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Memoria La creciente inmersión en la propia subjetividad es un signo de la

y autobiografía época. Sin embargo, cuando esa expresión subjetiva se articula, de


modo elíptico o declárado, al horizonte problemático delo colectivo,
adquiere connotacionesdiferentes y despierta ecos que vale la pena

Exploraciones enlos límites interrogar. Memoria y autobiografía se propone justamente esa


tratar de respoáder —en la doble acepción de respuesta y re

RFONOR AREUC ponsabilidad- a preguntas que surgen en tornode distintas narrati-


vas del pasadoreciente. Narrativas que, en la diversidad de sus re-
gistros —escrituras, filmes, debates, obras de arté visuales muestran,
con unainsistencia sintomática, la huella perentoria de un pasado
abierto como una herida.
¿Cómo se enlazan enellas lo biográfico y lo memorial? ¿Qué for-
mas adopta allí lo auto/biográfico? ¿De qué manerael relato configu-
ra la experiencia? ¿Cuál es el límite entre testimonioyficción? Estos
interrogantes guían una exploración donde dialogan formas no con-
vencionalesdel testimonio, la auto/biografía y los relatos de vida con
autoficciones literarias y ciertas prácticas de las artes visuales
comprometidas con el conflictivo mundo actual. Leonor Arfuch des-
pliega aquí una perspectiva de análisis innovadora, con particular
sensibilidad a la escucha y la mirada, a la dimensión afectiva que
inviste la experiencia —objetos, fotografías, lugares, moradas, reco-
rridos— másallá de los hechos históricos que inquietan la memoria.
Este libro se proponeentonces superar los límites prefijados,
“tanto de los géneros discursivos como de campos del saber, y en
esa exploración de zonas fronterizas —que incluye asimismola fron-
tera física— está también la de una escritura teórica que linda con
lo poético.

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Leonor Arfuch es doctora en Letras por la Univer- Leonor Arfuch
sidad de Buenos Aires (UBA), donde actualmente se
desempeña como profesora e investigadora. Ha sido
profesora invitada de la Universidad de Stanford, la
Universidad de Essex, la Universidad Nacional Au- Memoria
tónoma de México,la Universidad Autónoma Metro-
politana y de varias universidades argentinas y la-
y autobiografía
tinoamericanas. En 1998 obtuvo la Beca Thalmann, Exploraciones en los límites
de la UBA; en 2004,el British Academy Professorship
Award, y en 2007,la Beca Guggenheim.
Es autora de La interioridad pública (1992); La
entrevista, una invención dialógica (1995); Diseño y
comunicación. Teorías y enfoques críticos (en coau-
toría, 1997). y Crímenes y pecados. De los jóvenes en
la crónica policial (1997). Asimismo, ha compilado.
los volúmenes colectivos Identidades, sujetos y sub-
Jetividades (2002); Pensar este tiempo. Espacios,
afectos, pertenencias (2005); Pretéritoimperfecto (con
Gisela Catanzaro, 2008), y Visualidades sin fin (con Ve-
rónica Devalle, 2009). y ha colaborado en libros y
revistas especializadas, nacionales e internacionales.
El Fondo de Cultura Económica ha publicado El
espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad con-
temporánea (2002) y Crítica cultural entre política y
poética (2008).
Primera edición, 2013
Índice
Arfuch, Leonor
Memoria y autobiografía : exploraciones en los límites . - la ed. - Buenos
Aires: Fondode Cultura Económica, 2013.
168 p.; 21x14 cm. - (Sociología)
ISBN 978-950-557-968-6
1. Sociología. L. Título
CDD 301

Agradecimientos 1
Prólogo 13

1. Un comienzo 19

1. La mirada como autobiografía:


el tiempo, el lugar, los objetos 27
1. Recorridos: el tiempo, el lugar
La investigación que dio origen a este libro fue realizada 2. Los objetos, la memoria 39
con el apoyo de una beca otorgada por la John Simon Guggenheim
Memorial Foundation 2007. 3. Biografías/autobiografías 47
4. Recapitulaciones
Imagen de tapa: Memoriayfetiches, de Mariela Antuña
111. Memoria e imagen 61

IV. Mujeres que narran.


D.R. O 2013, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA DE ARGENTINA, S.A.
El Salvador 5665; 1414 Buenos Aires, Argentina Autobiografía y memorias traumáticas 73
fondo6fce.com.ar / www.fce.com.ar 1. En torno de la narración 74
Carr. Picacho Ajusco 227; 14738 México D.F. 2. Lo biográfico, la memoria 76
ISBN: 978-950-557-968-6 3. El ser en el límite
4. (In)conclusiones 101
Comentarios y sugerencias:
editorialOfce.com.ar
Y. Violencia política, autobiografía y testimonio 105
Fotocopiar libros está penado por la ley. 1. Los tonos del debate 107
Prohibida su reproducción total o parcial por cualquier 2. Colofón 114
medio de impresión digital, en forma idéntica, extractada
0 modificada, en español o en cualquier otro idioma,
sin autorización expresa de la editorial. VI. El umbral, la frontera. Exploraciones en los límites 119
1. Lenguaje y transgresión 119
IMPRESO EN ARGENTINA — PRINTED IN ARGENTINA
Hecho el depósito que marca la ley 11.723 2. Arte en la frontera 124
3. Arte público/arte crítico 133

VII. El nombre, el número 137


1. Sobre la masacre 138
2. La distancia del número 140
3. Ética y responsabilidad 140
4. Dar el nombre 142
5. El silencio, los nombres 148 El mundo que venía como un pájaro
se ha posado en mi hombro
Bibliografía 151 y yo tiemblo lo mismo que una rama
Índice de nombres 161 bajo el peso del canto
y del vuelo un instante detenido.

ROSARIO CASTELLANOS
Prólogo

Esrr LIBROfue, antes de toda exploración, una promesa. La de tratar de


dar respuesta a preguntas que se arremolinaban en torno de un conjunto
heteróclito que podríamos resumir en unsignificante abstracto e inclusi-
vo; narrativas del pasadoreciente.
Narrativas que, en la diversidad de sus registros -escrituras, filmes,
debates, performances, obras de arte visuales-, mostraban, con una in-
sistencia sintomática, la huella perentoria de un pasado abierto como
una herida, cuya urgencia nos“salía al paso”, tomandola expresión ben-
Jaminiana, en voces, imágenes, polémicas, materialidades, trazos, gestos.
Gritos y susurros, podríamosdecir.
Unatrama simbólica con indudable protagonismode la autorrefe-
rencia, en una gama que va desde formas más o menos canónicas del
testimonio, las memorias, la biografía y la autobiografía, la entrevista, los
relatos de vida o de trayectorias, a formas híbridas,intersticiales, que in-
fringen a menudolos límites genéricos o los umbrales de la intimidad:
autoficciones, cuadernos de notas, diarios de cárcel, cartas personales,
agendas, obituarios, fotografías, recuerdos. Voces de víctimas de la dic-
tadura,dehijos de desaparecidos, de ex militantes, de exiliados, de testi-
gos, de autores quese interrogan sobre sus ancestros,de intelectuales que
remueven sus recuerdos, de jóvenes inquisitivos, de creadores que optan
por una vía lírica, alegórica o experimental, de pensadores que revisan
“sendas perdidas”, utopías y desencantos...
Si bien la inmersión creciente en la (propia) subjetividad es sin duda
un signodela época, adquiere sin embargo otras connotaciones cuando

13
MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA PRÓLOGO

esa expresión subjetiva se articula de modo elíptico o declarado, y hasta absolutamente anormales. Esa cotidianidad del “afuera”, de vivir igual-
militante, al horizonte problemático de lo colectivo. Una articulación no mentebajo riesgo a cada paso, de saber y no saber -unadelasestrategias
siempre nítida, que ronda, como inquietud teórica, toda evocación de de la desaparición—, también formó parte de mi estudio.
“lo colectivo” -la memoria, el imaginario,las representaciones,las iden- Huboasí unaparticular disposición a la escucha, en escenas de cuer-
tidades- y que merece porlo tanto ser analizada en particular. Cabía pos presentes —un ideal de la comunicación-, a lo que quisiera surgir de
preguntarse entonces: ¿qué distancia hay del yo al nosotros o, mejor, a un ese pasado: el miedo, la emoción,la experiencia, la huella dolorosa. El re-
“tenue nosotros” como gusta decir Judith Butler? ¿Cómose enlazan, en lato que se abre y se cierra luego, como un relámpago. Como en verdad
esas narrativas, lo biográfico y lo memorial? ¿Qué formas(diversas, en- vivimos siempre, en una rutina de gestos y voces y trayectos, con todo el
mascaradas) adopta allí lo auto/biográfico? ¿De qué manera el relato pasadobajola piel y a flor de lenguaje, para ser despertado por momen-
configura la experiencia? Y ¿cuál es el linde entretestimonioy ficción? tos, súbitamente, quizá por otra voz, por una circunstancia, por un en-
Estos interrogantes delinearon un camino posible para miinvestiga- cuentro. Y luego el decir vuelve a cerrarse, para.permanecer, pero dife-
ción, que se planteó de entrada en rechazo límites prefijados -de géne- rente. Es que cada relato transformala vivencia, la dota de otro matiz.
ros discursivos, espacios, camposdel saber, expresionesartísticas; más Quizá, de otro sentido. Cada relato anota también unadiferencia en el
bien como un andar en zonasfronterizas, en aperturaal diálogo, la con- devenir del mundo.Inscribe algo que no estaba. Algo que nunca deja de
versación, al devenir inesperadodelas trayectorias. La idea era tratar de brotar. Por eso las clausuras suenan autoritarias. Si ya es tiempo de no de-
dar cuenta, ante esa constelación de formasy estéticas disímiles, de algu- cir, de terminar conel flujo de la voz. De acomodar el estante de la histo-
nasfiguras recurrentes en el imaginario, de las tramas (sociales) del afec- ria con sus libros numerados. De pasar a otra cosa. La experiencia dice
to, en definitiva, de los modos diversos en que se inscribe la huella trau- quesi bien hay temporalidades de la memoria los relatos nunca se aca-
mática de los acontecimientos en los destinos individuales, y aportar así, ban. Y hay cosas que no se pueden decir y no se pueden escuchar quizá
desde la crítica cultural, ciertas claves interpretativas de una subjetividad en un primer momentode la voz. Y sí mástarde, Para otros oídos y otra
situada, tanto en términosestéticos comoéticos y políticos. disposición dela atención. Y cuando hablo dela voz no dejo afuera la mi-
Lejos de toda pretensión de “representatividad”, la selección del cor- rada: aquello que la imagen nos narra y dondeel arte juega -con la poe-
pus a analizar fue arbitraria y azarosa, producto del cruce de lecturas, sía— su apuesta mayor.
viajes, filmes,visitas a museos y exposiciones, encuentros entrañables y Quizá por eso, por lo que el trabajo de la metáfora puede hacer so-
conversaciones. Así, la voz, la escucha y la mirada se tornaron en algo bre los males, “las desgracias”, como decían los antiguos griegos, otras
esencial. Más que indagar sobre la memoria -al amparo de un singular voces e imágenes, otros espacios y otras lenguas se fueron incorporan-
ya establecido- meinteresaba lo “inolvidadizo”, según la feliz expresión doa lareflexión:literaturas, biografías, prácticas artísticas, memorias de
de Nicole Loraux, aquello activo y punzante, performativo, capaz de con- otros tiemposy del infortunioactual: ese lugar en que podemos compar-
formar y subvertir el relato, de aparecer sin ser llamado en una simple tir el duelo y la pérdida, no importa el signo del padecimiento. Un lugar
conversación, en una actualidad que convive con lo cotidiano aun sin protegido del avasallamiento mediático y la conmiseración, dondeel ro-
emerger, sin mostrarse, formando parte dela historia común y de cada deo, un métodotambién benjaminiano, impone una distancia -ética, es-
biografía. Es que hemosvivido, aquí o en otrossitios, en un dolor de exi- tética, poética— a la narración: voces sobre voces, alegorías, metonimias,
lio, una “poética de la distancia” (Molloy y Suskind, 2006), o en exilio in- un decir/mostrar que reconocela figura barthesiana dela delicadeza y
terior, en una cotidianidad amenazada, un estado de excepción que iba que sabedel límite de lo inexpresable.
transformándosea través de los años en unarutina naturalizada. Duran- Así, luego de un recorrido por lugares que configuran entrañable-
te ese tiempo —tiempodela vida que no podía ponerse entre paréntesis—, mente nuestra biografía aunque quizá no reparemosen ellos una poéti-
algunos cumplimos los ritos de la “vida normal” mientras otras eran ca del espacio, al decir de Bachelard-,la obra de Sebald,el notable autor

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA PRÓLOGO

alemán,y la del artista visual francés Christian Boltanski, ambas signa- performativa y un enfoque de género. Hay asimismo unaintención de
das por la huella memorial de la guerra y la Shoá, son puestas a dialo- aportar a la discusión sobre el testimonio, en la línea de una(posible) éti-
gar en el capítulo “La mirada como autobiografía: el tiempo, el lugar, los ca de los géneros discursivos.
objetos”. Voces a las que se suma la de Michael Holroyd, el reconocido El conocido “debate Del Barco”, que concitó hace algunos años gran
biógrafo inglés, que nos cuenta acerca del apasionante trabajo de hacer atención en el medio intelectual y académico, dando lugar a una profu-
de una vida unaforma, que no existía antes del relato. Memoria y auto- sa circulación epistolar reunida luego en dos volúmenesbajoel título No
biografía se entraman aquí de modosdiversos, dejando ver precisamente matar. Sobre la responsabilidad, animael capítulo “Violencia política, au-
la impronta de lo colectivo en el devenir individual, según el arco exis- tobiografía y testimonio”, cuya primera versión presenté en el seminario
tencial de cada trayectoria. Los dilemas dela representación,la cualidad “Escrituras de la violencia”, en la Universidad de Campinas en 2009. Más
significante -y aún deslumbrante- de la forma,la tensión entre el singu- allá de los argumentos en conflicto, que tejen una tramacasiinextricable
lar y el número —el número atroz de las pérdidastambién tienen lugar -y a menudoindecidible=, meinteresó en particular el sesgo biográfico
en este diálogo. que estos asumen, el modo en que se entrelazan, a veces con singular
Sebald y Boltanski vuelven a encontrarse en el siguiente capítulo, virulencia, la posición teórica y/o política y la experiencia vivida. Así,
“Memoria e imagen”, a partir de la contraposición de dos escenas -una atendiendoa los tonos del debate, me propuse leerlo como un síntoma.
literaria, la otra visual-, dondela primera, de Austerlitz, contiene a la vez Delestado del alma =si se me permite esta expresión- de la izquierda en
la clave de la novela y una desgarradora historia real -otro relato de los nuestro medio en la diversidad de sus versiones-,y de la enormedifi-
tantos que brotan más de medio siglo después del fin dela guerra-, y en- cultad para analizar los claroscuros de nuestro pasadoreciente.
cuentra, según mi percepción, su cara inversa en la Reserva del Museo de Enel capítulo siguiente, “El umbral, la frontera” se extienden, lite-
los Niños, una instalación donada por Boltanski al Museo de Arte Mo- ralmente, los límites de nuestra exploración a una delas “fronteras ca-
dernodeParís, enreferencia alegórica, según su estilo, a la Shoá. Aquí,el lientes” del planeta, el linde Tijuana/San Diego, punto emblemático y
misterio de un origen —el personaje de Sebald, alguien que sólo sabe que militarizado dela infausta frontera entre México y Estados Unidos. Me
el nombre que lleva no es el suyo- y la inquietud de una búsqueda sin llevan allí intervencionesartísticas que revelan la potencialidad delarte
pausa, dondeel aflorar de la memoria súbita provoca el destello de una público y el arte crítico -cuya definición también está en juego en el en-
revelación,traen el eco, en inquietante cercanía, de nuestras historias de sayo- para dar cuenta del sufrimiento actual, el que se producea diario
hijos en busca de su verdadera identidad. en un mundo que ha aceptado vivir en una rutina de guerra perpetua,
En “Mujeres que narran. Autobiografía y memorias traumáticas” ana- de creciente violencia e inequidad,de fronterasfísicas cada vez más ex-
lizo la relación deestos significantes en Ese infierno. Conversaciones de cin- pulsivas que desdicen el estado de gloria de la conectividad global. Hay
co mujeres sobrevivientes de la esma, un libro en coautoría de Munú Actis, aquí un planteo sobre la territorialidad, sobre la dificultad del reconoci-
Cristina Aldini, Liliana Gardella, Miriam Lewin y Elisa Tokar, y en Poder miento, sobre otras memorias de pasados recientes, con sus víctimas y
Y desaparición. Los campos de concentración en la Argentina, de Pilar Cal- sus desapariciones, y una valoración de la apuestaética del arte en tér-
veiro, cuyo género es el de unatesis doctoral. Me interesa aquí, en textos minos de comunicación y traducción, como modosde estimular el “prin-
que narran experiencias similares, la perspectiva diferente que ofrecen cipio dialógico”, al decir de Bajtín. Una posibilidad que se expresa en las
dos posiciones enunciativa contrapuestas (el yo narrativo/autobiográfi- obras de Antoni Muntadas, Krzysztof Wodiczko, Francis Aljs y Alfredo
co en el primero, la tercera persona en el segundo), y sus consecuencias a Jaar, que elegimospara analizar.
nivel discursivo, ético y político. Intento así mostrar, mediante el análisis Finalmente, “El nombre, el número” recoge los hilos del itine-
del discurso, no solamente lo que hacen las narradoras con el lenguaje, rario con una reflexión sobre la impronta ética del nombre, escamo-
sino sobre todo lo que hace el lenguaje con ellas, desde una concepción teado en las cifras de víctimas que acompañan desde las pantallas -e

16 7
MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA

inadvertidamente- nuestra vida cotidiana, de la misma manera como I. Un comienzo


fue escamoteadoenlos diversos pasadosrecientes, de la Shoáa la última
dictadura militar en Argentina, donde el número remplazaba al nombre
de los detenidos comoel primer paso de la desaparición. Retomo enton-
ces la relación entre el nombre y el número tal como aparece en Sebald Elser en el límite: estas palabras todavía
y Boltanski, en el relato de las sobrevivientes de la Escuela de Mecánica 'no forman unaproposición, menos
de la Armada (Esma) y en el debate de los intelectuales, para detenerme todavía un discurso. Pero en ellas hay,
contal que juguemos, con qué
luego en otras obras de arte público de Krzysztof Wodiczko y de Alfredo
engendrar, poco más o menostodas las
Jaar, que, a la manera de un Aleph, contienen buena parte de las inquie- frases deeste libro.
tudesde este libro, y donde el nombre asumeel sentido de una restaura- JACQUES DERRIDA
ción de humanidad.El capítulo se cierra con una evocación del “muro de
los nombres” -o Monumentoa las Víctimas del Terrorismo de Estado—,
situado en nuestro Parque de la Memoria, aquí, en BuenosAires.
Retornando al principio, “Un comienzo” señala, sintéticamente, la CON ESTA FRASE, sugerente y misteriosa, Derrida comenzaba “Tímpano”,
perspectiva teórica y transdisciplinaria que orienta mi investigación. primer capítulo de Márgenesdela filosofía (1987), en contrapunto gráfi-
Si la elección de los autores que nos acompañan en este recorrido es- coy metafórico con un texto de Michel Leiris que, estrechándose página
tuvo signada porel devenir poético y metafórico de sus obras, verbales o tras página, en el margen, nos hablaba de curvas, helicoides, timpanos,
visuales, y por el rodeo como método,reconocible en todasellas, no pue- volutas, esos remedos naturales y simbólicos de la cavidad del oído y, por
do menosque advertir, al cabo deesta larga exploración, que ese método lo tanto, del escuchar, como tensión de la filosofía hacia la diferencia,la
signó también mi propio trabajo: distancia de lo inmediato y doloroso, multiplicidad de sonidos y voces -también los del margen=; en definiti-
voces sobre voces, memorias sobre memorias,y el intento de abrigar con va, la impugnación misma del margen como lo marginal y descentrado
la palabra el desamparo, sin desánimo, con la esperanza, compartidatal para oponerlo, en tanto espacio pleno de habitantes, a la supuesta centra-
vez conel arte crítico, de que esta narración haya logrado, volviendo a lidad de la filosofía comodiscurso instituyentey a la ilusión de la presen-
Benjamin, hacerjusticia. cia en ese centro.
Podríamos jugar entonces, según la incitación, a ver en la aparente
centralidad del sujeto en la cultura contemporánea, en esa preeminencia
de su figura bajo los engañosos desdoblamientosdel yo, en esos atisbos
biográficos que pueblan toda suerte de discursos, de los más canónicos
a los más innovadores -de la autobiografía clásica a la autoficción, del
diario íntimo a los escarceos del blog-, una proliferación de voces que
pugnan porhacerse oír, disputando espacios éticos, estéticos y políticos,
subvirtiendolos límites, nunca precisos, entre público y privado y tor-
nando también indecidiblela distinción entre el centro y el margen.
Hace años se habló de un “retorno del sujeto”, celebrado desde las
teorías de la diferencia y percibido -desde otra orilla- como el ocaso de
la cultura pública y de la primacía de lo social. El tiempo transcurrido
fue afirmando ese protagonismo —no desligado sin embargo de otras

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA UN COMIENZO

ideas de socialidad- tanto en el horizonte mediático como en la inves- íntimos, personales, en el teatro como “biodrama” o en las imágenes -a
tigación académica y la experimentación artística. Rostros, voces, cuer- menudo sin voz- de la catástrofe y el sufrimiento, que los medios han
pos se hacen cargo de palabras, sostienen autorías, reafirman posicio- convertido en uno delos registros paradigmáticos de la época.
nes de agencia o de autoridad, testimonian el haber vivido o habervisto, Podrá objetarse esta enumeración heteróclita, que no hacejusticia a
desnudan sus emociones, rubrican políticas de identidad. Un fenómeno la diferencia valorativa entre los géneros -el testimonio o la historia de
susceptible de ser definido como ampliación de los límites -o bien sin vida frente al sensacionalismo mediático, por ejemplo, o la experimen-
límites- del “espacio biográfico” (Arfuch, 2002), como “giro subjetivo” tación dela escritura y de las artes visuales frente a la explosión de inti-
(Sarlo, 2005) o comoefecto tardío de aquellas transformacionesdela in- midad en la Web-, pero en verdad -y sin desdeñarla pertinencia de tal
timidad (Giddens, 1995) que llevaran a hablar sin eufemismos de una empeño- nuestra mirada no apunta tanto a la jerarquización de los gé-
(nueva) “intimidad pública” (Berlant, 1998). nerosdiscursivos involucrados en esta reconfiguración de la subjetivi-
Sin embargo, este subjetivismo a menudo excesivo -donde también dad contemporánea como a esa reconfiguración misma, leída en clave
podría incluirse la expansión del género de autoayuda- no hacedel sujeto sintomática.
-de la multiplicidad delos sujetos- el centro de la escena. Por el contra- ¿Pero porqué una “reconfiguración”? ¿Qué tendría de nuevo —y de
rio, ese centro —llámese así el mercado,el capitalismo global, la instancia sintomático— esta tendencia si siempre ha habido voces autorreferencia-
metafísica que regula las bolsas del mundo haciéndolas subir o bajar a su les y protagónicas,si la narración de una vida quizá se remonta a los más
antojo- se presenta sin faz reconocible,sin sujeto, como fuerza ciega que lejanos ancestros del cuento popular? Tres significantes podrían antici-
gobierna detrás de meros maniquíes, definiendolas tendencias que se im- parse en dirección a una posible respuesta: historicidad, simultaneidad,
ponena sus propios ejecutoresal frente de gobiernos, regiones, organis- multiplicidad.
mosinternacionales, dondela tensión entre la política -comoejercicio de En primerlugar, los géneros considerados canónicos -autobiogra-
administración- lo político -como pugna agonística por la hegemonía- fías, memorias, diarios íntimos, correspondencias- tienen unahistorici-
se dirime, las más delas veces, en favor de la primera (Mouffe, 2007a). dad precisa que marca un quiebre respecto de un tiempoanterior: fue-
Quizá sea precisamente en contrapunto con este hipotético centro ron consustanciales a esa invención del sujeto moderno que despunta en
-y su entropía-,resistente a toda adjetivación que pretenda atenuar sus el siglo xv, según consensos, con las Confesiones de Jacques Rousseau
efectos devastadores —¿cómosería un capitalismo “humanitario”?—, que el espacio de la interioridad y dela afectividad que debeser dicho para
haya queleer la emergencia abrumadora dela subjetividad, esos peque- existir, la (consecuente) expresión pública de las emocionesy el peso res-
ñosrelatos que -según algunos- han sucedido a los grandesrelatos cuyo trictivo de la sociedad sobre ellas-.! Una nueva sensibilidad, una aguza-
ocaso anunció, hace más de dos décadas, el controvertido concepto de da —y angustiosa— conciencia histórica acompañabael afianzamiento del
“posmodernidad”. Declinación de los sujetos colectivos que las conme- capitalismo y el mundo burguésy su clásica partición entre lo público y
moracionesinstituyen en el lugar de la nostalgia —el 40? aniversario de lo privado. Y si bien es cierto que esos géneros nunca perdieron su vi-
Mayodel '68, por ejemplo—, cuya comparación conel presente y su acen- gencia, que se fueron afirmandoy transformandoa lo largo de lossiglos,
drado individualismo no deja de producir decepción. adoptando otros formatos y soportes, es con el despliegue vertiginoso
Pequeñosrelatos que podemos escuchar disponiendoel oído en el sen- de las nuevas tecnologías de la comunicación que su impronta se hace
tidotenso quele otorga Derrida- aun enel silencio de la escritura, en el tes- “global”, reconocible aquí y allí en insólita simultaneidad, sin importar
timonio que da cuenta de una memoria traumática, compartida, en la
historia de vida quese ofrece al investigador como rasgo emblemático de
' Un peso que, según Hannah Arendt (1974), se expresa a través de la conducta, como
lo social, en el “documental subjetivo” — ya no un oxímoronsino un nue- parámetro que instaura el orden de la sociedad moderna y que permea tantoel ámbito de
vo género=, en la instalación de artes visuales compuesta por objetos lo público como la más recóndita intimidad.

21
MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA UN COMIENZO

las fronterasfísicas, las tradiciones lingúísticas o los ámbitos culturales salen a la luz...* y hasta en las tarjetas postales que registran la huella fugaz
diversos. Se trata de una expansión que no sólo tiene que ver con los deun paisaje. Quizá nuncaantes esos textos, retazosde la interioridad, del
clásicos contenidos vivenciales, modulados por la complejidad de nues- pensamiento la vivencia, suscitaron tal entusiasmo editorial, un entu-
tro tiempo, sino que es también estética,estilística, plasmada en formas siasmo que comparten con otras especies consagradas: biografías, auto-
múltiples e innovadoras: la autoficción, por ejemplo, que a diferencia biografías, recopilaciones deentrevistas, testimonios, recuerdos...* Laslis-
dela autobiografía clásica propone un juego de equívocos a su lector o tasdebestsellers en cualquier escenario cultural dan cuentadeello.
perceptor, donde se desdibujan los límites entre personajes y aconteci- Enla tonalidad quecaracteriza este espacio discursivo -tomado el
mientosreales o ficticios; el docudrama, que también juega conla indis- discurso en la amplia acepción que le da Wittgenstein (1988), como pa-
tinción delas fronteras; la confesión mediática, que oscila entre la revela- labra, imagen,gesto, formade vida- tiene sin duda primacíael valor bio-
ción íntimay la puesta en escena del espectáculo; las múltiples variantes gráfico (Bajtín, 1982), que “no sólo puede organizar una narración sobre
delreality show; la vida online de las redes sociales... la vida del otro sino que también ordenala vivencia de la vida mismay la
Es esa patente simultaneidad, que se corresponde conel énfasis pe- narración de la propia vida de uno;este valor puedeser la forma de com-
riodístico en la vozy la presencia, sobre todo a través de la entrevista, un prensión,visión y expresión de la vida propia” (ibid.: 136). Varios aspec-
género prioritario también en la investigación social (Arfuch, 2010), es tos merecen destacarse en este concepto, quizá el que mejor explica la
esa insistencia en la figura del enunciador como garantía de autenticidad predominancia de lo biográfico en la sociedad contemporánea. En pri-
-unyo o un otro yo, no hay diferencia sustancial- que alcanza incluso a merlugar, su carácter intersubjetivo, la posibilidad de alentar una sinto-
los creadoresdeficción,? es esa tentación de revelar los detalles de la inti- nía valorativa entre el narrador y su destinatario, tanto respecto de la ex-
midad -yla pasión correlativa de atisbarlos-, es esa multiplicación ince- periencia —la “vida propia”- comodela “vivencia de la vida misma”, es
sante de personas y personajes, de los famosos —en toda su gama- a la decir, la dimensiónética de la vida en general. En segundo lugar, su cua-
gente común, lo que configura precisamente un horizonte sintomático. lidad de forma, una puesta en forma —narrativa, expresiva— que es tam-
Hayasídistintos tipos de sujetos en los márgenes:literalmente —y lite- bién una puesta en sentido, una “forma de comprensión”. Los valores
rariamente— en los borradores, en esas inscripciones que la mano nerviosa biográficos son entonces comunes, compartidos entre la vida el arte, y
dejó en el borde blanco del manuscrito,* en las tachaduras que marcan el
paso vacilante de la inspiración, su contra-tiempo, en los cuadernos de no- mismo muere en 1980), y los Papeles inesperados de Julio Cortázar (2009), compuesto por
tas, de viajes, de infancia, que sin tener la retórica del diario íntimo guar- notasy, literalmente, “papeles” encontrados en su biblioteca.
* Para remitir a algunos casos donde lo biográfico y lo (traumático) memorial se articu-
dan conél un estrecho parentesco, en los papeles perdidos y encontrados* lan fuertemente, cabe mencionar la Correspondencia 1925-1975 entre Hannah Arendt y
o atesorados en archivosliterarios, en las correspondencias secretas que Martin Heidegger (2000); las cartas de Heidegger a su mujer Elfride (1915-1970), publica-
das bajoel título de ¡Alma mía! (2008), y la correspondencia de Ingeborg Bachmanny Paul
Celan, Tiempo del corazón (2012).
2 Si en los años sesenta Roland Barthes anunció “la muerte del autor” y su reemplazo En una nota sobre Georges Perec -un autor emblemático en cuantoa este tipo de na-
por!la figuratextual del narrador, que el estructuralismoinstituyó con fuerza en el plano de cuya célebre (y peculiar) autobiografía Nací... (2012) acaba de publicarse en Bue-
la crítica literaria, poniendo así a distancia la influencia de la biografía, ese autor de carne y nos Aires en una nueva edición,el crítico Jorge Fondebrider señalaba: “Desdela prematura
huesoes hoyllevado -y hasta conminado-, en entrevistas y presentaciones, a dar cuenta de muerte de Georges Perec, en 1982, hasta la actualidad, se publicaron no menosde 18 nue-
vida y obra en términos de preferencia autobiográficos. vos volúmenesquellevan su firma y que vienen a sumarse a los 17 títulos que había publi-
* Es notorio el auge de la crítica genética, que estudia justamente estos manuscritos y cado en vida. Esos libros póstumos, ordenados temáticamente, incluyen desde artículos
borradores como modosde acceder al proceso mismodela creación a través dela transfi- circunstanciales hasta verdaderosrelatos, pasando porentrevistas, cartas, textos de tarjetas
guración textual (marcas que seguramente se perderán para el futuro en la era de la com- postales, notas personales, prólogos, reseñas bibliográficas, desgrabaciones de conferencias,
putadora y la desaparición -quizá- de toda tentativa previa al texto final). respuestas a encuestas y apostillas de todo tipo. La cosa no concluye ahí: todavía estamos
* Dosrecientes ejemplos lo constituyen la publicación de Diario de duelo, de Roland lejos de haber terminado con la inmensa cantidad de textos que Perec desperdigó porel
Barthes (2009), compuesto por las notas que tomara a la muerte de su madre, en 1977 (él mundoen los escasos 46 años que le tocó vivir” (Fondebrider, 2012).

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA UN COMIENZO

pueden definir los actos prácticos, “son formay valores dela estética de latinoamericanas de los años setenta, para poner sólo dos puntuaciones
la vida”(Bajtín, 1982: 136; el énfasis pertenece al original). emblemáticas. Es también su transfiguración en el presente bajo la forma
Siguiendo esta idea, y en tanto el relato de una vida compromete de guerra perpetua que sólo va cambiando de lugar en lejanas, desoladas
siempre la temporalidad, existe también, en el espacio biográfico, lo que geografías -Iraq, Afganistán, Gaza-, pero que puede golpear súbitamente a
podríamosllamarel valor memorial, que trae al presente narrativo la re- la puerta en los centros neurálgicos de las grandes ciudades, haciendo de la
memoración de un pasado, con su carga simbólica y a menudo traumá- categoría de víctima, aquí y allí, un personaje recurrente, difuminadoenci-
tica para la experiencia individual y/o colectiva. Un valor doblemente fras abstractas y no por ello menosaterradoras.Si el auge actual deltesti-
significativo cuandoelrelato biográfico está centrado justamente en ese monio aporta a la elaboración de las experiencias traumáticas de décadas
pasado por su cualidad misma, por lo que ha dejado como marca, como pasadas, rodeandoasí de palabra a lo indecible —hay, comoes sabido, tem-
huella imborrable en una existencia. Se trata de un valor que aparece poralidades de la memoria, cosas que sólo pueden aflorar paulatinamente,a
exaltado en distintos soportes, tambiénlos visuales, y que da lugar a nue- medida que pasan los añosy la distancia atenúa la angustia, libera el secreto
vos giros, comociertas memorias intelectuales que entraman,a distancia o la prohibición-, es la fotografía la que parece tomar hoy a su cargoel su-
de la autobiografía clásica, lecturas, derroteros teóricos y experiencias vi- frimiento mudodel presente que padecen poblaciones enteras, sea en el ojo
tales en unaarticulación singular” del reportero gráfico o del artista —o en su cada vez más frecuente confluen-
Si en toda sociedadla rememoración formaparte obligada de las ope- cia—,? haciendo de las imágenes una narrativa a la que siempre le faltará la
raciones de transmisión dela cultura, del trazado dela historia y la “in- singularidad biográfica. Relatos contra imágenes -desgarradoras-, cuya
venciónde la tradición”, es a partir del hito paradigmático de Auschwitz, la proliferación plantea no pocos dilemas éticos y estéticos, y que trazan tam-
Shoá, quela cuestión de la memoria, como dilema y comoelaboración in- bién el margen de los que quedan afuera -fuera de su tierra natal en forza-
eludible -teórica, ética, política— de las atrocidades del siglo xx y su más das migraciones,fuera de unatierra de acogida, en campos derefugiados,
allá,* se ha transformado en unodelosregistros prioritarios de la actuali- fuera delas “cuentas” de los que cuentan (Ranciére, 1996)-.!”
dad, sobre todo en relación con lo que ha dado en llamarse “historia re- Los capítulos que siguen abordan, con diferentes acentuaciones,la
ciente”. Inflación memorial, según algunos, por cuanto no solamente se relación entre lo biográfico y lo memorial —y, por ende, entre el valor
despliegan, en una temporalidad diferida, innumerables narrativas —re- biográfico y el valor memorial-; el modo en que se articulan, en narra-
cuerdospersonales, testimonios, experiencias, anécdotas, todo tipo de ma- tivas verbales y visuales que escapan a cánonesestrictos, autobiografía,
terial documental, visual y artístico- sino también, y en estrecharelación, autoficción, memoria y testimonio. Un terreno preferentemente ensayís-
las políticas oficiales de la memoria: museos, memoriales, monumentos, tico, dondese cruzan varias disciplinas —teorías del lenguaje y del discur-
contra-monumentos, efemérides, conmemoraciones... una maquinaria so, la semiótica visual, el psicoanálisis, la teoría política,la crítica literaria
material y simbólica que puede tornarse en “abuso de la memoria”, según y cultural- trazando zonasfronterizas que plantean nuevosinterrogantes
la conocida expresión de Todorov (2000). sin temoral desdibujamientodelos límites.
Pero no es solamente la inquietud del pasado lo que atormenta la
memoria —y sus obligados “usos del olvido” (Yerushalmi, Loraux etal,, * Comoejemplos de esta modalidad creciente se puede mencionar al artista chileno Alfre-
1989)-, de la terrible experiencia del nazismo a las cruentas dictaduras do Jaar, que viene desarrollando su arte conceptual, donde la fotografía es determinante, en te-
rritorios en conflicto -Ruanda, Palestina; y del otro lado, al reportero gráfico francés Luc Da-
” Para dar sólo algunos ejemplos, véanse Deberes y delicias. Una vida entrefronteras, de lahaye, que, desde esos mismos territorios -Iraq, Bosnia, Rusia-, fue haciendo cada vez más de
Tavetan Todorov (2003); Noser Dios. Autobiografía a cuatro manos, de Gianni Vattimo su métier un arte reconocido como tal. Véase al respecto Didi-Huberman y otros (2008).
(2008),y La vida en doble, de Marc Augé (2012). 10Sujetos en los márgenes en una dimensióntal que ni siquiera es la del excluido dentro
* Sobre ese “másallá”, que no es sólo temporal sino también traumático, por la huella de una sociedad donde al mismotiempo es incluidoen otras cuentas —las políticas públi-
que queda sobre las generaciones, véase Davoine y Gaudilliére (2011). cas, los subsidios de desempleo, las organizaciones filantrópicas, etcétera—.

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TI. La mirada comoautobiografía:
el tiempo,el lugar, los objetos

LA NARRACIÓNauto/biográfica -como toda narración= parece invocar


en primera instancia la temporalidad, ese arco existencial que se desplie-
ga y también se pliega— desde algún punto imaginario de comienzo y
recorre, de modo contingente, las estaciones obligadas de la vida en el
vaivén entre diferencia y repetición, entre lo que hace a la experiencia
común y lo que distingue a cada trayectoria. Pero si la pregunta “¿cómo
se narra una vida?” podría responderse de maneras diversas aunque cer-
teras, quizá sea más incierto preguntar qué lugares configuran una bio-
grafía y cómose vinculan el afecto el lugar. Interrogantesclave en la defi-
nición del espacio biográfico, la experiencia literaria de W. G. Sebald, por
un lado, y la de Christian Boltanski, desde las artes visuales, por el otro,
aportan respuestas quizá inesperadas —y hasta perturbadoras— en el juego,
siempre renovado, de “mantener a la muerte en su lugar”, según el decir
de Michael Holroyd (2011), reconocido biógrafo inglés, cuya voz también
se hace oír en este texto.

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA LA MIRADA COMO AUTOBIOGRAFÍA: EL TIEMPO, EL LUGAR, LOS OBJETOS

1. RECORRIDOS: EL TIEMPO, EL LUGAR Transgrediendo el umbral hacia lo público, la calle, el barrio,la ciu-
dad -que también forman parte del espacio biográfico-, podríamos
“poéticamentehabita el hombre...” perdernos, con Benjamin —pese a la desaparición del fláneur-, o bien
El poetizar construyela esencia del “escribir” esos tránsitos con Michel de Certeau (1990), aunque seamos
habitar. Poetizar y habitar no sólo no se incapaces deleerlos, según reza su conocida expresión. Sin embargo,la
excluyen. No, poetizar y habitar, invisibilidad de los tránsitos en el espacio -la huella de los pasos al an-
exigiéndose alternativamente el unoal dar- no vuelve insensibles a los cuerpos, que llevan su carga de repeti-
otro, se pertenecenel unoal otro. ción, el mínimo lugar que día a día deben disputar a la muchedumbre.
MARTIN HEIDEGGER Una ciudad trashumante o metafórica, volviendoal autor, que desborda
la traza urbana, susceptible de ser pensada desde una perspectiva poética
El espacio biográfico bien podría comenzar porla casa, el hogar, la mo- o mítica del espacio. .
rada, en el sentido fuerte de morar: estar en el mundo, además detener Pese al automatismo de marchar por los mismos lugares, de la ina-
un cobijo, un resguardo, un refugio. La casa natal comoel punto inicial tención con que miramos a menudoporlas ventanillas la fugacidad del
de unapoética del espacio, al decir de Bachelard (1965), un modo de ha- paisaje, a veces podemosevocar los pasos de otro tiempoallí donde todo
bitar donde anidan la memoria del cuerpo y las tempranas imágenes que ha cambiado. Así, suele impactarnos el retorno -después de viajes, exi-
quizá nos sea imposible recuperar y que por eso mismoconstituyen una lios o el vivir en otra parte- cuando ya no reconocemos como propio el
especie de zócalo mítico de la subjetividad-Lugar extático en las fotogra- lugar. Lo que ha desaparecido, aun cuando no nos pertenezca, también
fías que atesoran instantes singulares, pero a la vez el primerterritorio se ha llevado consigo algo de nuestra biografía, del mismo modo que las
de la exploración,de los itinerarios que definen el movimientoy el ser de casas que ya no habitamos se nos han vuelto extrañamente ajenas: otras
los habitantes. luces y otras sombras, otros moradores, desconocedores de lo que guar-
Podemos detenernos en esa pequeña geografía universal: la cocina, dan las paredes, esa intensidad de cuerpos, gestos, emociones, que per-
la sala, el dormitorio,el sótano, el desván. Cada uno con su carga poéti- duran quizá como camposde energía.?
ca y dramática: las risas, la celebración en torno a la mesa, la calidez de la La diferencia entre interior y exterior guarda cierta semejanza con
lámpara junto a la ventana y las sombras en los rincones que preanuncian la que media entre distancia y proximidad,? entre la panorámica desde la
momentos de melancolía o de meditación. La casa como espacio/tempo- altura y el “abajo” de la muchedumbre, los remolinos de la circulación y
ralidad, que es como Doreen Massey piensa el espacio mismo, como pro- la respiración de la calle. La inmensidad de la metrópoli, su inabarcable
ducto deinterrelaciones,de interacciones, desde la inmensidad delo glo- extensión en el caso de las megalópolis, deja dudas en cuanto a su cuali-
bal hasta lo íntimo, como “esfera de la posibilidad de la existencia de la dad humana, dando lugar a todo tipo de fantasías, desde los cataclismos
multiplicidad, en la que coexisten distintas trayectorias, la que hace posi-
ble la existencia de más de una voz” (Massey, 2005: 105). La casa, enton-
ces, está constituida porlas interacciones,los afectos,las rutinas, los trán- Sobre esto reflexionaba justamente el célebre documentalista experimental lituano-
sitos cotidianos, donde la diferencia de género marca también sus ritmos.' Americano Jonas Mekas en su filme A Letterfrom Greenpoint (2004), mientras se despedía
¿le la casa donde había vivido durante décadas recorriéndola con su cámara digital y evo-
cando la presencia —cual “átomos invisibles” de quienes habían pasadoporallí y confor-
' El inquietante y ya clásico filme de Chantal Akerman, Jeanne Dielman, 23 quai du madoel espíritu del lugar.
Commerce, 1080 Bruxelles (1975), se demora justamente en los quehaceres y recorridos do- ? Richard Sennett dedica un capítulo de su libro The Conscience of the Eye. The Design
mésticos,el eterno afanarse de la protagonista en los pasillos, la pileta de lavar, la cocina, nd Social Life of Cities (1990) a analizar históricamente la diferencia entre el interior, el
lugares donde quizá no se detendría otra cámara y que definen, en su mirada,filmar como “refugio” del hogar, y el exterior, que conlleva, en la tradición judeocristiana, una cierta
una mujer. Amenaza de exposición, intemperie y privación (véase el capítulo “The Refuge”, pp. 5-40).

