:
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gastos públicos o de actividades especiales del Estado (Ejemplo: pavimentación de una
avenida o instalación de luminarias).
Como vemos, se podría argumentar que el cargo tarifario establecido
para la constitución del Fondo Fiduciario constituye un impuesto, una tasa o una
contribución especial pero nunca un precio público.
No hay dudas en cuanto a que el cargo tarifario no es un precio
público. Por el contrario cualquiera fuera su interpretación: a.- sea por su vinculación con la
prestación con el servicio de gas natural por redes; b.- o por la constitución del Fondo
Fiduciario (instrumento financiero destinado a asegurar el abastecimiento interno de gas
natural, de modo que permita acompañar el crecimiento general de la economía nacional);
c.- o en relación con la posibilidad que los beneficios del aludido fondo sean disfrutados
por el universo de usuarios de gas natural por redes; lo cierto que únicamente podrá
discreparse en cuanto a que ese cargo tarifario es un impuesto, una tasa o contribución; pero
nunca que reviste carácter tributario. Consecuentemente, queda siempre sometido al
principio de legalidad y de reserva de la ley garantizado en nuestra Constitución Nacional.
“Los Principios Constitucionales prohiben a otro poder que el
Legislativo el establecimiento de impuestos, contribuciones y tasas” (Fallos 155:290;
248:482; 303:245).
“El principio de reserva de la ley tributaria, de rango constitucional
y propio del estado de Derecho solo admite que una ley formal tipifique el hecho que se
considera imponible y que constituirá la posterior causa de la obligacióntributaria” (CSJN
Fallo 155:293, Fallo 182:142)
En el mismo sentido, ha afirmado reiteradamente nuestra Corte que
ninguna carga tributaria puede ser exigible sin la preexistencia de una disposición legal
encuadrada dentro de los preceptos y recaudos constitucionales, esto es, válidamente creada
por el único poder del estado investido de tales atribuciones (Fallos 316:2329, considerando
10).
Como vemos, sólo el Congreso Nacional ha sido dotado por nuestra
Constitución Nacional de las competencias para crear ingresos de carácter tributario. La
disfuncionalidad presente en las normas que impugnados en las que poderes del Estado se
atribuyen competencias que no le son propias, reviste una gravedad institucional de tal
magnitud que resiente seriamente el Sistema Republicano de Gobierno, en la que la
separación de poderes fue dispuesta para equilibrar el poder mismo a fin de garantizar el
derecho de las personas.
Nos encontramos entonces ante un llamado cargo tarifario creado de
manera ilegítima que no se constituye más que en una pretensión de confiscación de la
propiedad de los usuarios y consumidores de gas natural por redes. Las razones expuestas
ameritan que revisando, conforme a las facultades constitucionales que habilitan el ejercicio
de jurisdicción los actos ilegítimos denunciados, V.S. restablezca la vigencia de nuestra
Constitución Nacional asegurando el ejercicio de los derechos de los ciudadanos.
3. Que en forma actual lesiona y restringe:
La situación de amenaza cierta, actual e inminente, es en si dañosa a
los derechos de los usuarios-consumidores del sistema de gas natural por redes, (entre ellos
derecho a la información, protección de sus intereses económicos).
La promoción de la pretensión de amparo es admisible dado que no
existe otro medio judicial más idoneo contra los actos y omisiones de la demandada, que
lesionan y amenazan los derechos y garantías cuya tutela como Institución de Garantías
Constitucionales promovemos. Tales actos y omisiones son de manifiesta arbitrariedad e
ilegalidad, por lo que la urgencia y gravedad de la situación planteada hace procedente la
presente acción expedita y rápida de amparo.
En el sentido indicado se ha dicho con razón que “De acuerdo con su
naturaleza, el amparo tiende no sólo a remediar mediante una total reparación el agravio
sufrido, sino también a prevenir la lesión cuanto ella resulta de indudable cometido. Por
ello podemos hablar, con Bidart Campos, de ‘futuridad inminente’ para designar que la
comisión del acto lesivo va a concurrir de un momento a otro… En estas circunstancias, no
obstante tratarse de una lesión no cometida realmente, el amparo es procedente. La
amenaza en estas condiciones es tanto como ejecución del acto lesivo… El temor, la duda,
la zozobra que produce el saber que hoy, mañana o en forma inmediata se va a ejecutar el
acto lesivo, tienen el efecto de su cumplimiento y producen la lesión que el amparo debe
reparar, y por consiguiente, evitar cuando sea indudable su cometido” (Lazzarini, José Luis,
‘El Juicio de Amparo’, pág. 205).
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También nuestra Corte Suprema de Justicia de la Nación ha admitido
el remedio del amparo aún cuando la lesión no haya llegado a materializarse cuando los
actos producidos “…constituyen una amenaza de lesión, cierta, actual e inminente, cuya
entidad justifica el reclamo de tutela judicial promovido” (Fallos 245:86).
