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EFIP 1: DERECHO

PROCESAL 1
BIBLIOGRAFIA OBLIGATORIA:
“TEORIA GENERAL DEL PROCESO –
FERREYRA DE LA RUA, ANGELINA Y
GONZALEZ DE LA VEGA”.

DERECHO PROCESAL 1
Sub eje temático 1
FERREYRA DE LA RÚA: EL PROCESO JUDICIAL
Es una serie gradual, progresiva y concatenada de actos jurídicos cumplidos por órganos públicos
predispuestos o por los particulares interesados y que persigue determinados fines: su fin
inmediato es la fijación de los hechos y la aplicación del derecho, desde el punto de vista de
valores públicos colectivos, en la obtención de la paz social o el restablecimiento del orden
jurídico alterado.

Caracteres y elementos
Caracteres;
El proceso es Público, autónomo, complejo y teleológico.
Público: ya que sus fines responden a un interés que excede el privado y su trámite debe
llevarse a cabo conforme a los mandatos de la ley adjetiva procesal y debe llevarse a cabo por los
órganos jurisdiccionales del Estado.
Complejo: porque en su desarrollo actúan diferentes sujetos procesales con diversas
atribuciones de actuación susceptibles de generar múltiples relaciones jurídicos procesales.
Autónomo: como carácter tiene su raíz en la doble relación que se suscita en el proceso: la
sustancial y la procesal.
Teleológico: por cuanto se dirige al cumplimiento de fines individuales o sociales.

Elementos del Proceso


En cuanto a los Elementos del Proceso, la doctrina distingue 3 esenciales; el objetivo, el subjetivo
y el teleológico.
Elemento objetivo: Hace a la serie gradual, progresiva y concatenada de actos;
 Gradual; porque los actos se realizan conforme a un orden determinado previamente por
la ley.
 Progresiva; ya que se van cumpliendo en forma paulatina.
 Concatenada; la culminación de un acto supone el inicio de otro y además estos están
estructurados en etapas cuyo comienzo y fin están eslabonados, es decir, concatenados.
Elemento subjetivo: Está representado por las personas que intervienen en el trámite procesal.
Pueden ser sujetos necesarios o eventuales. Los primeros indefectiblemente deben estar
presentes en la relación jurídico-procesal. En el proceso civil son protagonistas el actor, el
demandado y el juez. En el proceso penal debe existir un órgano requirente (Ministerio Público
Fiscal), un órgano judicial y el imputado.

Elemento teleológico atiende a las expectativas colectivas de la sociedad y a los intereses


individuales de las partes. En el primer sentido, el fin principal de cualquier proceso, sea de
naturaleza civil, penal o familiar, se identifica con la obtención de una sentencia justa, ya que al
dictarla se restablece el orden jurídico alterado y la realización del valor justicia. Desde el punto
de vista individual el fin consiste en la obtención de una sentencia favorable o desestimatoria.

Objeto y contenido
Objeto: Es la actividad del juez por la cual, ante la pretensión del actor y demandado,
aplicando la regla de la sana critica racional y de la lógica formal, se analizan los hechos
afirmados por el actor y contradichos por el demandado a la luz de las pruebas rendidas, llegando
a una sentencia definitiva.
Contenido del proceso: Está dado por las pretensiones de voluntad cuyo acogimiento
se intenta obtener. El actor al ejercer la acción, y el demandado al contestar o interponer
excepciones.
CONTENIDO CLARIA OLMEDO distingue diferentes categorías y situaciones jurídicas:
Atribución facultativa: Facultad que compete al actor para accionar en el campo del proceso
civil y obtener una satisfacción.
Atribución impuesta: Exigencia legal que tiene el juez frente al proceso, ya que dicho
funcionario tiene la obligación de pronunciarse ante el simple requerimiento de la parte.
Sujeción impuesta: Situación que requiere la actuación del sujeto por razones que atienden al
interés público, EJ: Posición de testigo que tiene la carga pública de comparecer, declarar y decir
la verdad.
Sujeción facultativa: Tiene como significación satisfacerse así mismo para prevenir un perjuicio
futuro EJ: La falta de contestación de la demanda o falta de ofrecimiento de prueba no tiene una
sanción jurídica, pero traen aparejado perjuicio para la parte que deje de hacerlo.

Presupuestos Procesales y Senténciales


Presupuestos Procesales: son aquellos requisitos necesarios e indispensables para la
constitución de una relación jurídico procesal valida.
Es preciso destacar que la calidad de parte es independiente de la efectiva titularidad (activa o
pasiva) de una relación jurídica sustancial. Así puede ser parte aun aquel que desde el punto de
vista del derecho sustantivo carece de resguardo legal.
Los “presupuestos procesales” configuran supuestos previos al proceso, sin los cuales no puede
pensarse en su existencia; se señala la necesidad de distinguirlos de los denominados
presupuestos senténciales, esto es, aquellos requisitos cuya concurrencia es necesaria para que
pueda ser pronunciada una sentencia válida sobre el fondo del asunto.
Se trata entonces, de presupuestos de la decisión sobre el mérito del juicio.
Los presupuestos procesales se refieren a la competencia del juez (órgano jurisdiccional) a la
capacidad de las partes y a la acreditación de los requisitos formales para entablar la demanda o
formular la acusación.
Presupuestos senténciales: Son aquellas condiciones indispensables que hacen que el
juez pueda dictar válidamente la sentencia. En tal sentido, se requiere de un procedimiento previo
y completo, por su forma y grado, para permitir el pronunciamiento de la resolución final
(procedimiento regular y legal). Esto es que el procedimiento además de haberse cumplido
regularmente y en forma completa no debe encontrarse impedido por obstáculos a su promoción.
Etapas en el procedimiento civil, penal, de
familia y laboral
Etapas en el Proceso Civil
PALACIO DEFINE al proceso civil de conocimiento u ordinario como aquel que tiene por objeto
una pretensión tendiente a que el órgano judicial dilucide y declare, mediante la aplicación de las
normas pertinentes a los hechos planteados y eventualmente discutidos.
El juicio ordinario consta de 4 etapas esenciales: La introductoria, la probatoria, la discusoria y
la decisoria. Analizaremos también, lo que se denomina “etapas eventuales”, ya que pueden
plantearse o no en cada tipo de proceso y que están individualizadas, medidas preparatorias,
cautelares impugnativas y de ejecución de sentencia.
Etapa Introductoria: El acto procesal propio o típico de esta etapa es la demanda, mediante la
cual se opera la definitiva e integral introducción de las cuestiones que serán objeto de la decisión
final. En esta oportunidad, el actor efectuará las afirmaciones de hechos jurídicamente relevantes
en base a las cuales solicitará la tutela del derecho que invoca.
Con respecto al demandado, éste deberá contestar la demanda, ejerciendo de esta forma su
derecho de defensa en el plazo de 10 días (Art.493 C.P.C). Su contestación deberá referirse a
los hechos que han sido expuesto en la demanda, pues tiene la carga procesal de responder
sobre cada uno de ellos.
Etapa Probatoria: Es el momento en el cual, cada una de las partes deberá demostrar la
veracidad de sus afirmaciones, introduciendo en la causa elementos de convicción tendientes a
probar hechos invocados en la demanda y su contestación. La etapa probatoria se inicia con el
decreto que ordena la apertura a prueba de la causa. Se configura un momento de plena
actividad que se resume en recepción de audiencias, notificaciones, peritajes, inspecciones
oculares, diligenciamiento y en especial, los órganos de prueba, por ejemplo: testigos, peritos,
etc.
Etapa discusoria: Es una etapa de plena discusión entre las partes representada por los
alegatos. Cada parte aportará los elementos que estime necesario para convencer al juez de que
le asiste la razón.
Etapa decisoria: Es la última y esencial etapa del proceso de mérito, para el pronunciamiento de
la sentencia definitiva. Ella se inicia con el llamamiento de autos para definitiva. Este es el
proveído que señala el comienzo del plazo que tiene el juez para dictar sentencia. La sentencia
es el modo normal de conclusión>> (fin o terminación de algo) del proceso. La decisión final debe
responder al principio de congruencia. De las 4 etapas referidas, son esenciales la
introductoria y la decisoria. Además de estas etapas denominadas esenciales, pueden
presentarse otras, llamadas “etapas eventuales”, ya que pueden o no realizarse. Tales son:
 Etapas de medidas preparatorias.
 Etapas de medidas cautelares anteriores a la demanda.
 Etapa de ejecución de Sentencia.
 Etapa impugnativa.
Por último, cuando algunas de las partes o ambas se sientan perjudicadas por lo resuelto en
sentencia, dará comienzo la etapa impugnativa que les permite interponer recursos ordinarios o
extraordinarios para lograr la revocación o anulación de la sentencia.

Etapas en el proceso penal


En este proceso se distinguen dos etapas bien diferenciadas: La investigación penal
preparatoria y el juicio plenario.
Primera etapa es la investigación penal preparatoria: El Art. 301 del C.P.P.C
establece que la investigación penal preparatoria procede de oficio cuando se trate de delitos de
acción pública, en cuyo caso la titularidad de la misma recae en cabeza del Fiscal de instrucción,
salvo que el imputado goce de algún privilegio de índole constitucional, en cuyo caso estará a
cargo del juez de instrucción (Art. 340 C.P.P.C). En el caso de delitos de instancia privada, la
investigación también corresponde al Fisca de instrucción, pero la investigación no procede
de oficio sino a instancia de la víctima, de su tutor, guardador o representantes legales, salvo
cuando el delito fuere cometido contra un menor que no tenga padres, tutor ni guardador, o que lo
fuere por uno de sus ascendientes, tutor o guardador. (Art. 72 C.P y 6 del C.P.P.C).
La finalidad de la investigación penal preparatoria (Art. 302 C.P.P) es impedir que el delito
cometido produzca consecuencias ulteriores y reunir las pruebas útiles para dar base a la
acusación (Art. 335 C.P.P.C) o determinar el sobreseimiento (Art. 350 C.P.P.C).
Tiene por objeto comprobar si ha existido un hecho delictuoso, establecer las circunstancias que
califiquen el hecho, lo agraven, atenúen o justifiquen, o influyen en la punibilidad, individualizar a
sus autores, cómplices e instigadores, verificar la edad, educación, costumbres, condiciones de
vida, medios de subsistencia y antecedentes del imputado y comprobar la extensión del daño
causado (Art. 303 C.P.P.C).
El Fiscal de instrucción carece de potestades jurisdiccionales, por ello, ante la necesidad del
ejercicio de alguna de ellas como el allanamiento de morada, la intervención de comunicaciones o
la disposición de embargos, debe requerir necesariamente la orden del juez de instrucción.
La segunda etapa es la fase del juicio oral y público: Se desarrolla en base a una
acusación que delimita los extremos fácticos de la imputación delictiva y tiene por objeto la plena
discusión entre las partes y la decisión definitiva acerca del fundamento de las pretensiones que
se han hecho valer (la penal y eventualmente la civil).
Esta fase es esencial, plenamente contradictoria, pública y puede subdividirse en tres momentos:
 El preparatorio del debate : es escrito y en él se ofrecen las pruebas, se interponen las
excepciones a que hubiera lugar y se establece la fecha de la primera audiencia de debate.
 El debate propiamente dicho : se desarrolla oralmente, se produce la prueba (recepción
de testimonios, prueba pericial, etc.) y las partes intervinientes alegan, también en forma
verbal.
 La sentencia: fase culminante en la cual el tribunal de juicio aplicando los principios de la
sana crítica racional resuelve las cuestiones planteadas y aplica la ley penal sustantiva.
El juicio común se desarrolla ante tribunales colegiados o en salas unipersonales si se tratare de
cuestiones que no resulten complejas y siempre que el imputado no requiera la constitución
íntegra del tribunal.
El proceso penal prevé algunas etapas eventuales como son la fase impugnativa (oposición,
recursos ordinarios y extraordinarios) y la fase ejecutiva, llevada adelante por el juez de ejecución
penal, quien brega por el respeto de las garantías constitucionales en el trato otorgado a los
condenados y a las personas sometidas a medidas de seguridad, controla el cumplimiento por
parte del imputado de las instrucciones e imposiciones establecidas en los casos de suspensión
de juicio a prueba, libertad condicional y condena de ejecución condicional, conoce de los
incidentes que se susciten durante la ejecución de la pena y de las peticiones que presentaran los
condenados a penas privativas de la libertad. (Art. 35 bis C.P.P).

Etapas en el proceso laboral


El proceso laboral presenta dos fases esenciales y bien definidas: La de instrucción-
conciliación y la de juicio.
La primera de ellas se lleva a cabo por ante el juez de conciliación que cumple las
funciones de un juez instructor, ya que ante él se traba la Litis>> (enfrentamiento, disputa o
discusión) en la audiencia de conciliación. Asimismo, recibe y despacha la prueba, con excepción
de la confesional, testimonial e inspección ocular, las que deben ser diligenciadas por ante el
tribunal de sentencia, esto es, la Cámara del Trabajo.
El trámite del proceso se lleva adelante con impulso procesal de oficio, esto es, promovida la
demanda por el actor, el trámite continúa sin requerimiento de parte.
El juez tiene competencia para resolver cuestiones incidentales que se planteen durante el
desarrollo de la etapa de instrucción en las que opera como tribunal de alzada, la Cámara del
Trabajo para conocer de las apelaciones ordinarias deducidas.
El juez de conciliación también tiene competencia para ordenar medidas cautelares.
La segunda y principal etapa es la del juicio oral, público y continuo que se desarrolla ante
la Cámara del Trabajo, esta presenta una figura colegiada, aunque también puede entender en
salas unipersonales, en los casos dispuesto por Acordada el Tribunal Superior de Justicia.
Esta fase comprende lo que se denomina “audiencia de vista de causa” en la que se recepcionan
las pruebas oralizadas y los alegatos. Por último, el tribunal resuelve en forma definitiva sobre las
pretensiones vertidas por las partes.
Las etapas eventuales que pueden señalarse en el proceso laboral son la de ejecución de
sentencia y la impugnativa.
También existe en ciertos casos una etapa prejurisdiccional administrativa que se desarrolla por
ante el Ministerio de Trabajo.
La etapa de ejecución de sentencia, se desarrolla a instancia de parte y esto marca un cambio
importante en el procedimiento que hasta este momento obedecía al impulso oficioso y
comprenderá la realización de actividades necesarias para hacer cumplir lo decidido.
La etapa impugnativa extraordinaria, se abre con la admisión del recurso de casación, el que
debe ser interpuesto por ante el tribunal que dictó la sentencia.

Etapas en el proceso familiar


En la ciudad de Córdoba, el proceso de familia se encuentra instrumentado por ley NRO. 7676
que prevé una etapa prejurisdiccional previa y de transito obligatorio para ciertos tipos de
asuntos. Ella tiene lugar ante un funcionario especial, el asesor de familia, cuya función primordial
es la de avenir a las partes para lograr un acuerdo. Esta fase previa puede también ser cumplidas
en los centros de mediación públicos o privados, por tal motivo, los sujetos involucrados en el
conflicto familiar podrán acudir a la utilización de esta técnica y en ese caso, la ley tiene por
cumplida la etapa prejurisdiccional.
El juicio común presenta dos grandes momentos que se cumplen ante órganos diferentes: el juez
y la cámara de familia.
Fracasada la etapa prejurisdiccional se abre una etapa intrajurisdiccional conciliatoria, que se
desarrolla ante el juez de familia. Ella abarca los actos de demanda, reconvención y sus
respectivas contestaciones, todo lo que se cumple en un solo acto conocido como la audiencia
establecida por el Art. 60 de la ley del fuero. También comprende el ofrecimiento y
diligenciamiento de la prueba, salvo la prueba oralizada que es recibida por la Cámara de Familia.
La segunda etapa o audiencia de vista de causa se desarrolla ante la Cámara de Familia.
Se trata de un acto oralizado donde se reciben las pruebas de testigos, se interrogan a las partes
y es posible requerir a los peritos aclaraciones o ampliaciones de sus informes.
Luego se pasa al momento crítico de la prueba que se cumple en los alegatos de las partes y, por
último, el tribunal pasa a deliberar y dicta sentencia.

