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A pesar del tiempo que ha transcurrido el sistema romano ha sido tan poderoso
que casi las mayorías de sus legislaciones todavía aún persisten, tanto así que los
jurisconsultos de aquellos tiempos al elaborar los códigos romanos lograron
alcanzar un alto nivel de perfección en las concesiones de las ideas que
conforman estas dotrinas jurídicas. Este nivel ha sido tan alto que los
jurisconsultos se aferran a las dotrinas romanas para poder entender el correcto
uso de los códigos modernos.
Veremos como los Códigos romanos aún permanecen en nuestro Código Civil
Dominicano. Analizaremos la influencia de este y la aplicación en derecho
moderno.
“Prevenir es mejor que lamentar”, es una frase que frecuentemente recito ante
nuestros clientes y amigos, sin embargo, nuestra sociedad está más
acostumbrada a resolver problemas que prevenirlos. Cuando se trata de nuestro
dinero y patrimonio es difícil confiar en la palabra de las personas, principalmente
desconocidos, pero también puede ser con nuestros amigos familiares, esto
debido a que las conversaciones se olvidan y las palabras se las lleva el viento por
ello “más vale una tinta pálida que una mente brillante”.
Es aquel por el cual dos o más personas físicas o personas jurídicas acuerdan
realizar aportaciones para conseguir un fin común. Los estatutos de la sociedad,
aprobados por el contrato de sociedad, serán la norma que regirá el
funcionamiento de la sociedad, siendo nulos aquellos preceptos que contravengan
las normas imperativas contenidas en leyes y reglamentos.
Pero también encontramos otros vínculos que van más allá de la Familia y
Amistad, siendo estos relacionados al Ámbito Laboral y lo relativo a las distintas
Actividades Económicas que realizamos para poder obtener los recursos que nos
permiten alimentarnos, cuidarnos y desarrollarnos en la vida en sociedad.
Estas relaciones están regidas por muchas Leyes y Normativas, que son
promulgadas y aceptadas por los ciudadanos de un Estado determinado, mientras
que también puede haber Acuerdos Civiles que se dan solamente entre dos o más
partes, siendo realizados en forma implícita como también aquellos que son
efectuados mediante la forma legal de un Contrato.
A pesar del tiempo que ha transcurrido el sistema romano ha sido tan poderoso
que casi las mayorías de sus legislaciones todavía aún persisten, tanto así que los
jurisconsultos de aquellos tiempos al elaborar los códigos romanos lograron
alcanzar un alto nivel de perfección en las concesiones de las ideas que
conforman esta dotrina jurídica. Este nivel ha sido tan alto que los jurisconsultos
se aferran a las dotrinas romanas para poder entender el correcto uso de los
códigos modernos.
Por esta razón reviste una gran importancia el correcto entendimiento de las
dotrinas jurídicas romanas para el buen uso de los códigos y procedimientos
legales modernos, es pues, por ello que el estudio de las obligaciones, de los
contratos, las estipulaciones, los contratos consensuales y las obligaciones
nacidas del quasi-contrato y quasi-delito son tan importantes para el estudio de las
leyes dominicanas. Gracias a todos aquellos ilustres autores de las leyes romanas
como lo fue Gayo y justiniano que lucharon por ser justo ante la justicia creando
legislaciones que hoy día son de mucho valor para nuestras dotrinas.
Al iniciar su mandato, los magistrados emitían un edicto para informar cómo iban a
desarrollar su tarea. Cada edicto era publicado a la vista de los ciudadanos y
constaba de tres partes: una introducción (donde asegura la obediencia de las
personas), una parte central (con las modificaciones respecto al pretor anterior) y
un apéndice.
LOS SENADOSCONSULTOS
Entre las distintas fuentes del Derecho romano los textos nos mencionan al
senadoconsulto (senatusconsultum) que era aquella decisión normativa del
Senado romano, producto final de múltiples consultas y opiniones y al que puede
definirse, siguiendo las enseñanzas de Gayo y de las Institutas de Justiniano,
diciendo qué es lo que el Senado ordena y establece.
El origen de esta norma emanada del supremo cuerpo deliberativo de la antigua
Roma, cuya fuerza legal ha sido puesta en duda, se remonta a los primeros siglos
de la ciudad, informándonos los Anales de Livio que los decretos del Senado
reglamentaban lo relativo a la administración del Estado romano.
