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ensentidofigurado

CONSEJO EDITORIAL
Editores

José Antonio Álvarez Di Stasio


Inmaculada Barranco
Contenido
Juan Barroso
José Antonio Durand
Ángel González González 1.- Especiales 5
José Gutiérrez-Llama 11.- Introducción – José GUTIÉRREZ-LLAMA (5)
Pedro Herrero 12.- Entrevista a Alicia Salinas – Rolando REVAGLIATTI (7)
Carlos Hidalgo Villalba 13.- Selección de poemas – Alicia SALINAS (29)
Elisa Luengo 14.- Conversación con José Sánchez Hernández – José GUTIÉRREZ-
Emilia Oliva LLAMA (33)
Cony Pedraza 15.- Selección de textos – José SÁNCHEZ HERNÁNDEZ (38)
Juan Pablo Varela 16.- Tres textos – Lilitt TAGLE (46)
17.- Tres textos – Gladys H. de BERNETT (49)
Asistencia Editorial

Víctor Cáceres A.
2.- En pocas palabras 53
PORTADA 21.- Vida de perros – Enrique MARCHANT DÍAZ (53)
22.- Sin título – Daniel DOMÍNGUEZ TOLEDO (55)

3.- Entre cuentos 56


31.- Una noche fría – Raúl Uriel VICTORIANO (56)
32.- Mi muerte con la de mi padre – Martha CUPA LEÓN (62)
33.- Las dos caras de la moneda – Cony PEDRAZA (66)

34.

4.- Entre ensayos y tanteos 69


“Sin título”
Ángel GONZÁLEZ G. 41.- El tránsito que somos – Víctor ALARCÓN (69)
España 42.- Prominencia de un grupo menudo – Daniel MOLINA
PÉREZ (74)

EDITADA EN

Alemania - Andorra
Argentina - España
EEUU - Francia
México - Puerto Rico -
Uruguay
ensentidofigurado
EN SENTIDO FIGURADO

Año 12 Número 1 5.- Palabra en verso 81


Noviembre/Diciembre 51.- Introducción – Ángel GONZÁLEZ GONZÁLEZ (81)
2018 52.- Primer manifiesto – Ma. Fernanda TRUJILLO LEÓN (82)
53.- David – Kattia Maud CASTILLO POVES (84)
Es una publicación de: 54.- Bitácora – José Darío CARRILLO MUÑOZ (85)
José Gutiérrez-Llama 55.- Catarsis del Eros – Diego Gerardo TINOCO ARREDONDO (86)
56.- Esas otras claves – Antonio GARCÍA VARGAS (88)
Es una revista literaria de
publicación bimestral de
difusión vía red de cómputo.
6.- Academia Literaria de la
90
Blvd. Adolfo López Mateos
314, Colonia Tlacopac.
Ciudad de México
C.P. 01049 México, D. F. 61.- Luz celestial – Ruth PÉREZ AGUIRRE (90)
MEXICO. 62.- Cicatriz – Alejandro CAMPOS (93)
Tel: (52.55) 54.81.55.61. 63.- Dictados de muerte – Hindra E. CEBALLOS LÓPEZ (96)
www.ensentidofigurado.com 64.- Panza de bísquet – Esther ALVARADO (101)
65.- Participación de la Academia Literaria de la Ciudad de México en la
Reservas de Derechos al
Feria Internacional del Libro en Guadalajara – Redacción (105)
Uso Exclusivo No. 04–
2011–082909412300-
203. ISSN: 2007-0071. Esta
publicación se terminó de 7.- Desde el taller 116
editar el 17 de diciembre 71.- Nuestro Taller Poietai (Presentación) – Néstor GUERRA (116)
de 2018. 72.- Vecinas – Yolanda CORBO (118)
73.- Un toque personal – Teresa DÍAZ (123)
Las opiniones expresadas 74.- María de Buenaventura – Rosina BONOMI ZABALEGUI (126)
por los autores no 75.- Hallazgo macabro – Ricardo Pérez (130)
necesariamente reflejan la
postura del editor de la
publicación.
El contenido de los textos es
responsabilidad del autor. 8.- Entremés 135
EN SENTIDO FIGURADO los 81.- Cine desde el diván – Carlos HIDALGO VILLALBA (135)
incluye en apoyo a la 82.- Recomendaciones Literarias – José Gutiérrez-Llama
libertad de expresión y el
respeto a la pluralidad. a.- “Cuerpo sin voz”, de Emilia Oliva – Eulalia MORÁN
CONTRERAS (140)
b.- “La bella Magalona”, de Marino González Montero – Nuria
Queda estrictamente
prohibida laietai
PIZARRO SÁNCHEZ (144)
reproducción total o parcial c.- “Púrpura de cristal”, de Ana Alvea Sánchez – Ana RECIO
de los contenidos e MIR (151)
imágenes de la publicación
sin previa autorización de
EN SENTIDO FIGURADO.
9.- Galerías 158
Publicación sin fines de 91.- Poesía Visual – Angel GONZÁLEZ GONZÁLEZ
lucro que no admite - Muestra de toni PRAT (158)
patrocinios y es sufragada - Exposición “Poesía filosófica… visual” – toni PRAT (161)
con recursos propios.
PROHIBIDA SU VENTA.
GRACIAS POR COMPARTIR ESTOS AÑOS

DIRECTORIO
Editor Responsable: José Gutiérrez-Llama Suscripciones:
en-corto@ensentidofigurado.com suscripciones@ensentidofigurado.com

PARA ENVIAR COLABORACIONES


Micros: Pedro Herrero Academia Lit. CDMX: José Antonio Durand
Inmaculada Barranco en-corto@ensentidofigurado.com
micros@ensentidofigurado.com
Traducciones: Elisa Luengo
Cuentos: Cony Pedraza elisa-luengo@ensentidofigurado.com
cuentos@ensentidofigurado.com
Fotografía: Ángel González González.
Ensayos: Judy García Allende fotografia@ensentidofigurado.com
Juan Pablo Varela
ensayos@ensentidofigurado.com Ilustraciones: Ángel González González
angel-gonzalez@ensentidofigurado.com
Poesía: Emilia Oliva
Ángel González. Video: José Gutiérrez-Llama
poesia@ensentidofigurado.com jgllama@ensentidofigurado.com

Letras pequeñas: Judy Garcia Allende Artes plásticas/audio: ESF


ensayos@ensentidofigurado.com jgllama@ensentidofigurado.com

FACEBOOK BLOG
josé gutiérrez-llama

INTRODUCCIÓN «Cuando ondeó la mañana ella se extendió


y rio y voló desde mis ojos»

–Giuseppe Ungaretti–

Número de aniversario, de agradecer sin regateo el interés de


nuestros lectores por la revista, de agradecer la colaboración de
nuestros amigos que número tras número, nos obsequian su talento
para que los lectores guarden el interés. De agradecer, con los
suaves oficios del corazón, a todos los editores, cuyo compromiso se
mantiene en pie después de tantos años, de tantos proyectos…

Número de aniversario, festivo desde muchos flancos. Un par de


conversaciones de palabra precisa con dos poetas de envidiable
talento: La rosarina Alicia Salinas con Rolando Revagliatti a trasfondo
y el habanero Jose Sánchez Hernández accediendo a mis caprichos.

Pasos adelante, dos magníficas escritoras nos acompañan en los


especiales con sus textos: La veracruzana Lillitt Tagle y la panameña
Gladys H. de Bernett.

Luego el número corre con la fascinación de costumbre y solo hace


pausa para remarcar tres sucesos de especial relevancia:

(1) Celebrar el XX Premio de Poesía “García de la Huerta”, otorgado a


Emilia Oliva (nuestra entrañable amiga), a través de la reseña que
Eulalia Morán Contreras hace de “Cuerpo sin voz”; (2) Destacar la
participación de la Academia Literaria de la Ciudad de México en la

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 5


Feria Internacional del Libro en Guadalajara (la segunda feria en
importancia en el mundo, luego de Frankfurt) y (3) Pregonar la
exposición de “Poesía filosófica… visual”, que nuestro buen amigo,
toni prat, presentara en el Auditori Barradas en L´Hospitalet
Catalunya, entre octubre y noviembre de este año.

En fin un número resplandecido por las candelas que adornan los


pasteles de cumpleaños…

José Gutiérrez-Llama
Editor

PD.- Abrazo y beso a Pedro Herrero, Inma Barranco, Cony Pedraza,


Juan Pablo Varela, Emilia Oliva, Ángel González, Carlos Hidalgo, Elisa
Luengo, Jose Antonio Durand y José Antonio Álvarez D´stasio… mis
compañeros y amigos.

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ENTREVISTA
A ALICIA
SALINAS

Rolando
REVAGLIATTI
Argentina
2018
“Me resuena y convoca Octavio Paz”

Alicia Salinas nació el 21 de septiembre de 1976 en Rosario


(ciudad en la que reside), provincia de Santa Fe, República
Argentina. Es Licenciada en Comunicación Social por la Facultad
de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad
Nacional de Rosario. Se desempeña en el área de Comunicación
del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Santa Fe, en el
Instituto de Periodismo Rosario (ex TEA Taller Escuela Agencia de
Periodismo), donde está a cargo de la cátedra de Taller de
Redacción II, y colabora con el suplemento Cultura y Libros del
diario “La Capital” de Rosario. Se ha formado en dramaturgia y
actuación. Es autora de obras de teatro, monólogos y piezas
breves, algunas de las cuales fueron representadas. Ha sido
incluida, entre otras, en las antologías “Los que siguen”,
“Dodecaedro”, “Pulpa”, “Las 40. Poetas santafesinas 1922-1981”,
“Diecinueve de fondo”, “Poetas del tercer mundo”, “Fin zona
urbana”, “Veinte años del Festival Internacional de Poesía de
Rosario”, “Abat jour”, “Corte al bies”, “Chazals on a bay trail” y
“Somos centelleantes” (fanzine de artistas por el aborto legal).
Poemas suyos fueron traducidos al inglés por el poeta John Oliver

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 7


Simon. Participó en el volumen colectivo “Crisis social, medios y
violencia: A diez años de los saqueos en Rosario”. Poemarios
publicados: “La sumergida” (2003; 2ª edición —en formato
electrónico—: 2016), “Gallina ciega” (2009) y “Tierra” (2017).

1.- Así que nacida el día de la primavera y en un año…

AS.- En un parto en avalancha, nací el día de la primavera de 1976


bajo el signo chino del dragón de fuego y el halo de la dictadura
argentina más sangrienta. En la víspera del 21 de septiembre, mis
padres avanzaron raudos desde el sur rosarino rumbo a una
clínica que ya no existe, ubicada al lado de una biblioteca
(Argentina) y frente a una plaza (Pringles). Llegué a este mundo de
madrugada y antes del plazo “científicamente” estipulado, con
cierto apresuramiento. Fui primera hija, nieta y sobrina de una
joven pareja —25 años ella y 30 años él—; cuatro abuelos de
ascendencia española, italiana y croata; y una tía materna y un tío
paterno solteros que se convirtieron en mis padrinos. Me
bautizaron en la histórica parroquia San Francisquito, centro
neurálgico de una barriada del sudoeste donde estaban afincadas
dos generaciones anteriores a mi papá.

La primera infancia transcurrió en Tablada, barrio de estirpe


obrera, a la vuelta de la biblioteca Constancio C. Vigil. Recuerdo
nítidamente los grandes árboles de la calle Necochea, el
empedrado de adoquines, los vecinos de al lado a los que llamaba
“nonos”, el repartidor de vino en damajuana a bordo de un
camioncito, una enredadera de tulipas violetas sobre el muro de
calle Ayacucho, la calesita de la avenida San Martín.

Mis padres quisieron llamarme Alinés, un nombre que aseguran


haber escuchado por allí, pero que en el Registro Civil rechazaron
con el argumento de su irrealidad. Mi historia personal despuntó
arraigada a una entelequia, a una fantasía sin sustrato legal, a un

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deseo familiar que quedó trunco y por el que no se dio pelea en
un contexto de terrorismo de Estado. Improvisación mediante, el
documento reza “Alicia Inés”. Identidad partida, inventada en el
momento, siempre presente: recién a los nueve años, cuando me
cambiaron de escuela, adopté el nombre Alicia. El apodo sin
embargo aún me acompaña y no he conocido persona que lo
porte.

2.- ¿Hermanos?...

AS.- A los tres años y medio, ya nacido mi hermano, atravesé un


período que sólo registro por relatos de terceros. ¿Habrá impreso
en mí aquella experiencia alguna faceta melancólica o dramática?
Mi padre sufrió un accidente doméstico y lo trajeron de vuelta en
el momento justo, cuando ya caminaba hacia una fulgurante luz a
través de un túnel. Al parecer, este contacto tan cercano con la
muerte lo puso en otra perspectiva; después de varios meses
(¿años?) se recuperó y nos mudamos a una casa propia en el
barrio España y Hospitales, frente a un club, sobre un pasaje. Eso
me permitió jugar en la calle con otros chicos y chicas de la
cuadra, andar en bicicleta, subir a los árboles, saltar a la soga y al
elástico. Fue una infancia llena de aire libre, a la que a los ocho
años se sumó mi hermana menor. A los vecinos se les decía don y
doña, en el verano, casi todos salían a la puerta a tomar fresco, no
existían las computadoras personales y había que esperar horarios
para ver dibujitos. Me interesaba ir a la escuela y estudiar —era
muy aplicada; leer literatura infantil y juvenil y armar colecciones
(de insectos, de monedas, de billetes, de plumas) representaba un
entretenimiento privilegiado. También escribía un diario íntimo.

En el árbol genealógico —el cual trepé lo más que pude— no


figuran artistas sino hombres y mujeres que trabajaban en el
campo y, más acá, otros que desempeñaban oficios como sastre,
camionero, modista, ama de casa. Todos sabían leer y escribir

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 9


pero recién mis padres, nacidos a mitad del siglo XX, serían los
primeros de sus respectivas proles en acceder a la educación
secundaria y superior (ella maestra y bibliotecaria, él ingeniero
químico). La familia, demostración concreta de ciertos hitos de la
trama colectiva de la historia argentina: ola inmigratoria, pasaje del
campo a la ciudad, movilidad social a través de la escuela pública.
Lo cierto es que de niña tuve espontánea inclinación frente a las
manifestaciones artísticas y exploré la lectura, la escritura, la danza
clásica, el teatro, la cerámica. No desde la formalidad o la
competencia sino más bien en términos de práctica y juego, como
una manera placentera de expresarme y transcurrir el tiempo (no
pasaba lo mismo con los deportes, nunca llamaron mi atención).
De todos modos, el “ser” o “trabajar” en el arte cuando fuera
adulta no estaba realmente habilitado y por eso hubo que dar
rodeos. Quiero decir que devenir escritora o actriz aparecía como
opción impugnada de antemano. En el imaginario familiar,
quienes hacían eso “morían de hambre”.

3.- Escritora o actriz.

AS.- Había asistido a talleres de teatro desde cuarto grado y cursé


el primer año de la carrera de actriz en la Escuela Provincial de
Teatro y Títeres, mas recién volví a las tablas dos décadas después,
desde la dramaturgia, e incluso a los cuarenta subí de nuevo al
escenario. Siempre que pude escribí, antes casi de saber hacerlo.
En principio, cuentos —a los seis años armé una “colección”
propia inspirada en “Los cuentos del Chiribitil”, que mi madre ha
conservado—, después fui anidando en la poesía o ella me tomó.
Como desde los dieciocho años trabajaba y estudiaba
Comunicación Social, la poesía iba quedando a un lado. Si en un
momento la relegué, al final abracé y asumí la experiencia poética
como identidad y modo de estar en el mundo, más allá de
cualquier mandato, designio o (auto) boicot. Es oficio elegido, no
pasatiempo.

10 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018


Mi acercamiento a la materia poética antes que académico y
reglado fue autodidacta y vivencial, a partir de la lectura y el
intercambio directo con poetas en bares, encuentros, lecturas,
viajes, amistades. No he asistido a talleres, sí a dos espacios que
podrían llamarse de clínica, con las admiradas poetas rosarinas
Concepción Bertone y Sonia Scarabelli. En rigor, la formación
hunde sus raíces en un tiempo del que no tengo recuerdo
consciente: en aquel entorno tecnológico sin pantallas de finales
de los 70 y principios de los 80, me contaron muchas historias, me
leyeron en voz alta, me llevaron al teatro. Más tarde o más
temprano desarrollé un extraordinario apego por las palabras, sus
combinaciones, su musicalidad. Me interesa el lenguaje, como
forma, herramienta, vehículo y puente. Seguramente por eso
trabajé como periodista, pasando por todos los rubros. Donde me
sentí más cómoda fue en el medio gráfico: empecé en un diario
en 1998, a los veintiún años, antes de graduarme en 2002 en la
UNR. Seguí las dos orientaciones de la carrera, en ese momento
denominadas Masiva e Institucional, pero no cursé ninguna
materia relacionada con el derecho. Y sin embargo pronto me
inicié como “corresponsal” en los Tribunales provinciales,
desandando los pasillos del periodismo judicial. Escribí en especial
para las secciones Ciudad y Policiales del diario “El Ciudadano”,
casi todos los días durante diez años. Amén de otros empleos, en
2008 comencé en el área de Comunicación Social del Ministerio
de Justicia y Derechos Humanos de la provincia, donde aún
permanezco. ¡En suma, ya cumplí dos décadas rodeada de
abogadas y abogados! Parafraseando a Claudia Piñeiro, “he tenido
la suerte de hacer una carrera que me llevó a los lugares donde
quería estar, incluso a lugares que no había imaginado”.

De mi madre heredé la claustrofobia, a finales de los veinte llegué


al psicoanálisis y a principios de los treinta a la docencia. Participé
como profesora de materias y seminarios, aunque lo central son
las clases de Redacción que brindo desde 2007 en el instituto de
periodismo IPR, ex TEA. Esta actividad me permite irradiar la

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 11


experiencia cosechada en las redacciones, no sólo desde el punto
de vista técnico sino de los dilemas de la profesión; ahondar en los
géneros periodísticos (de eso trata el taller, que se dicta en
segundo año); y conectarme con jóvenes, muchos de los cuales
tienen la ilusión, la frescura y la energía para comunicar, investigar
y pelear por la construcción de una verdad que no nos aliene, más
allá del sistema mediático. Sobre todo me relaciono con el oficio
desde otro lugar, con la materia prima maravillosa que es la
lengua y debemos conocer para decir con justeza y precisión. A
mis alumnos y alumnas les recomiendo que lean de todo sin
desdeñar la poesía, porque si bien ésta no asume una vocación
“utilitaria” puede transmitir mucho con poco (función también de
los periodistas, en especial cuando titulamos). No es una idea
propia, ya lo decía el maestro Ryszard Kapuściński, quien conjugó
su labor como trabajador de prensa con la de poeta. El rol de
docente me sirve para seguir aprendiendo junto a los estudiantes
cómo habilitar el hacer del otro en lugar de inocular un saber, y
para desplegar mi obsesión por la edición y la ortografía. En otras
palabras, el ojo atento a la mácula sin esfuerzo, en mi carácter de
empedernida perfeccionista nacida bajo el influjo de Virgo.

4.- Obsesión, entonces, y perfeccionismo.

AS.- Fui una niña curiosa que de a poco y por intuición se interesó
en la poesía —le dicté el primer poema a mi maestra de tercer
grado, a los ocho años—, una adolescente melancólica que
estudió por imposición en una escuela comercial pero nunca le
dio corte a la contabilidad, y una joven que entró rápido al
mercado de trabajo para preguntar y contar historias, muchas
acontecidas en los márgenes de la ciudad, de la sociedad, de la
ley. Traté de seguir la premisa de otro maestro de la literatura y el
periodismo, Rodolfo Walsh, quien dijo: “Escribir es escuchar”.
Cuando dejé el diario pude darle forma a una novela corta, se ve
que antes me obturaba la práctica cotidiana de la prosa y el coro

12 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018


de voces ajenas. Este texto en particular quiso en principio ser un
cuento y se fue ampliando tanto que resultó en una novela de
cien páginas. Obtuvo un premio en un concurso literario de una
editorial porteña, pero nunca se publicó; ojalá algún día vea la luz.
En los años en que estuve escribiéndola, ya se habían editado en
Rosario mis primeros libros de poemas —“La sumergida” (2003) y
“Gallina ciega” (2009). Por alguna razón necesitaba expresarme
artísticamente también por fuera de la poesía; de hecho, en ese
período —a pesar de estar muy exigida en lo laboral— comencé a
estudiar dramaturgia. Entre 2012 y 2017 se pusieron en escena
piezas de mi autoría y algunas fueron seleccionadas para
participar en ciclos de teatro. Finalmente volví a las fuentes y pudo
entregarse al mundo el tercer libro de poesía, “Tierra”, editado en
Buenos Aires el año pasado, y con el cual aún resueno.

Estuve muy en contacto con la esfera pública, con lo grupal y el


afuera, en la secundaria y en la facultad participé de los centros de
estudiantes y luego en el Sindicato de Prensa, entre otros
espacios. Por el contrario lo doméstico nunca me interesó y en
general me pesó, aunque debí arreglármelas porque dejé la casa
natal temprano, apenas tuve soberanía económica. Soy muy
mental, no tengo habilidades manuales ni me doy maña con los
quehaceres patriarcalmente asignados a mi género. Con los años
también aprendí a valorar las tareas de cuidado, intramuros e
invisibles; a entender al alimento y su preparación como la
principal medicina frente a los productos de la industria que en
realidad nos enferman. Tengo muchos poemas sobre la relación
mujer-hogar, donde ese vínculo aparece asociado a la alienación
antes que al disfrute. Por ejemplo “Ama de casa”, de “Gallina
ciega”, refleja una atmósfera de dualidad entre lo siniestro que
puede implicar el encierro, todo eso que pasa “dentro”, y cómo se
muestra esta mujer a la hora del té, cuando ha hecho u
organizado ya casi todas las tareas/cargas de la jornada.

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 13


5.- ¿Con quiénes vivís, Alicia?

AS.- Actualmente vivo con mi gata Janis, ser mágico con quien
compartimos fecha de nacimiento, y mi adorada hija Isabel,
milagro de la vida que me hizo conocer la espesura del amor y de
la entrega. Por ella crucé muchos umbrales… ¡hasta he sido capaz
de cocinar! En rigor se tornó necesario mejorar mi/nuestra
alimentación, sobre todo durante la gestación y la lactancia, que
se extendió tres años y nueve meses y medio con lo que ello
implicó a nivel de esfuerzo psicofísico y negociaciones familiares y
laborales. A pesar de lo perturbador que puede suponer una
maternidad intensiva como la que voy eligiendo a cada paso, esta
experiencia vital me afirmó en el feminismo, me permitió
empoderarme y emanciparme, volar y enraizar —aunque parezca
contradictorio. Semejante transformación también impactó en la
poesía, sobre todo en el tono del libro “Tierra”, parido a tres años
de devenir mujer-madre. Esta es una categoría que he adoptado
para definirme y visibilizarla, por sus implicancias sociales y
políticas.

Hoy trato de integrar lo aprendido a lo largo de mi vida, incluso la


sombra, el dolor, el destrato, las distintas formas de violencia. Y de
superarlas, muchas veces en un esfuerzo de la voluntad. Me veo
en lo sucesivo dedicada a la crianza y el acompañamiento de mi
hija, a la lectura y la escritura, al arte y a la vida, a dar y a recibir,
intentando siempre transformar el mundo —desde mi lugar y
junto a otros— en un paraje menos mezquino, más bello y
humano. Menudas tareas, mientras me sea dado el aliento.

6.- Por rosarina y participante de “Crisis social, medios y


violencia. A diez años de los saqueos en Rosario”, te invito a
que rememores aquella crisis y nos cuentes cómo se
estructuró el volumen, quiénes han sido los otros autores
incluidos y a qué apuntaba tu crónica.

14 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018


AS.- Cuando ocurrieron los saqueos de mayo de 1989 yo tenía
doce años, estaba en séptimo grado. Recuerdo que se nos
interrumpió la cotidianeidad porque fueron días en los que había
revueltas e irrupción en locales en casi todos los barrios, se
suspendieron las clases, no circulaban los colectivos ni atendían los
bancos, se declaró estado de sitio. Mi familia vivía a pocas cuadras
de un supermercado grande, en zona sur casi sobre bulevar
Oroño, arteria de doble mano que al salir de la ciudad se
transforma en la autopista a Buenos Aires. Por allí veo llegar
camiones verdes de Gendarmería y agentes apostados con armas
largas; las calles desiertas y el aire tenso; el vecino de al lado —
atendía una granja en su garaje— subido a una banqueta para
destornillar el cartel metálico que revelaba la existencia de
provisiones adentro de la casa. Conozco personas que
participaron de aquellos saqueos y otras cuyos comercios fueron
saqueados. Creo que la inquietud de los adultos a mi alrededor en
aquellos días pasaba por cómo conseguir los alimentos, cuyos
precios eran permanentemente remarcados y luego se cerraron
los canales de abastecimiento, por la inflación desmedida, por la
crisis social y económica a la que sobrevino la salida del presidente
Raúl Alfonsín del gobierno. Hubo casi una decena de muertos y la
evidencia inocultable en la escena pública —a mi salida de la
infancia— de la desigualdad y de la pobreza.

Cuando ya trabajando en el diario faltaba un mes para el décimo


aniversario de los hechos, propuse un ejercicio de memoria para
reconstruirlos. Mis jefes aceptaron aunque implicaba salir de la
rutina asignada y sostuvieron que acudiera a la hemeroteca
municipal a rastrear las noticias aparecidas en el 89 (hacíamos
periodismo sin Google ni redes sociales; “El Ciudadano” no tenía
archivo de la época porque era recién nacido) y a tomar
testimonios de vecinos, supermercadistas, historiadores y
periodistas vinculados directamente a los saqueos, hasta entonces
los únicos de la historia reciente. La nota ocupó dos o tres páginas
y se llamó “Crónica de una ciudad tomada”. En paralelo desde la

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 15


UNR se preparaba uno de los primeros trabajos que abordó estos
sucesos desde la mirada antropológica, histórica, periodística. Mi
artículo —ampliado con nuevos datos y otros que no habían
entrado en el original— fue incluido en un volumen colectivo que
se editó luego de un foro de análisis sobre el tema, celebrado en
agosto de 1999 en el Complejo Cultural de la Cooperación.

