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1 Sócrates Jiménez Santiago Tiana, Diccionario de derecho romano, 1a ed, Sista, México,
1991, pág 208.
2 Consultor magno: Mabel Goldstein, Diccionario jurídico, Buenos Aires, Argentina, Círculo
Latino Austral, 2007, Montevideo, República Oriental de Uruguay: Cadiel International,
2008, pág 417.
3 Compendio de derecho civil. Bienes, derechos reales y sucesiones, t II, 1a ed, Editorial Porrúa,
México, pág 7.
4 Marcel Planiol, Tratado elemental de derecho civil, t III, “Los bienes”, pág 13 de la traduc-
ción de José M. Cajica Jr., Puebla, 1950.
5 Compendio de derecho civil. cit, pág 8.
6 Antonio de Ibarrola, Cosas y sucesiones, 15a ed, Editorial Porrúa, México, 2006, pág 54.
7 Ibídem, pág 55.
8 Ídem.
Art 3. Por las acciones reales se reclamarán: la herencia, los derechos reales
o la declaración de libertad de gravámenes reales. Se dan y se ejercitan con-
tra el que tiene en su poder la cosa y tiene obligación real, con excepción de
la petición de herencia y la negatoria.
Art 4. La reivindicación compete a quien no está en posesión de la cosa, de
la cual tiene la propiedad, y su efecto será declarar que el actor tiene domi-
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Para los efectos de esta acción por obra nueva, se entiende por tal no
sólo la construcción de nueva planta, sino también la que se realiza sobre
edificio antiguo, añadiéndole, quitándole o dándole una forma distinta.
El juez que conozca del negocio podrá, mediante fianza que otorgue el
actor para responder de los daños y perjuicios que se causen al demandado,
ordenar la suspensión de la construcción hasta que el juicio se resuelva. La
suspensión quedará sin efecto si el propietario de la obra nueva da, a su vez,
contrafianza bastante para restituir las cosas al estado que guardaban antes
y pagar los daños y perjuicios que sobrevengan al actor, en caso de que se
declare procedente su acción, salvo que la restitución se haga físicamente
imposible con la conclusión de la obra o con ésta se siga perjuicio al interés
social o se contravengan disposiciones de orden público.
Puig Peña define al derecho real como sigue: “Es el que concede a su
titular un poder inmediato y directo sobre una cosa y que puede ser ejer-
citado y hecho valor frente a todos” (erga omnes).
reales y Trabucchi distingue las cargas reales de las que son obligacio-
nes reales.10 Ejemplos de lo antes dicho son el pago del impuesto predial
de una casa, la servidumbre de paso, etcétera.
Estos derechos son aquellos que confieren a su titular obtener del sujeto
pasivo determinada conducta o prestación; se trata de auténticos dere-
chos reales, pues el contenido obligacional no tiene autonomía propia,
sino que existe como consecuencia del derecho real, de manera análoga
a como acontece en la obligación real, y es común la presencia de esta
clase de derechos en las servidumbres positivas.
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El concepto de bien deriva del sustantivo latino bonum, que quiere decir
bienestar y a su vez este vocablo proviene del verbo latino beo, as, avi,
atum beare, que significa hacer feliz. El Digesto se refería al bien de la ma-
nera siguiente: Bona dicuntur ex eo quo beant homines, hoc est, beatos fa-
ciunt; beare est prodesse (bienes se dice de aquello que aprovechan los
hombres, esto es, que los hacen felices).
Antiguamente el vocablo bienes se usó sólo para designar las cosas
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corpóreas, pero hoy día significa todo aquello que es susceptible de apro-
piación en beneficio de una persona o colectividad o todo lo que es un
elemento de fortuna. Los bienes así entendidos forman el activo de un pa-
trimonio e incluyen casas, tierras, derechos, patentes, derechos de autor,
etcétera.
Cosa es todo lo que existe, ya sea corporal o incorporal, y se convier-
te en bienes cuando es apropiada por el hombre; por ejemplo, la luna y
el aire son cosas, ya que no pueden ser apropiadas por el hombre en pro-
vecho de una persona. Así lo establece el art 749 del CCDF:
Están fuera del comercio por su naturaleza las que no pueden ser poseídas
por algún individuo exclusivamente, y por disposición de la ley las que ésta
declara irreductibles a propiedad particular.
Pueden ser objeto de apropiación todas las cosas que no estén excluidas del
comercio.
A su vez, el 748 del mismo ordenamiento establece:
Las cosas pueden estar fuera del comercio por su naturaleza o por dis-
posición de la ley.
En sentido jurídico, la ley establece que bien puede ser todo aquello que
pueda ser objeto de apropiación; en sentido económico, bien es todo
aquello que pueda ser útil al hombre.
c) Por su destino: son los que por su naturaleza tienden a estar fijos en
un lugar determinado, pero pueden separarse del inmueble sin pro-
vocar daño.
d) De acuerdo con la posibilidad de sustitución: se toma el hecho de que
el bien tenga la posibilidad de ser cambiado o sustituido por otro de la
misma especie y calidad. Este atributo se denomina fungibilidad,
la cual es la posibilidad que tiene la cosa de ser sustituida por otra al
hacerse el pago. En este contexto y de acuerdo con la posibilidad
de sustitución, los bienes se clasifican en bienes fungibles y bienes no
fungibles.
• Bienes del dominio privado: son aquellos cuyo dominio puede per-
tenecer a una persona y de los cuales nadie puede aprovecharse sin
consentimiento del dueño o autorización de la ley (art 14 de la Cons-
titución Política de los Estados Unidos Mexicanos —CPEUM— y 772 y
831, CCDF).
agotan por el primer uso que se haga de ellos, siempre que éste sea
natural, por ejemplo: cuando comemos una manzana.
