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Neurobiología

del miedo
De las sensaciones, las mejor comprendidas desde
el punto de vista neurobiológico son el miedo y el temor.
Ambas emociones básicas, imprescindibles para la supervivencia,
pueden llevar a degeneraciones patológicas

Rüdiger Vaas posibilidad de una agresión exterior. La esta última sensación suele decrecer con
consecuencia suele ser o la huida ante la edad.

I
maginémonos perdidos en el desier- el peligro o el intento de evitarlo y de El miedo reduce la alegría que acom-
to de Almería. De pronto nos encon- combatir sus causas. La franja emocio- paña a la indagación o al descubrimiento
tramos con una serpiente. ¿Cuál es nal va desde el miedo ante amenazas de algo nuevo, reprime el instinto lúdico
nuestra reacción? El pánico nos concretas (en el caso extremo, el miedo y frena la iniciativa y la creatividad. En
invade; el corazón empieza a latir veloz a la muerte), pasando por el miedo a ser el polo opuesto, hay personas que sien-
y descontroladamente. Nos ponemos en abandonado —por ejemplo, en los bebés ten gusto jugando con el miedo —por
pleno estado de alarma, la respiración se y niños pequeños— hasta fenómenos supuesto, bajo control— en una gama que
hace cada vez más agitada, sudamos, como el miedo vital, existencial y cós- se extiende desde el placer ante los rela-
temblamos e intentamos correr a la de- mico. tos de aventuras y las galerías de los
sesperada. Pero estamos atenazados por Según algunas encuestas, a lo que más horrores hasta las películas de terror.
el pavor. teme el hombre es a las grandes alturas
El miedo y el temor son algunas de o a los animales peligrosos, en particu- Entre el “ello” y el “superego”
las pocas sensaciones básicas que com- lar a los ofidios. Digno de mención es Desde hace tiempo los psicólogos vie-
partimos con muchos animales. Su cons- también el miedo a las lesiones corpo- nen ocupándose del fenómeno del miedo,
titución está genéticamente estructurada rales y enfermedades, a los lugares públi- con métodos harto dispares. Una forma
de tal suerte, que despliega mecanismos cos abiertos, al tráfico y a los espacios de abordarlo es atendiendo a los sínto-
de alarma o de protección en caso de peli- angostos. Es así mismo muy común el mas corporales que origina. William
gro inminente o, incluso, ante la mera miedo infantil a la oscuridad, aunque James (1842-1910) sostenía que el miedo

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DEFD-MOVIES
El miedo en la historia de la cultura
El historiador de la cultura Jakob Burckhardt (1818-1897), en un sentido más amplio, estamos sometidos incluso a más
su lección sobre “Suerte y desgracia en la historia mundial”, miedo que antes. Opina Irenäus Eibl-Eibesfeld, biólogo y filó-
nos recuerda que “la historia natural presenta ante nuestros sofo, que el hombre es quizás el ser más medroso de todos
ojos una lucha angustiosa por la existencia; y hay que retro- los seres, puesto que en él confluyen el miedo elemental a
traer esta lucha hasta el origen de los pueblos y de la his- los depredadores y a los congéneres hostiles con las funda-
toria humana”. El miedo y la forma de evitarlo han consti- mentales angustias existenciales.
tuido siempre un acicate para el desarrollo de la vida y el de
la propia historia de la cultura. De hecho, al menos en el Los habitantes de la antigua Grecia remitían siempre el
mundo occidental, apenas hemos de enfrentarnos ante situa- miedo a objetos concretos. El llamado miedo cósmico es,
ciones desencadenantes de temor por motivos naturales. Es por el contrario, un fenómeno posterior.Aristóteles (427-
muy raro que nos encontremos con serpientes, tigres y coco- 347 a. C.) y Platón (384-322 a. C.) vieron el miedo sólo
drilos. Pero en ese empeño por domeñar la naturaleza y a desde el prisma de las reacciones corporales. Es significa-
nuestros congéneres hemos creado nuevos peligros: desde tivo que no aparezca como tema en el tratado aristoté-
las autopistas hasta el efecto invernadero, desde las armas lico “De anima”. Las religiones, por una lado, prometen la
automáticas hasta el bioterrorismo y la masacre nuclear. liberación del miedo, aunque, por otro, atizan este senti-
Y no representa nin- miento. San Agustín (354-430 d. C.) veía en el miedo una
guna ventaja el hecho de las cuatro pasiones humanas fundamentales; santo Tomás
AKG BERLIN

