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48 El mandamiento olvidado: Sed santos

carrera que tenemos por delante» (He. 12:1). En las carreras olímpicas
hay reglas que se deben observar; si no se siguen, el corredor queda CAPÍTULO 10
descalificado. Ahora bien, no hay reglas que impidan a un corredor
ponerse pesos de un kilo en cada tobillo. Puede ponérselos, pero no
ganará la carrera.
Pablo estaba pensando en pesos cuando escribió: «Todas las cosas
La encarnizada batalla
me son lícitas, mas no todas convienen» (1 Ca. 6:12a; 10:33a). No contra elpecado
conducen al progreso para Cristo. No son necesariamente malas,
pero podrían no ser provechosas.
¿Qué es un peso en la carrera cristiana? Una amistad no espiritual,
un trabajo que ocupa todo el tiempo, una afición absorbente, un de-
porte monopolizador, perder el tiempo ante la televisión de manera
indiscriminada y desordenada. Todas estas cosas podrían estorbar a un
P aúl estaba sumido en la desesperación. Se trataba de un pecado
recurrente en su vida. Lo había acosado antes de su conversión,
y ahora, tres años después, casi lo estaba enloqueciendo. ¡Dejemos
creyente para que no logre el premio. En realidad, pasar demasiado que él mismo cuente su historia.
tiempo en cualquier actividad subordinada podría llegar a ser un peso. Sé que soy cristiano. Por lo menos, he hecho todo lo que la Biblia
dice para llegar a serlo. Me he arrepentido de mis pecados y he reci-
¿Es esclavizador? bido a Jesucristo como mi Señor y Salvador. Si eso no es suficiente,
Hay otro aspecto en el que algo puede ser totalmente legítimo no sé qué más puedo hacer.
pero que debe ser evitado si es adictivo. El Apóstol dijo: «Todas las
cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna» (1 Salvo pero derrotado
Ca. 6: 12b). Se refiere a cosas que no son claramente malas en sí mis- El problema es que no tengo victoria en mi vida. Estoy librando
mas, pero que vienen a ser malas si se apoderan de nosotros. Pablo una encarnizada batalla contra el pecado. A veces estoy arriba. A ve-
no se dejaría dominar por alimentos ni bebidas. A esta lista podría- ces estoy abajo. Voy bien por un tiempo, pensando que este Goliat
mos añadir las drogas, los deportes y la televisión. en mi vida ha sido vencido. Entonces vuelve la tentación. Mi primera
reacción es resistirla. Pero me vienen fantasías agradables a mi men-
¿Cómo lo ve Cristo? te y pronto estoy ardiendo de pasión. Me rindo a la tentación. Me
Alguien sugirió que la más grande prueba para la conducta cristia- caigo de bruces. Al placer momentáneo le siguen la vergüenza, la
na es CÓl1)o lo ve Cristo. ¿Lo aprueba El? ¿Nos sentiríamos avergon- culpa, la derrota, la frustración y la ira. ¡Ira contra mí mismo!
zados si El estuviese sentado a nuestro lado? Al cabo de un tiempo, salgo del hoyo fangoso, confieso mi pecado
La verdad es que Él está presente con nosotros el) todo momento. al Señor y decido que con su ayuda nunca lo volveré a hacer. ¡Qué
Como lo dice el antiguo cántico espiritual: «Oh, El ve todo lo que maravilla! Todo parece magnífico. Me siento limpio. He recobrado
hacemos; oye todo lo que decimos; mi Señor está apuntándolo todo.» mi cántico. Puedo alzar la cabeza y hacer frente al mundo. Las cosas
El constante recuerdo de que el santo Salvador es nuestro Compañero van bien tanto tiempo que adquiero la confianza de que he consegui-
en todo momento ha de tener una influencia santificadora en nuestra vida. do una completa liberación.