Tipos o sistemas procesales


Un sistema es una estructura diseñada por la ley, teniendo en cuenta, ciertos principios o ideas
rectoras que le imprimen caracteres que lo definen. Se trata de una forma metódica y
estructurales aptas para el desarrollo de los presupuestos políticos – jurídicos del derecho
procesal.
Los cuerpos adjetivos se han organizado en base a diferentes sistemas procesales: dispositivo-
inquisitivo, acusatorio, oral o escrito, de instancia única o plural, etc.
Estas formas metódicas dan fisionomía y personalidad a nuestra disciplina jurídica, en lo que
respecta a la organización de los medios de expresión y comunicación (sistema oral o escrito) y,
por último, en lo que atañe a los poderes recíprocos de las partes y del juez (dispositivo-
inquisitivo).
De esto resulta que el proceso es único pero los procedimientos son múltiples, adoptando
diferentes fisionomías o tipos.
Caracteres:
Relatividad: significa que no hay tipos absolutos sino prevalentes.
Neutralidad a los juicios de valor: los tipos procesales no son buenos ni malos, ni justos, ni
injustos en tanto se trata de formas metódicas con cierto grado de abstracción.
Entre dos sistemas no podemos decir que uno sea mejor que otro, sino que uno sirve mejor que
el otro para determinados actos procesales.
Intercambiabilidad: en un ordenamiento pueden existir dos tipos antagónicos, dependiendo del
legislador quien pueda cambiarlos, transferirlos o hacerlo coexistir.

Tipo dispositivo o inquisitivo


El tipo dispositivo es aquel que asigna a los particulares tanto la iniciativa del proceso como el
del impulso subsiguiente; también les confiere a las partes, la facultad de fijar la cuestión fáctica y
el poder de renunciar a ciertos actos del proceso. Es característica fundamental de este sistema
que sean las partes, las que deben aportar los elementos corroborantes de sus pretensiones, esto
es, los elementos probatorios.
 Se sustancia pretensiones que no comprometen el orden público sino solo el interés
particular.
 Las partes son protagonistas
 El impulso del Proceso queda en manos de las Partes.
El tipo inquisitivo en cambio, es el juez o tribunal a quien competen esos poderes y los que
deben actuar por sí e investigar.
Lo dispositivo se verifica cuando las partes son dueñas absolutas del impulso procesal y son las
que fijan los términos exactos del litigio a resolver. Ello funciona como un límite y un deber para el
juez, puesto que deberá circunscribir su decisión a las peticiones formuladas por el actor
(demandante) y a la oposición del demandado (principio de congruencia).
 Está involucrado el Orden Público.
 El Juez es Protagonista desde el principio.
 El Juez tiene los poderes de actuar por si e investigar.
 El Juez puede ordenar de oficio la producción e investigación de las partes.

Sistema acusatorio
El sistema acusatorio encuentra sus orígenes en el derecho griego y se caracteriza porque se les
asigna a los ciudadanos una participación directa en el ejercicio de la acusación y de la
jurisdicción. El juicio se realiza en forma oral y pública y pueden realizarse actos preliminares.
El sistema acusatorio se presenta como “un proceso denominado por las partes, lo que significa
el imperio de una concepción individualista, mientras que la jurisdicción aparece con la única
función única de resolver un conflicto intersubjetivo.
Lo que caracteriza al sistema acusatorio consiste en separar las funciones que el Estado
desarrolla en materia penal mediante el simple expediente ritual de instituir dos organizaciones
diferenciadas de funcionarios “el Ministerio Público Fiscal y los Tribunales” otorgando a los
dictámenes de uno significados jurídicos requirentes y a los otros, valor de decisión, impidiendo
que esta última tarea se ponga en movimiento sin requerimiento previo de los funcionarios del
Ministerio Público.
La vigencia del acusatorio implica, fundamentalmente, que el juez o tribunal deja de ser un
protagonista activo de la búsqueda de la verdad y deriva esta responsabilidad al Ministerio
Público (órgano requirente).
El sistema acusatorio entonces pone su acento en el aspecto garantizador: en cambio, el
inquisitivo, centra su atención más en la investigación, represión y en el castigo.
El sistema acusatorio se basa, fundamentalmente, en 3 ideas que refieren: a la situación de
las partes, el método del debate y el rol del órgano jurisdiccional. Así las partes se posicionan en
un plano de igualdad, diferenciándose entre ellas y el juez, el que debe ser imparcial e
independiente.
Sistema oral o escrito
El sistema oral se caracteriza por prevalencia del uso de la palabra sobre la escritura.
Estaremos frente al modo oral; si el tribunal solo puede tener en cuenta el material procesal
enunciados oralmente en la audiencia, sin recurrir a escritos o memorias.
La oralidad requiere sustancialmente, que la sentencia se funde tan sólo en aquellas alegaciones
que hayan sido verbalmente expresadas por las partes ante el tribunal de la causa.
En cambio, el tramite será escrito, cuando el tribunal solamente pueda tener en cuenta el material
procesal suministrado por escrito o recogido en actas. El tipo escrito, supone que toda la actividad
procesal sea trasladada, sin excepción, a la expresión gráfica de la escritura, que sirve además
de vehículo de expresión, de medio de conservación y comunicación del material procesal.
Ventajas del sistema oral:
Inmediación: comunicación directa entre el juez, las partes y los órganos de prueba.
Favorece la recepción de la concentración procesal en la unidad del debate oral. La
concentración supone la reunión de la mayor cantidad de actividad procesal en el menor número
de actos posibles.
Acelera los trámites judiciales al dotarlos de sencillez en las formas procesales y favorece el
acortamiento de los tiempos del proceso.
Ventajas del sistema escrito:
Facilita el estudio y la reflexión de los jueces.
Aleja peligros de la improvisación y la ligereza.
Favorece la publicidad y la permanencia porque las actuaciones quedan fijas y permanentes, por
ello en cualquier momento pueden ser construidas y examinadas.
Dado que los sistemas no pueden encontrarse en estado puro y atento que el interés social
reclama soluciones rápidas y económicas, es que en la actualidad se requiere de un sistema que
conjugue la oralidad y la escritura y así extraiga de uno y otro aquellos elementos valiosos para
que sean aprovechados en la actividad procesal.

Sistema de instancia única o plural


La doble instancia supone la existencia de los órganos jurisdiccionales que actúan con un orden
de prelación y jerárquico en momentos diferentes del proceso. La doble instancia, supone conferir
a un órgano de jerarquía superior el poder-deber de revisar, por vías de recursos ordinarios, la
apreciación de los hechos y la aplicación del derecho efectuada por el juez de primer grado en su
resolución. El sistema de doble instancia supone, generalmente, un juez unipersonal, inferior de
trámite y sentencia y un órgano superior generalmente colegiado, con competencia para revisar la
resolución del inferior dentro de los límites impuesto por el sistema adjetivo de impugnaciones.
Supone entonces la existencia de un juez inferior a quo y un órgano.

Principios o reglas que gobiernan el proceso


Los principios del proceso son:
“los presupuestos políticos que determinan la existencia funcional de un ordenamiento procesal
cualquiera”
PALACIO, por su parte, confirma estas ideas señalando que se denominan, principios
procesales a las directivas u orientaciones generales en que se funda cada ordenamiento jurídico
procesal.
Los principios procesales son las líneas directrices y orientadoras que rigen el proceso
plasmándose de este modo una determinada política procesal en un ordenamiento jurídico
determinado y en un momento histórico dado. Cabe expresar, por último, que modernamente van
formulándose nuevos principios o reglas que quizás no son tan nuevos, sino que tan solo son
formulaciones o adaptaciones a las necesidades actuales de los clásicamente reconocidos. Tal
sucede, por ejemplo, con las modernas formulaciones de las reglas de solidaridad, de la
personalidad, de las nuevas formas de buena fe y lealtad procesal, etc.
Es así, que ellos concretan o mediatizan algunas de las garantías constitucionales y en cada uno
puede encontrarse una relación directa con las normas fundamentales contempladas en la
Constitución.
Y son:
Principio de publicidad: Los actos que se cumplen en el proceso deben ser
conocidos en forma irrestricta tanto por parte de la sociedad, como por los intervinientes, a fin de
permitir un control adecuado de la actividad procesal y, en definitiva, de los actos de los jueces.
Los autores, han enfatizado que este principio significa que no debe haber justicia secreta, ni
procedimientos ocultos, ni fallos sin antecedentes ni motivaciones. En síntesis; debe ser
conocidos por toda la sociedad.
Principio de inmediación: Significa que el juez debe encontrarse en un estado de
relación directa con las partes y recibir personalmente las pruebas.
Principio de bilateralidad: El debate procesal debe ser ordenado a fin de
preservar la igualdad de los contendientes al momento de hacer valer sus derechos. La regla de
la bilateralidad es denominada también, como principio de contradicción. La contradicción o
bilateralidad, comprendía la idea de que toda decisión judicial debe ser tomada previo a que se
haya dado igual oportunidad a todas las partes de ser oídas. Implica la posibilidad de alegar y
probar; es decir, otorgar a las partes la oportunidad de la defensa que tuviere y de arrimar al
proceso elementos de juicio conducentes a la demostración de sus alegaciones.
Principio de Economía Procesal: Importa la aplicación de un medio utilitario
en la realización del proceso y se resumen en dos ideas fundamentales: economía de gastos y
economía de esfuerzos o de actividad. La incorporación de este principio supone procedimientos
que no resulten onerosos>> (que ocasiona un gran gasto), por lo cual, es necesario, además, que
no se extiendan excesivamente en el tiempo.

Adquisición
Este principio predica que los resultados de la actividad procesal cumplida por las partes en el
proceso se incorporan a él de manera que los actos cumplidos benefician o perjudican a
cualquiera.
La regla de la adquisición procesal: establece que el resultado de la actividad realizada durante
el trámite se adquiere para el proceso y no puede ser invocada para el beneficio particular de
algunas de las partes no teniendo relevancia al respecto quien la ha producido, quien la ha
ofrecido, quien la ha aportado o quien la ha alegado. Es que la actividad procesal y el material de
conocimiento responde a un fin común y puede ser aprovechado por cualquier sujeto con
independencia de quien la origina.

Sub eje temático 2


Jurisdicción. Concepto
El vocablo “jurisdicción” es utilizado en el ámbito jurídico procesal con distintos significados y,
pocas veces, con el acertado. Así, equivocadamente, es empleado para designar: el ámbito
geográfico en el cual el Estado ejercer su soberanía; el territorio en el que un órgano judicial
administra justicia; también, como el conjunto de poderes o autoridad de ciertos órganos públicos
y, por último, otorgándole el sentido técnico adecuado de función pública de hacer justicia. Pero,
además, la palabra “jurisdicción” tiene un sentido restringido y se refiere, al poder o facultad
conferidos a ciertos órganos para administrar justicia en los casos que les son presentados.
En nuestro concepto la jurisdicción es, entonces, un poder-deber de ejercicio obligatorio, ejercido
por el Estado a través de órganos específicos a fin de dirimir mediante resoluciones fundadas las
cuestiones litigiosas que les son sometidas por los justiciables.
Caracteres
La jurisdicción es pública, es única, es exclusiva y excluyente, es indelegable y, por último,
también es inderogable.
Publica: porque la ejercen órganos del Estado, quien delega en organismos especialmente a tal
efecto la función primordial de administrar justicia resolviendo el caso concreto.
Única: esta unicidad de la jurisdicción ha sido consagrada en forma explícita en la Constitución
de la provincia de Córdoba. En el Art. 153 que dispone que el ejercicio de la función judicial
corresponde exclusivamente al Poder Judicial de la provincia.
Exclusiva y Excluyente: la exclusividad está dado ya que solamente el Estado es quien está
habilitado legítimamente para administrarla a través del tribunal como representante del órgano
jurisdiccional. Es excluyente ya que rechaza cual interferencia por parte de los particulares.
Indelegable: Esto es así porque, aunque cuando el Estado designa a un juez, ejecuta
inicialmente una delegación reglada en este sujeto la facultad de administrar justicia hasta su total
agotamiento.
Esta delegación resulta absolutamente intransferible para el juez al cual ha sido otorgada. Sin
embargo, ello no impide que, en ciertos casos, la ley autorice la delegación, en otros órganos
jurisdiccionales, la comisión de medidas específicas por diferentes razones.
Inderogable: lo que supone la no disponibilidad de su atribución en otros órganos. Ello es así ya
que se trata de un poder-deber que proviene de la soberanía del Estado y, por ende, no puede
ser modificado por voluntad de los justiciables.

Límites
Los límites de la jurisdicción señalan el ámbito geográfico, fáctico y jurídico en que la jurisdicción
puede ejercerse válidamente.
La primera delimitación que presenta la jurisdicción está referida al “aspecto geográfico”. Atento
que la jurisdicción es una potestad que emana de la soberanía del Estado, solamente puede ser
ejercida dentro de su límite territorial. Es así que por norma se encuentran sometidas a la función
judicial del Estado todas las personas físicas y jurídicas, nacionales o extranjeras, que habiliten o
se hallen instaladas en nuestro territorio. También comprenden todas las cosas muebles o
inmuebles que se encuentren dentro del país.
El segundo límite se configura con la “presentación del caso concreto” al tribunal. El caso
concreto, opuesto a lo abstracto, debe ser real, existente y actual. Una cuestión es abstracta
cuando lo reclamado no tiene fundamento jurídico o carece de interés actual para la persona que
reclama; por ejemplo, en el primer caso no se podría demandar a una persona porque no saludó;
y en relación al último supuesto cuando en un proceso se reclama la remoción de un
administrador y durante la Litis éste cesa en el cargo.
El tercer límite se verifica en la denominada “excitación extraña”. Nuestro sistema procesal civil
de carácter dispositivo requiere, para la actuación del órgano jurisdiccional, de la excitación
extraña, que se manifiesta habitualmente por la presentación de la demanda o también por otros
requerimientos, por ejemplo, la solicitud de medidas preparatorias o cautelares. El requerimiento
se efectúa por el ejercicio de otro poder que es el de acción y que le compete a otro sujeto
procesal distinto del órgano, esto es, a los particulares. En el proceso penal la excitación extraña
por regla general está a cargo del Ministerio Público Fiscal.
El cuarto límite es “la ley” que determina el accionar del juez tanto en el gobierno del proceso
(aspecto instrumental) como en el contenido de la decisión del pleito (aspecto sustancial).

Competencia
La competencia es la facultad de cada juez o magistrado de una rama jurisdiccional para ejercer
la jurisdicción en determinados asuntos y dentro de cierto territorio. Toda actividad procesal debe
ser cumplida ante un juez munido de aptitudes suficientes para entender en el caso planteado.
La competencia del tribunal es un presupuesto procesal o como la denomina PALACIO, “un
requisito extrínseco de admisibilidad de toda petición o pretensión extracontenciosa de forma tal
que si, en un caso concreto, el órgano ante quien se ha acudido carece de competencia así
deberá declararlo. Si el juez carece absolutamente de competencia no puede constituirse una
relación jurídico procesal valida por ausencia de un presupuesto procesal. La competencia debe
estar prevista legalmente; es de orden público; es indelegable y es improrrogable.

