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En los dos últimos capítulos hemos efectuado un primer análisis de los sucesos de
Leganés. Tendremos tiempo de profundizar en aquellos sucesos, pero antes conviene
detenerse y efectuar una recapitulación. En concreto, vamos a examinar la secuencia
temporal que va desde los atentados del 11-M hasta el supuesto suicidio de los
responsables el 3 de abril. Veremos, al enumerar aquellos hechos, que nada tiene ningún
sentido, a menos que de lo que estemos hablando sea de un intento deliberado de
permitir que esos supuestos suicidas se concentraran en aquel piso que sería su tumba.
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Entonces, si Suárez Trashorras llevó a la Policía hasta la casa, ¿por qué no se irrumpe en
esa casa el propio 19 de marzo, lo que hubiera permitido detener a Jamal Ahmidan en
plena fiesta familiar?
¿Tiene Vd. hijos en edad adolescente? En ese caso, posiblemente se haya hecho más de
una vez la pregunta, un sábado por la noche, de dónde está su hijo, que hubiera debido
llegar a casa hace un par de horas. Usted no quiere llamarle a su móvil, para que no le
llame pesado, pero daría su mano derecha por saber dónde se encuentra; no porque no
se fíe de su hijo, sino porque tiene miedo de lo que le pueda pasar.
Pues esa posibilidad existe desde hace mucho tiempo. Las operadoras telefónicas
pueden localizar, gracias a un procedimiento de triangulación y con una precisión que
depende del número de torres de telefonía existentes en cada área, dónde se encuentra
cualquier usuario de teléfono móvil. Y precisamente porque existe una necesidad de
mercado, ofrecen ese servicio a sus clientes. No hay más que entrar, por ejemplo, en la
página de Movistar donde se describe el servicio "Localízame" y contratarlo; a partir de
ese momento, podrá Vd. saber dónde se encuentra cualquier teléfono de su propiedad,
con una precisión de unos pocos cientos de metros dentro de una gran ciudad. Localizar
dónde se encuentra un determinado teléfono cuesta, con este tipo de servicio, unos 30
céntimos de euro.
La Policía conocía, mucho antes de la explosión del piso de Leganés, varios de los
teléfonos usados por quienes luego se suicidarían; por ejemplo, hay un teléfono (el
645658495) que juega un papel fundamental a la hora de localizar el piso de Leganés,
como luego veremos. Sin embargo, en el sumario no consta ni una sola petición de
localización utilizando este procedimiento que las operadoras telefónicas ponen a
disposición de cualquiera. ¿Quiere eso decir que la Policía no utilizó esa técnica a la que
cualquiera tenemos acceso? ¿No hubiera permitido esa información de posicionamiento
conocer dónde se encontraban los diversos sospechosos y haber evitado la explosión del
piso de Leganés? ¿Qué información de posicionamiento obtuvo la Policía entre el 11 de
marzo y el 3 de abril y con respecto a qué teléfonos?
Llegamos con esto a la pregunta fundamental, la de cómo pudo la Policía localizar ese
piso que acabaría estallando. Según el sumario, a las 18:45 del sábado 3 de abril se
recibe una llamada en el Centro Nacional de Comunicación de la Policía informando de
que se ha producido un tiroteo en las proximidades de la estación de Zarzaquemada (en
Leganés) entre fuerzas de seguridad e individuos de origen árabe, dándose estos últimos
a la fuga en un vehículo Renault Megane matrícula J-2106-AC y refugiándose en un
piso de la C/ Carmen Martín Gaite. Ante la posibilidad de que esos individuos tuvieran
armas, explosivos o rehenes, se monta un dispositivo policial, incluidos helicópteros de
apoyo, avisándose al GEO, cuyos miembros llegan al lugar a las 19:45.
Pues desgraciadamente no tanto, porque esa versión no coincide para nada con lo que
sabemos sobre los hechos de Leganés. Las primeras unidades policiales llegan al piso
poco después de las dos de la tarde de aquel sábado 3 de abril, con lo cual difícilmente
pudo localizarse el piso gracias a un tiroteo producido después de esa hora.
De hecho, si seguimos leyendo el sumario nos encontramos con que la Policía ya había
solicitado al juez de guardia una orden de registro a las 17:10 de ese mismo día para el
piso de Leganés. En la justificación de esa petición de registro, la Policía afirma que una
de las tarjetas relacionadas con la de la mochila de Vallecas había estado en
comunicación con el número telefónico 645658495, por lo que con fecha 2 de abril (el
día anterior a la explosión del piso) solicitó la intervención de dicho número telefónico
y el día 3 tuvo conocimiento de que el usuario de dicho teléfono residía en el piso de
Leganés. Por eso se pedía la orden de registro.
Resulta un poco desconcertante, porque lo que la Policía nos dice en este segundo
documento es que se llega al piso no porque hubiera ningún tiroteo, sino siguiendo el
rastro de las tarjetas telefónicas de los presuntos implicados. Pero entonces, ¿por qué en
el primer documento se menciona ese tiroteo en Zarzaquemada con los ocupantes de un
vehículo?
Bueno, esto explica cómo llegó la Policía al piso a partir del número de teléfono
645658495. Pero la explicación, lejos de disipar nuestras dudas, lo que hace es
acrecentarlas, por tres motivos distintos:
Esta es, precisamente, la pregunta que terminaría haciéndose el juez Del Olmo un año
después de la masacre, al tratar de ordenar los distintos cabos sueltos del caso. El día 16
de marzo de 2005, Del Olmo solicitaba a la Policía, entre otras cosas, que le aclarara si
había habido o no tiroteo antes de la llegada al piso.
La Comisaría General de Información de la Policía respondió al juez Del Olmo
mediante un escrito de fecha 6 de abril de 2005, pero el escrito era tan vago e impreciso
que Del Olmo volvió a solicitar, en sendos oficios de fecha 5 y 9 de mayo de 2005, que
se clarificara el tema x
x
.
La Policía respondió unos días después, el 20 de mayo, a esa petición de entrega de las
cintas efectuada por el juez Del Olmo. Estoy seguro de que el lector se imagina ya cuál
fue la respuesta:
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¡Qué cosas pide el juez Del Olmo! ¿Acaso a alguien sensato puede pasársele por la
cabeza guardar todo un año unas cintas del Centro de Control de la Policía relativas a la
mayor masacre terrorista sufrida por nuestro país? ¡De ninguna manera! ¡Con lo caro
que está el material fungible!
El día 14 de marzo de 2004, unas elecciones generales dieron el triunfo a José Luis
Rodríguez Zapatero, un día después de que los manifestantes se concentraran ante las
sedes del PP al grito de "¡Queremos saber!". Pues bien, ¿sería mucho pedir que el
Gobierno nos informara de qué otros datos relativos al 11-M han sido destruidos? Más
que nada, por saber.