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Estudio Comparativo de Tarjetas de Crédito N° DEE -INF-004-10 de febrero del 2010
El aumento desmedido del consumo mediante la proliferación de las tarjetas de
crédito, ha hecho de acuerdo a declaraciones dadas por la viceministra del MEIC Velia
Govaere, al Periódico la Nación el día 22 de febrero del 2010; de que cientos de
usuarios adeuden en tarjetas de crédito un total de ¢486.000 millones. Y que sobre el
monto en mora se están pagando intereses que para la mayoría de tarjetas oscilan entre
el 45% y el 54%. Este aumento había, hasta febrero del año 2009, afectado en forma
sensible el giro habitual de los juzgados civiles, y limitado en buena medida su
capacidad de respuesta en la tramitación de procesos de cobro ejecutivo.
Esto por cuanto con la entrada en vigencia en marzo del año 2009 de la Nueva
Ley de Cobro Judicial N° 8687, se vino a dar un respiro a los juzgados civiles de menor
cuantía, los cuales antes de esa fecha eran los que tenían la jurisdicción para conocer de
los procesos cobratorios basados en títulos ejecutivos, lo que generó que dichos
juzgados colapsaran y se retrasara sensiblemente la resolución de todos los demás
procesos.
Pero con la entrada en vigencia de esta nueva ley y con la creación de juzgados
especializados, si bien es cierto se logró al menos la descongestión de los juzgados
civiles de menor cuantía del primer y del segundo Circuito Judicial de San José. Y
además, vino a beneficiar a los acreedores, por la implementación de una vía rápida,
denominada proceso monitorio de cobro judicial, para el cobro a sus deudores, pero
viene a ser un retroceso en los derechos del tarjetahabiente, por cuanto en dicho
proceso, no se tiene la oportunidad de conocer el fondo del asunto y los embargos se
ejecutan de forma automática.
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Las organizaciones emisoras son desde todo punto de vista son superiores al
individuo (asimetría entre comerciante-consumidor) en comunicación, racionalidad,
capacidad innovadora, especialización, relación estratégica, reducción a términos
jurídico-económicos, son impersonales, no hay elemento sicológico que afecte a la
estructura organizacional, no hay represión para la organización, etc., uniformizan la
contratación hacia el usuario, quedando este en una posición de desequilibrio al
suprimirse la fase preliminar o tratativa para discutir las cláusulas incorporadas en la
contratación, siendo que los ordenamientos modernos en protección del débil, han
elaborado sistemas de control de las condiciones generales de esos contratos.
2
extracto del artículo publicado el lunes 22 de febrero del año 2010 en la página 23A de la
sección de economía del periódico La Nación.
armonizarse con los principios y normas relativas al objeto, la causa licita, a la buena fe
negocial, y al ejercicio regular de los derechos.
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Para introducirnos en el tema que nos ocupa, acerca de la relación entre los
derechos del consumidor y los derechos humanos, hemos de intentar ayudar a la
comprensión de la misma con un par de aproximaciones por oposición, que
pretendemos sirvan para desmitificar algunas cosas y a la vez despejar algunos
prejuicios respecto del estudio y defensa de estos derechos.
Estas cuestiones no son ajenas a los derechos del consumidor, pero tienden a
reducirlo a esquemas que son solo una parte de su objeto, y a menospreciarlo como
disciplina, ignorando su directa vinculación con los derechos humanos y su sustancia
como herramienta jurídica general.
Ambos mitos hacen hincapié solamente en la faz patrimonial de la protección, en
la lucha verdadera pero no suficiente por la integridad y la no profanación del bolsillo,
relativa a consumos vinculados a una clase o a determinados hábitos de consumo diario,
que reducen la problemática a una lógica simplista, con el objeto de minimizarla como
rama del derecho.
Éstos, que también por ser tan atacados y menospreciados han sido definidos en
muchos campos técnicos en forma lábil e imprecisa, tienen sin embargo, una
formulación cierta y concreta, generada en sus años de evolución como noción jurídica.
El Dr. Pablo Manili 3 cita a Prieto Sanchís, quien afirma que ³los derechos
humanos, como categoría ética, cultural e histórica, es decir pre-normativa, no
constituyen una concepción cerrada y acabada de la que puedan beber los
ordenamientos positivos, sino un concepto abierto a distintas concepciones y desarrollos
y, en exclusiva de respetar las exigencias que derivan de tales derechos.
