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PROCESAL 1
BIBLIOGRAFIA OBLIGATORIA:
“TEORIA GENERAL DEL PROCESO –
FERREYRA DE LA RUA, ANGELINA Y
GONZALEZ DE LA VEGA”.
DERECHO PROCESAL 1
Sub eje temático 1
FERREYRA DE LA RÚA: EL PROCESO JUDICIAL
Es una serie gradual, progresiva y concatenada de actos jurídicos cumplidos por órganos públicos
predispuestos o por los particulares interesados y que persigue determinados fines: su fin
inmediato es la fijación de los hechos y la aplicación del derecho, desde el punto de vista de
valores públicos colectivos, en la obtención de la paz social o el restablecimiento del orden
jurídico alterado.
Caracteres y elementos
Caracteres;
El proceso es Público, autónomo, complejo y teleológico.
Público: ya que sus fines responden a un interés que excede el privado y su trámite debe
llevarse a cabo conforme a los mandatos de la ley adjetiva procesal y debe llevarse a cabo por los
órganos jurisdiccionales del Estado.
Complejo: porque en su desarrollo actúan diferentes sujetos procesales con diversas
atribuciones de actuación susceptibles de generar múltiples relaciones jurídicos procesales.
Autónomo: como carácter tiene su raíz en la doble relación que se suscita en el proceso: la
sustancial y la procesal.
Teleológico: por cuanto se dirige al cumplimiento de fines individuales o sociales.
Objeto y contenido
Objeto: Es la actividad del juez por la cual, ante la pretensión del actor y demandado,
aplicando la regla de la sana critica racional y de la lógica formal, se analizan los hechos
afirmados por el actor y contradichos por el demandado a la luz de las pruebas rendidas, llegando
a una sentencia definitiva.
Contenido del proceso: Está dado por las pretensiones de voluntad cuyo acogimiento
se intenta obtener. El actor al ejercer la acción, y el demandado al contestar o interponer
excepciones.
CONTENIDO CLARIA OLMEDO distingue diferentes categorías y situaciones jurídicas:
Atribución facultativa: Facultad que compete al actor para accionar en el campo del proceso
civil y obtener una satisfacción.
Atribución impuesta: Exigencia legal que tiene el juez frente al proceso, ya que dicho
funcionario tiene la obligación de pronunciarse ante el simple requerimiento de la parte.
Sujeción impuesta: Situación que requiere la actuación del sujeto por razones que atienden al
interés público, EJ: Posición de testigo que tiene la carga pública de comparecer, declarar y decir
la verdad.
Sujeción facultativa: Tiene como significación satisfacerse así mismo para prevenir un perjuicio
futuro EJ: La falta de contestación de la demanda o falta de ofrecimiento de prueba no tiene una
sanción jurídica, pero traen aparejado perjuicio para la parte que deje de hacerlo.
Sistema acusatorio
El sistema acusatorio encuentra sus orígenes en el derecho griego y se caracteriza porque se les
asigna a los ciudadanos una participación directa en el ejercicio de la acusación y de la
jurisdicción. El juicio se realiza en forma oral y pública y pueden realizarse actos preliminares.
El sistema acusatorio se presenta como “un proceso denominado por las partes, lo que significa
el imperio de una concepción individualista, mientras que la jurisdicción aparece con la única
función única de resolver un conflicto intersubjetivo.
Lo que caracteriza al sistema acusatorio consiste en separar las funciones que el Estado
desarrolla en materia penal mediante el simple expediente ritual de instituir dos organizaciones
diferenciadas de funcionarios “el Ministerio Público Fiscal y los Tribunales” otorgando a los
dictámenes de uno significados jurídicos requirentes y a los otros, valor de decisión, impidiendo
que esta última tarea se ponga en movimiento sin requerimiento previo de los funcionarios del
Ministerio Público.
La vigencia del acusatorio implica, fundamentalmente, que el juez o tribunal deja de ser un
protagonista activo de la búsqueda de la verdad y deriva esta responsabilidad al Ministerio
Público (órgano requirente).
El sistema acusatorio entonces pone su acento en el aspecto garantizador: en cambio, el
inquisitivo, centra su atención más en la investigación, represión y en el castigo.
El sistema acusatorio se basa, fundamentalmente, en 3 ideas que refieren: a la situación de
las partes, el método del debate y el rol del órgano jurisdiccional. Así las partes se posicionan en
un plano de igualdad, diferenciándose entre ellas y el juez, el que debe ser imparcial e
independiente.
Sistema oral o escrito
El sistema oral se caracteriza por prevalencia del uso de la palabra sobre la escritura.
Estaremos frente al modo oral; si el tribunal solo puede tener en cuenta el material procesal
enunciados oralmente en la audiencia, sin recurrir a escritos o memorias.
La oralidad requiere sustancialmente, que la sentencia se funde tan sólo en aquellas alegaciones
que hayan sido verbalmente expresadas por las partes ante el tribunal de la causa.
En cambio, el tramite será escrito, cuando el tribunal solamente pueda tener en cuenta el material
procesal suministrado por escrito o recogido en actas. El tipo escrito, supone que toda la actividad
procesal sea trasladada, sin excepción, a la expresión gráfica de la escritura, que sirve además
de vehículo de expresión, de medio de conservación y comunicación del material procesal.
Ventajas del sistema oral:
Inmediación: comunicación directa entre el juez, las partes y los órganos de prueba.
Favorece la recepción de la concentración procesal en la unidad del debate oral. La
concentración supone la reunión de la mayor cantidad de actividad procesal en el menor número
de actos posibles.
Acelera los trámites judiciales al dotarlos de sencillez en las formas procesales y favorece el
acortamiento de los tiempos del proceso.
Ventajas del sistema escrito:
Facilita el estudio y la reflexión de los jueces.
Aleja peligros de la improvisación y la ligereza.
Favorece la publicidad y la permanencia porque las actuaciones quedan fijas y permanentes, por
ello en cualquier momento pueden ser construidas y examinadas.
Dado que los sistemas no pueden encontrarse en estado puro y atento que el interés social
reclama soluciones rápidas y económicas, es que en la actualidad se requiere de un sistema que
conjugue la oralidad y la escritura y así extraiga de uno y otro aquellos elementos valiosos para
que sean aprovechados en la actividad procesal.
Adquisición
Este principio predica que los resultados de la actividad procesal cumplida por las partes en el
proceso se incorporan a él de manera que los actos cumplidos benefician o perjudican a
cualquiera.
La regla de la adquisición procesal: establece que el resultado de la actividad realizada durante
el trámite se adquiere para el proceso y no puede ser invocada para el beneficio particular de
algunas de las partes no teniendo relevancia al respecto quien la ha producido, quien la ha
ofrecido, quien la ha aportado o quien la ha alegado. Es que la actividad procesal y el material de
conocimiento responde a un fin común y puede ser aprovechado por cualquier sujeto con
independencia de quien la origina.
