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ANOREXIA Y BULIMIA

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http://www.youtube.com/watch?v=KpCMRvXRgdU Niñas a dieta. El comienzo de la anorexia tipo doctal.
http://www.youtube.com/watch?v=1Pkn7JDLyDk Reportaje sobre la anorexia.
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http://www.youtube.com/watch?v=1cBRuyFDMIk Bulimia
http://www.youtube.com/watch?v=uaHdtL7NS6g Tratamiento bulimia y anorexia
http://www.youtube.com/watch?v=jMt6bMOHIo8 Cómo superar la bulimia 1ª parte
http://www.youtube.com/watch?v=IqH4yUPoD-4 Superar la anorexia en TVM 2ª PARTE.
http://www.youtube.com/watch?v=Pv1oy1foQ7U Anahí habla de la anorexia y la bulimia

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http://www.webconsultas.com/anorexia/tratamiento-de-la-anorexia-276

Tratamiento de la anorexia
Una vez evaluados los parámetros diagnósticos descritos previamente, y descartadas otras patologías psiquiátricas y
orgánicas, se procede al tratamiento y seguimiento del paciente. El proceso de tratamiento de la anorexia nerviosa es
multidisciplinar, precisando una acción coordinada del médico de familia, psiquiatra, psicólogo, endocrino y
ginecólogo. Los puntos principales del tratamiento son:
 Modificación de los hábitos alimentarios del paciente: se precisa una “re-educación” del paciente en sus
hábitos alimentarios. Para ello, se inicia con una dieta relativamente baja en calorías (1.000-1.500 calorías/día) y se
va incrementando progresivamente hasta lograr cubrir las necesidades calóricas del paciente, respetando siempre el
espacio personal para no presionarle, pero no permitiendo que coma a solas, y vigilando que haga las cinco comidas
diarias fundamentales.
 Control regular del peso: se deben detectar aumentos semanales de 250-500 gramos al pesar a la persona
desnuda o en ropa interior (evita la tara del peso de la ropa y posibles engaños del paciente).
 Restricción del ejercicio físico: inicialmente se elimina por completo y se reintroduce muy progresivamente.
 Controles analíticos regulares para evitar complicaciones orgánicas.
 Terapia farmacológica: se centra principalmente en el componente depresivo y/o ansioso de la anorexia. Es
un tratamiento individualizado y constreñido a los requerimientos y la situación psicológica del paciente.
 Terapia psicológica: se emplea de forma aislada, o combinada, la terapia conductual, psicoanalítica,
interpersonal y la de grupo. 
El seguimiento del tratamiento se puede realizar de forma combinada entre el médico de cabecera y la unidad de
salud mental. En el caso de que el seguimiento ambulatorio haya fallado, y siempre que el paciente tenga un buen
apoyo familiar, buena predisposición hacia el tratamiento y tolere la terapia en grupo, se puede intentar la terapia en
hospitales de día, siendo una opción totalmente contraindicada si el paciente muestra tendencia al suicidio, abuso de
sustancias o complicaciones médicas severas.
El paciente puede ser hospitalizado en caso de riesgo manifiesto para su vida, alteración psicológica muy grave
(suicidio, otras alteraciones psiquiátricas, etcétera), o si la situación familiar es muy desfavorable. Una vez iniciado el
tratamiento el pronóstico es muy variable, aunque se consideran indicativos de buen pronóstico la capacidad de
aceptación precoz de la enfermedad por parte del paciente, la aparición y diagnóstico a corto plazo de la enfermedad,
un buen apoyo familiar, y la ausencia de antecedentes psiquiátricos en la familia.

Anorexia
¿Qué es la anorexia?
La anorexia nerviosa es un conjunto de trastornos graves de la conducta alimentaria que comprende periodos de
privación del consumo de alimentos (anorexia), alternados en ocasiones con periodos compulsivos de ingesta
alimentaria y purga (bulimia), asociados ambos periodos a otros trastornos de la conducta alimentaria no
especificados. 
Las personas diagnosticadas de anorexia nerviosa presentan un índice de masa corporal (IMC) y peso corporal muy
inferiores a los correspondientes a su edad, altura y sexo (por debajo de 18-19 se considera bajo peso y de 17
infrapeso severo). Este bajo índice de peso corporal viene ocasionado en más del 50% de los pacientes, además de
por la privación alimentaria, por el abuso descontrolado de laxantes o diuréticos, generación de vómito
autoinducido y sesiones de ejercicio extenuantes con el fin de perder peso.
En todos los casos los pacientes no suelen ser capaces de reconocer su problema de delgadez extrema, dado que
no son conscientes de su estado, negando de forma categórica su condición, e incluso aislándose de las personas
cercanas porque consideran que quieren hacerles “engordar más”, y que el problema de visión de la realidad lo tiene
su entorno y no ellos. 
Esta patología es de muy rara aparición antes de la pubertad y suele afectar en un mayor porcentaje a las chicas,
aunque cada vez se está adelantando más la edad de aparición y equiparando el porcentaje de casos entre ambos
sexos. Como promedio, se considera que la anorexia nerviosa aparece en torno a los 17 años. Cuanto más temprana
sea la edad de aparición y más precoz su detección y tratamiento, mejor pronóstico de curación hay. Por encima de
los 40 años resulta infrecuente. Su prevalencia se ha establecido en un caso por cada 100 a 250 habitantes.

Tipos de anorexia
Se diferencian dos tipos de anorexia, observándose en ambos grupos de pacientes un pequeño porcentaje que
presenta un único episodio aislado, un porcentaje mucho mayor adopta un patrón fluctuante y alternativo de ganancia
de peso y recaída, y un último grupo no supera el primer episodio y desarrolla deterioro crónico a lo largo de los años.
Independientemente del tipo de anorexia nerviosa desarrollada, diversos estudios han demostrado que estos
pacientes suelen presentar patrones de depresión yansiedad previos al desarrollo del trastorno, los cuales se
mantienen o, incluso, aumentan, a lo largo de la enfermedad y, en un porcentaje significativo, persisten una vez
superada la anorexia, especialmente la depresión.

Anorexia nerviosa restrictiva


Se trata de un cuadro clínico donde los pacientes logran un bajo peso a través de dietas muy restrictivas, ayuno muy
prolongado, y abundante ejercicio de intensidad elevada. Estos pacientes no recurren a atracones compulsivos y
purgas posteriores.

Anorexia nerviosa purgativa/compulsiva


Son pacientes que recurren de forma puntual o sistemática a atracones o purgas (vómitos, laxantes, diuréticos…).
Existe un subgrupo que no presenta atracones pero sí recurren a la purga de forma sistemática. Debido a la pérdida
del control de los impulsos propio de este grupo, estos sujetos son más susceptibles de padecer una mayor
variabilidad emocional, así como de sucumbir al consumo de sustancias adictivas (alcohol, tabaco, etcétera). 

Causas y factores de riesgo de la anorexia


Es extremadamente complicado establecer parámetros comunes responsables de este trastorno alimentario debido
sobre todo a su componente psicológico y a la gran variación de signos y síntomas entre unos pacientes y otros. 
Los estudios desarrollados que han intentado determinar la etiopatogenia (origen de la patología) de la enfermedad no
han sido concluyentes, apuntando como origen la suma de algunos de estos factores predisponentes:

Factores individuales
Se ha hablado de un posible componente genético ligado a la presencia del gen 5HT-2A, detectado en un gran
número de pacientes diagnosticados de este desorden alimentario y activado por situaciones de malnutrición.
Diversos estudios de concordancia gemelar apoyan este posible componente genético. 
Se ha detectado un aumento de la actividad serotoninérgica que parece estar muy ligado a la disminución de la
ingesta de alimentos y a alteraciones de la conducta. Igualmente se han observado, a través de pruebas de imagen,
alteraciones anatómicas y metabólicas en los sujetos con anorexia, que podrían estar ligadas a la presencia de la
enfermedad. 
Finalmente, se ha relacionado de forma predominante la presencia de esta enfermedad con alteraciones psiquiátricas
como depresión mayor o trastorno obsesivo-compulsivo.
Factores familiares
Presencia de alcoholismo y/o trastornos psiquiátricos en familiares de primer grado (padres y hermanos).

Factores culturales
Cánones de belleza inalcanzables impuestos por la sociedad y un excesivo culto al cuerpo.
Además de estos factores, el inicio de dietas restrictivas es un factor precipitante de la enfermedad.

Síntomas de la anorexia
Existen determinados signos y síntomas que hacen sospechar que una persona puede estar padeciendo anorexia
nerviosa, no obstante, el diagnóstico, tratamiento y seguimiento siempre deben ser realizados por un profesional
sanitario especialista. Estos signos son:

Signos de la anorexia
 Pérdida excesiva de peso en un corto espacio de tiempo.
 Sentimiento constante de obesidad no fundado y deseo férreo de seguir adelgazando, con control activo
(mirarse repetidamente al espejo, pesarse varias veces al día, contar las calorías…).
 Retraso del crecimiento y desarrollo (en niños y adolescentes).
 Alteraciones de la menstruación o ausencia de esta.
 Realización de ejercicio físico constante y excesivo.
 Empleo de ropa holgada, principalmente pantalones.
 Evitar comidas en compañía.
 Huir de la mesa después de comer.
 Disimular la comida para no ingerirla (partir en trozos pequeños y esparcirla por el plato, tirarla al suelo,
esconderla…).
 Aislamiento progresivo y pérdida de vínculos sociales.
 Alteraciones anímicas con tendencia a la depresión y la ansiedad.
 Obsesión por el contenido calórico de todo lo que se consume, tomando solo alimentos bajos en calorías.
 Empleo no controlado de diuréticos y laxantes.
 Baja autoestima. 

Síntomas de la anorexia
En el ámbito clínico los principales síntomas de anorexia nerviosa son:
 Sequedad de la piel, con posibilidad de presencia de grietas.
 Aparición de vello fino (lanugo) en mejillas, espalda, muslos y antebrazos.
 Pigmentación amarillenta en la piel, principalmente en las plantas de los pies y las palmas de las manos. Esto
se debe a un aumento de carotenos en sangre (precursores de la vitamina A) por un trastorno en su metabolismo.
 Extremidades frías.
 Uñas quebradizas y caída de cabello.
 Hipertrofia de las glándulas salivares, como las glándulas parótidas y las glándulas submandibulares.
 Alteraciones dentales, con tendencia a la corrosión del esmalte dental y presencia de caries. Esto es
especialmente patente en pacientes que se purgan a través de la autoinducción del vómito.
 Alteraciones gastrointestinales: flatulencia, hinchazón, dolor abdominal y estreñimiento (excepto si se emplean
laxantes que pueden ocasionar diarreas que alteran el equilibrio electrolítico).
 Alteraciones cardiovasculares: tensión baja (hipotensión), descenso de la frecuencia cardiaca (bradicardia),
alteraciones del ritmo cardiaco (arritmias), etcétera.
 Alteraciones del riñón: indicativos de un mal funcionamiento. Pueden encontrarse niveles de potasio bajos
(hipopotasemia), niveles elevados de compuestos derivados del nitrógeno (azotemia), y elevación de los niveles de
creatinina sérica.
 Hemograma: niveles bajos de glóbulos rojos (anemia) y glóbulos blancos (leucopenia).
 Niveles bioquímicos: niveles bajos de glucosa (hipoglucemia), aumento de triglicéridos, transaminasas y del
proteinograma general, así como del colesterol ( hipercolesterolemia). Si el paciente, además, suele emplear
purgantes, enemas, o se autoinduce el vómito, existen otros parámetros específicos alterados. 

Diagnóstico de la anorexia
El diagnóstico de esta enfermedad se basa en:
 Una entrevista con el paciente y su entorno familiar más cercano, y revisión de su historia clínica y
antecedentes familiares.
 Una exploración física y evaluación del ritmo cardiaco, presión sanguínea y frecuencia respiratoria.
 Pruebas clínicas complementarias: hemograma, bioquímica, etc.
Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV) de la Sociedad Americana de
Psiquiatría, los cuatro criterios diagnósticos principales de la anorexia nerviosa son:
 Rechazo tajante a lograr y mantener un peso corporal igual o superior al valor mínimo normal considerado en
función de la edad y la talla. Por lo general, el peso es inferior al 85% del mínimo correspondiente a la edad y talla.
 Terror patológico a la ganancia de peso y a la conversión en una persona obesa.
 Alteración de la autopercepción del peso y silueta corporal, con exageración de su importancia en la
capacidad de autoevaluación, y negación de los riesgos que supone un bajo peso corporal mantenido.
 Amenorrea en mujeres pospuberales (desaparición de al menos tres ciclos menstruales). 

Claves en el diagnóstico de la anorexia


La 10º versión de la clasificación estadística internacional de enfermedades y otros problemas de salud (CIE-10)
mantiene aproximadamente los mismos criterios de diagnóstico de la anorexia, aunque un poco más ampliados,
indicando:
 Pérdida de peso significativa conseguida mediante la evitación de alimentos “que engorden”, y dos o más de
los siguientes síntomas: vómitos autoinducidos, empleo de laxantes, ejercicio físico excesivo, uso de diuréticos o
inhibidores del apetito.
 Psicopatología específica con idea sobrevalorada y obsesiva de horror hacia la gordura o la flacidez, lo que
implica que el paciente se autoimpone un umbral de bajo peso no justificado.
 Presencia de trastornos en el eje hipotálamo-hipofisario-gonadal que se manifiestan en el varón como falta de
interés sexual e impotencia y, en la mujer, como amenorrea. Puede haber niveles elevados de GH y cortisol,
anormalidades en la secreción de insulina, y cambios en el metabolismo periférico de la hormona tiroidea.
 En caso de aparición prepuberal, el crecimiento se ve interrumpido, con falta o ausencia total del desarrollo de
los pechos y aparición de amenorrea primaria en las niñas y, en el caso de los niños, los genitales permanecen
juveniles. 
Con la recuperación, estos síntomas se revierten y se continúa con el desarrollo normal de la pubertad, excepto por el
retraso de la menarquia.

Prevención de la anorexia
La detección precoz y ponerse en manos de especialistas para seguir un tratamiento adecuado son las mejores armas
para combatir la anorexia, una vez establecida la enfermedad. Sin embargo, es mejor prevenir su aparición con la
difusión de programas de prevención y promoción de la Salud en los ámbitos familiares, educativos y sociales, que
permitirían reducir el número de personas que desarrollan trastornos alimentarios cuyas consecuencias pueden
repercutir sobre su salud de forma irreversible.
Prevenir la anorexia desde la infancia
Estas son algunas claves que te ayudarán a prevenir la anorexia en tus hijos o familiares de corta edad:
 Enseñar a los niños desde pequeños, tanto en casa como en la escuela, la importancia de unos correctos
hábitos alimenticios.
 Comer en familia siempre que sea posible, convirtiendo el momento de la comida en una reunión agradable
en la que se intercambian las vivencias del día.
 Los menús deben ser variados e incluir todos los tipos de alimentos necesarios para una correcta nutrición.
 Salvo que existan razones de salud, no se deben excluir alimentos de la dieta del niño, pues todos son
necesarios en su justa medida, aunque sí se debe limitar el consumo de dulces y postres industriales,
sustituyéndolos, en la medida de lo posible, por otros hechos en casa.
 Probar con distintas verduras y frutas hasta encontrar las que más le agraden. Aunque no le guste la coliflor,
puede que le encanten las espinacas.
 Establecer horarios de comida regulares. Mejor si la comida se reparte en cuatro o cinco tomas a lo largo del
día (desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena).
 Fomentar su autoestima. Es importante que conozca sus capacidades y limitaciones, y aprenda a  sentirse a
gusto consigo mismo. Esto evitará futuros complejos.
 Reforzar su autonomía y estimularle para que tenga sus propias opiniones y resulte menos vulnerable a los
mensajes de los medios de comunicación y la publicidad que transmiten la idea de que tener un cuerpo perfecto es
sinónimo de éxito y felicidad, olvidando los valores de las personas.
 Comentar con el niño estos mensajes sobre estética y alimentación que difunden los medios de comunicación,
razonando lo que es cierto y lo que no, y enseñándole a valorar la salud por encima de los condicionamientos
estéticos.
 No proponerle metas, ni académicas ni deportivas, que superen sus capacidades, para evitar frustraciones.
 Animarle a practicar ejercicio con regularidad. Es bueno para su salud y le ayudará a mantenerse en forma.
 Facilitar sus relaciones sociales y su participación en actividades extraescolares, excursiones, visitas
culturales programadas por el colegio, etc. Si se siente integrado socialmente, es difícil que al crecer piense que le
van a rechazar por no cumplir unos cánones de belleza concretos.
 Establecer una buena comunicación dentro del ámbito familiar, para que el niño se sienta seguro, y sea capaz
de buscar el consejo y la ayuda de su propia familia cuando se enfrente a situaciones que le resulten difíciles o
estresantes.