de que tales peligros de Aquino (1225-1274) distinguía entre el temor menor al


reales se nos antojen castigo ( timor servilis ) y la categoría, de rango superior,
demasiado abstractos del temor a la culpa con respecto a la veneración divina
como para provocar ( timor castus ).
auténtico miedo.William En el ámbito de la fe en el progreso y del racionalismo de
James (1842-1910) resaltó la época moderna el miedo no ocupó nunca ningún lugar
que en nada se refleja relevante entre los intereses filosóficos. Pero vino un nuevo
tan manifiesta la supe- giro en el siglo XIX . Sören Kierkegaard (1813-1855) estimaba
rioridad del hombre so- que la angustia existencial —referida al ser— era caracte-
bre el reino animal como rística del pensamiento humano y confiaba en que “el salto
en la disminución de las en la fe” podía superarla. Martin Heidegger (1889-1976) cons-
condiciones desenca- tataba que aquello “de lo que el miedo tiene miedo es del
denantes del temor en ser-en-el-mundo mismo”; el “ser ahí” (el hombre) tenía miedo
el ámbito humano. Pero de su no-ser, de ser un “ser para la muerte”. Y para Jean-
esta realidad se ha reve- Paul Sartre (1905-1980) el miedo es, a su vez, una “cualidad
lado posteriormente de nuestra conciencia” como condición previa de la liber-
Grabado al cobre de Charles como una forma de du- tad a la que el hombre está condenado. Según esto el miedo
Lebrun, de Méthode pour apprendre à doso progreso.Además no sería necesariamente algo negativo, sino lo que puede
dessiner les passions. parece evidente que, en llevar al hombre a su “propio ser”.

y otras emociones respondían sólo a una sonalidad una medrosidad general, que la reacción de temor. De esta manera un
reacción de los órganos internos como sería característica de la personalidad sonido, en principio inofensivo, puede
palpitaciones cardíacas o contracciones y, por ende, rasgo parcialmente here- desencadenar sentimientos de miedo.
pectorales. Sigmund Freud (1856-1939) ditario. Quien en su infancia se revela Sucede, también, que determinadas for-
distinguía entre el miedo real del “yo” asustadizo y tímido, se mostrará luego mas de comportamiento pueden vincularse
al mundo exterior, el miedo angustioso al emocionalmente inseguro, miedoso y a una vivencia desencadenante de temor.
“superego” y el miedo neurótico del “ello” deprimido; además, corre el riesgo de Aprender a conocer el miedo ayuda en
a la fuerza de las pasiones. En opinión contraer alguna enfermedad psíquica. muchas ocasiones a evitar los peligros.
del fundador del psicoanálisis, el miedo Existe, pues, el peligro de que se inau- Pero a veces comporta graves problemas.
morboso surge de los conflictos entre gure un círculo vicioso de repliegue sobre
los instintos básicos (así, la aspiración sí mismo y de aislamiento social. Por ello Arañas y serpientes
de autonomía o el deseo sexual) y la rea- los psicólogos de la personalidad reco- Los trastornos provocados por el miedo
lidad social (por ejemplo, las normas miendan empezar cuanto antes un trata- encabezan la lista de las enfermedades
morales). miento psicoterapéutico. psíquicas más frecuentes, excluidas las
Alfred Adler (1842-1925), psicólogo En conexión con lo anterior, los psi- drogodependencias. Más del diez por
de la individualidad, relacionaba los mie- cólogos del aprendizaje se han concen- ciento del censo occidental sufre tales
dos sociales con el sentimiento o com- trado en un aspecto de singular impor- trastornos. Se aprecian dos categorías
plejo de inferioridad. El hombre expe- tancia. Según ellos se aprende el miedo principales: fobias y estados de angus-
rimenta miedo, afirma, cuando reprime a lo largo de un proceso de condiciona- tia. Las fobias remiten al miedo exage-
su instinto de agresividad. Del miedo miento. Si la incidencia de un estímulo rado a determinados objetos, animales
entendido como un estadio de breve du- neutro coincide con uno desagradable, el (arañas y serpientes, en particular) y si-
ración separan los psicólogos de la per- primero puede desencadenar por sí solo tuaciones (alturas o espacios cerrados).