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA LA MIRADA COMO AUTOBIOGRAFÍA: EL TIEMPO, EL LUGAR, LOS OBJETOS

geológicos a la ciencia ficción: San Pablo y la cresta montañosa de sus ajenas geografías en un efecto de anticipación: antes de llegar en un po-
edificios que parecen brotar sin control de la tierra; la infinita llanura sible viaje ya habremos recorrido —y sufrido- los derroteros de innúme-
nocturna de Los Ángeles en las imágenes inolvidables de Blade Runner o ros personajes en unarara familiaridad. La misma que después de haber
el sorpresivo océano de luces de México DF cualquier atardecer al bajar estado allí, según el viejo adagio antropológico, nos llena de excitación
del Ajusco. ánte su aparición en la pantalla, más allá de la historia que se narre. Y
“Andar es no tener lugar -dice De Certeau- [...]. La errancia que la conjunción entre cine,literatura y autoficción puede dar lugar a ensa-
multiplica y agrupa la ciudad hace de ella una inmensa experiencia social yos victoriosos, como Mégapolis, de Régine Robin (2009),libro que lle-
de la privación del lugar” (1990: 155). ¿Pero no podría pensarse, por el va un subtítulo sugerente, Les derniers pas du fláneur, donde, en pos de
contrario, que andar es también apropiarsedel lugar, tal comola lectura o una “poética de las megalópolis”, la narradora nos invita a acompañarla
la escucha se apropian del texto, lo incorporan,lo transforman en expe- mientras deambula por algunas de ellas “Nueva York, Tokio, Los Ánge-
riencia? Por cierto, hay andares cargados con el peso de la obligación o les, Londres, Buenos Aires- siguiendo los pasos de diversos personajes
la desesperanza— y otros llevados por el placer de la deambulación. Es de ficción.
posible pensar la ciudad como una tramatextual, narrativa, donde metá- Partiendodela casa natal nos hemos idolejos. Es que quizá no resul-
foras, metonimias, hipérboles y sobre todo oxímoronse articulan sin ce- te tan clara paraeste caso la distinción heideggeriana entre morar y deam-
sar bajo la mirada avezada del poeta o delcrítico, y tal vez escapan al bular: morar es también deambular, física y virtualmente, sobre todo en
transeúnte apresurado. Pero también puede pensarse comoel “imperio tiempos en que “navegamos” en la Web -un verbo no casualmente elegi-
de los signos”, parafraseando a Roland Barthes, donde la visualidad pri- do- tal vez a pérdida de la capacidad de ensoñación abstracta, sin referen-
masin duda aunqueindisociable de la sonoridad —la ciudad nocturna y tes. Aún hoy los tránsitos parecen primar por sobre anclajes y raíces -a
silenciosa puede generarnos enorme inquietud. La ciudad entonces menos que se piense en “raíces en el aire”, según la expresión de Roland
como lugar de encuentro con el Otro en su más rotunda otredad -étnica, Barthes-. En ese movimiento, que no descree sin embargo de genealo-
lingúlística, cultural, sexual-, habitada por nombres —calles, plazas, ba- plas, identificaciones, afectos, pertenencias, pueden pensarse también las
rrios, monumentos,edificios, comercios- en una cartografía caprichosa identidades, lejos del esencialismo, en tanto identidades narrativas, fluc- 7
que une acontecimientostrascendentales dela historia con remotas geo- tuaciones entre lo mismoy lo otro, lo que permanece y lo que cambia,
grafías, que pone a dialogar a héroes desconocidos conartistas, poetas, esa otredad constitutiva del sí mismo (Ricceur, 1991). Pensar la relación
santos, músicos, oficios, herbolarios, en conjuntos o vecindades que re- entre espacio y subjetividad —la ciudad como autobiografía— también su-
cuerdan la enciclopedia china de Borges. También esos nombres, reco- pone esa fluctuación, una temporalidad disyunta de pasados presentes,
rridos una y otra vez, forman parte del espacio biográfico. Pero no todo unatrama social y afectiva, configurativa de la propia experiencia, una
se ve nitiene nombre en la ciudad. Hay lugares y nombres escamoteados espacialidad habitada por discontinuidades, tanto físicas como de la
a lo visible; en tanto vivimos en espacios antiguos, lo nuevo surge siem- memoria.
pre sobre los restos de lo viejo, acumulaciones sobre ruinas, misterios, Pero si hablamos de la memoria, ¿cómo opera aquí esa aporía aris-
un telón de trasfondos borrosos: “dormimos dondese agitan somnolien- totélica de hacer presente lo que está ausente? Porque, según elfilósofo, al
tas revoluciones antiguas”, otra vez De Certeau (ibid.). recordar, se recuerda una imageny la afección que conlleva esa imagen.
Sobre esos misterios de la ciudad,la literatura y el cine han trabajado Podríamos afirmar entonces que no hay imagen sin lugar, un contexto
sin descanso. Delladodel cine, la ciudad es protagonista de la mayor par- espacial, un ámbito en el cual se recorta, y también, con un dejo ben-
te de los filmes que vemos, el escenario privilegiado de todoslos regis- Jaminiano, que en la ciudad —particularmente— la memoria nossale al
tros de la vida humana: personajes, historias, mitos, afectos, sensaciones, paso, a cada paso, aún desprevenido. Memorias de su propia temporali-
violencias. Así, en un impacto visual que se hace hábito, reconocemos dad -y entonces, ya hecha historia- y memorias que nos pertenecen, que

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA LA MIRADA COMO AUTOBIOGRAFÍA: EL TIEMPO, EL LUGAR, LOS OBJETOS

están atesoradas como en un desván sin ser llamadas, pero que de pronto entorno natural y a las diversas estacionesdel itinerario la impronta de la
irrumpenal atravesar una esquina,al ver una casa de otro tiempo, elsitio historicidad, lo sucedido en el devenir imaginario del acontecimiento, en la
de una escenafeliz o infortunada... Imágenes súbitas que se articulan en escena que se rehace ante los ojos con tonos vívidos bajo la inspiración de
sintaxis caprichosas. imágenesoníricas, pictóricas o fotográficas, varias de las cuales acompañan
Entre la lejana memoria histórica de hechos y personajes quetal vez la evidencia de los textos. Una escena habitada por voces cuya “heteroge-
desconocemos, cuya traza en el espacio no despierta nuestra atención,y neidad marcada'* al decir de Jacqueline Authier (1982), no sólo restituye
la memoria biográfica, familiar, que inviste afectivamente lugares y mo- un eco polifónico de autorías diversas relatos, archivos, imágenes, anéc-
mentos, hay otras memorias, de pasados recientes, que insisten doloro- dotas, diálogosal pasar- sino que las inviste afectivamente -poéticamente-
samente en la conciencia colectiva. Memorias ligadas a acontecimientos enla cadencia y la modulación de la propia voz.*
traumáticos, cuyos anclajesfísicos, materiales, también salen al paso ante Esa mirada singular es capaz depercibir, desde una playa solitaria, el
el transeúnte no tan desprevenido: estelas, inscripciones, placas, baldo- estruendo de una batalla encarnizada sobre el mar varios:siglosatrás, de
sas, museos, monumentos, memoriales. Marcas urbanas que señalan pa- imaginarel andar el sentir de antiguos pobladores, de descifrar ignotas
decimientosy destinostrágicos, heridas de guerra, desapariciones, xeno- inscripciones,leer las huellas de pasados esplendoresenel trazado de un
fobia, persecución. Jurdín invadido de maleza o en la taprichosa aglomeración de las copas
Pero no solamente el espacio urbanoatesora las huellas del pasado, delos árboles. Recrear incluso, en la poética de la propia enunciación,
las formas espectrales de quienes nos precedieron,las voces que resona- viejas descripciones delugaresilustres, como el castillo de Somerleyton,
ron en los ámbitos que ahora habitamos. También el camino, el campo, tna de las etapas de su viaje:
el bosque, la piedra, se ofrecen como testigos para quien sepa interro-
garlos, hacerlos hablar. Eso es lo que hace magistralmente W. G. Sebald, Bajoustedeslos tejados que descienden abruptos, cubiertos de pizarra azul
el autor alemán considerado como uno de los mayores escritores con- oscura y, en el reflejo de los invernaderos que despiden una luz blanca como
temporáneos, quien podría dar respuesta, desde su obra, a la pregunta la nieve, ven las negras superficies regulares del césped. A lo lejos, en el par-
acerca de en qué lugares se configura una biografía. En el camino, dirá, que, se mecen las sombras de los cedros del Líbano; en el parque de vena-
en el viaje, en la errancia porterrenos desiertos o sitios emblemáticos, en dos, los animales, recelosos, duermen con un ojo abierto, y pasadoel cerca-
la relación, cercana a la del entomólogo, con una naturaleza tan agreste do másdistante, hacia el horizonte, se extienden las tierras de regadío y
comohollada porel paso delossiglos. ondean al viento las telas de las aspas de los molinos (Sebald, 2008: 45).
En Losanillos de Saturno (2008), el narrador, identificado con la voz
autobiográfica, decide recorrer a pie los senderos del condado de Suffolk, Nuda de esto verían hoy los visitantes del castillo, nos advierte el narra-
al este de Inglaterra —país en el que vivió durante más detreinta años has- dlor, mientras recorre habitaciones polvorientasy pasillos llenos de trastos
ta su muerte-, extensión de gran belleza forestal, campiña amable con
una costa veraniega que mira al continente y que ofrece la particularidad
de no contar con ninguna ciudad, sólo con pequeños towns, algunos * La autora distingue, en la concepción bajtiniana de la polifonía, la heterogeneidad cons-
adormecidosenel tiempo, con huellas desvaídas de un pasado que cuesta /ltutiva, que remite a las diversas voces que hablan en una voz,sin identificación de autoría,
¿Nk la heterogeneidad marcada, donde se explicita esa identificación de la palabra de otros:la
imaginar. Sin embargo, la escritura de Sebald -su personaje- hace de ese £1a, la referencia,la alusión, el uso de comillas, la inclusión de expresiones en otros idio-
recorrido una aventura fascinante donde se funden naturaleza e historia, Ma», etcétera.
descripciones y conjeturas, personajes y biografías en una profundidad En el filme documental Patience (after Sebald) (2012), el director, Grant Gee, confron-
de la experiencia que configura un nuevoterritorio parala autobiografía:
1h Imágenes del itinerario de Sebald, alternando blancoy negro y color, con voces en offde
¿quienes lo conocieron o escribieron sobre él, enlazando así, de alguna manera,la doble tra-
es la mirada, la declarada actualidad de la presencia, la que devuelve al 11que sostieneel libro.

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA LA MIRADA COMO AUTOBIOGRAFÍA: EL TIEMPO, EL LUGAR, LOS OBJETOS

inútiles: hace mucho que ha dejado de ser, propiamente, una morada. Aquella tarde, en Southwold, sentado en aquel punto frente al océano ale-
Sin embargo, allí están los objetos familiares, que han sobrevivido a sus mán, me pareció sentir claramente el lento girar del mundosobre sí mismo
poseedores y se ofrecen, en vitrinas atestadas, como pruebas de genea- en la oscuridad. En América, decía Thomas Browne en su tratado sobre los
logías, costumbres,privilegios y aficiones: retratos, palos de golf, raque- enterramientos de urnas, los cazadoresse levantan cuandolos persas se su-
tas de tenis, trofeos, máscaras exóticas, recordatorios del paso inexorable mergen en el más profundo sueño. Comola cola de un vestido, las sombras
deltiempo lo efímero de las trayectorias: “momentos autobiográficos”, de la noche se arrastran sobre la tierra, y, continúa diciendo, dado que tras la
como señala Paul de Man (1984), que nos colocan, comolectores, en sin- caída del sol se acuesta todo lo que habita en el espacio intermedio entre dos
tonía con el enunciador en una mutua relación reflexiva; nos interpelan cinturones terráqueos, se podría contemplar, siempre acompañando al sol
en nuestra propia condición efímera. poniente, la esfera que habitamos llena de cuerpos extendidos, como si hu-
Esos momentos se acentúan en los capítulos dondetrabaja la mate- bieran sido derribados y cosechados porla guadaña de Saturno —el cemente-
ria biográfica de personajes eminentes que dejaron alguna huella en el rio infinito de una iglesia para una humanidad epiléptica- (Sebald, 2008: 93).
territorio que hoy cubren sus pasos. Los datos rigurosos de la enciclope-
dia -vidas y obras- se articulan entonces con el trazado imaginario de Noes casual que esa imagen dedestrucción,tan cercana a la de un esce-
un devenir cotidiano, momentosy escenas que quizá hayan tenido lugar, nario de guerra, aparezca en el diálogosutil del narrador con su persona-
trayectorias literarias o científicas leídas a contraluz de los textos que dan je ilustre. Tal imagen se vincula a las preocupaciones más recónditas del
cuenta de ellas voces sobre voces-, en atención al detalle significante autor, a la huella traumática queatraviesa su vida y su obra. Es quelo au-
que pueda acercarnosa la pasión,la emoción,la inquietud de seres de tobiográfico =parece decirnos Sebald- no remite solamente al relato per-
otro tiempo —fuera de todo anacronismo-, en una lengua precisa y per- sonal de las vicisitudes en orden a las cronologías, sino que es también
fecta, con ecos borgeanos. Se dibujan así entre otros recorridos= la fa- la mirada sobre los otros, los diálogos que podemos sostener con ellos
bulosa aventura del saber en Thomas Browne, el admirado por Borges y aun después de que hayan desaparecido-,el discurrir de la experiencia
Bioy -cuyas voces también se entraman enel relato-, que vivió hasta su enel tiempoy el espacio. Así, sólo sabremos del caminante lo que el ca-
muerte, en 1682, en Norwich, en el vecino condado de Norfolk; la acci- minole inspira, las coordenadas históricas y existenciales que lo llevan a
dentadatravesía de Joseph Conrad, que en 1878 atraca en un barco mer- detenerse aquí y allí, los encuentros con personajes clásicos o contempo-
cante en Lowestoft, pueblo que hoyvisita el caminante,ligada a la ex- ráneos,reales o imaginados. Y también, punzantes, los recuerdos de la
traordinaria historia de Roger Casement, el primer denunciante de los puerra, como marcas indelebles en el terreno y en las personas. Ruinas
exterminios de la colonización y la esclavitud;el frustrado romance de deviejas fortalezas; hangares desafectados, comorestosfósiles, cuya fun-
Charlotte Ives y el vizconde de Chateaubriand, que pasara algún tiempo ción mortífera trae al presente la voz de William Hazel, el jardinero del
en otro pequeño pueblo, IIkershall, huyendo de los horrores de la Revo- castillo, que evoca ante el visitante alemán la sombra delos aviones in-
lución Francesa. Pero este recorrido —esta escritura- que transcurre flui- pleses surcandoel cielo, ese antiguo cielo de East Anglia, para ir a bom-
damente entre épocas, documentos, diarios íntimos, viajes por exóticas bardear noche tras nochelas ciudades alemanas, a distancia fortuita del
geografías, lejos está de ser solamente un rescate erudito dela historici- pequeño pueblo alpino en el que nació Sebald en mayo de 1944,
dad que guardanlos sitios sensibles del camino. Se trata más bien de un
trabajo profundosobrela interioridad, de aquello que, sin deslindarse de “Todaslas tardes veía pasar la escuadrilla de bombarderos sobre Somerley-
la ficción, quizá con mayor derecho puedallamarse autobiografía. ton y todaslas noches, antes de quedarme dormido, me imaginaba cómolas
ciudades alemanasse consumían en llamas, cómo las torres de fuego despe-
+ propio Sebald, profesor en la Universidad de East Anglia, vivió en Norwich hasta su dían llamaradas hacia el cielo y los supervivientes se revolvían entre los es-
muerte, en un accidente automovilístico, en diciembre de 2001. combros. Un día, decía Hazel, Lord Somerleyton[...] me contó con todo

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA LA MIRADA COMO AUTOBIOGRAFÍA: EL TIEMPO, EL LUGAR, LOS OBJETOS

detalle la estrategia seguida por los aliados en el ataque de superficie y poco Viena [....], de Salónica y Rodas, Ferrara y Venecia... apenas un lugar de Eu-
después metrajo un gran mapa en relieve de Alemania, en el que, con
unos ropa desde el que no se deportara a alguien a la muerte (Sebald, 2010: 79).
caracteres extraños, estaban escritos todos los nombres de los lugares que
meeran conocidosporlos noticieros (Sebald, 2008: 49).
Para Sebald, la memoria traumática de la guerra es un asedio constante
que atraviesa su obra,tanto en sus ensayos comoen sus novelas,al punto
Hay aquí, en la condensación poética de tres páginas, E el intenso a que, “cuandoveo fotografías o películas documentales sobre la guerra, me
A parece, pordecirlo así, comosi procediera de ella, y comosi, desde aque-
del personaje bien distante de la “oralidad”-, un anticipo ÁS loque sel
r, Sobre la historia natural llos horrores que no viví, cayese sobre mí una sombra de la que nunca he
el temacentral de un libro de ensayosposterio
tema de salido” (ibid.). Es quizá por esa sombra queplanea sin pausa, porese sufri-
de la destrucción” (2010), en el cual Sebald aborda el polémico
miento no vivido, que su modo de responder al mandatoético -en el más
la guerra aérea sobre la población civil de las ciudades alemanas en iodo
fuerte sentido levinasiano de responderpor el otro yporla vida del otro- se
su horror. Un texto que, en el detalle obsesivo de las operaciones aliadas
expresa en una escritura que se distancia de los “hechos” =sin desmedro
y sus consecuencias -dondese entraman distintas voces y testimonios=,
vuelve una vez más sobre los ominosossilencios de la guerra y su radical de su importancia= en privilegio de la voz. De las voces de los que sí han
vivido, y sufrido y escrito, de los que dejaron testimonio de lo que vieron o
indignidad, y aporta ciertas respuestas a nuestra pregunta del ci
cómose vinculan el afecto y el lugar. En efecto, el autor se detiene espe- escucharon o padecieron, de los que lograron expresarlo en la teoría o en
la ficción. Una sensibilidad atenta también a otras formas de destrucción:
cialmente en esa relación, que aparece idealizada em SUS concepcios
de las de la naturaleza, el inexorable paso del tiempo sobre las cosas, el traba-
nes estereotípicas de sus compatriotas dondeel paisaje es investido
destruc-
una esencia identitaria -“Alemania”- que sobrevive ua a la
jo agobiante, la melancolía, las afecciones de la interioridad.

ción. Porel contrario, en su experiencia, ante la sola menció n elegíaca de Así, en el capítulo final de Los anillos de Saturno, y como colofón de
esos paisajes, unrecorrido erudito porla ruta de la seda, sus ancestrosorientales, la pa-
sión que despertara la preciada tela en Occidente y las fortunas que creara
se mezclan ante mis ojosimágenes de caminos a través de los campos, pra- en Inglaterra, donde ya eran famosaslas manufacturas de Norwich aún
dosjunto a ríos y pastos de montaña, con las imágenes de pa
iy ¡ntes de la Revolución Industrial, el narradorreflexiona sobre el trabajo li-
son estas últimas, de forma perversa, y no las idílicas de mi primera infancia, gadoa las máquinas -comoel telar de los tejedores de seda-, que le sugiere
así como un ina comparación con el de “los eruditos y demás escritores” Aludiendo a
que se han vuelto totalmente irreales, las que evocan en mí algo
sentimiento de patria [.]. Hoy sé —prosigue- que entonces, cuando estaba Una Revista de Psicología Experimental alemana publicada “aproximada-
en el balcón de la casa de Seefeld, echado en el llamado moisés,
y miraba Mente en aquella época”, donde se menciona como una enfermedad men-
parpadeandoel cielo blanquiazul, por toda Europa había nubes de humoen al la tendencia a la melancolía de los tejedores de seda, encuentra cierta
el Oeste, s lógica =y similitud en un trabajo “que obliga a sentarse constantemente
el aire, sobre los camposdebatalla de la retaguardia en el Este y:
brelas ruinas de las ciudades alemanas y sobre los campos de concentración encorvado, a una ardua reflexión permanente y a un cálculo ilimitado de
donde se quemaba a los innumerables de Berlín y Frankfurt, de Wuppertal y amplios modelosartísticos” (Sebald, 2008: 311). Una definición, quizá en
negativo, del ingente trabajo de la escritura.
nd EAS
7 Untítulo que trae el eco de la contraposición que hace Benjamin
mana”e historia natural” en su conocido ensayo El narrador y señala la in a Creo que unono se hace fácilmente a la idea de la impotencia y los abismos
me ue ed
da que este autor ha tenido en la obra de Sebald. Dice Pablo Oyarzún, en a los que a veces puede arrastrar a una personala reflexión constante, que
dichoensayo: “Lo que hace el narradore s reinscribi rla historia humana en la hi: pasd
noconcluye con el denominado cese de jornada, y la sensación que penetra
ral, apelando precisamente a la muerte comola instancia, ellugar, el confeccion hasta los sueños de haber prendido el hilo equivocado(ibid.).
se cruzan de modo absoluto y no resuelto una y otra” (Benjamin, 2008: 31).

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA LA MIRADA COMO AUTOBIOGRAFÍA: EL TIEMPO, EL LUGAR, LOS OBJETOS

Con su peculiar manera de articular cosas en aparente lejanía, el narra- nombre) y de la adecuación referencial, a salvo de la minucia cronológi-
dor torna, desde el familiar territorio de Norwich, nuevamente hacia ca, enla frontera sutil entre realidad ficción.
Alemania, esta vez para recordar un episodio quizá poco conocido: el
proyecto de Hitler, ya en 1936, de lograr independencia en cuanto a la fa-
bricación detejidos, incluyendola seda, que se plasma luego en un plan 2. LOS OBJETOS, LA MEMORIA
de fomentode la sericultura ligadoal higienismo y otras depuraciones,de
cuyospasos da cuenta un viejo filme. El relato y el largo itinerario se cierran ¡Cuántas cosas,
así, con la fecha de 1995,en el recordatorio de diversos episodios infaus- limas, umbrales, atlas, copas, clavos,
tos de la historia y la referencia a los cincuenta años del fin de la guerra. nos sirven comotácitosesclavos,
Quizála comparación conlos tejedores de seda da cuenta también ciegas y extrañamente sigilosas!
deunestilo que teje sus propias figuras en el entramado de esas voces Durarán más allá denuestro olvido;
otras, les da carnadura y profundidad. Y si ciertos temas -como lo ha no sabrán nunca que nos hemos ido.
sostenido en entrevistas aludiendo en particular a los campos de concen- JorGE Luis BORGES, “Las cosas”
tración no pueden ser abordados de maneradirecta sino oblicuamente,
por referencia =relatos de relatos-, tampoco la autobiografía -nos sugie- Labiografía en tanto irrupción de imágenes de o en un lugar, los lugares
en
re- puede desplegarse en la mera autocomplacencia del yo. En efecto, como escenarios obligados de una biografía, la memoria de los objetos
ambos casos —y en su peculiar combinación en los textos que nos ocu- también han sido ampliamente trabajados en el cine, de maneras más o
pan-,no se trata simplemente de unaelección estilística, del manejo exi- menos explícitas. Jean-Luc Godard es quizá un ejemplo emblemático, so-
mio del discurso referido. Lo que está en juego, decisivamente, es la bre todo en su “autorretrato” JLG/JLG (1995) que filmara, en renuncia ex-
cuestión de la representación, su dilema: cómo hablar -de los otros y de presa a lo anecdótico, a partir de la articulación poética y filosófica de
uno mismo-, qué zonas de lo traumático pueden entrar en las lides del imágenes donde el contraste metafórico impera por sobre toda referencia-
discurso, cómo traducir el horror en palabras, dónde la voz se acalla o se lidad. Lugares, rincones de las casas que habita,frases, citas, alusiones,
entorpece. Así, en Los anillos..., que lleva como subtítulo (tanto en inglés paisajes, una trama significante dondela interioridadse refracta en la pro-
como en español) Una peregrinación inglesa -un libro que resiste toda pia obra en desdén de toda temporalidad narrativa, en la fusión del instan-
catalogación tradicional y quizá se contenta, como Sebald mismosolía te y la memoria, comoilustrandola potencialidad de la vivencia tal como
decir, con ser nombrado como prosa=, hay rodeos metafóricos, alegorías, la define la tradiciónfilosófica: el impacto fulgurante del momentoy aque-
alusiones, formas que tamizan los rasgos de la observación y la imagina- llo perdurable que resiste el curso rutinario de la vida (Gadamer, 1977). A
ción que anota el caminante, la memoria súbita que sobrevuela el tiempo semejanza del Roland Barthes par Roland Barthes (1975) -un modelo re-
y el lugar y las voces que recoge al andar -y al narrar—. El narrador -un currente de ficción autobiográfica—? es justamente en el fragmento, en el
personaje que se va delineando, como en la vida misma, en el encuentro
con otros personajes- permite que lo acompañemos en la confianza de adecuación referencial de los dichos en el relato “retrospectivo en prosa” de la propia expe-
su cercanía con el autor, pero sin el protocolo del “pacto autobiográfico” riencia. Una concepción que el propio autor fue modificando en trabajos posteriores para
(Lejeune, 1975),* es decir, sin la promesa de la identidad (sellada porel «lar cabida, justamente, a la multiplicidad de formas que habitan el espacio biográfico, y
que no cumplen con esos requisitos. =
* Ensu libro ya clásico, Barthes se distanciaba del modelo tradicional de la narración
El concepto de “pacto autobiográfico” alude al funcionamiento pragmático del género,de
intobiográfica por el uso de la tercera persona, la carencia de cronologías y acontecimien-
es decir, a la relación particular que la autobiografía proponea su lector, en términos
además la
tos y el énfasis en el trabajo de la lectura =y, por ende, de la escritura- en la configuración
¡identidad entre autor y narrador, con la garantía del nombre propio, que supone «le una biografia: ser en y a través de los textos.

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA LA MIRADA COMO AUTOBIOGRAFÍA: EL TIEMPO, EL LUGAR, LOS OBJETOS

desplazamiento del punto de la mirada, en el paisaje del mundo que se era en verdad un desafío a la temporalidad y la fugacidad -y por ende,
despliega ante los ojos que la cámara invita a acompañardondeel yo del a la muerte: “El arte es una forma de evitar la muerte, la fuga del tiem-
narradorse expresa: eslaobra la que habla,noel autor. O, como lo sugería po. Todoel trabajo de archivo que hago, esa voluntad de conservar hue-
Paul de Man en un ensayocapital, “Laautobiografía como des-figuración” llas de todo, traduce un deseo de detener la muerte” (Boltanski y Grenier,
(1984), en el límite, toda escritura es autobiográfica. 2011: 69)-. Así,llamó a una de sus primeras obras Búsqueda y presenta-
Otro autor, esta vez desde el campode las artes visuales, acordaría ción de lo que queda de mi infancia, 1944-1950 (1969), unlibro deartista
quizá con esa idea: el artista “postconceptual” francés Christian Boltanski, que contenía una acumulación de objetos de cualquier proveniencia en
que, lejos de todo biografismo, juega en algunas de sus obrasa la autofic- su perfecta banalidad, y a otra posterior, Colección de objetos que perte-
ción, dondela figura del yo se difuminaen otros personajes o realiza ese necieron a Christian Boltanski entre 1948 y 1954 (1970-1971). Una obje-
“ponerse fuera de sí mismo” que Bajtín (1982) llama exotopía, no como tualidad —fotografías, restos de materiales diversos, cajas, ropas, luces—,
un “otro yo”sino en un desdoblamiento objetual no desligado de una in- rodeada a veces de un aura siniestra, que se transformó en su modalidad
vestidura afectiva. Objetos como signos o signos transformados en obje- expresiva típica para abordar diversas temáticas, especialmentela referida
tos, que marcan tanto una temporalidad obsesiva como una espacialidad a la memoria traumática de la Shoá, a menudo en acumulaciones aterra-
desplazada. Anticipándose a lo quesería una tendencia cada vez más ní- doras que evocan, de manera indirecta y alegórica, las de los campos de
tida en cuantoal despliegue del espacio biográfico en las artes visuales,!" exterminio. Indirecta y alegórica, porque sus instalaciones no pretenden
ya a fines de los años sesenta trabajaba con series, inventarios, archivos, recrear un escenario ajustado a una referencia y las ropas no consisten en
en unaespecie de “automuseificación” con la fotografía y los objetos, que el “objeto verdadero” -como sucede en algunos Museos del Holocausto—,
sino que son contemporáneas y están dispuestas con la intención de ser
1 Sin pretender en modo alguno una “representatividad” -toda elección de casos es arbi-
reconocidas como tales, así comolas fotografías que componen ciertas
traria y azarosa, hay alguien más cercano a nosotros, en nuestra América Latina, que supo. instalaciones memoriales no son obligadamente de las víctimas.
conciliar admirablemente en una obra los objetos, el tiempo, la memoria, el lugar: Nury
González,la artista visual chilena que en ocasión de la Trienal de Chile (2009) interpretó el La ropa apareció en mitrabajo como algo muy evidente, estableci unarela-
lema convocante, El terremoto de Chile, con unainstalación que llamó Sueño velado, para la
cual solicitó en préstamo a amigos y conocidos sus mesitas de luz, con todoslos objetos que ción entre vestimenta, fotografía, y cuerpo muerto. En mi trabajo siempre
usualmente se encontraban en ellas. Así dispuso, en una amplia sala del Museo de Arte Con- hay unarelación entre el número y el individuo: cada uno es único y, al mis-
temporáneo Quinta Normal, de Santiago, 45 veladores encendidos, cada uno deellos con su motiempo, el número es gigantesco. La ropa es, para mí, una manera de re-
"mesita y sus objetos, en una obra de alto impacto visual y emocional. La diversidad de luces,
estilos,colores, objetos, estéticamente distribuidos en una convivencia casi mágica, ofrecía un presentar a mucha, mucha gente. Como las fotografías. Cuando hice la pri-
recorrido narrativo que cada uno podía escoger a su manera y leer, semióticamente, modos mera pieza en mi taller, honestamente, no creo que haya pensado en la ropa
delhabitar, épocas, clases sociales, gustos, preferencias, pertenencias, e imaginar usuarios hi- de la Shoá. Sin embargo,es algo totalmente evidente aunque no creo haber
potéticos de esos rincones de intimidad que sin embargo no aparecían vulneradosen el espa- tenido esa idea al comienzo, No obstante lo pensé bastante pronto (Boltanski
cio público, quizá porque lograban interrogar, sabiamente, el registro elusivo de lo colectivo.
En efecto, la idea de la mesa de luz, en relación con el terremoto, quizá la figura más emble- y Grenier, 2011: 125).
“mática de la identidad territorial =¿y nacional?- chilena, evocaba, de la manera más intensa-
mente vivencial, el momento temidoen el cual el temblor sacude del sueño, lleva a encender
Esarelación entre el individuo y el número,la idea de representar a “mu-
la lámpara, a mirar el reloj, a saltar de la cama y calibrar la gravedaddel evento, el camino a
seguir, la decisión a tomar frente a la amenaza —reiterada— de la muerte: no en vano la instala- cha gente”, hace de su obra una peculiar experimentación memorial pero
ción se llamaba Sueño velado. Todo eso -y tanto más- decían las mesitas encendidas en la con una fuerte impronta en el presente.!! De allí el repetido intento de
calma de la exposición, con sus objetos marcados por la huella del tiempo y del uso libros,
relojes, remedios, papeles, recuerdos-. Un espacio biográfico anónimo —biografías mínimas,
singulares, objetuales- que condensaba a la vez una fuerte identificación cultural y una me- '1 En 2010, Boltanski presentó dos exposiciones sobre el mismo tema, con variaciones
moria compartida. Véase en línea: <http:/www.nurygonzalez.uchile.cl/> según los espacios. La del Grand Palais de París, Monumenta, se llamó Personne, que signi-

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rendir homenaje a nombres y rostros —en la imposibilidad de dar cuen- que acompaña a lo visual. Un recorrido memorial que va a la búsqueda
ta de sus vidas, vidas acechadas por la muerte-: “Me interesa el paso de de quienes recuerden, que se desplaza siguiendoviejos pasos, que retor-
lo personal lo colectivo [...] la obra de arte no habla más que de uno na, en ocasiones, sobre huellas de tragedia.'?
mismo pero uno mismo, allí, no tiene ninguna importancia, entonces se Y aquí podríamosseñalar una curiosa coincidencia existencial entre
convierte en cada uno” (Boltanski y Grenier, 2011: 67). Una obra donde Boltanski y Sebald: ambos nacieron en 1944, uno en París,el otro en Ba-
está en juego el valor plástico, lo que se podría llamar el estilo, luego de viera, Alemania, y pese a no habervivido los horrores de la guerra su im-
lo cual vienen las preguntas, pronta fue determinante en cuantoa la constitución subjetiva y encontró
unarotunda forma de manifestación en la obra de ambos. Si el primer
Mitrabajo se interroga sobre aspectos de la vida, busca la comprensión de
lo que somos,algo que es próximo a las preguntas que se puede hacer un fi-
lósofo o un místico. Pero, en lugar de emplear palabras, uso imágenes. * En inesperada sintonía y como dando fe de estas afirmaciones, poco tiempo después
Todas mis obras estás ligadas la formulación de preguntas(ibid.: 108). de terminado este libro se inauguró en Buenos Aires una muestra múltiple de Boltanski en
diferentes espacios, organizada porla Universidad de Tres de Febrero (uNTREE), con la cu-
raduría de Diana Wechsler. Dos de ellas fueron obras originales, realizadas en sitios emble-
Si la acumulación de objetos que se erigen extáticamente en un espacio máticos de la memoria de la ciudad: Migrantes, una instalación/intervención en el viejo
defineel estilo de su obra, la peregrinación de esas obras por diversas ciu- Hotel de Inmigrantes, en el puerto, donde solían alojarse por corto tiempo los que llegaban
desde los más diversos lugares del mundo a poblar estas lejanas tierras; y Flying Books, una
dades y países —no sólo de Europa-, y sus transformaciones sucesivas en instalación montada en la antigua Biblioteca Nacional, hoy desafectada. En Migrantes Bol-
virtud del contexto y del lugar —hangares,viejas sinagogas, colegios, fábri- tanski desplegó, en un ámbito despojado, de notorio abandono edilicio y un dejo levemen-
cas desafectadas, muros, estaciones de tren—, amén de los consabidos mu- te siniestro, objetos sensibles ya clásicos de su trabajo -sillas con abrigos sobre sus respal-
seos, bienales, galerías, hace también a esa definición y al impacto que se dos o colgados remedando siluetas, viejas camas iluminadas alineadas en un salón-, todo
ello en una semipenumbra apenas interrumpida por lámparas alusivas y un susurro de
intenta producir, que es siempre el de una personal implicación: “El artis- voces en distintos idiomas con nombres y lugares de origen de inmigrantes reales tomados
ta muestra a quien mira la obra algo que ya está en éste, algo que conoce de los archivos. Completaba la escena un largo pasillo de luces esfumadas que evocaba los
profundamente, y lo hace subir a la altura de la conciencia”(ibid.: 141). El Íatigosostránsitos sin destino cierto, presencias/ausencias que también despertaban el eco
delos tránsitos contemporáneos. En Flying Books, realizada en la gran sala de lectura de la
lugar adquiere así especial relevancia, tanto enla geografía, la trama his- ex Biblioteca, cientos de libros flotaban en un espacio vacío de gran jerarquía arquitectóni-
tórica, la lengua,las trazas de un pasado que quizá las imágenes vengan a a, evocando no sólo el tiempo ido y la ausencia en el lugar mítico de la plenitud del saber
conmemorar, como en el espacio mismo que alojará la instalación, pen- -recordemos que esta biblioteca inspiró a Borges, su ¡lustre director, su "Biblioteca de Ba-
sado enajuste a los efectos dela luz,las trayectorias, el movimiento de los
sino quizá también, no sin cierta nostalgia, el “fin” largamente anunciado,del libro
en papel.
cuerpos, su reacción ante obstáculos intencionales, la sensación física Asimismose tuvo acceso a unasección de su registro global Archivos del corazón -lati-
dos recogidos en distintos lugares del mundo para ser conservados en una isla japonesa
para una hipotética posteridad-, radicada en el predio ferial de Tecnópolis, y a una selec-
fica a la vez “Persona” y “Nadie”; la de Nueva York, No Mans Land [Tierra de nadie]. En ción de obras anteriores montada en el Museo de la untrer. Esta selección incluyó, entre
amboscasosse trató de la disposición de 30 toneladasde ropa, colocadas en distintos rec- otras, Mon cezur, una sala oscura sólo iluminadapordestellos al ritmo del latido del cora-
tángulos sobre el piso con pasillos intermedios que permitían el pasaje y una gran pila de ón; Monument, sus clásicos altares de fotografías y lámparas; Réserve, una sala con los mu-
30 metros donde una pinza mecánica -a la manera de la “mano de Dios"- tomaba y dejaba ros tapizados de ropa colgada, y 6 de setiembre -fecha de su cumpleaños-, en la cual reu-
caer constantemente ropa conel sonido ambiente del latido de un corazón. La referencia, nió, en una video instalación, imágenes de los noticieros emitidos ese día desde su
obvia, era tanto a la desaparición, la muerte, la Shoá, como al anonimato y la uniformidad nacimiento hasta que cumplió 60 años. Miles de imágenes sonoras a alta velocidad -que el
contemporánea, al azar que acecha cada trayectoria. Su monumentalidad, su carácter de espectador podía detener por un instante apretando un botón= tendían una vez más un
espectáculo, la hacían particularmente sensible a la crítica, tal como él mismo se lo plan- puente entre lo autobiográfico singular y aquello que compartimos con los otros, en este
teara: “Pienso que la exposición puede llegar a ser muy atacada porque es muyindiscreta, caso, los acontecimientos que entraman la memoria del mundo. Doble registro memorial
muy “pesada [...], porque el público va a salir de allí totalmente destruido” (Boltanski y que nos constituye en la dimensión histórica. La muestra múltiple Boltanski en Buenos Ai-
Grenier, 2011: 213). res estuvo abierta al público desde el 12 de octubre al 16 de diciembre de 2012.

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA LA MIRADA COMO AUTOBIOGRAFÍA: EL TIEMPO, EL LUGAR, LOS OBJETOS

año de vida de Sebald transcurrió bajo uncielo amenazante -aunquele- caracterizado a la vez como padre, madre e hijo. A partir de esta falsa
jano- de aviones en combate, el de Boltanski, nacido poco después de la autorreferencialidad, que expresa de modo singular la “imposible narra-
liberación, lo hizo en un hogar que guardabaenel altillo el escondite de ción de sí mismo”, al decir de Régine Robin (1996), y al mismotiempo
su padre judío, al que sus vecinos creían ausente o desaparecido. Y si so- el rasgo intercambiable de cada biografía, se despliega una obra dondelo
bre el primero nunca dejó de planear la sombra dela guerra, al punto de colectivo -o lo común- tiene preeminencia:
sentir “comosi procediera deella”; el segundo,hijo de un peculiar matri-
monio mixto madre cristiana, padre judío convertido al cristianismo, La idea (de los Inventarios) fue reunir todo lo que queda de alguien y hacer
ambos “vagamente” de izquierda—, revela en su autobiografía una condi- con eso unretrato en negativo [...]. Los Inventarios no enseñan nada sobre
ción -una sensaciónafín: nadie. Su único interés es que cada persona que los vea encuentre allí su
propio retrato, ya que todos poseemos los mismosobjetos -todos tenemos
La guerra, el hechode ser judío,son las cosas más importantes que me han unacama, un cepillo de dientes, un peine....-. Aprendemos más sobre noso-
sucedido, y eso sin haber vivido la guerra, sin ser judío de verdad: más que tros mismos quesobre la persona a quien concierneel inventario (Boltanski
un hijo del judaísmo, soy un niño de la Shoá [...] es el principal aconteci- y Grenier, 2011: 62).
miento que condicionó mi vida. Pienso que es un hecho tan excepcional,
tan incomprensible, que, sabiéndolo, no puedes seguir viviendo igual que Así, por ejemplo, el Álbum dela familia D. 1939-1964 (1975), instalación
antes (Boltanski y Grenier, 2011: 17). compuesta por 150 fotografías provenientes de una familia amiga “típica”,
que amplía y enmarca componiendo un mural de manera aleatoria en
Si bien lo biográfico ocupa un lugar relevante en la obra de ambosautores, cuanto a tema y temporalidad, viene a ocupar, según él afirma,el lugar
hay notables diferencias en cuanto a las formas de su manifestación. Se- de su propio álbum —“Jamás quise hablar de mí, siempre escondí mi vida
bald construye un relato de sí a través de la ficción autobiográfica y el en- real” (Boltanski y Grenier, 2011: 54)- y también, al amparo delsilencio
sayo =sobre todo en las obras citadas-, tornando la mirada hacia el mun- de la letra, el de cualquiera,el de todos.!* Ese modoindirecto de abordar
do más que hacia sí mismo -o hablando de sí mismoa través de esa mira- el espacio biográfico se sustenta en una particular concepción delarte:
da- con unaescritura cuya potencia y originalidad crea prácticamente un
nuevo género, inclasificable de acuerdo con los parámetros convenciona- Elarte es más interesante cuando no es directamente autobiográfico, aun-
les. En efecto, el uso reiterado del discurso referido, el modo en quese ar- que efectivamente la personalidad del artista juega un papel importante.
ticulan referencias reales y de ficción con observacionesy reflexiones per- Pienso que, en el peor de los casos, puedes tomarte como un ejemplo gené-
sonales, la manera sutil en que se pasa de unas a otras, de unahistoria =o rico, pero tu propia historia no es comunicable. Sólo es interesante si se
biografíaa otro registro, sin intervalos, en una trama reticular que por vuelve colectiva (ibid.: 130).
momentos difumina la propia voz del narrador, hace dela lectura un re-
corrido a la vez intimista y distanciado, dondelo autobiográfico se traduce Es en su autobiografía, La vida posible de un artista, producto de varias
más como profundidadde la experiencia que comodetalle del acontecer. entrevistas con la curadora Catherine Grenier -un texto que conservala
Boltanski, por su parte, ironiza sobre lo autobiográfico y la memo-
ria en sus primeras obras (ya citadas), y luego trabaja visualmente el ' En un artículo publicado en primera instancia én la Revista Punto de Vista, analicé
concepto de autoficción en unainstalación quetitula Diez retratos foto- sta: obra, que formóparte de una exposición en el Museo de Bellas Artes de Buenos Aires
gráficos de Christian Boltanski 1946-1964 (1972), que en realidad son fo- en marzo de 1996, en relación con nuestro “álbum de familia colectivo”, como podrían pen-
sarselas fotos de los desaparecidos, cuya conjunción en las marchas que conmemoraban
tografías de otros niñosy jóvenes, y en Los sainetes cómicos (1974), don- los veinte años del golpe era particularmente significativa. Véase “Álbum de familia, en Ar-
de, porel contrario, interviene fotografías propias con pintura y aparece fuch (2008).

