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Emergencia (filosofía)
La emergencia o surgimiento hace referencia a aquellas propiedades o procesos de un sistema no reducibles a las
propiedades o procesos de sus partes constituyentes. El concepto de emergencia se relaciona estrechamente con los
conceptos de autoorganización y superveniencia y se define en oposición a los conceptos de reduccionismo y
dualismo.
Introducción
La mente, por ejemplo, es considerada por muchos como un
fenómeno emergente ya que surge de la interacción distribuida
entre diversos procesos neuronales (incluyendo también algunos
corporales y del entorno) sin que pueda reducirse a ninguno de los
componentes que participan en el proceso (ninguna de las
neuronas por separado es consciente). El concepto de emergencia
es muy discutido en ciencia y filosofía debido a su importancia
para la fundamentación de las ciencias y las posibilidades de
reducción entre las mismas. Resulta igualmente crucial dadas las
consecuencias e implicaciones que tiene para la percepción misma
del ser humano y su lugar en la naturaleza (los conceptos de libre
albedrío, responsabilidad o consciencia dependen, en gran medida,
de la posibilidad de la emergencia). El concepto de emergencia ha
adquirido renovada fuerza a raíz del auge de las ciencias de la
complejidad y juega un papel fundamental en la filosofía de la
mente y la filosofía de la biología. "Catedral" producida por una colonia de termitas.
Según el emergentismo esta "catedral" no puede ser
reducida a la suma de las aportaciones individuales de
las termitas ni puede predecirse su forma a partir de las
propiedades conductuales de las termitas individuales.
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Historia
Si bien el emergentismo como postura filosófica
presenta innumerables antecedentes históricos, no será
hasta finales del s. XIX y comienzos del s. XX que el
concepto de emergencia se desarrolle explícitamente
como tal, dando lugar a un prolongado y sofisticado
debate filosófico. El origen de este debate se lo
debemos a la polémica entre los vitalistas y los
mecanicistas (Emmeche, Koppe y Stjernfelt, 1997) en
la definición y caracterización de los fenómenos vivos
(en el contexto del desarrollo de las ciencias químicas y
la mecánica clásica). Los emergentistas se oponen tanto
a los vitalistas como a los mecanicistas: frente al
vitalismo, niegan la existencia de sustancias, fuerzas o
entidades de carácter sobrenatural como el élan vital;
frente al mecanicismo, se oponen a la reducción de las
propiedades de lo viviente a meros procesos químicos y
mecánicos. "El todo", argumentan, "es más que la suma
de las partes".
John Stuart Mill (1806-1873) desarrolló la idea de las leyes
heteropáticas que no cumplen el principio de composición de causas
John Stuart Mill: la distinción entre leyes generando así nuevas propiedades no reducibles a sus componentes.
homopáticas y heteropáticas Un alumno de Mill acuño por primera vez el término emergencia
para referirse a los efectos de las leyes heteropáticas.
Stuart Mill, en su obra A system of Logic (1843),
estableció la distinción entre leyes homopáticas y heteropáticas:
• Las leyes homopáticas siguen el principio de Composición de Causas que dicta que el efecto conjunto de varias
causas es igual a la suma de sus efectos por separado.
Este principio se cumple en la mecánica clásica, por ejemplo, en el efecto conjunto de diversas fuerzas
actuando sobre el mismo cuerpo. No todas las leyes naturales siguen este principio.
• Las leyes heteropáticas no cumplen el principio de la Composición de Causas. El ejemplo paradigmático al que
alude Mill es el de las reacciones químicas.
En este campo las propiedades del compuesto resultante no pueden formularse como la suma de las
propiedades de los compuestos reactivos, por ejemplo: El agua tiene propiedades que no pueden reducirse
a la suma de las propiedades del oxígeno y el hidrógeno.
Sería un alumno suyo, George Henry Lewis, quien, por primera vez, acuñaría el término emergente para referirse,
precisamente, a los efectos heteropáticos. La distinción entre propiedades últimas y propiedades derivadas (de gran
importancia en el debate posterior sobre la emergencia) también se la debemos a Mill. Las propiedades últimas son
características de las sustancias elementales y no pueden derivarse de otras, mientras que las propiedades derivadas
pueden, como su nombre indica, derivarse de las primeras.