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1. LA AMIGDALA recibe, por un lado,
las informaciones del tálamo, una CORTEZA
estructura cerebral integradora de CEREBRAL
informaciones sensoriales y motrices, y,
por otro, los mensajes de las regiones de
la corteza responsables de las percepciones
sensoriales. La amígdala remite señales a la TALAMO
corteza cerebral. Además, está conectada
a sistemas que aumentan la estimulación MESENCEFALO
general de la corteza y, a través de ellos,
al prosencéfalo. En situaciones de peligro,
la amígdala puede influir en la capacidad
de atención, percepción y memoria.
Adicionalmente, las señales orgánicas del AMIGDALA
miedo pueden retroalimentar la amígdala
HIPOTALAMO
y la corteza cerebral.
La amígdala consta de trece núcleos
íntimamente conectados entre sí. De
la reacción ante el temor se ocupa el HIPOCAMPO
ubicado en el centro y los de la parte
TRONCO
inferior. El núcleo central recibe CEREBELO ENCEFALICO
informaciones de la corteza, hipocampo
y tálamo. Dichas informaciones las remite
a estructuras cerebrales que dirigen las
diferentes reacciones emocionales. El
hipotálamo aumenta la presión sanguínea
y regula la liberación de hormonas de Los psicoanalistas intentan, por ejem- Pánico y circulación sanguínea
estrés; el tronco encefálico y el plo, descifrar los conflictos incons- Se ha avanzado bastante en el conoci-
cientes. En cambio, otros especialistas miento de las bases neurobiológicas del
mesencéfalo transmiten la rigidez
rebajan el significado de los recuerdos miedo y del temor, sin duda las formas
vinculada al terror y las reacciones inconscientes y prefieren combatir los mejor estudiadas de las emociones. Por
derivadas del espanto. Los núcleos síntomas. A éstos pertenecen ciertos lo que parece, no existe ninguna zona
laterales e inferiores reciben señales del representantes del behaviorismo. De cerebral exclusiva donde se produzca y
tálamo y dirigen las diferentes formas de acuerdo con esta corriente, el compor- se haga consciente el miedo. Procede de
comportamiento, como, por ejemplo, el tamiento proviene siempre de factores una conjunción de diversas regiones del
cambio de sentido en la huida. externos. Por datos de experiencia se cerebro.
sabe que la terapia conductista ayuda a Lo mismo acompañando el miedo coti-
resolver trastornos, especialmente en el diano que en casos especiales de ansie-
Por su parte, los estados de angustia —de caso de las fobias. Aquí se utilizan dos dad, el flujo sanguíneo aumenta consi-
los que las obsesiones constituyen un métodos opuestos: la desinsibilización derablemente en algunos puntos de los
ejemplo— provocan reacciones incon- intenta reducir paulatinamente la sus- lóbulos temporales. En sentido opuesto,
trolables o de pánico, que se adueñan de ceptibilidad del paciente frente al es- ciertas sensaciones de miedo pueden
muchos ámbitos mentales. La persona tímulo que desencadena el miedo, ha- estar originadas por estímulos eléctri-
afectada está a veces en condiciones de ciendo que se vaya acostumbrando a cos o provenir de ataques epilépticos. En
describir lo que le atemoriza, pero no éste poco a poco. Por el contrario, la in- el miedo y en otras emociones inter-
puede explicar las causas. mersión en el miedo expone al pacien- viene, asimismo, la parte inferior de la
Los individuos con este tipo de tras- te al estímulo en forma de shock para corteza prefrontal, responsable de fun-
tornos pueden percibir como peligros “insensibilizarlo”. Ambos procedimien- ciones superiores del cerebro. Si la cor-
obvios e inminentes las más diversas tos buscan desencadenar un contracon- teza está dañada, la lesión afecta no só-
influencias del entorno, así como sus dicionamiento; dicho de otro modo, el lo a las propias sensaciones, sino también
propias pautas de comportamiento. La paciente debe olvidar el miedo que a la capacidad de reconocer sensaciones
verdad es que algunos mensajes vege- empezó a experimentar. La terapia cog- en otras personas. Después del naci-
tativos y no controlables del propio nitiva, mediante el diálogo, intenta, a su miento de una persona, la corteza pre-
cuerpo pueden desencadenar ataques de vez, que el paciente controle sus sensa- frontal necesitará todavía de siete meses
pánico según en qué circunstancias. Sólo ciones de miedo. Para ello le ayuda a a un año para desarrollarse plenamente.
se librará del miedo aquel que se enfrente cambiar su perspectiva ante tales sen- Quizá se inicie en ese momento en los
a su propia situación. Las distintas tera- saciones. También pueden ayudar los niños el sentimiento de temor a lo des-
pias siguen diferentes estrategias, aun- ansiolíticos y otros fármacos; si bien, conocido, pues sólo a partir de esa edad
que permanece abierta la polémica sobre deben acompañarse de psicoterapia para pueden registrar la antedicha forma de
la eficacia de los diversos métodos de amortiguar los posibles efectos secun- miedo. Otras regiones del miedo son las
tratamiento. darios. islas laterales del cerebro y una zona de

