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2da parte:

EL PREJUICIO RACIAL. BASTIDE.


Un prejuicio es un conjunto de sentimientos, de juicios, y naturalmente, de actitudes
individuales que provocan – o al menos favorecen, y en ocasiones justifican – medidas de
discriminación. El prejuicio está vinculado con la discriminación. Existen prejuicios de sexo,
prejuicios de clase y, por fin, prejuicios de raza o de etnia. Pero en cada caso se trata siempre
de actitudes que justifican o provocan fenómenos de separación, segregación y explotación de
un grupo por otro.

Sin embargo, el prejuicio racial asume formas extremadamente diversas y conviene distinguir
entre el prejuicio racial propiamente dicho, el prejuicio de color, el prejuicio de clase en una
sociedad multirracial y, por último, el prejuicio étnico o cultural.

El prejuicio de raza: el concepto de raza no es un concepto de antropología física sino


un concepto sociológico, por consiguiente, es el origen étnico el que define la raza.
Este prejuicio es muy fuerte y que se manifiesta en medidas institucionales, es decir,
que las leyes siguen la misma dirección que las costumbres. Por ejemplo, las leyes en
Sudáfrica que obligaban a negros y blancos a usar baños distintos.

El prejuicio de color: responde a la idea de que cuanto más negro es alguien, mayores
posibilidades habrá de que sea un proletario, pertenezca a las capas bajas de la
población, le falte educación y, sobre todo, sea pobre. Por ejemplo, en EEUU el solo
hecho de ser negro te convierte en un descendiente de esclavos y la comunidad blanca
los tomara como seres inferiores.

El prejuicio de clase: generalmente suele estar vinculado con el de color, en América


Latina el prejuicio racial adopta muy a menudo la forma del prejuicio de clase. Existen
tres clases sociales: la clase alta, constituida por blancos descendientes de españoles;
la clase baja, integrada por indios y negros; y una clase media compuesta por mestizos.

El prejuicio cultural: cuando entramos en contacto con pueblos diferentes al nuestro


los consideramos como pueblos inferiores al nuestro y los tratamos como a salvajes o
barbaros.

Los prejuicios raciales no siempre existieron, mientras que, a la inversa, los prejuicios
culturales y los prejuicios religiosos se han manifestado siempre. El prejuicio racial comienza a
desarrollarse de manera notoria a partir del siglo XVI y está relacionado con ciertas ideologías
de la clase capitalista. El descubrimiento de América permitió a los europeos la conquista de
nuevas tierras, las cuales los indios se negaban a cultivar, y lo por lo cual se lo reemplazo con el
africano. Para justificar esto, el mejor recurso era alegar que los negros constituían un pueblo
inferior al de los blancos, y así nació el prejuicio racial.

Durante el siglo XIX ese prejuicio dio origen al racismo. Se trataba de mostrar que los
campesinos y los proletarios merecían su situación inferior en el campesinado o la industria
por el hecho de pertenecer a razas braquicéfalas morenas. Inicialmente, la meta de esta
doctrina consistía en dar un justificativo a la separación de clases sociales dentro de Europa.

El prejuicio, pues, se presenta siempre como el acto de defensa de un grupo dominante frente
al grupo dominado, o como justificativo de la explotación. Siempre hay relación entre el factor
económico – es decir, la lucha por cierto status social o económico – y el prejuicio.

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Otras teorías sobre el racismo ponen el punto de partida en la ignorancia como generadora de
prejuicios. Otras, como la de Adorno, vincula al prejuicio con cierto tipo constitucional, de tipo
autoritario (resistencia a los cambios) y de tipo democrático (mas tolerable). Una tercera teoría
lo explicaría con el horror hacia las diferencias.

Como solución a este problema se puede plantear procurar un conocimiento mutuo, y para
eso hay que permanecer mucho tiempo en el mismo lugar, en el mismo país. Siempre es
posible lograr que florezca la amistad entre personas de razas diferentes, a condición de que
nos tratemos como seres humanos, es decir, como seres dotados de igual alma, inteligencia y
sentimientos.

RACISMO Y ODIO DEL OTRO. MEMMI.


Existen tres grandes grupos de afirmaciones: la supuesta existencia de razas puras; la supuesta
superioridad biológica de esas razas; la legitimidad de la dominación ejercida por esas razas y
de sus privilegios, como consecuencia de su superioridad.

