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Universidad Autónoma de Colombia

Facultad de Ciencias Humanas

Brigitte Rodríguez

Abordar narraciones independientes como inicio de una novela, puede desanimar al lector cuando este no
tiene la suficiente paciencia o se siente desorientado. Quizá se espera una serie de sucesos que vayan
siendo narrados de manera lineal, una presentación esquemática de los personajes, un cronotopo que si
bien varía , llega a los lectores de manera paulatina, y unos cambios temporales que resulten coherentes
para quién lee la novela. Toda esta serie de características son las que encontramos en la narrativa
tradicional hispanoamericana. Pero en el caso de esta obra, Llosa va a ser catalogado como uno de los
autores que ayuda a romper esa concepción. Uno de los estudios de la obra hecho por Andris Edgars
Kleinbergs retoma una cita de Benedetti en la que se presenta la escandalosa transgresión de la obra en
términos narrativos:

La Casa Verde es, por otra razones, un fértil y ejemplar escándalo. Lo es, para empezar, en el plano de las
convenciones sintácticas. El narrador cambia de tiempo a mitad de frase, mezcla (sin el mínimo signo de
advertencia) frases del pasado y del presente, hace trizas las reglas de puntuación, desarticula los tiempos
( Kleinbergs, 1972,p.74)

Como se puede ver, hay un laberinto narrativo en el que el lector siente la ausencia de una posible
escapatoria. Pero si bien la novela en un principio se constituye en entramados y bifurcaciones, a medida
que se va siguiendo la lectura, las tramas empiezan a converger 1 y todo por fin empieza a tener sentido.

Si bien la narrativa es uno de los aspectos más determinantes de la novela, y es necesario


resaltarlo por su novedad en la narrativa hispanoaméricana, la propuesta de este trabajo girará en el
análisis del paulatino deterioro de los personajes, y ver cómo ese deterioro es generado por múltiples
factores, entre los cuáles están : las secuelas de la conquista, ser indígena o ser de una etnia determinada-
en este caso los aguarunas- las acusaciones injustas, la necesidad de ganarse un lugar en una sociedad -así
sea incluso destruyéndola- entre otros.

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convergen por medio de lo que Llosa llama vasos comunicantes: asociar dentro de una unidad narrativa
acontecimientos, personajes, situaciones que ocurren en tiempos o lugares distintos; consiste en asociar o en
fundir dichos acontecimientos (…) Al fundirse en una sola realidad narrativa cada situació n aporta sus
propias vivencia, y de esa fusió n surge una nueva vivencia.

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Pero antes de dar inicio al análisis de los personajes es necesario recordar que la novela está
compuesta por cuatro libros, dentro de los que habrá tres o cuatro capítulos. En la primera parte se hará
alusión a la historia de cada personaje. A medida que se va avanzando en la lectura de los libros los
capítulos empiezan a mostrar correspondencias o vasos comunicantes entre ellos. Los personajes a
estudiar serán, Don Anselmo, Bonifacia y Fushia .

La vida en las manos de la muerte.

La llegada de los forasteros a los pueblo trae alegrías, pero también desgracias, en el caso de Don
Anselmo llegaron los desenfrenos y las pasiones haciendo parte de una casa, la casa verde. Este personaje
en primera instancia es presentado con su llegada a Piura. La primera impresión que genera entre los
habitantes es de compasión, puesto que su mula había muerto y el forastero parecía venir de lejos. La
hospitalidad de las personas de Piura hizo que poco a poco Don Anselmo se empezara a interesar por la el
lugar, tanto así, que aprendió las costumbres “conquistó a los vecinos celebrando los encantos de la
ciudad: la simpatía de las gentes, la belleza de las mujeres, sus espléndidos crepúsculos” (Llosa, 1965, p.
55).

Pero Don Anselmo atrajo más miradas cuando de repente surge la iniciativa de construir una casa
en el desierto “ Don Anselmo Había comprado la municipalidad un terreno situado al otro lado del Viejo
Puente(...) Pero ¡en el desierto! La arena devoraría aquella mansión en poco tiempo” (Llosa, 1965, p. 78) .
La Casa verde fue construida y antes de que fuera terminada las mujeres empezaron a temer por sus
maridos. A medida que avanza la historia se confirman las sospechas de los ciudadanos con la llegada de
veinte habitanas, la casa verde se vuelve el lugar liberador para de los hombres, las mujeres reclamaban
indignadas a las autoridades, pero legalmente la casa no transgredía norma alguna. A medida que
empiezan a incrementar las visitas al lugar, Don Anselmo lucía los ingresos abundantes de los impíos
ciudadanos. Se veía cada vez más regordete y extravagante “Don Anselmo había engordado, se vestía con
exceso chillón : sombrero de paja blanca, bufanda de seda, camisa de hilo, correa con incrustaciones,
pantalones ajustados, botas de tacón alto y espuelas. Sus manos hervían de sortijas” (Llosa, 1965, p. 101).
En esta parte del relato vemos que hay un giro en la condición del personaje, en una primera instancia
vemos cómo la llegada de Don Anselmo muestra un muchacho joven, saludable.