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA LA MIRADA COMO AUTOBIOGRAFÍA: EL TIEMPO, EL LUGAR, LOS OBJETOS

estructura de la conversación,revisitando el diálogo socrático en la bús- ligado a la voluntad de acumular cosas antes de mi muerte” (Boltanski y
queda de la explicación y la motivación, en definitiva, de alguna verdad= Grenier, 2011: 169); sino también de acotar el espacio futuro de las voces,
dondese establece, paso a paso,la relación entre vida y obras, al punto delo que otros podrán decir después, con el advenimiento =casi obliga-
que cada una de ellas aparece fuertemente anclada a una circunstancia do- delas biografías.
personal. Esa “vida posible”, donde también relumbra la ironía y el juego
de la autoficción con unadefinida vertiente, quizá inesperada, de humor, Nohabloen absoluto de mi vida privada sino de mi“vida ejemplar”, es decir,
se detiene en la intimidad y el devenir cotidiano de la infancia —yla his- historias que se van a contar sobre mí. Parece muy cómicopero es verdad, y
toria traumática de los padres- para luego centrarse en los avatares de lo que estamos haciendo en estas entrevistas es la construcción de una vida
unatrayectoria,las peripecias delllegar a ser, la celebridad,las relaciones ejemplar. Es una manera de transmitir que no pasa porel objeto sino porla
con los otros. Aquí también se despliegan, insistentemente, los objetos,el historia. Entonces, como yo no escribo, una parte de mi vida ejemplar pasa
tiempo,el lugar. La casa familiar, que operó como una prisión salvadora por la palabra hablada, son anécdotas (ibid.: 178).
para su padre, se transforma en un ámbito del quele resulta difícil salir,
la obsesión por los objetos lo es también porla temporalidad, por lo que Esinteresante esta distinción entre vida privada y vida ejemplar que es la
ellos conservan después de la muerte de sus usuarios, porla investidura quetoda autobiografía, en realidad, construye—, en tantoseñala justamen-
afectiva que suponen, por lo que remplazan y encarnan, en definitiva, te el carácter de ejemplo quela vida asume obligadamente en la narración,
por su potencia virtual como objetos de deseo, objet petit a, según la cé- másallá de la intencionalidad de su protagonista.
lebre definición lacaniana.
Para quien no quiso hablar de su “vida real” ni aceptar en su obra
unainfluencia proustiana -postulada por algunoscríticos=, sino que ten- 3. BIOGRAFÍAS/AUTOBIOGRAFÍAS
dió prioritariamente a expresar los grandes números, a despertar la iden-
tificación y la memoria colectivas, no deja de ser sintomático ese devenir, Con más frecuencia de lo quese piensa,
también obsesivo, de su “posible” autobiografía -donde el adjetivo seña- es la obra la que puede echar luz sobre
la, comociertas alusiones aquí y allí, que puede ser a la vez “verdadera y la vida.
falsa”-. Comosi la ausencia de palabras que acompaña sus obras -que W. H. AUDEN
tornan precisamente sobre la ausenciadebiera compensarse, retrospec-
tivamente, con un todo decir, con el plano de detalle y de conjunto,la La biografía es una de las artes más
cronología, la anécdota, la opinión y la sensación. Es verdad que es un restringidas. El novelista es libre, El
decir dialógico, suscitado por preguntas puntuales en un orden estricto, biógrafo está atado.
tanto temático como temporal, que difícilmente hubiera surgido como VirGINIA WOOLF
unainiciativa solitaria de escritura. Y es verdad también que en este caso
la vida echa alguna luz sobre la obra, y aporta quizá, podría pensarse, un En el incierto afán de dejar huella, ¿cómo surge la idea de escribir una
argumento contra los que lo acusan de un “manierismo del sufrimiento”, biografía? ¿Quées lo que lleva a volver sobre los pasos de otro, a indagar
según él mismo comenta en algún pasaje de su diálogo con la curadora, enlos detalles de unatrayectoria? ¿Es la fascinación por una obra, la bús-
Probablemente, y como en toda autobiografía, no se trate aquí solamente yueda de claves en la vida, el misterio de unainterioridad? ¿Es la ilusión
del balance, de esa puesta en forma —y en orden- dela vida que sólo la la pasión= de restaurar una presencia, de hacerlejusticia? El biógrafo in-
narración hace posible, del combate -con otras armas— contra la finitud: plés Michael Holroyd nos brinda en un libro reciente, Cómose escribe
“El trabajo que estamos haciendo, tú y yo, en esta entrevista, también está unavida (2011),a lo largo de trescientas páginas de lectura apasionante,

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA LA MIRADA COMO AUTOBIOGRAFÍA: EL TIEMPO,EL LUGAR, LOS OBJETOS

algunas respuestas sobre ese hablar retrospectivo —una temporalidad quiere echar luz sobre restos y fragmentos —en tanto la vida delescritor,
elusiva que se cobija más bien en el futuro anterior, lo que habrá sido-. por ejemplo, es parte del texto de su obra, insospechada a veces- y que
Con humor, ironía y una familiaridad quizá propia del arte del oficio, debe avanzar en una delgadalínea entre la implicación personal y la pers-
nosinvita a compartir, en los distintos capítulos y en un viaje a través de pectiva histórica, entre el hecho y la emoción.
lugares, tiempos y personajes, los avatares de su relación con las vidas En efecto, a diferencia de la ficción, que puede transcurrir sin atenerse
ilustres que se dibujaron magistralmente, según loscríticos, en la trama alos “hechos”, y sin solicitar a su autorla identificación con sus personajes,
de su escritura -Lytton Strachey, William Gherardie, Augustus John y hay en los géneros biográficos, como ya lo advertía Bajtín (1982), un des-
Bernard Shaw,entre otros-, culminación entrópica de un arduo, empeci- doblamientode sí que equipara en cierto modoal biógrafo y al autobiógra-
nadotrabajo de investigación, en el cual el desorden primordial de una (o: el primero, para construir su personaje, debe realizar una inmersión en
existencia,la inasible verdad de una experiencia ajena, adquiere unafor- la vida de otro;el segundo, al objetivar su relato, realiza un extrañamiento
ma quela vida real no tuvo- y, conella, un sentido, o mejor, una aper- desí para verse con los ojos de otro. La frontera entre biografía y autobio-
tura a múltiples sentidos. prafía no es entonces tan nítida, y en verdad, como observa Holroyd, hay
Las motivaciones son dispares: el interés por el ambiente intelectual mucho de autobiográfico en el modo de abordar esa vida del otro, así
enla Inglaterra de las primeras décadas de siglo Xx, ese “ser contemporá- como también un límite ético: no confundirse con él. Es por esa sutil im-
neo”, al decir de Barthes, de quienes eran ya nombres consagrados en su bricación que resulta interesante ver, desde ese otro lado, desde la narra-
infancia, aficiones literarias, personajes no suficientemente reconocidos ción de la experiencia —ylas vicisitudes- de quien se proponetrazar en un
o injustamente olvidados. Las modalidades de su investigación varían relato los rasgos distintivos de una vida —la del bis lo-, cómo se va
según los casos, aunque comparten un afán de exhaustividad sin el cual dibujando, en el trasfondo, casi insensiblemente, la figura del biógrafo.
-imaginamos- no es posible aproximarse a los innúmerosderroteros de Quizá sea ése uno de los aportes más originales del libro -que también in-
una vida. Así, una búsqueda obsesiva, casi detéctivesca, lo lleva a abis- +luye algunos capítulos de su autobiografía—, la articulación feliz que logra
'marse en archivos, manuscritos,'* borradores, cartas, documentos, retra- entre escritura literaria, guía para la investigación y reflexión teórica.
tos, objetos atesorados, ámbitos —la casa, el escritorio, el jardín, la biblio- La idea de rescatar personajes “no suficientemente reconocidoso in-
teca=,!* a recorrer los mismos senderos para mirar las mismas cosas, a Justamente olvidados” a través de biografías que se constituyen en mo-
entrevistarse con cantidad de personas en pos de sus recuerdos, a ganar la delos del género es el caso de las de Lytton Strachey, Augustus John y
confianza de albaceas y vencer argucias testamentarias. Empresa ciclópea Patrick Hamilton, por ejemplo- tiene relevancia no solamente en el pla-
en la cual, según el autor, se asume a veces la figura del arqueólogo que noético —el hacerjusticia a una trayectoria- o en lo que puede aportar
al conocimiento y la revalorización de una obra científica, literaria, ar-
Mstica= en el contexto de una época, sino también como postura crítica
M4 Holroyd recuerda que Philip Larkin, el poeta, afirmaba que los manuscritos literarios respecto de los parámetrosvalorativos que imperan en un horizonte cul-
tienen dos tipos de valor: el valor mágico y el valor significativo. “El primero, más antiguo y
universal, le infunde a la investigación emoción e intimidad, el segundo, que es más técnico tural. Esta postura es característica en Holroyd y se extiende a una vasta
y moderno, contribuye a nuestra comprensión de las intenciones del escritor” (2011: 185). sonstelación de autores británicos cuyas obras han sido inmerecidamen-
El rescate de los manuscritos se ha transformado, además, en una pasión contemporánea: las le relegadas, según su opinión.!*
recientes ediciones de papeles de Roland Barthes (2003, 2004, 2005), Julio Cortázar (2009)
y Juan José Saer (2012) entre otros- da cuenta de ello.
1% En un breve recorrido porla tradición inglesa, Holroyd, con su típico humor -"Gran
Bretaña rezuma biografía, para incomprensión y diversión del resto del mundo. Es una es- !* Enel últimocapítulo, “Descatalogados”, el autor traza un panorama crítico sobre el
pocialidad de nuestro arte y nuestra literatura” (2011: 35) -, recuerda que Richard Holmes, inundoeditorial británico, que, centrado en las figuras más famosas, deja en la sombra la
tunode los grandesbiógrafos ingleses, consideraba que los lugares tenían tanta importancia bra de excelentes escritores: Patrick Hamilton, Henry Green, Hugh Kingsmill y Charlotte
sumolas cartas y los documentos en el intento de dar forma =y espíritu- a una biografía. Mew, entre otros.

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA: LA MIRADA COMO AUTOBIOGRAFÍA: EL TIEMPO, EL LUGAR, LOS OBJETOS

DesdeLasvidas breves, de John Aubrey (2010),” que a mediados del colonizadorde la cultura masculina” (Holroyd, 2011: 121). Más adelante,
siglo xvi marcara un hito en la tradición inglesa de la biografía al retrátar el auto/biógrafo nos confiesa:
en pocas páginas -y a veces en un párrafo- lo esencial de un personaje,
hastalas farragosas reconstrucciones que pueblan el acervo universal, el Es esto lo que me atrajo de la biografía: la idea de una intimidad entre extra
género ha atravesado múltiples instancias y en las últimas décadas ha vivi- ños, que esta cercanía se incrementara a travésde los actos de escritura y de
do una nueva edad deoro. Se la ha usado,según Holroyd, como“pariente lectura, entre el autor, el lector y el biografiado, todos desconocidosentre sí
pobre de la historia”, o bien “para fijar identidad en épocas de autoridad antes de queellibro comenzara a existir. Yo no pienso la biografía como un
difusa” (2011: 36), pero ha ido cambiando de acuerdoal aire de los tiem- ejercicio de recuperación de información:la información, que ahora es fruto
posy seguirá cambiando, según su opinión: se volverá más personal ima- de la tecnología, no presenta para mí gran atractivo, salvo queesté arraigada
ginativa, experimental, híbrida, alejándose más y más de “las vidas y las en mis emocionesy crezca en mi imaginación hasta volverse conocimiento.
cartas”, habrá menosrelatos unitarios, que abarquen vida y muerte, y más Lo que cada vez me cautiva más es el proceso inconsciente del aprendizaje.
relatos selectivos, un año, un acontecimiento, una obra, unarelación par- Mientrasescribo me olvido de mí mismo, y cuando vuelvo a mi mundoten-
ticular.'* Libertad artística para crear y confianzaen el hecho autenticado; go la sensación de que soy alguien ligeramente distinto (ibid.: 123).
he aquí, para el autor, una fórmula deseable. Esa nueva formase perfila
nítidamente en la articulación heterodoxa de los capítulos del libro. Intimidad, cercanía, comunidad de afectos entre los participantes, crea-
Si bien la biografía se construye generalmente en torno de una vida tión de lazos de complicidad. Por cierto, estos significantes también po-
notable acentuando másbien la diferencia que hace a una singularidad, ¿rían ser atribuidos a la ficción y a lo que sus autores imaginan de la rela-
cada ensayoal respecto no deja de mostrar que se trata siempre de una Hlóncon el lector, Pero hay aquí, en los géneros que nos ocupan,un plus,
vida conotros y también para otros, y, en ese sentido, como todo relato que Bajtín llamó valor biográfico: aquello que en cada relato, en cada
vivencial, tiende a producir identificación glamorosa o traumática- 0, puesta en forma de la vida -de lo verbal al audiovisual-, interpela tanto
comosugiere el propio Holroyd, a generar “intimidad entre extraños”. al narrador como alnarratario respecto de su propia existencia en térmi-
No casualmente aparece esta expresión en un encuentro textual Cor hos éticos, estéticos y, hasta podríamosdecir, políticos. Es esa comunión
Virginia Woolf en Sheffield Place”, breve capítulo de su autobiografía in- Itigaz, esa virtual sintonía, lo que seguramentealimenta el deseo sin pau-
cluido en el libro que nos ocupa, que puede leerse como homenaje a la hu dde asomarnosa las “vidas reales”, aunque sepamosde lo vano del in-
autora, quien aborrecíael tedioso desfile de fechas, batallas y registros lento, de lo inasible de esa realidad, del carácter inevitablemente ficcio-
de las formas convencionalesde la biografía y quería revolucionar el gé- mal detodorelato.
nero, hacerlo accesible al común de los lectores, “deforestar esos bos- Si nos sentimos, en tanto lectores de biografías y autobiografías,
ques de árboles genealógicos plantados de padre a hijo en el territorio traidos a participar de esa “intimidad entre extraños” que genera el re-
luto -comosi alguien nos contara su vida en presencia, en persona—, el
procesoprevio, el de acompañar al biógrafo en su búsqueda, supone to-
1 John Aubrey (1626-1697), en su Vidas breves, encaró, a la manera de un retratista, el vía un paso más, una especie de voto de confianza que nos incluye en
desafio dela síntesis, la captura de un rasgo, de una impresión —a menudovisual- paradar ln exploración —dondeel secreto alienta la creación-, la valoración de
cuenta de personajes destacados de su época y de la historia, en una curiosa conjunción,
que va de Francis Bacon a Geoffrey Chaucer, de Thomas Cromwell a Descartes y Erasmo, Wbjetos y lugares, la dificultad de franquear el umbral de intimidad, el
de Hobbes a John Milton, Tomás Moroy William Shakespeare, entre otros. limite de la discreción -que según Strachey, a su vez biógrafo eminen-
1 Entre las obras que expresan cabalmente esa diversidad de perspectivas cabe destacar If, no es la mejor parte de una biografía—, las vacilaciones, los desvíos,
la de Frangois Dosse (2007), a la vez teóricoe historiador de la biografía y biógrafo sui gé-
neris, como lo muestra, entre otras, su monumental “biografía cruzada” de Gilles Deleuze y lthallazgos inesperados. Como ese momento enel cual, tras los pasos
Félix Guattari (2009). el pintor Augustus John, autor de una obra relevante pero injustamente

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relegada, nuestro autor descubre otra figura enel tapiz, la de su hermana, dida en que la literatura puede cambiar las condiciones sociales, este vívido
Gwen John,“artista en el exilio” (en París), amante de Rodin, personaje facsímil dentro dela ficción puede haber ayudado (Holroyd, 2011: 255).
extraño y avanzado para su época, cuya obra lo deslumbra tanto como
su vida. La biografía aparece así como demostración de una impensada ¿Cómoescribe un biógrafo notable su autobiografía, másallá de los ras-
verdad cotidiana: la vida inseparable de otras vidas, un desplieguesin fin gos que deja entrever al narrar la vida de los otros?'? Leemos en “Dosti-
decajas en abismo. También se ponen enjuego, en la construcción e pos de ambigúedad”, capítulo que precedeal citado más arriba,
personaje, astucias para sortear debilidades y flaquezas, costados sórdi-
dos, aspectos inconfesables. Aquí nuestro autor, volviendo sobre la larga cuando mis padres murieron, en los años ochenta, comencé a sentir la nece-
tradición inglesa de la biografía, nos dice que, más allá de la rigurosidad sidad de llenar con una historia el espacio que ellos habían dejado. Ninguno
de la información y los recaudoséticos, insoslayables, los resultados son de los dosprotagonizó grandes acontecimientos históricos: sus dramas son
siempre, en mayor o menor medida, subjetivos. los dramas delas vidas comunes, cada una, sin embargo, extraordinaria. A
Deesa subjetividad, en términos de “emoción, imaginación y cono- partir de sus relatos, de varios álbumes fotográficos y de unas pocas pistas
cimiento”, da cuenta la relación particular que establece con sus perso- en dos o tres cajas de cachivaches surtidos, quiero recrear los hechos que le
najes: una distancia que los “deja ser” sin sobrecarga de interpretación, a darían contexto a mi propia crianza fragmentada. ¿Puedoagitar estos pocos
través de sus cartas, de sus obras, de las escenas recuperadas en los testi- restos y encender una llama, una iluminación? Este libro no sólo busca he-
monios, y a la vez una cercanía familiar, como de alguien que participara chos sino también ecos y asociaciones, signos e imágenes, recuperar una
de esas escenas, en un trasfondo amable, por momentosirónico, pleno de narración perdida y un sentido de continuidad: cosas que creo necesitar y
humory tambiéncrítico, en una actitud no complaciente pero sí consi- que posiblemente nunca tuve(ibid.: 119).
derada y valorafiva. Quizá lo expresa bien esta cita que toma de Lytton
Strachey: “Los seres humanos son demasiado importantes como para He aquí, en este breve párrafo, varias de las claves que sostienen el gé-
ser tratados comosíntomas del pasado. Tienen un valor que es indepen- hero, en sus innúmeras variantes contemporáneas: la idea de que toda
diente de cualquier proceso temporal. Unvalor que es eterno y que debe vida merece ser contada (Ricceur, 1983), la identificación que produce
lo común de cada historia, el lugar de la fotografía y los objetos en el tra-
ser percibido por sí mismo” (Holroyd, 2011: 46).
Ese valor se expresa asimismo en el modo en que analiza las obras bajo de la memoria —que atraviesa la obra de nuestros autores-, la ilumi-
nación como metáfora de lo que se descubre, y el rol configurativo de la
desus biografiados, ubicándolas en un contextosocial que va másallá de
ellas mismas. narración -su valor biográfico, que, másallá de los “hechos”, es capaz
dle articular, de dar continuidad, al sinnúmero de huellas, “ecos y asocia-
Patrick Hamilton nos guía con habilidad porlas distinciones sociales ingle- Klones,signos e imágenes” que habitan, desordenadamente, cada ser.
sas, con toda su mímica esnob y su incomunicación fortificada. Describe
Volviendoa las vidas de los otros, si bien el individuo en su singu-
maravillosamente bien cómo la clase alta de doble apellido -gritándoles a Inridad sigue ocupandoprioritariamente la escena, las fronteras de la
sus perros, chapoteando en sus bañeras como focas en cautiverio y escri- biografía, nos dice el autor, se han ampliado al punto que “hoyen día su
Temaes todo el ámbito de la experiencia humana, en la medida en que
biendo cartas distantes en tercera persona(comorelatores de un evento de-
portivo)- resulta tan misteriosa para los estratos más bajos. Sacándonos del puedeser recuperada” (ibid.: 46). Una afirmación quetrae al ruedo una
pub para llevarnosa las atestadas calles londinenses, nos ofrece un mapa
social de esta ciudad maligna tal como se conformaba en la era comercial de 1* Molroyd escribió su autobiografía en dos volúmenes donde primael trazoliterario:
la década de 1920 y comienzos de la de 1930. Su marxismo se convirtió en Nasil Street Blues (que tomael nombre de la calle de su infancia) y Mosaic, Los dos capítulos
un métodoparadistinguir el sufrimiento evitable del inevitable y, en la me-
Jue citamos aquí, incluidos en Cómo se escribe una vida, pertenecen al primer tomo.

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vez más —y no azarosamente- el concepto de “pérdida de la experien- académicas, algo de lo cual quizá sólo podemos dar cuenta de manera
cia”, que Benjamin desarrollara en su célebre ensayo El narrador (2008). parcial, que nos hace privilegiar una opción por sobre otras igualme
nte
Allí, desde una mirada crítica, el filósofo analiza la transformación ra- ¡iceptables. Eneste caso, las preguntas vinieron después, inspiradas justa-
dical que la modernidad tecnológica introdujo en los hábitos de la sa: Mente por el modo en que -según milectura- podían ponerse a dialogar
rración -en su punto extremo,la incomunicabilidad que trajo apareja- obras disímiles, apreciadas cada una según su estilo y, a su vez, por
el
dala destructiva experiencia de la Gran Guerra, pero también el énfasis modo indirecto o alegórico, el rodeo que cada una de ellas proponía
en lo individual que alienta la novela, la lectura en silencio,la distancia para abordar su materia sensible: lo biográfico, la memoria, ejes articu-
de los medios de comunicación- y, por ende,el fin delas viejas histo- Iadores de mi propio trabajo. El rodeo como método, según lo describe
rias, contadas oralmente en presencia y en comunidad, susceptibles de Henjamin en El origen del drama barroco alemán, en tanto “renuncia al
ser reelaboradas y reinterpretadas como fuentes auténticas de la expe- £urso ininterrumpidodela intención”, es decir, crítica al método con-
riencia —y del intercambio de experiencias-. No azarosátmente; deci- tebido como un caminosin lagunas y replicable en toda circunstancia
mos, porque Holroyd concluye de este modo el capítulo “¿Quéjustifica (11990: 10). Un método, entonces, que sugiere el reconocimiento de la
la biografía?”: [ractura de la temporalidad,la perseverancia del objeto en sus distinta
s
jiradaciones de sentido, la emergencia fragmentaria y la yuxtaposición
Al recrear el pasado, estamos invocando la misma magia que invocaban dle elementos heterogéneos, aspectos que se manifiestan de diversa ma-
nuestros antecesores conlas historias de sus ancestros alrededor de las foga- hera en nuestros autores.
tas bajo los cielos nocturnos. La necesidad de hacer eso, de mantenera la El rodeo es también una distancia del “hecho” y dela pretensión de
muerte en su lugar, se encuentra en lo profundo de la naturaleza humanay el roferirlo “tal cual es” un reconocimiento explícito de la dimensión sim-
arte de la biografía surge de esa necesidad. Ésta es su justificación (Holroyd, hólica, de la imposibilidad derestitución de escenas y momentos;el asu-
2011: 52). b Mir que sólo tenemos “relatos derelatos” y laforma que logre imponerse
¡la narración es esencial. Se trata de una distancia que cadaautoresta-
Quizá entonces, en el agitado mundo contemporáneo, esa pérdida en- blece a su vez en relación con la propia biografía: lo que deja asomar, lo
cuentre, en la empecinada costumbre de los biógrafos, una posibilidad uetraduce, lo que emergesin previsión de la lectura. Ese modoindirec-
de restitución: “El narrador: lo que es más maravilloso en él: que actúa lo de hablar de sí en la obra, ya sea en el entramado dela ficción (Sebald)
,
comosi pudiese narrar su vida entera [comosi] todo lo narrado fuese un ls acumulación delos objetos (Boltanski) o dejándose entrever detrás
de
trozo de su vida entera. [...] El narrador es el hombre que dejaría consu- Ins biografías de otros (Holroyd), da prueba -una vez más- del carácter
mirse entero el pabilo de la vida en la suave llama de la narración” (Ben- Multifacético del espacio biográfico contemporáneo, donde conviven los
jamin, “Borradores sobre novela y narración”, 2008: 133; el énfasis perte- Jiéneros canónicos =revitalizados- con un sinfín de otras formas, en un
nece al original). pruceso de creciente hibridación. Así, y confirmando quizá ciertas
pre-
ilicciones, tantoen la literatura y las artes comoen la investigación aca-
¡lémica, los medios de comunicación y las redes sociales, toda suerte de
4. RECAPITULACIONES Marrativas vivenciales asumen el desafío de encontrar nuevas maneras
dle abordar un yo —un nosotros cada vez más elusivo (Arfuch, 2002).
¿Quénos llevó a elegir estas tres voces para dar respuestaa las pregun- Y también, podría pensarse, de incorporar al diálogo, en otra clave, más
tas del comienzo? (O quizá la pregunta sea simplemente ¿Qué nos 1 fitrechamente,a ese tú al que interpelan sin pausala publicidad, los me-
va a elegir?) Una respuesta asertiva, directa, podría decir: la pertinencia Alo» interactivos,la autoayuda,la retórica bio/política, el estado terapéu-
del tema. Pero sabemos que hay siempre algo más detrás de las razones: Hito y las “buenas causas” en el ámbito global.

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En ese peculiar circuito intersubjetivo, en esa “intimidad entre ex- reiteración objetual de la presencia del uno en todos; en Holroyd, como
traños” que crean los géneros biográficos, cada autor traza sus propias valoración individual de una experiencia que puede ser en verdad com-
figuras. Boltanski y Holroyd cedena la tentación de la autobiografía más partida. También el número del horror acechaen la obra de los dos pri-
allá de lo que la obra respectiva pueda decir de cada uno: preocupacio- meros,ligado a la rememoración de lo traumático: en Sebald, el detalle
nes, valoraciones, estilos, influencias. La necesidad -o la pasión- de la abrumadorde la acción de los bombardeos y sus víctimas, los efectos de
narración los lleva de verdad a esa “recuperación de la experiencia” que una tormenta arrasadora en un bosque, las masacres históricas que sin
supone volver sobre el camino hollado, recomponer escenas y recuer- pausase repiten; en Boltanski, la insistente aglomeración visual de los
ob-
dos, hilar el devenir perdido delosdías. El primero, en lo que podríamos jetos, una presencia en exceso que sólo viene a connotar la ausencia?!
llamar “la vida como conversación” -y entonces, rescatando en cierto Larelación fascinadora entre palabra e imagen =su necesidad recí-
modo la perdida oralidad benjaminiana=; el segundo, en una sutil trama proca= jugó también su parte en la elección. La imagen comotriunfo de
literaria que también apuesta a la calidez interpersonal de la narración. la metáfora en la prosa de Sebald, en diálogo sutil con las fotografías en
Ambos nos dejan asomar a los recuerdos de infancia, la vida familiar, el blanco y negro que irrumpen de tanto en tanto entre sus páginas, a me-
surgimiento de la vocación,el desafío creativo de sus obras sin escamo- nudo con unaire espectral, no para “ilustrar” lo que se narra sino para
tear referencias a “la vida” en general, que también es lo que se espera de introducir una inflexión perturbadora, unalejanía objetual y temporal.
la autobiografía. Sebald, por su parte, en la gravedad de su prosa, en ese La fotografía en la obra de Boltanski, con su carga luctuosa o vagamente
andar infatigable que aparece como el cronotopo” por excelencia de su siniestra, en soledad o en articulación con otros elementos;el lugar de
la
escritura —Losanillos..., Vértigo, Los emigrados, Austerlitz-, en el perso- fotografía, el álbum familiar, los retratos, en la creación biográfica de un
naje que construye, también cercano al narrador -“Cuandoalguien rea- personaje =y de sí mismo- en Holroyd.
liza un viaje puede contar algo; reza el dicho popular, y se representa al
narrador como alguien que viene de lejos” (Benjamin, 2008: 61)-, sólo * En esas tramas simbólicas donde las obras se refractan y dialogan entre sí más allá del
va desgranando alguna información en el'caminoy allí también se en- (te)conocimiento mutuo, la artista chilena Nury González, en una instalación que llamó
precisamente Sobre la historia natural de la destrucción (2011), vuelve a tejer los hilos -y
trama una profundidad dela experiencia, lejos de la minucia cotidiana, no es metafórico- entre Sebald y Boltanski, Transcribo el texto que acompaña la muestra:esto
en el paisaje del mundo que se despliega ante sus ojos. Paisaje de lo oca- “uno, Tres mantas mapuches compradas en Temuco. Tejidos que deben tener menos
sional y lo perenne, de la lenta destrucción de la naturaleza, de las catás- sien años, llenos de hoyos, que significan para mí una especie de “memoria' de laal tela.
Ifual que los arqueólogos cuando delimitan con lienzos y estacas lossitios de excavaciónAl,
trofes humanas y la decadencia de las cosas los seres, y también de los venalé con hilo blanco cada una de las 'heridas' que muestran estas telas, transformándolas
mundos imaginarios, dondela influencia de Borges es notoria y rotunda. £n un mapao una itineraria de la destrucción. Cada una con un texto: Al hilo
de la historia,
La mirada comoautobiografía, podríamos decir. Conel alma en un hilo y Al hilo del pensamiento.
"pos, Un video, Al borde de un lago, tres cortinas del destruido hotel Carlton
Meinteresó asimismola tensión entre la singularidad y el número, Ritz de
Icirut, en remojo. Me las envió unaartista libanesa. El sonido de esa acción se escucha en
entre los valores individuales que reafirma una auto/biografía -en el sen- Al segundopiso de la sala de exhibición, donde están los dípticos digitales.
tido en que los consideraba Simmel (2002), como cualidades humanas “rnes. Tres dípticos digitales, Las imágenes cambian cada 15 segundos. A la izquierda,
con cierta independencia delo social- y aquello que es capaz de interpe- 1%imágenes de una ciudad destruida con 15 detalles del zurcido de unatela. Al centro, 15
imágenes de personas huyendo con maletas a la frontera con 15 detalles de esas maletas.
lar lo común: en Sebald, como evocación de personajes excepcionales en la derecha, 15 acercamientos fotográficos de personas envueltas en frazadas con 15 telasA
contrapunto con el efecto aniquiladorde la catástrofe; en Boltanski, como £ulor azul y zurcidas. Azul añil comolas mantas mapuches, [...]
"Estáncruzados los desterrados y los sin tierra en la presencia de estos
mantos mapu-
£os: las tierras perdidas, los territorios perdidos, las historias perdidas. De allí también el
* Nos referimosal conocido concepto bajtiniano, que señala la correlación, esencial a Minlo de esta obra, Sobre la historia natural de la destrucción. Al parecer, todo
lo extraordina-
laliteratura, entre espacio, tiempo(cronos: tiempoy topos: lugar) e investidura afectiva, que Mo que sucede se vuelve natural. Entonces, también lo sería la destrucción de toda dignidad.
se configura en eje articulador del relato (Bajtín, 1978). Hena tengola cabeza de esa imagen”. Véase en línea: <http://www.nurygonzalez.uchile.cl/>.

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA LA MIRADA COMO AUTOBIOGRAFÍA: EL TIEMPO, EL LUGAR, LOS OBJETOS

El rodeo,la distancia, es asimismo un modo de abordar la cuestión, desde la visualidad,y, comoél, entiende que tal propósito supone al mis-
siempre punzante, de la representación —y quizá, de todo conocimien- mo tiempo un involucramiento ético y un desafío estético, la posibilidad
to-. El cómo del decir y del mostrar, de narrar una vida o un aconteci- de decir/mostrar y el umbral de lo incomunicable, la potencia de la pa-
miento, detraeral presente la memoria -la rememoración-jovial o trau- labra y la imagen y también el reconocimiento de sus límites, de lo que
mática, y la dificultad intrínseca de esta última. Sebald lo dice de manera ningún esfuerzo memorial logrará restituir. A partir de esta convicción
inequívoca con relación a cómo se representan las escenas de la guerra se despliega un estilo donde la acumulación de elementoses significati-
en ciertosrelatos, sin perjuicio -advierte- delas epifanías que al respecto va, la imagen cruda de los hechos está ausente y son los objetos los que
puedan encontrarse, válidamente, en la literatura: condensan el poder evocador, dando cuenta dela tragedia y del número
como un significante atroz. Podría pensarse incluso que la penosa letanía
Sin embargo, una cosa es que las palabras despeguen solas y otra que se las de las cifras en Sebald, en La historia natural... -bombardeos constantes,
sobrecargue por gusto [como en un ejemplo que da], con adjetivos rebusca- toneladas de bombas, miles de muertos y su enumeración sin fronteras
dos, matices de color, brillos de oropel, y otros adornosbaratos. Cuando un de los sitios de los campos, encuentran en las instalaciones de Boltanski
autor moralmente comprometido reclamael terreno de la estética comoli- uncorrelato preciso y austero, capaz dearticular la potencia descriptiva y
bre de valores, sus lectores deben reflexionar (Sebald, 2010: 137). metafórica del relato con una imagen posible -o imposible- donde posar
los ojos.
Quizá ese “despegar” de las palabras como por sí mismas, sin sobrecarga,
sea la definición más certera de su propio estilo, donde economía y densi- En miactividad -cuenta Boltanski a la curadora- jamás mostré directamente
dad metafórica se unen en unasingular prosa poética. Aunque los temas imágenes de violencia. Pienso que no se puede hacer. En principio, la gente
son otros, Holroyd también está atento a la relación indisociable entre éti- que muestra la violencia lo hace para denunciarla. Pero mirar esas imágenes
cay estética, que se expresa en su obra tanto en el principio de veridicción no es anodinoy hay una parte tuya quesiente el goce al mirar el sufrimiento.
obligado del biógrafo como en la delicadeza, una figura que -aventura- Entodocaso yo siento eso y pienso que es así para todo el mundo (Boltanski
mos- prima en su exploración de los mundos 'privados, aunque no la defi- y Grenier, 2011: 187).
na explícitamente comotal. Unafigura cara a Barthes, por otro lado, que la
relaciona muy en sintonía con la modalidad de nuestro autor inglés- con Sin embargo, y como también reconoceel artista, la cuestión no está sal-
la minucia, la consideración, la cortesía y hasta la levedad: Platón —nosre- dada: en ello consiste precisamente el dilema de la imagen, su ver o no
cuerda en Fragmentos de un discurso amoroso (1993)- habla de la delica- ver. Así, poco después volverá a plantearse el tema en la conversación,
deza de Até,la diosa del extravío, cuyo pie es alado y apenas toca el suelo.? esta vez en relación con una áspera polémica que tuvo lugar en Francia
Boltanski, por su parte, se enfrenta, como Sebald, a la dificultad de por aquellos días sobre una exposición donde se exhibieran cuatro foto-
interrogar la memoria traumática de la violencia y el horror, esta vez prafías del Archivo del Museo de Auschwitz acompañadas por una narra-
ción (véase Didi-Huberman, 2004).* De los campos no se puede hablar,

2 Como era de esperar, dadoel lugar destacado que ocupa esta figura en el universo
barthesiano, distintas notas aparecen en las recopilaciones de sus papeles. En el primer vo- % La exposición Mémoire des camps. Photographies des camps de concentration nazis
lumen, Cómo vivirjuntos, cita a Sade: “Las fantasías: por barrocas que sean, las encuentro a luvo lugar en París en 2001 bajo la organización de Clément Chéroux y generó una publi-
todas respetables, (y) porque uno no es su amo,y porque la más singular y la más extraña snción homónima. Didi-Huberman presentó allí cuatro fotografías del Archivo del Mu-
de todas, bien analizada, remite siempre a un principio de delicadeza” (Barthes, 2003: 180). > Estatal de Auschwitz-Birkenau, tomadas a riesgo de vida en el campo por un Son-
Enel segundo, Lo neutro (2004), hablará de la delicadeza, a partir de “no 'rasgos) 'elemen- ¿lorkommando =se llamaba así a los judios encargados de las cámaras de gas- junto con
tos, componentes, sino lo que brilla por destellos, en desorden,fugazmente, sucesivamen- ¡1na narración (imaginaria) sobre los avatares de ese día en que se sacaron las únicas fo-
te, en el discurso “anecdóticoel tejido de anécdotas dellibro y de la vida”. Tografías que existen de una instancia próximaa las cámaras de gas, en el antes y el des-

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA

dirá Boltanski, porque es una experiencia desconocida, ni se los puede TII. Memoria e imagen'
fotografiar; “pero en realidad, no sé si hay que mostrar o no esas fotogra-
fías [...], salvo tal vez en el contexto de un museo histórico, pero ante
todo no hay que hacerlo en una exposición de arte” (Boltanski y Grenier,
2011: 188 y 189). Sin embargo, acepta después, en tanto la Shoá es un
acontecimiento “tan excepcional, tan raro”, hay que seguir hablando de él
para comprenderlo, hacer su duelo e intentar “que no se reproduzca”. Pese
Toda imagen, quizá, está al borde de la
crueldad.
a las oscilaciones del argumento -comosuele ocurrir en toda discusión al Jean-Luc NANCY, Aufond des images
respecto-,el artista parece haber encontrado su lugar en esa visualidad
alusiva y alegórica, en esas imágenes que “despegan solas”, a distancia,
pero que sin embargo evocan una historicidad y también un compromi-
so, una toma de posición. El problema surge quizá, en términos de recep-
ción, cuando cambia la escala -como sucede en Personne- y la muestra se
torna en espectáculo, se pierde la intimidad del lugar, la relación estrecha QUISIERA COMENZAR con una imagen que no es una imagen, o mejor,
del cuerpo con el espacio circundante. Esta cuestión se plantea a menudo que es una imagenliteraria, entramada en la profundidad de la palabra,
en el arte contemporáneo, donde la monumentalidad, sobre todo en las su sin fondo, su poética. Es un fragmento de Austerlitz (2002), la nove-
grandes exposiciones internacionales, suele conspirar, según sus críticos, la del escritor y académico alemán W. G. Sebald, que tuvo un notable
contra el sentido. impacto en el público y en la crítica. La novela a la que su propio au-
Pordistintos caminos, cada autor convocadoa este intercambio dia- tor prefiere llamar “un libro en prosa de género indefinible”- es un lar-
lógico ha aportado algunas respuestas —y seguramente nuevas pregun- gorelato dondeel narrador, que ha encontrado a un extraño personaje,
tas- a los interrogantes del comienzo. Nos han dejado entreverla arti- un tal Jacques Austerlitz, en la sala de espera de la estación de trenes de
culación sutil entre lo biográfico y lo memorial, la pasión que encierra la Amberes, nos cuenta sin respiro -quiero decir, sin punto y aparte— la
escritura de una vida, los lugares físicos y simbólicos- que configuran conversación que ha ido manteniendo con él durante décadas, en distin-
una biografía -también la nuestra—, la dificultad de abordar la memoria tos encuentros, la mayoría casuales, en otras estaciones y ciudades. Una
traumática -que nos interpela muy particularmente aquí, en Argentina conversación fascinadora y casi monológica, en la cual Austerlitz, un ser
y los dilemas de la representación que, aunque atienda a la comunión solitario y melancólico, inseparable de su mochila, va relatando -y así
feliz entre ética y estética, a un hacer ver a la vez reflexivo y metafórico, sacando a la luz- retazos de su vida, una vida atravesada por un mis-
dejará siempre abierta la zona de lo inexpresable. Y finalmente, cada uno terio quese resiste a la búsqueda, una búsqueda identitaria que lo lleva
ha logrado también,a través de su obra,reivindicar -volviendo a Benja- sin descanso de un lugar a otro -comoel “sin respiro” de la narración-.
min-la vinculación inescindible entre narracióny justicia. Criado desde muy niño por un predicador galés y su esposa, en un re-
moto pueblo de montaña, su origen quedó como un secreto llevadoa la
tumba por esos padres adoptivos, distantes, que sólo dejaron tras de sí

Y Una primera versión de este capítulo fue presentado como ponencia en el panel “Las
pués de su horrendo cometido. Ese relato la rispida polémica que suscitó fueron reco- Imágenesen la construcción de la memoria”, en el marco del 111 Seminario Internacional Edu-
gidos en su libro Imágenes pese a todo (2004). Abordé la cuestión en el ensayo “Imaginar sur la mirada, organizado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (fLACs0) en
pese a todo" (Arfuch, 2008). Huenos Aires en 2008,

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA MEMORIA E IMAGEN

un indicio altamente perturbador: que el nombre quelleva no es su ver- Prosigue el texto:


dadero nombre.
En esa búsqueda acuciante y ya desesperanzada, en la mitad delli- Recuerdo sólo que,al ver al chico sentado en el banco, tuve conciencia, por
bro, Austerlitz —nos cuenta el narrador— descubre finalmente la clave que su estuporapático, de la destrucción queel estar solo había producido en mí
lo llevará a descifrar ese misterio. En su infatigable recorrido por dis- en el curso de tantos años, y me invadió unterrible cansancio,al pensar que
tintas estaciones ferroviarias y ciudades de Europa, ha sentido siempre nunca habíaestado realmente vivo, o que acababa de nacerahora, en cierto
una extraña atracción, plena de confusas sensaciones, por la de Liver- modo en vísperas de mi muerte (Sebald, 2002; 139; el énfasis me pertenece).
poolStreet, en Londres, a la que siempre vuelve. Undía, siguiendoa al-
guien que va hacia un sector desafectado, que ha quedado comoresabio Ese “ver” avanza luego, en las páginas siguientes, entre la bruma de las
deotras estructuras, destinado a desaparecer, descubre unavieja sala de pesadillas y la seria perturbación mental quele o tal revelación y
espera de señoras, un antiguo Ladies Waiting Room. Entra y se encuentra quele llevó su tiempo superar:
anonadadopor un desencadenamiento súbito de imágenes y recuerdos:
Meveía solo aguardando, en un muelle, en una doble fila de niños que en su
Realmente tenía la sensación, dijo Austerlitz, de que la sala de espera, en mayoría llevaban mochilas o carteras. Volvía a ver [...] la proa del buque
cuyo centro estaba yo como deslumbrado, contenía todas las horas de mi más alta que una casa [...), las gaviotas que, chillando furiosamente, vola-
pasado, todos mis temores y deseos reprimidos y extinguidos alguna vez, ban sobre nuestras cabezas (ibid.: 144; el énfasis me pertenece).
comosi el dibujo de rombosnegros y blancos de las losas de piedra que te-
nía a mis pies fuera el tablero para la partida final de mi vida, comosi se Una vez descubierto su origen, el deambular de Austerlitz lo llevará, en
extendiera por todala planicie del tiempo. Quizá por eso viera también en un impulso irrefrenable, a Praga, donde reencuentra su vieja casa fami-
la semipenumbra dela sala dos personas de mediana edad vestidasalestilo liar y, en ella, a la mujer que lo cuidaba de niño, de modo que podrá co-
de los años treinta (los describe...) Y no sólo vi al pastor y su mujer, dijo menzara llenar los vacíos de su historia: saber que su madre murió en el
Austerlitz, sino que vi también al chico que habían venido a buscar. Estaba campo de concentración de Terezin -la próxima escala en su itinerario-
sentado solo, en un banco apartado. Las piernas, enfundadas en medias y quelas huellas desu padre se perdieron en París, hacia donde también
blancas hasta la rodilla, no le llegaban al suelo aún y, deno habersido por la irá en su búsqueda.
mochila que llevaba abrazada en su regazo, creo, dijo Austerlitz, que no lo
habría reconocido. Así, sin embargo, lo reconocí por la mochila (Sebald,
2002: 139; el énfasis me pertenece). chicos del nazismo ayer pudo volver a abrazarlos” La nota comentaba la increíble iniciati-
va de Nicholas Winton, un británico que porrazones de trabajo visitó Praga en 1938 y pre-
sintióla tragedia que se avecinaba en Europaa partir del avance de Hitler. Comenzó enton-
Comprendió entonces, hasta donde la ráfaga de la memoria involuntaria ces a organizar viajes en tren desde Praga a la estación londinense de Liverpool Street para
le permitió recordar, que debióserallí, a esa sala de la estación, adonde salvar a los más pequeños de las familias judías. “El británico -rezaba el artículo- logró
había llegado, más de medio siglo antes, uno de los tantos niños judíos programarla salida de ochotrenes, en los cuales transportó a Londres a 669 niños, a quie-
-estose le revela tiempo después- que sus padres enviaron fuera del área nes dio en adopción a familias británicas” La nota celebraba el encuentro de Winton, ya
centenario, con 22 de aquellos niños sobrevivientes, hoy ancianos, que llegaron a Londres
que iba siendo conquistada por el nazismo con la esperanza de que se con cantidad de familiares, después de revivir la travesía en un tren de época, que atravesó
salvaran, comorefugiados, de la tragedia inminente.? durantetres días la ruta europea para llegar a la capital británica a abrazarse con su salva-
dor. Unafotografia del encuentro ilustra la nota. Evidentemente, Sebald =un estudioso e
investigador infatigable, que vivió en Inglaterra durante más de treinta años, hasta su tem-
2 Bastante tiempo después de mi lectura de Austerlitz, concretamenteel 5 de septiembre prana muerte en 2001- conocía bien la historia y elaboró a partir de ella la extraordinaria
de 2009,apareció en el diario Clarín, de BuenosAires, una noticia cuyo título era “Salvó a aventura de su personaje.