El libro figura en muchísimas bibliotecas institucionales y ha sido


citado en numerosas investigaciones. Lo publicaron el CECYT
(Centro de Estudios en Cultura y Tecnología), el CEHO (Centro de
Estudios de Historia Obrera) y el CEA-CU (Centro de Estudios
Antropológicos en Contextos Urbanos) de la UNR. Recoge
artículos de periodistas, antropólogos, historiadores y
comunicadores sociales: Osvaldo Aguirre, Gabriela Águila, Cristina
Viano, Gloria Rodríguez, Nora Arias, Edith Cámpora, Silvina De
Zorzi, Pablo Francescutti, Santiago Arias, Gabriela Czarny, Claudio
Rizzo, Horacio Sívori, Luis Baggiolini, Sandra Valdettaro y el
militante social y de derechos humanos Rubén Naranjo.

7.- “Educación sexual para decidir. Anticonceptivos para no


abortar. Aborto legal para no morir”, leo en la contratapa de
“Somos centelleantes”, fanzine (impreso con carácter de
urgencia) de artistas por el aborto legal, seguro y gratuito
(disponible en Internet). Casi treinta escritoras incluidas, con
prosas y poemas.

AS.- Este libro surgió de una convocatoria por redes sociales que
hizo en junio un grupo de poetas y en el que se incluyó un texto
publicado en “Gallina ciega” (“Niño de invierno”). “Somos
centelleantes” nació como fanzine urgente poco antes del
tratamiento del proyecto de ley sobre el derecho al aborto en la
Cámara de Diputados y se distribuyó durante la extensa vigilia
frente al Congreso de la Nación. Recoge textos de veintiocho
escritoras argentinas, incluida la poeta y militante ya fallecida Hilda

16 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018


Rais [1951-2016]. Además dio lugar a la formación de un colectivo
literario, mujeres artistas que estamos a favor de la legalización del
aborto y tenemos la convicción de que el arte tiene el poder de
transformar la realidad. Por eso no nos callamos, no nos
resignamos a que decidan por nuestros cuerpos, tomamos las
calles y las palabras. Así nos definimos.

La antología se presentó en agosto en Buenos Aires, a sólo tres


días del debate en la Cámara de Senadores. De distribución
gratuita, ha sido leída en voz alta aquí y allá, al calor de las
movilizaciones y actividades que impulsa el movimiento de
mujeres en torno al derecho al aborto seguro y gratuito. Hemos
promovido su impresión y circulación, por eso puede descargarse
en forma sencilla desde la web*. Compilada por Romina Ávila Tosi,
Fernanda López, Gaby Mena y María Raquel Resta, “Somos
centelleantes” lleva una ilustración de tapa de Sukermercado
(Paula Suke), con diseño de León Pereyra. Las autoras somos,
además de Rais y quien suscribe, Gabriela Pignataro, Claudia
Almada, Flor Codagnone, Aldana Antoni, Clara Suárez, Gaby
Mena, Gladis López Riquert, Liliana Garulli, Natalia López, Natalia
Bericat, Romina Ávila Tosi, Fernanda López, Vera Grimmer, Silvina
Gruppo, Lila Magrotti Messa, Carolina Bruck, María Raquel Resta,
Macarena Moraña, Patricia Maidana, Analía Medina, Alicia Benítez,
Malena Saito, Patricia González López, Andi Nachon, Julieta Troielli
y Fernanda García Lao.

8.- Dirijámonos a esa novela corta, por vos escrita y aun


inédita. Y, además, ¿tenés otros textos narrativos?

AS.- Tengo algunos cuentos, me gusta leer y escribir prosa,


sucede que en el lugar en el que más me reconozco dentro del
terreno de la literatura es la poesía. Sobre la novela, que transcurre
en escenarios rosarinos, no abundo públicamente por si alguna
vez encuentro la disposición, el tiempo, la voluntad y la energía

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 17


para retomarla y sobre todo presentarla en un concurso o a una
editorial. Terminé de escribirla en 2012 y al año siguiente ya estaba
embarazada, lo cual me alteró el orden de prioridades. Luego
incursioné en el teatro mientras que me di y llegó la posibilidad de
cerrar “Tierra”; ahora estoy con los últimos trazos del próximo libro
de poesía. Entonces pareciera no ser el momento de activar por
este material (a menos que caiga una propuesta del cielo), algo
paradójico si consideramos que la realidad social semeja la de
aquella época en la que transcurre. Es una historia de corte realista,
de descubrimiento no sólo de la ciudad, sino de los desafíos y las
decisiones necesarias para sostener las amistades, los amores, los
destinos, en el medio de un país al borde del estallido. Se la podría
catalogar como una novela de iniciación, aunque eso deberían
precisarlo los especialistas.

No recuerdo con exactitud cuándo se me ocurrió el proto-


argumento, sí que paseaba por el Parque Independencia y de
regreso lo registré en la computadora. Al tiempo, acaso animada
por la lectura del gran Cesare Pavese, lo retomé y me volqué a
escribir. Los personajes adquirieron entidad y relevancia —no sólo
en el escrito sino también en mi vida—, se incorporaron a mis
sueños, pensamientos y conversaciones. Trabajé esta ficción
hundiendo las patas en las fuentes de la realidad, por intuición,
con entusiasmo. Viví el proceso como un espacio de libertad,
como si tejiera una trama de evocaciones, iluminando y haciendo
foco en algunos detalles, restituyéndolos, volviendo a buscarlos.

Una curiosidad relacionada con el texto es que en un momento la


protagonista festeja su cumpleaños, y sin mencionarlo en forma
explícita yo le asigno una fecha de nacimiento. Ese mismo día,
años después, comenzaría mi trabajo de parto, el cual fue tan
extenso que la niña de carne y hueso llegó al mundo recién al día
siguiente. De esta manera la hija literaria y la de sangre tienen cada
una su exclusividad, a pesar de que a ambas les he insuflado
mucho de mí. ¡Pero sus vidas y caminos son propios!

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9.- Giremos ahora, si te parece, a tu dramaturgia.

AS.- En 2010 comencé a escribir textos breves en primera


persona, no estaba segura del género al que pertenecían aunque
sospechaba que eran dramáticos. En el intento por averiguarlo
terminé metiéndome en las aguas del teatro: recibí becas para
estudiar en la escuela Arjé de Buenos Aires y en Argentores
[Sociedad General de Autores de la Argentina] con Ricardo Halac;
además tomé otros cursos de dramaturgia así como seminarios
de dirección y de actuación, y hasta actué en una obra. El germen
lo constituyeron aquellos primeros monólogos cómicos, se había
abierto una especie de grieta que permitió el alumbramiento de
unos veinte textos con idéntico estilo, dichos por una voz
femenina. Esta mujer que peroraba, las más de las veces
formulaba planteos extremistas en su esfuerzo por aceptarse y
relacionarse con el mundo, generalmente incorporando un
microrrelato donde ardía el dilema existencial. Lo extraño y
maravilloso fue que me permití el humor, un recurso que en la
poesía nunca incorporé porque el tono de los poemas se
mantiene a lo largo del tiempo grave y solemne.

En 2012 subió a escena el primer monólogo en el marco de un


concurso organizado con aval de Argentores. Referida a las
tribulaciones de una mujer soltera, “La teoría del huesito” se vio en
el bar cultural de Rosario “Bienvenida Casandra”. De otro concurso
surgió “Un regalo para Miriam” en 2014, que participó en el ciclo
“Nuevos dramaturgos” del teatro La Nave. Esta obra fue la que
más rotó, la llevamos incluso a la localidad santafesina Los
Quirquinchos para el cierre de la Semana de la Mujer, organizada
por la Secretaría de Cultura de la comuna. Hicimos una función de
teatro debate porque todos los personajes son mujeres y además
trata sobre la maternidad, los mandatos, los estereotipos. En
versión extendida, en coautoría con la directora y nuevo elenco
del que formé parte, hicimos con “Un regalo…” temporada en
2016 en el Cultural de Abajo. Ese mismo año fue seleccionada “La

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cuidadora” para el ciclo “Historias mínimas” de La Nave y al año
siguiente “Ímpetu”, donde salgo del registro de la clase media y
tomo como base una historia real ocurrida en una villa de la
provincia de Buenos Aires. Estas dos últimas piezas breves son
dramas, y si bien se incorporan personajes masculinos, se
mantiene el protagonismo y el peso de las mujeres.

En estos años he visto y leído mucho teatro, aunque siempre hay


ganas de que sea más, hasta dicté clases de dramaturgia. Los
desafíos se relacionan ahora con mostrar los monólogos y alguna
de las obras más extensas que tengo escritas, esperando su
momento.

10.- El escritor mexicano Federico Campbell (1941-2014)


afirmó: “Lo importante no es escribir cuando se tiene algo que
decir, sino cuando se tiene deseos de decirlo”. ¿Algún
comentario…?

AS.- Ojalá el deseo rigiera siempre nuestras vidas, no sólo nuestra


escritura. Creo que al empezar a escribir —y también cuando
continuamos— lo hacemos porque sentimos ganas, necesidad,
placer o alivio al expresarnos. Es un momento del proceso creativo
que —siguiendo a Nietzsche— podríamos definir como
dionisiaco, por caótico y libre. Pero también es parte de ese
proceso el llamado al orden, es decir, la corrección y la
autocorrección, la apertura a lo estilístico y al oficio, según el
filósofo, “lo apolíneo”. Si sólo contemplamos el deseo, lo que
algunos llaman “el amor al arte”, dejamos de lado la dimensión de
trabajo que también suponen las tareas artísticas, y las investimos
de cierto halo místico. Escribir es siempre re-escribir.

Me interesa tomar conciencia de que no estamos solos en el


mundo sino que nos sumamos a un coro de voces: enraizados, los
poetas dialogamos entre nosotros, con los maestros, con la

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tradición y con otras disciplinas. Entonces, producir un objeto
artístico en general y poético en particular implica insertarse
siempre en una trama colectiva, ofrecer mi palabra a esa red. En
verdad no quisiera establecer generalidades o conceptos cerrados,
se trata más bien de puntos de vista que van decantando a partir
de la experiencia, la reflexión, las búsquedas.

Mi propia producción ha sido permanente desde la adolescencia y


bastante profusa. Tengo escritos cientos de poemas aunque en
los últimos quince años concreté el armado y la publicación de
tres libros, que a lo sumo incluyen sólo cien. “La sumergida”
apareció en el marco de un proyecto cooperativo en el que un
grupo de poetas jóvenes de Rosario nos reunimos bajo el
paraguas del sello “Los Lanzallamas”. Casi todos editamos en la
denominada “Colección Camalote” nuestros primeros poemarios.
El libro había surgido en 2002, año especialmente crítico en la
Argentina, y recoge tres voces: una militante desaparecida
hablando desde el fondo del Río de la Plata, quien la acusa y
quien la perdona/comprende/redime. Ya no quedan más
ejemplares de papel pero se puede leer on line porque en 2016, al
cumplirse cuatro décadas del golpe de Estado, fue editado en el
País Vasco por Xabier Susperregui con portada de la artista
plástica mexicana Guadalupe Montemayor. En 2009 publiqué
“Gallina ciega” a través de la editorial rosarina Ciudad Gótica; hay
un cambio en el matiz de la voz y aparecen tres escenarios que de
alguna manera también están presentes en el libro posterior: lo
doméstico, delimitado por la casa y que determina la vivencia de
la intimidad; lo silvestre y natural como apertura que pone en
relación con la exterioridad; y la ciudad como escenario donde
emerge la cuestión social. “Tierra”, que salió por el sello porteño La
Mariposa y la Iguana, es a pesar de sus zonas oscuras, más
luminoso. Los poemas maduraron con los años, se depuraron,
adoptaron por fin una forma. Los esperé con paciencia. Parece
que debí estar bajo el agua y luego a los tumbos como la gallina
antes de conectarme con los ciclos de la naturaleza, de echar

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raíces. La tierra es la superficie firme sobre la que caminamos, pero
también tiene la capacidad de descomponerse en polvo… Lo duro
contiene lo blando. La novedad es que esa blandura se manifestó
en mí y en mi poesía.

11.- ¿A qué escritores no debiera uno morirse sin haberlos


leído, y porqué?

AS.- Ay, suena muy fuerte dicho de esa manera… A pesar de


haber transitado por la academia con toda su estructura y
prescriptiva creo en el autoconocimiento, en los caminos propios.
Claro que los poetas en tanto nos asumimos artesanos del
lenguaje deberemos conocer la materia con la que trabajamos,
además de saber quiénes son nuestros predecesores y pares, con
quiénes dialogamos, a quiénes vamos a desafiar o subvertir. En
ese sentido, yo me nutro de diversas voces y hay algunas con las
que me identifico más, que me han marcado y abrazo, pero no
porque vaya a escribir en su línea. Son los maestros y las maestras
elegidas de un camino con vericuetos, más exploratorio que
sistemático.

Más joven he leído mucho —casi todo en poesía y teatro— de


Alejandra Pizarnik, Federico García Lorca, Alfonsina Storni; siempre
vuelvo a Roberto Juarroz, Joaquín Giannuzzi, Paco Urondo y Juan
L. Ortiz. Me inclino ante los poetas italianos, especialmente
Eugenio Montale y Cesare Pavese (adoro también su narrativa); y
ante algunas potentes voces norteamericanas: desde E.E.
Cummings y Emily Dickinson a Anne Sexton. Rescato las obras de
las argentinas Celia Fontán y Claudia Masin, a quienes admiro. Me
resuena y convoca Octavio Paz. ¡Pero estaría dejando afuera a
tantos! Una rápida enumeración de lecturas que he disfrutado y
me aportaron tantísimo: en poesía, Arthur Rimbaud, Charles
Baudelaire, Rainer Maria Rilke, Walt Whitman y los argentinos
Olga Orozco, Juan Gelman y Jorge Boccanera; en teatro Sófocles,

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Shakespeare, Chejov, Beckett; en narrativa, William Faulkner, Albert
Camus, Roberto Arlt y, por supuesto, Franz Kafka, León Tolstoi.
Como se decía antes en la radio: “Ampliaremos”. ¡Que así sea!

12.- ¿Pocas pulgas, grandes dotes, numerosos cargos, notable


versatilidad o altos ideales?

AS.- Ojalá sean altos mis ideales y en las prácticas se traduzcan.


Que no tenga miedo de sacudirme las pulgas, porque eso
significará que no resulto condescendiente frente a lo que me
daña o disgusta, que le puedo poner un límite (probablemente el
gran aprendizaje a transitar). Es posible que lo versátil me
caracterice o haya caracterizado, de hecho desde niña tengo
hiperlaxitud, léase facilidad para estirarme y rotar las articulaciones.
El cuerpo da una pauta, hay que ver que no le ganen la estructura,
el enfoque excesivo, la rigidez de la mente. Como decía más
arriba, debí dar rodeos y tomar desvíos para anidar y afirmarme
en casi todos los frentes, en especial en el camino hacia lo artístico.
De allí puede provenir la configuración de un escenario de
abundantes tramas, algunas superpuestas, lo que ahora se llama
multitasking. Pero hay un denominador común en esta ecuación:
la palabra, la comunicación, el ir hacia los otros para buscar,
encontrar, completar, crear un sentido. El resto son los
movimientos que se despliegan en distintas direcciones, los
intentos, las exploraciones, los estrépitos… Si en algún lugar
residen las dotes es en la intención de emprender un vaivén, de
pulsar un ritmo.

Lo que quisiera más allá de estas pruebas y errores propios del


arte y de la vida, es seguir habitando la casa de la poesía. Que
desde allí pueda parar la olla, tomando una expresión popular, se
presenta más complicado. En consecuencia, me vislumbro en el
ejercicio de otras actividades, además de la lectura y la escritura, a
las que el mercado les asigne un valor; quiera el universo que tales

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tareas estén siempre pespunteadas por el hilo de la palabra.
También me encantaría que hiciéramos del poético un oficio
sustentable —en lo colectivo, más allá de las individualidades—,
porque no sólo nos situaría como trabajadores sino que sumaría
una gran potencia en términos sociales, culturales.

13.- ¿Qué hábitos ajenos te resultan detestables y cuáles de


los propios deplorás?

AS.- La neutralidad me resulta tan detestable como peligrosa; más


que antes me irritan los vectores pusilánimes, el abuso del poder y
la confianza. Por supuesto, reniego de la violencia en todas sus
formas, cual sea el rostro o la máscara que asume o la apaña. De
mí me disgusta cuando me vuelvo demasiado severa o
demasiado insegura, dos polos que parecen opuestos pero
conviven, incluso a veces frente a la misma situación. Dicen los que
saben que se trata de integrar la sombra, de aceptar… ¡Ay, si se
pudiera aceptar sin resignarse y encima operar un cambio
verdadero, qué lección tan luminosa atesoraría(mos)!

Tuve un hábito que llegué a deplorar porque hacia el final me


dominaba y no lograba librarme de él ni queriendo desde el
fondo de mi corazón: fumar tabaco. Por suerte a los treinta y seis
años, luego de veintidós de consumir cigarrillos casi a diario,
apagué la última colilla. Fue un esfuerzo de la voluntad y
agradezco sostener esta decisión. Hoy miro el celular más de la
cuenta y me preocupa que roce lo adictivo estar tan pendiente de
él. No obstante valoro que se haya transformado en una puerta
de acceso a materiales que de otra manera no leería, sobre todo
en las noches de insomnio, cuando la casa por fin reposa. Debo
pedirle una cita a la Justa Medida, pero al menos para mí es una
señora bastante escurridiza. Quizás con los años nos veamos más
seguido.

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14.- El poeta y periodista bonaerense Osvaldo Aguirre una
vez le preguntó al poeta santafesino Hugo Gola (1927-2015)
en un diálogo que, como éste, se realizó a través del correo
electrónico: “¿Cómo se propone el trabajo sobre el espacio del
poema, sobre el blanco de la página?” Y vos, Alicia, ¿cómo te
proponés el trabajo sobre el espacio del poema, sobre el
blanco de la página?...

AS.- Para mí es importante el blanco a la hora de leer un poema.


Por eso me perturba la pantalla del celular en tanto pierdo la
disposición gráfica; la dimensión del poema, los versos y las
palabras insertos en un espacio, en un plano. Al momento de
escribir no puedo considerar todo esto en forma plena, como está
aflorando el texto se juegan otras cosas además. Pero en la
reescritura sí le voy a prestar más atención, aclarando que practico
la escritura definitiva en la computadora o en un papel impreso.
No tomo decisiones finales sobre poemas que figuran en
cuadernos, papeles, agendas, aunque antes de pasarlos a formato
digital los haya editado. En el último tiempo prefiero tipiar los
manuscritos y dejarlos agrupados en archivos de Word por
periodos, para más tarde leerlos, releerlos o corregirlos. Esta es
una modalidad adquirida con los años: en cambio, con los
materiales que desde la adolescencia surgían a borbotones llené
varias carpetas. Entonces no tenía una PC a mano para
digitalizarlos ni cabal conciencia de aspectos técnicos que luego
incorporé, en términos de recursos pero también de
preocupaciones y posicionamientos.

En suma, la última versión del poema —aunque sea provisoria—


reside siempre en la computadora. No escribo en el celular, y debe
estar relacionado con la posibilidad de apreciar la forma que
ocupa el poema en el espacio, en el blanco.

15.- A menos de una década de tu participación —quizá la

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única fuera de nuestro país, no sé— en el Encuentro de
Escrituras de Maldonado, Uruguay, ¿qué nos podrías trasmitir
respecto de su desarrollo, sus características, los otros
participantes…?

AS.- Asistí al cuarto Encuentro de Escrituras por invitación del


poeta uruguayo Luis Pereira Severo, que en ese momento estaba
en la Dirección de Cultura del municipio de Maldonado. Nos
habíamos visto por primera vez dos años antes en el Festival
Internacional de Poesía de Rosario, del que ambos participamos, y
desde entonces somos amigos. Además de la intendencia,
actuaba como entidad organizadora el CERP (Centro Regional de
Profesores) del Este.

Todo lo vivido durante aquellas jornadas de septiembre de 2009


en Punta del Este y Maldonado fue una hermosura. Tomé
contacto con muchos escritores con quienes a lo largo de los años
nos hemos seguido encontrando y compartiendo experiencias
literarias y de vida: los uruguayos Alfredo Fressia (vive en Brasil),
Inés Trabal, Alejandro Michelena, Elder Silva, Mali Guzmán, Ignacio
Fernández de Palleja, Damián González Bertolino y Gabriel Di
Leone; los argentinos Mónica Sifrim, Horacio Fiebelkorn y Jorge
Montesino (nacido en Entre Ríos, residió durante unos cuantos
años en Paraguay y ahora en Tucumán). Tuve la oportunidad de
conocer al poeta peruano Antonio Cisneros, quien fallecería en
2012, y a la hija del poeta español Rafael Alberti, Aitana, quien
había llegado desde Cuba.

Fueron días movidos y fructíferos, junto al mar y rodeada de


poetas, narradores, dramaturgos —éramos treinta y tres en total,
provenientes de seis países— tejiendo afinidades desde la
fraternidad que generan este tipo de encuentros. Leímos en
distintos ámbitos, escuelas, liceos, bibliotecas, en la Casa de la
Cultura; departimos hasta largas horas al borde de la noche y
seguramente de alguna bebida espirituosa. También hubo mesas

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redondas, conferencias y presentaciones de libros, siempre bajo
un temporal que se cernía sobre nosotros, valga decir “contra
viento y marea”. La literatura nos abrazó tanto como las pequeñas
manos de la lluvia, aunque las haya más pequeñas (“Nobody, not
even the rain, has such small hands”, susurra Cummings).

16.- De aquí y de allá transcribiré unas citas. Mi invitación es a


que nos cuentes cuál más te estimula: Federico Jeanmaire (de
su novela “Papá”, Editorial Sudamericana, Buenos Aires,
2003): “...se me hace que la escritura, al igual que la vida,
resulta perfectamente incapaz de responder a ninguna otra
cuestión que no sea su propia posibilidad de existir. La
escritura, esa cosa tan perfectamente incapaz, al igual que la
vida, de responder a ninguna otra cuestión que sea su
precaria y angustiosa necesidad de ser.” Antonio Machado:
“El poeta es un pescador, no de peces, sino de pescados vivos;
entendámonos, de peces que puedan vivir después de
pescados.” Julio Cortázar: “Lo literario resulta de combinar
heterogeneidades en potencia con heterogeneidades en acto.”

AS.- Me identifico más con la frase de Machado, por varios


motivos. Además de que brilla en su brevedad, destaco la figura
del pescador como alguien que trabaja, que desarrolla una tarea,
la cual puede ser accesible a cualquiera (no hablamos de ejercer
como astronautas en una nave despresurizada ni de emprender
algo exótico). Solo hay que tener para el hallazgo cierta habilidad,
maña o arte que trascienden incluso lo que llaman talento.

Si bien no me gustan demasiado las definiciones tipo “la poesía


es…”, “el poeta es…”, veo que aquí se traduce esa esencia en una
búsqueda, en el orden del movimiento, del hacer, del
discernimiento. Porque puedo pescar un pez común y corriente
pero, mal que me pese el trabajo o el tiempo que me ha llevado
encontrarlo, deberé devolverlo a las aguas. En cambio, el objeto

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 27


artístico es en realidad un organismo vivo, y sobre todo capaz de
vivir, cuya vitalidad no se apaga en la instancia del encuentro sino
que sigue resonando en los otros después y quizás siempre. Yo
también resueno: la poesía, de todos y para todos; la poesía, el
pescador, el río y la red…

Alicia Salinas selecciona poemas de su autoría para


acompañar esta entrevista:

Entrevista realizada a través del correo electrónico: en las ciudades de Rosario y


Buenos Aires, distantes entre sí unos 300 kilómetros, diciembre 2018.
www.revagliatti.com

Además de los mil ejemplares impresos de “Somos centellantes”, el material se


puede descargar gratuitamente desde el siguiente link:
https://issuu.com/fanzinesyplaquetas/docs/somos_centelleantes_dispositivos

Imagen:
Fotografía de Alicia Salinas

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SELECCIÓN
DE POEMAS

16.

Alicia SALINAS duelen las uñas de mirarme a los ojos


Rosario y me callo anclada
Argentina en los lodos malos de la patria

sin plata
ni río
todas las horas que en vano te esperé
país
sin que te quedaras
¿dónde más voy a ir?

me duelen las lenguas


no doy más
no me dan
pido pan
pido paz
me caigo de las nubes
no llego nunca al cielo
hundida en esta desaparición
en esta tierra
que me olvida.

(de “La sumergida”)

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AMA DE CASA

Cocer la masa, excusa


para golpearla antes, retorcerla
como al cuello de la gallina sacrificada,
a la trenza de una hija pequeña.

Cocer la masa, epílogo


de mazazos que derraman harina
en toda la alacena. Marcas dejan,
como las caricias del hombre de la casa.

Cocerla y ver su forma


henchiéndose caliente, torturada
por perder su condición de cosa cruda.

Por la tarde, servirla en un plato con flores


pintadas en la losa blanca. El té
hirviente sobre el mantel de lino.

Y que admiren mis serenos modos


de revolver
con la cuchara el azúcar.

(de “Gallina ciega”)

EL COLOR DE LAS LUCES

Tan fácil nombrar las cosas sin nombre,


¿pero qué palabra del aire o de la tierra
dar al cuenco de tus manos?

Pasa algo sin existencia en el lenguaje.


Lo verdadero se revela.
Me inclino.

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Llovizna sobre las mieles
del verano. Y no aparece
esa palabra.

Para qué explicar


el color de las luces
si por fin relumbran.

Bajo su halo, en silencio,


esperaré
a que termine la lluvia.

(de “Tierra”)

NÍSPERO

Del jardín algo cesa.


Al camino de grava
percude el césped
en su conquista del espacio.