Límites
Los límites de la jurisdicción señalan el ámbito geográfico, fáctico y jurídico en que la jurisdicción
puede ejercerse válidamente.
La primera delimitación que presenta la jurisdicción está referida al “aspecto geográfico”. Atento
que la jurisdicción es una potestad que emana de la soberanía del Estado, solamente puede ser
ejercida dentro de su límite territorial. Es así que por norma se encuentran sometidas a la función
judicial del Estado todas las personas físicas y jurídicas, nacionales o extranjeras, que habiliten o
se hallen instaladas en nuestro territorio. También comprenden todas las cosas muebles o
inmuebles que se encuentren dentro del país.
El segundo límite se configura con la “presentación del caso concreto” al tribunal. El caso
concreto, opuesto a lo abstracto, debe ser real, existente y actual. Una cuestión es abstracta
cuando lo reclamado no tiene fundamento jurídico o carece de interés actual para la persona que
reclama; por ejemplo, en el primer caso no se podría demandar a una persona porque no saludó;
y en relación al último supuesto cuando en un proceso se reclama la remoción de un
administrador y durante la Litis éste cesa en el cargo.
El tercer límite se verifica en la denominada “excitación extraña”. Nuestro sistema procesal civil
de carácter dispositivo requiere, para la actuación del órgano jurisdiccional, de la excitación
extraña, que se manifiesta habitualmente por la presentación de la demanda o también por otros
requerimientos, por ejemplo, la solicitud de medidas preparatorias o cautelares. El requerimiento
se efectúa por el ejercicio de otro poder que es el de acción y que le compete a otro sujeto
procesal distinto del órgano, esto es, a los particulares. En el proceso penal la excitación extraña
por regla general está a cargo del Ministerio Público Fiscal.
El cuarto límite es “la ley” que determina el accionar del juez tanto en el gobierno del proceso
(aspecto instrumental) como en el contenido de la decisión del pleito (aspecto sustancial).
Competencia
La competencia es la facultad de cada juez o magistrado de una rama jurisdiccional para ejercer
la jurisdicción en determinados asuntos y dentro de cierto territorio. Toda actividad procesal debe
ser cumplida ante un juez munido de aptitudes suficientes para entender en el caso planteado.
La competencia del tribunal es un presupuesto procesal o como la denomina PALACIO, “un
requisito extrínseco de admisibilidad de toda petición o pretensión extracontenciosa de forma tal
que si, en un caso concreto, el órgano ante quien se ha acudido carece de competencia así
deberá declararlo. Si el juez carece absolutamente de competencia no puede constituirse una
relación jurídico procesal valida por ausencia de un presupuesto procesal. La competencia debe
estar prevista legalmente; es de orden público; es indelegable y es improrrogable.
Prórroga
La prórroga suscita un desplazamiento de la competencia hacia un juez que en principio resultaba
incompetente.
La prórroga de competencia por voluntad de las partes puede operar en dos formas: la expresa y
la tácita. Se resuelve de forma expresa, cuando los sujetos exponen claramente su voluntad de
atribuir competencia a un tribunal determinado exteriorizándola de antemano en forma
documentada. Por ejemplo; cuando partes contratantes determinan que, en caso de conflictos
sobre su inteligencia, atribuyen su conocimiento a un juez diferente. En cambio, la prórroga es
tácita, si el desplazamiento se opera por actitudes procesales asumidas por las partes en el curso
del juicio. Por ejemplo: cuando el actor presenta su demanda ante un tribunal diferente al que
legalmente le correspondía, y el demandado responde, sin cuestionar la competencia.
Son prorrogables las cuestiones claramente patrimoniales y en relación al territorio. No son
prorrogables la competencia en razón del grado y la materia.
Fuero de atracción
Constituyen otro supuesto de desplazamiento de competencia, las disposiciones que consagran
el fuero de atracción ejercido en los procesos universales, v.gr; sucesiones, concursos y quiebras.
En estos casos, se justifica el desplazamiento, en la necesidad de tratar en forma conjunta y
simultanea todas las pretensiones deducidas contra el caudal común. De esta forma se otorga
certeza al derecho que se declara en acciones independientes pero que se encuentran
vinculadas.
Cabe señalar, que el efecto del fuero de atracción, es transitorio, puesto que está destinado a
finalizar en el tiempo, cuando culmina el juicio sucesorio, es decir luego de efectuada la partición
judicial (Art. 3285 C.C); o en su caso, finiquitada la quiebra o el concurso.
El juez o tribunal
La función jurisdiccional se ejerce, por personas a quienes el Estado inviste con la dignidad de
magistrados y cuyo conjunto constituye la administración de justicia.
El órgano jurisdiccional se manifiesta ya sea en forma unipersonal o plural, en este último caso,
generalmente, está integrado por un conjunto impar de jueces. El tribunal es la materialización
concreta del órgano decisor; es un órgano técnico, aunque excepcionalmente, se conforma con
jueces o jurados y, en otros casos, a través de jueces árbitros que son jueces particulares que
actúan en tal calidad o como amigables componedores en los supuestos que la ley autoriza.
En el ejercicio de la función jurisdiccional, el Tribunal ejerce actividades denominadas de
instrucción, ordenación y de decisión; ellas se desenvuelven dentro de un régimen de autonomía
funcional, que constituye uno de los soportes de la garantía de imparcialidad.
El juez posee la calidad de magistrado y por ello se le exigen ciertas condiciones para asumir esta
función sumamente delicada. En este orden de ideas es que se resguarda el ejercicio de su
potestad, estableciendo condiciones para su designación, y a través de garantías que hacen a su
independencia, a la inamovilidad en sus funciones y a la intangibilidad de remuneraciones.
Inhibición y recusación
La imparcialidad del juez es el pilar básico y fundamental del sistema judicial; a tal fin, el
legislador ha previsto un medio eficaz para garantizar su neutralidad, cuando se encuentre
sospechado y, por ende, exista una inhabilidad subjetiva.
Es necesario recordar que el ordenamiento jurídico garantiza a través de sus normas la
imparcialidad del juez al momento de resolver. A tal efecto, los códigos contienen prescripciones
tendientes a sustraer al juez de conocimiento de una causa cuando pueda verse comprometida
su objetividad. Así, prevé el apartamiento de los tribunales cuando los magistrados tengan
vínculos de afecto, de enemistad o de interés respecto de las partes, imputados o sus letrados
que puedan influir en su imparcialidad.
La recusación, por lo tanto, es el medio acordado por la ley procesal a las partes a fin de apartar a
un juez del conocimiento de una causa, cuando por algún motivo existan dudas sobre su
imparcialidad. La ley ha extendido los efectos y funciones de la recusación a otros funcionarios y
auxiliares. Así pueden también ser sujetos pasivos de recusación los árbitros, peritos, conjueces,
secretarios y los miembros del ministerio público. Esta extensión a otros funcionarios, se sustenta
en que, si bien no ejercen la función de resolver, su intervención es cercana a ella y puede tener
incidencia en las resultas del pleito. Por ello, también es indispensable que tengan aptitud
subjetiva, esto es, sean imparciales.