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El emergentismo británico
En 1920 surge la corriente de los emergentistas británicos, que sientan las bases del debate moderno (McLaughlin,
1992). Entre ellos destacan Samuel Alexander (Space, Time and Deity, 1922), C. Lloyd Morgan (Emergent
Evolution, 1923) y Charlie D. Broad (The Mind and its Place in Nature, 1925). En esta última obra, Broad plantea el
problema de la reducción, no sólo de algunas propiedades especialmente controvertidas (como la vida o la mente),
sino de las propias disciplinas científicas entre sí. El concepto de emergencia se enmarca en el debate sobre la
posibilidad de la reducción de la psicología a la biología, de la biología a la química, y de ésta, finalmente, a la
ciencia más fundamental, la física. Broad defiende que sólo hay dos opciones coherentes para el científico: el
mecanicismo o el emergentismo. Para Broad, el mecanicismo concibe sólo un tipo de materia (o elemento
constitutivo de la realidad) y una sola ley de composición de relación entre estos componentes y sus agregaciones de
niveles superiores. Esto permite una reducción progresiva de unas ciencias a otras. Para el mecanicismo, por tanto,
todas las ciencias son estudios de casos particulares de la física, ciencia última y universal cuyas leyes definen la
unidad ontológica de toda realidad. El emergentista, en cambio, aunque coincide en la existencia de una última y
única sustancia física, considera que esta materia se organiza en niveles caracterizados por propiedades específicas
no reducibles a los niveles inferiores. Más concretamente, para Broad, una propiedad de una estructura E es
emergente si y sólo si no puede ser deducida del conocimiento más completo posible de las propiedades de sus
compuestos tomados aisladamente o integrados en otros sistemas diferentes a E:
En términos abstractos la teoría de la emergencia afirma que hay unidades holistas (wholes), compuestos (digamos)
de los constituyentes A, B y C, en un relación R entre ellos; que toda unidad holista compuesta de constituyentes del
mismo tipo que A, B y C en relación del mismo tipo R poseen propiedades características; que A, B y C pueden
ocurrir en otros tipos de complejos en los que la relación no es del mismo tipo que R; y que las propiedades
características de la unidad holista R(A, B, C) no puede, ni siquiera en principio, ser deducida del conocimiento más
completo de las propiedades de A, B y C aisladamente o en otras unidades holistas que no sean de la forma R(A, B,
C).
Broad, 1925, p. 61
Esta definición marcará el debate posterior sobre la emergencia y la noción de ley emergente: "De acuerdo con
Broad, la ley que conecta la propiedad emergente de una estructura con las propiedades de los componentes de esa
estructura, es una ley única, última e irreducible" (Eronen, 2004: 16).
influencia del positivismo lógico en filosofía y en psicología. El marcado carácter reduccionista y anti-metafísico de
esta escuela filosófica buscaba eliminar toda referencia a conceptos metafísicos. Un ejemplo palpable es el del
reduccionismo conductista que evita hacer alusión a términos mentalistas que no sean directamente definibles en
términos conductuales. Sin embargo, durante los años 70 y 80, el emergentismo volvió a renacer de la mano de
posturas filosóficamente más sofisticadas en relación al problema mente-cuerpo y la fundamentación de la psicología
(en concreto el funcionalismo) que desbancaron al fisicalismo reduccionista que defendían algunos positivistas
lógicos. También el auge de las ciencias de la complejidad (vida artificial, biología de sistemas, teoría del caos, etc.)
y las simulaciones por ordenador de propiedades sistémicas han dado lugar a un nuevo interés por el término.
Novedad e impredecibilidad
Los fenómenos emergentes están generalmente asociados a la novedad o la sorpresa y a la impredecibilidad de su
aparición dado un estado previo. Sin embargo, para muchos autores (p.e. Collier y Muller, 1999), la novedad o la
impredecibilidad supone un criterio demasiado débil para la emergencia. Que algo sea novedoso o impredecible es
una propiedad relacional entre el observador y el fenómeno observado (algo puede resultar novedoso la primera vez
pero absolutamente predecible después de familiarizarse con el fenómeno). Además, según se vaya estudiando la
naturaleza de los procesos emergentes y se vayan clasificando, la impredecibilidad, argumentan, dejará de ser un
factor determinante de la noción de emergencia. Por otro lado, podemos entender la impredecibilidad a través de la
teoría del caos determinista. En este caso, un sistema puede pasar por estados caóticos pero también por otros no
caóticos y fácilmente predecibles, lo que haría que el mismo sistema fuera emergente y no-emergente dependiendo
del momento en que se encuentre. Por tanto, y en relación a la impredecibilidad, lo importante para una
caracterización adecuada de la emergencia es la impredecibilidad en principio (es decir, independiente de la falta de
conocimientos previos o de la falta de capacidad de cálculo del observador) y antes de que suceda por primera vez
(Stephan, 1999a).