Quizá convenga
el próximo desbarajuste.

A veces las apuestas fracasan


y se impone comenzar de nuevo.

Como la efigie de un níspero,


pequeño y áspero, tras una verja
ajena. Fuente de los alquimistas
que desata los nudos.

(de “Tierra”)

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CON OJOS DE NIÑA

La cofradía verde de los árboles


vuelve a enamorarme. Esas copas
acompañándose como al compás
de una mazurca de Chopin
son las del barrio obrero de la niñez.
Toda la familia estaba viva
y dispuesta.

Hablo de las ramas


cuando se entrelazan
como la sangre.

De las cosas que uno se olvida


o ni siquiera conoce.
Y aun así sostienen el nido,
entibian un gorjeo.

(Inédito)

Imágenes:
Portadas de algunos de los libros de Alicia Salinas.

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CONVERSACIÓN
CON JOSÉ
SÁNCHEZ
HERNÁNDEZ

José
GUTIÉRREZ-
LLAMA
México Hoy tengo la inmejorable ocasión de conversar con el muy
2018 talentoso escritor cubano, José Sánchez Hernández.

Pepe Sánchez nació en Cumanayagua, Cuba, en 1956. Es poeta,


narrador, ensayista, periodista y editor. Miembro de la Unión de
Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Graduado de Ingeniero en
Transporte Automotor, cuenta con un Máster en Educación. Es
Profesor Auxiliar de la Facultad de Humanidades de la
Universidad de Cienfuegos. Miembro de la Sociedad de Escritores
de Chile (SECH), Presidente Nacional (Cuba) de la Unión
Hispanomundial de Escritores (UHE) y Director fundador de la
revista cultural Calle B.

Ha sido designado Embajador Universal de la Paz por el Círculo


Universal de Embajadores de la Paz, Ginebra, Suiza. Forma parte
de la directiva, o es miembro, de varias organizaciones de
intelectuales o escritores del mundo. Ha publicado los libros de
poesía: Los dados del viento, 1991; Sueños del tiempo, 1996;
Paradoja del hombre en su ciudad, México, 2004; Alfanjes de luz,
2004; Caballos sobre el césped, México, 2004; Piratas en el alma,

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Colombia, 2010; Memorial de posguerra, Editorial Letras Cubanas,
2016; El filin del otoño, Poesía, Ediciones UNIÓN, La Habana, 2018;
y El comedor de relojes (narrativa), 2000.

Ha obtenido premios en concursos de narrativa y poesía,


nacionales e internacionales, entre ellos: Mención en el Concurso
Nacional de Narrativa «Calendario», 1998. Mención Especial en
Poesía: «Traspasando fronteras», III Certamen Internacional de
relato corto, poesía y fotografía. Universidad de Almería, España,
2009. Segundo Lugar en el Premio Mundial de Literatura «Andrés
Bello», versión Poesía, Venezuela, 2009. Ha obtenido Becas de
Creación para escritores, que otorga el Comité Provincial de la
Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), Cienfuegos, 2010,
2014. Le fue otorgada la Primera Medalla Internacional a la Paz y
la Cultura Presidente Salvador Allende, Fundación Salvador
Allende, Santiago de Chile, febrero, 2011. Primera Mención de
Honor en el género de poesía, II Premio de Poesía Internacional
Anual «Un Café con Literatos», Año, Madrid, 2013. La Unión
Hispanomundial de Escritores (UHE), le otorgó el Premio Mundial
a la Excelencia Literaria, por su excelente y distinguido trabajo
literario desarrollado en el mundo, en beneficio de nuestros
pueblos; su aporte intelectual a favor del idioma y sus esfuerzos
desplegados por la paz con justicia social. Congreso Mundial
Enrique Laguerre, Mayagüez, Puerto Rico, 2015. El Centro
UNESCO de Cultura (Asociación Puertorriqueña de la UNESCO), le
otorgó Diploma de Reconocimiento, por su valioso aporte a la
cultura en general, por su vocación de servicio, y por los
extraordinarios méritos ganados en su labor, San Juan de Puerto
Rico, 2016. Obtuvo el Premio Internacional de Poesía en el II
Concurso Hispanic Culture Review, George Mason University,
Virginia, Estados Unidos, 2017. Primer Lugar en el Género de
Cuento Corto, en el 1er. Premio Literario Internacional de Cuento
“Letras de Iberoamérica”, Ciudad de México, México, julio de
2017. Jurado del Concurso Nacional de Literatura «Ricardo Miró
2011», sección Poesía, Ciudad de Panamá, 2011. Su obra ha sido

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traducida al holandés, italiano, francés, inglés, rumano y bengalí.
Textos suyos aparecen en diversas publicaciones digitales
nacionales y extranjeras. Ha participado en Cuba, México, Perú,
Ecuador, Chile, Panamá y Estados Unidos en congresos, festivales,
talleres y encuentros nacionales e internacionales de escritores,
donde ha realizado, entre otras actividades literarias y culturales,
lecturas, talleres, jurados, conferencias y presentaciones de libros.
Textos suyos aparecen publicados en antologías, revistas y
periódicos de Cuba, Holanda, Argentina, México, Colombia, Italia,
Uruguay, Perú, Chile, Rumania, España, Puerto Rico, Panamá,
Estados Unidos y la India.

Impresionante currículo, estimado José. Un gusto tenerte entre


nosotros y poder conversar contigo para disfrute mío y de
nuestros lectores.

Y bueno, si me lo permites, me gustaría plantear esta


conversación de forma poco convencional. En tal caso, listaré
algunos conceptos y me gustaría que tú los contextúes de
acuerdo a tu visión y experiencia personal. Así que, si estás de
acuerdo, vayamos a ello…

1.- Niñez.

R.- Mi infancia son recuerdos de un patio de la Calle B, en


Cumanayagua, la casa donde nací, asistido el parto por una
comadrona (recibidora del barrio). Los primeros estudios, el
contacto con la palabra en el mediodía del asombro, “entre la
escuela y mi casa”. Los juegos y las luchas del barrio, el río, el mar.
Mis viajes a Breñas, zona de campo donde se está la Finca de mi
padre.

2.- Hogar.

R.- Amor, fe que nos acompaña frente a todos los naufragios.

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3.- Literatura.

R.- Pasión. La mejor aventura humana.

4.- Escribir.

R.- Un modo sangrante y feliz de asumir la vida, con sus luces y


sombras, en la dura noche del oficio. Y es bastante.

5.- Poesía / Narrativa.

R.- Alucinar. Desnudez del alma y el espíritu. La más elevada


creación del espíritu humano.

6.- Premios / Reconocimientos.

R.- Accidentes en el “largo y tortuoso camino” de la escritura.

7.- Trascender

R.- Vanidad de vanidades, todo es vanidad, dijo el sabio rey


Salomón. Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz,
dijo nuestro Apóstol José Martí. Un problema para los que no
saben respirar igual en las alturas, que en el valle de los huesos
secos.

8.- Obsesiones / Miedos.

R.- Me obsesiona lo humano, en toda su complejidad de


relaciones, y en dar y recibir, compartir. Los miedos son tan
necesarios como el aire que respiramos trece veces por minuto. Si
no sientes miedo, no escribes, no vives. Solo existes. Y eso debe
ser terrible.

9.- Influencias.

R.- En uno de mis poemas escribí: “deudores irredimibles que

36 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018


somos…” Son tantas y tan dispares como el espanto de ser. Sin
orden de prioridad, cada uno en su injusta medida: Martí, Vallejo,
Miguel Hernández, Antonio Machado, T. S. Eliot, Dylan Thomas,
Cortázar, Borges, Homero, Cervantes, Robert Desnos, Jesús el
Nazareno…, “y tantos que/ en la guerra del tiempo siguen siendo/
la luz y el viento hacia un mar sereno.”

10.- Futuro.

R.- El futuro no existe: “…la historia somos nosotros y ahora/ con


Yesterday en los pulmones respirando los buenos tiempos/ cada
pedazo de juventud que nos quedó desgarrado.”

11.- Inquietudes / Pendientes.

R.- “Soy un sedicioso de mi tiempo”. Por lo tanto, las inquietudes


se multiplican cada día y son las de un hombre de su tiempo, es
decir, de todos los tiempos. No tengo pendientes, vivo de
urgencias. El reto inmediato que tengo es seguir respirando.

Como has podido constatar, algunas de mis respuestas parten de


versos de mis poemas, es decir, mi poesía y mi obra literaria toda,
ofrecen mejores respuestas de mí, que yo mismo.

Muchas gracias José por tu tiempo y tu paciencia; en verdad ha


sido un placer conversar contigo.

Y ahora José nos regala algunos textos breves de su autoría.

La Habana – Ciudad de México


Noviembre de 2018

Imagen:
Fotografía de José Sánchez Hernández

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 37


SELECCIÓN DE
TEXTOS

José SÁNCHEZ
HERNÁNDEZ
Cuba

UN PALMO DE MIS SUEÑOS

Entre dos ríos fieles, yo fui niño,


tuve alas que alcanzaban otros cielos
y aunque tarde se hacían los desvelos
no era amargo mi vino, ni mi aliño.

Mis sueños de papel aún navegan


las aguas del primer amor que tuve
sin tenerlo, un candor de escuela y nube,
palabras torpes que a esa edad nos llegan.

Entre lealtades truncas desperté


a la temprana juventud, leyendo

38 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018


a Machado, Jesús el Nazareno,

José Martí, Vallejo y tantos que


en la guerra del tiempo siguen siendo
la luz y el viento hacia un mar sereno.

LOS SURCOS DEL CARIÑO

Padre, ya no respetan nuestra tierra,


no han sido abuelos de la luz sembrada
y como ciegos de un rencor que es nada
le han declarado al ruiseñor la guerra.

Padre, habrá que enganchar el viejo arado,


poner cercas de sangre sobre el río,
dejar a salvo el nombre del bajío
que cuenta la heredad de tu costado.

Padre, no oyen los surcos del cariño,


cómo se alza un recuerdo, el propio guiño;
la canción de los árboles amando.

No entienden que el labriego sabe cuándo


despertar el verdor, para que ladre
libre la lluvia en nuestro campo, padre.

DE AQUEL LABRIEGO AMOR

Madre, ya olvidas que eres nuestro beso,


tanto extraño tu olor en la cocina
y es tan hondo este tiempo que se inclina
que si voy al recuerdo no regreso.

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 39


Ya la casa es tu templo sin acceso
a un vencido dolor que desafina
con la memoria lenta que camina
contigo hablando a solas como un rezo.

Madre, ya en el maizal de tu mirada


no se juntan las claras mariposas
de un tiempo de guateque en la alborada.

Ya es otro el fuego y su discreto alarde,


pero tus manos siguen siendo esposas
de aquel labriego amor de tarde en tarde.

SONETO

He visto envejecer a mis mayores,


morir al corazón de tanta muerte,
cómo viaja de norte a sur la suerte,
vender lo inútil y comprar dolores.

En el Teatro, joyas junto a flores;


y a la vuelta del tiempo, cómo el fuerte
llora frente a la puerta de lo inerte.
He visto lluvia y fuego en mis amores.

He visto tanto y poco, mucho y nada,


que entre ayer y mañana, apenas queda
un manojo de dudas y nostalgias,

algún ritual de gladiador, un hada


olvidadiza y necia, que se enreda
y mal cuenta la vida, sus neuralgias.

40 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018


EN ARANJUEZ

para Iris

Sé que debo enamorarte todos los días


la sangre lucirá serena y habrá luz
hebras de un silencio que se labra en silencio
en la bohemia fugaz de nuestros cuerpos desnudos
me ocupas me desbordas en danzas amatorias
y estás aquí mordida por mis sueños
lentamente encharcado el corazón
necesito provocar que me ames celosamente
verte invadir mi tiempo como un susto prevenido
disculpa tanta desnudez cotidiana
esta torpeza mía y su buen escozor
extraño tanto tu estar que no podría perderme
entre cuerdas arrancarte cada corpúsculo
pedazo de piel con que amuro la falta más húmeda
debes saber cuánto mar me oscurece la sangre
lo cerca que estás de todos mis alaridos
que te comparo con cada muchacha que me mira
porque he apostado a ti la lluvia victoriosa
difícil ha sido abrirme a tus flores sin abismos
necesitas esta luz para andar mi amor
sé que haremos del tiempo un otoño conquistable
es solo cuestión de enamorarnos diariamente

TRISTEZAS*
(trova)

Viejo amor
registra mi cuerpo esta noche
con un suave rumor de alga sedienta
algún pozo de Jacob hallarás

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 41


No te detengan tristezas de mi voz
trae el azul del mar con sus soledades
naufragios vientos y sal para mí
no vaya a tocarte el quejido del madero
ni el deshielo que alucina al corazón
sean míos todos los abismos esta noche

Viejo amor
ándame desnudamente como te sé
haz del tiempo una mascota íntima
como si solo tú y yo lo habitáramos

Esta noche ven sin armadura


registra mi cuerpo arenal azotado
sin temer marejadas ni súbitas tempestades
prosigue hacia su profundidad acuosa
ninguna aridez detenga tus manos
que algún pozo de Jacob hallarás

* Título de una canción de Pepe Sánchez, padre de la trova cubana.

HERÁCLITO Y EL AJEDREZ

La relación que la poesía ignora,


los laberintos y la tarde, lo iluso
de la razón y el porvenir, incluso
la prosa de arrabal, la mala hora.

Crepúsculos que el día ya no explora,


la voz de infieles, lo que impone el uso,
hábitos y corajes, el intruso
mármol y las jornadas del que llora.

Morir en el pasado, los cantores

42 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018


de nostalgias, un verso que es reflejo
de otros versos y el miedo del espejo.

La espada y el Oriente, los amores


y el olor de la lluvia, el ajedrez,
y Heráclito y el río y otra vez.

ENTRE Y DEJE SUS ROPAS EN EL FONDO DEL POZAL

Estoy en mi fila
silbando a la gloria de la civilización
con tanto osario en déjeme pasar
el tenedor del tedio roe las persianas
y susurro gravísimo que voy a saber la lengua

Alguien alquiló el champán las frutas de arriba


media tostada me pido toser más
para negar silencios relojes futuristas
mirando la sombra de mi voz tan agria
doy un pórtico con garaje a la calle
porque ovacionen al que salga gritando más desnudo

Libre ya de la paz y sus tinieblas


anticipo cuánto humo heredo con canas
necesito que llueva ahora si estoy enfermo de no beber
si puedo permutar de asiento no de ojos
el zumo apaga los olores más crudos de la tos
hay ganas de ser feliz solo mirando una foto
o acompañado de huesos o tetas dulcísimas como limones

Soy un sedicioso de mi tiempo


y voy a vivirlo sin tinieblas
con el acoso de la luz en los pulmones
solo hay un destierro anterior a la palabra

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 43


y este es mi entreacto
mi desnudez tremenda entre tantos aspirantes

La gratitud a veces se nos hace difícil


pero la supervivencia no solo cuesta soledad
por tanto y todo lo que amo no me cambio de fila
aunque el de alante tenga oreja y aplauda
ya a la entrada mostré un tique
para qué tanta orquesta si son y solo tres actos

Aseguro que alrededor del pozo hay una zanja

PARADOJA DEL HOMBRE EN SU CIUDAD


(Sobre una idea de Julio Cortázar.)

El poder no siempre corrompe a los hombres,


pero los separa.

RAFAEL ALCIDES

Claro está Julio la auténtica realidad


es cada hombre y todos los hombres
aunque medien nostalgias selvas y otros ruidos
para bien del ocio fecundo
esa alimaña de perdurar

el hombre no es propiedad privada de nadie

Patria es humanidad dijo el Martí


no cercado de aquél he dicho yo
saludando a los muchachos del barrio
En mi puerta la bandera es el corazón

Uno debiera vivir sobre los trenes

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colgado de los letreros lumínicos
ser socio fuerte en bares y casas de respirar

He aquí un hombre que sale a la calle


con altavoces en los ojos
que ofrece sus zapatos de andar rabiando
al que no usa espejuelos ni toca a mi casa
con palmadas preguntando por mañana
mirando qué cubre las paredes

un ser humano que enseña a su hijo


lo favorable de una revolución
pero no acepto
que nadie venga a joder en mi desnudez
a decirme dónde colgar la voz

Alguien debe cuidar las puertas de la ciudad


sus símbolos nocturnos las aguas
con que aceras y casas reanudan el día

Claro está
es bueno que haya quien vigile
el cercado las trampas de afuera
no tus naranjos sus púas ruidosas

Imagen:
Portadas de algunos libros de José Sánchez Hernández

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 45


TRES TEXTOS

Lilitt TAGLE
Orizaba, Ver.
México

OTOÑO

Si pudiera conversar con el otoño, le diría que arrancar las


hojas de mis ramas me alivia tanto, como a los pájaros
abrir su jaula. Un cielo límpido, sin memoria, arropa mi
verdor antiguo, mis juiciosos frutos, los nidos que colgaron
de mis ramas.

Si pudiera decirle al otoño cuánto agradezco su prisa al


desnudarme, su seductora sonrisa de amante cauto, su
gélido soplo en mi contorno.
Otoño es el sendero de la libertad, minúsculo grito de la
madura consistencia de estar viva.

Tú, como el otoño, eres sereno en tu verdor, en ese


amarillar de mi tarde. Ruiseñor posado en las alturas.

46 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018


REDENCIÓN

Una voz lejana me aturde en el silencio de las cosas, como


cuando se empieza a creer que todo calla para dar paso al
eterno rumor de la nostalgia con su palidez innata, con su
corona de flores en las manos y esas velas que nunca se
derriten.

¿Cómo puede un canto mañanero rendir sus exequias a los


peces?

¿En dónde se reúne el horizonte con este libro de poemas


infinito?

Amo la libertad de la hoja, ese azul exquisito en la vereda,


esa fuente de color inagotable, el sol que encara los
motivos cotidianos.

Amo los sueños infantiles, las dudas en la mano, los


zapatos brillantes, las gelatinas sin colores y de sabores
truqueados. Amo todo lo que fui, lo que soy, lo que seré lo
amo como te amo a ti, sin conocerte.

Me quedaré sentada un día en la poltrona o en mi cama.

Quisiera fuera aquí, frente al teclado.

EL PUERTO

Basta la luz en altamar


para habitar al pez que
vive en lo profundo.
La proa
oculta el apremio del viajante

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 47


en una figura de mujer
comprada
en talleres innombrables.

El vuelo de una gaviota


enluta continentes.

Los marineros
apagan su cigarro en la humedad del puerto
y regresan al barco su destino.

El secreto de la bruma
es la sal donde
cualquier vestigio de sombra
produce una catástrofe.

Lilitt Tagle.-1er lugar del Concurso Erradicando la violencia contra


las mujeres, convocado por el INDESOL y la Fundación Arcoiris, A.C.,
Primera Mención Honorífica de los XXXI Juegos Florales de
Coatzacoalcos, Ver.; 3er lugar en el 3er. Concurso Interno de Poesía
entre Miembros de la Academia Literaria de la Ciudad de México, A.
C.; Reconocimiento por su “Dedicación en el Ámbito Docente,
Cultural y Literario”, de la CNOP y el Reconocimiento “Mujer de Oro”,
otorgado por MUCEI, en Orizaba, Ver.; Mención Honorífica del
Premio Nacional de Poesía Tuxtepec “Río Papaloapan”; 3er lugar en
los XLIX Juegos Florales Nacionales de Papantla, Ver.

Imágenes:
Fotografía de Lilitt Tagle

48 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018


TRES TEXTOS

Gladys H. de
Bernett
Panamá

LAVEMOS NUESTRAS PENAS

Sosegado es el velatorio que a mis ojos llena en el fondo


de agreste lejanía y prendida del hombro a serranía pasa el
viento sibilante con el castigo impuesto por autoridad
legítima al que ha cometido un delito o una falta grave y le
recuerda que: "Lavemos nuestras penas". La luciérnaga con
vuelo trashumante describe una mínima saeta o una
lágrima errante. La tarde, en oro vago del estío, me trae
dulcemente la fragancia de los años de mi infancia sobre
las quietas márgenes del río. Una pena diferente como la
de las aves que las colocan en las extremidades de sus alas
o en el arranque de las colas y que sirven para dirigir el
vuelo y recordarnos que es obligatorio que: "Lavemos
nuestras penas". La luna bullidora de mis años recoge
aromas, cosas fenecidas, figuras inocentes, por el tiempo al
cambiar los años. Me parece oír las voces de las gentes,
entonces, juveniles. Aquellas que a mis oídos repetían

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 49


constantemente: "Lavemos nuestras penas". En el cesto del
tumbo cristalino otra vez, pensativa, a paso lerdo recorro la
vejez de mi camino. Absorta, por la ausencia de mis viejas
que como bastoncito lazarillo nos llevan de la mano para
que: "Lavemos nuestras penas".

DEJA LAS PIEDRAS ATRÁS EN EL CAMINO

Deja que llueva, deja que haga calor o haga frío.

Deja que el río se haya salido de su cauce o que las


cosechas se hayan echado a perder.

Deja que el vecino sea antipático o que la inflación se haya


disparado.

Tu intento de solución acabó en fracaso, no te hagas mala


sangre, ya pasó, sigue adelante.

Deja que el avión llegue atrasado o que el tráfico esté


embotellado, son las piedras del camino.

No te resistas, no te enojes con ellas ni las trates a las


patadas, solo tú sufres con eso.

Sé delicado con las piedras, acéptalas como son, tus


cóleras no las podrán suavizar, al contrario, las harán más
hirientes e intolerables. No te hagas mala sangre, sé
cariñoso y cariñosa y dulce con ellas, es la única manera de
que no te hieran y te lastimen.

Y si no puedes asumirlas, si no las puedes cargar a


hombros con ternura y llevártelas a cuestas, al menos deja
las piedras atrás en el camino.

50 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018


ENGAÑANDO AL DESTINO

Cae la noche...

La luna es llena y es la más grande que este año se haya


visto.

Esa luna llena ilumina mi camino,

mi camino hacia tu encuentro,

aquel encuentro furtivo engañando al destino, no sé si


estarás ahí, esperando por mí impaciente...

te encontraré lo sé,

tomaré tus besos, los cobijaré en mi alma para encontrar la


calma.

Cogeré tus caricias para alimentar mi vida.

Guardaré tus palabras y también tus silencios y los


convertiré en recuerdos para escribir nuevos versos.

Te miraré a los ojos y desnudaré tu alma para encontrar


respuestas que me den la calma.

Grabaré mis besos,

en tus labios muertos y mil susurros dirán te quiero.

Impregnaré tu cuerpo del aroma de mi ser,

para que te acompañe cada nuevo amanecer me fundiré


en tu piel me llevaré tu calor para abrigar mis noches sin ti

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 51


en este sueño...

Recobraré mi libertad, aunque no sea verdad. Beberé tus


ansias tomaré la nostalgia de esta noche mágica, para
recobrar las fuerzas.

Se apagará la luna llevándose consigo los secretos de este


sueño.

Despertaré en un momento...

Entenderé que solo es ahí donde te encuentro.

Imagen:
Fotografía de Gladys H. de Bernett

52 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018


pedro herrero
inmaculada barranco

VIDA DE
PERROS

Enrique
MARCHANT
DÍAZ Claramente sabe a dónde va. El cuatro patas se sube todos los
Santiago de días al bus en Merced con Mosqueto. Tiene un par de cicatrices en
Chile la cabeza y huele mal. Indiferente a los pasajeros, avanza por el
pasillo y se echa en uno de esos espacios inútiles en que no cabe
un asiento; a lo más, una persona de pie. Un paradero antes de
Plaza Italia, se incorpora, mira el timbre que siempre alguien pulsa
y, cuando la máquina se detiene, se baja entre la gente en la
Alameda, a la entrada de la Fuente Alemana. Se sienta en la
vereda, a la sombra en verano y bajo el techo del paradero en
invierno. Se rasca y espera con ansias que se abra la puerta del
restorán. Una de las maestras cocineras, distinta cada día, le deja
una ración en tiras de vacuno y cerdo. Come sin apuro, duerme la
siesta y luego se devuelve caminando serenamente a Merced.
Deambula por el sector; descansa, observa, duerme a ratos. A

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 53


veces, cuando está de ánimo, baja hasta el Paseo Ahumada y,
desde ahí, hasta La Moneda; recorre el perímetro, la explanada y
se da tiempo para detenerse a molestar a los carabineros.

Al atardecer regresa a Merced con Mosqueto y desaparece entre


los zombis que vuelven gruñendo y ladrando a sus casas después
del trabajo.

Imagen:
www.google.com

54 en sentido figurado. revista literaria. Año 12 num. 1. nov/dic. 2018


SIN TÍTULO

Daniel
DOMÍNGUEZ
TOLEDO En toda casa, chica o grande, en la más opulenta mansión o en un
Coatzacoalcos deplorable cuartucho; encima del candelabro, en un huequito de
Ver. la lámina o, con más frecuencia, detrás del espejo o en la esquina
México del closet, hay un rincón, un espacio olvidado que, sin importar
quién o quiénes sean los residentes, observa. En él viven el pasado
y el porvenir, dos estados comúnmente opuestos sufren ahí una
simbiosis y son uno mismo, un victimario para quien lo ignora,
para el abuelo viudo y sus achaques, para el papá y la mamá, para
la tía solterona con todo y su ferviente pasión religiosa, incluso
para el niño Dieguito, para ese rostro inocente que ríe mientras
aquello lo escucha con admirable paciencia, a la vez que escribe la
vida ulterior del niño y de todo aquél que no lo mire.

Imagen:
www.google.com

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 55


cony pedraza

UNA NOCHE
FRÍA

Raúl Ariel
VICTORIANO
Argentina

No existe la metáfora perfecta para contar la historia triste de


Ramón. Tal vez sería adecuado pensar que es un poco pájaro y
dado que las aves no poseen alma, asumir que un hada invisible,
mediante el embrujo adecuado, ha puesto lo necesario, de
manera que su interior se agite con la magia de los sentimientos y
las emociones.

