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GENEROSIDAD

Una vacuna contra egoísmo

Introducción.

Aunque la palabra «generosidad», no aparece en ningún diccionario bíblico, por lo menos de los
que yo conozca, cuando leemos los evangelios encontramos constantemente Jesús enseñando
sobre este tema, ser generosos. En muchas parábolas, método que uso Jesús para enseñar, Él hace
hincapié en este tema.

Veamos resumidamente tres parábolas que Jesús hace énfasis en la generosidad de Dios y luego
analizaremos una parábola que Jesús habla de un hombre que no era generosos y sus
consecuencias.

1. Parábola del hijo prodigo (Lucas 15,11-32).


a. Entre las muchas lecciones que enseña esta parábola, una fundamental es la
“generosidad del padre hacia su hijo menor”, esta se ve reflejada de dos maneras:
i. Primero por el perdón que el padre ofrece sin antes escuchar el
arrepentimiento del hijo
ii. Segundo, por haber preparado una gran fiesta para el hijo perdido.
b. Estas acciones del padre supone un escándalo para su hijo mayor, el cual no
entiende la generosidad de su padre, pues su hermano había derrochado todos los
bienes de su padre, y aun así lo recibe con un banquete.
c. Pero la parábola quiere enseñarnos sobre todo de la “generosidad del padre”.
d. Así es Dios con sus criaturas: generoso, sin que lo merezcan.
2. Parábola de los obreros de la viña (Mateo 20,1-16).
a. Esta parábola nos desconcierta, y hasta nos parece injusta, ya que, a la hora de la
retribución a los jornaleros, el amo empieza con los últimos que empezaron a
trabajar y a quienes les paga de forma generosa, mientras que los que han
trabajado durante todo el día reciben según el salario convenido.
b. Con ésta parábola, Jesús enseña que Dios no trata a las personas según sus méritos,
sino a partir de la generosidad.
c. Otra vez, Dios muestra su generosidad para con nosotros, sin que lo merezcamos.
Tito 3:4-5
3. Parábola del buen samaritano (Lucas 10,30-37).
a. Esta parábola nos sorprende porque conociendo las costumbres de aquella
sociedad, sabemos que las relaciones entre judíos y samaritanos era muy mala, que
un judío recibiera una ayuda tan generosa y hasta arriesgada precisamente de su
mayor enemigo era algo inimaginable para aquel entonces.
b. Otra vez Jesús nos enseña que Dios no trata a las personas según sus méritos, sino a
partir de la generosidad.
c. Así es Dios con todos nosotros: Pablo dice que cuando éramos aun pecadores y sus
enemigos, Él murió por nosotros. (Romanos 5:8,10)
d. Dios siempre será generoso aunque no lo merezcamos. Nuestros pecados no
pueden alterar el carácter de Dios.
e. En las tres parábolas podemos ver a un Dios generoso sin que mereciéramos. ¿No
será que Dios espera una actitud parecida de sus hijos?
DIFERENTES TIPOS DE GENEROSIDAD:

Generosidad interesada. Es decir; dar pensando en lo que podamos recibir mañana


cuando necesitamos una mano. Esta generosidad es como una despensa en la que ponemos lo
que nos sobra para cuando lo necesitemos. La despensa es el otro. Esta falsa generosidad no
construye nada eterno, es tan terrenal como el egoísmo, el fin es el mismo, pensando en uno
mismo.
Generosidad fraternal. Esta generosidad está dirigido hacia aquellos que nos son
queridos, que tenemos cerca, que sabemos que valoran lo que ofrecemos y que, por supuesto,
también confiamos en que si un día lo necesitamos seremos recompensados. Por supuesto, esta
generosidad es buena y necesaria; es el compartir de hermanos y hermanas. Es lo natural, es parte
de la vida de los humanos. Pero Jesús dijo: «si hacéis esto, ¿Qué hacéis más que otros?» (Mateo
5,46-47).

Generosidad genuina. La generosidad genuina es una accionar de dar sin mira quién es
el otro (parábola del buen samaritano). Va más allá del color de la piel, la religión, el estatus
social del otro. En este actuar se descubre que las posesiones y riquezas internas son mucho más
amplias que las externas y estos materiales nunca se agotan.

La generosidad genuina es una forma de vivir. No es un acto desprendido que aparece en un


momento concreto lleno de emoción, o que se ofrece sólo cuando a uno las cosas le han ido bien y
le sobran. La persona es generosa cuando tiene poco, como cuando tiene mucho, porque no
depende de lo que posee. Es una forma de existir, porque la generosidad es, por definición,
desinteresada.