3
Manili, Pablo: ³La difícil tarea de elaborar un concepto de los derechos Humanos´ Revista
Jurídica UCES, 1999.
Así las cosas, la consideración del tema es inescindible del momento histórico en
que aparece y en el que se desarrolla. Casi no hay obra o artículo que no incluya la frase
de John F. Kennedy respecto a que todos somos consumidores 4. Un concepto tan
amplio, tan generalizado, muchas veces ve socavada su importancia en su misma
generalidad. Usar el dinero plástico es algo tan normal, tan de todos los días, que parece
haber existido siempre, y a la vez muchas veces es solo merecedor como fenómeno, de
análisis compartidos con otras ramas del derecho, en una deformación de la tendencia a
la especialización propia de los tiempos que corren.
4
Frase extractada del mensaje de elevación presidencial al Congreso del primer paquete de leyes
relativas a la protección del consumidor en los Estados Unidos, generadas en la década del 60.
frente a los abusos del orden establecido. Preguntarse, al fin, si ha sido el sistema de
mercado el que ha concedido, o si por el contrario dichos triunfos le fueron arrebatados.
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Se estudiaran todos estos objetivos para, una mejor comprensión del sistema de
tarjeta de crédito, como un medio eficaz de financiamiento revolutivo, y formular
soluciones al problema actual de la falta de regulación, que envuelve a esta figura
contractual.
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En los Estados Unidos de América del Norte, el sistema nace en ciertas cadenas
de hoteles, que emitieron unas tarjetas personalizadas las cuales eran entregadas a los
mejores clientes y que servían a éstos para la utilización de servicios de hotelería en
cualquier punto del país, dentro de los hoteles asociados o de propiedad de la cadena,
sin necesidad de hacer efectivo pago alguno en moneda de curso legal, sino
simplemente conformando las estadías o consumos, que eran liquidados a posteriori por
las oficinas centrales de la empresa5.
5
Bullrich, La Tarjeta de Crédito, p. 9.
6
Informe del Board of Governors de la Federal Resreve System, 1968, p. 7.
7
Revolving credit (crédito rotativo)
En 1949, inicia la segunda etapa y a adultez del sistema, hace incursión en el
mercado estadounidense la primera empresa emisora de credit cards o tarjetas de
crédito como objetivo propio y especifico de la empresa, dando nacimiento a lo que ya
podemos considerar genéricamente como la faz pluralista o multiforme del instituto. Si
bien en un principio la tarjeta emitida por aquella empresa pionera (Diners Club) sólo
era para muy limitados rubros, a poco de lanzada al mercado fue extendiéndose a un
amplio espectro de compras, hasta ser prácticamente admitida como una forma usual de
adquisición de una multitud de bienes y de servicios. Éstos se extendieron, no solo a
nivel nacional, sino a nivel internacional, cubriendo su utilización rubros como
diversiones, viajes y turismo.
8
American Express Co. Annual Report 1982, p. 9 a 21. NY, USA.
Los países continentales europeos fueron reacios a la admisión del sistema de
tarjetas de crédito, y su incorporación al sistema local fue mucho más lento y laborioso
en su desarrollo que el que había logrado en su país de origen, los Estados Unidos de
Norteamérica.
9
Barre, Economie politique, t. II, p. 307.
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Fue el Banco de Costa Rica que en 1972 trato infructuosamente de introducir la
figura de la tarjeta de crédito en el país, sin embargo esta no fue aceptada debido a que
la realidad económica y social de Costa Rica, no era óptima para adoptar dicha forma de
pago.
No fue, sino hasta 1975, que el Banco Crédito Agrícola de Cartago, decidió
introducir al país la figura de la tarjeta de crédito y ponerla en marcha después de un
exhaustivo estudio del impacto que produciría la adopción de un medio de pago y de
crédito totalmente desconocido tanto para los costarricenses como para el banco mismo.
10
Brizuela, Joaquín. Op cit, p. 7 y 8.