Hace dos meses que lo desalojaron de la pensión junto con varias

56 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


familias que vivían allí por falta de pago. Y bueno, es que su
jubilación no le alcanza para todo lo que tiene que pagar:
medicación, alquiler, alimento. Este fue el inicio de su tragedia. Un
manotazo feroz llegó desde lo alto a desbarrancarlo, a expulsarlo
de su humilde paraíso de cuatro paredes descascaradas. Un nido
pobre, pero que le daba cobijo. No pudo defenderse de las leyes
despiadadas del poder terrenal, que envió a los peores esbirros
con el fin de hacer una tarea tan atroz. No saben éstos, ni siquiera
imaginan, acaso, qué siente un anciano cuando lo expulsan, lo
separan, le infligen la condena de la indigencia.

Debía casi un año de alquiler, fue lo primero que dejó de pagar.


Llegaron varias intimaciones del dueño de la vivienda, pero como
eran muchos los deudores, un día vino la policía y lo expulsaron,
junto con los demás: apenas le dieron tiempo para recoger sus
cosas. Sintió el desamparo en el plumaje húmedo de su ropa. La
soledad lo abarcó por dentro como una enfermedad terminal, una
bofetada lo había arrojado al vacío. La calle se convirtió en un
ámbito siniestro que no abrigaba su corazón fatigado. Le habían
aplastado la dignidad, la suela del oprobio lo había pisado como si
fuese un delincuente. La angustia y la congoja le ensombrecieron
la cara y el espíritu. Comenzó así su decadencia. Como una
paloma con las alas quebradas, su cuerpito leve, en la tempestad,
fue sacudido por los vientos feroces que lo golpearon una y otra
vez, con furia, contra las paredes de la ciudad, hasta dejarlo
moribundo.

Dejó de comprar los remedios y más tarde empezó a racionar la


comida. Le alcanzaba para llegar a mitad de mes y, entonces,
inevitablemente, después se quedaba sin comer. La indigencia
avanzó sumando penurias, arrasó todo vestigio de cobijo. El
hambre comenzó a hacer su trabajo secando sus tripas, devastó
su ánimo. El ruiseñor que anidaba en su pecho acalló su canto
triste, se fue encorvando por el castigo. De la voracidad del
invierno obtuvo solo cenizas que lo congelaron por dentro y le

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018 57


pintaron el rostro con sombras furibundas.

Ramón, ahora, camina despacio, está anocheciendo. Hay cosas


que ya no le preocupan. Se acerca a un tacho de basura y
revuelve. Busca algo para comer, cualquier cosa le vendría bien.
Poco es el alimento que necesita su cuerpo leve como el de un
jilguero, pero ni tan solo ese mínimo consigue. Escarba con sus
uñas negras, entre los vericuetos de la intemperie, y nada.

Tiene una botamanga del pantalón rasgada que arrastra como un


trapo sucio pegado al zapato, tal como una mascota que lo sigue,
como un retazo que acompaña a su amo no importa a dónde
vaya.

Al segundo día de quedar en la calle consiguió un pedazo de


gomaespuma y algunos trozos de frazadas descoloridas. En un
changuito de alambre sin ruedas guarda los cacharros que salvó
de la pieza donde vivía. Lo tiene en la vereda del edificio de la
esquina. La ochava es su guarida y le provee un techo más
clemente, que lo protege del cielo encapotado, por el cual se
desplaza un grupo de nubes oscuras amenazando tormenta.

Se detiene, está cansado, apoya el hombro en el tronco de un


árbol. Mira hacia arriba observando la claridad naranja que se
desvanece detrás de la cúpula brillante de la basílica. Ya está
oscureciendo. Las ramas rugosas parecen huesos largos de un
esqueleto que araña la piel del aire húmedo del crepúsculo. Baja la
cabeza y sigue su camino. Ni siquiera es capaz de hilar un
pensamiento a fin de expresar el dolor supremo que le consume
su existencia mínima, desgraciada y trágica.

Como hace más de un mes que no se baña tiene un olor


nauseabundo que le produce picazón en las fosas nasales. Pero
también se acostumbró a eso, como a los dolores del reuma,
porque no posee remedios que lo alivien. Falta mucho todavía
para el día de cobro de su sueldo magro, y se pregunta si va a

58 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


sobrevivir hasta ese momento. Piensa que tal vez por su aspecto
no lo dejen entrar. Ha pisado el último escalón de la dignidad, le
dará vergüenza presentarse así, pero necesita ir de todos modos,
aunque lo rechacen. Percibe algo parecido a un ave que lo acecha,
de plumas renegridas, que se eleva como un buitre, y en lo alto,
gira en círculos sobre él, adivinando la carroña.

Mendiga, pero solo obtiene unas monedas. Sus ojos blanqueados


de cataratas ya no expresan nada, no habla para conmover al
transeúnte. Extiende la mano pidiendo un gesto de atención, su
corazón es un trozo de hielo que en cualquier momento se va a
quebrar. Tiene, como los gorriones de Buenos Aires, el plumaje
marrón sucio. Apenas logra balbucear alguna frase con su voz
desfalleciente, en una melodía ronca de su canto deslucido, y a
pesar del empeño que pone, no logra que la música llegue a los
oídos de los cuerpos apurados que pasan a su lado, esquivando
su presencia.

Durante estas últimas tres semanas fue al comedor comunitario,


pero no tuvo suerte, le dicen que no alcanza para todos los que
vienen. Y hay abuelos y madres que también van a buscar lo
mismo, y prefiere ser él el que se quede sin nada en la mano, y
regresa, entonces, con el plato vacío y un candado en el abdomen
que cada vez le resulta más pesado. Cavila, remueve en su
memoria, no comprende su delito, ha trabajado toda la vida, no
entiende su calvario, no ve con claridad, aún, la cara del príncipe
que ha decido el hambre que padece, que lo debilita, que lo mata.

Hoy está más débil que otros días, por eso quiere alcanzar la
esquina y tirarse en el colchón, no se siente con fuerzas para
caminar. Hoy la tristeza y la desesperación le han bloqueado la
voluntad. Ya no puede discernir si es el miedo el que lo acosa.
Algo parecido a un bloque de cemento le aplasta la espalda. Tiene
el corazón espléndido, como el de un zorzal joven de pecho
anaranjado, pero su latido merma, vencido, más lento, y, además,

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018 59


presagia, que el vuelo de la esperanza se le va apagando, queda
olvidado en su memoria el modo de ascender con el
pensamiento, por las corrientes de aire, para zambullirse entre el
follaje de los árboles.

Se agacha despacio, por el reuma. No sabe si le duelen más las


articulaciones de los huesos que las del alma. Advierte que su
estómago está cuarteado. Acomoda un poco los trapos y se
queda sentado con la espalda apoyada en la pared. No hay gente
que pase por la calle. Ya oscureció y medita en silencio. No tiene
familia, nadie en quién pensar. A los setenta y ocho años le parece
que todo en su vida sucedió hace mucho tiempo y en un lugar
muy lejano que aquí no reconoce.

Ahora, con el cerebro afiebrado por el hambre, sueña que es un


ave. Se siente un benteveo, orgulloso de su cuerpo amarillo
brillante, con la cabeza blanca como sus cabellos, que añora la
tibieza de su nido. O, quizás, de una vez por todas, lo que quiere
es terminar con esto, y en realidad, su sustancia simple solo aspira
al abrigo de una fosa oscura contra el muro del cementerio.

Y en esta reflexión acerca de su límite vital, se pregunta también


cómo ha llegado a este lugar, por qué designio celestial o terrenal.
Y esboza mentalmente un resumen, el balance de los recuerdos
más importantes, los que más añora, los que más le duelen.
Cabecea un poco y, lento, en silencio, se va quedando dormido.
Hace mucho frío esta noche, pero ya no le quedan fuerzas ni para
tiritar. Y es aquí donde la metáfora estalla, porque las aves no
sufren el frío. Lo que sucede, simplemente, es que los pájaros que
Ramón encarna no tienen plumas que lo abriguen. Se toca el
pecho de mármol, no hay brasas encendidas, todo él parece una
catedral sin ventanas en la cima nevada de una montaña.

Siente que se le moja el pantalón con una traza de líquido tibio


que emana por debajo de su vientre. Es la incontinencia, pero, no

60 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


le importa sumar un olor más a los que tiene. En lo último que
piensa, antes de que lo atrape el sueño que le pesa en los
párpados, es en su madre. Cuando está por abandonar sus ojos al
descanso, el universo se agrieta, un par enorme de alas negras se
hacen presente ante su figura absurda, se abren gigantes como el
mar, han venido hasta aquí para cobijarlo por siempre.

En esta posición lo encuentran a la mañana siguiente, parece un


canario que estuviera dormido, pero no lo pueden despertar. El
médico mira, ausculta, y, por último, da la orden de subirlo a la
ambulancia, en medio de las caras serias de los vecinos. La brisa
susurra en las hojas de los árboles una aserción insidiosa: los
dioses que transitan los salones de los palacios han decidido, entre
firmas, actas y protocolos, la sentencia brutal de esta muerte
inocente, un espíritu que se ha ido sin comprender cuales son los
fundamentos de su condena.

Ya es de día cuando pasa el camión recolector. Los brazos


robustos de los muchachos recogen los trapos, el jergón
mugriento, el changuito descolado. Tiran todo dentro de la caja
trasera y uno de ellos aprieta el botón del pistón hidráulico para
que queden prensados con el resto de la basura. Luego el
vehículo arranca y sigue su recorrido.

Al rato cae del cielo un puñado de pequeños plumones blancos


que nadie ve. Son los desprendimientos del alma de Ramón que
ha ascendido a otro lugar del Universo a unirse con los mirlos, los
gorriones, los horneros…

Y más tarde, sin que tampoco nadie lo advierta, la brisa helada


forma un remolino y esparce las plumas, que se pierden para
siempre, en el aire gélido de la mañana.

Imagen:
Cortesía de Cony Pedraza, México.

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018 61


MI MUERTE
CON LA DE
MI PADRE

Martha CUPA
LEÓN
México Doña Lupe fue quien me lo notificó: “Encontraron muerto a tu
papá, hija”. La noticia me dejó pasmada. No lo podía creer, si
apenas quince días antes hablamos él y yo por teléfono: Acababa
de ir al médico y éste le dijo que, dentro de los límites que le
imponía la diabetes, estaba bien.

– La perrita fue la que avisó: Toda la noche ladró y aulló de un


modo raro, casi sobrenatural.

– ¿Saben cuándo falleció? –pregunté tratando de sobreponerme.

– Ayer lo encontraron, dijo el médico que ya tenía tres días de


muerto. Ya empezaba a oler mal.

– ¿Dijeron cuál fue la causa de su muerte? –quise saber. Mientras


hablaba con la mujer alistaba la maleta para ir a Cuernavaca a ver
a mi padre.

– Dijeron que fue un derrame cerebral. Ahora está en el Ministerio


Público… Te están esperando para que identifiques el cadáver… Lo
siento mucho, Ángela, sabes cuánto estimaba a tu padre…, y a ti –

62 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


la voz se escuchaba sinceramente consternada.

– Lo sé, doña Lupe –y en ese momento me eché a llorar –voy para


allá.

Llegué al aeropuerto de Miami a las nueve de la mañana. Estaba


desconcertada. Nunca me separaba de mi padre, y ahora que me
había ido al país vecino a realizar una campaña de la marca de
refrescos en la que trabajaba, recibía esa noticia.

A las tres ya estaba en el MP. Me hubiera gustado no ver a mi


padre, quería recordarlo como era: casi siempre sonriente, le
gustaba mucho hacer bromas graciosas. Sin embargo, debía
cumplir con los trámites legales. Antes de entrar al lugar donde
estaba el cuerpo, el facultativo me dio un cubre bocas, porque –
dijo– el cadáver ya despedía mal olor.

Entre los cadáveres cubiertos con sábanas me indicó cuál era el de


él. Flaqueé en el momento en que me pidió que me acercara a mi
padre, casi desfallecí. Me acercó una silla y me senté. Me ofreció
un vaso de agua y le di unos tragos. Esperamos un momento.

– ¿Ya se siente mejor?

– Sí, un poco.

Me puse de pie y caminé… Me sentía mareada, mi corazón latía


de prisa y con fuerza…, parecía que se me quería salir del pecho.
Mi mente me gritaba que ese momento no era real, que mi padre
estaba en casa y que me abrazaría cuando me viera llegar. Me
apoyé en el facultativo para no caer. Me mostró el cadáver. Sí, era
él…, me desvanecí.

Cuando desperté era de noche. Estaba recostada en la sala de mi


casa morelense. Lucía oscura. Al fondo, en la habitación que solía

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018 63


ser de mi padre se vislumbraban tenues y danzantes luces. Me
paré con dificultad y comencé a caminar. La vivienda se veía
solitaria.

En el cuarto paternal había dos féretros, uno era un poco más


pequeño que el otro. Estaban juntos, rodeados por cuatro cirios
encendidos. El más grande, lo sabía, era el de papá, ¿pero el otro?
Decidí ver el interior del ataúd, pero aún no llegaba a él cuando la
caja se abrió repentinamente y de ella salió… ¡Salí yo! Reía
estrepitosamente, se burlaba de mí. Me miré: yo estaba viva. La
observé: Yo estaba muerta.

– Ja, ja, ja, tu vida giraba en torno a él. Vivías para él. No tenías vida
propia. No tenías amigos. Ibas de la casa al trabajo y del trabajo a
tu casa; cuando te tardabas un poco en llegar a tu vivienda, tu
padre se preocupaba, así que procurabas evitarle cualquier
malestar. El único novio que tuviste te dejó porque sabía que tu
padre estaba antes que él. Ahora, a los 45 años no tendrá sentido
tu vida. Murió él y mueres tú.

Estaba aturdida. No sabía qué hacer. Instintivamente corrí hacia la


salida de la casa. Afuera seguí corriendo sin importar la dirección.
Corría cada vez más veloz hasta que mi cuerpo se empezó a
elevar. En ese momento de terror sentí placer al descubrir que
¡podía flotar en el aire!, sólo era cuestión de mantener los pies en
movimiento, avanzaba con ellos.

La gente me veía con incredulidad. Yo no podía creer que los


demás fueran incapaces de hacer lo mismo que yo, si era tan fácil.
Extendí y elevé lo más que pude los brazos en el aire, levanté el
rostro para disfrutar esa sensación, aceleré el movimiento de mis
pies. En verdad estaba feliz… Me sentía libre, totalmente libre. De
repente mis pies ralentizaron… Yo no quería detenerme, pero ellos
no me obedecían y comencé a bajar… ¿A dónde voy?

64 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


Desperté en una silla de ruedas, frente al hueco que unos albañiles
terminaban de habilitar para meter allí el féretro de mi padre.
Había gente alrededor mirándome con curiosidad y lástima. Junto
a mí estaba la eternamente fiel doña Lupe, sentada en una tumba.
El embarullo no me permitía saber con exactitud qué había
ocurrido después de que estuve en el Ministerio Público.

– Has estado muy débil, delirando todo el tiempo. Te afectó


mucho la muerte de don Julio. ¡Cómo no!, si solo se tenían el uno
al otro. Pero la vida continúa, y yo te ayudaré a que te recuperes.
Ahora me tendrás a mí, te lo prometo. Seremos una para la otra –
me dijo doña Lupe mientras me abrazaba y recargaba la cabeza
en mi hombro.

Imagen:
https://pixabay.com/es/cadena-eslabones-hierro-oxidado-1638275/

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018 65


LAS DOS
CARAS DE LA
MONEDA

Cony PEDRAZA
México
….a través de la cerradura se veía la calle. Miré por la pequeña
silueta enmohecida con la intriga de no saber lo que iba a
descubrir. Niños con su ropa parchada llena de lodo iban hacia el
rumbo del ingenio. Algunos iban jalando una carreta repleta de
niñas. Los seguía un hombre con notorio cinturón de hebilla quien
llevaba entre las manos zarpas postizas y orejas de burro, al
parecer de cartón. Ninguno corría para jugar. Ninguno llevaba
mochila con útiles. Ninguno sonreía. Eran niños y niñas con
cuerpo de niños y niñas pero sus caras y manos eran de gente
mayor; extraños.

La puerta principal de mi casa permanecía abierta durante todo el


día, hasta la hora en que los jornaleros regresaban del ingenio
azucarero, justo cuando el sol estaba tan inclinado en el cielo que
bañaba por completo el baúl antiguo que se encontraba en el
pasillo. El baúl era un objeto muy importante y yo no tenía
permiso ni de tocarlo. Tenía la tapa abultada y por dentro le
colgaban pedazos de terciopelo negro sujetos con chinchetas. No
tenía aldaba, pasador, ni llave. Siempre estaba cerrado pero

66 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


siempre estaba abierto. A menudo, mi abuela Tomasa me
platicaba historias sobre aquél baúl; entonces el tiempo dejaba de
transcurrir y yo hacia el esfuerzo de respirar por encimita para
poder oír cada detalle.

― ¡Tenía monedas de oro! ―aseguraba.

Me imaginaba las monedas como platos de tazas para té, del


color de la luz del sol, apiladas una sobre otra hasta no caber más.

Un día me escondí en el baúl para jugar a que yo era las monedas.


¿Quién se iba a imaginar que yo estaba ahí? Hicieron limpieza del
pasillo. Abuela preguntó por mí. Descubrí que… a través de la
cerradura se veía la calle… repentinamente lo de afuera quedó
lejos y la luz solar entró al interior del baúl dando pasos cortos,
luego de puntillas. Cientos de bolitas suspendidas en el aire
cabalgaron de lado a lado, de arriba hacia abajo; formaron
círculos, espirales y resbaladeras. Cuando inhalaba, quedaban
estáticas, suspendidas. Al soltar el aire se movían hasta detenerse
en mis brazos, piernas, espalda, cabeza y me convertí en bolita.
Salí por la cerradura, atravesé el umbral de la puerta y floté hasta
las tejas. Me entretuve en corretear la ceniza de la zafra, a los gatos
echados sobre el tejado. Reí como nunca al sentir la maravilla de ir
por el aire. Reí y reí. De repente, arreció el viento y fui arrastrada
por encima de los cañaverales. Los niños estaban entre los surcos
de caña. Con sus manitas apenas podían cortar la maleza,
agarraban el azadón a duras penas. Entre varios niños jalaban la
yunta o arrastraban cajas. Recordé las monedas de oro y mi
cuerpecito se hizo de metal y sentí que me iba a desplomar.
Pasaron frente a mí tableros del juego de damas chinas, las
canicas cayeron y se volvieron granizo. Los niños y niñas corrieron
a esconderse abajo del tejaban. El hombre del cinturón les colocó
en sus cabezas orejas de burro y garras en los pies. En las manitas
les vació piedras hasta que se les volvieron manotas para sostener
la pesada carga. Ninguno lloró. Salieron de nuevo a cargar, traer.

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018 67


La ceniza de la zafra que volaba libremente se hizo espesa. Los
gatos empezaron a perseguirse dando maullidos agudos. Gruesas
nubes cubrieron el cielo. La luz del sol se desvaneció. Abrí la tapa y
salí corriendo. Nunca volví a jugar en el interior del baúl.

Imagen:
https://antiguas.me/cerraduras/

68 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


juan pablo varela

EL TRÁNSITO
QUE SOMOS

Víctor
ALARCÓN
Caracas Eugenio Montejo cada día cobra mayor jerarquía en la poesía
Venezuela venezolana. Si bien empieza como un poeta con un trabajo
destacable dentro de un grupo sustancial, en el que estaban,
entre otros, Alejandro Oliveros y Reinaldo Pérez Só, envidiables
compañeros de trabajo, a medida que pasan los años, su
preeminencia y singularidad se acentúan. No quiero decir que
otros bardos surgidos en la década de los setenta sean
prescindibles. ¿Cómo entender nuestro hacer poético sin Hanni
Ossot o sin Luis Alberto Crespo? Pero concordemos en que el
protagonismo que ha adquirido es envidiable.

Incluso algunos de los escritores que habían figurado antes de su


aparición, de forma voluntaria le ceden un espacio central.

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 69


Cuando veo la atención con que Rafael Cadenas revisa su poesía,
solo puedo sentir que me está diciendo: deja un momento Los
cuadernos del destierro y préstale atención a Terredad. Para
completar el círculo, el autor de este último título nos obliga a
volver a los padres literarios; pocos autores digirieron con tanto
cuidado la tradición poética de Venezuela. Muchas de las
imágenes de Montejo me parecen una herencia muy bien
rumiada. Es difícil no recordar el «Relámpago extasiado entre dos
noches» de Vicente Gerbasi cuando leo «en el tiempo no es un
pájaro sino un rayo en la noche de su especie», de «La terredad
de un pájaro». Este gesto se acerca a la búsqueda de la tradición
de T. S. Eliot, pero Montejo se asegura de no volverse pesado ni
retórico, un riesgo que corren algunos de los seguidores de La
tierra baldía. Esto es más destacable al ubicar cronológicamente
al valenciano: justo después de la década de los setenta, cuando
los escritores, buscando una renovación y un aire fresco,
renegaron del tradicionalismo.

Sin olvidar las lecciones de los rupturistas, Montejo se nutre con


la densa savia de la tradición, la transforma y la ofrece al lector en
imágenes sencillas que portan un vitalismo excepcional. Esta es
una de las características esenciales de libros como Trópico
absoluto o Alfabeto del mundo y, al mismo tiempo, uno de sus
elementos más destacables. Cuesta trabajar la vitalidad en el arte
sin caer en la ingenuidad, el facilismo o, incluso, la histeria. En
cambio, según Rafael Cadenas, la vida no solo es uno de los
tópicos centrales de la obra que nos ocupa sino que «envuelve
todo. Puede afirmarse que en su poesía la vida trasciende el yo.
Es la protagonista». Es probable que esta necesidad de
enseñorear un tema tan complejo haya compelido al autor a
desarrollar estrategias inesperadas en nuestro campo literario.

Elementos tan básicos como la imagen, consiguen una


complejidad inesperada. Además esto se ve desde poemas
tempranos como «los aviones puros que se elevan / hacia los

70 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


aires altos del deseo», en «La Vida», hasta la particular
formulación del cuerpo femenino como una casa:

Un ademán a veces fija un muro,


de algún susurro nace una ventana,
desmontamos errantes a la puerta
y atamos el caballo.

Al fondo de su cuerpo la casa nos espera


y la mesa servida con las palabras limpias
para vivir, tal vez para morir
ya no sabemos,
porque al entrar nunca se sale.

Américo Ferrari las analiza y define como figuras. Destaquemos


cómo se elaboran con un sentido de tránsito, de movimiento. La
temporalidad se materializa en unas imágenes que se construyen
o cambian ante nuestros ojos y percibimos un proceso
inacabado. Quizás la capacidad de reutilizar las imágenes de la
tradición como algo fresco y nuevo influye en la técnica.

Me interesan los otros mecanismos que acompañan al recurso


central del género. Es destacable el uso de neologismos; el más
popular de todos sería terredad: «la palabra terredad, de entrada,
posee carácter definitorio de toda su poesía». Según explica
Cadenas, el propio autor le indicó que con ese término buscaba
«nombrar la condición tan extraña del hombre en la tierra, de
saberse aquí entre dos nadas, la que nos precede y la que nos
sigue». Lo interesante es que la definición no se halla en un
ensayo o en un texto crítico, sino en unos versos que evaden la
conceptualización y se decantan por la plasticidad: «Estar aquí
por años en la tierra, / con las nubes que lleguen, con los pájaros,
/ suspensos de horas frágiles».

A pesar de la oportuna cita del poema «Terredad», es

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 71


fundamental notar que, tal vez, la explicación más clara de la
palabra está al relacionarla con un acto de vida: «La terredad de
un pájaro es su canto, / lo que en su pecho vuelve al mundo».
Siempre me ha impresionado el protagonismo del artículo
neutro «lo» en la poesía de Montejo. Incluso en uno de sus
mejores poemas: «Lo nuestro». El empleo de este recurso le da
un efecto de indefinición a aquello de lo que se está hablando,
resalta su carácter efímero y lo presenta delante de nosotros
como algo siempre esquivo.

Pareciera que hay una necesidad de trascender la imagen sin


dejarla de lado, sin olvidarla, sin apartarla. La figura del ave
entonando una melodía constituye el centro del poema, pero
también se desmaterializa cuando la actividad se describe como
un desborde de los contenidos del cuerpo hacia el mundo. El yo
lírico parte de imágenes cotidianas para pasarlas por el tamiz de
la abstracción lingüística y llegar a arquitecturas más inasibles:
«los ecos de un coro invisible / desde un bosque ya muerto».

Otro recurso destacable, el talante narrativo se enlaza aquí. En


«Manoa», por ejemplo donde el trayecto del yo lírico, en un viaje
infructuoso, da la sensación de movimiento vital. Pero esta idea,
la de un tránsito de vida plasmado en el papel, consigue su cabal
expresión en otras técnicas.

Arturo Gutiérrez Plaza me señaló una vez la inteligente decisión


de Eugenio Montejo al ocultar su primer libro, anterior a Élegos.
Este recurso, que en muchos escritores responde al pudor ante
sus primeros pasos, le da una homogeneidad inusitada a sus
títulos. Más aún si pensamos que uno de sus tópicos centrales es
la vida del yo lírico que nos habla. Esa voz no se modifica
drásticamente, al contrario, intenta ser coherente a lo largo de los
años. Al conjugar esto con poemas que hablan del nacimiento
de ese yo o el diálogo que tiene con sus hijos, confirmamos el
carácter biográfico que aborda el trabajo de Eugenio Montejo.

72 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


Para completar ese efecto, la heteronimia es una aliada
invaluable. El trabajo poético de Montejo busca vertientes
experimentales y juegos inusitados como La caza del relámpago,
de Lino Cervantes. Por supuesto, versos como «Mirrámpago
blédur» quebrarían la continuidad de la voz de Montejo. De
forma oportuna, el autor se distancia y crea un heterónimo
independiente. Mientras Pessoa desarrollaba biografías ficticias
para que sus heterónimos escribieran, Montejo deja que los
heterónimos escriban para que el ortónimo pueda cifrar su
trayecto en los versos que firma. Así, la escritura central, esa que
se adjudica a Eugenio Montejo, queda como una metáfora más
del tránsito. Para sellar este mecanismo, el uso del seudónimo es
central. Cuando Eugenio Hernández Álvarez deja su nombre de
lado para adoptar el apellido Montejo, está dándole
independencia al mundo de la ficción poética. Con ese giro, el yo
lírico parece homologarse con el nombre que figura en la
cubierta del libro porque el lector atento también lo sabe
producto de la ficción.

