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DIDÁCTICA DE LAS CIENCIAS SOCIALES II: Reflexiones compartidas en torno a la conversación

entre Carlos Skliar y muchos/as más transmisión en vivo 30 de marzo de 2020 - Nadie se salva
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solo

Escribieron: MACARENA, ROCIO, ELCIRA, LILIANA , FLORENCIA, MANUEL , GABRIEL, NATASHA IRUPÉ, FATIMA
GASSMAN e IRINA.
III Partes:
I. Primero encontraran palabras de Gabriel enmarcando la conversación
II. Luego a partir del escrito de Natasha encontrán parte de sus reflexiones en una
suerte de diálogo (a través de comentarios al margen con sus nombres)
III. Cerramos con las reflexiones de Liliana
(GRACIAS a cada uno/a por sus apreciaciones)

I - Reflexionando con Carlos Skliar por Gabriel Langhi, 14 de Abril 2020.

El conversatorio con Carlos Skliar me llevo a reflexionar a partir de sus enunciados que
estamos en un acontecimiento histórico como es una catástrofe (pandemia), que no es la
única de la humanidad ni la última crisis del sistema, pero que en este caso la particularidad
es el que nosotros estamos para contarla, el aquí y ahora, es la marca de la peculiaridad.

“Relación pedagógica, que hago con mi vida y que hago con el mundo”

Esta textualidad es el punto de partida para los educadores que creemos profundamente en
que el mundo se puede transformar.

El autor en plantea tres ejes en su primera charla de aislamiento social:


“Tres ejes: -Incertidumbre, -mundo anterior (previo a la pandemia) dolor, esperanza por un
mundo nuevo. Educación presente.”

Después de una extensa y riquísima introducción, desarrolla lo que me arriesgo a pensar es


un caso paradigmático en la vida social de millones de argentinos, en el aislamiento social
obligatorio que estamos transitando. Comenzando con la “incertidumbre/inesperado”
comprendiendo los acontecimientos inesperados generan inquietud, conmoción, zozobra y
todo lo que se pensaba hasta ahora pasa a formar parte de una confusión en común. ¿ Por
qué sucede? ¿Qué se hace ahora con todo ello? Más si peligra la vida de la humanidad.

Coincido completamente en la idea de incertidumbre planteada por Skliar de este


acontecimiento y personalmente me hizo pensar en la incertidumbre que sufren, padecen los
trabajadores que no pueden asistir a sus puestos de trabajo porque no son
“servicios/tarea/trabajo esenciales”. El sistema económico y social en el que vivimos, el
capitalismo, tiene como características para su funcionamiento las crisis, vive
constantemente en crisis, algunas podríamos decir que son subterráneas porque no las
vemos con el ojo cotidiano, hoy sale a luz una crisis más a partir de una pandemia, lo que no
es descabellado pensar en una guerra biológica, en un contexto de guerra comercial entre
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La pandemia estallo en el mundo y es sufrida por todos aunque no de la misma forma, lo que fue el
#Yo me quedo en casa (hashtags) vino a desnudar todo tipo de pobreza y mezquindad pero a su
vez también a mostrar la otra cara, la de la acción, la solidaridad, la del compromiso y la de la
humanidad (IRINA)
EE.UU y China, disputando la hegemonía mundial, que más temprano que tarde va a tomar el
lugar China. La incertidumbre de una hegemonía que cae como la estadunidense y una
hegemonía que se consolidad a nivel mundial como lo es el gigante asiático.

El mundo previo a la pandemia es un disparador para pensar cómo llegamos a esta nueva
crisis mundial, en nuestra cotidianeidad podemos afirmar que venimos padeciendo cuatro
años del corrimiento del Estado, dejando una tierra arrasada en economía, política, salud,
educación, con un fuerte Estado represivo, características claras de un capitalismo neoliberal
financiero. Los días previos al primer caso de coronavirus en el país estábamos dedicados a
pensar como se iba a cumplir con la deuda contraída por el Fondo Monetario Internacional,
evitar que el hambre siga creciendo a niveles exponenciales, que la pobreza estructural deje
de cobrarse la vida de los desposeídos (rotos y dañados que arroja el sistema). Hoy el eje
cambio rotundamente, ya no es la economía la que está en primer plano, sino la
supervivencia de las sociedades.

El foco del debate de este acontecimiento es si vamos a salir de esta crisis como lo condena
el sistema (las crisis en el sistema son por sobreproducción de mercancías que no pueden
realizarse en los mercados), saliendo a través de guerras que destruyan las capacidades
productivas de los Estados naciones para que esas mercancías puedan seguir sus curso o si
estamos ante la posibilidad de un cambio en las relaciones sociales de producción y de
permanencia de la especie humana.

Personalmente con lo acontecido pienso, reflexiono que vamos a otra fase del capitalismo,
quizá no tan foránea con las vida de las personas como lo impone la hegemonía EE.UU. Una
nota de octubre del año 2019 en la que China ponía en marcha la disminución de la jornada
laboral de seis horas abona esta idea.