Algo muy característico del personaje y que va a ir poco a poco mostrando su degradación es la
relación que tenía con las mujeres, Don Anselmo no solo era un aficionado a contemplar la belleza
femenina, quería poseerla con las palabras, hecho que nos va dando indicios de lo que ocurriría con la
muda Antonia. La presencia de Don Anselmo en la Estrella Del Norte sugería a los principales de la
ciudad hacerle compañía. Si bien la novela no lo dice, de manera implícita vemos cómo la relevancia de

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un sujeto en la sociedad se medía por la capacidad de invitaciones de copas, celebraciones desbocadas e
interminables “Sírveme chunguita que yo invito” para el personaje el poder pasear ampliamente por Piura
y ser adulado por muchas figuras importantes, era determinante. Pero si bien tenía el favor de los
principales, el padre García permanentemente estaría estigmatizando al personaje desde que se informó
sobre la casa verde.

Uno de los hechos determinantes que hace estallé la ira de la ciudad y presenta el paso de un Don
Anselmo extravagante a un Don Anselmo miserable, es la muerte de la joven Antonia. Cuando Juana se
entera de la muerte de Antonia es impresionada en el río por la decadencia en la que se encontraba Don
Anselmo :

Juana recuperó la canasta (…) vio a Don Anselmo: tenía la cabeza desmayada entre las manos y el
agua de la orilla mojaba sus botas (…) Don Anselmo llevaba allí un buen rato, su pantalón, su
camisa y sus cabellos estaban salpicados de arena. (Llosa, 1965, p.183 )

Después de encontrar a Don Anselmo en un estado tan descompuesto y ausente por el dolor que
le causaba lo que había sucedido, Juana se entera que la niña Antonia había fallecido. Invadida por un
sinnúmero de emociones Juana sale corriendo e inmediatamente empieza a comunicarle la noticia a la
gente de Piura. El padre García ínsita a las masas para acabar con el lugar en el que Don Anselmo dispuso
a sus anchas de la pequeña, puesto que la había robado y abusado de ella. Con respecto a esto, vemos que
en la obra la violación y la transgresión de la dignidad se presentan como algo común con respecto a la
mujer. No solo se abusa de Antonia, se abusa de las aguarunas, y de las lavanderas como Juana .

Cuando el pueblo es informado de lo sucedido terminan prendiendo fuego a la Casa Verde. Don
Anselmo al ver la quema de su hazaña se derrumba delante todos los que allí se encontraban. Es a partir
de este suceso cuando se ve el deterioro completo del personaje. Don Anselmo pasó de ser una figura
pública representativa, a ser un viejo que tocaba en las esquinas del bar de la chunga, hija de Don
Anselmo y de la niña Antonia.

La Chunga reconstruye la casa verde, y si bien es un sosiego para el padre, Don Anselmo se
vuelve un hombre tranquilo que cumplía con su deber de músico, amanecía en el prostíbulo de su hija
escuchando las preguntas afanadas de los inconquistables por saber su historia. Si bien se recapitulan
algunos de los aspectos de la vida de Don Anselmo, es interesante ver cómo la cultura adjudica
necesariamente un arquetipo de hombre. En el caso de Don Anselmo se transgreden muchas de las reglas
instauradas por la sociedad. Pero su presencia, la construcción de la casa, los ríos caudalosos de dinero
que abrasan al personaje cuando la casa toma fuerza, implica el condicionamiento al que se ve sujeto el
individuo. Si bien Don Anselmo es un misterio, era consciente de lo que tenía que proyectar en sociedad.

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Los cristales no se cansan de sangrar

En el caso de Bonifacia encontramos a un personaje que por su condición- indígena aguaruna – sería
menospreciado permanentemente. La presentación no va a ser lineal ni organizada. El personaje empieza
a ser construido por el lector a partir de los regaños que le daba la madre Angélica por haber dejado
escapar a las niñas de la misión 2. Esta misión de religiosas españolas tenía como objetivo arrancar las
niñas de las familias aguarunas para ser evangelizadas y civilizadas. La naturaleza de Bonifacia era
indígena y la revelación que nos hace la madre Angélica de este personaje, no es nada alentadora:

-Eras como un animalito y aquí te dimos un hogar, una familia y un nombre-dijo la superiora-
también te dimos un Dios. ¿ Eso no significa nada para ti?