• Bienes no consumibles: son aquellos que no se extinguen o agotan
con el primer uso que de ellos se haga, sino que se pueden utilizar
durante un tiempo variable, por ejemplo: una computadora.
• Bienes principales: son aquellos que tienen existencia independien-
te, sin necesidad de otros, por ejemplo: una casa.
• Bienes accesorios: son bienes cuya existencia y función derivan de un
bien principal, por ejemplo: las ventanas y lámparas de una casa.
Es menester que exista una clasificación de los bienes, ya que esto facili-
ta el estudio y comprensión de la naturaleza jurídica de cada uno, como
se expresa a continuación:
1 Arturo Alessandri Rodríguez, Tratado de los derechos reales: bienes, 5a ed, Editorial Jurídi-
ca de Chile, Santiago, 1993, pág 44.
se les permita usar los frutos, beneficiarse de ellos y hasta abusar del bien
del cual son propietarios.
El CCDF no define la propiedad, sino que en su art 830 alude a los de-
rechos del propietario al establecer lo siguiente:
Art 830. El propietario de una cosa puede gozar y disponer de ella con las
limitaciones y modalidades que fijen las leyes.
Por lo anterior se puede decir que la propiedad es “el derecho real que
una persona tiene sobre un bien para gozar y disponer de él con las li-
mitaciones y modalidades que fijen las leyes”.
La propiedad manifiesta el poder jurídico que tiene el propietario so-
bre la cosa para aprovecharla totalmente; en sentido jurídico, este poder
es oponible universalmente.
Aunado a lo anterior, aun si se tiene el carácter de propietario, no so-
mos absolutamente libres de hacer con los bienes lo que nos plazca, sino
el disfrute del derecho de propiedad debe estar sujeto a las limitaciones
o modalidades establecidas en las leyes en atención a las exigencias so-
ciales que demandan la actuación del Estado.
Existen otras definiciones del derecho real de propiedad y las ten-
dencias que éstas siguen, a saber:
Según Roca Sastre: “Es el derecho a gozar y disponer de las cosas con
arreglo a su naturaleza, al servicio de la comunidad y para provecho del
propietario.”
Según José Arce y Cervantes: “Es el derecho real por excelencia del
que se desprenden los demás derechos reales y sobre el que ha girado
el desarrollo del derecho sobre las cosas.”
Según Vallet de Goytisolo: “El propietario ejerce un derecho subjeti-
vo que le permite imponer a todos el respeto de la cosa que le pertene-
ce. Como cualquier otro titular de derecho subjetivo en su ámbito, tiene
el propietario un monopolio de la explotación de la cosa y obtiene de ella
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3 José Arce y Cervantes, De los bienes, 1a ed, Editorial Porrúa, México, 1990, págs 40 y 41.
4 Digesto 50.17.131.
Otro medio que surgió para proteger la propiedad era la actio negato-
ria, mediante la cual el propietario podía impedir que cualquier persona
turbara el goce pacífico de sus propiedades. Así, podía utilizarse para pro-
teger la propiedad contra la introducción de humo, humedad, pretendi-
dos derechos de paso, etcétera.
Todo propietario podía protegerse de antemano contra daños que ame-
nazaban desde otras propiedades (árboles por caer), para lo cual debía pe-
dir al pretor que obligara a su vecino a otorgar una fianza que garantizara
el pago del posible daño. Esta fianza era la famosa cautio damni infecti.
Si se producía el daño temido, con evidente culpa del vecino, pero an-
tes de otorgarse esta fianza, el perjudicado, en vez de aprovechar esta fa-
cultad de pedir la cautio, tenía que recurrir a la actio legis aquilae y alegar
que de manera culpable se había causado daños en su propiedad. En
cambio, si el daño se había producido por fuerza mayor (por ejemplo, un
temblor), el perjudicado no tenía derecho a formular reclamación alguna.
Por tanto, esta cautio damni infecti abarcaba una zona intermedia entre
daños causados con dolo o culpa grave, por una parte, y daños fortuitos,
por otra.
En ese orden de ideas (del siglo VIII al V a.C.), la relación entre el
hombre y las cosas presentaba dos aspectos: jurídico-religioso y econó-
mico-social. Se excluye la propiedad privada de las cosas que después se-
rían divini juris (templos, árboles, alma de los muertos, sepulcros, los mu-
ros y las puertas de Roma y las mojoneras de los campos), todos los
cuales son extra comercium. La propiedad de la tierra fue, en su origen,
propiedad colectiva, aunque no es propiamente propiedad porque es una
medida de asegurar la subsistencia y está ligada al carácter local de las
divinidades. Del siglo V al año 134 a.C., la noción jurídica de la propiedad
se abrió paso: ya no se trataba de un poder sino de un derecho que se
proyecta sobre las cosas, aunque no se sabe cómo se le llamaba (el tér-
mino dominium es más tardío). Este derecho se funda en una especie de
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[…]
VII. No hurtarás …
[…]
X. No codiciarás la cosa de tu prójimo, ni sus campos, ni sus esclavas, ni su
esclavo, ni su buey o asno ni cosa alguna de las que le pertenecen. Los
conceptos de lo “propio” y “lo ajeno” que hay que respetar, aun con el
deseo.
a) Jus utendi o usus: era la facultad que asistía al propietario para servir-
se de la cosa y aprovecharse de sus beneficios.
b) Jus fruendi o fructus: era el derecho a disfrutar los frutos de la cosa su-
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jeta a su propiedad.
c) Jus abutendi o abusus: era el poder de consumir la cosa e implicaba
disponer de ella de manera total, ya sea al enajenarla o destruirla.