En su naturaleza biológica el hombre actual es resultado de mestizaje incesantes, de modo que


la idea de pureza no es más que una metáfora, un deseo o una obsesión; al igual que esto, la
idea de superioridad tampoco tiene fundamento, no existe teoría científica que respalde esto.
Entonces, el racismo no toma como base la razón, sino que surge como la proyección mítica y
racionalizadora de una experiencia vivida, emocional y más o menos confusa; estas conductas
se basan en el miedo y en la competencia por la vida.

El racismo no es más que un mecanismo ideológico denominado heterofobia: que es el miedo


a la diferencia

PODER, RACISMO Y EXCLUSIÓN. MAZETTELE Y SABAROTS.


Tras las huellas del racismo.

Salvo excepciones, en sí mismas dudosas, las diversas sociedades han estado en contacto con
otras. La migración, el mestizaje, el intercambio y también los enfrentamientos han sido
inherentes a las sociedades humanas, y quizá justamente en estos movimientos de contacto se
encuentre la base de ese prejuicio tan extendido, el etnocentrismo.

En el proceso de expansión que atravesó Europa en el siglo XV, se van entablando contactos
con distintas tribus. El eurocentrismo, la forma acentuada de un etnocentrismo “a la europea”
llevara a una versión de la historia que se conformara en función de los intereses de las
potencias europeas en la que lo que prima es la simplificación y los estereotipos.

Las actividades económicas encaradas por los europeos en diferentes áreas de América, ya sea
en minería, o en agricultura requerían contar con trabajadores. Ante la negativa o la extinción
de nativos, se recurrió a la trata de esclavos, y como justificación a esto, se los tomo a los
negros como seres inferiores.

El siglo XVIII se caracterizó por la desaparición del mundo feudal, el avance del capitalismo
comercial y el comienzo del industrialismo. Para estos pensadores, la razón, el impulso a la
crítica, la libertad espiritual y la tolerancia religiosa debían sustituir a la tradición. Sin embargo,

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esta mirada presentaba una alta carga de eurocentrismo: asimilar e incorporar a estos pueblos
“salvajes” debe ser el objetivo de una política racional.

A su vez, en 1850, el conde de Gobineau planteo que las bases del desarrollo o retroceso social
dependían de factores raciales. El postulo que la conquista de un pueblo por otro de raza
superior llevaba a la decadencia racial y cultural de los conquistadores debido a que
generalmente se mezclaban con los conquistados.

El darwinismo social.

En 1859, Darwin publicó “El origen de las especies”, en el cual desarrollo su interpretación de
la evolución biológica, señalando los mecanismos básicos de tal proceso: lucha por la
existencia, selección natural y supervivencia del mas apto. A partir de esto, se elaboró toda
una serie de posturas que buscaron demostrar científicamente la superioridad de la raza
blanca, sustentándose en el prestigio que le confiere ser una mirada “objetiva”.

En el siglo XIX, se desarrolló una corriente de pensamiento dominada “darwinismo social”. Esta
corriente se funda en el paradigma científico de las ciencias naturales, analizando las
sociedades como si fueran organismos vivos (organicismo). El pensamiento de Spencer era
solidario con la naturalización del sistema capitalista y de la libre competencia en el mercado,
por esto, planteaba que el Estado no debía entrometerse ante problemas de pobreza o
genocidios, ya que allí se daba una lucha donde solo perdurarían los pueblos biológicamente
superiores.

Lombroso y el criminal nato.

Con Lombroso surge una teoría científica de la criminalidad, dándole un soporte


aparentemente científico. El consideraba que un cuarenta por ciento de los criminales actuaba
por compulsión hereditaria, por lo que les era innato comportarse como un “salvaje normal”.
El criminal nato se podía reconocer por su autonomía, y así construían sus argumentos
manejando la información para que acordase con sus prejuicios.

La eugenesia.

Galton creía que el talento era fundamentalmente hereditario. A fin de lograr sus objetivos,
estableció un gabinete pedagógico destinado a medir las diferencias intelectuales entre los
seres humanos. Consideraba que los incompetentes, enfermizos y desesperados tendían a
tener muchos hijos que heredaban esas características, por ende, se los debía persuadir u
obligar a tener menos hijos.