Así, estos son los principios que Dios nos ha dado para guiamos
en nuestra toma de decisiones morales. Al saberlas, recordarlas y apli- ¡Oh, no! ¡Otra vez no!
carlas nos cercioramos de que tomamos las decisiones que le agrada- Entonces Satanás me sacude con un doble golpe. El animal en mí
rán de corazón y que nos guardarán en el camino de la santidad. despierta y se niega a callar. La presión se intensifica. La tentación
Desdichadamente, la mayoría de nosotros experimentamos parece irresistible. Sé que no debería ceder. Una parte de mí no quiere
bandazos en nuestra vida. Vamos alternando entre la victoria y la hacerlo, pero la otra parte sí. Soy un esquizofrénico moral. Todas
derrota. Lo que necesitamos es ser liberados del poder del pecado mis mejores resoluciones se desmenuzan; mis decisiones más enérgi-
que mora en nosotros. Necesitamos un avivamiento continuo. Y hay
una manera de hallarlo. 49
50 El mandamiento olvidado: Sedsantos La encarnizada batalla contra elpecado 51

cas se disuelven. La historia se repite. Es un escenario terriblemente Sé que el tiempo no lo cura todo, pero parece que el paso del tiempo
conocido. Allí estoy, otra vez contra las cuerdas, un fracaso moral. me ayuda a superar mi culpa y mi vergüenza. Cuando pienso en el
Me odio. Desearía estar muerto. Me doy cuenta de que después de pecado que me asedia, me estremezco de horror. Alabo al Señor por
caer de bruces, me vuelvo crítico y combativo. En lugar de descargar la victoria que me da cada día. Otra vez vale la pena vivir.
mi ira sobre mí mismo, la descargo sobre mis seres más cercanos y
queridos. A menudo parecen confundidos cuando me comporto de ¿Puede un cristiano seguir pecando?
manera intratable con ellos, deseando saber qué han hecho de malo Durante unas breves vacaciones en Hawai duermo hasta muy tar-
conmigo. Hago parecer que ellos son los que se portan mal. de, como demasiado y en general, mimo mi cuerpo. La vieja tenta-
Pasa el tiempo. Va decreciendo el ardor de la vergüenza, y vuelvo ción ha vuelto otra vez, al parecer más intensa que nunca. Mi carne
al pie de la cruz para presentar llorando otra vez mi confesión. Sien- está débil. Mi resolución se deshace en un momento. Estoy lejos de
to vergüenza de pedir perdón después de tantas recaídas. ¿Cuántas casa. Aquf nadie me conoce. Me zambullo locamente, y peco. Des-
veces me perdonará Dios hasta hastiarse de mí? Pero no me queda pués del goce momentáneo viene el bajón espiritual. Me siento atur-
otra salida, de modo que a pesar de mi depresión y desaliento, me dido, ebrio, entumecido.
aferro de nuevo a Primera de Juan 1:9: «Si confesamos nuestros pe- Sólo sé de un lugar al que acudir, esto es, a Cristo. Así que, de
cados, él es fiel y justo para perdonar nuestro pecado, y limpiarnos nuevo me encuentro ante su puerta, balando mi confesión de pecado
de toda maldad.» y de fracaso. Dios mío, ¿cómo puedo ser libre de esta pauta recu-
rrente de derrota? Siento que he desgastado Primera de Juan 1:9,
¿Cuándo es voluntario el pecado? pero ¿qué otra cosa puedo hacer?
Si alguna vez he tenido algo de autoconfianza, ha desaparecido. Ese es, entonces, el problema de Raúl. Es un intrincado manojo
Camino de puntillas, lleno de horror de que pueda volver a suceder. de emociones y necesita ayuda.
Por último, me siento con libertad para comprometerme otra vez en La pregunta vital es: «¿Cómo puede Raúl (y nosotros mismos)
el servicio cristiano. En realidad, procuro deliberadamente ocupar- conseguir la liberación del poder del pecado que nos asediar» Para el
me en actividades de forma tan completa que no tenga ninguna ten- creyente ferviente, la encarnizada batalla contra el pecado es el tor-
tación de pecar. Parece que esto va bien por un tiempo. ¡Pero -oh, mento de su alma y la plaga de su vida. Más que todo, quiere conse-
no!-vuelve otra vez la abrumadora pasión, clamando ser satisfecha. guir la victoria sobre ese Goliat. Pero se encuentra moral y
No es que ignore la realidad. Sé que es un mal. No es que sea enga- emocionalmente en una montaña rusa; arriba un minuto y abajo en
ñado. Voy adelante y peco porque quiero. Sé que podría decir que el siguiente.
peco de manera voluntaria. Precisamente a la mañana siguiente me Si vamos a conseguir alguna medida de liberación, hay ciertas co-
encuentro con Hebreos 10:26,27: «Porque si pecáremos voluntaria- sas que deberíamos conocer y ciertas otras que deberíamos hacer. Lo
mente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no primero es tener correcta nuestra doctrina, y luego mantener nues-
queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación tro curso en línea con la misma. Este es el orden invariable del Nue-
de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.» vo Testamento.