6 Guillermo Floris Margadant S., “El pretendido absolutismo de la propiedad romana“, Foro
de México, número 42, septiembre, 1956, págs 3-28.
7 María de la Luz González González, Lineamientos de teoría política, 1a ed, McGraw-Hill-In-
teramericana Editores, México, 2000, pág 75.
12 Digesto 8.6.14.1.
Art 27. La propiedad de las tierras y aguas comprendidas dentro de los lí-
mites del territorio nacional corresponde originariamente a la nación, la cual
ha tenido y tiene el derecho de transmitir el dominio de ellas a los particula-
res, constituyendo la propiedad privada. Las expropiaciones sólo podrán ha-
cerse por causa de utilidad pública y mediante indemnización. La nación
tendrá en todo tiempo el derecho de imponer a la propiedad privada las mo-
dalidades que dicte el interés público, así como el de regular, en beneficio
social, el aprovechamiento de los elementos naturales susceptibles de apro-
piación, con objeto de hacer una distribución equitativa de la riqueza públi-
ca, cuidar de su conservación, lograr el desarrollo equilibrado del país y el
mejoramiento de las condiciones de vida de la población rural y urbana. En
consecuencia, se dictarán las medidas necesarias para ordenar los asenta-
mientos humanos y establecer adecuadas provisiones, usos, reservas y des-
tinos de tierras, aguas y bosques, a efecto de ejecutar obras públicas y de
planear y regular la fundación, conservación, mejoramiento y crecimiento
de los centros de población; para preservar y restaurar el equilibrio ecológi-
co; para el fraccionamiento de los latifundios; para disponer, en los términos
de la ley reglamentaria, la organización y explotación colectiva de los ejidos y
comunidades; para el desarrollo de la pequeña propiedad rural; para el fo-
mento de la agricultura, de la ganadería, de la silvicultura y de las demás ac-
tividades económicas en el medio rural, y para evitar la destrucción de los
elementos naturales y los daños que la propiedad pueda sufrir en perjuicio
de la sociedad. Corresponde a la nación el dominio directo de todos los re-
cursos naturales de la plataforma continental y los zócalos submarinos de
las islas; de todos los minerales o sustancias que en vetas, mantos, masas
o yacimientos constituyan depósitos cuya naturaleza sea distinta de la de
los componentes de los terrenos, tales como los minerales de los que se ex-
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otro objeto lícito no podrán adquirir más bienes raíces que los indis-
pensables para su objeto, inmediata o directamente destinados a él,
con sujeción a lo que determine la ley reglamentaria;
IV. Las sociedades mercantiles por acciones podrán ser propietarias de
terrenos rústicos, pero únicamente en la extensión que sea necesaria
para el cumplimiento de su objeto.
En ningún caso las sociedades de esta clase podrán tener en pro-
piedad tierras dedicadas a actividades agrícolas, ganaderas o fores-
tales en mayor extensión que la respectiva equivalente a veinticinco
veces los límites señalados en la fracción XV de este artículo. La ley
reglamentaria regulará la estructura de capital y el número mínimo
de socios de estas sociedades, a efecto de que las tierras propie-
dad de la sociedad no excedan en relación con cada socio los límites de
la pequeña propiedad. En este caso, toda propiedad accionaria indi-
vidual, correspondiente a terrenos rústicos, será acumulable para
efectos de cómputo. Así mismo, la ley señalará las condiciones para la
participación extranjera en dichas sociedades.
La propia ley establecerá los medios de registro y control necesa-
rios para el cumplimiento de lo dispuesto por esta fracción;
V. Los bancos debidamente autorizados, conforme a las leyes de insti-
tuciones de crédito, podrán tener capitales impuestos sobre propie-
dades urbanas y rústicas de acuerdo con las prescripciones de dichas
leyes, pero no podrán tener en propiedad o en administración más
bienes raíces que los enteramente necesarios para su objeto directo.
VI. Los estados y el Distrito Federal, lo mismo que los municipios de toda
la República, tendrán plena capacidad para adquirir y poseer todos
los bienes raíces necesarios para los servicios públicos.
Las leyes de la Federación y de los estados en sus respectivas ju-
risdicciones determinarán los casos en que sea de utilidad pública la
ocupación de la propiedad privada, y de acuerdo con dichas leyes
la autoridad administrativa hará la declaración correspondiente. El
precio que se fijará como indemnización a la cosa expropiada se ba-
sará en la cantidad que como valor fiscal de ella figure en las oficinas
catastrales o recaudadoras, ya sea que este valor haya sido manifes-
tado por el propietario o simplemente aceptado por él de un modo tá-
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cito por haber pagado sus contribuciones con esta base. El exceso de
valor o el demérito que haya tenido la propiedad particular por las
mejoras o deterioros ocurridos con posterioridad a la fecha de la asig-
nación del valor fiscal será lo único que deberá quedar sujeto a juicio
pericial y a resolución judicial. Esto mismo se observará cuando se
trate de objetos cuyo valor no esté fijado en las oficinas rentísticas.
El ejercicio de las acciones que corresponden a la nación, por vir-
tud de las disposiciones del presente artículo, se hará efectivo por el
procedimiento judicial; pero dentro de este procedimiento y por or-
den de los tribunales correspondientes, que se dictará en el plazo
19 José Arce y Cervantes, De los bienes, 1a ed, Editorial Porrúa, México, 1990, págs 49 y 50.
Art 877. Si el sitio fuere de dominio del poder público o perteneciere a al-
guna persona particular que no sea el mismo descubridor, se aplicará a éste
una mitad del tesoro y la otra mitad al propietario del sitio.