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA MEMORIAE IMAGEN

Al mostrarle unas fotos entre ellas una deél, donde aparece vestido cosas y puesta en juego de la temporalidad, la paradójica tensión entre
con un curioso atuendo, de largas medias blancas, para acompañar a su presencia y ausencia, lo irreductible de la experiencia personal que sin
madre a un baile de máscaras-? la mujer, ensimismada, le cuenta: embargo nunca deja de ser colectiva. Vemosallí -como vio Austerlitz in-
sistentemente— dibujarse en el fondo dela palabra, en la imagen del bar-
Se tenía la impresión, dijo, de que algo se movía dentro de ellas, de que se co y del puerto, en el chillido de las gaviotas, el sonido y la furia =si-
percibían pequeños suspiros de desesperación, gémissements de désespoir, guiendo con las marcas literarias- de toda una época. Un ver que en
dijo ella, dijo Austerlitz, comosi las imágenes tuvieran su propia memoria y Sebald se complementa siempre con raras fotografías en blanco y negro
se acordaran de nosotros, de cómo fuimosantes nosotros, los supervivien- «ue acompañan,sintomáticamente, sus textos.
tes y los que noestán ya entre nosotros. Sí, y este de aquí, en la otra fotogra- Pero ¿qué es eso de ver sobre elfondo de la palabra? No otra cosa que
fía, dijo Véra al cabo de un momento, ése eres tú, Jacquot, en febrero de su dimensión icónica, esa prodigiosa capacidad del lenguaje, del signo,
1939, aproximadamente medio año antes de haberte marchado de Praga. dle aunar una imagen acústica, comola definiera Saussure, con un con-
[...] La fotografía estaba delante de mí, dijo Austerlitz, pero no me atrevía a cepto, que es, potencialmente, también una imagen. Primer señalamien-
tocarla (Sebald, 2002: 184). to para no separar estos dos órdenes, lo verbal y lo visual, que conside-
ramosintrínsecamenteligados, aunque no sean, obviamente, lo mismo.
¿Por qué empezar así, con esta larga introducción? Sobre la relación deslumbradora entre memoria e imagen, su poten-
Enprimer lugar, porque éste fue el recuerdo que surgió inmediata- cialidad de iluminar zonas dormidas, agazapadas, negadas, reprimidas,
menteal pensar la relación entre memoria e imageny, entonces, las posi- y hasta sobre esa iconicidad performativa del lenguaje, si se me permite
bles políticas de transmisión de la memoria. Una imagen venida de otra esta expresión, en tanto capacidad casi pictórica de creación y de ima-
parte que del asedio visual cotidiano =y su violencia= o de los interro- ginación, los antiguos griegos reflexionaron largamente.El filósofo Paul
gantes que nos suscitan la memoria pública y la reflexión teórica. Sin Ricoeur retoma sus pasos en su penúltimogran libro, La memoria, la his-
embargo, y como suele suceder con la literatura, esa desgarradora ima- toria, el olvido (2004), focalizando justamente enel pasaje entre memoria
gen del niño de 4 años y medio lo sabremos después-, cuyas piernas no e historia, esencial a toda transmisión. Para Aristóteles, por ejemplo, el
alcanzan el suelo, que aparece sin escándalo en unaleve flexión de la es- recuerdo es imagen y trae consigo, desde la propia etimología, la fantasía
critura, contiene no sólo la clave del relato y el descubrimiento de la y la imaginación; para Platón, el recuerdo es una impronta, a la manera
identidad -una imagen quedespierta la memoria, una memoria que des- de una huella en la cera -más aún, una afección en el alma-, que tam-
pierta la imagen-,sino también conceptosclave para todo pensamiento bién se traduce, comohuella gráfica, en la escritura.
crítico sobre estos temas.La relación intrínseca entre memoria e imagen, Ahora bien, ¿qué es lo que la memoria intenta escamotear al olvido?
porejemplo,la carga afectiva y el impacto corporal que esto supone,su ¿Y quées lo quese pretendetrasmitir, dejar como marca imborrable en la
cualidad de acontecimiento, en tanto transformación del estado de las memoria colectiva? Los hechos del pasado, podría decirse, aunque en el
caso de los males, “de las desgracias”, que traen una carga de violencia,
sufrimiento y miedo, se imponecierta temperancia de modotal que re-
> La fotografía de un niño vestido raramente, con largas medias blancas, acompaña el sulten irrepetibles pero no insoportables para la vida en común.* Sin em-
relato de Austerlitz e ilustra la tapa de la edición en español. Según cuenta Sebald en una
entrevista, el personaje fue creado a partir del relato de un colega dela universidad, erudito bargo, no es tan sencillo responder al qué de la memoria. Hay “algo” que
en arquitectura, que al jubilarse emprende una intensa búsqueda identitaria y descubre sus
lejanos orígenes. Es una foto de su álbum de familia la que ilustra la edición. Una vez más
el autor -según sus dichos- trabaja la ficción a partir de elementos que guardan relación Nicole Loraux (2008) analiza magistralmente la tensión entre el “olvido delas desgra-
con hechos o acontecimientos de la realidad. Véase en línea: <http://www.ddooss.org/ar- clas” y lo “inolvidadizo”en la antigua Atenas, especialmente en el capítulo “De la amnistía
ticulos/entrevistas/Sebald.htm>. y sucontrario”, una tensión que también acosa las políticas contemporáneas de la memoria.

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA MEMORIA E IMAGEN

se recuerda -unahuella cortical en el cerebro- y, lo más importante, una Cuenta deello. Así, en el primer fragmento que
citamos, la irrupción de la
huella afectiva, que, como vimosen el relato del comiBazo, queda como memoria trae consigo, de modofulgurante, la cerca
nía de la muerte.
su impronta originaria. Así, al recordar se recuerda una imagen, “una es- Temporalidad de la imagen como pérdida, sutil desli
zamiento del
pecie de pintura”, dice Aristóteles, cuya relación intrínseca con la imagi- tiempo -y allí el fuerte impacto afectivo de la fotog
rafía— y también imá-
nación trae aparejado el problemadela representación —y, por ende, su genes del tiempo, como en el trabajo sobre la
variación de la luz en la
débil relación con la verdad—, así comola afección que esa imagen cons larga tradición dela pintura, la fotografía y el cine.
Y aquí habría tal vez
lleva. ¿Qué es entonces lo que “trae” con más fuerza el aaron la ima- un matiz que podría sumarse a la teoría de la
narrativa de Ricoeur, en
gen de la cosa ausente la afección presente? ¿Los “hechos” o su a. cuanto a su afirmación de que la temporalidad
-a diferencia del “tiempo”
en la experiencia? Y ¿cómo llega esa imagen al recuerdo, de modo invo- en singular- sólo es aprehensible en la narración:
también la imagen da
Iuntario o porel trabajo de la rememoración?* S cuenta de la temporalidad y entonces es asim
ismo narrativa.
Hay, en el relato de Austerlitz, una búsqueda activa del pasadoa tra- Imagen y narración se unen así, de modo indis
ociable, en todo in-
vés de sus indicios y una revelación -¿una rememoración?- que se an- tento —y, por ende, en toda política- de transmisió
n de la memoria. Tanto
ticipa al recuerdo de la pérdida, mostrando ese olvido rotundo de l es- porla dimensión icónica de la palabra, que hace
de todorelato una pan-
cena traumática que resta comohuella inconsciente, clásico mecanismo talla proyectiva de nuestra imaginación -imaginaci
ón no menos “verda-
de supervivencia. Pero hay también una inquietud, uu presunción de dera” que la que atestiguan las imágenes, comoporel
carácter narrativo
aquello que insiste como falta, una marca secreta que irapulsa a trabajo de la imagen, aunque ésta requiera a menudode
la vecindad de la pala-
de descubrimiento y que lleva, como en los casos delos hijos ilegítima- bra. En ambos registros la idea de transmisión
—que tiene en el campo
mente apropiados durante la última dictadura militar en Pi =coñ educativo una valencia singular- evoca una inten
cionalidad, una tensión
los cuales, pese a la distanciahistórica y ficcional, hay un cruel “parecido hacia el otro, el destinatario, que poneen juego el movi
miento dialógico
de familia”-, a querer saber más, a enfrentar el miedo a saber, correlato del discurso -en su más amplia caracterización y en ese
sentido respon-
ligado de la angustia de no saber. 4 de, en la doble acepción de dar respuesta y de respo
nsabilidad."
e reciensúbita que se le impone a Austerlitz, esa “pintura”, Si ese responder es, por definición, ético -acorde
a un régimen de
para tomar la expresiónaristotélica, que retorna a la memoria con toda verdad,al sistema de valoración querige cada
género discursivo-, en el
su violencia -la violencia de un alumbramiento- al tiempo que se mues= Caso de la transmisión de la memoria se trans
forma en un imperativo,
tra a sí misma, hace referencia a otra cosa: la ausencia quetrae aparejada en un deber en función de la justicia, sobre todo
respecto de crímenes,
indefectiblemente la presencia. La ausencia que conlleva toda aparición persecuciones y acontecimientos traumáticos
que dejan memorias im-
= jo- de la memoria. posibles de acallar, cuya temporalidad siempre
es el presente. Justicia en
á ode quizá que toda imagen, comolo percibiera Jean-Luc Nancy tanto ideal de verdad, más allá del Poder judicial
-aunque pueda convo-
(2003),tiene unfondo que se nos escapa, no sólo porla ausencia de lo: que carlo-, deuda hacia los predecesores o las vícti
mas, orientación hacia un
no está -el fuera de campo que quedará como un enigma, o lo que siem- luturo quese vislumbra como potencialmente
superador.
prelefalta a aquello que aparece- sino también por esa sombra pt Ahorabien, dicho esto aparece de inmediato
toda la complejidad
dora que la temporalidad arroja sobre ella recordándonosla mortalidad] del tema: ¿qué es lo que se transmite, quién
lo hace, de qué manera y
el retrato, la fotografía, la pintura y la impresión grabada enla retina dan para qué? ¿Es posible la transmisión de la
memoria si, como afirmaba

/ Kemitimos aquí a la concepción bajtiniana aúna la doble valencia


Irponsabilidad en un plano ético (Bajtín, 1982),que de respuesta y
$ ds
Ricoer (2004) indaga minuciosamente
iimuci la reflexión
di filosófica en torno de la me-
Eosdesde pais griegos (fundamentalmente Platón y Aristóteles) a la fenome- concep
lumbién porel filósofo rumano Emmanuel Lévinas (1983). ción que se acerca a la sostenida
nología de Husserl y otras corrientes contemporáneas.

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA MEMORIA E IMAGEN

Maurice Halbwachs (1992) -quien por primera vez postulara la expre- Pero también son necesarias las memorias mínimas, singulares, cotidia
-
sión “memoria colectiva”, pocos años antes de morir en el campo de ex- has, esas que despiertan las preguntas entre padrese hijos, entre maes-
terminio de Buchenwald-, sólo los individuos recuerdan, si cada uno tros y alumnos, que abren el debate, la curiosidad y la inquietud ante
lo
lleva en sí su propia marca como una experiencia intransferible? ¿Es po- que nofue vivido en la propia experiencia. El debate y la inquietud, o
la
sible, además, hablar de “la memoria” en singular, cuando,pese al esfuer- inquietud del debate, es quizá el mejor modo de construcción =y trans-
zo por alcanzar un significante universal, la pluralidad de las memorias Mmisión— de la memoria, que por cierto nunca logra eclipsar el olvido.
excede todo límite hipotético de consenso no sólo como diferencia sino Entre el registro de la memoria pública, institucional, gubernamen-
siempre como conflicto? : tal, mediática, dondeel testimonio y el documento gestionan priorita-
Sin embargo, y en tanto uno nunca recuerda solo, como también riamenteel tránsito entre memoriae historia, y el de la conversación
co-
anotaba Halbwachs, sino el contexto de su medio social, esa trans- tidiana, que también tiende a acuñar sentidos y prácticas —ese “sentid
o
misión es la clave y el don que guía el devenir de las generaciones, e práctico” que según Bourdieu (1991) orienta la acción de los sujetos
—,
principio de reconocimiento y pertenencia,la obligación de la Historia hayotro espacio de elaboración y de transmisión, en mi Opinión privile-
comodisciplina y del Estado comogarante de la institucionalidad. Múl- fiado:el del arte en todas sus manifestaciones.
tiples espacios para el despliegue de las memorias, de lo gubernamental La literatura, por cierto, que elegimos como comienzo deeste diá-
a lo familiar, de lo público a lo privado, de lo grupal a aquello que, Su logo, y que está desprovista del rigor que se espera del testimonio
-el
vagamente, puede reconocerse como colectivo. Lo que es sajbiéndeci Ajuste a unaestricta verdad delos hechos, a la vez necesaria e imposible;
múltiples narrativas en pugna, que confrontan no sólo “contenidos”, sino. la escabrosa acumulación de los detalles, que a menudo roza el umbral
también concepciones en torno de la representación, modalidades enun- del pudor- y sin embargo es capaz de alcanzar toda la profundidad —y
ciativas, posturas éticas y estéticas, en definitiva, formas del relato que la crudeza— de una experiencia “propia”, se encuentra entonces, quizá,
suponen, inequívocamente, su puesta en sentido. $ Más cerca de lo colectivo. Austerlitz es, por caso, un admirable ejercicio
En esta construcción nada es irrelevante: importa tanto una política dle transmisión de la memoria, que construye a su vez la escena emble-
de Estado en tornodel ideal de justicia -comolas que hacen posible juz- Mática de esa transmisión: el relato que alguien hace de su vida en tanto
gar a los culpables de crímenes de lesa humanidad- como la instaura- búsqueda de una memoria perdida, configurándola performativamen-
ción pública de lugares de memoria -museos, monumentos, memoria- le como tal en una unidadinteligible, ante un otro, el “tú” del narra-
les- o las políticas educativas que incorporan el pasado reciente ¡coma dor. Relato que a su vez el narrador nos cuenta, instituyéndonos en
el
objeto de estudio y análisis. Dicho esto, de nuevo se abre el Abariza de “tú” del presente de la enunciación. Esta peculiar forma enunciativa
nos
los interrogantes, en cuantoa las formas,las concepciones, los estilos, el pone en sintonía con la narración, en el sentido que le da Benjamin
en
riesgo de cristalización y de estetización. Para dar sólo un ejemplo: no
basta el monumento por sí mismo, como un hito que al poco tiempo se £a1- de la memoria, expresada en obras que,lejos de reconstituir lo perdido, ponían justa-
pierde enel paisaje; es necesario pensar modos de relación con la mate- Mente de manifiesto la falta, lo irrecuperable de la pérdida. Así, Horst
rialidad que sean activos, perceptivos, inquisitivos, a la manera en que la *Jemplo, diseñó el memorial Piedra caliente en el campo de exterminio deHoheisel, por
Buchenwald,
tuna losa de metal incorruptible con los nombres de todas las naciones que fueron víctimas
estética reactiva del “antimonumento” opera, marcando más el vacío y la Allí, que señala, sobre el piso, el antiguo lugar donde los sobrevivientes del campo erigieron
ausencia,la fisura que el trauma deja siempre abierta en una sociedad, ina pequeña estructura de madera en memoria de sus compañeros, más tarde
desapareci-
quela plenitud compensatoria de una formaacabada y tranquilizadora. la, losa que se mantiene todo el tiempo a temperatura humana (37).
El mismo artista re-
Miseñó una famosa fuente (Aschrott), donada porun rico comerciante
judíoa la ciudad de
Colonia a ines del siglo xix, que fuera destruida porlos nazis, dejando su trazado original
io"
” La noción de “anti” o “contramonumento”y (countermonument) fue acuñada en el con- pero en ausencia de la estructura superior, donde el agua corre Justamente por debajo,
y
texto alemán para dar cuenta de una nueva tendencia en cuanto las políticas -y estéti- ln ve y percibe solamente a través de unas rejillas en el piso. Véase James E. Young (2000). se

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA
MEMORIAE IMAGEN
su conocido ensayo El narrador (2008), como intercambio de historias y
metáfora por sobre la representación directa. Su obra se
experiencias en presencia y en el ruedo de una escucha común, opuesta a caracteriza porla
acumulación de elementos comunes, que en sí mismos no tienen
la novela, centrada en lo individual, producto de una técnica y con el so- ningu-
na connotación particular, pero cuya combinatoria, como
porte de un “plan de vida”. La reconocida influencia benjaminiana en la vimos, resulta
Altamente perturbadora: ropas -con su relación inmediata
obra de Sebald y su propio rechazo a considerar Austerlitz una novela -lo conla catego-
ría de persona=; cajas de archivo; fotografías esfumadas, a menudo
“novelesco”, en su opinión, está acechado por el melodrama-autorizan, ilumi-
nadas porlámparas según cierta tradición judía de homenaje
creo, esta interpretación. Doble distancia del hecho traumático, que per- a los muer-
Los; siluetas de madera o cartón sobre las que reposan, comoa
mite atemperar tanto la violencia del acontecimiento comola del recuer- l descuido,
vestiduras; una simbología dondeel paso del tiempo, la acech
do. Abordaje oblicuo, referido, indirecto —otra vez el rodeo=, tal como el anza dela
Muerte, lo siniestro cotidiano y la memoria traumática de la
propio Sebald entendía que podía tratarse en la escritura el tema de la Shoá apare-
cen insistentemente, con diversa acentuación según el caso.
“solución final”. Doble temporalidad de la memoria, a la vez presente y Esta objetua-
lidad obsesiva se torna a menudosobre la infancia:la Propia
pasado, quizá otra de sus paradojas. -en sus pri-
eras obras, ya mencionadas-;la de otros niños, cuyo destino trágic
Las artes visuales también se enfrentan al desafío de la distancia y o es
posible aventurar en el tratamiento de las fotografías ampliadas casi
a los dilemas dela representación —así comoa la mística de lo “irrepre- has-
la su disolución,fuera de foco, opacadas por sombras,
sentable”-, a la tentación de la literalidad o a la deriva de la metáfora. iluminadas por
lámparas sobre el rostro que borran alguno desus rasgos-
Violencia del arte de este tiempo -o de todoslos tiempos-, que a veces o bien en los
túmulos de ropa, sin que en ningún caso esos elementos
parece competir con la violencia de la imagen que nos asedia en la vida guarden relación
gon personas y objetos “verdaderos”. Dicho de otro modo, sin
cotidiana, la del “hecho ensí” y su re/producciónal infinito en gráficas y queesas fo-
Tografías sean testimoniales, pertenezcan a víctimas conoc
pantallas. Violencia de la imagen e imagenviolenta, entre la mostración idas como ta-
les, ni las ropas utilizadas provengan de ningún depósito del
y la monstruación, comogusta distinguir Jean-Luc Nancy, aunque la vio- horror. Al
Fespecto, y como un dato relevante para la comprensión de su obra,
lencia del arte -a diferencia de la violencia a secas, que se agota en sí mis- el ar-
sta explicó alguna vez que en sus instalaciones usaba ropa
ma- se distingue porsu sinfondo, es decir, allí donde toca lo real, donde bien recono-
tible como contemporánea, lejos de toda pretensión histor
se abre a la multiplicidad de la percepción y la interpretación.* icista y por
+lerto, de toda inmediatez con aquello que sólo de formaindire
Si comencé por imágenes de la literatura quisiera terminar, para ha- cta y me-
Iafórica se pretendesugerir,
cerles también justicia, con ciertas imágenes de arte que interpelan fuer-
Al entrar en las salas de la Reserva del Museode los Niños,
temente la memoria y cuya sintonía con el fragmento del comienzo se el impacto
Es inmediato:tapizan las paredes estanterías de metal cubier
mereveló súbitamente -pero quizá no del todo azarosamente- en una tas de ropa
dle niño, cuya aglomeración es sencillamente aterradora. Aquí allí
visita al Museo de Arte Moderno de París, poco tiempo después de la al-
fiuna prenda cuelga, se desliga del montón y se ofrece a la
lectura de Austerlitz. Se trata de la Reserva del Museo de los Niños, otra mirada, en el
borde del estante -del abismo-, como una formareconocible. Enun
obra de Christian Boltanski, una instalación de 1989, donada al museo, án-
fulo =y aquí la conexión inmediata con la escena de Auster
que ocupa dossalas contiguas. litz evocada al
principio— asoma unaforma similar a una larga mediablanca
Comolo señalara en el capítulo anterior, para este autor, nacido, al . Al final de
lu sala, un mural de fotografías brumosas de rostros de niñosse despli
igual que Sebald, en 1944, la memoria traumática del nazismoy dela Se= e-
pia sinpalabras, a la manera de una memoria fantasmática
gunda Guerra es asimismo unafuerte inspiración para su trabajo, que in- .
Si, como decía Borges, el hecho estético consiste en la inminencia
terpela lo colectivo desde unaestética narrativa donde prima la alusión y la de
narevelación que no se produce, la instalación de Boltanski
cumple en
rado sumocon ese precepto. Nos abisma en una profundida
* He abordado la relación entre arte y memorias traumáticas en Arfuch (2008). d dondese
Iezclan los recuerdos propios con las imágenes que in/formanel
acervo
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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA

colectivo, aquello que quizá, tentativamente, pueda ser llamado memoria TV. Mujeres que narran.
histórica. Autobiografía y memorias traumáticas!
Curiosamente,la instalación desplegaba ante mí,sin “revelar” nada,
el arco temporal de esa historia inconclusa de niños que habían escapado
al horrendo destino al que otros habían sucumbido. Y ambas escenas,la En cuanto cundeel miedo, la penuria o la peste,
literaria y la visual, mostraban, en ausencia de todo detalle, el borde ine- la narración se altera en esos puntos donde se
quívoco dela crueldad. quiebra el orden,
Confluyenasí las dos estaciones de este breve itinerario, dondearte, y entonces aparecen crónicas de invasiones y
lenguaje, memoria e imagen han tejido una trama caprichosa, quizás ar- derrotas,
episodios oscuros donde hay fieras ocultas y algún
bitraria, entre órdenes diversos de la poética y de la teoría. Quizás un
otro es el rey s
modo de proponer otros caminos a la reflexión y a la transmisión, donde y uno es un fugitivo debajo de la piel,
no prime solamenteel rigor del método sino también la apertura, ética y tal como si habitara en el párrafo intruso de una
estética, a otras dimensiones de la afectividad y la experiencia. leyenda negra.
OLGA Orozco, “El narrador”

LA IDEA que anima este ensayo es la de analizar el modo en quese articu-


lan, enciertas narrativas del pasadoreciente, lo biográfico y lo memorial,
0, más específicamente, autobiografía, memoria y testimonio. Narrativas
de mujeres, en este caso, llevadas a dar cuenta de las experiencias trau-
máticas que padecieron bajo la última dictadura militar en Argentina
(1976-1983), más allá de la declaración ante la justicia en tanto testigos
para el procesamiento de los represores. Más allá, en una doble tempora-
lidad: la de la cronología -veinte años después-,la de la escritura, cuya
marca no sólo excede el momento de su inscripción sino que se desplie-
fa, anticipatoriamente, hacia cada lectura. Esa escritura es precisamente
el foco de miatención: no tanto el relato de los “hechos” como los mo-
dos de su enunciación,el trabajo del lenguaje que impone una forma a
la experiencia —y no viene meramente a representarla—, los avatares del
discurso segúnlas figuras tropológicas de la narración. Esta postura ana-
lítica no supone el desmerecimiento de lo dicho, su carácter de prueba,
una vez más, de los crímenes de lesa humanidad cometidos -secuestro,

! Versiones preliminares de este ensayo fueron publicadas en la revista Acta Sociológica,


him. 53, septiembre-diciembre de 2010, Universidad Nacional Autónoma de México
(uNAm), Centro de Estudios Sociológicos; en la revista Tumultes, Université Paris-Diderot,
'Múm, 36, mayo de 2011, y en V. Tozzi y N. Lavagnino (comps.), Hayden White. La escritura
del pasado elfuturo de la historiografía, Buenos Aires, EDUNTRER, 2012,

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA MUJERES QUE NARRAN. AUTOBIOGRAFÍA Y MEMORIAS TRAUMÁTICAS

tortura, confinamiento, asesinato, desaparición=, su innegable -y nece- -del cual las narrativas son parte esencial- noserá sino el intento, siem-
saria- dimensión ética. Tampoco se pone a resguardo del impacto emo- pre renovadoy fracasado, de “olvidar” ese trauma,ese vacío constitutivo.
cional, de la conmociónqueeste tipo de relato genera. Intenta más bien Podemos encontrar aquí unadelas razones del despliegue sin pausa
percibir, en la dinámica misma del narrar, la trama sutil en que se en- del espacio biográfico, de esas innúmeras narrativas donde el yo se enun-
tretejen lo personal y lo colectivo, el carácter elusivo de aquello que se cia para y por un otro -de maneras diversas, también elípticas, enmasca-
quiere nombrar y definir, en definitiva, la posibilidad y la imposibilidad radas-, y al hacerlo pone en forma —y, por ende, en sentido- esa incierta
de la transmisión, de dar cuenta dela (propia) experiencia. vida que todos llevamos, cuya unidad, comotal, no existe por fuera del
relato. Dicho de otro modo: no hay “un sujeto” o “una vida” queel relato
vendría a representar -con la evanescencia y el capricho de la memoria-,
1. EN TORNO DE LA NARRACIÓN sino que ambos -elsujeto, la vida-, en tanto unidadinteligible, serán un
resultado de la narración. Antes dela narración -sin ellasólo habrá ese
Se imponen aquí varias especificaciones teóricas. En primer lugar, la sordo rumorde la existencia, temporalidades disyuntas en la simultanei-
concepción de sujeto que anima nuestra indagación, donde confluyen el dad del recuerdo,la sensación,la pulsión y la vivencia -con su inmedia-
psicoanálisis y las ciencias del lenguaje: un sujeto fracturado, constituti- tez y su permanencia, su cualidad fulgurante y la capacidad de expresar,
vamente incompleto, modelado por el lenguaje y cuya dimensión exis- comola mónada, todo un universo—.
tencial es dialógica, abierto a (y construido por) un Otro: un otro que Desdeesta óptica, la historia de una vida se presenta como una mul-
puede sertanto el tú de la interlocución como la otredad misma del len- tiplicidad de historias, divergentes, superpuestas, donde ninguna puede
guaje, y también la idea de un Otro comodiferencia radical.
aspirar a la mayor representatividad, Y esto no sólo es válido para la au-
Esta concepción debe muchoa la teoría de Bajtín (1982): la idea tobiografía -que podrá rehacerse varias veces a lo largo de una vida-
de un protagonismo simultáneo de los partícipes de la comunicación,
comogénero reservado a los ilustres de este mundo,sino también para la
en tanto la cualidad esencial del enunciadoes la de ser destinado,diri-
experiencia cotidiana de la conversación, ese lugar en el que todos somos
girse a un otro,el destinatario —presente, ausente, real o imaginado-,y
autobiógrafos. Porque no contamos siempre la mismahistoria, aunque
entonces atender a sus expectativas, anticiparse a sus objeciones, res-
evoquemos los mismos acontecimientos: cada vez, la situación de enun-
ponder, en definitiva, tanto en el sentido de dar respuesta comoen el de ciación,el género discursivo elegido y el otro, el interlocutor, impondrán
hacerse cargo de la propia palabra y del Otro, en el sentido fuerte de de-
una formadel relato que es la que,justamente,hará a su sentido.
cir “respondo porti”. Así, respuesta y responsabilidad se anudan en un
En la misma dirección, Hayden White (1992, 2010), uno de los ex-
plano ético.
ponentes del “giro lingúístico”, postulará para la Historia, con mayúscu-
Pero estos protagonismos no implican estar en el origen del sentido,
la, no ya un papel meramente representativo de los acontecimientos del
Por el contrario, la concepción bajtiniana presenta más de una coinci-
pasado -que estarían, cual originales, en algún medio neutral-, sino uno
dencia con el psicoanálisis, en especial en su vertiente lacaniana: la idea
narrativo y, por ende, configurativo:la historia (¿cuál historia?) será tam-
de un descentramiento del sujeto respecto del lenguaje, al que no domi-
bién un resultado de la narración.
na como un hacedorsino que adviene a él, ocupa un lugar de enuncia-
Ese rol configurativo del lenguaje es capital en relación conlas narra-
ción habitado por palabras ajenas -aunque pueda hacerlas propias a tra-
tivas que nos ocupan:el yo como marca gramatical que opera enla iluso-
vés del género discursivo queelija y de la expresión de su afectividad=;
ria unidad delsujeto, la forma del relato, que traza los contornos de lo de-
un sujeto también descentrado respecto de su inconsciente, que aparece
cible dejando siempre el resto de lo inexpresable. En eselímite, la narrativa
como un puro antagonismo, como auto-obstáculo, límite interno que le
permite el despliegue de la temporalidad, esa cualidad humana del tiem-
impiderealizar su identidad plena y donde el proceso de subjetivación po que no es aprehensible en singular y que el relato inscribe en tanto

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA MUJERES QUE NARRAN. AUTOBIOGRAFÍA Y MEMORIAS TRAUMÁTICAS

experiencia de los sujetos. Un tiempo narrativo, que Paul Ricoeur (1984) franquear el camino de lo individual a lo colectivo: la memoria como
imagina en sintonía con una identidad narrativa, comofigura del interva- paso obligado haciala Historia.
lo, de la oscilación entre dos polos, lo mismo (mismidad)y lo otro (ipsei- Ese largo camino del decir ha caracterizado las últimas décadas en
dad), entre el anclaje necesario del (auto) reconocimiento y la permanen- Argentina, dondelas narrativas testimoniales y autobiográficas han sido
cia, y aquello cambiante, abierto a la temporalidad: una identidad no esenciales para la elaboración de la experiencia de la última dictadura
esencial, relacional, que se deslinda también en la otredad del “sí mismo”. militar? En la primera etapa, luego del retorno a la democracia en 1983,
El concepto de identidad narrativa, aplicable tanto a individuos como fueron netamente testimoniales: la emergencia del horror en las voces
a una comunidad —familia, grupo, nación-, permite aproximarnosa las de víctimas, sobrevivientes, familiares, testigos y hasta represores, con-
narrativas —literarias, históricas, memoriales, biográficas- para conside- vocadas por una comisión de notables, la Comisión Nacional sobre la
rarlas no solamente en cuanto a su potencialidad semiótica, ya sea lin- Desaparición de Personas (CONADEP),* que luego se transformaron en
gúística o visual, sino también -y sobre todo- en su dimensión ética, en pruebas para la justicia. En un segundo momento, se sumó la memoria
aquello que nos habla de la peripecia delvivir, de la rugosidad del mundo de la militancia de los años setenta, que recuperaba la dimensión de lo
y de la experiencia, y fundamentalmentede la relación con los otros. político, su apuesta por un cambio radical, ya sea en la actividad de los
movimientos de base como en la de los grupos guerrilleros que opera-
ban en la clandestinidad.* Fueron así surgiendo otras memorias, donde
2. LO BIOGRÁFICO, LA MEMORIA
? La primacía deltestimonio, en sus diversas variables, señala una diferencia notable
Si de algún modolas narrativas del yo nos constituyen en los efímeros ¿on la experiencia chilena, donde los Informes Rettig y Valech se limitaron al registro de
los hechossin acoger la voz para el relato de la experiencia de las víctimas y sus deudos.
sujetos que somos, esto se hace aún más perceptible en relación con la Nelly Richard (2010)señala lo significativo de esta ausencia en la construcción colectiva de
memoria en su intento de elaboración de experiencias pasadas, y muy tuna memoria pública que vaya más allá de su institucionalización en museos, monumentos
especialmente de experiencias traumáticas. Allí, en la dificultad de traer 9 conmemoraciones.
al lenguaje vivencias dolorosas que están quizá semiocultas en la rutina
* La CONADEP reunió los testimonios de torturas, violaciones, detención en campos clan-
destinos, fusilamientos, desaparición de personas, apropiación de niños nacidos en cautiverio
delos días, en el desafío que suponevolver a decir, donde el lenguaje, con cuyos padres fueron asesinados-, saqueos de viviendas y falsificación de títulos de propie-
su capacidad performativa, hace volver a vivir, se juega no solamente la ¿lad, toda una panoplia delictiva del terrorismo de Estado comprendida dentro de los críme-
puesta en forma -y en sentido- de la historia personal, sino también su nes de lesa humanidad. Esos testimonios dieron lugar a un libro, el Nunca más, y muchos de
ellos fueron refrendados luego por los mismos testigos en el histórico juicio a las ex Juntas
dimensión terapéutica —la necesidad de decir, la narración comotrabajo Militares que, por primera vez en América Latina, juzgó y sentenció a prisión perpetua a los
de duelo- y fundamentalmente ética, por cuantorestaura el circuito de principales responsables en 1985, Después de este juicio, que algunos llamaron “el Núrem-
la comunicación —en presencia o en la “ausencia” que suponela escritu- hery argentino”, se promulgaronlas leyes de Punto Final y Obediencia Debida, que impidie-
on juzgar a otros represores, y luego, entre 1989 y 1990,se decretaron indultos que beneficia-
ra- y permite escuchar, casi corporalmente, con toda su carga significan- ron a cerca de 200 condenados. En 2003,bajo otro gobierno, comenzó a haber fallos de
te en términos de responsabilidad por el Otro.? Pero también permite Inconstitucionalidad para esos indultos -favorecidos por la declaración de la Corte Interna-
cional de La Haya (1998) que definía, con valor universal, los “crímenes de lesa humanidad”
y su carácter imprescriptible- y finalmente, en 2005,bajo el gobierno de Néstor Kirchner, se
* Cuando hablamosde“restaurar” el circuito de la comunicación, lo hacemos pensando. ¿lerogaron todas las llamadas "Leyes de impunidad”, lo que permitió la (re)apertura de los
en el silencio impuesto en la experiencia concentracionaria -y su posteridad, como amena- Juicios, que siguen teniendo lugar y en los que se condena a quienes tenían a su cargo los cen-
za real o autoinhibición-, pero lejos de la idea de una simple transmisión o transporte de tros clandestinos de detención, alcanzando incluso a segundas líneas de represores y “grupos
un sentido. Por el contrario, entendemos la comunicación en su radical imposibilidad, en de tareas” que actuaban en dichos centros.
la disimetría constitutiva de ese circuito y, sin embargo, en el intento siempre renovadode * Los brazos armados de los movimientos de izquierda (el Ejército Revolucionario del
alcanzar al otro, la escucha, en este caso, en un sentido fuerte, casi físico, corporal. (Véase Pueblo -err- y los Montoneros, fundamentalmente) ya habían pasado a la clandestinidad
Derrida, 1987.) y la actividad guerrillera estaba prácticamente desarticulada cuando sobrevino el golpe de

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MUJERES QUE NARRAN. AUTOBIOGRAFÍA Y MEMORIAS TRAUMÁTICAS
MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA

ambasfiguras,el militantey la víctima, a menudosin neta distinción -o datos y objetos diversos, para entregar a los nietos “recuperados” como
tomados en su devenir, entre ascenso y “caída”-, aparecían en historias una primera aproximación la historia de sus padres.*
entramadas con hechos y personajes “reales” o apenas ficcionalizados, Ha llegado también el momentode discutir las políticas públicas de
según diversos géneros y modalidades: entrevistas, biografías, autofic- la memoria, de instaurar sitios memoriales y monumentos, de abrir a la
ciones, novelas con pretensión autobiográfica, confesiones,relatos de fic- visita los espacios sórdidos del horror, los ex centros clandestinos de de-
ción con marcas inequívocas de la experiencia. tención, que fueron campos de concentración y también de exterminio,
Enesta diversidad de géneros, incluso el recurso a la ficción, sin muchosdeellos en el corazón de las ciudades -apenas un delgado muro
pretensión autobiográfica, se presentaba en muchos casos con un sesgo separaba a veces esos lugares de tortura,vejación y sufrimiento de la al-
testimonial. Como si hablar de ese pasado todavía presente sólo fuera garabía de la calle, la vida cotidiana de la gente, el tránsito normal hacia
posible restituyendo la voz -aun idealmente- a sus protagonistas en su el trabajo o el ocio-, con el propósito de ofrecer una visión ejemplariza-
inmediatez, en ese grado cero en el cual, como afirmara Derrida (1996), doratanto para quienes vivieron la época comopara la posteridad. Polí-
ticas de la memoria que conviven,en curiosa sintonía, con la (re)apertu-
“no hay testigo para el testigo”. Voces que quizá franquearían la distancia
de la experiencia y resistirían a su pérdida, poniendo en escenaesa figura ra de los juicios luego de la derogación de las leyes de impunidad,juicios
orales y públicos que movilizan gran cantidad de asistentes y manifesta-
esquiva del narrador cuyo ocaso, junto con el de la narración a voz viva,
ciones callejeras, coberturas mediáticas, opiniones encontradas, debates,
inquietara a Benjamin hace ya varias décadas.*
en definitiva, un presente continuo de la actualidad que hace dudosa la
Más tarde apareció un cine con fuerte carga autobiográfica -aborda-
denominación de “historia reciente”.
do porvarios hijos de desaparecidos-,filmes que van desde relatos clá-
Así, hablar de narrativas de la memoria, o de lugares de memoria,
sicos que pretenden recuperar -o aun cuestionar- esa vida escamoteada
de los padres, buscarle un sentido, a otros, autorreferenciales pero elabo- lejos está de la univocidad, de remitir simplemente a un conglomerado
rados con distancias “brechtianas”” de voces o a ciertas materialidades que están allí, dóciles a la percep-
ción o a la emoción, marcadas porla obligación ética de la memoria,
En un tercer momento, a más de treinta años, estas memorias diver-
sas conviven con autocríticas, con debates encarnizados sobre la violen- que es, a esta altura de la civilización, casi un deber universal aunque
desigualmente acatado. Por el contrario, la pugnaporel sentido de los
cia política de los años setenta -como el que abordamos en el próximo
hechos -porel sentido de la historia- es casi cotidiana y hay divergen-
capítulo—, con una profusa investigación académica que ha producido
una importantebibliografía, con la creación en distintas ciudades de ar-
clas inclusive entre quienesestán sin duda del lado de las víctimas y de
los derechos humanos tan seriamente vulnerados. Amén de las “contra
chivos de la memoria que atesoran todo tipo de materiales, incluidos los
archivos biográficos que las Abuelas de Plaza de Mayo construyen, con
* La apropiación de hijos de desaparecidos, nacidos en cautiverio o secuestrados duran-
Estado y su feroz represión, que alcanzó en gran medida a esos militantes de base (*pereji- te los allanamientos de viviendas, entregados a los propios represores o sus familias, y en
menor medida a otros “adoptadores” es un delito de lesa humanidad que no tiene prece-
les”), a una amplia gama de periodistas e intelectuales e incluso, aunque en menormedida, diente, En este sentido, las Abuelas de Plaza de Mayo vienen desarrollandouna tarea cicló-
a personas allegadas y no directamenteinvolucradas en la militancia.
*Nosreferimos una vez más a su célebre ensayo El narrador, en el que Benjamin regis- pea, casi detectivesca, en la búsqueda de esos nietos a quienes se ha negado el derecho a la
tra el tremendo mutismo de los soldados que regresaban del frente después de la primera identidad. De un cálculo aproximado de 500 nietos en esa situación, se han recuperado,
guerra, con los sentidos y la percepción totalmente alterados, y plantea su tesis de la “pér- hasta agosto de 2012, 106, usando para la identificación las más modernas tecnologías de
dida de la experiencia”ligada al repliegue de la narración a voz viva y, por ende, del cir- Análisis de abx. Algunos jóvenes, alertados por esa búsqueda y sospechando no ser verda-
cuito de la escucha, con el avance de la novela y de los géneros de la información (Benja- deramente hijos de sus familias de crianza, se han acercado por propia iniciativa a las Abue-
las, otros fueron intensamente buscados y encontradosa partir de pistas ciertas; hay tam-
min, 2008). bién casos que se han negado la identificación, aunque recientemente se sancionó una ley
7 Entre estos filmes se destacan Papá Iván, de María Inés Roqué (2000); Los rubios, de «que obliga, cuando hay presunción, ala confrontación genética.
Albertina Carri (2003), y M, de Nicolás Prividera (2007).