Pues ahí está. Me parece que he cometido el pecado voluntario, y Lo que creemos es de suma importancia. Por ejemplo, cuanto más
esto me sumerge en una negra desesperación. Intento cuadrar el pe- grande sea nuestro concepto de Dios, tanto más santa será nuestra
cado voluntario que he cometido con el hecho de la seguridad eterna vida. Y si mantenemos unos conceptos poco rigurosos acerca de la
del creyente, y me siento absolutamente perplejo. La vida se me tor- gravedad del pecado, tanto menos santos llegaremos a ser. Sigue sien-
na en una cámara de horror. Finalmente, desesperado, me postro do cierto que el pueblo de Dios se destruye por falta de conocimien-
ante el Señor y clamo pidiendo misericordia. Las palabras de Salmo to (Os. 4:6), y es también cierto que se santifica por medio de la
51 parecen ajustarse a mi caso, y las uso para expresar mi arrepenti- verdad (]n, 17:17).
miento y confesión.
No puedo decir que mi renovación sea inmediata. Quizá Dios me
haya perdonado, pero tengo problemas para perdonarme a mí mis-
mo. Quizá Dios haya olvidado, pero me veo acosado por la memoria.
Pongamos lascosas en claro 53

tante conflicto. (Difícilmente podrían vivir en armonía, ¿verdad?)


CAPÍTULO 11 Este conflicto comienza en la conversión. El nuevo creyente experi-
menta una lucha interior que nunca había conocido. La viejanatura-
leza trata de hundirlo, como la ley de la gravedad, mientras que la
Pongamos las cosas en claro nueva naturaleza trata de elevarlo a mayores alturas de santidad. La
batalla es tan encarnizada que a menudo se siente tentado a dudar de
su salvación. Pero no debería dudar. El mismo hecho de que experi-
mente este conflicto es una señal de que es salvo. No 10 sufriría si no
poseyera dos naturalezas.
H ay varias verdades que nos serán de especial ayuda en nuestra
búsqueda de liberación del poder del pecado que mora en no-
sotros. Vamos a considerarlas.
El conflicto de las dos naturalezas ha sido comparado con la expe-
riencia de Rebeca cuando sentía a los gemelos debatiéndose en su
vientre, y exclamó: «Si es así ¿para qué vivo yo?» Lo que sucedía en
el vientre de Rebeca sucede en eJ corazón de cada verdadero hijo de
Los dos naturalezas Dios que busca ir adelante con El:
Deberíamos saber que cada cristiano tiene dos naturalezas (Ro.
7:14-25). La primera es la vieja, malvada y corrompida naturaleza Cuando nos hacemos conscientes de la presencia del Es-
con la que nació. La segunda es la nueva, pura y santa naturaleza píritu, también nos hacemos conscientes del traidor en nues-
recibida en el momento de su conversión. Podríamos llamarlas la tro interior. El joven cristiano se siente inclinado a clamar:
naturaleza de Adán y la naturaleza de Cristo. Un cristiano lo expresó «¿Para qué vivo yo?» El hermano mayor, la carne, quiere ir
de la siguiente manera: «El pecado fue quitado de mi corazón, pero por su camino. El hermano menor, el Espíritu, es plácido y
mi abuelo sigue viviendo en mis huesos.» ama el reposo, y parece incapaz de prevalecer. Pero en nues-
La viejanaturaleza es totalmente mala. La experiencia de Pablo es tro caso, como en el caso de los hijos de Rebeca, el mayor
también la nuestra. El dijo: «y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, servirá al menor. Porque Dios ha prometido bendición para
no mora el bien» (Ro. 7:18a). Por lo tanto, nunca deberíamos buscar todo 10 que proviene del Espíritu, nunca para lo que viene de
nada bueno en nuestra vieja naturaleza, y no deberíamos nunca sor- la carne (Barnhouse).