¿Qué es la raza?

Durante la primera mitad del siglo XIX, el concepto de raza fue utilizado para referirse a la
totalidad de la especie “raza humana”; a veces una nación o tribu “la raza mapuche”; o bien
una familia. A partir de la aceptación de la teoría de la evolución de Darwin, paso a significar
“clase”, un tipo diferente de organismo identificable dentro de una especie. Como vemos,
estas razas eran definidas básicamente sobre la base de caracteres observables.

Los diferentes experimentos sobre la genética mostraron que había una gran variación
genética incluso entre los individuos de una misma familia, y mucho más en una población. Las
conclusiones a las que se llegaron fueron que no hay ningún gen conocido que sea cien por
cien de una forma en una raza y cien por cien de una forma diferente a otra raza. Ninguna
población humana ha estado tiempo aislada de otras para dar lugar a una raza.

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El genetista italiano Cavalli-Sforza niega la existencia, entre los hombres, de razas puras. Para
el, una raza pura es algo que podría ser producto de una investigación de laboratorio, por otra
parte, las diferencias genéticas entre los grupos humanos son débiles y en su mayoría
corresponden a caracteres neutros desde el punto de vista de la selección natural. Es decir, no
son el resultado de un proceso adaptativo, y por ende no pueden reflejar una superioridad de
aptitudes, sean ellas intelectuales, psicológicas o morales.

El racismo como problemática científica.

En las sociedades llamadas complejas, multiétnicas y estratificadas la diversidad y


entrecruzamiento de los grupos, sumado a problemáticas sociales insolubles, que se agravan
en las grandes concentraciones urbanas, generan conflictos de identidad, de anonimato y
alienación que potencian la producción de imaginarios sociales plagados de prejuicios que
tienen su origen sobre todo en las crecientes desigualdades de acceso a los servicios, al trabajo
y al consumo.

Racismo y etnocentrismo.

Todas las culturas suelen tener una muy buena opinión sobre sí mismas, en comparación con
las sociedades vecinas. La actitud hacia los “otros” puede ir desde un desinterés e ignorancia
manifiesta, una curiosidad ingenua por conocer otras costumbres, hasta el afán de hacer la
guerra, vencerlos y apropiarse de las personas y los bienes. Todo fenómeno racista supone
claramente etnocentrismo.

Racismo y prejuicios.

Los prejuicios en general, son sistemas de valores, juicios totalizadores más o menos
coherentes que tienden a dar sentido a la acción humana de una manera simple y
generalizadora, favoreciendo la creación de estereotipos sociales en un carácter de falsa
interpretación de la realidad.

Las relaciones de poder entre las sociedades y en el propio seno de una misma sociedad dan
lugar a situaciones de asimetría entre los grupos, actuando como caldo de cultivo para los
prejuicios. Estos no se construyen en la sociedad de manera azarosa, sino que responden a
conflictos e intereses de grupos, haciéndose más agudos y complejos en las sociedades
estratificadas.

Dentro de la amplia gama de los prejuicios, el racismo sería un tipo particular en el que la
marca identificatoria definida socialmente son los rasgos físicos que sitúan a los grupos
involucrados en un sistema de estratificación dominado por imaginarios colectivos de
dominación-sumisión.

Racismo y etnicidad.

Una expresión muy difundida en las últimas décadas, en algunos casos como sustituto de raza,
es el concepto de etnia o grupo étnico y sus correlativos etnicidad y relaciones interétnica.
Cuando los antropólogos se refieren a una etnia están considerando una serie de elementos
socioculturales que la definen y la diferencian, que pueden o no coincidir con determinadas
características físicas distintivas.

Los atributos que definen un grupo étnico serian: 1. Un grupo social capaz de reproducirse
biológicamente; 2. Cuyos miembros se identifican entre si y por diferenciación con otros

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grupos del mismo tipo; 3. Por reconocer un origen común; y 4. Compartir ciertos elementos
culturales entre los que se destaca una lengua común.

Racismo, discriminación y exclusión.

Wievorka propone la existencia de distintos planos o niveles de racismo.