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA MUJERES QUE NARRAN. AUTOBIOGRAFÍA Y MEMORIAS TRAUMÁTICAS

memorias”, que, comola célebre disputa de los historiadores en Alema- cuenta de otras voces, acalladas, cuyos rostros nos siguen interpelando
nia, intentan negar existencia y gravedad a los hechoso justificarlos bajo desde miles de fotografías, solicitando algo a la mirada, másallá dela re-
arteras equiparacionesentre la violencia de la lucha armada y el terroris- memoración:el tratar de responder de algún modo a esa pregunta, por
mode Estado,” o bien abogan por un pasado “reconciliado”. demás perturbadora, de ¿cómofue posible?
Si el conflicto es inherente a toda afirmación de una memoria colec- Pero hay también en la figura de la desaparición, en esa lógica impla-
tiva, la experiencia argentina pone también en evidencialos dilemas de cable de aniquilamiento, otra singularidad: el ultraje al corazón del hogar,
la memoria o bien la memoria como dilema, no solamente por sus conte- la irrupción violenta, el secuestro o asesinato de los padres frente a sus
nidos, por lo que ella trae al presente de la enunciación, porla vivencia hijos y en ocasiones el rapto de los niños, el involucramiento liso y llano
herida en cuerpo y alma de quienes recuerdan,sino también porlas for- 0la amenaza perpetua sobre las familias. Así, en ese incierto camino que
mas que adopta esa evocacióny las diferencias irreductibles de los pun- comenzó con un enunciado imposible, “Aparición con vida”, se fue des-
tos de vista. Porque nose trata simplemente de escamotearle retazos al plegando lo que podríamos llamar una matriz genealógica de la memoria:
olvido sino dearticular, trabajosamente,afecto, imaginación y reflexión. Madres, Abuelas, Familiares, Hijos, Hermanos, nombres de las distintas
Aquí las modalidades del decir marcan fuertemente la dimensión ética agrupaciones concernidas por fines similares, donde también se juega la
de lo dicho:la posición del enunciador, su papel en la trama,su (auto)va- búsqueda y recuperación de los Nietosilícitamente apropiados. Una me-
loración,la posibilidad de elaboración y de distanciacrítica. moria signada por la trama familiar pero afianzada institucionalmente,
Entanto esas memorias son, por definición, inagotables, su prolife- quizá un rasgo único entre los países de América Latina afectados tam-
ración puede producir también un efecto contrario, una saturación que bién por experiencias dictatoriales en el pasado o violencias militares en el
lleve al límite de lo asimilable. Algo de eso ha sucedido -o viene suce- presente. En esa trama puede entenderse la fuerte identificación de jóve-
diendo- con esta historia que todavía no es una: el testimonioy la au- nes que, más allá de su eventual compromiso con los derechos humanos,
tobiografía, que expanden sus límites para cobijar todo tipo de recuerdos irrumpenen la literatura, el cine, el teatro y las artes visuales como hi-
personales; el anclaje en la primera persona, que aparece, más allá de la Jos de desaparecidos o nietos recuperados, una nominación que de algún
autorreferencia, comoprestigio de la palabra autorizada y razón suficien- modo marca en su obra la herencia y, en general, el orgullo de esa heren-
te dejustificación histórica. Si bien esa exacerbación merece un análisis cia, atemperado a veces por el dolor de la ausencia o porcierta culpabili-
crítico (Sarlo, 2005), podría pensarse que en la emergencia quizá excesi- zación hacia esos padres por no haberlos antepuesto al deber militante. La
va de esos “yo” se juega precisamente la propia figura de la desaparición: creación artística deviene así unade las formas del trabajo de duelo.
el silencio de los destinos, el vacío de los cuerpos, la penuria de los docu- Sin embargo, la impronta biográfica y testimonial de estas narrati-
mentos —escamoteados,ocultos, destruidos,las identidades apropiadas, vas, que dan cuenta de experiencias vividas y aluden a hechosy perso-
esafractura irreparable en la idea misma de comunidad. Voces que dan najes reales, no debe hacer olvidar la ya clásica distinción entre autor y
narrador, quela teoría literaria instauró hace décadas y que comprende
incluso a la autobiografía aunque ésta juegue a identificar ambas figuras.
* Una de esas equiparaciones es la “teoría de los dos demonios”, que, restando al Estado Así, más allá del grado de veracidad de lo narrado, de los propósitos de
su rol principal de controlar la violencia con el derechoy la justicia, explica =y, en los peo- autenticidad o la fidelidad de la memoria —registros esenciales en el pla-
res casos, hasta justifica- los crímenes de este último por la supuesta similitud de ambas
violencias en cuanto a su desdén por la muerte del otro, del “enemigo”, o llama “excesos” a noético—,se tratará siempre de una construcción, en la que el lenguaje o
una maquinaria perfectamente organizada para producir las peores vejaciones y tormentos. la imagen —o ambos- imprimen sus propias coordenadas según las con-
a personas indefensas, incluidos ancianos y niños. vencionesdel género discursivo elegido -y sus posibles infracciones=, un
Másrecientemente se afirmó, entre familiares y compañeros de armas, la reivindica-
ción de una “memoria completa”, que incluiría a las víctimas de los atentados guerrilleros, devenir donde otras voces hablan -inadvertidamente- en la propia voz,
también equiparados conel terrorismo de Estado. Véase Salvi (2012: 265-281). sujetoa las insistencias del inconsciente y a la caprichosa asociación de

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA MUJERES QUE NARRAN. AUTOBIOGRAFÍA Y MEMORIAS TRAUMÁTICAS

autobiográfico AMES
los recuerdos. El yo narrativo no es necesariamente Este último aspecto, ligado a una suerte de sospechasocial por esa su-
tiene patente ¡deta
quese presente comotal- y el yo autobiográfico no pervivencia -sobre todo entre militantes—, constituye un tema recurrente
conta r siempre la misma
quívoca unicidad por más queintente —y crea= en losrelatos. La figura del traidor -aquel que accedió a “colaborar” con
esa paradoja de ser
historia: la iterabilidad derrideana pone en evidencia el represor y por eso salvó su vida- está presente tanto en el testimonio
ralidad, en el
el mismo y otro cada vez, en la deriva del lenguaje y la tempo como enla ficción,'? aunque con diversas gradaciones: quienes fueron
iación enla lec-
deslizamiento del discurso y lo ingobernable de su aprop obligadosa realizar ciertas tareas dentro de los campos, quienesestable-
samente aquello no
tura o en la escucha, donde quizá hace sentido preci cieron relaciones amorosas con el represor, quienes cambiaron lisa y lla-
'marcado, lo inesperado, lo relegado, el silencio... namente de bando.'' La condena moral sin atenuantes se impone en mu-
, y no el yo
Tal vez, lo que importe es encontrar un yo (que narra) chos casos a una evaluación más distanciada, sobre todo respecto de la
iación. Un yo que
que se desplegaría en plenitud en el umbral de la enunc experiencia de los límites; cuánto de la voluntad y de la decisión puede
por sí mismo , como la figura
presta un rostro a aquello que no lo tiene Jugarse en cautiverio, bajo constante amenaza de muerte, en condiciones
ara a la autobio-
retórica de la prosopopeya, que Paul de Man (1984) asoci dle extrema incertidumbre. Esa “vida precaria”, tomando la expresión de
ausencia, que dota
grafía: una máscara que viene a ocupar el lugar de una Judith Butler (2007), en la cual no solamente la tortura se repetía por
de otro modo,un
derostro y voz alo quenoes previamente un yo. Dicho tiempos incontables, no sólo las condiciones eran infrahumanas sino
noes sino su ia representación. «que además no había ninguna previsión de los destinos, de saber quié-
y ala r a l i -que no cuestionan la validez del testi- nes, y por qué razones, iban a ser o no “trasladados” cada día, una delas
acusación, documen-
'monio como verdad del sujeto, prueba para una metáforas de la muerte.
ivas,la falta como
to- quizá permitan ver, en esa multiplicación de narrat La experiencia extrema de los campos pudoasí ser narrada porlos
de los cuales
síntoma -los que faltan— y los rodeos reiterados a través sobrevivientes. Algunos tuvieron la opción de salir del país; otros, una
lo indecible, aquello
el trauma -la experiencia traumática- intenta decir liberación gradual y vigilada. Más allá de los testimonios que,al regreso
términos lacania-
que escapa a toda simbolización, el resto, lo Real, en de la democracia, dieron lugar al Nunca más, muchos de los cuales se
decirse.
nos. Un “decir todo” exacerbado porque “todo” no puede repitieron durante las largas sesiones del Juicio a las ex Juntas Militares
a, la viola-
En ese “decir todo” está el detalle aterrador de la tortur
se instituyó en ne-
ción, el sufrimiento. Detalle que, lejos de lo morboso,
para la interven- 1% La fluctuación deesa figura, según se la mire, no puede menos que evocar el célebre
cesidad de prueba ante un tribunal, atestación del delito “Temadel traidor y del héroe” de Borges, donde ambos son, indisolublemente, la misma
ro de la historia.
ción dela justicia, y también documento para el regist persona. Sobre la figura del traidor enlos relatos sobre la represión, véase Longoni(2007).
vivie ntes de los camposen Ar-
Eneste punto, los testimoniosde los sobre '! En la novela Elfin de la historia, de Liliana Heker (1996), el personaje principal y em-
dos a decir, más
gentina se aproximan a los de la Alemania nazi. Lleva
blemático es una militante montonera presentada como una íntima amiga de la narrado-
subjetividad arrasada, 14 que es detenida en la Escuela de Mecánica de la Armada (Esa) y sometidaa torturas.
allá de la necesidad imperiosa de reconfigurar una Ke la piensa desaparecida pero luego “aparece” en libertad, involucrada en una relación
s testigos Hal propio
para dar cuenta de aquello que los tiene como único 'osa con su represory afectada a tareas de apoyo a las aspiraciones políticas de un almi-
imagi nació ny deja laspres tante, Un caso típico, de los muchos registrados no sólo en Argentina, que une en su figura
cuerpo como prueba—, de lo que excede toda
elescarnio; la un doble estigma: el de la pasión por el verdugo y el de la traición, Ante el impacto emocio-
guntas sin respuesta: esa aptitud humanapara la crueldad, pal de este descubrimiento, la amiga -identificada con el yo de la voz narrativa-, antes des-
testimonios esa
vejación,la infracción de todo límite. Es notable en los sonsolada por su “muerte”, asume una postura de fuerte condena moral. Lo que le costó
l del pudor y que
'minucia del detalle, que va incluso más allá del umbra cerbascríticas a la autora es que se trata de un caso bien conocido, que se presenta en la
testi monio -dar pruebes de novela con todos sus detalles “reales” pero bajo otros nombres. Cuandose le pregunta sobre
respondetantoal contrato de veridicción del wl estatuto real o ficticio de ese yo narrativo -es decir, si la novela debía o no leerse en clave
resta uración ante
una verdad que puede ser increíble- como a la propia Autobiográfica-, responde de modo contradictorio, según la ocasión, con lo cual no queda
la culpa por haber sobrevivido. establecido con claridad el “pacto de lectura” del texto y, por ende, sus consecuencias éticas.

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA MUJERES QUE NARRAN. AUTOBIOGRAFÍA Y MEMORIAS TRAUMÁTICAS

en 1985, hubo una posteridad de esa memoria, qe fue aflorando con ciertas similitudes,'* me interesaron en particular dos obras, contrapues-
los años y que se tradujo en diversas narrativas. No en par- tas en cuanto al género discursivo y la modalidad enunciativa, cada una
ticular algunasescrituras de mujeres, quizá por solidaridad de género, de las cuales presenta una singularidad: el libro de Pilar Calveiro, Podery
quizá porque nossuscitaron las preguntas más acuciantes. desaparición. Los campos de concentración en la Argentina (2006), donde
el relato de la experiencia asumela forma de unatesis doctoral, con to-
dos susrequisitos, y Ese infierno. Conversaciones decinco mujeres sobrevi-
3. EL SER EN EL LÍMITE vientes de la esma (2006),'* libro publicado en coautoría por Munú Actis,
Cristina Aldini, Liliana Gardella, Miriam Lewin y Elisa Tokar, donde la
Para acogerun testimonio éste deber conversación sostenida en diversos encuentros, fuera de toda instancia
ser apropiado, es decir, despojado, en la declaratoria, intenta (re)construir una memoria compartida.
medida de lo posible, de la extrañeza El testimonio puede ser pensado como un tipo de autobiografía don-
absoluta que engendra el horror. de se unen -y se refuerzan— dos imaginarios de verdad y realidad: no
Marc BLOCH sólo los hechos que tuvieron lugar sino también la propia experiencia
quesuscitan. Sin embargo, una vez más, no se trata de la expresión pura
Hay, en el devenir testimonial, diversos momentos en los que la pala- de lo vivido sino del despliegue del lenguaje en una configuración na-
a
bra se hace audible, puede ser dicha y escuchada. Momentos cercanos trativa que involucra ciertas estrategias de autorrepresentación: cómo se
los acontecimientosvividos, que se presentan como urgenci as de la voz, construye el “yo” que narra, sus cualidades, atributos, circunstancias, va-
otros más distanciados, ya sea por miedo, angustia, mesas o da loraciones; la percepción del tiempo, su cronología -el orden de los su-
ranza. Temporalidades de la memoria, que resisten al deal a cesos que suele dispensar de la organización del relato=; los dichosy los
to de las cronologías, a lo que cierta lógica política considera el tiempo: hechos que se recuerdan y, porcierto, las marcas de género.
suficiente para recordar. , Enel primer caso,Pilar Calveiro elige abordar la experiencia del cam-
Lostestimonios de mujeres sometid as a torturas , miolenc ias de gue- po, ya en su exilio en México, bajo la forma de unatesis doctoral en ciencia
rra o represión a menudo requieren en mayor medida de ese ist política. Realiza entonces un análisis de causas, consecuencias, modalida-
miento, en tanto esa violencia supone inexorablementela vejación del dles, rutinas,lógicas institucionales, historicidad, comportamientos y ac-
cuerpo,el abuso sexual, la violación, temas difícilmente AS enla £lones, y elabora una crítica política, cuya hipótesis fuerte es que el campo
escena pública. Sin embargo, muchas mujeres dieron testimonio de esas dle concentración no surge en cualquier sociedad, no es solamente el pro-
atroces experiencias tempranamente,tanto en el exilio como en el Nunca: dlucto (extremo) de un aparato represivo, sino de un poder concentraciona-
más o eneljuicio a las ex Juntas Militares.” qu Ho que tiene en la sociedad misma su condición de posibilidad y su otro
En varios casos,esosrelatos se plasmaron luego en obras individa
les o colectivas, que, sin perder su carácter testimonial, incursionaron
otros génerosdiscursivos: ensayos, relatos de vida, conversaciones, cartas,
? Varias de estas obras asumieron un carácter colectivo: Marta Diana publica en 1996
ofrece Wii compilación de entrevistas, Mujeres guerrilleras. Sus testimonios en la militancia de los
textos poéticos, autoficciones. De un corpusbastante amplio, que Autenita; NoemíCiollaro publica otra en 1999, Pájaros sin luz. Testimonios de mujeres de desa-
prurecidos; en 2006 se publica Nosotras, presaspolíticas. 1974-1983, una recopilación de rela-
lo), cartas, poemas y dibujos hecha por las mismas protagonistas. En el género poético,
1 En la medida en que están en curso nuevos juicios, relativos alos ex centros clandes=. Musana Romano Sued abordasu experiencia concentracionaria en Procedimiento. Memoria
y en tanto no.
tinosde detención, que involucran a represores hasta ahora no juzgados, A LaPerla y La Rivera (2007).
suficiente documentación probatoria de esos crímenes, los testimonio
s, tanto de '* Curiosamente, ambas obras tienen los mismos pies de edición:la primera, en 1998, poco
comode mujeres, se renuevan, con toda su carga traumática. ¿lespués de los veinte años del golpe; la segunda, en la efemérides de los treinta años (2006).

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MUJERES QUE NARRAN. AUTOBIOGRAFÍA Y MEMORIAS TRAUMÁTICAS
MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA

indisociable. Atenta a las reglas del género académico, que plantean una
“El día del traslado reinaba un clima muy tenso. Nosabíamossi ese día nos
distancia respecto de la subjetividad, Calveiro elude el yo enunciativo -la
iba a tocar o no... se comenzaba a llamar a los detenidos por número...
única referencia a su experiencia en el campo es, al comienzo,la mención,
Eran llevados a la enfermería del sótano, dondelos esperaba el enfermero
junto con otros, de su número de identificación en la esma'? (“.. Pilar Cal-
que les aplicaba unainyección para adormecerlos pero que no los mataba.
veiro: 362,..” [2006: 47])-,'*se deslinda, en débrayage, en la tercera perso-
Así, vivos, eran sacadosporla puerta lateral del sótano e introducidos en un
na -o “no persona”, comola llamara Benveniste (1983a)-=, y en ningún
camión. Bastante adormecidos eran llevados al Aeroparque, introducidos
'momento se involucra como unode los personajes de esa historia. En su
en un avión que volaba hacia el sur, mar adentro, donde eran tiradosvi-
lugar convocatestimonios de otras personas, detenidos-desaparecidos,so-
vos... El capitán Acosta prohibió al principio toda referencia al tema 'trasla-
brevivientes, para atestiguar en todo su detalle el devenir aterrador de ese
dos” (Calveiro, 2006: 51 y 52).
“sistema periódico”, según la conocida expresión de Primo Levi, e incluye
Podría interpretarse esta postura como una suerte de extraposición, se-
así las voces de quienes lo padecieron.
gún el concepto de Bajtín (1982), en la cual el autor se distancia de su
personaje, “mira desde afuera” -comoera en verdad, geográfica y exis-
Éstos son relatos de lo que se sabía en la Escuela de Mecánica de la Armada,
tencialmente,el caso y entonces puede componerla urdimbre del re-
“los días de traslado se adoptaban medidas severas de seguridad y se aislaba el
lato a salvo de la autocomplacencia o la autoconmiseración,riesgos
sótano. Los prisioneros debían permanecer en sus celdas en silencio. Aproxi-
siempre latentes en el caso de la narración autobiográfica, aunque no
'madamente a las 17 horas de cada miércoles se procedía a designar a quienes
seguramente a salvo de los efectos de esa penosa empresa en la propia
serían trasladados, que eran conducidos uno por uno a la enfermería, en la
subjetividad.
situación en queestuviesen, vestidos o semidesnudos, con frío o con calor”.”
La desnudez, la capucha que escondía el rostro, las ataduras y mordazas, el
5 La smA era, paradójicamente, la mayorescuela de formación naval, un predio de 17 hec- dolor y la pérdida de toda pertenencia personal eran los signos dela ¡
táreas en un barrio jerárquico de Buenos Aires, donde cientos de jóvenes se formaban y ofi ción en este mundo en donde todas las propiedades, normas, valores,lógi-
ciales del interior podían alojarse en sus viajes a la capital, actividades que continuaron desa- cas del exterior parecen canceladas y en donde la propia humanidad entra
rrollándose normalmente durante todo el período. El centro de detención se alojó en el en suspenso. La desnudez del prisionero y la capucha aumentan su indefen-
Casino de Oficiales (subsuelo y varios pisos), donde subsistieron, en ominosa simultaneidad,
las actividades habituales de reunión y entretenimiento con las más terribles sesiones de tor= sión pero también expresan una voluntad de hacer transparente al hombre
tura el aprisionamiento de gran cantidad de detenidos, encapuchados, en condiciones infra- violando su intimidad, apoderarse de su secreto, verlo sin que pueda ver,
humanas. Allí funcionó una maternidad clandestina, donde los bebés eran entregados según que subyace a la tortura y constituye una de las “normas dela casa” (Calvei-
una lista de “aspirantes”; de allí salían los camiones con quienes eran embarcados bajo efectos
de drogas en los “vuelos de la muerte” y arrojados al mar. También funcionaba un “centro de ro, 2006: 62).
documentación” donde se acumulaban libros, periódicos y otros materiales sustraídos en los
allanamientos junto con todo tipo de “botín de guerra” que hipotéticamente servirían para También parecería demostrarse la afirmación de Maurice Blanchot de que
alimentar estratégica, ideológicamente- las pretensiones políticas del entonces jefe de la Ar-
mada, a cuyas tareas de “apoyo” fueron destinadosalgunos prisioneros que luego recuperaron. “él (ella) sufre” es más creíble y éticamente aceptable que el “yo sufro” (ci-
la libertad. En 2005,la totalidad del predio fue desocupada, y se transformó en el Museo de la tado en Deleuze, 2003: 172). El deslinde del yo a la tercera persona -que
Memoria. El ex centro de detención puede visitarse con guía y en otros edificios funcionan el quedara emblemáticamente marcado, en cuanto a la autobiografía, en el
Archivo Nacional de la Memoria y el Centro Cultural Haroldo Conti; hay dos edificios asigna-
dos a las Madres de Plaza de Mayo y hay otros proyectos de utilización en curso.
4 Con la borradura del nombre y, por ende, de la biografía, se iniciaba en el campo el
dispositivo simbólico de la desaparición. '* Cita del testimonio de Ana María Martí, Sara Solarsz de Osatinsky y Alicia Milia de
17 Cita del testimonio de Martín Gras, presentado ante la Comisión Argentina de Dere= Virles ante la Asamblea Nacional Francesa.
chos Humanos, p. 42.

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA MUJERES QUE NARRAN. AUTOBIOGRAFÍA Y MEMORIAS TRAUMÁTICAS

Roland Barthes par Roland Barthes ( 1975)-,!* coloca a la experiencia ínti- ra, delación, abuso sexual, perversión, pérdida de los compañeros, pe-
'maen otra dimensión,atenuando la tonalidad afectiva para dar lugar a la ligro de muerte, exilio-? Porque el lenguaje trae consigo, inexorable-
reflexión teórica y política, un gesto que supone también,en cierto modo, mente, toda la carga dela afección.
una postura crítica de la autorreferencia. El acto ético que implica todo El libro de Calveiro, que también se publicó veinte años después de
testimoniotiene que ver aquí con eldistanciamiento y la retención, con el los hechos, pareció responderanticipadamentea estas preguntas: la vuel-
gesto antiheroico de privilegiar la experiencia como un medio de esclare- ta al pasado comoun aporte teórico crítico, en una perspectiva distan-
cimiento y de comprensiónde los hechos y no como un fin en sí mismo O, ciada y a la vez reparadora;la renunciaal yo, que exime tanto del prota-
comojustificación plenadel relato. De allí que, sumadoa su rigorcientífi- gonismo comodel develamiento traumático de la intimidad; los hechos
co, se haya transformado en referencia obligada para toda aproximación vividos, pero en tanto vividos por muchos, de modo quetrasciendenla
analítica a los acontecimientos de esa infausta década. singularidad biográfica para constituirse, más allá de la “memoria”, en
Desde otra óptica, el libro de las cinco mujeres, también sobrevi- una herida histórica, una marca imborrable en el espacio ético colectivo.
vientes de la Esma,se apoya en la asunción del yo más clásicamente au- Nuestras narradoras tambiénanticipan en cierto modo sus respues-
tobiográfico, donde campea el énfasis subjetivo individual aunque se en- tas en las razones que preludian el libro. Aluden a la temporalidad de la
trame unrelato grupal. En este sentido plantea también una singularidad: memoria, que recién les permite, tantos años después, volver sobre re-
la de un testimonioa varias voces, tejido en la lógica de la conversación cuerdos y vivencias adormecidas en una cotidianidad recuperada pero
cotidiana en encuentrosperiódicos, distante de la declaración antela jus- que afloran en ciertos momentos con ecos sórdidos, amenazadores. Asu-
ticia y por ende de su carácter de prueba -cada una de las autoras lo había menla decisión de ser “sólo mujeres en el grupo”, en tanto reconocen la
hecho oportunamente,algunas en el exterior, apenas liberadas, otras en el dificultad de hablar de una intimidad arrasada, que tuvo características
juicio a las ex Juntas o tiempo después=, más allá de toda solicitación, ex- especiales vinculadas con el género: “La desnudez, las vejaciones, el aco-
cepto por la inquietud —¿la necesidad?- de volver, más de veinte años des- so sexual de los represores, nuestra relación con las compañeras embara-
pués, sobre esa traumática experiencia, desde un yo que recuerday recor- zadas y sus hijos. A nuestros compañeros varones de cautiverio segura-
ta paso a paso su padecimiento personal en diálogo con otros, un nosotras menteatravesar la esma les significó sensaciones diferentes” (Actis et al.,
aunque el vocativo no aparezca demasiado aludido en las intervencio- 2006: 28). Rescatan la amistad que se generó entre ellas en tan infaustas
nes-,es decir, desde un colectivo de género que marca ya desdeel co- condiciones y el común anhelo de dejar registro de su experiencia más
'mienzo el texto y su lectura. En este sentido es quizá el intento más acaba- allá de lo ya dicho en otras instancias, y completar así partes de la his-
do de narrar una historia común “desde adentro” —literalmente=, de dar toria que no les eran del todo conocidas. Valoran el apoyo que supone
cuenta dela cotidianidad del campo, con sus claroscuros, en una narrati- hablar en grupoy el recurso a la risa y la burla comoantídotos contra el
va vivencial que excede los límites del testimonio como prueba jurídica. espanto. Aceptan que durante los tres años que duraron los encuentros
¿Qué es lo quelleva, después de tanto tiempo, a volver sobre ese hubo momentos dolorosos, heridas reabiertas, llantos, dudas, vacilacio-
pasado? ¿Por qué hacer pública la experiencia más íntima del miedo, nes y abandonos, y que el productofinal, el libro, fue un resultado azaro-
la vejación, la tortura,el dolor? ¿Por qué revivir en el relato cada una so, no previsto en el comienzo. Ensíntesis, la iniciativa se presenta a un
de las instancias de ese sufrimiento —secuestro, confinamiento, tortu- tiempo comounacatarsis grupal y como un aporte directo, testimonial,
al conocimientodelo vivido en ese estado de excepción.
Másallá de los tópicos que aborda esa larga conversación, de los he-
1 Esa especie de “antiautobiografia” estaba alimentada sólo por algunas referencias chosy personajes que convoca -algunosbien conocidos, en coincidencia
comprobables, unas fotografías y una selección de textos que desdecían el canon (auto) con otrostestimonios,relatos biográficos y de ficción= y en tantose tra-
biográfico, Barthes proponía leerla como propia de un personaje de novela, poniendo así
en evidencia el carácter ficcional de toda asunción del “yo”. ta finalmente de un texto, de unaescritura elaborada, lo que me interesa

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA MUJERES QUE NARRAN. AUTOBIOGRAFÍA Y MEMORIAS TRAUMÁTICAS

aquí, comolo anticipara, es la cuestión del lenguaje,el discurso, la na- tanto el lenguaje que pueda manifestarlo y contenerlo como los testigos
ración: ¿quéhicieron las enunciadoras con el lenguaje y, lo que es quizá que puedan reconocerlo” (Gilmore, 2001: 7; la traducción me pertenece).
más inquietante, qué hizo el lenguaje con ellas? ¿Cuáles fueron sus estra- Se trataría entonces de remplazar las manifestaciones a través de las cua-
tegias de autorrepresentación? ¿Qué marcas de género -si las hubiera- les el inconsciente inicialmente “habla” (flashbacks, pesadillas, desbordes
aparecen enel relato de la experiencia traumática? ¿Cuáles son lossilen- emocionales), por un lenguaje consciente queintentará hablar una y otra
cios del discurso, sus puntosciegos,su vacilación? vez de aquello que no puede ser dicho. Contradicción aparente que en-
Este análisis pretende así aportar, aun en modesta medida,a la dis- traña una ambivalencia constitutiva: la posibilidad y la imposibilidad del
cusión sobre los usos del testimonio, el “decir o no decir”, sobre la perti- lenguaje para dar cuenta del trauma.
nencia de “volver al pasado”y, quizá, sobre los límites de lo decible cuan- Pero el testimonio requiere, además de un lenguaje, un marco apro-
do se ha vivido una experiencia límite, piado para su efectuación —jurídico, institucional-, un otro dispuestoa la
El testimonio como conversación: tal podría ser un título hipotético escucha y a la contención,y está sujeto no sólo a unafuerte exigencia de
para este libro. Por un lado, reafirma una vez más el carácter terapéutico, veracidad y fiabilidad sino también de legalidad, por cuanto se puede ser
socializante y revelador de nuestra más conspicua práctica comunicati- acusadodefalso testimonio.
va; por el otro, introduce la ligereza del habla coloquial, los giros familia- Enla escena de la conversación,tal como aparece construida en la
res, las expresiones de la vida cotidiana, en otro modo del decir que se escritura, en la que se alternan fluidamente las réplicas de las autoras,
sitúa muy lejos de ella. Dos géneros casi contrapuestos, cuya confluencia confluyen —y se contrarían= rasgos de varios géneros discursivos: el testi-
da comoresultado una forma-otra, unaaleación que no deja de ser pro- monio, la autobiografía, la confesión, en una articulación narrativa plena
blemática. No porque el fluir de las voces pueda traer consigo rasgos de derecursos literarios -descripciones, temporalidades, escenas y perso-
humoro alentar el optimismo en los momentos más densos —esta sería najes evocados, reproducción de diálogos en discurso directo, imagina-
Justamente su función terapéutica-, sino por la divergencia de tonos y es- ción de situaciones o desenlaces de historias no conocidas, etc.- que po-
tilos, por la distancia entre lo dicho y el decir, entre la minucia de la coti- día definirse como unasuerte de autoficción colectiva.
dianidad del campo y sus anécdotas y lo ominoso del ámbito que las con- Del ladodel testimonio, los dichos, aún porfuera del marco canóni-
tiene, entre el horror de Ese infierno en todo su detalle, el tormento de co dela declaración ante la justicia, intentan sin embargo dar cuenta de
cuerpos y almas el devenir sin escollos de la conversación -conveniente- hechos y personajes ajustándose estrictamente al principio de veridic-
mente editada-,sin rastros desilencios, vacilaciones, agotamientos de la ción, y pueden ser corroborados de inmediato por cuanto remitena si-
voz...* Un esforzado recordar, un decir “todo”, en un flujo continuo de tuaciones vividas portodas. Las interlocutoras interrumpen entonces la
palabras que parece no querer dejar ningúnresto, y que precisamente por escucha —testimonial- para convertirse a su vez en testigos en la doble
eso podría ser-leído comosíntoma. acepción de testimoniar lo vivido y lo presenciado, distinción que se hace
Porquesi es verdad que, comoafirma la teoría, el trauma está más patente en el relato-.*! Del lado dela autobiografía, si bien no alcanza
allá del lenguaje y al mismo tiempo necesitado deél, quizá sea justa- a delinearse un relato articulado de la vida de cada una, aparecen frag-
mente el lenguaje -¿qué lenguaje?— el dilema intrínseco del testimonio. mentos, anécdotas, sensaciones, rasgos de carácter y, consecuentemen-
Como bien señala Leigh Gilmore, “los sobrevivientes del trauma son te, sintonías vivenciales entre las interlocutoras, “momentos autobiográ-
compelidos a testificar recurrentemente sobre él en un esfuerzo por crear ficos”, al decir de Paul de Man (1984),esa figura dela lectura en la que se
produce un alineamiento entre los sujetos involucrados —el narrador, el

* Las autoras se refieren en su prólogo a los silencios, interrupciones, llantos que mu-
chas veces las acometieron. Su borradura en la versión final -una opción entre otras posi- * Es bien conocida la distinción de Agamben (2000) entre tersts (el testigo de algo que
bles- es significativa para un análisis de discurso. ha visto o conocido) y superstites (el que ha vivido, el sobreviviente).

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA MUJERES QUE NARRAN. AUTOBIOGRAFÍA Y MEMORIAS TRAUMÁTICAS

lector- y en la que “ambos se determinan mutuamente por una sustitu- Elisa: Claro, yo en Cancillería seguía siendo secuestrada y entonces seguía
ción reflexiva” (De Man, 1984: 68). Unafigura que, según De Man, no es siendo Moni, respondía a ese nombre (Actis ef al., 2006: 82).
privativa de la autobiografía sino que puede aparecer en cualquier texto Es
y que en este texto opera en una triangulación especular: somos, en tan-
to lectores, “terceros incluidos” en esa conversación, que esboza además Munú: Para mí esos años son larguísimos. Uno habla de una cosa y de otra
ciertos rasgos generacionales compartidos.? Pero también aparecen, en y en medio, parece que hubieran pasado años... Ya que hablamos de identi-
el vaivén del diálogo, instancias que podríamos llamar “momentos con- dad, no sé cómo vivieronustedes, qué les significó, el hecho de que nos pu-
fesionales”, en los cuales algo de lo no dicho -quizá nunca dicho- sur- sieran un número y nos identificaran de esa forma.
ge súbitamente y se vuelve a acallar. Aquí puede reconocerse igualmente
unaexperiencia corriente en la conversación cotidiana: lo que aparece Miriam: A míel tema del número en realidad no me molestabatanto.
sin ser llamado, en la lógica propia del lenguaje, como emergente del in-
consciente o porque todavía no tenía una precisa formulación. La escu- Elisa: A mí tampoco.
cha se revela una vez más —en la escena de la escritura= como esencial
parala constitución subjetiva y, por ende, para la vida. Miriam: Yo era 090.

Liliana: Ahora me doy cuenta de queyo, estando adentro, sentía como si me Elisa: A mí me daba tranquilidad. Era 481 [...] Cuando entraba en Capu-
hubieran puesto un vidrio que me separaba del mundo. Sabía que mi nom- cha** o cuandosalía, o mellevaban a un paseo,”decían “481”. A mí me ha-
bre no tenía el mismovalor que antes, era un nombre desaparecido. cía bien eso, yo necesitaba sentir que era una presa. Era una formade tomar
distancia de los oficiales de la Marina.
Elisa: Yo no podría encontrar un término para explicar lo que me pasaba, ni
contarlo de esa manera. Mi nombre en la militancia era Mónica. Cuando Munú: La necesidad dela reja.
melllevaron a trabajar en Cancillería** había una compañera que se llamaba
así y cuando la gente le decía “Mónica” respondíamos las dos. Yo era Elisa
Tokar, pero seguía siendo Mónica, no podía responder a otro nombre que Elisa: ¡La famosa reja que no teníamos! (Actis et al., 2006: 83).
no fuera Mónica.
El temadela reja (quesí existía en otros campos) vuelve más adelante:
Liliana: Habrán pensado queestabas loca.
Elisa: Decía [se refiere a una compañera de otro campo] que la reja cuidaba
Munt: Y vos explicabas que te decían Moni... su salud mental. Hablabadela reja simbólica que establecía quién era quién.
Elcarcelero era el carcelero.
Elisa: Yo les decía que me decían Moni por monigote(risas) [...]
Munú: Ellos todoel tiempo desvirtuaban la situación. Venían, te molían a pa-
Miriam: Vosidentificabas el nombre Moniconla militancia y conel adentro. los y a las 2 de la mañanate sacaban, te subían a un auto, te llevaban a cenar. Te

22El concepto de De Man,la idea de una “mutua sustitución reflexiva” entre ambos par= 2 Capucha era uno de los lugares siniestros de la sma, donde dormían los presos sobre
tícipes de la comunicación -en la lectura pero también en presencia=, podría pensarse en colchonetas en el piso, encapuchados y con interdicción de palabra.
cierta vecindad con el concepto de “valorbiográfico” de Bajtín (1982), que también com- 2 El “paseo” era unasalida que tenía comoobjeto la posible delación de algún compa-
promete una sintonía valorativa. hero visto en la calle o en algún lugar público, propósito que generaba mucha angustia en-
2 Algunos detenidos eran llevadosa trabajar en reparticiones oficiales, comoen este caso. tre los detenidos.

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sentaban a la misma mesa, te convertían en par, comías la misma comida, que- al miedo y la desesperanza. Han logrado, como dice la expresión popu-
rían que opinaras, y después, vuelta para Capucha. ¡Esto pone loco a cualquie- lar, “rehacer su vida”, aun penosamente, contrariando el objetivo último
ra! ¡Menosa nosotras!(risas) (Actis ef al., 2006: 102). del poder concentracionario: el arrasamiento dela subjetividad y de toda
dignidad. Pero quizá, en esa acumulación abrumadora de las pruebas que
En lo que hace específicamente a la dinámica de la conversación, que roza el umbral de lo excesivo, pueda leerse, una vez más, lo sintomático, la
es finalmente el género discursivo que contiene a los otros, su “país de persistencia de la huella traumática.
adopción”, aunque el libro se organice en capítulos que intentan cernir Está porcierto -lo recordamos- la culpa por haber sobrevivido, que
una problemática y las réplicas de las participantes parecen respetar el se expresa desde el comienzo del libro y que quizá busca equipararse
orden de los “turnos” -tema caro a los “conversacionalistas” estadouni- -sin saberlo- con el recuerdo de lo padecido. Está también el compro-
denses (Grice, 1975)-, el relato siempre excede, hay interrupción y dis- miso ético de hacer saber, que todos los que atravesaron la experiencia
rupción,lo cual resulta en un derrotero azaroso quees, por otra parte, el concentracionaria comparten. Pero hay además, en tanto relato de la/s
modode ser mismode la conversación. experiencia/s de mujeres, algunos aspectos que vale la pena considerar
¿Qué estrategias se ponen en juego en la autorrepresentación? ¿De desde una perspectiva de género.
qué manera se construyen las posiciones enunciativas? Si bien hay dife- Es bien reconocido el papel preponderante que ha tenido -y sigue
rencias entre las distintas autoras —énfasis, tonos, estilos—, puede recono- teniendo- la autobiografía de mujeres —y, en general, la asunción de la
cerse una línea común, quizá producto del trabajo de edición, pero que primera personaenrelatos de tinte confesional o testimonial- en la con-
traduce una toma de posición compartida. Más allá de la asunción de un figuración del campo epistémico de los diversos feminismos,los estudios
yo sin reservas, del amplio despliegue de la subjetividad, es notoria la co- de género y de la diferencia sexual, y la redefinición obligada, desde esas
mún obsesión porel detalle en el relato de lo padecido, que aparece como: perspectivas, de los conceptos de género, identidad, agencia y experien-
insistencia del dato y de la prueba —testifical, testimonial, jurídica- pero cia. La experiencia traumática, justamente, encuentra en estas formas un
también, podría pensarse, de las pruebas que, cual personajes de una épi- modoprivilegiado de expresión en un momento del mundoen el cual,
ca, han atravesado y superado. Quizá es interesante recordar aquí el con= comoafirma Leigh Gilmore (2001), en los últimos treinta años parecen
cepto de “prueba cualificante”, que Greimas (1983)elaboró a partir de las coincidir la era de las memorias (memoirs) y la era del trauma, estimu-
funciones del cuento popular según la clásica tipología de Propp (1977): lando una multiplicidad derelatos en las más diversas lenguas y soportes
la prueba —el enfrentar la adversidad en sus innúmeras facetas con el tem- -mediáticos, antropológicos, fílmicos, artísticos- y dando lugar, simultá-
ple, la fuerza y la virtud suficientes para salir airoso- como paso obligado: neamente, a un renovado movimiento dela crítica en tornodel sujeto, el
en el tránsito del héroe (la heroína), con sus adyuvantes y oponentes, ha- lenguaje, la narración y la propia noción de experiencia.” Lejos ya de la
cia la madurez, la sabiduría, el poder lajusticia, corolario obligado de
eterna lucha entre el Bien y el Mal. Algo de esa antigua herencia perdi
ambiciones políticas del jefe de la Armada, más allá de llevarlas a cenar -y alguna vez a bai-
en el relato de las cinco mujeres, dotándolo de un cierto carácter heroi- lar-, también solían acompañarlas a casas de sus familiares “de visita” y hasta compartir la
mesa con ellos, sin que esto redundara en ninguna certeza sobre sus destinos futuros. La si-
puede asumir la heroicidad, más allá de sus figuras típicas y a menudo. guiente “etapa” consistió en darles a algunas la opción de salida del país, y mantenera otras,
sempre bajo amenaza, en libertad vigilada.
trágicas. Han logrado sobrevivir, sobreponerse a la tortura, al sufrimien=
* Joan Scott, entre otros, aborda esta cuestión en su artículo “The Evidence of Expe-
to físico, psíquico y moral, a la perversidad del trato de los represores,% tHence” (1996: 378-406). Parte del análisis que Raymond Williams realizara sobre el empleo
¿lel término “experiencia” en la tradición anglo-americana. El autor distinguía allí, por un
Indo, el conocimiento obtenido de acontecimientos pasados y, por el otro, una clase parti-
Enla segunda etapa de lavida en el campo, cuandoya estaban incorporadas al “Staff%. sular de conciencia, que podía implicar tanto “razón” como “conocimiento” -que señala
es decir, al trabajo esclavo de archivo, lectura y preparación de material para sustentar las: también la estrecha relación que persistía, aun a comienzos del siglo xv111, entre “experiencia”

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA MUJERES QUE NARRAN, AUTOBIOGRAFÍA Y MEMORIAS TRAUMÁTICAS

idea de una “experiencia femenina”, que nos llevaría de retorno al esen- teoría y basando la subjetividad en los detalles personales de su experien
cialismo, se trata más bien de pensar las experiencias de las mujeres, con cia vivida, lo cual resulta, en su opinión, en una posición de enunciación
sus semejanzas y diferencias, como producto de lo que podríamoslla- naif. Leigh Gilmore (1994), por el contrario, considera que en el recurso
mar, con Teresa de Lauretis (1992), las “tecnologías del género”, es decir, al discurso confesional las mujeres afirman unaposición de sujeto queles
la trama social, semiótica, epistemológica crítica en la que se constru- otorga autoridad para reivindicar su verdad.
yen sujetos generizados.”* Enel caso de nuestras autoras, el testimonio detallado de la expe-
Evitando entonces las generalizaciones, parecería que en el detalle de riencia traumática, que parecería ser el motivo inspiradory el objetivo
los padecimientos personales que sustenta las estrategias de autorrepresen- del libro, juega sin embargo un papel diferente al de la declaración ante
tación de las cinco mujeres se repite quizás una fórmula que aparece insis- el tribunal. Allí, se trataba de dar pruebas para el juzgamiento y la con-
tentemente en otros ámbitos y escrituras, aunque no necesariamente en denade losvictimarios desdela posición de víctimas. Aquí, de dar prue-
relación a la experiencia traumática. La crítica literaria Rita Felski (1989), ba desde otro lugar, cuya autoridad se construye justamente en el relato:
por ejemplo, señala que muchas mujeres escritoras dentro del feminismo el de sobrevivientes. Pero este últimosignificante, que aparece enfatizado
eligen el estilo confesional para producir un auténtico self, eludiendo la en el subtítulo del libro, no remite pasivamente a la marca indeleble del
pasado —el haberresistido, el haber escapado al poder concentracionario
y su distribución arbitraria de la muerte- sino que, como vimos, adquie-
y “experimento”. En nuestro siglo, esa clase de conciencia pasa a significar una “plena y re un sentido activo en el presente: el haberse sobrepuesto a sus efectos de-
activa “información awareness] que incluye tanto sentimiento como pensamiento”. Así,la
noción de “experiencia” aparece como testimonio subjetivo, como la más auténtica clase de vastadores,la voluntad de recordar, la potestad del decir, en síntesis, el asu-
verdad, como “fundamento de todo (subsecuente) razonamiento y análisis” (Williams, mir un lugar de agencia” donde se entraman identidad, verdad y poder.
1985; 126-128), pero además, en unaformaexterna, como reacción a influencias o percep- Un lugar sostenidopor el nombre, de retorno del nom deguerre de la mili-
ciones del medio en discordancia. Scott remarca que, tanto en su vertiente “interna” como
“externa”, esta consideración establece prioritariamente y da por hecho la existencia de in- tancia y del número que intentó borrarlo, un nombre marcado por la ge-
dividuos, en lugar de preguntarse cómo son producidas socialmente las concepciones de sí nealogía, que también se intentó destruir.* Un lugar, además, compartido,
y las identidades. Este punto de partida “naturaliza categorías tales como hombre, mujer,
negro, blanco, heterosexual, homosexual,tratándolas comocaracterísticas de esos indivi-
duos”. La categoría de experiencia requiere así ser redefinida, pensada críticamente, alige-
rada tanto de su carga metafísica comode su valencia “universal”, aplicable a losindividuos *Gilmore presenta esta discusión con Felski en su libro Autobiographics. A Feminist
como tales antes de toda distinción genérica. En este punto retoma la concepción de Teresa Theory of Womens Self-Representation (1994: 225).
de Lauretis, que sintetizamos en la nota siguiente. * La noción de agencia es utilizada por algunas feministas para oponerse a cierta ten-
** Teresa de Lauretis (1992) emprende esa tarea en un libro donde se articulan semióti- dencia dentro del feminismoa la victimización de las mujeres comopuro objeto de suje-
ca, feminismo, cine y representación, tratando de respondera ciertos interrogantes:“¿cómo sión. Así, se puso el acento en la capacidad de acción de las mujeres, sus estrategias de
escribe o habla -o hace películas- una como mujer?”. Su noción de experiencia está ligada: supervivencia, resistencia, negociación, etc. Con este concepto las feministas se distan-
entonces a las políticas de autorrepresentación,a la refracción de las miradas constituyen= lan a su vez de la noción de autonomía del sujeto libre y volitivo.
tes y constituidas, a los modossingulares en que cada sujeto se compromete, siempre pro= * El nombre no siempre es asumido en losrelatos testimoniales de mujeres recogidos
visionalmente, con los códigos reguladores -que, como enfatiza porsu parte Judith Butler fuera de instancias judiciales. Esa elusión, que seguramente tiene que ver con el pudor o la
(2001), no operan tanto por una dominación “externa” como por medio de mecanismos protección de la privacidad, es notoria en varias de las voces reunidas en las compilaciones
psíquicos de (auto)sujeción=. La semiótica juega un papel protagónico en esta indagación, £numeradas en la nota al pie número 51. El relato anónimo Una mujer en Berlín (2006) es
dondela constitución de un sujeto femenino involucra no sólola interacción (semiótica) tro ejemplo de esa retención, al tiempo que es un documento único de la vida cotidiana
del “mundoexterior * y del “mundointerior” en tanto relaciones materiales, económicas, en esa ciudad, destruida, sitiada y luego ocupada porlos aliados, donde las mujeres alema-
interpersonales, de hechos sociales y en la larga duración, históricas, sino que además im- as fueron víctimas de castigos corporales, violaciones y hasta asesinatos. El derrotero de
plica una cierta relación con el cuerpo la sexualidad. Es en esa trama compleja de relacio- use libro, publicado en Alemania en la década del cincuenta y que tuvo una recepción ne-
nes donde lo social no desdibuja la agencia individual -autoconciencia que podrá devenir fitiva, da cuenta una vez más de las temporalidades de la memoria, del tiempoque debe
en práctica política emancipadora-, y es a través de esas “tecnologías del género” que es Iranscurrir para que el relato de ciertos acontecimientos traumáticos pueda ser aceptado y
posible hablar de la experiencia (de las mujeres). elaborado por una sociedad.