Art 878. Cuando los objetos descubiertos fueren interesantes para las cien-
cias o para las artes, se aplicarán a la nación por su justo precio, el cual se
distribuirá conforme a lo dispuesto en los artículos 876 y 877.
Art 879. Para que el que descubra un tesoro en suelo ajeno goce del dere-
cho ya declarado, es necesario que el descubrimiento sea casual.
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Art 880. De propia autoridad nadie puede, en terreno o edificio ajeno, hacer
excavación, horadación u obra alguna para buscar un tesoro.
Art 881. El tesoro descubierto en terreno ajeno, por obras practicadas sin
consentimiento de su dueño, pertenece íntegramente a éste.
Art 916. Cuando dos cosas muebles que pertenecen a dos dueños distintos
se unen de tal manera que vienen a formar una sola sin que intervenga la
mala fe, el propietario de la principal adquiere la accesoria, pagando su valor.
3.2 Copropiedad
Art 886. La propiedad de los bienes da derecho a todo lo que ellos produ-
cen o se les une o incorpora natural o artificialmente. Este derecho se llama
de accesión.
Art 944. Todo copropietario tiene derecho para obligar a los partícipes a
contribuir a los gastos de conservación de la cosa o derecho común. Sólo
puede eximirse de esta obligación el que renuncie a la parte que le perte-
nece en el dominio.
Art 945. Ninguno de los condueños podrá, sin el consentimiento de los de-
más, hacer alteraciones en la cosa común, aunque de ellas pudieran resultar
ventajas para todos.
Art 1112. Si siendo varios los propietarios, uno solo de ellos adquiere una
servidumbre sobre otro predio a favor del común, de ella podrán aprove-
charse todos los propietarios, quedando obligados a los gravámenes natu-
rales que traiga consigo y a los pactos con que se haya adquirido.
cuyo caso está dividido entre todos los acreedores o es indivisible, y en-
tonces cada acreedor tiene un derecho independiente, que se dirige a la
prestación del todo. En el CCDF puede haber copropiedad de derechos
como lo prevé el art 938, aunque en los derechos de crédito la existencia
de varios sujetos activos se llama mancomunidad o solidaridad.
E. Cada partícipe tiene una cuota o parte alícuota, que se individuali-
zará o materializará si se divide la cosa.
F. Cada cuota tiene un valor económico y jurídico susceptible de:
Art 974. Si varios propietarios de una cosa indivisa hicieren uso del derecho
del tanto, será preferido el que represente mayor parte y, siendo iguales,
el designado por la suerte, salvo convenio en contrario.
Art 976. La copropiedad cesa: por la división de la cosa común, por la des-
trucción o pérdida de ella, por su enajenación y por la consolidación o reu-
nión de todas las cuotas en un solo copropietario
Art 977. La división de una cosa común no perjudica a tercero, el cual con-
serva los derechos reales que le pertenecen antes de hacerse la parti-
ción, observándose, en su caso, lo dispuesto para hipotecas que graven fin-
cas susceptibles de ser fraccionadas y lo prevenido para el adquirente de
buena fe que inscribe su título en el Registro Público.
Art 1004. El propietario de bienes en que otro tenga el usufructo puede ena-
jenarlos, con la condición de que se conserve el usufructo.
Art 1066. Las servidumbres son indivisibles. Si el predio sirviente se divide
entre muchos dueños, la servidumbre no se modifica y cada uno de ellos tie-
ne que tolerarla en la parte que le corresponda. Si es el predio dominante el
que se divide entre muchos, cada porcionero puede usar por entero la servi-
dumbre, no variando el lugar de su uso, ni agravándolo de otra manera. Mas
si la servidumbre se hubiere establecido en favor de una sola de las partes del
predio dominante, sólo el dueño de ésta podrá continuar disfrutándola.
Art 2913. Cuando una finca hipotecada susceptible de ser fraccionada con-
venientemente se divida, se repartirá equitativamente el gravamen hipo-
tecario entre las fracciones. Al efecto, se pondrán de acuerdo el dueño de
la finca y el acreedor hipotecario; y si no consiguiere ese acuerdo, la distri-
bución del gravamen se hará por decisión judicial, previa audiencia de pe-
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ritos.
Art 2303. Puede estipularse que el vendedor goce del derecho de preferen-
cia por el tanto, para el caso de que el comprador quisiere vender la cosa que
fue objeto del contrato de compraventa.
Art 17. Cada condómino y en general los habitantes del condominio usarán
su unidad de propiedad privativa en forma ordenada y tranquila. No podrán,
en consecuencia, destinarla a usos contrarios a su destino, ni hacerla servir a
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público o por la procuraduría del acta de Asamblea General relativa y/o del
reglamento interno en su caso en que se hayan determinado las cuotas a
cargo de los condóminos para los fondos de mantenimiento y administración
y de reserva, intereses y demás obligaciones de los condóminos o poseedo-
res, lo cual constituye el título que lleva aparejada ejecución en términos de
lo dispuesto por el artículo 443, fracción IX del Código de Procedimientos Ci-
viles para el Distrito Federal.
