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¿Matrimonio solo para

procrear? Detalles de un
debate en la Corte
Constitucional
Judicial
26 Mar 2020 - 3:59 PM
Redacción Judicial

El Código Civil dice en su artículo 113


que el matrimonio es un contrato
solemne “con el fin” de “procrear” y
auxiliarse mutuamente. ¿Puede un
integrante de la pareja demandar al otro
por "incumplir" ese contrato? Así es el
complejo debate que adelanta el alto
tribunal.
El artículo 113 del Código Civil dice que el matrimonio es un contrato
solemne debe tener como fin último la procreación y el cuidado mutuo lo
cual, para el abogado Jorge Luis Gómez, es contrario al derecho al libre
desarrollo de la personalidad, entre otros. Por esa razón, presentó ante la
Corte Constitucional una demanda que busca tumbar esa disposición para
que se entienda que la pareja tiene derecho a decidir libre y
responsablemente si desea tener hijos, entre otro.

¿Matrimonio solo para


procrear? Detalles de un
debate en la Corte
Constitucional
Judicial
26 Mar 2020 - 3:59 PM
Redacción Judicial
El Código Civil dice en su artículo 113
que el matrimonio es un contrato
solemne “con el fin” de “procrear” y
auxiliarse mutuamente. ¿Puede un
integrante de la pareja demandar al otro
por "incumplir" ese contrato? Así es el
complejo debate que adelanta el alto
tribunal.
Pixabay

El artículo 113 del Código Civil dice que el matrimonio es un


contrato solemne debe tener como fin último la procreación y
el cuidado mutuo lo cual, para el abogado Jorge Luis Gómez,
es contrario al derecho al libre desarrollo de la personalidad,
entre otros. Por esa razón, presentó ante la Corte
Constitucional una demanda que busca tumbar esa
disposición para que se entienda que la pareja tiene derecho
a decidir libre y responsablemente si desea tener hijos, entre
otro.

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La demanda tiene varios argumentos. Por un lado, Gómez
apunta a que esta norma del código civil, al presentar al
matrimonio como un “contrato solemne”, da pie para que se
pueda ser observador por las normas legales que tienen que
ver con contratos en Colombia. Y, en ese sentido, si no se
tienen hijos en la unión, se estaría incumpliendo una
obligación. Así, sería posible que uno de los integrantes de la
pareja, demande a quien no quiso tener hijos y obtener una
indemnización.

“El incumplimiento del contrato otorga al ofendido con la conducta de aquel


que se apartó de los dictados del negocio jurídico, el derecho a reclamar la
satisfacción del débito contractual y la indemnización de perjuicios, bien a
través de la conminación directa o en virtud de requerimiento extrajudicial,
ora mediante su ejecución forzada por las vías judiciales”, dice la demanda.
Para Gómez es claro que la Corte debe tumbar esta norma y dejar en claro que
es la pareja la que debe convenir si desea tener hijos

“(…) Puede prestarse a un mal entendido en lo esencial del contrato, la


procreación simplemente debería ser una circunstancia que la pareja es libre
de elegir, no un fin del contrato de matrimonio”, precisa la acción judicial. La
demanda fue apoyada por el Observatorio de Derechos Humanos “Orlando
Fals Borda” que envió un memorial a la Corte

Constitucional argumentando que el matrimonio, como contrato civil, debe


“observar el principio de la autonomía de la voluntad y las parejas que
formalizan su relación (…) pueden o no determinar si desean o no procrear”.

En ese sentido, esta discusión no solo va encaminada en la libre capacidad de


decisión de la pareja sino en los fines del matrimonio como contrato a luz del
Código Civil, que es de 1873, y la Constitución Política de 1991. El Colectivo
enfatizó en que ese artículo refiere al matrimonio como una unión entre
hombre y mujer, aunque en ese aspecto el alto tribunal dijo que era posible
que las parejas del mismo sexo se unieran en un contrato solemne. El caso lo
tiene el magistrado Alberto Rojas Ríos quien ha recibido varios conceptos al
respecto.

Uno es de la Defensoría del Pueblo que pidió al alto tribunal tumbar la


expresión “procrear” y, de no hacerlo, cambiarla para que se entienda que la
pareja en matrimonio puede "decidir libremente tener

descendencia o no". Su argumento se centra en los derechos a la libre


personalidad y a la autonomía reproductiva, que no estaban sobre la mesa para
la época en que se dictó el Código Civil. Y afirma que el matrimonio es la
materialización del ejercicio de múltiples derechos y que la mirada debe
hacerse bajo esta lupa y no bajo las normas contractuales.

“Para la Defensoría del Pueblo, que la norma acusada señale expresamente


que la procreación es una de las finalidades del matrimonio, es atentar contra
la autonomía de las parejas por un vínculo matrimonial, quienes por ningún
motivo deben ser objeto de injerencias legales relativas a la obligación de
reproducirse. Precisamente porque la autonomía el núcleo esencial del
derecho a la libre desarrollo de la personalidad, a la libertad reproductiva y a
decidir el número de descendencia que se quiere tener”, dice el concepto.
Para la Procuraduría, sin embargo, el demandante se equivoca al considerar
como “una obligación” que la procreación sea un fin del matrimonio y por
tanto objeto de normas relacionadas con contratos. En su criterio, toda la
demanda está mal argumentada. “Esas suposiciones y conjeturas no
verificables que presenta al demandante sobre el alcance de la norma,
acompañados de argumentos indeterminados y abstractos, incumple con los
requisitos de certeza y especificidad e impide que se genere una duda de
constitucionalidad”.

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