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ANDREW CALDER

2. MEDIANTE TECNICAS de resonancia magnética funcional se puso de manifiesto Si el hipotálamo, en una situación de
que las amígdalas se activan con el procesamiento de expresiones faciales derivadas amenaza, recibe mensajes de estrés,
del miedo (cuadrados verdes) y con el miedo condicionado (círculos rojos). La ilustración segrega la hormona liberadora de corti-
muestra dos planos de cortes horizontales de un cerebro (a la derecha: plano superior).
cotropina (CRH), que a su vez estimula
la hipófisis para la producción de la hor-
Se observa la distinta actividad de las amígdalas en los dos procesos de elaboración,
mona adrenocorticotrófica (ACTH). Este
diferencia constatable no sólo entre ambos hemisferios cerebrales, sino también entre mensaje provoca, por su parte, que la
los dos planos de los cortes. Una expresión facial de miedo activará, de preferencia, corteza adrenal libere la hormona del
la amígdala izquierda superior. estrés, cortisol, y que el organismo se
ponga en actitud de defensa.
La ciencia sitúa dicha reacción en
la región occipital llamada córtex extras- en el sistema nervioso simpático, que cascada de hormonas en el origen del
triado, que participa en el procesamiento transmite los síntomas corporales del miedo. En un experimento realizado
de lo observado. miedo. Aunque por un lado activa los con ratones manipulados genéticamente
En la producción de la sensación de recursos del cuerpo para el desarrollo de se comprobó que estos animales, al no
miedo desempeña una función impor- su actividad, por otro puede llevar tam- poder producir una proteína enlazante
tante el hipotálamo, ubicado en el mesen- bién a la paralización y a la rigidez. Tal con la hormona CRH, mantenían una
céfalo. Se trata de uno de los objetivos “rigidez del terror” pudo haber constitui- mayor cantidad de CRH libre y activa.
habituales al que apuntan los psicofár- do una notable ventaja en la evolución, Debido a ello, los ratones persistían en
macos. El hipotálamo gobierna el sistema puesto que muchos depredadores reaccio- situación de miedo, incluso sin causa
hormonal y ejerce una gran influencia nan ante el movimiento de sus presas. externa.