La recusación asegura la idoneidad subjetiva del órgano, resguarda el derecho de defensa en
juicio de las partes, y contribuye a generar la confianza del justiciable en sus jueces.
La pretensión
La pretensión puede ser conceptualizada como “la afirmación por parte de actor o demandado de
hechos jurídicamente relevantes” que se exponen en la demanda y contestación.
Se presenta entonces la acción como continente y la pretensión como contenido de una situación
litigiosa determinada. Así, la pretensión se caracteriza como una declaración de voluntad que
formula el requirente ante el órgano jurisdiccional en la que se afirma la violación de un derecho
sustancial.
La pretensión así, está configurada por una afirmación que realiza un sujeto y no constituye una
declaración de ciencia, o de conocimiento, ya que en ella sólo se expone lo que un sujeto quiere,
y no que sabe o siente.
Desde otro ángulo, PALACIO concibe a la pretensión como el objeto del proceso y advierte que
la acción no debe ser confundida con la pretensión y que tampoco cabe identificar a la pretensión
con la demanda. La pretensión procesal se encuentra contenida en la demanda.
Así para este auto la pretensión procesal constituye el objeto del proceso contencioso y no su
contenido y la define como el acto en cuya virtud se reclama ante un órgano judicial (o
eventualmente arbitral), y frente a una persona distinta la resolución de un conflicto suscitado
entre dicha persona y el autor de la reclamación.
La pretensión se presenta, así como una “voluntad jurídica”, o dicho de otra forma como un
querer con sentido vinculante.
La pretensión entonces constituye el contenido del poder de acción y es el elemento que la
vincula con el derecho sustancial otorgándole así un significado jurídico.
El sujeto de la acción (pretensión) es quien promueve la demanda.
En tal sentido cabe afirmar que su ejercicio corresponde en principio a cualquier miembro de la
colectividad, pero sus condiciones de actuación están reglamentadas por las leyes formales.
En el campo del proceso civil, se manifiesta inicialmente como una simple facultad de plantear
ante el juez una pretensión. En efecto, en el ámbito de los derechos disponibles nadie está
obligado a demandar, puede renunciar a este derecho, transarlo o desistirlo, y el único límite
temporal está dado por el plazo de la prescripción de la acción correspondiente.
La pretensión, en el proceso civil, puede ser esgrimida tanto por un sujeto que aspira a la
satisfacción de un interés propio y concreto quien puede ejercitarla en forma directa, es decir por
sí mismo o también por intermedio de un representante o de un mandatario munido de un poder
general o especial. Así, la acción puede ser ejercitada por una persona física o jurídica,
pública o privada quienes deben acreditar y completar su personería conforme las disposiciones
de la ley.
Cabe señalar que, en el proceso civil, en el laboral y familiar, el sujeto peticionante actúa
ejerciendo un derecho que le pertenece y que le es propio (actor-demandado, patrón-obrero,
cónyuge-hijo, etc.)
En el proceso penal, tiene facultades de su ejercicio los integrantes del Ministerio Público Fiscal
quienes cumplen un deber funcional y actúan en defensa de un interés ajeno en el sentido que no
le es propio, sino que pertenece a la colectividad.
Elementos de la pretensión
Los elementos de la pretensión son los requisitos o exigencias legales que deben exhibir una
pretensión para ser completa y para poder, además, ser asimilada o distinguida de otra. Estos
elementos se refieren a los sujetos que participan en el trámite, al objeto que se persigue, y a la
causa o motivo que la origina.
El elemento objetivo se integra por las personas que se ubican en posición activa y pasiva en la
relación procesal; el actor, el demandado en el proceso civil y el fiscal y el imputado en el proceso
penal. El juez como sujeto preeminente>> (que está colocado en un lugar superior o más
elevado) del proceso es el elemento vinculante entre los sujetos de la relación, pero como órgano
jurisdiccional resulta ajeno a ella.
Efectos de la demanda
Sustanciales: aquellos que se relacionan con la validez y vigencia de las normas positivas de
fondo.
Interrupción de la prescripción: surge del art. 3986 del CC que la presentación de la demanda
tiene por efecto la interrupción del curso de la prescripción adquisitiva contra el poseedor y de la
prescripción liberatoria contra el deudor.
Caducidad de ciertos derechos: son casos especiales regulados por el derecho de fondo, y que
implican caducidad de derechos, casos relacionados con el derecho de familia (acción de nulidad
de matrimonio).
Extinción de las opciones del actor: la presentación de la demanda produce efectos respecto
de diversas opciones que puede realizar el actor desde que, elegida una, ya no le es posible
solicitar la otra prevista en la misma norma. Se trata de obligaciones alternativas, en las cuales se
obliga a optar 8arts. 635, 641, 646 y 648 CC).
Incapacidad de derecho para la compra de cosas litigiosas: la interposición de la demanda
produce el efecto previsto en el art. 1361 del CC que establece la prohibición queresa para los
abogados, jueces, fiscales, defensor de menores, procurador, escribanos y tasadores de adquirir,
aun en remate, los bienes mencionados en la demanda, los que adquieren la calidad de litigiosos.
Procesales: se relacionan con normas establecidas en la ley procesal específica que regula el
proceso:
Apertura de instancia: la demanda es el acto mediante el cual se pone en ejercicio el poder de
acción, medio por el cual queda abierto el juicio pues provoca la excitación de la jurisdicción,
referida al acceso al primer grado de instrucción del proceso y de conocimiento de sus actos por
el juez. Para el actor aparece la carga procesal del impulso procesal para evitar la perención de la
instancia.
Estado de litispendencia: con la interposición de la demanda, aun antes de su notificación, se
produce el estado de litispendencia, el que será perfeccionado con la respectiva notificación.
Competencia del juez respecto del actor: el actor al interponer la demanda, hace una elección
que puede implicar una prórroga de competencia en razón del territorio.
Objeto litigioso: salvo excepciones, el actor no podrá modificar el objeto de la demanda. El
demandado, mientras no reconvenga, deberá limitarse a contestar sobre el objeto litigioso, sin
poder variarlo. Además, establece un límite a los poderes del juez en la sentencia, quien deberá
pronunciarse sobre éste, manteniendo el principio de congruencia.
Confesión: interpuesta la demanda, los hechos expuestos por el actor pueden implicar confesión
de su parte, respecto de aquellos acontecimientos lícitos no contrapuestos a la prueba rendida.
Cargas procesales
Goldschmidt afirma que “sólo existe en el proceso cargas”, es decir situaciones de necesidad de
realizar determinado acto para evitar que sobrevenga un perjuicio procesal. Se trata de
imperativos del propio interés.