Eran las normas jurídicas emanadas de los emperadores, las que adquirieron gran
primacía, sobre todos los edictos, durante el Bajo Imperio o Dominado, período
iniciado con el reinado del emperador Diocleciano en el año 284 hasta el año 565,
donde el emperador estaba investido de poderes divinos. Es un “dominus”, que
significa dueño, amo o señor. En el Bajo Imperio, el emperador se halla investido
de potestad legislativa, y las Constituciones Imperiales fueron la única fuente de
derecho.
Existían diferentes clases de Constituciones Imperiales:
4. Los decretos eran sentencias judiciales que dictaban los emperadores para
resolver cuestiones jurídicas a ellos sometidas. Los emperadores entendían en
causas muy complicadas a pedido de cualquiera de las partes, cuando aún estaba
el caso pendiente de resolución por parte del juez. Si el emperador consideraba
atendible el pedido; a través de un rescripto indicaba al juez con carácter de
obligatorio, cómo debía resolver el caso. Esto se llamaba “per rescriptum” y
desapareció con el emperador Constantino. También resolvían los emperadores
cuestiones en grado de apelación, ante recursos interpuestos ya sea por los
magistrados o por los litigantes. A través de los decretos muchas veces los
emperadores se convertían en creadores de normas, ya que asesorados por su
consilium, solucionaban los litigios, creando nuevas disposiciones ante la ausencia
u oscuridad de las normas existentes. Perdieron importancia en el Bajo imperio.
En Roma la persona física tenía que tener tres estatus: Status libertatis, status
civitatis y status familiae. En Roma los hombres se dividían en libres y esclavos.
Sólo los libres tenían capacidad jurídica. El esclavo era la persona la que la norma
positiva privaba una situación de libertad. Sólo se terminaba cuando se declaraba
una institución de libertad.
En esa misma época comienza una corriente humanitaria para mejorar a situación
de los esclavos. Se adoptan medidas legislativas que limitan las facultades del
dueño sobre el esclavo entre ellas la que prohíbe arrojar al esclavo a las fieras sin
la autorización del magistrado; privar al dueño de la propiedad del esclavo cuando
lo abandona por viejo o enfermo.
LOS INGENUOS
Ingenuo es aquel que es libre desde que nació, haya sido procreado por el
matrimonio de dos ingenuos o de dos libertinos, o bien de un libertino y otro
ingenuo: y aunque nazca de madre libre y padre esclavo, será sin embargo
ingenuo, del mismo modo que el que nace de madre libre y padre incierto; pues ha
sido habido del vulgo. Basta que la madre haya sido libre al tiempo del nacimiento
aun cuando en el de la concepción fuere esclava; y por el contrario, si en el de
esta fue libre y después pariere siendo esclava, no obstante será libre el que
naciere pues la calamidad de la madre no debe perjudicar al que está en el
vientre. De ahí se han preguntado si manumitida una sierva preñada y después
reducida otra vez a la esclavitud pariere, será el parto libre o siervo; y Marciano
dice ser libre: pues basta a aquel que está en el útero haber tenido la madre libre
durante el tiempo intermedio para que él lo sea, lo que es verdadero. Habiendo
uno nacido ingenuo no le perjudica el haber estado en servidumbre y haber
después manumitido; pues está mandado muchas veces que la manumisión no
daña la ingenuidad.
LOS LIBERTINOS
Los libertinos son aquellos que son manumitidos de una justa esclavitud. la
palabra manumisión se deriva de las latinas manu datio; pues mientras alguno
está en servidumbre se halla bajo mano y potestad ajena, y después de
manumitido se libra del poder del señor. Esto trae a su origen del derecho de
gentes, como que por derecho natural todos nacen libres, y no se conocería la
manumisión si fuese la esclavitud desconocida; pero después de haber por
derecho de gentes la servidumbre apoderándose de la ingenuidad , se siguió el
beneficio de la manumisión, y llamándose antes todos los hombres por un nombre
común, por derecho de gentes empezó a haber tres especies de hombres; a
saber: los libres y los contrarios a éstos, los esclavos, y en tercer lugar los
libertinos, que son aquellos que han dejado de ser siervos.
Los siervos empero siempre pueden ser manumitidos por los señores; aun cuando
lo sean de paso; por ejemplo: cuando el pretor, el presidente o el procónsul van al
baño o al teatro.
LA MANUMISIÓN
Con todo, no eran pocos los casos en que la manumision obedeciera solo a un
sentimiento de liberalidad. Pero, cualquiera que fuera su finalidad, ella estaba
siempre sujeta a las condiciones de forma y de fondo.