Miedo y temor
El término miedo designa un sentimiento general, difuso, más específico, tiene sus referentes en determinados ob-
no referido a un objeto y sin orientación concreta. En esta jetos o situaciones e induce a la huida, la ocultación o al
acepción, el miedo no tiene por qué provocar ninguna reac- ataque. Por todo ello el temor es una especie de reacción
ción concreta. Más bien despierta una observación atenta de alarma que impele a determinadas acciones y reduce la
del entorno, potencia la sensibilidad de los sentidos y aguza sensación de dolor. Resumiendo, el miedo viene “de den-
la percepción de los dolores. El temor, por el contrario, es tro”; el temor, al revés, “del mundo exterior”.

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Pesadillas y cerebro
La región cerebral más importante en el
origen y memoria del miedo es la amígda-
la. También llamada núcleo amigdalino,
Neurotransmisores y genes
reside en la zona profunda de la porción
mesoanterior de los lóbulos temporales En el proceso cerebral de aparición del miedo participan numerosos neuro-
de cada hemisferio cerebral. transmisores. A una disfunción de los sistemas de neurotransmisores se atri-
La amígdala es activa en las repre- buye también los procesos de angustia. De los efectos de los psicofármacos
sentaciones provocadoras de temor y se infiere que la aparición de la ansiedad podría deberse a una falta de ácido
gamma-aminobutírico (GABA), un neurotransmisor inhibidor. Las benzodia-
en las situaciones de ansiedad. Si la
zepinas, utilizadas como tranquilizantes, por ejemplo, el clordiazepoxid (librium)
estimulamos experimentalmente con
o el diazepan (valium), se unen a los receptores de GABA y refuerzan la acción
una descarga eléctrica, aumenta la con- del neurotransmisor.
centración de cortisol y se exteriorizan Ciertos experimentos con animales han demostrado que la aportación de ben-
las manifestaciones corporales del zodiazepinas a la amígdala, rica en receptores de GABA, reduce el miedo, mien-
miedo. Hablamos entonces de sensa- tras que los antagonistas de GABA bloquean dicho efecto. Además, se ha des-
ciones de miedo. Durante el sueño esa cubierto en el cerebro de las ratas y del ser humano una pequeña proteína
región cerebral despliega una intensa que puede desencadenar estados de miedo. Se trata de un inhibidor del enlace
actividad; se presume que constituye la con el diazepan, que probablemente se acopla al punto de engarce de la ben-
causa de los estados de ansiedad y de zodiazepina con los receptores de GABA.
las pesadillas. Junto al GABA también influye en la ansiedad la serotonina. El buspirón y la
En caso de lesión de la amígdala se fluoxetina (prozac) actúan sobre los receptores de la serotonina. A determi-
opera una disminución de las sensacio- nadas formas de ansiedad se llega, asimismo, por algunas disfunciones en el
nes de miedo, aunque siguen actuando sistema de la dopamina.
las facultades cognitivas. Por lo demás, En cambio, determinados opioides endógenos desempeñan un papel impor-
los pacientes con lesiones congénitas no tante en los casos de miedo a la separación. Cuando se aísla de la madre a una
distinguen bien la expresión de temor en cría de mamífero, se bloquean neuronas que liberan opioides, hasta el punto
otros rostros, ni siquiera en fotografías. que los pequeños no se sienten bien y lo manifiestan emitiendo llamadas de
En esta circunstancia es casi siempre contacto.
la amígdala del hemisferio cerebral
izquierdo la que despliega una especial De acuerdo con ciertos trabajos de biología molecular la angustia podría tener
un componente genético. Desde luego no hay un único gen del miedo, sino
actividad: mucho más con películas o
muchos relacionados con los neurotransmisores y sus receptores. También
imágenes que infunden temor. Para ello parece que algunos genes de los relojes biológicos —responsables de los rit-
no hay por qué reconocer la expresión mos internos del organismo— pueden influir en el proceso de la ansiedad,
facial de temor. aunque de una forma todavía desconocida.
Los niños pequeños ven las caras de De las observaciones llevadas a cabo en gemelos univitelinos humanos se con-
susto incluso sin que su amígdala “grite” cluye que se trata de un factor hereditario. En gemelos univitelinos, que se
horrorizada. La ventaja de este fenó- criaron por separado, se comprobó su mayor parecido en el carácter medroso
meno podría ser que los lactantes se sien- que en otros ejemplos de hermanos bivitelinos. Igualmente parece que los
ten emocionalmente vinculados sin limi- trastornos por ansiedad responden a una predisposición genética, aunque el
taciones incluso a padres “malos”. Se ha medio puede contribuir a fortalecer su desarrollo.
observado que las ratas con unos pocos Se ha conseguido ya avivar la angustia y su ausencia en ratas. Por regla gene-
días de vida no pueden ser condiciona- ral rehúsan merodear en campo abierto, expuestas a los depredadores. Pero
das contra los padres. Al fin y al cabo tras varias generaciones de cruce y selección de ratas extremadamente mie-
los lactantes indefensos, hijos de padres dosas o en sumo grado atrevidas se ha comprobado que persistían en espa-
desnaturalizados, viven mejor con ellos cios abiertos durante largos períodos de tiempo.
que sin ellos.

