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EL DERECHO ROMANO

El Derecho, históricamente siempre ha estado en un constante proceso de


desarrollo. Todo sistema jurídico representa un agrupamiento de instituciones
encaminadas a la consecución de los fines reclamados por la vida social.

En la evolución del Derecho romano, podemos distinguir tres fases:


1- Fase del ius civile  formada por un conjunto de normas de carácter
rígido, formalista y simple. Sobre estas normas y sobre la ley de las XII
Tablas, labora la jurisprudencia. El pater familias ejerce un poder
absoluto sobre las personas y las cosas a él sometidas. I la propiedad se
halla dividida entre los jefes de las familias.
2- Fase del ius gentium  el Derecho exento de formas, regulador del
comercio, aplicable entre romanos y frente a extranjeros. La
jurisprudencia, el Edicto pretorio y la legislación imperial son los factores
que contribuyen a la formación y desenvolvimiento del Derecho
cosmopolita. La familia se configura ahora bajo los nuevos principios de
la sociedad doméstica.
3- Fase del Derecho heleno-romano  transportado el Derecho romano a
otras tierras, comenzó una lucha entre éste y los derechos locales,
asumiendo un especial significado en el Oriente. La familia romana
acaba por perder su vieja estructura bajo la influencia de las nuevas
corrientes.

Capacidad jurídica de obrar de la persona

Decimos que la capacidad es la aptitud que tiene una persona para adquirir
derechos y contraer obligaciones; y que la capacidad jurídica es ejercitar estos
derechos y cumplir con estas obligaciones. Es decir, ser titular de derechos y
de una capacidad de ejercicio o de obrar, que es la misma aptitud legal que
tiene la persona para ejercitar por si misma todos sus derechos.
Así mismo goza de capacidad plena tanto jurídica como para obrar el que
tiene los cuatro status: es libre, ciudadano romano, patter familias y sui iuris
que literalmente significa “de Propio Derecho”. Sin embargo, la capacidad de
obrar no coincide con la capacidad jurídica. Por ejemplo, el recién nacido y el
niño menor a 7 años si bien cuentan con los tres status por si mismos estos no
pueden ejercitar estos derechos si no a través de otra persona que es el tutor
para que complete su personalidad y administre sus bienes.
Por otra parte había personas que no tenían capacidad jurídica pero si
capacidad de obrar por ejemplo los esclavos, que podían realizar negocios
jurídicos así no sea para él, sino para el dueño o señor.

Sujeto de derecho es aquel en quien, sobre la humana condición, concurren


otras tres: ser libre, ciudadano y sui iuris. Entre los romanos, la palabra
persona tiene el significado normal de hombre, sin hacer alusión a su
capacidad. El paterfamilias es plenamente capaz, tiene plena capacidad
jurídica sin que tal denominación haga referencia al hecho de que tenga o no
hijos, ni tampoco al de que sea o no mayor de edad, siempre en cuanto que
sea o pueda ser jefe de una familia.

Las circunstancias que excluyen o disminuyen la capacidad de obrar están


relacionadas con la edad, el sexo, la enfermedad mental y la prodigalidad.

a) El sexo
La mujer se hallaba bajo la tutela perpetua. Si era menor se encontraba
bajo la potestad del Patter Familias, si se casaba bajo la potestad de su esposo
y si era Sui Juris bajo la tutela al margen de no tener esta capacidad jurídica
también eran limitados sus derechos tanto en campo público como privado.
En Roma, a diferencia de lo que sucede en algunos otros pueblos de la
antigüedad, la mujer gozó siempre de una gran consideración social; y la figura
de la mater familias, de la matrona, reina de su hogar, era justamente
respetada, participando del rango y de la dignidad del marido, de sus honores y
de su pública estimación.
Pero muy distinta era la situación en la esfera jurídica. Por lo que respecta
al Derecho público, la constitución de la civitas, y el proceso de su formación,
en el que intervino de modo fundamental la actuación bélica de la que estaban
excluidas las mujeres, determinó que tuvieran cerrado el ecceso a las
magistraturas, al Senado y a las asambleas populares. No participaban en el
derecho de voto, ni ellas mismas podían ser elegidas como magistrados.
La mujer se hallaba siempre en una situación de despendencia y
sometimiento a la autoridad suprema del pater familias. no era suficiente que
fuese libre, ciudadana Romana y Sui Juris porque su capacidad jurídica era
limitada, no solo carecía de derechos en el campo publico si no que su
capacidad jurídica era restringida en el Área Civil, es decir que no podía
ejercer la Patria Potestad ni podía ser Tutora de impúberes salvo de hijos o
nietos, así mismo no podía ser testigo en un testamento ni figurar en juicios, no
podía ser nombrada heredera por personas de la primera clase y era siempre
sometida a la patria potestad del Patter Familia.
Tras sucesivos avances en la capacidad de obrar de la mujer, que se
contrastan ya durante el período clásico, alcanza su culminación en la etapa
posclásica, en la que se llega a una equiparación casi total con la capacidad
del varón. La tutela de la mujer de cuño romano dejó de existir desde
Constantino, aun cuando en las provincias orientales subsiste el sometimiento
de la mujer a un señor, a un kyrios (marido o hijo).
Sin las limitaciones, la mujer obtuvo plena capacidad para negocios en el
período posclásico. También admite su posibilidad de arrogar y de ser tutora y
desaparecen las limitaciones para heredar; pero siguen sufriendo la limitación
de no poder postular por otro.