Popular y de Desarrollo Comunal, el Banco Nacional de Costa Rica, el Banco de Costa
Rica y de otras compañías emisoras de tarjetas como Credomatic (American Express),
para competir en el mercado costarricense. Como ya se mencionó, en el país existen
actualmente veintisiete emisores de tarjetas de crédito y 408 tipos diferentes de tarjetas.
Todas estas luchas entre las entidades emisoras se mantienen hasta estos días, y
no son más que el fiel reflejo de la gran importancia y aceptación mundial, que ha
significado la tarjeta de crédito para la sociedad y la economía costarricense, pero que
de continuar sin regulación podría significar, esto sino lo es ya, en perjudicial para la
economía de la familia costarricense y de la sociedad en su conjunto, con las
consecuencias que ello conlleva para el país.
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11
Zavala Rodríguez, Derecho de la empresa, p 152 y sig.
12
Bullrich, La tarjeta de crédito, p. 9
13
Argeri, Diccionario de derecho comercial y de la empresa.
Más que una definición, ésta es una ejemplificación de su funcionamiento, por lo
cual, si bien aclara el sistema, no la hace muy didáctica. Pero, además, está el no ser lo
suficientemente comprensiva de otras situaciones a que da lugar el funcionamiento del
instituto, tales como que la empresa emisora de la tarjeta de crédito no es
necesariamente ±aunque sí frecuentemente- una empresa especializada. Por otro lado, la
relación que la definición plantea entre el cliente y la entidad emisora es incompleta, ya
que el cliente puede optar por pagar dentro del plazo de contado o por utilizar el crédito
a largo plazo, pagando al emisor un interés previamente impuesto por el emisor.
Quizá más precisa que la primera, cabe a esta definición la misma critica que la
efectuada a aquélla, esto es, que siendo tan descriptiva deja de ser didáctica y absorbe la
imposibilidad de albergar en sí las distintas facetas que la tarjeta de crédito crea en su
multiforme funcionamiento. Así, no capta la eventualidad de la existencia de cuatro
partes en su operación, conforme vimos ya en la crítica anterior, ni capta su operativa
bilateral cuando es la propia entidad comerciante la que genera su propio sistema de
tarjeta de crédito. Esto último también hace que no sea necesaria la presencia de una
14
Muñoz, Contratos y negocios jurídicos financieros, t. II, p. 726.
15
Cogorno, Teoría y técnica de los nuevos contratos comerciales, p. 205.
entidad financiera como parte, pero no obstante no deja de ser una interesante
definición que permite visualizar más adecuadamente la sistemática del instituto.
16
Bullrich, La tarjeta de crédito, p. 26 y sig.
17
Bullrich, La tarjeta de crédito, p. 35.
18
Grisoli, Las cartas de crédito en la práctica mercantil italiana, LL, 142 -923.
Volviendo a la conceptuación general del instituto, también podemos observar la
posición de los autores como oargosi y Linares Bretón, que si bien se han abstenido de
definir el instituto, a través de sus trabajos se pueden extraer algunos conceptos
aclaratorios sobre una posible definición de la tarjeta de crédito. Entiende oargosi 19 que
³se trata de una relación jurídica compleja, encuadrable como contrato de crédito,
siendo la tarjeta propiamente dicha un documento probatorio de la relación, que se
presenta ±esta última- como una asunción privativa de deuda´. En otra línea de ideas,
Linares Bretón20 encara un análisis del instituto por medio de la tarjeta de crédito,
entendiendo que ³es sustitutiva del dinero y como tal es a través de pago que se
formaliza (con firma) en un sistema convencional de tipo asociativo o de adhesión y
crediticio en cuanto a su convertibilidad en dinero´.
Los conceptos vistos hasta ahora permiten darnos cuenta de que el instituto es de
una complejidad extrema y de gran dificultad de definición. No obstante, arriesgamos
subsumir en una idea general tanto la operativa como la estructura y el carácter del
instituto, proponiendo una definición de éste.
19
Fargosi, Esquicio sobre las tarjetas de crédito, LL, 142-933.
20
Linares Bretón, La tarjeta de crédito. Su calificación jurídica como medio de pago, LL, 144-
1075.
21
"La cosa habla por sí misma", procedente de los ordenamientos del Common Law.
No obstante, intentaremos subsumir en una idea general tanto la operativa como
la estructura y el carácter del instituto, proponiendo una definición de éste, hipótesis
que, al igual que las definiciones anteriores, es susceptible de críticas.