Terrible aprendizaje
Ya Edouard Claparède (1873-1940) re- Se indagó luego de qué modo alcan- algunas funciones parciales de la amíg-
conoció a principios del siglo XX que la zan la memoria situaciones vinculadas dala.
memoria del miedo puede actuar de forma al miedo. Se investigó sobre todo en el El hipotálamo constituye una zona
inconsciente. Este médico ginebrino tuvo condicionamiento auditivo del miedo. fundamental para la memoria consciente
en tratamiento a una paciente que, por Si se aplicaba a las ratas una descarga de los hechos acaecidos. Por eso pudiera
culpa de una lesión cerebral, era inca- eléctrica en el momento de sonar un llamar la atención que este órgano no
paz de retener nuevas vivencias. En cada ruido, las veces siguientes reacciona- entre en acción en el caso de un con-
visita debía él presentarse de nuevo. En ban con signos externos de miedo al dicionamiento estándar con un simple
cierta ocasión, al saludarla, retuvo una percibir el mismo sonido. De esos tra- estímulo neutro, un sonido por ejemplo.
chincheta oculta en la palma de la mano. bajos se dedujo que el núcleo central En cambio es importante para condicio-
En el encuentro siguiente, la mujer se de la amígdala desempeña un papel namientos con participación del contex-
negó a darle la mano, aunque no podía clave como depósito de la memoria; y to en el que se inscribe el estímulo. Si el
explicar la razón de su negativa. Cla- que las lesiones del núcleo amigdalino estímulo en cuestión se presenta junto
parède dedujo que forzosamente le había condicionan el aprendizaje y afectan con otros (una intensidad lumínica), los
llegado a la paciente un aviso de pre- también a la expresión del temor. Otros estímulos acompañantes pueden desen-
vención desde una segunda e incons- experimentos con animales han conse- cadenar por sí solos la reacción. Se con-
ciente memoria. guido incluso localizar y caracterizar firma así la presunción de Claparède de

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ROBERTO OSTI

SONIDO

DESCARGA
ELECTRICA

20 20 20
PRESION SANGUINEA (MILIMETROS DE MERCURIO)

10 10 10

TIEMPO COMPLETO DE RIGIDEZ

TIEMPO COMPLETO DE RIGIDEZ


TIEMPO COMPLETO DE RIGIDEZ

8 8 8
(MEDIDO EN SEGUNDOS)

