Vous êtes sur la page 1sur 1

LA SEMANA SANTA.

La celebración de la Semana Santa, se refiere al recordatorio de la vida de un


superhombre. Pero en realidad este Ser, no es solamente un superhombre, un
revolucionario o un reformador social; si no es un Ser Divino, con Sustancia divina. Jn 1, 1.

Desde la fe católica es profesado como Hijo de Dios. Es por ello, que se celebra la
pasión, muerte y resurrección; para enseñarnos cómo hay que regresar al Padre. La vida
de Jesús como él dice no se la arrebataron, si no, él lo entregó por amor. Jer. 11,19. “Yo,
como cordero manso, llevado al matadero”. Es por ello que la celebración inicia con el
domingo de ramos, que desde la antigüedad fue profetizado: “Alégrate, hija de Sión;
Canta, hija de Jerusalén; mira a tu Rey que viene a ti justo y victorioso; modesto y
cabalgando en un asno, en un pollino de borrica.” Za. 9.9.

Luego, viene la celebración de la Semana Santa que tiene su cúspide en el Triduo


Pascual; que es el “memorial de la muerte del Señor, pan vivo que a los hombres da la
vida”. Es por ello que “Jesús, para consagrar al pueblo con su propia sangre, murió fuera
de las murallas. Salgamos pues, a encontrarlo fuera del campamento, cargados con su
oprobio; que aquí no tenemos ciudad permanente, si no que andamos en busca de la
futura”. Hb. 13,12-15.

Cabe destacar lo trascendental que es para nosotros; ahora que estamos en casa
nos da la oportunidad de reflexionar sobre este acontecimiento irrepetible por el Señor
Jesús. Y solo tenemos que unirnos como familia, para hacer de nosotros lo que dice el
salmista “glorifica al Señor Jerusalén; alaba a tu Dios, Sión: que ha reforzado los cerrojos
de tus puertas, y ha bendecido a tus hijos dentro de ti; ha puesto paz en tus fronteras, te
sacia con flor de harina”. Sal. 147.

Quiero concluir un fragmento del sermón 218 de San Agustín.

“Con toda solemnidad se lee y se celebra la pasión de Jesucristo, nuestro


Señor y Salvador, cuya sangre purgó nuestros delitos. El objetivo es que esta
devota práctica anual renueve nuestra memoria y que, al acudir tanta gente, la
proclamación de nuestra fe alcance mayor gloria. En cuanto sufrió de parte de sus
enemigos, nuestro Señor se dignó dejarnos un ejemplo de paciencia para nuestra
salvación, útil para el decurso de esta vida, de manera que no rehusemos padecer
lo mismo por la verdad del evangelio, si así él lo quisiere. Pero, como aun lo que
sufrió en esta carne mortal lo sufrió libremente y no por necesidad, es justo creer
que también quiso simbolizar algo en cada uno de los hechos que tuvieron lugar y
quedaron escritos sobre su pasión.” (Recoletos, 2020, pág. 4)

Vous aimerez peut-être aussi