- No tenías qué comer ni qué ponerte- gruño la Madre Angélica-, y nosotras te criamos, te
vestimos, te educamos ¿por qué has hecho eso con las niñas. malvada? (Llosa, 1965, p. 45)

Las labores que desempeña Bonifacio en la misión son las de criada. No solo le recriminan es
escape de las pupilas, también le recriminan su condición, apariencia., y lo ignominiosa que era por no ser
consciente del pudor. Bonifacia difícilmente llega a ser reconocida como un igual en la novela. Cuando es
expulsada de la misión es acogida por el práctico Nieves y por Lalita bajo las mimas condiciones de
criada. Hasta este punto de la novela tenemos a un ser tímido, acomedido, servicial y conforme con las
situaciones que se le prestan. Pero va a ver un paulatino cambio en este personaje cuando tiene un
acercamiento con el Sargento Lituma:

El venía a conversar no más, y ella había sido, bandida, ella lo había puesto así, chinita, y bajo el cuerpo del
sargento el cuerpo de ella se mostraba resbaladizo. Se movió ligeramente cuando el sargento le tironeó el
itipak y se la arrancó, y luego permaneció quieta mientras él le acariciaba los hombros mojados (…) ¿nunca
había conocido hombre hasta ahora, di?- Ella se arqueó un poco, se empinó, pegó su boca al oído del
sargento: no había conocido hasta ahora, patroncito, no. (Llosa, 1965, p 175)

Es a partir de ese momento que el personaje de Bonifacia empieza a volverse un poco más
participativo en la novela, puesto que en general es un personaje que si bien alude a una condición, no
tiene voz propia, y los momentos en los que habla no permite descifrar mucho de él. Como se mencionó
en un principio, Bonifacia es presentada en los diálogos de los otros personajes, La madre Angélica,
Lalita, el Sargento y hasta Don Anselmo.

Bonifacia no interioriza su realidad, no la reflexiona, es un personaje que asume las


circunstancias de la vida y que no objeta mucho por ellas, se percibe en Bonifacia quizá la necesidad de

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La misión estaba ubicada en Santa María de Nieva poblado situado en el Alto Marañón (Amazonas)

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protección por su deseo de permanecer en la misión y por su aparición como empleada de la casa verde.
Quizá no eran las mejores condiciones, pero las aceptaba. Uno de los pocos momentos en los que
Bonifacia tiene voz propia o manifiesta su sentir, es cuando tiene que verse con su antiguo esposa en la
casa verde, Llosa hace una cuidadosa descripción de su lenguaje corporal que comunica el temor que
sentía por encontrarse en un lugar como esos al que fue su esposo. Pero las condiciones eran diferentes,
ella era una empleada y él un cliente, esto se puede corroborar cuando de lo labios de Lituma surge un
“haga su trabajo puta” (Llosa, 1965, p. 192)

Como se puede ver, Bonifacia por su naturaleza asegura un destino decadente y miserable como
lo dice Kleinbergs “ Bonifacia también tiene su fin predestinado porque Vargas Llosa quiere representar
con ella la suerte de las indiecitas que “graduadas” de la misión de las madres , se convierten en sirvientas
o terminan como prostitutas en los burdeles peruanos, acabando así la ruta tomada por ellas entre la selva
y el prostíbulo ” (Kleinbergs,1972,p. 94)

Respuestas amargas

El último personaje será Fushia. Este japonés al igual que Bonifacia, no tiene una entrada como la de
Don Anselmo en la novela, Fushia es conocido por el lector por las preguntas que empieza a hacerle
Aquilino, uno de sus compañeros en los robos y estafas que hacían en Santa María de Nieva. La
degradación que sufre este personaje surge a causa de una encarcelación injusta, puesto que se le acusó de
un robo que nunca había cometido. En este momento el personaje manifiesta un desprecio por la realidad
de la que hacía parte, la inconformidad lo llevó a estafar, robar, matar animales, vender mujeres que en
principio se creía que amaba, ultrajar, engañar y pasar por encima de los demás para obtener sus fines.

En toda la novela-o en gran parte- vemos que en los episodios que se retoman por parte de
Aquilino, siempre va a haber una justificación de Fushia del porqué de una acción que Aquilino considera
en definitiva negativa e inescrupulosa.