15 15 15

PRESION SANGUINEA

PRESION SANGUINEA
6 6 6
10 10 10
4 4 4

5 5 5
2 2 2

0 0 0 0 0 0
0 10 0 10 0 10 0 10 0 10 0 10
DURACION DEL ESTIMULO EN SEGUNDOS

3. CONDICIONAMIENTO EXPERIMENTAL DEL MIEDO. Mientras la rata oye sólo el miedo. Podrían quizás aparecer pronto
un tono, su presión sanguínea sube poco y apenas se queda paralizada (izquierda). Sólo los primeros esbozos de terapia médica
cuando el animal recibe simultáneamente una débil descarga eléctrica a través de la para estos casos.
rejilla del suelo de la jaula, exterioriza una manifiesta reacción fisiológica y se queda La potenciación a largo plazo en-
cierra un significado particular en la me-
rígida (centro). Después de haber recibido repetidamente estos estímulos, basta sólo el
moria emocional. Se basa en el reforza-
sonido para que se produzca la reacción (derecha). miento de las sinapsis, en función de su
uso, de ciertas neuronas y requiere de la
participación de los receptores de
que hay dos instancias diferentes: la prestaciones de la amígdala. Las hor- NMDA, unas moléculas peculiares.
memoria consciente para los hechos y monas del estrés (el cortisol) refuerzan Cuando se bloquean, deja de funcionar
la memoria emocional. los condicionantes del temor. De esta el condicionamiento del temor. Además,
Admitir dos memorias separadas, para forma, el miedo puede quedar grabado durante el aprendizaje del miedo, las
hechos y sensaciones respectivamente, en el cerebro pertinazmente y fuera de células nerviosas producen proteínas
podría ser la explicación de una omi- todo control consciente, sin dejar tal vez suplementarias, un proceso que prosigue
sión frecuente: olvidamos las vivencias de atormentarnos durante toda la vida. incluso después del propio condiciona-
responsables de los estados de pánico por En 1890 William James suponía ya que miento. Se ha comprobado que tales pro-
la sencilla razón de que el miedo se man- “una vivencia puede remover nuestros teínas pueden borrar una reacción de
tiene y vuelve a aflorar reiteradamente. sentimientos hasta casi dejar una ci- miedo aprendida entre una y dos sema-
El olvido guarda una verosímil relación catriz en nuestro tejido cerebral”. nas antes. Esto sucede siempre y cuando
con el mal funcionamiento del hipotá- Empezamos ahora a entender cómo se haya una descarga previa que provoque
lamo en situaciones de estrés. Por el con- forman y actúan estas “cicatrices” neu- la inhibición de la síntesis proteínica en
trario, el estrés estimula la capacidad de ronales en los trastornos provocados por el núcleo de la amígdala. Parece, pues,

El poder de la palabra
Podemos aprender el temor también única y exclusivamente lo hiciera otro amarillo. Al aparecer el cuadrado azul reac-
por la palabra, es decir, al margen de la experiencia personal cionaron la amígdala y otras regiones cerebrales que se acti-
inmediata.A las personas que participaron en un experimento van en las sensaciones de miedo, a pesar de que no se efec-
les anticiparon que recibirían un ligero electroshock al ilu- tuó ninguna descarga. Por el contrario, cuando se encendía
minarse un cuadrado azul, pero que no sentirían nada cuando el cuadrado amarillo no experimentaban ninguna sensación.