Prevención de la anorexia en la adolescencia

 La mayoría de los casos de anorexia se dan en mujeres con edades comprendidas entre los 14 y los 18 años.
Jóvenes que han recibido  un falso mensaje que ensalza la delgadez como la representación del éxito, la felicidad, lo
correcto y lo natural. El deseo de cambiar el aspecto físico no implica que se padezca una enfermedad mental, pero
sí incrementa las posibilidades de desarrollar un trastorno alimentario cuando se convierte en una  obsesión y se
adoptan conductas inapropiadas. La adolescencia es una etapa especialmente vulnerable porque la personalidad no
está suficientemente formada, de ahí la importancia de establecer programas de prevención de la anorexia, para
evitar el desarrollo de este y otros trastornos alimentarios.
 Los educadores en contacto con adolescentes juegan un papel muy importante en la detección precoz de los
trastornos alimentarios, y deben avisar a los familiares si observan alteraciones emocionales o cambios en el
comportamiento o el aspecto físico de los jóvenes.
 Si el joven necesita perder peso por motivos de salud, debe hacerlo siempre bajo control médico y con el
conocimiento de los padres. Si estos observan que el deseo de perder peso está injustificado, o que el joven
empieza a reducir sin motivo la cantidad de comida, deben consultar inmediatamente con un especialista.
 Los familiares deben evitar hacer comentarios despectivos sobre el aspecto físico de otras personas. Se
puede criticar una mala acción o el mal carácter de alguien, pero no burlarse de su fealdad  o gordura.
 En esta misma línea, se debe enseñar al adolescente a valorar las virtudes de los otros en vez de juzgarlos
por su aspecto físico.
 Favorecer la integración y convivencia entre personas procedentes de distintos ámbitos sociales y culturales,
ayuda al adolescente a comprender que ser diferente no significa ser peor ni mejor.
 Potenciar su autoestima para que valore sus cualidades y capacidades y no se avergüence de sus
limitaciones.
 Un ambiente familiar positivo, sin caer en la sobreprotección, proporcionará al adolescente la seguridad y el
apoyo necesarios para superar sus problemas.

Bulimia
¿Qué es la bulimia?
La bulimia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria que consiste en una falta de control sobre la comida,
con una ingesta de grandes cantidades de alimentos en un corto periodo de tiempo, acompañada por conductas
compensatorias como consumo excesivo de laxantes o vómitos autoinducidos. El enfermo mantiene estas conductas
en secreto, por lo que a veces es difícil que las personas de su entorno detecten el problema.
La bulimia, junto con la anorexia nerviosa, constituyen lostrastornos de la conducta alimentaria (TCA) de más
rápido crecimiento en la población joven, caracterizados por un conjunto de comportamientos dirigidos a conseguir o
mantener lo que el paciente considera como peso aceptable, siguiendo unas dietas totalmente irracionalesy con
un angustioso miedo a engordar.
Se presenta en el 90% de los casos en mujeres; también pueden sufrirla hombres, aunque su proporción es cerca de
diez veces menor. Es frecuente en adolescentes y en el inicio de la edad adulta.

Causas de la bulimia
No se ha conseguido encontrar una causa orgánica que origine este trastorno de la conducta alimentaria (TCA), pero
se cree que existen varios factores secuenciales que pueden desencadenar la bulimia nerviosa. Una baja
autoestima puede conducir a una excesiva preocupación por el aspecto físico, lo que lleva a realizar dietas
restrictivas, que no siempre producen los resultados deseados, alternadas con episodios de consumo incontrolado de
comida, que provocan un desequilibrio metabólico. El paciente tiene sentimientos de culpabilidad a consecuencia
del atracón, y su preocupación por engordar genera otras conductas como el vómito autoinducido y el abuso de
laxantes. 
El enfermo puede sentirse también presionado por los patrones de belleza considerados lideales por la sociedad, y
por la necesidad de ser delgado y atractivo para sentirse aceptado. Experiencias de rechazo social o un fracaso
sentimental pueden hacerle creer que perder peso es un requisito indispensable para tener éxito.
Otra causa, presente también en el trastorno de anorexia, es una falsa percepción de la imagen corporal: el enfermo
se ve gordo aunque su peso sea normal para su edad y constitución.

Síntomas de la bulimia
El paciente con bulimia oculta sus atracones y vómitos, y a diferencia del anoréxico su peso no suele oscilar
demasiado, por lo que es difícil que las personas de su entorno se den cuenta de su problema. Hay, no obstante,
ciertos signos que pueden alertar de la presencia de la enfermedad:

Síntomas de la persona con bulimia


 La persona con bulimina, tiene una preocupación continua por la comida, y siente deseos incontrolables de
comer, especialmente alimentos con alto valor calórico (hidratos de carbono, dulces...). Consume grandes
cantidades de comida en cortos periodos de tiempo (cada dos horas o incluso menos).
 Para contrarrestar el aumento de peso, el paciente puede provocarse vómitos, abusar de laxantes, consumir
fármacos que reducen el apetito o diuréticos. Hay, pues, que sospechar, cuando una persona se encierra en el baño
nada más terminar de comer.
 De la misma forma, otros síntomas de bulimia pueden ser, ayunar durante largos periodos de tiempo, seguir
dietas muy restrictivas y realizar ejercicio intenso.
 El sujeto manifiesta un fuerte miedo a engordar, fijándose como meta un peso inferior a su peso óptimo.
 La bulimia generalmente se presenta en pacientes con antecedentes previos de anorexia nerviosa, y con un
intervalo entre ambos trastornos de varios meses o años.
 Los pacientes con bulimia manifiestan apatía, fatiga, irritabilidad y cambios en el ritmo del sueño, lo que
genera una pérdida del rendimiento laboral o escolar, y el abandono del cuidado personal.
 Otros síntomas que se pueden apreciar en un reconocimiento médico son: una ligera distensión
abdominal con presencia de estreñimiento, hipertrofia de las glándulas parótidas, pérdida del esmalte dental,
lesiones en la garganta, desequilibrio de electrolitos, edemas en extremidades y abrasiones en el dorso de las
manos; todo esto debido a la inducción al vómito. El uso de laxantes y diuréticos también produce desequilibrio de
los fluidos y electrolitos.
 Se presentan, además, alteraciones endocrinas; en las mujeres es frecuente la aparición de irregularidades en
el ciclo menstrual o amenorrea.

Complicaciones de la bulimia
Los comportamientos de los bulímicos suelen tener poca incidencia sobre el peso de los afectados. Sin embargo, la
alternancia de atracones y vómitos, junto al abuso de laxantes, provoca otros efectos perjudiciales sobre la salud:
 Deshidratación y desequilibrio electrolítico.
 Trastornos gastrointestinales, que pueden derivar encolon irritable, reflujo gastroesofágico, hernia de
hiato,pancreatitis, rotura esofágica...
 Lesiones en la garganta y el esófago.
 Deterioro del esmalte dental.
 Ansiedad y depresión.
 Alteraciones en el metabolismo (disminución de los niveles de glucosa, cloro, calcio y potasio en la sangre).
 Trastornos cardíacos (arritmia, hipotensión, prolapso de la válvula mitral).
 Descalcificación y osteoporosis.
 Irregularidades menstruales.
 Problemas renales.
 Pérdida de la libido y desinterés por las relaciones sociales.
 Riesgo elevado de suicidio.

Factores de riesgo de la bulimia


La bulimia nerviosa constituye un grave problema de salud pública, porque  afecta a más del 2% de las adolescentes
de entre 14 y 18 años, y a los varones en una proporción cerca de diez veces menor, y varios estudios indican que la
enfermedad sigue incrementándose en la actualidad. Se suele infravalorar el problema, ya que los pacientes tienden a
ocultar los síntomas y a no buscar ayuda, por lo que muchos enfermos no han sido diagnosticados.
Entre los factores de riesgo para desarrollar la bulimia destacan:
 Hacer dieta. En algunos casos, al dejar de ingerir carbohidratos, la persona se priva de un importante
supresor del apetito, lo que hace que sienta un deseo incontrolable de comer. Además, las dietas estrictas pueden
afectar a ciertos neurotransmisores cerebrales como la serotonina, lo cual predispone a la bulimia.
 La influencia social. El cine, la televisión, la publicidad, la moda... transmiten constantemente mensajes que
indican que es necesario estar delgado para ser feliz y tener éxito. Para conseguir ser aceptados socialmente, cada
vez más jóvenes tratan de modificar su apariencia física, utilizando métodos que ponen en peligro su salud.
 La incorporación de la mujer al mundo laboral supone uncambio en los hábitos alimenticios de las
familias, al faltar una persona que establezca los horarios de las comidas y vigile su cumplimiento. De esta forma,
los adolescentes están menos controlados y comen, o dejan de comer, sin el conocimiento de sus padres.
 En las personas más vulnerables, problemas emocionales como el divorcio de los padres,  el fallecimiento
de un ser querido, la sobreprotección familiar, o antecedentes dedepresión y otros trastornos mentales en la
familia, pueden ser factores desencadenantes de un desorden alimentario.
 Por otro lado, una excesiva preocupación por la figura y el peso puede ser un desencadenante de bulimia, así
como la baja autoestima y el perfeccionismo.

Tratamiento de la bulimia
Es necesario emplear un tratamiento multidisciplinario para abarcar todas las complicaciones físicas y psicológicas
que presentan los pacientes de bulimia. El objetivo del tratamiento es que la persona mejore su autoestima y se
acepte a sí misma, para restaurar su equilibrio emocional y que sea capaz de adoptar un estilo de vida saludable.
Durante las últimas décadas se han desarrollado un gran número de estrategias terapéuticas para este tipo de
trastorno. Las terapias más aplicadas son la psicoterapia individual, en grupo, o familiar, los grupos de autoayuda, y el
tratamiento farmacológico.
El método que se utiliza con mayor frecuencia en el tratamiento de esta enfermedad es la combinación de fármacos
antidepresivos con la terapia cognitivo-conductual (TCC).
Los antidepresivos inhibidores de la serotonina son eficaces para reducir la frecuencia de los episodios en los que el
paciente come desenfrenadamente durante cortos periodos de tiempo, y los vómitos autoinducidos, influyendo en la
mejoría de la ansiedad, la depresión y el deterioro global, aunque no ayuda a solucionar el problema de fondo acerca
de la sobrevaloración del peso y la figura corporal. Por tal razón, se suelen presentar recaídas a largo plazo.
La terapia cognitivo conductual, por su parte, es el método más efectivo y el que mejores resultados ha conseguido en
el tratamiento de la bulimia. La terapia cognitivo-conductual, además de mejorar los síntomas, también modifica la
tendencia a realizar dietas extremas e influye en las actitudes hacia el peso y la figura, así como otros síntomas
psicopatológicos como la depresión, la baja autoestima, el deterioro de las relaciones sociales del paciente, etcétera);
de esta forma, los resultados se mantienen a largo plazo.

Prevención de la bulimia
Estos consejos deberían ser tomados en cuenta por todo aquel que quiera prevenir la bulimia:
 Descubre qué te gusta de tu cuerpo, recuérdalo, y potencia ese atractivo con la ropa que mejor se adapte a
tu físico. También puedes disimular los aspectos negativos. Es normal que ciertas partes del cuerpo no te agraden, y
querer mejorar o esconder esos defectos no es malo, siempre que no se convierta en una obsesión.
 No te compares con los demás. El físico es, sobre todo, cuestión de genes, y aunque se puede mejorar
practicando deporte y con una dieta equilibrada, la estructura ósea y la estatura no se pueden modificar. Aprende a
sentirte cómodo con tu físico porque esa seguridad se transmite y resultarás más atractivo.
 Conoce y valora tus cualidades, y muéstralas cuando conozcas gente nueva. Cuando alguien es simpático,
ingenioso, amable, dice cosas interesantes y sabe escuchar, el físico queda en un segundo plano.
 No critiques la apariencia de los demás. Valóralos por sus cualidades y su carácter, al margen de su
belleza.
 Si te sientes mal con tu cuerpo, no comiences una dieta por tu cuenta sin consultar primero con un
profesional. No te aísles, habla con tu familia y amigos. Siempre hay alternativas para mejorar sin necesidad de caer
en hábitos perjudiciales para tu salud, que son un problema grave y no una solución.
¿QUÉ ES UNA FOBIA?
Consiste en un temor angustioso a un objeto o a una situación que, por otro lado, no presenta ningún
peligro. Este temor, además, es reconocido como absurdo por la persona que lo sufre.
Algunas fobias son muy triviales,(insignificantes) como las fobias a los animales pequeños (arañas, avispas o
serpientes) o la fobia al vacío (es decir, el vértigo); en realidad, sólo generan un moderado malestar.

Pero las fobias también pueden constituir una verdadera enfermedad, con importantes repercusiones en la
vida social, familiar y profesional de la persona afectada.
MECANISMOS MENTALES QUE GENERAN LAS FOBIAS
El temor está asociado a la presencia de un objeto o a una situación. Desaparece cuando este objeto o
situación ya no existen. Ésta es la razón por la cual una fobia da lugar a algunos comportamientos que,
simplemente, son estrategias para evitar la angustia.
El primer comportamiento es el movimiento de retroceso: el objeto de la fobia se evita
cuidadosamente. El segundo consiste en hacerse acompañar en los desplazamientos por una persona de
confianza, considerada poseedora de un poder protector. En ocasiones, un simple objeto puede ser
investido simbólicamente de este poder (por ejemplo, llevar un bastón o un sombrero). El tercer
comportamiento, menos frecuente, es la huida hacia delante: la persona se adelanta, para exponerse a la
situación que tanto teme.
FOBIAS Y OTROS TRASTORNOS
Las fobias pueden aparecer en el transcurso de otras enfermedades, como la depresión (la aparición de fobias
después de los 40 años es un índice de esta enfermedad) o la esquizofrenia.
En el caso de la esquizofrenia, las fobias se acompañan de ideas delirantes: por ejemplo, la persona tiene
miedo de la multitud, porque cree que se habla de ella a sus espaldas.
TRATAMIENTO
Existen tres tipos de fobias: Fobia simple. Se trata de una fobia aislada, que puede ser trivial y frecuente (a
causa de un animal, una enfermedad o por la presencia de sangre). El grado de angustia y los rodeos para
evitar una situación pueden ser el origen de una minusvalía real.
El tratamiento de la fobia simple consiste en la terapia conductual: ayudada por un terapeuta, la
persona fóbica se enfrenta progresivamente a la situación que tanto teme. En este caso concreto, los
medicamentos no parecen resultar útiles.
Agorafobia. Se trata de una fobia que tiene su origen en un lugar, situación, multitud, grandes almacenes
o medios de transporte: es el temor a encontrarse en estos ambientes sin tener la posibilidad de
escapar. Normalmente, suelen asociarse varias fobias de este tipo. En un caso de cada dos, aparecen después
de un ataque de pánico. Este trastorno es más frecuente en la mujer y empieza, generalmente, en el
adulto joven, entre los 18 y los 35 años. La técnica más eficaz es, al igual que en la fobia simple, la
psicoterapia conductual.
Fobias sociales. Se trata del miedo a situaciones en las cuales la persona debe enfrentarse a la mirada
atenta de los demás: por ejemplo, hablar en público o comer en presencia de otras personas.
Se estima que, entre el 1 y el 10 % de las personas sufren o han sufrido estas fobias sociales. Este temor es
muy invalidante y la minusvalía social es importante. Un gran número de solteros ha experimentado este tipo
de fobia en algún momento de su vida.
COMPLICACIONES
Son relativamente frecuentes. Puede aparecer un agravamiento de los problemas fóbicos, hasta el punto de
que todos los objetos y todas las situaciones vividas cada día suscitan la angustia de la persona. Con
frecuencia, aparecen dos complicaciones: la depresión y el alcoholismo.
El alcohol se emplea, a menudo, como remedio, ya que el paciente le otorga virtudes propias para combatir la
ansiedad y para superar la timidez.

Las fobias son un trastorno psicológico que tiene una amplia incidencia en la población mundial. Una
de cada veinte personas, aproximadamente, padece una fobia de uno u otro tipo. ¿En qué consisten? El
manual de diagnostico de los trastornos mentales (DSM-IV) las define como un enorme temor persistente
que es excesivo o irracional, desencadenado por la presencia o anticipación de un objeto o situación
específicos”. Una persona fóbica siente un miedo exagerado y sin sustento real ante determinadas
situaciones u objetos, y en ocasiones esto puede incluso provocarle malestar físico: temblores
incontrolables, mareos, sudoración excesiva, palpitaciones, etc. En los casos más extremos, pueden
llegar a producirse ataques de pánico.

¿QUÉ CLASES DE FOBIAS HAY?

Existe un amplio espectro de las fobias conocidas como ESPECÍFICAS: así se conoce al trastorno cuando
el miedo está desencadenado por un determinado factor fácilmente identificable. Esas fobias tienen
nombres propios, tales como la claustrofobia (miedo al encierro), la zoofobia (miedo a los animales), la
coulrofobia (miedo a los payasos), la triscadecafobia (miedo al número 13), etc.

Otro tipo de fobia muy común es la fobia social, que es aquel trastorno por el cual la persona
manifiesta un temor y una ansiedad excesivos ante situaciones que impliquen mostrarse o hablar en
público. No ha de confundirse con mera timidez, pues en el caso de una fobia este miedo implica un
impedimento para que la persona se maneje de manera normal en sociedad, en su entorno laboral o familiar.

¿POR QUÉ ALGUNAS PERSONAS PADECEN DE FOBIAS?