Velloso señala que la carga “es un imperativo que la parte tiene respecto de sí misma” y nadie
puede compelerla a que la cumpla, no se trata de una obligación, pues la obligación supone que
otro sujeto tiene un derecho correlativo con esa obligación y que por ende puede exigir su
cumplimiento. El incumplimiento de la carga no genera una sanción, sino la consecuencia
de preclusión y un efecto contrario a su situación procesal.> Importante
Sujetos Eventuales
Querellante particular: Es el ofendido penalmente por un delito de acción pública,
sus representantes legales o mandatarios, quienes tienen la facultad de actuar en el proceso para
acreditar el hecho delictuoso y la responsabilidad penal del imputado. Se trata de una función
coadyuvante> (Contribuir o ayudar a la consecución de una cosa ) y que no es parte, la
intervención de una persona como querellante particular no la exime del deber de declarar como
testigo, aunque en caso de sobreseimiento o absolución podrá ser condenado por las costas que
su intervención causare.
Por ejemplo: Quien es víctima de un delito y entonces decide ingresar al proceso a colaborar y
controlar.
El actor civil: Puede acontecer que, con motivo de la afirmación de la existencia de un
hecho delictivo, pueda generar la afirmación de una persona de ser titular de un derecho
resarcitorio derivado de la responsabilidad del hecho delictivo investigado.
Por ejemplo: Quien tras un robo pretende un resarcimiento económico por los daños causados.
Clases de comunicación
Audiencia: comunicación inmediata y directa del juez con las partes. Son los medios de
comunicación no solo entre las partes sino entre estas y el tribunal, designándose a tal fin un
determinado día y hora para su recepción.
Traslados y vistas: comunicación de las partes entre sí. Son los modos por los cuales se
comunica a una de las partes las pretensiones o alegatos de la contraria, a fin de que aquella
emita una opinión al respecto. Se define como “aquellas providencias mediante las cuales los
jueces o tribunales deciden poner en conocimiento de las partes o de los terceros las peticiones
encaminadas a obtener una resolución capaz de afectarlas, concediéndoles de tal manera la
oportunidad de formular alegaciones o producir pruebas en apoyo de los derechos que estiman
asistirles.
En general, las vistas tienen la misma finalidad que los traslados y la mayoría de los códigos
vigentes la sujetan a los mismos requisitos que éstos.
Nuestro ordenamiento procesal civil y comercial local establece, sin hacer distinción entre unos y
otros, que los traslados y vistas correrán, entregando al interesado, juntamente con las cedulas
de notificación, las copias al que se refiere el Art. 85, siempre que aquellas no hubiesen sido
entregadas con anterioridad. Con relación al plazo, todo traslado y vista que no tenga fijado uno
especial por ley o por el tribunal, se considerará otorgado por los tres días y la diligencia se
practicara en la forma prevista para las notificaciones en general.
Notificaciones: Comunicación a las partes y a terceros de las resoluciones dictadas por el
tribunal.
Oficios: Comunicación del tribunal con órganos de otros poderes del estado. Los oficios los
medios de comunicación, que en general, los jueces pueden cursar a otro órgano jurisdiccional u
otra autoridad a fin de encomendarles el cumplimiento de alguna diligencia (recepción de
pruebas, embargos de bienes, etc.). La ley expresa que “la comunicación entre los tribunales de
distinta jurisdicción territorial se realizara directamente por oficios, sin distinción de grado o clase,
siempre que ejerza la misma competencia en razón de la materia”.
La notificación procesal
PALACIO define a las notificaciones como “los actos mediante los cuales se pone en
conocimiento de las partes, o de terceros, el contenido de una resolución judicial”.
La doctrina denomina citación, al llamamiento que se hace a una persona para que concurra ante
el órgano jurisdiccional en un momento determinado, para un acto procesal. Por su parte el
emplazamiento es el llamamiento que se hace a una persona, para que dentro del término que se
fije, ejecute un acto procesal.
Como conclusión, se puede afirmar que tanto las citaciones como los emplazamientos y los
requerimientos son actos de intimación que, por ir combinados con una notificación, que es un
acto de comunicación quedan absorbidos por el régimen general sentado por éstos.
Sistemas de notificación
Hay dos grandes sistemas de notificación;
La notificación personal, que es la que se lleva a cabo en la sede del tribunal donde está
radicado el proceso y que obliga a las partes a concurrir a la oficina del tribunal los días
específicamente determinados por la ley.
La notificación en el domicilio, que es la que se hace fuera de la sede del tribunal. Se puede
mencionar dentro de esta categoría a la notificación por cédula, por carta documento, por edictos,
etc.
El principio o regla general sentado en el ordenamiento ritual civil y comercial es el de la
“notificación personal”, también denominado notificación por ministerio de la ley o ministerio legis,
previsto en el Art. 153 del C.P.C de cba, el que expresa “salvo los casos en que proceda la
notificación a domicilio, las resoluciones se considerarán notificadas, por ministerio de la ley.
También la notificación por ministerio de la ley es la regla en materia de comunicaciones en el
Fuero Laboral de la Provincia de Córdoba y en el fuero de Familia (ley 7676).
Formas de notificaciones
Los ordenamientos procesales distinguen, como formas de notificaciones, las siguientes:
Notificación a domicilio, por cédula o cualquier medio fehaciente realizado por un funcionario
autorizado.
En la oficina: mediante diligencia suscripta personalmente en el expediente.
Por retiro del expediente
Por edictos
Por ministerio de la ley
Notificación a domicilio: Se ha afirmado que el principio general adoptados por los códigos
procedimentales es el de la notificación en la sede del tribunal, por ministerio legis. Sin embargo,
la notificación a domicilio, si bien es excepcional, se ha convertido en la más común dentro de la
práctica del tribunal local, en especial la efectuada a través de la cédula de notificación.
Notificación por cédula: La notificación por cédula es la notificación a domicilio que se
practica, con intervención de los auxiliares judiciales designados por la ley, en el domicilio de las
partes o de sus representantes.
Notificación por otros medios fehacientes: Telegrama, carta documento o carta
certificada.
El código procesal civil y comercial provincial prevé en el art. 149, que cuando la notificación deba
practicarse a personas que se domicilien en otras localidades de la provincia, podrá hacerse por
medio de telegrama copiado o colacionado, carta documento o carta certificada con aviso de
recibo. En el último caso a petición de parte.
Los telegramas y cartas documentos deberán confeccionarse de acuerdo a la reglamentación
vigente y contendrán los requisitos del Art.146 del C.P.C.
La carta certificada se confeccionará por duplicado en forma que permita su cierre y remisión sin
sobre. La constancia oficial de la entrega del telegrama o el aviso de recibo de las cartas se
agregarán al expediente y establecerán la fecha de notificación.
Es de destacar que estos medios de notificación solo pueden utilizarse cuando la notificación
deba practicarse a personas que se domicilien en otras localidades de la provincia de Córdoba.