II - Conversaciones entre cualesquiera Natasha Irupé

Carlos Skliar nos invita a discutir la necesidad de mantener las conversaciones en este tiempo
nuestro, que es el de la suspensión de lo que pensábamos hacer. Aquí le implica un doble
sentido a la idea de suspensión: el quedarnos detenidos ante la imposibilidad de lo habitual
en la actividad pública, y puedo agregar el quiebre de la cotidianeidad; y la suspensión del
tiempo. Atravesamos un momento que tiene como particularidad la necesidad de afrontar el
aislamiento como forma de preservar la vida, pero también que lo coloca en la esfera de lo
privado. La emergencia de hacer públicas las voces que tienen algo para decir sobre
educación, política y cultura, esto es la necesidad de las palabras, es su segunda motivación
para sostener el encuentro virtual. Como tercer motivo, la oportunidad de recoger las
palabras del suelo: fragilidad, incompletitud, escucha, conversación. Palabras que
construyen un cuerpo pedagógico y que no deben caer en la trampa de los conceptos de
información. Por ello, tomar la palabra es recogerlas del suelo, haciéndose cargo de lo dicho y
sosteniéndolo con el cuerpo. Recuperar las palabras es devolverles sentido para que
construyan experiencia. Si el escuchar es el punto de partida de toda práctica pedagógica, es
porque se acerca a la idea de la política de alteridad. Se trata entonces, de escuchar y
elaborar una conversación que se encuentre abierta a los relatos acerca de la vida y qué
deseamos hacer con el mundo. La conversación que se sostiene en esta ocasión recorre tres
lugares: la incertidumbre como expresión de lo contingente y lo sorpresivo; el mundo anterior
que se tambalea entre el dolor, la agonía y la esperanza de lo nuevo; y el espacio de la
educación que afronta las ideas de réplicas o reinvención de la normalidad que se conocía.
Además, entran en escena la construcción de narraciones ante lo que está aconteciendo. Se
produce una bifurcación entre el relato que se adecua a la idea de la seguridad interrumpida,
seguridad que brindaba la sostenibilidad del mundo racional y confortable; y el relato que
busca re-inventar la historia desde la centralidad de la fragilidad constitutiva. Esta otra
historia es la que se necesita discutir y contar.

Cada época se define por los individuos que arroja al mundo: los intactos, los dañados y los
rotos. Los intactos tienen la oportunidad de construir un mundo para ellos mismos y sus
propios beneficios. Frente a ello, la inmensa humanidad de rotos y dañados necesita
reconstruir sus expresiones. Y no solo afrontando el daño que se ocasionará, sino
recuperando y visualizando el daño ya causado. El relato que construyamos no puede
incorporar solo a los intactos como destinatarios. No se trata de condenas ni de cristalizar
dañados eternamente necesitados, sino de la oportunidad de construir una ayuda desde la
igualdad. Se trata de una ética comunitaria que asuma responsabilidades comunes y que no
dé lugar a la insostenible lógica de la salvación individual, porque lo que está en riesgo es la
vida en común. Al estar en amenaza la materialidad de todos los cuerpos, se corre el riesgo
de matematizarlos y de hacerlos un número cuantificable e informativo. El relato que está en
juego entonces, es el de la definición del aquí y el ahora: la oportunidad de un mundo mejor
es ahora. Frente a la tragedia de la enfermedad, aparecen gestualidades que revindican la
fuerza de la humanidad política, la de la infancia como valorización del tiempo libre y el juego,
y la idea del arte que atraviesa la búsqueda de la infancia en lo individual y en lo colectivo. La
humanidad política se enfrenta a la humanidad del lucro y la meritocracia. El debate tiene que
pasar por qué versión del mundo vamos a construir, y qué relación entre el mundo y la vida
vamos a relatar. La narrativa neoliberal separa la vida del mundo, conquista y coloniza los
éxitos y fracasos, y los vuelve motivos particulares. Por ello, las ideas de cuidarnos del
mundo, cuidar al mundo y cuidar a nuestros otros tiene que direccionarse hacia la
significatividad de los demás; es decir, de los pares con los que transito el aquí y ahora. Es
una mirada lateral, que recupera e incorpora a mis pares; esquivando las indiferencias. Así, el
cuidarnos se vuelve colectivo. De nuevo, no se trata de cicatrizar heridas, sino de
visualizarlas, hacerlas carne y exponerlas; crear una conversación que recupere esas voces
para que puedan ser expresadas. ¿Y la educación? Puede ser entendida a partir del qué
hacemos con la vida y nuestro mundo, poniendo en el centro de la conversación (abierta) lo
común en la fragilidad de lo humano. La potencia de la conversación recupera así la
hospitalidad y la urgencia por las presencias y se enfoca en la disputa por el sentido de las
acciones colectivas frente a las salvaciones individuales. Se trata de algún modo, de rescatar
los espacios de confrontación, de roces de cuerpos y subjetividades; revindicando la
educación como gestualidad, democratización de miradas y palabras, promoviendo el cuidado
y la compañía como conversación sobre el mundo y la vida.