Las causas de la aparición de una fobia no siempre están claras. La mayoría de ellas tiene su origen en la
infancia, si bien no deben confundirse con los temores infantiles normales que van superándose conforme
madura el niño. Las fobias persisten en la edad adulta e incluso se pueden incrementar, aún cuando el
paciente es consciente de que sus temores son irracionales y sin fundamento.

Hay quienes dicen que existe cierto componente genético en las fobias (si un padre la padece, puede
llegar a transmitírsela a sus hijos)…es posible que la transmisión del miedo se deba a que el niño teme
aquello que ve que tanto afecta a sus padres.

Un episodio traumático puede llegar a desencadenar una fobia: por ejemplo, hombres o mujeres que hayan
sido abusados en la infancia y que luego padecen de algún tipo de fobia sexual.

Una de las causas posibles por las que surge una fobia específica, es que la persona haya tenido en su
infancia una experiencia traumática, a la que después asocia el elemento que le causa temor. La asociación
puede ser directa o indirecta. Es directa cuando ha sido ese elemento la causa misma que desemboca en una
fobia: Por ejemplo, un niño es arañado por un gato furioso, y a consecuencia de ello el niño crece y se
convierte en un hombre con ailurofobia -fobia a los gatos-. En cambio, es una asociación indirecta
cuando el temor aparece desplazado: en la televisión norteamericana mostraron el caso de una joven que,
habiendo sido abusada sexualmente de niña, había desarrollado una curiosa fobia a los pepinillos.
Algunos científicos han visto que los hijos repiten la fobia de los padres: por ejemplo, una madre con
aracnofobia les transmite a sus hijos su propio miedo a las arañas. Sin embargo, no necesariamente se trata de
herencia genética, sino que simplemente puede tratarse de un comportamiento aprendido.

En muchos casos, las personas no recuerdan las causas que los llevaron a desarrollar su fobia, especialmente
cuando se trata de fobias específicas. Otras veces, en cambio, pueden recordar uno o varios sucesos que los
llevaron a ellas, sobre todo cuando de fobias sociales se trata. Las causas de que una persona desarrolle, por
ejemplo, glosofobia –miedo a hablar en público- pueden remitirse a situaciones en el pasado, que la persona
haya experimentado como de humillación pública: burlas de sus compañeros, risas maliciosas, críticas, etc., y
que en su momento hayan herido la autoestima del niño.

En cualquiera de los casos, la reacción ante las fobias suele ser la evitación de la situación tan temida.
Esto puede llevar a que las personas vean deteriorada su vida social, laboral y afectiva. Por fortuna, en
la actualidad existen varias maneras de tratar una fobia.

CÓMO SUPERAR UNA FOBIA.

En la mayoría de los casos tener una fobia limita a la persona que lo padece en su vida diaria, sobre todo si
padece esta fobia de forma cotidiana como podría ser por ejemplo una fobia social o sexual. Por tanto es
imprescindible que la persona que padece una fobia la supere, para poder encontrar el equilibrio y el
bienestar en su vida y sentirse bien

IDENTIFICA LA FOBIA Y EL ORIGEN

Imagina que tienes fobia a los perros, porque de pequeño te mordió uno agresivo, por tanto asociaste que
todos los perros son malos, porque uno te hizo daño. Desde ese momento se desarrolló la fobia y, por lo
tanto, actualmente evitas a todos los perros para impedir que se repita aquel daño que recibiste en el pasado.

 Si esto fuese real en una persona, sería esencial encontrar el origen de la ansiedad que te provoca
para poder superarla con éxito.
 Una vez que sabes de dónde ha originado, debes aceptar que tienes una fobia. De este modo
podrás exponerte a tus miedos de forma gradual, para poder superarlos.

PIENSA EN TU FOBIA Y VE SUPERÁNDOLA POCO A POCO

Debes pensar la manera en cómo afrontarlo para que ese miedo irracional no manipule tu vida. La
mejor manera es exponerse a la fobia de forma gradual, de este modo cada vez te resultará más
sencillo y te generará menos ansiedad, hasta que llegue un momento en el que te resulte fácil.

Aunque sepas que no te estás poniendo en peligro real, tu cuerpo reaccionará emocionalmente como si
realmente estuvieras ante un peligro y por este motivo sientes ansiedad, taquicardia, sudores y ganas
de huir al enfrentarte a tu fobia. Tienes que ser consciente que esta reacción emocional en tu cuerpo
sucederá y que debes pasar por ella de forma progresiva para ir superándolo hasta llegar al punto que
tu cuerpo reaccione bien ante el estímulo que poco a poco dejará de limitarte.
ENFRÉNTATE A TU FOBIA

Para superar la fobia, debes poner en práctica tus pensamientos de superación. Pero poco a poco, no
pretendas superarlo todo en dos días. Por ejemplo si temes a los perros, acércate primero a perros de
amigos tuyos que sean dóciles, pequeños y luego más grandes. Si te entra ansiedad, respira hondo,
tranquilízate y pide a su dueño que esté a tu lado en todo momento. Después, cuando hayas logrado acercarte,
acarícialos para que veas que no ocurre nada. Posteriormente, puedes prescindir de la presencia de tu amigo
(el dueño del perro) para acariciar y estar en compañía del animal. El último paso sería salir a la calle y
acercarte a cualquier perro que verdaderamente no represente ningún peligro.

Si las primeras veces te resulta muy difícil e incluso empiezas a sentirte mal, no te fuerces más de lo que
puedas soportar. Descansa y alégrate de que lo estás intentando y que al menos has conseguido el
primer paso. Inténtalo otro día. Verás como poco a poco y aunque quieras evitarlo, y sientas resistencia, te
irá resultando menos desagradable.

NO DECAIGAS

Para poder superar tu fobia, debes tener firmeza ante tu decisión de superarla. Mantente firme en tu
pensamiento de manejar tus emociones y que no te manejen ellas a ti. No superarás tu fobia de la
noche a la mañana, necesitas trabajar duro en ello y puede pasar más tiempo del que te imagines hasta
que sientas bien ante la experiencia perturbadora. Lo ideal es que esa situación la puedas tolerar cada
vez mejor, para ello es primordial que no intentes evitar las situaciones que te originan la fobia porque
si no se hará más fuerte. Enfréntate a ella siempre que te sea posible. Puedes conseguirlo.

¿QUÉ ES UN RITUAL DE PROTECCIÓN?

En psicología, el término "ritual" se refiere a una acción o serie de acciones que una persona realiza,
supuestamente para protegerse del miedo que le produce algún objeto o situación y que no tienen razón
aparente para las demás personas. El término se refiere especialmente a comportamientos de personas que
padecen el trastorno obsesivo-compulsivo. 
EVITACIÓN EXPERIENCIAL

La evitación, en psicología, forma parte, junto con el escape, de un procedimiento básico para impedir la
aparición del miedo que a un fóbico le produce el enfrentarse a una situación u objeto determinado. El sujeto
ha de dar una respuesta antes de la aparición del estímulo temido, con lo que este no llega a ocurrir. Se trata
de evitar experiencias que, en principio, resultan dolorosas o perturbadoras, pero cuya evitación, aunque
aporte alivio a corto plazo, acaba perjudicando a la persona a un largo plazo. Por ejemplo, la persona que
evita ir a una fiesta, aunque desee ir a ella, debido al malestar que le produce su ansiedad social; o bien, la
persona que evita hacer ejercicio, porque le resulta pesado y frustrante. En realidad, lo que está evitando no
es hacer ejercicio, sino el sentimiento de frustración que eso le produce. Y la persona con ansiedad
social que no acude a esa fiesta no lo hace para evitar la fiesta en sí misma, sino que es la experiencia
de sentir ansiedad la que desea evitar.
La evitación se produce cuando las personas se plantean como objetivo sentirse bien y evitar todo malestar.
El problema es que las reglas que usamos para el mundo exterior no funcionan en nuestro mundo interior. En
el mundo exterior, querer librarnos de aquello que nos molesta parece una buena idea y a menudo funciona.
Por ejemplo, si tienes la ropa manchada te la quitas y te pones otra limpia. Pero en el interior de tu
mente las cosas funciona al revés,: si no quieres experimentar algo desagradable, entonces lo vas a
experimentar. Es decir, si no estás dispuesto a sentir ansiedad, entonces la vas a sentir, y además con
más intensidad. Si no estás dispuesto a sentir frustración, entonces te vas a sentir aún más frustrado. Y
lo mismo podemos decir del resto de experiencias internar negativas.
Esto sucede así por el modo en que funciona la mente humana, cada vez que intentas evitar, eliminar o
suprimir una experiencia interna que es desagradable para ti, el mismo intento de librarte de ella hace
que dicha experiencia crezca, aumentando en intensidad y frecuencia.

Esto hace que, con el tiempo, la vida de una persona se vaya "encogiendo" cada vez más, ya que las
situaciones que se evitan son cada vez numerosas, y los pensamientos, recuerdos o emociones que
tratan de evitarse se hacen cada vez más abrumadores e insoportables. Es decir, cuanto más luchas
contra ellos, más crecen. Con el tiempo, la capacidad para estar en el momento presente y disfrutar la
vida se va desvaneciendo, porque tu vida se centra en evitar lo malo, en vez de salir en busca de lo
bueno.

La mayoría de las personas no logran superar sus problemas emocionales porque las estrategias que
están utilizando para intentar hacerlo consisten en modos de tratar de evitar sus experiencias. Es
decir, buscan desesperadamente la manera de tratar de evitar sentir lo que sienten y de evitar pensar
lo que piensan o recordar lo que recuerdan.

Si suena el despertador por la mañana y tu mente se llena de pensamientos y emociones desagradables


sobre el horrible día que te espera, las pocas ganas que tienes, o lo desgraciada que es tu vida y no estás
dispuesto a experimentar y sentir esas emociones y pensamientos, entonces te deprimirás aún más, no
te levantarás de la cama y nada cambiará. Cuanto más evitas los objetos o situaciones que te generan
el miedo más poder le das

Imagina que está nevando y que esos copos de nieve representan tu propia experiencia interna (sentimientos,
pensamientos, etc.). Cuando ves caer los copos de nieve empiezas a luchar contra ellos, tratando de
golpearlos con fuerza para evitar que te toquen, pero cuanto más luchas contra ellos, más te agotas y, además,
tu lucha no impide que sigan cayendo, sino que en realidad nieva cada vez con más intensidad. Entonces,
decides cambiar de estrategia y te propones aceptar los copos de nieve, dejas de luchar contra ellos, te quedas
inmóvil bajo la nieve y sientes cómo los caen lentamente sobre ti. En ese momento te das cuenta de que
apenas los notas, de que puedes soportarlos, puedes seguir caminando a pesar de ellos, e incluso puedes
llegar a tu destino a pesar de la nieve cayendo sobre ti. Esos copos de nieve representan tu propia experiencia
interna (sentimientos, pensamientos, etc.). Con tu experiencia interna has de hacer lo mismo que con los
copos de nieve: obsérvala, sé consciente de lo que sientes, ponle nombre y deja que caiga sobre ti y, como los
copos de nieve, se desvanezca al tocarte.

TRANSTORNO OBSESIVO COMPULSIVO

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un trastorno de ansiedad (como la agorafobia y la fobia social)


caracterizado por pensamientos intrusivos, recurrentes y persistentes, que producen inquietud, temor o
preocupación, y conductas repetitivas, denominadas compulsiones, dirigidas a reducir
la ansiedad asociada. Si tiene TOC es posible que haga lo mismo una y otra vez para intentar que los
pensamientos desaparezcan. Cuando no se trata, el TOC puede dominar la vida de una persona.
Una persona con TOC se da cuenta de que tiene un problema. Normalmente, sus familiares y amigos también
se dan cuenta. Los pacientes suelen sentirse culpables de su conducta anormal y sus familiares pueden
enfadarse con ellos, porque no son capaces de controlar sus compulsiones. Otras veces, en su deseo de
ayudarles, pueden aparentar que los síntomas no existen, justificarlos o, incluso, colaborar en sus rituales
(acción que se considera contraproducente).

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un síndrome psiquiátrico perteneciente al grupo de los


desórdenes de ansiedad caracterizado por:

 Obsesiones: son ideas, pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes y persistentes que no son


experimentados como producidos voluntariamente, sino más bien como pensamientos que invaden
la conciencia y son vividos como exagerados o sin sentido, a veces como repugnantes. El enfermo
realiza intentos para ignorarlos o suprimirlos, a veces sin conseguirlo. Es entonces cuando se ponen en
marcha las conductas compulsivas encaminadas a reducir la ansiedad motivada por la obsesión.

 Compulsiones: son conductas repetitivas, generalmente "caprichosas", que se realizan según


determinadas reglas y cuya principal función es reducir la ansiedad provocada por la obsesión. La
conducta está diseñada para producir o evitar algún acontecimiento o situación futura, relacionados con
la obsesión en cuestión, por lo que su realización reduce la ansiedad provocada por la última. El acto se
realiza con una sensación de compulsión subjetiva junto con un deseo de resistirse a la compulsión. Por
lo general, el individuo reconoce la falta de sentido de la conducta y no obtiene placer en realizar esta
actividad, aunque esta disminuye la ansiedad provocada por su obsesión. El enfermo enseguida nota que
una sola compulsión o "ritual" no basta para reducir su ansiedad, con lo que se ve obligado a repetir o
aumentar el ritual (círculo vicioso). Ejemplos típicos son verificar varias veces las mismas cosas una y
otra vez, ya que en la repetición de patrones el enfermo obtiene una reducción inmediata del
malestar, aunque claramente contraproducente ya que con ellos está reforzando la dinámica del
trastorno.

 Las obsesiones y las compulsiones son una fuente significativa de malestar para el individuo o
interfieren en el funcionamiento social, laboral y en su actividad diaria, ocupando gran parte del tiempo
del individuo. Generalmente el afectado es consciente de la irracionalidad de su trastorno, y puede sentir
culpa y vergüenza por ello, o tener "miedo de volverse loco". Cada ritual (o patrón de rituales) está ligado
a una misma obsesión, y el enfermo "tiene" que realizar varios a lo largo del día, acarreando todo esto
una gran pérdida de tiempo y malestar en su vida diaria.

 Las obsesiones en el TOC invaden la mente de la persona, y esta no puede sentirse tranquila
hasta que no realiza la compulsión que la calma. Las obsesiones crean angustia, no son controlables,
son persistentes, y afectan, en mayor o menor medida, el funcionamiento normal del sujeto en su vida
cotidiana. En el TOC la intensidad, frecuencia y duración de tales pensamientos y conductas son
exagerados.
TIPOS DE TOC
Dentro del TOC se pueden diferenciar los tipos más comunes:

 Lavadores y limpiadores: son personas a las que carcomen obsesiones relacionadas con


la contaminación o el contagio a través de determinados objetos o situaciones (contaminarse a sí mismo o
contagiar a los demás). Obsesiones en relación con la propagación de la enfermedad mediante la
suciedad, microorganismos y sustancias tóxicas. Con frecuencia, usan guantes o desinfectantes, lavan y
limpian sus manos, la ropa, limpieza general de la casa, un sin número de veces al día, a pesar de que
nunca logra sentirse limpio o libre de contaminantes. También se incluyen los limpiadores compulsivos,
sólo por el simple hecho de tener las cosas perfectamente limpias, como si así fuera la manera correcta.

 Verificadores: son personas que inspeccionan de manera excesiva con el propósito de evitar que
ocurra una determinada catástrofe; obligados a comprobar los objetos, como las cerraduras de las puertas
(por temor a ser asaltado por ladrones), los listados de compras y los aparatos electrodomésticos (gas,
calentador, enchufes). Revisan cajones, puertas y aparatos eléctricos para asegurarse de que están
cerrados, con seguro o apagados; viven con temor excesivo e irracional de causar daños a sí mismos o a
los demás a causa de una falta de control y verifican constantemente las cosas; visualizan
terribles catástrofes en el que los que se culpan de una falta de responsabilidad; desarrollan elaborados
rituales de control que hace que sea difícil para ellos completar las tareas diarias. Tienen una gran
necesidad de doble o triple verificación por duda o responsabilidad patológica; a menudo, esta obligación
viene del temor de no poder confiar en su memoria; nunca pueden estar seguros de si han realizado la
tarea adecuadamente; se preguntarán repetidas veces si se ha realizado una acción, por ejemplo, ¿cerré la
puerta?, ¿apagué la luz?, ¿cerré la llave de gas?, etc.

 Verificadores somáticos e hipocondríacos: intrusiones obsesivas persistentes en relación a su salud;


temor a desarrollar una enfermedad amenazante para la vida (por ejemplo, cáncer) (entran en pánico ante
síntomas somáticos extraños y lo relacionan con una enfermedad grave que pueda acabar con su vida);
verifican diversas funciones corporales, como la frecuencia cardíaca, ritmo de la respiración, temperatura
corporal o diversos aspectos de su imagen corporal o anatómica.

 Repetidores: son aquellos individuos que se empeñan en la ejecución de acciones repetitivas.

 Ordenadores: son personas que exigen que las cosas que les rodean estén dispuestas de acuerdo con
determinadas pautas rígidas, incluyendo distribuciones simétricas.