prendernos ni desalentarnos cuando no lo encontremos. No sólo es
totalmente mala, ¡sino que además es irremediablemente mala! No es La batalla que comenzó en la conversión prosigue toda la vida. Es
mejor después de una vida entera de santidad que cuando comenzó una guerra en la que no hay cuartel, y sólo acabará en el momento de
aquella vida. En realidad, Dios no está obrando para mejorar la vieja la muerte o en el arrebatamiento. Pero las buenas nuevas son que
naturaleza. La condenó en la cruz del Calvario, y quiere que nos seremos liberados de la vieja naturaleza en el momento en que vea-
consideremos muertos a los intentos de la misma de gobernar nues- mos al Salvador, porque verlo significará ser como El es.
tra vida. Es importante darnos cuenta de que cada hijo de Dios tiene este
Pablo comparó la vieja naturaleza a un cuerpo muerto atado a su conflicto. Pablo nos recuerda que no nos ha sobrevenido ninguna
espalda. (Evidentemente, este cadáver se estaba corrompiendo y tentación que no sea humana (1 Ca. 10:13). Los jóvenes que luchan
hedía.) Iba con él adondequiera que fuese, lo que le hacía clamar contra deseos juveniles pueden pensar que otras personas, como los
angustiado: «¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de predicadores o los misioneros, están exentos de pasiones tenebrosas
muerte?» o de ardientes tentaciones. [Qué tontería! Igual que Rebeca, que te-
La nueva naturaleza es la vida de Cristo y por eso es buena y capaz nía a dos bebés luchando en su interior (Gn. 25:22,23), cada creyen-
sólo de lo bueno. Es pura, noble, recta, amable y veraz. Todos sus te tiene dos naturalezas luchando en su interior.
pensamientos, deseos, motivos y acciones son reflejo de Cristo. La vieja naturaleza se alimenta de toda cosa impura, mientras que
N o sorprende que unas naturalezas tan opuestas estén en cons- la nueva naturaleza anhela lo puro y lo santo. Son como el cuervo y la
paloma que Noé envió desde el arca. El cuervo se alimentaba de la
52 carroña y de la basura flotante. Pero la paloma volvía al arca hasta
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que pudo encontrar un lugar limpio donde posar y alimentarse (Gn. principio (3:8). Ésta ha sido su conducta característica. Pero los cre-
8:6-12). De la misma manera, la vieja naturaleza goza alimentándose yentes no son del diablo; sus vidas no se caracterizan por el pecado.
de las concupiscencias de Hollywood y de la suciedad de la televi- Eso suscita esta cuestión: «¿Cuándo la comisiónde pecado llega a
sión. Pero la nueva naturaleza gusta de la leche espiritual sin engaño ser la práctica del pecador» La Biblia no responde a esta pregunta. Si
de la Palabra de Dios. La importancia de esto reside en el hecho de lo hiciera, abriría la permisividad hasta su límite. De modo que el
que la naturaleza vencedora es la que alimentemos. Un hombre se silencio de la Palabra sirve de sana advertencia en contra de pecar en
quejaba de que sus dos perros estaban siempre peleándose. Cuando absoluto.
un amigo preguntó: «¿Y cuál gana?», él respondió: «Aquel a quien le
mando que gane.» Y así es con las dos naturalezas. Aquella a la que ¿Es posible la peifección sin pecado?
mandemos que gane, ésta ganará. Esto también queda ilustrado en el Los hay que creen sinceramente que es posible que un cristiano
caso del cuclillo. La hembra de este pájaro pone un huevo en el nido llegue al punto en el que ya no peca más, donde ha conseguido una
de otro pájaro, y deja que el otro pájaro lo empolle con los suyos. total santificación. Afirman que por medio de una experiencia de
Cuando la madre pájaro trae comida al nido, encuentra picos abier- crisis con el Espíritu Santo, generalmente un tiempo después de la
tos que la esperan. Todo depende de qué pájaro sea alimentado. Si el conversión, queda erradicada la naturaleza de pecado. Desde enton-
pequeño cuclillo consigue sus fines, pronto echa a los otros polluelos ces en adelante ya no pecan más.