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA MUJERES QUE NARRAN. AUTOBIOGRAFÍA Y MEMORIAS TRAUMÁTICAS

dondelas voces se refuerzan mutuamente en la reafirmación de los di- >> Ene Puede producir el relato del sufrimiento -de cual-
chos y operan como garantes de verdad.
Este carácterrelacional que asume la enunciación, puesto explíci- ] ES quizá en este registro, que convoca lo más crudamente “feme-
tamente en escena, parece dar la razón a algunas críticas feministas nino” —lo sexual, lo carnal, la imaginería que recubre la corpora
lidad—
que consideran que la metonimia,el tropo de contigiiidad y relación, donde el relato de las autoras tropieza con la mayor dificultad enuncia
-
es el favorito en la autorrepresentación figurada de las mujeres en la poel Deedar testimonio con el realismo del detalle de la
prueba
autobiografía -siempre en relación con otros=,a diferencia de los varo- pur
Jurídica qe
, pero fuera e
del ámbits 'o quele es propioy
il fuera del género discur-
i
nes, que preferirían la metáfora, el tropo de la sustitución, que opera en
el eje asociativo/paradigmático y connota jerarquía e identidad (de Y aquí volvemos a la cuestión del lenguaje: el lenguaje no meramen-
acuerdo con Paul de Man [1984], recordemos,la figura de la autobio- te viene a expresar la experiencia sino que se adueña deella,
la confi;
mo-
grafía es la prosopopeya). Si esto se tradujera efectivamente en dos en E aquí y ahora de la enunciación,ese acontecimiento que, según a
dos opuestos de autorrepresentación, reflexiona Gilmore (1994), tal dis- veniste (1983a), hace posible la emergencia de un yo, un yo que a su vez
ica
tinción iría más allá de la retórica para adquirir una dimensiónpolít instaura se dirige a- un tú, abriendo así el circuito intersubjetivo
de la
aunque sabemos quela retórica es política=. Política que, en el relato comunicación. Pero ningún yo habla por fuera de un género discurs
ivo
de la
que nos ocupa,se torna también, obligadamente, en una política y, Podríamosagregar, tampoco dice lo mismo en cualquier género.
memoria, Porque cada género discursivo conlleva, junto con ciertas regulari
-
Si el cuerpo está tradicionalmente excluidode la autobiografía, vol- dades temáticas, compositivas y estilísticas de sus enunciados,
un siste-
cada más bien hacia estados de alma,intelecto,espíritu, memoria, en este made valoración del mundo, ligado a la historia y a la tradición.
Así, el
tipo de relatos aparece comprometido de modoprioritario, no sólo como reconocimiento delos géneros, su distinción drama, comedia,
Gesta:
objeto de tormento sino también como un registro importante de au- nio, autobiografía, novela=, está no sólo en relación con su estil
i
toafirmación. Sin embargo, noes fácil traer al presente narrativo escenas formal sino -y sobre todo- con la incidencia queese sistema valorat
ivo
que estremecen de sólo imaginarlas, que ponen en juegoese poder icóni- tiene en el plano de la recepción y la comprensión ypor consiguiente,
en
Es-
co de la palabra que hace ver según los dictados de cada percepción. el modo en que respondea las expectativas de su destinatario, en la doble
más traumáti cas.
cenas, justamente, que son las que dejaron las marcas valencia de respuesta y responsabilidad, lo que Bajtín (1997)
llama el
Perosi su enunciación es difícil -dificil poner voz y palabra allí dondeel acto ético. La autobiografía y el testimonio, por ejemplo, se ajustan
—ideal-
lenguaje falta—, también es problemático el lugar que le propone a su mente- a un principio de veridicción que norige para la novela otros

destinatario, que es llevado de algún modo a mirar comovoyeus, a tras- meros libres de invención. La conversación cotidianase distingue
de la e
pasar el umbral de aquello que tal vez no quiera siquiera imaginar. Se estes periodística por el carácter institucional de esta
última, sus
juega aquí también el clásico dilemadel “ver o no ver” que se ha plantea- preanas Y -a veces- sus temáticas, pero sobre todo por el “contrat
o de
do una y otra vez en relación con la imagen traumática y, en particular, lectura deveracidad y de objetividad quesostiene “también idealme
nte-
Si,
con las imágenes aterradoras de los campos de exterminio nazis. el género de la información. En ese registro ético se inscribe justamen
teel
torno
como afirma Didi-Huberman (2004) en una clásica polémica en concepto de valor biográfico, al que aludimos en un apartado
anterior.
de“cuatro fotografías arrancadas del infierno” sobre las cuales se atrevió Sin embargo, y más allá de esa impronta valorativa que hise
!
a aventurar unrelato, “para saber hay que imaginarse”, el testimonio re= Mente traen aparejada, los géneros son espacios de heterogeneidad
e hi-
quiere, casi obligadamente, de la imaginación. Pero ese saber supone no' bridación, y aun dentro de sus dominios admiten préstamos,
migracio-
solamente el conocimiento sino una reflexión, una respuesta, una toma hes, contaminaciones:el diálogo cotidiano en la novela, por
ejemplo, la
de posición ética que vaya más allá del impacto compasivo, revulsivo y anécdota en un tratado científico, la parodia en un discurso altos

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99
MUJERES QUE NARRAN. AUTOBIOGRAFÍA Y MEMORIAS TRAUMÁTICAS
MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA

-y be
tando de mostrar
También se mezclan infringiendo sus límites nunca del todo nítidos
i esaPedo
inci articulac
d iión entre arte y vida
i quetanto in-
i
la au-
dandolugar a nuevos géneros —o fuera de género: el reality show,
ge- A En estas “Conversaciones” -que también podrían
toficción, el documental subjetivo, el blog...—, cada uno de los cuales
- fuera de género”-, el objeto es bien otro y AG su pa a
nerará, a su vez,sus propios sistemas valorativos y circuitos de comuni
la forma extrañieza= dependaen definitiva de los avatares de la recepción. Cum-
cación. Esos préstamos, migraciones o contaminaciones toman
orio de adopció n:el diá- plida ya la catarsis, lejos de la -supuesta- espontaneidad del decis el li-
-ypor ende,el sentido que les impone elterrit
brovuelve a decir, asume el desafío dela visibilidad, de exponer da in-
logo cotidiano en la novela es novela, y en el noticiero es información.
ten cier- tinidad más recóndita bajo la luz inquisidora de lo público, y en tanto
Más compleja es la confluencia de géneros vecinos que compar
veces radica lmente , por otras. enunciadose dirige a alguien y responde —anticipadamente- a sus inte-
tas características se distinguen,a
o- rrogantes y a sus expectativas. Tiene sentido aquí, una vez más, la pre-
“Tal es el caso de las Conversaciones, donde el testimonio, la autobi
elegido por gunta que surge ante todaescritura: ¿para quién se-escribe, Guin E el
grafía y la confesión confluyen obligadamente en el género
ica. Pero destinatario al quese intenta respondery del cualel discurso se hace car-
nuestras autoras para poner en palabras la experiencia traumát
in- go, en términos de responsabilidad ética?
esa interlocución, de notoria convivialidad, cuya cadencia y fluidez se
mujeres”,
tenta conservar, que tiene incluso sus momentos de “charla de
no puede
con su humory su trivialidad =y su evidente poder reparador-,
lo di-
eludir esa tensión constitutiva que ya señalamos:la distancia entre 4. (IN)CONCLUSIONES
de este tipo de testim onio
choy el decir, entre el detalle aterrador propio
Si de biográfico, lo privado y lo íntimo constituyen umbrales hipotéticos
y la forma que adopta su enunciación,
haciala profundidad del yo, una gradación donde lo biográfico puede
Podría pensarse, ante esta disimetría, que fue quizá la conversación
que pudo sr público sin marca de privacidad y lo privado puede hacerse público
el modo apropiado -volviendo a nuestro epígrafe de Bloch- en
y la compañ ía de pares, sin marca de intimidad, lo íntimo también puede prescindir, en ocasio-
aflorar, a lo largo del tiempo, con la contención
La cuesti ón es nes, de los pasos atemperados de esa gradación, irrumpir en lo público
ese relato colectivo del horror aligerado de su “extrañeza”.
torna en con una violencia de palabra que supera quizá la de la imagen -aunque
si finalmentese logra ese resultado, si la modalidad elegida lo
lo deci- en verdadla palabra también es imagen—. Esa violencia es o la
verdad más soportable o pone en escena una vez más el límite de
del testimonio en el desnudamiento traumático dela intimidad someti-
ble, su radical extrañeza.
ra, pier= Eaor en el detalle ominosodel agravio a los cuerpos, esa “nuda
Porque la conversación trascripta, editada, pasada a la escritu
se= E:bepane: sin contornos biográficos,sin siquiera el cobijo de
de su inmediatez, su carácter “primario”, se transforma en un género
trabajo
cundario -siguiendo a Bajtín=, más elaborado, producto de un
énfasis , la entonac ión,la : Esostestimonios, con su horror fantasmático, su correlato de pesa-
del lenguaje que opera a distancia de la voz —el
por otra par: dilla, han venido poblandolos tramos sucesivos de la memoria, desde el
emoción, en un proceso de pérdida, de entropía. Género,
libros de Nunca más y el posterior juicio a las ex Juntas Militares hasta el presen-
te, que ya tiene una larga tradición periodística y literaria: los
notable s, escrito res, poetas, filósofo s, te, en los juicios orales y públicos que siguen teniendo lugar. Pero más
“conversaciones” con personajes
al model o dela entre- allá de los estrados, del marcoinstitucional, esos relatos vuelven a emer-
científicos. Pero allí el diálogo responde más bien
o es- ger, con unainsistencia sintomática según nuestra hipótesis, para poner
vista que al de la conversación cotidiana, hay una relación a menud
se quie= palabras allí justamente donde tantas voces faltan y el lenguaje falla, y
pecular entre entrevistador y entrevistado, hay un personaje que
edibuj ar, donde la vida perso
re construir o un retrato quese pretend
se entreteje en mayor o menor medida conla profesión o la creación,trá=
* He abordadoesta temática en La entrevista, una invención dialógica (2010).

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MUJERES QUE NARRAN. AUTOBIOGRAFÍA Y MEMORIAS TRAUMÁTICAS
MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA

de los mismos “hechos” -que nunca será la misma experiencia- pudoser


la posibilidad de decir de verdad encuentra una vez más su límite. Sin
contada de modos opuestos y -podríamos aventurar complementarios.
embargo, al ser acogidos en otras narrativas —autobiografías, relatos de
- Enel caso de Calveiro, como señaláramos, la narración tiene como objeti-
vida, entrevistas, cartas, fotografías, formas híbridas entre ficción y no
'vo el dar cuenta de cómose estructura se afirma el poder concentracio-
ficción-,” ya no dicen lo mismo. Pueden hablar sin el despojamiento ¡de
nario a través de un trabajo de investigación que articula teoría y fuentes
la prueba jurídica, con la perspectiva de la distancia o el refugio de lain-
documentales, sin renunciar a expresar la vivencia de quienes lo padecie-
terlocución, bajo el amparo de la biografía, el recuerdofeliz, la vida antes
ron convocando a otras voces -hombres y mujeres- con sus testimonios.
o la firmeza de la supervivencia, con el apoyo de la metáfora, la imagina-
El deslindea la tercera persona -que exime del desnudamiento dela pro-
ción, el humor o lareflexiónpolítica. Y es sin duda la literatura la que ha
pia intimidad tanto como exponelo dicho al debate y la discusión, que
trabajado con mayorfortunala forma del decir, la palabra como modo
quizá quedarían en suspensoante la voz autorreferencial- va acompaña-
de recobrar el cobijo, de abrigar la desnudez, de reencontrar la dimen-
' do de unacuriosa demarcación: es el masculino genérico -“los hombres”,
sión poética dela existencia. *
también intentan “el hombre”-el que aparece siempre aludido en la argumentación, como
A su modo,las narrativas que hemos analizado
sujeto activo o comovíctimade la experiencia concentracionaria.
brindar un cobijo al testimonio: el de la teoría y la reflexión crítica, en
Las cinco autoras, por su parte, aportan al relato de los aconteci-
el caso de Calveiro; el de la convivialidad de la conversación,en el de las
mientosla dimensión comprometida dela historia personal, los detalles
cinco autoras. Amboscasos se apartan de la fórmula máscorriente de la
a veces excesivos, de la experiencia traumática, la mirada “desde aden-
voztestimonial —el relato singular y autorreferencial de las vicisitudes- y,
tro”, que es también una inmersión en la propia subjetividad. En este sen-
en tanto amplían el espacio de lo decible, asumen nuevosdesafíos ensu
tido dan testimonio, con su propio ejemplo,del cruel dispositivo que se
enunciación: el deslinde a la tercera persona en un discurso académico
analiza en la tesis doctoral -que a su vez aporta a las “conversaciones” un
que dejaafuera la propia subjetividad; la asunción de una posición poli-
. sustento teórico y argumentativo—. Esta opción discursiva, en cercanía
fónica que multiplica las subjetividades.
de lo vivencial, que ilumina momentos y circunstancias que quizá que-
Dijimosya que el lenguaje se adueñadela experiencia, no a qt:
darían ocultos en relatos más distanciados, conlleva sin embargocier-
Queel género discursivo elegido para dar cuenta de esa experienciala
osriesgos: el desborde de la intimidad -en épocas de asedio de intimi-
configura no solamente en cuanto a lo formal, lo compositivo, lo estilís-
dad mediática— y el devenir fortuito de la conversación, que puede dejar
tico, sino sobre todo en cuantoal sistema valorativo que lo sostiene, a la
la impronta delo cotidiano aun en los momentos más sensibles de una
relación intersubjetiva que propone-el lugar particular que asigna tanto
evocación, naturalizando en cierto modo lo que fue una experiencia lí-
al enunciador comoal destinatario— y, en virtud de ello, el modo en que
"mite en un estado de excepción.
los enunciados responden a la promesa que cada discurso entraña. A
Analizadas desde una perspectiva de género, ambas intervenciones
La promesa de veracidad y fiabilidad que caracteriza al testimonio se
construyen, de modosdiferentes, un lugar de agencia. La tesis, pese a su
cumple, de modo diferente, tanto en la tesis comoenlas conversaciones.
enunciación impersonal, afirma sin embargola posibilidad de su autora
En ambas hay una función narrativa, con mayor peso argumentativo en da
de dar cuenta dela experiencia traumática desde un planteamiento ra-
primera, con neta acentuación subjetiva en la segunda. Así, la experiencia
cional, un género otro queel autobiográfico o confesional, considerados
a menudo comotípicos de la escritura de mujeres. Las “conversaciones”,
3 Un ejemplo temprano de esta combinatoria fue sin duda la novela Recuerdo de la
muerte, de Miguel Bonasso (1984). E AS: por su parte, como ya señalamos,resisten la tentación de la victimiza-
Hayden White (2010) reúne bajo la denominación de “literatura testimonial” las di- ción para asumir la potestad -la libertad- de un decir autorreflexivo, por
versas expresiones genéricas que dan cuenta de experiencias traumáticas, incluidos los tes- momentosirónico, de afirmación de la persona —negada en cautiverio
timonios más canónicos. Mi referencia a la literatura marca una distinción poética respecto en sus múltiples dimensiones.
de otras expresiones.

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA

Pese a sus diferencias, en ambos casos el lenguaje —la escritura da V. Violencia política, autobiografía y testimonio'
forma a la experiencia, propone una coherencia inexistente en la vida, una
el
cronología, una puesta en intriga también concierto suspenso donde
es-
deseo de real ordena en una historia lo que fue fragmentario y superpu Heidegger recuerda con frecuencia que
to. Un orden provisorio, que otras voces vendrán a perturbar en el ince- “nuestro tiempo histórico propio” no se
Hayden
sante devenir de los relatos, esa “literatura testimonial”, según determina más que a partir de un futuro
White, que dejará siempre el resto de lo inexpresable. anterior [lo que habrá sido]. No
sabemos nunca, en el momento mismo,
en el presente, qué es nuestro tiempo.
histórico propio.
JACQUES DERRIDA

Es lo que hay de violencia en la


escritura misma, que la separa de la
palabra, lo que revela en ella la fuerza
deinscripción, la pesantez de una traza
irreversible.
ROLAND BARTHES

EN LOS ÚLTIMOS AÑOS, y quizá confirmando que hay, en toda elaboración


colectiva de un pasado traumático, temporalidades de la memoria, fue-
ron apareciendo en Argentina diversas narrativas en tornode la violencia
política de los años setenta que daban cuenta de la terrible experiencia de
la represión desatada por la última dictadura militar (1976-1983)y traían
asimismo al debate, la rememoración o la ficción,la experiencia guerri-
llera, tanto en sus primeras fases de campaña en el norte del país, ya en
los tempranosaños sesenta, como en el período de su radicalización ur-
bana, antes y después del pasaje a la clandestinidad de las agrupaciones
armadas que se consolidaron en la década posterior: el Ejército Revo-
lucionario del Pueblo (Erp), las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR)
y Montoneros.
En esas narrativas se destaca fuertemente la experiencia personal,
un “yo” que narra, desde los géneros más canónicamente autobiográficos

* Las primeras versiones de este capítulo aparecieron en J. Ginzburg, E Hardman y


M. Seligman-Silva (orgs.), Escritas da violéncia, vol. 2, Río de Janeiro, 7Letras, 2012, y en
A. Huffschmidt y V. Durán (eds.), Topografías conflictivas, Buenos Aires, Trilce, 2012.

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA VIOLENCIA POLÍTICA, AUTOBIOGRAFÍA Y TESTIMONIO

o desdeel testimonio de quien havivido, visto u oído, pero también des- antaño y de hoy respecto de un accionar donde la muerte -de un lado y
de diversosejercicios ficcionales o autoficcionales que,al liberarse de la del otro, es decir, matar o morir- estaba siempre en juego.
necesidad de ajustarse a los hechos, su datación exacta o la veracidad de Pleno de pasión y también de violencia -de esa violencia de la es-
situaciones y personajes, permite poner en escena registros pulsionales, critura que tanto Derrida como Barthes percibieran bien-, el debate, sin
conductas socialmente reprobables, emociones “prohibidas”, en definiti- duda el más importante que se ha generado hasta el presente, puso al
va, mostrar, quizá con mayor crudeza, el deslinde entre lo público y lo descubierto viejas heridas,silencios, olvidos, tabúes, agravios, decepcio-
privado, entre lo épico y lo íntimo. nes y, lo más perturbador,la enormedificultad -para algunos, la imposi-
Entre las narrativas no ficcionales que abordan este campo proble- bilidad- de asumir radicalmente una evaluación crítica y autocrítica en
mático se destaca un corpus de debate singular en torno dela militancia torno de la responsabilidad porla vida, la propia y la del otro. Más que
guerrillera que se generó a partir de una entrevista a Héctor Jouvé, uno respuestas pese a que se intentaron aportar, desde distintos ángulos-,
de los protagonistas y sobrevivientes de la guerrilla guevarista, publica- dejó sembradas dudas, interrogantes y núcleos de sentido del orden de
da en la revista La Intemperie de Córdoba, y que suscitó una encendida lo indecidible.
carta del filósofo Oscar del Barco bajo el epígrafe “No matarás”. A partir Mi interés en abordar este debate no es hacer una exégesis de sus ar-
de allí se desencadenó —yel verbo no es metafórico- una larga y profusa gumentos -por demás intrincados- ni sopesar las posiciones en disputa,
correspondencia entre intelectuales, escritores, psicoanalistas, pensado- sino más bien intentar leerlo como un síntoma. Un síntoma del desen-
res y ex militantes, reunida en un primer volumen de casi 500 páginas canto, de la desorientación, del “estado del alma” -si se me permite la ex-
bajoel título No matar. Sobre la responsabilidad (2007), cuyos argumen- presión- del campointelectual de la izquierda en el presente, de lo que-
tos inspiraron a su vez diversos ensayos de otros autores, compilados en dó pendiente en la elaboración del pasado,de la conflictividad inherente
un segundo volumen (2010). Las reflexiones que siguen conciernen ex- a la definición (retrospectiva) de una ética de la responsabilidad. Pero
clusivamente al primer volumen. también,tratándose de un acontecimiento del discurso -escrituras de la
Ese largo debate —la entrevista se publicó en octubre y noviembre violencia-, me interesa detenerme en los géneros involucrados, su ética,
de 2004; la carta de Del Barco, en diciembre;las cartas-respuesta, en La su performatividad y su retórica, las modalidades de instauración de un
Intemperie y otras revistas? y sitios de Internet durante todo 2005, y una “yo” y las maneras en que la experiencia individual -la propia biografía—
gran cantidad de artículos sobre el tema, durante 2006-, por cierto, no interviene en la conceptualización de un momento histórico.
fue saldado. Se anudaban en él demasiadas cuestiones, todas urticantes.
La relación entre política y violencia, la concepción misma de violencia y
su posible distinción entre “buena” y “mala” -o bien,entre la de los opri- 1. Los TONOS DEL DEBATE
midos y la de los opresores-; el cuestionamiento del accionar de la gue-
rrilla y también su justificación por la coyuntura histórica -la “coartada ¿Qué es lo que causó tanto revuelo? ¿Qué motivó la carta de Del Barco y
de la historia”=; su carácterelitista y divorciado de las masas -en la expe- las encarnizada reacciones que despertó? En la entrevista, Héctor Jouvé
riencia argentina— y también la recuperación de susideales; la difícil dis- revive la terrible experiencia de un grupo guerrillero del cual formó par-
tinción entre medios y fines; la vigencia de la idea misma de revolución te —el Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP)- que, imbuido de entusiasmo
y de los ideales que conlleva,y, fundamentalmente,la responsabilidad de revolucionario, se había internado en el norte argentino buscando con-
tactarse con algunos personajes cercanos al Che que estaban en Bolivia,
donde recibieron entrenamiento. Relato descarnado de la peripecia de
2 Véanse las revistas Conjetural, núms. 42 y 43; Confines, núm. 17; Lucha Armada, jóvenes de clases medias urbanas perdidos en la inmensidad del monte
nums. 5 y 6; El Ojo Mocho, núm. 20; y Acontecimiento, núm. 31. Las revistas publicaron
tanto cartas comoartículos relacionados. salteño, atravesando terrenos desconocidos, enfrentando el hambre,las

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA VIOLENCIA POLÍTICA, AUTOBIOGRAFÍA Y TESTIMONIO

inclemencias del tiempo,el recelo de los lugareñosy la orfandad de toda llamada “teoría de los dos demonios”-, repartir las culpas entre los dos
orientación nítida, de un objetivo, de un sentido de la acción, donde el “bandos” y contribuir así a una cierta exculpación de quienes adminis-
narrador retrasa esos tránsitos recuperando escenas emblemáticas -la traron la muerte conla autoridad del Estado o de sus organismos repre-
búsqueda de contacto conlos guerrilleros en Bolivia, el encuentro con al- sivos “legítimos”. Al igualar las muertes -la sola diferencia sería la prác-
gunafamilia de lugareños, las travesías del hambre, el descubrimiento de tica de la tortura ejercida sin piedad por los represores-, se afirma por
huellas de gendarmes, el posterior desbande, su propia captura y pri- ende la crueldad, la “inhumanidad” de quienes se pretendían defensores
sión=, intercaladas con una evaluación crítica de las acciones, apostillas de una vida másjusta y más humana.
políticas y saltos hacia el presente. Un relato que hasta podría equipararse Aun cuando pueda ser rotundamente rebatida desde la concepción
conel dellibro de aventuras aunque sin línea argumental hacia un de- misma de los “crímenes de lesa humanidad”, instituida por la Declara-
senlace-, pero que sin embargo incluía un tema mayor:el “ajusticiamien- ción de la Corte Penal Internacional de La Haya en 1998,tal igualación
to” de dos de sus compañeros, uno de ellos supuestamente “quebrado”, el sigue teniendo sin embargoanclaje en el discurso público y en la siempre
otro sospechado de amenazar la seguridad del grupo, muertes a las cua- elusiva configuración del sentido común.
les se había opuesto firmemente y cuyo desconsuelo lo seguía acompa- ¿Por qué narrar entonces esos episodios? ¿Por qué revelar una vez
ñando. Con modestia, con sencillez, sin autocomplacencia,el testimonio más el secreto, contrariar el tabú discursivo,dejar salir a la luz esa histo-
de Jouvé no se presentaba comoun ejercicio de memoria -o in memó- ria sórdida, revivir esas escenas de pesadilla, esas muertes infringidas ab-
riam- sino, quizá con la distancia del cronista benjaminiano, cargado surdamente a dos compañeros con nombre y apellido, de la misma edad,
conel peso noperecedero de esa experiencia en el presente -el peso de la del mismo ámbito? Podría pensarse que es un relato llevado porel arre-
culpa o, mejor, de la responsabilidad—,con la intención de aportar a la re- pentimiento —a la manera de la “confesión-rendimiento de cuentas”, que
flexión y de generar respuestas, también en presente. define Bajtín (1982)-, pero que llegasin la exigencia de la confesión ante
Por cierto, no era la primera vez que el temasalía a la luz. En el la justicia o el tribunal, fuera de todo marco condenatorio, casi porque
tiempo largo de la memoria, en los cuarenta años transcurridos desde sí... Pero quizá es mejor pensar en una deuda nunca saldada con la propia
esa experiencia pionera dela guerrilla guevarista a mediados de los años responsabilidad -aunque no se haya dado muerte por propia mano-, que
sesenta -cuya tradición quedó impresa en las ulteriores formaciones ar- se sigue planteando como un mandato hacia los otros tan válido como el
madas-, una constelación de textos e imágenes han dibujado paisajes de del “Nunca más”.
época dondela violencia revolucionaria aparece en sus vividos detalles. Con toda la importancia y el impacto emocional que supone, des-
En muchostestimonios, autobiografías o autoficciones -incluso en de- pués de haber atravesado la tortura y la cárcel, retomar el hilo de esos
claraciones previas de Jouvé- está presente esa práctica terrible de jus- acontecimientos donde también anida el dolor de otras muertes de com-
ticia sumaria que enfila las armas hacia el hermano, acusado -o sospe- pañeros por hambre o accidente, no fue tantoel testimonio de Jouvé lo
chado- detraición, de debilidad o de inconsecuencia.Pese a ello, el tema que desató el debate sobre la violencia política de esos años -y la violen-
encierra una especie de tabú discursivo: en primer lugar, porque pone cia política tout court- sino, precisamente, la carta de Del Barco. Una
de manifiesto la obediencia ciega a un mandato superior que vulnera los carta que se centraba en el tema de la muerte y la responsabilidad, la
lazos deafecto y amistad entre los combatientes y los iguala a sus enemi- propia —comoinspiradorideológico en su tiempo de esa aventura arma-
gos, una obediencia marcada por unalógica guerrera y una mística del da- y la de todos los que en nombre de la revolución hacían culto de la
deber y de la jerarquía similar a las de las fuerzas contra las que comba- muerte, “asesinos seriales”, según su decir, de Lenin, Trotski o Stalin a
ten. En segundo lugar, porquetal práctica ofrece un argumento más para Fidel y el Che,sin olvidar a los jefes de la guerrilla argentina y a sus ene-
igualar las “dos” violencias, la del grupo guerrillero y la de la represión migos,los generales de la dictadura.El “grito” de Del Barco -que él mis-
ilegal estatal -en Argentina, una expresión acabada deesta postura es la modefine comotal-, cobijado en el “No matarás”, no sólo era el lamento

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA VIOLENCIA POLÍTICA, AUTOBIOGRAFÍA Y TESTIMONIO

porla muerte sin sentido de esos dos seres tan cercanos en quienes, des- Público y privado o, casi mejor, biográfico: la propia experiencia apa-
de el hoy, veía a su propio hijo, sino que introducía un planteo radical recía inequívocamente como el sostén que habilitaba la palabra. Cada
sobre la ética y la responsabilidad sin atenuantes -sin ninguna coartada uno respondía al desafio pensando —e invocando-su propia biografía: los
histórica— sobre la vida del Otro como supremo valor y límite irrenun- hechos, los dichos, las circunstancias en las que había participado, las
ciable de toda acción política. Un principio “imposible y necesario”, co- pérdidas, las pesadumbres, las opiniones que había o no compartido. De
locado por encimade cualquier ideal, aun el más noble, de transforma- pronto sobrevenía un tonointimista, una modulación afectiva que atra-
ción social. vesaba la aseveración: algunos hablaban desde la emoción y la conmo-
La reacción a esta carta no se hizo esperar. Su impacto desbordó un ción -“Amigos míos, ¿qué no supimos escuchar en nuestras vidas?”;
horizonte de palabras. Someramente, dividió el campointelectual entre “¿Qué cuerdas, ahora, ha puesto a vibrar la carta de Oscar que resultan
quienes valoraban la valentía de su gesto, aun sin coincidir totalmente 'mortificantes?”-* otros, fundamentalmente los “contradictores”, desde la
con sus dichos, y quienes lo consideraban un agravio o, peor, una trai- farragosa extenuación de sus bibliotecas. O desde una “confesión” sin
ción. El intercambio adoptó primariamente” la forma epistolar, con todo arrepentimiento. Varios, comoafirma en su libro Vezzetti (2009), optaron
el peso que ese género tiene por cuantoarticula, de modosingular, lo pú- por matar lisa y llanamente al mensajero. O lo colocaron entre los enemi-
blico y lo privado, el involucramiento personal -mayor que en un ensayo gos. Lo que fue un “grito” —o, comodiría su amigo Nicolás Casullo, “un
o un artículo especializado- y el hecho de escribir para ser leído tanto en llamado, algo más allá de la subjetividad, comoexperiencia personal des-
soledad como en un ruedo mediático o de conversación, quizá reeditan- bordada y en un plano que podría entenderse como de expiación porsí y
do esa famosa práctica que Habermas (1990) consideró como esencial por otros” (Aavv, 2007: 326)- no pudoser oído -porvarios- comotal. En
para la constitución misma de la opinión pública moderna: el escribir su lugar se leyeron argumentos. El tono de agresión fue in crescendo se-
cartas para ser leídas entre amigos, en lugares de reunión o publicadas en gún salían a relucir “contra-argumentos” que el propio Del Barco se ocu-
los periódicos, una práctica que hizo del siglo xvin, según su propia de- pó luego, en una segunda etapa, esta vez sí argumentativa, de rebatir.
finición, “un siglo epistolar”. En síntesis: la carta cayó como un rayo -o comorelámpagos, según
La articulación entre lo público y lo privado era por otra parte casi Schmucler, iluminandola noche con la furia de la naturaleza: otra ma-
obligada: las respuestas partían de la izquierda -en su ambigiiedad cons- nera de conocer lo ya conocido (ibid.: 77)-, como una tea que provoca
titutiva y en la notoria diversidad de sus matices—,y nadie había sido aje- incendio o un sacudón que con/muevelas conciencias. Tuvo, según Die-
no las cuestiones que allí se planteaban. Teóricos, simpatizantes, ex mi- go Tatián, un efecto parecido al del artefacto de Duchamp:algo imposi-
litantes, ex guerrilleros, un conglomerado heterogéneo y al mismo tiempo ble de aceptar en la escena del (arte del) discurso. Algo del orden de lo
una comunidad de afinidades. No especifico también los femeninos por- indecible -o de lo inaudible=, quizá más apto para el balbuceo, la media
que fue una disputa esencialmente -y típicamente, podría decirse, con un voz o la conversación íntima, pero que por eso mismo, por su disloca-
poquito de maldad- masculina. Pese a que en la lucha armada y en la mi- ción, por su lugar extemporáneo, era capaz de producir, paradójicamen-
litancia participaron muchas mujeres -además,por cierto, de su presen- te, un efecto que ningunaotra reflexión modulada y contenida hubiera
cia en el campo intelectual-, ningunasalió al ruedo del discurso, o por lo producido. El “No matarás” -seguía Tatián- “intenta expresar lo imposi-
menos no fue incorporada al corpus compiladoen el primer volumen.* ble, lo inexpresable, lo inaccesible para el léxico científico-social, la fra-
seología periodística o el debate” (ibid.: 73), a la manera en que la “Apa-
rición con vida” de los organismos de derechos humanoshabía logrado
* En un segundo momento, los mismos y otros autores fueron publicando artículos en
las revistas citadas, compilados asimismo en el primer volumen.
* Por el contrario, el segundo volumen contiene un ensayo de Claudia Hilb y uno de
Victoria Basualdo. $ Carta de Héctor Schmucler, Véase AAVV (2007: 80 y 81).

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presentar lo impresentable, decantar un dolor común que no podía de- destinatarios, así como la conversación y el diálogo propician -no obli-
cirse de otro modo. gadamente—la confidencia,la cercanía, la complicidad.
Si los contradictores extremaban los esfuerzos en quitar razón al No fue menor, en cuanto a los tonos del debate, el efecto que produ-
grito, entre los próximos se generaba también un efecto de extrañeza. jo esa especie de solapamiento de los géneros, según las distintas inter-
¿Cómo poneren lo público aquello intratable, aquel punto ciego que venciones: el epistolar, con sus modulaciones, de lo íntimo a lo oficioso;
había desvelado alguna vezla tertulia, la convivialidad de los amigos?: el ensayístico, con su oscilación subjetiva y argumental;el testimonial,
“Confieso, Oscar, que me impactó ese pasaje a lo visible, su tremenda con la huella traumática y/o acusatoria; el autobiográfico, con la marca
exposición pública y mediática, de aquello susurrado en un diálogo de la experiencia quelegitima la palabra... todos aportaron a un ruedo
entre amigos que se quieren” (Forster, en AAVW, 2007: 282). La conver- discursivo heteróclito, que por momentosse tornó un campodebatalla.
sación y el diálogo, de preferencia en la intimidad, aparecían así, con- Pero ¿hay manera de acotar la divergencia de las interpretaciones?
frontados al debate, como los géneros discursivos más apropiados para ¿Es posible, ante dilemas de esta naturaleza, encontrar vías de entendi-
abordar un tema de esa envergadura. Incluso, frente a la virulencia de miento? La carta misma, su punto extremo de auto/acusación y de la-
algunas respuestas, varios partícipes -en un arco ampliamente repre- 'mento, sólo por ese “colmo” -también barthesiano-, por ese exceso de
sentativo del campo intelectual en Argentina- enfatizaron la necesi- sentido, pudosuscitar tales respuestas. El debate no hubiera tenido lugar
dad de moderación dialógica aun en el debate público, rasgo que po- silla retención -como lo sugerían algunos amigos— hubiera triunfado.
tencialmente ayudaría a enfrentar con mayorlucidez lo que causabatal Porque, en verdad, la crítica al accionar guerrillero, al foquismo, a la
consternación. _entronización dela vía armada el culto de la muerte de los militantes ya
Por cierto, no era la primera vez que la cuestión del “género apro- había sido largamente abordada, no sólo desde el reformismo o la cons-
piado”, sobre todo en relación con las experiencias traumáticas de nues- trucción periodística de la opinión, sino incluso desde sectores de la iz-
tro pasadoreciente, salía a la luz. ¿Hay un límite de lo decible -según el quierda y del peronismo —o la “izquierda nacional”- que participaban,
género- y, por ende, de la escucha? ¿Y se dice lo mismo en cualquier gé- de distintas maneras, del proyecto revolucionario. Tanto en el ámbito lo-
hero o cada uno configura ese decir, le ofrece una modulación, un cobijo cal comoen el exilio en tiempos de la dictadura, se había discutido y re-
diferente? El temade los límites de la representación, que devino emble- flexionado intensamente en torno de esos temas. Valga como ejemplo la
mático en lareflexión sobre el Holocausto,* tiene que ver en buena me- revista Controversia, editada en México entre 1979 y 1981 por una plana
dida conestos interrogantes, que remiten a lo que podríamos llamar una mayor de intelectuales militantes, donde se analizaban sin tapujos las
ética de los géneros, es decir, al reconocimiento y la valoración, en los causas dela derrota y se condenaban duramente los métodos que habían
usos, de la capacidad expresiva -y performativa-, que cada género his- costado la vida de tantos militantes y de tantas víctimas “del otro lado”.
tóricamente conlleva, para conformar la palabra o la imagen de acuer- Los aportes de Héctor Schmucler y de Sergio Caletti en particular no de-
do ciertas regularidades temáticas, compositivas y estilísticas -siempre jaban ninguna duda al respecto. Luego, desde el retornoa la democracia,
susceptibles de infracción, en el marco de una formación discursiva. El y de acuerdo a esas temporalidades de la memoria que mencionábamos
testimonio,la auto/biografía o la confesión, por ejemplo, y hasta la no- al principio, después dela evidencia del horror represivo del terrorismo
vela, en tanto pretenda dar cuenta de acontecimientos vividos -y pade- de Estado y de sus miles de víctimas, después de la recuperación —siem-
cidos- por una comunidad, traen consigo una promesa ética que hace pre inconclusa- de los nombres las trayectorias quela figura dela desa-
a su régimen de verdad, a la peculiar relación que establecen con sus parición pretendió borrar, mientras se descubrían restos de cuerpos y
camposde exterminio, se abrían los juicios y se buscaban niños apropia-
* Véase al respecto el ya clásico En torno a los límites de la representación. El nazismo y dos, comenzaron a emerger, quizá tímidamente, algunostópicos de este
la soluciónfinal compilado por Saúl Friedlander (2007). debate, ya sea enla ficción,el testimonio,la opinión deintelectuales o la