Criterios para su determinación


La competencia es inmodificable en el sentido de que una vez establecida no puede variar
durante el transcurso de juicio. Así, la competencia es determinada por la situación fáctica y
jurídica existente al momento de la iniciación de proceso y ella es la que determina y la fija para
todo el procedimiento aun cuando dichas condiciones por circunstancias posteriores cambiaran.

Prórroga
La prórroga suscita un desplazamiento de la competencia hacia un juez que en principio resultaba
incompetente.
La prórroga de competencia por voluntad de las partes puede operar en dos formas: la expresa y
la tácita. Se resuelve de forma expresa, cuando los sujetos exponen claramente su voluntad de
atribuir competencia a un tribunal determinado exteriorizándola de antemano en forma
documentada. Por ejemplo; cuando partes contratantes determinan que, en caso de conflictos
sobre su inteligencia, atribuyen su conocimiento a un juez diferente. En cambio, la prórroga es
tácita, si el desplazamiento se opera por actitudes procesales asumidas por las partes en el curso
del juicio. Por ejemplo: cuando el actor presenta su demanda ante un tribunal diferente al que
legalmente le correspondía, y el demandado responde, sin cuestionar la competencia.
Son prorrogables las cuestiones claramente patrimoniales y en relación al territorio. No son
prorrogables la competencia en razón del grado y la materia.

Fuero de atracción
Constituyen otro supuesto de desplazamiento de competencia, las disposiciones que consagran
el fuero de atracción ejercido en los procesos universales, v.gr; sucesiones, concursos y quiebras.
En estos casos, se justifica el desplazamiento, en la necesidad de tratar en forma conjunta y
simultanea todas las pretensiones deducidas contra el caudal común. De esta forma se otorga
certeza al derecho que se declara en acciones independientes pero que se encuentran
vinculadas.
Cabe señalar, que el efecto del fuero de atracción, es transitorio, puesto que está destinado a
finalizar en el tiempo, cuando culmina el juicio sucesorio, es decir luego de efectuada la partición
judicial (Art. 3285 C.C); o en su caso, finiquitada la quiebra o el concurso.

Competencia Federal: Concepto


Como ya se ha dicho anteriormente, desde un punto de vista objetivo la competencia es la
medida de la jurisdicción, es decir, es la órbita dentro de la cual un órgano jurisdiccional puede
cumplir con su función, esto es, decir y aplicar el derecho al caso concreto sometido a su
conocimiento.
PALACIO define la competencia como “la capacidad o aptitud que la ley reconoce a cada órgano
o conjunto de órganos judiciales para ejercer sus funciones con respecto a una determinada
categoría de asuntos o durante una determinada etapa del proceso”. ALSINA, nos dice que “los
jueces deben ejercer su jurisdicción en la medida de su competencia”, pues aquella es la potestad
de administrar justicia, mientras que la competencia establece los límites dentro de los cuales
dicha potestad debe ejercerse.
COMPETENCIA FEDERAL: Receptando las enseñanzas de ALSINA, conceptualizaremos a la
competencia federal como “la facultad conferida al Poder Judicial de la Nación para administrar
justicia en los casos, sobre las personas, y en los litigios especialmente determinados por la
Constitución Nacional”.
Criterios para su determinación
A fin de dilucidar si una cuestión corresponde que sea resuelta por los tribunales locales de las
provincias, o si, por el contrario, su conocimiento compete a los órganos que integran el Poder
Judicial de la Nación, es menester tener en cuenta los siguientes criterios:
Territorio: debe verificarse si existe afectación de los derechos federales o de intereses
nacionales en aquellos lugares que sean propiedad del Estado Nacional, adquiridos a las
provincias por compra o cesión con el objeto de instar allí establecimientos de utilidad nacional, o
se encuentren sujetos a su legislación, como por ejemplo en las dependencias de la Universidad
Nacional de Córdoba. Así lo establece el Art.75 inc. 30 C.N.
Materia: La competencia federal en razón de la materia está relacionada al conocimiento de los
litigios que impliquen aplicación de la legislación federal. Al respecto, es preciso distinguir las
distintas clases de leyes que existen en el país, en virtud de la forma de Estado ya mencionada:
a) ley federal; b) ley común; c) ley provincial.
Personas: Teniendo especial consideración por la calidad especial de las personas que son parte
en la controversia. Así, por ejemplo, surte la competencia federal si en el pleito intervienen
ministros, embajadores, o representantes de países extranjeros; también, representantes de
organismos internacionales como la O.N.U, la O.E.A, La O.I.T, que posean rango diplomático;
cuando actúa un extranjero> fuero de extranjería, o por la presencia en juicio del Estado Nacional
si existiere un interés federal en disputa.

El juez o tribunal
La función jurisdiccional se ejerce, por personas a quienes el Estado inviste con la dignidad de
magistrados y cuyo conjunto constituye la administración de justicia.
El órgano jurisdiccional se manifiesta ya sea en forma unipersonal o plural, en este último caso,
generalmente, está integrado por un conjunto impar de jueces. El tribunal es la materialización
concreta del órgano decisor; es un órgano técnico, aunque excepcionalmente, se conforma con
jueces o jurados y, en otros casos, a través de jueces árbitros que son jueces particulares que
actúan en tal calidad o como amigables componedores en los supuestos que la ley autoriza.
En el ejercicio de la función jurisdiccional, el Tribunal ejerce actividades denominadas de
instrucción, ordenación y de decisión; ellas se desenvuelven dentro de un régimen de autonomía
funcional, que constituye uno de los soportes de la garantía de imparcialidad.
El juez posee la calidad de magistrado y por ello se le exigen ciertas condiciones para asumir esta
función sumamente delicada. En este orden de ideas es que se resguarda el ejercicio de su
potestad, estableciendo condiciones para su designación, y a través de garantías que hacen a su
independencia, a la inamovilidad en sus funciones y a la intangibilidad de remuneraciones.

Inhibición y recusación
La imparcialidad del juez es el pilar básico y fundamental del sistema judicial; a tal fin, el
legislador ha previsto un medio eficaz para garantizar su neutralidad, cuando se encuentre
sospechado y, por ende, exista una inhabilidad subjetiva.
Es necesario recordar que el ordenamiento jurídico garantiza a través de sus normas la
imparcialidad del juez al momento de resolver. A tal efecto, los códigos contienen prescripciones
tendientes a sustraer al juez de conocimiento de una causa cuando pueda verse comprometida
su objetividad. Así, prevé el apartamiento de los tribunales cuando los magistrados tengan
vínculos de afecto, de enemistad o de interés respecto de las partes, imputados o sus letrados
que puedan influir en su imparcialidad.
La recusación, por lo tanto, es el medio acordado por la ley procesal a las partes a fin de apartar a
un juez del conocimiento de una causa, cuando por algún motivo existan dudas sobre su
imparcialidad. La ley ha extendido los efectos y funciones de la recusación a otros funcionarios y
auxiliares. Así pueden también ser sujetos pasivos de recusación los árbitros, peritos, conjueces,
secretarios y los miembros del ministerio público. Esta extensión a otros funcionarios, se sustenta
en que, si bien no ejercen la función de resolver, su intervención es cercana a ella y puede tener
incidencia en las resultas del pleito. Por ello, también es indispensable que tengan aptitud
subjetiva, esto es, sean imparciales.
La recusación asegura la idoneidad subjetiva del órgano, resguarda el derecho de defensa en
juicio de las partes, y contribuye a generar la confianza del justiciable en sus jueces.

Sub eje temático 3


La acción procesal: concepto
Ferreyra de la Rúa> Su concepto de acción es: El poder de presentar y mantener ante el
órgano jurisdiccional una pretensión fundada en hechos jurídicamente relevantes con el fin de
obtener una decisión concreta y en su caso conseguir la ejecución de la misma hasta su
agotamiento. Actuación dirigida a los órganos jurisdiccionales, a través de instrumentos técnicos
(demanda, requisitoria fiscal).
 En Materia Civil> Laboral y de Familia la acción es impulsado por el propio interesado
(demanda). No existe una sanción en caso de incumplimiento.
 En Materia Penal> La acción es ejercida por órganos del Estado> El ministerio Publico
Fiscal> Ordena la investigación y la prueba.
ALSINA desde un punto de vista privatista, caracteriza a la acción como el derecho del acreedor
a obtener mediante el órgano el judicial un bien jurídico que la ley reconoce y que le es negado o
desconocido por su deudor.
Desde otro punto de vista, COUTURE señala que la acción es el poder jurídico que tiene todo
sujeto de derecho de acudir a los órganos jurisdiccionales para reclamarles la satisfacción de una
pretensión.

Caracteres de la acción procesal


Autónoma: ello significa que este poder existe con independencia del derecho material invocado
que sirve de fundamento a la pretensión planteada.
Pública: pues se dirige a un órgano público y persigue fines de idéntica naturaleza con
independencia del fundamento sustancial, que sirve de base a la pretensión esgrimida. Es así que
puede tener basamento en pretensiones públicas de derecho penal o privadas que hacen
derecho privado común. Además, como todo el derecho procesal es realizadora del derecho de
fondo.

La pretensión
La pretensión puede ser conceptualizada como “la afirmación por parte de actor o demandado de
hechos jurídicamente relevantes” que se exponen en la demanda y contestación.
Se presenta entonces la acción como continente y la pretensión como contenido de una situación
litigiosa determinada. Así, la pretensión se caracteriza como una declaración de voluntad que
formula el requirente ante el órgano jurisdiccional en la que se afirma la violación de un derecho
sustancial.
La pretensión así, está configurada por una afirmación que realiza un sujeto y no constituye una
declaración de ciencia, o de conocimiento, ya que en ella sólo se expone lo que un sujeto quiere,
y no que sabe o siente.
Desde otro ángulo, PALACIO concibe a la pretensión como el objeto del proceso y advierte que
la acción no debe ser confundida con la pretensión y que tampoco cabe identificar a la pretensión
con la demanda. La pretensión procesal se encuentra contenida en la demanda.
Así para este auto la pretensión procesal constituye el objeto del proceso contencioso y no su
contenido y la define como el acto en cuya virtud se reclama ante un órgano judicial (o
eventualmente arbitral), y frente a una persona distinta la resolución de un conflicto suscitado
entre dicha persona y el autor de la reclamación.
La pretensión se presenta, así como una “voluntad jurídica”, o dicho de otra forma como un
querer con sentido vinculante.
La pretensión entonces constituye el contenido del poder de acción y es el elemento que la
vincula con el derecho sustancial otorgándole así un significado jurídico.
El sujeto de la acción (pretensión) es quien promueve la demanda.
En tal sentido cabe afirmar que su ejercicio corresponde en principio a cualquier miembro de la
colectividad, pero sus condiciones de actuación están reglamentadas por las leyes formales.
En el campo del proceso civil, se manifiesta inicialmente como una simple facultad de plantear
ante el juez una pretensión. En efecto, en el ámbito de los derechos disponibles nadie está
obligado a demandar, puede renunciar a este derecho, transarlo o desistirlo, y el único límite
temporal está dado por el plazo de la prescripción de la acción correspondiente.
La pretensión, en el proceso civil, puede ser esgrimida tanto por un sujeto que aspira a la
satisfacción de un interés propio y concreto quien puede ejercitarla en forma directa, es decir por
sí mismo o también por intermedio de un representante o de un mandatario munido de un poder
general o especial. Así, la acción puede ser ejercitada por una persona física o jurídica,
pública o privada quienes deben acreditar y completar su personería conforme las disposiciones
de la ley.
Cabe señalar que, en el proceso civil, en el laboral y familiar, el sujeto peticionante actúa
ejerciendo un derecho que le pertenece y que le es propio (actor-demandado, patrón-obrero,
cónyuge-hijo, etc.)
En el proceso penal, tiene facultades de su ejercicio los integrantes del Ministerio Público Fiscal
quienes cumplen un deber funcional y actúan en defensa de un interés ajeno en el sentido que no
le es propio, sino que pertenece a la colectividad.

Elementos de la pretensión
Los elementos de la pretensión son los requisitos o exigencias legales que deben exhibir una
pretensión para ser completa y para poder, además, ser asimilada o distinguida de otra. Estos
elementos se refieren a los sujetos que participan en el trámite, al objeto que se persigue, y a la
causa o motivo que la origina.
El elemento objetivo se integra por las personas que se ubican en posición activa y pasiva en la
relación procesal; el actor, el demandado en el proceso civil y el fiscal y el imputado en el proceso
penal. El juez como sujeto preeminente>> (que está colocado en un lugar superior o más
elevado) del proceso es el elemento vinculante entre los sujetos de la relación, pero como órgano
jurisdiccional resulta ajeno a ella.

El ejercicio de la acción en el procedimiento


Civil, Penal, Laboral y de Familia
Alsina define a la demanda como “el acto procesal por el cual el actor ejercita la acción
solicitando al tribunal la protección, la declaración o la constitución de una situación jurídica”.
Palacio, define a la demanda como un acto que se funde con la pretensión del actor, de modo
simultáneo, “es la petición encaminada a lograr la iniciación de un proceso, a cuyo efecto quien la
formula ejerce y agota el derecho de acción que le compete”.
En definitiva, es un acto procesal, un acto jurídico voluntario. A la vez es un acto formal que debe
cumplir una serie de requisitos mínimos establecidos por las leyes procesales: ser escrito y
firmado. De esta manera constituye un documento que tiene la siguiente importancia:
• Es el acto inicial que da origen a la relación procesal e influye en su desarrollo.
• Abre la instancia y a partir de su admisión se cuenta el plazo para la perención de la instancia.
• Pone en ejercicio a la jurisdicción y, con ella, a los poderes del juez, pero al mismo tiempo los
limita en tanto aquél no puede pronunciarse sobre peticiones que no estén deducidas en la
demanda.
• Establece lo relativo a la prueba.
Contenido y requisitos
Contiene las afirmaciones de hechos jurídicamente relevantes que justifiquen la pretensión del
actor.
Posee sujetos (actor y demandado), objeto (que conste en la petición), causa (fundamento de la
pretensión expuesta) y finalidad (fin perseguido por el actor). El contenido de la demanda es la
petición, de allí que cuando la pretensión no existe, es imposible, ilícita o inmoral, la demanda
debe ser rechazada in limine, de oficio por el tribunal.
Nuestro CPCCba establece en su artículo 175 que la demanda se deducirá por escrito y
expresará:
• El nombre, domicilio real, edad, estado civil del demandante; tipo número de documento de
identidad.
• El nombre y domicilio del demandado
• La cosa que se demande designada con exactitud.
• Los hechos y el derecho en que se funde la acción.
• La petición en términos claros y precisos.