22
Fargosi, Esquicio sobre las tarjetas de crédito, LL, 142-934.
Es una especie de contrato de crédito (contrato de uso de crédito revolutivo) y
que cumple tal función, sin importar la forma que adopte el negocio de la tarjeta de
crédito, sea bilateral, trilateral cuando interviene la empresa especializada, o plural
cuando además se integra la intermediación bancaria.
23
Messineo, Manual, t. IV, p. 5, 133, 437, y, en tal sentido, arts. 1420, 1446, 1459 y 1466 del
Cód. Civil italiano de 1942.
generales predeterminadas (en su par de relaciones entidad emisora-usuario y entidad
emisora-proveedor), existiendo en una faz formal también la integración por adhesión
en la tercera línea de relaciones (proveedor-usuario), cuando al hacerse efectiva la
negociación del caso, se conforma el cupón (comprobante, o voucher) que constituirá el
instrumento movilizador del circuito cerrado; elemento generalmente necesario para
ejecutar las obligaciones y derechos asumidos.
24
Fontanarrosa, Derecho comercial argentino, t. II, p. 149, n° 54.
25
Ley 25065, Ley de tarjetas de crédito, actualizada ley 26361, sanc. 07/12/98; promul.
09/01/99; publ. 14/01/99.
contrato, y c) abonar a los proveedores de bienes o servicios los consumos del usuario a
los términos pactados´.
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Es importante entender que una adecuada explicación de su funcionamiento
debe partir necesariamente de uno de los puntos del haz de relaciones que centra y
convoca este negocio jurídico complejo.
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26
Rivero Alemán, Sergio, Disciplina del crédito bancario y protección al consumidor, 1995, p.
177.
Así, aunque el contenido de la publicidad no figure expresamente en el contrato
celebrado o en el documento o comprobante recibido, se incorpora al contrato por
regulación legal y configura el interés que el consumidor, influido por la publicidad,
puede aspirar justificadamente a satisfacer a través de él.
ù
27
Ley de promoción de la competencia y defensa efectiva del consumidor.
³Artículo 37. Oferta, promoción y publicidad:
28
Sobre la sanción al comerciante véase el párrafo segundo del artículo 63 de lay 7472.
³odo aquel que emite un mensaje publicitario, en alguna medida tiene que
asumir el riesgo de la decepción de la confianza creada a través de él´.29
Sucede por lo tanto, la integración publicitaria del contrato. Gómez Calero
relaciona que el término ³integración´ pretende designar ³la composición de la norma
reguladora de la relación contractual´, se denomina ³integración del contrato´ al
³fenómeno jurídico-normativo de determinar y combinar las fuentes normativas
reguladoras de la relación contractual en su totalidad´ y se puede afirmar que la
integración publicitaria del contrato consiste, en esencia, en la incorporación del
contenido obligacional del mensaje publicitario al contrato que en virtud del mismo se
celebre, de tal modo que aquel contenido se erija en norma convencional reguladora del
contrato y venga a completar el conjunto de las obligaciones exigibles por el
consumidor o usuario contratante.30
29
Morales, Moreno A.M., ³Contrato: información publicitaria´, enciclopedia jurídica, T.1, pp.
1644-1646.
30
Gómez Calero, Juan, Los derechos de los consumidores y usuarios, 1994, pp. 77-78.
31
Artículos 34 y 37 de la ley 7472.
32
La definición de ³comerciante´ la encontramos en el artículo 5 del Código de Comercio patrio,
el cual indica que se considera comerciante tanto a la persona física como a la persona jurídica, siendo la
naturaleza de esta última, y en concordancia con el articulo 17 ibídem, netamente mercantil.
servicios ofrecidos al público, no es nueva en la normativa nacional, sino que ha sido
actualizada a las situaciones en las que el consumidor o usuario, adquiriente de bienes o
servicios, ha recibido menos, o como sucede en muchos casos ha obtenido, por parte del
comerciante, una contraprestación diferente o distinta a la que le había sido ofertada
publicitariamente, también se da el caso en que se le omite, oculta o no se informa al
consumidor o usuario que la propuesta original o publicitada podrá ser objeto de
variaciones unilaterales por parte del oferente. (El oferente modifica las condiciones
ofrecidas al consumidor-usuario, de forma unilateral, poco tiempo después de que éste
último ha contratado o suscrito con él)
En todo caso, si las condiciones originales del contrato, por las cuales el
tarjetahabiente como consumidor se vio motivado a contratar con la empresa emisora,
fueren variadas y si la oferta publicitaria no indica que el emisor podrá variar de tiempo
en tiempo el tipo de interés. Ante la oscuridad de las clausulas y una información
defectuosa, el tarjetahabiente puede solicitar remedios como la nulidad parcial del
contrato basada en el error.