Uno de los episodios importantes que retoman los personajes es la relación que surge con Lalita. Esta
joven muchacha es uno de los resultados más claros del deterioro y degradación de Fushia . Al principio
se va a establecer una relación cordial por parte del japonés. Había frecuentes salidas y regalos en un
inicio. Pero debido a los negocios ilícitos que estaba manejando este personaje, se ve obligado a salir de
Iquitos. Fushia sale con Lalita de este lugar, y esta joven se volverá la mujer de Fushia. Pero antes de que
salieran de la isla, vemos como Fushia aprovechaba de manera inescrupulosa la belleza de su enamorada
a través del comercio y la venta de su cuerpo con otros:

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- Mil soles por una muchacha no es de cristianos cuerdos- dijo Aquilino- Es el precio de un motor,
fushia.
- Vales diez mil-dijo fushia- solo que estoy apurado, usted sabe de sobra por qué, don Julio, no puedo
cargar con mujeres. Quisiera partir hoy mismo. (Llosa, 1965, p 93)

A medida que pasaba el tiempo los maltratos por parte del japonés empezaron a surgir y la paciencia
de Lalita trataba de mantenerse intacta. Pero hasta el mismo práctico Nieves, personaje con el que Lalita
se fugará, nota como Fushia la ultrajaba y maltrataba. En una de las conversaciones que tienen ambos
personajes, el práctico y Lalita, viene a colación el tema de cómo Fushia metía mujeres a la casa y estaba
con ellas frente a Lalita:

- No las mete a mi casa- dijo Lalita – duermen en el corral con los animales
- Pero se las tira en su delante- dijo Nieves- No se haga la que no entiende. (Llosa, 1965, p 156)

La hombría, en lo que se refiere a la sexualidad, resulta un punto muy importante no solo para Fushia,
sino para casi todos los personajes masculinos de la novela. Fushia empieza a ver afectaciones físicas que
ponen en tela de juicio su hombría, uno de los primeros síntomas de la enfermedad que va a envolver al
personaje y va a terminar destrozándolo, tanto así, que Aquilano se ve en la necesidad de auxiliarlo para
que termine sus días en un leprosario.

Los maltratos y ultrajes contra todos lo que lo rodearon, especialmente Lalita, van a terminar en una
soledad que es solventada por lástima de un amigo que le tenía algo de aprecio. Fushia maldice a Lalita y
las condiciones de vida que tuvo, maldice el endurecimiento sufrido tras haber estado en la cárcel,
maldice su enfermedad. De una u otra manera el accionar del personaje es movido por una gran
frustración con respecto a lo que tuvo que asumir en su vida.

Conclusión

A partir de tres personajes se percibe en la novela cómo las malas condiciones, en este caso la conquista,
la imposición de una cultura, la negación de la humanidad y el reconocimiento del sujeto como algo que
se constituye natural, hace que los individuos se vean menospreciados y degradados. Salvo Don Anselmo
hay dos personajes que no deciden, deben asumir y ese asumir implica una degradación que llega a
mostrar los peores estados de la condición humana. Si bien hay un punto de retorno más que todo en
Fushia que en Bonifacia, el motor que hace accionar al personaje es quizá la arbitrariedad de los juicios,
hecho que también confluye con Bonifacia. Su naturaleza la hizo maldita a los ojos de Dios , la hizo un
ser demoniaco y despreciable que tenía como única salida la casa verde.

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La casa Verde es una herida profunda que llega a mostrar América Latina. La novela recoja
realidades cotidianas, como lo cuenta Andris Edgars, Llosa lo dice en una de sus entrevistas -recoge para
la obra muchos hechos reales- como la propia existencia de la casa verde. Esta existencia hace que haya
una necesidad no solo de generar una narrativa a partir de ese elemento extravagante en medio de un
desierto, es la voz en todo caso de un continente cansado y maltratado, quizá sea repetitivo, pero son
realidades que no dejan de impactar a sus espectadores .

Esta novela fue ganadora de premio Rómulo Gallegos en el año de 1966, el Rómulo Gallegos
según Emir Rodrígez Monegal “ reside en consagrar objetivamente el boom y su significación cultural en
lsa letras latinoamericanas ” ( Monegal,1962,p. 27) pero si bien el premio está más relacionado con el
número de ediciones que recibe la obra y el número de volúmenes que se vende, la importancia de la casa
verde es lo que logra develar a quienes incursionan la obra. Son realidades que en cierto punto se vuelve
visceral y decadente para los espectadores, pero no solo es la mirada total de la novela, es el cómo de su
ejecución. Llosa lleva al lector de la mano y poco a poco pasa con él por esos vericuetos narrativos, que
resultan insoportables, pero majestuosos cuando se observa la novela en su totalidad.

Referencias:

Llosa, Vargas,M. (1965) . La Casa Verde. Barcelona: Seix Barral.

Kleinbergs. A. (1972). El sentido de la Casa Verde de Mario Vargas Llosa (tesis doctoral). University of
California. Riverside

Monegarl,R,E. (1962) . El Boom de la novela latinoamericana. Tiempo nuevo

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