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Estrategias para el tratamiento de trastornos disociativos

complejos. Dos ejemplos holandeses.


Resumen

Los trastornos disociativos son abordados en los Países Bajos utilizando el un tratamiento
basado en 3 fases, originado por Pierre Janet; 1) la estabilización y reducción de los síntomas 2)
el tratamiento de las memorias traumáticas y por último 3) la reintegración de la personalidad y
la rehabilitación. Hoy en día estas fases no se siguen de forma estricta, pero se siguen
persiguiendo los mismos objetivos: superar la fobia de la identidad disociada, superar las fobias
de las memorias traumáticas y las fobias a la vida normal y al apego.

En los estos casos de trastornos disociativos se ha visto que los pacientes pueden ser muy
heterogéneos, siendo complicado predecir si el paciente será capaz de integrar su pasado
traumático. Aun así, se diferencian tres subgrupos: aquellos con elevado grado de
funcionamiento, los casos complicados con otras condiciones de comorbilidad y los pacientes
más difíciles quienes tienden a mantenerse en relaciones abusivas y un estilo de vida disociado,
antisocial y autodestructivo.

Según los expertos en trastornos disociativos creen posible el objetivo de la unificación de la


personalidad, aunque entienden que es necesario ser flexibles en el tratamiento con cada
paciente y crear un vínculo seguro y fuerte con ellos.

A través de los casos complejos de Bettie y Ms. Jansen que nos expone esta lectuar, entendemos
cómo se desarrollan cada una de estas fases del tratamiento y los puntos fuertes de cada etapa.
Bettie es del tipo uno, es decir, con altas habilidades de funcionamiento; por lo que el
tratamiento en sus fases dos y tres fue fácilmente realizado. Sin embargo, Ms. Jansen que es uno
de los casos más complicados, y observamos como desde el principio se plantea la incógnita de
si será posible llegar a las últimas dos fases del tratamiento de forma segura para ella. En estos
procesos, crear una estabilidad y una relación terapéutica es fundamental y puede ser un
proceso que tome mucho tiempo.

Cuando se adjudica el diagnostico de trastorno disociativo, el primer paso será incentivar la


estabilidad diaria, es decir, reducir los síntomas y asegurar el correcto autocuidado y la
seguridad del paciente. Esta primera etapa que puede llegar a durar un año o más, es de vital
importancia para asentar una base a partir de la cual se desarrollaran las siguientes dos fases,
cuanto mejor sea esta base, más satisfactoria será el proceso de las siguientes etapas. El objetivo
de esta primera fase es poner en contacto las identidades más comunes del paciente mientras se
ofrece psicoeducación sobre el trastorno, es decir, dar una explicación del porqué la aparición
de dichas personalidades y la rabia y enfado que estas contienen.

En la segunda fase el objetivo es convertir las memorias traumáticas en una narrativa


autobiográfica del trauma. Esto no es posible para todos los pacientes. El hecho de verbalizar lo
ocurrido puede desestabilizar al individuo en exceso si este no estuviera preparado para hablar
del tema, como es el caso de Ms.Jansen quién no pasa de la fase 1 de estabilización.

La tercera etapa del tratamiento trata de guiar a los pacientes a conseguir una integración de
todas sus personalidades. La unificación de las personalidades puede ocurrir de forma
espontánea, como en el caso de Bettie. Si no, guiar a los pacientes mediante ejercicios de
imaginación de unificación puede ser de gran ayuda. Los pacientes que no consiguen integrar
totalmente sus personalidades, serán más vulnerables a volver a disociar si se presenta algún
estresor intenso. Por otro lado, los que sí logran la unión de todas sus personalidades, aun
necesitarán terapia para tratar de aprender otros tipos de estrategias de afrontamiento que no sea
la disociación para así resolver los problemas latentes de manera más sana.

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