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existir cierta inestabilidad después de la Más miedo del necesario
reactivación de los recuerdos provoca- Sostiene Joseph Ledoux, de la Univer-
dores del miedo. En esa fase lábil po- sidad de Nueva York, que una de las más
dría incidirse cuando se trata de borrar poderosas y activas fases de aprendi-
los recuerdos traumáticos con ayuda zaje y memorísticas del cerebro es la
de los medicamentos. facultad de formar recuerdos con estímu-
Pero todo suena todavía a música celes- los relacionados con peligros; y además,
tial. Si desde el estado actual de nues- movilizarlos más tarde cuando se pre-
tros conocimientos queremos entender sentan situaciones similares. Se trata,
y tratar las ansiedades, tenemos que fi- empero, de un lujo costoso. Experimen-
jarnos en cómo “suprimir” los condi- tamos más miedos de los necesarios.
cionamientos. Cuando se efectúa una tal Quizá la culpa resida en nuestro sistema
cancelación, aparece una y otra vez el de condicionamiento del temor, suma-
estímulo condicionado (por ejemplo, un mente activo, junto con una capacidad
sonido), pero sin el correspondiente es- exacerbada, la de imaginarnos miedos,
tímulo no condicionado (por ejemplo, un y una incapacidad, la de controlarlos.
electroshock) hasta que cesa la reacción Miedo y temor son, pues, un arma de
aprendida, si bien no es que ésta se haya doble filo. En el curso de la evolución
olvidado; acontece sólo que se ha repri- se han acreditado como potentes seña-
mido su actividad en el sistema nervioso. les de alarma y en verdad que son meca-
A diferencia del simple condiciona- nismos de protección ante situaciones
miento, aquí se requiere la intervención peligrosas. Si, pongamos por caso, una
de las zonas corticales responsables de persona con una lesión cerebral tiene
los procesos conscientes. desconectada la capacidad de sentir
¿Qué sucede en el proceso de una miedo, se enfrentará a graves problemas
cancelación o extinción? Cuando se en situaciones sociales y en momentos
condiciona una reacción de temor, las complejos de otro orden: su capacidad
células involucradas se asocian en con- de decisión se hallará muy mermada.
juntos de acción común. Estos se man- Además, el miedo presenta numerosos
tienen, incluso después de una tal can- aspectos negativos. Los déspotas y agre-
celación, aunque con la pérdida de los sores lo utilizan en forma de opresión y
accesos activantes. Por eso se activan chantaje hasta llegar al terror político.
a veces tales asociaciones celulares de Y lo más grave: si el miedo se torna pato-
la cancelación y llegan a provocar reac- lógico puede arruinar nuestra vida co-
ciones de temor. Ahora bien, un condi- tidiana e imposibilitar una existencia
cionamiento de temor puede activarse normal. Por no hablar de su carácter con-
rápidamente mediante accesos a nue- tagioso.
vas conexiones. Resulta bastante plau- ¿Cuál debe ser, pues, nuestra postura
sible que éste sea el mecanismo de la ante el miedo? Como escribió el premio
génesis de las fobias. Nobel de literatura Elias Canetti (1905-
Puesto que partimos de la base de los 1994): “Es preferible verbalizar el miedo
recuerdos inconscientes y de las ansie- a seguir arrastrándolo; pero lo mejor, sin
dades al fin y al cabo inolvidables, he- pronunciarlo, es transferirlo a la pala-
mos de intentar reprimir unos y otras. bra escrita”.
En otros términos: el córtex cerebral
“consciente” tiene que bloquear el fun-
cionamiento de la amígdala. De eso se
ocupan los susodichos métodos tera-
péuticos. El psicoanálisis y la terapia RÜDIGER VAAS es neurobiólogo y filósofo
cognitiva modifican las apreciaciones de amplia experiencia en el campo de la
y valoraciones que influyen en la amíg- divulgación científica.
dala a través de la memoria consciente.
Bibliografía complementaria
Al aprendizaje inconsciente recurre la
terapia conductista. En cualquier caso, H ANDBOOK OF A NXIETY . Dirigido por
se dan muchas menos conexiones del M. Roth et al. Elsevier Science, 1988-1992.
córtex cerebral a la amígdala que vice- DAS NETZ DER GEFÜHLE. J. E. LeDoux. Hanser;
versa. Por ello nos pueden dominar tan Munich, 1998.
fácilmente el miedo y otras sensaciones,
ANGST: EMOTIONEN. R. Vaas en Lexikon der
mientras que nosotros sólo podemos Neurowissenschaft. Spektrum Akademischer
reprimir voluntariamente y con mucho Verlag; Heidelberg, 2000.
esfuerzo los impulsos emocionales. Ahí
reside una posible explicación de los NEUROPSYCHOLOGY OF FEAR AND LOATHING .
escasos resultados obtenidos por las te- A. J. Calder et al. en Nature Reviews Neuro-
rapias, pese a la larga duración de las science, vol. 2, pág. 352; 2001.
mismas.

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