Imagen:
www.google.com

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 73


PROMINENCIA
DE UN GRUPO
MENUDO

Daniel
MOLINA
PÉREZ Jorge Mañach, en su ensayo "Indagación del choteo", somete a
La Habana valoración la precisión del concepto de lo serio. Alega el filósofo
Cuba que muchas cosas supuestas serias resultan, a un examen
exigente, no serlo. Y, al contrario, las que tras supuesto aspecto
baladí e irrisorio, guardan esencial importancia. A abandonar las
curiosidades olímpicas nos incita, y observar las cosas pequeñas y
familiares. Así ubicó Mañach al oyente para filosofar del conocido
"choteo típico cubano".

Válido tal argumento para este ensayo, en el que propongo


analizar, con toda la curiosidad posible, un pequeño conjunto de
estudiantes cubanos, habitantes de un recoleto pueblecito de
campo como es Alquizar. Pero ni siquiera analizaremos todos los
estudiantes del pueblito, sino aquel menudo grupito que se ve
forzado a estudiar en La Habana. Sobre ellos, cachito de la
sociedad cubana, nos volcaremos a la indagación.

Este joven —tratado en singular para individualizar el conjunto—


se aleja de su pueblo y llega a las instituciones habaneras para
convertirse en estudiante interno. Solo regresa a Alquizar para
descansar del embate citadino en el seno familiar. Una doble

74 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


condición ostenta entonces; para La Habana, donde no habitaba,
es un estudiante becado; para su entorno natal, donde vivía, es
un estudiante remoto.

A decir del entorno natal, Alquizar es un municipio de la


provincia Artemisa, humilde y llano como una palabra. Tal es, que
a su calle más ancha se le dice "la calle ancha" y a su principal
intercepción de cuatro esquinas "las cuatro esquinas". Está
situado a 50 km al suroeste de La Habana, no obstante, es uno
de los municipios de la provincia más desconectados con el
exterior. Eso lo mantiene en un estado vernáculo, tanto que con
agudeza se puede detectar en el alquizareño autóctono un ligero
acento propio. Lejos de las influencias y adulteraciones
ciudadanas, la vida allí es elemental y sencilla. Por chiquito el
pueblo, quien no se conoce, está por conocerse; y quien no sabe
la última, está por enterarse. Su principal actividad es la
agricultura. "Te pago cuando saque el ajo", escuché cierta vez de
una señora con la que mercaba. Por alguna razón, las fincas
rodean el pueblo con tal proximidad, que en poco esfuerzo la
tierra roja se abigarra a la vida del habitante en polvo y
pigmento, perturbando el aire y el color original de las cosas.
Curiosamente han nacido, en pleno terruño, importantes figuras
históricas, demasiadas para sus dimensiones y condiciones; no es
mejor el hombre donde los edificios son más altos, decía Martí, y
para quien lo dude, visite a Alquizar, diría yo.

Así, el resuelto estudiante, en poco trasforma su carretera solitaria


y rojiza, rodeada de yerba y paisaje, en el asfalto negro y el
panorama tupido por el diseño del hombre. La ciudad y el
pueblo de campo, son como foto y negativo, uno es civilización y
jardín y el otro, casita y monte. Pero tan legible resulta esta
interpretación, como intrincada la sociedad habanera para el
alquizareño recién llegado. Choca desconcertado, con un
disonante gremio concentrado en los pasillos públicos de la
universidad, como aquel forastero extraviado, que entorpece el

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 75


tránsito de la multitud con la que no halla compás ¡Acaso habrá
visto en su vida, tanto vértigo y masa, tanta sexualidad y color,
tanto rasgo joven e indumento! Es un impresionante festival de
caracterologías, que le indica súbitamente, la turbulencia
convencional a la que debe adaptar su personalidad castiza.

Se enfrenta, aun teniendo una inteligencia cultivada, a una pugna


cultural con marcadas desventajas, por carecer de urbanidad. Su
identidad poco definida por ser un adolescente, ahora se
desorienta, por deberse a una cultura rural; lo fijo se vuelve
exorable, lo que antes andaba bien ahora es muy ancho, muy feo
y muy endógeno. Se restituye entonces su búsqueda
identificativa, manifestada en radicales cambios de apariencia, y
una excesiva dedicación a sí mismo para salir del extravío. En la
cumbre de sus impresiones están esos estudiantes sin rasgos
indignos, como aquellas gigantes naranjas sin pintas, diestros,
con la experiencia de tres vidas, sobrados de recursos sociales
que los favorecen en cualquier pretensión. Él no tiene más
vivencias que las coqueterías y los afeites de la trillada discoteca
alquizareña, y estos se han codeado con una sociedad colmada
de herramientas para el comportamiento, que les ha otorgado
una habilidad pomposa. No debe haber dificultad que los melle,
piensa el muchacho ¿Qué podría derrotar a ese que en palabra y
acción parece dominarlo todo? Sin embargo, avanzada la
contienda del conocimiento, estos virtuosos también cederán
ante la marcha fatigosa, cual maratonista sorprendido por el sol
de frente y el viento en contra. Pero el llanote muchacho tiene
por conocer el palo y la rumba. Dígase la rigurosa academia, y
con igual crudeza evaluativa, una sociedad urbana y una ciudad
capital cosmopolita, metropolitana y cultural.

Salvado por la distancia, no existe intervención ajena que lo


mande. Se acabó, felizmente para él, el pugilato con los
interventores que sofrenaban su protagonismo en la vida. La
Habana le entrega el timón y la palanca al instante de su llegada.

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Es su primer momento de autonomía bien determinada, y piensa
severamente que esto solo puede actuar en su beneficio. El
aliciente de la libertad que le viene de adentro lo energiza, cual
combustible, para enfrentar la arrebolada contienda que le viene
de afuera. Sumándose, pues, a la masa eufórica de adolescentes
neolibertos, que a esas instancias suponen que controlan la
realidad por controlarse ellos mismos, y por el contrario,
terminan accidentados con el rigor académico, el cual queda
establecido como el impositor del orden.

La tropa herida de estudiantes se reagrupa entonces, pero esta


vez bajo la resolución del estudio, su nuevo rey. Entre
indicaciones y extravíos, llega el alquizareño al hogar de un
compañero de aula en Centro Habana. Se entregan los dos
jóvenes a la concentración en la sala muda, del mismo lado de la
mesa, con las cabezas inclinadas al papel, garabatean hoja tras
hoja tratando de llegar al entendimiento. Lo logran con algunos
asuntos, que celebran con alegría infantil, pero quedan dudas
importunas que dejan a la consulta. Ni siquiera tuvo intenciones
el alquizareño de reparar en el lugar a su entrada, cuando lo
perturbaban sus desmanes académicos. Pero ahora que se ha
despejado el asunto, lanza ojeadas disimuladas por su rostro fijo,
haciendo pequeñas pausas curiosas, a donde gira finalmente el
rostro vencido. La lujosa sala tiene todas las comodidades y
apariencias de la modernidad, pero el inmenso puntal y los
decorados capiteles delatan antigüedad ¡Quién diría que esta
casa llegaría hasta hoy! piensa. Tampoco nadie diría que yo
llegaría hasta ella. He aquí dos improbables, ella del tiempo y yo
del espacio. A ella la delata el puntal y los capiteles, pero los lleva
por encima de toda la modernidad aparente, como ostentando
orgullosa su edad —divagaba el alquizareño mientras miraba
abstraído al techo—. Percatándose del husmeo ya evidente, el
centrohabanero le cuenta que la casa fue desalojada al triunfo de
la revolución por una familia rica, el gobierno se la otorgó a su
abuelo, un humilde santiaguero que se alzó en armas, y ahora su

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 77


madre la rentaba a extranjeros. Así, el alquizareño, cuya casa fue
no más que construida por su padre, y cuyo techo recuerda de
tejas y antes de tablones, se entraña en este lugar, donde ha
vivido el burgués republicano, el barbudo comunista y el turista
plácido. Divergentes personajes, más todos cediendo a la casa de
los capiteles, como cuando se hace irresistible esa bella mujer
que pasa, y han de ceder al comentario, paganos y ortodoxos.

Transcurre la noche entera, pero inmersos en el aguerrido


estudio le parecieron minutos. Les toma despiertos la salida del
sol, agrupan apresuradamente los papeles garabateados que
tienen ahora valor incalculable, y se avientan al carro de la madre
casera que los lleva a la escuela, donde va el muchacho hablando
de su pueblito por curiosidad de la señora. Al otro día lo mismo y
al otro y al otro; nace la amistad y el intelecto.

Sometidos al examen y a la exposición continua, va creciendo la


afinidad en el aula, y el grupo de estudio crece. Ahora comparten
la mística sala en equipo. Así, ante la redentora fatiga, yace uno
abatido con la cabeza descolgada y un libro encima de su pecho,
como quien murió de amor; en la propia mesa el
centrohabanero con la frente surcada, esfuerza la mirada hacia el
monitor; al lado el alquizareño, con los ojos oscilantes, persigue
un texto abrumador; y una muchacha deslizada en la silla, toma
notas que pierden estructura en pequeños apagones del alma.
En tales jornadas, cuando alguna labor esquemática permite el
diálogo, disertan de política, de sexo, de circunspectos
profesores, de sus elevados sueños y de sus ambiciones más
corrientes; desviándose por momentos del estudio si el tema se
impone ¿Cuánto pierden los estudiosos de la psicología
adolescente en esas tertulias? A tal punto, se abren todos los
remaches de las apariencias, quedan los jóvenes en la más pura
esencia. Con el cerebro cansado y la angustia académica, solo se
entregan verdades; no hay fuerzas para el maquillaje, ni vanidad
ni ridículo.

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Termina el gran examen y utilizan la tregua para colonizar la
Habana, ahora todo es risa y esparcimiento. Las fuerzas extintas
se transforman en energía portentosa apenas la prueba pasa y se
atisba el festín. Se dan a las andadas nocturnas, donde el
pensamiento calmado se convierte en pasiones de tango.
Infatuados y desinhibidos por la noche revuelta, componen una
alegría amable a fuel de chispazo tropical. Entre tanto que
acontece, llega en susurro una convocatoria amorosa al
alquizareño, ya advertida por sus amigos más vivarachos. Esa
noche no se abrirán sus libros, solo se leerá, si se encuentra en
algún rincón del cuerpo abocado, un tatuaje informativo.

Como explora la sociedad, explora la piedra, y al tiempo conoce


la ciudad de manera minuciosa mediante la convivencia. Recorre
Prado, Línea y 23, tres calles más anchas que su "calle ancha". Se
cubre del sol en las aceras interiores narradas por Carpentier.
Presencia la lluvia habanera, ostentando la belleza de las
civilizaciones europeas, como narró Villena. Pasa por las ruinas
milagrosas, y los cuchitriles habaneros que han incitado más
crítica que narrativa. Sabe que el caballero de París no es de París,
ni el chile picante habanero de la Habana, y que la aventurera
Giraldilla resultó conservadora desde su caída, y ahora deja que
otra trasluche en su nombre. Recuerda con gracia aquellos viajes
programados desde Alquizar hasta la heladería habanera
Coppelia, en guaguas salpicadas por la tierra parda, como sello
de la procedencia. Donde a la llegada se producía un
desembarco masivo, quedando todos amotinados en una
esquina, con ojos saltones, como si fuesen descubridores de lo
descubierto. Y luego se daban a la manada nerviosa para cruzar
la calle, entre gritos y actitudes reumáticas de los mayores.

Terminará el alquizareño por construirse una ciudad a través de


sus interpretaciones, como plantea el urbanista Beguinot. Al
respecto, como mucho podríamos decir, siguiendo un patrón de
conducta común, que desaparecería en el muchacho, si es que lo

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tuvo, el criterio idealizado de la capital; como suele idealizar el ser
humano lo que no alcanza.

Fuera de la individualidad expuesta, otras tantas experiencias


citadinas imprimen la esencia habanera sobre estos jóvenes
pueblerinos. Difícilmente otro alquizareño, aun aquel que trabaje
en la ciudad, tenga una vinculación tan fuerte y profunda con las
prácticas sociales de la capital y con la capital misma. Estos
estudiantes entran en consonancia con el medio, y modifican su
identidad, en esencia y carcasa. Pero para llegar a tal punto, pasa
toda su cultura por el impacto, la fusión y la molicie. Capitalizan
lo que entienden por provechoso y echan a lo ignoto lo inútil.
Resultan una mezcla de dos naturalezas diferentes, para no ser
puros de ninguna. Ni pueblerinos son como lo fueron, ni urbanos
son ni lo serán; mueve todo su ser inteligente el criterio
resultante de dos culturas batidas. Son criollos de lo criollo. Y, por
si fuera poco, llevan consigo la mezcla para aventarla a la cultura
pueblerina, convirtiéndose, junto con la inmigración oriental, en
los actores más influyentes de la transformación cultural
contemporánea de Alquizar, es decir, de la transculturación. Dada
la historia de Cuba a la historia de sus transculturaciones, esta
revelación sociológica magnifica tanto el asunto, que al final del
ensayo resulta para mí, que no dejo nada mejor que un buen
inicio.

Imagen:
www.google.com

80 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


emilia oliva
ángel gonzález g.

INTRODUCCIÓN Nos cuentan las leyendas que ya los lunes ni los martes apenas
tienen el acuerdo necesario para discernir la velocidad del cielo
raso sobre los miércoles disfrazados de sábado o de domingo que
nos asolaron. Supongamos que no; que antes de las zapatillas de
andar por casa nunca fuimos nosotros y que más bien eran otras
las personas que vivieron nuestras vidas de entonces. Hemos
crecido en la palabra, en miles de millones de ellas. Al hacerse de
noche, hemos caído en la cuenta de que no vivimos sino un
cuento. En él, un fantástico dragón sin fuego vuela de ciudad en
ciudad rescatando del asfixiante quehacer diario nuestras palabras
a medio navegar. A todas luces, las sombras circundantes dicen
que ya ha llegado la hora de no ser. De crecer. De parir otros que
sean nosotros mismos y poblar así el mundo de esperanza… Es
ahora, jueces de este mundo, cuando, en duermevela, podríamos
decir amor, mi amor, apretando fuertemente pequeños
cuerpecitos contra nuestros brazos... Pero, creedme: es posible
que no podamos hacerlo. Siempre le tuvimos miedo al
despertador.

Ángel González González


Editor

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018 81


PRIMER
MANIFIESTO

Ma. Fernanda
TRUJILLO
LEON
Sevilla
España
2018

Cuando yo sea grande, no sé si querré ser princesa


O tener un castillo de esos que prometen las películas.
Y no me importará si es o no príncipe
El que venga a vivir conmigo,
le gusten o no las perdices.
En la puerta, un ogro bueno
y un dragón sin fuego, sonreirán obligatoriamente.
Las hadas y los duendes impartirán clases de vuelo gratuitas.
Y las brujas con sus escobas, pondrán orden en la estratosfera
retirando la basura espacial para que nadie pueda tropezar.

Cuando sea grande, preguntaré a los mayores


cómo jugaban antes, cómo cantaban antes,
y ellos enredarán después con los niños,

82 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


quienes los pondrán al día con la tableta o la wi.
Y todos aprenderemos
a ensartar collares de conchas marinas,
a volar cometas en forma de mariposas y pájaros,
o a encantar serpientes que, bajo ningún concepto,
podrán ser venenosas.

Cuando sea grande proclamaré un bando para


que todos podamos ser iguales,
y el reparto de tareas sea justo y llevadero.
Para que todo el mundo tenga la oportunidad
de aprender a leer y a escribir.
Los políticos, cuando yo sea grande,
besarán a los niños siempre,
manifestarán la verdad siempre,
y no solamente en época electoral,
que es lo que dice la abuela cuando se enfada.

Cuando yo sea grande, en mi reino,


prohibiré las guerras.
No es que me guste prohibir,
pero en este caso haré una excepción.

Todo esto lo firmo ahora que soy chica,


y acabo de aprender a trazar bien mi nombre,
no sea que, cuando sea grande del todo,
vaya y se me olvide para siempre.

Imagen:
Cortesía de Ángel GONZÁLEZ. España

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018 83


DAVID

Kattia Maud
CASTILLO
POVES
Perú
David juega conmigo en un bosque de aventuras
Lanza una soga al cielo y se suspende en ella
Y voy subiendo de su mano agarrada.

David me besa la frente, juega conmigo, ríe


Ríe como un niño y yo soy niña otra vez a su lado.

David transita perpetuo por la vida


Vuela de ciudad en ciudad
Viaja de pueblo en pueblo
Con su guitarra me canta
“Mi Niña de cabellos de maíz”.

Muerde con dulzura mis cachetes infantes


Rojos de alegría de sentir a mi padre
Me llama de Niña Manzanita
Y yo me siento fruta nuevamente.

Imagen:
Cortesía de Ángel GONZÁLEZ. España

84 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


BITÁCORA

José Darío
CARRILLO
MUÑOZ
Guadalajara
México Ahora sabemos que proviene
de las profundidades del cosmos.
Lenguas como tentáculos. Pez cangrejo.
Palabras a medio navegar
entre el signo y lo que nombra.

Esquirlas. Cavilaciones
fracturadas.
Miramos el giro del timón en el lenguaje.
Círculo perfecto con brazos y ramas.
Buscamos formas de transcribir “este es el cuerpo”.

Disfrazamos la verdad que oculta el mito


para no invocar al monstruo
al que hacen referencia los marinos daneses.

lustración:
Cortesía de Ángel GONZÁLEZ. España.

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018 85


CATARSIS DEL
EROS

Diego Gerardo
TINOCO
ARREDONDO
Ciudad de
México
Hoy has despejado al cielo
Con tus vientos ancestrales
Vas lento, convirtiendo en luz
A todas las sombras circundantes

Hoy has marchitado a las flores


Las has teñido del rojo de tus labios
Solapas al sol con tu piel morena
La naturaleza esta en tu cadena

Hoy has saciado de agua


Aquellos que prueban tu boca
Deshaces como papel en fuego
A todo dichoso que te toca

86 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


Perdura el silencio a tu alrededor
No hay palabra que te enaltezca
Ni oración que te embellezca
Habita en tu olor un lugar sin temor

Rompes con todo paradigma


Con toda desdicha y juramento
Caigo en ti como fiel soldado a su bandera
Y con mis brazos me arrullo en tu cadera.

lustración:
Cortesía de Ángel GONZÁLEZ. España.

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018 87


ESAS OTRAS
CLAVES

Antonio
GARCÍA ¿Hay en la dispersión de los metales algún desorden cíclico
VARGAS de ciertos elementos?
Almería 1
ESpaña
Pintar de roja azúcar el borde de ese vaso do liba el colibrí,
¿clausurará ipso facto pasadas amarguras?
En la verdad abstracta de los muros, si se tensa el tapiz
que nutre de conceptos marginales el orden no asumido,
se trastorna al instante la cultura de los pasos oscuros
y se enrarece el aire,
sujetar la deriva intelectual de las masas
estimulando el flácido cerebro o flagelando hipófisis,
¿puede crear posibles disonancias entre realidades,
en esas ciudadelas recortadas por pasados demiurgos
en el brumoso cielo de horizontes fingidos?

Quizá narrar leyendas de amoríos, escritos en la alfombra,


apague en nuestras bocas los sentires del césped,
o puede que la flor, desbordados sus pétalos,

88 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


semeje en un bostezo obscenos basurales de canciones,
que en medio de las máscaras del corcho
se calme el escozor de algunos bocas,
puede que el sentimiento imite al plástico,
que muten sus matices, que entre cantos rodados
y cáscaras, las manos, generando falanges enfermizas,
trepen a nuestra espalda y espíen nuestras ideas.

¿Y después...?

lustración:
Cortesía de Ángel GONZÁLEZ. España.

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018 89


Academia Literaria de
la Ciudad de México
josé antonio durand
LUZ
CELESTIAL

Ruth PÉREZ
AGUIRRE
México

Dormía con inquietud sintiendo sus párpados pesados como


cadenas. Sudaba copiosamente. Finalmente pudo abrir los ojos,
exaltada, pero no vio nada, absolutamente nada. Todo a su
alrededor estaba oscuro. Intentó mirar sus manos pero por más
que las pusiera enfrente no podía verlas. Respiró inquieta, aterrada
de sentirse inmersa en esa densa oscuridad tan desconocida para
ella.

90 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


De pronto, comenzó a ver un punto luminoso que se extendió de
un tirón hasta convertirse en un foco de inmensa luz, como un
reflector.

Impulsivamente cerró los ojos, no resistieron tanto brillo. Un aire


fresco, traído por la ventana, corrió por el cuarto hasta
aproximarse a ella con delicadeza. Percibió el aleteo de un ave
muy grande. Con lentitud abrió un poco los ojos y vio que se
trataba de una persona que llevaba alas. Alas muy grandes y
bellas que sobresalían de sus hombros. No daba crédito a lo que
veía pero aun con tanta luz no pudo distinguir si era un hombre,
una mujer… o una criatura.

“Aquello” se aproximó a su cama y enseguida se puso a flotar


encima de su cuerpo. La sábana que la cubría fue echada a un
lado por el aire provocado por un aleteo. Su delgado camisón de
batista se abrió y aquel ser metió sus manos dentro de su pecho.

Sintió que perdía el conocimiento. Pero después de una


inspiración brusca regresó a la realidad para percibir que algo le
había sido arrancado. La cavidad de su cuerpo se cerró
abruptamente. Aun casi desfallecida de la impresión no sentía
dolor alguno.

Una paz desconocida la invadía. Se dejó llevar por ella hasta


percibir que un sentimiento o un “algo”, la conectaba a ese ser
como si los dos fueran lo único que existiera en el mundo.

Respiró confiada, en paz, como si estuviera sana; ¡Al fin sana! Miró
hacia la ventana. Le pareció ver que un par de alas se perdían por
ahí.

Pronto iba a amanecer. Sonrió satisfecha, dichosa. Cerró los ojos


pensando en la sorpresa que daría a su familia cuando la vieran
curada.

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 91


Esa mañana, a petición de los familiares, el doctor llegó temprano.
Entró a revisarla y la encontró muerta, pero con un semblante
lleno de regocijo; parecía que estuviera dormida en medio de un
sueño reparador.

Más extraño fue el resultado de la necropsia. Tenía un tumor muy


grande en el pecho, enraizado profundamente, pero su corazón
no estaba.

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92 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


CICATRIZ

Alejandro
CAMPOS
México
Escupe la mentira de tus labios,
tu embustero silencio salediza tus encías.

Ciertos días las venas de los días colapsan,


los signos que el inconsciente
estructura en lenguajes
también pueden hundirse
con un pointer que se desmenuza de irreflexión
por ocultar tanta escoria.

Talvez justifiques tu huidizo control


por un padre que no sabe estar consigo mismo,
y quien lleva a cuestas la ofrenda de sus abandonos,
el remordimiento de las aguas estancadas de sus traiciones,
los rencores de todas las casas donde ha vivido.

Hay noches que las palabras


no pueden adherirse a la autodependencia,
tal vez por las mentiras de apego nocturno
que se van incrustado en el calor de dos cuerpos
que se abrazan a diario,
—aunque sea diez minutos por la noche—

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 93


(La inercia codependiente
o la adicción afectiva también crea lazos heroicos).

Es la compañía de dos sombras


que renuevan promesas
sin coherencia emocional cada semestre,
desordenando carencias afónicas,
con afectos rotos que huelen
a fósiles de niños olvidados.

Sí, el silencio ermitaño


(juez flameante que a todos halla)
te arroja de un momento a otro
a esa turbación de filo de navaja,
—lobby de suicidios taladrados—.

¿Acaso la verdad no siempre te huye?

Los días ya van de regreso


tus lunares se escapan de mis dedos,
tus letras de amor se escurren
con la constelación de libra
en su último alarido.

Podría elegir tener miedo,


escupir cangrejos,
pero hoy,
prefiero el ímpetu
por acribillar dragones,
aplastar tu cráneo de conejo apuesto
o imaginar que cerceno tu lengua en cientos
de cuadratines con un bisturí francés
para agasajar tu apellido.

94 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


Entre mi marchito bosque,
tragaré mi abismo
mientras el espejo de obsidiana
muestra cómo mi corazón
es atravesado de nuevo
por uno de tus despreciables dientes.

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en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 95


DICTADOS DE
MUERTE

Hindra E.
CEBALLOS
LÓPEZ
México

Un bálsamo son las ideas de fuga para la angustia que constriñe


con el miedo a la razón. Tranquilizan al dolor y devuelven el ritmo
pausado al corazón. Visualizo flores a mi alrededor, lirios blancos
amontonados muestran y resguardan la puerta de entrada que da
a los caminos de la muerte. Imagino a veces que esa puerta se
entreabre y frente a mí se muestran senderos confusos, pueden
ser de vida eterna, de muerte momentánea. Lo cierto de esos
senderos es que conducen a un viaje sin retorno, a algún sitio cuya
frontera con la existencia es alguna tumba olvidada entre abrojos,
polvo de huesos confundidos con la nada.

II

Cierro los ojos y la oscuridad invade las imágenes de senderos

96 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


evocados. Regreso al punto de partida, este sitio donde me
debato entre la obligación de vivir y el anhelo de morir. Todo al
final se encuentra en su punto de partida, donde quizás hay que
permanecer hasta finiquitar las deudas con la vida después de
hacer un balance existencial.

Sé que alguna deuda tengo, por ello hay que resistir a la evasión.
Cuando evoco el sueño eterno, todo se me hace encantada pena.
Escucho voces de la nada en la penumbra que me desvela. A
veces las voces de la muerte se hacen más claros. Parecen
susurros fúnebres, los interpreto como himnos de vida porque
aún los escucho.

