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ESTRÉS Y SALUD EN LA INFANCIA

El estrés que viven los niños es un factor que influye en su desarrollo biopsicosocial

Dificultades económicas y falta de supervisión de los padres o soledad física representan eventos
estresores en la infancia “estrés diario”

Ausencia del cuidador primario y vivir situaciones extrañas o novedosas son principales agentes de estrés
en la primera infancia Mandel (2005).

Las exigencia académica, exceso de tareas, problemas de interacción con el profesor, dificultades de
aprendizaje y bajas calificaciones, también son agentes de estrés (Govaerts y Gregoire, 2004; Kouzman y
Kennedy, 2004).

Relaciones amorosas, necesidad de tener éxito, falta de aceptación, peleas, situaciones de ridiculización
y competitividad son agentes de estrés en los adolescentes (Lau, 2002; Moulds, 2003; Oros y Vogel,
2005).

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El estrés puede afectar la salud de los niños, con asma, temperatura elevada, migraña, problemas
gastrointestinales como colitis, intestino irritable y úlcera péptica, además reportan dolor de cabeza,
dolor de estómago, náuseas pesadillas y sudoración en las manos.

Las reacciones emocionales de los padres tienen un impacto directo en el bienestar emocional de los
niños, en particular en lo que se refiere al manejo adecuado de estrategias de afrontamiento, ya que los
padres son modelos que los niños replican (Soler, 1996).

El papel de los adultos es ayudar a los niños a manejar los diferentes tipos de estrés y mostrarles las
diferentes estrategias para resolver cualquier tipo de situación difícil, ya que un niño que viva las
situaciones negativas del estrés será un adulto vulnerable al fracaso.
la neurobiología y el perfil neuropsicológico de las víctimas de abusos en la infancia.

La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2014) define el maltrato infantil como los abusos y la
desatención de que son objeto los menores de dieciocho años. Independiente mente de los tipos de
maltrato, a todos ellos subyace una situación disfuncional y patológica que afecta al desarrollo cerebral
del menor y, por tanto, condiciona su desarrollo neurológico y su funcionamiento.
Según la hipótesis de la vulnerabilidad cerebral, tras un daño o desviación temprana en el proceso del
neurodesarrollo la reorganización neuronal, resultado de la plasticidad cerebral, no es equiparable al
curso seguido sin dicha desviación (Capilla et al., 2007).

Los trastornos en el proceso del neurodesarrollo se dan incluso en la fase intrauterina, motivo por el cual
se incluye el maltrato prenatal dentro de los tipos de maltrato infantil (Cornelius, De Genna,
Goldschmidt, Larkby y Day, 2016; Observatorio de la Infancia, 2006).

los malos tratos tempranos originan inhibición de la neurogénesis, una pérdida acelerada de neuronas
(disminución no deseada de la materia gris), retrasos en el proceso de mielinización (menor sustancia
blanca, conectividad e hipo funcionalidad neuronal) y alteraciones del proceso natural de poda neuronal
(posible causa de muerte de neuronas aptas o mantenimiento de neuronas que debieran ser podadas)
(De Bellis, 2005; Mesa-Gresa y Moya-Albiol, 2011).
A través de estudios de revisión sobre la neurobiología del maltrato infantil y diseños experimentales,
principalmente basados en técnicas de neuroimagen, se sabe que los daños del maltrato sobre el
cerebro afectan a las regiones del hipocampo, al complejo de la amígdala extendida, al cerebelo, al
cuerpo calloso, a la corteza prefrontal y al eje hipotalámico-hipofisario-adrenal de respuesta fisiológica al
estrés (De Bellis, 2005; Molina-Díaz, 2015; Moya- Albiol y Martín-Ramírez, 2015).

Un aspecto importante de la funcionalidad de la amígdala es que

junto con el tálamo, la corteza prefrontal y el giro temporal superior

constituye el sistema neuronal en el que se asienta el desarrollo de

las capacidades de comportamiento social. Los fracasos en el procesamiento

de la información social, el desarrollo de la confianza

en los demás y la propia sensación de control en interacción con los

otros se fundamentan en este circuito (Mesa-Gresa y Moya-Albiol,

2011).

Las capacidades de memoria y atención, se

encuentran entre los dominios cognitivos afectados en ni˜nos maltratados.

