El cáncer es una de las principales causas de muerte en todo el mundo y
representa un grave problema de salud pública, con aproximadamente 14.1 millones de casos nuevos y 8.2 millones de muertes cada año. Dentro de los más diagnosticados se encuentran el cáncer de pulmón, mama y colon rectal, de los cuales el primero ha sido catalogado como el más mortal en los últimos años (Ferlay, J., Soerjomataram, I., Dikshit, R., Eser, S., Mathers, C., Rebelo, M., Maxwell Parkin, D., Forman, D. & Bray, F., 2015) Sin embargo, gracias a los conocimientos disponibles, es posible controlarlo en gran medida por medio de los diferentes planes de prevención, detección temprana, diagnóstico, tratamiento y cuidados paliativos, siendo este último de gran importancia para mitigar el impacto físico, emocional y social de la enfermedad. En la actualidad a pesar de la alta disponibilidad de estas herramientas, al enfermo se le oculta casi siempre la gravedad de su enfermedad y muchas veces se le miente en relación al diagnóstico de una enfermedad incurable, lo cual genera un desconocimiento y a su vez un tratamiento inadecuado de la salud emocional y mental del paciente y su familia (Espinosa, A.A. 2006). No obstante, la implementación de estas estrategias ha logrado aumentar el número de sobrevivientes a la enfermedad en los últimos 20 años, lo cual a su vez representa un reto al ser necesaria la evaluación de los efectos a corto y largo plazo que la enfermedad puede generar en estos pacientes (Vijayvergia, N. & Denlinger, C.S. 2015). Para dar respuesta a las necesidades de atención de pacientes con cáncer de mama, sobre todo a partir de los 60 años, se han propuesto diferentes planes para los cuidados paliativos del enfermo en estadío terminal, en los cuales se han organizado una gama de servicios que van desde cuidados en el hogar, hospitalización en casa y atención en los hospitales, hasta servicios especializados en las instituciones de servicios de salud de tercero y cuarto nivel (Espinosa, A.A.2006). Los cuidados paliativos en el paciente con cáncer buscan satisfacer la necesidad tanto de aliviar los síntomas, atención psicosocial y emocional, brindando un apoyo constante al enfermo y a su familia desde el momento en que es diagnosticado.
Debido a las consecuencias emocionales, espirituales, sociales y económicas
del cáncer de mama y su manejo, la medicina paliativa y el apoyo incondicional y permanente de la familia representan una excelente herramienta para brindar una muy alta calidad de vida y ayudar al paciente que junto a su familia afrontara y manejara las diferentes situaciones que por muy difíciles que sean se volverán más llevadera (Organización Mundial de la Salud, 2007). El cuidado paliativo no acelera ni pospone la muerte, por el contrario, se centra en proporcionar alivio al dolor, complementando los aspectos psicológicos, sociales y espirituales del individuo, para así identificar las necesidades y demandas específicas de cada paciente, con el objetivo de brindar un acompañamiento personalizado y eficaz. (Reyes et al. 2015). Los profesionales de las diferentes áreas de la medicina que participan en los protocolos de tratamiento del cáncer de mama. Como son instrumentadoras quirúrgicas, médicos anestesiólogos, médicos oncólogos, nutricionistas, enfermeras entre otros. Que desempeñan un papel fundamental en el acompañamiento paliativo del paciente enfermo de cáncer, brindando cuidados integrales propios del quehacer de la profesión y siendo parte importante del equipo multidisciplinario encargado del apoyo y acompañamiento desde el momento en que se diagnostica la enfermedad.