Esta acción podrá ejercerse cuando existan dos cuotas ordinarias o una
extraordinaria pendiente de pago, con excepción de los condóminos o posee-
dores que hayan consignado la totalidad de sus adeudos y quedado al co-
Los proveedores deberán cumplir con los requisitos que fije la norma
oficial mexicana que se expida al efecto por la secretaría (punto 3.17 de
la Norma Oficial Mexicana NOM-029-SCFI-1998 vigente en términos de la
Ley Federal sobre Metrología y Normalización, LFMN), la cual incluirá aspectos
operativos tales como las características de la información que se debe
proporcionar al consumidor, y los elementos de información que ha de
contener el contrato de adhesión que se utilice para formalizar las opera-
ciones. Así mismo, deberá contener o permitir obtener para los princi-
pales servicios ofrecidos la suma de los costos asociados a la operación.20
Solamente como nota aclaratoria, para comprender mejor el tema,
enseguida se da la definición del contrato de adhesión:
Es aquél elaborado unilateralmente por una institución financiera, cuyas es-
tipulaciones sobre los términos y condiciones aplicables a la contratación de
operaciones o servicios sean uniformes para los usuarios. (Artículo 85 de la
Ley Federal de Protección al Consumidor.)
Los actos relacionados con inmuebles sólo estarán sujetos a esta ley cuando
los proveedores sean fraccionadores, constructores, promotores y demás
personas que intervengan en la asesoría y venta al público de viviendas des-
tinadas a casa-habitación, o cuando otorguen al consumidor el derecho a
usar inmuebles mediante el sistema de tiempo compartido.
Los contratos relacionados con las actividades a que se refiere el párra-
fo anterior deberán registrarse ante la Procuraduría Federal del Consumidor.
XI. Las condiciones bajo las cuales se llevará a cabo el proceso de escri-
turación, así como las erogaciones distintas del precio de la venta que
deba realizar el consumidor, tales como gastos de escrituración, im-
puestos, avalúo, administración, apertura de crédito y gastos de in-
vestigación. De ser el caso, los costos por los accesorios o comple-
mentos;
XII. Las condiciones bajo las cuales el consumidor puede cancelar la ope-
ración, y
XIII. Se deberá indicar al consumidor sobre la existencia y constitución de
garantía hipotecaria, fiduciaria o de cualquier otro tipo, así como su
instrumentación.
Todo bien inmueble cuya transacción esté regulada por esta ley deberá
ofrecerse al consumidor con la garantía correspondiente, la cual no podrá ser
inferior a cinco años para cuestiones estructurales y tres años para imper-
meabilización; para los demás elementos, la garantía mínima será de un año.
Todos los plazos serán contados a partir de la entrega real del bien. En el
tiempo en que dure la garantía, el proveedor tendrá la obligación de realizar,
sin costo alguno para el consumidor, cualquier acto tendiente a la reparación
de los defectos o fallas presentados por el bien objeto del contrato.
El tiempo que duren las reparaciones efectuadas al inmueble al amparo
de la garantía no es computable dentro del plazo de la misma; una vez que
el inmueble haya sido reparado se iniciará la garantía respecto de las repa-
raciones realizadas, así como con relación a las piezas o bienes que hubie-
ren sido repuestos y continuará respecto al resto del inmueble.
En caso de que el consumidor haya hecho valer la garantía establecida
en el artículo 73 quáter y no obstante persistan los defectos o fallas impu-
tables al proveedor, éste se verá obligado de nueva cuenta a realizar todas
las reparaciones necesarias para corregirlas de inmediato, así como a otor-
garle, en el caso de defectos o fallas leves, una bonificación del cinco por
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II. Solicitar la sustitución del bien inmueble, en cuyo caso el proveedor asu-
mirá todos los gastos relacionados con la misma, o
II. Solicitar la rescisión del contrato, en cuyo caso el proveedor tendrá la
obligación de reintegrarle el monto pagado, así como los intereses que
correspondan, conforme lo previsto en el segundo párrafo del artículo 91
de esta ley.
Los proveedores deberán efectuar la entrega física o real del bien ma-
teria de la transacción en el plazo pactado con el consumidor y de acuerdo
con las especificaciones previamente establecidas u ofrecidas.
En los contratos de adhesión relacionados con inmuebles se estipulará
la información requerida en el capítulo VII, fecha de entrega, especificacio-
nes, plazos y demás elementos que individualicen el bien, así como la infor-
mación requerida en el artículo 73 ter. Los proveedores no podrán recibir
pago alguno hasta que conste por escrito la relación contractual, excepto el
relativo a gastos de investigación.
La Procuraduría podrá promover ante la autoridad judicial, cuando vea
amenazado el interés jurídico de los consumidores, el aseguramiento de
los bienes a que se refiere este capítulo, en aquellas operaciones que con-
sidere de difícil o imposible cumplimiento, mientras subsista la causa de la
acción.
Ventajas
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dad fraccionada, a efecto de que los contratos de venta con esta modalidad
sólo se puedan realizar cuando se registren en la Procuraduría Federal de
Protección al Consumidor.
La iniciativa se motiva en el hecho de que a nivel mundial, en ciudades
como Nueva York, Miami, París, Londres, Hong Kong y otras, así como en
desarrollos de playa, golf y spa ha surgido el concepto que en el idioma
inglés se denomina fractional time y que en México se conoce como pro-
piedad fraccionada, la cual consiste en compartir una propiedad que se
utiliza pocos días al año en calidad de dueño.
3.4.3 Traspaso
se, darse en prenda, etc. En estos últimos casos, el usufructo queda liga-
do a la vida del cedente, del arrendador o del deudor prendario; pero si
éste muere, el usufructo termina.
El Código de Napoleón consideró que el usufructo es un derecho de na-
turaleza especial. Esta forma de ejercer el derecho real está regulada en
el CCDF:
21 Antonio De Ibarrola, Cosas y sucesiones, 4a ed, Editorial Porrúa, México, 1977, pág 524.
22 Ernesto Gutiérrez y González, Derecho de las obligaciones, Editorial Porrúa, México, 1971,
pág 543.