El mismo principio rigue por cierto en materia de consumo. En
efecto, sobre este aspecto de la tutela amparista en el marco de la relación de consumo se ha
dicho que “…Actualmente, mediante el juego armónico del art. 43 de la Contitución
Nacional y los arts. 52 y 55 de la ley 24.240, es posible accionar de manera rápida y
expeditiva no sólo frente a un daño ya sufrido, sino también frente a una amenaza de un
daño. La norma constitucional habla de lesión actual o ‘amenaza de lesión’ y la ley se
refiere a los intereses afectados o ‘amenazados’ del consumidor” (Nicolau, Noemí, Lidia,
‘Posibilidades que ofrece la acción de amparo para la protección y defensa del
consumidor’, en Bidart Campos, Germán, Sagües, Néstor y otros, “El Amparo
Constitucional, Perspectivas y Modalidades”, pag. 106).
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Es decir, que no podemos concebir la idea del servicio público sin
comprender que la prestación a la que se compromete el encargado de brindar el servicio
(Estado-Concesionario) no deviene de una facultad para estos, sino en una obligación.
Cassagne, perfila ese carácter de los servicios públicos en los
siguientes términos: “La configuración del régimen jurídico del servicio público quedaría
desprovisto de sentido si no se asegurara la prestación efectiva del mismo y la consecuente
satisfacción de las necesidades colectivas. A ello atiende precisamente el principio de
obligatoriedad que predica no sólo la vinculación entre el Estado y el prestatario sino el
derecho de los usuarios que utilizan el servicio.
V. PRUEBA:
a) Documental
a. Factura 80018-20739568/3 período 02/09 del usuario-
consumidor Omar Hallar, categoría RESIDENCIAL R3-
4.
b. Factura 80018-20713197/3 período 02/09 del usuario-
consumidor Jorge Cruz, categoría RESIDENCIAL R3-1.
c. Copia simple de la Resolución nº 1451/2008 del
Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y
Servicios de la Nación.
d. Copia simple de las resoluciones ENARGAS 563/2008 y
I/605/2009.
b) Se libre oficio a CAMUZZI GAS DEL SUR S.A., con domicilio
en calle Pellegrini nº 241 de Río Gallegos, a fin que informe:
a. Indique qué categoría residencial de Usuarios afectarán
principalmente los incrementos tarifarios dispuestos por
el decreto nacional nº 2067/08. Acompañe copias de las
facturas según distintas categorías a los fines de ilustrar a
cuanto ascenderán los cargos según los consumos;
b. Aclare, si la modificación en las tarifas del servicio de gas
responden a un incremento en: I) el valor del gas (metro
cúbico) del cuadro tarifario aprobado, II) a la
implementación del cargo creado por el Decreto PEN Nº
2067/08 y Resoluciones dictadas en consecuencia; III)
PURE (programa de uso racional de energía); o bien a
todos los conceptos. Indique separadamente el porcentaje
de incremento que corresponde a cada uno de los
conceptos señalados;
c. Metodología a través de la cual procederá a recaudar los
cargos tarifarios implementados mediante el Decreto PEN
Nº 2067/08;
d. Como prestataria y ente regulador del servicio de gas
natural en la Provincia de Santa Cruz, acompañe
antecedentes, pruebas y/o cuadro tarifario aplicable a las
distintas categorías de usuarios;
e. Informe si se contempló a favor del Usuario la posibilidad
de realizar el pago parcial de las facturas. En caso
afirmativo señale como se imputarán dichos pagos y/o se
prorratearán con los demás cargos contemplados en las
tarifas. Asimismo indique si la negativa o falta del pago
del usuario de los conceptos referidos motivará el corte
del servicio y cual será el procedimiento del mismo;
f. Si la aplicación en la tarifa del Decreto PEN Nº 2067/08 y
resoluciones dictadas en consecuencia, redundará en un
aumento de los demás conceptos y tributos que integran
la misma. Detalle el porcentaje de incremento
correspondiente a cada uno de ellos;
g. Señale el tiempo durante el cual se aplicará a los Usuarios
el cobro de los ‘cargos tarifarios’ destinados a la
formación del Fondo Fiduciario creado por el Decreto
PEN Nº 2067/08 y demás resoluciones; cargo por servicio
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de transporte y distribución, PURE (Programa de Uso
Racional de Energía) e incremento del valor gas;
h. Atento al principio de certeza de las tarifas (Art. 1349 del
Código Civil) y del Deber de Información a Usuarios y
Consumidores (Art. 42 de la Constitución Nacional y 4º
de la ley 24.240); indique cuál fue el mecanismo de
información a los usuarios del incremento en las tarifas
del servicio de gas ya facturados;
i. Toda otra información que considere conveniente.-
VIII. PETITORIO
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