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III - GESTUALIDADES MARAVILLOSAS por Liliana Peker
Me es difícil comenzar una reflexión porque es como aun estar en el foco, en el ojo del
tornado y todos experimentamos esta situación de diversas maneras. Personalmente y tal
vez en ello reside la postergación de de esta reflexión es que me ha tocado desde otro lugar.
Hace varios años que sufro episodios de ansiedad y eso implica que la mayor parte del
tiempo el afuera y les otres son una amenaza, una incomodidad, un dolor en el cuerpo y por
tanto en ocasiones prefiero esta situación de encierro.  Ello significa que pese a todo lo que
está sucediendo mi mente y mi cuerpo experimentan una sensación de alivio y de
comodidad. De todos modos puedo compartir con ustedes los pensamientos que me surgen
ante esta situación tan inusual, tan alarmante que a medida que se agrava nos distancia de
los espacios de encuentro para la construcción de los afectos y del resguardo que la gente
querida significa. Solo en ese punto es donde creo que ha ido cambiando la cuestión; en las
distancias que se amplían tanto como se amplía la cuarentena. Por lo demás, y esto es muy
personal creo que nada ha cambiado; las personas seguimos y siguen haciendo lo de antes
pero sin salir, sin encontrarse. Compran por internet, se comunican por internet, estudian, y
crean por internet y es por eso que trato de pensar que será diferente luego que puede o
debe cambiar necesariamente a partir de este aquí o si más bien como dice SKliar, algunes se
aprovecharán como ya lo hacen, de esta pandemia y nada se se modifique después. O tal vez
para algunos será pasar este momento y salir a festejar el fin del aislamiento copando las
calles y los bares. Y yo me pregunto ¿cuánto habrá que habitar esas calles en otros
sentidos? para reclamar, para exigir justicia, para recomponer, para acercar una ayuda, para
reconfigurar el resquebrajamiento que una situación como esta requiere. Ahora estamos a
salvo en casa, los que tienen casa y que comer y remedios y no se sienten solos a pesar de
los innumerables en vivo de los que participamos. Estamos ocupados con tanto para ver,
tanto para compartir y tanto por hacer de cosas que “no hacemos nunca”. Es como sentirse
dueñe del propio tiempo; sentimos que hay que apropiarse de él y decidir qué hacer en ese
espacio tiempo que es nuestra casa y nuestro ahora. Pero enseguida, aparece como una
especie de pánico al desperdicio del tiempo y se empieza a querer llenarlo con cosas útiles
productivas y novedosas como si después de este tiempo en donde es necesario cuidar el
cuerpo y guardar energías que se necesitaran quizás para levantar lo que haga falta,
debiéramos rendir cuentas de que hicimos a nosotros y a los demás que se convierten en
espectadores y ¿no es eso lo habitual, rendir cuentas, hacer, producir, ser útil?. No comparto
con aquellos que dicen “hay que hacer cosas” o los que por otro lado dicen que hay que
descansar; son todas expresiones singulares que tratan de encasillarnos una vez más e
identificarnos entre los que hacemos un millón de cosas o los que no hacemos nada. No
concuerdo totalmente con ninguna de estas cosas y admito que también es egoísta mi

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El titulo y las negritas son agregados míos (S.N.)
postura porque me encuentra en otra situación que también es cómoda por aquello que he
comentado más arriba y también porque tengo comodidades y alimentos y estoy saludable y
no tengo que velar por algún ser querido pero, y ahí creo que esta el punto es en que no
quiero ser funcional a ningún tipo de cuestión viral que circule por las redes
diciéndonos que debemos hacer por nosotros mismos sino prefiero estar atenta dentro
de lo que puedo y desde donde estoy ver si puedo  ser un lugar para alguien. Siempre me ha
gustado pensar en eso y me resonó cuando lo dice SKliar “ser uno mismo un lugar”.
Creo que hay personas que son un lugar en el mundo para alguien y eso permite estar para
algo tan simple como compartir el material que no llego, o no juzgar a aquel que sale a
buscar comida o brindar comida o a cuidar a otre. Estar atentos alertas escuchando sintiendo
al otro hasta que volvamos a mirarnos frente a frente sin barbijos sin los codos y sin miedo.
No sé si será mejor ni diferente pero mi expectativa es que que nos encuentre preparados
para lo que se necesite luego y no para recuperar el tiempo perdido ni los contenidos no
dados sino para reponer el afecto, la solidaridad y la hospitalidad como dice SKliar. Esa
la única forma de desprendernos de nuestra individualidad.

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