Vous êtes sur la page 1sur 5

PARTICIPACIÓN POLÍTICA DE LA MUJER EN COLOMBIA

La participación política de la mujer ha sido quizás uno de los temas más controversiales en los que

el mundo se ha visto inmerso, en donde los ideales e intereses económicos, políticos y sociales del sistema

patriarcal han salido a flote y han mostrado una cara de la moneda que para muchos, principalmente para las

mujeres, no ha sido las más favorable, sino por el contrario ha sido significado de limitación en diferentes

ámbitos en los que quisiera desenvolverse.

Es por esto que, el contexto en el que la mujer le ha tocado desarrollarse a través de la historia, no ha

sido el más fácil, años de luchas, movilizaciones y la consolidación de grupos que les permitieran alzar la

voz para garantizar sus derechos fundamentales y reclamar una igualdad a la cuál no tenían acceso, han sido

procesos que dieron por resultado una "inclusión" de la mujer en todo lo que respecta al ámbito político.

En Colombia, desde que las mujeres obtuvieron el derecho al voto en 1954, el desarrollo legal en el

país ha propendido a la inclusión de las mujeres en cargos de decisión política. En primer lugar, la

Constitución de 1991 (y sus posteriores reformas), no solo reconoció la igualdad entre hombres y mujeres,

sino la obligación de garantizar la adecuada y efectiva participación de la mujer en los niveles decisorios de

la Administración Pública, así como la aplicación de la equidad de género como principio rector de los

partidos políticos (CITAR)

Del mismo modo, a través de postulados constitucionales, instituciones y por su puesto el trabajo

arduo de la mujer en Colombia, se les permitió ocupar el 30% de los cargos de máximo nivel decisorio en la

estructura de la administración pública y la participación en listas de partidos políticos para cargos de

elección popular, garantizando así, la intervención constante de la mujer en medios políticos que le permitan

expandir sus ideas, proyectos y opiniones a nivel social.

Sin embargo, una vez estipulados estos y muchos más artículos que rigen la constitución política de

Colombia, debemos preguntarnos sí ¿realmente existe una verdadera inclusión de la mujer en la

participación política? O si, por el contrario, han tratado de colocar pañitos de agua tibia a todos estos años
de luchas y garantías que posicionen a la mujer en diferentes escenarios políticos de manera igualitaria y

equitativa. Debemos preguntarnos sí ¿se ha trabajado sobre la gestión de acciones concretas que coloquen fin

a las brechas de desigualdad entre hombres y mujeres?

Güezmes, A (2019). Afirma que, "Actualmente, existe una brecha salarial del 17% en Colombia, es

decir, que por cada 100 pesos que gana un hombre, las mujeres ganan 83 pesos. Además, si nos dirigimos

al campo político, hoy en día Colombia tiene 54 puntos de 100 posibles en cuanto a participación de la

mujer en instancias políticas. ¿Cómo se puede interpretar ese resultado?" De esta manera, podemos inferir

que, la participación política de la mujer se encuentra en un estado crítico, en el que las estadísticas arrojan

resultados muy bajos y casi que, nulos.

De este modo, Güezmes, A (2019) menciona que, "existen muchos estereotipos acerca de que las

mujeres no estamos todavía listas para la política, porque somos más emocionales". Lo cual demuestra que,

en este sentido el problema es más de tipo social y que, el derecho de las mujeres a participar no debe

limitarse simplemente al hecho de poder votar y ser electas, sino a intervenir en todos los espacios donde se

deliberan y deciden los asuntos públicos.

En la práctica de la lucha contra la desigualdad de la participación general de las mujeres en el

mundo, el PNUD apunta con su programa cumplir el objetivo de reducir la brecha entre ambos polos, sin

embargo durante las campañas electorales en las asambleas realizadas durante el marzo del 2018, Lesmes, A

(2018) muestra que "del total de candidatos a ocupar un cargo en la Cámara de Representantes y al Senado

de la República, 636 y 308 respectivamente, fueron mujeres, logrando una representación del 35,5% y

32,6% en dichas corporaciones. ", estos resultados muestran que esta participación solo corresponde al

mínimo establecido por la ley de cuotas, la cual reglamenta la adecuada participación de la mujer en el

máximo nivel decisorio y los otros niveles decisorios de las ramas y órganos del poder público, de acuerdo

con lo establecido en los artículos 13, 40 y 43 de la Constitución Política de Colombia, sin embargo, estos

resultados se mantienen aun lejanos de los objetivos propuestos por el PNUD.