Efectos de la demanda
Sustanciales: aquellos que se relacionan con la validez y vigencia de las normas positivas de
fondo.
Interrupción de la prescripción: surge del art. 3986 del CC que la presentación de la demanda
tiene por efecto la interrupción del curso de la prescripción adquisitiva contra el poseedor y de la
prescripción liberatoria contra el deudor.
Caducidad de ciertos derechos: son casos especiales regulados por el derecho de fondo, y que
implican caducidad de derechos, casos relacionados con el derecho de familia (acción de nulidad
de matrimonio).
Extinción de las opciones del actor: la presentación de la demanda produce efectos respecto
de diversas opciones que puede realizar el actor desde que, elegida una, ya no le es posible
solicitar la otra prevista en la misma norma. Se trata de obligaciones alternativas, en las cuales se
obliga a optar 8arts. 635, 641, 646 y 648 CC).
Incapacidad de derecho para la compra de cosas litigiosas: la interposición de la demanda
produce el efecto previsto en el art. 1361 del CC que establece la prohibición queresa para los
abogados, jueces, fiscales, defensor de menores, procurador, escribanos y tasadores de adquirir,
aun en remate, los bienes mencionados en la demanda, los que adquieren la calidad de litigiosos.
Procesales: se relacionan con normas establecidas en la ley procesal específica que regula el
proceso:
Apertura de instancia: la demanda es el acto mediante el cual se pone en ejercicio el poder de
acción, medio por el cual queda abierto el juicio pues provoca la excitación de la jurisdicción,
referida al acceso al primer grado de instrucción del proceso y de conocimiento de sus actos por
el juez. Para el actor aparece la carga procesal del impulso procesal para evitar la perención de la
instancia.
Estado de litispendencia: con la interposición de la demanda, aun antes de su notificación, se
produce el estado de litispendencia, el que será perfeccionado con la respectiva notificación.
Competencia del juez respecto del actor: el actor al interponer la demanda, hace una elección
que puede implicar una prórroga de competencia en razón del territorio.
Objeto litigioso: salvo excepciones, el actor no podrá modificar el objeto de la demanda. El
demandado, mientras no reconvenga, deberá limitarse a contestar sobre el objeto litigioso, sin
poder variarlo. Además, establece un límite a los poderes del juez en la sentencia, quien deberá
pronunciarse sobre éste, manteniendo el principio de congruencia.
Confesión: interpuesta la demanda, los hechos expuestos por el actor pueden implicar confesión
de su parte, respecto de aquellos acontecimientos lícitos no contrapuestos a la prueba rendida.

Excepción Procesal: Concepto


Conforme la concepción unitaria que hemos brindado de la acción, concebida como un poder, se
advierte la existencia de otro poder denominado “excepción”, atribuido también en sentido lato a
todo sujeto a fin de resistir la pretensión contra él ejercida.
En el proceso se presenta siempre, frente a quien pide la providencia, al menos otra parte, la cual
generalmente (no ineludiblemente) también se dirige al juez, para pedir no sólo el rechazo de la
pretensión adversaria, sino además una declaración negativa de mera certeza. Esto es
consecuencia de la estructura bilateral del proceso, que supone la existencia de los sujetos
enfrentados, debatiendo pacífica y dialécticamente en el proceso.
COUTURE atribuye a la excepción un significado más amplio, expresando que “es el poder
jurídico de que se halla investido el demandado para oponerse a la acción promovida en su
contra”.
En efecto, el sujeto perseguido penalmente como consecuencia del ejercicio de la acción y aún
antes, esto es durante la investigación fiscal preparatoria, “se encuentra munido del poder de
plantear pretensiones con fundamento opuesto o diverso al de la imputación, postulado se lo
absuelvan o se dé una declaración de menor responsabilidad.
Por ello se nos presenta la acción como el poder de atacar y la excepción como la
expresión del derecho a oponerse.> importante

Oposición a la pretensión civil


Contestación de la demanda: Notificada la demanda, nace para el demandado la “carga” de
contestarla. Debe contestar para no ser declarado rebelde. Al no comparecer ante la notificación
de la demanda el demandado puede:
 No comparecer> rebeldía.
 Allanarse, lo que implica aceptar la demanda en todos sus términos:
o Aceptar algunos de los hechos
o Negar todo
o Reconocer algunos
El poder de excepción, este poder no ofrece una tutela jurídica determinada, sino que dependerá
de las cuestiones de índole material o procesal que esgrima> (usar una cosa para defenderse) el
accionado al tiempo de contestar la demanda. La acción como la excepción pueden manifestar en
su contenido una o varias pretensiones.
El contenido de la excepción es una pretensión, la que se conforma por la afirmación de hachos
jurídicamente relevantes opuestos a la pretensión del actor. La petición del demandado se dirige
al órgano jurisdiccional, que es su destinatario. El principio de congruencia impide resolver a favor
del actor cuestiones que éste no haya postulado.
Atribución impuesta; contestar la demanda es una carga procesal que como tal implica un
imperativo del propio interés del sujeto sobre quien pesa. Piénsese que en el proceso civil tanto el
sujeto activo de la relación procesal como el pasivo, tienen el imperativo de cumplir cargas
procesales.
Art. 192 del C.P.C que expresa que el demandado deberá confesar o negar categóricamente los
hechos afirmados en la demanda, bajo pena de que su silencio o respuestas evasivas pueden ser
tomadas como confesión.
Ambos actos procesales “demanda y contestación” son de suma trascendencia para el proceso
ya que conforman la Litis contestatio. Con ellos se introducen, definitivamente las pretensiones.
El allanamiento significa el reconocimiento por parte del demandado de los hechos afirmados por
el actor y del derecho en que éstos se fundan. El allanamiento como institución procesal debe ser
puro y simple, es decir no sometido a condición alguna.

Sub eje temático 4


Sujetos Procesales: “esenciales y eventuales”
El título de sujetos esenciales y eventuales, se trata en forma directa con el concepto lógico de
proceso, es decir, son necesarios para la existencia de un proceso dos partes que debaten en
perfecto pie de igualdad ante un tercero que reviste el carácter de autoridad y que es como ya se
ha dicho imparcial e independiente. Son necesarios y esenciales la parte actora quien acusa, el
demandado ante quien se acusa o imputado en el proceso penal; y ante quien se acusa o ante
quien se dirime la cuestión, el tribunal. Son esenciales estos 3 sujetos (actor, demandado y juez)
en el proceso penal (imputado, misterio público y juez). Son sujetos esenciales los que no pueden
dejar de intervenir en determinado proceso para que éste sea válido, aunque esta intervención
tenga cumplimiento por representación oficial, como ocurre en los casos de rebeldía.
Los sujetos eventuales son los testigos o el querellante particular o actor civil en sede penal. Los
sujetos eventuales o secundarios son aquellos que pueden ingresar en el proceso y que la falta
de ellos no afecta al proceso.

Los sujetos en el proceso civil, familiar y


laboral: las partes.
El concepto de parte viene determinado por la titularidad de las pretensiones y prestaciones
colectivas que, faltando la realidad del conflicto, se reducen a la pretensión estrictamente
procesal. Puede tratarse de un individuo físico o una persona jurídica. El carácter de parte debe
ser esencialmente de carácter formal, con total independencia de la relación material debatida.
Según Chiovenda, parte es la que demanda en nombre propio o en cuyo nombre se demanda
una actuación de la ley y aquél frente al cual ésta es demandada.

Cargas procesales
Goldschmidt afirma que “sólo existe en el proceso cargas”, es decir situaciones de necesidad de
realizar determinado acto para evitar que sobrevenga un perjuicio procesal. Se trata de
imperativos del propio interés.
Velloso señala que la carga “es un imperativo que la parte tiene respecto de sí misma” y nadie
puede compelerla a que la cumpla, no se trata de una obligación, pues la obligación supone que
otro sujeto tiene un derecho correlativo con esa obligación y que por ende puede exigir su
cumplimiento. El incumplimiento de la carga no genera una sanción, sino la consecuencia
de preclusión y un efecto contrario a su situación procesal.> Importante

Sujetos en el proceso penal: El Tribunal


Es uno de los sujetos esenciales en el proceso penal. En esta materia se debate entre un
órgano técnico (jueces de derecho), o el cumplimiento de un mandato constitucional que es el de
la institución de jurado. El juez técnico evalúa los hechos y resuelve conforme a las reglas de la
sana critica racional. Funda su decisión legalmente. En el juicio por jurados, el tribunal está
compuesto por ciudadanos no letrados en derecho que resuelven la existencia del hecho
conforme a su íntima convicción, solamente expresan la inocencia o culpabilidad del imputado.
Ahora bien, nuestro C.P.P.Cba, en su Art. 369 establece que si el máximo de la escala penal
prevista para el o los delitos contenidos en la acusación fuere de 15 años de pena privativa de la
libertad o superior, el tribunal a pedido del ministerio público, del querellante o del imputado,
dispondrá su integración con 2 jurados”. Así, junto al jurado existe el juez técnico en derecho,
cuya función consiste en dirigir el proceso, proceso que es observado por el jurado previa
decisión. Luego de la decisión y tras la deliberación (secreta y reservada) el jurado emite su
decisión acerca de la inocencia o culpabilidad del acusado, y será recién el juez técnico quien
aplicará la ley penal mediante el pronunciamiento de la condena fundada en derecho.

Ministerio Público Fiscal


En el proceso penal es quien tiene la acción penal es el órgano requirente, y para ello, la
fiscalía ejerce dos grandes actividades: Por un lado, practica la investigación penal preparatoria,
por otro, el ejercicio de la acción penal mediante la acusación. En síntesis, es el órgano estatal
competente para la persecución penal. Así, la investigación penal preparatoria debe impedir que
el delito cometido produzca consecuencias ulteriores y reunir las pruebas útiles para dar base a la
acusación o determinar el sobreseimiento.
De tal suerte, tiene por objeto comprobar si existe un hecho delictuoso, establecer las
circunstancias que lo califiquen, agraven o atenúen, individualizar a los responsables, verificar las
condiciones personales de los mismos, comprobar la extensión del daño causado por el delito.
Así, tras la investigación penal preparatoria, el fiscal puede solicitar el sobreseimiento del
imputado o determinar la elevación de la causa a juicio (en este último siempre que hubiere
elementos probatorios suficientes para sostener como probable la participación punible del
imputado en el hecho investigado). Promovida la acción penal, ya en el juicio la Fiscalía queda en
posición de “parte actora”, es decir acusador del imputado, en un perfecto pie de igualdad entre
ambas, en contradicción y duales.

Sujetos Eventuales
Querellante particular: Es el ofendido penalmente por un delito de acción pública,
sus representantes legales o mandatarios, quienes tienen la facultad de actuar en el proceso para
acreditar el hecho delictuoso y la responsabilidad penal del imputado. Se trata de una función
coadyuvante> (Contribuir o ayudar a la consecución de una cosa ) y que no es parte, la
intervención de una persona como querellante particular no la exime del deber de declarar como
testigo, aunque en caso de sobreseimiento o absolución podrá ser condenado por las costas que
su intervención causare.
Por ejemplo: Quien es víctima de un delito y entonces decide ingresar al proceso a colaborar y
controlar.
El actor civil: Puede acontecer que, con motivo de la afirmación de la existencia de un
hecho delictivo, pueda generar la afirmación de una persona de ser titular de un derecho
resarcitorio derivado de la responsabilidad del hecho delictivo investigado.
Por ejemplo: Quien tras un robo pretende un resarcimiento económico por los daños causados.

Actos procesales: Concepto


Los actos procesales son los actos jurídicos del proceso. Este se compone de una serie de actos
tendientes a un fin, que no es otro que el de lograr la culminación del proceso a los efectos de
asegurar la justicia en el caso concreto y la paz social.
Estos actos que se cumplen en el trámite judicial están de tal modo concatenados entre sí, que
cada uno de ellos es una consecuencia del anterior y antecedente del posterior. Son cumplidos
por los sujetos procesales y demás intervinientes en virtud del ejercicio de poderes y
cumplimiento de deberes legalmente regulados.
El nuevo código civil y comercial expresa, respecto de los actos jurídicos, que son aquellos
“actos voluntarios lícitos” , que tienen por fin inmediato la adquisición, modificación, o extinción
de relaciones o situaciones juridicas Art. 258 del C.C y C.N.
El acto procesal es una categoría especial de acto jurídico al que se podría caracterizar como el
acto jurídico emanado de las partes, de los órganos jurisdiccionales y de los terceros
intervinientes en el proceso judicial, destinado a crear, modificar o extinguir efectos procesales.
PALACIO, define a los actos procesales como “los hechos voluntarios que tienen por efecto
directo e inmediato la constitución, el desenvolvimiento o la extinción del proceso, sea que
procedan de las partes o de sus auxiliares, del órgano jurisdiccional (o arbitral) o de sus
auxiliares, o de terceros vinculados a aquél con motivo de una designación, citación o
requerimiento destinados al cumplimiento de una función determinada.
CLARIA OLMEDO lo caracteriza como “toda declaración de voluntad o de ciencia emanada de
cualquiera de los sujetos procesales o de otros intervinientes y directamente dirigida a producir el
inicio, el desenvolvimiento, la paralización o la terminación del proceso conforme los preceptos de
la ley ritual.
No constituyen actos procesales, aquellas actividades cumplidas fuera del ámbito del proceso,
aunque eventualmente puedan producir efectos en él.

Elementos de los actos procesales


Siguiendo la concepción de PALACIO, tres son los elementos del acto procesal: los sujetos, el
objeto y la actividad que la involucra. Este último elemento (la actividad) se descompone, a su
vez, en tres dimensiones: la forma, el lugar y el tiempo.
Los sujetos que ejecutan el acto procesal: conforme ya se ha manifestado, los actos
procesales pueden provenir del órgano jurisdiccional (tribunal), de las partes (o peticionarios) sus
letrados, procuradores o auxiliares, de los funcionarios del ministerio público y de los terceros
directamente involucrados al proceso.
Para que el acto procesal produzca sus efectos normales es necesario que el sujeto que lo realiza
tenga aptitud para ello: el órgano jurisdiccional debe ser competente, y las partes y peticionarios
(o sus representantes) procesalmente capaces.
El objeto sobre el cual recae el acto procesal: el acto procesal puede versar sobre una cosa
(v.gr. una medida cautelar sobre un bien mueble o inmueble); sobre una persona (por ejemplo: un
testigo) o sobre un hecho (v.gr. el contenido de un testimonio). Dicho objeto debe ser idóneo, o
sea apto para lograr la finalidad pretendida por quien realiza el acto y jurídicamente posible, es
decir, no prohibida por la ley.
La actividad que involucra el acto procesal: Se refiere a las 3 dimensiones en que dicha
actividad debe ser analizada: la forma, el lugar y el tiempo;
La forma: constituye el elemento externo de la estructura del acto procesal. PALACIO “Es la
disposición mediante la cual el acto procesal se exterioriza, saliendo de dominio puramente
intelectual de quien lo cumple para penetrar en el ámbito de la realidad objetiva”.
Mediante el respeto a las formas establecidas legalmente, es como puede obtenerse la verdadera
garantía del debido proceso.

Clasificación de los actos procesales


Si bien no reviste mayor importancia práctica, se considera conveniente hacer una referencia a
los dos criterios que la doctrina mayoritaria ha tenido en cuenta a los fines de efectuar una
clasificación de los actos procesales, haciendo referencia fundamentalmente a los pensamientos
de CLARIA OLMEDO y de PALACIO. Es por ello, que se analizara este aspecto desde dos
campos: desde el punto de vista del sujeto que realiza el acto procesal (criterio subjetivo) y desde
su apreciación objetiva o funcional.
Por el sujeto que lo realiza
 Actos del tribunal
 Actos de las partes
 Actos de terceros
Actos del tribunal: Comprendiendo no solo los actos cumplidos por el juez sino también los
realizados por los otros funcionarios y empleados organizados dentro de la actividad.
Comprendiendo también los actos realizados por el fiscal de instrucción en el proceso penal
cuando está a cargo de la investigación penal preparatoria, pero no cuando actúa como una parte
más en el proceso.
Actos de las partes: En cuanto emanados de cualquiera de los otros sujetos procesales;
actores, demandados, peticionantes y terceros intervinientes en el proceso civil; también
incluimos los actos realizados por el acusador, el imputado, el querellante y el ministerio público
en el proceso penal.
Actos de terceros: Es la actividad que cumplen aquellos sujetos que, sin ser parte, ni integrar el
órgano jurisdiccional, participan (facultativa o imperativamente) en el proceso. Estas personas
intervienen sin vinculación a la autoridad con respecto al tribunal (sin dependencia jerárquica) y
sin asumir la posición de parte ni de colaborador de éstas. Se incluye dentro de esta categoría,
los actos realizados por testigos, peritos, interpretes, etc.