Es sorprendente cómo el alma responde a los murmullos de la voz


que por ser tan anhelada es conocida. A veces el cansancio
adolorido se acurruca entre mis brazos buscando el calor de
pensamientos armoniosos. ¡Oh sorpresa! encuentra ideas
alucinadas, embriagadas de fantasía. Entonces el cansancio se
olvida un poco del dolor, pues se entretiene mientras teje y
desteje las historias que me cuento.

III

La muerte se me antoja el epítome de la vida dispuesto para su


última lectura. Lo irónico y detestable es que está cerrado con
doble llave, es un contenido que no puedo abrir. Imagino que
descifrarlo me liberaría de la carga que sustento sobre cuatro
letras. El sumario tal vez me abriría nuevos horizontes con
promesas cargadas de sombrío misterio. ¡Qué ganas de leerlo!
Posiblemente entre líneas descubriría la clave de los laberintos que
me lleven a la nada o me regresen al punto de partida, donde vida
y muerte tiene su punto de intersección. Donde pudiera
reestructurarme un deceso diferente, libre de la pena y del dolor.

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 97


IV

Aunque el misterio de la muerte hace suspirar mis agobios por


dolor, deberé esperar. Me percibo aún muy viva. Escucho los
mensajes, transmiten momentos inspirados; musas con destellos
de agudeza, mi ser a la intuición es libro abierto. Sonrío a la
soledad, la única que interpreta los signos del pensamiento
liberado, entonces me da por agradecer a la vida pues en
momentos difíciles, solitarios, no estoy sola, me tengo. Rehuyendo
a los muchos o pocos cercanos, es cuando más cerca de mí estoy.
Entonces los códigos tienen sentido.

Mis manos están frías y tiemblan, el estómago alterado quiere


volver no sé dónde, devolver no sé qué, revolver no sé cuánto. No
quiero pensar que es algún medicamento o la radiación. Prefiero
creer que por los momentos sublimados es emoción. El toque del
genio y mi lápiz sin oficio maquillan la esencia del dolor… Mi lápiz
bailotea sobre la blanca pista del papel… no, no es temblor.

VI

Hoy estoy trémula no solo de las manos. ¿Seguirá siendo


emoción? Respiro profundo, he inducido el pensamiento a la
meditación consciente. La idea se lía con un estado de
tranquilidad parecido a la paz. Qué extraña conjugación: “temblor
pacífico”. Se mitigan sensaciones mas no desaparecen, están, se
manifiestan en este cuerpo que ya no sabe si va de la vida o viene
de la muerte. En este sitio, antesala del radiador (no de calor ni del
sol) le exijo a la abstracción algunas letras. Surgen goces y torturas
tomadas del pensamiento.

98 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


VII

Después de todo, hay un ser dentro de este cuerpo tasajeado que


se manifiesta cuando evoco al desamparo. Él me habita y es
entonces que me siento concurrida. Entre muchas voces
adoloridas donde sola, solo espero el turno que me espera,
escucho la voz de mi silencio. Me siento confortada.

El pensamiento a mi lado se sienta y hace recuentos de visiones


que ven quienes no miran. Mi cuenta del pasado vestido de futuro
en un lugar lleno de artefactos que pretenden prolongar mi
presente.

VIII

La fatiga que me produce la vida busca consuelo entre mis


sábanas, tropieza con mis brazos, nota que aún hay algo que
hacer con ellos. El lápiz entre mis manos no espera para
interpretar el pensamiento, la idea se desliza embarrada de grafito.
Cuando pienso en el final, nutro la ausencia de futuro con ideas
evocadas de la realidad pasada.

Las manos se abren al fruto del escrito que olvidó la muerte,


ficciones que se han convertido en la historia más verdadera jamás
contada en la víspera del tiempo a mis orillas. Se me antojan
arenas y riscos húmedos de cavilación. Si pronuncio mi nombre
ante esos riscos, me muevo en esplendor de eternidad y en él me
derivo hacia otro reino.

IX

Me envuelve la imagen de un país donde habitan sombras de


melancolía. Me dejo envolver con entregado abandono a las ideas
donde puedo inventarme la ausencia de dolor. Ese es el lustre que
vislumbro en esta hora aciaga donde todo da vueltas. Me duele la

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 99


triste sombra que se nutre y vive de la oscuridad que mi materia le
destina.

Mi silueta se pierde entre hojas del otoño que cayeron tras la


enfermedad. La energía vital pulsa debajo de ellas y mi nombre
escucho. Mis pasos cada alba regresan a esta historia mortal de
otra que he sido nombrada para probarme. Entonces, el alma se
extravía desamparada y sola por los huertos de mi otoño. La
abstracción busca entre nieblas de la muerte el encuentro inmortal
con la esencia de quien soy.

XI

En todos lados me siento extranjera, la dicha de vivir me maldice,


sola y a solas, la vida me mantiene cautiva. Por ella libré la peor de
mis batallas, por ella desafié hasta la muerte. Me pregunto ¿para
qué?

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100 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


PANZA DE
BISQUET

Esther
ALVARADO
México

Dice Gutierre Tibón que el ombligo se vincula con un sinnúmero


de conceptos mágicos, místicos y míticos; su estudio es parte
importante de la historia de las religiones y del pensamiento
filosófico. El ombligo es el centro del cuerpo humano y centro del
universo. Simbolizado por agujeros, hondonadas o grutas en la
geografía del mundo, y más todavía: México significa "en el
ombligo de la Luna", cuya concepción cosmogónica tiene relación
con el centro-ombligo del mundo, con amplios valores
epistemológicos.

Para la medicina y la fisiología, el ombligo es una cicatriz formada


tras la caída del cordón umbilical, lo describen como un hoyuelo
cupuliforme cercado por un rodete cutáneo, un surco circular. Esa
descripción sería la de un buen ombligo, quiero decir, uno sano,
firme y robusto, pero hace tiempo he visto con tristeza que el
hundimiento natural de mi ombligo ya no existe, nada tiene que
ver con la erótica concavidad, o el ombligo como centro cósmico;
no, nada de eso se parece a la bolita que emerge y los médicos

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 101


denominan “hernia umbilical”. Recomiendan cirugía por el riesgo
de estrangulamiento y, ante la fea imagen de una tripa
estrangulada o los riesgos de salud, después de mucho pensarlo,
dije sí, un tembloroso sí, a la cirugía.

“Será una operación fácil, rápida y ambulatoria; usted ingresa al


hospital en la mañana y por la tarde ya estará en su casa”, dijo la
sonriente cirujana. Después de los estudios de rigor y las
indicaciones seguidas al pie de la letra, ingresé al hospital. Estaba
nerviosa entre tantos médicos, enfermeras y camilleros.
Envolvieron mis piernas con vendas, me colocaron un gorro y una
bata.

Poco antes de entrar al quirófano, la anestesióloga me interrogó


sobre todas mis cirugías previas. Me advirtió: “te vamos a poner
algo para que estés tranquila, piensa en algo bonito, un lugar
donde te sientas tranquila”. Me imaginé tejiendo en mi sillón
predilecto y no supe más.

“Familiares de Esther Alvarado, urge que se presenten en la


entrada del quirófano”, se escuchó en el altavoz. Mi hija fue de
prisa y la cirujana le explicó: “Tu mamá tuvo un shock anafiláctico,
es decir, una reacción alérgica a la anestesia, por tal motivo,
durante seis minutos tuvo paro cardiorrespiratorio; ahora está
intubada y en terapia intensiva”.

Mi hija, sorprendida y asustada sólo preguntó: “¿Estará bien?”.

“No lo sabemos”, respondió la médica, “puede ser que ya no


respire por sí misma cuando se le retire el respirador; no sabemos
si hay deterioro neurológico, pulmonar o algún daño en el
corazón por el infarto, no lo sabemos. Sólo queda esperar”.

Entre llantos, mi hija fue a llamar por teléfono al resto de la familia.

102 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


Al despertar, muchos aparatos estaban conectados a mi cuerpo.
No podía hablar, me dolía la garganta y el pecho. Temblorosa,
intenté tocar el centro de mí… no pude. La mano derecha tenía
una cánula que atravesaba mis venas, así que intenté con la
izquierda, pero había un aparato que oprimía el dedo medio.
Seguí intentando palpar el ombligo, buscaba con los dedos y no
podía. Se acercó una enfermera.

“No se inquiete, ahorita viene la doctora”, me tranquilizó.

Fue entonces cuando me di cuenta de que no podía hablar, tenía


sobre la cara una mascarilla con oxígeno, la retiré de mi boca,
intenté de nuevo y mi voz no brotó. Probé nuevamente y nada.
No había voz.

Cuando al fin pude tocar mi ombligo me desconcerté, pues en


lugar de sentir la esperada cubierta de gasas y cintas adhesivas
cubriendo la herida, encontré mi boludo ombligo de siempre.
“¿Qué pasó?”, me pregunté; “¿me engañaron?”. No había duda,
podía tocar la prominencia, sentir esa fea bola de mi ombligo que
hacía lucir mi panza como un bísquet; no alcanzaba a comprender
qué había ocurrido. Poco después, un médico de guardia me
explicó todo.

Los tubos de respiración que insertaron en mi garganta lastimaron


las cuerdas vocales y la laringe, así que permanecí callada y sin
comer por varios días; fue algo así como un ejercicio espiritual
forzoso, casi como estar en un retiro de Ayurveda, en ayuno y
cantando mantras, porque ommm era lo único que vibraba en mi
garganta, un sonido interno desde el silencio de la conciencia.

Todo me dolía, pues me apachurraron, amasaron, golpearon, para


volverme a la vida. Los dolores viejos de la cadera ni siquiera se
atrevieron a asomarse, o fue quizá que los analgésicos los
mantuvieron a raya. Después de radiografías, tomografías de

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 103


cráneo, electrocardiogramas, revisión de la garganta con cámaras
minúsculas y más, concluyeron que no hubo daños, todas las
valoraciones fueron positivas.

El dolor se fue poco a poco, pero esta vez no me quejé, pues cada
espasmo doloroso era una prueba de que seguía con vida, cada
punzada era un aliento, cada pinchazo de sufrimiento era el
testimonio de mi propia existencia. Seis minutos morí y nada
recuerdo, fue un oscuro paréntesis en la nada; un viaje a la muerte
a través del ombligo.

Nunca tendré el ombligo que exaltaba Salomón en el Cantar de


los cantares, "cáliz redondo al que nunca falta licor", o la exégesis
hecha por San Juan de la Cruz, ni las alegorías del ombligo
mencionadas por Scherezada en las Mil y una noches, tampoco
será el ombligo amoroso y profundo que se menciona en el
capítulo de los ósculos del Kama Sutra. Es un ombligo más
parecido al de la diosa madre balinesa, aunque en ese caso,
preferiría la referencia al ombligo verde de Tezcatlipoca, una
redonda piedra de jade, el punto donde surgió mi renacimiento y,
desde entonces, el centro de mi propio ser.

Aquí estoy, sin ombligo y con la panza como un bísquet, pero viva.

Imagen:
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104 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


PARTICIPACIÓN
DE LA
ACADEMIA
LITERARIA DE
LA CIUDAD DE
MÉXICO EN LA
FIL DE
GUADALAJARA,
2018
Título: Sonata para un adiós
Autor: Gustavo Ponce Maldonado
Presentaciones Fecha: Jueves 28 de noviembre 2018, 18:30h.
de libros Participantes: Norma Lilia Ponce y el autor

PROLOGO
José Gutiérrez-Llama
México, 2018

Antes de que muera


el último segundo,
copulo con la muerte,
y tomo por asalto
el santuario
de la hoguera*
– JGLL –

A lo largo del tiempo he escuchado una gran variedad de


versiones acerca de lo qué es la poesía y he llegado a la
conclusión de que puede haber tantas definiciones como poetas
existen. No obstante, en lo personal y si de escoger se trata, me
quedo con la que recientemente lanzó mi querida amiga, Emilia
Oliva: «La poesía es un rumor en la cabeza, una sensación en la
piel, un mirar deslumbrado, una inquietud; nada perceptible a
simple vista. No incomoda, no alerta, no trastoca el ritmo
cotidiano. Solo un sobresalto. La poesía es el placer de la
ensoñación, de imaginar lo imposible posible, de fijar lo efímero y

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 105


sobre todo, la poesía es la herida de la belleza como un deber
inexcusable. Una sed que hay que saciar y entonces se lee, se
busca en la mirada de los otros. Es también, el absurdo de ser, el
dolor y la tragedia de ser», y si coincidimos con esto, debemos
afirmar, sin temor a equivocarnos, que Gustavo Ponce no es un
peatón, sino un poeta, un auténtico poeta, sensible, lúcido, de
esos que prescinden de la pirotecnia y el artilugio, del

Norma Lilia Ponce y el autor

antifaz y el señuelo, para descubrirnos el fósforo de sus huesos y


sus meninges, y prueba de ello es su nuevo poemario Sonata
para un adiós, donde, en forma magistral evoca los grandes
relatos homéricos y dantescos de quien se lía a bofetada limpia
con el destino, un destino colmado, no de seres aptos para la
mítica, sino de verdaderos espantos que acosan a los mortales. En
efecto, el cincel esculpe / la seda suave del destino y así, el amor
perdido, el recuerdo, el deseo que perdura untado bajo las uñas,
la derrota, la culpa y la condena por aspirar a detener el fugaz /

106 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


perfume del jazmín / amar lo que pasa / y no vuelve, azotan sin
remedio a quien ejerce la voz poética.

Norma Lilia Ponce y el autor en “Milenio Diario”

Si bien los grandes amores / se van a la hora / que deben irse,


Dante nos advierte sobre la resaca que viene con su estela: « ¡Oh
ciega concupiscencia…! que nos incita en nuestra corta vida y nos
sumerge luego en el horrible río toda la eternidad». Pero el
hombre, porque «de todas las criaturas que viven y se reproducen
en la Tierra, no existe ninguna que sea más débil que el hombre»
―asegura Homero―, por lo general «no tiene un corazón en el
pecho imposible de hechizar».

Aprendí con ella a balancear el infinito nos revela el protagonista,


para luego acercarnos a la intimidad del susurro, de la confesión
del irredento, del sacrílego que se juega a una carta la
recompensa divina: he permitido que el hechizo / te alcance con

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 107


mis versos, / deslizándote muy dentro de mi sangre, para concluir el
pasaje aproximándonos al sitio donde los humores juegan con
nuestra nariz y nuestra existencia: el jugo de tu fruta / me sabe a la
incógnita de lo que soy. Desde luego, nadie que se aventure a un
lance semejante ―por gallardo que parezca―, puede
permanecer indemne ante el adiós de una quimera. Su belleza /
acarició mi alma / y como un aire / limpio y transparente / la dejé
pasar; ahora estoy tirado sobre la fría / superficie de la sombra,
reconoce y remata: el amor roto / es la hora negra / de la muerte.
Por desgracia, no la muerte gentil que vaticinaron a Ulises, esa
«muerte suave que te consume agotado bajo la suave vejez», sino
la muerte fiera e interminable que anuncia Dante al describir uno
de sus círculos del infierno, donde penan los pecadores
incontinentes y lujuriosos que son vencidos por la tormenta
infernal, como castigo por las pasiones que los agobiaron en vida.
Dónde dónde estás / en qué sombra vives / gritaba y lloraba / y la
voz contestó es tu culpa.

En realidad desconozco el destino final que el autor depara a


nuestro héroe pero entiendo ―citando una vez más a Homero―,
cuán desdichados son aquellos que han descendido al
inframundo, porque morirán dos veces. Mi sombra se desvanece /
en una caja pintada de negro / mi barca es la soledad.

En síntesis, Sonata para un adiós es un poemario de ritmo


sofocante y cuyo hilo conductor es un erotismo que provoca
mordidas y remordimientos, y cuyo trayecto en sonetos cursa
hacia un final a todas luces comprensible por la pérdida de un
amor fuera de lo común. Una obra donde el deseo remonta la
tragedia y el infierno habría sido, no ir tras él.

* Formado con versos de diferentes poemas de Gustavo Ponce.

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Título: Alicante, retazos de mi adolescencia
Autor: José Antonio Durand Alcántara
Fecha: Viernes 30 de noviembre 2018, 16:30h.
Participantes: Gustavo Ponce Maldonado y José Gutiérrez-Llama

PROLOGO
Alberto Patiño Ramírez
México

Ante mis ojos estos nuevos textos de Durand me han producido


una extraña sensación. De primera instancia me parecieron muy
semejantes a los anteriores. "Nada nuevo" me dije. Y tal vez por
deferencia al amigo me di a la tarea de leerlos minuciosamente
sin esperar sorpresa alguna. El mismo humor corrosivo, los sitios
comunes, los personajes cotidianos... Pero esta vez ¡¡Surgidos de
la Realidad!!, de su realidad adolescente.

Gustavo Ponce Maldonado y José Gutiérrez-Llama

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 109


De pronto una ligera inquietud que poco a poco fue creciendo
me llevó a detenerme y retornar a la lectura puntual. Había algo
diferente a pesar de parecer más de lo mismo. Con mayor
atención y paciencia retorné a las primeras líneas y fue entonces
cuando las cosas empezaron a tomar forma novedosa.

Los "Retazos" que parecían cuentos inconexos anunciaban un


mensaje oculto. No sé si propositivo o inconsciente: el autor
tendía una trampa al lector.

Con algunos participantes

Su Arribo a La Postal; su Inclusión en Alicante; los Festejos


Inolvidables; sus controvertidas incursiones en las Arenas de la
Sexualidad; sus Primeras novias, su Inicio en el Consumo de
Alcohol; el Tormento sufrido en Torreón; sus lamentables
Organizaciones y las Vergüenzas y Sentimientos de Culpa vividos

110 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


a consecuencia de una pubertad enloquecida, no constituye una
colección de objetos inútiles sobre la superficie de la tierra bajo la
que se oculta un testimonio imperecedero de la historia, sino
señalizadores puestos adrede para realizar un hallazgo
trascendente. Cada uno de los personajes que compartieron
vivencias son figuras arquetípicas que representan valores (mejor
dicho antivalores) antiguos bajo los cuales la experiencia personal
cobra sentido para la existencia.

Lo central del texto, más que una autobiografía, es el testimonio


de los hechos que verdaderamente construyen una historia: la
cotidianidad, la historia de vida, los múltiples sentidos de lo vivido,
los recuerdos que tal vez no sucedieron pero son construidos
para reconocerse como la persona que se es en el lugar donde se
está.

Más que una autobiografía es el flujo de la memoria de cada uno


de quienes lo leerán, tan solo cambiar los nombres para hablar de
la vida propia. No hay metáforas, no hay lenguaje cuidadoso, no
hay urbanidad en lo narrado. Es tan cotidiano, tan así como son
las cosas.

A la manera de un arqueólogo experto son desenterradas in situ


sin alterar nada, sin simulaciones, tal como son para ser
observadas en su esplendor o insignificancia. Con un irrespetuoso
respeto que cala hondo. Una nostalgia que hiere como si se
tratara de los últimos recuerdos del moribundo, fluyendo sin
contemplaciones, con la urgencia de brotar para no quedar
confinados al silencio y... al olvido.

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 111


Título: La mujer del invierno y otros cuentos (des)moralizantes
Autor: José Gutiérrez-Llama
Fecha: Sábado 1 de diciembre 2018, 18:00h.
Participantes: Sigfrido Benítez “El charro negro” y el autor.

PRÓLOGO
Pedro Herrero
Castellar del Vallès, Catalunya, 2015

José Gutiérrez-Llama

Un atracador de bancos sueña cometer un delito. Una mujer


engañada descubre, a través de su marido sonámbulo, una
realidad aún más angustiosa. Un caballero medieval, harto de
ganar duelos a muerte para proteger a su dama, elige el
momento adecuado para no permitir que algo tan excepcional se
convierta en una costumbre. Un sacerdote recibe en confesión a
un marido celoso que se siente culpable. Una mujer a quien no le

112 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


gusta la sangre, borra escrupulosamente sus huellas y retoma la
sonrisa de su foto de bodas. Un hombre persigue y consigue a la
mujer de su vida sin superar el sueño de buscarla. Una esposa y su
marido cotejan al despertarse el número de veces que han
soñado hacer el amor durante la noche. Un alquimista descubre
que el elixir de la vida eterna no le hace invisible.

Los más de treinta relatos que componen La mujer del invierno,


de José Gutiérrez-Llama, invitan al lector a adentrarse en un
laberinto de pasiones extremas y aconteceres inapelables, que
hablan del amor y el desamor, la seducción y el crimen, el robo y
la vida eterna, la felicidad y la muerte. Son historias contadas en su
mayoría en tiempo pasado, a cargo de un narrador generalmente
omnisciente, que narra las vicisitudes de un protagonista
normalmente masculino. Domina el tono poético con in-
dependencia de la trama y no falta tampoco la sutil dosis de
ironía, que atempera la mirada sobre el desenlace al que
conducen las decisiones que toman los protagonistas.

Sigfrido Benítez “El charro negro” y el autor

El lector se encuentra ante un trabajo rigurosamente


documentado. El autor acompaña cada texto de una cita alusiva, y

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 113


lo adorna con las anotaciones pertinentes para no dejar cabos
sueltos, en lo referente a ciertas expresiones locales o a usos
ancestrales del lenguaje. Todo ello contribuye a tener la impresión
de que José Gutiérrez-Llama (Pepe, para los amigos) se sitúa muy
cerca de los personajes que recrea, los acompaña en la salud y en
la enfermedad. Y transmite esas historias como si fueran
confidencias cuyo conocimiento resulta siempre enriquecedor.

Pero también es justo reconocer que el autor exige y merece un


lector que se halle a la altura del rigor que exhibe en sus relatos.
No es fácil leer a Pepe a simple vista. Su forma de narrar requiere
lentitud y concentración. Este libro emplaza a una lectura
tranquila, libre de distracciones. El argumento de estas historias no
se desvela en la primera frase, ni tampoco en el primer párrafo. El
planteamiento suele aparecer después de unos preliminares
sinuosos, auténticas digresiones que tejen un escenario a veces
onírico, lleno de puntos de fuga, rico en evocaciones, tan
complejo como estimulante. Nada sobra en esos preámbulos,
porque siempre llevan a preguntarse qué viene después. Actúan
como ganchos que derivan hacia el fondo de la cuestión
planteada.

No resulta extraño (les invito a que hagan la prueba) hallarse en la


necesidad de empezar dos veces a leer el mismo texto. Haber
avanzado ya unas líneas y darse cuenta de que la cantidad de
información desde la primera frase es exuberante. Volver hacia
atrás, aunque solo sea para paladear mejor un argumento que
cautiva y seduce desde el principio. Porque la prosa es rica en
vocabulario, imaginativa en sus comparaciones, experta en el arte
de la yuxtaposición, asombrosa en la manera de avanzar dando
entrada a imágenes paralelas, aparentemente secundarias,
atractiva, merced a un trabajo minucioso del ritmo.

La mujer del invierno se inscribe, por formato, dentro de lo que


cabe considerar como narrativa breve. Son cuentos de pocas

114 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


páginas, en su mayoría. Pero la densidad de sus contenidos
garantiza cualquier cosa menos brevedad. Y deja en la memoria
ese buen sabor, profundo y pertinaz, que acompaña siempre a la
buena literatura.

Imagen:
www.google.com

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1. nov/dic. 2018 115


josé álvarez di stasio

NUESTRO
TALLER
POIETAI

Presentación

Néstor Nuestro Taller Poietai se crea ante un llamado del Ministerio de


GUERRA* Educación y Cultura en el año 2001 en la Ciudad de Maldonado.
Uruguay
2018
Tres años más tarde pasa a la órbita de la Dirección de Cultura
Departamental, y desde el 2012 funciona en la órbita privada, bajo
auspicio de la Asociación de Escritores del Interior, A E D I –
Uruguay.

Recibe su actual denominación de “Poietai” (“Creador” según la


definición platónica), recién en el año 2011, cuando publica su
antología de Trabajos del Taller, en un volumen titulado “Lo que

116 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


cuenta y lo que canta”.

Con posterioridad, y bajo el sello de A E D I, ha editado muchos


libros individuales y colectivos de los integrantes de Poietai.

Su propósito principal está centrado en guiar a los Talleristas a


través de la historia de la literatura nacional y universal, extrayendo
de cada escuela o movimiento su argumento fundamental,
asimilándolo al impulso creativo de cada uno, mediante la
traducción personal, lejana de la imitación.

Actualmente figuran en la nómina del Taller; Alicia Vázquez, Anne


Cardozo, Carmen Molina Bonilla, Carolina Pedroni, Cristina
Cánepa, Estela Bentancor Conde, Fernando Silva, Jussara Nodari
Lucena, Marcelo López Diez, Mariano Errecar, Martha Barrientos,
Olga Ramos, Ricardo Arasil, Ricardo Pérez Da Costa, Rosa Brassie,
Rosina Bonomi, Sonia Martinez, Stella Mazullo, Teresa Díaz y
Yolanda Corbo,

*El Profesor Guerra es el coordinador del Taller Literario “Poietai”

Imágenes:
Sello del Taller “Poeietai” e Insignia de la Asociación de Escritores del
Interior de Uruguay.

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018 117


VECINAS

Yolanda
CORBO Berta se despertaba sobresaltada todas las mañanas, le gustaba
Maldonado dormir hasta tarde y así lo hizo a partir de su jubilación; de forma
Uruguay metódica le preparaba el desayuno a Bruno, a las siete en punto,
Marzo, 2018 le hacía un mimo al gato y a la cama. Disfrutaba de las mañanitas
dormilonas.

Dos meses atrás comenzó el calvario, al salir sorteada en el plan de


viviendas para jubilados.

Con inmensa alegría recibió la noticia, nunca tuvo casa propia y se


acomodarían muy bien con su hijo Bruno; hasta podría crear un
jardín.

Con su vecina, Zulema, (Una señora muy agradable) ocurría todo


lo contrario de acuerdo a las costumbres hogareñas, ésta apenas
cantaba el gallo atendía las plantas escuchando a Carlitos Gardel,
en una vieja radio que emitía un chirrido infernal.