Véase también: Síndrome de Acaparador Compulsivo

 Numerales: buscan sentido a los números que les rodean; sumándolos, restándolos, cambiándolos
hasta que les da un número significativo para ellos.

 Perfeccionistas: autoexigentes y autocríticos, se preocupan por detalles menores e irrelevantes;


necesidad imperiosa de hacer las tareas perfectas; necesidad extrema por saber o recordar cosas que
pueden ser muy triviales; autoexigencias del tipo: sacar las mejores notas en los estudios, ser la mejor
persona, el mejor conversador, el mejor amante, tener éxito en la vida, etc.

 Supersticiosos (pensamiento mágico). Estas personas sienten el fuerte impulso de realizar tareas
repetitivas (rituales) sin sentido aparente, para contrarrestar sus pensamientos intrusivos, como si dejar
las puertas abiertas de su casa puede perjudicar a las personas amadas. Tienen la sensación de que si no
hacen el ritual algo malo les puede suceder. Pueden creer dogmáticamente en diversas supersticiones
populares (o albergar una duda obsesiva), y realizan ritos compulsivos. Miedo a diversos seres y
hechos sobrenaturales (ej. magia negra, buena suerte, mal de ojo, hombres lobo, vampiros, fantasmas,
etc.), por ej. pensar que los muertos no pueden descansar en paz si no se hace determinado ritual
(escrúpulo de conciencia).

 Preguntadores compulsivos: tienen la necesidad de estar continuamente preguntándose a sí mismos


o a los demás sobre cualquier cosa por nimia, trivial o absurda que sea.
 Obsesiones sobre la salud y la apariencia física: dieta, ejercicio, estilo de vida; moda e imagen
personal; obsesión con el envejecimiento; ortorexia, anorexia, vigorexia,

 Obsesiones relacionadas con la sexualidad: pensamientos persistentes acerca de la realización de


actos sexuales repugnantes o prohibidos, o de comportamientos tabúes, que vive con angustia; obsesión y
dudas sobre la orientación sexual, cuando el afectado heterosexual cree que puede ser oconvertirse en
un homosexual o viceversa y se obsesiona con el tema. Compulsiones asociadas: preguntar
obscenidades, realizar gestos obscenos, buscar información sobre la homosexualidad, masturbación
compulsiva, etc.

 Obsesiones de contenido agresivo: temor a causar algún tipo de daño a otras personas o a uno
mismo; miedo a cometer crímenes o aparecer como responsable de errores, fracasos, imprudencias,
accidentes o catástrofes; por su mente se cruzan imágenes horribles y violentas.18

 Obsesiones filosófico-religiosas: necesidad de confesar pecados inexistentes o ínfimos que se supone


haber cometido y estar preocupado por la culpa consiguiente; escrúpulos de conciencia: excesivamente
preocupado por la posibilidad de cometer algún acto pecaminoso en lo que se refiere a su religión o
creencias (como por ejemplo pensar o decir algo blasfemo, proferir obscenidades o insultos,
preocupación por si se ha realizado determinado ritual religioso adecuadamente, miedo a ser condenado a
linfierno, o acumular karma); actos compulsivos como arrepentirse, confesarse o rezar; pensamientos
intrusivos e inmorales sobre el sexo o herir a alguien; preguntas existenciales reiterativas del tipo: "¿qué
habrá después de la muerte?" "¿existe Dios?" "¿cuál es la finalidad de la existencia?".

 Obsesión con la inteligencia y las facultades mentales: se someten a continuos y diversos test de
inteligencia para verificar su inteligencia; dudan continuamente de la eficacia de sus capacidades
mentales, pensamientos de poder ser idiota, temor a perder puntos en el cociente de inteligencia o sufrir
menoscabo en sus facultades mentales, etc.

 Info-obsesivos (acumuladores): coleccionan objetos insignificantes, de los que no pueden


desprenderse. Obsesión por acumular, acaparar, controlar y ordenar la mayor cantidad de información
posible; estar siempre enterado de las últimas tendencias y avances; en todos los campos del
conocimiento o en alguno en particular, volviéndose muy compulsivos y ansiosos por su necesidad de
control; comprar, almacenar y clasificar de manera compulsiva revistas, periódicos, libros, enciclopedias,
estar subscrito a boletines, bibliómanos, coleccionistas, adictos a internet (acumulación de archivos
digitales)
EXPECTATIVAS (PRONÓSTICO)
El trastorno obsesivo-compulsivo es una enfermedad prolongada (crónica) con períodos de síntomas graves,
seguidos de períodos de mejoramiento. Sin embargo, es poco común que se presente un período
completamente libre de síntomas. La mayoría de las personas mejora con el tratamiento.

POSIBLES COMPLICACIONES
Las complicaciones a largo plazo de este trastorno tienen que ver con el tipo de obsesiones o compulsiones.
Por ejemplo, el lavado constante de las manos puede causar ruptura de la piel. Sin embargo, normalmente
este trastorno no progresa a otra enfermedad.
DIAGNÓSTICOS

El TOC en niños comienza entre los 7 a 10 años y tiene una prevalencia de entre 0,3 al 1,9 por ciento en
niños y adolescentes. Un 33 por ciento de los adultos con TOC dicen que sus síntomas empezaron en la
infancia. Frecuentemente el niño se avergüenza de sus compulsiones porque no son lógicas, pero no las
puede evitar, por miedo a que algo mucho peor suceda. A veces los síntomas afectan mucho al niño en el
colegio. Otras veces sólo están presentes en casa, y los padres pueden creer que el niño los hace para
fastidiarles.

El TOC es más frecuente de lo que se creía hace años. Se calcula que aproximadamente el 2 por ciento de la
población lo padece. Esta cifra incluye la estimación de pacientes que encubren su enfermedad y que todavía
no han sido diagnosticados.

TRATAMIENTOS
 Terapia de Exposición y Prevención de Respuesta (EPR): La psicoterapia tradicional y el
psicoanálisis, dirigidos a ayudar al paciente a percibir su problema, no es útil para el TOC. Sin embargo, un
método específico psicológico, denominado EPR, es eficaz en muchas personas, especialmente en las que
presentan rituales conductistas. Mediante este método el paciente se enfrenta, deliberada o voluntariamente,
al objeto o idea temida, ya sea directamente o con la imaginación. Al mismo tiempo, el paciente es alentado a
evitar sus rituales con apoyo y medios provistos por el terapeuta, y posiblemente por otros que el paciente
reclute para asistirle. Los estudios realizados y la práctica diaria demuestran que la EPR es una terapia muy
exitosa para la mayoría de los pacientes que la completan y los efectos positivos perduran una vez finalizado
el tratamiento.
HIPERVENTILACIÓN

La hiperventilación es un fenómeno respiratorio que suele aparecer en aquellas personas que sufren ataques
de pánico. Generalmente, la hiperventilación
produce una serie de consecuencias en
nuestro organismo que pueden llegar a ser
bastante desagradables e incluso alarmantes
si uno no sabe a qué se deben. Pero como
veremos a continuación, no se trata de un
fenómeno peligroso.

¿Qué es la respiración?

Veamos cómo funciona la respiración.


Necesitamos respirar para poder dotar a
nuestro cuerpo de energía. Cada vez que
inspiramos, introducimos aire cargado de
oxígeno (O2) en nuestros pulmones. Este
oxígeno, será recogido para ser transportado
hacia el corazón. Una vez allí, el corazón
bombeará la sangre para que llegue oxígeno a
todo el cuerpo. El oxígeno ayudará a
transformar los nutrientes en energía. Como
efecto de este proceso se genera dióxido de
carbono (CO2.

¿Qué es la hiperventilación?

La hiperventilación se define como aquella


respiración que está por encima de las
necesidades de nuestro cuerpo. Es decir, es una
respiración excesiva. Puede producirse por
respirar demasiado, respirar superficialmente, tomar grandes bocanadas de aire, etc.

Cuando hiperventilamos, el equilibrio entre el O2 y el CO2 se rompe, es decir, los niveles de O2 se


incrementan y los de CO2 disminuyen. Como consecuencia, básicamente, suceden dos cosas:
a) La falta de CO2 en la sangre es detectada por el cerebro, que de inmediato intentará poner remedio
a esta situación. La mejor y más rápida manera de conseguirlo es reduciendo el impulso de respirar, de
manera que se reduzcan considerablemente las cantidades de O2 inspiradas y de CO2 expiradas. Esto
significa que mientras estemos hiperventilando, notaremos que nuestro cuerpo hace un esfuerzo para
respirar mucho menos, parece que nuestro cuerpo se niega a respirar al mismo ritmo que veníamos
teniendo. Lo más común es que intentemos hacer un esfuerzo consciente para intentar respirar más, lo
que se traduce en que el desequilibrio entre O2 y CO2 que comentábamos anteriormente no vuelve a
su estado normal, sino que se mantiene o incluso se agrava. Si esto sucede así, es posible que nuestro
cerebro se esfuerce todavía más para hacernos respirar menos e incluso, si lo considera necesario,
parar momentáneamente nuestra respiración para equilibrar el intercambio de O2 y CO2. 

Cuando nos sucede esto es muy normal que nos asustemos, especialmente si no sabemos por qué
ocurre. Mientras hiperventilamos, es decir, mientras respiramos por encima de nuestras necesidades,
notamos que nuestro cuerpo reacciona, dificultándonos la respiración de tal manera, que lo más
sencillo es pensar que nos estamos ahogando. Hay que destacar que este fenómeno no es en absoluto
peligroso, aunque puede vivirse como algo bastante desagradable.

b) Cuando el equilibro entre los niveles de CO2 Y CO2 se rompe, la sangre se vuelve alcalina. Cuando esto
ocurre, podemos experimentar una serie de sensaciones:

-Hormigueo
-Rampas
-Mareos
-Sensaciones de frío o calor
-Tensión muscular
-Piernas débiles
-Dificultades de visión
-Palpitaciones
-Temblores

Estas sensaciones pueden resultar desagradables también, en especial, si no las entendemos. Como en
el caso anterior, experimentar estas sensaciones no es peligroso, ni es indicativo de que algo funcione
mal en nuestro cuerpo.

En resumidas cuentas, cuando una persona hiperventila, altera las proporciones adecuadas de oxígeno y
dióxido de carbono que existen en la sangre. Nuestro cuerpo, al detectar que esto está sucediendo, intentará
poner remedio forzándonos a respirar a un ritmo bastante más bajo del que estemos llevando, provocándonos
sensaciones similares a las dificultades para respirar. Debido a los cambios químicos que se producen en
nuestra sangre, es también posible que notemos algunas de las sensaciones referidas anteriormente. Son un
conjunto de sensaciones que pueden sorprendernos y resultarnos desagradables o molestas, pero no
son peligrosas.

¿Qué hacer si hiperventilo?

En el caso de que usted hiperventile por motivos de ansiedad, puede intentar ponerle remedio:

-Debe intentar que su respiración se vuelva regular. No intente respirar más aceleradamente. En el caso de
que conozca alguna técnica de respiración (como las que le ha podido enseñar su terapeuta), es un buen
momento para aplicarla.

-Respire más lentamente y de manera menos superficial: Puede intentar respirar con los labios fruncidos,
como si tratara de apagar una vela. O puede taparse la boca y una fosa nasal respirando simplemente por la
que queda destapada. Haciendo esto lo que se consigue es aumentar la cantidad de CO2 en los pulmones.

-Puede intentar llevar a cabo cualquier actividad que le resulte relajante.


HIPERVIGILANCIA

La hiper-vigilancia es una condición en la cual, la persona se encuentra extremadamente sensible a un


estímulo (ruidos, pensamientos, personas, sombras, etc) que para ellas , son indicios de que algo malo está a
punto de suceder. Está acompañada de una intensa exageración de conductas, cuyo objetivo es
detectar amenazas a la seguridad y tranquilidad de la persona.

La Hipervigilancia también está acompañada por un estado de aumento de la ansiedad que puede
causar gran agotamiento en la persona. Quien la padece, realiza un análisis constante del entorno
en busca de amenazas. En hipervigilancia, hay una exploración permanente del medio ambiente
para buscar las imágenes, los sonidos, las personas, los comportamientos, los olores, o cualquier
otra cosa que es un recuerdo de la amenaza o el trauma que originalmente lo provocó. El
individuo se coloca en estado de alerta, con el fin de estar seguro de que el objeto de su temor y
que considera un peligro, no se encuentra cerca.

La Hipervigilancia puede conducir a una variedad de patrones de comportamiento obsesivo, así


como comportamientos obsesivos e irracionales que provocan la pérdida de conexiones con sus
familiares y amigos. Ellos sobre-reaccionan a los ruidos fuertes e inesperados, se agitan en ambientes
altamente ruidosos o con mucha gente, etc. A menudo tienen dificultades para conciliar el sueño o
permanecer dormidos.

A menudo está asociado con situaciones traumáticas serias. La hiper-vigilancia es un mecanismo de defensa,
a través de la cual, comienzas a pensar que cualquier cosa por insignificante que esta sea es señal de que algo
es peligroso o está a punto de convertirse en peligroso, de modo de que tu mente se prepara para estar listo a
enfrentarlo o huir. La hiper-vigilancia puede llegar a un extremo tan insalubre, permaneciendo por
años, luego de haberse desvanecido la situación de estrés o peligro.

CAUSAS

La hiper-vigilancia se desarrolla cuando estás o has estado en una situación en la que deseaste
desesperadamente evitar problemas. Este puede ser el resultado de un crimen o una inseguridad constante a
causa de vivir en una zona peligrosa o desconocida, o problemas constantes en casa, como una casa que se
deteriora rápidamente y donde una cosa tras otra se rompe. En una entrevista de 1999, el Dr. Donald
Meichenbaum notó que lo que sea que hayas atravesado te "sensibiliza" a los estímulos que te recuerdan el
trauma inicial.
La agorafobia es un trastorno de ansiedad que consiste en el miedo a los lugares donde no se puede recibir
ayuda, por temor a sufrir una crisis de pánico. Un ataque de pánico o crisis de ansiedad consiste en un cuadro
clínico caracterizado por el aumento de la frecuencia y presión sanguínea, la respiración agitada, sudor,
sensación de ahogo, mareo, temblores, etc.

La agorafobia es miedo al miedo. Los agorafóbicos temen las situaciones que puedan generarles sensaciones
de ansiedad, miedo a la propia activación fisiológica y a los pensamientos sobre las consecuencias de
experimentarlas, como la idea de morir.

De acuerdo con la etimología de la palabra, la agorafobia está especialmente relacionada con el temor intenso
a los espacios abiertos o públicos en los que pueden presentarse aglomeraciones. La palabra procede de los
términos griegos "ágora", "plaza", y "phobos", "miedo".

La agorafobia está estrechamente relacionada con el trastorno de pánico. Entre los miedos que experimenta el
agorafóbico están el miedo a vivir una crisis, a desmayarse, a sufrir un infarto, a perder el control, a hacer el
ridículo, etc.

El trastorno se genera por alguna experiencia negativa por parte de la persona, quien, al evitar las situaciones
parecidas, está desarrollando un mecanismo de aprendizaje que hace permanecer el problema. Entre los
factores de riesgo se pueden incluir episodios relacionados con intensos niveles de pánico o experimentar
eventos estresantes, incluido el abuso sexual o físico durante la infancia. El tratamiento cognitivo-conductual
de la agorafobia es el más exitoso entre los utilizados y se basa en someter al paciente a una exposición
gradual a las situaciones que típicamente le provocan la ansiedad.

La agorafobia suele incluir o desarrollar en la persona afectada otras fobias más específicas, tales como estar
o quedarse solo/a (anuptafobia), fobia a los lugares cerrados (claustrofobia), a las alturas (acrofobia), al agua
(hidrofobia), a estar rodeado de gente (enoclofobia), a las enfermedades (hipocondría), al día o a la noche
(nictofobia), al tiempo/clima (cronofobia) e incluso al sexo (erotofobia).

El agorafóbico tiende a evitar situaciones potencialmente ansiógenas, como lo pueden ser salir de casa, usar
transportes públicos, ir de compras, comer en restaurantes, entrar al cine, hacer deporte, viajar, estar en
lugares públicos o áreas amplias, etc. Estas situaciones pueden representar un grave problema en la vida del
agorafóbico, pudiendo llevar a la persona afectada a casi no salir de su casa, con el fin de tratar de evitar la
gran cantidad de ansiedad causada por el pánico.
ATAQUES DE PÁNICO.

Muchas personas hoy en día padecen ataques de pánico, también conocidos como ataques de ansiedad. Un
ataque de pánico es una experiencia muy intensa en la que, sin razón aparente comenzamos a sentir
miedo, angustia y sensaciones físicas como taquicardia, sudoración, adormecimiento de manos y
piernas, dificultad para respirar, etc. En muchos casos quien lo padece no sabe lo que está ocurriendo
y esto genera más miedo e incertidumbre. Pero, ¿por qué se dan los ataques de pánico?
 
