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Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido
perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres
veces).
Meditación
Sagrado Corazón de Jesús, que estás envuelto en las llamas del Amor
divino, Tú eres llamado “Carbón ardiente” o “Ántrax”, por los Padres de la
Iglesia, porque tu Humanidad Santísima ardió, como brasa incandescente,
desde el primer instante de la Encarnación, al contacto con el Fuego del
Espíritu Santo. Jesús, a quien los tibios te provocan náuseas, al punto de
“vomitarlos de tu boca”, te suplicamos por los hombres de nuestro tiempo,
que enceguecidos por la ciencia, la técnica y la tecnología, se postran en su
adoración tomando así a la razón humana como a un ídolo, enfriando sus
corazones y desplazándote a Ti, único Dios verdadero, el único que merece
ser adorado y bendecido por los siglos sin fin. Apiádate de ellos, Sagrado
Corazón, y envíales tu Espíritu Santo, tu Espíritu de Amor, sopla sobre sus
fríos corazones, negros como el carbón, el fuego del Amor divino que te
envuelve, y enciéndelos y conviértelos en teas ardientes de amor y
adoración, que resplandezcan en los cielos por la eternidad.
Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido
perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres
veces).