El usufructo se puede constituir sobre toda clase de bienes, como los mue-
bles, inmuebles, fungibles o no fungibles, corpóreos o cosas e incorpó-
reos o derechos, así como sobre acciones o derechos personales.
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23 José Castán Tobeñas, Derecho civil español, común y foral, vol 2, 9a ed, Editorial Reus, Ma-
drid, 1955, pág 26.
1. Por su materia
a) Perfecto o regular. Es el que recae sobre bienes no consumibles.
b) Imperfecto o irregular. Es el que recae sobre bienes consumibles, en
cuyo caso recibe la denominación de cuasiusufructo.
2. Por su extensión
a) A título universal. Cuando recae sobre una universalidad o sobre una
parte alícuota de ella, en cuyo caso la nuda propiedad se reserva a los
herederos y el usufructo se concede a terceros.
b) A título particular. Cuando recae sobre un bien determinado, mueble
o inmueble, corpóreo o incorpóreo.
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5. Por su modo
a) Puro. Cuando no se sujeta a ninguna modalidad, es decir, condición,
término o carga.
b) Condicional. Se concibe como un acontecimiento futuro de realiza-
ción incierta, de cuyo cumplimiento depende el nacimiento de un de-
recho o su extinción; en el primer caso se trata de una condición sus-
pensiva y en el segundo de una resolutoria.
de usufructo.
• Extintivo. Ocurre cuando al cumplirse el término, se extingue el
usufructo.
6. Por su origen
a) Legales. Son aquellos constituidos por la ley.
b) Voluntarios. Son los que deben su existencia a la voluntad de los par-
ticulares manifestada en acto jurídico inter vivos (contrato) o mortis
7. Por su objeto
a) Propio, perfecto o normal cuando recae sobre cosas no consumibles.
b) Impropio, imperfecto o anormal. Si recae sobre cosas consumibles, se
trata del cuasiusufructo.
3.6 Cuasiusufructo
24 Digesto, 7.5.1.
3.7 Uso
Conforme al art 1049 del CCDF, el uso es un derecho real que consiste en
percibir los frutos de un bien ajeno, necesario para la subsistencia de
una persona y de su familia, aunque ésta aumente.
El uso es un acto de generosidad de una persona a otra, una ayuda a
las personas, en cuyo caso no se obtiene nada a cambio, es decir, es gra-
tuito. Siempre lo será, pues si se cobrara por el uso se confundiría con
otros contratos, como el de arrendamiento. El uso da derecho a percibir
los frutos de un bien ajeno que satisfagan las necesidades de la persona
de su familia. A diferencia del usufructo, en el uso no se pueden utilizar
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3.8 Habitación
a) De desagüe. Los predios inferiores están sujetos a recibir las aguas por
el declive natural que cae de los predios superiores.
Dicha servidumbre ocurre cuando los predios están sujetos a recibir las
aguas que naturalmente, o como consecuencia de las mejoras agrícolas o
industriales que se hagan, caigan de los superiores, así como la piedra
o tierra que arrastren en su curso.
Cuando un predio rústico o urbano se encuentre enclavado entre
otros, los dueños de los predios circunvecinos estarán obligados a permi-
tir el desagüe del central. Las dimensiones y la dirección del conducto del
desagüe, si no se ponen de acuerdo los interesados, las fijará el juez, pre-
vio informe de peritos y audiencia de los interesados, observándose, en
cuanto fuere posible, las reglas dadas para la servidumbre de paso.
Esta servidumbre existe cuando quien quiera usar agua de la que pueda
disponer tiene derecho a hacerla pasar por los fundos intermedios, con
obligación de indemnizar a sus dueños, así como a los de los predios in-
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que sus respectivos dueños puedan reclamarle otra cosa que una indem-
nización equivalente al perjuicio que les ocasione este gravamen.
La acción para reclamar esta indemnización es prescriptible; empero,
aunque prescriba, no cesa por este motivo el paso obtenido.
El dueño del predio sirviente tiene derecho a señalar el lugar en don-
de haya de construirse la servidumbre de paso.
Si hubiere varios predios por donde pueda darse el paso a la vía pú-
blica, el obligado a la servidumbre será aquel por donde fuere más corta
la distancia, siempre que no resulte muy incómodo y costoso el paso por
ese lugar. Si la distancia fuere igual, el juez designará cuál de los dos pre-
dios ha de dar el paso.
Cuando para establecer comunicaciones telefónicas particulares en-
tre dos o más fincas, o para conducir energía eléctrica a una finca, sea ne-
cesario colocar postes y tender alambres en terrenos de una finca ajena, el
dueño de ésta tiene obligación de permitirlo, mediante la indemnización
correspondiente. Esta servidumbre trae consigo el derecho de tránsito de
las personas y el de conducción de los materiales necesarios para la cons-
trucción y vigilancia de la línea.
• Derechos
a) El dueño del predio sirviente puede ejecutar las obras que hagan me-
nos gravosa la servidumbre, si de ellas no resulta perjuicio alguno al
predio dominante.
b) Si el dueño del predio dominante se opone a las obras de que trata el
art 1124, el juez decidirá, previo informe de peritos.
c) Cualquier duda sobre el uso y extensión de la servidumbre se decidi-
rá en el sentido menos gravoso para el predio sirviente, sin imposibi-
litar o hacer difícil el uso de la servidumbre.
d) El dueño del predio sirviente, si el lugar primitivamente designado
para el uso de la servidumbre llegase a presentarle graves inconve-
nientes, podrá ofrecer otro que sea cómodo al dueño del predio do-
minante, quien no podrá rehusarlo si no se perjudica.