LA RESPUESTA DE ALARMA NATURAL DE NUESTRO CEREBRO

Cuando nuestro cerebro percibe un peligro, automáticamente dispara una respuesta de


alarma conocida como de “huir o pelear”. Lo que hace es preparar al organismo para huir de la
amenaza o si esto no es posible, para pelear y salvar nuestra vida. La función de alarma produce un
aumento de actividad de diversas funciones corporales, como aumento en la presión arterial, incremento de
glucosa en la sangre, aumento en la coagulación sanguínea e incluso un aumento en la actividad mental. De
igual manera la sangre se va a los músculos mayores, principalmente a las piernas, para tener suficiente
energía para escapar si es necesario. El corazón comienza a trabajar a una velocidad muy por encima de lo
habitual, llevando rápidamente hormonas como la adrenalina a todo el cuerpo y a los músculos. El sistema
inmunológico se detiene, así como todas las funciones no esenciales en el cuerpo, para prepararlo para lo que
venga: la huida o la pelea.

ATAQUES DE PÁNICO O ATAQUES DE ANSIEDAD: CÓMO INICIAN

En algunas personas esta alarma se activa sin ninguna razón aparente. Cuando esto sucede, se da lo que
se conoce como un ataque de pánico o ataque de ansiedad. Durante un ataque de pánico, se dispara la
alarma, la persona comienza a sentir todas las reacciones fisiológicas primitivas de huir o pelear, e
inmediatamente vienen a la mente imágenes catastróficas. Cuando esto sucede, la persona percibe una
confirmación de que sus síntomas iniciales eran de hecho indicadores de un peligro serio. Una sensación de
peligro extremo invade a la persona, con lo cual el sistema de alarma vuelve a reaccionar desencadenando la
respuesta de miedo, volviéndose así un círculo vicioso que paraliza a la persona, y cuando esto sucede
podemos hablar ya de estar viviendo un ataque de pánico o ataque de ansiedad.

EVOLUCIÓN DE UN ATAQUE DE PÁNICO O ATAQUE DE ANSIEDAD

El siguiente esquema muestra paso a paso el desenvolvimiento de un ataque de pánico, y cómo es que se
convierte en un círculo vicioso:
 
1. Algo detona el sistema de alarma en nuestro cerebro. Puede ser un factor externo o interno. Generalmente
no estamos conscientes de este detonador, y no nos percatamos de todo lo que está sucediendo en nuestro
organismo sino hasta el punto No. 3.
2. Al detonarse el sistema de alarma, comienzan a darse los cambios físicos en nuestro cuerpo, preparándose
para “huir o pelear”. Estos cambios son el aumento de adrenalina, aumento en la frecuencia cardiaca,
aumento de la temperatura corporal, la sangre se va a los músculos de brazos y piernas lo que puede causar
una sensación de hormigueo, etc. Recordemos que hasta este punto, todo está sucediendo de manera
automática, y no nos hemos percatado de ello.
3. Es en este punto es donde percibimos por primera vez algo raro en nosotros. Comenzamos a darnos cuenta
de que el corazón late más rápido, sudamos, hay cierto nerviosismo, y estas sensaciones hacen que pongamos
toda nuestra atención a lo que nos está pasando y lo que estamos sintiendo. Ponemos toda nuestra atención en
el miedo, en las sensaciones del cuerpo y entonces es cuando pasamos al punto 4.
4. Al percibir todo esto, comenzamos a interpretarlo. El problema es que lo interpretamos con pensamientos
catastróficos como “me está dando un infarto”, “me voy a morir”, “me voy a desmayar”, “nadie me va a
ayudar”, “este es el fin”, etc… Al tener este tipo de pensamientos, es prácticamente inevitable que se de el
paso No. 5.
5. Pánico. Cuando se disparó la alarma, el organismo se preparó ante una supuesta amenaza, y existe un
cierto grado de miedo que es normal y necesario para la “pelea”. Pero en este punto ya entramos a lo que es
el pánico, donde ya perdemos el control de nosotros mismos, de nuestras decisiones y de nuestro actuar. Este
pánico se convierte entonces en un nuevo detonador, por lo que aumentan las palpitaciones, aumenta la
sudoración, aumenta el hormigueo, probablemente aparecen incluso otras sensaciones físicas como mareo o
debilidad en las piernas. Nos percatamos de esto y confirmamos nuestros pensamientos catastróficos, con lo
que aumenta el pánico y así se convierte en un círculo vicioso en el que el mismo miedo es el que genera más
miedo.

Lo más importante a tener en cuenta es que aunque no se sabe exactamente cual fue el detonador inicial que
desencadenó el ataque de ansiedad, lo cierto es que el peligro que nuestro cerebro está “percibiendo” no es
real.  Es decir no existe realmente una amenaza ahí afuera, y en realidad estamos a salvo. Nadie se ha
muerto nunca de un ataque de pánico, aunque si pueden ser muy intensos y desagradables. Pero es muy
importante estar consciente de lo que nos está pasando, para que cuando se presente, podamos estar
tranquilos de que no nos está dando un infarto, sino saber que solamente es un ataque de ansiedad, y
dejar que pase.

Cuando el paciente tiene la sensación de que algo malo le va a pasar es preciso que se esfuerce por mantener
el control y concentrarse en que todo se debe a un "mal juego" del cerebro, pues en realidad no sufrirá daño
alguno. 
Tips para manejar un ataque de pánico:

 Hacer una respiración lenta y profunda, sostener el aire por 5 segundos y sacarlo lentamente. Luego
hacer unas cuantas respiraciones normales y repetir la respiración profunda.
 Estar consciente de que es una reacción de ansiedad y decirse cosas tranquilizantes como “está bien,
ya me ha pasado antes y lo he superado”, “ya va a pasar”, “es sólo mi cuerpo sintiendo ansiedad, pero
no pasa nada”.
 Recordar que aunque la sensación puede ser muy inquietante y molesta, en realidad no está pasando
nada grave y va a desaparecer pronto.
 Buscar distraerse para no alimentar los pensamientos catastróficos. Intentar platicar con alguien,
recordar un número telefónico, hacer operaciones matemáticas en la mente, etc.
 Se recomienda no luchar contra el pánico, ya que esto lo fomenta. Es mejor dejarse llevar, observarlo,
simplemente dejar que pase.
 Buscar un lugar en donde se esté cómodo mientras paran las sensaciones desagradables. Tal vez
sentándose en algún lado o recargándose en la pared.

Los Ataques de Pánico, o Ataques de Ansiedad tienen solución. Muchas veces quienes lo padecen piensan
que nunca van a lograr resolver el problema ya que parece que cada vez es más intenso. Lo importante es
abordar el problema de ataques de pánico con un Tratamiento contra Ansiedad efectivo y especializado en
resolver el problema de ataques de ansiedad.
ANSIEDAD, ESE TIRANO DE LA VIDA MODERNA

Rafael Mejía

Al menos 14 millones de mexicanos viven inmersos en preocupaciones, temor, irritabilidad y mala


convivencia, debido a un trastorno de ansiedad. Hay buenas noticias para ellos, ya que pueden tratar su
padecimiento con éxito y mejorar su calidad de vida.

Se ha vuelto tan común encontrar a gente molesta, entristecida, con insomnio, que conduce su automóvil
bruscamente o experimenta temor incontrolable hacia un objeto o animal, que creemos que se trata de algo
normal. Sin darnos cuenta, hemos perdido la sensibilidad para entender que estamos hechos un “manojo de
nervios”, y que ese malestar nos afecta de diversas formas.

“Tenemos muchos nombres para describir esta situación; podemos decir que es angustia, miedo, estrés o
tensión, pero lo cierto es que, a pesar de que cada una de estas palabras posee distinto significado, son
términos afines que tienen que ver con una causa común: la ansiedad”, opina el Dr. Enrique González
Ruelas, psicólogo y director del centro Interdisciplinas Cognitivo Conductuales (ICC), en la Ciudad de
México.

Es un estado emocional caracterizado por inquietud, intranquilidad e irritabilidad, temor exagerado e


incapacidad para manejar determinadas situaciones. Regularmente, es una reacción del organismo hacia
situaciones que generan preocupación, miedo o impaciencia.. Se manifiesta con ataques de pánico (terror
irracional y abrumador) o episodios de miedo intenso, los cuales son frecuentes y repentinos. Este
padecimiento puede reducir de manera considerable la productividad y calidad de vida de un individuo.

Todos sentimos angustia y hemos aprendido a vivir con ella, pero hay quienes la convierten en una forma
de vida, aunque afecte su salud y a la gente que les rodea. La persona que siente angustia la manifiesta
mediante la repetición, es decir, es frecuente ver a las personas compulsivas haciendo una y otra vez
gestos o acciones para despejar las dudas sobre aquello que les produce esa sensación, como checar el
cerrojo de la puerta o las llaves de la estufa.

Estas defensas se pueden volver contra uno mismo generando ansiedad continua que afecta a los
hábitos de las personas y que de no ser controlada degenera en una obsesión.

Aunque puede ocurrir a cualquier edad, es más frecuente que se presente en las personas mayores, quienes
no son conscientes de lo absurdo de su comportamiento y les produce una inestabilidad emocional tal,
que incluso pueden llegar a sentirse aterrados ante cosas que nunca han llegado a ocurrir.

Piense usted en este ejemplo: Una madre empieza a angustiarse porque uno de sus hijos no ha llegado a casa,
lo primero que piensa es que algo malo le ha sucedido y que puede costarle la vida. La preocupación llega a
ser tal, que envía a alguien a buscarlo en estaciones de policía, Cruz Roja y más. La madre es presa del llanto
por algo que simplemente está imaginando. Su estado emocional vuelve a la normalidad cuando por teléfono
escucha la voz “del hijo extraviado” que ha llamado para avisar que llegará más tarde porque está en
la escuela haciendo la tarea.

Otra característica de las obsesiones son los pensamientos, imágenes ó impulsos que las personas perciben
sin sentido y que son producto de la propia mente (intrusivos). Tales manías son molestas y generan mucha
ansiedad, por lo que los pacientes hacen intentos por eliminarlas, sin embargo, suelen incrementarse y
generar aún mayor ansiedad.
Causas

 Situaciones que pongan en riesgo la seguridad física.


 Incidentes emocionales impactantes, como violación, asalto, secuestro, abuso sexual a un menor,
atentados o desastres naturales.
 Inseguridad pública.
 Pérdida del empleo.
 Muerte de algún familiar o amigo.
 Problemas con la pareja.
 Estrés.
 Inseguridad pública.
 Problemas personales y económicos.
 Conflictos conyugales, familiares y laborales.
 Deficiencia de vitamina B12, pues ello impide el buen funcionamiento del sistema nervioso.
 Menopausia.

Síntomas

 Irritabilidad.
 Impaciencia.
 Inquietud.
 Insomnio.
 Alteraciones del apetito.
 Fatiga.
 Falta de concentración.
 Opresión en el pecho, palpitaciones cardiacas y dificultad para respirar.
 Cansancio, nerviosismo, dolor de cabeza y náuseas.
 Insomnio.
 Miedo a morir.
 Temor exagerado a que ocurra algo.
 Fantasía catastrófica, es decir, pensar o imaginar que algo malo va a suceder, aunque existan pocos
motivos para ello.
 Pensamientos de preocupación exagerada acerca de las actividades y eventos cotidianos.
 Son muy comunes las pesadillas, depresión e irritabilidad.

Millones de mexicanos sufren trastornos de ansiedad, los cuales generan aumento en la presión arterial
(hipertensión), alteraciones del ritmo cardiaco (arritmia), problemas digestivos, dolor de cabeza, vértigo y
desmayo, sin dejar de lado que también retrasan la recuperación de una persona enferma y ocasionan
complicaciones en padecimientos como asma (inflamación de vías respiratorias que causa dificultad para
respirar y tos) o diabetes (elevación en el nivel de azúcar en sangre).

Por si fuera poco, “estos trastornos se vinculan con baja productividad, riñas de pareja o familia, alteraciones
del sueño y del apetito sexual e, inclusive, disminución en el promedio de vida. Tampoco podemos olvidar
que mucha gente con ansiedad trata de sentirse mejor con el uso de alcohol, cigarro o drogas”,
sentencia el especialista.

De ahí la importancia de adquirir conciencia sobre esta situación que ha avanzado dramáticamente en la
sociedad mexicana. “La ansiedad no es sinónimo de vivir en la ciudad, tampoco es debilidad de carácter
o un problema de adaptación o miedo ‘que se pasa con el tiempo’. Vivir con ansiedad no es normal, es
una enfermedad con todas las letras”.

Para matizar este tema, González Ruelas especifica que la ansiedad, tal cual, es un mecanismo natural
cuya finalidad es preparar al individuo para pelear o huir ante situaciones amenazantes. Se debe a la
secreción de sustancias como las catecolaminas (norepinefrina, dopamina y epinefrina o adrenalina),
mismas que desencadenan sensación emocional desagradable, estado de alerta, aceleración del ritmo
cardiaco, movilización de sangre de las vísceras hacia los músculos y aumento en la cantidad de azúcar
que circula por venas y arterias.

Con humor, el psicólogo puntualiza que “en la época de las cavernas esto era muy útil si se enfrentaba a un
tigre dientes de sable o a un oso, pero en la actualidad ya no necesitamos tantos cambios físicos. Ahora los
estados de tensión ocurren, por ejemplo, cuando el cobrador toca nuestra puerta; en tales
circunstancias la ansiedad no nos sirve de mucho, porque no nos va a dar el dinero para pagar nuestra
deuda”.

Contrariamente a la opinión de algunos filósofos, para los que la ansiedad es “el motor de nuestra vida”, el
especialista opina que “esta reacción del organismo se está convirtiendo en un problema porque no obedece a
las necesidades de la vida actual. Mucha gente que conocemos está malhumorada, desesperada,
confundida o pesimista, y a menudo sucede por estrés y tensión”.

De forma específica, el director del ICC comenta que la ansiedad deja de ser normal y se vuelve enfermedad
cuando es muy frecuente (varios episodios en un día) o persiste por mucho tiempo (dos o tres días seguidos),
además de que genera bajo rendimiento social y laboral, dificultad para expresarse y reacciones de rechazo
explosivas o demasiado intensas por estímulos pequeños.

Por otro lado, explica que los trastornos de ansiedad se organizan en categorías para su mejor comprensión y
tratamiento:

 Crisis de pánico. Aparición súbita de una intensa sensación de angustia, desesperación y miedo,
acompañada de síntomas físicos, sin que haya un estímulo reconocible.
 Trastorno de ansiedad generalizada. Desorganización total del sujeto, que vive ansioso todo el
tiempo y sólo tiene observaciones pesimistas sobre aspectos de su vida cotidiana.
 Fobia. Terror exagerado e irracional que aparece cuando el paciente se enfrenta a objetos, animales o
situaciones determinadas que provocan conductas de alejamiento y rechazo.
 Trastorno obsesivo-compulsivo. Presencia involuntaria, reiterada y excesiva de conductas o
pensamientos de difícil control que generan angustia y difícil accionar social.
 Trastorno por estrés postraumático. Se presenta tiempo después de vivir una situación violenta
(asalto, secuestro, accidente, violación), y produce angustia, insomnio e irritabilidad.

Todos estos problemas, señala el especialista, “le suceden principalmente a personas con antecedentes
de ansiedad en su familia o que padecen enfermedades del sistema nervioso. También afectan a
quienes han sufrido eventos traumáticos o poseen malos estilos de afrontamiento (forma en que se
resuelven los problemas de la vida)”.

¿QUÉ HACER?

Cuando los niveles de ansiedad son muy elevados, se requerirá de la ayuda de un especialista para lograr
modificar nuestra vida; también resulta de gran utilidad la práctica de ejercicio físico o meditación.
Asimismo, debe procurarse que la dieta incluya calcio, fósforo, magnesio y potasio, ya que estos
elementos mejoran los estados de angustia y estrés; de manera natural se encuentran en aguacate,
brócoli, plátano, levadura de cerveza, arroz integral, vegetales de hoja verde, productos de soya,
pescado (salmón), cereales de grano entero y yogurt.

Por otra parte, es importante saber cuáles son las trampas que nos pueden hacer caer en un estado de
ansiedad, pues ello nos permitirá percatarnos de las actitudes nocivas que podamos presentar en algún
momento:

 Estar dominados por la necesidad de "orden", tanto en las situaciones diarias, insignificantes y
decisivas.
 Tener la convicción o seguridad de que nuestras creencias son las únicas válidas, restringe nuestra
visión del mundo y la capacidad de madurar.
 No sentirnos nunca satisfechos y querer poseer mayor cantidad de bienes materiales o poder.
 Deseo de estar siempre guapos y perfectos según los cánones de la estética y de la moda, ya que
algunas personas tienen la necesidad de ser admiradas, lo que con el tiempo origina temor a la
traición o abandono.

Prevención

 Dedicar parte del tiempo libre a la práctica deportiva.


 Enfrentar los problemas en el momento que se presenten.
 Promover la comunicación con la pareja e hijos.
 Dedicar un momento del día a la relajación.
 Procurar dormir entre 7 y 8 horas diarias.
 Evitar la soledad.
 Hacer ejercicio al aire libre.
 Regular los ritmos vitales, por ejemplo, acostarse y comer diariamente a la misma hora.