Con los resultados de las investigaciones cualitativas presentados anteriormente se evidencia que por

una parte, existen barreras para el desarrollo político de la mujer, la cual presenta retos fundamentales en el

intento de alcanzar la paridad en el ámbito socio-político, estos obstáculos son un sistema que aumenta su

dificultad a medida que se presentan en el ámbito social tales como; “… las desventajas socio‐económicas,

como el acceso limitado de las mujeres al financiamiento para las campañas y candidaturas en los partidos

políticos y en la contienda a cargos públicos; el mayor desconocimiento de las mujeres de sus derechos

políticos, especialmente en áreas rurales y marginadas; y distintas formas de violencia que impiden y

anulan el ejercicio de todos los derechos de las mujeres, incluyendo su derecho de incursionar en la

política, y su derecho al voto” (CEDAE 219, pag 67.).

Para la mujer en Colombia, que se presenten las dificultades anteriormente dichas, implica la

reducción en la posibilidad de acertar y desarrollarse en el ámbito político es casi nula, dicho por la (ONU

Mujeres, 2015, pág. 75). “(…) aquellas que desean tomar parte en los procesos democráticos formales se

encuentran con muchos obstáculos y limitaciones que impiden o dificultan su acceso y permanencia en el

espacio político.”Un ejemplo representativo de lo anterior, son las circunstancias en las que hoy en día viven

muchas de las mujeres afrocolombianas e indígenas, población en la cual la participación política y

ciudadana de las mujeres es muy baja (Meertens, 2007).

En Colombia la lucha por la participación política de la mujer étnica es en contraste mucho más

difícil que la búsqueda de la igualdad de las mujeres en general, debido a que, desde la cultura y la estructura

de identidad de los grupos étnicos y en particular del indígena, la libre autodeterminación, la gobernanza y

los procesos organizativos, son liderados y dirigidos por hombres, mientras que la participación de la mujer

es insignificante y es en muchos casos subvalorada por el colectivo, cabe también señalar que podemos

observar desviaciones, como en el caso de los indígenas wayú, donde la mayoría de las relaciones socio

políticas en los clanes se da de manera matrineal, dejando en segundo plano el patriarcado, pero debido a las

limitaciones en el ámbito estructural gubernamental, las posibilidades de estas representantes son opacadas

por problemáticas internas del territorio, en general conflictos violentos que con miedo, obligan a la
desaparición o a la poca participación de los grupos étnicos, muchas con el objetivo de representar a su

comunidad en búsqueda de soluciones para estas mismas circunstancias que mitigan su desarrollo,

convirtiéndose en ciclos de conflicto sin fin.

Para las mujeres étnicas el poder participar, representar y liderar espacios políticos, ha sido una

trayectoria compleja; Lesmes, A (2019)

 primero han tenido que abrir estos espacios al interior de familia, su grupo, su territorio y sus

comunidades.

 Segundo, han tenido que avanzar en la exigibilidad de sus derechos básicos como la educación y la

salud, que en medio de las dificultades que tienen los grupos étnicos para acceder a ellos, el acceso a

estos es aún más reducido cuando se trata de las mujeres étnicas.

En consecuencia, se produce el ocultamiento de la participación política de la mujer étnica, con ello,

es necesario establecer y definir nuevos planteamientos que trasciendan las etnias y el género,

construyéndose con criterios y principios de identidad y unidad del género a partir de la defensa y exigencia

de los derechos individuales y colectivos, humanos, territoriales y políticos. Del mismo modo, con la

participación política de la mujer en Colombia de manera generalizada, entendiendo que esta brecha de

desigualdad entre hombres y mujeres, no distingue de raza, etnia, religión, ni estatus económico.

Entonces nos remitimos al interrogante inicial, ¿existe una verdadera inclusión de la mujer en la

participación política?

Es evidente que, a pesar de la lucha por establecer artículos en la constitución que garanticen la

participación política de la mujer dentro de las diferentes esferas políticas de nuestro país, sigue siendo

mínima su participación. De igual manera, no se puede desconocer el esfuerzo que ha hecho el estado

colombiano para garantizar la igualdad de género en la participación política, aunque aun haya diversos

campos en los cuales se deba trabajar a fin de reforzar estos lineamientos. Resulta importante destacar el rol

del empoderamiento femenino, el cual no solo hace que el país avance hacia una democracia paritaria, sino
que también, permite integrar las perspectivas de genero en la política, contribuyendo a la eliminación de la

discriminación y estereotipos sexistas en todos los ámbitos de desarrollo. Y en cuanto a las mujeres, les da la

oportunidad de apropiarse de sus criterios y defender sus posturas políticas, aprovechando cada herramienta

que le proporciona el estado para llevar a cabalidad vuestros objetivos como lideresas políticas. Sirviéndose,

de una sociedad que cree y confía cada día mas en las capacidades intelectuales y de liderazgo de las

mujeres, quienes se han caracterizado por, luchar y defender el bien colectivo en una sociedad donde

nuestros dirigentes solo velan por su interés personal.

Vous aimerez peut-être aussi