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Tipos de emergentismo
constituido por estructuras físicas, simples o compuestas, pero estas últimas no son siempre meros agregados
de las simples. Los distintos niveles organizativos tienen una autonomía tanto esencial como causal que
requerirá tanto conceptos como leyes distintas.
Muchos autores consideran que la emergencia epistemológica es un tipo de emergencia débil, ya que depende de las
capacidades predictivas del observador. Sin embargo, el problema radica en la imposibilidad de decir algo sobre la
realidad si no es presuponiendo un aparato teórico y la dificultad de distinguir, en última instancia, entre qué
propiedades son epistemológicas y cuáles ontológicas.
Emergencia sincrónica
Desde el punto de vista sincrónico, la emergencia se define en el contexto de las relaciones entre los niveles
micro y macro de un sistema. Desde esta perspectiva, la emergencia se identifica con la irreducibilidad
conceptual: las propiedades y leyes emergentes son rasgos sistémicos de sistemas complejos gobernadas por
leyes irreducibles a las de la física por razones conceptuales (tales patrones macroscópicos no pueden ser
aprehendidos por los conceptos y la dinámica de la física).
Éste es el tipo de emergencia definido por Paul Teller y Andy Clark. Para Paul Teller (1992), una propiedad es
emergente si y sólo si no es explícitamente definible en términos de las propiedades no relacionales de cualquiera de
las partes del objeto en cuestión. Andy Clark (1996) sugiere que un fenómeno es emergente sólo en el caso de que
sea mejor comprendido atendiendo a los valores cambiantes de una variable colectiva. Una variable colectiva es
aquella que dibuja el patrón resultante de las interacciones entre múltiples elementos de un sistema (en teoría de
sistemas dinámicos la variable colectiva es también llamada parámetro de control). Cuando la variable colectiva
incluye elementos tanto internos como externos al sistema, estamos ante un fenómeno de emergencia interactiva
(Hendrick-Jansen, 1996).
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Ejemplos de emergencia
Emergencia en biología
Muchos de los rasgos y procesos estudiados por las ciencias biológicas son considerados emergentes:
• En biología evolutiva, la teoría jerárquica de la evolución sostiene que la selección actúa sobre individuos
evolutivos a muchos niveles jerárquicos (genes, organismos, demes, especies, clados). Desde esta perspectiva, la
selección de nivel superior se define como la proliferación diferencial de individuos evolutivamente relevantes
basada en la interacción causal de sus propiedades (emergentes) con los entornos circundantes y no en el efecto de
propiedades características de los individuos de niveles inferiores (Véase el artículo Unidad de selección).
• En biología del desarrollo, las teorías epigenetistas se oponen al reduccionismo genético que considera a la
ontogénesis como resultado de un mapeo lineal entre genes y caracteres fenotípicos. En particular, se defiende
que el desarrollo animal es resultado de la interacción no lineal entre distintos niveles organizativos (genético,
celular y tisular) irreducibles entre sí (Véase el artículo Epigénesis). Estas teorías del desarrollo han tenido, a su
vez, una repercusión importante en la concepción de la evolución (Véase el artículo evo-devo).
• La Biología de sistemas busca integrar la enorme cantidad de datos generados por la biología molecular en
modelos sistémicos de procesos biológicos generalmente con la ayuda de simulaciones por ordenador. Es el caso
de las redes regulatorias genéticas, epigenéticas, metabólicas, etc.) (Véanse los artículos Biología de sistemas y
Niveles estructurales de la vida).
• La definición e investigación de la organización básica de la vida como fenómeno emergente de las interacciones
no-lineales que constituyen las redes metabólicas y genéticas busca recuperar el espíritu holista del vitalismo en el
nuevo marco de las ciencias de la complejidad (Véase el artículo Complejidad biológica). Algunos autores
(Moreno y Umerez 2000) argumentan que la relación entre metabolismo y ADN es del tipo de la "causación
descendente".
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La Psicología Gestalt destaca por su concepción holista de la mente como una totalidad indivisible, única en cada
persona.
Véase también
• Autoorganización
• Complejidad
• Sistema complejo
• Dinámica de sistemas
• Superveniencia
• Monadología
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Fuentes y contribuyentes del artículo 12
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