Tratamiento

Tratamiento

 El estado del sistema nervioso puede mejorar si se toma un suplemento de vitamina B12.
 Si hay dolor de cabeza es recomendable tomar un analgésico.
 Para disminuir el nerviosismo, irritabilidad y depresión leve o moderada, se puede recurrir a algún
tranquilizante de origen natural o infusiones de venta libre. Asimismo, para controlar el insomnio hay
fórmulas que no requieren receta médica.
 Si se presenta dolor de cabeza se recomienda un analgésico de venta libre.
 En caso de náuseas y molestias estomacales, existen algunas medicinas de venta libre que puede
tomar sin poner en riesgo su salud.
 En ocasiones, la angustia ocasiona que la capacidad mental se deteriore; si así ocurre, se sugiere
tomar complementos vitamínicos que contribuyan a su fortalecimiento.
 Existen terapias psicológicas que ayudan a cambiar el comportamiento de un individuo, mediante la
exposición paulatina (poco a poco) a la situación que provoca miedo.
 Otro método recomendable es la terapia cognitiva (que significa conocimiento), la cual enseña a los
pacientes a entender sus pensamientos, con el fin de que puedan reaccionar de manera diferente a las
situaciones causantes de angustia.

Tome en cuenta que es indispensable que el paciente con ansiedad entienda el padecimiento y acepte que
lo tiene, ello le permitirá buscar ayuda profesional, adquirir confianza en sí mismo y lograr que las
terapias y tratamiento sean más eficaces.

TENSIÓN NERVIOSA

Estado que se caracteriza por inestabilidad emocional, irritabilidad, insomnio, dolor de cabeza y muscular.
Normalmente se presenta como una respuesta del organismo a situaciones incómodas, como cólicos
menstruales, síndrome premenstrual, menopausia y problemas personales. En ocasiones, trae como
consecuencia falta de concentración y disminución de la memoria reciente.

Causas

 Cólicos menstruales.
 Síndrome premenstrual.
 Menopausia.
 Conflictos conyugales o familiares.
 Problemas en escuela o trabajo.
 En ocasiones, se presenta cuando se padece alguna enfermedad crónica.
 Estrés.
 Algunos medicamentos.
 Insomnio.
 Síndrome de abstinencia, provocado al dejar de beber y/o fumar.

Síntomas

 Irritabilidad.
 Impaciencia.
 Incremento en el consumo de alcohol y tabaco.
 Manos frías y sudorosas.
 Insomnio y fatiga.
 Dolor de cabeza y muscular.
 Estreñimiento o diarrea.
 Falta de concentración.
 Olvido de asuntos o acontecimientos recientes.

Diagnóstico

 El médico se vale de un interrogatorio al paciente para conocer sus síntomas y descubrir la situación
que la provoca.
 Con frecuencia, sobre todo si este tipo de situación permanece por un periodo prolongado, se requiere
la ayuda de un psicólogo o psiquiatra, el cual profundizará en las experiencias de la persona afectada
para descubrir la causa que provoca el malestar.

Prevención

 Ejercicios aeróbicos como ciclismo o natación ayudan a que el organismo se relaje y se olviden las
preocupaciones.
 Evitar el consumo de alcohol y tabaco, elementos que alteran el funcionamiento normal del cuerpo.
 Dormir lo suficiente y comer alimentos nutritivos.
 Compartir los problemas con familiares o amigos.
 Cuando las mujeres llegan a la menopausia (fecha de la última menstruación) ocurren cambios físicos
y mentales en su organismo provocados por la disminución de estrógenos (hormona femenina). Es
común que en este periodo haya tensión nerviosa, depresión y tristeza, entre otros síntomas. Las
personas afectadas deben informarse sobre las molestias características de esta etapa, y preguntar a su
ginecólogo por los métodos conocidos como terapia de reemplazo hormonal.
 Es conveniente dedicar parte del tiempo libre a realizar alguna actividad satisfactoria.

Tratamiento

 Cuando la tensión nerviosa se produce como consecuencia de trastornos menstruales, se recomienda


tomar medicamentos que disminuyen y alivian los síntomas del síndrome premenstrual, o bien, un
analgésico de venta libre, el cual ayudará a reducir el dolor de cabeza y espalda.
 Para combatir la irritabilidad e impaciencia, la relajación es una alternativa que puede
complementarse con tranquilizantes e infusiones de origen natural.
 Existen productos de venta libre que ayudan a superar problemas de insomnio
 Si el problema origina estreñimiento o diarrea, es recomendable seguir una dieta blanda apoyada con
medicinas que alivian estos malestares y que no requieren receta médica.
 Algunas veces, las tensiones se acumulan y provocan algún tipo de dolor en músculos. En este caso,
puede auxiliarse de algún relajante muscular de libre acceso.
 Existen algunos medicamentos cuya sustancia activa proviene de las plantas (fitofármacos), que
ayudan a resolver la falta de concentración y la disminución de la memoria reciente.

CLAVES PARA CONTROLAR EL MIEDO

Resulta lógico sentir temor ante determinadas situaciones, pero cuando éste escapa de control y se
transforma en enfermedad se genera angustia en la que el afectado ve restringida su vida, ya que lo hace
sentir incapaz de acudir al trabajo o salir al supermercado, prácticamente encarcelándolo dentro de su
casa; ¿hay solución?

Todas las personas, incluso quien presume de ser muy valiente, hemos experimentado miedo en
diferentes etapas de nuestra vida, ya sea el susto repentino al encontrarnos con arañas, serpientes o
ratones, parálisis muscular al convertirnos en víctima de asalto, "nudo" en el estómago al abordar el juego
de la montaña rusa, incremento en el pulso cardiaco por volar en avión, sensación de "piel de gallina"
después de leer relato de terror, sobresalto ante ruido extraño o necesidad de ir al baño antes de un
examen o hablar en público.

"En términos generales, se trata de reacción natural presente en los seres vivos, la cual se origina como
mecanismo de defensa y sobrevivencia ante situaciones de peligro. Cuando enfrentamos alguna amenaza,
el organismo se prepara para huir o atacar; así, empieza a generar diversas sustancias, las cuales, por
ejemplo, permiten que las pupilas se contraigan para agudizar la visión, que nuestros movimientos
resulten más rápidos para escapar e, incluso, que adquiramos mayor fuerza si tenemos que correr o
defendernos", refiere en entrevista para saludymedicinas.com.mx la Dra. Denise Rivera Moreno,
psiquiatra egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Acerca de esto, la entrevistada -adscrita al Hospital Ángeles Metropolitano, en la capital del país- explica
que "el miedo se torna patológico o enfermizo cuando no existe una causa real o tangible que lo
provoque. En términos médicos, en aquellos casos en los cuales una persona experimenta cierta serie de
temores injustificados, se presenta el estado que puede definirse como fobia".

¿A qué le teme?

Se han encontrado múltiples factores causantes de las fobias o miedo enfermizo, entre ellos,
predisposición genética (cuando existen antecedentes familiares) y desequilibrio en los neurotransmisores
(sustancias que permiten la comunicación celular en el cerebro), específicamente serotonina (encargada
de regular el estado de ánimo). "También se ha observado que algunas personalidades son susceptibles a
presentar dicha alteración, esto generalmente sucede en individuos que sufren alguna enfermedad
agregada, como depresión, ansiedad o trastorno obsesivo-compulsivo (caracterizado por realizar actos
repetitivos)", agrega la Dra. Rivera Moreno.

Se considera que aproximadamente entre 5 y 10% de la población mundial manifiesta algún tipo de fobia;
asimismo, se ha visto que son más frecuentes en mujeres que en hombres (se desconoce la razón), y
pueden evidenciarse a cualquier edad. De acuerdo con la especialista en salud mental, el padecimiento
que nos ocupa puede clasificarse en los siguientes tres grupos:

Soluciones

Cuando un individuo padece cierta fobia los primeros en darse cuenta son sus familiares, y aunque el
afectado puede intuir que algo no anda bien en su persona, en un principio no tiene absoluta conciencia
de la enfermedad que padece. "Una vez que el paciente decide pedir ayuda pueden seguirse varias líneas
de tratamiento, dependiendo de la situación personal del afectado, aunque generalmente se recomienda la
terapia de conversión, que consiste en enfrentarlo al objeto, lugar o situación que le genera temor.
También es esencial que tenga conciencia del padecimiento que le aqueja y solicite ayuda a un
especialista en salud mental quien, independientemente de prescribirle tratamiento a base de
medicamentos, le enseñará a afrontar sus temores para que recupere, conserve y mejore su calidad de
vida.

Causas de Estres

Principales causas que provocan estrés

Las causas del estres han cambiado enormemente a lo largo de la historia. Las civilizaciones han creado
nuevas presiones que ponen a prueba la capacidad de sobrevivir. A menudo las personas se enfrentan de
manera continua con situaciones que excitan inconscientemente el organismo, acumulando energía que luego
no se utiliza.

La presión física puede acumularse y a la larga puede llevar al agotamiento y a la enfermedad.


El estres se acumula por medio de emociones como la agresión, la impaciencia, la ira, la ansiedad y el miedo,
emociones que desencadenan la reacción del organismo ante el estres. Una dieta poco saludable, el tabaco,
las bebidas alcohólicas y las drogas también puedan ayudar a incrementar las tensiones físicas.

El estres puede surgir de situaciones en el trabajo, en la casa, en las relaciones, puede ser el resultado de
conflictos emotivos internos, del entorno, de la dieta, de la mala salud, de los apuros económicos y de ciertas
situaciones importantes en la vida de un ser humano: los partos, los fallecimientos, el matrimonio o el
divorcio.

Las causas se pueden clasificar de la siguiente manera:

Fisiológicas: Estas causas están relacionadas con las enfermedades y lesiones del cuerpo que aumentan la
tensión interior de la persona produciendo un nivel de estres que se vuelve contraproducente hacia uno
mismo. Por ejemplo, una enfermedad orgánica produce una reacción negativa en el campo emocional.

Psicológicas: Se relaciona con la vulnerabilidad emocional y cognitiva. Crisis vitales por determinados
cambios: infancia, adolescencia, madurez, vejez. Relaciones interpersonales conflictivas o insuficientes.
Condiciones frustrantes de trabajo o estudio: excesiva exigencia o competitividad, monotonía, normas
incongruentes, insatisfacción vocacional, etc.

Sociales: Cambios sociales en los que cada época trae nuevos retos a afrontar. Cambios tecnológicos
acelerados que la persona no puede integrar, etc.

Ambientales: Polución ambiental, alimentación desnaturalizada con tóxicos industriales, lugares de trabajo
con poca seguridad o con carga electrostática, microorganismos patógenos, catástrofes, entre otras.

Hábitos Alimentarios

Los alimentos inciden en nuestra calidad de vida y en muchos casos, son disparadores de estres. Es el caso de
las bebidas con cafeína y exceso de azúcar (café, te, mate, gasesosas).
Por ello, el consumo de agua es fundamental porque además de hidratar el cuerpo, calma los nervios. Las
personas que padecen de sed tienen mayor tendencia a irritarse, sentirse ansiosos o molestos.

Algunos alimentos mejoran la calidad de vida, cuidando el organismo.

1. Tomar jugo de naranjas o pomelo por la mañana en ayuno, acompañado de una cucharadita de germen
de trigo. No tiene gusto y mejora el estado general del pelo y la piel.

2. Incorporar a las comidas levadura de cerveza fresca o en polvo ya que tiene un efecto reconstituyente
y depurativo, al mejorar el estado de piel, uñas y cabellos, así como su capacidad de combatir, la sensación
de cansancio. Contiene sustancias antibacterianas activas que colaboran en el mantenimiento de las defensas
del organismo. Ayuda a regular la función intestinal. La lavedura en polvo puede agregarse en sopas, purés,
licuados, ensaladas, yogur y cereales. El consumo de 20 gr. diarios de levadura cubre buena parte del
requerimiento de vitaminas del complejo B de la dieta humana. El contenido de la levadura en vitaminas B1,
B2 y niacina, supera en magnitud al de alimentos tan importantes como leche, queso y carnes.
3. Incorporar a la dieta semanal brócoli, acelga y espinaca. Las verduras de hojas verdes tienen grandes
dosis de calcio, potasio, acido fólico y muy bajo valor calórico. Aportan mayoritariamente agua y vitaminas,
sales minerales y fibra.

4. A la hora de la cena, además de una comida liviana, con poca sal y grasas, se recomienda tomar media
taza de leche tibia con miel que induce el sueño y permite descansar mejor.

5. Gérmen de trigo para enriquecer sus comidas.


El germen de trigo constituye la parte viva del grano y contiene todos los constituyentes necesarios para el
crecimiento de la futura planta. Es una fuente natural de vitamina E, uno de los antioxidantes más
potentes. Como tal, protege a las células frente a la posible agresión de los radicales libres. Posee, por otra
parte, efectos beneficiosos sobre la fertilidad, tanto en el hombre como en la mujer, al estimular la función de
las hormonas sexuales, entre otras. Contiene también aminoácidos de gran valor biológico ( función
estructural: músculo y hueso), ácidos grasos esenciales (el cuerpo no los puede sintetizar y los hemos de
tomar a través de la alimentación), vitaminas del grupo B (B1, B2, B3, B6, ácido pantoténico), sustancias
antianémicas (estimulantes de la producción de sangre) y oligoelementos como manganeso, cobalto y cobre.
Se halla especialmente indicado en estados carenciales por dietas inadecuadas o enfermedades que
impiden la asimilación normal de los nutrientes, así como en situaciones en las que el organismo
requiere un mayor aporte de proteínas: embarazo, lactancia, crecimiento, infecciones crónicas,
hemorragias.

6. Tener presente que el ajo es un excelente germicida. No se conoce desinfectante, germicida y


purificador más poderoso que este bulbo. Limpia los intestinos, depura la sangre y renueva todo el sistema
interno. Mejora los índices de colesterol malo tomado en ayunas.Sin temor a padecer mal aliento, cuando se
traga un cuarto de diente de ajo frio (sacado de la heladera) ingerido con un vaso de agua en ayunas, no
produce alitosis.
Ayuda además a combatir la presión arterial alta, el reumatismo crónico, males del estómago, enfermedades
de los nervios, agotamiento, pérdida de vitalidad, etc.
El ajo alivia los casos de diarrea, estimula el apetito y ayuda a realizar la digestión y la escesiva acidez
estomacal (reflujo).

Recomendaciones - evitar estrés en las comidas

Discutir sobre el trabajo o cualquier cosa que tenemos pendiente, comiendo, genera estres. Generalmente el
pensamiento está en otra parte, el ritmo cardíaco sube y comenzamos a sentir ansiedad.

- Evitar las bebidas alcohólicas y beber mucha agua. Esto facilita la digestión y evita tener ideas confusas.

- Mastica mucho y lo más lentamente que puedas. Digerirás mejor. Evitarás atiborrarse de comida
arriesgándose al estrés y al aumento de peso.

- Desayuna alimentos variados (frutas, lácteos, panificados integrales).

-Tomate el tiempo suficiente para comer. Si dispones de poco tiempo optá por comer poco, con calma y
lentamente, antes de enervarte y engullir una comida completa que seguramente te caerá pesada y producirá
indisgestión.
- Evitar Picantes y fritos, este tipo de alimentos agreden al organismo y producen malestar.

Hábitos en general

-Mantener el cuerpo hidratado ayuda a bajar los niveles de ansiedad y estres. Reducir cantidades de sal,
café, té, mate, alcohol y tabaco. Además de calmar tus nervios, mejorará el aspecto general de tu piel.

-Dormir lo suficiente y así reponer la energía necesaria para el normal funcionamiento del organismo. Entre
siete u ocho horas se recomiendan para mejorar la resistencia al estres. Si las horas de sueño resultan escasas,
es recomendable tomar una siesta no superior a 15 minutos.

-Estudiar y aprender, ejercita y mantiene ocupada la mente y no da lugar para malos pensamientos que
pueden desencadenar también en estrés.

Actividad física

-Caminar no requiere gran esfuerzo y permite mejorar la circulación general. Para quienes permanecen
sentados durante la mayor parte del día, realizar caminatas cortas pero diarias relaja el cuerpo y reduce el
estrés.

-Practicar Deporte mejora la salud cardiovascular, ayuda a eliminar grasas y quemar calorías. También
reduce tensiones y previene el estres. En caso de practicar juegos de equipo con pretensiones competitivas,
evitar enfrentamientos con los demás participantes.

Relaciones sociales

-Reconocer la crítica y solicitarla, así como también expresar opiniones propias con honestidad. Pedir ayuda
y de esta manera, reconocer a otra persona. También el desahogo con terceros es recomendable para reducir
el estres, pero en su justa medida teniendo en cuenta también a la otra persona.

-Evitar complacer a todo el mundo. Es necesario, para evitar el estres, sin aceptar presiones de otras
personas.

-Comprensión y tolerancia para resolver conflictos, suele ser la actitud más sana y conveniente, que además
evita el estres.

Medir las capacidades para evitar agotarse intentando hacer más tareas de las posibles, lo cual puede
producir estres.

Destrabar tareas que no avanzan, haciendo una pausa, y en lo posible retirarse del lugar por un momento o
bien cambiar de tarea.

Realizar actividades que sean de su interés y verdaderamente le agraden. En caso de tener una actividad que
no lo sea, es conveniente encontrar una justificación ante uno mismo, o en lo posible, no realizarla.
Resguardar la autoestima ante circunstancias o personas que atenten contra su dignidad, es recomendable
para minimizar el estres.