En ocasiones Berta oyó discutir a Zulema con su marido, a causa


de la bendita costumbre, pero la doña fiel a su propósito, tomaba
el bastón, la regadera y Carlitos con su voz quejumbrosa le
alegraba el camino.

118 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


En más de una oportunidad estuvo tentada Berta, al intercambiar
un saludo, de advertirle sobre el volumen estruendoso. No lo
pudo hacer, la amplia sonrisa de la anciana se lo impedía.

Fue así: una mañana, el silencio despertó a Berta. Se respiraba en


el ambiente una tranquilidad inusual.

Era domingo de feria y se enteró de la noticia: su vecina había


fallecido durante la noche.

Sentimientos desencontrados la invadieron por un instante y


pensó - Mis mañanas al fin tranquilas -

A la vez sintió pena por ella, tan atenta, apenas el día anterior, le
había regalado brotes para iniciar el jardín.

Pasaron los días y le fue ganando la melancolía, la soledad le


pesaba y cayó en la cuenta de que le dolía no ver o escuchar a su
vecina, la extrañaba.

La nieta se encargó de llevar a don Valentín y la casa permanecía


desocupada.

Como era costumbre, una tarde llevó la basura al contenedor; al


subir la tapa, para su sorpresa encontró la vieja radio.

Acudió el recuerdo de doña Zulema, tomó el artefacto y lo


escondió entre la ropa.

Las lágrimas llegaron puntuales cuando se escuchó diciendo: Está


bien, pero escucharemos a Carlitos a volumen bajo. ¡Ahora yo
tengo el poder sobre la radio!

De forma inmediata, como respuesta a su pensamiento, ésta se


encendió por sí misma, dejando oír a todo volumen la voz del

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018 119


locutor de Radio Clarín diciendo..."Como en todas las horas pares,
canta Carlos Gardel".

¡No fue chico el susto de Berta!

Miró a ambos lados de la calle y no vio a nadie; apretó el botón de


encender-apagar y pensó: “La muy chistosa tenía muy bien
aceitado el aparato“.

Encontró un sitio ideal para ella: una alacena que daba al jardín y
donde disfrutaba los matecitos mañaneros; advertiría a Bruno de
no retirarla del lugar.

Hasta podía imaginar a doña Zulema con su sonrisa de


aprobación.

A las cinco en punto del día siguiente, un ruido ensordecedor


despertó a Berta; se levantó a los tumbos para descubrir que la
radio mal sintonizada, intentaba emitir un valsecito de Canaro y su
orquesta, desde la mesada.

No sabía cómo había ido a parar allí.

Al rato se aclaró el misterio: al regresar Bruno por la noche, advirtió


la lluvia y resguardó el chiche de su madre, seguramente había
movido el dial.

Un llamado a la puerta la sorprendió tomando el café con leche y


escuchando a Gardel, suavecito.

Don Valentín con aspecto sombrío, la esperaba.

- Buen día doña Berta, he venido con mi nieta a solucionar los


últimos detalles de la casa y no quería marcharme sin saludarla.

120 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


- Adelante don Valentín, no se quede ahí parado, se va usted a
empapar.

Bueno, no había escape - pensó - Descubriría la radio. ¡Qué


vergüenza!

Apenas puso un pie en el interior de la vivienda, la voz quejosa de


Carlitos, rechinó ensordecedora..

-¿No me diga que también usted escucha esa emisora


detestable? Disculpe...Mi mujer la escuchaba. Dios la tenga...!

Sintió la mirada de buen hombre y pensó - Trágame tierra,


descubrió la radio.

- ¡Pero ésa es la radio de Zulema! La nieta dijo que la había


botado.

- Es posible don Valentín, apareció no sé cómo en mi vereda. Lo


único que se le ocurrió decir - La estaba probando. ¿Sabe?

El artefacto enmudeció al instante, para alivio de ambos.

- Pobre Zulema. ¡Cómo le gustaba Carlitos Gardel!

- Dígame - dijo de pronto - ¿A usted le molestaría si la llevo? Es


que a donde voy...

Se quedó pensativo un instante

-¡Dale abuelo! ¡Tenemos que irnos! A las doce sirven el almuerzo


en el residencial.

Don Valentín sonreía al despedirse de Berta, desde la caja de


zapatos que llevaba debajo del brazo, se oía apenas un tanguito

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018 121


de Aníbal Troilo.

Imagen
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UN TOQUE
PERSONAL

Teresa DÍAZ
Maldonado
Uruguay
Marzo de
2018

Gonzalo se separó en buenos términos. El amor se había


terminado de ambas parte. ¿Lo dejaron morir? ¿Habría sido un
verdadero amor? La verdad, se cayó como una fruta madura de
un árbol, sin gritos, ni peleas.

De la casa sólo se llevó sus cosas personales. Alquiló un


apartamento amoblado en el centro, cerca de la oficina.

Si bien toda la decoración no era de su agrado, se sentía a gusto


en aquella vivienda. Necesitaría un cuadro, alguna lámpara, algo
que le diera un toque personal.

El domingo, en la feria, recorrió las largas callejuelas repletas de


barullo, colores y aromas, hasta que encontró un cuadro que le
llamó la atención. Compró también una muñeca antigua de
porcelana que movía los ojos de izquierda a derecha y viceversa,

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018 123


algo que nunca había visto. La colocó encima de una repisa que
parecía que le faltaba algo y allí quedó perfecta. Su mirada de
tupidas pestañas, lo seguía inquisidora apenas pisaba la vieja
madera que cedía a sus pasos.

Recién cuando colgó el cuadro se dio cuenta que la palabra al pie


del lienzo no era firma, sino que decía “Soledad”. Tal vez se refería
a la soledad de la escena.

Era un retrato. Cuanto más miraba a aquella mujer, porque ya no


era un simple lienzo pintado sino una mujer, más hermosa la
encontraba. Caminaba descalza sobre pasto matizado de colores
avinados y dorados de hojas que el otoño le había arrancado a los
árboles. El cabello rojo y enrulado enmarcaba la dulzura del rostro.
En los ojos tenía algo de santa y algo de diabla que la hacía
deliciosamente atrayente. Los labios curvados apenas en una
sonrisa de astuta seducción y traviesa candidez, lucían tentadores,
jugosos. Era la mujer más hermosa que su experta mirada había
visto en toda la vida.

Su ex, Diana, apareció con una planta como obsequio por la


nueva vivienda. Enseguida que entró dio el visto bueno, pero no le
agradó el cuadro ni la muñeca.

—Ay, Gonzalo, por Dios, ¿dónde quedó tu buen gusto? Parece


una muñeca diabólica, perversa de esas películas malas y el retrato
tiene un no sé qué…no me gusta, bueno, por algo nos separamos,
incompatibilidad de caracteres— dijo y rubricó su apreciación con
una larga carcajada.

El hombre también se río con ganas y pensó que era una lástima
que ese amor terminara así, en una buena amistad y a la vez se
sintió afortunado de tenerla como amiga. Sabía que a ella le
pasaba lo mismo. Ahora se dio cuenta que nunca estuvo tan
enamorado, como se enamoraría de una mujer igual a la del

124 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


cuadro.

Pensó en preguntarle al vendedor si conocía al pintor o a la


modelo. Después desistió de esa idea, porque no quería perder ni
un minuto fuera del apartamento, a no ser para trabajar (se le
hacían interminables las horas) o hacer las compras.

Se sentaba frente a ella durante horas y cada vez la encontraba


más endemoniadamente hermosa, con ese toque tan angelical.

Cuando los compañeros de trabajo llamaron a Diana,


preocupados por la falta de Gonzalo sin aviso, fue a su domicilio a
ver qué pasaba. Enseguida se alarmó porque era un hombre muy
responsable. Si estuviera enfermo hubiera avisado, a ella incluso.
No tenía llave así que le explicó la situación al portero que creía
que estaba de viaje.

Diana entró con él a sus espaldas, quien no entendió el grito


espeluznante, que le hizo erizar la piel. Allí no había ningún cuerpo
o un cadáver como se imaginaba. Nada para que la mujer se
horrorizara tanto. No entendía.

Diana caminó despacio hasta el cuadro y leyó lo que expresaban


las palabras que parecían la firma del pintor: “Soledad y Gonzalo”.

El portero seguía sin entender el despavorido grito.

Desde que conoció a Gonzalo, Diana nunca le vio esa sonrisa, esa
orgásmica felicidad que reflejaba, tomado de la mano de la mujer
del retrato.

Imagen:
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en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018 125


MARÍA DE
BUENAVEN-
TURA

Rosina
BONOMI
ZABALEGUI
Maldonado No sin antes leerla, María guardó, cuidadosamente en una caja de
Uruguay madera tallada, la carta que su padre le había dado unos días
Marzo, 2018 antes de morir, y, utilizando un banco, estiró su bracito de niña de
nueve años para alcanzar lo más alto que pudo en el ropero. Allí
quedó bien guardada, sin que hiciera falta volver a leerla, porque
ella memorizó por completo su texto, el cual repetía y honraba
cada año, cuando se conmemoraba la fecha de muerte de su
padre. Este acontecimiento la marcó para siempre, pero pasado el
tiempo María pareció superarlo.

No había constituido familia, ni formado pareja y no era muy


sociable, pero estaba bastante presente en la vida de su hermana
-quien se había comprometido recientemente- y se dedicaba
arduamente a su labor como responsable del horno de la
panadería más importante del pueblo.

Allí se horneaban desde los bizcochos que llevaban de merienda


los niños a la escuela, hasta enormes tortas, de tres o más pisos,
llenas de detalles, para las personas más célebres del pueblo. Pero
la estrella absoluta de la panadería, la que motivaba a la clientela a
visitarla diariamente, era el pan de bollo, un tipo de pan que se

126 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


cocinaba sin molde y directamente sobre el piso del horno, lo que
hacía que su base quedara crujiente y tostada, y con un ligero
sabor amargo. María era, en gran parte, responsable de la
producción de esas exquisiteces, y cuidaba su trabajo con recelo.

Seis días a la semana se levantaba a las cuatro de la mañana para


cargar con leña el inmenso horno, una estructura de ladrillo
enorme que había sido construido en el año 1900 por los
panaderos fundadores del pueblo Buenaventura. Al finalizar la
jornada de producción, limpiaba el horno con esmero, sabiendo
que al día siguiente sería fuente de sonrisas disfrazadas de dulces,
migas de pan, coquitos de flauta y espejitos de mermelada.

El pueblo Buenaventura era un pueblo fundado por inmigrantes


europeos provenientes de distintos países. En el curso de su viaje
desde el puerto de Buenos Aires al interior del país, su transporte
se había roto sin arreglo, a causa de una gigantesca piedra del
camino. Al verse sin más opciones, esa mezcolanza de inmigrantes
decidió asentarse en una colina con vista a una enorme laguna
que reflejaba el sol en cada atardecer, recordándoles que a pesar
de la distancia, aún continuaban teniendo cosas en común con los
familiares que habían dejado atrás en Europa. En la época de
María el pueblo había crecido mucho, y se había extendido más
allá de la laguna, alcanzando incluso al río que se encontraba a 10
km de distancia. A pesar de haber crecido tanto, la policía local
continuaba siendo muy precaria, y si bien mantener el orden no
resultaba muy trabajoso, recientemente se había visto desbordada
ante una serie de desapariciones repentinas de mujeres, que se
producía año tras año por el mes de noviembre.

Las mujeres faltantes vivían solas, casi no tenían familia en el


pueblo, y parecía obvio a los ojos de todos, que eran
meticulosamente seleccionadas para que nadie notara su
ausencia, o al menos hasta después que pasaran un cierto tiempo
desaparecidas.

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018 127


Estas conclusiones, visibles para la mayoría del pueblo,
permanecían ocultas a la lucidez esquiva del comisario, quien era
incapaz de establecer la conexión que se escondía tras las mismas.
Año tras año, el pueblo reclamaba que la verdad saliera a la luz.
Ante aquel insistente reclamo, la policía se había visto en la
necesidad de pedir la transferencia temporal de un importante
comisario de la Ciudad de Buenos Aires con la misión de resolver
el caso.

Luego de tres meses de investigación, el comisario logró


establecer lo único que tenían en común las mujeres
desaparecidas: todas eran clientas diarias de la panadería donde
trabajaba María. Entrevistada en su lugar de trabajo no tardó en
confesar que sus víctimas no solo estaban desaparecidas, sino
muertas, que habían sido asesinadas, y todo rastro de sus cuerpos
eliminado, consumido en el fuego de aquella tumba ardiente de
ladrillo, ubicada al fondo de la panadería.

María fue sentenciada a la pena de muerte y en sus momentos


finales buscó el consuelo de su padre, a quien había amado tanto.
Pidió volver a leer su carta, la que había permanecido por tiempo
en lo alto del placard, guardada en la caja de madera tallada.

María leyó y releyó no dando crédito a lo que sus ojos veían.


Aquella carta que había sido leída y memorizada a sus nueve
años, y cuyas instrucciones ejecutaba impecablemente año a año,
ya no era la misma. El texto original ya no estaba, ¡pero si ella lo
recordaba de memoria! - “María, ahora eres muy pequeña, pero a
partir de que cumplas la mayoría de edad te dejo un encargo, año
a año, al cumplirse fecha de mi fallecimiento, hornea a una mujer
como símbolo del amor que he tenido por tu madre y por ti”.

¡Cómo podía ser! ¡El texto se había modificado! La María de ahora,


a sus 39 años, mucho más ducha en la lectura, leía atónita: “María,
ahora eres muy pequeña, pero a partir de que cumplas la mayoría

128 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


de edad te dejo un encargo, año a año, al cumplirse fecha de mi
fallecimiento, honra a una mujer como símbolo del amor que he
tenido por tu madre y por ti”.

Imagen:
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en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018 129


HALLAZGO
MACABRO

Ricardo
PÉREZ
Maldonado
Uruguay La surestada no había sido con la furia de las invernales, pero
Marzo, 2018 significativa para ser mediados de febrero, interrumpiendo los
hermosos días estivales.

Mario salió a caminar como lo hacía asiduamente por prescripción


médica, además de entretenerse en juntar caracoles que llevaría
para sus nietos.

La costa estaba atiborrada de sombras a lo lejos. Eran algas,


pedazos de maderas, objetos que caen de los barcos, pero
también, flores, velas y frutas que habían sido ofrendadas a
Iemanjá.

El fuerte olor salitroso y una brisa tibia envolvían su andar. Alguna


cosa que le interesaba la dejaba contra los médanos, para recoger
a la vuelta. Con una rama fina revolvía las algas, y evitaba así
inclinarse demasiado, ya que esto le provocaba el recurrente dolor
de espaldas.

Al lado de una manzana había un pequeño envoltorio en nylon,

130 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


atado con una cinta roja desteñida. Estaba prolijamente armado,
esto llamó la atención de Mario, que aprovechó la oportunidad de
sentarse a descansar y mientras abrir el paquete que despertó su
curiosidad, pues al presionarlo entre sus dedos sentía algo sólido.

Lo cubrían varias bolsas de nylon mojadas y áspera arena. En


realidad parecían ser muchas más, por la ansiedad que lo iba
tomando. Quería ser cuidadoso, pero el temblor de sus dedos
aumentaba. Antes de la solidez había algo terso. Todo estaba
empapado en agua de mar. Dos mechones de cabellos, uno
negro, otro castaño, atados con hilo por separado, y ligados a una
alianza de oro, de aspecto añejo.

Mario pensó, que la alianza era lo único de valor material, pero por
curiosidad decidió llevar todo. Además disfrutaría de verle la cara a
Marta, su mujer, que es muy miedosa y nada quiere saber de
asuntos esotéricos.
El camino de regreso lo hizo rápido y no recogió nada de lo
apartado. ¿Cuánto valdría esa alianza? Quizás mucho, parecía de
las buenas.

Al llegar, Marta lavaba ropa en la pileta bajo la sombra de una


gran acacia.

-¡Vieja, mira lo que encontré!

Marta ni se inmutó, pues sabía lo fantasioso y exagerado que era


su esposo.

-Un tesoro. ¡Un verdadero tesoro!

Ella se secó las manos y vino en lento silencio. Él empezó a


mostrar lo que traía y a inventar cuentos de maleficios.

-Tira al diablo esa brujería- sentenció Marta mientras entraba en la

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018 131


cocina.

Mario botó el pelo, pero no así la alianza con la que haría unos
pesos cuando fuera a la ciudad. La lavó bien con agua dulce y
jabón y la dejó al sol. En su interior había dos nombres y una
fecha en pequeñísimas letras, que luego intentaría leer con los
lentes, quizás lograra interesar a su señora y crear una historia
verosímil.

El anillo descansó esa noche encima de la cómoda. Esto causó


intranquilidad en Marta que despertó varias veces y su mirada se
posaba perturbada en el extraño brillo que emanaba de la alhaja.
Aunque no quería, su mente se metía en pensamientos
relacionados al hallazgo. Imaginaba escenas de celos, odio, rencor,
venganza.

Al otro día contó a su esposo lo sucedido y pidió que lo quitara


de ese lugar. Mario rió, y jugo a inventar anécdotas trágicas sobre
el tema. Finalmente guardó la alianza en su bolsillo.

La noche siguiente Marta se sobresaltó al escuchar un fuerte


sonido metálico, era un entrechocar de herraduras de caballos
sobre adoquines. Imaginó la bruma fría y los cabellos castaños,
esparcidos, ensangrentados. Esta vez llamó a Mario.

- Despierta!¿No escuchas ese ruido? ¿Dónde está la alianza?

Mario tomó su pantalón y sacó del bolsillo su mano llena de


monedas y el anillo.

- Aquí está, lo ves. ¿Acaso danzaba con las monedas?- dijo medio
dormido y se volvió a acostar.

Así, el terror de Marta con el anillo prosiguió todas las noches.

132 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


Lo escuchó caer al piso y rodar firme, recio, hacia ella emitiendo un
sonido agudo, ensordecedor. Vio la cabeza colgando de la soga
cubierta por el cabello negro que no dejaba ver el rostro. El olor a
muerte que entraba por la ventana la sofocaba.

Otra noche cayó del techo y giraba, y giraba, emitiendo destellos


en simétricas espirales que poco a poco fueron achicándose hasta
quedar toda su circunferencia en el suelo, estática.

Después emanó un humo gris, con olor a azufre.

Solo la mente de ella percibía estas escenas que la perturbaban, y


en las cuales no quería ahondar. Un recuerdo persistente y lejano
golpeaba en su memoria que se resistía a aceptar.

Mario hacía días que había guardado la joya en el anexo a la casa


donde se encontraban las herramientas y otros enseres.

Marta adelgazaba y se notaba muy nerviosa.

El detonante fue aquella noche en que la alianza de oro se cerraba


en su cuello en voraz serpiente, áspera y fría. Aprisionaba tanto su
garganta que no podía respirar. El aire inflaba su pecho. Pujaba
por salir. Los pulmones parecían explotar. Gemía. Temblaba.
Transpiraba. Hasta que en un último esfuerzo supremo emanó un
silbido, lerdo y apagado.

Al otro día temprano Mario fue a la ciudad a deshacerse del


hallazgo macabro.

Ella recordó que, hacía muchos años cuando sufriendo por amor
visitó a Doña María, le invadió el alma, una tristeza y una culpa
perpetua hasta ahora adormecida.

El joyero estudió bajo su lupa con sumisa paciencia la joya. Resultó

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018 133


no ser de buena calidad. Esto bajaba las expectativas económicas
de Mario, pero a esta altura lo importante era quitarla de la casa,
así su señora recuperaba la calma. Se iba ya, cuando recordó y
preguntó

- ¿Por curiosidad, puede leer con su lente qué dice ahí?

- A ver, a ver…Marta y Eduardo… y una fecha inmemorial.

Imagen:
www.google.com

134 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


carlos hidalgo Villalba

EL ÚLTIMO
EMPERADOR

Carlos
HIDALGO
VILLALBA
España.
2018

“Por expresa orden de su majestad imperial,


también llamada la piadosa y la bendita,
la respetable y la de larga vida,
la emperatriz ordena que Puyi,
hijo del príncipe Chun,
sea trasladado inmediatamente

en sentido figurado. revista literaria. Año 12 num. 1 nov/dic. 2018 135


a la ciudad prohibida
permaneciendo en palacio
a la espera de la decisión de su majestad.
¡Cúmplase!”

Hace unos días falleció el aclamado director italiano


Bernardo Bertolucci, autor de un puñado de películas
consideradas obras maestras. Novecento, La estrategia de
la araña, El cielo protector o El último tango en París son
prueba de ello.

Pero por encima de todas emerge El último emperador,


galardonada con 9 Oscars, 3 premios Bafta y 4 Globos de
Oro en 1987.

El autor siempre ha estado interesado en revoluciones


fallidas y movimientos progresistas, de ahí que quisiera
crear un ambicioso retrato de los dramáticos cambios que
ocurrieron en la China del siglo XX, desde el feudalismo,
pasando por la república, hasta el comunismo de Mao Tse
Tung.

La película El último emperador está basada en la


autobiografía (publicada en 1957) del último emperador
de China, Puyi.

La película sigue a Puyi a través de las diversas etapas de


su vida, desde su ascenso al trono a la edad de tres años,
pasando por su alianza con los japoneses en Manchuria,
hasta su encarcelamiento y reeducación en una prisión
comunista, terminando su vida como jardinero y
bibliotecario.

El fragmento con el que empieza el análisis de la película


es el edicto de 1908 donde la emperatriz nombra a Puyi

136 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


emperador de una China que superaba en aquel momento
los 500 millones de habitantes, y en la que todos sentían
adoración por él, tratándolo como una divinidad.

Por primera vez en la historia, Bertolucci recibió la libertad


total de las autoridades chinas para filmar en La Ciudad
Prohibida, lo que le permitió tener acceso una enorme
extensión conectada entre sí por pasillos, plazas, callejones
y jardines.

Hasta cuatro actores diferentes dieron vida al emperador


en las diferentes etapas de su vida, desde Richard Vuu, de
solo tres años, hasta John Lone, quien encarna a Puyi
desde los dieciocho.

La vida del personaje funciona como perfecto expositor de


los cambios históricos que tuvieron lugar en China.

Es tremenda la representación solitaria de la primera


infancia del pequeño, sin afectos ni figuras paternas que le
enseñaran sus responsabilidades.

Y es que la figura de los padres aporta seguridad a los


hijos, interactuando con ellos para formar su identidad,
ayudándoles a tener una imagen positiva de sí mismos.

Se sabe que el estilo de crianza va a marcar la relación del


niño con el mundo, siendo de gran importancia en la
primera etapa de la vida para la construcción de la mente
humana.

A Puyi le construyen el mundo dentro de la Ciudad


Prohibida, complejo palaciego de 72 hectáreas, situado en
Pekín, que albergaba casi 1,000 edificios y que durante
quinientos años (desde la Dinastía Ming hasta la Qing) fue

en sentido figurado. revista literaria. Año 12 num. 1 nov/dic. 2018 137


la residencia oficial de los emperadores y su corte, así
como centro ceremonial y político del gobierno chino.

El niño crece asexual y rodeado de infertilidad pues a su


lado sólo hay mujeres mayores y eunucos, hasta que
aparezca su tutor escocés, Johnston (Peter O´Toole), quien
le ofrece dos regalos muy significativos: una bicicleta y
unos anteojos.

Con el primero busca proporcionarle el equilibrio que se


obtiene con la práctica mientras que el segundo le ayudará
a ver la realidad del mundo fuera de las murallas de la
Ciudad Prohibida, lejos de su zona de confort y seguridad.

Obligado por los cambios políticos a abandonar la Ciudad


Prohibida, Puyi se muda a Japón dejando atrás riquezas,
servidores y la única forma de vida que conocía. Japón
conquista Manchuria y le nombra emperador de esa zona
del noroeste de China.

Pero al poco tiempo el ejército soviético ocupa esa región


y captura a Puyi, entregándolo a los chinos y mandándolo
a prisión.

En la cárcel, recibe un programa de reeducación con el fin


de limpiar de su mente todo pensamiento capitalista,
mientras aprende el oficio de jardinero.

Tan efectivo fue el programa que Puyi declaró que


consideraba éste el periodo más afortunado y enri-
quecedor de su vida, asegurando que le habían brindado
la oportunidad de reflexionar detalladamente sobre su vida
anterior y reformarse.

En definitiva, una película que nos muestra un pasaje de la

138 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


historia reciente donde su protagonista, llamado a ser una
divinidad, vive una vida convulsa moviéndose al borde de
la tragedia, dentro de un mundo cambiante sin llegar a
encontrar su lugar en el mundo.

Imagen:
www.google.com

en sentido figurado. revista literaria. Año 12 num. 1 nov/dic. 2018 139


josé gutiérrez-llama

CUERPO SIN
VOZ, DE EMILIA
OLIVA

XX Premio de
Poesía “García
de la Huerta”

Ed. IES Suárez


de Figueroa,
Zafra, 2018

Eulalia MORÁN Tras una lectura detenida de los poemas, buceando en sus
CONTRERAS entresijos e intentando desentrañar el sentido de los mismos, he
España extraído algunas conclusiones sobre este poemario, que son las
2018 siguientes:

Cuerpo sin voz nos coloca frente a la esencia de la vida, frente al


“percance de vivir”, como reza la cita, pero como hecho
constatable, sin dolor ni sufrimiento; nos coloca frente a la vida y la
muerte, y nos ofrece un respiro, un halo de esperanza: la palabra,
la voz poética, como hecho que nos dignifica, que deja rastro de
nosotros en el mundo: nuestro relato de vida.

140 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


El poemario está compuesto por doce poemas numerados del I al
XII y un poema final, sin título ni numeración. El eje vertebrador del
mismo o poema central, por su longitud y temática, podría
constituirlo el poema V, dividido en dos partes: el recorrido del
agua y la mujer contemplando ese trayecto, de lo concreto (la
calle, el nº, el reguero) a lo simbólico, el correr del agua como
imagen de la vida que pasa, de la historia que va escribiéndose,
con sus “manchas” y su “suciedad”. La vida y la historia se
“ensucian”, tienen heridas. La mujer lava la ropa y aguanta sus
miedos (lo desconocido, representado por el pozo). En este
poema también podría encontrarse el sentido de la cita inicial, en
los siguientes versos: “no hay dolor/ solo constata”.