b) La edad
El Derecho toma en consideración la edad de las personas, ponderando, en
función de ella, la posibilidad o no posibilidad de que realicen actos jurídicos.
Por lo tanto, la edad es una causa modificativa de la capacidad de obrar.
Podemos diferenciar:
- Impúberes: en general son aquellos que no tienen capacidad física para
procrear. Distinguimos:
o Infantes: No pueden hablar expresando un pensamiento
razonable; son totalmente incapaces de obrar, “carecen de
inteligencia” (Gayo, 3,109). Soláis ha mantenido con buen apoyo
en las fuentes, que la infancia duraba hasta los cinco años
cumplidos. Wilinski, un estudioso polaco, piensa que en la época
antigua el infante que hubiese cumplido tres años asistido por su
tutor, gozaba de una limitada capacidad para obrar.
o Impúberes infantia maiores: Cerca de la pubertad, con los cinco
años superados. Si son sui iuris pueden celebrar negocios
jurídicos válidamente siempre que se hallen asistidos de su tutor.
Asumen también obligaciones, como sucede en el contrato de
compra-venta. También han de actuar de este modo en los
negocios de disposición como las manumisiones. En el caso de
que actúe sin la autorización del tutor, el negocio es válido pero
sólo produce efectos beneficiosos para el menor, por tanto,
adquiere derechos pero no asume obligaciones.
En ningún caso pueden contraer matrimonio ni otorgar
testamento. Son plenamente responsables cuando se trate de
infracciones del ius civile y no lo son respecto de los delitos del
ius honorarium, a menos que se hallen ya próximos a la pubertad.
- Púberes: La madurez sexual, trae consigo la plena capacidad negocial y
delictual. Respecto de los varones, se atendí desde antiguo a la
contrastación de su capacidad para procrear y la adopción de la toga
viril; en la época clásica seguían el mismo criterio. En cambio, los
Proculianos decidieron fijar unos límites: la edad de los 14 años en el
varón y la de 12 años en las hembras.
Pero la plena capacidad de la que gozaban, se manifestó bien pronto
grande para ellos, por lo que se adoptaron medidas protectores que
implicaban una cierta limitación de su capacidad de obrar. Sólo se
desplegaba plenamente en su aptitud para otorgar testamento y para
contraer matrimonio. Respecto a las demás relaciones, se estableció el
límite de edad de los menores de 25 años.

c) La enfermedad mental y física


La exigencia de plena capacidad intelectual y volitiva para la realización de
actos jurídicos, hace que las personas afectadas de una enfermedad mental
carezcan de aptitud plena para actuar válidamente en el campo jurídico. Así,
los locos son absolutamente incapaces para realizar negocios jurídicos, y no
son responsables por los delitos que cometan. Algo semejante ocurre con la
persona que aun siendo mentalmente sana, pierde circunstancialmente el uso
de razón, por causa de una enfermedad; así, no puede otorgar testamento.
Las enfermedades físicas no constituyen por sí mismas causas de
incapacidad de obrar. Lo son tan sólo en la medida en que impiden la
celebración de determinados actos jurídicos; así los sordos y los mudos no
pueden celebrar actos jurídicos formales orales.
d) La prodigalidad
Se refiere a la persona que malgasta los bienes heredados ab intestato de
sus ascendientes, poniendo de este modo a su familia en riesgo de
empobrecerse y arruinarse.
En la época clásica, afecta a la administración de toda clase de bienes,
siempre que esta administración perjudique el patrimonio del interdicto. De este
modo, la capacidad de obrar del sujeto, se parece a la del impúber infantia
maior, en cuanto no puede realizar negocios que creen obligaciones para él, ni
actos de disposición sin la intervención del curator, y sólo le son accesibles los
actos que le produzcan exclusivamente ventajas.