Concentrarse en los objetivos personales o laborales a corto y medio plazo.

Tiempo libre

-Dar tiempo para actividades de distensión en algún momento del día, que relajan y disminuyen el estres.
Entre ellas podemos mencionar:

...leer
...cantar
...cocinar
...ir al cine

...escuchar música

...regar las plantas

...coleccionar objetos

...jugar con su mascota

Más consejos

Tomar un baño o una ducha fresca en verano, es recomendable para estimular el buen humor y evitar el
estres.

Cómo lograrlo

Organizar y planificar el día con una agenda actualizada con las distintas actividades, no más que las
posibles. Tildar o tachar aquellas que se completan. Al finalizar el día, es recomendable preparar una
planificación del próximo día y así descansar con la mente más ordenada.

Recordar los ideales y los valores que son importantes por sobre muchas otras cosas intrascendentes. Tener
en cuenta las metas alcanzadas y considerar siempre nuevos desafíos o anhelos realizables dejando poco
lugar para la ansiedad, y el estres.
AGORAFOBIA Y PÁNICO.Arturo Bados López5 de diciembre de 2005 (universidad de Barcelona)

GÉNESIS Y MANTENIMIENTO:

SITUACIONES TEMIDAS E HIPERVIGILANCIA DE ESTÍMULOS AMENAZANTES.A través de los distintos modos de adquisición que se
acaban de ver, una persona puede llegar a experimentar temor en una serie de situaciones. En estas situaciones –y dependiendo de
variables tales como tipo de situación, presencia de señales de seguridad (p.ej., personas de confianza), estado de ansiedad elevada, otros
estados emocionales, problemas médicos, factores biológicos, cogniciones, hipervigilancia de los estímulos temidos y otros factores
(ingestión o retirada de fármacos o drogas, excitación, enfado, ejercicio, calor, fatiga, falta de sueño)– se produce una mayor o menor
activación fisiológica a través de la hiperventilación o de otros mecanismos.Como parte del fenómeno general de prestar atención a aquello
que nos preocupa o interesa, los agorafóbicos presentan una hipervigilancia tanto hacia los elementos amenazantes de las
situaciones temidas como hacia determinadas sensaciones corporales previamente asociadas con la ocurrencia de episodios de
ansiedad, ataques de pánico u otras consecuencias muy embarazosas (despersonalización, diarrea, vómito). De este modo, se
facilita la detección de dichas sensaciones (e incluso su percepción subjetiva cuando no existen), el incremento de la activación fisiológica
(por medio de la hiperventilación o no), la producción de miedo y la ocurrencia de la posible conducta de evitación.Se ha dicho que la
atención inicial ante los estímulos amenazantes se ve contrarrestada en una segunda fase por un intento consciente de evitar
cognitivamente dichos estímulos, especialmente cuando estos son físicamente inevitables. Sin embargo,los agorafóbicos, a diferencia
de lo que ocurre con los fóbicos sociales y los pacientes con trastorno de ansiedad generalizada, presentan un sesgo de memoria
explícita hacia la información relacionada con lo que les resulta amenazante. Esto sugiere que, como mucho, la evitación cognitiva es sólo
parcial. Sin embargo, y curiosamente, el sesgo de memoria implícita parece ser débil; este sesgo se mide según el número de segmentos
de palabras que se completan con palabras amenazantes previamente vistas, pero no recordadas.

EDAD DE COMIENZO Y CURSOLa edad media de comienzo de la agorafobia es 28 años; la amplitud de la edad de comienzo ha ido
de 5 a 58 años (Öst, 1987). La agorafobia puede comenzar antes de los 16 años en el 10% de los casos y después de los 40 años en el
15%. El grupo de edad entre 45 y 64 años tiene un menor riesgo de desarrollar agorafobia y este riesgo es aún mucho menor a partir de
los 65 años. Los ataques de pánico en general y el trastorno de pánico con o sin agorafobia en particular se dan en niños , aunque,
según parece, raramente; la frecuencia es mucho mayor en adolescentes (véase Ollendick, 1998).  La mediana de la edad de comienzo
para el trastorno de pánico sin agorafobia es 24 años; el pico de la edad de comienzo de los ataques de pánico en pacientes adultos se
sitúa en los 15-19 años. En una revisión de estudios con pacientes de 7 a 28 años (M = 14 años), la edad media de comienzo de los
ataques de pánico fue 11,6 años (amplitud = 4-18 años) (Sandín, 1997).Los ataques de pánico y la evitación agorafóbica comienzan
antes en personas que presentaron ansiedad por separación en la infancia, fobia escolar o neuroticismo alto.  La agorafobia suele
comenzar bien con una intensa ansiedad o ataques de pánico bien con episodios de ligera ansiedad que va creciendo gradualmente en
intensidad a través de sucesivas ocurrencias hasta convertirse frecuentemente en un ataque de pánico. Por lo general, los agorafóbicos no
pueden identificar la causa de sus síntomas somáticos de ansiedad y suelen interpretarlos como indicadores de grave peligro o catástrofe.
Esta atribución catastrófica lleva a los agorafóbicos a consultar al médico de asistencia primaria y a diversos especialistas en medicina que,
por lo general, no les encuentran nada anómalo. Finalmente, los agorafóbicos, especialmente aquellos con ataques de pánico u otros
problemas importantes, terminan por solicitar ayuda psiquiátrica y/o psicológica.La evitación agorafóbica puede darse sin ataques de
pánico, puede preceder a los mismos o –lo que parece más frecuente, al menos en la práctica clínica– puede seguirlos ya sea de
un modo relativamente inmediato o después de meses o incluso años. Comience cuando comience la agorafobia, en muchos casos el
número de situaciones agorafóbicas evitadas aumenta gradualmente. Una vez establecidos, los problemas agorafóbicos pueden fluctuar
marcadamente, con remisiones (generalmente parciales) y recaídas de duración variable, las cuales parecen ser más frecuentes en las
mujeres. Una recuperación relativamente estable es improbable si no ha habido tratamiento o este no ha sido del tipo adecuado. Una
remisión espontánea sólo se da en un máximo del 20% de los agorafóbicos no tratados (Marks y Herst, 1970, citado en Marks, 1987;
Wittchen, 1991, citado en Ehlers, 1995). La remisión es más probable cuando la duración del trastorno es inferior a 1 año. Las
fluctuaciones de los miedos y evitación agorafóbicos pueden ser debidas a múltiples factores: compañía de una persona, animal u
objeto en quien se confía, ocurrencia de eventos estresantes, preocupaciones y enfermedades, estado emocional, cambios hormonales,
toma de alcohol, fármacos o drogas, época del año (el calor y la lluvia pueden ser agravantes). Conviene distinguir la agorafobia de
comienzo tardío de la fobia a los espacios. Marks (1987) ha definido esta fobia como un miedo a caerse o a los espacios abiertos en
ausencia de apoyo visoespacial cercano; no todos aquellos con miedo a caerse son fóbicos a los espacios y no todos estos fóbicos tienen
miedo a caerse; por ejemplo, algunos temen básicamente las señales de espacio y profundidad al conducir. Los fóbicos a los espacios
necesitan apoyos visuales más que soporte físico para caminar o conducir por espacios abiertos. Así, para atravesar una habitación,
caminan cerca de las paredes, aunque sin necesidad de tocarlas o de hacer servir un apoyo físico; sin apoyo visual cercano, los pacientes
pueden llegar a gatear para cruzar un espacio. Los sujetos pueden llegar a perder su trabajo o acabar confinados en una silla de
ruedas. La fobia a los espacios es una condición muy poco frecuente que se da sobretodo en mujeres y que se caracteriza por
una edad tardía de inicio (M = 55 años); ausencia o frecuencia mínima de depresión, ansiedad no situacional, ataques de pánico o
problemas de personalidad; y patología en las vértebras cervicales, laberinto, cerebro posterior o sistema cardiovascular.  La fobia a los
espacios no parece responder a la terapia de exposición a los espacios, aunque falta investigar la eficacia de la exposición a las señales
audiovestibulares o sensaciones de mareo, combinada probablemente con rehabilitación neuropsicológica.
.

NATURALEZA:Puede definirse brevemente la agorafobia como un miedo y evitación de lugares públicos y de estar fuera de
casa basados en la anticipación de experimentar niveles elevados de ansiedad o ataques de pánico. La American Psychiatric
Association (1994) define la agorafobia en el DSM-IV como el miedo a estar en lugares o situaciones de los cuales pueda ser difícil o
embarazoso escapar o en los cuales pueda no disponerse de ayuda en el caso de tener un ataque de pánico o síntomas similares a los del
pánico (mareo, caída, despersonalización, desrealización, pérdida del control de esfínteres, vómito, molestias cardíacas). Como
consecuencia de este miedo, la persona evita las situaciones temidas, las soporta con gran ansiedad o necesita ser acompañada. Pueden
distinguirse varios componentes en la agorafobia: evitación de situaciones temidas (tanto las típicas agorafóbicas como las que
producen sensaciones temidas), conductas defensivas durante las mismas, miedo a dichas situaciones (ansiedad fóbica), ansiedad
anticipatoria (preocupación por tener un ataque de pánico o una fuerte ansiedad, expectativa o anticipación de que ocurrirá un ataque de
pánico o una fuerte ansiedad), miedo al miedo (miedo a las reacciones somáticas asociadas con la ansiedad, cogniciones catastróficas),
ataques de pánico o síntomas similares a los del pánico (mareo, vómito, molestias cardíacas, pérdida de control de esfínteres,
despersonalización, desrealización) e interferencia o deterioro producido por el trastorno. - SITUACIONES EVITADAS Y/O
TEMIDAS.Ejemplos de situaciones temidas y evitadas en la agorafobia son cines y teatros, supermercados, clases, grandes
almacenes, restaurantes, museos, ascensores, auditorios o estadios, aparcamientos, lugares altos, lugares cerrados (p.ej., túneles),
espacios abiertos exteriores (campos, calles anchas, patios) o interiores (grandes habitaciones, vestíbulos), viajar en autobuses, trenes,
metros, aviones, barcos, conducir o viajar en coche (en cualquier momento o en autopistas o vías rápidas), hacer colas, cruzar puentes,
fiestas o encuentros sociales, andar por la calle, quedarse en casa solo, estar lejos de casa. Existe una gran idiosincrasia en el número y
tipo de situaciones temidas y evitadas y en la gravedad del temor y evitación.Junto a las situaciones agorafóbicas típicas, los pacientes
también pueden evitar otras que pueden tener asociadas con pánico o ansiedad, ya sea por experiencias previas o por las sensaciones
temidas que producen. Ejemplos son tomar baños calientes o saunas, acudir a clases de gimnasia, hacer ejercicio intenso, permanecer en
ambientes calurosos y cargados, montar en las atracciones movidas de feria, beber café cargado o alcohol, ver películas dramáticas o de
terror, ver espectáculos deportivos emocionantes, tener relaciones sexuales, participar en discusiones, enfadarse, coger ascensores
rápidos, bailar, utilizar secadores de peluquería y tomar comidas pesadas. Mientras los agorafóbicos moderados y graves evitan ambos
tipos de situaciones, los pacientes con trastorno de pánico con agorafobia leve o sin agorafobia tienden a evitar este segundo tipo
de situaciones.El miedo y evitación de las situaciones agorafóbicas son influidos por múltiples factores: distancia desde casa,
compañía de una persona, animal u objeto en quien se confía, cercanía a un lugar o zona de seguridad (hospital, consulta médica, salida
de un sitio), número de personas presentes, ocurrencia de eventos estresantes, preocupaciones, fatiga y enfermedades, estado emocional
(el enfado puede reducir la conducta de evitación, mientras que la depresión la aumenta), anticipación de una situación temida, cambios
hormonales, toma de alcohol, fármacos o drogas, tiempo atmosférico (el calor y la lluvia pueden ser agravantes), luz (si es intensa, ya sea
solar o fluorescente, parece ser perturbadora), ejercicio, hablar de los propios problemas con una persona de confianza, centrar la atención
en algo diferente, considerar las cosas razonablemente y probabilidad percibida de sufrir ansiedad intensa/pánico en un día o
momento dado. Todos estos factores influyen en las sensaciones corporales experimentadas, de modo que cuantas más sensaciones
temidas aparezcan, más miedo y evitación habrá.No siempre las situaciones se evitan, sino que en ocasiones se afrontan con ansiedad o
mediante el empleo de conductas defensivas manifiestas o cognitivas que los sujetos utilizan para reducir la ansiedad y prevenir
o manejar la amenaza asociada con la ansiedad/pánico. Así, un agorafóbico que piensa que puede desmayarse en un supermercado
puede agarrarse fuertemente al carrito, tensar sus piernas o sentarse. Otros ejemplos de conductas defensivas son ir acompañado por una
persona de confianza o animal doméstico, tomar medicación, beber alcohol, beber agua, comer algo, fumar, llevar objetos tranquilizadores
(medicación, sales amoniacales, antiácidos, bolsa de papel, símbolos religiosos), llevar un teléfono móvil, pensar que hay un hospital o
salida cerca o localizarlo, distraerse (p.ej., no mirar dónde se está, pensar que se está en otro sitio, hacer juegos mentales), conversar con
otros, llevar gafas de sol, emplear respiración o relajación, ver TV, leer, escuchar música, sentarse, comprar sólo a ciertas horas, conducir
lentamente o sólo por el carril de la derecha, agarrar fuertemente el volante, mantenerse cerca de la pared, rezar, ir al váter a la más
mínima sensación intestinal, escapar de la situación. Estas conductas defensivas producen alivio inmediato, pero contribuyen a mantener
la ansiedad e impiden la disconfirmación de las interpretaciones de amenaza, ya que por una parte imposibilitan el procesamiento de las
amenazas percibidas y por otra la persona cree que ha evitado el desastre gracias a las conductas defensivas pertinentes; además, estas
restringen el estilo de vida de los pacientes.Hay que tener en cuenta que tanto las conductas de evitación total de las situaciones como las
conductas defensivas van dirigidas a prevenir los peligros anticipados (infarto, desmayo), pero las últimas no conllevan la evitación de las
situaciones agorafóbicas. Otros autores como Salkovskis y cols. (1999) consideran dentro del término de conductas defensivas o
conductas de búsqueda de seguridad a la evitación de las situaciones temidas, al escape de las mismas y a las conductas que ocurren en
una situación con la intención de prevenir la catástrofe anticipada.En los casos graves los sujetos pueden pasar la mayor parte del tiempo
en casa en compañía de familiares y llegar incluso al enclaustramiento total en casa. El miedo o ansiedad no aparece sólo cuando la
persona se encuentra en las situaciones temidas, sino también al anticipar estas situaciones, una ansiedad intensa/pánico y/o las
consecuencias temidas. Esta ansiedad anticipatoria puede ser peor que la ansiedad experimentada en la situación temida. MIEDO AL
MIEDOLos agorafóbicos tienen miedo de aquellas situaciones en las que consideran que pueden tener sensaciones somáticas de
ansiedad o ataques de pánico o en las que creen que pueden ocurrir consecuencias dañinas o catastróficas . Por ello, otro
elemento fundamental del cuadro agorafóbico es el miedo al miedo, el cual tiene dos componentes o dimensiones:- Miedo a las reacciones
somáticas o activación fisiológica asociadas con la ansiedad. Este miedo surge en las situaciones externas temidas, pero puede darse
también en otras situaciones como consecuencia del calor, hambre, fatiga, actividad enérgica, estrés, enfermedad, falta de sueño,
pensamientos perturbadores u otros factores que produzcan activación fisiológica. Posibles reacciones somáticas temidas son las de
los ataques de pánico (véase más abajo), piernas inseguras o poco firmes, tensión, dolor o malestar en el estómago, nudo en el
estómago o en la garganta, debilidad, visión borrosa o deformada, rigidez, tensión o dolor muscular y malestar intestinal.Un dato
interesante a tener en cuenta es que las sensaciones experimentadas pueden variar en función de la situación; p.ej., mareo al conducir y
sensación de atragantamiento al comer en un restaurante. También hay diferencias en función de factores étnicos y culturales. Por
ejemplo, en personas hispánicas puede aparecer calor en la cabeza, caída al suelo y pérdida de memoria tras el ataque. Y en Camboya,
dolor de cuello y de cabeza.- Cogniciones de que experimentar sensaciones somáticas de ansiedad tendrá consecuencias dañinas o
catastróficas de tipo físico (ataque cardíaco, derrame cerebral, tumor cerebral, muerte, desmayo, vómito, ahogo, atragantamiento), mental
(perder el control, volverse loco, intentar escapar incontroladamente, pensar irracionalmente, quedar paralizado, hacer daño a alguien) o
social (que la gente piense que uno está loco o es raro, irresponsable o incompetente; que la gente le mire a uno fijamente o se ría de uno;
ser incapaz de funcionar competentemente, gritar, balbucear o hablar de un modo raro, orinarse o "ensuciarse").De entre las anteriores, el
miedo a perder el control es una cognición más inespecífica que puede tener distintos significados: quedarse totalmente paralizado y no ser
capaz de moverse, hacer cosas extrañas o ridículas, correr sin rumbo, gritar, proferir obscenidades, romper objetos, hacerse daño a sí
mismo o a otros (tirarse por la ventana, agredir a otros) o volverse loco. Por otra parte, debajo de muchas consecuencias catastróficas
subyacen otros miedos. Así, el miedo a desmayarse puede incluir los siguientes miedos: darse un golpe más o menos grave, caer en coma
y no recuperarse nunca más, hacer el ridículo y quedar expuesto a ser dañado por otros.Los pacientes creen fuertemente en las
consecuencias temidas cuando están muy ansiosos, pero su convicción suele reducirse cuando están seguros, Conviene tener en cuenta
que un número notable de agorafóbicos teme las consecuencias de tipo mental o social, pero no las de tipo físico. Por otra parte,  algunos
agorafóbicos dicen temer sólo la ocurrencia de un ataque de pánico y no identifican consecuencias nocivas adicionales.
Finalmente, hay diferencias culturales importantes. Así, las personas asiáticas tienden a enfatizar los síntomas corporales, mientras que
aquellos que profesan la religión islámica pueden temer lo que ocurra después de la muerte más que la muerte per se.Estrechamente
relacionado con el concepto del miedo al miedo está el de susceptibilidad a la ansiedad, el cual se define como miedo a los síntomas de la
ansiedad basado en creencias de que estos síntomas tienen consecuencias nocivas tales como enfermedad física o mental, pérdida de
control, azoramiento o ansiedad adicional (Reiss, 1991). Una diferencia entre ambos conceptos es que la susceptibilidad a la ansiedad ha
sido concebida como una variable de personalidad, aunque Arrindell (1993) ha mostrado que los dos componentes del miedo al miedo se
comportan más como rasgos que como estados. El miedo al miedo y la susceptibilidad a la ansiedad están especialmente asociados
con la agorafobia, pero aparecen también, aunque con menor intensidad, en otros trastornos: trastorno obsesivo-compulsivo, fobia social,
fobias específicas, trastorno de ansiedad generalizada, depresión mayor, trastorno de pánico sin agorafobia.Otro concepto también
estrechamente relacionado con el miedo al miedo es el de ansiedad anticipatoria, la cual tiene diversos significados (véase Shear y Maser,
1994): a) preocupación por experimentar un ataque de pánico o una fuerte ansiedad debido a las consecuencias que pueden tener (este
suele ser el significado más frecuente; a veces se distingue entre la preocupación por tener nuevos ataques y la preocupación por las
consecuencias de estos); b) expectativa o anticipación de que ocurrirá un ataque de pánico o una fuerte ansiedad (pánico o ansiedad
anticipado) o preocupación sobre cuándo ocurrirá el siguiente ataque de pánico; c) tendencia persistente a temer las sensaciones
corporales relacionadas con la ansiedad; la evaluación de este temor incluye o puede incluir las posibles cogniciones catastróficas
asociadas a dichas sensaciones.De estos tres significados, el último coincide con el del miedo al miedo y el primero está relacionado con
este. Sin embargo, es un concepto mucho menos específico y no está operacionalizado de forma tan precisa; además, se ha dicho que
puede ser una variable más de tipo estado a diferencia del miedo al miedo que se considera una característica de tipo rasgo. Esta última
suele medirse mediante cuestionarios y las otras dos mediante diarios. Por otra parte, se han distinguido también otras dimensiones de la
ansiedad anticipatoria que pueden medirse mediante escalas de tipo Likert: la probabilidad de tener un ataque de pánico caso de no
evitar, cuán malo sería tener un ataque de pánico, grado de confianza en poder afrontar un ataque si ocurre, y ansiedad experimentada
antes de encontrarse en una situación temida.