Comunicación procesal: Concepto


Se puede caracterizar la comunicación que se lleva a cabo en el proceso judicial como el acto
procesal mediante el cual se hace conocer de una manera autentica una resolución jurisdiccional.
La regla general es que todos los actos procesales deben ser comunicados a las partes.
PALACIO define a los actos procesales de comunicación o transmisión, como “aquellos que
tienen por objeto poner en conocimiento de las partes, de los terceros (peritos, testigos, etc.), o de
funcionarios judiciales o administrativos, sea una petición formulada en el proceso o el contenido
de una resolución judicial.

Clases de comunicación
Audiencia: comunicación inmediata y directa del juez con las partes. Son los medios de
comunicación no solo entre las partes sino entre estas y el tribunal, designándose a tal fin un
determinado día y hora para su recepción.
Traslados y vistas: comunicación de las partes entre sí. Son los modos por los cuales se
comunica a una de las partes las pretensiones o alegatos de la contraria, a fin de que aquella
emita una opinión al respecto. Se define como “aquellas providencias mediante las cuales los
jueces o tribunales deciden poner en conocimiento de las partes o de los terceros las peticiones
encaminadas a obtener una resolución capaz de afectarlas, concediéndoles de tal manera la
oportunidad de formular alegaciones o producir pruebas en apoyo de los derechos que estiman
asistirles.
En general, las vistas tienen la misma finalidad que los traslados y la mayoría de los códigos
vigentes la sujetan a los mismos requisitos que éstos.
Nuestro ordenamiento procesal civil y comercial local establece, sin hacer distinción entre unos y
otros, que los traslados y vistas correrán, entregando al interesado, juntamente con las cedulas
de notificación, las copias al que se refiere el Art. 85, siempre que aquellas no hubiesen sido
entregadas con anterioridad. Con relación al plazo, todo traslado y vista que no tenga fijado uno
especial por ley o por el tribunal, se considerará otorgado por los tres días y la diligencia se
practicara en la forma prevista para las notificaciones en general.
Notificaciones: Comunicación a las partes y a terceros de las resoluciones dictadas por el
tribunal.
Oficios: Comunicación del tribunal con órganos de otros poderes del estado. Los oficios los
medios de comunicación, que en general, los jueces pueden cursar a otro órgano jurisdiccional u
otra autoridad a fin de encomendarles el cumplimiento de alguna diligencia (recepción de
pruebas, embargos de bienes, etc.). La ley expresa que “la comunicación entre los tribunales de
distinta jurisdicción territorial se realizara directamente por oficios, sin distinción de grado o clase,
siempre que ejerza la misma competencia en razón de la materia”.

La notificación entre jueces (provinciales,


nacionales e internacionales)
Exhorto: Entre órganos de igual jerarquía. Con el objeto de requerirles el cumplimiento de
determinadas diligencias (notificaciones, recepción de pruebas, medidas cautelares, etc.), o para
hacerles conocer resoluciones adoptadas con motivos de una cuestión de competencia planteada
por vía de inhibitoria.
En virtud de lo dispuesto por la mencionada ley 22.172, el exhorto solo es utilizable, en nuestro
ordenamiento jurídico, para las comunicaciones entre los distintos tribunales de la provincia de
Córdoba.
Suplicatoria: De uno inferior a uno superior. Tradicionalmente se conoce como suplicatoria al
medio de comunicación de un órgano jurisdiccional a otro de mayor jerarquía de la misma
jurisdicción o de otra distinta (v.gr. de un juez de primera instancia a un juez de cámara).
Mandamiento: De uno superior a uno inferior. Con el objeto de requerirle el cumplimiento de
determinada diligencia (v.gr. de un juez de cámara a un juez de primera instancia).
Oficio ley 22.172: Entre tribunales de distintas jurisdicciones.

La notificación procesal
PALACIO define a las notificaciones como “los actos mediante los cuales se pone en
conocimiento de las partes, o de terceros, el contenido de una resolución judicial”.
La doctrina denomina citación, al llamamiento que se hace a una persona para que concurra ante
el órgano jurisdiccional en un momento determinado, para un acto procesal. Por su parte el
emplazamiento es el llamamiento que se hace a una persona, para que dentro del término que se
fije, ejecute un acto procesal.
Como conclusión, se puede afirmar que tanto las citaciones como los emplazamientos y los
requerimientos son actos de intimación que, por ir combinados con una notificación, que es un
acto de comunicación quedan absorbidos por el régimen general sentado por éstos.

Sistemas de notificación
Hay dos grandes sistemas de notificación;
La notificación personal, que es la que se lleva a cabo en la sede del tribunal donde está
radicado el proceso y que obliga a las partes a concurrir a la oficina del tribunal los días
específicamente determinados por la ley.
La notificación en el domicilio, que es la que se hace fuera de la sede del tribunal. Se puede
mencionar dentro de esta categoría a la notificación por cédula, por carta documento, por edictos,
etc.
El principio o regla general sentado en el ordenamiento ritual civil y comercial es el de la
“notificación personal”, también denominado notificación por ministerio de la ley o ministerio legis,
previsto en el Art. 153 del C.P.C de cba, el que expresa “salvo los casos en que proceda la
notificación a domicilio, las resoluciones se considerarán notificadas, por ministerio de la ley.
También la notificación por ministerio de la ley es la regla en materia de comunicaciones en el
Fuero Laboral de la Provincia de Córdoba y en el fuero de Familia (ley 7676).

Formas de notificaciones
Los ordenamientos procesales distinguen, como formas de notificaciones, las siguientes:
Notificación a domicilio, por cédula o cualquier medio fehaciente realizado por un funcionario
autorizado.
En la oficina: mediante diligencia suscripta personalmente en el expediente.
 Por retiro del expediente
 Por edictos
 Por ministerio de la ley
Notificación a domicilio: Se ha afirmado que el principio general adoptados por los códigos
procedimentales es el de la notificación en la sede del tribunal, por ministerio legis. Sin embargo,
la notificación a domicilio, si bien es excepcional, se ha convertido en la más común dentro de la
práctica del tribunal local, en especial la efectuada a través de la cédula de notificación.
Notificación por cédula: La notificación por cédula es la notificación a domicilio que se
practica, con intervención de los auxiliares judiciales designados por la ley, en el domicilio de las
partes o de sus representantes.
Notificación por otros medios fehacientes: Telegrama, carta documento o carta
certificada.
El código procesal civil y comercial provincial prevé en el art. 149, que cuando la notificación deba
practicarse a personas que se domicilien en otras localidades de la provincia, podrá hacerse por
medio de telegrama copiado o colacionado, carta documento o carta certificada con aviso de
recibo. En el último caso a petición de parte.
Los telegramas y cartas documentos deberán confeccionarse de acuerdo a la reglamentación
vigente y contendrán los requisitos del Art.146 del C.P.C.
La carta certificada se confeccionará por duplicado en forma que permita su cierre y remisión sin
sobre. La constancia oficial de la entrega del telegrama o el aviso de recibo de las cartas se
agregarán al expediente y establecerán la fecha de notificación.
Es de destacar que estos medios de notificación solo pueden utilizarse cuando la notificación
deba practicarse a personas que se domicilien en otras localidades de la provincia de Córdoba.
Notificación por diligencia: Es la notificación que tiene lugar en el expediente, mediante
diligencia extendida por personal del tribunal, con indicación de la fecha, y que debe ser firmada
por el interesado.
Notificación por retiro del expediente: El retiro del expediente por el apoderado o
patrocinante, importará la notificación de todo lo actuado.
El secretario podrá autorizar el retiro del expediente a los letrados y procuradores que intervengan
en el pleito, siempre que el estado de éste lo permita, cuyo préstamo no se hará por más de 3
días.
Notificación por edictos: La notificación por edictos es aquella que se practica mediante
publicaciones por la prensa, tendientes a hacer conocer una resolución judicial a alguna persona
incierta o cuyo domicilio se ignore.
PALACIO define este medio de notificación como “aquella que practicada mediante avisos
insertos en la prensa, exhibidos en lugares públicos o transmitidos por radio o televisión, tiene por
objeto hacer conocer a un número determinado de personas la realización de un acto ordenado
judicialmente respecto del cual pueden tener interés, o bien lograr la comparecencia al proceso
de personas inciertas o cuyo domicilio se ignore.
Notificación por ministerio de la ley: PALACIO afirma que la notificación automática o
por ministerio legis es la que se verifica determinados días prefijados por la ley.
El Art. 153 del C.P.C dispone que “salvo los casos en que procede la notificación a domicilio, las
resoluciones se considerarán notificadas, por ministerio de la ley, el primer martes o viernes
posterior al día en que hubieren sido dictadas, o el siguiente hábil, si alguno de aquellos fuere
inhábil.

El tiempo en el proceso: Plazos


Son los modos de computar los intervalos en el proceso. La dimensión temporal del proceso no
es otra cosa que ese conjunto de lapsos destinados al cumplimiento de cada acto procesal en
particular. El código procesal los denomina Plazos.
 Plazos legales: aquellas cuya duración se halla expresamente establecida por la ley.
 Judiciales: aquellos que la ley permite su fijación por el tribunal.
 Convencionales: aquellos que, por delegación legal, se les acuerde a las partes la
facultad de fijarlos de común acuerdo.
Palacio define al tiempo en el proceso como aquellos lapsos dentro de los cuales puede ser
eficazmente realizado cualquier tipo de actos procesales.
Desde el punto de vista especifico, el tiempo aparece como el conjunto de lapsos destinados al
cumplimiento de cada acto procesal en particular.
Tales lapsos se denominan plazos y su institución obedece a obvias razones de seguridad y
certeza, pues de no existir, las partes carecerían de toda certidumbre acerca de las exactas
oportunidades en que les corresponden hacer valer las alegaciones y pruebas que sustenten sus
respectivas pretensiones.

Clasificación de los actos procesales


Por su origen: plazos legales, judiciales o convencionales;
Plazos legales: Son aquellos cuya duración se halla expresamente establecido por la ley.
Constituyen la gran mayoría de los que rigen en el proceso judicial. Tales, el plazo de diez días
para contestar la demanda en un juicio ordinario, o el plazo de cinco días para interponer un
recurso de apelación, el plazo para recibir la declaración del imputado, etc.
Plazos judiciales: Son aquellos que la ley permite que sean fijados por el tribunal o por el juez.
La determinación del momento de realización del acto procesal queda a la entera discrecionalidad
del tribunal o órgano jurisdiccional que está entendiendo en la causa. Por ejemplo, el plazo de
comparendo cuando la persona no se encuentra en el lugar del juicio. En este caso el tribunal lo
fijará atendiendo a la distancia y a la mayor o menor facilidad de las comunicaciones.
Plazos convencionales: Son aquellos que, por delegación legal se les acuerda a las partes la
facultad de fijarlos de común acuerdo. Rige al respecto la autonomía de la voluntad de las partes
que intervienen en el proceso judicial.
Por su oportunidad: plazos iniciales o finales;
Los iniciales fijan el momento en que comienza o debe comenzar el acto procesal. El supuesto
más común de este tipo de plazos es el de las audiencias, que no pueden fijarse sino hasta
después de un determinado número de días.
Los finales son aquellos que fijan el término o momento final. Por ejemplo, el art. 209 expresa
“los oficios y exhortos relativos a las diligencias de prueba serán librados, a más tardar, dentro del
tercer día de que quede firme el decreto que los ordena”.
Por el cómputo: plazos individuales o comunes;
Son individuales los plazos que se conceden independientemente a cada una de las partes para
la ejecución de uno o más actos procesales. Tienen su fundamento en la separabilidad de los
intereses procesales y consiguiente autonomía de las partes que actúan en el proceso judicial,
aunque se ubiquen en el mismo polo de la relación jurídica procesal. Tales son, por ejemplo; los
plazos para contestar la demanda, para oponer excepciones, para interponer recursos, para
alegar, etc.
Son comunes aquellos plazos que se acuerdan en forma conjunta a todos los litigantes, a fin de
que realicen uno o más actos procesales de la misma índole. Por ejemplo; plazo de prueba, será
siempre común para manas partes litigantes.
Por las personas a quienes afectan: plazos del tribunal o de las partes.
Los plazos normalmente se refieren a las partes, tales como el plazo para comparecer, contestar
la demanda, oponer excepciones, ofrecer pruebas, expresar agravios, etc. Pero pueden referirse
igualmente a alguna actividad que debe realizar el juez, el tribunal o sus auxiliares. Por ejemplo:
el plazo para dictar resoluciones judiciales Art. 121 del C.P.C, el plazo para elevar los autos al
superior una vez concedido el recurso de apelación.
Por sus efectos: plazos meramente ordinarios, prorrogables e
improrrogables.
Son ordinarios aquellos plazos que están fijados por la ley procesal a los fines de que los actos
procesales se cumplan con un orden, pero su concurrencia no acarrea ninguna consecuencia
gravosa. Son meramente ordinarios, por ejemplo: los plazos para el dictado de las providencias
simples o decretos.
Son prorrogables aquellos que tienen la posibilidad de extenderse a un número mayor de días
que los señalados por la ley o por el juez para el cumplimiento de determinada actividad procesal.
Un plazo es prorrogable “cuando debe prolongarlo a raíz de una petición unilateral en ese sentido
formulada con anterioridad a su vencimiento”
Son improrrogables aquellos que no tienen la posibilidad de extenderse más allá de lo señalado
por la ley o por el juez. Se debe distinguir, dentro de este grupo entre los plazos no fatales y los
plazos fatales o perentorios.
 Son plazos no fatales aquellos aquéllos que requieren un acto de la parte contraria para
producir la caducidad del acto procesal.
 Son plazos fatales o perentorios aquellos que vencidos producen la caducidad del
derecho sin necesidad de actividad alguna del juez ni de la parte contraria. La extinción del
derecho se produce por la sola naturaleza del término, es decir, que se realiza por el
ministerio de la ley.
Los plazos fatales fenecen por el mero transcurso del tiempo, sin necesidad de declaración
judicial ni de petición de parte.
Se pueden mencionar como plazos fatales los plazos para oponer excepciones dilatorias en
forma de articulo previo, los plazos para interponer recursos, para ofrecer y diligenciar prueba,
para pedir aclaración o que se suplan las deficiencias en las resoluciones judiciales, y cualquier
otro respecto de los cuales haya prevención expresa y terminante de que una vez pasados no se
admitirá en juicio la acción, excepción, recurso o derecho para el que estuvieren concedidos.
Sanciones procesales: Concepto
Se ha caracterizado al acto procesal como “toda declaración de voluntad o de ciencia emanada
de cualquiera de los sujetos procesales o de otros intervinientes y directamente dirigida a producir
el inicio, desenvolvimiento, la paralización o la terminación del proceso conforme los preceptos de
la ley ritual.
Además, se ha expresado que el proceso judicial es una serie gradual, progresiva y concatenada
de estos actos jurídicos procesales. Es por ello que los actos que componen esta serie deben ser
realizados en forma regular y legal.
El vicio que recae sobre un acto procesal que puede ser objetivo o subjetivo. Es objetivo cuando
la irregularidad se encuentra en el acto mismo, ya sea en su estructura o en el modo de cumplirlo.
Es subjetivo, cuando quien cumple el acto carece de facultades para hacerlo.
Frente a un acto procesal cumplido irregularmente surgen las “sanciones procesales” que están
destinadas a evitar que la actividad procesal se realice en forma irregular o viciada.
Sin embargo, no todo defecto produce la ineficacia del acto procesal, pues para que ella opere,
esa irregularidad debe manifestarse como “perjudicial en la vida del proceso, afectando el
ejercicio de la defensa, un presupuesto procesal o el equilibrio entre las partes resultante del
principio de igualdad y contradictorio”.
Las sanciones procesales han sido caracterizadas por CLARIA OLMEDO como las
“conminaciones de invalidez o ineficacia de una determinada actividad irregular”.