fuera del nido. Y así sucede en el nido de nuestra vida. Los que dicen eso sencillamente no comprenden lo que es el pe-
cado. Es cualquier acto, pensamiento o palabra que no alcanza la
Fue mi vieja naturaleza la que lo hizo perfección de Dios (Ro. 3:23). Es iniquidad, es decir, la decisión de
No debemos excusar nuestros pecados atribuyéndolos a la vieja llevar a cabo la propia voluntad (1 Jn. 3:4). No es sólo hacer cosas
naturaleza. Esto es una manera que no funciona de esquivar las res- malas, sino dejar de hacer lo recto (Stg. 4:17). Es hacer cualquier
ponsabilidades. Dios considera responsable a lapersona, no a la natu- cosa que la propia conciencia condene (Ro. 14:23). «El pecado con-
raleza. Quizá habrás oído la historia ficticia de aquel infractor que le tamina las mejores cosas que hace el creyente. Desfigura su arrepen-
dijo al juez: «Señoría, fue mi vieja naturaleza la que condujo a exceso timiento. Hay suciedad en sus lágrimas e incredulidad en su fe.» Un
de velocidad.» A esto, el juez contestó: «Pues impongo una milita de santo espiritual dijo que hasta su arrepentimiento tenía que ser puri-
50 dólares a su vieja naturaleza por el exceso de velocidad, y otra ficado con la sangre de Cristo. Otro, que se daba cuenta de que todo
multa de 50 dólares a su nueva naturaleza por complicidad en el he- lo que hacía estaba manchado por el pecado, escribió:
cho.» De nada sirve echarle la culpa a la vieja naturaleza.
Las más santas horas que pasamos
Actos de pecadofrente a la práctica del pecado Orando de rodillas con fervor,
Otra verdad que deberíamos conocer es que hay diferencia entre Los momentos en que pensamos,
c.ometer actos de pecado y ser gobernados por el pecado. Cada cris- Que será grato nuestro loor,
nano comete actos de pecado aunque su vida no esté dominada por Tú que escrutas los corazones,
el pecado. No es sinpecado, pero el pecado no 10 gobierna. Derrama sobre todo ello tu perdón.
En su primera epístola, Juan deja claro que los creyentes pecan.
Dice que si negamos eso, nos engañamos a nosotros mismos y hace- «El verdadero cristiano no es aquel que ha perdido su capacidad
mos mentiroso a Dios (1:8-1 O). Pero prosigue diciendo: «Todo aquel de pecar, sino su deseo y disposición para ello.» Ahora aborrece el
que permanece en él, no continúa pecando; todo aquel que continúa pecado. Se avergüenza cuando peca, y se siente tocado por un senti-
pecando, no le ha visto, ni le ha conocido... El que practica el pecado miento de impureza.
es del diablo; porque el diablo peca desde el principio... Todo aquel Pero tal vez alguien pregunte: «Si un cristiano no puede vivir sin
que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de pecado, ¿por qué se dice en Primera de Juan 2:1: "Hijitos míos, estas
Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios» cosas os escribo para que no pequéis"?» La respuesta es que la norma
(3:6, 8a, 9, RVR77). El hecho de que Juan se refiere a la práctica del de Dios es siempre la perfección. Un Dios santo no puede pasar por
pecado se apoya en su declaración de que el diablo peca desde el alto ningún pecado. Por ejemplo, no podría decir: «Pecad lo menos
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posible.» Esto sería aprobar el pecado, y Dios no puede hacer tal presente continuo. La persona que ha nacido de Dios no practica el
cosa. Pero acto seguido provee para el fracaso. En el mismo versícu- pecado. No vive en pecado. El pecado no es el rasgo que caracteriza
lo prosigue a renglón seguido: «y si alguno hubiere pecado, abogado su vida.
tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.» Y en el capítulo Pero ¿es un grave error la enseñanza de la perfección sin pecado?