Notificación por diligencia: Es la notificación que tiene lugar en el expediente, mediante
diligencia extendida por personal del tribunal, con indicación de la fecha, y que debe ser firmada
por el interesado.
Notificación por retiro del expediente: El retiro del expediente por el apoderado o
patrocinante, importará la notificación de todo lo actuado.
El secretario podrá autorizar el retiro del expediente a los letrados y procuradores que intervengan
en el pleito, siempre que el estado de éste lo permita, cuyo préstamo no se hará por más de 3
días.
Notificación por edictos: La notificación por edictos es aquella que se practica mediante
publicaciones por la prensa, tendientes a hacer conocer una resolución judicial a alguna persona
incierta o cuyo domicilio se ignore.
PALACIO define este medio de notificación como “aquella que practicada mediante avisos
insertos en la prensa, exhibidos en lugares públicos o transmitidos por radio o televisión, tiene por
objeto hacer conocer a un número determinado de personas la realización de un acto ordenado
judicialmente respecto del cual pueden tener interés, o bien lograr la comparecencia al proceso
de personas inciertas o cuyo domicilio se ignore.
Notificación por ministerio de la ley: PALACIO afirma que la notificación automática o
por ministerio legis es la que se verifica determinados días prefijados por la ley.
El Art. 153 del C.P.C dispone que “salvo los casos en que procede la notificación a domicilio, las
resoluciones se considerarán notificadas, por ministerio de la ley, el primer martes o viernes
posterior al día en que hubieren sido dictadas, o el siguiente hábil, si alguno de aquellos fuere
inhábil.
Objeto de prueba
En términos generales, objeto de prueba es aquello que “debe” probarse, esto es los hechos que
sirven de base a las pretensiones de los sujetos procesales.
Dicho de otra manera, objeto de prueba es aquello susceptible de ser probado; aquello sobre lo
que puede o debe recaer la prueba.
Alegando ALSINA que “objeto de prueba son los hechos que se alegan como fundamento del
derecho que se pretende”, ampliando PALACIO al expresar que “son los hechos controvertidos y
conducentes a la decisión de la causa, afirmados por los litigantes. De tal modo, el último autor
citado sostiene que es posible inferir que el objeto de prueba: está constituido por hechos
externos o internos que pueden ser objeto de conocimiento; que deben ser susceptibles de
percepción por los sentidos o deducción por la razón; cualquiera sea su naturaleza (física,
psíquica, o mixta); hallarse controvertidos por las partes y afirmados por ellas; ser hechos que
conduzcan (pertinencia y utilidad) al esclarecimiento de la cuestión controvertida.
Medios de prueba
Los medios son las vías o caminos legalmente regulados tendientes a lograr el ingreso del
elemento de prueba en el trámite judicial.
Hay que distinguir entre fuentes de prueba y medios de prueba:
Los medios de prueba: Son la actividad del juez, de las partes y de los terceros, desarrollada
dentro del proceso para traer fuentes de prueba de la manera indicada por el ordenamiento
procesal (prueba confesional, testimonial, documental, etc.).
Las fuentes de prueba: Son las personas (los testigos, los absolventes, etc.) o cosas
(documentos, etc.) cuya existencia son anteriores al proceso e independientemente de él, que
tienen conocimientos o representan hechos que interesan en el proceso. La relación entre los
medios de prueba y las fuentes de prueba es que los medios salen siempre de las fuentes
de prueba.
Procedimiento probatorio
El procedimiento probatorio señala los caminos a recorrer en el desarrollo de la actividad
probatoria; son establecidos en los cuerpos formales e indican cómo los sujetos procesales deben
proceder para introducir y diligenciar válidamente las pruebas en el proceso.
El procedimiento probatorio va a determinar la forma de la actividad entendida como el esfuerzo
que realizan los sujetos procesales a través de los medios que la ley establece a fin de arrimar al
proceso elementos que formen la convicción del juez. Se manifiesta como una actividad empírica
que desarrollan en el juicio las partes, el juez en su caso los integrantes del Ministerio Público. Es
que “la ley procesal regula la actividad probatoria como un procedimiento complejo que gira
alrededor de los medios de prueba y en función de los elementos de convicción que por dichos
medios se habrá de obtener.
El procedimiento probatorio comprende entonces, la totalidad de las actividades procesales
relacionadas con la prueba en sus diversas etapas y fases. Se reconocen diferentes momentos:
el de la introducción, el de la admisión, el de su recepción y diligenciamiento y, por último, la
valoración que es efectuada primero por las partes y luego por el juez.
El procedimiento probatorio se manifiesta como la actividad que los sujetos procesales cumplen
en el proceso encaminada a incorporar elementos de prueba.
Momentos
La actividad probatoria se muestra fraccionada en secuencias que configuran momentos; se trata
de oportunidades procesales que la ley establece para introducir, diligenciar y valorar la prueba
en los procedimientos estructurados. Así pueden señalarse en el proceso civil 3 grandes
segmentos en la etapa probatoria.
El primero de ellos es llamado introductivo o de ofrecimiento de prueba; el segundo es conocido
como el del diligenciamiento de pruebas y, por último, el denominado de valoración o apreciación
de la prueba.
Momento introductivo: El ofrecimiento de prueba es un acto de carácter formal que contiene la
solicitud de admisión de uno o varios medios de prueba, que se formula por escrito y que va
dirigido al juez. Este momento se caracteriza por la preponderancia de la actividad de las partes
cuando el sistema es dispositivo. Ello significa que el juez sea un sujeto absolutamente pasivo,
por cuanto deberá analizar si las pruebas fueron ofrecidas en tiempo oportuno y podrá rechazar
en tiempo in limine>> (comienzo de un acto procesal) las peticiones formuladas en forma
extemporánea. También deberá analizar la regularidad del procedimiento probatorio, es decir, que
los medios hayan sido ofrecidos con las formalidades exigidas por la ley. Por ejemplo, el tribunal
podrá inadmitir la testimonial ofrecida en juicio ordinario después de los primeros diez días de
abierta la causa a prueba.
Momento del diligenciamiento: Este momento comprende los actos de recepción que cumplen
las partes y el tribunal conforme a los procedimientos previstos por la ley, según sea el medio de
prueba ofrecido. Se trata de una fase eminentemente práctica en la que participan todos los
sujetos procesales en un esfuerzo mancomunado. Participa el juez, las partes y miembros del
Ministerio Público, en su caso. Su característica principal es la plena actividad tendiente a la
acreditación de elementos facticos necesarios para fundar una sentencia.
Momento de valoración de la prueba: La valoración de la prueba es el análisis crítico e integral
del conjunto de elementos de convicción reunidos y definitivamente introducidos en el proceso
con la actividad práctica anteriormente cumplida; análisis que persigue la obtención, como
resultado, de un juicio final de certeza o probabilidad con respecto al fundamento practico de las
pretensiones hechas valer. La valoración consiste en un análisis lógico técnico y jurídico de los
elementos de convicción que significa una tarea intelectual que realizan las partes y el juez.