La prevalencia de estas afecciones es mayor en los casos de

maltrato por abuso sexual y maltrato psicológico, donde la proporción

de TEPT aumenta de manera significativa (Bernate-Navarro,

Baquero-Vargas y Soto-Pérez, 2009).

La capacidad lingüística se desarrolla paulatinamente

como habilidad madurativa durante el desarrollo del ni˜no. Aunque

en términos generales el maltrato afecta al lenguaje, las alteraciones

guardan relación con el tipo de maltrato. Las mayores carencias


lingüísticas se encuentran en casos de abandono (donde la interacción

cuidador-menor es inexistente), seguido de la negligencia

emocional (comunicaciones escasas) y maltrato emocional y físico

(donde la comunicación es disfuncional, basada en gritos, amenazas,

insultos y hostilidad) (Moreno-Manso, 2005).

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ASPECTOS NEUROPSICOLÓGICOS DE LAS FUNCIONES SUPERIORES DE GNOSIAS Y PRAXIAS.

Gnosias

Capacidad de reconocimiento sensoperceptivo que involucra a distintos input: auditivo, táctil, gustativas.

Gnosias costructivas

Capacidad de armar modelos en dos dimensiones. Capacidad de organizar síntesis visuoespaciales.

Gnosias corporales

Reconocimiento de las diferentes partes del cuerpo y su posición en el espacio.

Agnosias

Perturbaciones en el procesamiento complejo de información sensorial (de Renzi, 2000)


Praxias

Control deliberado para llevar a cabo la integración motora, en la ejecución de movimientos complejos
aprendidos (peña-casanova, 2007)

Secuencia de movimientos aprendidos con la finalidad de: caminar, manejar, nadar, etc.

tipos de praxias

praxias ideomotoras: capacidad de realizar un movimiento o gesto simple de manera intencionada.

Praxias ideatorias: capacidad para manipular objetas mediante una secuencia de gestos, lo que imoplica
el conocimiento de las funciones del objeto, el conocimiento de la acción y el conocimiento del orden
serial de los aspectos que llevan a esa acción.

Praxias faciales: capacidad de realizar de manera voluntaria movimientos o gestos con diversas partes de
la cara .

Praxias visoconstructivas: capacidad de planificar y realizar los movimientos necesarios para organizar
una serie de elementos en el espacio para formar un dibujo o figura final.

Las funciones superiores denominadas gnosias y praxias son fundamentales para la adecuada
interpretación de la información que recibimos por los canales sensoriales, de igual forma permiten que
podamos contar con movimientos organizados en el espacio y desarrollar habilidades motoras gruesas y
finas.

Cordial saludo tutor y compañeros

A continuación hago mi aporte frente a las infografías:

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NOMBRE DEL ARTÍCULO:

ALS Jiménez, 2013, Abandono infantil: estado de la cuestión, recuperado de:


http://biblioteca.ucp.edu.co/ojs/index.php/textosysentidos/article/viewFile/810/
770

DESCRIPCIÓN DE LA PROBLEMÁTICA REFERIDA EN EL ARTÍCULO.

El fenómeno del abandono infantil, el cual a pesar de ser un problema de gran


magnitud y relevancia por sus impactos en los niños, no ha sido muy
estudiado a diferencia de otros tipos de maltrato.
En la revisión de antecedentes investigativos sobre el fenómeno del
abandono infantil, se encuentran tres tendencias: una histórico-social, que
estudia el abandono desde el contexto histórico y los aspectos sociales y
discursivos que han estado en relación con él; una segunda tendencia está
constituida por las investigaciones que se han centrado en el fenómeno con
una mirada objetivista, en tanto que han buscado medir la frecuencia de las
variables que inciden en la etiología del abandono y/o el impacto o
repercusiones que éste genera en los niños; y finalmente se halla una
tendencia conformada por los trabajos que se preguntan por las
significaciones, concepciones o posiciones frente al abandono, poniendo el
énfasis en el sujeto y en su discurso, así como en el de las instituciones de
protección.

DESCRIPCIÓN DE LOS ASPECTOS NEUROPSICOLÓGICOS RELACIONADOS


CON
LA PROBLEMÁTICA DESCRITOS EN EL ARTÍCULO.