anterior ya había estado insistiendo en que los cristianos pecan. Ob- Cualquier doctrina que sea contraria a la Palabra de Dios es un grave
servemos: error. Muchos creyentes fervientes y sinceros que se han debatido en
pos de la perfección inmaculada, sin pecado, han acabado desilusio-
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a no- nados, yen muchos casos han sufrido depresiones y derrumbamien-
sotros mismos, y la verdad no está en nosotros (1:8). tos mentales. En su libro Santidad, lafalsa y la verdadera, H. A. Ironside
Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él menti- cuenta su propia infructuosa búsqueda de la santificación integral, de
roso, y su palabra no está en nosotros (1:10). su derrumbamiento emocional, y de la paz que entró en su vida cuando
llegó a conocer la verdadera doctrina de la santidad cristiana.
Es cierto que hay versículos que parecen decir que un creyente
puede quedar sin pecado. En primer lugar, Romanos 6:2 dice que el No puedo remediarlo - tengo que pecar
creyente ha muerto al pecado. Esto, no obstante, se refiere a su posi- N o debemos decir que tenemos que pecar. La Biblia nunca lo dice,
ción. Dios lo contempla como muerto con Cristo. El viejo hombre y por 10 tanto no es verdad. Si decimos que tenemos que pecar, esta-
fue crucificado con El. Pero en el versículo 11 Pablo dice que debe- mos en efecto diciendo que el Espíritu Santo no es 10 bastante pode-
ríamos considerarnos muertos al pecado; esto se refiere a nuestra roso para capacitarnos para resistir a la tentación. Pero lo es. El pro-
práctica cotidiana. Si el versículo 2 significa que somos sin pecado, blema no reside en El, sino en nosotros. Pecamos cuando no nos
entonces es innecesaria la exhortación del versículo 11. apropiamos de su poder. Pecamos cuando queremos pecar.
Otros tres versículos se refieren al creyente como habiendo sido
liberado del pecado (Ro. 6:7, 18, 22). En todos estos versículos, el Decir que tengo que pecar es negar los fundamentos del
Apóstol emplea la ilustración de siervos y amos. Antes de ser salvos, cristianismo, porque el pecado no tendrá dominio sobre el
éramos esclavos del pecado. En la muerte de Cristo, morimos al pe- creyente (Ro. 6: 14); decir que no puedo pecar es engañarme
cado como amo. Hemos sido libertados del dominio del pecado y he- a mí mismo (1 Jn. 1:8). Decir que no tengo por qué pecar es
mos venido a ser esclavos de la justicia y de Dios. declarar un principio divino, porque la ley del Espíritu de
Luego hay varios versículos en el NT que emplean las palabras vida en Cristo me libera de la ley del pecado (Ro. 8:2). ¡Gra-
perfecto, perfeccionado y perfección que podrían sugerir al lector superfi- cias sean dadas a Dios que nos da la victoria!
cial que se habla de erradicación del pecado (Mt. 5:48; Fil. 3: 12; 3:15;
2 Ti. 3:16, 17; He. 6:1; 9:9; 10:14; 13:20,21; Stg. 3:2b; Ap. 3:1,2). Relación y comunión
De manera general, la palabra perfecto significa completo, total- Cuando un cristiano peca no pierde su salvación, pero sí pierde el
mente crecido o maduro. Cuando se aplica a cristianos que todavía gozo de su salvación. La comunión en la familia de Dios queda rota,
viven en la tierra, nunca significa exento de pecado. En Hebreos 9:9 pero la relación con Dios no se rompe. Por medio del nuevo naci-
se refiere a una conciencia perfecta; en Hebreos 10:14 hace referen- miento llegó a ser hijo de Dios, y nada puede cambiar esto. Pero
cia a una perfecta posición delante de Dios. cuando peca, su comunión con Dios queda rota, porque «Dios es
Otro versículo que se ha empleado para enseñar una perfección luz, y no hay ningunas tinieblas en él» (1 Jn. 1:5). El feliz espíritu de
exenta de pecado es Primera de Tesalonicenses 5:23. Pero aquí Pablo familia queda roto hasta que se confiesa el pecado y se abandona (1
está orando para que la santificación se extienda a cada parte del ser Jn. 1:9; Pro 28:13).
del creyente: espíritu, alma y cuerpo, de modo que sea irreprensible
a la venida del Señor. ¿Hay algún pecado irresistible?