Dentro de la familia romana, se distinguen las personas sui iuris (de propio
derecho) de las alieni iuris (derecho ajeno). Las primeras son las que poseen, si
son hombres, la plena capacidad jurídica, y son los paterfamilias, personas que
gozan además, del status libertatis (son libres) y del status civitatis (son
ciudadanos romanos). Se logra este status al encontrarse libres de autoridad
sobre ellos, ya sea por muerte de sus antecesores varones, por vía masculina, o
por haber sido emancipados. Los sui iuris y paterfamilias son cabeza de sus
familias y poseen distintas potestas: la patria potestas sobre sus filius (liberis y
adoptados), la manus sobre su esposa y nueras, y el mancipium sobre los
incorporados en causa mancipi, por venta de su pater o por abandono noxal
(quien cometía un delito era entregado en noxa a la víctima si su pater no optara
por reparar el daño cometido). El pater era también el dueño de los esclavos sobre
los que tenía la dominica potestas, y del patrimonio familiar (dominium).
Las mujeres podían también ser sui iuris por haber muerto el pater, pero nunca
serían pater, ya que no podían ser cabeza (iniciar) de una familia. En este caso,
de ser las mujeres sui iuris; si eran impúberes estaban bajo la tutela prevista para
los menores (igual que los varones) pero cumplidos los 12 años quedaban bajo la
tutela perpetua de los agnados mientras no se casaran. En época de Augusto se
les otorgó el ius liberorum, que significaba la posibilidad de no tener tutor si se era
ingenua con tres hijos o liberta con cuatro.
Los alieni iuris estaban bajo la potestas del pater, cualquiera sea su sexo o edad;
podían casarse con su conformidad y si bien los varones púberes podían ejercer
cargos públicos, litigar y votar en los comicios, como no tenían patrimonio no
podían testar. Todo lo que adquirían ingresaba al patrimonio familiar, cuyo dueño
era el pater, lo que se mitigó con la aparición de los peculios, o pequeños
patrimonios que pudieron ir adquiriendo los filius, separados del patrimonio
familiar.
Alieni iuris (frase latina que se podría traducir como "bajo el derecho de otro") es
una denominación del derecho romano para aquellos que se encuentran
sometidos a la patria potestad de otro.
Sui iuris, comúnmente escrito sui juris, es una frase latina que literalmente significa
'de Propio Derecho'. En la Ley o Derecho Civil la frase Sui Juris indica capacidad
jurídica para manejar sus propios asuntos. También comprende a alguien que es
capaz de demandar y/o ser demandado en procedimientos legales en su propio
nombre sin la necesidad de un ad litem.
CONCLUSIÓN
Como conclusión nos gustaría resaltar la gran importancia y el impacto que tiene
este contrato en la vida cotidiana, y que su estudio por consiguiente no debe ser
ignorado y debe ser bien conocido, no solo por los estudiosos del derecho o la
economía que son ciencias en las cuales se regula más su uso sino que también
debe ser objeto de interés de la sociedad en su conjunto para evitar futuras
controversias que versan sobre esta materia y también para ser más consientes al
momento de adquirir bienes, cuáles son sus ventajas y desventajas en adquirirlos,
especialmente en bienes inmuebles.
En lo esencial, las necesidades del hombre antiguo, por lo que respecta a los
derechos personales, son idénticas a las necesidades del hombre moderno y
resulta verdaderamente impresionante observar cómo principios estructurales del
Derecho Romano siguen siendo vigentes en el mundo.
LO QUE ENTENDÍ
El estudio de los temas del Derecho Romano no sólo nos abre una ventana a la
cultura del pasado, sino que nos ofrece un terreno lleno de temas de interés
dogmático. Enriquece nuestra cultura jurídica y nos lleva a las raíces de nuestro
derecho actual. Nos ofrece conceptos fundamentales de la ciencia jurídica
supranacional. El estudio del derecho Romano nos facilita la comunicación con
grandes juristas nacionales e internacionales, sobre todo cuando los conceptos y
términos técnico del Derecho se expresan en una lengua clara y precisa, como es
el latín, pues más que muerta es una lengua que está sustraída a los cambios
caprichosos de las lenguas modernas, conservando los significados precisos. El
estudio del Derecho Romano nos capacita para hacer derecho comparado, tan
importante en estos tiempos de globalización. El estudio del Derecho Romano nos
enseña más a relacionar la vida social con la vida jurídica, política y otros aspectos
de la vida del hombre. Nos enseña en la carrera a filosofar, a crear y conocer
muchas doctrinas e instituciones que aún persisten. Estos temas que tratamos son
esenciales para el estudio de leyes (para realizar la carrera).
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