La capitis deminutio
Tomando esta expresión de un modo literal, capitis deminutio significa
disminución, reducción de la cabeza.
Este individuo ha experimentado un cambio, una mutatio de la situación jurídica
en que antes se encontraba; y de este modo, la capitis deminutio ha
determinado un cambio en su status; lo que no implica necesariamente una
pérdida de capacidad jurídica.
Muy posiblemente lo casos iniciales fueron sólo los de pérdida de la libertad y
de ciudadanía, y a ellos se agregaron los de cambio en la situación familiar.
En la época clásica, aparece la clasificación de la capitis deminutio en tres
modalidades relacionadas con los tres status, según Gayo:

- Capitis deminutio máxima: cuando alguien pierde al mismo tiempo la


ciudadanía y la libertad.

Sucede en todos aquellos casos en que el hombre libre se hace esclavo,


exceptuando el supuesto en que se trate de un romano que cae en cautividad
del enemigo. La pérdida de la libertad, trae consigo la pérdida de la ciudadanía
y de la situación familiar, por cuanto el esclavo no puede ser ciudadano ni
pertenecer a una familia.

En cuanto a los efectos personales que produce, la c.d.máxima extingue los


lazos de asignación, así como las potestades fundadas en esos lazos. También
la patria potestad, la manus y el matrimonio.
Respecto a los efectos patrimoniales, extingue los derechos de los que fuese
titular el afectado, así como las obligaciones contractuales que hubiese
asumido antes de perder el status libertatis.

- Capitis deminutio minor o media: cuando se pierde la ciudadanía,


conservando la libertad.

Se produce por el ingreso en una comunidad no romana. Por otra parte,


cabe que el que perdió la ciudadanía romana no adquiera otra ciudadanía, sino
que permanezca sin ninguna, convirtiéndose así en un apólida; pero frente al
Derecho romano, era considerado como tal el que fuese ciudadano no romano
o el que perteneciera a otra comunidad política reconocida por Roma.

Respecto a los efectos patrimoniales, conserva en principio sus derechos,


pero si al perder la ciudadanía romana ingresa en otra comunidad extranjera,
tales derechos quedarán sometidos a la regulación jurídica propia de tal
comunidad, y no al Derecho romano.
Se extinguen el matrimonio y los derechos personalísimos, como el usufructo y
análogos; asimismo el testamento que hubiese sido otorgado en Roma queda
invalidado.
En cuanto a las deudas, subsisten; y el pretor concede a os acreedores una
misión en posesión de los bienes, con derecho a enajenarlos y satisfacerse con
su importe.

- Capitis deminutio mínima: cuando se cambia el status familiae,


conservando la ciudadanía y la libertad.

Las hipótesis en que esta mutatio sucede son muy numerosas y sus efectos
en la capacidad jurídica del afectado son también diversas:

o El cambio de status no afecta a la capacidad jurídica del capie


minutus, que permanece inalterada, ni aumenta ni disminuye.

o En otras ocasiones, la capitis deminutio aumenta la capacidad


jurídica del afectado, y produce para él efectos primordialmente
favorables. Sucede cuando un alieni iuris se convierte en sui iuris.

o Por último, otras veces el cambio de status entraña una


verdadera disminución de la capacidad jurídica, lo que sucede
cuando una persona sui iuris se convierte en alieni iuris.

Cuando se trate de un sui iuris que se convierte en alieni iuris, el


patrimonio del sui iuris es adquirido por el pater familias del que ha pasado a
depender. El testamento que hubiese otorgado el padre arrogado pierde su
valor. Las deudas se extinguen; le alcanza la incapacidad para ser titular de
derechos y obligaciones, y no las transmite al pater en cuya potestad entra. Las
obligaciones nacidas de delito, no se extinguen.

Si se trate de un alieni iuris que pasa a ser sui iuris, puede conservar los
peculios castrense y cuasi-castrense, y en cuando a los bona adventicia, el
padre pierde su administración.

En el caso de alieni iuris que cambia de familia y de pater, y sigue siendo


alieni iuris, los preculios conservan su carácter.

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