Las fases anteriores, es decir, el momento introductivo y del diligenciamiento, son eminentemente
prácticas, en cambio, la valoración se presenta como una tarea de carácter intelectual.
Concepción clásica
Las reglas sobre la carga de la prueba son aquellas que tienen por objeto determinar cómo debe
distribuirse, entre las partes, la actividad consistente en probar los hechos controvertidos que son
materia de litigio. Mantiene aún su vigencia, con algunas modificaciones, aunque existen
situaciones complejas, donde el problema de determinar quién debe probar se hace de muy difícil
solución. Trataremos de establecer, en síntesis, las cargas o responsabilidades de cada uno para
lograr zanjar dicha dificultad.
Generalmente, se puede analizar la existencia de tres clases de hechos; los constitutivos, los
impeditivos y los extintivos, que funcionan de la siguiente manera en el tema que nos ocupa:
• Al actor le incumbe la prueba de los hechos constitutivos de su pretensión, atribuyéndosele el
carácter constitutivo al hecho específico del que surge, en forma inmediata, el efecto jurídico
pretendido. Así por ej., en un contrato de compra venta, el actor deberá probar la existencia de
dicho contrato, como, asimismo, las demás circunstancias que lo tipifican, por ej.: cosa vendida,
precio, etc.
• En cuanto a los hechos impeditivos, como regla le corresponde su prueba al demandado.
Siguiendo el ejemplo anterior, podemos decir que son hechos impeditivos la existencia de un vicio
en el consentimiento o la incapacidad de los contratantes, correspondiendo la prueba de su
existencia a quien los invoca como fundamento de su defensa.
• De la misma manera, corresponderá al demandado probar la existencia de los hechos extintivos,
que, en relación al supuesto citado, será, por ejemplo: el pago del precio o cualquier otro medio
extintivo de las obligaciones.
Si bien generalmente estos hechos deben ser probados por el demandado, existen supuestos en
que los hechos impeditivos y extintivos deberán ser probados por el actor, cuando constituyeren
el fundamento de su pretensión, pues existen situaciones en las que un hecho impeditivo o
extintivo funda una demanda; en tal caso, el actor deberá probar el hecho que impidió la
constitución de una relación jurídica o que la extinguió, como sucede cuando se solicita la nulidad
de un acto jurídico, correspondiéndole al actor la prueba del error, dolo, violencia o cualquier vicio
de la voluntad en que funda la demanda.
Como consecuencia de lo expresado, podemos concluir que, tal como lo sostiene la doctrina,
cada parte soportará la carga de la prueba respecto de los hechos a los que atribuye la
producción del efecto jurídico que pretende (Palacio).
Reformulación
Modernamente, se ha ido desarrollando en la doctrina y jurisprudencia, un movimiento de cambio
que tiende a atenuar en el proceso civil su marcado perfil dispositivo, por otro de tipo publicístico
o inquisitivo que otorga al juez un rol más activo o protagónico en el proceso.
Se hace necesario, como consecuencia de ello, adaptar las tradicionales reglas de distribución de
la carga probatoria que expresáramos precedentemente, a las necesidades que impone esta
nueva tendencia. De esta manera surge lo que se ha dado en llamar “teoría de la carga probatoria
dinámica”, cuya regla de distribución, básicamente, puede ser expresada de la siguiente manera:
“la carga de acreditar determinado hecho, debe recaer sobre el litigante que se encuentre en
mejores condiciones de producirla”. Es decir, se atenúa el rigorismo de los principios llamados
clásicos y encuentra su máxima expresión en aquellos supuestos donde la prueba, o parte de
ella, resulta inaccesible a una de las partes –supongamos al actor- (por ejemplo, los casos de
mala praxis médica, simulación, etc.) En estos casos, se impone la carga probatoria, a quien se
encuentre en mejores condiciones de probar; todo ello en virtud de los principios de la lógica,
justicia, igualdad de partes antes la ley y solidaridad.
Además, es necesario que concurra otra circunstancia determinante: que la parte se encuentre en
reales posibilidades de probar, ya que, de lo contrario, atribuir responsabilidad de prueba a quien
no tiene esa posibilidad, carecería de todo sentido.
Responsabilidad probatoria en el
proceso penal.
En nuestro sistema penal, las doctrinas precedentemente enunciadas resultan inaplicables por
cuanto:
El estado de inocencia impide que se obligue al imputado a aportar prueba acerca de aquella y
mucho menos sobre su culpabilidad. No tiene el deber de probar nada.
Nuestro sistema reposa en el carácter público del interés represivo, por lo que la obligación de
investigar la verdad y de aportar en consecuencia las pruebas necesarias, incumbe al estado a
través de sus órganos predispuestos, sin que la actividad probatoria y el objeto de la prueba
puedan encontrar límites derivados de la conducta de las partes. La responsabilidad que nace
para el Ministerio Público por imperio de la ley 8123 durante la etapa del juicio , por la cual el
ofrecimiento de prueba es de su exclusiva competencia, no pudiéndola suplir el tribunal de oficio,
no responde a la teoría de la carga probatoria pues el fiscal, objetivamente, está obligado a
efectuar dicho ofrecimiento, de la misma forma que el juez está obligado a juzgar.
La actividad probatoria en el proceso penal no es una simple verificación, desde que ésta
presupone una afirmación previa, y lo que se pretende es reconstruir objetiva, imparcial, histórica
y libremente el hecho hipotético que supone delito.
Clasificación
Existen diversos criterios para clasificar a la sentencia: en base a distintos parámetros: a) según
la naturaleza de la pretensión; b) según el éxito obtenido en juicio; c) según se admitan recursos o
no en contra de ellas; d) según la instancia en que se dicta, y e) según los efectos de la
sentencia:
Sentencia de conocimiento y ejecución: teniendo en cuenta la naturaleza de la pretensión
esgrimida, es decir, el objeto del proceso, se establecen dos categorías de sentencia: las de
conocimiento y de ejecución.
Sentencias ejecutivas o de ejecución: son las que establecen el cumplimiento de una condena
o las que ordenan la efectivización de un título ejecutivo que trae aparejada ejecución. Son
propias del procedimiento de ejecución de sentencia y de los juicios ejecutivos.
Sentencia estimatorias y desestimatorias: esta segunda especie tiene en cuenta el resultado
obtenido en el proceso respecto a la pretensión principal. Es decir, que son estimatorias aquellas
que satisfacen la pretensión del actor y desestimatorias las que lo deniegan.
Sentencia firmes y no firmes: en esta división se hace hincapié en la admisión o no de
interposición de recurso en contra de la sentencia. Las sentencias firmes no los admiten, y las no
firmes pueden ser impugnadas.