Resulta pues, que para que haya un error relevante a efectos de anular el
contrato, basta con que el contratante a quien es imputable no haya informado
correctamente, ya sea porque facilito datos falsos, ya sea porque omitió datos ciertos. Se
requiere que ese error sea esencial, recayendo sobre aspectos previstos en el contrato o
presupuestos en el mismo, este requisito de error es fundamental para concretar el
contenido y extensión de los deberes precontractuales de información, que recaen
precisamente sobre aquellos datos cuyo desconocimiento o falsa captación determina la
esencialidad del error33.
33
Gómez Calle, Esther, Los deberes« pp. 28-40.
34
Ley de promoción de la competencia y defensa efectiva del consumidor.
35
Comisión Nacional del Consumidor, para asuntos relacionados con la garantía del bien o
servicio o incumplimiento de contrato
36
A efectos de reclamar la anulación de contratos de adhesión o el resarcimiento de daños y
perjuicios. Para los cuales la Comisión Nacional del Consumidor no tiene competencia.
Es importante destacar, que si bien desde el punto de vista del marco ideológico,
político y socio-económico costarricense se ha logrado una serie de reivindicaciones por
los derechos de los consumidores y usuarios, en virtud de la sanción de la Ley de
promoción de la competencia y defensa del consumidor N° 7472 y más recientemente
de la promulgación del decreto ejecutivo N° 35867-MEIC denominado Reglamento de
tarjetas de crédito y debito, se debe enfatizar en la necesidad de replantear el ítem
formativo del contrato para un sistema de contratación en masa, del que, en buena
medida, ³la publicidad negocial reemplazó a los tratos previos de que se ocupo el
derecRo civil tradicional´. Existía toda una mutación del contrato personal y previo al
contacto social y mecanizado. De allí la acorde reivindicación por adaptar el Derecho a
la realidad económica ubicando a la publicidad dentro del marco de los deberes y
responsabilidades contractuales37.
37
Vallespinos Carlos Gustavo, Responsabilidad por daños a los intereses económicos del
consumidor, en la responsabilidad, autores varios, 1995. Pp 492-493.
consecuencia, la autonomía de la voluntad languidece ante cláusulas universales de
contenido predeterminado38´.
ð? El principio de proporcionalidad
ð? El principio de igualdad
ð? El principio o cláusula del Estado de derecho41
38
? Sala Primera de Casación, sentencia Nº81 de las 15 hrs. del 20 de mayo de 1991.
39
Majone G. y La Spina A. ³Deregulation´ e privatizzazione: differenze e convergenze´, Stato e
Mercato, n. 35, 1992, p. 250, citado por Cases Pallares
40
Ariño Gaspar, Economía y Estado, 1993, p. 50.- Sobre la definición de ³agente económico´,
véase el articulo 2 de la Ley 7472.
41
Reich Norberto, Mercado y Derecho, 1986, p. 100.
Cabe advertir que también nuestra Sala Constitucional ha manifestado que existe
una exigencia constitucional de que las leyes que restrinjan la libertad empresaria deben
ser razonables y proporcionales; es decir, que debe haber proporcionalidad entre el
perjuicio que la medida restrictiva genera en el titular de la libertad y el beneficio que se
obtiene de ésta.42
A
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Así contemplado someramente el modo en que se produce el funcionamiento del
sistema de la tarjeta de crédito, nos da la pauta de los elementos que integran el
contrato, como también del conjunto de relaciones que crea su operativa.
42
Voto 4848-96 de la Sala Constitucional
A
.
Por lo general, la tarjeta crea una triplicidad de relaciones entre los siguientes
intervinientes: entidad emisora, usuario-titular de la tarjeta y proveedor adherido al
sistema, pudiendo reducirse ocasionalmente a los dos primeros o extenderse a cuatro
por la intermediación bancaria.