Los demás poemas podrían agruparse en tres campos


semánticos:

El de la palabra, el proceso de la escritura , en los poemas I y X,


donde la voz poética se presenta como constructora del relato
vital, como huella de nosotros en el mundo, en esa “sed de
perdurar”, palabras de la cita inicial. La historia personal cobra
sentido y se materializa a través del lenguaje. Este aspecto se
refleja en versos como los del primer poema, versos que dicen:
”llevo palabras a tu boca / como quien amasa el mundo con sus
manos ,(…) la sola forma de habitar el mundo / habitarte”.

Hay otro núcleo temático, la vida como tregua, el goce de


vivir; a este grupo, pertenecerían los poemas II, III, IV, VI, VII y VIII.
La vida se presenta como un paréntesis gozoso, en el que, a pesar
de la fatalidad del final, disfrutamos, nos emocionamos, sentimos.
Este aspecto se ve reflejado en versos, con predominio de los
sensorial, en aliteraciones como las del poema II: “Piñones (…)
pasas, pistachos / trampa de los sentidos / goce y tregua”, o
palabras que se refieren a la emoción al contemplar la Naturaleza,
como en el poema VII, ese bello haiku de 17 sílabas: ”gemido de la
rama / en el árbol / vuelo de ave, enraizado”. Este vivir, a veces, se

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018 141


torna artificial, en un olvido de las tradiciones, de las raíces, como
nos recuerda la autora en el poema III: ”se siguen sucediendo las
estaciones / pero ahora nos la marca / a otra escala / el telediario”.
Esta vida, al fin y al cabo, es una tregua y una trampa engañosa: la
tristeza y el dolor se abren paso y “ganan la partida”. La muerte
nos acecha, como en el poema VI, en esa personificación de la
muerte, donde la onomatopeya se presenta como un susurro: ”la
muerte nos habita / silente / sigilosa”.

En un tercer grupo, se sitúan los poemas XI y XII, los cuales, en su


anécdota, contienen la esencia del poemario que recoge el título:
la palabra como testimonio, como huella de esas vidas
inertes, de ese “cuerpo sin voz” del poema XI, una lápida
descubierta por la autora al azar en el otro extremo del mundo,
versos como “ un cuerpo sin voz recorta el mundo / no hay sutura
/ para lo que abre la inscripción / de tu nombre”, o en el poema
XII, donde, a través de anáforas y paralelismos, quizás en un
recuerdo a los muertos en las playas de Normandía, Emilia Oliva
nos hace reflexionar, con una pregunta retórica final, a modo de
aposiopesis, para que rescatemos ese mensaje de vida y demos
“voz” a los que ya no la tienen, esos versos son los siguientes:
”Quien grita bajo tierra / un mensaje de vida / en medio del
naufragio/(…) ¿quién respira bajo tierra?”.

Finalmente, el poema que cierra el conjunto, a modo de


epílogo, sugiere en sus paréntesis vacíos el año de nacimiento y
muerte de cualquiera de nosotros, como un homenaje a los seres
que perdimos y un intento de recuperarlos a través de la voz
poética, a cómo buscar esa voz, con ahínco y sinceridad, nos
explica a nosotros mismos, cauteriza la herida y, al tiempo, nos
enraíza en el mundo. Todo termina en un paralelismo entre el
negro sobre blanco del oficio de escribir, las líneas de la escritura y
la línea de lápidas, con los epitafios, en un quiasmo maravilloso,
donde fondo y forma se confunden, dice así: ”negro sobre blanco

142 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


/ blanco sobre el verde humedecido del sotobosque /(…) blanco
sobre negro/ y así, de continuo”.

Imagen:
Portada y contraportada del “Cuerpo sin voz”, de Emilia Oliva.

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018 143


LA BELLA
MAGALONA,
DE MARINO
GONZÁLEZ
MONTERO

Ed. de la luna
libros

Nuria
PIZARRO
SÁNCHEZ
España
2018 Alguien dijo que cuando entiendes profundamente una metáfora
ya esa imagen te persigue sin que puedas ver la realidad sin ese
filtro. La metáfora es una transformación de la realidad a medida y
una metáfora misma de la propia literatura. Algo parecido sucede
cuando un libro es un hallazgo, un lugar para siempre dejar cerca
y volver, donde te reconoces en el resto de los hombres que han
librado la lucha de la vida; entonces, te pertenece para siempre.
Porque aunque los hombres que hemos sido, han sido y serán
vivamos en distintos tiempos, dice el protagonista de nuestra
historia, el afamado Pierres de Provenza “bebemos la misma lluvia,
comemos / el mismo humus, semejantes los pájaros / que nos
anidan, o parecido color / el aire que avienta nuestras semillas.”

La bella Magalona, que se acaba de publicar en De la luna libros,


es un fondo de armario. Supone hoy su publicación una
heroicidad: editar poesía teñida de clasicismo, pues una heroicidad
es también para el gran público leer, pensar lírica. Ciertamente,
aunque la poesía no te lo debe poner imposible, debe hacerse un

144 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


poco de rogar. Esta es la poesía de Marino, poesía para pensar y
emocionarse. Estos seiscientos versos son una excepcional
oportunidad para intentarlo, para acercarse a unos versos en los
que un pequeño esfuerzo se recompensa con sentida filantropía.
Ocasión también para encontrar algunos de los que han sido los
libros o los hallazgos de su autor, pues resuenan en estos versos
los ecos de no pocos poetas de nuestra historia literaria. Os invito,
desde mi perspectiva de lectora apasionada a leerla. Pero esta
lectura necesita una mirada diferente, tal vez la mirada limpia de
toda la complejidad que ahora nos ciega, tal vez la mirada
candorosa de lectores de la Edad Media, capaces de disfrutar al
tiempo que recogen el legado escondido en la sabiduría de los
versos, susceptibles de asombrarse por el arte de la palabra.

Esta poesía se vierte y entreteje en forma de historia. Esta no solo


nos retrotrae a la Edad Media en el mito, en los lugares, sino en el
sentido primigenio del origen de la literatura, en su ambigüedad
genérica, en donde la densidad lírica se alivia con la narración y la
dramatización en un diálogo que el propio Pierres sostiene. Ese
monólogo se dirige a un interlocutor, su hijo, que no es otra cosa
sino un trasunto de los propios lectores. No será difícil marcharse
al Medievo con este libro de bolsillo, como los manuscritos de los
trovadores, en una bellísima edición donde todo lo ha cuidado su
autor, por fuera y por dentro, lo ha escrito, lo ha editado, dibujado
los adornos, las letras capitales. Verde la portada, los fondos, como
la cabalgadura de Pierre, como los ojos verdemar de Magalona,
verde Provenza, como los mismos prados del sureste francés.

La génesis textual puede leerse en el Preludio que incluye el autor.


El pianista extremeño Abraham Samino y el tenor venezolano
Alain Lamas idean poner en pie un espectáculo musical en el que
se canten y se interpreten a piano los lieder del compositor
alemán romántico Brahms sobre esta antigua historia de la bella
Magalona, que se remonta a los tiempos de la literatura provenzal
en el siglo XII. Le piden los músicos que componga un texto

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018 145


literario en español que se vaya intercalando con la música con la
finalidad de acercar el espectáculo más al público actual. Con esta
obra nueva y original, se inscribe Marino, por tanto, entre los
autores que han recreado los amores de Pierres y Magalona a lo
largo de los años. Y lo hace, una vez cumplidos los requerimientos
del encargo, con un texto que aprovecha, sin perder de vista la
recreación medieval y clásica, para verter su poesía más personal y
actual. Y aquí es donde el virtuosismo de su autor para “imitar” lo
antiguo se sintoniza con otras influencias más recientes,
consiguiendo algo que viene siendo habitual en su poética: aunar
tradición y renovación en una poesía actual disfrazada de
medievalismo. Lo medieval eleva la historia de amor a la categoría
de mito y nos conduce también al mismo germen de la lírica,
ligada al canto, a la oralidad, lo que hace encajar al milímetro este
texto con el proyecto musical para el que ha sido escrito.

En cinco partes se divide el texto, cuatros estaciones y un epílogo


más breve. Escrito en endecasílabos y heptasílabos blancos con
algunos alejandrinos. La primera estación, más breve, nos sitúa en
el momento en el que Pierres, único narrador de la gesta, con
mirada retrospectiva, quiere recabar los más excelsos
acontecimientos de su vida, y confesar a su hijo y confesarse de
que, entre espada y espada, lucha y descanso, como buen
caballero humanista, el motor que le ha llevado hasta ahí ha sido
el amor y que este tiene un nombre: Magalona. De la tercera a la
cuarta estaciones encontramos la narración de la vida adulta de
Pierre, desde la emancipación de Pierres de sus padres camino de
Suecia, el primer encuentro y enamoramiento de los jóvenes, el
amor que llega de flechazo por la mirada y el torneo, para
continuar después con la separación de los amantes, el naufragio
y el cautivero de Pierres en Constantinopla. El Epílogo que cierra la
obra nos devuelve al momento primero en estructura circular,
porque cíclica también es la vida de los hombres.

De aparente sencillez, estos versos se labran con minuciosa

146 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


artesanía. Los versos se organizan en estrofas que parecen
cerradas en sí mismas, pero que enganchan con la siguiente
haciendo avanzar el relato, con elementos recurrentes que se
repiten o adelantan, como las sintonías también de un canto, en
un traer y volver que le aportan la sensación de algo completo.
Versos labrados con múltiples figuras y tropos (quiasmos,
anadiplosis, epanadiplosis, símiles, metáforas), aprovechamientos
de los finales del verso en constantes dobles lecturas que
provocan los encabalgamientos, una cuidada acomodación de la
forma a los distintos momentos del relato, por ejemplo, el
exotismo del léxico que describe la ciudad de Constantinopla
frente a esa otra descripción más pausada y sensual de los
paisajes del camino de los amantes, que se metamorfosean al
compás de los latidos de los enamorados camino de Suecia.

Algo que destaca son los intertextos que van empapando la


historia. En primer lugar la lírica provenzal, el amor cortés, un dolce
stil nuovo que nos presenta a Magalona como la donna
angelicata. Con ello, la figura femenina, tan denostada en el
medievo, toma un protagonismo y valor inusual. Aquí, la
Magalona, y con ella, la mujer, es elevada a la máxima
consideración. Venerada como medio de perfeccionamiento del
alma del enamorado, temerosa pero valiente, no menos mujer
que madre, a quien padre e hijo rinden admiración, respeto y
profundo agradecimiento. También encontramos un homenaje
para los padres que nos luchan y que nos enseñan a ser los
padres que debemos ser. En sus versos también un recorrido por
los inicios de nuestra narrativa hasta llegar a la novela moderna en
nuestro Siglo de Oro: los mitos grecolatinos, las gestas épicas, las
novelas de caballería, la novela sentimental, el cautiverio
cervantino de mano de los turcos, las aventuras y desventuras de
las novelas bizantinas, con el viaje como hilo estructural con los
devenires de los enamorados. Y en fin batallas, naufragios, anillos,
monstruosos marinos, halcones embravecidos, cautiverios, dioses
(Morfeo, Ariadna, Hade, Eolo...)… y erotismo, sensualidad sutil pero

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018 147


intensa; dice Pierres: “Como acariciando a Magalona: Andar tu
cuerpo norte/como anda por el sur/la sal de las vocales: la
asonancia se mece,/viaja en la redondez de la palabras/que silban
tu norte cuerpo (…)”; o más adelante “una mirada para sellar el día
/ más cercana la noche, / en que seríamos dos por siempre uno /
los cuerpos por el sur de los caminos”.

Relevante son también las influencias, entre otros, de Lorca en “Y


no hubo más: herido para siempre, de amor” o de los místicos:
“De todo tengo, a mi nada me falta, tan solo necesito a
Magalona”. Un lugar destacado adquiere el árbol, y las cortezas de
los árboles, todo un símbolo en la poesía del autor. Símbolo de la
familia, testigos del paso del tiempo, de la imposibilidad de huir de
la condición humana, de no poder no envejecer, no morir,
símbolo también de lo que dejamos en los hijos. Árboles que
llevan grabado el nombre de la amada que se hace inmortal en la
literatura. En estos versos resuena también la historia de amor de
Garcilaso, el primer poeta moderno, que inmortaliza a su Isabel
Freire en su Égloga III, cuando una ninfa graba el nombre de Elisa
en la corteza de un árbol. Así Pierres termina la Estación IV con
este propósito: “Dejé tu nombre escrito / en todas las cortezas /
salvaje de los árboles. / Para no perder / el dolor de pensar que
cualquier día / pudiera yo olvidarte”.

Cuando llegamos al final, que es el comienzo, donde Pierres,


desde la senectud en la que hace balance de su vida, ya
empezando a morir pues “la muerte es un anuncio de la muerte”,
cuando la vida se ha quitado la máscara y ninguna ilusión nos
queda, desde la lucidez que solo dan los años, habla a su hijo,
pero nos habla también a nosotros. Con renovado y
esperanzador intento de que con su historia de amor encarnada y
continuada en su hijo y en los hijos de sus hijos, quiere advertirnos
de este tortuoso camino, lleno de monstruos, naufragios y lances
que es la vida. De este modo resuenan especialmente en esta
Primera estación y en el Epílogo los ecos de Luis Cernuda y de

148 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


José Agustín Goytisolo. El primero en A un poeta futuro (que
podría ser Marino), nos decía: “La vida que serás y que yo casi he
sido. / Porque presiento en este alejamiento humano / cuan míos
habrán de ser los hombres venideros (…) Amamé con nostalgia,
como a una sombra, como yo he amado / la verdad del poeta
bajo nombres ya idos”. Resuena también Goytisolo, a través de
Pierres, en sus Palabras para Julia, se dirige a todos a través de su
hija, recordemos: “Pero yo cuando te hablo a ti / cuando te escribo
estas palabras / pienso también en otra gente. Tu destino está en
los demás / tu futuro es tu propia vida / tu dignidad es la de
todos”.

Y es aquí donde La Bella Magalona es palabra que viene a


sumarse a esa verdad del hombre que escriben los poetas. “El
abrigo” que Pierres entrega a su hijo como única herencia o
legado en el “Epílogo” es este libro en sí, que aspira a cobijarnos a
nosotros del infortunio de este viaje que es la vida. Advertía
nuestro caballero provenzal al comenzar el relato: “Vengo a fin de
cuentas para contarte / para contaros y contarme aquí / en esta
hora serena y dulce de los años / dónde me puso la vida o, mejor,
dónde encontré las fuerzas / para ganar los torneos, las justas” (…)
Y si no hallas respuesta, has de saberlo, créeme: / amor fue, sólo
amor el alimento / simple y nutritivo que como padre / tuve
muchas veces a la mano / que a manos llenas cuando acaba el día
/ quiero así humildemente ofrecerte”.

Porque la vida es un torneo, una constante batalla, una lucha en la


que nos deshacemos, en la que desintegramos nuestros sueños,
lo que creíamos que íbamos a ser “como si los tiempos vivieran
encerrados en las esferas de los relojes”; una batalla, pues, en la
que vamos perdiendo mucho más que ganamos y en la que solo
algo nos salva: el amor, el amor y nuestra propia supervivencia en
el abrigo que con nuestro olor dejamos a los hijos y a las
generaciones venideras con el deseo de que sepan vivir mejor que
nosotros. Esperemos con verde Provenza esperanza que esta

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018 149


exquisitez literaria pueda viajar lejos de nuestra tierra y nuestros
días para deleite de muchos lectores.

Imagen:
Portada de “La bella Magalona”, de Marino González Montero.

150 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


PÚRPURA DE Citar el nombre de Ana Alvea es siempre motivo de alegría para
CRISTAL, DE cuantos la conocen. Se trata de una poeta afable y exquisita,
ANA ALVEA inteligente y culta, muy trabajadora, generosa al máximo y
SÁNCHEZ discretísima, con fino sentido del humor, y, cosa infrecuente entre
los creadores, nada vanidosa. De hecho, no se ha dado prisa por
publicar sus versos, ni por promocionarlos más allá de lo que las
Ed. editoriales le exigen (el pasado junio estuvo firmando en la Feria
Torremozas, del Libro de Madrid ejemplares del libro que aquí se reseña). Su
2017 espíritu conciliador y su bondad, su carencia de egotismo y
vanidad le llevan a estar ajena a las rencillas y enemistades que
abundan a veces en los cenáculos literarios. Y a ser muy querida
donde quiera que vaya.

Ana RECIO
MIR
España
2018

Ana Alvea tiene un currículum muy sólido: se licenció en Derecho


y en Teoría de la Literatura y Literatura comparada por la
Universidad de Granada, donde obtuvo su Diploma en Estudios
Avanzados del Tercer ciclo y finalizó su Postgrado en Teoría de la
Literatura y Literatura comparada.

Desde hace muchos años imparte cursos y talleres de creación


poética, Literatura Española y Universal en Bibliotecas públicas
hispalenses y en la Casa del Libro de Sevilla.

en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018 151


Es una mujer polifacética, ávida de conocimiento, cinéfila
empedernida, amante del teatro, inquieta y enormemente sencilla:
lo mismo actúa como bailaora flamenca, que trabaja de
presentadora y guionista televisiva en el semanario cultural y
literario Dazibao. O ejerce de hermana solidaria o de tierna tía de
sus sobrinos Mario y Álvaro; por este último siente verdadera
debilidad. O practica meditación. Se trata de una persona muy
familiar, entrañable y muy buena amiga de sus amigos.

De la mano de Ediciones en Huida y en coautoría con Jorge Díaz


Martínez vio la luz en 2012 su excelente antología La vida por
delante. Antología de jóvenes poetas andaluces. A esa editorial,
fundada por Pedro Luis Ibáñez Lérida y Martín Lucía y que en los
últimos años sobrevive gracias al esfuerzo titánico de este último,
debe Ana la aparición de su primer poemario, Interiores (2010). La
poeta llevaba tiempo escribiendo (había comenzado a hacerlo en
la adolescencia, a los trece años), y una lectura pública de sus
textos en un recital colectivo le abrió las puertas a la edición de ese
primer libro de versos. A este le siguió Hallarme yo en el mundo
(2013), toda una declaración de intenciones de cómo la palabra se
convierte en asidero de búsqueda de un espacio propio en el
Universo y cristalización del amor por la naturaleza y por su
marido Diego Jesús Romero Jaime, artista plástico delicadísimo, al
que la autora consagra el libro y creador de las hermosas
acuarelas que lo ilustran. El título parte de una reveladora cita de
Ortega: “Me es dada mi vida y mi vida es ante todo un hallarme yo
en el mundo”. Y ese mundo poético es hondamente feliz, y está
gobernado por los elementos naturales compartidos y la
intensidad del amor, expresado con palabras sencillas:

Aún hoy, aquí me hallo,


sentada en la orilla de tu playa,
contemplando tu intenso azul,
acariciada por el ligero frescor
de la suave brisa de verano.

152 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 1 nov/dic. 2018


Bien distinto es el tono de Púrpura de cristal (2017), publicado en
la prestigiosa editorial Torremozas, libro escrito a ráfagas, a
sacudidas e impulsado por la zozobra de la enfermedad de su
madre y su posterior fallecimiento. La literatura aquí es válvula de
oxígeno, catarsis del dolor, evasión y necesario anclaje en la
esperanza como asidero de una experiencia verdaderamente
trágica. Comenzó a escribirlo en julio de 2014, y tras el
fallecimiento de su madre, Ana tuvo que distanciarse del libro un
tiempo para poder revisarlo: era el diario lírico de su lacerante
sufrimiento y su herida aún no había cicatrizado.

Consta, como una sinfonía, de tres partes: I. Púrpura (compuesta


de 12 textos); II. Cristales (17 poemas) y III. Después de ti (16). La
primera es la más gozosa del libro, la segunda la más trágica, y la
tercera es la puerta que se abre a una nueva vida tras la ausencia
de su progenitora.

El sugerente y acertadísimo título resume en clave simbólica dos

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de los símbolos de la lírica de Ana Alvea que han propiciado estos
versos: el color púrpura que se vincula a la felicidad que propicia la
familia (el poemario se abre con “Las calles de la ciudad”, dedicado
a su hermano Raúl y también dedica versos a su padre “Hábito
infantil” –que la aficionó a la lectura- o a su sobrino más querido,
Álvaro “Hidrosfera”) y a la amistad (es el caso del titulado “Écfrasis
del cuadro Frontera”, motivado por el cuadro de su amigo poeta
Tobías Campos) y, por otra parte, el cristal, ligado al dolor.

En el púrpura, esa tonalidad entre rojiza y violeta, cifra la autora su


alegría. Es un color que se relaciona en esta sección con lo
acuático y con el mar, símbolo que Alvea enriquece con nuevos
sentidos, pues no es trasunto de la muerte, como en la lírica
manriqueña o machadiana, sino de la felicidad del descanso
estival (“El lugar”), o cimiento de los lazos amorosos:

Se extiende púrpura un fondo marino


bajo la bahía de nuestras manos

Del agua se vale también para crear expresivas y bellas metáforas


llenas de plasticidad:

Mi hermano es una fuente de agua fresca


alzada en el centro de la plaza

Las partes segunda y tercera son más voluminosas y dolientes: se


diría que el dolor se desborda y brotan los poemas. Los cristales
rotos son la marejada dolorosa que asola su vida y que hiere
profundamente la piel desnuda del alma. Así dirá Alvea:

Andamos descalzos
entre cristales rotos.

La poeta trasciende el drama personal del cáncer de su madre


para reflexionar sobre el paso del tiempo y el brutal impacto de

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una enfermedad devastadora que aniquila la existencia y elimina
toda posibilidad de futuro. El pasado y la memoria devienen así
pesadas cargas que socavan el ser y se llevan a cuestas en un
desesperado intento de abrazar la vida. La poeta elimina en esta
sección, casi por completo, las comas y los puntos, como si sus
versos brotaran directamente del alma herida. El imaginario bélico
se acrecienta aquí y de él se vale para expresar cómo la congoja
de un ser humano puede trascender y convertirse en tristeza
universal, de la que no se puede escapar sino es por la senda de la
fraternidad y la solidaridad humanas:

A veces la catástrofe planea sobre nosotros


como un avión bombardero
y para qué correr para ponerse a salvo
si no hay refugio posible
y además hacen falta manos
que atiendan a los heridos
suplicando en sus camillas
si todos estamos lisiados
y ya conocemos este dolor
incluso diría
que estamos acostumbrados

La coherencia del poemario hace que la guerra se convierta en la


batalla simbólica que se fragua entre el alma dolorida y rota ante
la imposibilidad de aliviar su propio sufrimiento y el deseo de
sanar al ser querido enfermo. La poesía deviene así en
instrumento de resistencia ante la tragedia de la vida, por eso la
autora escribe desde las trincheras, espacio simbólico en el que el
dolor anega al ser humano que lo habita y desde el que debe
intentar sobreponerse y escapar para afrontar la vida. Las
imágenes cortantes, eléctricas, explosivas y bélicas son el
instrumento adecuado para apresar con las palabras el
sufrimiento del existir. Así dirá de su madre:

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Vemos todos los días su agonía
metrallas en los ojos
como una descarga de alto voltaje

La tercera sección de esta sinfonía lírica supone cruzar el umbral


hacia una nueva vida: la de la existencia desprovista de la
protección materna, en primera fila ante el abismo de la muerte.
Las imágenes que crea la autora son de una nitidez, una
autenticidad y una belleza verdaderamente conmovedoras. Los
actos más materiales se embriagan de lirismo:

El banco. La difícil tarea


de cerrar las cuentas a su nombre
como si empujaras un pesado coche
por la espesa nieve
y sudaras toda tu tristeza.

La vida es ya distinta cuando se pierde el abrigo del amor


maternal, cuando la muerte ha segado de un tajo su existencia y
con ella ha roto para siempre el cordón umbilical. Ana Alvea lo
sabe y se nutre del recuerdo y el ejemplo de su progenitora para
tomar impulso y recobrar el ánimo. Si el creyente se conforta
pensando que debe de vivir de manera tal que algún día pueda
reencontrarse en otro espacio con su ser querido, Alvea evoca a su
madre para confortarse y recobrar el ánimo mediante el recuerdo
de su ejemplo:

Si me acecha como un virus la mala fortuna


y se convierte en error todo lo que toco…
Solo tengo que pensar en ella
y en su fortaleza de muralla
también es cierto que exigirme demasiado
es un defecto o hábito
que aprendí de ella.

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En definitiva, estamos ante un poemario que rezuma autenticidad
y hermosura a partes iguales y en el que la desgarradora
intensidad de las imágenes y los símbolos que las alimentan se
disponen en versos libres que no necesitan del ritmo que impone
la rima, ni de la esclavitud de un molde métrico para resultar
estremecedores y conmover al lector.

No puede extrañar que el libro, que se empezó a gestar en julio


de 2014 cuando a su madre le diagnosticaron la enfermedad
(falleció en marzo de 2015) tuviera que dormir un tiempo en un
cajón hasta que la autora pudiera reponerse de tan devastadora
experiencia.

Libro conmovedor y hermosísimo, obra de madurez lírica y


muestra palpable de cómo la experiencia de la muerte puede
cifrarse en palabras delicadísimas, exquisitas, en imágenes
grandiosas con las que enjugar el llanto e infundir esperanza,
imágenes que conmueven al lector por su autenticidad y lo
deslumbran con su fulgurante belleza.

Imagen:
Portada de “Púrpura de Cristal”, de Ana Alvea Sánchez.

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ángel gonzález gonzález

GALERIA DE Muestra de:


POESÍA VISUAL toni prat
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Sin título

“La poesía visual para mí no es más que poesía… y poesía para mí es


aquello que tiene la capacidad de conmover el consciente y el
inconsciente de las personas, que remueve las emociones y las
convicciones y que sorprende con su elocuencia abstracta y exquisita;
todo ello recogido en una metáfora…”

toni prat
(Barcelona, 1952)

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en sentido figurado

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PLÁSTICAS Poesía Filosófica…. Visual (toni prat)
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