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investigación académica, que ha producido, a lo largo de las dos últimas Quienes escucharon ese grito, que traía al presente un acto ignomi-
décadas, una importante bibliografía. -nioso —meincluyo aquí, en un “tenue nosotros”, comodiría Judith Butler
Sin embargo, tanto la entrevista de Jouvé como la carta de Del Barco (2009)-, pusieron quizá en un segundo plano esas asperezas de la carta
van más allá. Ambas ponen en escena, con todo su peso, la figura prota- que hacían incómoda su lectura, rescatando más bien la potencia —y la
gónica del “yo”, esa primera persona que confiere a su decir la contun- -valentía— del gesto de ambos: el volver a decir =y volver a vivir- de Jouvé
dencia del performativo explícito. Un yo testimonial, distanciado, que no “yla vuelta crítica de Del Barco sobre su propio pasado.
elude la carga de una responsabilidad imprescriptible, en el primero; un Los retornos al pasado fueron compartidos, como no podía ser de
yo acusatorio, crítico y autocrítico, en el segundo, que se expresa a través “Otra manera, por la casitotalidad de los firmantes. Y en esa trama de
los
de un grito exasperado donde el énfasis y la conmoción se anteponen a yo” que buceaban en la propia experiencia podía percibirse clarame
nte
los derroteros de la argumentación. Esa conjunción particular, produci- “Una de las paradojas de la autobiografía, esa temporalidad desplazada que
da en un horizontefilosófico, marca un hito en las políticas de la memo- hace pertinente la pregunta “¿quién habla allí?”. ¿Aquel que fue? ¿El que es
ria y en las narrativas del pasado reciente. Permite comenzar a descorrer hoy? ¿El “sí mismo como otro”, para decirlo con Ricoeur? Efecto de desdo-
el velo del silencio o el tabú del discurso, transcurrido ya un tiempo sufi- 'blamiento -o prueba de la contingencia dela identidad- que imponea su
ciente para abordar la zona gris dela elegía revolucionaria, poderrevisar ¡Vez una pregunta complementaria: ¿para quién se habla, quién es el desti-
el culto de los héroes sin desmerecer el homenajea las víctimas y sin ce- 'natario de la interlocución?
der a la tentación de escamotear verdades para evitar condenas. Algunos parecieron hablar sobre todo para sí mismos, en una
in-
Pero si algún efecto era esperable, los efectos de sentido superaron terioridad perturbada por recuerdos dolorosos. Otros, desde el púlpito
toda expectativa. Es verdad quela carta traía consigo una ambivalencia o desde el estrado. Otros aun, tratando de encontrar nuevossentidos a
esencial: la desarticulación entre lo público y lo privado, la difícil sinto- Viejas preguntas, conscientes del riesgo de anacronismo. respecto del pa-
nía de lo emocional y lo político y lo abrupto de la provocación. Leída sado pero sin poder decidir acerca de la evaluación más justa desde el
desde la argumentación era endeble; leída desde el grito, insoportable. presente.
Leída al pie de la letra, insostenible. Es que la temporalidad encierra siempre un problema: ¿cómoanali-
Zar, cómoevaluar esos hechos situados en un tiempo y un espacio preci-
50s, imbuidos de lógicas políticas y de creencias acendradas, en este caso,
2. COLOFÓN entusiasmojuvenil de “cambiar el mundo” de la mística dela revolu-

Ahora bien,¿fue realmente escuchado el grito de Del Barco? ¿O se trató


de acallarlo de inmediato conla justificación histórica, el regodeo de las “tica de la violencia que suponeel rechazo a la muerte Por ninguna causa
citas, la sanción filosófica o bíblica? -porque también fue un debate con que la merezca, por esa especie de ecología de la vida que prima —y se
presencia divina, que podría hacer honoral título de un libro de Ernesto Agiganta— cuando la vida vale cada vez menos? ¿O bien desde una espe-
Laclau Misticismo, retórica y política (2000)-. Hubo en efecto mucho de cie de in between, tratando de comprenderaquellas lógicas pero en dis-
eso, y también de narcisismo, exhibicionismo y autorreferencia. Algunos tancia crítica, asumiendo la carga del pasado en el presente, supendiente,
pusieron en duda la “autenticidad” del filósofo -comosi ese registro, in- que nos lega como resplandor y como ocaso, lo que insiste, se filtra en
tangible y subjetivo, invalidara la fuerza performativa del decir-, otros las conversaciones, los relatos, las decisiones que puedan tomarse ante
estimaron que la carta dejaba en un segundo planoa la entrevista y, por =0 parecidas- circunstancias?
ende,le restaba justicia. Sin embargo, y más allá del círculo de los ami- Porque ese pasado, lo “sido”-volviendo a Benjamin-, nos sale al
gos, terciaron voces en contrario. paso, irrumpe también en la palabra conla violencia de la rememoración

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o el testimonio para instaurar unadiferencia aun en aquello conocido: "memoria pública, pese a la necesidad imperiosa de tal definición, ante lo
no por primera vez se escuchabael terrible detalle que traía la voz de que continúa siendo un pasadoreciente.
Jouvé, pero esta vez generó un efecto diferente, casi el de una revelación. La carta de Del Barco, donde resuena inconfundible la voz de Lévi-
Algunosle objetaron a Del Barco su reacción excesiva y quizá tardía ante nas -que luego será retomada una y otra vez en el escabroso debate que
unos hechos que le eran sin duda conocidos. En sus respuestas él recordó sostiene con sus principales “contradictores” en la revista Conjetural, y
algo que seguramente compartimos como experiencia: no se conoce en también en otros intercambios-,se inscribe precisamente en ese choque
bloque, todo el tiempo —así como nose recuerda todoel tiempo-,se sabe en ese relámpago- entre el pasadoy el presente, como unestallido de la
y no se sabe, sobre todo en el devenir traumático. Y de pronto ese saber “existencia”, de la “vida tal cual se la vive”, es decir, una ética de la respon-
es traído al presente con todo su horror fantasmático y se torna inso- sabilidad,tal como afirma el filósofo rumano, que no supone meramente
portable: así ocurrió, por ejemplo, en 1995, cuando el ex marino Adolfo una actitud teorética sino un compromisoirrestricto con el otro y con la
Scilingo confesó súbitamente en un programa detelevisión que él mismo vida del Otro —en el sentido de morir por él- que compromete la totali-
había participado de los llamados “vuelos de la muerte” durante la dicta- dad del comportamiento humano más allá de los avatares dela Historia.
dura, en los cuales se arrojaban prisioneros adormecidos al mar...” En este registro podemos postular una notoria sintonía entre Lévinas y
Pero así como hay tiempos para poder decir también los hay para Bajtín -en ambos se reconocela influencia de Martin Buber-, donde el
poderescuchar. De alguna manera, y paradójicamente,la carta puso en concepto dialógico de responsividad del pensador ruso supone no sólo
escenaalgo del orden de lo innombrable;* de aquello que suele sustraer- dar respuesta sino también -y quizá sobre todo- responderporel Otro, es
se al debate, la discusión y la crítica, y sin embargo logró impulsarlos decir, aceptar su preeminencia tanto en el discurso como en la vida. Así,
en grado sumo: produjo otro saber, más allá de la disyunción entre hé- para esa confesión distanciada en la crónica, como podría serleída la
roes y mártires, una especie de “fin de la inocencia” comoseñala Vezzetti entrevista de Jouvé, hubo una respuesta de Del Barco en términos de un
(2009), respecto dela gesta de las formaciones armadas. acto ético, como lo llamaría Bajtín (1997), que, asumiendo la propia res-
Desde ese saber que no dice siempre todo de sí mismo, desde ese ponsabilidad por ese otro, reafirmaba la relación intrínseca entre palabra
pasado queinsiste sin cristalizarse en el presente, surge el interrogante (arte) y vida. Ese rotundo involucramiento público, “sin protección, sin
acerca desi es posible el legado, la transmisión de la experiencia. En el reaseguro”, como decía en su carta su amigo Héctor Schmucler (Aavv,
reparto coral de las voces asomaalguna esperanza de que así sea -en Ta- 2007: 77) iba, más allá de la historicidad del hecho que lo desencadena-
tián, por ejemplo-,pese a la dificultad intrínseca de esa transmisión -y a ba, hacia una universalidad que muchos consideraron “abstracta” e in-
la objeción, que podríamoshacer, al concepto mismo de “transmisión”-. cluso “impolítica”. Sin embargo,ante la extrema fragilidad de la vida que
Y también, por esa rara convivencia de géneros discursivos, de la parece ser nuestra condición contemporánea, ante esa indiferencia ante
carta al ensayo, de la diatriba a la introspección, el primer volumen de la muerte que naturaliza el estado de “guerra perpetua”, ante esa distin-
No matarconstituye unareferencia insoslayable en toda reflexión que se ción entre vidas que merecen “ser lloradas” (Butler, 2009) y otras que ni
preguntesobre la azarosa articulación entre lo público y lo privado, entre siquiera tienen nombre, quizá la respuesta de Del Barco estuvo a la altura
la experiencia personal y la colectiva, entre la/s memoria/s singular/es y de su tremendodesafío. Y abrió un abismo que creo insondable, deján-
las grupales y, por ende, sobre el dilema de definir de construir- una donos unaserie de preguntas que quizá no podamos responder.

7 Analicé el impacto performativo de esta confesión mediática en un artículo aparecido


en la revista Punto de Vista (1995), publicado luego como capítulo de libro (Arfuch, 2008).
% Unainteresante reflexión sobre la posibilidad -y la necesidad-de la palabra respecto
de experiencias traumáticas a partir del accionar de las Comisiones de la verdad en distin-
tos países del mundo puede encontrarse en Priscilla Hayner, Verdades innombrables (2008).

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VI. El umbral, la frontera.
Exploracionesen los límites'

'RAL, frontera, límite. Significantes que acosan nuestra percepción


“cotidiana, lo permitido y lo prohibido, lo decoroso y lo censurable. Pero
también perturban la incursión del lenguaje en los territorios dela inti-
'midad —ya devenida pública- y el aventurado transitar entre disciplinas
que trazan zonas de inquietud, donde nada está dicho de modoirrevoca-
ble. Las prácticas artísticas, la escritura, y también el despliegue de la
imaginaciónteórica, alientan la exploración de los límites, a tono con el
devenir contemporáneo y la (supuesta) evanescencia de las fronteras. Sin
embargo, éstas parecen acentuarse al tiempo quela conectividad global
da la ilusión de ubicuidad absoluta. En ese borde que suscita la pregun-
ta —dilemática- entre el “adentro” y el “afuera”, la inclusión o la exclu-
sión —un borde que es tanto ético como estético y político-, plantearé
algunas reflexiones sobre prácticas y escrituras que trabajan justamente
en zonas fronterizas, desafiando -o infringiendo— los límites.

1. LENGUAJE Y TRANSGRESIÓN

Lenguaje, transgresiónyfronteras... un lema cuya articulación no resulta


inmediatamente evidente pero que sin embargo delinea una espacialidad

Este trabajofue, en su primera versión, unaconferenciapresentada enel Seminario Gi-


ros teóricos IV “Lenguaje, transgresión yfronteras”, en el Instituto de Investigaciones sobre la
Universidad y la Educación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM/11SUE),
entreel 21 y el 24 de febrero 2012; y en el Iberianand Latin American Cultures Department
de la Universidad de Stanford, el 28 de febrero de 2012.

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA EL UMBRAL, LA FRONTERA. EXPLORACIONES EN LOS LÍMITES

reconocible,tantofísica como simbólica, tanto territorial como subjeti- porla herida infamante del muro y el esfuerzo sin tregua por sobrepa-
va. Unaarticulación, por otra parte, que toca de modo muysensible a sarlo, aun poniendoenriesgo la vida una epopeya cotidiana quelas cá-
México y quealguien, nolejos de esta tierra, realizó admirablemente en marasinfrarrojas registran en una ominosa deshumanización de figuras
la palabra, en la lengua, en el cuerpo,enelterritorio: Gloria Anzaldúa, sin rostro, moviéndose en un mapa geológico, como lo mostrara Chantal
la poeta y escritora chicana, cuyo texto emblemático, Borderlands. La Akerman en su filme De lautre cóté (2002)-,* así comoen otrosterrito-
frontera. The New Mestiza (1997), trazó, hace ya más de veinte años, el rios distantes y otros muros que, lejos de caer, se siguen multiplicando en
Paisaje accidentado, interiory exterior, de la infausta “frontera norte” con la segunda década del siglo xx.
Estados Unidos, afirmando una “nueva conciencia” mestiza. He aquí unade las tantas paradojas de la globalización, que por
Untexto dondela cadencia de la lengua materna, componente esen- unladoalienta la ubicuidad, la conexión sin límites en un espacio vir-
cial de aquello que llamamos, provisionalmente, identidad, adquiere otras tual que se pretende casi interestelar, y por el otro agudiza una parti-
modulaciones,se carga de nuevos sentidos, configura un espacio siempre ción de territorios que reniega de huellas milenarias e impone barre-
en desajuste con el territorio —y un territorio en desajuste con esos pobla- ras infranqueables a la diferencia y la desigualdad. Barreras que
dores—,* y donde traducción y transgresión se avienen y confrontan en contrarían la valencia polisémica de frontera: separación, umbral,
una inevitable relación de amory odio: ¿Spanglish, Estandar English, North puerta, contacto, intercambio y, por qué no, bienvenida, hospitali-
Mexican Spanish, Tex-Mex? Anzaldúa realiza en ese texto una interroga- dad... Porqueel espacio no es una mera superficie donde se acumulan
ción antropológica, poética y política, dondela propia biografía se lee en los dones o castigosde la naturaleza y los vestigios de la cultura sino,
clave épica, de una gesta colectiva periódica y a menudo trágica, y de un comoafirma Doreen Massey (2005), el producto constante =y siempre
trasfondo histórico que articula remotos pasados, comoel territorio mí- inacabado- derelaciones e interacciones,de las másíntimas a las “glo-
tico de Aztlan, cuna de los senderos de Mesoamérica —que hipotética- bales” y, por ende,abierto a la pluralidad y la diferencia, al devenirdel
mente se encuentra bajolos pies-, con un presente de penosos “retornos”, tiempo y dela historia, La espacialidad -la espacio/temporalidad- es
todo ello desde los acentos de la lengua cotidiana, de la imaginería do- entonces política y generizada, es un área prioritaria en el ejercicio -y
méstica, de la tensión entre el legadode la tradición y su deber-ser-mujer, el reparto- del poder, que se enfrenta al desafío de la multiplicidad, a
y la propia orientación -y transgresión- identitaria: chicana, lesbiana, fe- una trama compleja de interacciones que rebasan las fronteras; al ima-
ginario persistente de las mitologías; a la identificación de los lugares
Lenguaje, transgresión y fronteras aparecen así en una conjunción como propios —hogar, región, terruño, pueblo, aldea- en resistencia a
casi obligada, abriendo una cadena de semiosis que bien podríamos defi- la estratificación y al orden que divide el mundo en centros y perife-
nir, con Peirce, comoinfinita. Infinitas las tramas de sentido que esta con- rias -aun cuandola periferia esté ya instalada en el centro o, hipotéti-
junción puede desatar hoy en ese mismo -y otro- territorio, atravesado camente, sean todas periferias—, lenguas jerárquicas y secundarias, ba-
rreras lábiles o férreas -o ambas cosas a la vez, según de qué lado se
? “Chicano es un término empleado coloquialmente, principalmente en los Estados
Unidos, para referirse a los mexicano-estadounidenses. En un inicio, se utilizó para referir-
se a los habitantes hispanos oriundos delos territorios estadounidenses que pertenecieron ? En el origen del proyecto según comentara la directora belga en alguna review-
anteriormente a México (Texas, Arizona, Nuevo México, California, Utah, Nevada y partes estaba la noticia de que unos rancheros de Arizonapreferían imponer su propia ley a los
de Colorado y Wyoming). Sin embargo, dependiendo de la fuente o el contexto, puede re- inmigrantes ilegales que lograban pasar la frontera antes que entregarlos las patrullas.
ferirse a un ciudadanoestadounidense de origen mexicano 0 a una persona nacida en Esta- Así, decidió filmar en el límite entre México y Estados Unidos, la última obra de una tri-
dos Unidos de origen mexicano” (tomado de Wikipedia). Es interesante ver, en este texto,
logía -suerte de “carnets de viaje” que la habían llevado antes porel Este europeo y lue-
las sutiles variaciones de la nominación, que tendrán sin duda algún efecto en la vida social go porel Sur de Estados Unidos-, recogiendo historias de migrantes y familiares de víc-
e institucional, Anzaldúa, por su parte, era hija de una séptima generación de rancheros te- timas, rasgos de la vida cotidiana y del paisaje, en una perspectiva entre documental y
janos, y sufrió desde chica discriminación y racismo. antropológica.

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intente pasar, como en la militarizada San Diego/Tijuana, punto can- caso, la imposición del linde, la frontera, conlleva la amenaza -y el de-
dente deesa trágica “frontera norte”-.* seo- dela transgresión.
Esta obsesiva partición —y repartición- deterritorios, a la que se su- Es que la transgresión está contenida en la idea misma de frontera,
¡man nuevasfronteras interpuestas donde nolas había, invasiones, tráfi- así como en el simpleejercicio del lenguaje. Y hasta podría decirse que
cos, saqueos, expulsiones de poblaciones enteras, migrancias inducidas es la fuerza que anima, secretamente, todoslos tránsitos. Desde el esfor-
por el miedo,el acoso o la miseria; conquistas de zonas pródigas en re- zado eterno retorno de quienes una y otra vez intentan pasar “del otro
cursos naturales en desmedro de sus pobladores, hacen de la territoriali- lado”, en quela dificultad del acceso parece incrementar la fantasía, hasta
dad un elementodecisivo en esta etapa del capitalismo, que cada vez pa- los significantes que guían nuestra percepción cotidiana. Umbral, fron-
rece alejarse más de su carácter “metafísico” comolo definiera Scott Lash tera, límite, señalan por ejemplo, quizá en un crescendo, los grados de in-
(2005) aludiendoa ese reparto de poder que se consuma en las pantallas cursión del lenguaje en los territorios de la intimidad, gradación que asi-
líquidas de las bolsas del mundo sin ninguna instancia material. O en mismopodría expresarse, más allá de la clásica distinción moderna entre
todo caso habría que pensar quelo virtual surge también inevitablemen- público y privado, en la sutil escalada que supone pasar de lo biográfico
te sobre esos territorios y que la “guerra perpetua”, que nodeja de asolar perfectamente público- a lo privado -que nolo es tanto- y a lo íntimo,
lejanas geografías, es su modelo y su precio. que constituye hoy el mayor atractivo de los medios de comunicación,
Pero también se agudizan las fronteras internas entre los propios ha- una intimidad devenida pública en una transgresión generalizada y por
bitantes que podrían reivindicar la pertenencia a un lugar:fronteras ur- lo tanto ya estereotípica.
banas trazadas por procesos de gentrificación, con el consiguiente vacia- En efecto, ¿qué podríamos considerar verdaderamente transgresivo
miento de zonas degradadas para hacer de ellas nuevos anclajes para en nuestras sociedades contemporáneas, donde, contrariamente a lo que
nuevos pobladores, o la marginalización progresiva de algunos barrios sucede con losterritorios físicos, hay un creciente desdibujamiento de lí-
mientras otros se transforman al ritmo del diseño y de la moda (Smith, -mites y fronteras que en líneas generales sólo cabe celebrar? Una mayor _
1996). Fronteras lábiles pero que pueden volverse férreas según las cir- apertura conceptual, un aflojamiento de la norma, una “cultura mundo”,
cunstancias, suponer peligros para transeúntes desapercibidos o dar lu- como algunos autores gustan llamarla (Lipovetsky y Serroy, 2008), esti-
gar a guetos que requieren de un salvoconducto para poderpasar, aun- 'mulada no sólo por las tecnologías sino también porviajes y migrancias
que sea lingúístico o visual, comoes el caso de las (mal) llamadas “tribus voluntarias, inciden fuertemente en los procesos de subjetivación y re-
urbanas”, cuyo reconocimiento identitario también suele basarse lo configuración identitaria, tanto a nivel individual comocolectivo, lo que
territorial. Y están también los barrios de autoencierro, que intentan in- genera una liminalidad -inquietante para algunos- entre prácticas y es-
terponer barreras a un “afuera” impreciso e inquietante. En cualquier pacios antes relativamente autónomos.
Prácticas de la vida cotidiana, desde luego, alimentadas en buena
* “La garita de San Ysidro (San Diego-Tijuana) es la frontera más congestionada del medida porla conectividad global y su imposición de formas, hábitos
mundo.En el 2005, 41.417.164 personas entraron a los Estados Unidos poreste puesto y modelos de vida; espacios académicose intelectuales, donde una ac-
fronterizo. La gran mayoría de ellos son trabajadores (de nacionalidad mexicana y esta- titud no reverencial hacia los cánones instituidos ha dado impulso a
dounidenses) que viven en Tijuana y trabajan en San Diego y el Sur de California. El tiem- un pensamiento transdisciplinario; prácticas artísticas, que dejan de
po para cruzar en la garita de San Ysidro es notoriamente lento, particularmente para las
personas que entran a Estados Unidos en auto” (tomado de Wikipedia). lado la pregunta porla obra para desplegar más bien su comunicabili-
Contrariamente, el paso hacia México no ofrece dificultad y prácticamente no hay si- dad formal y conceptual en el contexto acuciante del presente; prácti-
quiera control si se pasa a pie. Además de estos datos, cabe destacar que es la frontera más cas de escritura, que infringen lisa y llanamente los cánones al punto
militarizada del linde entre ambos Estados, con una doble muralla por trechos, patrullaje
constante del lado estadounidense y un enorme despliegue de tecnologías de control que de tornarse inclasificables -o “post-autónomas”, comolas define Josefi-
asemejan más bien dispositivos bélicos. na Ludmer(2011).

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA EL UMBRAL, LA FRONTERA. EXPLORACIONES EN LOS LÍMITES

Una permeabilidad que se evidencia asimismo en la consideración retornó, como una acuciante interrogación, ante On Translation/Fear/
positiva de los espacios intersticiales, como lo expresan las figuras teóri- Miedo (2005), obra del artista catalán Antoni Muntadas sobre la fron-
cas del intervalo o del in between —“zonas fronterizas” del pensamiento, tera San Diego/Tijuana, que formó parte de La Memoria del Otro, una
según el decir anticipatorio de Bajtín (1982: 294), que se desenvuelven exposición de video arte curada por Anna María Guasch en el Museo
en “loslímites, empalmes y cruces” de las disciplinas, y en la valoración de Bellas Artes de Santiago de Chile en 2010. En esta muestra se daban
de la ambigijedad, lo indecidible, lo que puede ser una cosa y su contra- «cita obras que traducían una común inquietud en relación con diversas
ria, tema recurrente en la perspectiva deconstructiva. regiones del planeta: cómo dar voz y presencia, desde una perspecti-
En estos devenires, la expresión de la subjetividad, la voz la pre- wa estético-crítica, a los modos actuales de la vida precaria, el destierro,
sencia tienen un lugar de privilegio. Transgrediendo sus espacios canó- la migración, la humillación, el desarraigo, la diáspora. El “cómo” su-
nicos, las narrativas del yo -y sus múltiples máscaras- se difuminan en ponía un tipo particular de artista, que la curadora describía en estos
los más variados géneros y registros de la cultura, auto/biográficos, tes- términos:
timoniales, memoriales, autoficcionales, y ofrecen el don de la “propia”
experiencia. Aquí también se han corrido los límites éticos, estéticosy Ese “otro artista” es alguien interesado en el discurso social -no de clases
nuevas modulaciones advienen al rumor incesante del discurso social. sino de territorios-, notanto creador de imágenes sino investigador de ellas,
En la escritura, en las pantallas -todas ellas, en los escenarios, en el mu- que reúne, crea, cuestiona, relata y expone información icónica o de otro
seo y sus ámbitos conexos, en el arte público y la performance calleje- tipo sobre temas de carácter universal [...] para desenmascarar, descubrir,
ra. Narrativas cuya diversidad perturba cualquier intento de taxonomía denunciar,analizar... aspectos censurados, humillados, violentados o heri-
y que quizá porello resultan el ámbito propicio para dar cuenta de las dos del mundoactual (Guasch, 2010: 13).*
transformaciones de la subjetividad, las identidades, la memoria y la ex-
periencia individual y colectiva de este tiempo. Es su puesta en forma, “La obra de Muntadas -queintegra una serie de diversostrabajos bajo la
que es puesta en sentido, lo que permite articular, en el análisis, su di- "denominación común On Translation— había sido creada para participar
mensión ética, estética y también política. “de un evento generado por inSite 05, un proyecto de arte contemporá-
En ese “dar cuenta” del acontecer, en esa “puesta en forma”, la ima- “neo con base en la región binacional de San Diego/Tijuana,financiado
gen -en la cultura de la imagen- tiene un indudable protagonismo. La por ambos Estados y dedicado a comisionar y promover nueva obra de
imagen móvil, en sus innúmeros registros, del documental al video arte, artistas en el dominio público.* El propósito del autor fue que el video,
de lo institucional.a lo doméstico y lo marginal; la imagen fija, donde la
fotografía, pese a la manipulación tecnológica, ha recuperado su aura de Los artistas participantes fueron Ignasi Aballí, Dennis Adams, Ursula Biemann,
veracidad -quizá por la monstruosa cara del mundo quele toca revelar—, "Hannah Collins, Jordi Colomer, Francesco Jodice, Rogelio López Cuenca, Antoni Munta-
al tiempo que se impone en las prácticas artísticas con un impacto po-
_ das y KrzysztofWodiczko.
* “inSite surgió en 1992 como una experiencia de erosión cultural y de mapeo de inters-
tente y metafórico. “ticios en el área fronteriza de Tijuana/San Diego. Entonces, la realización de instalaciones y
de artefactos para sitios específicos buscaba provocar una reflexión local acerca del borde
como emplazamiento crítico, entre artistas contemporáneose instituciones de México y los
“Estados Unidos. Muy pronto la frontera no sólo se reveló comoun sitio arrasado por ríspi-
2. ÁRTE EN LA FRONTERA “dos procesos identitarios, sino que a su vez eseborde periférico devino en sí mismo un nó-
-dulo central en el entramado operativode la globalización” Véase en línea: <http://anaima-
Fue precisamente a través de la imagen que la frontera, aquella que Glo- tion.com/web_projects/yonke_art/espaniol/this_is_tijuana/insite.html>.
Allo largo de esos años unos 200 artistas, muchos de ellos de renombre internacional,
ria Anzaldúa trazara con la iconicidad de la palabra y la fuerza perfor- proyectaron sus obras “en el sitio”, que fue preferentemente la frontera del lado mexicano.
'mativa dela lengua, tensandoloslímites entre traducción y transgresión, Hubo también acciones en la región de San Diego, pero en espacios mucho más acotados y

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA EL UMBRAL, LA FRONTERA. EXPLORACIONES EN LOS LÍMITES

de 30 minutos, se pasara a ambos ladosde la frontera y porla televisión respuesta— los respectivos prejuicios y el profundo desconocimiento
pública, tanto en México DF como en Washington Dc,centros neurálgi- 'otro, alimentados sabiamente desde los Estados, los medios de comu-
cos del poder, a fin de intervenir sobre uno de los medios que ejerce ma- ión y los tráficos, esa “industria del miedo”, al decir del autor, que
yor control e influencia en la era de la comunicación.” en y gracias a la frontera, una trama de negocios que desafía
Dando cuenta, una vez más, del “giro narrativo” del arte público interpretación dicotómica a favor de unos y en desmedro de otros.
contemporáneo,' el artista catalán también elige partir desde el lengua- La frontera, parece decirnos,se establece, más allá de la barrera física, de
je, poniendo en tensión la traducción con el sentimiento más común del invisible, simbólica y simbióticamente, a ambos lados, y el desafio
ser humano, Fear/Miedo, experiencia compartida a ambos lados de la miedo -y también sus víctimas- se juega justamente en el medio, in
frontera, en cada caso con su modulación particular: desde San Diego, . Un lugar “entre”, podríamos aventurar, que nunca abandonarán
el miedoa la llegada del narcotráfico, de la mano de obra barata, indo- que logren cruzar “del otro lado”: será otro cruce, entre lenguas y cul-
cumentada, de una lengua cuya expansión amenaza el inglés; desde Ti- on translation, con sus pérdidas y ganancias, su “ni-ni” indecidible.
Juana, unido a la esperanza, un miedo más físico, de ser atrapado porla Un lugar que quizá compartimos sin haber cruzado una frontera física
migra, ser deportado, de perderla vida o de vivir en la precariedad sin "para permanecer, que hasta podría definirse, metonímicamente, como
reaseguro de permanencia. El lenguaje del arte se aleja aquí de los signi- un modo de ser contemporáneos.
ficantes más trillados, la violencia, la victimización -y, por ende, la com-
pasión-,para dar la voz, de ambos lados, en ambas lenguas, a personas On Translation es una serie de obras que exploran cuestiones de transcrip-
entrevistadas de diversas edades, sexos, clases sociales y posición ideo- ción, interpretación y traducción. Del lenguaje a los códigos. Del silencio a
lógica, en un collage audiovisual de textos, estadísticas, vistas del paisa- la tecnología; de la subjetividad a la objetividad; del acuerdo las guerras;
Je interrumpido por la traza amenazadora del muro, imágenes de filmes de lo privado a lo público; de la semiologíaa la criptografía. El papel de la
-algunos antológicos-, publicidades, noticias, música... Una distancia traducción/los traductores como hechovisible/invisible (Muntadas, enca-
socioantropológica en una mirada estética, que opera, en el espíritu del bezadode las obras que componen la serie, citado en Guasch, 2010; 154).
dialogismo bajtiniano, poniendo en sintonía -y, por ende, en posibilidad
Pero no sólo Muntadas se ocupó de la “frontera norte” en la exhibición
de Santiago de Chile, que incluyó asimismo su trabajo simétrico, On
con públicos menos masivos. Néstor García Canclini (2003) hizo un estudio sobre esas
prácticas tomando los años 1994, 1997 y 2000-2001. La última iniciativa del programafue Translation/Miedo/Jauf(2007), sobre la frontera marina de Tarifa/Tánger,
precisamente inSite 05,en la que participó Muntadas. con suspateras, el miedo al naufragio y el terrorismo como otro compo-
7 La cadena mexicana Televisa lo transmitió oportunamente el Canal 12. No ten; nente esencial. También el artista polaco Krzysztof Wodiczko presentó,
inforiracion da que setusyaciblbido tacablén ca Estados Unidos. Ñ entre sus varias obras, The Tijuana Projection (2002), una intervención
* Comounode los ejemplos de este “giro”, y por iniciativa de la European Network of
Public Art Producers (EnPAP), se organizó un simposio entre el 22 y el 24 de marzo de 2012 performática realizada asimismo en el marco del inSite 02 sobre la facha-
en diversas localizaciones de la Comunidad Autónoma Vasca (principalmente en Bilbao y da del Omnimax Theater en el Centro Cultural de Tijuana (CEcUT), co-
Vitoria-Gasteiz), bajo el título Going Public - Telling it as it is?, en cuya convocatoria se afir- nocido popularmente como “la Bola” por la redondez de su estructura,
maba: “El storytelling siempre ha sido un elemento crucial y puede emplearse como una
metodología para la creación e interpretación del arte público, en continuo diálogo con un edificio concebido con un propósito dinamizador e integrador: Tijuana
contexto y una historia local siempre cambiantes. A través de una serie de conferencias comoatracciónturística y cultural y no solamente comoreino del narco-
performativas, el seminario explora relatos y el storytellingcomo un enfoque metodológico tráfico, la prostitución y la “vida alegre”.
con relación al arte en la esfera pública, Los/as artistas relatan una historia sobre el encuen-
tro que se produce en relación con la obra de arte pública”, Véase en línea: <http://wwnw. Elartista, que suele trabajar en transgresión de escala, proyectan-
Comsonnirg/e/proyectos/enpap-european-networkpublic-ar-producersoing-publi- do imagen y voz sobre edificios o lugares emblemáticos para estable-
cer una conexión subversiva y crítica con ellos -como en The Hiroshima

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA EL UMBRAL, LA FRONTERA. EXPLORACIONES EN LOS LÍMITES

Projection (1999)? que también integraba la muestra—, lo hizo esta vez afectación que ese peculiar cronotopo —el miedo, la frontera- tiene
haciendo aparecer, sobre esa estructura, enormes rostros de mujeres, tra- las formas de convivencia, el reconocimiento de sí, las identidades,la
bajadoras en las maquiladoras de Tijuana, que narraban en presencia y da del espíritu. La intervención transformaba así un espectáculo dealta
en tiemporeal el drama de su experiencia laboral y familiar, la afectación enología capaz de concitar audiencias, presencias reales en escenarios
del trabajo en su salud, el abuso sexual, la desintegración familiar, el al- aderos, en una experiencia dearte crítico.!!
coholismo, la violencia doméstica y la policial, expresando así la disloca- Pero, ¿qué es lo que define un arte crítico? Según Chantal Mouffe
ción de sus vidas en Tijuana -porotra parte, una frontera al interior de (2007b), es aquel que “fomentael disenso, el que vuelve visible lo que el
su propio país-, con respecto al espacio de pretensión integradorarepre- onsenso dominante suele oscurecer y borrar”. En este “hacer visible” la
sentado por el CECUT. distingue a grandes rasgos dos tendencias, según la orientación
órica y política: el involucramiento en una pugna contrahegemóni-
Tijuana. Es una frontera no sólo entre México y Estados Unidos sino tam- sa al interior de las instituciones, utilizando sus medios y técnicas para
bién entre Tijuanay el resto de México... para mucha gente quellega desde esafiar y subvertir cánones y normas -una postura coincidente con su
provincias pobres como Chiapas tratando de mejorar su vida trasladándose ropia definición de lo político en términos de agonismo, lucha por la
al norte, Cruzan la frontera aún antesdellegar a Tijuana. Es la frontera en- gemonía—" o bien el “éxodo” delas instituciones existentes, en el con-
tre el poblado feudal y el trabajo en la fábrica maquiladora como miembros encimiento de quela deserción es la única forma deresistencia en esta
de una nueva clase de proletariado industrial, Saben que van de un viejo tapa del capitalismo."
infierno a uno nuevo. Para muchos de ellos es una ventaja. Quizá no hay Tanto la obra de Muntadas como la de Wodiczko se inscriben a su
nada peor que permanecer toda la vida en un mismo infierno (Krzysztof nodo en la primera de estas tendencias. Ambostrabajan sobre géneros
Wodiczko; la traducción mepertenece).!* es al espectáculo y a los medios de comunicación,alterando sus lógi-
s, mostrando la potencialidad de transgresión de los lenguajesutiliza-
Ante esa “fachada” -y acentuando quizá su acepción como mera apa- dos, su deslinde dela repetición y el estereotipo. Fear/Miedo, más allá de
riencia-, rostros, voces e historias, anclajes biográficos del sufrimiento su factura estética, pone a dialogar lenguas y percepciones que se cruzan
colectivo —relatos breves, recuerdos, sueños, pequeñas escenas que ge-
neraban en público una extraña intimidad- desafiaban la monumentali- 1 La redondez del edificio -parte de un ambicioso proyecto arquitectónico- hacía aún
dad abstracta y silenciosa mostrandolo no dicho, la penuria cotidiana, la is impresionante el efecto de las imágenes que se proyectaban, que aparecían lisa y llana-
nte comocabezas de tamaño descomunal. Se usó tecnología de avanzada especialmente
diseñada: un aparato sobre la cabeza [headset] que integraban una cámara digital y un mi-
* En esa obra, el artista proyectó, a la altura del lago artificial del Hiroshima Memorial 'crófono y les permitía a las mujeres moverse manteniendo la imagen que se transmitía en
Park, las manos gesticulantes de testigos que padecieron las secuelas del ataque nuclear, “foco. Este aparato estaba conectado con dos proyectores y amplificadores que transmitían
acompañando así las voces de sus testimonios, con el fondo del emblemático edificio A- los testimonios en vivo, que fueron compartidos con losparticipantes en una plaza pública
bomb Dome, que se mantuvo parcialmente en pie después de la bomba. Durante dos no- “durante dos noches consecutivas, con una audiencia de más de 1.500 personas. Se proyectó
ches, en ocasión del aniversario, miles de personas asistieron a la proyección, que de algún “sobre la fachada de 60 pies de diámetro del Omnimax Theater, del cecur, con una banda
modo desafiaba una tendencia oficial al silenciamiento del relato traumático y la memoria. "para el subtitulado en inglés. Véase en línea; <http://video.mit.edu/watch/tijuana-projec-
10 “Tijuana. 165 a border not only between Mexico and the United States, but also be- _tion-4295/>.
tween Tijuana and the rest of Mexico... for many people who come from poor provinces 1 Al poner en sintonía la cuestión de las prácticas artísticas con la concepción hegemó-
such as Chiapas to try to advance their life by moving north. They cross the border before “nica de la política (Laclau y Moufle, 2005), la autora señala que no se pueden considerar
they reach Tijuana. That's the border between the feudal village and work in the maquila- ambas esferas porseparado —el arte, la política- ya que en todo arte hay una dimensión po-
dora factory as members of a new kind of industrial proletariat. They say they move from lítica, así comoen la política una dimensión estética. De allí su rechazo a la denominación
an old hell to a new hell, For manyof them,thats an advantage, Perhaps there is nothing ¡de “arte político” y su preferencia porel concepto de “arte crítico” (Mouffe, 20076:67).
worse than to stay in the same hell all their life long” (KrzysztofWodiczko). Disponible en 1 Esta segunda tendencia se relaciona, para Moufle, con la concepción de la multitud
línea: <http://www.art21.org/images/krzysztof-wodiczko/the-tijuana-projection-2001-2>. desarrollada por Negri y Hardt.

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todoel tiempo, a un ladoy a otro de la frontera, de un modo en querara- indigno muro que comenzaba alzarse, también, a su paso. 7he Loop,
mente lo harían los programas de noticias o entrevistas, que tienden más por su parte, nos remitía una vez más a la paradigmática frontera Tijua-
bien a ofrecer una pugna radicalizada de posiciones o a consolidar algu- na/San Diego, con unainsólita invitación: la de recorrer medio mundo
na delas posturas en conflicto. The Tijuana Projection, por su parte, hace para no tener que atravesarla. Convocado también a participardel inSite
aparecer —en el sentido arendtiano dela aparición comorasgo constituti- en 1997, decidió norealizar una obrain situ sino utilizar sus honorarios
vo de la esfera pública democrática (Arendt, 1974)- voces y rostros para para trazar una curva (the loop) física, territorial, en un viaje que partió
decir aquello de lo que se sabe más porla crónica policial o el runrún de desde Tijuana, bordeó la costa de América hasta Santiago de Chile, cru-
la conversación cotidiana que por el relato biográfico de los propios acto- 6 a Nueva Zelanda, Australia, Singapur, Hong Kong, y todoel contor-
res. Pero además, en esa aparición del rostro en una desmesura que per- ho del este asiático, pasó luego a Alaska, Canadá y Estados Unidos, para
turba toda adecuación referencial, podría interpretarse quizás ese senti- llegar finalmente a San Diego, seis semanas después, sin haber cruzado
do ético que Lévinas otorgabaa la visión del rostro del otro, no comola la frontera. La performance quedó consumada en una postal con una
captación de sus detalles sino la de aquello,irreductible, de su condición imagen de horizonte marino en cuyo dorso aparecía el mapa coneliti-
de humanidad: “Hay en el rostro una pobreza esencial [...]. El rostro es herario, que se iba distribuyendo en todas las escalas delviaje y estaba a
expuesto, amenazado, como invitándonos a un acto de violencia. Al mis- disposición del público en la muestra del museo. Al pie se leía la siguien-
motiempo, el rostro es lo que nos impide matar” (Lévinas, 1982: 80; la te inscripción:
traducción me pertenece).
En ambasobras hay una puesta en escena -fuera de la “escena” con- Para ir de Tijuana a San Diego sin cruzar la frontera entre México y Estados
vencional- atenta a los afectos en juego —y sus afecciones- que otorga Unidos seguí una ruta perpendicular en dirección opuesta al muro y cir-
visibilidad y asumela tensión dramática de la confrontación pero en re- cunnaveguéel globo en dirección 67” sudeste, noreste y sudeste nuevamen-
chazo del sentimentalismoy la banalización mediática. También aquíla te hasta alcanzar mi puntode partida. El proyecto se mantuvo libre de toda
alusión,la elisión, el carácter fragmentario de la memoria las vacilacio- implicación crítica más allá del desplazamiento físico del artista (la traduc-
nes de la narración se ponen de manifiesto explícitamente, a distancia de ción me pertenece).
la explicación,el cierre o la conclusión.
Enuna trama de coincidencias, también en 2010 se pudo apreciar El objetivo de la obra era doble: por un lado, ponerel acentocrítico en la
en la Tate Modern de Londres, una retrospectiva de Francis Aljs, artis- dificultad intrínseca y las vicisitudes del cruce de esa frontera; porel otro,
ta belga que vive, y trabaja en México DF pero que desarrolla proyec- ironizar sobre ese mismo gesto y sobre los excesos del art world travel de
tos en distantes lugares del mundo. Dos obras en particular ponían el los años noventa. Es interesante pensar también la duplicidad de ambas
acento en la desgarradura de la frontera: The Green Line (2005) y The opciones estéticas, que realizan el acto crítico a un tiempo comoalegoría
Loop (1997). La primera presentaba en video una acción performática y como literalidad: la línea del mapa se traza sobre la tierra, en el territo-
que consistió en recorrer a pie, derramando a su paso pintura verde,la rio -como memoria del acuerdoinfringido por la guerra y la anexión=;
traza hipotética de la vieja línea divisoria de 1948 entre Israel y Jordania el rodeo como método -al cual nos referíamos en los primeros capítu-
en Jerusalén, traspasada hacia el este por Israel sobre poblamiento pa- los- se plasma aquí en un desplazamiento físico y también territorial. En
lestino después de la Guerra de los Seis Días (1967). Atravesandocalles,
muros, baldíos, ante la mirada atónita o indignada de los transeúntes, el **In order to go from Tijuana to San Diego without crossing the Mexico/United States
border, 1 followed a perpendicular route away from the fence and circumnavigated the
artista pretendía restaurar vivamente la memoria de aquella línea verde globe heading 67" South East, North East and South East again until I reached my depar-
que se había trazado en el mapa original entre ambos Estados, marcan- ture point. The project remained free and clear ofall critical implications beyond the physi-
do su disidencia respecto de la demarcación territorial actual y con el cal displacement ofthe artist”

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA EL UMBRAL, LA FRONTERA. EXPLORACIONESEN LOS LÍMITES

amboscasos,el artista opera más comoel soporte de la acción que como "persona, y al mismo tiemposudificultad, la necesaria distancia de la re-
un verdadero protagonista. presentación, que una vez más adoptaba una formaindirecta y alegórica.
Otra modalidadcrítica, con un carácterritual y conmemorativo ha-
cia quienes perdieron la vida en el cruce de esa frontera, fue La Nube/
The Cloud, una intervencióndelartista chileno Alfredo Jaar, convocado 3. ARTE PÚBLICO/ARTE CRÍTICO
asimismo por inSite en 2000, que realizó una performance que definió
como “monumento efímero” en un lugar montañosode pasoilegal cer- En su diferencia, cada una de estas intervenciones de artistas reconoci-
cano la playa, a la queasistieron, entre otros, familiares de las víctimas. «dos en el plano internacional ponía en sintonía la localidad —y su punto
La obra consistió en la liberación de 3 mil globos blancos contenidos en candente, la frontera con el escenario global y las tensiones geopolíti-
una red con forma de nube, que representaban las almas de hombres, cas, económicas, étnicas y culturales de esta etapa del capitalismo, dando
mujeres y niños que en los últimos diez años habían sucumbido pordis- cuenta, quizá inadvertidamente, de ese significante un tanto enigmático,
paros de patrullas, persecuciones o condiciones climáticas extremas, al “lo glocal”. Y cada una, en su estilo, afirmaba a su vez la potencialidad
intentar llegar a la tierra prometida. La acción tuvo lugar junto al muro del arte crítico en tanto capaz de crear espacio público y no meramente
del lado mexicano en un día soleado de azul diáfano, y la dispersión fue transcurrir en él. Porque, como afirma Rosalyn Deutsche:'*
acompañada porrecitados, con música de Bach y de Albinoni ejecutada
por un conjunto del lado mexicanoy un solista del lado estadounidense El discurso sobre el arte público tiende a asumir queel arte es público si se
(donde no había público). ubica en espacios físicos fuera de museos o galerías, por ejemplo en plazas
urbanas. Al aceptar sin más que tales espacios son públicos, el discurso del
La Nube duró 45 minutos, durante los cuales se ofreció un espacio y un arte público oculta el hecho de que están, como cualquier otro espacio social,
tiempo para el duelo. Hubo música, ejecutada a amboslados de la frontera, sujetos a restricciones, dominados porintereses económicosprivados y con-
uniendo simbólicamente una tierra y un pueblo divididos. Se leyó un poe- trolados porel Estado bajo la forma del planeamiento urbano, Al asumir que
may se hizo un minuto de silencio. Entonces los globos fueron liberados. los espacios fuera de las instituciones artísticas son públicos se le da al arte
Contrariamente a las condiciones normales del viento, esa mañanael viento un papel afirmativo o decorativo, y ello está tan arraigado en el discurso so-
tomó un giro inesperado y empujó los globos hacia México. Catalina Enri- bre el arte público que inutiliza el término “arte público” para fines críticos.
quez, Félix Zavala, Guadalupe Romero, Trinidad Santiago, Aureliano Ca- “Tengo para mí que la condición pública de una obra de arte noestriba en su
brera y los otros volvieron a casa (Jaar;la traducción me pertenece).'* existencia en una ubicación que se predetermina como pública, sino más
bien en el hecho de que ejecuta una operación: la operación de hacer espacio
Se ponía así de manifiesto, como en otras obras deJaar, la inquietud por público al transformar cualquier espacio que esa obra ocupe en lo que se deno-
dar cuenta dela atrocidad del número -en relación con las víctimas-, mina una esfera pública (Deutsche, 2007: 2; el énfasis me pertenece).
donde los nombres que se enuncian vienen a reponerla cualidad de la
En coincidencia conesta afirmación, mi encuentro azaroso con estas obras
=y el de muchas otras personas- nose dio justamente “en presencia” en el
15 “The Cloud lasted 45 minutes in which we offered a space andtime of mourning. Mu-
sic was played on both sides ofthe border, symbolically uniting a divided land and people. acontecimiento que tuvo lugar en o cerca dela frontera, sino en su posteri-
Poetry was read and a moment ofsilence was observed. Then the balloons were released. dad, en su devenir casi obligado comopiezas de exhibición en instituciones
Contrary to normal wind conditions, the wind that morning took an unexpected turn and
pushed the balloons towards Mexico. Catalina Enriquez, Felix Zavala, Guadalupe Romero,
Trinidad Santiago, Aureliano Cabrera and the others went back home” Disponible en línea: 'é Conferencia en el curso Ideas recibidas. Un vocabulariopara la cultura artística contem-
<http://wwwalfredojaar.net/index1.html>. poránea, enel Museu d'Art Contemporani de Barcelona (MACñA), 19 de noviembre de 2007.