Sub eje temático 5


La prueba: Concepto
En sentido jurídico procesal, la prueba es considerada como un método de averiguación y un
método de comprobación de la verdad de los hechos afirmados.
Concepto de prueba: Es la comprobación judicial por los medios que la ley establece, de la
verdad de un hecho controvertido.
ALSINA la define como “la comprobación judicial”.
PALACIO la explica como la “actividad procesal”.

Objeto de prueba
En términos generales, objeto de prueba es aquello que “debe” probarse, esto es los hechos que
sirven de base a las pretensiones de los sujetos procesales.
Dicho de otra manera, objeto de prueba es aquello susceptible de ser probado; aquello sobre lo
que puede o debe recaer la prueba.
Alegando ALSINA que “objeto de prueba son los hechos que se alegan como fundamento del
derecho que se pretende”, ampliando PALACIO al expresar que “son los hechos controvertidos y
conducentes a la decisión de la causa, afirmados por los litigantes. De tal modo, el último autor
citado sostiene que es posible inferir que el objeto de prueba: está constituido por hechos
externos o internos que pueden ser objeto de conocimiento; que deben ser susceptibles de
percepción por los sentidos o deducción por la razón; cualquiera sea su naturaleza (física,
psíquica, o mixta); hallarse controvertidos por las partes y afirmados por ellas; ser hechos que
conduzcan (pertinencia y utilidad) al esclarecimiento de la cuestión controvertida.

Medios de prueba
Los medios son las vías o caminos legalmente regulados tendientes a lograr el ingreso del
elemento de prueba en el trámite judicial.
Hay que distinguir entre fuentes de prueba y medios de prueba:
Los medios de prueba: Son la actividad del juez, de las partes y de los terceros, desarrollada
dentro del proceso para traer fuentes de prueba de la manera indicada por el ordenamiento
procesal (prueba confesional, testimonial, documental, etc.).
Las fuentes de prueba: Son las personas (los testigos, los absolventes, etc.) o cosas
(documentos, etc.) cuya existencia son anteriores al proceso e independientemente de él, que
tienen conocimientos o representan hechos que interesan en el proceso. La relación entre los
medios de prueba y las fuentes de prueba es que los medios salen siempre de las fuentes
de prueba.

Los principios de prueba


Admisibilidad: Es el acto por el cual se permite el ingreso o práctica de la prueba, con
independencia de su eficacia, se le puede conceder el crédito inicial o hasta que sea desvirtuado.
Es el principio de dar entrada a una prueba.
Libertad: implica que las partes y el juez deben gozar de libertad para obtener todas las pruebas
que sean útiles pertinentes a la averiguación de la verdad, salvo que por razones de moral y de
orden público no puedan ser realizadas. Este principio ser resuelve en otros dos: libertad de
medios de prueba y libertad de objeto de prueba. Este concepto significa que todo puede
probarse por cualquier medio, cualquier hecho puede ser objeto de prueba y esa prueba puede
alcanzarse por cualquier medio.
Pertinencia: La prueba que puede producir la convicción del juzgador es la que resulta útil,
idónea y pertinente para demostrar las afirmaciones controvertidas. Este principio se relaciona
con el de economía procesal y tiende a evitar que uno de los litigantes dilate innecesariamente el
proceso con pruebas impertinentes.
Negligencia procesal: Es el abandono o falta de diligencia en la tramitación de los juicios. En
ella pueden incurrir tanto los funcionarios judiciales y sus auxiliares o subordinados, cuanto las
partes y sus representantes o patrocinantes. La negligencia procesal tiene dos formas de sanción:
una es la pérdida del trámite o actuación no cumplidos o no reclamados a tiempo, y otra es la
pecuniaria, que puede imponerse para el pago de las costas o de parte de ellas, al mandatario
negligente o a éste conjuntamente con la parte y su patrocinante (caducidad y prescripción).
Publicidad: Se relaciona con el principio de contradicción, en tanto implica que las partes deben
tener igual oportunidad para conocer la prueba, participar en su producción, impugnarlas,
discutirlas y valorarlas, además de conocer la valoración efectuada por el juez al dictar sentencia.

Procedimiento probatorio
El procedimiento probatorio señala los caminos a recorrer en el desarrollo de la actividad
probatoria; son establecidos en los cuerpos formales e indican cómo los sujetos procesales deben
proceder para introducir y diligenciar válidamente las pruebas en el proceso.
El procedimiento probatorio va a determinar la forma de la actividad entendida como el esfuerzo
que realizan los sujetos procesales a través de los medios que la ley establece a fin de arrimar al
proceso elementos que formen la convicción del juez. Se manifiesta como una actividad empírica
que desarrollan en el juicio las partes, el juez en su caso los integrantes del Ministerio Público. Es
que “la ley procesal regula la actividad probatoria como un procedimiento complejo que gira
alrededor de los medios de prueba y en función de los elementos de convicción que por dichos
medios se habrá de obtener.
El procedimiento probatorio comprende entonces, la totalidad de las actividades procesales
relacionadas con la prueba en sus diversas etapas y fases. Se reconocen diferentes momentos:
el de la introducción, el de la admisión, el de su recepción y diligenciamiento y, por último, la
valoración que es efectuada primero por las partes y luego por el juez.
El procedimiento probatorio se manifiesta como la actividad que los sujetos procesales cumplen
en el proceso encaminada a incorporar elementos de prueba.

Momentos
La actividad probatoria se muestra fraccionada en secuencias que configuran momentos; se trata
de oportunidades procesales que la ley establece para introducir, diligenciar y valorar la prueba
en los procedimientos estructurados. Así pueden señalarse en el proceso civil 3 grandes
segmentos en la etapa probatoria.
El primero de ellos es llamado introductivo o de ofrecimiento de prueba; el segundo es conocido
como el del diligenciamiento de pruebas y, por último, el denominado de valoración o apreciación
de la prueba.
Momento introductivo: El ofrecimiento de prueba es un acto de carácter formal que contiene la
solicitud de admisión de uno o varios medios de prueba, que se formula por escrito y que va
dirigido al juez. Este momento se caracteriza por la preponderancia de la actividad de las partes
cuando el sistema es dispositivo. Ello significa que el juez sea un sujeto absolutamente pasivo,
por cuanto deberá analizar si las pruebas fueron ofrecidas en tiempo oportuno y podrá rechazar
en tiempo in limine>> (comienzo de un acto procesal) las peticiones formuladas en forma
extemporánea. También deberá analizar la regularidad del procedimiento probatorio, es decir, que
los medios hayan sido ofrecidos con las formalidades exigidas por la ley. Por ejemplo, el tribunal
podrá inadmitir la testimonial ofrecida en juicio ordinario después de los primeros diez días de
abierta la causa a prueba.
Momento del diligenciamiento: Este momento comprende los actos de recepción que cumplen
las partes y el tribunal conforme a los procedimientos previstos por la ley, según sea el medio de
prueba ofrecido. Se trata de una fase eminentemente práctica en la que participan todos los
sujetos procesales en un esfuerzo mancomunado. Participa el juez, las partes y miembros del
Ministerio Público, en su caso. Su característica principal es la plena actividad tendiente a la
acreditación de elementos facticos necesarios para fundar una sentencia.
Momento de valoración de la prueba: La valoración de la prueba es el análisis crítico e integral
del conjunto de elementos de convicción reunidos y definitivamente introducidos en el proceso
con la actividad práctica anteriormente cumplida; análisis que persigue la obtención, como
resultado, de un juicio final de certeza o probabilidad con respecto al fundamento practico de las
pretensiones hechas valer. La valoración consiste en un análisis lógico técnico y jurídico de los
elementos de convicción que significa una tarea intelectual que realizan las partes y el juez.
Las fases anteriores, es decir, el momento introductivo y del diligenciamiento, son eminentemente
prácticas, en cambio, la valoración se presenta como una tarea de carácter intelectual.

Sistemas de valoración de la prueba


La doctrina distingue 3 sistemas fundamentales de apreciación de la prueba y que son: el de las
pruebas legales, el de la sana critica racional y el de la libre convicción.
Sistema de pruebas legales: El sistema de las pruebas legales es aquel en el cual la ley fija
reglas abstractas preestablecidas que le señalan al juez la conclusión que forzosamente debe
aceptar en presencia o por la ausencia de determinados medios de prueba. CLARIA expresa que
cuando los elementos de pruebas adquiridos para el proceso reúnen determinadas condiciones,
el juzgador debe darse por convencido; es lo que se conoce por prueba legal positiva.
Sistema de la sana crítica racional: Este sistema es el de mayor vigencia y actualidad en los
códigos modernos. Los principios de la sana critica se traducen en reglas del correcto
entendimiento humano. Así, el juez utilizará para la valoración de la prueba las reglas del
pensamiento humano (reglas de la lógica) y las combinará necesariamente con las reglas de la
experiencia.
Sistema de libre convicción: Este criterio de valoración tiene sentido histórico y escasa
vigencia; sin embargo, es el que utilizan los jueces de paz legos o no letrados.
La libre convicción importa que el juez no debe imperativamente basarse en las pruebas
aportadas, ni en los medios de información que pueden ser fiscalizados por las partes; hasta
podría el juzgador utilizar conocimientos de su saber privado. Se trata de un criterio de
conciencia, propio de los jueces legos constituidos en tribunal colegiado (jurado popular).
Expresa COUTURE que “basta en estos casos con que el magistrado afirme que tiene la
convicción moral que los hechos han ocurrido de tal manera sin necesidad de desarrollar
lógicamente las razones que le conducen a la conclusión establecida”.
Carga de la prueba en el proceso civil,
laboral y familiar.
Responde a la pregunta de ¿quién debe probar? se trata de determinar, cuál de los sujetos que
actúan en el proceso debe producir la prueba materia del debate, o sea, la distribución del onus
probando>> (carga de la prueba) señala quien está obligado a probar un determinado hecho
ante los tribunales.
En el proceso civil, eminentemente dispositivo, son reglas para que las partes produzcan la
prueba de los hechos, con la finalidad de demostrar la veracidad de sus respectivas
proposiciones. Carga de la prueba significa entonces, una conducta impuesta a uno o a ambos
litigantes para que acrediten la verdad de los hechos por ellos alegados.
La carga de la prueba (onus probando) constituye pues como toda carga procesal, un imperativo
del propio interés, una circunstancia de riesgo; quien omite probar, no obstante, la regla que pone
tal actividad a su cargo, no es pasible de sanción alguna, quedando expuesto a la perspectiva de
una sentencia desfavorable.
En otro aspecto, también es una regla para el juzgador o regla de juicio, en cuanto implica cómo
debe resolver cuando no existe la prueba de los hechos sobre los cuales debe basar su decisión.

Concepción clásica
Las reglas sobre la carga de la prueba son aquellas que tienen por objeto determinar cómo debe
distribuirse, entre las partes, la actividad consistente en probar los hechos controvertidos que son
materia de litigio. Mantiene aún su vigencia, con algunas modificaciones, aunque existen
situaciones complejas, donde el problema de determinar quién debe probar se hace de muy difícil
solución. Trataremos de establecer, en síntesis, las cargas o responsabilidades de cada uno para
lograr zanjar dicha dificultad.
Generalmente, se puede analizar la existencia de tres clases de hechos; los constitutivos, los
impeditivos y los extintivos, que funcionan de la siguiente manera en el tema que nos ocupa:
• Al actor le incumbe la prueba de los hechos constitutivos de su pretensión, atribuyéndosele el
carácter constitutivo al hecho específico del que surge, en forma inmediata, el efecto jurídico
pretendido. Así por ej., en un contrato de compra venta, el actor deberá probar la existencia de
dicho contrato, como, asimismo, las demás circunstancias que lo tipifican, por ej.: cosa vendida,
precio, etc.
• En cuanto a los hechos impeditivos, como regla le corresponde su prueba al demandado.
Siguiendo el ejemplo anterior, podemos decir que son hechos impeditivos la existencia de un vicio
en el consentimiento o la incapacidad de los contratantes, correspondiendo la prueba de su
existencia a quien los invoca como fundamento de su defensa.
• De la misma manera, corresponderá al demandado probar la existencia de los hechos extintivos,
que, en relación al supuesto citado, será, por ejemplo: el pago del precio o cualquier otro medio
extintivo de las obligaciones.
Si bien generalmente estos hechos deben ser probados por el demandado, existen supuestos en
que los hechos impeditivos y extintivos deberán ser probados por el actor, cuando constituyeren
el fundamento de su pretensión, pues existen situaciones en las que un hecho impeditivo o
extintivo funda una demanda; en tal caso, el actor deberá probar el hecho que impidió la
constitución de una relación jurídica o que la extinguió, como sucede cuando se solicita la nulidad
de un acto jurídico, correspondiéndole al actor la prueba del error, dolo, violencia o cualquier vicio
de la voluntad en que funda la demanda.
Como consecuencia de lo expresado, podemos concluir que, tal como lo sostiene la doctrina,
cada parte soportará la carga de la prueba respecto de los hechos a los que atribuye la
producción del efecto jurídico que pretende (Palacio).

Reformulación
Modernamente, se ha ido desarrollando en la doctrina y jurisprudencia, un movimiento de cambio
que tiende a atenuar en el proceso civil su marcado perfil dispositivo, por otro de tipo publicístico
o inquisitivo que otorga al juez un rol más activo o protagónico en el proceso.
Se hace necesario, como consecuencia de ello, adaptar las tradicionales reglas de distribución de
la carga probatoria que expresáramos precedentemente, a las necesidades que impone esta
nueva tendencia. De esta manera surge lo que se ha dado en llamar “teoría de la carga probatoria
dinámica”, cuya regla de distribución, básicamente, puede ser expresada de la siguiente manera:
“la carga de acreditar determinado hecho, debe recaer sobre el litigante que se encuentre en
mejores condiciones de producirla”. Es decir, se atenúa el rigorismo de los principios llamados
clásicos y encuentra su máxima expresión en aquellos supuestos donde la prueba, o parte de
ella, resulta inaccesible a una de las partes –supongamos al actor- (por ejemplo, los casos de
mala praxis médica, simulación, etc.) En estos casos, se impone la carga probatoria, a quien se
encuentre en mejores condiciones de probar; todo ello en virtud de los principios de la lógica,
justicia, igualdad de partes antes la ley y solidaridad.
Además, es necesario que concurra otra circunstancia determinante: que la parte se encuentre en
reales posibilidades de probar, ya que, de lo contrario, atribuir responsabilidad de prueba a quien
no tiene esa posibilidad, carecería de todo sentido.