En Colombia, desde el 2008 hasta el 2011, 3.280 menores de edad llegaron al


ICBF en busca de protección después de ser abandonados. En el 2008 se
reportaron 818 casos; en el 2009, 794 y en el 2010, 836, y con los 832
registrados en los 10 primeros meses del 2011, todo indica que la
problemática va en aumento. Ángela Rosales, directora de Aldeas Infantiles
SOS, afirma que “El abandono es un delito gravísimo. Es una de las
situaciones más difíciles por la que puede pasar un niño y marcará el resto
de su vida” (Centro virtual de noticias de la educación, 22 de noviembre de
2011).

La negligencia a nivel socio– emocional tiene que ver con el afecto, la


atención, la interacción y la aceptación de juegos, vigilancia deficiente,
descuido, privación de alimentos, incumplimiento de tratamiento médico,
impedimento a la educación, actos destructivos y amenazantes que afectan
el desarrollo psicológico.

El abandono es una de las formas en las que se manifiesta el maltrato


infantil, en el cual los padres rompen el contacto y los vínculos físicos y
afectivos con el niño/a o adolescente, por lo cual descuidan las
responsabilidades físicas, psicológicas y emocionales que les conciernen
como padres, asunto que demuestra un inadecuado manejo de las relaciones
parentales; esto hace que los niños que se consideran desprotegidos o
desamparados terminen bajo cuidado de terceros o en hogares del Estado,
haciendo que el espacio familiar sea sustituido así por el espacio
institucional. No obstante, la UNICEF (s, f) dice al respecto que “el ingreso en
una institución no suele ser la mejor solución para estos niños y niñas”.
Inclusive se evidencia que los padres, aun habitando el mismo techo, están
ausentes físicamente; en algunos casos porque trabajan hasta altas horas de
la noche, porque son consumidores de drogas y otros porque no les motiva el
ambiente familiar; por lo que el niño debe recurrir a la calle para satisfacer
sus necesidades; dándose por último su ingreso a centros de cuidado y
protección integral (Pineda, 2008, p. 33).

DESCRIBIR LOS CONCEPTOS CENTRALES DEL ARTÍCULO.

Abandono infantil:

Abandono infantil, también llamado maltrato psicológico, es la falta de


atención a las necesidades básicas de un niño, es decir, ocurre cuando
alguien intencionalmente no le suministra al niño alimento, agua, vivienda,
vestido, atención médica u otras necesidades.  Lamentablemente los niños
abandonados no son sólo los que viven en las calles, sino también muchos de
los que tienen un hogar y van a las escuelas cuya situación es un producto de
la insensibilidad, despreocupación y egoísmo de los padres o cuidadores; el
abandono no es exclusivamente lo que reportan los medios de comunicación
cuando aparecen recién nacidos o niños en las calles. El abandono infantil
tiene otro matiz más sutil y que viven los niños y las niñas en el hogar y
consiste en todo comportamiento que provoca descuido y desatención de las
necesidades básicas, así como la ausencia de los derechos humanos de los
niños y niñas.

Negligencia:
ha de entenderse como la falta de atención a las necesidades de un niño,
puesto que se hace referencia a la ausencia de suministro, de manera
intencional, de alimento, agua, vivienda, vestido, atención médica u otras
necesidades (UNICEF, 2002, p.2). De acuerdo con esto, no se estaría
diferenciando abandono de negligencia. No obstante, algunos autores
proponen una diferenciación entre estas nociones, que tienden a confundirse
o equipararse. Así, Rochet (1998, citado por González, 2008) plantea que la
negligencia tiene que ver con el comportamiento o actitud del cuidador que
por omisión o acción no cubre las necesidades básicas del niño, aunque
tenga las condiciones para hacerlo, es severo ante las demandas exigidas
por el menor, es decir, que no accede a cumplir sus pedidos.

Maltrato infantil:

El maltrato infantil se define como los abusos y la desatención de que son


objeto los menores de 18 años, e incluye todos los tipos de maltrato físico o
psicológico, abuso sexual, desatención, negligencia y explotación comercial
o de otro tipo que causen o puedan causar un daño a la salud, desarrollo o
dignidad del niño, o poner en peligro su supervivencia, en el contexto de una
relación de responsabilidad, confianza o poder. La exposición a la violencia
de pareja también se incluye a veces entre las formas de maltrato infantil.

Instituciones de protección:

Se encarga de promover la protección de los derechos de los niños,


ayudándolos a satisfacer sus necesidades más importantes como son
educación, alimentación, vivienda, salud, etc., dándoles la oportunidad de
mejorar sus condiciones de vida. Como por ejemplo la UNICEF o bienestar
familiar.

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