• Obligaciones
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Si los predios entre los que está constituida una servidumbre legal pa-
san a poder de un mismo dueño, dejará de existir la servidumbre; pero
Si entre los propietarios hubiere alguno contra quien por leyes espe-
ciales no pueda correr la prescripción, ésta no correrá contra los demás.
El modo de usar la servidumbre puede prescribir en el tiempo y de la
manera que la servidumbre tenga.
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cualquier libro impreso sin licencia del rey y de su Consejo, aunque hubie-
re sido estampado en Aragón, Valencia, Cataluña y Navarra, que gozaban de
fueros regionales. Para obtener la codiciada licencia del libro por imprimir-
se era necesario que el autor presentase el manuscrito de la obra, después
de censurado, al escribano de la Cámara del Consejo, quien rubricaba todas
sus páginas.
25 Pedro Carlos Acebey, “Bases para una reforma de la legislación americana”, en Revista
Mexicana de la Propiedad Industrial y Artística, México, enero-junio de 1971, pág 58.
Esta ley, con diversas reformas, constituye el Título 17 del United States
Codes.28
En 1793, estos derechos se encuadraron por primera vez en Francia
de manera expresa como derechos de propiedad, aunque de inmediato
empezaron a formarse corrientes que se oponían a la clasificación e in-
sistían en que los derechos de autor son concesiones del Estado, dere-
chos de obligación originados por un contrato tácito celebrado entre la
sociedad y el individuo.29
Existe una tercera escuela que ubica a los derechos de autor como de-
rechos personales.
I. Literaria;
II. Musical, con o sin letra;
III. Dramática;
IV. Danza;
V. Pictórica o de dibujo;
VI. Escultórica y de carácter plástico;
VII. Caricatura e historieta;
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VIII. Arquitectónica;
IX. Cinematográfica y demás obras audiovisuales;
X. Programas de radio y televisión;
XI. Programas de cómputo;
XII. Fotográfica;
XIII. Obras de arte aplicado que incluyen el diseño gráfico o textil, y
30 Pau Miserachs Sala, La propiedad intelectual, Fausí, Barcelona, 1987, pág 11.
31 David Rangel Medina, Derecho de la propiedad industrial e intelectual, Instituto de Investi-
gaciones Jurídicas, UNAM, México, 1991, pág 88.
XIV. De compilación, integrada por las colecciones de obras, como las enci-
clopedias, las antologías, y de obras u otros elementos como las bases
de datos, siempre que dichas colecciones, por su selección o la disposi-
ción de su contenido o materias, constituyan una creación intelectual.
Las demás obras que por analogía puedan considerarse obras literarias
o artísticas se incluirán en la rama que les sea más afín a su naturaleza.
3.10.4 Duración
La duración del derecho de autor que otorga la ley invocada a las obras
es la vida del autor y 100 años más después de su muerte. En caso de co-
autoría, este término se calcula a partir de la muerte del último autor.
En cuanto a la duración de la protección del derecho de autor, el art
29 de la ley en comento señala lo siguiente:
32 David Rangel Medina, Tratado de derecho marcario, edición del autor, México, 1960, pág 95.
El derecho moral del artista abarca tanto un aspecto activo que le permi-
te modificar, rehacer e incluso destruir su obra, como un aspecto defen-
sivo que le facilita que la obra sea respetada, es decir, que no se altere ni
deforme. Cualquier alteración de la obra no consentida por el autor cons-
tituye un atentado a su derecho moral, lo cual ocasiona un perjuicio a la
integridad de la obra, que se debe reparar33 como lo establece la Ley Fe-
deral de Derechos de Autor.
34 Carlos Mouchet y Sigfrido Radaelli, El derecho moral del autor, Fondo Nacional de las Ar-
tes, Montevideo, 1945, págs 17 y 116.
a) Derecho de publicación.
b) Derecho de reproducción.
c) Derecho de transformación (traducción y adaptación).
d) Derecho de colocación de la obra de comercio.
e) Derecho de registrar la obra para el ejercicio del derecho pecuniario.
f) Derecho de transmisión.
La ley establece los casos en que pueden utilizarse las obras sin auto-
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quier tipo;
II. El aprovechamiento industrial o comercial de las ideas contenidas en
las obras;
III. Los esquemas, planes o reglas para realizar actos mentales, juegos o
negocios;
IV. Las letras, los dígitos o los colores aislados, a menos que su estiliza-
ción sea tal que las conviertan en dibujos originales;
V. Los nombres y títulos o frases aislados;
VI. Los simples formatos o formularios en blanco para ser llenados con
cualquier tipo de información, así como sus instructivos;
Art 152. Las obras del dominio público pueden ser libremente utilizadas por
cualquier persona, con la sola restricción de respetar los derechos morales
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Duración
Art 122. La duración de la protección concedida a los artistas intérpretes o
ejecutantes será de setenta y cinco años contados a partir de:
Leyendas obligatorias.
Art 131 bis. Los productores de fonogramas tienen el derecho a percibir una
remuneración por el uso o explotación de sus fonogramas que se hagan con
fines de lucro directo o indirecto, por cualquier medio o comunicación públi-
ca o puesta a disposición.
4.1 Concepto
Estos autores afirman que la posesión no es sobre las cosas, sino que lo
que realmente se posee son derechos. La posesión de las cosas es en rea-
lidad la posesión sobre el derecho de propiedad.