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA EL UMBRAL, LA FRONTERA. EXPLORACIONES EN LOS LÍMITES

jerárquicas bajo el modelo canónico de la exposición o la retrospectiva. parafernalia intimidante de faros,rejas, cámaras y patrullas. Algo de esta
Pero también ese espacio público del arte crítico se juega hoy, aún frag- multifacética realidad y de las subjetividades que genera pudo aprehen-
mentariamente y el impacto presencial del momentoy el lugar, en la der la obra de video arte de Muntadas, quien, a diferencia de los otros
Web, en la posibilidad de seguir, con las limitaciones del caso, las trayecto- artistas a los que nos hemosreferido, trabajó a ambos lados, proponien-
rias de los artistas que nosinteresan y sus “circunvalaciones”, para tomar la do, a través del montaje de las imágenes, un movimiento dialógico =sin
expresión de Alys, que los llevan, cada vez más asiduamente, a los más dis- pretensión alguna de consenso- que difícilmente se hubiera producido
tantes rincones del planeta.'” Y nos permite también, cuando escribimos en la vida, dejando abierta la cadena significante, lejos del manifiesto o la
sobre ellos, no sentirnos culpables por no mostrar las imágenes. “victimología”, pero con unaclara postura agonista.'*
Esta noción de arte público crítico es compatible con la de Chantal
Mouffe, quien enfatiza a su turno el componente político: “Lo que hace Una de las cosas que produjo Fear/Miedo es que cuando lo visionó gente que
que todas esas muy diversas prácticas artísticas sean críticas [pone como había colaborado en el proyecto, hubo alguien que me pidió una copia para
ejemplos a Barbara Kruger, Hans Haacke,el propio Wodiczko, etc.] es que enseñarlo a los policías del border patrol, porque creía que deberían ver y
se las puede considerar, aunque en formas diferentes, intervenciones ago- escuchar estas opiniones que vienen de Tijuana y San Diego, unas opiniones
nistas en el espacio público” (Mouffe, 2007b:69; el énfasis me pertenece). producidas por el miedo generado por unas situaciones de las que ellos son
Volviendo al espacio público dela frontera, y como una de las con- en parte responsables, y que nunca escuchan. Parece que ese trabajo está
clusiones de su estudio sobre un período del programa de arte contem- definiendo un público sobre el que puede ser efectivo. Fantástico, pero eso
poráneo inSite, García Canclini (2003) destacaba que tanto la antropolo- no siempre ocurre (Muntadas, en entrevista con Pedro Medina, 2007: 604).
gía comolas prácticas artísticas parecen tener mayor disponibilidad para
percibir consutileza la problemática delas fronteras en tanto situaciones ¿Por quétraer a colación, en los Giros teóricos, estas “exploraciones en los
que separan y a la vez comunican. Porque en efecto —y más allá de la real límites”?
interculturalidad de la región “binacional” San Diego/Tijuana, de la mez- Una primera respuesta sería quizá un tanto personal: una pasión por
cla de lenguas, comidas y costumbres, de los rituales que han atravesado lo visual que convive conla pasión porel lenguaje. Pero la segunda, más
la frontera para quedarse, de los millones que viven “del otro lado” y los concreta, es que creo que es interesante reflexionar -en un encuentro de
que pasan “de este lado” en plan turístico, de compras o de negocios- la gente de Educación- sobre estas formas de articular lo teórico, lo estéti-
misma amenazadora barrera de separación, hecha con las chapas que co, lo ético, lo político, en una “subjetividad crítica” o una “percepción
sirvieron al ejército estadounidense para el aterrizaje en el desierto du- que solicita la participación, como propone Muntadas (2007); o bien,
rante la guerra del Golfo -un reciclaje para nada in/significante=, sopor- como reza el adagio de Alys para The Green Line: “A veces, hacer algo
ta la animación cotidiana de los que van y vienen en mediodel bullicio poético puede tornarse político, a veces, hacer algo político puede lle-
de los vendedores ambulantes —el diario on line de Tijuana registra, junto gar a ser poético”.'? Unas formas —indirectas, metafóricas, alegóricas- que
con la temperatura, el tiempo estimado de espera hacia San Diego, que
suele rondar entre dos y tres horas—,tiene su porosidad y sus filtraciones
—niños que pasan, en algún lugar, a jugar “del otro lado”- y alienta la tra- '% De alguna manera, también este trabajo repetía el gesto de Muntadas de mostrar el
vesía de los que intentan franquearla sabiéndose indeseados, aún con la video a los “dos lados”: fue proyectado en el Iberian and Latin American Cultures De-
partment de la Universidad de Stanford, luego de mi conferencia, ante un auditorio de es-
tudiantes chicanos, latinos y estadounidenses, y más tarde en el marco de un seminario que
dicté en la Universidad Iberoamericana de México pr. En ambos casos tuvo muy buena
% Uno de los últimos trabajos de Alys, por ejemplo, el filme Reel/Unreel (20 m.), sobre recepción y se generó un interesante debate.
la quema de filmes por los talibanes, rodado en Kabul, Afganistán, en 2011 con participa- % "Sometimes doing something poetic can become political and sometimes doing
ción de niñosdel lugar, puede verse en línea en: <http:/www*rancisalys.com/>. something political can become poetic”

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA

también nos interpelan en cuanto a la concepción misma de transdisci- VII. El nombre, el número
plina, comointersección imaginativa de diferentes saberes, cruces, atra-
vesamientos entre campos, múltiples visiones simultáneas de un objeto
de estudio en relación con una actualidad (Arfuch, 2008), desdeñandoel
patrullaje de fronteras -disciplinares-, al que tan afectas continúan sien-
dociertas posiciones, aun en el devenir de este nuevo siglo. Esto no supo-
ne porcierto ninguna liviandad y tampoco improvisación, sino más bien
apertura, escucha, disposición hacia el otro —el otro saber,la otra mirada,
el Otro, simplemente. Atreverse a salir del encierro que a veces supo-
ne la especialidad -sin desmerecerla- hacia la espacialidad, podríamos
decir, hacia lo que diversas narrativas -dela filosofía, el cine, las artes,
la literatura, la poesía- tienen para decir de nuestro conflictivo presente.
El umbral, la frontera -así comoel lenguaje y la transgresión- de- EL NÚMERO,en la dimensión atroz del conteo de las víctimas, acompaña
linean asimismo el espacio del aula, ese lugar simbólico que deja huella con una pasmosa naturalidad nuestra vida cotidiana. En el insomne fluir
perdurable en la construcción de sí y de los otros, y donde pueden des- de las pantallas la noticia acumula las cifras día a día: escenarios de gue-
plegarse el miedo,la discriminación,la violencia y reforzarse acendrados rras lejanas cuyosfocos se encienden una otra vez, atentados, enfrenta-
prejuicios, todo lo cual acrecienta nuestra responsabilidad. Aquí también mientos, catástrofes, éxodos, masacres. El número es variable y ya no se
se abre el terreno dela exploración sobre los límites -del poder, del sa- sabe cuánto es mucho. O si el escándalo de la muerte así llegada se mide
ber, de la autoridad- donde voces, memorias y biografías son esenciales en aritmética. Nada es nuevo, por cierto, y el estado actual de la violencia
para el reconocimiento,tanto desde lo personal comoen las experiencias parece instituirse sobre horrores mayores del pasado: la Gran Guerra,
y vivencias compartidas. el genocidio armenio,la “solución final”, Hiroshima,las dictaduras la-
Finalmente, y consecuente conla tríada semiótica, cara a Peirce, ha- tinoamericanas y, ayer nomás, Ruanda... Sin embargo, sabemos que
bría todavía -si me lo permiten— una tercera respuesta posible al porqué ho estamosa salvo, que ninguna racionalidad tranquiliza el presente
de esta exploración, que me hallevado, por el azar de los viajes y por sobre la huella de lo acontecido, que se ponen en juego renacidas vio-
esas casualidades que no lo son tanto, a encontrar —y elegir- estas obras lencias de Estado, ahora “globales” (Calveiro, 2012), que aunque se nos
y estos artistas: el espacio biográfico, tema al que mehe dedicado larga- hable de “guerras humanitarias” se dejarán caer las bombas sobre po-
mente -pero nunca para hablar de mí-, el hechofortuito de tener un hijo blaciones civiles y que el número fatídico seguirá primando -en des-
que vive en San Diego percibir, en cada visita, desde una mirada distante Pojo de los nombres- en los descarnados informes de prensa, dando
-desde el español de Buenos Aires, desde nuestra frontera mítica del “fin cuenta de nuevos “horrorismos” (Cavarero, 2009).
del mundo”-, las contradiccionesy las tensiones, la simbiosis peculiar de Este estado del mundo se traduce también en imágenes que desafían
esa región de “dos lados”, la pugna desigual de lenguas y culturas y la tra- la tolerancia de la mirada y plantean todo el tiempo el antiguo dilema
za amenazante deesa frontera, aunque mi lejano pasaporte me dispense de la representación: qué y cómo mostrar, ya sea en la consabida foto-
del miedo. grafía de prensa -que vive su momento de gloria en las muestras inter-
nacionales-, en el trabajo del arte -a veces en notoria cercanía— o en lo
que la palabra logre hacer ver con su propia potencia metafórica.
lo largo de los capítulos de este libro, la violencia del número -y
la supervivencia del nombre- aparecen evocadas, con una insistencia

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA EL NOMBRE, EL NÚMERO

sintomática, en imágenes y palabras que delinean una zona en común. masacre. La víctima no puederesistirse, no puede contestar. Entonces, la
En la huella memorial de la guerra y la Shoá que persiste en Sebald y dificultad de representación tiene que ver con la imposibilidad de explicarla
Boltanski; en la experiencia traumática de la dictadura argentina en la racionalmente (Burucúa, 2007; 13).
voz de las mujeres; en el debate de los intelectuales y ex militantes; en
las prácticas artísticas sobre el espacio de la frontera de Jaar y Wodiczko Esa dificultad de representación se percibe claramente en Sobre la histo-
y, también,a la manera de un Aleph que contieney refracta buena parte ria natural de la destrucción, donde la masacre adquiere la forma históri-
de nuestros recorridos, enel trabajo de esos artistas en otros escenarios de ca, real, de los bombardeos sobre la población civil de ciudades alema-
masacre (Ruanda, Hiroshima), que incluimos en el apartado “Dar el nom- nas, un tema ocluido, tabú, no sólo en Alemania. Allí Sebald se demora
bre”. No fue pensadoasí, como una línea temática a desarrollar a través en el conteo obsesivo de las toneladas de bombas, de sus características y
de la obra de los autores convocados, y la comprobación,a posteriori, de sus efectos, del número de los bombardeos y de las cifras de los muer-
vino a dar cuenta no solamente de un posible efecto retrospectivo de es- tos, y retoma, en una especie de homenaje memorial -frente a la caren-
critura sino también de la profunda sintonía entre las voces y los afectos cia, precisamente, de representación-,las pocas voces que cuentan algo
que fueron puestos a dialogar aquí. El título de este ensayo se me impu- de lo sucedido en escenarios de un horror inimaginable. He postulado,
so entonces con evidencia incuestionable y con cierta reminiscencia sobre el fin del ensayo, cierta inesperada correspondencia con Boltanski,
borgeana -aunque sus números habiten el orden superior de una mate- este último también confrontado, desde su práctica artística, conel dile-
mática distinta y distante de la que aquí nos (preJocupa, en un infinito made la representación de la Shoá, y donde su parti pris estético para su-
pavorosoe inaccesible-. gerir el número incontable de las víctimas se traduce en cúmulos de ropa,
que establecen una relación metonímica altamente perturbadora con el
cuerpo(los cuerpos), y en el trabajo sobre fotografías: rostros -aun sin
1. SOBRE LA MASACRE nombre- que intentan sin embargo restaurar el circuito ético de la mira-
da, el reconocimiento y el duelo, planteándonos tal vez la pregunta, cara
En nuestro ensayo “La mirada como autobiografía” hay una cita donde a Mitchell (1996): ¿qué es lo que realmente quieren [de nosotros] las imá-
Sebald asumela voz de Thomas Brownepara desplegar una deslumbran- genes?, más allá de la congoja o la compasión.
te metáfora sobre la masacre y el número periódico de sus aconteceres, También en “Memoria e imagen” el número planea sobre el com-
que parecen sucederse con la naturalidad de la puesta del sol. La metá- Pulsivo deambular de Austerlitz por las estaciones de trenes de Europa
fora tiene un tono mítico, que de alguna manera tiñe de melancolía Los en busca de la verdad de un pasado que lo acicatea desde el misterio
anillos de Saturno, y me trajo a la memoria un artículo dondeel historia- de su origen. Un número que seguramente ha asaltado nuestra percep-
dor del arte Gastón Burucúa (2007)se refería a los dilemas de la repre- ción de viajeros al tomar un tren,alguna vez, y avanzar, siquiera un pe-
sentación de la masacre desdela antigiiedad,y planteaba una interesante queño tramo, sobre esa cartografía marcada para siempre por huellas
reflexión, muy pertinente para los casos que siguen: detragedia. Por el contrario -siguiendo con nuestro ensayo-,el des-
cubrimiento súbito enla estación de LiverpoolStreet reveló que otros
Lo que los griegos perciben es que, despojada de toda legitimidad, la masacre trenes habían traídoa los niños judíos, como Austerlitz, para salvarlos
no puede incluirse en una secuencia lógica de acontecimientos. Puede com- de la muerte más atroz. Nuevamente aquí mis dos personajes -Sebald
prenderse la violencia, la matanza en la guerra. Pero lo que no puede ex- y Boltanski- coincidirán en una imagen de la Reserva del Museo delos
plicarse es la masacre. Lo que existe entonces es una disparidad radical en- Niños, una de las salas que este último donara al Museo de Arte Mo-
tre el perpetradory la víctima. La víctimaestá inerme,en inferioridad de dernode París.
condiciones y sin capacidad de reacción. Esa disparidad es lo que define a la

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2. LA DISTANCIA DEL NÚMERO polémica epistolar entre intelectuales, psicoanalistas, periodistas, ex mi-
litantes, objeto de una compilación enlibro. El desencadenante, recorde-
En la experiencia de la última dictadura argentina la atrocidad del nú- "mos,fue una carta de Oscar Del Barco, publicada enla revista La Intem-
mero se unea la perversa figura de la desaparición: desaparición de los perie bajo el título de “No matarás”, en respuesta a los hechos que un so-
cuerpos y de los nombres, de los restos y de las huellas, que deja abierta breviviente del grupo, Héctor Jouvé, evocara en unaentrevista aparecida
una herida insondable tanto en la trama familiar comoen la cívica y so- con anterioridad en el mismo medio.* Como hemos visto, los argumen-
cial, por cuanto la pérdida no puede ser asumida cabalmente en ninguna tos desarrollados en las cartas, publicadas durante más de dos años tanto
de sus instancias —ni siquiera en la fría estadística de los aparatos del Es- en La Intemperie comoen otras revistas y en Internet, podrían agrupar-
tado- y tampoco honrada con los rituales propios de la muerte y del se, a muy grandes rasgos, entre los que privilegian una concepción de
duelo. Pero en “Mujeres que narran”,la relación entre el nombre y el nú- la ética pensada auto/críticamente desde la actualidad, dondeel fin, por
mero adquiere otro sentido, ligado igualmente a la desposesión: el rem- más justo quesea, no justifica los medios; los que realizan una lectura de
plazo del primero porel segundo, es decir, la borradura de la persona, la lo acontecido exaltando los ideales en juego en esa coyuntura histórica
biografía, la individualidad, en la más conspicua práctica concentracio- y los que consideran tan insoslayable la cuestión de la ética como el po-
naria: arrebatar a la víctima su condición de humanidad. Tanto en Poder —tencial de una idea revolucionaria. El tema —nunca saldado- se recorta
y desaparición, de Calveiro, como en las Conversaciones de cinco mujeres, sobre los horrores del nazismoy dela guerra, las violencias del terroris-
la problemática del número impuesto en el campo aparece en la elabora- mo de Estadoy las violencias revolucionarias en América Latina, discu-
ción narrativa del trauma y es quizá uno de los aspectos que impulsan la siones en las que se despliegan razones filosóficas,religiosas, ideológicas,
voluntad de asumir en el presente la autoría, el decir desde el nombre, políticas, y donde el número tiene una entidad fluctuante que va desde
reivindicandoasí la agencia y la expresión pública de la propia identidad. nuestro fatídico “30 mil” a la particularidad de dos casos -los que fun-
Sin embargo, según lo evocan en un tramodelas conversaciones, las cin- dan la polémica— en los cuales es precisamente el nombre (y no el nú-
co mujeres no se sintieron particularmente afectadas por tener que res- mero)lo que despierta una memoria y, con ella, una carga insoportable.
ponder al número; lo vivieron más bien como una barrera de protección
de su propia intimidad, dadas las peculiares condiciones en que transcu- Al leer cómo Jouvé relata sucinta y claramente el asesinato de Adolfo Rot-
rrió buenaparte de su cautiverio, entre las cuales se contaba la disponibi- blat (al que llamaban Pupi) y de Bernardo Groswald, tuve la sensación de
lidad para acompañar a sus captores en excursiones de esparcimiento que habían matado a mi hijo y que quien lloraba preguntado por qué, cómo
afuera, en la ciudad.' y dónde lo habían matado era yo mismo. En ese momento me di cuenta
clara de que yo, por haber apoyado las actividades de ese grupo, era tan res-
ponsable comolos que lo habían asesinado. Pero nose trata sólo de asumir-
3. ÉTICA Y RESPONSABILIDAD me como responsable en general, sino de asumirme como responsable de
un asesinato de dos seres humanos que tienen nombre y apellido: todo ese
En el conocido “debate Del Barco”, que abordé en el capítulo “Violencia grupo todos los que de alguna manera lo apoyamos, ya sea desde dentro o
política, autobiografía y testimonio”, la violencia extrema ejercida por un desde fuera, somos responsables del asesinato del Pupi y de Bernardo (Del
grupo guerrillero sobre sus propios compañeros en los tempranos años Barco, en AAVw, 2007: 31).
sesenta —que dejara su impronta en el accionar de las formaciones ar-
madas de la década siguiente— se transformaen el eje de una encendida
? Jouvé se había opuesto tenazmenteal “ajusticiamiento” de esos compañeros, que, se-
En relación con esto, véase el fragmento citado en las pp. 93 y 94. gún los jefes, amenazaban la seguridad del grupo por debilidad personal o inconsecuencia.

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En este “declararse responsable”, Del Barco asume de manera irreductible que fue mortaja para quienes se arrojaron en ella creyendoaliviar sus
la ética levinasiana, que también estuvo en juego en el debate. En térmi- heridas-, las manos, las voces y el fondo casi protector de la estructura
nos del propio Lévinas: producen un efecto dealta densidad significante —los relatos no sólo tra-
ducen el sufrimiento pasado sino que traen al presente cuestiones de
No puedo ceder mi responsabilidad, nadie podría remplazarme, De hecho, discriminación, prejuicio, racismo, intolerancia- y originalidad en
se trata de decir la identidad misma del yo (moi) humanoa partir dela res- cuanto al modode representación.*
ponsabilidad[...]. La responsabilidad es lo que exclusivamente me incumbe Entre los testimonios, se destaca el de una mujer llamada Kwak Bok
y que humanamente no puedo rechazar. Esta carga es la suprema dignidad Soon, que cuenta una visita que hizo al Departamento de Estado de Es-
de lo único. Un yo (moi) no intercambiable, soy yo (moi) sólo en la medida tados Unidos comoparte de una delegación de sobrevivientes que quería
en que soy responsable (Lévinas, 1982: 97; la traducción me pertenece y el presentar una petición contra las pruebas nucleares. El número adquiere
énfasis pertenece al original). en este relato una entidad escalofriante:

Un oficial del Departamento, muy joven y guapo, salió. Como una de las
4. DAR EL NOMBRE víctimas de la bomba, el Sr. Hasegawa le pidió de todo corazón que parasen
las pruebas. De lo contrario, la Tierra se vería arruinada y toda la humani-
El número y el nombre adquieren especial relevancia en la obra de los ar- dad destruida. Entonces, el oficial comenzó a explicar la teoría de la disua-
tistas Krzysztof Wodiczko -The Hiroshima Projection (1999)- y Alfredo sión nuclear... Dijo que lanzar la bomba no era en absoluto un error. Dijo
Jaar -Proyecto Ruanda (1994-2000)-, ambos partícipes de experiencias quegracias a eso se pudo poner fin antes a la guerra, y que se habían salvado
de inSite referidas en “El umbral, la frontera”, cuya práctica puede ser de- las vidas de por lo menosdoscientos mil soldados... Cuando escuché la voz
finida como un arte crítico que encuentra en el dominio público un es- del oficial diciendo doscientas mil vidas, la ira me puso los pelos de punta, al
pacio privilegiado de efectuación. recordar que la bombase había llevado doscientas mil vidas en un momento
Comolo anticipáramos en ese capítulo, para la preparación de The cuando Hiroshima fue bombardeada... “¿A quién cree queestá hablando?...
Hiroshima Projection el artista polaco realizó entrevistas, cruzando ge- Somos personas que hemos sufrido a causa de la bomba, y venimos a ha-
neraciones,a sobrevivientes y descendientes que padecieron las secuelas blarle con ilusión de nuestro deseo de salvar la Tierra, en vez de culparle por
—físicas, psicológicas- del ataque nuclear; grabó por un lado los testi- las vidas que ha dañado” Es así como me sentí en ese momento. Y no en-
moniosy, en video, las manosde los que hablaban. La obra consistió en contré entonces las palabras con las que protestar frente a él. En efecto, no
la proyección a escala ampliada, sobre el agua del río que corre por el dije ni una palabra. Todo lo que hice allí fue llorar con todo mi corazón...
Hiroshima Memorial Park, de esas manosgesticulantes que acompaña- Gritaba en mi mente: “¡Cómo se atreve a soltar tales cosas a personas que
ban las voces de los testimonios, con el fondo del emblemático edificio son víctimas!” Ojalá hubiera podido gritar: “¿Qué demonios se piensa?”
A-bomb Dome, que se mantuvo parcialmente en pie después de la bom- Pero no fui capaz de ponerlo en palabras, y abandonéel Departamento so-
ba y que cada nochese ilumina de un modoespecial. Durante dos no- llozando... Así seguí mientras embarcaba en el vuelo de regreso, pero poco
ches (el 6 y el 7 de agosto), en ocasión del aniversario, miles de personas a poco mefue viniendo la idea de qué tenía que hacer... Así que comencé a
asistieron a la proyección, que de algún modo desafiaba una tendencia hablar de mi experiencia como víctima... En realidad odiaba hablar. No que-
oficial al silenciamiento del relato traumático y la memoria. La idea de ría hablar en absoluto, Mientras hablaba, empezaba a llorar, y este tipo de
esta “terapia de la conmemoración” era no solamente dar la voz a esos cosas me solían suceder, pero esto es lo que pienso ahora: la gente que murió,
protagonistas sino también investir simbólicamente la vieja ruina del
Dome de una renovada capacidad expresiva. Así, el diálogo entre el agua El videopuedeverseen línea en: <htrp//video.mit.edu/watch/hiroshima-projection-4296/>.

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MEMORIA Y AUTOBIOGRAFÍA EL NOMBRE, EL NÚMERO

murió sin hablar. Yo sobreviví y estoy viva en representación suya, así que del yo al ellos. Aquí, el nombre —enfrentadoal horror del número- asume
debo atreverme a hablar sin que me incomode el odiar hacerlo. Hablo de para Jaar una contundencia ética y política, en términos derestitución de
ello ahora sabiendo que es mi misión (citado en Deutsche, 2007: 10 y 11). humanidad y de dignidad. Recordemos que la mismaestrategia de resca-
te de los nombres, esta vez de quienes perdieronla vida intentando cruzar
Analizandola fragilidad de la vida contemporánea, Judith Butlerse refe- la frontera, fue utilizada en la performance La Nube/The Cloud (2000),
ría a la diferenciación que opera en todos los órdenes y que nose detiene realizada en el linde Tijuana/San Diego. En esta mismaclave y también a
siquiera en cuanto a la valoración dela vida humana, que debería impo- propósito de México, cabría recordar aquí la intervención de otro chile-
nerse por sí misma como un absoluto. Por el contrario, afirma, “ciertas no, en este caso escritor, cuya novela póstuma, 2666, nos sumerge en la
vidas están altamente protegidas, y el atentado contra su santidad basta violenta y emblemática Ciudad Juárez para confrontarnos con la mezcla
para movilizar las fuerzas de la guerra. Otras vidas no gozan de un apo- más atroz de crueldad e indiferencia frente al dolor multiplicado de tan-
yo tan inmediato y furioso, y no se calificarán incluso como vidas que tos cuerpostorturadoshasta la muerte. En efecto, Roberto Bolaño, en “La
valgan la pena” (Butler, 2007: 58). La respuesta que dejó tan hondo pe- parte de los crímenes”, inscribe uno a uno los nombres de las mujeres ase-
sar en Kwak Bok Soon expresa precisamente esa diferencia, esa dispari- sinadas, junto con su pequeñahistoria, a modode ritual fúnebre.*
dad radical de la mirada dondeel otro no alcanza el estatuto de la propia Volviendoa Jaar, Untitled (Newsweek), su segunda obra sobre Ruan-
humanidad. da, es un estudio crítico sobre la negación de los medios hegemónicos
En cuantoal artista chileno AlfredoJaar, su obra abarca una amplia internacionales a dar cuenta del acontecimiento —y, coextensivamente,
gama temática en la que está presente, de modo prioritario, la preocu- sobre la desinformación real a la que estamos sometidos en un mun-
pación por África y por otras regiones asoladas del planeta. Su Proyecto do “global”-—.Se trata de la presentación en serie de todas las tapas de
Ruanda, en particular, condensa varias obras emblemáticas, que han de- Newsweek que se publicaron duranteel tiempo que duró la masacre antes
jado una profunda huella en el arte crítico contemporáneo. Impactado de quese le dedicara, tardíamente, una.*
por el genocidio perpetrado en 1994 contra los tutsis por parte de la tri-
bu hutu, que dejara en cien días un millón de muertos antela indiferen- En unfino análisis de la novela, María Stegmayer (2012: 58) afirma que “quizá una de
cia de gobiernos y organismosinternacionales,Jaar decide viajar a Ruan- las marcas más 'expresivas' del capitalismo contemporáneo sea el modo en que se ensaña
da en agosto de ese año para ver con sus propios ojos lo sucedido. Allí con los cuerpos en una intemperie que se anuncia con más fuerza allí donde falta el ritual
del entierro. La desaparición del cuerpo -marca emblemática de las atroces dictaduras lati-
tomó miles de fotos con la idea de documentar y dar testimonio, fotos noamericanas- aparece también como operación típica de la 'narco-máquina' -al decir
que luego, según su relato, ni siquiera pudo volver a mirar. La experien- de Rosana Reguillo (2012)- y de otras formas contemporáneas del crimen organizado —trá-
cia, devastadora, lo enfrentó a la más radical imposibilidad de represen- ficos ilegales, trata de personas, trabajo esclavo, etc.-, y se convierte en el reverso macabro
de aquellas situaciones en que hay cuerpo, o susrestos, pero falta el nombre, Cuerpos anó-
tación, que tramitó en un principio con dos ensayostrabajados en cierta
únimosjunto a nombres qué reclaman, aún, la posibilidad de ser velados por sus deudos
distancia: Signs ofLife (1994) y Untitled (Newsweek) (1994). aunqueestos mismos no puedan a veces siquiera reclamarlos. La estrategia de lectura ale-
En Signs ofLife, Jaar adopta una fórmula utilizada por su admirado górica que Benjamin llamahistoria natural atraviesa nuestro análisis de La parte de los
On Kawara, artista conceptual japonés -quien solía enviar en sus viajes crímenes' (novela incluida en 2666) de Roberto Bolaño, cuya escritura se muestra capaz
de hacerle justicia a la singularidad de esos cuerpos. Cuerpos destrozados, restos deshu-
telegramas diarios con una única inscripción: “P'm still alive!”-, y envía a manizados producto tanto de la desregulación y explotación laboral de las mujeres en Ciu-
sus amigos postales de sitios turísticos de Ruanda con los nombres de los dad Juárez como, decíamos, de la 'narco-máquina' y su omnipotencia feroz en zonas
sobrevivientes que va encontrando a su paso: “Jyamiya Muhawenimawa de frontera. Esas vidas que, al decir de Butler (2009), no son reconocidas comotales y por
ende 'no merecen ser lloradas' son veladas, encuentran en la escritura unasuerte deritual
is still alive!” “Caritas Namazuru is still alive!”, “Canisius Nzayisenga is
fúnebre”.
still alive!” marcando de ese modo su propio itinerario y su involucra- * Jaar presentóeste trabajo en su última visita a BuenosAires, el 31 de julio de 2012, in-
miento personal con ese terrible acontecimiento, en el desplazamiento vitado porel Parque dela Memoria y la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF).

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Sobre la dificultad de la representación, que lo llevó a ensayar, a lo ámbito sonoro de recogimiento que reponía el contexto y la historia.
largo del tiempo, diversas estrategias según las obras, dice Jaar: Utilizó el mismo procedimiento en El silencio de Nduwayezu (1997),
con un niño de 5 años que encuentra en el campo de refugiados de
Mi experiencia en Ruanda me ha obligado a cambiar radicalmente de pers- Rubavu a un mes de finalizada la masacre, que también lo ha visto todo,
pectiva. Pasé seis años en este proyecto para intentar diferentes estrategias incluidoel asesinato de su propia familia, y ha quedado privado de ha-
derepresentación. Cada proyecto era un nuevo ejercicio, una nueva estrate- bla durante un tiempo.Jaar toma una imagen de su mirada -la más tris-
gia y un nuevo fracaso. [...] En el fondola estructura serial de este ejercicio te que jamásvio, confiesa= y la reproduce, con un grano muy abierto,
se impuso a causa de la tragedia de Ruanday de mi incapacidad para repre- que le da un efecto difuso, una vez más en el número insoportable, re-
sentarla de manera que tenga sentido (Jaar, citado en Schweizer, 2008:30). poniendoel contexto en el cual emerge.

Una de esas estrategias fue la de Real Pictures (1995), que consistió en Quiero mostrar los ojos de este niño. Pero esa imagen desaparecerá muy
unaselección delas fotografías que había tomado, cada una de ellas “en- pronto del inconsciente público. Qué puedo hacer para que se quede. Tie-
terrada” en una caja negra, que luego se apilarían para formar monu- ne queser espectacular pero con sentido. Estoy sugiriendo:esto es lo que
mentosdediferentes tamaños, a la manera de túmulosy archivos. Sobre hay que saber. Y después te ofrezco esta imagen, en la ilusión de que será
cada una delas cajas, el artista inscribe la descripción de la imagen que muy poderosa apoyada en ese texto. Y eso es muy dificil. Y las obras fallan.
NO se ve: Porque o se cae del lado de la información o del lado del espectáculo...
Cómoencontrar un equilibrio tan perfecto que informe, conmueva, mueva
'Gutete Emerita, 30 años,está de pie frente a la iglesia. Vestida con ropa gas- a pensar y actuar... Cómo se hace, no tengo idea. En eso estamos. Más polí-
tada y modesta, sus cabellos se encuentran recogidos por un pañuelo de al- tico que eso... (Jaar, 2006: 83).
godónrosa pálido. Asistía a misa cuando la masacre comenzó. Su marido
Tito Kahinamura (40 años) y sus dos hijos, Muhoza (10 años) y Matirigari Alfredo Jaar, que había dejado Chile en 1981 rumbo a Nueva York, don-
(7 años), fueron asesinados a golpes de machete bajo sus ojos. Ella pudo es- de se desarrolló su carrera y dondevive, recién realizó una retrospectiva
capar junto a su hija Marie-Louise Unumararunga (12 años) y permaneció en su país en 2006, en la cual presentó esta obra y varias otras. También
escondida en un pantano durante tres semanas,saliendo sólo de nochepara aceptó la invitación del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos
buscar algo que comer. Mientras habla dela familia que ha perdido muestra de Santiago para realizar una obra permanente, a la quellamó Geome-
los cadáveres en el suelo, pudriéndose bajo el sol africano (Jaar, citado en tría de la Conciencia, que podríamos describir comoelinfinito del nú-
Schweizer, 2008: 31). mero sin nombre.
Hay quebajar un nivel de la gran explanada de entrada, dejarse in-
Al añosiguiente, Jaar crea una de las obras más emblemáticas de la se- troducir en un recinto subterráneo cuya puerta se cierra herméticamente
rie, Los ojos de Gutete Emérita (1996), donde toma una imagen de esos a nuestras espaldas, enfrentarse a la oscuridad, y luego, en penumbra, a
ojos que lo han visto todo y la reproduce en un millón de diapositivas. centenares de contornos derostrossin facciones que se dibujan con una
El trabajo final consistió en una instalación presidida por los ojos de tenue luz sobre fondo negro y se reflejan al infinito a través de paredes
Gutete, dondelas diapositivas se apilaban sobre un plano de luz en un laterales con espejos. Al cabo de un rato, súbitamente, esos contornos se
iluminan con unaluz intensa durante unos segundos causandoel impac-
Lo hizo en una presentación performática en el Centro Cultural Borges en la que, con cada to de la inmensidad. Las formas, los contornos, responden porigual a
tapa, ¡ba haciendo el conteo paulatino de las cifras de los muertos, hasta llegar al millón an- rostros de desaparecidosy a rostros de transeúntes actuales a quienes se
tes de que se le dedicara una tapa al genocidio. tomófotografías al pasar, en la calle. El concepto es que la memoria vive

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enel presente y en cada uno de nosotros. O también, podríamosaventu- abiertos siempre a la visión del río —un río sobrevolado por los “aviones
rar, que la “víctima” es la sociedad toda que padeció, con la desaparición de la muerte” que arrojaban cuerpos con vida adormilados por una in-
de tantas historias, la pérdida de un mundo en común. Quela víctima, yección=; muros con miles de nombres grabados en la piedra, nombres
más allá de su rostro y su nombre, es ya una categoría universal. Y que de los desaparecidos y los muertos, apenas acompañados de las fechas
la memoria -la nuestra- también debe acogerla, más allá de nuestro en- delsecuestro o la caída y su edad -unadesoladoraestadística de prime-
torno inmediato, de nuestra peculiar experiencia traumática. El impacto ra juventud- el agregado, no menos estremecedor, de la condición de
al salir nos deja perplejos: entendemos que nuestra sensibilidad y nues- “embarazada” en numerosos casos.
tra reflexión, en el siglo xx1, nos llevan más allá de nuestras fronteras, Nohayfotografías, aunque ellas pueblan desde hace más de treinta
ante “ese dolor de los demás” según nos convocara Susan Sontag (2003), años múltiples espacios -plazas, calles, paredes, pancartas, manifestacio-
unaespecie de ciudadanía universal. Y al mismo tiempo no queremos nes, los célebres pañuelos de las Madres y la inconfundible banda azul
que se borren los rostros singulares, con sus facciones, sus sonrisas, sus con miles deretratos, que portan en cada efeméride—.El silencio permite
gestos cotidianos, tal como nos lo solicitan esas fotografías que nos mi- a cada uno su propia introspección, el recuerdo, el homenaje. Los nom-
ran por doquier. Dilemas de la memoria y de las biografías, que quizá no bres resisten al epitafio. Algunos visitantes ponen flores sobre ellos o se
debamos intentar resolver. sacan fotos con su fondo. Pese a su disimetría, el muro termina llevando
finalmente al horizonte sin mella del río. Una pasarela se interna breve-
mente en el agua,lo suficiente para dar la impresión de una profunda
5. EL SILENCIO, LOS NOMBRES lejanía.
Proyectado en sintonía con el concepto de “contra monumento”, cuya
La singularidad del trabajo de la memoriaen torno del pasadoreciente función es más la de señalar el vacío y la falta que unahipotética restaura-
de Argentina hizo del testimonio un géneroprivilegiado, al que se suma- ción y completitud, la de estimular la inquietud de la memoria y no su
ron luego todo tipo de narrativas —verbales, audiovisuales, autobiográfi- apaciguamiento, el muro de los nombres en el límite de la ciudad- puede
cas, auto/ficcionales-, que, unidas a la crónica periodística, el debate y pensarse comola contracara de la voz y también como una narrativa vir-
la investigación académica, configuran un campo prácticamente inabar- tual que sólo se despliega ante la presencia de un otro, estableciendo una
cable. Registros múltiples, que van revelando asimismoen el tiempo la interlocución particular. Una interlocución callada que es primariamente
marca de las generaciones, la huella disímil a distancia del acontecimien- escucha —otra vez el tímpano-, atracción de esos nombres que encierran
to, su eco en las voces de los que vinieron después. tantas vidas vividas y truncadas,tanto ser en el límite, cuya singularidad
Antetanta palabra está también el silencio. El silencio de los luga- resiste -aun sin consuelo- a la desaparición.
res de memoria, en su estricto vacío. El de los ex centros clandestinos de
detención, entre ellos la ex Esma, con su sórdido recorrido deescaleras,
descansos,habitaciones, rincones en sombras, donde lavisita misma es
casi un gesto sacrílego. Pero también el de los memoriales, construidos
justamente para “hacer recordar”.
Entre ellos se destaca lo que podríamosllamar no oficialmente “el
muro de los nombres” -y, oficialmente, el Monumento a las Víctimas del
Terrorismo de Estado, situado en el Parque de la Memoria, un gran pre-
dio junto al Río de la Plata en la ciudad de Buenos Aires. La simbología
es clara,casi evidente: un trazado de muros entrecortados, discontinuos,

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Los ojos de Gutete Emérita (1996). Acosta, Jorge “Tigre”: 87. 54-56, 69, 78, 115, 145 n.
Actis, Munú: 16, 85, 89, 92-94. Benveniste, Émile: 99.
El silencio de Nduwayezu (1997).
Adams, Dennis: 125 n. Berlant, Lauren: 20,
Agamben,Giorgio: 91 n. Biemann, Ursula: 125 n.
De Arte en lafrontera: Akerman, Chantal: 28 n., 121. Bioy Casares, Adolfo: 34.
La Nube/The Cloud (2000). Albinoni, Tomaso: 132. Blanchot, Maurice: 87.
Aldini, Cristina: 16, 85, 89, 93, 94, Bloch, Marc: 84,100.
Aljs, Francis: 17, 130, 134, 135. Bok Soon, Kwak: 143, 144.
Del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, Santiago de Chile:
Anzaldúa, Gloria: 120, 124. Bolaño, Roberto: 145,
Geometría de la Conciencia, obra permanente. Arendt, Hannah:21 n., 23 n., 130. Boltanski, Christian: 16, 18, 27,
Arfuch, Leonor: 20, 22, 45 n,, 55, 40-45, 47, 55-60, 70, 71, 138,
60.n., 70 n., 116 n., 136. 139.
Aristóteles: 65, 66 n. Bonasso, Miguel: 102 n.
Aubrey, John: 50. Borges, Jorge Luis: 30, 34, 39, 43 n.,
Auden, W. H.: 47. 56,71, 83.
Augé, Marc: 24 n. Bourdieu, Pierre: 69.
Authier, Jacqueline: 33. Browne, Thomas, sir: 34, 35, 138.
Buber, Martin: 117.
Bach, Johann Sebastian: 132, Burucúa, Gastón: 138, 139.
Bachelard, Gaston: 15. Butler, Judith: 14, 83, 96 n., 115, 117,
Bachmann, Ingeborg; 23 n. 144, 145 n.
Bacon, Francis: 50 n.
Bajtín, Mijaíl: 17, 23, 40, 41, 49, 51, Cabrera, Aureliano: 132.
56 n., 67 n., 74, 87, 92 n,, 99, 100, Caletti, Sergio: 113.
109, 117, 124, Calveiro, Pilar: 16, 85-87, 89, 102,
Barthes, Roland: 22 n., 30, 31, 39 n., 103, 137, 140.
48, 58, 88 n., 105, 107. Carri, Albertina: 78 n.
Basualdo, Victoria: 110 n. Casement, Roger: 34.

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