Todos podemos ser generosos. No necesitamos ningún tipo de formación ni de conocimientos


especiales o técnicos para ser generosos. Existen múltiples formas de ser generosos con los
demás. Podemos dedicar tiempo a los demás, podemos ofrecer nuestra compañía incondicional,
podemos donar dinero, donar bienes, o servicios espirituales, Podemos donar perdón. Jesús, en la
cruz, pidió al Padre por los que le crucificaban: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que
hacen».

Pero, sea cual sea el gesto generoso que realicemos, existe un requisito indispensable para la
generosidad y es la gratuidad, que es no esperar nada a cambio. “La generosidad debe ser un
don gratuito que genera libertad”; debe ser la bondad en estado puro, no debe ser por obligación,
ni por esperar ser recompensado o reconocido, y nunca para que el otro vean únicamente lo
bueno que somos.

Ya vimos el ejemplo de generosidad de Dios, ahora veremos otra parábola que Jesús condena a
un hombre que era todo lo contrario a generoso.
EJEMPLO DE UN HOMBRE NO GENEROSO Y SUS CONSECUENCIAS:

4. Parábola sobre la avaricia (Lucas 12: 13-21).


a. Esta parábola nos habla de lo opuesto a la generosidad. El hombre de esta
parábola muestra con su egoísmo su manera de entender su existencia: «Mis
cosechas, mis graneros, todo mi grano, todos mis bienes, mi alma». Vs 18
b. La no generosidad de este hombre contiene por lo menos tres componentes
i. Primero; consideraba que todo lo que tiene era debido únicamente a su
esfuerzo.
ii. Segundo; la consecuencia lógica de su forma egoísta de vivir, lo lleva a estar
solo, no aparece en el relato ningún ser humano cerca de él.
iii. Tercer componente de esta historia es que este hombre había previsto que
tenía todo, pero no se percata que no tenía control de su propia vida.
c. Este hombre no puede disfrutar de lo que tiene porque no es dueño de su
riqueza, sino que la riqueza es dueña de su vida.
Esta parábola nos enseña dos cosas interesantes:

1. Dios no cabe en un corazón egoísta: Por más que sabemos Dios es generosos, aun y
cuando no lo merecemos, aquí queda claro que la generosidad de Dios no cabe en una
persona que solo está llena de ella misma.
2. El egoísmo se vence practicando la generosidad: Si consideramos que lo que tenemos es
nuestro, que lo hemos ganado sólo con nuestro esfuerzo, seguramente nos apegaremos a
nuestras pertenencias y difícilmente podemos ser generosos, más bien seremos egoístas
como el hombre del relato.
Ilustración:
Castillos de arena…. (ver al final)
Conclusión

La única cosa que llevaremos juntos el día que tengamos que partir de este mundo son las obras
de caridad que hicimos.
Bien dijo un experto; “la vida nos ha sido dada, y sólo dándola la merecemos”

Que la heredad ingrata de la muerte, encuentre los baúles vacíos cuando venga a reclamar su
parte, que sólo encuentre los restos de una fiesta y la morada abandonada (Lanza Del Vasto).

Ilustración:
Una de las cosas que los niños casi siempre hacen cuando están en la playa es construir castillos
de arena. Generalmente por la emoción quieren tener el castillo más grande y hermoso que el
compañero.
La disputan por territorio, juguetes y habilidades son evitable y muchas veces terminan
peleándose entre amigos y hermanos, se declaran la guerra, dejan de ser amigos por un instante,
todo por el castillo de arena….
Pero cuando llega la hora de irse a sus casas, los niños no pueden llevar sus castillos, tienen que
dejarlos en la orilla del mar. Muchos se sienten tristes, no quieren irse, pero como llego la hora de
ir a dormir, no queda de otra que abandonar el castillo.
Entre tanto, al crecer la marea y alcanzar el castillo, la destrucción es inevitablemente. Todo el
esfuerzo, empeño, imaginación, lucha y disputa del niño por construir su castillo, ahora es
borrado por las olas del mar.
ALGO PARECIDO SUCEDE CON NOSOTROS. Nuestros bienes, aquellos que son indispensables para
vivir, son como los castillos de arena que construyen los niños en la playa, por más que nos ha
costado muchos esfuerzos, habilidad, dedicación, disputas, un día tendremos que dejarlos para
irnos a casa a descansar y entonces puede pasar lo mismo que le pasa a los castillos de los
niños….
La diferencia es que no será el agua quien los destruirá, la biblia que será con fuego que esta
tierra será purificada.
Por lo tanto hermanos, ¿No es una inmadurez absoluta el hecho de nos aferremos tan seriamente
a nuestras posesiones, cuando sabemos que hoy las tenemos y mañana han de desaparecer?
Eclesiastés 5:10-17

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