Sentencia de primera instancia y segunda o ulterior instancia: esta clasificación toma en
cuenta el grado jurisdiccional en que se dictan, por cuanto los ordenamientos procesales rodean
de distintos recaudos y solemnidades para dicho acto, según sea la instancia en que se dicten.
Sentencia según los efectos de la sentencia: pueden clasificarse en aquellas susceptibles de
adquirir fuerza de cosa juzgada formal o cosa juzgada material. Ejemplo de cosa juzgada formal;
las recaídas en juicio ejecutivo, y cosa juzgada material; las dictadas en juicio ordinario, en un
procedimiento civil.
Cosa juzgada
CLARIA OLMEDO, ha definido a la cosa juzgada “como el atributo que la ley le asigna a la
sentencia firme para que el caso concreto resuelto por ella se mantenga inmutable para el futuro
como garantía de seguridad jurídica”.
La inmutabilidad es la imposibilidad de alterar el contenido de lo resuelto. Es decir, que tal
carácter impide que la sentencia sea revocada, modificada o anulada, salvo los supuestos de
excepción expresamente contemplados por la ley.
La cosa juzgada constituye el efecto más trascendental de la sentencia. CLARIA OLMEDO ha
sostenido que en realidad no se trata propiamente de un efecto de la sentencia, sino de una
cualidad atribuida a la firmeza adquirida por ella al no poder ser ya impugnada. Por ello, agrega
que la “sentencia firme pasa en autoridad de cosa juzgada, en cuanto modo de exteriorizarse
todos los efectos previstos por la ley”.
Las impugnaciones.
La impugnación procesal: El instituto denominado “impugnación”, es definido por Couture
como el poder y actividad de atacar, tachar o refutar un acto del proceso judicial (por ejemplo: un
documento, una declaración testimonial, un dictamen de peritos, un proceso, etc.) con el fin de
obtener su revocación o invalidación.
Dentro del concepto de impugnación, que constituye el género están comprendidos como
especies:
• los recursos (como el de apelación, casación, directo),
• los incidentes de reposición y aclaratoria,
• el incidente de nulidad (art. 76 y ss. del C.P.C.Cba);
• la acción de revisión, denominada incorrectamente por el art. 395 del CPC como “recurso”
• y las excepciones o defensas que puede ejercer el demandado.
Desde un punto de vista didáctico, el análisis de la impugnación procesal debe dar respuesta a
estas preguntas:
• ¿Quién impugna?
• ¿Qué se impugna?
• ¿Cómo se impugna?
• ¿Cómo se tramita la impugnación?
Desde un punto de vista subjetivo y a los fines de responder a la primera pregunta, se puede
conceptualizar a la impugnación procesal como la facultad que la ley confiere a las partes, y
excepcionalmente a los terceros interesados, para obtener por el mismo juez u otro superior, la
invalidación del acto procesal irregularmente cumplido, o la revocación, modificación o sustitución
de la resolución jurisdiccional injusta.
El requisito indispensable para la procedencia de la impugnación es la existencia del “agravio” o
“gravamen”. Entendiéndose por agravio la injusticia, la ofensa, el perjuicio material o moral que
ocasiona al impugnante el acto atacado.
Así como el interés es la medida de la acción, el agravio es la medida de la impugnación.
En materia de recursos, el agravio está representado por el rechazo total o parcial de las
pretensiones hechas valer en el proceso por el recurrente.
Fundamentos
Motivos o causales de impugnabilidad: alude a la pregunta ¿qué se impugna? La impugnación
en general y el recurso en particular, procuran eliminar errores o vicios inherentes a ciertos actos
procesales.
El error en materia procesal, visto desde el punto de vista de la función del juez, puede afectar un
doble orden de intereses: o es un error en la apreciación de la norma jurídica aplicable al caso, o
es un error en la tramitación del proceso.
En el primer caso, el error consiste en la aplicación de la norma jurídica y entonces afecta la
justicia de la sentencia, “error in indicando”.
En el segundo, el error consiste en el apartamiento o quebrantamiento de las formas procesales
establecidas, y entonces afecta la validez de la sentencia, la validez formal de la misma: “error in
procedendo”
En el primer caso, los errores de la justicia de la sentencia se remedian mediante los medios
impugnativos cuyo arquetipo es el recurso de apelación, por ejemplo: sentencia injusta porque no
aplicó bien la ley que resuelve la cuestión (art. 1109 por ejemplo); en el segundo, no se trata de
reparar una injusticia, sino de mantener las formalidades legales, establecidas como garantía del
justiciable (por ejemplo, la defensa en juicio), y la impugnación típica es la nulidad (mediante
incidente, recurso o acción impugnativa), la cual, privando la eficacia del acto, restablece la
imperatividad formal del proceso.
En síntesis, mediante el poder de impugnación se procura que los actos procesales (resoluciones
judiciales, actos de partes y de terceros intervinientes en el proceso) sean justos, como condición
indispensable para obtener la paz social, pero además de justos, que los mismos respeten las
disposiciones establecidas por las leyes de procedimiento, como medio de salvaguardar en última
instancia, los derechos y garantías constitucionales (derecho al debido proceso adjetivo, derecho
de defensa en juicio, derecho al juez natural, derecho a la “nulla poena sine previa lege”). Es
decir, que los actos procesales vistos en su faz dinámica deben respetar os principios técnicos
jurídicos por los cuales se orientan en el proceso moderno, pero además de ello, se requiere que
el acto procesal sea “justo” en cuanto a su conformidad con las reglas ético-jurídicas por las
cuales se determina la licitud o ilicitud de la conducta humana, con el fin último de proveer a una
mayor tranquilidad del orden establecido.
El acto impugnativo: La tercera de las preguntas planteadas: ¿Cómo se impugna?, requiere
analizar la facultad de impugnar que se traduce en una actividad que ha de desarrollar el
impugnante, dentro del tiempo hábil establecido en la ley procesal para evitar que se produzca el
efecto preclusivo, y con ello, la caducidad de esa facultad.
Admisibilidad: La impugnación, como toda actividad de las partes, para ser eficaz requiere de
una actuación del tribunal, que se conoce con el nombre de juicio de admisibilidad.
Una vez interpuesta la impugnación, el tribunal que dictó el pronunciamiento cuestionado deberá
resolver sobre su admisión, para conceder o denegar dicha impugnación.
Las condiciones que debe cumplir el acto impugnativo para que no sea declarado inadmisible son
las expresamente previstas por la ley, a más de las que surjan de los principios generales:
resolución recurrible (impugnación objetiva), tener el recurrente legitimación (impugnación
subjetiva, por ejemplo: ser parte o tercero afectado), regularidad y completividad del acto
(formalidad, como en el recurso de reposición que debe fundarse en el mismo acto que se
interpone), cumplimiento en el plazo fijado (oportunidad). Esas condiciones de admisibilidad
varían de un medio impugnativo a otro.