A å p p.
En las dos fases de la operativa de funcionamiento consideradas, podemos
definir el objeto como el de producir un otorgamiento o apertura de un crédito de uso
eventual limitado o ilimitado, un diferimiento de pago y una posibilidad de ampliación
de clientela, y aumento en las ventas, en beneficio del proveedor adherido con el
acercamiento de la oferta y la demanda que el sistema produce y una directa utilidad
pecuniaria, por medio de cánones y comisiones por parte y a favor de la empresa
emisora.
A A p.
El precio está representado por el canon periódico o intereses que abona el
usuario titular por la disponibilidad del crédito concedido, o por la comisión que el
proveedor abona sobre el total de las ventas efectuadas mediante el sistema.
Para una mejor comprensión, debemos entender que la tarjeta asume el carácter
de un documento nominativo de legitimación, pero sin llegar a compararla con un titulo
valor, destinado a permitir al titular beneficiarse de las facilidades pactadas entre el
43
Valletta, María Laura. Diccionario jurídico, 3ed. Argentina
emisor y el proveedor adherido, pudiendo afirmarse válidamente que es un instrumento
que legitima activa y pasivamente a su titular.
Por lo expuesto se presenta este negocio como típicamente formal, pues se debe
instrumentar por medio de acuerdos de adhesión al sistema, firma de vouchers (aunque
no siempre), que hacen a la funcionalidad del instituto. Decimos que es típicamente
formal, porqué es necesario un mínimo de instrumentación para la seguridad y
operatividad del sistema.
44
Decreto Ejecutivo N° 35867- MEIC, del 24 de marzo del 2010, publicado en el alcance N° 4
de la Gaceta N° 62 del 30 de marzo del 2010.
Para finalizar, la operatoria normal del sistema nos permite advertir que crea ella
una básica triplicidad de relaciones que convergen en una finalidad común, y que
podemos sintetizar de la siguiente forma:
45
Liquidación, compensación, canje, etc. Diccionario jurídico Valletta.
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Como hemos visto, este instituto, al que tanto la doctrina como la
jurisprudencia46 concuerdan en calificar como complejo, no obstante esa primera
imagen, produce una clara coordinación de las relaciones de las partes intervinientes,
integrándolas en su propia finalidad como también en el vértice subjetivo, que es la
entidad emisora.
46
Tribunal Superior Civil, sentencia n° 377 de las 8:00 horas del 30 de abril de 1980
?
La entidad emisora47 de tarjetas de crédito, bien puede ser una empresa
especializada, sociedad cuyo objeto sea específicamente la operativa de este tipo de
servicio, como también puede ser una empresa comercial que opere su propio sistema
de crédito o una entidad financiera, que puede ser pública (estatal) o privada.
47
Definición de entidad emisora la encontramos en el art. 2 inciso 11 del Reglamento de Tarjetas
de Crédito y Debito N° 35867-MEIC
financiero a la otra parte, es lógico reconocerle el derecho a establecer el límite del
crédito que concede. Si bien el monto del crédito debe estar prefijado en el contrato. El
monto del mismo puede variar, a criterio del ente emisor, que podrá ampliarlo si el
usuario aporta nuevas garantías o bien tomando en consideración la regularidad y
puntualidad en el cumplimiento de sus obligaciones.
Respecto de las obligaciones del emisor, existe por parte de las emisoras una
tendencia, no sólo respecto de las obligaciones de la entidad sino de todo el sistema, a la
desregulación del instituto, exponiendo que actualmente ya se da una adecuada
protección a las partes, a través de normas generales de defensa del consumidor48.
Por lo que es el uso y costumbres, como por las practicas de este negocio y las
regulaciones actuales, además de lo que podemos extraer del derecho comparado y de
normas del derecho privado, advertimos las siguientes obligaciones a cargo de la
entidad emisora:
48
Solo mediante la Ley 7472, su Reglamento, y las demás Leyes civiles y comerciales ya
existentes.
orente al titular-usuario, corresponde hacer el respectivo contrato por escrito y
entregar una copia firmada, entregar la tarjeta codificada y personalizada identificatoria
de su adhesión al sistema, mantener el funcionamiento del sistema y asegurar que el
usuario pueda disponer del crédito mediante la utilización de la tarjeta durante todo el
período de su vigencia.