Luego, naturalmente, tenemos aquellos inquietantes versículos en El creyente debería saber que hay liberación de cualquier pecado
Primera de Juan (3:6, 9; 5:18). Como expliqué antes, estos versículos que pueda-cometer (1 Ca. 10:13). Todos tenemos algún pecado o
se refieren a una conducta habitual. Los verbos aparecen en tiempo pecados que nos asedian, algún intruso importuno que parece asirse
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tenazmente a nosotros; algún hábito que nos inmoviliza. jCuántas Falsas ayudas para la victoria
veces nos desesperamos por conseguir una liberación total y definiti- Antes de dejar la lista de cosas que deberíamos saber, será útil re-
va! La verdad es que tanto la Palabra como la experiencia humana cordar que hay ciertas actitudes y acciones que no nos sirven de ayu-
dejan patente que no hay nada demasiado difícil para Dios, y que da en la búsqueda de la santidad. El ascetismo no nos ayuda. En
ningún pecado es mayor que su poder. Colosenses 2:23 Pablo nos dice que aunque la autotortura y el
sometimiento del cuerpo a privaciones puedan dar una apariencia de
No un acto, sino un proceso piedad, «no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne». El
Pero es importante también saber que no hay una sola experiencia monaquismo no sirve de ayuda tampoco. Uno puede separarse del
que nos dé una liberación de una sola vez y para siempre del poder mundo y refugiarse en la celda de un monasterio, pero no puede huir
del pecado que habita en nosotros. Desdichadamente, este hecho a de su propia naturaleza. Tampoco ayuda la introspección. No hay vic-
menudo se niega en la Iglesia hoy día. A menudo se oye a predicado- toria en el yo; ocuparse en el yo es como echar el ancla dentro del
res que ofrecen un atajo a la santidad. En un culminante «llama- barco. La pasividad tampoco es la respuesta. La santidad no descien-
miento del altar» alientan a sus oyentes a venir al frente para recibir de sobre los que esperan perezosamente por ella. Tampoco viene de
la plenitud, el bautismo o la vida de victoria. Pero los participantes un estudio intensivo de la tentación. Cuanto más pensamos en la tenta-
están engañados si creen que una experiencia de crisis de esta clase ción, más probable es que cedamos. Por último, la victoria no viene
los lanzará de manera automática y permanente a un más elevado abandonándonos a la desesperanza. Esto es derrota, y Dios no puede
altiplano de santidad. emplear cristianos derrotados.
La liberación es un proceso paso a paso, no un logro instantáneo. Esas son las cosas que deberíamos conocer. Pasemos ahora a la
La promesa es: «como tus días serán tus fuerzas» (Dt. 33:25). Cuan- acción que debemos emprender.
do se nos manda «sed llenos del Espíritu» (Ef. 5:18), el significado
literal es «sed continuamente llenos del Espíritu». Se trata de una
acción presente y continuada. Ninguna experiencia de «altar» que
podamos haber tenido anoche garantizará ninguna liberación cuan-
do surjan las tentaciones de hoy.
El pecado voluntario
Algunos creyentes sufren una innecesaria ansiedad pensando que
han cometido el pecado voluntario de Hebreos 10:26,27. Razonan
que por cuanto su voluntad participa cuando pecan, son culpables de
pecado voluntario y están sentenciados al juicio y al hervor de fuego
que ha de consumir a los adversarios de Dios. Pero sencillamente no
es cierto que éste sea su caso. Es esencial que nos demos cuenta de
que hay una diferencia entre actos de pecado y el pecado voluntario
de Hebreos 10. El pecado voluntario es la apostasía. Se define en el
versículo 29 como pisotear al Hijo de Dios, tener por inmunda la
sangre del pacto en la cual fue santificado, y hacer afrenta al Espíritu
de gracia. ¡Ningún verdadero creyente puede jamás ser culpable de
tal cosa! El mismo hecho de que alguien sienta inquietud acerca de
haber cometido este pecado es una indicación de que no es así. Los
que apostatan de la fe cristiana quedan tan endurecidos y son tan
arrogantes que nunca ni piensan en ello. No temen a Dios ni a su
castigo.

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