Efectos
El estudio de los efectos de las impugnaciones en general y de los recursos en particular, significa
analizar las consecuencias inmediatas de la instancia impugnativa o recursiva.
Debemos tener en cuenta que los efectos que desarrollaremos tienen cada uno de ellos su efecto
opuesto, pudiendo en muchos casos aplicarse uno de los efectos a la regla y el otro a las
excepciones cuando ambos funcionan para el mismo medio o vía impugnativa, como ejemplo: el
recurso de apelación tiene por regla efecto suspensivo o excepcionalmente no suspensivo (art.
558 del CPCCba), o ese recuso tiene por regla tramitación inmediata (art 368 y ss del mismo
cuerpo adjetivo) y como excepción el carácter diferido.
• Efecto devolutivo o no devolutivo
Se entiende por efecto devolutivo la remisión del fallo apelado al superior que está llamado, en el
orden de la ley, a conocer de él. No hay propiamente devolución, sino envío para el reexamen. La
jurisdicción se desplaza del juez recurrido al juez que debe intervenir en la instancia superior.
Digamos que sobre el fundamento del recurso debe escrutar y expedirse, por regla general, un
órgano jurisdiccional distinto y de mayor jerarquía (tribunal de alzada o ad quem) que el que dictó
la resolución impugnada (a quo). Es el denominado efecto devolutivo.
Este efecto es típico de los recursos propiamente dichos y conlleva el efecto suspensivo. Cuando
adolece de este efecto devolutivo, más que recurso es un incidente.
• Efecto suspensivo o no suspensivo
Consiste en la paralización provisional de las consecuencias del acto atacado una vez interpuesta
la impugnación de que se trata y hasta tanto la misma sea resuelta.
Para evitar que la posible injusticia de la resolución recurrida se comience a consolidar durante el
trámite del recurso, se dispone, de ordinario, que se suspenda la ejecución de lo resuelto por el
pronunciamiento recurrido, durante el plazo acordado para impugnar, y si esto ocurre, también
durante el tiempo de sustanciación del recurso.
Lo que se suspende con la interposición de la impugnación no es el desarrollo del proceso, sino lo
que ha dispuesto la resolución impugnada.
Como lo adelantamos más arriba, un mismo recurso puede tener por regla el efecto suspensivo,
pero también a veces y a modo de excepción ser no suspensivo. Por ejemplo, una excepción al
efecto suspensivo del recurso reapelación, se encuentra en el proceso por alimentos y Litis
expensas, donde se procura proteger al beneficiado de esas prestaciones.
• Efecto personal o extensivo (o comunicante)
El efecto personal consiste en que una vez interpuesta una impugnación o un recurso contra
determinada resolución judicial, y salvo el caso de adhesión, sólo será beneficiado por el
resultado favorable del pronunciamiento que resuelva esa impugnación, el litigante que impugnó,
quedando excluidos los sujetos que no lo hicieron. El efecto se limita a la persona del
impugnante, no pudiendo favorecer al colitigante, colitisconsortes o terceros que no impugnaron.
No obstante, en determinados supuestos las impugnaciones tienen efecto comunicante o
extensivo, para los colitigantes o colitisconsortes que no hay recurrido las resoluciones judiciales.
Excepcionalmente puede quebrarse el efecto personal, por ejemplo: el caso de las obligaciones
indivisibles y solidarias en las cuales tanto el comunero como el deudor solidario hay de
beneficiarse o perjudicarse por igual con la sentencia, hayan o no recurrido.
Otro caso es el incidente de reposición con apelación en subsidio al auto que deniega la apertura
a prueba de la causa, o del decreto que llama a autos para definitiva. En el caso de que el
impugnante triunfe, consiguiendo la revocación de las resoluciones mencionadas, el proceso se
abrirá a prueba para todos, o quedará eliminado el llamamiento de autos, también para todos los
sujetos intervinientes, aunque no todos hayan recurrido esas resoluciones.
• Efecto diferido o instantáneo
El trámite a imprimirse a una impugnación interpuesta y admitida, se produce por regla, sin
solución de continuidad desde su concesión hasta el pronunciamiento que la resuelva. Esta
tramitación se conoce con el nombre de “efecto inmediato” (recurso de apelación, casación,
incidente de reposición)
Pero a modo de excepción al efecto inmediato, se encuentra el denominado “efecto diferido” de la
impugnación, que sólo se justifica frente al recurso ordinario de apelación interpuesto contra
resoluciones ordenatorias, dictadas durante la sustanciación del proceso, por ejemplo: las
resoluciones que admiten la demanda, ordenan que se abra a prueba la causa, declaren la causa
de puro derecho, etc. El efecto diferido procura la no interrupción del trámite procesal en la
primera instancia, que generalmente se produce por el efecto devolutivo que provoca la elevación
de la causa del tribunal “a quo” al “ad quem” como consecuencia de la apelación de las
resoluciones ordenatorias relativas a la tramitación del proceso. La impugnación de estas
resoluciones ordenatorias, como consecuencia del recurso diferido, será promovida, sustanciada
y resuelta por la alzada, siempre y cuando a ella llegar la causa por recurso ordinario contra la
sentencia definitiva.
En efecto, el art. 515 del C.P.C.Cba. consagra el recurso diferido con relación a las resoluciones
ordenatorias dictadas durante la tramitación del proceso abreviado, estableciendo al respecto que
“únicamente la sentencia será apelable, pero en la segunda instancia, al conocer de lo principal,
se podrán reparar los agravios causados en los incidentes o en el procedimiento”.
Caracteres
Los caracteres comunes de las medidas cautelares son: la accesoriedad, la provisionalidad y
la mutabilidad, sin perjuicio de otros específicos que se advierten como complementarios o
subsidiarios en casos concretos.
La accesoriedad: significa que el proceso cautelar carece de la autonomía ya que está al
servicio de otro principal; esta particularidad subsiste aun ante la eventualidad de que el trámite
principal pueda no concretarse por haberse logrado su objetivo con el solo ejercicio de la
precautoria.
La provisoriedad: significa que el mantenimiento de las medidas precautorias está condicionado
por la vigencia del trámite principal y si desaparecen las circunstancias fácticas y jurídicas que le
dieron origen deben cesar también las que fueron ordenadas en base a ellas.
La mutabilidad: se admite que puedan ser modificadas por pedido de cualquiera de las partes.
Así, por ejemplo: el acreedor podrá solicitar su ampliación o mejora si considera que la forma en
que fue efectivizada no cumple adecuadamente con la función de garantía a que estaba
destinada.
Efectos
Medidas para asegurar bienes:
a. Tienden a asegurar la ejecución forzada: embargo preventivo, intervención sustitutiva del
embargo, secuestro e inhibición general.
b. Tienden a mantener un statu quo: prohibición de innovar y de contratar, anotación de Litis e
intervención de mera vigilancia
Medidas para asegurar personas:
a. Para la guarda provisional de ellas
b. Para la satisfacción de sus necesidades urgentes.