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El usuario es la persona titular del crédito otorgado, tenedora legitima de la
tarjeta de crédito49 propiamente dicha, cuya solvencia, responsabilidad y honorabilidad
ha sido debidamente constatada y confirmada por la entidad emisora con anterioridad a
la aprobación de la solicitud y a la emisión de la respectiva tarjeta identificatoria.
49
Tarjetahabiente de acuerdo al Articulo 2 inciso 25 del Reglamento de Tarjetas de Crédito y
Debito.
Resulta preocupante la sobre oferta de tarjetas de crédito que se da en nuestro país. La preocupación
reside precisamente en la facilidad con que se colocan esos créditos, la alta morosidad que deriva de ese
exceso de crédito y consecuentemente todos los problemas sociales que acarrean los procesos ejecutivos,
la pérdida de bienes patrimoniales familiares y el embargo de salarios ? como resultado del no pago opor-
tuno de la deudas que se adquieren por ese concepto. (Exposición de motivos del proyecto de ley N°
17025, actualmente archivado).?
parte del usuario de sus implicaciones, y ocasionar graves inconvenientes al
funcionamiento mismo del instituto.
De ahí que ese control de solvencia y responsabilidad que aunque pueda ser
estricto y riguroso, sea un importante elemento para la propia vigencia del sistema.
51
Derechos a la información. Artículo 46 de la Constitución Política, artículos 32, 34 y 44bis de
la Ley 7472, articulo 43 del Reglamento a la Ley 7472 y artículo 3 del Reglamento de tarjetas de crédito y
debito N°35867-MEIC.
52
Artículo 1022 del Código Civil.
modificado ni menos aún dejado sin efecto por decisión de una de las partes 53. Esa
regla, sin embargo cede cuando el contrato en cuestión ha sido concluido por adhesión
de una de las partes a las condiciones impuestas por la otra, como ocurre en nuestro
caso.
Por las mismas razones por las que tiene derecho a la reposición, el usuario tiene
desecho de ser rehabilitado en caso de que el servicio le haya sido suspendido sin
justificación razonable.
Iniciar acciones por reparación de daños aun cuando la tarjeta Rubiese sido
cancelada, el artículo 46 de la Ley de Promoción de la Competencia y Defensa Efectiva
del Consumidor N°7472, en su último párrafo indica lo siguiente: ³Los procesos que se
54
Articulo 44bis inciso d) de la Ley 7472, artículos 10 y 11 del Reglamento N° 35867-MEIC del
2010.
entablen para reclamar la anulación de contratos de adResión o el resarcimiento de
daños y perjuicios en virtud de violaciones a esta Ley, para los cuales la Comisión
nacional del consumidor no tiene competencia, serán conocidos sólo por los órganos
jurisdiccionales competentes, de conformidad con este artículo´.
Si bien es cierto este artículo nos remite a la vía judicial en caso de plantear la
anulación de contratos de adhesión o el resarcimiento de daños y perjuicios, de su
interpretación
55
Articulo 30 inciso a) del Reglamento N° 35867-MEIC del 2010
último la obligación de firmar los cupones o ³voucRers´ de cada una de las compras
realizadas en los comercios adheridos al sistema.56
56
Algunas de estas obligaciones se encuentran en varios incisos del Reglamento N° 35867-
MEIC del 2010.
57
En nuestra opinión estos incisos más que enunciar obligaciones para el tarjetahabiente; le
insinúan o le aconsejan informarse de estas; a efectos de evitar imprevistos.
formalidad, cual es la firma del cupón o ³voucRer´ que provee la empresa emisora y
previa presentación de la tarjeta personalizada.