Empíricamente, plantea una gradación que iría desde un infrarracismo, caracterizado por
expresiones larvadas y menores de racismo que se presentan de manera desarticuladas que lo
acercan al rechazo xenófobo. Aquí, la segregación de los individuos los afecta tanto en su
condición de pobres como de grupo racializado. Continuando en sentido creciente habla de un
racismo fragmentario, que habla de una segregación o discriminación más evidentes y
perceptibles en los distintos ámbitos de la vida social y se inscriben en el espacio. La violencia
dirigida es más frecuente y el accionar doctrinario racista está más articulado. Posteriormente
habla de un tercer nivel que se presenta cuando al pasar al campo político aparece unificado,
reclamando medidas discriminatorias o la concreción de proyectos de segregación racial. Para
concluir menciona un racismo total donde el Estado se organiza en base a una ideología
racista, desarrollando programas de exclusión, de destrucción o de discriminación masiva.

Como hemos visto, discriminación y segregación constituyen ambas una constante en los
distintos planos o niveles de racismo, aunque con distintas intensidades. Sus expresiones
polares son: por un lado, estar inscriptas en forma declarada en las distintas instituciones, o
bien presentarse de forma fragmentaria, solapada y en ocasiones negada.

La mentalidad prejuiciosa está a la “caza” de estigmas que delaten la condición de pertenencia


a los sectores populares, a las clases inferiores, tales como la piel oscura, las manos sucias,
demasiado gruesas, uñas negras que denotan el trabajo manual, el olor corporal, el mal aliento
como síntoma de alcoholismo y malos hábitos alimenticios. Por otro lado, otras señales
exteriores denotan la pertenencia a determinados sectores de clase de la sociedad, tales como
el tipo y la marca de zapatillas, pantalones, los gustos musicales, el periódico de lectura
habitual, la combinación de colores, las intenciones de personalizar los objetos, por ejemplo, el
coche, la casa, etc.

LA ANTROPOLOGÍA CRIMINAL. GOULD.


La teoría de Lombroso fue una teoría evolucionista especifica. En nuestra herencia yacen
aletargados gérmenes procedentes de un pasado ancestral, y en algunos individuos
desafortunados, aquel pasado vuelve a la vida. Esas personas se ven impulsadas por su
constitución innata a comportarse como lo harían un mono o un salvaje normal, pero en
nuestra sociedad civilizada su conducta se considera criminal.

La conducta criminal puede aparecer también en hombres normales, pero reconocemos al


“criminal nato” por su anatomía. El crimen, por lo tanto, se presenta como un fenómeno
natural.

Lombroso dedico la primera parte de su obra más importante al análisis de la conducta


criminal de los animales. Luego, para identificar la criminalidad como conducta en los pueblos
inferiores, se aventuró en el terreno de la etnología, así construyo teorías ambiguas y sin
respaldo científico. Por ejemplo, mientras que un blanco se enfrenta al dolor en una actitud
heroica, un salvaje que se enfrenta al dolor es alguien que no tiene la capacidad de sentirlo.

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La mayoría de los estigmas anatómicos señalados por Lombroso no eran patologías ni
variaciones discontinuas, sino valores extremos dentro de una curva normal. Mientras que un
verdadero atavismo es un rasgo ancestral, discontinuo y debido a causas genéticas, el italiano
intentaba crear estos lazos con los criminales. Así, por ejemplo, llego a la conclusión de que el
cerebro de los criminales es más pequeño que el de las personas normales, aunque unos pocos
criminales puedan tener cerebros muy grandes. Entre los estigmas de Lombroso también había
un conjunto de rasgos sociales: 1. La jerga de los criminales, que contienen un elevado número
de voces onomatopéyicas, a semejanza del habla de los niños y los salvajes; 2. El tatuaje, que
refleja tanto la insensibilidad de los criminales ante el dolor como su atávico gusto por los
adornos.

Lombroso estimo que alrededor de un 40 por 100 de los criminales obedecían a una
compulsión hereditaria, mientras que otros actuaban movidos por la pasión, la furia o la
desesperación.