Responsabilidad probatoria en el
proceso penal.
En nuestro sistema penal, las doctrinas precedentemente enunciadas resultan inaplicables por
cuanto:
El estado de inocencia impide que se obligue al imputado a aportar prueba acerca de aquella y
mucho menos sobre su culpabilidad. No tiene el deber de probar nada.
Nuestro sistema reposa en el carácter público del interés represivo, por lo que la obligación de
investigar la verdad y de aportar en consecuencia las pruebas necesarias, incumbe al estado a
través de sus órganos predispuestos, sin que la actividad probatoria y el objeto de la prueba
puedan encontrar límites derivados de la conducta de las partes. La responsabilidad que nace
para el Ministerio Público por imperio de la ley 8123 durante la etapa del juicio , por la cual el
ofrecimiento de prueba es de su exclusiva competencia, no pudiéndola suplir el tribunal de oficio,
no responde a la teoría de la carga probatoria pues el fiscal, objetivamente, está obligado a
efectuar dicho ofrecimiento, de la misma forma que el juez está obligado a juzgar.
La actividad probatoria en el proceso penal no es una simple verificación, desde que ésta
presupone una afirmación previa, y lo que se pretende es reconstruir objetiva, imparcial, histórica
y libremente el hecho hipotético que supone delito.

Sub eje temático 6


Sentencia
La sentencia es dictada como acto culminatorio del proceso, pero ello no implica desconocer que
el tribunal dicte otras resoluciones judiciales con anterioridad a la sentencia.
Concepto: La sentencia es un acto jurídico procesal, mediante el cual el órgano jurisdiccional
decide los puntos sometidos a su consideración.
Para CLARIA OLMEDO, sentencia en sentido propio o estricto es la resolución jurisdiccional que
pone fin al proceso de conocimiento normalmente desarrollado, decidiendo sobre el fundamento
de las pretensiones hechas valer por las partes, sin perjuicios del tratamiento de cuestiones
previas que no pudieron ser resueltas como artículos de especial pronunciamiento.
ALSINA dice que para que haya sentencia es necesario que el acto revista ciertos caracteres: 1)
Debe ser de un juez cuya jurisdicción emane de la ley; por eso las resoluciones de los árbitros no
se llaman sentencias, sino laudos; 2) Debe referirse a un caso concreto controvertido 3) La
controversia debe ser judicial.
La sentencia es el acto por el cual el Estado resuelve con carácter definitivo una controversia
entre partes. Para ello, está investido de cosa juzgada y fuerza ejecutoria.
Decimos cosa juzgada porque la cuestión decidida no puede ser discutida nuevamente a través
de otro juicio, y el carácter de fuerza ejecutoria, se da a los fines de poder lograr el cumplimiento
de la sentencia.
Requisito de Forma
En general, la sentencia debe cumplir dos requisitos básicos:
Emanar de un órgano jurisdiccional.
Resolver un caso concreto, controvertido y judicial.

Clasificación
Existen diversos criterios para clasificar a la sentencia: en base a distintos parámetros: a) según
la naturaleza de la pretensión; b) según el éxito obtenido en juicio; c) según se admitan recursos o
no en contra de ellas; d) según la instancia en que se dicta, y e) según los efectos de la
sentencia:
Sentencia de conocimiento y ejecución: teniendo en cuenta la naturaleza de la pretensión
esgrimida, es decir, el objeto del proceso, se establecen dos categorías de sentencia: las de
conocimiento y de ejecución.
Sentencias ejecutivas o de ejecución: son las que establecen el cumplimiento de una condena
o las que ordenan la efectivización de un título ejecutivo que trae aparejada ejecución. Son
propias del procedimiento de ejecución de sentencia y de los juicios ejecutivos.
Sentencia estimatorias y desestimatorias: esta segunda especie tiene en cuenta el resultado
obtenido en el proceso respecto a la pretensión principal. Es decir, que son estimatorias aquellas
que satisfacen la pretensión del actor y desestimatorias las que lo deniegan.
Sentencia firmes y no firmes: en esta división se hace hincapié en la admisión o no de
interposición de recurso en contra de la sentencia. Las sentencias firmes no los admiten, y las no
firmes pueden ser impugnadas.
Sentencia de primera instancia y segunda o ulterior instancia: esta clasificación toma en
cuenta el grado jurisdiccional en que se dictan, por cuanto los ordenamientos procesales rodean
de distintos recaudos y solemnidades para dicho acto, según sea la instancia en que se dicten.
Sentencia según los efectos de la sentencia: pueden clasificarse en aquellas susceptibles de
adquirir fuerza de cosa juzgada formal o cosa juzgada material. Ejemplo de cosa juzgada formal;
las recaídas en juicio ejecutivo, y cosa juzgada material; las dictadas en juicio ordinario, en un
procedimiento civil.

Principio de congruencia. Concepto


El tribunal al resolver la cuestión sometida a decisión, debe hacerlo de acuerdo al imperativo de
congruencia, que “es el principio normativo que delimita el contenido de las resoluciones
judiciales que deben proferirse>> (pronunciar), de acuerdo con el sentido y alcance de las
peticiones formuladas por las partes (en lo civil, laboral y contencioso administrativo) o de los
cargos o imputaciones penales formulados contra el sindicado o imputado, sea de oficio o por
instancia del ministerio público o del denunciante o querellante (en el proceso penal)”.
Entonces, la congruencia se cumple en la medida en que la sentencia o resolución judicial se
pronuncie en relación a lo que ha sido objeto de pretensión y resistencia a ésta. En otras
palabras, sólo es congruente el fallo que se expide de conformidad a la pretensión del actor y la
defensa esgrimida por el demandado; o a la acusación si se trata de un proceso penal; o a los
escritos presentados por las partes con motivo de algún incidente suscitado durante el discurso
del proceso.

Cosa juzgada
CLARIA OLMEDO, ha definido a la cosa juzgada “como el atributo que la ley le asigna a la
sentencia firme para que el caso concreto resuelto por ella se mantenga inmutable para el futuro
como garantía de seguridad jurídica”.
La inmutabilidad es la imposibilidad de alterar el contenido de lo resuelto. Es decir, que tal
carácter impide que la sentencia sea revocada, modificada o anulada, salvo los supuestos de
excepción expresamente contemplados por la ley.
La cosa juzgada constituye el efecto más trascendental de la sentencia. CLARIA OLMEDO ha
sostenido que en realidad no se trata propiamente de un efecto de la sentencia, sino de una
cualidad atribuida a la firmeza adquirida por ella al no poder ser ya impugnada. Por ello, agrega
que la “sentencia firme pasa en autoridad de cosa juzgada, en cuanto modo de exteriorizarse
todos los efectos previstos por la ley”.

Clases de cosa juzgada: formal y material.


La cosa juzgada formal: es la imposibilidad de reabrir la discusión en el mismo proceso, las
partes han consentido con la resolución dictada, o por haberse agotado los recursos, pero sin que
obste a su revisión en otro juicio posterior.
Aún no se le agrega el carácter el carácter de inmutabilidad. Esa inestabilidad persiste mientras lo
resuelto pueda ser discutido en otro proceso.
La cosa juzgada material: se produce la inmutabilidad de lo decidido. Es decir, que no se puede
interponer ningún recurso, y no se puede modificar lo decidido.

Las impugnaciones.
La impugnación procesal: El instituto denominado “impugnación”, es definido por Couture
como el poder y actividad de atacar, tachar o refutar un acto del proceso judicial (por ejemplo: un
documento, una declaración testimonial, un dictamen de peritos, un proceso, etc.) con el fin de
obtener su revocación o invalidación.
Dentro del concepto de impugnación, que constituye el género están comprendidos como
especies:
• los recursos (como el de apelación, casación, directo),
• los incidentes de reposición y aclaratoria,
• el incidente de nulidad (art. 76 y ss. del C.P.C.Cba);
• la acción de revisión, denominada incorrectamente por el art. 395 del CPC como “recurso”
• y las excepciones o defensas que puede ejercer el demandado.

Desde un punto de vista didáctico, el análisis de la impugnación procesal debe dar respuesta a
estas preguntas:
• ¿Quién impugna?
• ¿Qué se impugna?
• ¿Cómo se impugna?
• ¿Cómo se tramita la impugnación?
Desde un punto de vista subjetivo y a los fines de responder a la primera pregunta, se puede
conceptualizar a la impugnación procesal como la facultad que la ley confiere a las partes, y
excepcionalmente a los terceros interesados, para obtener por el mismo juez u otro superior, la
invalidación del acto procesal irregularmente cumplido, o la revocación, modificación o sustitución
de la resolución jurisdiccional injusta.
El requisito indispensable para la procedencia de la impugnación es la existencia del “agravio” o
“gravamen”. Entendiéndose por agravio la injusticia, la ofensa, el perjuicio material o moral que
ocasiona al impugnante el acto atacado.
Así como el interés es la medida de la acción, el agravio es la medida de la impugnación.
En materia de recursos, el agravio está representado por el rechazo total o parcial de las
pretensiones hechas valer en el proceso por el recurrente.

Fundamentos
Motivos o causales de impugnabilidad: alude a la pregunta ¿qué se impugna? La impugnación
en general y el recurso en particular, procuran eliminar errores o vicios inherentes a ciertos actos
procesales.
El error en materia procesal, visto desde el punto de vista de la función del juez, puede afectar un
doble orden de intereses: o es un error en la apreciación de la norma jurídica aplicable al caso, o
es un error en la tramitación del proceso.
En el primer caso, el error consiste en la aplicación de la norma jurídica y entonces afecta la
justicia de la sentencia, “error in indicando”.
En el segundo, el error consiste en el apartamiento o quebrantamiento de las formas procesales
establecidas, y entonces afecta la validez de la sentencia, la validez formal de la misma: “error in
procedendo”
En el primer caso, los errores de la justicia de la sentencia se remedian mediante los medios
impugnativos cuyo arquetipo es el recurso de apelación, por ejemplo: sentencia injusta porque no
aplicó bien la ley que resuelve la cuestión (art. 1109 por ejemplo); en el segundo, no se trata de
reparar una injusticia, sino de mantener las formalidades legales, establecidas como garantía del
justiciable (por ejemplo, la defensa en juicio), y la impugnación típica es la nulidad (mediante
incidente, recurso o acción impugnativa), la cual, privando la eficacia del acto, restablece la
imperatividad formal del proceso.
En síntesis, mediante el poder de impugnación se procura que los actos procesales (resoluciones
judiciales, actos de partes y de terceros intervinientes en el proceso) sean justos, como condición
indispensable para obtener la paz social, pero además de justos, que los mismos respeten las
disposiciones establecidas por las leyes de procedimiento, como medio de salvaguardar en última
instancia, los derechos y garantías constitucionales (derecho al debido proceso adjetivo, derecho
de defensa en juicio, derecho al juez natural, derecho a la “nulla poena sine previa lege”). Es
decir, que los actos procesales vistos en su faz dinámica deben respetar os principios técnicos
jurídicos por los cuales se orientan en el proceso moderno, pero además de ello, se requiere que
el acto procesal sea “justo” en cuanto a su conformidad con las reglas ético-jurídicas por las
cuales se determina la licitud o ilicitud de la conducta humana, con el fin último de proveer a una
mayor tranquilidad del orden establecido.
El acto impugnativo: La tercera de las preguntas planteadas: ¿Cómo se impugna?, requiere
analizar la facultad de impugnar que se traduce en una actividad que ha de desarrollar el
impugnante, dentro del tiempo hábil establecido en la ley procesal para evitar que se produzca el
efecto preclusivo, y con ello, la caducidad de esa facultad.
Admisibilidad: La impugnación, como toda actividad de las partes, para ser eficaz requiere de
una actuación del tribunal, que se conoce con el nombre de juicio de admisibilidad.
Una vez interpuesta la impugnación, el tribunal que dictó el pronunciamiento cuestionado deberá
resolver sobre su admisión, para conceder o denegar dicha impugnación.
Las condiciones que debe cumplir el acto impugnativo para que no sea declarado inadmisible son
las expresamente previstas por la ley, a más de las que surjan de los principios generales:
resolución recurrible (impugnación objetiva), tener el recurrente legitimación (impugnación
subjetiva, por ejemplo: ser parte o tercero afectado), regularidad y completividad del acto
(formalidad, como en el recurso de reposición que debe fundarse en el mismo acto que se
interpone), cumplimiento en el plazo fijado (oportunidad). Esas condiciones de admisibilidad
varían de un medio impugnativo a otro.

Efectos
El estudio de los efectos de las impugnaciones en general y de los recursos en particular, significa
analizar las consecuencias inmediatas de la instancia impugnativa o recursiva.
Debemos tener en cuenta que los efectos que desarrollaremos tienen cada uno de ellos su efecto
opuesto, pudiendo en muchos casos aplicarse uno de los efectos a la regla y el otro a las
excepciones cuando ambos funcionan para el mismo medio o vía impugnativa, como ejemplo: el
recurso de apelación tiene por regla efecto suspensivo o excepcionalmente no suspensivo (art.
558 del CPCCba), o ese recuso tiene por regla tramitación inmediata (art 368 y ss del mismo
cuerpo adjetivo) y como excepción el carácter diferido.
• Efecto devolutivo o no devolutivo
Se entiende por efecto devolutivo la remisión del fallo apelado al superior que está llamado, en el
orden de la ley, a conocer de él. No hay propiamente devolución, sino envío para el reexamen. La
jurisdicción se desplaza del juez recurrido al juez que debe intervenir en la instancia superior.
Digamos que sobre el fundamento del recurso debe escrutar y expedirse, por regla general, un
órgano jurisdiccional distinto y de mayor jerarquía (tribunal de alzada o ad quem) que el que dictó
la resolución impugnada (a quo). Es el denominado efecto devolutivo.
Este efecto es típico de los recursos propiamente dichos y conlleva el efecto suspensivo. Cuando
adolece de este efecto devolutivo, más que recurso es un incidente.
• Efecto suspensivo o no suspensivo
Consiste en la paralización provisional de las consecuencias del acto atacado una vez interpuesta
la impugnación de que se trata y hasta tanto la misma sea resuelta.
Para evitar que la posible injusticia de la resolución recurrida se comience a consolidar durante el
trámite del recurso, se dispone, de ordinario, que se suspenda la ejecución de lo resuelto por el
pronunciamiento recurrido, durante el plazo acordado para impugnar, y si esto ocurre, también
durante el tiempo de sustanciación del recurso.
Lo que se suspende con la interposición de la impugnación no es el desarrollo del proceso, sino lo
que ha dispuesto la resolución impugnada.
Como lo adelantamos más arriba, un mismo recurso puede tener por regla el efecto suspensivo,
pero también a veces y a modo de excepción ser no suspensivo. Por ejemplo, una excepción al
efecto suspensivo del recurso reapelación, se encuentra en el proceso por alimentos y Litis
expensas, donde se procura proteger al beneficiado de esas prestaciones.
• Efecto personal o extensivo (o comunicante)
El efecto personal consiste en que una vez interpuesta una impugnación o un recurso contra
determinada resolución judicial, y salvo el caso de adhesión, sólo será beneficiado por el
resultado favorable del pronunciamiento que resuelva esa impugnación, el litigante que impugnó,
quedando excluidos los sujetos que no lo hicieron. El efecto se limita a la persona del
impugnante, no pudiendo favorecer al colitigante, colitisconsortes o terceros que no impugnaron.
No obstante, en determinados supuestos las impugnaciones tienen efecto comunicante o
extensivo, para los colitigantes o colitisconsortes que no hay recurrido las resoluciones judiciales.
Excepcionalmente puede quebrarse el efecto personal, por ejemplo: el caso de las obligaciones
indivisibles y solidarias en las cuales tanto el comunero como el deudor solidario hay de
beneficiarse o perjudicarse por igual con la sentencia, hayan o no recurrido.
Otro caso es el incidente de reposición con apelación en subsidio al auto que deniega la apertura
a prueba de la causa, o del decreto que llama a autos para definitiva. En el caso de que el
impugnante triunfe, consiguiendo la revocación de las resoluciones mencionadas, el proceso se
abrirá a prueba para todos, o quedará eliminado el llamamiento de autos, también para todos los
sujetos intervinientes, aunque no todos hayan recurrido esas resoluciones.
• Efecto diferido o instantáneo
El trámite a imprimirse a una impugnación interpuesta y admitida, se produce por regla, sin
solución de continuidad desde su concesión hasta el pronunciamiento que la resuelva. Esta
tramitación se conoce con el nombre de “efecto inmediato” (recurso de apelación, casación,
incidente de reposición)
Pero a modo de excepción al efecto inmediato, se encuentra el denominado “efecto diferido” de la
impugnación, que sólo se justifica frente al recurso ordinario de apelación interpuesto contra
resoluciones ordenatorias, dictadas durante la sustanciación del proceso, por ejemplo: las
resoluciones que admiten la demanda, ordenan que se abra a prueba la causa, declaren la causa
de puro derecho, etc. El efecto diferido procura la no interrupción del trámite procesal en la
primera instancia, que generalmente se produce por el efecto devolutivo que provoca la elevación
de la causa del tribunal “a quo” al “ad quem” como consecuencia de la apelación de las
resoluciones ordenatorias relativas a la tramitación del proceso. La impugnación de estas
resoluciones ordenatorias, como consecuencia del recurso diferido, será promovida, sustanciada
y resuelta por la alzada, siempre y cuando a ella llegar la causa por recurso ordinario contra la
sentencia definitiva.
En efecto, el art. 515 del C.P.C.Cba. consagra el recurso diferido con relación a las resoluciones
ordenatorias dictadas durante la tramitación del proceso abreviado, estableciendo al respecto que
“únicamente la sentencia será apelable, pero en la segunda instancia, al conocer de lo principal,
se podrán reparar los agravios causados en los incidentes o en el procedimiento”.