Sus v
´ son, en general, las de prestar al titular usuario de la tarjeta
de crédito, el servicio o los bienes en iguales condiciones que a cualquier otro cliente
normal y de pago en efectivo; respetar los precios cotizados al público; controlar la
identidad del usuario y la habilidad de la tarjeta dentro de los listados que la empresa
emisora tiene la obligación de proveer, o en su defecto consultar la misma mediante los
medios telefónicos u electrónicos que la empresa emisora indique al proveedor
adherido; que se firma en su presencia los cupones o ³voucRers´ y confrontar la firma
con la identificación del tarjetahabiente, no exceder los limites de compra o requerir
autorización especial para ello en su caso; entregar original de la factura de compra de
bienes o de prestación de servicios conjuntamente con la copia del cupón o ³voucRer´;
presentar, dentro de las fechas o periodos acordados, la liquidación a su favor de todas
las operaciones realizadas durante el periodo inmediato anterior y reconocer a favor de
la empresa emisora una comisión sobre el total de esa liquidación o facturación.
?
c
El sistema operativo de la tarjeta de crédito crea para las partes intervinientes
una serie de ventajas que será útil estudiar, pero también tiene inconvenientes que deben
ser puestos de manifiesto, para una compresión del sistema en sí.
Estudiaremos lo expuesto, desde el punto de vista de cada uno de los sujetos
intervinientes, esto es, para el titular usuario, para el proveedor adherido y para la
entidad emisora.
Pero si tenemos que hablar pura y simplemente de las ventajas para el titular,
citaremos básicamente dos:
58
³Estilo de vida americano´
59
³El uso de tarjetas de crédito como medio de pago sigue ganando adeptos entre los
costarricenses. Este mercado creció un 38% en los últimos años a pesar de la crisis económica«´ pag. 9,
Periódico La República del 24/07/2010.
Facilitar y simplificar los pagos, mediante la sustitución del efectivo, del pago en
moneda, evitando su transporte, mediante la sola presentación de la tarjeta y firma del
voucher.
Obtención de crédito en forma automática, dentro de los límites del acuerdo con
la entidad emisora, postergando su pago a cada periodo mensual o cantidad de cuotas
que se permitiere en el sistema.
å
El sistema de tarjeta de crédito es para el proveedor una fuente de ventajas que
compensan más que suficientemente los eventuales inconvenientes que le podría
plantear su uso.
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Dado que, en la generalidad de los casos, el acuerdo por adhesión hace al titular usuario de la
tarjeta responsable de todos los gastos que se realizaren con ella hasta que la empresa emisora haya
recibido la notificación por escrito de la pérdida o robo, a falta de aviso, le corresponde al titular admitir
la responsabilidad por todos los gastos efectuados con la tarjeta de crédito.
Otra ventaja es la correspondiente ampliación y expansión de su volumen de
ventas por ³el incentivo psicológico a la compra´ que brinda la posibilidad de comprar
sin desembolso alguno de dinero efectivo.
Constituye una ventaja el ahorro de costos para el comerciante desde dos puntos
clásicos: uno, el ahorro de tener su propio departamento de créditos e informaciones
comerciales de solvencia; y otro, el ahorro de gastos de publicidad, lo cual se logra ´por
medio de la propia empresa emisora, que es la gran interesada en adherir a su sistema l
mayor cantidad de proveedores de bienes y servicios como elemento de éxito de su
organización.
Por una parte, al proveedor le es desventajoso percibir el pago de las ventas por
él realizadas y liquidadas a la empresa emisora, en muchos casos, después del plazo
pactado en el acuerdo, pues queda sujeto a la perdida que comporta el envilecimiento
monetario.
Por otro lado, lo cual es obvio en nuestro país, al proveedor adherido al sistema
de tarjetas de crédito se le quita la posibilidad de ocultar sus ventas o beneficios al fisco.
A
Si bien para muchos la posición de la entidad emisora sería sumamente fácil y
ventajosa, por lo interesante de sus beneficios, en un sinnúmero de casos, las
dificultades e inconvenientes pueden llegar a ser de tal envergadura, que hagan
naufragar a la empresa.
Del titular usuario, por los cánones anuales, gastos administrativos o intereses,
según sean las distintas formas de operar.
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Vértice coordinante e integrativo del sistema.
Y finalmente, si la entidad fuere una empresa comercial que emite su propia
tarjeta de crédito o de compra, el servicio le permitirá ingresar en una gama más diversa
de consumidores que, tentados por el pago diferido, constituirán una ampliación de
cartera o de clientela.
Los abusos a que se puede prestar la tarjeta de crédito en los casos de robo,
hurto, o que los propios titulares usuarios insolventes hagan compras fraudulentamente
que después no tienen intención de pagar.