La antropología criminal fue durante años el tema de discusión en los círculos legales y
penales. La teoría de Lombroso vino sobre todo a reforzar el argumento del determinismo
biológico acerca de los papeles desempeñados por los actores y su ambiente: los actores
obedecen a su naturaleza innata. Para comprender el crimen hay que estudiar al criminal, no a
la forma en que este se ha criado, en otras palabras, hay que culpar a la víctima y no a su
ambiente. Al referirse a la pena capital, Lombroso y sus discípulos se declaraban firmemente
convencidos de que los criminales natos delinquen por naturaleza: “el atavismo nos demuestra
la ineficacia del castigo en caso de los criminales natos, y por qué estos reinciden
inevitablemente en el crimen”. Sin embargo, consideraban que existían medios más idóneos
que la muerte para que la sociedad pudiera desembarazarse de sus criminales natos: un
aislamiento temprano en parajes bucólicos podría mitigar esa tendencia innata, y asegurar una
vida útil, con la debida supervisión, continua y estrecha. Así, Lombroso se apoyó en la biología
para sostener que las penas debían adaptarse al criminal, y no al crimen.

Hoy vivimos en un siglo más sutil; pero no parece que los argumentos básicos cambien jamás.
La torpeza del índice craneal fue reemplazada por la complejidad de los test de inteligencia.
Los signos de la criminalidad innata ya no se buscan en notorios estigmas anatómicos, sino en
criterios propios del siglo XX: en los genes y en delicadas estructuras cerebrales.

LA SOCIOBIOLOGIA. CHIRIGUINI
La Sociobiología es definida por el autor como “el estudio sistemático de la base biológica de
todo comportamiento social”, esto significa interpretar la conducta social de los animales y el
hombre, como emergente de su historia evolutiva biológica y sujeta a las mismas leyes que
rigen todo lo viviente. Se pretende estudiar el comportamiento social humano, como
determinado por genes ancestrales que fueron escogidos y preservados por la selección
natural.

La Sociobiología sugiere que el comportamiento humano puede ser explicado cabalmente por
la biología, así, el punto de vista biologicista se ocupa del comportamiento social de los
primeros antepasados del hombre y a través de ese pasado interpreta el presente.

En este texto se critica la falacia de analizar el comportamiento de los hombres por su ser
biológico, condición necesaria pero no suficiente, para entender la diversidad y la peculiaridad

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humana. El conocimiento histórico y antropológico nos señala motivaciones que empujan a los
hombres a luchar entre sí (idealismo, amor a la patria, venganza, entre otros). Por ejemplo,
tomando a la guerra, es algo entre estados y las personas participan en ella no en su condición
de individuos sino en su condición de seres sociales.

Otro aspecto a subrayar es que la Sociobiología intenta explicar la condición humana a partir
de semejanzas con la actitud animal. “El macho agresivo de una especie animal cumple la
misma función, que, en la sociedad humana, un grupo de choque, por ejemplo, las barras
bravas”. Nuevamente aquí se ve como desde esta disciplina se intenta definir todo como algo
ya establecido, es así por ya estaba así, así debe ser. Esta disciplina intenta legitimar sus
afirmaciones mediante la teoría del evolucionismo, basándose en los datos de la genética, por
ejemplo, y apropiándose de la etología y la ecología. La ecología aportará en las conclusiones
de la Sociobiología sobre la dinámica de las poblaciones naturales (diferentes factores de
crecimiento como natalidad, mortalidad, migraciones entre otras, que ocurren en una
población)

La etología

La etología es definida como el estudio comparativo de los patrones de comportamiento, y en


la medida que interpreta estos comportamientos como heredados, los denomina instintos, lo
cuales condicen las acciones del animal en su medio.

Con este pensamiento a cada especie le corresponde la misma dotación instintiva, los instintos
son pautas fijas de comportamiento emergentes de procesos de evolución y de la selección
natural, innata, idéntica en los animales de una misma especie y semejante en especies
cercanas. Son inmodificables por su carácter de innato. Los comportamientos instintivos se
inician a partir de estímulos desencadenantes inscriptos genéticamente, estos pueden ser
internos de origen sexual (hormonales), o simplemente de supervivencia (hambre).

Lorenz, por su parte, no tiene ningún reparo de incluir al hombre como portador de instintos.
Para este autor, todo comportamiento social del hombre puede ser biologizado, por ejemplo:
el odio, la sexualidad, pueden ser interpretados dentro del proceso de selección natural. A
partir de estas analogías francamente abusivas no nos resultaría difícil justificar el odio hacia el
extraño, el racismo, el etnocidio, en la medida que pertenecen al ámbito de lo biológico, de lo
inevitable, de la justificación, del supuesta “cientificidad”.

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