4.2.2.1 El corpus
4.2.2.2 El animus
a) La disponibilidad de la cosa.
b) La posibilidad directa e inmediata de someterla a un poder físico.
c) La posibilidad de excluir la intromisión de extraños.
a) Ser permanente.
b) Ser actual.
c) Ser indiscutible: el poseedor debe presentarse como el único deten-
tador de la cosa.
d) Ser público: el poseedor debe ostentarse ante todo el mundo como el
que ejerce actos materiales de explotación que revelen el propósito
de adueñarse de la cosa.
• En concepto de propietario.
• Pacífica.
Sólo pueden ser objeto de posesión las cosas y derechos que sean suscepti-
bles de apropiación.
1 Digesto 41.2.3.1.
2 Digesto 41.2.15.
3 Ibídem, 41.2.46.
4.7 Usucapión
A. Res habilis. Este requisito se relaciona con las cosas que se van a
usucapir, las cuales deberían estar en el comercio, pues las que no lo tu-
vieran no podrían ser apropiadas por los particulares, por ejemplo: un
hombre libre, las cosas religiosas, las sagradas y las santas, como tampo-
co las robadas, el esclavo fugitivo y los inmuebles ocupados violenta-
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mente, los bienes del fisco, los del príncipe y los dedicados a estableci-
mientos benéficos.
B. Titulus o justo título. Es el que justifica la posesión de la cosa, la
justa causa de adquisición por el poseedor. No se consideraban justo títu-
lo el depósito ni el arrendamiento porque con ellos no se adquiere el do-
minio de la cosa. El justo título puede derivarse de una compraventa,
donación, herencia, etcétera.
C. Fides o buena fe del adquirente. Es la creencia del poseedor de ha-
ber adquirido el dominio de la cosa poseída.
El poseedor de buena fe, según el art 810 del CCDF, que haya adquirido la
posesión por título traslativo de dominio tiene los derechos siguientes:
En cuanto a los gastos a que aluden las fraccs I y III del art 810 del
CCDF son los siguientes:
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Art 817. Son gastos necesarios los que están prescritos por la ley y aquellos
sin los que la cosa se pierde o desmejora.
Art 818. Son gastos útiles aquellos que, sin ser necesarios, aumentan el pre-
cio o producto de la cosa.
Art 819. Son gastos voluntarios los que sirven sólo al ornato de la cosa o al
placer o comodidad del poseedor.
4 Sócrates Jiménez Santiago Tiana, Diccionario de derecho romano, 1a ed, Sista, México, 1991,
pág 338.
[…]
II. A las dos terceras partes de los frutos industriales que haga producir a
la cosa poseída, perteneciendo la otra tercera parte al propietario, si rei-
vindica la cosa antes de que se prescriba;
II. A que se le abonen los gastos necesarios y a retirar las mejoras útiles, si
es dable separarlas sin detrimento de la cosa mejorada.
El poseedor de mala fe no tiene derecho a los frutos naturales y ci-
viles que produzca la cosa que posee, y debe responder de la pérdida o
deterioro de la cosa sobrevenidos por su culpa.
4.9.1 Características
que estén archivados, al poner a disposición del público los libros con los
asientos respectivos.
mento del Título XXIII del Código Civil del Distrito Federal y de la Baja
California, con ordenanza de instalación de la oficina denominada Re-
gistro Público de la Propiedad.
k) 1884: el CCDF y TBC dispuso que un reglamento especial establecería
“los derechos y obligaciones de los registradores, así como las fórmu-
las y demás circunstancias con que debe extenderse el registro”.
l) 1917: Venustiano Carranza introdujo reformas al código civil en ma-
teria registral.
5.2 Concepto
1 http: www.consejería.df.gob.mx
2 Bernardo Pérez Fernández del Castillo, Derecho registral, 7a ed, Editorial Porrúa, México,
2000, pág 81.
El Registro protege los derechos adquiridos por tercero de buena fe, una vez
inscritos, aunque después se anule o resuelva el derecho del otorgante, ex-
cepto cuando la causa de la nulidad resulte claramente del mismo registro.
Lo dispuesto en este artículo no se aplicará a los contratos gratuitos, ni a ac-
tos o contratos que se ejecuten u otorguen violando la ley.
4 José Luis La Cruz Berdejo, Derecho inmobiliario registral, Editorial Bosch, Barcelona, 1977,
pág 99.
5 Ídem.
A. Inscripciones en sentido estricto. Son los actos por medio de los cua-
les el registrador materializa en el folio correspondiente el acto jurídico
mediante el uso de la forma estricta. Una vez realizada la primera ins-
cripción, ésta será la base sobre la cual gravitará una serie de anotacio-
nes e inscripciones debidamente encadenadas, que permitirán conocer
la situación real del inmueble o derecho estricto.
Los títulos y actos inscribibles, de acuerdo con el art 3042 del CCDF, son:
I. Los títulos por los cuales se cree, declare, reconozca, adquiera, transmi-
ta, modifique, limite, grave o extinga el dominio, posesión originaria y
los demás derechos reales sobre inmuebles;
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• Por consentimiento.
• Por orden judicial.
• A petición de parte.
• De oficio por el registrador.
Las inscripciones por orden judicial son aquellas que se hayan practicado
en cumplimiento de un auto o de una sentencia judicial y/o por manda-
to expreso de la ley que requiera la intervención del juez para decretar la
nulidad de la inscripción o anotación y ordenar su cancelación corres-
pondiente.
a) Los avisos preventivos a que se refiere el art 3016 del CCDF cuando se
inscriba el testimonio de la escritura en que se declare, reconozca, ad-
quiera, transmita, modifique, limite, grave o extinga la propiedad o
posesión de bienes inmuebles, o cualquier derecho real sobre ellos
o que sin serlo resulte inscribible.
b) Las anotaciones preventivas cuando se conviertan en inscripción de-
finitiva.
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