sITUACIONES TEMIDAS E HIPERVIGILANCIA DE ESTÍMULOS AMENAZANTES.A través de los distintos modos de adquisición que se
acaban de ver, una persona puede llegar a experimentar temor en una serie de situaciones. En estas situaciones –y dependiendo de
variables tales como tipo de situación, presencia de señales de seguridad (p.ej., personas de confianza), estado de ansiedad elevada, otros
estados emocionales, problemas médicos, factores biológicos, cogniciones, hipervigilancia de los estímulos temidos y otros factores
(ingestión o retirada de fármacos o drogas, excitación, enfado, ejercicio, calor, fatiga, falta de sueño)– se produce una mayor o menor
activación fisiológica a través de la hiperventilación o de otros mecanismos.Como parte del fenómeno general de prestar atención a aquello
que nos preocupa o interesa, los agorafóbicos presentan una hipervigilancia tanto hacia los elementos amenazantes de las
situaciones temidas como hacia determinadas sensaciones corporales previamente asociadas con la ocurrencia de episodios de
ansiedad, ataques de pánico u otras consecuencias muy embarazosas (despersonalización, diarrea, vómito). De este modo, se
facilita la detección de dichas sensaciones (e incluso su percepción subjetiva cuando no existen), el incremento de la activación fisiológica
(por medio de la hiperventilación o no), la producción de miedo y la ocurrencia de la posible conducta de evitación.Se ha dicho que la
atención inicial ante los estímulos amenazantes se ve contrarrestada en una segunda fase por un intento consciente de evitar
cognitivamente dichos estímulos, especialmente cuando estos son físicamente inevitables. Sin embargo, los agorafóbicos, a diferencia
de lo que ocurre con los fóbicos sociales y los pacientes con trastorno de ansiedad generalizada,  presentan un sesgo de memoria
explícita hacia la información relacionada con lo que les resulta amenazante. Esto sugiere que, como mucho, la evitación cognitiva es sólo
parcial. Sin embargo, y curiosamente, el sesgo de memoria implícita parece ser débil; este sesgo se mide según el número de segmentos
de palabras que se completan con palabras amenazantes previamente vistas, pero no recordadas.

EVENTOS ESTRESANTESLa inmensa mayoría de los agorafóbicos informan haber estado pasando por un periodo de estrés o que
habían ocurrido ciertos eventos estresantes en la época en que comenzó la agorafobia. Estos eventos estresantes son de tipo
físico o psicosocial y de carácter agudo o crónico. Posibles factores estresantes han sido conflicto interpersonal marital o familiar,
divorcio/separación, nacimiento/aborto, muerte o enfermedad de una persona significativa, reacción al consumo de drogas,
enfermedades/operaciones importantes, estrés laboral/escolar, problemas económicos y mudanza. No parece que los agorafóbicos se
diferencien de los sujetos con otros trastornos respecto a la ocurrencia de eventos estresantes en los 6-12 meses anteriores al
inicio del problema. En cambio, sí parece existir diferencia con relación a sujetos normales tanto en el número de eventos estresantes
como en la perturbación o impacto negativo producido por estos. El estrés puede dar lugar a fobias sólo en personas particularmente
vulnerables. Esta vulnerabilidad sería el resultado de una interacción entre variables biológicas, ambientales y psicológicas.Es posible que
un evento estresante o una serie de ellos juegue un papel en el desarrollo de la agorafobia, pero que luego tal evento estresante sea
resuelto y no contribuya a la persistencia de la misma, la cual se ve entonces mantenida por otros factores. Asimismo, determinados
sucesos estresantes que no tuvieron un papel en el inicio y desarrollo de la agorafobia pueden ocurrir más tarde y contribuir al
mantenimiento o agravamiento del trastorno.Se ha dicho que los problemas maritales pueden ser de gran importancia en el
desarrollo y mantenimiento de la agorafobia. En general, los agorafóbicos informan de una menor satisfacción marital que las parejas
felizmente casadas, pero de una mayor satisfacción que las parejas en conflicto. En un buen estudio que empleó medidas observacionales
y de autoinforme, Chambless y cols. (2002) hallaron que en comparación a parejas control, las parejas agorafóbicas evidenciaron mayor
malestar marital según un autoinforme, más conductas negativas no verbales, intercambios negativos más largos y una tendencia a
presentar menos conductas positivas (verbales y no verbales); además, identificaron muchas menos soluciones para los problemas
discutidos. Por otra parte, los maridos de las mujeres agorafóbicas fueron más críticos con estas (según informes de las esposas y
observación) que los maridos control, pero no hicieron comentarios menos empáticos o de aceptación. Finalmente, conviene señalar que
según el cuestionario de ajuste marital utilizado, sólo el 32% de las parejas agorafóbicas (contra el 4% de las parejas control) aparecieron
como problemáticas.Conviene señalar que la relación entre agorafobia y posibles problemas maritales puede ser de diversos tipos:
agorafobia y problemas maritales no están relacionados, agorafobia lleva a problemas maritales, problemas maritales llevan a la
agorafobia, problemas maritales tuvieron un papel en el desarrollo de la agorafobia, pero ya no ejercen su influencia, y agorafobia y
problemas maritales se influyen recíprocamente.

CARACTERÍSTICAS PERSONALES Y EXPERIENCIAS DURANTE LA INFANCIA.Los agorafóbicos se diferencian de las personas


normales en una serie de características que pueden contribuir al trastorno: susceptibilidad a la ansiedad, poca asertividad, poca confianza
en sí mismos, elevada ansiedad y retraimiento social, miedo a la evaluación negativa, alta búsqueda de aprobación, estrategias ineficaces
para afrontar el estrés, tendencia a evitar en vez de afrontar los problemas interpersonales, rasgo de ansiedad elevado, neuroticismo
elevado e introversión alta. También se ha sugerido que la inhibición conductual ante lo desconocido es un factor de riesgo para el
desarrollo de la agorafobia(aunque especialmente para la fobia social). Todas estas características podrían predisponer a una mayor
ocurrencia de ciertos eventos estresantes (de tipo interpersonal) y a una mayor sensibilidad a los efectos de estos eventos.De todos
modos, sin estudios longitudinales prospectivos no es posible saber si las características de personalidad mencionadas facilitan
el surgimiento de la agorafobia o bien son una consecuencia de la misma; la influencia podría ser recíproca. En un interesante estudio
prospectivo Craske y cols. (2001) evaluaron factores temperamentales y de enfermedad desde los 3 a los 21 años en 992
neozelandeses. La experiencia de problemas respiratorios en la infancia y/o adolescencia predijo el pánico/agorafobia en
comparación con otros trastornos de ansiedad y controles sanos. También, la reactividad emocional temperamental a los 3 años
predijo el pánico/agorafobia en varones.La susceptibilidad a la ansiedad puede ser una consecuencia de los ataques de pánico o un
factor de riesgo para los mismos (véase, p.ej., Ehlers, 1995); existen datos prospectivos de esto último y se cree que la influencia entre
susceptibilidad a la ansiedad y ataques de pánico es recíproca. La susceptibilidad a la ansiedad puede adquirirse a través de experiencias
directas o vicarias de asociación de ciertas sensaciones corporales con peligro (p.ej., enfermedades y lesiones propias, enfermedades y
muerte de familiares y amigos, historia familiar de trastorno mental, observar a personas significativas mostrar excesiva preocupación por
temas de salud) y a través de la información negativa o ambigua acerca de sensaciones corporales o enfermedades. Los padres pueden
mostrarse sobreprotectores respecto al bienestar físico y alentar a cuidarse especialmente y restringir las actividades enérgicas o sociales.
En un estudio prospectivo, Schneider y cols. (2002) observaron que la interpretación negativa de las sensaciones asociadas con el pánico
ya existe en niños que no han tenido ataques de pánico, pero que son hijos de personas con trastorno de pánico.  Estos niños, pero no
los hijos de padres con fobias a animales o de padres control sanos, aumentaron significativamente sus interpretaciones
ansiosas tras ver un modelo relacionado con el pánico; no se produjo este aumento tras ver un modelo relacionado con la fobia a los
animales o con los resfriados.Junto a la susceptibilidad a la ansiedad, la incontrolabilidad es otro esquema cognitivo central en la
agorafobia. En cuanto a las experiencias durante la infancia que podrían estar relacionadas con la agorafobia, los agorafóbicos
recuerdan al menos a uno de sus progenitores (principalmente la madre) como sobreprotector y/o falto de cariño (especialmente lo
primero), lo cual puede interferir con el desarrollo de la independencia. También es posible que las experiencias de separación, la
ansiedad por separación y la ansiedad crónica en la infancia predispongan a partir de un cierto nivel al desarrollo de la
agorafobia (Silove, Manicavasagar, Curtis y Blaszczynski, 1996). De todos modos, los datos son inconsistentes sobre que haya una
relación específica entre ansiedad por separación en la infancia y el trastorno de pánico con o sin agorafobia más adelante (Bados, 1995a).
Datos favorables y contrarios a la postura que mantiene la continuidad entre el trastorno de ansiedad por separación y el trastorno de
pánico pueden verse en Sandín (1997). Algunos han defendido que la ansiedad por separación es un factor de vulnerabilidad no sólo
para el trastorno de pánico, sino para los trastornos de ansiedad en general y para la depresión . Un estudio prospectivo
(Aschenbrand y cols., 2003) ha hallado que las personas con trastorno de ansiedad por separación en la infancia no presentaron más
frecuentemente trastorno de pánico con agorafobia en la vida adulta que las personas con trastorno de ansiedad generalizada o fobia
social en la infancia. Esto va en contra de que el trastorno de ansiedad por separación sea un factor específico de riesgo para la
agorafobia.Caso de que exista una asociación entre la ansiedad por separación en la infancia y el trastorno de pánico en la vida adulta,
como parecen concluir Silove y cols. (1996), existen varias hipótesis explicativas: a) la ansiedad grave por separación temprana se
transforma en trastorno de pánico en la vida adulta; b) los síntomas tempranos de pánico provocan ansiedad por separación en el niño, lo
que facilitaría el desarrollo de trastornos secundarios como el trastorno de pánico; c) la ansiedad por separación temprana y el trastorno de
pánico son consecuencias de una predisposición a ser más ansioso; d) la ansiedad por separación puede progresar hacia una forma adulta
de trastorno de ansiedad por separación y complicarse con otros trastornos de ansiedad como el trastorno de pánico (Sandín,
1997).Finalmente, el abuso sexual y el maltrato físico durante la infancia (los cuales puede incrementar, entre otras consecuencias, el
rasgo de ansiedad y las respuestas autónomas y hormonales al estrés) son informados más frecuentemente por mujeres con trastorno de
pánico con o sin agorafobia que por mujeres normales. Sin embargo, los datos son discordantes sobre que dichos fenómenos hayan sido
más frecuentes en personas con trastorno de pánico que en personas con otros trastornos de ansiedad (Friedman y cols., 2002; Safren y
cols., 2002; Stein y cols., 1996). Es muy posible que el abuso sexual y el maltrato físico durante la infancia, especialmente este
último, sean factores de riesgo para desarrollar diversos trastornos psicopatológicos (ansiosos, depresivos, alimentarios, psicóticos,
etc.). Por otra parte, los datos de Michelson y cols. (1998) indican que la presencia y gravedad de un trauma sexual después de los 14
años (pero no antes) y el nivel de violencia durante el evento fueron predictores significativos de una mayor psicopatología en pacientes
agorafóbicos en el pretratamiento.

ANSIEDAD ELEVADALos eventos estresantes –según su tipo, frecuencia, intensidad, persistencia, predecibilidad y controlabilidad– en
conjunción con ciertas características personales (estrategias ineficaces de afrontamiento y resolución de problemas, percepción de falta
de control sobre los acontecimientos, sistema nervioso autónomo lábil), producen, en mayor o menor medida, activación fisiológica y,
según los casos, ansiedad elevada. El grado de apoyo social también influye en la fuerza de esta respuesta. Desde una perspectiva del
momento actual, los ataques de pánico suelen surgir en el contexto de una ansiedad tónica elevada.Se ha dicho que un periodo de
ansiedad persistente o generalizada precede en muchos casos a la aparición de los episodios de ansiedad o ataques de pánico. Bajo estas
condiciones de ansiedad, aumenta o se mantiene la activación fisiológica a través de la hiperventilación o de otros mecanismos, ya sean
internos (fisiológicos y cognitivos) o externos (medicación, alcohol, dieta). En cambio, según otros autores, la ansiedad generalizada
aparece después de los ataques de pánico, pero no antes. Una hipótesis plausible es que la ansiedad generalizada puede facilitar la
aparición inicial de los episodios de ansiedad o ataques de pánico y a su vez estos contribuir al mantenimiento de la anterior. Según los
casos, se ha detectado que la ansiedad generalizada sigue o precede a la primera aparición de los episodios de ansiedad o ataques de
pánico.

HIPERVENTILACIÓNLa hiperventilación puede surgir bajo condiciones de estrés o ansiedad y facilitar la activación
fisiológica. Ahora bien, la hiperventilación por sí sola no produce ansiedad intensa o pánico, sino que es necesario además que las
sensaciones corporales inducidas por la hiperventilación sean percibidas como displacenteras e interpretadas como señal de peligro y el
grado de control percibido sobre las sensaciones debe ser bajo. Aunque la hiperventilación puede jugar un papel en los ataques de
pánico, no constituye un factor ni necesario ni suficiente y según autores como Garssen, Buikhuisen y van Dyck (1996) no parece ser muy
importante. La hiperventilación puede verse como uno de los posibles índices de la activación fisiológica, aunque, según los casos,
también puede ser una de las posibles explicaciones para algunos de los componentes fisiológicos de la agorafobia y/o un factor
agravante de los síntomas somáticos debidos a otras causas.

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