Vías recursivas ordinarias y extraordinarias


Recurso de Apelación
Es sin dudas el más libre y amplio de todos los medios impugnativos, que según Claría Olmedo
“se interpone ante el juez el pronunciamiento agraviante por quien tenga interés, para que el
tribunal de instancia inmediata superior reexamine lo resuelto y revoque o modifique la decisión
impugnada”. Carece la limitación de motivos, lo que permite entonces la multiplicidad de
instancias.
Tiene como caracteres esenciales:
• Efecto devolutivo
• Por regla suspensivo
• Ordinario
• De instancia plural
• Positivo Principal y subsidiario
• CPCCba: contiene al de nulidad
La doctrina mayoritaria concibe que la apelación, si bien libre y amplia, no deja de ser un
reexamen de los resuelto, limitado por la acción interpuesta, las defensas y alegaciones
producidas en primera instancia, límites éstos que no pueden ser transpuestos por el tribunal de
alzada.
Nuestro CPCCba, regula la procedencia de la apelación en el art. 361, prescribiendo que sólo
será viable respecto de sentencias, autos y providencias (éstas últimas, que causen gravamen
que no pueda ser reparado por la sentencia).
Respecto a la sentencia, se puede apelar toda o parte de ella, debiendo, en caso de duda,
entender que se ha recurrido en su totalidad.
Respecto a los autos, éstos son en general resoluciones que resuelven incidentes en los que ha
habido contradicción, sin embargo la ley admite todas las posibilidades, causen o no gravámen
irreparable.
Para las providencias simples, meros decretos, se requiere que no puedan ser reparadas por la
sentencia, es decir, que causen gravamen irreparable.
Recurso de Nulidad
El recurso de nulidad es el que procede contra la sentencia pronunciada con violación de formas
procesales o por haberse omitido en el juicio trámites esenciales, y también, por haberse incurrido
en error, cuando éste por determinación de la ley anula las actuaciones.
En la legislación procesal cordobesa, y como se adelantara, se encuentra comprendido en el
recurso de apelación (art. 362 del CPCCba).
Vías recursivas extraordinarias
Recurso de Casación
El recurso de casación es el medio de impugnación por el cual, por motivos de derecho
específicamente previstos por la ley, una parte postula la revisión de los errores jurídicos
atribuidos a la sentencia de mérito que la perjudica, reclamando la correcta aplicación de la ley
sustantiva, o la anulación de la sentencia, y una nueva decisión, con o sin reenvío a nuevo juicio.
Es un recurso extraordinario en cuanto no implica, la posibilidad del examen y resolución ex novo
de todos los aspectos, sino que dicho examen se limita a las cuestiones nacidas de la aplicación
de la ley sustantiva o procesal y procede para corregir errores de derecho que vicien la resolución
impugnada. De dicho carácter extraordinario se desprende también la imposibilidad de introducir
en el procedimiento actos de prueba.
El art. 383 del CPCCba establece que el recurso de casación procederá por los siguientes
motivos: Que la decisión se hubiere dictado violando los principios de congruencia o de
fundamentación lógica y legal, o que se hubiere dictado con violación a las formas y
solemnidades y prescriptas para el procedimiento o la sentencia. No procederá si el recurrente
hubiere concurrido a producirla, aceptando los actos nulos, o que éstos, no obstante, la
irregularidad hubiere logrado la finalidad a que estaban destinados; o no resultare afectada la
defensa en juicio.
 Violación al principio de congruencia: el principio indica que debe existir una correlación
entre la pretensión y la decisión.
 Falta de fundamentación lógica y legal: la sentencia debe ser necesariamente fundada,
pero esa fundamentación debe enmarcarse, además, dentro de las reglas de la sana
crítica racional. Este motivo conduce a considerar arbitraria a la sentencia y, con ello, a
abrir otra vía recursiva distinta de la casación – inconstitucionalidad por arbitrariedad de la
sentencia.
 Violación de las formas y solemnidades prescriptas para el procedimiento o la sentencia:
se trata de todos aquellos actos cuya inobservancia está sancionada con inadmisibilidad,
caducidad, preclusión o nulidad.
- Que se hubiere violado la cosa juzgada.
- Que el fallo se funde en una interpretación de la ley que sea contraria a la hecha, dentro de los
cinco años anteriores a la resolución recurrida, por el propio tribunal de la causa, por el Tribunal
Superior de Justicia, un tribunal de apelación en lo civil y comercial, u otro tribunal de apelación o
de instancia única de esta provincia. Si el fallo contradictorio proviniere de otra sala del Tribunal
Superior de Justicia, o de un tribunal de otro fuero, el tribunal de casación se integrará con la Sala
Civil y con la sala que corresponda, del Tribunal Superior de Justicia.
- Que el fallo contraríe la última interpretación de la ley hecha por el Tribunal Superior de Justicia
en ocasión de un recurso fundado en el inciso precedente.
Ahora bien, ¿qué resoluciones son recurribles por éste medio?
 Las sentencias definitivas
 Los autos que pongan fin al proceso, hagan imposible su continuación o causen un
gravamen irreparable, dictados por la cámara.
 Resoluciones no definitivas, sólo por los motivos de los incisos 3 y 4 del art. 383 del
CPCCba.
Inconstitucionalidad provincial
Es el recurso extraordinario, devolutivo, que versa sólo sobre cuestiones de derecho, acordado
para impugnar las sentencias o resoluciones equiparables a éstas, que hayan decidido un caso
constitucional, entendiéndose por tal a aquel que versa sobre la validez o invalidez de una norma
cuestionada como contraria a la constitución de la provincia.
Así, el art. 391 de la ley adjetiva civil cordobesa prescribe que el recurso de inconstitucionalidad
procederá por los siguientes motivos:
 Cuando en el proceso se haya cuestionado la validez de una ley, decreto, ordenanza o
reglamento, bajo la pretensión de ser contrarios a la constitución.
 Cuando en el proceso se haya puesto en cuestión la inteligencia de alguna cláusula de la
constitución y la decisión haya sido contraria a la validez del título, derecho, garantía o
exención que sea materia del caso y que se funde en esa cláusula.
Se trata de vicios in indicando respecto de cuestiones de derecho, y debe plantearse durante el
proceso, al criticar la norma provincial que se considera aplicable al caso llevado a juzgamiento.

Incidentes: procedencia y clases.


Las cuestiones incidentales son aquellas oposiciones de razones o argumentos sobre un tema, es
una propuesta para averiguar la verdad de algo controvertido. Es toda cuestión o controversia
conexa con la principal que va a ser resuelta en forma autónoma.
Se diferencia de las cuestiones prejudiciales, en que estas últimas tienen que ser incidentalmente
resueltas por el mismo o por otro tribunal, a efectos de poder tramitar o resolver en el orden civil o
en el derecho penal la cuestión principal sometida a juicio. Las cuestiones prejudiciales dan lugar
a los incidentes de previo y especial pronunciamiento y a las excepciones dilatorias y perentorias.
Según el art. 426 del CPCCba, “los incidentes son cuestiones que se suscitan durante la
tramitación de un pleito y que tienen alguna conexión con él.”
Se sustancia por el trámite del juicio abreviado, si no tienen una tramitación especial.
Pueden plantearse antes, durante la tramitación del juicio a que se refieren, o también en la etapa
de ejecución de sentencia.
Desde el punto de vista de su regulación formal y de su tramitación, a los incidentes se los
distingue entre:
• Nominados e innominados: dependiendo si están regulados en la ley procesal, con nombre
determinado o si no tienen cabida legalmente.
• Autónomos o genéricos: según la ley procesal los considere o no en forma específica:
autónomos, es decir que son objeto de una regulación legal como por ejemplo la recusación con
causa. Genéricos, son las cuestiones que tiene relación con el objeto principal del juicio pero que
no se encuentran sometidos a un procedimiento especial.
• Incidentes suspensivos: Son los que impidieren la prosecución de la causa principal, se
sustanciarán en la misma pieza de autos, quedando entre tanto en suspenso el curso de aquella.

Medidas Cautelares. Concepto


En el ámbito civil han sido definidas como aquellas que tienden a impedir que el derecho cuya
actuación se pretende, pierda virtualidad o eficacia durante el tiempo que transcurre entre
demanda y sentencia.
Expresa PALACIO que proceso cautelar es aquel que tiende a impedir que el derecho cuyo
reconocimiento o actuación se pretende obtener a través de otro proceso, pierda su virtualidad o
eficacia durante el tiempo que transcurre entre la iniciación de ese proceso y el pronunciamiento
de la sentencia definitiva.
El fundamento de la institución cautelar está dirigido tanto a la protección del interés privado del
solicitante, como al interés público o general que requiere que los fallos sean cumplidos y reciban
efectivo acatamiento. Por ello, y con el fin de ocasionar los menores daños posibles al deudor,
generalmente se requiere contracautela. En tal sentido, el tribunal al ordenarlos debe tener en
cuenta simultáneamente el interés en la seguridad de la medida y el daño que con ello se pueda
ocasionar. Por ello es importante el manejo prudente y adecuado por parte de los jueces al
conjugar los elementos para su otorgamiento.
Las medidas cautelares se manifiestan como instrumentos idóneos ante la necesidad de otorgar
una tutela adecuada que puede recaer sobre personas, bienes o elementos probatorios durante el
tiempo que transcurre entre la iniciación del trámite y el dictado de la sentencia.
Contracautela: salvo en el caso de que se otorgue el beneficio de litigar sin gastos, la
contracautela constituye un presupuesto para la procedencia de la medida cautelar, con el fin de
asegurar o garantizar a la otra parte el resarcimiento de los daños que aquella puede ocasionarle
en la hipótesis de haber sido pedida indebidamente. Advierte Palacio que en cierto modo se
concreta la igualdad de partes en el proceso, pues viene a contrarrestar la falta de contradicción
inicial que la caracteriza.

Caracteres
Los caracteres comunes de las medidas cautelares son: la accesoriedad, la provisionalidad y
la mutabilidad, sin perjuicio de otros específicos que se advierten como complementarios o
subsidiarios en casos concretos.
La accesoriedad: significa que el proceso cautelar carece de la autonomía ya que está al
servicio de otro principal; esta particularidad subsiste aun ante la eventualidad de que el trámite
principal pueda no concretarse por haberse logrado su objetivo con el solo ejercicio de la
precautoria.
La provisoriedad: significa que el mantenimiento de las medidas precautorias está condicionado
por la vigencia del trámite principal y si desaparecen las circunstancias fácticas y jurídicas que le
dieron origen deben cesar también las que fueron ordenadas en base a ellas.
La mutabilidad: se admite que puedan ser modificadas por pedido de cualquiera de las partes.
Así, por ejemplo: el acreedor podrá solicitar su ampliación o mejora si considera que la forma en
que fue efectivizada no cumple adecuadamente con la función de garantía a que estaba
destinada.

Efectos
Medidas para asegurar bienes:
a. Tienden a asegurar la ejecución forzada: embargo preventivo, intervención sustitutiva del
embargo, secuestro e inhibición general.
b. Tienden a mantener un statu quo: prohibición de innovar y de contratar, anotación de Litis e
intervención de mera vigilancia
Medidas para asegurar personas:
a. Para la guarda provisional de ellas
b. Para la satisfacción de sus necesidades urgentes.

Medidas cautelares en el procedimiento penal.


Se las denomina medidas de coerción y pueden afectar a personas o bienes (personales o
reales). Se configuran por la restricción que imponen a derechos personales o patrimoniales del
individuo sometido a proceso penal. Persiguen asegurar el cumplimiento de los fines del proceso
y tornan necesario el empleo de la fuerza pública estatal si fuera indispensable para doblegar la
resistencia a su instrumentación.
Tienen por objeto evitar que el imputado obstaculice la investigación de la verdad, asegurar su
intervención personal en el juicio y también garantizar el cumplimiento de la posible condena.
La potestad jurisdiccional puede manifestarse en actos que limiten o restrinjan la libertad personal
durante la sustanciación del proceso, pero sólo en aquellos casos en que exista un peligro grave
y concreto de que el imputado al estar en libertad, obstaculice la consecución de los fines del
proceso, el juicio plenario o la efectiva actuación de la ley.
Por mencionar las más comunes, daremos un concepto de la detención, el arresto y la prisión
preventiva.
• La detención consiste en la privación de libertad impuesta al imputado a efectos de hacerlo
intervenir en el proceso y recibirle declaración, cuando se tema o presuma que no concurrirá por
simple citación o que intentará entorpecer la investigación. Sólo procede si existe presunción de
que se ha cometido un hecho delictivo o cuando ello resulte indispensable para asegurar los fines
del proceso. La ordena el juez o fiscal y la efectiviza a través de la policía.
• La aprehensión consiste en una medida que puede utilizar la policía en forma excepcional,
privando de la libertad a un individuo que ha sido sorprendido “in fraganti” en la comisión de un
delito de acción pública. Es al solo efecto de ponerlo a disposición de la justicia.

• La prisión preventiva es la medida de coerción que se presenta como el encarcelamiento que


se impone al procesado, cuando existieren elementos de convicción suficientes sobre la
participación del mismo en el hecho que se le imputa, y existiere un peligro procesal grave. ¿Qué
es el peligro procesal? Es el riesgo de que con su libertad pueda obstaculizar la consecución de
los fines del proceso, sea fugándose, sea entorpeciendo la investigación (amenazando testigos,
por ejemplo).
Para distinguirlo de la detención, digamos que requiere un mayor caudal probatorio respecto a la
participación del imputado en el hecho. Es una medida más gravosa que la detención, lo que
justifica que para su dictado se requiera un mayor grado de probabilidad de participación en el
hecho.

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